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4lb 6 vusre0 PoMroNAzzi perecedero” sor términos intercambizbles', dijiste que Ja posicidn de Santo ‘Tomas de Aquino acerca de la in- mortalidad del alma, aunque no la discutias de ningiin modo come vendadera y en si muy firme, s:1 embargo pensabas que en absoluto estaba en consonereia con Tas palabras de Aristételes; por eso, a no ser que te re- sulte molesto, tendria gran interés en comprender por ti dos cosas: la primera, qué es o que piensas de este asunto, dejando a un lado las revelaciones y los mila- ‘gros, y permaneciendo pura y simplemente en Jos limi- ‘es naturales; y la otra, cual piensas que fe la opinion de Arstoteles en esta misma materia.» ¥ yo, viendo en todos los que estaban alli presentes —y, en efeeto, har bia muchos— el mismo vivo deseo, asi le contest: «Queridisimo hijo, y todos vosotros, aunque no me pi- des poco —um zsunto de esta naturaleza es ciertament> algo profundisimo, ya que pricticamente todos 10s fil6- sofos ilustres lo trataron—, dado que, sin embargo, me Pides algo que puedo hacer —decir qué sera lo que pienso—, y ciertamente es facil mostririelo, por ello t= daré satisfaccién de buen grado, Fn toéo caso, podris consular a quienes son mas expertos si las cosas son como pienso. Por lo tanto, cor la ayuda ce Dios me pondré en earaino.» “Axwsrote1es, De cael, 1 12, 282425-283422; oft. B. NAR, Sad, 9p, 195-109, en donde se re203¢el fragmento de. comentario sludido agui CAPITULO | En el que se muestra que ef hombre es de naturaleza indeterminaca y es intermedtio entre lox seres mortales 2 Jas inmortates Pero pensé que el inicio de nuestra consideracion debia tomars: a partir Ge! hecho de que el hombre es de una naturaleza no simple, sino maltiple, no cierta, sino incierta, y de que es intermedic entre los seres mortale y los inmortales* Y puede verse claramente esto si ana- iizamos sus operaciones esenciales, a partir de las cua Ies se conocen las esencias* En efecto, por el hecho de «que ejerce las fimeiones de las almas sersitiva y vege- tativa, las cueles, como se afirma en el libro segundo Clr. M. Pease, Ticol platen, 1, 5, 9.62, XVI, 8, p. 2175 G Pico, Dedig ham, op. 102-104 Chi, AUSTOTHLES, De anima, 1, 402b16ss, a 8 PisTRO PoMPONazzI Acerca del clrad’ y en el segundo Acerca de la repro- duceién de los animales* (capitulo 3), no pueden ejer- cerse sin instrumento corporal y caduco, se sitia del Indo de la mortslidad. Pero por el hecho de que intelige ¥ quiere, que son operaciones que, segiin se establece a ‘0 largo de toxic el libio Acerea del aima® y en el libro primero Acerca de las partes de los animales" (cap. 1) ¥en el segundo Acerca de fa reproduccién de los ani- males" (cap. 3}, se ejercen sin instrumento corporal dado que estas operaciones demuestran la separabili- dad y la inmaterialidad, y éstas por su parte la irmorta- lidaé, ha de ser considerado entre los seres inmortales. A partir de estos hechos puede Hlegarse plenamente a 1a conelusién ce ¢ue no es de naturaleza simple, ya que incluye ites almas —mis © menos pocriamos decirlo asi, esto es, le vegetativa, la sensitiva y la intelectiva, # partir Ce que puede reivindicar para si una naturate- za indeterminada, ya que no es por si mismo ni moral, ni inmottal, sino que abreza una y otra naturaleza. Por Jo cual biea dijeron los antiguos cuando lo pusieron en- tre los seres eternos y los temporales, porque no es ni puramente eterno ni puramente temporal, pues partici- pa de una y otra naturaleza, y a él mismo, estando en posicidn intermedia, se le ha coneedido la potestad de aptopiarse de la que quiera de ambas"; de ahi que se 7 ARISTOr=LES, Dean, 1, 1, 41303, “ar=188, De gen. an. Tl, 3, T3462. » anisrorais, Dean, 1, 1, 1336, © ARISTOTELES, De pat, amy |, 461029. & AerstonRLES, De gon an, Il, 3, 736027 ' Este temftica tiene sin duds una honda ralz plt6aiea. Ploti- 10, per ejemplo, :nterpretando la antropolagia de Platona partir de sr saida no topos de la eaida del alma (Redro 246a s.), docia que TRATADO SOBRE LA INMORTALIDAD DELALMA 9 encueniren tres clases de horbres": algunos, en efecto, se cuentan entre los dioses, aunque son muy pocos aquellos que, habiendo subycgado las almas vegetativa y sensitiva, se han hecho raciarales esi al completo: Otros, sin embargo, abandonerdo por completo el inte- ecto, ¢ impoctindoles s6io ¢! alma vegetativa y la sen- sitiva, pricticamente han pasado a ser besties. Y quizd fue esto lo que queria significar la fébula pitagérica cuando dijo que 1as almas hurnanas transitan hacia di- versas bestias"* A algunos, por el con:rario, se les ha denominado simples hombres; y éstos son los que vi- vieron moderadamente segin Ins virtudes morales, pero no se entregarcn completamente al intelesto, ni abandonaron totalmente las funciones corpéreas. En todo caso, cada uno de estos mocos tene gran vaciedad, como puede verse ficilmente, Con esto ademas con- cuerda lo que se dice en cl Salmo: «Lo Keiste un poco inferior a los angeles", ete ‘S6lo debe interpretase en términos de encarnscin, sino e1 termi ros de una aproximacin excesiva a la materia y dal eensiguiente debilitimiento de los nivelesintelestuales ce nuestra alma (eft, En. 18, 14, 44-50), En Proclo también encontrames un razonamiente semjante (cf Zlem Theol. prop. 150), 7 por supueste en Ficino (lr, Theol. platon, I$, p. 62) 7 Pico sake recoger el lemma on su Oratio(p. 110, Cir Amsroreues, Eth Bud. [,~, 1214010 ss. 4, 121535 5s, Gf AnusrOTELES, Bean, 13, 407620-23 ® Pal, §, 6 ft: G. PICO, De dig. hora, p. CAPITULO IT | 1 En el que se exponen los modos en que se puede entender dicha mutipticidad dei alma humana Asi pues, una vez comprobada la miitiple y ambi ‘gua naturaleza del horabre, no ciertamente esa que re sulta de la composicién de materia y forma, sino esa ue proviens de su forma o alma, queda por ver que, como lo snortal y lo inmorial son cosas opuestas que no pueden set af'rmadas de una misma cosa, alguien. con azn ponga en discasién cémo es posible que esas na- taralezas se prediquen al mismo tiempo del alma hu- mana. Y, ciertamente, entender esto no es cosa leve. Por ello, o bien se admitiré una y la mima naturale- za, le cual seria al mismo tiempo mortal e inmortal, 0 bien dos diferentes. Ademis, si se concede lo segundo, se podri enterder esto de tres maneras: o bien segin el nimero de los hombres habré un mimero de naturale- zas moztales e inmortales; por ejemplo, en Sécrates ha- ta TRATADO SOBRE LA INMORTALDAD DEL ALMA V1. br una naturaleze inmortal y una ¢ dos mortales, y asi en Jos demas casos, y de esta manera cada hombre ten- dri una naturaleza propia mostal y otra inmertal; 0 mas bien se establecera en todos los hambres una sola natu- raleza inmortal, pero en cada hombre se distribuirin y se multiplicarén las naturalezas mortales; o mis bien, por el contrario, ponemos una naturaleza iamortal mul- tiplicada, pero la mortal comin pere :odos. Sin embargo, si es elegida mas bien la otra posibil: dad, es decir, que el hombre seria mortal e irmortal por tuna y la mista naturaleza, como parece que no puede ser que predicados opuestos se epliquen a una raismma cosa, no puede ocurrir sencillamente que la misma na- turaleza sea mortal e inmortal, sino que o bien por sf misma [simpliciter] seré inmorial y en. un cierto aspec~ to [secundum quid] mortal; 0 més bien al revés, es de- cir, por si misma morial, y en un cierto aspecto inmor- tal; o mas bien abrazara una y otra posibilidad en un cierto aspecto, es deci:, en un cierto aspecto seri mortal yon otro inmortal, En defiritiva, con estos tres modos podria evitarse suficientements 1a objecién. Asi que, recapitulando, esta, euestidn se podrit representar a tra- vvés de estos seis modos, segtin se le manifiesta a aquel que sabe discursir y concluir. dle CAPITULO II En el que se expone el modo seguide por Pemistio y Averrces segiin el cual el alma inmortai es wna ex mimero, pero le mortal esté rultiplicada Asi pues, de estos seis modos enumeraces, los en- texcidos acepraron cuatro y prescindieren de dos. Nin- guao, en efecto, sefialo qué el alma inmaterial se multi- plica, mientras que el alma material es una en niimiero. ‘Y esto es razonable, puesto que es inimeginable que se dé una sola cosa corpirea en wna tal cantidad de cosas diferentes en cuanto al lugar y al sajeto, y especialmen- te siendo corruptible. Similarmente, nadie expuso que ‘una misma cosa es iguaimente mortal ¢ inmortal, igual ‘que nada puede estar constituido igualmente de dos co- sas contrarias, sino que siempre es necesario que una cosa predomine sobre la otra, como palimariamente se muestra en el libro primero Acerca del cielo”, y en sa ArasroreLes, De caet, 1, 2,269), 023) TRSTADO SOBRE LA INMOPT/LIDAD DELALMA 13 Comentario 7°, y en ¢l libro segundo Acerca de la re- preduceién de los animales, texto 47", asi como en el libro segundo de! Colliget”. Hagamos, pues, un andlisis particularizado acerca de los cuatro modes restantes. Asi pues, Averroes" y, ‘como creo, antes Temistio’ estuvieron de acuerdo en establecer que el alma intelectiva realmente se distin- ‘gue del alma correptible, pero que ella misma es una en mero para todos los hombres, mientras que el alma ‘mortal est multiplicada. Ahora bien, la causa de To pri- meramente éicho es ue, como vieron que Aristételes probs que el intelesto posible por st. naturaleza no esti mezclado® y es inmeterial®, y en consecuencia es eter no, y que todas sus palabras conducian a esto, come Ie resulta manifiesto al que escruta los libros Acerest del alma, y creyeron que la razin de Aristételes es en. si verdadera, afirmiaron que el intelecto es por si mismo inmortal, Pero, come posteriormente vieron que el alma sensitiva y e| alma vegetative requieron necesaria- iene en sus funciones del érgano corporal, como s pone en evideneis a partir de los lugares mis arriba ck tados, mas tal Srgano es necesariamente corpéreo y cz duco, concluyeron que tel almaes por si misma mortal, Sin embargo, dado que no puede ser que la misma cosa sea por si mismna y de manera absoluta mortal ¢ inmor- 7 Avnnoes, fe Aristovelis De eae, 7; Nenetiis 1562, 6E ' AnusvoreLss, De gen. ex. 11 6, 742a18-21. ' Avennoes, Colfger, (1,22, Venetiis 1562, 32F. Avennots, Ie dristorel’s De an, M1, t comm, 5, Crawford 387-413, 2) Thid.; Tasasr 0, Ze Aisicteliy De a, Verbeke 239-240, © Anstoreurs, Bear, (14, 42918 AnwsroreLes, Dear C14, 430024 14 pusreo pouponazzt tal, se vieron obligados a establecer que Ta que es in- mortal se distingue realmente de la que es mortal. Te- mistio intenta abonar @ esta opinién incluso a Plat6n y aporia las palabras de éste en el Timeo*, les cuales p= recea sostener eso con claridad, Ahora bien, que el it telecto sea timico en todos los hombres, ya sea el ager te, ya sea el posible, puede resultar patenie a pertir del hecko de que es comiin entre los peripatéticns le frase «(a multiplicecién de individuos en una misma especie je darse sino por una materia cuantificada, escrito en los libros séptimo™ y duocécimo” de la Metafisica, y en el segundo Acerca del alm: Para resolver las dudas acerca de este mode, inspece! nanse Jos libros de aquélios y de sus prosélitos. Aqui, en verdad, nos proponemos abreviar y referir silo Jo que 3 indispensable. ® Tiesto, In Arisovelis De ar., Verbeke, ® PLATON, Tim, 6905-3. ARISTOTELES, Metaph, VII 8, 1034a7. ® Anisrdirenes, bfezaph, XI 2. 1969630, XI 8, 1074053. & misroreLes, Dean, 112, 41442527. CAPITULO IV Enel que se impugna ta rejerida opinion de Averroes Aunque esta opinién en nuestro tiempo sea muy co- nocida y casi por todos undnimemente considerada como la propia de AristSteles, a mi, por el contrario, me parece que no slo e3 en s: completamente falsa, sino que resulta ininteligible, monstruosa y comple‘amente ajera a Aristoteles. Es més, considero gue semejante tonteria jemés fue ya no digo creida, sino ni siquiera pensada por él Y en primer lugar, acerca de su falsecad no preten- do aducir nada nuevo, site tan slo remitir al lector a quello que Santo Tomas de Acuino, honor de las letras latinas, escribié en el propio libro Contra la unidlad det intelecto, y en la primere parte de la Suma Teoligi- * TowAs, De unis. fel, 1, 63 58. 1N, 86-98; V, 99-113 ust

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