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MINISTERIO DE ESTADO Las leyes no pucden extinguir la ma- licia de los hombres, pero pucden al menos reprimir su exceso: todo cri- men que se comete en la sociedad es un doble mal, por que la agresion y la pena.d su turno aumentan las miserias que la afligen. Desgraciadamente es pecesario que hayan delincuentes, y que estos sean inmolados en las aras fle la justicia para disminuir su nomero. El rigor que se ejercita en desagravio fle las leyes es santo, cuando es pro- porcionado & su infraccion: mas el menor abuso 4 este respecto, presenta tm nuevo culpado en el mismo que administra el poder contra los que lo son, jInfeliz el hombre que se hace reo 4 los ojos de la autoridad, pero no menos infeliz el que le oprime mas de lo que exige la razon! Estos abusos edracterizan 4 los gobiernos despoticos, yno podian dejar de ser habituales en la administracion que Antes regia. Nada prueba tanto los progresos de la civi- Ilzacion de un pueblo, como Ja mode- racion de su cédigo criminal: su exa- mon basta para resolver, si él ha sido flictado on las selvas ardientes del Africa, en las fértiles orillas del Ganges, 6 en el Norte de la Europa, donde tuvo su origen la sublime invencion de juzgar a los hombres por el fallo de sus*igua- les. El Pert, la América. y el mando entero, estan en marcha A ese grado de civilizacion que trae consigo las ultimas reformas administrativas, que pueden esperarse en la sociedad humana. Para aproximarnos gradualmente 4 esta épaq- ca, el gobierno ha mandado construir una nueva carcel en Guadalupe, que consulte la seguridad y el alivio de los miserables que Antes han gemido en lu- gares impropios por su. localidad y falta de desahogo. El reglamento que sigue, unido al de la administracion de jus- ticia que eslé sancionado, haran exten- siva la filantropia del gobierno 4 las demas carceles del territorio indepen- diente. EL SUPREMO DELEGADO. He acordado y decreto : Art. 1. En todas las carceles del ter- rilorio del estado, habrén cuatro de- partamentes separados en cuanto: lo permitan las circunstancias locales, y la cantidad de fondos aplicables a. este fin. Art. 2. El primer departamento: se aplicara 4 los reos de gravedad, el se- gundo 4 las mujeres, el tercero 4 los nifios hasta la edad de 45 anos, y el cuarto 4 los detenidos por dcudas 6 sos- pechas que no hayan sido compro- badas. Art. 3. Los aleaides no recibirin pre- so alguno sin drden de juez competente librada por escrito: exceptianse sola- mente los reos que fuesen aprehendidos infraganti, 6 de noche, & quienes po- dran admitir en el departamento de de- tenidos con la precisa calidad, que en el término de diez horas el aprehensor presente orden por escrito de juez com- petente. En caso de no verificarse esta circunstancia, el alcaide pondra en li- bertad al detenido, dando cuenta al presidente de Ja Alla-Camara, 6 al pri- mer Magistrado en las demas cuidades y pudblos. Art. 4. Cuando los alcaides reciban algun preso en virtud de 6rden compe- tente, dardn sin embargo cuenta dentro de 24 horas al Presidente de la Alta-Ca- mara, para que esté 4 la mira de la causa que se siguiese al reo, y se evite toda demora en su actuacion. En las demas ciudades y pueblos del territorio libre, los alcaides pasaran la razon men- cionada 4 los presidentes de los depar- tamentos, Gobernadores 6 Tenientes Go- bernadores, segun las circunstancias. Art. 5. Los jueces de cuartel 6 comi- sarios que Hlevasen algun preso 4 la carcel, darin inmediatamente parte al presidente del departamento, Goberna- dor 6 Teniente Gobernador del pueblo, para que con previa instruccion del de- lito que se imputa al preso, den Ja érden por escrito al alcaide en el término de diez horas, segun se previene en el ar- ticulo 3. : Art. 6. Se prohibe absolutamente que los jueces de cuartel formen sumarias, 4 menos que recibau una especial co- mision del juez 4 quien corresponda el conocimiento de la causa. Art. 7. En cada carcel habra un al- caide y un ayudante de earcel, subor- dinado al primero, cuyas veces hard cuando no esté presente el alcaide: uno ‘ olro, asistiré continuamente en la. careel bajo la mas estrecha responsabi-- lidad. Art. 8. Cuidard el alcaide que pasa- das veinticuatro horas de detencion 6 prision de algun reo, sea reconocido por un facultative para que en caso de hallarse enfermo, pase 4 la enfermeria con la seguridad que convenga, segun | las circunstancias del delito. Art. 9. El aleaide cuidara de abrit las puertas de todas las prisiones 4 las 6 de la majiana en verano, y 4 las 7 en invierno, para que salgan los presos ‘hacer la limpieza de su respectivo de- partamento, t ocuparse en las demas obras 4 que se destinen con la debida precaucion: las puertas volverdn 4 cer- rarse al ponerse el sol. Art. 10. Los reos que se hallen inco- municados, saldan una hora en la ma- iiana y otra en la tarde, con el centinela de vista que lengan, 4 respirar un aire libre fuera de sus calabozos, pero sin alejarse de ellos, sino lo preciso para «que tengan este desahogo, siempre con las precauciones convenientes. Art. 11, El preso que en las horas de alivio interrumpiere el Orden, con rixas 6 conversaciones inmoderadas, sera encerrado por un mes en la salad que pertenezca. Art. 12. El alcaide 6 ayudante de carcel, visilaran los departamentos 4 horas intempestivas, para que se ob- serve el Orden, cuidando muy particu- larmente del aseo de las camas y cuar- tos de los presos. Art. 13. No habra luz en ningun cala- bozo de noche, sin permiso del alcaide. Art. 14.-Los alcaides no podran to- mar para su servicio preso alguno de cualquiera clase que sea. Art. 15. Los presos que tengan per- miso para escribir 4 los jueces que co- nocen de sus causas, podran entregar cerradas sus comunicaciones al alcaide, yeste tendrd obligacion de remilirlas del modo que tas reciha. Art. 16. Los presos que estén comu~ nicables, no podran ser vistos por sus familias, & otra persona, sino los jueves y domingos, 4 menos que obtengan li- cencia especial del juez de la causa. Art. 17. Todo preso, pasados los tres primeros dias de su prision, veslira un traje particular mientras esté en la cdrcel, entregando el suyo al alcaide, quien tendra un cuarto de deposilo para guardar la ropa de todos los que en- trasen: el vestuario sera todo blanco conforme al modelo que se dara. Art. 48. Los alcaides y ayudantes de edrcel, cuidardn que cada preso se man- tenga en su departamento, siendo uno de los cargos que los hard mas respon- sables, en proporcion al desérden que puede seguirse de su inobservancia. Art. 49. Los detenidos por deuda civil y demas personas pueslas en el puarto departamento de la carcel, no podran ser trasladadas al primero sin expresa 6rden del juez de la causa. Art. 20. El presente reglamento sce imprimird por separado y fijard en las puertas interiores de las cdrceles para conocimiento de los presos. La Alta-Ca- mara de justicia, los presidentes de los departamentos y demas jueces inferio- res, quedan encargados de su puntual ejecucion. Dadoen el palacio del Supreme Gol 423 de Marzo de 1822. — Firmado. — Tonnu-Tacie. — Por érden de 5. E.— B, Monrzacupo wo, en Lima,

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