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PATOLOGIAS de DÉFICIT NARCISISTA

-FIJACIONES TEMPRANAS NO PSICOTICAS-

Roxana Castro Wojda

Cuestiones del Narcisismo1.

En las últimas décadas, las cuestiones referidas al narcisismo han despertado mayor interés
por la frecuencia en que esta problemática aparece en la clínica. Sin embargo, ya en 1922
Freud trató durante unos meses a una paciente con estas características. Esta paciente había
sido primeramente analizada por Jones entre 1916 y 1921 (quien la derivó a Freud). Se sabe
de este caso por la correspondencia entre Freud y Jones publicada por Paskauskas en 1993 y
citada por Kris (Kris, A. 1995). Freud le escribe a Jones y le dice que lo más importante en
este caso era su problema narcisista y que la causa de su continua insatisfacción se debía a
un conflicto entre el Yo y el Ideal del Yo. En esta correspondencia, Freud analiza también
cuestiones referidas al tratamiento de este tipo de pacientes y a la técnica más adecuada para
su tratamiento.

Los cambios culturales se reflejan en las nuevas formas de constitución de subjetividades


tanto como en los nuevos modos de sufrimiento. En una cultura que propone la
autodeterminación y el individualismo, aparecen cada vez con mayor frecuencia problemáticas
que revelan déficit en el funcionamiento yoico2. Este efecto, que parece paradojal, no lo es:

El Yo es un conjunto más o menos integrado de identificaciones y funciones. Es una


estructura que no existe de entrada, se va organizando en grados crecientes de

1 Libido en el Yo.

2 Green (1990) piensa que, si bien es cierto que encontramos menos neuróticos que en la época de Freud, esto
también puede deberse en parte, porque ha cambiado la escucha en los psicoanalistas, más sensible hoy a detectar
conflictos cargados de potencial arcaico.

1
complejización3. Si bien se lo hace responsable del desconocimiento, la racionalización y de
toda defensa frente a los reclamos pulsionales, tiene otras funciones importantísimas: prueba
de realidad, control de la percepción, control de la motilidad, anticipación, memoria,
ordenamiento temporal de los procesos mentales, pensamiento racional, capacidad de
síntesis.

El Yo realiza la construcción identificatoria, escribe y relata la historia subjetiva a la manera de


un Yo historiador (Aulagnier, 1977), lo que resulta un proyecto permanente. Los otros
significativos le aportan con la multiplicidad de imágenes y enunciados identificantes,
elementos que elegirá o descartará para continuar su proceso de construcción (movimiento
resultante de determinaciones inconscientes).

El Narcisismo, por lo tanto, es un eje que habrá que considerar en la clínica de cualquier
organización subjetiva, desde las neurosis clásicas a las psicosis más desorganizadas. Se
trata de una coordenada fundamental en la constitución subjetiva: Primero ser, para luego
tener. Las cuestiones del tener o no tener, ligadas a lo edípico, son secundarias a las del ser o
no ser4.

A qué llamamos Patologías de Déficit Narcisista (no psicóticas).

Hablamos de Patologías del Narcisismo o de Déficit Narcisista (no psicóticas) cuando la


problemática central es identitaria, cuando la meta primordial (no necesariamente explícita o
fácilmente observable) es la búsqueda y conservación de la identidad y el valor de sí.

Hay un Narcisismo ligado a la Pulsión de Vida y un Narcisismo subordinado a la Pulsión de


Muerte (Green, 1993): Desde el punto de vista trófico, el Yo mantiene cohesión y cierta
estabilidad del sentimiento de sí y de la estima de sí. Desde el punto de vista patológico, lo
anterior no ha sido logrado: No hay en verdad amor de sí sino dolor (vivencia de desgarro de

3 Freud plantea tres tiempos lógicos en la ontogénesis del Yo: Yo Realidad Inicial, Yo Placer Purificado y Yo
Realidad Definitivo (este último es el Yo oficial).

4 “La supervivencia psíquica ocupa un lugar más fundamental en el inconsciente que el complejo edípico” (Mc
Dougall, J., 1975).

2
sí); los investimientos amorosos parentales probablemente faltaron en forma persistente –las
razones y las formas de esta falta son variadas- y esto se refleja en distintos modos de
desvalimiento psíquico, así como en la falta de amor propio (algunas veces, paradójicamente,
disfrazado de exceso de valoración).

Se trata de psiquismos en los que se ha podido establecer un cierto índice de Represión


Primaria, por lo tanto, hay procesamiento de tipo neurótico, pero la escisión, la desmentida
(parcial, secundaria) y otras defensas primarias, son mecanismos habituales.

La diferencia entre una Neurosis de Transferencia y una Patología Narcisista, es que en la


última el déficit en lo primario, dificulta o impide la resolución transaccional sintomática, lo que
muestra la debilidad de Eros frente a Tánatos.

En las llamadas Patologías de Déficit Narcisista, entonces:

a) El índice de Represión Primaria es suficiente para establecer la divisoria Icte-


Precc.Cc.; es decir, han podido confrontar y naufragar los Complejos.

b) Las fijaciones narcisistas tempranas (O1, O2, A1, no excluyentes), no han sido tan
intensas como para impedir el logro de las estructuras secundarias (YoRD, Syo-
Ideal del Yo) pero sí suficientes como para dificultar la posibilidad de resolución de
los conflictos con una transacción sintomática, a la manera de las Neurosis de
Transferencia.

c) El pobre funcionamiento de la angustia señal les dificulta la resolución por vía de la


Represión Secundaria y/o los mecanismos de formación de síntomas; es por esto
que recurren habitualmente al uso de defensas primarias (en concordancia con los
puntos de fijación en cada caso). Los intentos de solución: descargas por vía del
acto: violencia, adicciones (a sustancias, a personas, a actividades –al juego, a
deportes peligrosos-), implosiones somáticas.

3
d) En cuanto al desarrollo de afectos, éstos también encontrarán correspondencia con
los puntos de fijación: pánico, terror (O1); depresión, desesperación (O2);
humillación, vergüenza (A1)5.

Como la multiplicidad de funcionamientos psíquicos que se corresponden con esta


clasificación es muy vasta y heterogénea, la descripción que sigue es de tipo general, por
motivos didácticos.

¿Cómo son?

El déficit de la constitución no siempre es un observable. Sobre él se arman toda una serie de


mecanismos compensatorios que intentan restaurar la fragilidad del sí mismo.

En estos pacientes predominan la idealización yoica, que puede alternar con desvalorización
(propia, que proyectan en otros), autodenigración y desesperanza.

El exceso de presencia puede ser vivido como intrusión y el exceso de ausencia como
pérdida. Pueden oscilar entre vínculos adhesivo-fusionales en algunos casos, hasta
impermeabilidad e indiferencia en otros (éstos últimos se defienden frente al peligro fusional
preservando la distancia por miedo a perder sus propios límites; se muestran autosuficientes y
niegan cualquier dependencia –son los llamados esquizoides-). Otros, pueden establecer
vínculos con cierta autonomía.

Las emociones y sensaciones: miedo, pánico, soledad, rabia, embotamiento, irrealidad,


cansancio, aburrimiento, sensación de vacío, angustias difusas, depresión (vacía, blanca6, no
reactiva).

Las bajas energéticas se deben a lo estresante de la exigencia de un Yo grandioso.

Se alivian en transferencia. La presencia y la escucha del terapeuta les reporta una energía
extra exterior, que realmente necesitan -por cuestiones de déficit, sufren frecuentes pérdidas
de libido, a la manera de una hemorragia que desvitaliza-.

5 Maldavsky (2004), a partir del marco teórico freudiano.

6 Green (1993), relativa al Complejo de la Madre Muerta.

4
Pueden ser muy exitosos y sentirse una nada. La imposibilidad de disfrutar es muy frecuente,
tanto como la vulnerabilidad narcisista. Por ejemplo:

G. comenzó el tratamiento a los 32 años, casado y con dos hijos pequeños, trabaja desde
adolescente en un ámbito en el que ha logrado ser hoy un empresario exitoso. En su
adolescencia estuvo internado por consumo de cocaína; hace años que no toma cocaína, sí
tomaba ácido, cada tanto, como práctica “recreativa” en alguna fiesta, hasta hace
aproximadamente un año; actualmente7, ese consumo casi ha desaparecido. Durante el
primer año de tratamiento, en una sesión posterior a un viaje a Centro América –había ido a
instalar una sucursal de su empresa-, dice que durante el viaje se enteró del comentario
negativo de un cliente acerca de una presentación –una cuestión que podía ser reparada
fácilmente- y agrega: “…No sé qué me pasó…de pronto estaba en el avión y sentí una
sensación de vacío espantosa… pensé que todo es una mentira, una fachada…que nada es
verdad…que no soy nada…desde entonces no puedo estar bien…”. En otra sesión, por la
misma época, trae un artículo del diario sobre el llamado “síndrome del impostor” y dice que
es así como se siente: “He logrado engañar a todos, yo no soy nada”. Un par de meses antes,
preocupado por no haber podido tomar algunas sesiones por otro viaje, había dicho cómo
piensa acerca del proceso terapéutico: “…tengo como un agujerito…es como un agujerito
negro…. si vengo… siento que se me achica…. me preocupa no venir… si no vengo, pienso
que puede volver a extenderse……”. Esto último parece metaforizar la dialéctica Eros-
Tánatos, complejizar-descomplejizar.8

La manera de resolver la vulnerabilidad narcisista es variable: Los otros pueden ser fuente de
gratificación narcisista u objeto de denigración y desprecio (como proyección de los propios
aspectos idealizados o denigrados, respectivamente).

En algunos casos, se ocupan de los otros intentando poseerlos, controlarlos, explotarlos,


parasitarlos, con altos índices de envidia y sin culpa. Las manipulaciones les permiten

7 Éste es el séptimo año de tratamiento, con una frecuencia de dos veces por semana (excepto cuando viaja).

8 Este paciente ha logrado una mayor estabilidad, los estados de angustias derbordantes han desaparecido y los de
ansiedad han disminuido sustancialmente; ya no necesita imperiosamente la confirmación del otro y muy a su pesar y con
una sonrisa, ha ido aceptando que es tan especial y único como cada uno de los seres del planeta (lo que suele ser motivo de
chistes cuando algo de esto aparece en sesión).

5
corroborar que el otro existe y que está ahí; son un recurso para negar la ausencia y el
sentimiento de abandono.

Algunos se presentan con discursos fácticos y pobre capacidad asociativa y otros


verborrágicos, donde la palabra tiene fundamentalmente función de descarga.

En relación a las cuestiones sexuales, a veces hay hiper-condensación de libido narcisista y


pre-genital en la genitalidad. Como todo lo anterior, el espectro de posibilidades es amplio.

No hay homogeneidad en estos cuadros. Hay sí mayor o menor grado de procesamiento


neurótico, con alternancias entre un sujeto y otro, así como también en un mismo sujeto en
distintos momentos o épocas.

Hay pacientes con buenos vínculos laborales, con despliegue de creatividad y otros, con un
quantum de rabia y voracidad tal, que son incapaces de tolerar frustraciones en su relación de
dependencia, lo que resuelven atacando el vínculo.

Hay modalidades más a la manera de la histeria, otros más obsesivos, fóbicos, paranoides,
etc. Se trata de fachadas: la apariencia no da cuenta de la complejidad del cuadro ni da
indicios del repertorio defensivo. Entonces, la discriminación diagnóstica es fundamental para
orientar el trabajo clínico.

En relación a la angustia.

Tienen severas fallas en el funcionamiento de la angustia señal. Se pueden sentir ansiosos,


con vergüenza, con preocupaciones hipocondríacas, temerosos de perder el objeto.

Las fijaciones tempranas dificultan la posibilidad de la vivencia angustiosa en forma de


angustia de castración; cuando no lo logran, quedan a expensas de registros de angustia más
primarios.

La angustia es ante el abandono (depresiva, frente a la posibilidad de pérdida del objeto o de


cuidado por el otro), de intrusión o de separación (Green) o a la manera de angustias más
arcaicas todavía: confusional, de aniquilamiento o desintegración, agonías primitivas
(Winnicott), terrores sin nombre (Bion), o angustias persecutorias, por identificación proyectiva

6
(Klein). Esta modalidad de la angustia, traumática (Freud), pone en evidencia la vivencia de
amenaza en el Yo.

Estas angustias más primitivas, están vinculadas al déficit en el proceso de ligadura. Son
angustias de tipo catastrófico e inundan al Yo, que no tiene el recurso de calcular y anticipar
dando la señal de alarma.

Constitución del Yo.

En el amplio espectro que categorizamos como Patologías del Narcisismo no psicóticas, hay
estatutos del Yo muy diferentes: Desde un Yo más cohesivo hasta un Yo más fragmentado
(en relación a la menor o mayor profundidad de los procesos de escisión).

Algunos autores como Kohut, llaman narcisistas a los primeros y borderline a los últimos.9

Estos pacientes hacen transferencias narcisistas10 (Kohut, 1971) y ése es un dato significativo
en el diagnóstico (éstas transferencias se determinan por la calidad del vínculo que se
establece). Como en las neurosis también puede haber alternancias de transferencias más
regresivas (narcisistas), para hacer un diagnóstico siempre atendemos a los predominios de
uno u otro modo de funcionamiento.

Si el Yo pudo alcanzar un determinado grado de cohesión, es un sujeto que establece


vínculos de cierta estabilidad, y una relación terapéutica sin demasiados contratiempos.

La exigencia de perfección (de tipo especular), denota la idealización en los vínculos. Se lo


autoexigen todo y/o le exigen todo al objeto.

9 Para Kohut, los borderline son un subgrupo -más severo en general- de desórdenes narcisísticos o del self;
Kemberg, en cambio, considera que los narcisistas son un subgrupo -de mayor nivel- de desórdenes borderline de la
personalidad. La Cátedra coincide con la categorización de Kohut.

10 Las transferencias narcisistas pueden ser de tipo especular o de tipo idealizadora (en ambas el analista está en
lugar de self-objet): en la transferencia especular, el paciente pretende que el analista-como objeto reflejante especular-, le
confirme un lugar de grandiosidad exhibicionista; en la transferencia idealizadora, el paciente intenta fusionarse con el
analista idealizado –como imago parental idealizadora- al que se le atribuye la perfección, por lo que no puede tolerar ningún
fallo.

7
En el caso de sujetos con un Yo con menor grado de cohesión, más fragmentado (borderline),
hay predominio de identificación proyectiva. La relación terapéutica en este caso, puede
suscitarle un peligro permanente de fragmentación, de desborde pulsional, o de amenaza
paranoide. Por ejemplo:

L., una paciente de 27 años, quien sufrió abusos sexuales reiterados en su primera infancia,
en el primer tiempo de tratamiento entraba y salía por períodos de lo que yo experimentaba
como “oleadas paranoides”:

A veces ella pensaba que yo “iba a lavarle el cerebro” –un ex novio-abusador le había dicho
que “los psicólogos le lavan el cerebro a la gente” y mientras tanto, era él quien lo hacía,
manipulándola para que participara en sesiones de sexo grupal, haciéndole creer que de esta
forma ella era especial para él-. En otras ocasiones pensaba que yo “podía estar engañándola
de alguna manera” -como muchos lo habían hecho-. Otras veces me acusaba diciendo que “lo
único que yo quería de ella era sacarle plata” –eso era lo que en verdad hacía su madre, que
la llamaba únicamente con ese motivo-.

Por momentos se creía astuta y mala; en otros, el sentimiento de indefensión era arrasador.
Disfrutaba al contarme cómo resolvía situaciones vinculares en el trabajo (podía ser
hábilmente manipuladora sin sentir culpa). En otros momentos, el fracaso de sus fantasías de
control omnipotente la dejaban en un estado de vulnerabilidad en el que el vacío y el dolor la
ponían al borde del suicidio.

Tardamos mucho tiempo en lograr estabilizar el encuadre; la confianza básica, no era algo
que L. hubiera experimentado realmente alguna vez y hubo que construirla e instalarla para
que el vínculo terapéutico pudiera ser operativo. Una y mil veces me puso a prueba y un par
de veces dejó el tratamiento porque no soportaba sentirse dependiente y necesitada. Se iba
sabiendo que podía volver. Finalmente pudimos armar un “lugar”, un espacio interno-externo,
transicional, lugar de encuentro donde pudo comenzar a encontrarse.

Con respecto a las identificaciones.

Las identificaciones son especulares, bidimensionales, a veces adhesivas. Esta modalidad


deja a veces más claro el déficit en la función del tercero.

8
Las transferencias especulares e idealizadoras son las formas típicas. En la transferencia, si
bien el paciente reconoce al analista como sujeto separado y con autonomía, le da valor en
relación a sus necesidades narcisistas (de regulación de autoestima, por ejemplo).

Los mecanismos de defensa.

Las defensas se activan frente al peligro de movilizaciones afectivas excesivas.

Los mecanismos defensivos son concordantes con la mayor o menor vulnerabilidad de la


constitución yoica: escisión, idealización, tríada maníaca (control, triunfo y desprecio),
negación, identificación proyectiva y desmentidas parciales, coexisten en mayor o menor
grado con la Represión. En el caso de producirse descargas en el soma por déficit de
procesamiento, la defensa es la desestimación del afecto -que revela la falla de
procesamiento del afecto, más que la posibilidad de expresarlo-11.

Constitución del Superyo-Ideal del yo.

A diferencia de las Neurosis Clásicas o de Transferencia, Eros no ha podido lograr lo


suficiente como para que Syo e Ideal del Yo funcionen de manera más integrada, como dos
caras de una misma moneda. La escisión entre ambos revela una falla en los procesos de
complejización, planteándose distintas posibilidades (excluyentes o no):

- Un predominio de Syo tanático, más primitivo y persecutorio (predominio de la pulsión


de muerte)12;

- Un Ideal del yo tan arrasadoramente exigente, que el Yo no tiene ninguna posibilidad


de sentir satisfacción, nada de lo que haga es suficiente.

11Defensa característica de la Libido Intrasomática LI (Maldavsky).

12 El buen Syo, es la instancia que prohíbe y posibilita; en este caso se trata de un Syo a pura prohibición, de raíces
caóticas.

9
- Un Syo que obstaculiza los vínculos emocionales con un índice de abstracción
patológico (pacientes intelectual y/o culturalmente muy por encima de lo común, pero fríos,
lejanos, habitualmente se los confunde con neuróticos obsesivos).

- En el caso de los pacientes con mayor déficit, el Ideal del Yo como resultado de la
introyección y como instancia secundaria no aparece claramente y sí se observa cómo
constituyen por proyección -sobre un otro significativo-, figuras que recuerdan los objetos
parciales kleinianos: a veces un Objeto Ideal, otras, un Objeto Persecutorio.

Historicidad constitutiva.

Existe un amplio espectro en cuanto a las constituciones subjetivas que podrían incluirse en
esta categoría nosográfica. A mayores fallas empáticas en los vínculos primarios, se
corresponde: menor cohesión yoica o instauración del sí mismo y defensas más precarias.
Entonces, en líneas generales:

Los padres no han podido desempeñar adecuadamente su función (es probable que también
por carencia de auto-sostén).

En los vínculos primarios ha habido regulaciones inestables. La función materna presenta


cierta falla en la organización témporo-espacial. Los ritmos de interacción mamá-bebé no
fueron propiciadores de un desarrollo psíquico más saludable.

La función de reverie no ha sido satisfactoria, dando lugar al fracaso de un adecuado


funcionamiento de la función alfa (Bion), la madre no ha sido lo bastante buena (Winnicott). Ha
fallado la empatía y el buen ritmo, dificultando o directamente impidiendo la emergencia del
gesto espontáneo (Winnicott). En tanto las necesidades normales del niño fueron frustradas
traumáticamente por respuestas no empáticas, la deficiencia de experiencias necesarias
facilitadoras, determinan un déficit -debido al detenimiento- de las estructuras psíquicas
(Kohut).

Una madre muy alejada, ausente o, por el contrario, siempre presente, intrusiva, ha
imposibilitando el despliegue del espacio potencial, a través de los movimientos de ilusión-
desilusión.

10
En algunos casos, quien ha cumplido la función materna, probablemente ella misma
narcisista, ha alternado períodos de indiferencia con otros de sobreprotección e invasión. En
ese caso, lo impredecible de las reacciones de la madre, ha imposibilitado el estado de
relajación necesario para el despliegue del gesto espontáneo, por ejemplo:

He visto en una supervisión el dibujo de una nena de cinco años que incluye un semáforo en
una escena entre ella y su madre, como modo de expresar la necesidad de que algo le
advierta “lo que se le viene”.

Si el bebé13 es incluido alternativamente en el mundo narcisista de la madre, esto puede dar


origen a la fantasía de creerse “especial”, fantasía que es núcleo del sí mismo grandioso. Esta
tendencia de algunas madres narcisistas de ubicar a su hijo en el lugar de alguien “especial”,
funcionaría como una compensación narcisista: lograr ser admiradas por tener ese hijo tan
único y especial (intelectual, artística, deportiva y/o económicamente). No se trata de lo que el
hijo significa para la mamá en su vínculo con ella, sino del valor que ella obtiene “ante los
otros” por tenerlo (en verdad ante su propio Ideal del Yo). Los cuidados de esta mamá son
cuidados “como si”.

El bebé, ante las fallas en el vínculo primario, experimenta sentimientos de frustración (oral),
resentimiento, agresión. Al fallar la reverie materna, todo lo desarticulado y fragmentado de
sus experiencias más primarias, no le es devuelto en forma elaborada.

Un bebé necesita de una madre que pueda darle sostén (Winnicott). Este sostenimiento
implica múltiples cuestiones: que sea capaz de decodificar lo que él expresa con sus recursos
y de satisfacer sus necesidades en tiempos y formas tolerables para él; de ilusionarlo lo
suficiente para que pueda desplegar su capacidad de crear y desilusionarlo tan gradualmente
como para que pueda discriminar y discriminarse, ofreciéndole como espejo, el
reconocimiento de sí como ser único y distinto de ella.

Una mamá que sostiene puede ofrecer estímulos, así como también tranquilidad. En cambio,
si la madre se angustia excesivamente, la consecuencia es la fragilidad psíquica en el hijo.

13 Lo que llamamos bebé, en realidad no existe (Winnicott), no es sin el sostenimiento materno.

11
Las fallas de sostenimiento también se deben a los problemas con los ritmos de interacción: si
por ansiedad la mamá se apura excesivamente, promueve la omnipotencia simbiótica; si se
demora demasiado, el bebé queda arrasado por la desesperación.

A través de la mirada de ese otro que lo mira y que le habla, el infans se podrá reconocer en
un lugar y con un valor propio. Es la madre en su función de espejo. Si la madre está
atravesando un duelo, el repliegue en su dolor no le permitirá espejarlo, su mirada no lo
reflejará, o lo hará intermitentemente, con los consiguientes efectos de desinvestidura en el
psiquismo del bebé (complejo de la madre muerta, Green). Si la madre busca en el hijo su
propio reflejo, como confirmación de su propio narcisismo, se verá a sí misma y no lo verá. En
ambos casos, en ese reflejo el niño captará una imagen de sí frágil o inconsistente, donde la
integridad narcisista y la autoestima quedarán en serio déficit.

En síntesis: Las fallas graves en los vínculos primarios impiden el normal despliegue del juego
de ilusión-desilusión. Si no se pudieron favorecer los fenómenos transicionales, en lugar de
lenguaje, creatividad, simbolización, aparecerán las actuaciones, somatizaciones,
depresiones, sentimiento de vacío, estrés. En el caso de dos primeras, lo no procesado es
expulsado, por la imposibilidad de simbolización, a la manera de un beta bioniano: como
descarga en el acto o como descarga al soma (cuerpo orgánico, resultante de la escisión
psique-soma, por déficit de integración).

Las dificultades en “tener al otro”, lo impulsarán a una tendencia a “ser el otro” (mediante una
identificación adhesiva, especular, bidimensional), con dificultades en la discriminación.

Cuando niños, pueden tener dificultades para incluirse en un grupo y jugar con otros chicos y
tender a encerrarse en sí mismos. También pueden sentirse tristes, desatendidos. Para
algunos, estar solos puede resultar desesperante; en otros casos, la soledad resulta un
remedio para calmar la intensa angustia (angustias de intrusión-separación, Green).

La clínica en estos casos.

El trabajo clínico es interpretativo (en sentido transferencial) y fundamentalmente de tipo


constructivo (en el sentido de la historicidad).

12
La construcción es el trabajo necesario frente a un psiquismo disociado, con partes
prehistóricas e históricas inconexas, mecanismos de transcripción psíquica con poco índice de
complejidad, traumas sin huellas psíquicas14, de los cuales sólo tenemos noticias por sus
efectos.

Si bien las primeras experiencias son fundamentales y determinantes, el psiquismo es un


sistema abierto: cada nueva experiencia produce una huella que se integrará o no con las
anteriores, produciendo efectos, lo que, en el caso de haberse instalado la Represión como
defensa frente a los Complejos de Edipo y Castración, garantiza la posibilidad de re-transcribir
(sobre-investir) que fundamenta el trabajo terapéutico. Éste último consistirá en restablecer,
sostener, mantener, crear, consolidar, construir.

La transferencia es fuente de información: Si los sueños son la vía regia al inconsciente (en
las neurosis), la transferencia es la vía regia de acceso al mundo interno de estos pacientes.
(Sin que esto sea excluyente, es en las escenas que despliegan en transferencia donde mejor
se manifiesta la problemática narcisista).

El encuadre tendrá que ser ajustado en relación al caso y también al momento del tratamiento.
Es esperable que con el tiempo se vaya logrando un espacio de transicionalidad, que en los
casos más graves implica un trabajoso recorrido que habitualmente incluye puestas a prueba
y controles permanentes.

En esos casos, se tratará de procesos complejos donde necesitarán desarrollar por primera
vez una confianza básica, la que les permitirá soportar el apego y más tarde tolerar la
separación, en un recorrido que será nuevo para la vida de muchos de estos pacientes.

14 Podemos tomar los conceptos de marca y huella (E. Verón) y establecer una equivalencia: “¿Cuál es la diferencia
entre una marca y una huella? La marca tiene la vaguedad de la primeridad. La huella, en cambio, implica una relación
específica: es un índice.” (en “Fragmentos de un Tejido”).

13
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