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América Latina:

dos siglos de Independencia


Fracturas sociales, políticas y culturales

Estudios editados por

Tomás Fernández García


Agnieszka Flisek
Grażyna Grudzińska
Urszula Ługowska
Ruben Darío Torres Kumbrían

Varsovia 2010
Evaluadores del tomo
Antonio López Peláez (coordinador), Miguel Del Fresno, Gaspar Garrote
Bernal, Alfredo Hidalgo Lavié, María Ángeles Martínez Boyé, Sergio
Martínez Mahugo, Laura Martínez Murgui, Manuel Roblizo Colmenero,
Concepción Sanz Miguel, Sagrario Segado Sánchez, Anna Sroka, Beata
Wojna

Traducción de los artículos de Eugeniusz Górski y Jerzy Mazurek


Zuzanna Jakubowska

Corrección lingüística
Ana Somoza Cornes

Corrección y traducción de resúmenes al inglés


Ada Łyszkowska

Redacción técnica, diagramación y diseño de la portada


FOGAR - Bartosz Mielnikow
bartosz@fogar.eu

Impresión y encuadernación
Sowa – Druk na życzenie
www.sowadruk.pl

© de los textos: sus autores


Editores
© Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos
de la Universidad de Varsovia
c/Oboźna 8, 00-927 Varsovia (Polonia)
www.iberystyka.uw.edu.pl
ISBN 978-83-60875-96-4
© Museo de Historia del Movimiento Popular Polaco
Av. Wilanowska 204, 02-730 Varsovia (Polonia)
www.mhprl.pl j.mazurek@mhprl.pl
ISBN 978-83-62171-17-0
Institución cogestora
UNED. Centro Asociado de Segovia
Pza. Colmenares, 1 - 40001 Segovia (España)
rtorres@der.uned.es
Patrocinador
BANCO SANTANDER
Servicio militar y público. Emigración polaca
en la Argentina del siglo XIX

Jerzy Mazurek
(Universidad de Varsovia)

Resumen: El estado de las investigaciones acerca de los principios de la presencia polaca en Argen-
tina, y especialmente acerca de su contribución a la construcción del estado independiente, todavía
deja mucho que desear. Existen pocas publicaciones que cumplan los criterios científicos modernos.
Y hablamos de un tema que vale la pena popularizar. Cabe mencionar que los primeros polacos que
llegaron a tierras argentinas eran veteranos de las Guerras Napoleónicas; en América Latina toma-
ron parte en las luchas por la libertad. Soldados polacos se batían también en la Guerra del Paraguay,
y más tarde participaban en el proceso de la integración territorial del país. Los insurgentes del Le-
vantamiento de Enero (1863-1864), quienes terminaron por instalarse en Argentina, fundaron en 1890
la Sociedad Polaca en Buenos Aires, la primera organización de la comunidad polaca en Argentina. Al
mismo tiempo, al lado de la emigración política, se inició también la emigración campesina y obrera,
sin embargo, este tema constituye un capítulo aparte en la historia de la presencia polaca en Argentina.
Palabras clave: Argentina, emigración, comunidad polaca, servicio militar, servicio público
Abstract: The state of investigations about the beginnings of the Polish presence in Argentina and
especially about their contribution to the construction of the independent state leaves a lot to be
desired. The publications that meet modern scientific criteria are scarce. Though the topic is worth
popularizing. The first Poles that came to the Argentinian soil were veterans of Napoleonic Wars. In
Latin America they took part in the struggles for liberty. The Polish soldiers also fought in the War
of Paraguay and later they participated in the process of the country’s integration. The insurgents of
The January Uprising (1863-1864), who finally settled down in Argentina, in 1890 founded the Polish
Society in Buenos Aires, the first organization of the Polish community in this country. At the same
time, together with the Polish immgration, there began the one of peasants and workers. This topic,
however, constitutes a separate chapter of the history of the Polish presence in Argentina.
Key words: Argentina, emigration, Polish community abroad, military service, civil service

El momento de conseguir la independencia de los países de América Latina fue crucial en la his-
toria de aquel continente. Sin embargo, las primeras décadas no fueron nada fáciles: los gobiernos
de los nuevos países latinoamericanos se mostraban demasiado débiles como para poder contro-
lar sus territorios y prevenir tendencias separatistas. Frecuentemente estallaban guerras civiles y,
a veces, tenían lugar intervenciones militares desde fuera. En aquel entonces había más factores
que separaban estados particulares que aquellos que los unían; mientras que unos se establecieron
como monarquías, en otros llegaron al poder dictadores. Por otro lado, había desigualdades, tan-
to con respecto a la población, como al territorio perteneciente a un país dado. A pesar de haber
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adoptado constituciones liberales, en la mayoría de los estados latinoamericanos la inestabilidad


del poder desembocó en el surgimiento de dictaduras militares. Frente a tales problemas, una de
las cuestiones decisivas era la organización y el adiestramiento de ejércitos propios.
En el turbulento periodo de luchas por la libertad y de la formación de estructuras de los
estados latinoamericanos un papel importante lo desempeñaron también los polacos quienes
abandonaron la tierra patria en el siglo XIX. Entre los emigrantes de la primera y de las si-
guientes generaciones destacaban numerosos personajes distinguidos: militares, ingenieros,
técnicos, médicos y otros representantes de profesiones liberales. Dado el déficit del personal
especializado, todos ellos –gracias a sus conocimientos, iniciativas y capacidades organiza-
tivas– se ganaron un lugar importante en distintos ámbitos de la vida del continente ameri-
cano. Aquí es menester mencionar a los oficiales de alto rango, cuyos nombres pasaron a la
historia de tales países como:

• Argentina: los generales Antoni Belina-Skupiewski (1772-1836), Teofil R. Iwanows-


ki (1827-1874), Enrique Spika (1843-1920); los coroneles Jordan Czesław Wysocki
(1837-1883), Robert Adolf Chodasiewicz (1832-1896); el mayor Jan Walerian Bulewski,
• Brasil: los mariscales Roberto Trompowski (1853-1926), Armando Trompowski
(1889-1966); el capitán Stanisław Przewodowski (1843-1903),
• Chile: el coronel Franciszek Dunin Borkowski (1789-1826)1,
• Colombia: el general Izydor Borowski (c. 1776-1838), los coroneles Ludwik Flegel
(c. 1796-1833), Filip Maurycy Marcinkowski (c. 1785-1854), Ferdynand Sierakowski
(1793-1828), Juan de Brigard y Dombrowski (c. 1792-1854)
• Cuba: el general Karol Roloff Miałowski (1842-1907),
• México: el general Konstanty Tarnawa Malczewski (1797-1849); el coronel Karol
Bereski (1793-1836),
• Venezuela: el general Augusto Lotowski Pérez (1852-1916); el coronel Michał Rola
Skibnicki (1793-1847); el capitán Gustaw Adolf Bergud (1772-1806).

Después de Brasil, Argentina fue el segundo país de América Latina que recibió el mayor
número de inmigrantes polacos. A lo largo del siglo XIX llegaban allí emigrantes políticos,
representantes de la ciencia u hombres en busca de aventuras, como aquellos que atravesa-
ban el océano por falta de pan. Se estima que antes del año 1914 llegaron a Argentina unas
31 600 personas procedentes de tierras polacas (Włodek, 1923: 367). De entre ellas, unas
10 000 se instalaron en Misiones; J. Okołowicz mantenía que la mitad de aquel grupo la
constituían los ucranianos (1920: 236).
Al hojear las Tomas de Razón de Despachos Militares, Cédulas de Pensiones, Retiros,
Empleos Civiles y Eclesiásticos, publicadas en Buenos Aires por el Archivo General de
la Nación Argentina, uno se puede topar con numerosos apellidos polacos. Los primeros
y más antiguos libros y registros militares ya en el año 1812 citan nombres como Emanuel
Zatocki –escrito también como Zatoqui, Zatoski–, cabo del ejército argentino (Nº. 79: 136),
o bien el teniente Antoni Mierzwa o Mierz (Nº. 73: 190). En el año 1817 se une a ellos el
coronel Antoni Belina-Skupniewski (“Gazeta [!] de Buenos Aires”, 5 de febrero de 1817),

1 Las dudas de ciertos científicos polacos acerca de la autenticidad de aquel personaje las disipa el tomo 15 de
la Historia general de Chile, escrita por Diego Barros Arana (2005: 24).
Servicio militar y público. Emigración polaca en la Argentina del siglo XIX 107

y en 1819 el mayor Jan Walerian Bulewski (ibíd., Nº. 140 del 22 de septiembre de 1819), cuyo
apellido se escribe también como Bollykuski. A aquel grupo de náufragos militares, llega-
dos a Argentina probablemente tras la derrota de Napoleón, pertenecen además el teniente
Józef Karol Wenderski y Tomasz Traska, o quizá Trzaska (Pyzik, 1966: 75).
De los militares citados arriba la más alta posición la alcanzó Antoni Belina-Skupniewski
(1772-1836), citado en pocas fuentes consultadas. Según una base de datos genealógicos
(www.genealogia.okiem.pl2):

Participó en la batalla de Waterloo. Él y su primera mujer, Magdalena Alcayne, no acompaña-


ron a Napoleón en su segundo exilio. En vez de eso, recibieron autorización inglesa para viajar
a los EE. UU. En octubre de 1815 llegó a Nueva York. Durante su estancia en los EE. UU. fue
contactado por José Bonaparte y finalmente, en diciembre de 1816, el coronel Belina-Skupiewsky
[sic] llegó a Buenos Aires (Argentina), junto con otros militares bajo su mando, para partici-
par en luchas por la independencia de Chile. Al principio del año 1816 fue promovido a general,
siendo uno de los tan solo tres militares de este rango que actuaron en América del Sur en aquel
entonces: San Martín, Bolivar y Belina-Skupiewski (Barón de Bellina Skupiewski en castellano).
En abril o mayo de 1817 le echaron del ejército chileno, debido a su trato previo con Napoleón.
Tomó parte en algunas batallas por la independencia brasileña. Se trasladó al Perú, donde se
casó con María Antonia Villa Ceguago, con la que tuvo un hijo3. Parece que falleció en Ecuador,
alrededor de 1840 (no se puede confirmar ni el lugar, ni la fecha).

El Levantamiento de Noviembre (1830-1831), la llamada Primavera de los Pueblos, y el


Levantamiento de Enero (1863-1864) pertenecen a aquellos acontecimientos de la historia
de Polonia que forzaron a muchos soldados y paisanos a abandonar Polonia, para huir de
las persecuciones por parte de los invasores4. Además, había casos de elección voluntaria
de Argentina como país de residencia. Uno de ellos fue el caso de Henryk Spitczyński quien
–en los años 40 del siglo XIX– arribó a Buenos Aires. A pesar de que cambió su apellido
a Spika, para facilitar su pronunciación, siempre se mantenía fiel a sus raíces. Su hijo En-
rique (1843-1920) se alistó en las tropas argentinas, donde sirvió más de 40 años, subiendo
todos los escalones de la carrera militar, desde soldado raso hasta general (Michalik, 2001:
286-288; Urbański, 1991: 132-135; Pyzik, 1966: 89-91). Como argentino, amaba su país, sin
embargo, no olvidó Polonia, la patria de sus padres. Este afecto se lo transmitió a sus hijos.
La fama la ganó sobre todo en la Guerra del Paraguay (1864-1870), durante la cual Argen-
tina aliada con Uruguay y con Brasil se enfrentó al Paraguay. En abril de 1866, cuando el
ejército de la Triple Alianza entró en el territorio enemigo, Spika –en el rango de capitán–
estaba al mando de las tropas argentinas, cuando tenían que atravesar el río Paraná. Luchó
en numerosas batallas, entre otras la de Tuyutí (02.03.1867) y Tuyú-Cué, lo que le valió la
promoción a teniente coronel. Por aquellos, así como por otros actos militares heroicos, re-
cibió muchas condecoraciones argentinas, brasileñas y uruguayas; terminada la guerra, tomó
parte en el desfile victorioso en Buenos Aires. Durante las siguientes décadas de su servicio

2 Traducido del inglés. Consulta: junio de 2010.


3 El texto no precisa si se trata de una niña o un niño [nota de la traductora].
4 Corrían tiempos del desmembramiento de Polonia entre tres potencias europeas, Rusia, Prusia y Austria [nota
de la traductora].
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militar en las tropas argentinas ocupó puestos de mucha importancia; el culmen de su carrera
fue la promoción a general de brigada, el 3 de octubre de 1917 (Michalik, 2001: 286-288).
Entre los emigrantes que llegaron a Argentina después de la Primavera de los Pueblos
se encontraba Maksymilian Rymarkiewicz quien, a partir de 1851, trabajó en Buenos Aires
como médico. Publicó también la revista francesa “La Commerce”: “la única revista de co-
munidades europeas residentes en Argentina”. En 1857 los “asuntos familiares” le hicieron
dirigirse a Montevideo; en aquel momento se declaró la epidemia de fiebre amarilla. Al
ayudar a la población de la capital de Uruguay, Rymarkiewicz cayó enfermo y pronto fa-
lleció (Kieniewicz, 1992: 513-514; Pyzik, 1966: 81-85; Urbański, 1991: 106-107).
En cuanto a este grupo de inmigrantes, cabe mencionar sobre todo a Teofil R. Iwanows-
ki (1827-1874), quien llegó a Argentina en 1851. Durante su servicio –que duró más de dos
décadas– tomó parte activa en luchas por la fijación de las fronteras del país, así como en
acciones de sofocación de tumultos violentos en provincias particulares. Sin duda, sus mé-
ritos fueron apreciados: su apellido figura en los manuales de historia y da nombre a nu-
merosas calles de varias ciudades de Argentina. Nació en Poznań. Su madre era polaca, su
padre, alemán (Reichert). Lo crió su madre, imbuyéndole las tradiciones polacas; luego, al
haber sido incorporado al ejército prusiano, desertó de sus filas, para unirse al movimien-
to revolucionario que se desarrollaba en el Gran Ducado de Posnania. Aquel movimiento
formaba parte de un proyecto de levantamiento nacional pensado para abarcar a todos los
polacos, dentro del marco de la mencionada Primavera de los Pueblos. Iwanowski, doble-
mente amenazado –como desertor y como insurrecto–, tuvo que abandonar la patria. En
Hamburgo embarcó rumbo a Montevideo. En aquel entonces Uruguay, aliado con Brasil
y con el gobernador de la provincia argentina de Entre Ríos, el general Justo José de Ur-
quiza, estaban en guerra contra el dictador argentino Juan Manuel de Rosas. El 3 de febrero
de 1852 tuvo lugar la batalla de Caseros, en la que participó también Iwanowski, al lado de
los aliados. Rosas, al ser derrocado, se exilió en Inglaterra. El general Urquiza fue elegido
presidente de Argentina y Uruguay recuperó la independencia.
La carrera militar de Iwanowski en el ejército argentino fue rápida y brillante. Tomó par-
te en un sinfín de acciones contra los indios y generales que no cesaban de rebelarse. En
1854 fue promovido a teniente. Entre los años 1859 y 1861 luchó junto al general Bartolomé
Mitre, quien después se convirtió en presidente del país. Además, Iwanowski tomó parte
en los combates en la provincia de Corrientes, contra el dictador paraguayo Solano López.
Su valentía en la batalla de Tuyutí le mereció el ascenso a mayor. En la batalla de Boquerón
(18.07.1866), a pesar de caer gravemente herido, no abandonó a “su” Batallón Mendoza. Más
tarde, ya como teniente coronel, luchó en San Ignacio contra los guerrilleros Saá y Videla.
En el Registro: Muertos y heridos. Guerra del Paraguay 1865-1867, guardado en el Archivo
General de la Nación Argentina, se puede leer: “Sargento mayor graduado. Capitán Teófilo
Iwanowski, herido dos veces, muñeca y costado, bala. Polaco. Muy grave” (21).
En 1870 Iwanowski pacificó la rebelión de López Jordán en Entre Ríos. Más tarde se puso
al mando de las tropas que combatieron la revuelta en la provincia de Mendoza. Por estos
méritos el presidente Domingo Faustino Sarmiento lo promovió a general en 1873. Des-
graciadamente, un año más tarde Iwanowski pereció a manos de soldados rebeldes durante
otra revuelta militar, en San Luis. Por decreto del Gobierno, se le erigió un mausoleo en
el cementerio de Villa Mercedes (provincia de San Luis), con una inscripción breve, pero
elocuente: “Al general Iwanowski, la República agradecida”.
Servicio militar y público. Emigración polaca en la Argentina del siglo XIX 109

Otro personaje que ganó fama durante la Guerra del Paraguay fue Robert Adolf Choda-
siewicz (1832-1896). Llegó a Argentina en 1865, ya como capitán de zapadores renombrado,
y se alistó en las tropas estacionadas en la provincia de Corrientes. Participó en numerosas
batallas, tanto terrestres, como marítimas. Se batió, entre otros, en Tuyutí y tomó parte en
el asedio de Humaitá (Pyzik, 1966: 142-158). Fue el primer soldado que –en Potrero de Pi-
ris– subió en un globo para observar las posiciones del enemigo (Doratioto, 2003: 286-287).
Por ello frecuentemente se le denomina como el primer aviador de Argentina. Además, fue
autor del atlas histórico de la Guerra del Paraguay, que, debido a su elevado coste, desgra-
ciadamente nunca se publicó.
La sociedad argentina evidenció su simpatía hacia los emigrantes polacos llegados después
de la derrota del Levantamiento de Enero ayudándoles en ocasiones concretas. Lo experi-
mentó Karol Mikoszewski (1831-1886), sacerdote y miembro del Comité Central Nacional5.
Aquel participante activo y radical de dicho levantamiento estuvo en Argentina entre abril
y agosto de 1866; analizaba las posibilidades de instalar allí a sus compañeros de armas.
Quienes le concedieron audiencia fueron la esposa del presidente y el arzobispo de Bue-
nos Aires. Durante su corta estancia en Argentina, Mikoszewski logró recoger alrededor de
veinte mil francos para cubrir las necesidades de emigrantes polacos (Pyzik, 1966: 117-128).
Las autoridades argentinas, a través de sus embajadas en Londres y en París, animaban
a los polacos a alistarse en el ejército. Józef Ignacy Kraszewski (1812-1887), que en aquel
tiempo residía en Dresde, donde publicaba sus anuarios célebres Rachunki [“Cuentas”]
(1866-1870), escribía:

Agentes argentinos seducen [a la gente] con promesas de sueldos buenos y precios bajos. Unas
decenas de compañeros del exilio ya han atravesado el océano. El Gobierno francés, que ac-
tualmente no solo quita la soldada a los emigrantes, sino que también disminuye los subsidios
concedidos a institutos científicos polacos, ofrece apoyo financiero para aquellos viajes: a cada
persona que abandona Francia le adjudica 280 francos para cubrir los gastos y paga ocho días
de manutención en tierras argentinas. (Rachunki, 1868: 647)

Efectivamente, tras la derrota del Levantamiento de Enero llegó a Argentina una nueva
oleada de polacos. Entre otros, en 1867 arribó desde Francia Jordan Czesław Wysocki, quien
alcanzó el rango de coronel y el puesto de jefe del Instituto Geográfico Militar. Gracias
a unos documentos descubiertos hace poco –entre otros, la partida de nacimiento– sabemos
mucho más sobre su familia, juventud y las circunstancias por las que abandonó Polonia
(www. narodowa.pl/jordanwysocki.htm). Nació en Pińczów en 1837, y no en 1839, como se
ha pensado hasta ahora. Además, lo bautizaron con los nombres de Jordan Szczęsny y no
–como se puede leer en varias fuentes– Jordan Czesław. Los principios de su actividad en
Argentina no fueron nada fáciles. Primero trabajó como ingeniero en la construcción de la
línea ferroviaria en la provincia de Santa Fe. En 1871 se alistó –como teniente– en la Guar-
dia Nacional y tomó parte en los trabajos de fortificación en el norte y oeste de Argentina.
Jordan Czesław Wysocki mereció también la gratitud de Buenos Aires. No solo desempeñó
la función de concejal municipal, sino que también fue autor del proyecto del Parque Tres
de Febrero en el barrio de Palermo. Le fue encargado este trabajo en 1874, por el presidente

5 KCN, una institución gubernamental clandestina relacionada con el levantamiento evocado [nota de la traductora].
110 Jerzy Mazurek

Domingo Faustino Sarmiento. En la realización del proyecto le ayudaron a Wysocki otros


polacos: Michał Górski (1838-1925), Wiktor Woyniłłowicz y Julian Bielewicz.
Terminada esta tarea, Wysocki recibió en 1876 la ciudadanía argentina y la promoción
a mayor. Y ya le esperaban nuevos desafíos: la exploración de terrenos desérticos de Pata-
gonia. Fundó allí nuevas colonias, trazó nuevas rutas de comunicación, examinó reservas
hidrológicas en las áreas destinadas a poblar. Además, dibujó el mapa de la frontera entre
el territorio argentino e indio. En 1878 contribuyó a la fundación de la ciudad de Trenque
Lauquen, donde la calle principal lleva hoy su nombre. En sus trabajos pioneros le acompa-
ñaban otros polacos: Robert Skowroński, Władysław Czarnecki, Henryk Ożarowski y Józef
Zieliński. El Centro de la Industria argentino reconoció los méritos de Wysocki, otorgándole
el diploma de miembro honorífico; las autoridades más altas del Estado también mostraron
su agradecimiento por sus trabajos y actividades: le condecoraron con una medalla honorí-
fica, acorde con la ley especial del día 27 de octubre de 1881 (Pyzik, 1974: 36).
En las filas del ejército argentino servían muchos más polacos destacados; entre otros,
el capellán militar Teofil Fortunat Marecki, Adam Wacław, Ryszard Raczyński-Starszy;
el mayor Tadeusz Sztyrle; los capitanes: Władysław Czarnecki, Jan Guzdynowicz, An-
zelm Iżarowski; los tenientes: Henryk Ożarowski, Robert Skowroński, Leon Miaskowski,
Fryderyk Żelawski, Aleksander Berkosabowski; los alféreces: Michał Wyszkowicz, Adolf
Dobry. Además de los oficiales mencionados, entre las tropas de los sublevados de 1863 se
encontraba alrededor de una decena de soldados rasos polacos.
No todos los insurgentes acabaron en las tropas argentinas. Muchos se dedicaron –con
éxito– a tareas civiles por el bien de la sociedad. Por ejemplo, el conocido doctor Juliusz
Jurkowski (Urbański, 1991: 197) fundó una clínica de neumología, la primera en Argen-
tina (en Cosquín, provincia de Córdoba). Otro médico fue Ryszard Sudnik (Pyzik, 1991:
194-196), que vivió en Argentina a partir del año 1872; era especialista en fisioterapia
y electroterapia. Entre los años 1884-1914 ocupó el puesto de profesor de patología en la
Universidad de San Luis. El tercer médico de renombre fue Gustaw Jasiński (1863-1940);
llegó a Argentina en los años 90 del siglo XIX (Jałbrzykowski, vol. 11, 1964: 40-41). Entre
los polacos ampliamente respetados en Buenos Aires se encontraban el abogado Ludwik
Gano, el empresario Michał Laudański6 y Ludwik de Perle. La ciencia y la cultura pola-
ca adquirieron fama gracias a los profesores: Karol Lowenhard (fallecido en 1896), que
impartía clases de topografía y geología en Tucumán; Gustaw Kujawa, profesor de mate-
máticas en Santiago del Estero; Fryderyk Maubowski, lector de francés en San Luis; y a
los ingenieros: Wincenty Olewiński (cartógrafo militar); Antoni Błażowski; Kazimierz
Odrzywolski (Brzozowski, 1978: 565); Stefan Czerwiński; Kazimierz Rechniewski (Ku-
biatowski, 1987: 693-694); y Karol Muntanowski, quien –cuando desempeñaba la función
de secretario del gobernador de Catamarca– organizó el departamento de topografía de
aquella provincia, así como la oficina de estadística y otra, de pesos y medidas (Pyzik,
1966: 177-179).
En este último grupo un lugar especial lo merece Zdzisław Celiński (Biskupska, 1931),
otro insurgente del Levantamiento de Enero, que llegó a Argentina en 1895. Al principio
trabajaba en la construcción de la línea ferroviaria de Buenos Aires a Santa Fe y del puerto

6 M. Laudański le escribió a E. Saporski sobre los polacos en Argentina el 17 de enero de 1894; véase: Anais
da Comunidade Brasileiro-Polonesa. Curitiba, vol. VI (1972 : 104).
Servicio militar y público. Emigración polaca en la Argentina del siglo XIX 111

interior Gualeguaychu sobre el río Uruguay. Por lo último el gobierno del estado le conde-
coró con la medalla de oro. Más tarde, Celiński se dedicó a estudios hidrográficos con el
fin de presentar a las autoridades unas propuestas de aprovechamiento de las reservas de
energía hidráulica para electrificar el país. A caballo entre los siglos XIX y XX organizó
una expedición de dos años a Gran Chaco, en aquel entonces un territorio sin presencia de
blancos, para estudiar las posibilidades de acondicionamiento y población.
A finales del siglo XIX y principios del XX Argentina seguía recibiendo refugiados po-
líticos. En su mayoría, especialmente tras la Revolución de 1905, se trataba de socialistas,
miembros de círculos revolucionarios. Provenían sobre todo de ciudades: Varsovia, Łódź,
Lublin; y una gran parte de ellos eran obreros, más o menos cualificados, que encontra-
ban trabajo en Buenos Aires u otros núcleos urbanos. Traían consigo ideas revolucionarias
características y tendencia a trabajar clandestinamente. No faltaban aquellos que –ante la
perspectiva de servir en las tropas invasoras– preferían el exilio. En el último grupo se en-
cuentra Stanisław Pyzik (1893-1981), quien, para huir del servicio en el ejército austríaco,
arribó en 1912 a Argentina, donde le ayudó la familia de Ignacy Dąbrowski (1872-1940), un
colono de Misiones, y de Adam Dąbrowski (1857-1914). Este último se refugió en Argen-
tina en 1890, perseguido por su actividad revolucionaria (Pacholczykowa, 1978: 533-534).
De ideas socialistas, camarada de la vida y del trabajo de Ludwik Waryński (1856-1889),
en Argentina se hizo periodista e impresor, cofundador del Instituto Argentino de Artes
Gráficas de Buenos Aires. En 1908 organizó la Sociedad Polaca Social-Obrera “Igualdad”
[Polskie Towarzystwo Socjalno-Robotnicze „Równość”], entre cuyos miembros activos se
encontraban entre otros –sin contar al propio fundador– Franciszek Nowak, Stanisław Po-
takowski, Janusz Prus-Bogusławski, Wincenty Paczyński, Bolesław Stachurski, los herma-
nos Bronisław y Adolf Marczewski.
Unos años antes, el 23 de enero de 1890, con el motivo del 27 aniversario del Levanta-
miento de Enero, los polacos residentes en Buenos Aires crearon la primera organización
polaca en América Latina, la Sociedad Polaca [Towarzystwo Polskie]. El iniciador de esta
acción fue Wincenty Olewiński. El primer presidente de la Sociedad fue el coronel Robert
Adolf Chodasiewicz; el vicepresidente, Michał Górski; el secretario, Ludwik Gano; y el
tesorero, Ludwik de Perle. Los miembros de la asociación organizaban reuniones, ponen-
cias patrióticas, pero sobre todo actos de conmemoración de importantes acontecimientos
nacionales. El 27 de septiembre de 1890 la organización cambió de nombre para llamarse
Sociedad Democrática Polaca de Buenos Aires [Towarzystwo Demokratyczne Polskie w
Buenos Aires]. El estatuto de la Sociedad fue la primera publicación polaca en Argentina.
El documento declara que el objetivo principal de la organización recién fundada será la
unidad de los compatriotas en el espíritu nacional para conseguir el renacimiento democrá-
tico de la Patria. Además, la Sociedad se ocupaba de asuntos cotidianos, tales como el apo-
yo recíproco en caso de enfermedad, ayuda en la búsqueda de trabajo, cobertura de gastos
en el caso del funeral de una persona pobre, etc. (Ustawa Towarzystwa Demokratycznego
Polskiego w Buenos Aires, 1890: 3)
Por supuesto, se podrían multiplicar los nombres de los polacos que visitaron Argentina
o decidieron instalarse allí; se podrían describir sus vicisitudes –a veces fascinantes–, y ofre-
cer datos abundantes acerca del papel de los emigrantes polacos en el proceso de creación
de la ciencia, la cultura y la economía del país que adoptaron como suyo. Sin embargo, es-
112 Jerzy Mazurek

tas cuestiones requieren estudios más profundos; el presente artículo solamente señala un
tema amplio que sigue esperando a un investigador que lo emprenda.

Trad. Zuzanna Jakubowska

Bibliografía
Anais da Comunidade Brasileiro-Polonesa (1972).
Biskupska, Maria (1931). “Pionier pracy polskiej w Argentynie”, Morze. 3.
Brzozowski, Stanisław M. (1978). “Odrzywolski Kazimierz”. En: Polski Słownik Biograficzny, Kraków
(a continuación: PSB).
Buño, Washington (1991). “Prof. dr Juliusz Jurkowski w Urugwaju (1867-1895)”. En: E. S. Urbański
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