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1.1.

Visión de la Educación Básica en el ámbito internacional y nacional

Los avances científicos y tecnológicos que se están viviendo en el siglo XXI se


encuentran estrechamente relacionados con la globalización, la cual se puede definir como “un
proceso de interacción entre diferentes naciones” (Beck, 2008, p. 27), causando así efectos en la
cultura y en los sistemas políticos, económicos y sociales, donde a su vez se presenta como una
posibilidad de desarrollo en diferentes dimensiones, entre ellas la educativa.

Diversas potencias mundiales han concebido a la educación como el principal factor para
el crecimiento, ya que a través de esta las personas adquieren los conocimientos, habilidades,
competencias, actitudes y valores que se necesitan para lograr mejores niveles de bienestar social,
por tanto, se estableció como objetivo el que todos los ciudadanos del mundo tuvieran acceso a la
educación, implementándose el proyecto en 1990 en Jomtien, Tailandia, pero se concretó diez
años después en Dakar, Senegal. En el mismo año 2000, 189 Estados Miembros de la
Organización de las Naciones Unidas con el respaldo de más de 20 organizaciones
internacionales firmaron la Declaración del Milenio, una resolución de la Asamblea General de la
ONU que daba el banderazo de salida para implementar Los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM), ocho objetivos de desarrollo internacional, cuyas metas se acordaron alcanzar para el año
2015.

Durante los últimos meses del proyecto ODM se creó el Foro Mundial sobre la
Educación en el año 2015 en Incheon, Republica de Corea, integrado por la UNESCO
(Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), el Banco
Mundial, la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), el ACNUR (Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) y la ONU (Organización de las Naciones
Unidas). Dicho foro tuvo como resultado la creación de La Agenda 2030 para el desarrollo
sostenible, presentándose como una oportunidad histórica para América Latina y el Caribe, ya
que incluye temas altamente prioritarios para la región, como la erradicación de la pobreza
extrema, la reducción de la desigualdad en todas sus dimensiones, un crecimiento económico
inclusivo con trabajo decente para todos, ciudades sostenibles y cambio climático, entre otros.
Cabe resaltar que las metas que se alcancen en Latinoamérica, serán monitoreadas por La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), a través de técnicas
interdisciplinarias y sus plataformas regionales intergubernamentales al servicio de sus Estados
miembros para apoyar al cumplimiento de esta prometedora agenda.

La agenda 2030 está integrada por 7 metas a cumplir: fin de la pobreza, hambre cero,
salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y energía asequible. En
cuanto al ámbito educativo, se estableció el ODS4 (Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4)
titulado “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades
de aprendizaje durante toda la vida para todos”, En él se vislumbra como la educación es el motor
para el creciente socioeconómico, donde a su vez debe implementarse desde un enfoque
humanista para el desarrollo de los derechos humanos, la dignidad, la justicia social, la
diversidad, donde a su vez los alumnos desarrollen habilidades personales.

Lo antes descrito provocó en México en el año 2016 la creación del modelo educativo
para la educación obligatoria, nombrado Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Dentro
de los apartados que lo conformaron se destaca Los Fines de la Educación Obligatoria, en el cual
se aborda el cómo las escuelas deben evolucionar para dar respuesta a los retos de la sociedad
actual; en específico, plantea crear una transformación de la practica pedagógica para apoyar a
los educandos a convertirse en agentes activos en la obtención de su aprendizaje.

En análisis al Modelo Educativo Aprendizajes Clave, se observa como acierto a


introducción de un enfoque humanista, mismo que promueve el artículo tercero constitucional; la
selección de aprendizajes clave, el énfasis en las habilidades socioemocionales, la descarga
administrativa, el planteamiento de una nueva gobernanza y la incursión de las Tecnologías para
el Aprendizaje y el Conocimiento. Por otra parte, las áreas de oportunidad detectas es el intento
de la articulación de los distintos niveles educativos, la descontextualización del currículum, pues
no abarca las necesidades y los escasos recursos con los que cuentan los sectores más vulnerables
en el país, desviando la idea central del ODS4 de una educación inclusiva y equitativa para todos.
Simultáneamente se puede visualizar la intervención del cuarto objetivo en la fundamentación del
currículo vigente, así como el marco legal que indica el Artículo 3ro, constitucional,
puntualizando en la accesibilidad de la educación obligatoria en México.

En continuidad con la puesta en marcha del proyecto internacional y a consecuencia del


cambio del gobierno federal se creó la Nueva Escuela Mexicana (NEM) en el año 2020, misma
que trajo consigo cambios en el ámbito legislativo, administrativo, laboral y pedagógico. Uno de
sus objetivos es alcanzar la excelencia educativa, la cual compete en primera estancia a los
docentes, teniendo también como propósito ofrecer una educación integral en todas las áreas del
conocimiento (ciencias sociales, ciencias exactas y artísticas.

La NEM retoma a mayor profundidad el ODS4, pues en sus 8 principios que la rigen
retoma la identidad nacional, la promoción de la interculturalidad, participación en la
transformación social y el respeto por la naturaleza y el cuidado del medio ambiente, por
mencionar algunos. De igual forma la NEM busca caracterizarse como uno de los mejores
modelos educativos en Latinoamérica al pretender ser accesible y flexible al contexto actual.
Durante su primer año de aplicación se consiguieron grandes avances a la hora de ampliar el
acceso a la educación y las tasas de matriculación en las escuelas en todos los niveles. No
obstante, en el año 2020, a medida que la pandemia de la COVID-19 afectaba a toda la
población, la Secretaria de Educación Publica tuvo que tomar decisiones vertiginosas para
garantizar la integridad de los estudiantes, la del colectivo docente y de todas las familias
mexicanas, siendo uno de los primeros organismos en cerrar las instituciones educativas y optar
por la educación a distancia.

Por lo anterior, la educación a distancia se presentó como un reto para toda la comunidad
educativa, pues implicó una revolución de los esquemas epistemológicos, de los mecanismos de
trabajo a los que se estaban acostumbrado y sobre todo a la ampliación de los espacios para llevar
a cabo la educación formal, involucrando directamente a las familias en el aprendizaje de sus
hijos, teniendo como obstáculo o como aliada a la tecnología, según fuese el caso y si se tenían
las competencias necesarias para manejarla o bien si se encontraban inmersos a la enorme brecha
digital que existe en los países en vías de desarrollo.

Los autores Flecha y Torjada señalan la creación de comunidades de aprendizaje,


llamándolas también como sociedad informática, la cual “requiere una educación intercultural en
cuanto a los conocimientos a los valores, así como la voluntad de corregir la desigualdad de las
situaciones y las oportunidades” (Flecha y Torjada, 2001, p.15). Por tal motivo la educación a
distancia va más allá del simple uso de las TIC, ya que se requiere de una orientación pedagógica
para que el alumno logre la construcción de su aprendizaje.
Ulteriormente se considera primordial que en dicha modalidad se enseñe a los educandos
a tener un aprendizaje autónomo, basado en el desarrollo de su pensamiento crítico para formar
futuros ciudadanos resilientes, que anticipen los cambios y los dirijan.

CPEUM, (2019). Artículo 3º Constitucional. (pp. 1-7) México.


Lampert E. (2003). Educación: visión panorámica mundial y perspectivas para el siglo XXI. (pp.
8-22). Ciudad de México.
ONU et al (2015) Declaración de Incheon y Marco de Acción para la realización del Objetivo de
Desarrollo Sostenible 4. (pp. 5-17). Incheon, Tailandia.

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