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ESPECIAL EL PRECEDENTE VINCULANTE ELGO RIOS Y EL NUEVO ENFOQUE DEL ROL DE LA JUDICATURA ORDINARIA: DE LA “RESIDUALIDAD” A LA “JUSTICIA CONSTITUCIONAL DIFUMINADA” Luciano LOPEZ FLORES” El autor analiza el precedente vinculante que motiva este especial a partir del cambio en el modelo de justicia constitucional, que paso de la alternatividad a la residualidad con la expedicién del Cédigo Procesal Constitucional. En cuanto a las reglas establecidas por el Tribunal Constinucional, considera que estas afirman la idea de que el juez ordinario debe ser el primer nivel de proteccién de los derechos fundamentales a través de los procesos ordinarios que existen. En ese sentido, explica con detalle las razones por las que consi- dera que todos los procesos judiciales son, en cierta forma, procesos de amparo ordinarios. PRESENTACION ordinaria puede otorgar igual 0 mejor proteccién | gar ig zjor pi “TC establece precedente para definir cudndo es | d¢ derechos fundamentales que los procesos cons- pertinente acudir a la via ordinaria para la tutela | titucionales. Dicho con otras palabras, se aportan de derechos”, fue el titular de la nota de prensa del | riterios para que los jueces definan, mediante un pasado 13 de julio del afio en curso, publicada en | anilisis de cuatro pasos (estructura idénea, tutela su portal web" en la cual el Tribunal Constitucio- | id6nea, urgencia por irreparabilidad, y urgencia por nal (TC) daba a conocer las bondades del reciente | Magnitud del bien o dafio involucrado), cuando es precedente vinculante recaido en la STC Exp. | pettinente acudir a la via constitucional y cuéndo N° 02383-2013-PA/TC (caso Elgo Rios Niiiiez), Segiin la aludida nota de prensa, la importancia de este precedente consiste en que se han estable- cido criterios ~obviamente, de cumplimiento obli- gatorio para todos los operadores judiciales~ “que deben seguirse para definir cuando una via judicial corresponde ir a la via ordinaria, conforme a lo dispuesto en el articulo 5.2 del Cédigo Procesal Constitucional”, Desde luego, estas reglas 0 criterios que flu- yen del precedente Elgo Rios tienen una indu- dable importancia prictica. Y, por ello, merecen (*) Abogado litigante. Socio de! Estudio Javier Valle-Riestra Abogados (llope7(@jvr pe). Bspecializado en Derecho Constitucional ¥ Procesal Consttucional, Teoria del Derecho y Politica Judicial. Candidato a Doctor en Derecho por la Pontificia Universidad Cat6tica del Pera (PUCP) y Magister en Derecho con Mencién en Politica Jurisdiccional de la misma casa de estudios, Profesor de las Maestrias en Derecho Procesal y Politica Jurisdiccional de la PUCP. Profesor de Derecho Constitacional y Derecho Proce- sal Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Martin de Portes (USMP). ‘ease: . DIALOGO CON LA JURISPRUDENCIA N° 203 ESPECIAL Comentai PAE ETC La regla excepcional de recu- rrencia al amparo por su carac- ‘ter residual, habria impulsado la regia general de que los procesos judiciales ordinarios son autenti- ‘cos amparos ordinarios porque es alli donde el juez podra realizar el control constitucional tanto de ‘normas como de actos (estatales inter privatos) que amenacen o vulneren derechos fundamentales. especial atencién y anilisis critico por parte de los juristas en nuestro medio. Sin embargo, visto de otro modo, estas mismas reglas tienen una gran importancia politica en la medida que constituyen, en sus- tancia, un asunto de politica piblica. Para ser mas especifico, es un asunto de auténtica politica jurisdiccio- nal, porque mas allé de la pertinen- cia -o no- de las reglas implantadas por el TC en este precedente, aque- llas impactan en el rol de la judica- tura ordinaria. Me explico. Los eriterios establecidos en el precedente Elgo Rios constitu- yen el corolario o consolidacién de la doctrina de la residualidad de los procesos constitucionales de la liber tad en nuestro pafs, fa cual calé hondo en el legislador del Cédigo Procesal Constitucional cuando opté por dicho modelo en detrimento de la alter- natividad establecida a nivel juris- prudencial hasta antes de la vigen- cia de dicho Cédigo. Este cambio, por cierto, suscité cierto debate en la doctrina nacional, puesto que algu- nos sostuvieron que este giro hacia la residualidad que dispone el ar- ticulo 5.2 del Cédigo Procesal Cons- titucional es inconstitucional?, Desde luego, esta tesis fue contradicha en aras de resguardar la plena constitu- cionalidad del cambio de modelo’ Sin embargo, més alla de esta dis- cusién, ,eual ha sido el impacto del cambio del modelo de la alterna dad a la residualidad én la tutela de Jos derechos fundamentales? En mi concepto, la absolucién de esta interrogante resulta medular, pues considero que al haber instituido la residualidad de los procesos cons- titucionales de la libertad (habeas corpus, amparo, etc.) no solo se ins- tauré una regla de acceso excepei nal a este tipo de procesos, sino que, consecuentemente, se establecié una regla general: todos los jueces ordi- narios son “jueces constitucionales” y estin Hamados a que, en un primer nivel, conozcan los casos de tutela de los derechos fundamentales en los diversos procesos judiciales donde ejerzan jurisdiccién, independien- temente del tipo de proceso o espe- cialidad. Se instaurd, pues, 1o que denomino justicia constitueional BEETS: rex10s PARA DETERMINAR LA PERTINENCIA DE LA ViA CONSTITUCIONAL difuminada, puesto que todos aque- los érganos investidos con el poder jurisdiccional del Estado tienen la facultad-deber de identificar si en los asuntos ordinarios que conocen, existe una materia de orden consti- tucional en mérito a la tutela de los derechos fundamentales que sub- race al caso. De alli que solo en un ‘segundo nivel (y siempre que cum- plan las reglas de orden prictico que hoy han sido establecidas por el pre- cedente Elgo Rios), entran a tallar los jueces que conocen los procesos constitucionales de la libertad. De esta manera, es la materia u objeto en debate lo que determina que el proceso -y el juez— sea constituei nal, mas alld de si esta se conozea y dilucide al interior del cireuito de los denominados procesos constitucio- nales o en los procesos conocidos por la justicia ordinaria. Vistas asi las cosas, regreso a lo que anoté lineas arriba: el precedente Elgo Rios puede analizarse desde su notoria importancia préctica, pero también desde su gran importancia politica y que, dicho sea de paso, no hha merecido mayor tratamiento en la doctrina nacional y hasta me atrevo a sostener que ni los jueces ordina- rios ni los litigantes son lo suficien- temente conscientes del poder que tienen los primeros en los casos que conocen y en donde siempre habria que estar atento a la posibilidad de constitueionalizarlos, De alli que Se invocan dos razones: a) porque la alternatividad ~y no la residualidad- fluye de lo expresamente establecdo en el articulo 200 de la Cons- titucidn, en tanto dicha norma dispone que los derechos Fundamentales se protegen a través de los procesos constitucionales de la libertad, tales ‘como ei amparo, el habeas corpus, el habeas data y la accion de cumplimiento; y, b) porque el acceso os procesos consitucionales cs, en si mismo, un derecho fundamental que se entronea con el artculo 25.1 de la Convencién Americana sobre Derechos Humanos, dado que materia~ liza el derecho de toda persona @ un recurso sencilla y répido para la protecciin de los derechos humans. Cf. CASTILLO CORDOVA, Luis. Comentarios al Cédigo Procesal Constiucional. Tomo I, segunda edicién, Palesta, Lima, 2006, pp. 279-283. 3. EGUIGUREN PRAELI, Francisco. “El amparo como proceso residual n el Ci Procesal Consttucional peruano. Una opeién riesgosa pero indispensable”, En: Biblioteca jurico virtual del Instituto de Investigaciones Juricas de la UNAM. Disponible en: , 36 — |, asi como el iltimo parrafo de ese mismo dispositivo. ESPECIAL En cuanto a la renuncia a recurrir al amparo para acudir a la via ordina- ria con similar pretensién pero con un mayor debate probatorio, me refiero a que el acceso exeepeional, residual a la via del amparo cons- tituye ~en mi opinién— una carga de Ja prueba del recurrent. En efecto, dado que la regla general es el cono- cimiento de estos t6picos por la via judicial ordinaria, ¢podria el recu- rrente, aun cuando esté en capaci- dad de probar la excepcionalidad de acceder al amparo, renunciar a dicha via y conducir sus pretensiones a la via ordinaria? Dado que los jue- ces ordinarios son el primer nivel de proteccién, no veo porqué no pueda hacerlo. Me coloco en la hipétesis de lo que denomino amparo ordina- rio contra normas autoaplicativas; es decir, aquella demanda planteada por una persona con el propésito que no se apliquen, a su caso concreto, Jos efectos de una norma autoapli- cativa por considerarla infractora de sus derechos fundamentales. Por el caricter autoaplicativo de la dispo- sici6n, el recurrente puede recurrir a la via excepcional del amparo (ar- ticulo 3 del Cédigo Procesal Cons- titucional); sin embargo, suponga- mos, decide renunciar a dicha via porque la vulneracién de sus dere- cchos puede acreditarla a través de un mayor debate probatorio. Suponga- ‘mos que interpone la demanda con- tra una norma tributaria, puesto que considera que su aplicacién con- creta importaria la confiscatorie- dad de su patrimonio (lo cual con- traria el principio constitucional de no confiscatoriedad previsto en el ar- ‘ticulo 74 de la Constitucién). Y para probar tal confiscatoriedad, requiere de un mayor debate probatorio que el amparo no soporta, pero el proceso ordinario si. Por ejemplo, una pericia contable y financiera que demuestre que si dicha norma le fuera aplicable, seria infractora del principio cons- titucional de no confiscatoriedad de Jos tributos. Y en cuanto al enfoque constitucio- nal de los procesos judiciales ordi- narios, entiendo que aqui es donde Ja regla general impulsada, a su vez, por la regla excepcional que implica Ja residualidad (es decir, que el pri- mer nivel de tutela de los derechos fundamentales le corresponde al juz- gador ordinario) se muestra en toda su dimensién. Significa que el recu- rrente, por ejemplo, cuando demanda ante un juez civil Ia indemnizacién por daftos y perjuicios causados por un medio de prensa que vulneré su privacidad, deberd tener especial cui- dado en advertir que su caso no es exclusivamente de indole civil, por- que el dato es uno de relevaneii constitucional en vista de que si bien incide en la esfera de su derecho fun- damental a la privacidad, puede ser que no sea tutelado si es que, por el contrario, se tutela el ejercicio a la libertad de expresién e informacién del medio de prensa demandado si se comprueba que este actué en defensa del interés piblico de la informacién privada divulgada. ‘Sumadas a estas perspectivas practi- cas de operatividad de la tutela cons- titucional en sede ordinaria, acompa- flan como corolario las interesantes anotaciones que sobre la residuali- dad plantea Luis Castillo Cérdova’" orc) OE Cg ‘Si el amparo procede contra actos Yynormas que amenazan o vulneran derechos constitucionales, bien sean producidos por el Estado 0 por os particulares; tal descripcion yy que en mi concepto se articulan con lo analizado hasta aqui. Transcribo: “Solo puede entenderse la causal de improcedencia recogida en el articulo 5.2 CPConst. si se admite con caricter previo la naturaleza residual de fa accion de amparo. {Qué significa que el proceso de amparo se constituya en un mecanismo residual de defensa de derechos constitucionales? Desde una perspectiva nega- tiva significa que no podré acu- dirse al amparo para la defensa de cualquier derecho constitucio- nal, si esa misma defensa puede lograrse a través de algin pro- ceso en la via judicial ordinaria. Al amparo solo se podra acudir residualmente, cuando la defensa del derecho constitucional no ha sido conseguida a través de otros medios judiciales. En este contexto, hablar de residualidad en referencia al amparo, significara hablar de 21 CASTILLO CORDOVA, Luis. “El amparo residual en el Peri, Una cuestin de ser 0 no set”. La Cora, 2005. Disponible en:

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