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AGUSTIN HERNANDO Departamento de Geografia. Universidad de Barcelona La creacién del saber geogrdfico de Esparia en los siglos XVI y xv Resumen ‘La aparicién del libro impreso y la demanda de cultura geogrética ‘experimentadas eel Renacimiento explican el crecimiento de} saber geogritico en general y de los paises en pasticulae. El discurso de Geografia de Espana creado. grifico y lteraio, es el resultado, en pri- mer lugar, de la consulta de obras elisicas, como las de Esrabon y Plolomeo, que sirven de modelo inspirador, en segundo lugar, de la aportacién de nuevos saberes procedentes de viajeros. estudiosos au- ‘dctonos y datos administrativos y comerciales: y en tercer lugar. de la ‘escast cartografia Formada en estos siglos, como la que aparece en él Thearrum de Ortelius Resume La eréatiom de la comuissance aéosraphique de Espagne dans Jes xt et ee sites» Pendant la Renaissance apparition dt five imprime eta demande de cvltre gsographiqu expliquent Ia ross ce experimentée pa le stvoir géographigue en général et de chaque pays en paniculier. Le discours eréé de Geographic de T Espagne. au- tant le graphique que I iteaire este rsulat de la eonsulte des 02uy- res classgues. comme celles de Strabon et Prolémee, qui fot figure de ‘model: is en résultent aussi des nouvelles connaissances apportées pr des voyaeurs, deserts autochtone et des données administra 1 LA APARICION DE UNA CULTURA GEOGRAFICA IMPRESA: FUENTES INSPIRADORAS Y ESTIMULOS DESENCADENANTES S ImiLAR al saber disponible de cualquier otra de las numerosas Terrae Incognitae existentes en Oc Bria, $4 2000). pps. 5-29 lis et commerciaus, ainsi que que de la rare cartographie formée pen- ddant ces sigcles, comme elle qui apparait dans le Theatrum Ortelius. AnstRact The creation of geographical knowledge about Spain duving the xvrand xvi centuries.Cbs apgarition of printed book and the demand ‘of geographical culture lea during the Renaissance 40 a higher geo- _raphical knowledge. Poth general and specific of each country. The created discourse of Geography of Spain, graphic and literary, results firstly from the lecture of Strabo and Ptolomeo classical wotks. which serve as a model. Then. it results from new knowledges coming from lrayelers, autochthonous scholars and commercial and administrative facts. and finally from the rare cartography ofthese centuries, such as thal appeared in the Ortelius’ Theatrum, Palabras clave | Mots clé| Key words Geoprafia de Espaia. discurso geogsitico, cartografia, siglos xv yxvi Geographic de Espagne. discours géographique. cartographic. Xvi el xvi siteles. Geography of Spain. geographical discourse. cartography. xv and xvi centuries te, la aparici6n y creacién del conocimicnto geogritico de Espaita refleja andlogos rasgos al conocimiento sur- gido a lo largo del tiempo, referide al mundo u otros continentes, La informacién establecida de un territorio y de la sociedad que lo ocupa combina datos y opinio- nes, juicios ¥ conjeturas; la lectura de las obras que al- bergan dicho saber revela igualmente las actitudes y creencias sostenidas por sus autores, y evocan ciertos valores asumidos por la sociedad del momento. Hasta ta fecha, los estudios consagrados a conocer las aportaciones bibliograficas heredadas de} Renaci. miento, perfodo en el que aparece una nueva cultura geogrifica, se han ocupado de su inventario y de adver tir algunos de los aspectos formales que retinen, desta- cando las novedades y méritos que ofrecen, como la presencia de ciertas nociones. e} registro puntual de unos datos novedosos, el uso de un vocabulario, o el manejo de una metodologia, Disponemos igualmente de trabajos que pretenden divulgar su atractivo estilo expo- sitivo, mas que su aportacién documental, como en el caso de los atlas, con la edicion de facsimiles de algunas de las iniciativas mas destacadas de este periodo. Todas estas interesantes contribuciones subrayan que se trata de una tradici6n, género o cotriente, denominada geo- grafia deseriptiva, también calificada como estrabonia- na, oponigndola a ta plolemaica. Las manifestaciones 0 cualidades mas destacadas que ostenta esta tradicién son Jas siguientes: el interés por conocer las peculiaridades de un escenario y sus habitantes (aquello hacia lo que dirigen su curiosidad); el empleo del lenguaje literario como instrumento © cecurso para representar y transmi- tir de manera evocadora esa informacién (Ia descripcién iteraria como metodologfa): y justificar su aparicién y crecimiento en la demanda de informacién, con la inten- cién de facilitar la toma de decisiones (pragmatism 0 ‘inalidad aplicada), Estas ideas son las que han caracte- rizado, y todavia caracterizan, el discurso de la Geogra- fia de Espaiia. El legado de saberes que evocan 1a realidad geogra- fica de Espaiia puede ser contemplado desde miiltiples perspectivas. La que aqui abordamos corresponde al de~ seo de averiguar la génesis de este saber, sus origenes y las circunstancias que concurren en su creacién o inven- cidn. Como toda idea, dato, 0 metodologfa, los temas ‘que componen la Geografia de Espafia actual poseen un momento de configuraci6n, que hemos situado en el Renacimiento, etapa en Ia que aparece ta literasuta geo: grifica impresa, Aunque pueden establecerse diversos Ciclos en la creacién de informacién y las peculiarida, des que reiine, sin duda, uno de los mas distintivos es el que se inicia en el Renacimiento, con la edicién de los primeros trabajos. A esta etapa pertenecen | tustas manifestaciones impresas disponibles. Es en ellas en las que podemos descubrir y apreciar las cualidades que caracterizan la Geograffa de Espafia de ese momen- to, la imagen que poseen sus autores de esta porcidn te rritorial. mas ve- Atraidos los estudiosos renacentistas por el valor do- cumental que representan las obras clasicas. como depo- sitatias y portadoras de informacién, y contagiados de sus gustos, el saber geogrifico imumpe de nuevo en Oc- cidente en el transcurso de los siglos xv y xvt, Como factores que estimularon y contrituyeron a su creacién y difusién destacan la invencién de la imprenta y el im- pacto de los nuevos descubrimientos con el cambio pro: ducido en la concepcién del mundo. Si examinamos el legado geogritfico publicado en ese momento, descubri- remos la existencia de dos tipos de trabajos. Unos, que gozan de un elevado reconocimiento, proceden del leja- no pasado, Es el caso de las obras de Estrabon y Ptolo. meo, escritas en el siglo primero y segundo de nuestra era, respectivamente. A su lado aparecen otros ejempla- res, escritos por autores renacentistas, Como peculia dades mas destacadas de estos ditimos, vemos que refle- jan muchos de los rasgos de la cultura precedente. debi- damente asimilada, junto a ingredientes informativos y calturales nuevas, aportados por la existencia de explo- radores y descubridores. La obsoleta e insuficiente in- formacién que ofrecen las primeras obras no satisface las aspiraciones de aquellos que buscan noticias mis exactas y actualizadas del mundo, lo que explica ta apa- ricién de otras contribuciones, en las que, pese a su no- vedad, podemos detectar caracteristicas similares «las, de las obras precedentes. Estas réplicas renacentistas, surgidas en escenarios y culturas europeas diferentes, conviven y desaffan la fascinacién y afecto tributado a las clasicas, Tras cierta rivalidad, estas dltimas, como vencedoras, son las encargadas de satisfacer y difundir una novedosa cultura geografica, a una sociedad ansiosa por conseguir unas informaciones o visiones actualiza- das del escenario y la sociedad, entre cuyas paginas en- contramos las correspondientes a la Peninsula Ibérica. Como veremos, la plasmaci6n © sepresentacién del nuevo saber geografico, como ya lo habia sido en el le- jano pasado, no es exclusivamente literaria, ya que tam- bién se suele manifestar visualmente mediante el len- guaje grafico. En numerosus ocasiones, ambos lenguajes conviven y se complementan; incluso, en ciertos casos, los textos literarios se subordinan al protagonismo que cobra el mapa, como sucede en los Lujosos atlas. Lo mas relevante es descubrir cémo los aficionados 0 expertos en geograffa, se enfrentan a la tarea consistente en ex- presar 1a informacisn disponible a través de ambos ca- nales comunicativos. El contexto en el que aparece y se incrementa esta nueva cultura geogrifica no sélo es bastante diferente del Iejano pasado clasico, sino también del actual. Se LA CREACION DEL. SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII 7 aprecian acusados contrastes, tanto desde ef punto de vista informativo, como en el gusto y valores de su cul- tura; por ejemplo, estéticos, sociales, intelectuales o fun- cionales. Tanto los creadores de estos mensajes infor- mativos, como los destinatarios o consumidores de sus productos, responden a perfiles muy diferentes a los de homénimos protagonistas de otros tiempos. Y como ve- remos, se trata de un modelo o género geogrifico nutri- do y enriquecido con las aportaciones brindadas por va- rias tradiciones definidas como la matemtica, astrond- mica y naturalista. La Geografia de Espafia que aparece bosquejada en los libros de Ios sighos xvi y XVit consti- tuye una creacién sintesis, elaborada con un estilo en el que confluyen, debidamente asimiladas, diversas aporta- ciones del pasado. La descripeién organiza da siguiendo la légica de unos criterios que se estable- teraria e: cen ahora: en ocasiones, a informacién aparece ilustra- da con imagenes simbélicas, que, ademds de documen: tar el texto, Jo amenizan y ayudan a su comprensién y fijaci6n; y aparece insertada en discursos mis amplios, correspondientes a lo que hoy denominamos una geo- grafia del mundo o universal. EI examen de los mas remotos testimonios docu- mentales suscita otros interrogates. Ademas de apre- ciar el valor de su informacién, también resulta atractivo descubrir las cualidades de su retérica o recursos per- suasivos empleados por sus autores. Ello nos Hevara a preguntarnos qué representaba ese saber en la época. 0 dicho de otra manera, cul fue su intencionalidad, la que impulsé a sus autores a su invencién, y la funcién inte- lectual 0 préctica que pudieron desempefiar. También resulta atractivo ponderar los méritos que retinen los, mensajes encerrados en sus paginas, el logos de su dis- curso, la calidad y cantidad de datos que contienen, las, categorias conceptuales que emplean, la naturaleza de las explicaciones 0 juicios de valor que usan; o el orden secuencia con el que aparecen organizados 0 dispues- 108 estos saberes, Todos estos temas son, en definitiva, los aspectos hacia los que sus autores consagraron el mayor empefio, poniendo de manifiesto su ingenio, De igual manera, podemos dirigir la atencién hacia aquellos datos que ignoran, o hacia alienamientos latentes que aparecen en tales paginas, Si leemos atentamente los relatos disponibles o acompafiamos @ sus autores en sti periplo por la Penin- sula, descubriremos, a través de sus ojos, una «realidad» externa; a si vez, reflexionando, conoceremos también su personalidad. A través de sus paginas comprobamos cémo perciben unos escenarios y grupos sociales, los fenémenos hacia los que se muestran mas sensibles. Y también, cémo codifican y presentan sus concepciones, las destrezas literarias con que estan equipados y cual es el alcance de su difusién 0 efecto producido. Todo ello nos conduce a conocer qué obras y saberes tenia a su disposicin el publico culto del Renacimiento, aquel que pudiera saciar su curiosidad geogratica 0 dese de saber acerca de la Peninsula, lo que resulta igualmente atractivo. El punto de arranque de este saber geogréfico lo si- tuamos en el Renacimiento. Su justificacién reside en proceder de estas fechas los ejemplares mas antiguos conocidos. y ser el origen ininterrumpido de una tradi- cidn cultural manifestada en la aparicién de obras im- presas. La periodizacién esta limitada @ los inicios, eta pa que va desde la estampacién de los més antiguos tes- timonios impresos, segunda mitad del siglo xv, a la existencia de las primteras monografias o volimenes exentos dedicados a Espafia, aparecidos en el transcurso del siglo xvu. L. La INVENCION Y REPRESENTACION DE REALIDAD GEOGRAFICA UNA Los capitulos de las obras de geogratia han sido y son las ventanas a través de las ewales se asoma la socie~ dad a contemplat y conocer Ia realidad de wna pais. A través de los ojos de sus autores, hemos adquirido ese saber, aprendiendo unos datos e ideas, que son los con- figuradores de la concepcién que poseemos del lugar. La informacién plasmada en tales obras corresponde a tuna cultura que se transmite a través de un lenguaje (6 nero literario) y del disefio de unas imagenes (artes vi- suales). Durante siglos, junto a [a tradicion oral, estos recursos han sido la tnica forma de representar la reali- dad. Los ejemplares que acogen y difunden este saber son, por tanto, escaparates que revelan e ilustran una cultura. el pasado, el libro ha sido el mayor y més eficaz, agente transmisor de una cultura geogrifica, Ayudado por la tecnologia que supuso la invencién de la impren- ta, se pudo difundir ampliamente el saber que las perso- nas (enfan de la realidad circundante, Su parcialidad o descontento estimulé sucesivamente la aparicién de swevas concepciones o aportaciones. A su vez, el talento creativo y ciertas habilidades desplegadas por algunos autores, permitieron grabar e imprimir unas imggenes grdficas que en ocasiones acompafian y enriquecen el texto, Ambos lenguajes ofrecen la posibilidad de visua- lizar ¢ imaginar, concebir, la realidad. Redactar o produ- 5 ER cir un capitulo de Geografia de Espafia, 0 de cualquier pais, corresponde a un acto creativo consistente en dar a ‘conocer una concepeién o informacién, plasmada me- diante el convencionalismo de unos lenguajes; supone efectuar un conjunto de acciones diversas, las cuales exigen unas competencias y desifezas, como dibujar, re dactar, 0 calcular unas magnitudes. En definitiva, los creadores de la informacién disponible de Espa, pose- en un talento similar al de otros anistas, ofteciendo y re- presentando una visién determinada del pats. Junto al contenido o logos de estos discursos, otro de los aspectos que atraen la atencién es su retérica 0 la forma que adquiere esta representacién, y con la que se quiere dotar de fuerza evocadora 0 comunicativa a la in- formacién. Fruto del empleo inteligente y acertado de unos recursos comunicatives, estilo y estética, ciertas exposiciones poseen una mayor capacidad evocadora, una elocuencia que les permite ser mas convincentes 0 persuasivas, ganindose la confianza de los lectores y adquirir un prestigio o autoridad. Algunos de los mas carisméticos autores lograron manejar con esmero, tanto una brillante iconograffa, expresada en los elegantes ‘maps 0 vistas de ciudades, como una sugestiva y entu siasta prosa narrativa cargada de vocablas ensalzadores, generando visiones apologéticas ¢ imdgenes propagan- disticas de tales lugares. Ambos recursos o lenguajes contribuyen a ofrecer y difundir una informacién selec cionada de los lugares, brindando una visién determina da de la realidad, a la que adjetivan, comparan y juzgan, distorsiondndola y hacigndola més o menos atractiva. Si hoy se apeta, por ejemplo, a las diversas filosofias de la ciencia para juzgar los discursos existentes, emple- ando similares criterios y aplicéndolos a los primeros testimonios, podemos descubrir cuales son algunos de los valores que presiden o animan la creacidn de tales representaciones. Sabemos que el contexto cultural en {que se insertan estas obras y los méritos que exhibe el género literario geogréfico corresponden a {a tradicién hhumanista, fascinada por el tegada de los clésicos. Por ello, sus creadores, saturados de una acusada sensibili dad didéctica, tratan de hacer asequible una realidad, fragmentindola y caracterizéndola, ponigndola a dispo- sicidn de una selecta minora, A su vez, los autores de estos discursos son 10s responsables de la existencia y promocién de una cultura geogréfica, facilitando infor- macién de los lugares y contribuyendo a st consulta y empleo por grupos sociales muy diversos. Los capitulos que hemos examinado forman parte de obras de geograffa universal, algo enciclopédicas; en ellas ocupan un lugar destacado, como corresponde a ‘una porcién importante del continente europeo. Posen una considerable extensidn, eso si, menar que la dedi cada a sus respectivos paises. Cuando se emancipa ese saber, tltima etapa del proceso creativo que examina- mos, con la publicacién de monografias © ejemplares exentos, este discurso contiene rasgos andlogos a los de sus predecesores, © igualmente parangonables a los que configuran las presentaciones de otros lugares. Es de- cir, la Geografia de Espafia disponible a finales de este perfodo esta inspirada y creada con similar espiritu al que exhibe cualquiera de las geografias regionales exis- tentes en Europa, En la edici6n de libros geograficos, como correspon: de a cualquier empresa o iniciativa, confluyen intereses intelectuales, téenicos y comerciales, En estas obras re- canocemos la activa presencia de tres protagonistas a os que debemos tributar nuestro aprecio y admiraci6n: autores, editores y piblico destinatario. Los ejemplares publicados revelan, ante todo, la formacién y cualidades que retinen sus autores o creadores, principales héroes en esta trama, Vemnos que poseen una s6lida formacién, adquirida, fundamentalmente, mediante la lectura del le- gado clisico, a la que recurren permanentemente, La lectura atenta de sus trabajos permite identificar, adems de similares gustos, nuevas aspiraciones y la aparicién de otras sensibilidades. Sus capftulos delatan el entu- siasmo con que deseriben algunos lugares, asf como el infatigable empefo desplegado para brindarnos una in- formacién actualizada y valiosa para las élites a las que estaba dirigida De igual manera, parte de los méritos que acredita esta produccién bibliogrsfica hay que atribuirla a las empresas editoras, que, sensibles a la demanda existen- te, fueron las responsables de su produccién y difusién. Los editores formaron parte de los cfrculos de eruditos existentes en Europa, gozando de la admiracién y an tad tanto de autores como de responsables politicos y re- ligiosos. Su vasta cultura les permitié seleccionar las obras y descubrir aquellos manuscritos potencialmente valiosos, También resulta estimulante preguntamos por el pi- blico al que iban destinadas. Recordemos que algunas de estas obras fueron redactadas a invitacién 0 por en cargo de unos editores, con la intencién de formar parte de una coleccién y satisfacer asi una demanda ya existente. La clientela estaba formada por un ptiblico se- dentario, anhelante de culsuca geogréfica, Indudable- mente, era una selecta minorfa, compuesta principal- LA CREACION DEL SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI XVIE ° mente por eruditos, mercaderes y nobles, a los que se les uniré més adelante, una poblacién estudiantil. Tam- bign descubrimos, a través de testimonios como las de~ dicatorias 0 los precios, asi como al contemplar la ma- jestuosidad de ciertas ediciones, wna todavia mas selecta Clientela, formada por los mas poderosos de ia sociedad del momento. La intencionalidad con que se editan to- das estas obras es la de ofrecer datos considerados rele vantes, que contribuyen a la adquisicién de una cultura que se halla en alza, y ganarse asf el afecto y confianza del pablico. {Cuall fue el eco producido por la existencia de tales obras en la cultura geografica de la sociedad espafiola? seaso, si nos fijamos en las citas, traducciones u obras similares producidas aqui. La sociedad espaitola se ha- llaba més interesada en el conocimiento de América que en el de su propio escenario. Ademas de sus gustos e in- tereses, la presencia en Espafia de una censura estricta explica que tales obras, procedentes de la cultura de la Reforma, y algunas figurando incluso en el indice, no se tradujeran a} castellano. Los lujosos atlas fueron tra- ducidos en Amberes y Amsterdam, y la nica obra ver- tida al castellano en Espafia es una obra italiana, cuyo autor pertenece a la cultura cat6lica, Como proyectos comerciales que eran, estas publicaciones fueron eseri- tas en latin y pensadas para una clientela esparcida por toda Buropa. De ahf que podamos suponer que su pre- sencia en el mercado limitaba iniciativas que pretendic- ran rivalizar con ellas, aunque no parece que éste fuera el factor principal. Tampoco parece que 1a demanda animara a eruditos autéctonos a lanzarse a la produc- cin de obras similares. A su vez, no todos los proyec- tos surgidos al calor de esta demanda producida en la Europa culta gozaron de similar estima; algunos apenas disfrutaron de difusién, debido a sus mediocres cualida- des, © por haberse editado inmediatamente antes de ini- ciativas que experimentaron un extraordinario éxito, que tas eclipsaron. Otro de los hechos que Hama la atencién es que estas contribuciones al saber geogrifico de Espaia, fueron efectuadas por autores extranjeros, casi todos nacides y educados en paises que adoptan Ia Reforma. Sus traba- {jos son, en parte, discursos que parecen ajenos a los in- tereses culturales de aquf. Igualmente, debido a que al- gunos de sus valores differen de 10s nuestros, exponen ideas 0 juicios, que en ocasiones fueron despectivos pa- ra el pais, sus habitantes, instituciones y dirigentes. Y, al ser considerados como ofensivos 0 nocivos, no se ver- tieron al castellano, Se da la paradoja de que un pafs que usa por primera vez el término geograffa en una obra publicada en fecha tan temprana como es 1519, ignorard su propia geograffa y no generard obras destinadas a su puesta al dia. Habré que esperar hasta aproximadamente 1800 para poder disponer de las primeras contribuciones escritas por autores espafioles, concebidas y redactadas con una cultura parangonable a la de fuera, En el trans- curso de la etapa que examinamos no disponemos de verdaderas coregratfas editadas en castellano, y las obras que se difunden, como ta de Pedro de Medina, apenas mostrarn curiosidad por la realidad eircundante. Los autores de los introductorios capitulos geogriticos que preceden a las erénicas, para documentarse y dar a conocer el escenario en el que se desenvuelven los pro- tagonistas de las mismas, acudirén a la consulta de las fuentes clésicas, en lugar de recurrir a su experiencia. Debido a la funcién que desempefan las erdnicas y el tono apologético que adoptan sus autores, una parte de su legitimacién reside precisamente en mostrar los ad- mirados juicios expuestos por autores antiguos, y pro- clamar que ya los ge6grafos clisicos se ocuparon del lu- gar, sin advertir sus insuficiencias y tratar de incremen- tar el saber. Este trabajo responde al interés suscitado reciente- mente por indagar cémo se representan los lugares e identificar cuales son los atributos o cualidades que se asignan a los mismos. Es ceciente la atencién prestada a cémo hemos leido —leemos— la realidad externa, y cémo se codifica, expresa 0 representa ese saber, dando origen a una visién parcial o subjetiva de la realidad, Con él, pretendemos contribuir a dar a conocer cuando y c6mo surge el interés por Espafia; quienes fueron los creadores de ese saber; y apreciar el producto que erean, determinado por sus gustos o aficiones tematicas. El tema de la cultura geogréfica de los siglos xv y XVUI ha sido abordado ya por autores como Fernandez Vallin (1892), Blizquez (1909), Becker (1917), Bulln (1928). Reparaz (1943) 0 Vild (1989). La lectura de ta- les aportaciones muestra intereses y actitudes dispares, como corresponde al siglo que separa tales investigacio- nes, Ademas de su valor informativo, apreciamos actitu- des pesimistas o entusiastas, eriticas de sus insuficien- cias 0 lagunas y ensalzadoras de dicho legado. Hallamos. autores deprimidos 0 fascinados ante tales aportaciones obras a las que califican de colosales 0 mediocres. Tam- bién nos tropezamos con interpretaciones acusadoras en. las que se subrayan los defectos del legado, asi como con denuncias de sus carencias; hay otras amables, en- salzadoras de sus virtudes. Esta visi6n tan dispar del le- gado geogrifico no puede sorprender, ya que ademds de ‘mostrar la actitud o filosofia de sus autores, tambi 0 ER fleja el momento de su publicaci6n y los valores de la sociedad a la que estaban destinados. Por otro lado, con- viene recordar que incluso hoy dia, coexisten diversas aproximaciones al tema o visiones de la realidad circun- dante: empirica, positivista, humanistica y social o fun- cional. 1 LOS PRIMEROS TESTIMONIOS IMPRESOS: DESCUBRIMIENTO DEL LEGADO CLASICO, L. Las APORTACIONES DE ESTRABON, MELA, PLINIO Y PToLOMEO Traida de Constantinopla junto a otros importantes tesoros bibliogrificos, 1a Geografia de Esirab6n fue una de las obras traducidas del griego y divulgadas entre el pablico culto de Occidente. primero de manera manus- crita y mas tarde, desde 1470, de manera impresa. Tras dos relevantes contribuciones dedicadas a aspectos his- téricos y te6ricos, en su tescer libro se ocupa de la Pe- ninsula Ibética. Contiene una descripcién en la que nos va mostrando y valorando las caracteristicas que posee el escenario y los diferentes pueblos que habitaban esta porcién del ecumene. Ademés de contener abundantes noticias del solar hispano, tiles y amenas, un hecho destacable, y de gran impacto en el futuro. es la analogia que emplea al inicio de su presentacién, tendente a mos- trarnos la forma o perfil de Ia Peninsula: compara su contommo con el de una piel de toro extendida. Dicha metifora serd repetida en casi todos los textos alusivos a nuestro pais, hasta el siglo actual, Se trata de una analo- {a que por su sencillez, fuerza plastica y carisma de su auior ha tenido una extraordinaria longevidad, ilustran- do asimismo, el lejano origen de muchas de nuestras ideas, La Geografia de Estrabon sera una de las obras mis estimadas en los cfrculos renacentistas, y ejercera una acusada influencia en la sociedad del momento, tal co- mo delatan sus numerosas ediciones. Su popularidad se debe a la abundante informacién que contiene y al ele- gante estilo y claridad con que fue escrita. Cifiéndonos a la Peninsula, su contribucién es doble: por un lado, reti- ne Y nos brinda el saber geogréfico de Espatia disponi- ble a comienzos de la era cristiana, bajo la dominacién romana; por otro, la obra constituye un ejemplo o mode: Jo que acredita tanto un interés por la realidad circun- dante, como una forma o manera de expresarlo, Ambas aportaciones fueron apreciadas en los siglos siguientes, Por ello, a partir del Renacimiento, autores contagiados por actitudes y gustos similares eseriben obras de cuali- dades parecidas, a las que se ha calificado, con toda jus- ticia, como cominwadoras de la tradicién estraboniana. En nuestro pais han sido principalmente historiado- res los que més se han ocupado de divulgar las caracte- risticas informativas de esta obra, y quienes han ponde- rado el valor de su contenido. Todavia no existe una edicién castellana completa de la misma, y la primera edicion del texto relative a Espaia, 0 sea, si libro terce- ro, fue efectuada por Juan L6pe7, hijo del célebre ged- grafo Tomas Lépez, en 1787. Solo recientemente dispo- rnemes de varias ediciones anotadas con eruditas aposti- Ilas, de los primeros libros. Junto a la Geografia de Estrabén, entre el conjunto de obras clisicas recientemente recuperadas y «descu- biertas» en Occidente, también hallamos la presencia de otras que contienen visiones de la Peninsula, Examinan- do sus capittlos, pronto vemos que responden a perfiles diferentes. De entre todas ellas, sobresalen las pertene- cientes a 10s dos autores que mas influencia ejercieron en el Renacimiento, los escritores latinos Pomponio Me- la y Plinio Segundo o el Viejo. El primero eseribe un ial geogrifico, De Situ Orbis 0 Choragraphia, cu yas pretensiones son menos ambiciosas que las que muestra la obra de Estrabén; contiene menor caudal in- formativo y su autor no esté dotado de simifar talento recopilador y literario. Sin embargo, su cardcter meno, la sencillez de su presentacién y su accesibilidad, moti- varon que fuera igualmente una obra divulgada a partir del siglo xv, traduciéndose al castellano en 1642, cono- ciendo una reedicién en 1780, y otras reciemteme La Historia Naturat © Naturalis Historia, de Cayo Plinio posee rasgos diferentes a las precedentes. Aunque concebida como una obra recopiladora de tematica natu ralista, elaborada con gran rigor y conteniendo un rico arsenal informativo, se trata en realidad de una enciclo- pedia dedicada al mundo empirico o realidad tangible. Esti compuesta de 37 libros, y en el tercero, nos presen- ta la geografia del solar hispano. siguiendo la divisi administrativa romana, Su autor se ocupa de temas que serén {eecuentes en este tipo de presentaciones, como la situacién, el contorno, sus rasges fisicos, las cualidades de los pueblos que habitan el pais, prestando interés a sus principales ciudades. Esta obra, editada por primera vez. en 1469, cuenta con numerosas reediciones, y se traduce al castellano en 1624, Desgraciadamente, hasta Ja fecha no disponemos de versiones recientes de esta obra, De los numerosos aspectos que contiene esta volu- LA CREACION DEL. SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI Y XVIL " mino! aportacién, han sido los libros consagrades a los Fendmenos naturales los que han sido més divulgados y ensalzados, asociindose por ello a su autor, con la pro- moci6n y fomento de esta rama del conocimiento, Sin embargo, su acusada curiosidad por el mundo que le ro- dea y las caracteristicas de los fenémenos que lo com- ponen le convierten y acreditan como un célebre prece- dente, junto a figuras tan ilustres como Aristételes, de importantes obras de contenido naturalista, asi como de otras, que, aunque no aludan en su titulo a la geografia, son claros precedentes de esta rama del conocimiento. A las importantes contribuciones sefialadas hay que afiadir, sin duda, la mas célebre de todas ellas. Se trata de la Geographia de Ptolomeo, que es la obra geografi- ca que disfruté de mayor estima y la que ejescié mayor influencia en cfrculos empeftados en la representacion cartogrifica de la realidad. Fuente y estimulo de otra cunda tradicién geografica, su contenido informativo se diferencia acusadamente de las obras citadas. Como ya hemos expuesto en otro trabajo, esta admirada contribu, cidn la podemos desglosar en tres partes claramente di- ferenciadas entre sf, aunque complementarias. La prime- ra corresponde a un ensayo o reflexién tedrica y meto- dolégica, relativa a la representacién gréfica de la reali- dad. Contiene ideas y criterios consistentes en como ex- presar cartogréficamente la localizacién de los lugares del orbe. En ella, su autor pondera y expone los princi pios que deben presidir la representacién, lo més riguro- sa y exacta posible, del ecumene o superficie conocida del orbe. Este es para el autor, el objetivo de ta Geogra- fia; ofrecer un saber relativo a la localizacién de tos di- versos lugares, manifestado mediante la ayuda del ma- pa. Para elaborar este saber, Ptolomeo sugiere, no los rasgos, propiedades 0 atributos que caracterizan los Iu- gares, tal como exponen los autores de las tradiciones precedentes, sino que debe estar compuesto de datos ob- tenidos mediante la precisi6n que ofrecen las coordena- das geograficas 0 magnitudes de latitud y longitud. De ahi que su segunda gran contribucién corresponda a la informacién relativa a las coordenadas para fijar la posi- ci6n de Ios lugares. Los datos estén contenidos en los seis libros de los ocho de gue consta, compuestos por multitud de cifras de esta naturaleza, relativas al ecume~ ne. Fiel al proyecto emprendido, la tercera aportacién de la obra consiste en el atlas o recopilacién grafica de los diferentes lugares del ecumene conocido en el siglo nde nuestra era, La fuerza seductora de sus mapas y el valor informa- tivo que se desprende de los mismos, aunado al rigor metodolégico con que estén trazados, despertaron una gran admiraci6n en la sociedad renacentista, y ejerci ron répidamente un gran impacto en los circulos erudi tos de la época, De ahi que fuera una obra reproducida incesantemente, en cédices y libros, durante los siglos XV y XVI. Para comprender ef por qué de su éxito, basta contrastar la imagen gréfica del mundo que ofrece este atlas con la de cualquier carta nautica coetanea. Si hoje- ‘amos algunos de los ejemplares inpresos ent esta época, comprobaremos con gran sorpresa, que, ademas de sus espléndidos mapas, esta obra retine los aspectos que hoy dia caracterizan el discurso de la Geografia de Espai unos mapas, unas magnitudes y unos textos descript vos. El fervor despertado por esta obra, ackamada en to- dos los tiempos, puede ayudamos a comprender que sea el escaparate y marco idéneo para la aparicién y desa- rrollo de una tradicién distinta a las precedentes, reno- vada si se quiere, pero que constituye el precedente més \do al que podemos remontarnos. En relacién con el objetivo que nos hemos trazado, de las numerosas ediciones disponibles destacamos dos. La primera corresponds a la Geographia publicada en 1535, en Lyon, con las anotaciones de Miguel Servet. Ademés de los datos y mapas que ya habjan aparecido en las ediciones precedentes, destaca la primicia de un texto geogrifico que aiiade su editor. Consiste en la des- cripcién de los diversos lugares del orbe, y esté situads en el anverso de los mapas ptolomaicos, no en os actua- lizados, Servet quiso enriquecer esta edici6n con textos que, aunque breves, esbozan una presentacién actualiza- da de los lugares. Aunque la idea no es nueva, ya que descripciones similares habian acompafiado versiones precedentes, se da la circunstancia de que Servet las en- mienda y amplia, redactando de nuevo el capitulo referi do a Hispania, Con esta incorporacicin, su editor concilia armoniosamente en esta obra, las dos tradiciones, la de Prolomeo y la de Estrabén. Si nos fijamos en la descripeién que ofrece de Espa- su informacién resulta atractiva dotblemente: ademas fi de estar escrita por una persona que conoce su escena- rio, su autor, dirigiéndose al piblico francés, en cuyo pais residia, emplea curiosamente el método comparati- vo. Los resultados de su fecunda idea aparecerén plagia- dos en multitud de obras escritas con posterioridad, co- mo la de Minster. Su condi¢ién de hereje en la Suiza de Calvino, y el trégico final que sufre (fue quemado vivo en la hoguera), explican el desdén a su obra y su escasa ifusién en nuestro pais. La traduccién castellana de es- te texto aparece en 1935, dentro del trabajo del galeno José Goyanes Capdevila, titulado Descripciones Geo- grdficas del Estado Moderno de las Regiones en la Geografia de Claudio Ptolomeo Alejandrino por Miguet Vilanovano (Miguel Serveto) precedidas de una biogra- fia del autor y traducidas del latin (Madrid: Imprenta de Cosano). El éxito y permanente demanda que disfruta la Geographia de Ptolomeo, explica que sea nuevamente estampada por insignes autores en el transcurso del siglo XVI, como Minster (1545) y Mercator (1578), Otra interesante edicién de esta obra es la que apare- ce publicada a finales del mismo siglo, en Venecia, en 1596-97. Contiene una segunda parte, exenta, con su propio frontispicio, consistente en una geografia actuali zada del orbe, con abundancia de datos, cualitativos y cuantitativos, expresados de manera literaria y gra Su titulo es Geografia cio & descrittione universale de Mla terra, y en ella figuran innumerables escotios y una puesta al dia afadidos por Magini. Esta buscada edi- cién, ademas de contener las tres contribuciones ya in- dicadas, adicionada con largos escolios 0 apostillas que comentan los diversos aspectos proporcionados por Pto lomeo, esta acompafiada de una geografia regional, en la que encontramos un capitulo consagrado a Espatia, formado de texto ¢ imagen. Esti encabezado con la ilus- tracién del mapa peninsular, para cuyo disefio e infor- ‘maci6n su autor se inspir6 en el mapa que figura en el Theatrum de Ortelius. & continuacién, dentro del mis- mo capitulo, figura un largo texto descriptivo de nuestro pais. Los epigrafes que organizan y secuencian la copio- sa informacién corresponden a categorias conceptuales con las que estamos familiarizados, como loealizacién, etimologia, confines, magnitud o extensién del pais; in- serta las localizaciones absolutas 0 clima celeste, las cualidades del escenario, con alusiones a su atmésfera, suelo y recursos que produce, se explotan y cosecha ‘enumera algunos de sus rios y alude a sus habitantes, su. historia, sus costumbres; y, finalmente, sefiala diversas divisiones administrativas, asf como la ineludible alu- sidn a la nobleza civil y religiosa del pats. Este rico y minucioso texto nos Hleva a ver en esta obra otro claro precedente de la configuracién de la Geografia de Espa- fia, esbozada con los atributos que van a caracterizar las ‘geografias de Espaiia del futuro. Por el valor de las exposiciones afiadidas a la repu- tada Geographia de Ptolomes, esta obra se convierte en el germen en el que brota con revo brio un conoci- miento geogrético relativo a la Peninsula, manifestado de forma grifica y literaria, y estructurado en torno a unos temas que son los que permanentemente imieresa- ran a los estudiosos de los lugares. De ahi que conside- remos la segunda mitad del siglo Xvi como el momento en el que aparece y se configura un determinado saber geografico que, aunque con matices, podemos conside- rar como el preludio del discurso actual. Tras 1a espectacular difusi6n que experimenta el apreciado legado clisico y su benéfica influencia en el cultivo y fomento de diversas tradiciones geogrificas, asistimos a su paulatino ocaso, Este debilitamiento se leva a cabo en la segunda mitad del siglo xvt y coinci dira con el auge experimentado por otras contribucio- nes, que son las que, a partir de ahora, van a tomar su relevo, Nos referimos a los trabajos efectuados por auto- res renacentistas. publicados con diferentes titulos ¢ in- tenciones. Algunos son acreditados frutos, y fueron con- cebidos y escritos con una intencién andloga a la de sus predecesores, es decir, por competentes autores, conte: niendo la mejor informaci6n disponible y en armon con la demanda existente, Aunque los titulan con térmi- nos diversos, tienen en comtin el que retoman y repro ducen con nuevo vigor la tradicién regional, y todos ellos albergan capitulos censagrados a la Geogratia de Espaiia. Sin ser numerosos, de' elenco destacan y ocu- pan un lugar de honor las cosmografias y los atlas, que son las obras mas editadas y a las que se les tributan m: yores elogios tras el crepiisculo suftido por et legado clisico, Tanto las diferentes versiones disponibles de !as obras clasicas, como los ejemplares recientemente edita- dos, son los tinicos testimonios bibliogrificos que tenia a su disposicién la Europa culta, y que hoy, por su valor documental, forman parte del rico patrimonio geogréfi- co depositado en las grandes bibliotecas, m1 LA APARICION DE NUEVAS OBRAS GEOGRAFICAS: ENTRE LA CONTINUIDAD Y EL CAMBIO 1. Las Cosmocrarias En el transcurso de los siglos xvt y xvi ven la luz diversos trabajos geograficos que contienen capitulos y mapas dedicados a Espaita. El titulo que ostentan, cos- mografia, obedece al atdvico interés existente por la re- lacidn entre los fenémenos astrondmicos y los terrestres, es decir, entre el cielo y la tierra; con él pretenden evo- car que nuestro planeta forma parte del Universo, y la influencia ejercida por asiros como el Sol y ta Luna en hechos como la existencia de las estaciones, el clima 0 lay mareas. De ahf que los primeros capftulos de estas voluminosas obras contengan temas que hoy considera- mos de geografia astronémica. Asimismo, sus autores {LA CREACION DEL SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI XVIL 8 muestran un singular interés por el estudio de la esfera y sus circulos, y por los cuatro elementos que integran la composicién terrestre. Tras estos temas introductorios, su atenci6n se dirige a la geografia regional o presenta- cidn de los diversos pafses del orbe. Aunque su titulo esté considerado por algunos como sinénimo de fia, no todas las obras de cosmografia contienen capitu- los dedicados a geografia regional, En algunas ta infor- maci6n esta restringida exclusivamente a la geografia astronémica, 0 sélo contienen un capitulo o apéndice dedicado a divulgar las nuevas tierras descubiertas. c0- mo las célebres de Sacrobosco y la de Apiano, traduci das al castellano, Recordemos que se trata de uns tradi: cidn ilustrada con obras tan significativas como las es- critas por Nebrija (1498), Girava (1556 y 1570) 0 Pedro de Medina, y que Tomés L6pez edita quizé la hima, tuna obra cuyo titulo es Cosmografia abreviada: Uso del globo celeste y terrestre (1786). Por otro lado, en el transcurso del Renacimiento, impresionados por los mé- ritos que retine, el término geografia estaba monopoliza- do y restringido a la estimada obra de Ptolomeo. Debido a ello, las diversas ediciones del alejandrino, pese al in- cremento informativo que registran, son las inicas pu blicaciones que exhiben el titulo de geografia, A su vez, las mentes mas despiertas e ingeniosas del Renacimiento, conscientes de las limitaciones que ofre~ ce la obra de Ptolomeo, movidos por el afin de superar su:anacronismo, editan de nuevo [a solicitada obra, ade- rezindola con textos y mapas recientes. Este lento pro- ceso de distanciamiento de la obra del maestro finaliza con la ruptura y emancipacién, timida al comienzo, pe- ro definitive después, del legado clasico, en el transcur- so de la segunda mitad del siglo xvt, Su total liberacién se debe al irrefrenable triunfo del empirismo y la expe- riencia, frente al lastre que supone el apego y reverenci: a unas concepciones dogmiticas. basadas en creencias heredadas. Los inquietes autores que se lanzan a escri bir una obra nueva, imitando el espititu encerrado en la obra de Estrabén, prestan atencién a la geografia 0 rea- lidad del momento, Por ello, bautizan sus trabajos con el nombre de cosmografia, término mas conocido y po- pular en el vocabulario erudito dei Renacimiento. Mas adelante, en el ocaso de la etapa que examinamos, siglo XVI, apareceran obras de cardcter regienal cuyo titulo es ya el de geogratia. Una de las obras mas representativas de esta renova- da tradicién cultural, responsable del decisive impulso que cobra la geografia descriptiva, es la escrita por el te- Slogo, hebraista y gedgrafo, Sebastidn Miinster (1488- 1552). Se trata de una estimada aportacién, debido a sw colosal acopio de datos de los lugares; a la vez, curiosa por su sabia mezcla de pasado y presente; y sobre todo, atractiva, por la atencién prestada a los aspectos huma- nos, politicos y religiosos del momento. Fue reeditada en numerosas ocasiones y traducida a varios idiomas, aunque nunca al castellano, Ostenta el redundante titulo de Cosmografia universal, quiza para diferenciarse de la Cosmografia mas popular del momento, la de Pedro Apiano. Fue publicada inicialmente en 1544, en alemsn, y debido al extraordinario interés que despierta entre el piiblico erudito de la época, aparece en 1550 traducida al latin, momento a partir del cual inicia una triunfal ca- rrera en la que experimenta diversas mutaciones de peesta al dia y otras derivadas de Ia personalidad del editor de la misma, fuera de su Basilea 0 Suiza natal lo explica que entre las diversas versiones que hemos, consultado hallemos diferencias en el volumen de deta- les aportados y en el enfoque que dan o estructura te- matica con qve caracterizan la realidad de Espaia. El niimero de datos que contienen, como su organizact manera de presentarlos, se deben tanto al aio de publi- caci6n, como a la personalidad del traductor o responsa ble de su nueva versién, Para apreciar su valor vamos a examinar en primer lugar la Cosmographia Universale editada en Colonia en 1575, (por los Herederos de Bresciano, librero catéli- co). Tras su portada, exhibe como salvoconducto, el nihil obstat de la censura, firmado curiosamente por Arias Montano, durante su estancia en Amberes. De la lectura del indice se desprende el contenido de sus cinco libros. En el primero aparecen las consideraciones preli minares correspondientes a la geografia general 0 astto- némica. Su inclusién obedece, tanto al titulo adoptado, como al criterio metodolégico que anima a su autor, que no es otro que el principio deductivo, que sefiala la con- veniencia de partir de lo general y dirigirse a lo particu- lar. El capitulo es de breve extensién, conter temas ya apuntados y es el que mejor responde al titulo. Tras él figuran los demés libros y capitulos, todos ellos consagrados a aspectos regionales 0 corogriticos. Siguiendo la practica introducida por Estrabén y se~ guida por Ptolomeo, Minster inicia su presentacién del mundo en el extremo occidental de Europa, en las Islas Briténicas, Espafta, Francia e Italia, al que destina todo el segundo libro. A él seguirdn los consagrados a los t rritorios de la Germanfa romana, los mas documentados de la obra, Y concluye con los libros V y vi, que corres- ponden, respectivamente, a Asia e islas colindantes, y al continente Africano, con el que da por finalizado el periplo. iendo los ER ta Esta segunda parte, Ia regional, es la que ocupa la mayor extensién del volumen. Hojeando sus paginas y examinando su contenido advertimos perfectamente la tradicién establecida por Esttabén, combinada con cier- tos rasgos de la época, como la concepcién teoeritica de la realidad, inspirada en la Biblia, De ahi que para este autor protestante el mundo haya sido creado por Dios para el disfrute de la humanidad. Los méritos que posee la obra, asf como sus defectos, han sido expuestos por os autores que trazan la historia de la Geogratia, Otro rasgo destacado de la nueva etapa y det que esta obra puede alardear, no suficientemente valotado, es que aparece ilustrada con 1a profusa presencia de toscas xi- afias, 1o que enriquece el valor documental de su contribucién, Cifiéndonos al capitulo consagrado a la Peninsula (paginas 62 a 83) cuyo etocwente titulo es «Della Spag- na», observamos que esté encabezadlo con el mapa redu- cido de la Peninsula, reproducido del de mayor tamaiio, que figura en su Geographia, editada en 1545. Los epi- grates en toro a los cuales estructura la informacié son los siguientes: nombres antiguos y modernos con que se ha conocido y conoce este territorio; de la fertili- dad de su escenario; compara fia y costumbres de los espafioles (como indica su titulo, el contenido est basado en la informacién brindada por Miguel Servet): guerras o invasiones acaecidas en Espa- fia; resumen histérico con alusién a la genealogia de la monarquia espaiiola. A continuacién, cambiando de es- cala y eligiendo el mosaica de regiones que componen los reinos hispanos, describe las peculiaridades de Cas- tilla, Navarra, Araona (sic), y Lusitania; concluye con Jas Baleares. On entre Francia y Espa- La informacion, desde la perspectiva actual, revela que su autor posce una acusada cultura histérica, mas que geogrifica. Se debe, en parte, a las peculiaridades de las fuentes o bibliografia disponible y a las Timitacio- nes derivadas de una metodologia basada exclusivamen- te en la consulta bibliografica, Es un momento en el que escasea la presencia y circulacién de obras que conten gan un exclusive interés por el entorno, o sean fruto de la curiosidad naturalista dirigida a indagar los fenéme- ‘nos que componen un escenario. Si nos fijamos en las fuentes manejadas, comprobaremos que, ademas de la Biblia, son principalmente las fuentes clisicas, y entre ellas, la edicién de Servet. En cuanto a las ideas que contiene, los apartados mas atractivos son los relativos & la fertilidad del territorio, la comparacién entre Francia 1 Espafta, y el dedicado a las costumbres de sus habitan- tes. El estudio regional que efectia le sirve de excusa para trazar la genealogia de sus respectivos monarcas, presentando escasa 0 nula informacién geogritica de di- chas dreas. De la sociedad, el tema o aspecto que parece atraerle mas es el relativo a las autoridades eclesiaisticas, y la enumeracién de sus rentas. Recordemos que su au- tor fue franciscano y que, tras la amistad surgida del tra- to con Lutero y otros célebres seguidores de la Reforma, abandona el catolicismo. Le sigue el interés prestado a la nobleza civil y sus ingresos. Algunos pérrafos contie- nen asimismo algunas de las costumbres de sus clases medias. Minster, sensible a los gustos culturales que animan este género jiterativ, con la finalidad de enno- blecer la sociedad, enumera personajes ilustres del pasa do, como Orosio, Mela, Séneca 0 Quintiliano, apar ciendo ilustrados los rostros de estos dos tiltimos, La re: daccién contiene curiosos t6picos o generalizaciones, como la que asegura que los espaftoles son belicosos de. byido a tas invasiones sufridas La més antigua de las versiones que hemos consuta- do corresponde a una edicién francesa, Lleva por titulo Cosmographie Universelle contenant la situation det routes les parties du monde avec leurs propietez et ap- partenaces, y esta publicada en 1552. Como la anterior, se trata de una magnifica edicién, muy ilustrada, enri- quecida con imagenes idealizadas que se sepiten en di- versos capitulos, alusivas a los pafses, sus ciudades, he- chos y personajes caracteristicos. Algunas xilografias presentan una acusada crudeza. La estructura organizati- va es similar a la precedente, difiriendo en extensién el tratamiento temstico asignado a sus diferentes aparta- dos. Espafia aparece deserita entre las paginas 59 y 78. en un capitulo presidido por el tradicional mapa. Los epigrafes y temas que caracterizan el capitulo son los guientes: 1. Presentacidn; 2. Ciudades y regiones de Es- paila; 3. Bética y Granada; 4. De la fertilidad; 5. Com- paraci6n entre Francia y Espaiia; 6, Guerras libradas; 7. Genealogia de os reyes: 8, Génesis del reino de Casti- Ila; 9 Reinos de Navarra y Aragén: 10, Portugal: [1 Obispados, principados, universidades y personajes do tos ¢ ilustres que ha tenido Espafia: 12. Principes y gran- des seftores; 13. Islas Baleares Como puede apreciarse, las diferencias con la obra precedente, son acusadas, Se debe a la inexistencia de tunos temas establecidos, siendo aguellas a los que pres- ta interés los considerados relevantes y extraidos de la escasa bibliogtafia disponible. El libro se compone igualmente de cinco partes. La primera, de carécter introductorio, esta dedicada a temas de geografia astronémica, basados en la obra de Prolo- LA CREACION DEL SABER GEOGRATICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI Y XVIL is ‘meo, la Biblia y otras obras cosmogréficas consultadas. Recogiendo las ideas del primero, afirma que el ge6gra- fo hace como el pintor; en la Geografia muestra el todo, describiendo lo sobresaliente, y en la corografia, mues- tra una parte, y en ella, todas sus cosas. Si nos detene- ‘mos algo mas en estas primeras paginas, encontraremos una idea que nos llama la atencién y que puede ayudar a comprender la actitud mostrada por cronistas y eruditos: la geografia 0 presentaci6n actualizada del escenario, ya fue efectuad por los antiguos: por tanto, no requiere ser hecha de nuevo. Sélo aquello de to que no se ocuparon los clisicos, 0 que ha experimentado cambios, como la sociedad, sus instituciones, gobierno o la Iglesia, debe ser objeto de interés para los geégrafos. El capitulo 30 de esta primera parte, esti dedicado al Paraiso Terrenal, ilustrado con el retrato de Adin y Eva. Revela el fuerte arraigo de las ideas biblicas, combinadas con Fantasias medievales, y su natural conciliacién con una cultura de origen pagano. Una versién tardia de esta obra es la Cosmographie Universelle de tout le Monde, en la que figuran como autores tanto Miinster como el francés traductor y editor F, de Belle-Forest (1530-1583). Fue publicada en Paris, en 1575, y esté compuesta de tres voltimenes, En el pri- mero, dividido en dos partes, hallamos la deseripcién de Espaiia (entre las columnas 117 y ta 160). precediendo a Francia, a cuya descripeién dedica casi todo el volumen, Comienza citando a Estrabén y su idea relativa a la for- ma contorno de Espatia, a la que secunda la enumera- cién de limites, nombres que ha recibido, divisiones an- tiguas y modemas, los primeros colonizados o habitan- tes, € invasiones acaecidas, A ello afiade la descripeién de algunas regiones peninsulares, como Aragén, intere- siindose por el origen del nombre, especulando que pue- de proceder del rfo homénimo o de la corrupeién del an. tiguo asignado a la provincia romana de fa Tarraconen- sis. Cita como fuentes consultadas a autores como Ne- brija, Ptolomeo o Lucio Marineo Siculo. Prosigue la presentacién de la Peninsula con noticias de algunas de sus ciudades y las regiones de Espaiia, corrigiendo los datos aportados por Minster. Aigunas citdades descri tas se hallan acompafiadas de una vista idealizada, como Perpifidn, EI apartado dedicado a la fertilidad de su sue- lo hace referencia a los cultivos existentes y a las Timita- ciones de su agricultura, entre las que apunta el excesivo calor y el terreno pedregoso. Por su novedad resultan atractivas las comparaciones basadas en los puntos car- dinales, argumentando por ejemplo, que hace mas calor que en Francia, y menos que en Africa, Enumera los productos naturales que ofrece el pais. Para aquellos lectores que deseen apreciar todas sus cualidades y 1 quezas, les invita a que acudan a los autores clisicos, como Polibio, Tito Libio o Apiano Alejandrino. El apar- tado dedicado a la comparacién entre Espaiia ¥ Francia y el de las costumbres de los espaftoles estén copiados de Miguel Servet, autor al que alude como Villanovan Espagnol. De él saca que la temperatura es mas caida y mas seca, y el color de los espafioles mas oscuro que el de los franceses, y que la fecundidad de las mujeres, francesas es mayor que la de las espafiolas. Manifiesta interés por otros rasgos etnogrificos, como su constitu- cién, la conducta que exhiben en diversas situaciones como su «sobriedad en la comida y bebida». y nos cal fica como poco hospitalarios, argumentando que ello se debe a que no se viaja mucho, Retrata una sociedad atrasada respecto a la francesa, aludiendo a su escasa produccién agricola y Ia necesidad de vivir de la reco- leccién en verano. Mas adelante, su interés se centra en el comercio y Ia nobleza civil y religiosa, comparindola con la de Francia. Respecto a ta nobleza eclesiéstica, si Francia posee 12 arzobispados y 66 vbispados, Espaiia 9 y 46, respectivamente. Sin embargo. ambos paises os- tentan 8 cardenales, algo que debié contrariar si etno- centrismo chauvinista, La obra es densa en noticias y muy documentada, citando frecuentemente las fuentes consultadas, de las que extrae abundantes notas. Aunque su estilo esta ins- pirado en la obra de Munster, esta versién es mucho ms atractiva que su precedente, estando enriquecida ademas, con una redaccién mas extensa, amena y ert ca. Debido al notable esfuerzo invertido en esta mejora, sorprende que no incluya un mapa de Espaiia, viendo que inserta los correspondientes a otras regiones: tam- poco est adomada con vistas de ciudades o imagenes alegoricas de hechos que se consideraban Hamativos 0 pintorescos, como los que figuran en otros capftulos. En su lugar, y como tinicos testimonios decorativos del ca- pitulo, ostenta los blasones de sus reinos, la vista de Perpifiin, mas una xilograffa relativa a un obispo. Su elocuente titulo es: «la descripeién de Espaiia y sus rei- os, provincias y regiones, tal como son actualmente y de las formas de vida de los espafioles, tanto en el pasa- do como en el presente». Por razones obvias. entre las que hay que subrayar el origen protestante del autor y la popularidad que ad- quiere en circulos de la Reforma, unido a ciertas apre ciaciones despectivas lanzadas sobre nosotros, ninguna de estas versiones se tradujo al castellano, ni hubo autor que emprendiera su adaptacién castellana, Y si busca- mos alusiones a su presencia u otro tipo de huella deja- 16 ERIA da entre autores espafioles, descubriremos que fue igno- rada y que no tuvo difusién entre nosotros. Yaen el crepiisculo que experimenta la cosmografia, tuna de tas sitimas obras aparecidas con este titulo y que ofrece un contenido similar, correspond a la escrita por Paulli G.F.P.N. Merulae (Paul van Merle, 1588-1607) Se titula Cosmographiae generalis libri tres: item Geo- graphiue particularis libri quatuor: Quibus Europa in genere; speciatim Hispania, Gallia, Halia describuntur. Fue publicada en Amsterdam, en 1605, 1621 y 1635, Como revela su titulo, Espafia ostenta en ella un papel destacado, Cada una de sus versiones posee caracteris- ticas externas diferemes, y examinadas mas atentamen- le. Se aprecia un considerable incremento informative en la tercera versién, pese a estar impresa en una edi- cidn de bolsillo. La adicién se manifiesta mediante el empleo de distinta \ipografia, lo que hace més elocuente su diferencia con la precedente, y cuenta ademés, con mas mapas de las regiones de la Peninsula y algunas, vistas de ciudades, como la de Barcelona, inspirada e a que aparece en el Civitates Orbis Terrarum. elegimos la edicién de 1621 tendremos Ia oportu- nidad de contemplar un hermoso frontispicio, del que destacan las oélebres alegorfas continentales, dispuestas en una creacisn arquitect6nica, similar a un retablo, y en su centro figura el titulo, estampado en letras grabadas: en la parte superior aparecen representados diverso: trumentos astronémicos. El atractivo disefio iconogréti co sigue ¢l estilo marcado por los artistas que colaboran con los impresores holandeses de la época, y correspon- de a una sintesis visual del contenido que el lector va encontrar en su interior. Fiel al titulo que ostenta la obra, comienza con te- mas que hoy consideramos de geografia astronémica, En ellos aborda aspectos como definicisn del mundo, sit creacién y organizacién, temas todos inspirados en las Sagradas Escrituras. Los dos libros siguientes, algo mas, realistas, presentan tas pastes o elementos que integran el cosmos, como el cielo, las estrellas, los movimientos, los cieulos, y los horizontes, incluyendo entre sus pagi- nas la astrologia, el zodiaco y su influencia. El tercero incluye una exposicién de los elementos de la naturale- za, como son el aire, el agua y la tierra, Tras esta pre sentacién general emprende el tratamiento regional, li- mitandose curiosamente a Europa, y dentro de ella, a los paises aludidos ext el titulo (para N. Broc, se trata de una obra inacabada de este joven profesor de ka Universidad de Leiden). En el libro segundo, dedicado a Hispa desde las paginas 208 la 284, enumera en diez capitu los. los aspectos generales indagados, secundandoles tos comtsagrados a las diferentes regiones. De manera siste- matica y con los respectivos epfgrafes, se fija en: | Nombre y su etimologia; 2. Limite y forma; 3. Clima celeste y consecuencias que se derivan, asf como la enu- meracién de multitud de productos que aquf se hallan; 4. Montes; 5. Promontorios costeros, como cabos; 6, Gol- fos y puertos; 7. Rios, lagos, estangues y fuentes: 8, Rasgos humanos de sus habitantes, como talento, co: tumbre y lengua; 9. Gobierno o poder civil; 10. Poder eclesiistico. ¥ concluye con los capitulos dedicados a las regiones, iniciéndose por Vizcaya (a la que siguen Guiptizcoa, Navarra, Aragon, Catalufia, Galicia, Asta- rias, Leon y Castilla la Vieja. Castilla la Nueva, Valen- cia, Murcia, Granada, Andalucia y Extremadura) y fina. lizando con Portugal y Algatbe, seguida por la descrip- ci6n de Baleares y Pitiusas. De esta acreditada edici6n, para concluir, podemos sefialar como sus mas destacados rasgos los siguientes: La dilatada presentacion genetal con que esté encabeza- da; el interés que poscen los datos que contiene, \a arga- hizacién sistematica de la informacién, enriquecida con ‘mapas y cuadros sinépticos (existe una sinopsis de todos los temas tratados); la vasta documentacién manejada por su autor, como se desprende, tamto de la acusada erudicién clasica que despliega, como de la reiterada alusién igualmente a autores contemporaneos (empleo, para su creacién, de fuentes bibliograficas y cartogr ficas); notable preocupacién didactica manifestada a tra vés del disefio de los capftulos, su claridad expositiva y la insercién de cuadros que resumen y condensan lo esencial del capitulo: informacién meticulosa que revela tanto la disponibilidad de unos datos poco accesibles, as{ como los conceptos € ideas manejados en que se in- sertan, reflejo de los gustos y cultura de la época. En de- finitiva, la obra constituye otra genuina y avanzada re: presentacidn del saber acerca de Espaiia. les, 2. Las RELACIONES UNIVERSALES DE GIOVANNI Borero Entre el importante conjunto de obras evocadoras de la realidad de Espana, impulsoras de ta nueva cultura geografica, merecen especial mencién las Relaciones Universales, escritas por el elérigo Giovanni Botero (1540-1617). El libré goz6 de un notable éxito en su época, debido al valor geografico contenido en su infor sacién y, sobre todo, a las novedosas reflexiones que introduce relativas a tas causas atribuibles a la grandeza LA CREACION DEL SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI Y XVI n © poder de los paises, Tiene el privitegio aftadido de ser la tinica obra de las examinadas, traducida al castellano en nuestro pais. Su titulo, y el disefio de su contenido, responde a una larga tradicién politica veneciana consistente en en- cargar a los embajadores establecidos en los diversos lu- gares, la provisidn de datos titiles de los paises en que residen, con la intenci6n de establecer vinculos politicos, © econémicos. La informacién esta organizada en toro «paises y continentes, careciendo de una parte general 0 introduccién a la geografia astronémica. Y sus ediciones originales, asi como ta primera castellana, estén ilustra- das con la presencia de mapas. El sugerente titulo evoca relatos de viaje: es un tér- mino con el que estaban muy familiarizados los erudi- tos italianos y espafioles. Recordemos que, con un cam- bio de escala, se emplea para designar los dos grandes proyectos hispanos del siglo xvi —Ias relaciones geo grificas 0 topogriificas— consistentes en la indagacién met6dica de informacién de América y Espafia, siguien- do las preguntas formuladas en un cuestionario. Fiel al original, la edici6n castellana ostenta el de Relaciones Universales de! Mundo de Juan Botero Benes, Fue tra- ducida por Diego de Aguiar y editada en 1603 en Valla- dolid. En el colofén figura la fecha 1599, lo que indica que estuvo dispuesta en ese pida decisién de difundirla entse la sociedad espafiola, ya que la edici6n principe fue publicada en Venecia, en 1596). Como ya hemos avanzado, la obra se compone de dos partes bien diferenciadas. La primera consiste en la descripcién sistematica de los diversos estados, orga- nizada seguin las grandes regiones del orbe. La segunda, la més novedosa y apreciada, es la que ha despertado el, interés de numerosos estudiosos. En ella, su autor, ana liza y pondera las causas del esplendor de los estados de Europa, de manera similar a cémo lo hacfan obras de no hace mucho, a las que se titulaba Geografia de las grandes potercias a su vez, denota la ri En la licencia concedida a su edicién castellana ha- Hlamos algunas claves que corroboran los méritos de és- ta, asi como una posible explicacién a que no se tradu- jeran otras obras similares: «no tiene cosa contraria a nuestfa Santa Religién y buenas costumbres, antes son de gusto, y podrin ser de provecho para las materias de Estadom; «necesaria a todos lo que gobiernan»: «luz a los Principes, consejeros y gobernadores»; «conocer pa- ra imitar». Son frases elocuentes en las que se advierte claramente el sentir de la época y el valor o funcién de ciertas obras, como las geograficas. AL igual que las obras que ya hemos examinado, su exposicién comienza con la descripeién de Europa, de Ja que, Hevado por su etnocentrismo, afirma que, pese a la pequefiez de su extensiGn, resalta por la grandeza de sus habitantes, ingenio, poder y riqueza. Tras ello, y si- guiendo a Estrabén, su periplo se inicia en Espaiia, din- donos a conocer los rasgos de los que ya se han ocupado autores precedentes. Como hecho singular destaca lo bien informado que esti y el toro més realista y menos exaltador con que expone las cualidades del territorio; asi, nos dice que es montafioso, pobre en agta y Hanos, con muchas partes estériles y secas, de ciudades peque- fias y poblacién escasa. Justificada su edicién en el inte- rés mercantil de sus lectores, enumera sus miiltiples ri quezas. Al interesarse y presentamos a sus habitantes, se hace eco de los t6picos que anterior y posteriormente re- piten las obras de esta naturaleza. El providencialismo teligioso del autor (fue secretario de Carlos Borromeo) se aprecia al afirmar que por el profundo catolicismo de Jos monarcas y pueblo hispano, su acrisolada piedad y la inquebrantable fidelidad mostrada a la Iglesia con su de- vota sumision, «su divina Majestad les ha dado también un Mundo nuevo». Mas adelante describe de manera minuciosa las diferentes regiones histérieas, iniciando el viaje por Catalufa, siguiendo por Aragén, Valencia, Murcia, Granada, Andalucia, Extremadura, las dos Cas- tillas y Leén, Galicia y Asturias, el Pais Vasco y Nava- rra finalizando en Portugal. Es decir, cambiando de es- cala, analiza la realidad hispana basdndose en el mosai co de unidades culturales existentes. Esta decisién reve- Ja [a importancia y personalidad que retinen las diferen- tes regiones, y contribuye con ello, ademas de resaltar Jas diferencias intemnas de la Peninsula, a su consolida- cin y difusion. En la segunda pane de la obra, el capitulo dedicado ‘a la grandeza de Espaia esté encabezado con el nombre de su monarca («del Rey Catélico»), v es sin duda, mu- cho mas atractivo, En este apartado, cosa excepcional en obras de esta naturaleza, su autor se pregunta acerca de Jas causas que proporcionan Ia riqueza y poderio de los estados, ciudades y monarcas. Entre los factores que su- giere, que invitan y motivan su reflexi6n, figuran los si guientes: el nimero de habitantes, moradores 0 comba- tientes: el gobierno; la posicidn: la fuerza de sus gentes. y la riqueza, exuberancia o fertilidad del terreno («mul- titud de gentes, esfuerzo y valor, ventajas sitio, ocasién y coyuntura»), Como ya han puesto de manifiesto diver- Sos estudiosos, por su precocidad, representa la contri- bucién mds brillante de este autor. También cabe resal- tar Ia incorporacin de datos estadisticos a sus noticias. 8 ERIA Si hasta la fecha los datos cuantitativos que aparec corresponden a las medidas astronémicas que figuran en os mapas, esta obra sefiala por ejemplo, que Espaiia e td menos poblada que Italia, y que su cifra no Sega a9 millones, La edicién espaiiola compafiada de cuatro magnificos mapas, bien grabados y disefiados; estan ins- ‘piradas todos ellos en el Theatrum de Ortelius, y, curio samente, ninguno esté dedi spaiia, Es algo que sorprende, ante 1a penuria cartogrifica reinante, 1a de- manda de cartografia y las eriticas lanzadas a los mapas, que vienen de fuera, por sus numerosos errores, Como prueba del prestigio que alcanza la obra y a la ez, el lamentable estado en que se halla en nuestra pais, este saber geogrifico y la indigencia de su cultivo, un si- glo después, In obra de Botero aparecers metamorfose: day sin contener la apreciada documentacidn cartogriti- ca: Descripcién de todas las provincias, reynos, estados y ciudades principales det mundo sacada de las relacio- nes toscanas de Juan Botero Benes. en que trata de las costumbres, industria, trato y riquezas de cada una de las naciones de Europa, Asia, Africa, América, 0 Nuevo Mundo, de la cantidad, qualidad y movimiento det mar y de todas islas y peninsulas hasta hoy descubiertas, por Jayme Rebullosa (Gerona, por Jayme Bro, 1748). 3. LA IRRUPCION DE LOS LIBROS DE BOLSILLO 0 MANUALES: LOS PRIMEROS TRATADOS GEOGRAFICOS En el transcurso de los sigios xvi y xvi, dentro de! incesante crecimiento que experimenta el mercado bi- bliogréfico curopeo, advertimos la aparicién de otras obras geogriificas. Se trata de los manuales 0 tratados de ‘geogratia, los cuales van a tomar el relevo de las obras precedentes, cobrando en el futuro estos iiltimos, mayor protagonismo. Estin escritos en latin, son de menor ta- mafio y coste que las obras precedentes, y van dirigidos al avido public estudioso, con Ia intencidn de instruirle en cémo son los lugares. Bi libro geagratico en este for- ‘mato mas antiguo que conocemos, y claro precedente de los manuales, es la Geographia de Ptolomeo, editada en 1548, A ella siguen los diversos Epitomes del Theatrum, publicados desde 1577. Ambas obras, la Geographia y el Epitome, comienen desctipciones de Espaiia, tanto li- terarias como graficas, Sin embargo, son de escaso valor si las comparamos con sus hermanas mayores. Pero sin duda, estas creaciones, que a partir de ahora gozardn de enorme popularidad, poseen otras caracteristicas. Como couatidades destacadas, debemos sefialar su elevada den- sidad informativa expositiva siGn y estar destinadas al creciente pablico estudioso de colegios y universidades. Encabeza el desfile de esta nueva tipologia el Cons pendium geographicum succincta methodo adornatum, opera et studio, de Abraham Golnitz. Fue publicado en Amsterdam, por Elzevirium, en 1649. Se trata de un di- minuto libro de estructura similar a las cosmogratfas, mencionadas. Se compone de una parte general, titulada geograffa exterior, integrada por 8 capitulos; el resto, denominado geogtafia interior, esté formado por 20 ca- pitulos. En estos iiltimos, el autor nos muestra los diver- sos parses del orbe, cuyo contenido refleja los desequili- brios cognitivos propios de ta épaca. El capitulo it esta consagrado a Hispania (entre las paginas 48 a 112), Tanto los datos que contiene, —el logos—, como el es- tilo con que estan expuestos, —la ret6rica—, son anilo- £08 a los que offecen los capitulos de tas obras que he- mos comentado precedentemente. Este tratado, en el ‘que no figuran mapas, constituye un claro precedente de Jos manuales que a partir de ahora, se van a prodigar en el mercado, ante el incremento de colegios y estudiantes de geografia. escrita en miniscula letra: la claridad . con jlustraciones que facilitan su. compren- De este puitada de textos, el mas conocido y editado es el de Cluverius (Philippi Cluveri, 1580-1622): Intro- ductionis in Universam Geographiam, tam veterem quam novam Libri vi. Cuenta con numerosas ediciones, debido al ripido reconocimiento que experimenta, sie do la primera de 1629. Todas las versiones que hemos consultado se componen de seis Tibros. E1 primero, de 14 capitulos, esté dedicado a la geografia astronémica. En el segundo hallamos los cinco capftulos consagrados, a Espaita, acompaiiados de su mapa correspondiente. Los epigrafes sistematizadores de 1a informacién son De Hispania. Divisio Hispaniae Veteris, De Nobiliori bus Hispaniae fluviis et urbibus olim claris: De incolis Hispania, ac Recentiori eius divione; De urbibus, ortu. bus e academiis hodie claris: de insulis ad Hispaniam, La informacién que offece de Espafia es principalmente histérica, sin brindamos grandes aovedades, si excep: tuamos la contraposicién que hace entre pasado y pre- sente. Esta aproximacion, sin embargo, no la aplica en todos los apartados dedicados a Espaia, en los que, en conjunto, prima fa historia. El protagonismo de la histo- ria To achacamos & que su autor no tuvo la oportunidad de recorrer nuestro pais, mientras que sf recorrié gran parte de los demas paises curopeos, y a que, atraido por el pasado, tampoco recopila informaciones procedentes, por ejemplo, de viajeros recientes. LACREACION DEL SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI Y XVI 9 Réplica de los tratados precedentes y, quizé. aspiran- do a beneficiarse de la demanda suscitada, otro texto si- milar, aunque un tanto curioso por los paises que elige, es el Compendium Geographiae item Hispaniae, Ga- Mae et Huliae Brevis descriptio, una, cum Itinerarys, publicado en Utrecht por Gysberti A Zyll y Theodori ad Ackersdyck, en 1650. Sigue el esquema y nomenclatura que acabamos de mencionar, propuestos por Gélnitz (geograffa exterior e interior, que Varenius critica, sugi- riendo este tiltimo los que han quedado acuitados: gene- ral y especial, universal o particular). En la parte «inte. rior», desde la pagina 47 a 122. se acupa de los diversos aspectos que caracterizan la Peninsula e islas préximas a la que sigue la parcelacién del solar en sus 14 regio- nes. Como los anteriores, se trata de un manual sencill. lesis del saber disponible, dirigido al piblico cult de poder adquisitivo medio, asi como a los jévenes estu- diantes de geografia. Contiene ademés. un itinerario en el que aparecen lugares y distancias que jalonan los principales caminos 0 rutas europeas; revelaria un posi ble uso viajero, tratando con ello de ampliar su mercado 4 comerciantes y peregrinos, singularizindose en este caso, por las recomendaciones que apunta 4, LAS APORTACIONES DE LOS DESLUMBRANTES ATLAS: SINTESIS DE GENERO LITERARIO Y ARTES VISUALES El mas selecto grupo de obras geogréficas disponi- bles de esta etapa. elogiado por su majestuosidad y es- plendor estético, esti formado por los atlas. Su content: do esta protagonizado por la fuerza perswasiva que ema- na de la sensualidad del mapa, representacién graf que evoca mejor las caracteristicas empiricas de los lu: gares, Estos originales productos, surgidos y confeccio- nados principalmente en los Paises Bajos, fueron elabo- rados con gran esmero y dedicacién. En ellos, sus auto- res, sin escatimar esfuetzos, solemnizan el saber geogra fico, presenténdolo en atractivos mapas. Con la Tinali- dad de hacerlos todavia mas titiles a los usuarios, a las imagenes se les agrega una informacién verbal o litera- ria del pafs, poniendo ambas a disposicin de las élites politicas y religiosas del momento. La innovadora oferta, en parte prolongacién del aporte cartogrifico atesorado en Ta obra de Pralameo, se inicia con el admirado Theatrum Orbis Terrarum, de Abraham Ortelius (1527-1598), publicado en Amberes, por primera vez en 1570, siendo la més influyente de to das estas iniciativas. A él seguirdn otras recopilaciones 0 antologias zeogrificas, entre las que destaca el Atlas proyectado por Mercator (1512-1594) y compleado, en lo que a Espafta se refiere, por Hondius (1563-1612) en 1606. Culmina con el calosal Atlas mayor 0 Geographia Blaviana, publicado en 10 volimenes por Joan Blaeu (1596-1673). La edicién castellana fue publicada entre 1659 y 1672. y posce un volumen exento dedicado inte~ gramente a Hispania: en & podemos admirar el mayor esfuerzo geogrifico consagrado a Espafia, tanto por la cartografia reunida, como por el caudal de datos en: rrado en la informacién litera, Los atlas fueron concebidos para complacer las ex- pectativas de los mas exigentes clientes de la sociedad europea. Todos las ejemplares ofrecen una itil y profu- sa informacién geografica acerca del escenario peninsi~ lar, la mejor y mas actualizada del momento, Esta repre- sentada visualmente en atractivos mapas. y en sus dor- sos y paginas siguientes, de forma literaria, mediante una deseripcién mas o menos extensa. El texto estd re- dactado con una prosa muy retérica, de estilo ensalza- dor, propia de los exclusives fectores a los que estaba destinada. Sin embargo, en estas admiradas obras, el protagonismo lo acapara el mapa, dibujado con la des- treza y el esmero de expertos profesionales. El arsenal de datos geogrificos exhibidos en Jos mapas de los di- versos atlas, en lo que @ Espaiia se refiere, es muy simi- far. Se debe, en gran parte, al empefio desplegado por Ortelius, tendente a conseguir mapas de tas diferentes regiones espafiolas, con el deseo de incrementar y diver- sificar su oferta, La variedad cartogréfica aparente que muestran los mapas de los diversos atlas, corresponde mis al estilo o creatividad estética con que sus autores disfrazan y representan la informacién disponible, que al empleo de nuevos datos, En los textos se aprecia fécilmente ef deseo de enno- blecer el lugar, evocando aquello que es considerado co- mo mds positivo. Esté avalado con los elogios pronun- ciados por eélebres autores del pasado, a los que presta autoridad y cfedibilidad. El halagador tono adoptado, unido a un entusiasta estilo retérico, se debe a la posi- cidn que ostentan los destinatarios en ta sociedad del momento, Sus humildes y serviciales autores intentan ser complacientes con sus poderosos lectores, y hacetlos sentir orgullosos, proclamando las excelencias de! lugar y el honor de sus habitantes y gobernantes. Un examen del contenido revela que se fijan en lo pintoresco o Ila mativo, y omiten todo aquello que pueda resultar ofensi- vo 0 negativo. La informacién, aunque es mAs rica, es similar a la de las obras precedentes, asf como las fu tes consultadas por sus autores. En la descripeién del pafs, adoptan una sensibilidad geogréfica, aunque la 20 ER toria es un protagonista importante. Todos los publica dos en castellano, exhiben en sus primeras paginas, adu- ladoras dedicatorias dirigidas a los monarcas y altas per sonalidades politicas del momento. De toda esta profusa oferta, destaca el atlas exento dedicado a Hispania, publicado por Joan Blaeu en 1672. Su magnitud es fruto de una frenética carrera li- brada contra su rival Janssonius por brindar al pablico la mejor informacién cartogréfica del momento. El vo- lumen esté dotado de un extenso texto, muy documen- tado y atractivo, redactado con el tono entusiasta y encomistico que caracteriza el género, plagado de fra- ses y citas acreditadoras de su singularidad, y engalana- do con el lujo que exhiben sus numerosos mapas y di- bujos arquitecténicos de El Escorial. La edicién es el resultado del mayor esfuerzo informativo efectuado hasta esa fecha. La suntuosidad que ostentan estos colosales ejem- plares, hicieron que fueran unos productos geogréficos muy conocidos y estimados en la Gpeca. Quizé no fue- Ton tan consultados como los retofios mas modestos, tos Epitomes, debido a su elevado precio. Como resultado de las numerosas ediciones estampadas, debemos supo- ner no solamente su amplia aceptacién, sino que fueron los maximos responsables de la difusién de una infor- macién geogréfica de la Peninsula, Llama la atenci6n la circunstancia de que fueran traducidos al castellano los ejemplares més lujosos, aquellos que estaban destinados a satisfacer los deseos de una élite civil y religiosa, y no los atlas modestos. El més popular de todos ellos era el proyectado por Mercator, pero, desgraciadamente, fue censurado por la Inuisicién, El éxito que aleanza esta brillante oferta radica en la sabia combinacién de un texto laudatorio, ameno ¢ in- forn extraidas del legado clasico, y unas elocuentes imagenes, que ademds de tti- les, resultan estéticamente bellas. Los atlas, ademas de devenir en un producto geogrifico imprescindible, evo- -an mejor las singularidades de los diversos lugares del orbe; una imaginativa contemplacién ayuda tanto a do- cumentarse mejor, como invita a la realizacién de viajes, imaginarios, siendo fuente inagotable de placer, deriv: do de la sensacién fantastica de dominar la realidad y abarcarla con la vista vo, amenizado con frasi 5. LAS PRIMERAS MONOGRAFIAS. Finalmente, otro innovador producto geografico que ve la luz ahora, es 1a monografia consagrada & Espa. Su aparicién se debe al incesante incremento de datos, unido al interés despertado por los diversos lugares del orbe. De ahi que sea a partir de ahora cuando el piblico culto pueda disponer de las primera monografias dedi- cadas a los diversos paises. Resulta dificil seitalar cual es la primera obra de este quehacer vulgarizador sobre nuestro pafs. ya que ningu- na posee el titulo de geografia 0 corogratia de Espafia y tampoco parece que fuera un género muy cultivado e tre nosotros. A la vez, no es Facil diseriminar y trazar ta frontera entre geografia e historia, Desde la introduecién de Ia imprenta contamos con crénicas apologéticas des- tinadas a ensalzar las virtudes de los soberanos 0 las cualidades de algunas regiones. Sirva de ejemplo de es- to Giltimo Ia obra de Pedro de Medina, con su elocuente titulo: Libro de las Grandezas y cosas memorables de Espana, Fuera de nuestras fronteras, una de las més pre- coces manifestaciones de este conjunto es la que 0s brinda loannes de Lact (1583-1649), en su Hispania si- ve de Regis Hispaniae regnis et opibus commentarius, publicada en las prensas elzevirianas en el aiio 1629. Se trata de us libro mintisculo (I1 x 5,5 cm.) compuesto de 520 paginas, escritas en microscépica letra, Est publi cado dentro de una coleccién, las Repiiblicas de Elze- vier, a las que siguen las de otto editor de Leiden, uno de cuyos ejemplares est dedicado a Japon, y fue escrito por Varenius. La coleccién, quiz4 la primera de esta na- turaleza, est destinada a satisfacer la curiosidad de via, jeros, reales 0 imaginarios, por diversos paises de Euro- pa y el mundo. Pese al diminuto tamaio de todos ellos, como el ejemplar de Hispania, constituyen una sabia y certera recopilacién informativa, La Hispania de Laet condensa la mayor cantidad de saber conocido fuera de nuestras fronteras acerca de las ttes coronas: Castilla, Aragén y Portugal. en 28 capitulos, nos va presentando paulatinamente el territorio y ta sociedad (Ios 5 primeros), sus posesiones fuera de Europa (del 6 al 11), a los que siguen diversos aspectos relativos a la monarquia, nobleza, alta jerar- quia eclesidstica (capitulo 20) y, finalmente, hechos econémicos, como son las rentas de cada uno de estos estamentos y personas. Desde lt perspectiva actual, la parte primera es la mas geogréfica. Aborda los aspectos que han Hegado a ser considerados como esenciales en toda presentacién geogritica, como son posicién, ex- tensién, limites, divisién y regiones que integran cada una de las coronas. Incluye noticias sobre las ciudades, las cualidades del entorno, e mundo rural y sus rique- zas naturales, y los habitantes, con sus virtudes y cos tumbres. ‘structurada LA CREACION DEL SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVIY XVI 2 Resulta admirable el rigor indagatorio seguido por el, autor, como revelan el nimero y la variedad de fuentes consultadas, a las que alternativamente va cediendo la palabra. Igualmente resulta grato tropezarse con algunas, reflexiones eriticas acerca del esplendor del pais, cuyo apogeo empezaba a declinar, y algunas actitudes mani- festadas por Ia sociedad espaiola del momento. De ahi la justa reputaci6n que goza su habil y competente au- tor, responsable, a su vez, de la redaccidn de otros ma- nuales de la colecci6n, Asf, las tltimas Iineas del capitu- lo it, haciénidose eco de las palabras det historiador Guicciardinus (Frangois Guichardin), afirma que los es- pafioles son avaros, suspicaces, insolentes ¥ arrogantes. La mayoria de las obras, al referirse a la sociedad espa- flola, sélo oftecen alabanzas; otras, cuando aluden a la existencia de estas injustas consideraciones, a cuyos au- tores acusan de hispanofobia, seftalan a continua que el odio profesado a Espatia se debe @ la envidia des- pertada por su poder y grandeza, Hemos hallade igual: mente otros, que aunque citan ciertos defectos, los con- traponen a sus virtudes y méritos. No puede sorprender- nos el hecho de que estas obras no sélo no se vertieran al castellano, sino que tampoco gozaran de excesiva e tima entre nosotros. Iv LA RETORICA DE ESTE DISCURSO 0 ARTE EMPLEADO EN SU CREACION |. CREDIMILIDAD, FUERZA PERSUASIVA Y ELEGANCIA QUE MUESTRA ESTE DISCURSO Con a aparicién de la imprenta y el inicio de la sc tividad exploradora de tierras y mares, el saber geogri- fico experimenta un extraordinario desarrollo y difu- sin entre la sociedad europea. La apremiante demanda de informacién acerca de los diversos lugates del orbe, motiva Ia aparicién de obras que a satisfagan. Dicha necesidad 0 demanda lleva a los activos eruditos de los siglos XVI y Xvi a crear productos geograficos nuevos, portadores de una cultura geogréfica actualizada, una nueva geografia, inspirada en parte, en obras preceden- tes de reconocido prestigio, como las de Ptolomeo, Pli- nio y Estrabén. Estas thtimas, disfrutaron de extraordi- nario éxito, debido al valor inherente de la informacién que contienen, y a conectar con los gustos estéticos de la época, Eran obras que habjan sido «descubiertas» por la sociedad culta del Renacimiento en el transcursa de la centuria precedente (siglo xv), y estaban siendo afa- nosamente lefdas y consultadas. El saber geogrifico contenido en las obras here- dadas estaba compuesto de dos tipos de mensajes. Unos, explicitos, corresponden a los datos, que, pese a ser obsoletos, llenaban de satisfaccidn a eruditos intere- sados por la geografia hist6rica, y también a historiado- res ansiosos por conocer las peculiaridades de escena- rios en que acontecieron ciertos hechos del pasado. Pero ademas, diluidas en el interior de sus paginas, permane- cian latemtes ideas y sugerencias que invitaban persuasi- vamente a ser imitadas 0 reproducidas, Estos sutiles mensajes que ofrecia el legado clisico, implicitos, fue- ron cobrando forma y configurados en productos tang bles, que aunque son réplicas de los precedemtes, estén diseftados con otra sensibilidad. Surge asf una cultura gcogrdfica nueva, aunque posee rasgos pertenecientes a los modelos preexistentes. Los activos y entusiastas creadores renacentistas inspirados en las cuestiones que se plantearon sus prede- cesores clasicos, y guiados por su manera de afrontarlas, retomardn los temas que interesaron a los protagonistas més destacados del perfodo clgsico: leen devota y afano- samente sus obras, y se nutren y saturan de sus inquietu- des, sensibilidades y gustos. Basta recordar el éxito que acompafia a obras como la Geographia de Ptolomeo, las de Estrabsn y Pomponio Mela, asi como la Historia Na tural de Plinio, el cual se debe, més que al caudal infor- ‘mativo que atesoran, a cémo lo plasman, a su amena ex- pasicién, forma de presentarlo y claridad metodol6gica Dichas lecturas ayudardn a despertar y crear el gusto por la geografia, el imerés por eémo son los lugares y cémo fueron en el pasado, y, con ta asistencia de los sutiles consejos encerrados en la obra clésica, resolverdn algu- nos de los interrogantes que ahora se plantean. Si las obras clasicas constituyen el germen que con- tiene los estimulos y Ia inspiraci6n requerida para satis- facer la demanda actual, son autores renacentistas. in- sertados en otras circunstancias, los impulsores de un renovado saber, quienes dotados de similar empefio y mediante e4 certero uso de la palabra y el dibujo, fueron los encargados de oftecer la representacién actualizada de ese nuevo saber. Nuevo, porque la experiencia perso- nal decia que el orbe se habia ampliado. Incluso los vie~ jos lugares que habfan experimentado cambios tanto en sus residentes como en fas actividades que ejercitaban, tenian nuevos rasgos © cualidades. A su vez, el respeto y credibilidad mostrados hacia obras como Ia Geographia de Ptolomeo empiezan a debilitarse. Su pérdida de auto- ridad se debe a que la forma del ecumene y la de los pa- {ses del viejo continente no se corresponde con Ia que ‘exhiben las imagenes de sus mapas y los textos hereda- dos, y, ademés, se tenia noticia de acontecimientos con- siderados como muy importantes (el descubrimiento de otros lugares) que fueron desconocidos en el pasado, Pese a ello, el hecho de que Ptolomeo o Estrabén se hu- bieran ocupado del lugar y alabado algunas de sus cuali- dades, continuara siendo una noticia relevante que lene de orgullo a sus residentes. Paralelamente al apogeo que experimenta el saber clasico y, en parte, culpable de su ocaso, surge un nuevo saber, elaborado con el empleo de estimulos tomados de las tradiciones clasicas; ests expresado de manera simi- lar a la utilizada por sus predecesores, es decit, median- te la narraci6n literaria y el empleo de la iconografia cartografica, La diferencia mas acusada reside en que ahora es difundido de manera mas pida y eficaz, gracias a fa técnica aportada por la imprenta {Cua es la naturaleza de este logos o saber existente acerca de Espafia? En primer lugar se trata de una infor- macién que aparece configurada e insertada en las des- cripciones del orbe, formando parte, como un capitulo mas, del saber literario o grafico del momento. En se~ gundo lugar, el contenido informativo esta fragmenta- do, pudiéndose identificar tres tipos de datos; corres- ponden a aspectos astronémicos © matemticos (tradi- cidn ptolomaica); hechos fisicos 0 naturales, pertene- cientes a los tres reinos (tradicién naturalista de Plinio); ¥, Sobre todo, noticias politicas, humanas y ecandmicas del escenario y sus habitantes (tradicién estraboniana). La proporcién asignada a cada uno de estos apartados 0 repertorio temético difiere en las obras, aunque existe un equilibrio, y ello se debe a la clara dependencia de la informacién disponible de cada uno de Jos apartados y fuentes consultadas. En cuanto a la ret6rica 0 estilo narrativo con que se expresa la informacién, es gréfica y literaria, La plas- macién iconografica suele presentarse con esmerada y fascinamte suntuosidad. Sus creadores fueron los prim Tos que ostentaron el titulo de geégrafos. y lograron, de esta manera, ganarse el afecto y reconocimiento del pi- blico més exigente. La imagen cartogrifica posee ma yor fuerza evocadora que él texto, y ayuda a conocer ‘mejor Ia configuracién de los lugares. Al mapa hay que dir las imagenes panorimicas de ciudades espafiolas. las mds antiguas que han Hegado hasta nosotros. La descripcién literaria, como género, no oftece las nove- dades de la representacién iconogrifica, Ademis, la mayorfa de las obras editadas, combinan simulténea- mente ambas manifestaciones. Por ejemplo, los atlas acompatian sus mapas con documentados textos, esfor- ~zindose sus autores en ambas representaciones. El em- peito puesto por los editores en una x otra manifesta- cin, texto o iconografia, est en funcidn del piblico al que va destinada la obra o el coste de la misma, En los libros calificados como atlas. el protagonismo, lo acapara el mapa, por su capacidad sintética, poder se- ductor y fuerza persuasiva. Ademés, suelen estar lujosa- mente presentados. teniendo en cuenta unos destinata- rios que pertenecen mayoritariamente a la nobleza civil y religiosa, junto a la creciente burguesfa mercantil. En libros mas modestos, pensados para una sociedad erudi- ta 0 dvida de cultura geagritica, ef mapa es un comple- ‘mento ameno del discurso verbal, figurando como recla. mo documental y decorative, A medida que en estos cit- culos crece la importancia del saber, y menos la de su representacién, se sacrifica su presencia Hegando inclu- 80. en muchos libros de geografia renacentista, a desa- parecer en beneficio del texto literario. Respecto a la ret6rica de la expresién literaria, ve- mos que la pros que emplean en las descripciones es vulgar, elaborada con frases concisas. y sin concesiones poéticas. Se trata de un texto accesible a cualquier lector culto, exento de tecnicismos o jerga especializada, Esta Giltima, la terminologia académica, esta limitada a los capitulos introductorios, los dedicados a temas de geo. grafia astronémica 0 matematica. La presentacién y sefio de la informacién estn presididos por el orden y la claridad, y concebidos con un notable cardcter didactic y un afin de eficacia transmisiva. Para facilitar su com prensién, ademas de acompaiiarse de esquemas 0 cua dros sinépticos, usan elocuentes comparaciones empiricas 0 tangibles, animando la na- rracién con ingredientes suplementarios formados por anécdotas que enriquecen el texto. Seri algo mas ade- lante cuando surja la preocupacién por ef método 0 for- ma de aprendizaje y aparezcan textos escritos en verso, © compuestos segin el procedimiento catequistico de preguntas y respuestas. Los novedosos tratados adole cen de una acusada sequedad informativa, evya nomen clatura, plagada de topnimos, debié constituir una de las primeras dificultades 0 preocupaciones de los estu- diantes de geograffa y el ini consideraciones despectivas hacia su estudio. metaforas y recurren a 10 de algunas aversiones y Profundizar en las cualidades culturales que oftece este discurso literario nos Ilevard a identificar algunos de los gustos de la época, Esta compuesto, principal- LA CREACION DEL SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI XVI 2 mente, de datos ¢ ideas heredados, combinados con otfos datos e ideas que ocupan menor extensién, proce- dentes de observaciones recientes, Este desequilibrio se debe, tanto a la fascinacién que todavia ejerce el legado Clasico y la autoridad de sus noticias, como a la escasez de datos procedentes de viajeros recientes. Como resul- tado, de la informacién ofrecida destaca la presencia de concepciones extraidas de la lectura de las fuentes clasi- cas, a las que reiteradamente apelan y citan, recordindo- ros su importancia y avalando una concepcién o juicio, En efecto, son innumerables los textos, entre ellos el de Ortelius, que inician su exposicién remonténdose a Es- trabén y citando la analogia que estabiece acerca de la forma de la Peninsula, compardndola con la de una piel de toro extendida, Revela claramente la devocién des- pertada por los clisicos. Su condicién de gedgrafos se aprecia en la incorporacién de datos nuevos, proceden- tes de la realidad actual; esa incorporacién obedece, no sdlo a la fuerza que se desprende de lo empitico. sino a la importancia o prestigio que cobra la monarquia 0 so- ciedad hispana del siglo de oro. Estos tiltimos datos pro- ceden, en su mayor parte, de testimonios de viajeros y de [a lectura de autores y fuentes autéctonas. También se incorporan saberes basados en ta experiencia, a los que se alude, Resulta Hamativo descubrir la inexistencia de una sensibilidad que discrimine y pondere los méri tos de ambas fuentes, las clasicas 0 bibliogréficas y las coetineas o empiricas. La proporcién que hallamos de datos procedentes de ambas fuentes, varia segtin las obras, aunque en el perfodo que estamos examinando domina la inercia de la tradicion, aderezada o maquilla- da con datos nuevos. Como humanistas que eran, elabo- san un discurso saturado de numerosas citas procedentes dei iepade clasico, extraidas de los mejores autores que se habfan ocupado de Espafia, ¥ siempre con una actitud amable y dnimo exaltador. También es interesante apreciar cémo describen un, lugar e identificar cudles son sus actitudes hacia la reali dad, Estimulados por su acusado deseo de saber, se acerean a examinar y diseceionar la Peninsula, con una disposicién de curiosidad, interesiindose por sus hechos més destacados, entre los que figura aquello que es con- siderado extraordinario o maravilloso. Sus exposiciones también revelan un apremiante deseo de dar a conocer aquellos hechos o fenémenos mas destacados, los que enorgullecen a sus habitantes y forman parte de la histo: ria oficial. Presentan la realidad con gran admiracién, algo sorprendidos y con mente ingenua. La plasman de manera similar a cémo hoy en dia la muestran folletos que motivan ciertas visitas turisticas, 0 reclamos publi- \ tarios de lugares muy frecuentados. Sus autores, dota- dos de un bagaje erudito, se acercan a su escenario, con tuna mente geométrica, delimiténdolo e individualizan- dolo, obsesionados por fronteras y magnitudes, cuyos datos encabezan el discurso. Este indigesto preambulo, estd formado por datos extrafdos de obras inspiradas en la tradiciGn astronémica y matemética, y su inclusién parece responder al deseo de dotar de rigor a lo que vie- ne continuaci6n. Tras ello, se ocupan de los fendm 1nos visibles del lugar, como son las montaitas y los rfo enumerindolos, mas que describiendo sus rasgos. Su ansiedad por mostrar aquellos fenémenos extraordina- rios de la naturaleza, aparece reflejada en Ia inclusién, por ejemplo, de las montafias de Montserrat y Cardona, en Catalufia, Y sefialan a consinuacién, sus principales ciudades, las mas présperas y elegantes; las actividades de sus hubitantes y los productos con lo que comercian. En su répido andlisis de esa realidad territorial, sin re~ nunciar a lo que otros han seftalado del lugar, se fijan fundamentalmente en hechos empiricos, sus més sobre salientes atributos fisicos, aquellos que son mas visibles © de mayor magnitud, susceptibles de contemplarse. Sorprende apreciar las lagunas informativas relativas a ciertas éreas de la Peninsula, que corresponden a aque- os escenarios escasamente frecuentados y de poco va or econdémico. Los eontrastes informativos son llamati- vos, principalmente en los mapas. Tras ello, se ocupan de algunos de sus rasgos o atributos, a los que compa- ran, juzgan y califican, como el clima del que gozan, el cardcier de sus habitantes 0 algunas de sus costumbres, La presencia de estas consideraciones subjetivas explica a aparicién de tépicos o estereotipos, de honda repercu- sin, que se van repitiendo, sin espiritu eritico alguno, generando una tradicién El orden o secuencia con que aparece organizada es- informacién obedece a un esquema te6rico © modelo establecido ahora, ¥ que apenas varia en el transcurso de Jos afios. Esta sistematizaci6n metédica de un saber constituye el embrién de partes o ramas de la geografia, y que autores como Varenius, mas adelante explicita- rin, aunque ahora se hallan en la mente de sus redac- tores, 0 ilustrados en cuadros sindpticos de acusada fuerza comprensiva y un enorme valor didactico, Esta estfuctura organizativa aparece implicita en la mayorfa de los capitulos. En ocasiones, se explicita mediante epigrafes que, a modo de escolios, se colocan en sus mérgenes. Los conceptos o categorfas articuladoras pro- ceden de las fuentes ya aludidas, y corresponden a lo que hoy lamamos una geogratia astranémica o mate~ a y otra humana o politica, a la que si- 4 ERE gue una regional, compuesta por el mosaico de lugares politicos que integran el territorio. El principio rector de su organizacién es la Iégica deductiva, yendo de lo ge~ neral a lo particulae. Frente al encanto o fascinacién que despiertan los mapas y vistas panorémicas contenidos en los suntuosos atlas, la prosa con que se presentan y describen los a butos 0 cualidades de los lugares es sobria, escueta, sin concesiones a los matices, ni alardes poéticos. Sélo las dedicatorias y presentaciones iniciales. as{ como algu- nos textos incluidos en los atlas, parecen liberados de esta exigencia. Pese al pragmatico estilo empleado en aras de la claridad, su lectura resulta poco grata, Se debe a la abundancia de datos y la escasez de apreciaciones personales atractivas 0 especulaciones criticas 0 curio sas. Adin asf, los escasos juicios expuestos, tales como pafs montafioso o lugar poco poblado, experimentan una larga vida e influencia en autores posteriores, convir- tigndose en un t6pico o estereotipo. El rigor logico 0 el espititu critico que se deriva del empirismo estin eclip: sades por el fuerte respeto y subordinacién a una tradi- ccidn, representada por la lealtad a unos autores que eran Jos consultados y cuyas obras constitufan la tinica © mas fiable fuente informativa. De ahi las dificultades que de- bieron vencer los creadores renacentistas para documen- tarse y conseguir datos més actualizados, y enriquecer asi ese saber establecido. A este escasa renovacién in- formativa contribuye igualmente la ausencia de escrito- res autéctonos, corografias, y la carencia de noticias de viajeros, a los que parece que apenas lefan. Se advierte por tanto, una cierta endogamia informativa. Los creadores de estos trabajos son, principalmente, personas aficionadas a la geograffa, cuyo esfuerzo esté al servicio de los intereses de un editor. Emprenden su tarea pertrechados de un gran alarde erudito y dotados de cualidades como el dominio de la eseritura. Expresan la informacion de manera clara, ordenada y entusiasta, tras haber consultado la mayor parte del saber disponi- ble de los lugares. Su bagaje informativo, es decir, el ca- ‘logo de datos y apreciaciones, se plasma y ofrece me- diante un producto comercial, susceptible de ganarse el aprecio 9 rechazo de un piblico destinatario. De ahi que, condicionados por su venta 0 al, ex- ponen una imagen positiva del lugar, aderezada con ma- nifestaciones halagadoras, extraidas de autores clés conocidos; convierten el discurso, en ocasiones, en un relato apologético, similar a 10s textos encargados por las autoridades del lugar, destinados a despertar la auto- estima y admiracién. Los relatos son similares a discur- 80S patridticos 0 de promocién, proclamadores de las cos A maravillas de un idilico escenario, plerérico de produc tos con los que comerciar (opulencia), y poblado por fe- lices y activos habitantes. También detectamos la pre- sericia de autores algo més realistas, que ya gozaron en a época de un destacado prestigio y una gran estima so- cial, a los que podemos calificar de profesionales. Son personalidades que alcanzaran el maximo grado de competencia, viven de los rendimientos que les produce su lucrativa obra, y los admirables trabajos que editan, son, incluso hoy dia, muy apreciados en el mercado. Los mas carisméticos y aclamados en todos los tiempos es- tén dotados de extraordinario talento y creatividad, exhi- ‘ben igualmente una vasta formacién clisica, y poseen un espiritu més cientéfico, Estos cltimos supieron expre- sar con rigor ese saber, satisfacer plenamente su deman- da y, debido al éxito de sus innovadoras obras, suscitar imitadores. Si los primeros son clérigos, profesores 0 personas con experiencia viajera, los segundos son ge6- grafos, cartégrafos 0 asesores politicos, quienes tuvieron Yael privilegio de gozar de la consideracién de sus con- Tempordneos. Notese Ia diferencia que puede existir en las semblanzas de Miguel Servet, Fernandez de Enciso, Sebastian Minster y Abraham Ortelius, en la creacién y popularizacién del saber geografico. {Qué Funcién desempefiaron estos discursos, respon- sables de la cultura geografica de un pais? Ya hemos se~ jialado que son creaciones surgidas para satisfacer la de- manda de informacién geografica existente en la socie- dad europea del Renacimiento, que son las Gnicas fuen: tes informativas consultables, y que se trata de concep- ciones creadas para evocar una porcién de la realidad. Tales obras fueron responsables de la configuracién de Ja identidad de un pais y legitimaron una forma de acer- carse y contemplar la realidad. Sus diversas manifesta- ciones cuiturales o testimonios tangibles. manuales frente a la belleza y fascinacién de los colo: les atlas, corresponden a visiones, aunque particulares 0 subjetivas, responsables de la aparicién de una concep- cidn de la «realidad». Revelan una forma de interesarse ¢ indagar la Peninsula Tbérica o Hispania. Son fruto, por tanto, de una actividad intelectual. A su vez, su presen- cia en el mercado pone de manifiesto a existencia de una demanda, unos intereses pragmiticos en los usua, rios, ya que estas obras son las entcargadas de ofreces un saber calificado como geografico, a una porcién de la sociedad dotada de poder y ansiosa de dominio en bene- ficio propio. A este cardcter pragmatico se debe la apari cidn y reciente auge que experimentan todos estos tes- timonios culturales; su elaboracién obedece a la recupe- raci6n y conciliacién de diversas tradiciones indagato- los austeros LA CREACION DEL SABER GEOGRAFICO DE ESPANA EN LOS SIGLOS XVI Y XVIt 2s rias de la realidad, al estimulo que supone una creciente demanda de saber acerca del orbe y d¢ os diversos I gares que lo integran, y a la facilidad que ofrece la in- vencién de la imprenta. Sus autores supieron crear un saber, representado gréfica y verbalmente, y evocar, me- diante un lenguaje sencillo, la identidad de escenarios y sociedades; supieron despertar y propiciaron la forma- cién de un sentido de lugar, configurado con los atribu- tos asignados en textos e imagenes; acercaron Io lejano, haciéndoto accesible, mediante la lectura, y tangible en atractivas y elocuentes ilustraciones. v CONCLUSIONE! En las paginas precedentes hemos visto cémo se configura y cual era la informaci6n que de Geogratia de Espaiia disponia el piblico culto de los siglos xvi y Xvi; hemos examinado los rasgos més destacados que ofrecian las obras producidas; y hemos descubierto ¢6- mo unos autores, dotados de una vasta cultura clisica y Hevados de un espiritu creativo, emprendieron {a tarea consistente en evocar y hacer inteligible una realidad a la que denominamos Espaiia. Entre tos notables méritos que ofrece este saber, destaca el hecho de ser el conti- nuador de una dilatada tradicin, Hemos comprobado que es un saber fragmentado y limitado a ciertas catego- rias conceptuales. La citada informacién se halla conti- nada en capitulos correspondientes a obras de geografia universal, Esté elaborada y aderezada con un gran alar de de combinada con datos empiricos recientes, La metodologia empleada por sus creadores, gedgrafos de gabinete, consiste en la consulta bibliogré fica, de cuyo inventario sobresale Ia ausencia de una oferta procedente de fuentes autdctonas, como corogra- fias de las diferentes regiones espafiolas. Es por tanto una imagen muy incompleta e insatisfactoria de la reali- dad espaiiola. crudicién clisic 1, SU APARICION La invencién y disefio de esta nueva Geografia de Espafia surge en el contexto de un notable incremento de la cultura geogréfica, animada por el deseo de cono- cer cémo es el mundo. Su aparicién se debe a necesida- des manifestadas fuera de nuestro pats, y fue producida por unos autores que han sido aclamados en todos los tiempo. Sus creadores, equipados de una s6lida forma- cién clisica y atentos a los acontecimientos contempo- rneos, son los responsables de concebir, expresar y di- fundir una informacién —literatura geografica—, y esti mular en Jos lectores de sus trabajos unas ideas 0 sensa- ciones selativas a los atributos o identidad del pais. Me- diante el empleo de un Iéxico compuesto de términos populares, y una prosa de retérica sobria, salvo excep- ciones, esbozan la configuracién de un escenatio o terri- torio, sefialindonos sus cualidades. Estas dltimas estén extraidas de las tres culturas, corrientes 0 tradiciones que conocen, fruto de la consulta del legado clasico. Los marcos culturales inspiradores corresponden al es- iritu manifestado en la Geographia de Ptolomeo (inte- rés por las magnitudes locacionales y expresién carto- grdfica de los lugares), la Historia Natural de Plinio (atencién prestada a los prodigios de la naturaleza), y la Geografia de Estrabén (un estilo literario, instructive y ameno, destinado a mostrar las peculiaridades de los lu- gares y la sociedad). Los ingredientes informativos con- tenidos en sus obras, es decir, la proporcién de datos ideas procedente de cada una de estas culturas o discur- sos, varia en los diversos autores. Su secuencia u orga- nizacién, establecida desde el comienzo, obedece a una sistematizacion ldgica, la estructura deductiva, que aca- bara imponiéndose y siendo asumida por todos. Y la re- t6rica con que aparecen expuestos los datos es una mez cla de pragmatismo y sentido artéstico; el primero, bi doen el realismo, trata de hacerlos comprensibles; el se gundo, trata de aliviar y acelerar su eficacia mediante la elegancia de una presentacién atractiva elaborada con acusado gusto estético, Aunque hay algtin autor que se apoya en su expe- riencia personal. hecho muy singular, la mayor parte elabora su discurso mediante ta consulta bibliogrifica y la meticulosa recogida de informacién crefble. Es por tanto una cultura geografica formada tras la consulta de una copiosa bibliografia, y de la que esta ausente la es- peculacién fantastica de la etapa medieval. Reaparece asi una tradicional manera de hacer geografia, la de ga- binete o estudio, ya cultivada en el lejano pasado, aun- que con una nueva sensibilidad. Las autoridades citadas corresponden a aquellas fuentes por las que sienten ma- yor admiracién, y constituyen el tnico argumento esgri- mido, siendo el que afiade veracidad y riqueza a sus consideraciones. Para la redaccién de los capftulos utili- zan principalmente fuentes publicadas en sus lugares de origen, que son las mas accesibles. No aparecen citados libros de autores que deambularon por nuestro pais con aficiones naturalistas, como Clusius. Su inventario nos proporciona los principales autores que se han interesa- do y escrito sobre nuestro pais, tanto contemporineos 26 ER como del lejano pasado, También consultan escritores hispanos, siendo su aportaci6n empirica eseasa, y las ci- tas que extraen de ellos estén destinadas a ofrecernos datos del pasado o a avalar el tono exaltador 0 admirati vo del discurso. Es un saber que pese a su homogeneidad o monoli- tismo informativo, registra notables variaciones, asf co- ‘mo ligeras innovaciones en el transcurso del tiempo. La variedad mayor se debe a su retérica, el aspecto més tangible, fruto del ingenio y creatividad aportado por sus diversos creadores. En cuanto a los cambios que acusa, aunque no son tan Hamativos como los retéricos, obedecen a la creciente preocupacién por la observacién, directa y la indagacién social, con la pérdida de interés por lo que sefialaron los clasicos. Salvo excepciones, es- casean los datos novedosos y relevantes, procedentes de viajeros atentos e interesados en conocer la realidad na- tural, no asf la social. Quizé la aportacién de algunos de estos tiltimos, sea responsable de la presencia y propa- gacién de ciertos tépicos, como consecuencia de la ge- neralizacién 0 magnificaci6n de alguna de sus ideas. El paso del tiempo revela un interés creciente por conocer y ponderar las magnitudes sociales, como el ntimero de habitantes, su produccién las rentas de sus nobles, Previamente, los datos cuantitativos correspondian a co- ordenadas, clima astronémico y distancias. Para los car- tégrafos, estas magnitudes serén la base esencial para poder trazar sus mapas. Esta cultura geogrdfica aparece y se difunde me- diante publicaciones diversas en cuanto a calidad y pre- cio. En la tipologia de obras que hemos establecido, un primer grupo esta compuesto por la edicién del denomi- nado legado clisico. Corresponde a los trabajos escritos por prestigiosos autores del pasado, como Ptolomeo, Estrabén, Mela y Plinio. A ellos hay que agregar otros menores, los cuales no gozaron de similar estima, Estas obras pronto dejaron de ser imprescindibles, debido a la anacr6nica informacién que ofrecian, Sin embargo, du- rante el breve apogeo que experimentaron, fueron fe- cundas en ideas y sugerencias, ayudando a despertar el interés y popularizar un saber, lo que explica su éxito y el fervor tributado a sus autores. Inspiradas en ellas, pronto surgieron otra nuadoras de sus intereses. Como testimonio del inicio de una nueva fase 0 ciclo en la produccién de saber geogrifico, destaca la edicién de datos actualizados de los lugares, unidos a los clasicos. Al comienzo, son unas breves descripciones y consideraciones, «injerta- das» en la Geographia de Ptolomeo, aparecidas por pri mera vez, en la edicién que efectéia Miguel Servet contribuciones similares, conti (1535). Este brote de saber actualizado creceré ince- santemente, hasta dar lugar a su trasplante a obras simi- lares, anunciadoras de la presencia de otra nueva etapa. Pese a las diferencias existentes entre estas obras y las clasicas, la fecundidad dei legado clasico es mas que evidente, siendo durante este perfodo, referencia obliga- da y modelo. La nueva produccién cultural, que desde ahora se pone a disposicién del piblico, aparece denominada con diversos titulos, como cosmografias, relaciones univer- sales, teatros del orbe, espejos 0 atlas. Mas adelante, dentro de este conjunto de publicaciones creadas por au- tores renacentistas, y debido al creciente auge que expe- rimenta, asistiremos al nacimiento de las primeras mo- nografias geogrdficas consagradas a Espaita Curiosamente, entre los escritores no parece existir un prejuicio o destacada sensibilidad hacia las fuentes que manejan, ya que, por ejemplo, no diferencian las, hist6ricas de las contempordneas; tampoco se detecta un espiritu critico aplicado a las fuentes que consultan; em- plean todas ellas simulténeamente, sin decantarse hacia las coeténeas 0 las de autores autéctonos. Las actitudes criticas 0 discriminaciones, que debieron existir, no aparecen explicitas. Exhiben una extraordinaria cortesia y erudicién como resultado de la aficién por el pasado geografico, y también como garantia de la veracidad del texto. 2. Sus AUTORES Y VI ISIONES De las peculiaridades que exhibe este discurso, se desprende que sus autores estn equipados de una sétida cultura, fruto de la lectura del legado clésico, conve- nientemente asimilado, y contagiados de sus mismos gustos, Pertrechados con tales armas, tratan de satisfa- cer la curiosidad que sus destinatarios coeténeos se plantean: cmo es el pais, emo son sus habitantes, cual es su ofganizacién politica, quiénes son sus dignatar y cual es la extension y riqueza de los reinos, provincias © dreas que lo integran, Las ediciones revelan claramen- te las aspiraciones culturales del pablico al que van diri- gidas, diverso, como corresponde a los datos existentes en sti contenido, y, sobre todo, la manera de presentar- los, y ofrecen aquellos temas 0 peculiaridades que a ellos mas les interesan. Las cuestiones que se formulan sus autores obedecen a los criterios, cualidades 0 pro- piedades empleados para presentarnos cualquier pafs: escenario, personas, peculiaridades que poseen, sus ri- quezas, las costumbres, autoridades politicas y religio-

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