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A Claudia y Lisandro A Susana DIRECGION GENERAL DE CULTURA y EDUCACION C.I. E. MARCOS PAZ EI hombre | que crefa en la luna Esteban Valentino © 1996, Coquena Grupo Editor $.R.L. Libros del Quirquincho Virrey Ceballos 262 - Buenas Aires Hechoel depésito que establece la ley 11,723 Libro de edicién argentina Printed in Agentina Dibujos de Elena Torres i ISBN 987-9015-96-7 Primera edicién Este libro forma parte de la edicién dePagina/12 y se entrega juntamente con la misma. Prohibida su venta separada o cualquier forma de comercializacién, Pagina/12 Capitulo primero MoM: llamo Tito y tengo un tio, Ademias yo era de los pocos de mi pueblo que crefa que la luna valfa Ja pena, Claro que nunca se lo dije a papa o a mama. Me hubieran dado una buena paliza. Es que ya casi nadie crefa que la luna valiera la pena. Y eso que no se habfa dictado ninguna ley que dijera que la luna fo valla la pena ni nada parecido, No. Simplemente habia empezado a ser mal vista, Yo no sé si a la gente se le ocurrid tenerle bronea a la palabra y después a la cosa o, al revés, primero se las agarré con ella y al final con la palabra, pero el caso es que en poco tiempo Luna pas6 a ser una palabrota, de esas que no se dicen delante de los papas. Recuerdo una vez; estdbamos comiendo y Lucia, mi hermana menor, empez6 a sacarme papas fritas de mi plato. Yo me enojé muchisimo y le pedi que no lo hiciera més, pero ella nada, como si pasara un tren. Entonces, lleno de rabia, la miré fijo y le grité: — Sabés lo que sos vos? j{Una luna, eso sos! Para qué, Un escandalo, Mi hermanita se puso a llorar como una loca, mi mama me pegé una bofetada que todavia me duele y me mando a la cama, todo de un saque. En fin. La cuestién es que la palabra alunado empez6 a querer decir mal tipo, La gente se la gritaba en los choques de autos y en Jas canchas de fitbol; cuando el arbitro no cobraba un penal grande como una casa las hinchadas cantaban: —Arbitro alunado, arbitro alunado! Y todos los grandes bajaban el televisor para que los chicas no lo oyeran. Algunas facturas cambiaron de nombre. A veces me mandaban a la panaderfa y se me hacfa complicadisimo pedirlas. Por ejemplo, yo entraba y decfa: —Buenos dias, don Isidro (el panadero se Hamaba Isidro). Me manda mi mamé a que le anote una docena de esas cosas que se parecen a algo que hace mucho brillaba en la noche y que no era estrella ni cometa ni satélite ni lucecita de avidn y que dice una zamba muy bonita que él no le canta a eso porque alumbra y nada mas sino porque ella sabe que caminé mucho. Habja que acordarse de todo eso. Felizmente la Asociacién de Panaderos se reunié para tratar el asunto y resolvié cambiarles el nombre. Se las llamé “medias no estrellas”, con lo que se simplifies bastante mi ida ala panaderia. iY con las canciones y las poesias? Las cantébamos los chicos a escondidas de los grandes y nos morfarnos de risa cada vez que se acercaba el momento de decir “luna”. Incluso habia una cancién que pareeia siempre a punto de nombrarla y al final se cortaba que era barbara. Tenfa un éxito enorme. Decia: Yo no tengo ninguna cama yo no tengo ninguna cuna y me paso tado el tiempo mirando fijo fa Tu... ciérnagas hay bastantes pero a mf me gusta una, aquella que se me escapa para volar a la Ju.. chando para ganar Y asi seguia. Era muy larga. Pero jy con Ja cosa esa que aparecia en el cielo de noche, que tenfa forma de ‘media estrella’ casi siempre y a veces de pelota, qué 6 pasaba? Nada, no pasuba nada. Simplemente no se la tomaba en cuenta, O no se la miraba, Para ser sinceros, tltimamente la gente habfa dejado de salir de noche para no verla. Pero también a eso nos estébamos acostumbrado. Hacfamos las cosas de dia. Todo iba bien. Todo habfa vuelto a la normalidad, Eramos un pueblo feliz y tranquilo. Hasta que lego un tren. Y un pasajero. Mi tio chelo. Capitulo segundo i tfo Chelo venia a visitarnos y querfa quedarse unos dfas con M nosotros. A mf me encantaba que viniera porque siempre me contaba cosas que le habfan pasado en sus viajes y me trafa cara- melo. Ahora hacia bastante tiempo que no venfa. La Gltima vez que estuvo todavia crefamos que la luna valia la pena. Apenas Heg6 me levanté. —{ Qué dice mi sobrino favorito? Estaras esperando que cuente alguna aventura ,no? —Y, la verdad que si, Me morfa de ganas. —Bueno, venga para acd que le yoy a contar una cosa rara que me pasé hace unos afios. i Me acomodé lo mejor que pude porque el asunto prometia. El tio Chelo empez6: -Yo estaba en Africa, buscando una mariposa extrafia que me dijeron que se encontraba en esa zona, cuando de golpe se Jargé una terrible tormenta, Caminé y caminé buscando un refugio hasta que encontré una cueva. Estuve tres dias metido alli. — Y qué comias tfo? —le pregunté. —; Las cosas que me quedaban en la mochila, y cuando se termi- naron empecé a comer unas hiervas que crecfan en el fondo de la cueva, Cuando acabé la tormenta me di cuenta de que estaba perdi- do, La verdad que me dio miedo, No es moco de pavo andar perdido en el medio del Africa. Como no tenfa otra idea mejor agarré y empe- cé acaminar. Anduve sin rumbo varios dfas y cuando ya me arrastra~ ba del cansancio miro para arriba {y que vi? —No sé tio —le dije casi temblando. —Un watusi. —jUn qué? —grité. —Un watusi. ;No sabés lo que es un watusi? Es un habitante del Africa que es alto como un arbol. —Eh, tio, alto como un arbol? —Bueno, que es alto y listo y no me interrumpas mis, Tito. Lo miro fijo y ahf només me dice: “Anga runga vengila dumogueta remaguala marga tela miraguate anagira metalierca curcumo caricontroi milareno curenga sumulo vengolio arespo retacuarmia isempe leto verayalco traselconio sompio alemina sumemio albana milanila untara meserina reclalea sumpa? —j,Qué quiere decir?—pregunté, porque no habia entendido mi miedo. ~Felizmente hablo muy bien el watusi. El negro me dijo “Bue- nos dias, ,quién es usted? —jQueé idioma raro, tio! —Pero ya vas a ver. Ofme, Lo volvi a mirar a los ojos y le contesté: “senga ulma carca’’. —Ya sé, Es la respuesta al saludo —le dije, es orgullosos de ser tan inteligente. No. Eso quiere decir: “Yo soy Chelo y hace varios dfas me perdi a causa de una tormenta. Estoy caminando sin rumbo y ademas tengo hambre y sed; me gustaria que me diera algo de comer y beber y alguna indicacién para yolviera a mi casa porque extraiio mucho". Yo no entendia nada. —Y qué pasé después, tfo? —Me Ilev6 a su tribu me dieron comida y agua y me trataron barbaro. Pero lo que mas me gusté fue lo que me ensefiaron — Qué te ensefiaron? —Que con pocas palabras se puede decir mucho y con muchas palabras poco. {Qué te parece? —No sé, tio —le dije—, a vos te pasa cada cosa. —Pero mird, Tito, si no es tan raro, Pensé por ejemplo en la luna... Para qué me lo habrd dicho, En ese momento entraba mi mama y casi se le cae la fuente con fideos que trafa. Alcanzé a ponerla sobre la mesa y salié corriendo del comedor Iorando. Mi tio estaba ahora como yo con la historia del watusi. —j Pero, que le pasa a tu madre? —pregunt6. —Metiste la pata, tio le contesté. — Por qué, qué dije? —Es que aqui creen que la luna ya no vale la pena. ee ee ee ee eg a ane ea atles Capitulo tercero Jaro, el tio puso una cara coma de japonés entre rusos. Me miré, miré la puerta por la que habia salido mama, me volvié a mirar, después a la puerta, después a la puerta, después a mi. Asi, como veinle veces, meta mirarme ami y a la puerta, Hasta que pudo hablar. — di Qué, qué, qué!!?? —Eso, tio, que aqui piensan que la luna ya no vale la pena. — {Pero por qué? Si es hermosa, grande, redonda y cuando est llena nos alumbra como un sol de medianoche. —Serd todo eso que vos decis, to, pero mamé4 y papé nos dijeron que ya no vale la pena y hasta nos prohibieron decir “luna”. —jPero estan todos tan chiflados en este pueblo! ;Hermana! Justo que el tio la lamaba mi mamé volvia al comedor, Se miraron los dos, “Ahora se arma”, pensé, “se agarran de los pelos y se tiran al suelo y empiezan a romper todo y tengo que interyenir yo para que no se maten y después lo echan al tio y para que me siga contando historias tenemos que encontrarnos a escondidas. Se arma, seguro que se arma...” Pero no, no se armé nada, al menos no como yo pensaba que tenfa que armarse, Mi tio le decia a mama: —j,Qué ¢s eso de que la luna ya no vale la pena? —Miré Chelo —dijo mi mama— en esta casa hay ciertas palabras que no se dicen. Y si lal «esa cosa ya no vale la pena es que ya no vale la pena y listo. —j,Pero por que? —Porque bueno... porque las cosas... porque bu... jbasta! jporque si y liste el pollo! —No, mami —le dije—, si hoy hiciste tallarines. iB Me miro de una manera que para qué les voy a contar, asf que me callé la boca, El tio seguia hablando. — Pero por qué no vaa valer la pena si es hermosa, grande, nos ilumina y encima no le hace mal a nadie? — Basta, Chelo! El que habfa gritado desde la puerta era papa. “Ahora si que se arma”, pensé. Ahora se agarran a las trompadas y yo no sé si voy a tener fuerza para separarlos. Pero no, tampoco pas6 nada, Simplemente el tio me tome de las manos y me sacdé de la habitacién superrequetearchienojado, Pasamos al lado de papa y nilo salud, Esa noche, en la cena, la cosa volvid a estar bien, asi que me acosté pensando que todo habia vuelto a ser como antes. Me equivocaba. Aldfa siguiente el pueblo amanecid revuelto. En la calle principal habia un enorme cartel que decia: wo af B Ve af Actua VALE? lft PENA a See Aa ne ae Claro, todos se preguntaban quién habia podido s atrevido, quién era ese yo tan loco, Es decir, todos menos mi mamé, mi papa y yo, que mirdbamos al tio Chelo y no le dijimos nada, pero mis padres casino le hablaban y yo si porque sabia bien quién era, o sea, me habia dado cuenta de que “yo” era él. ,Seentiende? 7Y el tio tenia una sonrisa que daba gusto verla! 12 Capitulo euarto P arecia que habia gente realmente enojada en el pueblo - _con ese asunto del cartel y con otros que fueron apare ciendo pintados en las paredes. Porque en el diario del pueblo y por la radio y la television se la pasaban meta decir que habfa que terminar con eso y con Jo otro y encontrar al culpa- ble que, claro, ellos no sabian que era mi tio Chelo. Una mafiana iba para la escuela y sobre la pared de afuera decia; Catleos: Lt Lune Es como pn QUESO Goan. DE re As Ms Rico y! A Quis) ! he GUSTA ON BUEN SANGUCHE QUESO? LA LUNA ya lELA PENA. Ladirectora y las maestras nos hacfan entrar rapido pero igual todos leimos el cartel y yo me refa de lo contento que. estaba. Esa tarde nos vimos, —Tio —le dije—, tengo que ira visitar a un sefior amigo mio, {Me acompahids? 13 —Bueno, sobrino, Total hasta la noche no tengo nada que hacer—. ¥Y me guiiié un ojo. Mi amigo vivia en las afueras del pueblo, cuando ya hacia rato que se habia acabado la gente, en una casa de lata, con una canilla en la tierra, —Guaso —le dije a mi amigo que estaba arrodillado sobre la canilla—, este es mi tio. Se saludaron con un apretén fuerte. Me parecié que se cafan bien. E] perro de Guaso, Camorra, también empezo a ladrar de gusto, Guaso es un viejo que quiero mucho. Tiene mas afios que no se qué y usa siempre la misma ropa, pero yo lo quiero igual. Claro, en mi casa nadie sabe que soy amigo del linyera del pueblo porque no me dejarfan verlo, pero con el tio no hay problemas. —Esta canilla ya me tiene patilludo, De noche gotea que no deja dormir y de dia no larga un solo chorrito —se quejé Guaso. —Bueno —dijo mi tio—, Podemos esperar a mafiana a que haya buena luz y vemos si la podemos arreglar, Pero a Guaso nunca le gusté esperar. —jEsperar hasta maiiana? ,Y para qué vamos a esperar si esta noche tendremos luna lena? Para mi tio fue como si le hubieran regalado un chocolatin (,digo yo, le gustardn los chocolatines?). Se qued6 quieto como una verruga. Miré a Guaso como si fuera marciano y se largé a reir a carcajadas, —Asi que usted, asf que usted —decifa entre risas o al me- nos fue lo que pude entender—, el loco del lugar, es la tinica persona que todavia confia en la luna. Es para morirse de risa. Guase también lo miraba fijo. —Ah, usted dice eso que andan diciendo, que ya no vale la pena y no sé cu4ntas pavadas mds. Bueno, mucho mas tendra que pasar para que este viejo deje de mirar la luna, casi la 14 nica compania que tengo, ademas de Camorra y este jovenci- lo—, Y me sefiald. El tfo me miré y se sonrio de punta a punta de la cara, Creo que yo también me reia. —Bueno, Guaso —dijo—, ; por qué no entramos y nos toma- mos unos mates? Y entre mate y mate, el tio le fue contanda su plan. —Aqui pasa algo demasiado raro como para dejarlo, mi buen amigo. Y me parece que habria que investigar qué es. No puede ser que todo el pucblo enloquezcade golpe. Alguna razén debe de haber, — {Pero qué podrfamos hacer dos, o tres—aclaré (y yo volvia sentirme muy importante)— contra todo un pueblo? —Me parece que bastante —dijo el tio—, me parece que bastante. Y se quedé callado, Sacé su pipa y se puso a furnarla como si nosotros no existiéramos. Después de un rato volvié a hablar, —Miren, ya salié la luna. Hora de arreglar la canilla. No sé lo que hizo pero en cinco minutos el artefacto andaba lo que se dice perfecto. Guaso no podia con su asombro. —Mi amigo—, se ha ganado mi lealtad eterna. Adonde us- ted vaya iré yo. A propésito, creo que este amiguito no nos presentd, Yo soy Guaso, como ya sabe. ,Usted cémo se llama? —Olmos, Chelo Olmos. —Bueno, nunca me gustaron los apodos, asi que lo voy a Hamar por el apellido, Olmos. Olmos y Guaso, Y echamos a andar para la casa, De golpe Guaso se paré en seco y lo miré a mi tio. —Una pregunta. ,Cémo diablos hizo para arreglar esa ben- dita canilla, Olmos? —Elemental, mi querido Guaso— dijo mi tio. Fumé larga- mente st pipa y por esa noche no hablé mas. 15 Capitulo primero onocf a Olmos el dia en que ya no pod{fa mds porque la Cc maldita canilla no me dejaba dormir, El vino y en dos patadas la arregl6. Ese dfa, esa noche mas bien, me dije: “Guaso, este es un buen tipo. Si él se va a trabajar para ver qué le pasa aqui a la gente con Ja luna, vos tenés que ayudarlo”, A Camorra también le gusté porque se la pas moviendo la cola. Nos encontramos a los pocos dias para ver que haciamos. Estaéba- mos los tres: Tito, Olmos y yo. Nos reunimos en mi casa porque allf nadie iba a venir a molestarnos. Olmos fue el primero en hablar. —A mi me sigue pareciendo que aqui hay gato encerrado. No puede ser que de golpe a todo un pueblo se le haya ocurrido que la luna no vale la pena. Tenemos que averiguar por qué pasa esto. — Pero por dénde vamos a empezar, Olmos? —dije—. No tene- mos ni idea de lo que buscamos. —Estuve pensando en eso —dija Olmos, Y me parece que si no sabemos qué hacer hay que empezar por hacer lio. jEso me parece genial! —dijo Tito, —j Hacer lio’? —pregunté. —Si, lio. Y vamos a ver qué pasa. —Pero puede pasar de todo, Olmas. Yo soy un linyera y lo mas que puedo perderes el aire, pero ustedes, no sé, puede saliralgo mal. —Eso lo veremos cuando lo hagamos. Vos, Tito —le pregunté Olmos—, jpodés llevar a tus compafieros de escuela mafiana a la noche frente al edificio Masalto? —Sf, to. —Vos, Guaso, tird estas hojas por toda Ia ciudad. No quise decir nada para no enojarlo pero ¢l asunto no me gusta- ba. Las hojar decian: , USTED CREE TAMBIEN QUE LA LUNA NO VALE LA PENA? VAYA A LA NOCHE AL EDIFICO MASALTO. La cuestién fue que ala noche del dia siguiente a nuestra reunién habia en la calle un montén de gente chica. Yo no sabia qué tenia pensado hacer Olmos, asi que me paseaba de un lado a otro de Ia calle esperando que pasara algo. Hasta que pasd. —jMiren que hermosa! ;No se queden con esa mentira de que no vale la pena! jMirenla, mfrenla! Arriba de todo el edificio Masalto, Olmos gritaba con uno de esos aparatos para hacer mas fuerte la voz y senalaba la luna, que la verdad estaba hermosa, grandota, redonda. Pero parece que la gente no pensaba lo mismo porque le gritaban de todo. —jLoco, loco, chiflado, chiflado! —Bajese y no grite mas! —,Que miremos qué cosa? ¢Qué quiere que miremos? —jLa luna! —gritaba Olmos—jvean esa luna y atrévanse adecir- me que no vale la pena! —{Pero si no sirve para nada! —le grité uno desde abajo. —)Sirve —contesté Olmas—, porque hace la noche mas hermo- sal —Yo me voy. Dejemos solo a ese loco y vamonos a casa que ya es tarde y no quiero ver esa porquerfa—decia la mayor parte de la gente. Tito se Tlev6 a sus compaiieras de escuela. Entonces me acordé de lo que me habfa dicho Olmos el dia anterior. —Cuando todos se hayan ido, uno se va a quedar un poco mas, como dando vueltas, como preocupade, Después se va a meter las manos en los bolsillos, va a sacar un cigarrillo, lo va a prender, lo va a fumar lentamente y se va a ir caminando sin apuro. Hay que seguirlo sin que se dé cuenta, hay que anotar la casa adonde va. Va a ser una casa grande con un coche grande en la puer- ta, Acordate bien, Guaso. Todo lo que yo haga va a ser para que vos sigas aese hombre. Ya todos se habfan ido del edificio asalto, Olmos seguia parado en la azotea. Yo pensé que me habla quedaclo solo en la calle. Pero no, del fondo de la oscuridad salié un hombre. Era alto y con un sobreto- do largo. Estaba dando yueltas como preocupado. Se metié las ma- nos en los bolsillos, sacé un cigarrillo, lo empez6 a fumar lentamente y se fue caminando sin apuro. Lo seguf sin que se diera cuenta. Liegé 4 una casa grande. En la calle habia un coche grande. Llamé ala puerta. Esperé hasta que alguien le abriera y entr6, Yo anoté la direc- cién y me yolvi a mi casa, donde habfamos quedado en vernos con Olmos y Tito. Me iba riendo solo. ¥ haciéndome preguntas. Capitulo segundo mo supiste lo que iba a hacer el tipo, Olmos, cémo lo supiste? —casi le grité. —Elemental mi querido Guaso, — me dijo, Si alguien arm6 una historia de la luna no se iba a perder lo que yo iba a hacer, Seguramente furmaba por que esos tipos siempre furan. Si tuve tanto poder para hacer cambiar la opinidn de toda la gente debe vivir en una casa grande. ¥ delante de las casas gandes hay coches gandes. Eso pasa siempre. —Increible, tio —dijo Tito. Sos barbaro. —No, sobrino, uso la cabeza, simplemente. Ahora veamos el préxi- reunion mo paso. Sino me equivoco esta gente va a querer hacer wi majfiana a la noche para discutir qué hacer con nosotros, Tenemos que entrar en esa casa. —Tio, j,vos deefs meternos sin que nos yean, por alguna ventana abierta y escuchar escondidos en la oscuridad para ofr lo que dicen? —Tito temblaba de los pies a la cabeza. A mi tampoco me gustaba la idea de meternos en esa casa nos descubrian: Olmos segufa hablando. —Pero antes tenemos todo el dia. Y hay que hacer algunas inves- tigaciones. Vos, Tito, anda a la biblioteca del pueblo y saca todo lo que encuentres sobre la luna en los diarios de los tiltimos tiempos. —Y yo? —pregunté. —YVos, Guaso, y yo vamos a ir al canal de television a pedir las grabaciones, Me parece que podemos encontrar algo. Y ahora todo el mundo a la cama que mafiana hay mucho que hacer. A Ja mafiana siguiente, Olmos vino temprano a buscarme. Yo estaba tomando mate en mi choza cuando llegé. Se senté en el . EY Si 20 tronco seco que uso como banco para las visitas. Estaba pensati- vO — {Qué te pasa, Olmos? —le pregunté. —Nada, estaba pensando en esto de la luna. ,Quién pudo haber sido tan asqueroso para hacer que un pueblo la odiara? LY para qué? — Bueno, eso vamos a averiguar jno? ;Un mate? —;Con aztic —No, amargo, —Entonces si. No me gusta dulce. Se lo tomé despacito, como hay que tomar los martes. —Buena, vamos, Tenemos algunas cosas pendientes. —Vamos —le dije. Lo bueno de un canal de televisién es que un linyera no le Hama la atencién a nadie, Todos pensaban que estaba disfrazado para ac- tuar en algtin programa. Hasta nos vino bien mi ropa para cuando pedimos la grabaciones de los tiltimos noticieros. Empezamos por uno de hace varios meses. Nada, Agarramos otro, menos, Después otro, y otro, y otro. Y en todos lo misma. Nada. Nadie hablaba de la luna, Ya estbamos dan- donos por vencidos cuando vimos una entrevista a un cientifico de hombre extranisimo. —Olimos, ese tipo me parece conocido, —jEn serio Guaso? A ver, hacé memoria. Tratd de recordar de donde lo conocés. —No sé. Si me preguntas asi es peor. —Bueno, esta bien, ya te vas a acordar. A ver que dice, El tipo de nombre raro hablaba de algunas enfermedades. “... y ese tipo de enfermedades es muy terrible. Alguna gente que la tuvo se volvié loca y empez6 a correr a sus hijos diciendo que eran salchichas y se los iba a comer. No se sabe por que se produce pero parece que los rayos de la luna algo tienen que ver...” 21 —(Ya esté, allf esta! —grité Olmos como loco—. Ya lo encontra- mos. (Yo tenia razon! jAlguien esta convenciendo a la gente de que Ja luna es mala ode que no strve para nada! “\ y ademas —seguia diciendo el cientifico— todos sabemos que en los paises mas avanzados ya nadie tiene interés en Ja luna. All hace rato que saben que en el mejor de los casos la luna no vale la pena, O hace mal o no sirve para nada, Entonces j,para qué verla, por que habria que soportar mirarla? En esos paises importantes ya nadie sale a ver la luna. La luna es...4c6mo le diré, sefior periodista’ ...una puerta a la desgracia. Eso. Una puerta a la desgracia.” —Una puerta —ahora fui yo el que grité— jOlmos, una puerta! —{ Qué pasd, Guaso, qué tiene que ver la puerta? —me pregunts. —Una puerta! ;Te acordds cuando seguf al tipo hasta la casa grande como la que me habias dicho? Si, — iY te acordis que te conté que alguien lo hizo pasar? —Si, ty con eso? —Bueno, el que lo hizo pasar... — No entiendo nada, Guaso. Explicite mejor. — Pero cémo no entendés! {No te ayivas? El tipo que abrid la puerta, el que estaba en la casa... ; es el cientifico! 22 DIRECCION GENERAL DE CULTURA y EDUCACION C.1 E, MARCOS PAZ Yaerucenay Vante, Capitulo primero 6 U fa", pensé. “Siempre me dan la parte mas aburrida. Yo tengo que ir a la biblioteca mientras ellos se van de lo mas campantes @ latelevisién. ¥ seguro que les pasan un montén de cosas inienttas yo miro diarios viejos. No, sefior. No es nada justo. Nada, nada justo.” Yo estaba realmente enojado con mi tio y con Guaso. A ver, qué cosa tan interesante puede pasaren una biblioteca? Y sialgin mons- {no intentaba matarme tirindome unaenciclopedia por la cabeza? Ya me imaginaba los titulares: “Héroe captura al terror de los dicciona- rios”. En fin, hay que pedir los diarios. —Buenos dias, sefior —le dije al empleado—. Vengo a buscar los diarios del ultimo afio. ,Me los podria dar? —Cémo no, joven, espere aqui — me contesto. Fue idea mfao el empleado se sonrié cuando le pedf los diarios? Fra un hombre petiso, tirando a feo, con un gran lunar en la nariz. Pero debe haber sido impresién mfa, Me estoy asustando un poco con todo este asunto de la luna, mi tio y encima mi mama que esta cada vez mis metida. Ahora sicmpre me pregunta a dénde voy, a qué hora voy a volver, con quién... —Sus diarios...sefior Casi grito. Estaba tan metide en lo que pensaba que no of al empleado que 5€ acercaba con los diarios y su enorme Junar justo en Ja nariz, Decididamente no me gustaba ese tipo. Agarré los diarios y me fui a la sala de lectura. Empecé a buscar en los mas viejos. El tio me habia dicho que anotara todo lo que apareciera sobre la luna a fa noche. Lo pri- mero que encontré, casi enseguida, fue el aviso de un desodo- rante. Con la foto de una chica muy linda, en matlla, decia:“A las 24 meee e encantan lo hombres que viven al d/a. Desodorante oluna”. No entendf mucho, per b . pel = pero como se llamaba Noluna, lo | En otro diario encontré un aviso de una jugueterfa, “Chicos, en la Juguteria el Pirata ata, el ult i h g ‘a H limo mufeco. Vean come nuestro hé el increible Si-Mar, destru i abn, In sk 1 Si-Mar, ye la guarida del terri ribld i Pion rrible Horriblén, la si- Poc é é i S co después encontré una publicidad enorme, Ocupaba las dos See c s dos i Lae ete y era uno de esos lugares donde yan los grandes a 2 : lugar se llamaba Las Estrellas pero anunciaba que cambia- feo por Las Nubes y daba el nuevo horario. Decfa; ora en el pueblo, como en las principales ciudades del mundo, se baila de dia. ¢No quiere ver lal see una? la vee invaijandcn lee Goa ta tareiat: No la vea. Abierto de 6 de la Fe andlangs: A cada rato aparecian avisos como esos, de cual r COSA: ce illos i i ie ae es cepillos de dicntes, carnicerfas. Ya me estaba can- le tanto escribir cuando al dar vi agi i f uella una pagina c: ‘a ae tol gina casi me caigo a sila. Alli, prendido con un alfiler, habia un gran sol negro. ¥ escrito con letras blancas habfan puesto: j le la luna en paz. No queremos enojarnos”, ‘ “erré toda de galpe, me Hlevé la pila de diarios y fui corriendo a yer al empleado. Ahora atendia un : joven. chico alto, de pelo largo, muy —Perdén —le pregunté todo agitado—. ; El otro sefior? —{,Cual otro sefior? —me preguntd, : —El petiso con el lunar en la nariz. —No, estas equivocado. Aqui el tinico empleade soy yo, rela tecleny pedi unos diaries y me los dio otra persone No sé quién pudo haber sido. Yo empiezo a trabajar or Bueno, no importa, jnecesités algo? ae 25 Me quedé mirdndolo un rato antes de contestar. gracias —pude decir al fine —No... nada. Sag Sali de la biblioteca come dormido. No sabia qué hacer. 26 Capitulo segundo sa noche era més oscura que la oscuridad. Nuestra amiga la Pe luna parece que habia decidido quedarse en casa por-que no aparecié a decir ni mu. Nos juntamos en la casa de Guaso poco después de las nueve Como siempre, yo habfa dicho en casa que me: iba a dormir temprano y después me escapé por la ventana. Les conté lo que habfa encontrado en los diarias y lo del petiso con el lunaren la nariz y ellos me contaron del cientifico, —Bien —dijo el tio—, parece que no hemos pasado desapercibidos. — ji Desa... qué?!— preguntamos casi al mismo tiempo Guaso y yo. —Desa... que se dieron cuenta de que existimos. —Ah, e830 —les dije—. Eso sf. Al menos parar el petiso yo no pasé despabilado. —Desapercibido. qué dije? BI tio se senté en el banquito de las visitas que es un pedazo de tronco seco, se tomd unos mates que le servia Guaso y se quedé un largo rato callado, Guaso y yo nos miribamos. Hablé después de mucho tiempo. —Ya, muchachos. Llegé la hora de meternos en la boca del Jobo, ‘Yo no queria meterme en ninguna boca y menos en la de un labo, Y la idea de encontrarme en esa boca con el petiso del lunar en la nariz tampoco me gustaba nada, —Pero Olmos —dijo Guaso, que parecfa tener tanto miedo como yo— {.cémo podés estar tan seguro de que hoy se van a reunir en la casa grande que tiene el auto grande en la puerta? 27 —Flemental, mi querido Guase. Si siguieron a Tito hasta Ja bie blioteca, ellos ya saben que sabemos. Y van a querer hacer lo que vinieron a hacer lo mds rapido posible, para evitar problemas, jen- tienden? —No —dijimos otra vez los dos juntas, _—Bueno, no importa. Ahora preparen todo lo que vamos a Hevar que salimos enseguida. Habiamos juntado algunas cosas que nos dijo el tio que podiamos necesitar: tres linternas, un buen pedazo de soga, unos palos por si habia pelea, unos trapos viejos para envolver los zapatos y que no hicieran ruido dentro de la casa grande con el auto grande en la puerta. Pusimos todo dentro de una bolsa que tenfa Guaso y espera- mos a que el tfo diera la orden. —Adelante —dijo simplemente. Parecia un general con su ejérci- tode dos soldados. Salimos a la noche, que segufa tan oscu-ra como cuando me fui de casa y empezamos a caminar. En las calles del pueblo no habja ni un alma y eso que no era tan tarde. —Parece que este asunto de la luna esta haciendo que la gente se meta en sus casas toda la noche —dijo Guaso. ¥ era cierto, Hasta los ladrones habian pegado carteles por la ciudad en los que decian que se negaban a seguir trabajando de noche y que pedian a la gente que pusieran un horario durante el dfa para poder robar. La policfa se reunié con los vecinos y algunos representantes de los ladrones y entre todos resolvieron que una buena hora era las 10 de la maiiana. Asi que se establecid, como horario de robo, de 9 a Il. Esto se festejd mucho en el pueblo. Era un gran paso adelante Pero nosotros seguiamos caminando y no nos encontrbamos con nadie, como en esos pueblos fantasmas de las peliculas del oeste. Al rato llegamos a la esquina de Ia calle de la casa grande con el auto grande en la puerta, Estaba toda oscura. 28 —Tio — le dije—, se suspendid jareunisn. _ En fin, otra vez sera. Vamos, Olmos, Asi parece —dijo Guaso— entre bue- mafiana sera oro dia y al que madruga Dios lo ayuda y yes... —Ustedes se quedan all Ja idea de irme me estaba gus reunion supersecreta con todas Jas luces encendidas? No, sefior, tienen que estar en el sétano o en algtin salon de aden- i —ordené el tfo. Era una léstima por que tando—. jLes parece que van a ser una tro. Acerquémonos. Si sefior, no sefior, Yo no queria acercarme niun paso pero mi tio dice siempre que a veces hay que hacer cosas que a uno no le gustan. Siesasf, estaera una, Llegamos hasta lacasa y empezamos a rodear- la para ver por dande podiamos entrar. Aunque parezca mentira, una de Jas ventanas del fondo estaba abierla. —Ahora pongdémonos todos los trapas sobre los zapatos —orde- noel tio. . Entramos. Primero Guaso, después yo, al final el tio, Adentro 4s oscuro que afuera. No se ofa ningdin ruido. Prendimos las estaba mi recido, Guaso empe- linternas. Estébamos en una biblioteca 0 algo pai 7d hablar: —La reunién de! encontrar una puerta escondida. Nos pusimos a buscar como locos, La famosa puerta no apatecta por ningdin lado y yo me estaba aburriendo. De pronto, arriba de la chimenea vi una de esas cabezas de ciervo que ponen los cazadores mpre me gustaron y siempre que vi una le toque cosas que un chico no pe de ser en una habitacién secreta. Tenemos que en las paredes. los cucrnos. Esta vez no ibaa ser distinto. Hay debe dejar de hacer ni siquiera estando en un gran peligro. Me acer- qué a lacabeza y togué los cuernos. Pero esta vez parece que tendria que haberme metido las manos €n el bolsillo. No sé cémo todo el cuarto empezé a dar vueltas. Algo hizo puff. Y desapareci. Capitulo tercero H abia encontrado la puerta sin darme cuenta. Suponia que Guaso o mi tio me habjan visto cuando la chimenea me tragaba y que pronto me iban a seguir. Suponia bien porque al ratito. Jachimenea volvfa adar vuelta y alli estaban otra vez los dos cane 20. Mi tio me felicité muchisimo. —iMuy bien, Tito, sos un genio! ;Cémo se te ocurrié probar con los Ce del ciervo? Fue una idea extraordinaria. Rs ao nada, tfo, Pensé que alli podfa estar la puerta, Probé y Guaso me miraba con admiraci alqui i sie eben oat: acién. Cualquier dia iba a confesar Nos dimos vuelta y miramos dénde estébamos. Era un pasillo largo, de ladrillo, que bajaba hacia quién sabe dénde. Sachi otas de agua cafan del techo y hacfan al piso muy resbaladizo. bea mos a caminar pegados a la pared, iluminando el pasadizo con una atin el ttc no queria que alguien viera mucho resplan- ef pezamos a ofr un leve murmullo. Después de una més de las tantisimas vueltas que tenfa ese maldito pasillo encontramos una puerta, Estaba algo abierta y pudimos mirar hacia adentro por la abertura que quedaba. Casi me caigo de espaldas, Un grupo elk i todos vestidos de negro ofa con atencién las palabras de otro ti también vestido de negro y con un sombrero alto, como de coci a, Foc ORIEBIO y con estrellas pegadas. Nos pusimos a ofr lo que decia. f -¥ ya tenemos todo preparado para recibir a los eomprada- res, Nuestro plan ha side un éxito completo, Aqui tengo la carta de estos sefiores. Escuchen: ‘Nos gustaria poder comprar la 8s che de ese pueblo pero necesitamos que esté deshabili a Si ustedes consiguen que no quede nadie en la noche Wee ia garemos el precio que nos pidan’, {Qué les parece? Hemos con- leno de miedo y dudas, Ahora que el tio-y Guaso estaban prisi ; staban prisioneros seguido Jo que querfan. Gracias a nuestra campaiia en contra de ene HAS ee : qué iba a poder hacer yo solo, tan chiquito, c rites la luna ya nadie habita la noche. {Sefiores, hemos triunfado, se- dedores de la Noche? : , mente .contte: 10s WerrISiey Vath, remos inmensamente ricos! En una s¢mana mds nuestros clien- tes Ilegardn al pucblo y entoces...jvenderemos la noche!” Los que ofan empezaron a aplaudir y a gritar. Pero la sorpresa nuestra fue tan grande que nos descuidamos demasiado, Guaso se tropezé y cayé dentro de la habitacién como una bolsa de papas. Se levanté enseguida y miré a todos los ojos que lo miraban con odio. Pero no perdié la calma, —Perdén ;alguno de ustedes podria decirme dénde hay una far- macia de turno? —pregunts. Pero parece que ninguno sabia porque se lanzaron contra nosotros en seguida. Dimos la yuelta para empezar a correr por el pasillo. Tarde, Dos figuras venian avanzando por él. —jEl cientifico! —grité Guaso. —jE1 petiso con el lunar en la nariz! —grité yo. Pero mi tfo ya habia decidido que esos dos eran menos que todos los que venfan atrés, asf que sacamos los palos y cargamos. Pero estos sabfan pelear y Guaso era muy viejo y yo muy chico. Asi fue que en poco tiempo los tipos de negro se sumaron a la pelea. Y ya eran demasiado para nosotros tres, Al fin, se le tiraron cuatro encima de Guaso y cinco al tio, Por un segundo quedé libre. —jCorré, tio, salviite! —me grité el tio. —Pero... —empecé a decir. io esperés mas y corré! —me repitid. No volvi a dudar. Le pegué un pisot6n en la mano al petiso y eché acorrer por el pasillo. Atras de mi ofa los pasos de los que me perse- guian, Llegué a la chimenea, movi la palanea para salir y ya no me detuve, entré en la biblioteca, salté por la ventana y salf ala noche, 32 Capitulo primero © fui el primero en despertarme. Tenia todo el cuerpo gol- x peado, me dolia la cabeza como si la hubieran usado para jugar al fiitbol y ademas estaba atado. A mi lado, Olmos parecfa dormir. —iOlmos! le dije casi en susurro— ;Che, Olmos, despertate, vamos! Nada; me arrastré hasta él y lo sacudf un poco con las piernas, mientras seguia hablandole. —jEh, Olmos, hombre, no es momento para dormir! —EFh, ah, oh, ih, uh —me dijo —Dale, deja de decirme las vocales y sentate bien. —Oia (y dale con las vocales, que mania que le agarré), estoy todo atado, —Mird qué descubrimiento —le dije—. Yo también. Elemental, mi querido Olmos. Si se fueron ¥ nos dejaron solos no van a querer que nos paremos y nos vayamos lo mis panchos, —No, claro, Ay, también me duele la cabeza, Me parece que ten- go un chichén. Tst, silencio, creo que viene alguien. Alguien venfa nomias. Se abrié la puerta y entraron el cientifico y el enano con el lunar en la nariz. — (Donde estamos’? —le pregunté, Nada. —j{, Qué van a hacer con nosotros? —pregunté Olmos. Nada. —Queremoas hablar con el jefe —dije. Nada. — Nos van a dar de comer? (Olmos) Nada. — Qué hora es? (Yo) 35 Nada. —jDequé cuadro son’? (Olmos) Nada. Nos revisaron los nudos, se dieron media yuelta y se fue- ron. {Qué gente mas habladora! gEh, Olmos? Me aturdian, Cuando de pranto.. —Ja jajaja jaje je jese je ja jae ie Jo jojo. Una risa terrible que parecfa no venir de ningtin lado —,Céame han dormida mis queridos huéspedes? —nos preguntan Jas paredes. —,,Quién es usted? —zgrité Olmos. —Todo a su tiempo mt estimado Chelo Olmos, todo a su tiempo. LY cémo esta el amable Guaso? —jCon ganas de verle otra vez Ja cara, chiflado! —le grité —aAh, muy valiente de su parte, Guaso. Si, sf, sf, muy pero muy valiente. No le basté con verme en nuestra pequefia reunion y quiere admirarme nuevamente, Pero lamentablemente por ahora no vita ser posible. Pero mire, Guaso, a cambio les voy a dar mi nombre. El mundo me conoce como...jRufus! —jRufus! —gritamos los dos. —Aja, veo que no Jes es desconocide mi nombre. —No es posible ignorar su nombre, Rufus —dijo Olmos—. Usted fue el que redujo a la mitad eh Aconcagua, el que secd el lago Titicaca, el que hizo que todos los jugadores en. la final del Mundial de futbol se hicieran goles en su propio arco. {Muy bien, Olmos! Me gusta que esté enterado de algunas de mis travesuras, Pero ya he dejado de lado esas Jocuras juveniles y me he dedicado a los negocios. Como ya saben, he venido a este pueblo acerrar uno muy importante. Si, vender nuestra noche, ganahotia, zapallito con espinaca! — Asi es, apreciado Guaso. ¥ todo iba sobre ruedas hasta que ustedes metieron la nariz. Comprendan que no puedo dejarlos ir has- . 36 la que ci BOC! ae oo negocio. Pero no se preocupen, Eso va a ser dentro de co tie 5 t pee oe Después los soltaremos y ya no volveremos a Ss. les recuperaran su libertad i ava yendido la noche del pueblo. ioe we an —jEso si nos: erm s, Ruf le grité con on- 50 § otros lo permitimo: r 5 es st gi ‘on una bron —, Y cémo piet ed >? Ja ja jaje je je gBh, Guaso’ piensa impedirlo, Gu: j é Fi Ss ¢Cémo piensa impedirlo? ; vite La risa de Rufus nos Iené la habitaci ate de sollarme pero abitacién, Traté de esos malditos sabfan hacer nudos. Tenia ganas de morderme de Ja rabia. A mi lado, Olmos pensaba, Capitulo segundo asaron varios dfas y nuestro cautiverio no tuvo ninguna nove dad. Todas las maiianas sucedia exactamente lo mismo, Entra- ban cl cientifico y el petiso con al lunar en Ja nariz, nos miraban los nudos y dos veces por dia nos daban un sénguche de queso y un vaso de agua, jCon lo que me gustaba el queso antes de esta historia! Ahora no puedo ni yerlo. ’ ace Nos dimos cuenta de que Jas cosas iban a ser distintas cuando en lugar de queso nos fieron salame. —aAlgo pasa —dijo Olmos. Si —contesté—, se les acabd el queso, : __No seas tonto, Guaso. Nadie cambia la comida de un prisionero sino es por algo importante. ! mi —Ja ja ja je je je jo jojo. Muy bien, Olmos, lo felicito. Veo que sigue usando su cabeza. 7 ! “Otra vez la maldita risa de Rufus", pense. Asi es, mis honorables huéspedes. No es casual que ney ee tenido salame en lugar de queso. Es, digamos, una celebraci6n. é ae ben qué pasa? Hoy Megan al pueblo los sefiores que nos van a com- prar su noche, Slégrense. Pronto dejaremos de vernos. Espere, Rufus —dijo Olmos. Quiero hacerle una pregunta. : —-Adelante Olmos, No quiero que digan que Rufus no trata bien a sus invitados. p : —Una vez que venda la noche {que va quedar en su lugar? Ki “no si ocurrido”. “Caramba”, pensé, “no se me habia : : Fs una buena pregunta, Olmos, pero usted mismo pode uve respondide, Usted tiene un caramelo. Si se lo come {qué le queda? —Nada. . : —Fxactamente, mi buen amigo. Nada. Y aqui pasa lo ae Donde antes estaba la noche ahora quedard eso. Nada. Pero no st 38 preecupen. Total en este pueblo la noche ya no le interesaa nadie, —jPero eso es monstruoso! —dije sin poder contenerme, —No, Guaso, son negocios —me respondié la voz. —Pero nuestras casas pasardn horas enteras en medio de la nada, miraremos por la ventana y sdlo habra nada, nuestros perros y gatos dormiran bajo la nada. ;jUsted no puede hacer eso! —Si que puedo, Guaso, Es este momento voy a dejar de hablar con ustedes y voy a ira recibir a mis clientes, Pronto oscurecerd y podrdn comprobar que la noche de este pueblo esta deshhilitada. La compraran, se la llevardn a su pais y a ustedes les quedard la nada. Pero vean el lado positivo. Podrin atraer turistas, si son astutos. Ima- ginen la propaganda: “Visite el pueblo donde en vez de noche hay nada”, Y si no esta otra, para gente con mucha plata: “Usted que ya conoce todo, ahora conozea nada”. Hasta puede ser que les hayamos hecho un favor. Disfruten este ultimo dfa de nuestra hospitalidad, Buenas tardes. —|Rufuuuuuuuuuus! —grité, Pero no me respondié. Olmos empezé a tratar de desatarse como un loco pero era imposible con esos nudos. El tiempo empezé a pasar lentamente. No podfamos escapar y en un rato mas los Vendedores de la Noche nos iban a dejar con nada. —Olmos, ino tenés algtin plan? —Si, Guaso. Pero para cumplirlo tengo que estar suelto y afuera. é Qué puedo hacer desde aqui? Lo lamento, viejo. Me parece que les fallé. —No digas eso, En todo caso los que... Pero tuve que interrumpirme porque la puerta empez6 a abrirse muy despacito, “Ahora qué querrin", pensé, “vendran a burlarse de nosotros?” a9 —— AL fin la puerta se abrié del todo y all{, bajo el marco, aparecieron dos figuras que conociamos bien. —jUstedes! —gritamos al mismo tiempo Olmos y yo. —Si, nosotros —dijo uno de ellos. 40 Capitulo primero espués de escaparme de aquella maldita casa legué co- D mo pude a la mia, Me subi por el arbol que da a mi pie- za, me meti de un salto y me acosté vestido, Ahora tenia un ra- tito para pensar. “Se termind todo, se hundid, es el fin. Pronto llega- rin los Compradores, esos tipos de negro van a vender nuestra noche y vamos a tener que vivir solamente de dia. Yo soy el dnico’en el pueblo que sabe esto y nadie me da bolilla. Y¥ encima el tfo Guaso estén prisioneros de esos locos. Y cémo voy a hacer para salvarlos y no se me ocurre nada y ellos deben estar en un lugar horrible y yo no sé que hacer y...” En esto estaba cuando una gota gorda me salié del ojo derecho y se me fue cayendo por el cachete, Me entretuve en ver cémo cafa sobre la sdbana, después una igual por el ojo izquierdo. Psssspssss, paf, Ahora del otro ajo, Psssspssss paf y asi, Una de un 9j0, otro del otro, Al final me quedé dormido. Me desperté la voz de mama que me llamaba para ir a la escuela. Como me habfa acostado vestido me lavé la cara solamente y bajéen seguida, Mama y papa ya estaban tomando el desayuno, Lucfa ya habfa terminado, — {Como dormiste, Tito?—me pregunté mam. —Bien, mami, barbaro—jcdmo le podia contar lo que habia pasado la noche anterior? Seguro que no me iba acreer y enci-ma ibaa ligar una paliza, Me callé. —Tito—empezé a decir papd—jno te dijo nada tu tio de si pensaba viajar? Parece que anoche no durmid aqui, —No...nn.,.no, pa. No sé nada, Nada sé, Ni un poquito —Bueno, esté bien, no hace falta que lo repitas tanto. Debe haber ido a hacer algo en relacién con esa locura suya de la luna, Me parecié que las cosas me iban a ir de mal en peor. Sentéa que todo el mundo me sefialaba ¥ pensaba: “Alla va Tito, que anoche estuvo en la casa grande con el auto grande en la puerta y no dur- miendo, como tendria que haber estado. Si, ese es Tito, el Desobe- diente”, En laescuela las cosas no empezaron mucho mejor, Justo cuando llegaba, el Gordo Beltran, ese maldito matén y todo Lo malo que se les ocurra estaba diciendo: “Che, galguien supo algo mas del loco ese que cree que la luna vale la pena?”. A Beltran nadie le Heva el apunte Porque todos saben lo que es y ademas a mis compaficros tampoco les gusta eso de meterse acasa bien temprano, sobre todo en verano, pero.a mi me enojé muchisimo. que hablara asf de fo, —Nadie lama loco a mi tio. Miré para todos lados para ver quién habia hablado, perono via nadie. Ademis, todos me miraban a mi. Entonces deduje de inmedia- to. Siatrds de mi no hay nadie y ademas todos me miran ami, quiere decir que el que hablé fui yo. Ay. Lamentablemente el Gordo ya hab/a Ilegado a la misma conelusién, Escapar era vergonzoso, asi que s6lo quedaba la pelea, Me preparé para recibira esa mole que era como tres yo juntos. —Dale, veni, céimara de camién —le dije. Cuando el gordo se iba sacudiendo la poea tierra que tenia en el guardapolvo y mis compaferos me rodeaban para ver si me habia quedado algtin hueso sano pensé que ya era suficiente, Primero el petiso con el lunar en la nariz, después los Vendedores de la Noche y ahora el Gordo Beltran, Demasiado, Entonces, mirando a mis amigos que trataban de ayudarme se me ocurrié una idea genial, —Chicos—les pregunté eso de que luna no vale la pena? 4g pardndome de un salto—justedes creen Capitulo seguindo o me costé nad conyengsos de que serfa lindo que un dia de estos saliée 8 todos una noche aprovechando que los, grandes se metian todos en esa casa temprano, Quedé en avisarles de una reunién que teniamos para planear cémo Ilevar a cabo nuestra aventura. Yo ya tenfa un plan y lo que tenfa que hacer ahora era seguirlo. No sabia si iba a dar resultado o no pero no se me ocurrié nada mejor que hacer. EI siguiente paso fue ir hasta la casa de Guaso. Alli estaba Camorra, dando vueltas de aqui para alla. Camorra, Camorra!—lo Ilamé. Vino corriendo y moviendo la cola, —jCamorra, yen aqui! No hay tiempo que perder, Tienes que ir a busear y traer a todos los amigos de Guaso. Vé répido y no te deten- gas (has oido?—, A Camorra hay que hablarle asi porque es un perro que trajé Guaso de Chile y solamente entiende cuando se le habla de ti. Siempre que le hablamos de yos se queda quieto como una estaca. Camorra salié a buscar a todos los linyeras del pueblo y yo me quedé sentado en el tronco de las visitas esperando a que vyolviera. A la tarde aquello parecfa una fiesta. Camorra habia cumplido su parte y los amigos de Guaso hab/an entendido que algo pasaba. Em- pecé a contarles la situacién. —Sefiores, hay gente que quiere vender nuestra noche, —/ Quiénes son esos malditos, dénde estan, cémo se Haman? ine interrumpieron varias voces. Todo el mundo empez6 a protes- tar. Asf no iba a terminar nunca de informarles, —Calma, calma, caballeros. Si no me dejan hablar no vamos a poder hacre nada para impedirlo, 45 Tito tiene razén, Che, jvamos a escuchatlo—dijo uno de ellos. —Bueno, resulta que por aqué andan los Vendedores de la Noche, que tienen prisionero a mi tfo Chelo y a Guaso. — (Eso no es posible!—grité uno. —jNo lo podemos permitir!— grité otro. : —j( Ya vaa ver quiénes somos nosotros! —dijo el que habia pedi- do que me dejaran hablar. ] Pr ; ee Mas o menos asf fue toda la reunién, Cineo horas después pu-de terminar de contarles un poco lo que estaba pasando. Quedamos e vernos de nuevo el dia siguiente pero esta vez. con todos los chicos de Jaescuela que quisierdn unirsenos. —jTenemos que ponermos un nombre !—propuso uno. —jEso, eso, un nombre, un nombre!pidieron los demas. —Estuve pensando en eso—dije—y me parece que tengo un nom: Sj é ren? bre que nos va justo. Vamos a ver, ellos j.qué quieren? —jVender la noche!—contestaron a coro, —zY eso que es? —jUn negocio! / m a —Correcto, ,¥ nosotros qué queremos hacer?— volvi a preg! tar, —Arruinarlo, arruinarlo, arruinarlo!— si me deja sordo el gri- terfo. : __-Entonces qué les parece: los Vendedores de la Noche con-ra.. cial .jlos Arruinadores del Negocia —jEso, eso, bravo, muy bien! ;Tres hurras por los Arruinadores del Negocio! : a Asf, esa tarde nacié el grupo que tenia una sola mision por de- lante: salvar la noche de nuestro pucblo. Y conseguir que la gente volviera a creer en la luna. 46 Capitulo tercero o falté nadie a la primera asamblea general de los Arrui- N nadores del Negocio, Estaban todos mis compaiieros de la ¢s- cuela —hasta el Gordo Beltran habia yenido—y todos los amigos de Guaso. Camorra empezéa ladrar y no dejaba hablar a nadie, —jCamorra, callate t!—tuve que ordenarle, ¥ no ladré mas. Ca- morra es muy abediente. —Damnas y caballeros—empecé a decir—, yamos a dar comienzo aesta asmblea para ver como hacemos para artuinarles el negocio a los Vendedores de la Noche. —Sefior presidente, pido la palabra—dijo Marcela, una com- pafiera que la verdad me gustaba muchfsimo. Lo de presidente lo decidieron los Arruinadores antes de empezar, Pensaban que tenia que tener un jefe y como yo habia organizado el grupo me eligicron a mi. Pero, dichas por Marcela, las palabras “sefiores” y “presidente” me parecieron lindfsimas. | —Puede hablar, sefiorita Marcela—dije todo contento por todas partes. —Sefior presidente, Arruinadores del Negocio, a mf me parece que lo primera que tenemos que hacer es buscar a Guaso y al sefior Chelo para sacarlos de donde estan § —Pero no podemos entrar asi como asf en la casa grande con el auto grande en la puerta—dijo uno de los amigos de Guaso —Les Vendedores de la Noche son malisimos y yan a estar pre- i parados, —No—dije yo—, no podemos entrar de un saque en la casa i grande con el auto grande en la puerta, pero podemos hacre algo mejor. 47 —(,Qué cosa?—preguntaron varias voces, A mi me encantaba el asunto este de contarles mi plan de a paco. —Podemos vigilar la casa dia y noche, De dia pedemos hacerlo los chicos y de noche los grandes. En algtin momento van a tener que dejar la casa la mayoria de ellos, — Cuando? —volvieron a preguntar. —j; Cuando Ieguen los compradores. Entonces, si estamos pre- parados, podemos entrar todos en Ja casa y liberar a mi tio y a Guaso. Después veremos cémo hacemos para arruinarles el plan a loa Ven- dedores. ,Qué les parece mi idea? —Biarbara—dijo el Gordo Beltrén—, pero ,cdmo vamos a hacer los que no estemos vigilando para eterarnos de que los Vendedores de la Noche se fueron de la casa grande con el auto grande en la puerta. —Por una contrasefia—le contesté. —jPor una qué... ? —Una contrasefia, Una frase que tenemos que clegir ahora y que la vamos a repetir ese dia. Esa frase va a querer decir que tenemos que juntarnos todos frente a la casa grande con el auto grande en la puerta, Entramos, agarramos a los que hayan que- dado y soltamos a tio y a Guaso. — Yo tengo una frase! —grit6 Marcela—. Se me ocurrié recién “Habra paz a la mafiana. A marcha a la casa”. —jEsa es muy buena!—dijieron los amigos de Guaso—jNos pa- rece muy linda! —A mi también me parece muy linda. ¥ si nadie se opone queda aprobada como contrasefia la frase de la sefiorita. Me parece que nunca me voy a olvidar de la mirada de agradeci- miento que me dio Marcela esa tarde. Y a partir de ese momento la casa grande con el auto grande en la puerta estuvo permanentemente vigilada por los Arruinadores del Negocio. Hacfames las guardias de a dos para no aburrirnos, 48 Pero pasaban los dias y los Vencedores de la Noche no salfan ni a comprar el pan. Hasta que una tarde en que estdbamos de guardia Marcela y yo (por una suerte increible me habia tocado vigilar con ella)... —Tito, Tito, mird, se abre la puerta! Era cierto. Por primera vez en todas esos dias se abria la puerta de calle. Y empezaron a salir uno por uno todos los tipos que yo habia visto vestidos de negro. “Adentro se quedaron el cientifico y el petiso con el lunar en la nariz”, pensé. —j(Rapido, Marcela —dije—, vos agarrd para aquel lado del pue- blo y yo me voy para este otro. Llegé la hora de jos Arruinadores! Cada uno se subié a su bicicleta y empezé lo que debe de haber sido la cosa mas rara que pasé en nuestro pueblo en toda su historia. Yo llegué hasta la verdulerfa de don Matias, donde trabaja Coca, que ayuda a su papd en el reparto. —Hola, don Matias —saludé, —Hola, Tito. ;Buseds a Coco? Esté en el mostrador. —Gracias, don Matias. Coco “Habré paz a la mafiana, A mar- char a la casa”. —Papi —dijo Coco—, tengo que irme. Majiana sigo —Pero Co... Co... Coco 4qué pasa?—. El pobre don Matias no entendia nada. Coco se fue a avisarles a otros compafieras. Pronto fuimos mas de quince, cada uno en su bicicleta. _Muchachos—les dije—, demos una yuelta por el pueblo cantando la contrasefia, Ast los que la oigan ya saben lo que tienen que hacer. YY empezamos a cantar a todo pulmén por la calle: “Habra paz ala mafiana”, A marchar a la casa”. Los chicos que la ofan dejaban de hacer los deberes o de tomar la leche, abandonaban la bolsa con las compras en medio de la vereda, tiraban la manguera con la que estaban regando el jardin, los linyeras ya no pedfan 50 mas algo de comer o no revisaban mas para encontrar cosas que les sirvieran entre lo que se tiraba, Al rato éramos mas de ei grandes y mas de treinta chicos que cruz4bamos las call : cantando; “Habri paz a la mafana. A marchar a la oma I i otros grandes se miraban sin saber qué pasaba, Cuando isyariee a la casa grande (el auto grande no estaba, claro) nos feriianen tan fuertes que ni siquiera fuimos por atrés. Tlanames : la ue * y cuando nos abrié el cientifico entramos como una et petiso con el lunar en la nariz quiso salir corriendo pero Gat Arruinadores lo alcanzaron, Yo me fui enseguida a la bibliotec con Camorra. Toque los cuernos del ciervo y aparecimos tel otro lado de la chimenea. : is —Ahora despacio, Camorra. No sea que haya alguna sorpresa. Recorrimos el pasillo haciendo el menor ruido posible. De una de la : Puertas salia un poco de luz, Lentamente empecé a ebaaal fe de la pieza, atados como dos salamines, estaban Guaso y el tfo. Creo ee me senti tan contento, Nos quedamos con Camorra miran- —jUstedes! —nos gritaron al mismo tiempo. —Si, nosotros —dije yo, Y el mundo entero p; 6 més li arecid mas lindo que hasta hac i i eu apenas. Nt ratito Capitulo cuarto as calles del pueblo nos vieron pasar otra vez a los Arrui- L nadores del Negocio, ahora con nuestros dos nuevos miem- bros. Nos fuimos todos para la casa de Guaso y entramos cuando ya la noche estaba por llegar. —Tio, Guaso—le dije—, estos son los Arruinadores, el gru-po que forme mientras ustedes no estaban. —Chicos, sefiores—dijo el tio—, nunca olvidaré lo que hicieron por nosotros. Pero los agradecimientos van a tener que esperar para después, |Tito! —Si, tfo, aqui estoy. —Tito, no hay tiempo que perder. Los Vendedores de la Noche van a mostrarles a los compradores que la noche del pueblo esta deshabitada y hoy mismo la van a vender. La idea es esta. Tienen que ir asus casa y traer toda la ropa que puedan. Los que tengan trompetas y bombos que los traigan. Vos, Tito, quédate. Tenés un papel muy importante que cumplir en todo esto. Bien Este es el plan, Tres horas después era noche cerrada en el pueblo, En el cie-lo habia una luna lena que parecia una luna Henisima. Estaba mas enor- me que nunca, No habfa un alma por la calle. Es decir, salve yo. Si, yo, que me escondia de drbol en arbol esperando a los Vende- dores de la Noche y a sus clientes. Al fin aparecieron, en el fondo de Ja calle. Un grupo de tipos vestidos de negro con otro grupo de tipos vestidos de blanco. Me acerqué lo mas que pude para oir lo que decian, Hablaba el jefe de los tipos vestidos de negro. 52 — Y, como podriin ver, hemos cumplido con lo que ustedes pe- Han como condicién para comprar la noche de este pueblo. Esti totalmente deshabitada. Entonces hablé de los tipos vestidas de blanco, — (Esta seguro de que es asi? —Absolutamente—dijo el ne! gro—. Ustedes mismos pueden com- Prebarlo, Den por el pueblo las vueltas que quieran y a nadie, Se han tragado la estupidez esa de que la lu pena y ya no salen de sus casas. Sefiores, ya no vive nadie, Era el momento de mi actuacién, Sali de mi escondite, —,Ustedes también vienen al corso'—pregunté. ho encontraran I-na no vale la en lano-che de este pueblo Capitulo primero os chicos nos trajeron infinidad de ropa y de instrumen- L tos. Nosotros también loes conseguimos varios trajes todos fotos y pantalones enormes que los atamos con piolines, Dejamos el resto de la ropa y los carteles en una de las calles mas escondidas y nos fuimos a nuestro lugar. Olmos se fue con los chicos y yo con mis amigos. A la hora que habjamos arreglado con Tito nos largamos nosotros con el nombre de los Lundticos. Puncha, puncha cachimba, puncha, puncha, cachimba, meta bombo ¥ trompeta y cantando nuestra marcha: Los lundticos cantamos Porque nos gusta la noche y cantamos siempre a pies Porque no tenemos coche, Pum, pum, pum,...ta ta ta ta ta ta y mds trompeta. Atrés de nosotros venian los pibes. Ellos se lamaban Los Sin Pelo y marchaban cantando: Nos Ilamamos Los Sin Pelo porque se nos cayé pronto, Mejor. Asi no tenemos ni un solo pelo de tontos. Cuando pasamos delante de los tipos de negro y los tipos de blan- co le metimos més fuerte al canto, al bombo y a la trompeta. Tito estaba con ellos muriéndose de tisa, Aproveché y le guifie un ojo. Llegamos a la calle donde tenfamos escondida la ro- 55 pa y los otros carteles. Mis amigos y yo corrimos camo locos para arovechar mientras estaban pasando los chicos delante de los tipos de blanco y de negro, Nos sacamos la ropa que tenfa- mos. nos pusimos otra y agarramos otro cartel. Ahora nos llamaébamos los Buscapelea. Volvimos a correr para dar la vuelta y ponernos atras de los dltimos chicos. Nos llaman Buscapelea porque somos malos malos y poer eso andamos siempre con dos piedras y tres palos. Después los chicos hiceron lo mismo que nosotros Se cambiaron de ropa y de nombre, Pasaron a ser los Estrellados y se pusieron atras de nosotros. Y hubiéramos seguido asf toda la noche si no hubiera pasado lo que pas6, Se empezaron a aprender las luces de todas las casas. YY empezé a salir todo el mundo a la calle. Claro, con el batifondo que haciamos nadie podfa dormir. Pero ademas la mayorta de los que salian tenfan a sus hijos con nosotros, arlos, qué hacés aqui, asi vestido’? Susy, que hacés levantada a esta hora y afuera de casa? —Tito, qué es todo este bochinche? Pero como no era momento de ponerse a explicar nada, los chicos simplemente los agarraron de la mano y se los Ilevaron a la murga. La cuestion es que en un santiamén tedo el pueblo estaba cantando y bailando de Io lindo. Entonces fui corriendo y me traje el cartel mids grande que tenfamos preparado. Lo desplegamos delante de los tipos de blanco y los tipos de negro. El cartel decia. _ Y nos pusimos a cantar todo lo que tenfamos, Somos los Arruinadores del Negocio de la luna y i quieren comprar algo que compren una aceituna. ‘Todo el pueblo cantaba que era una alegrfa verlo, Me acerqué para abrazarme con Tito y justo Olmos también Ilegé corriendo. Oj que uno de los tipos de blanco le decfa a Rufus, bastante enoja- do: — i Aesto llama una noche deshabitada? Sefior pensé que estaba- mos tratando con gente seria, Buenas... noches. Y¥ se fueron todos los tipos de blanco més furiosos que un papé de mal humor. Rufus nos miré a los tres. Nunca vi tanta rabia en dos gjos, —Muy bien, Olmos—dijo—, muy bien. Esta le ganaste. Pero no siempre va a ser asf. Ahora nos vamos pero ya nos volyeremos a ver. Ya nos volveremos a yer. Se dio media vuelta y se fue con otro grupo de tipos vestidos de negro. No me gusté eso de que “‘ya nos volveremos a ver” pero me olvidé enseguida. Nos miramos un buen rato con Olmos y Tito y volvimos a la murga. Eran las cinco de la mafiana y Ja gente seguia meta baile y canto. No me aguanté y tuve que preguntarle a Olmos, —;,0lmos, cémo sabias por dénde iban a venir los Vendedores? —Elemental, mi querido Guaso—me dijo. Y volvimos a refrnos. En la punta més alta del cielo, la luna redonda, grandota, miraba como agradecida, 58 A | dia siguiente los chicos tuvimos que dar algunas explica- ciones pero como los grandes se habfan sumado a la fiesta sin mucho esfuerzo no fueron muy exigentes. Sabiamos que iba a pasar un tiempo antes de que todos se convencieran de que la Juna valia la pena, pero como no habia ahora ningtin peligro no tenia- mos apuro. En algtin momento los grandes se iban a dar cuenta de su ctror y la noche iba a volver a tener a sus habitantes de siempre. Pero entre todas estas cosas buenas hubo una triste: un dia el tio dijo que tenia que irse. —,Y seguro que tenés que irte, tio? —Si, Tito, Estuve mucho tiempo con ustedes y quiero ir un poco a mi casa. —Ufa, tio. ; Y cuando vas a volver? —Pronto. Vos sabés que no puedo estar lejos de mi sobrino prefe- rido. Ahora veni que te cuento una de esas historias que tanto te gustan, ¥ me conté Ja ultima historia de esa visita. Y cuanto mas se acer caba al final, mas triste me ponia yo. A los dos dias lo a dejar en Ja estacién. Mis papas lo saludaron y nos dejaron solos. Entonces el tio se agaché para mirarme la a yo meta pssst paf, una de un ojo, otra del otro. El tfo me agarré la cabeza y me dijo: —Tito, ahora me voy. Y por un tiempo no nos vamos a ver. Pero ahora vos tenés que hacer aqui algo muy muy importante. —{,Qué?—dije yo entre paf y paf. ——Defender la noche. Eso es lo que tienen que hacer ahora los Aruinadores del Negocio. —{Pasajeros al ten!—grité el guarda. Y no soné el pito. Yo me abracé fuerte, fuerte a mi tio, Y él se abrazé fuerte, fuerte a mi. Después me aparté despacito, Tomé valija y se subiéd de un Ard 60 salto al vag6n que ya habia empezado a moverse, Me quedé viendo como el iren salia de la estacién. ~—Lo vamos a extraiiar mucho— dije una voz atrds de mi. Me di vuelta de un salto para ver quién habia hablado, Era Guaso—, Pero algo adentro de mf me dice que esta no fue la tltima vez que nos VIMOS. —{,Sabés lo que me dijo antes de irse, Guaso? No. {Qué te dijo? —Que ahora los Arruinadores tenemos que defender la noche, —¥ ...sera...si él lo dice. Pero por ahora no creo que haya pe- ligro, Bueno, yo me voy para casa. Me acompaiiis —Vamos migo—le dije, YY Camorra saltaba como siempre, moviendo la cola, ladran-dole aun nuevo dia. amigo? Este libro lo eseribié Esteban... Se llama Esteban Valentino y nacié hace 33 afios, Eso no expli-ca demasiado, pero por algtin punto hay que empezar, Se puso aescribir cuando era chico, y le gusté tanto que ya no paré, Le en-canta el numero 3, los jazmines y la pizza con mucha muzaar-ela. Bs perio- dista deportivo en el Diario de Neuquén, donde vi-ve, y la pasa réquetebien cuando juega ala pelota con sus hijos Lisandro y Claudia, Edité una version de un libro muy lindo que se Hama Cantar del Mio Cid, un libro de poemas con otros como él, y un par de cuentas en libros de lectura para chicos. Est4 casado con Susana y tiene dos premios de poesia: cl Nacional para autores inéditos en 1938 y el premio de la Univesidad del Comahue en 1988. Ah, es hincha de Boca. Escribié una obra de titeres, “La Balada del Pajaro Caminador”, que se esta presentando en Neuquén. »¥ lo ilustré Elena. Se llama Elena Torres. Nacié en Buenos Aires, en el barrio de Mata- deros. Vivid tres afios en Bariloche y ahora vive nuevamente en Bue- nos Aires, Elena es dibujante y pintora. También hizo publicidad, Ha publicado sus dibujos en varias revistas y en muchos libros Algunos de los libros ilustrados por Elena son: Betina, fa maquina del tiempo, Las locas ganas de imaginay, algunos fasciculos de la enciclopedta Veo-Veo, Cuentos qute cuentan los tobas, Basta de bru- jas, Y el Arbol siguié crecienda, La verdadera historia del Ratén Feroz, El Raton Feroz vuelve al ataque y Cosas de chicos, 63 SECRETARIA DE PREVENCION Y ASISTENCIA DE LAS ADICCIONES DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES FONODROGA Servicio Telefanico Gratuits de Ayuda pare Acicciories al Alechol y Drogas. Lunes a Viernes dao 19 hs. 0-800-25462 FONO ESCUELA Servicio TelelSnice Abierto « la Comunided Edueativa pore Informacion y Orientacién en Prevencidn y Asistencia de Adicciones. (021} 21-1409 de 9a 16 hs. « Lunes © Viernes, CENTRO PREVENTIVO ASISTENCIAL DE REFERENCIA EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES Colle 3 y 527 - Tolosa - Lo Plata. (021) 27-1732 / 21-5728 de 9 a 17 hs. - Lunes o Viernes. CENTRO MODELO PARA INTERNACION, COMUNIDAD DE DIA Y TRATAMIENTOS AMBULATORIOS "PUEBLO DE LA PAZ" Comino de Cintura y Juan X0lll - Lemas de Zamora, (01) 235-2930 / 2950. naan eee

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