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EL ARTE OCCIDENTAL EN EL CRISOL. Europa, del siglo VI al XI Habiamos dejado la historia del arte occidental en el periodo de Constanti- no y en los siglos en que fue amoldado al precepto del papa Gregorio el Grande, el cual declaré que las imagenes eran ttiles para ensefiar a los seglares la palabra sagrada. El perfodo que viene a continuacién de esta primitiva época cristiana, tras el colapso del Imperio romano, es conocido generalmente con el poco hala- giieno nombre de edad de las tinieblas. Llamamos tenebrosa a esta época, en parte para dar a entender que las gentes que vivieron durante esos siglos de migraciones, guerras y cataclismos estuvieron sumergidas en la oscuridad y poseyeron muy pocos conocimientos que las guiaran; pero dicha designacién tambign implica que, en cuanto a nosotros, es mas bien escaso el conocimiento que poseemos acerca de esos siglos confusos que siguieron a la caida del mundo antiguo, y precedieron el nacimiento de los paises europeos en forma aproxima- daa como actualmente los conocemos. No existen, claro esti limites fijos de tal periodo, pero para nuestros propésitos podemos decir que duré casi cinco siglos, aproximadamente desde 500 hasta 1000. Quinientos afios suponen un dilatado lapso en el cual pudieron ocurrir muchas cosas, como efectivamente ocurrieron. nes conocen algo de la historia de la edad de las tinieblas esto apenas podra sor- prenderles mendas diferencias entre las gentes y los estamentos sociales. No fue solamente oscuro este perfodo, sino hecho a retazos, con tre- Durante esos cinco siglos existieron hombres y mujeres, particularmente en monasterios y conven- 15, que amaron el saber y el arte, y que sintieron gran admiracién por aquellas obras del mundo antiguo que habian sido conservadas en bibliotecas y tesore- rias. A veces, esos monjes o clérigos ilustrados ocuparon posiciones influyentes en las cortes de los poderosos y trataron de hacer revivir las'artes que admiraban. Pero con frecuencia su tarea resultaba inutilizada por las nuevas guerras ¢ inva- siones de los asaltantes armados del norte, cuyas opiniones acerca del arte eran “muy distintas. Las diversas tribus teuténicas, godos, vindalos, sajones, daneses y ‘Vikingos, que recorrieron en incursiones y pillajes continuos toda Europa, eran consideradas barbaras por cuantos apreciaban las producciones literarias y artis 100 \ Iglesia de Todos los S Santos, Earls Barto, se Norhampronshire, h. 1000 Torre sajona que imita tuna construccién de madera, wor ticas de griegos y romanos, En cierto modo, eran, no quiere decir que carecieran del sentido de Cabera de dragén, h. 820. Talla en madera hallada en Oscberg, Noruega: 51 cm de altura: coleceén de la Universidad, Oslo, ieron con exactitud esos esquemas del siglo VII ni qué significaban, cas acerca del arte se pero no es improbable que las ideas de esas tribus teuté: asemejasen a las de las tribus primitivas de cualquier otra parte. Existen razones as figuras de dragones, uena idea del cardcter de este arte para creer que también ellas “talladas en los trineos y barcos vikingos dan (ilustracién 101). Es facil imaginar que esas amenazadoras cabezas de monstruos eran algo mas que decoraciones inocentes. En efecto, sabemos que existieron leyes entre los vikingos noruegos que exigian del capitan del barco que quitara esas figuras antes de regresar a su puerto «para que no asusten a los espiritus del pai “onstruyeron en piedra iglesias y campanarios imitando las estruc- turas de madera utilizadas por los artesanos locales (ilustracién 100), pero los més maravillosos monumentos de la consecucién de tal propésito son algunos de los manuscritos realizados en Inglaterra e Irlanda durante los siglos VII y 160 VIII. La ilustracién 103 es una pagina del Evangeliario de Lindisfarne, com- puesto en Northumbria poco antes de 700. Muestra una cruz que incluye un encaje incretblemente rico en dragones 0 serpientes destacindose sobre un fondo atin més complicado. Resulta tentador tratar de descubrir la conti nuidad a través de este enrevesado Laberinto de formas retorcidas y seguir las colas de esos cuerpos entrelazados. Atin mas sorprendente es observar que el resultado no es confuso, sino que los diversos esquemas se corresponden entre si y forman una completa armonia de dibujo y de color. Cuesta trabajo creer que haya podido haber alguien capaz de concebir un esquema semejante y de tener la paciencia y la perseverancia de realizarlo. Esto demostraria, si fuera preciso, que los artistas que cultivaron su tradicién nativa no carecfan de habi- lidad 0 de técnica. Uno de los aspectos més sorprendentes surge de observar de qué modo han sido representadas las figuras humanas por esos artistas en los manuscritos ilus- trados de Inglaterra ¢ Irlanda. No parecen, envrealidad, figuras humanas, sino © mis bien un conjunto de esquemas lineales obrenidos de formas humanas (ilus- tracién 102), Puede verse que el artista ha_utilizado algin.modelo que hallé en tuna vieja Biblia, trasformandolo de acuerdo con sus gustos.Cambié los pliegues del vestido. por algo-semejante’a-cintas entrelazadas, los bucles del pelo y hasta las orejas en volutas, y convirtié el conjunto-del-rostro en una mascara rigidas Estas figuras de evangelistas y de santos parecen casi tan rigidas y extranias como {dolos primitivos, revelando que los artistas que se educaron en la tradicién de © 102 Sam Lucas, 750, Del mamusctito de un cevangelio: Stiftsbibliothek, St. Galle, 103 Pigina del Evangelario de Lindisfarne, b. 698 Biblioteca Britinica, Londres. 163 evsors, ont cio M1 AL placer que evidentemente sentfa el artista al aprovechar cualquier oportunidad 165 106 Sam Mateo, h, 830, Devun evangelio probablemente pintado en Reims; Biblioteca Municipal, Epes pliegues zigzagueantes. Pudo haber existido algo en el original que le sugiriera este procedimiento, pero probablemente atraia para dibujar Iineas ensortijad esto al artista medieval porque le recordaba aquellas cintas y rasgos entrelazados _ que habjan sido la mayor conquista del arte nérdico. En pinturas como éstay imiento de un nuevo estilo medieval, que hizo posible para el observamos el n arte algo que ni el antiguo oriental ni el clésico habian realizado: los egipcios j { plasmaron lo que sabjan que existia; los griegos, lo que veian; los artistas del medievo aprendieron a expresar lo que senvian. No se puede hacer justicia a ninguna obra de arte medieval sin tener presen= te este proj no se proponian crear una imagen convin= cente de la naturaleza o realizar obras bellas, sino que deseaban comunicar a sus 16 (am ‘hermanos en la fe el contenido y el mensaje de la historia sagradé. Y en esto aca- so fueron més afortunados que muchos de los artistas anteriores o posteriores. La ilustracién 107 pertenece a un Libro de los evangelios que fue ilustrado (0 minado) en Alemania mas de un siglo después, alrededor de 1000. Representa el incidente relatado en el evangelio de Juan (13, 8-9), cuando el Cristo lavé los pies a sus disefpulos tras la altima c Le dice Pedro: «No me lavaris los pies jams.» Jesis le respondié: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.» Le di ‘ior, no sélo los pies, sino hasta las manos y la cabera. Esta conversacién era lo tinico que le importaba al artista. Representar la habitacién en donde la escena tenia lugar era irrelevance para él; incluso podria ser que ella desviara la atencién del significado interno del acontecimiento. En cambio, situé las figuras principales contra un fondo dorado, luminoso y plano, sobre el que los gestos de los protagonistas resaltan como una inscripcién solem- ne: la actitud implorante de san Pedro, el gesto calmado con que el Cristo imparte su ensefianza, A la derecha un disefpulo se saca las sandalias, otro acerca un recipiente, los demés se apifian detris de san Pedro. Todas las miradas se dirigen al centro de la escena con rigidez, dandonos asi la sensacién de que alli esti sucediendo algo de infinita importancia. {Qué més da si la redondez de la jofaina no es regular 0 que el pintor tuviera que dislocar la pierna de san Pedro y adelantar un poco la rodilla para que su pie apareciese claramente en el agua? Lo 107 EL Cristo lavando ls piesa los peices, 1000, Del Libro de los ccungetios, de Oreo Wl; Biblioteca Nacional Bavara, Munich, 108 Adin y Eva después de la caida, b. 1015 la caredral de Hildesheims, que le interesaba expresar era el mensaje de la humildad divina, y esto fue lo qué transmitis, Resulta interesante detenernos por un instante para mirar hacia atris, en el tiempo, otra escena que también representa un lavado de pies: el vaso grie- . (pig. 95, ilustracién 58). Fue en Grecia donde se descubrié el arte de mostrar «los movimientos del alma», y aunque el go pintado en el siglo V tis- ta medieval interpreté su propésito de modo muy distinto, sin la herencia griega la Iglesia nunca habria podido hacer uso de las pinturas para sus pro- pios fines, Recordemos las palabras del papa Gregorio el Grande: «La pintura puede sé ap ben leer» (pag. 135)/ Esta buisqueda de claridad aparece no sélo en las ilustraciones pintadas, sino tam- argada para la iglesia alemana de Hildesheim poco después de 1000 (ilustracién 108). para los iletrados lo mismo que la escritura para los que bien en esculturas como las del panel de una puerta de bronce que fue en Presenta al Dios acercéndose a Adin y Eva después del pecado original. No hay nada en este relieve que no pertenezca esttictamente al relato biblicoy pero esta concentracién de los objetos tratados hace que las figuras se destaquen con la mayor nitidez sobre la lisura del fondo, y casi leemos lo que dicen sus actirudest Al Dios sefiala a AdingAdin a Eva, y Eva a la serpiente que esta en el suelo. La traslacién de la culpa y el origen del pecado estan expresados con tanta claridad y tan intensamente que de inmediato olvidamos que las proporciones de las figuras tal vez no sean muy correctas, ni los cuerpos de Adan y Eva bellos segiin nuestra concepeién, aD ACEC gv VILLELMO DVCI~ No hay que suponer, sin embargo, que todo el arte de este periodo existiera exclusivamente para r a ideas religiosas. No sélo se construyeron iglesias en dl medievo, sino también castllos, y los barones y sefiores feudales a quienes pertenecian los castillos también contrataban a artistas de vez en cuando, El motivo por el que somos propensos 3 arte del que las con maj olvidar estas obras cuando hablamos del alto medievo es simple: los castillos eran destruidos a menudo, mientras El arte religioso era tratado, en su conjunto, + respeto, y culdado con mas esmero que las simples decoraciones de las estancias privadas. Cuando éstas quedaban anticuadas, eran retiradas y des- 109, 110 Tape de Bayes 1, 1080, El ry Harold prestando juramento al duque Guillermo de ndiay, luego, ido a Ingaverras feiso, 50 cm de altura Museo de Tapices Bayeus. 169 EL hermano Refill srazando la letra R, siglo XU Detalle deur ‘manuscricoilurminado: Fundacion Martin Bodmer, Ginebra truidas, al igual que sucede hoy dia. Pero, afortunadamente, un gran ejemplo de exte tiltimo tipo de arte ha Hegado hasta nosotros, porque se conservé en una iglesia i storia de la conquista aap Ignoramos cundo se ejecuté exactamente este tapiz, pero muchos especialistas estin de acuerdo en que fire mientras estuvo vivo el recuerdo de las ja Columna de Trajano, por ejemplo, pags. 122 y 123, ilustraciones 77 y 78), esto es, la narracién de una campafia'y una victoria, la cual fue plasmada con maravillosa vivacidad. En la ilu pdemos ver, segiin nos dice la inscripcién, cémo presté Harold su juramento a Guillermoyy en la ilustracién 110 cémo regresa a Inglaterra. FE -contar la historia no podia ser més claro: vemos a Guillermo sentado en su trono contemplando cémo pone Harold su mano sobre las reliquias santas para prestar juramento de fidelidad, juramento del cual se sirvié Guillermo como pretexto para sus aspracioney ° . Mis preferencias particulares son para la figura de hombre que se halla en el balsn de la e para otear la Hegada del barco de Harold. na siguiente, el cual coloca su mano sobre los ojos Ciertamente, sus brazos y sus dedos parecen un tanto extrafios, y todas las figuras de la escena como insélitos y Pequefios mufecos, que no estén dibujados con la seguridad de los asitios y romanos. Cuando el artista medieval de esa época carecia de modelo que copi dibujaba en cierto modo como un nifio, pero hacer lo que él hacia no resulta luto, Refiere la narracién épica con una economia de medios y con’ tal concentracién en lo que a él le parecia importante, que el resultado final resulta més impactante que los reportajes actuales en prensa o televisin./ AN escenas que en él se reproducen, acaso alrededor 2000 El pin una croni- ¢ if del y del antigo”, 4

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