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NOTAS TFM

Posmodernidad y Nihilismo:

Derrida and Wittgenstein as semantic nihilists:


Brandom: SOME STRANDS OF… Wittgenstin semantic nihilism
Postmodern Nihilism (xxx): “This corresponds to the accusations of
nihilism levelled at philosophers such as Ludwig Wittgenstein and Jacques
Derrida, where the (perceived) destruction of language is equivalent to
semantic nihilism” (p. 15)

Derrida y Wittgenstein – Diferencia y Deconstrucción:

“I Will teach you differences”: motto para las Investigaciones Filosóficas


sacado del Rey Lear (Shakespeare), oponiendo su modo de hacer filosofía al
de Hegel (pretendiendo mostrar diferencias entre los usos: “attention to the
differences between word uses which we might otherwise too quickly assimilate,
and thus be led into philosophical confusion (such as referring to pains and

referring to objects), is key to philosophical clarity.” -


https://inthespaceofreasons.blogspot.com/2007/12/i-will-teach-you-
differences.html -)

“Hegel seems to me to be always wanting to say that things that look different
are really the same. Whereas my interest is in showing that things which look
the same are really different. I was thinking of using as a motto for my book a
quotation from King Lear: ‘I’ll show you differences.’ [laughing:] The remark,
‘You’d be surprised’ wouldn’t be a bad motto either.”–Ludwig Wittgenstein
(1948)*

(*remark to M. O’C. Drury, 1948. Reported in Drury, The Danger of Words &


Writings on Wittgenstein (1996), p. 157)

- Wittgenstein y Tolstoy (xxx)


- I Will teach you differences (Román Cuartango, xxx)

Sobre la violencia:

2013 Victoria L. Dickman-Burnett:


- “Therefore, there can be nothing that comes before arche-violence, it cannot
be part of a chain of endless signifiers, because it is where violence begins.”
(p. 16) [la violencia originaria no puede ser metafórica, pues la metáfora es
siempre posterior a la diferencia, y por lo tanto también posterior a la
violencia originaria que crea las diferencias]
- “… beyond the acts of violence, there is another violence at play, the
violence of forcing someone to speak, think, and exist in another language.
Someone who does not think critically about language may see being forced
to learn another language as a minor inconvenience, however that does not
take into account the fact that language defines us. It is, as Wittgenstein
contends, the vehicle of thought. Forcing someone to learn a language is
forcing them into a foreign conceptual framework when speaking the new
language. To learn to speak a language, one must think in that language
while speaking.” (p. 52)

Derrida Dry (xxx):

- Argumento wittgensteiniano a favor de la imposibilidad de ¿univocidad o


polisemia? en su argumento en contra del lenguaje privado: es imposible que
alguien diga algo con sentido una única vez.
- La violencia originaria en el aprendizaje ostensivo wittgensteiniano: Cuando
sigues la regla sin razonar, ciegamente.

APLICACIONES:

- Parecidos de familia y feminismos (Feminist epistemology… xxx; ver


subrayado)

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INTRODUCCIÓN:

La motivación inicial de este trabajo tiene su origen en una conferencia del profesor
Quintín Racionero en la que se abordaba el problema de la posmodernidad (entendida
por Racionero como una “forma de cultura” y no como un tipo de filosofía) señalando
los problemas surgidos a lo largo del siglo XX dentro del pensamiento heredado de la
ilustración, y cuya resolución exige un abandono del marco moderno y el desarrollo de
una nueva racionalidad. Partiendo de la obra de Oswald Spengler, La Decadencia de
Occidente, el profesor Racionero expone las primeras fracturas dentro de la tradición
moderna, que para Spengler -quién comparaba el desarrollo de las culturas con el de los
organismos vivos- se encontraba en su “invierno”, en su etapa de decadencia, anterior a
su muerte. Si bien Spengler inicialmente atisbó en el pueblo ruso el nacimiento de una
nueva cultura, finalmente depositó en el pueblo alemán la tarea de la creación de un
nuevo hombre, llegando a ser uno de los primeros presidentes del partido Nazi. En este
punto de la conferencia el profesor Racionero introdujo la figura de Ludwig
Wittgenstein por primera vez en la discusión, realizando una aparentemente arriesgada
comparación entre el autor de La Decadencia de Occidente y el del Tractatus Lógico-
Filosófico: si bien el Tractatus parece moverse mayormente en el terreno del lenguaje y
de la lógica, y no parece interesarse por la realidad social, este resulta ser, no obstante,
el “certificado de defunción de la cultura filosófica europea” (de la razón moderna
ilustrada). El Tractatus marcaba el final de un mundo (el final del mundo moderno
impulsado por la razón ilustrada, en el que la filosofía trata de representar y prescribir el
mundo en todas sus dimensiones) y el comienzo de uno nuevo (en donde se abandonan
las pretensiones de dominar y prescribir el mundo por parte de la filosofía, volviendo
ahora la mirada desde el mundo hacia el lenguaje). Según el profesor Racionero
debemos a la figura de Wittgenstein dos aportaciones en la construcción de una nueva
forma de racionalidad: la función prioritaria de la comunicación (que se hizo patente a
partir de lo que se ha ido llamando en filosofía, el “giro lingüístico”, la vuelta de la
mirada hacia el lenguaje en tanto condición de posibilidad del pensamiento desarrollada
en el Tractatus), y la constatación del carácter social de la comunicación (desarrollada a
partir de su giro pragmático en las Investigaciones Filosóficas).

Tomando estas primeras consideraciones como punto de partida, el presente trabajo ha


tratado de indagar en el pensamiento de Wittgenstein con objeto de valorar las
diferentes aportaciones que este autor puede ofrecer a un proyecto de superación de la
razón moderna. Para ello se tratará de rebasar el marco de la filosofía analítica en el que
habitualmente se inscribe el pensamiento wittgensteiniano, y se buscarán las vías de
diálogo con otras corrientes filosóficas de corte continental, como la hermenéutica, la
fenomenología y la deconstrucción, poniendo especial interés en esta última. Se
trazarán, por lo tanto, puentes con Friedrich Nietzsche (habitualmente considerado
como “padre de la posmodernidad”), Martin Heidegger (con quién Wittgenstein
compartirá ….), y finalmente con Jacques Derrida (padre de la deconstrucción), con
objeto de arrojar una luz diferente sobre los textos wittgensteinianos más significativos,
tomando el Tractatus y las Investigaciones Filosóficas como los textos de referencia de
sus dos etapas.

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Crítica wittgensteiniana hacia la noción de progreso:

En la medida en que pretendemos proponer a Wittgenstein como crítico de la razón


moderna, y en tanto que hemos definido la creencia en el progreso como una de las
características principales de esta modernidad puesta en cuestión, se impone como
necesaria la tarea de analizar aquellos pasajes de la literatura wittgensteiniana en los que
el autor austríaco se pronunció al respecto de esta noción tradicional de progreso. Si
bien en el prefacio del Tractatus, así como en sus conclusiones, no se habla
explícitamente sobre esta noción, sí se afirma lo poco que la filosofía había avanzado, a
pesar de haberse resuelto “todos los problemas”. Una forma de entender esta afirmación
sería la de considerar que, en la medida en que la filosofía no puede seguir la forma del
proceder científico, y en la medida en que la noción de progreso moderno está moldeada
por la noción de progreso científico, los “avances” del Tractatus consisten únicamente
desvelar que tal avance no es posible en el terreno filosófico, y que el único “avance” se
produce cuando se llega a esta conclusión. No es posible realizar avances en el terreno
de la ética y la moral de la misma manera en la que avanzamos en ciencia. Sin embargo,
esta afirmación aún podría ser algo arriesgada, por lo que será conveniente investigar
sobre aquellos pasajes en los que Wittgenstein habló de manera más explícita de la
noción de “progreso”. Aunque no son muchas las referencias a esta noción en sus
escritos, sin embargo, son suficientes como para poder esbozar una perspectiva
wittgensteiniana sobre la noción de “progreso”. En esta sección analizaremos las dos
citas más comentadas a este respecto, procedentes de Culture and Value (xxx) y del
prefacio a las Investigaciones Filosóficas (CHECK!). En la primera cita Wittgenstein
afirma que nuestra civilización se caracteriza por la palabra “progreso”, siendo este su
forma, y no una de sus características:

“Our civilization is characterized by the word progress. Progress is its form; it


is not one of its properties that it makes progress. Typically, it constructs. Its
activity is to construct a more and more complicated structure. And even clarity
is only a means to this end and not an end in itself.
For me on the contrary clarity, transparency, is an end in itself
I am not interested in erecting a building but in having the foundations of
possible buildings transparently before me.
So, I am aiming at something different than are the scientists and my thoughts
move differently than do theirs.” [traducción] (Culture and Value, p. 9).

…..
En su biografía sobre Wittgenstein, Ray Monk comenta esta misma cita, tomada de un
primer borrador a las Philosophical Remarks, en el que Wittgenstein se distancia su
pensamiento del pensar del científico. En el borrador final, sin embargo, señala Monk,
no se hace mención a la ciencia, y en su lugar Wittgenstein hablará del “espíritu …”
[“the spirit which informs the vast stream of European and American civilizacion in
which all of us stand”], e insistirá en que el espíritu que guía su investigación difiere de
este. A diferencia del científico, o del filósofo moderno, Wittgenstein no propone
ninguna teoría filosófica, sino “la manera de escapar la necesidad de dicha teoría”
[“the means to escape any need of such a theory”] (Monk, xxx, p. 301). En una
conferencia reciente, tutulada How modern was Wittgenstein (XXX), Ray Monk arroja
algo más de luz sobre este pasaje wittgensteiniano y la distinción entre progreso como
forma y progreso como atributo, comparando las figuras de Russell y Wittgenstein. El
progreso tomado como forma -en el sentido que Wittgenstein atribuye a la civilización
occidental- se correspondería con el ideal moderno que trata de mejorar el mundo
aplicando la razón. Bertrand Russell habría sido un militante de este concepto de
progreso, habiéndose centrado en mejorar el mundo, más que en mejorarse a sí mismo.
Wittgenstein por el contrario consideraría que para mejorar el mundo, lo único que uno
puede hacer es mejorarse a uno mismo. En este caso estaríamos hablando de progreso
en el sentido de una característica que mejora a un individuo. En otra conferencia
reciente titulada Wittgenstein and the illusion of progress (xxx), Rupert Read comenta
sobre esta misma cita …. Kevin Cahill (2006) interpreta esta cita diciendo que “…
el progreso funciona (o quizás mal-funciona) como nuestra Betrachtungsform (“forma
de reflexión” o “forma de observación”) moderna de la manera en la que miramos al
mundo” [“… progress functions (or perhaps malfunctions) as our modern
Betrachtungsform (“form of reflection” or “form of observation”) for the way we look
at the world”] (Cahill, 2006, p. 97). Según la interpretación de Cahill, decir que la
noción de “progreso” es la “forma” de nuestra civilización equivale a decir que este
“progreso” es el concepto que moldea nuestra forma de pensar y de hablar sobre el
mundo que nos rodea, es el que da forma al paradigma moderno. En este sentido me
parece ver cierta cercanía entre el análisis wittgensteiniano sobre el progeso y el análisis
wittgensteiniano sobre la técnica. En ambos casos me parece que los autores están
criticando a la razón técnica, “cuya esencia no es nada técnico” (Heidegger, Carta sobre
la técnica…). En lenguaje heideggeriano, lo que Wittgenstein vendría a decir sobre el
progreso como forma de nuestra civilización sería que la esencia del “progreso” [que
moldea y da forma a nuestra cultura] no es “progresar”. En ambos casos obtenemos una
crítica al cientificismo que se muestra escéptica ante la idea de que todo progreso
científico se traducirá siempre en progreso social y moral.

La segunda cita que más comentarios ha suscitado con respecto a la noción de progreso
en Wittgenstein se encuentra en el prefacio a las Investigaciones Filosóficas: “Anyway,
the thing about progress is that it really seems greater tan it really is” (IF, XXX). Las
diferentes interpretaciones de este pasaje suelen considerar, o bien que Wittgenstein está
sosteniendo una visión pesimista del progreso en el sentido moderno, o bien (o al
mismo tiempo) que está comparando el progreso entre su primera y su segunda obra,
llegando a concluir que este no es muy significativo. Kevin Cahill (2006) hace un
análisis de este segundo pasaje wittgensteiniano y relaciona estas dos interpretaciones
del pasaje, considerando que Wittgenstein sostenía ambas afirmaciones a la vez, y que
estas están además entrelazadas. Siguiendo a Mc Dowell, quién considera como
progreso en sentido wittgensteiniano no la construcción teorética, sino la deconstrucción
diagnóstica [“diagnostic deconstruction … of [a] peculiar way of thinking”] (Cahill,
2006, p. 81), Cahill sostiene que el progreso entre la primera y la segunda obra de
Wittgenstein:

“… no está marcado por un logro más exitoso de ambiciones filosóficas constructivas,


sino más bien por una forma de hacer filosofía que deconstruye más exitosamente tales
ambiciones y muestra más bien como vacías que tales ambiciones de hacer progreso en
filosofía. Aquí he estado intentando traer la manera en que la deconstrucción de la
vision desacoplada en los comentarios sobre el seguimiento de reglas de Wittgenstein
representa un compromise con el concepto de progreso en un sentido diferente” [“… is
not marked out by a more succesful achievement of constructive philosophical
ambitions, but rather by a way of doing philosophy that more successfully deconstructs
those ambitions and better shows up as empty such ambitions to make philosophical
progress. Here I have been trying to bring out the way Wittgenstein’s deconstruction of
the disengaged view in the remarks on rule-following represents an engagement with
the concept of progress in a different sense”] (Cahill, 2006, p. 91).

Cabe destacar cómo, ya en esta primera indagación y a partir de posiciones más


cercanas a la tradición analítica que a la tradición continental, podemos ver un primer
uso de la palabra “deconstrucción” en la caracterización del pensamiento del austríaco.
No obstante, sobre este y otros puentes entre el pensamiento wittgensteiniano y el
movimiento deconstructivista se seguirá indagando en otros epígrafes. En este punto nos
interesa más la posición de Wittgenstein hacia la cultura moderna. A este respecto
Cahill sostiene que el seguimiento de reglas wittgensteiniano trata de “llevar al lector a
una perspectiva sobre el lenguaje que es directamente relevante para un tipo de crítica
filosófica de la cultura” [“… attempts to lead the reader to a perspective on language
that is directly relevant for a type of philosophical critique of culture”] (Cahill, 2006, p.
72). Si bien una de las conclusiones que de aquí se pueden desprender es la de que
Wittgenstein era políticamente un conservador, Cahill no abraza totalmente esta
conclusión. A pesar del interés que Wittgenstein manifestaba por la obra de Spengler, y
a pesar de que este último era en efecto un pensador conservador, no por ello debemos
concluir que compartieran los mismos ideales políticos. Tampoco la crítica que
Wittgenstein plantea hacia la civilización moderna y la noción de progreso que se asocia
a esta implica necesariamente la renuncia a todo tipo de progreso, del mismo modo que
la renuncia al marco de la razón ilustrada (logos moderno) no implica la renuncia a todo
tipo de reacionalidad. En cualquier caso, el problema de reelaborar una nueva forma de
razón que supere las deficiencias de la razón moderna sobrepasa los marcos del
progresismo y el conservadurismo (Cahill, 2006, pp. 96-97)

- Wittgenstein, Von Right and the myth of progress (Bauveresse)

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Nietzsche-Wittgenstein:

Soy de la opinión de que, aunque fue Lyotard quién acuñó el término de


“posmodernidad” y lo caracterizó como una “condición” (más que como una corriente
filosófica o una etapa histórica) fue realmente Nietzsche quién anunció la llegada de
esta nueva “condición” anticipándose al debate sobre la posmodernidad, y
convirtiéndose con ello en el “primer posmoderno”. Es por ello por lo que creo
conveniente poner en primer lugar a Nietzsche en diálogo con Wittgenstein, aún
teniendo en cuenta las pocas referencias que el segundo hiciese sobre el primero.

La primera conexión entre ambos autores, y la más evidente quizás, sea la influencia
que Arthur Schopenhauer tuvo sobre los primeros trabajos de los dos filósofos. Ambos
partirán de la diferencia schopenhaueriana entre “voluntad” y “representación” con
objeto de eliminar las aspiraciones metafísicas de la filosofía, la búsqueda de “otro
mundo”. Ambos autores criticarán los dogmas que la tradición filosófica ha construido
en torno a la representación o la “filosofía de la presencia” (en palabras de Heidegger).
Aydan Turanli (xxxx) explora el paralelismo entre ambos autores partiendo de la idea
wittgensteiniana de encontrarse como prisionero de una representación: “[B]eing held
captive by a picture is the product of thinking that there can be an external standpoint
in anlyzing concepts” [TRADUCCIÓN] (p. 55). Turanli afirma que tanto Nietzsche, en
su Genealogía de la Moral, como Wittgenstein en su etapa madura, tratan con este
hechizo provocado por el lenguaje de una manera terapéutica: “by attacking several
dogmas of tradicional philosophy they try to get us to see that we are actually being
held captive by a picture” [TRADUCCIÓN] (xxx, p. 66). Ambos autores se
oponen ,según Turanli, a la noción tradicional de conocimiento, entendido este como
una creencia verdadera y justificada (así como a sus revisiones posteriores). Esta noción
tradicional de conocimiento implica una visión platónica de la realidad, a partir de la
cual somos capaces de alcanzar una suerte de “perspectiva divina” (“God’s-eye view of
things”). Tanto Nietzsche como Wittgenstein se oponen a esta búsqueda platónica de
conocimiento que presupone una razón pura y absoluta. Para Nietzsche esta perspectiva
divina es inalcanzable, pues se trataría de una mirada desde ningún punto, “an eye
turned in no direction at all” (xxx. p. 56), lo cual es imposible, pues toda mirada implica
mirar desde una perspectiva. Para Nietzsche, las categorías de la razón pura no son,
como diría Kant, a priori. Para Wittgenstein, por otro lado, las proposiciones lógica no
reflejan ni representan ninguna verdad objetiva; el conocimiento no puede ser definido
como creencia verdadera y justificada, ya que este no está limitado al conocimiento
proposicional (xxx. p. 58). Turanli relaciona a ambos autores con Spengler, defendiendo
una posición común a los tres con respecto al conocimiento:
As Spengler emphasizes, knowledge radiates not only from the cognizing part of
man, but from the whole man … Nietzsche also emphasizes that our “true
experiences are not al garrulous”; “hatever we have words for, that we have already
got beyond” … this “worldless understanding” touches the very depth of the human
personality and the human voice in both philosophers. [TRADUCCIÓN] (xxx, p.
58)

Otro punto importante en el que confluyen los pensamientos wittgensteinianos y los


nietzscheanos es en el rechazo de la tesis que liga el conocimiento con la moral. Esta
tesis heredada de la tradición platónica, que identifica la virtud y con el conocimiento,
fue ya puesta en cuestión en La Genealogía de la Moral:

On the Genealogy of Morals is designed to show that concepts regarding moral


issues cannot be analyzed in a vacuum and this attitude is actually the producto of
thinking that there can be an external standpoint in analyzing concepts. [traducción]
(p. 58)

El análisis nietzscheano en torno a los valores muestra que no hay una conexión
necesaria, a priori, entre las palabras “bueno” o “malo” y aquello que consideramos su
significado. Los valores morales no tienen un significado fijo y deben ser analizados de
manera genealógica teniendo en cuenta su formación en un contexto histórico concreto.
Wittgenstein, por su parte, consciente de la imposibilidad de fijar un significado último
para los valores éticos durante su primera etapa, guardará silencio al respecto. No
obstante, Turanli sí señalará en la segunda etapa wittgensteiniana un mayor
acercamiento con el autor de la Genealogía de la Moral, en relación al análisis
nietzscheano en torno al concepto de “castigo” [“punishment”]:

The conclusions Nietzsche draws from the análisis of the concept “punishment”
show the great similarities between his views and those of Wittgenstein. Nietzsche
says, “the history of punishment upt to now in general, the history of its use for a
variety of purposes, finally crystallizes in a kind of unity which is difficult to
dissolve back into its elements, difficult to analyse and, this has to be stressed, is
absolutely undefinable… all concepts in which an entire process is semiotically
concentrates defy definition; only something which has no history can be defined”
He also stresses that there cannot be one element defining a concept, because
although in some cases on element becomes predominant, in other cases other
elements may become important [traducción] (xxx. p. 59)

Como señala Turanli, siguiendo la argumentación de Nietzsche no es posible fijar el


sentido de la palabra “castigo” [“punishment”] debido a que este sentido estaría ligado
siempre a un contexto histórico y a unos determinados usos. En este punto Turanli ve un
interesante acercamiento entre esta argumentación nietzscheana y la noción
wittgensteiniana de “parecidos de familia” según la cual no puede darse con una única
característica común para definir el uso de nuestras palabras.

Sin embargo, si el método nietzscheano se caracteriza por la descripción y el análisis


genealógico, poniendo énfasis en la perspectiva histórica, el método wittgensteiniano se
caracteriza más bien por la descripción y el análisis de casos particulares. En cualquier
caso, ambos autores rechazarán el apriorismo y darán importancia al contexto que rodea
su análisis (ya sea el contexto histórico o el contexto de un caso particular), y en ambos
autores vemos ante todo una metodología descriptiva y no teorizante dedicada a
liberarnos de la mitología metafísica. Nietzsche hace en el terreno de la moral lo que
Wittgenstein hará en el terreno de la filosofía del lenguaje. Si se opone a la idealización
de la ética, proponiendo su naturalización, Wittgenstein por su parte se opondrá la
idealización en el lenguaje y propondrá la naturalización del lenguaje: “[bringin] words
back from their metaphysical to their everyday use” [traducción] (PI, 116). Al traer de
vuelta las palabras desde el terreno metafísico a su uso ordinario se aprecia cómo su
significado no está fijado, sino que es “definido y redefinido” constantemente (xxx, p.
61).

- The practice of Meaning in Nietzsche and Wittgenstein (p. 24): “… both


philosophers show us very clearly that nihilism is a necessary aspect of the
generation of meaning”
- Nietzsche and Wittgenstein, the peculiar grammar of the word “I” – crítica anti-
cartesiana del sujeto; ambos parten de la superación de Schopenhauier (de su
pesimismo -Nietzsche- y de su solipsismo -Wittgenstein-). (pp. 458-460)
(https://ebookcentral-proquest-com.bibliotecauned.idm.oclc.org/lib/
unedbiblioteca-ebooks/reader.action?docID=4179752&ppg=472)
- (Waking to Wonder, Gordon C. F. Bearn)
- Janet Lungstrum, Wittgenstein and Nietzsche agonal... (p. 316): relación
Nietzsche-Wittgenstein-Derrida

Nietzsche on Language (xxx), Nietzsche como proto-wittgensteiniano:

- Cuatro tipos de relación entre Nietzsche y Wittgenstein


- A pesar de algunos parecidos el autor llama a la precaución a la hora de atribuir
conclusiones del segundo al primero.

Nietzsche, Wittgenstein y la pedagogía (xxx):


- Tanto el perspectivismo de Nietzsche como el pragmatismo de Wittgenstein
consideran la vida como única instancia a estudiar, rechazando ambos la
metafísica (p. 127).

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Wittgenstein-Heidegger

Wittgenstein and Heidegger (xxx): Gonzalo Andrés Corrales Sepúlveda (2004-


2006)

En su tesis doctoral, Wittgenstein y Heidegger: la crítica del sentido como inicio de la


posmodernidad, desarrollada en el programa de doctorado de 2004 a 2006 de la
universidad de Barcelona, Gonzalo Andrés Corrales Sepúlveda realiza un estudio
comparativo entre Wittgenstein y Heidegger que está en concordancia con el espíritu de
la presente investigación. Su estudio parte de los primeros intentos de aproximar los
proyectos analíticos y a los continentales por parte de Habermas y Apel, quienes ya
vieron una necesidad de reformar o reformular la razón moderna y vieron por primera
vez en Wittgenstein un “interlocutor válido para los continentales”. A continuación,
Corrales salta a uno de los estudios comparativos más recientes, Heidegger und
Wittgenstein: Existential-und Sprachanalysen zu den Grundlagen philosophischer
Antropologie [traducción] (2003), por Thomas Rentsch, quién afirma que ambos
autores llevan a cabo una “segunda revolución copernicana”. A partir de aquí Rentsch
trata de construir una antropología filosófica, derivada a partir de los tres puntos de
confluencia entre ambos autores: la crítica de la modernidad (Heidegger ataca a la
“ontología de la presencia” mientras Wittgenstein ataca a la “semántica de la
presencia”); el recurso al lenguaje y a la praxis como constitución de sentido; y la
oposición a cualquier construcción reduccionista. Rentsch concluye que tanto
Wittgenstein como Heidegger practican algún tipo de “hermenéutica
profunda”(Corrales, 2004, pp. 24-25).

El estudio comparativo de Corrales (2004) sostiene que tanto Wittgenstein como


Heidegger atacan la razón moderna fundamentadora y nos ponen en evidencia frente al
nihilismo. La crisis de sentido es característica de las sociedades posmodernidad en las
que los valores comienzan a perder una validez intersubjetiva una vez que han sido
puestos en tela de juicio tanto los valores heredados por la tradición, como aquellos
derivados de la razón moderna (Corrales 2004, p. 27). Esta situación nos sitúa frente al
reto del nihilismo anunciado por Nietzsche. Sin embargo, Corrales defiende que a partir
de las obras maduras de Wittgenstein y Heidegger “es posible alcanzar una nueva
fundamentación para nuestras prácticas. Fundamentación que se caracteriza por la
referencia a la praxis al interior de la comunidad lingüística de hablantes como
legitimación última” (Corrales 2004, p. 28).

Para justificar un segundo giro copernicano en Wittgenstein, Corrales (2004) expone


una posible lectura del Tractatus en “clave kantiana”, el cual estaría en este sentido
respondiendo a la pregunta sobre las condiciones de posibilidad para que el lenguaje
represente la realidad (condiciones de posibilidad de la representación). No obstante,
lejos de llegar a un conocimiento seguro, como haría Kant, Wittgenstein terminará
haciendo una llamada al silencio. La filosofía debe convertirse en crítica del lenguaje, y
en este sentido lo primero es despertar una actitud de sospecha hacia este:

Wittgenstein pretende desenmascarar el lenguaje, pero desde dentro, es decir,


sin hacer alusión a ningún tipo de entidad supratemporal. Lo que busca es
establecer los límites del pensamiento, pero ahora, esto sólo puede ser hecho en
la expresión de ese pensamiento, vale decir, en el lenguaje mismo. El problema
es que para trazar los límites del pensamiento es necesario pensar, por decirlo
de algún modo, lo impensable. (Corrales, 2004, p. 65) ….

Esta lectura kantiana de Wittgenstein también podría realizarse, como señala Corrales,
en su segunda etapa. Podría proponerse una reformulación de las Investigaciones
Filosóficas en tanto condiciones de posibilidad del carácter intersubjetivo del lenguaje,
pasando de la inefabilidad de la forma lógica a la inefabilidad de los juegos del
lenguaje. Si en la primera etapa este límite está trazado por la lógica, en la segunda
etapa lo marca la pragmática (Corrales, 2004, p. 66). Corrales continúa la comparación
kantiana con Heidegger, a quién también atribuye un giro copernicano paralelo al de
Wittgenstein. (……..…)

Otro de los puntos donde confluyen los proyectos de Wittgenstein y Heidegger está en
su manifiesto rechazo de la metafísica. Para el Wittgenstein del Tractatus, la metafísica
hace un uso ilícito del lenguaje, tratando de poner en palabras aquello que no se puede
decir. Para Heidegger la metafísica moderna habría tratado de definir al ser a través del
ente. En ambos casos tenemos una instancia inefable (ya sea la “forma lógica” o el
“ser”).

……

Al rechazo de la metafísica moderna le acompaña una crítica del sujeto trascendental


moderno heredado de Descartes y Kant. Si bien en el Tractatus el sujeto constituye un
“límite del mundo” (y no un más allá del mundo), con la introducción del argumento
contra el lenguaje privado en las Investigaciones Filosóficas, Wittgenstein derrumba la
imagen ilustrada de un sujeto fundamentador del que derivar las reglas que nos
gobiernan. Pero además, al hacer esto, Corrales afirma que Wittgenstein también nos
está ofreciendo un remedio contra la amenaza del nihilismo:

Tanto Wittgenstein como Heidegger atacan por una parte la idea que
concibe al individuo como fuente de las reglas que nos gobiernan, imagen
que nos llega a través del pensamiento ilustrado, y por otra, la idea de que
nuestras prácticas éticas puedan ser representadas a través de reglas que
deban ser seguidas. Con el argumento en contra del lenguaje privado,
Wittgenstein derriba esta imagen y de paso también cualquier amenaza que
provenga del nihilismo. La idea de que uno pudiera estar fuera de los juegos
de lenguaje e intentar objetivar es absolutamente ilusoria. El individuo no
puede ser separado de los juegos de lenguaje de una práctica social
determinada para establecer el sentido, pensar que esto pueda ser cierto es
una ilusión trascendental. (Corrales, 2006, p. 262)
…………DIVIDIR PÁRRAFO……………

Ver reseña: The ending of nihilism?


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Wittgenstein como deconstructivista conservador:

Wittgenstein as Conservative Deconstructor Author(s): Samuel C. Wheeler III


Source: New Literary History , Winter, 1988, Vol. 19, No. 2, Wittgenstein and
Literary Theory (Winter, 1988), pp. 239-258

- El artículo expone cuatro (exponer) diferentes modos de practicar la


deconstrucción, caracterizando el trabajo de las Investigaciones de
deconstrucción conservadora. Este modo de deconstruir ataca a la actitud
teorizante en lugar de a la dicotomía en cuestión.
- Propuesta personal: El Tractatus como deconstrucción desde dentro de un
marco teórico (tipo Quine, Davidson).

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