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Posmodernidad y Nihilismo:
“Hegel seems to me to be always wanting to say that things that look different
are really the same. Whereas my interest is in showing that things which look
the same are really different. I was thinking of using as a motto for my book a
quotation from King Lear: ‘I’ll show you differences.’ [laughing:] The remark,
‘You’d be surprised’ wouldn’t be a bad motto either.”–Ludwig Wittgenstein
(1948)*
Sobre la violencia:
APLICACIONES:
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INTRODUCCIÓN:
La motivación inicial de este trabajo tiene su origen en una conferencia del profesor
Quintín Racionero en la que se abordaba el problema de la posmodernidad (entendida
por Racionero como una “forma de cultura” y no como un tipo de filosofía) señalando
los problemas surgidos a lo largo del siglo XX dentro del pensamiento heredado de la
ilustración, y cuya resolución exige un abandono del marco moderno y el desarrollo de
una nueva racionalidad. Partiendo de la obra de Oswald Spengler, La Decadencia de
Occidente, el profesor Racionero expone las primeras fracturas dentro de la tradición
moderna, que para Spengler -quién comparaba el desarrollo de las culturas con el de los
organismos vivos- se encontraba en su “invierno”, en su etapa de decadencia, anterior a
su muerte. Si bien Spengler inicialmente atisbó en el pueblo ruso el nacimiento de una
nueva cultura, finalmente depositó en el pueblo alemán la tarea de la creación de un
nuevo hombre, llegando a ser uno de los primeros presidentes del partido Nazi. En este
punto de la conferencia el profesor Racionero introdujo la figura de Ludwig
Wittgenstein por primera vez en la discusión, realizando una aparentemente arriesgada
comparación entre el autor de La Decadencia de Occidente y el del Tractatus Lógico-
Filosófico: si bien el Tractatus parece moverse mayormente en el terreno del lenguaje y
de la lógica, y no parece interesarse por la realidad social, este resulta ser, no obstante,
el “certificado de defunción de la cultura filosófica europea” (de la razón moderna
ilustrada). El Tractatus marcaba el final de un mundo (el final del mundo moderno
impulsado por la razón ilustrada, en el que la filosofía trata de representar y prescribir el
mundo en todas sus dimensiones) y el comienzo de uno nuevo (en donde se abandonan
las pretensiones de dominar y prescribir el mundo por parte de la filosofía, volviendo
ahora la mirada desde el mundo hacia el lenguaje). Según el profesor Racionero
debemos a la figura de Wittgenstein dos aportaciones en la construcción de una nueva
forma de racionalidad: la función prioritaria de la comunicación (que se hizo patente a
partir de lo que se ha ido llamando en filosofía, el “giro lingüístico”, la vuelta de la
mirada hacia el lenguaje en tanto condición de posibilidad del pensamiento desarrollada
en el Tractatus), y la constatación del carácter social de la comunicación (desarrollada a
partir de su giro pragmático en las Investigaciones Filosóficas).
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En su biografía sobre Wittgenstein, Ray Monk comenta esta misma cita, tomada de un
primer borrador a las Philosophical Remarks, en el que Wittgenstein se distancia su
pensamiento del pensar del científico. En el borrador final, sin embargo, señala Monk,
no se hace mención a la ciencia, y en su lugar Wittgenstein hablará del “espíritu …”
[“the spirit which informs the vast stream of European and American civilizacion in
which all of us stand”], e insistirá en que el espíritu que guía su investigación difiere de
este. A diferencia del científico, o del filósofo moderno, Wittgenstein no propone
ninguna teoría filosófica, sino “la manera de escapar la necesidad de dicha teoría”
[“the means to escape any need of such a theory”] (Monk, xxx, p. 301). En una
conferencia reciente, tutulada How modern was Wittgenstein (XXX), Ray Monk arroja
algo más de luz sobre este pasaje wittgensteiniano y la distinción entre progreso como
forma y progreso como atributo, comparando las figuras de Russell y Wittgenstein. El
progreso tomado como forma -en el sentido que Wittgenstein atribuye a la civilización
occidental- se correspondería con el ideal moderno que trata de mejorar el mundo
aplicando la razón. Bertrand Russell habría sido un militante de este concepto de
progreso, habiéndose centrado en mejorar el mundo, más que en mejorarse a sí mismo.
Wittgenstein por el contrario consideraría que para mejorar el mundo, lo único que uno
puede hacer es mejorarse a uno mismo. En este caso estaríamos hablando de progreso
en el sentido de una característica que mejora a un individuo. En otra conferencia
reciente titulada Wittgenstein and the illusion of progress (xxx), Rupert Read comenta
sobre esta misma cita …. Kevin Cahill (2006) interpreta esta cita diciendo que “…
el progreso funciona (o quizás mal-funciona) como nuestra Betrachtungsform (“forma
de reflexión” o “forma de observación”) moderna de la manera en la que miramos al
mundo” [“… progress functions (or perhaps malfunctions) as our modern
Betrachtungsform (“form of reflection” or “form of observation”) for the way we look
at the world”] (Cahill, 2006, p. 97). Según la interpretación de Cahill, decir que la
noción de “progreso” es la “forma” de nuestra civilización equivale a decir que este
“progreso” es el concepto que moldea nuestra forma de pensar y de hablar sobre el
mundo que nos rodea, es el que da forma al paradigma moderno. En este sentido me
parece ver cierta cercanía entre el análisis wittgensteiniano sobre el progeso y el análisis
wittgensteiniano sobre la técnica. En ambos casos me parece que los autores están
criticando a la razón técnica, “cuya esencia no es nada técnico” (Heidegger, Carta sobre
la técnica…). En lenguaje heideggeriano, lo que Wittgenstein vendría a decir sobre el
progreso como forma de nuestra civilización sería que la esencia del “progreso” [que
moldea y da forma a nuestra cultura] no es “progresar”. En ambos casos obtenemos una
crítica al cientificismo que se muestra escéptica ante la idea de que todo progreso
científico se traducirá siempre en progreso social y moral.
La segunda cita que más comentarios ha suscitado con respecto a la noción de progreso
en Wittgenstein se encuentra en el prefacio a las Investigaciones Filosóficas: “Anyway,
the thing about progress is that it really seems greater tan it really is” (IF, XXX). Las
diferentes interpretaciones de este pasaje suelen considerar, o bien que Wittgenstein está
sosteniendo una visión pesimista del progreso en el sentido moderno, o bien (o al
mismo tiempo) que está comparando el progreso entre su primera y su segunda obra,
llegando a concluir que este no es muy significativo. Kevin Cahill (2006) hace un
análisis de este segundo pasaje wittgensteiniano y relaciona estas dos interpretaciones
del pasaje, considerando que Wittgenstein sostenía ambas afirmaciones a la vez, y que
estas están además entrelazadas. Siguiendo a Mc Dowell, quién considera como
progreso en sentido wittgensteiniano no la construcción teorética, sino la deconstrucción
diagnóstica [“diagnostic deconstruction … of [a] peculiar way of thinking”] (Cahill,
2006, p. 81), Cahill sostiene que el progreso entre la primera y la segunda obra de
Wittgenstein:
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Nietzsche-Wittgenstein:
La primera conexión entre ambos autores, y la más evidente quizás, sea la influencia
que Arthur Schopenhauer tuvo sobre los primeros trabajos de los dos filósofos. Ambos
partirán de la diferencia schopenhaueriana entre “voluntad” y “representación” con
objeto de eliminar las aspiraciones metafísicas de la filosofía, la búsqueda de “otro
mundo”. Ambos autores criticarán los dogmas que la tradición filosófica ha construido
en torno a la representación o la “filosofía de la presencia” (en palabras de Heidegger).
Aydan Turanli (xxxx) explora el paralelismo entre ambos autores partiendo de la idea
wittgensteiniana de encontrarse como prisionero de una representación: “[B]eing held
captive by a picture is the product of thinking that there can be an external standpoint
in anlyzing concepts” [TRADUCCIÓN] (p. 55). Turanli afirma que tanto Nietzsche, en
su Genealogía de la Moral, como Wittgenstein en su etapa madura, tratan con este
hechizo provocado por el lenguaje de una manera terapéutica: “by attacking several
dogmas of tradicional philosophy they try to get us to see that we are actually being
held captive by a picture” [TRADUCCIÓN] (xxx, p. 66). Ambos autores se
oponen ,según Turanli, a la noción tradicional de conocimiento, entendido este como
una creencia verdadera y justificada (así como a sus revisiones posteriores). Esta noción
tradicional de conocimiento implica una visión platónica de la realidad, a partir de la
cual somos capaces de alcanzar una suerte de “perspectiva divina” (“God’s-eye view of
things”). Tanto Nietzsche como Wittgenstein se oponen a esta búsqueda platónica de
conocimiento que presupone una razón pura y absoluta. Para Nietzsche esta perspectiva
divina es inalcanzable, pues se trataría de una mirada desde ningún punto, “an eye
turned in no direction at all” (xxx. p. 56), lo cual es imposible, pues toda mirada implica
mirar desde una perspectiva. Para Nietzsche, las categorías de la razón pura no son,
como diría Kant, a priori. Para Wittgenstein, por otro lado, las proposiciones lógica no
reflejan ni representan ninguna verdad objetiva; el conocimiento no puede ser definido
como creencia verdadera y justificada, ya que este no está limitado al conocimiento
proposicional (xxx. p. 58). Turanli relaciona a ambos autores con Spengler, defendiendo
una posición común a los tres con respecto al conocimiento:
As Spengler emphasizes, knowledge radiates not only from the cognizing part of
man, but from the whole man … Nietzsche also emphasizes that our “true
experiences are not al garrulous”; “hatever we have words for, that we have already
got beyond” … this “worldless understanding” touches the very depth of the human
personality and the human voice in both philosophers. [TRADUCCIÓN] (xxx, p.
58)
El análisis nietzscheano en torno a los valores muestra que no hay una conexión
necesaria, a priori, entre las palabras “bueno” o “malo” y aquello que consideramos su
significado. Los valores morales no tienen un significado fijo y deben ser analizados de
manera genealógica teniendo en cuenta su formación en un contexto histórico concreto.
Wittgenstein, por su parte, consciente de la imposibilidad de fijar un significado último
para los valores éticos durante su primera etapa, guardará silencio al respecto. No
obstante, Turanli sí señalará en la segunda etapa wittgensteiniana un mayor
acercamiento con el autor de la Genealogía de la Moral, en relación al análisis
nietzscheano en torno al concepto de “castigo” [“punishment”]:
The conclusions Nietzsche draws from the análisis of the concept “punishment”
show the great similarities between his views and those of Wittgenstein. Nietzsche
says, “the history of punishment upt to now in general, the history of its use for a
variety of purposes, finally crystallizes in a kind of unity which is difficult to
dissolve back into its elements, difficult to analyse and, this has to be stressed, is
absolutely undefinable… all concepts in which an entire process is semiotically
concentrates defy definition; only something which has no history can be defined”
He also stresses that there cannot be one element defining a concept, because
although in some cases on element becomes predominant, in other cases other
elements may become important [traducción] (xxx. p. 59)
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Wittgenstein-Heidegger
Esta lectura kantiana de Wittgenstein también podría realizarse, como señala Corrales,
en su segunda etapa. Podría proponerse una reformulación de las Investigaciones
Filosóficas en tanto condiciones de posibilidad del carácter intersubjetivo del lenguaje,
pasando de la inefabilidad de la forma lógica a la inefabilidad de los juegos del
lenguaje. Si en la primera etapa este límite está trazado por la lógica, en la segunda
etapa lo marca la pragmática (Corrales, 2004, p. 66). Corrales continúa la comparación
kantiana con Heidegger, a quién también atribuye un giro copernicano paralelo al de
Wittgenstein. (……..…)
Otro de los puntos donde confluyen los proyectos de Wittgenstein y Heidegger está en
su manifiesto rechazo de la metafísica. Para el Wittgenstein del Tractatus, la metafísica
hace un uso ilícito del lenguaje, tratando de poner en palabras aquello que no se puede
decir. Para Heidegger la metafísica moderna habría tratado de definir al ser a través del
ente. En ambos casos tenemos una instancia inefable (ya sea la “forma lógica” o el
“ser”).
……
Tanto Wittgenstein como Heidegger atacan por una parte la idea que
concibe al individuo como fuente de las reglas que nos gobiernan, imagen
que nos llega a través del pensamiento ilustrado, y por otra, la idea de que
nuestras prácticas éticas puedan ser representadas a través de reglas que
deban ser seguidas. Con el argumento en contra del lenguaje privado,
Wittgenstein derriba esta imagen y de paso también cualquier amenaza que
provenga del nihilismo. La idea de que uno pudiera estar fuera de los juegos
de lenguaje e intentar objetivar es absolutamente ilusoria. El individuo no
puede ser separado de los juegos de lenguaje de una práctica social
determinada para establecer el sentido, pensar que esto pueda ser cierto es
una ilusión trascendental. (Corrales, 2006, p. 262)
…………DIVIDIR PÁRRAFO……………