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Chea bste, (s fo hee cries) Uuridiaf , 1993 Visdo americana da conquista 2. La visién americana de la conquista Gordon Brotherston Hstados Unidos. Profesor de Literatura Latinoamericana en ja Universidad de Indiana, Bloomington. Obras: La irrupeién de la novela latinoamericana; Latin America poetry: origins and presence: Image of the New World: the American conti- nent portrayed in native texts. Fuentes indigenas en lenguaje verbal y visual © que se liama la conquista de América no fue un hecho instanténeo ni termin6 con las hazafias de los Cortés y de los Pizarro que en su momento entraron triunfantes en los dos grandes imperios centrados en Tenochti- lan, capital azteca, y Cuzco, capital del Tahuantinsuyu inca. Mas bien, se trata de un fendnemo complejo, que se fue produciendo a lo largo de cinco siglos. Iniciado por Colén a fines del siglo XV, en tiempos més recientes se ha concentrado en los tiltimos baluartes indfgenas del continente, como la selva amazénica y las sierras de Mesoamérica. Tradicionalmente, para los que han tenido que enfrentarla, esta invasiGn ha significado pérdida total de bienes y de territorio, desplazamiento, esclavitud, € incluso exterminio definitivo. La fuerza misma del proceso invasor ha impedido que sus victimas tuvieran muchas oportunidades para representar literariamente dicho proceso, o para reflexionar sobre su significado filoséfico. Sin embargo, de aqui nace todo un conjunto de textos que ofrecen una visién de esta desastrosa experiencia. Al confrontar valores indigenas con valores importados, estos textos orales y escritos merecen especial atencién como indicadores de prioridades precolombinas. En los casos de ias culturas urbanas del continente, es decir, las de Mesoamérica y de Tahuantinsuyu, nos encontramos con verdaderos manifiestos novomundistas, que se basan en milenarias tradiciones de escritura y cronologial. En la trayectoria de la literatura latinoamericana, constituyen estos textos un testimonio privilegiado. Corrigen, aumentan y sobre todo fundan en territorio propio la versién parcial proporcionada por los invasores. Se ha establecido ya, bajo muchos concepios, ¢l valor inaugural de las cartas, crOnicas y demas textos narrativos producidos por los europeos que Hlegaron a América, y no se trata ahora de disminuir el aporte clave de un Bernal Diaz o un Pedro de Cieza de Leon. Mas bien, es cuestidn de abrir otro espacio, admitir otra voz. Establecer formalmente L Esta perspectiva general ya ha sido claborada en Miguel Ledn-Portilla, Visidn de los vencidos. Relaciones indigenas de la conquista (México: UNAM, 1959), y en mi obra fmage of the New World. iyed in native texts (London/New York: Thames/Hudson, 1979), que specifica referencias bibliograficas no incluidas aguf. Por lo que se refiere a la narrativa katinoameri- cana, véase: The Latin American novel and its indigenous sources. In: King, J. (ed.). Modern Latin 4unerican fiction: a survey. London: Faber, 1988. The American Continent portre 66 Gordon Brotherston esta alternativa parece tanto més necesario cuanto que cualquier intento de contrastar discursos indfgenas ¢ importados presupone una configuracién cohe- Tente y autoreferencial de aquellos que no se encuentra tan fécilmente en la tudicién intelectual de Occidente. Lo que sigue tiene como meta primaria delinear tun coneepto de literatura indfgena americana, en lenguaje verbal y visual, que sitva precisamente como témino de referencia equiparable con el ubicuo y todopoderoso discurso que trajeron al continente los conquistadores. De un extremo a otro del continente, la visiGn americana de la Hamada. conquista se ha captado en un mosaico de imagenes, en una variedad de fuentes gue tienen en comtin una perspectiva indfgena, Abundan ejemplos de lengua hablado, fijado alfabéticamente, que con variados recursos retéricos defienden a América de sus invasores en términos tanto politicos como morales y religioso: En el momento de los primeros contactos vemos cémo en las costas del Brasil los chamanes tupfes tratan a los padres franceses y portugueses de hipscritas, de caribes matones y de ignorantes tanto de la naturaleza de dios como de la de su mundo. Este tipo de reto, conocido como “carbet”, licg6a tener una notable carrera literaria en Francia, desde Montaigne hasta Marmontel, hecho que a su vez tavo resonancia en el americanismo brasilefio del siglo XIX. Mas al norte, cn la misma costa atlantica, reiteraron tales desafios los iroqueses y los algonquinos, sirvién- dose de una tradicién oratoria que en nuestros dias ha tenido eco en Emesto Cardenal (Homenaje a los indios americans). Los grandes impetios de México y Pent ofrecen todo un catélogo de defensas retéricas del patrimonio propio. Por ejemplo, cuando en 1524 los sacerdotes aztecas rechazaron el mensaje apostdlico de los padres franciscanos, produjeron un discurso de notable inteligencia y sutileza que habla, a su manera, por toda América. Por otra parte, aparece ia conquista como episodio en las grandes narrativas habladas del continente, en las largas historias que siguen recitandose sobre todo en las comunidades de la Sudamérica tropical. La imprescindible funcisn politica de este tipo de texto ha sido destacada en novelas latinoamericanas como Matra de Darcy Ribeiro (1979) y El hablador de Mario Vargas Llosa (1987). Tal vez su maximo ejemplo sublicado sea Watunna, de los caribes del alto Orinoco. Entre otras cosas, detalla Watunna “desde el otro lado” la locura provocada dor Ja invasién blanca y conocida como “canaima”, término que tomé Rémulo. Sallegos como titulo de una de sus novelas (Canaima, 1935). Como composicién ‘etbal, Watunna se clabora segiin determinadas {6rmulas (adeni) que dan estruc- ura al todo y que, en este sentido, tienen una funcién de escritura. Esta dimension ormal de los textos orales sudamericanos se habia suprimido en el tipo de tanscripcién favorecido por Lévi-Strauss y los estructuralistas, quicnes se inte- esan solamente por lo que identifican como el Jogos del mito, olvidandose de su fectiva resonancia diacrOnica y geo-histérica. Por su parte, pasando por una osmogonfa deslumbrante, Watunna establece los focos geogréficos del mundo sus autores, empezando por el Oriente, en Roraima, “el Eldorado botinico” de onde sacaron sus primeras plantas comestibles al principio de esta era, para La vision americana de la conquista culminar enfrentando a los espafioles, africanos y venezolanos que sucesivamente remontaron los caudalosos rfos de su territorio. Asi, la obra delinea coordenadas muy precisas para la experiencia y la visién propias de la vasta historia caribe Con gran exactitud en el detalle, cuenta cémo Ilegaron a este nuevo mundo las oleadas de extranjeros con su repertorio de arcabuces y nombres de santos enfermedades y canaima, y su odio por la selva “solidaria consigo misma” (pare citar otra novela orinoquenseamaz6nica, La vordgine de José Eustasio Rivera)”. En el drama propiamente dicho presenciamos también el fenémeno de le conquista. Ademés del teatro popular en que el conflicto racial y social se traduce en bailes de moros y cristianos, nos encontramos con textos de trama intricada. sobre todo en la tradicion quechua’, En efecto, caracteristico del Tahuantinsuyu es el ciclo de dramas reales que originalmente servia para propagar la ideologiz inca entre un puiblico amplio y que lleg6 a incluir piezas sobre el tragico fin de los Ultimos emperadores. Como se ha sefialado més de una vez, al combatir la grar insurreccién de Tupac Amaru If las autoridades coloniales prohibieron precisa- mente este tipo de representacién dramitica. Paralela a esta via verbal existe la visual, las eserituras y sistemas grificos indigenas de América, cuyo estudio gramatoldgico todavia esta por hacerse* Desde el Norte hacia el Sur, se manifiestan estos lenguajes visuales en los rollos de los mide y el Walam Olum de los lenape-algonkin: tos Winter counts de las Grandes Llanuras; o los libros de papel y de pie! que arqueolégicamente definer a Mesoamérica o Nueva Espaiia; los timehri sudamericanos; el quipu inca que daba coherencia y articulaci6n a todo el Tahuantinsuyu. Quemados en cantidades impresionantes, “por bibliotecas”, como tos libros mesoamericanos, y por los mismos motivos politicos, los quipus, segtin mds de un testigo, se transcribjar alfabcticamente y en imdgenes gréficas, como las que aparecen en la Nueva corénica de Guaman Poma. En 10s didlogos del drama Apu Ollantay se celebra poder comunicativo del guipu, que sirve para pasar mensajes al emperador tedopoderoso y asf organizar la derrota del rebelde epdnimo Bn cuanto conseguimos descifrarlas, estas fuentes aos proporcionan unc visidn atin més gréfica del enfrentamiento que empez6 con Coldn, Registramo: con un minimo de interferencia los detalles que los invadidos indican come significatives: la ruda apariencia fisica de los zecign llegados, la complicidad que 2 La frase aparece al principio de la segunda parte. En cuanto a Warum, la versién castellana Wana, mitologla mukirtiare (Caracas: Monte Avila, 1970) no es idéntica a la inglesa Watwna, an Orinoce creation eycle (San Francisco: North Point Press, 1980). Roraima se describe como “the botanical E Dorado” en el libro de Richard Schoosburgk, Travels in British Guiana, citado por M. N, Menezes et su edicién de Edward A. Goodall, Sketches of Amerindian tribes (London: British Museum, 1977 p17). 3 Pérez, J. Cid. Teutro indio precolombino, Madrid: Aguilar, 1964; Lara, Jestis. La fterarura de los quechuas. 2. of, La Paz: Editorial Juventud, 1969. 4 Véase Brotherston, G. Towards a grammatology of America: Lévi-Strauss, Derrida und the native New World text. In: Barker, F. etal, (eus.). Literature, polities & theory. London/New Y ork: Methuen, 1986 ‘ordon Brotherston unfa al soldado sangriento con el misionero, y el desajuste tecnolégico en cucstién de armas ofensivas, logistica y transporte, Ademés, constituyen una versién primaria de la Idgica recéndita del mundo invadido, en cuanto a su cosmogonia de edades 0 soles, u otros patrones de origen chamanistico compartidos con culturas de toda América. Nada mas preciso que los informes de la conquista que hicieron los pueblos de Mesoamérica, cuyo testimonio detallado abarca todo el territorio que se extiende desde Nicaragua hasta Michoacdn. Sirviéndose de un sistema de escritura que remonta a milenios antes de Cristo, los autores de los xiuhtlapoualli o anales apuntaron la legada de Cortés en el afio 1519, 1 Acatl en el sistema calendarico de Tenochtitlan. Asi, irrampiendo en las costumbres locales de guerra, frente a las armas de madera y obsidiana y las rodelas de algodén, vemos el acero que corta a un ser humano en dos de un sablazo: los perros de mandfbulas ensangrentadas; el caballo entrenado para no espantarse — y cuyo pelo crespo se parece al del jinete —; y los cafiones que emiten lenguas de llama rosada. Escenas de este tipo aparecen en el Cédice Rios y en el lienzo de Tlaxcala. En el Cédice florentino, auspiciado por fray Bernardino de Sahagtin, Tenochtitlan se defiende de barcos de tamaiio descomunal, recientemente construidos por Cortés. De modo parecido, por medio de estos mismos libros indfgenas, presenciamos su destruc- ci6n en manos de Jos primeros misioneros cristianos. Asf se quemaron no s6lo los xiuhtlapoualli sino también los teoamoxtli, los libros divinos 0 césmicos que, segiin los pocos ejemplos que han sobrevivido, codificaron la ciencia de la partera y el astrénomo, del agricultor y el escriba’. Por su parte, transcritos al alfabeto, y en lengua ndhuatl, los Anales de Tlatelolco conservan una versién de la experiencia terrible de aquella ciudad durante los afios 1 Acatl, 2 Tecplatl y 3 Calli (1519-1521). Su dramatismo, que formalmente debe mucho a la tradici6n lirica de la lengua ndhuatl y alos poemas lamados Cantares mexicanos, se han asegurado una justa celebridad. Y todo esto pasé con nosotros Nosoiros lo vimos nosotros lo admiramos, Con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados. En los caminos yacen dardos rotos, Jos cabellos estan esparcidos. Destechadas estan las casas, enrojecidos tienen sus muros. 5 El inico catslogo descriptivo de estas fuentes que se ha producido hasta la fecha es el de Karl Anton Nowotny, Tlacuilolli, Die mexikanischen Bilderhandschriften, Stil und Inhalt (Berlin: Gebr, Mann, 1961). Para informacién bibliogréfica sobre los cédices y manuscritos citados, véanse las indispensa- bles recopilaciones: Glass, John B. A census of native middle American pictorial manuscripts. In: Cline, Howard F, (coord.). Handbook of middle American Indians. Austin: University of Texas Press, 1975, 14, p. 81-250; Gibson, Charles y Glass, John B. A census of middle American prose manuscripts in the native historical tradition. Tbid., 1976, t. 15, p. 322-400. ila vision americana de la conquista Gusanos pululan por calles y plazas, y en las paredes estén salpicados los sesos. Rojas estan las aguas, estn como tefiidas, y cuando las bebirnos es como si bebiéramos agua de salitre. Golpeabamos, en tanto, los muros de adobe, y era nuestra herencia una red hecha de agujeros. Con los escudos fue su resguardo, pero ni con escudos pudo ser sostenida su soledad. Hemos comido palos de colorin, hemos masticado grama salitrosa, piedras de adobe, lagartijas, ratones, tierra en polvo, gusanos... Comimos la came apenas sobre el fuego estaba puesta. Cuando estaba cocida la came, de allf la arrebataban, enel fuego mismo, la comfan. Se nos puso precio. Precio del joven, del sacerdote, del nifio y de la doncella. Basta: de ua pobre era el precio s6lo dos pufiados de matz, sélo diez tortas de mosco; slo era nuestro precio veinte tortas de grama salitrosa. Oro, jades, mantas ricas, plumajes de quetal, todo eso que es precioso, en nada fue estimado, ..° 6 Lecn-Portilla, Miguel. Las literanuras precolombinas de México. México: Pormaca, 1964, p. 167-8. Que esta visidn americana se podfa modificar en beneficio de tos invasores se evidenciaen los cambios que en 1585 hizo fray Bernardino de Safiagin ala versin indigens de la conquista transerita en néhuat! cen el libro duodécimo del Cédice florentino (1579) y que como los Anales citados proviene de ‘Tlatelolco. Véase: Cline, S. L. Revisionist conquest history: Sahagiin’s revised book XII. In: Klor de ‘Alvaet al. (eds.), The work of Bernardino de Sahagiin. AYbany, NY: Iostitute of Mesoamerican Studies, 1988, p. 93-106. La extensa narrativa florentina aparece como fuente principal en: Baudot, Georges Todorov, Tzvetan, Récits arteques de fa conquéte. Paris: Seuil, 1983. Que Todorov subestima el significado de la escritura indigena mesoamerivana se have patente en La conquéte de VAmérique, La «question de L'autre (Paris: Sevil, 1982). 70 Gordon Brotherston Después de este enfrentamiento militar y sangriento viene otro mds complejo cigualmente rico en cuanto a su manifestacién escrita. Atin los papeles en escritura indigena que se presentaron como pruebas legales ante la Real Audiencia pueden tener considerable interés tedrico por la manera en que demuestran, por ejemplo, Jos acuerdos hechos con los nuevos duefios de la tierra 0 los abusos de los mismos Dadas Jas propiedades de la esctitura mesoamericana (que en una sola unidad puede reunir conceptos que nosotros entendemos separadamente como letra, cifra aritmética y disefio artistico), fo que a un nivel se lee como un agudo argumento econdmico, cn otro alcanza cualidades de gran literatura, Un ejemplo reciente- mente descubierto es el Cédice de Tepotsotlan, obta maestra del aio 1556 en papel indigena. Con una lgica y con proporciones fisicas que recuerdan las de los libros clisicos, denuncia la mala fe de un aristécrata texcocano empleado como juez por la Real Audiencia’ Dentro del nuevo sistema legal, la necesidad de probar derechos politicos y territoriales hizo igualmente que ciertas cuentas de afios (xiuhtlapoualli) — algunas sumamente extensas — sirvieran como “titulos”. Los Anales de Cuauh- tinchan (lugar vecino al centro religioso de Cholula) toman como punto de partida la gran ciudad de Tula, hogar de los primeros toltecas y de la primera escritura de Mesoameérica; narran todo el drama de los toltecas y la alianza que hicieron con los chichimecas para derrotar a los olmecas, en escenas que se representan ademai en los murales de Cacaxtla (siglo IX). Toda esta historia tiene como objetivo establecer los derechos de la dinastfa local de Cuauhtinchan, que la manda hacer con el objeto de contrarrestar el poder de su antiguo rival, Tepeaca, y de la ciudad de Puebla, fundada por los espafioles. Otro texto nartativo que emplea la misma estrategia y que se anuncia como cuenta de afios slo en sus ditimas paginas es el famoso Popol Vuh de los maya-quiché, Aqui, la parte historica igualmente empieza con la gran Tula para terminar con la Iegada de los espafioles, en este caso Pedro de Alvarado, lugarteniente de Cortés. Pero se ve precedida por una génesis americana que justamente ha ganado para la obra el epfteto de “la biblia de América”, y cuyo momento culminante ocurre cuando se descubre (es decir, se desarrolla genética- mente) el maiz, y los hombres de esta era son formados con esta sustancia. El extraordinario poder ideol6gico del Popol Vith se deja entrever en el hecho de que contribuye a modificar actitudes que podrian calificarse como racistas de Miguel Angel Asturias: leer, estudiar y finalmente traducir este texto, que se publics en rajo el titulo de El libro del consejo, le introdujo poco a poco en el mundo de los nayas y le ayud6 a entender las prioridades de los “hombres de maiz” que hoy 7 Brotherston, Gordon y Gallegos, Ana, The newly-discovered Tepotzotlan Codex: a first account, In: Saunders, N. J. y Monstmollin, O. de (eds.), Recent studies in pre-columbian archeology. Oxford: BAR, 1988, t. 1, p. 205-27, Sobre la adaptacién de esta escritura a los hechos de la conquista y a modelos europeos, véase: Galarza, Joaquin. Estudios de escritura ind(gena tradicional acteca-ndlwat México: IGN-CEMCA, 1979, (a visién americana de la conquista siguen defendiendo como pueden su territorio ancestral contra los asaltos geno- cidas de los ladinos. El rechazo mesoamericano a la cristiandad El discurso con el que los sacerdotes aztecas rechazan los argumentos de los misioneros franciscanos resume magistralmente la reaccién indjgena frente a la conquista®, Comienza con un tono de gran humildad y cortesfa. Dan la bienvenida en términos que recuerdan la que habfa ofrecido unos afios antes Moctezuma a Cortés (segtin el informe proporeionado por el Cédice florentino): Sefiores nuestros, sefiores, estimados sefiores, habéis padecido trabajos, asi os habéis venido a acercar a esta tierra ‘Aqui, delante de vosotros, ante vosotros, 05 contemplamos, nosotros macchuales, porque a vosotros os ha permitido llegar el Sefior Nuestro, en verdad habéis venido a gobernar vuestra agua, vuestro monte. El portavoz azteca retoma después las aseveraciones que habfan hecho los cristianos en su propio beneficio, 1o que introduce cierta posibilidad de ironfa. Les recuerda que su presencia fisica allf, en Tenochtitlan, depende de la bondad del poder secular: en efecto, Cortés los habfa relegado a pasar sus primeras noches en Jas caballerizas. Les preguntan por qué deben verse en la necesidad de abandonar Jos lares de su religion, y expresan sorpresa ante la idea de que las escrituras trafdas porlos franciscanos podrian rutificar de por sf una politica de evangelismo global. Aqui nosotros, de algdin modo, vemos en forma humana agui como un humano hablamos, al Dador de la vida, al que es noche, viento, porque vosotros sois su imagen, su representante. Por eso recogemos, tomamos, su aliento, su palabra, del Seftor Nuestzo, del Duefio def cerea y del junto, el que habéis venido a traer, del que en el mundo, en la tierra, es sefior, el que 0s envi6 por raz6n de nosotros. Por eso aqui nosotros estamos admirados, iin mas reciente de esta obra es Ta de Miguel Le ° Portilla, Cologuios y doctrina cristian (México: UNAM, 1986), de donde tomo las siguientes 72 Gordon Brotherston en verdad habcis venido a taer, su libro, su pintura, la palabra celestial, la palabra divina. La razén de esta actitud se da en Ia parte central del discurso. que invoca directamente a otra tradicion escrita, la mesoamericana, con su acervo de libros. Para establecer su posicién, los aztecas se refieren constantemente a la termino- logia de sus propios libros sagrados (teoamoxtli) y asi optan por abrir un poco, como dicen ellos, “el arca del sefior, nuestro dios”. Indican con un notable esmero. retérico Ios dones que les habfan otorgado sus dioses en tiempos remotos. basiindose especfficamente en tres de ellos, descritos en tres parrafos seguidos. cada uno de los cuales empieza con la frase “ellos dieron” o “dan” y termina con la pregunta “,dénde?”. Como regla general, estos dones divinos adquieren su significado en la prictica humana, es decir, en Ia del sacerdote, el agricultor y el guerrero respectivamente. Los sacerdotes, que ocupan el primer lugar como grupo o clase. ganan su poder por medio de la renuncia y de la autonegaci6n, un camino chamanistico que se remonta al paleolitico, 0 a la oscuridad mas antigua, como dicen ellos. En Ja cosmogonia y en el sistema de “edades del mundo” propios de América que se natran in extenso en el Popol Vuh, éste es el momento en que la humanidad se distingue por primera vez de los animales, gracias a su capacidad para honrar al “coraz6n del cielo”: Bllos nos dieron sus normas de vida, ellos tenan por verdaderos, daban culto, honraban a los dioses. Ellos nos estuvieron enseniando todas sus formas de culto, todos sus modos de honrar [a los dioses} Asi, ante ellos acercamos la tierra ala boca, [por ellos] nos sangramos, cumplimos las promesas, quemamos copal fincienso] y oftecemos sacrificios, Era doctrina de nuestros mayores que son los dioses por quien se vive, ellos nos merecieron {con su sacrificio nos dieron vida} gEn qué forma, cudndo, dénde? Cuando atin era de noche. Después del sacerdote viene el agricultor, el cientifico por excelencia del Suevo Mundo, quien, al empezar a elaborar el maiz més de tres mil afios antes ‘¢ Cristo, confirmé su éxito genético con la yuca, la calabaza, el chile y otras Jantas milenarias. Aqui, el origen espacio-temporal se define como el Tlalocan La visién america que se sitda en la mitad del dia o cenit, y es la morada del dios de Ia Huvia Tléloc quien protege las cosechas del maiz. Ellos nos dan nuestro sustento, todo cuanto se bebe y se come, Jo que conserva la vida, el maiz, el frijol, Ios bledos, la chia. Ellos son a quienes pedimos agua, Ilnvia, por las que se producen Jas cosas en la tierra, Ellos mismos son ricos, son felices, poseen las cosas, de manera que siempre y por siempre, las cosas estén germinando y verdean alld “donde de algiin modo se existe”, en Tialocan, Nunca hay allf hambre, no hay enfermedad, no hay pobreza. Eltercer “don” se destina al grupo de los guerreros-cazadores, los fundadores del imperio, cuyo primer anhelo es el de captar, de apropiarse de lo necesario para adomar el centro metropolitano con lujo de trajes, incienso, joyas, plumas y metales. Con este tercer grupo empieza la historia politica como tal, basada en une serie de fundaciones de cuya geografia y significado habrén tenido poca idea los franciscanos. Pasamos del gran Tollan o Tula, primera ciudad de Mesoameérica. hasta Teotihuacan, que dejé de florecer no mas alld de fines del clasico (siglo IX) Ellos dan a la gente el valory el mando... Ja manta anudada, las bragas, la manta misma, ia flor y el tabaco, el jade, las plumas del quetzal, el oro. Y jen qué forma, eudindo, dénde, fueron los dioses invocados, fueron suplicados, fueron tenidos por tales, fueron reverenciados? De esto hace ya muchisimo tiempo, fue allé en Tula, fue all en Huapalezco, fue allé en Xuchatlapan, fue alld en Tlamohuanchan, fue alld en Yohuallichan, fuc alld en Teotihuacan. Ellos sobre todo el mando habian fundado su dominio. Ellos dieron 1 mando, el poder, Ta gloria, Ja fama Alinvocar un pasado politico de tanta anti igtiedad, nos pone ante el problema de quicn es verdaderamente duefio de 1a perspectiva histérica que ahora, con la Hegada de los europeos, incluye a ambos grupos. En efecto, la extension calendt- rica del tiempo hacia atrés en Mesoamérica se articulaba con més precisién que lo que ocurrfa con Ja de los invasores. Basdndose en Ja fecha inaugural de la edad contempordnea, fijada en el afio 3113 a.C., textos histéricos de Mesoamérica narran en detalle una experiencia politica que nuestra arqueologia solo ahora empieza a reconstruir, y que se articula a su vez con la cosmogonia en evolucién del Popol Vuh. La relacién efectiva de esta historia con la que se trajo de Europa vino a ser un tema tratado Por varios escritores indigenas, entre ellos el autor nahuatl de Chaleo, Chimalpahin, quien examins criticamente los primeros esfuer- Z0s curopeos para incorporar a América a la historia bfblica del mundo’. La perspectiva clasica de los mayas Dentro de Mesoamérica, la tradicién de los mayas de tierra baja ocupa un lugar especial. Estos mayas son autores de los libros que se conocen como Chilam Balam, cada uno de los cuales se identifica con la comunidad de donde salid: los més traducidos son los de Chumayel, Tizimin y Mani. Como grupo reflejan de una manera muy personal la invasién que empez6 por los afios 1510 y que triunfo con la entrada de Montejo en Ti-Ho, Mérida, en 1539. Un ejemplo del Chumayel notable por su fuerza retérica es: Solamente por el tiempo loco, por los locos sacerdotes, fue que entré a nosotros la tristeza, que entré a nosotros el “Cristianismo”’. Porque los “muy cristianos” Hegaron aquf con el verdadero Dios: pero ese fue el principio de Ja miseria nuestra, el principio del tributo., el principio de la “limosna”, la causa deque salierala discordia oculta, el principio de las peleas con armas de fuego, cl principio de los atropellos, el principio de los despojos de todo, el principio dela esclavitud por las deudas, el principio de las deudas pegadas a las espaldas, 9 Afirma Chimalpahin: “Se sabe con certeza cul fue el afio en que estuvieron en Aztlan los teferidos Aantiguos chichimecas, por lo que cuando la destruccién, segtin se refiere, no puede decirse verdadera- mente que hayan sido estos antiguos tos que destruyeron Jerusalem con Vespasiano; ni con aquél que trajo a estos antiguos sobre 1a gran extensién de agua por donde vinieron en canoas, a salir por donde ahora laman recientemente México, haya sido aquella persona de la historia, pues realmente es una falsedad, no es verdad comp esté puesto en la historia, porque no pueden estos ser aquellos judfos que Vespasiano arrviné |,..)"; cf. Chimalpahin Cuauthtlehuannitzin, Francisco de San Antén Mufién. Relaciones originales de Chalco Amaquemecan. México: Fondo de Cultura Econémica, 1965, p. 126-7. ri) el principio dela continua reyerta, el principio del padecimiento. Fue el principio de la obra de los espaiioles y de los “padres”, el principio de usarse los caciques, Jos maestros de escuela y los fiscales. jQue porque eran nifios pequeiios los muchachos de los pueblos, y mientras, se les martirizabal ;Infelices los pobrecitos! Los pobrecitos no protestaban contra el que a su sabor los esclavizaba, el Anticristo sobre la tierra, tigre de los pueblos, gato montés de los pueblos, chupador del pobre indio. Pero legard el dia en que Heguen hasta Dios las légrimas de sus ojos y baje la justicia de Dios de un golpe sobre el mundo. jVerdaderamente es la voluntad de Dios que) regresen Ah-Kantenal e Ix-Pucyola, para roerlos de la superficie de la tierra!’ Se denuncia aqui el abuso desenfrenado de la poblacién indefensa, la contradiccién moral entre principio y prictica, y la falta de solidaridad por parte de individuos mayas que buscan su propia ventaja bajo los espafioles a costa de sus comunidades. El robo y la explotacién humana se han vuelto tan frecuentes que parecen normales; como institucién, la caridad cristiana significa que los mas pobres tienen la obligacién de enriquecer atin més a los ricos; y la Real Audiencia, establecida para proteger a los ind{genas, lanza dictémenes como la cerbatana sus dardos de veneno. Los mayas se ven oprimidos por una plaga de seres sub-humanos que los aplastan y se aprovechan de ellos. No es que estos mayas quicran rechazar totalmente a los espafioles; tienen alguna experiencia en tratar con dzules 0 extranjeros. Tampoco se niegan necesariamente a escuchar fa palabra del “dios verdadero” traidaa ellos por los padres; al contrario, adaptan la terminologfa cristiana a sus propios conceptos, en casos como “anticristo” o “justicia”. Pasajes como éste pertenecen a un género literario que tiene su origen en el complejo sistema calendarico maya, Se trata del juicio propio del Katun 11 Ahau, que terminé en 1559, y asf forma parte de la ruedade los katunes, u kahlay katunob {irece katunes, cada uno de los cuales equivale a veinte afios de 360 dias). Su retdrica combina la memoria de lo que ha pasado con instrucciones y consejos (“profecias”) para fo por venir, Agudeza politica y un firme tono moral caracteri- zan a los textos katunes, que efectivamente constituyen la columna vertebral de los libros del Chilam Balam. El ciclo como tal se transcribié primero en jerogli- ficos que se encuentran en los c6dices prebispanicos y ain en inscripciones del periodo clasico (300-900 d.C.), en ciudades como Tikal. Aferrandose a esa larga tradicién, el Chumayel y los otros libros del Chilam Balam presentan una vivencia muy precisa de lo que es sentirse en el siglo de la conquista. Otro pasaje del mismo libro, que resume sus paginas iniciales, da un tratamiento mas extenso a esta reflexiéa, Al narrar los muchos katunes de la 10. Médiz Bolio, Antonio (ed.), Libro de Chilwn Balam de Chumayel [1930]. México: UNAM, 1973, p. 16-7. Véase: Barrera Vasquez, Alfredo y Renddn, Silvia. El libro de los libros de Chilam Balam. ‘Mexico: Fondo de Cultura Econdmica, 1963. 212 p. 76 Gordon Brotherston iistoria maya trata problemas como el del derecho al territorio, y sies ono aconsejable entrar en acuerdos con los recién legados y pagarles tributo 0, mejor, ‘esistisles militarmente. En esta funcién, los libros del Chilam Balam han servido 2fectivamente como estimulo ala resistencia constante que caracteriza ala historia yucateca, y que tuvo un momento dramético en la guerra de las castas del siglo XIX. En ef origen hay un mundo regulado por valores mayas, por una matemitica jue articula maravillosamente los pulsos de la vida: No quisieron esperar a los Dzules, nia su cristianismo. No quisieron pagar tributo. Losespititus seitores de los pajaros, los espititus sefiores de las piedras preciosas, Jos espiritus seftores de Tas piedras labradas, los espiritus sefiores de los tigres. los guiaban y los protegian. Mil seiscientos affos y trescientos afios mas y habria de llegar el fin de su vida! Porque sabfan en ellos mismos la medida de su tiempo. Toda luna, todo afio, todo dia, todo viento, camina y pasa también, También toda sangre lega al lugar de su quietud, como llega a su poder y a su trono. Medido estaba el tiempo en que alabardn la magnificiencia de Los tres. Medido estaba el tiempo en que pudieran encontrar el bien det Sol. Medido estaba el tiempo en que miraran sobre ellos la reja de las estrellas, de donde, velando por ellos, 1os contemplaban los dioses, los dioses que estin aprisionados en las estrellas. Entonces era bueno todo y entonces fueron abatidos. Habia en ellos sabiduria, No habia entonces pecado. Habja santa devocién en ellos, Saludables vivian. No habia entonces enfermedad; no habia dolor de huesos; no habia fiebre para ellos, no habfa viruelas, no habia ardor de pecho, no habfa dolor de vientre, no habfa consuncién. Rectamente erguido iba su cuerpo, entonees, Todo esto cambiaron los dzules 0 extranjeros: No fue asf Jo que hicieron los Dzules cuando legaron aqui. Ellos ensefiaron cl miedo; y vinieron a marchitar las flores. Para que su flor viviese, daiiaron y sorbieron la flor de los otros. No habia ya buenos sacerdotes que nos ensefiaran. Ese es el origen de la Silla del segundo tiempo, del reinado del segundo tiempo, Y es también la causade nuestra muerte, No tenfamos buenos sacerdotes, no tenfamos sabidurfa, y al fin se perdi6 el valor y la vergiienza. Y todos fueron iguales. No habja Alto Conocimiento, no haba Divina Ensefianza en los sustitatos de los dioses que egaron aqui, ;Castrar al Sol! Eso vinieron a hacer aqui los extranje- 0s, ¥ he aqui que quedaron los hijos de sus hijos, aqui en medio del pueblo, y esos reciben su amargura, Sucede que tienen rencor estos Deules, porque los Itzaes tres veces fueron atacarlos a causa de que hace setenta afios les quitaron nuestro tributo, porque desde hace tiempo estén ardidos contra estos hombres Itzaes, No, nosotros lo hicimos y nosotros lo pagamos hoy. Tal vez por el Concierto que hay ahora esto acabe en que haya concordia entre nosotros y los Dzules. Si no es asi, vamos a tener una gran guerra!! | Cf. Médiz Bolio, op. cit,, p. 25-6, ia vigién americana de la conquista ‘A los cristianos invasores se les compara con los itzaes y Jos toltecas que les precedieron. De hecho, en esta perspectiva, el modelo de tres invasiones resulta tan claro, que se combina con el hecho de que los mayas tenfan que alcanzar sesenta afios, es decir tres karunes (otra acepcién del término kanin es “guerra”) antes de quedar exentos de impuestos. Con cierto humor amargo parecen querer decir que 1a préxima ocasiGn, es decir la cuarta, habria de tener ochenta afios 0 cuatro katunes. Seguin este texto el mal estado de las cosas se debe no sélo a los jnvasores més recientes de Europa sino a antecedentes mesoamericanos encabe- zados por el conquistador de nombre netamente néhuatl (Nacxit Xuchitl). Aparte de establecer su clara prioridad moral, esta manera de exponer las cosas confirma una marcada autoconciencia histérica y politica y, como el discurso de los sacerdotes aztecas, problematiza el relativismo cronolégico enire el Viejo y el Nuevo Mundo. Tiene sus rafces en el “holismo” mesoamericano que unia los sitmos del cielo (el reinado de las estrellas) a los del cuerpo humano (el pulso de Ja sangre), y que recibi6 una formulacién en los textos jeroglificos del perfodo clasico. Fue precisamente en esta tradici6n literaria maya y en la ret6rica de los katunes donde buscé Abreu Gémez los recursos narrativos que han hecho de Canek, nombre del gran héroe maya, una de las novelas més leidas del continente””. ‘Tahuantinsuyu y la responsabilidad estatal Comparado con Mesoamérica, Tahuantinsuyu ofrece pocas versiones indf- sgenas de las primeras fases de la Conquista. Los cuarenta afios de invasion militar que inicis Pizarro se ven reflejados principalmente en la Narrativa de Huarochiri y la Nueva corénica y buen gobierno (ca. 1600) de Guaman Poma. Por su parte, ‘aunque hijo de la familia real, como Ixtlilxochitl en México, Garcilaso de la Vega El Inca adopta mas bien una perspectiva europea en sus Comeniarios reales. Como hemos visto, estas historias tienen como complemento la serie de dramas incas; existe ademas una vigorosa tradicién quechua de cantos y canciones, entre ellos al yaravi, que pasé a la poesia hispanoamericana. En la obra del escritor y antropélogo peruano José Maria Arguedas estas distintas corrientes literarias se Ven armonizadas en beneficio de la cultura andina y quechua de nuestros dias, 12 Abreu Gomez, Ermilo. Canek, historia y leyenda de un héroe maya. 29. ed. México: Oasis, 1975. 13 Arguedas, José Maria, Canciones y cantos del pueblo quechua. ima: Huasearin, 1949 Tupac Anan. Kamag Teytanchisman, Haylli-Fak. Lima: Sslgntay, 1962; Apa Inca Atawallpaman, elegfa quechua Revivinde la UNAM. 18, p. 5, 1964; (ed.), Dioses y hombres de Huarachirt (1966). México: Siglo XXT 1975; BY corro de arriba y el corro de abajo. Buenos Aires: Losada, 1971, La edicién facsimilar de I bra de Guaman Poma se publics en Paris en 1936, por Le Musée de "Homme. Véase: Watchel, N re Dea Toe SO aie ed ne sent be (1530-1570), Madrid: Alianza, 1976 La Narrativa de Huarochiri contiene una nota preciosamente detallada de c6mo se supo por primera vez de Ja invasién espaiiola, En Yauyos, cerca de Huarochirf, los sacerdoies empiezan a adivinarla por medio de augurios. Luego Se convierte en noticia publica, cuando Mega Pizarro a Cajamarca donde es recibido por el emperador Atahualpa, a quien termina por asesinar. Para estos sacerdotes, el éxito militar de los invasores plantea el problema de su propia dependencia del poder de los incas. La Narr ‘ativa nos informa como, al incorpo- arse aquella regién al Chinchasuya inca, el culio a Pariacaca, deidad local, se habia adaptado al dogma central del gran Viracocha, patrén de todo el Estado, y al calendario oficial de meses de quince dias, segtin instracciones enviadas de la capital, Cuzco, £1, el propio Inca, dicen que ordené: “De los Yauyo de Ariba ¥ los Yanyo de Abajo han de servir a Pariacaca. treinta, en el mes de Pura”. ¥ por eso, hasta entonces, treinta le sirvieron, quince por cada zona, diindole de comer. ¥ asf. un fa, le adoraron sacrificando una Hama cuyo nombre era Yaurihuanaca, De los {teint servidores, uno de ellos, que se lamaba Llaucas Quita Payasca Pariasca en el momento en que los treinta hombres contemplaban el corazén y el hieado de la lama, en ese instante, dijo : “;Ah, atac! No estd bien el mundo, la entraiia hermanos. No pasaré mucho tiempo y nuestro padre Pariacaca se convertiré en silencio, en salvaje [purun]” Los otros le contestaron: “No, s6lo tu boca habla. ¢Qué sabes tii?” ¥ uno de ellos, también hablo : “;Por qué sefialas tt lo nefasto que ha de suceder? En este corazén habla muy bien nuestro padre Pariacaca”. Pero este hombre permanecta alejado del corazén de Ia Hama, s6lo lo habia contemplado desde lejos: sin embargo también pronostics. Y volvié a hablar: “EI propio Pariacaca dice: hermano”. Y tanto este hombre como Jos otros arrojaron a Quita Payasca Pariasca en un lodo de insultos. “Llacuas, hombre pestilente, gqué puede saber ése? Nuestro padre Pariacaca tiene sus dominios hastalos hombres del Chinchaysuyo, hhasta no séque limites. Y él, .puede caer enel silencio, en lanada? ;Quéentiende. qué sabe este hombre?” Hablaron enfurecidos muy enojados. Al presenciar la vulnerabilidad del Estado inca y la avaricia monstruosa de los espafioles, opinan por fin que estén enfrentando un cambio politico que tiene resonancia cdsmica en el esquema americano de edades o “cambios de mundo” (pachacuri, en quechua), y que representa una vuelta al estado salvaje © purin. Su propia respuesta es decidir retomar a sus comunidades de origen, os avila, que siguen siendo hoy un foco de la vida andina. A los pocos dias que ocurrié esta disputa, oyeron todos la noticia: “los huiraco- chas fespafioles] han aparecido en Cajamarca” En ese tiempo, aqui en Checa, vivfa un anciano de Pariacaca, del ayllu de Casicaja; se Hamaba Tamaltiuya Caxalliuya, De los treinta sacerdotes que tenfa Pariacaca (este Tamalliuya Caxalliuya) era el més sabio, el que mejor guardaba Ja memoria. Cuando legaron los huiracochas preguntaron: ";Dénde esta la plata ¥ los trajes de este huaca?”. Ninguno de los sacerdotes quiso confesar, Entonces los espafioles, enfurecidos, prendieron fuego, ripidamente, con unas yerbas Ta vision americana de la conquista secas, Decidieron quemar a Caxalliuya. Soplé el viento cuando el fuego empe- zaba a subir de un costado al cuerpo de Caxalliuya. El hombre sufi, padecia; os otros le entregaron a los espaitoles todo lo que pidieron y habja. Ocurrido esto, exclamaron todos: “Gran. verdad nos dijo ese Llacuas Quita Pariasca, Hermanos: dispersémonos. E] mundo ya no esté bien”, y ast, se dispersaron por todos los pueblos". Por su parte, el historiador Guaman Poma ubica la llegada de los extranjeros en una perspectiva mas conscientemente oficial. Su gran obra Nueva cordnica y buen gobierno, escrita en prosa, en espafiol y quechua y con una amplia secci6n de paginas ilustradas, consta de tres partes. Estas corresponden al mundo inca, a la conquista, y a lo que era y podria ser el Estado y “gobierno” contempordneos del autor. Enviada como carta a Felipe II (quien seguramente no Ia ley6), la obra abarca toda la vasta escala del mismo Tahuantinsuyu. Cuando se descubrié y publicé en Europa, hace sdlo unas décadas, modificé profundamente los estudios andinos. Como la de Huarochiri, la versin que nos da Guaman Poma de la conquista militar de los Andes se centra en la figura de Atahualpa y su mala fortuna a manos de Pizarro, en Cajamarca. A pesar de su gentileza, su conversacién con los espafioles y de que legara a jugar ajedrez. con ellos — detalle que conserva Guaman Poma visualmente en la imagen de un tablero de ajedrez andino (taptana, en quechua) —., Pizarro le corta lacabeza, acto que también se registra visualmen- te. No nos queda duda de la magnitud de este momento para todo cl sistema politico de los incas, considerado hoy como socialmente valioso en sf; los invasores no sabrian reparar el dafio causado, En el plano histdrico, este asesinato imperial viene a anticipar directamente otro que tuvo lugar en 1572 en Cuzco, poniendo fin a la resistencia indfgena sostenida desde Vilcabamba. Esta vez la victima fue Tupac Amaru, el tiltimo emperador, que al morir tenfa s6lo quince afios. En el libro de Guaman Poma vemos a Tupac Amaru en el momento de la ejecucién. Tres espatioles, con los sombreros puestos, le dan muerte, mientras que él, distinguido todavfa por el cinturdn teal, agarra una cruz con las manos esposadas. Debajo, cl pueblo lamenta su pérdida, diciendo en quechua: “Inca Huanacuasi, jadonde vas? Nuestros enemigos malvados, sin que haya culpa alguna, te han Cortado la cabeza”. Evocadoras de la liturgia funeraria de los incas, estas frases sugieren que qhicnes mds sufren son los que sobreviven a su sefior, los indefensos y los oprimidos que tienen que seguir viviendo. Porque este degtiello deja al ‘Tahuantinsuyu Hiteralmente sin cabeza, en cuanto que los nuevos duefios de la tierra no saben o no quieren asumir la responsabilidad social de los incas despla- zados. Es precisamente en este modelo de la historia andina donde tuvo su origen el mito del inkarri, el soberano cuyo cuerpo y cabeza tienen que juntarse de auevo oa ee ee eS para que cl Estado inca se constituya nuevamente!®. Este modelo se reedita nueyamente en el campedn de la tradicién quecbua, Tupac Amaru I, a quien descuartizaron los espafioles en la misma plaza dos siglos mds tarde, sin mas resultado que inflamar el movimiento americanista que culmin6 en la Independencia, Cuidadosamente estructurado en capftulos y partes, el libro de Guaman Poma Se presta a coniparaciones internas, especialmente cuando se trata de las diferen- cias sistemdticas que se observan entre la primera parte, transcrita ( segiin el autor) de quipus incas, y la tercera. Pasando desde la historia més antigua del mundo, con sus edades y generaciones, a las conquistas incas y a la administracion social del Tahuantinsuyu, los diez capitulos principales de la primera parte proveen la base Iégica para la tercera, donde sugiere el autor cémo se podrfan aplicar Principios incas a laadministracién colonial espafiola. Aqui se presentan dos scries de ilustraciones, (a) y (b), que pertenecen respectivamenty « estas dos partes. El primer ejemplo (1a, 1b) nos advierte sobre la importancia social del calendario inca que, como el europeo, tenfa doce meses. Al proponerlo a Felipe HI, Guaman Poma suprime sus fiestas y ceremonias paganas, como por ejemplo los sacrificios de Hamas, para sustituirl: por tareas mas titiles al Estado. El mes para plantar las tierras en (a), chacra yapui quilla, sobrevive en (b) mas o menos sin cambios como agosto, la primavera peruana. Indica este mes el comienzo de la siembra, una temporada de alegria, cuando se les trae a los trabajadores del campo bebidas fermentadas (chicha), se baila y se canta. Hay en quechua un canto de trabajo 0 haylli: las mujeres preguntan si hay flores y chilis en su “jardin”, y los hombres contestan que “si hay, princesa, los sembré aqui mismo”. En ambas ilustraciones el trabajador més cercano al observador tiene una tunica corta yealza sandalias; es el inspector agricola. Es notable que, mientras en (a) trabaja igual que los otros, en (b). que presenta las condiciones menos favorables de la solonizacién espafiola, no utiliza su tacila y se concentra mas bien en el guipu que tiene en la otra mano, para mejor controlar la producciGn. Los ejemplos (2) y (3) presentan el quipu, medio de comunicacién ndispensable en un imperio tan vasto como el del Tahuantinsuyu. La aseve- vacién de Guaman Poma de que la primera parte de su obra habia sido transcrita mn parte de textos quipus se ve apoyada por su estructura en capitulos, El censo Je la poblacion y su divisién en diez categorias de edad y utilidad; los meses del fio; las fiestas del afio y su financiamiento; aun la historia inea: todo esto se cuenta / se arregla segtin nomias que corresponden al quipu En Tahuantinsuyu, los curacas y administradores locales se comunicaban 2on la capital por medio de los chasquis (2a), que corrian por los excelentes vaminos y puentes del imperio. En Cuzco. toda esta informacisn era bien recibida ‘ analizada por oficiales y consejeros del inca, sobre todo su tesorero general quien © ve en (3a), con su guipu maximo y su tablero contador Tahuantinsuyu quipoe 5 Ossio, J. M. Ideologia mesicinica del mundo andino. Liroa, 1973 ae 81 La visidn americana de ia conquista curaca condor chava, Con una fe inalterada en lo apropiado de este sistema, que histéricamente ha estimulado en efecto cierta tendencia socialista en el pensamiento occidental, Guaman Poma afirma la equivalencia entre quipw y alfabeto como medio administrativo. En cambio, bajo los espaiioles, el chasqui lleva una carta y ho un quipu, y hace sonar un cuerno y no una concha (2b); y el tesorero se ve gustituido por un escriba “nombrado de su majestad” (3b). La lgica gue une (4a) y (4b) es menos directa. En el primero vernos un zancay, la carcel subterrinea de los incas, El culpable lucha por sobrevivir entre bestias voraces y nocivas, que le recuerdan la necesidad de control social. Que la conquista haya significado lz pérdida precisamente de este control se hace claro en (4b), donde vemos a ur “pobre de los indios amenazado por bestias” que ahora se interpretan como sus nuevos patrones politicos. Les implora en quechua: “Que no me dejen totalmente desnudo, por el amor de dios”, pero lo agreden los tres brazos del poder del invasor arriba, la serpiente/corregidor con el tigre/espafiol de tambo, ambos oficiales de Ic Corona; mas abajo, el leén/encomendero con el puma/padre de doctrina; y, al final los ayudantes menores, de origen indfgena ellos mismos, como el rat6n/cacique principal y el gato/escriba. Como apunta el autor: “estos dichos animales que nc temen a dios, desuellan a los pobres indios de este reino y no hay remedio”. Este trabajo se ha concentrado en to que puede significar la vision de k conquista, tanto para como dentto de la perspectiva literaria de Latinoamérica. St ha tratado primero de establecer puntos de referencia que son nada mas (0 nad: menos) que geo-histéricos, de rescatar un poco el antiguo mapa literario de continente. Porque sélo asf se permite y facilita la idea de que realmente existe ta visidn y que ésta obedece no sdlo a los hechos especificos de la brutalidad y | tecnologfa occidentales sino a una filosofia y a una manera de entender el mundi que tiene rafces profundas en el chamanismo y en Ja cosmogonia americanos. No encontramos con otra perspectiva histérica con sus propias prioridades y su propios valores. Estos no excluyen la’ gloria militar, tema predominante en ¢ discurso europeo. Pero nunca se olvidan otros factores que apenas aparecen © aquel discurso importado: por ejemplo, la base productora de la sociedad, la fuent de la comida diaria, que se celebra como clave en la cosmogonia americana. E elcaso de Tahuantinsuyu, en cl cual impera el modelo econdmico ¢ ideologico d Jo pastoral, todo esto se traduce en un discurso de marcada responsabilidad estata 4Cémo se proponen los escritores Jatinoamericanos respetar, 0 absorber, est herencia tan potente? De un lado tenemos las respuestas tan afirmativas de u Miguel Angel Asturias o un José Maria Arguedas; del otro, la politica cultura cuya meta final es inventar una América precolombina virgen ¢ inmaculada, y pc otro, el racismo, que negaria no sélo la visin sino la mera existencia de le primeros americanos. Mi agradecimiento a Ana Gallegos, por sus consejos y ayuda préctica ent preparacién de este articulo.

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