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Cmeite AMERICA LATIPIA EN oi! LITERAT coordinacién e introduccién de CESAR FERNANDEZ MORENO Introduccién CESAR FERNANDEZ MORENO Por consiguiente, América es el pafs del porvenir. En tiempos futuros se mostrard su importancia hist6rica, acaso en la Iu: cha entre América del Norte y Amé 1 Sur... Es un pafs de nostalgia para todos Jos que estén hastiados del mu- ‘seo hist6rico de la Vieja Europa... Lo que hasta ahora acon- tece aguf no es mds que el eco dei Viejo Mundo y el reflejo de ajena vida. Mas como pafs del porvenir, América no nos interesa, pues el filésofo no hace profectas. GW. F HBCEL? QUE ES LA AMERICA LATINA? Y bien: ha pasado siglo y medio desde que Hegel hizo su profecia sobre Amé- rica, mientras estaba diciendo que se negaba a hacerla. Lo que para él era porvenir ya es presente para América; el continente que para él era natura- leza es historia ya. Bl hablaba de América del Norte y América del Sur: en la del norte se implanta actualmente la nacién mas fuerte del mundo; la sur, bajo su nombre actualizado de América Latina, representa una de las ideas més dinémicas del mundo actual. Una serie de factores la han promo- ier plano de la expectacién publica: el primero, la explosion de aceptando esa etiqueta tecnoldgica aplicada al hecho de nacer crecimiento continental es el mayor del mun cuenta con més de 270 millones de habitantes, Contexto econémico Hamado subdesarrollo, amenaza transformarse, a su Ye”, en explosién politica. Pero lo que ahora nos interesa especificamente es que imprecisa| ¢Qué es la América Latina? En primer término, gpor qu dad de Roma, y fue creciendo en circuios concéntricos a torla: primero hasta abarcar el conjunto de Italia, amplidndose luego ; parte de Europa colonizada por el Imperio romano, restringiéndose después 1 Lecciones sobre ta filosofia de la historia universal, traduecién por J. Gaos, t. 1, ‘Madrid, 1928, Revista de Occidente. ts) = a los paises y zonas que hablaron lenguas derivadas del latin, y transportén- ;no_que esos. europeos habjan desc ca Latina resultaria ser el cuarto anil esa prodigiosa expansin. Entre las naciones que realizaron el descubrimiento, conquista y coloniza- cién del nuevo continente, tres eran lin; spafia, Portu- gal y Francia, La més vasta concepcién historica de la regién, por lo tanto, tierras del nuevo continente que hubieran sido po- sn bloque a la América anglosajona, con- ‘Ya en los finales del xx —dice Estuardo Nifiez— empieza a diferenciarse entre 10 nort lo latinoamericano, a raiz de haberse producido el fenémeno politico de la independencia del norte. Empiezan a usarse entre los escritores franceses sobre todo (y acaso entre t0- dos los europeos) denominaciones nuevas para las cosas de América no sa- mérique que luce ya en un libro de 1882, peuples tatino- ue...” Estas nuevas expresiones ‘na un concepto que es a la vez racial, cultural y politico. Pero ocurre, como Io hace notar el mismo Niifie, que vienen a sustituir a otras que tenfan i tmérique septen- queda reservada al subcontinente meridional, basicamente iberoamericano (es- pafiol y portugués); en el nuevo, caben también los franceses radicados en América del Norte. Con respecto a la composicién actual de Ia América Latina, José Luis Mar- tinez puntualiza que “es algo més compleja que el simple esquema que sub- El conjunto original de veintitin pafses subsiste Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Republica Do- Guatemala, Haitf, Honduras, México, Nicaragua, Panamé, Paraguay, Peri, Puerto Rico, El Salvador, Uruguay y Venezuela). Sin embargo, Puerto Rico es un Estado Libre Asociado a los Estados Unidos y los puerto- rriquefios tienen la ciudadanfa estadounidense. Después de 1960 se han creado cuatro nuevos paises: Jamaica, Barbados, Trinidad y Tobago y Guyana, de lengua inglesa predominante, que forman parte del British Commonwealth of Nations” la idea de la latinidad desborda esa 4 Unidad y diversidad, capitulo 1v de la primera parte de la presente obra. tantivo, obviamente previa y ajena alo europeo. Y enfrentamos asi las grandes. culturas anteriores al descubrimiento, sobre todo la mesoamericana y Ia andina, ita del siglo xvr aniquilé pri te a esas grandes culturas, ismo tiempo, les dio nueva vida dialéctica en cuanto las transformé en el terminus ante quent de un proceso de occidentalizacién. Este proceso también afect6 a los restantes pobladores de América, que detentaban en aquel inferi jos que genéricamente eran Ilama- por el gigantesco error geogi gado a Asia. Latina debe destacarse edemds la pre- sencia de otro mundo radicalmente no latino: el africano. Quiere la teorfa Mamada “de los continentes a Ia deriva” que América, en un remoto tiempo geolégico, haya formado una unidad fisica con Afr por las fuerzas pluténicas de nuestro planeta, haya asumido su individualidad. como continente. En esa fabulosa aventura, sélo la fauna y Ia flora de Afri habrian sido arrastradas por el continente americano, pero no sus hombi tarde a América, Incontabl el Caribe verde y transpar ese mar que deja ver décilmente su intimidad, en esas islas que en crustan con doble y Iujosa orla de musgo y arena, tuvo lugar duran glos xvr y xvit el despiadado fenémeno de la trat los hombres de un color por los hombres de otro c “eazados” y trasladados de Africa; sélo una tercera parte de Hegado a su destino americano, Sin embargo, este proceso tuvo el sorpren- amos trasmitiéndoles todo lo que pudieron conservar de su ci doles muchas cosas: desde cantar y bailar hasta luchar por st Latina tiene de africano resulta ser, a d'union con la América anglosajona: son esa raza y su idar Ios dos enormes subcontinentes que coi slas del Caribe y la América Central constituy. entre América del Sur, ejemplarmente k mente anglosajona. En esta zona én entre esas dos y coexisten atin. Esta América africana se hace sentir fuertemente, no sdlo en esta zona ‘media, sino en sus fronteras con las otras, o sea, el norte de América del Sur y el sur de América del Norte. De tal modo, esta interposicién constituye a la vez una barrera y un camino, y en todos los casos un enriquecimiento del es- quema clésico del que surgié el concepto mismo de Am las dos Américas divergentes convergen en una tercera oultu junto, una sola Afroamérica, un muelle que tiende au las tres Américas geograticas. iera es siempre precisa la correl iras colonizadoras, ya que amba: INTRODUCCION # av suens UN Rio ‘. Dentro de tal complejo de tensiones en América Latina, son casi infinitas las posibilidades de acciones y reacciones y, correlativamen tual de subsumir sus problemas en otros préximos 0 andlogos. El gran yista argentino Martinez Estrada, por ejemplo, latinoamericanos con Ios africanos, y subraya los “factores de la vida nacional pertenecientes a un tipo de historia al que no convienen los patrones que ha- biamos tomado antes del modelo, y si los de los paises africanos donde la es- clavitud y la servidumbre le presentan al observador perspicaz, con similitudes universaies y tipicas, formas de vivir comunes a los pueblos que aparente- mente ejercen st soberania”§ La idea de la regién se nos vuelve as{ mas problemética a medida que intentamos adentrarnos en ella. El sociélogo Gino Germani sefiala dos con- cepciones polares, “diametralmente opuestas entre s{, pero coincidentes en acordar una existencia real a América Lat nente american”. En la segun no solamente en términos culturales y sociales, sino también —y sobre todo— en términos politicos... el factor unificante se origina en un objeto externo, antagénico y amenazante”. Si bien en la primera de estas hipétesis el factor central parece ser cultural y en la segunda politico, debe observarse que am- bas estan \das por otro que es geografi la primera se habla del “subcontinente americano”, en la segunda de opusiera los latinos a los anglosajones. Y esto no sélo por la presencia de los indios, de los africanos y de los variados inmigrantes ulteriores, sino también por Ia inescindible mezcla de todas esas razas que’se da ejemplarmente en muchas islas de las Antillas, donde se confunden bajo la amplisima denomina- cién de latina las sangres indigena, hispénica y africana (un caso detonante es Haiti, pafs de mayorfa negra y donde se habla francés). Y asimismo por la indudable penetracién racial y social de los latinos en Ia zona sur de los Estados Unidos; en este caso, la América Latina va invadiendo desde abajo tantes que forman la poblacién de América Latina (1968), 164.2 millones, o 5 Ezequiel Martinez Estrada, Prélogo imitil a su Antologia, México, 196%, Fondo de Cul- Gino Germani, América Latina existe y si no habria que inventarla, en revista Mundo Nuevo, niim. 36, Paris, 1969. INTRODUCCION ‘9 sea el 64.5%, hablan espafiol; 85.6 millon © sea el 33.4 %, y el resto el francés y el ingl habla francés o in ivencia de las lenguas precolombinas (hay un pais que es Paraguay). Por andlogas razones, deberfa rechazarse también una © religiosa que opusiera el catolicismo de América Latina al protesta las colonias anglosajonas (aproximadamente la cuarta parte de Estados Uni- dos es catélica). A pesar de esta intrincacién conceptual, el mundo contempordneo redes- cubre con nuevo deslumbramiento este complejo que insiste en Iamarse América Latina, entidad todavia no definida, pero que presenta a simple vista i profundizéramos en busca de las raices de esta ostensible unidad, su historia suministra esta primera nota: sucesiva depen- dencia del conjunto respecto de una potencia exterior. Primero, de las monar- quias ibéricas; cuando ellas caen, los ingleses y luego los norteamericanos erigirdn a expensas de América Latina sus imperios sucesores, no ya en Io politico, pero sf en lo econémico. Esta nota de dependencia seria, acaso, la primera a considerar para deter- minar el fugitivo concepto de América Lati Ja més fuerte polaridad histérica de la entre los paises ricos y los pobres; oposicién m: no contradictoria con ella, ya que se ilustra en el c donde Ja anglosajona es la rica y la latina es la pobi complementan y confirman por un tercero més elemental: el geogréfico, en rra americana que queda al sur ite de Estados Unidos con México). del rio Grande o Bravo (que marca el La habitualidad de esta expresién (al sur det rio Grande, 0 Bravo) seria prueba de su veracidad: al sur de este rfo existe cierta homogeneidad cultural, poli- tica, social, lingiiistica, religiosa, DEL ASOMBRO AL ARTE ‘Se han sefialado repetidamente los tres incentivos que Ilevaron a los espafioles a colonizar América: el impulso guerrero adquirido al reconquistar su territorio de manos drabes; el misticismo mi oro, de esclavos, de mujeres). Entre estos m ensayista, destaca el que mas impresiona a su sensibilidad, pero no hay duda que el conjunto de los tres factores aducidos es el que determina ese proceso que habria de integrar el mundo, practicamente, con Ja mitad que de él faltaba. 7 Capitulo citado.

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