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seis v MANUEL GALVEZ EL, MAL METAPISICO th, lx socedad! Lite ofrmabe estar tara, Bn ss stcetteve afar habla oot to estate pare cobra ods ‘tw gu oy a fa‘ ec) Reeds, an Smpesde sr as primar isos a que te lavard Site men ‘espantosamente aburrides aqueilas reuniones: Griblayontarer momo ne uso, de poten que wo fen Shee inginSfecto ni ters smd) De qud oe hae Sie Bead conn, Ser Ka a a teowos i ers perooan coved) Aine vor se tab di Ope, pra dct cso nce, upon Aepiorle none on bogs ds safes yor Rarops gus importa slots nberesaba nde of ponte dae a Tox Rove os compra 8) To sepa por ay ara da ondary tet, de oa Socal enee argentina®, tr chimogreic colonial, (Bare Peary, Capito Vi). azmento copindo ox conexto de ute extnes novela acl nota actor argentino, Manel Calves C2100" sine err, pends en prnelnte 6 rela teraria snot cn el come ie resin ea fetreia Seimente, olive, hucendo actuar na reato ct fue pacts pests fea vie sel alee {Staal y munca fe BuoeAles Nac emer os teen stn Mca Reno ona cnloa ncesto sontnettal'y artisticnmetie ent medio fest de una socedad mereanthisia e iferenta, yon in CRevgis Ls "imtcac ares pestle” oe Sige “cotta super al snamorcee sia eqperentan aa frac lente 7 dct pain ‘intnoria de tw Htrstar nor dis ts clo 2 1920) asi en la tdenica. de los relatos como en su empeso do novelizar la historia argentina y evar al eistno genere cee ‘epoctos da In sociedad contempordntes de su fpoce Bitos datos sittian eronologica y Uterariaments,|a naturaleza del Tragmento slogido 5) J. Bl tema del contexto: so trata de la critica a un deter- tmizado aspecto de la vide mundane portena Para desarrollaria, Galves se propone como asunto describir uma do esas visitas 9 reeibos tan teeeventes en lat eesteneeon, sociales de hace sesenta atios, a través de cuyos disinton eon ‘ectos va implicita Ia sitira del tema, Estos aspeetos soa cinco: 2) Lita, come dejamos dicho, ia aristocrética y rebelde rotagonista * de Ia novela, manifesta estor harta de xs vids soctat vacia y'sdndida por la que siente odio; 2) Ambiente oscuro de la reunién y gentes de la misma in posibilidad de intercomunicacion humane 3) Privolidad de las conversaciones; 4) Vacledad espirtusl, Hl cisco viaje « Europa de loa atgentinos s qulenes, por antonoes, s6lo prescupaban: ome ras y buenod hoteles, 3) Consecuente exaltaclin de Paris —la meta dorada de lauelios attos— visto sélo desde tres aspeeton, tienen tee tron, chismes de Ia colonia argentina, por aquellos lemos ea lamada belle époque muy numerora en Ta, entonsen rubllante eapitel de Franc, 2 EI suadro es admirable por dos gosaé: por su poderosa nabi- talidad; porque ia suma de sus cinco apretados epivodlog nes ag lun segmento de vide palpitante ¢ incentundibie Ua teone sot eélide y agudo del mundoy sus hombres, sin alornos ni exe sivos recursos lteraries,~ es, exictamente, lo que se lint realism 5 J31Como paite integrante de una novela, estemos dentro det énero pico, Si, en el fondo, la sétira contenida ea al teeer rento pudiera hacer pensar en alg elemento lines ne done, es olvidar nunca que la actitud personal del autor slenres e544 presento aun en ls obra mas abjetivs, * maxime nl cosnbes ‘ncierra una eritea como tema ereneial de sa plan arson a : ito, no es legitimo: . a ‘conereto de ucts fragments, ae 2 7» Pero ef el owe > porque si, en efecto, el sutor maneccs ie RSE le sy Tumi Me eam No nace a través de Un meant n in esas soon eee seid de Gélvex 8© mate elie Se ae rativa es inmediata, dir i ee tae a ‘recursos; 2 sl ‘Mowat cate henot he ag ee Meccan four tohtes re caer Segre ier Se ace de 10, en rigor, en estos casos sresant ot onto, este Js superficie de It ese 10, éste debe Hegar @ 1s, cae Taio i hearer gens Ste gea lo mas licida e inmediata posit ae Sees a, arn mn oe oie ses, la construceiin sinticticn * e6 Por esat misma ence, propostiones suas, Sale, deliberadamente muy Snecuoncie, abundancia del fran re inependiontes, 7. e2 ce aaa Ce ore no Result Sheil comprabart: Lite ef mene Sa lou rab, oe cole, Mee amine 1a inten suboriee. , aqucies revnones Ge genes (O86 nations entre Ja, les interesaba, 5¢ ei tae Seta ponent ieee le a oe juste exprestvamente al undo con aigo— ete, Luegs, en, Hablaban, se ratabe jet lector ued jin como #1 és En cuanto a ese otro gran animadar literario que es el ad- Jetivo ya apuntamos céimo aparece en el fragmento de modo ‘an opico ¥ elemental que apenas podemos detecterle, supuesto ‘que tiene una finalidad, diriames, informetiva y' no’ delibera damente estética: social, -aburridas, otcuras, malos, conocides, Meplorabte, colonial; en estricte vigor, ee una adjetivacion 7 no. descriptiva, urgé Inmediatemente, luego de Io expuesto, una pregunta que se ha formulado muchas veces: zhay arte en este mode de escribir? existe realmente un estilo cuando se opere con lina locucién tan escueta y esenciel?; desde luego que shy fen grado supetlative, desde el momento que no hey nada ts Gitte que ia senciliex en arte como en cualquier otva actividad humans. Hl estilo del fragmento balo anélisis muestra ejem- Piar del sutor y, en efecto, muy cereano al de Galdée— radica fn habesle impreso un temple de dignided a esa misma laneza el modo directo y edloquial; en decir las cosas sin selirse fe a Tocucién corriente, pero, al mismo tiempo, manteniendo tnérgicamente dos principios exenciales: decoro’¢ interés co- ‘municante. Si en la prosa de Galver hubiera desalifio o formas abruptas e hirientes, quizé, no podrian tolerarse sintagmas * ‘como: estar harte, espantaszmente aburridas, se pitraban, etc, ero como esas expresiones del habla diariay eas! vulgar, so foserten en un fragmento leno de vida J, ademés, escrito con potierose efieacla narrativa, se ennoblecen por la inisma virtua Ge todo el contexto, vale decir 4 colman de exe Valor expresivo (gue attisticamente debe ligar el fondo con su exterlorteacion formal, Ademas, nos dicen elgo, esto es, el autor las coloea tstilistcamente para que lo basico, el ema profundo —i sitire mordaz a un aspecto vano de Ia lnmiada Vida social llegue al lector intacta'y, como hoy suele decire, com impacto seguro. sta seucillez aparente, que en verdad supone una large y caleulada elaboracin, fue et estilo epocal del reatismo; Galver lo asimilé con un sello muy suyo: conversa con el lector desde Su prosa, y esa conversacin, si escrita en un castellano Limplo ¥ sobrio, tlene, adémés, un vago rumor de cologuio argentine, Ge lengua portefia —estar harta, primera visitas aque ta Revare su mamé, festejos, chismografia, ete— mas evidentes, Gquizé, en otros momentos de Et Mat, mktartarco 0 en otvad novelas —Wacua Recovts, Hisrowta ‘oe annasat-— de este fee undo y notable escritor nacional La pasion de los poetas Ke hifi snd eens Los rostros de Malena ‘Al “Barba” Homero fe basta salir al balan de su deparcamento para dialogar con el mundo y repartir desde esa tatima saludos y bromas con sus vecinos: el encargado de la floreria, el alma- ‘cenero, un pehiquero que se jacta de haber atendido al mismf- simo Jorge Newbery, el tintorero y un diariero al que saluda con el invatiable “Salud, sefior periodista!”. Debajo del bales desfilaa los personajes que retraté en sus composiciones: la pé- lida vecina, el payador Betinoti; Esthercita y Mimaf, como Pin- 26n, el organillero; la Negra Marfa; los tres caballos de carrera del poeta —Vidalita, Poor Wryth y Los Andes-, tropilla ala que se acercan Portefiito y Manoblanca; también, el René de la es- quina, el ciego del verso de Carriego, el bailarin Ramayén lu- ciendo sus boras de charol y Eufemio Pizarro con st vaivén de carromaco. Todos ios personajes escin alli. Todos sneinos anc, Malena. Bila podré set un graffiti derramado sobre una pared blance o la sombra de una sombra tejida con algunas pista fal- sas, Bl “Barba” Manzi piensa que podsfa acercarse a esa mujer escalando de una pregunta aotra, pero ante el murmullo de un interrogante seguro que correrfa espantada, Hay quienes in- tentaron alguna pesquisa, codas orientadas por pistas endebles: tun lépiz labial, un zapato con el tacén roto, un pafiuelo con la inicial “M” bordada, un niimero de teléfono anotado en una 19 Jorge Boccanera 7s. Todas junias wv suman ua indicio con lable, algo concteto que permita escarbar ca él aire hasta encontrar lun rostro, un dato que osicnte el rumbo de la indagacién, Ma- kena esté hecha de fragmentos, como la vida misma, ésa que el Barba Manzi describe como “cuarenta cartones pintados! con Palos de ensuefio, de engafio y de amor”, mientras observa des- de su balcén a un vagabundo sentado en el cordén de la vereda ‘con un mazo de naipes, ensimismado en su tarea de barajat, ‘mezclar y repartir ese rostro desmenuzado, cuyas partes fueron eunidas en un tango con marca de destino. Algunos personajes, de todas los que pasan pot su calle, le arriman papelitos com datos que él Jee en su biblioteca y guarda luego meticulosamente entre las hojas de los libros de sus autores preferides: Quevedo, Joyce, Barret, Shakespeare, Carriego. Esos mensajes anénimos dicen: “Malena nacié en 1942, el afio de ‘Grice!’ de José Maria Contursi y de ‘Uno? de Enrique Santos Discépolo. Dice lamarse Malena, aunque bien podria tratarse de un seudénimo, un nombre falso”; otro: “ella tiene el oficio de cantante”, y uno més: “sélo cuando toma tunas copas, le da por confesar un gran amor”. Peso si no esti en la calle donde transitan los personajes de Manzi, si es posible rasteatla por tangos anteriores, aque- Hos que ol pocia escsibié desde 1940 hasta su fallccimiento en 1951. Ella arrastra su “pena de bandoneén” por diversos temas que guardan eco del eco de su voz, canciones decisivas en la obra de Manzi, como “Después”, “Ninguna’, “Pruta amarga’, “Torrente”, “Solamente ell’. La secuencia de “primero un querer, después un dolor” se torna itineratio repetido. El de- senlace es siempre ia imposibilidad, el “dolor de no saber olvi- dar”. Poeta de la paradoja, en un titulo, “Fuimos”, hace coinci- dir el inicio con ef ayer: empezamos a ser e50 que ya pasd. El recorrido de una pasién, su despliegue ugar cabe en esa sola 200 La pasion de los poetas palabra, como si los amantes se buscaran sélo para decirse adi6s y se vieran, desde el primer encuentro, como los fantas- ‘mas que él no se cansa de nombrar. Desde el baladn, Manzi escucha a alguien, seguro un periodis- ‘a, Harmar ala puerta de un vecino y preguntar por l. “Aqui no vive”, dice ef vecino y cuando el periodista le dala espalda, Je {guilia un ojo al Barba. El periodista va a escribir luego sobre ese Homero Nicolés Manzione, nacido en 1907 en Afiatuya, provincia de Santiago del Estero, poeta, murguero, docente, li- bretista de radio, militante politico y guionista de cine, pero poco podré decir de las tribulaciones para arma, con jirones de piel, una Malena. Porque quién puede describir cémo ini- cia una historia; esa sensacién de cristaleria quebrada dentro del cuerpo que se recompone en forma de gritos y silencios? ‘Una manera de dar con al personaje podria ser ubicar el ‘momento justo en que escribié la cancién, dibujando con pala~ bras el rostro de esa mujer. El Barba Manzi trata de encontrar ese instante, de sostenerlo como si pudiera capeurar el flash de una fotografia, cl deambular de un lipiz que dice entre borrones y ta- chaduras que “hay una vor de alondra que resuena en su infan- Ga? y “unos ojos negros como el alvido”. Conoce con certera el afio en que lo excribi6, pero no ef momento. Quizé kaya sido después de un partida de dados o en el paramo de un insomnio. ‘Cuando vuelve al balcén a dialogar con sus personajes, ¢s- cucha ef motor del Plymonth negro que lo Hevaba al Hipédro- mo o lo acercaba al bar donde lo esperaban amigos afiebrados de proyectos. Tiata de ver un rostro de mujer tras los vidrios opacos de las ventanillas. Entra raudo y vacia el cesto sobre el esczitorio, pensando que en algtin papel arrugado, entre los garabatos que sucle hacer la mano que le deja libre el auricular, podrla haber 201 Tonge Bocoonera restos de Malena. Como si esos dedos, independiemtes del rato del cuerpo, pudieran anorar certezas que la otra mano ignora: “ella canta como nadie; su entrega es a fondo, es total" ‘Los personajes de su calle siguen alli, en un cruce de cu chichco, silbido y rezongo. El mismo se ve Pasar; ¢s un nifio «que acaba de llegar con sus padres a vivie ala capital aun be. trio entre Boedo y Parque Patricio. Sus ojos delatan un orgu- lo, el de ser un buen alumno del colegio Luppi. Faltan todavia ‘unos afios para que escriba coplas para la murga “Los Presidia. Novy yaadolescente garabate su primer tabajo, el vals *;Por Qué no me besas?”. Cerca de los veinte, este “muchacho con cara de nito bien alimentado” -segtin su amigo Cétulo Cast llo- destacaré por su oratoria en les cafés de Bocdo, en los edo. nes de la Facultad de Derecho y en ls reuniones politicas con utes miltanees dela Unin Civica Radical Tntransigente Lo cxirafio del hombre de la bata y cuerpo rollizo es su ca- Pacidad, hoy como ayer, para reunierodos esos asuntos dileren. {como si los tuviera sujetos en el nudo de la corbata que hace frente al espejo con gestos suaves y dobleces prolijos. Asuntos que lo llevan det arte a la politica, del gremialismo a la letra de tango: todo sin perder ese humor que burbujeaen sus ojos antes de-esallaten una fiase inesperada, socarrona, mordaz, El timbre del eeléfono interrumpe dl silencio de a tarde: St Yo2 corte por tonos sosegados, preguntas, énfasis y ribetes te bua: *Vidalita en la cuats, esa yegua no fll. ;dame pe. fotaln gdénde querésalmorzar esta vez... después poderos hablar sobre el gun, Ulises ya aceps.. te repito que no Pue- de perdert... abl, ste volviste canchero?, robusto, querris de- cic... gorda, tu hermanal”. Luego se prepara un café y vuelve al baled, desde donde observa avanzar al veinteafiero Manzi a tientas en un aire bru- ‘moso, Seguro que ese joven presiente yaa Malena, no hay mas 202 La pesitin de los poctas que verle el desamparo de las manos, que seutis su iespivacién acelerada buscando ese rostro y topéndose apenas con los hue- sos de un perfume, con ef vapor de algtin recuerdo. Ese joven- ‘to siente nostalgia por un amor que todavia no vivié. El va- gabundo sentado en el cordén de Ia vereda mezcla y da de nuevo. Desrés del joven caminan mujeres del pasado: Juana Rubino, “la rubia que tanto amé” asoma en “Barrio de tango”; luego el amor adolescente y anénimo recreado en “Sut”, y una tal Celina, hija del escultor Agustin Riganelli, quien desaprue- ba larelacién. También fa actriz Mary Pickford, “a novia de América!”, y Rita, la del Abasto, que corta el tréasito con su ‘intura de avispa y sus caderas prominentes. A una de todas allas le habla dedicado uno de sus primeros poemas, aquel de tfrulo extenso ~“Fragmento para la reconstruccién de nuestro amor” que semeja una ardorosa carta que va del erotismo (“el rumor apretado de cu carne") al enunciado de la fugacidad apenas si has llegado y ya estoy deletreando tu recuerdo”). Los arrebatos del sencimiento devienen en tropiezos cuando, a finales del bachillerato en el colegio Mariano Moreno, Manzi, enamorado de la novia de uno de los profesores, le telefonea imicando la vor del actor y cantante José Bohr. El novio se en- tera y arremete conta cl estudiante con una avalancha de trompadas y amonestaciones. ‘Casilda Ifiiguez, con quien se case en 1931. i desputs, Mauzi Ese que asoma al balcén con una sonrisa en los labios, el autor de milongas y candombes, tiene una vida viva. Hay una intensi- dad y una urgencia alimentando un micleo creativo que multi- pica esfuerzos prodigéndose en diversos campos: mas de dos-

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