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Abreviaturas: Suscríbete A Deepl Pro para Poder Traducir Archivos de Mayor Tamaño. Más Información Disponible en
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Abreviaturas
1I
. Epstein, El Talmud de Babilonia. Hagiga (Londres: Soncino, 1935-1952), 15a.
2
Epstein, El Talmud de Babilonia. Hagiga, 15a.
2 La gloria del Dios invisible
3
Larry Hurtado ha sugerido que "si buscamos un factor que explique la sorprendente innovación que
supuso la incorporación de Cristo a un patrón devocional binitario, es decir, si buscamos una
respuesta a la pregunta de por qué la devoción a Cristo adquirió las proporciones que adquirió y
tan rápidamente, propongo que tenemos que tener en cuenta el papel generador de las
experiencias religiosas reveladoras". L. Hurtado, Señor Jesucristo: Devotion to Jesus in Earliest
Christianity (Grand Rapids: Eerdmans, 2005), 74.
Introducción 3
4A
. A. Orlov, Yahoel and Metatron: Aural Apocalypticism and the Origins of Early Jewish Mysticism.
(TSAJ 169; Tubinga: Mohr Siebeck, 2017).
Primera parte
Las tradiciones rabínicas relativas a los dos poderes en el cielo, junto con su supuesta
relevancia para comprender la formación de la cristología primitiva, han sido objeto
de vigorosas discusiones en las últimas décadas. El estudio seminal de Alan Segal,
"Two Powers in Heaven" (Dos poderes en el cielo), sentó las bases de estos debates
recientes.1 Al reflexionar sobre la esencia de los debates rabínicos acerca de los dos
poderes o autoridades, Segal propuso que "la herejía básica consistía en interpretar
las Escrituras para decir que una manifestación angélica o hipostática principal en el
cielo era equivalente a Dios".2
Segal defendió la existencia temprana de estas corrientes conceptuales, sugiriendo
que eran "una categoría muy temprana de herejía, anterior a Jesús, si Filón es un
testigo fidedigno, y una de las categorías básicas por las que los rabinos percibían el
nuevo fenómeno del cristianismo".3 A lo largo de su estudio, Segal defendió
sistemáticamente las raíces tempranas de estas tradiciones, afirmando que "las
pruebas extrarabínicas permitían concluir que las tradiciones eran anteriores al siglo
I".4
Postulando una fecha temprana para la controversia de las dos potencias, Segal
defendió la importancia de estos debates para nuestra comprensión de los primeros
desarrollos cristológicos. Sostuvo que "las relaciones entre estas tradiciones de
mediación angélica y el cristianismo son lo bastante significativas como para exigir
un estudio más completo del problema como trasfondo de la cristología de lo que se
ha intentado hasta ahora "5 ,
1
A. F. Segal, Dos poderes en el cielo: Early Rabbinic Reports about Christianity and Gnosticism (SJLA
25; Leiden: Brill, 1977).
2
Segal, Dos poderes en el cielo, x.
3 Segal
, Dos poderes en el cielo, ix. Segal argumenta que "aparentemente, incluso dentro del cristianismo
se evidenció la controversia de los 'dos poderes'" y "el lenguaje de la controversia de los 'dos
poderes' se vuelve especialmente importante dentro de la lucha de la iglesia por refinar la
cristología". Segal, Dos poderes en el cielo, 215. Señala además que "hay motivos para creer que la
herejía de los 'dos poderes' se manifestó en algunos tipos de cristianismo en el siglo I". Segal, Dos
poderes en el cielo, 218. Sin embargo, Segal duda que la terminología "dos poderes en el cielo"
deba aplicarse a los primeros desarrollos cristianos: "quizá el término 'dos poderes' sea anacrónico
aplicado al siglo I". Segal, Dos poderes en el cielo, 215.
4
Segal, Dos poderes en el cielo, x.
5
Segal, Dos poderes en el cielo, 208. En otra parte de su monografía, Segal señala que "además de la
relevancia obvia de estos hallazgos para comprender el movimiento rabínico, este estudio tiene
ramificaciones para los historiadores cristianos en dos áreas importantes: (1) el desarrollo de la
cristología...".
6 La gloria del Dios invisible
Aunque en realidad no disponemos de documentos judíos del siglo I que nos digan
directamente lo que pensaban los líderes religiosos judíos de la devoción cristiana,
parece haber muchas razones para suponer que la actitud era probablemente muy
parecida a la reflejada en fuentes judías ligeramente posteriores, que aparentemente
rechazan la devoción cultual a
y (2) el auge del gnosticismo. En el tema de la cristología, la información rabínica enfatiza la base
escritural para la discusión cristológica". Segal, Dos poderes en el cielo, x.
6
J. Ashton, Understanding the Fourth Gospel (Oxford: Clarendon Press, 1991), 158; D. Boyarin,
Border Lines: The Partition of Judaeo-Christianity (Filadelfia: University of Pennsylvania Press,
2004), 128-47; ídem, "Two Powers in Heaven; Or, The Making of a Heresy", en: La idea de la
interpretación bíblica: Essays in Honor of James L. Kugel (ed. H. Najman y J. H. Newman; Leiden:
Brill,
2004), 331-70; ídem, "Beyond Judaisms: Meṭaṭron y la polimorfia divina del judaísmo antiguo".
JSJ 41 (2010): 323-65; J. D. G. Dunn, The Partings of the Ways Between Christianity and Judaism
and Their Significance for the Character of Christianity (Londres: SCM, 1991), 228-29; A. Goshen-
Gottstein, "Jewish-Christian Relations and Rabbinic Literature-Shifting Scholarly and Relational
Paradigms: The Case of Two Powers", en: Interaction Between Judaism and Christianity in
History, Religion, Art, and Literature (ed. M. Poorthuis, J. J. Schwartz y J. Turner; JCPS 17; Leiden:
Brill, 2009), 15-44; L. W. Hurtado, One God, One Lord (Filadelfia: Fortress, 1988); J. F. McGrath,
The Only True God: Early Christian Monotheism in Its Jewish Context (Urbana: University of
Illinois Press, 2012); J. F. McGrath y J. Truex, "Early Jewish and Christian Monotheism: A Select
Bibliography", en: Early Jewish and Christian Monotheism (ed. L. T. Stuckenbruck y W. E. S. North;
JSNTSS 263; Londres: T&T Clark, 2004), 235-42; E. Osborn, The Emergence of Christian Theology
(Cambridge: Cambridge University Press, 1993), 24-29; J. Painter, The Quest for the Messiah (2ª
ed.; Nashville: Abingdon, 1993), 225; A. Schremer, "Midrash, Theology, and History: Two Powers
in Heaven Revisited", JSJ 39 (2008): 230-54; ídem, Brothers Estranged: Heresy, Christianity and
Jewish Identity in Late Antiquity (Oxford: Oxford University Press, 2010); S. Scott, "The
Binitarian Nature of the Book of Similitudes", JSP 18 (2008): 55-78; M. S. Smith, God in
Translation: Deities in Cross-Cultural Discourse in the Biblical World (FAT 57; Tübingen: Mohr
Siebeck, 2008), 294; L. T. Stuckenbruck, Angel Veneration and Christology: A Study in Early
Judaism and in the Christology of the Apocalypse of John (WUNT 2.70; Tubinga: Mohr Siebeck,
1995); Y. Y. Teppler, Birkat HaMinim: Jews and Christians in Conflict in the Ancient World (TSAJ
120; Tubinga: Mohr Siebeck, 2007), 345;
R. M. M. Tuschling, Ángeles y ortodoxia: A Study in Their Development in Syria and Palestine
from the Qumran Texts to Ephrem the Syrian (STAC 40; Tübingen: Mohr Siebeck, 2007), 104-5; S.
G. Wilson, Related Strangers: Jews and Christians (Minneapolis: Fortress, 1995), 79; M. de Jonge,
God's Final Envoy: Early Christology and Jesus' Own View of His Mission (Grand Rapids:
Eerdmans, 1998), 141.
7
Boyarin, "Two Powers in Heaven; Or the Making", 334.
8
Boyarin, "Two Powers in Heaven; Or the Making", 339-40.
Tradiciones de dos poderes en el cielo en los relatos 7
judíos
Jesús como constituyendo un ejemplo de la adoración de "dos poderes en el cielo", es
decir, la adoración de dos dioses.9
15
Segal señala que Daniel 7 pasó a ser fundamental en varios textos rabínicos que trataban de las
tradiciones de dos poderes en el cielo. Sugiere que esto sucedió porque "dos manifestaciones
diferentes de Dios presentes en la visión de Daniel podrían inquietar a los rabinos". Segal, Dos
poderes en el cielo, 43. En otro lugar, Segal señala que "un texto de prueba común contra la herejía
es Dan 7:9ss. Sin embargo, también es probable que sea el lugar de un argumento herético, ya que
el pasaje describe dos figuras diferentes en el cielo en la visión nocturna de Daniel." A. F. Segal,
"Judaísmo, cristianismo y gnosticismo", en: Anti-Judaism in Early Christianity, Vol. 2, Separation
and Polemic (ed. S. G. Wilson; Waterloo: Wilfrid Laurier University Press, 1986), 136.
Tradiciones de dos poderes en el cielo en los relatos 11
judíos
si representa a una entidad divina, angélica o corpórea. En este sentido, la categoría
del segundo poder puede proporcionar un marco conceptual útil para la enigmática
identidad del protagonista mediador. A la luz de estas ventajas, utilizaré la
terminología de los "poderes" en mi análisis de las teofanías duales que se encuentran
en los textos judíos y cristianos tempranos pertinentes. Además, la terminología de
los dos poderes es útil porque en estos relatos se pueden observar peculiares
transferencias de poder y autoridad entre la díada teofánica, por las que atributos
cruciales de la soberanía y autoridad divinas representadas por el trono o corona
divinos se transfieren repentinamente del primer poder al segundo.
Los escenarios teofánicos de los primeros relatos de los dos poderes son
ciertamente fluidos. En algunos, la deidad aparece como un ser antropomórfico, en
otros, se presenta como una voz anicónica. Por supuesto, las apariciones de la deidad
como representaciones visuales o auditivas no son del todo sorprendentes aquí,
puesto que ya en las primeras teofanías bíblicas Dios se había revelado tanto como la
extensión antropomórfica16 como como la voz divina.17 Además, en algunos relatos
paradigmáticos del Éxodo, la deidad elige revelarse simultáneamente en varios
modos teofánicos, tanto auditivos como ocularcéntricos. A primera vista, la
revelación de la deidad en modos aural y o c u l a r c é n t r i c o parece muy similar a
las teofanías conjuntas judías y cristianas que atestiguan la existencia simultánea de
ambos moldes teofánicos. Lo que es diferente, sin embargo, en comparación con los
relatos del Éxodo, es que en las teofanías duales estos moldes ya no se asocian con un
Dios, sino que se aplican a los poderes respectivos. A menudo, en tales relatos Dios
queda confinado únicamente al modo aural, mientras que el segundo poder absorbe
todo el legado de la tendencia ocularcéntrica que antes poseía la deidad. Procedamos
ahora a una investigación minuciosa de estos desarrollos conceptuales.
Daniel 7
Uno de los testimonios fundacionales de las tradiciones de los dos poderes en el cielo
se encuentra en la Biblia hebrea. Así, el capítulo 7 del Libro de Daniel narra la
aparición de dos enigmáticas figuras celestiales: la primera bajo el nombre de
Anciano de Días, y la segunda portando el título de Hijo del Hombre. En los
discursos rabínicos posteriores esta teofanía se verá como un pozo simbólico
controvertido que generó una panoplia de opiniones heréticas. Dan 7:9-14 dice:
16
Ez 1; Isa 6.
17
1 Re 19:11-13.
12 La gloria del Dios invisible
Los eruditos han señalado que, a pesar del uso de imágenes mitológicas únicas, el
lenguaje teofánico de este pasaje está profundamente arraigado en las tradiciones
proféticas y apocalípticas. Por ejemplo, John Collins afirma que "la escena en su
conjunto pertenece a la tradición de las visiones bíblicas del trono, atestiguadas en
pasajes como 1 Re 22:19; Isaías 6; Ezequiel 1; 3:22-24; 10:1 y paralelas en escritos del
periodo helenístico como 1 Enoc 14:18-23; 60:2; 90:20."19 Sin embargo, aunque
algunos rasgos del relato ciertamente perpetúan líneas conceptuales familiares
encontradas en otras teofanías bíblicas y extrabíblicas anteriores, también manifiesta
una sorprendente desviación de estos patrones anteriores al intentar representar a la
deidad en conjunción con otro "poder" celestial. Tal novedad en la representación de
la deidad junto con la segunda figura mediadora, a la que también se confieren
atributos divinos, puede entenderse como un portentoso cambio de paradigma en la
historia de la tradición teofánica judía.
Una importante dimensión simbólica que sigue vinculando el relato daniélico a la
larga tradición de teofanías bíblicas y extrabíblicas judías es su explícita tendencia
antropomórfica. Para comprender mejor esta portentosa dimensión simbólica, es
necesario hacer un breve excurso sobre sus orígenes conceptuales.20
Los eruditos han señalado que el antropomorfismo bíblico recibió su expresión
más contundente en la ideología sacerdotal israelita,21 donde Dios es representado en
"las semejanzas corpóreas más tangibles".22 Ya en los capítulos iniciales del
Pentateuco uno
18
Todas las citas bíblicas están tomadas de la Nueva Versión Estándar Revisada (NRSV), a menos que
se indique lo contrario.
19 J
. J. Collins, Daniel (Hermeneia; Minneapolis: Fortress, 1993), 300.
20
Los orígenes conceptuales del antropomorfismo bíblico no pueden determinarse con certeza.
Algunos eruditos sostienen que la posición antropomórfica no fue del todo una invención de la
tradición sacerdotal, sino que se derivó de las primeras concepciones sacras preexílicas sobre las
manifestaciones corpóreas divinas, influidas por materiales del Próximo Oriente antiguo.
21
James Barr observa que
Puesto que la concepción sacerdotal de Kabod está así conectada naturalmente con las
circunstancias en que operaba el culto, podemos ver que no es sólo una parte del
pensamiento sacerdotal desarrollado tal como se encuentra en P, sino que se remonta a
un tiempo anterior; y en particular notamos este tipo de manifestación divina en la
antigua historia desde el comienzo mismo del templo salomónico (1 Re 8:12-13).
J. Barr, "Teofanía y antropomorfismo en el Antiguo Testamento", en: Volumen del
Congreso: Oxford 1959 (ed. G. W. Anderson; VTSup 7; Leiden: Brill, 1960),
35.
22
M. Weinfeld, Deuteronomy and the Deuteronomic School (Oxford: Clarendon Press, 1972), 191.
Tradiciones de dos poderes en el cielo en los relatos 13
judíos
se aprecia claramente una presencia significativa de este simbolismo corpóreo. Al
comentar esta evolución, Benjamin Sommer afirma que
En Génesis 2:7, Dios insufla aliento vital al primer ser humano, una acción que
podría sugerir que Dios tiene una boca o algún órgano con el que exhalar. De
forma menos ambigua, en Génesis 3 :8, Adán oye el sonido de Dios dando un paseo
por el Jardín del Edén a la hora de la brisa. Un ser que pasea es un ser que tiene
cuerpo, más concretamente, un cuerpo con algo parecido a unas piernas23.
23
B. D. Sommer, The Bodies of God and the World of Ancient Israel (Nueva York: Cambridge University
Press, 2009), 2.
24
Sommer, Los cuerpos de Dios, 2.
25 E
. R. Wolfson, Through a Speculum That Shines: Visión e imaginación en el misticismo judío medieval
(Princeton: Princeton University Press, 1994), 20.
26
Ludwig Köhler y Moshe Weinfeld sostienen que la frase "a nuestra imagen y semejanza" excluye la
interpretación antropomórfica de que el ser humano fue creado a imagen divina. L. Köhler, "Die
Grundstelle der Imago-Dei-Lehre, Genesis i, 26", ThZ 4 (1948): 16; Weinfeld, Deuteronomy and the
Deuteronomic School, 199. En relación con estos desarrollos conceptuales,
Wolfson señala que
parece que el problema de la visibilidad de Dios está invariablemente ligado a la
cuestión de la corporeidad de Dios, que, a su vez, está ligada a la cuestión de la
semejanza humana con Dios. . . . Aunque el culto oficial de la antigua religión israelita
prohibía hacer imágenes o iconos de Dios, esta necesidad básica de figurar o imaginar a
Dios en forma humana encontró expresión de otras maneras, incluidas las visiones
proféticas de Dios como un anthropos, así como el principio básico de la semejanza del
hombre y la divinidad. La concepción bíblica es tal que el anthropos es tanto imagen de
Dios como Dios es imagen del anthropos. Esto se afirma en el mismo relato de la
creación del ser humano en el primer capítulo del Génesis (atribuido a P) al afirmar
que Adán fue creado a imagen de Dios.
Wolfson, A través de un espéculo, 20-21.
14 La gloria del Dios invisible
27
James Barr señala que
El antropomorfismo en la comprensión de los acontecimientos teofánicos no es un
fenómeno exclusivamente israelita. El interés que suscita en contextos israelitas es
mucho mayor porque las representaciones icónicas de la deidad son, si no
desconocidas, en todo caso anormales o no reguladoras de la corriente general de
pensamiento. El Dios al que adora Israel aparece, si es que quiere aparecer, a semejanza
humana viva. El antropomorfismo en sentido estricto, en el sentido de la aparición de
Dios en forma humana, depende para Israel en las primeras etapas que podemos
rastrear del recuerdo de los antepasados y del encuentro de su Dios con ellos.
Barr, "Teofanía y antropomorfismo", 37-38.
28 T
. N. D. Mettinger, The Dethronement of Sabaoth: Estudios sobre las teologías de Shem y Kabod
(ConBOT 18; Lund: Wallin & Dalholm, 1982), 106. Mettinger afirma que
La elección de Ezequiel de la palabra kavod fue dictada por el uso anterior del término
en la tradición teofánica. Aquí se conservaron las connotaciones que subyacen al uso en
las tradiciones sacerdotales. Las visiones de Ezequiel de la majestad divina muestran la
sorprendente combinación de kavod con el trono, y esta combinación personifica, con
densidad emblemática, toda la teología de las visiones de Ezequiel.
Mettinger, El destronamiento de Sabaoth, 123.
29
En relación con el simbolismo del trono, Richard Bauckham señala que "en el judaísmo del
Segundo Templo, el trono de Dios en lo más alto del cielo se convirtió en un símbolo clave del
monoteísmo, representativo de una de las características esenciales definitivas de la identidad
divina. Aunque se pueden encontrar algunos rastros de otras figuras entronizadas asociadas con
el gobierno de Dios, casi siempre se subraya la subordinación de tales figuras al gobierno de
Dios." R. J. Bauckham, "El trono de Dios y la adoración de Jesús", en: The Jewish Roots of
Christological Monotheism (ed. C. C. Newman, J. R. Davila y G. S. Lewis; JSJSS 63; Leiden: Brill,
1999), 43-69 en 53.
Tradiciones de dos poderes en el cielo en los relatos 15
judíos
30
Estos escenarios teofánicos del paradigma ocularcéntrico de Kavod se convertirán
en un importante modelo para las visiones apocalípticas reflejadas en los primeros
relatos enoquistas, incluidos los ascensos de Enoc a la sala del trono celestial en 1
Enoc 14 y 1 Enoc 71.
El simbolismo antropomórfico también parece desempeñar un papel especial en
el contexto de Daniel 7, donde los antagonistas del texto están modelados con sus
distintivas formas teriomórficas. En el críptico código simbólico del relato daniélico,
el antropomorfismo del Anciano de Días y del Hijo del Hombre indica autoridad y
dominio.31 La misma tendencia se aprecia tanto en Génesis 1, donde la forma
antropomórfica del Adán preapsariano le confiere autoridad sobre los animales,
como en Ezequiel 1, donde los "animales" del reino superior -las Criaturas Vivientes
o las Hayyot- se presentan como siervos que sostienen los cimientos del trono divino.
Los eruditos han sugerido que esas tradiciones podrían constituir el trasfondo de
Daniel 7.32 Sostienen que Daniel 7 está "estrechamente relacionado con Gn 1:26-28,
en el que la forma humana se asemeja a la divina y también se relaciona con el poder
gobernante."33 Según Amy Merrill Willis estas tradiciones "sitúan los rasgos
antropomórficos divinos en una jerarquía de formas corporales en la que la forma
humana reside en la cúspide y señala el dominio sobre las bestias del aire, la tierra y el
mar".34 En este contexto el antropomorfismo del Hijo del Hombre puede verse como
un atributo divino otorgado al segundo poder. Merrill Willis argumenta
perspicazmente que el Hijo del Hombre "se alinea visualmente con el justo gobierno
divino a través de su forma A diferencia de la primera bestia, que
debe hacerse semejante al hombre en un proceso que nunca se completa,35 esta figura
posee la imagen divina desde el principio".36
El aspecto importante de las tradiciones de los dos poderes que se encuentran en
Daniel 7 es que, a diferencia de los testimonios rabínicos posteriores en los que los
dos poderes se representan a menudo en oposición polémica, aquí en Daniel están
predestinados a complementarse mutuamente. Dicha complementariedad se expresa
en la transferencia de atributos divinos del primero al segundo.
30
Mettinger, El destronamiento de Sabaoth, 107.
31
En este contexto, las metamorfosis de algunos antagonistas teriomorfos daniánicos, incluida la
primera bestia que intenta emular una postura humana poniéndose sobre dos pies, pueden verse
como arrogaciones contra la autoridad divina. Sobre esto véase A. C. Merrill Willis, Dissonance
and the Drama of Divine Sovereignty in the Book of Daniel (Library of Hebrew Bible/Old
Testament Studies; Londres: T&T Clark, 2010), 76.
32
Amy Merrill Willis señala que
La descripción que hace Daniel del Anciano de Días señala un honor, una gloria y un
poder incomparables. Daniel toma prestado claramente de Ez 1:26-28, donde la
descripción de la deidad enfatiza la santidad y gloria de Yahvé, que está sentado en un
trono móvil y rodeado de criaturas híbridas. Además, en el ciclo de la visión se
encuentra el lenguaje de Ezequiel sobre la luz brillante, el fuego y el trono con ruedas
(Ez 1:15, 27-28/Dan 7:9-10).
Merrill Willis, Dissonance and the Drama of Divine Sovereignty in the
Libro de Daniel, 74-75.
33
Merrill Willis, Dissonance and the Drama of Divine Sovereignty in the Book of Daniel (La disonancia y
el drama de la soberanía divina en el libro de Daniel), 75.
34
Merrill Willis, Dissonance and the Drama of Divine Sovereignty in the Book of Daniel [Disonancia y el
drama de la soberanía divina en el libro de Daniel], 75.
35
Dan 7:4: "El primero era como un león y tenía alas de águila. Entonces, mientras yo miraba, le
fueron arrancadas las alas, y fue levantado del suelo y puesto en pie sobre dos pies como un ser
humano; y le fue dada una mente humana."
36
Merrill Willis, Dissonance and the Drama of Divine Sovereignty in the Book of Daniel (La disonancia y
16 La gloria del Dios invisible
el drama de la soberanía divina en el libro de Daniel), 76.
Tradiciones de dos poderes en el cielo en los relatos 17
judíos
poder al segundo-el mismo proceso que ocurre en otros relatos judíos y cristianos
tempranos.
En Dan 7:14 la transferencia ocurre cuando el Hijo del Hombre recibe "dominio,
gloria y realeza". Es importante señalar que mientras el texto menciona la
transferencia de "gloria" al segundo poder, tales atributos están marcadamente
ausentes en la descripción del primer poder, representado por la deidad. Aunque los
eruditos suelen defender la influencia formativa de la visión ezequieliana de la Gloria
divina en la teofanía daniélica, el texto no asigna los atributos de Kavod al primer
poder en la forma del Anciano de Días. En cambio, algunos de estos atributos se
transfieren implícitamente al Hijo del Hombre. Así, Merrill Willis señaló que "a
medida que la deidad otorga al semejante humano dominio y gloria, la prerrogativa
divina se hace visible". Aunque la voz pasiva oscurece -gramaticalmente hablando- la
actividad divina, el semejante lleva a la plena visibilidad, a la vista de las naciones, la
gloria del Altísimo".37 Este perspicaz comentario acentúa una de las características
esenciales de las teofanías conjuntas, cuando la "visibilidad" de la deidad se transfiere
gradualmente al segundo poder, que finalmente se convertirá en la imagen del Dios
invisible. Por supuesto, en el punto de partida de esta importante trayectoria
conceptual, en Daniel 7, la deidad está aún lejos de ser invisible. Sin embargo, ya se
han dado los primeros pasos, especialmente en relación con el portentoso símbolo de
la ideología ocularcéntrica: el divino Kavod. A este respecto, Merrill Willis señala
perspicazmente que en el Hijo del Hombre "el lector se encuentra con el lenguaje del
honor o la gloria que faltaba notablemente en el uso de Ez 1 para hablar del Anciano
de Días". Irónicamente, el ser humano, como encarnación no distorsionada de la
gloria divina, uno que depende totalmente de lo divino, subraya la incomparabilidad
de lo divino".38
La noción de gloria transferida representa un aspecto portentoso de las
tradiciones de los dos poderes. Este desarrollo conceptual desempeñará un papel
formativo no sólo en las fuentes judías, sino también en los primeros materiales
cristianos, como los relatos de la transfiguración. En estos últimos, Jesús está dotado
de los atributos gloriosos ocularcéntricos del Kavod, mientras que Dios se repliega en
el vacío anicónico de su manifestación aural.
Sin embargo, es vital para nuestro estudio que las raíces de tal proceso se
remontan al primer ejemplo de la tradición de los dos poderes en la tradición judía
primitiva: la teofanía de Dan 7. Aquí los atributos del Kavod divino se transfieren por
primera vez al segundo poder en la forma del Hijo del Hombre.
Otro "don" crucial que reciben los segundos poderes recién dotados en los relatos
apocalípticos y místicos judíos es el atributo del asiento divino, que, por su papel
esencial en la iconografía del Kavod, señala el estatus celestial único de su
propietario.39 Por tanto, no es casualidad que tales atributos se conviertan en los
principales
37
Merrill Willis, Dissonance and the Drama of Divine Sovereignty in the Book of Daniel, 77, el énfasis
es mío.
38
Merrill Willis, Dissonance and the Drama of Divine Sovereignty in the Book of Daniel (La disonancia y
el drama de la soberanía divina en el libro de Daniel), 77.
39
Darrell Hannah afirma,
una baraita rabínica sostiene que "en las alturas no hay asiento ni emulación, ni espalda
ni cansancio" (b. Hag. 15a; cf. 3 Enoc 18:24). Para recalcar este punto, algunos rabinos
afirmaron que los ángeles no tienen rodillas y, por tanto, no podrían sentarse aunque
quisieran (y. Ber. 1:12c; Gn. Rab. 65:21; Lev. Rab. 6:3; Pes. Rab. 22:6). Ahora bien, es
18 La gloria del Dios invisible
muy posible que esta idea, que