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Cariruto 6 LA CRISTIANDAD URBANA (SIGLOS XI AL XIV) La situaci6n de la Iglesia y la reforma gregoriana Los temores del aflo 1000 0 de las comienz0s de un nuevo milenio fueron testigos dela sltima ‘e1apa “europea” de la evangclizacién,levada a cabo ~como vimos— por ls iglesias germana y de CConstantinopl. “Ast, a comienzos del siglo XI una nueva sociedad de pueblos erstianos surgia en Europa oriental, desde Escandinavia a Ctimea, y desde el Danubio al alto Volga"! Europa era una realidad histrica, ademas de geografica y la Cristiandad era sinénimo de Europa. Pero, paralclamente, la Cristiandad sufti las consecuencias de su compromiso con el Imperio ‘yel poder y riquezas que ésteimplicaba, La feudalizacion eclesistiea produjo la corrupeién de las ‘cstumbres, Elconcilio de Trosly en el 909, nos ofrece un triste panorama dela época."Respecto a {osmonasteios -dice el canon 3-,vacilamos sobre los términos para destacar su ruinoso estado. Unos tan sido incendiados o destruidos por los paganos (noviandos), otros saueados Y Teducidos a casi sada. EnTos que sobreviven no se lleva una existencia regular. Se trate de casas de monjes, candni- £98 omonjas, todos carecen de autoridades legitimas, cuando no estén gobernados por laicos, contra Alsposiciones expresas de la Igesi, viven en el més completo desorden y bajo-l imperio de lanece sided los monjes abandonan los monasteries y se mezclan en negocios con los seglares (...) En las ‘casas consagradas a Dios (...) los dbades Taicos habitan con sus esposas, sus hijos, sus soldados y sus perros". Y el ahad Andrés de Vallombrosa no er menos eritico cuando expresaba quel clero {aha extraviado por tantos errores que apenas se hallaba un sacerdote en su iglesia; corriendo los ecle- Sisticos por aquellos alrededores con gavilanes y perros, perdian su tiempo en Ia eaza; otros eran 'wureros; todos pasabanescandalosament su vida en unign con prosttuts; tos estaban gangrenados de simonia hasta tal extremos que ninguna eategorfa,ningtin puesto, desde el mis fimo hasta 61 tis elevado podia ser obtenido si no se compraba del mismo modo que se compra el ganado”. En estelperfodo ! que muchos historiadores llaman Edad de Hierro", cuyos matices negat hhemos exaltado y donde s¢ anquilosaron Yas instituciones que habian renacido en tiempo carolingio, {uvo lugar la reforma cluniacense 0 gregoriana) ‘Antes de intreducimmos en sus aspectos fundamentales cabe destacar que la teorfa agustiniana ‘ela Ciudad de Dios, en manos de los eclesifsticos, adquirid matices cada vez lericales” con- ‘inigndose en un “agustinismo politi” que, basado en una deformacién de las teorias del obispo de Hlipona, te carntrizg por una tendncia cada vez mayor + de abstbe el poder tempor] por eleee- ico. Esto produjo ma inevitable confusigu ene ambos y, por lo tanto, entre iglesia y Estado. i pecieags dela Usp teal i re rpaalis a coamratad alc baa ‘We “la Iglesia de Dios era un solo cuerpo en el cual existe diversdad de miembros: pero el cuerpo ‘Dawson, Chistopher, La religin yl orden en ta entra occidental, Maid, Encwerizo, 1995, p 117 ?afansit XVII. 263 Cit Calerén Bouchet, Rubén, Apogeo dela ciudad crsiana, Bs. As, Dito, 1978, pp. 4, 9, Llorea-GacetaVillostds, Montalban, Mistoria del Iglesia, Maid, B.A.C, 1964, pp. 2989. 120 HLOSENCIONUDERAK, material estd constituido de manera que todos los miembros se sujeten y se subordinen a un solo Iniembro principal que es la cabeza; luego el cuerpo e=pritual deberd conztiturse de manera que los ‘miembros espirtuales hayan de sujetarsea uno solo como cabeza principal". De manera tal que Iglesia € Tmperio no son mis que dos brazos de ua inismo cuerpo: la Cristiandad, Por ello la posterior lacha entre el Papado y eLImperio no fue una lucha entre la Iglesia y el Estado secular tal como lo concebimos hoy, sino un. conflicto entre dos formas paralelas del mismo ideal: el de un Imperio teocritico y el de una Iglesia teocritica, cada uno de los cuales estaba inspira- do por a misma visién de una sociedad cristiana omni-comprensive: la Ciudad de Dios sobre la tic ra. En sintesis, existen dos grandes instituciones que dominan la Crstiandad: la Iglesia y el Imperio, encamados respectivamente en el Papa y el Emperador. También estas insttuciones se apoyan en, supuestos supramundanes, es decir, en Ia graciac institucin divinas,y eonfiguran a parti de cllos la Vida en el mundo, El Papa cine a tiple corona y tiene las llaves de Pedro en su mano, el Emperador viste el mantoazultachonado de estrellas, que simboliza la b6veda celeste, y llevael globo imperial, simbolo de latcrra (ver documentos I 2). En este clima religioso y en este contexto ideol6gico surgieron varios intentos de reforma de la Iglesia, especialmente entre los monjes benedictinos, preocupados -por otra parte por la escasa yoeacién de los “nobles scgundones", mas interesados por escalarposiciones politieas que por su misi6n religiosa. La reforma mAs importante tuvo lugar en la nueva abadta fundada en Cluny (1050). “Si ests ispucsto, dice el santo padre Juan XI al abad Od6n (al autorizar Cluny) a recibir bajo vucstro go- bierno un monasterio para reformarlo y tl es la voluntad de sus miembros, oslo permitimos” y en ‘otra oportunidad agrega: “Se sabe lo apartado de sus ideales que estén los monasterios, esta situa- «in nos leva a concederos el permiso de recibir monjes, no importa de dénde provengan, para me- jorar sus vidas y proceder a corregr la existencia mondstca”®. Allf1os monjes benedictinos ~pronto llamado cluniacenses— iniciaroa un retorno a la vi ventual custera, muy espiritual y profundamente litdrsica aleindoce. asuntos temporal, que habfan arrastrado la Iglesia ala situacion de crisis que pretendian modificar. Et historiadorbelga Henri Pirenne escribis que fos cluniacenses sostenfan fundamentalmente: “en el ‘Jominio dela pedad, el ascstizmo; en el dominio politico, libertad completa dela Iglesia, la rup tura de los lazos que le unen a la sociedad ci ‘Uno de sus monjes, Hildebrando,lleg6a ser elegido Papa como Gregorio VII; de ah el nombre de roforma gregoriana, « intent6 imponerla deede a cede romana. Obviamente esto requirié un com promis con el poder que, en titima instancia, significé el abandono de las ideas originales de la reforma. En iltima instancia los cluniacenses lograron que la Iglesia, queriendo librar al clero de la influeneiaIaica, la somatiera a ella més que nunea. La querella de las investiduras a indefinida relaci6n de competencias entre Iglesia e Imperioy el avance tebrico y fictico de Ja “teocracia papal” Hlev6 el enfrentamiento a su pico més violento a fines del siglo XI. El monje Bemardo de Claraval lider de otra reforma: la cisterciense— aclar6: “Una y otra espada... son de la Iglesia. La temporal debe esgrimirse para la Iglesia y la espiritual por la Iglesia. La espiritual por la ‘mano del sacerdote, la temporal por el soldado, pero a la insinuacin del sacerdote y al mandato del rey" Cabe recordar que los obispos, racias a sistema feudal, se haban convertido en sefiores del Imperio; y como tales, administraban bienes y tierra, ejere‘an la justicia y prestaban vasallaje mili- tara su sefior (sobre todo en Germania). Como muchos clérigos se casaban y tenfan hijs (nicolatsmo), 4 San Buenaventura, De perfecioneevangelica,¢. 423, 15, Cle. documentos 6 y 7 del eapitulo anterior foexacioes hablar de potstad temporal yautoridad espiitual: el pode entrafia capacidad de decisiéneoese- twa y 1a aondad juga qué es ste injus. Segin A. D Ors autocad e saber socalmentereeonocigo;potestad ©» oder soialmentereeonocid. La atordad manda pr la palabra: la potestad por la fuerza" (Negro, Dalimaio, La rad in ibera y ef etado, Masi, Unién Eta, 1995, pp 64/5). Caldera Rove, Ru, El apagen de lauded erictina, Re Ax, Dietia, IR, p SS. 7 Pirenne, Hen, Hitoria de Europa dexde las imasines a siglo XVI, México, FCE, 1942, p, 124, * San Bemardo, De consderatone 1V, 3-7. HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 121 <éstos continvaban con sus dominios y sus potestades (hecho contra el cual luch6 la reforma gregoriana), $ peacticaban la simonia (venta de cargos elesisticos) yel nepotism (el nombramiento de paren 2 Para ocupardistinfos puesos). ‘Laquerella, concretamente, se produjo cuando el Papa Gregorio VI dispuso que todos los obispos simonfacos quedaban privados de ejercer sus derechos eclesifsticas. Como en ticrras del Imperio. (Germania) la mayorta del clero era simoniaco;el emperador Enrique IV quiso defender a sus vasallos forz6 la deposiciGn del Papa, sosteniendo que su eleccién habja estado plagada de irregularidades. Bate reaccioné drdsticamente, excomulgando a Enrique IV y a los obispos que To apoyaban?. ~~ Narraelcronista Bosdn que “cuando el anatema pontficio legs a ofdos del pueblo todo el orbe romano s¢ estremeci6, sobrecogido de pavor”!. Lo mas grave de este acontecimiento es que sent6, precedentes sobre poner en duds la eleccin de un Sumo Pontifice por parte dela autoridad temporal y la deposicidn papal por parte del poder laical. Como dicen los anales de Augsburgo, “todo fue do- ble en el Imperio: dos papas, dos obispos, dos reyes, dos duques”. Todo estaba dividido. ;Era el fin de los tiempos! Pero el mundo sigui6 andando; el monarea se dirigié a Canosa para pedir perdén al Pontifice, ‘aunque a su regreso convocé un sinodo de obispos ¢ hizo elegif un nuevo Papa(Clemente 11). Entre tanto Gregorio VII debi6 huir, muriendo en el exilio. Poco més tarde Enrique fue depuesto por su propio hijo. La “querella” culmin6 con la firma de un concordato en Worms, en 1122, entre Enrique Vy el Papa Urbano I: “el monarea cedia las insignias episcopales" y el Papa “conferia a éstc Ia investidura feudal”"' (ver documento 3). ‘Laposicién imperialsta—cada vez mis antclerical-continus con la dinasta Saufferen la sede del Imperio. Bajo Federico I barbarossa. se inicié el “renacimienta” de Ins estndios de derecho r0- ‘mano por obra de los legistas, luego agrupados en la Universidad de Bologna. Estos rescataron la legislaci6n de Justiniano, especialmente los principios imperiales, convirtiéndose en consejeros de emperadoresy reyes de las nuevas monarquias. Flos fueron indispensables en la nueva eivilizaciin urbana. “Enel transcurso del siglo XIII la poblacign de las ciudades empieza a contar con un buen nimero de hombres de leyes de todas clases: abogados, procuradores, magistrados y jurisas, a quie~ nes tecurren con frecuencia los negociantes o los simples ciudadanos para solucionar sus litigios...""2, ‘su vez los ahora agremiados habitantes de las ciudades promulgariin sus propias leyes 0 forzarin a los reyes a conceder fueros y cartas para defenderse de la tendencia centralizadora y absolutista de Ina monareas (ver documenio La postura anti-teocrética fue continuada por Federico 11, eoronado emperador por el Papa Inocencio lt, uno de los representantes mas importantes de la “teocracia” (ver documento 5), quien sedesentendié de Gormania, vivié on sureino de Sicilia, donde, influido por a cultura islémica, fun ‘d6 la Universidad de Napoles, permitié que médicos arabes y judios se instalaran en Messina y Palermo, dando un-impulso a la-ciencia. Ademés, al difundir la filosofia érabe, divulgé las obras "esaparocidas" de-Arigteles, que transformaron la flosofia cecidcntal. La expansion de Ia Cristiandad. Las eruzadas En varias oportunidades hemos sefalado como constante histrica que al proceso de invasi6n ‘ontinda la consolidaciGn y finalmente una expansiGn, El perfodo post-caolingio conocié una ex- unin que generalmente llamamos “crizadas" (militia Christ) y que ha dado lugar a muchas ma- las interpretaciones y anacronismos, vinculados con el desconocimiento de la época. Tratemos de ‘comprenderio Gregorio VI parece haber sido el primer Papa que menciona la existencia de limites de la Ohristianitas (Christianus orbis © Christianum imperium), confiriéadole un sentido territorial. *Laccomunsa, ms al de separa dea comuni con los dems rien, ness ems tenis onscten- spl, ya que dspensaba alos vasalls del juramesto de fdeliad. Por ts pre, la ius lye chile es ecm aes el excomaleado no ea absucho en una, pera oii y ene (Henrie Vt Grepoin, © 89) ‘WCi Lioea, Gara Vilsad, Monabun, op. cit, p. 312. "La tess habia sido propuest por fv de Chartres, anes, displ de Lantranco, maestro cn deco cxninico atop de ls abogados. "*vemeud, Regine, Los oignes dela burgusi, Bs. AS, Libros dl Miao, 1962.39. 122 FLORENCIO HURERAK El crecimiento del Islam, ta idea de “guerra santa el espiritu béico de la época y el interés de la Iglesia en eanalizar esas fuerzas disolventes ayudarian a explicar el porqué de las envzadas, nom- ‘bre que suele conferrse hoy a la expansién “armada” de la Cristiandad. Pero éstas s6lo pueden comprenderse en la atmdsfera religiosa que caracteriza esos siglos, don- deel homo viator, profindamente ereyente, buscaba repetir las peregrinatio de los monjes eélticos los grandes centros del erstianismo. A ello ayudabs el crecimiento del culto a la Cruz, iniciado en tiempos de Constantino, “No hay duda que la mayoria de los participantes se unieron a la eruzada movidos por un esprit de peregrinacién”™®. CClaramente rescatan este sentido estrictamente religioso Cook y Herzmann cuando observan ‘que “las eruzadas no fueron solamente la culminacién de la idea de guerra santa; fueron también peregrinaciones a los hignres més sagrados de la Cristiandad, ala ierra donde viviéJests, a Jerusalem, 1 modelo terreno de la ciudad celestial” Cuando los turcos selyicidas conquistaron Jerusalén y cerraron el Santo Sepulcro a los peregri= nos, Ia Iglesia vio la cportunidad de encaurar la fuerzas dispersas. Fl mismo Papa Urbano HI, en el concilio de Clermont, clam6: “Les digo a los presentes; lo hago decir alos ausentes: Cristo manda. ‘A cuantos marchéis all, ya sea en el camino o en el mar, o luchando contra los paganos, si Hegan a perder Ia vida, se les concederd ima remisin inmediata de sus pecados; se In otorgo a los que van a partir, investido por Dios de tan gran don..."", (ver dacumento 6). Estos beneficios fueron conf ‘mados por los pontfce siguientes, que confiieron estas expedicionesleiimidad formal eindu- gencias! Pralelamente, los tedlogos rescataron las teorias sobre la “guerra justa” (ver documento 7)y lt “guerra santa” de los Padres dela Iglesia, y bucearon en el Antiguo Testamento para encontrar argu- ‘mentos a favor de los combatientes ‘por la cruz” (deallfel nombre de enuzados). Remnarda de Claraval al escribir la regla de los caballeros del Temple afirme: “Dispersen, pues, y disipen con seguridad 110s infieles que buscan la guerra y sean exterminados aquellos que nos conturban continuamente y arrojados de la ciudad del Salvador todos los impos que cometen la iniquidad y anelan rohar los inestimables tesoros del pueblo cristiano”, Asf surgié el monje-guerrero, cuyos valores aparecen resaltados en la hagiografia de los santos medievales (ver documento 8). En sintesis, as cruzadas dan testimonio de una mentalidad, un espfritu propio de una époce {de la Cristiandad, quizés influenciado por laidea musulmana de guerra santa, cuyo signo més im- portante fue la propagacién de la fe, aun por las armas. Este “espiritu” -emocional, contagioso- puede apreciarse. por ejemplo. en la existencia de cruzadas de ntios, inexplicable desde otra épti- ‘ca, “Es el alma religiosa del Occidente del siglo XI la que la erea, mucho més que una decisién pontifical Precisamente “el impulso popular. nacional, europeo. sobrepuja todas las intenciones indivi- , para somicterse a un Juicio Final, donde serén juzgados y glorificados etemamente en el cielo, presidido por la Divina ‘Trinidad, 0 condenados a tormentos eters en el Infiemo. Pero Cristo les fia dejadoxG través dela Iglesia) la gracia y los medios para santificarse, ya sea mediante una vida de accién o de contemplacién, en que practicando las virtudes tcologales (fe, es- poranza y caridad),eardinates (prudencia, justcia, fortaleza y templanza),yrecibiendo los sacramentos ‘pueden prepararse adecuadamente para la vida eterna. Toms de Aquino nos recalca que: “El fin de la vida humana es Dios y hasta El nos leva la caridad. Dice San Juan: ‘Quien tiene caridad est en Dive y Dios en 61’. La perfeccién de la vida cristiana cs, pucs, la caridad™”*. Pero ese Dios treador es asimismo un Dios providente, que sigue actuando no s6lo através de su “pueblo elegido” (hoy la Iglesia) sino también de manera directa. En el Medioevo “la frecuente intervenein, directa 0 indirecta, de Dios contra el orden de la watuvaleca cl milagro”™— es reconoci- 4a por todos” y los hombres ven cémo “lo sobrenatural irrumpe en la vida cotidiana en todo mo- mento: el hombre medieval se encuentra rodeado por continuas “apariciones":No hay linea diviso- ‘ia, menos aGn battesa, entre este mundo-y elds alla?” En cuanto al papel que le cabe-al hombré en este mundo, es, fundamentalmente-una cratuta> creada a imagen y semejanza de Dios (imago Dei), con la debilidad del pecador descendiente de Adan, ‘x cuya culpa la humanidad fue expulsada del paraiso, a este “valle de lagrimas” quedando conde tada a la muerte eterna y redimida, tnicamente, por obra y gracia de Dios. “Desde este punto de vista, el pecado aparecia como algo indeciblemente horrible, y todas las penas del infiemo apenas si ‘staban a compensario. Difiil sin duda de resolver era la cuestién de cémo sea posible el sbismno el pecado entre el orden y la realidad, en un mundo creado y regido por el padre amoroso. La reve- laciGn respondia a éesto con el dogma de! pecado original’”®. En adelante, todo pecado ser una deso- bediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad. Todos los hombres estén implicados en el Landsberg, P. op. ip. 2516. Chak, K. op. cit. p73, 7 Crecmos frmemente,¥ asf Io eperamos, quo del mizmo modo que Cristo ha resucitado verdadeamente de {ue los muertos y que vive para sempre, igualmente ls justos después de su muerte vivin para siempre con Cristo ‘emuciado y que fl os resucitar en el limo dia (Cf. Jn. 6, 39-40). Resuctarén todos los horsbres que han mucrto y {egos esucitarén eon su propio cuerpo. qu tienen ahora (Ce. LetrinIV.DS 801). Pero este enero cer ranefguralen ‘ep de gloria’ (Ctr Fp, 3,21), en cuerpo espa (L.Co.15, 48). Ese ‘c6mo”sobrepasa nuestra imaginacia y miestro fmtendmient: no es acesible més qu en la fe" (Catecsmo de a Iglesia CatAica, 1992 1" 989, 998,999) Ce Tomds de Aquino, Sunima Teoltica, Il ie, CLXXXIV al : Dios ha querido que los auilios interiors del Esprit Santo vayan acompafados de las pruebas exterowes de Su revlacidn (DS. 3008). Las milagos de Cristo y de los santos (Cf. Me 16-20; Heh 2) 1a profecas, la propaga Ylasemtdad del Iplesia,adatados a ainteligecia de todos, motvos de erediilidad que muesran que el aseinient0 1a fm een modo alguno un movimiento cego del esprit (Ce Vaticano LL 3UUS,SUIU Cateetimo de la esta Cassia. 1992, ° 156, % Le Gof, Jacques, op. cit, 39. 7 Ades 9. 38. 8 Landberg, Pop. cit, p28 1st FLORENCIO HUBENAK pecado de Adin”, y como lo explica el propio Santo Toms: “Por el pecado del primer hombre desvi6 la recttud originaria de la naturaleza humana. Por eso toda las fuerzas del alma han perd algo de su propio orden”, Dios ofrec al hombre la Redencién, pero le del libre albedrio, 0 la decision de obrareligiendo entree! bien oel mal. Pero el mal también se personifica en un «caldo (el demonio, Satin)", quien ierampe 2n el mundo, a través de sus seguidores, para obstactlc ‘zat la area divina. De allf la herejfa maniquea y también la brujeriay otras manifestaciones del der del mal. No debe extrafiamos entonces que “el hombre del Medioevo esté obsesionado por el ‘pesado. Este peeado lo comete abandonsndose al Diablo, declardndose vencido frente alos oficial del pecado, los vicios. Ve estos vicios bajo forma de animales simbélicos, de amenazadoras al ras, encamaciones de los pecados capitales, que en el siglo XII son fijados en un niimero de siete soberbia, avaricia, gula,lujuria, ira, envidia y peveza. O los ve wambién bajo la estela de la enganosa seduecicn de las hijas del diablo desposadas con los “estados” de las i hijas que ha easado de la siguiente manera: oe aaerers cere cop ema * el sacrilegio ———— con los campesinos pyc) cee gene Shee ona oa epee ee 4.10 ujuria que no ha querido casar, pero que ofiece a todos como comin amante”®, ‘Como sefialéramos precedentemente esta concepeiGn de Dios y del hombre influyen en la vida de la comunidad politica 0 social, entendida como un organismo humano (teoria organicista ~ mic ‘crocosmos), donde cada ser tiene un lugar y un papel que cumplir, inmodificables. “Asi como el mundo de las plantas y los animales estéintegrado por las sucesivas generaciones de individuos de las dife- rentes especies, ineducibles éstas entre sf por lx irreductibilidad de las respectivas formas, a éas vvienen a comesponder los estamentos, también ireductibles entre s{-se nace noble, menestral osiervo ¥ como tal se ha de vivir-, de la organizacién social a que ha Hlegado la Humanidad en su histo- Fa..."®, de la misma manera “cada estamento social tiene su estaruto, no s6l0 social, sino omtol6zico, ‘como fundamento inquebrantable del inquebrantable social. Tal organizacién no tiene mas excep. cin que la Iglesia: no se nace cristiano sino por obra y gracia del bautismo; pero una vez por obra y 5, Pablo le afm ‘Por l desobedcacia de n solo home, ik fron constindos pecadoes (Km 3.19) (.) Siguendo san Pall Iglesia ha estado sempre qu a eas mira que opine alos hombres ys ini nal aly alamuere no soncompresibls sin su coneainconel ecado congue odo aceros setadon qe ‘mcr del alma (Ce, Trento, DS 1312) (.) Poet ‘uided del stro hua xo loeb etd pleads ‘nel peeado de Add, como todos esti mplicados ena usta de Cs. Sin embargo la tannin del peeado oi tales un misterio qu no podemoscomprender lesen (..). Auge propio de ads uno el pedo oral no ese singin descenlee de Adin, un career fa ena sl vaca da santas yd austin, ‘ero mnuraleza humana no esta talents corompich: ed hei en ss propis fuerza aures some Ini "oranc lsum limperio dea mere inctinadaalpcalo (sa ntinaci ales lamadaoneupse® cia (Catecion de a Iglesia Cardio, 1992, 397, 402,403, 404, £05). £2 Sum Teligiea VX ‘Tras laelecen desobedienic de moss primers padres halla una vor educa poeta a Dios (G03 5). po envi los ace caren a muerte (Cf9b2, 20 La Esta a Trac dl iia ven ene ee gl clo, mado Satin o diablo (Ch. n.8, 44 Ap. 12,9) La Esetirasestguala nftreia fst Je al ies ess ilama ‘bomiida desde el principio’ Un 8,44) quis test paar dea mii retical Plt (Che. Mi 11D, Sn embargo, pode de Sain oe infin No coms que onaristr, podeor pore ech de se split pro, peo siempre rata: no puede imped a eifeacin det Reina de Dis” (Caecomo dele esta Cal 01982, 391,394,395) $2 Tex djdo por na ijenun maser Aten el so XI. Ct. Le Gof, op. it, pp. 3708 G08, Soop et. 0. [HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 135 sracia de éte nacido cristiano, no se ha nacido simple fel. presbtero, obispo o Papa: cualquier va- tn erstiano puede legar a ser todo esto" Por ello, “en relacin con estas garantias trascendentes, las instituciones de la vida en comin cstin, ellas también, “Yigurosamente construidas de ariba a abajo y de abajo a arriba. en sfmbolon, cargos y funciones, posiciones y acontecimientos de la vida. Por encima de las dos estructuras terre. rales, y de la comunidad, ya del conjunto de! mundo, se dispone el orden celeste de seres puramente ‘espirituales: los éngeles®. E1 orden celeste, el orden tereste y, en el interior de éste, ln fplesiny ol estado, se hallan frente a frente.en una relacién de milples concordancia,y la idea que los rige es lade una gran unidadlajerarqufa". “Aunque los hombres més osados volvieran a encontrar, desde principios del siglo X, la esperanza de mejorar su suerte, pero en la inmensa mayoria el ideal no con ‘isle en el progreso, sino en equilibo, la seguridad de gozar de los derechos anejos a una condicion social determinada La estructura jerarquica se aprecia claramente en todo el sistema medieval. “Las jerarqufas de Jn plesiay del Estado, por encima de las cuales se halla la de los éngeles, ordenan la multiplicidad de la existencia y asimismo su estructura arquitect6nica, pero existe también un orden en el zeaccer dela historia. Ese orden estriba en Ia idea de los perfodos del mundo, tal como ~partiendo de nocio. tues del Antiguo Testamento*~ lx desurroll principalmente San Agustin en su Civitas Det: la Edad Media toma las teorias de San Agustin y contin desarrolléndolas™. Ahora bien, “si el mundo estédispuesto segin un plan divino, tiene el hombre que acomodarse 40% y “poregrinat” por este “valle de Iéguimas” buscando el Reino de ios, Porelloes entendibleque todo el sistema repose sobre la fe, como virtud teologaly como creencia del hombre comin en Dios, el mundo sus autoridades. De alli la gravedad de la felonta, pero tam én dela hee} Sin comprender sus creencias y su cosmovisin, es inexpli La crisis del siglo XIV Esta nueva sociedad ~de base eminentemente urbana tambign entr6 en crisis euando agots sus propia fuerzasy no pudo controlar las presiones interac de cambio. Sue diferentes manifessctonce pueden apreciarse en diverss ambitos. : Asi, por ejemplo, en el plano del pensamiento, en el siglo XIV. ‘surgen en las propias Universi ddades una serie de intelectuales que objetan diferentes aspectos (hisicos) de las teorias metafisico- tcolgcas anteriores. Aunque el proceso se inciéen Patsy tavo unos represenantesimpetantesca Duns Scotto y Guillermo de Ockham quienes | ‘produjeron la ruptura del encuentro entre la traz6n y_ la fe} logrados por Tomés de Aquino fue en la mas reciente universidad de Oxford, de ‘orientacién mis pragma ble el hombre medieval a, donde se combatié el tomismo y se dio un gran apayo al “cientificismo”. Quien inicio este proceso de combate al tomismo, fu un intelectual llamado Robert Grosseeste. Rogerio Bacon, su disefpulo, erefa en Ia necesidad de un conocimiento basado en la observacién y la expe, riencia, Un abad parisino del siglo XII nos ofrece un ejemplo de Ia efervescencia intelectual: “Se dispu- {2 piblicamente, violando las constituciones sagrada, acerca de los misterios de la divinidad... En Jos cruces de as calles seestécortando o despedazando a la indivisa Trinidad. tantos doctors, tan. Geos, J, op cit. 73. [ Lasexstenca de sees esirtuales, no comporaes, que la SapradaEscritura lama habitvalmente gees 5 una [iad de fe (.. Los ngles son srvidres y mensajeros de Dies (..). Desde I infncia (Mt 18, 10) ala muerte (Cr, ‘6-16.22, 1a vida humana est rodeada de su estos (CH Sal 34, 8,91, 1013) y desu iteresin (Ci, 38 35-23-25, Za: 1.42: Tb, 1212). Cada il ene a lado un dngel como protector y pastor para conduc ala vid’ (San Basilio a8 3.1), llamado angel eustodio, Desde eta er, a vida crsanapatcipa, por la fe, en la sociedad bienaemurada eos faces yd os hombres, unidos on Doe” (Catecismo del elena Cut, 1992, nt 338,329,330) £8 Guarani, Romano, Elin de os tempos moderns, Bs. As, Su, 1958, p20. © Lopez, op cit, 186 $8 Prec de Daniel 7,12, £ Guard, op. it, . 20. * Landsberg Pop. ci, p26

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