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TEOLOGIA HISTORICA Historia Medieval de la Iglesia BIBLIOGRAFIA. Ag. Fliche y V. Martin: Historia de la Iglesia (IV: {Los reinos germsnicos; V: EI nacimiento de Europe: VI: Los earollogios; Vil: El orden feudal, Vill: Reforms gregorianee IX: Las Crveadas: X La erstianded romana; XI: Centralizacion pontifiie y tendencios nacio ales, X11: La tglesia medioval; XiIl: Espirituaidad petitica en la Edad Media: X:Vi €1 pensamiento medieval, Xf: El gran cisma de Oc: idente: XVI- La crisis conciliar) Edicep. Madrid. W. Jedin: Manual de Historia de to lglosia (Hl: De fa Iglesia de la primitiva edad media ala Feforma gregoriana; IV: De la Iglesia de la edad media despues de lave Forma gregorianel Herder, Barcelona. L. Hortling” Historia de la Isls Herder (Barcelona, 1981). FL Garcia Villeslada’ Historia de fa Iglesin atoliea, tomas 11 II). BAC (Madrid) muy mejorada en la ultime ed INTRODUCCIO! 1. LIMITEs. Para fijar el inicio de la Edad Media damos como vilidos los acontecimientos y fechas que se fijaron como indicativos del final de la Edad Antigua. Igualmente para indicar el térmi- no de la Edad Media no tenemos una fecha fija. Asi como la confluencia de diversos fendmenos psicofisicos determina los cambios de edad en la vida del hombre, asi también es la coin: cidencia de diversos fendmenos histéricos significativos la que determina en la historia el final y comienzo de una nueva edad. Por otra parte los fenémenos historicos nuevos no suceden 2 son de campana sino que hunden sus raices en la época ante: For y se protrahen en siglos posteriores. Por eso mas que sefa lar fechas indicaremos esos fendmenos mas significatives que, ‘a nuestro parecer, determinan el final de la Edad Media y el co” ‘mienzo de la Moderna; y sont = el descubrimiento de la imprenta y la ampliacién social de la cultura; — {a caida de Constantinopla; el Renacimiento y ta aparicién de un hombre nuevo; = el descubrimiento de América y la expansian del mercanti lismo; = 40s movimientos de reforma en la Iglesia, 2. SiNoPSIS. Los historiadores de la Iglesia suele dividir la Edad Media en tres grandes per iodos: ANTONIO UNZUETA a) Un primer periodo que abarca seis siglos, y en el que la Iglesia Catolica gana para la fe a los pueblos del Centro y Nor- te de Europa, formanddo las naciones cristianas del Occidente europeo, mientras sufre un doloraso desgarro en Oriente a cau- sa del cisma griego. La répida conversion de los pueblos birba. Fos provoca, sin embargo, una crisis de asimilacién que slo serd superada cuando los reformadores del siglo Xi, tras-titani a lucha, consiquen liberar a la Iglesia de la barbarie cultural y spiritual b) EI segundo periodo de la Edad Media es el de mayor pres: {igio papal, alcanzado gracias a su victoria en la lucha por la re: forma y la libertad de la Iglesia. El prestigio del Papa hace po- sible ese fendmeno histérico Gnico que son las Cruzadas. La reforma de la Iglesia, levada a cabo en el periodo anterior, va @ dar como fruto las Ordenes Mendicantes y una religiosidad Popular basada en la més sana teologia, c} EF tercer periodo es el de la decadencia, provocada por Ciertos acontecimientos externos como la ausencia de los Ps as en Avignon, el cisma de Occidente y las consecuencias de la peste negra, Afiddase el desgaste ocasionado por la initil lucha entre los Pspas y los Emperadores y Reyes, Coincide esto con cierto cansancio en la teologia, y la desconfianza he: cia el método escoléstico que lleva al Nominalismo. Por eso la espiritualidad se refugia en cierto antiintelectualismo y pres cinde de toda referencia a la Iglesia visible. 1._LA ALTA EDAD MEDIA (476 - 1073). FORMACION DE NUEVAS NACIONES CRISTIANAS EN OCCIDENTE. Hasta el siglo IV la historia universal y la de la Iglesia ha: bian corride disociadas. P2ro desde la unién levada a cabo entre Iglesia y Estado a partir de Constantino, la Iglesia se conwierte en civilizacion y la suerte de Europa serd la suerte de la Iglesia. Ambas realidades van a conformar una misma cosa: la Cristiandad. Una observacion clave para compr Ja Edad Media, Por eso mismo, el fendmeno histérico llamado "invasion de los barbaros” ocurrido en el siglo V pertenece también a la historia de la Iglesia; y si hizo desaparecer la cultura grecolati na, también sumid a la Iglesia en una barbarie que tardé siglos en super HISTORIA MEDIEVAL DE LAIGLESIA gy a) las invasiones. El Imperio Romano de Occidente habia ido desmorondndose por corrupcion interior y por la llegada ‘masiva de los pueblos del Norte en busca de mejores tierras. En las provincias que habian sido romanas se fueron instalan, do pueblos de raza germénica y formaron reinos, cuyos jefes dominaban tanto a las gentes de su pueblo como a los nativos romanizados, Los anglosajones se apoderaron de fa provincia romana de Inglaterra, los visigodos de Espafia, los francos de fa actual Francia y casi toda Italia quedo sometida primero a los ostrogodos (quienes destronaron al ultimo emperador ro- ‘mano en el afio 476) y después a los lombardos. Desde el punto de vista religioso, los francos y anglosa- jones eran paganos, los visigodos y lombardos habian abraza- do el arrianismo por la predicacién de misioneros bizantinos y fo mantuvieron fuertemente como factor de vinculo nacio- hal atin después de que esta herejia hubo desaparecico del mundo cristiano, Mas al norte, en los pafses que rodean al mar Béltico habia otros pueblos, también germanos, que irén apa- reciendo en la historia mas tarde, v. gr. los normandos. b) La religiosidad de los germanos. En la época de la invasion el panteén germanico estaba presidido por Odin. El grado de adhesion a los dioses estaba en relacién con el poder demostra- do por los mismos. A veces se lanza un reto a Dios, y si el re sultado es negativo puede determinar el cambio de religién. El Poder divino puede ser “amaestrado” por el hombre en su far vor 0 rechazado cuando se le cree nocivo, mediante las fuerzas magicas contenidas en algunos objetos o figuras 0 palabras, (clr. KONIG, F. “Cristo y las religiones de la tierra”, II, (Ma: drid 1961, 256-346), ©) Aceptacion del cristianismo y moviles de la conversion. Estos pueblos fueron recibiando el cristianismo uno tras otro, El afio 496 Clodoveo, rey de los francos, arrastra consigo a la conversion a todo su pueblo, lo que recaba para Francia el titulo de primogénita de la Iglesia. Cien afios mas tarde, Re: caredo, rey de los visigodos, abjura el arrianismo juntamente con todos los magnates det reino. Ocho aftos mas tarde es Etel- berto de Kent quien con gran numero de sus sGbditos recibe en Canterbury el bautismo, como después millares de germanos del Norte al ver que sus dioses no tomaban venganza contra S. Bonifacio que se hab/a atrevido a destruir a hachazos la sagra: da encina de Geismar. Tobie eronoldgies de hechos importantes. 480 nace san Benito de Nursia. 1482 el Henotikon o edicto de unin. 495 conversion de los francos. 527-565 Justinian, emperador en Oriente 553 V Conelio Ecurénico 1! de Constantinopla, 155 convorsion de los vsigodos en Espaita }590:604 Pontificado de San Gregorio, 596 envio de misioneros a Inglaterra 22 La Hagira 0 era mshorneta 633 ta formula monotelita, J580 Vi Coneilio Eeurménico IN} de Constantinopia condenado et monotelismo. mm los drabes conguistan Espafia, 728 edioto ieonoclasta en Oriente 754 muerte de san Bonifacio. 787 Vil Coneilio Ecuménico Ul de Nicea a favor del culto 2 as imagenes. 863 VIII Concilio Ecuménico 1V de Constantinopla contra Focio. 910 fundacién de la abadia de Cluny. 926873 Oén |, emporador de Alemania. 1054 definitive Cisma con Oriente 1073-1086 Pontificado de Gregorio Vil 1077 episodio de Conoss. 1091-1163 san Bernardo de Cloravel 1095 __Concilio de Clermont promulgando la Cruzode Como se ve, la conversién se realiza comunitariamente, ea oleadas de muchedumbres, no a partir de una decision indivi dual sino como imperative tribal; el jefe es quien decide. No existe ya el catecumenado de la primitiva Iglesia; se entra en a nueva religion sin metanoia © conversion personal, sin cam- bio de monte. En el mejor de tos casos la catequasis vendrs después; pero atin esto en escasa profundidad dade la pobrisi- ‘ma formacién intelectual de los clérigos. En la mayoria de los casos, las nuevas verdades fueron encajadas dentro de la men- talidad gentil precedente y la nueva fe se redujo a unas practi- cas formalistas. Sélo los pueblos que se instalaron en provin las muy romanizadas y que aceptaron la superior cultura ro: ‘mano-cristiana perdieron pronto su primitivismo y fueron cris: tianizados en profundidad. 4) Supervivencias paganas. 4 causa de una cristianizacién ma- siva y precipitada perduraron, hasta muy entrada la Edad Me. dia, especialmente en el medio rural, vigjos hdbitos magicos © idolétvicos. Como creian que los demonios, expulsados del cie fo, se habian instalado en el mar, en los rfos, en las fuentes, en los bosques, estos lugares se convirtieron en lugares de venera- cidn donde ofrecian sacrificios. EI miedo al demonio que pien- san puede tomar asiento en toda clase de criaturas origina una constante preocupacion por desatanizar los objetos con toda clase de bendiciones y exorcismos, de ahi el considerable aumento de sacramentales. Por lo que se refiere a Dios, para el cristianismo de la Alta Edad Media, Dios es el seflor de imponente majestad, en cuyas manos esté 6! castigo y el premio, la proteccion y la desgracia; Por tanto las relaciones del hombre con la divinidad no son de filiacién y confianza sino de miedo y acatamiento tembloro: so, Jesucristo, mas que el humilde y paciente siervo de Yeve, mas que el doliente Crucificado, es el Sefior representado en los absides de las iglesias romgnicas como juez terrible, dle ros tro severo, de ojos escrutadores desemesuradamente abiertos. Los “juicios de Dios" u ordafias son otro exponente de un falso concepto acerca de la providencia de Dios. Pensando que Dios no puede permitir la condena del inocente, para averiguar el culpable se sometia a los inculpados a unas pruebas en que se pensaba intervenia Dios necesariamente: la prueba de la cruz por la que los acusados asistian 2 misa con los brazos en cruz siendo declarado culpable el primero que los bajase; la HISTORIA MEDIEVAL DE LA IGLESIA 1099 conguista de Jerusaié. 1122 Concordate de Worms, 1123 1X Coneilio Ecuménica | de Let. 1139 x Concilio Eeurnénico II de Leteén. 1154.1189 Federico Barbar 1176 batalla de Legnano, 1179 Xt Coneitio Ecuménice IM de Leteé 198.1216 Pontiticado de Inocancia It 1204-1214 nace on Palestina la Orden de lox Carmelite, 1205” fundiacién de 1a Universidad de Paris, 1208 aprobacién de la Orden trancizcano, 1212-1250 Federico 1, emperador de Alemania, 1215 Xi Concilio Ecuménica, 1V de Letrin, 1216 __aprobacién de la Ordan dominicana. 1225-1274 santo Temas de Aquino. ‘omperador 1245 XIII Coneillo Ecuménieo | de Lyon. 1274 XV Coneilio Ecuménice It de Lyon. 1281 pédida total de Tioera Santa 1303 stentado de Agnani contra Bonifacio VI. 11309-1376 los Papas residen en Avignon. 1311 XV Concitio Eeuménieo Vienne, 1343 la peste negra 1378-1417 cisms de Oceidente 1414 XV Conelllo Eeuménico Constanza. 1431-1439 Concilio de Baslea 1439-1445 XVII Concilio Ecuménico Florencia. 92 TEOLOGIA HISTORICA prueba de la cena enveneneda, la de la caldera de agua hirvien: do 0 del fuego. Es la presencia de la barbarie en las estructu- Fas socio-eligiosas de la cristiandad. fe} Descentratizacian politica y ruralizacion de Europa. Las invasiones bérbaras descentralizaron 1a organizacién politica de Oceidente; aerecentaran la importancia de lo local haciendo juridica y politicamente importantes a los hombres que ya lo eran en ese ambito. Europa se divide en infinidad de principa- dos y condados, debilmente ligados a la autoridad superior del rey 0 emperador. Las comunicaciones se hacen cada vez mas dificultosas a causa del descuido de los caminos; se impone la vvida rural sobre la urbana; por ejemplo Roma, que en el siglo | Hlegaba a un millén de habitantes, en el V! apenas cuenta cin- cuenta mil Como consecuencia decae la cultura; desaparecen las es cuelas: se corrompe el latin dando origen a los romances como evolucion local det latin; se extingue el comercio de libros, tan activo en Ia antigiadad; los monumentos y las grandes obras blicas realizadas por los romanos se van derrumbandlo a cau: sa de la rapifia de los hombres y de la incuria del tiempo. 4) Prestigio de los hombres de Iglesia. En medio de esta de- primida situacion politica y cultural, emerge la Iglesia como Gniea fuerza salvadora. En las pequerias unidades politicas lo: cales (feudos) en que Europe se ha dividido, quien ostenta la autoridad politica y militar es el jefe bérbaro, pero quien cobra especial relieve es el obispo: es el defensor del pobre ante las, tropelias del sefior, el hombre de la cultura que abrira las es- cuelas episcopales ‘ante la desaparicion de las publicas, Més ain, es tal la importancia social del obispo que los reyes co: mienzan a ponerlos al frente de los feudos, naciendo asi la fi- gura del principe-obispo. Desde entonces, cada vez que vaque tuna sede episcopal, el rey o emperador se sentiré con derecho a ‘nombramianto por el hecho de estar la secie unida a un feudo; el elegido jurard fidelidad al rey en el momento de recibir de ste el cotta y el bculo, simbolos de ambos poderes. Pero lo que nacié como fruto del prestigio de los hombres de Iglesia se convertira con el tiempo en pesada esclavitud del oder espiritual bajo el control del poder temporal. 9). Greciente prestigio det Papa y origen de su poder tempo: ral. La implantacién de los pueblos barbaros habia trafdo el desmoronamiento de la autoridad y de la unidad politica. Pe- ro Europa va a recobrar nueva unidad gracias la autoridad es: piritual de los Papas. Hay unas razones historias que explican el prestigio del Papa en las nuevas naciones europeas mas alld de! dogma del Primado y de su reconocimiento como Patriar- ca de Occidente. Inglaterra habia sido parcialmente evangelizada por los i landeses, pero quienes recibieron las preferencias de los ingle. 496 fueron los monjes benedictinos enviados desde Roma por el Papa. Fueron éstos los que crearon la sede primada de Canter: bury, los que establecieron la gran escuela episcopal del mismo nombre y abrieron fos monasterios de Jarrow y Wearmouth, importantes focos de cultura. Desde entonces la Iglesia inglesa se caracterizé por una especial adhesion a la sede apostélica, Eran frecuentes las peregrinaciones a Roma asf como los en: vios de dinero En el siglo VIII Inglaterra estaba en situacién de poder en- viar al Continente un gran namero de misioneros. Fueron ellos los que, capitaneados por S. Bonifacio, ganaron para el catoli- cismo los pueblos del Norte de Alemania. Tres veces viajé a Roma el gran apéstol de Alemania para recibir del Papa la or- denacién episcopal y el titulo de vicario pontificio con el en- cargo de organizar la Iglesia alemana. Esta originaria ligazon de Jos eristianos germanos con Roma se fue fortaleciendo con las peregrinaciones que solian realizar para viskar el sepulero de S, Pedro, Del culto al Apéstol a una devocién entrafable hacia su sucesor no habia mas que un paso. Pero el reino que més vinculado al papado aparece en la Alta Edad Media es el de los francos. La dinastia merovingia habfa sido suplantada por la llamada carolingia. El rey Pipino te fafa sus escruipulos por ello y solicité la aprobacién de! Papa, Conseguida ésta, quedé trabada una estrecha alianza entre fos re yes carolingios y el Papa de Roma. Esto trajo el alejamiento poli tico conrespecto aBizancio, lo que,como veremos mas tarde, em. ujé fatalmente haciael cisma. Peroel Papa tenia mil razones pa: fa buscar el apoyo franco. Por una parte las continuas incursio rnes de los longobardos que desde el Norte de Italia amenaza- ban la seguridad de Roma, por otra la debilidad de los bizen- tinos, tedricos monarcas de Italia, pero que no s6lo carecian de poder y autoridad suficiente sino que se habian convert ido, ellos mismos en amenaza para la independencia del Pspa como focurrid en la querella iconoclasta. El pueblo romano, desampa rado por los bizantinos busad refugio en el Papa. Asi el hom bre, cuya autoridad era slo espiritual, se vio metido sin que rer, en organizar la flota para abastecer Roma, reunir un ejérci to para su defensa etc, De modo que cuando el agratlecido P Pino, después de haber vencido a los longobardos, hizo dona cibn'de Roma a S. Pedro entregando su soberania al Papa, no hizo sino reconocer ura situacién de hecho. Carlomagno no sé lo reconocerd sino que aumentard la donacidn hecha por su pa dre, danda asi origen al pader temporal del Papa: Carlomagno, cuyos dominios abarcaban toda la Europa continental cristiana fue coronado Emperador de Occidente en la Navidad del aio 800, con lo que aumenté el extrafiamiento de la Iglesia bizantina. Como emperador, el Papa le estaba so metido como otro sefior feudal; pero al mismo tiempo el Papa tera quien le habia conferido la dignidad imperial, y en este sen- tido le era superior. Esta imbricacion de los dos poderes, segan la cual, cada uno de ellos estaba subordinado al otro en alu ‘nos aspectos, dominaré toda la politica de la Edad Melia y es necesario tenerla en cuenta para entender la subsiguiente histo ria de la Iglesia. fh) El monacato. A igual que otras institucianes de la Iglesia, el monacato no nacié por iniciativa de las autoridades de la Iglesia, sino, de manera espontdnea, de un deseo sentido por muchos cristianos de vivir fa vida cristina en profundidad. Se suele situar su nacimiento en Egipto en la segunda mitad del siglo IH. Ningdn clima y suelo mejor para huir del mundo y vacar a Dios, vivienda como solitarios, procurandose su propio sustento y vivienda, Esta primera forma anacorética recibié su primera orien: tacién hacia el comunitarismo cuando S. Antonio, a caballo entre el siglo III y 1V, los agrupé en colonias: cada uno vivia independiente y en celdas aisladas, pero bajo la direccion esi ritual de un abad comin. El tercer paso Io dio S. Pscomio in: troduciendo la vida cenobitica (de “koinos’ = comin y bios’ da) © sea la vida bajo el mismo techo, bajo un superior y una regia. El fervor religioso lev6 a algunosa practicar ciertas formas de vida monacal que a nosotros nos parecen excentri: cidades pero que provenian de una piedad sincera: los estilitas que vivian su aislamiento en lo alto de una columna, los empa- redados, etc. Desde Egipto la vida monacal se extendié hacia Palestina, Siria y Asia Menor (territorio de la actual Turguta). En Pales tina los monasterios tomaron la caracter{stica de lauras", es decir, que cada monje vivia en su cabafia por separado, pero dentro de un recinto y participando en el trabajo, comida y ezo comin. E1 gran legislador del monacato Oriental fue el doctor de la Iglesia S, Basilio, bajo cuya Regla viven hay todos los monjes orientales, HISTORIA MEDIEVAL DE LAIGLESIA 93 El enorme néimero de monjes, su rebeldia a toda autori dad, preocupé a las autoridades civiles y eclesidsticas de Orien- te; pero, por estar mas enraizados en el pueblo, fueron los por- tevoces y defensores de la fe popular: después del cisma a ellos se debe en buena parte el que la Iglesia Ortodoxa haya conser vado todo el acerbo de creencias y de tradiciones cristianas (Festugiére: “Les moines d’ Orient”, Paris 1961). ’) El monacato de Occidente. Aqui la vida mondstica no hi: zo su aparicion hasta un siglo mas tarde. S. Agustin fue uno de los promotores y organizadores, y su Regla ha servido de base a importantes Ordenes Religiosas posteriores. También eben ser considerados Padres de la vida monéstica occidental 5, Martin de Tours y S. Ceséreo y Arles en la Gallia; Juan Ca- siano, quien ademés de fundar el célebre monasterio de S. Vic: tor, escrbié dos obras fundamentales en la historia de la vida religiosa: las Instituciones y las Collationes. En Irlanda S. Pa- tricio, en el siglo V, introdujo el cristianismo tenienco como focos de evangelizaoién a los monasterios. S. Columbano a fi: nes del siglo VI hace de lazo de unién entre el monacato irlan: dlés y el del centro de Europa, Todos estos monasterios fueron acaptando uno tras otro la Regla de S. Benito y se conviertie- ron en abadias benedictinas. S. Benito habia nacido en Nursia, a setenta millas de Ro: mi hacia el aflo 480. Vivid como anacoreta hasta que levant6 el famoso monasterio de Montecasino; aqui redacto su famo- sa Regla, Al haber destruido los longobardos el monasterio, !os -monjos se refugiaron en Roma; aqui los conocié el Papa Grego- Fig Magno y desde entonces se convirtié en propagandista de {a obra de Benito; él fue quien envié benedict inos para evange- lizar Inglaterra y dio a conocer la biografia del Santo Fusnida- dor y su Regla. Una peculiaridad de esta Regla es la estabilidad del monje: ste queda compromet do a vivir y morir en el mismo monaste- ‘fo; aqui encuentra cuanto pueda desear: un lugar habitable y bello, la hermandad de los monjes y un padre en el abad. Otra coualidad de la Regla que ya advirti6 §. Gregorio es la moder cién: no hay penitencias violentas ni penas corcitivas, el dia istribuido de tal modo entre el rezo, el trabajo manual, el idio y el descanso que ningiin ejercicio agobia por la longi tud de las horas. Historiadores de todas las tendencias reconacen los mért ‘tos contraidos por la orden benedictina en la salvaguardia de la cultura clisica. En verdad seria muy poco lo que nos hubiera quedado del tesoro espiritual de la antigticdad clisica, si estos ‘monjes medievales no hubieran tenido el tiempo y la tranquil dad suficiente para dedicarse a copiar los viejos manuscritos, A. ellos debernos el que la actual cultura occidental conserve su vioculacion con la de tos antiguos griegos y latinos. Este es ‘también el lugar para recordar su contribucién a la cultura me- dieval: cuando desaparecié el oryanismo estatal del Imperio y la vida civil retornd a condiciones de primitiva elementalida fueron los monasterios benedictinos los que abrieron sus escue- Jas monacales para 1a formacién no sélo de sus propios monjes Sino también de clérigos seculares y de laicas (Pérez de Us bel “Historia de la Orden Benedictina”: Madrid, 1941). 2, LA IGLESIA EN ORIENTE DESDE CALCEDONIA (451) HASTA EL CISMA (1073). Hemos visto cémo la Igiesia fue ganando terreno geograti- co en Occidente durante la Alta Edad Media. Peco fue en la zo- a meridional y oriental donde va a sufrir un notable retroce- 50. A partir de Calcedonia comenzaron las grandes apostasias orientales: son lo que hoy llamamos Iglesias orientales separa- das, Después aparecié el Islam, el secular rival del cristianismo que se leva el Norte de Africa y el Préximo y Medio Oriente, En el siglo X! la Iglesia Catélica sufre una nueva reduccién con el cisma griego; y aunque el nimero de fieles que con el pa twiarca bizantino se separaron de Roma era insignificante en ‘comparacién con las muchedumbres ganadas en Europa, el he- cho tuvo consecuencias trascendentes. al ser evangelizados los rusos por misioneros bizantinos, quedé cerrado para la Iglesia Catélica el inmenso imperio ruso. a) _ Las Iglesias orientales separadas. Se hubiera dicho que des- puas de Calcedonia las cosas se iban a enderezar para siempre, sin embargo entonces comenzaron las grandes apostas(as orien: tales, Por una parte, muchos obispos, temiendo que la condena del monofisismo pudiera desembocar en una rehabilitacién del nestarianismo, rechazaron et Concilio. Por otra, nace entonces en la periferia del Imperio cierto nacionalismo contra el centra lismo de Bizancio, y esto va a favorecer el nacimiento de las, iglesias nacionales contra la unidad de la Iglesia. El primer pais en que buena parte de obispos y fieles se se pararon de la Iglesia de manera definitiva fue Egipto. Naci6 al fa Iglesia nacional copta con credo monofisita. Un grupo mas pequefio quedé fiel a Calcedonia; se les llamé “melquitas" 0 sea fieles al emperador. También en Siria el patriarcado antio- Jueno que abarcaba mas de doscientas sedes episcopales se di vidid en monofisitas y melquitas. Para mayor desgracia los cr tianos residentes mas alld del Imperio en Mesopotamia y P sia, y que eclesidsticamente pertenecian al patriarcado antio- queno, se separaron del mismo y fundaron su propio patriar- ado y para recalcar mas su. independencia abrazaron el nesto- rianismo. Asustado el Emperador bizantino ante esta general detec cién, manda redactar una formula de fe, llamada" Henotikon (a. 482), que ta promulga con caracter de ley imperial: En él se condlena por igual a Nestorio y Eutiques, se anula ¢! Cone lio de Calcedonia y se pone como Gnica norma de fe el de Ni cea. El intento irenista no hizo sino aumentar la confusion. El Pspa rechaza el edicto imperial por desautorizar Caledonia; los monofitas de Egipto y Sirfa tampoco lo aceptan por la con- dena que se hace de Eutiques; aceptan los armenios, pero por lo mismo se separan de Floma, de la que seguirén separados ‘an después de que Bizancio renuncie al ”Henotikon"". Asi es cémo la Iglesia Catélica vino @ perder un extenso territorio con numeroses y antiquisimas sedes episcopales y centros de cultura cristiana, Todas esas iglesias orientales sepa- radas se reducen hoy a 20 millones de cristianos. El grupo mas umeroso es el de los monofisitas abisinios que suman unos ‘acho millones, le sigue el de los coptos de Egipto con cuatro; Jos armenios, tres; y los georgianos que suman unos dos millo- nes. Su vida religiosa es muy poco pujante; se reduce a trans mite el cristianismo a sus hijos como una herencia nacional, especialmente a través de la liturgia. Excepto unos pequerios grupos que han emigrado a América del Norte, el resto vive como ahogado por el fuerte movimiento expansionista del mahometismo. Unos dos millones de entre ellos ha vuelto en estos Gitimos tiempos a la unidad de la Iglesia Cat6lica, aun- ‘que manteniendo su primitive rito y lagislacién oriental, b) Justiniano y su politica unificadora. Ei afio $27 subié al irono imperial de Bizancio una de las mds grandes figuras de la Historia, Justiniano. Su idea obsesiva fue la unificacion po- ica, legislativa y religiosa de! viejo Im-erio. Consiguio en parte’ la primera pretensién con la conquista del Norte de Africa y del Sur de Italia, recopil6 el disperso derecho roma- no y lo promulgé como nuevo Cédigo valedero para todo el Imperio. Para conseguir fa unificacién religioss mandé reunir el 50. Concilio Ecuménico a fin de atraer a los monofisitas, El Concilio {a, 533) condené a Nestorio y todos los escrito tos que favoreciesen su doctrina, escritos reunidos en lo que se llamé “los tres capitulos’; las actas del Concilio fueron contirmadas por el Papa. Paro esto ocasioné una viva oposi= 94 TEOLOGIA HISTORICA cidn de algunas iglesias de Occidente que vieron un encu- bierto ataque a Calcedonia y por otra parte no se vio ningin signo de acercamiento por parte de los monofisitas. 6} El monotelismo, otro intento de unificacion. Se wate lanzar un nuevo puente hacia los monofisitas con una fér mula de fe cristolégica por la que se admitia en Cristo dos na- twralezas, pero une sola voluntad, estando la voluntadl huma: nna de Cristo camo fundida con la divina. Se creie que los se. guidores de Calcedonia estarian conformes en admitir que en Cristo no hubo dos voluntades que pugnaran entre sf. Era la formula monotelista. El intento era obra del Emperador He- raclio y del patriarea Sergio, y encontré una vaga transigencia en el Papa Honorio I. Pero cuando fue promulgada par el em- perador la nueva formula, los siguientes Papas se resistieron a aceptarls. Para restablecer la paz se reunis el VI Concilio Eeumeni- 0 (s. 680) en Constantinopla, repitiéndose lo ocurride en Caledonia: asf como entonces el Concilio acepté la constitu cidn dogiética del Papa Leon Magno, asf ahora fue aceptada la formula de fe det Papa Agatén. Se lanz6 el anatema sobre los factores de la herejfa monotelita ya fallecidos, entre ellos el patriarca Sergio y el Papa Honorio |. Parece sorprendente que los representantes del Papa en el Concilio hubiesen dado su aprobacién al aratema lanzado contra Honorio. Hoy esté probado que fa condena no tenfa razén de ser objetiva, pues nunea Honorio habla defendido el monotelismo. ¥ si miramos 2 la conciencia subjetive, también esta claro que las papas se abstuvieron de contar a Honorio entre las herejes; se le con- dena porque “no habia aplastado (a herejfa desde el comienzo tal como exigia su cargo apostético”. Cuando en el Coneilio Vaticano | se proctamard el dogma de ta Cia, los adversarios de la definicién, aduc rio, pero seré desestimada la abjecién ante el estudio de los do- curnentos. d) La herejfa iconoclasta. Una vez més el cesaropapismo de los emperadores esté en el origen del conflicto. En efecto, Ledn el Isduri¢o ordené el afio 726 que se suprimiese de to- ddas las iglesias el culto de las imagenes de los santos; cuatro afios més tarde, incluso el culto de las imagenes de a Zroto: kos (Madre de Dios) y de Cristo. No se sabe bien a qué fue debida esta decision del emperador. Tal vez al influjo de la gente culta que despreciaba la ingenua piedad de la gente y queria una piedad mas depurada (inquietud que siempre ha atormentaclo 2 los catdlicos cultos a lo largo de la historia de Jo Iglesia); tal vez por cierto complejo de inferioridad ante la arrolladora religidn mehometana que acusaba de idolatria ala religion de los subditos de Bizancio, La decision imperial fue Hevada a fa préctica con todo ri- our, ¥ la reaccion de los fieles, especialmente de los monjes, ue tremenda: hubo auténticas batallas entre los monjes y los soldados del emperador. Reaccionaron los tedlogos en favor de las imagenes y contra el cesaropapismo, sobresaliendo S, Juan Damasceno. Condené la nueva herejia el Papa Gregorio lil, y el emperador en represalia le substrajo los obispados de Sicilia y del Sur de Italia y tos puso bajo la jurisdiccién del patriarcado de Constantinopla. Muchos monjes emigraron er tonces 8 Occidente. Por fin la emperatirz Irene abrogo las leyes iconoclastas y mandé reunir el VII Concilio Ecuménico, Il de Nicea (2. 787); 1os delegados del Papa eran portadores de una carta de Adriano | en la que se exponia la doctrina tradicional del culto de las imagenes, que fue aceptada por el Concilio: et cuko de las imagenes est conforme con el espiritu cristiano porque no termina en la imagen sino que se eleva a la persona representada en ella, el recuerdo de la cual es avivado por la imagen, La victoria doctrinal de Occidente no fue bien encajada por el estamento militar del Estado Bizantino. Una revolucion militar e! afio 810 impuso de nuevo un emperador iconociasta Pero otra ver, la viuda emperatriz Teodora puso fin 2 la quere lia iconoclasta restableciendo la practica catélica €) El cisma de Focio. La disputa de las imagenes en que los papas hicieron causa comin con la mayoria del pucblo bizan- tino podia contribuir a reforzar la unidad de la Iglesia bajo e! primado del Papa. Pero, por otra parte, la humillacion sufrida or reyes francos ante ias veleidades del cesaropapisino bizan tino, la coronoacién de Carlomagno como Emperador de Oc cidente, son factores que van a incrementar el espiritu antirro mano y van a conducir fatalmente al cisma, Aiiadase a esto el poder qué fue acumulando el obispo de Constantinopla ¢ causa del apoyo imperial y el dective de tres patriarcados de Oriente (Antioquia, Alejandréa y Jerusa fem). Las protestas de los Papas no pudieron impedir el que el ‘bispo de Constantinople fuese creciendo en honores y juris dicoién hasta autodenominarse Patriarca Ecuménica. De est modo, la Iglesia quedé polarizada en la préctica coro en dos centros, Roma y Constantinopla, eunque nunca se neg expre samente el primado det Obispo de Roma. Es Facto quien va a realizar este Ultimo paso En ef aio 858, Ignacio, patriarca de Constantinople, {ue depuesto de su sedé como consecuencia de intrigas palacieyos y fue puesto en lugar Focio, seglar entonces, pero hombre que brillaba por su erudicién filoséfica y teolégica. &1 Papa, s Quien recurri6 Ignacio, declaré ilegitima le elecciin de Focio. Pero éste, a su vez, reunié un sfnodo que declaré depuesto ai Papa, y dio @ publicidad una serie de escritos en que negaba el primado romano, aduciendo los conocidos argumencos que después han servido de arsenal a todos loscantraditores cle! Primado. Muerto el emperador que apoyaba a Focio, se reuni6 el VIII Concilio Ecuménico (a. 869) que depuso a Focio y re uso a Ignacio. Pero muerto éste, volvié Facio y su venganza fue reunir un nuevo Concilio (que en Oriente es reconocida ¢ mo VIM), que anulé fas actas del anterior y negé al P2pa toda jurisdiccién en Oriente La disputa entre Roma y Focio no traja conseouencias practicas inmediatas ya que la vide eclesiastica era desde antes practicamente independiente entre Oriente y Occidente, pera siempre habia habido momentos importantes en que del Papa habia sido decisiva. En adelante no va a ser esto posi ble a causa de la desconfianza hacia Roma sembrads p cio, recalcando las diferencias teolégicas (acusando a Rome de alterar el simbolo dela fe con la introduccién de! Filfoque, que atirma que el Espiritu Santo procede del Padre y do! Hijo), acentuando las diferencias litargicas y disciplinares y deducien do de esa diverstlad diferencias teologicas fundamentates, Fue aproximadamente a los ciento cincuenta aiias de le muerte de Focio cuando se consumé definitivamente el cisma Esta ver fue la ambicién personal del patriarca iiquel Cevule fio, a lo que hay que afiadir la falta de tacto de los legadios ro- manos. Aquel desot6 una activa campafia antilatina desente- Frando 10s viejos argumentos de Focio; los enviados det Papa, insuficientemente preparados para deshacer esos argumentos. excomulgaron solemnemente al patriarca el 16 de julio de 1054. Los obispos orientales hicieron cause comin con el pa triarca de Constantinopla, y desde entonces las dos Iglesias, Catdlica y Ortodoxa, siguieron rumbos distintos. Ain se am lig. mas el abismo cuando los Cruzados latinos de! sivlo XI exasperados por la traicién de los bizantinos decidieron crea’ un patriarcado latino en la sede de Constantinopla, La reconeiliacién Hlevada 2 cabo an los Concilios Ecuméni: ‘cos de Lyon (1274) y de Florencia (1438) se debieron mas al oportunismo politico de los emperadores bizantinos que pre ‘endian la ayuda de Occidente en la lucha contia los otomenos que a un sentido deseo de unién. No hubs *cercamiento esp HISTORIA MEDIEVAL DE LAIGLESIA 98 ritual entre ambss Iglesias, y pasado el momento poli siguio el cisma hasta nuestros dias. pro: 1) Eseritores eclesiésticos de ta Iglesia Oriental. La lylesia bi- zantina entra en la Edad Media ~pslabra que s6lo tiene sentido con referencia al Occidente europeo— con evidente superior dad cultural sobre la Iylesia Occidental. Mientras aqui se lucha: contra a barbarie, Oriente conserva sus escuelas y tradiciones culturales. Entre los escritores eclesidsticos orientales de esta @p0ca, he aqui los que mas han influido en el desarrollo de las ideas Dionisio Areopagita, seudénimo de un escritor griego del siglo Vy cuyas obras alcanzaron una autor idad extraordinaria por haberse atribuido al discipuslo de S. Pablo de ese nombre. 8, Juan Climaco {m. 600), abad del monasterio del Sinai, ‘quien en su obra “Escala del Parafso” expone los peligros que acechan a los monjes y las virtudes que han de ejercitar. Ha si- do fuante de inspiracién para otras obras ascéticas posteriores, §, Juan Damaseeno (m. 749), monje del monasterio de S, Sabas de Jerusalem, fue el gran defensor de la ortodoxia en la querella sobre las imagenes. Sus obras destilan devocion ha: cla Cristo y la Ze6tokos; la més importante se titula “Fuente de conocimiemto”, que es una exposicion sistematica del dog- 3, SUPERANDO LA BARBARIE. Mientras esto sucedia en Oriente, en Occidente la répida asimilacion de los pueblos barbaros, la constitucién del Papado: coma poder temporal en Italia, el nombramiento de obispos como sefiores feudales, la division del Imperio de Carlomagno entre sus ineptos sucesores y el consiguiente aumento del po: dar de los sefiores feudales, los saqueos y rapifias de los nor- mandos devastando las iglesias y monasterios cercanos a las costas o ios navegables, el avance de los musulmanes cerrando la comunicacién maritima con Oriente, fueron algunos facto: res que en los siglos IX y X atrastraron a la Iylesia Occidental 2 la mas profunda decadencia de toda su historia. Pero el he- cho de que a causa del Islam y del cisma griego, la lulesia se viese reducida al centro y ceste de Europa va a hacer posible el que b Iglesia se concentre sobre sf misma, se refuerce interior: mante y saque energias para superar la enorme crisis, 2) Lastimosa situacién del estamento eclesiastico en los siglos 1X y X. La situaci6n moral del clero ha silo siempre un refle- jo fiel de fa situacion general de la Iglesia. Tras un breve renaci- miento cultural y moral ocurrido en tiempos de Carlomagno, el nivel del Clero cayé en picado en tiempo de sus sucesores. El olero, puesto al frente de las iglesias por los sefiores feuda: les, carecia de formacion, apenas conocia més que los simples ‘udimentos de la doctrina cristiana y las formulas de los sacra: mentos. Como era el sefior feudal quien daba el “beneficium” fra también él quien escogia al sacerdote, y los obispos tentan, muy poco que hacer por muy celosos que fuesen, Pro también era una excepcién encontrar un obispo celo- ‘9, en efecto, la fusibnde las funciones religiosas, cites y mil taras on la persona del obispo acarreaban fatales consecuen- cis: la usurpacion de cargos eclesiasticos por seglares, la com- pra-venta de los mismas sometiendo después a los subditos a fuertes impuestos para poder resarcirse del desembolso inicial. Algunos de estos obispos que ocupaban las sedes més prestigio- sas de Europa llevaban una vida tan licenciosa como otros se- Tiores feudales, y hubo casos en que se casaron para luego po: der transmitir la sede en herencia, La misma sede de San Psdro llegé al fondo de la abyec: cidn, Al haberse convertido en soberania temporal, se hizo ob- jeto de ambiciin y rivalidad entre las familias romanas que tra taban de ascender a sus propios miembros y de destronar a los Papas de Ie familia contraria. Lleg6 a tal extremo la confusion que algunos de ellos slo duraron algunas semanas o dias, Una anécdota bastante documentada refleja graficamente esta ab yeccién moral: el papa Esteban VI hace desenterrar el cadsver de su antecesor Formoso, Io juzga ante un tribunal y echa sus cenizas al Tiber. Poco después el mismo Esteban es estrangule: do en ta carcel. Sin embargo no todos los papas de este perio do fueron indignas: en pleno siglo IX, Nicolas | mantiene la twadicional defensa de los principios morales al neyarse, aun ante amenazas de invasion y deposicién, a reconocer el divar ‘cio de Lotario, rey de Lorena, b) Los papas bajo la influencia de los emperadores. Mediado el siglo X aparece en Alemania un rey poderoso, Otén |. In- vestido del titulo de Emperador, que a su primigenio tculo de rey le afladia el de protector de la Iglesia, comenzé a inter venir en los asuntos de Rona, deponiendo al indigno papa Juan Xl y sometiendo a una estrecha vigilancia Ia eleccién del Papa. Su hijo Ot6n y su nieto Otén IM, hombres igualmente capaces y religiosos, siguieron la misma politica de apoyo a elementos reformadores a fin de que fuesen elayéios unos pa pas dignos. Proteccionismo estatal que Hlevaba el vicio de la in- tromision laical en los asuntos eclestistioos, pero que por el momento hizo posible el que el papado pudiese remontar el abismo en que estaba postrado. Estos tres emperadores germanos (936-1002) no fueron sin embargo las Gnicas fuerzas que lucharon por la reforma. Sin hablar de algunos papas, que slo fracasaron porque la circus: tancias impidieron el éxito, tenemos que citar el yran movi- miento reformista que comienza en Cluny. La reforma cluniacense. El sistema feudal, introducide en Europa con el asentamiento de las tribus barbaras, era como luna pirémide en cuyo vértice estaba el rey, el cual habja repar- tido las tierras (feuds) a tos grande sefiores (condes, duques, marqueses, ete.) bajo compromiso de vasallaje y prestacion de servicios sobre todo acudiendo a la guerra. Los grandes sefiores hacian, a su vez, lo mismo con sefiores de menor rango hasta llegar a los hidalgos, que eran tosde menor grado. Después ve. nia la gran masa de villanos y siervos 90%o, que eran siervos de todos y duefios de nada. Todo el mundo estaba metido en esta piramide. Incluso los obispados y monasterios. El funda: dor de un monasterio lo entregaba en feudo a un abad, y como el seftor seguia siendo el duefio podia entregarlo 0 inciuso ven: derlo a otro abad titular, e! cual acaso ni siquiera residia en el monasterio, y hasta podia ser un seglar, a cuyas manos ban a parar la mayor parte de las rentas, teniendo que malvivir los demas monies En 910 fue fundado el monaterio de Cluny (Francia). Se- yin las eldusulas de la fundacién, el nuevo monasteria no de- bia estar sometido aningin sefior feudal, sino slo a la Sede Ap’stolica, y en seifal de esta dependencia pagaria un tributo consistente en costear el aceite de las limparas del sepulero de S. Pouro. Desde el principio, el propésito de los monies de Cluny fue una completa restauracion de la vida benedictina ‘con una interpretacion estricta de la Regia. Desde Cluny se fundaron otros monasterios, pero las mas de las veces los mo- nasterios existentes se sometieron a su autoridad admitiendo como superiores a monjes reformadores que ventan de Cluny Al jurar vasallaje a S. Pedro, quedaban liberados de! vasallaje al sefior feudal. Esta doble caracteristica ~emancipacién de! sefior feudal y fidelidad a la Sede Apostdlica— va a inspirar e! programa cluniacense de reforma. Paro todavia hasta muy adentrado el siglo X! los empera- ores germanos siguieron interviniendo en la eleccidn de los Papas, pues a los ojos de los mejores el emperador era la unica instancia capaz de imponer el orden en una ciudad (Roma) 96 TEOLOGIA HISTORICA agitada por las ambiciones de las familias burguesas. Fue pro: ‘videncial que uno de los nombramientos papales realizados por cel emperacior recayera en el que se llamo Leon IX. En su viaje 2 Italia trajo consigo un cortejo de hombres reformadores, en tye los cuales sobresalia el joven monje cluniacense Hildebran- do. El programa de su pontificado fue la lucha contra la simo: nia (compra-venta de cargos eclestésticos), contra la inmorali dad de los sacerdotes y la intromision de 10s laigos en los nom: bbramientos eclesidsticos. Una nueva era comenzé para la Iglesia cuanda Len IX, acompafiado de Hildebrando, comenzé a re- correr Europa celebrando concilios, destituyendo obispos ignas, castigando la simonia y la incontinencia clerical. La Se de Romana recobraba su protagonismo en la tylesia, La eleceién de Victor II en 1054 fue la ditima realizada por el emperador. A su muerte, por indicacién de Hildebrando, fue elegido el cluniacense Abad de Montecasino, esta vez de forms puramente eclesiistica, en un gesto de querer poner de manifiesto la voluntad de emancipacién por parte de la Iglesia Para consolidar et proceso, el nuevo Papa se hizo radear de prestigiosos cardenales escogidos de entre Las filas cluniacenses, d)_ Et Colegio Cardenalicio. Primitivamente se lamaron carde rales los presbiteros y didconos de las iglesias titulares de Ro: ‘ma. Firmaban las actas sinodales después del Papa y de los seis obispos suburbicarios. En el siglo XI, como hemos visto, los papas reformistas empezaron a llamar a Roma clérigos extran: jeros eminentes y a darles el titulo de cardenal confiriéndoles ara ef caso un obispado suburbicario o una iglesia romana. En al siglo Xi se comenzara a hacer cardenales a prelados re sidentes fuera de Roma, En os cinco primeros siglos los presbiteros y diéconos de la {glesia romanaeran los que, juntamente con los obispos suburbi- carios, interventan en la eleccion del Obispo de Roma, A fin de que se manifestase la aceptacion de toda la Iglesia, el pueblo romano aclamaba la eleccidn realizada. Los nobles romanos te- fnign su chance influyendo en los electores y manipulando al pueblo romano. Los emperadores se vieron obligados a inter venir para evitar desordenes; intervencion que las circunstan- cias convirtieron en derecho de elegir. Et paso definitivo lo dio Nicolés II. Aconsojado por Hilde- brando, reunié un sinodo en Letrén (1059), tomé transcen- dentales decisiones que fueron comunicadas a toda la eristian- dacl: en adelante s6lo los cardenales tendran voto para elegir al Obispo de Roma; el clero y pueblo aclamard al elegido, y se co: municard la eleccién al emperador en seal de deferencia. Por otra parte, quedara reservada al Ppa la concesion de la digni: dlad imperial, pues supone el cargo de Protector de le Iglesia Ningin clérigo deberd aceptar investidura, es decir, cargo ecle: siistico alguno de manos de un seglar; si tin clérigo no abserva 2 celibato, los Fieles deben abstenerse de ir su misa; se acon: seja que los sacerdotes llevan la vida en comin como los mon: ies. 8}. Gregorio VI. Elegido papa Hildebrand, no aporté nada hueva al programa de reforma heredado de sus antecesores y del que é! mismo habia sido et inspirador, sino que puso tada su tenaciclad en Hlevarlo a la practica hasta sus dltimas conse ‘cuencias. Sus cartas, cuyo registro se conserva casi entero, di rigidas @ numerasos obispos, principes y reyes de la Cristian: dad, reflejan esta Gnica preocupacion: Ia reforma de la Iglesia y, ome condicion necesaria, la liberacién de la lglesia del po: Jer secular. Hombre de paz, sélo el amor a la Iglesia le Mev a luna guerra a muerte con el emperador. En efecto, después de que el papa habia lanzado la exco: munibn a todos los que practicasen la investidura laica de car- {gos eclesiisticos, el joven emperador de Alemania Enrique IV, sintiéndose fuerte para su reciente triunfo sobre los nobles le vantiscos, se mofo de la excomunién papal y siguid practican- do cinicamente el trafico de obispados y abadias. Gregorio VI acepté el desafio y excomulgé al emperador declarando a sus vasallos libres del juramento de fidelidad. El efecto fue fulminante. El emperador se vio perdiclo y adopts el tinico recurso que le quedaba: padir personaimente erdén y absolucién al Papa. Lo que hizo en la famosa escena del castillo de Canosa, después de haber esperado tres dias a la puerta del castillo en el riguroso invierno de 1077. Grego: Fio se sintié entonces més sacerdote que estatista, y le dio la comunibn aunque intimamente convencido de la falsedad de aquel arrepentimiento, En efecto, el emperador volvié a las andadas una vez que se sintié fuerte en el Imperio. 1) La solucian del conflicto. La cosa no era tan sencilla, pues los abispos eran al mismo tiempo principes del Imperio, y no se le podfa exigir al Emperador que aceptase sin mas un proce dimiento por ef que era el Papa quien nombraba los mas im portantes vasallos de su Imperio. Se tard@ mucho en encontrar la férmula para solucionar el conflicto. El papa Urbano II concerté con el rey de Francia un convenio (1098) por el que el rey renunciaba al nombra miento pero se le reconocia el derecho de confirmacion antes de proceder a al investidura del feudo. Con el emperador ta fu cha fue més larga. Hubo Papa idealists que propuso que los obispos renunciaran a poseer feudos para dejar de ser vasallos del emperador. Par fin el conciliador Calixto I concluyé con el Emperador el llamado Tratado de Worms (1122), por el que el emperador aceptaba la eleccién por via candnica de los obis- Pos y abades en todo el territorio aleman; pero éstos le rendi Fian el debido juramento de fidelidad al recibir las temporali dades. No fue una victoria de ta Iglesia sobre el Estado, porque en primer lugar es imposible concebir en la Edad Media una lalesia y un Estado independientes entre si. Fue una victoria Sobre un estado de cosas que hacia imposible la superacién do la barbarie cultural y espicitual 9) La ciencia eclesidstica. En estas afios de barbarie no hay lun progreso substancial de 1a teologta. Los escritos de los grandes Padres de la Iglesia latina siguen siendo los mas leidos y copiados. Con todo, una mediana cultura religiosa ‘obliga a conocer algunos escritores de este tiempo. = En el reino de los ostrogodos de Italia florecieron Boecio y Casiodoro; este ultimo tiene el mérito ce haber agrupado toda la ensefanza en el Trivio y Cuadrivio. = En el reino de los visigodos en Espaiia, sobresale S. Isidoro de Sevilla, cuyas Etimologias son la sintesis en Ciclopédica de todo el saber de la Edad Media, — En Inglaterra, te cultura monacal de como fruto a S. Beda el Venerable (m. 735), considerado como el pa dre dela historiografta inglesa — En Francia, bajo ta fuerte personalidad de Carlo- magno hay un renacimiento cultural, no sélo se promueven las escuelas episcopales y monacales, sino que el Emperador instituye en su palacio la Escuela Palatina a donde llama a los hombres mas sabios de Europa (Alcuino, Teodulfo. . .) y de donde escogerd sus funcionarias y abispos. =_Un intento de avance en el marasmo teolégico de la Alta Edad Media fue el de Escoto Eurigena (m, 877), pero fue acusedo de panteista. En el circulo del que mds tarde serd papa Silvestre il (1003) se hicieron los primeros intentos de aplicar a las cuestiones teoldgicas el método dialéetico, es decir, la deduccién reducida a reglas, que después asumird la twologia escoléstica. Citemos finalmente a Berengario de Tours y su adversario Lanfranco de Bec empefiacios en la dis. ‘cusién en torno al contenido del sacramentc 2ucarstico, HISTORIA MEDIEVAL DE LAIGLESIA 97 NEL APOGEO DEL PONTIFICADO (1073 - 1303) 1. LA HISTORIA EXTERNA DE LA IGLESIA EN LOS SI- GLOS X1ly XIE E1 Concordato de Worms fue el resultado de un compro: rise, pero también la consagracién de aquello por lo que he- bian Iuchado todos los reformistas: la libertad de la lglesia ara nombrar sus papas, obispos y abades. Pero no cede la lu cha: ahora es ef enfrentamiento entre dos concenciones, reli= giosa y laica, de entender la dignidad imperial. Sin embargo, fue tal el prestigio religioso y social alcanzado par el Papado que sdlo por su poder de convocatoria se puede explicar el fonémeno de las Cruzadas. 3} Nuevo enfrentamiento entre el Papa y et Emperador. Muerto Calixto Het papa que habse puesto fin a la guerra de les invactiduras, el pontificado romano pasa un momento de isis en ef que las familias romanas trataron de influir_ en ta eleccién de los papas a través de cardenales pertenecientes 2 sus familias o afectos a ellas. Pero se aseguré la linea reformis- ta cuando fue elegido Eugenio lil, un cisterciense, discipulo de S. Bernardo, Ante fa inseguridad que ofrecia la levantisca Roma, residié generalmente en Francia. Como su intencion era volver a Roma, concerté un tratado con el rey de Alema: nia Federico Barbarroja, por el que éste recibiria 12 corona imperial y como proyecto de la iglesia ayudaria al Papa con- tra los eomanos y los normandos del Sur de Italia Pero Federico, educado en el viejo Derecho Romano, pensaba que la dignidad imperial le era debida, no por conce: sin papal, sino como herencia de las antiguos emperadores Fomanos, y que esto le daba una jurisdiccion politica sobre ltetia y especialmente sobre Roma. Comenzaran pronto los roces entre ambas dignidades. Llegados a una fuerte tens Federico invadié Italia, exigié de los obispos italianos ef ju ramento de fidelidad e intenté imponer un papa de su gusto, Pero las ciudades italianas, que estaban organizadas en peque- ftas ciudades-estado, se coaligeron entre si y con el Papa Al jandro Hil (éste porque ve ico un grave peligro para | libertad de {a Iglesia) e infligieron al Emperador una grave derrota en Legnano (1176). Establecida ta paz entre ambas supremas dignidades, Ale andro IIL entré en Roma escoltado por las tropas imperiales y celebra en 1179 un sinodo en Letrdn que es considerado co- mo ei undéeimo Concilio Ecuménico. Pare disrniauir fos ries- 190s de cismnas, se dispuso que para la eleccién del Pap fuese ne: cesaria una mayoria de dos tercios. bb) _Inoconcio 1M. En fos 17 afios que siguieron a ta muerte de Alejandro 11 se sucedieron cinco papas, todos ellos achacosos, incapaces de prosequir la trayectoria reformista pero en 1198 ascendié a la Sede de S. Pedro un joven de 37 afios que iba a resultar uno de los papas mas grandes de la historia, un hom bre a la altura_de las clrcunstancias que atravesaba la Iglesia Inocencio HI. Tuve que afrontar enseguide dos urgentos asun- ‘tos: poner orden en Roma y en los Estados Pontificios y el ‘tea de fas relaciones con el Emperador complicada ahora con la cuestion sieiliana, Paciticada Roma con la concesion de cierta autonomfa al senado de Ia ciudad, tuvo que enfrentarse con el problema del Imperio, ai que aspiraban dos partidos: el gitelfo y el gibelino. Inocencio 1M definié asi la situacién juridica: segun el derecho alaman a los principes alemanes compete la eleccidn del rey de Alemania; pero como esta dignidad conllteva 1a expectativa de fa corona imperial, y ésta es una dignidad sacra que compor- ta el cargo de Protector de la Iglesia, compete al Papa examinar la persona de aquel a quien quiere coronar emperador. El Papa se incliné en favor del gielfo Otén y no por el ai bbelino Felipe, pues este, ademés de pertenecer 2 una familia gue tenia un concepto laico del Imperio, era heredero de Sici lia, y constituiris un peligro pars la libertad de la Iglesia verse rodeada por el norie y el sur por territorios pertenecientes a lun posible prepotente emperador. Pero resulté que fue preci samente el candidato guelfo Oton quien, subido al trono, adopté los ideales y programa gibelina. Defreudado el Pana, lo excomulgd e hizo que tiunfara la candidatura del joven gi belino Federico 1! pero bajo ei compromiso de no unir las dos coronas de Alemania y Sicilia. Estamos en ef momento més algido del poder politico det Papa en la Edad Media, bien que las decisiones papales tunian ‘unas motivaciones puramente religiosas, es decir, fa defense de la libertad de Ia Igtesia. Es tembién fo que ocurrié con el wrano de Inglaterra. El rey Juan no habia querido admitir el nombra miento, realizado por el Papa, del nueva arzabispo de Canter bury. El Papa fulminé el entredicho sobre toda Inglaterra, ic que significa que quedaban suprimidas todas las celebraciones. religiosas y actos de culto, administrandose los sacramentos so lamente a 1os moribundos. Viendose Juan abandonado por los vasallos del reino, se sometié al Papa, y para no perder el reino: se declaré vasallo feudatario del Pontifice. También los reyes de Aragén, Portugal, Polonia, Hungria y Bulgaria pusieron sus Feinos en felacion feudal con la Santa Sede, buscando ta pro: twecién de su excomunidn contra posibles atacantes. De este modo Inocencio III vino a ser el verdadero Empe: rador de Europa, no por sus recursos econémicos y militares sino por su prestigio moral, aceptado sin discusién por ios so bberanos cristianos y por toda la sociedad medieval ch El acercamiento a Francia. La politica de Inocencio 11 fue continuada por sus sucesores, Pero la idea pontificia dei Papa como padre y arbitro universal de la Cristiandas, y del Emperador como protector y brazo secular de la Iglesia cho- 66 con las ideas secularizantes de los ministros y dulicos det emperador Federico I, imbuidos como estaban del concepto. de Estado proveniente’ del Derecho Romano, segin el cual et Estado es omnipotente y a el debe someterse la Iglesia, Le cuestién siciliana fue el detonante de nuevos conflictes entre ambos poderes. Los Papas comenzaron entonces a buscar apoyo en Fran cia, nacién que en et siglo XIII conoce un extraordinario desa rrolo demogrético (14 millones de habitantes, mientras Ale- mania tena ocho, Espaiia seis ¢ Inglaterra dos), cultural (la Universidad de Paris era la tercera fuerza de Euorpa después del Papa y del Emperador), econémico {con el desarrollo cei mercantilismo}, y tiene un monarca ideal, Luis IX el Santo, quien naturatmente complace mucho més al Papa que e! paca nizado Federico II Esta_aproximacién a Francia, culminada con fa corona idn de Carlos de Anjou (hermano de S. Luis) como rey do Ns Poles y Sicilia (feudos del Papa), enajené ta simpatia de 1os ger manos e ingleses (éstos enzarzados contra Francia en la llama~ da Guerra de los Cien afios). Pero lo peor fue que las ideas se cularizantes entraron también en la corte de Francia, La con- ‘cepcién de un poder temporal totalmente independiente y om: nipotente en su esfera, en una época en que lo temporal y 10 espiritual estaban tan mezclados, no podia menos de acarrear intromisiones en ef campo espiritual, y por tanto conilictc con la autoridad eclesidstica. El conflicto comenzé cuando et centratizador Felipe il el Hermoso trat6 de obligar a los prelados franceses a que page: sen los impuestos. Le salié al paso el Papa Bonifacio Vill, hombre enérgico y excelente jurista, pero demasiado anclado en un derecho abstracto, que no considera la oportunidad y los 88 TEOLOGIA HISTORICA cambios que sufren las ideas sociales y politicas. La bula “Unam Sanctam”, en la que el Papa explayaba sus ideas, cul minaba con la definicion de que “a todo hombre le es necesa: rio para la salvacién estar sometido al Papa”. La frase, recta: mente entendida, no podia causar extrafieza a nadie; pero el rey francés quiso sacar partido de la misma déndole el sentido de que el Papa se atribuia una potestad directa de gobierno so: bre la nacién francesa. Otras fuerzas (varios cardenales, la fami fia Colonna, los movimientos “espirituales”, 10s gibelinos italia nos, enemistados todos con aquel Papa tan enéraico y juridicis: ta), més las propias imprudencias de Bonifacio, se confabula- ron con el rey francés para hacerle prisionera en Anagni y ex. tremar la violencia hasta el punto de que un esbirro del rey golpes al Papa en la mejilla, El sacrilegio de Anagni ha pasado a la historia como un hi to histérico que marca la pérdida del prestigio moral que los papas habian mantenido durante toda la Edad Media y el triunfo de la idea secularizante del poder politico de los reyes, En este sentido marca el final de la Edad Media, 4) Las Cruzadas. He aqui un fenémeno de la historia externa de la Iglesia medieval, imposible de comprender fuera del con: ‘wxto de la epoca. Palestina, la tierra de Cristo y de la Virgen, la de tantos recuerdos evangélicos, habia caido en poder de los arabes musulmanes ya en el siglo VII, pero las peregrinaciones no habfan sufrido mayores dificultades. Ahora, en el siglo XI, los turcos seljucidas, tambien mahometanos, habfan invadido todo el Proximo Oriente, y no s6lo persegutan alos cristianos sino que constituian una amenaza contra toda lo que quedaba del Imperio bizantino. El papa Urbano I presenté en el Concilio de Clermont (1095) su proyecto de rescate de los Santos Lugares, proyec: to acogido por todos con el grto de “Deus lo volt”, y promul 6 la indulgencia plenaria para todos los que tomasen parte en la empresa. Caballeros, soldados y paisanos acudieron en enormes multitudes que tomaron como distintivo una cruz cosida sobre el hombro derecho, por lo que fueron llamados cruzados. Semejante movilizacién sélo puede explicarse por la autoridad moral del Papa y el fervor religioso del pueblo, aun Que también se atribuyen otras causes sociales y econémicas También hay que decir que este fervor religioso de las masas fue aprovechado a veces por timadores, falsos profetas y f. néticos religiosos, y que la espiritual empresa no impidio el que aflorasen demasiadas veces los mas bajos instintos de aquellos rudos soldados y caballeros. Los grandes ejércitos reclutados avanzaron lentamente hacia el Este. Pasaron el Estrecho y después de un aiio de ase- dio tomaron Antioquia (1098), y el 14 de julio del aio si guiente tomaron por asalto Jerusalem que era a meta de la Cruzada. Procedieron, después, @ organizar las regiones con: {quistadas formando varios estados feudales a manera medie. val: también se constituyé una jerarquia latina con patviarcas fen Jerusalem y Antioquia. Para defender el dominio eristia- no sobre los Santos Lugares surgié la sorprendente institu clén medieval de las Ordenes Militares, es decis, ordenes reli {giosas cuyos miembros no eran sacerdotes sino’ soldados can los tes votos mds el cuarto de defender con la espada los Santos Lugares. Las rencillas y desconfianza mutua entee los cristianos europeos y bizantinos fue aprovechada por e! Sultan de Egip- to Saladino para lanzer una contraofensiva que le llevd a con- quistar Palestina incluida Jerusalem (1187). Tadavia se orga niizaron algunas Cruzadas, pero a causa de las rencillas enttre los caudillos sélo se obtuvieron éxitos parciales. Todo se per did cuando el 1291 cayé el Ultimo bastion cristiano (S. Juan de Acre} en manos de os llamados “infieles”. A pesar de este fracaso final, las Cruzadas ejercieron un enorme influjo de la historias para Occidente supuso el contac to con tas culturas islimica y bizantina: y para la Iglesia, Ia apertura de una cristiandad cerrada @ una cristiandad misio era, 2. LA VIDA ECLESIASTICA EN LOS SIGLOS Xi ¥ XIII. En los siglos XII y XIII la dimensién geogratica de la tgle sia Catélica se reducia a la actual Europa, pero mermada al sudoeste por una Andalucia en poder del Islam y al sudeste or el cisma griego. En comparacién de la antigitedad, el espa cio yeografico de 1a Iglesia habéa disminuido, pero habia gana do en numero, unidad y energia interior. a) Las didcesis y las parroquias. Las didcesis catélicas summa ban en el siglo XIII més de quinientas, con un numero des proporcionalmente grande en Italia por causas historicas. En la antigiedad cada comunidad cristiana ten'a su obispo, pero en el siglo V y VI se habia comenzado a instituir en las comu nidades menores un sacerdote que regia en nombre del obispo. Es el origen de las parroquias. Cada parroquia comprendia uns ciudad 0 un amplio espacio rural, pero cada aldea tenta su pro: pio sacerdote vicario, Séto en el siglo XIII comenzaron a crear se parroquias menos dilatadas. El clero en la Edad Media fue muy numeroso, No habia seminarios por lo que su seleccién e instruccién eran muy def cientes. Cuando en el siglo XII se fundan fas Universidades, se instituyen en ellas los cursos de Teologia, pero se calcula que s6lo el uno por ciento de los clérigos recibia esta formacién su- perior. La gran mayorfa de los curas de almas eran individuos sin instruccién que el sefior feudal colocaba en las parroquias © iglesias de su patronato. La elevacién moral y cultural del clérigo fue una preocupacion constante de los reformadores del siglo XI y XII, y como la mayoria de ellos per tenecian a las 6rdenes mondsticas, creyeron que la mejor manera era introdu- cir entre ellos la forma de vivir monéstica. Asi surgieron los ca néniges regulares, de los que quedan muy pocos institutos pe- Fo que en la Edad Media desempefiaron una importante misien. b)_ Nuevas Ordenes religiosas. Los cluniacenses, que habian suftide una decadencia a causa de la excesiva riqueza acumula da, fueron substituidos por una nueva forma benedictina: los cistercienses, cle severa simplicidad como se manifiesta en sus imismas iglesias, que vivian de lo que les proporcionaba et wra bajo manual, y que son considerados los pioneras de la agricu: tura en el Norte de Europa. Otra innovacién es haber intr odu cido, por encima de la autoridad auténoma de cada abadia, la del capitulo general de toda la Orden. A fines del siglo X11 contaba ya 530 abadias, Pero las abadiias eran una institucién propia de un mundo eminentemente rural y feudal. A fines del siglo XI! aparece, primero en Italia y después en toda Europa, un renacimionto de la ciudad; aqut se concentra una burguesia cada vez mis adinerada y culta, Para esta nueva sociedad nace también una nueva forma de vida religiosa: tas Ordenes Mendicantes, que fundan sus conventos no en el campo sino dentro de la ciudad. No poseersin tierras sino que vivirdn de la limosna con que los fieles retribuiran su ministerio. Los franciscanos con su extte- ma pobreza serdn un reclamo testimonial contra el afin exaye rado de riquezas de la burguesia; los dominicos se preocupa Fan en particular de la ensefianza teolégica y de una predica cidn cualificada como respuesta a fa nueva cultura que nace en Ia ciudad. Una magnifica arma de apostolado fue el establecimiento de las Terceras Ordenes, por medio de las cuales hombres y mujeres, lo mismo easados que solteros, continuando en et HISTORIA MEDIEVAL DE LAIGLESIA 99) mundo ejerciendo sus profesiones, vivian el espiritu de 1a or: den mendicante a que pertenectan. Para completar el cuadro de este fecundo movimiento spiritual, hay que citar también a los carmelizas (Orden eremi> ta nacida en Palestina hacia 1204 y convertida en mendicante al trastadarse a Europa), a los servitas, a los ermitatios de S. Agustin (que a fines del siglo XV sera la més numerosa de to das), y dos Ordenes que trabajaban por Ia redencién de los que habfan caido cautivos de los moros: 10s trinitarias y los mer- ceodarios. Ademés las Ordenes Mendicantes con sus Terceras Orde: nes sirvieron para encauzar las corrientes espiritualistas que de modo més 0 menos consciente trataban de elucir la autoridad de la Iglesia, Con todo no fueron suficientes para evitar cier- tas herejias, mas de contenido moral que dogmstico, cuyo co: mun denominador tue el anticlericalismo: los valdenses, para quienes los seglares tenian potestad para celebrar la eucaristéa: los cétaros 0 albigenses, que no reconocéan una Iglesia visible ni aceptaban ninguna autoridad espiritual o temporal. ¢) La escaléstica, El descubrimiento de Ia obra aristotética, dada 3 conocer en Europa a través de waducciones y comenta- rios arabes realizados on Espatia, plantes el problema de como ajustar {a nueva filosoffa con la fe tradicional. Fue el gran de- bate vivido en la Universidad de Paris a lo largo del siglo XIU Por fin Arist6teles encontré en S. Tomas de Aquino al pensa dor catdlice perfectamente preparado para comprenclerlo, para istinguirlo de los comentadores que dificultaban su acepta cién (Averroes), para conocer dénde su pensamiento estaba incomplete, desarrollarlo dentro de la mentalidad aristotélica y demostrar que estaba en armonfa con la doctrina catélica En esencia fa escoléstica no es otra cosa que la aplicacién del pensamiento deductivo a la revelacién cristianat se acumu- lan fos datos de Ia revelacién (Sagrada Escritura, Santos Padres, doctrina de la Iglesia, . .) y la razén humana, moldeada en la légica y metafisica de Aristoteles, va organizéndolos y ded: ciendo de ellos otras verdades y construyendo as( tratados completos en 10s que los interragantes del pensamiento medie- val encuentran satisfactoria respuesta. La debilidad del sistema estaba en la falta de exaimen cr tico sobre el dato revelado por falta de sentido histérico y filolégico y en que el dato racional aplicado podia proceder de una deficiente observacién de la naturaleza. d} Los Universidades. La escoléstica fue el método cientifico de lag Universidades medievales! la aplicacién de la razén de: ductiva sobre los datos cientificos. Las Universidades surgieron. 2 fines del siglo XII por la libre asociacién de maestros y disor pulos, que huran del excesivo control que los obispos ejercian fen las escuelas episcopales. Recibieron el apoyo de fos papas, quienes las dotaron de jurisdiccién propia y les aplicaron bene- ficios eclesidsticos para su mantenimiento, Ast las Universida des de Paris, Bolonia y Oxford. Las Universidades posteriores fueron fundadas por reyes y principes, pero siempre por priv legio papal. Normalmente constaban de cuatro facultades: teclogia, derecho, medicina y artes (que equivale a nuestra facultad de Letras). ‘Altededor de la Universidad se fundaban los Colegios ara estudiantes, que se diversificaban segin provincias, reinos érdenes religiosas. 2) Las devociones medievales. El fervor religioso de esta spo" ca produjo unas manifestaciones devocionales que, por haber nacido de la mds sana teologia, han perdurado con vigor has ‘ta nuestros dias. En primer lugar la devocién a ta Eucaristia. €1 Concilio cuarto de Letién celebrado en 1215 definié la doctrina de la transubstanciacion y desde entonces comenzé a desarrotlarse fa devocién @ Cristo Sacramentado, devocion que fa primiti va Iglesia no habia conocido en esta forma, pero que tantos frutos de santidad ha producido hasta nuestros dis. Enton- ces aparecié el rito de la elevacion de la Hostia dospuds de la onsagracién; entonces se instituyé la fiesta del Corpus, sien: do 8. Tomas el autor del oficio liturgico. La devacién a la infancia de Jestis fue extendida por tos franciscanos, quienes también intradujeran los belenes. La ternura franciscana y los viajes a Tierra Santa divulgaron en Ire el pueblo una tierna devacidn a la Pasian de Cristo y a les, Dolores de la Virgen, Es ahora cuando empiezan a pintarse los patéticos cuadros de Cristo coranado de espinas, sangra te y lacerado en fa cruz o en los brazos de su Madre. El culto a la infancia de Jesds trae de fa mano el de S. José, cuito que cobrard fuerza en el siglo XIV con S. Bernardino de Siena, pe Fo que, como todas fas demds devaciones citadas, se remonta hasta S. Bernardo. LA DECADENCIA DE LA IGLESIA (1303 -| 1517) En el periodo anterior todo era constructivo en un 20 general para superar las fuerzas del mal. Nunca se supers: on del todo los abusos: no desaparecieron del todo el sacer dote concubinario y el obispo politico, pero las fuerza: de bien, secundadas por et pueblo, Hevaron a la Iglesia 3 uns prosperidad moral y a un prestigio social que nunca ha cone ccido en su historia, Pero bajo los pliegues det triunfo fueron prosperando fuerzas deletéreas que van a conducitla a una decadencia moral, capaz de haceria desaparecer si no hubie sido por la fuerza del Espiritu. 1. LOS PAPAS EN AVIRON (1309 - 1376). a) El traslado. A la muerte de Bonifacio VIII el Colegio Cer denalicio estaba dividido entre los partidarios del rey de Frsn ia y los partidarios del fallecido pontifice. Se Hlego a un cor: promiso: se eligid un francés pero simpatizante del difun| apa: el cardenal arzobispo de Burdeos que tomé el nombre de Clemente V. No descarté establecerse en Roma; pero, da da la inseguridad que ofrecia la cadtica situacién politics d= Italia y de Roma en particular, fijé de momento su residencia en Avifién. Enseguida se vio sometido a la presion del rey francés que le urgia la condena de Bonifacio Vili y ta supre sién de la Orden militar de los Templarios. Se negé # lo prime: 0, pero pagancla el alto precio de lo segundo. La Orden pasera muchas riquezas; el rey que queria aduefiarse de ellas, ceunié una serie de calumnias contre ella. Para convencer al Papa, ie present una serie de confesiones arrancadas a sus miembros bajo tortura. Clemente V hizo el oficio de Pilatos en uno ce los mds grandes erimenes de la historia, b) La definitiva secularizacién del Imperio. E1 segundo Pape de Avifién fue Juan XXII. Buen jurista y administrador, care cia sin embargo de tacto politico, lo que le trajo una nefasta lucha con el emperador de Alemania. Existiendo una lucha entre dos candidatos, Juan XXII se reservé el derecho de nom: byar el emperador aplicando la primitiva concepcién. medieva) del Emperador como brazo temporal del Papa. Luis de Bavie ra que habia vencido en la guerra no quiso acatar el derecho papal, y la subsiguiente excomunién no tuvo los efectos que habia tenido en tiempo de Gregorio Vit e Inocencia INI, sino que los principes alemanes se volvieron contra el Papa, lo mis: mos que importantes fuerzas de la Iglesia como las “espiritua les" franciscanos, e intelectuales como Guillermo de Ockham y Marsilio de Padua 100 TEOLOGIA HISTORICA La querella sobre el derecho de eleccién del emperador lleg® a su fin cuando Carlos IV, elegido precisamente por suge: rencia del pontifice, publicé 1a tlamada “Bula aurea’ (1344) fijando as condiciones de la eleccién imperial. Ninguna men: cién del Papa, El Imperio es una institucién secular, indepen- diente del papado, como es lo temporal de lo espiritual c) La organizacién do la hacienda papal. Con Juan XXII la curia papal adquiere el carécter de una gran administracion centralizada. Esto origina un gran aparato burocratico para cuya financiacién se crea un sistema de recaudacién que ofre- ce uno de los més grandes escéndalos de la historia de a lgle sia. Primero esté el censo que pagan los estados feudatarios del Papa, despuds las tasas por cada nombramiento o conce: sion de privilegios y dispensas; los impuestos a los beneficios eclesidsticos como eran los ingresos en tiempos de vacancia; las annatas o frutos del primer afo; las expectativas por las que se vendia el beneficio por adelantado, etc. Crearonse los registros para sefilar el valor de las prebendas y aparecieron en las regiones los recaudadores de impuestos, intermediarios en- tre la curia papal y el clero local. Lo malo fue que todo ese dinero se empleo muchas veces en fines poco laudables: financiar querras, ayuda a los parien: ws. . . El capitulo de las finanzas, su forma de recaudar y el destino dado fue uno de los motivos que més desprestigiaron al papado en la Cristiendad europea. d)_La vuelta a Roma. Los Papas compraron la ciudad de Avifién y Construyeron el imponente palacio que atin hoy se ‘admira. Parecfa como si fueran a perpetuar su estancia. Pero eran incesantes los reclamos que se hacian al Papa para que volviera a su sede natural: Petrarca, acaso por razones nacio- nalistas més que religiosas; S. Catalina de Siena, quien traba: i. también para arrumbar los impedimentos politicas que ofrecia Italia: Sta. Brigida de Suecia y el mismo Emperador Carlos 1V alentaban al Papa a vencer las dificultades. Pacifi cados los Estados Pontificios por el Cardenal espaol. Albor- hoz, después de setenta afios de ausencia, no sin padecer una fuerte resistencia por parte del rey francés, de los cardenates, de la corte pontificia y de sus propios familiares, por fin Gre: gorio XI volvi6 a la Ciudad Eterna el afio 1377. Este periodo se ha solido calificar por los historiadores itatianos como “exilio” y “cautiverio" ; pero son ferminos que no corresponden a la realidad, pues en Avifién el Papa estuvo mas seguro que en Roma; pero, claro, no era la sede de Pedro ¥y esto hizo que el Papa volviera a Roma. Por otra parte, es ver- dad que la estancia del Papa en territorio franeds perjudicé a su caracter de Padre universal en una época en que renactan fuertemente las monarquias nacionalistas. 2. EL CISMA DE OCCIDENTE (1378 - 1417). a) La Cristiandad dividida. A la muerte de Gregorio Xt, mientras la plebe romana gritaba ““Elegid un italiano o mori: ris", los aterrados cardenales eligieron al arzobispo de Bari, que tomé el nombre de Urbano VI. A pesar de esta inicial coaccién, los dias siguientes los carclenales, ya mis libres, co: municaron a la Cristiandad 1a eleccién realizada y solicitaron del _nuevo Papa las gracias y privilegios de costumbre, Pero Urbano V1, personalmente austero, comenz6 a exigir con rigor y aspereza a los cardenales una austeridad de vida que en las, dulees riberas del Rédano habian olvidado, Fue entonces cuan: do comenzaron a dudar de la validez de la eleccién, y alegando que habia sido realizada bajo coaccién, eligieron uno nuevo ‘que tomé el nombre de Clemente VII y que fijé su residencia en Avifin. Toda Ja Cristiandad se dividio en dos bandos, con marcada orientacion politica segin que las simpatias fueran francesas © antifrancesas. Hubo personas santas por ambas partes, pues no era problema de obediencia al Papa, sino de saber quién loera. Por tanto, en realidad, no fue un cisma, b} Buscando la solueién. Desde el primer momento apare cieron planes para la reunién. Pero como los presuntos Papas no demostraban voluntad de colaboracién, fue tomando cuer o poco a poco la idea conciliarista, sein la cual el Concilio Ecuménico es superior al Papa y tiene potestad para deponer. le, Consecuentemente, los dos colegios cardenalicios y la ma: Yoria de los soberanos con sus obispos retiraron fa obediencia 2 sus respectivos papas y se reunieran en el Coneilio de Pisa (1409) con el fin principal de dar a la tglesia un legitimo Papa Pero ahora aumenté més la confusién, pues en lugar de dos ha bia tes. ) El Coneilio de Constanza. El papa pisano Juan XXIII de fraudé totalmente a sus partidarios que eran gran parte de la Cristiandad. El Emperador Segismundo le obligé a convocar el Concilio en Constanza (1414); to que hizo con la esperanza de ser confirmado. Pero la asamblea decidié deponer al papa pisano; el romano abdicé no sin antes haber reconocido la va lidez det Concilio; mientras tanto, Benedicto XIII se mantenia ‘obstinado insistiendo en que la verdadera Iglesia se encontraba en el pufiado de sirvientes de su castillo de Pefiscola, EI Concilio, que presenta la novedad de haberse votado Por naciones y no por votos individuales que era lo canonico, eligid un nuevo Papa que se llamé Martin V. Pero los cuarenta aiios de cisma y los intentos por superarla hicieron que se di \vulgase la idea de la superioridad del Concilio General sobre et Papa. Los cuarenta afios restantes han de contemplar los es fuerzos de los Pontifices por desarraigar esa nueva teorla y ‘mantener a raya los concilios basados e inspirados en la misma, Donde se recogieron los frutas de este mal en toda su ple nitud fue en el Coneilio de Basilea (1431-1439) hasta que el Papa consiguid trasladarlo a Florencia (1439) donde los inno: vadores recibieron una enérgica respuesta con ta definicién de la primacia papal sobre toda la Iglesia, definicién prestigiada or la aceptacion de los bizantinos. 3. LA VIDA INTELECTUAL Y RELIGIOSA EN LA IGLE. SIA DEL SIGLO XIV Y XV. a) La decadencia de la teologia. Estos siglos heredan el can: Sancio producido por los esfuerzos del siglo anterior. Cansan cio producido por las sutilezas y las distinciones del escotisma ¥ de los tedlogos decadentes y por las interminables discusio: nes acerca de cuestiones baladies. Cansancio que suscita una Protesta contra la escoléstica, que niega validez a los concepts tuniversales y resta importancia a la dialéetica. Es el nominalis- ‘mo; su més genuiino representante es Guillermo de Ockham. Ademds de este cansancio intelectual, como resultado de las secuelas del cisma de Occidente, de la peste negra y de la imposibilidad de mantener la tension espiritual anterior, se de: tecta un cansancio moral que provoca reacciones dispares: una heterodoxa (Wiclef y Huss) que, negando la jerarquia y los sa eramentos, predica una imposible pureza eclesial; y otra orto: doxa representada por los predicadores Bernardino de Siena, Juan de Capistrano y Antonino de Florencia. b) La nueva espiritualidad. La desconfianza hacia la filosof ia Y twologia repercute en ta espiritualidad. Se abandonan las be ses teologicas como sutiles y se trazan normas sencillas para al canzar la perfeccién. Por otra parte los escéndalos de la vida exterior de la Iglesia hace que las gentes se refugien en lo més interior de ella. Es la devotio moderna, cuyo libro més repre: sentativo es “‘La Imitacién de Cristo”, atribuido al monje To. més de Kempis.

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