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Lect 2 Cipriano Relatos de Aflicción y Terapia Ocupacional
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SVATEVIIVN Na Va¥svg YNICEYLA BARCA QUE SUBE Y LA BARCA QUE BAJA
Sobre el encuentro de fradiciones médicas
Oscar Calavia Séex
Universidad Federal de Sonta Catarina
Brasil
‘Tal ver este breve articulo no sea una prueba de cordura del autor que aceptt la invitacién para
cseribirlo, ni del organizador del volumen que le dio ocasién. A diferencia de otros capitulos, no se ba-
su en una investigacién especitica sobre el tema central de este libro. Mi trabajo de campo etnogratico
entre los Yaminawa - un pequefio grupo amazénico de lengua Pano, repartido entre los territorios arna-
z6nicos de Brasil, Pert y Bolivia- se dedicd sobre todo a la historia y la organizacién social. Concreta-
‘mente, fue en la Tierra Indigena Cabeceiras do Rio Acre, en un territorio brasilefio fronterizo con el Pe~
16 donde tuvieron lugar las experiencias aqut narradas. A partir de elas aventurar€ algunas reflexione?
sobre los conceptos de salud ye enfermedad, sobre las traps a lt que los Yamninawa recurren 0 de
jan de recurri, y sobre el Sistema general de relaciones sociales/simbélicas en que esas précticas scsi:
‘nian, En fin, pretendo caacterizar también, sumariamente, la préctica médica tradicional del grupo, u
tema sobre el que’ menudo recaian las conversaciones sobre el modo de vida de los antiguios, o los nv-
‘merosos mitos recogidos de boca de los animosos marradores Yaminawa, A ¢s0s datos ~muy parcos o in
completos en lo que se refiere alos Yaminawa- sumo aqut otros debidos a los Yawanawa del Alto Rio !
Gregorio, que, con una lengua y tina cultura muy préximas 2 las de los Yaminawa, me permitieron en- |
tender mejor muchos aspectos de Ia vida de éstos que me resultaban antes demasiado fragmentarios!. '
Aunque la historia y la organizacién de ambos grupos sea una buena muestra dela diferencia social y
cultural que dos grupos humanos muy proximos pueden generar a partir de bases similares, creo que
las nociones sobre el cnerpo, la salud yla enfermedad de las que voy a tratar aquf les som en general co
‘munes, y en buena parte ~intentaré especifcarlo cuando sea posible- comunes a muchos otros grupos
del tronco lingitistico Pano, o de la Amazonia en su conjunto.
eDénde esta la medicina indigeno?
Durante uno de los numerosos viajes que hice, durante mi trabajo de campo, entre la aldea Yami-
nwa y el pueblo de Assis Brasil cleo urbano més proximo y primera etapa en los numerosos viajes
de los Yaminawa hacia Rio Branco, Ia capital del Acre- presencié un breve dilogo que puede muy bien
servir de introduccién a estas paginas, Por el estrecho cauce el rio bajaba una canoa indigena y subfa un
batelote de blancos, movido a motor. Ambos, cumpliendo la etiqueta local, detuvieron su marcha al cru-
zarse y sus tripulantes se preguntaron, unos a otros, adénde iban. “A la ciudad, a ver al médico’, dijeron
Jos indios; “A la aldea, a ver al shaman’, repusieron los blancos.
Alhhablar de medicina indigena, no debe suponerse sin més que ella se encuentre en Jas aldeas in-
dligenas; ef lero sentido muy legitimo, la medicina esi alll donde los pacientes -principales protago-
inistas de la medicina, por mucho que suela obvidrseles cuando se trata del asunto— la buscan, y en el ca- 1
80 en que nos ocupa debemos tener en cuenta, evitando los presupuestos primitivistas que con frecuen-
cia siguen manifesténdose cuando se habla de pequefias poblaciones del interior de la Amazonfa, que el170
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no nos aconésemos de incluir en del uso que {
Pero aun en el caso de que identificsemos sin ms el lugar de la medicina indigena con el de sus
especialistas, habria que reconocer que ese lugar ¢s mucho més dificil de determinar de lo que puede"
TarSCer principio. Sabemos hace mucho que ls actividades eles Specials terapeuticos indige
nai & extiende a Una clientela externa a su propio grupo. Pero ese aspecto solfa ser instalado en un &n-
{gulo ciego de nuestras descripciones; que el shamén tuviese su clientela entre los blancos podfa ser una|
cutiosidad, pero no significaba nada, En los tltimos afios, con la decidida boga de las terapias new age,
es mis ficil econocer que ese intercambio no se causuré en alguna época lejana, inmnediatamente pos-
terior a la conquista y es obligado buscarle un sentido a esa hibridacién. Si algo de positivo puede ex-
traerse de lo que va a ser dicho aqui, seré probablemente queffl hablar de lo “tradicional” y de lo “m¢
derno” en las nociones sobre la salud y en los habitos terapéuticos indigenas, no es fécil dar una defini
‘i6n de lo que tiene cabida en cada una de esas alternativas, pues cada una se ha ido alterando consta
temente, mirdndose en el espejo de la otra
‘Comencemos por la canoa que baja. El uso de férmacos industrales, la busca de profesionales de
la medicina “oficial” y de los centros de salud urbanos no es actualmente una excepci6n entre los Yamni-
naa ¢s ms bien la tegla, para un amplio abanico de problemas de salud, que van desde los muy gra-
ves alos relativamente triviales, Esa demanda de biomedicina no se justfica por el grado de integracion|
de los Yaminawa en la sociedad nacional En realidad, como iremos viendo, ls Yana, tanto por}
su localizaciéa como por su economia, estén demasiado lejos del mundo en que esa medicina actéia y
resulta minimamente accesible. Las difcultades que presenta cl desplazamiento hasta un consulterio of
una farmacia, y a falta de medios para subvenir a los gastos que el mismo exige, son muy superiores a
Jos que, en el caso de las poblaciones urbanas de baja renta, vienen a explicar precisamente la mantuten-
cin de sistemas alternativos de cura, mas cercanos y més baratos. Cuil seria entonces la raztin de sste_
marcado interés por una medicina casi inaccesible? Tendemos con facilidad a imaginar que se encuen-
ita suficiente tazén en la eficacia indiscutiblemente superior de esta medicina, capaz de obtener resul-
tados inequivocamente positivos. Pero esa supasicién merece ser examinada con cuidado.
1’
Es eficaz la biomedicina?
Con esta otra pregunta no pretendo provocar a los partidarios de una de las instituciones mds es-
pectaculares y sofisticadas que la cultura occidental ha generado, ni traer a cuento sus limitaciones o su
caricter fragmentador o reductivo, La antropologia de la salud y dela enfermedad se ha ocupado de ello
constantemente, lo que me parece muy justo, incluso cuando a veces pueda sentirme un poco distante
de la simpatia que muestra, inversamente, por terapias alternativas, tradicionales u holisticas. Lo que
quiero hacer aqui es mucho més simple: es sélo recordar que la biome yuier otra me-
dicina,(xiste dentro de un contexto social del que depende swreficacia, no slo en el sentido t a |
‘reando las condiciones para que ella se ejerza adecuadamente, sino sobre todo en un sentido cogniti-
Wo 0 valorativo, dfiniendo cudles son los criterios por los que se mide esa eficacia, cudles son los obje-
tivos que ella debe alcanzat)
Es fécil ver que ese contexto ~y me tefiero ahora a su sentido “técnico”— raramente ¢s satisfacto-
tio en el caso de las comunidades indigenas, Los representantes de la biomedicina que actdian entre los
‘Yaminawa se pueden distribuir en tres categorias: los médicos y otros especialistas que los.
‘uentran en Jos hospitales urban: spe (por lo comén enfermeros) que visitan
las aldeas especialmente con motivo de carp: » los agentes indigenas de salud, for-
ados en cursllos ad hoe organizados por instituciones indigenistas, y que permanecen en sus aldeas al
‘cuidado de una pequefiafarmacia.
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Seabdlice
indiosen 3 4ys~Salud e intexcuzuralidad en Amétiea Latin
Estos ditimos suelen se Gores )siguiendo la tradicién de les agencias cvilizadoras que, desde Jos
tiempos de la misibn, prefier lir su mensaje a través de agentes menos marcados por la cultura
local, més moldeables y, en fin, con tod una vida por delante para proseguir con su funcién, Son j6ve-
nes también porque, sin grandes compromisos familiares, isponen de ms tiempo libre para las activi-