Tomo IX. Tercera Serie. Nam, 2. Febrero de 1914,
GACETA MEDICA DE MEXICO
PERIODICO
DE LA
ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MEXICO.
ACADEMIA N. DE MEDICINA.
ACTA NUMERO 6.
SESIGN DEL DIA 5 DE NOVIEMBRE DE 1913.
Presidencia del Seftor Doctor D. Ulises Valdés.
Anatomia de la fosa zigomatica. La intervencién quirdrgica en el cancer
de la glandula pardtida. El tratamiento quirargico de la apendicitis.
Dr. Manpa—Lee su trabajo reglamentario que denomina ‘‘ Anatomia Cliniea.
Fosa Zigomética.””
Dr. Icaza-—Juzga completo el estudio desde el punto de vista anatémico, le
parece deficiente en su aspecto clinico. En la extirpacién de los ednceres parott-
deos hubiera deseado conocer el resultado terapéutico de las intervenciones, del
mismo modo que el obtenido en las operaciones practicadas en el nervio maxilar
¥ ganglio de Gasser, adoptando la téeniea que se desprende de los datos ana-
témicos expuestos, Inyita al Dr. Malda para que Hene mas tarde esta defi-
ciencia.
Dr. Maroa—Confiesa la razén que asiste a lo dicho por el Dr. Teaza, pero ~
explica que por breyedad quiso sdlo detenerse a considerar el aspecto anatémo-
qnirtirgico de la cuestién. Las intervenciones por cAncer ineipiente de la paré-
tida las ha consumado con el Dr. Zérraga, quien posee los datos, que traer mas
tarde. En general, las condiciones favorables en que han quedado los en-
fermos asi tratados animan a proseguir esa conducta. Las intervenciones en
el nervio maxilar y ganglio de Gasser han sido varias y con resultados magni-
ficos; algunos pacientes operados tiempo"ha, euraron de sus neuralgias.
Ley su trabajo de turno intitulado ‘‘Contribueién al estudio
Dr. Casrageps.—La amplitud del tema no permite abarearlo en las bre-
yes horas de una sesién. Por la descripeién que relata, el Dr. Ieaza ealifiea el
caso de apendicitis con peritonitis purulenta enquistada y la perforacién
intestinal que se descubrid en el foco no la coloea en la categoria de causa, sino
de consecuencia. Tocante a la localizacién anormal del absceso, regién supra-
piibiea, no es raro ver supuraciones post-apendiculares tomar asiento en re-
giones lejanas: lombar, pélviea, hepatica, ete.; esa transmigracién depende de
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las conexiones linfatieas de la vermiforme y de su sitio y diveecién que es
varia.’ Respecto a la’ intrineada cnestiéu de la oportunidad operatoria en las
apendicitis, el dato que mejor ilustra y determina a intervenir lo proporeiona
cl pulso; si éste late hipoténico y frecuente, debe armarse el cirujano, aun
cuando el paciente ofrezea un facics bonancible, aun cuando la temperatura
no sea alta, ni el dolor intenso, Hl eriterio para juzgar e imponer el momento
quirfirgico es variable, segtin las impresiones 0 experiencia del clinico, Cita
a este propésito casos pertinentes.
Dx, Vaupes—Hace referencia a dos casos de apendicitis que se relacionan
por ciertas semejanzas con el descrito por el Dr. Tcaza. En el primero, el pro-
coso acabé por supuracion; al tratarlo por la cirugia se deseubrid que la ea-
vidad purulenta comunicaba con la intestinal por una perforacién que cerré
espontdneamente en el curso de la curacién. En el segundo caso el tumor era
alto, subcostal, en sitio anémalo; hizo vacilar sobre su verdadera naturaleza,
pues se pens6 en que fuera renal o de la yesicula, duda que sostenfa, ademés,
el antecedente, ataque apendicular leve. La operacin ratifies su verdadero ori-
gen: apendicitis con supuracién en foco extra peritoneal,
Dr, Tcaza.—En réplica al Dr, Castafieda, dijo: ‘‘es diseutible si la perfo-
racién del intestino fué anterior o posterior al absceso; enando la abertura es
pequefia y el derrame fecal insignificante, las conseeuencias seran leves, mientras
vue serén gravisimas 0 mortales en las cireunstancias contrarias. Por lo que
foca a la acometida quiriirgica, ésta es clara y debe ser inmediata ante un cuadro
intenso y agravante en los primeros dias, 0 més tarde, cuando ya se formé un
foco 0 se cireunseribié el proceso. La perplejidad inqnieta en los easos me-
dios; entonces, como dijo el Dr. Castafieda, el estudio del pulso guia y decide.”
Dk. Matps.—Participa de las ideas de los Dres. Ieaza y Castafieda. Opina
que las apendicitis son més frecuentes de lo que parece y se supone, pues son
muy confundibles con padecimientos ajenos pero similares. Expone el inte-
resante caso que sigue: ‘Una sefiorita sufria desde cinco dias un dolor ligero
cn la fosa ilfaca derecha; su facies no era peritoneal, pero su pulso ascendia
a 120; se erey6 que habria tiempo para un estudio mejor, y se cits una junta;
cuando ésta se verifies, horas después, se habia ya reagravado, imuriendo al fin,
Otra historia no menos instructiva fué Ja de un paciente que legé al sana-
forio por su pie, sin gran dolor, slo con 80 pulsaciones y con un ligero em-
pastamiento; no obstante su apariencia general, al operarlo se tropez6 con
un foco de pus iliaco. Cree, por fin, segtin su personal experiencia, que a un ene
fermo que se salva de un primer ataque de apendicitis, si sobreviene el segundo,
se le debe aplicar la Cirugia.
Dr. Casrasepa.—Califiea de instruetiva y fecunda la segunda historia del
Dr. Malda, apendicitis supurada en ‘foco, con ochenta pulsaciones; precisa
mente la frecuencia y la hipotensién del pulso, en caso de apendicitis, son pro-
ducto de un reflejo de origen simpatieo-abdominal que trae una perturbacion
on la enervacién cerebro-vascular, lo que traducido clinicamente quiere decir
que sufre la gran serosa y la situacién es grave; al contrario, euando el pulso
no es frecuente, significa, como el caso en cuestién lo corrohora, que se ha acan-
tonado ya el enemigo séptieo, desprendiéndose de ello un pronéstico clinico y
quirtirgico menos siniestro.
Dr. Cavpar6x.—Deseribe la historia de una enferma que en Junta asistié
en Cuernavaca hace diez afios: como no ofreciera dolor ni defensa muscular en laGACETA MEDICA DE MEXICO. “65
fosa iMfaca derecha, no se pens6 al principio que se tratara de una apendici-
tis, sino ms bien en una remitente palustre, por el medio climatérico en que
se desenvolvia el cuadro y por la marcha de la calentura que retrataba ese tipo.
La observacién ulterior no’ proporeion6é datos nuevos, continuando en el error
hasta que vid asomarse un derrame en la fosa, al principio dudoso, después evi-
dente, ¥ la enferma fué operada por el Dr. Teaza en el supuesto de apendicitis;
la hipdtesis result6 correcta. Da a conocer ese caso porque ensefia cémo puede
enmascararse totalmente esa enfermedad o tomar la fisonomfa de otro padeci-
miento extrafio y disimbolo.
Dr. Icaza-—El porvenir terapéutico de las apendicictomfas es vario: fav
table enando se consuma en las primeras horas de la invasién, 0 cuando hay
ya foco, se aleja y aminora el éxito al intervenir en las situaciones medias, a se-
mejanza de lo que acontece en las amputaciones por traumatismos; relativamen-
te henignas cuando son inmediatas 0 cuando se aplican en tiempo en que ya se
definié y limité la defensa; son graves y funestas si se acometen en el perfodo
intermedio o de infeecién.
Dr. Satoma.—Mira como absoluta y extrema la afirmacién del Dr. Malda
do operar por sistema al segundo ataque; refiere casos de apendicitis miiltiples
¥ sucesivas, curados. Tampoco puede profesar, como asienta el Dr. Teaza, que
deba intervenirse en las primeras veintienatro horas, pues a esa altura apenas si
se ha formulado diagnéstico: éste es bien diffeil en el periodo inicial del padeci-
miento; hay cuadros de pseudo-apendieitis cuya verdadera naturaleza sélo la
aclara la marcha de los fenémenos sintomaticos. Sélo el estado general del en-
fermo decide la intervencién en eada caso.
‘Dr. Icaza.—Concede la razén al Dr. Saloma. Fijar aritméticamente el tiem-
po para operar, es absoluto y tedrico; la agravacién persistente es una eireuns-
fancia de mayor signifieacién y valor para decidirse a intervenir.
En los ataques de vepeticién hay razones del orden social que deeidir pueden
a usar de la Cirugia. Su entusiasmo por este tema llega hasta proponer se con-
fintie esta discusién en sesiones subseenentes.
En la que se resefia coneurrieron los Sres. Dres. Aragon, Bulman, Calde-
ron, Cicero, Garefa Eduardo, Garefa Samuel, Gonzilez Uruefia, Teaza, Landa,
Malda, Monjaras, Peredo, Pricto, Ramirez de Arellano, Saloma, Silva, Tapia
Fernandez, Ulrich, Valdés, Vergara Lope, Vértiz y el subscripto primer Se-
cretario,
Gonzalo Castaieda.
Primer Secretario.
ACTA NUMERO 7.
SESION DEL DIA 12 pp NovIEMBRE DE 1913.
Presidencia del Senior Doctor D. Ulises Valdés.
El fallecimiento del Académico titular, Dr. D. Demetrio Mejia.
Se coneedié la palabra al Dr. Soriano para informar. Dijo que, en eum-
plimiento del encargo que les confirié el Sr. Presidente, él y los demés miem-
ros designailos se presentaron en Comision representando a la H. Academia