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fosa iliaca derecha, no se pens6 al principio que se tratara de una apendici-
tis, sino mas bien en una remitente palustre, por el medio climatérieo en que
se desenvolvia el cuadro y por la marcha de la calentura que retrataba ese tipo.
ta observacién ulterior no proporeioné datos nuevos, continnando en el error
hasta que vi6 asomarse un derrame en la fosa, al principio dudoso, después evi-
dente, y la enferma fué operada por el Dr. Ieaza en el supuesto de apendicitis ;
la hipdtesis resulté correcta. Da a conocer ese caso porque ensefia e6mo, puede
enmascararse totalmente esa enfermedad o tomar la fisonomia de otro padeci-
miento extrafio y disimbolo. ¢
Dr. Ieaza.—El porvenir terapéutieo de las apendicictomfas es vario: favo-
rable cuando se consuma en las primeras horas de la invasién, 0 cuando hay
ya foco, se aleja y aminora el éxito al intervenir en las situaciones medias, a se-
mejanza de lo que aconteee en las amputaciones por traumatismos; relativamen-
te benignas cuando son inmediatas 0 cuando se aplican en tiempo en que ya se
definié y limité la defensa; son graves y funestas si se acometen en el iperiodo
intermedio o de infeecién,
Dr. Satoma.—Mira como absoluta y extrema la afirmacién del Dr. Malda
de operar por sistema al segundo ataque; refiere casos de apendicitis miltiples
y sucesivas, curados. Tampoco puede profesar, como asienta el Dr. Teaza, que
deba intervenirse en las primeras veinticnatro horas, pues a esa altura apenas si
se ha formulado diagnéstico: éste es bien diffeil en el perfodo inicial del padeci-
miento; hay cuadros de pseudo-apendieitis cuya verdadera naturaleza sélo la
aclara la marcha de los fendmenos sintométicos. Sélo el estado general del en-
fermo decide la intervencién en cada caso.
‘Dr. Ioaza.—Concede la razén al Dr. Saloma. Fijar aritméticamente el tiem-
po paia operar, es absoluto y tedrico; la agravacién persistente es una cireuns-
tancia de mayor significacién y valor para decidirse a intervenir.
En los ataques de repeticién hay razones del orden social que decidir pueden
a usar de la Cirngia. Su entusiasmo por este tema llega hasta proponer se con-
fintie esta disensién en sesiones subsecuentes.
En la que se resefia coneurrieron los Sres. Dres. Aragén, Bulman, Calde-
yon, Cicero, Garcia Eduardo, Gareia Samuel, GonzAlex Uruefia, Teaza, Landa,
Malda, Monjaras, Peredo, Prieto, Ramirez de Arellano, Saloma, Silva, Tapia
Fernandez, Ulrich, Valdés, Vergara Lope, Vértiz y el subseripto primer Se-
eretario,
Gonzalo Castaieda.
Primer Secretari
ACTA NUMERO 7.
SESION DEL DIA 12 DE NOVIEMBRE DE 1913.
ia del Sefior Doctor D. Ulises Valdés.
Presiden
El fallecimiento del Académico titular, Dr. D. Demetrio Mejia.
Se concedié la palabra al Dr. Soriano para informar. Dijo que, en eum-
limiento del eneargo que les confirié el Sr. Presidente, él y los demas miem-
designados se presentaron en Comisién representando a la H. Academia66 GACETA MEDICA DE MEXICO.
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en el sepelio del ilustre aeadémico muerto, Sr. Dr. D. Demetrio Mejia, cometido
que habjan eumplido con pena por tratarse de un acontecimiento infausto, pero
al mismo tiempo. con buena voluntad por significear un culto y honor a la
memoria y nombre de un miembro que tanto lustre aporté a nuestra Corpo-
racion.
Entonces el sefior Presidente, oficial y solemnemente informé del snceso
y declaré que en virtud de tan lamentable aconteeimiento, y en sefial de duelo
por la pérdida de nuestro sabio consocio, se levantaba la sesidn.
Coneurrieron los Sres. Dres. Bulman, Calderdn, Cicero, Cosio, Gonzélez
Uruefia, Landa, Monjarés, Mendizabal, Prieto, Terrés, Uribe ‘Troneoso, Valdés,
Velazquez Uriarte, Soriano y el subseripto primer Secretario.
Gonzalo Castaieda,
Primer Seeretario.
ACTA NUMERO 8.
SESIGN DEL 19 DE NOVIEMBRE DE 1913.
Presidencia del Senor Doctor D, Ulises Valdés.
La esterilizaci6n de la mujer: técnica operatoria. La operacién de Alexander Adams.
Un médico de Napoleon I que ejercié en ta Isla de Cuba.
Dr. CastaSepa.—Leyé su trabajo de turno, que intitulé; ‘Una nueva opera-
cién ginecolégica, ideada por el subseripto.””
Dr. Vinnarrsan—Partiendo de lo expuesto por el Dr. Castafieda, que pro-
pone esterilizar a la mujer atacando y cerrando las trompas a través del canal
inguinal, en vez de realizar ese objeto por una celiotomia vaginal, segiim la
técnica austriaca de Shauta-Wertheim, dijo que no ha tenido la oportunidad
de practicar esta tiltima operacién con fin esterilizante, pero que no le pareefa
yentajoso substituirla por una doble laparotomia, la cual, aunque en el cada-
yer fuese de realizacién breve, en el vivo debia ser mAs laboriosa, sobre todo
en pacientes de pared obesa 0 edematizada, como acontece en las cardiacas, en
quienes puede estar indicada la operacién que esteriliza, circunstaneias en que
es de igual manera trabajosa la operacién de la hernia; que a él siempre le
habfa sido obvio abrirse paso por la vagina y legar a la eavidad aun en casos
en que hubiese complicaciones, como tumores u otras, pues profesa qne la ce-
liotomfa vaginal es operacién fécil.
Dr. Vaups—Cit6 el caso de una mujer, quien por sufrir ataques de locura
en cada embarazo, se pens6 en esterilizarla, lo eual no Hegé a realizarse; ob-
jeté al procedimiento que hace infecunda a la mujer cerrando la trompa en st.
istmo o pabellén, porque deja cerrado un canal naturalmente abierto, inconve-
niente serio que puede traer una retencién serosa o purulenta, hidro o piosal-
ping, en caso de infeccién salpingea o peritoneal, por lo que, en caso de emplear-
la, seria preferible reseear de una vez toda la trompa por !a via vaginal.
Dr. Orsro.—Hablo asi: Hl Dr. Castafieda nos trae una nueva operacién y nos
presenta ademas un problema: cuando esta indicada la esterilizacién de una mu-
jer y si ésto es moral. Si puede serlo, y citaré como ejemplo el caso de una