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VI - ESTRUCTURA POLÍTICA PENINSULAR EN LA BAJA EDAD MEDIA

La Baja Edad Media (s. XIV y XV) estuvo marcada por una grave crisis europea. La crisis agraria que
derivó en la Gran Hambruna (1315-1317) marca el inicio del siglo, y sumada a la llegada de la Peste Negra
e 1348, provocó una crisis demográfica y el colapso del comercio, lo que desembocó en tensiones entre
campesinos y señores, que junto con la explosión de antisemitismo, derivan en una crisis social. También
encontramos una crísis política dados los enfrentamientos nobleza-monarquía. La evolución fue desigual en
Castilla y Aragón: Castilla se recupera rápidamente y fortalece el poder real con un modelo unitario que
lleva a una monarquía autoritaria. Aragón presenta un sistema feudal basado en el pactismo entre las
Cortes y el Rey.
CORONA DE CASTILLA
Bases demográficas, económicas y sociales
Tras la mortandad del s. XIV se produce una rápida recuperación demográfica en el s. XV. En cuanto a
la economía, Castilla se especializa en el sector agropecuario con las rutas comerciales atlántico-europeas,
especialmente en el ganado lanar y los cultivos exportables. La industria textil fracasa por la exportación
masiva de lana y el comercio se desarrolla en torno a dos ejes principales: la exportación de lana y mineral
de hierro en el norte y la de aceite, vino y mercurio en el sur; con una importante red de caminos y ciudades
entre ellas donde se desarrolla la actividad artesanal y financiera. En el aspecto social, la señorialización
triunfa como consecuencia de la crisis y aparece una “nueva nobleza”, más poderosa, que usurpa a la
monarquía las tierras de realengo y le arranca el establecimiento del Mayorazgo. Los abusos nobiliarios
provocaron constantes sublevaciones campesinas que fueron fácilmente reprimidas.
Fortalecimiento de la autoridad monárquica e impulso centralizador
Los principales rasgos institucionales para la formación de la monarquía autoritaria que finalizará
durante el reinado de los Reyes Católicos fueron:
El Estado de base territorial: Castilla queda perfectamente delimitada por unas fronteras tanto políticas
como militares y fiscales, lo que conlleva la formación de unas instituciones de gobierno, la integración de
los estamentos en un cuerpo único y la autoridad indiscutible del monarca.
El fortalecimiento de la autoridad del monarca: con la difusión del derecho romano, se producen una
serie de cambios institucionales con los que el poder regio se verá reforzado. El proceso comienza con
Alfonso X y su Código de las Siete Partidas, y fue refozado por el Ordenamiento de las Cortes de Alcalá
(1348), que impone al monarca como única fuente legislativa, y el de las Cortes de Olmedo (1455). Como
consecuencia, se establece el principio legal del monarca como soberano de súbditos y no como señor de
vasallos.
La centralización del Estado: en 1371 se crea un órgano supremo de justicia integrado por experos en
derecho, la Audiencia o Chancillería. Juan I constituye el Consejo Real en 1385 (órgano consultivo del
monarca), y más tarde, el Ordenamiento de Lanzas de 1390 (ejército permanente). . Todo esto supuso el fin
de la autonomía municipal y el progresivo debilitamiento de las Cortes. A mediados del s.XIV se establece
un sistema de regimiento en el que los Corregidores, nombrados por el rey, serán la representación del
monarca en las ciudades. Los elevados gastos de la monarquía hacen necesario el desarrollo de la
Hacienda, y con el fin de obtener más ingresos, la creación del impuesto de Alcabala. Las Cortes
experimentaron en este periodo un auge y una decadencia paralela al afianzamiento monárquico, y
carecían de facultades legislativas, quedando relegadas únicamente a jurar al heredero y votar los servicios
solicitados por el monarca.
Enfrentamientos nobleza-monarquía y entronización de los Trastámara
Los problemas comienzan en el reinado de Alfonso X, pues a la muerte de su heredero, su segundo
hijo, Sancho, reivindicó para sí la herencia al trono en contra de lo establecido, lo que desembocó en un
conflicto entre padre e hijo. A partir de aquí, se pueden distinguir 3 etapas en la evolución político-social
castellana:
1280-1349: corresponde a los reinados de Fernando IV y Alfonso XI, quienes llegaron al trono siendo
niños, situación que aprovechó la nobleza para restar poder y recursos a la Corona hasta que Alfonso XI la
sometió e impulsó la centralización administrativa. Con la derrota a los benimerines (1440-1443) y la toma
de Algeciras (1344) se asegura el control sobre el Estrecho de Gibraltar.
1349-1379: la nobleza reacciona violentamente ante la postura autoritaria de Pedro I, respaldando a su
hermano Enrique II de Trastámara, con quien empieza una nueva dinastía tras ganar la guerra civil,
fortaleciendo el poder de la nobleza.
1406-1474: la pugna entre la nobleza y la monarquía se acentúa en los reinados de Juan II y Enrique
IV, consiguiendo incluso que éste proclame rey a su hermanastro Alfonso y, a su muerte, nombre como
sucesora a su hermana Isabel en el Pacto de los Toros de Guisando en detrimiento de su hija Juana “la
Beltraneja”. El matrimorio de Isabel con Fernando II de Aragón es interpretado como una ruptura del pacto y
Enrique IV nombra heredera a Juana, pero tras su muerte, Isabel es proclamada reina de Castilla,
provocando así una nueva guerra civil que culminará con la instrauración definitiva de la monarquía
autoritaria de los Reyes Católicos en 1479 y la unión de las coronas de Castilla y Aragón.
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CORONA DE ARAGÓN
Bases demográficas, económicas y sociales
En la primera mitad del s.XIV se produce un extraordinario desarrollo en todos los campos, hasta que
llega la Peste Negra, provocando la catástrofe. En el s.XV hay una recuperación, especialmente en Aragón
y Valencia, mientras que Cataluña seguirá sumida en una crisis hasta finales del s.XVI. Durante los s.XIII y
XIV se desarrolló exraordinariamente la economía (sobre todo el comercio a larga distancia) con la
introducción de rutas que conectaban con el Levante mediterráneo. En el s. XV se formó el eje Cerdeña-
Sicilia-Nápoles y se establecieron lazos comerciales con Flandes. Todo esto hizo necesaria la creación del
Consulado del Mar, que regulaba las actividades artesanales y mercantiles. La expansión comercial fue un
factor determinante en la expansón territorial de la Corona de Aragón por el Mediterráneo.
Reorganización de las instituciones de gobierno y triunfo de la doctrina pactista
En la Corona de Aragón termina imponiéndose el pactismo, donde el monarca ejerce el poder en virtud
de un acuerdo tácito entre él y sus súbditos, confiriendo un carácter confederal y gran autonomía a cada
uno de los estados que la inegraban. El “Privilegio de la Unión”, concedido por Pedro III en 1283,fue una
gran victoria para los nobles de la Unión, “representantes” de los aragoneses y sus fueros. En el s.XIV
surgen el procurador general (auxiliar del rey en la administración con funciones judiciales y militares y
vinculado al primogénito), seguido por el gobernador general (a quien se delegaba plenamente el poder
regio) y finalmente por el virrey, a quien se confiere la delegación regia en el conjunto de los estados en el
s.XV. Durante los siglos XIV y XV, Pedro IV crea la Cancillería y el Consejo real para reforzar su poder, lo
que requiere el perfeccionamiento de la Hacienda real: el maestre racional y el contador mayor de la Corte
eran los oficiales que supervisaban la hacienda real y el batlle general, lo hacía en cada uno de los
territorios. De las Cortes, instituciones representativas de los estamentos sociales, surgió la Diputación,
integrada por un grupo de delegados representantes de sus tres brazos, que acaba convirtiéndose en el
órgano administrativo y político fundamental de Cataluña con el nombre de Diputaión del General o
Generalitat (1359). En Aragón y Valencia, la Diputación sigue el modelo catalán aunque sin funciones
políticas. Otra institución original fue el Justicia de Aragón, alto magistrado que juzgaba las disputas entre
nobles e interpretaba el derecho tradicional del reino. En Cataluña los ayuntamientos eran controlados por
la burguesía, sobre todo tras la creación del Consejo de Ciento, y los representantes del rey tenían escaso
poder.
De la expanxión mediterránea a la guerra civil
La crisis del s.XIV fue especialmente grave en la Corona de Aragón. La Peste, sumada a las malas
cosechas, la subida de los precios, bajada de los salarios y emigración de los campesinos a las ciudades
provocó un colapso económico que hundiría la Hacienda real. La burguesía fue abandonando los negocios
y se dedicó a la compra de Deuda pública y tierras. En 1455 se produjo una devalucación monetaria, y
finalmente una guerra civil con la que la burguesía barcelonesa emigró a Valencia y la economía catalana
se hundió. La Corona de Aragón se expandió hacia Mallorca, Sicilia, Menorca, Cerdeña, Atenas-Neopatria y
Nápoles. En el siglo XIV se produjo una crisis demográfica, económica y social que provocó el
enfrentamiento entre la monarquía y la nobleza, la sublevación de Sicilia y la pércida de Atenas y Neopatria.
A la muerte de Martín I sin sucesor hubo un interregno con graves problemas económico-financieros, que
acabó con Fernando de Antequera, entomces regente de Castilla, como monarca. Fernando I emprendió
campañas para pacificar Cerdeña y Sicilia y tuvo que aceptar la concepción pactista. Alfonso V se
encuentra con una aguda crisis económica y fuertes tensiones sociales, pero consolidó el dominio de
Cerdeña y Sicilia y conquistó Nápoles, convirtiéndolo en su residencia. Al final de su reinado surgieron
conflictos, como el de los payeses de remenssa, que vino provocado por las duras condiciones de
servidumbre y los malos usos a los que estaban sometidos los campesinos, que apoyados por la Corona,
crearon un sindicato para abolir la anulación de los malos usos, y tras la guerra civil de 1462, acabaron con
la “Sentencia arbitral de Guadalupe” de Fernando el Católico. Otras revueltas campesinas fueron la de los
“forans” mallorquines, que fue reprimida de forma sangrienta, o la de la Biga y la Busca en Barcelona, que
degeneró en un enfrentamiento armado en la guerra civil de 1462, que estalló con motivo de la detención de
Carlos príncipe de Viana, heredero al trono de Navarra, por su padre, Juan II. La guerra termina con el
matrimonio de su hijo Fernando II con Isabel de Castilla (1472), pero dejando a Cataluña sumida en la ruina
y la decadencia.
NAVARRA
Apenas se implicó en los problemas peninsulares hasta que se unió a Aragón en el reinado de Juan II,
que acaba con una guerra civil con su hijo, Carlos de Viana, apoyado por los beamonteses. Su muerte trajo
consigo el fin del conflicto.

Conclusión: el desarrollo político-económico de los reinos de Castilla y Aragón en los s.XIV y XV fue
muy desigual (Castilla establece una monarquía autoritaria mientras que Aragón queda en un sistema
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feudal basado en el pactismo), y termina con la unión dinástica de ambas coronas en 1479 con el
matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando II de Aragón.

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