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elpais de los argentinos 156 PRIVIERA HISTORIA INTEGRAL 2B Produccion y tecashsia en fa resion pampeana elpais de los argentinos PRIMERA HISTORIA INTEGRAL ‘© 1980 Gentro Editor de América Latina S.A. ~ Junin 981, Buenos Aires Hecho’ ei depésito de ley. Libro de edicién argentina. Sumario Parte general: La clase media en of poder Democratizacion de la vida politica Se terminé de imprimir en los talleres gréficos de Sebsstién de Amorrortu 8. A. - Luca 2223, Buenos Ares, en abril de 1980, Parte especial: Produccién y tecnologia en la fegion pampeana Ta expansion de la produccion agropecuaria hasta Ia década de 1910 La expansién agricola y la retraccién ganadera y la depresion de los afos 30 EI retroceso agricola con expansion ganadera: la guerra y la posguerra La restitucién de sector Los afios recientes: Una revolucién en la pampa? rergia det @ Hijo, Echeverria 2469, 5° C, Buenos Aires. Interior: Ryela SAICIF y A, Belgrano 624, 6p. Buenos Aires. El sector agropecuario fue y es todavia uno de los puntales de la economia argentina; no puede extrafar por lo tanto que sea uno de los temas preferidos por la investigaci6n. En el trabajo que hoy publicamos se aborda justamente uno de los. aspectos més importantes relacionado con ta produccién y productividad, cual es a introduccién y'uso de una tecnologia adecuada y moderna. El lector podré comprobar la estrecha telacién existente entre ambas variables - tecnologia Y productividad - y las oscilaciones paralelas que se descubren. Asi por ejemplo en los afios que van desde 1920 hasta la crisis mundial, el incremento de la produccién agricola ante la favorable situacion internacional, alcanza niveles muy altos que ya no surgen tnicamente como en etapas anteriores del aumento de las areas sembradas sino de la aplicacién de nuevas formas de cultivo, derivadas del sistema de arrendamiento y de la instrumentacién de nuevos adelantos técnicos que se refleja en la duplicacién del capital invertido en maquinaria y cultivada. Més adelante, la agricultura argentina se iria retrasando con relacién a otros paises, frenandose asimismo el ascenso sostenido de la analisis y conclusiones de los autores se apoyan en una rica documentaci6n, no siempre razé6n por la cual el trabajo es un aporte que resulta doblemente interesante para la cabal comprensién de nuestro pasado y presente. La clase media en el poder Democratizacion de la vida politica Al finalizer la primera déce- da del siglo XX, el balance de los cincuenta afios prece- dentes aparecia como alta- mente positivo. El programa expansionista y modernizan- te, aplicado en sus principios con cautela, més tarde con la agresividad segura nacida de los éxitos materiales ob- tenidos, habfa volcado sobre el pais una prosperidad sin Precedentes pese a clertos altibajos dolorosos. La fe en el futuro, las orgullosas com- paraciones con el pasado que tanto abundan en el afio del Centenario no carecian por cierto de fundamento para los contemporéneos: poco quedaba en efecto de aquel pais despoblado, pastoril_y colonial que rompiera sus la- zos con Espafia en 1810; du- plicado su territorlo, acrecen- tada su poblacién, la que también habfa variado pro- fundamente en su_composi- clén con el aporte inmigrato- rio, convertido en uno de los primeros exportadores agri- colas del mundo, con miles de kilémetros de vias f6 rreas, con un estilo de vida —por lo menos en los cen- tros_urbanos— comparable en muchos aspectos a lo més adelantado del viejo conti- nente, la Argentina se vela a s{ misma como un ejemplo de las bondades del pro- greso. Culdadosamente conducida por una elite que se revelé excepcionalmente hdbil_ para mantener los resortes del poder a lo largo de toda la experiencia, se habia organi- - zado juridicamente, moderni- zado sus instituciones, modi- ficado sus tradicionales es- tructuras demograficas en las regiones afectadas directa- mente por la expansién eco- némica. El fenémeno, percibido asi- mismo en otras éreas del con- tinente latinoamericano en tanto fueron afectadas por el mismo proceso de universa- lizaci6n del capitalismo, ten- dria sin embargo inesperadas repercusiones para sus pro- pulsores locales. Si en una primera etapa de crecimiento hacia afuera, los sectores gobernantes se identificaban con las lites urbanas de tendencias reformistas, en los afios posteriores y con el afianzamiento del sistema, la conduccién habrfa de concen- trarse en un grupo atin més reducido pero més homogé- neo en cuanto a sus intere- ses. Un grupo que no desde- fi6 el calificativo de “oligar- quia” porque el término no encerraba el matiz peyorati- vo agregado por sus suceso- res, sino la pura y simple aceptacion de constituir la nica clase con la capacidad econémica, intelectual y po- Iftica para dirigir al pais. Hubo sin embargo un aspec- to del programa que, desde- fiado 0 no perfectamente eva- luado, al comenzar su puesta en prdctica, se volveria con- tra sus propios creadores. Ya hemos sefialado que la organizacién moderna que se quiso para la Argentina exi- gi6 la modernizacién de la sociedad a la que iba dirigida y que la urgencia por alcan- zar prontos resultados llevé a inducir un proceso que nor- malmente es consecuencia de fuerzas internas que lo auto- generan; tal politica —exito- 1. “Cosas del tiempo. Compadre: —Che, gringo, zqué thhacés ahora? Ganghi: —jLo que tutto il mondo! jAgora sono radecale!” Fray Mocho, 21 de ail de 1912 En las paginas 170 y 171: 1. Roque Séenz Pea abandona el local donde ha votado y dos curiosos se preguntan: "4Cuénto le habrén pagado @ 6se por el voto?” arse y Caron, 19 do se do 1098 2. Hipélito Yrigoyen se retira del Congreso después de haber prestado juramento como Presidente de la Nacién. Archive Ganeral de Is Nac, Democratizacion de la vida politica CUADRO Nr EVOLUCION DEL COSTO DE LA VIDA (ndmero indice: 1910 | Sia tment 1910 100 100 100 100 100 100 1911 os 0s e108 107 101 1912 m1 100 98 108 14 105 1913128 100 100 1000 17108 1914 tar 105 10 11 101 108 1915134 128105, tar * 417 we 285, 102 161 8 125 1917137 152 128 198 90 146 1918 “7 1399482 "7 173 Fuente: Alejandro E. Bunge. Los problemas econémicos del pre- sente. Buenos Alres. 1920, p. 268. sa_en_muchos aspectos—, desde el punto de vista so- cial desembocé en una hete- rogeneidad de intereses y valores que si no incidié a corto plazo, se manifesta- ria més tarde con toda viru- lencia, cuestionando en pri- mer término el derecho de la oligarquia gobernante a per- petuarse en el poder. La lucha no seria facil ni bre- creciente presiGn de los sec- tores excluidos a lo largo de dos décadas durante las cua- les la oposicién eché mano de diversas estrategias que oscilaron entre la abstencién total a participar en lo que se calificaba de “farsa elec- cionaria” y la lucha armada. Al mismo tiempo esta oposi- cién se fue definiendo en contenidos y objetivos. Si en 1890, la crisis agrupé bajo la Unién Civica a obreros, sec- tores medios y representan- tes del agro —también per- judicados por la politica de la oligarquia—, en los afios que siguieron estas tenden- cias tan diversas se orlenta- ron —cada una de ellas— en forma més definida en torno a distintos nucleamientos po- liticos. La creacién del Partido So- clalista y de la Unién Civica Radical serén las primeras manifestaciones de este tipo y las que polarizaron inicial- mente el mayor némero de fuerzas; al margen de poste- riores agrupaciones que se fueron creando, desde el pun- to de vista del futuro de la oligarquia como Unico sector gobernante, los dos mencio- nados son ios que introducen las primeras cufias: el socia- lismo lograré en 1904 llevar por primera vez un represen- tante al congreso —el dipu- tado Alfredo L. Palacios— y el radicalismo, a través de Hipélito Yrigoyen —inico je- Democratizacién de la vida politica fe luego de una serie de crl- sis internas— lograré con- vencer al gobierno de la ne- cesidad de implantar un sis- tema electoral sobre la base del voto secreto y obligato- rio de todos los ciudadanos inscriptos en los registros militares. En 1912, el presi- dente Roque Saenz Pefia pre- senté el proyecto y éste fue aprobado por el Congreso. La oligarquia habia terminado por aceptar la existencia de una nueva realidad social. La Unién Civica Radical lleg6 asi al gobierno —las eleccio- nes de 1916 dieron el triunfo a Yrigoyen— y con ella se inicié la participacién en el poder de los sectores medios sin que ello significara la to- tal exclusién de elementos vinculados a los sectores oli- garquicos. Tampoco la poli- tica que llevé a cabo puede ser definida como del todo opuesta a la que venia a re- emplazar; reformador més que revolucionario el partido que sube al poder por prime- ra vez, trataré de reparar vi- cios politicos tal como lo ma- nifest6 el propio presidente: “Hemos venido a las repre- sentaciones puiblicas —dijo— acatando los mandatos de la ién y estimulados por el deber de reparar, dentro de nuestras facultades y en la medida de la accién del tiem- po, todas las injusticias mo- rales y politicas, sociales y positivas, que agraviaron al pafs durante tanto tiempo. Por esto no habremos de de- clinar, en ningtin caso ni cir- cunstancia, de tan sagrados fundamentos, porque ellos constituyen [a salud moral y isica de la Patria” mo —Gabriel del Mazo— ha ‘sefialado con acierto que pa- ra algunos hombres del par- tido, la misién del gran mo- vimiento estaba ya cumplida con la toma del poder y la PRECIO DE LOS ARTICULOS DE PRIMERA NECESIDAD CUADRO Nr 2 (ndmero indice: 1916 ‘comestibies 100 119 143 153 100 119 133 a1 100) articuios e'monal 100 oT 130 175 100 115 159 202 Crnca Mensa dl Departamento Nelo del Trable.| Waa apr ec ee eee Democratizacién de la vida politica CUADRO Nt 3 COMPOSICION DEL PRESUPUESTO DE UNA FAMILIA ‘OBRERA EN 1919 (porcentajes) Alimentacién 59,6 % | Alquiler 178% Vestido 84% Combustible AA % Vinos y licores 36% | Tabaco 35% Libros y diarlos 0,7 % Sociedades obreras 0,3 % Diversiones 0,1 % | Varios 1.9% | Fuente: Crénica Mensual del Departamento Nacional del Trabejo. Afio lll, N° 32, agosto 1920, p. $07. pena Se eee ee eee ‘CUADRO Nt 4 PROMEDIO DEL SALARIO DIARIO DE VARONES Y MUJERES (en $ m/n) ‘mujeres 1914 3a 238 | 1915 3.64 228 1916 3.66 228 1917 3,70 226 Fuente: Crénica Mensual del Departamento Nacional del Trabejo. ‘Afio 1. NF 7, Julio 1918, p. 99. CUADRO Nr 5 RESULTADO DE LAS HUELGAS ‘mero de resultados |____ trae marion pace ECR tn 1914 8 2 4 38 6 1915 "7 2 6 35 65 1916 19 46 1 2 st 1917 2% 8 4 ey 1918 n 8 a sr 8 Fuente: Crénica Mensual del Departamento Necional del Trabejo. Affo Il. N* 19, jullo 1919, p. 290. 172 consiguiente reparacién mo- ral, y a partir de aquellos dias fueron aparténdose de quie- nes, por el contrario, consi- deraron que la propia’ verdad representativa y las liberta- des emergentes de su logro, iedaban indefensas y esté- riles si no se instituian las condiciones morales y mate- riales que debian resguardar- las. Vieron éstos, que cada hombre y la Nacién como conjunto, no asegurarian su libertad, 'si no alcanzaban las condiciones econémicas de la libertad; y frente a esta acen- tuacién social intensamente definitoria, se manifesté den- tro del Radicalismo un pro- ceso y contienda de diversi- ficacién, que atin perdura. En este sentido, es interesan- te transcribir las palabras de uno de los hombres que se identific6 con el rumbo so- cialmente integrador. EI doc- tor Honorio Pueyrredén des- cribe asi el momento histé- rico y los objetivos plantea- dos: “Ful actor a su lado —de Yrigoyen—, en absolu- ta solidaridad espiritual, en unos de los més dificiles pe- riodos de gobierno que ha te- nido la Reptblica, en que Yri- goyen revelé las verdaderas condiciones de jefe de Este- do: visin de los problemas a distancia y penetracion al fondo de las necesidades de los pueblos. La lucha fue cruenta. Habia que iniciar una obra partiendo de los temas preexistentes; modifi- car arraigados estados de conciencia, cambiar el rum- bo de la vida colectiva, dar libertad donde por medio si- glo predominara la opresién, acordar el derecho contra quien pesaba con la fuerza, elevar en su dignidad al hu- milde sin menoscabarlo en lo que tuviera de legitima la posicién de los fuertes.. La vida de la Nacién se debatia entre el capital que oprime Democratizacién de la vida politica y el brazo que languidece. porque donde subsiste la es- clavitud econémica, es una ficci6n 1a libertad del hom- bre”. “Yrigoyen cumplié esa obra. EI pueblo, con su libertad po- Iitica conquistada por el es- fuerzo invencible de este hombre, recibié de él desde su accién de gobierno, la prenda de su libertad econé- mica; la servidumbre dejé de ser su estado social; elevé el nivel de su espiritu al mejo- rar la vida de las clases obre- ras, y arraig6 en su concien- cia’ ia respetabilidad de su derecho.” Estas afirmaciones, ya lo he- mos dicho, pertenecen a un hombre que se identificé con una de las lineas del radica- lismo, la més inclinada a pro- pugnar transformaciones de fondo. Del panorama que es- bozaremos sobre la efectiva tarea de gobierno Ilevada a cabo por la Unién Civica Ra- dical durante los catorce afios ‘en que se mantuvo en el po- der, podremos extraer tal-vez una conclusién més objetiva de un periodo de nuestra his- toria que, posiblemente por su_contemporaneidad, es di- de analizar y de juzgar sin apasionamientos. 173 1. Festejos de! Centenario frente a la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires. Archive Gonarl do la Neciée 1. Cosechadora de trigo. 174 Produccién y tecnologia en la region pampeana Osvaldo Barsky, Horacio Ciafardini y Carlos Alberto Cristia. La expansion de la —ganaderas principalmen- - 1. Sembradora de trigo. producci6n agropecuaria te—, en las que trabajara el hasta la década de 1910. grueso de la poblacién rural. Los perfodos de inestabilidad A mediados del siglo pasado, politica, con frecuente par- si bien la mayor parte dei _ ticipacién de tribus indigenas territorio ocupado estaba dis- en las contiendas civicas, fa- tribuido entre grandes pro- — vorecfan, por lo general, nue- pletarios, el control efectivo, vas proliferaciones del gau- para su utilizacion econémi- chaje. a, de las tierras de la region Los_estimulos del_mercado pampeana por parte de este mundial, en el que se iban grupo se veia limitado. El — valorizando a saltos los pro- grueso del territorio pertene- ductos que era posible ex- cla de hecho a diversas na- _ traer de regiones como ésta, ciones indigenas; ademés, y — habfan determinado la nece- en virtud de causas tales co- _ sidad de las campafias de Ro- mo la poca densidad demo- sas contra los indios del Sur, grafica y la cercania de los y llevarian a la definitiva con- Indios, una porcién conside- quista de todas las tierras rable de los habitantes del — ocupadas por ellos en la cam- campo no habia podido ser pafia de Roca hacia 1880. sometida al régimen de traba- Pero desde antes se hizo ne- Jo asalariado, y llevaba toda- _cesarla la colonizacién de tie- via la vida libre del gaucho. ras para su aprovechamiento La imposibilidad de vigilar agricola alrededor de la zona estrictamente las enormes ocupada por la cria de ovi- Posesiones de los terrate- nos, fuente principal de las nientes, cuyos limites inclu- exportaciones en aquel en- so no solfan estar marcados, tonces (lana). En parte fue hacia que estos verdaderos un factor que permiti6 poblar productores libres pudiesen _y estabilizar la situacién en | usufructuar parte del ganado el campo, fortalecer la linea 1 hallando en esta actividad de fronteras, asi como aba- una fuente de alimento y de __ratar los alimentos y con ello mercancfas que les permitfa a fuerza de trabajo; pero so- sostenerse sin salario. En bre todo valorizar las tierras efecto, la caza de vacas les detentadas por los grandes facilitaba carne para su ali- _ propietarios. mentacién y cueros que uti- Ademés de la conquista del lizaban a veces por si mis- “Desierto” y de la promocién mos, pero que a menudo ven- de la colonizacién, el Estado dian’a acopiadores como los controlado por los_terrate- pulperos de “pulperias volan- _nientes, cuyos intereses co- tes”. Era el viejo problema —_inciden’en general con la bur- de los “vagos y malentrete- guesia britanica, encaro la nidos” que durante siglos ha- _realizacién de obras piblicas bian molestado a los grandes _y la creacién de una infraes- propietarios en su empefio tructura de transportes (fe- de forjar una campafia di rrocarriles, puertos, etc.) dida en grandes empresas orientada también por el es- 175 quema de divisién internacio- nal del trabajo que asignaba a la Argentina una especiall- zacién “agro-exportadora’ La colonizacién agricola se dirigié sobre todo a la pro- vincla de Santa Fe, aunque adquirié también importancia en Entre Rios. Para 1875 ya se habjan colonizado 3,5. mi- llones de ha. en la primera. En cuanto a las posibilidades de acceso a la propiedad pa- ra el colono, inicialmente ello fue facil, pero lograda la va- lorizacién de Ia tierra que se esperaba de este proceso, se fue pasando répidamente a formas de arrendamiento y aparcerfa, con lo que los grandes propietarios adqul- rieron una fuente importanti- sima dé ingresos en forma de renta del suelo. Las empre- sas ferrocarrileras briténicas participaron en este proceso sobre la base de las tierras que recibian por contrato a los lados, de las Iineas ferro- viarias que establecian, di- rectamente o a través de la cesién a compafifas coloniza- doras Los inmigrantes, si bien mu- chos de ellos se_afincaron en ciudades, constituyeron el grueso de los colonos. Es asf como el caudal inmigratorio no se canaliz6 hacia la cate- goria de asalariados perma- nentes del campo, que siguie- ron siendo fundamentalmen- te criollos. Entre los asala- riados transitorios, en cam- bio, cumplié un papel deter- minante la fuerza de trabajo migratoria de los trabajado- res “golondrinas”, en las dos ltimas décadas de! siglo pa- sado y en las dos primeras del actual. En ese period de ex- cepcional desarrollo agricola, gran numero de estos traba. jadores venia al pais por los tres meses que duraba la co- secha, retornando luego a Europa, lo que habla a las cla- ras de la tremenda escasez de brazos en relacién a la magnitud de la demanda mun- dial de cereales y lino, ya que implica un nivel de salarios elevadisimo. En efecto, su re- muneracién global cubria su manutencién durante el pe- riodo de actividad, el costo de traslado de Europa a Amé- rica y de regreso al pais de origen, y cierto remanente que era el objetivo de tan importante desplazamiento. La Argentina no se caracte- rizaba por ser un “espacio abierto”, como lo fue por ejemplo Estados Unidos en la poca de su colonizacién o ‘marcha hacia el oeste”. Es decir que no se trata de tie- rras que los colonos encon- traran libres 0 “liberaran” Por si mismos en el combate contra los indigenas allt don- de era necesario, sino que la conquista y monopolizacién de las tierras se realiz6 antes de atraer el gran caudal in- migratorio. Por otra parte, se aproveché la lucha contra los indigenas para liquidar como tal, simultaneamente, al gau- cho, personaje casi’ tan ne- fasto, para los terratenientes gobernantes, como el propio Indio. Se lo colocé ante la opcién de conchabarse como pe6n o.ser enviado a la fron- tera como soldado. Al ponerse en explotacién répidamente la potencialidad econémica del Litoral (que por su proximidad a los puer- tos quedaba mds directamen- te vinculado al comercio ex- terior), se fue acentuando el proceso de desplazamiento, en términos de peso econé- mico y social, del Interior de la Argentina’ por el Litoral. La magnitud del cambio sur- ge claramente si se piensa que en épocas anteriores al- gunas provincias andinas eran las provincias trigueras, mientras que a comienzos de los afios 20 la superficie uti- lizada por la agricultura en la pampa habia Ilegado a casi 12 millones de ha. contra me- nos de un millén en el resto del pais. Para tener una idea de {a rapidez de este proce- 80, téngase en cuenta que en- tre comienzos de la década de 1890 y comienzos de la de 1910, la superficie cultiva- da con granos en la regién pampeana crecié en més de 8 veces. La escasez de brazos con res- pecto a la demanda habia fa- vorecido la mecanizacién de las tareas agricolas por con- sideraciones de rentabilidad de empresa. Ya desde las dil- timas décadas del siglo pa- sado se trajeron del exterior varios tipos de méquinas de traccién a sangre y a vapor conforméndose una industria de partes y repuestos, asi como talleres de reparacién Dejando de lado el rubro tractores, labores tales como la-preparacin del suelo, la siembra y la cosecha pase- ban por un proceso de pro- gresiva mecanizacién que cul- minaria en los afios 20. En esa década la agricultura ar- gentina presentaba algunos indices s6lo comparables con los correspondientes de los EE. UU., asi por ejemplo am- bos paises posefan una cose- chadora por cada 250 ha. de cereales y lino. En los «iltimos seis afios previos a la prime- ra guerra el capital invertido en maquinarias agricolas ha- bia aumentado en un 75 %, lo que facilitaba el desarrollo de la producci6n industrial de aquel entonces, liberando por un lado brazos, y por otro proveyendo demanda para los talleres y fabricas que aten- dian el campo. La expansién agricola con retraccién ganader y la depresion de los afios 30 El periodo de expansién te- rritorial, u ocupacién del te- rritorio pampeano para la actividad productiva agrope- cuaria, continia hasta media- dos de la década de 1920. Al agotarse esta etapa, ya no podrén, en general, expandir- se en cuanto a superficie, agricultura y ganaderia a la vez. En adelante, la expan- sién de la superficie dedica- da a una de ellas se haré ge- neralmente a costa de la otra. En el lapso comprendido en- tre la primera guerra mundial y la crisis de 1929-32 esta cuestién se vio dirimida ne- tamente a favor de la ag cultura dado el ritmo soste- nido de la demanda de pro- ductos agricolas pampeanos y la crisis mundial de comer- ializacién de carnes que se hace sentir a comienzos de la década del 20. Se produje- ron asi, durante los afios 20 grandes alzas del precio de venta de los cereales, sobre todo del lino y del trigo, aquél més que éste, mientras que el alza del precio del mafz fue menos brusca. Este incremento de la produc- clén agricola se reflejé clara- mente en el aumento numé- rico de los arrendatarios. La técnica de los arrendamien- tos del perfodo, y de la sub- ordinacién de la agricultura a la ganaderia en relacién con el predominio econémico, so- cial y politico de los terrate- nientes, venia dada por los contratos de arriendo combi- nado, es decir la formula que generalmente preveia la obli- gacién de parte del chacare- ro, de sembrar lino, trigo y maiz y dejar el campo alfal- fado para su utilizacién pe- cuaria por el propietario. La crisis del mercado mundial de carnes, sin embargo, so- breviene en 1922, cuando se alcanzaban las existencias de ganado ms altas en cincuen- ta afios, y la depresién de los precios duraré hasta los afios anteriores al inicio de la se- gunda guerra mundial. Ello impuls6 a los terratenientes, ‘en muchos casos, a no recu- perar sus campos al terminar los plazos de arrendamientos, sino dejarlos en manos de los chacareros, procedimien- to que les aseguraba un in- greso mayor (en forma de renta del suelo) que su ex- plotacién directa como pro- ductores ganaderos. Fue éste un decenio de nue- vos adelantos técnicos. En 1921 se habia establecido en el pais la primera fabrica de cosechadoras. En algunos ca- sos eran accionadas por un motor independiente (trac- tor), pero otros modelos con- tinuaban siendo de traccién a sangre, como el resto de la maquinaria mévil, por lo que no es extrafio que continde creciendo la cria de ganado caballar. En 1930 las existen- cias de yeguarizos llegan al doble de las de 1888, e cian seguidamente su paula- tina declinacién. El saldo de equipamiento de la década de 1920 aparece en el hecho que entre los quin- quenios 1920-24 y 1930-34, se - duplica el capital invertido en maquinaria y equipos por ha. cultivada (a la vez que la su- perficie cultivada crece), y en 1930 aparece la cosecha- dora de trigo con motor in- corporado. La crisis de 1930 afecté mu- cho més fuertemente los pre- cios agricolas que los gana- deros, ya que éstos se en- contraban deprimidos desde antes, por fo que un sector de terratenientes, los produc- tores de ganado fino para exportacién como “chilled”, pudo asegurarse el manteni- miento de los niveles y pre- cios de exportacién de 1932 con Inglaterra. Por otra par- te, como grandes empresa- rios, los productores de car- nes pudieron adaptarse a las 117 nuevas circunstancias, res- tringiendo las ventas. El fae- namiento de ganado vacuno para exportacién decrecié de 2,7 millones a 1,8 millones de cabezas en promedio en- tre los quinquenios 25-29 y 30-34, decreciendo también el faenamiento para consumo interno. Los agricultores, en ‘cambio, no pudieron, como es légico en el caso de los pe- quefios productores, adoptar una conducta similar y asi, a la baja de los precios, corres- ponde un incremento impor- tante en la produccién y en el volumen de las exportaciones de productos agricolas como Gnica forma posible de com- pensar la caida de los pre- clos, dadas las caracteri cas de los contratos de arren- damiento que se detallan mas adelante. Pese a este aumen- to del volumen de la produc- cién comercializada, muchos agricultores no pudieron evi- tar la ruina, registrandose la liquidacién ‘de gran némero de chacras. Los afios 1936 al 39 marcan la breve recuperacién de los precios a la salida de la de- presin de los afios treinta, y fue en estos afios cuando ‘se importaron més de 10.000 tractores para todo el pais. El simultaneo aumento de la difusi6n de automotores y cosechadoras, desplazando equinos, inicié la declinacién de la crfa de éstos, la cual continuaria después de la se- gunda guerra mundial, en re- laci6n tanto con un grado cre- ciente de mecanizacién de tareas rurales como con el desplazamiento de tierras agricolas hacia la actividad ganadera. La ganaderia expe- rimenta también una recupe- racién a partir de esos afios, en relacién con los proleg6- menos .de la guerra, en los que se registra un incremento: sostenido de la demanda de carnes, especialmente conge- ladas, conservadas y enlata- das para la constitucién de stocks militares, es decir que pierde importancia relativa el “chilled”. Las exportaciones de carne se mantendrian en un nivel alto durante la gue- tra y el quinquenio de pos- guerra. En cuanto a la distribucién global del suelo agropecua- rio, la expansién maxima de la actividad agricole, en los afios 1938-40, lleva su super- ficie en la zona pampeana a algo mas de 21 millones de ha., 0 sea una cifra atin infe- rior, pero cercana al maximo estimado (23 millones) de superficie apta para cultivos anuales, de acuerdo a las ca- racteristicas naturales de los terrenos. Globalmente, entre los primeros afios 20 y los dltimos afios 30 la super- ficie agricola habia aumen- tado en aproximadamente 4 millones de hectareas, des- plazando a la ganaderfa en 3,7 millones de ha. y a la cria de equinos en las restantes 300.000 ha. La superficie co- sechada de cereales y lino pasé de 11,6 a 15,2 millones de ha., correspondiendo a estos cultivos, por tanto, fundamental de la expansién genoral de la agricultura. La superficie de verdeos (ceba- da, centeno y avena que se dejan en pie como forraje) susceptible de pasar répida- mente a agricultura se sextu- plica llegando a 4,2 millones de ha. y los rastrojos aumen- tan en casi 1 millén. Las existencias de vacunos, en cambio, después de alcan- zar su maximo en la regién pampeana en 1922 con 28,5 millones de cabezas, descien- den paulatinamente hasta el minimo de 21,11 millones en 1931 y a partir de alli se van recuperando hasta alcanzar 25,8 millones en 1939, leve- mente por encima del nivel del afio 20. EVOLUCION DEL REQUERIMIENTO DE MANO DE OBRA PARA EL CULTIVO DEL MAIZ Horas-hombre por hha. (promedio del Décade Décade Décade fos fao eo 1800 erfodo) 98.19 9530 S13” 16:57 Rendimiento en quintales Horas-hombre por ‘quintal_ (promedio 2 2 del perfodo) 42” 44g Fuente: Coscia Adolfo A. y Torchelli Juan G. La productivided de le ‘mano de obra en el malz. Instituto Nacional de Tecnologia Agro- Pecuaria. Julio de 1968. at ate aw ‘Qulgavenio ed ‘Actual 1051" ow REQUERIMIENTOS DE HORAS-HOMBRE POR HECTAREA, DATOS COMPARATIVOS ENTRE ARGENTINA Y EEUU. iste Décade 00 Argentina 98.19" EEUU. 69.30" Ddcade ‘98059 95.30" 55.12 Decade 1990.0) sta’ 284g ‘Quinguento 95085 16.157 1718" Fuente: Coscia Adolfo A. y Torchelll Juan C. La productividad de la ‘mano de obra en el maiz. Instituto Nacional de Tecnologia Agro- Pecuaria. Julio de 1968. 178 El retroceso relativo de la produccién pecuaria se tra- duce en el descenso de la ‘superficie ocupada con pas- turas: las artiticiales tienen la caida relativamente més pronunciada, aunque menor en términos absolutos: de 7,4 a 49 millones de hectéreas, mientras las pasturas natur les pasan de 35,5 a 30,5 mi- Hones de ha. Los productores agricolas se vieron muy limitados en cuan- to a sus posibilidades de acu- mulacién durante estas dos décadas (1920-40) de gran expansion de la produccién. El aumento del parque de tractores, por ejemplo, se da a un ritmo lento. Asi es co- mo el nivel de tecnificacién de la agricultura pampeana, que hacia 1920 resultaba, co- mo queda dicho, comparable con el de los paises més avanzados, entra en esos afios a perder terreno en tér- minos comparativos, y se lle- ga asf a 1947 con un indice de 1 cosechadora por cada 165 ha. cultivadas contra 1 ca- da 120 ha. en Estados Unidos. En cuanto al atraso en que fue cayendo la agricultura ar- gentina con respecto a la de otros paises, hemos de tener en cuenta las caracteristicas de la economia nacional en su conjunto (“‘agroexportado- ra”, es decir especializada en la produccién agropecuaria de exportacién) y la estructu- ra social del campo en parti- cular. La primera determin6 una evolucién ciclica de la produccién (volumen y com- posicién de ésta) relacionada con la dindmica de la deman- da internacional de productos agropecuarios, con la con guiente imposibilidad de un desarrollo sostenido durante décadas, de la produccién, que hubiese podido dar lugar a una evolucién tecnolégica ascendente igualmente soste- ja. También se debe a las caracteristicas de la econo- mia nacional en su conjunto el que la agricultura haya de- pendido durante mucho tiem. po de las importaciones de maquinarias y otros elemen- tos técnicos. En cuanto a la estructura‘so- cial del campo en particular, si bien de hecho tendieron a mantenerse los arrendamien- tos durante este periodo, en virtud de la prolongada depre- sién de los precios de la produccién pecuaria, ello se fue dando a través de suce- sivas prérrogas de contrato, por lo que el factor de inesta- bilidad incidié, de todos mo- dos, en la precariedad de las inversiones, al no poder pre- ver los agricultores su per- manencia prolongada en los mismos campos. La prohibicién de tener gana- do, otra cléusula habitual en los contratos, frend el desa- rrollo de chacras mixtas que aprovecharan mejor la super- ficie utilizada mediante la combinacién de cultivos con la cria de animales El arrendamiento, en las con- diciones de extrema monopo- lizaci6n de la tierra prevale- clientes en la Argentina, per- mitia a los terratenientes ab- sorber, a través de elevados cénones, no sélo la renta que tedricamente les hubiera co- rrespondido, sino también parte del beneficio de empre- sario de los arrendatarios, cuando no la totalidad dei mismo. Tedricamente, seme- jante situacién hubiese debi- do tender a eliminarse por traslacién de capitales de los chacareros a otras ramas de actividad, pero la pequefiez de los capitales en cuestin no permitia el juego de tal mecanismo. A tal punto que, si la situacién de los produc- tores no era decididamente mala en el periodo de precios crecientes (década de 1920), lo fue en los afios que si- 179 guieron inmediatamente al estallido de la crisis. Se re- gistran célculos demostrati vos de que en los afios 1930- 1934 habia cantidad importan- te de chacras explotadas con pérdidas. Ello significa que los terratenientes lograban absorber entonces,—en mu- chos casos, no sélo los ingre- sos computables como renta del suelo y ganancia de em- presario, sino ademés parte del “‘salario” del productor, es decir de las sumas repre- sentativas de un salario nor- mal correspondiente al_pro- ductor campesino y a los miembros de su familia que trabajaban en la explotacion La presi6n sobre la tierra monopolizada se aprecia al constatar que, entre 1914 y 1937, la superficie explotada en la regién pampeana apenas aument6 (menos del 2%), mientras que el niimero de explotaciones lo hizo en un 62 % (de 167.100 a 270.440), sin que variara en medida significativa la distribucién porcentual entre unidades ex- plotadas por sus propietarios y por arrendatarios. Se de- duce de ello que aumenté el nimero de explotaciones arrendadas para la produccién agricola, disminuyendo en promedio su tamafio. Ademés se registré un aumento en los cdnones de arriendo. Con- tinuaba, también el proceso permanente, pero lento, de subdivisién de tierras en ma- nos de propietarios, segura- mente més_que nada peque- fios, El retroceso agricola con expansion ganadera: la guerra y la posguerra La situacién més favorable , para la ganaderia que para la agricultura iniciada hacia fi- nes de la década de 1930 por la constitucién de stocks pre- bélicos de carnes, se acentia 1, Arando la tierra destinada a la siembra de lino en 1920. He aqui algunas cléusulas de un contrato de arrendamiento | tipico de la zona Alcorta-Bigand, en la colonia Copacabana, situada err Estacién Bombal. Fue leido por Francisco Netri en una concentracién realizada en el local de la Sociedad | Italiana de Alcorta el 25 de junio de 1912 donde nacié el movimiento del "Grito de Alcorta”. Art. 21) El sefior... destinaré este terreno puramente para agicultura obligéndose a sembrar totalmente el campo, pu- diendo sélo dejar para pastoreo de sus animales un diez por ciento por el cual pagaré treinta pesos moneda nacio- nal c/I por cada cuadra cuadrada y por afio, y cincuenta pesos por afio lo que excediere el diez por ciento. Art. 3) El seffor... pagaré a los sefiores... por arrenda miento el 45% del producto total de lo que coseche tri- lado y embolsado libre de todo gasto a elegir del pro- ducto cosechado. Art. 4*) El sefior... se obliga a vender a los sefiores la parte que le corresponde de los cereales que coseche, al precio corriente y condiciones de plaza. Art. 5!) El sefior... se obliga a trillar y desgranar los cereales de su cosecha con las maquinas de los sefiores... © con las que estos sefiores autoricen y comprar a los mismos sefiores las bolsas vacias para el embolse de los cereales. Art. 6) El seffor... no podré disponer en forma alguna de los productos que coseche sin antes haber retirado los sefiores... las partes que les correspondan por arrenda- miento y haberles pagado lo que les adeudare. Art. 7) El sefior... se obliga a destruir el abrojo, che- mico y demés malezas y conservar en buen estado los | edificios, alambrados, etc. de que se le haga entrega bajo inventario, y si asi no lo hiciera, los sefiores ... lo harén por cuenta de dicho sefior. En caso de ser invadido por la langosta se compromete a combatirla de acuerdo con la ley de la materia y si asi no lo hiciere, los sefores ... se reservan el derecho de hacer ejecutar los trabajos por cuenta del mismo. Art. &) El sefior... se obliga a trabajar bien Ia tierra, sembrando semillas de buena calidad y en cantidad suft- ciente. Haré la siembra de maiz dando dos rejas, rastrean- do y carpiendo en tiempo oportuno. Y si el maiz naciera malo fuese comido por la langosta o destruido por la helada, el sefior... se obliga a resembrarlo siempre que los sefiores... se lo indiquen. Todas las semillas, antes de ser sembradas, serén inspeccionadas por el Adminis trador del Establecimiento, quien podré desechar y prohi- bir que sea sembrada la que no estd en condiciones. Art. 9*) Si el sefior... no levantara la cosecha por cual quier circunstancia, no trillase 0 desgranase a su debido tiempo, faculta desde ya a los sefiores... para tomar po- sesién de la cosecha en el estado en que se encuentre y hacer efectuar todos los trabajos por cuenta de dicho sefior. En tal caso, levantada la cosecha y cobrado el arrendamiento, los cereales que correspondan al seffor. serén vendidos por los sefores... quienes, descontados de la cuenta de venta los gastos y lo que les adeudare, entregarén el sobrante al sefior. Art. 10.) El sefior... no podré tener més de cuatro cer- dos, de los cuales entregaré a los sefiores... uno anual- mente del peso de ciento veinte kilos més 0 menos, en el mes de julio. Art. 11.) El sefior... no podré sub-arrendar ni transferir este contrato sin permiso de los sefiores. .., ni podré ha- cer trabajar esta tierra con medieros sin consentimiento por escrito. Art. 12.) La falta de cumplimiento de parte del sefior. 2 lo estipulado en este contrato Ie obliga a pagar los da fios y perjuicios a que dé lugar, teniendo derecho, ademas, los sefores. .. para declarar rescindidos este contrato, sin necesidad de recurrir a tribunales y pudiendo tomar po- sesiOn de la tierra sub-arrendada y disponer de ella en la forma que mas convenga. Fuente: Grela, Plécido. EI grito de Alcorta, historla de la rebelién campesina de’ 1912, Ed. Tierra Nuestra, pags. 72/4, Rosario 1958. Rendimientos de las cosechas de trigo, girasol y maiz. Promedios quinquenales 1910 - 1970 2.100 2080 2.000 1.950 1.900 1.850 1.800 1750 +700 1.650 1.600 1.550 \ 1.500 / AF 1.450 } V 1.400 1.350 1.300 1.250 1.200 1190 1.100 1050 1.000 950 Kilogramo por hectérea cosechada 850 800 750 700 650 600 550 / KK 500 — Trigo Girasol Maiz Fuente: Carlos A. Cristia y otros, Las actividades agropecuarias, forestales y pesqueras de la Argentina, 1900-68. Sintesis de fuentes y resefia evolutiva. Rosario, 1989. (Inédito) 182 durante el conflicto armado. En primer término, se retrae la demanda mundial de pro- ductos agricolas, sobre todo de aquélios no directamente vineulados a la alimentacién, como el maiz, en razén del gran volumen de los mismos en relacién con su valor, com. binada con la escasez de bo- degas que, sin embargo, se- guian disponibles para las carnes. En segundo lugar, la guerra habia desviado capa- cidad productiva industrial de las naciones més avanzadas hacia fa produccién bélica, por lo que no se encontraba en el mercado maquinaria agricola. Asi es como, después del breve respiro que fueron los afios 1936 a 1939, de buenos precios para la’ produccién agricola y en los que, como vimos, se habfan importado més de 10.000 tractores, y més de 5.500 cosechadoras en 1938/39, este aflujo de fuerza motriz mecénica qued6 prdcticamente cortado hasta la posguerra. De modo pues que el envejecimiento y re- duccién del parque de maqui naria, la eliminacién de gana- do equino, unidas a la migra- clén hacia las ciudades, con- formaron un decremento glo- bal, en todos los niveles, de la energia disponible en el sector agropecuario. Como la superficie agricola se encon- traba en retraccién, los efec- tos nose manifiestan-clara- mente como déficit de ener- gia sino en afios posteriores. Mientras en los comienzos del periodo de “‘sustitucin de importaciones”, en la dé- cada de 1930, las migraciones campo-ciudad y provincias- capital determinaban dismi- nuciones de poblacién en el interior del pais (situacién que cambia ahora en algunas provincias con. el desarrollo de cultivos industriales fuera de la pampa), a partir de la década de 1940 comienza a adquirir importancia la migra- cién desde el Litoral. La si- tuacién reinante en la agri- cultura no fue ajena a esto, constituyendo un estimulo im- portante para abandonar tal actividad en busca de mejo- res oportunidades de trabajo. Correlativamente, la crisis de 1930 primero, la segunda gue- rra mundial: después, habian quebrado.definitivamente el esquema tradicional de desa- rrollo “agro-exportador” con subordinacién de la economia nacional, fundamentalmente, a la politica econémica glo- bal del !mperio Briténico. Con ello habia cobrado impulso clerto desarrollo de la indus- tria liviana en el pafs (proce- s0 conocido como de “susti- tucién de Importaciones” y al que se aludiera més arri- ba), sobre la base de inver- siones de capital nacional. Al. mismo tiempo, la carencia de equipos en que viniese corporizado_permanentemen- te el cambio técnico capaz de elevar la productividad del trabajo, afectaba también a la industria, cuyo crecimiento tenia caracteristicas de “ex- tensivo”, con grandes reque- rimientos de fuerza de traba- jo adicional. Estos procesos correlativos acentuaron el movimiento migratorio cam- po-ciudad en un pais ya ante- riormente tan urbanizado, en ‘comparacién con otros paises dependientes, como la Argen- tina. Este éxodo agricola se_vio atenuado el dictarse el Esta- tuto del Pedn y, en 1943, cuando se dictan’ leyes que rebajan los cénones de los contratos de arriendo y-apar- ceria a un 80% de los nive- les de 1940, se prorrogan es- tos contratos por dos afios y prorrogas similares se van ndo después hasta 184 Dado que en esos afios la mayor parte de los arrenda- mientos se pagaban ya en nero, al quedar congelados los cénones e iniciarse un proceso inflacionario que, con altibajos, se fue haciendo creciente, qued6 fuertemente restringida la participacion del sector terrateniente. Los arrendatarios se beneficiaron apreciablemente con ello, pe- se a que el Estado comenz6 a limitar los precios de ven- ta de la produccién (1API) Es asf como, con indice ba- se 100 para 1935-39, las utilidades de las explotacio- nés-en arriendo, llegaran a 138,7 en 1956/58, mientras que los ingresos que, en con- cepto de renta del suelo, re- cibian los terratenientes, ba- jardn a sélo 68 En consecuencia, se produjo ta desvalorizacién de las jerras. Los arrendatarios pu- dieron acumular capital en vir- tud de su mayor participacién en los beneficios y del mejor aprovechamiento de la tierra debido a la formacién, ahora permitida, de chacras iixtas Estos factores, unidos a la desvalorizacién de la tierra y a la politica crediticia del Banco Hipotecario Nacional, les permitieron en muchos casos comprar la tierra, lo que a su vez revirtié en me- jores condiciones de acumu- lacién posterior. Los resulta- dos del sostenido movimien- to de adquisicién de tierras por los arrendatarios pam- peanos, se aprecian al consi- derar que el porcentaje de propietarios pasé del 39% en 1947 al 69% en 1960. Esta adquisicién de tierras por los chacareros significé disponibilidad, para los anti- guos propietarios, de capital liquido que a menudo invir- tieron en la industria manu- facturera, que se encontraba en expansién como queda di- EVOLUCION DE LAS EXPORTACIONES AGROPECUARIAS En la pagina 183: | PROMEDIOS QUINGUENALES | 1. Stos. | camemne _tseatreatirnta eS eaves | | Simle gclcnie aotae ponerse _| a re eso aan oy Fuente: Cristié, Carlos A; Bruera, Beatriz de y otros, Las activi dedes agropecuarias, forestales y pesqueras de la Argentina 1900/68: sintesis de fuentes y resefa evolutiva. Rosario, 1969, Inédito. EVOLUGION DE LAS EXPORTACIONES DE TRIGO Y MAIZ EN TONELADAS. PROMEDIOS QUINQUENALES | Ouingvenio Male 1935/39 3,600,000 6.070.000 Fuonte: Cristié, Carlos A; Bruera, Beatriz de y otros, Las activi dades agropecuarias, forestales y pesqueras de la Argentina 1900/68: sintesis de fuentes y resefia evolutiva. Rosario, 1969, Inédito. 1940/44 2.500.000 80.000 | EVOLUCION DE LA FUERZA DE TRABAJO TOTAL Y DE LOS OBREROS RURALES EN EL SECTOR AGROPECUARIO (en miles) brace — roxas Oreo yy Ob gy Obraron | Total ea Sa pens Bean Provincias pampesnas 12933 561.3 1.5855 4008 1313.7 4881 727.1 2925, Resto del pais 40 6321 1.0702 4623 662.0 90007395 299.9 | Total del pats 1.9833 1.1994 2695.7 952.9 1975.7 788.1 14668 5324 Fuentes: Comité Interamericano de Desarrollo Agricola: Tenencia de la tierra y desarrollo soclo-eco- némico del sector agricola. Argentina. Washington 1985 y Consejo Nacional de Desarrollo: La mano de | obra en el sector agropecuario. Buenos Aires, 1964 185 cho, con altos mérgenes de beneficio. En la segunda mitad de los afios 30 habia llegado a su nivel més alto la superficie sembrada con cultivos anua- les, mientras que el volumen maximo de produccién de los mos se dio en la primera mitad de los afios 40, preci- samente en uno de los peo- res periodos desde el punto de vista de la comercializa- cién de la produccién. La dis- minucién en los _volimenes de exportacién fue importan- tisima para la agricultura, lle- gando en el caso del maiz 2 un nivel de poco mas del 10 % del nivel: anterior. Si tene- mos en cuenta que la produc- cién de maiz en el quinque- nio 1940-44 superé por Gnica vez en la historia del pais la cifra de 8 millones de ton. anuales, apreciaremos hasta qué punto debié haber sido ruinosa la situacién de mu- chos agricultores que debie- ron emplear este cereal en alimentar ganado porcino, siendo utilizada la mayor par- te como combustible de los i ferrocarriles, pagéndose @ SB umeda precios infimos. Los voldmenes de produccién de trigo, en cambio, con ser altos no superaron los nive- les_maximos del quinquenio 1925-29, mientras el lino de- clinaba répidamente. Los ren- dimientos de este ditimo cul- tivo venian bajando desde afios antes, al extenderse a tierras mucho menos que 6p- BEES SEMI-ARIDA ZONAS DE LA REGION PAMPEANA EXISTENCIAS DE TRACTORES Y EQUINOS EN LAS PROVINCIAS PAMPEANAS: | | timas para él, y los del m a aes también, en parte pdr mal ist ae sania ae manejo de suelos. En cam- 1922 0028 a bio, los rendimientos del tri- 1930 7349 ai go continuaron su aumento 1937 6.299 19.735 | secular en estos afios. 1947 5361 25.950 | El aumento de los rendimien- 1952 4a12 38.316 | tos del trigo se vio acentua- 1960 3047 83.957 | do, y la caida de los del maiz, suavizada, por el retroceso Fuente: Consejo Federal de Inversiones. Confederacién General 2 Econémica. Programa Conjunto para el desarrollo egropecuario 6 ,astog corpaiee ater aine & industrial. 2 informe, Tomo I, pag. 148. @ superficie, que determind que se fueran retirando ha- 186 cla las zonas més aptas na- turalmente para ellos. En el caso del trigo, por ejemplo, entre los perfodos 1925.29 y 1950-54 la superficie dedica- da a él en los departamentos y partidos con rendimientos por hectéreas de hasta 1.200 kilogramos pasa de 57% @ 39% del total, mientras las superficies ubicadas en de- partamentos y partidos con rendimientos superiores a los 1.200kg. pasan, complemen- tariamente, de 43% a 61% del total. Naturalmente, no fue desdefiable tampoco la influencia ejercida, en el au- mento de los rendimientos, por los trabajos genéticos (semilla mejorada y seleccio- nada) de que fue objeto esta produccién, hacia 1950. Globalmente, la superficie sembrada con granos en todo el pais, después de bajar a 14 millones en 1945-49, se estabilizé. Los oleaginosos perdieron, entre la década de 1930 y la de 1950, un millén de ha., modificandose ade- més profundamente la com- posicién del total. El lino, después de su gran expansion en los afios 20, perdié mucho terreno en el periodo que nos ocupa, al caer la demanda mundial a partir de la Il gue- rra mundial, debido al creci miento de la produccién de paises como Estados Unidos y Canada, que habfan sido grandes importadores. Des- plazado por el trigo, el maiz y la ganaderia, el lino fue pa- sando a tierras cada vez més marginales, perdiendo dos de los tres millones de ha. que habia cubierto, reemplazado en 700.000 por el girasol, que se encontraba en pleno desa- rrollo a partir de la década del 30 por las buenas condi clones naturales que habia encontrado en la regién pam- peana y en parte por el ma- ni, localizado_principalmente en la provincia de Cérdoba (300.000) La restitucin de la energia del sector La Crisis de 1929-32 habia de- terminado el inicio, con alguna intensidad, y luego la Il gue- rra mundial lo habfa acentua- do, de un proceso de desarro- Ilo de la industria de produc- cién de bienes de consumo, sustituyendo bienes extranje- ros, cuya importacién resulta- ba ‘imposible o fuertemente restringida, Pero hacia el co- mienzo de la década de 1950 se hacia evidente que esa etapa de desarrollo tendia a agotar sus posibilidades, a la vez que crecian los requeri- mientos de bienes interme- dios y maquinaria de impor- tacién. Por otro lado, el re- troceso de mecanizacién ex- perimentado por la agricultu- ra durante la guerra, la limi- tacién oficial de los precios de venta de los productos agropecuarios, y luego la se- quia de 1951/2 limitaron el crecimiento de la produccién; a la vez que la demanda in ternacional de los productos tradicionales de exportacién de la Argentina, después de su crecimiento de posguerra y del leve repunte de la gue- rra de Corea, perdia su dina- mismo. Todo esto determiné un estancamiento de las ex- portaciones que, combinado con el incremento que se ha- sentir de los requerimien- tos de importaciones, reper- cute agudamente sobre la balanza de pagos del pais. La necesidad de incrementar los niveles de exportacién in- dujo la introduccién de medi- das de politica econémica fa- vorables al sector agropecua- rio pampeano, tendencia que se hace més notoria a partir del_cambio de gobierno de 1955. En la segunda mitad de 187 la década de 1950 se inician, a través del Instituto Nacio- nal de Tecnologia Agropecua- ria, los trabajos tendientes a mejorar las técnicas produc- tivas del sector. Pero la recuperacién de la agricultura. implicé cambios significativos en las técnicas productivas. En efecto, la ma- no de obra disponible por el sector habfa disminuido du- rante toda la década anterior a raiz del desarrollo de la in- dustria liviana nacional que atrajo con sus niveles de sa- larios més altos a la pobla- cién rural. Durante ese mis- mo perfodo la mecanizacién habla permanecido estancada —retrocediendo durante la guerra y produciéndose ta recuperacién en los afios de posguerra. La nueva ex- pansion de la agricultura se Sustent6, entonces, en un ré- pido proceso de mecaniza- cidn mediante el cual se re- emplazaba la energia perdida como fuerza de trabajo y ani- males de labor. Aparecen en estos afos la cosechadora de maiz. Pero és sobre todo la tractoriza- cién la que resulta represen- tativa. Mientras las existen- 3s de tractores en las pro- vincias pampeanas, en los quince afios que van desde 1937 a 1952, crecen en un 94%, en los ocho afios si- guientes se duplican. Ade- més, debe tenerse en cuenta que ‘dado que se introducian tractores cada vez més po- tentes, su dotacién, medida en HP, resulta més del triple: Correlativamente se acentia la disminucién de las existen- cias de equinos: éstos dismi- nuyen en 1,4 millones de ca- bezas en el primer periodo y en casi 2 en el segundo. Esto ltimo permitié liberar tierras (dos millones de ha. en la década de 1950) para la pro- duccién. Ello explica la ex- pansién conjunta de la super- La clase obrera rural Terminada alrededor de 1920 la inmigracién golondrin ésta es reemplazada por migracignes internas que conflu- yen hacia la pampa cerealista. EI fin del proceso de ocu- pacidn de tierras, con los trabajos de rotura, liquidacién de malezas, etc., que implicaban y la creciente utilizacin de elementos mecénicos, posibilitaron que el agricultor y su familia pudieran realizar una parte mayor de las tareas. Asi, en las primeras décadas de este siglo disminuye el nimero de obreros rurales transitorios. En el periodo de desplazamiento de la ganaderia por la agricultura la proporcién de obreros permanentes, que en la pampa era del 57%, baja al 36%, dada su ocupacién mayoritaria en las explotaciones ganaderas. EI movimiento migratorio de este periodo es hacia el Li- toral y simulténeamente dentro de esta zona hacia las grandes ciudades. Ello se expresa en que los trabajadores rurales del resto del pais se reducen en un 27%. La ex- cepcién esté dada por las provincias de Mendoza, Misio- nes y las del sur; donde el mayor desarrollo de los cul- tivos industriales en unas, el aumento de la explotacién de ovinos en otras, determina el aumento de la poblacién trabajadora. En la década del 40 el movimiento campo-ciudad prose- guia a ritmo sostenido. Los altos salarios y las oportuni- dades de empleo en la ciudad determinan una elevacién de salarios en el campo donde se busca retener mano de obra. El retroceso experimentado por la agricultura en esta dé- cada esté ligado a la liquidacién de muchas explotaciones. Pero, si bien muchos chacareros y obreros rurales se des- plazaron hacia las cludades, esto se vio atenuado por la expansion del empleo de asalariados permanentes en la ganaderia y el retroceso de la mecanizacién. El trabajador fijo, que reside permanentemente en tierras de sus patrones y recibe de ellos, ademéds -del salario, techo y comida, mantiene una relacién de clase més des- dibujada y su grado de organizacién es débil, dada su dis- persi6n fisica. En cambio los obreros transitorios, a tra- vés de la utilizacin del sistema de la bolsa de trabajo controlada por el sindicato zonal respectivo, mantenian un tipo de relacién con los capitalistas agrarios donde apa- rece nitidamente la venta de su fuerza de trabajo, no sdlo como individuos sino como clase. En efecto, la rotacién 1. Sembradora. 188 / | } constante de los trabajadores en las distintas unidades de produccién, regulada desde el sindicato, hace desape- recer /a figura de un patrén fisico determinado, y ubica en cambio la presencia de un patrdn colectivo. El proceso de mecanizacién iniciado en la década del 50 cambiaré esta situacién. EI trabajo det productor y su familia en las explotaciones agricolas cubriré ya lo funda- mental de las tareas. Con el desarrollo de la cosecha a grane! a mediados de la década de! 60, se liquidarén ope- raciones tales como las de! embolsado, carga, etc., que ocupaban ain-un numero relativamente alto de obreros. En este periodo termina précticamente la migracién tran- sitoria hacia el litoral en épocas de cosecha, salv6, redu- cidas zonas de cultivos intensivos. £s asi como entre 1947 y 1960 disminuyén en la pampa los obreros rurales en un 52%. Ademés dicha disminu- cién se da casi exclusivamente en los obreros transitorios que bajan un 79%, lo que sefiala claramente que el pro- ceso de mecanizacién de las tareas agricolas, que comen- 26 impulsado por los altos costos de la mano de obra, a raiz de su escasez relativa y de los altos salarios en las ciudades, operé luego en el sentido de suprimir una alta proporcién de las fuente’ de trabajo que existian en el sector agricole. Actualmente, los obreros transitorios subsistentes encue! tran ocupacién en el agro no mas de 60 6 70 dias al afi debiendo complementar sus ingresos con trabejos poco calificados en las poblaciones en las que viven. Su per- manencia en éstas se explica por la falta de oportunide- des de empleo en las ciudades como consecuencia de las caracteristicas del proceso industrial actual. Es dable apreciar, en cambio, que debido a las neceside- des creadas por las nuevas modalidades productivas, se eleva el grado de capacitacidn de los obreros permanentes. El censo de 1960 arrojé la cifra de 531.000 obreros rurales en todo el pais, de los cuales 232.000 eran de las provin- cias pampeanas. Dada la profundizacién del proceso de ‘mecanizacién su nimero puede estimarse actualmente co- ‘mo menor. La perspectiva de estos trabajadores es, claramente, la desaparicin de los transitorios y la formacién de una cle- se obrera permanente con caracteristicas que los aseme- jen més a los trabajadores de Ia industria, asentada esen- cialmente en las grandes explotaciones que utilizan cada vez més tecnologia avanzada, 1 Arado de rejas. 189 EXISTENCIAS DE GANADO VACUNO POR RAZAS | EN LAS PROVINCIAS PAMPEANAS. (en porcentajes) | 1930 Fuente: Censos Nacionales. 310 313 186 93 118 100 190 1. Ganade en Ia provincia de Buenos Aires. En las paginas 192 y 193: | 1, Arando con bueyes. I i ficie agricola y de la produc- cién ganadera. Sin embargo, la_produccién del sector agropecuario pam- peano continua estancada, lo que se explica por la baja en los rendimientos. Es que el rapido proceso de mecaniza- cién vino acompafiado de un empeoramiento en el manejo de los suelos. Es en esta &poca en la que’ se difunde la nociva férmula de la que- ma de rastrojos; es frecuen- te el abandono de las prac cas de rotacién necesarias y del barbecho; se increment: més alld de los limites téc camente aceptables, el nime- ro de labores culturales real zadas anualmente sobre una misma superficie, etc. Este proceso, provocado por la presencia del tractor y el uso todavia incorrecto de su po- tencia se tradujo en degrade- ién de los suelos y descen- so de su fertilidad. Si a ello agregamos que, por ejemplo, la introduccién de la cosecha- dora de maiz provocaba la Pérdida del 15.al 20 % de la cosecha debido al vuelco de la planta, fenémeno actual- mente en vias de superacién, ubicaremos el porqué de la disminucién de rendimientos sefialada. Entre 1937 y 1960 las exis- tencias de vacunos habfan crecido en 10 millones de cabezas, cubriendo casi toda la superficie transferida a la ganaderia por la agricultura y la cria de caballos en esas tres décadas, ya que los ovi- nos y porcinos no registran incrementos de importancia. Por lo demés, aumenté la ca- pacidad receptiva de los cam- pos ganaderos, merced al in- eremento de las praderas ar- tificiales permanentes (2,3 millones de ha. de alfalfa) y al reemplazo de un millén de ha. de rastrojos por verdeos. Paralelamente a la expansion global de la ganaderfa vacuna se producen, a partir de 1930, cambios de importancia en la composicion de las razas. Hacia 1930 la dependencia de la ganaderia con respecto a los mercados exteriores (es- pecialmente el inglés) se ex- presaba en la alta proporcién de la produccién pecuaria que se exportaba (45%) La regién pampeana, en espe- cial la provincia de Buenos Aires, concentraba més del 90 % de la raza refinada, por entonces casi tnica, para car- nes: la Shorthorn. Por el con- trario, hacia 1960, habia cre- cido a niveles similares que ésta, la raza Aberdeen Angus, productora también de exce- lentes carnes y de mayor re- sistencia. Paralelamente, co- mo consecuencia de la mayor demanda de leche, crece sig- nificativamente la’ existencia de la raza Holando Argentina La disminucién que se obser- va en la categoria censal “criolla, otras y sin determi- esté sefialando el refi- namiento operado, si bien el mismo es mayor que el que sugieren las cifras. Efectiva- mente, dentro de “otras” se encuentran razas relative. mente nuevas como el cebu, Santa Gertrudis, etc., que es- ‘tén mejorando también la ca- lidad de las carnes. Por lo demés, sigue adelante el proceso de mejoramiento de las diversas razas exigido por la demanda mundial de carnes, tanto mediante la in- troduccién de reproductores puros de pedigree como a través del inicio de la selec- ion. Los aumentos en las existen- cias de ganado vacuno reper- cuten en la produccién de carne y leche pero, ya que el crecimiento de las ‘razas le- cheras es més répido, ello se traduce en un incremento de la produccién de leche (el doble) més arande que el 191 operado en la carne (un 35 por ciento} No parece arriesgado esti- mar, ademas, que buenia par- te de las praderas. artificia- les permanentes que se crean durante el periodo lo hayan sido en las zonas lecheras, donde la tecnificacién infl ye también a través de otras précticas como el ordefe mecénico, la cria artificial de terneros, ete. Los afios recientes: zUna revolucién vn la Pampa? La evolucién de la economia agropecuaria pampeana en los ultimos afos sefala una clara diferencia con respecto a las dos décadas anteriores. En efecto, frente al estacan- miento de la produccién en ‘su-conjunto que se habia da- do en aquéllas, la década del 60 y, més especialmente, su segundo quinquenio, se ca- racteriza por una apreciable expansion de la produccién. Y ésta se da, por primera vez desde los afios de la expan- sin territorial, tanto en la ganaderfa vacuna como en la agricultura. Se rompe asi el circulo de hierro que habia determinado desde la década de 1920 que todo aumento de la produccién vacuna debia darse en desmedro de la su- perficie utilizada por la agri- cultura y viceversa. La proporcién que represen- taba, en valor, la produccién pampeana en el total del pais, habia descendido répidamen- te a partir de 1940 —por el estancamiento de la produc- cién pampeana y el répido desarrollo de los cultivés in- dustriales ubicados fuera de ella— hasta. alcanzar a co- mienzos de la década de 1960 el minimo con un 65%. La recuperacién del peso relati- vo de la regién pampeana es rapido después: en 1965/69 llega a casi el 75 % Se. trata principalmente del desarrollo del trigo y del maiz y de la vertiginosa expansion del sorgo granifero junto con el incremento de las existen- cias de vacunos. En. la década de 1960, la su- perficie sembrada con, culti- vos anuales para cosecha en las provincias. pampeanas aumenta en mas de 2,6 millo- nes de hectareas, y las exis tencias de ganado vacuno se incrementan en casi 3,5 mi- llones de cabezas. Este auge simulténeo de la agricultura y la ganaderia se da en par- te, sobre la base de la super- ficie liberada por los ovinos (disminuyen en 4 millones de cabezas) y por los equi- Nos que siguen siendo reem- plazados por los tractores y cosechadoras (diversos estu- dios indican que el parque de tractores continda creciendo al mismo ritmo acelerado que en la década anterior y que la cosecha mecdnica de maiz y sorgo alcanza practicamen- te el 100%). Pero quiz la ra- z6n més importante de la ex- pansién simultanea de la pro- duccién agricola y vacuna se encuentre en un intenso pro- ceso de tecnificacién mucho mas amplio que la simple mecanizaci6n, que posee ade- mas caracteristicas distintas de la de éste en el sentido de que esta destinado funda- mentalmente a incrementar la productividad y no simple- mente a reemplazar energia perdida por el sector, como fue la caracteristica dominan- te de los afios 50. Los incrementos de la pro- duccién agropecuaria y las nuevas técnicas con ellos re- lacionadas plantean la pre- gunta: ;Esté ocurriendo una revolucién en la pampa? Se ha sostenido que se trata de ina revolucién determinada La especializacién zonal de la produccién pampeana En el texto se ha tratado globalmente la evolucién agro- pecuaria de la regién pampeana. Ello no debe sugerir que se trata de un todo homogéneo. Lo es sdlo en el sentido de su extraordinaria aptitud, en general, para las activida- des agropecuarias de clima templado. Pero presenta z0- nas diferenciadas con distinta aptitud relativa para los diversos rubros que pueden en ella desarrollarse. Por otra parte, la expansién agropecuaria argentina en los renglones fundamentales de carne y granos, ha provocado la extension de la “regién pampeana’’ a éreas que estén fuera de la estepa pampasica. Se trata de la mayor parte de la Provincia de Entre Rios, la porcién del territorio santafecino anteriormente ocupada con quebrachales y las areas cedidas en el oeste por el bosque pampeano extin- guido en toda la franja oriental. Esta dltima es una de as causas de la erosién en la regién semiérida Desde el punto de vista de las condiciones naturales, la region admite una primera divisién en humeda y semi- drida. En la primera, los suelos estén constituidos por las llamadas tierras negras, en su mayor parte siendo su régimen de lluvias superior a los 800 mm anuales; en la segunda, los suelos son arenosos y franco-arenosos y el régimen anual de Iluvias oscila entre los 500 y 600 mm. Desde el punto de vista de la produccién, el CONADE subdivide la regién en 7 subzonas (ver mapa). Esta di si6n tiene en cuenta la produccién que predomina en cada una de las zonas. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que ello puede ocultar fendmenos tales como el de que en casi toda la regién la combinacién agricultura-ganade- ria esté generalizada, 0 como el hecho de que, si bien la principal zona tambera se encuentra localizada en el norte de la regién pampeana, alrededor de los limites de las provincias de Cérdoba y Santa Fe, dicha zona aparece ubicada en la sub-zona diversificada ‘perlmetral por tratar- sede una regién’ también fuertemente cerealera y olea- ginosa. | La reubicacién de ciertas producciones en funcién de las | respectivas ventajas naturales, se aprecia claramente en la evolucién del trigo. En efecto, hacia 1940 la principal zona triguera se ubicaba en el érea noroeste de a regin pampeene: desde el limite de la regién himeda con la semi-érida y hacia el interior de ésta; la segunda zona se ubicaba en la “sub-zona agricola del sur". Hacia fines de la década de 1950 la zona del norte continuaba siendo la més importante aunque en menor proporcién y se habia | desplazado hacia el este ubicéndose practicamente en su totalidad dentro de la regién himeda. Finalmente, en los ltimos afios de la década de 1960 la zona triguera loca- lizada en la “sub-zona agricola del sur” se ha transfor- mado en la principal, continuando el desplazamiento del | trigo hacia el sudeste. El maiz, @ su vez, se cultiva casi en su totalidad en la “sub-zona agricola del norte”. Si bien, como ya se ha indicado, la produccién de ganado vacuno para carnes se halla diseminada por toda la pam- | pa, pueden sin embargo distinguirse dos sub-zonas que, | por razones de tipo de suelos y régimen de Iluvias, se han especializado tradicionalmente en la cria e invernada. —_| En la “sub-zona de cria” predominan suelos bajos, fécil- | mente inundables, con escasa aptitud agricola aptos en cambio para ganaderia en campos naturales. Esto se tra- duce en que sélo se cultiva poco més del 13% de las tierras de esta zona y en que la capacidad receptiva de los campos es baja : La “sub-zona de invernada”, ubicada en buena parte sobre Ja regién semi-érida, si bien tiene un porcentaje de su- perficie de cultivos més elevado, posee suelos afectados por problemas de erosién edlica graves. Es este factor el que, en gran medida ha determinado la especializacion zonal, ya que la invernada se basa en el cultivo de prade- ras_permanentes las que, bien manejadas, contribuyen @ ja fijacién de los suelos y a atenuar la erosion por el alto grado de cobertura vegetal. Por la casi liquidacién del ré- gimen tradicional de arrenda- miento y la consecuente ad- ministracién de las explota- ciones por sus propietarios u otras formas de gran empre- sa. Por un lado, es evidente que el campesinado arrenda- tario ha dejado de ser un sector numeroso, mientras el proletariado rural decrecia igualmente en conjunto y su composicion variaba en el sentido de una mayor pro- porcidn de permanentes y un grado de calificacién cre- ciente. Pero, a la vez, los cambios producidos no configuran una alteracién de las relaciones sociales fundamentales en el campo, en el sentido de que éstas se hagan realmente ca- pitalistas solo en época re- ciente. La produccién agraria argen- tina ha sido capitalista, ca- bria decir, “desde el inicio”, en forma més evidente en la ganaderfa, pero también en la agricultura, pese a la impor- tancia que revestia el campe- sinado (nunca las supuestas relaciones “feudales”) en otros tiempos. Lo que se observa es una ele- vacin del grado de desarro- Ho del capitalismo en la pro- duccién agropecuaria, en el sentido de una mayor inver- sin de capital por unidad de superficie, elevandose corre- lativamente los rendimientos ganaderos y agricolas medi- dos en la misma forma. E! papel de la adquisicién de la tierra por muchos ex arren- datarios (y proletarizacion 0 abandono de la agricultura por muchos también) es cla- ro en cuanto a la ¢apacidad de acumulacién de estos pro- ductores agricolas, ya que su- primié la transferencia a los terratenientes de la renta del suelo. No se puede aducir, en cambio, como un factor fundamental que haya estimu- 1. Propaganda del establecimiento “Granja Blanca”. 2, Arando con bueyes. ‘archivo General Ia Nec Las nuevas técnicas El inicio del reciente proceso de cambios técnicos se ubi- ca fundamentalmente en torno a la creacién del Instituto Nacional de Tecnologia Agropecuaria (INTA), en los di timos afios de la década del 50. Cobra luego gran impulso al difundirse sus primeros trabajos, que coinciden con la aparicién de los CREA, centros de experimentacién agro- pecuarla promovidos por grupos de productores. A titulo de ejemplo se sefalan algunas de las técnicas que més han influido en la produccién: a) La aparicién de las semillas hibridas en el maiz y sorgos. Los hibridos han brindado un cambio notable de rendimiento en la cosecha gruesa y su influencia ha de provocar resultados mayores en el futuro, con el desarro- Ilo de nuevas lineas. Si bien su aparicién provocé algu- | nas complicaciones para la cosecha mecdnica (plantas de mayor desarrollo, mas pesadas, y, por tanto, més suscep- tibles al vuelco), el trabajo de los genetistas esté permi- tiendo a obtencién de lineas més resistentes a la putre- faccion de la base del tallo (ejemplo: Abati Inta). La uti- lizacién de hibridos en el maiz llega actualmente a més del 90 % de la superticie sembrada. 6) Produccién de nuevas variedades de trigo y lino, con ‘mayores aptitudes panificadoras en las primeras y mayor resistencia a las enfermedades en las segundas. c) Mejoramiento de la maquinaria existente y aparicién de nuevas herramientas orientadas al cumplimiento de un mejor trabajo agronémico. Es de hacer notar el caso de la siembra de maiz, donde los fabricantes se ven obliga- dos a esmerarse para dotar al mercado de méquinas que Henen las fuertes exigencias de Jos usuarios, quienes, en muy elevado porcentaje, tienen una clara idea de las ne- cesidades técnicas de dicho cultivo. d) La difusién de los herbicidas, cuyo consumo se du- plica hacia el inicio de la ultima década, revolucionando las técnicas de combate de malezas en los cultivos en hilera y permitiendo una fuerte accién de desmalezado en pasturas y cosecha fina. El cambio en las técnicas cultu- rales del maiz se profundiza con Ia difusién de la rastra rotativa y la disminucién de la préctica del aporque com- pleto. Esta vieja costumbre, considerada imprescindible durante afios, ha sido causa de pérdidas de rendimiento debido al defo ocasionado a las raices laterales. e) En la ganaderia de cria se destacan nitidamente la inseminacién artificial y otros procedimlentos de selec- cidn de reproductores, que permiten elevar la calidad y el némero de terneros de un plantel de madres; este mis- mo efecto tienen las técnicas sanitarias y el incremento de la capacidad de recepcién de animales por unidad de superficie en los campos naturales mediante la inter- siembra y la fertilizacién de los mismos con fosfatados. La primera consiste en sembrar directamente entre el ta- piz natural, mediante sembradoras especiales, especies forrajeras leguminosas, con el doble propésito de mejorar 194 joradores de! suelo de aquéllas, y proveer de més alimen- to por hectérea al ganado. f)_ En la ganaderia de invernada es relevante la tenden- cia al reemplazo de la alfalfa por las praderas consociadas (mezclas variables de gramineas y leguminosas, entre ellas la alfalfa) que, sumada a la técnica del pastoreo ro- tativo, permiten Incrementar notablemente el nimero de animales que puede pastar en cada potrero en un tiempo dado. La suplementacién, que consiste en complementar el alimento vacuno tradicional con heno, silo, tortas de girasol, urea mineral, sales, nicleos proteicos, antibisti- cos, etc., permite, por otra parte, reducir el tiempo nece- sario para el aumento del peso de los animales y funda- mentalmente para suplir la baja de produccién de las pasturas en los meses de invierno. | la calidad de los pastos naturales por las virtudes de me- | lado la modernizacién de ta explotaciones (ganaderas) d los terratenientes, ya qu fueron éstos quienes impt sieron el régimen de: arrier do y su mantenimiento dt rante tantos afios. Volviéndonos hacia la econ mfa nacional en su conjunt y hacia la evolucién del me! cado_mundial, encontramo: en cambio, otra légica par este proceso. La concurrencia creciente d otras éreas del mundo d caracteristicas naturales si mejantes a las de la regié pampeana y de un desarroll capitalista més acentuad vienen determinando dificu tades crecientes para la e: pansi6n de las exportacione agropecuarias argentinas. mayor inversién de capital e esas 4reas no sélo lleva ap rejados mejores rendimiento corrientes, sino que evita deterioro ‘al que las tierre se ven expuestas por una e plotacién descuidada. EI proceso de concentraci¢ monopolista dominado p modernas empresas extranj 195 ras, y el relativo estanca- miento de la produccién in- dustrial global debido a la estrechez relativa de los mer- cados de venta, hacen més dificil derivar fondos de in- versi6n hacia la industria con margenes de beneficios ele- vados, contrariamente a la si- tuacién que se dio entre la crisis de 1930 y'los primeros afios 50. La propia situacién.de estan- camiento, y el estrangula- miento de la balanza de pa- gos debido en gran parte a la exportacién de utilidades de las inversiones extranje- a los resortes del la promocién de las actividades de exporta- cién, entre las cuales la cipal de nuestro pais sigue siendo la producci cuaria. Asi es cémo se ha Puesto en marcha, por ejem- lo, una politica crediticia ofi- cial que implica grandes ven- tajas para las inversiones en dicha rea (0 sea, deriva ha- cia el conjunto de la pobla- cién la carga de solventar en parte esas inversiones). Resulta, pues, que los gran- ‘des empresarios agropecua- rios, al parecer tomados en- tre Una concurrencia cada vez més aguda que requiere fuer- te reduccién de costos por un lado, y la limitacién de sus oportunidades de inser- cin competitiva en otras ac- tividades econémicas, vuel- can sus recursos a la mo- dernizacién de sus empresas por la via que abre el Esta- do abaratando los recursos financieros, promoviendo ins- tituciones de asistencia téc- nica y la formacién de profe- sionales vinculados a la pro- duccién del sector. Bibliografia Sigaut, Lorenzo J.: Desarrollo agro- pecuario y proceso de Industrializa- Cclén en la economia argentina, Bue- nos Ares, 1964. Consejo Federal de Inversiones. Instituto de Investigaciones Econé- micas y Financieras de la C..G.E. Programa conjunto para el desarro- Wo agropecuario e industrial. 2° In- forme, Buenos Alres, 1963. INTA. Estabilizaci6n de precios agro- pecuarios. Pergamino, 1968. INTA. 25 afios de agricultura pam. eana. Pergamino, 1968. 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Buenos Aires, 1958. Reca, Lucio G.: Ingresos, tecnolo- gia y desarrollo del sector agrope- ‘curio. Buenos Alres, 1968. el pais de los argentinos PRIMERA HISTORIA INTEGRAL Centro Editor de América Latina una obra que se complementa admirablemente con la geogra- fia regional argentina que he- mos estado publicando y con la cual abordaremos otro de los grandes campos de conocimien- tos de nuestro pais. Qué es Ia historia integral ar- gentina? Es una historia integral argen- tina porque le ofrece una ima- gen total de nuestro pais ya que estudia sin prejuicios las fuer- zas politicas y econémicas que se mueven en cada periodo, sus problemas sociales y culturales, los intereses y posiciones que representan sus principales pro- tagonistas. Es una historia integral argenti- na-porque encara cada etapa de nuestra historia como un pro- ceso, que tiene un origen y una evolucién y en cuyo desarrollo interactéan dinémicamente los diversos factores que deciden el curso de los acontecimientos. Esta obra desarrolla, a lo largo de 60 fasciculos, toda la histo- ria argentina desde la creacién del Virreinato del Rio de la Pla- ta hasta nuestros dias, conside- rando por una parte el tiempo social, el tiempo que rige para los grupos. humanos, y, por otra parte, el tiempo individual, el tiempo que rige para los distin- tos hechos protagonizados por distintos individuos. La obra fue publicada en una primera edicién, que tuvo gran impacto en 1970, bajo el nom- ofrece muy modificada, actuali- zada y ajustada a las nuevas conclusiones aportadas por la Investigacién hist6rica de los dl- timos afios. La historia integral argentina es una historia muy moderna, con miles de ilustraciones a todo color y en blanco y negro que constituyen el més importante archivo documental argentino. La historia integral argentina es de gran utilidad para todo ho- gar, para el lector general inte: resado en temas argentinos, para el estudiante, el profesio: nal, el especialista, y para el docente, ya que responde a las nuevas pautas fijadas para la en- sefianza secundaria de la histo- ria,

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