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Intruducción A La Teoría General Del Contrato
Intruducción A La Teoría General Del Contrato
.i
DOCTRINA GENERAL
DEL CONTRATO
1. Concepto de contrato
Nuestro Código repite la definición del Código civil italiano , el cual establece
que el contrato es el acuerdo de dos o más partes para constituir, regular o
ertinguir entre ellas una relación jurídica patrimonial(art. 1321).
Conforme al aft. 1351, los componentes de la definición son:
PFltNcrpros UNtDRotT. ARrícut-o 1.1 (Liberlad de contratación). Las partes son libres
para celebrar un contrato y para determinar su contenido.
ARrÍcuLo 3.2(Validez del mero acuerdo). Todo contrato queda pedeccionado, modificado
o extinguido por el mero acuerdo de las partes, sin ningún requisito adicional.
NoTA: Los Principios Unidroit (elaborados por el lnstituto lnternacional para la Unificación
del Derecho Privado) regulan los contratos comerciales ¡nternacionales. En el preámbulo
se establece que: son aplicables a los contratos mercantiles internacionales; deberán apli-
carse cuando las partes hayan acordado que su contrato se rija por ellos; pueden aplicarse
cuando las partes hayan acordado que su contrato se rija por principios generales del de-
recho, la "lex mercatoria' o expresíones semejantes; pueden aplicarse cuando las partes
no han escogido el derecho aplícable al contrato; pueden ser ut¡lizados para interpretar o
complementar instrumentos intemacionales de derecho uniforme; pueden ser ulilizados
para interpretar o complementar el derecho nacional; pueden servir como modelo para los
legi5ladores nacionales e intemacionales.
rNsrrruro p¡círtco g
AN¡BAL TORRES VASQUEZ
4 cfr. CATAUDELLA, Antoníno, I contratti. Parle general,2s ed., G. Giappichelli Editore, Tori-
no,2000, p. '15.
5 CAIAUDELT-A, I contntt¡, cit., p. 25.
6 LARENZ, Karl, Derecho civil. Parte general, trad. de Miguel lzquierdo y Macías-picavea,
Edersa, Madrid, 1978, p. 705.
7 POUND, Boscoe, lntroducción a la filOsofía del derecho, Tea, Buenos Aires, 1972, pp. 56 y ss.
I ctsAclÓ¡.¡ Ne'1196-2004-Lima Norte, publicada el 28.06.2006: "[La] sala de mérito, de
primera intención debió determinar la existencia o no del contrato de compraventa, cuya
resolución se pretende, teniendo en cuenta que, conforme al petitorio de la demanda el
contrato de compraventa ha sido consensual, por lo que no hay documento escrito; ante
ello, debió de haberse analizado si los medíos probatorios aportados al proceso, acredi-
tan la existencia o no de la relación contractual, estableciéndose, si existe o no acuerdo
entre las partes sobre el bien y el precio [...] después de haber establecido la existencia
del contrato de compraventa, se debió de analizar si la causal de falta de pago del precio,
invocada para la resolución del contrato, resultaba viable o no, mediante una apreciación
conjunta y razonada de los medios probatorios aportados, contrastándolos con los hechos
que debieron sustentar su decisión, específicamente los que tienen que ver con la solicitud
de adjudicación, con el pago parcial y el requerimiento de pago, en ese orden".
MESSINEO, Doctrina general del contrato, cít., T. l, p. 64.
TNSTTTUTo pncínco -H
ANíBAI ToRRES v¡souez
patrimonial, nos permite diferenciar fácilrnente el acto que es contrato del que
no lo es. Veamos varios ejemplos de actos jurídicos que no son contratos:. el
testamento, porque hay una sola parte: eltestador (además, eltestamento es
revocable, en cambio, elcontrato es irrevocablq, salvo excepciones); elacuerdo
sobre un evento político: aquí hay acuerdo peró faltan los otros elementos; el
matrimonio, dado que su naturaleza jurídíca es esencialmente no patrimonial;
los acuerdos que toman los cónyuges sobre las decisiones relativas a la po-
testad familiar (educación de.Jos hijos, fíjación de la residencia familiar, etc.);
los acuerdos de convivencia extramatrimonial, etc. En carnbio, son contratos,
por cuanto su objeto es patrimonial, las convenciones matrimoníales sobre el
patrimonio dentro del matrimonio, cuando optan por el régimen de la separación
de patrimonios derogando a la sociedad de gananciales (art. 327).
_ Los actos sobre derechos de la personalidad no son contratos, por ejemplo,
la donación de órganos para después de la muerte, la donación de sangre en
vida, el consentimiento del marido a la inseminación heteróloga de la mujer,
entre otros. En actos como éstos falta el elemento patrimonialidad; está en
duda el acuerdo, son más bien actos unilaterales de voluntad. Además, falta
la irrevocabilidad del consentimiento una vez perfeccionado el acto jurídico, lo
que es propio del contrato. Sin embargo, es contrato la utilización económica
de los derechos de la personalidad cuando no se lesiona intereses genera-
les ni principios o valores fundarnentales (v. gr., la utilización del nombre, la
imagen, lavozde las personas paralapromoción de ventas a cambio de una
contraprestación).
De la definición y de la colocación de la figura en el Libro Vll del Código
civil, el contrato es una de las fuentes de las obligaciones. En la tradición jurí-
dica, elestudio de la obligación y elcontrato están integrados. En elderogado
Código de 1852, el Líbro Tercero se denomínó: De las obligaciones y contratos.
Eltambién derogado Código de 1936 reguló los contratos en la Sección Cuarta
(De los contratos) del Libro Quínto llamado: Del Derecho de Obligaciones.
El Code Napoleoncolocó al contrato en una posición subordinada e instru-
mentala la propiedad al regularlo en elLibro lll denominado'. De los diferentes
modos de adquirir la propiedad. Fue un ¡nstrumento para transferir bienes antes
que para crear obligaciones, aunque no se desconoció que la obligación es
ef medio por el cual se realiza lá transferencia. Esta concepcíón se debió a
que en los siglos XVllly XIX la econornía era predominantemente agrÍcola. La
tierra era el recurso productivo y de riqueza predominante. El contrato servía
como instrumento para sus escasas transferencias. En cambio, en la economía
capitalista, con el desarrollo de la índustria y ahora con la globalización de la
economía, la contratación masiva, la expansión de las finanzas y los instrumen-
tos financieros, el desarrollo de la informática, la organizacíón empresarial que
ha adquírido una importancia tal que en algunos contratos una de las partes
tiene que ser necesariamente una ernpresa (p. ej., los contratos bancarios),
entre otros factores, es el contrafo el que crea a la riqueza. El contrato crea la
rNsrrTufo pecínco
H
ANÍBAL ToRRES vÁseurz
2. Etimología
Lavoz contrato deriva de contrahere que, a su vez, proviene de trahere.
El contrato da origen al vincÜlum iuris en que consistela obligatio. Contrahere
significa realizar, perpetuar, concitar (admittere, commitere, constituere). En el
Derecho romano clásico la palabra contrahere no significaba celebrar un con-
trato. En contraste con el verbo contrahere, el sustantivo contractus apareció
mucho más tarde, en el último período de la República. Se llamaba contractus
a ciertos actos solemnes y rituales que generaban una obligatio(nexum, spon-
3. Evolución histórica
En el tercer milenio antes de Jesucristo, la escritura cuneiforme de los
sumerios, en Mesopotamia, encuentra expresión jurídica en los contratos de
compraventa de fincas y de esclavos. El Código de Hammurabi es palpable
testimonio de lo anteriorr4.
En Grecia, Platón rechazó las transacciones al crédito, las que, prohibidas
para los ciudadanos, quedaban sólo para los metecos. "Platón deja la prác-
tica de los contratos entregada a la sabíduría y prudencia de los acreedores,
quienes deben confiar en las bondades del deudor. De este modo'el crédito
es más una expresión de la amistad que del contrato"ls. Platón no tiene una
noción jurídica de contrato.
Según Aristóteles, el contrato es una ley privada y particularll. En Ética
NicomaquealT sostiene que la moneda es un medio, una medida común,
de establecer una igualdad entre cosas desemejantes. "ESta medida es la
'12 FONTANARROSA, Rodolfo O., Derecho comercial argentino,4a ed.,Zavalía, Buenos Aires,
1974, T. ll, pp. 15 y ss.; MESSINEO, Doctrina general del contrato, cit., T. I' p. 50; Díez'
Plcp¿O, Luis, Fundamentos de Derecho civil patrimonia{ 1a reirnpr. de la 2? ed., Tecnos,
Madrid, 1986, Vol.l, p.94.
13 MESSINEo, Doctrína general del éontrato, cir., T. l, p. 50.
14 La brillante civilización de los sumerios se despliega a partir del cuarto milenio a.C. El
monarca Hammurabi vivió en el los años 1700 a.C. Su célebre Código, a no dudarlo, co-
rresponde a lijaciones jurídicas cuyos antecedentes se remontan a siglos más atrás. La
fundación de Floma poilos etruscoi es situada atrededor de mil años después del referido
Código, en el 753 o en el 754 a.C. sólo a partir del año 297 a.Q. comenzó en Roma la re-
dacci-ón escrita de los principales sucesos de entonces (LÓPEZ SR¡lfe M¡Rí¡, Jorge, Los
contratos. Parle general, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1986, p' 11)'
15 LÓPEZ SANTA MnRín, Los contratos. Parte general cit., p. 15-
16 RRtSfófeUS , Retóica, traducción e introducción de Quintín Bacionero, Gredos, Madrid,
1990, fragmento 1376b, pp. 7-9.
17 RnlsrÓrÉr-es, Ética Nicomaquea,Porrúa,México, 2007,Libro Quinto, Capítulo 5'
ANÍBAL TORRES VASQUEZ
necesidad que tenemos los unos de los otros, la cual sostiene la vida social,
pues sin necesidad y sin necesidades semejantes, no habría intercambios
o los intercambios serían dístintos". La moneda es un medio de intercambio
para Io que nos hace falta. Sino hubiera intercambio, tampoco podría haber
vida social. Tampoco habría intercambio sin igualdad, ni igualdad sin una
medida común. "Que se hacían carnbios antes del empleo de la moneda,
es absolutamente evídente; poco importa qüe el cambio fuera cinco camas
contra una casa o contra cualquier otro objeto d-e un valor correspondiente
a cinco camas"1g.
En el Derecho romano clásico, elcontrato se rigió por elprincipio nudum
pactum obligationem non parit (el pacto desnudo o sin forma no genera obli-
gaciones). En el Derecho postclásico, junto a los contratos solemnes-verbis
(celebrado mediante palabras sacrarnentales); litteris (celebrados mediante
regístro en libros domésticos); y re (celebrados con la entrega de la cosa)-
surgieron los contratos consensuales (compraventa, arrendamiento, mandato y
sociedad). Esta clasificación de los contratos fue hecha por Gayo, para quien el
elemento fundamental delcontrato es el consentimiento. A estos cuatro grupos
de contratos viene a agregarse un quinto grupo: el de los contratos innominados
(permuta, transacción, donación modal, etc.).
Como dice Gino Gorlale, el Derecho postclásico, especialmente eljusti-
nianeo, cbncedió la actio praescriptis verbis para los contratos innominados,
siempre que una de las partes hubiera ejecutado su prestación, es decir, cuando
a cambio de la prestación que pretendía hacer valer en juicio hubiera dado o
hecho algo. A esta prestación ya ejecutada se la lfamaba causa dafa. Antes de
la causa data ambas promesas eran revocables. Elcontrato se perfeccionaba
con la causa data. Por esta vía se reconoció a los contratos atípicos o innomi-
nados: do ut des, do ut facias, facio ut des, facio ut facias.
La escuela del Derecho natural racionalista de los siglos XVll y XVlll desa-
rrolló la idea del contrato como la expresión de la voluntad individual plasmada
en el consentimiento, es decir, el fundamento de las obligaciones se encuentra
en la libre y coincidente voluntad de los contratantes, lo que llevó a sostener que
solus consensus obligal ("el solo acuerdo obliga"), idea que fue recepcionada
por los juristas de los siglos XIX y XX. Las posiciones jurídicas de los contra-
tantes dependen de las decisiones voluntarias y libres de ellos mismos. Ellos
se dan sus propias reglas. La autonomía contractual es sinónimo de libertad
de contratary de libertad contractual. La voluntad es la tuerza creadora de
los efectos jurídicos (dogma de la voluntad). voluntad y libertad constituyen
el fundamento del modelo socioeconómico del ochocientos: el modelo de la
sociedad burguesa y de Ia economía capitalista, contrapuesto a la sociedad y
20 "Aquella era una sociedad estratiticada y rígida: los individuos pertenecían por naóimiento
a 'clases' u 'órdenes', y la pertenencia a uno y otro de estos slatus de la persona:- de-
-el
terminaba indeclinablemente el destino social, económico, jurídico; que no estaba; sino en
pequeña parte, en la esfera de libertad del sujeto. La moderna sociedad burguesa libera a
los individuos del vÍnculo de los stafus independientemente del nacimiento cada hombre,
si es capaz y tiene suerte, puede voluntaria y libremente construír su propia posición en la
sociedad, en la economía, en el Derecho. El contrato libre y voluntario es el instrumento
para la identificación de los destinos individuales. Así se entiende la clásica fórmula de
Henry S. Maine (1 822-1888) que indica el itinerario desde la vieja hacia la nueva sociedad:
'del slafus al contrato'. Por otro lado, al modelo de la economía precapitalista (proteccio-
nismo, fuerte injerencia del poder público) la economía capitalista opone un modelo de
políticas liberales (laissez-fairQ que dejan grandes espacios a la iniciativa privada y a los
procesos de autorreguláción de las fuezas del rnercado (comenzando por el mercado
laboral), y mínimos espacios a intervenciones de regulación pública' (BOPPO, Vincenzo,
El contnto, trad. de Nélvar Carreteros Torres y de Eugenia Ariano Deho, Gaceta Jurídica,
Lima, 2009, p. 59).
rNsrruro p¡cfRco
@
ANÍBAL roRREs vtsourz
voluntad sobre la declaración, matizando estas dos teorías con los principios
de la responsabilidad y la confianzacon el fin de hacer pacíficas las relaciones
contractuales, sin las cuales, en la actualidad, no puede vivir el ser humano2l.
No habiendo más continentes que descubrir, estando las fudrzas natu-
rales controladas y los recursos naturales en progresiva explotación, surge a
principios del s. XX la necesidad de conservár lo que queda de aprovechable
de esos recursos. Por otro lado, el desarrollo industrial adquirió proporciones
insospechadas hasta lograr la producción masiva i estandarizadade bienes y
servicios, ocasionando que las empresas adquieran un mayor poder frente a
los consumídores. En tales circunstancias, no se podía seguír permitíendo que
los individuos hicieran lo que su imaginación o ambíción les sugiriera como el
medio para obtener utilidades; se percibe que no solamente existen intereses
individuales que proteger, sino otros intereses superiores a estos como son
los sociales y colectivos. En materia de contratos es necesario limitar la plena
libeñad individual, al adveñir que las nuevas condiciones económicas, indus-
triales, comerciales, tecnológicas y sociales hacían que la abstracta libertad
contractual era ilusoria y menoscababa el desarrollo individual sometiendo a
la masa indefensa de consumidores a la voluntad de los grandes empresarios.
La producción y comercialización de bienes y servicios en masa origina la
contratación masiva llevada a cabo mediante los contratos por adhesión y los
concluidos mediante cláusulas generales de contratación, en los que el acuerdo
de voluntades existe sólo en apariencia. No hay negociación contractual, sobre
todo en los contratos por adhesión en los cuales el estipulante fija todos los
términos y condiciones y la otra parte no tiene otra alternativa que someterse
o no contratar. Si necesita el bien o servicio, y sus posibilidades económicas
lo permiten, se adhiere lisa y llanamente. Una voluntad es sometida por la
otra. Aparecen las "relaciones contractuales de hecho", denominadas también
"conductas sociales típicas" o "contratos mecánicos", en los que basta, por
ejemplo, apretar un botón, oprimir una tecla, tirar una palanca, para obtener
determinados bienes o servicios; lo mismo ocurre con los contratos de ventanilla
o mostrador. En la contratación electrónica no hay un documento que contenga
la firma manuscrita de los contratantes, sino que se ha tenido que inventar la
firma digítal. En estas modalidades de contratación no exíste la libre negociación
contractual: las pañes contratantes no establecen el contenido delcontrato en
libre discusión, es más, ni siquiera se conocen, pero sí existe la libertad de
contratar o no contratar. Sin embargo, estamos frente a compoñamientos vo-
luntarios lícitos por los cuales dos o más paftes adquieren derechos y contraen
obligaciones, aunque ciertamente no lo hacen a través de una voluntad común.
Por tanto, estas situaciones no pueden ser excluidas de la noción de contrato,
entendido como la concurrencia de voluntades no necesariamente
-aunque
21 Estas teorías están analizadas ampliamente en nuestro libro:- Acto jurídico, tercera edición,
ldemsa, Lima,2007, pp. 119 y ss.
lNsTuuro pACiñco
H
ANíBAL TORRES VA5QUEZ
23 GtoRGt, J., Teoría de las obligaciones, trad. de la 71 ed. italiana, Reus, Madrid, 1 929, Vol.
Ill, pp. 29-35.
rNsnTUTo pacÍntco
E
ANIBAL TORRES VASQUEZ
24 AHTAS-SoHREIBER PEZET, Max, Exégesis del Código civit peruano de 1984,f' l, Contra'
tos. Parte general, Studium, Lima, 1986, p. 98.
25 Et principio de que la obligación debe tener carácter pecuniario se atribuye a Gayo, que
dice: Ea enim in obligatione consistere, quoe pecunia lui proestarique possunt (Digesto,
Lib. XL, Tft. Vll, ley lX, párrafo ll). Como dice José ARIAS (Contratos civiles, Compañía
Argentina de Editores, Buenos Aires, '1969, T. l, p. 194), lo que anlecede es sófo un frag'
mento, porque toda ella
-la Ley lX, párrafoll- dispone lo siguiente: "Se discutió si le
alcanzaba la liberación al que hubiere dado a un esclavo statu liberen abandono noxal. Y
Octaveno opinaba que se liberaba; y lo mismo decía también si en virtud de lo estipulado
debiese a Stico, y entregase a éste (esclavo) sfatu libe¡ pues aunque hubiese llegado a
la fíbertad antes del pago, se extinguiría toda obligación;'porque en la obligación se com-
prenden las cosas que con dinero se pueden pagar y entregal , más la libertad no se pue-
de pagar con dinero ni se puede rescatar; opinión que me parece verdadera". Recuérdese
que el stafu liber es el esclavo rnanumitido por acto de última voluntad pero que depende
de la expiración de un término o del cumplimiento de una condición. "Statu /iber es aquel
que tiene la libelad estatuida y destinada a tiempo o bajo condición", dice Paulo (Digesto,
L¡b. XL, TÍt. Vll, ley l).
26 IHER|NG, en su monografía Del interés en los contratos y de la pretendida necesidad del
valor patrimonial de las prestacíones obligatorias, restó mérito al carácter patrimonial de la
obligación. Consideró que no sólo los bienes materiales t¡enen contenido jurídico, sino que
también merecen protección del Derecho los puramente morales. Señala los siguientes
ejemplos: El mozo de un hotel estipula con su patrón que le dará libertad de salir los do-
mingos, después del mediodía. Según los juristas de la Escuela Histórica, esta convención
no tendría ningún valor, por no ser la libertad de los domingos valuable en dinero. Una
señora enferma, para evitar ruidos en su casa, ha dejado de alquilar las habitaciones que
le sobran en ella, pero después de muchas solicitudes decide darlas a un inquilino que le
ha prometído grandes consideraciones, especialmente no hacer música; pero resultó ser
un profesor de piano que da, durante todo el día, lecciones en su pieza y emplea las horas
de la noche en ejercitarse él mismo. ¿Debe él respetar el contrato? ¡No!, según la Escuela
Histórica. La salud y el reposo no tienen valor pecuniario. EI juez no reconoce sino el in-
terés de la bolsa. Más altá de la bolsa para él no existe el derecho. IHERING dice: "Es una
doctrina errónea que nuestra ciencia debe al descubrímiento de Gaius y especialmente
a la información suministrada por él (lV, 48) de que el juez romano debÍa hacer recaer la
condenación que pronunciaba en una suma de dinero. Los juristas de la escuela llamada
histórica han tenido el gran mérito de utilizar de manera más fecunda, para la historia
del Derecho, este descubr¡miento hecho en su época. Pero con toda imparcialidad no se
podrá impedir reprocharles que, en su celo por la historia del Derecho, y en sus esfuerzos
para utilizar lo mejor posible los descubrimientos hechos en esta materia, hayan tratado
a menudo las fuentes como si no fuesen objeto de una aplicación práctica, sino solamen-
27 Como dice DE GÁSPERI "todos los intereses, aun los morales, por estariurídicamente pro-
tegidos, si no tienen un valor en sÍ, tienen un válor que la ley les atribuye, porque el dinero,
como signo portador de valol como múltiplo de unidades de valor, es el Único instrumento
jurídico al alcance del legislador mediante el cual le es posible hacer efectiva una obliga-
ción, concebida como múltiplo de una unidad ideal de justicia" (DE GÁSPEFI, Luis, Tratado
de Derecho civil, con la colaboración de Augusto M. Morello, Iea, Buenos Aires, 1 964, T.
ll lObligaciones en generu\, p.8o).
28 PLAN|OL, Marcel y FI|PERT, Jorge, Tratado práctico de Derecho civil francés, trad. de Mario
Díaz Cruz con.la colaboración de Eduardo Le Biverend Brusone, Cultural, La Habana,
1946, T. Vl [fas obligaciones. Primera Partel, p. 301 .
CoLlN, Ambrosio y CAPITANT, Henri, Curso elemental de Derecho civil, lrad. por Ia re-
dacción de la Revista General de Legislación y Jurisprudenc¡a, Reus, Madrid, '1924, T. lll
lTeoría general de las oblígacionesl, p. 626.
DEMOGUE, René, Traité des obligations en général, Librarie Arthur Rousseau, París,
1923, T. ll, n. 5 y n. 7 , p. 759.
rNSTrruTo pncí¡rco
E
AN[BA[ ÍORRES VASOUEZ
Preliminar cuando establece que para "ejercitar o contestar una acción es ne-
cesario tener legítimo interés económico o moral", con Io que Se garantiza el
principio de la libre determinación del objeto de los contratos. El interés moral,
personal, es tan digno de protección como el interés patrimonial. P.,or ejemplo,
si contrato los servicios de un médico para que me cure de una enfermedad,
o si concurro a un estadio para ver un part¡do de fÚtbol, en ninguno de estos
contratos persigo Satisfacer un interés económico: con el primero busco res-
tablecer mi salud deteriorada y con el segundo simplemente puedo pretender
alentar al equipo del cual soy hincha. En este sentido no parece acertada la
declaración contenida en el art. 1174 del Código italiano: "Carácter patrimonial
de ta prestación. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe
ser susceptible de valoraciÓn económica y debe corresponder a un interés, aun
cuando no sea patrimonial, del acreedo/'.
Nuestro Código admite contratar sobre bienes de naturaleza extrapatri-
monial, como es, por ejemplo, la donación de partes del cuerpo humano o de
órganos o de tejidos con fines de trasplante (alt.7 delGC; Ley Ne 28189, art.
10, inc. 4; y Decreto Supremo Ns 014-2005-SA, arts. 1 1, 12y 26) y las con-
venciones con fines publicitarios relativas al nornbre de la persona natural (art.
27 del CC). No distingue entre convención y contrato, que son usados como
términos sinónimos.
El Código civil alemán de 1900 O BGB IBürgerliches Gesetzbuch] se limíta
a decir que "en vi¡tud de la relación de obligación, el acreedor tiene el derecho
de exigir del deudor una prestación, la que puede consistir también en una
abstención". Como vemos, no hace mención alvalor pecuniario de la relación
de obligación. Saleilles3l, comentando este artículo, dice que no hace alusión
alvalor pecuniario de la prestación y que ha sido expresamente entendido, por
esto que bastaría para que la obligación fuese válida que su objeto presentara
para elacreedor un interés legítimo y digno de ser protegido en justicia, aunque
se tratara de un interés puramente moral o de un puro interés de afección, con
la sola reserva de que la justicia no tendría que sancionar simples caprichos
o meras fantasías erigidas en derechos de crédito. En este mismo sentido,
Ennecceruss2 expresa que "el interés privado del acreedor tiene casi siempre
un valor pecuniario. Pero ya el Derecho romano no negaba la protección de
cualquier otro interés digno de ella. El Código civil [alemán) no exige interés
pecuniario del acreedor, ni en el sentido de que el acreedor se haga más rico
por la prestación, ni en el sentido de que tenga que tratarse al menos de una
prestación que, por regla general, pueda adquirirse por dinero; antes bien,
toda mención de un interés pecuniario ha sido evitada adrede en el art. 241.
No obstante, también, con arreglo al Código civil [alemán]se ha de considerar
indispensable un interés digno de protección".
3'l Citado por CLARo SO|3R, Explicaciones de Derecho civil chileno y compando, cit., T. V, p. 10.
32 ENNECCERUS, Ludwig / KIPP, Theodor i WOLFF, Madir|, Tratado de Derecho civil, lrad.
de la 35a ed. alemana por Blas Pérez González y José Alguer, 2a ed., Bosch, Barcelona,
1954, T. ll [Derecho de las obigaciones], Vol. I lDoctrina generall, p.5.
et PUlc BRUTAU,José, Fundamentos de Derecho crvú Bosch, Barcelona, '1959, T. lll' p. 56'
34 SCIALOJA, Vittorio, Negozi giuridici, Corso di Diriüo romano nella R. Universitá di Roma
nell'anno accademico 1892-1 893 raccolto dai dottori Mapei e Nannini, 4q ed., Foro lialiano,
Roma,1938.
35 DE RUGGIERO, Roberto, lnstituciones de Derecho civil,T.ll, Vol. l, trad. de Ramón Serrano
Suñer y José Santa-Cruz Teijeiro, Reus, Madrid, 1979.
JO CesrÁ¡l ToBEÑAs, José, Derecho civil español, común y foral, T. ll, Beus, Madrid, 1978.
37 PUlc PEñA, Federíco, Tratado de Derecho civil español, Parte lV Vol. l, Editorial Revista
de Derecho Privado, Madrid, 1946.
38 espí¡¡ CÁ¡¡ovnS, Diego, Manual de Derecho civíl español, Editorial Flevista de Derecho
Privado, Madrid, 1974, T. lll, p. 49.
ANíBAL ToRRES VÁsoUEz
39 BETTI, Emilio, Teoría general de las obligaciones, traducción del italiano de José Luis de
los Mozos, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1969, T. l, pp. 54 y ss.
40 LÓPEZ Se¡¡fe MnRín, Los contratos. parte general, cit., pp. 6-g.
41 MESSINEO, Doctrina general del contrato, cit., T. I, p. 34.
rNsIrTUTo pecírico g
ANÍBAL ToRRES vÁsouez
48 La jurísprudencia argentina ha resuelto: 'Si bien la interpretación de las cláusulas del con-
trato de seguro debe ser la que surge de su literalidad, ello no significa que el rigorismo
deba llevar a desvirtuar ia esencia misma de la institución, que cumple una función den-
ANIBAI TORRES VASQUEZ
lro de la economia nacional y tíene una trascendente tinalidad social, circunstanc¡as que
hacen que el enfoque de las cuestiones que se suscitan en su aplicación e interpretación
. deban hacerse sin dejar de tener en cuenta aquellos extremos" pN 1a lnst. Com. Nq 20,
10.8.82, "Molinari, Aldo c/La Buenos Aires Cía. De Seguros,', LL lgBg-B-Z7Z; ED 103-3121
(citado por MOSSET ITURRASPE/P|EDECASAS, La revisión de! contrato, cit., p. 56).
49 "Conventionis verbum generale est ad omnia pertinens, de quibus negotii contrahendi
trans¡gendique causa consentiunt qui ¡nter se agunt: nam sicuti convenire dicuntur qui ex
diversis locis in unum locum colliguntur et veniunt, ita et qui ex diversis animi motibus in
unam consentiun, id est, in unam sententiam decurrunt" (Ley 1, t. 14, De pactis, Lib. 3 del
D¡gesto).
TEORÍA GENEML OEL CONIRATO
sino un pacto que da vida a una obligación (so/us consensus obligafl. Nuestro
ordenamiento civil utiliza indistintamente las expresiones contrato y convención.
Es correcto decir que el contrato es la convención que tiene por objeto
crear una relación jurídica entre un acreedor y un deudor. Cuando el acuerdo
de las pafies tiene por objeto crear un vínculo distinto a la obligación, es apro-
piado hablar de convención y no de contrato..Pero en el lenguaje jurídico con
frecuencia se habla de contrato o convención para referirse tanto al género
como a la especie. Así, por ejemplo, el Título lll del Libro lll del Code Napo-
leon se denomina "De los contratos o de las obligaciones convencionales en
general"sz. Las relaciones obligacionales y las no obligacionales se asimilan.
El Código de Andrés Bello, que rige en Colombia, Chile y Ecuador (art.
1495 del código colombiano; art. 1438 del código chileno; y art. 1454 del códi-
go ecuatoriano), establece: "Contrato o convención es un acto por el cual una
persona se obliga para con otra a dar, hacer, o no hacer alguna cosa. Cada
pade puede ser de una o muchas personas". Este cuerpo de leyes utiliza las
palabras contratoy convención como sinónimas; significan lo mismo.
Siguiendo a los autores franceses, dice Abeliukss, "se considera que la
convención es el acto jurídico bilateral, o sea, todo acto jurídico en que existe
acuerdo de voluntades destinado a producir efectos jurídicos. Estos efectos
pueden co.nsistir en crear, modificar o extinguir obligaciones. Cuando la conven-
ción tiene por objeto crear obligaciones, pasa a llamarse contrato: aquélla es
el género, elcontrato, la especie. Todo contrato es convención, ya que supone
el acuerdo de voluntades para producir efectos jurídícos, pero, a la inversa, no
toda convención es contrato, ya que si el acuerdo de voluntades no tiene por
objeto crear una obligación, sino modificarla o extinguirla, es una convención,
pero no un contrato. Y así, por ejemplo, el pago, la remisión, la tradición son
convenciones, pero no contratos, pues no generan obligaciones".
López de Zavalía* dice que dentro de los actos jurídicos bilaterales, se
distingue entre la convención y el contrato, el acuerdo y el contrato. El añ. 1 197
del Código civil argentino habla de las "convenciones hechas en los contratos",
aludiendo a las cláusulas de los mismos. El art. 1137 delcódigo rioplatense se-
ñala que "hay contrato cuando varias personas se ponen de acuerdo sobre una
declaración de voluntad común, destinada a reglar sus derechos". El contrato
comprende todos los actos jurídicos bilaterales patrimoniales; para las conven-
ciones que no son contratos queda únicamente el ámbito de los negocios no
patrimoniales. El acuerdo es creador de normas jurídicas generales regulando
C1DE NAPoLeOru, enrícuLo 1108: Cuatro condiciones son esenciales para la validez de
una convención: El consentimiento de la parte que se obliga. Su capacidad para contratar.
Objeto cierto que forme la materia del compromiso. Una causa lícita en la obligación.
CJ ABELIUK MANASEVICH, Las obligaciones, cit., T. l, p. 52.
54 LóPEZ DE Zavatíe, Fernando J., Teoría de los contratos,Zavalía, Buenos Aires, 't984, T.
I [PaÍ1e generaf, p.21.
un resultado abstracto para todos los casos que en el futuro lleguen a caer
en sus prev¡Siones; el contrato, en cambio, crea una norma jurídica individual'
Al igual que para elcódigo ítaliano, en la definición de nuestro Código, el
acuerdo es el primer componente del contrato. El contrato es un acto jurídico
(o negocío jurídicoi consensual. El segundo cornponente es la relación iurídi'
ca patrimomal. El tercer componente es /a voluntad enderezada a la finalidad
de crear, regular, modificar.o extinguir obligaciones. El contrato es un acto de
voluntad. Como enseña Ropposs,,"solo un acto que sea al mismo tiempo un
acto de voluntad, acto consendual y acto jurídico patrimonial es un contrato.
No es un contrato el supuesto de hecho en el que falte uno o más de estos
elementos". El matrimonio, los acuerdos de los cónyuges sobre la orientación
de la vida familiar, sobre la potestad famíliar, los acuerdos de convivencia ex-
tramatrimonial, los actos de consentimiento sobre derechos de la personalidad
(consentimiento del paciente en relación con su tratamiento médico, consenti-
miento para eltratamiento informático de los datos personales, la donación de
órganos, la autOrización del marido a la inseminación heteróloga de la mujer,
etc.) no son contratos, les falta la patrimonialidad y en cuanto a su estructura,
generalmente son actos unilaterales, les.falta el acuerdo y la irrevocabilidad del
consentimiento, propia del contrato
sin embargo, con falta a la precisión terminológica, la doctrina y elpropio
Código civil usan indistintamente las palabras contrato, convención y pacto,
para designar el contrato en su sentido técnico señalado en el art. 1351.
§ Z. LIBERTAD CONTRACTUAT
Libertad o autonomía contractual, por la cual las partes tienen libertad para
celebrar un contrato y determinar su contenido, es uno de los principios rnás
INSfiTUTO PACIFiCO g
ANísAr ToRREs v¡sourz
60 MOSSET ITURRASPE/P|EDECASAS, La
revisión de! contrato,cit., p. 19.
61 El TRIBUNAL coNSTlructoNAL ha resuerto (sentencia
o" rá"n" il.iq.zoozrecaída en er
Exp' Nq 006-2000-A|/TC): 'Conforme al artícüio 66 de la
Constitución, los recursos natura-
les y renovables, son patrimonio de la Nación y
el Estado es soberano en su aprovecha-
mlento y segÚn el artículo Estado el iue determina la política nacional del am-
97, ""
biente y el que promueve.el uso "l
sostenible de l-os recursos naturales. Además el Estado
está obligado a promover la diversidad biológica y
de áreas naturales protegidas (artículo
68)' Y no sólo el Estado,.sino que cada uno"de ros peruanos
tienen ei deber de proteger
los intereses nacionales lartícuto ae).
Si bien el Congreso de la. República, conforme al artículo
62, no debe modificar a través
de leyes posteriores los tér¡¡¡ss de un contrato entre particulares
cuyo objeto pertenece
al ámbito de la propieda-d.llyada, debe interprátarse,
en cambio, que el Congreso puecfe
y debe tener injerencia clanlo el objeto
del contrato son recursos naturales de propiedad
de la Nación y sobre los cuales el gstaoo tiene lás
obligaciones constitucionales de prote-
gerlos.y conservarlos, evitando su depredación
en resguardo del interés nacional.
Las razones que han llevado ar congreso a estabrecer prohibición
ra de extraer caoba y
cedro en los lugares señalados en ra ñorma, porer prazo
de 10 años, consisten en impedir
la desaparición de tales naturales y-po""*", su productividad a fin que puedan
beneficiar no sólo a las lyr..o.
actuares generacionás Je ciudadanos,
sino también a las veni-
deras' Proteger, controlar y los recursos madereros no sólo es derecho sino
"on""-r",
obligación del Estado por mandato Oe ¡a ConstituciOn.
La iniciativa privada' la libertad de empresa, la libertad
de contratar tiene la limitación
de las citadas obligaciones constitucioriall. o"i
propiedad del Estado otorgados por
r"t"oo cuando se refieren a bienes de
éste en cáncesión o usufructo a uno de los contra-
tantes' Los recursos naturares como ras
especies madereras también er ma¡ ros ríos
y el subsuelo- conforman ra riqueza -y que
de Ia'Nacián, de tar rnodo er Estado no puede
transferirlos en propiedad, sino que ros cede en
ctncesión para su aprovechamiento, bajo
condiciones y requísitos encaminados a conservarro,
de acuerdo a ras circunstancias de
cada caso y de cada época.
i.l
Es en protección del interés generar, tanto
sociar como económico, y en protección al dere-
cho al trabajo, a la libre empresa y a ra iniciativa privada
de ras generaciones futuras, que
la sétima Disposición complementaria y Transito?ia
de ra Ley Ne 2370g prohíbe temporar-
mente la extracción de las especies maáer"ras citadas,
con rá expectativa que ---cumprido
el plazo de veda- la Nación.recupere er equiribriá ambientar
de ros bosques madereros y
puedan los ciudadanos seguir usufructuánd'olos.
t...1
El rribunal considera que la intangibiridad de ros
contratos de concesión protegida por er
artículo 62 de la Constitu_ción, i¡ismo que se interpreta en concordancia con los pre_
.el
ceptos generales que la ley de ra materia dirpor",
esto es, en er ríturo preliminar, artícuro
V concordado con los artjl^u]os laaoy ly';oi, no puede estar por encima, ni ser ajena al
cambio en las circunstan
obrisación en irícita o.,i,ffij§#'J'JX?JH;',:".""?:"J,:?JJ,i[1;,'¿"T:X§:T:i:i]i
"
cAPÍTUto t: INTRoDUCCIóN A t,c DocrRtNA GENEMT DEL coNTRATo
TEORiA GENERAL DEL CONÍRATO
para el caso, se ve expresado en los fundamentos de las normas que se impugnan, las
mismas que cumplen con el principio de razonabilidad y proporcíonalidad [...]".
tNsTrTUTo pncÍrrco
E
ANÍBAL TORRES VASOUEZ
pero s¡n descuidar el desarrollo social; los contratos deben cumplirse exacta
y puntualmente, siempre que no contravengan al ordenamiento jurídico; las
circunstancias que rodearon su celebración permanezcan en el momento de
su ejecución; que exista seguridad jurídica pero con justicia. Solamente dentro
de estos límites podemos decir que elcontrato es obra de las pades y no del
juez. En materia de contratos hay que rechazar la tiranía de Ia ley, de los jueces
y de las partes, tratando de conciliar, en todo'momento, los intereses econó-
rnicos y los sociales, garantizando que haya crecimiento económico, pero con
desarrollo social. Si lograr esto es difícil, pues esa es la labor deljurista, lograr
conciliar lo racional con lo razonable para evitar que el hombre se convierta
en lobo del hombre.
La libertad de contratar y la libertad contractual deben ejercerse dentro de
los límites fijados por el ordenamiento jurídico. Esos límites son el abuso del
derecho, las normas imperativas, el orden público, las buenas costurnbres, el
interés social, público y ético, a cuyo efecto el Estado no solamente puede sino
debe intervenir en el contrato mediante la ley para imponer reglas o delimitar
el contenido de los contratos. Esos límites determinan el establecimiento del
contenido contractual por las partes y la intervención razonable y no arbitraria
del Estado en el contrato62.
.1304-03-lca,
62 CnsaclÓtt¡ Ns publicada el 30.04.2004: "[La] reducción judicial de la hipoteca
se encuentra regulada en el artículo 11t del Código civil, según el cual 'el deudor hipo-
tecario puede solicitar al juez la reducciÓn del monto de la hipoteca, si ha disminuido el
monto de la obligación' [...] dicho dispositivo const¡tuye, sin lugar a dudas, una limitación
a la autonomía de las partes [...], que es la forma como se ha constituido la hipoteca que
se quiere reducir; lo que encuentra su justificación en las propias normas que regulan los
contratos, como son los artículos 1355 y 2362 del Código civil, que dispone que la ley
por consideraciones de interés social, público o ético puede imponer reglas o establecer
limitaciones al conten¡do de los contratos, los mismos que deben negociarse, celebrarse y
eiecutarse según las reglas de la buena fe y comÚn intención de las partes".
TEORíA GENERAL DEL CONTRATO
rNslruro p¡cÍnco
E
ANIBAL TORRES VASQUEZ
§5. ELCONTRATO.LEY
dentes con la regla contenida en el artículo V del TP del mismo Código, conforme a las
cuales las disposiciones sobre contratos son supletorias de la voluntad de las partes,
salvo que sean imperativas, en cuya virtud es nulo el acto jurídico contrario a las leyes
que interesan al orden público o a las buenas costumbres; a esto cabe agregar, que por
el principio de publicidad, la presunción jure et de jure, inmersa en el artículo 2012 del
citado código, se presume, sin admitirse prueba en contrario, que toda persona tlene
conocimiento del contenido de las inscripciones. Bajo este aspecto, si el derecho de pro-
piedad sobre el inmueble hipotecado, según consta de los asientos registrales, había sido
cuestionado judicialmente, sin que a la fecha de la constitución de la garantía se haya
declarado definida la situación a favor del garante, el acreedor hipotecario a sabiendas
aceptó en garantía de su crédito un bien litigioso, asumiendo las consecuencias de su
imprevisión".
Las cláusulas exorbitantes son aquellas en las que Ia Administración se atribuye derechos
que le confieren superioridad jurídica sobre su co-contratante, por tanto exceden el ámbito
del Derecho privado en el que no están permitidas (p. ej., modificar o resolver el contrato
unilateralmente, imposición de sanciones a su co-contratante). BERCAIÍZ dice que son
aquellas demostrativas del carácter de poder público con que interviene la Administración
en el contrato administrativo, colocándose en una posición de superioridad jurídica, o in-
vistiendo a su co-contratante frente a terceros, de atribuciones que son propias del poder
público. Las clasifica en dos grupos: (1) aquellas por las cuales la administración pública
se atribuye sobre su co-contratante poderes respecto a terceros, que un particular no
podría conferir en ningún contrato, porque las leyes en vigor lo invalidarían; (2) aquellas
por las cuales la administración pública otorga a su co-contralante poderes respecto a
terceros, que un particular no podría conferir en ningún contrato, porque las leyes en vigor
lo invalidarÍan (BERCAITZ, Miguel Angel, Teoría general de los contratos administrativos,
24 ed., Depalma, Buenos Aires, 1980, p. 213).
Exp. Ne 0005-2003-AI/TC, del 03.1 0.2003 (ff. 16 y 33).
INSTITUTO PACIFICO
E
ANíBAL ToRRES vÁsou¡z
71 CóDtco CtVtL ESPAñol-, Anrícut-o 1.263: No pueden prestar consént¡rniento: 1. Los me-
nores no emancipados; 2. Los incapacitados.
El tema de la capacidad está desarrollado ampliamente en TORBES VÁSOUEZ, Aníbal,
Acto jurídico,3e ed., ldemsa, Lima,2OO7, pp. 163 y ss.
INST|TUTO PACIFICO
g
ANIBAL TORRES VASAUEZ
El contrato constítuye una unidad de tal modo que no es posible que que-
de formado si las partes no se han puesto de acuerdo en todos sus extremos,
aunque la discrepancia sea secundaria (integrídad contractual).
La cofte suprema ha resuelto que el actor, "al aceptar la oferta, sólo se
refirió al primer aspecto de la propuesta, referido al precio de los derechos de
acciones, pero no mencionó ni aceptó asurnir los gastos de saneamiento mu-
nicipal, notariales y registrales, por Io que no existe manifestación expresa ni
tácita sobre dicho aspecto [...] elartículo 1359 delcódigo civil, dispone que no
hay contrato mientras las parles no estén conformes sobre todas sus estipula-
ciones aunque la discrepancia sea secundaria [...] el artículo 1364 del código
acotado establece que los gastos y tributos que origine la celebración de un
contrato se dividen por igual entre las partes salvo disposición legal o pacto
distinto [...] la ofeña exige que dichas sumas sean asumidas por elcomprador,
quien no aceptó ni expresa, ni tácitamente este aspecto de la oferta, lo que
73 . PRINCIPIOS UNIDRO|I. Anrícut-o 2.1 .14 (Contrato con términos "abiertos'). (1) si las par-
tes han tenido el propósito de celebrar un contrato, el hecho de que intencionalmente
hayan dejado algún término suieto a ulteriores negociaciones o a su determinación por
un tercero no impedirá el perfeccionamiento del contrato. (2) La existencia del contrato
no se verá afectada por el hecho de que con posterioridad: (a) las partes no se pongan
de acuerdo acerca de dicho término, o (b) el tercero no lo determine, siempre y cuando
haya aigÚn modo razonable para determinarlo, teniendo en cuenta las circunstancias y la
común intención de las partes.
determina que las partes no estaban de acuerdo con todas las estipulaciones
del contrato, por no haber aceptación plena de la oferla."74
Hablar de acuerdo de las partes, esto es, de consentimiento, y por con-
siguiente de contrato, significa que las partes ya eStán de acuerdo sobre el
contenido íntegro de las estipulaciones que integran el mismo y sobre el alcance
de las obligaciones y de los der:echos que resultan de él para cada una de ellas.
El contrato queda perfeccionado Únicamente en el momento en que se
convenga sobre el último punto del fiograma contractual, salvo disposición dis-
tinta de la ley. Es decir, elcontenido contractual no solamente está establecido
por la autonomía de la voluntad privada de los contratantes (autointegración
del contrato), sino también por el ordenamiento jurídico (heteroíntegración del
contrato). Las normas imperativas se incorporan inmedíatamente al contenido
del contrato, especialmente cuando están destinadas, no a sancionar el contrato
con la nulidad total, sino a corregir el acuerdo, sustituyendo automáticamente
las obligaciones o derechos previstos por las partes. Por ejemplo, conforme al
art. 1687, el arrendamiento de duración determinada no puede exceder de diez
años, si el acuerdo excede este término se entiende reducido a dicho plazo;
por mandato del art. 1346, el juez puede reducir la cláusula penal acordada
por las partes cuando es manifiestamente excesiva. Las normas imperativas
modífican el contenido contractual.
Las normas dispositivas configuran la heterointegración del contrato su-
pliendo la voluntad de las partes contratantes en los casos en que éstas han
guardado silencio.
La Corte Suprema ha resuelto que "para que tenga que llenarse la formalidad
del contrato es preciso primero determinar si ha existido contrato de compraventa
entre las partes, que es la discrepancia que ha existido entre los justiciables. Que
como la sentencia recurrida, sólo se ampara en el recibo de pago de US$. 500.00
a cuenta del precio de venta de US$ 6.035.00, la definición de si el contenido
de dicho documento determina una compraventa, es eminentemente jurídica.
Que, apreciándose jurídicamente eltexto de dicho documento, se aprecia que se
precisa el monto de la venta, la cuota inicial, pero no la forma de pago del saldo
del precio; pero como se especifica que la firma de la minuta será la primera
quincena del mes de febrero de 1990, resulta evidente que en dicha fecha tenía
que determinarse el pago delsaldo del precio y ello no se hizo, y sólo después
de ocho años, eldemandante demanda elotorgamiento de la escritura pública,
consignando un saldo del precio que no ha sido admitida en la sentencia de vista.
Que, el art. 1359 del Código Civil dispone que no hay contrato mientras las partes
no estén conformes sobre todas las estipulaciones, aunque la discrepancia sea
secundaria. Que, en este caso, las partes no han llegado a la conformidad de la
forma de pago del saldo del precio, por lo que no existe contrato."7s
INSTITUTO PACIFICO
ANíBAL ToRREs vÁseurz
rNslruro pncínco
E
ANÍBAL ToRRES v¡souez
78 Citado por BlANcA, Massimo, Diritto civile, reirnpr. de la 24 ed., Giutfré, Milán, 2006, T. lll
lllcontrato], p.230.
Zg pRlNgtptos UNtDRotT. ARrículo 1.3 (Carácter vinculante de los contratos). Todo con-
trato válidarnente celebrado es obligatorio para las partes. Sólo puede ser modificado o
extinguido conforme a lo que él disponga, por acuerdo de las partes o por algún otro modo
conforme a estos PrinciPios.
Anrícut-O 1.8 (Comportam¡ento contradictorio. Venire contra factum proprium). Una parte.
no puede actuar en contradicción a un entendimiento que ella ha suscitado en su contra-
parte y conforme al cual esta última ha actuado razonablemente en consecuencia y en su
desventaja.
NOTA: Eiemplo de esto es lo siguiente: "A" lleva un buen tiempo negociando con '8" un
contrato de arrendamienlo de un inmueble que pertenece a 'B" y conforme al cual éste
debe demoler la construcción existente con el fin de construir un edificio de acuerdo a
las especificaciones de "A". "A" se comunica con "8" en términos que inducen razonable-
mente a "8" a entender que las negociaciones han concluido y que "8" puede comenzar
a ejecutar el contrato. "B; entonces dernuele el edificio y procede con las contrataciones
peáinentes para iniciar la construcción del nuevo edificio. "4" se da cuenta de esto y no
"B" que todavía existen tér-
i-race nada para impedirlo. Posteriormente "A'le hace saber a
minos adicionales del contraio que requieren ser negociados. 'A' se encuentra impedido
de modificar el entendimiento de "8".
ANIBAL TORRES VASQUEZ
El art. 1 123 del Código italiano, retcmando el art. 1 134 del CÓdigo francés,
establece: "el contrato tiene fuerza de ley entre las pañes".
El contrato es el instrumento conferído por el ordenamíento jurídico a los
particulares para que regulen sus intereses económicos, es decir; para que
autorregulen sus obligaciones y derechos, de ahí que las pañes están obligadas
a su cumplimiento como a la ley misma, y, en'su caso, el juez está obligado a
aplicar el contrato de acuerdo a lo que está expresado en á1, a no ser que se
pruebe que la común intención de las partes es oth.
'1361 del Código Civil reco-
La Corle Suprema ha resuelto que el "añículo
ge el principio del pacta sunt seruanda, es decir, la tuerza vinculatoria de los
contratos, que Se celebran para ser cumplidos y que están sujetos al deber de
observancia, en cuanto al carácter obligatorio del contenido de la declaración
contractual y la presunción de coincidencia entre esta declaración y la volun-
tad común, existiendo un interés fundamental para que Se curnpla la palabra
comprometida, lo que confiere seguridad a mérito del comportamiento leal y
honesto de las partes".m
En otro fallo precisa que, interpretando el texto del adículo 1361 , "se con-
cluye que los contratos son expresión del acuerdo de voluntad comÚn de las
partes, mediante las cuales se crean obligaciones de cumplimiento obligatorÍo;
la interpretación y ejecución de los contratos debe sujetarse en primer término,
a lo expresado en ellos en aplicación del principio pacta sunt seruanda y si
no fuera posible es necesario someterlo a las reglas de la buena fe y común
intención de las pártes".gt
La obligatoriedad del contrato tiene un fundamento ético y otro funcional.
Por el primero, la obligatoriedad del contrato importa el imperativo moral de
respeto a la palabra empeñada, de cumplir el compromiso tal cual ha sido
asumido: pacta sunt seruanda. Por el fundamento funcional, el contrato es
el instrumento más importante para Ia organización y funcionamiento de las
relaciones jurídicas de naturaleza económica.
El contrato no podría desplegar sus funciones si no fuera obligatorio para
las partes, es decir, si éstas pudieran unilateralmente repudiar, modificar, violar
los cornpromisos contractuales. Nadie podría contar con la certeza y efectividad
de sus derechos, todos estarían expuestos al arbitrio de la contraparte. Los
contratos no servirían de nada.
La obligatoríedad del contrato significa la sujeción de las partes a los efec-
tos delcontrato que han perfeccionado,es decir, a las modificaciones producidas
en las posiciones jurídicas de las partes. Por ejemplo, celebrado el contrato de
compraventa, el vendedor sufre la pérdida del bien, que no puede recuperar,
sopofta la obligación de entrega, de saneamiento por evicción, etc., asícomo
formadas tienen tuerza de ley entre aquellos que las han celebrado. No pueden
ser revocadas sino por su mutuo consentimiento o por las causas que la ley
autorice.' Deben ser cumplidas de,buena fe"83. Siguiendo esta regla francesa,
el código argentino establece en.su art. 1197 que tas "convenciones hechas
en los contratos forman para las partes una regla á la cual deben someterse
como a la ley misma".
Entre los cuerpos jurídicos actuales, el Código civil de Etiopía de 1960e,
fiel principio pacta sunt servaúa, dispone en su arl. 1764 (Ruptura del
al
equilibrio delcontrato) lo siguiente: i'1) El contrato continúa válido no obstante
que las condiciones de su ejecución hayan variado y que las obligaciones
asumidas por las partes sean más onerosas de lo que ellas habían previsto.
2) Corresponde a las partes, no a los jueces, regular en su acuerdo original
o medíante un nuevo acuerdo, las consecuencias que pueden admitirse de
tales circunstancias". Una doctrina como esta no admite la revisión judicíal del
contrato, desde que comporta la modificación del contrato, la cual requiere de
la voluntad coincidente de las partes.
Sin embargo,latueza de ley que tiene el contrato entre las partes ha
evolucionado, adecuándose a las exigencias sociales y económicas actuales.
Tradicionalmente el contrato descansaba en el dogma de la autonomía de la
voluntad a la que se adscribe el principio pacta sunt seruanda, el cual exige
el cumplimiento del contrato en los términos estipulados, aun cuando varíen
las condiciones que existieron y que tuvieron en consideración las partes al
momento de perfeccionarlo. Esta concepción también tenía una base moral,
pues si las partes establecieron libremente el contenido del contrato, ello de-
termina que están obligadas a su cumplimiento, pues así lo exige el respeto
a lo libremente establecido; la palabra empeñada debía cumplirse. Empero,
poco a poco se fue tomando conciencia en elsentido de que no siempre pue-
de respetarse al pie de la letra lo consignado en el contrato, abriéndose asÍ
la posibilidad de que ese acuerdo Sea revisado y, en ocasiones, modificado,
en aplicación del principio rebus sic stantibus que permitió la recomposición
del contrato con miras ala realización de la justicia conmutativa, a través de
la intervención de los jueces a efectos de revisar los términos contractuales,
"Desde el momento en que un contrato no contiene nada contrario a las leyes, ni al orden
público, ni a las buenas costumbres, las parles están obligadas a respetarlo, a observar-
lo, como están obligadas a observar la ley. El acuerdo que se ha formado entre ellas las
obliga como la ley obliga los individuos. Si, por lo tanto, una de las partes contraviene sus
cláusulas, la otra puede dirigirse a los tribunales y pedirtes, ya sea el cumplimíento fozoso
de la convención, ya la indemnización de daños y perjuicios... Por otra parte, el respeto
a esta ley creada por voluntad de los interesados se impone a los lueces encargados de
interpretarla. Estos últimos no pueden modificar los términos de la convención ni cambiar
sus elementos, como no podrían cambiar el texto de la ley, cuyo cumplimiento t¡enen por
misión aseguraf (COUI.YCAPITANT, Curso elemental de Derecho civil, cil., T. lll, p. 626).
Promulgado el 5 de mayo de 1960. Su elaboración estuvo a cargo deljurista francés René
David, profesor de la Universidad de París.
rNsTrruro pRcíRco g
ANIBAL TORRES VASOUEZ
86 pRtNctptos UN|DFIO|T. AnríCut-O 1.7 (Buena fe y lealtad negociatl. (1 ) Las partes deben
actuar con buena le y lealtad negocial en el comercio internacional. (2) Las partes no pue-
den excluir ni limitar esle deber.
ARrícu¡o 2.1 .15 (Negociaciones de mala fe). (1) Las partes tienen plena libertad para
negociar los términos de un contrato y no son responsables por el fracaso en alcanzar un
acuerdo. (2) Sin embargo, la parte que negocia o interrumpe las negociaciones de mala
fe es responsable por los daños y perjuicios causados a la otra parte. (3) En particular,
se considera mala fe que una parte entre en o continúe negociaciones cuando al mismo
tiempo tiene la intención de no llegar a un acuerdo.
ARrícu¡o 2.1 .16 (Deber de confidencialidad¡. Si una de las partes proporciona informa-
ción como confidencial durante el curso de las negociaciones, la otra tiene el deber de no
revelarla ni utilizarla injustificadamente en provecho propio, independientemente de que
con posterioridad se perfeccione o no el contrato. Cuando fuere apropiado, la responsa-
bilidad derivada del incumplimiento de esta obligación podrá incluir una compensación
basada en el beneficio recibido por la otra parte.
INSIITUTO PACIFICO
E
ANIBAL TORRES VASGUEZ
2. Negociación
Las n egoci ac¡ones son las conversacion es, i ntercambio de informaciones,
propuestas y contrapropuestas que preceden al perfeccionamiento del contrato.
Las personas que negocian la celebración de un contrato deben actuar
con seriedad, transparencia, honestidad, responsabilidad, lealtad, respetando
la confianza que cada una despierta en la otra, evitando que ésta tome deci-
siones erróneas, y sin quebrantar injustificada o abruptamente las tratativas.
Cada parte debe actuar de buena fe proporcionando a la otra la informa-
ción adecuaday veraz sobre hechos serios y ciertos a fin de que pueda tomar
una decisión adecuada a sus intereses que lo conduzca a la celebración o no
celebración del contrato. Ambas partes deben comportarse de tal forma que
las conversaciones sigan su curso normal hasta desembocar en el perfeccio-
namiento del contrato o en su ruptura definitiva por falta de acuerdo.
lncurre en responsabilidad civil precontractual la parte que cause daño
a Ia otra proporcionándole información falsa sobre los elementos o estipula-
ciones del contrato, o rompiendo las tratativas intempestivamente después de
que ha despertado en la otra la confianza de que el contrato efectivamente se
celebrará, determinándolo, v. gr., para que deseche otras propuestas, incurra
en gastos, solicite créditos, deje de invertir en otros negocios.
Las partes tienen la facultad de separarse de la negociación en el momento
que deseen cualquiera sea el estado en que se encuentren las conversaciones,
por supuesto, siempre avisando a la otra. Pero cuando en las negociaciones
se ha llegado a un punto que permita prever que el contrato se perfeccionará
y una de las partes rompe Ia negociación sin un justo y atendible motivo, es
decir, comportándose de mala fe, la contraparte tiene derecho al resarcimiento
(responsabilidad precontractual) del daño o interés contractual negativo (rd
quod interest contractum initum non fuisse), en contraposición con el interés
contractual positivo o interés en el perfeccionamiento del contrato.
La responsabilídad precontractual se regula por las normas relativas a la
responsabilidad extracontractual, puesto que no existe una obligación preexis-
tente que se incumple. Se funda en la violación del deber general de no causar
daño a otro (alterum non laedere) y de la buena fe en la negociación. Todo el
que por dolo o culpa causa daño a otro está en la obligación de indemnizarlo
(art. 1969).
3. Perfeccionamiento
Elcontrato se perfecciona en el momento en que una oferta o propuesta
es aceptada sin modificaciones.'
En este acto, como en la etapa de la negociación, las partes deben actuar
con responsabilidad, diligencia, buena fe.
No actúa de buena fe la parte que, v. gr., vicia la voluntad de la contraparte,
actuando con dolo, violencia o intirnidación; omite cumplircon la forma solemne
requerida, hecho que eS desconocido por la parte; guarda silencio sobre la impo-
sibilidad física o jurídica del objeto o sobre la ilicitud del objeto o de la causa fin.
El deber de colaboración e información que tiene cada parte respecto
de la otra recorre el ifercontractual desde las tratativas hasta la ejecución del
contrato, pero cobra especial interés en el momento del perfeccionamiento.
Es en esta etapa de formación del contrato que cada parte debe comportarse
con la máxima lealtad y colaboración con la otra, a la que debe proporcionar
toda la información de las circunstancias que ignora, para que preste Su con-
sentimiento debidamente informada. Si no se le ha informado de todas esas
circunstancias, puede ser que conociéndolas no habría celebrado el contrato
o lo habría celebrado en otras condiciones.
Si una de las partes ha obrado de mala fe en Ia etapa de perfeccionamien-
to del contrato que tuego resulta ineficaz por nulo, anulable, o por rescisión,
resolución, etc., incurre en responsabilidad civil contractual por los daños
causados a la otra.
4. Ejecución
En esia etapa del contrato, las partes deben cumplir completa y oportu-
namente las obligaciones asumidas, comportándose con lealtad, corrección,
razonable sensibilidad a los intereses de la contraparte para maxímizar las
ventajas y minimizar las cargas y riesgos derivados del contrato, incluso más
allá de los que se ha explicitado en las estipulaciones contractuales.
La parte que por culpa, leve o inexcusable, no ejecuta su prestación o la
ejecuta en forma parcial, tardía o defectuosa incurre en responsabilidad civil
contractual por los daños que cause.
Es obligación de los contratantes actuar con la diligencia ordinaria requerida
para elcumplirniento de sus obligaciones contractuales. Como dice MessineosT,
en la ejecución del contrato, "la observancia de la buena fe objetiva (lealtad)
por pañe de los contratantes (acreedor y deudor) significa que el acreedor no .
tNsnruTo pncÍnco
ANIBAL TORRES VASQUEZ
Las paftes deben someterse a lo acordado como a una suerte de ley priva-
da, deben cumplir sus obligaciones con lealtad y probidad, brindándose recípro-
ca colaboración, ya que si no ejecutan sus prestaciones conforme a lo convenido
serán sancionadas con la resolución, revocación, excepción de incumplimiento,
etc. del contrato, además de la indemnización de los daños causados con el
incumplimiento doloso o culposo. Como dice Spota88, "esa buena fe-lealtad o
buena fe-probidad implica: a) colaboración recíproca; b) abstención de actos
antifuncionales; c) brindar conocimiento a la otra pafte de actos dañosos para
ésta, y que pueden evitarse sin detrimento para la otra parte; d) cumplimiento
a lo que en forma vírtual surja de lo pactado; e) comprensión legaly proba de
lo contratado (interpretación de buena fe); f) terminaciÓn no íntempestiva (v.
gr., en el contrato de sociedad; por término ilimitado o indeterminado)".
Apoyándose en la jurisprudencia italiana, Roppo8e señala algunos posibles
casos en los cuales opera la buena fe integrativa del contrato: La buena fe obliga
a la pañe, que recibe una prestación afectada por inexactitud remediable, a
permitir a la contraparte remediarla. La buena fe obliga a cooperar con la con-
traparte para permitirle cumplir, como sería la mínirna interuención delvendedor
ante el banco para que haga un préstamo al comprador a fin de que pague
el precio. La buena fe obliga a Ia parte a corregir errores o aclarar equívocos
que podrían crear incedidumbre en la relación, por ejemplo, el representado,
requerido por quien ha contratado con el representante, debe aclararle si áste
tenía los poderes; no puede dejarlo en la incertidumbre respecto a la eficacia
del contrato,y quizá especular sobre tal incertidumbre. La buena fe obliga a
la parte a modificar la prestación a su cargo, cuando ello permita, sin o con
un sacrificio mínimo, satisfacer el interés de la contraparle, de otro modo se
vería frustrado, por ejemplo, si en fase de ejecución del contrato resulta que
el producto o el servicio previsto no es idóneo para satisfacer las exigencias
del destinatario, al cual, en cambio, daría plena satisfacción un producto o un
servicio distinto, que el mismo proveedor no tendría dificultad en prestar, éste
debe prestarlo.
Análogamente, la buena fe puede derivar en el deber de renegociar las
condiciones contractuales, desequilibradas por hechos sobrevinientes. La bue-
na fe obliga a la parte a la coherencia de sus comportamientos, para no eludir
las confianzas que estos han generado en la contraparte; ella se funda en el
antiguo precepto que prohíbe venire contra factum propium.
La buena fe prohíbe a la parte ejercitar sus derechos de manera formal-
mente lícita, pero sustancialmente desleal y dañosa para la contraparte.
La buena fe prohíbe a la parte tratar a la contrapafte de manera discrimi-
natoria con otras contrapartes en circunstancias análogas.
TNSTtTUTo pncírtco
z
ANÍBAt ToRRES vnsouez
en alquiler a un Tal m¡ casa por tantos años, por el precío del anterior arriendo
¿Tendríais motivo para pretender que lo que yo os he alquilado ha sido toda la
casa? No; pues bien que por esos términos, micasa, en su sentído gramatical,
signifiquen la casa entera y no una símple habitación, es empero yisible que
nuestra intención no ha sído otra que la de renovar el arriendo de un cuarto
que ya os había alquilado; y esta intención, de la que no se puede dudar, debe
prevalecer sobre los términos del arriendo".
Eljuez es requerido para interpretar el contrato cuando hay divergencia
entre las partes sobre elsentido atribuible almisrno, no cuando están de acuer-
do. En este segundo caso, la común intención de las partes coincide con el
sentido que ellos concordantemente atribuyen al contrato.
No está demás tener en cuenta que la indagación sobre el sentido de la
común intención se justifica cuando del tenor de las expresiones utilízadas en
la manifestación permiten atribuirle un significado diverso delliteral. Cuando no
es así, es decir, si las expresiones tienen un significado unívoco, que no dejan
márgenes de maniobra, no se puede pensar asignar a la común intención un
significado diverso y pretender que corresponda alefectivo querer de las partes,
sobre todo si no hay un modo de explicar por qué los contratantes queriendo
una cosa han declarado otra.
6. La buena fe
La buena fe es un principio general que fundamenta todo el ordenamiento
jurídico, por consiguiente, todo acto jurídico, en general y todo contrato, en par-
ticular. Es también un principio integrador del ordenamiento jurídico, es decir,
donde no hay la ley ni costumbre aplicable a un caso concreto se llena la laguna
con el princípio general de la buena fe, entre otros principios. Finalmente, la
buena fe es una regla de interpretación delcontrato.
La buena fe, como deber de conducta de las partes contratantes, acompaña
al contrato en sus diferentes etapas: negociación, celebración, interpretación y
ejecución. En las dos primeras etapas, la buena fe está referida al comporta-
miento de las partes en la formación del contrato, mientras que en la tercera,
la buena fe está contemplada como una regla de interpretación delcontrato.
En términos generales, la buena fe tiene un significado subjetivo y otro
objetivoel. La buena fe subjetiva es la convicción que tiene el sujeto de que su
actuación, razonable y diligente, es conforme a Derecho.
INSTITUTO PACIFICO
E
ANíBAL ToRRES vnsourz
gS Hay una fuerte corriente doctrinaria en sentido contrario. Es el caso de BIANCA, para
quien, sobre la base de los artículos 1 362 y '1365 del Código italiano y de la jurisprudencia
prevaleciente en aquel país, afirma que la intención común se verifica por medio de la
interpretación subjetiva, en tanto que la objetiva tiene carácter subsidiario, que encuentra
aplicación solamente cuando el recurso a los criterios de interpretación subjetiva no con-
ducen a un resultado cierto (BIANCA, Diritto civile, cil.,T. lll lll contratol, p.212').
rNslruro pecír¡co
r
ANíBAI ToRRES vÁouez
Estos artículos del Código civil italíano constituyen los antecedentes norma-
tivos de los arts. 168 y 1362 de nuestro Código civil, los cuales establecen:
Art. 168. "El acto jurídico debe ser interpretado de acuerdo con lo que se haya
expresado en él y según el princípio de la buena fe." Art. 1362. "Los contratos
deben negociarse, celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena fe y
común intención de las partes."
Estas normas se pueden resumir en una: elcontrato se negocia, celebra,
interpreta y ejecuta de buena fe y común intenciói de las partes.
El contrato debe ser interpretado según las reglas de la buena fe. Con la
interpretación de buena fe no se impone a las partes contratantes que, en Ia
regulación de sus intereses contractuales, atribuyan a las estipulaciones un
sentido que corresponda a la buena fe, síno se exige al intérprete que proce-
da, en la atribucíón de significado a la regulación contractual, partiendo de la
presunción que las partes, al arribar al acuerdo, se han comportado conforme
a los criterios de corrección y lealtad, por ser los principios en los cuales se
deben inspírar los asociados en sus relacionese6.
La doctrina no se pone de acuerdo sobre sila regla de interpretación de
buena fe del contrato es subjetiva u objetiva. En nuestra opinión, toda opera-
ción interpretativa, sea subjetiva o sea objetiva, se debe realizar de buena fe.
La buena fe acompaña a toda actividad interpretativa, por lo que no puede ser
considerada exclusivamente como una regla objetiva o como una regla subje-
tiva. Se deben comportar de buena fe no solamente los contratantes desde la
negociación hasta la ejecucíón del contrato, sino también el que interpreta el
contrato para determinar su significado.
En opinión de Messíneoe7, la buena fe a que se refiere el art. 1366 (Código
cívil italiano) es la buena fe objetiva, esto es, la exigencia de que "la declaración
de voluntad contractualsea entendida de acuerdo con el criterio de recíproca
lealtad de conducta entre las partes, o confianza, y no el estado psíquico de
ignorancia de ciefta situación, que es el otro significado (y el rnás usual) de
buena fe.
En cambio, Biancae' afirma que la buena fe emerge como un criterio de
interpretación subjetiva delcontrato. La buena fe exige que se preserve la con-
fianza razonable de cada una de las partes sobre el significado del acuerdo.
La confianza de una parte se determina según lo que la otra pafte haya hecho
lNsTrruro pncÍRco
E
ANÍBAL ToRRES vnsourz
99 La teoría de los actos propios nació en el Derecho Flomano a través de la exceptío doli
generalis seu praesentis (excepción de dolo genérico o presente). Está contenida en la
regla venire contra factum propium non valet, es dec¡r, a nadie está permitido ir contra sus
propios actos. El common /aw inventó la expresión estoppel by conduct, equivalente a la
doctrina de los actos propios. "La aplicación del principio venire contra factum propium non
valet, o si se quiere, nemo potest mutare consilium suum in alterius injuriam, equivalen
a la aplicación de la regla del estoppel'.El estoppel que coincide con nuestra doctrina
de los actos propios sólo es el llamado estoppel by facts in pais, o bien estoppel by con-
- duct. Hay, además, el estoppel by record (equivalente a la cosa juzgada) y el estoppel by
deed(equivalente a la veracidad que se desprende de una escritura o documento público)
(PUlc BRUTAU, José, Estudios de derecho comparado. La doctrina de los actos propios,
Ariel, Barcelona, 1951, pp. 103 y ss.).
100 Citado por PUIG BHUTAU , Estudios de derecho coinparado. La doctina de los actos pro-
pios, cit., p. 101.
101 STlGLlTz, Rubén S. (director), Contratos. Teoría genera{ reimpr., Depalma, Buenos Aires,
1994, p.491.
106 PUlc BRUTAU , Estudias de Derecho comparado- La doctrína de los actos propios, cil., pp.
111-112.
derechos y obligaciones, los efectos del contrato consisten en crear entre las
partes derechos y obligaciones, es decir, relaciones jurídicas, o modificar los
derechos y obligaciones, preexistentes, o, en regularlos o extinguirlos.
Los efectos contractuales son los producidos por elcontrato, además de
los efectos integrativos dispuestos por la ley. Son obfigatorios en cuanto crean
obligaciones y los correspectivos derechos, o modifican o extinguen las obli-
gaciones y créditos preexistentes. En toda obligación al derecho del acreedor
corresponde la obligación deldeudor. Por esto, los efectos obligatorios consisten
en la constitución, modificación o eitinción de derechos de crédito.
Los efectos delcontrato modifican las posiciones jurídicas de las partes. Así,
antes del perfeccionamiento del contrato no eran vendedoras o compradoras,
arrendadoras o arrendatarias, suministrantes o suministradas, etc., pero luego
de concluido el contrato, lo son. Los efectos jurídicos generados por el contrato
inciden sobre las posiciones o situaciones jurídicas de los contratantes, por tanto,
sobre las relaciones existentes entre ellas. El contrato crea, modifica o extingue
derechos y obligaciones que inlegran la posición jurídica de las pafteslo7.
En toda relación jurídíca existe un sujeto del deber, en uno de los extre-
mos, y un sujeto del derecho, en el otro extremo. Si la relación jurídica es de
naturaleza patrimonial (obligación), como la derivada del contrato, el sujeto
del deber es el deudor y el sujeto del derecho es el acreedor. Si la obligación
contractual es de prestaciones recíprocas, cada parte es, a la vez, acreedor
y deudor de la otra. Dado a que las posiciones jurídicas son, esencialmente,
los derechos y obligaciones, los efectos jurídicos pueden consistir: en crear
entre las partes derechos y obligaciones que antes no existían; en modificar
derechos y obligaciones preexistentes; en transferir a una parte derechos y
obligaciones que antes le pertenecían; en extinguir derechos y obligaciones que
precedentemente existían entre las partes. Peculiares efectos regulatorios se
individualizan en los contratos que fijan derechos y obligaciones de las partes
y en los contratos que regulan otros contratoslos.
107 'Los efectos de los contratos son los derechos y obligaciones que emergen de dichos
contratos' (CASTAÑEDA, Jorge Eugenio , El derecho de los contratos, T. I lTeoría general
de los contratos], Depaftamento de Publicaciones de la Facultad de Derecho.de la Univer-
sidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1966, p. 120). WAYAR dice que la diferencia
entre los efectos del contratoy los efecfos de la obligación debe ser buscada a partir de la
naturaleza jurídica del primero. ¿Qué es el contrato? Es un acto jurídico cuyo fin inmediato
consiste en producir derecho objetivo, por medio del cual las partes adquieren derechos
y obligaciones, que generan, como efectos propios, la necesidad de su cumplim¡ento vo-
luntario, forzado o subrogado. Necesidad de cumplimiento significa, precisamente, que el
acreedor podrá emplear los medios legales a fin de obtener lo que se le debe, si el deudor
no cumple espontáneamente. En definitiva, en tanto que el contrato produce derecho ob-
jetivo, lal es su "efecto', la obligación despliega o pone en funcionamiento un cÚmulo de
derechos subjetivos, de facultades y deberes, todo io cual constituye'su efecto" (WAYAR,
Emesto C., Derecho civil. Obligaciones, Depalma, Buenos Aires, '1990, T. I lConcepto.
N atu rale za. E I e m e ntos. Efe ctos. Teo ría de I i nc u m p I i m i e ntol, p. 2O1 ).
108 FIOPPO, El contrato, cit., p.475.
rNsrrruro pncír¡co
E
ANíBAL IORRES VASQUEZ
109 El contractus, con su significación de acuerdo, "resulta aplicable, no sólo al negocio bi-
lateral constitutivo de obligaciones, sino también al negocio constitutivo o traslativo de
derechos reales" (BETTI , Teoría general de las obligaciones, cit., T. l, p. 62).
110 JOSSERAND, Louis, Derecho civil, lrad. de Santiago Cunchillos y Manterola, Bosch, Bue-
nos Aires, 1951 , T. ll {Contratosl, Vol. ll, p. 179.
111 Cfr. MESSINEO: En los negocio§ típicos se dan efectos exclusivamente legales. Cuando el
negocio es atípico, 'los efectos nacen (siempre que sean lícitos) directamente de la volun-
tad del sujeto, la cual es el tactor determinante de un tal negocio' (MESSINEO, Francesco,
Manual de Derecho civil y comercial,lrad. Santiago Sentís Melendo, Ejea, Buenos Aires,
1979, T. ll, p. 339).
112 BOHDA, Guillermo, Manua! de Derecho civit. Parte general,Sa ed.,Abeledo-Perrot, Buenos
Aires,1990, p.417.
ANiBAt TORRES VASQUEZ
113 ALBALADEJo, Manuel, Curso de Derecho civil españo1,33 ed., Bosch, Barcelona, 1983, T.
I llntroducción y parte generafi, p. 355.
114 CóDtGo ctvtl lTALtANo, ARrículo 1376. Contrato con efectos reales. En los contratos
que tengan objeto la transferencia de la propiedad de una cosa determinada, la constitu-
117 cóDtco CrvL español, ARrÍcuLo 1.257, pRtMER pÁnRero: "Los contratos sólo produ-
cen efectos entre las partes que los otorgan y sus herederos, salvo en cuanto a éstos, el
caso en que los derechos y obligaciones que proceden del contrato no sean transmisibles,
o por su naturaleza, o por pacto, o por disposición de la ley''.
't18 PLANIOL, Marcel y RIPERT, Jorge, Tratado práctico de Derecho civil francés, trad. de Mario
Díaz C¡uz con la colaboración de Eduardo Le Riverend Brusone, Cultural, La Habana,
1946, T. Vl [Las obligaciones. Primera Pafte\, p.456.
"los contratos valen frente a todo el mundo Sean de los que crean obli-
-ya
gaciones o de los que transmiten derechos reales u obligaciones- en el
sentido que todo el mundo está obligado a reconocer Sus efectos entre las
partes y, en SU caso, a sufrir los inconvenientes po¡ los mismos producidos".
Así, un comerc¡ante no podrá impugnar el cont¡ato por el cual un propietario
cercano hubiere arrendado su inmueble a un competidor; n¡ un patrono, el
contrato por el que su ex empleado, libre para ocuparse, preste SUS Servicios
a otro patrono.
tad privada regulen sus intereses de naturaleza patrimonial. Surte sus efectos
solamente entre las partes que lo celebraron, por sí o mediante representante,
y sus herederos, salvo en cuanto a éstos si trata de derechos y obligaciones
intransmisibles.
Los contratantes asumen las obligaciones y adquieren los derechos deri-
vados del contrato que han celebrado, se someten a la ley delcontrato, de la
misma manera que están obligadas a inclínarse ante la ley propiamente dicha
(Domat). En Roma se decía: res inter alios acta atíis neque nocere neque pro-
desse potest (las cosas hechas por unos, no perjudican ni aprovechan a los
otros). Este axioma aplicado a los contratos significa que éstos no pueden hacer
nacer un derecho en contra o a favor de un tercero. Las partes contratantes
son impotentes para convertir a una tercera persona en acreedora, deudora o
propietaria (art. 1 119 del código civil francés). solución racionaf , debído a que
si los contratantes regulan sus intereses partículares, incluso derogando con-
tratos anteriormente celebrados y las normas dispositivas de la ley, elcontrato
es una norma jurídica particular, a diferencia del legisladorque reguta intereses
generales y abstractos. No cabe duda que el contrato y la ley contienen normas
jurídicas: particulares, la primera y generales, la segunda; arnbas normas, la
pañicular (el contrato) y la general (la ley), están respaldadas por la tuerza
coercitiva que monopoliza el Estado.
Por principio ningún contrato produce efectos frente a terceros siéstos no
lo han aceptado de algún modo. Salvo convenio o disposición legal en contrario,
nadie puede convertirse en acreedor o deudor de nadie sin quererlo.
El tercero que acepta las obligaciones o las oblígaciones y derechos se
convierte en parte contratante (p. ej., el contrato por persona a nombrar); si
acepta solamente los derechos estamos frente alcontrato en favor de tercero.
No puede haber contrato a cargo de terceros, sólo puede existir contrato en
favor de terceros. si el tercero, que no ha intervenido en la celebración del
contrato, acepta los derechos y obligaciones está aceptando el contrato, por
lo que termína siendo parte de éste, y como tal le asiste el derecho de resolver
el contrato; en cambio, el que solamente acepta el derecho derivado de un
contrato ajeno, no acepta el contrato, sino solarnente el beneficio, por lo que
no deviene en parte contratante, consiguientemente no tiene la facultad de
resolución.
Para nuestro ordenamiento jurídico, parte es quien celebra el contrato y
también sus herederos. Tiene la calidad de terceroquien no ha particípado eñ
la conclusión del contrato ni es heredero de los que lo concluyeron. El contrato
produce solamente sus efectos entre las partes, no prolonga su eficacia a los
terceros, salvo disposición contraria de la ley.
El principio de la relatividad contractual es de una lógica impecable, el
mismo que se extiende a todos los actos jurídicos, los cuales, por ser una
manifestación de la autonomía de la voluntad privada, sólo atañen a quienes
libremente los celebran y sus herederosl2o, ya que nadie puede obtener sin su
aceptación efectos de los actos ajenos, sobre todo, si éstos le son perjudiciales.
Como el contrato es el instrumento que confiere e[ ordenamiento jurídico
a los particulares para que, en ejercicio de la autonomía de su voluntad privada
y mediante la concordancia entre dos o más voluntad'es, regulen sus derechos
creando, regulando, modificando o extinguiendo relaciones jurídicas patrimo-
niales, es lógico que produzcá sus efectos entre los otorgantes. Es decir, la
eficacia del contrato, en cuanto creqdor de normas jurídicas entre particulares
(privados), queda limitada a las partes que han intervenido en su celebración
y los herederos de éstas por ser quienes las suceden en todos sus derechos
y obligaciones; los terceros no se pueden perjudicar ni beneficiar con un con-
trato en el cual no son parte. De atlí nace la norma que reza: "Los contratos
sólo producen efectos entre las pañes que los otorgan y sus herederos, salvo
en cuanto a éstos si se trata de derechos y obligaciones no transmisibles"
(art. 1363). Sin embargo, como veremos más adelante, esta regla presenta
excepciones por las que el contrato puede producir efectos favorables o des-
favorables para terceros.
't20 Como dice VALPUESTA FeR¡¡Áruoez: "el fundamento de la relatividad contractual está en la
misma esenbia del contrato, de la misma manera que es una manifestación de la autono-
mía de la voluntad, sólo compete a quienes libremente lo concertaron, intelegir lo contrarío
supondria que una persona quedase obligada por decisión de otra, sin que previamente le
haya autorizado, otorgándole representación o ratificado con posterioridad; de lo que hay
que salvar lógicamente, la represéntación legal que encuentre su rat¡o en la norma iurídica
que la impone' (VALPUESTA FEn¡¡Áruoez, María Rosario [coordinadora], Derecho civil. De-
recho de obligaciones y contratos,3-" ed., l'irant lo blanch, Valencia, 1998, p. 431).
121 De la eficacia ¡nter partes"sólo se puede hablar en el campo de los contratos, o negocios
bilaterales, es decir, donde hay, por lo menos, dos partes. En los negocios unilaterales la
elicacia trente a los terceros, considerados terceros todos cuantos no sean los sujetos del
negocio, es un hecho, incluso, normai: el despido, la renuncia, la remisión de ladeuda,
la revocacíón etc., tienen efecto para el declarante, pero normalmente, y directamente,
también para otra persona que respecto del negocio es un tercero" (BAHBERO, Doméni-
ANÍBAL TORRES VASQUEZ
tiene efectos frente a terceros, sino en los casos previstos por la ley. Si las
partes celebran el contrato regulando sus propios intereses es lógico que los
efectos contractuales sean para ellas.
Son parfes u otorgantes del contrato los que íntervíenen en su éelebración
por sí o mediante representante. Las partes contratantes son los titulares de los
intereses regulados en el contrato; ellas son las que adquieren los derechos y
contraen las obligaciones derivadas del contrato.
El representante de las partes actúa por cueirta, en representación y en
nombre de estás, por tanto, no adquíere ningún derecho ní contrae ninguna
obligación originada por el contrato. Los efectos del contrato celebrado por
representante se producen directamente en la esfera jurídica del representado.
Es parte en elcontrato el representado, no el representante.
Excepcionalmente, por disposición de la ley, es parte contratante quien
no ha intervenido en la celebración del contrato, pero que es afectado direc-
tamente en sus derechos. Por ejemplo, conforme al art. 1708.1, en caso de
enajenación de bien arrendado inscrito, el adquirente (quien no ha intervenido
en la celebración del arrendamiento) deberá respetar el contrato, quedando
sustituido desde el momento de su adquisición en todos los derechos y obli-
gaciones del arrendador.
A la parte o su representante que suscribe el contrato se le denomina
signatario.
El signatario es el firmante del contrato cuando éste se ha celebrado por
escrito. El signatario puede ser el propio otorgante cuando él interviene perso-
nalmente en la celebración del contrato ejercíendo su derecho o puede ser su
representante, quien luego de firmar el documento que contiene el contrato, per-
manece como un tercero que no se perjudica ni se beneficia con dicho negocio.
Los contratos consensuales celebrados por escrito no requieren ser firma-
dos, sin embargo, el hecho de no haber sido firmados puede presentar dificul-
tades para probar su existencia. Algunos contratos con forma escrita solemne,
v. gr., la carta tianza bancaria no necesita ser firmada por el acreedor a favor
de quien ha sido otorgada, puesto que la ley establece que se debe celebrar
por escrito, pero no dice que debe serfirrnada (art. 1871). En los contratos
informáticos se utiliza la firma digital.
co, Sístema del Derecho pivado, trad. de Santiago Sentís Melendo, E,jea, Buenos Aires,
1967, T. l, p. 612).
122 La regla de la relatividad del contrato comprende a los herederos de las partes. Aquí no se
puede hablar todavía de eficacia del contrato respecto a terceros, por cuanto el sucesor a
título universal deviene en parte del contrato, entrando en la posición contractual de causa
habiente (BrANcA, Diritto civile, cit., T. lll, p. 566).
ANÍBAL ToRRES VÁsoUEz
b.3. Terceros
12g En el Derecho romano, la obligación se creaba y producía sus efectos entre primus y
secundos, terfrus (tercero) era persona extraña a la obligación con la cual no se podía
beneficiar ni Perjudicar.
ANIBAL TORRES VASGUEZ
124 CÓD|GO clvlL PERUANo, ARrÍcuuo 735: "La institución de heredero es a tÍtulo universal
y comprende la totalidad de los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la heren-
cia o una cuota parte de ellos. La institución de legatarío es a título particular y se limita
a determinados bienes, salvo lo díspuesto en el artículo 756. El error del testador en la
denominación de uno y otro no modifica la naturaleza de la disposición."
125 JOSSERAND, Louis, Derecho civil, cit., T. ll [Contratos], Vol. Il, p. 187 .
126 MOSSET ITURRASPE, Jorge, Contratos, Ediar, Buenos Aires, 1981 , p.289.
127 BARBERO, Domenico, Sistema del Derecho privado, trad. de Santiago Sentís Melendo,
4.
Ejea, Buenos Aires, 'l g67, T. lll, p. :
128 ALTERINT, Atilio Aníbal I Árr¡enl, Oscar José / LÓPEZ CABANA, Roberto M., Derecho dé
obligaciones civiles y comerciales,4a ed., Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1993, p. 30.
129 También en el legado, un acto unilateral, se establece que si el bien legado estuviere su-
jeto a usufructo, uso o habitación a lavor de tercera persona, el legatario respetará estos
derechos hasta que se extingan (art.761).
130 CóDrco Clvtt-. AnrÍculo 1206: "La cesión es el acto de disposición en virtud del cual el
cedente trasmite al cesionario el derecho a exigir la prestación a cargo de su deudor, que
se ha obligado a transferir por un título distinto. La cesión puede hacerse aun sin el asen-
timiento del deudor."
INslruro p¡cÍrrco g
ANIBAL TORRES VASAUEZ
Sin embargo, ocurre a veces que el tercero es ajeno a un contrato, pero tiene
en él algún interés o derecho por estar vinculado econórnica o jurídicamente
con una de las partes; ya en el momento de celebrarse, ya en su curso o por
razón de sus efectos. Ejemplo: "A", acreedor hipotecario de "8", eslercero con
relación al contrato de compraventa del bien hipotecado a su favor celebrado
entre el hípotecante "B", como vendedor, y "O", como comprador; mientras "C"
es tercero con relación al acto jurídico de constitución de hipoteca celebrado
entre "8" y "A"i sin embargo, el gravamen hipot&ario alcanza al comprador
"C", quien hasta puede perder el bien, en caso de ejecución si el deudor "B"
no paga la deuda (art. 11 17).
INST¡TUTo pncÍrtco
ANiBAt ToRRES vÁsouez
En otros casos hay una eficacia refleja del contrato que es aquella que, por
efecto de la celebración del contrato, se refleja tambíén en el patrimonio de
terceras personasl31.
rNsrlTUTo p.ccírtco
E
ANIBAL TORRES VASQUEZ
que las partes pueden determinar libremente el contenido delcontrato. Sin em-
bargo, como lo demostramos más adelante, el contenido es más comprensivo
que elobieto del contrato.
Elcontenido delcontrato son las reglas de conducta a las quedeben su-
bordinarse las partes contratantes. Puede ser el resultado de la negociacíón
entre ambas partes contratantes un contenido acordado por todas las
paftes contratantes-, o puede ser-essuministrado por una de las partes que lo
ha predispuesto prevíamente --es obra exclusíva de una de las partes-, a la
que la otra presta su adhesión, como ocurre, por ejemplo, con los contratos por
adhesión y en los concluidos mediante cláusulas generales de contratación.
Pero en ambas situaciones, hay una declaración sobre la cual las dos partes
consienten, "no pudiéndose desconocer que la adhesión, aunque consista en
la aceptación incondicional de reglas de conducta suministradas por otro es,
al menos formalmente, un acto de libre voluntad que no puede ser constreñido
a formalizad'1s.
El acuerdo de las panes no es un consenso indeterminado y abstracto,
sino puntualconcordancia de las voluntades de las partes sobre una reglamen-
tación concreta. En este sentido, el término acuerdo, además de designar fa
fase de conclusión del perfeccionamiento del contrato, asume un significado
coincidente con el de contenido delcontrato. La expresión "contenido delcon-
trato" es usada para designar, en su acepción más comprensiva, todo aquello
que en el contrato se ha dicho y escritol3s.
En esta acepción amplía, formal, se distingue lo que constituye la regu-
lación de los intereses de las partes de lo que representa la mera exposición
de circunstancias o manifestaciones de deseo, es decir, entre declaraciones
dispositivas y enunciativas.
Considerado el contrato como un instrumento de la autonomía de la vo-
luntad privada para la autorregulación de intereses, el contenido, en su sentido
sustancial, técnico, es solamente la parte dispositiva del contrato, es decir, el
conjunto de normas particulares que las partes han dictado con el contrato.
El contenido dispositivo del contrato es el conjunto de reglas mediante
Ias cuales los contratantes determínan la relación jurídica que los vincula. El
contenido enunciativo está dado por declaraciones no normativas, sino simple-
mente aclarativas, como la descripción de ciertos hechos mediante los cuales
las partes aclaran los antecedentes del contrato, los mismos que pueden servir
para interpretar el sentido y alcance de los derechos y obligaciones que se
derivan del-acuerdo.
El contenido formal son todas las declaraciones de las partes sean o no
dispositivas; todo eltexto contractual. El contenido sustancial es el contenido
INSTlTUTo pAcÍFlco
E
ANÍBAL TORRES VÁSQUEZ
Por disposición del art. 1364, el pago de los gastos y tributos que origine
ia celebración del contrato se dividen por igual entre las partes contratantes.
Esta regla presenta dos excepciones: 1) que las partes hayan acordado una
proporción distinta o que una sola de ellas asume el pago de la totalidad de
tales gastos y tributos;y 2) que la ley disponga cuál de los contratantes debe
pagar los gastos y tributos o los exonere de tales obligaciones. Ejemplos:
1) Decreto Supremo Ne 15O-2004-Eñ Texto Único Ordenado de la Ley
de Tributación Municipal. lrnpuesto de alcabala:
- El impuesto de alcabala grava las transferencias de propiedad
de los bienes inrnuebles urbanos o rústicos a título oneroso o
gratuito (art.21).
- La tasa del impuesto es de 3oA, siendo de cargo exclusivo del
comprador, sin admitir pacto en contrario. No está afecto eltra-
mo comprendido por las primeras 10 ulT del valor del inmueble
(art. 25).
- La primera venta de inmuebles que realizan las empresas cons-
tructoras no se encuentra afecta al impuesto, salvo en la'parte
correspondiente al valor del terreno (arL 22).
- Están inafectas del irnpuesto las siguientes transferencias: a)
Los anticípos de legítima. b) Las que se produzcan por causa
de rnuerte. c) La resolución del contrato de transferencia que se
produzca antes de la cancelación del precio. d) Las transferen-
cias de aeronaves y naves. e) Las de derechos sobre inmuebles
que no conlleven la transmisión de propiedad. f) Las producidas
por la división y partición de la rnasa hereditaria, de ganancias o
de condóminos originarios. g) Las de alícuotas entre herederos
o de condóminos originarios (art' 27)'
2) Decreto Supremo Ne 009-99-MlC, Texto Única Ordenado de ta Ley de
Promoción delAcceso a la Propiedad Formal. Elart. 34 exonera del
INSTITUTO PAC]FICO
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ANíBAt ToRRES VÁsQUEz
2. obligación? Ciit¡cá
¿Extinción del contrato y supervivencia de la
se afirma que el contrato deja de existir (se extingue, desaparece) una
ya no tiene
vez que crea la ielación juiídica, porque a partir de ese momento
138 cÓucocl./lL.ARrícut-o1365:..Enlosconlratosdeejecucióncontinuadaquenotengan
puede ponerle fin me'
plazo convencional o legal determinado, cualquiera de las partes
previo remñido por la vía notarial'con una anticipación no menor de treinta
biante aviso
el contrato queda resuelto de pleno derecho''
días. TranscurriOo el ptazo corieslonOiente
jsi
RnfíiULO i61S: la duración del suministro no se encuentra estableci-
139 óOolCO ClVlt-.
del contrato dando aviso previo en el plazo
da, cada una de las partes puede separarse
pactaOo, o, en su Oe',ecto, dLntro de un plazo no menor de treinta días''
boorco Civrr-. ARrícu¡o 1703: "Se pone fin a un arrendamiento de duración indetermina'
da dando aviso judicial o extrajudicial al otro contratante'"
ANIBAL TORRES VASQUEZ
ninguna otra función que cumplir. Por tanto no hay ejecución del contrato, que
ya no existe, sino ejecución de la obligación1€.
No participamos de esta opinión por cuanto la relación jurídica contractual
es un concepto, una significación, que, como todo producto cultural¡ tiene ne-
cesariamente un substrato o soporte material que es el contrato, ya sea éste
verbal o escrito o esté contenido en soportes informáticos, etc.
Con fines de esclarecimiento, analicemos esto desde el punto de vista del
contrato como norma panicular. Por el contrato laslartes regulan sus relacio-
nes jurídicas con carácter vinculante, esto es, se dan normas a sí mismas. El
contrato, como elacto jurídico en general, contiene una norma jurídica particular
diferente de la norma general contenida en la ley o en la costumbre y distinta,
también, de la norma individualizada contenida.en la sentencia o resolución
administrativa o laudo arbitral. El legislador frente a sus propias limitaciones
delega en los particulares para que, en ejercicio de la autonomía de la voluntad
privada, establezcan sus propias normas pañiculares de conducta, siempre
que no transgredan las normas imperativas, el orden público o las buenas
costumbres. Esto es, el acto jurídíco cumple una función reguladora de con-
ducta humana social, de relaciones sociales con trascendencia jurídica. Por
eso, las normas creadas por los particulares en sus negocios, especialmente
en sus contratos, constituyen parte integrante del ordenamiento jurídico de
un país, conjuntamente con las normas generales y con las individualizadas,
y el cumplimiento de todas ellas está garantizado por la tuerza coercitiva que
monopoliza el Estado. Tan cieño es esto que los magistrados, para resolver un
conflicto derivado de un contrato, lo primero que tienen que hacer es aplicar el
contrato; solamente si hay vacíos en el contrato, aplica las norrnas supletorias
contenidas en elCódigo u otros cuerpos legales.
Las normas generales están contenidas en la ley, la costumbre, los
principios generales; las normas particulares están contenidas en los actos o
negocios jurídicos, especialmente en los contratos; las norrnas individualizadas
y concretizadas están contenidas en las sentencias, en las resoluciones admi-
nístrativas, en los laudos arbitrales, etc. La norma es el mandato jurídico con
eficacia reguladora de conducta humana social; en cambio la ley, la costum-
bre, los precedentes judiciales, Ios principios generales, los actos o negocios
jurídicos, las sentencias, las resoluciones administrativas, los laudos arbitrales,
son los signos, formas o modos sensibles mediante los cuales se manifiestan
140 ARTAS-SCHREIBER, al hacer la exégesis del artículo 1402, dice: "que el nuevo Código
ha optado por la tesis según la cual el contrato, una vez cumplida su función de crear
la obligación, deja de existir y lo que se mant¡ene en pie es la obligación ya generada"
(AR|AS-SCHBETBEFT PEZET, Exégesis del Código civil peruano de 1 984, cit. [ed. 1986], T.
l, p. 158). DE LA PUENTE Y LAVALLE dice que el contrato deja de existir al crear la relación
jurídica porque no t¡ene otra función que desempeñar: "El contrato no obliga; lo que obliga
(valga la redundancia) es la obligación" (El contrato en general. Comentarios a la Sección
Primera del Libro Vll del Código Civi{ Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 199'l ,
Primera parte, T. lll, p.291).
141 SAVtcNy, F. C., Sistema del Derecho romano actual, trad. de Jacinto Mesía y Manuel Po-
ley, Góngora, Madrid,1878, T.l, p. 150.
INSTITUTO PACIFICO
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ANíBAI IoRRES vesQuez
142 Además, al hablar de obligación anulada se genera una confusión, porque la palabra anu-
lación puede entenderse que se refiere Únicamenle a los aclos anulablesy no a los nulos,
cuando la imposibilidad de repelición de lo pagado tiene que estar referida a todo incapaz
ya sea absoluto o relativo.
144 ARIAS-SOHREÍBER PEZET, Max, Exégesis del código civil peruano de 1984,T. I (contra-
tos. Parte general), con la colaboración de Carlos Cárdenas Quirós, Ángela Arias-Schrei-
ber M. y Elvira Martínez Coco, Gaceta Jurídica, Lima, 1999, p. 122.
chos reales sobre los bienes nacionales situado en elterritorio donde ejercen
el poder político, se podrían aprovechar indebidarnente de las ventajas que les
proporciona el poder para satisfacer sus intereses económicos personales en
perjuicio del interés general.
El ínc. 3 prohíbe a los funcionarios y servidores del sector público, los
bienes del organismo al que pertenecen y los confiados a su administración
o custodia o fos que para ser transferidos requieren de su íntervención. Los
organismos del sector público son los establecidos en la Constitución y en la
ley. Como en los casos anteriores, élfundamento de la prohibición es de moral
pública y de protección de los intereses generales de la comunidad.
La prohibición (inc. 4) a los magistrados judiciales, los árbitros y los auxi-
liares de justicia, de adquirir los bienes que estén o hayan estado en litigio ante
el juzgado o el tribunal en cuya jurisdicción ejercen o han ejercido sus funcio-
nes, también tiene un fundamento moral, dado a que si se les permitíeran su
adquisición orientarían el proceso de tal forma de beneficiarse con la decisión.
No se puede desconocer que en nuestra realidad no todos los jueces
actúan con ¡ndependencia y autonomía, sino son influenciables por los otros
jueces, especialmente por los de niveles superiores, por los que ejercen las
presidencias de cortes, los que integran el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial,
los que tienen vinculaciones con el poder político de turno, etc., lo que justifica
que la prohibición comprenda a todos los jueces, árbitros y auxiliares de justicia
"en cuya jurisdicción ejercen o han ejercido sus funciones", y no solamente a
los que hayan intervenido en el litigio.
El inc. 5 tiene la misma prohibición del inciso anterior, pero referida a los
míembros del Ministerio Público, pero solamente con relación a los bienes
comprendidos en los procesos en que intervengan o hayan intervenido por
razón de su función.
El inc. 6 prohíbe que los abogados puedan adquirir los bienes que son
objeto de un juicio en que intervengan o hayan intervenido por razón de su pro-
fesión, por cuanto, si se les permitiera adquirir dichos bienes, hay.el peligro de
que puedan orientar la defensa en su propio beneficio y no de su cliente. Esta
prohibición se extiende hasta después de un año de conctuido el proceso en
todas sus instancias. La prohibición no rige respecto del pacto de cuotalltrs,'por
el que si el abogado logra que el proceso termine con una sentencia favorable
a su cliente, éste le paga cediéndole determinado quantum de lo que obtenga.
En el inc. 7, como en los anteriores casos, por razones morales se prohíbe
legalmente a los albaceas (o ejecutores testamentarios) que puedan adquirir
los bienes que administran en su calidad de tales.
Los albaceas pueden vender los bienes hereditarios con autorización ex-
presa deltestador, o de los herederos, o deljuez, en cuanto sean indispensables
para pagar las deudas de la herencia y los legados (art.786.7), pero no pueden
comprar para sí estos bienes por estar prohibido por el inc. 7 del art. 1366.
tNSTITUTo PAC|FICO
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ANíBAL TORRES VASQUEZ
2. Alcances de la prohibición
145. AR|AS-SCHRETBER PEZET, Exégesis del Código civil peruano de 1984, cit. [ed. 199S], T. I
Las prohibiciones del inc. 6, para los abogados, y del inc. 7, para los
albaceas, dei art. 1366, no son de aplicación cuando se trata del derecho de
copropiedad y de la dación en pago (datio in solutum).
1. Definiciones legales
El art. 140 define al acto jurídico como la manifestación de voluntad des-
tinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas, patrimoniales
o extrapatrimoniales. Y el art. 1351 establece que elcontrato es el acuerdo de
dos o más partes para crear, regular, modificar o extínguir relaciones jurídicas
patrimoniales. El acto jurídico es el género y el contrato es una especie de
acto jurídico.
Con relació n al acto iurídico consigo mismo, el art. 166 establece: "Es anu-
lable el acto jurídico que el representante concluya consigo mismo, en nombre
INST¡TUTO PACIFICO
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ANIBAL TORRES VASQUEZ
3. Evolución histórica
El Derecho romano no ha admitido, como regla general, el acto jurídico con-
sigo mismo, salvo excepciones fundadas en la utilidad práctica. Ulpiano decía,
asícomo eltutor puede pagar lo que debe y debe pagar a los acreedores del
pupilo, puede también pagarse a sí mismo, si hubiere dinero con qué hacer el
pago; Gayo expresaba que el poseedor podía dejar de poseer constituyéndose
poseedor a nombre de otro, pues en este caso este otro es el que posee; el
mismo Ulpiano indicaba, en cuanto al mutuo entre tutor y pupilo, que el tutor
podÍa hacer lo uno o lo otro sentándolo en el libro de cuentas. En Francia, la
ley de 24 dejulio de 1867 sobre sociedades autoriza a los administradores de
una sociedad por acciones para contratar con ella mediante la autorízación de
la asamblea de accionistasl4s.
La legislación, doctrina y jurisprudencia moderna, por principio, prohíben el
contrato consigo miSmo, y lo admiten excepcionalmente, haciendo prevalecer
la utilidad práctica sobre la construcción técnica.
La doctrina francesa prevaleciente entiende que el Código civil francés no
sanciona una prohibición generaldel autocontrato. La prohibición delmandatario
de adquirir el bien qüe el mandante le encargó vender (art. 1596 del Código
francéi), corresponáe a una categoría limitada de operaciones, la misma qÚe
no se puede extender a las demás. El proyecto de reforma del Código francés
contiene una norma en loS términos siguientes: "El representante no puede,
en nombre del representado, salvo que hubiere sido autorizado por este último
o por la ley, estipular por SU propia cuenta o por cuenta de otra persona que
representá. El representado puede ratificar tal acto en el caso que hubiera
podido autorizarlo"
El Código civil de Andrés Bello que rige en Colombia, Chile y Ecuador
admite el actó jurídico consigo mismo y sus efectos contractuales. El art.2171
1@cionesdeDerechocivilchitenoycomparado,EditorialJurídi.
ca de Chile, Santiago, 198S, T. Xl [Oe las obligaciones,ll]' p' 438'
ANíBAL ToRRES vÁseurz
del Código colombiano, el art. 2145 del Código chileno y elart. 2049 del Código
ecuatoriáno disponen que sise le encarga al mandatariotomardinero prestado,
"podrá prestarlo él mismo al ínterés designado porel mandante, o a falta de esta
designación, al interés corriente; pero facultado para colocar dinerg a interés,
no pódrá tomarlo prestado para sí sín aprobación del mandante". El art.2170
del Código colombiano , el 2144 del Código chileno y el2048 del Código ecua-
toriano establecen: "No podrá el mandatario pÓr sí ni por interpósita persona,
comprar las cosas que el mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo
Suyo al mandante lo que éste le ha ordenado comprar, si no fuere con apro-
bación expresa del mandante". En estos países, sielmandante ha autorízado
el autocontrato, no hay inconveniente alguno. Si el mandante lo ha prohibido,
el mandatario no podrá celebrarlo consigo mismo. En la gestión de tomar di-
nero prestado Io faculta expresamente al mandatario para prestarlo él mísmo.
No puede el mandatario comprar las cosas que Se le ha ordenado vender, ni
vender lo suyo al mandante, salvo con aprobación expresa (no tácita) de éste'
El Código civíl argentino en su art. 1918 dispone: "No podrá el mandatario
por sí ni por persona interpuesta, comprar las cosas que el mandante le ha
ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante, lo que éste le ha ordenado
comprar, si no fuese Con Su aprobación expresa". El art. 1361 : "Es prohibida la
compra, aunque sea en remate público, por sí o por interpuesta persona: [...] 4.
A los mandatarios, de los bienes que están encargados de vender por cuenta
de sus comitentes". La fuente del art. 1918 es el a¡l.2144 delCódigo chileno.
El autocontrato de compraventa está prohibido, salvo autorizaciÓn expresa del
mandante. Se trata de un contrato prohibido sancionado con la anulabilidad.
En cuanto al autocontrato de mutuo, el art. 1919 del Código argentino se-
ñala; "Si fuese encargado de tomar dinero prestado, podrá prestarlo él mismo
al interés corriente; pero facultado para dar dinero a interés, no podrá tomarlo
prestado para sí, sin aprobación del mandante". El antecedente lo constituye
el art. 2145 del Código chileno. Para el mandato de tomar dinero prestado,
el mandatario podrá prestarlo él mismo al interés corriente, sín necesidad de
autorización del mandante. En cambio, cuando el mandatario hubiera sido
facultado para dar dinero a interés, por el marcado conflicto de intereses que
podría conducir a que el mandatario prefiera su propio interés al del mandante,
el autocontrato requiere de la aprobación del mandante.
El Código civil español no regula la figura del autocontrato. En algunos
casos lo prohíbe expresamente, por ejempfo, el art. 1459 prohíbe al tutor, al
mandatario y al albacea la compra para sí o por persona intermedia, de los
bienes que tienen confiados; el art. 267 del Código de comercio prohíbe al
comisionista comprar para sí o para otro lo que se le haya mandado vender,
nivenderá lo que se le haya encargado comprar, sin licencia del comitente. La
jurisprudencia antigua se manifestó contraria a esta figura jurídica. La doctrina
jurisprudencial contraria destaca que si bien el Derecho positivo parece recha-
zar esta fígura, lo es con la finalidad de prevenir toda colisión de intereses que
149 HeRf'¡Át¡oeZ GlL, Francisco, "Deber de cumplir el encargo", en SIEFIRA GIL DE LA CUESTA,
lgnacio (director), Comentarios al Código Civil,f. Vll-B, Bosch, Barcelona' 2000, p.937'
150 La figura del contrato consigo mismo se produce en dos casos. En el primero se'tiene el
denominado autocontrato: el representante entra como contraparte sustancial en rel con-
trato que celebra por la parte representada por él (A, recibido de B el poder para vendel
compra para sí mismo el bien de B; o bien, A recibido de B el poder para adquirir, vende su
propio bien para B, es decir, actúa como vendedor por derecho propio y como comprador
en representación de B). El segundo caso es el de la denominada doble representación:
el representante redacta el contrato en representación de ambas partes (A, recibido de X
el poder para vender y de Y el poder para comprar, hace la compraventa en nombre tanto
de X como de Y) (RoPPo, El contrato, cit., p. 278).
151 'Se estuctura el autocontrato cuando el representante, en ejercicio de sus funciones como
tal, realiza Un acto jurídico en nombre de su representado y, a la vez, en el suyo propio,
bien sea formando con aquel una misma parte en dicho acto, o bien constituyéndose en su
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ANIBAL TORRES VASQUEZ
se apl¡ca el art. 1908 del Código argentino que dispone que "el mandatario no
ejecutará fielmente el mandato, si hubiese oposición entre sus intereses y los
del mandante, y diese preferencia a los.suyos".
Es inconcebible que una persona, actuando en,una sola calidad, pueda
celebrar un contrato con ella misma; no se puede seia lavezdeudor y acree-
dor de sí mismo. "En ningún caso podrá haber contrato si esta persona actúa
para ella misma en una sola calidad"ls. De ahí que hablar de contrato consigo
mismo o autocontrato parece un coqtrasentido. Sin embargo, es concebible el
contrato consigo mismo cuando una sola peisona es parte en un acto jurídico
en dos condiciones diferentes.
Como dice Messinaorss, "del principio según el cual, para la existencia
del contrato se necesitan dos declaraciones de voluntad, procedentes de dos
partes diversas, constituye excepción la figura del llamado auto-contrafo (co-
rrientemente, y más exactamente, denominado contrato consigo mismo), en el
que /a actividad y la declaración de una sola parté, en dos distintas calidades
(p. ej., representante que declara un lade- en nombre propio y el
-por -por
otro- en nombre del representado), basta-en los casos en que está admiti-
do- para la realización del contrato.
Por principio la autocontratación está prohibida, solamente está permitida
en casos excepcionales. El art. 166 señala el principio de la anulabilidad del
contrato consigo mismo, y las excepciones en las que se le permite, no siendo
posible fuera de ellos.
Con la prohibición del autocontrato, como principio general, se protege al
representado cuando los intereses de éste son opuestos con los del represen-
tante o de un tercerols6, protección que la ley concilia con las necesidades del
tráfico estableciendo excepciones en las cuales está permitido.
No obstante que el contrato es el acuerdo de las manifestaciones de volun-
tades de dos o más partes, en la vida práctica de relación socialsiempre habrá
la necesidad de preguntarnos ¿si se puede perfeccionar un contrato rnediante
la declaración de voluntad de una sola pafte actuando en una doble calidad?
El representante que tiene poder de disposición del patrimonio del repre'
sentado (representación simple), ¿podrá perfeccionar un contrato entre él!
su representado?
154 LARRSUMET, Christian, Teoría general del contrato, trad. de Jorge Guerrero Fl., Temis,
INSTITUTO PACIFICO
E
ANíBAt ToRRES vnsouez
157 OSORIO MORALES, Juan y OSORIO SERRANO, Juan Mlguel, Teoría general de la obli-
gación', en SÁr'¡cHrz CALERo, Francisco Javier (coordinador), Curso de Derecho civil ll.
Derecho de obligaciones, contratos y responsabilidad por hechos ilícitos,3a ed., Tjrant lo
blanch, Valencia, 2004, p. 260.
158 "De la esencia jurídica del autocontrato se desprende que este es un contrato, tanto en su
estructura, porque existen, por lo menos, dos partes, como en lo atinente a su formación,
ya que hay consentimiento contractual que surge de, por lo menos, dos declaraciones de
voluntad aunque provenientes de una sola persona, en cuanto ésta actúa, no sólo a nom-
bre propio, sino también en calidad de representante del otro contratante (o aun en calidad
de representante de ambos contratantes: doble representación)" (SPOTA, lnstituciones de
Derecho civil. Contratos, cit., Vol. ll,p.42).
159 OSORIO MORALES y OSORIO SEFIRANO ("Teoría general de la obligación', cit., p.260)
refieren que la jurisprudencia española ha resuelto estableciendo "que cuando existe opo-
sición de intereses, como normalmente la hay en todos los contratos, el padre no puede
utilizar el poder de representación legal que la ley le otorga para celebrar por sÍ un contrato
con el hijo sometido a su potestad. Pero como esa prohibición sólo entra en juego cuando
hay intereses opuestos, la práctica y la .iurisprudencia (registral) admiten que cuando se .
traia de una donación simple no existe inconveniente en que el padre done y acepte al
mismo tiempo en representación del hijo, celebrando un verdadero autocontrato; y ello
porque en tal supuesto no se produce una colisión de intereses que ponga en riesgo
ia imparcialidad del autocontratante (sentencias del T.S. del 05.11.1956 y 30.11.1968; y
Resoluciones de la Dirección General de los Flegistros y del Notariado del 09.03.'1943,
26.09.1 951 y 15.07.1 952)".
rNsTlruTo pncí¡tco g
ANíBAL ToRRES vesouez
éste; en tal acto concurren forzosamente las voluntades de las dos partes: del
representado y del representante; siempre hay una oferta y una aceptación.
Como se aprecia en el ejemplo, no hay duda que el autocontrato surge porque
hay un acuerdo entre representado y representante, y tarnpoco hay duda que
de tal acto Surgen obligaciones recíprocas propias de la compraventa para el
representante y para el representado; consiguíentemente su naturaleza con-
tractual debería estar fuera de discusiónle.
6. Anulabilidaddel (ontratoionsigomismo
Hay conllicto de intereses cuando el representante persigue un interés
propio o de un tercero que es inconciliable con el interés del representado.
Esto ocurre cuando el representante abusa del poder del cual es titular cuando
celebra el acto jurídico representativo sin perseguir la satisfacción del interés
del representado, sino el suyo propio o el de un tercero (el de uno de sus re-
presentados en la representación doble), es decir, ejerce el poder de represen-
tación para un fin diverso para el cualfue conferido, originando un conflicto de
intereses entre representante y representadol6l. El conflicto de intereses tiene
una particular manifestación en el contrato consigo mismo.
El Código civil italiano prescribe: Art. 1394. Conflicto de intereses. El contra-
to concluido por el representante en conflicto de intereses con el representado
podrá ser anulado a instancia del representado, si elconflicto era conocido o
conocible por el tercero.
Hay abuso del poder representativo cuando el representante actúa en con-
flicto de intereses con el representado. Si el representante celebra uh contrato
sin perseguir el interés del representado, sino el interés propio o el de un tercero,
abusa del poder que le ha conferido el representado. Pero no todo abuso de
poder del representante Supone un conflicto de intereses, pues puede ocurrir
que el representante, aun en ausencia de un efectivo conflicto, haga un mal
160 "Es evidente que la obligación que emana del acto jurídico consigo mismo es de orden
contractual. Estimamos, por esto, que Planiol y Flipert están más en la verdad, cuando,
prescindiendo de buscar la explicación doctrinal de esta institución en la teoría que hace
de la obligación una simple relación entre dos patrimonios, en lugar de dos personasi se'
gún el criterio de Rómer, Arno, Pilon y Gouget; o en la teoría del acto unilateral con efecto
óontractual, preconizada por Rúmelín y Barasi y sostenida por Demogue y Vallimaresco,
sostienen que la idea del contrato consigo mismo es una prolongación extrema en verdad
pero lógica, de la idea de representación" (CLARO SOLAR, Explicaciones de Derecho civil
chileno y comparado, cit., T. Xl, p.442).
161 La jurisprudencia española ha resuelto "hay acuerdo en la doctrina y en la jurisprudencia en
qué forma de cont¡atacién sería jurídicamente ineficaz cuando a través de ella se realicen
actos abusivos del representante por existir un conflicto de intereses más o menos encu-
biertos que haga incompatible la actuación de una sola persona operando por sÍ misma y
alavezen representación de otras que tienen intereses contrapuestos, y entonces, si hay
evidente peligro de parcialidad en perjuicio de tos representantes, ello acarrearía ineludible-
mente la inválidez del contrato' (STS de 9 de junio de 1997) (SIERRA GIL DE LA CUESTA,
lgnacio [director], Comentarios at Código CivL Bosch, Barcelona, 2000, T. 6, p' 530)'
ANÍBAL ToRRES vnsourz
que se pague por el bien el mayor precio que sea posible y, por otro lado, está
el interés de mi representante consistente en pagar el menor precio posible;
por esta razónla ley establece que este acto es anulable a misolicitud.
Para que el autocontrato sea anulable no es nqcesario un daño efectivo,
basta elconflicto de intereses potencialmente dañoso1e. El daño efectivo origina
la obligación de resarcimiento,.además de la anulación del contrato. El conflicto
de intereses puede ser patrimonial o moral. No hay conflicto, por ejemplo, si
el representante ha administrado mal el negocio; cuando los intereses del re-
presentante y del representado no están en conflicto, sino son convergentes;
cuando el bien se vende a un precio cierto de lista; cuando el representado ha
autorizado el contrato consigo misrno.
La existencia del conflicto de intereses entre representante y represen-
tado no ocasiona la invalidez del contrato consigo mismo frente a los terceros
adquirentes a título oneroso y de buena fe, más aún cuando el derecho de
estos esté inscrito (art. 2014). En otros términos, el conflicto de intereses que
pueda existir en el contrato consigo mismo carece de relevancia frente a los
terceros que han,actuado de buena fe, sin perjuicio, desde luego, de la posible
indemnización a que quede obligado el representante.
1il Por ejemplo, la casación italiana ha considerado anulable el contrato de venta de un in-
mueble a una sociedad de la cual la mujer del representante era la administradora única y
titular de la mitad del capital, por un precio que en nada corresponde al valor del mercado
(Cass. 3386/1985) (cfr. FBANCESCHETTI, Paolo, ll contrafto, reimpr., Edizione Giuridiche
Simone, Nápoles, 20A6, p. 324).
ANíBAt roRREs vxourz
8. Naturaleza jurídica
La figura delcontrato consigo mísrna siempre ha estado en discusión. Se
ha sostenido que no tíene utilidad práctica; su imposibitidad, desde el punto
de vista teórico, es una figura anórnala en cuanto falta un acuerdo verdadero
y propio, en el sentido del acuerdo de voluntades de dos partes contratantes,
una como oferente y otra como aceptante.
Algunos autores consideran que el contrato consigo mismo, en unos
casos entra en el esquema delcontrato y en otros no. Así, MessineoloT afirma
que el contrato consigo mismo entra en el esquerna del contrato cuando lo ha
autorizado el representado, porque, en este caso, existe junto a la voluntad del
representante, también la voluntad del representado, previamente manifestada
al representante. En cambio, no reviste el carácter técnico de contrato, a pesar
de que la ley lo califique como tal, cuando su contenido ha sido determinado
rNSTrruro p¡cÍflco
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ANíBAL TORRES VÁSQUEZ
pues, un acto híbrido, que participa del acto unilateral por el hecho de existir
una sola voluntad, y del contrato por el hecho de haber dos patrimonios en
presencia. La expresión.acto jurídico consigo mismo es así una imagen que
expresa la idea que una sola voluntad puede producir los mismos efectos que
un contrato".
d. Tesis contractual
La legislación y doctrina moderna reconocen la calidad de contrato al
contrato consigo mismo.
Algunos autores, con el fin de justificar la naturaleza contractual del con-
trato consigo mismo hacen algunos reaiusten sobre el concepto de contrato,
diciendo que la necesaria presencia en el contrato de dos o más partes no
equivale a la presencia de dos o más sujetos. La palabra parte indica un centro
de referencia de intereses, por eso varios sujetos, sison portadores de intereses
idénticos, constituyen una sola parte, mientras un solo sujeto puede ser, en
casos particulares, punto de referencia de dos centros de intereses distintos
como sucede con el contrato consigo mismol75.
La verdad es que en el contrato consigo mismo el representante hace dos
manifestaciones de voluntad; sea la representación simple o doble. Si bien el
representante manifiesta su propia voluntad, ésta siempre está delimitada, en
menor o mayor medida, por la voluntad del representado, tan ciefto es esto que
el representante no puede excederse de las facultades que le ha conferido su
poderdante (principio de literalidad del poder). Por ejemplo, el representante
que compra el bien de su representado (representación simple), de un lado,
manifiesta su voluntad por derecho propio (en el ejemplo, como comprador),
y, del otro, manifiesta su voluntad como representante (en el ejemplo, como
vendedor). En la representación doble, el representante autocontratante hace
una manifestación de voluntad por cada una de las partes contratantes. Siempre
en el autocontrato hay dos o más partes (vendedor y cornprador, arrendador
y arrendatario, etc.), no está ausente la oferta y la aceptación, hay un acuerdo
de voluntades declaradas sólo por el representante. En el autocontrato de
compraventa está presente la voluntad del representado vendedor (é1, y no el
representante, es el que vende) y la voluntad del representante comprador (en
la representación simple); o la voluntad del representado vendedor y lavoluntad
del representado comprador (en la representación doble), las dos expresadas
por el representante.
1'
poderes vendo la casa de Juan a María, ¿alguien puede sostener que en este
contrato no hay un vendedor Juan y una compradora María? En fin, el debate
está abierto, pero debatan ajustándose a la realidad social, porque el Derecho
es eso: realidad social, no es pura ficción. r
176 ENNECCEBUS, Ludwig / KIPP, Theodor i WOLFF, Marlin, Tratado de Derecho civil,lrad. de
la 39a ed. alemana por Blas Pérez González y José Alguer, 3? ed., Bosch, Barcelona, 1981,
T. l, vol. lllNacimiento, extinción y modificación de los derechos subietivos. Pretensiones y
excepciones. Ejercicio y aseguramiento de los derechos], pp. 474 y 475.
177 CóDtco c¡vll nleuÁru [BGB], AHTícuLo 181 : Un representante no puede, en tanto que
otra cosa no le esté permitida, celebrar en nombre del representado consigo mismo en
propio nombre o como representante de un tercero un riegocio jurídico consistente exclu-
sivamente en el cumplimiento de una obligación.
178 ENNEoCERUSKIPPiryoLFF, Tratado de Derecho civil, cit. [ed. 1981], T. I' vol. ll, pp. 482 y ss.
INSTITUTO PACIFICO
E
ANíBAt TORRES VASQUEZ
INSfITUTO PACIFICO
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ANÍBAL IORRES VÁSQUEz
ción del conflicto haya sido prevista y aceptada anticipadamente por el representado
o cuando el contenido del negocio haya sido predeterminado por el interesado en
forma que evite, a su juicio, la posibilidad del conflicto; el segundo supuesto excluye
de la anulabilidad, ya que es el propio representante el que determina el contenido
del acto jurídico y debe celebrarlo con las medidas que su prudencia le hagan adop-
tar, hecho que sucede en el presente caso, en este caso, existen dos acfos jurídicos
en los que no se configura el supuesto contemplado en el artículo ciento sesenta y
seis del Código Sustantivo ya que no se da una contratación consigo misma de la
representante de los demandantes al existi¡ por'un lado, un negocio jurídico que es
la constitución de garantía hipotecaria que otorgan lo-s cónyuges César Augusto Ba-
rrios lpenza y Emma lpenza Hermoza, representados por Carmen Rossio Barrios
lpenza a favor de la recurrente mediante la cual, se señala que la garantía hipotecaria
se constituía para garantizar las obligaciones que tuviera o pudiese contraer la em-
presa Digiservice Sociedad de Responsabilidad Limitada hasta por la suma de cua-
renta mil dólares americanos; es así que, los actores otorgan facultades a la code-
mandada para const¡tuir hipoteca sobre sus inmuebles; por otro lado, existe un
contrato de mutuo mediante el cual, la Cooperativa le otorgó un préstamo a la empre-
sa Digiservice Sociedad de Responsabilidad Limitada, siendo ésta representada por
Carmen Rossio Barrios; es así que, no existe el supuesto de contratación consigo
misma ya que, si bien es cierto, Carmen Rossio Barrios representaba por un lado a
los demandantes y por otro lado a la empresa Digiservice; los dos actos jurídícos que
realizó en su calidad de representante son independientes, uno es sobre garantía
hipotecaria y otro es sobre mutuo; en el primero intervienen los actores con la Coope-
rativa y en el segundo interviene Digiservice con la Cooperativa; CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el artículo ciento sesenta y seis del Código Civil, regula lo que en
doctrina sobre representación de las personas se conoce con el nombre de "acto ju-
rídico'consígo mismo" o "autocontrato", en virtud del cual se sanciona con anulabili-
dad al acto jurídico que concluye el representante de una persona (natural o jurídica)
con él mismo, ya sea como beneliciario en nombre propio o actuando en representa-
ción de la otra parte. Al respecto, Aníbal Torres Vásquez ha señalado que el acto ju-
rídico consigo mismo "[...] es el celebrado por una persona por sí sola, actuando, a la
vez, como parte interesada y como representante de la otra (representación simple),
o como representante de ambas partes (representación doble)" (Acto Jurídico,2e ed.,
ldemsa, Lima, 2001 , p. 381). Como puede advertirse, Ia anulabilidad que sanciona la
norma importa que la actuación del representante como tal, apoderado o por sí solo,
se proyecte a ambas partes del contrato y no sólo a una de ellas; Segundo.- Que,
conviene precisar que la hipoteca t¡ene por finalidad afectar un inmueble en garantía
del cumplimiento de cualquier obligación, propia o de un tercero. Esta definición,
prevista en el artículo mil noventa y siete del Código Civil, nos permite establecer los
siguientes parámetros: a) que existe de un lado un sujeto hipotecante, que no es otro
que el que grava el bien de su propiedad; b) que existe un sujeto garantizado o a cuyo
favor se constituye el gravamen; y c) que el objeto perseguido es garantizar una deu-
da, ya sea propia del hipotecante o de un tercero. Como puede advertirse, la ley sólo
contempla la participac¡ón de dos sujetos en la constitución de una hipoteca: el pro-
pietario del bien y el acreedor (sea éste del propietario referido o de un tercero ajeno);
es claro entonces que la relación jurídica contractual que se establezca al suscribir un
contrato de esta naturaleza para §arantizar, como seria entre otros, la deuda de un
tercero, no depende en absoluto de la intervención de éste ni su participación es de-
terminante para su validez formal, pues la ley sólo requiere para que se configure tal,
la convergencia de los requisitos previstos en los art[culos mil noventa y ocho y mil
noventa y nueve del Código Civil; Tercero.- Que, la pretensión subordinada conteni-
da en la demanda de fojas dieciocho, y amparada por las instancias de mérito, persi-
gue que se declare la nulidad por "causal de anulabilidad" (síc) prevista en el artículo
ciento sesenta y seis del Código Civil, respecto del acto jurídico contenido en la Es-
critura Pública de Constitución de Hipoteca del veinte de abril de mil novecientos
noventa y ocho que efectuó la apoderada Carmen Rossio Barrios lpenza en razón de
haber intervenido en dicho acto no sólo como representante de los demandantes sino
también como representante de la empresa DlGlsERVlcE sociedad de Responsabi-
lidad Limitada, empresa garantizada con la hipoteca constituida a favor de lá coope-
rativa de Usuarios de Ahorro y Crédito "Soroban"; Cuarto.- eue, en ese orden de
ideas, para el correcto análisis de la causal sustentada en la interpretación errónea
de una norma de derecho material, es necesario que exista previamente, por parte
del Juzgador, el establecimiento de conclusiones fácticas que deríven de una valora-
ción conjunta y razonada de la prueba, y la identificación inmediata de estos hechos
con los supuestos establecidos en una o varias normas jurídicas; en ese sentido,
para efectos_de establecer la correcta interpretación del artículo ciento sesenta y seis
del Código Civil, es necesario que las instancias de mérito establezcan lo siguiente:
a) la calidad de cada una de las personas que intervienen en la hipoteca; b) su co-
rrespondencia con los supuestos fácticos establecidos en la norma material denun-
ciada; y c) si a la luz de las conclusiones pertinentes corresponde o no amparar la
demanda en los términos en que ha sido interpuesta y conforme a los puntos conlro-
vertidos fijados en la audiencia respectiva, labor que es ajena a esta sede casatoria,
por importar la valoración de las pruebas y de los hechos; euinto,- eue, por ello, los
suscritos estiman necesario que, excepcionalmente, los autos se remitan en calidad
de reenvío al Juez de la causa, a fin de que resuelva la controversia con arreglo a ley.
siendo así, debe procederse conforme a lo dispuesto en el numeral dos punto tres
del inciso segundo del artículo trescientos noventa y seis del Código Procesal Civil;
por cuyos fundamentos, se resuelve declarar FUNDADO el recurso de casación inter-
puesto por la cooperativa de Ahorro y crédito soroban mediante escrito de fojas
quinientos setenta y cinco; CASAR la resolución impugnada, en consecuencia, NúLA
la sentencia de vista de fojas quinientos sesenta, su fecha veintisiete de junio del dos
mil cinco, e INSUBSISTENTE la sentencia apelada de fojas cuatrocientos noventa y
cinco, su fecha veintisiete de mayo del dos mil cuatro; y en calidad de reenvío: sE
M,ANDE al AQuopara que emita nuevo fallo conforme a derecho y a los actuados; en
los-seguidos por Emma lpenza Hermoza y otro contra carmen Rossio Banios lpenza
y Otros; sobre ineficacia de acto jurídico y otros; y se devuelvan.- SS. ROMÁN SAN-
TISTEBAN, TICONA POSTIGO, SOLiS ESPINOZA, CASTAÑEDA SERRANO.
EL VOTO EN DISCORDIA DE LOS SEÑORES VOCALES PALOMINO GARCíA,
HERNÁNDEZ PÉREZ Y MIRANDA MOLINA ES COMO SIGUE: CONSIDERANDO:
Primero.- Que, en el caso de autos, los actores solícitaron que: a. Se declare la inefi-
cacia del acto jurídico contenido en la constitución de hipoteca, efectuada por su
apoderada Carmen Rossio Barrios lgenza, conforme a la escritura pública del veinte
de abril de mil novecientos noventiocho, por haberse excedido en sus facultades, al
no otorgársele expresamente la facultad de valorar convencionalmente l,os predios
hipotecados de muluo, de acuerdo con la Cooperativa demandada, en cuarenta mil
dólares americanos, cuando su valor de mercado es de cincuenta y cinco mil cuatro-
cientos sesenta dólares americanos con treinta centavos de dólar; b. Sqdeclare la
cancelación de los asientos registrales respectivos; c. como pretensión subordinada,
se declare la nulidad del acto de constitución de hipoteca efectuada por la apoderada,
conforme a la escritura de fecha veinte de abril de mil novecientos noventa y ocho,
por haber realizado un acto jurídico como representante y consigo misma, como re-
presentante de la empresa Digiservice Sociedad de Flesponsabilidad Limitada; d. Se
declare la nulidad del asiento registral respectivo; refieren que rnediante escritura
pública de fecha cuatro de abril de mil novecientos noventa y ocho los recurrentes le
otorgaron poder a la apoderada demandada, con facultades expresas para constituir
una hipoteca, sobre sus inmuebles; la facultad de otorgar hipoteca, no incluía la valo-
ración convencional de los inmuebles, por lo que debió realizarse una valoración
perícial, esto es, una tasación; por escritura pública de fecha veinte de abril de mil
novecientos noventa y ocho, la apoderada otorga la escritura pública que constituye
rNslruro pncínco
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ANíBAL ToRRES vnsourz
contrato, salvo las excepciones previstas en la misma norma; Décimo.- Que, confor-
me a la ley, y a la doctrina nacional, los límites de la norma pueden considerar a los
actos jurídicos consigo mismo, por sus efectos; esto es, en cuanto a los efectos (en-
tiéndase beneficios) que le genera a una misma persona la celebración de dos actos,
en los que interviene, simultánearnente; Décimo Primero.- Que, en estq caso, con-
forme han señalado las instancias, jurídicamente, Ia apoderada realizó dos actos ju-
rídicos, como lo reconoce la propia recurrente, de donde, en el primero representaba
a los actores y en el segundo representaba al.beneficiario de la hipoteca; Décimo
Segundo.- Que, en función de los intereses y acudiendo al principio de lealtad antes
aludido, tendremos que la representante no estaba au-torizada específicamente a be-
neficiarse con el patrimonio del representado, gravando los bienes de estos para
respaldar las obligaciones de una tercera empresa a que también representaba; por
lo que, si bien no estamos ante la figura del autocontrato, sí le es aplicable este su-
puesto normativo, puesto que los actos jurídicos, aun cuando puede considerárseles
independientes y autónomos, están unidos por un elemento común, que es la actua-
ción indebida de la representante de los actores, codemandada y rebelde, en este
proceso; por las razones expuestas, de conlormidad con el artículo trescientos no-
venta y siete del Código Procesal Civil; NUESTRO VOTO es porque se declare: lN-
FUNDADO el recurso de casación, interpuesto a fojas quinientos setenta y cinco por
la Cooperativa de Ahorro y Crédito Soroban; en consecuencia: NO CASAR la resolu-
ción de vista de fojas quinientos sesenta, su fecha veintisiete de junio del dos mil
cinco; SE CONDENE a la recurrente al pago de las costas y costos del recurso, así
como a la multa de dos Unidades de Referencia Procesal; SE DISPONE la publica-
ción de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano, bajo responsabilidad;
en los seguidos por Emma lpenza Hermoza y Otro con Carmen Rossio Barrios lpen-
za y Otroslsobre lneficacia de,Acto Jurídico y Otros; y los devolvieron.- SS. PALOMI-
NO GARCIA, HERNANDEZ PEREZ, MIRANDA MOLINA.
EL VOTO DE LOS SEÑORES VOCALES CARRIÓN LUGO Y FERREIFA VILDÓZO-
LA, ES COMO SIGUE: Primero.- El presente me-dio impugnatorio ha sido declarado
procedente por la causal relativa a la interpretación errónea del numeral ciento se-
senta y seis del Código Civil, por las motivaciones a que se refiere la resolución de
fojas veinticinco, de fecha veintisiete de diciembre del dos mil cinco. Cabe precisar,
que es mater¡a de cuestionamiento en el citado recurso la decisión impugnada, en el
sentido que falla declarando fundada en parte la demanda de la preten-
-respecto
sión subordinada de haberse celebrado el acto jurídico sub materia por parte de la co-
demandada Carmen Rossio Barrios lpenza, como representante de los accionantes
y consigo misma- y en consecuencia, declara nulo el acto jurídico contenido en la
escritura pública de constitucíón de hipoteca de fecha veinte de abrilde mil novecien-
tos noventa y ocho; Segundo.- La primera parte del aftículo ciento sesenta y seis del
Código Civil, prescribe que "es anulable el acto jurídico que el representante concluya
consigo mismo, en nombre propio o como representante de otro, a menos que la ley
lo permita, que el representado lo hubiese autorizado específicamente, o que el con-
tenido del acto jurídico hubiera sido determinado de modo que excluya la posibilidad
de un conflicto de intereses"; Tercero.- Por interpretación errónea se entiende cuan-
do la Sala Superior en su decisión le da a la norma un sentído o un alcance que no
tiene, es decir, aplica la norma pertinente, pero le confiere más requisitos que los que
fija la ley o le atribuye menos requisitos que los que fija la ley; Cuarto.- Revisado el
presente proceso para determinar si en el caso de autos se ha interpretado errónea-
mente o no la norma en comentario, es menester realizar las siguientes precisiones:
l) Los demandantes postulan la presente acción solicitando como pretensión subor-
dinada la nulidad del acto jurídíco contenido en la escritura pública de constitución
de hipoteca de fecha veinte de abril de mil novecientos noventiocho, en razón de que
la codemandada Carmen Rossio Barrios lpenza, celebró dicho acto iurídico como su
representante y consigo misma, en su calidad de representante de la empresa Digi-
service Sociedad de Responsabilidad Limitada; ll) Según la ficha regístral de fojas
2. Antecedentes
a) Hechos antecedentes .,
De la resolución casatoria y de los votos en discordia se establece lo siguiente:
. Al amparo del art. 'l 66 del CC que regula el acto jurídico consigo mis-
mo, César Augusto Barrios lpenza y Emma lpenza Hermoza demandan a
Carmen Rossio Barrios lpenza y a la Cooperativa de Usuarios de Ahorro
y Crédito Soroban, para gue se declare la nulidad del contrato de cons-
iitución de hipoteca del inmueble de su propiedad, celebrádo por su re-
presentante, la codemandada Carmen Rossio Barrios, para garantizar
la línea de crédíto que hasta por US$40,000 ha otorgado la cooperativa
emplazada a la empresa Digiservice SRL, de quien doña Carmen Rossio
Barrios es, también, su representante, además de accionista. Se ha acre-
ditado que Carmen Rossio Barrios cuenta con poder de los demandantes
para que hipoteque el inmueble de su propiedad a favor de terceros.
. Es rnateria del debate judicial el contrato de mutuo celebrado de una parte
por Carmen Bossio Barrios lpenza, como representante de Digiservice
INSITUTO pnCíflCO
E
ANíBAI roRREs vnsouez
rantizar, especifique la cantidad del gravamen, sino también que haga la valorización
del inmueble, porque si esta la realiza el representado puede ser que obre benefi'
ciando a uno de sus representados en perjuicio del otro. Precisamente en el caso sub
materia los accionantes sostienen que su representante Carmen Rossio Barrios no
cuenta con la facultad de valorar convencionalmente con la cooperativa demandada
el inmueble que ha hipotecado, afirmación que no ha dido desvirtuada con el poder
correspondiente.
Si bien es cierto que el poder otorgado por los demandantes a la codemandada Car'
men Rossio Barrios la autoriza'a que hipoteque el bien sub litis a.favor de terceros,
pero no se ha probado que esté fac.ultada a hipotecar para respaldar deudas ajenas
á las qu" puedan contraer sus representados frente a terceros, ysi.así fuere no se
ha acreditado que tenga poder para hipotecar el inmueble con el fin de garantizar
obligaciones contraídas por su representada Digiservice SRL.
Es verdad que en el perfeccionamiento del contrato de constitución de garantía hi-
potecaria intervienen solamente el propietario del inmueble y el acreedor, no siendo
necesaria para la validez del contrato la intervención del deudor garantizado cuando
éste no es el hipotecante, pero también es verdad que en la misma escritura de
constitución de hipoteca aparece en la parte introductoria que interviene la empresa
Digiservice SRL representada por la misma codemandada Carmen Bosslo Barrios
paia prestar su consenlimiento en ser garantizada con la hipoteca. Lo que pruebq
iehacientemente que tanto la cooperativa acreedora como la empresa deudora Dtgtl-
serv¡ce SBL, conocían que la señora Carmen Eosslo Barrios representaba tanto a los
hipotecantes como a la deudora Digiseruice SRL, por lo que han podido advertir con
ta'citita¿ el conflicto de intereses, más aún cuando ambas empresas, por la actividad
a que se dedican, cuentan con conocimientos calificados sobre la materia.
En CONCLUSTÓI{: t ¡ En cuanto a la calidad de las partes que intervienen en el con-
trato de hipoteca, no hay duda que los hipotecantes son los demandantes, representa-
dos por Cármen Rossio Barriog el acreedor hipotecario es la cooperativa demandada.
La dmpresa Digiseruice SRL, representada por Carmen Rossio Barrios, interviene
para piestar su consentimiento en ser garantizada con la hipoteca, lo que no afecta
ia valiOez del contrato; 2) El hecho de que la representante Carmen Eossio Barrios
haya hipotecado el inmueble de sus representados, los accionantes, para garantizar
a éu representada la empresa Digiseruice SRL en el pago de las obligaciones que
ésta ha asumido frente a la cooperativa emplazada configura un acto jurídico consigo
mismo, por lo que existe correspondencia entre los hechos probados materia de litis
y el supuesto nbrmativo de la norma denunciada contenida en el art. 166 del CC; 3)
Átalúde los hechos probados, éstos se subsumen en el supuesto del art. 166 del
CC que sanciona al autocontrato con la anulabilidad, por lo que correspondía declarar
INFÚNDADO el recurso de casación; sin embargo, al haberse declarado'FUNDADO y
reenviado los autos al A Quo para emita nuevo fallo, se ha perdido la oportunidad de
que se realice la justicia oportunamente.
Se señala que la norma del art. 166 del CC "establece como causal de anulabilidad
del acto ¡uriAico que el representante en ejercicio de la representación, por decla-
ración unilateral de su propia voluntad, establezca entre su esfera jurídica y la de
su representado o entre las esleras jurídicas de sus representados efectos iurídicos
iguales a los que se obtienen mediante la celebración de un contrato, salvo las excep-
c'íones previstás en la misma norma"; que en el caso de autos, "la representante no
estaba áutorizada específicamente a beneficiarse con el patrimonio del representado
gravando los bienes de éstos para respaldar las obligacio.nes de una tercera empre'
§ qu" también representaba; "que tos actos jurÍdicos.(se reÍieren al mutuo y a.la
"
ñ¡pote'áa), aun cuan'do puede considerárseles independientes y autónomos, están
INSTIÍUTO PACIFiCO
@
ANíBAL ToRRES vnsourz
unidos por un elemento común, que es la actuación indebida del representante de los
actores"; pronunciándose porque se declare INFUNDADO el recurso de casación.
Esta decisión sería aceptable, si no fuera por lo gue afirmara que "si bien no estamos
ante la figura del autocontrato, sí le es aplicable este supuesto normativo (se refiere
al aludido art. 166). No es correcto decir que si bien los hechos no configuran un
autocontrato, se le aplica el supuesto normativo del art. 166 del CC que regula el
autocontrato, sin aducir para ello razón jurídica alguna. Esfo se puede explicar con
el refrán popular que dice "eres inocente, pero te vas a la cárcel' o el acto no es el
previsto en el art. 166 del CC, pero igual lo decláro nulo en aplicación del art. 166 del
CC, por lo que nos releva de mayores comentarios.',
3. Comentarios al voto de los señores Carrión Lugo y Ferreira Vildózola
Considera que la Sala Superior al afirmar que la demandada Barrios lpenza no conta-
ba "con la facultad respectiva que le permita contratar a nombre de los demandantes
con una empresa representada por ella misma", infringe por interpretación errónea la
norma del art. 166 del CC, "pues, en el poder otorgado por la citada Barrios lpenza la
autoriza que hipoteque el bien sub litis a favor de terceros y lejos de la esfera patri-
monial de fos demandantes se encontraba la data de celebrada la hipoteca sub
-a
materia* la empresa Digiservice, por lo que en estricto resultaba ser una persona a
la que libremente la representante podía garantizarla mediante el citado gravamen hi-
potecario", por lo que tratándose la infracción por interpretación errónea de la norma
antes enunciada, su voto es porque se declare FUNDADO el recurso de casación;
en consecuencia: nula la resolución de vista; se revoque la sentencia apelada, y RE-
FORMÁNDOLA se declare INFUNDADA la demanda.
Al respecto, manifestamos que es verdad que doña Carmen Flossio Barios lpenza
está facultada por sus representados, los accionantes, para que hipoteque el inmue-
ble dé su propiedad a favor de terceros, pero no para garantizar a su otra repre-
sentada Digiservice SRL. No se ha comprendido el conflicto de intereses existente
entre los hipotecantes y la obligada garantizada con la hipoteca, ambas partes repre-
sentadas por doña Carmen Rossio Barrios, quien puede actuar haciendo prevalecer
unos intereses sobre los otros, lo que, en conformidad con el art. 166, determina la
anulabilidad del contrato de constitución de hipoteca. El voto no se adecúa a los
hechos acreditados ni a Derecho.
4. Conclusión final
1. La representanle Carmen Rossio Barrios (codemandada) celebró un contra-
to denominado (bien o mal) consigo mismo, hipotecando el inmueble de sus
representados (los accionantes) para garantizar deudas de la empresa Digi-
service SFL, quien tarnbién es su representada, contrato que es anulable por
mandato del art. 166 del CC, dado el manifiesto conflícto de intereses entre las
dos pades representadas por una apoderada común, quien ha podido actuar
privilegiando los intereses de uno de sus representados para beneficiar al otro,
por lo que la demanda es fundada como la declararon las instancias de mérito.
En tal virtud, el recurso de casación interpuesto por la acreedora hipotecaria, la
Cooperativa de Usuarios de Ahorro y Crédito Soroban (codemandada), debió
ser declarado infundado.
2. Dejamos constancia que ní en la resolución casatoria, ni en los votos en dis-
cordia se fijan los hechos con claridad, es decir, no se del¡mita el problema con
precisión. Este es un asunto frecuente en todo el Poder Judicial y el Ministerio
Público que se debe superar.