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PUBLICACIONES

DEL

tO DE E I ANTROPOLOGÍA
DE CHILE

TOMO

;¡;

SANTIAGO DE CHILE

IMPRENTA UNIVERSITARIA
Bandera 130
1917
Estación Paleolítica de Taltal

(Trabajo presentado al Congreso pan americano de Washington).

El señor A. Capdeville ha tenido la bondad de obse


quiar a varios de
sus
amigos de Santiago numerosos obje
tos de piedra principalmente, extraídos por él mismo de
un antiguo paradero o
kjokkenmodding del puerto de
Taltal.
El señor Ricardo E. Latcham, favorecido con una parte
de este regalo, ha descrito en el número 18 de la Revista
Chilena de Historia y Geografía, los objetos que le
tocaron en suerte.

Por mi parte, quiero también dar cuenta sucinta de mi


lote y compararlo con los antiguos instrumentos de pie
dra de Europa, eligiendo para esto los más característicos
de mi colección.
Es interesante, por lo
demás, la cuestión paleolítica,
para los que nos ocupamos de arqueología chilena, ya que
es el doctor M. Uhle el primero que nos ha dado a cono

cer recién el año pasado la primera estación paleolítica de

Chile, o sea la de Constitución, en la desembocadura del


río Maule.
20 AURELIANO OYARZÚN

puerto de Taltal está situado al Norte de la costa de


El
Chile, a los 25° 25', Sur y 70° 34' Oriente, a seis metros
sobre el nivel del mar.

El de nuestra referencia encuentra en la


paradero se

parte Norte del puerto, a poca distancia de la playa.


Y si bien no existen ya habitantes primitivos de esta

región, se sabe que, tanto aquí, como a 55 kilómetros más


al Norte de la misma costa, en la caleta de Paposo, exis
tió antes un
pueblo cuyos habitantes llevaron el nombre
de changos.
Juzgando por los escasos recursos agrícolas que ofrece
el desierto de Atacama, esa
población no pudo vivir en
aquellos tiempos sino de la pesca y de la caza de animales
marinos. Y en efecto, hasta hace poco todavía ha sido cé
lebre allí la pesca del congrio, y hoy día gozan los des
cendientes de los changos de la fama de ser muy buenos

pescadores.
Más aun, siendo arenoso el desierto, escasas las piedras
rodadas y, estando situados distantes los cerros, muchos
de los materiales con que esos habitantes elaboraron sus
instrumentos de piedra, provienen de lugares lejanos,
como ha tenido ocasión de comprobarlo el señor Capdevi-

lle, comparando en el terreno, la calidad de los instru


mentos recogidos por él y las piedras o rocas de otros lu

gares.
Según caballero, los objetos extraídos de una pro
este

fundidad de cinco metros son precisamente los que corres

ponden al tipo más antiguo de nuestra colección. Los


demás estarían, en general, a menos hondura de la
zanja
que él abrió para recoger este material y las puntas de
flecha y los huesos casi en la superficie, junto con las
conchas.
Año VI. Tomo XIX. Tercer trim. 4
ESTACIÓN PALEOLÍTICA DE TAI, TAL 21

No ha encontrado restos de alfarería, pero sí huesos


humanos que se destruían al tocarlos.

Refiere, aún, haber tenido en la mano una costilla con

una punta de flecha enclavada, que se deshizo en


polvo
al desprender el trozo de sílice.
Considerando en los instrumentos que estu
conjunto
diamos, llegamos al convencimiento de que provienen de
una antigua estación paleolítica desapareció cuando
que
recién empezaban a aparecer los objetos de la nueva

edad, pues es curioso que no se hayan encontrado en


Taltal hachas pulidas de piedra, clavas, tejos, piedras

agujereadas o de tacitas como es frecuente en otras par


tes del sur de Chile.

[De qué gran valor científico no sería hacer excavacio


nes metódicas en esos paraderos que seguramente abun
dan en provincias de Antofagasta y Ata-
las costas de las

cama, a fin de establecer la antigüedad y la cultura gra


dual de los aborígenes de esas provincias de Chile!

Aunque la presente exposición no tiene el mismo valor


científico que el estudio de los instrumentos de piedra del
hombre primitivo de, Europa, demostrará al menos que
en Chile se presentan también los mismos tipos de ins
trumentos de piedra que se han encontrado allá y en

otras partes del globo.


El material de que dispongo consta de centenares de
instrumentos de piedra de cuarzo de colores y algunos de

piedra negra, blanda, sobre todo los más grandes y anti


guos. Hay algunos labrados a golpes, groseramente,
otros, y son los más, por medio del percutor, formando
una serie de instrumentos desde el hacha de mano más

ordinaria, hasta la punta de flecha más acabada.

Hay, además, instrumentos de hueso, dientes de lobo


22 AURELIANO OYARZÚN

marino, tiburón, huesos de ballena, anzuelos de conchas,


trocitos de madera deforme y endurecida y cerebros pe

queños de pescados desecados.


Para la clasificación he tomado como guía a G. de

Mortillet, aunque ha sido modificado recientemente por


el doctor M. Hórnes en su libro titulado: «Der diluviale
Mensch in Europa» (Braunschweig, 1903), a tal punto
que, no sin razón, J. Déchelette en su «Manuel d'Archeo-

logie» (París, 1908, pág. 98, T. 1), dice:


«Cuando se habla de tipos característicos de una in
dustria determinada, se quiere indicar únicamente que
estos tipos constituyen formas predominantes, o mejor

dicho, definidas, de una industria. Pues, además, de estas


formas características, se encuentran otras veces, en cada
nivel de la edad de piedra, otras diversas, más o menos

numerosas.»

«Su presencia es debida en estos casos a varios fac


tores:

I. A la supervivencia de tipos antiguos.


II. A accidentes de la talla.
Se da el nombre de utensilios de fortuna a los sílices
trabajados en una forma que no corresponde al modelo
preconcebido en el espíritu del obrero antes de ejecutar
la obra. Ello es debido ya a accidentes de la talla, ya al
abandono de la pieza antes de su conclusión, ya, en fin, a
la forma del guijarro, del trozo de piedra o de la astilla

desprendida. Puede suceder que estos utensilios de for


tuna presenten alguna analogía puramente accidental con

las formas intencionales.»


A nuestro abono agregaremos todavía que, al empren

der la clasificación de los instrumentos paleolíticos de


Taltal, no
queremos hallarlos todos estrictamente iguales
o
u
(O

o
e
(S

V
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o m
o E
o. 10

o
c

e
Fig. 2. —

Tipo acheliano
ESTACIÓN PALEOLÍTICA DE TALTAL 23

a los ya conocidos de Europa, al contrario, veremos que


se separan de ellos en
algunos puntos, pero que por otros
motivos se asemejan de nuevo a sus congéneres del Anti

guo Mundo.
Así, por ejemplo, fuera de los instrumentos chelianos,
achelianos y magdalenianos que los considero caracterís
ticos, encontramos una gran cantidad de otros del tipo
musteriano, que son hechos con un solo golpe del percu
tor, los llampos de nuestros canteros, y presentan invaria
blemente una cara o superficie posterior lisa, ligeramente
cóncava y otra anterior con los modelos de las facetas pro
venientes de otras astillas desprendidas del núcleo y las
aristas correspondientes.
Estos caracteres instrumentos que presentan una
en

vez la punta y otra un borde con facetas


pequeñas, es
decir, la punta y el raspador musteriano, nos darán siem
pre los instrumentos característicos de esta edad.
En los llampos de Taltal, sin embargo, encontramos
unas veces dos puntas gruesas, otras, una base ancha y

punta delgada y otras, aun, dos muescas laterales. ¿Dejan


de ser por esto estos instrumentos del tipo musteriano?
Difieren indudablemente de los modelos, pero se adivi
na también la intención del obrero y creo que debemos
comprenderlos en la misma
época, o bien, considerarlos
como una especie de supervivencia modificada del modelo

primitivo que ha sufrido variantes con el tiempo y las ne


cesidades del uso.

Tipo cheliano. Fig. 1.

Está formado por trozo de guijarro rodado de


a) un

forma amigdalina.
El talón presenta todavía una
parte de la piedra primi-
24 AURELIANO OYARZÚN

ti va sin contienen fa
trabajar y las dos caras numerosas

cetas.

Mide 10,5 cm. de largo y 7 cm. de ancho en la base.

b) Un prisma. Largo: 13,5 cm., ancho: 7 cm.

c) Un disco. Diámetro: 8 por 7 cm.. grueso: 5 cm.

Poseo unos veinte ejemplares de estas hachas o mano

plas como las llama Latcham, a falta de una palabra que


exprese en castellano, las denominaciones de Faustkeil o
coup-de-poing.
Dominan en ellas la forma del disco u otras formas

irregulares y hay aún otras más grandes y pesadas que


las descritas. Son trabajadas de una clase especial de
piedra negra que no se encuentra en Taltal. Su talla es

grosera, pues se reconoce fácilmente que han sido elabo


radas a golpes repetidos. Sus bordes presentan a menu-
'
do la figura característica del zig-zag de la edad cheliana.
Cada uno de los tres ejemplares descritos pesa 500 gra
mos.

Agregaremos todavía que estas mismas piedras se en


cuentran figuradas en la pajina 115, Tomo I de la obra

de H. Obermaier: «Der Mensch der Vorzeit».

Tipo acheliano. Fig. 2.

Seis instrumentos de sílice decolores, trabajados a gol


pes repetidos como los anteriores, pero con más cuidado.
Presentan numerosas facetas en sus caras anterior y

posterior.
Terminan en punta más o menos
aguda por sus dos ex

tremos o en punta y base gruesa.


Sus bordes son
irregulares, pero ya casi verticales. Son
también mucho más pequeños que los chelianos.
Fig 3.

Punzones musterianos
Fig. 4.

Puntas musterianas
ESTACIÓN PALEOLÍTICA DE TALTAL 25

Su tamaño varía entre 7 y 5 cm. de largo, y 3.5, 4 y 5


cm. de ancho.
Estos instrumentos han servido para cortar, agujerear
y raspar.

Punzones musterianos. Fig. 3.

Elaborados de una sola astilla, trozo o


llampo de sílice.
La cara dorsal es siempre lisa.
La anterior con dos o más facetas casi siempre en el
sentido mismo que las aristas que las separan.
vertical, lo
Terminan casi siempre en punta por uno o sus dos ex
tremos, sobre todo cuando no han sido usadas, o es esta

roma
y con fallas en el caso contrario.
Miden 4, 5 hasta 6 cm. de largo y 2, 2.5 de ancho.

Puntas musterianas. Fig. 4.

Más anchas que las anteriores, de forma casi triangu

lar, aunque con los bordes a veces casi redondeados.


La base o talón es ancho y la punta delgada, aguda o

redondeada.
La cara dorsal es lisa.
La anterior con dos o tres facetas y aristas.

Su tamaño varía entre 3.5 y 6 cm. de largo y 2.5 y 4


cm. de ancho en la base.

Raspador musteriano. Fig. 5.

Liso por su cara dorsal y con retoques en su borde in

ferior principalmente.
Museo 3.
26 AURELIANO OYARZÚN

Raspadores musterianos con muescas laterales cortantes.


Fig. 6.

Son formados también de una astilla con la cara poste


rior lisa y otra anterior con una arista y dos facetas late
rales.
Presentan en sus dos bordes laterales una muesca ca

racterística que da al instrumento la forma de un


reloj de
arena.

Estos instrumentos deben haber servido para cortar y


alisar superficies cilindricas de huesos o trozos de madera.
Miden 4.5, 6 cm. de largo y 2, 2.5 cm. de ancho.

Buriles auriñaceanos. Fig. 7.

Sabemos que estos instrumentos se han encontrado rara


vez en la época musteriaua,
pero, sí, a menudo, en la so-
lutriana y magdaleniana, son propios del
pero Aurignac.
Como han servido para trabajar los huesos que apare
cen primera vez en esta época
por en el uso
doméstico, es
muy probable que aquí hayan sido también los que sir
vieron para trabajar los instrumentos de hueso de Taltal.
Tienen la cara posterior lisa, la anterior con dos
super
ficies y una arista.
Terminan en punta fuerte por sus dos extremos.
Miden 4.5 y 5 cm. de largo y 2 cm. de ancho. -

Cuchillos magdalenianos. 8.
Fig.

La lámina representa una colección numerosa de sim


ples astillas de sílice desprendidas de del núcleo.
un
golpe
Fig. 5.

Raspador musteriano

Buriles Fig. 6. —

Raspadores musterianos
Fig.

7.
auriñaceanos con muescas laterales corlantes

r
Fig. 8 —

Cuchillos magdalenianos
ESTACIÓN PALEOLÍTICA DE TALTAL 27

Presentan, por lo tanto, una cara posterior lisa, y otra


anterior con facetas provenientes de otras astillas labra
das anteriormente del mismo trozo de piedra.
Casi todos arqueados
son en el sentido de
su
eje ma
la cuerda del arco a la cara posterior.
yor, correspondiendo
Los bordes son cortantes, arqueados las más veces, o
rectos o convexos.

Tienen generalmente una punta aguda que semeja a


veces un buril en pico de loro, iguales a los que se han
encontrado gruta de Noailles en Francia.
en la

Muchos presentan señales de retoques de desgaste en

sus bordes.
ancho entre 1 y
Su largo varía entre 5 y 8 era. y su

2 era. opoco más.


Estos instrumentos Europa una especie
representan en

de decadencia de la industria paleolítica, puesto que son


más sencillos y rústicos que los de las épocas intermedia
rias anteriores, lo que se explica, sin embargo, porque
marfil
habiendo aparecido ya los instrumentos de hueso,
habían tenido forzosamente que
y madera, los de piedra
perder su importancia.
Estas astillas o láminas de piedra, son muy comunes
uso se haya propagado
en Taltal y es probable que su

tanto también por el mismo avance de la cultura, sirvien

do entonces para trabajar el hueso, la madera, etc., y


hacemos hoy con los cuchillos
para usarlos también como
de metal.

Puntas de flecha. Figs. 9-a,9-b, y 9c.

en forma
Se encuentrantriangulares, con pedúnculo,
con harpoues latera
de almendra, puntiagudas, dentadas,
les, etc.
28 AURELIANO OYARZÚN

La más grande figura, de forma de hoja de lau


de la

rel, no desdice de las mejores de la época solutriana.


Mide 10,5 cm. de largo y 5 cm. de ancho.
Es de un magnífico trozo de sílice blanco.
Su congénere, con la punta triangular y gran pedúncu
lo constituye también un hermoso hallazgo.
Es de piedra negra. Mide 10,2 cm. de largo, 4,8 cm.
de ancho en la base del triángulo y 2,8, y 1,8 cm. de an
cho en el pedúnculo.

Una colección de piedras de acarreo. Fig. 10.

Presentan toda clase de tamaños y formas: las hay, por


ej., alargadas, que miden 17, 11, 9, 8, etc. era., redondas,
ovales, triangulares, etc.

La superficie de estas
piedras es perfectamente lisa,
mejor diríamos ptdidas por el desgaste del uso.
Muchas de ellas, las planas, p. ej., y las que pudieron
servir de mango para moler, presentan adherida a su su

perficie una sustancia roja (hematita?), lo que supondría


que, además de haber servido como amuletos, se emplea
ron también como instrumentos de molienda.
Es sabido, por lo demás, que los aborígenes de Chile
usaban la hematita para pintarse la piel, quizás mezclada
con grasa, resultando de esta mezcla una especie de po
mada roja apropiada para este uso e imitar el taraceo (1).

(1) Koch-Grünberg nos explica el uso de estas piedras entre los in


dios del X.O. del Brasil. Las
emplean para pulir sus vasijas de greda.
Zicei Yahre unier den Indianer, 1910. Tomo II, pág. 226. Berlín.
»-•*••


*A.

Fig. ii. -Dos piedrasde colgar Fig. 12

una de moler Astilla de piedra


y
F'g- '3

Husos para la pesca


ESTACIÓN PALEOLÍTICA DE TALTAL 29

Dos piedras de colgar y una de moler. Fig. 11.

Usaban también los habitantes de Taltal piedras tra

bajadas para adornos y usos domésticos.


La figura reproduce una con un agujero para colgar,
otra con una muesca en un extremo, formando cuello,
para el mismo uso y la última con una excavación, a ma

nera de mortero
pequeño.
Una de las piedras en forma de bastón de la figura an

terior pudo haber servido de mango para moler en esta

piedra escavada sustancias delicadas.

Gran astilla de piedra. Fig. 12.

Por último se encontraron también dos grandes trozos

de piedra de granito, una de las cuales mide 45 cm. de


largo, 7 cm. de ancho y 2 de grueso.
¿lían sido instrumentos especiales de uso doméstico,
armas de guerra o productos accidentales del laboreo de

las otras piedras y. en este caso, sin importancia étnica?

Husos. Fig. 13.

Entre los utensilios para la pesca encontramos una es

pecie de husos de huesos de 5 y 12 cm. de largo con una

o dos muescas circulares en los extremos.


Esta clase de instrumentos abundan en Chile, pero tra
bajados en
piedra.
¿Han servido de pesas para fijar verticalmente en el

agua las redes de pescar?

. •..
30 AURELIANO OYARZÚN

Anzuelosí Fig? 14.

Los tres anzuelos confeccionados de .conchas de molus


cos son interesantes por su forma y finura de ejecución.

Eesumiendo, hemos, pasado en revista una serie de


instrumentos en su mayor parte paleolíticos, iguales o pa
recidos a los que se conocen como tipos de la edad anti

gua del hombre europeo.


No es nuestro ánimo atribuirles la edad milenaria de
sus congéneres del antiguo mundo, desde que sabemos

que el hombre americano no es autóctono de este con

tinente.
Nos faltan, además, datos estratigráficos, etnológicos
y aun tipológicos del paradero de Taltal. No podemos,
por lo tanto, fijar la edad de estos instrumentos ni esta
blecer qué raza de hombres pertenecieron.
a

Si consideramos, sin embargo, que se encuentran aquí


todos los tipos de instrumentos que se han fabricado en
tan largo período de tiempo en Europa, debemos admitir

que el asiento paleolítico de Taltal, debe ser también de


una edad muy antigua.

Concluimos llamando la atención de nuestro Gobierno


y la de los arqueólogos de mi país sobre el descubrimien
to de Taltal, a fin de incitarlos a que emprendan estudios
científicos la costa del Norte de Chile que esclarece
en

rán las páginas obscuras de la prehistoria de nuestro suelo.

Dr. Aureliano Oyarzún.

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