ESTADOS DE IRRITACION
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_ que le molestan e irritan, por ejemplo, los contenidos o el
milo co” el que interpreta, que habla mucho o que habla poco
-., gcurre en el analista, quien supone que quizé con om
cient seria mas feliz y aceptado: todas estas ideas-solucién
warecet como un antialérgico, como aquello que calmaria o harfa
Hesaparece! esa intolerancia, el brote de irritacién. «Quizd con
otra P areja y ott clima vincular la irritaci6n no se produzca» es la
ocurrencia calmante. Tiene una raiz de verdad, ya que otra
combinatoria vincular daria la posibilidad de que lo otro del otro
o del sujet pueda tener cabida, y ser recibido y aceptado para dar
origen # algo diferente a la respuesta alérgica.
3. «NO ES ASh»
f» es una expresiOn sumamente frecuente en las discu-
y familia ante las atribuciones recfprocas; consti-
de rechazo ante lo que los ajenos ven en uno que
«No es 45!
siones de pareja
tuye la expresion
uno no ve.
En esta vifieta de una sesion de pareja vemos que la actitud
de la mujer podria ser descripta como excesivamente aparta-
da. Excesivamente es aqui un adverbio de cantidad que apunta
a describir una actitud de inaccesibilidad por parte de la mujer.
Desde ese apartamiento se dispone a contar «objetivamente
«qué paso entre la iltima sesin y la actual». Es
se apartamiento lo que irrita al marido, segin él
, lo que lo Ileva a tratar a su vez de apartarse,
lo cual parece imposible.
la sesin tomado por la ira. Alejarse
modos en que se instrumenta un
divorcio en la sesién, en realidad un modo de hacer sentir que el
otro no cuenta y que ha de tratarlo como alguien inexistente
aunque la irritaci6n muestra que est allf, mas cerca que nunca.
No obstante, al cabo de un rato, esa irritacion del marido se
vehiculiza en un lenguaje ofensivo, que pasa a ser mas agresivo al
utilizar palabras denigratorias para desde alli, casi sin transiciOn,
pasar al insulto. «No es asi» es la expresion predilecta. Sin
embargo, tales palabras hacen volver a la mujer de su alejamuento,
-segin dice-
precisamente ¢
dice a continuacion
de no involucrarse,
El hombre entré en
afectivamente es uno de los132 DEL SER AL HACER
quien entonces responde enojada, gritando y con insultos a sy vez,
Surgen palabras soeces: «Podés hacer de cu culo lo que se te
cante», es una de las expresiones. «P or que tenes €sa cara de
culo?» es otra. Expresién enigmitica, si las hay, aunque frecuente
y habitual en la vida de las parejas. Sera el aCUesO dificil lo que se
sugiere como cierre anal del otro? La intolerancia a quedar afuera
lleva a ese intento violatorio de penetrar con violencia, de no
pedir autorizaci6n para entrar en el territorio emocional del otro,
En la relacion amorosa, sdlo el sujeto puede dar la autorizacién,
Ese cierre, ese fruncimiento, ese ano es desplazado al ofdo, yla
violencia de los gritos intenta forzarlo. El évalo de la cara refleja
esa intolerancia. Si el mecanismo descrito por Melanie Klein, la
identificacién proyectiva, tiene sentido -y lo tiene- es precisa-
mente porque ésta trata de cumplir con la fantasia omnipotente
de expulsar la ira, el malestar identificado con las materias fecales
en esa superficie visible que es el rostro.
A veces tuve que seiialar en las sesiones —mds para que dejaran
de gritar que para transmitir una significacién- que los gritos eran
no solo oidos por ellos sino también por mi, por los otros, mas alls
de la relacién y mas alla de las paredes del consultorio. Ocurre que
al escucharse uno al otro y a si mismos, sin darse cuenta, se sentian
afectados y gritaban mds atin, a fin de no escuchar los propios
gritos y acallar los del otro. De esta manera esperaban no ver ni
oir cémo en esos momentos la relacién se rompia y dafiaba.
Cuando lograban escucharse y escucharme se calmaban. «Pero no
es asi», agregaban.
2Qué despertaba esa irritacién? Ultimamente la vida en la casa
estaba marcada por la intolerancia. Sin embargo habfan detectado
que ésta no aparecia si salian un fin de semana, o se iban de viaje.
E] hotel configuraba otro espacio. La diferencia estaba en que la
mujer no le hacia notar «los defectos»: que manchaba el mantel si
apoyaba los cubiertos sucios en lugar de hacerlo en el plato;
tampoco la madre de ella interferia por teléfono ni él después se
iba a jugar al fatbol 0, como era habitual en la casa, si lo miraba
por televisién, lo que provocaba en ella recriminaciones porque
no encontraban un momento para conversar. Nada de esto
ocurria cuando estaban afuera, espacio que se separa nitidamente
de un «adentro». Con cierta frecuencia estos espacios esténESTADOS DE IRRITACION
133
azados, pero la idealizacin ayuda a separarlos en Ja en
cular. Hay cierta idea de que la casa, alli donde : =.
espacial y temPO fahaants . — deja de ser un lugar sicisder
parece convertirse o csceni car un lugar de rechazo e intoleran-
cia a vida entre ambos. La casa y ese sector de la vida
: epresentado por la vida doméstica vincular puede estar desorde-
nada, mientras que el hotel es ese lugar extranjero donde funcio-
nan de otra manera. Allf alguien se hace cargo de ordenarla. «No
hay que Jevantarse a buscar la sal ya que en casa nunca esté donde
debe estar» Ese otro que «nunca est4 donde debe estar» es en
realidad a lo que alude esa sal, lo que parece restar sabor a la
relacién, lo que obliga a un trabajo casi permanente. Desde la
fantasfa omnipotente de que cada sujeto esté donde ilusoriamente
deberia estar, podria resultar un acuerdo y éste promete no tener
que hacer el trabajo vincular. La serie de condiciones vinculares
que se configuran en los significantes hotel o viaje o fin de semana
enmarcan un tiempo-espacio ideal de descanso vincular, de armo-
nfa, de restituci6n de condiciones de enamoramiento préximas al
Uno, del que inevitablemente se ha de volver luego al contexto de
lo cotidiano y de la actividad vincular. Ocurre que ésta puede
infiltrarse de tedio, de aburrimiento, de violencia, de no reconoci-
miento de que el vinculo significa una actividad que no podria
hacerse en forma individual o solitaria. Como mostré en la clase 1,
a través de una cita de Bauman (1999) para ejemplificar el trabajo
solidario, que requiere mas de uno: si un tronco puede ser
desplazado por seis hombres trabajando solidariamente una hora,
esa tarea no podria hacerla un solo hombre trabajando seis horas.
La diferencia, ademas de ser aceptada, deberd ser trabajada a
los fines de producir, y es esto lo que se asemeja a crear vida. De
otra manera, se produce algo del orden de la muerte, que se
extiende sobre la mesa de comer y sobre la cama de las relaciones
sexuales. Hasta cierto periodo de tiempo se pueden ir suprimien-
do actividades, por ejemplo no tener relaciones sexuales y dormir
en la misma cama 0, como implementan otras parejas, dormir en
camas diferentes y tener sexualidad en una. Después ya ni dormir
ni actividad sexual se pueden tener en la misma cama. La
proximidad y el riesgo del contacto, asi como el surgimiento de la
intolerancia junto con la ira, hace a los miembros de la pareia
entrel:
fia vina DEL SER AL HACER
evitar la proximidad. Quizd lo deseado en la Pareja de
ejemplo sea sostener ese tipo de idealizacién, J fei
unicidad, alli donde el otro es en un todo semejante, de
La admisin de otredad se muestra cotidianamente en q
significativos aunque aparentemente nimios en las Parejas o
familias. Por ejemplo cuando al volver de lugares diferen,
preguntan de una manera casi rutinaria, pero no menos
mental: «;Cémo te fue?» o «Contame en qué estuvistes,
de una admisién de opacidad y de no cumplimiento de Ia
omnipotente de estar ambos en el lugar de uno solo,
presencia implica desconocimiento del otro. Se requiere h:
al otro desde otro, esto es, desde un lugar de ajenidad.
A veces la irritacién tiene la pancarta de la conquista de los
derechos personales supuestamente perdidos en la vincula-
ridad, Veamos otra secuencia en la pareja del ejemplo anterior
En un momento en que estén analizando lo que entienden por
estar juntos en la casa, el marido dice, gritando: «No voy a
dejar ahora que me quites la posibilidad y la libertad de ver |g
televisi6n cuando quiero». «No es asi», dice ella. Ella lo mira
extrafiada y lejana (tiene algo de ofensivo ese alejamiento,
quiz4 porque no es un auténtico extrafiamiento, sino el rechazo
de ese sujeto que le esté hablando bajo la forma de desconoci-
miento). Algo asf como si dijese: «No es asi». «No sé de qué
estds hablando pues no te conozco», 0 como si se tratara de un
extranjero que hablando otra lengua ofendiera al ciudadano
que cree que es inadmisible no entender la lengua del lugar. A
veces extrema el asombro con que lo mira, poniéndose mis lejos
y dejandolo en el lugar de quien habla solo y est4 enloquecido.
En otros momentos, ambos refuerzan la apuesta: por ejemplo,
luego de que él protestara airado durante un rato largo, ella
indignada dice que «asi no quiere mds». «No es asf», dice él.
Debe de referirse a la pareja y también a la sesién. Entonces él
dice «si no querés mds, entonces nos separamos», a lo que ella
responde «mafiana mismo» y él apura diciendo «ahora mismo».
Es un tipo de juego mortal en el que cada uno va apostando mas
a la exaltacién de! yo y de la propia identidad, del propio
territorio, en ultimo término, amenazado por la pertenencia a
la situacién, a la presencia. Es letal para el vinculo y para ellos
Ctalles
en las
tes ge
funda.
Se traty
fantasia
La no
ablarleESTADOS DE IRRITACION
135,
mismos, como se mostré ejemplarmente en e] fi
Im L
Jos Roses. 2 Buerra'de
4. IRRITACION DE UNO O DE Los DOs
Veamos el estado de irritacién en otra pare
nee . ja. El desencaden
aqui es la irritacién del marido, —
I que con frecuencia reacciona ante
Jo que dice la esposa por lo que parecen detalles nimios, que
seguramenté para él no lo a Ello a su vez desencadena la
jrritacion de ella. Hay una hipotesis ubicua que ellos despliegan
que parece explicativa, comoda, porque alude a algo Selec,
ocurrido en el pasado, si bien la irritacién se desencadena por
distintos motivos actuales. Calma bastante ligar las irritaciones
con las sucesivas infidelidades que hubo hace diez aiios. Lo que se
llama infidelidad es el nombre de un fracaso en la confiabilidad
cuando se presenta lo imprevisto. También debiéramos examinar
las dificultades sexuales de la pareja o de alguno de ellos, puesta en
evidencia en esa busqueda de otro. La infidelidad, de todos
modos, aqui es un mensaje al otro, como seria dejar a la vista una
carta comprometedora. En realidad debiera tomarse como un
mensaje vincular.
En esta pareja la ultima situacién de infidelidad fue una més de
varias, que empezaron en el noviazgo. Parece que eso autoriza al
marido a reclamar. Reclamar es un término e irritacién otro. Este
iiltimo es ahora el nombre de un estado en el que no se pueden
tocar corporalmente ni tocar los temas vinculados a situaciones
cotidianas donde piensan y sienten diferente: ventana cerrada 0
abierta cuando duermen, acondicionador de aire encendido o
apagado durante la noche, ir o no al country de «tus padres» el fin
de semana. Casi todo parece desencadenar molestia. La misma
molestia provoca molestia. Si ellos dos solos estan bien, lo que
molesta es lo tercero, actual o pasado, sea el o los terceros de la
historia de la pareja o de antes de ésta, aun cuando podian no
tener existencia para el otre. Como si el vinculo fuera alérgico a
las preocupaciones de cada cual que, innerentes @ la subjetivica 1,
inciden en el vinculo de pareja. sas mismas cuestiones son las
que constituyen una terceridad cuya cualidad es la de ser ajenaDEL SER AL HACER
136
Quiero decir que hacen presente esa ajenidad que s¢
imposible de borrar, de olvidar. «Contigo esté todo bien en .
no haya nada mas que nosotros bajo la forma de una tanto
jdentitaria. Pero si aparece algo mis del entorno que ent
sea el gutomovil que sé nos cruzé en la ruta o la nena ice
penoso recuerdo, sea de ahora o del pasado, diremos que oa
muestra de hostilidad hacia nuestra unidad.»> Una
Lo tercero es algo vivido y ubicado como provenient
afuera de los dos. Pero debiéramos considerar eso tercero ee de
decir, la alteridad del otro. Hay una sine
segundo, es
tradicional que empieza en el yo, en el Uno, desde alli el otro
un dos y lo que interfiere es un tercero- Pero si el vinculo se an
por otra escala y se concibe teniendo el Dos como cifra inicial, eso
que en la aritmética tradicional se Hama tercero seria lo segundo de
ese Dos ynoun agregado numérico sucesivo y temporal. Si ese Dos
én de ser cada uno por separado, uno y
produce una alteracion trata
dos, y lo producido serd caracterizado como tercero. Este seria
resultado de una alteraci6n y no un elemento estructural. Dos con
brar el término inicial y original del vinculo.
maydscula desea nom
Podemos caracterizar esta jrritacién como reaccién alérgica a
lo producido en el vinculo, a lo que se hace presente del otro y que
infructuosamente trataré de colmarse y calmarse a través del
trabajo de representaciOn. Después de todo la alergia seria un
exceso de representaci6n del alérgeno. En términos del didlogo de
pareja, el marido dirfa: «A mi me molesta que mi mujer, en vez de
estar conmigo, esté preocupada por los chicos, por la profesién,
etc.». No es que éstos sean una segunda presencia, sino que, diria
él; «Ella (la segunda, la que muestra ajenidad) pone la atencin en
una tercera cosa que no soy yO (lo primero)». La mujer diria: «Me
molesta que mi marido se vaya a ver la tele». Lo que molesta de la
tele, de las terceras presencias (hijos, profesién, television, pelu-
queria, amantes, etc.), es que el otro es otro, y tiene lo que
aparentemente no debiera, presencia, otredad, ajenidad, es decir
singularidad. Si lo ponemos en términos de] material de la sesion,
una frase seria: «Si estoy con el bebé entonces los dos debemos
estar con el bebé. Pero si yo estoy con el bebé y vos com la
televisién, no estamos en lo mismo, y si no estamos en lo mismo,
no estamos y no somos, por lo tanto no soy».ESTADOS DE IRRITACION
137
abo un largo recorrido desde aquel inicial «Del enamora-
vient al reproche» aL y Puget, 1982) hasta las formu-
cats actuales, junto con el esplazamiento de la identidad del
_ s pertenencia a un conjunto, a una situacién donde somos
° * ie ott. Hubo un traslado del enamoramiento entendido
o - proyeccion del Ideal del yo al trabajo amoroso, del reproche
“rest do de irritacion y de la semejanza y diferencia a la ajenidad.
‘Por qué despertaria tanta inquietud que dos sujetos de la
arejas estando en el ambito vincular, se reprochen mutuamente
ye 00 estén en lo mismo? Acaso la alteridad se asocie con lo que
ta nocion de pertenencia no sella. Es posible que pertenecer a una
stuaci6n Se pueda cumplir desde dos o mas lugares diferentes y
20 complementarios. Si se presupone que la situacién vincular se
relaciona solo con la identidad de cada sujeto, se buscar la
complementariedad. EH otro es un desafio permanente a ella. El
gujeto no es una entidad tinica sino miltiple, y la busqueda -el
fracaso- de esa identidad en la pertenencia no es facilmente
admitida como constitutivo de lo vincular. El malestar, la irritacién,
elreproche, el odio son orientados hacia el otro de la relacién desde
\a intolerancia a lo incierto de la ajenidad, puesta en evidencia en el
trabajo de lo vincular, que produce lo novedoso, en lo cual no
pueden menos que intervenir los dos desde el Dos. En esto reside
una de las fuentes de la fragilidad del sentimiento de lo obvio: la
creencia en que entre los dos forman uno.
5, BREVE COMENTARIO SOBRE LO OBVIO
El estado de irritacién est4 ligado al sentimiento de lo obvio y a
las creencias devenidas convicciones (Berenstein, 1986), que
derivan de la suposicién en la bondad de Ja redondez y de la
solidez como bases de su coherencia. Estas fueron cualidades
propias de las nociones de la modernidad y tuvieron como
consecuencia el desarrollo de Ja nocién de un yo que era en si
inismo un micromundo, en el decir de Goethe, y que reflejaba el
orden del universo armonioso como se crefa desde el sigo XVII.
Estas ideas también contribuyeron a formar la subjetividad en los
siglos XIX y XX.138 DEL SER AL HACER
Como obvio nos estamos refiriendo a una construccién mental
que les adjudica a tos otros la idea de que creemos y pensamogs Is
mismo. A esta creencia le es atribuida un origen natural, esto es
proveniente de la naturaleza, de lo ya dado, de lo que no reconoce
un papel a la historia personal o epocal. Lo obvio se opone a Io
singular, es una construccién conservadora, sostenida desde una
politica de supremacia de unos sobre otros. Me encuentro dicien-
duda el otro y los otros piensan y son como yo,
do: «Sin ninguna
Las creencias a su vez establecen: 1) una continuidad en lugar
de una doble discontinuidad: entre lo que se cree y lo que se
observa y, 4 su vez, entre los diferentes participantes de una
situacién intersubjetiva; 2) una aparente transparencia de los
otros, basada en la concepcién de que 3) todos los seres humanos
son semejantes y no hay diferencia entre ellos y, si las hay, la forma
extrema de las teorias totalitarias consideran que los diferentes
estén cerca de dejar de ser humanos.
Se puede creer en una formulacién verdadera y también se
puede creer en una formulacién mentirosa o falsa. ¢Qué nos
decimos para no darnos cuenta de estas ultimas? Laing (1968)
dice al respecto algo interesante: «Muchas personas viven tortura-
das por contradicciones que existen entre los hechos y la propa-
ganda, no por los hechos mismos».
Las creencias estructuran la subjetividad y la pertenencia al
conjunto, de allf que sea tan facil compartirlas y adherir a ellas
como dificil admitir que otros tengan otras creencias, a veces
distintas, a veces opuestas a las nuestras, hacia las cuales surge una
intensa desconfianza.
Von Forster (1994) sefiala que sus experimentos le permiten
decir que es necesario creer para ver, invirtiendo el dicho
popular ver para creer. Hay una raiz de verdad en que se ha de
creer para entender. Se ha de creer en lo que nos dicen la familia
y el medio social que nos cobija, y ello se asocia al sentimiento
paranoide ante lo no familiar. Asi como ocurre con nosotros
respecto de otros, éstos tienen creencias acerca de nosotros que
no podemos creer. Cuando el sujeto no las comparte, sostiene al
principio que no entiende lo que el otro dice. Si se agregara
ademés que no entiende que no entiende (es decir un doble no
entender) porque tiene otras creencias, podia pasarse rapida-ESTADOS DEIRRITACION 139
ue los otros son hostiles y de ahi a que nos quieren
.. Por lo tanto parece natural que debamos defendernos,
dest q aniquilar al otro hay muy pocos pasos. «Es obvio que
y de a exterminar a quienes creemos que quieren extermi-
debem? pvio que si nos atacan debemos atacarlos y tratar de
nos, Y eS ° :
7 io hagan mas> (Laing, 1968).
Asi nos Jo dijeron nuestros mayores, y nos inculcaron que se ha
er en lo que nos dicen nuestros padres, nuestros maestros,
feet obernantes, el medio al que pertenecemos.
mcs astruccion de lo obvio se basa en la negacién del otro y
de suajenidad. Es dificil oponerse a las creencias del sujeto y de su
comunidad y aceptar sus inconsistencias. Esto tiene profundas
implicaciones en el plano individual y en el social.
En una época, entre los cirujanos era obvio que la lobotomia era
el tratamiento de eleccién para los accesos de violencia y algunos
desérdenes sociales incurables. Actualmente es obvio que son los
férmacos los que tratan de lograrlo.
Las creencias estan alli. No sé si debemos decir que son
necesarias porque estan alli o estan alli porque son necesarias;
podemos no saber qué hacer con ellas, pero allf estén. Un primer
paso, no pequefio, seria darse cuenta de su cardcter de suplemento
respecto de la observacion del mundo, y de como nos dificultan el
yinculo con el otro y con los otros, en la medida en que éstos
tienen creencias diferentes a las nuestras, y para relacionarnos con
ellos nos espera un trabajo no menor.
6, LAS CONVICCIONES
Las convicciones son formaciones del pensamiento basadas en el
convencimiento personal y dotadas de una caracteristica: la impe-
netrabilidad, que impide dar lugar a otros pensamientos propios 0 a
pensamientos de otros si es que ellos son diferentes. Las conviccio-
nes tienen un alto poder para resguardarse de la duda y la
incertidumbre. Su cuestionamiento es sentido como un ataque al
sujeto y su base es una investidura megalomaniaca.
En lo que se refiere al pensamiento verbal, diré que se puede
pensar con pensamientos y se puede hacerlo con conviccionesE L HACER
140 DELSER A
(Berenstein, 1986). En el primer caso, s¢ hace uso de representa-
ales a los fines de explorar y tantear el mundo
de poder diferenciarlos asi como
os otros, ya que el pensar es
singularidad resulta de una
s o més, entre los cuales se da
ciones verb
exterior y el mundo interior,
hacerlo respecto del sujeto y de |
singular de cada uno. Pero esta
actividad que se produce entre do:
una aproximacion asintotica. El pensamiento se representa los
enigmas de la vida: su origen, si se nace de uno o de dos, la
muerte, el interior del cuerpo de la madre en relacién con el
lugar donde se originan los bebés, la vida sexual entre seres
diferentes, etc. Las convicciones, en cambio, tienen cardcter de
verdades absolutas, indiscutibles, per lo general son sostenidas
por una sola persona aunque ésta pueda, merced auna actividad
«inoculatoria», hacer que sea compartida con varias 0 muchas,
como ocurre con los lideres carismaticos, politicos o religiosos.
Si en el pensamiento el interrogante precede a la respuesta, en la
conviccién se invierte pues la respuesta precede a cualquier
cuestionamiento, y en realidad se propone acallar la pregunta
desde su carécter de verdad revelada.
Las convicciones pueden originarse a partir de distintos con-
flictos de la estructura psiquica y social, y adquieren la forma de
creencias circulantes a las que se contribuye con el aporte
personal. Cuando esa elaboracién se vale de la generalizacion,
ayuda a componer una base delirante desde donde surgen atribu-
ciones de mala intenci6n referidas a los otros. Si tales atribuciones
tienen como base ideas de inferioridad, pueden alimentar convic-
ciones acerca de «las mujeres», «los de otra religién», «los de otra
comunidad», «los de otra teoria cientifica». Otras veces toman como
base valores del mundo ético en un eje que va del bien al mal, y
adquieren asi la forma de sentimiento de superioridad moral;
entonces se atribuye a los otros el «deseo de ocupar el mundo», «de
infiltrar la educacién», «de hacernos tener valores que no son nuestros»,
«de inculcar en los jévenes ideas destructivas», etc. Otras veces tienen
como base rasgos del ideal vinculados con lo estético, con valores
basados en lo lindo y lo feo: «/os negros tienen mal olor», «las mujeres
son peligrosas y cuanto mds atractivas peor», etc.
La conviccién se basa en la semejanza y en lo identitario. Es
una construccién tendiente a destruir todo indicio de ajenidad,ESTADOS DE IRRITACION
por lo tanto de otredad. Se trata de una formacién del pensamien-
to que no da lugar ni admite lo extranjero, a lo que decreta
imposible de asimilar y a lo que se le adjudica predominantemente
una fuerte marca de negatividad (por ejemplo, que no haya
suficientes fuentes de trabajo, que los medios de subsistencia no
alcanzan para los honestos ciudadanos, que «ellos» puedan alterar
nuestra forma ce vida, etc.),
Cuando la accion conjunta de vincularse fracasa, las conviccio-
nes colaboran en deshacerse del penoso sentimiento de dafio
vincular pretendiendo que los responsables del mal son el otro
sujeto o la otra comunidad. El sentimiento intenso es el de
amenaza de despojo de los bienes propios, como se ve tanto en las
parejas que se divorcian como, en el plano sociopolitico, entre los
pueblos vecinos que disputan un territorio que suponen propio.
Ello da lugar a la expropiacién «justiciera» llevada a cabo sobre el
otro, que no podria realizarse sin una conviccién que avalase ese
accionar depredatorio. Va en contra de todo tipo de reconoci-
miento de vinculo, por eso en el plano individual da lugar a la
fantasia de autoengendramiento y en el conjunto social a la de ser
el elegido por los dioses. Si bien es cierto que la ley fue establecida
para regular la violencia entre los hombres, adjudicéndose el
Estado el uso de ésta, las convicciones cobran estatuto legal a
través del estado de excepcién que enuncia una ley para eliminar a
quienes se oponen a las convicciones, ahora estatales.
Cuando anidan en una familia, las convicciones regulan su
funcionamiento e imponen plegarse a ellas, y si alguien osara
denunciarlas posiblemente seria visto como un extrafio, como
alguien alterado o psicético en la medida en que se le atribuiria
decir cosas sin sentido, en realidad sin el sentido que sostiene la
familia.
La actividad del pensar admite una relacién bidireccional entre
causas que producen efectos que pueden ser observados y que
pueden funcionar como causas de otros efectos. Un padre genera
un tipo de hijo y un hijo genera un tipo de padre; asi, el vinculo
entre las presencias de ambos puede funcionar como causa y como
efecto.
Las convicciones tienen una relacion unidireccional, donde
las causas producen los efectos y éstos reconocen como causasDEL SER AL HACER
142
iccid origen. Desde este
e Ja conviccion establece como s
aquellas on una familia debiera producir un solo tipo de hijo,
Fs fiios: y si alguno de los hijos es un tanto
ios no producen padres, x
ieee alguna influencia extrana, el colegio, el grupo de
pares, la calle o las malas compajfifas. Y esto no es dar lugar aj
mundo social y su vasto conjunto de significaciones, sino adjudi-
carle a dicho mundo social un propésito antifamiliar. Las convic-
ciones estdn ligadas a las creencias y éstas tienen un fuerte
componente en la fe, Como se sabe, la eficacia de las creencias no
depende de su grado de verdad o falsedad, esté mas alla de éstas.
Se puede creer en una verdad, y también en algo que no lo sea,
pero ofrece seguridad al yo. Si la verdad parece elusiva, provisoria,
incompleta y cambiable es poco dable a creerse en ella. La
falsedad, y mucho més la mentira, suele ser concreta, se promueve
como definitiva, aspira a ser completa y estable y por ello
condiciona y hace confiables las creencias. La fe se refiere a lo que
no se percibe, pero se acepta como demostrado: «La prueba de las
cosas que no se ven», segin Tomas de Aquino (1260). Aunque se
suele oponer al conocimiento cientifico, también éste puede
impregnarse de fe y ser defendido, como Io hacen las creencias, a
partir de la conviccidn en lo que no se ve y se da por demostrado.
Las convicciones se actualizan en los estados de irritacién, los
que a la vez a menudo resultan de ellas. La creencia que envuelve
a un conjunto familiar y social apacigua la alarma frente a las
diferencias al otorgar uniformidad a lo dispar y distinto, condi-
cién de los sujetos que forman parte del conjunto.