You are on page 1of 21

CLACSO

Chapter Title: MOVIMIENTOS SOCIALES Y REGÍMENES PROGRESISTAS EN AMÉRICA


LATINA: REVOLUCIONES MUNDIALES Y DESARROLLO SEMIPERIFÉRICO
Chapter Author(s): Christopher Chase-Dunn, Alessandro Morosin and Alexis Álvarez

Book Title: Movimientos sociales en America Latina


Book Subtitle: perspectivas, tendencias y casos
Book Author(s): Paul Almeida, Alexis Álvarez, María José Álvarez Rivadulla, Moisés Arce,
Giovanni Beluche V., Germán Bidegain Ponte, Ian Breckenridge-Jackson, Rafael Cartagena
Cruz, Christopher Chase-Dunn, Allen Cordero Ulate, David Dumoulin Kervran, Susan Eva
Eckstein, Sujatha Fernandes, Jean Foyer, Maria da Glória Gohn, Lynn Horton, María
Inclán, Hank Johnston, Robert Mackin, Salvador Martí i Puig, Maria de Jesus Mora,
Alessandro Morosin...
Book Editor(s): PAUL ALMEIDA, ALLEN CORDERO ULATE
Published by: CLACSO. (2017)
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/j.ctv253f5v7.4

JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide
range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and
facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.
This book is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike
3.0 United States License (CC BY-NC-SA 3.0 US). To view a copy of this license, visit
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/.
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at
https://about.jstor.org/terms

CLACSO is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Movimientos
sociales en America Latina

This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
PARTE I:
AVANCES CONCEPTUALES
Y TEÓRICOS

This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
2

Christopher Chase-Dunn;
Alessandro Morosin y Alexis Álvarez*

MOVIMIENTOS SOCIALES Y REGÍMENES


PROGRESISTAS EN AMÉRICA LATINA:
REVOLUCIONES MUNDIALES
Y DESARROLLO SEMIPERIFÉRICO

El proceso de la “marea rosa” en América Latina ha presenciado el


surgimiento de regímenes populistas e izquierdistas en la mayoría de
los países latinoamericanos desde ines de los 90. Este artículo sitúa
los movimientos sociales contrahegemónicos y los regímenes progre-
sistas dentro de la evolución a largo plazo de la gobernanza global y
el capitalismo global. En un esfuerzo por investigar por qué es que,
en la historia reciente, varias administraciones en América Latina (en
relación a otras regiones del mundo) desafían el modelo de desarrollo
neoliberal, examinamos la estratiicación de los países latinoameri-
canos con respecto al sistema-mundo general, como un factor estruc-
tural potencial que puede haber contribuido a la marea rosa.
Si bien cada país latinoamericano tiene su propia y única his-
toria, las características comunes a toda la región más importantes
son las rebeliones indígenas, las revueltas de los esclavos, las luchas
anticoloniales por la independencia, luchas y guerras concomitantes
entre autoritarismo y democracia, la mercantilización de los recursos
naturales, intereses comerciales competitivos, intervención extranje-
ra (a menudo a instancias de las corporaciones con sede en el Norte

* University of California, Riverside, EEUU.

29
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

Global) y oleadas populares de izquierdas. En otras palabras, Améri-


ca Latina ha sido un campo de batalla del conlicto de clases –mun-
dial e interno– desde 1492 (Galeano, 1987).
Los primeros Programas de Ajuste Estructural impuestos por el
Fondo Monetario Internacional (FMI) en la década del 80 (Walton y
Seddon, 1994; Francis, 2005) fueron instancias draconianas de “te-
rapia de choque” que instaron a los neoliberales nacionales a atacar
el “Estado de bienestar”, los sindicatos y los partidos de los trabaja-
dores. En muchos países, estos ataques signiicaron la reducción y
racionalización de las industrias urbanas, pues muchos trabajadores
del sector formal perdieron sus trabajos y fueron forzados tanto a so-
brevivir en la economía el sector informal como a la emigración. Esto
aceleró la formación de la misma clase obrera globalizada descrita
por Robinson (2008).
El capital parecía haber ganado la guerra política e ideológica
en América Latina a principios de los 90, pero en los albores del si-
glo XXI un ex comandante militar ganó los votos de los pobres en Ve-
nezuela mientras que un equipo que incluía socialdemócratas resultó
elegido en Chile, un miembro del Partido de los Trabajadores (PT) lle-
gó al poder en Brasil, un presidente valeroso en Argentina inalmente
se puso de pie contra las demandas del FMI y Wall Street.
Portes y sus coautores (Portes, 2008; Portes y Smith, 2008; Portes
y Roberts, 2006) explican este giro a la izquierda con el siguiente esce-
nario: las políticas neoliberales inlaron el sector informal, forzando
a millones a vivir en cantegriles y favelas y a condiciones de trabajo
precarias. Los líderes políticos movilizaron a menudo esta parte de la
sociedad en partidos y movimientos populistas. En algunos casos, es-
tos movimientos inalmente tuvieron éxito en la elección de dirigentes
al poder nacional (Almeida, 2010). Por lo tanto, se puede argumentar
que las Políticas de Ajuste Estructural neoliberales provocaron con-
tra-movimientos nacionales y transnacionales que resultaron en las
victorias presidenciales expresadas en el fenómeno conocido como la
marea rosa.
Mientras que los elementos de este análisis, deinitivamente, pa-
recen describir la historia reciente de muchos movimientos sociales
de América Latina y el giro electoral a la izquierda, agregamos la
perspectiva sistema-mundo para considerar la marea rosa de Améri-
ca Latina.

LA JERARQUÍA CENTRO/PERIFERIA CONTEMPORÁNEA


En resumen, el mundo aún está estratiicado jerárquicamente en tres
tipos de países: los países centrales son aquellos cuyas economías es-
tán muy diversiicadas y cuyos gobiernos son mayormente estables.

30
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Christopher Chase-Dunn; Alessandro Morosin y Alexis Álvarez

Los países periféricos siguen dependiendo de la exportación de uno


o de unos pocos commodities y de la producción intensiva con bajos
salarios. Los países semiperiféricos tienden a ser más diversiicados
y políticamente más poderosos que las economías periféricas, pero
siguen estando dominados por los países centrales y por las corpora-
ciones con sede en los países centrales.
El trabajo cuantitativo de Jeffrey Kentor sobre la posición de
las sociedades nacionales en el sistema-mundo (2008) sigue siendo la
mejor medida continua de la jerarquía de centro/periferia, porque in-
cluye el PNB per cápita, la capacidad militar y la dominación/depen-
dencia económica. Nosotros tricotomizamos el indicador combinado
de Kentor de la posición del sistema-mundo en centro, periferia y se-
miperiferia para los propósitos de nuestra investigación. La catego-
ría centro es casi equivalente a la clasiicación de “altos ingresos” del
Banco Mundial, y es lo que la mayoría de las personas entiende por el
término “Norte Global”. El “Sur Global” se divide en dos categorías:
semiperiferia y periferia. La semiperiferia incluye a países grandes
(por ejemplo, Indonesia, México, Brasil, India y China) y a países más
pequeños con niveles medios de PNB per cápita (por ejemplo, Taiwán,
Corea del Sur, Sudáfrica, etcétera).
Chase-Dunn y Hall (1997; Hall y Chase-Dunn, 2006) han modi-
icado los conceptos desarrollados por los pensadores del moderno
sistema mundial al construir una perspectiva teórica para comparar
el sistema moderno con sistemas-mundo regionales previos. Tal vez,
la idea más importante que surge de esta perspectiva teórica es que la
semiperiferia tiende a ser una región dinámica. Es decir que los cam-
bios en las transformaciones del sistema-mundo están propiciados,
principalmente, por las acciones de los individuos y organizaciones
dentro de las sociedades que son semiperiféricas en relación al centro
y la periferia de ese mismo sistema jerárquico. Esto se conoce como
la hipótesis del desarrollo semiperiférico. Tanto la escala espacial y de-
mográica de la organización política como la escala espacial de las
redes comerciales se ampliaron fundamentalmente por los regímenes
semiperiféricos, llevando eventualmente al sistema global en que vi-
vimos ahora. El moderno sistema mundial nació cuando una región
(Europa) –primero periférica y luego semiperiférica– desarrolló un
núcleo de Estados capitalistas que eventualmente fueron capaces de
dominar a todas las otras regiones del mundo. Este sistema centrado
en Europa se expandió en una serie de olas de colonización y desco-
lonización, donde este última constituye la incorporación de las ex
colonias al sistema-mundo (ver Gráica 2.1).
Las recurrentes olas de colonización que se observan en la Grá-
ica 2.1 indican que la expansión europea y la periferialización de

31
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

las Américas, Asia y África fue un proceso un tanto cíclico que se


llevó a cabo, con el tiempo, por las diferentes potencias europeas. Las
oleadas de descolonización, o el desmantelamiento de los imperios
coloniales formales, comenzaron en 1776 con la independencia de las
13 colonias británicas que se convirtieron en los EE.UU., seguida por
la gran ola de la independencia de América Latina a principios del
siglo XIX, y por Asia y África en el siglo XX.

LAS REVOLUCIONES MUNDIALES Y LA EVOLUCIÓN


DE LA GOBERNANZA GLOBAL
La gobernanza global puede ser concebida como un proceso evolutivo
de cambio sociocultural en el que las instituciones y estructuras de
la hegemonía provocan respuestas contrahegemónicas en los países y
en el Sur Global (el non-core del sistema-mundo). Estas respuestas de
los pueblos y los países subordinados, que van desde los pedidos mo-
derados de inclusión a los programas de oposición más radicalizada,
plantean una nueva necesidad de Estados, clases e instituciones más
poderosos, que auquellos que tradicionalmente han ejercido un po-
der político y inanciero desproporcionado. Respuestas populares a la
creciente inestabilidad, inseguridad y desigualdad social han provo-
cado que las elites ainaran sus esfuerzos para reproducir un sistema
que mantiene sus intereses.
Varios movimientos de resistencia y rebeliones han afectado la
evolución de la gobernanza global, porque a menudo coinciden en
el tiempo formando lo que se ha denominado como “revoluciones
mundiales” (Wallerstein, 2004). Estas olas periódicas de opresión y
resistencia han sido llamadas el “movimiento doble” (Polanyi, 1944),
mientras que otros lo han denominado una “espiral de capitalismo y
socialismo” (Boswell y Chase-Dunn, 2000). Estudiar la secuencia de
las revoluciones mundiales pasadas (por ejemplo, 1789, 1848, 1917,
1968 y 1989) nos permite ver las similitudes y diferencias entre las
constelaciones de movimientos y los contextos históricos mundiales
distintos.
Las olas de protesta social han interactuado con, y a veces so-
cavado, el sistema mundial capitalista desde la Reforma protestante
(Martin, 2007). La revolución francesa de 1789 estuvo vinculada a
las revueltas haitiana y norteamericana (Linebaugh y Rediker, 2000).
Los movimientos anticoloniales exitosos en muchas de las colonias
británicas de América del Norte ayudaron a inspirar la revolución
francesa, así como también profundizaron la crisis iscal de la mo-
narquía francesa. La revolución haitiana encabezada por Toussaint
L’Ouverture estableció la primera república en América Latina e ins-
piró a los movimientos por la soberanía nacional en las colonias de

32
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Christopher Chase-Dunn; Alessandro Morosin y Alexis Álvarez

Gráica 2.1
Oleadas de colonización y descolonización desde 1400 –cantidad de colonias europeas
establecidas y cantidad de descolonizaciones.

35

30 América Latin
a

25

20

15

10

5 Estados Un
idos

0
year
1435
1460
1485
1510
1535
1560
1585
1610
1635
1660
1685
1710
1735
1760
1785
1810
1835

Total descolonización
1860
1885
1910
1935
1960
Total colonización

1985
Fuente: elaboración propia en base a Henige (1970).

España y Portugal. La rebelión de 1848 en Europa fue sincrónica a la


rebelión de Taiping en China y estuvo vinculada a esta por la difusión
de ideas milenarias, así como también estuvo vinculada con el surgi-
miento de las nuevas sectas cristianas en los Estados Unidos.
La primera revolución socialista del mundo tomó el poder en Rusia
en 1917, en la misma década que la revuelta nacionalista China de Sun
Yat-sen, la Revolución mexicana contra Poririo Díaz, la revuelta árabe
de 1916 y la huelga general en Seattle dirigida por Industrial Workers
of the World (los Obreros Industriales del Mundo) (Martin, 2007). Las
revueltas de estudiantes y las nacionalidades oprimidas en América
Latina, Estados Unidos y Europa en 1968 coincidieron con el lujo de la
Revolución Cultural en China y, también, con las guerras de liberación
nacional en el sudeste asiático y África. La revolución mundial de 1989
se concentró principalmente en la Unión Soviética y Europa Oriental,
pero la sociedad civil global emergente aprendió importantes lecciones
sobre el valor de los derechos civiles (Kaldor, 2002).
Sostenemos que la resistencia transnacional a la globalización
neoliberal desde mediados de los 90, como la marea rosa latinoame-

33
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

ricana, la Primavera Árabe, Occupy, los movimientos contra la aus-


teridad y el ajuste en Europa y las principales rebeliones recientes
en los países semiperiféricos, como en Turquía y Brasil, representan
las primeras etapas de otra coyuntura de fuerzas contrahegemóni-
cas globalmente vinculadas: la revolución mundial contemporánea
de 20xx (Chase-Dunn y Niemeyer, 2009). Las protestas contra el FMI
en Sudamérica en los años 80, el levantamiento zapatista en Chiapas,
México, en 1994 y las grandes manifestaciones por el “movimiento
de justicia global” en las afueras de las reuniones internacionales de
los Estados y empresas más poderosos (Almeida y Lichbach, 2003)
pueden ser considerados como precursores de la revolución mundial
de 20xx. Esta revolución, todavía incipiente, puede ser interpretada
como un amplio contra-movimiento en respuesta a la última ola de
la globalización capitalista. Ha surgido como resistencia y crítica al
capitalismo global en su fase neoliberal (Lindholm y Zuquete, 2010;
Reese et al., 2008).
En América Latina, las formas de democracia promovidas desde
el inal de la Guerra Fría por las elites neoliberales nacionales y glo-
bales son consideradas como instituciones políticas que pretenden
contener movilizaciones populares. Robinson (1996) argumenta con-
vincentemente que la “poliarquía” y la promoción de la democracia
son las formas políticas más congruentes con una economía mun-
dial totalmente globalizada, en la que el capital tiene rienda suelta
para operar ahí donde las ganancias son mayores. Gills et al. (1993)
proponen que la “democracia de baja intensidad” facilita la imposi-
ción de las políticas económicas neoliberales, entre ellas la liberali-
zación, la comercialización y la privatización de los recursos. Estos
constituyen los tres pilares del Consenso de Washington: un paquete
de políticas angloamericanas y un modo de gobierno –del cual los
regímenes latinoamericanos de la marea rosa han tratando de dis-
tanciarse y han desaiado.
Debido a sus diferencias y a sus historias nacionales particula-
res, se puede decir que los regímenes progresistas se han extendido
por casi toda Sudamérica y una parte considerable de Centroaméri-
ca (Almeida, 2014). ¿Por qué, hasta ahora, los regímenes de la marea
rosa y los movimientos sociales latinoamericanos aliados han tenido
un rol tan importante en esta revolución de 20xx? Dentro de América
Latina ¿los regímenes populistas de izquierda y los poderosos movi-
mientos sociales transnacionales que desafían la globalización capi-
talista neoliberal son más preponderantes en la semiperiferia que en
los países periféricos?
Sugerimos que los países latinoamericanos tienen más opcio-
nes para implementar estrategias de desarrollo independiente que

34
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Christopher Chase-Dunn; Alessandro Morosin y Alexis Álvarez

la abrumadora mayoría de los países dependientes de África y Asia


del Sur, por ejemplo. Esto podría ser explicado por el clima político
innovador en América Latina, que favorece el aumento de gobier-
nos socialdemócratas y reformistas en las grandes sociedades semi-
periféricas como Brasil, Argentina y Chile, después del desencanto
popular generalizado con el neoliberalismo liderado por EEUU. El
Foro Social Mundial se fundó en el año 2001, en Porto Alegre, Brasil,
como un punto focal para los movimientos anti-sistémicos globales
(ver el capítulo de Reese et al. en este volumen). El Presidente de Ve-
nezuela Hugo Chávez, cuya reciente muerte de cáncer y sus implica-
ciones para el futuro de la izquierda latinoamericana están más allá
del alcance de este artículo, personiicó a la marea rosa como una
marca distintiva del populismo de izquierda al usar la riqueza petro-
lera de la Venezuela semiperiférica para trazar un curso de oposición
al neoliberalismo. Tal como las revoluciones mundiales anteriores, la
revolución de los 20xx parece estar emergiendo de la semiperiferia
del sistema-mundo. Aquellas sociedades de la semiperiferia, en las
que la oposición al capitalismo neoliberal es más fuerte, están tra-
tando de suplantar la lógica actual del sistema-mundo por un nuevo
modelo político y económico.
Pero muchos de los países latinoamericanos que después de
años de regímenes conservadores han elegido recientemente regíme-
nes progresistas (sean estos más reformistas, como en El Salvador
y Nicaragua, o más radicales, como en Ecuador y Bolivia) también
son periféricos, en lugar de ser semiperiféricos. Atribuimos esto a
un efecto regional que no parece estar operando ni en África ni en
Asia, donde la elección de los regímenes progresistas en los Estados
más grandes como Brasil y Venezuela ha dado a los movimientos
anti-sistémicos de los Estados más débiles y pequeños mayor espacio
para disputar el liderazgo de sus elites nacionales, ganar institucio-
nes y proyectar una postura de izquierdas en la escena internacional.
Como ya exploramos algunas de las semejanzas y diferencias entre
los regímenes de la marea rosa empleando la hipótesis del desarro-
llo semiperiférico, podemos distinguir analíticamente los regímenes
progresistas en dos categorías: reformistas y anti-sistémicos.

REGÍMENES CONSERVADORES, REFORMISTAS


Y ANTISISTÉMICOS EN AMÉRICA LATINA
Desarrollamos y aplicamos un método para la codiicación de los
regímenes en América Latina basado en si se relacionan, y cómo,
con lo que en términos generales se denomina la marea rosa.1 Uti-

1 Las explicaciones de por qué hemos codiicado determinados regímenes de la

35
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

lizamos esta codiicación para examinar la relación entre la forma


del régimen y la posición en el sistema-mundo (periferia vs semipe-
riferia). Las relaciones entre la familia de movimientos progresistas
y los gobiernos de la marea rosa en América Latina son cooperativas
y competitivas. Etiquetamos como “progresistas” los regímenes que,
hasta cierto punto, se oponen a las políticas neoliberales que han sido
promulgadas y aplicadas por las Instituciones Financieras Interna-
cionales desde los años 80. Los regímenes progresistas pueden ser
divididos en dos tipos. Partiendo de una distinción hecha por Smith y
Wiest (2012), la mayoría son reformistas y algunos son anti-sistémicos.
Los regímenes reformistas hacen algún intento de redistribución de
riqueza interna, pero mantienen una postura macroeconómica con-
servadora y políticas de libre comercio (por ejemplo, Chile). Estados
como Argentina y Brasil se han opuesto poco en el marco de las rela-
ciones internacionales y han sido bastante moderados en la toma de
decisiones para reducir la desigualdad interna, por lo tanto considera-
mos a sus regímenes actuales reformistas en lugar de anti-sistémicos.
Siguiendo a Wallerstein (1990) “ser anti-sistémicos es argumentar
que ni la libertad ni la igualdad son posibles bajo el sistema existente,
y que estas únicamente son posibles en un mundo transformado”.
Esto captura parte de la variación entre los regímenes que se
identiican a sí mismos con (o que han sido etiquetados por diversas
fuerzas como) la marea rosa. Los derroteros políticos de los regíme-
nes anti-sistémicos en Venezuela, Bolivia y Ecuador, en gran parte,
han sido teñidos por sus experiencias negativas con el Consenso de
Washington desde los años 80.
El resto de los Estados latinoamericanos pueden ser vistos como
conducidos por regímenes no progresistas (o neoliberales). Aunque
algunos de estos Estados neoliberales hablan de la desigualdad como
un problema (Colombia, recientemente) y pueden tener algunos pro-
gramas para desplazarla (México, en casi toda su historia pos revo-
lucionaria), las medidas de bienestar social no como una prioridad
de la política de Estado tan alta como lo son el mantenimiento de la
inversión extranjera y la protección de las elites nacionales / transna-
cionales. Los regímenes neoliberales tienden a seguir puntillosamen-
te los designios diplomáticos, políticos y de seguridad de los EE.UU.
El hecho de que los gobiernos de la marea rosa en Latinoamérica
hoy fueron legalmente elegidos (Foran, 2005), a diferencia de las fuer-
zas de izquierda de la Guerra Fría que a menudo orquestaban luchas

manera en que lo hicimos está disponible en <www.irows.ucr.edu/cd/appendices/


pinktide/pinktideapp.htm>.

36
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Christopher Chase-Dunn; Alessandro Morosin y Alexis Álvarez

armadas para obtener poder político (con la excepción de Allende en


Chile), ofrece un importante contraste con el pasado reciente de Amé-
rica Latina. Los regímenes actuales con raíces a la izquierda de la
Guerra Fría (Cuba, Nicaragua y El Salvador) o bien se han reconsti-
tuido en partidos políticos como en El Salvador y Nicaragua, o bien
mantienen su forma original como en Cuba.
Intentamos reconocer las debilidades al utilizar los regímenes
como unidades de análisis. En primer lugar, los regímenes con fre-
cuencia incluyen facciones con diferentes tintes ideológicos. Además,
los movimientos sociales que se oponen al régimen existente, ya sea
desde la izquierda o desde la derecha, con frecuencia ejercen un con-
trapoder regional importante. Pero si el movimiento no ha elegido a
sus dirigentes para ocupar el poder (o no lo busca, como el anti-sis-
témico EZLN de México) nuestro sistema de clasiicación no necesa-
riamente capturará estas características subnacionales de diferentes
países. Por ejemplo, los movimientos sociales dinámicos y los centros
regionales de oposición, aún en los regímenes neoliberales como los
semiperiféricos México y Colombia, han representado desafíos sig-
niicativos para el paradigma neoliberal de gobierno. Las irregulari-
dades electorales en México fueron documentadas y registradas en
las elecciones de 2006 y 2012 por grupos de medios de comunicación
independientes. Si no se hubiesen visto tales irregularidades en las
tres últimas elecciones mexicanas, México podría haber tenido un
régimen reformista desde 1988, y podría tenerlo aún hoy. De manera
similar, Honduras aún hoy podría estar gobernada por un régimen
reformista, si el Gobierno de Manuel Zelaya hubiera sobrevivido el
golpe de 2009 (ver el capítulo 22 de Sosa en este volumen).
Mientras que el intento de medir el cambio social en el nivel de
los regímenes progresistas no permite un análisis detallado de su si-
tuación política interna, la naturaleza del régimen vigente sigue sien-
do una medida necesaria de la fuerza de la revolución de 20xx en
América Latina. La capacidad de llevar un nuevo gobierno al poder,
aunque no debe confundirse con una transformación revolucionaria
de la sociedad en sí y para sí (Foran, 2005), releja la fuerza subyacen-
te de los movimientos contrahegemónicos. Independientemente de
si el régimen es progresista, anti-sistémico o neoliberal, la cantidad
de tiempo que ha permanecido en manos de los progresistas señala
cuánta legitimidad han obtenido las políticas progresistas desde el
in de la Guerra Fría, y también podría indicar cuánto distanciamien-
to político, económico y organizacional del Consenso de Washington
pueden tolerar las elites gobernantes de estos países.
Las ideologías de los regímenes de la marea rosa han sido so-
cialista, populista e indigenista, con diversas mixturas en diferentes

37
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

países. El Presidente de Bolivia, Evo Morales, propugna una combina-


ción de socialismo, indigenismo y ecologismo. El régimen de izquier-
da diseñado por Fidel Castro sigue en el poder a pesar del embargo
y aislamiento continuos impuestos por los Estados Unidos, y actual-
mente se encuentra en medio de debates sociales acerca de quiénes
deben establecer los términos del futuro de Cuba: si las empresas pri-
vadas, la gestión de los trabajadores o un Estado centralizado.
Hay una diversidad considerable entre las respuestas de los regí-
menes anti-sistémicos a las presiones simultáneas de una oposición
de extrema derecha y de actores políticos indígenas a la izquierda de
estos gobiernos (Fontana, 2013; Becker, 2013). Las similitudes entre
los regímenes anti-sistémicos de Venezuela, Bolivia y Ecuador inclu-
yen elecciones populares ganadas por márgenes amplios (a diferen-
cia de la victoria electoral estrecha de Salvador Allende en Chile, en
1970), el compromiso por una transformación social mucho más vas-
ta y una mayor reticencia a negociar acuerdos con adversarios nacio-
nales y extranjeros.
El liderazgo de Chávez del proyecto marea rosa se hizo más fácil
por las inmensas reservas petroleras de Venezuela. Esto originó el
intento de integración política y económica de un bloque de países
latinoamericanos como una alternativa al Área de Libre Comercio de
las Américas respaldada por EE.UU. La Alianza Bolivariana para las
Américas (ALBA) fue fundada por Cuba y Venezuela en 2004. El Go-
bierno de Chávez se comprometió a retirarse totalmente del FMI, y en
2009 fundó el Banco del Sur con Argentina. Muchos regímenes pro-
gresistas se han sumado al Banco del Sur, que busca reemplazar al
FMI y al Banco Mundial en proyectos de desarrollo en las Américas
y el Sur Global. Que el Banco del Sur se convierta en una “institución
para la inanciación de los llamados ‘campeones nacionales’ —gran-
des empresas que operan como multinacionales, con gran autonomía
operativa pero prácticamente sin responsabilidad nacional alguna” ,
o que “priorice las mayores necesidades de la población de América
Latina –como tierra, empleo, vivienda y soberanía nacional” será un
marcador crucial del estilo de la “integración latinoamericana”, im-
plementada por la marea rosa (Soares de Arruda, 2007).
Para mostrar las gradaciones entre regímenes progresistas, tam-
bién podemos destacar el ejemplo de Nicaragua, un país centroameri-
cano periférico. Podríamos clasiicar al país como un régimen refor-
mista desde 2007 a hoy, a pesar de ser miembro del ALBA. Mientras
la Revolución Sandinista estuvo en el poder, durante la Guerra Fría
(1979-1990), sus políticas internas y sus posturas internacionales po-
drían leerse como anti-sistémicas. Su actual Presidente, el ex sandi-
nista Daniel Ortega, ahora está tratando de hacer crecer la economía

38
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Christopher Chase-Dunn; Alessandro Morosin y Alexis Álvarez

en un sistema de “mercado libre” para luego redistribuir la riqueza


(ver el capítulo de Martí i Puig, en este volumen). Su aplazamiento de
las promesas progresistas ha ocasionado que muchos izquierdistas
nicaragüenses se aparten de él formando, frecuentemente, iniciati-
vas regionales propias “por debajo” del nivel federal (ver, por ejemplo:
Teague, 2012). A pesar de los lazos con Venezuela, que han contribui-
do al crecimiento económico, el actual régimen nicaragüense ofrece
hoy por hoy mucho menos apoyo a las empresas gestionadas por sus
trabajadores que Bolivia y Venezuela. Este ejemplo ayuda a ilustrar
los tipos de regímenes que clasiicamos como reformistas (es decir,
los gobiernos más moderados cuya ruptura con el neoliberalismo es
menos consistente) o anti-sistémicos (aquellos gobiernos que se mues-
tran una diferenciación económica, diplomática e ideológica más sus-
tantiva del Consenso de Washington).
Clasiicamos cuatro de los ocho países miembros del ALBA como
impulsores de regímenes anti-sistémicos. Estos son: Cuba, Ecuador,
Bolivia y Venezuela. Los tres últimos fueron los únicos países en de-
venir anti-sistémicos después de la época de la Guerra Fría, empezan-
do con Venezuela. Mientras que estos regímenes todavía tienen dife-
rentes grados de dependencia estructural con la economía mundial
capitalista y otras desigualdades internas profundamente arraigadas
(Higginbottom, 2013) han representado los desafíos ideológicos, di-
plomáticos y económicos más sustanciales, hasta ahora, al modelo
de desarrollo neoliberal en América Latina. Es de destacar que los
países del ALBA en la región andina (Bolivia y Ecuador) han sido ca-
paces de retener más cantidad de la plusvalía total producida en sus
países que la apropiada por inversores extranjeros, en comparación
a los regímenes andinos más conservadores como Colombia y Perú
(Higginbottom, 2013).
En lugar de impulsar el control nacional sobre los recursos y
avanzar en un amplio discurso izquierdista, los regímenes reformis-
tas como el de Brasil han sido mucho más cautelosos y pragmáticos
en los modelos de desarrollo que promueven. La transición brasileña
del régimen autoritario en los 80 politizó y movilizó a la sociedad
civil, contribuyendo a las elecciones de presidentes reformistas de iz-
quierda. Uno de estos presidentes fue Fernando Henrique Cardoso,
sociólogo y uno de los fundadores de la teoría de la dependencia (Car-
doso y Faletto, 1979).
Porto Alegre ha sido un bastión del Partido de los Trabajadores
(PT) brasileño. Fue en esta ciudad donde nació el Foro Social Mundial
(FSM) en 2001, bajo la gran inluencia del PT. El FSM sigue siendo
una fuerza importante de la nueva izquierda global que reúne a mo-
vimientos activistas de todo el mundo en reuniones internacionales,

39
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

en las que se implementan y debaten experiencias y alternativas al


capitalismo neoliberal (ver capítulo de Reese et al. en este volumen).
La retórica progresista del PT bajo la presidencia de Lula y Rousseff
generó grandes expectativas que, con las protestas masivas y genera-
lizadas contra la desigualdad y la corrupción a principios del verano
de 2013, han estallado en disturbios (Carlsen, 2013).
Estas erupciones sociales recientes en Brasil pueden verse a la
luz de la integración de Brasil con las instituciones capitalistas glo-
bales, y el papel particular que el PT ha desempeñado en la gestión
del crecimiento del país, el comercio y las políticas sociales. La gran
economía brasileña le ha permitido al PT colocar a Brasil en un rol
de “gran potencia” en el G20, una organización multilateral formada
por los 20 Estados más poderosos del mundo. Estos desarrollos po-
drían considerarse en relación con el rol catalizador ofrecido por su
estatus semiperiférico, su gran tamaño y los movimientos sociales
dinámicos. Las aspiraciones del PT como fuerza gobernante no han
sido ni desaiar a las instituciones inancieras internacionales ni re-
vocar las desigualdades nacionales profundamente arraigadas. Pero
ha apostado por un conjunto de posiciones en política internacional
que desafían muchas de las posiciones adoptadas por los Estados
Unidos.

CONTRASTAR NUESTRAS HIPÓTESIS


¿Los países semiperiféricos tienen más probabilidades que los países
periféricos de efectuar la transición a regímenes progresistas?
El Cuadro 2.1 nos permite observar si hay –o no– una relación
entre la forma del régimen y la posición en el sistema-mundo. Todos
los países latinoamericanos con poblaciones de más de 1 millón son
periféricos (16) o semiperiféricos (6).
El Cuadro 2.1 muestra todos los regímenes que fueron conser-
vadores durante el período; los que fueron reformistas pero nunca
anti-sistémicos; y los que fueron anti-sistémicos, al menos parte del
tiempo. Estos se dividen en las zonas del sistema mundial (perife-
ria y semiperiferia). El Cuadro 2.1 muestra que ningún país semi-
periférico fue conservador durante todo el periodo, mientras que 5
(31% de los 16 países periféricos) continuó siendo conservador. Esto
parece respaldar la hipótesis del desarrollo semiperiférico. Pero los
resultados son más complicados. El Cuadro 2.1 también muestra que
los países semiperiféricos tienden más a ser reformistas que los paí-
ses periféricos (83 % vs 38 %), y que los países periféricos tendieron
a ser anti-sistémicos, al menos parte del tiempo, entre 1959 y 2012
(31% vs 17%). Por lo tanto, los países periféricos fueron más propen-
sos en seguir siendo conservadores, pero también en haber devenido

40
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Christopher Chase-Dunn; Alessandro Morosin y Alexis Álvarez

Cuadro 2.1
Posición de los regímenes progresistas de América Latina en el sistema-mundo,
1959-2014 (porcentajes de la columna Total).

Semiperiférico Periférico Total

Conservador siempre 0 5 (17%) 5

Reformista, nunca anti sistémico 5 (17%) 6 (17%) 11

Anti sistémico, al menos una vez 1 (17%) 5 (17%) 6

Total 6 16 22

Fuente: elaboración propia.

anti-sistémicos. Esto no es una demostración clara del principio de


desarrollo semiperiférico.
Entonces, nos planteamos si los países semiperiféricos podrían
haber liderado el camino hacia la marea rosa en América Latina.
Para comprobar esa idea construimos un Cuadro que muestra cuán-
do ocurrieron las transiciones de los regímenes.2 Utilizamos estos
datos para realizar la Gráica 2.1, que muestra los tiempos de las
transiciones a regímenes reformistas o anti-sistémicos de los países
periféricos y semiperiféricos, ponderados por la cantidad de países en
América Latina (6 son semiperiféricos y 16 son periféricos).
La Gráica 2.2 muestra que los países semiperiféricos tuvieron
más probabilidades de transición hacia la marea rosa antes que los
países periféricos, con una ola de transiciones en los años 70 y otra
gran ola que comenzó a ines de los 90. Este resultado avala la noción
de desarrollo semiperiférico.

RESULTADOS Y DEBATE
Los resultados son complejos por el hecho de que los países periféri-
cos son más conservadores y más radicales que los países semiperi-
féricos, como muestra el Cuadro 2.1. Pero la Gráica 2.2 demuestra
que los países semiperiféricos abrieron el camino hacia la marea rosa
en América Latina. Los países semiperiféricos más innovadores (por
ejemplo, Venezuela a ines de los 1990, seguido por Brasil en los pri-
meros años de los 2000) comenzaron a experimentar con formas pro-
gresistas de gobierno, y las periferias (por ejemplo, Bolivia, Ecuador

2 Para consultar el Cuadro, ver ‘Appendix’ en <www.irows.ucr.edu/cd/appendices/


pinktide/pinktideapp.htm>.

41
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

y Nicaragua) se aferraron a estas estrategias exitosas de sus predece-


sores semiperiféricos. Parecería que hubo un efecto regional en el que
los regímenes progresistas en los países grandes (por ejemplo, Brasil,
Venezuela, Argentina) propiciaron mayores libertades para que en los
países pequeños se pudieran elegir regímenes más radicales en los
últimos años.
Partiendo de una idea simmeliana (ver Coser, 1956: cap.  2) de
que una amenaza común facilita la cohesión entre los actores (en
este caso, los sistemas políticos latinoamericanos), otra razón de por
qué el fenómeno de marea rosa y los regímenes progresista se han
concentrado en América Latina podría ser que el autor principal de
las políticas neoliberales ha sido Estados Unidos, y América Latina
ha sido durante mucho tiempo el “patio trasero” neocolonial para
esa nación. Los líderes de los movimientos antineoliberales latinoa-
mericanos utilizan el marco ideológico de los Estados Unidos como
el “Coloso del Norte,” que tal vez ha hecho que sea más fácil unii-
car históricamente a los movimientos anti-sistémicos. Tanto África
como Asia tienen relaciones más complejas con las antiguas poten-
cias coloniales.
Debido a la diversidad política, geográica y cultural de la región,
América Latina sigue siendo un epicentro particularmente grande de
actividad anti-sistémica en la escena mundial actual. Muchas de es-
tas movilizaciones son espontáneas, y muchas otras no han logrado
(o no pretendían tener) poder político formal. Incluso los regímenes
y los movimientos anti-sistémicos están limitados por las contradic-
ciones ecológicas y sociales del modelo económico dominante, con el
que aún no han roto completamente. Dado que las fuerzas gobernan-
tes de la marea rosa han intentado mantener el poder en el contexto
de una variedad de luchas por “izquierda” (en gran parte sobre cues-
tiones ambientales e indígenas) y otras por “derecha” posicionándose
con la esperanza de un retorno al neoliberalismo, las fuerzas sociales
y políticas se han vuelto altamente volátiles en muchos países. Como
señalan Domínguez et al. (2011), sigue habiendo una formidable Vieja
Derecha–así como también una Nueva Derecha– en América Latina,
que los investigadores de los movimientos sociales no pueden darse el
lujo de pasar por alto.
El clima global ha ocasionado, además, las rupturas más ines-
peradas en sus relaciones de poder tradicionales en los últimos años.
Debido a que varios países del Medio Oriente estallaron en protes-
tas contra los regímenes neoliberales corruptos durante la Primavera
Árabe de 2011, y en el marco del Foro Social Mundial que se ha cele-
brado en 2013 y, nuevamente, en 2015 en el semiperiférico Túnez (el
país que desencadenó la Primavera Árabe), la ciencia social pública

42
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Christopher Chase-Dunn; Alessandro Morosin y Alexis Álvarez

Gráica 2.2
Cantidad de transiciones a regímenes reformistas o anti-sistémicos por año,
ponderadas por la cantidad de países de las dos zonas del sistema-mundo

1,2 Periferias Semiperiferias

0,8

0,6

0,4

0,2

0
1959
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Fuente: elaboración propia en base a datos disponibles.

global puede ayudar a que las amplias mayorías entiendan los desa-
fíos y oportunidades que enfrentan las formas emergentes de solida-
ridad transnacional en el siglo XXI.
La marea rosa latinoamericana puede ser solo una etapa de la
revolución mundial a largo plazo, que viene a hacer frente con mayor
coherencia al capitalismo global, en más regiones del mundo en el
siglo XXI. A escala mundial, muchos de los movimientos de protesta
nacionales que han estado en la vanguardia (Egipto, Túnez, Turquía,
Brasil y Bulgaria) y mantuvieron una radicalización nacional (Gre-
cia, el país de la Eurozona donde las protestas contra el ajuste han
resultado ser las más duraderas y contundentes) son de sociedades
semiperiféricas. A medida que progresemos en lo que parece ser una
nueva etapa de la revuelta global, será importante continuar estu-
diando el papel de los movimientos sociales latinoamericanos, y a la
semiperiferia del mundo en general.

43
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

BIBLIOGRAFÍA
Almeid a, P. D. 2010 ‘Social movement partyism: Collective action
and political parties’ en Van Dyke, N. y McCammon, H. (eds.)
Strategic alliances: New studies of social movement coalitions
(Minneapolis: University of Minnesota Press) pp. 170-196.
Almeid a, P. D. 2014 Mobilizing democracy: Globalization and citizen
protest (Baltimore: Johns Hopkins University Press).
Almeid a, P. D. y Lichbach, M. I. 2003 ‘To the Internet, from the
Internet: Comparative media coverage of transnational protest’
en Mobilization, 8(3): 249-272.
Becker, M. 2013 ‘The stormy relations between Rafael Correa and
social movements in Ecuador’ en Latin American Perspectives,
40: 43-62.
Boswell, T. y Chase-Dunn, C. 2000 The Spiral of Capitalism and
Socialism (Boulder: Lynne Reinner).
Cardoso, F.H. y Faletto, E. 1979 Dependency and development in
Latin America (Berkeley: University of California Press).
Carlsen, L. 2013 ‘Pandering to the Privileged: The prairie ire that
swept Brazil’ en Counterpunch. En <http://www.counterpunch.
org/2013/06/25/the-prairie-ire-that-swept-brazil/>.
Chase-Dunn, C. y Hall, T D. 1997 Rise and demise: Comparing world-
systems (Boulder: Westview Press).
Chase-Dunn, C. y Niemeyer, R. E. 2009 ‘The world revolution of
20xx’ en Albert, M. et al. (eds.) Transnational political spaces
(Nueva York: Campus Verlag).
Coser, L. 1956 The functions of social conlict (Nueva York: The Free
Press).
De Sousa Santos, B. 2006 The Rise of the global Left (Londres: Zed
Press.)
Domínguez, F.; Geraldine, L. y Stephen, L. (eds.) 2011 Rightwing
politics in the new Latin América (Londres: Zed Books).
Fontana, L. B. 2013 ‘On the perils and potentialities of revolution:
Conlict and collective action in contemporary Bolivia’ en Latin
American Perspectives, 190(40): 26-42.
Foran, J. 2005 Taking power: On the origins of third world revolution
(Cambridge: Cambridge University Press).
Francis, L. A. 2005 ‘The impact of structural adjustment loans
on civil conlict’ MA Tesis de Maestría en Ciencia Política,
Louisiana State University. En <http://etd.lsu.edu/docs/available/
etd-07022010-174317/>.

44
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Christopher Chase-Dunn; Alessandro Morosin y Alexis Álvarez

Galeano, E. 1987 Las venas abiertas de América Latina (Montevideo:


Universidad de la República).
Gills, B.; Rocamora, J. y Wilson, R. (eds.) 1993 Low intensity
democracy: Political power in the new world order (Londres:
Pluto).
Hall, T. D. y Chase-Dunn, C. 2006 ‘Global social change in the long
run’ en Chase-Dunn, C. y Salvatore, J. B. (eds.) Global Social
Change (Baltimore: Johns Hopkins University Press) pp. 33-58.
Henige, D. P. 1970 Colonial governors from the ifteenth century to the
present (Madison: University of Wisconsin Press).
Higginbottom, A. 2013 ‘The political economy of foreign investment
in Latin America: Dependency revisited’ en Latin American
Perspectives, 40: 184-206.
Kaldor, M. 2002 Global civil society: An answer to war (Cambridge:
Polity Press).
Kentor, J. 2008 ‘The divergence of economic and coercive power
in the world economy 1960 to 2000: A measure of nation-state
position’ en IROWS, Working Paper # 46. En <http://irows.ucr.
edu/papers/irows46/irows46.htm>.
Lindblom, C. y Zuquete, J. P. 2010 The Struggle for the world:
Liberation movements for the 21st century (Palo Alto: Stanford
University Press).
Linebaugh, P. y Rediker, M. 2000 The many-headed hydra: Sailors,
slaves, commoners and the hidden history of the revolutionary
Atlantic (Boston: Beacon).
Martin, W. G. (ed.) 2007 Making waves: worldwide social movements,
1750-2005 (Boulder: Paradigm Publishers).
Panizza, F. (ed.) 2000 ‘Old and New Populism in Latin América’ en
del Bulletin of Latin American Research (Amsterdam: Society for
Latin American Studies, SLAS), número monográico 19-2.
Polanyi, K. 1944 The great transformation (Nueva York: Farrar &
Rinehart).
Portes, A. y Roberts, B. R. 2006 ‘Coping with the free market city:
Collective action in six Latin American cites at the end of the
twentieth century’ en Latin American Research Review, 41: 57-83.
Portes, A. y Lori, D. S. 2008 ‘Institutions and development in Latin
America: A comparative analysis’ en Studies in Comparative
International Development, 43: 101-128, Summer.
Reese, E. et al. 2008 ‘Research note: Surveys of World Social Forum
participants show inluence of place and base in the global

45
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms
MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

public sphere’ en Mobilization: An International Journal, 13(4):


431-445. [Versión revisada en: Smith, Jackie et al. (eds.) A
Handbook of the World Social Forums, Paradigm Publishers,
2011].
Robinson, W. I. 1996 Promoting polyarchy (Cambridge: Cambridge
University Press).
Robinson, W. I. 2008 Latin America and global capitalism (Baltimore:
Johns Hopkins University Press).
Smith, J. y Wiest, D. 2012 Social movements in the world-system
(Nueva York: Russell / Sage).
Soares de Arruda, P. 2007 ‘Banco Sur should be a bank to inance
a socialist economy’ en z communications. En <http://www.
zcommunications.org/bancosur-shouldbe-a-bank-to-inance-a-
socialist-economy-by-pliniosoares-de-arruda>.
Teague, M. 2012 ‘In Brazil, a river dam collides with the past’ en Los
Angeles Times.
Wallerstein, I. 1990 ‘Antisystemic Movements: History and
Dilemmas’ en Amin, S. et al. (eds.) Transforming the revolution:
Social movements and the world-system (Nueva York: Cambridge
University Press).
Wallerstein, I. 2004 World-systems analysis (Durham: Duke
University Press).
Walton, J. y Seddon, D. 1994 Free markets and food riots: The politics
of global adjustment (Cambridge: Blackwell).

CÓMO CITAR ESTA PUBLICACIÓN:


Chase-Dunn, Christopher, Alessandro Morosin and Alexis Álvarez. 2017. “Movimientos
sociales y regímenes progresistas en América Latina: revoluciones mundiales y
desarrollo semiperiférico.” Pp. 31-48 en Paul Almeida y Allen Cordero Ulate, Eds.,
Movimientos Sociales en América Latina: Perspectivas, Tendencias y Casos. Buenos
Aires: CLACSO.

46
This content downloaded from 189.245.37.202 on Wed, 24 May 2023 03:45:58 +00:00
All use subject to https://about.jstor.org/terms

You might also like