‘Thibaut y las ra
1 clisicas del Romanticismo
Antonio Pau.THIBAUT ¥ LAS RAICES CLASICAS DEL ROMANTICISMO
temético] que permiten determinar el contenido de a Jey. No som
por tanto cuatro tipos de interpretacién, entre los que quepa elegit a
Capricho [literalmente, ‘segiin apetencia o gusto’ (nach Geschmack
und Belieben)}, son actividades distintas (verschiedene Thatigkeiten)
{que deben desarrollarse simulténeamente, si se quiere acertar con la
interpretaci6n>
‘A la idea de Thibaut de la interpretacién como mos geometri-
cus, opone Savigny una interpretacién como arte (Kunst). «A veces
tino de los elementos de la interpretacién resulta mas importante; a
‘eces es otro el que cobra mayor relieve, de manera que la atencion
del intérprete tiene que estar dirigida permanentemente a todas las
direcciones». Y concluye: «La interpretacién es un arte, y este arte,
‘como todos los demés, no se deja someter a reglas
La doctrina de la interpretaci6n de Thibaut puede resultar, por
su rigidez y simplicidad, menos matizada que la de Savigny, pero se
adeciia mas a la necesidad de certidumbre del derecho. Y somete la
interpretacién —que antes y después de Thibaut se ha caracterizado
por su imprecisin— a unas reglas precisas. Canaris ha escrito, en
hhuestros dias, que «la gran carencia de la doctrina de la interpre~
tacién juridica ha consistido, hasta hoy mismo, en la falta de una
jerarquizaciGn segura (gesicherte Rangordiung) de los numeros0s y
Variados ctiterios hermenéuticos». Este reproche no se le puede di-
rigir a Thibaut.
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Ix
EL DEBATE SOBRE LA CODIFICACION
El debate sobre la codificacién, el Kodifikationsstreit, no fue una
disputa de cardcter doctrinal entre dos profesores. Ademas, lo que
discutian no era, en el fondo, una cuestin juridica: era toda una
visi6n del mundo. A lo anterior hay que afiadir una precisién ter-
minol6gica: ni Thibaut ni Savigny utilizaron en ningiin momento
la palabra codificaci6n. La palabra codificacién la emplea por pri-
mera vez Jeremias Bentham en 1807, y no entra en Alemania hasta
pasadas varias décadas. Thibaut utiliza la palabra Kodifikation, por
primera ver, en 1838. Para hablar de codifiacin, tanto Thibast
smo Savigny hablan de «legislaci6n» (Gesetzgebung), y para re-
Een cécigo hablan de «libro nacional de leyes» (National-
Para precisar el alcance de esa controversia hay que recor
significado de una fecha: junio de 1814, que es cando se ae
el debate. Pocos meses antes —en octubre de 1813— los alemanes
—
(er auf das menschliche Herz, auf Verstand und Vernunfe gegriin-
det). Una buena parte del derecho es, «por decirlo asf, una especie de
Pura matemat ca juridica» (60 zu sagen nur eine Art reiner juristischer
Mathematik). Y cita como ejemplos la propiedad, la sucesi6n, las
hipotecas, los contratos y toda la parte general del derecho». Pero
afiade: «Incluso en las demas materias, siempre se concluira, por lo
general, que ua criterio es mejor que otro, no sélo por demostracio-
nes racionales, sino también por una sabia ponderacién de lo con-
veniente y lo provechoso» (des ZweckmaRigen und Zutraglichen)..
Las ideas de Savigny estin expuestas con mayor detalle y ela-
boracién que las de Thibaut. Para Savigny, las reglas de derecho
hacen —sdlo pueden nacer— del pueblo, y no de la arbitrariedad
del legislador (la palabra Willkiér que emplea Savigny se traduce ha-
bitualmente por varbitrio», y significa sin embargo «arbitrariedad>,
algo que tiene un evidente tinte peyorativo). Savigny no emplea la
expresiOn Volksgeist, espfritu del pueblo —que siempre se vincula a
al, sino la de VolkshewiBtsein, «conviccién del pueblo».
Las reglas que proceden del legislador son, para Savigny, «dere-
cho extrafio» (die Gesetagebung, fremdes Recht); las leyes son «resi-
duos», «excrecencias» (Uberreste) que se incrustan en el verdadero
derecho, que es el consuetudinario. En su anélisis de los cédigos eu-
ropeos —el prusiano, el austriaco y el francés—, Savigny considera
que el peor es el francés. La primera razén que da para deslegitimar
el Cédigo francés es su origen en la Revolucién que —dice Savigny,
fue «un impulso ciego contra lo existente» (blinder Trieb gege das
Bestehende)—. Al Cédigo civil francés lo llama «cancer normativo
de la maldita Revolucién francesa» (das normierte Krebsgeschuiir
von Frankreichs verfluchter Revolution); en otto lugar lo llama «con-
secuencia de una enfermedad politica padecida» (einer iiberstande-
nen: politischen Krankbeit). Menos mal, dice a continuacidn, que el
‘Cédigo supone un cierto retroceso, pero «un retroceso a medias, a
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la tranquila situaci6n anterior» (eine halbe Riickkebr zu den vorigen
ruhigen Zusténden). iAsombrosa fidelidad a si mismo la de este Sa-
vigny anclado en su nobleza de cuna, y afiorante siempre del antiguo
régimen!
La Ginica tarea sistematizadora que pueden emprender los ju-
ristas es la de recopilar costumbres. Ademés, en westa €poca», los
juristas no tienen capacidad para hacer un buen cédigo. Si el titulo
del ensayo hubiera sido més explicito, no deberia haberse titulado
«De la vocacién de nuestro tiempo para la legislaci6n...», sino «De la
incapacidad de nuestros juristas para la legislaciOn..., que es la ver
dadera tess que sostiene, Pero, sobre todo, deberia haber sustituido
la referencia a «nuestro tiempo» por la tajante afirmacién de que
xen todo» tiempo sern incapaces los juristas para hacer un eédigo:
porque lo que Savigny niega es la premisa mayor —el cédigo— y lo
demas —si alguien puede hacerlo 0 no— es algo que rechaza por
iadidura.
Le quedaba rebatir a Thibaut. Es importante que empiece con
Ja afirmacién de que es «Thibaut un ardiente amigo de su patria»,
porque el afrancesamiento de Thibaut podia ser visto como todo
lo contrario. Hay que indicar incidentalmente, que cuando, muy
poco tiempo después de la muerte de Thibaut, el profesor Eduard
Baumstark escribe sus Paginas en recuerdo de A. F. J. Thibaut, lo hace
sobre todo para evitar que el afrancesamiento de Thibaut condene
su memoria al ostracismo; por esdFinsiste en que Thibaut era «a carta
cabal, una persona de naturaleza auténticamente alemana» (durch
und durch achte deutsche Natu). .
Pero la refutacién es lo mas pobre del ensayo de Savigny. Sélo re-
bate cuestiones marginales: que dos, tres o cuatro afios es poco tiem-
po para hacer un cédigo; que un eddigo no deben redactarlo mu-
‘hos —como pretende Thibaut— sino un solo jurista 0 unos pocos;
que un cédigo no puede pretender ser «popular, porque esa preten-
sin ¢s ilusoria: siempre puede aparecer alguien ms inculto que no
1 Tos npeatos seis de Thibut,Savigny no os eat, Nor-
bate la idea de que es mejor la unidad jurfdica que el caos. Y no reba-
te la necesidad de superar las lamentables fuentes del derecho en la
‘Alemania de los albores del siglo XIX: unas normas germsnicas frag-
‘mentarias y unas normas romanas exticas.
Por feliz coincidencia cronoldgica, Savigny encontré un aliado
eficaz en el llamado «sistema Metternich», que arranca precisamente
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de 1815, cuando termina el Congreso de Viena. El ideal de Met
ternich coincidfa con ef de Savigny: un retroceso al estado de cosas
prerrevolucionario,
Thibaut tuvo la satisfaccién de contar con la adhesion de dos
de las mentes més poderosas de aquella Alemania de principios de
siglo: Feuerbach y Hegel. Feuerbach, con su prosa directa e incisi-
va, empez6 diciendo que Savigny y «los distinguidos eruditos de la
Escuela Hist6rica son como los militares, que sostienen la necesidad
de la guerra para que no se hunda la ciencia militar: en lugar de
aceptar la solucién de un eédigo prefieren que sigamos debatiendo-
nos en el caos»
Afiadié que la Escuela Histérica deberia llamarse, en realidad,
Escuela Arqueol6gica, porque lo que propone es reconstruit con
toda fidelidad el derecho romano; es decir, lo que pretende no es
eexponer el derecho de un pueblo extrafio que se ha extinguido
hace mil aftos, sino algo peor: volver mas atras, explorar retrospec-
tivamente otro milenio, de ral manera que lleguemos a vislumbrar
~
gue caracterizé en todo momento la actitud de Savigny frente a él.
'Y si contemplamos la obra de Thibaut en sv conjunto, resulta
grotesco que se le echara en cara su ignorancia del «espiritu del pue-
blo», cuando se debe a él, no s6lo la més completa recopilacién de
canciones populares alemanas, sino también su mas apasionada de-
fensa, Y a la influencia de Thibaut se debe que Schumann escribiera
centre las Reglas dirigidas a los jévenes miisicos: