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DESALOJO NOTARIAL
© Jimmy J. Ronquillo Pascual | Julio Pozo Sánchez | Rolando A. Acosta Sánchez | Reynaldo Mario
Tantaleán Odar | Efrain Pretel Alonzo | Carlos E. Polanco Gutiérrez | Alan Pasco Arauco | Marco
Antonio Becerra Sosaya | Marco Antonio Corcuera García | Mariano Vásquez Rengifo
© Gaceta Jurídica
G J S.A.A . A O Nº 526,U .
M M ,L -P C T : (01) 710-8900
Lima - Perú
Junio 2020
Publicado: junio 2020
Presentación
Esta obra tiene como principal atributo reunir inéditos y exhaustivos
ensayos sobre dos de los temas más relevantes del Derecho Civil
Patrimonial en nuestro país: los derechos reales en los Plenos Casatorios
Civiles y el desalojo con intervención notarial.
Así, en la primera sección se parte de un hecho inobjetable: la mayor
cantidad de las reglas vinculantes establecidas en los Plenos Casatorios ha
precisado y, en ocasiones, redefinido, los tradicionales conceptos y
características del derecho de la propiedad, del ocupante precario, de la
ejecución de garantías, etc. Sobre la base de ello, los autores que participan
en estas páginas analizan el impacto que han tenido dichos
pronunciamientos de la Corte Suprema en las más importantes instituciones
de los Derechos Reales.
Por ello, los profesores Jimmy Ronquillo Pascual y Julio Pozo
Sánchez, en sus respectivos comentarios, efectúan un interesante repaso de
la sentencia del Sétimo Pleno Casatorio, en la que la Corte Suprema señaló
que debe prevalecer la propiedad no registrada sobre el embargo. Entre
otras cosas, el primero propone algunas alternativas para moderar el castigo
al crédito inscrito en forma de embargo, mientras que el segundo anota
todas aquellas normas procesales y tributarias que están a favor de la tesis
adoptada por dicho pleno.
A su turno, el magistrado Rolando Acosta Sánchez, a propósito del
Sexto Pleno Casatorio, analiza si actualmente existen o no las denominadas
hipotecas abiertas o sábanas. En tanto que Reynaldo Tantaleán Odar
comenta y critica que del Segundo Pleno Casatorio Civil, que precisó que
nada impide que dos o más coposeedores puedan usucapir, no se haya
obtenido un pronunciamiento distinto a lo ya previsto en la norma.
Efrain Pretel Alonzo realiza un pormenorizado análisis del Cuarto
Pleno Casatorio Civil. Así, luego de describir y criticar las posturas de la
doctrina nacional sobre la conclusión del arrendamiento y la precariedad
por el vencimiento del contrato, postula que sí es posible una interpretación
coherente entre el Pleno y la normativa sustantiva y procesal sobre la
materia.
Igualmente, el magistrado Carlos Polanco Gutiérrez cuestiona que en
el Sexto Pleno Casatorio, referido a la procedencia de la ejecución de las
garantías, se haya confundido tasa de interés con anatocismo y ambos con
la usura, y además que se haya entendido como vigente el artículo 1249 del
Código Civil, cuando, según refiere, la doctrina sostiene que dicho precepto
ya estaba derogado.
En la segunda parte de la obra se presentan ensayos sobre una de las
materias de mayor polémica en los últimos años: el desalojo con
intervención notarial, a fin de responder a la siguiente interrogante: ¿ha sido
efectiva la norma que permitió la intervención de los notarios en el desalojo
de los ocupantes precarios?
Para ello contamos con el trabajo del profesor Alan Pasco Arauco,
quien afirma que, antes de nuevas leyes especiales que consagren nuevas
formas de desalojo, lo que se necesita es volver a mirar al Código Civil y al
Código Procesal Civil, pues refiere que en ellos se encuentra contenida la
normativa con base en la cual se celebra la mayor cantidad de contratos de
arrendamiento.
Por su parte, los reconocidos notarios Marco Antonio Becerra Sosaya y
Marco Antonio Corcuera García formulan, en sus respectivos ensayos,
importantes precisiones desde su perspectiva de actores del sistema
implementado por la Ley N° 30933. Así, refieren cómo debe interpretarse
dicha norma en aquellos aspectos vinculados directamente a la función del
notario y plantean algunas mejoras que deben realizarse.
Finalmente, Mariano Vásquez Rengifo advierte que si bien la Ley de
desalojo con intervención notarial solo otorga al notario la verificación y
constatación de la formalidad para la celebración del contrato,
implícitamente le otorgó facultades para constatar hechos que están
excluidos de su actuación.
Como puede apreciarse, esta obra es una de las más interesantes que
hemos presentado a nuestros suscriptores. Su lectura abona
considerablemente en conocer el estado actual de la cuestión en dos temas
medulares a partir de los valiosos comentarios que se presentan en estas
páginas.
Manuel Alberto TORRES CARRASCO
Coordinador de la obra
Primera Parte
ESTUDIOS SOBRELOS DERECHOS
REALESEN LOS PLENOS CASATORIOS
Argumentos favorables a la propiedad y
alternativas para moderar el castigo al embargo
A propósito del VII Pleno Casatorio Civil
Jimmy J. Ronquillo Pascual(*)
I. INTRODUCCIÓN
El Séptimo Pleno Casatorio Civil que resolvió la Casación N° 3671-
2014-Lima (en adelante, el Pleno Casatorio) buscó unificar criterios en
torno a la solución que debía darse al conflicto que subyace en los procesos
de tercería de propiedad contra embargo, es decir, al conflicto entre un
derecho de propiedad no inscrito y un derecho de crédito inscrito en forma
de embargo, que recaen sobre un mismo bien inmueble inscrito. De manera
general, podríamos graficar el conflicto de la siguiente forma: frente a la
insatisfacción de su crédito, el acreedor inicia un proceso judicial contra su
deudor y logra trabajar un embargo en forma de inscripción sobre un
inmueble que, en Registros Públicos, aparece inscrito a nombre de este
último; no obstante, cuando se pretende efectivizar el crédito por medio de
la realización del inmueble afectado (remate), aparece un tercero que alega
haber adquirido la propiedad del bien antes de que se inscriba el embargo,
por lo que solicita la liberación o desafectación del mismo. Este nuevo
conflicto se resolverá en un proceso de tercería de propiedad(1). En buena
cuenta, entonces, lo que el Pleno Casatorio estuvo llamado a establecer era
si debía prevalecer la posición del propietario (que no inscribió su
adquisición o que no lo hizo oportunamente) o la posición del acreedor (que
sí inscribió su acreencia).
A tal efecto debía desentrañarse el significado del segundo párrafo del
artículo 2022 del Código Civil, artículo cuyo texto íntegro es como sigue:
“Para oponer derechos reales sobre inmuebles a quienes también tienen
derechos reales sobre los mismos, es preciso que el derecho que se
opone esté inscrito con anterioridad al de quien se opone.
Si se trata de derechos de diferente naturaleza se aplican las
disposiciones del derecho común” [el resaltado es nuestro].
Así es, en el caso del que nos ocupamos, los derechos en conflicto
(derecho de propiedad no inscrito y derecho de crédito inscrito en forma de
embargo) son derechos de contenido diverso –aunque nuestro legislador
prefirió hacer referencia a “derechos de diferente naturaleza”–, es decir,
derechos cuyas facultades de actuación son distintas: los derechos reales
(entre los cuales se encuentra la propiedad) presentan como contenido
común la facultad de aprovechamiento del bien, que permite extraer una
determinada utilidad del bien, y la facultad de realización directa del interés
del titular, lo que significa que el titular de un derecho real podrá obtener
una determinada utilidad del bien sin necesitar la cooperación de otro
sujeto; mientras que el derecho de crédito presenta como contenido la
facultad de pretender, lo que significa que el titular del derecho de crédito
(acreedor) podrá exigirle a otro sujeto (deudor) un acto de cooperación que
se traducirá en una conducta positiva (acción) o negativa (omisión), por
medio de la cual satisfará su interés(2).
Así lo ha entendido también el Pleno Casatorio, conforme puede verse
en el acápite III.1 del voto por unanimidad: “El problema central es la
determinación del sentido más apropiado para la segunda parte del artículo
2022 del Código Civil”. Lo mismo se señala en el punto 3 del voto singular
de la magistrada Carmen Yleana Martínez Maraví: “(...) la norma jurídica
que resulta aplicable para resolver el referido conflicto es la contenida en el
segundo párrafo del artículo 2022 del Código Civil (...)”; y en el punto 6 del
voto singular del magistrado Carlos Alberto Calderón Puertas: “El artículo
2022 del Código Civil dice lo siguiente (...). El debate se centra en la
segunda parte del dispositivo”.
Pues bien, interpretando dicha norma, el Pleno Casatorio ha
establecido que en el conflicto entre un derecho de crédito inscrito en forma
de embargo y un derecho de propiedad no inscrito que recaen sobre un
inmueble inscrito, prevalecerá este último siempre que el mismo quede
acreditado con documento de fecha cierta más antigua que la inscripción del
embargo.
En el presente trabajo no buscamos cuestionar el que se haya optado
por hacer prevalecer el derecho de propiedad no inscrito o inscrito con
posterioridad a la inscripción del embargo. Las razones por las que
consideramos que en el conflicto en cuestión debe prevalecer el derecho de
crédito inscrito en forma de embargo, siempre que la inscripción se haya
realizado de buena fe –es decir, sin conocer, o sin estar en posibilidad
razonable de conocer, que el bien afectado ya no pertenecía a su deudor–,
ya las hemos desarrollado ampliamente en otros trabajos(3).
En esta oportunidad lo que pretendemos es, por un lado, plantear
algunos argumentos que pudieron ser invocados en el Pleno Casatorio si lo
que se pretendía era privilegiar la posición del propietario que no inscribió
su adquisición y que, en nuestra opinión, resultan más persuasivos que los
argumentos utilizados por el Pleno Casatorio(4); y, por otro lado, plantear
algunas alternativas que permitan moderar el castigo al crédito inscrito en
forma de embargo(5), moderación que se torna necesaria si tomamos en
cuenta que, en el Pleno Casatorio, al privilegiarse a la propiedad no inscrita
en desmedro del crédito inscrito en forma de embargo, se ha adoptado una
solución que se aleja, sin ninguna razón válida, de la solución que brinda el
Código Civil al resto de conflictos entre titularidades que recaen sobre un
mismo bien inscrito. En efecto, en el conflicto entre un derecho de crédito
frente a otro de crédito (1135(6), 1670(7)), entre un derecho real frente a otro
derecho real (1135, 2022.1(8)), entre un derecho potestativo frente a un
derecho real (2023(9)), entre un derecho potestativo frente a un derecho de
crédito (2023), e inclusive, entre un derecho real frente a un derecho de
crédito (1135, 1708(10), 1584(11)) –este último conflicto es el mismo que se
produce cuando colisionan un derecho de propiedad no inscrito con un
derecho de crédito inscrito en forma de embargo–, prevalece el derecho que
primero alcanzó la inscripción registral siempre que esta se haya producido
de buena fe(12).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. En: GONZALES
BARRÓN, Gunther Hernán y ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José
Antonio. Embargo, tercería de propiedad y remate judicial de
inmuebles. Jurista Editores, Lima, 2014.
2. ARIANO DEHO, Eugenia. “Cosa juzgada y ‘nueva’ prueba en una
(insólita) segunda tercería de propiedad”. En: Diálogo con la
Jurisprudencia. N° 92, Gaceta Jurídica, Lima, 2006.
3. ARIANO DEHO, Eugenia. “El embargo castigado: consideraciones
(ya) inactuales sobre un viejo problema tratado de superar con el VII
Pleno Casatorio Civil (Sentencia de Casación N° 3671-2014-Lima)”.
En: Ius et Veritas. N° 52, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, Lima, julio de 2016.
4. ARIANO DEHO, Eugenia. “El ‘sumarísimo’ proceso de otorgamiento
de escritura pública”. En: Actualidad Civil. Volumen 24, Instituto
Pacífico, Lima, junio de 2016.
5. AVENDAÑO ARANA, Francisco. “Conflicto entre el embargo y la
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En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 149, Gaceta Jurídica, Lima,
febrero de 2011.
6. AVENDAÑO ARANA, Francisco. “Problemas actuales en materia de
Derechos Reales”. En: Los derechos reales en la jurisprudencia.
Gaceta Jurídica, Lima, 2012.
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protección registral”. En: Revista Crítica de Derecho Inmobiliario. N°
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en: <http://vlex.com/vid/sujeto-beneficiario-protección-329590>, pp.
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8. CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús. El embargo. Barcelona, 1991,
Bosch, p. 220, citado por: MERINO GUTIÉRREZ, Arturo. El tercero
hipotecario y la anotación de embargo. p. 119. Disponible en:
<https://www.boe.es/> [Consulta: 15 de diciembre de 2015].
9. CARNACINI, Tito. Contributo alla teoria del pignoramento. Cedam,
Padova, 1936.
10. DÍEZ-PICAZO, Luis. Fundamentos del Derecho Civil patrimonial.
Tomo III, Las relaciones jurídico-reales. El registro de la propiedad.
La posesión. Quinta edición, Thomson Civitas, Navarra, 2008.
11. ESPEJO LERDO DE TEJADA, Manuel. Efectos jurídico-reales del
embargo de inmuebles en la Ley de Enjuiciamiento Civil. Thomson
Civitas, Navarra, 2005.
12. GONZALES LOLI, Jorge Luis. “La fecha cierta en relación al
instrumento privado con firmas certificadas ante notario”. En: Diálogo
con la Jurisprudencia. N° 165, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2012.
13. LAMA MORE, Héctor. “La propiedad y el embargo”. En: Gaceta
Civil & Procesal Civil. Nº 27, Gaceta Jurídica, Lima, septiembre de
2015.
14. MONROY GÁLVEZ, Juan. “El derecho de propiedad, el derecho de
crédito y las decisiones judiciales que establecen la prevalencia
jurídica de uno de ellos respecto de un mismo bien en un mismo
proceso”. En: AA.VV. VII Pleno Casatorio: Propiedad vs. crédito.
Comentarios a los Plenos Casatorios Civiles. Editora Jurídica
Motivensa, Lima, 2016.
15. MONTERO AROCA, Juan. El nuevo proceso civil. Ley 1/2000.
Segunda edición, Tirant lo Blanch, Valencia, 2001.
16. PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, Manuel. Derechos Reales. Derecho
Hipotecario. Tomo II, Derechos reales de garantía. Registro de
Propiedad. Tercera edición, Centro de Estudios Registrales Madrid,
1999.
17. RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. Tercería de propiedad contra
embargo e hipoteca. Gaceta Jurídica, Lima, 2015.
18. RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Algunas razones por las que debe
prevalecer la posición del acreedor embargante. A propósito de la
decisión pendiente en el VII Pleno Casatorio Civil”. En: Gaceta Civil
& Procesal Civil. N° 26, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2015.
19. RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Una vez más sobre la tercería de
propiedad contra embargo. A propósito de un reciente
pronunciamiento de la Corte Suprema”. En: Gaceta Civil & Procesal
Civil. N° 18, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre de 2014.
20. RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Análisis del conflicto entre
derechos de distinto contenido que recaen sobre un mismo bien
inmueble inscrito. En búsqueda de la ratio legis del segundo párrafo
del artículo 2022 del Código Civil”. En: Actualidad Jurídica. Tomo
190, Gaceta Jurídica, Lima, septiembre de 2009.
21. RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “De cómo el Séptimo Pleno
Casatorio Civil hubiese podido ganar en persuasión”. En: Gaceta Civil
& Procesal Civil. N° 31, Gaceta Jurídica, Lima, enero de 2016.
22. RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “VII Pleno Casatorio Civil: El
criterio de solución y algunas formas de moderar el castigo al
embargo”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 222, Gaceta
Jurídica, Lima, marzo de 2017.
23. RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Las patologías y los remedios en
los acuerdos de una persona jurídica sin fines de lucro. ¿Es la
impugnación un remedio autónomo?”. En: Gaceta Civil & Procesal
Civil. N° 10, Gaceta Jurídica, Lima, abril de 2014.
24. TARUFFO, Michele. “El precedente en Italia”. En: Páginas sobre
justicia civil. Traducción de Maximiliano Aramburo Calle, Marcial
Pons, Barcelona, 2009.
25. UBILLUZ, Edmundo. El tercero del Registro de la Propiedad
Inmueble. Según la legislación, la jurisprudencia y la doctrina.
Compañía de Impresiones y Publicidad Azángaro 1005, Lima, 1944.
26. VERA CACHO, Giusseppi y TORRES MALDONADO, Marco
Andrei. “VII Pleno Casatorio Civil. Una lectura sobre sus
consecuencias prácticas”. En: AA.VV. VII Pleno Casatorio: Propiedad
vs. crédito”. Comentarios a los Plenos Casatorios Civiles. Editora
Jurídica Motivensa, Lima, 2016.
27. VERDE, Giovanni. “Alienazioni anteriori al pignoramento”. En:
Codice civile annotato con la dottrina e la giurisprudenza, a cura di
Pietro PERLINGIERI, Libro sesto: Della tutela dei diritti, UTET,
Torino, 1980.
(1)(*) Magistrado de la Corte Superior de Justicia de Lima. Profesor de Derecho Civil en pregrado y
posgrado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). También ha sido
profesor de la misma materia en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y en la Universidad
Privada del Norte. Abogado por la UNMSM y magíster en Derecho Civil por la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Miembro del Consejo Consultivo del Centro de Investigaciones
del Poder Judicial.
En torno a la definición, características y efectos de la tercería de propiedad, se ha señalado, con total
precisión, que: “(...) la tercería, si bien, entre nosotros, se sustancia como proceso abreviado,
constituye un proceso conexo a uno de ejecución (o, por lo menos, conexo a un ‘futuro’ proceso
de ejecución cuando su causa sea el mero embargo cautelar), tan conexo que la admisión de la
demanda, conforme lo señala el artículo 536 del CPC, determina ex lege la suspensión de la
ejecución (rectius, de un acto de esta: el remate), un proceso cuyo objeto inmediato es que se
libere al bien del vínculo ejecutivo (o cautelar) fundándose en la circunstancia de que el tercero
afirma ser el titular de los derechos sobre ese bien (...) el objeto de la tercería es sustancialmente
“liberar” un bien del vínculo ejecutivo (o cautelar), vale decir, que la ejecución (en curso o
futura) no se siga sobre ese bien que el tercero afirma le pertenece (...)”: ARIANO DEHO,
Eugenia. “Cosa juzgada y ‘nueva’ prueba en una (insólita) segunda tercería de propiedad”. En:
Diálogo con la Jurisprudencia. N° 92, Gaceta Jurídica, Lima, 2006, p. 139.
(2) RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. Tercería de propiedad contra embargo e hipoteca. Gaceta
Jurídica, Lima, 2015, pp. 60-61; Íd. “Algunas razones por las que debe prevalecer la posición
del acreedor embargante. A propósito de la decisión pendiente en el VII Pleno Casatorio Civil”.
En: Gaceta Civil & Procesal Civil. N° 26, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2015, pp. 78-79.
(3) Véase por ejemplo: RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. Tercería de propiedad contra embargo e
hipoteca. Ob. cit., principalmente, pp. 179 y ss.; Íd. “Algunas razones por las que debe
prevalecer la posición del acreedor embargante. A propósito de la decisión pendiente en el VII
Pleno Casatorio Civil”. Ob. cit., pp. 77 y ss.; Íd. “Una vez más sobre la tercería de propiedad
contra embargo. A propósito de un reciente pronunciamiento de la Corte Suprema”. En: Gaceta
Civil & Procesal Civil. N° 18, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre de 2014, pp. 87 y ss.; Íd.
“Análisis del conflicto entre derechos de distinto contenido que recaen sobre un mismo bien
inmueble inscrito. En búsqueda de la ratio legis del segundo párrafo del artículo 2022 del
Código Civil”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 190, Gaceta Jurídica, Lima, septiembre de 2009,
pp. 75 y ss.
(4) En un trabajo anterior hemos desarrollado tales argumentos: RONQUILLO PASCUAL, Jimmy.
“De cómo el Séptimo Pleno Casatorio Civil hubiese podido ganar en persuasión”. En: Gaceta
Civil & Procesal Civil. N° 31, Gaceta Jurídica, Lima, enero de 2016, pp. 37 y ss.
(5) En un trabajo anterior hemos desarrollado tales alternativas: RONQUILLO PASCUAL, Jimmy.
“VII Pleno Casatorio Civil: El criterio de solución y algunas formas de moderar el castigo al
embargo”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 222, Gaceta Jurídica, Lima, marzo de 2017,
pp. 92 y ss.
(6) Código Civil
Artículo 1135.- “Cuando el bien es inmueble y concurren diversos acreedores a quienes el mismo
deudor se ha obligado a entregarlo, se prefiere al acreedor de buena fe cuyo título ha sido
primeramente inscrito o, en defecto de inscripción, al acreedor cuyo título sea de fecha anterior.
Se prefiere, en este último caso, el título que conste de documento de fecha cierta más antigua”
(el resaltado es nuestro).
(7) Código Civil
Artículo 1670.- “Cuando se arrienda un mismo bien a dos o más personas, se prefiere al arrendatario
de buena fe cuyo título ha sido primeramente inscrito o, en defecto de inscripción, al que ha
empezado a poseerlo. Si ninguno ha empezado a poseerlo, será preferido el arrendatario cuyo
título sea de fecha anterior, salvo que el de alguno conste de documento de fecha cierta” (el
resaltado es nuestro).
(8) Código Civil
Artículo 2022.- “Para oponer derechos reales sobre inmuebles a quienes también tienen derechos
reales sobre los mismos, es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con anterioridad al
de quien se opone (...)” (el resaltado es nuestro).
(9) Código Civil
Artículo 2023.- “La inscripción de los contratos de opción otorga durante su vigencia derecho
preferente sobre todo derecho real o personal que se inscriba con posterioridad” (el resaltado es
nuestro).
(10) Código Civil
Artículo 1708.- “En caso de enajenación del bien arrendado se procederá del siguiente modo:
1. Si el arrendamiento estuviese inscrito, el adquirente deberá respetar el contrato,
quedando sustituido desde el momento de su adquisición en todos los derechos y
obligaciones del arrendador.
2. Si el arrendamiento no ha sido inscrito, el adquirente puede darlo por concluido.
Excepcionalmente, el adquirente está obligado a respetar el arrendamiento, si asumió dicha
obligación.
3. Tratándose de bienes muebles, el adquirente no está obligado a respetar el contrato si recibió
su posesión de buena fe” (el resaltado es nuestro).
(11) Código Civil
Artículo 1584.- “La reserva de la propiedad es oponible a los acreedores del comprador solo si
consta por escrito que tenga fecha cierta anterior al embargo.
Si se trata de bienes inscritos, la reserva de la propiedad es oponible a terceros siempre que
el pacto haya sido previamente registrado” (el resaltado es nuestro).
(12) En el mismo sentido, la maestra Eugenia Ariano ha sostenido que: “En efecto, de todos los actos
inscribibles del artículo 2019 del Código Civil que, de no inscribirse serían eficaces solo
interpartes, el embargo es el único que parece ser el ‘castigado’ con la (pretendida) no
aplicación del principio de prioridad de la inscripción (o mejor, de la no oponibilidad de lo no
inscrito) [...] Si esto es así, si respecto de todos estos actos inscribibles, el derecho común viene
dejado de lado y se aplica la regla de la prioridad de la inscripción: ¿por qué solo respecto del
embargo, que también es inscribible, tal derecho común (esto es, el que se aplicaría si no
existiera el Registro) debería ser el aplicable? Misterio”: ARIANO DEHO, Eugenia. “El
embargo castigado: consideraciones (ya) inactuales sobre un viejo problema tratado de superar
con el VII Pleno Casatorio Civil (Sentencia de Casación N° 3671-2014-Lima)”.En: Ius et
Veritas. N° 52, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, julio de
2016, pp. 174-175. Esta conclusión de la maestra (el embargo –nosotros diríamos, el crédito
inscrito en forma de embargo– es la titularidad castigada con la inaplicación del principio de
inoponibilidad de lo no inscrito), la cual suscribimos, es la que motiva uno de los propósitos del
presente trabajo: plantear algunas formas para moderar el referido castigo.
(13) Sobre el particular, permítasenos remitirnos a: RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Las
patologías y los remedios en los acuerdos de una persona jurídica sin fines de lucro. ¿Es la
impugnación un remedio autónomo?”. En: Gaceta Civil & Procesal Civil. N° 10, Gaceta
Jurídica, Lima, abril de 2014,pp. 125-150.
(14) Código Civil francés
Artículo 1138.- “La obligación de entregar la cosa es perfecta por el solo consentimiento de las
partes contratantes. Ella hace al acreedor propietario y pone la cosa a su riesgo desde el instante
en que debió serle entregada, aún cuando la tradición no se haya realizado, a menos que el
deudor incurra en mora; en cuyo caso queda a riesgo de este último”.
(15) Código Civil francés
Artículo 2528.- “Cuando no hubiesen sido inscritos, los derechos sujetos a inscripción en
aplicación del artículo 2521 no serán oponibles frente a los terceros que hubiesen adquirido
derechos concurrentes sujetos a inscripción sobre el mismo inmueble y del mismo causante.
Dichos derechos tampoco serán oponibles, aun habiéndose practicado inscripción, cuando los
derechos invocados por los citados terceros hubiesen sido inscritos con anterioridad.
No obstante, no podrán prevalerse de esta disposición los terceros que fuesen personalmente
responsables de hacer públicos los derechos concurrentes, ni sus causahabientes a título
universal”.
(16) Código Civil italiano
Artículo 1376.- “Contrato con efectos reales.- En los contratos que tienen por objeto la transferencia
de la propiedad de una cosa determinada, la constitución o la transferencia de un derecho real, o
bien la transferencia de otro derecho, la propiedad o el derecho se transmiten y se adquieren por
efecto del consentimiento de las partes legítimamente manifestado”.
(17) Código Civil italiano
Artículo 2644.- “Efectos de la inscripción.- Los actos descritos en el artículo anterior no tienen
efecto respecto a los terceros que mediante cualquier título hayan adquirido derechos sobre los
inmuebles en virtud de un acto transcrito o inscrito anteriormente a la transcripción de los
mismos actos (...)”.
(18) Código Civil italiano
Artículo 2914.- “Enajenaciones anteriores al embargo.- No tienen efecto en perjuicio del
acreedor embargante y de los acreedores que intervienen en la ejecución, aunque sean anteriores
al embargo:
1. Las enajenaciones de bienes inmuebles o de bienes muebles inscritos en registros públicos
que hayan sido transcritas con posterioridad al embargo (...)”.
Comentando este último artículo, Giovanni Verde ha sostenido que: “El artículo ha querido
evitar ‘la posibilidad de sorpresas en perjuicio del acreedor embargante y de aquellos
concurrentes en la ejecución’ resolviendo ‘la cuestión en el único sentido compatible con la
tutela de las expropiaciones’. El conflicto entre los terceros adquirentes y el acreedor
embargante y los acreedores intervinientes es resuelto en base a la anterioridad de la
transcripción (art. 2644 ss.), cuando el acto de disposición tenga por objeto bienes inmuebles o
bienes muebles inscritos en registros públicos”: VERDE, Giovanni. “Alienazioni anteriori al
pignoramento”. En: Codice civile annotato con la dottrina e la giurisprudenza, a cura di Pietro
PERLINGIERI, Libro sesto: Della tutela dei diritti, UTET, Torino, 1980, p. 514.
(19) UBILLUZ, Edmundo. El tercero del Registro de la Propiedad Inmueble. Según la legislación, la
jurisprudencia y la doctrina. Compañía de Impresiones y Publicidad Azángaro 1005, Lima,
1944, pp. 22-23.
(20) Permítasenos remitirnos a su obra: El tercero del Registro de la Propiedad Inmueble. Según la
legislación, la jurisprudencia y la doctrina. Ob. cit., principalmente, pp. 28-29.
(21) En esa misma línea: PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, Manuel. Derechos Reales. Derecho
Hipotecario. Tomo II, Derechos reales de garantía. Registro de Propiedad. Tercera edición,
Centro de Estudios Registrales Madrid, 1999, p. 603; CACHÓN CADENAS, Manuel Jesús. El
embargo. Barcelona, 1991, Bosch, p. 220, citado por: MERINO GUTIÉRREZ, Arturo. El
tercero hipotecario y la anotación de embargo. p. 119. Disponible en: <https://www.boe.es/>
[Consulta: 15 de diciembre de 2015].
(22) Véase: DÍEZ-PICAZO, Luis. Fundamentos del Derecho Civil patrimonial. Tomo III, Las
relaciones jurídico-reales. El registro de la propiedad. La posesión. Quinta edición, Thomson
Civitas, Navarra, 2008, pp. 568-570.
(23) Véase: Íd., pp. 563-564.
(24) Véase: ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. En: GONZALES BARRÓN, Gunther Hernán
y ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio. Embargo, tercería de propiedad y remate judicial
de inmuebles. Jurista Editores, Lima, 2014, pp. 334-336.
(25) Con ligeras variaciones, este argumento ha sido planteado por: LAMA MORE, Héctor. “La
propiedad y el embargo”. En: Gaceta Civil & Procesal Civil. Nº 27, Gaceta Jurídica, Lima,
septiembre de 2015, p. 204.
(26) Véase: ESPEJO LERDO DE TEJADA, Manuel. Efectos jurídico-reales del embargo de
inmuebles en la Ley de Enjuiciamiento Civil. Thomson Civitas, Navarra, 2005, p. 92; MERINO
GUTIÉRREZ, Arturo. Ob. cit., p. 120.
(27) Véase: ESPEJO LERDO DE TEJADA, Manuel. Ob. cit., p. 93; MERINO GUTIÉRREZ,
Arturo. Ob. cit., p. 120; PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, Manuel. Ob. cit., p. 602.
(28) Véase: RONQUILLO PASCUAL, Jimmy. “Una vez más sobre la tercería de propiedad contra
embargo. A propósito de un reciente pronunciamiento de la Corte Suprema”. Ob. cit., p. 102;
Íd. “Tercería de propiedad contra embargo e hipoteca”. Ob. cit., p. 200: “[A]un cuando nos
parece correcto el prestar atención a otras normas del sistema jurídico que se ocupan de resolver
el conflicto entre titularidades que recaen sobre un mismo bien inscrito, no nos parece acertado
el recurso al argumento analógico, ya que este argumento supone (...) la presencia de una laguna
(...) y el conflicto entre el derecho de propiedad no inscrito y el derecho de crédito inscrito en
forma de embargo, sí aparece contemplado normativamente, no existe laguna normativa, solo
que el significado de la norma que regula tal conflicto (segundo párrafo del artículo 2022 del
CC) no se muestra del todo claro, por lo que debe buscarse –mas no crearse– su significado,
para lo cual corresponde recurrir al argumento teleológico (...) y al argumento sistemático (...),
los cuales nos permitirán concluir que al segundo párrafo del artículo 2022 del CC se le debe
atribuir el mismo significado que aparece más claramente expresado en otras normas que
también se ocupan de regular el conflicto de titularidades que recaen sobre un mismo bien
inscrito (artículos 1135, 1584, 1670, 1708, 2016, 2023 del CC), pues todas ellas tienen un
mismo fin o buscan proteger un mismo interés: la tutela de los terceros de buena fe,
consagrando un mismo principio: el principio de la fuerza legitimadora de la apariencia”.
(29) Es pertinente anotar que en nuestro sistema jurídico está permitido el apartamiento de un
precedente (judicial) vinculante, siempre que tal apartamiento se encuentre respaldado por una
adecuada motivación. Basta revisar el artículo 22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial y darle
una lectura a contrario sensu al artículo 386 del Código Procesal Civil.
(30) TARUFFO, Michele. “El precedente en Italia”. En: Páginas sobre justicia civil. Traducción de
Maximiliano Aramburo Calle, Marcial Pons, Barcelona, 2009, p. 573.
(31) Código Civil
Artículo 195.- “El acreedor, aunque el crédito esté sujeto a condición o a plazo, puede pedir
que se declaren ineficaces respecto de él los actos gratuitos del deudor por los que renuncie a
derechos o con los que disminuya su patrimonio conocido y perjudiquen el cobro del crédito. Se
presume la existencia de perjuicio cuando del acto del deudor resulta la imposibilidad de pagar
íntegramente la prestación debida, o se dificulta la posibilidad de cobro.
Tratándose de acto a título oneroso deben concurrir, además, los siguientes requisitos:
1. Si el crédito es anterior al acto de disminución patrimonial, que el tercero haya tenido
conocimiento del perjuicio a los derechos del acreedor o que, según las circunstancias, haya
estado en razonable situación de conocer o de no ignorarlos y el perjuicio eventual de los
mismos.
2. Si el acto cuya ineficacia se solicita fuera anterior al surgimiento del crédito, que el deudor y
el tercero lo hubiesen celebrado con el propósito de perjudicar la satisfacción del crédito del
futuro acreedor. Se presume dicha intención en el deudor cuando ha dispuesto de bienes de
cuya existencia había informado por escrito al futuro acreedor. Se presume la intención del
tercero cuando conocía o estaba en aptitud de conocer el futuro crédito y que el deudor
carece de otros bienes registrados.
Incumbe al acreedor la prueba sobre la existencia del crédito y, en su caso, la concurrencia de
los requisitos indicados en los incisos 1 y 2 de este artículo. Corresponde al deudor y al tercero
la carga de la prueba sobre la inexistencia del perjuicio, o sobre la existencia de bienes libres
suficientes para garantizar la satisfacción del crédito”.
(32) En el mismo sentido: VERA CACHO, Giusseppi y TORRES MALDONADO, Marco Andrei.
“VII Pleno Casatorio Civil. Una lectura sobre sus consecuencias prácticas”. En: AA.VV. VII
Pleno Casatorio: Propiedad vs crédito. Comentarios a los Plenos Casatorios Civiles. Editora
Jurídica Motivensa, Lima, 2016, pp. 127-143.
(33) ARIANO DEHO, Eugenia. “El ‘sumarísimo’ proceso de otorgamiento de escritura pública”. En:
Actualidad Civil. Volumen 24, Instituto Pacífico, Lima, junio de 2016, pp. 33-36.
(34) MONTERO AROCA, Juan. El nuevo proceso civil. Ley 1/2000. Segunda edición, Tirant lo
Blanch, Valencia, 2001, p. 432.
(35) Ibídem, p. 43
(36) Código Procesal Civil
Artículo 486: “Se tramitan en proceso abreviado los siguientes asuntos contenciosos: (...) 2.
título supletorio, prescripción adquisitiva y rectificación de áreas o linderos; 3. responsabilidad
civil de los Jueces; (...)”
(37) Código Procesal Civil
Artículo 538: “Si se prueba la connivencia entre tercerista y demandado, se impondrá a
ambos y a sus Abogados, solidariamente, una multa no menor de cinco ni mayor de veinte
Unidades de Referencia Procesal, más la indemnización de daños y perjuicios, costos y costas.
Además, el Juez remitirá al Ministerio Público copia certificada de los actuados pertinentes,
para el ejercicio de la acción penal correspondiente. Las mismas sanciones se le impondrán a
quien haya solicitado y ejecutado (maliciosamente una medida cautelar” (el resaltado es
nuestro).
(38) Código Procesal Civil
Artículo 490.- “Es improcedente la reconvención en los asuntos referidos en los incisos 1, 2, 3,
5 y 6 del Artículo 486”.
(39) Código Procesal Civil
Artículo III del Título Preliminar.- “El Juez deberá atender a que la finalidad concreta del proceso es
resolver un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica,
haciendo efectivos los derechos sustanciales, y que su finalidad abstracta es lograr la paz social
en justicia (...)”.
(40) Código Procesal Civil
Artículo V del Título Preliminar.- “(...) El proceso se realiza procurando que su desarrollo
ocurra en el menor número de actos procesales.
El juez dirige el proceso tendiendo a una reducción de los actos procesales, sin afectar el
carácter imperativo de las actuaciones que lo requieran.
La actividad procesal se realiza diligentemente y dentro de los plazos establecidos, debiendo el
Juez, a través de los auxiliares bajo su dirección, tomar las medidas necesarias para lograr una
pronta y eficaz solución del conflicto de intereses o incertidumbre jurídica”.
(41) En el mismo sentido se ha señalado que: “[E]l acreedor que, confiado en los datos registrales,
sigue todo el procedimiento de apremio hasta pedir la adjudicación o hasta que un postor la pide
y, justo antes de la aprobación de la venta judicial, se ve demandado en tercería de dominio por
quien –siempre cabe la duda de que concurra malicia, retraso doloso en el ingreso de su título
en el Registro– lleva meses, acaso años, con una escritura pública de compraventa que no
inscribió, y que acaba de inscribir, y que ha provocado el engaño del ejecutante quien, de haber
conocido esa compraventa ni habría embargado ni mucho menos habría seguido la vía de
apremio.
No me parece justa la solución que se viene defendiendo por la doctrina dominante y la
jurisprudencia. Por el contrario, también en este tercer grupo de supuestos (entiéndase, los
conflictos entre el embargo anotado y los actos dispositivos anteriores, no inscritos al tiempo de
la anotación], entiendo aplicable la doctrina de la apariencia jurídica, que permite llegar,
en mi opinión, a soluciones más justas (...)
[Y]o defiendo que también en estos supuestos el anotante del embargo o el rematante de la
subasta merecen el tratamiento de terceros adquirentes; que merecen beneficiarse de la
aplicación de la doctrina de la apariencia jurídica y, por ende, consolidar su adquisición,
como si el deudor ejecutado, del que trae causa su adquisición, hubiera sido realmente el
dueño inmediatamente anterior de la cosa (...)
El presupuesto material u objetivo (...) concurre, en mi criterio, con toda nitidez: el acreedor
consulta el Registro para embargar al deudor; es más, acaso, lo consultó antes de convertirse en
acreedor, cuando, por ejemplo, estaba pensando en concederle el préstamo, y lo concedió fiado
en la solvencia económica que se infería de la información registral. Embarga la finca, consigue
la anotación preventiva del embargo, previa liquidación fiscal del mandamiento. Y continúa el
procedimiento de apremio: tasación, previo pago, de la finca; publicación, previo pago, de los
anuncios de la subasta... No solo, pues, ha confiado en lo que decía el Registro; es que también
viene confiando en el juzgado, en el procedimiento judicial establecido por el Estado para la
satisfacción de su derecho (...). Y si, además concurre el segundo, que es el elemento moral o
subjetivo y que arguye el engaño padecido por ese acreedor, en concreto, al tomar por real lo
que solo era aparente, pero cuya falsedad él ignoraba; y el tercero o formal, porque adquiere a
título oneroso; y el cuarto o negativo, porque ningún precepto excluye expresamente su
adquisición; entonces, se estarán dado todos los requisitos para que, sin recelo, pueda
aprovecharse de los efectos beneficiosos para él de la doctrina de la apariencia jurídica” (el
resaltado es nuestro): BUSTOS PUECHE, José Enrique. “El sujeto beneficiario de protección
registral”. En: Revista Crítica de Derecho Inmobiliario. N° 679, Madrid, septiembre-octubre de
2003, pp. 2583 y ss. Disponible en: <http://vlex.com/vid/sujeto-beneficiario-protección-
329590>, pp. 51-52 de la separata.
(42) Una autorizada doctrina ha sostenido que: “Hay que tener cuidado en asumir como definitivas
dos tesis. La primera es que como la llamamos tercería de propiedad, la única legitimidad
material admisible para el tercerista es su derecho de propiedad. No creemos que ello sea
exacto. Todo sujeto a quien la medida cautelar o la futura subasta lo afecte en su derecho puede
ser titular de esta tercería. A guisa de ejemplo, podemos citar al usufructuario”: MONROY
GÁLVEZ, Juan. “El derecho de propiedad, el derecho de crédito y las decisiones judiciales que
establecen la prevalencia jurídica de uno de ellos respecto de un mismo bien en un mismo
proceso”. En: AA.VV. VII Pleno Casatorio: Propiedad vs crédito. Comentarios a los Plenos
Casatorios Civiles. Editora Jurídica Motivensa, Lima, 2016, pp. 41-77.
(43) Código Civil
Artículo 1219.- “Es efecto de las obligaciones autorizar al acreedor para lo siguiente:
1. Emplear las medidas legales a fin de que el deudor le procure aquello a que está obligado
(...)”.
(44) Código Procesal Civil
Artículo 642.- “Cuando la pretensión principal es apreciable en dinero, se puede solicitar
embargo. Este consiste en la afectación jurídica de un bien o derecho del presunto obligado,
aunque se encuentre en posesión de tercero, con las reservas que para este supuesto señala la
ley”.
(45) Código Procesal Civil
Artículo 739.- “En el remate de inmueble el Juez ordenará, antes de cerrar el acta, que el
adjudicatario deposite el saldo del precio dentro de tercer día.
Depositado el precio, el Juez transfiere la propiedad del inmueble mediante auto que contendrá:
1. La descripción del bien;
2. La orden que deja sin efecto todo gravamen que pese sobre este, salvo la medida cautelar de
anotación de demanda; se cancelará además las cargas o derechos de uso y/o disfrute, que se
hayan inscrito con posterioridad al embargo o hipoteca materia de ejecución.
3. La orden al ejecutado o administrador judicial para que entregue el inmueble al adjudicatario
dentro de diez días, bajo apercibimiento de lanzamiento. Esta orden también es aplicable al
tercero que fue notificado con el mandato ejecutivo o de ejecución; y
4. Que se expidan partes judiciales para su inscripción en el registro respectivo, los que
contendrán la transcripción del acta de remate y del auto de adjudicación”.
(46) El planteamiento de este problema –nos dice Tito Carnacini– fue fundamental para que en el
sistema italiano se opte por privilegiar al embargo, pues solo la inscripción prioritaria permite
arribar a soluciones uniformes y generales: CARNACINI, Tito. Contributo alla teoria del
pignoramento. Cedam, Padova, 1936, pp. 302-303.
(47) Descripción del pronunciamiento emitido en primera instancia, que aparece en el voto en
discordia, de fecha 28 de abril de 2015, recaído en el Expediente N° 305-2014, Segunda Sala
Civil de Lima.
(48) GONZALES LOLI, Jorge Luis. “La fecha cierta en relación al instrumento privado con firmas
certificadas ante notario”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 165, Gaceta Jurídica, Lima,
junio de 2012,p. 96.
(49) Ídem.
(50) Casación publicada el 30 de marzo de 2006, extraída de: Íd., nota de pié de página número 23, p.
96.
(51) Séptimo Pleno Casatorio Civil (Casación N° 3671-2014-Lima): “VI.4 (...) Según lo expuesto, el
solo contrato, en principio, puede transferir el derecho de propiedad, mas no la oponibilidad a
terceros, cosa que depende de los registradores públicos. No es este el caso, en cambio, cuando
se trata de oponer la propiedad a un acreedor embargante, donde el legislador, mal que bien, ha
optado por dejar de lado la oponibilidad registral. Y es que en general, los diversos conflictos de
derechos se resuelven en base a las reglas registrales, tal como lo establece nuestro Código Civil
en diferentes preceptos (...). Es menester agregar en este punto, que futuros trabajos de reforma
legislativa deberían tener en cuenta esta circunstancia, a efectos de establecer una solución
coherente, con el resto de normas del Código Civil, para el conflicto que se presenta entre un
embargo (crédito) inscrito y una propiedad no inscrita” (el resaltado es nuestro).
(52) Podemos decir, entonces, que la tesis que finalmente acogió el Séptimo Pleno Casatorio fue la
del profesor Francisco Avendaño quien, hasta donde tenemos conocimiento, siempre ha
sostenido que una cosa es la solución que acogió el Código Civil en el segundo párrafo del
artículo 2022 (prevalece la propiedad no inscrita), y otra cosa es la solución que se debió acoger
(prevalece el embargo): “[L]a solución recogida por el Código Civil cuando hay oponibilidad
entre derechos reales, es que prevalece el derecho que se inscribe primero. En cambio cuando se
trata de derechos de diferente naturaleza, prevalece el derecho que nace primero,
independientemente de su naturaleza. La solución en este último caso no puede ser la registral,
porque a ella se refiere el primer párrafo”. Sin embargo, “[l]a oponibilidad debería estar dada
por la publicidad que se le da a la relación jurídica. Y en el caso de derechos sobre inmuebles
esa publicidad la da el registro, independientemente de la naturaleza real o personal de un
derecho, y sin perjuicio de la fecha de nacimiento del derecho. No hay razón, pues, para que
prevalezca la propiedad sobre un embargo, si este último se inscribió primero (...) La solución
del Código, sin embargo, es diferente”: AVENDAÑO ARANA, Francisco. “Conflicto entre el
embargo y la propiedad. Comentario de la Casación N° 1776-2009-Lambayeque”. En: Diálogo
con la Jurisprudencia. N° 149, Gaceta Jurídica, Lima, febrero de 2011, pp. 79-80. En esa misma
línea, pero más recientemente, el citado profesor ha sostenido que: “Una cosa es lo que creo que
es el criterio para definir el problema y otra cómo debería ser (...) la solución recogida por el CC
cuando hay oponibilidad entre derechos reales, es que prevalece el derecho que se inscribe
primero (primer párrafo del artículo 2022). En cambio, cuando se trata de derechos de diferente
naturaleza, prevalece el derecho que nace primero, independientemente de su naturaleza
(segundo párrafo del artículo 2022). La solución en este último caso no puede ser la registral,
porque a ella se refiere el primer párrafo (...). A pesar de lo anterior, creo que la oponibilidad
debe estar dada por la publicidad que se le da al derecho. En el caso de derechos sobre
inmuebles, esa publicidad la otorga el Registro, independientemente de la supuesta naturaleza
real o personal del derecho, e inclusive de la fecha del nacimiento del derecho”: AVENDAÑO
ARANA, Francisco. “Problemas actuales en materia de Derechos Reales”. En: Los derechos
reales en la jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima, 2012, pp. 27-28.
OTRAS MATERIAS Y NORMAS A FAVOR DEL
DERECHO DE PROPIEDAD:
VII Pleno Casatorio Civil
Julio Pozo Sánchez(*)
I. INTRODUCCIÓN
Como es sabido por la comunidad jurídica, el 5 de noviembre del 2015
el Pleno Casatorio de la Corte Suprema, conformado por los jueces
supremos de la Sala Civil Permanente y la Sala Civil Transitoria, al amparo
del artículo 400 del Código Procesal Civil (CPC), resolvieron la Casación
N° 3671-2014-LIMA. La decisión se inclinó a favor de la propiedad no
inscrita, reconocida en documento de fecha cierta anterior, sobre embargo
trabado e inscrito. De este modo, se establecieron tres reglas –de
fundamental incidencia en los procesos de tercería de propiedad– como
precedente vinculante.
Han transcurrido poco más de cuatro años y con ocasión de la
convocatoria que nos hace Gaceta Jurídica, haremos referencia a los nuevos
fundamentos que se han sumado a los esgrimidos en el referido pleno, el
Séptimo Pleno Casatorio Civil.
V. COLOFÓN
El Séptimo Pleno Casatorio Civil concluyó a favor de la propiedad no
inscrita sobre el embargo trabado e inscrito. Lo anterior se desprende,
manifiestamente, de la interpretación del segundo párrafo del artículo 2022
del CC (referido a la oponibilidad entre derechos de distinta naturaleza, es
decir, entre un derecho real de propiedad y el embargo).
No obstante, sostenemos que, bajo una interpretación sistemática de
todo el ordenamiento jurídico, las normas del CPC y las normas tributarias
también apoyan lo resuelto por el Séptimo Pleno Casatorio Civil.
La importancia de los artículos del CPC fue considerada en el Séptimo
Pleno Casatorio Civil mediante el voto singular de la magistrada Carmen
Martínez y ahora se vienen sumando otras normas, como las tributarias,
conforme menciono en el presente comentario.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. ARIANO DEHO, Eugenia. “Tercería de propiedad y desafectación”.
En: Cuadernos Jurisprudenciales. Año 4, Número 39, suplemento
mensual de Diálogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima,
septiembre de 2004.
2. EL PERUANO. “Fijan nuevo criterio para la tercería de propiedad”
(26 de setiembre del 2019). El Peruano, Lima, 2019. Recuperado de:
https://elperuano.pe/noticia-fijan-nuevo-criterio-para-terceria-
propiedad-83771.aspx
3. GONZALES BARRÓN, Gunther. “¡Lo mío es tuyo! Crítica a la
doctrina, ilegal e inmoral, por la cual las deudas de unos se pagan con
los bienes de otros: análisis y crítica jurisprudencial”. En: Diálogo
con la Jurisprudencia. N° 134, Gaceta Jurídica, Lima, noviembre de
2009,
4. GONZALES BARRÓN, Gunther y ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José.
Embargo, tercería de propiedad y remate judicial de inmuebles. Jurista
Editores, Lima, 2014.
5. MEJORADA CHAUCA, Martín. “El poder del embargo inscrito”.
Enfoque Derecho, Lima, febrero del 2015. Recuperado de: http://
https://www.enfoquederecho.com/2015/02/11/el-poder-del-embargo-
inscrito/
(1)(*) Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Título de Posgrado en
Estrategias de Negociación por la Universidad de Castilla-La Mancha (España). Profesor en
materia de Derechos Reales. Gerente legal en San Miguel Industrias PET S.A. (empresa del
Grupo InterCorp).
GONZALES BARRÓN, Gunther. “¡Lo mío es tuyo! Crítica a la doctrina, ilegal e inmoral, por la cual
las deudas de unos se pagan con los bienes de otros: análisis y crítica jurisprudencial”. En:
Diálogo con la Jurisprudencia. N° 134, Gaceta Jurídica, Lima, noviembre de 2009, p. 39.
(2) ARIANO DEHO, Eugenia. “Tercería de propiedad y desafectación”. En: Cuadernos
Jurisprudenciales. Año 4, Número 39, suplemento mensual de Diálogo con la Jurisprudencia.
Gaceta Jurídica, Lima, septiembre de 2004, p. 4.
(3) Sentencia del Tribunal Constitucional citada por GONZALES BARRÓN, Gunther y ÁLVAREZ
CAPEROCHIPI, José. Embargo, tercería de propiedad y remate judicial de inmuebles. Jurista
Editores, Lima, 2014, p. 77.
(4) MEJORADA CHAUCA, Martín. “El poder del embargo inscrito”. Enfoque Derecho, Lima,
febrero del 2015. Recuperado de: http:// https://www.enfoquederecho.com/2015/02/11/el-poder-
del-embargo-inscrito/
(5) Como refiere una nota del Boletín de la revista Actualidad Civil, la Casación N° 349-2014-
AREQUIPA, publicada en el diario oficial El Peruano el pasado 30 de diciembre del 2014,
refiere que la recurrente presentó su demanda de “tercería de propiedad” a horas 9:48 am,
minutos antes de la iniciación del remate que estaba señalado para las 10:00 am. Por tanto,
considera que actúo conforme lo dispone el artículo 534 del Código Procesal Civil, esto es, que
“la tercería de propiedad puede interponerse en cualquier momento antes que se inicie el remate
del bien (...)” (el resaltado es nuestro). Aunque parezca inverosímil, esta posición busca
proteger el eventual derecho de propiedad no inscrito, que hubiere estado a punto de ser
vulnerado de no haberse suspendido la ejecución como consecuencia de haber incoado la
demanda. Disponible en: http://www.boletines.actualidadcivil.com.pe/resumen-de-la-
jurisprudencia-civil-procesal-civil-y-registral/procesal-civil/la-sola-presentacion-de-la-
demanda-de-terceria-suspende-la-ejecucion-del-embargo-noticia-96.html
(6) Ver: “Fijan nuevo criterio para la tercería de propiedad” (26 de setiembre del 2019). El Peruano,
Lima, 2019. Recuperado de: https://elperuano.pe/noticia-fijan-nuevo-criterio-para-terceria-
propiedad-83771.aspx
VIDA, PASIÓN (¿Y MUERTE?) DE LA
HIPOTECA ABIERTA O SÁBANA
A propósito del VI Pleno Casatorio Civil
(Casación N° 2402-2012-Lambayeque)(*)
Rolando A. Acosta Sánchez(**)
I. INTRODUCCIÓN
El Sexto Pleno Casatorio de la Corte Suprema dictó la Casación N°
2402-2012-LAMBAYEQUE, que contiene diversos precedentes judiciales
vinculantes en materia de ejecución hipotecaria, que difieren según el
acreedor hipotecario sea o no una entidad del sistema financiero, el
gravamen real asegure obligaciones determinadas o determinables, o estas
sean existentes o futuras.
Tales precedentes se apoyan en lo que la Corte Suprema llama hipoteca
abierta, que equipara a la comúnmente conocida hipoteca sábana, cuyo
acreedor –dice– solo puede ser una entidad del sistema financiero. Tal
garantía, afirma el Alto Tribunal, tendría estas peculiaridades: asegura
obligaciones provenientes de mutuos (pasados, presentes o futuros), no
puede ser otorgada por un tercero ajeno a la relación comercial entre la
entidad financiera y cliente de esta, su validez está condicionada a que las
obligaciones –sean futuras o eventuales– lleguen a existir, y es
“indispensable” que en el título constitutivo se exprese el “valor estimativo
del crédito”. Agrega que, si el acreedor es una entidad del sistema
financiero, existen tres regímenes, según la hipoteca hubiese sido
constituida al amparo del texto primigenio del artículo 172 de la Ley N°
26702, o de sus dos modificaciones operadas por las Leyes N° 27682 y
26851, y que, por la derogación de estas últimas, dispuesta por la Ley N°
28677, ha recobrado vigor el texto original del artículo 172 de la Ley N°
26702.
Pues bien, sostenemos que tales afirmaciones son o inexactas o
erróneas. En efecto: el rasgo tipificante de la hipoteca abierta, sábana,
global y/o flotante no radica exclusivamente en la futuridad de las
obligaciones que asegura (pues de lo contrario sería tal hipoteca la
gobernada por el artículo 1104 del Código Civil(1)), sino en el
desconocimiento e indeterminación inicial (al tiempo de su constitución) de
cuáles serán las obligaciones a las que finalmente asegurará, y cuáles serán
sus elementos (acreedor, fuentes –no solo mutuos– y prestación). Negamos,
además, que tenga basamento jurídico la tesis del condicionamiento de la
validez de tal hipoteca al surgimiento de las obligaciones futuras o
eventuales, y que nuestro ordenamiento exija que el negocio hipotecario
mencione la probable cuantía de la obligación asegurada. Consideramos
que las Leyes N° 27682 y N° 26851 nunca obstaron para que la llamada
hipoteca sábana (“abierta”) pudiera constituirse a favor de cualquier sujeto
de derecho (y no solo de entidades del sistema financiero), sea por el propio
deudor o por un tercero, y –por ende– que existan los tres regímenes
hipotecarios a que alude el fallo casatorio. Finalmente, reprochamos que la
Corte Suprema entienda que, derogadas dichas leyes, recobró vigencia el
tenor originario del aludido artículo 172 de la Ley N° 26702.
IX. CONCLUSIONES
1. La accesoriedad de la hipoteca respecto de una obligación
predicada por los artículos 1097 y 1099.2 del Código Civil no
importa que esta deba existir al tiempo de constituirse aquella, pues
cabe el aseguramiento de un crédito futuro o incierto. Ni siquiera es
exigible que exista la relación jurídica de la cual surgirá la o las
obligaciones. La hipoteca es accesoria porque sin un crédito que,
además, no haya sido pagado, no sería una garantía eficaz o útil
para el acreedor, quien no podría instar la ejecución.
2. La hipoteca que asegura obligaciones futuras o eventuales es un
derecho real cabal desde su inscripción, sin que su validez o eficaz
esté condicionada al surgimiento de aquellas, como erróneamente
entiende la Corte Suprema.
3. Trátese de una obligación cierta, futura o eventual, debe ser
determinable ex artículo 1099.2 del Código Civil, sea al tiempo de
constituirse la hipoteca o posteriormente (inclusive con motivo de
su ejecución). Esta exigencia era y es común a cualquier tipo de
hipoteca, incluida las que se otorgaron o se otorgan hoy a favor de
una empresa del sistema financiero nacional.
4. Una obligación hipotecaria es determinable cuando su título
constitutivo expresa una o más de las fórmulas o criterios:
a) Asegura las obligaciones cuya fuente en una relación jurídica
material existente o futura,
b) Garantiza las obligaciones que puedan surgir de uno o varios
tipos materiales (no necesariamente contratos) que resultan
especificados en el título;
c) Cubre las obligaciones que surjan de múltiples tipos materiales
que responden a actos propios de la actividad negocial del
acreedor, que era –precisamente– la fórmula aplicable a las
hipotecas otorgadas a favor de las empresas del sistema
financiero.
5. No es de recibo mencionar en el título constitutivo de la hipoteca la
probable cuantía que alcanzará la obligación futura o eventual, para
hacerla determinable, exigencia que sin mayor apoyo jurídico
contiene la Casación N° 2402-2012-LAMBAYEQUE, pues siempre
será incierto si la obligación surgió, o si extra registralmente ha
sufrido alguna incidencia o se ha extinguido.
6. La hipoteca abierta, sábana, global o genérica asegura obligaciones
nacidas o futuras o eventuales, siempre, al tiempo de su
constitución, una o más de ellas sean indeterminadas en cuanto a su
cuantía o su existencia.
7. Antes y después de la vigencia de la Ley N° 26702, incluidas sus
modificaciones por las Leyes N° 27682 y N° 26851, la hipoteca
abierta, sábana, global y/o flotante podía constituirse a favor de las
empresas del sistema financiero o de otros acreedores. Derogadas
estas dos últimas, no ha recobrado vigencia el texto original del
artículo 172 de la Ley N° 26702, como sin justificación alguna
sostiene la Casación N° 2402-2012-LAMBAYEQUE.
8. Hoy, la hipoteca en resguardo de un crédito bancario está sometida
a las reglas del Código Civil, que reclaman tanto el consentimiento
del deudor y/o del hipotecante para que la garantía tenga el carácter
de abierta, sábana o global, como la precisión de uno o más
criterios o fórmulas de determinabilidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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hipotecaria”. En: NINAMANCCO, F. (coord.). Los plenos civiles
vinculantes de las Cortes Superiores: análisis y comentarios críticos
de sus reglas. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 321-343.
2. ALBERDI, L. (2016). “La hipoteca y sus caracteres en el Código Civil
y Comercial de la Nación”. En: Revista Anales de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales, (46), pp. 152-167.
3. ARJONA, J. (2003). “Accesoriedad y causalidad, como notas de la
hipoteca en nuestro Derecho”. En: CABANILLAS, A. y otros (coord.).
Estudios jurídicos en homenaje al profesor Luis Díez-Picazo. Tomo
III. Madrid: Thomson Civitas,pp. 3516 a 3519.
4. BARBERO, D. (1967). Sistema de Derecho Civil. Vol. III. 6ª edición.
Buenos Aires: Ediciones Jurídicas Europa-América.
5. BELLOD, E. (2003). “Apuntes sobre la novación y la accesoriedad en
la hipoteca de máximo”. En: CABANILLAS, A. y otros (coord.).
Estudios jurídicos en homenaje al profesor Luis Díez-Picazo. Tomo
III. Madrid: Thomson Civitas, pp. 3581-3601.
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7. CARNELUTTI, F. (1960). Instituciones del Derecho Procesal Civil.
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13. CORDERO, E. (2015). “La hipoteca flotante, la hipoteca en garantía
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22. PÉREZ, A (1990). Garantías civiles. 1ª edición. Bogotá: Temis.
23. ROCA, R. y ROCA-SASTRE, L. (1998). Derecho hipotecario. Tomo
VII. 8ª edición. Barcelona: Bosch.
(1)(*) “(...) El poder del dinero (...) creó un nuevo derecho consuetudinario para garantía del acreedor
contra el deudor y para consagrar la explotación del pequeño agricultor por el poseedor del
dinero. Todas las campiñas del Ática estaban erizadas de postes hipotecarios en los cuales
estaba escrito que los fundos donde se veían puestos, hallábanse empeñados a fulano o mengano
por tanto o cuánto dinero. (...). Y aún más: cuando el producto de la venta del lote de tierra no
bastaba para cubrir el importe de la deuda, o cuando se contraía la deuda sin asegurarla (...), el
deudor tenía que vender a sus hijos como esclavos en el extranjero para satisfacer por completo
al acreedor (...)” (F. ENGELS, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado).
“Con la casa y el corazón desahuciado con el bolsillo vacío y el alma hueca y todavía a la deuda
encadenado de la trampa mortal de la hipoteca” (P. DOBLAS, Soneto hipotecario).
(**) Juez superior titular de la Corte Superior de Justicia de La Libertad. Ex registrador público y ex
vocal titular del Tribunal Registral. Con estudios de maestría en Derecho Civil en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad Nacional de Trujillo, y en
Política Jurisdiccional en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Cursos de especialización
en Derecho Mercantil y de Formación Judicial Especializada, ambos en la Escuela Judicial del
Poder Judicial de España.
Código Civil
Artículo 1104.- La hipoteca puede garantizar una obligación futura o eventual.
(2) No obstante, ese efecto extintivo no se produce de pleno derecho: es preciso cancelar la
inscripción de la hipoteca en el Registro. De lo contrario, el juego de las reglas registrales puede
dar lugar a que el crédito hipotecario (vigente tabularmente) sea transferido a un tercero que
pueda instar la ejecución y contra quien no pueda oponerse la cancelación no inscrita.
(3) “3º. El Banco ha presentado al proceso, además, el pagaré insoluto (...) en el cual se consigna a
doña Rosa Esther Quezada Tapia como una de las obligadas principales del mismo, ello para
acreditar la suma puesta a cobro, pese a que tal hecho no resultaba necesario, toda vez que la
presente acción no es un proceso ejecutivo de pago de soles sino un proceso de ejecución de
garantías”.
(4) “En caso de un mutuo con garantía hipotecaria, el acto materia de inscripción registral lo
constituye la hipoteca, por lo que no procede la calificación del contrato de mutuo”.
(5) Es el caso típico de la hipoteca que se constituye para asegurar las obligaciones derivadas del uso
de una línea de crédito. Respecto a ella, el Tribunal Registral estableció que: “(u)na línea de
crédito consiste en el compromiso u obligación que asume una persona o empresa
(generalmente del sistema financiero) de otorgar créditos, bajo diversas modalidades, a solicitud
del acreditado, hasta por determinado plazo y/o monto máximo. Se trata de un simple
compromiso de quien se obliga de conceder crédito a su contraparte, cuando esta lo solicite,
siendo generalmente potestativo de aquel si lo hace o no. Es claro, entonces, que la celebración
de un contrato de línea de crédito no da lugar al nacimiento inmediato y directo de obligaciones
a cargo del acreditado, pues aquellas recién surgirán cuando este solicite el crédito y le sea
otorgado. Consiguientemente, las obligaciones que pueden derivarse de un contrato de línea de
crédito son siempre eventuales, ya que no existe certeza alguna acerca de su futura existencia,
pues puede suceder que el acreditado nunca haga uso de la línea de crédito o que no nazcan las
obligaciones, sea porque nunca solicitó crédito o porque, habiéndolos solicitados, no le fueron
concedidos” (Resolución N° 136-2004-SUNARP-TR-T, fundamento 2).
(6) El artículo 117 del Reglamento de Inscripciones del Registro de Predios (aprobado por
Resolución N° 097-2013-SUNARP/SN) prevé la inscripción del posterior nacimiento de la
obligación futura o eventual, al disponer que: “(...) podrá ampliarse el asiento de inscripción de
la hipoteca haciendo constar el nacimiento de la obligación garantizada (...)”.
(7) Código Civil
Artículo 1108.- La escritura de constitución de hipoteca para garantizar títulos trasmisibles por
endoso o al portador, consignará, además de las circunstancias propias de la constitución de
hipoteca, las relativas al número y valor de los títulos que se emitan y que garanticen la
hipoteca; la serie o series a que correspondan; la fecha o fechas de la emisión; el plazo y forma
en que deben ser amortizados; la designación de un fideicomisario; y las demás que sirvan para
determinar las condiciones de dichos títulos.
(8) Código Civil
Artículo 2012.- Se presume, sin admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene
conocimiento del contenido de las inscripciones.
(9) Así sería, por ejemplo, la hipoteca que asegura la devolución de S/.100,000.00 por parte del
deudor hipotecante en el plazo de 24 meses contados desde el 01 de agosto del 2013, en cuotas
mensuales de S/.4,166.67, con una tasa de interés nominal compensatoria mensual y fija de
0.5% equivalente a S/.500.00. Como todas estas circunstancias obran en el respectivo asiento de
inscripción de la hipoteca, cualquier persona puede, por ejemplo, determinar que en el décimo
mes el crédito asciende a S/.105,000.00 (capital de S/.100,000.00 más intereses por
S/.5,000.00), y que ese mismo monto es el de la hipoteca. El mismo cálculo puede hacerse en
cualquiera de los 24 meses con igual posibilidad de conocer la cuantía de lo adeudado y, por
ende, de la garantía real.
(10) Código Procesal Civil
Artículo 720.- Procedencia
1. Procede la ejecución de garantías reales, siempre que su constitución cumpla con las
formalidades que la ley prescribe y la obligación garantizada se encuentre contenida en
el mismo documento o en cualquier otro título ejecutivo.
(...)
(11) Ejemplo de ella sería la hipoteca que asegura hasta por S/.150,000.00 las obligaciones derivadas
de la línea de crédito concedida al hipotecante para compra de mercadería fabricada por el
acreedor, en cuyo caso las obligaciones son eventuales (el hipotecante puede o no hacer uso de
la línea de crédito, pero las obligaciones –si surgieran– serían determinables en su existencia y
cuantía al conocerse su fuente).
(12) Código Civil
Artículo 1099.- Son requisitos para la validez de la hipoteca:
(...)
2. Que asegure el cumplimiento de una obligación determinada o determinable.
(...)
(13) Código Civil
Artículo 1104.- La hipoteca puede garantizar una obligación futura o eventual.
(14) Código Civil
Artículo 1108.- La escritura de constitución de hipoteca para garantizar títulos trasmisibles por
endoso o al portador, consignará, además de las circunstancias propias de la constitución de
hipoteca, las relativas al número y valor de los títulos que se emitan y que garanticen la
hipoteca; la serie o series a que correspondan; la fecha o fechas de la emisión; el plazo y forma
en que deben ser amortizados; la designación de un fideicomisario; y las demás que sirvan para
determinar las condiciones de dichos títulos.
(15) Es el caso regulado por el texto inicial del artículo 720.1 del Código Procesal Civil: “(p)rocede
la ejecución de garantías reales, siempre que su constitución cumpla con las formalidades que la
ley prescribe y la obligación garantizada se encuentre contenida en el mismo documento (...)”.
(16) Que es el segundo supuesto regulado por el aludido artículo 720.1: “(p)rocede la ejecución de
garantías reales, siempre que su constitución cumpla con las formalidades que la ley prescribe y
la obligación garantizada se encuentre contenida en el mismo documento o en cualquier otro
título ejecutivo”.
(17) Para las hipotecas de tráfico.
(18) Para las hipotecas de seguridad.
(19) Hipoteca discutida en la Resolución N° 128-2003-SUNARP-TR-T dictada por la 4ª Sala del
Tribunal Registral. Disponible en: https://www.sunarp.gob.pe/busqueda/index.asp
(20) Hipoteca discutida en la Resolución N° 007-2005-SUNARP-TR-T dictada por la 4ª Sala del
Tribunal Registral. Disponible en: https://www.sunarp.gob.pe/busqueda/index.asp .
(21) El Sexto Pleno Casatorio que comentamos admite esta fórmula de determinabilidad. Así, en el
fundamento 47 de la Casación N° 2402-2012-LAMBAYEQUE, la Corte Suprema sostiene que
la garantía sábana garantiza obligaciones “que por cuestiones de las operaciones comerciales
habituales puedan desembolsarse o concretarse en el futuro”.
(22) Al respecto, el artículo 1356 del Código Civil establece que las disposiciones de la ley sobre
contratos son supletorias de la voluntad de las partes.
(23) Ley N° 26702
Artículo 221.- Operaciones y servicios
Las empresas podrán realizar las siguientes operaciones y servicios, de acuerdo a lo dispuesto
por el capítulo I del título IV de esta sección segunda:
1. Recibir depósitos a la vista;
2. Recibir depósitos a plazo y de ahorros, así como en custodia;
3. a) Otorgar sobregiros o avances en cuentas corrientes;
b) Otorgar créditos directos, con o sin garantía;
4. Descontar y conceder adelantos sobre letras de cambio, pagarés y otros documentos
comprobatorios de deuda;
5. Conceder préstamos hipotecarios y prendarios; y, en relación con ellos, emitir títulos valores,
instrumentos hipotecarios y prendarios, tanto en moneda nacional como extranjera;
5-A Conceder préstamos en la modalidad de hipoteca inversa, y con relación a estos emitir
títulos valores e instrumentos hipotecarios tanto en moneda nacional como extranjera;
6. Otorgar avales, fianzas y otras garantías, inclusive en favor de otras empresas del sistema
financiero;
7. Emitir, avisar, confirmar y negociar cartas de crédito, a la vista o a plazo, de acuerdo con los
usos internacionales y en general canalizar operaciones de comercio exterior;
8. Actuar en sindicación con otras empresas para otorgar créditos y garantías, bajo las
responsabilidades que se contemplen en el convenio respectivo;
9. Adquirir y negociar certificados de depósito emitidos por una empresa, instrumentos
hipotecarios, warrants y letras de cambio provenientes de transacciones comerciales;
10. Realizar operaciones de factoring;
11. Realizar operaciones de crédito con empresas del país, así como efectuar depósitos en ellas;
12. Realizar operaciones de crédito con bancos y financieras del exterior, así como efectuar
depósitos en unos y otros;
13. Comprar, conservar y vender acciones de bancos u otras instituciones del exterior que
operen en la intermediación financiera o en el mercado de valores, o sean auxiliares de unas
u otras, con el fin de otorgar alcance internacional a sus actividades. Tratándose de la
compra de estas acciones, en un porcentaje superior al tres por ciento (3%) del patrimonio
del receptor, se requiere de autorización previa de la Superintendencia;
14. Emitir y colocar bonos, en moneda nacional o extranjera, incluidos los ordinarios, los
convertibles, los de arrendamiento financiero, y los subordinados de diversos tipos y en
diversas monedas, así como pagarés, certificados de depósito negociables o no negociables,
y demás instrumentos representativos de obligaciones, siempre que sean de su propia
emisión;
15. Aceptar letras de cambio a plazo, originadas en transacciones comerciales;
16. Efectuar operaciones con commodities y con productos financieros derivados, tales como
forwards, futuros, swaps, opciones, derivados crediticios u otros instrumentos o contratos de
derivados, conforme a las normas que emita la Superintendencia;
17. Adquirir, conservar y vender valores representativos de capital que se negocien en algún
mecanismo centralizado de negociación e instrumentos representativos de deuda privada,
conforme a las normas que emita la Superintendencia;
18. Adquirir, conservar y vender acciones de las sociedades que tengan por objeto brindar
servicios complementarios o auxiliares, a las empresas y/o a sus subsidiarias;
19. Adquirir, conservar y vender, en condición de partícipes, certificados de participación en los
fondos mutuos y fondos de inversión;
20. Comprar, conservar y vender títulos representativos de la deuda pública, interna y externa,
así como obligaciones del Banco Central;
21. Comprar, conservar y vender bonos y otros títulos emitidos por organismos multilaterales
de crédito de los que el país sea miembro;
22. Comprar, conservar y vender títulos de la deuda de los gobiernos conforme a las normas que
emita la Superintendencia ;
23. Operar en moneda extranjera;
24. Emitir certificados bancarios en moneda extranjera y efectuar cambios internacionales;
25. Servir de agente financiero para la colocación y la inversión en el país de recursos externos;
26. Celebrar contratos de compra o de venta de cartera;
27. Realizar operaciones de financiamiento estructurado y participar en procesos de titulización,
sujetándose a lo dispuesto en la Ley del Mercado de Valores;
28. Adquirir los bienes inmuebles, mobiliario y equipo;
29. Efectuar cobros, pagos y transferencias de fondos, así como emitir giros contra sus propias
oficinas y/o bancos corresponsales;
30. a) Emitir cheques de gerencia;
b) Emitir órdenes de pago;
31. Emitir cheques de viajero;
32. Aceptar y cumplir las comisiones de confianza que se detalla en el artículo 275;
33. Recibir valores, documentos y objetos en custodia, así como dar en alquiler cajas de
seguridad;
34. Expedir y administrar tarjetas de crédito y de débito;
35. Realizar operaciones de arrendamiento financiero y de capitalización inmobiliaria;
36. Promover operaciones de comercio exterior así como prestar asesoría integral en esa
materia;
37. Suscribir transitoriamente primeras emisiones de valores con garantías parcial o total de su
colocación;
38. Prestar servicios de asesoría financiera sin que ello implique manejo de dinero de sus
clientes o de portafolios de inversiones por cuenta de estos;
39. Actuar como fiduciarios en fideicomisos;
40. Comprar, mantener y vender oro;
41. Otorgar créditos pignoraticios con alhajas u otros objetos de oro y plata;
42. Emitir dinero electrónico
43. Actuar como originadores en procesos de titulización mediante la transferencia de bienes
muebles, inmuebles, créditos y/o dinero, estando facultadas a constituir sociedades de
propósito especial;
44. Todas las demás operaciones y servicios, siempre que cumplan con los requisitos
establecidos por la Superintendencia mediante normas de carácter general, con
opinión previa del Banco Central. Para el efecto, la empresa comunicará a la
Superintendencia las características del nuevo instrumento, producto o servicio financiero.
La Superintendencia emitirá su pronunciamiento dentro de los treinta (30) días de
presentada la solicitud por la empresa.
(24) “48. La legislación del Sistema Financiero al igual que civil, regulan la hipoteca respecto a
obligaciones futuras”.
(25) Dicho precepto establecía que: “(l)a prenda que garantiza una deuda sirve de igual garantía a
otra que se contraiga entre los mismos acreedor y deudor, siempre que la nueva deuda conste
por escrito de fecha cierta”. Nótese la naturaleza global de esta figura prendaria, pues la ulterior
obligación quedaba cubierta sin necesidad de pacto expreso y, sobre todo, al momento de su
constitución los elementos de determinabilidad de dicha obligación bien podían ser
desconocidos por las mismas partes y por los terceros.
CUANDO EL PLENO VA PERDIENDO
PLENITUD
Comentarios al II Pleno Casatorio Civil(Casación
Nº 2229-2008-Lambayeque)
Reynaldo Mario Tantaleán Odar(*)
I. INTRODUCCIÓN
Ingresar a estudiar el primer pleno casatorio fue una labor intrigante y
hasta esperanzadora. Nosotros creíamos que el primer pleno casatorio
traería muchas soluciones a las grandes dificultades interpretativas y
aplicativas manifestadas en materia de responsabilidad civil.
Lamentablemente no fue así. El pleno generó demasiada expectativa para el
resultado que se nos brindó.
Aun así, la convocatoria al siguiente pleno casatorio de la historia
peruana generaba un espíritu de incertidumbre. Por un lado estaba su magro
antecedente: una doctrina jurisprudencial que no aportaba gran cosa; pero
por el otro lado estaba una de las temáticas más comprometedoras y
problemáticas del Derecho Civil patrimonial como es la prescripción
adquisitiva de dominio.
Cuál no será la desazón de quienes nos dedicamos a la labor académica
jurídica, cuando vemos que el esfuerzo desplegado en reunir a todos los
magistrados supremos y el ingreso al análisis de una figura tan compleja en
su realidad aplicativa generan como resultado apenas unas cuantas líneas
que bien pudieron ubicarse en cualquier texto serio de Derechos Reales(1).
El sinsabor se acrecienta cuando en el desarrollo del fallo se trabajan
notablemente algunas instituciones, descuidando otras tantas que bien
podrían haber ilustrado al mundo jurídico peruano, al menos como
fundamentos de una sentencia casatoria.
Como se verá, el caso real no es complejo, y ello se refleja en que el
acuerdo plenario es acogido por unanimidad.
II. REMINISCENCIA DE LOS HECHOS
En 1943 don Rafael Agustín Llúncor Castellanos entró en posesión del
inmueble ubicado en la Calle María Ízaga Nº 126 (luego 769) en
Lambayeque, gracias a la entrega efectuada por doña María Eugenia Yzaga
de Pardo, en reconocimiento por los servicios laborales que le prestaba. Tal
bien lo siguió conduciendo don Rafael Llúncor por más de 60 años, a tal
punto que allí nacieron sus hijos, manteniendo dicho bien como único
patrimonio.
Debido al excesivo tiempo en posesión del inmueble, don Rafael
Llúncor y su hija Gladys Filomena Llúncor Moloche demandaron la
prescripción adquisitiva de dominio del bien señalado.
No obstante, el inmueble a usucapir estaba en conflicto, respecto a
quién era su verdadero propietario, entre la familia Arbulú Arbulú y la
familia Cepeda Yzaga, motivo por el cual ambas partes figuran como
demandados en la tramitación.
En el escrito de demanda los accionantes indican que quienes figuran
como titulares registrales –o sea los señores Arbulú Arbulú– jamás han
ocupado el inmueble, y más bien, de modo temerario, incluyeron su
extensión en las de otro predio.
Al contestar la demanda, don Hugo Jesús Arbulú Arbulú asegura que
los demandantes conocen perfectamente que el bien tiene dueño y cuya
propiedad les pertenece, lo que se prueba con la inscripción registral
respectiva.
Por su parte, en la contestación hecha por don Guillermo Cepeda
Yzaga se aduce que los demandantes poseen el bien pero a título de
arrendatarios y no de propietarios, por lo cual no podrían adquirir el bien
vía usucapión. Incluso se dice que los linderos del bien habrían sido
rectificados a su favor, agregando que hacia 1998 iniciaron un proceso de
desalojo por falta de pago contra los ahora demandantes, trámite que
concluyó por conciliación extraprocesal.
En la sentencia emitida por el Cuarto Juzgado Civil de Lambayeque el
1 de junio de 2006 se declaró infundada la demanda, ya que se probó que el
demandante había reconocido que ocupaba el inmueble como inquilino, y
que, además conocía del proceso de rectificación de áreas, iniciado por los
propietarios, por lo que no se contaba con la cualidad de poseedor a título
de propietario, a efectos de usucapir. En el mismo fallo se concluye que
doña Gladys Llúncor posee la condición de servidora de la posesión, según
el artículo 897 del Código Civil, motivo por el cual tampoco está en aptitud
para prescribir el bien.
Ante esto, doña Gladys Llúncor apeló la sentencia y consiguió que la
Primera Sala Civil de Lambayeque declarase nula la sentencia ordenando
un nuevo fallo debido a que, al haberse determinado que la apelante tenía la
condición de servidora de la posesión, se había vulnerado su derecho de
defensa, pues tal situación no fue expuesta como fundamento de la
contestación de la demanda, ni fijada como punto controvertido.
Por tal motivo, hacia el 30 de enero de 2007 el juzgado de origen dictó
la nueva sentencia, declarando infundada la demanda, por estimar que quien
ejercía la posesión realmente era don Rafael Llúncor, y no doña Gladys
Llúncor por haber vivido en calidad de hija en dicho bien, razón por la cual
no cuenta con la calidad requerida consistente en conducirse como
propietaria. Además, según la demanda, se pretendería crear la singular
figura de dos poseedores en forma paralela y universal de un mismo bien,
ambos con derechos independientes para usucapir, lo que se torna en un
imposible.
Ante la nueva apelación, la Primera Sala Civil de Lambayeque
confirmó la sentencia de primera instancia, agregando que el acto de
posesión como propietario debe ser de manera exclusiva y excluyente,
apoyando su resolución en la Casación Nº 3140-2000.
Con todo lo acontecido, doña Gladys Llúncor interpuso Recurso de
Casación, sobre la base de tres causales. La primera refería la contravención
a las reglas del silogismo jurídico y de la inferencia, desde que se amparó la
pretensión con base en una sentencia de casación que no goza de calidad
vinculante. La segunda causal aludía a la errónea interpretación del artículo
950 del Código Civil, desde que se crea un nuevo requisito legal al impedir
a un coposeedor prescribir, por lo cual se transgrede el principio de no-
discriminación y el estatus de derecho sustantivo que tiene la coposesión
según el artículo 899 del Código Civil. Y, en fin, la última causal alude a la
inaplicación del mencionado artículo 899 donde se regula la figura de la
coposesión.
1. Posesión continua
Los magistrados supremos aseveran que la posesión continua es la que
se ejerce sin intermitencias, es decir, de manera ininterrumpida.
En el caso puntual, este requisito no entra a mayor discusión, pues ha
quedado prácticamente probado que los demandantes sí habrían poseído el
inmueble de modo continuo.
Además, dicha posesión no habría sido interrumpida, pues el proceso
de desalojo terminó por conciliación, y no sería aplicable el único supuesto
previsto por nuestro Código de modo taxativo como es el redactado en el
artículo 953, donde se consagra que se interrumpe el decurso prescriptorio
si es que el poseedor pierde efectivamente la posesión o es privado de ella,
a menos que la llegue a recuperar antes de un año o por sentencia por la
cual se la restituyesen.
No obstante lo dicho, también es medianamente conocido que la
prescripción tanto extintiva como la adquisitiva, pese a estar reguladas en
partes distintas en nuestra codificación, se sustentan en los mismos
fundamentos objetivos: en esencia el decurso temporal. Así las cosas, no es
del todo descabellado aplicar supletoriamente la regulación de la
prescripción extintiva a la usucapiva.
En consecuencia, si se revisa el artículo 1996 del Código Civil, nos
encontraremos con algunos supuestos de interrupción del plazo
prescriptorio, lo cual alteraría notablemente la continuidad de la posesión.
Entre los supuestos previstos tenemos el caso del reconocimiento de la
obligación, que interpretada extensivamente a la usucapión encajaría en el
caso en el que el poseedor reconociese la propiedad en otro sujeto.
Afortunadamente, a tal supuesto se puede ingresar al evaluar la posesión
con animus domini.
Otro de los supuestos consiste en la materialización de actos por parte
del interesado (en este caso el propietario) a efectos de hacer conocer al
poseedor el interés que se tiene sobre el bien. Ello se colige de los incisos 2
y 3 del artículo citado, referidos respectivamente a la intimación y a la
citación con la demanda u otro acto con efectos notificatorios.
En el caso concreto, sí ha existido más de un acto con el cual se puso
en conocimiento del poseedor el interés en ejercer la propiedad por parte de
los reales propietarios, lo cual habría podido alterar el decurso prescriptorio.
Por último, basta agregar que estos supuestos de interrupción son
susceptibles de ingresar también en la esfera de la pacificidad de la
posesión.
2. Posesión pacífica
El otro requisito de la posesión a fin de usucapir es que ella se
desenvuelva de modo pacífico, o sea de manera inalterable, sin agitaciones.
Entre los puntos dados a conocer, encontramos que hacia el numeral 5
de la introducción del fallo se indica que en 1998 se habría iniciado un
desalojo por falta de pago contra los demandantes, y cuyo resultado
concluyó por conciliación extraprocesal.
Este acto, como ya se reseñó líneas arriba, comienza a cuestionar si la
posesión se llevó o no de modo pacífico, a tal punto que, también como
anticipamos, se habría presentado un supuesto de interrupción del decurso
prescriptorio.
Lamentablemente, sobre tal tema no tenemos pronunciamiento alguno,
posiblemente debido a que no se ingresa a discutir tal punto como
controvertido.
3. Posesión pública
La posesión pública es conceptualizada de modo correcto en el fallo.
Allí se asevera que ella implica la no recurrencia a la clandestinidad, de
manera que el ejercicio de la posesión no debe efectuarse solapadamente.
Pero lo llamativo de la sentencia es que se diga que si bien el
usucapiente es un contradictor del propietario o poseedor anterior, resulta
necesario que la posesión sea ejercida de manera que pueda ser conocida
por estos, para que puedan oponerse a ella si esa es su voluntad.
A nuestro parecer, no es necesario que la posesión se ejerza de manera
que el verdadero propietario (o antiguo poseedor) pueda enterarse para
oponerse. Bastará con que el ejercicio de la posesión se la efectúe de una
manera regular, como lo haría un sujeto de razonar medio. Con ese ejercicio
dentro de lo racional, cualquier sujeto estará en la posibilidad de enterarse
de lo acontecido.
6. La coposesión usucapiva
Como bien se sabe, el pleno casatorio llega a establecer un precepto
vinculante que parte de la coposesión en la usucapión.
En el punto 8 de la introducción se indica que lo cuestionado alude a la
singular figura de dos poseedores en forma paralela y universal de un
mismo bien, ambos con derechos independientes, con la facultad de iniciar
cada cual por su lado procesos de prescripción.
Verdaderamente, en el punto 9 de la citada introducción se afirma que
el acto de posesión como propietario debe ser de manera exclusiva y con el
carácter de excluyente.
En los fundamentos del recurso casatorio se argumenta que la creación
del nuevo requisito legal referido a que la posesión no pueda ser ejercida
por más de un sujeto vulnera la Constitución, desde que existe la
prohibición de discriminar. O sea, para la recurrente se estaría vulnerando
por omisión el artículo 899 del Código Civil, norma que confiere estatus de
derecho sustantivo a la coposesión, por lo que el artículo 950 no podría
excluir a un coposeedor a fin de ejercer su derecho de prescribir un bien.
Para explicar este tema, los vocales supremos inciden en que la
posesión se ejerce a título exclusivo, sin dejar de lado que es viable que se
dé la figura de la coposesión, lo cual se manifiesta cuando varias personas
ejercen la posesión sobre el mismo bien pero en el mismo grado.
Al respecto Beatriz Arean (1994, p. 114) ha dicho que toda posesión es
exclusiva, por lo que dos o más sujetos no pueden tener cada uno por el
todo la posesión de un bien, siempre que se trate de posesiones iguales y de
la misma naturaleza, o sea, posesiones rivales que se excluyan entre sí.
Ciertamente, la posesión como hecho, no puede reconocerse en dos
personalidades distintas fuera de los casos de indivisión. En suma, sobre
una misma cosa no pueden concurrir dos posesiones que sean iguales y de
una misma naturaleza, pudiendo, por cierto, concurrir varias posesiones
cuando se encuentran jerarquizadas o escalonadas (Díez-Picazo 1995, p.
657; Albaladejo 1994, p. 76).
No obstante, la exclusividad de la posesión no impide que sobre una
misma cosa concurran dos o más posesiones iguales, cada una por una parte
indivisa, lo que en suma viene a ser la coposesión (Arean 1994, p. 114).
Albaladejo (1994, p. 74) enseña que es posible –como hecho– que
varias personas posean a la vez y en común una cosa o un derecho; y
cuando la tienen conjuntamente bajo su poder, o sea cuando todas ejercen
un señorío no exclusivo sino limitado por el de los demás, estamos ante el
supuesto de la coposesión.
Con lo anotado, la coposesión tendría como notas distintivas la unidad
del objeto sobre el que se ostenta el poder, y la homogeneidad de dicho
poder (Gonzales Barrón 2005, p. 339).
Por ello se afirma que en la coposesión siempre existe un acuerdo
expreso o tácito entre los coposeedores que explica la concurrencia de las
conductas posesorias (Mejorada Chauca 2003, p. 91).
Por tanto, es correcta la afirmación por la cual no existirá coposesión
en aquellos casos en que dos o más personas ocupen físicamente un bien,
cuando el origen de la particular situación de cada uno de ellos sea diverso.
El profesor Díez-Picazo (1995, pp. 657-658) explica el tema pero
desde otra óptica. Para él la posesión sigue siendo una sola y, en estricto, no
es viable hablar de pluralidad ni concurrencia de posesiones, pues, en el
peor de los casos habrá pluralidad y concurrencia de poseedores. Entonces,
no es dable hablar de pluralidad de posesiones, toda vez que una posesión
como fenómeno jurídico es único, como acontece en el caso de la posesión
conjunta, la coposesión o la indivisión posesoria.
Por todo ello los magistrados supremos concluyen en que no existe
impedimento alguno para que dos o más coposeedores puedan usucapir un
bien, ya que la institución jurídica resultante sería la copropiedad. En suma,
ello se resumiría en que puede usucapir todo aquel que puede adquirir
(Arean 1994, p. 302). Pero debe quedar en claro que estos coposeedores que
intenten prescribir deben tener la calidad de poseedores homogéneos.
En conclusión, la continuación de la coposesión durante el plazo
establecido por ley conducirá a la usucapión del condominio (Arean 1994,
p. 115).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. ALBALADEJO, Manuel (1994). Derecho Civil III - Derecho de
bienes - Parte general y derecho de propiedad. Vol. I. 8ª edición.
Barcelona: José María Bosch Editor.
2. AREAN, Beatriz (1994). Curso de Derechos Reales - Privilegios y
derecho de retención. 3ª edición. Buenos Aires: Abeledo-Perrot.
3. ARRARTE ARISNABARRETA, Ana María (1995). “Alcances sobre
el tema de la nulidad procesal”. En: TICONA POSTIGO, Víctor. El
debido proceso y la demanda civil. Vol. II. pp. 61-79. Lima: Rodhas.
4. DÍEZ-PICAZO, Luis (1995). Fundamentos del Derecho Civil
Patrimonial - Las relaciones jurídico-reales - El registro de la
propiedad - La posesión. Vol. 3º. Madrid: Civitas.
5. GONZALES BARRÓN, Gunther (2005). Derechos Reales. Lima:
Jurista.
6. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús (2001). El derecho a la tutela
jurisdiccional. 3ª edición. Madrid: Civitas.
7. MEJORADA CHAUCA, Martín (2003). “Coposesión”. En: Código
Civil comentado por los 100 mejores especialistas. Tomo V, pp. 89-91.
Lima: Gaceta Jurídica.
8. TANTALEÁN ODAR, Reynaldo Mario (2008a). La nulidad de cosa
juzgada fraudulenta en la conciliación extrajudicial. Cajamarca: San
Agustín de Cajamarca.
9. TANTALEÁN ODAR, Reynaldo Mario (2008b). Precedentes de
observancia obligatoria del Tribunal Registral de la Sunarp. Lima:
Grijley.
10. TICONA POSTIGO, Víctor (1998). El debido proceso y la demanda
civil. Vol. I. Lima: Rodhas.
(1)(*) Doctor en Derecho. Juez Especializado de la Corte Superior de Justicia de Arequipa. Docente
de la Universidad Católica San Pablo, Arequipa - Perú.
Vid. Arean 1994, pp. 114-115; Díez-Picazo 1995, pp. 657-658; Albaladejo 1994, p. 74; Gonzales
Barrón 2005, pp. 339-340.
(2) Se puede ver el comentario completo en Tantaleán Odar 2008b, p. 176 y ss.
(3) Cfr. Gonzales Barrón 2005, p. 660 y ss.
EL ARRENDAMIENTO TRAS EL IV PLENO
CASATORIO: CONCLUSIÓNDEL
CONTRATO, PRECARIEDAD Y ACCIONES
DEL ARRENDADOR PARA RECUPERAR EL
BIEN
Apuntes finales para una interpretacióncoherente
de los artículos 1699, 1700, 1703 y 1704 del Código
Civil
Efrain Pretel Alonzo(*)
I. INTRODUCCIÓN
Un pleno casatorio es llamado a sentar precedente(s) vinculante(s) para
todos los órganos jurisdiccionales del territorio de la República, sobre
determinada materia –se entiende– recurrentemente conflictiva, así lo
establece el artículo 400 del Código Procesal Civil (en adelante CPC). El
fin que persigue este instrumento procesal, al menos en teoría, es poner fin
a un debate, preferentemente jurisprudencial, uniformizando la
jurisprudencia nacional, en vista de constantes pronunciamientos dispares,
para un mismo (o similar) caso, que generan inseguridad jurídica.
De los ocho plenos casatorios ya publicados (el octavo y el décimo aún
no tienen sentencia), es quizás el Cuarto Pleno (en adelante “Pleno”) el que
en menor medida ha logrado su fin. Con mayor o menor medida, para bien
o para mal, para el gusto de algunos o disgusto de otros, nos parece que los
restantes han logrado cerrar importantes debates y han marcado un solo
camino, que ningún órgano jurisdiccional puede eludir, salvo decisión
debidamente motivada(1) (se desprende de la interpretación a contrario
sensu del art. 386 del CPC). Podría decirse entonces que se trata del pleno
con menor eficacia.
Los debates que aún se siguen generando sobre los diversos aspectos
de los que se ocupó el Pleno, son sintomáticos. Los órganos jurisdiccionales
siguen resolviendo en sentidos distintos y la doctrina sigue sacando sus
propias conclusiones. Pero este debate que, paradójicamente, ha generado el
Cuarto Pleno, ha llegado a su clímax con la celebración de plenos
jurisdiccionales distritales y hasta nacionales sobre el mismo. ¡Plenos
jurisdiccionales tratando de descifrar a un Pleno Casatorio (llamado a cerrar
debates jurisdiccionales)! Qué locura, ¿no?
Lo anterior ha sido materia prima para que muchos lo hayan calificado
como el peor pleno que se ha emitido hasta el momento, opinión que no es
compartida por nosotros. No creemos en absoluto que sea el mejor pleno
pero, en nuestra opinión, pese a la amplitud del tema que abarcó, creemos
que cerró importantes asuntos conflictivos. En efecto, cerró el debate sobre
lo que debe entenderse por la posesión precaria, sobre la noción de título, la
de restitución; tácitamente también estableció que la sentencia de
prescripción adquisitiva de dominio es declarativa; que en materia de
desalojo los jueces no pueden emitir ya pronunciamientos inhibitorios; entre
otros.
Algunos de los temas que se siguen debatiendo no tenían (y
difícilmente lo tengan) una solución absolutamente clara y definitiva,
obedeciendo más bien siempre un análisis “caso por caso”. Otros, en
cambio son, en nuestro entender, debates ociosos que nunca debieron
surgir; se deben a interpretaciones incoherentes de parte de muchos jueces y
un sector de la doctrina, sin sustento en el Pleno mismo o en la ley. No
puede culparse (solo) al Pleno por las interpretaciones que uno u otro sector
puede hacer.
El presente trabajo tiene todo que ver con el Pleno, ya que aborda
principalmente la precariedad en relación al contrato de arrendamiento tras
su emisión. Lamentablemente, el debate no es minúsculo y viene generando
serios problemas en sede judicial. Para nuestro pesar, una mayoría de jueces
–más por temor (pues un pleno casatorio es vinculante) antes que por la
razón– ha optado por tomar posición en el sentido de que, por ejemplo, la
carta notarial determina la posición jurídica del arrendador como parte
activa en un proceso de desalojo, limitándole a interponerla únicamente por
una causal (posesión precaria) y no por otra (vencimiento de contrato).
Algunos incluso han llegado a sostener que las causales de vencimiento de
contrato y falta de pago de renta han quedado extintas luego del Pleno. Para
arribar a una conclusión coherente sobre el tema, resulta imprescindible
revisar las normas que lo sustentan (arts. 1699, 1700 y 1704 del Código
Civil), de las que existe una larga data de intentos de armonización.
En ese sentido, en las líneas que siguen trataremos de dar un panorama
sobre el asunto a partir, principalmente, de la doctrina, empero sin descuidar
la jurisprudencia. Para tal fin, nos proponemos glosar las diversas
posiciones que –directa o indirectamente– ha vertido la doctrina nacional,
antes(2) y después del Pleno, para luego analizarlas y determinar nuestra
posición. Con ello, demostraremos que sí es posible interpretar
coherentemente los artículos 1699, 1700, 1703 y 1704 del Código Civil (en
adelante CC) a la luz del Cuarto Pleno y todo el orden jurídico.
VII.CONCLUSIONES
Como hemos demostrado a lo largo del presente trabajo, la
interpretación coherente de los dispositivos sustantivos y procesales, y a la
luz del Cuarto Pleno Casatorio, es posible. Nuestra propuesta ha tenido
como objetivo armonizar, a partir de una minuciosa revisión doctrinal y
jurisprudencia, el conjunto de normas que desde la vigencia del Código
Civil de 1894 han generado tantos problemas para la resolución de los casos
que se han presentado en la práctica, sobre todo judicial. Esperamos que el
presente trabajo logre, por fin, despejar las dudas de los operadores
jurídicos y que, a través de su lectura, cada quien saque sus propias
conclusiones.
Finalmente, habernos permitido glosar y analizar las ricas ideas
vertidas por tan importantes estudiosos del Derecho Civil, nos deja una
reflexión: nadie puede (ni debe) arrogarse la verdad absoluta cuando se trata
de analizar un problema jurídico, una institución o hasta un caso concreto.
El debate o intercambio de ideas –sin exceder los límites de la sana
discrepancia– es muchas veces el camino para llegar a un consenso, por lo
que nunca estarán de más. Al final, será el lector o el operador jurídico
quienes decidirán qué solución acoger, a partir de la solidez y razonabilidad
de los argumentos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. BIGIO CHREM, Jack. El contrato de arrendamiento. Exposición de
motivos oficial. Gaceta Jurídica, Lima, 1994.
2. BIGIO CHREM, Jack. “Conclusión del arrendamiento”. En:
Exposición de motivos y comentarios. Tomo VI, Delia Revoredo de
Debakey (compiladora), Okura Editores, Lima, 1985.
3. CANTUARIAS SALAVERRY, Fernando. “Conclusión del contrato de
arrendamiento de duración determinada”. En: Themis. N° 11, Segunda
Época, Lima, 1988.
4. DU PASQUIER, Claude. Introducción al Derecho. Traducción de
Julio Ayasta Gonzales. 3ª edición. Justo Velenzuela ediciones, Lima,
1983.
5. ESCOBAR ROZAS, Freddy. “El contrato y los efectos reales. Análisis
del sistema de transferencia de propiedad adoptado por el Código Civil
peruano”. En: AA.VV. Estudios sobre el contrato en general por los
sesenta años del Código Civil italiano (1942-2002). 2ª edición, Ara,
Lima, 2004.
6. FALLA JARA, Alejandro. “El vencimiento del plazo y la continuación
en el uso del bien en el contrato de arrendamiento (arts. 1700 y 1704)”.
En: Themis. N° 14, Segunda Época, Lima, 1989.
7. LAMA MORE, Héctor. “Breves comentarios sobre el arrendamiento y
el precario en el Código Civil peruano”. En: AA.VV. Estudios críticos
sobre el Código Civil. Gaceta Jurídica, Lima, 2014.
8. LAMA MORE, Héctor. “Breves comentarios a figuras jurídicas
relacionadas al segundo y cuarto plenos casatorios”. En: AA.VV.
Plenos casatorios civiles. Evaluación dogmática y práctica. Instituto
Pacífico, Lima, 2017.
9. MERINO ACUÑA, Roger. “Cláusula penal y autonomía privada en la
conclusión del arrendamiento”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N°
93, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2006.
10. PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Conclusión del arrendamiento de
duración determinada”. En: AA.VV. Código Civil comentado por los
100 mejores especialistas. Tomo VIII, Gaceta Jurídica, Lima, 2006.
11. PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Exigibilidad de devolución del bien y
cobro de penalidad”. En: AA.VV. Código Civil comentado por los 100
mejores especialistas. Tomo VIII, Gaceta Jurídica, Lima, 2006.
12. PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Continuación del arrendamiento de
duración determinada”.
13. PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal
y jurisprudencial. Gaceta Jurídica, Lima, 2019.
14. PASCO ARAUCO, Alan. “A propósito del Pleno Nacional Civil de
2017. Desalojo contra (ex)arrendatario por fenecimiento de título:
cuando la lavada sale más cara que la camisa”. En: Gaceta Civil &
Procesal Civil. N° 54, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre del 2017.
15. PASCO ARAUCO, Alan. “Es cierto que existen dos causales
alternativas para demandar el desalojo”. En: https://lpderecho.pe/dos-
causales-alternativas-demandar-desalojo/
16. PRETEL ALONZO, Efrain. “Dos vías vigentes para la restitución de
bienes: vencimiento de contrato y precario”. En:
https://laley.pe/art/4398/dos-vias-vigentes-para-la-restitucion-de-
bienes-vencimiento-de-contrato-y-precario
17. PRETEL ALONZO, Efrain. “¿Es cierto que no existe la causal de
‘falta de pago de renta’?”. En: https://lpderecho.pe/es-cierto-no-existe-
causal-falta-pago-renta-respuesta-alan-pasco/
18. RUBIO CORREA, Marcial. El sistema jurídico. Introducción al
Derecho. 9ª edición. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, Lima, 2007.
19. TORRES CARRASCO, Manuel Alberto. “¿Qué han hecho con la
conclusión del arrendamiento? Peligrosas consecuencias de un Pleno
Jurisdiccional”. En: Cuadernos jurisprudenciales. Suplemento mensual
de Diálogo con la Jurisprudencia.N° 25, Gaceta Jurídica, Lima, julio
del 2003.
20. TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. “Posesión precaria”. En:
https://www.etorresvasquez.com.pe/pocesion_precaria.html (revisado
el 12 de mayo de 2020).
(1)(*) Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Con estudios de maestría en
Derecho Civil en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Abogado del Área de Asesoría
Jurídica de EsSalud.
En nuestra opinión será posible solo con un estándar elevado de argumentación.
(2) Interesantes posiciones a las que hemos accedido en una reciente investigación. Algunos autores
ya habían vertido su posición incluso antes del quinquenio del Código Civil de 1984, por lo que
hemos creído pertinente analizarlos en el presente trabajo.
(3) CANTUARIAS SALAVERRY, Fernando. “Conclusión del contrato de arrendamiento de
duración determinada”. En: Themis. N° 11, Segunda Época, Lima, 1988, pp. 82-83.
(4) Código Civil
Artículo 1699.- El arrendamiento de duración determinada concluye al vencimiento del plazo
establecido por las partes, sin que sea necesario aviso previo de ninguna de ellas.
(5) Código Civil
Artículo 1700.- Vencido el plazo del contrato, si el arrendatario permanece en el uso del bien
arrendado, no se entiende que hay renovación tácita, sino la continuación del arrendamiento,
bajo sus mismas estipulaciones, hasta que el arrendador solicite su devolución, la cual puede
pedir en cualquier momento.
(6) Código Civil
Artículo 1704.- Vencido el plazo del contrato o cursado el aviso de conclusión del arrendamiento, si
el arrendatario no restituye el bien, el arrendador tiene derecho a exigir su devolución y a cobrar
la penalidad convenida o, en su defecto, una prestación igual a la renta del período precedente,
hasta su devolución efectiva. El cobro de cualquiera de ellas no importará la continuación del
arrendamiento.
(7) CANTUARIAS SALAVERRY, Fernando. Ob. cit., p. 82.
(8) Ídem.
(9) FALLA JARA, Alejandro. “El vencimiento del plazo y la continuación en el uso del bien en el
contrato de arrendamiento (arts. 1700 y 1704)”. En: Themis. N° 14, Segunda Época, Lima,
1989, pp. 84-93.
(10) Ibídem, p. 87.
(11) Literalmente el artículo 1704 del CC empieza con el siguiente tenor: “Vencido el plazo del
contrato o cursado el aviso de conclusión del arrendamiento (...)”.
(12) FALLA JARA, Alejandro. Ob. cit., pp. 87-88.
(13) Es lógico que se refiere al desahucio por vencimiento de contrato.
(14) FALLA JARA, Alejandro. Ob. cit., p. 88.
(15) Ibídem, p. 90.
(16) Esta solución es descartada por el autor por cuanto –según él– el artículo 1699 del CC no hace
excepción alguna respecto a la conclusión del contrato; además no encuentra razón alguna para
tal excepción, en caso se aceptara su existencia. FALLA JARA, Alejandro. Ob. cit., p. 91.
(17) Esta otra “solución” es descartada porque, según entiende Falla, va en contra de la propia
disposición del artículo 1700 del CC, que ha cuidado en negar toda posibilidad de la
reconducción tácita, por lo que aceptarla sería ir en contra de la voluntad del legislador. Ídem.
(18) Ibídem, p. 92.
(19) BIGIO CHREM, Jack. El contrato de arrendamiento. Exposición de motivos oficial. Gaceta
Jurídica, Lima, 1994, p. 145 y ss.
(20) BIGIO CHREM, Jack. “Conclusión del arrendamiento”. En: Exposición de motivos y
comentarios. Tomo VI, Delia Revoredo de Debakey (compiladora), Okura Editores, Lima,
1985, p. 376 y ss.
(21) BIGIO CHREM, Jack. El contrato de arrendamiento. Exposición de motivos oficial. Ob. cit., pp.
145-146.
(22) Ibídem, pp. 147-149.
(23) Debe recordarse, en términos de Bigio, que “los contratos de duración determinada continúan,
según sus mismas estipulaciones, más allá del vencimiento del plazo originalmente previsto por
las partes, según el texto del artículo 1700 del CC. Por tanto, dichos contratos perduran hasta
que el arrendador solicite su devolución o hasta que, en su caso el arrendatario los dé por
concluidos”. Ibídem, p. 157.
(24) En los términos propios del autor, “los contratos de duración indeterminada concluyen cuando
cualquiera de las partes así lo señalen, mediante un aviso que puede ser judicial o extrajudicial”.
Ídem.
(25) TORRES CARRASCO, Manuel Alberto. “¿Qué han hecho con la conclusión del
arrendamiento? Peligrosas consecuencias de un Pleno Jurisdiccional”. En: Cuadernos
jurisprudenciales. Suplemento mensual de Diálogo con la Jurisprudencia. N° 25, Gaceta
Jurídica, Lima, julio del 2003, pp. 11-17.
(26) Código Civil
Artículo 1365.- En los contratos de ejecución continuada que no tengan plazo convencional o legal
determinado, cualquiera de las partes puede ponerle fin mediante aviso previo remitido por la
vía notarial con una anticipación no menor de treinta días. Transcurrido el plazo
correspondiente el contrato queda resuelto de pleno derecho.
(27) TORRES CARRASCO, Manuel Alberto. Ob. cit., p. 13.
(28) Ibídem, p. 14.
(29) Ibídem, p. 15.
(30) MERINO ACUÑA, Roger. “Cláusula penal y autonomía privada en la conclusión del
arrendamiento”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 93, Gaceta Jurídica, Lima, junio del
2006, pp. 99-110.
(31) Ibídem, p. 102.
(32) Ibídem, p. 104.
(33) Se trata de la obra Código Civil comentado por los 100 mejores especialistas. Tomo VIII, Gaceta
Jurídica, Lima, 2006.
(34) PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Conclusión del arrendamiento de duración determinada”. En:
AA.VV. Código Civil comentado por los 100 mejores especialistas. Tomo VIII, Gaceta Jurídica,
Lima, 2006,p. 731.
(35) PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Continuación del arrendamiento de duración determinada”. Ob.
cit.,p. 734.
(36) Ídem.
(37) Ídem.
(38) PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Exigibilidad de devolución del bien y cobro de penalidad”. Ob.
cit.,p. 742.
(39) Ídem.
(40) Puede verse en:
https://historico.pj.gob.pe/CorteSuprema/cij/documentos/8PLENOCIV98_060607.pdf(revisado
el 05 de mayo de 2020); la referencia al mismo también es realizada por TORRES
CARRASCO, Manuel Alberto. Ob. cit., p. 11.
(41) Código Procesal Civil de 1911
Artículo 970.-
(...)
Hay también acción de desahucio para recuperar bienes inmuebles que usa otra persona de
modo precario y sin pagar renta.
(42) La señalada ejecutoria es citada por TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. “Posesión precaria”, véase
en: https://www.etorresvasquez.com.pe/pocesion_precaria.html (revisado el 12 de mayo de
2020).
(43) Para mayores detalles véase el Acta del Pleno Jurisdiccional en:
https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/e97ba000459628779c7ade7db27bf086/DOC001.PDF
?MOD=AJPERES&CACHEID=e97ba000459628779c7ade7db27bf086 (revisado el 05 de
mayo de 2020); también puede verse las referencias que hace del mismo PASCO ARAUCO,
Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Gaceta Jurídica, Lima,
2019, pp. 252-254.
(44) Esta ponencia acogida, originalmente señalaba en la parte in fine que “[n]o obstante deberá
previamente cursarse la carta respectiva comunicando la conclusión del mismo”, lo cual era un
planteamiento incorrecto porque para demandar por la causal de vencimiento de contrato no se
requiere concluir (requerimiento de devolución) el arrendamiento.
(45) LAMA MORE, Héctor. “Breves comentarios sobre el arrendamiento y el precario en el Código
Civil peruano”. En: AA.VV. Estudios críticos sobre el Código Civil. Gaceta Jurídica, Lima,
2014, pp. 271-277.
(46) Cfr. Ibídem, pp. 271-274.
(47) Ibídem, p. 273.
(48) Se trata de PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y
jurisprudencial. Ob. cit., pp. 246 y ss.; también puede verse el mismo contenido en PASCO
ARAUCO, Alan. “A propósito del Pleno Nacional Civil de 2017. Desalojo contra
(ex)arrendatario por fenecimiento de título: cuando la lavada sale más cara que la camisa”. En:
Gaceta Civil & Procesal Civil. N° 54, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre del 2017, pp. 13-30.
(49) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob. cit.,
p. 247.
(50) Ídem.
(51) Ídem.
(52) Este artículo establece claramente que se pone fin cuando “el arrendador solicite su devolución,
la cual puede pedir en cualquier momento”.
(53) Señala que es inconcebible que el arrendatario esté sugestionado únicamente a la voluntad del
arrendador.
(54) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob. cit.,
p. 248.
(55) Ídem.
(56) Ídem.
(57) Ídem.
(58) Ídem.
(59) LAMA MORE, Héctor. Ob. cit., p. 274.
(60) Para mayor referencia véase el Acta en:
https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/11a91c8043b0ed1e8d4bafd60181f954/Pleno+Jurisdic
cional+Nacional+Civil+y+Procesal+Civil+de+2017.pdf?
MOD=AJPERES&CACHEID=11a91c8043b0ed1e8d4bafd60181f954 (visitado el 12 de mayo
del 2020).
(61) LAMA MORA, Héctor. Ob. cit., p. 273.
(62) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob. cit.,
p. 249.
(63) IRTI, Natalino. Explicado didácticamente por ESCOBAR ROZAS, Freddy. “El contrato y los
efectos reales. Análisis del sistema de transferencia de propiedad adoptado por el Código Civil
peruano”. En: AA.VV. Estudios sobre el contrato en general por los sesenta años del Código
Civil italiano (1942-2002). 2ª edición, Ara, Lima, 2004, pp. 242-243.
(64) Ibídem, p. 242.
(65) Ídem.
(66) BIGIO CHREM, Jack. El contrato de arrendamiento. Exposición de motivos oficial. Ob. cit., p.
257.
(67) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob. cit.,
p. 247.
(68) FALLA JARA, Alejandro. Ob. cit., p. 85.
(69) Ibídem, p. 84.
(70) Ídem.
(71) Ibídem, p. 85.
(72) Ídem.
(73) SALVAT, Raymundo. Citado por BIGIO CHREM, Jack. El contrato de arrendamiento.
Exposición de motivos oficial. Ob. cit., p. 147.
(74) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob. cit.,
p. 248.
(75) Constitución Política
Artículo 103.-
(...) La ley se deroga solo por otra ley. También queda sin efecto por sentencia que declara su
inconstitucionalidad.
(76) Constitución Política
Artículo 138.-
(...)
En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal,
los jueces prefieren la primera. Igualmente, prefieren la norma legal sobre toda otra norma de
rango inferior.
(77) TORRES CARRASCO, Manuel Alberto. Ob. cit., p. 14.
(78) Ídem.
(79) PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Continuación del arrendamiento de duración determinada”. Ob.
cit., p. 734.
(80) MERINO ACUÑA, Roger. Ob. cit., p. 104. Nt. (12).
(81) DU PASQUIER, Claude. Introducción al Derecho. Traducción de Julio Ayasta Gonzales. 3ª
edición, Justo Velenzuela ediciones, Lima, 1983, p. 89.
(82) Ídem.
(83) Lo dice reiteradamente PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Continuación del arrendamiento de
duración determinada”. Ob. cit., p. 734.
(84) Con razón una atenta voz ha señalado que se trata de tutelar “el interés del arrendatario en saber
que al vencimiento del plazo el arrendador no desea mantener el vínculo contractual (...) Pero
también se tutela el interés del arrendador pues, si por alguna razón el arrendador no exigió la
devolución del bien, el arrendatario no podrá excusarse diciendo que el contrato ya concluyó y
por lo tanto no tiene por qué pagar la renta, pues lo cierto es que fácticamente está satisfaciendo
su interés y por ello está obligado a pagar la renta aunque no hayan declarado una prórroga
expresamente”. MERINO ACUÑA, Roger. Ob. cit., p. 104.
(85) MERINO ACUÑA, Roger. Ob. cit., p. 102.
(86) Debe recordarse que, en caso de haber un fiador en el contrato primigenio, la fianza concluye
indefectiblemente al vencimiento del plazo. Ello, por cuanto la fianza involucra la voluntad de
un tercero ajeno a la relación contractual de arrendamiento. Es decir, la fianza es un contrato
accesorio al de arrendamiento pero independiente del mismo. Por ello, sus efectos cesan al
vencimiento del plazo, salvo que se haya convenido la fianza se mantendrá mientras el
arrendatario se mantenga en el bien. En ese mismo sentido también BIGIO CHREM, Jack. El
contrato de arrendamiento. Exposición de motivos oficial. Ob. cit., p. 151.
(87) Ibídem, p. 150.
(88) Ibídem, p. 149.
(89) Código Procesal Civil de 1911
Artículo 961.- El locador para poner término a un arrendamiento de duración indeterminada o
de años forzosos y voluntarios, puede dar al conductor aviso de despedida judicial o
extrajudicialmente.
(90) Código Civil de 1936
Artículo 1498.- Dado por el locador el aviso prescrito en la segunda parte del artículo anterior,
se condenará al inquilino para que desocupe la casa, un término de uno hasta cuatro meses,
según las circunstancias.
Este término se cuenta desde el día del aviso.
(91) En ese sentido BIGIO CHREM, Jack. El contrato de arrendamiento. Exposición de motivos
oficial. Ob. cit., p. 157.
(92) En ese sentido PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y
jurisprudencial. Ob. cit., pp. 250-251.
(93) BIGIO CHREM, Jack. El contrato de arrendamiento. Exposición de motivos oficial. Ob. cit., p.
158.
(94) Ídem.
(95) LAMA MORE, Héctor. Ob. cit., pp. 275-276.
(96) En ese sentido PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y
jurisprudencial. Ob. cit., p. 262.
(97) Ibídem, pp. 262-263.
(98) PRETEL ALONZO, Efrain. “Dos vías vigentes para la restitución de bienes: vencimiento de
contrato y precario”. En: https://laley.pe/art/4398/dos-vias-vigentes-para-la-restitucion-de-
bienes-vencimiento-de-contrato-y-precario; también en PRETEL ALONZO, Efrain. “¿Es cierto
que no existe la causal de ‘falta de pago de renta’?”. En: https://lpderecho.pe/es-cierto-no-
existe-causal-falta-pago-renta-respuesta-alan-pasco/
(99) PRETEL ALONZO, Efrain. “Dos vías vigentes para la restitución de bienes: vencimiento de
contrato y precario”. Ob. cit.
(100) Tradicionalmente, la exclusividad del juez especializado para conocer el desalojo por precario
ha tenido como fundamento la inexistencia de renta, pues él posee el bien sin pagar renta, como
señalaba reiterada jurisprudencia bajo la vigencia del Código de Procedimientos Civiles.
Incluso luego de la entrada en vigencia del artículo 911 del CC siempre se ha pensado en el
precario como un poseedor totalmente desvinculado del pago de una renta. Por ello es que, en
atención al segundo párrafo del artículo 547 del CPC, cuando se solicita el desalojo y “la renta
mensual es mayor de cincuenta Unidades de Referencia Procesal o no exista cuantía, son
competentes los jueces civiles”. En este último caso, se dice, no es competente el JPL.
(101) Cfr. PASCO RAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob.
cit., p. 257.
(102) LAMA MORE, Héctor. “Breves comentarios a figuras jurídicas relacionadas al segundo y
cuarto plenos casatorios”. En: AA.VV. Plenos casatorios civiles. Evaluación dogmática y
práctica. Instituto Pacífico, Lima, 2017, p. 24.
(103) Ídem.
(104) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob.
cit., p. 260.
(105) Ibídem, p. 260.
(106) Igualmente, si un propietario es despojado por un usurpador, podrá, alternativamente,
demandar interdicto, desalojo o incluso reivindicación.
(107) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob.
cit., p. 261.
(108) Ibídem, p. 262.
(109) Ídem.
(110) Así lo dejó entrever la doctrina que venimos citando en uno de sus anteriores trabajos. Cfr.
PASCO ARAUCO, Alan. “Es cierto que existen dos causales alternativas para demandar el
desalojo”. En: https://lpderecho.pe/dos-causales-alternativas-demandar-desalojo/
(111) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob.
cit.,pp. 269 y ss.
(112) RUBIO CORREA, Marcial. El sistema jurídico. Introducción al Derecho. 9ª edición. Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2007, p. 224.
(113) Ibídem, p. 226.
(114) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob.
cit., p. 284.
(115) Ibídem, p. 267.
(116) PRETEL ALONZO, Efrain. “¿Es cierto que no existe la causal de ‘falta de pago de renta’?”.
Ob. cit.
(117) PASCO ARAUCO, Alan. El poseedor precario. Un enfoque doctrinal y jurisprudencial. Ob.
cit., p. 277.
(118) LAMA MORE, Héctor. “Breves comentarios sobre el arrendamiento y el precario en el Código
Civil peruano”. Ob. cit., p. 276.
LOS INTERESES EN EL VI PLENO
CASATORIO CIVIL
¿Cuál es la principal causa de la usura?Cuando la
fiebre es tomada como enfermedad
Carlos E. Polanco Gutiérrez(*)
I. INTRODUCCIÓN
Si hay un oficio detestable antaño y hogaño es el de usurero. La usura,
en términos populares, es el aprovechamiento desmedido de quien tiene un
capital y lo entrega temporalmente a otro para ser devuelto con grandes
intereses. La historia de la humanidad, desde el principio, inclusive detestó
a quienes prestaban dinero y cobraban cualquier monto de interés, pues el
dinero no pare dinero, según enseñaba Aristóteles (afirmación cuestionable,
máxime que el filósofo estagirita, si bien es cierto estudió el dinero, no lo
hizo así sobre el interés), discípulo de Platón, quien a su vez consideró al
dinero como un medio de intercambio y se pronunció en contra del cobro de
intereses. Los intereses fueron proscritos también por las religiones, que
con el paso de los años los han aceptado, pero no plenamente (como, por
ejemplo, la musulmana).
Una pregunta que deberíamos formularnos es que si, en un mundo de
plena bondad, una persona no deseara recibir una retribución cobrando
intereses, sí debería hacerlo por otras razones. El dinero como mercancía
que representa un valor, con el solo paso del tiempo se desvaloriza por
diversas razones, la más conocida es la inflación que es un fenómeno que se
presenta en casi todas las sociedades, en todo momento y significa la
variación hacia arriba de los precios de los bienes en un tiempo
determinado. Si una persona decide guardar su dinero debajo del colchón de
la cama, resultará que al cabo de algunos años el dinero que no tuvo
rendimiento no le permitirá, en términos generales, la compra de los bienes
y servicios que pudo adquirir al momento en que decidió no utilizar el
dinero: con el tiempo, la regla general es que la vida sea más cara con cada
día que pasa, a excepción de la baja temporal de algunos precios que se
deriva de la ley de la oferta y la demanda.
Sin embargo, el cobro de intereses, más allá de mantener un valor
constante del dinero o brindarle un rendimiento a favor de su propietario, ha
sido relacionado con la usura y ello ha generado diversos debates en foros
durante todos los tiempos. Para poner fin a esta “práctica usuraria”, se ha
utilizado dos figuras, la primera es la limitación de las tasas de intereses y la
segunda es la prohibición del anatocismo y/o capitalización de intereses.
Ambas aparecen en el Código Civil de 1984. El presente trabajo estará
dirigido a analizar, conceptos básicos sobre el interés y con mayor
detenimiento al artículo 1249 del cuerpo normativo indicado, teniendo en
cuenta que en el Perú Republicano, desde el Código Civil de 1852 hasta el
actual Código Civil de 1984, han existido cuestionamientos, proyectos de
ley, interpretaciones jurisdiccionales, con la finalidad de limitar lo ya
señalado por la propia norma civil respecto a la capitalización de intereses
y/o anatocismo. Finalmente, ha sido la Corte Suprema la encargada de
establecer un “precedente vinculante”, contenido en el denominado VI
Pleno casatorio, que ha confundido tasa de interés con anatocismo y ambos
con la usura y ha puesto en vigencia el artículo 1249 del Código Civil, que
para muchos doctrinarios no era vigente.
II. EL SEXTO PLENO CASATORIO EN LO CIVIL
La Sala Suprema Civil, al amparo de lo previsto por el artículo 400 del
Código Procesal Civil, convocó a pleno a los magistrados supremos civiles
para emitir una sentencia que constituya un precedente respecto a los
procesos de ejecución de garantías, desarrollando once temas, siendo el
último el referido a los intereses, cuyo cuestionamiento no fue materia de
las instancias superiores, lo que no ha limitado el pronunciamiento de la
Suprema.
El precedente III, adoptado por la Suprema, señala que:
“III) Precedente tercero: El juez de la demanda a los efectos de
determinar la procedencia de la ejecución de garantías, debe examinar,
evaluar, enjuiciar y dar cuenta expresamente en la motivación de su
resolución si en el caso:
(...)
ii) El saldo deudor realizado por la parte ejecutante comprende abonos
y cargos, o pagos a cuenta si los hubiere, atendiendo que el pacto de
capitalización de intereses solo es lícito en los supuestos indicados en
los artículos 1249 y 1250 del Código Civil, esto es cuando se trata de
cuentas bancarias, mercantiles y similares, o cuando se celebre por
escrito el pacto después de contraída la obligación, siempre que medie
no menos de un año de atraso en el pago de los intereses”.
Para llegar a dicho precedente, la Suprema justifica su decisión a partir
del fundamento número 52. Allí desarrolla el concepto de intereses, la
tasa máxima del interés convencional compensatorio o moratorio, tasa
de interés legal (que no tiene nada que ver en el caso) y pago de interés
por mora. Asimismo, en el fundamento 53 se pronuncia sobre la limitación
al anatocismo y validación del convenio de capitalización de intereses.
En el Título VI denominado: “Consideraciones del caso”, analiza la
aplicación de intereses, señalando en los fundamentos 61 y 62, lo siguiente:
“61. El ‘estado de situación por operación’ de fojas cincuenta y cinco,
señala que el ‘contrato’ es el Nº 093-1574, es decir, el pagaré, no hay
indicación de la moneda; la tasa de interés compensatorio es del
34.49 %, lo que evidencia que se ha anualizado la tasa de interés
puesta en el pagaré (2.5 % mensual), pero con la regla de interés
compuesto y no simple, es decir, ya hay evidencia de anatocismo
prohibido; las cantidades liquidadas por intereses son antojadizas ya
que ni siquiera aplicando capitalización de intereses se obtienen tales
sumas; además, la supuesta fecha de vencimiento (veintiocho de
febrero del dos mil seis), puesta en ese documento evidencia un
encubrimiento de la prescripción de la acción cartular del pagaré.
62. Nada de ello ha sido advertido por el A quo y el Ad quem, que han
hecho una suerte de acto de fe del ‘estado’ de la situación de la
operación presentada por Cofide con su demanda, por demás
inconsistente, prima facie, que presentaba ese ‘estado de operación’
(que en setecientos sesenta y dos días, o sea poco más de dos años, una
obligación por el monto de veintidós mil quinientos ochenta y siete
nuevos soles con cincuenta y seis céntimos de nuevo sol –S/.
22,587.56– creció exponencialmente a trecientos once mil novecientos
quince nuevos soles con sesentiún céntimos de nuevo sol –S/.
311,915.61–)”.
Monedanacional Monedaextranjera
1 10,000.00 5% 10,500.00
2 10,000.00 5% 11,000.00
3 10,000.00 5% 11,500.00
4 10,000.00 5% 12,000.00
5 10,000.00 5% 12,500.00
6 10,000.00 5% 13,000.00
7 10,000.00 5% 13,500.00
8 10,000.00 5% 14,000.00
9 10,000.00 5% 14,500.00
10 10,000.00 5% 15,000.00
1 10,000.00 5% 10,500.00
2 10,500.00 5% 11,025.00
3 11,025.00 5% 11,576.25
4 11,576.25 5% 12,155.06
5 12,155.06 5% 12,762.82
6 12,762.82 5% 13,400.96
7 13,400.96 5% 14,701.00
8 14,701.00 5% 14,744.55
9 14,744.55 5% 15,513.28
10 15,513.28 5% 16,288.95
5. La usura
La usura es el cobro de intereses por encima de lo permitido por ley; se
deriva de la palabra latina usuræ, que proviene de los vocablos usus,
derecho de utilización y ura, actividad o resultado, es decir que la usura es
la ganancia que tiene una persona por el uso de un capital, cobrando tasas
de interés que superan los máximos permitidos por ley (desde los inicios de
la historia se cuestionaron los intereses al ser confundidos con la usura).
Villegas y Schujman consideran que la palabra usuræ, en realidad
representaba el precio por el riesgo de un préstamo(28). En la Roma antigua,
se permitió el pacto adicional que permitía el cobro de intereses, lo que fue
denominado stipulatio usurarum. Jiménez Vargas-Machuca afirma que “La
usura se define entonces como aquella situación por la que una persona, con
el fin de obtener una ventaja patrimonial, obliga o hace prometer a otra
pagar un interés superior a las tasas máximas de interés permitidas”(29).
La usura se presenta en el mutuo de dinero y no en otro tipo de
contratos.
A lo largo de la historia republicana, se ha combatido la usura a través
de diversos instrumentos legales, entendiéndola como aquella que supera
los máximos permitidos por ley. A guisa de ejemplo citaremos el artículo 7
de la Ley Nº 2760 (1918), que sancionaba con nulidad todo contrato de
préstamo en que se estipule un interés superior al 14 % anual si la cantidad
prestada era de S/ 500.00 o más y 18 % si era menor de esta suma.
Posteriormente se aprobó el Decreto Ley Nº 11078 (1949), que incluyó al
agio y usura como delitos perseguibles de oficio dentro de la especulación y
el acaparamiento de productos de primera necesidad (Decreto Ley Nº
10906, 1948); esta norma en su literal a) del artículo 2, establece que
constituye agio y usura todo contrato, obligación o pacto sobre préstamos
de dinero con o sin garantía prendaria, en que se estipule un interés,
manifestado o no, superior al 14 % anual, si la cantidad prestada es de S/
500.00 o más; y de 18 % al año, si es menor de esta suma. El artículo 2 del
Decreto Ley Nº 21504 (1976), dispone los tipos máximos de interés que al
amparo de lo dispuesto en el artículo 58 de su Ley Orgánica fije el BCRP,
regirán también para todas las obligaciones y contratos sobre préstamos de
dinero a que se refiere las Leyes Nº 11078 y Nº 2760. Actualmente el
artículo 1243 del Código Civil establece el criterio de interés usurario, sin
sancionarlo con nulidad.
6. El anatocismo
Una de las instituciones más controvertidas en el Derecho es el
anatocismo, es decir, la suma del interés devengado al capital para cobrar
intereses sobre intereses. Como se ha referido se ha cuestionado si el dinero
engendra dinero y/o si moralmente corresponde hacerlo. En la Sagrada
Biblia, los rentistas de capital no tuvieron espacio ya que el Libro del
Éxodo, Capítulo XXII, versículos 22 a 26, establece, entre otras
prohibiciones, la del cobro de intereses a los conciudadanos y a los pobres
(peccatum usuræ)(30). Recién en el siglo XIV la postura inflexible de la
Iglesia Católica se modificó respecto al cobro de intereses, permitiendo que
se cobren préstamos con intereses, siempre que exista una causa que los
justifique.
En la historia del Derecho Romano se aprecia dos momentos, en la
época arcaica no existía el cobro de intereses, pues el contrato de mutuo
(mutuum) se celebraba fundamentalmente entre miembros de la familia o
amigos, quien otorgaba un crédito, solo tenía derecho a que le restituyeran
lo entregado que normalmente era una actividad. La actio certae creditae
pecuniae solo le daba al prestamista el derecho al cobro de capital.
Posteriormente aparece la stipulatio usurarum, que es una estipulación
especial expresa de intereses, que superó el concepto de mutuum o mutui
datio que también era gratuito; el mutuum con stipulatio usurarum se
denominó fenus, pero su cobro tenía que hacerse en dos acciones, es por
ello que luego aparece la stipulatio sortis et usurarum, que permite el cobro
de capital más intereses en una sola acción estipulatoria; pese a que no se
cuenta con un antecedente sobre algún pacto que permitiera el anatocismo,
los intereses se elevaron de manera desmedida, lo que obligó a la
imposición de máximos y en algún momento a suprimirlos (lex Genucia del
342 a. C.).
Las primeras noticias sobre permisión de anatocismo provienen del
Derecho Romano clásico, siempre que haya transcurrido por lo menos un
año de una deuda impaga, por eso fue llamado anatocismus anniversarius.
En esta etapa de la historia, no debe olvidarse que el deudor en Roma, no
solamente respondía con sus bienes por el pago de la obligación, sino que
además con su propia vida, previa privación de la libertad personal(31), hasta
la dación de la Ley Poetelia Papiria(32), que precisó que el cumplimiento de
una obligación no recae en la persona, sino en su patrimonio; norma que al
no cumplirse fue una de las razones que ocasionó la revuelta del año 428
d.C., que concluyó con el reconocimiento que de que solo los bienes del
deudor respondían por sus deudas, sin comprometer la integridad personal.
Si era mal visto el cobro de intereses, la capitalización del interés no
era aceptable (interés en términos efectivos). A pesar de que en el Derecho
Romano se permitió la capitalización de intereses, luego de que una deuda
tuviera más de un año de impaga; el cobro de intereses fue casi un tema
prohibido en diversas legislaciones, hasta la Revolución Francesa, en la que
se permite el cobro de intereses en los préstamos, con la posibilidad de que
sean las partes quienes libremente fijen estos. El lucro, a lo largo de la
historia, también ha sido condenado, pese a que ha sido el motor del
desarrollo económico y social.
El anatocismo, también llamado interés del interés, se presenta cuando
estos, luego de que se devenguen y no se hayan pagado, se suman al capital
inicial adeudado, es decir se capitalizan y, el nuevo monto es considerado
como nuevo capital sobre el cual se devengan nuevos intereses. La palabra
anatocismo proviene de dos vocablos griegos: anatokós y anatokismós; que
a su vez se derivan de ana (segunda vez) y de tokós - tokismós (interés del
interés(33)), por lo que traducido significa nuevo interés del interés. Para
otros autores, la expresión anatocismo deriva del latín anatocismus(34) que
significa renovación o reduplicación de la usura, interés de interés. Tanto en
la concepción griega, como en la latina, el anatocismo implica el cobro de
intereses sobre intereses que ya se generaron pero que no se cancelaron.
El anatocismo y la capitalización de intereses son expresiones que en
el Derecho nacional se toman por equivalentes, pero el maestro León
Barandiarán, al comentar similar artículo en el Código Civil de 1936 (art.
1586), señaló que el anatocismo está prohibido y la capitalización de
intereses permitida luego de que transcurra el plazo mínimo de ley y se
celebre un acuerdo posterior(35); sin embargo, la doctrina nacional es
coincidente al señalar que el anatocismo es similar a la capitalización de
intereses.
Diez-Picazo señala que anatocismo es “(...) la acumulación de los
intereses ya devengados al capital, a efecto de la producción de nuevos
intereses”(36). Los nacionales Osterling Parodi y Castillo Freyre señalan que
el anatocismo “(...) es la adición de los intereses al capital, de suerte que en
el siguiente periodo los intereses, genera –junto con el capital– nuevos
intereses(37) (...)”. Cárdenas Quirós entiende por anatocismo “el hecho de
que los intereses vencidos y no pagados se agreguen al capital con el objeto
que generen nuevos intereses”.
En el Derecho nacional, el pacto de anatocismo está prohibido al
momento de contraerse una obligación y ello viene desde el Código Civil
de 1852 (art. 1249), así como por el artículo 1586 del anterior Código Civil
de 1936; ambas normas estipularon que: “No puede pactarse la
capitalización de intereses. Sin embargo, ella puede hacerse cada dos años
de atraso por convenios escritos”. El Código Civil actual ha reducido el
plazo a un año de atraso en el cumplimiento del pago de la deuda, para que
se pueda agregar al capital adeudado el interés devengado y no cancelado.
En el Derecho francés los artículos 1154 y 1155 del Código Civil
Napoleónico también lo permiten, pero siempre que ello derive de una
demanda judicial o que exista un convenio entre acreedor y deudor y luego
de vencido un año de atrasos en el pago de intereses.
Un error en la concepción del anatocismo es confundirlo con la usura;
si en un primer momento los estados vieron la necesidad de regular tasas
máximas de interés evitando su cobro excesivo y desproporcionado (usura),
hoy dicha percepción se ha trasladado al anatocismo que con mucho error
se le considera como una forma de usura. La usura es el cobro de un interés
excesivo y desproporcionado, que supera los máximos permitidos por ley y
allí se llega a través de la tasa de interés nominal o la efectiva; entonces el
problema de la usura es fundamentalmente un problema de tasa de interés y
no de su capitalización o no. Evidentemente si al capital se le agrega el
interés, el monto adeudado para calcular un nuevo interés es mayor, no
necesariamente se producirá la usura.
¿Cuán peligroso es el anatocismo? Vidal Ramírez señala que los
griegos fueron los primeros que se dieron cuenta de lo peligroso y usurario
que era la capitalización de intereses, peligro advertido por los romanos
recién en la Ley de las XII Tablas cuando se empezó a imponerse topes a los
intereses que se cobran. El Corpus Iuris Civilis de Justiniano, influenciado
por el cristianismo, proscribe la usura y el anatocismo. La usura, como se
ha señalado, es el cobro de intereses por encima de los máximos permitidos
por ley; es decir que se presenta cuando un acreedor impone una tasa de
interés superior a los topes máximos que permite el Derecho. Si una tasa
usuraria fuera pactada, en el Derecho peruano no afecta la validez del
mutuo, sino que se obliga a reducir la misma hasta los máximos permitidos
por ley.
Por la aplicación de la Circular Nº 018-2019-BCRP, las tasas de interés
que pueden pactarse en créditos de moneda nacional por las personas ajenas
al sistema financiero es a la fecha menor al 44 % anual, tasa que en la
economía nacional puede resultar elevada, teniendo presente la inflación
país. Si el anatocismo no existiera en el Derecho peruano, no se podría
pactar una deuda con un interés efectivo del 10 % anual, pero sí una deuda
con un interés nominal del 43 % anual. Lo que es un absurdo. No se olvide
que las empresas del sistema financiero no tienen limitaciones en sus tasas
de interés moratoria y compensatoria
En resumidas cuentas, cuando el Derecho peruano adoptó el sistema
del interés efectivo, dejó de tener vigencia la prohibición al anatocismo,
posición no compartida por la jurisprudencia nacional que considera vigente
el artículo 1249 del Código Civil(38).
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(1)(*) Magistrado del 7mo. Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de
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Civitas), Navarra, 2007, p. 282.
(6) Court, Eduardo, Rengifo, Erick y Zabos, Enrique. Teoría del interés. Métodos cuantitativos para
finanzas. Tomo 1, Cengage Learning, Buenos Aires, 2013, p. 4.
(7) Blank, Leland y Tarquin, Anthony. Ingeniería económica. 7ª edición, Mc Graw Hill, México,
2012, p. 10.
(8) FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón. “La naturaleza jurídica de los intereses: punto de conexión entre
el Derecho y la Economía”. En: Derecho PUCP. Revista de la Facultad de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). N° 45 - Derecho Civil, Fondo Editorial de la
PUCP, Lima, 1991, pp. 178-202.
(9) Publicado en agosto del 2019.
(10) CÁRDENAS QUIROZ, Carlos. “Hacia la reforma del Libro VI del Código Civil”. En: Thémis.
Revista de Derecho. N° 30, Lima, 1994, pp. 141-148.
(11) FERRERO COSTA, Raúl. Curso de Derecho de las Obligaciones. 3ª edición, 2ª reimpresión,
Grijley, Lima, 2004, p. 192.
(12) Como se verá más adelante, esta limitación no es aplicable a las instituciones del sistema
financiero.
(13) Código Civil
Artículo 1324.- Las obligaciones de dar sumas de dinero devengan el interés legal que fija el Banco
Central de Reserva del Perú, desde el día en que el deudor incurra en mora, sin necesidad de
que el acreedor pruebe haber sufrido daño alguno. Si antes de la mora se debían intereses
mayores, ellos continuarán devengándose después del día de la mora, con la calidad de intereses
moratorios.
Si se hubiese estipulado la indemnización del daño ulterior, corresponde al acreedor que demuestre
haberlo sufrido el respectivo resarcimiento.
(14) Resarcimiento está referido al daño sufrido, e indemnización es un monto establecido por la ley
o las partes.
(15) Ley N° 26702
Artículo 9.- Libertad para fijar intereses, comisiones y tarifas
Las empresas del sistema financiero pueden señalar libremente las tasas de interés, comisiones y
gastos para sus operaciones activas y pasivas y servicios. Sin embargo, para el caso de la
fijación de las tasas de interés deberán observar los límites que para el efecto señale el Banco
Central, excepcionalmente, con arreglo a lo previsto en su Ley Orgánica. La disposición
contenida en el primer párrafo del artículo 1243 del Código Civil no alcanza a la actividad de
intermediación financiera. Las empresas del sistema de seguros determinan libremente las
condiciones de las pólizas, sus tarifas y otras comisiones. Las tasas de interés, comisiones, y
demás tarifas que cobren las empresas del sistema financiero y del sistema de seguros, así como
las condiciones de las pólizas de seguros, deberán ser puestas en conocimiento del público, de
acuerdo con las normas que establezca la Superintendencia.
(16) La Circular N° 021-2007-BCRP estuvo vigente hasta el día 30 de septiembre del 2019; ergo
vigente al momento en que se dictó el precedente vinculante.
(17) Recuperado al 30 de abril del 2020 de: https://consultasproveedores.bcrp.gob.pe/tasa-max-
interes-ajenasSF/web/public/index.php
(18) Recuperado al 30 de abril del 2020 de: https://www.sbs.gob.pe/app/stats/TasaDiaria_1.asp
(19) Cuando se dictó la Ley del Impuesto a la Renta (1994), téngase presente que la tasa máxima
convencional que podían pactar las personas ajenas al sistema financiero, era la TAMN, lo que
posteriormente cambiaría con la Circular N° 021-2007-BCRP (lo que se verá más adelante).
(20) DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. “Pago de intereses usuarios”. En: Thémis. Revista de
Derecho. N° 12, Lima, 1988, pp. 60-63. Disponible en:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5110542.pdf
(21) BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. “El pago de intereses en el Código Civil”. En: SORIA
AGUILAR, Alfredo F. (coord.). Derecho de obligaciones. Modalidades, efectos e inejecuciones.
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Lima, 2016, pp. 166-167.
(22) Código Civil italiano
Artículo 1284.- Los intereses superiores a la medida legal deben ser determinados por escrito, de otra
manera son debidos en la medida legal.
(23) Casación publicada en el diario oficial El Peruano el 21 de enero de 2000.
(24) Código Penal
Artículo 214.- Crédito usurario
El que, con el fin de obtener una ventaja patrimonial, para sí o para otro, en la concesión de un
crédito o en su otorgamiento, renovación, descuento o prórroga del plazo de pago, obliga o hace
prometer pagar un interés superior al límite fijado por ley, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de uno ni mayor de tres años y con veinte a treinta días-multa. Si el agraviado
es persona incapaz o se halla en estado de necesidad, la pena privativa de libertad será no menor
de dos ni mayor de cuatro años. (Resaltado agregado).
(25) Tomado de Polanco Gutiérrez, Carlos E. Los intereses en la obligación dineraria. 2ª edición,
Instituto Pacífico, Lima, 2019, pp. 166-167.
(26) CASTILLO FREYRE, Mario y VÁSQUEZ KUNZE, Ricardo. Analizando el análisis: Autopsia
del Análisis Económico del Derecho por el Código Civil. Fondo Editorial de la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Lima, 2004, p. 157.
(27) Vidal Ramírez, Fernando. “La capitalización de intereses”. En: VV.AA. Tendencias actuales y
perspectivas del Derecho Privado y el sistema jurídico latinoamericano. Colegio de Abogados
de Lima, Cultural Cuzco, Lima, 1990, pp. 315-322.
(28) VILLEGAS, Carlos y SCHUJMAN, Mario. Intereses y tasas. Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
1990, p. 50.
(29) JIMÉNEZ VARGAS-MACHUCA, Roxana. “Intereses, tasas, anatocismo y usura”. En: Revista
Jurídica del Perú. Año LI, N° 21, Trujillo, abril del 2001. Disponible en:
http://dike.pucp.edu.pe/doctrina/civ_art28.PDF
(30) “(...) Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no será con él un
usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes
de ponerse el Sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, sino, se va a
acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo”.
(31) La Tabla III de Ley de las XII Tablas, señaló:
1. Confesada la deuda [en dinero] y juzgadas las cosas en derecho, haya un plazo legal de 30
días.
2. Luego, que se le prenda. Llévesele al tribunal.
3. Si no cumple lo sentenciado ni nadie lo avala ante el tribunal, que lo lleve consigo [el
acreedor], lo ate con cuerda o con cadenas de, como máximo, 15 libras o si quiere, de
menos.
4. Si lo quiere, viva de lo suyo. Si no, el que lo tiene encadenado le dará una libra de grano al
día. Si quiere, le dará más.
5. Sin embargo, aún quedaba el derecho a avenirse y, si no, lo tenían encadenado sesenta días.
Durante ellos, por tres mercados seguidos, se le llevaba al comicio ante el pretor y se
anunciaba la cuantía de su condena. Al tercer mercado se ejecutaban las penas capitales o
iban a venderlo al otro lado del Tíber, como extranjero.
6. Pasado el tercer mercado, que se corten los pedazos. Si no resultan iguales no será
considerado fraude.
(32) No se tiene un año exacto de su vigencia, algunos autores la sitúan en el año 326 a.C. (Por
ejemplo Libio, indica que fue en dicho año durante el tercer consulado de Cayo Petelio Libón),
en tanto que otros historiadores señalan que la norma fue dada en el año 313 a.C. (Marco
Terencio Varrón, indica que fue mientras era vigente la dictadura de Cayo de Petelio. Tener
presente que Peletio ejerció el poder como cónsul y también como dictador).
(33) Refiere María Gómez Rojo, en su libro Historia judicial del anatocismo (2003), que algunos
autores italianos la tradujeron como “renovación de la usura” o “usura de las usuras”, pero la
más adecuada, sería la anotada.
(34) Por ejemplo, Galli. El argentino Guillermo Borda, publicó un artículo titulado “Anatocismo
(hasta la palabra es vieja)”. En: Revista La Ley. B-1021, Buenos Aires, 1992.
(35) LEÓN BARANDIARÁN, José. Tratado de Derecho Civil peruano. Tomo II. Gaceta Jurídica,
Lima, 2002, p. 31.
(36) DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, Luis. Fundamentos del Derecho Civil patrimonial. Vol.
II: Las relaciones obligatorias. Ob. cit., p. 286.
(37) OSTERLING PARODI, Felipe, CASTILLO FREYRE, Mario. Tratado de las obligaciones. Vol.
XVI, Segunda parte Tomo VI, Biblioteca Para leer el Código Civil, Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1996, p. 247.
(38) Cabe hacer presente que en México se hace referencia al anatocismo inverso, que consiste en la
tasa de interés que los bancos pagan a sus ahorristas, denominación no adecuada, puesto que
cuando un banco paga intereses por los ahorros que recibe, es un interés pasivo para el banco y
cuando cobra los intereses se denominan activos. Como las tasas de interés están establecidas en
términos efectivos, se cobran y pagan de esta manera.
(39) JIMÉNEZ VARGAS-MACHUCA, Roxana. “Intereses, tasas, anatocismo y usura”. Ob. cit.
Segunda Parte
ESTUDIOS SOBREEL DESALOJO
NOTARIAL
DESALOJO NOTARIAL: ¿ES LO QUE
NECESITAMOS?
Una propuesta sobre los cambios que realmente
requerimos
Alan Pasco Arauco(*)
I. INTRODUCCIÓN
Mediante el Decreto Legislativo N° 30933, publicado con fecha 24 de
abril de 2019 en el diario oficial El Peruano, se aprobó la “Ley que regula
el procedimiento especial de desalojo con intervención notarial” (en
adelante, la Ley), que tiene por objeto establecer y regular el procedimiento
especial de desalojo mediante la intervención de notario y con ejecución
judicial (en adelante, el Desalojo Notarial).
Advierto al lector que a lo largo del texto hablaré del Desalojo Notarial
solo con fines pedagógicos, pues de ninguna manera debe entenderse que la
Ley ha creado un desalojo en donde el lanzamiento le corresponda al
notario; muy por el contrario, de lo que se trata es un desalojo con
intervención del notario, pero el lanzamiento o desahucio del poseedor
queda en manos de los jueces.
Primero haré un desarrollo descriptivo de la Ley, para explicar las
fases que conforman el Desalojo Notarial, así como el procedimiento que
deberán seguir los arrendadores para obtener el ansiado lanzamiento o
desahucio de sus arrendatarios. Luego me ocuparé de analizar los errores en
que ha incurrido el legislador al momento del diseño de la Ley (errores en
el empleo de los términos y categorías y que, por eso mismo, requieren de
aclaración por parte de la doctrina). Finalmente, detallaré las razones por las
cuales el Desalojo Notarial podría no terminar logrando la finalidad para la
que fue creado.
1. Fase notarial
Esta primera fase se lleva a cabo ante el notario de cualquier distrito de
la provincia en la que se ubica el bien inmueble arrendado (art. 2 como la
segunda disposición complementaria final de la Ley). Es decir, resulta
irrelevante el lugar de celebración del contrato; lo determinante será el lugar
de ubicación del inmueble.
El contrato de arrendamiento deberá presentar las siguientes
características:
i) Haber sido elevado a escritura pública o, tratándose de un
arrendamiento celebrado al amparo del Decreto Legislativo N°
1177(1), debe estar contenido en su respectivo Formulario Único de
Arrendamiento (FUA).
Esto quiere decir que se puede acudir al Desalojo Notarial con
independencia del uso al cual se encuentre destinado el predio(2)
(vivienda, comercio, industria u otros fines).
ii) Identificar e individualizar el inmueble materia de arrendamiento
de forma inequívoca, con las referencias precisas de su ubicación.
iii) Contener la cláusula de allanamiento a futuro, regulada en el
artículo 594 del CPC. En tal sentido, el arrendador que omita esto
en su respectivo contrato, no podrá acudir al Desalojo Notarial por
más que las partes expresamente se hayan sometido a todas y cada
una de las disposiciones contenidas en la Ley y por más que hayan
manifestado su voluntad de que el desalojo sea tramitado
conforme a las reglas del Desalojo Notarial.
Ahora bien, si tal omisión se hubiese dado, el contrato podrá ser
adendado, pero para ello –como es obvio– se requerirá de la venia
del arrendatario (cabe señalar que todas las adendas o
modificaciones al contrato de arrendamiento deberá cumplir la
misma formalidad que este, es decir, deberán estar contenidas en
una escritura pública).
iv) Contener una cláusula de sometimiento expreso al Desalojo
Notarial, en virtud de la cual las partes reconozcan la
competencia: 1) del notario, para que sea este el encargado de
constatar que se ha producido el vencimiento del plazo o la
resolución del contrato por incumplimiento del pago de la renta; y
2) del juez de paz letrado (JPL), para que sea este quien se
encargue de ordenar y ejecutar el lanzamiento.
v) Consignar el número, tipo y moneda de la cuenta de abono abierta
en una empresa del sistema financiero o en una cooperativa de
ahorro y crédito supervisada por la Superintendencia de Banca,
Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones
(SBS), en donde el arrendatario deberá abonar la renta
convenida(3).
Esta fase notarial se inicia con una solicitud escrita presentada por el
interesado, la cual deberá cumplir con las siguientes exigencias:
vi) Debe señalar el nombre del propietario o el de aquel que tenga
derecho a la restitución del bien inmueble, su domicilio,
documento de identidad y firma; de igual forma, el nombre del
arrendatario, su domicilio contractual (de ser el caso), su número o
copia del documento de identidad.
vii) Solo puede sustentarse en las causales de posesión precaria, ya sea
porque: (1) se venció el plazo de vigencia y el arrendador solicitó
la devolución del bien; o (2) el arrendador resolvió el
arrendamiento por incumplimiento del pago de la renta pactada.
viii)Debe ir acompañada de los siguientes documentos:
a) El original o la copia legalizada del formulario FUA o de la
escritura pública del contrato de arrendamiento.
b) El original o la copia legalizada de la carta notarial cursada al
arrendatario mediante la cual: (1) se le haya requerido la
restitución del bien por el vencimiento del plazo; o (2) se le
haya resuelto el contrato por falta de pago de la renta.
Una vez recibida la solicitud, comienza la labor del notario, quien
deberá:
i) Constatar el cumplimiento de los requisitos de procedibilidad, el
contenido del contrato de arrendamiento y los requisitos de la
solicitud.
Nótese que en esta etapa el notario no examina aún si se cumple
alguna de las causales de desalojo reguladas en la Ley, pues ello
recién lo hará una vez que haya vencido el plazo para que el
arrendatario presente sus descargos (“oposición”, como lo
denomina la Ley).
ii) Notificar al arrendatario en el inmueble materia de desalojo y en
su domicilio contractual, de ser el caso, para que dentro del plazo
de cinco 5 días hábiles de recibida la comunicación formule su
oposición.
Esta oposición del arrendatario únicamente podrá sustentarse en las
siguientes razones:
i) La renovación o prórroga del plazo del contrato de arrendamiento,
la cual deberá cumplir con la misma formalidad que el contrato
primigenio. Es decir, si el arrendatario cuenta con una adenda
mediante la cual se amplía el plazo del arrendamiento, pero ella no
ha sido elevada a escritura pública, simplemente no será de
utilidad para paralizar el desalojo.
ii) La constancia de transferencia o depósito de los pagos de la renta
realizados en la cuenta de abono acordada por las partes. Es por
eso, precisamente, que la Ley señala que solo podrán acudir al
Desalojo Notarial los arrendadores en cuyos contratos se haya
establecido un número para el pago de la renta. Cualquier otro
medio de pago que presente el inquilino distinto al depósito o a la
transferencia a dicha cuenta, simplemente no será tomado en
cuenta(4).
iii) El incumplimiento de las formalidades establecidas por la Ley. Por
ejemplo, el arrendatario podría cuestionar que el contrato: 1) no ha
sido elevado a escritura pública o no se encuentra incluido en el
respectivo FUA; 2) no contiene la cláusula de allanamiento; o 3)
no contiene la voluntad inequívoca de las partes de someterse al
Desalojo Notarial.
Vencido el plazo para que el arrendatario formule oposición (y con
independencia de que lo haya hecho), el notario procederá a constatar si se
configura alguna de las causales de desalojo, que como ya mencioné solo
pueden ser dos: 1) posesión precaria por habérsele solicitado al inquilino la
devolución del bien una vez finalizado el plazo del contrato; o 2) posesión
precaria por haberse resuelto el contrato debido al incumplimiento del pago
de la renta por parte del inquilino.
Y aquí se abren dos posibilidades:
i) En caso el notario constate la existencia de alguna de dichas
causales, extenderá un acta no contenciosa (en adelante, el Acta)
dejando constancia fehaciente e indubitable de la causal acreditada
y declarando la procedencia del desalojo. Asimismo, dicha acta
deberá ser protocolizada en el Registro Notarial de Asuntos No
Contenciosos;
ii) Por el contrario, si el notario considera que ninguna de las
causales ha sido acreditada, finaliza el trámite comunicando tal
hecho al solicitante(5).
2. Fase judicial
Una vez culminada la etapa notarial da inicio la fase judicial (en donde
se ordenará y ejecutará el lanzamiento del inquilino), la cual se desarrollará
sobre la base de las siguientes reglas:
i) El juez competente es el JPL del distrito en el que se ubica el bien
inmueble arrendado.
ii) El primer paso es que el interesado presente ante el notario la
solicitud de lanzamiento (que deberá estar dirigida al JPL),
debidamente autorizada por letrado y acompañada del pago de la
tasa judicial
El notario traslada al JPL dicha solicitud conjuntamente con la
copia legalizada del expediente notarial.
iii) Dentro del plazo de tres (3) días hábiles de recibida la
documentación, el JPL (luego de verificados los requisitos de la
solicitud) emite la resolución judicial en la que: 1) dispone el
lanzamiento contra el arrendatario o contra quien se encuentre en
el inmueble; y 2) la orden de descerraje en caso de resistencia al
cumplimiento del mandato judicial o de encontrarse cerrado el
inmueble.
Esta resolución judicial es impugnable sin efecto suspensivo.
iv) El JPL cursa oficio a la dependencia correspondiente de la Policía
Nacional del Perú (PNP), para que en el plazo de dos (2) días
hábiles contados desde el día siguiente de la notificación,
obligatoriamente y bajo responsabilidad, preste asistencia y
garantía para la ejecución del desalojo en la forma y plazo
indicados en su resolución judicial.
v) Culminado el trámite de lanzamiento, el interesado podrá solicitar
ante el mismo JPL que imponga al inquilino la obligación de pago
de las costas y costos del proceso, así como el de los servicios del
notario encargado de la primera fase del desalojo.
Titular del
derecho a Precario sin título
la posesión
Posesión
Código Procesal Civil precariaen sus dos
Precario con título
variantes
Exposeedor fenecido
mediato (exposeedor
inmediato)
Arrendamiento a
Código Procesal Civil plazo determinado Arrendador Arrendatario
que ya venció
I. INTRODUCCIÓN
La Ley N° 30933 (en adelante la Ley) regula el procedimiento especial
de desalojo con intervención notarial(1), la que ha entrado en vigencia el 25
de abril del 2019.
Esta interesante norma regula tres momentos bien diferenciados para
alcanzar el desalojo bajo su auspicio: i) En primer lugar, la celebración del
contrato de arrendamiento, cuyo contenido ostenta algunas particularidades
de observancia obligatoria para que las partes puedan acogerse a la misma;
ii) En segundo término, el procedimiento mismo en sede notarial, en el cual
se acreditará al notario la configuración de alguna de las dos causales
previstas en la Ley a fin de que este expida un acta dejando constancia de la
procedencia del desalojo; y finalmente, iii) La etapa o momento en el cual
el juez de paz letrado competente ejecuta el desalojo.
El presente artículo pretende dar cuenta de la forma cómo, a nuestro
modesto juicio, debe interpretarse la norma en cuestión, particularmente
aquellos aspectos vinculados directamente a la función del notario, sea en la
primera etapa, esto es, al momento de la confección del contrato de
arrendamiento, sea en la segunda, es decir, durante el procedimiento mismo
en que se acredita al notario la existencia de la causal que conllevará al
desalojo, los requerimientos correspondientes, hasta llegar al acta
correspondiente y la remisión de las copias certificadas del expediente al
juez.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. NINAMANCCO CÓRDOVA, Fort. “El otro sendero del desalojo
express (II) ¿Mare tenebrosum? El problema de los terceros en la Ley
de desalojo notarial”. Disponible en: https://laley.pe/art/7800/el-otro-
sendero-del-desalojo-express-ii-mare-tenebrosum-el-problema-de-los-
terceros-en-la-ley-del-desalojo-notarial
2. PASCO ARAUCO, Alan. “Horrores en la Ley de Desalojo Notarial”.
Disponible en: https://laley.pe/art/7760/horrores-en-la-ley-de-desalojo-
notarial.
(1)(*) “Las interpretaciones válidas, las críticas que merecen ser tomadas en serio, son aquellas que
muestran visiblemente sus limitaciones, su derrota. Esta visibilidad, a su vez, contribuye a
reveler la inagotabilidad del objeto” (George Steiner. Errata).
(**) Notario de Lima. Profesor en el posgrado de la Pontificia Universidad Católica del Perú y la
Universidad de San Martín de Porres.
No se trata de una ley de desalojo notarial, a pesar que la propia norma en su numeral 8.5 alude a la
finalización del trámite de “desalojo notarial”.
(2) El artículo 4 numeral 3 de la Ley indica que: “las modificaciones o adendas al contrato de
arrendamiento deben cumplir con la misma formalidad que el contrato primigenio” con lo cual
se cierra la puerta a eventuales argumentos del arrendatario (como por ejemplo, que se ha
prorrogado el plazo del contrato, verbal o tácitamente) para pretender frenar el desalojo.
También, en atención a la multiplicidad de las obligaciones para el notario descritas en el
artículo 12 del reglamento del Decreto Legislativo N° 1177, debe descartarse la celebración del
arrendamiento mediante escritura pública y querer luego modificarlo mediante FUA, o
viceversa.
(3) El contrato de arrendamiento además de cumplir con las formalidades que hemos señalado, debe
contener lo siguiente:
1. Una cláusula de allanamiento a futuro, del arrendatario para la restitución del bien inmueble
por vencimiento del plazo de contrato o la resolución del arrendamiento por falta de pago de
la renta.
2. Una cláusula de sometimiento expreso a lo establecido por la presente ley para que el notario
constate las causales de vencimiento del plazo del contrato o la resolución por falta de pago
de la renta, y el juez de paz letrado ordene y ejecute el desalojo.
La cláusula de sometimiento expreso a la presente ley contiene de manera expresa e indubitable
la decisión de las partes, que, ante la configuración de cualquiera de las causales de desalojo
previstas en la presente ley, se someten a la competencia del notario para la constatación de
dicha causal y la ejecución del desalojo por parte del juez de paz letrado.
3. Consignar el número, tipo y moneda de la cuenta de abono abierta en una empresa del
sistema financiero o en una cooperativa de ahorro y crédito supervisada por la
Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones
(SBS), para que el arrendatario abone la renta convenida en el contrato de arrendamiento.
En caso de que la cuenta de abono sea modificada, el arrendador pone en conocimiento al
arrendatario dicha situación mediante comunicación de fecha cierta. Mientras no se efectúe
dicha comunicación, los pagos realizados en la cuenta primigenia son considerados válidos.
(4) Un comodatario no podría arrendar en tanto solo tiene derecho al uso (no al disfrute).
(5) Véase el opúsculo de PASCO ARAUCO, Alán. “Horrores en la Ley de desalojo notarial”.
Disponible en: https://laley.pe/art/7760/horrores-en-la-ley-de-desalojo-notarial. Dicho texto
llama la atención acertadamente sobre varios extremos de la Ley N° 30933, cuyas ideas hemos
recogido en este texto.
(6) En su momento se modificó el listado que hoy figura en el artículo 58 del Decreto Legislativo del
notariado, retirándose justamente de la lista al “mandato” (acto jurídico bilateral), quedando el
“poder” (de constitución unilateral) junto con otros actos.
(7) Comete un desliz por omisión la Ley cuando en el artículo 8.4 señala que: “con la respuesta del
arrendatario”...extiende un acta declarando la procedencia del desalojo. ¿Qué sucede si no hay
respuesta del arrendatario pronunciándose sobre la procedibilidad del desalojo en función a las
causales invocadas?
Conforme al artículo 142 del Código Civil “el silencio importa manifestación de voluntad cuando la
ley o el convenio le atribuyen ese significado”, es decir, que en principio el silencio no importa
manifestación de voluntad (sea para asentir o para disentir ante determinado requerimiento).
Este artículo empero es inaplicable a nuestro análisis por cuanto solo se activa en la medida que
exista un previo deber de pronunciarse, cosa que no ocurre en este caso. Efectivamente,
conforme a la Cas. N° 2832-2006-ICA “el silencio naturalmente, no podrá ser considerado
nunca como una declaración expresa, pero sí como un hecho concluyente en el caso de que
quien calle estuviere obligado a expresar una determinada exteriorización de voluntad conforme
a las reglas de la buena fe en el actuar jurídico” (publicada el 22 de enero del 2008 en el diario
oficial El Peruano). La respuesta la encontramos más bien en la interpretación teleológica que
se haga de la Ley, la cual nos propone que la finalidad de la norma y en particular del artículo
8.4. bajo análisis es “darle la oportunidad” al inquilino para que se pronuncie sobre las causales
invocadas; y de otro lado, en la lectura de la Ley N° 26662 de cuya interpretación sistemática se
entiende que al no haber oposición el trámite notarial debe continuar; es decir entonces, que al
no haber respuesta del arrendatario, el trámite continúa.
(8) Véase el interesante opúsculo de NINAMANCCO CÓRDOVA, Fort. “El otro sendero del
desalojo express (II) ¿Mare tenebrosum? El problema de los terceros en la Ley de desalojo
notarial”. Disponible en: https://laley.pe/art/7800/el-otro-sendero-del-desalojo-express-ii-mare-
tenebrosum-el-problema-de-los-terceros-en-la-ley-del-desalojo-notarial
EL DESALOJO CON INTERVENCIÓN
NOTARIAL
Marco Antonio Corcuera García(*)
I. EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO
De forma general, el contrato(1) está definido en nuestro Código Civil
como el acuerdo de voluntades para crear, regular, modificar o extinguir
una relación jurídica patrimonial; mientras que por el contrato de
arrendamiento(2), el arrendador se obliga a ceder el uso de un determinado
bien, por un tiempo pactado, a cambio del pago de una renta convenida.
Conjugando ambos conceptos y siendo el contrato de arrendamiento un acto
bilateral, lo definiríamos como el acuerdo de voluntades por el cual se crea
una relación jurídica entre el arrendador, generalmente el propietario o
quien goce de facultad para ceder en uso un bien, llámese mueble o
inmueble, por un tiempo determinado, y el arrendatario, que otorga como
contraprestación el pago de una renta convenida. Sobre esta base conceptual
se pacta el contrato de arrendamiento y se le adicionan las modalidades y
particularidades que establezcan las partes contratantes. Si las partes no se
ponen de acuerdo, generalmente tienen que acudir al Poder Judicial para
resolver sus diferencias.
Definido así, el contrato de arrendamiento no es un contrato
complejo. Las dos principales razones por las que se llega a su fin es la falta
de pago de la renta convenida, en los montos o plazos acordados, o por
permanecer en posesión del bien una vez concluido el plazo del mismo.
También, en menor incidencia, puede ser causal de conflicto el
incumplimiento de los términos pactados en el contrato.
Expuesto de esta manera, no deberían existir mayores inconvenientes
y, en caso de controversia, ella debiera resolverse en plazos breves por
tratarse de asuntos que no son complejos, y así está establecido en nuestra
legislación; sin embargo, pese a que se trata de un acuerdo particular entre
personas naturales, el arrendamiento como tal ha sufrido en nuestro país de
un continuo dirigismo del Estado dictando leyes, favoreciendo a una de las
partes, prorrogando los plazos de los contratos y limitando, mediante leyes,
los importes de las rentas a cobrar por la merced conductiva.
Este dirigismo estatal de protección a los arrendatarios, si bien
“solucionó” en su momento –de manera populista– el problema de los
arrendatarios de bajos recursos, trajo como efecto colateral la retracción de
la inversión en construcción de viviendas como alternativa de negocio,
acrecentó abismalmente la falta de oferta de nuevas viviendas y finalmente
la renuencia a arrendar inmuebles por la dificultad de recuperar la posesión
de los mismos si surgía controversia entre las partes, además del costo
operativo no solo de un proceso largo sino también por la reposición del
estado del inmueble.
A estos problemas se aúna la inoperancia del Poder Judicial, que por la
excesiva carga no atiende ni resuelve estas litis en los plazos establecidos en
la norma, haciendo que la regulación legislativa sea letra de buenas
intenciones, pero de espaldas a la problemática de los arrendadores.
Desde la primera ley que reguló el arrendamiento en el Perú, Ley N°
4123(3), del 20 de mayo de 1920, se han dictado varias leyes más de corte
intervencionista(4), estableciendo limitaciones legales a la renta (control
estatal del importe de la renta), con prórroga de los contratos, lo cual
empieza a frenarse y cambia de perspectiva con la expedición del Decreto
Legislativo N° 709, y ha continuado con las demás leyes que han precedido
a la Ley N° 30933 - Ley que regula el procedimiento especial de desalojo
con intervención notarial (en adelante, la Ley), virando hacia la protección
del arrendador y la búsqueda de la inversión en la construcción de
inmuebles para arrendamiento. No obstante ello, pese a los esfuerzos la
construcción e incorporación de viviendas para alquiler, es muy lenta puesto
que el mayor escollo continua siendo la lentitud y retardo del Poder Judicial
para resolver los procesos de desalojo, sin mencionar resoluciones
encontradas y contrapuestas que lejos de promover la predictibilidad de las
resoluciones han complicado más el panorama de los particulares.
El proceso de desalojo –de acuerdo al Código Procesal Civil– está
regulado como proceso sumarísimo en el cual tiene que observarse las fases
de presentación de la demanda en la mesa de partes, la admisibilidad o
procedencia, y la audiencia única, de saneamiento, actuación de pruebas y
sentencia, sin mencionar que pueden interponerse excepciones y defensas
previas, además del hecho que las resoluciones que declaran fundada las
excepciones y defensas previas, además de la sentencia pueden ser apeladas
con efecto suspensivo. El tiempo promedio de duración del proceso en
teoría pura, sobre la base de lo dispuesto en el código, es de seis meses,
pero con la sobrecarga y lentitud del Poder Judicial, puede tardar años en
resolver un desalojo(5).
II. ANTECEDENTES
La Ley N° 30201, promulgada el 27 de mayo de 2014, antecedente de
la Ley N° 30933, creó el Registro de Deudores Judiciales Morosos y
modificó los artículos 594 y 692-A del Código Procesal Civil, pretendiendo
agilizar los procesos de desalojo bajo los siguientes conceptos:
i) acortando plazos –estableciendo que– para los contratos de
arrendamiento con firmas certificadas ante notario o juez de paz,
que contengan una cláusula de allanamiento a futuro del
arrendatario, el juez notifica la demanda al arrendatario para que,
dentro del plazo de seis días, acredite la vigencia del contrato de
arrendamiento o la cancelación del alquiler adeudado y vencido
dicho plazo sin acreditar lo señalado, el juez ordena el
lanzamiento en quince días hábiles;
ii) la inscripción del demandado en el Registro de Deudores
Judiciales Morosos.
Como era de esperarse, aunque en el papel el tema quedaba resuelto,
no fue así porque pese a contener una cláusula de allanamiento a futuro del
arrendatario, siempre se supeditaba a un proceso judicial lento y con todas
sus taras. La solución del desalojo no pasa por acortar plazos, responde a
otros factores, sobrecarga de procesos, acciones dilatorias, corrupción, etc.;
además la amenaza de la inscripción de los arrendatarios morosos en el
Registro de Deudores Judiciales Morosos, salvo alertar a los posibles
arrendadores no ha surtido efecto como medida disuasiva.
La otra medida de antecedente inmediato fue la expedición del Decreto
Legislativo N° 1177(6), Decreto Legislativo que estableció el Régimen de
Promoción del Arrendamiento para Vivienda, y su reglamento aprobado por
Decreto Supremo N° 017-2015-VIVIENDA(7). Esta norma, como su
denominación lo indica, buscaba solucionar el problema desde otra arista,
promocionando el arrendamiento e incentivando la construcción de
inmuebles para vivienda con un régimen especial(8). Con esta nueva
iniciativa se establecieron contratos especiales, a través de los siguientes
formularios: i) Formulario Único de Arrendamiento de inmueble destinado
a vivienda (FUA), ii) Formulario Único de Arrendamiento con Opción de
Compra de inmueble destinado a vivienda (FUAO), iii) Formulario Único
de Arrendamiento Financiero (leasing) de inmueble destinado a vivienda
(FUAL).
El tenor de los formularios ha sido aprobado por el Reglamento del
Decreto Legislativo N° 1177, conteniendo los términos, condiciones
esenciales, derechos y obligaciones de las partes, así como las causales de
desalojo aplicables. El nuevo beneficio que brinda esta norma es el mérito
ejecutivo de los formularios, condicionado a que cuenten con certificación
de firmas por ante notario o en su defecto juez de paz letrado y que se
inscriban en el Registro Administrativo de Arrendamiento para Vivienda
(RAV), además de gozar de la posibilidad de inscripción(9) en el Registro de
Predios de la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos
(Sunarp), sin necesidad de formalidad adicional. Finalmente, continuando
con la línea del Registro de Deudores Judiciales Morosos, los formularios
deben contener el asentimiento expreso e irrevocable del arrendatario para
que el arrendador dé a conocer la puntualidad o morosidad en el pago de las
rentas.
Lo cierto es que esta nueva alternativa tampoco tuvo la acogida
esperada, puesto que no se logró promover la construcción de inmuebles
con dicha finalidad ni se han celebrado muchos contratos con los
formularios propuestos. Ante esta situación se presentaron tres proyectos de
ley que son el antecedente inmediato de la Ley N° 30933.
El Proyecto de Ley N° 3312/2018-CR (07/09/2018), formulado por el
grupo parlamentario Peruanos por el Kambio, bajo el nombre “Ley que crea
el Desalojo Notarial”, proponía el desalojo a cargo del notario, con auxilio
de la fuerza pública para el desalojo de los arrendatarios o subarrendatarios
morosos o contratos vencidos. El Proyecto N° 3643/2018-CR (21/11/2018)
formulado por el grupo parlamentario Fuerza Popular, bajo el nombre “Ley
que establece el Régimen de Promoción de la inversión en la construcción
de edificaciones destinadas al servicio de alquiler de inmuebles para uso
habitacional o comercial”, proponía un régimen especial facultativo para un
procedimiento expeditivo de restitución del inmueble al arrendador
aplicable a inmuebles cuyo alquiler mensual sea igual o mayor a media UIT
o cuyo valor de autoavalúo sea igual o mayor a 40 UIT; teniendo como
requisito o premisa que las partes, arrendador y arrendatario, se sometan
expresa y previamente a lo que denomina un “desalojo consensuado”, y el
tercero, el Proyecto de Ley N° 03663-2018-PE, propuesto por el Poder
Ejecutivo, bajo el nombre “Ley que regula el procedimiento no contencioso
de desalojo con intervención del notario”, sobre el cual se formuló la Ley,
integrando los dos proyectos de ley antes mencionados.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. ARIAS MONTOYA, Oswaldo. “La función del notario en la Ley que
regula el procedimiento especial de desalojo con intervención notarial.
En: Gaceta Civil & Procesal Civil. Tomo 72, Gaceta Jurídica, Lima,
junio de 2019.
2. CORCUERA GARCÍA, Marco. “Actas de notoriedad en el Derecho
Notarial peruano”. En: Folio Real, Revista Peruana de Derecho
Registral y Notarial. Año 1, N°1, Palestra, Lima, 2000.
3. GONZALES BARRÓN, Gunther. Función notarial y proceso especial
de desalojo. Grijley, Lima, 2019.
4. GONZALES LOLI, Jorge. “El desalojo con intervención notarial
regulado por la Ley N° 30933. Lanzamiento judicial anticipado basado
en título ejecutivo notarial”. En: Gaceta Civil & Procesal Civil. Tomo
72, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2019.
5. TARAZONA ALVARADO, Fernando. “Comentarios a la Ley que
regula el procedimiento especial de desalojo con intervención
notarial”. En: Gaceta Civil & Procesal Civil. Tomo 72, Gaceta
Jurídica, Lima, junio de 2019.
(1)(*) Notario de la provincia de Trujillo. Docente de la Universidad Privada Antenor Orrego
(UPAO). Consejero por el Perú ante la Unión Internacional del Notariado.
Código Civil
Artículo 1351.- El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular, modificar o
extinguir una relación jurídica patrimonial.
(2) Código Civil
Artículo 1666.- Por el arrendamiento el arrendador se obliga a ceder temporalmente al arrendatario el
uso de un bien por cierta renta convenida.
(3) Ley N° 4123: que prohibía aumentar el alquiler de las habitaciones que no excedan de diez libras
mensuales.
(4) Desde hace prácticamente un siglo, el Estado ha dictado una normativa definidamente
intervencionista, a través de los instrumentos legales: Ley N° 4123 del 12 de mayo de 1920;
Ley N° 6074 del 15 de febrero de 1930; Ley N° 6778 del 15 de febrero de 1930; Ley N° 8765
del 20 de octubre de 1938; Ley N° 10222 del 24 de agosto de 1945; Decreto Ley N°10895 del 4
de noviembre de1948; Ley N°13517 del 14 de febrero de 1961; Decreto Supremo N° 287-68-
HC del 9 de agosto de 1968; Decreto Ley N° 21938 del 20 de septiembre de 1977; Decreto Ley
N° 22492 del 11 de abril de 1979; Decreto Legislativo N° 709 de 1991. La Ley N° 4123 prohíbe
aumentar el pago del alquiler de las habitaciones que no exceda de diez libras mensuales. La
Ley N° 6778 prorroga la vigencia de la Ley N° 6074, según la cual procede la acción de
desahucio si transcurren dos meses sin abonarse la merced conductiva. La Ley N° 8765
establece el procedimiento a que deben sujetarse los juicios de desahucio por falta de pago de la
renta de las casas, departamentos o piezas destinadas a habitación, cualquiera fuera la cuantía de
la renta. La Ley N° 10222 prohíbe el alza de alquileres de casas-habitación y suspende la
tramitación de los juicios de desahucio y de aviso de despedida de casas-habitación. El Decreto
Ley N° 10895 prohíbe la iniciación de juicios de aviso de despedida de casas-habitación, así
como los contratos de subarriendo de dichas casas. La Ley N° 13517 es la Ley Orgánica de
Barrios Marginales. El Decreto Supremo N° 287-68-HC establece el régimen del impuesto a la
renta. Mediante el Decreto Ley N° 21938 se establece un régimen integral de alquiler para
predios destinados a casa-habitación. Con el Decreto Ley N° 22492 se excluye del régimen del
Decreto Ley N° 21938 a los predios para casa-habitación que se construyan en adelante. El
Decreto Legislativo N° 709, Ley de promoción de la inversión privada en predios para
arrendamiento, de 1991, hizo beneficiario a un sector de la población del régimen proveniente
del Decreto Ley N° 21938, norma que está derogada pero que ultractivamente es aplicable a
dicho sector.
Con una visión al futuro, el Decreto Legislativo N° 709 tuvo como objetivo que el Sector Público y
el Sector Privado cubrieran el déficit de viviendas para arrendamiento; sin embargo, a lo largo
de la década el objetivo no se cumplió, y el Estado tuvo que prorrogar el régimen en forma
sucesiva: Ley N° 26409 de 1994; Ley N° 26701 de 1996; Ley N° 26888 de 1997; Ley N° 27213
de 1999. Estas leyes prorrogaron el plazo del inciso c) del artículo 14 del Decreto Legislativo
N° 709, sucesivamente hasta llegar al 8 de diciembre del año 2001.
(5) A enero de 2019 la carga procesal del Poder Judicial en el Perú era de 2,600,000 expedientes sin
resolver, con un incremento anual de 200,000 expedientes. Con esas estadísticas el problema
está muy distante de resolverse.
(6) Publicado en el diario oficial El Peruano el 18 de julio de 2015.
(7) Publicado en el diario oficial El Peruano el 3 de noviembre de 2015.
(8) Decreto Legislativo N° 1177
Artículo 1.- Objeto
El presente Decreto Legislativo establece un régimen especial y facultativo para la promoción,
facilitación y seguridad jurídica del arrendamiento de inmuebles destinados para vivienda; así
como promover la inversión en la construcción de inmuebles destinados al arrendamiento para
vivienda, en el marco de la política de Estado de reducción del déficit cualitativo y cuantitativo
de viviendas en el país.
(9) La inscripción como lo establece la norma registral está supeditada a que el inmueble arrendado
se encuentre previamente inmatriculado en el Registro de Predios de la Sunarp, del lugar donde
se ubica el inmueble.
(10) GONZALES BARRÓN, Gunther. Función notarial y proceso especial de desalojo. Grijley,
Lima, 2019, p. 415.
(11) Ello, según el texto original de la Ley N° 30933. Según el Decreto de Urgencia Nº 013-2020,
publicado en el diario oficial El Peruano el 23 de enero de 2020, en los casos de arrendamiento
financiero inmobiliario ahora puede acudirse al procedimiento de desalojo con intervención
notarial (siempre que lo hayan acordado las partes) a fin de recuperar el predio que esté en
posesión de una persona (arrendataria) que haya accedido a este mediante un contrato de
arrendamiento financiero.
(12) Aun cuando el tenor del artículo 6.4 del Decreto Legislativo N° 1177, hace referencia al notario
o juez de paz letrado del distrito o provincia donde se encuentra ubicado el inmueble arrendado,
es de entender que dicha referencia está para el juez de paz letrado, más no para el notario cuya
competencia es provincial, de conformidad con el artículo 4 del Decreto Legislativo N° 1049.
(13) “(...) hasta la fecha la única formalidad notarial en los contratos de arrendamiento era la llamada
‘legalización de firmas’ o propiamente certificación de autenticidad de firmas en documentos
privados, trámite en los que los notarios no hacían estudio de títulos (es decir, titularidad del
bien a nombre del que lo arrienda, o en su caso legitimidad para dicho acto), lo que a partir de
hoy estarán obligados a hacer cuando autorice una escritura pública de arrendamiento sujeta a
los alcance de la Ley N° 30933. La norma no hace referencia expresa a este estudio de
titulación, pero pretender que se otorgue una escritura pública sin este control de legalidad
‘intenso’ sería un contrasentido a su propia naturaleza como instrumento público que garantiza
la seguridad jurídica en forma estricta”. ARIAS MONTOYA, Oswaldo. “La función del notario
en la Ley que regula el procedimiento especial de desalojo con intervención notarial”. En:
Gaceta Civil & Procesal Civil. Tomo 72, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2019,p. 101.
(14) Decreto Supremo N° 017-2015-VIVIENDA
Artículo 4.-
(...)
4.2. Los Formularios FUA, FUAO y FUAL, creados por el Decreto Legislativo, tienen como
contenido mínimo obligatorio, lo siguiente:
a) En el caso de persona natural indicar: Nombres y apellidos, documento nacional de identidad
u otro, Registro Único de Contribuyentes y domicilio; en el caso de personas jurídicas:
Número de partida registral, representante legal y Registro Único de Contribuyentes. Para
efecto de cualquier acción legal en virtud del artículo 15 del Decreto Legislativo, se
entiende como domicilio del arrendatario a la dirección del inmueble materia de
arrendamiento.
b) La descripción del inmueble, ubicación exacta, número de la Partida Registral del Registro
de Predios de la Sunarp, en la que se encuentra inscrito el inmueble o la Partida Registral en
la que se encuentra anotado preventivamente. Para la anotación preventiva, en el caso de
predios no independizados, se debe identificar el área, linderos y presentar un plano de
ubicación del área que es materia de arrendamiento en el Registro de Predios de la Sunarp.
c) El objeto (arrendamiento para fines de vivienda) y plazo del contrato.
d) El número de cuenta de abono del arrendador, entidad financiera a la que pertenece la cita
cuenta y tipo de moneda.
e) El monto de la renta o cuotas periódicas, sean estas variables o fijas, y conceptos
complementarios a pagar, así como el precio de la opción de compra del inmueble, de
corresponder.
f) El monto de la garantía pactada.
g) Las obligaciones y derechos de las partes.
h) Las causales de desalojo señaladas en el Decreto Legislativo.
i) La autorización para el uso de datos personales.
j) El mecanismo de solución de controversias.
(15) Ver: www.mivivienda.com.pe
(16) Artículo 55, literal a) del Decreto Legislativo N° 1049
(17) Opción a) del artículo 55 del Decreto Legislativo N° 1049.
(18) Artículo 107 del Decreto Legislativo N° 1049.
(19) Decreto Legislativo N° 1049
Artículo 37.- Registros Protocolares
Forman el protocolo notarial los siguientes registros:
a) De escrituras públicas.
b) De escrituras públicas unilaterales para la constitución de empresas, a través de los Centros
de Desarrollo Empresarial autorizados por el Ministerio de la Producción.
c) De testamentos.
d) De protesto.
e) De actas de transferencia de bienes muebles registrables.
f) De actas y escrituras de procedimientos no contenciosos.
g) De instrumentos protocolares denominados de constitución de garantía mobiliaria y otras
afectaciones sobre bienes muebles; y,
h) Otros que señale la ley.
(20) Decreto Legislativo N° 1049
Artículo 60.- Minutario
En las minutas se anotará la foja del registro y la fecha en que se extendió el instrumento.
Se formará un tomo de minutas cuando su cantidad lo requiera, ordenándolas según el número
que les corresponda.
Los tomos se numerarán correlativamente.
(21) Decreto Legislativo N° 1049
Artículo 38.- Forma de llevar los Registros
El registro se compondrá de cincuenta fojas ordenadas correlativamente según su numeración.
Podrán ser llevados de dos maneras:
a) En veinticinco pliegos de papel emitido por el colegio de notarios, los mismos que se
colocarán unos dentro de otros, de modo que las fojas del primer pliego sean la primera y la
última; que las del segundo pliego sean la segunda y la penúltima y así sucesivamente; y,
b) En cincuenta hojas de papel emitido por el colegio de notarios, que se colocarán en el orden
de su numeración seriada, para permitir el uso de sistemas de impresión computarizado.
(22) Decreto Legislativo N° 1177
Artículo 4.- Formularios
(...)
4.3 Los Formularios tienen mérito de ejecución, siempre que estén suscritos ante un Notario,
debidamente habilitado, o en su defecto ante un Juez de Paz Letrado, de acuerdo a la
normatividad vigente. La copia certificada de los Formularios suscritos ante un Notario, se
inscribe en el Registro Administrativo de Arrendamiento para Vivienda - RAV y tiene
mérito inscribible en el Registro de Predios de la Superintendencia Nacional de los
Registros Públicos - Sunarp, sin necesidad de formalidad adicional alguna, salvo que las
partes la acuerden. El trámite de inscripción en los registros antes indicados se realiza de
forma independiente la una de la otra.
(...)
(23) Decreto Legislativo N° 1177
Artículo 6.- Intervención del Notario
(...)
6.4 Es competente el Notario, o en su defecto el Juez de Paz Letrado, del distrito o provincia
donde se encuentra ubicado el inmueble arrendado.
(24) Artículo 54, literal i) del Decreto Legislativo N° 1049.
(25) Ley N° 30933
Tercera Disposición Complementaria Final.- Modificación del artículo 58 del Decreto
Legislativo N° 1049, Decreto Legislativo del Notariado
Modificase los literales k) y l) del artículo 58 del Decreto Legislativo N° 1049, Decreto
Legislativo del Notariado, con el siguiente texto:
“Artículo 58. - Inexigencia de la minuta
No será exigible la minuta en los actos siguientes:
(...)
k) Arrendamiento de inmuebles sujetos a la Ley que regula el procedimiento especial de
desalojo con intervención notarial.
l) Otros que la ley señale”.
(26) Decreto Legislativo N° 1049
Artículo 18. - Prohibición de asumir funciones de letrado
Se prohíbe al notario autorizar minuta, salvo el caso a que se refiere el inciso e) del artículo que
precede; la autorización estará a cargo de abogado, con expresa mención de su número de
colegiación (...).
(27) Si bien el artículo 18 no hace referencia al nombre o sello del abogado, por cuestión de orden e
identificación debe consignarse nombre de, letrado, su número de colegiatura y el Colegio de
Abogados al que pertenece.
(28) Decreto Legislativo N° 1049
Artículo 98.- Definición
El Notario extenderá actas en las que se consigne los actos, hechos o circunstancias que
presencie o le conste y que no sean de competencia de otra función.
Las actas podrán ser suscritas por los interesados y necesariamente por quien formule
observación.
(29) “A diferencia de las actas regulares en las cuales el notario narra los hechos evidentes percibidos
por él, hechos que capta directamente con sus sentidos y le constan, en las actas de notoriedad,
la función desarrollada es diferente, el notario puede desconocer los hechos notorios y llega a la
convicción de la notoriedad mediante calificación de los instrumentos presentados por los
usuarios y/o de la realización de determinadas diligencias, preestablecidas en la ley”
(CORCUERA GARCÍA, Marco. “Actas de notoriedad en el Derecho Notarial peruano”. En:
Folio Real, Revista Peruana de Derecho Registral y Notarial. Año 1, N°1, Palestra, Lima, 2000,
p. 134).
(30) “En esta etapa del proceso se aprecia que el notario tiene que adoptar una decisión, es decir,
declarar si se ha constatado la existencia de la causal de vencimiento del contrato o resolución
del mismo por falta de pago. Ello constituye una operación de verificación jurídica y fáctica en
función a la solidez y claridad de los documentos presentados. Y es esta verificación y
constatación, la que dotará al acta de la calidad de título ejecutivo con especial y anticipada
ejecución. De lo expresado se colige que, en principio, la operación del notario es declarar
constatada o no la existencia de las referidas causales, al igual que toda acta notarial, no sería
una operación judicial ni podría ser objeto de impugnación alguna” (GONZALES LOLI, Jorge.
“El desalojo con intervención notarial regulado por la Ley N° 30933. Lanzamiento judicial
anticipado basado en título ejecutivo notarial”. En: Gaceta Civil & Procesal Civil. Tomo 72,
Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2019, p. 35).
(31) Ley N° 30933
Artículo 8.- Procedimiento ante notario para la constatación de las causales de desalojo
(...)
8.4. El notario, con la respuesta del arrendatario presentada dentro del plazo señalado en el
numeral 8.2 del presente artículo, constata si se configura alguna de las causales de desalojo
previstas en el artículo 7 de la presente ley, en cuyo caso realiza las siguientes acciones:
1. Extiende un acta no contenciosa dejando constancia fehaciente e indubitable del vencimiento
del contrato o de la resolución del mismo por falta de pago, con la declaración de la
procedencia del desalojo, lo cual protocoliza en el Registro Notarial de Asuntos No
Contenciosos. El acta extendida por el notario constituye título ejecutivo especial para
proceder sin más trámite al lanzamiento del inmueble conforme al artículo 9.
(...)
(32) “El hecho que a la referida acta se la denomine ´no contenciosa’ y a que se protocolice en el
Registro Notarial de Asuntos No Contenciosos, no significa que estemos frente a un asunto no
contencioso de competencia notarial, el mismo que no lo podría ser, en primer lugar, por no
estar comprendido así en la Ley, y, en segundo lugar, por tratarse de un procedimiento
eminentemente contencioso”. (Tarazona Alvarado, Fernando. “Comentarios a la Ley que regula
el procedimiento especial de desalojo con intervención notarial”. En: Gaceta Civil & Procesal
Civil. Tomo 72, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2019, p. 48).
(33) Decreto Legislativo N° 1049
Artículo 66.- Adjuntos a la protocolización
El notario agregará los documentos materia de la protocolización al final del tomo donde corre
sentada el acta de protocolización.
Los documentos protocolizados no podrán separarse del registro de escrituras públicas por
ningún motivo.
LA LEY DE DESALOJO CON INTERVENCIÓN
NOTARIAL:
¿Es realmente una solución?al conflicto entre
arrendador y arrendatario?
Mariano Vásquez Rengifo(*)
I. EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO:
¿FORMALIDAD AD SOLEMNITATEM O AD
PROBATIONEM?
Previamente a responder la interrogante, recordemos que este contrato
proviene de tiempos inmemoriales, específicamente, desde el Derecho
romano, cuyo uso masivo se ha extendido en el tiempo hasta nuestros días.
No obstante, en nuestro Derecho positivo, el nomen iuris(1) de este contrato
se encuentra ubicado dentro del Libro VII sobre Fuentes de las
Obligaciones, Sección Segunda de los Contratos Nominados, Título VI del
Código Civil de 1984, contrato cuya regulación se ha dado de manera
autónoma. El Código Civil vigente le da un tratamiento distinto al que tenía
en el Código Civil de 1936, empezando por su denominación, continuando
con la distinción que hace respecto a los contratos de locación de servicios
y de obra, así como la ampliación del ámbito de aplicación de dicho
contrato al no limitarlo a la cesión del uso de cosas únicamente, como se
hacía en el Código Civil derogado (Bigio Chrem, 1994).
El Código Civil de 1936, al igual que el Código Civil colombiano,
incluía en el contrato de arrendamiento la locatio-conductio ya de una cosa,
ya de un servicio o de una obra, siguiendo el esquema del Derecho romano.
Sin embargo, estas tres clases de relaciones contractuales importan
diferencias fundamentales, por lo cual se justifica su tratamiento
diferenciado. Al separar estas categorías no se hace otra cosa que reconocer,
a nivel teórico y normativo, la distinta naturaleza de estas relaciones
jurídicas y regular con más propiedad la realidad socioeconómica, ya que
no se pueden equiparar las relaciones originadas por la cesión del uso de un
bien con las que se producen con motivo de la prestación de un servicio,
que involucra la actividad humana. Por ello, las actuales legislaciones se
han apartado del esquema anterior (Bigio Chrem, 1994).
En ese sentido, el contrato de arrendamiento cuya regulación actual se
encuentra ubicada en el artículo 1666 del Código Civil de 1984, prescribe lo
siguiente:
Artículo 1666.- Definición
Por el arrendamiento el arrendador se obliga a ceder temporalmente al
arrendatario el uso de un bien por cierta renta convenida.
Así, en doctrina (Castillo Freyre, 2000) cuando se hace comentario del
artículo 1666 del Código Civil, señala que se debe analizar el contrato de
arrendamiento sobre la base de la clasificación general de los contratos
elaborada por el doctor Manuel De la Puente y Lavalle, dictada en su curso
de Contratos - Parte General en la Pontificia Universidad Católica del Perú,
además de la contenida en su obra El contrato en general (primera parte,
Tomo 1, pp. 209 a 248), por considerar que se trata de la clasificación más
completa de que tengamos conocimiento.
• En cuanto al nombre: El arrendamiento es un contrato nominado.
• En cuanto a su regulación: El arrendamiento es un contrato típico
social y legal, pues está jurídicamente regulado en el Código Civil.
• En cuanto a su estructura: Por su estructura, el arrendamiento es
un contrato simple, pues da lugar a una relación jurídica.
• En cuanto a su contenido o área: Por su contenido, el
arrendamiento puede ser de naturaleza civil o mercantil. Sin
embargo, apreciamos que resulta más frecuente encontrarnos ante
arrendamientos de naturaleza civil que frente a arrendamientos de
naturaleza mercantil, salvo que estemos hablando del arrendamiento
financiero (leasing), contrato mercantil por excelencia.
• En cuanto a su autonomía: Por su autonomía, el arrendamiento es
un contrato principal, pues no depende jurídicamente de otro
contrato. Sin embargo, cuando analizamos el contrato de
arrendamiento no podemos dejar de tratar acerca de un contrato
derivado del mismo, es decir, de un contrato que sí depende
jurídicamente del arrendamiento y que adopta sus principales
caracteres. Se trata del subarrendamiento.
• En cuanto a su formación: Por su formación, el arrendamiento es
un contrato consensual, vale decir, que se celebra con el solo
consentimiento de las partes.
• En cuanto al tiempo: El arrendamiento es, esencialmente, un
contrato de duración, que podrá ser determinada (a plazo fijo),
determinable (referida a un evento cierto, pero no conocido en su
fecha), o de duración indeterminada (cuando se ha tenido en cuenta
el término inicial, mas no el final).
• En cuanto a su negociación: El arrendamiento puede ser un
contrato de negociación previa, es decir, aquel en el cual las partes
tienen la libertad de modelar su contenido (el más usual); uno por
adhesión o, por último, con arreglo a cláusulas generales de
contratación, supuesto, este último, que consideramos de cierta
frecuencia, sobre todo en lo que a predios multifamiliares se refiere.
• En cuanto al rol económico: El arrendamiento es un contrato de
goce, pues está destinado al disfrute del bien por el arrendatario, sin
tener la disposición del mismo. También es un contrato de
restitución, pues obliga a quien recibe el bien a devolverlo.
• En cuanto a su función: El arrendamiento es un contrato
fundamentalmente constitutivo, aunque podría formar parte, por
excepción, de contratos modificatorios, pero nunca será resolutorio,
ya que siempre se generará la obligación –por parte del arrendador–
de entregar en uso el bien al arrendatario y el arrendatario asumirá
la obligación de pagar por dicho uso una renta determinada o
determinable.
• En cuanto a los sujetos a quienes obliga: El arrendamiento es un
contrato individual, ya que las obligaciones creadas por él afectan
únicamente a las partes que lo celebran.
• En cuanto a la prestación: El arrendamiento es, esencialmente, un
contrato bilateral, sinalagmático o de prestaciones recíprocas. Una
parte, el arrendador, se obliga a ceder temporalmente al arrendatario
el uso de un bien, mientras que el arrendatario se compromete a
pagar cierta renta convenida.
• En cuanto a la valoración: Por la valoración, el arrendamiento es
un contrato celebrado a título oneroso. Así, en tanto el arrendador
se obliga a entregar el bien para que sea usado por el arrendatario,
este asume la obligación de abonar una renta en favor de aquel.
• En cuanto al riesgo: El contrato de arrendamiento es
fundamentalmente un contrato conmutativo, pues la existencia y
cuantía de las prestaciones que deben cumplir el arrendador y el
arrendatario son ciertas, vale decir, conocidas de antemano; aunque
la naturaleza del arrendamiento no impediría que revistiera la
modalidad de aleatorio.
• En cuanto a sus efectos: El arrendamiento es un contrato
meramente obligatorio u obligacional.
En ese contexto, desarrollado los elementos que componen al contrato
de arrendamiento, se advierte que, de toda su composición, el contrato se
perfecciona con el solo acuerdo de voluntades en forma recíproca y con el
consentimiento de ambos sujetos de la relación material; de manera que, el
carácter consensual del arrendamiento queda precisado, pues, mediante la
frase legal “se obliga” que emplea el artículo 1666 del Código Civil (Bigio
Chrem, 1994).
No obstante, como se trata de un contrato en el que las partes acuerdan
de manera libre y consensuada de acuerdo a sus intereses, en esencia, se
advierte que es un contrato informal que no requiere o es exigible el
cumplimiento de una solemnidad para su celebración, cuya inobservancia
se sancione con nulidad (Bigio Chrem, 1994). Así, la jurisprudencia es
unánime(2) al destacar que “cuando la ley impone una forma y no sanciona
con nulidad su inobservancia, constituye solo un medio de prueba de la
existencia del acto”. En ese sentido, el contrato de arrendamiento es un
contrato “ad probationem” y no “ad solemnitatem” dado que goza de
libertad de forma, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 144 del
mismo texto sustantivo.
De hecho, en legislaciones como México y España, la escrituralidad en
la celebración del contrato de arrendamiento es la excepción(3), pudiendo
celebrarse sin ningún inconveniente vía verbal u oral; así, existe plena
libertad en la forma en que puede efectuarse el contrato de arrendamiento,
que no requiere forma alguna. Arrendador y arrendatario pueden celebrar
un contrato verbal, consignar el contrato en documento privado o en un
documento público(4); teniendo en cuenta que son obligatorios cualquiera
que sea la forma en que se celebren. De esta manera, la escrituralidad para
determinar la existencia del contrato de arrendamiento no implica una
solemnidad innecesaria, lo que desincentiva la practicidad de este contrato
consensual.
VI. CONCLUSIONES
1. Si los procesos judiciales en el país demoran aproximadamente
entre cuatro a cinco años y eso sin contar si se quiere ser tan
paciente con las huelgas que se dan, hasta la fecha con la nueva Ley
de intervención notarial no se está otorgando solución al respecto,
lo cual denota que es el sistema lo que está fallando y la escasa
técnica legislativa para solucionar conflictos de esta naturaleza.
2. La dación de esta Ley no ha sido otra cosa que parchar las
deficiencias de sus antecesores vigentes a la fecha, tales como la
Ley N° 30201 que modificó el artículo 594 del Código Procesal
Civil, el Decreto Legislativo N° 1177 que creó el “Régimen de
promoción del arrendamiento para vivienda” (en la práctica no han
logrado resolver el problema).
3. No se ha tomado en cuenta que por más que la Ley solo otorgue al
notario la verificación y constatación de la formalidad para la
celebración del contrato, implícitamente se le está otorgando
facultades para constatar hechos que están excluidos de su propia
naturaleza con que actúa el notario.
4. Asimismo, si bien la Ley tiene aciertos en cuanto a su estructura en
lo que respecta a su funcionamiento, en la práctica va a acarrear
serios problemas de costos de transacción y cuanta más formalidad
se exige mayores serán los conflictos ante un eventual desalojo, lo
que significa que su finalidad no es necesariamente ser tan célere
para desalojar a un poseedor.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. ARRIBAS IRAZOLA, Guillermo (2015). Propiedad: Sendero hacia
Macondo. Lima: Palestra.
2. BELLO JANEIRO, Domingo (2012). El precario: Estudio teórico y
práctico. Lima: Ediciones Legales.
3. BIGIO CHREM, Jack (1994). “El contrato de arrendamiento”. En:
Themis. Revista de Derecho, (30), pp. 197-205. Recuperado a partir de
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/themis/article/view/11443
4. BULLARD GONZÁLEZ, Alfredo (2004). “La propiedad inconclusa”.
En: Ius et Veritas. 14 (29), pp. 100-108. Recuperado a partir de
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/view/11723
5. BULLARD GONZÁLEZ, Alfredo (1996). “Un mundo sin propiedad”.
En: AA.VV. Estudio de análisis económico del Derecho. Lima: ARA.
6. CASTILLO FREYRE, Mario (2000). Código Civil comentado por los
100 mejores especialistas. Vol. VIII - Contratos nominados (segunda
parte). Lima: Gaceta Jurídica.
7. DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel (1993). El contrato en
general. Comentarios a la sección primera del Libro VII del Código
Civil. Primera parte. Tomo I. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Biblioteca para leer el Código Civil,
Vol. XI.
8. GONZALES BARRÓN, Gunther (2016). Proceso de desalojo (y
posesión precaria). 3ª edición. Lima: Jurista Editores.
9. POSNER, Richard (1998). El análisis económico del Derecho. 1ª
edición publicada en español. México, D.F.: Fondo de Cultura
Económica.
(1)(*) Abogado colaborador en Estudio Raúl Canelo Abogados y miembro del Instituto Peruano de
Investigación Jurídica y Cibernética-IPIJC.
Ver: https://legis.pe/locuciones-latinas-basicas-estudiantes-derecho/
(2) Así, tenemos la Casación N° 4916-2006-Lima, publicada en el diario oficial El Peruano el 2 de
diciembre de 2008, pp. 23558-23559; y la Casación N° 4327-2007-Lima, publicada en el diario
oficial El Peruano el 29 de diciembre de 2008, pp. 21592-21593.
(3) Ver: https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/derecho.../3486
(4) Ver: https://www.legalitas.com/abogados-para-particulares/actualidad/consultas-
frecuentes/contenidos/Es-valido-el-contrato-de-arrendamiento-celebrado-de-palabra
(5) Disponible en:
https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/ee071b0045166a0eb8bdb9279eb5db9a/Cuarto+Pleno
+Casatorio.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=ee071b0045166a0eb8bdb9279eb5db9a
(6) Esta regla ha sido modificada por el Noveno Pleno Casatorio, señalando lo siguiente: “8. Se
modifica el precedente vinculante contenido en el punto 5.3. del Cuarto Pleno Casatorio Civil
(Casación N° 2195-2011-Ucayali) del 13 de agosto de 2012, debiéndose entender en lo sucesivo
que: Si en el trámite de un proceso de desalojo, el juez advierte la invalidez absoluta y evidente
del título posesorio, conforme lo prevé el artículo 220 del Código Civil, previa promoción del
contradictorio entre las partes, declarará dicha situación en la parte resolutiva de la sentencia y,
adicionalmente, declarará fundada o infundada la demanda de desalojo, dependiendo de cuál de
los títulos presentados por las partes es el que adolece de nulidad manifiesta”.
Contents
1. Presentación
2. Primera Parte
3. Argumentos favorables a la propiedad y alternativas para
moderar el castigo al embargo
1. A propósito del VII Pleno Casatorio Civil
2. Jimmy J. Ronquillo Pascual(*)
1. I.INTRODUCCIÓN
2. II.ALGUNOS ARGUMENTOS FAVORABLES A
LA PROPIEDAD NO INSCRITA QUE HABRÍAN
PERMITIDO ALCANZAR UN MAYOR GRADO
DE PERSUASIÓN
3. III.ALGUNAS ALTERNATIVAS PARA MODERAR
EL CASTIGO AL CRÉDITO INSCRITO EN
FORMA DE EMBARGO
4. 1.Permitirle al acreedor embargante cuestionar la
validez y/o eficacia del título del tercerista dentro del
proceso de tercería de propiedad
5. 2.No condenar al acreedor embargante al pago de
costas y costos del proceso a menos que se acredite
que actuó de mala fe al afectar el bien
6. 3.El crédito inscrito en forma de embargo prevalece
frente a cualquier otro derecho real, distinto al
derecho de propiedad, no inscrito o inscrito con
posterioridad
7. 4.El crédito inscrito en forma de embargo prevalece
frente a la propiedad no inscrita que se sustenta en un
documento que adquirió fecha cierta el mismo día en
que se inscribió el embargo
8. 5.El crédito inscrito en forma de embargo prevalece
frente a la propiedad no inscrita que pretende
sustentarse en una minuta que solo alcanzó a ser
presentada a la notaría pública
9. IV.A MODO DE CONCLUSIÓN
4. Otras materias y normas a favor del derecho de propiedad:
1. VII Pleno Casatorio Civil
2. Julio Pozo Sánchez(*)
1. I.INTRODUCCIÓN
2. II.CONTENIDO DEL SÉPTIMO PLENO
CASATORIO CIVIL
3. III.NORMAS PROCESALES A FAVOR DEL
DERECHO DE PROPIEDAD
4. IV.LAS NORMAS TRIBUTARIAS TAMBIÉN
ESTÁN A FAVOR DEL DERECHO DE
PROPIEDAD
5. V.COLOFÓN
5. Vida, pasión (¿y muerte?) de la hipoteca abierta o sábana
1. A propósito del VI Pleno Casatorio Civil(Casación N°
2402-2012-Lambayeque)(*)
2. Rolando A. Acosta Sánchez(**)
1. I.INTRODUCCIÓN
2. II.NOCIÓN DE HIPOTECA
3. III.EL PRINCIPIO HIPOTECARIO DE
ACCESORIEDAD
4. IV.HIPOTECAS DE TRÁFICO E HIPOTECAS DE
SEGURIDAD
5. V.LA DETERMINABILIDAD DEL CRÉDITO
ASEGURADO
6. VI.FÓRMULAS DE DETERMINABILIDAD DE
LAS OBLIGACIONES ASEGURADAS
7. VII.LA HIPOTECA SÁBANA, ABIERTA, GLOBAL
O GENÉRICA
8. VIII.PERVIVENCIA DE LA HIPOTECA ABIERTA
O SÁBANA, INCLUSIVE OTORGADA POR
TERCERO, A LA FECHA Y DURANTE LA
VIGENCIA DE LAS LEYES N°s 27682, 27851 Y
28677
9. 1.La hipoteca abierta o sábana conforme al texto
primigenio del artículo 172 de la Ley N° 26702
10. 2.La hipoteca abierta o sábana conforme al texto del
artículo 172 de la Ley N° 26702, modificado por la
Ley N° 27682
11. 3.La hipoteca abierta o sábana conforme al texto del
artículo 172 de la Ley N° 26702, modificado por la
Ley N° 27851
12. 4.La hipoteca abierta o sábana luego de la derogación
de las LeyesN° 27682 y 27851 por la Ley N° 28677
13. 5.La inexistencia de sucesivos regímenes hipotecarios
privativos de las empresas del sistema financiero
14. IX.CONCLUSIONES
6. Cuando el pleno va perdiendo plenitud
1. Comentarios al II Pleno Casatorio Civil(Casación Nº
2229-2008-Lambayeque)
2. Reynaldo Mario Tantaleán Odar(*)
1. I.INTRODUCCIÓN
2. II.REMINISCENCIA DE LOS HECHOS
3. III.ANÁLISIS PROCESAL DEL PLENO
CASATORIO
4. 1.¿Es ilegal el pleno casatorio?
5. 2.Litisconsorcio necesario activo
6. 3.La notificación del titular registral
7. 4.La vulneración de las reglas del silogismo jurídico
8. IV.ANÁLISIS SUSTANCIAL DEL PLENO
CASATORIO
9. 1.Posesión continua
10. 2.Posesión pacífica
11. 3.Posesión pública
12. 4.Posesión con animus domini
13. 5.Posesión por 10 años
14. 6.La coposesión usucapiva
15. 7.La trascendencia del vicio en la casación y la
errónea interpretación del artículo 950 del Código
Civil
16. 8.La inaplicación del artículo 899 del Código Civil
17. 9.¿Mejor derecho de propiedad?
18. V.EL PROVECHO QUE SE PUDO OBTENER DEL
PLENO CASATORIO
19. VI.A MODO DE CONCLUSIÓN
7. El arrendamiento tras el IV Pleno Casatorio: Conclusióndel
contrato, precariedad y acciones del arrendador para recuperar
el bien
1. Apuntes finales para una interpretacióncoherente de los
artículos 1699, 1700, 1703 y 1704 del Código Civil
2. Efrain Pretel Alonzo(*)
1. I.INTRODUCCIÓN
2. II.EL CUARTO PLENO CASATORIO Y EL
CONTRATO DE ARRENDAMIENTO
3. III.EL PROBLEMA de LA CONCLUSIÓN DEL
CONTRATO DE ARRENDAMIENTO
(FENECIMIENTO DEL TÍTULO DEL
ARRENDATARIO)
4. 1.Antes del Pleno
5. 2.Después del Pleno
6. 3.Análisis de las posiciones doctrinales glosadas a la
luz de los artículos 1699, 1700, 1703 y 1704 del CC,
y del Cuarto Pleno
7. 4.Nuestra solución al problema: hacia una
interpretación coherente
8. IV.DESALOJO CONTRA EL ARRENDATARIO
CON TÍTULO FENECIDO: POR VENCIMIENTO
DE CONTRATO Y POR POSESIÓN PRECARIA,
¿ALTERNATIVAS O EXCLUYENTES?
9. V.BONUS: EL DESALOJO POR FALTA DE PAGO
SIGUE VIGENTE Y ESTÁ MÁS “VIVO” QUE
NUNCA
10. VI.EL CUARTO PLENO Y EL CASO DE LA
VENTA DEL BIEN ARRENDADO (ART. 1708 del
CC)
11. VII.CONCLUSIONES
8. Los intereses en el VI Pleno Casatorio Civil
1. ¿Cuál es la principal causa de la usura?Cuando la fiebre es
tomada como enfermedad
2. Carlos E. Polanco Gutiérrez(*)
1. I.INTRODUCCIÓN
2. II.EL SEXTO PLENO CASATORIO EN LO CIVIL
3. III.PRECISANDO ALGUNOS CONCEPTOS
4. 1.El interés
5. 2.Clasificación de los intereses
6. 3.La tasa máxima de interés
7. 4.La tasa de interés efectiva y la nominal
8. 5.La usura
9. 6.El anatocismo
10. 7.El anatocismo y la jurisprudencia vinculante
11. IV.DE LOS FUNDAMENTOS Y CRÍTICA AL
PRECEDENTE
9. Segunda Parte
10. Desalojo notarial: ¿Es lo que necesitamos?
1. Una propuesta sobre los cambios que realmente
requerimos
2. Alan Pasco Arauco(*)
1. I.INTRODUCCIÓN
2. II.LAS FASES DEL DESALOJO NOTARIAL
3. 1.Fase notarial
4. 2.Fase judicial
5. III.LOS ERRORES DE LA LEY
6. 1.¿Por qué limitar el Desalojo Notarial a los contratos
de arrendamiento?
7. 2.¿El Desalojo Notarial procede con el solo
vencimiento del plazo del contrato o es necesaria que
al arrendador haya solicitado previamente la
devolución del bien?
8. 3.¿El Desalojo Notarial procede por el
incumplimiento del pago de la renta o es necesario
que primero el contrato haya sido resuelto por dicha
causal?
9. IV.MODIFICACIONES EN LA LEY:
BIENVENIDOS ARRENDADORES
FINANCIEROS
10. V.¿FUNCIONARÁ EL DESALOJO NOTARIAL?
11. 1.Ausencia de poder jurisdiccional en el notario
12. 2.La negativa del JPL de llevar adelante el
lanzamiento de forma inmediata
13. VI.LA COEXISTENCIA DE DESALOJOS EN
NUESTRO SISTEMA JURÍDICO
14. VII.LOS CAMBIOS QUE REALMENTE
NECESITAMOS
15. 1.Eliminar la “continuación del arrendamiento”
regulada en el artículo 1700 del CC
16. 2.Adecuar el artículo 1704 del CC, modificando la
“exigencia de devolución” por la “demanda de
desalojo”
17. 3.Eliminar el desalojo por la causal de “vencimiento
del plazo del arrendamiento”
18. 4.Eliminar el desalojo por la causal de “falta de pago
de la renta”
19. 5.Permitir la acumulación del pago de la renta
devengada a todas las demandas de desalojo dirigidas
contra el precario con título fenecido
20. 6.Aclaración de la competencia de los JPL para
conocer los procesos de desalojo
21. VIII.CONCLUSIÓN
11. El rol del notario en la Ley de desalojo con intervención
notarial(*)
1. Marco Antonio Becerra Sosaya(**)
1. I.INTRODUCCIÓN
2. II.APLICACIÓN NORMATIVA Y FORMALIDAD
3. III.REQUISITOS DE PROCEDIBILIDAD
4. 1.Individualización del bien
5. 2.Formalidad del contrato de arrendamiento
6. 3.Modificaciones o adendas al contrato de
arrendamiento
7. IV.CAUSALES DE DESALOJO
8. 1.Vencimiento del plazo del contrato de
arrendamiento (art. 7 num. 1. de la Ley N° 30933)
9. 2.Incumplimiento del pago de la renta convenida (art.
7 num. 2) Ley N° 30933)
10. V.ACOGIMIENTO A LA LEY N° 30933
11. VI.OPOSICIÓN AL TRÁMITE NOTARIAL
12. 1.¿Qué sucede si el opositor es un tercero?
13. VII.CONCLUSIÓN
12. El desalojo con intervención notarial
1. Marco Antonio Corcuera García(*)
1. I.EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO
2. II.ANTECEDENTES
3. III.LEY N° 30933, DESALOJO CON
INTERVENCIÓN NOTARIAL
4. IV.FASE PREPARATORIA
5. V.INTERVENCIÓN DEL NOTARIO
6. VI.EJECUCIÓN JUDICIAL DEL DESALOJO
13. La Ley de desalojo con intervención notarial:
1. ¿Es realmente una solución?al conflicto entre arrendador y
arrendatario?
2. Mariano Vásquez Rengifo(*)
1. I.EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO:
¿FORMALIDAD AD SOLEMNITATEM O AD
PROBATIONEM?
2. II.EL IV PLENO CASATORIO CIVIL Y SUS
REGLAS VINCULANTES
3. III.LOS SUPUESTOS DE POSESIÓN PRECARIA
4. IV.EL ANÁLISIS ECONÓMICO DEL DERECHO
(AED)
5. V.LA LEY DE DESALOJO CON INTERVENCIÓN
NOTARIAL
6. 1.Antecedente
7. 2.Procedimiento de intervención notarial
8. 3.Críticas a la Ley del desalojo notarial
9. VI.CONCLUSIONES
Landmarks
1. Cover