Revista Chilena de Ornitología 22(1): 133-140

Unión de Ornitólogos de Chile 2016 CONTRIBUCIÓN BREVE 133

EDICIÓN ESPECIAL: ETNO–ORNITOLOGÍA

ETNO-ORNITOLOGÍA E HISTORIA DE LA GALLINA MAPUCHE

Ethno-ornithology and history of the Mapuche fowl

JOSÉ ANTONIO ALCALDE1

1
Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago,
Chile.

Correspondencia: jalcalde@uc.cl.

ABSTRACT.– By the end of last century the conservation status of the Mapuche fowl (Gallus gallus domesti-
cus L.), which is comprised of the collonca and quetro subtypes, was in serious jeopardy. The presence of these
subtypes in Mapuche communities in the La Araucanía Region was scarce and their use in religious ceremonies,
such as the Nguillatun, was sporadic and mostly unknown to younger generations. This work deals with the
ethno-ornithology, history and inheritance of the morphological traits of the Mapuche fowl, which may explain
the alarming population decline during the last century, and steady recovery during the last few years. A search
for remaining individuals during years 2000 to 2004 found isolated specimens in peasant farm flocks in remote
locations. Quetro was the scarcest type, present only in five locations, none within the La Araucanía Region. Ex
situ conservation by fancier clubs in North America and Europe started with a few individuals imported during
the first half of the twentieth century and has followed exhibition standards rather than preservation guidelines.
Rescue and reproduction of the few remaining specimens followed by reintroduction to Mapuche communities,
supported by documental television programs, have been crucial for a rapid re-valuation of colloncas and quet-
ros, and most importantly for the recovery of the ancestral memory of their role for the Mapuche people.

Manuscrito recibido el 14 de febrero de 2015, aceptado el 19 de mayo de 2015.

Cuando cursaba estudios de postgrado en la
Universidad de Reading (Reino Unido) en 1998, fui
contactado por la secretaria del Araucana Poultry Club
of Great Britain (www.araucana.org.uk), integrado por
unos 300 criadores de la gallina mapuche (Gallus gallus
domesticus L.). Los distintivos huevos azules o verdes
de esta singular raza de gallinas, vendidos para consumo
fresco en sofisticados almacenes de la ciudad de Londres,
simbolizan el aprecio de los británicos por la diversidad
genética y su conservación. Estos criadores aprecian su
rusticidad y adaptación a climas hostiles como el de las
islas británicas, y valoran su procedencia al provenir de
los mapuche, una etnia nunca sometida por los españo-
les, con lo cual ésta sería una de las gallinas menos mez-
cladas con las razas modernas (Roberts 1977).
Mientras relataba estos hechos a miembros de
las comunidades mapuche de la zona de Villarrica (re-
gión de La Araucanía) en una reunión en el campus de
la Universidad Católica de Chile el año 2001, podía evi-
denciar cómo un especial e inesperado orgullo afloraba
entre los presentes. En esos días pocos jóvenes mapu-
che hablaban su lengua, el Mapuzungun, y poco interés
prestaban a los relatos de sus abuelos que hablaban de
rogativas ceremoniales donde la gallina tenía un rol sim-
bólico central. Ese mismo año, Itziar Cerdán, una tesista
de la Universidad Pública de Navarra, realizaba un censo
de gallinas mapuche en las comunidades vecinas a Vi-
llarrica, encontrando unas pocas colloncas (sin cola), y
una ausencia total de quetros (con aretes) (Cerdán 2001).
Algo similar se apreciaba en comunidades de la zona
mapuche lafquenche (‘gente de la costa’) entre Cañete
y Tirúa unos 100 km al sur de Arauco el 2004, donde el
carácter del huevo azul junto a la ausencia de cola era
escaso, y los aretes estaban completamente ausentes.
Una prospección más amplia entre Cabildo (Lat.
32°25’S Long 71°04’W) y Osorno (40°35’S 73°06’O)
realizada por el autor (J. A. Alcalde, datos no publica-
dos) permitió hallar ejemplares quetro, pero siempre
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como individuos aislados (y no como parte de poblacio-
nes uniformes) integrando planteles caseros antiguos,
que no eran necesariamente mapuche ni estaban en la
Región de La Araucanía. Como se explica más abajo, la
baja frecuencia de estos individuos, se debería a que su
condición de gen letal homocigoto requiere de la selec-
ción antrópica intencional para su propagación cuando se
crían junto a otras gallinas. Sumando el desconocimiento
y la dificultad para reconocer la presencia de aretes para
el ojo inexperto (diferente del carácter de ‘barba’), su
presencia había llegado a niveles críticos, estimada en
unos 30-40 individuos.
Con motivo de la realización de uno de los capí-
tulos del programa de televisión ‘Tierra Adentro’ de Paul
Landon en la zona lafquenche, llevé de regalo a José Ma-
nuel Rebolledo (Ingeniero Forestal e importante promo-
tor de la raza) en Cañete, un gallo quetro joven que había
criado de un ejemplar que conseguí en el mercado de
la Estación Central de Santiago, cuya proveniencia era
la localidad de Alhué, al sur de Melipilla en la Región
Metropolitana. El Patriarca, como él lo bautizó, fundó
un núcleo de crianza con dos o tres gallinas colloncas
que recibió como regalo especial de mujeres de las co-
munidades lafquenche. Luego se sumaron otros quetros
y colloncas, machos y hembras que fue consiguiendo.
Habiendo criado varias parejas, y tras largas sesiones de
conversación para conocer mejor el rol de tales gallinas
en la cultura mapuche, Rebolledo fue reintroduciendo
parejas de quetros y colloncas a las 11 comunidades ma-
puche de la zona lafquenche de Arauco al sur.
El resultado de esta reintroducción, junto a la
difusión de la gallina mapuche por los programas de te-
levisión que siguieron, fue muy exitoso y desde entonces
ha aumentado sostenidamente la población de colloncas
y quetros en ésta y otras zonas del país. El objetivo de
este artículo es dar un recuento de las experiencias, per-
sonas y hechos que han contribuido a una revalorización
y recuperación de la gallina mapuche y su rol en la cultu-
ra mapuche. La hipótesis detrás del trabajo realizado es
que la presencia física de esta gallina en las comunidades
refuerza y cataliza la recuperación de la memoria ances-
tral asociada a ella, la que va pasando a las nuevas ge-
neraciones. Esta hipótesis está respaldada por la mutua
dependencia entre biodiversidad y diversidad cultural,
donde la pérdida de diversidad cultural puede reducir la
biodiversidad agrícola, y es muy probable que el proceso
inverso también sea cierto (Soriano, citado en Castro &
Romo 2006).
Este artículo revisa lo que se conoce hasta ahora
sobre la etno-ornitología de la gallina mapuche, parte de
lo cual ha sido recolectado por el autor y colaboradores
luego de la reintroducción de gallinas a las comunida-
Alcalde
des mapuche. También aborda cómo la herencia de los
principales atributos de la gallina mapuche puede haber
influenciado su abundancia, declinación y recuperación
a la par de acontecimientos históricos, para terminar con
un reporte de su estado actual de conservación.
Etno-ornitología
En el contexto de este trabajo, ‘etno-ornitología’
trata sobre el significado que algunas aves tienen para las
culturas humanas. El mundo occidental da a la gallina
doméstica un rol alimenticio como fuente de huevos y
carne, pero para algunas culturas polinesias y sudameri-
canas la gallina tiene adicionalmente un significado reli-
gioso y simbólico. Por ejemplo, polinesios de las Islas de
la Sociedad tenían un gallo en las velas de sus embarca-
ciones como símbolo de protección y guía en sus largos
viajes (Fig. 1). La gallina era tan altamente considerada
en Sudamérica que uno de los últimos Incas usó el nom-
bre de ‘Atahualpa’ como una forma de unir al Imperio,
ya que achawal era el nombre dado a la gallina de Cuzco
al sur y hualpa hacia el norte.
A pesar que mucha de la etno-ornitología de la
gallina mapuche se concentra en el rol que esta ave tiene
en la cultura mapuche, su interés va más allá, incluyendo
granjeros y aficionados que la crían alrededor del mundo
(Carefoot 1990), y la comunidad científica que estudia
esta ave de corral como un modelo genético y como un
trazador antropológico de migraciones humanas del pa-
sado (Storey 2007, 2008, Gongora 2008). Todos estos as-
pectos están interrelacionados y pueden ser considerados
como parte de la etno-ornitología de la gallina mapuche.
Como se indicó más arriba, la recuperación de la gallina
mapuche en la zona lafquenche (distrito costero de la Re-
Figura 1. Embarcación polinesia mostrando un gallo pintado
en su vela como símbolo de protección y guía. Grabado del
diario de viaje de Schouten, 1618, ilustrando el encuentro de
su barco De Eendraght con un catamarán en algún lugar del
Pacífico medio, al noroeste de las Islas de la Sociedad.
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gión de La Araucanía), no sólo involucró su rol como un
recurso alimenticio o económico, sino que actuó como un
catalizador de recuperación de memorias ancestrales del
Pueblo mapuche, y como un factor de unión entre gene-
raciones. Tal como había sucedido en las comunidades de
Villarrica, se había puesto en marcha un proceso de recu-
peración del orgullo cultural mapuche, incorporando es-
pecialmente a los jóvenes, donde la gallina juega un papel
central. Estos cambios fueron evidenciados por el autor en
visitas de terreno en años sucesivos desde el 2004.
Históricamente, los mapuche han considerado su
gallina como sagrada. En particular, la gallina collonca
ha sido un elemento importante en rogativas ceremonia-
les como el nguillatun (donde la machi o chamán oficia
con la comunidad) o el machitun (donde las machis se
reúnen entre ellas). Sangre de una collonca degollada di-
luida en agua en el mol-mol, es vertida por la machi en
diferentes direcciones comenzando por el este, venerando
la salida de Antü, el sol. Se usa una gallina o gallo negro
para pedir más lluvia, o blanca o café clara para pedir
buen tiempo (Mora 2005). Según explica Leonel Lienlaf,
prominente poeta y escritor mapuche, al irse perdiendo
la gallina collonca, el Pueblo mapuche va perdiendo su
poder para intervenir en la eterna lucha entre la tierra y
el mar, Trentren y Caicai de acuerdo a la mitología ma-
puche, para pedir por el crecimiento de la vegetación y
buenas cosechas en una tierra de erupciones volcánicas,
terremotos y maremotos. Así, explica Lienlaf, la relación
del mapuche con la gallina no es meramente alimenticia
o económica sino como un ser importante que habita el
territorio como un todo.
Además de la collonca, la machi emplea el kul-
trun, su tambor ceremonial (Fig. 2). María Ester Grebe,
experta en instrumentos musicales amerindios, indica que
Figura 2. Kultrun el tambor ceremonial mapuche mostrando
los dibujos que simbolizan la cosmovisión mapuche. La super-
ficie de cuero está dividida por una cruz que indica los cuatro
puntos cardinales, y en cada cuarto hay una estrella, la luna o
el sol, representando el cielo. Las líneas en la cruz terminan
en patas de gallo que dividen el perímetro del tambor en doce
segmentos que simbolizan los meses del calendario. Imagen
de uso abierto.
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los dibujos sobre el cuero del kultrun sintetizan la cos-
movisión mapuche (Grebe 1973). La cruz que divide su
superficie marca los cuatro puntos cardinales, cada uno
terminado en tres líneas que simbolizan patas de gallina
que a su vez dividen el perímetro de la circunferencia en
doce segmentos que representan el calendario anual.
Algunas familias, relata Lienlaf (comunicación
personal 2004), usaban simbólicamente la figura del ga-
llo collonco como una imagen heráldica, que les proveía
protección de los malos espíritus. En tal rol, la muerte
fulminante de un gallo collonco que cae sin sangre apa-
rente, es interpretada como que un integrante de la fami-
lia es salvado por el gallo de una enfermedad o un mal
acontecimiento.
El valor que los mapuche dan a colloncas y que-
tros ha sido clave para su conservación hasta nuestros
días, y a su vez explica su casi desaparición hacia fines
del siglo veinte, como resultado del sometimiento y ero-
sión cultural experimentada por comunidades mapuche.
La forma de herencia de los atributos distintivos de la
gallina mapuche, que se explica más adelante, determina
que cuando éstas son criadas junto a gallinas corrientes
(con cola y/o sin aretes) la frecuencia de sus alelos va
disminuyendo en la población hasta desaparecer. Así, la
selección antrópica es condición necesaria para mante-
ner su presencia en los planteles de crianza, demostrando
que los mapuche seleccionaban favorablemente estos ti-
pos de gallina sin cola y con aretes. De hecho, hay regis-
tros históricos que dan cuenta que el cacique Quiñenao
prefería las gallinas colloncas porque escapaban mejor
del zorro por no tener cola (Castelló 1924).
Un relato ancestral dado a conocer por Leonel
Lienlaf en 1990 en conversación con el investigador Eu-
genio Salas en Temuco, describe cómo el Pueblo mapu-
che recibió esta ave y se comprometió a cuidarla, en una
bella alegoría del proceso de domesticación. Este relato
se transcribe a continuación:
“...a un lugar entre chapuko y fucha fotra, lle-
garon volando un día unas aves que resultaron ser wû-
ñum (gallinas), las aves iban de paso sin embargo, ya
largo era su viaje, ellas anidaron y pusieron huevos. Un
hombre que vivía cerca quiso saber de estas aves, enton-
ces cortó el árbol y allí cayeron las aves y grande fue
su sorpresa, los huevos eran azules pues aún no esta-
ba terminada su evolución, contaban que los ancianos
dijeron, que su destino era otra cosa (otra ave), quizá
wûdu o quizá manque del cielo (condor) dicen que dijo
el anciano. Entonces vieron que el árbol sangraba, que
roja era la sangre del árbol, como de cristiano dicen que
era. Entonces se reunieron los ancianos, un consejo di-
cen que hicieron ellos, así entonces se hicieron cuidado-
res, guardianes de esta ave los mapuche, y así reparar el
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daño que hicieron, pero las aves aún tienen el recuerdo
de su otra tierra, por eso en las noches, al venir el día
ellas cantan,...cantan...aletean para preparar el vuelo,...
cantan e inclinan la cabeza para escuchar como las aves
del cielo le responden...”
Herencia de sus atributos distintivos
Como se mencionó anteriormente, la herencia de
dos de los tres atributos característicos de la gallina ma-
puche es dificultosa. El gen autosómico dominante que
confiere aretes (Et), descrito sólo en la gallina mapuche,
es letal en condición homocigota Et Et (un caso es similar
al clásico ejemplo de la gallina “patoja” o ‘Creeper’ que
confiere tarsos anormalmente cortos). El pollito muere
en el cascarón tres o cuatro días antes de nacer debido a
malformaciones en la garganta y canal del oído (Somes
1978). En condición heterocigota Et et el pollito es capaz
de vivir, aunque su sobrevivencia es menor. La conse-
cuencia de este tipo de herencia es que los portadores de
aretes son en un 99% Et et (Somes & Pabilonia 1981), y
que al cruzarse entre ellos darán siempre una proporción
de su progenie sin aretes (et et), sin lograr fijarse el ca-
rácter en la raza. Así, en promedio un 25% de los pollitos
(los Et Et) morirá antes de nacer. Restando éstos últimos
y la mayor mortalidad perinatal de los heterocigotos, la
proporción de portadores de aretes es comúnmente alre-
dedor de un 50% de los nacidos. Alteraciones en dos ge-
nes han sido recientemente identificadas como causantes
de este carácter: TBX1 que codifica una proteína asociada
a desordenes neuropsiquiátricos, y GNB1L que codifica
un regulador transcripcional del desarrollo embrionario
(Noorai et al. 2012).
La ausencia de cola que caracteriza a la collonca,
bajo el control del gen autosómico de dominancia incom-
pleta Rp, se asocia a una reducción de la fertilidad y una
mayor mortalidad embrionaria tardía (Dunn & Landauer
1934). La menor fertilidad tiene su causa en una cópula
dificultosa ya que las plumas caireles suelen obstaculizar
el contacto entre las cloacas del macho y la hembra. En la
cópula entre individuos normales éstos desvían sus colas
hacia un lado para facilitar el contacto entre cloacas y ha-
cerla más efectiva. La mayor mortalidad embrionaria tar-
día de pollitos Rp Rp o Rp rp se asocia a malformaciones
que involucran las vértebras caudales. Noorai et al. (2012)
han identificado dos genes Irx1 e Irx2 que determinan pa-
trones de desarrollo en Drosophila, rata y pez cebra, como
los involucrados en la ausencia de cola en gallinas Arau-
canas norteamericanas.
El carácter del huevo azul u oocyan (O) es au-
tosómico dominante, es decir tanto OO como Oo expre-
san una alta concentración de biliverdina en la cáscara
del huevo (Punnett 1933). Este carácter está presente en
Alcalde
sólo dos razas del mundo, la gallina mapuche y la Don-
gxiang de China (Zhao et al. 2006), y por supuesto en
las derivadas de éstas. Recientemente la estructura de
este gen ha sido descifrada para Dongxiang (Wang et al.
2013) y para la gallina mapuche (Wragg et al. 2013), en-
contrando que a pesar de corresponder a dos mutaciones
diferentes e independientes, la similitud estructural es
sorprendente (i.e. en ambos casos se trata de la inserción
de un retrovirus EAV-HP rio-arriba al gen SLCO1B3,
que codifica una proteína transportadora de biliverdina,
causando una sobreexpresión tejido-específica en el ovi-
ducto). La independencia de estos dos eventos se ha de-
mostrado por un desfase de 23 pb rio-arriba en el sitio de
inserción de EAV-HP en la gallina mapuche en relación
a la Dongxiang.
Así, la forma de herencia de los tres atributos ca-
racterísticos de la gallina mapuche indicada previamente
explica que la gallina quetro sea la más escasa, que la
collonca se encuentre en abundancia moderada y que el
huevo azul esté ampliamente distribuido entre las galli-
nas de campo chilenas (siendo el carácter dominante, no
deletéreo y muy llamativo). La herencia explica también
que por lo general colloncas y quetros se crían juntas
para reducir pérdidas letales (huevos no eclosionados), y
para obtener algunas ‘colloncas de artes’ en baja propor-
ción (Fig. 3).
Historia
La gallina mapuche fue dada a conocer al mundo
científico en 1921 por Don Salvador Castelló en el Primer
Congreso Mundial de Avicultura en La Haya, Holanda.
Conocida por él durante su visita a la Feria Internacio-
nal de Santiago en 1914, el director de la Real Escuela de
Figura 3. Combinando colloncas y quetros se obtiene ‘collonca
de aretes’ y se reducen las pérdidas letales asociadas al geno-
tipo Et Et. Imagen del autor.
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Avicultura de España quedó impresionado por el singular
color verde azulado de sus huevos y por la presencia de
aretes o tufos a cada lado de su cabeza. Tal fue su entu-
siasmo que la bautizó como una nueva especie Gallus in-
auris Castelloi, hipotetizando una posible hibridación con
alguna gallinácea sudamericana como fuente del color de
la cáscara del huevo (Castelló 1924).
Las que Castelló conoció en 1914 y dio a co-
nocer al mundo científico como Gallina Araucana eran
‘colloncas de aretes’ de don Rubén Bustos (connotado
avicultor de la época) que provenían de la mezcla de los
dos subtipos de la gallina mapuche que había consegui-
do en diferentes comunidades de la Zona Sur de Chile.
Basado en este tipo se establecieron los estándares de los
clubes de criadores en Norteamérica y Europa, adoptan-
do el nombre de Araucana que Castelló propuso (Wil-
helm 1953).
Bustos explicó más tarde a Castelló que los tipos
originales de la gallina mapuche eran la collonca, gallina
sin cola ponedora de huevos verde-azulados, y la que-
tro, gallina con apéndices de plumas cerca del canal del
oído conocidos como “aretes” y ponedora de huevos más
bien café claros. Mientras servía en el ejército en 1880,
Bustos consiguió sus ejemplares colloncos directamente
del lonco (cacique) Quiñenao en Quillén, área norte de
La Araucanía, y sus quetros de la comunidad del lonco
Michiqueo Toro Mellín, cerca de las montañas de Ñielol
más al sur (Bustos 1922). Él cruzó ambos tipos y luego
exhibió solamente aquellas aves que poseían los tres atri-
butos, las colloncas de aretes, un tipo que normalmente
era muy escaso en comunidades mapuche.
En 1927 y nuevamente en 1948, la revista Natio-
nal Geographic de EEUU publicó sendos reportajes sobre
la ‘gallina araucana’ que dieron gran promoción a la raza,
y al interés por importarlas desde Chile. Don Juan Sierra,
un prominente criador de la raza exportó cinco ejempla-
res a EEUU que fundaron el núcleo reproductor del Sr.
Ward Brower Jr. en 1930, del cual descienden la mayoría
de las gallinas araucanas estadounidenses. Algo similar
ocurrió en Gran Bretaña y Alemania con lo cual se funda-
ron clubes de la raza que tuvieron altos y bajos. Aunque
estudios genéticos muestran una alta homogeneidad en
las aves mantenidas por los aficionados en estos clubes
(Wragg et al. 2010), el énfasis en exhibición, más que en
conservación, determina que los criadores estén abiertos
a cruzar individuos con ejemplares de otras razas si con
eso pueden ajustarse mejor al estándar de perfección (Ca-
refoot 1990).
Luego de una pasantía en la Universidad de
Berkeley en California en 1944 el Dr. Ottmar Wilhelm,
conoció los trabajos de R.C. Punnett quien estableció la
herencia dominante del carácter oocyan del huevo de la
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gallina mapuche. A su retorno a la Universidad de Con-
cepción, Wilhelm puso en marcha un proyecto de largo
plazo para estudiar y mejorar las gallinas mapuche ori-
ginales chilenas, y tras recolectar más de 100 gallinas en
el campo cerca de Concepción y Temuco estableció un
plan de cruzamientos con gallos Plymouth Rock barra-
dos y Menorca negros. Con los primeros cruzó aquellas
gallinas con mayores aptitudes de carne, mientras que
con los segundos reforzó a aquellas con mayor habilidad
de postura. Además de estas dos, Wilhelm generó dos
líneas más, una de soberbias ‘araucanas cogote peladas’
negras, y una cuarta que llamó las ‘recesivas atávicas’
que expresaban aquellos caracteres recesivos que iban
apareciendo después de cuatro generaciones. Desarrolló
cuatro líneas: una pesada con aptitud cárnica, una liviana
de gran postura, una línea negra de cuello desnudo, y una
cuarta que él llamó las ‘atávicas recesivas’. La cruza con
otras razas como Plymouth Rock y Menorca permitió a
Wilhelm estudiar la genética de la gallina mapuche, pero
no fue una buena idea desde la perspectiva de la conser-
vación, ya que se promovió la mezcla con esas razas y
no se mantuvo una línea de mapuches puras. Luego de
varias décadas y más de 23 generaciones de retrocruza e
‘inbreeding’ las cuatro líneas establecidas comenzaron
a mostrar trastornos nerviosos asociados a consanguini-
dad. Tras su muerte en 1974 las líneas se fueron perdien-
do por la dificultad de conservarlas puras o por la nece-
sidad de abrirlas en cruzamiento con otros tipos. De sus
trabajos quedó la arraigada creencia que la gallina del
huevo azul debe ser negra o barrada (llamada localmente
castellana), lo que no es condición sine qua non. En las
décadas sucesivas se produjo una importante reducción
de población y una erosión de conocimientos sobre su rol
en las comunidades mapuche.
Origen
Aunque los registros históricos escritos sobre la
gallina mapuche datan desde 1880, se piensa que la galli-
na mapuche existe en Chile desde tiempos remotos. Evi-
dencia lingüística en los nombres de la gallina, achawal,
el gallo alka achawal, y huevo kuram o runtu, que eran
distintos de los nombres adoptados para los animales lle-
gados con los españoles, como el caballo (kawello), vaca
(waka) y oveja (oweja), sugieren que tal como el perro
(trewa) y el cerdo (sañwe), la gallina ya estaba presente
cuando llegaron los primeros europeos. El padre José de
Acosta (S. J.) en su libro “Historia Natural y Moral de
las Indias” publicado in Sevilla en 1590, confirma estos
nombres para la gallina, gallo y huevo, e indica que ya
había gallinas en América antes de la llegada de los es-
pañoles y eran bien abundantes.
Antes del 2005 cuando Daniel Quiroz encontró
138 CONTRIBUCIÓN BREVE
los primeros huesos precolombinos de gallina en conti-
nente americano, la evidencia científica indicaba que la
gallina había llegado con los europeos (Crawford 1990).
El predominio de caracteres de las razas asiáticas en la
gallina mapuche, en comparación con las de origen del
Mediterráneo que llegaron con los españoles, tales como
orejillas rojas, tarsos amarillos, crestas pequeñas tipo
rosa, fresa o arveja, emplume lento y huevos pigmen-
tados, abrían la posibilidad de una llegada a través de
viajes trans-Pacífico (Errazuriz 2000, Menzies 2002).
Un posible origen chino para esta gallina, basa-
do en la presencia del caracter oocyan en las razas chinas
Dongxiang y Lushi (Zhao et al. 2006), ha perdido fuerza
al demostrarse recientemente que los dos alelos son di-
ferentes (Wang et al. 2013, Wragg et al. 2013) como se
indicó más arriba, descartándose un origen común.
En cambio, la hipótesis del origen polinesio de
pobladores y gallina ha ganado sustento con similitudes
lingüísticas y tecnologías comunes para la construcción
de canoas entre las culturas polinesia y mapuche (Sto-
rey et al. 2007), aunque la evidencia genética presen-
tada para ADN mitocondrial de huesos de gallina de la
Polinesia y de América no ha sido concluyente hasta
ahora (Góngora et al. 2008). Así y todo, los huesos en-
contrados por Daniel Quiroz en la costa cerca de Punta
Lavapié, al sur de la península de Arauco, han sido fe-
chados al año 1364 ± 43 AD, y sus isótopos naturales de
carbono, nitrógeno y azufre sugieren que la dieta de esos
pollos estaba basada en plantas C3, era principalmen-
te vegetariana y era terrestre más que de origen marino
(Storey et al. 2008). La última es especialmente impor-
tante para un adecuado fechado ya que el radiocarbono
marino decae más rápido que el terrestre. Estos estudios
indican que los pollos, asociados a la cultura El Vergel,
eran manejados en cautiverio y criados más bien lejos de
la costa, por lo que estos huesos habrían sido los restos
de un picnic.
Estado de conservación de la gallina mapuche
Algunos autores (Bustos 1922, Latcham 1922,
Castelló 1924, Wilhelm 1966) consideran que la gallina
mapuche nunca fue una raza pura, en el sentido que con-
sideramos razas puras hoy (i.e. que todos los individuos
portan los mismos caracteres y los traspasan efectiva-
mente a la próxima generación). Como se explicó más
arriba, los aretes de la gallina mapuche no se heredan
directamente por lo que siempre habrá dos o más tipos de
gallinas dentro de la raza; además, las primeras descrip-
ciones de Rubén Bustos indicaban alta diversidad feno-
típica para el color de plumaje, tipos de crestas, color de
tarsos, etc. Ha habido introgresión con razas europeas y
asiáticas modernas desde su arribo a principios del siglo
Alcalde
veinte y persiste hasta el día de hoy con las líneas híbridas
de alta productividad, como también con razas ornamen-
tales como Brahma y Cochin. Un estudio de Gongora et
al. (2008) mostró alta heterogeneidad de líneas mater-
nas con ocho haplotipos y tres haplogrupos presentes en
gallinas mapuche modernas portadoras de sus atributos
morfológicos distintivos (oocyan, aretes y/o ausencia de
cola). De esta forma, la cuestión es cómo distinguir a la
gallina mapuche original de la introgresión antigua que
tuvo lugar cuando los mapuche mantenían sus colloncas
y quetros con otras gallinas pre- y post-colombinas, ade-
más de la introgresión más reciente producto de la cruza
con razas europeas y asiáticas modernas como también
con los híbridos modernos. Este es un desafío complejo
que está a la espera de herramientas de análisis genético
por ser desarrolladas.
La situación actual de la gallina mapuche ha me-
jorado sustancialmente en el último decenio gracias a la
difusión realizada por documentales de televisión y artí-
culos de divulgación cubriendo el tema. Varias iniciativas
de recuperación ligadas a escuelas agrícolas y municipa-
lidades, cubriendo un área extensa del país, han sido muy
exitosas asegurando una población de individuos portado-
res de los atributos de la raza. Una asociación de criadores
de la raza en Pirque cerca de Santiago, denominada Mapu
Achawal, organiza un concurso anual de la raza desde el
año 2008 y premia a los mejores ejemplares. El número
de participantes en este y otros concursos más recientes,
crece cada año reflejando el gran interés en esta raza chile-
na incluso afuera de las comunidades mapuche. Si la ten-
dencia actual continúa, la gallina mapuche volverá a ser
abundante en comunidades mapuche, como en pequeños
planteles de campo y con criadores aficionados. La recu-
peración de colloncas y quetros con su natural rusticidad y
resistencia a enfermedades, confiere resiliencia a sistemas
de subsistencia de pequeños granjeros bajo la presión del
cambio climático y la ocurrencia de desastres naturales,
y contribuye a la seguridad alimentaria dentro y fuera del
mundo mapuche. A pesar que las razas modernas pueden
ser una fuente adecuada de huevos y carne para comu-
nidades mapuche, no son adecuadas para ceremonias re-
ligiosas donde se implora a los espíritus la seguridad de
un pueblo como un todo. La conservación de esta gallina
tiene un significado más amplio al estar conectada con la
recuperación de memorias y prácticas ancestrales de la
cultura mapuche.
COMENTARIOS FINALES
La recuperación del significado cultural que los
mapuche asignan a sus colloncas y quetros, el que ha sido
recogido por el autor y colaboradores y se presenta aquí,
es un buen ejemplo de cómo la recuperación de biodiver-
Revista Chilena de Ornitología 22(1): 133-140
Unión de Ornitólogos de Chile 2016
sidad puede revitalizar el conocimiento cultural inclu-
yendo rituales religiosos, conservación del lenguaje, cos-
movisión, y muy importante, el orgullo mapuche. Como
proponen Ibarra et al. (2012), a propósito del cóndor, la
gallina mapuche también puede ser considerada una espe-
cie biocultural clave, las que, definidas por Ellen (2006),
son organismos que en virtud de su importancia para los
seres humanos llegan a ser ecológicamente cruciales para
la mantención de la calidad de vida de sus ambientes.
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