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y, secundariamente, la tendencia a Ja promiscuidad desenfre- nada, diferente de la promiscuidad compulsiva. La tendencia a Ia expresién masturbatoria genital es particularmente pro- nunciada alli donde Ja bisexualidad no ha sido severamente disociada, Io que en general significa que es mis frecuente (comparada con juegos sexuales con consanguineos w otros ni- ios) en donde el desarrollo es més saludable y las ligazones son mis fuertes. La bisexualidad, mas las confusiones zona- Jes, mis la tendencia a emplear fantasias de identificacién pro- yectiva, Teva a la masturbacién en peregrinacién de una zona a otra, tendiendo a establecer un tipo de juego bimanual ade- Tante y atris, o arriba y abajo —pene y ano, elitoris y vagina, boca y ano, etc. Como el propésito es experimental, y la experiencia ha ensefiado que el orgasmo masturbatorio es seguido de angustias depresivas y persecutorias, el climax es meticulosamente evitado, y con esta evitacién la culpa es ob- viada hasta un grado que aim permite una cierta aceptacién de juego masturbatorio en Ios nifios. La promiscuidad desenfrenada es también una actividad relativamente libre de culpa, en la medida que su funcién est al servicio de buscar una resolucién del complejo edipico. Ni Ja culpa por Ia infidelidad a los objetos originales, ni la. culpa por seducir a otros en Ia infidelidad a sus objetos, alcanza nningin pico inbibidor. El espfritu de biisqueda de ‘un com- pafiero adecuado y de respuesta al enigma de Ia (pro) crea- tividad adulta es utilizado para legitimar la aventura y cons- tituye una mitigacién ante todos los mandamientos vigentes del superyo. De hecho, mucho del encanto de los nifios y mucha de la indulgencia conquistada por la comunidad ado- lescente se explica de esta manera. 146 A HII ——— CAPITULO XIII SEXUALIDAD INFANTIL PERVERSA Habiendo recorrido 1o “bueno” y lo “malo” en relacién con Ia sexualidad infantil, Hegamos ahora a la regién més conocida para el psicoanilisis, porque, de nuevo, la transfe- rencia tiende naturalmente a estar absorbida con sus inter- minables torturas. Como ya se explicé, la sexualidad adulta tiende autométicamente a excluirse del material analitico, va que simplemente no esti comprometida en la transferencia, mientras que con Jos pacientes adultos los aspectos infantiles “buenos” y “malos” provocan tan poca culpa o cualquier otra perturbacién, que son sélo tocados al pasar. Nuestra infor- macién proviene de los nifios, sobre todo al comienzo del ani- lisis, cuando todos los intentos de seduceién del analista son pasados en revista antes de que el ritmo de la transferencia se establezca realmente y comience el trabajo. Pero como Ia sexualidad perversa esté comprometida en todos los aspectos de la psicopatologia, nuestras redes ana- Titicas estin constantemente arrastrando referencias a ella Nuevamente debemos recordar que estamos investigando y lasificando estados de la mente, no conducta, y nuestro punto de referencia es la “escena primaria”, tal como fue descripta or Freud y enriquecida por Melanie Klein. Debemos hacer ahora un nuevo agregado, Una sexta figura entra en escena, sider", la persona extraiia a la familia, cl enemigo de idad parental, de la armonia familiar, del amor; cl ur aivado. ef cinico, el dastructivo, el portador de la marca de Taint. Para que ei cesarralio de 12 personalidad pueda prose- ‘qir, debe darse el prinitiva splitting © ideeizzacién descriptas gor Melanie Klein, en el self como en el objeto. De su resliza~ ion dependen lat primitivas categorias de oueno y aalo. La supervivencia de nifo es inconcebuble sin ella, excepto en ei ads eetreao parasitisan equivalente 2 una anencia, Fero hay claranen- te grandes vartaciones en cuanto 2 la calidad de Ja disociacién-e- idealizacién prisarie con respecto 2 los atributos, que puede ser Genosinada rigidez versus fluide2, o encarada por 1a anplitud de la disociaciéa, su coapletud, la nitider del clivaje, ete. De cuslauier forma, lo que aparece en el material analitico es ia eeistencia de una parte del self, fusionada en extensién variable on una parte del objeto, que es nalévola en su intencién hacia la prisitive organizacitn del desarrollo de las partes idealizades el self y de ios objetos idealizatos, es decir, hacia la ‘familia idealizada’, Pero los atributos de esta parte del self son muy variz~ bles de persona a persona. Mas alin, Melanie Klein desostré en “Envidiay Gratitud” que el andlisis y, por inplicacion, 1a experiencia del buen desarrollo, en general, es capaz de sroducir A)- NOTA DEL GRUPO DE ESTUDIOS: gi incursionar el autor en la serualidad perversa, investiga y clasifica los estados de 1a aente y no 1as conductas manifiestas de Io analizen- dos con dicha patologia. Su panto de referencia es 1a escena prinaria tal como fue descrita por Freud y enriquecida por A. Klein. En el capitulo anterior, "La semualiad adulta polinor‘a*, nos describid La estructura bésica de 1a fantasia polinorfa de la escena prinaria con sus cinco participantes (los dos padres, el niko, 12 niga y el bebé situado éentro de 1a aggre). Agui, en la fantasia perversa de 1a escena prisaria, a los cinco personajes frevios le agrega 1a presencia de un sexto personajes el ‘out sider* (el extrato de 1a fanilia). EL autor postula que 1a cuali- dad enocional de los estados sewales sédico-perversos de le nente, e5 bisicanente maniaca, Lo codiciado no es 1a sezualided sino la triunfante abolicién de 1a angustia depresiva y persecute- ria (sobre todo 1a depresival. We una inportante disninucién ée 1a virulencia de esta parte. Una de las serias dificultades en el andlisis de pacientes euy enferaos reside, en priser lugar, en que 1a fusiée de esta parte del self con objetes salos crea las figuras del superyo sidico que es Clinicanente dificil de distinguir de los crueles aspectos suner~ yoicos de las relaciones de objeto parciales 0 de objetos dafados. Su tendencia a desarrollar cultos contribuye en gran parte a le cristalizacién de las perversiones y adicciones, cone ya verenos. Pero dejando esta fusion 2 un lado, 1a parte sala del self varia en atributos de persona a persona en aodos que pueden ser constitucionales, pera que a aenudo parecen ser la consecuen- tia del anbiente. El eas iaportante de estos variados atributos fe la inteligencia, y especialeente los aspectos verbales de 1a sanipulacién simbélica, Se tiene 1a inpresiin, 2 aenudo inequivo- ca de que 12 inteligencia cono un atributo de 12 personalidad puede ser dividida y distribuida, 2 semuéo en forea auy cesiqual, entre las partes del self-desigual con respecto de 12 cantidad, pero tanbién con respecto a las diversas calidades o tipos de inteligencia. Esto se ve aucho ais [lanativanente, por ejenplo, en la tendencia de los idiotas sabios a desarrollar una virtuosi- dad elevadanente especializada ranifestada por algunos nifos que han tenido una teaprana perturbacién autista. La parte aala puede ser también auy muscular, 0 uy sensual, ¢ haberse aferrado de 12 belleza fisica coo sv principal arma agresiva. Pero una cosa aparece cono clerta, que estos atributos de 1a aentalidad tienden 2 ser conservados y desarrolla~ dos para aquellos propésitos destructives & los que los padres en Ja realidad externa son més vulnerables 0 mas clegos, 10 que a feemudo representa la eisea cosz. Cuando un padre esté serianente perturbado y posibilita el estaleciniento de un inportante grado de conplicidad con ta parte aala de 13 personalidad del nifo, es uy probable que se dé 12 situacién de fusién necesaria para forsar el superyo sédico. Su expresién clinica es la "folie a deus" de padre o madre e hijo tan refractaria a a terapia anali- tice, En general, 12 parte sala es capaz de doainar toda La personalidad s6lo en ciertas circunstancias estructuradas, La Primera es 1a del superyo sédico y2 eencionada que parece estar fuerteaente influida por el entorno, La segunda parece ser ats bien de origen constitucionsl, aunque por supuesto AvP ésta es una categoria destinada a ser erosionada por la in- vestigacién futura, En este segundo caso la mera fuerza de la parte destructiva parece abrumar la personalidad, como @ me- nudo_uno siente con personalidades paranoides “0-cottalgu- nos psic6patas. Pero ésta es una calidad muy variable, basan- dose para su hegemonia en la relativa debilidad de las ten- dencias constructivas y en la capacidad para amar, las que sabemos son muy fécilmente debilitadas por acontecimientos fortuitos, tales como una temprana enfermedad, separacién, deformidad. La tercera circunstancia es de un orden muy diferente y se la encuentra muy frecuentemente en la gente que busca anilisis, es decir, el dominio de la parte destmctiva, debido a una pérdida de la capacidad para el amor como resultado de la disociacién y de la identificacién proyectiva. Muy fre- cuentemente una parte buena ha sido proyectada en una fa- miliar més joven; en los casos mis graves y rigidos, surge de Ja angustia depresiva acerea de la viabilidad de un nuevo bbebé, Pero mas a menudo Ia proyeccién ha ocurtido como de- fensa ante el dolor depresivo, delegando la capacidad de amar, a la que esti inextricablemento ligado, aun familiar admirado. Esto probablemente se aproxima a la “renuncia al- ‘rufstica” descripta por Anna Freud en “El yo y los mecanis- mos de defensa”. Sus motivos no son realmente altruistas, pero descriptivamente Ia conducta que emana de tal relacién familiar suele verse asl Hasta un cierto punto este mecanismo esti presente en 4] establecimiento del perfodo de latencia y contribuye a la debilidad fundamental de ese tipo de organizacién, particu- Jarmente su vulnerabilidad a la seduccién y Ia tentacién al secreto. Mientras esto es mas evidente en los yarones que cn Tas nifias, probablemente Ia pérdide en espontaneidad y sinceridad es igual en los dos sexos, pero distintamente juz- gada por los adultos, para quienes los “sapos y caracoles y colas de los eachorritos” —cualidad de los varones— es més Tamativamente sidica que la coqueteria de “aziiear y espe- cias” de las damitas. La “perversién”, es decir, “caracterizada por Ja _perver- lad en los propésitos", es un término muy adecuado para 150 los estados sexuales de la mente engendrados por el lide~ razgo, momentineo o fijo, de esta parte destructiva de la personalidad, Por estar abrumadoramente influida por sen- timientos y actitudes de envidia por la bondad, generosidad, cxeatividad, armonfa y belleza de los objetos buenos, y por sus relaciones y Js “familia idealizada” que originan, su des- tructividad toma dos formas. En primer lugar intenta des- truir estas cualidades, Pero esto es demasiado facil como para proporcionar un gran placer sidico, Su mayor satis- faccion esta en la competencia envidiosa, que no trata de emular sino de pervertir. El negativismo, como una cualidad del impulso (distinto a la “negacién” —negation—, como una cualidad de la percepcién) no se satisface con rechazar; debe hacer Io contrario. “Mal, s6 tu mibien’, es su lema ¥_bajo.cuya proteceién quiere crear un mundo que es el negative de todo en a naturaleza, el reino de los objetos buenos. Sus impulsos son, pues findamentalmente antina- turaleza y el mundo que busca construir es el mundo de la no-vida, donde no existon las grandes angustias de los que esti vivos y con limites temporales, La cualidad emotiva de los estados sexuales sédicos perversos de la mente son pues bisicamente maniacos, No es Ja sensualidad lo que se codicia, sino la triunfante abolicién de la angustia depresiva y atin persecutoria, pero la de- presiva sobre todo. Por perversidad sidica debemos enten- der aquellos estados de In mente en los que el sentimiento de fdentidad ha sido colocado (o capturado) por la parte destructiva del self. Discutiremos ulteriormente el maso- quismo de las partes buenas infantiles de la personalidad en Ia perversidad neurética y la oscilacién de las dos en comparacién con los estados fijados de sado-masoquismo en. Jas perversiones psicbticas y adieciones. Mucho del resultado estructural del proceso de desa- rrollo depende, como Freud predijo correctamente, de lo econémico, y 'particularmente. los aspectos econdmicos 0 cuantitativos del. proceso de disociacién, Aunque nuestras Investigaciones sean todavia demasiado incipientes para afir- ‘maciones muy definitivas en este campo, se pueden hacer algunas afirmaciones rudimentarias, con cierta confianza, si 151 permanecemos muy préximos a la geografia de a fantasia Inconsciente, La amplitud de la disociacién-e-idealizacién oscila entre dos extremos: en un extremo del espectro Ja parte mala se ha alojado en el pezin materno y, en el otro extremo, ha sido proyectada al espacio exterior. Ambos son evolutivamente no factibles y si se mantienen en un nivel incontrolable conducen a las més graves perturbaciones psi- teitieas, de tipo paranoide en el ultimo caso y a la adiceién, en ¢] primero. Entre estos dos extremos esti Ia posicién del “mal” hijo, la oveja negra, el hijo prédigo de la familia, cuya influencia es resistida por los hijos buenos, mientras ssn disciplina y educacién queda librada a la paciencia, .to- lerancia y generosidad de los padres. Esta es la situacién de éptima integracién de Ia parte destructiva y ha sido des- cripta por Melanie Klein en “Envidia y Gratitud” Es probable que este estado de integracién dificilmente se dé fuera del andlisis, una aproximacién posible seria bajo Ja forma de una proyeccién estitica de esta parte mala en ‘un familiar real, casi siempre mayor, el cual, por supuesto, nunca merece realmente el horror, la admiracién, el odio y fidelidad que la posicién le confiere. Cuando ia realidad coincide, se incrementa una perturbacién muy seria para el desarrollo, en relacién inversa a la distancia de esta figura en la realidad en relacién con los padres externos y en pro porcién a la brecha de la edad cronolégica entre el nifio y esta figura externa, Por estas razones econémicas, una de las ands nocivas figuras que aparecen en Ios “dramatis personae” de los suefios de los pacientes es el “tio malo” o Ia “tia mala’, disminuyendo en virulencia a medida que la distan- cia en edad es menor y la relacién se amplia a sirvientes, maestros, amigos, Pero estas nocivas relaciones intimas de la infancia son reemplazadas en la adolescencia por figuras de reputacién, en donde el parentesco que los relacionaba eon los padres 6 sustitnido por la fama en cl dominio del arte, literatura, politica, religién, especticulo, Estas figuras extemas adquie~ Yen una importancia perniciosa por el proceso de re-proyec+ cién de las relaciones més tempranas que han sido aban- 152, - donadas ¢ internalizadas como parte de la instauraciin de Ja latencia, Esto no sélo comesponde a figuras piblicas que se han entregado al cinismo y a la destructividad, al frande y a la comupeién, sino también a aquellas figuras creativas en quienes existe una triste brecha entre el valor de sus trabajos piblicos y el exos de sus relaciones priyadas. La romantica inclinacién de la adolescencia afirma habil- mente una relacién causal entre los dos dominios, incapaz de ver que estin referidos a una fuente comin, uno como resultado de la lucha exitosa con los conflictos y el otro co- mo fracaso 0 hasta abandono de la lucha La importancia econémica en el progreso del desarrollo depende mucho de la actitud hacia el dolor mental. Y ver daderamente uno podria decir que Ja yulnerabilidad de las partes “buenas” de la estructura infantil se apoya sobre di- cha actitud como uno de los tres grandes Factores econd- micos, Los otros dos son el grado de integracién de las partes buenas y cl nivel de confianza en los buenos objetos. La relacién jerirquica de los tres entre si, sin embargo, parece estar en un orden inverso, eronolégieamente, la confianza influyendo el grado de integracién, el que a su ver. influye Ja actitud hacia el dolor. La confianza en los buenos objetos, bisicamente en el pecho matemo, es un terreno que ha sido ya extensamente investigado y descripto por Melanie Klein como para que sea repetido, Ella demostré una y otra vez el modo en que la proyeccién © introyeccién por el bebé, modificadas por las cualidades reales de la madre externa en relacién al cui- dado de] bebé, construyen internamente un pecho idealizado como el centro de Ia dependencia y el miicleo de la esperanza. Bion y Winnicott, en sus modos particulares, han descripto respectivamente las cualidades de Ja mente y de la conducta, que contribuyen a una adecuada maternidad. En Ja fantasia inconsciente la cualidad de los objetos, internos, que genera confianza es, en primer lngar, la belleza;, Juego, probablemente sélo a través del desarrollo del len- guaje, resumido y'separado en sus aspectos bisicos, son la bonded y la fuerza, Veremos nego cémo esta primitiva, pre- 153 verbal importancia de la belleza en la realidad psfquica, os apropiada y falsifieada por la parte destructiva de la perso- nalidad para su trabajo de seduccién. Pero aim de un modo fortuito la realidad externa es a menudo peligrosamente des: orientadora y, en un sentido, frustrante, cuando a ella se le dirigen expectativas relacionadas con la unidad de la belleza, Ja bondad y Ia fuerza que comesponden a la realidad psi quica, Proporciona un campo de experiencia, accidental en esencia, al cual puede ser aplicado el término “traumético” en su Sentido més estricto, El pinchazo de una espina, la quemazén del fuego, el araiiazo del gato, pueden conducir a restrieciones del desarnollo del yo y reduccién del optimis- mo, directamente atribuible a esta confusién intemo-externo, dado que esas experiencias fueron aprehendidas como una traicién por parte de objetos en los cuales se confiaba. El evitar riesgos, Ia actitud de “nunca otra vez", es sa marca Gistintiva en la formacién del cardcter. Parece ser una funcién de la confianza en los buenos ‘objetos el modificar 1a rivalidad familiar y las inundaciones de angustia sobre la que esti basada. Para comprender la ‘estructura psiquica es siempre importante recordar que Tas distintas partes infantiles del self, en su mas alto estado de integracién, estén en una relacin de parentesco entre si Pero esta capacidad para compartir en la justicia de los ob- jetos buenos como una subcategoria de su bondad, es uns precondicién para la intimidad sin complicidud entre los ta- milliares_y esto hace posible el compatierismo, en la sepa- racién de los objetos buenos, lo que tan notablemente atx menta la tolerancia al dolor ‘mental correspondiente a esas situaciones, Este compaficrismo de integracién de las estructuras infantiles se une a otro aspecto de confianza en los objetos ‘buenos, y juntos parecen determinar Ia actitud bésica hacia €l dolor mental en niveles infantiles, en gran parte incon- cciente en los adultos. Este segundo factor es la confianza en Ta disponibilidad de objetos buenos, es decir, que un pedido de ayuda sera escuchado y respondido. Este factor es de fundamental importaneia para los requisites téenicos 154 del encuadre analitico que permiten al analista desarrollar Ja mas profunda transferencia infantil, pero es un tema de- masiado complejo para ser tratado aqui. Debe consistir en Ja creencia del bebé de que es introyectado y preservado por el padre (0 analista) y en Ja confianza en la bondad del objeto en términos de estar pronto para el sacrificio, par- ticularmente para sacrificar el propio placer a las necesidades del bebé. EI fracaso en el desarrollo de este aspecto de la confianza, en bebés con conformaciones muy sensuales ¥ depresivas, parece jugar un papel muy importante en la pues- ta en marcha, por ejemplo, de mecanismos autisticos. Debe recordarse que cuando hablamos de los “dramatis personae” de Ia escena primaria, lo haciamos de un modo fesquemitico en beneficio del trabajo de clasificacién de los cestados sexuales de la mente. Esta de ninguna manera refleja un estado estitico en la organizacién de la personalidad, que, de hecho, es fluctuante en cierta medida, Existe un flujo y reflujo de disociacién y reintegracién, que probablemente focurre simulténeamente en diferentes niveles de la mente. ‘Asi como los suefios o el suefio que podemos estudiar en una Ceterminada sesién analitica son sélo unos pocos de la se- cuencia de suefios de una noche, aquellos que han podido ser engenchados por el recuerdo al despertar, asi también nuestro anilisis de los mismos sélo penetra el significado que corresponde al nivel que est particularmente activo en la ‘transferencia en ese momento, Nuestro método analitico sigue un hilo a trayés de sus ramificaciones y conexiones, como Jos selectivos colorantes de plata con los que Freud, de joven, trabajé en sus investigaciones neuroanatémicas que le permitie- ron seguir las ramificaciones y conexiones de una determinada neurons. Esto es particularmente importante para comprender Ja estructura psiqnica y especialmente cuando nos acercamos 1 las manifestaciones clinicas de los desordenados estados se- xuales y encuentra evidencia atm en las mentes mis sanas de patclogia localizada. Estas localizaciones estén conectadas ‘eon los procesos de disociacién y con la vulnerabilidad de Jas partes buenas disociadas de la organizacién infantil a 155 ser seducidas por la dominacién de Ia parte destruetiva, de Ja personalidad. Sin embargo, la experiencia sugiere que es tos: procesos de disociacién no son efectivos en relacién con Ja parte destructiva, que tiende a retener una unidad de estructura y a defenderse con firmeza para no ser atraida dentro de la esfera de los objetos buenos o de Megar a estar lignda al tiempo y sujeta a angustias persecutorias y depre- sivas. Para lo cual reourre a técnicas diferentes de aquellas ‘ordinariamente designames como mecanismos de defensa, Ellas aparecen en_un cultivo relativamente puro en las ar- timafas de las relaciones interpersonales (no relaciones de objeto, porque son elevadamente narcisistas en su organiza cidn) de los psicépatas: el mentiroso, el embaucador, el “pos- seur’, el hombre de confianza, el vagabundo, el jugador pro- Jesional, el traficante de drogas, los pervertidos manifiestos, el anarquista devoto, Todas estas expresan una u otra de as, técnicas fundamentales de ataque a la integracién de la fa milia idealizada que emplea la parte destructiva. EI método fundamental, por supuesto, es Ia exeacién de Ja confusién. El fin bisico es Ta restauracién del aos, del cual las partes buenas del self van a clamar por liberarse a cualquier precio, aim el del abandono del mundo real, queriendo significar con ello Ia realidad externa y la psiquiea, en favor del “mundo feliz”? de la formacién delirante y de Ja esquizofrenia. Esto iiltimo corresponde a la “fase recons- tructiva” de Frend de aquella terrible enfermedad de la cual quiz4 ninguna personalidad escapa totalmente, La regresin, tanto en su sentido estructural como en el significado més temprano de represién de la libido, es guiada por la parte destructiva hacia la ereacién, 0 en realidad la reereacién de Jos estados confusionales que han sido atravesados uno por imo trabajosamente, durante el desarrollo, bajo la guia de los objetos buenos internos y externos. Primeramente son Derados por medio de Ia agravacién de las angustias depre- sivas a través de los celos, a un punto en donde es dificil distinguirlas de las persecuciones, Luego Ia sensualidad es 2 En el testo inglés “brave new world”, alusiin al libso de Aklous Bisley, (N. del T.) 156 abastecidla por confusiones zonales hasta que el polimorfismo y la perversidad infantiles son indistinguibles. En tercer In far, la pérdida de los limites del tiempo y la identidad es estimulada por la confusién del adentro y el afuera a través de la identificacién proyeetiva; la negacién manfaca de la realidad psiquica es Tuego afirmada y el escenario est listo para el quinto y tltimo ataque ala diferenciacién entre Ihueno y malo, por medio de Jo cual “la libertad es esclavi tud” y “el odio es amor” anuncian el mundo de “el Hermano Grande”, La victima de la represién s6lo necesita entonces: cesar de Tuchar, abandonarse a la voluptuosidad de Ta deses peracién y saludar al nuevo mundo delirante con “Kigrimas, de gratitud” La parte destructiva del self se presenta entonces ante las sufrientes partes buenas, primero, como proteccién ante el dolor, segundo, como sirviente de su sensualidad y vant dad y, S6lo encubiertamente —frente a la resistencia a Ja regresion— como el bruto, el torturador. Pero el indicia de violencia esta siempre en su forma de abordaje y la regresién nunca iri demasiado lejos sin ella Puede ser de gran valor clinico diferenciar Tos estados sextales perversos de Ia mente de acuerdo a estos cinco pasos del proceso regresivo, Ellos han sido marcados en el dia~ grama de clasificacién con las letras (a) -(e); como mo- mentos de decisién 0 conflicto en los cuales Ia regresién ulterior cs detenida o aceptada, Para aferrarse a la sexualidad infan- Ail polimorfa In diferenciacién entre dolor mental depresivo y persecntorio (a) debe ser mantenida, en el umbral de la posicién depresiva, Dentro del rea polimorfa infantil, as confusiones zonales estén basadas en la ignorancia y en la identificacién introyectiva inadecuada, ¢s decir, comprome- tidas con estas identifieaciones. Son hipétesis onales que deben ser verilicadas en cuanto a la falta de guia a través de la identificacién. Pero las confusiones zonales (b) de la perversidad no son més hipétesis sino que son actuadas como teorias arrogantemente afirmadas, La opcién crucial para la identifieacién proyectiva masiva (c), que abre el camino a Ja psicosis, se diferencia de esta manera de Ia experimenta- cién polimorfa infantil con ella, de nuevo la arrogante afir- macién de identidad engafiosa’ y de cternidad. Correspon- dientemente, la perversidad neurética puede tomar una forma masoquista 0 sidica casi fortuitamente, dependiendo de la influencia extema y puede altemar de acuerdo con las opor- tunidades extemas. Pero la perversidad psicética, o niega la realidad psiquica maniacamente y entra en una relacién osci- Jante con figuras internas en identificacién proyectiva, como en la ciclotimia; o abandona Ja realidad psfquica (d) en camino a la locura. Lo contrario de bueno y malo (e) es el ‘iltimo peldaiio hacia la desesperacién y la formacién de un sistema delirante. Ahora podemos considerar algunas de las implicaciones terapéuticas que surgen de esta manera de encarar los esta~ dos sexuales perversos de la mente y su ubicacién en la es- tructara de In perturbacién mental. Es un enfoque que esta inequivecamente comprometido a una concepeién del mal y que ve la parte mala infantil de Ia personalidad, en su fluc- tuante estado de fasién con las disociadas partes “malas” de los objetos, a la luz del Principe de las Tinicblas de Milton que prefiere regir en el infierno antes que servir en el ciclo. Su competitividad envidiosa con los abjetos idealizados lo hace estimular sus cualidades de belleza, bondad y fuerza de modo caleulado para encandilar la imaginacién de las estructuras infantiles buenas; a través de la actividad masturbatoria pue- de excitar estados de omnipotencia en relacién a los objetos internos. Por la confusién de la realidad interna y extema puede afirmar esta omnipotencia en el mundo externo tanto como, por una cuidadosa seleccién de las situaciones, simu- larlo, Pero probablemente su més poderosa herramienta para influir sobre las buenas partes infantiles, sufriendo como lo hacen por su ignorancia, es a través de su afirmacién de om- niisciencia, Esta es una técnica que, por su efecto, actia sobre la pobreza de imaginaciin para definir los limites del posible conocimiento, por una parte, y sobre la lentitud del pensamiento para engaiiarlo con una falacia légica. La com- Binacién de Jas dos contribuyen al sentido comin del fana- tismo, la mentalidad de “donde-hay-humo-hay-fuego”. Esta 158 es un Grea de comprensién on la quie Wilfred Bion y Roger Money-Kyrle han hecho rclevantes contribuciones a nuestro ‘equipo terapéutico. La implicacién terapéutica, en su_més amplio sentido, es que el psicoandlisis es una operacién de escate y no puede ser asumido sin riesgo. En su extremo esti el remolino de la esquizofrenia y quiz ninguno de nos- otros se atreva realmente a entrar en su vértice. Las embos- cadas de la contratransferencia como método de rescate son demasiado complejas como para que podamos entrar aqui a iscutirlas, pero Heinrich Racker inicié una investigacién sis- temitica, que su muerte prematura interrumpid, y puede ser hallada en su libro “Transferencia y Contratransferencie”# El problema de si el psicoanilisis, como terapia, es un méto~ do para ayudar al paciente a investigar su inconsciente 0 ‘es un método por el cual un analista rescata el nifio perdido de la personalidad del paciente —o ambas cosas en momen- tos diferentes es probablemente el gran punto de elivaje en el movimiento. psicoanalitico. Antes de cerrar este capitulo, debemos decir algo acerca de la vieja y descriptiva terminologia sexual. De las muchas palabras empleadas, s6lo “sédico” y “masoquista” encuentran un lugar en una clasificacién psicomalitica de los estados de Ia mente. El resto, homosexual, heterosexual, transvestista, fellatio, fetichismo, Iesbianismo, etc., deben ser entendidas como puramente deseriptivas en relacién con los actos se- xuales, Nuestro “roster” de términos metapsicolégicos debe ser restringido a los siguientes: activo-pasivo, externo-interno;, sidico -masoquista; neurdtico - psicético; adulto - infantil. Por ejemplo, el estado de Ta mente que subyace a un acto des- criptivamente homosexual en un hombre, puede ser: pasivo femenino vaginal infantil. Seria asi, un acto de polimorfismo infantil inmaduro, como mucha de la llamada homosexua- lidad de la temprana adolescencia, en un ambiente donde s6lo hay hombres, con seguridad lo es. 9 Racker, H.t Estudios sobre técnica pslcoandlitica, Buenos Aires, Pals, 1900.

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