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DEL CUERPO AL SIMBOLO SOBREADAPTACION Y ENFERMEDAD PSICOSOMATICA observamos en las fobias. Falta el nexo entre la repre- sentacion plistica (sintoma) y la representacién verbal, a diferencia de la organoneurosis en la que falta la repre- sentacién tanto plastica como verbal, y la emocién carece de ligadura intrapsiquica. En “Las perturbaciones psicégenas de la vision”, Freud distingue dos tipos de perturbaciones: las neurdticas y las psicogenas y las emparenta entre si con una relacion simi- lar a la que establecia entre neurosis actuales y psiconeu- rosis. Aunque la terminologia atin no esta bien definida parece pensar en la diferenciacion, que Iuego se estable- ceré, entre organoneurosis y conversiones, y que hemos tratado de delimitar aqui. Diétesis traumdtica Las personas con esta caracteristica tienen una marca- da torpeza motora y por esa razén son propensas a sufrir accidentes: tropiezan, pierden el equilibrio, calculan mal las distancias y se golpean, rompen las cosas. Manejan con brusquedad su cuerpo y los objetos, toméndolos con més fuerza que la que requieren o dejéndolos caer. Se lastiman con frecuencia, ya que carecen de una sefial de alarma de- fensiva adecuada frente al dolor fisico. Presentan un manejo esquizoide del cuerpo, con poca habilidad para los movimientos; tienden a negar que no estan preparadas para determinadas actividades corporales, exporiiéndose a accidentes de distinta gravedad. Esta patologia implica también, como en la enferme- dad psico-somitica, una disociacion cueryo/mente pero, ‘a diferencia de las anteriores, la disociaci6n toma los re- 48 ceptores kinestésicos. Son pacientes que forzaron su esqui- zoidia y usaron el sistema ésteo-articular y el movimiento como buffer de situaciones emocionales, sin representa- cin. Al estar afectada el area refleja, tienen una concep- cién distorsionada de las distancias y fracasan en la inclu- sion del cuerpo en movimiento dentro del espacio eucli- diano, En ellos, la ejecucion de acciones de acuerdo con un plan preconcebido no puede cumplirse por una falta Ge correspondencia entre las representaciones del self corporal y de sus desplazamientos en el espacio, por un lado, y el mundo externo real donde los mismos deben darse, por el otro, Serian una variedad especifica de los esquizoides, en los que el cuerpo ha quedado englobado dentro del self esquizoide Por lo general han tenido uno o ambos padres mayo- res 0 con actitudes posturales de personas viejas, cansadas, Son padres que abandonan precozmente al hijo a sus pro- pias fuerzas, a la vez que estimulan y valoran sus destrezas corporales. El hijo hace un revestimiento narcisista de uno de los padres, habitualmente el que est4 més ausente y desconectado y, por lo tanto, el que tiene menos empatia con sus necesidades y posibilidades corporales reales. Desde la perspectiva del nifio, este padre pasa a estar idealizado porque “le deja hacer lo que quiere”; en cambio, rechazan al padre més presente, que habitualmente controla y limita mas, __ Bl accidente seria el significante de un contenido idea- ional que estos pacientes no lograron pensar y, por lo tanto, transmitir y que llevarfa implicito el reconocimiento de que “No puedo, no estoy preparado”. Patoneurosis El término fue acufiado por Ferenczi,'* que dio el nom- bre de patoneurosis a aquellas neurosis que son consecuen- cia de enfermedades sométicas (Deseases or Pathoneuroses). Otto Fenichel, al ocuparse del tema, dice que ‘cl indi- viduo fisicamente enfermo ha abandonado una pequefia parte de su libido -y s6lo por un corto lapso— al mismo destino que el psicético impone al monto casi total de su libido”. Fenichel intenta diferenciar las patoneurosis de las, psicosis aunque agrega que “las patoneurosis, a menudo, muestran reacciones que por su naturaleza son psicéticas” y cita a Heinrich Meng, que acufié el término de patopsi- cosis (Das Problem der Organpsychose, 1934). ‘Aunque inicialmente el término patoneurosis tenia un significado amplio que acarcaba todo el conjunto de reacciones neuréticas —o psicéticas~ ante la enferme- dad somatica, en la actualidad parece tener un uso més restringido, que es el que desarrollaremos. Ubicamos dentro de las patoneurosis a las personas que presentan situaciones de ansiedad y preocupacién exageradas, en relacién con lesiones corporales minimas © con areas del cuerpo con algin defecto, también de poca monta. Subyace, en todos los casos, una previa sobrecarga narcisista de estas Zonas corporales: las lesio- nes asentarian entonces en partes del cuerpo u 6rganos con intensa catexis narcisista. Pueden ser cicatrices por accidentes u operaciones 0 también zonas de la anato- 15 stiysttrie and Pathoneurosen”, Internat, Psych. Bibliothek; 22, 50 mia consideradas deformes por el paciente: tamafo de los pechos o de los genitales, o forma de las caderas o de la nariz. En todos los casos el dafio corporal no es mar- cado y esta, por lo general, ubicado en zonas corporales externas, Son pacientes que buscan soluciones quirirgicas a su problema y en consecuencia tienden a la policirugia. Pre- sionan mucho a los médicos, sobre todo ciryjanos plas ticos, proctélogos y diet6logos. El peligro es que la pre- sién que ejercen logre hacer actuar a los profesionales y_consigan ser objeto de intervenciones o tratamientos innecesarios, excesivos o incluso nocivos, que pueden estar seguidos por un episodio psieético o por una nueva ubicacién de la patoneurosis. A diferencia de lo que ocurre en los organoneurdticos, en estos casos no es el cuerpo el que enferma. Se trata en realidad de un trastorno del esquema corporal, Pueden también ser intentos restitutivos en personalidades bor derline. En estos casos desarrollan, luego de las operacio- nes quiringicas, cuadros psicéticos querulantes, con fan- tasias 0 actuaciones criminosas contra los médicos que las realizaron. En otros puede ser un modo de’ mantener disociado un problema corporal real: la paciente de uno de noso- tros que padecia una grave colitis ulcerosa, durante un lapso considerable de su andlisis centraba oscilatoriamente sus preocupaciones en una leve cicatriz que un accidente Je habia dejado en Ia frente, y en el tamafio, que juzgaba exagerado (en realidad no lo era), de sus pechos. Hipocondria La hipocondria corresponde a una estructuracién bi- zarra de la imagen corporal; el paciente hace una interpre~ taciOn delirante a partir de la percepcién de sensaciones cenestésicas normales. Esos pacientes utilizan el cuerpo y los datos de su funcionamiento normal como base para la organizacion de un delirio; se trata de un delirio organizado a partir de las representaciones de rgano. El objeto perseguidor es en este cuadro un objeto bizarro, La incapacidad de interpretacion adecuada de las sensaciones cenestésicas por una desorganizacin de los codigos, da lugar a und bisqueda permanente de fuentes externas de informacién, explicacién y organizacion del funcionamiento corporal. Se hacen adictos a los anilisis clinicos cuyos resultados, al contener curvas, tiempos, por- centajes, cifras y diagramas, ofrecen representaciones plis- ticas que dan coherencia a la imagen corporal desorgani- zada. Por otra parte, estos anélisis permiten encontrar causalidades lineales y ubicar perseguidores, por ejemplo, el colesterol, frente a la imposibilidad de tomar contacto con la multicausalidad psfquica En estos pacientes el espacio interno ha quedado redu- cido a planillas, consultorios y laboratorios. Suplen su fra- caso de conexién cori el tiempo humano, por una concep- cin distorsionada del tiempo, proveniente de los andlisis 0 de la comparaci6n de los resultados de distintos momentos de un perfodo temporal Asi como el moblaje de los suefios contiene restos perceptuales diurnos, el hipocondriaco utiliza la medicina ¥ los anilisis y radiografias como restos perceptuales para 58 constituir un cuerpo de teorfa coherente (delirio) que le permita ocupar narcisisticamente su vida mental. Se pro- duce entonces la paradoja de que estas personas, con una representacion tan distorsionada de su interior corporal, Pasan a trabajar todo el tiempo para ese cuerpo, como una, forma de darle sentido en su vida mental. El mundo comienza y termina en la preocupacién e interpretacion delirante de sus sensaciones cenestésicas y en las relaciones espurias que establecen con los médicos y la medicina. En cambio el paciente con un “self cultural sobreadap- tado” es inicialmente lo opuesto al hipocondriaco, en’ lo referente al registro de las sensaciones cenestésicas. Mien- tras que el hipocondrfaco tiene una actitud hipervigilante y da interpretaciones delirantes al funcionamiento corpo- ral normal, el paciente psico-somatico, no logra registrar Jas sensaciones cenestésicas normales ni anormales. Es por este motivo que ubicamos a estos pacientes dentro del grupo de las cenestopatias. BIBLIOGRAFIA - Bleger, J., Simbiosis y ambigiiedad, Paid6s, Buenos Aires, 1975, . Erikson, E., “Identity and The Life Cycle”, Psychological Issues, 1959, (1), 101-164, New York International Press. Freud, $_, Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires,:tomo XX, 1979, pp. 59-63, |. Freud, S.,, Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires,1979, tomo XXI, pp. 5-55. Freud, S.; Obrar Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1979, tomo XIX, pp. 13-66. 53 13. 14, Is, 17 18. 19, 20. 2. 2. 23, 24. . 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Winnicott, D., Collected Papers, “Mind and its Relation to the Pryche-Soma’ CAPITULO II: CONFIGURACIONES EVOLUTIVAS COMUNES EN EL PACIENTE PSICO-SOMATICO Interacci6n familiar a) Red de comunicacién familiar El paciente sobreadaptado que somatiza forma parte de una familia que desde su nacimiento lo incluye en una red de interaccién con una seria distorsion de base: el hijo que nace tiene como mision satisfacer las aspiraciones nar- cisistas de los padres. Se trata de padres que estuvieron expuestos a intensas exigencias de adaptacién, frente a las que fracasaron total o parcialmente. Vivieron estos fracasos como injurias narcisistas que produjeron, por una parte, sentimientos de intensa humillacién y, por otra, una ansiosa bisqueda de reivindicaciones personales. Habi- tualmente son parejas que atravesaron por cambios masivos en sus circunstancias de vida, con el consiguiente proble- ma de pérdidas y readaptaciones. Uno, 0 ambos integran- tes son inmigrantes o personas que realizaron cambios bruscos de nivel cultural, social y/o econémico. Podemos observar actualmente esta patologia en padres profesion: les de primera generacién, en los que la migracién social significé un cambio total en el estilo de vida, desde la vivien- da, las pautas de referencia, la ideologia sobre el manejo 37 de los hijos, hasta el uso del tiempo libre,’ Necesitan entonces que los hijos respondan con una éptima adapta- cin a aquel medio y a aquellos requerimientos de la reali- dad a los que ellos mismos no lograron adaptarse. En otras oportunidades, son padres que han atravesa- do serias crisis emocionales personales 0 en la relacién de pareja. En estos casos aparece més clara la vision deformada del rol del hijo, quien pasa a ser el que tiene la misién sab vadora de “unir” a la pareja, “curar” la depresion de la ma- dre o “lenar el vacfo dejado por la muerte de un ser que- ido” Sobre la base de esta distorsién familiar, el nifio configu- ra, sin saberlo, un medio de reivindicacién de padres que se han sentido postergados en su vida. Depositan en el hijo, aun antes de nacer, intensas expectativas, albergando exa- 1 Bn “El Profesional en tanto descendiente de inmigrantes", Giuliana Dellarossa (B. 8) dice: “La tesis de este trabajo se desprende del tratamiento psicoanalitico de profesionales descendientes de inmi- sgrantes, que en el espacio de una o dos generaciones aleanzaron un ni vel socioeconbmico y cultural infinitamente superior al de sus padres. (© abuelos, casi todos de muy humildes origenes. Se considera la migra- ibn como un duelo que abarca todas las reas de Ia vida del individuo poniendo a dura prueba su estructura psiquica”. “[. ..] Cuando la evo- Iucibn del trabajo de duelo ha sido normal, la adaptaci6n es més facil, mientras que un duelo patologico da origen a una seudoadaptacién, ccuyas consecuencias son miltiples. Un ejemplo frecuente es la apart cién de sintomas psicosométicos, divorcios o luchas de intereses, aos después de haber cesado la lucha por Ia subsistencia, precisamente cuando habia Hegado el momento de disfrutar de lo obtenido. Si el dduelo por la migracién no se elabora convenientemente, su sombra re- ceaerd sobre las generaciones siguientes, algin miembro de las cuales deberd asumir Ia tarea de su claboracién”. (Bastardillas agregadas.) 58 geradas ambiciones sobre rendimientos exitosos y precoces. Tienen una idea definida de la Ifnea de desarrollo que el mis- mo deberd recorrer, y necesitan que la cumpla. El proyecto de evolucién es previo al conocimiento del hijo real con sus caracteristicas, posibilidades y deseos. Por lo tanto, lejos de estar motivado por las capacidades reales de éste, sigue a direccién de compensacién de los fracasos paternos EI hijo deberd ser exitoso en aquellas reas en las que ellos mismos fallaron como personas, no sélo en el plano de los logros externos, sino también en el afectivo y vivencial. De manera que no debera padecer el desaliento, el temor 0 la depresion, sentimientos que ellos ya sufrieron y conciben como inelaborables. En las entrevistas iniciales con padres de nifios orga- noneurdticos, aparecen planes rigidos como proyectos de vida. Un ejemplo, que por extremo tiene la ventaja de la claridad, es el de una paciente asmética de 7 afios con pro- blemas de aprendizaje. En la entrevista los padres relataron que la nifia entré a la escuela primaria a los 5 afios y medio; ya habfan decidido el ingreso a esa edad durante el emba- razo, cuando calcularon que por la fecha de nacimiento, la otra opcién era comenzar “6 meses tarde”. Los padres, a su vez, habian ingresado a los 5 affos y ambos habfan re- petido primer grado. Cuando decidieron tener un segundo hijo calcularon la fecha de iniciacién del embarazo, para que el nacimiento coincidiera con el de la hija mayor, de modo de festejar los dos cumpleafios juntos. Son padres persecutoriamente presentes que interfie- ren él desenvolvimiento de la linea natural de desarrollo, ya que como necesitan que el hijo cumpla.con la funcién revista, se vinculan de modo exigente y controlador con su rendimiento y eficacia. 39 Sin embargo resultan padres abandonantes en el plano emocional, desconectados y carentes de empatia para deco- dificar las necesidades psicolégicas del nifio, sus posibilida- des y limitaciones. Esperan y alientan desarrollos tempra- nos en los que centran sus sentimientos‘de orgutlo como progenitores. La ambicién patema se satisface en toda con- ducta del bebé o del nifio inscripta en el dea de 1a indepen- dencia en el mundo externo, la precocidad y el autocontrol. En cambio, desestiman toda conducta que revele ansiedad, temor, retraso madurativo y/o rendimiento desigual en distintas éreas. De este modo, la infancia transcurre en una red familiar que no concibe el dolor psiquico, las crisis afectivas, los altibajos de humor y las regresiones temporarias como ele- mentos inherentes al desarrollo y promotores del crecimien- to mental. Por el contrario, se los percibe como peligrosos obstéculos que pueden Iegar a interferir las conductas de logro. Dentro de esta estructura, el paciente sobreadaptado que somatiza, es el hijo que aliado al modelo ambicioso de los padres, pasa a conformarse a si mismo como el hijo ideal, a costa del cercenamiento de Ifneas genuinas de evo- lucion, Esta alianza asienta desde el hijo, en factores dispo- sicionales de los cuales privilegiamos dos a nuestro criterio centrales: uno de ellos se refiere a una sensibilidad precoz en Ia percepci6n del estado del objeto que los urge a satis- facer las necesidades del mismo, para evitar tanto el colap- 30 del objeto como su rechazo hostil. El otro factor corres- ponde a aspectos omnipotentes que los lleva a ambicionar logros més alld de sus posibilidades madurativas reales, Se estructura de este modo una interaccion padres-hijo en la que privilegian mutuamente’ la omnipotencia. Pagan 60 el alto precio del padecimiento orgénico y del empobre- cimiento psfquico. A los fines del cumplimiento del ideal exigente, son pacientes que evolutivamente presentan un tipo de “acomodacién” acelerada a la realidad externa y desapegada de la realidad psfquica, que da origen al que hemos llamado “self ambiental sobreadaptado”. ara llevar @ cabo las conductas de logro necesitan recu- mir a una estricta negaciOn de las emociones que pudieran ponerlos en riesgo de fracaso. Pero el cerceniamiento de las funciones de autopercepcién lleva a la limitacién paralela de Ia investigacion placentera de la realidad, Fuerzan su desarrollo en la Iinea de aprendizajes superficiales y forma- les, divorciadés de las experiencias vivenciales concomitan- tes, que los transforma en “adultos en miniatura”* correla tivamente con la hiperadaptacion a la realidad externa, emerge el sintoma somético que denuncia el esfuerz0 exce- sivo al que se someten. A través del Ozgano que enferma, intentan recuperar la unidad psicosomética rota.’ La po- 2 Em distintos pasajes de su obra, Melanie Klein alerta sobre la patologia encubierta en nifios que se ajustan precozmente a las exigencies de la realidad externa. La adaptacion excesiva encubre tuna profunda negacion de 1a realidad psiquica, fundamentalments cen lo relativo al registro de las experiencias de frustracion. > En Realidad y Juego (B. 10) Winnicott dice: “Los suefios cencajan en la relacion con los objetos de la realidad y Ia vida en este ‘mundo coincide con el mundo de los suefios en formas muy familia- res”. En cambio, “el fantaseo et un fendmeno aislado, que absorbe ‘energia, que no contribuye al sofiar ni al vivir.” “[. ..] La diferencia central entre imaginacién y fantaseo consiste en que el fantaseo esti mucho més vinculado con Ja disociacibn que con la represion”’, Por este motivo “mientras buena parte de los suefios y de los sentimien- tos concemientes @ la vida pueden ser reprimidos, ocurre algo muy 61 breza de registros corporales y afectivos se expresa a nivel del pensamiento en restriccién creativa y escasa originalidad todo lo cual se traduce en falta de desarrollo del mundo de Ja imaginacién. Desarrollan, en cambio, un tipo de fanta- seo disociado, que se reduce a planeamientos y anticipa- ciones de actividades concretas. ‘Son pensamientos caren- tes de juego imaginativo dramético y emocional, que fallan en su funcién de mediadores intemos instrumentals para detectar aspiraciones, metas, frustraciones y deseos. Un paciente decfa que “las cosas que él imaginaba eran como el cementerio de lo que no habia hecho y no iba a hacer nunca”. Los pacientes con tendencia a somatizar tienen una sobrecarga de este tipo de fantaseo. Resulta més un intento de realizacion concreta para evacuar sentimientos dolorosos de frustracién, por las privaciones a las que se someten, que una actividad exploratoria y Itidica intrapsi- quica, apta para ofrecer informacion sobre el estado del mundo interno* distinto con 1a inaccesibilidad del fantaseo”, que se vincula con la disociacion. Otra diferencia atafie al factor tiempo “que es distinto segin se esté fantaseando o imaginando.” “[,..] En ¢l fantaseo Jo que sucede se esti produciendo inmediatamente, esta inmovili- zado en el aquf y ahora, a la vez que es como si no ocurriera real- mente en tanto el yo estitdesconectado y no participa como autén- tico creador.” “El fantaseo obstaculiza la accion y la vida en el mun- do real, pero mucho mis obstaculiza el sofar y la realidad pfquica personal, el niicleo viviente de la personalidad” y a partir de un ma- terial clinico Winnicott formula: “El fantaseo se refiere sencilla- mente al hecho de hacerse un vestido. Este no tiene valor simbélico. Un perro es un perro. En el suefo o en la imaginacién, ese vestido tendrfa valor simbélico”, Sintetizaremos a continuacién los conceptos fundamenta- les de Margaret Malher, (B. 7) extraidos de sus obras més impor- 62 'b) Caracteristicas interaccién de la pareja paterna Son parejas que mantienen una interacci6n sobre la base de roles fijos, rigida y masivamente diferenciados, entre ellos y en el contacto con los hijos. La madre es quien asume activamente el manejo y educacion de los mismos; tantes. En primer lugar, para esta autora el nacimiento biolégico y €l nacimiento psicolégico del infante humano no coinciden en I tiempo. Al nacimiento psicolbgico se lo designa con el nombre de proceso de separacién-individuacion y se desarrolla en un perio- do que va desde el cuarto o quinto mes de vida a los 30-36 meses. [En sentido amplio, es un proceso que se va a manifestar a lo largo de todo el desarrollo vita Esti precedido tomporalmente por dos etapas anteriores: = Una primera fase que abarca el primer mes de vida y es desig: nade como la “etapa de autiomo normal”. Este es un término pro- veniente de Ia psicopatologia, que describe Ia situacion del bebé que permanece en un estado de alucinacién primitiva = Sucede Iuego una “fase de simbiosis normal", ya deseripta por Therese Benedeck, en la que madre e hijo se constituyen en socios, de una unidad primaria, Se da un estado de completa fusion del aiflo en relacion con la madre, donde no existe la diferenciacion yorno yo y todo aguello que se percibe como desagradable es pro- ‘yectado més allé del “milieu interior simbidtico” El rasgo fundamental de esta fase del infante es la vivencia de ‘una uni6bn ilusoria, total y omnipotente con la idea de un limite comin para la pareja madrehijo, que fisicamente esti separada. El autismo normal y la simbiosis normal constituyen dos eta pas de no diferenciacion: la primera es no-objetal, mientras que la segunda es ya pre-objetal. Ambas constituyen el requisito para una ‘buena individuacién posterior. En la evolucién normal del infante humano, la presencia del agente matemnal et decisiva, no s6lo por los cuidados especificos ue éste provee, sino porque toma el lugar de Ia instancia psiqui- 63 en cambio el padre, lejano, s6lo se incluye en el vinculo indirectamente. La madre ocupa asf el Iugar central en las telaciones entre los miembros del grupo familiar, contro- lando las interacciones e impidiendo casi siempre el encuen- tro padre-hijo, En general la relacién entre los padres se estabiliza sobre Ja base de modelos relacionales pregenitales ¢ infan- ce (el yo) que conduce al individuo a la adaptacion. Al mismo tiempo, el infante es rescatado de una tendencia innata a la regre- sim vegetativa y levado hacia un estado de mayor contacto con el medio. Alrededor de los 45 meses, en el apogeo de la simbiosis co- ‘mienzan @ manifestarse conductas que parecen indicar el eomienzo del proceso de separacién-individuacién y que culminari con el ‘sen- tido de la identidad, catécticamente estable”. Para que esto se logre, sigue siendo fundamental la disponibilidad, tanto fisica como emo- ional, de la madre. Sélo asi podré el nifio sobreponerse a la angustia de separacion, Este proceso leva implicitas dos lineas de desarrollo, interre= lacionadas pero independientes. Una es la de la individuacién, que se desenvuelve a través de las funciones autonomas (percepcibn-memo- iaognicion-prucba de realidad) y que se va a centralizar alrededor de la imagen del si mismo. La segunda es la conciencia creciente del funcionamiento independiente del, hasta entonces, socio sim- Didtico, Esta linea conduciré a las representaciones del objeto. A lo largo del proceso de separacibn-individuacién se pueden reconocer ‘cuatro subfases: ‘2, diferenciacion y desarrollo de la imagen corporal; b. ejrcitacion locomotriz; c. acercamiento; 4. confolidacion de la individuacién y los comienzos de la cons- tancia objetal emocional Esta evoluci6n se plasmari en un auténtico sentimiento de iden- tidad cuyo desarrollo y mantenimiento caracteriza al infante normal 64 tiles: padre-hija, madre-hijo, hermanos, en los que se juegan roles complementarios dentro de la gama controlador controlado, victima-victimario, excluido-excluyente. En otras oportunidades, conforman parejas mutuamente autoexcluyentes, que carecen de puntos de contacto entre si. Pensamos que en estos casos dominan elementos narci- sistas que han llevado a cada uno de los miembros a consti- tuir la pareja con alguien muy disimil, para no unirse real- mente y evitar asf la ruptura de la estructura narcisista. En todos los casos son parejas que no han logrado acce- der al nivel genital. El vinculo se organiza en funcién de caracteristicas pregenitales y narcisistas, 1o que les impide en la crianza del hijo concebirse como dos adultos que se cocupan de un tercero, Fracasan en la inclusion del hijo en la red comunicacional triangular, estereotipando relaciones diddicas que permanentemente excluyen a un tercero. Este papel de excluido cs desempefiado en forma alternada o conjunta por el padre o por el paciente en distintos momen- tos de la relacién. Nos ocuparemos en primer‘Iugar de la madre del pa- ciente psicosomdtico. Es una madre que en un primer con- lacto aparece como alguien sacrificado y pendiente del desarrollo del hijo. Sin embargo, latentemente, es una figura imperativa ¢ incapaz de empatfa, que priva a su hijo tanto del con- tacto emocional con ella misma como con el.padre. La madre estabiliza su relacién con el hijo sobre la base de una Propuesta narcisista que supone una inversién de la rela- cin madre-hijo desde el cdmienzo de la vida: el hijo es el encargado de calmar la ansiedad materna y satisfacerla a través de logros que colmen sus aspiraciones. Por esta distorsion bésica estas madres presentan un serio fracaso 65 a para comprender las necesidades de amor y de descarga de ansiedad y agresién de su hijo, asf como para graduar sus propias exigencias de acuerdo con las posibilidades reales del mismo, Dentro de esta patologia materna comin, aislamos dos tipos de vinculos maternos, a los que designamos mo- delisticamente a partir de recurrencias verbales y anal6- gicas del material clinico, como “madre-que-rebota” y “madre metebombas”. Estas denominaciones incluyen no s6lo diferenciaciones descriptivas, sino también una apreciacion diagnéstica de la severidad de la patologia y del pronéstico. Ubicamos en el modelo “madre que rebota”, un tipo de desconexién afectiva, que impide a la madre recibir y Procesar el mensaje del hijo, cuando éste implica estados de ansiedad. Desde la perspectiva del nift, y especialmente del bebé, la-mamé deja sin contencién a sus emociones, rebotando sus identificaciones proyectivas significativas La “madre metebombas” presenta la misma incapacidad para recibir Jas identificaciones proyectivas del bebé, pero reviste mayor patologia, en tanto sobrecarga al hijo con sus propias proyecciones violentas, que toman la forma de inducciones 0 evacuaciones. Al final del presente capitulo presentamos dos horas de juego vinculares, que ejemplifican estas dos modeliza- ciones. El padre del paciente psicosomético presenta un tipo de fracaso especifico en su funcion, se trata de un “padre inoperante”. Carente de peso y de fuerza, fracaia en incluir- se activamente dentro del grupo familiar como un otro di- ferenciado, capaz de tomar decisiones sobre problemas evolutivs 0 conflictos emocionales. Descriptivamente, 1a 66 categoria de padre inoperante abarca a padres que se auto- excluyen tanto por esquizoidia y/o debilidad yoica, como por una relacion competitiva con la madre. La conducta real varia desde padres esquizoides alejados emocional- mente, hasta padres conectados empaticamente con el hijo pero sometidos a la ideologia materna; y desde padres impulsivos, violentos, que sufren accesos de cOlera, pero que son inoperantes para producir cambios, hasta padres erversos que establecen falsas interacciones idilicas con su pareja, depositando sentimientos de exclusion y celos en los hijos. El padre esquizoide crea situaciones de ambigiiedad y desconcierto por su condicién de presente-ausente. En Ja entrevista puede ser un buen informante pero se excluye de las pautas de interaccion. Constituye el tipico observador no participante, Llega a percibir los aspectos patogenos del vinculo de la madre con el hijo y puede tener empatia con las necesidades de éste, pero no logra imponerse activamente para modificar dichas pautas. Por competencia con una rhadre excesivamente félica y/o por debilidad yoica, no puede constituirse ni en fuente de amor ni de autoridad, No alcanza a dar verdadero sentido ¥ vigencia a las prohibiciones; tampoco a poner limites a las situaciones de confusion, En tanto no se ofrece como luna nueva figura de sostén, no ayuda al niflo a diferenciarse de la madre. Por el contrario, la misma retine ambos roles manteniendo ilusoriamente. la pareja y alimentando asi ciertos aspectos de su propia omnipotencia infantil Este tipo de padre hace alianza con aquellas caracte- risticas matemas que no pueden dar cabida a los impulsos agresivos y hostiles del hijo. Las expresiones de enojo, deco- dificadas como algo inexplicable, los desubican y los llenan 67 de perplejidad. Pero no se trata de padres sédicos, se da en ellos la imposibilidad de estructurar un circuito comuni- cacional donde haya lugar para la agresién asociada a un significado. Ast por ejemplo, son incapaces de ligar una “rabieta” con la frustracién que en el momento inmediato anterior promovieron en el nifio, En una de las entrevistas analizadas, el papa refiere que cuando la madre alimentaba al bebs, le “encajaba” las cucharadas en la boca “como si fueran inyecciones”. Esta observacin adecuada fue formulada por primera vez en la entrevista misma. Nunca habfa reaccionado en presencia de este modo de alimentar a su hijo y en ningin momento asocié este hecho con las “rabietas” del bebé en las comidas, que lo Hlevaban a tirar cl plato al suelo y a negarse a comer. Como la rabia no puede ser asociada al contexto en que surgi6, estos nifios se ven privados de la experiencia de enojarse y amigarse, lo que les hubiera permitido internalizar un objeto con sentido de seguridad y permanencia a pesar de las alterna- tivas emocionales. La hostilidad, sin una ligaz6n significa- tiva, no encuentra otro destino que la somatizacién como descarga indiferenciada, El padre impulsivo tampoco permite la experiencia de regulaciOn de la hostilidad, en tanto ocupa el lugar de otro hermanito que “estalla” y tiene “rabietas” infantiles. No podré entonces lograr modificaciones de fondo en la inter- accién familiar. Sin embargo este papé da lugar a un mayor juego emocional y puede en oportunidades estar vivencial- ‘mente més cercano al hijo. En el proceso analitico de estos pacientes, analizando el vinculo con el padre, se asiste a la emergencia de sentimientos de alivio cuando la figura paterna pasa a visualizarse como alguien mds activamente agresivo, ya que con ello permite la depositaci6n del odio 68 y Ia agresion. EI padre que ha establecido una alianza perversa con la madre supone una mayor patologia. Hace un uso sédico del nifio, ya sea haciéndole suftir la exclusion, o bien exci- tandolo sexualmente. Estos padres se ligan en una peculiar coalicion, asentada sobre las bases de su propia confflictiva edipica no resuelta. Identificados con el agresor, sienten a necesidad de que el hijo se someta a la condicion de tercero excluido. En realidad, el vinculo de la pareja es ilusorio y entra en conflicto cuando se corta la posibilidad de excluir, ya sea por el crecimiento del hijo, 0 por pro- gresos del mismo en el andlisis. Observamos en varios casos en que dominaba este tipo de relacién, que en el mo- mento del desprendimiento adolescente de los hijos los padres, hasta ese momento unidos, se separaron brusca- ‘mente mientras que en otras parejas se crearon serios con- flictos por relaciones extramatrimoniales de uno de los miembros. Habfan podido conservar la unién solo como coalicion tendiente a mantener a un tercero excluido. Lo comin en todos los casos, més alld de las variacio- nes clinicas, es que desde la perspectiva del hijo, son padres inoperantes en tanto apéndice de la madre. En el Capitulo IV, al caso Juliana offece un dramético modelo de lo que acabamos de exponer. En efecto, en la representaci6n in- traps{quica de la paciente, el padre ha pasado a ser una parte del aparato motor matemo, un seudopodio descerebrado, carente de las funciones aut6nomas de percepcion, pensa- miento y accién. La madre, como cerebro de la familia, mutila sus flinciones yoicas, se apodera y domina tanto su percepcién como su musculatura. ‘Sin embargo, la imagen que el hijo tiene de las carac- teristicas inoperantes y dependientes del padre, es desca- 6 lificada por las verbalizaciones maternas, que lo denuncian como responsable de las exigencias a las que el nifio se ve sometido. EI hijo percibe que aunque sus padres no logran unirse para criarlo, estén fuertemente ligados por un pacto impli cito que configura un érea vincular de satisfacci6n entre los padres, a la que no tiene acceso. Esta drea oculta esti conformada por las satisfacciones derivadas- del juego de roles pregenitales y narcisistas sobre los que asienta la construccién de la. pareja, y que por su {ndole implican Ia exclusion del hijo, en tanto tercero no representado. Esta cualidad de ““érea” secreta de relacién y la ten: dencia a establecer alianzas, diferencia a la pareja de pa. dres del paciente organoneurético, de los padres del psicd- pata o del esquizofrénico. A diferencia de éstos no forman una coalicién externa, pero muestran a sus hijos s6lo un aspecto parcial de la relacién y ocultan otros a los que el mismo tampoco se atreve a acceder a través de la imaging- cién o el pensamiento deduetivo. El hijo se queda con la “fachada”, con lo que se le offece y se Je cuenta, Ash Por ejemplo, cuando la pareja es, segin el relato de lo madre, absolutamente insatisfactoria, estos paciesites inhi- ben preguntarse por qué no se separ, nunca, qué satisfac. ciones encuentra en esa relacién que él desconoce. Slo muy avanzado el andlisis, el paciente se atreve a explorar mis a los padres reales. Asistimos entonces 4 cambios de perspectiva, tales como pasar de la imagen de un padre pa. sivo, ineapaz y temeroso, a reconocer la presencia de una madre excesivamente voraz, ambiciosa y exitista que att buy6 esas cualidades a su pareja. El hijo tiene posibilid des ahora de reconocer los aspectos sensatos y cautos del padre. 70 Durante la evolucién, el chico queda asf “‘atado” al aspecto que los padres muestran. Esté frente a dos per- sonas y un tipo de division de roles que por lo rigido y estereotipado, es aparentemente claro y ordenado. Sin embargo, percibe oscuramente que este orden es una fa- chada que supone un doble oculto diferente. La interac- cin parental opera como un mensaje contradictorio y desde la perspectiva del nifto, pasa a ser conceptualizada como un fraude. Impide la integracion depresiva, potencia senti- mientos de desconfianza y da un modelo de identificacion basado en la disociacién estricta entre “fachada” e interior, que habitualinente aparece equiparado con “la parte de atrés”. ‘A partir de este modelo de vinculacién, el futuro orga- noneurdtico arriba a generalizaciones empfricas, que lo Ile- van a creer que todo objeto contiene su doble oculto. Estos son intentos de resolver los mensajes contradictorios en que se centra toda la comunicacion familiar. La contradiccion se evidencia tanto entre lo verbal y lo gestual como entre los distintos mensajes verbales entre sf. Se contraponen para el niflo mensajes-mandatos tales como “debes ser bueno, generoso, dependiente” y “debes defenderte, desarrollar tu. agresividad, ser independiente”. Estas contradicciones no lo son para los padres al referirse a conductas en distintas areas espaciales y en diferentes relaciones interpersonales. Asi, “debes ser bueno, generoso dentro de la familia, con tus hermanos, con los adultos”, pero “‘debes ser agresivo con otros chicos, en la escuela”. Dependiente en cuanto al modelo que los padres exigen. Independiente en cuanto al manejo espacial y motor. El tipo de interaccion familiar que presenta cierta ordenacién de las contradicciones por Areas, permite al nifio lograr un n relativo grado de coherencia mental, Esto los diferencia de Jos cuadros de confusion y desorganizacién que produce Ja comunicacién sobre la base de dobles mensajes. Otro elemento que otorga coherencia a estas contradicciones desde 1a perspectiva de los padres, es que siempre se orga- nizan en funcién de promover un splitting de 1a emocion (debes ser bueno”) y de un ideal narcisista (“debes defen- derte”), Estos pacientes tienen acceso a un orden, aunque con reglas rigidas y fijas, que dard lugar en la vida adulta a una “ritualizacion’ de los contactos, privéndolos notoriamente de espontancidad. Saben como manejarse ante situaciones de interaccién en las que los roles estan claramente deli- neados porque se apoyan en elementos nonmatives, En cambio, se “sienten perdidos” cuando, por ejemplo, una elacién cambia bruscamente de grado de intimidad. Esta rigidez en los e6digos se observa con claridad en la situacion analitica que. conjuga mensajes dispares, en cuanto ¢s una situacién asimétrica, pero que requiere tole- Tar un alto grado de intimidad por parte del paciente, En este contexto consiguen acomodarse a las reglas normativas del encuadre, en cambio no pueden entregarse emocional- mente y mostrar aquellas éreas ocultas de su personalidad, como el fantaseo o el humor. La imposicién del modelo de los padres se establece a través de emisiones verbales seudorracionales y altruistas ~“Es por tu bien”— que suponen una falsedad bésica, por cuanto el objetivo es la satisfacci6n narcisista de los padres, Se reemplaza en la relacién interpersonal, el “necesitis” Por el “debés”, “los chicos de tal edad necesitan” por “los chicos deben ser”. Se trata de una interaccién que se basa més en Ia sugestién de roles, que en la imposicién abierta fia y agresiva, la que dejarfa un area posible para la rebelién. Dentro de esta constelacién familiar, el paciente sobre- adaptado que somatiza es el hijo que por cualidades dispo- sicionales, fracasa en incluirse como una personalidad dife- renciada, Desde un punto de vista observacional, aparecen como nifios “maleables” que se dejan “‘moldear”, al tiempo que son autoexigentes y ambiciosos. i ‘A diferencia de los niftos autistas, son bebés inicial- mente conectados, que cuentan con capacidad para expre- sar sus estados emocionales, pero que entran precozmente en conflict con su sadismo. Detienen la descarga de agre- sion y se transforman en bebés agradables, “buenos”, que crecen en apariencia sin dificultad y que no ofrecen resis- tencia a las exigencias de sobreadaptaci6n que se les plan- tean. Por otra parte, tampoco pueden ser nifios autistas, ni siguiera atravesar momentos prolongados de descone- xin, Los padres necesitan que sus hijos jueguen del mismo modo que necesitan que caminen, hablen o aprendan; que mantengan la conexién con ellos y con la’ realidad, como prerrequisito de su mision de fortalecimiento de Ja autoestima parental. Esta cuatidad de la relaci6n los diferencia también de los melancélicos, que son personas que han sufrido pérdi- das masivas. El paciente organoneurético, en cambio, ha tenido padres persecutoriamente presentes, aunque como ya vimos, desconectados y abandonantes en el plano afec- tivo. No tienen otra posibilidad que responder a través de enfermedades, a los conflictos emocionales que no pueden registrar y transmitir. Pero en tanto apelaron al codigo visceral, estas respuestas no Ilegaron a connotar un men- saje para los padres. Se transformaron asi en los buenos 3 hijos que a través de un pacto narcisista con sus progeni- totes, potenciaron mutuamente su omnipotencia, a costa del suftimiento somitico. 2, Ideologia de la crianza Ciertas formas constantes del manejo parental en la evolucién del paciente psico-somético responden a una ideologfa definida y coherente en sf misma. Esta ideolo- gia conforma el contexto amplio de la crianza y es el fun- damento que sustenta los reforzamientos o inhibiciones de ‘eas corporales y funcionales durante el desarrollo. Como dijimos, a diferencia de los padres de niifos autis- tas, estos padres tienen normas precisas, que constituyen todo un programa de accién, El hijo de una mamé esquizo- frenizante carece de “holding”, mientras que estos nifios tienen por “holding” un corsé (““holding” apretado) por eso mientras el nifio sigue el panorama materno, se le permite un érea circunscripta de juego o de fantaseo, donde Puede desarrollar un microespacio para si mismo. Observamos que la ideologia de la crianza implica la conjuncién constante de tres variables interrelacionadas: 1) imposicion al hijo real de un modelo ideal previo; 2) im- posicién de este modelo en forma temprana; y 3) tenden- cia a recurrir a “soluciones précticas” en el mundo exte- rior, que serfan equivalentes a un acting-out cada vez que en la evolucién surgen conflictos emocionales. La constancia de estas variables a Io largo del desarro- Ilo configura un mensaje definido para el hijo. Desde la perspectiva del crecimiento mental, da cuenta de muchas de las distorsiones centrales en la vida emocional de estos 4 pacientes, que pasaremos a analizar. Imposicién y prematurez constituyen una configura- ci6n que se inscribe de entrada en el vinculo y marca el camino de la sobreadaptacién y la seudoidentidad, signi- fica “‘hacer antes de poder” y “no ser uno sino el pensado desde los padres”. ‘ La propuesta narcisista materna no incluye la agresion © el odio como emociones inherentes al vinculo. Por esta raz6n, son madres intolerantes con las descargas agresivas del bebé, en tanto lo muestran como otro diferenciado del cuerpo materno. La imposicién del modelo sobre el hijo real marca una patologfa basica en el proceso-de diferenciaci6n entre el yo y el objeto, dado que interfiere el uso de la agresion como instrumento para revelar las propias necesidades. Esta difi- cultad para discriminarse del objeto va a dar por resultado en la vida adulta, la compulsion a responder a las necesi- dades de otras personas, sin registrar en cambio las propias. En la indiscriminacién con el objeto, es el propio cuerpo el que pasa a ser el “extrafio” y en cambio el cuerpo del objeto, el que debe ser atendido con perentoriedad, Si revisamos las ideas expuestas hasta ahora, vemos que domina una inversion del rol adulto-nifio; los padres no logran modificarse y transformarse; es el nifio el que cambia de acuerdo con el modelo de sus progenitores. En el Capt. tulo IV oftecemos dos ejemplos de sobreadaptacion en el rea de la espacialidad, que responden a la necesidad de las Pacientes de proteger a padres que padecen ansicdades agorafobicas severas. Subyace una confusion de roles de a que resulta una inversion: los padres desean recuperar en el hijo el aspecto seguro, protector, sin miedo, del que carecieron ellos mi « 15 mos. Desde los primeros contactos la madre en lugar de ser, segtin el concepto de M. Mahler, el escudo protector © yo auxiliar del hijo, necesita que sea el hijo el que cumpla esa funcion, La precocidad se expresa en una tendencia de los padres a saltear los momentos evolutivos de transicién, que impli- can progresos y retrocesos, ejecuciones inicialmente torpes e ineficaces de la funcién, por fallas madurativas y de efercitacién. Estos momentos provocan en los padres an- gustia y rechazo a raiz de una seria distorsién del devenir temporal. Subyace en ellos una concepcién estitica del tiempo, por lo que no llegan a tener una perspectiva del desarrollo como un proceso que supone etapas, detencio- nes y transformaciones. No pueden esperar y fomentar, por lo tanto, la capacidad de espera. Pierden de vista que las necesidades de contacto, la dependencia o Ia torpeza de un bebé disminuyen progresivamente, en interaccién con la creciente madurez y el aprendizaje-por la experien- ia. El vector tiempo aparece comprimido y la fantasia parece ser que el hijo ya es lo que serd, Tienen persécutoriamente presente la meta a la que sus hijos deben llegar y tratan de que desde bebés se amolden a estas caracteristicas; si la meta es lograr un hijo con in- dependencia y capacidad de desprendimiento, no satis- facen los pedidos de contacto del bebé para evitar que sca tun chico “‘pegado”, De este modo el nifio en desarrollo se ve forzado a un crecimiento acelerado, sin un correlato madurativo auténtico. Siguiendo la evolucién de estos pacientes, vemos que la falta de capacidad matema para tolerar las crisis de cre- cimiento, da lugar por identificacién en la vida adulta, al reforzamiento del aspecto sobreadaptado de sus perso- 76 nalidades cuando ellos a su vez deben enfrentar situaciones de cambio, que implican reorganizaciones y reestructura~ ciones. Son intolerantes consigo mismos y no se permiten momentos de titubeos, de acomodaciones err6neas, correc ciones y muevos ajustes, Rechazan la idea de proceso en el aprendizaje. Todo lo deben “hacer bien de entrada” 0 “no Io podrén hacer nunca”. Esta precocidad altera la capacidad infantil y poste- riormente la adulta, para desarrollat un sentido de “pro- piedad sobre lo propio” (logros, aspectos de la identidad). En el desarrollo de la personificacién, es nodal:para la asi- milaci6n de los cambios personales que cada logro evolu- tivo surja como resultado de un proceso en el que el yo estvo comprometido. S6lo si cada logro pudo vivirse cono un producto que proviene del mundo interno, podré seatirse como propio. La posibilidad durante la evolucién de vencer paulati- namente las situaciones de temor y las tendencias hacia la regresin, es la base tanto del orgullo y la autoconfianza como del sentimiento de “propiedad”. Estos pacientes in- corporan funciones antes de vivenciar el deseo y las condi- ciones de madurez biologica. Muchas de sus adaptaciones exitosas en lugar de autodesarrollos son copias imitativas del objeto, sobreimpuestas a su identidad. Esta incapacidad para reconocer Jo propio esta en la base de la dificultad de estas personas para regular la entrega de su esfuerzo y de su tiempo. Lo “pierden” satisfaciendo necesidades de otros, sin medida y sin pedido de retribu- cidn, Dé este modo gran parte del problema de la patolo- gia de la generosidad se asentarfa no sélo en la problemé- tica de reparacién incondicional, sino en una primitiva dificultad para desarrollar el sentimiento de posesion y 1 de limite del self. Pensamos que imposicién y prematurez implican evolu- tivamente una interferencia para el desarrollo de la nocién de privacidad, en tanto que desde la perspectiva paterna se desestima y se transforma en carente de valor lo que emana de Ja interioridad del hijo. En el desarrollo de la pérsonalidad, el reconocimiento de 10 emanado del self auténtico es imprescindible para la consolidacién de la identidad. En la evolucién que describimos en cambio, se descalifica de entrada el “yo deseo”, “yo necesito”, “yo no puedo”. En cambio se sobreestima el ajuste al modelo, el moldeamiento del interior por las normas y reglas provenientes del afuera bajo la forma de imposicio- nes superyoicas (‘‘el deber"). Al mismo tiempo el tempra- no sometimiento: que estos pacientes evidencian, les impi- de defender la privacidad al modo de los chicos normales: con oposicion, pataleo, desobediencia, travesuras. Pensamos que este elemento es también promotor del desarrollo del self ambiental, en detrimento del self emocional,* En 1a evolucién, el self ambiental tiene la funcion de proteger al self verdadero, para que éste pueda desarrollar funciones imaginativas, creativas autoreparatorias (B. 10 — B. 11). En estos pacientes, por el contrario, el auténtico self no encuentra sostén. Escinden la percepcién del mundo interno y favorecen un self ambiental que ahoga y cercena el crecimiento genuino.® $$ Winnicott desarrollé los conceptos de falso y auténtico self. En toda persona existe un falso self que es el que hemos adquirido, a través de la educacibn, que supone las normas de intercambio en la relacién con otros, un control suficiente de nuestra intimidad emo- 8 La otra variable de la ideologfa de la crianza es la biisqueda de soluciones practicas, cuando surgen contflic- tos emanados del mundo emocional. Son padres que se sienten impotentes y abrumados frente a las situaciones de ansiedad de sus hijos. Experimenta intenso alivio si pueden enfrentar el emergente psicol6gico a través de mgniobras, actos coneretos y répida toma de decisiones. Esta patologia adquiere diferentes aspectos durante la evolucién. Cuando el hijo es bebé intentan asociar el anto a situaciones corporales concretas tales como ham- bre, suefio o dolor. Estas ligaduras, aunque sean fallidas, permiten a los padres apelar a recursos précticos que alivian sion dereio a mantener un mundo prado ave now exr oo» pong excesvuments en juego en nietrovintereambios y que, 0 Suma, oe peonite mantener reiconetivzadns on musts 3- meant En casos favorables, este fale self connota la fancibn materna de sown y protecebn para con el self genino,tendlente a favore- cer nu deaolo, “Manton al self auténtico como una madre que leva su beb, «parr del inicio de la diferencia, cuando emer ge de ln Hlentifcaion primitiva.” En cambio, en el dearollo pato- Toeico por una dvocacion entre el elf fo y el verdadero, noe a scones fate, que queda pivado de medio de expreson, attic: tion y decurollo. “La disocicion reas eobre la separacién entre Cl soma ln psique”. “Esto es patente en ls estructura paco- somitiea” “,..Su consecienca et, en estos catom, que In alg te converte nel gar del fas wel, separado de is experiencia corporales.”” Winnicott estima que el desarrollo hipertrofico del {ato sslf en dettimento dl verdadero self leva «la amputacin del sntimlento de exsiry considera que ve otraniza como una do- fensn extraa dl nto conta la pare enferma dela madre, (Win colt, “El proceso de maduacion en el nino” (B10) y D. Winlcot, ‘A Green, Me Mannon J.B. Pont, “Donald Winnieote”(B. 11) 9 su propia ansiedad. Cuando el bebé crece, tienden a resol- ver cada crisis evolutiva también con modificaciones pric- ticas, que la mayorfa de las veces implican incrementos de la situacién de ansiedad. Ast por ejemplo, si el bebé comien- za a llorar cuando la madre se va, se concluye que esté “excesivamente pegado” y se toman decisiones como, por ejemplo, dejarlo unos dias en casa de la abuela, o hacer un viaje sin el bebé. Si un deambulador da muestras de depen- dencia respecto a la madre, se lo envia a un jardin maternal. Si un nino de 3 afios ha presentado altibajos para adaptarse al jardin de infantes, se lo envia ademds a la colonia de vacaciones y si uno de 6 tiene dificultad para enfrentar agre- sivamente a otros chicos, se lo envia a aprender yudo. La mayoria de las veces “‘el método de curaci6n” que los padres proponen consiste en “aumentar la dosis de la situacion que promueve ansiedad”. Pensamos que este factor realimenta la tendencia a idealizar al objeto malo, fen tanto se propone como “agente curativo” justamente al objeto persecutorio 0 fobigeno. Estas “soluciones” responden a la incapacidad familiar para contener los problemas emocionales. Connotan para el hijo la propuesta de una desconexién del mundo interno y de huida “a” la realidad y “en” la realidad. Se eluden de este modo los conflictos emocionales y se inscriben sucesi- vas situaciones de interaccién iatrogénica, que luego serén incorporadas por el paciente como tendencia permanente forzarse en circunstancias que le son displacientes. Forman Ja base en la vida adulta de la intolerancia para aceptar los propios conflictos, ansiedades y temores. Son personas que carecen de registros fobicds y de angustia sefial y que por lo tanto se incluyen en situaciones nuevas, sin conectarse con los estados de dnimo que estos cambios generan en ellos. 80 Desarrollan una ideologfa rfgida en la que la “fuerza de voluntad” es un rasgo idealizado, con el que contrarres- tan cl registro de emociones displacientes. Sobrevaloran como método para aliviar el temor, el “meter el cuerpo” en el rea de realidad temida, sin registro de los mensajes corporales. Estiman que la repeticiOn de la situacién, trau- mitica permitird “‘acostumbrarse” y “perder” el miedo. Pero en tanto evitan la exploracién del mundo emocional y de las rafces internas motivadoras de la ansiedad, no Jogran realizar auténticas transformaciones del afecto, te- niendo como base sucesivas discriminaciones y rectifi- caciones realistas, Repiten la situacién infantil de ajuste formal a la realidad y disociacién de los afectos, que “se pierden” en: tanto no logran ligarse con un significado. Es el cuerpo quien responde con la enfermedad. Configuraciones comunes en el desarrollo evolutivo en correlacién con los modelos de “madre metebombas” y “madre-que-rebota””. A partir de la comparacion de historias clfnicas de niflos y de construcciones en el andlisis de nifios y adultos, ais- lamos configuraciones comunes en el desarrollo evolutivo de los pacientes psicosomaticos. Comenzaremos por comu- nicar estos hechos, para luego analizar sus efectos en el des- arrollo emocional. Han sido bebés conectados y tranquilos, que se ajusta- ron desde el primer mes de vida a horarios estrictos de ali- mentacion, Vigilia y suefio. Fueron lactantes poco estimu- lados corporalmente, que tuvieron pocas felaciones mater- nas de contacto, ejercitacién y juego sensorial-proximal 81 (tacto, olfato, gusto). Hstuvieron en cambio estimulados visual y auditivamente. Presentaron inhibiciones tempranas en las “descargas musculares expresivas y agresivas de llanto y pataleo, y en Ja exploracion del cuerpo mateo a través de la mano y del chupeteo previo y posterior al amamantamiento. Posee- dores de un buen tonismo muscular, adquirieron con cierto adelanto las pautas de sostén de Ia cabeza, posicién de sentado y posicién erecta, Desarrollaron asimismo precoz- ‘mente el lenguaje imitativo. La mayoria de estas personas tuvieron lactancias pro- slongadas, que se extendieron hasta mediados o fines-del segundo afio, En estrecha interrelacién con este modo de alimentacién retardaron parcialmente 1a masticacién. Ob- servamos también restricciones en la exploracién manual de os alimentds sélidos, de las actividades exploratorias en el espacio sensorio-motriz, y posteriormente en el espacio de accion. La mayorfa de estos nifios caminaron pronto, ero en cambio, inhibieron el gateo. En todos los casos”el control de esfinteres fue precoz, coincidiendo en algunos pacientes con la deambulacién, ‘mientras que en otros se instal6 con anterioridad, Observamos una Ilamativa ausencia de crisis emocio- nales. No presentaron resistencia ante los cambios con los. métodos propuestos por los padres, ni manifestaron ansie~ dad frente a las experiencias de separacion. No se registra~ ron las crisis fbicas tipicas de la evolucién. En cambio padecieron enfermedades recurrentes, pro- blemas de alimentacién y episodios psicosomiticos, en algu- snos.casos ya durante el primer affo de vida, en otros a partir del comienzo del segundo afio, Las caracteristicas sefialadas, corespondientes a dife- rentes momentos del proceso evolutivo, mantienen entre si telacion y coherencia, revelando lineas constantes de esti- mulacién de ciertas reas de funcionamiento, en detrimento de otras que se inhibieron sucesivamente. Se estimularon la oralidad pasiva, el intercambio visual y auditivo y la maduracion de Ja musculatura en las reas relacionadas con el desarrollo de funciones de control. En cambio fueron inhibidas las funciones sensorio-percep- tuales proximales y musculares expansivas, tanto agrest vas como exploratorias y de contacto. De este modo se materializa una configuracién basica, ‘que se mantiene constante en todo el desarrollo y que es nodal para la comprensién de la patologia de estos pacien- tes: 1) el reforzamiento de relaciones oral-pasivo-receptivas, privadas de placer sensorial, en interrelacion complementa- ria con 2) ef control precoz y estricto de la musculatura, que se expresa inicialmente en el control sobre la mano y las respuestas incoordinadas (Ilanto, pataleta), continta con la inhibicién de la masticacion y de la motilidad expan- siva exploratoria del espacio y cuaja en la precoz instala- cin del control de esfinteres. Se estereotipa una interaccién pat6gena, entre una mamé que priva de satisfacciones sensoriales y de la ejer- citaci6n funcional de dreas corporales, y un bebé que se “amolda”, no impone sus necesidades y responde de modo especular a los lineamientos maternos. La restriccién de funciones corporales en distintos mo- mentos evolutivos sienta las bases de serias patologias en el proceso de sitffbolizacion. Asistimos a un sucesivo empobrecimiento del campo de Ja exploracion sensorial. Es esta drea de experiencias viven- ciales 1a que ofrece al bebé en crecimiento informacion 83 sobre Ia estructura y funcionamiento del propio cuerpo, del cuerpo del objeto y del espacio circundante; esta in- formacién es uno de los escalones iniciales del proceso de simbolizacion. En su lugar estos bebés se ven precoz~ mente forzados a tomar conocimiento de sf mismos y de la realidad, a través de receptores sensoriales-distales (vista y ofdo). Dicha exigencia se implanta en una etapa evolu- tiva en la que las sensaciones proximales proporcionadas por la superficie corporal, Ia palma de la mano, la boca y luego los movimientos en el espacio sensorio-motor y en el espacio de accién, se constituyen en los medios pri- vilegiados de exploracién y conocimiento. Carecerdn a partir de esta distorsiOn del desarrollo, del actmulo de informa- cidn proveniente de lo sensorio-motor, basamento viven- cial de operaciones de una complejidad evolutiva cada vez mayor en el terreno de la témporo-espacialidad. Las no- ciones complejas de esquema corporal, consistencia de los objetos, relaciones entre los mismos, diferentes espacios, perspectivas complementarias y ubicaci6n temporal sufren Jas primeras deformaciones. Sefialan Ia iniciacion de pro- cesos de seudoaprendizaje racional, despojados de su ancla- je en la experiencia ‘con el cuerpo que suponen una implan- ‘tacién anticipada del principio de realidad que actéa en contradiccion y oposicién con el principio del placer. Examinaremos ahora cada una de las pautas evolutivas dentro del contexto vincular en el que se gestaron, a fin de conceptualizar sus implicacjones en el proceso de desarro- lo mental. Observamos en todos los casos un fracaso ma- temo inicial, que privé al hijo de experiencias de contacto ‘de su cuerpo con el cuerpo de la madre. Fueron bebés aten- didos en sus necesidades corporales bisicas, pero desvincu- ladas de los aspectos emocionales de esas actividades. 84 Carecieron del conjunto de vinculos corporales cerca- nos con el objeto, que convergen para el establecimiento de la simbiosis evolutiva normal, tal como la conceptualiz6 M. Mahler (B. 7). Suftieron privaciones en la satisfaccion de necesidades derivadas de la sensibilidad kinestésica, por déficit de experiencias de balanceo, sostén y movi- miento ritmico en brazos del agente materno; de Ia sen- sibilidad téctil de superficie, por déficit de experiencias de contacto piel a piel y de exploracién del cuerpo materno a través de la mano; de sensibilidad téctil profunda, por dé- ficit en experiencias de ser sostenido y estrechado; de ser- saciones de contacto y presion con la boca y expertencias téctiles y musculares relacionadas con la cavidad oral, por privacion de experiencias de chupeteo, tironeo y juego de succi6n previo y posterior al amamantamiento. De este modo la simbiosis evolutiva normal presenta serias alteraciones, por fallas en la segunda serie comple- ‘mentaria. Estas fallas estén centradas en Ia dificultad de la madre para ofrecerse al bebé como sostén de necesidades corporales y emocionales primarias, ya que son madres in- capaces de decodificar la basqueda de placer y la necesi dad de contacto y de descarga de agresién, como necesi- dades tan importantes como el hambre o el suefio en la evo- lucion de la personalidad, Sin embargo, en tanto abrigan ambiciones excesivas respecto del crecimiento madurativo del hijo, mantienengun control permanente del cuerpo del bebé y su funcicnamiento, Esta conducta materna desafectivizada, pero con una co- nexién exigente y controladora con el cuerpo del bebé, ineluye una propuesta de simbiosis con cualidades altamente narcisistas. f En esta cualidad narcisista reside la patologia espect- 85 fica de la relacion. La actitud materna invierte los roles de la simbiosis normal y seré el hijo el que deberd satisfacer las necesidades internas de la madre, mientras que sus pro- pias necesidades permanecen sin contenci6n.” Son madres con una seria incapacidad para ser receptivas con el hijo y contener sus descargas de ansiedad y de hostili- dad. Reemplazan el uso instrumental de la intuicién y de la empatia para amoldarse al hijo en crecimiento, por una activa tarea de “‘modelamiento” de las respuestas emocio- nales del bebé real, sobre la base de un “bebé ideal”, El ‘mismo no debe desorganizarse por ansiedad o, en todo caso, En Experiencias con una bruja buena, Valeros dice lo si- ign "Elen noma te ya aie experi rian et coma anu netndad el tt petal detols de con spe vital de vid Pro tm nee freien El nto ners sta, en extomadsdopendcch, de la adie nolo pa soboney sn par eal seta [La mae nen delete ‘ha dependencastosalaadayiaacionae oon oprsab oe 1 infect ye demoio hac lo matended rns gee a a dee {rol de pro made ca aecuao, infants 9 conus ‘en general, 1a personalidad de la madre con a suya; por el contrario, is anaededes de sprain ena acon enn pecansenge relacionadas con el reconocimiento de la individualidad de la madre Y dens onconesy sada Sel vineulo gue we pen Laat ede ie nr co ston cas Un enamel infants, conecoencis den m0 onfin por pate dea ace oe 1 penonaided con lade sho = oL. | Ena sortie ee Wale ls andes de separsion clin Vncuds «tems es tba, pues no sbi een ung la pds de ant nny te tsi propia dl infate cont esaolla perurade, Gini oe tsa pertrbacin scons, por pre de mate: ds te ee er dal bob oon las mas propasy por coniguate, le de fd dels amieddes de sparcion por parte dlls ea nee 86 nd deberd calmarse a través de conductas concretas de alimen- tacién, bafio, cambio de posicion 0 practicas de higiene. No conciben el sufrimiento ps{quico como inherente al desarrollo humano. Se diferencian de las madres de los pacientes autistas, que no poseen reglas definidas en el vinculo con sus hijos y desatienden en forma masiva toda necesidad tanto emo- cional como corporal del bebé. Tan pronto permanecen totalmente desapegadas de su llanto como desbordan abruptamente contra él, transformado en un objeto te- rorifico. La madre del paciente organoneurético tiene en cam- bio una ideologia que, aunque distorsionada, es clara para ella y Ie posibilita ofrecer un tipo de contencién parcial estrictamente clivada, Est4 muy presente en el campo visual del bebé, rigurosamente conectada con el horario de la comida, el batio, el suefio o la temperatura corporal. Pero fracasa en la comprensién de las ansiedades infantiles que rodean estas necesidades, y desconoce por carencia de em- patia consigo misma y con el bebé qué necesidades corpo- rales y emocionales conforman una unidad inseparable. Desarrollan entonces un tipo de cuidado ritualizado a tra- vés de horarios fijos y ritmos prefijados. Presentan ellas mismas, como personas, una disociacién rigida entre ne- cesidades corporales bésicas, a las que se debe atender en 0 formal y necesidades emocionales, que son irrelevantes. Desde la perspectiva ge esta disociacién rigida, es ra- zonable que el bebé llore Porque necesita leche, no es raz0- nable que Hore porque necesita mamd, brazos o contacto. Estos son motivos poco significativos. Satisfacerlos seria favorecer un mal desarrollo del hijo y “encaminarlo” hhacia un tipo de personalidad dependiente y abusadora 87 ee + “acostumbrarlo mal”, “dejarse tomar el tiem- po”). De este modo todo Ianto que no pueda ser ligado con hambre, suefio o dolor fisico, se transforma para la ma- dre en un “tlanto sin motivo”, un “Ilanto fuera de progra- ma”. Consideramos que esta es una caracteristica fundamen- tal en Ia patologia vincular que examinamos: son madres que privan de significado a las expresiones emocionales del hijo. Desde el bebé, el grito, el llanto, la protesta, el gesto, surgen a la espera del agente maternal que les de significado, En su lugar son despojados por la madre de la emoci6n ge- muina que les darfa coherencia. Este despojo llevard al bebé a dos salidas patol6gicas: el splitting de la emocién para evi- tar estados de ansiedad abrumadores, y el abandono de conductas diferenciales, que serin reemplazadas por des- cargas difusas e incoordinadas. Estas respuestas permitiran la descarga de tensiones intolerables, pero implicarén una rogresiva pérdida de la capacidad para reconocer y trans- mitir distintos afectos, a.través de una verdadera gama de conductas expresivas. Ofrecemos un ejemplo clinico de esta salida patolégica en el caso Juan, que exponemos al final del presente capitulo. * Esta dificultad materna para ligar las rescciones a signific ‘cantes emocionales, se expresa en la vida adulta en la incapacidad que Dresentan estos pacientes para discriminar estados afectivos. No lo- san adscribir un nombre a sus emociones que quedan excluidas de Ja vida psiquica, de los procesos de elaboracion y transforma. ion a través del pensamiento y la fantasia y deberan buscar descar- 2 a través de la via somitica, Se detiene el progresivo logro de res- Puestas gestuales expresivas y transmisoras de estados emocionales Significativos para el intercambio humano. Desarrollan un tipo de 88 Concomitantemente, son madres que responden de un modo especular al desborde emocional del bebé: la angus- tia del mismo es origen del desarrollo de su propia angus- tia, Esos Hantos “fuera de programacién” que no logran ser decodificados, provocan en ella estados de desorgani- zacion y angustia impotente, que necesitan frenar con urgencia, forzando al bebé a que detenga el Ilanto pertur- bador. Para ello apelan a acciones pricticas sobre el cuerpo infantil. Retomamos a partir de aquf los dos vinculos maternos, designados como “madre que rebota” y “madre metebom- bas”. Respecto de los “llantos fuera de programa” a los que nos referimos, en la “madre que rebota” la angustia da lugar a una conducta de ausencia de comprension y preocu- pacién ansiosa e impotente (‘No sé qué le pasa a este bebé, necesito que detenga su llanto”). En cambio, en la “madre metebombas”, se producen estados de pénico que desbor- dan en violentos arranques corporales o verbales (“‘Nece- sito que este bebé desaparezca porque es un objeto desor- ganizante y persecutorio”). Esperan que el nifio sea un objeto estable, tranquilo y receptivo de sus identificacio- nes para mantener asf el equilibrio de su mundo interno, La “madre que rebota” es infantil y narcisista, perma- nece ajena a las necesidades emocionales del hijo. Este se encuentra frente a una superficie lisa e impermeable, donde no puede recalar y hacerse came. La vivencia es que se des- ‘ rigider corporal y facial que les otorga una “‘méscara esquizoide” hacia el exterior; en cambio carecen de la funcién esquizoide ins trumental para decddificar los mensajes de su self corporal. 39 ciel eit A liza, no encontrando anclaje, porque lo que la mama le ofrece €s s6lo esta superficie bidimensional que rechazard al nifio y se reflejaré a si misma. No recibe ni da entrada 2 los primeros movimientos proyectivos intrusivos del debs, Puede llegar a ser tierna y juguetona, siempre que el niflo no presente manifestaciones de ansiedad, que no pueda decodificar. Pero ésto ocurre a menudo, en la medida que su capacidad de empatia es baja y los momentos de desor- sanizacion del bebé son inicialmente frecuentes. Toda ma nifestacion de ansiedad es vivida como una herida narci Sista, como un fracaso personal en su rol, que la desanima y desorganiza, En la medida que no puede asumirse como objeto de hostilidad, la misma es desviada con premura hacia otros objetos. Est4 muy lejos de ser la madre con capacidad de sostén descripta por Winnicott (B. 10) (B. 11) en la que Predomina la idea de que te gustaria ser atacada por un niffo hambriento y voraz; es decir, que puede recibir, tole- tar y comprender el aspecto vital de la voracidad oral de su Pequefio hijo,” En la “madre metebombas” se agrega a todo ésto, la tendencia a inocular sus propios sentimientos intolerables, Origina entonces una patologia mucho més severa, Aqui Ja madre sigue siendo una superficie pero con el agravante que busca en el hijo el rol que ella deberia haber llenado: que permita la penetracién y le ayude a organizar su propia vida emocional, ? Results muy conmovedors e ilustrativa una matemidad de Picasso que muestra simultineamente Ia placidez en el rostro de la ‘madre mientras su pecho es tomado con voracidad pot cl nino, 90 Desde la perspectiva del bebé la vivencia es que sus necesidades no s6lo rebotan en la madre, sino que la en- loquecen y le despiertan sentimientos de odio violento. Quedaré asf inscripta la carencia de algo que nunca tuyi cl carifio de la madre, y trataré de entregarle su propio crecimiento, por temor a ser destruido por ella. Al nifio no Ie resta otra alternativa que ser penetrado e inundado por las inoculaciones matemnas, Se ha invertido diametral- mente la situaci6n, En los relatos de estas madres son muy comunes verbalizaciones como éstas: “no me come”, “se me ahoga”, donde el Ienguaje est4 denunciando la inves- tidura narcisista y. el rol de apéndice que han asignado al hijo. Ninguno de estos dos modelos de madre es capaz de lograr ser un buen “holding” para las identificaciones pro- yectivas de su hijo. Con todo, la que hemos llamado “madre-quesebota” permite un tipo de identificacion proyectiva adhesiva a diferencia de la “madre metebom- bas” que inocula y desorganiza. A esta dltima estén vincu- ladas las patologias corporales més serias, que revisten ries- gos de muerte para el paciente, asi como las enfermedades de piel o de colageno. Ambas han privilegiado una modalidad anal en el vineu- Jo: la “madre-que-sebota” es un esfinter rigidamente cerra- do, que no da entrada; la “madre metebombas” amenaza ademés con la expulsion y el peligrg de muerte. Estas ca- acteristicas maternas organizan el “ideal del yo infantil y explican los motivos por los que el niffo tiende a hacer un desarrollo precoz. La expectativa de recibir amor de la madre es sustituida por la urgencia de tener que dar. Asistimos asf a un desarrollo acelerado y distorsionante. No es una verdadera transformacién que pueda promover 1 funciones inherentes al proceso secundario, sino que con- duce a un temprano ajuste, falso y tergiversado, a la reali- dad representada por las exigencias que parten de la madre. La respuesta de sometimiento del bebé realimenta el ircuito patologico. El temprano amoldamiento a la exi gencia materna es producto tanto de: 1) una temprana negaci6n de 1a frustracion y de los sentimientos displacenteros en el vinculo con la madre, La intolerancia a la frustracion leva a una precoz diso- ciacion del afecto, que no se registra e impide el logro de conductas activas de busqueda de modificaciones del obje- to (llanto, pataleta). 2) de un fracaso para imponer con fuerza sus necesi- dades, por un precoz conflicto con su agresién y voracidad, 3) un intento desesperado por ocupar un lugar en el espacio mental materno, ocupado con un hijo ideal y expul- sivo de un bebé con cualidades distintas a aquel. Al final de este capitulo ofrecemos dos materiales clinicos que, a través de la interaccién madre-hijo, modeli- zan estos dos vinculos patogenos. Describiremos ahora las condiciones en que se desarro- la la lactancia de estos pacientes, que como dijimos al co- mienzo, se prolonga forzadamente, inhibienda y retar- éando la masticacion, En concordancia con las caracteristicas del vinculo matemo-filial descripto, Ia lactancia es ‘también una actividad puramente alimenticia, privada de las experien- cias exploratorias y Iidicas que le son inherentes en la re- lacién simbiética normal. Son bebés que inhibieron las experiencias de chupeteo y presién con los miisculos mascteros, previas, paralelas y Posteriores al amamantamiento, y cercenaron las activida- 92 des de juego que durante las mamadas se desarrollan con las manos y que expresan sentimientos como ternura y agresion. Esta inhibicin es lamativa, en comparacién con las miltiples actividades que realizan otros bebés durante la alimentacién. La observacién de nifios con lactancias satis- factorias permite observar movimientos ritmicos de la mano que se abre y se cierra, acompafiando cada movimiento de succién; presiones con los dedos 0 tironeo con el pulgar y el indice del pecho libre de la madre; movimientos suaves de roce y caricia o bruscos de golpear, hendir, arafiar 0 alejar el pecho. Todo este acimulo de actividades vehicu- lizan variadas y precisas fantasias con el pecho, ofreciendo a la vez una amplisima gama de sensaciones y experiencias diferenciales en la relacién con el objeto. : Los pacientes psicosomaticos fueron en cambio bebés que mamaron tranquilos y quietos, a partir de un primer momento de “forzamiento materno", que luego describi remos. Nos interesa sefialar de qué manera esta modal dad los priv de miltiples experiencias: — experiencias de cercania, calor corporal, textura y consistencia del objeto que proveen de las prime- ras y bésicas informaciones para la diferenciacion de objetos vivos e inanimados; — de experiencias téctiles que al contactar con el obj to, permiten lograr rudimentarias nociones de I mite; ‘ — del interjuego de conductas de autorregulacién, entre las actividades manuales del bebé y las respues- tas emocionales de aceptacion 0 rechazo de la mamé, que van modulando progresivamente el co- nocimiento mutuo y condicionarn que en sucesi- 93 Yas experiencias, el niflo comience a autorregular su agresion, en funcién de la respuesta de acep- tacion, dolor o rechazo de la madre. Esta posibili- dad de manejo de la agresién es un logro evolutivo, que cuando surge como producto interno de un buen vinculo con la madre, proporciona alto placer funcional en el bebé; que a Ia vez puede transfor. marlo en un juego: el de tomar con los dientes el Pez6n, mirar a la madre y esperar el “no” para responder con rises, recomenzando la mamada — de la posibitidad de canalizar fantasfas agresivas con el pecho a través de distintas actividades como hendir, araftar y presionar con la mano, permitien- do mantener la buena relacién de la boca con el echo, del cual continua alimenténdose; ~ de Ia posibilidad de tranquilizarse frente a inten- sos temores de perder el pecho y/o no lograr leche suficiente, apoderindose del pecho libre de la madre Estas miltiples experiencias afectivas y sensoriales in- tegrarin las rudimentarias nociones de cercania y limite, ¥a que al mismo tiempo que permiten expresar emociones, marcan fundamentalmente la base del “sentirse” con derecho a “apropiarse” del objeto. La privacion en este rico sector de experiencia connota en, el plano emocional, luna sobreexigencia de control sobre la'mano, segmento del cuerpo atin no representado. Se limita entonces el desarro- lio de Ja ilusion de unidad y fusion con el pecho, impo- niendo una precoz nocién de diferenciacién con el objeto" Z° ‘Sintetizando formulaciones de Winnicott a partir de dife- rentes publicaciones, observamos que el autor insiste en el valor eo 94 Este segmento corporal tiene una funcién central en el intercambio con ta realidad. La actividad de la mano esté inicialmente indiferenciada y acta, durante la succién, como apéndice de la boca, Cuando la mano se discrimina € incorpora al esquema corporal, asistimos a un cambio tal que tiene para el desarollo genio del set en a primera etapa Ae avid, I experiencia de Rion tal on objeto, up aaa teenie matemo que slendo capa de percbir sl extreme dewmpero infant, puede demolar devocion hacia bebl. En ete primer momento’ de la vide una made ‘uftentemente buend” es la que puede satisfacr la neesdad del beds on el tempo ¥ ga jus Esta acomodacion activa eincondcional de la madre 4 bebE no se logis silo “satsfacindo el instinto", dale el aimento, sno “en términos de manipula, sosenei,aferao", Bn la medida en gue la madre loge extacapacdad para adaptarse completamente las ne. cesiades del bebe, confirmard la fanasta dsl bebt de fusibn om Potente con el objeto, en tanto, en este moment, “el bebo dif fencia el objeto como diferente de sf mismo, en exta clap seamen: ta de in persona "El objeto ex un objeto nijetho” con el que ets, Dlece elt de objeto, pro atin no tiene neon de “uso el GB to", Este uso implica yu la necsidad de apelar a conductes motors © gestuales para “mantener is uson de fusion” o cual ya agi tm inisio deta nocién de dferncacin, En eanbio,en Los primeros meses, sala ncesidad de fusion se da una respuesta materea de sho Intaacomodacton la usin omnipotente toca un hecho dels expe La separacion del objeto, a “desiusion, e un logo que supone rrecrequistor biscos ¥ un momento de transicion evoutva, que presenta en cada nio peclares viiitudes y quibse evidenla cl hicamente por la aparcn de nuevas pauts de intersccibn con el objeto, Winnicott ubia como precondiiones para el logo de i se baracin genuina (en tominos de flo y verdadero el) iguien 1. La capacidad mater para scomodarse masivanente, cean- 4 tas de unida, asf come su cxpacdad para otc “expe 95 emocional importante en la evolucién, Seftala el pasaje del Primitivo momento de la ilusién-de-unidad con el objeto (B 10) (B 11), al reconocimiento de la separacién corpo- ral y por consiguiente, de la dependencia del objeto. La mano pasa a ser el instrumento privilegiado de busqueda activa del objeto externo. ahora reconocido como tal, ara la satisfaccién de necesidades. Esta funcién se refuer. 2a y adquiere relevancia en la medida en que el bebé puede Visualizar su mano mientras realiza intercambios con el Hiencias de frustracién” tolerables, en medida creciente, en relacién con la disminucién del desamparo infantil, 2. La capacidad materna para offecerse como espejo, en el sentido de que el bebé se ve reflejado en la cara de la madre. Esta experiencia, a diferencia de la que obtiene el bebé de una mam: ue en su rostro sblo se refleja a s{ misma, le da al nifio la oportun, dad de encontrarse dentro de la madre, que le permitiré separarse y tener la experiencia de “ser y existir”. 3. La capacidad de le madre para dejarse usar y tolerar la agre- sibn, la destructividad y 1 control omnipotente del bebé sobre ella, La agresién y destructividad del bebé que lo levan a atacar al obje- to, ayudan a ubicarlo como externo sblo cuando éste puede “sobre vivir al ataque”. Sobrevivir significa recibir la agresién “‘sin tomar epresalias”. partir de esta experiencia, se estructura para el bebdé 'a diferenciacion entre el objeto externo, que sobrevive y en el que © puede confiar, y el objeto intemo, al que se destruye en forma Permanente en la fantasia inconsciente. ‘Todas estas funciones maternas crearin la bese para lograr la Separacién del objeto, ef proceso gradual de “desilusion” de uni. dad con 41, que se expresard clinicamente a través de la emergen- cia del objeto transicional. Solo a partir de estas fases previas, el bebé podrd arribar a la conception de un objeto extemo separado de ai y de un objeto subjetivo interno, ala vez que seré capaz de man. tener un drea intermedia entre realidad externa e interna confor. mada por el fendmeno de la “itusion” 96 mundo externo a la vez que registra en su palma claras sensaciones tictiles. Asf esta inhibicion precoz interferirfa tanto el mo- mento de ilusion-de-unidad, imponiendo un Ifmite tajante ¥ prematuro, como posteriormente el grado de discrimi- nacién con el objeto. En ambas situaciones se consolida una interaccién patogena, El control sobre Ja mano se mantiene cuando el bebé comienza a comer alimentos sOlidos. Se agregan enton- ces restricciones en la masticacién. La mamé, el bebé 0 ambos prefieren papillas, alimentos blandos 0 licuados. En muchos casos la madre te da de comer mientras el nifio juega y “esta distrafdo”. Esta forma y tipo de ali- ‘mentacién impiden no s6lo que el bebé disponga de situa- ciones que Je permitan ejercitar su sadismo oral, sino tam- bién que empiece a diferenciar olores y sabores, toque la comida, la tire, la amase, y vaya adecuando la cantidad a su deseo. Se inhiben nuevamente, como cuando’ era lac tante, las experiencias de discriminaci6n de texturas, tem- peraturas y consistencias, es decir la vinculacion emocio- nal con el alimento y la autorregulacion de la agresién, Los elementos de placer quedan nuevamente disociados. Esta cualidad del contacto se inscribiré como constante en el proceso de maduracién y crecimiento. Ahora, al igual que durante la lactancia, el nifio responde inhibien- do las funciones sin resistirse a la imposicién exterior. Esta situacién revela un alto grado de negaciéngde la frus- tracion."" No resulta dificil inferir que a partir de estas 11 Aludimos al concepto de negacién no s6lo en funcién de la conducta de “amoldamiento” sin crisis emocionales del bebé, sino ‘también por la ausencia de un tipo de sublimaci6n que surge cuando 97

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