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r ee RE Sa ei Ree ee ae XU LA PREGUNTA HISTERICA (II); «QUE ES U MUJER?» QUE SUNK pera ye rgano femenino. La disimetria significante. Lo simbslico y la procreacién. Freud y el significante. :Cual es el sentido de mi conferencia de anoche sobre la formacién del analista? Que lo esencial consiste en distinguir cuidadosamente el simbolismo propiamente dicho, o sea el Simbolismo en tanto estructurado en el Ienguaje, en el cual nos entendemos aqui, y el simbolismo natural. Resumi esto en una formula: leer en la borra del café no es leer en los jerogli- ‘ficos. Tal cual era ese auditorio, habia que darle un poco de vi- daa la diferencia del significante y el significado. Di ejem- plos, algunos humoristicos, hice el esquema y pasé a las apli- caciones. Recordé que la practica fascina la atencién de los smalisis sobre las formas imaginarias, tan seductoras. SODTe. asuntoestéen saber —esto es lo que interes6.a Fewt= Series iqué que Ia di- organiza ese mundo y permite desplazarlo. 14 vinculada thsler de Ios fentmeriordel campo analitico oF = ala duplicidad que resulta de la distincion del significante y del significado. No por azar fue un jungui no simbolo, En el fondo del mito junguiane concebido como una flor que asciende del fo ntrodujo el térmi- existe el simbolo indo, un floreci- ‘ano quien alli it 247 DEL SIGNIFICANTE ¥ EL SIGNIFICADO nel fondo del hombre en ta tipico. El problema es saber si el simbolo es esto, o sj cambio es algo que envuelve y forma lo que mi interlocy Tamaba bellamente la creacién. : La segunda parte de mi conferencia se referia al resul del olvide en el andlisis de la estructuracién significante-sig ficado. Alli no tuve mas remedio que indicar en qué la te del ego actualmente promovi cambia por completo \ d darse los fenémenos analiticos y participa de la misma obli racién, En efecto, ésta culmina en la colocacién en pri plano de la relacion yo a yo. La simple inspeccién de articulos de Freud entre 1922 y 1924 muestra que el yo n: tiene que ver con el uso analitico que de él se h actualmente. miento de lo que esté ¢ Si lo que laman el reforzamiento del yo existe, no pu ser_otra cosa que la acentuacién de la relacién_fantasi ica siempre correlativa del yo, y mas especialmente en neurotico de estructura tipica. En lo que le concie el reforzamiento del yo va en sentido exactamente opuesto de la disolucién, no sélo de los sintomas —que estan, habl do estrictamente, en su significancia, pero que pueden d el caso ser movilizados— sino de la estructura misma. @Cual es el sentido de lo que introdujo Freud con nueva t6pica cuando acentué el caracter imaginario de funcién del yo? Pi te la e Freud coloca al yo en relacién con el caracter fantasmil so a bie Cuando escribe que el yo tiene el privileg ejercicio de la prueba de la realidad, que es él quien d2 dela realidad para el sujeto, el contexto estd fuera de dud el_yo esté ahi como un espejismo, lo que Freud llamé 248 UE ES UNA MUJER idad, su funcién no es de objet | del Yo" ° vidad, sino ¢ i adamencalmen arcisista, y el sujeto da acento di ar, cualquier cosaapartirdeella, us desprende cual es, en las neurosis tipicas, De est topica Se 1 jugar del YO E]_yo_en_su_estructuracién_ imagin al BT no de sus elementos para el sujeto. Asi como Aristé- ase faba que no ay gue dein el bombre pies piensa, sino el hombre piensa con su alma, diriamos gee _neurético_hace su pregunta neur6tica, su pregunta reta y amordazada, con Su yor. Ta topica freudiana de’ yo del yo muestra cémo una o un histé jc, como un obsesivo, ust de su yo para hacer la pregun os decit, precis ente para no hacerla, La estructura de ui warosis ¢s esencialmente una pregu i para | ‘osotros durante largo ra, El neurético esta en una po nos hacemos, y es justamente porque ella nos pregunta que Petia tanto como a él, que nos repugna fuertemente for- ‘nularla con mayor precision. re les hablo de la Lo ilustra la manera en que desde siemp histias a la que Freud da el esclarecimiento més eminente en el caso de Dora. (Quién es Dora? Alguien caprurado en un estado sinto- con {a salvedad de que Freud, segiin su mitico muy claro, propia confesién, se equivoca respecto al objeto de deseo de Dora, en la medida en que él mismo esta demasiado centrado en le cuestién del objeto, es decir en que no hace interve la intrinseca duplicidad subjetiva implicada. Se pregunta qué desea Dora, antes de preguntarse quién desea en Dora. Tread temnina percatindose de que, en ese ballet de & SV? | sei Sora K.— es la sefiora K. ~Dora, su padre, el sefior y Ja sei elobjeto que verdaramente intere ‘2 Dora, en tanto gue cli nism ea entificada al senior K. La cuestion de saber areata 0. de Dora_¢s. dénde esta el yo de Dora esté asi : el ti resuelta: el.) yo de Dora esta ast cred esadio dasior K. La funcién que cumple #2 tl esquema del el espejo la imagen especular, en la que © jeto ubica SU DEL SIGNIFICANTE Y¥ EL SIGNIFICADO sentido para reconocerse, donde por vez primera sitia sy y “ese punto externo de identificacion imaginaria, Dora lo cq} “f sor K. En tanto ella es el sefior K. todos g ~ es dejada directamente en presencia de la sefiora K. Todo © que pudo escuchar acerca de las relaciones de ésta con padre gira en torno a la fellatio, y esto es algo infinitamen més significativo para comprender la intervenci6n de los ss = tomas orales. La identificacién de Dora con el seior K. es lo q sostiene esta situacién hasta el momento de la descompens cién_neurotica, Si_se queja de esa situacion, eso tambi forma parte de la situ ‘a que se queja en tanto identi cada al sen {Qué dice Dora mediante su neurosis? ¢Qué dice la hist rica-mujer? Su pregunta es la siguiente: sQué es ser w mujer? __ Por ahi nos adentramos més ain en la dialéctica de imaginario y lo simbélico en el complejo de Edipo. En efecto, la aprenhensién freudiana de los fenémenos Caracteriza porque muestra siempre los planos de estructu! del sintoma, i R analitica, A propésito del complejo de Edipo, las buenas voluntid no dejaron de subrayar analogias y simetrias en el camin| que tienen que seguir el varon y la hembra, y el propl Freud indicé muchos ras; Nunca dejo de insi BOS comunes, insist! empero, en la di i a «QUE ES UNA MUJER» cg deb me A ld ano penara con Te madre, rin, pero Freud estaba ain lejos T. haber Ilegado @ eso en Ja época en que comenzaba a ordenat los hechos que constataba en la experiencia. Evoca, otros, él elemento anatémico, que hace que para la mujer los dos sexos sean idénticos. ¢Pero es ésta sin mas jarazdn de la disimetria? Los estudios de detalle que Freud hace sobre este tema son muy densos. Nombraré algunos: Consideraciones acerca de la diferencia anatémica entre los sexos, El declinar del ‘omplejo de Edipo, La sexualidad femenina. Qué hacen sur- gir? Tan solo que la raz6n de la disimetria se sitia esencial- Mente a nivel simbélico, que se debe al significance. “Hablando estrictamente no hay, diremos, simbolizacién del sexo de la mujer en cuanto tal. En todos los casos, la simbolizacion no es la misma, no tiene la misma fuente, el fimo modo de acceso que la simbolizacién del sexo del hombre. Y esto, porque lo imaginario s6lo proporciona una jusencia donde en otro lado hay un simbolo muy prevalente. “Es la prevalencia de la Gestalt flica la que, en la realiza- cién del complejo edipico, fuerza a la mujer a tomar el rodeo dela identificacion al padre, y a seguir por ende durante un tiempo los mismos caminos que el varon. El acceso de la mujer al complejo edipico, su identificacion imaginaria, se hace pasando por el padre, exactamente al igual que el varén, debido a la prevalencia de la forma imaginaria del falo, pero entanto que a su vez ésta esta tomada como el elemento simbélico central del Edipo. ‘ Si tanto para la hembra como para el varén el complkio de castracién adquiere un valor-pivote en la realizacion z dipo, es muy precisamente en funcion del padre, pore e filo es un simbolo que no tiene correspondiente ni eqie "2 0% te, Lo que esta en juego es una disimetria en el significante, Esa dismetsia significance determina las vias por donde pass lipo. Ambas vias entre llevan por el mismo 251 | DEL SIGNIFICANTE Y EL SIGNIFICADO. La experiencia del Edipo testimonia la predominancg jy significante en las vias de acces Ee 2 Fea zaciOn subjeti, “ya que la asuncién por la_nifia_de_su_situacion no serig ¢, at “alguno impensable en el plano imaginario. Estin aj presentes todos los elementos para que Ta nia tenga de posicién femenina una experiencia que sea directa, y simétricg de la realizaci6n de la posicién masculina. No habria obstic, lo alguno si esta realizacién tuviera que cumplirse en el ordeg de la experiencia vivida, de la simpatia del ego, de las sensaci. nes. La experiencia muestra, empero, una diferencia llamas, uno de los sexos necesita tomar como base de identificacién la imagen del otro sexo. Que las cosas sean asi no puede considerarse como una mera extravagancia de la naturaleza, EI hecho solo puede interpretarse en la perspectiva en que el ordenamiento simbélico todo lo regula. Donde no hay material simbélico, hay obstaculo, defecto para la realizacién de la identificacion esencial para la realiza- cién de Ta sexualidad del sujeto. Este defecto proviene de hecho de que, en un punto, lo simbélico carece de material, Pues necesita uno. El sexo femenino tiene un cardcter de ausencia, de vacio, de agujero, que hace que se presente como menos deseable que el sexo masculino en lo que é&t¢ tiene de provocador, y que una disimetria esencial apare2ca Si debiese captarse todo en el orden de una dialéctica de las Pulsiones, no se veria el por qué de semejante rodeo, po" qué una anomalia semejante seria necesaria. Este sefialamiento dista mucho de ser suficiente en jocante a la pregunta en juego, a saber la funcidn del yo * los histéricos masculinos y femeninos. La pregunta n0 ae simplemente al material, a la tienda de acceso" cesta scl de ej con Junto, con aquello a lo cual el significante P' responder, ae ve ee de seres de lenguaje, era para impactar' mi 0s seres de lenguaje no son seres organiZ bre eer que sean Estes, que impriman sus formas en el hom 252 ] «QUE ES UNA MUJER, su dable. Mi comparacin con los £6: s fp puntOs totalmente indicada. Pero de idl de una existencia sustancial en si, en siles estaba, hasta todos modos care- Consideremos las paradojas resultantes de determinados catrecruzamientos funcionales entre los dos planos de lo sim- bolico y lo imaginario. Pareceria, por una parte, que lo simbélico es lo que nos brinda todo el sistema del mundo. Porque el hombre tiene palabras conoce cosas. El ntimero de cosas que conoce corres- ponde al nimero de cosas que puede nombrar. No hay dudas al respecto. Por otra parte, tampoco hay dudas acerca de que larelacién imaginaria esta ligada a la etologia, a la psicologia animal. La relacion sexual implica la captura por la imagen del ovo, En otras palabras, uno de los dominios se presenta abierto a la neutralidad del orden del conocimiento humano, otro parece ser el dominio mismo de la erotizacién del bjeto. Esto es Io que se manifiesta en un primer abordaje. Ahora bien, la realizacién de la posicién sexual en el ser humano esta vinculada, nos dice Freud —y nos dice Ta expe- tiencia—, ala prueba de la travesia de una relacién fundamen- ulmente simbolizada, la del Edipo, que entraia una posicion due aliena al sujeto, vale decir que le hace desear el objeto de to, y poseerlo por procuracion de otro. Nos encomtrands mits abi ante una posicién estructurada & Ts saplcte dhe fe significante y el significado. En tanto ae ieee re y la mujer esta simbolizada, en ant sr stad eh ap gtrtancada al dominio de lo imaginario P: Fe oeaicion “eldominio de lo simbdlico, es que se realiza toca POT Sexual no, elo simbolico, $5. a ital esta sometida, om formal, acabada. La realizacion fer fisacion: que el @ una exigencia esencial, a 1a simbolvz 253 DEL SIGNIFICANTE. Y EL SIGNIFICADO hombre se virilice, que la mujer acepte verdaderamen 4, funcién femenina. - raddjica, | 6 Inversamente, cosa no menos paraco) la relacion gy identificacién a partir de la cual el objeto se realiza coy “bjeto de rivalidad estd situada en el orden imaginai, dominio del conocimiento esta inserto. fundamentalmente en “fa primitiva diaéctica paranoica de la identificaci6n al seme. jante. De ahi_parte la primera apertura de identificacién al vero, a saber un objeto. Un objeto se aisla, se neutraliza, yx erotiza particularmente en cuanto tal, Esto hace entrar en ¢| campo del deseo humano infinitamente mas objetos materi Jes que los que entran en la experiencia animal. En ese entrecruzamiento de lo imaginario y lo simbolic, yace Ia fuente de la funcin esencial que desempefa el yo en la estructuracién de las neurosis. ‘uando Dora se pregunta qué es una mujer? intenta simbolizar el érgano femenino en cuanto tal, Su identificacién al hombre, portador del pene, le es en esta ocasion un medio de aproximarse a esa definicién que se le escapa. El pene le sirve literalmente de instrumento imgginario para aprehender lo que no logra simbolizar Fy muchas més histéricas que histéricos —es un hecho de experiencia clinica— porque el camino de la realizacién simbélica de la mujer es mas complicado) Volverse mujet ¥ Preguntarse qué es una mujer son dos Cosas esencialmente diferentes. Diria atin més, se pregunta porque no s¢ llegt # serlo y, hasta cierto punto, preguntarse es lo contrario 4 llegar a serlo. La metafisica de su posicién es el rodeo impus™ toa la realizacién subjetiva en I, nuje posicion es ese Salmente Problemética_y, hasta cierto punto, inasimiladé na vez compr a Ia mujer en Ia histeria, debe™ qu Posicién presenta una particl” estabilidad, en virtud de su sencillez estructural: cuant© ™ sencil €s_una estructura, menos puntos de ruptura rev “uando su pregunta cobra forma bajo el aspecto de Ia hist fis Te 6s muy facil ala mujer hacerla por la via més co" saber, la identificacién al padre 254 «QUE ES UNA MUJER» ee er ee eae Indudablemente, la situacién es mucho mas compleja en t pier masculina. En tanto, la realizacién edipica esta me- jor. eserueruradl & 5 ra re, la pregunta histérica tiene inf posbilidades de formularse, Pero si se formula ecu ea? Hay aqui la misma disimetria que en el Edipo: el histéri- coy la histérica se hacen la misma pregunta. La pregunta del ‘2 cio también atafie ala posicién femenina. La pregunta del sujeto que evoqué la vez pasada giraba en torno al fantasma de embarazo. {Basta esto para agotar la regunta? Sabemos desde hace mucho que la fragmentacién Praomica, en tanto fantasmatica, es un fendmeno histérico. Esta anatomia fantasmética tiene un cardcter estructural; no se hace una pardlisis, ni una anestesia, segiin las vias y la to- de las ramificaciones nerviosas. Nada en la anatomia em iosa recubre cosa alguna de las que se producen en los sin- fomas histéricos. Siempre se trata de una anatomia imaginaria. “yPodemos_precisar ahora el factor comin a la posicién femenina y a la pregunta masculina en la histeria? Factor que ‘se sitéa sin duda a nivel simbélico, pero sin quiz reducirse totalmente a él. Se trata pregunta de la procreacién. La paternidad al igual que Ta maternidad tiene una esencia pro- blematica; son términos que no se sitdan pura y simplemente anivel de la experiencia.) Charlaba no hace mucho con uno de mis alumnos sobre los problemas, formulados desde hace tiempo a propésito de ls couvade, y él me recordaba los esclarecimientos aportados ilkimamente por los etndgrafos. Hechos de experiencia obte- nidos a partir de una investigaci6n continuada, pues ¢5 ahi donde esto se ve claramente, en alguna tribu de América Central, permiten en efecto zanjar ciertas cuestiones qué s¢ plantean en torno a la significacién del fendmeno. Se observa ahora un cuestionamiento de la funcién del padre y su aporte 2la creacién del nuevo individuo. La couvade se sitda nivel le una pregunta que atafie a la procreacin masculina. En a misma fireceién, tal vez. no les parezca forzada Is tlaboracién sieui oracién siguiente. pografia 255 SR DEL SIGNIFICANTE Y EL SIGNIFICADO Lo simbélico da una forma en la que se inserta el sy; a nivel de su ser. El sujeto se reconoce como siendo esta, Hee otro a partir del significante. La cadena de los signifi tiene ui valor explicativo fundamental, y la nocién mises’ causalidad no es otra cosa. Existe de todos modos una cosa que escapa a la tap, simbélica, la procreacion en su_raiz esencial: que un ys nazca de otro, La procreacion esta cubierta, en el orden i, lo simbélico, por el orden instaurado de esa sucesién eng los seres, Pero nada explica en lo simbélico el hecho de sy individuacién, el hecho de que un ser sale de un ser. Todo ¢ simbolismo esté alli para afirmar que la criatura no engendra a la criatura, que la criatura es impensable sin una fundamen. tal creacién. Nada explica en lo simbélico la creacién, Nada explica tampoco que sea necesario que unos seres mueran para que otros nazcan. Los bidlogos dicen que hay tuna relacién esencial entre la reproduccién sexuada y la api cién de la muerte, y si esto es cierto, muestra que cllos también giran en torno a la misma pregunta. La cuestién de saber qué liga dos seres en la aparicion de la vida sélo se plantea para el sujeto a partir del momento en que esti eno simbélico, realizado como hombre o como mujer, pero en lt medida en que un accidente le impide acceder a ello. Es puede también ocurrir debido a los accidentes biogriticos de cada quien. (Estas son las mismas preguntas que Freud plantea en ¢ trasfondo de Mas alld del principio del placer. Asi como vida se reproduce, ella se ve obligada a repetir el mis ciclo, para alcanzar el objetivo comun de [a muerte. Pat Freud éste es el reflejo de su experiencia. Cada neuro reproduce un ciclo particular en el orden del significa sobre el fondo de la pregunta que la relacidn del hombre? significante en tanto tal plantea. | ee En efecto, hay algo radicalmente inasimilable al sign" stencia singular del sujeto sencillamente. (PO! ", ¢De dénde sale? ¢Qué hace ahi? ¢Por 4% 256 «QUE ES UNA MUJER: E] significante es incapaz de dai rece le la jesaparec® 2 — respuesta, set ena lla razon de que lo pone precisamente mis alls de te. El significante lo considera como muerto de ante- mano, 10 inmortaliza por esencia, Como tal, la pregunta sobre la muerte es otro modo de la | creaciOl “neurdtica de la pregunta, su modo obsesivo. Lo | indiqué anoche, y hoy lo dejo de lado, porque este aio examinamos las psicosis y no las neurosis obsesivas. Las con- sideraciones de estructura que aqui propongo no son més que preludios al problema planteado por el psicético. Si me intereso especialmente por la pregunta planteada en la histe- ria, es precisamente porque se trata de saber en qué ella se diferencia del mecanismo de la psicosis, principalmente la del presidente Schreber, en quien la pregunta de la procreacién también se dibuja, y muy especialmente Ia de la procrea- cién femenina, isiera terminar indicéndoles los textos de Freud que justifican lo que dije anoche. | Mi trabajo es comprender qué hizo s cia, interpretar incluso lo implicito en Freud, es legitimo a mi modo de ver. Quiero decirles que si les ruego reminrse alo que algunos textos han articulado poderosamente, no ¢s para retroceder ante mis responsabilidades. ee Vayamos a esos afios, alrededor de 1896, en Tos, gue propio Freud nos dice que monté su doctrinas Nees TT cho tiempo para soltar lo que tenia que decir. Frets Tt claramente el tiempo de latencia, que ¢ sieMP™ Teg cuatro afios, que hubo entre el momento oF WE Tees sus principales obras y el momento en qve_ appt ee Traumdeutung fue escrita tres 0 cuatro afto: Freud. En consecuen- 257

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