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La conferencia que, accediendo a sus deseos,
he de pronunciar hoy les defraudard por diver-
sas razones. De una exposicién sobre la politica
como vocacién esperaran ustedes, incluso invo-
luntariamente, una toma de posicién frente a Jos
problemas del momento presente. Esto, sin em-
batgo, es cosa que haré sélo al final, de un modo
* Aqui debemos hacer una advertencia. Las ideas contenidas
en los siguientes trabajos fueron expuéstas en una conferencia
pronunciada, por invicacidn de la Asoctacién Libre de Estudiantes
de Munich, durante el invierno revolucionario de 1919, y van
asi marcadas con la inmediatez de Ja palabra bablada. Esta confe-
rencia, asi como Ia de «La ciencia como vocaciéns, formaba
parte ‘de un ciclo, “a cargo de diversos oradores, que se proponia
servir de gula pata las diferentes formas de actividad basadas
en el trabajo intelectual a una juventud recién licenciada det
servicio militar y ptofundamente trastornada por las experiencias
de la guerra y Ja postguerra. Ei autor completé mds tarde su ex-
posicién antes de darla a la imprenta y ia publicé por vez pr
mera en su forma actual durante el verano de 1919. (Now de
Marianne Weber, en Heidelberg, agosto de 1926.)
8182 Max Weber
puramente formal y en conexién con determina-
das cuestiones relativas a la importancia de la
actividad politica dentro del marco general de
la conducta humana. De la conferencia de hoy
quedardn excluidas, por el contrario, todas las
cuestiones concernientes a la politica que debe-
mos hacer, es decir, al contenido que debemas
dar a nuestro quehacer politico. Estas cuestiones
nada tienen que ver con el problema general de
qué es y qué significa la politica como vocacién.
Pasemos, pues, a nuestro tema.
2Qué entendemos por politica? El concepto
es extraordinariamente amplio y abarca cualquier
género de actividad directiva auténoma. Se habla
de la polftica de divisas de ios Bancos, de Ja po-
litica de descuento del Reichsbank, de la politica
de un sindicato ef una huelga, y se puede hablar
igualmente de Ja politica escolar de una ciudad
o de una aldea, de Ja politica que la presidencia
de una asociacién Meva en Ia direccién de ésta ¢
incluso de Ja politica de una esposa astuta que
trata de gobernar a su marido. Naturalmente, no
es este amplisimo’concepto el que servird de base
a muestras considetaciones en la tarde de hoy. Por
politica entenderemos solamente la diteccitén o la
influencia sobre la direccidn de una asociacién
politica, es decir, en nuestro tiempo, de un Estado.
éPero, qué es, desde el punto de vista de Ja
consideracién socioldégica, una asociacién «poll-
tica»? Tampoco es éste un concepto que pueda,
ser sociolégicamente definido a partir del conte-El politico y el cientifico 83
nido de su actividad. Apenas existe una tarea que
aqui o allé no haya sido acometida por una aso-
clacién politica y, de otra parte, tampoco hay
ninguna tarea de la que pueda decirse que haya
sido siempre competencia exclusiva de esas aso-
ciaciones politicas que hoy llamamos Estados o
de las que fveron histéricamente antecedentes del
Estado moderno. Dicho Estado sdlo es definible
sociglégicamente por referencia a un medio espe-
cifico que él, como toda asociacién politica, posee:
la violencia fisica, «Todo Estado estd fundado en
la violencia», dijo Trotsky en Brest-Litowsk.
Objetivamente esto es cierto. Si solamente exis-
tieran configuraciones sociales que ignorasen el
medio de la violencia babria desaparecido el con-
cepto de .sino también el proletaric. Cuando esta noche se
‘disipe poco a peco ¢Quién de aquellos vivird
-cuya primavera florece hoy aparentemente con tan-
~‘ta opulencia? ¢Y qué habrd sido entonces interna-
mente de todos ellos? Habran caido en la amar- "178 - Max Weber |
gura o en la grandilocuencia vacia, o habrdn acep-
tado simplemente el mundo y su profesién, o
habrdn seguido un tercer camino, que no es el
mds infrecuente, el de la huida mistica del mundo
para aquellos que tienen dotes para ello o que
(y esto es lo mds comiin y lo peor) adoptan este
camino para sepuir Ia moda. En cualquiera de
estos casos sacaré la consecuencia de que #o han
estado a la altura de sus propios actos, de que
xe han estado a Ja altura del mundo como real-
mente es, y 4 la altura de su cotidianeidad. Ob-
jetiva y verdederamente, no han tenido, en sen-
- tide profundo, la vocacidn politica que crefan
tener. Hubieran hecho mejor ocupdndose lisa y
Hanamente de la fraternidad de hombre a hombre
y dedicéndose simplemente a su trabajo cotidianc.
La politica consiste en una dura y prolongada
penetracidn a través de tenaces tesistencias, para
la que se requiere, al mismo tiempo, pasién y
mesura. Es completamente cierto, y asi lo prue-
ba Ia Historia, que en este mundo no se consigue
nunca Io posible si no se intenta lo imposible
una y otra vez. Pero pata ser capaz de hacer esto
no sdélo hay que ser un caudillo, sino también un
héroe en el sentido mds sencillo de la palabra.
Incluso aquellos que no son ni Jo uno ni lo otro
han de armarse desde ahora de esa fortaleza de
dnimo que permite soportar la destruccién de
todas las esperanzas, si no quieren resultar inca-
paces de realizar incluso lo que hoy es posible.
Sélo quien estd seguro de no quebrarse cuando,nes a!
EI politico y el cientifico 179
desde su punto de vista, el mundo se muestra
demasiado estipido o demasiado. abyecto para lo
que él le oftece; sdlo quien frente a todo esto
es capaz de responder con un «sin embargo»;
sdlo un hombre de esta forma construido tiene
avocaci6n» ‘pata la politica.