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Mujeres Con Hijos
Mujeres Con Hijos
ARGENTORES: N° 179881
(7 personajes)
3 mujeres adultas (protagónicos narrando, pueden ser más mujeres si
se distribuye el dialogo)
1 hombre
1 Mujer adulta
1 joven mujer
1 joven varón
Duración: 65 Minutos
Escenografía: 3 sillas
Luces: centrales y sectorizadas.
CARLA: Pero bueno, pasa el tiempo, mejor dicho, el tiempo nos pasa por
encima a nosotras, nos devora va, pero nosotras estoicamente y consientes
de la responsabilidad que tenemos, más allá del amor que sentimos por
ellos, los cuidamos, alimentamos, limpiamos, protegemos, vestimos y
curamos y así hacemos que crezcan sanos y fuertes y, después de unos
años de comidas, sueño alterado crecen lo suficiente y llega la etapa del
jardín de infantes y es allí es como una siente, cree o intuye que va a
tener más tiempo para una ya que el jardincito se va a encargar por
algunas horas de ellos, y ya de antemano hacemos algunos proyectitos
para ver cómo vamos a utilizar ese tiempito extra que nos sobrará, ver
nuevamente las novelas, chusmear con las amigas y hacerse un tintura
para quitarse algunos años de encima que nos tiró el Bebé.
BELKYS: Cuánta razón y a decir verdad, una quiere que su hijo sea el
mejor bicho canasto del jardincito, que joder, menos mal que contamos
siempre con una palabra de aliento de nuestros esposos. (apagón, aparece
hombre diciendo) “Todavía no terminaste con esas paparruchadas, a quién
se le ocurre vestir a un chico de bicho canasto, habiendo tantos bichos más
fáciles, antes te vestían de árbol, de manzana, pero fijáte vos, estamos
locos, vestir al chico de bicho canasto (apagón) ”
BELKIS(Luz) Pero bueno, por fin salió todo bien, termina el jardincito, la
fiesta, la foto y otra etapa concluida de nuestros niños y de las nuestras.
LILIANA: Y bueno, luego de unas cuanta paritarias, ahí salen las blancas
palomitas a capacitarse en nivel primario regresando a casa cada día con
una suciedad en el guardapolvo que jamás nos hubiéramos imaginado que
una ropa podría albergar, Ese guardapolvo blanco desde el primer día va
mutando hasta convertirse en un amarillento pálido, esos los primeros
meses, luego más intenso los meses restantes, aun habiendo pasado
siempre por todos los jabones de cuanta publicidad vemos por televisión.
Eso es irremediable e inevitable ya que cada recreo en la escuela parece
una batalla francesa, Pero hay otra cosa que ocupa gran parte de nuestro
tiempo en el ciclo primario, (la otras mujeres intrigadas preguntan) ¿que
es?... ¿que es?... ¡los piojos! Contesta Liliana.
CARLA: Hasta que por fin lo logramos, no sin antes haber pasado por,
jabones, gel, champúes, vinagre, cremas y cuanta cosa nos sugieran, pero
seguimos conservando el arsenal porque irremediablemente volverán a
contagiarse a corto plazo, y así seguimos cuidando, curando, educando y
alimentando hasta que un día el espejo se choca con nosotras y es allí
donde nos damos cuenta de que ya pasaron diez deliciosos años de nuestra
vida y con cara de haber recibido pocas alegrías y las pocas que tuvimos,
de dudosa intensidad.
LILIANA: Por eso les decíamos al comienzo que “somos una mujer con
hijos”, porque la palabra Mamá creo que en nuestros hijos dejó de existir.
Lo más cercano que se escucha es “Ma” y eso cuando quieren ser
cariñosos o porque algo nos están por pedir o alguna macana se mandaron,
Por lo general, nuestros niños evitan mencionar tu filiación y te llaman por
tu nombre y te hacen sentir como si fueras la vecina y no su madre. “Y
bueno -decimos para conformarnos… son jóvenes… se debe usar así…
debe ser una moda, serán códigos que manejan ellos y que nosotras no
entendemos…. será una forma diferente de querernos” ya no se que
pensar.
BELKYS: Ella tiene razón, hay veces, la mayoría de las veces, me da la
impresión de que quieren más a la heladera que a nosotras, si,..si, Están
constantemente sobre ella, nunca supe qué buscan dentro pero viven
abriendo y cerrando la heladera, revolviendo, derramando y tenemos que
escuchar sistemáticamente. (Apagón aparece joven como revisando la
heladera diciendo) “Ma, no hay mas yogur”….. “Ma, no compraste
gaseosa”…… “Ma, sabés que no me gusta la gelatina, para qué la haces”,
“Ma, tengo hambre”------“ufa che, siempre lo mismo” “Ma me voy al
Kiosco a buscar algo”.
LILIANA: Ella tiene razón, Si una conversación con tu hijo dura más de
un minuto, más que conversación es un milagro. ¡No me creen! A ver si
esto les resulta familiar (apagón, aparecen una madre con su hijo diciendo)
–madre- “Hijo ¿dónde vas?”-hijo- “Por ahí”. –Madre-“¿Vas a volver
tarde?”-Hijo- “No sé”-Madre- “¿Con quién vas a estar?”-Hijo_ “Con los
chicos”Madre- “Qué chicos”-Hijo- “Ufa, ma, siempre lo mismo”-Madre-
“Abrigarte, mirá que va a hacer...fri…(los personajes se van de escena,
vuelve luz general)
LILIANA:” Y así nos dejan siempre, con la palabra en la boca, y es allí
donde no sé por qué causa para ellos dejamos de ser Madres para pasar a
ser sargento de la Policía Federal que, como ellos dicen, los
“vigilanteamos”. ----Yo no me explico, más allá de que no se comuniquen
con nosotras, tampoco entiendo cómo hacen para comunicarse entre ellos,
no sabés si se insultan o dialogan porque enmarcan cada frase ,no importa
el tenor de ella con un “boludo”.
CARLA: Exacto mujeres, a todo le agregan boludo como nosotras sal a la
comida y escuchar conversaciones como estas apagón aparecen dos
jóvenes hablando) “¿Escuchaste boluda el último disco de Maluma?”. “Ay
sí sí boluda, qué bueno que está”. “Boludo, vamos a jugar al fútbol”. “No
boludo no puedo, tengo inglés”. “Che boluda, qué bien te queda lo que te
pusiste”. “¿Viste boluda?”.
CARLA: No me digan que nunca escucharon esto. No de sus hijos, por
supuesto, yo estoy hablando de los hijos de los demás, eso es obvio.
LILIANA: y allí, sin esperar una pregunta o una respuesta de nuestro hijo,
se termina la conversación de padre a hijo, creyendo ellos que tuvieron
una inteligente charla de sexo de hombre a hombre.
LILIANA: Que cuando les pedimos que charlen con nosotros de sus
alegrías, desilusiones o proyectos, “no estamos invadiendo su intimidad”
es para, dentro de nuestras limitaciones, poder ayudarlos o consultar a
alguien que si puede hacerlo.
LILIANA: Hasta que algún día ellos también serán padres y allí se darán
cuenta y vivirán lo que vivimos nosotras a través de sus hijos y buscarán
en nosotras una sonrisa cómplice y allí estaremos nosotras esperando que
nos necesiten...