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El estudio litirgico, entendido como @@OlOgiamitirgicap ha aparecido en fechas relativamente recientes dentro del sistema de las disciplinas teolégicas. Lo que se Ilamaba li- turgia en los centros de formacién era normalmente el estu- dio practico mas o menos detallado de los ¢#0SSCIESASHIEOSD _ combinado con algunas explicaciones simbélicas de las ce- _ -remonias y los ornamentos. Fsta clase de estudio litirgico, conocido @ng@eeidente como conocimiento de las «ribri- cas», responderajlaypreguntayporyelyeomo> Como ha de Ile- varse a cabo el culto de acuerdo con las normas, es decir, segiin las prescripciones de las ribricas y los canones? PEfOMD Golespondelallalpregintalpomelque: {Qué se hace en el culto? No describe el sentido del culto en su conjunto ni en GBGISATASHPAM, ni explica qué lugar ocupa la tradicién liturgica en la vida de la Iglesia y de sus miembros. En los cursos de especializacién litirgica, la descripcién sistemati- ca del culto con frecuencia va precedida de breves introduc- ciones teolgicas e histéricas (en relacién con la institucion del sacramento por Cristo, el desarrollo del culto y la him- nodia, etc.) en las que se tocan muy por encima los aspectos teolgicos e histéricos de la liturgia. Hasta hace poco, pues, la liturgia ha formado parte de la categoria de las disciplinas «auxiliares» 0 «practicas». Este descuido de (aIGiSHEIAMiNATBIER su aceptacion como ‘ma ciencia aplicada que solo interesa en general a los clé- Scanné avec CamScanner 10 Introduccion rigos de a pie y no tanto a los tedlogos, dificilmente ha \ sido casual, ~ GGRMENDGEIEMI® Se ha escrito por extenso sobre los val . res positivos y los inconvenientes de esta teologia'. Aqui nos basta con subrayar que, al asimilar la estructura y el méto. do de Occidente, nuestra teologia ha permanecido desgajada durante largo tiempo de una de sus raices més vitales y natu. rales: experiencia livirgica era ya una enlermedal tomy, + jui- cio de@HAGRGAELieo, «la teologia no sabia como abrazar toda la riqueza de la tradicién, y hasta el dia de hoy el culto se estudia en los centros de formacién o bien como parte del derecho canénico, o bien en conexidn con la historia de Jas instituciones eclesidsticas»’. Por lo tanto a0 geSUMaSOr G@eumticagcescolams cl metropolitano Macario, el obispo Silvestre y otros— _ renacimento del interes hstorieo por el culto. | 1 palairas del profesor @@iSGKGVSER en la vieja ciencia littrgica apli- cada @ génesis histdrica era o bien rechazada por completo, o bien meramente tolerada para explicar, en algunos casos particulares, lo que se habia consolidado hasta llegar a ser un estereotipo incuestionablé®’. Logicamente, @ERpNCAD su desarrollo historico no podia darse ninguna comprensién sin esta era inconcebible llegar a comprenderla correctamente o inter- pretarla de forma valida. De hecho, @HaiprMaeieauueisas _ tuido por el simbolismo escolastico._ Ahora bien, en conexién con el auge en la teologia rusa de la «escuela histérica»’! _ un nuevo interés por el desarrollo del culto. Los nombres de Nikolai Krasnoseltsev y Aleksandr Dmitrievsky descucllan en el amplio campo de esos estudios, gozando este tiltimo de algo asi como de la gloria de un «Jacques Goar ruso»®. No obstante, te. no menor magnitud hemos de mencionar ‘onbicn a Ivan Mansvetov, Mikhail Skaballanovich, Ivan — Karabinoy. yy 0110s, CREME, en palabras de uno de ellos reverencial pero en buena medida inconsciente @QHGGHD 4. N.N. Glubokovsky, Russkaya bogoslovskaya nauka v eye istoriches~ om razvitit { noveishem sostoyanil {«La ciencia usa en su desarro~ Mo yaad seadiaseeaaAe 63-64, 192 5. la h of. G. Fl Puti russkogo bo- eee «escuela historicay, lorovsky, 6, Jacques Goar (1601-1653) dominio tuned. he plonero ene ertudlo dots itargay fa oolog ooaee ae as Denote IN Th Scanné avec CamScanner Introduccion Ha de reconocerse de su obra, no solo Ta ciencia litireie; destacado y glorioso en el ambito aca- @iSaHcupd un puesto démico, sino que ademas @semtdmunaseslicassbastsrsiniasm @itesurgiolantes. en una fecha tan temprana como el Giglom Xvi. Raawtuberd A oxiegatix0v. Liber pontificalis Eccle- siae Graecae, 1647) gmaequesiGoan (Ev x02. 6y10¥, sive ritua- le graecorum, 1647 imi i & sobre los que mas adelante se alzaria todo el edificio’. Desde entonce§)) ori GERIOEEIAEHTE ofreciendo a los estudiosos cada vez mised que, como resultado Por ultimo Ahora bien, esto so!0 despejaba el camino para la verdadera, mas precisamente, para que la ciencia | se hasta convertirse en tuna auténtica disciplina teol0sit curioso que algunos de los mas destacados fundadores de la liturgia hist6rica no sintieran la necesidad de seguir profun- dizando en ella. Asi, por ejemplo, en 1907, al recapitular los 7. Cita de Gluborovsky en G. Floroysky, Puti russkogo bogoslovis 65 Para una enumeracion mas exten extudic- sos rusos de a iturgia, ef L Mikovich, Pomocinoy obras ei ortodoxan},SremskiKarlovei 1918, 3845 ee a especto a la historia de los estudios litirgi dente, cf. F.C peatoce tac aux études ee eee’ ‘du 1V Cons’ F008 e i Micnitional des sciences réligieuses catholiques. F C. Calleacr Pete, Ziehle und Aufgaben der Liturgie, Min aidbuehiah Liturgicae institutiones, Brugge 1933, 56-2! Handbuch der katolischen Liturgik, Freiburg i.B. 1932; Ul n Introdcto historia in leras tinunsicas “Torino 71945. 1. Mirkovich, Pravoslaynaya liturgika, 3588 ‘Scanné avec CamScanner Introduccion 13 logros, el afamado liturgista estructura basica ha quedado establecida'y que las distintas GMMMMTBA(edicidn y critica de fuentes, etc.), siendo el objetivo tiltimo una sintesis en la que @UGTENAESaESNSNIE Evi- dentemente, en las categorias teoldgicas del siglo XIX algo ocultaba la importancia de la tradici6n litargica e impedia que esta cobrara conciencia teolégica. Una de las razones de esta insensibilidad para con la liturgia en cuanto teologia tendria que buscarse en el similar pero mas profundo— descuido de la teologia escolastica respecto al tema de la eclesiologia y de cualquier verdadera comprensién de la doctrina de la Igle- sia, é esta ling GocEdaAMEMHEIES. Entretanto, tal como los tedlogos con- tempordneos han sefialado en mas de una Ocasion geeaGED (@QBESAD de su naturaleza divino-humana, de su vida como el Cuerpo de Cris En consecuencid® elenacinientOENTN de un interés nuevo ~y, de hecho, teold- gico~ » ese retorno genuino a la Iglesia que caracteri-_ Za las Giltimas décadas. — 10. F. Cabrol, Introduction aux études liturgiques, 128-130. : 11. Cf. ¥. Congar, Bulletin d’Ecclesiologie 1939-1946: Révue des Scien Ces Philosophiques et Théologiques 31 (1947) 77-96; Jalons Pour une thé, logie du laicat, Paris 1953, 658s (version cast.: Jalones para una teologi laicado, Barcelona 1963). Scanné avec CamScanner 14 Introduccion Este (GACiICMOgiLingiCn MAUB!N Ultima instancisgaANND GRAIG tambié comenzo casi de manera simultanea en distintas partes de| mundo cristiano en los afios posteriores a la Primera Gue. tra Mundial. No es preciso describir aqui las etapas funda. mentales de dicho movimiento@@OnWienemecordaiypno obs- tante, f ices diferente: “ses. ortodoxia, el catolicismo y el protestantismo™, Lo que nos importa aqui es suicontenidy , Gueiconsisterensunizenuino Se @@uniitariay) © expresando tinicamente uno de sus aspectos, sino que asume, expresa, inspira y r i idam¢La religion cristiana no es solamente una doctrina... es una accion out hecho piblico»", Supone el {SHH desde una comprens!o® pietista e individual del culto hasta una concepcion del mis- mo como la autorrevelacién eterna de la Iglesia. Se trata de un (GEN, pforIMeEdiondelreultowastamglesiany: POT de esta, a aquel. Una vez mas, edo 12, Existe de ello bibliografia especifica, Asi, para une hi un andlisis del movimiento litargico, ef. 0, Rousseau, Histol” oo 1954 Titurgique, Paris 1945; J. H. Srawley, The Liturgical Movement a] Ave” L. Bouyer, La vie de la liturgie, Paris 1956; también el nuimero eI et risques du renouveau liturgique: La Maison-Dieu 25 (195) 13. L. Bouyer, Le Mystere Pascal, Paris 1947, 9: Scanné avec CamScanner Introduccion 1s Es cierto que muchos no comprenden aun la verdadera i a Se naturaleza del movimiento liturgico. piensa que no es mas que e nias y rituales, por sus aspectos externos, una especie de nue- VGIIGHSMOMNBIED. La mejor respuesta a esto es el hecho de que el movimiento litirgico ha surgido en todas partes inti- 1 . misionero yes= ta sido la fuente que ha permitido que los cristianos se percaten de su responsabilidad en el mundo @H@ISHpUCStOMD un renacer de la Iglesia misma. Fl movimiento litirgico nos conduce ahora directamente ala cuestion de la teologia litirgica. Deberia decirse que el @@ovimientorenjsi> con la excepcidn del centro benedictino de Maria Laach, vinculado de forma especial al nombre de Odo Casel’* “no era teolégico en el sentido de que constituyera dadero puesto y sentido. Ahora reo meelneae Soreé las GHENEDGP al experimentarlo como el centro de toda la vida de la Iglesia. Y, en segundo lugar, en su desarrollo interno - apunté hacia la necesidad de un andlisis estrictamente teo= l6gico de los datos de la experiencia y la tradicién litirgicas GTAP Queds claro que, sin esa «reflexion» teoldgica, cl renacimiento litargico se veria amenazado o bien por una Sumision excesiva a las «exigencias actuales», a la naturaleza radical de ciertos movimientos «misioneros» y «pastorales» al mad. Sobre el movimiento de Maria Laach y Ia teoria de Casel en tomo Tauuisterio litirgico, ef. T, Filthaut, La Théologie des Mystéres, Paris 1945, F rie Dom Odo Casel: La doctrine du mystére chrétien: La Maison-Dieu (1948), niimero especial con bibliografia. El érgano del movimiento fue la ‘evista Jahrbuch fur Liturgiewissenschaft 1-16, iniciada en 1921. ‘Scanné avec CamScanner 16 Introduccion totalmente prestos a eliminar las viejas formas sin pensarselg dos veces, 0 bien por un arqueologismo particular que consi. dera que la restauracién del culto a su «pureza primitivay es la panacea de todos los males contemporaneos'’. é ndria que afiadirse aqui q) @@eispectivagygyalorando de forma critica cada uno de sus lo- gros: "cristiano habia perdido. Los fundadores y lideres de este mo- — (Gimiehitolandeclaradoyde forma repetidagques desde su punto de vista, el culto ortodoxo da testimonio de la «gran plegaria ia primitiva: «La Iglesia ortodoxa-escri- be un historiador catélico del movimiento litirgico SHa0pre> De aqui deriva el particular interés en Occidente por la tradi- ci6n litirgica de la Ortodoxia, la simpatia natural hacia ella. Esto significa que (GNPIOPIALATED Pese a lo paraddjico que pueda sonar, MY * menudo, an ae Ello no significa que debamos -_ Ciegamente todo lo que se ha hecho o se esté haciendo & 15. Sobre este tem: turgique?: La Maison: 16. O. Rousseau, a. i a, of en especial L, Bouyer, Oiren est le mouvere™! Dieu 25 (1951) 49, Histoire du mouvement liturgique, 188. Scanné avec CamScanner Introduccién 17 Occidente, ni tampoco supone la mera asuncién mecénica de obras occidentales a la luz de los criterios abstractos de la «Ortodoxia». GHNSMRSRAGIMEntS Tttireicoleeeid ental debe- mos, ante todo, saber discernir la cuestién qaerse planted 4 1a Ortodoxia. ia cual solo puede responderse de forma adecuada en el contexto del conjunto de la Perspective OHodoxd, puesto que Unicamente la «memoria interior de la iglesia dota de vida plena al testimonio callado de los TEXTOSS" (A si, OINCATACIEE ininterrumpido de la tradicién litargica en la Telesia oriental, Dor un lady *USIATEASOMATETES investigacién en torno a la liturgia en Occidente, por el otro, son los dos pilares de la configuracién creativa de la teologia litirgica ortodoxa. 3. HACIA UNA DEFINICION DE LA TEOLOGIA LITURGION Ala luz de lo que se ha dicho, pasemos a @Sfii=IaNat? raleza de la teologia Titirgica, Gilpuestoldentro dela ‘Orga- nizacion general de las disciplinas teolégicas y su método. Comencemos con una definicién, Tal como indica su nombre, la teologia litirgica es la expli- cacién del sentido del culto. Por supuesto, la ciencia littrgica siempre ha tenido como ‘Objeto-explicar ef culto, pero, como acabamos de mostrar@@olaueontentree ‘or ur simbolismo GlementaPy, en muchos sentidosgsuperficialiylarbitfani®. In- cluso el concepto de simbolismo se tomaba 1 en su sentido mas Sencillo y popular: como ‘“representaciony de-algo. La Peque- fia Entrada de la liturgia se veia como una representacién sim- bélica de Cristo que iba a predicar; la Gran Entrada, como la Fepresentacion de su sepultura, etc. En todo esto se olvidaba (ue, antes de recurrir a esta explicacion simbolica, es necesa= No definir la naturaleza ¥y la esencia del simbolo tittrgico, ai Como su puesto en el culto. ‘Hay ademés@tiGSGHEEPHOue La Ciencia litirgica ha usado a menudo sin aclarar su contenido 17. G. Florovsky, Puti russkogo bogosloviva, 516. Scanné avec CamScanner 18 Introduccién teoldgico @ASOnemOnaCHOn ditmgieas Es facil decir que ta) 0 cual ceremonia asimboliza» algo, 0 que en tal 0 cual fecha conmemoramos algo. No obstante, en el uso populagaiibgy conceptos son tan vagor [UC antes de emplearlos en cualquier explicacién del cult hay que precisar su sentido. Bastan los ejemplos mencionados para mostrar @mgUGii de consistir la explicacion del culto. cuyo nicleo es exponer el sentido teologico. La teologia es sobre todo explicacion, ada biisqueda de palabras adecuadas a la naturaleza de Dios» (eomoencis hoyoufes decit dct sistema de conceptos que se correspondan tanto como sea posible con late-y Jaexpe- riencia de la Iglesia. La tarea de la teologia litirgica, pues. -consiste en dotar de una base teolégica a la explicacién del culto y del conjunto de la tradicion liturgica de la Iglesia, Esto supone. en primer lugar, encontrar y detinir los conceptos y categorias capaces de expresar lo mejor posible la naturaleza esencial de la experiencia litirgica de la Iglesia, en segundo lugar. vincular esas ideas con ese sistema conceptual del que la teologia se sirve para exponer la fe y la doctrina de la igle- sia: y en tercer lugar. presentar los datos singulares de la &- periencia lit ‘como un conjunto interrelacionado. S¢ trata, en definitiva, de exponer la lex orandi («norma de 0% cin») que se halla en el seno de la Iglesia y que determina’ lemeredendb («regla de fe»! Si la teologta litirgica brota de una comprension del. cult como acto piiblico de la Iglesia, entoneesiswisbje aclarar y explicar la conexién entre este acto y la decir, como ella se expresa y llega a plenitud en este piv La doctrina aceptada de la Iglesia ve en «la tradicl spell los sacramentos y de los ritos sagrados»'® un element! gue 18, «La expresiin ‘tradicis quell icin sagrada’ remi de que ate, verdaderamente creen en Dee pale 4 unos a otros y como los antepasados asus deseendientes, It Joe sot la ley de Dios, los sa (Catecism , los sacramento, get rarecism™> ecea Gaara 5 ¥ los ritos sagrados» ( Scanné avec CamScanner Introduccion 19 ——— El descuido de esta fuente en la teolo- gia escolastica responde a una comprensién reduccionista de los conceptos de Tradicién e Iglesia!. Sin ae _—s GewlemTEAEMA Por cllo: ee Cuanto se ha dicho hasta aqui apunta al ((@aRjUSuaHee @eealogioas Es cierto que cualquier clasificacién esta condi- cionada por su propia naturaleza”’, perfHSUaaI Sepa oa... bien, se precisa alguna division, ya que la inica verdad preservada por la Iglesia se descubre desde distintos angulos y —mas importante atin— para descubrirla se necesitan distintos métodos 0 medios de captarla. En la clasificacion mas aceptada @aeOlO@ialdOamiaieaeaanD _fas combina en un conjunto equilibrado y convincente. Con todo, para erigirse como sintesis suprema debe ser de un «or- den» independiente del de las seers a conducen a ‘ de la dogmatica, (ya sean biblicas, litargicas, patristicas, ctc.). AL utilizar sus fuentes de un modo — '9. Asi, por ejemplo, el autor del conocido anilisis catdlico de la teolo- bia ortodoxa, Martin Jugie, apenas menciona el culto en su definieidn de la tradicién segin los te6logos rusos y griegos: M. Jugie, Theologia dogmati- ca christianorum orientalium ab Ecclesia catholica dissidentium \-ll, Paris thou 233: CE. también F, Gavin, Some Aspects of Contemporary Greek Or 45 Thought, Milwaukee 1923, 2785. ‘eae ¥. Congar, Théologie, en Dictionnaire de théologie catholique XN, 1952, 19g, Dalmals, Théologie et titurgie, en Initiation théologique 1, Paris Scanné avec CamScanner 20 Introduccion ~ tan simplista, a menudo Ia dogmitica ignora lo esencial gg “Tradicién no en la forma de «tests», sino en ta plenitud y ‘como mero «texto» y su uso en Ta dogmiatica se alza la teolo- gia biblica, ventre el culto como un hecho y su utilizaciénen ~ la dogmatica se halla la teologia litirgica, “Si quiere ser «itil» para la dogmatica, la ciencia litiroien debe consistir ante todo en una exposicion autonoma y com-— GREUSTAAAICIONNTABIEA. Decimos «completa» porque conforme al viejo concepto de la ciencia litirgica @URSIGiOmy - turgica se circunscribia al culto, mientras que la dogmatica solo empleaba textos litirgicos'0 Titos aistados. Fatretsns como se ha dicho mas arriba g@l{eultomioupuederequipararse) sin més ni con los textos ni con las formas de culto. Es una ‘GHIGAANASHEFOMENAGANTOUO (las palabras con las que se 0", las lecturas, los cantos, los ritos, la relacién de todo esto den tro de una «secuencia» u «orden» y, por tiltimo, lo que pucd® definirse como el «coeficiente liturgico» de cada uno de esos elementos ~es decir, el significado que, al margen de su co™ tenido inmediato, adquiere como resultado de su posicion & la secuencia u orden general del culto-) deinecse Dado que &s debe tener su propio método, en muchos sentidos distinto de las dems disciplinas teolégicas, wer) En efecto, 0, sistematizacion Y una interpretacidn teolégica 4 oP ich! tradicion litirgica no «llega» a la conciencia dog t je ve Se corre el riesgo de que se ignore por completo ° utilice de forma aleatoria e impropia. ‘Scanné avec CamScanner Introduccion 2 Ja teologia litirgica es. por tanto. una disciplina tenlari_ ca independiente, con su objeto particular -la tradicién litir gica de jak giesia~, que consecuentemente requiere un método especial, distinto al de otras disciplinas teolégicas. Sin teo- Jogia jiturgica, nuestra comprension de la te y doctrina de la Iglesia esté condenada a ser incompleta. 4. HACIA UNA METODOLOGIA DE LA TREOLOGIA TITtiRGIC’ La cuestion del método de la teologia littirgica merece es- pecial atencién porque la falta de principios metodolégicos claros abre la puerta a la arbitrariedad en el uso teolégico del MALSTANMAAAIEGY Podrian citarse no pocos ejemplos de di- cha arbitrariedad. Riiprinenligarpesiposiblelprecuntarsensi todo lo que ha llegado hasta nosotros de la inmensa tradicién litargica tiene el mismo valor. Es de la misma importancia? {Puede considerarse todo como «tradicién» en el sentido teo- légico de este término? Por supuesto, GAbEMOS GUC CHILO experimentado un largo y complejo desarrollo, y que la uni- formidad contemporanea de las normas litirgicas en la Orto- doxia es un fenémeno relativamente tardio. La Iglesia nunca ha creido que la absoluta uniformidad en las celebraciones y €n las oraciones sea un requisito para su unidad. y jamas ha identificado en ultima instancia su ex orandi con un determi- nado tipo «hist6rico» de culto. Incluso hoy, pese al supuesto monopolio del culto de tipo bizantino, existe entre las distin- las Iglesias ortodoxas una variedad significativa en las rabri- CASVMEMMANPFARIMtUFICaD Y es caracteristico de esta nocidn de Iglesia quc@@IPIGOM, 1a ordenacién general o normativa basica del culto, en sus dos variantes fundamentales, no se lla- me Typicon de la Iglesia ortodoxa, sino que se designe segin Su lugar de origen: El ordo del monasterio de San Sabas 0 El ordo de la gran iglesia de Constantinopla. i La vida litirgica ha evolucionado, ha ido cambiando sus Srmas. ¥ no resultaria dificil mostrar que sigue transformén- Scanné avec CamScanner Introduccion uusencia de cambios seria sintoma de una BES fatale hora bien Ses jmportamieysabeincn primer lugar. G i dos esos cambios expresan en fa misma medida la lex aR deslanigiesiay, &” segundo lugareSiies) posible hallar alguna ley enslagevoluciOl: livurgica. algo que haga de esta un desarrollo de la «norma de ‘oracién invetcrada © inmutable, y no una serie de metamorfosis mas 0 menos casuales CESEViGeHeGUe Ja teologia liturgica hade empezar con el estudio histérico del eulio, El arzobispo Filareto de Chernigov, uno de los pioneros cia en Rusia, demostro la necesidad en el estudio de la liturg! de este planteamiento a mediados del siglo XIX. Segun él, Jas investigaciones historicas sobre el Gultelson importantes ¥ valiosas para jalsantaglglesia) ya que ponen de manifiesto la inadecuacién de las convicciones de los avvakums” Qa esta gente, las sabricasyque conocian tan bien @fanunconjun= to de directrices inveteradas € snmmutablesm, Por qué? Rone en buena medida ignoraban la historia de la vida de la Iglesia, y porque estaban obcecados con Ja manera en que ellos ha- @anllasicosay 1a valoraban por encima de todas las demas. Como resultado del estudio historicosquedayelarony fuera de toda duda que la Iglesia santa ha actuado con una libertad Ha adoptado nus razonable en lo tocante alas celebraciones. vos ordenes para la liturgia puscando el beneficio del puedo y los ha sustituido por otros cuando percibia que aquellos ¥8 no eran en absoluto utiles 0 necesarios. Una teoria del culo em la Telesia que no se base en los datos historicos ° depors falsa y ademas dafiina en sus consecuencias = goa En contraste con la vieja ciencia Titurgica pistorica & que hemos habladofilaihistoriadel culto-ya noal 2 le umfin en si misma, Bs precisamente la teor'* del culto dose. La a ge os vie cre torte Avvakum fue uno de los lideres del cis ns enelsio Pe diserepancias rituates, divisi® ® ion! esnope tele, arzobispo de Chemigov, Istorichesky 9020" pens yee tng da rechettoy Tserkvi [«Repaso historico de los primnd2 la Iglesia griega»], Chernigov 1864, 5- ‘Scanné avec CamScanner | ieee ” Introduccion 23 nada hs cs ec re le el principio esta teoria se hi expresado en hechos, sehacon- ccretado y revelado a traves de hechos, v ha sido desmentida 0 (Gisprsionadaponmedioneheehosp En nuestra praxis litirgi- ca hay cosas que a muchas personas les parecen la tradicién inveterada de la Iglesia, cuando lo cierto es que deforman esa tradicion, Resulta imposible discernirlas al margen de su @eIspectivarhistonieay o sea, sin comparar hechos; del mismo modo que resulta imposible definir el camino fundamental del desarrollo litirgico y su sentido general al margen de una Ahora bien, tras el andlisis histérico se debe hacer una — _ sintesis teologiea; he aqui la segunda y mas importante parte _ de la teologia liturgica. La sintesis teolégica consiste en di- -lucidar la norma de oracién como regla de fe; consiste en interpretar a nivel teoldgico la norma de oracién. En este caso la obra de los liturgistas es extremadamente diversa y resulta imposible dar de antemano una definicion precisa de este planteamiento. En cualquier caso, deberia subrayarse una vez mas que, es decir, la interconexién de todas las liturgias individuales y de cada unidad litirgica en particular. Asi pues, @IGGIGe volverse mas com- plejo y hallar expresiones siempre nuevas en los himnos y en el ceremonial, pero su nticleo fundamental —el ritmo del «dia del Sefior» como dia de la conmemoracién eucaristica de la muerte y resurreccién de Cristo— forma parte esencial de la tradicion litirgica en si y, en este sentido, aparece como su estructura originaria y basica. Lo mismo sucede también con ¢l ordo de la cucaristia; independientemente de cuanto haya evolucionado y cambiado de forma a lo largo de la historia, ‘Scanné avec CamScanner Introduccién 4 i estado definido por una cierta estrucy, ; ura alabras de G. Dix), y es pr ra desde el comienzo ha basica («figura», en P: esa figura la que se constituye en el punto de partida pata de cubrir el sentido de la eucar fa y su desarrollo. E] Concepto de «estructura» tiene que aplicarse también a los oficios de Jos ciclos diario y anual, a los ritos de los demas sacramentos ete, La ciencia litirgica historica establece las estructuras yay desarrollo, y la teologia litirgica descubre su sentido: este es el principio metodolégico general de la tarea. La importancia de estas estructuras basicas radica en que solo en ellas se en- cuentra la expresi6n plena del plan general del culto, tanto en su conjunto como en sus distintos elementos. Establecen el «coeficiente litirgico» de cada elemento y apuntan a su sen- tido en el todo, proporcionando al culto una interpretacién teologica coherente y liberandolo de interpretaciones simbé- licas arbitrarias. De este modo, cuando comparamos rabricas que han sido aceptadas desde hace tiempo como meros «de- talles» y determinamos su posicién dentro de sus respectivas estructuras litirgicas, a veces revelan su sentido teoldgico. y la tradicién queda, por asi decirlo, descifrada. A la luz de la estructura general discernible en Ja accion liturgica, los «detalles» del ordo pueden revelar algo que & otro tiempo la Iglesia expresaba en el lenguaje del culto, pero que hemos olvidado cémo captar directamente. En si mis, la omisién del canto de la primera oracién («Oh rey cele tial») durante Pentecostés no es mas que una artibrica>, Pe si se la considera en conexién con otras excepciones ® Ja no eetead sentido exacto de esos cincuenta dias a ‘5 Misc, cual, a su vez, clarifica uno de los i i‘ Iglesia: 5 que es inseparable de la doctrina orto te - For otro lado, en las ribricas que tratan de ¥ los dias» del arecen ta ®, ; culto (que a todo el mundo le PAE, «ol cun a faa todo ineumplidas constantemente) $° a teologi i ria esencitlP Comprender la ec} logia del tiempo —que rest ip cit” mv! lesiologia ortodoxa-. Seria Po aMente ‘Scanné avec CamScanner Introduccion chos ejemplos parecidos; en este momento, no nos interesan por si mismos, sino que mas bien sirven como muestras del método empleado por la teologia litirgica. Del estableci- miento e interpretacién de las estructuras basicas del culto a la explicacién de todo posible elemento, y de ahi a una orde- nada sintesis teolégica de todos estos datos: este es el método que utiliza la teologia litirgica para llevar a cabo su labor, la cual no es otra que traducir lo que se expresa mediante el len- guaje del culto —sus ritos, sus textos y todo su «espiritu— al lenguaje de la teologia, es decir, convertir de nuevo la expe- riencia liturgica de la Iglesia en una de las fuentes vivificado- ras del conocimiento de Dios. Lo que se necesita por encima de cualquier otra cosa es adentrarse en la vida del culto, en la vida que concuerda con el ritmo del culto. No se precisa tan- to la aprehensi6n intelectual del culto cuanto su comprensi6n. mediante la experiencia y la oracién. La cuestion del plan y de las subdivisiones de la teologia litargica no presentaria particular interés de no ser porque ya hay signos de la insuficiencia y de los efectos perversos de la teologia escolastica. Bajo su influjo, por ejemplo, ha surgido en la mente de los creyentes una distincién entre el culto «comunitario» y el «privado», destinado a satisfacer alguna necesidad. Los sacramentos del bautismo, la confir- maci6n o el matrimonio, por no hablar de los responsos, los funerales, etc., han caido bajo la categoria de ceremonias so- licitadas 0 de oficios «privados»®. Entretanto, esta distincién entre culto «comunitario» y «privado» contradice la antigua y fundamental nocién del culto cristiano como acto piblico de la Iglesia, en el que en absoluto hay algo privado ni puede haberlo, puesto que ello destruiria la naturaleza misma de la Iglesia. Bajo el mismo influjo escolastico, la ciencia littr- gica comenzé a contemplar la eucaristia como una mas de 23. Cf. N. Nikolsky, Posobie k izucheniu ustava [«Una guia para el estu- dio del Typicon»), San Petersburgo 1907, 6 y 656. Cf. también L. Mirkovich, Pravostavnaya liturgika, 22-23. Scanné avec CamScanner 26 Introduccion aciones 0 sacramentos de la Iglesia, distorsionand, de este modo la entera perspectiva de la tradicién litirgica que siempre Ia ha visto como el centro y la fuente de toda Ig vida de la Iglesia. La anticuada ciencia litirgica era incapaz de ver con ojos criticos ese Ambito de la vida eclesial en e| que el culto habia sido aceptado desde hacia tiempo como ada satisfaccién de unas necesidades» y estaba gobernado por las «exigencias» de los creyentes. El veneno que empon- zofiaba nuestra vida eclesial se encontraba, por asi decirlo, «legitimado» por la ciencia litargica, la cual, en vez de tener como meta la comprension teolégica del culto, consideraba que ante todo era una ciencia aplicada, destinada a satisfacer «necesidades practicas». De aqui surge la necesidad de revisar el plan de la teo- logia litirgica, de intentar conseguir que establezca una re- Jacin adecuada tanto con su objeto de estudio como con el método de investigacion. Como ya hemos dicho, en principio debe descartarse la divisién entre culto «comunitario» y «privado». El propésito del culto es constituir la Iglesia; en concreto, traer lo que &s aprivado» hacia la nueva vida, transformandolo en aquello que pertenece a la Iglesia, 0 sea, que es compartido com dos en Cristo, Ademés, su objeto es siempre manifests a Iglesia como la unidad de ese cuerpo cuya cabeza es Crist Y, por diltimo, colaborar a que siempre sirvamos & Dios «coe unos mismos labios y un solo corazon», pues ‘anicar ese es el culto que Dios ordend que ofreciera le Iglesia. i” un modo semejante, resulta imposible justificar !@ divi de Jos sacramentos en distintos compartimentos tite hi Contemplando la eucaristia como «uno mas entre var eae e/ sacramento de la Iglesia, &S pi - mel pry wernt eben: <= an icy ci Por Jo tanto, la eucaristia 89 ye es tambanl i le» de todas las celebracionesy, ia ii" a fuente y la meta del conjunto de I ¥ las celebra ‘Scanné avec CamScanner Introduccion esia, Cualquier teologia liturgica que no ponga a la tia como el fundamento exclusivo de toda su estruc- de la eucat n tura resulta en esencia deficient El plan global de la teologia liturgica aqui propuesto no es, desde luego, el unico posible, aunque parece tener en cuenta aquellos requisitos principales que se hallan vincula- dos a la cuestion que nos hemos esforzado por perfilar. El estudio de las rabricas de la Iglesia, entendido no solo como la explicacién de las normas que rigen la vida litirgica eclesial, sino también como la estructura general y basica de dicha vida, ha de ser necesariamente el primer paso en el analisis del culto. Antes de examinar las distintas partes del edificio, conviene que comprendamos no solo que estamos ante un edificio, sino también que hemos de verlo como un todo que responde a un disefio o plan arquitecténico global, en el que sus distintos elementos estan dispuestos en una relacion de mutua dependencia. La funcién de esta intro- duccidn es precisamente bosquejar este conjunto, descubrir este disefio**. Insistamos en esta idea: mientras que la eucaristia ha de ser colocada en el centro de la primera parte de la teologia liturgica, ya que la naturaleza esencial de la Iglesia se rea- liza en la eucaristia en cuanto sacramento de la vida ecle- 24. Cf. Archimandrita Cipriano, Evkharistiya [«Eucaristiay], Paris 1947, 25s: «En nuestros dias la vida eucaristica se ve debilitada hasta el punto de que hemos perdido casi por completo la conciencia eucaristica y vemos la liturgia ivina que se celebra en nuestras iglesias como una celebracién mas, Pero no ra asi en aquellos tiempos en los que habia una genuina vida eclesial. La euca- Fistia era la base y el culmen de toda la vida litdrgica, No obstante, poco a poco ‘odo Jo que giraba en torno a la eucaristia como centro de la vida litingica (los Sacramentos, las oraciones, el ordo de la liturgia...) se convirtid, en la mentali- pe aioe cristianos, en ritos privados, en asuntos privados de cada individuo ea eee cuales (al parecer) no tenian nada que ver con el concepto de la of Nid teuniday, Respecto a la relacién de tos sacramentos con la Iglesia, Pencnlanasiev, Sacramenta et sacramentalia, en Pravoslavnaya Myst VIUti lento ortodoxo»], Paris 1951, 1. Angie sig del concepto de «estructuras» litirgicas, ef. A, Baumstark, Li- ie iparée, Chevetogne 1939, 32ss; J. Pascher, L'évolution des rites sa- ‘amentels, Paris 1952. [«Pensami 25, Ac ‘Scanné avec CamScanner Introduccion 28 sial, también es cierto que los sacramento de la iniciagi, sristiana (cl bautismo y la confirmacién) nos conducen hy, a esa vida y nos conectan con su naturaleza esencial Acitg dirigen hacia la Iglesia y hacia la eucaristia, y es adecuad vincular su explicacion teoldégica y litirgica al estudio de |g celebracién eucaristica. Esa forma de culto, que de aqui en adelante denoming. remos la liturgia del tiempo, la cual esta conectada, por sy misma naturaleza, con «las horas y los dias» y se expresa en tres ciclos (el diario, el semanal y el anual), constituye otro claro punto de referencia en la vida litargica eclesial, La estructura de estos ciclos, su importancia en la «norma de oracién» de la Iglesia y su relacién con la eucaristia son cuestiones que deberan ser respondidas en la segunda parte de nuestra introduccién a la teologia liturgica. Finalmente, el culto cuyo objeto no es simplemente to- da la Iglesia, sino mas bien sus miembros individuales, con- formara la tercera parte de nuestra introduccién. Hablamos de «objeto» porque el «sujeto» es siempre la misma y unica Iglesia, y el hecho de que una determinada forma de culto esté condicionada por las necesidades de los miembros it- dividuales de la Iglesia no la convierte en una liturgia «pe vadan. Lo que se cumple en ellos se cumple en la Iglesia y tiene importancia para esta; es la causa inicial la que Se en la necesidad del cristiano individual. Este culto est ligs- do principalmente a la vida del cristiano; incluye todos esos ritos de naturaleza no sacramental que estén asociados cone! nacimiento (las oraciones sobre la madre y el hijo el dia ®* que este nace, al octavo y al cuadragésimo dia), el ; to del matrimonio, los sacramentos de la penitenci® Y de unei6n, y toda la liturgia vinculada a la muerte: f ls estos litrgieos apenas se han interes PFT, Por cea Ee a rae een ex : teoldgica y litirgica, : ‘Scanné avec CamScanner Introduccion 29 A partir de todo lo anterior, el plan de la teologia litargica puede esquematizarse del siguiente modo Introduccién: el ordo de la Iglesia 1. Los sacramentos del bautismo y la confirmacion 2. La eucaristia (y todo lo directamente rel: La liturgia del tiempo. La liturgia de la santificacién de la vida. lacionado con ella). Bw Repitamos una vez mas que no se trata del tinico esquema posible 0 correcto, No obstante, nos parece que responde al proposito de la teologia liturgica mejor que otros. Su inten- cién no es compartimentar el culto cristiano, sino presentarlo en su integridad, como una explicacion de la regla de oracién que siempre y en todas partes es la misma. Y si bien solo puede «justificarse» post factum, de momento lo ofrecemos como una especie de guia en la dificil tarea de ayudar a en- tender la tradici6n litirgica de la Iglesia. Para concluir estas observaciones sobre la tarea y el mé- todo de la teologia liturgica, conviene decir algo mas sobre la «situacién litargicay de la Ortodoxia contemporanea, que sera objeto de consideracién en esta obra. Sin ninguna am- bigiiedad y con plena conciencia del sentido de mis pala- bras, defino dicha situacién como de profunda crisis litar- gica. Esta afirmaci6n sorprenderd e incluso irritara a mucha gente que piensa: «;A qué viene esto? En nuestro culto to- do se hace, indudablemente, como Dios manda». Asi piensa la mayoria de los ortodoxos, e incluso los expertos en Or- todoxia no eslavos lo dan por supuesto. «[La Iglesia orto- doxa] no necesita entrar en el movimiento littirgico -escribe Dom Rousseau- porque jamas ha vacilado en la devocién su liturgia, siempre se ha mantenido fiel a ella en todo»?*, 26. O. Rousseau, Histoire du mouvement liturgique, Paris 1945, 188. ‘Scanné avec CamScanner 30 Introduccion Ciertamente, a primera vista puede parecer que toq justo como se debe. Nuestra Iglesia sigue siendo liturgica por antonomasia, no solo porque nunca terrumpido la tradicién antigua del culto, sino tay el puesto que este ocupa en la vida de los fieles, por gj par. ticular amor que los fieles profesan al edificio de la iglesia yg sus celebraciones. Puede decirse que en nuestros dias |g Vida de la Iglesia se ha convertido en algo casi exclusivamente litargico, reduciéndose al culto y solo al culto. EI «amor por la Iglesia» (¢serkovnost) se ha transformado en sindnimo de amor al recinto de la iglesia y a su culto. El edificio, el cyj. dado de la iglesia y el mantenimiento de sus celebraciones, ese es el contenido esencial de la tserkovnost. Dentro de esta piedad litirgica pueden distinguirse diversas variantes, pero lo fundamental y basico sigue siendo lo mismo: el manifiesto protagonismo del culto (en su sentido estricto) en la vida de la Iglesia y en la experiencia religiosa personal. {Hay en ello motivo de preocupacién? No obstante, la pregunta en realidad es mas bien: (Po demos en verdad estar satisfechos de la situacién en que encuentra este «liturgismo» ortodoxo contemporaneo? {Se corresponde con la perenne Jex orandi de la Iglesia? (ES ¥* manifestacion de ese «culto en Espiritu y verdad» que see tregé a la Iglesia por mandato de Cristo? No vamos a detenernos aqui en los muchos defectos ¥ alarmantes errores de la praxis litirgica contemporaine? we que hay tantos que nos hacen dudar de que la Ortodox'® eB de buena salud litirgica. De ellos se ocupa ampliaimey bibliografia especializada, Pero no es en esos defeeto® © dos en sf mismos, donde se halla la esencia de 10 a", denominado la crisis litdrgica, Esta guarda relacion, vivid con algo mucho mas profundo, y las deficiencias ! fica? les de nuestra vida cultual adquieren su verdadero ont " k sit glo €n Conexion con ello, y de lo cual constituye? sy Oo manifestacién, do se hace la Iglesia Se ha in Nbigén por ‘Scanné avec CamScanner Introduccién La crisis litirgica consiste, en primer lugar en qi at, ue se a funcion y el puesto del culto en la Iglesia; consiste en que se ha producido un, profunda metamorfosis en la visién del culto por p ha concebido de manera equivocada | : arte de la iglesia. Subrayemos que nos estamos refiriendo a algo mu- cho mas importante que el hecho de que se malinterpreten los textos, los ritos y el lenguaje del servicio divino. Hablamos de todo el planteamiento del culto y de su «experiencia». El culto su estructura, forma y contenido~ sigue siendo lo que era antes y esencialmente lo que siempre ha sido. En este sentido, es acertado hablar de la fidelidad de la Ortodoxia a su liturgia. Pero una cosa es comprenderla y otra utilizarla Existe una discrepancia entre el propésito fundamental del culto y la forma en que se comprende, si bien los miembros de la Iglesia no se han percatado de ello, y la «clave» que supuestamente conduce a la comprensién del culto eclesial impide de hecho que sea posible. Paraddjicamente, lo que oscurece el sentido del culto es que se ha convertido para los fieles en objeto de su amor; en realidad, casi en el tinico contenido de la vida de la Iglesia. _Cudl es esta nueva «clave» y en qué sentido es incapaz de corresponderse con Ia naturaleza del culto? Pues que este ha dejado de entenderse como una funcion eclesial. Al con- trario, la Iglesia ha terminado por ser vista como una fun- cién del culto. Este, en virtud de su naturaleza, estructura y contenido, es la revelacion y la materializacion por parte de la Iglesia de su propia naturaleza. Y esta es la nueva vida en Cristo: la unidn en Cristo con Dios Espiritu Santo, el cono- cimiento de Ia verdad, la unidad, el amor, la gracia, la pazy la salvacion, En este sentido, la Iglesia no puede equipararse © com fundirse con el «culto»; no es la Iglesia la que existe Pare el «culto», sino este para aquella, para su perfeccionamiento, para que crezca hasta aleanzar la plena medida de Inet tura de Cristo» (Bf4, 13). Cristo no fund6 una sociedad que ‘Scanné avec CamScanner Introduccion 32 a «sociedad cultuals, sino la Iglesia como camino de salvacion, como vida nueva de la humanj. dad recreada. Ello no significa que el culto sea algo secun. dario en la Iglesia. Al contrario, es inseparable de esta y sin él ella no existe. Esto se debe, en ultimo término, a que sy fin es expresar, formar o materializar la Iglesia: ser la fuente de aquella gracia que siempre hace de la Iglesia ella misma, el pueblo de Dios y el Cuerpo de Cristo, «estirpe escogida y sacerdocio real» (1 Pe 2, 9). De hecho, en la medida en que la Iglesia existe no solo in statu vide, sino también in statu patriae, incorpora en el culto su participacién en el reino de Dios, nos permite vislumbrar el misterio del mundo que vie- ne, y expresa su amor por el Sefior que mora en su seno y su comunién con el Espiritu Santo. En este sentido, el culto es el propésito de la Iglesia, pero el propésito precisamente de la Iglesia, en cuanto expresion y cumplimiento sumos y plenos de su naturaleza: de su unidad y su amor, de su cono- cimiento de Dios y de su comunién con él. ‘Ahora bien, en el planteamiento contemporaneo del suele ocurrir que deja de comprenderse como expresion de Ja Iglesia, como creacién y como cumplimiento de esta. Iglesia se ha confundido con el culto, terminando por eS como una institucién sacramentalmente jerdrquica que es para celebrar el culto divino como un misterio sagrades SS pratemporal ¢ inmutable. La Iglesia es aquello que Ja naturaleza objetiva de esta caccidn sagradi, SY observase el culto, uni Scanné avec CamScanner Introduccion 33 edificio de la iglesia y la provisién de! I sacerdocio que ne- Sin embargo, el cesita ente individual, al entrar en el templo, no percibe que sea participe o celebrante del culto, no sabe que en este acto cultual, junto a todos aquellos que a su lado estan constituyendo la Iglesia, ha sido llamado a ser expresion de esta como vida nueva y a ser transformado en miembro nuevo de la Iglesia. El creyente se ha convertido en un «objeto» de culto, y este se celebra para ser su «ali- mento», para satisfacer sus «necesidades religiosas». De la misma manera, la parroquia no sabe que el culto, en cuanto expresién de ella misma, la transforma en la Iglesia, la dota de aquellas «dimensiones» que de forma natural ni tiene ni puede tener. Sigue siendo una comunidad limitada, humana y solo humana, que vive no como la Iglesia, sino de acuerdo con sus intereses humanos, necesariamente limitados. Al haberse vuelto algo «sagrado en si», el culto ha «pro- fanado», por asi decirlo, todo lo demas que forma parte de la Iglesia: vemos su gobierno como algo juridico y administrati- vo, su vida «material» se separa estrictamente de su contenido espiritual, y la jerarquia (habiéndose convertido en nada mas que en celebrantes de los sacramentos, en los que nadie ve la expresiOn, creacién y plenitud de la Iglesia) es apartada de manera natural de la esfera de la administracién eclesial, de las finanzas e incluso de la docencia, puesto que todo ello se ha transformado en algo profano y no santo”. Al convertirse ahora en el contenido exclusivo de la vida eclesial, el culto ha dejado de comprenderse en su auténti- ca dimension, o sea, la expresion, creacion y plenitud de la Iglesia, Una mayorfa abrumadora de ortodoxos no muestra interés alguno por el significado del culto. Se acepta y se “xperimenta en categorias misticas y estéticas, pero nunca «6gicasy, Emociona el alma del creyente por ser sagrado, 27. Cf. el desarrollo de esta reflexion en N. Afanasiev, Sluzhenie miryan v Berk [4B] ministerio del laicado en la Iglesia»), Paris 1955. ‘Scanné avec CamScanner 34 Introduccion por ser esotérico, hermético, incomprensible, Por otro mundo». Y todo lo que pertenece a ese Ambit, desarrollado sobremanera con complejas explicacion, Se ha bélicas. Es curioso que en ese simbolismo no esté a la Iglesia; en consecuencia, a la gente le encanta esi divina liturgia como una representacion de la vida de ¢ a la Pero gquién la explica como expresion de la vida is como la accion en virtud de la cual la Iglesia se tate eternamente? ,Quién percibe que en esta accién la Iglesia a representa la vida de Cristo ante la comunidad de Ios a gados, sino que se manifiesta, se crea, se cumple a si misma como cuerpo de Cristo? El creyente ama los ritos, los simbo. los, toda la atmésfera que rodea la iglesia, ese alimento de sy alma precioso y conocido; pero ese amor no anhela entender, porque el propésito del culto se concibe precisamente como la dacién de una experiencia espiritual, de un alimento espi- ritual. Para los miembros de la Iglesia, el culto ha dejado de ser la manifestacién que esta hace de si misma. Por Ultimo, al convertirse en una «sociedad cultual», que existe en y por el culto, los miembros de la Iglesia no son capaces de comprender que el culto —en cuanto expresion. creacién y cumplimiento de la Iglesia— la coloca ante el mun- do y manifiesta su proposito, el objeto del pueblo de Dios, situado en el mundo con un Evangelio y una mision. Al dejat de ser expresién eclesial, el culto también ha dejado de s* su expresi6n en relacién con el mundo, Ya no se ve come ale vadura que fermenta la masa, como el amor de Dios dirigit® al mundo, como testigo del reino de Dios, como buen a cia de la salvacién, como vida nueva. Al contrario, el oe se experimenta como una salida temporal del mund®: ve un arespiradero» o un hueco en la existencia terre" to para que entre la gracia, geo _Nuestra labor no consiste en rastrear las raz0nes atl” crisis hitirgica, Ello exigiria una larga digresion Pos sit Po de la psicologia y la sociologia religiosas- Ser «4 ‘Scanné avec CamScanner Introduceién 35 mas que esta metamorfosis en la comprensién del culto, esta transformaci6n de la Iglesia en una «sociedad cultual» puede aceptarse en cierto sentido como algo natural. Con todo, permanece latente una pregunta: {Es esto algo connatural del cristianismo, de la religién del Nuevo Testa- mento? {Se corresponde nuestro interés en la liturgia con el sentido, el espiritu y el proposito de la liturgia? A fin de res- ponder a estas cuestiones, es preciso considerar una vez mas la lex orandi de la Iglesia, y percibir y comprender esta dentro de la /ex credendi. Tal es la tarea de la teologia liturgica. ‘Scanné avec CamScanner

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