You are on page 1of 40

1

“ESTAMOS EN EL AIRE”

de

JACOBO LANGSNER
2

PERSONAJES:

CLAUDIA: 40 años

ROMAN: 42 años

TODAS LAS PERIODISTAS QUE APARECEN PUEDEN SER INTERPRETADAS POR


LA MISMA ACTRIZ.

ENORME DECADENCIA EN LO QUE APARENTEMENTE ES UN LIVING EN EL


QUE EL OBJETO PREDOMINANTE ES UN TELEVISOR ENCENDIDO. SE OYE UN
LARGO RATO LA MUSICA DE NINO ROTA QUE UTILIZA EL PROGRAMA DE
“HOLA SUSANA” HASTA QUE DEJA DE OÍRSE PARA DAR PASO A UNA
CATARATA DE APLAUSOS.

VOZ DE SUSANA: ¡Hola, hola, hola! ¿Cómo le va, “maestruli? Hola, mis Susanos. Esta
semana estaremos vestidas por Fancesca Castritti y como verán tengo un divino
vestido de “guipiur” bordado en perlas cultivadas, rubíes, brillantes y en el ruedo,
esmeraldas de un verde increíble. Divino. Las medias, como siempre, son de
Miau miau y los zapatos divinos son de Alfredo Cacciatore y las joyas que uso en
el cuello, dedos de ambas manos, tobillos, cintura y sobre el pecho izquierdo,
son, como siempre, de mi divino amigo Lorenzo Puzzi. Me peinó Carla de
Firenze. ¿Ya está? Si. Creo que eso era todo. Miren quien me acompaña en el
portaretrato. La divina, única y Diosa total, a la que admiro e imito más que a
nadie en el mundo... la santa madre Teresa de Calcuta, que desgraciadamente ya
no está entre nosotros. Hoy me siento generosa y quiero regalar todo lo que mis
amados espectadores están esperando desde hace más de un año. ¡Dos millones
de dólares, veinticinco autos, cincuenta televisores y todos los productos de la
línea “MATRACA” que te ayudan a vivir sin hacer nada. (ADMIRADISIMA)
¡No lo puedo creer! Los premios que hay para vos, son increíbles. No lo pue-do
cre-er! Pero no perdamos más tiempo. Susanos, ¿están ahí?

CORO DE SUSANOS: ¡Si Su-sa-na!

VOZ DE SUSANA: ¡Ay, que coreografía tan inspirada! Revuelvan bien, tipo arado. Mas.
Así. ¡Vamos! Más a fondo. Muy bien. Ahora, con toda la energía y la buena
onda, arrojen al aire miles de cartas para ver quien es el ganador o ganadora de
esta noche. A la una, a las dos y a las... ¡tres!

VOZ DE HOMBRE: Ramón. No. Ramón no. Román creo que dice. De capital.

VOZ DE SUSANA: Bueno, Ramón o Román de capital, solo tenés que decir “Hola
Susana” cuando oigas mi llamado. Ya aparece el número en la computadora. A
ver...4797, mmm, mmm. mmm, mmm. Ay Román, espero que estés. Suena. (EN
EFECTO, SE OYE EL LLAMADO TELEFONICO) AY, que alguien le avise.
3

Que alguien le avise. (PAUSA.) Vuelvo a marcar. Cuatro, siete, nueve, siete,
mmm, mmm, mmm, mmm.

CLAUDIA EN OFF¨(ANGUSTIADISIMA Y AGITADA.) ¿Dónde metí la llave? ¿Dónde


está esa puta llave? (SIGUE SONANDO EL TELEFONO.) ¡Ya va! Aguantame
un poquito Susana.

VOZ DE SUSANA: ¡Ay Román contestá, por Dios te lo pido!

CLAUDIA EN OFF: ¡La encontré Susana! No cuelgues. La encontré. Pero la desgraciada


no quiere entrar. Me tiemblan las manos (VOCERIO DE VECINOS) No me
atropellen. ¿No ven que quiero meter la llave? Susana esperame. (HISTERICA.)
¡Mire lo que me hizo! Se me cayó la llave y usted... No la empuje con el pie.
¡Córrase!

VOZ DE SUSANA.) ¡Que mala suerte! ¿Qué hago? ¿Espero un poco más?

CLAUDIA EN OFFF: (CADA VEZ MAS ANGUSTIADA.) Susana, un minuto. Te pido


solo un minuto más.

VOZ DE SUSANA: No puedo esperar más. Busquen otra carta. ¡Que mala suerte!

CLAUDIA: (ABRIENDO LA PUERTA AL TIEMPO QUE EMITE UN ANGUSTIADO...


¡Nooooooooo! (CLAUDIA ESTA HECHA UN DESASTRE. EL VESTIDO
ROTO, DESPEINADA, LE FALTA UN ZAPATO.)Aquí estoy (Y CORRE AL
TELEFONO, NO SIN ANTES CERRAR LA PUERTA CASI CON
BRUTALIDAD)

VOZ DE SUSANA: Bueno, mis Susanos... ¿preparados?

CLAUDIA: Por favor Susana, no me hagas esto.

ROMÁN EN OFF: (TAN DESESPERADO Y ANGUSTIADO COMO CLAUDIA) Por


favor, abran paso Circulen. Circulen. ¿No ven que estoy nervioso? (Y LOGRA
ENTRAR. CIERRA DE UN PORTAZO Y MIRA A CLAUDIA COMO PARA
MATARLA.)

CLAUDIA: Solo salí cinco minutos.

ROMAN: (ESCANDALIZADO) ¿Justo a la hora del programa?

CLAUDIA: Eran las ocho menos diez y me acordé que Luisito...

ROMAN: ¿En todo el día no pudiste haberte acordado de ese inhalador de pegamento?
¿Tuviste que acordarte justo antes de empezar el programa?
4

CLAUDIA: Román, las cosas no están bien para Cáncer y no están bien para Virgo. Y vos
sos de Cancer y yo de Virgo y el nene de...

ROMAN: Si yo soy de cáncer y vos de Virgo, obviamente el nene es de mierda. Ese es su


signo. Mierda. Yo me voy a matar. No soporto una frustración más. Me mato y
termino con todo.

CLAUDIA: Yo se lo que voy a hacer. Llamo al canal y explico lo que me pasó. Susana es
buena y va a entender. (CORRE A MARCAR UN NÚMERO.)

VOZ DE SUSANA: (QUE HA MARCADO OTRO NUMERO.) Omar, solo tenés que
decir “Hola Susana”.

ROMAN: (A PUNTO DE SUICIDARSE O DE ASESINAR A CLAUDIA.) Ya llamó a


otro.

CLAUDIA: Ojalá que no esté. Ojalá que no esté. Dios mío, si existís hacé que no esté.

OMAR EN OFF: ¡Hola Susana!

VOZ DE SUSANA:(MIENTRAS SUSANA GRITA TRIUNFAL. ROMAN Y CLAUDIA


DESFALLECEN.) ¡Hola Omar!

ROMÁN: Yo me mato. Ese hijo de puta se va a quedar con mis dos millones. Vas a ver.

CLAUDIA: (QUE HA MARCADO EL NUMERO DEL CANAL.) Llama. (EL LA


MIRA.) Que está llamando. ¡Hola! Mire señorita... hace unos minutos Susana me
llamó y yo justo no estaba. ¡Como que ya es tarde! Pregúntele a ella. No tome
usted la responsabilidad. (ROMAN LE ARREBATA EL TUBO.

ROMAN: Mire... mandé mil y pico de cartas en estos últimos días con todas esas cosas que
pedían. Si. Compré mil de esos panes para sacar de las fundas esas... Oiga...no se
encierre en una negativa. Esto es vital para nosotros. Usted va a ser responsable
de dos muertes. O tres.

CLAUDIA: Yo no voy a matarme por un día de mala suerte. Vos estás loco.

ROMAN: ¡Un día de mala suerte! ¿Es la primera vez que te das cuenta de que tenemos
mala suerte? La mala suerte nos acompaña desde que nacimos. (EN EL
TELEFONO.) Y usted no puede ser cómplice del diablo. Porque es el diablo en
persona que anda metido en esto. (MIRA EL TELEFONO ASOMBRADO.) Me
colgó. Esa hija de puta me colgó. (QUEDA PARALIZADO CUANDO OYE...)

SUSANA: ¡Siiiiii! (MUSICA.) Te acabás de ganar medio millón de pesos. Estás contento,
¿Omar? ¿Omar? ¿Se cortó? ¿Omar, estás contento?
5

MUJER EN OFF: (DESESPERADA.) ¡Susana! Me parece que Omar se murió de un


infarto.

VOZ DE SUSANA.) (OPTIMISTA.) ¡No! Solo debe de haber sufrido un leve desmayo. Yo
también me desmayaría si alguien me regalara medio millón de pesos.

MUJER EN OFF: No respira. ¡Dios mío! No respira. ¿El premio sigue en pie, Susana?
Digo... si Omar llegara a estar muerto... ¿el premio sigue en pie?

SUSANA: ¡Pero... no puede ser! ¿Con quien estás? ¿Cuál es tu nombre? ¿Estás sola? No te
muevas de ahí que te enviamos de producción una ambulancia con un médico del
equipo de Favaloro. No te muevas de ahí y tranquilizate.

CLAUDIA: ¿Ves como tenemos suerte, Román? ¿Ves? Si hubiera estado en casa y
ganábamos uno de los fabulosos premios, a lo mejor, en lugar de Omar eras vos
el muerto.

ROMAN: Igual me voy a matar. ¿Para qué quiero seguir viviendo? (VA PARA
ADENTRO.)

CLAUDIA: ¿Adónde vas? Vos no tenés capacidad para apreciar las cosas buenas de la
vida. Mirá el lado positivo. (EL REGRESA FURIOSO.)

ROMAN: ¿Cuál es el lado positivo? Vos a mi me vas a volver loco, si es que antes no
muero, como Omar, de un infarto. ¿Cuál es el lado positivo de esta mala suerte?

CLAUDIA: Román...u na de nuestras cartas salió elegida. El Destino quiso darnos una
oportunidad.

ROMAN: El destino quiso joder. Salió la carta pero vos no estabas.

CLAUDIA: Eso fue solo mala suerte. (ATAJANDOSE.) Un ratito de mala suerte.
Cualquiera tiene un ratito de mala suerte, incluso Amalita de Fortabat o María
Julia Alzogaray. Pero lo positivo y esperanzador es que una de las cartas que
mandamos, fue elegida.

ROMAN: Pero vos no estabas.

CLAUDIA: Ese canal miente, eh! Porque anuncian los programas para una hora y siempre
comienzan antes.

ROMAN: ¿Dónde está tu hijo? Ese inhalador de pegamento está primero en la lista de
gente que pienso liquidar. Y luego estás vos y por último...

CLAUDIA: Seguí amenazando y voy a “SIN VUELTAS” y te dejo como un estropajo


delante de treinta y cinco millones de personas. Y en el tema de hoy, vos calzás
6

como un guante. “¿Hasta cuando voy a bancarme las malas ondas de mi


marido?”

VOZ DE LIA: Hablamos de malas ondas, pero en realidad queremos referirnos a las
distintas crisis por las que están atravesando las parejas de este mundo
globalizado. Por ejemplo (DIRIGIÉNDOSE A CLAUDIA QUE SE SIENTA EN
UNA DE LAS SILLAS.) Vos Claudia, que estás casada desde hace...

CLAUDIA: Una eternidad. ¡Dios mío! Siento que estoy casada desde que nací.

VOZ DE LIA: Y eso fue...

CLAUDIA: Hace una eternidad. (ROMAN MIRA COMO HIPNOTIZADO HACIA LA


PANTALLA, MUY INTRANQUILO, DANDOLE LA ESPALDA A
CLAUDIA.)

VOZ DE LIA: En vista de que no estás dispuesta a dar fechas ni de tu nacimiento ni de tu


casamiento, pasemos al tema central. ¿Cuándo empezó tu marido a transformarse
en ese pelma que no hace más que ver el futuro negro?

CLAUDIA: El todo lo ve negro. Ni siquiera ve claro el pasado.

VOZ DE LIA: ¿Siempre fue así?

CLAUDIA: Ya no recuerdo. Me parece que si, que siempre fue muy pesimista.

VOZ DE LIA: ¿Y por qué te casaste con él?

CLAUDIA: No es fácil contestar a esa pregunta.

VOZ DE LIA: A lo mejor es una fiera en la cama.

CLAUDIA: Ni siquiera eso. (AQUÍ ROMAN COMIENZA A VOLVERSE LOCO, COMO


SI NO ENCONTRARA LUGAR EN LA HABITACIÓN.) Yo me casé virgen.
No tenía con que comparar.

VOZ DE LIA: ¿Hablamos de eficacia o de...tamaño?

CLAUDIA: De ambas cosas.

VOZ DE LIA: ¿Y ahora tenés con que comparar? (EL CORRE AL TELEFONO Y
MARCA UN NUMERO.) ¿Lo engañaste?

CLAUDIA: ¿Con el pensamiento?

VOZ DE LIA: Con todo. Lo que queremos saber es si tenés un amante.


7

ROMAN: ¡Hola! Quiero comunicarme con la señora que conduce el programa que está en
el aire en este momento. ¿Cómo que no puede? ¿Mi mujer está hablando pestes
de mí y no van a concederme el derecho a réplica? Román. Apúrese antes de que
termine el programa.

CLAUDIA: Hace unos meses, desde la ventana de mi dormitorio, empecé a ver que de la
ventana de uno de los departamentos del edificio de enfrente, un hombre se
paraba desnudo, mirándome. (MIENTRAS ESPERA, ROMAN ESCUCHA A
CLAUDIA CON ATENCION.) Primero pensé que podría tratarse de un maniquí
o algo así, pero cuando lo vi con unos binoculares que le pedí prestados a una
vecina...me di cuenta de que estaba vivo. Y no solo eso. Descubrí que se
desnudaba para mi. Para enloquecerme.

LIA: ¿Cómo descubriste eso?

CLAUDIA: ¡Porque me enloquecía! Apenas se dio cuenta de que yo lo observaba con


binoculares, se subió a una silla para que yo viera...aquello. ¡Dios mío! Jamás
pensé que pudiera existir en el mundo algo así. ¡Era de un tamaño!

VOZ DE LIA: Nos estamos alejando del tema, pero no importa. Pero antes de seguir, creo
que tenemos a Román en el teléfono. (AQUÍ ES CLAUDIA LA QUE SE PONE
NERVIOSA.) ¿Cómo te va, Román?

ROMAN: Aquí me ando, como decimos en el barrio. Enterándonos que somos cornudos a
larga distancia.

CLAUDIA: (EN PANICO.) ¿Román, sos vos?

ROMAN: Seguro que vos preferirías que fuese el coloso de Rodas.

VOZ DE LIA: No lo creo, Román. El coloso es de piedra y me parece que aquí


necesitamos algo mas caliente.

ROMAN: ¿Más caliente o más grande?

VOZ DE LIA: Cuidemos el vocabulario, que estamos en el horario de protección al menor.


Un día de estos vamos a hacer un programa sobre la importancia del tamaño del
pene para una buena relación sexual y espero tenerte aquí en el panel.

CLAUDIA: Román, yo no vine para hablar de eso. No se como vinimos a parar en esto.

ROMAN: A lo mejor, el muñeco ese que espías con los binoculares de Amalia, te despertó
nuevas fantasías.

CLAUDIA: Román, el cerebro es un órgano independiente.

ROMAN: Como el pirulín.


8

CLAUDIA: No. Cualquier científico podría certificar que el pirulín depende del cerebro,
como todos los demás órganos.

VOZ DE LIA: ¡Por favor! Aténgamonos al tema. Otro día hablaremos de penes y vaginas.
Hoy atengámonos al tema que vinimos a tratar. Román, aquí Claudia vino a
hablar de tu pesimismo. De lo pesado que le resulta sobrellevar tanta negrura y
falta de esperanza.

ROMAN: Estoy sin trabajo desde hace dos años.

CLAUDIA: ¿Y eso que tiene que ver con tu depresión? Vos venís de una familia
deprimida. Tenés la depresión en los genes. Tu padre era negativo, tu madre...

ROMAN: No hables de mi madre, que puede estar oyendo y ella...estoy seguro de que
también tendría algo que decir sobre tu carácter.

VOZ DE LIA: Las cámaras están abiertas para todo aquel que tenga algo que decir. Uno de
nuestros próximos programas se titulará “Mi suegra no me traga y yo tampoco a
ella” Y todas las personas que se sientan involucradas en el tema, tendrán su
espacio. Pero volviendo al asunto que nos ocupa... hace dos años que estás
desocupado...

CLAUDIA: Pero no es un tipo sin suerte, como el pretende hacernos creer.

ROMAN: Claudia, la señora está hablando conmigo. Y yo no pretendo hacerte creer nada.
Si no sabés ver la realidad...

CLAUDIA: Se verla, Román. Sos un hombre de suerte. (EL SE DESESPERA.) De mucha


mas suerte de la que se puede vanagloriar la inmensa mayoría trabajadora del
país. Y me atrevería a decir del Hemisferio Sur.

ROMAN: ¿Qué quiere decir esta estupidez?

CLAUDIA: Que el P.B.I. y el indice Merval ese, están creciendo y que si bien eso no se
nota, estamos saliendo de la recesión.

VOZ DE LIA: Nos vamos otra vez del tema.

CLAUDIA: Es que me desespera de que no se de cuenta de lo afortunados que somos. (EL


SE DESESPERA.) Me imagino que estarás tirándote de los pelos por lo que
digo, pero yo tengo la suerte de ser positiva, Román. Y además de positiva, soy
realista.

ROMAN: ¡Realista!
9

VOZ DE LIA: (IMPACIENTE.) Por favor, volvamos al tema, que se nos va el tiempo. Un
corte, señor Director y enseguida volvemos. (MUSICA. ROMAN ARROJA EL
TELEFONO CONTRA LA PANTALLA DEL TELEVISOR Y SE OYE EL
RUIDO DE LA PANTALLA QUE ESTALLA. EL SE ARREPIENTE
ENSEGUIDA.)

ROMAN: ¡Dios, Dios, Dios, Dios! ¿Qué hice? ¿Por qué no detuviste mi mano?

CLAUDIA: (DESOLADA, SE INTEGRA A LA CASA.) ¿Y ahora qué hacemos? Mañana


terminan las telenovelas del nueve, el once y del trece.

ROMAN: ¡Y yo que soy claustrofóbico! Ese televisor es como una ventana a la vida.

CLAUDIA: Y entonces... ¿por qué lo rompiste?

ROMAN: Vos no estabas acá. Si te hubiese tenido cerca...

CLAUDIA: Me hubieses estrangulado.

ROMAN: (TOMANDO UNA DECISION, CORRE ADENTRO.) Ahora si.

CLAUDIA: No volvamos sobre las mismas pavadas. (EL REGRESA CON UNA SOGA.)
Mirá que no pienso detenerte. Si querés colgarte, hacelo. Pero a mi no me hacés
mas teatro. ¿Me oíste? (ELLA SE SIENTA Y LO MIRA FIJAMENTE.)
Adelante. Colgate. (TELEFONO. EL, QUE ESTABA BUSCANDO
ENGANCHAR LA PUNTA DE LA SOGA EN ALGUNA PARTE...)

ROMAN: Atendé. Me conocés. Sabés que soy curioso. No puedo morir antes de saber
quien llamó. (ELLA VA A ATENDER.)

CLAUDIA. ¡Hola! ¿Quién habla? ¡Hola! (HACE UN GESTO DE FASTIDIO Y


CUELGA.)

ROMAN: ¿Te jadearon?

CLAUDIA: Esta vez, no.

ROMAN: ¿Estás segura de que no fue ese degenerado que te jadea siempre?

CLAUDIA: Jamás lo hace antes de las tres de la mañana. Calmate, Román. (Y VA HACIA
EL)

ROMAN: No te me acerques. Vos pensás en el tipo bien armado de enfrente y venís a


franelearme a mí. ¿Qué soy yo? ¿Un muñeco inflable? ¿Un vibrador?
(TELEFONO.) Dejame a mi.
10

CLAUDIA: Si es el jadeador, te pido por Dios que no rompas el teléfono. Bastante mal
debe de haber quedado cuando la arrojaste contra el televisor.

ROMAN: (ATENDIENDO.) Hola. ¿Vos llamaste antes? ¡No jodas! ¡No puede ser! Yo me
voy a volver loco.

CLAUDIA: ¿Qué pasa?

ROMAN: Yo no atendí. Atendió Claudia. Yo siempre entre las ocho y las nueve digo
“Hola Susana”.

CLAUDIA: (ABISMADA.) ¿Era ella?

ROMAN: ¿Pero quien es el hijo de puta, allí en el cielo que me jode de esta manera?

CLAUDIA: No hables así.

ROMAN: Alguien me está jodiendo la vida desde allí arriba.

CLAUDIA: Dejate de decir pavadas y llamá al Canal, para explicarles lo que pasó.

ROMAN: Si no dijiste “Hola Susana” es inútil. (Y CUELGA.) ¡Dios mío! Solo hay que
decir “Hola Susana” y te olvidás de decirlo.

CLAUDIA: No emplees ese tono conmigo. A vos te hubiese pasado lo mismo.

ROMAN: No. A mi, no. Hay que ser muy torpe para decir, a las ocho de la noche, “Hola”
en lugar de “Hola Susana”.

CLAUDIA: Sin el televisor es muy difícil acordarse. Y aún más...yo diría que es imposible.
(COMIENZA A OÍRSE RUIDO DE VIDRIOS PROVENIENTE DEL
TELEVISOR DEL QUE JAMAS VEMOS LA PANTALLA. AMBOS VAN A
VER QUE SUCEDE Y QUEDAN CONGELADOS POR LA SORPRESA.) Es
un milagro. Un milagro! Se está arreglando solo. Hay que creer en los milagros
Román.

ROMAN: Si yo no creo en otra cosa. ¿En quien querés que crea? ¿En los políticos? Yo creo
en los milagros. ¿Por qué si no, pensás que le pedí prestado plata a Manucho para
comprar los mil panes Cósmicos? Por que tengo esperanzas todavía. Y hablando
de panes. Se están llenando de hongos en la cocina. ¿Por qué no mandaste, como
te dije, a ese inútil de tu hijo a venderlos a mitad de precio? Los compramos solo
por el envoltorio. ¿Por qué no le llenás un bolso con panes y que los ofrezca en la
villa más cercana?

CLAUDIA: Román, Luisito recién tiene nueve años. No lo llames inútil. Además nosotros
no somos indigentes. Somos gente de clase media en crisis; nada más.
11

ROMAN: Somos gente de clase media boluda. Nosotros hace rato que ya no somos nada.

CLAUDIA: Román, ahí, en la calle, debajo de esa ventana, tenemos cinco autos cero
kilómetro, ganados en “Hola Susana”. “Decime cual, cual es tu nombre” y
“Domingos enloquecidos. ¿Por qué no los transformás en remisses o algo así?

ROMAN: Esos autos todavía están ahí porque no soy tan boludo como para llenar esos
tanques. ¿Querés que los roben?

CLAUDIA: ¿Y de qué sirven esos autos inútiles ahí abajo? No se puede dejar autos en la
calle. ¿Sabés cuantas boletas tenemos acumuladas? Vendamos, por lo menos,
uno de esos autos.

ROMAN: ¿Tenés plata como para poner un aviso en algún matutino?

CLAUDIA: Entre tus amigos. Ofrecelos por lo que te den.

ROMAN: Yo soy el más pudiente de mis amigos. Puse un aviso en la vidriera de la


mercería y el papelito desapareció en un santiamén, porque seguramente alguien
lo usó de papel higiénico.

CLAUDIA: Entones no juguemos mas porque ya no hay lugar ni para medio auto mas.

ROMAN: Yo no juego por un auto, Claudia. Juego por los dos millones. Sueño todas las
noches con esos dos millones.

CLAUDIA: ¿Y mientras tanto que hacemos? Ya no podemos caerles más de sorpresa a tus
hermanos.

ROMAN: Nunca están cuando vamos.

CLAUDIA: Están. Están. Hacen como que no están. Espían por la celosía y cuando ven que
somos nosotros, se hacen los muertos. Y tengo hambre.

ROMAN: Mandá a Luisito con una olla, a la parroquia de San Patricio.

CLAUDIA: Román, esa parroquia atiende solamente a gente carenciada.

ROMAN: ¿Y nosotros que somos?

CLAUDIA: Comparados con esa gente, somos Bill Gates.

ROMAN: ¡Dios mío! Desde que me conozco, estamos en crisis.

CLAUDIA: ¿Te oís, Román? Te das cuenta de lo exagerado que sos?

ROMAN: ¿Cuándo estuvimos bien, Claudia?


12

CLAUDIA: Bueno, no sigas deprimiéndome. Venís deprimiéndome desde que nos


casamos. ¿Hasta cuando pensás que una mujer normal puede aguantar?
(PONIENDOSE EN MOVIMIENTO.) Me voy a “Contame, que te escucho. A
veces alguien te convida con caramelos o galletitas.

ROMAN: No hables de mí. Ni una palabra de mí. ¿Qué tema tratan hoy?

CLAUDIA: “Me casé con un aburrido” (Y VUELVE A SENTARSE TAL COMO LO


HICIERA EN EL PROGRAMA DE LIA.)

VOZ DE M. LAURA: ¿Cuándo empezaste a darte cuenta de que tu príncipe azul era un
hombre aburrido?

CLAUDIA: Desde que empezó la crisis.

VOZ DE M. LAURA: ¿Cuál? ¿La del tequilazo?

CLAUDIA: ¡No! Mucho antes. Muuuuucho antes

VOZ DE M. LAURA: Pero...durante las treguas...entre crisis y crisis... ¿cómo es? ¿Cómo
se llama tu marido?

ROMAN: (EN PANICO.) ¡No lo digas! ¡No lo digas!

CLAUDIA: Román. (EL SE LLEVA UNA MANO A LA CABEZA, REALMENTE


DESESPERADO.)

VOZ DE M. LAURA: ¿Román fue tu príncipe azul, antes de casarte con él? (PAUSA CON
SONIDOS DE DUDA DE PARTE DE CLAUDIA.)

ROMAN: ¡Duda! ¡La hija de puta, duda!

CLAUDIA: Si. Claro que fue mi príncipe azul. Yo no conocí otro hombre. Vivía soñando
con el.

VOZ DE M. LAURA: ¿Era divertido?

CLAUDIA: No divertido nunca fue. ¿Cómo le diría? Era bancario. Vivía hablando de
cheques sin fondo, de “caja chica” y de “empréstitos fraudulentos” Yo no
entendía nada y no niego que de algún modo me fascinaba todo ese conocimiento
que tenía. En aquel entonces me llevaba a comer y luego a bailar. (EL CORRE A
HACER UN LLAMADO TELEFÓNICO) Y yo me sentía en la gloria. Pero
desde hace como siete años...

VOZ DE M. LAURA: ¿Qué? ¿No te saca? ¿Nunca?


13

CLAUDIA: Con el pretexto de que no tiene trabajo y de que no tenemos ni un centavo, no


me lleva ni al parque. Y yo me estoy cansando de estar siempre esperando.
Siempre esperando.

VOZ DE M. LAURA.: Jamás en este programa hemos escarbado en la intimidad de las


personas, pero vamos a atender ahora un llamado. ¿Qué tal Román?

ROMAN: No sé qué decirle. Ella no baila la danza de los siete velos, tampoco, ni me hace
un strip tease, ni me cuenta cuentos verdes.

VOZ DE M. LAURA: Román, este es un programa feminista y aquí todas las mujeres son
inocentes hasta que se demuestre lo contrario. (RIENDO.) No Román; es un
chiste. Pero por que no la sacás un sábado a la noche o...

ROMAN: ¿Con qué plata? Estoy sin trabajo desde hace tres años.

CLAUDIA: Yo no digo que me lleves a un restaurante cinco tenedores, ni...

ROMAN: ¡Pero Claudia! Te pedí que mandaras al nene con una ollita a buscar comida a lo
de “Los caras sucias”...

CLAUDIA: ¿Y qué te contesté yo? ¿Qué te dije? Que ahí iban solo familias con problemas
económicos. Román, nosotros somos unos privilegiados. No escupas al cielo y
mirá a tu alrededor. Todavía vivimos en casa propia y...

VOZ DE M. LAURA: Y por lo visto tienen teléfono.

ROMAN: Pero no tenemos gas.

CLAUDIA: ¡Pero por Dios Román! Gas tenemos.

ROMAN: No. No tenemos. Lo cortaron. Y esta mañana recibí una intimación de la


compañía de luz. Si no pagamos nos cortan el suministro.

CLAUDIA: (EN PANICO.) ¿Y nos quedamos sin televisor? (LEVANTANDOSE) Salgo a


pedir limosna, pero sin televisión yo no me quedo.

VOZ DE M. LAURA: Claudia, no te vayas. Sentate. La producción te paga la factura de la


luz.

ROMA: ¿Y la del gas?

VOZ DE M. LAURA: También. Vení querida, sentate, que en este programa, las mujeres
estamos para ayudarnos.

CLAUDIA: (VUELVE A SENTARSE.) Viste Román, que no hay que desesperarse. (A M.


LAURA.) No tiene fe, pobrecito. No cree en nada. La gente de economía dice
14

que el P.B.I. creció como nunca y que el índice Merval aumentó


escandalosamente y el... Todo el mundo sabe que esa es una buena señal.
(CLAUDIA SE INTEGRA A SU “A SU AMBITO FAMILIAR”)

ROMAN: No puedo dejar en pensar en el milagro del televisor. Se arregló solo. Fue como
ver un Ovni en la casa. Es una señal de que Dios existe y de que nos ama.

CLAUDIA: ¡Claro que nos ama! ¿Y sabés por qué? Porque yo te amo y porque vos me
amás.

ROMAN: ¿Y por qué, si me amás, vas a los canales a hablar de mis intimidades? Hablaste
del tamaño de mi aparato. Ahora para la gente soy poco hombre. Un hombre
disminuído no es nada.

CLAUDIA: Yo no hablé de tus intimidades. Hablé de nuestras intimidades. Román. ¿Acaso


tu pirulín no es mío también?

ROMAN: Cuando vas a esos programas a quejarte de que soy aburrido o tacaño...

CLAUDIA: Es rarísimo lo que me pasa Román. Cuando sentís el calor de tantos reflectores
iluminándote y sabés que las cámaras están enfocándote, no podés dejar de
hablar y decís cualquier cosa.

ROMAN: ¿Por qué?

CLAUDIA: No lo se. Será porque millones de personas esperan oír algo. No podés dejar de
hablar. Yo no quiero frustrar a la audiencia, no se si me entendés.

ROMAN: ¿Te aburrís conmigo?

CLAUDIA: ¡Pero mi amor! ¿Quién puede aburrirse con vos? (LO ABRAZA Y SE
BESAN. DE PRONTO, INESPERADAMENTE, EL LA SEPARA.) ¿Qué pasa?

ROMAN: Te fuiste en mitad del programa. ¿Te dieron la plata para pagar la luz y el gas?

CLAUDIA: Ay, olvidate de eso, ¿querés? Se te estaba parando. (LE TOCA LOS
GENITALES) ¡Que tragedia! Se te bajó.

ROMAN: ¡Como no se me va a bajar, Claudia! Si a mi me produce taquicardia, el se


muere, porque el está pegado a mi y siente como yo siento. Rajaste del programa
antes de que te dieran la plata para pagar la luz y el gas.

CLAUDIA: Román, vos no tenés que hacerte cargo de mis torpezas. Esa fue una torpeza
mía, pero las cosas van a cambiar, porque Dios, al arreglar el televisor nos mandó
una señal para decirnos que creamos en el. Entonces Dios Existe.
(ATAJANDOSE.) No es que haya dudado ni un minuto de eso. Sabés que rezo y
que no solo voy a la iglesia a cada rato, si no que también voy a los actos que
15

organizan los testigos de Jehová y cuando me sobra un minuto también voy a los
ritos afro-cubanos y afro-brasileños. Tengo un amplio espectro cubierto. Nadie
podrá decir que no tengo fe.

ROMAN: Lo único que tenemos que hacer es esperar al programa de las ocho. Yo se que
este milagro ocurrió porque alguien quiere ayudarme desde el mas allá.

CLAUDIA: Tengo hambre.

ROMAN: Yo también tengo hambre. Sentís como me chifla el estómago? Por que no me
hacés caso y mandás a Luisito con una ollita a...

CLAUDIA: No le van a dar nada. Enseguida se ve que Luisito es de otra clase.

ROMAN: ¿De qué clase? Anda en pedo el santo día, haciendo eses con su bolsita de
plástico y sus tubos de pegamento.

CLAUDIA: Ya se envició. Te dije que no me gustaban sus nuevos amiguitos.

ROMAN: Claudia, mandalo con una ollita.

CLAUDIA: ¿Para qué los vecinos vean que estamos necesitados?

ROMAN: ¿Y qué? ¿Acaso la gorda del segundo no se caracteriza para ir a buscar la


comida?

CLAUDIA: ¿Como que se caracteriza?

ROMAN: Se disfraza de indigente. Se pone ropa vieja, usa gorra de lana, guantes rotos y
lentes negros.

CLAUDIA: Eso no es disfrazarse de indigente. Usa los lentes negros porque no tiene para
sacarse las bolsas de los ojos y la ropa le queda grande porque adelgazó.

ROMAN: Claudia, ¿qué importa que los vecinos se enteren de que estamos en crisis?
¿Acaso ellos no van a los mismos programas? Con estos ojos vi a la del quinto.

CLAUDIA: Esa fue a denunciar a la cuñada. Porque la cuñada se acuesta con su marido.

ROMAN: ¿Y eso no es normal?

CLAUDIA: No se acuesta con su marido. Se acuesta con el marido de ella. Habló de toda
la familia. En tono, Román, que quedé paralizada.

ROMAN: La vi el otro día. La cuñada la agarró a golpes y le quiso prender fuego a los
muebles.
16

CLAUDIA: Si. Me contaron. Algo está por ocurrir en el mundo, Román. ¿No crees?

ROMAN: ¿Te referís a que está por llegar el fin del mundo?

CLAUDIA: No. Me refiero a un nuevo mundo. Estamos en los albores de un nuevo orden.

ROMAN: ¿Más justo?

CLAUDIA: Por lo menos mas franco. La gente está más abierta. Cuenta todo. ¿Qué
sabíamos antes del enriquecimiento ilícito? Nada. Ahora nos enteramos que
ministros, jueces, diputados, se convierten de la noche a la mañana en
millonarios.

ROMAN: ¿Y eso qué tiene de bueno?

CLAUDIA: No se. Pero por lo menos, las cosas se dicen. (DE PRONTO EL SONIDO DEL
TELEVISOR SE APAGA. LOS DOS CORREN A MIRAR LA PANTALLA.)

ROMAN: Cumplieron la amenaza. Nos cortaron la luz.

CLAUDIA: No entremos en pánico y vayamos esta noche a casa de algún vecino para ver
el programa.

ROMAN: ¿Y qué ganamos con eso? El teléfono va a sonar aquí.

CLAUDIA: Dejamos la puerta abierta para no perder tiempo y si llegaran a llamarnos...

ROMAN: ¿Y si no llegamos a tiempo?

CLAUDIA: Bueno, a lo mejor hoy no nos llama.

ROMAN: Si que nos llama. Si nos cortaron justo hoy la luz es porque ese hijo de puta que
me jode desde el mas allá, sabe que me van a llamar.

CLAUDIA: Román, respetemos a los muertos.

ROMAN: (CORRE A LA VENTANA Y LEVANTA LA VOZ.) Miguel...

CLAUDIA: (ATAJANDOLO.) No grites que nos cortaron la luz. Y no le pidas nada a ese.
Debemos siete meses de expensas y hace más de dos años que no le damos una
propina.

ROMAN: No me puedo quedar de brazos cruzados. Algo tenemos que hacer. Solo faltan
tres horas para que comience el programa.

CLAUDIA: Román, yo creo en el destino. Si Dios quiere que seamos millonarios, seremos
millonarios. Y si no quiere, por más que nos esforcemos... Lo único que vas a
17

lograr es que te estallen las venas. (EL MIENTRAS TANTO HA MARCADO


UN NUMERO EN EL TELEFONO.) ¿A quién llamás ahora?

ROMAN: ¡Hola! Le hablo desde O´higgins l457 3º A. Estamos sin luz.

CLAUDIA: Por lo menos ahora no se esconden. Contestan enseguida.

ROMAN: Si. Me distraje, no pagué a tiempo y ahora nos mandaron un aviso. Pero no me
dieron tiempo de pagar. Muy bien. (Y CUELGA.)

CLAUDIA: ¿Qué te dijeron?

ROMAN: Que apenas paguemos nos devolverán la conexión. Hace unos años yo tenía un
revolver. ¿Qué pasó con él?

CLAUDIA: Lo vendí hace ocho meses.

ROMAN: (ABISMADO.) ¡Lo vendiste! ¿Por qué?

CLAUDIA: Porque el hijo menor de la vecina lo necesitaba. Porque nosotros estábamos sin
un peso y sobre todo porque vos estás demasiado loco como para tener un arma
en la casa.

ROMAN: ¿Y con qué me pego un tiro ahora? Si alguien maneja mi vida desde allá arriba
yo no lo voy a soportar. Con Dios yo no peleo.

CLAUDIA: No hables así; Dios nos ama.

ROMAN: Lo único que pido es que me lo demuestre.

CLAUDIA: ¿Vos lo querés a El? ¿Vos le demostrás que lo querés? ¿Vos le rezás? ¿Tenés
fe?

ROMAN: Hace un rato, tuve. Vos viste. Pero yo pierdo la fe cuando pasan estas cosas. Yo
la pierdo. A mi me basta con algo así como para que deje de creer en un segundo.
(AL CIELO.) ¿Es eso lo que querés? ¿Es lo que te estás buscando? ¿Qué deje de
creer en vos?

CLAUDIA: (TAPANDOLE LA BOCA.) No blasfemes. ¿Tenés idea de la cantidad de


personas que están rezando en el preciso instante? Judíos, católicos,
musulmanes... Todo el mundo pide y pide. ¿Pensás que por más Dios que sea, se
puede atender tantos pedidos? Hay que tener un poco de comprensión.

ROMAN: Yo me refiero a... ¿por qué arregló el televisor? ¿Solo para después cortarme la
luz?
18

CLAUDIA: A lo mejor el televisor no lo arregló el. A lo mejor fue la Virgen María. O el


espíritu santo. O un ángel cualquiera. Lo único que se es que no te cortó la luz.

ROMAN: ¿Y por qué no detuvo la mano del hijo de puta que me la cortó?

CLAUDIA: Si pensás que yo tengo respuesta para todas las preguntas que vos te hacés
estás equivocado. Lo único que se es que Dios nos ama y que el sabe lo que hace.

ROMAN: ¿No estaremos equivocados? A lo mejor le estamos rezando al Dios equivocado.

CLAUDIA: Dios es uno solo, Román.

ROMAN: A los musulmanes les va mejor. Y todos los judíos están podridos en plata.

CLAUDIA: A muchísimos católicos les va de puta madre. Pero dejemos de filosofar,


querés, que esto es grave. Es gravísimo.

CLAUDIA: Hacé algo, entonces. Si nos agarra el programa de Susana sin luz, yo me corto
las venas. (SUENA EL TELEFONO Y CORRE A ATENDER.)

ROMAN: (AUTOMATICAMENTE.) “Hola Susana”-

CLAUDIA: ¿Te volviste loco? ¿A esta hora decís “Hola Susana”?

ROMAN: De hoy en adelante, a cualquier hora, cuando suene el teléfono, diremos “Hola
Susana, como algo natural. (Y CUELGA.)

CLAUDIA: ¿Quién era?

ROMAN: No se. Cuando me oyeron la voz, colgaron. A lo mejor es el “Coloso de Rodas”


que ya averiguó tu numero de teléfono. (YENDO A LA VENTANA.) Luis.
¿Estás ahí? Dejá ese pegamento de una buena vez, si no querés que te suelde las
manos a los costados del cuerpo. Andá a la librería y decile al dueño que te fie
cien sobres.

CLAUDIA: ¿Para qué querés cien sobres?

ROMAN: ¡Como para que quiero sobres! ¿Te volviste loca? ¡Hay programas nuevos,
Claudia! ¡Hay premios fantásticos! ¿Querés que me quede de brazos cruzados?

CLAUDIA: ¿Y por qué, en lugar de eso, no salís a buscar trabajo?

ROMAN: ¿Se te ocurrió a vos sola esa fantástica idea o consultaste con Horangel? Yo no
pierdo más tiempo. Y no me lo hagas perder, te lo ruego.

CLAUDIA: ¿Llamaste a “Decime cual, cual es tu nombre”?


19

ROMAN: Llamé a “Cling caja” pero daba ocupado.

CLAUDIA: (CONSULTANDO SU RELOJ.) A esta hora podemos llamar a El periscopio.

ROMAN: ¿Para ganar doscientos pesos?

CLAUDIA: Román, todos los astrólogos del país, coinciden en que no va a ser un buen año
para Cáncer.

ROMAN: ¿Querés dejar de repetir eso? Cada vez que me lo recordás lo único que
conseguís es deprimirme.

CLAUDIA: No es mi intención. Pero también todos coinciden que entre el quince de marzo
y el dieciocho del mismo mes, Júpiter que es el hijo de puta que te jode la vida,
va a darte un respiro.

ROMAN: ¿Un respiro de tres días? ¿En todo el año, tres días? ¿Esa es toda la suerte que
voy a tener?

CLAUDIA: Te lo digo, porque solo faltan dos meses para marzo. Podríamos, mientras
tanto, dejar de angustiarnos. Y esperar.

ROMAN: Entonces mandá las cartas a tu nombre.

CLAUDIA: A las de Virgo, casadas con un cáncer, no nos va a ir mejor. ¿Vos pensás que
uno le puede hacer trampas al destino? (TELEFONO. EL CORRE A
ATENDER.)

ROMAN: “Hola Susana” Ah, sos vos. (A CLAUDIA.) Es Lalo.

CLAUDIA: (RAPIDAMENTE.) No le digas que nos cortaron la luz, porque después


desparrama por ahí la noticia.

ROMAN: ¿Qué decís? ¡Pero mirá que suerte! ¡Pero que culo!

CLAUDIA: ¿Qué dice?

ROMAN: (A CLAUDIA.) Se ganó un vale de seiscientos pesos para comprar comestibles


en uno de los supermercados de Avellaneda. (EN EL TELEFONO.) Esa es una
señal, Lalo. Mirá, lo de los autos es una trampa. Sabés como me endeudé para
pagar las patentes, los seguros y otras boludeces? Si. Son cinco. Están sin
combustible. Si lleno el tanque me los roban. ¡Si, como no! (TAPANDO EL
TUBO.) Si le presto un auto nos da la mitad del premio.

CLAUDIA: ¿Ves como Dios no nos abandona? ¿No es extraordinario? Él aprieta, aprieta y
cuando ya sentís que te falta el aire y que te estás por morir, de pronto te da un
alivio y volvés a respirar. (EN ESE MOMENTO SE OYE UN RUIDO
20

ESPANTOSO PROVOCADO POR UN CHOQUE MULTIPLE, Y GRITOS.


CORRE A LA VENTANA.)

ROMAN: Dios mío, que no sea lo que pienso. Que no sea lo que pienso.

CLAUDIA: (TAMBIEN EN PANICO.) Román, un micro nos escrachó los cinco autos.

ROMAN: (MIRANDO AL CIELO) ¡Dale vos! ¡Dale que va! (DEJA CAER EL TUBO
CON ENORME DESALIENTO.) ¿Qué hice? ¿Qué hice para merecer esto?

VOZ DE LIA: El tema que nos ocupa hoy es “Dios me quiere ver muerto” (ROMAN HA
IDO A SENTARSE A UNA DE LAS SILLAS DEL PANEL.) ¿Es así, Román?
¿Dios te quiere ver muerto?

ROMAN: Por lo menos quiere ver hasta donde puedo soportar tanta desgracia.

VOZ DE LIA: ¿Desde cuándo sentís que Dios no te quiere?

ROMAN: Yo pienso que no me quiso nunca.

VOZ DE LIA: No puedo creer que hayas llegado a los... ¿cuarenta? (EL ASIENTE) sin
haber vivido un solo día de felicidad. No me digas que no tuviste nunca una
tregua. Algunos años felices. ¿Estás casado?

ROMAN: (CONTENIENDO EL LLANTO.) Felizmente casado.

VOZ DE LIA: Viniste porque el título del programa de hoy, te atrajo. “Dios me quiere ver
muerto” Pero yo, que soy católica, te aseguro que Dios nos ama. (SE OYE UN
CORO MULTITUDINARIO DICIENDO.”Dios nos ama” “Dios nos ama”)

ROMAN: Pero hay que pagar para eso. Es como un peaje. Y yo ya no tengo más nada que
dar. Cuando las cosas empezaron a marchar mal... pero muy mal. Mal de veras.
Horriblemente mal. Mal hasta casi no poder soportarlo. Que digo “casi”. Estoy
minimizando la gravedad de la situación.

VOZ DE LIA: (IMPACIENTE.) Si, si. Ya hemos comprendido. Tratemos de sintetizar


porque se nos va el tiempo.

ROMAN: Mal de casi ya no tener nada para vender o empeñar. Pues bien, mi mujer, yo y el
nene nos fuimos a una reunión de “Los testigos de Jehová” En el escenario había
un pastor, una pastora, unas mujeres vestidas de ángeles y un disc jockey que
manejaba un poderoso equipo musical, como el de las bailantas. “Dios te ama”,
decía el pastor y la gente respondía: “Aleluya” “Dios te protege” y la gente
contestaba: “Aleluya” Al ver que Claudia, mi mujer, decía Aleluya, yo también
comencé a decirlo. “Aleluya, aleluya” Y no sé cómo... pero me llené de
esperanza. Luego cantamos “Limpio está el camino del Señor” y batimos palmas.
Fueron los momentos más felices de mi vida. Tuve como una revelación. Dios
21

estaba ahí, entre nosotros y nos amaba. Me amaba, amaba a mi mujer y a mi hijo
y a toda la gente que cantaba y batía palmas.

VOZ DE LIA: El tiempo es tirano.

ROMAN: Mi entusiasmo fue tan grande que yo, que no se entonar, empecé a cantar con
voz de bajo, como poseído por algún cantante de ópera. Y era tan poderosa mi
voz, que la gente dejó de cantar para mirarme y oírme. Y créame lo que le voy a
decir. La gente lloraba al oírme Al darme cuenta de eso, callé lleno de vergüenza.
Entonces el pastor, dirigiéndose a mí, dijo: “Tenemos un elegido entre nosotros”
Claudia, mi mujer, se puso a llorar y me abrazó. Mi hijo dejó de inhalar
pegamento por unos minutos. Fue un momento de gloria.

VOZ DE LIA: Ese será uno de nuestros próximos temas. “¿Por qué inhalo pegamento?”
Pero sigamos con la historia de Román, pero te ruego que trates de sintetizar
porque mis colaboradores me están haciendo señas desesperadas detrás de
cámara. Decías que recuperaste la esperanza. ¿Por qué volviste a perderla?

ROMAN: Por qué después de oír, no sé cuantos “Dios te bendiga, hermano y de Dios está
contigo” el pastor y la pastora comenzaron a hablar de plata.

VOZ DE LIA: ¡Ah sí, claro!

ROMAN: Empezaron con “Hermano, cuanto dinero tienes en los bolsillos” ¿Mil pesos?
¿Quinientos? ¿Cien? ¿Cincuenta? Yo tenía exactamente tres pesos con quince,
para sacar tres boletos para volver a casa. Estábamos en Flores y yo vivo en
Belgrano. Pero me llené de esperanza. “Ahora me ayuda” pensé. “Pregunta quien
tiene para darle a los que no teníamos nada. “ “No importa el monto” decía la
pastora. “El dinero es sucio” repetía el pastor. Y nosotros “Aleluya” Claudia me
decía: “¿Viste?” “¿Viste?” “Te dije que vinieras antes. Te lo dije” Y yo me decía
a mi mismo por lo bajo: “¡Imbécil! ¿Por qué no le hiciste caso a tu mujer? ¿Y a
tanta que va a esas ceremonias? Nos convertimos. le dije a Claudia. A mi el
catolicismo no me dio nunca nada.”

VOZ DE LIA: ¿No? ¿Ni siquiera paz?

ROMAN: Un ratito. Pero en este país ya no se puede respirar. Salvo ahí, entre esos
hermanos que gritan “Aleluya” que baten palmas y que te contagian las ganas de
vivir.

VOZ DE LIA:¿Y por qué, entonces, pensás que Dios te quiere ver muerto?

ROMAN: Porque el pastor dijo: “Da todo lo que tengas, que Dios te devolverá con creces
tu limosna. Y mientras de los altoparlantes, una canción, cuya letra decía algo
así, más o menos... “Me despojo de lo que tengo para recibir lo que el Señor
quiera devolver.” Yo tenía tres pesos con algo...
22

VOZ DE LIA: (DESASOSEGADA.) Si, si, ya estamos enterados.

ROMAN: Lo repito porque de esos tres pesos con algo que yo tenía... si lo entregaba como
un boludo, ¿qué me iban a devolver? ¿Seis con algo, en caso de duplicar el
dinero? ¿Y dónde lo iba a cobrar? ¿Cuándo? ¿Quién me lo iba a dar?

VOZ DE LIA: Si, si, está bien. ¿Y qué hiciste?

ROMAN: Y... tuve que entregar los tres pesos. Todos me miraban. ¿Qué iba a hacer? ¿El
“elegido” de Dios no iba a contribuir? Así que tuvimos que volver caminando. Y
en el trayecto se rompió uno de los tacones de Claudia y mi hijo Luisito que
estaba mas boleado que nunca, se negaba a caminar, así que lo tuve que cargar al
mismo tiempo que mi desaliento crecía...

VOZ DE LIA: (EXPLOTANDO.) ¡Basta! ¡Basta! Me estás llenando de angustia. ¿Viniste a


pedir ayuda? Por mucho menos, yo me pego un tiro.

ROMAN: Yo también. Pero Claudia vendió el revolver que tenía. (LAS LUCES SE
ENCIENDEN Y ENTRA CLAUDIA QUE HABIA SALIDO DURANTE LA
ENTREVISTA DE ROMAN CON LIA.)

CLAUDIA.) ¡Aleluya! Volvió la luz. Nos habíamos olvidado de apagarlas. ¡Que


inconscientes! Pudieron haberse quemado las lamparitas y...

VOZ DE GRECIA COLMENARES: ¡Solange! ¡Deborah! ¡Vanina! Johnathan tenía razón.


Gané el concurso y seré modelo. Ahora podré reconquistar a Carlos Rodrigo, el
amor de mi vida.

CLAUDIA: ¡Que imprudencia! ¡El televisor estaba encendido! Un golpe de energía y


sonaba. Con lo que nos costó. (VA A APAGAR Y SE SORPRENDE CUANDO
OYE A...)

VOZ DE GRECIA: No te atrevas a apagar este aparato. (CLAUDIA QUEDA


CONGELADA) Durante ochenta capítulos sufrí toda clase de humillaciones y
vejámenes. Viví en un asilo hasta los tres años. En ese asilo conocí toda clase de
penurias. Hambre, enfermedades y malos tratos. A los dos años la madre
superiora me obligaba a hacer los trabajos más duros. Luego me adoptó un
matrimonio que ya tenía tres hijos.

CLAUDIA: ¡Me lo va a decir a mi! Si no me perdí un solo capítulo.

VOZ DE GRECIA: No me interrumpa, se lo ruego. Le decía que un matrimonio que ya


tenía hijos, me adoptó. Pero la mayor de ellas, Samantha Natalia, me torturaba.

CLAUDIA: Yo estaba de su lado, se lo juro.


23

VOZ DE GRECIA: No la culpo de nada. Pero yo necesito una revancha. La vida está por
darme una oportunidad y usted no puede oponerse.

CLAUDIA: Yo quiero lo mejor para usted.

GRECIA: ¿Y así me lo demuestra? ¿Quitándome el rating? Ahora mi vida está por


cambiar. Voy a ser famosa. Viajaré, conoceré a gente de mundo, príncipes y
jeques árabes se enamorarán de mí, me casaré con un presidente y lo mejor de
todo es que por fin podré vengarme de Ignacio Luis que me engañó hasta que
obtuvo lo que quería, que era dejarme embarazada. Me vengaré de Samantha
Natalia, de la Madre Superiora y de todos aquellos que me hicieron sufrir.

CLAUDIA: ¿Pero usted tiene idea de todo lo que lloré por usted? ¿Todo lo que me hizo
sufrir? No se lo estoy enrostrando. Pero no me hable como si yo fuese su
enemiga. Mire... viva su vida. Yo solo tenía miedo de que el televisor pudiera
sufrir algún golpe de tensión. Y nosotros... me refiero a Román, mi marido, y
yo...no podríamos vivir sin el televisor. Es lo único que nos queda. Es la única
familia que tenemos. Ustedes son nuestra familia. (ENTRA ROMAN QUE
TAMBIEN HABIA SALIDO APENAS TERMINO SU VISITA AL CANAL
DE LIA.)

ROMAN: ¿Con quién hablás? (SE OYE QUE GRECIA SIGUIE LLAMANDO A
SOLANGE, DEBORAH Y VANINA.) ¡Volvió la luz! (CORRE A APAGAR EL
APARATO) Puede venir un golpe de tensión y adiós aparato. ¿Que pasó?
¿Pagaste la factura?

CLAUDIA: ¿Con qué?

ROMAN: ¿Y cómo volvió la luz?

CLAUDIA: ¡Yo que sé! A lo mejor alguien se equivocó y nos conectó sin darse cuenta.
¿Ves Román, como es verdad que Dios nos ama? (SUSPIRA Y LO MIRA
CRITICAMENTE.) ¿De dónde venís, Román?

ROMAN: No quiero hablar de eso.

CLAUDIA: ¿No te da vergüenza ser tan negativo, Román? Te vi en el televisor de una


confitería. Es la primera vez, desde que ese programa está en el aire, que echan a
alguien. ¡Si te hubieses visto con mis ojos! No hay nada peor que un descreído.
La gente de la confitería estaba escandalizada.

ROMAN: ¿Qué confitería? ¿Que fuiste a hacer a una confitería?

CLAUDIA: No podía más del hambre que tenía. Entonces me vestí lo mejor que pude y me
fui a Paco`s. Me senté y pedí media docena de sandwiches de jamón y queso, una
bandeja con bizcochos y un café con leche.
24

ROMAN: ¿Con qué plata?

CLAUDIA: Con ninguna. Me fui rezando y confiando en Dios. Me comí todo y cuando
llegó el momento de pagar, llamé al mozo, abrí la cartera y fingí que me había
olvidado el monedero y las tarjetas de crédito.

ROMAN: ¡Eso hiciste! ¿Dónde aprendiste? ¿De dónde sacaste tanto coraje?

CLAUDIA: Del hambre. Saqué coraje del hambre que tenía. Vi la escena en una película
que pasaron por televisión y me pareció una buena idea. El coraje me lo dio el
hambre. ¿Y sabés que hice? Envié al programa de Susana, mil cartas más.

ROMAN: ¿Con que plata compraste mil panes Cósmicos?

CLAUDIA: Sin plata. Me hipotequé yo misma. Le dije al panadero que si me fiaba y no le


pagaba en dos días, me acostaba con él.

ROMAN: ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser!

CLAUDIA: Calmate. La oferta se la hice ante testigos.

ROMAN: Muy bien. Ahora resulta que todo el mundo va a pensar que estoy casado con
una puta.

CLAUDIA: ¡Román, no seas antiguo! Los valores morales han cambiado muchísimo en
estos últimos tiempos. La gente ya no juzga mal a las putas. Y te digo esto en
caso de que me decidiera a serlo. Pero Román... usá la cabeza. Le compré panes
por valor de mil ochocientos pesos.

ROMAN: ¿Y me lo decís para tranquilizarme? A mí, esa noticia, me desespera.

CLAUDIA: No puedo pensar que un ex bancario no pueda razonar. Pensá un poco. ¿Yo
valgo mil ochocientos pesos? Una vedette vale mil pesos. La rubia esa... la fina
esa que sale todo el tiempo en televisión. Esa que tiene tanta clase y que es hasta
actriz y todo... esa debe valer mil pesos. Yo no valgo eso.

ROMAN: ¿Y por qué te dio todos esos panes?

CLAUDIA: Porque es gay y quería quedar como un hombre. Pero nadie se lo creyó.

ROMAN: ¿Querés decir que si no le pagás no pasa nada?

CLAUDIA: No solo le voy a pagar todo lo que le debo, si no que le regalaré diez mil pesos
por lo menos.
25

ROMAN: No empecemos a despilfarrar el dinero, así que te aconsejo que no andes


regalando el patrimonio familiar. Me estás contagiando algo de tu seguridad.
(ELLA LO ABRAZA.)

CLAUDIA: Cuanto me alegro, mi amor. Vos tenés que confiar en mí. Esta es la época de
las mujeres. Los hombres ya casi no sirven para nada. (EL LA RECHAZA.) Dije
“casi”. Apenas para dejarnos embarazadas. Y hasta eso es discutible. Porque hoy
en día podemos ir a un banco de esperma y comprar un frasquito con semen de
Brad Pitt o Kevin Costner. Pocas mujeres quieren hombre hoy en día.

ROMAN: ¡Como que pocas mujeres quieren hombres!

CLAUDIA: El panadero quiere hombres. Y los travestis. Pero las mujeres de verdad solo
quieren poder. Las estadísticas dicen que a la gran mayoría de las mujeres del
mundo occidental y cristiano no les interesa el matrimonio. ¿Para qué? ¿Para
mantener a un inútil? (ATAJANDOSE.) No es tu caso. Ni es el mío. Pero las
cosas ahora son así. Y hay más todavía. Las estadísticas dicen también que hay
más hombres dedicados a incrementar su belleza física.

ROMAN: ¿De qué clase de hombres estás hablando? ¿De dónde sacaste tanta pavada?

CLAUDIA: Vi las imágenes en la televisión, Román. Los institutos de belleza están llenos
de hombres. Pero la líbido ahora está puesta en otra cosa. Las mujeres ahora solo
nos excitamos con el poder. ¿Sabés que podés hacer, Román? Podés ir a un
banco de esperma y vender frasquitos con tu semen. Te pagan por masturbarte
mientras ves una película porno. Es una nueva salida laboral.

ROMAN: Vos estás buscando que yo te mate o que te encierre en un manicomio.

CLAUDIA: Tenés que amoldarte a la época. No podemos pertenecer al pasado. O


aceptamos las nuevas reglas del juego o sucumbimos. Y yo no quiero sucumbir.

ROMAN: ¿Pero que poder tenés vos, Claudia? ¿Qué poder tenés?

CLAUDIA: Hoy me comí media docena de sandwiches y una fuente así de grande de
macitas, sin pagar. Y eso tiene algún significado, Román.

ROMAN: Claro. Significa que actuaste como una delincuente.

CLAUDIA: Eso, según tus caducos y viejos esquemas morales. Hoy descubrí en mí nuevas
facetas que no sabía que existían. Oíme Román, en el noticiero de las siete, te
enseñan nuevas modalidades de robo.

ROMAN: Claudia. Amorcito, calmate.

CLAUDIA: (SOBREEXCITADA.) Yo quiero modernizarme. La gente comenzó a usar su


ingenio, ahora, no solo para sobrevivir, si no hasta para enriquecerse.
26

ROMAN: Amorcito, calmate. Esos sandwiches te cayeron mal.

CLAUDIA: No. Me cayeron de puta madre. Y eso me puso feliz hasta las nubes.

ROMAN: Claudia, no te reconozco.

CLAUDIA: Soy una nueva mujer, en un país que se ha transformado. Me siento


globalizada. Tan globalizada que no te puedo explicar.

ROMAN: No quiero seguir oyéndote. Me estás asustando.

CLAUDIA: Vos naciste con miedo. Tu padre era un miedoso y vos heredaste de él esos
genes. (VA A SENTARSE EN UNA DE LAS SILLAS.) El heredó los genes del
padre.

ROMAN: Claudia, dejá a mi familia en paz.

CLAUDIA: (COMO HABLANDO CON LA CONDUCTORA DEL TALK SHAW.) Se


está “quedando”. Como el padre. No quiere modernizarse. Solo se queja de la
situación personal. No quiere entender que estamos “globalizados” y que entre su
miseria y la miseria de un americano del norte o de un francés no hay grandes
diferencias.

VOZ DE MARIA LAURA: Claudia, te encuentro muy nerviosa.

CLAUDIA: Si. ¡Tengo una taquicardia!

VOZ DE MARIA LAURA: Calmate. Nuestra psicóloga te va a ayudar a encarar toda esa
energía que te apareció de golpe.

CLAUDIA: No. No quiero serenarme. Solo necesito ideas. La televisión me ha


transformado en una nueva mujer.

VOZ DE MARIA LAURA: ¿Y tu marido?

ROMAN. (MUY PENDIENTE.) No hables mal de mí. No quiero que la gente se entere de
lo que pensás de mí. (Y APAGA EL TELEVISOR. CLAUDIA SE
INCORPORA ELECTRICAMENTE.)

CLAUDIA: (FURIOSA.) Volvé a encender ese televisor, Román.

VOZ DE MARIA LAURA: ¿Cómo sabés que lo apagó?

CLAUDIA: Román, te digo que vuelvas a encender el televisor. (EL LO HACE.) Así está
mejor. (ELLA TRATA DE CONTROLAR SU TAQUICARDIA Y SE
PIERDE.)
27

VOZ DE MARIA LAURA: ¡Hola! Claudia, estamos aquí.

CLAUDIA: Ay, perdone. ¡Es que me siento tan a gusto delante de las cámaras! Me siento
mejor que en mi casa. Aquí me siento libre. Se encienden las luces y siento como
que tengo`permiso para decir cualquier cosa. Como todo el mundo. Todo el
mundo dice cualquier cosa en la televisión. Y me siento alguien. Comencé a
firmar autógrafos. La gente me reconoce en la calle. Las mujeres me besan y los
hombres me dicen cosas. Cuando estoy aquí las palabras me salen a borbotones.
Cosas que jamás me atreví a decir antes y que tenía (TOCANDOSE LA
GARGANTA) atragantadas aquí.

ROMAN: Dejá en paz a mi familia. Te lo ordeno.

CLAUDIA.(A GRITOS.) Yo no acepto órdenes de nadie. (COMO SI HABLARA CON


MARIA LAURA.) Perdón. Estoy muy sensibilizada. Oigo voces entremezcladas.
Voces de políticos, de artistas, de sacerdotes, de delincuentes, de conductores de
programas, de gente de la calle, de especialistas en belleza, en salud...

VOPZ DE MARIA LAURA: ¿Ves mucha televisión?

CLAUDIA: No mas que el resto de los argentinos. De diez de la mañana a dos o tres de la
mañana del otro día.

VOZ DE MARIA LAURA: Creo que nos apartamos del tema. ¿De qué estábamos
hablando?

CLAUDIA: ¿Qué importa? Lo importante es hablar. A veces estoy tan mareada que ni
siquiera pienso en el sexo de la gente. Estamos girando a una velocidad muy
grande, ¿no? Giramos a una velocidad tan grande que siento mareos. Están
pasando tantas cosas. (Y REGRESA A SU CASA.)

ROMAN: ¿De qué fuiste a quejarte ahora?

CLAUDIA: De nada. No tengo nada qué hacer en todo el dia, Román. Pero hoy fue un
fiasco. No me lucí. No firmé autógrafos. Nadie me pidió un solo autógrafo.

ROMAN: Claudia, me estás preocupando. Estás actuando de un modo muy extraño.

CLAUDIA: Me siento rara.

ROMAN. Tratá de calmarte. Hacé meditación trascendental o andá a la plaza a hacer esa
gimnasia oriental que en un tiempo te hacía tanto bien. Estamos hablando
demasiado y no precisamente entre nosotros.
28

CLAUDIA:Si. Muchas veces en esos programas a los que voy, la psicóloga dice: “Hay que
dialogar”. Es fácil aconsejar desde afuera. Yo no puedo dialogar con vos. Tengo
miedo la decirte cosas que te duelan.

ROMAN: (IRRITADISIMO.) ¿Sabés una cosa? Me tenés podrido. Las mujeres, en general,
me tienen podrido. No hacen mas que quejarse. “Que la tenemos chica”, “que no
la usamos”, “que siempre estamos cansados”, “que somos aburridos”, “que no
nos ocupamos de nada... ¿Ustedes qué son? ¿Diosas?

CLAUDIA: Tenemos recursos. No estamos limitadas como ustedes. Puedo lilmpiar pisos,
hacer comidas, cuidar bebés. Puedo prostituirme.

ROMAN: ¿Y qué? ¿Yo no puedo hacer todo eso?

CLAUDIA: ¡Y hacelo! (PAUSA.)

ROMAN: Tengo hambre. (PONIENDOSE EN MOVIMIENTO.) Voy a prepararme para


salir a comer algo.

CLAUDIA: ¿Con qué plata?

ROMAN: Sin plata. Con tu ingenio. (VA A CAMBIARSE DE ROPA PARA ESTAR MAS
PRESENTABLE.)

CLAUDIA: No vayas a uno de medio pelo. Andá a alguno de Avenida Libertador. (VA A
LA VENTANA.) Luisito, subí. Luisito, ¿me oíste? Subí. Dejá de inhlalar esa
porquería que la gente te mira y ya está sospechando que sos un adicto. Papá te
va a llevar a comer.

ROMAN: Yo no lo voy a llevar a comer. No pienso darle malos ejemplos a mi hijo.

CLAUDIA: ¿Enseñarle a sobrevivir es darle un mal ejemplo? ¿Que razonamiento es ese?


Seguís manejándote con parámetros viejos. El ejemplo que le vas a dar, le va a
servir para la vida, cuando ya no tengamos obligaciones con el. Hay que
desarrollarle la picardía.

ROMAN: ¿Y la ética, Claudia? ¿Los buenos ejemplos? ¿La moral?

CLAUDIA: Vos te quedaste en el pasado. “Yo fui, tu fuiste, el fue.” Tenés que conjugar el
verbo SER en el presente. “Yo soy, Román. Tu eres. Él es. Nosotros somos.
Vosotros sois. Ellos son” El presente, Román. Es horrible haber sido y ya no ser.
Yo no quiero eso para nosotros.

ROMAN: Muy bien. Pero con Luisito, yo no voy.

CLAUDIA: Él también tiene hambre. Y no hables mal de él, que si sigue por ese camino,
puede llegar a ser nuestra salvación. Es un gran intuitivo. Ese va a llegar a ser
29

amigo de gente muy importante, ya vas a ver. Se modernizó y ni siquiera está


enterado. (ELLA REGRESA A LA VENTANA.) Luisito, subí, que tenés que
vestirte. ¿Qué estás haciendo? ¿De dónde sacaste tanto dinero?

ROMAN: (INTERESANDOSE.) ¿Sacó dinero de algún lado? (CORRE A LA


VENTANA.) ¡Subí, carajo! No exhibas ese dinero que te lo van a arrebatar.

CLAUDIA: ¿Así lo educás? ¿Qué sabe hoy en día un chico de su edad, lo que significa
“arrebato”? (EN LA VENTANA.) Alguien te lo puede sacar. (ROMAN VA A
SENTARSE EN UNA SILLA DEL SECTOR IZQUIERDO.

VOZ DE LIA: El tema que vamos a tratar hoy es “Mi hijo se niega a ir a la escuela.” Y
tenemos una vez mas con nosotros, a Román, que según parece se ve identificado
con casi todos los temas que estamos tratando. ¿Es así Román? ¿Tu hijo se niega
a ir a la escuela?

ROMAN: No es que se niegue. En realidad no tiene tiempo.

VOZ DE LIA: ¿Estamos hablando de un chico de que edad?

ROMAN: Ocho, nueve años. En realidad no me acuerdo exactamente.

VOZ DE LIA: Y un chico de esa edad, ¿no tiene tiempo? (CLAUDIA QUE ESTA
MIRANDO A ROMAN, SE PONE NERVIOSA.)

CLAUDIA: Ni se te ocurra decir que el nene trafica con pegamento.

ROMAN: Tiene una gran capacidad para los negocios…

VOZ DE LIA: ¿Un chico de ocho años?

ROMAN: Si. Para los nuevos negocios. Esos negocios que se hacen ahora en el país, desde
hace poco tiempo. Desde hace tres años, apenas con cinco, empezó a juntarse con
unos delincuentes de catorce, quince años. Yo creí que iba por mal camino y le
hice la vida imposible.

VOZ DE LIA: Yo no permitiría que un hijo mío de cinco años hiciera amistad con
muchachones de quince.

ROMAN: Haría mal. Porque los de quince pueden enseñarle muchas cosas. Útiles.

CLAUDIA: ¿Román, qué estás haciendo? ¿Querés mandarlo a un reformatorio?

VOZ DE LIA: Hay una interferencia. ¿Quién habla ahí? ¿Sos vos, Claudia? (CLAUDIA
CALLA) ¿Tenés algo que decir? Aprovechá el momento. Le preguntabas a
30

Román si estaba haciendo lo imposible por enviar a tu hijito de ocho a un


reformatorio. (CLAUDIA SIGUE CALLADA A MEDIDA QUE EN PUNTA
DE PIE VA RETROCEDIENDO.)

ROMAN: Se olvida de que estamos muy conectados con la televisión. No calles Claudia.
Se que nos estás oyendo. ¿De qué tenés miedo? Si llevaran a nuestro hijo a un
reformatorio y la prensa hablara del asunto, él se haría famoso y la fama, que yo
sepa, jamás le hizo daño a nadie.

VOZ DE LIA: ¿Y eso es lo que vos querés, Román? ¿Qué tu hijo de ocho años se haga
famoso a cualquier precio?

ROMAN: Si. Yo quiero lo mejor para mi hijo. Claudia piensa que yo no quiero a Luisito,
solo porque le grito todo el tiempo. Pero desde hace unos días empecé a
respetarlo. Mi hijo de ocho años maneja dinero.

VOZ DE LIA: ¿Cómo que maneja dinero! ¿Roba?

ROMAN: ¡No! Es traficante de pegamento.

VOZ DE LIA: ¿Cómo que es traficante de pegamento! ¿De dónde lo saca y adonde lo
lleva?

ROMAN: Esos muchachos de quince años lo traen directamente de la aduana a través de


algunos políticos y Luisito distribuye la mercadería en escuelas y guarderías.

VOZ DE LIA: ¿Román, pero vos no querés para tu hijo un destino mejor?

ROMAN: ¿Mejor que ganar dinero?

VOZ DE LIA: Mirá Román, vos a mi me sacás de quicio. Te voy a pedir que vayas a otro
programa, porque yo no soporto tanta inmoralidad. Claudia, me pregunto como
lo aguantás. No tiene el menor sentido de la moral ni de la ética.

CLAUDIA: (DANDO UNOS PASOS HACIA EL TELEVISOR.) Si que tiene. Es solo que
estamos muy asustados, porque nos estamos modernizando a una velocidad tan
grande...

VOZ DE LIA: Pero es que no puede venir a un programa para exaltar los valores mas
negativos de la sociedad.

ROMAN: Gente muy importante. Mas importante que usted y que yo, piensan de este
modo. Aunque no lo dicen. Solo quiero para mi hijo, lo mejor. No quiero que
pase por lo que yo estoy pasando.

VOZ DE LIA: Román, ¿alguna vez tuviste valores morales?


31

CLAUDIA: ¡Claro que tuvo! Por algo me enamoré de él. (Y VA A ABRAZARLO.)


Román, ¿dónde quedó aquel hombre positivo del que yo me enamoré en mi
adolescencia?

ROMAN: Vos me estás confundiendo con otra persona. Yo jamás fui positivo.

CLAUDIA: Tuviste sueños.

ROMAN: Si. Quise formar un conjunto de rock. Nos dejamos crecer el pelo. Era en la
época de Onganía. Apenas el pelo nos llegó a diez centímetros de los hombros, la
policía nos arrestó y nos afeitó la cabeza. Eso me obligó a “sentar” cabeza y ya
no intenté más nada dentro del arte.

CLAUDIA: El trabajo de un bancario tiene mucho de creativo, Román.

ROMAN: Soñé con llegar a gerente y apenas si accedí a jefe de sección. Tenía condiciones
para gerente, pero el banco quebró y mi sueño se hizo pedazos.

CLAUDIA: Hay otros bancos.

ROMAN: Ya soy viejo. Tengo cuarenta y dos años. Nadie emplea a un hombre de mi edad.

CLAUDIA: ¿Querés decir que ya no tenés derecho a tener mas sueños?

ROMAN: ¡He pensado tanto, Claudia! Hace dos años que no hago mas que pensar durante
la noche. Sufro de insomnio desde que me di cuenta que las cosas marchaban
mal. Entonces pienso. Incluso pensé en ir a un gimnasio para trabajar los
músculos. Cuando me enteré que los stripers ganaban solo en propinas cientos de
dolares por función.

CLAUDIA: Román, esa gente además se prostituye. Cobran ciento cincuenta dolares por
encamada.

ROMAN: ¿Cómo sabés?

CLAUDIA: Es lo que paga el panadero. Me lo dijo el mismo. No te enojes conmigo, mi


amor.Yo le cuento algunas cosas y él me cuenta otras. Le cuento pavadas. Me vió
en televisión aquel dia que conté lo del exhibicionista de enfrente y se interesó en
los detalles.

ROMAN: ¿Te preguntó por mis... medidas?

CLAUDIA: De un modo muy delicado. Jamás usó ni siquiera la palabra “pirulín” Cuando
se refería a eso, lo llamaba “la cosa” o “el paquete” Y cuando quiso datos sobre
tamaño y esas cosas, desplegó sobre la mesa desde una baguete de las grandes
hasta uno de los pancitos mas chicos.
32

ROMAN: ¿Preguntando por “mi cosa” o la del exhibicionista?

CLAUDIA: De los dos. Pero no te dejé mal. Te lo juro. No le dije la verdad. Le encanta
hablar de eso. Se pone todo colorado, pero le encanta hablar. Le brillan los ojos.
Me preguntó si no querrías trabajar en la panadería.

ROMAN: ¿Por qué? ¿Qué pan le señalaste? La verdad, Claudia.

CLAUDIA: La baguete. No iba a ridiculizarte.

ROMAN: ¿Y si ahora empieza a perseguirme?

CLAUDIA: No lo va a hacer. Él dice que por la cara se da cuengta del tamaño de la cosa. Y
que nunca falla.

ROMAN: ¿Y yo cara de que tamaño tengo?

CLAUDIA: Amor, no hablamos de tu cara. Pero yo entendí que no encajabas, según su


apreciación, dentro de los excepcionalmente dotados.

ROMAN: ¡Dios mío! Ni siquiera ese don quiso darme Dios. ¿Por qué? Yo ya no tengo
fuerzas para tanto padecimiento. Ya no tengo sueños. No tengo ni siquiera
energía para pensar en nuevos sueños. No me queda nada.

CLAUDIA: No hables así, mi amor. No hables así.

ROMAN: Anoche soñé que oía una voz que me decía “Aún te queda Claudia”. “¿Quien
habló?” pregunté, asustado. Y no me vas a creer. Una cosita así de chiquita, que
apenas se veía bajó del cielo y se posó sobe mi hombro izquierdo. Y yo le
pregunté: “¿Vos hablás? ¿Quien carajo sos?” “Tu angel de la guarda” me
contestó. Era insignificante. Una cosita así... de nada. Era tan grande como un
gorrión. ¿Que carajo puede proteger un angel con tamaño de gorrión?

CLAUDIA: Y además mal educado. Porque ninguna persona educada se presenta así, sin
anunciarse.

ROMAN: Se lo dije. ¿Y sabés que me contestó? “Los angeles de la guarda no nos


anunciamos. Aparecemos inesperadamente en los momentos de crisis”.

CLAUDIA: ¿Y recién anoche se le ocurrió aparecer? ¿Tenía idea de los años que hace que
estamos en crisis? ¿Qué opinión tiene de la crisis el? ¿Es peor esta que otras?

ROMAN: No hables como si fuera algo real. Fue un sueño.

CLAUDIA: Yo creo en los sueños.


33

ROMAN: Yo no creo en nada. Y se lo dije. No creo en vos. No creo en nada. “Me estás
viendo, ¿no es así?

CLAUDIA: ¿Y qué le contestaste?

ROMAN: Que a veces tenía alucinaciones debido a mi debilidad. Hablo solo, veo cosas...
Soy excéptico.

CLAUDIA: No digas eso, querido. No dudamos de Dios, ni de la Virgen, ni del Espíritu


Santo.

ROMAN: Yo no puedo creer. Necesito pruebas.

CLAUDIA: Vino volando. Aunque eso lo hace cualquiera. David Copperfield lo hace.

ROMAN: Y ni siquiera tenemos que ir tan lejos. El hijo de Dora Baret también puede
hacerlo.

CLAUDIA: Es verdad. ¿Y no le preguntaste por qué recién se apareció ahora? ¿No nos vió
sufrir bastante durante estos últimos años? ¿O estuvo esperando a que
enloqueciéramos?

UNA VOZ FINITA: Mire señora, yo no soy su ángel de la guarda, así que le rogaría que
cambiara de tono. (ELLA CONTIENE UN GRITO.)

CLAUDIA: ¿Dónde está? Es imperceptible. Apenas si se ve. Pero dígame, esté donde esté
y sea usted quien sea y haya venido quien sabe para que, ¿se puede saber porque
no vino acompañado con mi ángel de la guarda?

UNA VOZ FINITA: (DESPUES DE REÍR.) Las mujeres no tienen ángel de la guarda.

CLAUDIA: ¿Y qué tenemos nosotras?

UNA VOZ FINITA: Marido.

CLAUDIA: ¡Machista! Yo fui bautizada, tomé la primera comunión, nuestra unión fue
consagrada por la Iglesia y usted se atreve a decir que las mujeres no estamos
protegidas.

UNA VOZ FINITA: Están protegidas por el marido.

CLAUDIA: Mire... mi marido no está protegido por usted; eso se ve enseguida. (A


ROMAN) ¿Vos te sentís protegido? Él no se siente protegido y yo tampoco
desde hace muchos años.
34

UNA VOZ FINITA: Por un error burocrático es que su marido no está protegido. Recién
cuando lo vimos en ese programa de televisión hablando con ese desparpajo de
las actividades delictivas de su propio hijo...

CLAUDIA: Hablando de mi hijo... ¿Él no tiene angel de la guarda?

ANGEL: Tiene.

CLAUDIA: ¿Y dónde está? ¿Durmiendo? ¿Mirando para otro lado? ¿Tampoco en el cielo
nadie cumple con sus obligaciones?

ROMAN: Claudia, me parece que le estás faltando al respeto. Vino de lejos.

CLAUDIA: ¿Y dónde está que no lo veo? Usted es un chiste. Y no de los buenos, si quiere
que le diga la verdad, aborto de ángel. Yo me voy a volver loca. ¡Como no voy a
tener mi propio angel de la guarda! Dependo de vos. ¡Mirá el ángel que te tocó
en suerte! Un Ángel de cuarta. ¡“Errores burocráticos”! ¿Quiere decir que ni
siquiera hay orden en el cielo?

ROMAN: Claudia, calmate. (BUSCANDO AL ANGEL.) Oiga, ¿todavía está acá? ¿Para
qué vino? ¿Para prevenirme de algo? (PAUSA.)

CLAUDIA: No se haga el interesante y conteste.

VOZ FINITA: No me está permitido hablar y mucho menos de las cosas del destino. Ni
siquiera debí materializarme como lo he hecho.

CLAUDIA: Usted es un piojo con voz de pito. Váyase por donde vino y dèjenos en paz.

ROMAN: Claudia, es mi ángel de la guarda; no el tuyo.

CLAUDIA: ¡No! El mío sos vos. ¡Mirá la suerte que tuve! Vino para deprimirnos. ¿Le
parece que ya no estábamos bastante deprimidos? ¡Corrupto! ¿Quién le pagó para
que viniera a enloquecernos? Yo daré grandes referencias cuando me llegue el
momento de rendir cuentas. ¡Burócrata! ¿De esta manera cree que se conquistan
adeptos? (A GRITOS.) Pensaba ir caminando hasta Luján. Ahora, podés esperar
sentado. Todos allí arriba pueden esperar sentados.

ROMAN: Te vas a granjear el desprecio de todos. ¿Estás buscando que te tengan antipatía?

CLAUDIA: ¡Pero Román! ¡Este piojo es misógino! Me siento como una marginal sin
derecho tan siquiera a soñar.

ROMAN: Lo que pasa es que no rezás lo suficiente. ¿Cuando fue la última vez que fuiste a
misa?
35

CLAUDIA: Esta mañana. ¿Voy dos veces por día y vos pensás que no rezo lo suficiente?
(ROMAN CORRE HACIA DONDE ESTA EL TELEVISOR Y CAE DE
RODILLAS ANTE EL.)

ROMAN: Santa Susana que estás en los cielos.

CLAUDIA: ¿Te volviste loco?

ROMAN: No. Tenés razón. Santa Susana que estás en la televisión, oye mi ruego. Sos el
único sueño que me queda. Te lo ruego. Llamame esta noche. Te envié mas de
cinco mil cartas.

CLAUDIA: No comprendo. Hay gente que gana con una.

ROMAN: Santa Susana, concédeme la gracia. (UN CORO GIGANTESCO SE SUMA A


SU VOZ.) ¿Qué es eso?

ROMAN: Callate. Dejame oir. (SE OYE EL IMPACTANTE CORO.) El país entero le está
rezando. Dios mío, todo el mundo tiene el mismo sueño.

ROMAN: ¿Cuales son las chances que tengo, entonces? Si todo el mundo tiene el mismo
sueños, ¿por qué Dios me iba a elegir a mi?

CLAUDIA: No te va a elegir a vos; sos demasiado negativo. Hoy yo también me siento


negativa. A mi, tu ángel de la guarda me dejó el ánimo por el piso. Toda mi vida
fui católica. Toda mi vida le recé a la Santa Trinidad y resulta que mi angel
personal estaba en casa.

ROMAN: ¿A qué hora sale la caravana para Luján?

CLAUDIA: Ya debe de haber salido.

ROMAN: ¿Y por qué no me avisaste?

CLAUDIA: No sabía que estaba en tus planes hacer ese sacrificio. Hace unos minutos te
estabas vistiendo para ir a comer algo.

ROMAN: Dios exige sacrificios y yo jamás hice ninguno.

CLAUDIA: ¿Qué decis? ¿Y qué es lo que estuvimos haciendo todos estos años?

ROMAN: Tengo que unirme a esa caravana. (VA A SALIR PERO ANTES DE HACER
SE DETIENE Y MIRA A CLAUDIA.) No te muevas de casa y estate atenta al
televisor. No te distraigas. Voy a llevarme a Luisito conmigo. (Y SALE.)
36

BRUJA EN OFF: ¡Pero que disparate! ¡Como no vamos a tener ángel de la guarda, las
mujeres!El mío viene a cenar conmigo todos los jueves. Hija mía, si no tuvieras a
alguien que te protege desde las sombras, ¿donde estarías?

CLAUDIA: La verdad es que desde hace años que no me siento protegida por nadie.

BRUJA EN OFF: No escupas al cielo, pues dice el santo libro de las blasfemias que por
cada gota de saliva que lances al cielo, este te devolverá rios de pus y sangre.
(CLAUDIA SE ESTREMECE.)

CLAUDIA: Si Román llegara a enterarse de que fui a ver a una bruja, me mata. La hija de
puta me quiso sacar todo. Hasta el anillo de bodas. “Ese oro está maldito.
Quítatelo y arrójalo lejos de ti.” Y yo lo hice. ¡Pero que estúpida! Menos mal que
lo levanté. A pesar de que ella insistía en que estaba maldito y que mientras lo
tuviera pegado a mi piel, la mala suerte me acompañará sin tregua. Es oro. Puedo
empeñarlo. Pero no lo voy a hacer, porque está bendecido por Monseñor
Cataldi... Pero eso de que esta casa estaba habitada por seres malignos, eso lo
puedo creer. Monstruos interiores. ¡Dios mío! Él se va y me dejó la
responsabilidad de... Si llegara a llamar Susana y yo no llegara a ganar... Es una
responsabilidad espantosa. Y esa sinvergüenza quería que le diera novecientos
pesos para allanarme el camino para esta noche. A lo mejor soy boba, pero idiota,
no.

VOZ DE HOMBRE: Se calcula que la procesión de hoy duplica en éxito a las de años
anteriores. Según la Iglesia el número supera los dos millones de feligreses y
según el presidente, sus ministros y fuertes grupos empresariales, aseguran que
respecto al año pasado y gracias a que los índices de pobreza y de desocupación
han descendido espectacularmente la peregrinación no supera las cien mil
personas. A lo sumo... doscientas o trescientas mil y exagerando mucho, medio
millón. Incluso podrían aceptar que hay cerca del millón o del millón y medio,
pero jamás los dos millones. (CLAUDIA VA A SENTARSE FRENTE AL
APARATO.) Señora... ¿es la primera vez que viene a Luján?

MUJER EN OFF: ¡No! Vengo siempre. Todos los años, vengo.

VOZ DE HOMBRE: A pedir trabajo.

MUJER EN OFF: Vengo a agradecer lo que recibí durante el año y a pedir que si no puede
ayudarme un poquito mas, por lo menos que no me rebajen el sueldo como hacen
todos los años. Y rezo por el país. Para que los niños ricos no estén mas tristes,
porque es muy triste que un niño rico, con todo lo que tiene, “estea” triste porque
necesita mas.

VOZ DE HOMBRE: ¿Y usted, señor, viene a agradecer algo?

ROMAN EN OFF: (CANSADISIMO.) No. Yo vengo a pedir. Es la primera vez que vengo.
Claudia, ¿me estás viendo?
37

CLAUDIA: Si querido.

ROMAN EN OFF: Si me estás viendo, dejá de hacerlo, porque el programa que quiero que
veas, ya empezó.

CLAUDIA: ¡Román, estoy muerta de miedo! No tenés derecho a cargarme con semejante
responsabilidad.

ROMAN EN OFF: ¿Qué responsabilidad? Solo tenés que decir “Hola Susana” y nada mas.
Claudia, hacelo. Ya no tengo fuerzas. Mis zapatos se rompieron, mis pies están
sangrando y me muero de hambre. (TELEFONO.)

CLAUDIA: (EN PANICO.) El teléfono.

ROMAN EN OFF: (DESESPERADO.) Levantá el tubo y decí “Hola Susana”. (ELLA


APAGA EL TELEVISOR.) ¿Qué hacés? ¿Te volviste loca? ¡Hacelo si no querés
que te mate! Hacelo! Te lo pido por nuestro amor, Claudia. No tenemos otra
salida. ¿Crees que estoy jugando? Si no hacés lo que te digo, te mato. Afilo el
cuchillo grande y te corto en mil pedazos y cada pedazo en mil pedacitos y cada
pedacito en otros miles de pedacitos hasta formar una enorme hamburguesa.

HOMBRE EN OFF: En nombre de mi canal, le compro la exclusiva.

ROMAN EN OFF: ¿De qué habla?

HOMBRE EN OFF: Del asesinato de su mujer. En nombre de mi canal. Y ni siquiera


tendrá que ensuciar la cama, las paredes o el piso de su casa. Nosotros le
proporcionaremos el estudio más grande.

ROMAN: Yo no quiero matar a nadie. Lo único que quiero es vivir como la gente. Como
vivía antes. ¡Dios mío! ¿Qué es esto? ¿Qué locura es esta? ¿Que sueño... que
pesadilla estoy viviendo? ¿Alguien me puede socorrer? Yo no quiero matar a
nadie y mucho menos a mi mujer.

HOMBRE EN OFF: Piénselo. Tome mi tarjeta y llámenos si se decide.

ROMAN EN OFF: Llévese esta tarjeta de aquí. ¿Usted está loco? Claudia, Claudia, ¿qué
nos está pasando?

CLAUDIA: Hay que reconocer que el país ha cambiado mucho. ¿Román, sabías que mas
treinta y cinco millones de argentinos están esperando ver como me matás con el
cuchillo de la cocina? ¡Mirá en lo que estoy pensando! Yo debo de haberme
vuelto loca. Imaginarme que canales de otros países podrían tener interés en
pagarnos por ver una escena tan terrible como esa. Pero si me matás, yo quiero
que la primicia sea argentina. Yo no me voy a sacrificar para enriquecer a los
dueños de un canal extranjero. (ROMAN ENTRA CON LOS PIES
38

ENSANGRENTADOS TRAYENDO LOS ZAPATOS ROTOS EN LA MANO.


ELLA LO MIRA CON MIEDO. EL SE ARRASTRA HASTA EL CENTRO
DEL ESCENARIO Y SE DEJA CAER CON CUIDADO. NO PUEDE MAS DE
CANSANCIO.) Mi amor, ¿queé te pasa?

ROMAN: ¿Tenés idea de donde queda Luján?

CLAUDIA: ¿Y volviste a pie? ¡Mirá como tenés los pies! ¿Qué hiciste con los zapatos?

ROMAN: La suela no resistió tanto esfuerzo. Y yo tampoco. No te imaginás la cantidad de


periodistas que me persiguieron. No tengo fuerzas para hacer más declaraciones.
Desde Luján vienen persiguiéndome periodistas y ejecutivos de todos los medios.
Nadie fue capaz de cargarme en algún coche. Todos querían verme sufrir. Todo
el mundo espera que te mate, Claudia.

CLAUDIA: Román, tenés que prometerme que lo vas a pensar. No hagas nada a la ligera
Por lo que mas quieras. Por Luisito. Por tu madre y por toda tu familia. Por lo
que más quieras en el mundo.

ROMAN: ¿Te volviste loca? Mi amor. ¿Yo te voy a matar a vos? ¿Pensás que sería capaz?

CLAUDIA: ¡Y yo que sé! ¡Te ofrecen tanta plata!

ROMAN: Yo solo quiero volver a vivir como antes. Cuando teníamos sueños y esperanzas.
Yo no quiero matar a nadie. Y mucho menos a vos. Si Dios quiere un sacrificio,
creo que ya lo hice. No sé de donde voy a sacar plata para comprar otro par de
zapatos.

CLAUDIA: No vas a poder caminar por un tiempo. ¡Mirá como tenés los pies! (GOLPES
EN LA PUERTA.)

ROMAN: No abras. No quiero ver a nadie. (VOCERIO EN EL PALLIER.) ¡Dios mío!


¿Qué esperan de mi? Los periodistas están con sus cámaras y los ejecutivos con
sus chequeras. Yo ya no sé que hacer.

CLAUDIA: ¿Cómo que no sabés que hacer? Los asesinos van presos, Román.

ROMAN: Eso era antes. Estamos en una Argentina nueva. Y si el país necesita de un nuevo
sacrificio... No sé lo que digo. Estoy enloqueciendo. Quizás si pudiera descansar
un poco… Se me cierran los párpados. (MAS GOLPES Y VOCERIO EN EL
PALLIER.)

CLAUDIA: Váyanse todos. Salgan de aquí. Aquí nadie va a matar a nadie.

ROMAN: Es mucho dinero, Claudia. ¿Sabés todo lo que me ofrecieron?

CLAUDIA: ¿Y nuestro amor? ¿No tiene ningún valor nuestro amor?


39

ROMAN: ¿Crees que no pensé en eso? ¿Pero qué otra salida tengo? Yo ya no sé que hacer.
No encuentro el camino. No se puede pensar cuando tantas voces exigen una
definición. Y lo peor es que no tengo fuerzas ni como para sostener un cuchillo.
No puedo levantarme. Y esas voces... esas voces... (SE ENCIENDE UNA LUZ
EN EL TELEVISOR.)

VOZ DE HOMBRE: Estamos transmitiendo en directo desde la casa de Román Y Claudia


y el suspenso ya nos está angustiando. ¿Se animará Roman a cumplir su
amenaza?

ROMAN: Oiga... usted no puede transmitir eso. Aún no hemos llegado a ningún arreglo.

CLAUDIA: Román, ¿qué hacemos? Van a entrar de un momento a otro. El marco de la


puerta está cediendo. (EN PANICO.) Entran Román.

ROMAN: Que sea lo que Dios quiera, Claudia.

CLAUDIA: Dios no puede querer esto. (EN ESTE MOMENTO AMBOS COMIENZAN A
HUNDIRSE EN EL PISO.) ¡Román!

ROMAN: Lo único que nos faltaba. (SIGUE OYENDOSE EL RUIDO QUE PRODUCE
EL RESQUEBRAJAMIENTO DE LA PARED Y LA PUERTA DE
ENTRADA.)

CLAUDIA: Te dije que el piso estaba flojo. (PARA NO SEGUIR CAYENDO AMBOS
TIENEN APOYADOS LOS BRAZOS SOBRE EL PISO.) Hace cuantos años te
vengo diciendo que el piso se movía.

ROMAN: ¿Qué significa esto?

CLAUDIA: Que la madera está podrida. ¿No sentías al caminar, que se hundía?

ROMAN: A veces sentía algo, pero lo atribuía al hambre. Tenía mareos. Estamos en una
situación peligrosa. (EN ESE MOMENTO COMIENZAN A LEVITAR HASTA
QUEDAR A UNA ALTURA CONSIDERABLE.)

CLAUDIA: Yo no puedo creer que esté pasando esto. Estamos en el aire, señores. ¿Alguien
puede ayudarnos? ¡Miguel! ¡Ramón! ¡Policía! ¡Socorro!

AMBOS: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! (MIENTRAS EL VOCERIO CRECE Y EL


RUIDO DEL RESQUEBRAJAMIENTO DE LA PARED Y LA PUERTA,
SUBE.) ¡Por favor! ¡Por favor! No queremos morir. Quremos vivir. Que alguien
nos ayude a volver a vivir.
FIN
40

Edición: Diego Ezequiel Avalos.

Agradecimiento especial a Mario Caraceni.

Todos los derechos reservados. Para su representación se deberá pedir


autorización a ARGENTORES, Buenos Aires, Argentina.

Una presentación de la página JACOBO LANGSNER.

https://www.facebook.com/jacobolangsnerpaginaoficial/?fref=ts

You might also like