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Isekai Goumon Hime

Volumen 1

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Prólogo
Mientras las manos alrededor de su cuello se apretaban, Kaito Sena reflexionó sobre cuán
predecible este resultado era.

De hecho, era un milagro que hubiera vivido tanto en primer lugar. Su brazo derecho estaba
cubierto de cortes poco profundos, su brazo izquierdo inmóvil y manchado de rojo oscuro.
Su tobillo había sido torcido en un ángulo extraño hace unos meses atrás y se había
atiesado de esa manera. Y era posible que el dolor de estómago que había estado
soportando por los pasados tres días era debido a que uno de sus órganos se había roto.

Tenía diecisiete años y tres meses de edad. A través de toda su vida, sólo había conocido
un tratamiento variable y había sido atacado por capricho.

Era una vida no mejor que la del ganado, conociendo que eventualmente sería devorado
pero incapaz de escapar de su destino. En su caso, no iba a ser comido sino enterrado vivo
en algún lado, o quizás su carne sería quemada hasta que sólo quedara un hueso, o tal vez
su cuerpo sería abandonado en las montañas o arrojado en el océano.

El dolor lo carcomía pesadamente mientras el tiempo parecía extenderse más y más.


Mientras estaba pensando, los gordos dedos presionaron su cuello aún más duro,
aplastando su tracto respiratorio y vasos sanguíneos. Húmedas lágrimas se filtraron de sus
ojos saltones.

Pateó y arañó las manos agarrándolo, pero fue inútil. Su padre se drogó mucho más allá del
punto de ser capaz de razonar o sentir dolor. Mientras la lengua de Kaito colgaba en su
desesperado intento de luchar por una bocanada de aire, una parte de él se separó de su
cuerpo y observó la situación con un nivel alarmante de calma. Su mente, por otro lado,
estaba ardiendo con pánico. No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir, no quiero
morir, por favor, no me mates.

Contra sus deseos, su garganta se rindió. Su visión se puso blanca, pero en lugar de una
infinita oscuridad, vio una luz danzante.

Fue casi como si su vida se estuviera proyectando ante sus ojos, como en las historias.

Pero esto era algo completamente diferente, algo siniestro.

Había cadáveres hasta donde el ojo podía ver.

Había hombres y mujeres, jóvenes y viejos, sus cuerpos mutilados y tirados. Sus manos y
pies habían sido torcidos como los de las muñecas rotas, sus pechos abiertos, sus labios
arrancados. Ojos, oídos, dientes, y lenguas estaban ausentes.

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Ante los ojos de Kaito yacía una montaña de cadáveres, cada uno carente de incluso una
pizca de dignidad humana.

Un cuervo graznó antes de tomar vuelo, un bulto de carne humana en su pico. La visión de
Kaito se oscureció, y podía escuchar el clamor de incontables voces. Un grupo de personas,
cubiertas de negro y agitando sus puños, gritando tan alto como sus voces lo permitirían.
“¡Mátenla! ¡Mátenla! ¡Mátenla! ¡Mátenla! ¡Mátenla! ¡Mátenla!”

Todo su odio y su abrumadora sed de sangre estaban concentrados en una chica de


cabello oscuro.

Estaba sobrevolando delante de ellos, vestida con una camisa de fuerza. Cientos de
cadenas colgando de la horca, atando sus extremidades mientras las mantenían
suspendida en medio del aire. Se parecía a una mariposa atrapada en una telaraña.
Levantó la vista de sus ondeantes mechones negros.

Su rostro era aterrador por su belleza, y sus llamativos ojos carmesí se giraron hacia Kaito.
Él jadeó.

Era claro por su expresión que ella no era ninguna víctima.

Estaba mirando más allá de Kaito a la furiosa y sedienta de sangre multitud. Su punzante
mirada estaba desprovista de miedo.

Sobre su inmaculado rostro estaba una sonrisa llena de crueldad y maldad.

“¡Mátenla! ¡Mátenla! ¡Mátenla!” La multitud continuó su cántico, y ella se rio mientras se


bañaba en su ira homicida. Se rio de todo ello en una manera tanto hermosa como siniestra.

—Hasta el día de tu muerte, intenta hacer algo bueno al menos.

Y luego, con un firme crack, el cuello de Kaito Sena se rompió.

Kaito Sena, el chico que debería estar muerto, abrió sus ojos una vez más. La luz de una
hoguera llenó su mirada. Parecía estar en una habitación de piedra tenuemente iluminada.
Aunque estaba seguro de que había sido asesinado, esto no le dio la impresión de la tierra
de los muertos. Delante del confundido Kaito estaba la chica de cabello negro de antes.

Ya no estaba siendo retenida, aunque en cierto modo, todavía parecía atada.

Cubriendo su esbelto cuerpo estaba un vestido negro de bondage, y la parte sobre su


pecho estaba compuesta por casi en su totalidad de correas de cuero. Sus pechos bien
formados, atados bajo las entrelazadas correas, terminaron medio visibles. Su cintura
estaba oculta por una tela negra, y más allá de la corta falda se extendía un par de
preciosas piernas envueltas en lo que parecían medias. El interior de su vestido estaba
teñido de escarlata, y la longitud de su espalda fluía como una capa. Era bastante erótico,
pero de alguna manera no daba una impresión coqueta.

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La manera en que vestía el indecente vestido de estilo bondage era similar a una reina en
sus mejores galas.

Su elegante y suelto cabello negro le convenía a su rostro, que era más fino que cualquiera
que Kaito hubiera visto antes. Sin embargo, una crueldad demoniaca parpadeaba en sus
ojos carmín.

En seguida, la belleza sin igual separó sus delgados labios. Su mirada se concentró en
Kaito, y habló por fin.

“Oh Alma Libre de Pecado, asesinada de una manera muy repugnante. Desde este día en
adelante, serás mi leal sirviente.”

Aunque no tenía mucho sentido demandar la esclavitud de un hombre muerto, su tono no


dejaba lugar para el rechazo. Tardíamente, Kaito se dio cuenta de que estaba respirando, y
mientras dejaba salir una risita de confusión, la chica ante él hizo una digna proclamación

“Soy Torture Princess*, Elisabeth Le Fanu*. Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

[Nt: “La Princesa de la Tortura”. **Joseph Thomas Sheridan Le Fanu es el nombre de un


escritor irlandés de cuentos y novelas de misterio; y “Elisabeth” hace referencia a Isabel
Báthory, mejor conocida como “La Condesa Sangrienta”.]

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Los Catorce Demonios
El castillo estaba encima de una colina desolada, rodeada en todos los lados por un denso
bosque. Se construyó enteramente de piedra labrada y como tal, se parecía más a una
fortaleza que a un castillo.

Emitía un aire opresivo, la mayoría de los que pasaran más de tres días dentro serían
plagados por pesadillas de ser aplastados por piedras. Sus pasillos eran laberínticos, si uno
se perdía en ellos, había una posibilidad más grande de morir de hambre antes de
encontrar una salida. No se construyó con la comodidad de sus habitantes en mente; de
hecho, parecía rechazar la idea de ser habitado en general.

Su cocina no era diferente. La distribución era abismal y su atmósfera evocaba la sensación


de estar encerrado en un calabozo.

Por no hablar de la naturaleza de los ingredientes que se le habían impuesto.

Kaito Sena vestía una camisa de algodón con mangas enrolladas y un delantal de
carnicero. Sus brazos estaban cruzados y tenía una expresión hosca. Ante él yacía un
imponente montón de órganos. Los variados trozos de carne eran todos suaves y
relucientes los cuales desprendían un fuerte y peculiar hedor.

Suspiró, luego con un cuchillo afilado, comenzó a cortar los intestinos a lo largo. Luego
removió los trozos blancos del corazón. Mientras estaba condimentando la vasta cantidad
de carne con estoicismo como un sabio, la cocina tembló violentamente. Kaito ignoró esto,
actuando como si nada hubiera pasado.

Incluso si el castillo fuera a derrumbarse y su vida fuera a terminar, era de poca inquietud
para él.

Tomó la botella de aspecto costoso que había agarrado al azar de la bodega, la abrió, y
vertió su contenido en un frutero de plata. En seguida, comenzó a tirar la carne del órgano
en el tazón junto a algunas hierbas que no podía identificar.

Su rostro severo, continuó cocinando incluso mientras todo el castillo temblaba de nuevo.
Incluso si la mitad del castillo se fuera a derrumbar, Kaito todavía estaría bien, así que no le
prestó atención a los temblores. Su mundo estaba en paz. Sin embargo, una voz malvada
sonó y destrozó esa tranquilidad.

“¡Mayordomo! ¡Mayordooomo!”

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Su nombre era de hecho Kaito y no Mayordomo. Por lo tanto, decidió que la voz
posiblemente no estaba llamándolo. Bajo esa justificación continuó ignorándola, pero luego
la manera en que estaba siendo llamado cambió.

“¡Kaaaiiito!”

“¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Ya voy ahora mismo, así que cállate!”

Su vida estaba en riesgo si continuaba haciéndose el sordo. Golpeó el hígado que estaba
recubierta en harina sobre la encimera, luego se fue por el pasillo. Gracias al pésimo
ejemplar de claristorio*, el pasillo era menos claustrofóbico que la cocina. Al mismo tiempo,
los patrones de luz que se proyectan en el suelo eran lo suficientemente ominosos para ser
molestos. Corrió sobre los patrones, subió una escalera de caracol y finalmente abrió de
golpe un enorme par de puertas dobles.

[Nt: Último piso de la nave central de una iglesia católica, en el que están los ventanales.]

Una violenta ráfaga de viento sopló en el rostro de Kaito. La sala del trono, como el nombre
sugería, estaba adornada con un magnífico trono sobre un pedestal, y el despliegue de
tapices servía para acentuar la grandeza de la habitación. Sin embargo, un cuarto de la
habitación había sido destruida y el cielo azul pálido se asomaba a través de un gran
agujero en la pared.

Parecía que había una seria posibilidad de que la mitad del castillo había sido arrastrado
por el viento.

De pie sobre los escombros, una chica arrogante esperaba a Kaito, sus brazos doblados y
sus piernas perfectamente esculpidas posadas sobre los escombros. Sus tacones emitieron
un sonido cuando se giró para mirarlo.

Su cabello oscuro revoloteaba alrededor mientras lo perforaba con su mirada carmesí.

Su rostro, un pozo de belleza inhumana, estaba punteado por una sonrisa derramando
placer sin restricciones. Fue realmente desagradable. Sus uñas pintadas de negro, las
cuales brillaron con luz tenue cuando señaló hacia fuera. Habló en un susurro, su voz tan
dulce como el canto de un ave con el tono de un gato que acababa de comer hasta
hartarse.

“Contempla, Kaito.”

Obedeció y miró a través del agujero. El brillante cielo azul y el bosque de una tonalidad
vivida verduzca habrían sido pintorescos si no fuera por el pegajoso rojo que manchaba el
paisaje, acompañado por el hedor del óxido. El escenario una vez hermoso ahora era una
nauseabunda vista para contemplar.

Un paisaje infernal de pesadilla se extendía tan lejos como el ojo podía ver.

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Docenas de estacas de hierro sobresalían del suelo, atravesando una criatura extraña.

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Kaito estrujó su rostro tanto como pudo, pero aún podía ver los canosos y ensangrentados
cadáveres.

“¿Y bien, Kaito? ¿Tienes alguna impresión?”

“¿Impresión…? Es repugnante,”

“Una valoración adecuada en verdad. Lo que, es más, carece del vocabulario e ingenio
necesarios para entretener a su amo. Qué aburrida criatura.”

La chica se encogió de hombros. La agonizante criatura era un mosaico de cadáveres


humanos. Era una criatura extraña, su piel un collage de rostros humanos con sus mejillas y
cabelleras fundidos juntos y estirados hasta el límite absoluto. Cada rostro unía su voz en
un coro de agonía. Una hilera de brazos humanos a lo largo de su espada servía como una
melena, y un gran número de pechos colgaba de su gordo vientre.

La chica se rio de la blasfema abominación, con una voz llena de desprecio.

“El momento ha llegado, Kaito. El Caballero ha emitido su declaración de guerra. ¿O sería


más adecuado considerar esto como un mero hostigamiento?”

Parecía bastante contenta. Mirándola lamer sus granetes labios, Kaito pensó que se parecía
menos a una pantera o a un lobo y más a un feroz y hambriento león. Suprimiendo su
deseo de vomitar, apartó la mirada del cadáver de la bestia y dio su anuncio a través de un
suspiro.

“No es que me importe, pero la comida estará lista en una hora. Guarda tu guerra o tortura o
lo que sea para más tarde.”

Este era el absurdo acuerdo al que Kaito Sena había sido forzado después de ser
asesinado.

“Como aún no has respondido, lo diré de otra manera. Dedícate a mí.”

“Me niego.”

Cuando registró la demanda directa de la chica que se llamó a sí misma Elisabeth, Kaito
inmediatamente se negó. Naturalmente, estaba confundido al ser ordenado a hacer alguna
extraña orden de la chica inmediatamente después de haber sido asesinado. Pero estaba
seguro de su respuesta después de ver esa perturbadora pila de cadáveres. Luego estaban
los cantos sedientos de sangre que habían sido dirigidos hacia ella, además de la sonrisa
sádica de Elisabeth, pero, sobre todo, era que se dirigió hacia ella misma como la “Torture
Princess.”

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Temía que la hubiera hecho enojar, pero por alguna razón, asintió como si estuviera
impresionada.

“Una decisión rápida, ya veo. ¿Por casualidad te encontraste con uno o dos recuerdos míos
sueltos cuando fuiste convocado? Aun así, no esperaba una respuesta tan rápido.”

“Okay, olvida todo el ‘servirte’ por un segundo. Cuando dijiste ‘convocado’… Hey, espera,
¿dónde estamos? ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿No…morí?”

“¡Sí, sin duda! Estás bien y verdaderamente muerto. Tu asesinato fue tan sin sentido como
un gusano que fue pisado—¡una muerte muy lamentable, indecorosa, cruel y repugnante!
Sin embargo, convoqué tu alma aquí en un cuerpo de marioneta y te otorgué una nueva
vida. Una rara bendición, ¿verdad? Adelante entonces: Regocíjate todo lo que quieras.”

“… ¿Una marioneta?”

Mientras escuchaba la extraña explicación de Elisabeth, Kaito acaricio todo su cuerpo. Para
una marioneta, su piel se sentía sorprendentemente humana. No tenía un espejo, así que
no podía inspeccionar su rostro, pero notando la falta de discrepancias en su campo de
visión, sospechó que su altura era más o menos la misma que siempre había sido. Arrancó
uno de sus cabellos, que normalmente se mantenía atado detrás de su cabeza, pero era el
mismo viejo marrón pálido.

Mientras Kaito inspeccionaba su cuerpo con una expresión dudosa, Elisabeth habló
nuevamente con un tono exasperado.

“Presta atención. El cuerpo almacenando tu alma es un golem de mi propia creación. No es


uno de esos bultos de tierra que morirán al simplemente tener una parte de la palabra en su
frente borrada. Es una obra excepcional, porque soy tanto una hechicera maestra como una
habilidosa artesana. Es gracias a mi trabajo que me estás escuchando en el lenguaje de tu
tierra también. Y la complexión es incuestionablemente robusta. Tiene órganos y sangre,
cierto, pero mientras permanezca al menos el cincuenta por ciento de tu cuerpo intacto,
puedes considerarlo inmortal. Ah bueno, la sangre fluyendo por tus venas ha sido mezclada
con la mía, así que supongo que, si el cuerpo se desangra, tu alma se disipará.”

“Pero mi cuerpo, mi color de cabello, todo es igual.”

“Parece que tu estupidez está más allá de la ayuda. Ya hablé de mi habilidad, ¿verdad? No
agrupes mi obra maestra con basura de una tienda de descuento. Si pones un alma en un
contenedor que difiere demasiado de la forma de su vida anterior, la disonancia puede
causar demencia. El cuerpo es diseñado para transformarse de acuerdo al alma habitante.
Automáticamente elimina heridas y enfermedades, pero la apariencia y complexión es la
misma que la tuya, desde el rostro que refleja tu empobrecida naturaleza hasta tu
demacrada y frágil constitución. Siéntete libre de llorar por mi compasión.”

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Fue entonces que Kaito notó el mayor cambio en su cuerpo. Mirando su brazo, se dio
cuenta de que las cicatrices y laceraciones que se habían grabado una vez en él ahora
habían desaparecido sin dejar rastro. El dolor, que antes era su compañero de toda la vida,
había desaparecido completamente.

Huh… Eso es una sorpresa. Este no es realmente mi cuerpo después de todo.

Kaito finalmente lo aceptó. No había manera de que este cuerpo libre de sufrimiento pudiera
ser el suyo. No estar dolorido por primera vez en un tiempo ciertamente era agradable, pero
al mismo tiempo, lo hizo sentir incómodo, como si fuera una muñeca de plástico o algo así.

Mientras Kaito sostenía contra su pecho su brazo en asombro, Elisabeth continuó.

“Convoqué a una Alma Libre de Pecado para usarla como mi sirviente. La Iglesia me
castigaría si descubrieran que invoqué algo malvado, incluso si sólo lo usara como una
criada, ya ves. Encajas en el criterio, ya que tu muerte fue mucho más cruel de lo que tus
pecados en vida justificarían, pero… Heh, hubo alguna resistencia extraña durante la
invocación, pero pensar que serías de otro mundo… ¿Me pregunto si sacarte de una
dimensión paralela es el auge de la fortuna o el infortunio? Ah, supongo que importa poco
quién fuiste una vez. De ahora en adelante, sólo tienes que servirme con devoción
incondicional.”

“Me niego.”

“Oh-ho.”

Elisabeth entrecerró sus ojos carmesíes, al parecer complacida por su respuesta. Su largo y
delgado dedo se asemejaba a una cuchilla mientras levantaba la barbilla de Kaito.
Lamiendo sus labios, susurró en una voz que era dulce como el néctar.

“Fuiste asesinado. Tu asesinato fue tan sin sentido como un gusano que fue pisado—una
muerte muy lamentable, indecorosa, cruel, y repugnante. Incluso tu hueco y pequeño
cerebro entiende eso, ¿verdad? Tu muerte fue mucho más cruel de lo que tus pecados en
vida justificarían, cumpliendo el requisito para convertirse en un Alma Libre de Pecado, sin
embargo, llevas el rostro de un hombre a punto de descender al Infierno. Aun así,
¿renunciarías a esta segunda vida? ¿Escogerías morir, aplastado como un gusano?”

“Oh sí, seguro. He tenido suficiente abuso para una vida. Soporté y continué, seguro, pero
sobrevivir no es realmente lo mismo que vivir. Estoy agotado.”

Kaito dio su respuesta. Sin incluso la necesidad de pensarlo, podía decir que había sido una
vida terrible.

Había asistido a la escuela por un par de años. Después, había sido obligado a mudarse de
un lugar a otro y ayudar a su padre con su trabajo ilegal. Cuando eso había tomado un giro
hacia el sur y su mano de obra ya no era necesitada, su padre comenzó a golpearlo para
desahogarse. Con todo, era una manera repugnante de vivir. Kaito ni siquiera recordaba

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cómo se veía su madre. Pero sospechaba que su cerebro había estado confundido por el
dolor y la desnutrición, robándole la fuerza de voluntad para huir, y eventualmente había
sido asesinada como él.

Estaba agradecido por su nuevo cuerpo libre de dolor, pero estaría condenado si se dejara
usar por alguien más de nuevo. Si su vida de mierda se prolongaba, todo lo que eso
significaba era que tendría que soportar incluso más mierda.

“He tenido suficiente. Tiraré la toalla. Ve a encontrar a alguien más para ser tu sirviente.”

“Ya veo. Bueno, te guste o no, te convertiré en un mayordomo.”

Una vez más, la respuesta de Kaito fue completamente ignorada. Su ceño se intensificó
mientras Elisabeth se encogía de hombros.

“Convocar más sirvientes resultaría en la Iglesia lance su molesta mirada a mi camino. Y


crear otra marioneta tomaría tiempo. ¿Qué sentido tiene crear más quehaceres por el bien
de un sirviente, cuyo rol es hacer los quehaceres por mí? No puedo pensar en una mayor
pérdida de tiempo. En todo caso, de—”

De repente, hubo un rugido mientras la puerta detrás de Elisabeth se abría de golpe.

La manera en que la gruesa y pesada puerta giró en el aire antes de finalmente chocar a su
lado fue casi cómica. Una astilla rasgó su mejilla, pero ni siquiera se giró a mirar. Los ojos
de Kaito se ampliaron de miedo mientras miraba embobado la entrada.

Allí en la entrada—sin una puerta—estaba un enorme caballo y su jinete.

Por riendas, el jinete sostenía una siniestra cadena de espinas, y la montura que estaba
montando estaba hecha de hueso. Pero lo más extraño de todo eran los cuerpos. Ni el
caballo ni él tenían piel. Parecían modelos anatómicos, sus músculos desnudos y brillantes
y sus cuerpos revestidos con vasos sanguíneos. Con su carne rosa y reluciente, eran lo
suficientemente horribles para que la mente se negara a analizarlos por supervivencia.

Finalmente girándose hacia la entrada, Elisabeth comenzó a hablar con un aire de


tranquilidad.

“De todos modos, de los catorce demonios clasificados—el Caballero, el Gobernador, el


Gran Gobernador, el Marqués, el Gran Marqués, el Monarca, el Gran Monarca, el Rey, el
Gran Rey, y el Káiser—dejando fuera al Káiser, que ya ha sido capturado, tengo trece
demonios y sus contratistas que debo masacrar.”

El caballo dejó salir un relincho, y su jinete rugió de nuevo. Sus bocas eran simplemente
huecos demacrados en su carne, y de ellas llegó el insoportable ruido de una tormenta
pasando por un instrumento de viento roto. Mientras el alarido de odio sonaba en sus
tímpanos, Kaito de repente entendió algo y estaba seguro de ello.

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Demonio era la única palabra adecuada para describir esta horripilante criatura.

“Hey, ¿qué pasa con ese tipo? ¿Es el ‘Caballero’ que acabas de mencionar?”

“Para un imbécil que murió como un gusano, pareces sorpresivamente calmado.”

“Mientras mi cerebro no esté atrofiado, puedo al menos tomar decisiones sensatas.”

“Bueno, estuviste cerca. Ese allí es un sirviente del Caballero. No hizo un contrato con un
demonio por sí mismo, sino que se convirtió en el subordinado de quien lo hizo. Por
elección propia. Un enclenque, en otras palabras. Tanto él como el caballero solían ser
humanos, sin embargo.”

Escuchando la explicación de Elisabeth, Kaito sintió que su vista vagaba al caballo y el


jinete otra vez. No podía creer que el jinete solía ser humano, ni quería hacerlo. Sólo un
lunático voluntariamente se convertiría en algo así. Adivinando el proceso de pensamiento
de Kaito por la mirada en su rostro, Elisabeth dijo con una risita.

“Tu reacción es entendible. Bastante desagradable, ¿no? Vender el alma de uno a un


demonio y abandonar la forma de uno, todo en la búsqueda de un poder inhumano, es
bastante lamentable, ¿no es así? Puedes reírte. Lo permitiré. Es su deseo, sin dudas—
después de todo, la bufonería es bufonería precisamente porque inspira risa, ¿no estarías
de acuerdo?”

Incluso como provocación, sus palabras fueron crudas. El jinete dejó salir otro, más
penetrante rugido. La ira en su voz era tan aguda que Kaito tuvo que cubrirse sus oídos por
miedo a que sus tímpanos se rompieran.

El jinete tiró las riendas y pateó el costado del caballo. El caballo aceleró a su máxima
velocidad en un instante, rompiendo el suelo de piedra mientras cargaba hacia Elisabeth en
un intento de pisotearla.

“Suciedad de nacimiento. Mi acero es demasiado bueno para alguien como tú—Iron


Maiden*.”

[Nt: Doncella de Hierro.]

Elisabeth articuló algo y extendió su mano. Oscuridad y pétalos de flores rojo intenso
fluyeron de las puntas de sus dedos y se arremolinaron a través del aire. Hubo un fuerte
gong y luego una marioneta de tamaño real surgió del suelo y cortó a través de la
oscuridad.

La marioneta, la cual Elisabeth había llamado Iron Maiden, lucía mucho más amable de lo
que el nombre sugería.

Hilo dorado que servía como cabello colgaba de su espalda, y las joyas que adornaba su
rostro en lugar de ojos había unas luces que brillaban en azul. Sus labios se enroscaron en

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una cálida y amorosa sonrisa. Mientras abría sus brazos en bienvenida, el jinete se
abalanzó sobre ella, consumido por la furia.

Fue justo cuando Kaito pensó que el caballo pisotearía el amable abrazo de Maiden que
pasó.

En sintonía con el sonido de click de los cambios de marcha, la marioneta abrió bien sus
ojos. Las joyas azules se dieron vuelta, ahora de un ardiente rojo escarlata. Su afecto
olvidado, su expresión ahora convertida en odio, su estómago se abrió con un click.

Un par de brazos de hierro salieron de golpe del interior, cada uno equipado con grandes y
fuertes garras. Luchando por salir, se abalanzaron sobre el caballo y su jinete, aplastando
brazos y piernas con una fría y mecánica eficiencia. Los desesperados gritos del caballo y el
jinete cayeron en oídos sordos mientras los brazos trituraban las extremidades de sus
víctimas en bultos de carne parecidos a orugas.

El caballo y el jinete fueron incapaces de poner algún tipo de resistencia y después de ser
esculpidos en una forma grotesca que se asemejaba a una albóndiga con cabeza, fueron
llevados dentro del estómago de Maiden. Como simbolizando su castidad, su vientre estaba
revestido de innumerables agujas.

“¡GYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!”

Ignorando los gritos de dolor, el pecho de Maiden se cerró.

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Mientras su expresión se volvía afectuosa una vez más, Maiden abrazó amorosamente su
vientre. Los gritos trastornados viniendo del interior suplicaban su liberación. Solo
escucharlos hizo que Kaito sintiera que se estaba volviendo loco.

“Una vez se entra en Iron Maiden, la muerte no viene rápidamente.”

Elisabeth habló sobre los espantosos gritos, claramente sin preocuparse, Girándose hacia
Kaito, ofreció una sonrisa sugestiva.

“Si insistes en morir de nuevo, entonces no hay nada que hacer. Si algo soy, es generosa,
después de todo, así que concederé tu deseo. Pero no simplemente te regresaré a un
estado de muerte. Si tanto deseas la muerte, la tendrás por medio de mis métodos.
Entonces. ¿Qué camino elegirás? ¿Te convertirás en mi mayordomo, o te convertirás en
carne?”

“Mayordomo, por favor.”

“Bueno, eso fue rápido.”

Así es como Kaito llegó a servir a la Torture Princess.

Lo que nos trae al presente.

“¡Esto! ¡Es! ¡Repugnante!”

En conjunto con esta vivaz protesta, el corazón asado con guarnición de hierba aromática y
salsa de vinagre de frutas que Kaito había hecho salió volando a través del aire,
acompañado de un plato y un tenedor. Una peligrosa lluvia de comida y cubiertos arrojaron
el antiguo mantel.

Continuando su diatriba, Elisabeth plantó un pie en la mesa con un stomp.

“¿Qu-Qué es esto? Es absolutamente repulsivo. Parece sabroso, pero la carne está medio
cruda, y tiene la textura del caucho. La salsa de alguna manera toma el hedo peculiar del
órgano, y los extraños sabores agridulces crean una horrible armonía que permanecen en la
lengua. Es casi impresionante, de cierto modo.”

“Tu descripción es lo que es impresionante.”

Con ojos muertos, Kaito tiró del tenedor del muro en el cual se había empalado. Se
preguntó de dónde sacaba el atrevimiento de dar una crítica tan dura.

Unos días habían pasado desde que había sido fuertemente instruido para convertirse en
su mayordomo. Tales arrebatos le habían asustado al principio, pero dado que había vivido
toda su vida a un pelo de la muerte, rápidamente se acostumbró.

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Aún vestido en su poco favorecedor uniforme de mayordomo, Kaito suspiró pesadamente.

“Como sigo diciendo, no es necesario que me lo tires. ¿Qué eres, algún marido abusivo de
los sesenta?”

“¡No conozco a ningún esposo abusivo de los sesenta, pero la comida que es repugnante
merece ser lanzada! ¡¿Cómo llamas a esto?! ¡Es tan intragable incluso el forraje de los
cerdos sería preferible! ¡¿Cómo es que tus platos son tan repugnantes?!”

“Seguías quejándote del olor, así que pensé en intentar usar vino esta vez para
compensarlo.”

“…Espera. ¿Quieres decir que usaste mi preciado vino para crear esta porquería?”

Kaito decidió que el silencio era de oro. Sin necesidad de una respuesta, Elisabeth agitó su
mano.

Una silla se alzó bajo los pies de Kaito con un gong. Parecía casi un personaje en una
caricatura mientras se le subía por el trasero, luego lo ató en el lugar con correas. Cuando
miró, estaba claro que el asiento y los reposabrazos estaban revestidos de agujeros hechos
por agujas, alfileres, y clavos. Abandonando su comportamiento sereno, pateó sus piernas
en pánico.

“¡Espera, espera, espera, espera, espera! Hablemos sobre esto. Piénsalo. Nunca he
cocinado algo antes, ¿y me estás pidiendo que cocine órganos?”

“Ahorra tus excusas. Por otro lado, ¿esa es la manera de hablarme a mí, la Torture
Princess? Tienes algo de descaro. ¿Quizás tendrás tiempo de reflexionar sobre tu
arrogancia mientras eres plagado de agujeros, hmm?”

“¡Lo lamento! ¡Mira, desde que fui asesinado, ha sido un poco difícil registrar sentimientos
como miedo o peligro! Lo siento, ¿está bien? ¿Podemos simplemente saltar la tortura?”

“Muy bien. Te concederé misericordia…o eso me gustaría decir, pero ¿quieres decir que
sólo me respetas por miedo?”

“Bueno, uh, eso no es…no, es verdad…”

“¿Qué, no hay excusa, entonces, Kaaaaito?”

Mientras gritaba que quería retractarse, el destino de Kaito pasó por su cabeza. Iba a
convertirse en un alfiletero* humano. Sin embargo, Elisabeth pareció reconsiderar, y
mientras resoplaba, la Silla de Hierro desapareció.

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[Nt: Es una almohadilla pequeña que se usa para clavar en ella los alfileres y agujas que se
quieren tener a mano.]
[Nc: Como termino Jiraya :v]

“Muy bien. En mi infinita generosidad, te concederé una última oportunidad—Exijo pudín.”

“… ¿Pudín?”

Su cómica orden fue puesta con un rostro serio, y Kaito inclinó su cabeza en asombro.
Elisabeth asintió con la cabeza, luego cruzó sus piernas y se inclinó hacia atrás en su silla,
su rostro lleno de convicción.

“Tengo mis dudas en cuanto a si un tonto que ni siquiera puede cocinar será capaz de
manejar la pastelería, ya ves. Pero quizás tendrás facilidad para los dulces. No hará daño
intentarlo. Y si incluso eso está más allá de ti, entonces, como cualquier cosa que no hace
nada, pero produce basura, simplemente serás desechado.”

“Por favor no hables sobre desechar personas. Toca un poco demasiado mi fibra más
sensible*. Pudín, ¿verdad? Creo que sé de qué estás hablando… Sin embargo, de donde
vengo, suena más como purin**.

[Nt: “Tiene un fuerte impacto emocional” más o menos, por si no se entiende. **Así lo llaman
los japoneses.]

“¿Purin? No conozco este plato, pero por el sonido del nombre, debería haber al menos una
vaga similitud, ¿no?”

Kaito asintió a su respuesta poco entusiasta. En realidad, tenía fuertes recuerdos asociados
con ese plato.

Hace mucho tiempo, la mujer viviendo con su padre en ese momento lo había servido para
el joven Kaito. Él se había alegrado mucho, y ella recibió su alegría con una sonrisa forzada.
Al día siguiente, se fue. Recordándolo, se dio cuenta de que probablemente había sido
pensado como una expiación por dejarlo atrás y escapar sola.

Podía recrearlo con los ingredientes disponibles en la cocina, pero los utensilios de cocina
eran insuficientes. Regresó a Elisabeth.

“Hey, Elisabeth. Puedes hacer golems de barro, así que ¿crees que podrías hacer una olla
de cerámica?”

“¿Es algo que le pediría a la persona que considera deshacerte de ti? Qué compañero tan
espantoso eres. Muy bien. ¿Qué es esta olla de uso osuno* de la que hablas?"

[Nt: Iba “ursine-wear pot”, después de discutirlo con los del scan y en unos foros, llegué a la
conclusión de que en realidad es una manera con intención cómica de repetir lo que dice
Kaito porque Elisabeth no tiene ni puta idea de qué es eso, pero ni idea de cómo ponerlo: v.]

21 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Con sus limitados talentos lingüísticos, Kaito intentó explicar qué era una olla de barro.
Elisabeth chasqueó los dedos, una expresión perpleja en su rostro. Un momento después,
suaves pasos hicieron eco a través del corredor.

La puerta al comedor se entreabrió. Detrás de lo que era un pequeño golem, compuesto de


bultos de tierra rectangulares. Se despidió, luego de repente se desplomó, dejando atrás un
montón de barro.

“¿Qu—? Hey espera, Elisabeth; ¿qué acabas de hacer? ¿No te sientes mal por él?”

“No te compadezcas. A diferencia de lo que puedes pensar, no poseía ninguna voluntad.


Ahora, una olla, ¿verdad?”

El barro se retorció, finalmente endureciéndose en la forma de una olla. Kaito siguió con su
explicación, diciendo cómo necesitaba ser más corta y más redonda y cómo necesitaba un
agujero para dejar salir el vapor. El barro cambió de nuevo, y después de un periodo de
prueba y error, finalmente alcanzó una forma que Kaito reconoció.

“Ese barro es bastante tolerante al calor. Aunque todavía no estoy segura de lo que intentas
hacer con ella, úsala como quieras.”

“Gracias. Eso es de gran ayuda.”

Teniendo mucho cuidado de no dejarla caer, Kaito regresó a la cocina con la olla. La llenó
de agua, luego añadió el trigo y la puso sobre el fuego. Al hacerlo, podía tapar los finos
agujeros que se habían formado en la olla. A continuación, calentó algo de leche en una
cacerola y disolvió azúcar en ella. Una vez que se enfrió, añadió un huevo batido, luego
mezcló con cuidado para evitar hacer burbujas. Engrasó la olla de cerámica con
mantequilla, luego raspó la mezcla de huevos dentro con una toalla limpia. Pero aquí fue
donde se puso difícil. Tuvo que poner la tapa, luego dejarla hervir a fuego lento durante diez
o quince minutos. Colocó una red sobre la estufa y puso la olla encima de ella, pero no tenía
fe en su capacidad de regular el fuego.

“Entonces, ¿cómo voy a…? ¿Huh? Espera, ¿esto funciona?”

Parecía que esa olla de cerámica que Elisabeth había hecho era increíblemente tolerante al
calor. Aunque la estufa estaba en llamas, la cantidad de calor que la olla estaba recibiendo
era la temperatura exacta para hervir la mezcla. El resto fue cuestión de suerte.

Pronto, un dulce aroma comenzó a flotar por la cocina. Para enfriar la olla, Kaito la llevó al
refrigerador de naturaleza de hielo. La dejó enfriar por diez minutos, luego la llevó al
comedor.

Para su sorpresa, Elisabeth estaba esperándolo pacientemente. No debe tender nada mejor
que hacer.

22 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¿Hmm? Bueno, esto es una sorpresa. Pensé que huirías.”

“Bueno, gracias a ti, todo salió bien. Mira por ti misma.”

Kaito colocó la olla de cerámica ante ella. Elisabeth estiró su cuello inquisitivamente.
Parecía estar esperando a que él quite la tapa. Kaito agarró el mango y lo hizo, causando
que el dulce aroma volara por el aire. Al ver la sustancia de color amarillo pálido contenida
dentro, Elisabeth ladeó su cabeza al costado.

“¿Qué es esto? Esto no es pudín.”

“Huh, realmente son diferentes, entonces. Esto aquí es purin. Es la versión de ‘pudín’ con la
que estoy familiarizado.”

“Purin, dices. Hmm.”

Repitiendo su palabra como un loro, Elisabeth tomó una cuchara y sacó un bocado. Le
frunció el ceño con dudas mientras lo meneaba de un lado a otro, luego puso la cuchara en
su boca. Después de un momento de silencio, tomó otra cucharada.

“Esto es bastante extraño…o más bien… Sí…es tan…tambaleante…y meloso.”

Elisabeth se llevó a la boca cucharada tras cucharada, comiendo con implacable vigor. En
cuestión de segundos, la olla de cerámica estaba vacía. Su cuchara retumbó en la mesa.

“¡Lo apruebo!”

“He sido aprobado.”

Elisabeth sonrió, su expresión resplandeciendo con satisfacción, como si le dijera que era
capaz de cualquier cosa que se propusiera. Por un momento, Kaito visualizó un par de
orejas de gato sacudiéndose encima de su lujoso cabello negro.

Para alguien que tiene a torturar a otro de inmediato, es sorprendentemente sincera.

Justo cuando esas palabras se colaron en la mente de Kaito, Elisabeth chasqueó los dedos.
Temeroso de que hubiera visto a través de sus pensamientos, se preparó para que la Silla
de Hierro apareciera.

Un tablero de ajedrez hecho de luz roja brilló ante él, sin duda conjurado mágicamente por
Elisabeth. Viendo los ojos de Kaito ampliarse en sorpresa, Elisabeth habló.

“Parece que no eres completamente inútil. Teniendo en cuenta esto, te impartiré algo de
información acerca de la situación actual.”

Elisabeth agitó una mano pálida. El tablero de ajedrez comenzó a girar hacia Kaito. Mientras
se inclinaba hacia atrás, el tablero se detuvo, y su voz adoptó un tono cantarín.

23 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Regocíjate, porque el conocimiento es poder. Es el destino de las hormigas y los


ignorantes que se juegue con sus vidas. Es al obtener conocimiento que los hombres
superan a los insectos y se convierten en bestias, luego se convierten en humanos, y a
veces superan incluso a Dios.”

Dos grandes piezas aparecieron sobre el tablero de ajedrez, una negra, la otra blanca.
Ambas adornadas con alas. Mientras flotaban, Elisabeth las señaló.

“En este mundo, Dios y el Diablo ambos son muy reales. Existen en un reino superior,
donde los ojos humanos no pueden alcanzar, pero su existencia ha sido probada por
teólogos, eruditos, y magos. Por supuesto, Dios y el Diablo no son nada más que nombres
que les asignamos para conveniencia. Llamamos a la entidad que creó el mundo ‘Dios’ y lo
que lo destruye ‘Diablo.’ Por consiguiente, el Diablo puede sólo interferir con el mundo del
hombre una vez que Dios lo ha abandonado. Pero hay una excepción. Si el Diablo tiene un
contratista, puede pasar de todo.”

“¿Un contratista?”

“Aquellos que usan sus cuerpos como intermediarios para invocar al Diablo a nuestra
dimensión, donde normalmente no puede existir, y hacen un contrato con él. Luego el
Diablo se fusiona con ellos y corrompe su forma, pero a cambio obtienen poder que pueden
usar como deseen. Pero convocar al Diablo, que posee suficiente poder para destruir todo
el mundo, no es una hazaña pequeña y no hay ningún recipiente que pueda contenerlo, por
lo que aún no se ha manifestado. Sin embargo, incluso sus fragmentos poseen gran poder y
esos son los que existen en nuestro mundo hoy.”

La pieza negra se hizo añicos y comenzó a llover sobre el tablero de ajedrez. Luego se
transformó en catorce piezas, todas alineadas. En medio de la multitud de piezas con forma
de bestias y hombre, una tenía una corona y estaba atada con cadenas.

“Catorce personas han formados contratos con catorce demonios. Todos están
clasificados—el Caballero, el Gobernador, el Gran Gobernador, el Marqués, el Gran
Marqués, el Monarca, el Gran Monarca, el Rey, el Gran Rey, y el Káiser—y cuando las
personas dicen ‘demonio,’ se refieren a estos catorce además de sus contratistas.”

Delante de las catorce piezas de aspecto extraño había ahora una hilera de peones.
Cuando las catorce colocaron sus manos en las frentes de los peones, los peones, también,
se transformaron en horribles monstruos.

“El caballero sin piel que viste era un sirviente del Caballero. Llamarlos ‘sirvientes del
contratista del demonio’ es un trabalenguas, así que los llamamos ‘subordinados.’”

Elisabeth colocó la pieza de vuelta en el tablero. Las catorce piezas y los grotescos peones
comenzaron a marchar.

24 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Los demonios extraen su poder de los lamentos de las creaciones de Dios—especialmente


del sufrimiento de los humanos. Como tal, los demonios y sus seguidores son responsables
de no un número pequeño de desastres.”

De repente, las piezas de ajedrez abrieron sus bocas, que estaban llenas de feos y
deformes dientes. Cuando una nueva hilera de peones se materializó, las piezas corrieron
hacia ellos y los consumieron. Elizabeth chasqueó sus dedos. Una pieza con forma de
mujer apareció en el tablero.

“La Iglesia—una organización que venera una imagen de Dios en la que la humanidad una
vez confió, una infraestructura que guía a las personas de acuerdo con la voluntad de Dios,
y una institución creada para preservar la larga paz de nuestro mundo—me ha asignado la
tarea de cazar a los trece demonios excluyendo al Káiser, quien ya ha sido capturado. Por
el momento, mi oponente es el Caballero.”

Kaito observó como una pieza a horcajadas sobre un caballo avanzó delante del resto. La
torcida armadura sobre una pieza roja cargó hacia él. La pieza femenina se giró para
enfrentarlo, sosteniendo una espada de color rojo brillante.

“El Caballero es el más débil de los catorce. Sin embargo, para una persona normal,
parecería una pesadilla hecha carne.”

Mientras estaba hablando, el suelo tembló. Antes de que la espada pudiera alcanzar al
Caballero, el tablero y las piezas se esfumaron.

Thud. Thud*. El castillo tembló una vez más. Elisabeth se puso en pie, siempre elegante.
Ignoró al desconcertado Kaito en su avance, con su vestido meciéndose con cada paso.
Nervioso, Kaito la siguió.

[Nt: Es “ruido sordo.”]

Elisabeth salió del comedor y continuó por el pasillo. Cuando llegó a la puerta de la sala del
trono, la abrió de par en par.

El hedor de la sangre y la carne los golpeó como un camión.

Podían escuchar el sonido barbárico de algo que se atiborraba de carne.

Después de una breve vacilación, Kaito miró a través del agujero en la pared. Sobre el
cadáver de la bestia ensartada de retazos estaba una nueva bestia. Estaba atiborrándose
de carroña, arrancando grandes trozos de carne con su gran boca. Incrustados en su flanco
estaban rostros humanos, cada uno llorando mientras rasgaban cualquier carne que
pudieran alcanzar. Kaito apenas podía encontrar su aliento mientras estaba absorto en el
horror del espectáculo.

Elisabeth se giró y habló con una sonrisa malvada.

25 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Esto, también, es el trabajo de un demonio. Esperaba esto, pero parece que un segundo
ha aparecido.”

“No puedo creer que esperaras algo así…”

“La bestia llegó aquí sin descomponerse, así que sus materiales probablemente vinieron de
la aldea vecina. Cuando un demonio ataca una aldea, deja unos cuantos sobrevivientes.
Pero incluso si hasta un cuarto de los aldeanos escaparon, la primera bestia parecía
demasiado pequeña para estar hecha de los cuatro restantes. Es sólo natural asumir que
otro estaba en camino.”

¿Cómo puede hacer una predicción como esa con tanta calma? La cabeza de Kaito
dio vueltas mientras reflexionaba esa insensatez.

Mientras estaba pensando, la bestia soltó un grito.

“¡RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!”

Luego saltó, sus filas de pechos se balanceaban de un lado al otro. Enterró sus garras en el
costado del castillo. Todo el castillo tembló, y polvo cayó del techo. La bestia giró sus ojos
con intención asesina hacia Elisabeth.

Mirando a la bestia, cuya cabeza estaba sobresaliendo a través del agujero, Elisabeth
suspiró.

“Cielos. Incluso considerando que todos ustedes fueron arrastrados a esto, es una vista
lamentable en efecto.”

“¡GRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!”

“Te concederé el indulto. No te preocupes.”

Elisabeth chasqueó sus dedos. El suelo tembló. Incontables estacas arrasaron la tierra y se
extendieron hacia delante. Una tras otra, perforaron el pecho de la bestia. Incluso con su
cuerpo rasgado a jirones, la bestia todavía embistió hacia delante, intentando atrapar a
Elisabeth en sus fauces. Pero su ataque fue impedido por más de cien estacas de hierro
frío.

En sintonía con el sonido de estacas perforando su objetivo una y otra vez, una nube de
polvo se mezcló con los pétalos de flores carmesí se hinchó hacia delante como una
tempestad. Una vez despejado, los cadáveres de las dos bestias yacían lado a lado. La
sangre oscura comenzó a acumularse en el suelo.

Elisabeth se giró para mirar a Kaito. Una gota de sangre pintó su mejilla, pero apenas
parecía darse cuenta mientras hablaba,

“Puede que aún haya rastros del Caballero en esa aldea. No vamos. Acompáñame.”

26 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Su vestido ondeando, Elisabeth partió.

Controlando sus temblorosas piernas, Kaito la siguió

***

Elisabeth descendió las escaleras al subterráneo. Misteriosos gemidos hacían eco a través
del corredor, evocando la sensación de un laberinto conteniendo a un monstruo. De hecho,
no sería sorprendente si realmente hubiera un monstruo aquí abajo.

Ella continuó a paso regular, finalmente llegando finalmente a una puerta al final del pasillo
y pateándola para abrirla. Kaito estaba de pie junto a Elisabeth mientras miraba dentro.

La habitación no tenía muebles ni ventanas, y un círculo mágico masivo estaba pintado en


el suelo.

Cuando miró más de cerca, se dio cuenta de cuán complejo era el diseño. El aire era
sofocante con el hedor a hierro oxidado del revestimiento uterino. Entonces se dio cuenta
de que el círculo mágico estaba pintado en sangre.

“Un círculo de tele transportación, grabado con mi propia sangre. Me lleva a donde sea que
quiero, siempre y cuando pueda recordar que estuve allí.”

“No soy un gran fan del medio, pero eso parece bastante conveniente. No teníamos esto en
el lugar de donde vengo.”

“Ah, sí, vienes de un mundo de máquinas. Harías bien en no menospreciar la magia. Como
mi sirviente, incluso tú podrías usar tu sangre para invocar algo a tu lado.”

“¿Qué, tanto quieres que derrame sangre?”

“Deberías intentarlo alguna vez,”

“Humildemente me niego.”

Kaito estaba de pie nerviosamente junto a Elisabeth sobre el círculo mágico. Ella chocó sus
talones.

Con un sonido como una bengala, pétalos de flores carmesí comenzaron a bailar a lo largo
de la circunferencia exterior del círculo. Mientras giraban, así lo hicieron sus alrededores.
Los pétalos rojos luego se fundieron, eventualmente formando gruesos muros cilíndricos. El
olor a hierro embistió las fosas nasales de Kaito una vez más. En un instante, los pétalos
de flores se habían transformado en sangre.

Elisabeth chocó sus talones una segunda vez y los muros se derrumbaron al suelo como
cortinas. El escenario que los muros habían estado ocultando apareció.

27 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Estaban sobre los restos de un campo de batalla.

Esa era la única manera en que Kaito podía describir la escena ante él.

Había fuego extendiéndose tan lejos como el ojo podía ver, e incontables cadáveres
salpicaban el suelo entre los edificios en llamas. Lo único que Kaito podía pensar para
compararlo era una fotografía de un campo de batalla en un país lejano que había visto
hace mucho tiempo. Dos horas habían pasado entre la creación de la primera bestia y la
llegada de Kaito y Elisabeth, pero las llamas no mostraban señales de calmarse.

Mientras miraba los cadáveres en llamas, Kaito podía sentir el sudor chorreando por su
frente mientras el hedor de carne carbonizada llenaba sus fosas nasales y el calor irradiaba
a lo largo de su piel.

Había un hombre cuya mitad fue completamente carbonizada. Una mujer vieja con no sólo
su cabeza sino toda su columna vertebral arrancada. Una mujer con sus pechos cortados.
Un joven cuyo rostro había sido arrancado completamente. Un niño medio muerto con sus
brazos cortados que probablemente había estado intentando arrastrarse.

Ninguno de ellos conservaba siquiera una pizca de dignidad humana. Todas sus muertes
fueron espantosas. A diferencia de la bestia, sus cadáveres eran incomprensibles. Era
precisamente por eso que el espectáculo era tan horroroso, por qué la crueldad de ello se
hundía en el cerebro de uno. El deseo de tener arcadas brotó en la garganta de Kaito antes
de que finalmente se las arreglará para tragarlo.

No había ningún error en ello. Esto era el infierno.

Este era un lugar lleno de las peores cosas que uno podría imaginar.

“Lo mencioné antes, pero esto es obra de un demonio.”

Junto a Kaito, que había perdido la voluntad de hablar, Elisabeth susurró.

Se adelantó, luego se giró la mirarlo, el fuego a su espalda y su cabello negro bailando


contra la brisa abrasadora.

“Los demonios obtienen su poder del sufrimiento de los hombres, de la discordancia en sus
almas que trae el sufrimiento. Este es el resultado. Los métodos usados aquí son…lindos,
supongo. Incluso ahora, horrores mucho más oscuros se están produciendo en otro lado.”

Kaito fue tomado por sorpresa por sus palabras. Estaba acostumbrado al dolor y el
sufrimiento. Estaba muy familiarizado con el miedo y con las tragedias increíbles que
ocasionalmente les suceden a las personas. Pero no había forma de que pudiera estar bien
con un espectáculo tan espantoso como este, con personas siendo asesinadas en una
manera que carecía de piedad o significado.

28 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¿Llamas a esto lindo? ¡Deja de joder conmigo! ¡Sin importar cómo lo mires, esto es el
infierno!”

“Incluso el infierno tiene sus capas. Y esta es una superficial. En lo que a mí respecta, esto
podría también ser un campo de flores. Los demonios dan a luz tragedias mucho más
crueles que esta… Por eso la Iglesia le dejó tratar con cerdos como ellos a una cerda como
yo.”

“¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEETH!”

Fui interrumpida por un grito furioso. Ante esa señal, un grupo de aldeanos emergieron de
detrás de un corral de animales medio desplomado. Los hombres nerviosos, ropas
manchadas con hollín, blandían herramientas de cultivo mientras rodeaban a Kaito y
Elisabeth.

Un caballero armado sobre un caballo se acercó a ellos.

Kaito se congeló cuando lo vio.

Sin embargo, el caballero parecía ser un legítimo miembro de las fuerzas armadas de este
mundo. Tenía un yelmo emplumado, y su caballo y armadura de plata estaban adornados
con un escudo de armas en la forma de lirio.

Hubo un metálico schwing cuando el caballero desenvainó su espada. Elisabeth suspiró.

“Bueno, si no es una Caballero Real. He colgado a esos inútiles colosos, así que ¿qué
negocios tienes conmigo?”

“¡No te hagas la tonta conmigo! Fui enviado a esta aldea desde la Capital, y he estado
vigilándote en tu castillo. ¡Pero ahora finalmente muestras tu verdadera naturaleza! He
sabido lo que eras todo el tiempo. Este horrible asunto, ¡todo es obra tuya!”

“¿Eres sordo? Mira la obra del Caballero. Entonces de nuevo, supongo que aquellos que no
lo han presentado de primer mano pueden tener problemas entendiéndolo como tal. En
cualquier caso, ten cuidado de no endilgar tu incompetencia sobre mis hombros. La Iglesia
me ha asignado cazar demonios. No estoy en posición de matar humanos…por ahora.”

“¡Calla tu mentirosa lengua! ¡¿Quién creería tal embuste?!”

La voz del caballero se volvió áspera, y le dio escalofríos a Kaito. El caballero apuntó su
espada a Elisabeth y habló, su voz temblando con ira.

“No creas que he olvidado lo que has hecho.”

Elisabeth simplemente estuvo de pie allí, su rostro la imagen de la apatía, y no hizo ningún
intento de negar la acusación. Su comportamiento hizo que el caballero perdiera la poca
paciencia que le quedaba. Disparó un rápido recuento de sus acciones pasadas.

29 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¡Torturaste a toda la población de todo tu feudo! ¡Desmembraste sus cuerpos, arrancaste


sus aún vivos corazones, cosiste cada agujero en sus cuerpos, tallaste en sus huesos,
derretiste su carne, excavaste sus ojos, cortaste sus lenguas, y cuando te quedaste sin
ideas, mataste padres e hijos, los ancianos, y hombres y mujeres por igual! ¡Al final, tus
pecados alcanzaron incluso a los nobles! ! ¡Torture Princess! ¡Elisabeth Le Fanu! ¡¿Quién
creería algo que saliera de tu sucia boca?!”

Al escuchar esas palabras, Kaito recordó la realidad que había sido presentada ante sus
ojos unos días antes.

Recordó la escena que había presenciado cuando murió. Recordó la montaña de


cadáveres, cada uno sin siquiera una pizca de dignidad humana. Recordó la sed de sangre
de la furiosa horda y la sonrisa de la chica atada.

Elisabeth estaba sonriendo incluso ahora, escuchando la diatriba el caballero como se


podría escuchar el canto de un pequeño pájaro.

“¡Y ciertamente no he olvidado la vista de lo que hiciste a mis compañeros caballeros en el


Plain of Skewers*! ¿Tienes alguna idea de cuantas noches sin poder dormir soporté en el
Reino después de sobrevivir a eso?”

[Nt: Se traduciría como “Planicie de Pinchos” más o menos, pero como parece ser nombre
propio, y en inglés sí suena decente, así queda.]

La mano del caballero la cual sostenía su espada tembló. Sin embargo, de repente dejó de
hablar y miró a Kaito. Su armadura hizo un sonido metálico mientras hablaba con Kaito en
una voz llena de confusión y simpatía.

“¿Por qué estás con tal demonio? Había escuchado que Elisabeth estaba buscando un
sirviente, pero si te está reteniendo contra tu voluntad, puedes venir a mí. Te protegeré.”

Kaito se giró a mirar a Elisabeth. Ella cruzó sus brazos y permaneció en silencio.

Era verdad que Kaito había sido traído de vuelta a la vida contra su voluntad y hecho para
servirla. Y había presenciado personalmente sus crueles actos. En realidad, nada le
gustaría más que vivir una simple vida de paz en este extraño nuevo mundo. Ahora su
oportunidad de escapar. Pero justo cuando estaba a punto de dar un paso al frente, Kaito se
detuvo.

“Vamos, entonces. Apresúrate.”

“Tu oferta suena como un sueño hecho realidad, pero ¿puedo preguntarte algo primero?”

“¿Qué es?”

30 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¿Por qué me miras con los ojos de alguien que acaba de encontrar su siguiente
comida?”

Después de esta pregunta, un incómodo silencio descendió entre ellos. Los hombres,
todavía agarrando sus herramientas de cultivo, se giraron hacia el caballero. Algunos de
ellos lucían preocupados ahora. Pero el caballero no dijo nada. Mirando directamente al
caballero, Kaito continuó.

“Cuando estaba vivo, conocí muchos tipos que realmente renunciaban a una comida
caliente si significaba que tenían la oportunidad de golpear a un niño. Y tienes la misma
mirada en tus ojos que ellos.”

No recibió ninguna respuesta. Al lado de Kaito, los hombros de Elisabeth comenzaron a


temblar. Estalló en carcajadas. Se veía realmente extraña, su cuerpo retorciéndose
mientras agarraba sus costados entretenida.

“Por supuesto, por supuesto. Tiene perfecto sentido. Ah, pero no esperaba que fueras un
miembro del Cuerpo de Caballeros. Qué ridículo—dime, ¿me permitiría una pregunta,
orgulloso señor?”

Su risa era dulce. Algunos podrían incluso decir que era inocente.

Sus ojos carmesíes brillando con alegría, habló en una suave y gentil voz.

“Masacre a esos quinientos hombres sobre la Plain of Skewers. Los maté, los aniquile, los
extermine. Y ciertamente no recuerdo permitir que uno escapara.”

Su sonrisa se desvaneció. Sus ojos estaban llenos de desprecio, y su pregunta llegó en una
voz tan fría como el hielo.

“Entonces, ¿por qué sigues vivo?”

En ese momento, las cabezas de los hombres sosteniendo las herramientas de cultivo
salieron volando. Las cabezas cayeron al suelo, sus labios medio abiertos en sorpresa.
Enjambres de moscas se desbordaron de sus grandes agujeros en el cuello. Las moscas
luego se pusieron a trabajar arrastrando los cuerpos junto con sus piernas diminutas.
Masticaron a través de la carne con sus pequeñas bocas, vendando la piel de sus cuerpos
junto con moco y creando una versión miniatura de la criatura que Kaito había visto del
castillo.

Kaito dio un paso atrás, el extraño espectáculo una vez más robando su aliento. Al mismo
tiempo, todo el cuerpo del caballero fue envuelto en llamas de zafiro. La piel de su caballo
palideció bajo la luz de la llamarada azul brillante, y el jinete mismo aumentó en tamaño.
Con el fin de adaptarse al crecimiento antinatural de su portador, la armadura del jinete se
infló como un globo de agua. Cabello largo y gris y una barba se esparcieron por las
aberturas de la ampliada armadura. Él caballero se había vuelto viejo y horrible.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Ante el Caballero demoníaco impostor, Elisabeth chasqueó su lengua, siempre intrépida.

“No sé si estabas intentando bajar mi guardia o simplemente consumir a mi sirviente ante


mis ojos, pero, en cualquier caso, eres un tonto. Si tenías planeado transformarte todo el
tiempo, podrías haberlo hecho desde el principio y ahorrarnos la farsa infantil. Tu
experiencia haciendo un contrato con un demonio y sobreviviendo a la Plain of Skewers no
te ha enseñado nada, parece.”

Elisabeth suspiró pesadamente, luego asintió con la cabeza en satisfacción.

“Pero quizás es por eso que fallaste en fusionarte con algo más que el rango más bajo, el
Caballero.”

El Caballero soltó un furioso rugido. Su pálido caballo arrancó a correr a una velocidad
mucho más rápida que incluso la de su subordinado sin piel. Fuego y relámpago salieron de
alrededor del Caballero. Agarró el relámpago azul en su mano y lo transformó en una lanza
masiva, luego atacó a Elisabeth.

No esquivó el golpe, y la lanza la atravesó.

Kaito reprimió un grito. El arma masiva emitió un ruido de tambor cuando atravesó el pecho
de Elisabeth. Sangre roja comenzó a gotear de la herida que hizo. El Caballero entonces le
dio un tirón a la lanza para liberarla y envió a Elisabeth al suelo.

Un recuerdo se proyectó a través de la mente de Kaito.

Era un recuerdo de sí mismo, golpeado y lanzado contra el muro, luego derrumbándose al


suelo como basura.

“Elisabe—”

Kaito corrió hacia ella, luego se detuvo. Ella se estaba riendo. Retorció su estómago
mientras se sentaba en una piscina de su propia sangre y se reía, como si todo fuera tan
divertido que simplemente no podía evitarlo.

“Heh-heh, ha-ha, ha-ha-ha-ha-ha-ha, ahhh—ha-ha-ha-haha…ha.”

Hizo muecas doloridas y se levantó. Kaito podía ver claramente a través de la cavidad en su
pecho. Algunas de sus entrañas cayeron del agujero, pero simplemente envolvió los cabos
sueltos alrededor de su cuerpo y los sacó violentamente por completo. Sangrando
profusamente ahora, lanzó sus tripas a un lado.

“Ya veo… Así que un daño de esta magnitud es más o menos tan leve como una comezón.
Está a años luz de tener el alma de uno en llamas. Ahora entonces, pon mucha atención.
Así es como se siente la verdadera agonía.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Elisabeth levantó una mano en el aire. Una gran nube de oscuridad y pétalos de flores
escarlata hicieron espirales alrededor. Luego cubrieron su cuerpo, ocultando todo el hueco
con una tela negra fresca. Agarró algo dentro de la enorme espiral de carmesí y sombra.

“Regocíjate, imbécil. Desenvaino esta cuchilla por ti.”

Sonsacó una larga espada. Su hoja era de un tono rojo sangre, y parpadeó con un siniestro
destello.

“¡Executioner’s Sword of Frankenthal*!”

[Nt: Espada del Verdugo de Frankenthal; better in english, I think.]

Dijo su nombre, y las runas grabadas en la espada cobraron vida. Cuando la luz llegó a los
ojos de Kaito, pudo sentir las intenciones de las runas de entrando por la fuerza a su mente
hasta que la frase completa tenía perfecto sentido.

Eres libre de actuar como desees. Pero reza para que Dios sea tu salvación. Porque
el principio, el medio, y el final yacen en la palma de Su mano.

“¡Ven, disfrutemos al máximo!”

Elisabeth balanceo la espada por el espacio vacío, como si estuviera trazando ambos
brazos de sus enemigos. Cadenas de plata volaron a través del aire en harmonía con sus
cortes, envolviendo los antebrazos del Caballero y sacándolo violentamente de su montura.
Colgaba en el aire, sin poder resistir Un momento más tarde, chasqueó los dedos, y la
bestia se acercó detrás de Elisabeth. Sin girarse, balanceo su hoja de nuevo.

Cadenas envolvieron a la bestia, atándola firmemente. Hubo un fuerte ruido de


desgarramiento mientras la carne se desgarraba en mil pedazos. Los grilletes se
entrelazaron alrededor de su forma colapsada y la reforzaron mientras tomaba la forma de
un caballo. Envolvieron al caballo pálido también, actuando como un par de riendas.

Elisabeth levantó su hoja a los cielos, y las puntas de las infinitas cadenas traqueteaban
mientras se dirigían en espiral hacia el Caballero. Una vez que estaban terminados, los
brazos y piernas del Caballero estaban atados, y en los extremos opuestos de esas
ataduras estaban cuatro caballos, el suyo incluido. Llamó a su corcel, pero el caballo no le
hizo caso.

“Ahora, entonces…veamos cómo te gusta ser Arrastrado y Dividido en Cuatro.”

Balanceo su espada, y los caballos arrancaron al unísono.

Las extremidades del caballero chirriaron, y sus articulaciones hicieron ruidos de


chasquidos mientras eran arrancadas del lugar. Su carne, estirada hasta su límite, comenzó
a rasgarse. La sangre se derramó por los huecos en su armadura. Pero los caballos no se
detuvieron. El caballero gritó de dolor y rabia.

33 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¡ELISABEEEEEEETH! ¡ELISABEEEEEEETH!”

Su voz estaba llena de agonía y odio.

El Caballero se acercó a Elisabeth. Kaito, también, se acercó a ella por detrás, entonces se
quedó sin aliento. Los ojos bajo el yelmo eran humanos una vez más. Eran diferentes de
cuando se habían centrado en Kaito y ahora eran el azul más puro. Miraron a Elizabeth,

El contratista del Caballero era bastante joven.

Mirando los nobles ojos del joven, Elisabeth murmuró con ternura.

“Un sobreviviente de la Plain of Skewers, ¿hmm? Debe haber sido doloroso. Sin duda me
detestas.”

“ELISA… ELISABEEETH…”

“…Mis disculpas, buen señor. Pero los gritos de un humano son tan desagradables como
los chillidos de un cerdo.”

Había veneno en su sonrisa. El Caballero rugió, un ruido abundante de malicia y sed de


sangre.

“¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEETH!”

Al siguiente momento, con el sonido de carne siendo triturada, las extremidades del
Caballero fueron rasgadas de su torso. Las extremidades rebotaron por el suelo mientras
viajaban, todavía atadas a los caballos. La fisura corría por todo su abdomen, y sus órganos
venían derramándose en una suave cascada. Bajo el yelmo, el Caballero vomitó bocado
tras bocado de sangre antes de respirar su último aliento. Luego su cuerpo entró en
erupción en llamas azules silenciosas.

“Regresemos a casa. Ese purin tuyo era exquisito de hecho, pero era pobre como alimento.
Estoy hambrienta.”

Su espada se transformó en una nube de pétalos carmesí, y Elisabeth se alejó caminando.


Kaito no pudo evitar mirar fijamente. Pensó de nuevo en la escena que había presenciado
cuando fue invocado. Eso y la acusación del Caballero. Si curioseaba pobremente, no
invitaría a nada más que al sufrimiento. Aun así, tenía que saber.

“Hey, ¿todo lo que dijo es verdad? ¿Torturaste y mataste a todos tus súbditos, entonces
luego te volviste en contra de los nobles?”

“Sí, en efecto. No dijo ninguna falsedad ni sostuvo malentendidos. Comprende a quien


sirves. Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. He causado más dolor y muerte que

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Volumen 1

cualquiera antes de mí. Fui capturada por la Iglesia. Y ahora tengo la tarea de masacrar
trece demonios.”

Respondió sin una onza de vacilación. Era tan despiadada e insensible como un demonio,
quizás aún más. Recordando su felina sonrisa de cuando se había comido el purin, Kaito
casi se sintió traicionado. Ella era alguien que lastimaba personas, alguien que robaba a los
demás, y él no hizo ningún esfuerzo por ocultar el disgusto en su cara. Pero Elisabeth siguió
su confesión de culpabilidad con algo completamente inesperado.

“Una vez los haya ejecutado a todos, yo, también seré puesta en la hoguera.”

Su declaración fue firme. Los ojos de Kaito se ampliaron. Elisabeth lo miró fija y
directamente, sus ojos carmesíes tan claros como los rubíes. Su calmado semblante no
daba ninguna señal de que estuviera mintiendo.

Una línea de antes resonó en la mente de Kaito.

Hasta el día de tu muerte, intenta hacer algo bueno al menos.

Así que es eso. Kaito permaneció en silencio, perplejo, inseguro de cómo reaccionar a esta
revelación. Elisabeth le dio a Kaito un “humph” mientras entraba al centro del círculo de tele
transportación.

“Una vez que regresemos, haz algo con la cena. Si puedes preparar dulces de ese calibre,
seguramente puedes hacer una comida apropiada. Y si fracasas en hacer algo decente, es
la Silla de Inmersión* para ti.”

[Nt: Es un método de tortura o castigo en el que se amarraba al acusado (encontré que


principalmente mujeres) a una silla a un extremo de una polea junto al río, luego los demás
usaban el otro extremo de la polea para ahogar a la víctima.]

Kaito la siguió, pero se detuvo por un momento y miró hacia atrás.

La escena pintada ante él era un inconfundible paisaje infernal. Un grito sonó en la lejanía, y
el corral de animales se derrumbó. Las llamas se hicieron más fuertes aún. Recordando la
extraña forma del caballero, murmuró para sí mismo.

“…Doce más de esos, ¿huh?”

Kaito se alineó junto a Elisabeth.

Cuando los dos se desvanecieron, la lanza del Caballero estalló en llamas azules, se
desmoronó en cenizas y se esparció en el viento.

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Volumen 1

2
Un Juego Infernal
Habiéndose acostumbrado a su nuevo mundo y extraña situación, Kaito llegó a un número
de compresiones.

Con el fin de mantener la estabilidad de su alma, el cuerpo de golem que Elisabeth había
creado para él traducía automáticamente las cosas en palabras con las que estaba
familiarizado. Como resultado, no sólo podía leer y hablar el lenguaje de este mundo, sino
que podía entender la mayor parte de él también. Sin embargo, la traducción no siempre
seguía reglas estrictas.

Algunas veces Elisabeth se refería a cosas no por sus nombres en lengua común de este
mundo sino en un dialecto arcaico. Cuando Kaito escuchaba esto, sus oídos lo captaban
como un idioma extranjero. Además, había muchos objetos que tenían el mismo nombre de
algo con lo que estaba familiarizado, sin embargo, eran completamente diferentes.

Por ejemplo, además de la sal, la pimienta, y el azúcar, la mayoría de las especias en este
mundo tenían sabores e intensidades completamente diferentes de sus equivalentes de su
mundo. Cuando había intentado usarlas de la misma manera, los resultados habían sido
desastrosos.

“…y por eso mi cocina es tan mala.”

“Ah, pero eso apenas puede ser la única razón. Tu técnica, también, es penosa.”

Kaito hizo su apelación mientras sus muñecas estaban colgando en cadenas del techo del
comedor como un prisionero. Elisabeth se sentó y una silla antigua, cuyas patas terminaban
en pies con garras agarrándose a los orbes, sacudiendo su cabeza de un lado a otro como
diciendo Kaito seguía teniendo la culpa.

Los restos de su riñón de cerdo a la parrilla con ensalada verde fresca del jardín yacían en
el suelo, atravesados por una sola punta afilada. Si las cadenas sosteniéndolo bajaran
incluso un poco, el pie derecho de Kaito conocería el mismo destino.

Era una forma simple de tortura, pero efectiva, sin embargo. Kaito intentó liberarse mientras
gritaba su disgusto.

“¡No me des esa cara decepcionada, maldición! ¡Eres la idiota que decide si vivo o muero!
Córtalo, por favor; ¡haré lo que sea!”

“Nunca puedo decir si estás siendo rebelde o servil… Y eres excesivamente inútil. Tu purin
es la única razón de que tu tortura es tan ligera; si no fuera por eso, me habría deshecho de
ti hace mucho tiempo.”

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“Espera, ¿quieres decir que mi purin es lo único que me mantiene con vida?”

“En efecto. Dale las gracias al purin.”

Esta noticia causó que el color se drenara del rostro de Kaito. Incluso en los mejores
momentos, el atuendo de Elisabeth funcionaba con el filo de una navaja. Las correas de
cuero envolviendo sus pechos dejaban poco a la imaginación. La altura y ángulo del cual
actualmente colgaba sólo agravaron ese hecho.

Desde su posición actual, tenía una clara visión del valle entre ellos.

“Elisabeth— Er…um…Miss Elisabeth. No pude evitar notar que su atuendo es un


poco…atrevido.”

“¿Hmm? ¿Qué estás diciendo? Yo— Oh…ya veo. ¡Prepárate para morir!”

“¡Tú eres quien prácticamente está presumiendo el motín! ¡Echarme la culpa por señalar
eso es tiranía! ¡Tiranía, digo! Y hey, en lo que respecta a mi cocina, dijiste que el plato que
hice después de que regresamos de la aldea con el Caballero estuvo bien, también, ¿no es
así? ¡Sabes, el hígado a la parrilla, el que corté y ensarté y al que le añadía sal y pimienta!”

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Volumen 1

“En tu mente, ¿eso cae bajo el ámbito de ‘cocinar’?”

“¿No lo hace?”

“No.”

Elisabeth se movió para chasquear los dedos. Kaito hizo ojos de cachorro, tratando
frenéticamente de suplicarle, pero sólo se rio en su cara. Se preparó para el impacto.

“¿Hmm? Bueno, si no es el Carnicero.”

“¡Hwah!”

De repente, Elisabeth soltó las cadenas atando las manos de Kaito. En lugar de dolor, se
había preparado para la muerte, pero la punta desapareció de su punto de aterrizaje.
Mientras se frotaba la espalda, Elisabeth se levantó elegantemente y fue a saludar a
alguien. Kaito se giró hacia la entrada y se sobresaltó por lo que vio.

Un hombre de pie allí, cubierto de la cabeza a los pies con una tela negra y llevando un
costal manchado de sangre. Por las bamboleantes aperturas en el traje del hombre, Kaito
podía manos con garras y piernas escamosas.

Elisabeth abrió sus brazos mientras le presentaba el hombre a Kaito, que finalmente se
había puesto de pie.

“Es una forma pobre de disciplinar un sirviente en la presencia de un invitado. Dale al


Carnicero las gracias, Kaito. Carnicero, este es mi tonto sirviente, el hombre que sigue
faltando el respeto a tu encantadora carne.”

“Un placer, Mr. Tonto Sirviente. Soy su humilde Carnicero, amigo de golosos y vagabundos
por igual. Estoy agradecido por el continuo patrocinio de Madame Elisabeth. Puedo procurar
cualquier carne que desee, siempre y cuando sea ‘carne.’ Espero su instrucción.”

“Ah… Encantado de conocerlo, también.”

Kaito respondió del mismo modo, su rostro se endureció ligeramente. El tono de voz del
Carnicero fue tan inquietante como su apariencia. Adivinando los pensamientos de Kaito, el
Carnicero se rascó su mejilla llena de tela.

“Ah, bueno, es cierto que estoy un poco mezclado incluso para un demi-humano y que mi
apariencia hace difícil decir cuál es mi linaje primario. Pero no soy tan diferente de los
atractivos demi-humanos con los que está familiarizado, así que no necesidad de alarmarse
tanto.”

“Demi-humano… Uh, quiere decir como… ¿las razas de los videojuegos y esas cosas?”

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“Ah, así que tu mundo no tenía demi-humanos. No le pongas atención, Carnicero. Él es de


un mundo diferente. Su alma está tan perdida como un alma puede estarlo. Es mejor dejar
que los niños perdidos se las arreglen solos.”

“Comprendido. Entonces puede hacer la confirmación habitual de las mercancías en su


tiempo libre.”

El Carnicero asintió con la cabeza, y cuando Elisabeth se giró para mirarlo, sacó un surtido
de órganos frescos de su saco. Le mostró cada uno a Elisabeth en sucesión y luego los
regresó al saco.

“Hígados de pollo y paloma, intestinos de cerdo, así como lenguas de vaca y corazones.
Asumiendo de que cumplen sus requisitos, puedo llevarlos a su refrigerador espíritu de hielo
por usted.”

“Sí, buen trabajo. Te lo dejo a ti.”

“Así que como dijiste, realmente no comes personas, ¿huh?”

“No quiero ni pensarlo. La carne humana sabe terrible. ¿Por qué debería pagar precios
exorbitantes por algo que ni siquiera vale la pena comer?”

“Ah, así que tus complejos son logísticos.”

Kaito soltó un suspiro. El hecho de que la carne humana se podía comprar y vender en
primer lugar era inquietante. Pero al escuchar su observación, el Carnicero saltó hacia
arriba y hacia abajo mientras hacía su apelación.

“Es cierto que la carne humana es bastante amarga y también es cierto que no es un sabor
adquirido, pero hay muchos que la encuentran placentera, sabe. Si quiere probar un poco,
Señor Mayordomo, es relativamente barata en este momento. Quizás abra una nueva
puerta culinaria para usted.”

“Bastante seguro de que esa no es una puerta que debería abrir.”

“Oh, pero ¿está seguro?”

“En gran medida”

“¿En gran medida?”

“¿Hmm? ¿Barata, dices? No había escuchado de ninguna batalla en esta región, así que
¿de dónde obtienes sus cadáveres?”

“Ah, vera, hay un territorio con un cementerio de pueblo y un río al lado del castillo, ambos
rebosantes de cadáveres humanos. Me duele como carnicero decir que algunos cuerpos

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son recuperados con los cortes de calidad ya ausentes, pero en cuanto el resto, la
adquisición es indolora. ¿Les gustaría un poco? Las costillas hacen jugosos asados.”

Al escuchar esto, Kaito y Elisabeth se giraron para mirarse entre sí. Con una gran cantidad
de cadáveres parciales apareciendo, los dos podían fácilmente deducir el culpable.

“Di, Carnicero, ¿esto no apesta a obra de un demonio?”

“Ah, bueno, no soy nada más que un carnicero, así que no me preocupo mucho por nada
más que la calidad de la carne.”

“Lo entiendo. Estaba tan dedicado a sus intereses que terminó descuidando todo lo demás.
Conocí gente así cuando estaba vivo, también.”

Los ojos de Kaito estaban medio cerrados mientras hablaba, y por alguna razón, el
Carnicero se rascó su rostro como si estuviera avergonzado.

En cualquier caso, después de preguntarle al Carnicero el nombre del territorio, Kaito y


Elisabeth se marcharon.”

***

“Pensar que recordaría un pueblo tan remoto como este. ¡Me asombro por mi destreza
mental!”

“Por encima de todo, me sorprende que tuvieras suficiente consciencia de ti misma para
darte cuenta de cuán fuera de lugar tu atuendo usual estaría.”

Se había teletransportado a un callejón de la antes mencionada ciudad amurallada, y


Elisabeth mantuvo sus manos en sus costados mientras se alababa a sí misma. Para
sorpresa de Kaito, su atuendo se había transformado en un vestido convencional.

Su esbelta cintura fue fijada en un corsé, y su falda drapeada fue hecha con una cantidad
de cintas llamativas. Llevaba su cabello recogido e incluso le había añadido una flor para
completar el estilo.

Kaito casi quería llamar a la combinación del vestido blanco nieve y lo único placentero en
el exterior que mira una estafa.

Elisabeth, quien ahora presentaba la imagen de una encantadora jovencita, sacó su pecho
con orgullo.

“En efecto, soy muy prudente. Como el demonio no ha hecho su aparición aún, entiendo
perfectamente la necesidad de un atuendo que se mezcle con la gente común. Sin
embargo, a pesar de todo el esfuerzo que he hecho para arreglarme como la hija inocente
de un noble, tu uniforme de mayordomo te hace lucir como un completo matón. Hee-hee.”

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“¡Oh, cállate! Si es un problema, solo dame algo mejor para ponerme… ¡Hey, Elisabeth!”

Ignorando las quejas de Kaito, Elisabeth siguió de largo, saliendo del oscuro callejón y
acercándose a la carretera principal. Kaito se apresuró a ir tras ella. En breve, fue golpeado
por el muro de sonido que era el inconfundible ajetreo y bullicio de gente que se dedicaban
a sus negocios, e incluso comerciantes chiflados.

Cuando salió del callejón, Kaito se encontró en el pueblo de un país extranjero.

Mientras que técnicamente era un mundo extranjero, el vivido espectáculo, las voces de la
multitud, y las diversas fragancias le recordaron a Kaito la exótica tierra que una vez sintió al
otro lado de una pantalla de televisión hace mucho tiempo.

Girándose hacia el atónito Kaito, Elisabeth hizo girar su flor decorativa y sonrío.

“Y ahora, la línea que has estado esperando. ‘Bienvenido…a otro mundo.”

Las personas caminado cerca tenían todo tipo de pelo y color de ojos; dorado y azul, negro
y gris, rojo y verde. Un hombre usando una camiseta y un par de tirantes adelantó a una
mujer usando un chal suelto. Una chica vistiendo un vestido dirndl* estaba vendiendo flores,
y un hombre usando un levita fumaba una pipa*.

[Nt: Es un vestido femenino bávaro y austriaco. ** La levita (término proveniente del francés
lévite) es una prenda masculina que cubre el cuerpo hasta casi la rodilla, en caso de ser
más corta se denomina semilevita.]

Alineados en las tiendas y puestos estaban varios productos a la venta, algunos familiares
para Kaito, pero muchas desconocidas. Había un frasco de poción semi translúcido con una
forma artística. Una hoja rosa con un aroma a sacarina, llena de lo que parecía ser tabaco.
Una fruta con forma de huevo que se vende junto a algunas manzanas.

Un enorme gong sonó, y un joven de cabello negro con brazos de lagarto comenzó a servir
con un cucharón arroz frito con trozos de carne rojo pálido a su línea de clientes
hambrientos. Aunque parecía delicioso, emitía un hedor acre, y la mayoría de los clientes de
pie alrededor comiéndolo tenían orejas y colas de perro.

“Espera, ¿brazos de lagarto y orejas de perro?”

“Híbridos de demi-humanos y gente bestia. No es una visión poco común, particularmente


con la afluencia de varias razas en pueblos de clase baja. Conforman cerca del treinta por
ciento de habitantes de los barrios bajos, y al norte, supera el cuarenta por ciento. Los demi-
humanos y gente bestia de sangre visiblemente pura generalmente están en la nobleza, sin
embargo, así que rara vez son vistos en asentamientos humanos. Acostúmbrate ya. Es una
molestia que mires embobado cada pequeñez.”

“Hombre…este realmente es otro mundo, ¿huh?”

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“Oh, y las muestras de fruta no son gratis, así que evita tomarlas despreocupadamente.”

Nervioso, Kaito se retiró de la uva al escabeche de miel que una señora mayor le estaba
ofreciendo. Elisabeth, por otro lado, arrancó una baya de aspecto jugoso y la metió en su
boca. Le lanzó una moneda al vendedor.

Luego siguió abriéndose camino por la multitud. En medio de la multitud de vendedores


ambulantes llamando a transeúntes, clientes regateando como su vida dependiera de ello, y
perros y ratas desaliñados escabulléndose por debajo de los pies, su lujoso vestido blanco
nieve sobresalía como la estrella solitaria contra el cielo de medianoche. Pero parecía
prestar poca atención a ese hecho. La multitud, también, no la notó.

“Hey, Elisabeth, ¿a dónde vas?”

“No necesitas preocuparte. Solo quédate callado y sígueme.”

Kaito la siguió obedientemente. Justo cuando comenzó a preocuparse de que estaba


vagando sin rumbo fijo, las naturalezas de los edificios alrededor de ellos comenzaron a
cambiar.

No había más tiendas, no había carros de comida ni puestos con techo grande. Lo que los
rodeaba ahora eran chozas desgastadas y pequeñas. La naturaleza de los productos
siendo vendidos se volvió más ilícita. Parecía que esta área, lejos del tramo principal, era
donde era donde se podría comprar bienes estropeados, drogas ilegales, y armas de varios
tipos.

Al ver a un grupo de personas sorbiendo algo de sopa de dudosa marca entre depósitos de
piedra, Elisabeth se detuvo. Cuando lo hizo, Kaito escuchó sus comentarios.

“Dicen que el Marquis Sangriento está buscando empleados de nuevo.”

Con un sobresalto, Kaito se giró para mirar a la mujer mayor de cabello gris. Estaba
hablando con un grupo de amigos, una caja de hierbas medicinales que sin duda había
estado vendiendo sentada a su lado.

“Ya no hay nadie que le venda niños, ¿verdad? Dicen que un caníbal es dueño de ese
castillo.”

“Escuché que Anna de la esquina lo hizo. Vendió a su cuarto hijo por una moneda de plata,
dicen.”

“Parece que sabe regatear, pero, aun así, para vender a su propio hijo así… Bueno, eso es
una puta para ti. Apuesto a que consigue una moneda de oro por su quinto.”

“Mejor que arrojarlos al burdel, digo. Se dice que el Marqués incluso está comprando todos
los niños de aristócratas en bancarrota para usarlos como sirvientes. Pasaré de ser comida,

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pero si es solo cambiar bacinicas, podría respaldar eso si significara beber sopa caliente
para variar.”

“La dama a cargo de recoger a las personas se supone que viene en su carruaje hoy. Heh,
si sólo fuera un poco más joven…”

“Tienes la apariencia de un monstruo, probablemente sepas como uno, también. ¿Quién


pagaría cualquier tipo de moneda?”

La más joven de las dos mujeres se rio estridentemente, sus grandes oídos meciéndose y
sus amarillos dientes en completa exhibición.

Elisabeth asintió con la cabeza, luego partió de nuevo. Escuchando el sonido de sus
tacones altos, las mujeres miraron en su dirección con un sobresalto. Sus miradas
perforaron a Elisabeth como si estuvieran mirando algo monstruoso. Sintiendo su hostilidad,
Kaito rápidamente persiguió su forma blanca.

“Espera, Elisabeth. Quiero saber a dónde vas.”

“Los cadáveres se han estado amontonando, pero la ciudad no está en pánico. En resumen,
los pobres deben constituir la mayoría de las víctimas. Después de todo, tienen una
tendencia a caer muertos por sí mismos, ya sea por congelamiento, ahogamiento, morir de
hambre, o enfermedad. Unas docenas de ellos desaparecidos apenas serían motivos para
sentir pánico.”

“No te muerdes la lengua, ¿verdad…?”

“Ha. Ya sea que las escatime o las escupa, no cambia nada. Vine a este distrito en busca
de información, y justo como sospeché, un chisme bastante jugoso vino y aterrizó en mi
plato. Aunque sería conveniente tener algo más substancial… Ah.”

Elisabeth se detuvo en la esquina del camino. Delante de la hilera de casas de ladrillos


estaba un carruaje negro. Una señora mayor bien vestida que parecía ser su propietaria
estaba agarrando el brazo de otra mujer acompañada de una joven y discutiendo
fervientemente con ella. La segunda mujer se liberó el brazo, subió un corto conjunto de
escaleras, y se refugió más allá de la puerta en la cima. La señora mayor chasqueó su
lengua y caminó de vuelta hacia el carruaje.

Antes de que Kaito pudiera detener a Elisabeth, salió corriendo delante de la anciana. Kaito
no tenía ni idea de lo que estaba pensando.

“Este es el carruaje del Lord Marqués, ¿verdad? ¡Oh, gracias a Dios! Mi nombre es Flora.
Vine del camino principal porque escuché que estaban buscando sirvientas. Me peleé con
mi padre, quien es un terrateniente rico, así que estoy aquí en secreto por un poco de
diversión. ¡Pero nunca pensé que tendría tanta suerte! Quiero vivir como una verdadera
dama. ¿Sería tan amable de llevarme a mí y a mí sirviente a ver al señor marqués?”

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Los ojos de Kaito se ampliaron por la estupidez de todo eso. Pero Elisabeth sólo inclinó su
cabeza al costado, su expresión tan pura que le hizo querer preguntar quién diablos era y
qué había hecho con Elisabeth. La anciana respondió con una dura y escéptica mirada.
Elisabeth entonces dio una hermosa sonrisa continuó sin cuidado.

“Oh, casi lo olvido. En la carretera principal, Miss Anna me dijo que le dijera que ella era
quien me envió. Ella es excesivamente amable.”

Al escuchar esto, la anciana sonrió de oreja a oreja y asintió con la cabeza. Después de
preguntarle a Elisabeth el nombre completo del terrateniente y si su ausencia había sido
notada o no, abrió la puerta del carruaje con entusiasmo.

Mientras estaba de pie junto a la burlona anciana, una mueca aún más retorcida se
encontraba en el rostro de Elisabeth-

Después de dejar el pueblo, el carruaje pasó un campo de trigo a su derecha antes de


abrirse paso por un camino ribereño. Mientras avanzaba, un castillo se hizo visible junto a la
estrecha orilla.

El castillo fue construido con una mezcla desigual de piedra y arenisca amarilla y encerrado
por murallas negras. Los gruesos y pesados muros estaban sostenidos por campanarios
cilíndricos y se extendían desde este a oeste. La sombra que se proyectaba en el agua era
la personificación de un enorme cuervo, mirando al río con sus alas bien abiertas.

El carruaje atravesó el profundo foso con la ayuda de un puente levadizo, luego llegó al
castillo propiamente dicho.

Y en consecuencia Kaito y Elizabeth llegaron al castillo del Sangriento Marqués.

***

Quizás correspondiendo a los gustos de su actual señor, el resplandeciente interior del


castillo contrastaba su simple y de mal agüero exterior. Candelabros de techo brillaban
sobre el gran hueco de la escalera del salón principal, y vastas alfombras de hilo de oro y
plata yacían en su suelo. Estaba claro que cada uno de los pasamanos grabados en las
escaleras y las vides de yeso en las paredes requirieron no poca habilidad artística para
crear.

Cada elemento de la casa parecía tanto elaborado como costoso.

Casas de personas ricas realmente son otra cosa, pensó Kaito con un vistazo. Siguiendo a
Elisabeth, atravesó el salón e intentó cortar camino por el pasaje a su derecha. Cuando lo
hizo, un hombre grande agarró con fuerza su hombro.

“No pareces un noble. Los sirvientes van por aquí.”

“Espera, espera, Elisa— ¡Lady Flora!”

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Kaito gritó mientras era arrastrado. Elisabeth se giró y le dio el visto bueno. En otras
palabras, Descífralo por ti mismo. Eres inmortal, así que hazlo lo mejor que puedas. Eres un
chico listo, después de todo, o algo como eso. Aunque Kaito odiaba admitirlo, Kaito ya
estaba acostumbrado a su actitud.

En este punto, no tenía muchas opciones. Su expresión se endureció mientras se rendía y


siguió al hombre. Al llegar al final del pasillo a la derecha, el hombre levantó una gran
bandera con un escudo de armas en ella. La puerta escondida detrás de ella se abrió, y el
hombre empujó a Kaito por un conjunto de escaleras que llevaban al subterráneo. Una
sensación de premonición brotó dentro de él. El sentimiento sólo empeoró mientras
continuaba por el pasillo de piedra iluminado por la flama.

Finalmente, el hombre se detuvo ante lo que era definitivamente una prisión.

“Entra.”

“¿Qué, sólo vas a tratarme como un prisionero de la nada?”

Kaito había estado esperando que la treta durara un poco más. Desafortunadamente, sus
quejas fueron en vano ya que el hombre lo pateó a la celda. Un pequeño grito se podía
escuchar proviniendo de más profundo dentro. Mientras le echaba un vistazo a la prisión
sorprendentemente espaciosa, vio una multitud de niños y niñas, humanos y demi-humanos
y gente bestia por igual.

Sus edades, géneros, y razas eran variadas, pero el miedo en cada uno de sus rostros era
evidente. La escena era una de amarga nostalgia para Kaito, y no estaba seguro de cómo
reaccionar. Después de dar vueltas sobre sus opciones por un momento, sacudió una mano
e intentó calmarlos.

“H-Hey, chicos.”

“¡Eep!”

De repente, un nuevo prisionero fue pateado a la prisión. Una joven usando un vestido rojo
amapola chocó con Kaito y se cayó. Sus rápidos reflejos le permitieron atraparla antes de
que golpeara el suelo. Sus ojos castaños emparejaban con su cabello marrón rizado, y
miraron a Kaito aterrados. La suya era una belleza modesta, sus rangos sencillos
sobresalían en la diversidad de demi-humanos y gente bestia cautivos. Sus mejillas se
enrojecieron cuando se dio cuenta de que Kaito la estaba sosteniendo, y se enderezó.

“Mi… Mis más profundas disculpas. Mi nombre es Melanie Eskrow, hija de Earl Eskrow.
¿Dónde…es esto? Mi tía me envió a aquí para convertirme en una dama apropiada.”

“Soy Kaito Sena… Esto va a sonar un poco rudo, pero ¿por casualidad tu padre falleció y te
dejó al cuidado de tu tía recientemente?”

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Volumen 1

“Mi, ¿cómo lo supiste? ¿Podrías ser un conocido de mi tía, Sir Kaito?”

“Um, bueno, eso es— Okay, ¿sabes qué? Se siente mal decirte esto, pero es mejor que lo
sepas. La situación en la que estamos ahora mismo es súper peligrosa. Creo que deberías
prepararte para escapar si ves una abertura. Quién sabe qué tipo de cosas horribles están a
punto de pasar.”

“¿A qué te—? ¿Podría preguntar qué está pasando? ¿Qué nos va a pasar a nosotros y a
estos niños?”

“No sé. Realmente no lo sé, pero cuando las personas entran en pánico, tienden a
paralizarse. Deberías emocionalmente preparar—”

“Salgan de ahí. Los llaman.”

Alguien interrumpió a Kaito, y la puerta se abrió de golpe. Un grupo de hombres sacaron a


Kaito y a los asustados y sollozantes niños de la prisión. Con el fin de evitar que se
resistieran, sostuvieron una cuchilla en el cuello de Kaito. Un chico pelirrojo alrededor de su
edad y uno de los niños más jóvenes recibieron el mismo trato. Kaito mismo era inmortal,
pero si no tenía cuidado, los otros dos podrían terminar siendo víctimas. Chasqueó su
lengua en frustración, luego continuó sin oponer resistencia.

Con el tiempo, la puerta al final del pasillo del subterráneo se hizo visible. Estaba hecha de
madera marcada con imágenes talladas de arañas y cuervos e iluminada a cada lado por un
brasero llameante. El diseño de madera presentaba a los cuervos dando vueltas por encima
mientras las arañas tejían telarañas para atraparlos debajo. Era de bastante mal gusto. Los
hombres abrieron las puertas y patearon a Kaito y el resto adentro. Kaito esperaba que los
hombres los siguieron adentro, pero simplemente se quedaron ahí y cerraron la puerta.

“Buena suerte.”

¿Por qué necesitamos suerte? Mientras Kaito pensaba en las palabras de mal agüero de
estímulo, escuchó el click de la puerta cerrada con llave.

Cuando se dio la vuelta, su corazón se detuvo en su garganta.

Dentro de la habitación, un extraño espectáculo se extendió ante él.

El techo era extremadamente alto y abovedado como una catedral. Su centro estaba
decorado con un pedazo floral de vitral. Pero la intrincada y caleidoscópica luz que
proyectaba fue dañada por el alambre de púas forrando el techo. El inquietante efecto se
agravó por la masacre de cuervos posados en el alambre. Los cuervos vigilaban a Kaito y
los otros en vigilia silenciosa.

¿Qué pasa con todos estos cuervos…? Tengo un mal presentimiento acerca de
esto.

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Volumen 1

Disgusto y ansiedad brotaban dentro de Kaito, Kaito miró al suelo. El suelo de mármol
estaba agrietado y le faltaban pedazos. Barro se asomaba de los agujeros, y del barro,
crecían enormes árboles.

Entre otras cosas, la habitación parecía albergar un bosque en miniatura. Esto, también, era
un enigma.

Suprimiendo su ansiedad, Kaito dirigió su atención al medio de la habitación.

Sobre un escenario circular yacía un robusto y roncador hombre vestido con un frac. S
despertó con un sobresalto, gradualmente levantándose mientras se rascaba su gordo
trasero. Miró a Kaito y a los niños. Cuando vio el rostro del hombre, Kaito se alarmó.

Cubriendo el rostro del hombre estaba una máscara de cuervo blanca como de hueso.

“¡Bieeeeeeeeeenvenidos, niños y niñas, a vuestro propio Grand Guignol*!”

[Nt: Es el nombre de un teatro en el distrito de Pigalle de París, abrió en 1897 y cerró en


1962, se especializaba en espectáculos de horror de apariencia natural.]

La voz chillona del hombre se quebró mientras gritaba con excesivo entusiasmo. Kaito
estalló en un sudor río. El hombre era alegre, espeluznante, y repugnante. Cada instinto en
el cuerpo de Kaito gritó de terror, llamando su atención sobre un hecho.

Este hombre probablemente era un demonio.

No había manera de que Kaito pudiera lidiar con él solo. Pero desafortunadamente,
Elisabeth no estaba aquí.

“Whoa, espera… No me dijiste que me atascaría con el verdadero asunto, Elisabeth.”

“Todos ustedes son la audiencia, todos ustedes son los guionistas, y todos ustedes son los
actores. Por lo que les implooooooooro. Diviértanse todo lo que quieran. Pueden intentar
escapar de este anexo, si así lo desean. Pero sólo el último en pie se salvará, ya
veeEEeeeeEeen.Hasta entonces, ni siquiera me importa si todos ustedes reducen los
números por sí miiiIIismOoooOooos.”

[Nt: Así es como se me ocurrió ponerlo, no es un error mío, déjalo así.]

Su voz se quebró aún más. Una vez que terminó de habla, se cayó hacia atrás y se
desplomó. Pero antes de que tuvieran tiempo para pensar acerca del significado de sus
palabras, un solo cuervo descendió de alambre.

Los ojos de Kaito se ampliaron. El cuervo extendió sus alas mientras bajaba en picada,
revelando una envergadura alrededor del tamaño de un hombre adulto. Voló hacia abajo
para encontrarlos. La presión del viento creada por sus alas era considerable, y, incapaz de
soportarlo, Kaito tuvo que cerrar sus ojos. Cuando lo hizo, escuchó un grito desde cerca.

49 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¡No, no, noooooooooooooooooooooooooooooooooooo!”

El chico delante de Kaito había sido agarrado. Agarrando al chico en sus garras, el cuervo
lo llevó hacia el techo. Luego se acercó a los arcos a los lados del techo. Centrándose en
los arcos, Kaito podía ver lanzas sobresaliendo del techo.

Pero… ¿por qué?

Como para responder la pregunta de Kaito, el cuervo atravesó al chico en un pico.

Como un verdugo atravesando a su presa, el ave corneó al chico a través del estómago y lo
dejó colgando del techo. Después de soltar un chillido devastador, su cuerpo se dobló hacia
atrás en un ángulo agudo y se parecía a un camarón enrollado. Entonces comenzó a
convulsionar y a toser una gran cantidad de espumosa sangre. Todo el tiempo, su pecho
siguió agitándose.

Kaito perdió su voz en shock.

No los había notado antes debido a que estaba distraído por los cuervos, pero un número
de niños decoraban el techo como especímenes de laboratorio. Hace mucho perdieron la
voluntad de gritar. Simplemente se retorcían en agonía, atravesados vivos en tormento
incesante.

Kaito sintió una gota de sudor viajando por su frente. Mi inmortalidad no significa nada aquí.
Si quedaba atrapado allí, estaba frito.

Una aglomeración de cuervos tomó vuelo. Los niños se congelaron en pánico. Kaito gritó.

“¡Todos! ¡Cooooooooooooooooooooooorrraaaaaaaaaaaaaan!”

Como si su grito hubiera roto un hechizo, todos los niños comenzaron a moverse al
unísono.

Kaito sabía que, le gustara o no, el telón se había levantado en un nuevo infierno.

***

Algunos de los niños estaban luchando con la puerta al pasaje subterráneo. Pero estaba
firmemente cerrada.

“Eso no va a funcionar; ¡solo ríndete y corre!”

Kaito le gritó al chico que estaba golpeando con dureza la puerta y sollozando, luego salió
disparado corriendo con el resto de los niños. Alguien empujó a Melanie, y se cayó. En
medio del caos, Kaito agarró su pálida mano.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¡Melanie, por aquí!”

“¡Sir Kaito!”

“¡No, ayuda! Quiero a mi mami. ¡Quiero a mi maaaaaaaaaaaaaaaaammmiiii!”

Un cuervo había agarrado a la chica demi-humano delante de Kaito del hombro. Actuando
rápido, Kaito agarró su pierna mientras colgaba en medio del aire. Su cuerpo se estiró, y
agitó sus brazos con impotencia mientras moco y lágrimas salían a raudales de su rostro.

“¡Ayuda, ayuda, quítamelo, duele, quítamelo, no me sueltes, quiero a mi mami, quiero a mi


mami!”

“¡Solo aguanta!”

Kaito balanceo la pierna de la chica de lado a lado tan fuerte como pudo. El cuervo clavó
sus garras aún más, y la chica soltó un grito muy agudo. Luego el cuervo chocó con uno de
sus vecinos, y justo como Kaito había esperado, liberó su agarre sobre ella.

“Rgh—”

Kaito apenas se las arregló para atrapar a la chica demi-humana en descenso, luego
arrancó a correr con Melanie. Su hombro se mojó con las lágrimas de la chica. Alrededor de
ellos, los niños eran agarrados uno por uno.

Plumas negras aleteando llenaron su visión, y llantos desgarradores asaltaron sus oídos.
Gotitas de sangre llovieron del techo para añadir al caos.

Sin importar qué tan duro los niños lloraban y gritaban, nadie venía a salvarlos. Fueron
dejados para que se ahogaran en su desesperación. Su estómago se revolvió, y Kaito sintió
que iba a vomitar. Escupió una sola palabra desde el fondo de su corazón.

“¡MIERDA!”

Con Melani y la demi-humana a remolque, Kaito se deslizó en la sombra del bosque. Bajo el
mosaico de árboles, las ramas les proporcionaron un descanso temporal de la línea de
visión de los cuervos.

Parecía que el demonio había colocado los árboles allí para prolongar el juego. Repugnante
como lo era, Kaito estaba agradecido por ese particular truco. Después de inspeccionar la
herida en el hombro de la sollozante chica demi-humana, Kaito se giró hacia Melanie, que
estaba sentada junto a él, y arrancó el dobladillo de su vestido con tanta fuerza como podía
reunir.

“¡Lo siento, Melanie, pero voy a necesitar esto!”

“S-Sir Kaito, ¿qué estás haciendo exactamente?”

51 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Venda su brazo, ¿lo harías? De aquí a aquí. ¡Cuento contigo!”

“Ah, yo—ya veo. Entiendo. ¡Puedo hacerlo!”

Apretando su puño, Melanie torpemente detuvo el sangrado de la chica. Mientras ella


trabajaba, Kaito miró entre los huecos en la línea de árboles para chequear a los cuervos.
Parecía que no los habían notado aún. Sin embargo, un grupo de cuervos agarró otro chico
que estaba cortando camino por el medio de la habitación y lo llevaron hasta las puntas.

“Maldita sea…”

Desviando sus ojos del horrible espectáculo, Kaito notó algo extraño. Atascadas en los
árboles había un hacha y una espada, cada una con un cursi cinta atada alrededor de ellas.
Después de un momento, comprendió por qué estaban aquí, y sintió que la sangre se
drenaba de su rostro.

“Sólo el último en pie se salvará, ya ven. Hasta entonces, ni siquiera me importa si


todos ustedes reducen los números por sí mismos,” había dicho el demonio.

En otras palabras, el demonio quería que se mataran entre ellos.

“……………………………………Esto está tan jodido.”

Kaito susurró para sí mismo, su corazón lleno de ira. Al mismo tiempo, sintió como si un
interruptor dentro de él se hubiera activado. Lo que sentía ahora era el mismo pico de ira,
odio, y miedo que había sentido a veces en vida, y actuaron como un gatillo para regresarlo
a un estado de lucidez.

Miró las armas de nuevo y se dio cuenta de que no había ninguna necesidad de dejar que
las cosas de la manera en que el organizador había tenido pensada.

Con estas, podría incluso ser capaz de darle vuelta a esta desesperanzadora situación.

“Hey, Melanie, ¿puedo pedirte algo?”

Llamó a Melanie. Cuando se giró hacia él, sus ojos se ampliaron de repente cuando su
atención fue capturada por algo detrás de él. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de
Kaito. Confiando en su intuición, se lanzó hacia delante.

Cuando lo hizo, escuchó algo que cortó el aire detrás de él.

“Hey, es—”

“¡…!”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Cuando Kaito se giró, se encontró mirando al chico pelirrojo de su edad, uno de los otros
dos que habían estado en la punta de la espada un poco antes. El chico estaba temblando,
y estaba agarrando una gran espada en ambas manos. Quien sabe qué haría él.

Kaito levantó sus manos en un gesto de paz, luego lentamente comenzó a hablar con el
chico.

“Vamos, cálmate. No crees en el plan del demonio—nuestro enemigo tan fácilmente. ¿Por
qué creerías en lo que los tipos malos dicen en una situación tan hecha mierda como esta?”

“…Siff… Hic.”

“¿Hay alguna prueba de que en verdad te rescatarán si eres el último que queda? No te
concentres en matar al resto de nosotros—concéntrate en descubrir cómo escapar y pedir
ayuda.”

“¡Cállate! ¡Nadie vendrá a salvarnos!”

El chico de repente gritó con ira. Ondeó la afilada espada. Kaito levantó sus manos de
nuevo e intentó calmar al chico.

“Cálmate, ¿Okay? Cálmate. Solo respira profundo. ¿Qué te hace pensar eso?”

“¡Po-Por supuesto que nadie va a venir a salvarnos! ¡Mi mamá me dijo que debería
simplemente morir! Me dijo que muriera por el bien del resto de la familia. Me rogó que
muriera. Así que ¿por qué alguien vendría a ayudarme? ¡¿Quién diablos va a salvarnos?! Y
si ese es el caso… ¡Si ese es el caso, ¿qué otra opción tengo?!”

“Ya veo… Así que eso es lo que te ha estado impulsando.”

El chico estaba al borde de las lágrimas mientras hablaba, y cuando Kaito escuchó su
razonamiento, lo entendió.

Cuando una persona creía que sólo había un camino a la supervivencia, lo tomarían por
cualquier medio necesario. Desafortunadamente, tal camino estaba a menudo pavimentado
con remordimiento. Después de decir no pensar y simplemente yendo con el trabajo sucio
que se impuso sobre él, Kaito había terminado siendo estrangulado hasta la muerte. No
creía que el chico escucharía si intentara explicar eso ahora, sin embargo.

Moviéndose lentamente hacia las armas que había visto antes, Kaito hizo el esfuerzo de
seguir hablando.

“Así que has tomado una decisión y decidiste matarme. Pero ¿realmente me veo como si
fuera a perder sin pelear?”

“¡Cállate! Con esa ropa lujosa que tienes ahí, ¡apuesto a que has estado viviendo
cómodamente hasta ahora! ¿No puedes solo hacer un favor y morir? ¡Considéralo caridad!”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¡¿Qué clase de idiota moriría por alguien por compasión?! Y si hubiera estado viviendo
cómodamente, ¿por qué diablos terminaría aquí?”

Un poco más lejos, y podría alcanzar el arma. Pero el chico se había acercado también, y
blandía la espada con una mirada retorcida en su rostro. Justo cuando las palabras Oh no
pasaron por la mente de Kaito, escuchó el golpeteo de alas.

—¡Caw!

Un cuervo los había visto desde el techo, y bajó en picada. El chico soltó un extraño chillido
y comenzó a agitar su espada en pánico. Kaito se deslizó más allá de él, profundamente
consciente del peligro, y agarró el hacha. Mirando entre Kaito y el ave, el chico soltó un grito
de desesperación. El cuervo se abalanzó hacia el chico. Kaito levantó su hacha.

Y con un thunk, Kaito partió la cabeza del cuervo en dos.

El cuervo cayó al suelo. Kaito hundió el hacha una y otra vez. Su oponente no era un cuervo
normal. Tenía que asegurarse de que estaba muerto. Si no lo hacía, era probable que
terminara muerto.

Macheteo sus intestinos, sabiendo muy bien que era una exageración. Una vez que
terminó, se giró al chico, que estaba encogiéndose del miedo en el suelo, y levantó la
sangrienta hacha.

“Ves, así es como debemos usar estas armas.”

El rostro del chico se estrujo, y lágrimas comenzaron a gotear de sus ojos. Considerando
que estaba asustando al chico, Kaito rápidamente sacudió la cabeza y bajó el hacha.

“La cosa es, uh, si usamos esta hacha, podríamos ser capaz de aplastar la cerradura en
esa puerta. Y el pasaje subterráneo es estrecho, así que los cuervos no deberían poder
seguirnos fácilmente, Si llegamos tan lejos, tenemos una posibilidad bastante decente de
salir con vida. Dejarnos estas armas esperando que nos matáramos unos a otros fue un
gran error. Demostrémosles eso.”

““…Pe-Pero yo—”

“Bueno, no solo te quedes ahí todo el día temblando. Vamos; levántate. No estoy loco ni
nada.”

Después de todo, Kaito ya había sido asesinado una vez antes. Podía ignorar un atentado
poco entusiasta.

Extendió su mano y le hizo un gesto al chico para se levantará. Ante su gesto alegre, el
chico finalmente dejó de temblar. Extendiendo una mano tentativa, el chico aceptó la ayuda
de Kaito.

54 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Y entonces, Kaito y el resto comenzaron su contraataque.

***

Agarrando el brazo de un chico gente bestia que se había estado ocultando en el bosque,
un cuervo dio un fuerte aleteo.

Kaito se acercó furtivamente detrás del cuerpo, y mientras saltaba delante de él, hacho
horizontalmente sus alas en un solo movimiento.

El cuervo cayó al suelo con un débil thud, y el chico pelirrojo lo apuñaló unas cuantas veces
con su espada. Melanie abrazó al chico gente bestia llorón. Kaito se limpió algo de sudor en
su barbilla y miró por encima de su hombro.

“¿Son todos?”

Detrás de él estaban los ocho niños que habían logrado reunir mientras corrían de matorral
a matorral. Kaito se decepcionó por cuán pocos habían sobrevivido. Pero no tenía tiempo
que perder por el shock.

El grupo se había mantenido oculto por la sombra de los árboles y mataban a cada uno de
los cuervos con un solo ataque, así que el grupo principal de cuervos no había notado nada
inusual todavía. Pensando que su cacería terminó, el resto de los cuervos simplemente
descansaba en el alambre. Ahora era la oportunidad de escapar del grupo.

Kaito sacó un hacha fresca y una espada corta de detrás de un árbol. La espada corta
parecía fácil de manejar, así que se la dio al chico gente bestia antes de agacharse. Miró al
resto del grupo a los ojos, luego susurró sus instrucciones.

“Escuchen, vamos a correr a la puerta. Si los cuervos vienen tras nosotros, solo apéguense
al plan y agiten sus armas rápidamente como locos. No tienen que matarlos. Solo
asegúrense de mantenerse a salvo. Vamos a sobrevivir a esto. ¡Ahora vamos!”

Los niños a remolque, Kaito se echó a correr. El suelo que tenían que cruzar no tenía
cobertura, y se sentía como si se estirara por la eternidad. De alguna manera lograron
cruzarlo y finalmente achicaron la brecha a la puerta.

Mirando detrás de ellos, vieron que los cuervos estaban en persecución implacable. Kaito
trató de pegarle a la puerta.

“Recuerden solo hacer lo que dije. ¡Dispérsense por allí a allá!”

Los niños se dispersaron según las órdenes del chico pelirrojo, luego comenzaron a tratar
de pegarle a los cuervos. Kaito sabía que esto no compraría mucho tiempo. Ignorando el

55 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

dolor de las garras rasguñando su hombro, golpeó repetidamente el pomo con su hacha. La
cerradura salió volando. Rodeado por un torrente de gritos de pájaros, pateó la puerta.

“¡Está abierta! Podemos—”

Justo entonces, un grito sonó detrás de él. Se giró para mirar y vio un chico empuñando una
cimitarra soltar su arma mientras un cuervo picoteaba sus ojos. El cuervo entonces agarró
al chico por detrás y lo llevó alto. Pero las afiladas garras del cuervo hicieron que la camisa
del chico se rasgara. Su pequeña cabeza estalló como un melón cuando chocó con el
suelo. Murió instantáneamente.

Su visión se tiñó de rojo con ira, Kaito se movió. Sin preocuparse por sus cansados
músculos de su brazo, levantó su hacha y la lanzó con todas sus fuerzas. El cuervo había
pasado del chico y fue hacia los otros niños, pero le hacha lo atrapó limpiamente en el
pecho. Se estrelló contra otro cuervo y comenzó a girar en espiral hacia el suelo. Kaito gritó:

“¡Corran!”

Los niños respondieron al grito de Kaito y salieron en estampida por la puerta. El chico
pelirrojo iba tras ellos.

Cuando Kaito recogió la cimitarra, hundió la cuchilla en lo profundo de la cabeza de otro


cuervo, luego arrojó su cadáver al resto de la multitud. Ascendieron para evitar el cuerpo, y
Kaito usó esa apertura para atravesar la puerta. Luego agarró el brasero de al lado de la
puerta y lo lanzó al cadáver. La llama se extendió fácilmente. Eso debería comprarles un
poco más de tiempo.

Los cuervos batieron sus alas para evadir el humo, y Kaito regresó por la puerta. Melanie y
los niños ya se habían ido. Por alguna razón, sin embargo, el chico pelirrojo estaba
esperándolo. Kaito parpadeó, luego levantó la voz.

“Hey, ¿qué estás esperando? ¡Date prisa!”

“¡Co-Correcto!”

El chico pelirrojo comenzó a correr junto a Kaito. El sonido de los cuervos graznando se
volvió distante. Parecía que el fuego había servido como un fuerte freno. Kaito rezó para
que los cuerdos se mantuvieran alejados.

El oscuro pasillo estaba en silencio excepto por el eco de sus pasos. El chico pelirrojo habló
durante las réplicas del evento.

“Mi… Mi nombre es Neue. ¿Cuál es el tuyo, señor?”

“Soy Kaito. Kaito Sena.”

“Kaito Sena… Lo siento, Kaito.”

56 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¿Por qué?”

“Intenté matarte. Dije que habías estado viviendo cómodamente.”

“No te preocupes por ello. Lo que sea que escuché en esa situación hecha mierda ya es un
recuerdo lejano.”

“Pero estabas mucho más calmado que el resto de nosotros, y nos salvaste matando a esos
cuervos. Eres asombroso. ¿Cómo fuiste tan va—?”

Neue se quedó en silencio de repente. Los dos miraron por encima de sus hombros. Podían
sentir algún tipo de presencia horrible detrás de ellos. Hubo un extraño crujido, y podían ver
una forma negra retorciéndose alrededor.

Una hilera de ojos de insecto emitió un siniestro brillo. Ocho patas gruesas rayaron las
paredes rocosas.

Una enorme araña estaba de pie detrás de ellos.

Tras un examen más detallado, estaba envuelta por un grueso pelaje de plumas de cuervo,
y su boca se extendía en un pico afilado. Kaito de se dio cuenta de por qué los cuervos
habían dejado de perseguirlos.

Ser tan ingenuo como para pensar que el fuego sirvió como algún tipo de distracción podría
muy bien haberlos matado.

Los cuervos habían comprendido cuán desfavorecidos estaban en un estrecho pasillo


subterráneo y en consecuencia se fusionaron, luego mutaron en la araña que ahora se les
venía encima.

La araña escupió un hilo. Kaito instintivamente lo bloqueó con su cimitarra. Al instante


siguiente, la cimitarra salió volando hacia atrás. Se estrelló contra la araña, pero la hoja no
encontró ningún asimiento y simplemente pasó a lo largo de sus gruesas piernas. La araña
soltó un grito frustrado y disparó más hilo. Neue estaba justo en la línea de fuego, y su
rostro se contorsionó de miedo. Kaito vio algo de su viejo yo en esa expresión.

Al chico delante de él se le había ordenado morir por su propia madre, luego fue lanzado a
una situación desesperada sin una onza de esperanza. Incapaz de evitarlo, se dio por
vencido. Con un suspiro, lanzó su brazo izquierdo.

El hilo de la araña envolvió su muñeca. Kaito inmediatamente le arrebató la espada a Neue.


Basado en su textura, el hilo probablemente era tan fuerte como el acero. Renunciando a
cortarlo, Kaito eligió en cambio cortó su propia mano. Con un rugido insatisfecho, la araña
atrajo el hilo y comenzó a darse un banquete con la mano con movimientos siniestramente
no de insectos.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

El dolor disparó chispas a través de su cerebro. Pero Kaito estaba más que familiarizado
con el dolor, y además de eso, su cuerpo era inmortal. Podía lidiar con esto. Después de
todo, si no lo hacía, moriría.

Le regresó la espada a Neue, luego aplicó presión firmemente a su muñeca mientras


comenzaba a correr de nuevo. Lágrimas brotaron en los ojos de Neue mientras corría a su
lado.

“¿Por qué harías algo como eso? ¡¿Por qué?! ¡¿Qué razón tenías?!”

“No te preocupes. Ya estoy muerto.”

“¡¿Qué?! ¿Eres estúpido o algo?”

“Wow, que grosero. La cosa es, no soy de este mundo.”

“¿De qué estás hablando?”

“No te preocupes por ello—solo escucha. Mi padre me hizo trabajar hasta los huesos en mi
antiguo mundo, y al final me asesinó como si fuera poco más que basura. Fue una vida
bastante de miedo. Justo cuando pensé que todo había terminado, la Tortur—er, supongo
que la llamarías una hechicera— Ella me invocó y metió mi alma en este cuerpo falso.”

Su lengua curiosamente se aflojó, Kaito se encontró hablando de más. La araña había


terminado de comer la mano de Kaito, huesos y todo, y comenzó a disparar hilo de nuevo.
Neue llevó la espada a su pecho para protegerse. Pero esto hizo que la espada se
envolviera en hilo y fuera quitara por la araña. Viendo su rostro endurecerse, Kaito suspiró y
tomó una decisión. No quería hacer esto. Pero si era la única carta que le quedaba por
jugar, entonces la jugaría. Respiró profundamente hondo, luego le dio a Neue una orden.

“Solo soy un tipo muerto al azar, La próxima vez que la araña dispare su hilo, tienes que
escapar mientras me come.”

“¡De nuevo, ¿de qué estás hablando?! ¡Realmente eres un idiota!”

“De nuevo, qué grosero. Seguro, moriré si me come completamente, pero no es como si
quisiera ser traído de vuelta a la vida en primer lugar. Este es el fin para mí. Si sólo uno de
nosotros puede sobrevivir, debería ser el chico que no ha muerto todavía, ¿verdad?”

Kaito miró a Neue, quien de repente le parecía bastante joven. Neue lo miró de vuelta, sus
ojos aguados con lágrimas. Este era el camino a seguir. Kaito estaba satisfecho de que
estaba tomando la decisión correcta.

Los niños llorones no merecían estar en un lugar como este. Y Kaito no había derramado ni
una sola lágrima.

“Aún no has muerto, así que el mundo es tuyo. Buena suerte.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Kaito hizo su alentadora declaración. Cuando la araña soltó un espantoso aullido, Kaito
mordió su labio.

Realmente tenía miedo de morir una segunda vez. El miedo que había perdido se generó
de nuevo dentro de él. El dolor de su deseo de aferrarse a la vida era insoportable. Pero no
tenía otra opción. Exhaló suavemente.

Iba a morir salvando a alguien que le recordaba a su viejo yo.

Y al hacerlo, se convertiría en el tipo de héroe que siempre había esperado que lo salvara.

Si pensaba de esa manera, al menos el absurdo capítulo extra de su vida tendría una
conclusión significativa. Mientras Kaito reflexionaba sobre su decisión con satisfacción, la
araña disparó su hilo. No intentó esquivar. Y entonces pasó.

“… ¿Huh?”

Neue empujó a Kaito a un lado con un thud.

El hilo se envolvió alrededor de la delgada espalda de Neue. Kaito miró hacia arriba desde
el suelo, atónito. Estiró su mano hacia Neue mientras una estúpida pregunta se abría paso
por sus labios.

“¿Po-Por qué?”

“Huh, me pregunto.”

Neue mismo no estaba seguro, y su voz era pura confusión. La araña atrajo el hilo. Al
siguiente momento, el rostro de Neue se congeló mientras susurraba.

“Supongo…solo estaba esperando que pudieras encontrar la felicidad en este mundo.”

Kaito juró en voz baja. Neue le dio una incómoda sonrisa, y luego fue arrastrado.

Un horrible grito sonó. Kaito se puso en pie rápidamente. La araña se podía escuchar
arañando algo vorazmente. No queriendo comprender lo que esos sonidos significaban,
Kaito cargó hacia la araña. Pero cuando escuchó el crunch de una clavícula siendo
quebrada, sus pensamientos se volvieron a pintar con ira y odio, regresando lo a un extraño
estado de lucidez. Se detuvo, luego murmuró en monotonía.

“Ah……… Supongo que no tiene sentido intentar salvar un hombre muerto.”

Al siguiente instante, se giró sobre sus talones y corrió. Estaba tan tranquilo que lo
sorprendió incluso a él mismo. Su rostro era inexpresivo. Pero el fuego en sus ojos
gradualmente rugió a la vida. Expresó un solo pensamiento una y otra vez, casi en un
gemido.

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Volumen 1

“Voy a matar a esa cosa. Voy a matar a esa cosa. Voy a aplastarla. Voy a matarla, matarla,
matarla, matarla, matarla.”

Su voz goteando con sed de sangre, continuó su retirada. Si la araña lo atrapaba aquí, el
sacrificio de Neue habría sido por nada. No dejaría que Neue muriera en vano. Ese era el
único pensamiento que lo impulsaba mientras corría.

La puerta al otro extremo del pasaje finalmente entró a la vista. Había esperado que la
puerta oculta estuviera cerrada con candado también, así que le había dado un hacha a uno
de los niños mayores. Después de que tanto tiempo había pasado, deberían haber podido
derribarla. Kaito entrecerró sus ojos. La puerta estaba completamente intacta. Tal vez no
había estado cerrada después de todo.

Mientras las dudas cruzaban su mente, la puerta se abrió de golpe, y de ella, un vestido rojo
de amapola apareció. Más allá de la puerta estaba Melanie. Llamando en una dulce voz,
corrió hacia él tan rápido como sus piernas podían llevarla.

“¡Sir Kaito!”

“¡¿Melanie?! ¡Espera, no vengas por aquí! ¡Tienes que correr!”

Ignorando sus advertencias, Melanie lo envolvió en un abrazo. Entrelazo sus suaves brazos
alrededor de su cuello. Sus rosados labios colgaban junto a su oreja, y dejó salir un dulce
aliento mientras comenzaba a susurrar.

Antes de que pudiera, sin embargo, la puerta se abrió de golpe una vez más. Un rojo vívido
cruzó el campo de visión de Kaito.

Era un vestido mucho más rojo que el de Melanie, un vestido que una vez había sido blanco
nieve.

“¡Oh, si no es Kaito!”

La voz que sonó era tan indiferente a la situación, parecía fuera de lugar.

Ahí estaba Elisabeth, empapada en sangre y saludándolo con la mano energéticamente.

***

“¿Por qué? Sólo estaba pensando en venir a encontrarte, así que este giro de eventos es
bastante conveniente. Bastante sensible de tu parte venir por ti mismo… ¿Oh? Estás
cubierto de sangre, ya veo… Y al borde de morir por pérdida de sangre, por lo que parece.
Parece que has dejado caer tu mano en algún lado. ¿Era del tipo extraíble? De todos
modos, será mejor que ate la herida con cadenas…… ¿Eso es un bicho? ¡Ahhh! ¡Sin duda
es un bicho! ¡Las arañas son muy desagradables!”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Elisabeth saltó un poco cuando miró detrás de Kaito. Cuando aterrizó, el suelo alrededor de
sus pies estalló con oscuridad y pétalos de flores carmesí. Giraron en espiral hacia el techo
luego formaron un gran agujero sobre la cabeza de la araña. Una enorme masa cargada de
espinas apareció del agujero.

La masa zumbaba mientras caía y luego cayó sobre la araña, aplastándola.

“¡Aplástala!”

Elisabeth levantó un puño. Su ataque era tan ridículo, casi hizo que Kaito quisiera quejarse.

Ella había estrujado esa espantosa araña tan fácilmente como uno podría aplastar una
cucaracha con una pantufla. Su muñeca ahora estaba atada por una cadena—una manera
bastante ordinaria de detener la pérdida de sangre—y abrió su boca de par en par. Melanie
se aferró a su chaqueta como si estuviera aterrada.

Un pesado silencio cayó entre ellos, el cual Elisabeth rompió mientras inclinaba la cabeza.

“Así que, ¿qué pasó?”

En ese momento, Kaito sintió algo dentro de él liberarse. La arrolladora fuerza de Elisabeth,
además de su casi nostálgico comportamiento despreocupado, le permitió finalmente relajar
sus nervios, que habían sido empujados al límite.

Le recitó rápidamente todo lo que había pasado a Elisabeth.

“Oh, Elisabeth. Había un demonio en el anexo, y era como, ‘¡Bienvenidos, niños y niñas, a
vuestro propio Grand Guignol! Todos ustedes son la audiencia, todos ustedes son los
guionistas, y todos ustedes son los actores. Por lo que les imploro. Diviértanse todo lo que
quieran.’ Y luego estuvieron esos cuervos…”

“¿Es así? Ya veo. Ah. Mm-hmm, ¿es así? Oh.”

Kaito estaba agitado, y las palabras se derramaron de su boca como una inundación.
Terminó incluyendo una cantidad de detalles innecesarios. Él no podía decir si ella estaba
escuchando, ya que simplemente asintió con una expresión sospechosa y comenzó a
caminar antes de que siquiera hubiera terminado. Sostenía ambas manos detrás de su
cabeza mientras caminaba por la puerta. Pasando por el pasillo, se dirigió al corredor a
mano derecha. Luego siguió sin cesar, entrando a un pasaje marcado para los sirvientes.

Abrazando los temblorosos brazos de Melanie, Kaito la siguió.

“Elisabeth, ¿me estás escuchando? Dije, el demonio está en el ane—”

“¡Contempla, Kaito!”

Elisabeth se detuvo delante de una puerta abierta. Al mirar dentro, Kaito vio una cocina.

61 | P á g i n a
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Volumen 1

Sobre una tabla de cortar estaba una chica de apariencia noble, su delicado vestido
manchado de sangre y sus costillas salvajemente arrancadas. Junto a ella yace un hombre
con una cabeza de toro que llevaba una bata de chef, su ingle dividida a la mitad por una
sierra. Un subordinado de demonio disfrazado de chef. Su muerte fue sin ninguna duda
obra de Elisabeth.

“Justo como el Carnicero dijo, al cuerpo de la chica muerta le faltan algunos pedazos. Al
aparecer, aquellos de porte noble saben mejor que la gente común. Cenan a los nobles y
juegan con los plebeyos. Después de jugar contigo y el resto de los niños comunes, sin
ninguna duda tenía la intención de disfrutar de la cena aquí en el edificio principal. Ah, qué
lujoso.”

Elisabeth hizo un gesto de aprobación con la cabeza. Kaito apretó sus puños. La ira y la sed
de sangre dentro de él se habían validado una vez más. Ajena a su ira, Elisabeth se giró
hacia Kaito y se encogió de hombros.

“Los tontos intentaron comerme, y aunque matarlos y hacerlos divulgar la ubicación de esa
puerta escondida fue divertido, había tantos de ellos que algunos fueron capaces de huir al
patio. Perseguirlos fue todo un asunto.”

“Elisabeth, entiendo por qué te tomó tanto tiempo llegar a mí. Pero no me importa una
mierda eso. Tenemos que llegar al anexo. Necesito que mates a ese demonio por mí.”

“Oh-ho, bueno, ¿no estás enardecido? Tu muñeca… Aquellos que no siente dolor están
contados. Pero Kaito… ¿por qué es que tienes la determinación de cortarte tu propia
muñeca y la experiencia de atravesar ese baño de sangre, eres ciego ante la verdad justo
ante tus ojos?”

“¿A qué te refieres?”

En lugar de responder a su pregunta, Elisabeth comenzó a caminar. Dejó la cocina, y se


dirigió al pasillo, y se detuvo en el centro del salón principal. Todo el personal no subalterno
debe haber huido, porque le castillo estaba mortalmente silencioso.

Su oscuro cabello se meció bajo la tenue luz de la araña mientras miraba hacia atrás por
encima de su hombro.

“Parece que el demonio aquí atormenta a las personas no sólo por poder sino porque lo
disfruta aún más que nuestro amigo el Caballero lo hacía. Encuentra placer en su dolor y
sus gritos. Pero aparte del Grand Guignol, parece que sus intereses van aún más
profundos. Entonces piensa. ¿Cuál es la forma más elaborada de desesperación, la forma
en que un retorcido hombre como él encontraría la más placentera?”

Kaito no tenía ni idea de lo que Elisabeth estaba hablando. Pero de repente recordó el
momento en que su padre estaba lo estrangulando. Había mantenido a Kaito en un estado

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de deshidratación, luego le dio agua. Y justo cuando Kaito pensó que había sido salvado, su
padre lo asesinó.

La forma más profunda de desesperación era pensar que habías encontrado la salvación
sólo para tener todas tus esperanzas aplastadas delante de ti.

“…Les da esperanza a las personas, y justo cuando creen que han sido salvados, se la
quita.”

“¡Precisamente! Una vez que quedan dos, y el único que queda por asesinar antes de
convertirse en el ‘último en pie’ es una frágil niñita, cualquier niño pensaría que sobrevivir
estaba dentro de su alcance—¡y nada podría ser más estimulante que matarlos en ese
momento y lugar! Por supuesto, tus acciones plantearon un defecto en ese plan, pero me
imagino que el demonio se divirtió mucho, sin embargo. Ni un solo niño logró escapar,
después de todo.”

Entendiendo su respuesta, Kaito cerró sus ojos. El salón era silencioso. No se podían
escuchar a los niños en ningún lado. Sacudiendo su cabeza, Kaito dio unos pasos lejos de
Melanie, la única sobreviviente.

Cuando habían huido de ese juego mortal, ¿en cuál boca de monstruo habían
desaparecido los niños?

“Y con respecto a esto último, dudo que hayas disfrutado asumir una forma tan débil,
aunque sólo fuera temporalmente, sin embargo…”

Elisabeth sonrió afectuosamente mientras miraba el rostro de Melanie. Pero cuando


interrogó a la chica temblorosa, su voz estaba llena de desprecio.

“… ¿Por qué la hija de un conde sería seleccionada como juguete y no como ingrediente?”

Entonces, el vestido rojo amapola se inflamó como un sarcoma. Las tripas de la dulce niñita
se transformaron en una masa de carne y tela, y cuando su piel se desgarró, comenzó a
gotear como pus.

Desde dentro apareció un hombre desnudo con piernas de serpiente y extraña piel blanca,
su cuerpo cubierto de plumas de cuervo.

El hombre gordo y calvo repiqueteo su pico de cuervo. Después de mirar al grotesco coloso
y chasquear su lengua por sus piernas de serpiente, Elisabeth acarició su barbilla.

“El hombre en la planta baja es sin dudas un subalterno o un imitador de algún tipo. Así que,
habiendo perdido tu forma humana, puedes incluso transformarte en una niña, ¿eh…?
Aunque ya que los niños iban a ser asesinados también, quizás simplemente disfrutas vestir
ropa de niñas. Ah, qué desagradable. Y aunque posees el título humano de ‘marquis,’ el
demonio con el que te fusionaste no es otro más que el Conde. Y aquí había venido
esperando una pelea decente.”

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Volumen 1

“¿A quién le importa? Solo mata a esa cosa ya.”

“¿Qué es esto, ahora? Has estado actuando de manera bastante peculiar, ¿no es así?
¿Qué, tienes un rencor o algo así?”

“Tienes toda la maldita razón—haré lo que sea que me pidas. Solo haz su muerte tan
dolorosa como sea posible.”

Kaito reiteró. La sed de sangre borboteo desde lo profundo de su corazón.

El hecho de ser el único sobreviviente era una fue una broma demasiado cruel para que la
manejara. El Conde había asesinado al resto de los niños. Kaito no podía permitirle vivir. A
pesar de que recién había sido rescatado, no le importaría desperdiciar su vida si eso
significaba una oportunidad de matar al Conde.

No podía soportar dejarlo vivir.

“…Ha.”

En lugar de una respuesta, Elisabeth se rio. Al momento siguiente, lo pateó, y cuando se


cayó, plantó un pie firmemente en su espalda. Había mucha fuerza en su pie, él temía que
su columna se rompiera.

“¡Rgh!”

“No pienses ni por un segundo que puedes darle órdenes a tu amo, perro callejero. Tus
palabras no cambian el hecho de que este hombre es mi presa. Con o sin tu solicitud,
pretendo hacer de su vida mi juguete.”

Elisabeth habló con frialdad, luego envió a Kaito volando con una despiadada patada a su
estómago. Cuando aterrizó cerca al muro, escupió una mezcla de sangre y vómito.
Elisabeth se giró para enfrentarse al Conde.

“Mi sirviente carece de modales. Pero ahora, podemos proceder sin interrupción.”

Levantó sus brazos majestuosamente. La oscuridad y pétalos carmesí se arremolinaron a


través del aire, envolviendo su cuerpo.

Después de que la oscuridad se dispersó y los pétalos ondearan al suelo, estaba vestida en
su usual traje negro de bondage. Sus finos dedos agarraron el mango de la Executioner’s
Sword of Frankenthal.

Colocando una mano sobre su pecho medio expuesto, le dio al Conde una noble inclinación
y ofreció su propio anuncio.

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Volumen 1

“Bienvenido a mi propio Grand Guignol. Porque yo soy la audiencia, yo soy la guionista, y yo


soy la actriz. No tengo ninguna intención de dejarte disfrutar en lo más mínimo. Te haré
chillar como un cerdo y retorcer como una oruga.”

Después de hacer su ostentosa declaración, balanceo su espada. Cadenas aparecieron de


la nada y viajaron a atacar salvajemente el lugar en que el Conde había estado hace un
momento. Pero las ocho piernas de araña del Conde le permitieron esquivarlas fácilmente,
saltó hacia atrás, derribando candelabros de techo a su paso. Ejerció su cuerpo pálido y
desnudo, y plumas de cuervo comenzaron salir como bala de él. Al mismo tiempo, disparó
hilo de araña de su de su boca. Incontables ataques diluviaron sobre Elisabeth.

“¡Ha! ¡Demasiado débil; demasiado lento!”

Elisabeth correteó, eludiendo hábilmente los proyectiles. El techo y el suelo se llenó de


agujeros, pero Elisabeth no tenía ni un solo rasguño en ella. Aun así, no parecía tener
ninguna apertura para lanzar un contraataque. No se invocaron cadenas nuevas. Notando
esto, el Conde se rio con una expresión desdeñosa, y sus ataques surgieron como una
avalancha.

Aún tenía que notar la oscuridad y pétalos de flores carmesí fusionándose junto a sus pies y
sobre su cabeza.

De repente, el suelo y el techo hicieron un fuerte ruido de gong y empezaron a apretarlo.

O, para ser más específicos, las gigantescas y planas piedras que salieron de ellos lo
hicieron.

El Conde fue presionado entre dos grandes bloques de piedra. Una barra dorada que
parecía la manivela de un organito* sobresalió de su centro.

[Nt: El organito es un instrumento musical mecánico que girando un manubrio ejecuta un


repertorio de melodías preestablecidas, seleccionando cada una de ellas mediante un
mecanismo específico.]

Kaito notó que Elisabeth tomó asiento junto al agarre del poste*. Se giró hacia el titilante
Conde, que todavía debía comprender la situación en la que estaba, y le sonrió.

[Nt: Siendo sincero, no lo entendí muy bien, por eso lo dejaré aquí: Kaito noticed Elisabeth
sitting down by the pole’s grip.]

“The Wheel of Death*. Aplasté a tu familia, sabes—pero a ti, quizás, me tomaré mi tiempo
rebanarte.”

[Nt: La Rueda de la Muerte, también es un arte de circo acrobático, busquen circo del sol...]

Grr, grr, grr. Las piedras redondas hicieron un ruido de mal agüero mientras comenzaban a
girar. Mientras giraba la manija, los bloques giraban como ruedas. Una se giró a la

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Volumen 1

izquierda, y la otra giró a la derecha. El cuerpo del Conde estaba siendo audiblemente
pelado. Las plumas se arrancaron al unísono con la rotación, y su pálida y flácida carne
comenzó a irritar. Sangre, grasa, y carne comenzaron a gotear sobre el suelo.

El Conde dejó salir un grito espeluznante. Su pico salió volando a través de la habitación, y
la boca humana que había estado cubriendo tembló de dolor y miedo. Sus lóbulos de las
orejas se desgarraron, y sus músculos temporales comenzaron a ser aplanados. Gritó
desesperadamente.

“¡E- E-E-ELISABETH, ¡ELISABEEEEEEEETH!”

“¿Qué es, Oh Conde? Ah, tu voz es tan desagradable como el chillido de un cerdo. ¿No
puedes conservar un poco de tu dignidad y tener la decencia de graznar como un cuervo?”

“¡Yo—yo puedo hacerte un trato! ¡Puedo hacerte un tratooooooooo!”

“¿Hmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm?”

Las ruedas chasquearon cuando se detuvieron. Los ojos de Kaito ardían ferozmente, y su
voz era baja.

“…No vamos a aceptar ningún trato que tengas que ofrecer.”

“Yo—yo escuché que cuando termines de cazar a los trece demonioz. se-serás quemada
en la joguera.. Si-Si me dejas co-con vida, tú, tú no tendrás que morir, tampoco. ¿Me
equivoco? nuestras metash están alineados. Po-Po fabor no me mates*.”

[Nt: Habla con fallas, no es error de mi parte y se ajusta a como creo que hablaría alguien
en esa situación.]

Su rostro fue atrapado por los lados, y la boca vertical del conde babeaba baba y sangre
mientras hacía su súplica. Elisabeth murmuró “Ya veo” para sí misma, luego saltó desde la
manivela. Le sonrió dulcemente a la indecorosa criatura entre las ruedas. Temblando de
miedo, el Conde le devolvió deplorablemente su sonrisa.

“¡iMBÉCIL!”

Grind, grind, grind, grind, grind, grind, grind, grind, grind, grind, grind, grind*.

[Nt: Rechinar.]

Con un fuerte rugido, las ruedas comenzaron a girar de nuevo. Agitando sus extremidades
frenéticamente, el Conde soltó un incomprensible grito. Pero esos brazos fueron arrancados
de sus lados, y sus hombros fueron lijados completamente. Fue aplastado como una nuez.
La sangre que formó un charco en el suelo se volvía más y más viscosa.

Sus ojos brillaban con absoluta frialdad, y Elisabeth miró bajó la vista al hombre.

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Volumen 1

“Los déspotas son asesinados, los tiranos ahorcados, y los asesinos masacrados. La
muerte de los torturados debe ser adornada con sus propios gritos mientras bajan al infierno
sin posibilidad de salvación. Sólo en ese momento la vida de un torturado está realmente
completa. Sin embargo, torturaste, ¿sin entender eso en lo más mínimo? Te avergüenzas a
ti mismo, Conde.”

La voz de Elisabeth estaba llena de odio e indignación. Kaito nunca la había visto mostrar
una rabia tan descarada. Con un fuerte gong, las dos ruedas finalmente se pusieron una
sobre la otra. Sangre goteaba de la grieta entre ellas. Habían terminado de aplastar al
Conde, y Elisabeth puso un pie sobre ellas mientras murmuraba.

“Tú y yo—estamos destinados a morir, abandonados por toda la creación.”

Suavemente levantó su pie. Cuando lo hizo, la piscina de sangre se transformó en plumas


negras. Giraron en el aire, se detuvieron por un momento, luego anduvieron a la deriva al
suelo.

Cayeron silenciosa y hermosamente, como tantos copos de nieve negra, y Kaito apretó sus
puños mientras los veía.

“…Hey, ¿qué hay de los niños colgados de las puntas en los techos? ¿Algunos de ellos no
estaban vivos aún?”

“Si lo estaban, el Conde simplemente los estaba manteniendo vivos con magia.”

“…ya veo…”

“¿Qué pasa? Es mucho más preferible que una eternidad de sufrimiento.”

Elisabeth suspiró, pareciendo aburrida. Kaito la miró aturdido. Una vez, Elisabeth había
realizado las mismas atrocidades que los demonios estaban llevando a cabo ahora. Sin
embargo, de alguna manera, parecía fundamentalmente diferente de ellos. Por lo menos,
Kaito vio un gran abismo entre los dos.

Se puso de pie, ignorando el dolor, y la llamó.

“Gracias por eso, Elisabeth.”

“¿Por qué me agradeces? Simplemente hice con él lo que me quise. Agradecerme por tal
acto sobrepasa la bufonería y se aleja al ámbito del malentendido, ¿no es así?”

“Vas a morir después de asesinar a los trece demonios, ¿verdad? Pero lo asesinaste de
todos modos.”

“Me preocupo poco por eso. Y ciertamente no lo hice por ti. Después de que haya
atormentado a los trece demonios, o, en resumen, las últimas trece víctimas que la Iglesia

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me ha permitido oficialmente torturar, pensaré poco en la muerte. La gente sufrió muchas


pérdidas para capturarme, así que, si desean mi muerte, entonces quemarme viva es mi
deber.”

Chocó sus tacones, luego comenzó a caminar. Su vestido negro ondeaba mientras hablaba.

“Habiendo vivido la vida cruel y altiva de un lobo, moriré como una humilde cerda.”

Elisabeth se distanció. Murmuró en una baja voz.

“…Porque esa es la elección que hice.”

Kaito, abandonado, se quedó mirando el espacio. Las plumas negras acariciaron su rostro,
como si estuvieran de luto.

Pensó en Neue y en los otros niños muertos. Había sido el único en sobrevivir. El fin de su
fuga fue tan trágico, casi ridículo. Pero sin importar cuánto se lamentará, la realidad
cruelmente se negaba a cambiar.

Como había sobrevivido, supuso que había algo que tenía que hacer.

Recordando las últimas palabras, se habló en voz baja a sí mismo.

“No sé cuánta suerte tendré encontrando felicidad en este mundo, sin embargo.”

Pero haría todo lo que pudiera.

Agarrando el muñón de su muñeca, caminó con pasos largos hacia delante. Mientras lo
hacía, una de las plumas en descenso estallaron en una flama azul. Una por una, el resto
de las plumas la imitaron.

Eventualmente, las flamas azules tomaron el castillo también.

Eso lugar había sido el hogar de incontables muertes. Mientras las llamas lamían los muros
de piedra, casi parecía como si estuvieran de luto.

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3
Cacería del Tesoro
El hígado de venado salvaje salteado con uva pasa marinado salió volando a lo largo de la
habitación.

Kaito sostuvo una bandeja de plata para protegerse de la lluvia de comida. Luego bloqueó
hábilmente el cuchillo que le seguía. Hizo un clang cuando rebotó en la bandeja.

“Yo. Sigo. Diciéndote. ¡Deja de tirar la comida!”

Este tipo de intercambio había estado continuando por alrededor de dos semanas ahora. Él
estaba más que acostumbrado a él.

Le alarmaba cuán acostumbrado estaba.

De todos modos, terminó de bloquear los ataques y centró su mirada en la culpable.


Elisabeth.

Había puesto un pie en la mesa y estaba presionando su temblorosa ceja con su dedo
índice. La copa junto a ella que él había preparado tan fielmente estaba a su lado.
Magníficas lágrimas brotaban en sus ojos mientras gritaba.

“¡Es repugnante! La dulzura y acidez de la uva pasa marinada… El hígado que se las
arregla para llenar la boca con el sabor a sangre a pesar de estar seco como un hueso…
¡Ambos sabores se combinan tan mal, estoy convencida que tienes un don para la cocina*
repugnante!”

[Nt: Aquí usa “cuisine” que es francés y puede significar “estilo de cocina francesa,” o solo el
modo de cocinar, por ello Kaito lo toma como cumplido.]

“Es con gran honor que acepto tu cumplido.”

“¡Eso no fue un cumplido!”

Ella le lanzó su tenedor. En una impresionante muestra de puntería, el tenedor voló justo
unos centímetros sobre la bandeja y se enterró en la frente de Kaito. Lo arrancó. Salió
sangre a chorros de la herida.

“Señorita Elisabeth, Oh Señorita Elisabeth. Parece que estoy sangrando.”

“¡¿Por qué debería importarme?! Un sirviente mío debería ser capaz de tapar un agujero de
esa gravedad con sólo fuerza de voluntad.”

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“No estoy seguro de hasta dónde va a llevarme la fuerza de voluntad.”

Kaito presionó su herida y suspiró. En realidad, heridas de este calibre ya no le molestaban.


Había estado acostumbrado al dolor desde el principio, después de todo, después de
remplazar y reajustar su mano perdida, ya no se preocupaba por los pormenores.

La gente realmente se podía acostumbra a algo.

Pero, aun así, su cocina se negó a mejorar.

Cuando se trataba de comida, las especialidades de Kaito eran casi inexistentes. Por esto,
no podía simplemente aceptar la incesante ira de Elisabeth en lo más mínimo.

En este punto, más o menos se había rendido en intentar mejorar. Sin embargo, por alguna
razón, Elisabeth todavía tenía expectativas de él, su decepción parecía crecer cada día
más.

“Ya no albergo esperanzas en tu cocina. Como definición, no tienes que hacer la cena esta
noche.”

Fue después de que había probado su segundo intento de corazón salado y a la parrilla que
se había movido a la sala del trono y finalmente perdió la fe en él. El cielo azul claro se
asomaba a través del agujero toscamente formado detrás de ella.

La bestia del Caballero había aplastado uno de los muros, ella había considerado
conveniente simplemente dejarlo de esa manera. Sin embargo, parecía favorecer la
habitación, no obstante, continuaba usándola a pesar de los daños.

Había reubicado el trono, sin embargo, descansó sus mejillas en sus manos cuando se
sentó en él. Su expresión parecía que estuviera albergando un dolor de cabeza mientras se
giraba hacia el Kaito que estaba esperando. Señaló una puerta con la que él no estaba
familiarizado.

“A cambio, te ordeno que pases el día de hoy buscando a través de la Tesorería.”

“¿La Tesorería*?”

Cuando Kaito repitió como un loro sus palabras, Elisabeth pisoteó el suelo de piedra. En el
medio de la habitación, un espiral de oscuridad y pétalos de flores carmesí estalló como una
hoguera. Convergió en un sólo punto, grabando un rectángulo abrasador en la piedra
mientras desaparecía. Dejando atrás una puerta negra.

La puerta se abrió de repente desde adentro como un reloj.

Más allá de la puerta yace una escalera de caracol. Considerando la disposición del castillo,
parecía extraño que una escalera de caracol estuviera debajo de la sala del trono, pero

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dado que acaba de ver una puerta aparecer de la nada, se dio cuenta de que expresar ese
pensamiento particular sería bastante estúpido. Decidió estar impresionado.

“Huh, no sabía que el castillo tenía un lugar como este.”

“En efecto lo tiene. Una idea cruzó mi mente después del caso con el Conde el otro día. Tu
cocina es pero que el alimento de un cerdo, pero tu purin es bastante apetitoso, tu
capacidad de mantenerte racional bajo presión y la intrepidez con la que me observas no
están exentos de valor. Y cuando aireas las sábanas, tu cara se sonroja con ameno
degradado. En consecuencia, he decidido concederte un arma para que la uses en caso de
que te encuentres enfrentando a un demonio solo. Puedes seleccionar un artículo de la
Tesorería—cualquiera que consideres útil. No importa lo que pueda ser, te lo concederé.”

“Er… ¿supongo que debo decir que estoy feliz y agradecido?”

“Como un punto aparte, el lugar que llamo la Tesorería es, en realidad, un espacio mágico.
Tomé todo lo que una vez residió en el castillo en mi ciudad natal, moví todo aquí y lo lancé
dentro. Los objetos ahí abajo han sido infundidos en odio y recuerdos agrios, así que
cuidado con lo que tocas. Algunos de ellos te matarán.”

“¡Espera, esto es solo otra forma de hostigamiento!”

“¡Silencio! ¡Deja tus lloriqueos y vete ya!”

La patada que siguió fue tanto precisa como certera, Kaito salió volando como una pelota
de juguete. Él era, una vez más, la viva imagen de un personaje de caricatura mientras
rodaba por la puerta. Con exquisita puntualidad, la puerta se cerró de un portazo detrás de
él. Intentó tirar y empujarla, pero como sospechó, no se movió.

Su camino de retirada había sido cortado. Seguramente incluso la crueldad tenía que tener
sus límites.

En este momento, la escalera de caracol delante de él parecía estar ordenándole avanzar.

Los escalones rectangulares colgaban flotando a intervalos fijos, curvándose gradualmente


hacia abajo a través de la tenue luz. Miró hacia abajo, pero todo lo que podía ver eran
escalones continuando aparentemente para siempre. Un tibio viento sopló hacia arriba
desde las profundidades. Ni siquiera podía decir si había o no un piso más allá de esas
escaleras.

“…Debes estar tomándome el pelo.”

Kaito se quejó por reflejo mientras miraba hacia abajo a las series de escaleras que no
tenían una barandilla de la que hablar. Desesperanza comenzó a colarse en su corazón.
Pero sacudió su cabeza y revaluó su situación.

Bueno, es verdad que Elisabeth generalmente tiene razón en las cosas que dice.

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Necesitaría un arma si iba a pelear con más demonios. Si hubiera tenido una antes, podría
haber logrado gestionar una mejor lucha contra los cuervos y la araña. Y n había ninguna
garantía de que no terminaría en una situación similar de nuevo. No quería cometer el
mismo error una segunda vez.

Nunca más.

Y si eso significaba buscar a través de este espacio mágico, entonces que así sea.

“Supongo que no tengo elección.”

Kaito miró las escaleras, que podrían muy bien llevar a las profundidades del Infierno, se
armó de valor. Abrió bien los brazos para mantener el equilibrio. El clack, clack de sus
pasos hizo eco contra la oscuridad abajo cuando comenzó su descenso.

***

Había esperado que la oscuridad rodeándolo continuara para siempre y se sorprendió al


encontrar que ese no era el caso.

Mientras caminaba, basura poco a poco comenzó a aparecer junto a las escaleras. Una
enorme pajarera y una dama de hierro aparecieron en la penumbra, seguidas por un
estante colgante y un caballo de madera sin ningún sentido de rima o razón a su orden.
Mientras que los dispositivos de tortura brillaban vagamente, se hizo evidente que cada uno
de ellos guardaban horripilantes rastros de uso. El pecho de la dama de hierro estaba
cubierto de sangre seca, las puntas sobresaliendo de la pajarera estaban descoloridas con
trozos de carne y grasa.

Kaito se dio cuenta de algo mientras miraba las oxidadas herramientas. A diferencia de su
contraparte mágica que Elisabeth convocaba, estas eran reales. La que Elisabeth conjuraba
estaban siempre sin usar. Sin duda tenía la capacidad de convocarlas sin límite, cada una
libre de óxido o grasa.

Así que, ¿por qué este lugar está lleno de sus mundanas contrapartes?

“No lo sé.”

Inclinando su cabeza desconcertado, Kaito continuó.

De repente encontró que las escaleras habían desaparecido y su camino era llano de
nuevo. Ya que este espacio estaba confundiendo su sentido del equilibrio, no tenía ni idea
de cuándo había ocurrido el cambio. El piso de piedra parecía un paso más grande,
continuó por el aparentemente interminable camino. Los objetos a su alrededor se volvieron
aún más desorganizados.

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Había una gema del tamaño de su puño, un tarro cubierto de adornos de abeja
tridimensionales, un barril de un ron añejo. Había una piel de tigre. Había marfil. Un
candelabro de techo. Alguna clase de momia pequeña. Había un hacha de bronce, una
espada de hierro y una lanza de plata.

Sacó la espada de aspecto espléndido del jarrón en el que descansaba, luego se encontró
tropezando hacia atrás.

“Esta no es bueno; es demasiado pesada… Y parece que el hacha y la lanza también.”

Parecía que las armas que el Conde había preparado fueron elegidas de tal manera que los
niños pudieran manejarlas fácilmente. Sin embargo, las armas en la Tesorería fueron
diseñadas para soldados y caballero endurecidos. No parecían ofrecer algún tipo de
asistencia mágica, tampoco. Ya que Kaito nunca se había sometido a ningún tipo de
entrenamiento, dudaba de que sería capaz de usarlas a algún grado de efectividad.

Lanzó la espada a un lado. Aterrizó con un clang, luego se hundió en un montón de


monedas de oro que parecía un agujero de hormiga león. Apartando sus ojos de la riqueza,
siguió caminando hacia delante. Pero entre cuanto lejos caminaba, menos armas se hacían
los objetos alrededor de él.

[Nt: Los mirmeleóntidos (Myrmeleontidae) son una familia del orden Neuróptera, conocidos
comúnmente en inglés como "antlions" ("hormigas león"). Son superficialmente parecidas a
libélulas, pero se diferencian por sus robustas antenas claviformes.]

Una mecedora de aspecto cómodo. Una pieza de bordado cosida. Una pintura de un
bosque profundo.

“…Huh?”

De repente, el zapato de Kaito golpeó algo suave. Miró hacia abajo y vio un oso de peluche
con algodón sobresaliendo de su pecho. Mientras examinaba el espacio, se dio cuenta de
que estaba rodeado de juguetes de niños.

Al parecer, había llegado a la capa que contenía objetos que Elisabeth había tenido en su
tierna infancia.

Como prueba de que habían sido de ella, los pechos de los osos de peluche estaban
arrancados, las muñecas estaban todas decapitadas. Los cortes transversales de madera,
porcelana y algodón eran lamentables a la vista.

“Supongo que ha estado en ese tipo de cosas por un tiempo, huh.”

Kaito murmuró afligidamente. Dicen que la gente nunca cambia, pero esto no era adorable
en lo más mínimo. Casi lanza lejos el oso de peluche en su molestia, pero, sintiendo pena
por él, cuidadosamente lo puso de nuevo en su mesa.

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Cuando estaba a punto de volver a caminar, una voz sorda sonó desde lejos.

“Elisa……beth… Eli…sa…beth…… Sa……beth…”

“¿Quién está ahí?”

Kaito se congeló en sus huellas. Al momento siguiente, la voz profunda de un hombre se


enroscó alrededor de él como una serpiente.

“Elisabeth… Elisabeth… Mi encantadora hija… Elisabeth… Mi—”

La voz era increíblemente espeluznante. Tenía la sorda calidad del viento que sopla por los
árboles, sin embargo, al mismo tiempo parecía casi calurosa cuando se enroscó alrededor
de su piel. Kaito sintió que, si escuchaba por mucho tiempo, sus tímpanos—y
eventualmente su cerebro—se derretirían.

“¿Qué…es eso?”

Motivado por una intensa y visceral repulsión, Kaito dio un paso hacia atrás. La voz se hizo
más ruidosa, como si estuviera castigando lo. Kaito se echó a correr, intentando por instinto
librarse de la voz. Pero como si se negara a dejarlo escapar, la voz lo persiguió con extraña
tenacidad.

“Elisabeth… Elisabeth… Mi encantadora hija… Elisabeth… Mi—”

“Hey, ¿qué diablos está pasando?”

Sin importar cuán lejos llegaba, la voz seguía viniendo. Buscó alrededor una manera de
escapar, luego vio algo. Detrás de la pila de juguetes rotos, reminiscente a una montaña de
cadáveres, estaba una puerta. Parecía casi como si los juguetes fueran soldados,
protegiéndola. Dispuesto a probar cualquier cosa, Kaito agarró el picaporte y lo giró.

La puerta se abrió de golpe, pero detrás de ella no había luz, sino una oscuridad aún más
profunda. Después de que pasó por la puerta, Kaito sintió que sus ojos se ampliaron.

Estaba de pie en el medio de una habitación desconocida.

“… ¿Huh?”

Estupefacto, Kaito inspeccionó sus alrededores. Esta era claramente la habitación de un


niño.

Los muros rectangulares estaban cubiertos con papel para tapiz adornado con un diseño
soso diseño floral amarillo y junto a la ventana había lindas esculturas de yeso como de
golosinas. Los muebles eran todos blancos, sobre una hermosa cómoda con manijas de
metal estaba un grupo de muñecas y osos de peluche. Había una cama con dosel, también,
con sábanas gris reluciente y un pesado colchón relleno de plumón.

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Sentada encima de la cama estaba una niña vistiendo un negligé encima una pila de
cobijas.

Su pecho estaba manchado con el pegajoso tono de la sangre.

Golpeó una figura demacrada, sus tenues venas visibles bajo su piel pálida. Su largo
cabeza fue sin duda una vez hermoso, pero en el momento estaba desprovisto de lustre y
las puntas estaban todas enredadas juntas. Mientras que sus redondos ojos y nariz bien
formada parecían casi esculpidos, esos ojos huecos carecían de algo parecido a la
vitalidad. Y sus finos labios estaban manchados con espantosos restos de lo que parecía
ser vómito ensangrentado.

Al ver ese rostro familiar oscurecido por el espectro de la muerte, Kaito tragó saliva.

No había ningún error. Esta chica era la misma Elisabeth más joven.

Oh hombre… Definitivamente no se suponía que viera esto.

Dándose cuenta de eso, Kaito comenzó a alejarse lentamente. Siguió haciéndolo hasta que
cruzó el umbral de la puerta por la que había entrado. Una vez que había pasado
completamente, la escena delante de él brilló como un tazón de agua quieta que había sido
revuelto para luego se desvaneció. Todo lo que quedó fue la montaña de juguetes y la
puerta en medio de ellos.

Parecía que había logrado escapar de la Guardería. Kaito miró a su alrededor y respiró un
suspiro de alivio después de ver la Tesorería. Pero la inquietante voz volvió a asaltar sus
oídos de nuevo. Sin tiempo para procesar lo que había acabado de ver, Kaito se dio la
vuelta y huyó. Corrió sin razón, intentando desesperadamente de huir de la espectral
Elisabeth y la voz masculina que la llamaba incesantemente.

Basta; basta… ¡No quería saber nada de esto!

Kaito no tenía ningún deseo de aprender acerca del pasado de esa bromista sin embargo
orgullosa mujer. Y estos eran recuerdos que probablemente preferiría no compartir, dándole
más razones para no ir a echar un vistazo. Tenía poco afecto por ella, pero no podía sacudir
la sensación de que estaba cometiendo un acto de traición.

Elisabeth Le Fano era tanto una orgullosa loba como una humilde cerda.

La inquebrantable mujer que se había presentado a sí misma como tal parecía


completamente diferente de esa frágil pequeña.

Verla así no era algo que Kaito, como su sirviente, pudiera hacer sin invitación.

Después de huir con sólo esa idea en mente, Kaito se encontró en un nuevo lugar, uno con
un ambiente totalmente diferente.

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“Huff…huff, huff… ¿Dónde estoy?”

Bloqueando el camino de Kaito estaba un alto muro de piedra. Cuando lo inspeccionó,


descubrió que fue construido de manera bastante peculiar—de cubos de piedra firmemente
comprimidos. El muro se extendía en ambas direcciones. Parecía no tener fin, como si
hubiera llegado al borde del mundo. Luego Kaito notó algo.

“¿Qu-Qué es eso?”

Por alguna razón, una sección circular del muro se iluminó. Kaito se acercó a él
cautelosamente.

Grilletes de hierro sobresalían de la pared en la sección iluminada.

Atada, como mercancía en el exhibidor de una tienda, estaba una mujer desnuda.

“¿Qué diablos?”

Kaito se quedó en pie, aturdido. Tuvo que mirar unas cuantas veces para estar seguro de
ello. Pero en efecto, había una chica de cabello plateado atada al muro por sus muñecas.
Su pecho era abundante y sus proporciones estaban bien balanceadas. Sin embargo, había
desechada sin piedad.

Por alguna razón, cuando Kaito la miró, sintió que algo estaba fuera de lugar. Pero en todo
caso, no podía exactamente seguir mirando a una mujer desnuda. Preferiría evitar ser
tomado como un lujurioso.

Ignorando sus sentimientos en conflicto, Kaito apartó la mirada. Recurrió a tímidas miradas
de reojo para confirmar su condición. La chica de cabello plateado solo estaba ahí, inmóvil,
su cabeza hacia abajo.

“Hey, ¿estás bien? ¿Hola? Hey, tú.”

Intentó hablar con ella, pero no respondió. No tenía manera de saber por qué fue
encarcelada, y como tal estaba en un punto muerto en cuanto a qué hacer. Pero dada la
personalidad de Elisabeth, parecía improbable que ella tomara prisionero a un demonio.
Kaito encontró improbable que esta chica fuera un enemigo.

Y incluso si era un enemigo, al menos sería el único que sería víctima.

Además, si se iba, no había ninguna garantía de que podría encontrar el camino de regreso
hacia este lugar. Preferiría arrepentirse de haberla salvado que arrepentirse de no poder
hacerlo.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Con todo eso en mente, decidió deshacer sus ataduras. Revisó cerca, pero no vio nada que
pareciera útil para ese propósito. Él, sin embargo, notó una pequeña bolsa atada alrededor
de su tobillo.

Sus brazos estaban atados, así que ella era incapaz de alcanzarla. Qué disposición tan
cruel.

Kaito tomó la bolsa y miró adentro. Le dio la vuelta, y de ella cayeron una llave y un trozo de
pergamino. Tomando la llave, desató sus esposas. Sus brazos se desplomaron débilmente
a sus costados. Incluso con su libertad restaurada, no parecía tener ninguna intención de
moverse. Mientras Kaito buscaba alrededor algo con qué cubrirla, sus ojos se encontraron
con el pergamino que aún yacía en el suelo. Grandes letras rojas estaban escritas en su
parte delantera.

MANUAL DE INSTRUCCIONES: ADVERTENCIAS PARA LA ACTIVACIÓN

Cuando sus características de golem descifraron el texto, Kaito inclinó su cabeza. De


repente considerando una posibilidad, Kaito miró más de cerca el cuerpo de la chica.

Cuando lo hizo, finalmente se dio cuando de dónde habían venido sus sentimientos en
conflicto.

Tras un examen más detallado, se había dado cuenta de que los delgados labios de la
chica de cabello plateado estaban conectados por articulaciones esféricas. Y su liso cabello
plateado no era, estrictamente hablando, cabello, sino que estaba hecho de hilo de plata
brillante.

Era una muñeca. Probablemente era un objeto más que estaba guardo en la tesorería.

Al momento siguiente, la cabeza de la chica hizo clack, clack, clack cuando empezó a
moverse de arriba hacia abajo. Su cabeza se movió para mirar a Kaito. Sus ojos estaban
hechos de esmeraldas y brillaban ominosamente. Kaito fue golpeado por el miedo cuando le
regresó la mirada.

Su rostro era tan hermoso como una pintura, pero no tenía ninguna expresión. Y su
superficie era tan rígida como una máscara.

Los labios de la chica—o, más bien, del autómata—comenzaron a girar, cada articulación
esférica rotando en una dirección diferente. Alarmado por la anomalía, Kaito dirigió su
mirada hacia el pergamino.

Después de leer las letras en rojo, sus ojos se agrandaron y comenzó a correr.

Tenga cuidado, ya que puede atacar a humanos durante la activación.

Kaito huyó con todas sus fuerzas.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Desde detrás de él, el sonido de la muñeca arrastrándose por rápidamente por el suelo lo
perseguía.

***

Kaito corrió, la Tesorería actuando como una pista de obstáculos. Saltó sobre una silla, se
resbaló entre dos cómodas y se deslizó por una montaña de monedas de oro. Finalmente,
alcanzó su objetivo.

La muñeca no parecía entender cómo esquivar, simplemente pasaba a toda velocidad en


línea recta. Por definición, le llevó tiempo destruir cosas cuando necesitaba despejar su
camino. Tomando ventaja de esto, Kaito creó distancia entre los dos mientras huía. Pero
sabía que, si incluso se tropezaba, él, también, se uniría al grupo de los objetos destruidos.

¡Espera! ¡Vamos! ¡No puedes hablar en serio!

Los músculos de su pierna se estiraron casi al punto de romperse, subió corriendo el último
conjunto de escaleras. Ignoró el dolor, impulsando su cuerpo con pura fuerza de voluntad.
Si se daba la vuelta, estaba acabado. Se le acabaron los objetos con los que defenderse.

Tragando su miedo, de alguna manera logró llegar a la puerta negra. Pero todavía estaba
bien sellada. Golpeó la puerta, gritando desesperadamente.

“¡Elisabeth, abre! ¡Abre la puerta!”

“¿Ahora qué, Kaito? ¿Finalmente has aprendido tu lección? De aquí en adelante, espero
que adecuadamente pruebes tu cocina primero.”

“¡Sabía que estabas intentando castigarme! Olvida eso—¡solo apresúrate!”

De repente, Kaito sintió un escalofrío, como si su corazón hubiera perforado por una aguja.

Confiando en sus instintos, se lanzó al suelo. La pierna de la muñeca perforó el aire sobre
su cabeza. Golpeó como una serpiente, atacando desde un ángulo extraño y las puntas de
sus dedos demolieron la gruesa puerta. La voz de Elisabeth sonó confusa.

¿Ah-Ahora qué? ¿Qué es ese ruido infernal?”

Mientras escuchaba, Kaito corrió sin pensarlo a través del torrente de astilla. Estaba
cubierto de heridas cuando entró a la sala del trono, pero fue capaz de distanciarse de la
entrada de la Tesorería. La muñeca se tambaleó hacia delante. Su andar y su piel pálida la
hicieron la viva imagen de un fantasma.

Parecía que Elisabeth, ya que tragó saliva. Tenía una rara expresión mientras su voz estaba
ardiente con ira nerviosa.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¡Gusano! ¡¿Solo cuán lejos te escabulliste hacia abajo?! ¡Esa cosa es un autómata, hecha
de mal gusto por mi padre adoptivo! ¡En la ausencia de órdenes, simplemente destruye todo
a su paso! ¡¿Por qué activarías tal cosa?!”

“¡Quiero decir, lo siento por encenderla, pero ¿cómo se suponía que lo supiera?! ¡Sólo le
quité sus cadenas y se encendió sola!”

“¡Quitar las cadenas es cómo la enciendes, imbécil!”

Elisabeth lanzó a un lado su copa, además de la mesa redonda que había sacado para
emparejarla. Parecía que había dado el gusto de un poco de descanso y relajación, pero
esa tranquilidad se había destrozado hace mucho.

“¡Ah, ¡qué problemático! ¡Pensar que debería tener que ocuparme de una simple muñeca!”

Se levantó de su trono, irritada y golpeó su tacón dos veces en el suelo.

Oscuridad y pétalos carmesí se hincharon por el suelo como neblina. Una masa de espinas
se disparó desde su interior. Pero los reflejos de la muñeca eran magníficos y su poder de
salto era como el de una bestia. Saltó sobre las espinas, evadiéndolas hábilmente.
Agarrando una espina entre sus palmas las plantas de sus pies, logró un aterrizaje que evitó
completamente las lesiones.

“Mi… Pensar que esquivarías eso.”

Murmurando en admiración, Elisabeth sostuvo sus manos detrás de ella, luego las balanceó
hacia delante. Un hacha de hierro hecha especialmente para decapitaciones lanzada desde
la oscuridad, voló sobre las espinas y apuntó al cuello de la muñeca. La cabeza de la
muñeca, sin embargo, se movió hacia abajo, casi como si se hubiera dislocado y apenas se
las arregló para evadir la hoja del hacha. Los ojos de Elisabeth se abrieron de par en par en
sorpresa.

Las piernas de la muñeca chasquearon cuando se inclinó y saltó de nuevo, esta vez
aterrizando directamente ante el trono. Se acercó a Elisabeth. Elisabeth parecía estar
calculando sus movimientos, sin embargo y chasqueó los dedos.

“¡Ducking Stool*!”

[Nt: Silla de Inmersión.]

Una silla brotó del suelo y alzó el trasero de la muñeca. Correas de cuero la amarraron en el
lugar. La Ducking Stool se parecía a la silla de Hierro en la que una vez Kaito fue obligado a
sentarse. Sin embargo, su asiento no tenía agujeros de picos. En su lugar, largas cadenas
estaban fijadas al respaldo de la silla.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

De repente, una sección rectangular del suelo alrededor de la muñeca desapareció. El


espacio bajo ella se llenó hasta borde con agua, pétalos de flores carmesí flotando en su
superficie.

Con un gran splash, la muñeca fue sumergida bajo el agua.

Quizás la muñeca estaba luchando, ya que la superficie del agua burbujeaba y hacía
espuma. Pero después de un tiempo, dejó de moverse. Las cadenas traqueteaban mientras
arrastraban la silla fuera del agua. La muñeca estaba quieta.

El agua goteaba de su cabello plateado. Elisabeth suspiró un suspiro de alivio.

“Santo cielo, al menos está tranquilo otra vez. Sin embargo, esta cosa puede descargar
agua de su cuerpo. Sin duda volverá a funcionar en breve. Quizás lo mejor sería destruirla
antes de que sus engranajes giren de nuevo.”

“Hey, espera un minuto. ¿Realmente tienes que destruirla?”

“Pensé que esto era obvio, pero ¡fallar en destruirla sería increíblemente peligroso! A menos
que fuera tu intención que yo pasara el resto de mis días evitando una muñeca homicida, es
decir. En ese caso, ¿te gustaría servir como mi escudo? ¿Hmm?”

“No, quiero decir, fue mi culpa en primer lugar que se encendiera, después de todo… Me
sentiría muy mal si tuvieras que destruir algo tan bien hecho… ¿No puedes solo apagarla,
como estaba antes?”

Kaito intentó pacificar a Elisabeth. Tan aterradora como el autómata había sido, él fue el
culpable de que se encendiera en primer lugar. Y era reacio a destruir algo que había sido
tan elaboradamente construido para parecer humano. Por no hablo de lo costosa que lucía
la muñeca. Dudaba de su capacidad de hacer reparaciones financieras.

“¿Hmm? Un momento. Como dices, sería un verdadero desperdicio. Quizás podamos


usarla después de todo.”

Mientras Elisabeth reflexionaba, la muñeca comenzó a temblar ante ella. Un desagradable y


chillón sonido sonó cuando la cabeza de la muñeca se sacudió a un ángulo imposible.

La amenazante luz regresó a sus ojos esmeralda. Elisabeth entonces habló en voz baja,
casi en un canto.

“Alto, Oh engranajes, porque siempre has sido eternamente justo.”

[Nt: Aquí habla de manera bíblica, pero en traducción se pierde. Y desde aquí Elisabeth
comienza a hablar muy formal, como si relatara la Odisea]

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Volumen 1

La muñeca de repente se congeló. Al momento siguiente, todo su cuerpo se relajó


visiblemente. Ver a la muñeca transformarse por unas cuantas palabras, cuando Elisabeth
había tenido muchos problemas conteniendo la, asustó a Kaito bastante.

“¿Qu-Qué acabas de hacer?”

“Un ensalmo para hacer que registre un nuevo amo. Heh. Para que haya funcionado
significa que los viejos ajustes de la muñeca han sido sobrescritos. Debería ser capaz de
establecer un nuevo amo para ella ahora. Al hacer eso, las órdenes del nuevo amo tendrán
máxima prioridad. Eso debería hacer que deje de atacar personas al azar. Ahora,
entonces…”

Elisabeth hizo que abriera la boca de nuevo. Antes de que pudiera, la muñeca, con un click,
puso su cabeza en movimiento.

Clack, clack, clack. Distorsionando su cuello, la muñeca miró a Kaito. Él dio un pequeño
salto en sorpresa. Sin embargo, la muñeca no hizo nada más que enseñarle sus ojos
verdes esmerando en silencio. Kaito miró de vuelta perplejo. Su mirada parecía casi
suplicante. Elisabeth dio un breve silbido en admiración.

“Bueno, bueno, bueno… Parece que ha tomado la decisión por mí. Considérate afortunado.
Al parecer, después de ser salvada dos veces por ti, te ha tomado cariño. Muy bien,
entonces. Será su amo. Queda un problema, sin embargo.”

“¿Yo, su amo? Espera, ¿y hay un problema, también?”

“Al convertirse en el amo de esta cosa, una ‘relación’ debe establecerse. Su creador tenía
una desafortunada debilidad por poner gente en una situación incómoda, ya vez. De las
cuatro relaciones, específicamente: ‘padre e hija,” hermanos,’ ‘amo y sirviente,’ y
‘amantes’—sólo una es correcta. Si se elige incorrectamente, la marioneta se volverá contra
de su amo e intentará asesinarlo. Un asunto trivial para mí, pero tú sin duda perecerías.”

“Una entre cuatro es una posibilidad bastante dura. ¿Qué debería hacer?”

“Oh cielos, no tengo la menor idea. Sería mucho más rápido destruirla, pero parecer
encontrar esa opción de mal gusto. Ah, bien, aquí… Entre ‘padre e hija,” “hermanos,’ ‘amo y
sirviente,’ y ‘amantes,’ selecciona en la que es menos probable que te traiciones.”

Elisabeth sonrió una sonrisa maliciosa, luego retomó su posición en el trono como si su
trabajo estuviera hecho. Recogiendo su copa y mesilla, sin prisas se dio la vuelta. Al
parecer, planeaba observar esto como un espectador distante.

Elisabeth parecía estar determinada a divertirse. Kaito frenéticamente se devanó los sesos.
Después de todo, su vida estaba en juego. Sabía que preferiría morir antes que elegir
‘padre.’ No sabía mucho sobre hermanos, pero sus recuerdos de la única vez que conoció a
un chico con el que era pariente eran completamente desagradables. Y después de mirar a

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Volumen 1

Elisabeth y considerar su relación con ella, “amo y sirviente” estaba definitivamente fuera de
cuestión, Sólo quedó una opción.

“Supongo que elegiré ‘amantes,’”

“Bueno, ahí está un virgen para ti.”

Una grosera afirmación. Pero antes de que Kaito pudiera protestar por el abuso verbal de
Elisabeth, la muñeca comenzó a temblar más violentamente que nunca. Incapaz de resistir
las convulsiones, las correas conteniendo la salieron disparadas. Vapor caliente escapaba
de las aperturas en sus articulaciones esféricas.

Su respuesta había sido tan severa que Kaito, a pesar de sí mismo, estaba más
preocupado por la muñeca que por él mismo.

“Hey, uh, ¿estás segura de que no está rota?”

Mientras miraba con indecisión a la muñeca sus ojos se abrieron de golpe. Arrancó las
correas de cuero de la Ducking Stool, luego saltó sobre el tanque de agua y aterrizó delante
de Kaito.

Kaito se preparó para la muerte y la muñeca actuó.

La muñeca se arrodilló delante de Kaito, hundiéndose en una rodilla.

“¿Huh?”

“Me disculpo por haberte hecho esperar. ¡Oh querido, amado, mi destinado, mi amo! ¡Mi
único amor! ¡Oh mi eterno compañero!”

Gritó la muñeca, poseída por la emoción. Era la primera vez que había escuchado su voz,
pero era extrañamente agradable. Sujetó su mano en la suya y lo miró.

Su rostro estaba rodeado de cabello sedoso y plateado, tenía la primera expresión que
Kaito había visto en ella.

Sus ojos verdes esmeralda desfallecieron, volviéndose suaves y viscosos, su piel blanca se
ruborizó de un tono sangre. Sus rasgos eran simples, pero de alguna manera amorosos, la
expresión en su dulce rostro estaba únicamente embelesado.

Acarició la palma de Kaito con su mejilla en una muestra de afecto profundamente humana.
Su delicada piel era tan calidad y tan suave como la de un humano. Con una expresión de
felicidad absoluta, susurró extáticamente.

“A partir de ahora, hasta el momento en que estos labios sean arrancados de mí, mi cabeza
sea removida, mi corazón de acero deje de latir, seré tu compañera y amante. Viviré sólo

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por tu bien, me romperé sólo por tu bien. Porque ya sea que desees amarme o destruirme,
ambos privilegios son ahora tuyos y sólo tuyos.”

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[Nt: Es bellísima]
[Nc: Concuerdo]
Miró los ojos de Kaito, luego dio una pequeña y tímida sonrisa.

“Por tu propia voluntad, ¿me amarías por favor hasta el fin de los tiempos?”

Sus palabras se apilaron como olas rugientes, Kaito y Elisabeth estaban tan rígidos como
tablas. Despreocupada por sus reacciones, la muñeca siguió acariciando la palma de Kaito
con su mejilla. Sus adorables acciones eran como las de un cachorro adulador.

Al final, Elisabeth susurró en voz baja.

“Um… Bueno, parece que lo has conseguido con éxito. ¿Estás…satisfecho?”

“…No lo sé. Esto es un poco…”

Sintió que esto era algo problemático a su manera.

Pero después de ver la feliz sonrisa de la muñeca, se tragó sus palabras.

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Volumen 1

4
Un Enviado de la Iglesia

“¡Esto es delicioso!”

Tenedor y cuchillo en mano, Elisabeth estalló en una sonrisa.

Era la primera vez que Kaito había visto su sonrisa sin siquiera una pizca de malicia. La
situación era tan anormal, que a Kaito se le puso la piel de gallina. No era solo ella,
tampoco. Era toda la mesa.

La larga mesa había sido suministrada con un majestuoso mantel arabesco y los asientos
vacíos estaban decorados con flores coloridas. La línea de candelabros dorados y
plateados alternados estaba toda iluminada, iluminando suavemente la vajilla.

Y el aroma de un número de platos elaborados flotaba de los platos.

Había gelatina de cabeza de cerdo con brioche. Había una ensalada exquisitamente agria
con intestinos, un tazón de sopa de tripa de cordero junto a un pastel de riñón marrón
dorado. Y el plato principal fue rematado con un poco de foie gras terrine*.

[Nt: Es un plato al parecer francés, desconozco de su traducción, les recomiendo buscarlo,


luce delicioso.]

Por último, para postre, había una tarta, cubierta con finos trozos de manzana en la forma
de una flor.

Elisabeth llenó sus mejillas con los platos recién preparados uno tras otro. Grandes y
exageradas lágrimas de alegría brotaban en sus ojos.

“Eso es delicioso, dijo—¡en verdad sublime! ¡Verdaderas exquisiteces! ¡Tienes mis


alabanzas, muñeca!”

“Es un honor haber satisfechos sus gustos, Lady Elisabeth, ama del Amo Kaito.”

La autómata estaba lista al lado de Elisabeth. Sus ojos verdes esmeralda brillaban con
amabilidad y una amigable sonrisa apareció en su rostro. Entre su largo y clásico uniforme
de criada y su adorable gorrito de criada, daba la impresión de haber servido en este castillo
durante muchos años.

Era difícil creer que ella era la misma persona que había estado causando destrozos el día
anterior.

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Aunque todavía algo de miedo de ella, Kaito le hizo una pregunta.

“¿Así que no solo peleas, sino que también puedes cocinar?”

“En efecto. Además de los datos de combate, mi Dispositivo de Auto-Grabación contiene


cientos de recetas, además de muchas otras habilidades útiles. Desde cocinar y limpiar
hasta jugar juegos y acompañarte en la noche, puedo cumplir cualquiera de tus deseos,
Amo Kaito.”

“Espera, espera, espera, espera, espera, no necesitas ir tan lejos. No necesito ese tipo de
servicio extra.”

Kaito agitó su mano de lado a lado. Cada vez que interactuaba con esta muñeca, a menudo
se encontraba confundido. Y cada vez que lo hacía, la muñeca colgaba sus hombros con tal
abatimiento que él podía prácticamente ver las orejas de perro y una cola colgando de su
cabeza y cintura.

“¿Es así? Bueno, si alguna vez cambias de opinión, por favor no dudes en instruirme como
consideres conveniente. Existo solamente por tu bien, Amo Kaito, así que, sin importar el
momento o el lugar, hacer lo que sea que quieras conmigo es mi mayor placer.”

“Espera… ¿‘Sin importar el lugar’…? ¿Quieres decir, como, afuera?”

“Por supuesto—¡afuera está bien, también!”

“¿De qué en el mundo podrían estar hablando ustedes dos?”

Masticando ruidosamente un gran trozo de tarta, Elisabeth levantó su voz exasperada.


Después de disfrutar la delicada mezcla del dulce y crujiente corteza y la jugosidad de la
carne, terminó de comer.

Se limpió cortésmente la boca con su servilleta, luego se giró hacia la muñeca como para
alabarla.

“Mira, cuando mi irremediable mayordomo te encendió, pensé que no tendría más remedio
que destruirlos a los dos juntos. Pero tu capacidad para cocinar para la cocina resultó
bastante espléndida. No hay mal que por bien no venga, dicen. Mis felicitaciones, Kaito. Tu
vida aún puede continuar.”

“Cielos, no tenía ni idea de que estaba al borde de la muerte por una razón tan estúpida.”

“En resumen, ¿está diciendo que fui de utilidad para el Amo Kaito? Mi más profundo
agradecimiento. ¡No puedo pensar en un honor más grande, ni en una alegría mayor!”

“Pero basta de eso. Eres mi maid. No, con respecto a tus deseos, deseo darte la bienvenida
una vez más como la maid de mi sirviente, pero… Hey, Kaito. Dale a esta cosa un nombre.”

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“¿Un nombre?”

“Harías bien en dejar de estar confundido por el artilugio. Todas las cosas necesitan
nombres. Y es muy inconveniente ser incapaz de llamar a tus posesiones.”

“Quiero decir… No la llamaría mi posesión. Incluso si es una muñeca, sigue siendo una
chica.”

Kaito sacudió su cabeza vigorosamente. Ser dueño de algo que era prácticamente humano
era una responsabilidad demasiado grande para él. Pero la muñeca dio un paso hacia
delante, sus puños se cerraron y sus mejillas se inflaron.

Enroscando sus encantadores labios en un puchero, le suplicó.

“Aunque puede ser imprudente de mi parte decirlo, soy sin duda tu posesión. Desde el
trascendental momento en que me escogiste como tu amante, he sido tu amante eterna, tu
leal compañera, tu soldada, tu arma, tu salida de amor y tu muñeca sexual. Pase lo que
pase, siempre seré tuya y sólo tuya. Te ruego que recuerdes eso siempre.”

“Mu-Muy bien, lo entiendo. Solo trata de no decir cosas como esa. Pero sí, de cualquier
modo, sería bueno si tuvieras un nombre. Uh…”

Kaito estrujó su frente mientras pensaba en ello. Buscó a través de sus recuerdos algo para
usar como referencia. Pero él nunca había siquiera nombrado un animal antes. Además, no
se le había permitido mucha interacción social. Podía recordar los nombres de algunas de
las mujeres que habían pasado tiempo con su padre, pero ninguna que quisiera usar como
referencia. Incluso la mujer le había hecho purin se había ido al final.

Fue entonces que Kaito recordó una suave y acariciante sensación.

…Oh sí…ella. Hubo una vez. Hubo alguien que me amó incondicionalmente.

Una cachorra blanca como la nieve flotó desde las profundidades de sus recuerdos. Había
pertenecido a uno de sus vecinos. Se había encariñado con él y cada tiempo la visitaba,
movía su cosa y lamía las lágrimas de su rostro. Había sido capaz de jugar con ella por sólo
un corto periodo antes de que tuviera que mudarse de nuevo, pero Kaito sintió que eso fue
para bien. Si su padre se hubiera enterado de su afecto por el perro, probablemente habría
intentado secuestrarla y matarla.

Ella había sido una chica buena y amable. Y sus grandes y caídos ojos ligeramente se
parecían al de la muñeca.

A pesar de algunas reservas, Kaito recordó el nombre del perro y lo dijo en voz alta.

“‘Hina’… ¿Cómo suena ‘Hina’?”

“Suena increíblemente arbitrario, como si lo hubieras sacado de un sombrero.”

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“¡Hey, pensé mucho en eso!”

“¡Eres brillante, Amo Kaito! ¡Es el nombre más fino en todo el cielo y la tierra, superando el
de cualquier humano, demi-humano, gente bestia, bestia mítica, o dios! ¡Mi más profundo
agradecimiento! De ahora en adelante, llevaré el nombre de Hina. Hina… Hina. Soy Hina. El
nombre con el que Amo Kaito me bendijo… Hee-hee-hee-hee-hee.”

Los hombros de Hina comenzaron a estremecerse extrañamente. Parecía estar feliz, pero
su reacción fue un poco aterradora.

Justo cuando el bautismo de Hina estaba completo, el Carnicero hizo su aparición.


Elisabeth compró una gran cantidad de órganos de él, luego se los entregó todos a Hina.
Mientras ella se ocupaba de eso, Kaito comenzó a apilar los platos de la mesa en sus
brazos.

Al parecer, tener una buena cocinera alrededor aflojó la lengua de Elisabeth. Después de
hacerle una reverencia a Elisabeth, que estaba absorta en una animada conversación con
el Carnicero, Kaito y Hina se fueron a la cocina.

Una vez que llegaron a la cocina, Kaito llevó los platos sucios al fregadero. Hina, usando la
carne que había recibido del Carnicero, comenzó a hacer los preparativos preliminares para
la cena.

Viéndola alinear con absoluta certeza los frascos de condimentos que necesitaría, Kaito la
llamó.

“Así que espera, ¿puedes decir cuales son cuales sabores?”

“Oh sí, tengo registros para la mayoría de los condimentos que existen en este mundo.
También puedo usar su olor para analizar si se han deteriorado o no por el tiempo y los
pequeños cambios en el sabor resultantes del proceso de manufactura, así que puedo
ajustar las cantidades que uso según lo necesario.”

“Wow. Eso es realmente impresionante, Hina.”

Kaito asintió con la cabeza en sincera admiración. Las mejillas de Hina se sonrojaron con
vergüenza.

“Recibo tu elogio con gran honor. En una nota relacionada, um, Amo Kaito, ¿qué tipos de
platos te gustan?”

“…Uhhh, realmente no tengo preferencias cuando se trata de comida. Siempre y cuando no


esté podrido o envenenado, estoy bastante bien con lo que sea.”

Sus hábitos alimenticios en su vida anterior se basaban más en la supervivencia, después


de todo. Simplemente había estado agradecido cada vez que ponía sus manos en algo

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comestible. Hina asintió con la cabeza con seriedad en respuesta a la respuesta poco
entusiasta de Kaito.

“Entiendo. Entonces daré mi todo para cocinar algo que encuentres delicioso, Amo Kaito. Y
luego, quizás—y esto sería terriblemente augusto—fuera posible que encuentres mi cocina
de tu agrado, Amo Kaito… ¡Ah, mi corazón estaría tan lleno de honor y orgullo que
seguramente moriría!”

“Cálmate ahí, Hina. Por favor no mueras por algo como eso.”

“¡Entendido! ¡Entonces viviré para siempre!”

Hina asintió con la cabeza, sus mejillas todavía rojas. Murmurando ligeramente algo al
efecto de “a tu lado para siempre” y “Amo Kaito,” su cuerpo se balanceaba de un lado al
otro. Mientras veía sus regordetes pechos subir y bajar, Kaito se sintió algo avergonzado.
Pero había pasado tanto tiempo solo en este calabozo claustrofóbico de cocina y ahora…

Es realmente agradable tener a alguien con quien hablar.

Asintiendo con la cabeza, Kaito abrió el grifo del fregadero. El suministro de agua del castillo
estaba vinculado a un embalse lleno de ondinas*. Se alegró por la fuente ilimitada de agua,
aunque a veces era molesto que no venía caliente.

[Nt: En la mitología griega (griego antiguo νεράιδα neraida 'ondina'), se llamaban ondinas a
las ninfas acuáticas Náyades de espectacular belleza que habitaban en los lagos, ríos,
estanques o fuentes al igual que las Nereidas mitad mujer y mitad pez.]

Mientras lavaba los platos con agua fría, Hina estaba junto a él, preparando las vísceras, su
cuchillo moviéndose constantemente. En un abrir y cerrar de ojos, las rebanadas
innecesarias fueron removidas y la carne fue cortada a las dimensiones perfectas. Como
para asegurar que la carne no sufriera más daño del necesario, los cortes fueron todos
limpios y precisos.

Kaito sin querer dejó de moverse mientras observaba su maestro empleo del cuchillo. Fue
en ese momento que la voz de Elisabeth sonó.

“¡Mayordomo! ¡Oh, Mayordomo!”


“…”

“¡Kaito!”

“Te escuché. ¿Qué quieres?”

Abandonando los platos mojados y dejándole el resto a Hina, Kaito arrancó a correr.

Había esperado que estuviera esperando en la sala del trono, pero todavía estaba en el
comedor.

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Abrió la puerta y la vio sentada en su silla de barreta y esférica*, inclinando su copa hacia
atrás y hacia delante. Tenía una expresión taciturna y sus piernas estaban cruzadas. Un
nuevo visitante ante ella, ocupando el mismo asiento en el que había estado el Carnicero
cuando Kaito se había ido.

[Nt: En inglés es “ball-and-claw chair,” si la buscan así aparece una silla medio elegante.]

“Al parecer, este desagradable hombre tiene algo que quiere discutir contigo.”

“Ah, encantado de conocerte… Joven Kaito Sena, ¿correcto?”

El rostro del hombre rubio estaba marcado y llevaba una sotana negra. Evocaba la imagen
de una cabra, sus ojos parecían suaves mientras sonreía. Sin embargo, su rostro emitía una
impresión algo sospechosa, cuando lo observaba se le puso la piel de gallina a Kaito en su
espalda y dio una desagradable sensación en su estómago. También notó que la
pronunciación del hombre de su nombre japonés había sido suave y más correcta que la
que había escuchado en algún tiempo.

Sin mostrar ninguna en cuanto a si había deducido el malestar de Kaito o no, el hombre
abrió su boca con dignidad.

“Mi nombre es Clueless Ray Faund. Vine como un enviado de la Iglesia, buscando llevar a
cabo una entrevista personal contigo.”

***

“…………… ¿Huh?”

“En verdad es tu sirviente, Elisabeth. Sus modales se parecen a los tuyos.”

El hombre habló en un tono que hacía imposible decir si realmente estaba impresionado o si
estaba siendo sarcástico. Kaito le dio una larga y buena mirada a Clueless, el hombre de la
Iglesia.

Kaito no sabía mucho acerca de la Iglesia de este mundo. Pero basado en el hecho de que
habían sido capaces de suspender la ejecución de Elisabeth y le ordenaron su cacería de
demonios, él podía asegurar que tenían influencia sustancial. Ante tal poder, la primera
reacción de Kaito fue el deseo de huir. Pero si huía ahora, parecería altamente sospechoso.
Reprimiendo su respuesta automática, que era darse la vuelta, Kaito concentró su mirada
en el hombre, preguntando en silencio cuáles preguntas quería preguntar.

Clueless se levantó de su silla, se estiró y ofreció una propuesta bastante inesperada.

“Bien entonces, ¿nos dirigimos a la iglesia? Preferiría no escucharte en un lugar tan


sombrío como este castillo.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

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Volumen 1

“¿Huh? Bueno-soy-sirviente-de-Lady-Elisabeth-ya-ve. No puedo simplemente ir y venir


como me plazca.”

“Perro callejero desvergonzado… Así que admitirás ser mi sirviente cuando sea conveniente
para ti, ya veo. Sin embargo, dice la verdad, Clueless. No simplemente te lleves a mi
sirviente contigo. Lo hice yo mismo. El componente base puede ser inútil, pero viene unido
a un golem bastante espléndido, así que termina siendo algo útil. No deberías llevártelo sin
mi permiso.”

“Dices eso, Elisabeth. Pero eres la que falló en reportar haber convocado el alma de alguien
de otro mundo, ¿no es así?”

Ante la declaración de Clueless, Elisabeth torció sus labios. Parecía haber dado en el clavo.
Kaito se sorprendió bastante de que el hecho de que el hecho de que él era de otro mundo
había sido expuesto.

Poniendo sus grandes manos una encima de la otra, Clueless continuó.

“Sin embargo, no tengo ninguna intención de reportar ese hecho a mis superiores. Puedo
decir que simplemente quería verificar los detalles de cómo derrotaste al Caballero y al
Conde, además, esta pequeña visita estaba fuera de los libros en primer lugar. ¿No crees
que, en lugar de lidiar con las formalidades y los castigos, sería más constructivo resolver
este asunto tranquilamente juntos? Con ese fin, me gustaría hablar con el joven. ¿Cómo
suena eso?”

“Bah, basta con esa farsa. En todo caso, planeas parlotear y refunfuñar hasta que te lo
ceda, ¿me equivoco? Bien, entonces. Qué molestia. Tienes mi permiso. Si fallas en
regresarlo, sin embargo, tendré tu cabeza.”

“Eres una buena chica, Elisabeth. Una elección muy sensata.”

Observando su intercambio, Kaito no pudo evitar estar impresionado. No había pensado


que hubiera una persona viva que pudiera hacer frente a Elisabeth de la manera en que lo
acaba de hacer Clueless. Asintiendo con la cabeza a Kaito, Clueless comenzó a caminar.

Por la forma en que la conversación se había desarrollado, Kaito supuso que debía seguirlo.

Ninguna parte parecía tener el más mínimo interés en cómo se sentía él.

Medio desesperado, Kaito obedientemente siguió al hombre vestido de sotana. Acompañó a


Clueless por el pasaje subterráneo y llegaron al círculo de teletransportación de Elisabeth.
Kaito, habiendo pensando que iría afuera, se enfurruño. Clueless se paró enfrente del
círculo y se giró a mirar a Kaito.

“Ahora entonces, joven Kaito, ¿nos vamos? Cuidado con el vértigo.”

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Volumen 1

Clueless metió la mano dentro de su sotana y sacó un dije de plata de aspecto pesado. En
el extremo de su gruesa cadena colgaba una escultura de cabeza de una mujer con velo. El
velo intrincadamente esculpido desafiaba la gravedad en su obstinada misión de ocultar el
rostro de la mujer.

“Guíame por el camino de la virtud.”

Lo sostuvo sobre el centro del círculo y las runas ensangrentadas se hicieron borrosas.
Gotas carmesíes comenzaron a verterse en el aire. Luego brillaron azul y comenzaron a
orbitar como planetas pequeños. Cuando las rotaciones alcanzaron su velocidad máxima,
las luces azules se congelaron. Entonces cayeron al suelo como una.

Cuando la lluvia azul había desaparecido, un sótano con un ambiente notablemente


diferente al que estaban antes se extendió ante ellos.

“Este lugar es…”

Al parecer, habían llegado a un lugar separado del sótano de Elisabeth. Los muros estaban
hechos de tierra vacía y comprimida, emitiendo una sensación completamente diferente de
claustrofobia al de la piedra. El aire frío tenía un olor húmedo, anunciando fuerte y claro que
estaban bajo tierra.

“Ven, joven Kaito—sígueme. Iremos por aquí.”

Colocando su dije en su sotana, Clueless se fue por la única puerta.

Fuera de la habitación, largos pasajes de madera en forma de túnel se extendían a ambos


lados. Viejas linternas mágicas colgaban del bajo techo e iluminaban el camino.

Mientras caminaba por el corredor lleno de olores a tierra y madera en descomposición,


Clueless habló en voz baja.

“Estos son los corredores ocultos que se extienden debajo de la Iglesia. Se conectan a mi
habitación privada. Sígueme.”

Obedeciendo las instrucciones, Kaito giró en medio del pasaje y subió una estrecha
escalera.

Más allá había una habitación sorprendentemente pequeña. Su interior de madera era
estéril, excepto por un majestuoso escritorio y un archivo. Una pared, sin embargo, estaba
adornado con una imagen de la misma invertida y velada mujer que Kaito había visto hace
poco. Tras un examen más detallado, vio una sola lágrima roja corriendo por la mejilla de la
mujer.

Ignorando a Kaito, Clueless se arrodilló y ofreció una sincera oración a la mujer. Después
de unos momentos, volvió a ponerse de pie.

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Volumen 1

“Perdóname por la espera. Y por favor ponte cómodo.”

“Ah, gracias.”

Kaito, al que le ofrecieron la silla en el escritorio, la tomó. Mientras lo hacía, Clueless se


ocupó con el juego de té que había sido dejado en el escritorio. Vertió un líquido rosáceo en
una taza. Una refrescante fragancia mentolada flotó de ella.

“Soy muy fan de este té, ya ves. Lo compro cada vez que estoy en mi tienda favorita.”

“Uh… Ah, bueno, eso parece un hobby agradable.”

“Ha-ha, me pregunto. Me alegra que pienses eso, al menos. Mis subordinados a menudo
me regañan por comprar demasiado.”

Clueless guiñó el ojo. Fue un gesto muy humano, pero cualquiera sea la razón, hizo que
Kaito se pusiera tenso. Algo acerca de la manera en que el hombre habló parecía extraño,
casi superficial.

Clueless movió su silla de tal manera de que estaba enfrentando a Kaito desde el otro lado
del escritorio. Kaito notó que el arreglo se parecía a un interrogatorio. Clueless tomó un
sorbo de su té, luego comenzó la conversación sinceramente.

“Debo decir, nunca imaginé que Elisabeth arrastraría a alguien de otro mundo a su cacería
de demonios, aunque sólo sea un sirviente.

“Uh, no es que Elisabeth hablé acerca de ello mucho, pero tuve la sensación de que no era
la gran cosa. ¿Está diciendo que es poco común que las personas sean convocadas de
otros mundos?”

“Espera, ¿no se ha molestado en explicar nada? Bueno, nunca ha sido muy responsable.
Poco común sería expresarlo a la ligera. Es más que raro. He escuchado que ustedes dos
había compartido algunos recuerdos durante el llamado, pero tú y Elisabeth deben estar
realmente en la misma onda*. Eso, o quizás tengan naturalezas similares.”

[Nt: Básicamente pensar de la misma manera, no sé por qué esa sea la traducción, pero
meh.]

“¿Está diciendo que soy similar a esa mujer?”

Kaito inmediatamente frunció el ceño. Difícilmente se describiría como similar a esa


orgullosa, arrogante y temeraria mujer. Tomando otro sorbo de té, Clueless agitó su cabeza.

“Lo siento; eso fue rudo de mi parte. Ciertamente no los encuentro a los dos similares.
Después de todo, he escuchado que la crueldad de Elisabeth Le Fanu comenzó bastante
temprano en su infancia.”

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Volumen 1

La declaración hizo que Kaito se sobresaltara. La imagen de la niña que había visto unos
días antes se proyectó por su mente.

Ella sólo se había sentado en su cama, su cuerpo delgado y frágil y sus ojos vacíos.

Kaito sacudió su cabeza para desvanecer la visión. Ignorando el malestar de Kaito, Clueless
continuó.

“Nació como la única hija de la distinguida familia Le Fanu. Era una niña débil que rompía
juguetes y se deleitaba con las muertes de animales, pero realmente no floreció hasta que
cumplió los dieciséis. Fue en ese punto que comenzó a torturar personas, ganando
significativa habilidad mágica de su dolor. Y con esos retorcidos poderes, asesinó aún más.
Como cometió sus muchas, muchas atrocidades, ninguna entidad, viva o muerta, podría
inspirarle miedo ya, mucho menos Dios.”

La mano de Clueless se apretó sobre su taza de porcelana. Una luz severa quemaba en
sus ojos celestes, Kaito podía decir que su voz estaba llena de una hostilidad muy
penetrante. Clueless había estado charlando animadamente con Elisabeth hace solo un
momento, pero sus palabras estaban ahora impregnadas de odio.

Entrecerrando los ojos ante la severidad de la reacción de Clueless, una semilla de duda se
asentó en la mente de Kaito.

Obtener poder del dolor de otros—eso era exactamente lo que los demonios hacían. Pero
Elisabeth Le Fanu no era un demonio; ella era la Torture Princess.

“¿Pensaba que Elisabeth no era uno de los catorce demonios, sin embargo?”

“Cierto, no lo es. Ella consiguió todo eso por sí misma, sin hacer un contrato con nadie ni
nada. No debería ser capaz de usar los poderes de los demonios y nadie salvo el Sumo
Sacerdote ha sido capaz de discernir el mecanismo por el cual fue capaz de convertir el
dolor de las personas en su propio poder. Pero los hechos son los hechos. Es una mujer
malvada, con poderes que superan los de los demonios. Su mera existencia es blasfema.”

Clueless escupió estas palabras. Quizás tenía razón, pero Kaito no estaba seguro de cómo
responder. Era cierto que Elisabeth era una torturadora, una déspota y una tirana. Pero
ahora, estaba peleando con los demonios. Y el número de personas en este mundo que
podrían hacer frente a esos monstruos nacidos del infierno probablemente no era alto.

Y por ahora, Kaito estaba asistiéndole.

Aunque todavía la atacaba verbalmente de vuelta a veces, desde el incidente con el Conde,
había dejado de tener dudas respecto a servirle. Incluso le gustaba un poco el lado inocente
que ocasionalmente revelaba.

Tal vez era una retorcida forma de vivir, pero funcionaba para él.

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Volumen 1

En su vacilación, Kaito se había quedado en silencio. Pero Clueless asintió con la cabeza,
pareciendo entender la posición de Kaito y soltó un pesado suspiro.

“Discúlpame. Parece que me he acalorado bastante. Pero pensé que tú, después de pasar
algún tiempo con ella, encontraría esas cosas obvias. Ahora entonces, ¿te importaría si te
hago unas cuantas preguntas acerca de tu mundo? Escuché que tu mundo es donde las
máquinas han progresado más que la magia; ¿eso es correcto?”

“¿Huh? Oh, sí. Mejor dicho, la magia no existe realmente en mi mundo en absoluto… Al
menos hasta donde sé.”

Kaito respondió de forma realista las preguntas de Clueless. Pero además del hecho de que
su conocimiento de su mundo anterior era fuertemente parcial, no sabía nada acerca del
funcionamiento de muchas de las tecnologías industriales de las que se había beneficiado
en vida. Pero, aunque su intercambio tocó superficialmente términos generales, Clueless
parecía embelesado.

Terminó su té, luego sacudió suavemente su cabeza.

“Gracias. Aprendí bastante. Y tienes mis condolencias. La batalla contra los demonios sin
duda se volverá más feroz desde aquí. Encuentro difícil imaginar que continúes sirviendo a
Elisabeth una vez que termine de asesinar a los trece demonios.”

“¿Es… ¿Es eso así? Quiero decir, este cuerpo es inmortal, pero anticipo que se pondrá
bastante duro desde aquí.”

“Bastante. Y incluso en el caso improbable de que logres sobrevivir, todo lo que te espera
es una inquisición de la Iglesia.”

“Espera, ¿qué?”

Kaito levantó su voz en sorpresa. Clueless no se molestó por su rudeza. Mientras miraba
fijamente a Kaito, algo que se parecía al sentimentalismo brotó en sus ojos azules.

Sin embargo, no era la mirada de alguien mirando a otro humano sino la de alguien mirando
desde arriba a un gusano.

“¿Por qué estás tan sorprendido? Es una medida natural a tomar, ¿no? La Iglesia no puede
exactamente permitirle a una de las marionetas de Elisabeth vagar libremente después de
que ella complete su tarea. La hoguera los espera a ambos. En el mejor de los casos, serás
confinado, pero no antes de ser minuciosamente torturado.”

“Eso es… Okay, voy a ser honesto con usted. Preferiría pasar. Fui metido en este desastre
en contra de mi voluntad. Ustedes son los que están a cargo de la tortura, ¿verdad? ¿No
pueden hacer algo respecto a eso?”

“Da la casualidad de que tengo una propuesta para ti.”

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Clueless se inclinó hacia delante en su asiento. Cuando lo hizo, Kaito sintió como si una
pieza del incongruente rompecabezas del que había parte finalmente se había deslizado en
su lugar. Toda la charla que condujo a esto había sido un mero preludio. Clueless parecía
atento, pero Kaito tenía la sensación de que todo se había entrado por un oído y salido por
el otro.

“Piensa en esto. Considero que Elisabeth es lo suficientemente peligrosa como para que yo
haya estado monitoreándola extraoficialmente, además de ocasionalmente pasar para
chequear la. Después de que la Iglesia la capturó, la atamos de tal manera que no podría
resistirse a nosotros o tratar de escapar. Pero si fuera a formar un contrato con uno de los
trece demonios, su poder aumentaría y esas cadenas serían insuficientes para contenerla.
De hecho, si su poder único fuera a sinergizar* con el del demonio, sería bastante aterrador
ciertamente.”

[Nt: Según el diccionario de Cambridge “synergize” es “combinar o trabajar juntos para ser
más efectivos,” no encontré traducción literal, pero sinergizar sonaba bien.]

“¿Están seguros de que debería hacer que alguien así luche por ustedes?”

“Juró que no forjaría un contrato con un demonio y el jefe de la Iglesia, Godot Deus, nos dijo
creyéramos en esa promesa. También dijo que si llegaba el momento en que rompa esa
promesa, sacrificaría su vida y su alma para sellar la… Pero, aunque probablemente posee
el poder para cumplir su palabra, todavía estaríamos perdiendo el miembro más distinguido
de nuestro clérigo. Habiendo anticipado tal calamidad, no puedo, de buena fe, sentarme de
brazos cruzados y permitir el nacimiento de un demonio que superará a todos los
demonios.”

Clueless metió su mano en su sotana y una vez más sacó el dije con la mujer al revés y
dolorida. Cuidadosamente abrió su compartimiento oculto y sacó un vial.

Lo inclinó sobre la taza de Kaito y una sólo gota de líquido claro e incoloro, igual a una
lágrima, hizo ondas en su té. Cuando lo hizo, tiñó brevemente el té rosado de púrpura
oscuro. El té rápidamente regresó a su color original.

“Si haces que Elisabeth beba este veneno, puedo prometerte una muerte sin dolor.”

“¿Me está prometiendo la muerte?”

“Que soy yo. Tu existencia es una ofensa a Dios y no puedo permitir que continúe. Aunque
por lo que escuché, al ser convocado, deseaste morir de todos modos, ¿correcto? Habiendo
servido bajo su mando, saber cuán aterrador puede ser el dolor. ¿Comprendes lo que te
estoy ofreciendo? Yo mismo creo que los términos son bastante justos.”

Clueless sonrió. Recordando la incómoda sensación que inicialmente había recibido del
hombre, Kaito se sintió validado una vez más. Clueless era arrogante. Parecía estar

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mirando desde tan alto* a Kaito que ni siquiera se dio cuenta de que estaba siendo
arrogante.

[Nt: Se podía interpretar como “menospreciando”, pero el “desde tan alto” de hizo dudar, así
que ténganlo en cuenta.]

Clueless sin duda pensó que estaba siendo seriamente misericordioso.

Kaito se tragó sus réplicas. Decidió hablar tan poco como fuera posible hasta que regresara
a salvo al castillo.

Al no recibir una respuesta afirmativa, Clueless inclinó su cabeza en insatisfacción.

“Pareces disconforme… Muy bien. Con el fin de demostrarte la validez de mi propuesta,


permíteme ofrecerte el privilegio de observar a los herejes bajo mi jurisdicción. Ven.”

Clueless bajó por la por la escalera, acompañado de Kaito. Anduvo a zancadas a lo largo
del oscuro pasillo con vigor en su marcha. No se encontraron a ningún otro clérigo en su
viaje. Mientras continuaba tras Clueless, Kaito pensó que esto era bastante extraño.
Clueless finalmente llegó a una nueva escalera y la subió.

En la cima de las escaleras había una puerta con un paño relleno bajo ella para insonorizar.
Clueless giró el pomo.

“Mira, escucha y aprende.”

Abrió la puerta de un empujón. Al segundo que lo hizo, un grito espeluznante sonó.

La gente estaba gimiendo, gritando, retorciéndose y rogando por la muerte. La amplio y


cuadrada sala de inquisición más allá de la puerta estaba llena del sofocante hedor a
sangre y dividida por la mitad por un conjunto de barras de hierro.

Al otro lado de las barras yace un paisaje infernal a pequeña escala.

Había gente encadenada a los muros, cada una completamente desprovista de cabello. Su
pálida piel tenía remaches clavados en ellos. Sus cabezas sin pelo estaban llenas de
tornillos, incluso mientras Kaito observaba, más eran heridos por gente vestida totalmente
de blanco. Una mujer estaba atada a una mesa quirúrgica, convulsionando mientras era
lentamente serruchada a pedazos. Un anciano suplicaba la muerte, sus pies amarrados a
una placa de hierro ardiente. Un niño colgaba de un gancho por su lengua, que también
estaba cubierta de pelo de caballo. El chico lloraba mientras esperaba a que su lengua se
secara completamente y se desgarrara, dejándolo caer al suelo.

También había un número de personas retorciéndose en el suelo. Kaito no estaba seguro


de cuáles de ellos seguían con vida y sus ojos se ampliaron.

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Volumen 1

Se tambaleó y dio un paso hacia atrás, pero, aun así, quemó la escena infernal en sus ojos.
Mientras era simultáneamente asaltado por el terror, vigiló la escena con calma.

Qué propuesta tan misericordiosa del prospecto de una muerte sin dolor parecía ahora.

Kaito se dio cuenta de cuán serio había sido Clueless.

“Anhelo una respuesta favorable.”

Clueless sonrió amablemente mientras presionaba el vial de veneno en la mano de Kaito.

***

La lluvia azul se disipó y la visión de Kaito se despejó.

Después de usar el círculo de teletransportación regresó al castillo de Elisabeth solo, Kaito


inmediatamente cayó sobre sus rodillas.

“…Rgh… Blargh…”

Fue asaltado por náuseas y vértigo. Ninguno había sucedido cuando Elisabeth había sido
quien activó el círculo. Sin embargo, quizás sus náuseas se podrían atribuir al espectáculo
al que había acabado de ser forzado a presenciar, además del peso de la elección que se le
había sido impuesta.

“Mierda… Eso… Eso estaba hecho mierda… “

Después de maldecir y escupir, de alguna manera se las arregló para ponerse en pie.
Caminó a través del túnel subterráneo a pasos inestables.

Recordó el camino de regreso. Sabía por experiencia propia que el dolor refrescaba su
memoria, así que hace poco tiempo, había esculpido un mapa de las partes importantes del
túnel en su carne e hizo que Elisabeth lo curara para él. Ella se había sorprendido e
impresionado y le había dolido como el infierno, pero gracias eso, él fue capaz de evitar
perderse y morir como un tonto.

“Mierda… No puedo recordar—¿había algo que se suponía debía hacer cuando volviera?”

Kaito repasó sus deberes restantes mientras caminaba. Hina probablemente se había
encargado de todos los quehaceres por él y era poco probable que Elisabeth lo llamara por
el resto del día. No solía pensar mucho en él, así que incluso si planeaba interrogarlo
acerca de Clueless, eso podría ser dentro de unos días. Él tenía un millón de cosas en las
que necesitaba pensar, pero por ahora, todo lo que quería hacer era descansar.

Si pudiera simplemente olvidarse acerca del vial de veneno en el bolsillo de su pecho hasta
el día siguiente, eso sería maravilloso.

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Kaito entró tambaleándose en el alojamiento de los sirvientes, luego se dirigió a su


habitación en la esquina. De alguna manera logró alcanzar la delgada puerta, sus antiguas
bisagras crujieron mientras la abría.

En el instante en que lo hizo, algo suave se envolvió alrededor de su rostro.

“¿Qu-Qu-Qu-Qué?”

“¡Bienvenido a casa, amo Kaito! ¡He esperado tu regreso a salvo!”

Hina estrujó a Kaito firmemente. Era natural que se sorprendiera al verla inmediatamente
después de abrir la puerta.

Hina estaba en el lado más alto, así que cuando se inclinó así, el rostro de Kaito terminó
enterrado justo entre sus pechos. Kaito frenéticamente se alejó, cuando lo hizo, los ojos de
Hina se abrieron de par en par y se pusieron tristes como los de un cachorro. La misma
táctica no lo había llevado a ninguna parte con Elisabeth, pero él no era tan inmune como
ella lo había sido.

Kaito, sin palabras, desvió su mirada de Hina. La estrecha habitación tenía tanto una cama
como una silla, pero ninguna mostraba señales de uso. Kaito inclinó su cabeza al costado
cuando Hina dio un pequeño salto.

“Lady Elisabeth me aseguró que regresarías y cada momento esperándote se sintió como
una eternidad. Lamento profundamente no haber podido acompañarte. Oh, estoy tan
contenta de que hayas regresado ileso. Estaba tan preocupada por ti que temía que mi
pecho estallara y todos mis engranajes salieran.”

“Espera, Hina… ¿Tú, por casualidad, terminaste los quehaceres y luego simplemente
estuviste de pie aquí todo el día esperándome?”

“Pero por supuesto. ¿Por qué? ¿Hay algún problema?”

“Bueno, uh… Ya sabes, si realmente quieres esperarme, puedes sentarte mientras esperas.
No es como si fuera a enojarme contigo si te acuestas o algo así.”

Al escuchar las palabras de Kaito, Hina se tambaleo. Sus mejillas se sonrojaron y presionó
su boca.

“Oh mí, recibir permiso de dormir en la preciosa cama de mi amo. Ese es, um, el privilegio
especial de los amantes, no, de esposo y esposa. En otras palabras, esto es una solicitud
indirecta—”

“Eso no es a lo que me refería. Lo siento, pero no tengo la energía para chistear hoy…”

Kaito suavemente echó a un lado a Hina y se desplomó sobre la cama. Cuando lo hizo, notó
un cambio. El colchón que Elisabeth le había dado había estado duro, mohoso y a menudo

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húmedo, pero ahora era suave y tenía una agradable fragancia herbal. Probablemente Hina
lo había lavado con cuidado, secado y perfumado para él. Pero él carecía incluso se la
energía para agradecerle.

Su mente un desastre, apretó sus ojos cerrados. Sin importar cuán cómo se hizo aquí,
pronto podría tener que abandonar el castillo. Como un traidor. Como alguien que
asesinaría a su propia ama. Y como compensación por eso, podría morir sin dolor. Pero sin
importar cuán duro trató, Kaito no podía imaginarse asesinando a Elisabeth.

Cuando ella muera, será por su propia voluntad.

Ella no era el tipo de persona que alguien como Kaito podría matar. No era tipo de persona
que alguien podría matar. Pero Kaito sabía qué sería de él si rechazaba la propuesta. Kaito
agarró el vial de su bolsillo.

Cuando lo hizo, la cama crujió. Un suave y agradable aroma se acercó a él. Kaito podía
decir qué era sin tener que abrir sus ojos. Hina estaba acostada junto a él. Kaito suspiró,
luego le habló de nuevo.

“…Vamos, Hina. Yo realmente—”

“Mis disculpas, Amo Kaito…”

Luego lo abrazó fuerte. Mientras sostenía suavemente su cabeza contra su pecho, su suave
cabello rozó su rostro. Su toque no era sexual sino sensual: un gesto destinado a aliviar y
consolar. Ella pasó sus dedos por su cabello. Sus ojos se abrieron de par en par en
sorpresa.

Ella se acostó a su lado, sus centelleantes ojos verde esmeralda abundantes de devoción.
Parecía una mujer cuidando de su problemático marido y Kaito estaba sin palabras ante tan
tierno afecto.

“…Pero pareces cansado y así es como los amantes reconfortan a su amado.”

Hina cuidadosamente acarició su cabello, pasando sus manos por él una y otra vez. Kaito
se preguntaba si así era como los niños se sentían cuando sus madres daban palmaditas
en la cabeza. Sus manos estaban tibias y su calor viajó hasta su corazón, trascendiendo la
razón y el lenguaje para desenredar cuidadosamente los nudos de estrés muy dentro de él.

Rodeado por las sábanas limpias y el calor de la piel, Kaito podía sentir que sus párpados
se hacían pesados.

“…Hina, si sigues haciendo eso…voy a quedarme dormido.”

“¿No es eso algo bueno? Puedes descansar. Todo va a estar bien, Amo Kaito.”

“Sin importar qué pase, te protegeré.”

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Cuando su susurró esas palabras en su oído, el nudo de estrés finalmente se deshizo. Kaito
se dio cuenta de cuán enervado había estado, tanto por la espantosa exposición que había
presenciado como por el destino que se le había impuesto. Al parecer, había llevado ese
miedo a una muerte agonizante y horrífica todo el camino de vuelta con él.

Oh… Ahora lo entiendo. Tenía miedo.

No sabía qué pasaría ahora. Pero aquí, al menos, estaba a salvo. No había dolor aquí y si
alguien le deseaba el mal, Hina dijo que lo protegería.

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En su antigua vida, nadie lo había protegido nunca. Esta era la primera vez desde que nació
que se había sentido tan a gusto. Nunca había imaginado que algo tan pacífico lo esperaba
después de la muerte.

Acompañado por esos pensamientos, Kaito de manera lenta pero segura se quedó dormido.

Soñó.

Soñó, pero sabía que era un sueño.

Varias imágenes y sensaciones se proyectaron a través de sus ojos y su piel, apareciendo y


desapareciendo como la luz de una lámpara giratoria.

Soportando incontables heridas. Suprimiendo innumerables penas. Las palabras Recuerda


esto, se esculpieron en su piel cada vez que se equivocó en el trabajo. La cálida y pequeña
lengua que lamería sus heridas. Los grandes y redondos ojos que parecían sugerir que
podían incluso amar un pedazo de basura como Kaito. El dolor y la desesperación que
sintió en el momento en que su tráquea fue aplastada. Lamentando el hecho de que no
podía ni siquiera gritar. El cuerpo en la armadura. Los ojos del Caballero. La espantosa
araña. La dolorida sonrisa de Neue.

La primera bondad que había recibido. Las palabras que Neue le había dejado.

El deseo que Kaito quería conceder, sin importar cuán imposible parecía.

La visión de la frágil chica, mirando al mundo exterior. Las personas, masacradas sin
piedad. La malvada y cacareante chica.

La distante voz que escuchó.

“Pero si fuera a formar un contrato con uno de los trece demonios, su poder aumentaría y
esas cadenas serían insuficientes para contenerla. Si eso sucede, se volvería por mucho
más peligrosa que cualquiera de los contratistas actuales.”

“Te avergüenzas a ti mismo, Conde.”

“Tú y yo—estamos destinados a morir, abandonados por toda la creación.”

“Habiendo vivido la vida cruel y altiva de un lobo, moriré como una humilde cerda.”

“…Porque esa es la elección que hice.”

Su largo cabello ondeó mientras miraba por encima de su hombro. Kaito se dio cuenta de
que estaba en su mundo dentro del sueño.

Ah, eso es cierto.

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No vas a huir, ¿verdad?

Sin importar cuánto dolor y desesperación le esperaba, ella asumiría la culpa de su vida.

Asumiría toda la responsabilidad de su despreciable vida.

Como la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu lo soportaría.

Fue entonces que Kaito abrió lentamente sus ojos.

Hina lo abrazaba, todavía acariciando su cabello. En su rostro llevaba una tranquila y


fascinada sonrisa.

Había sido incapaz de hacer algo mientras acariciaba su cabello. Sintiendo que había hecho
algo malo, Kaito rápidamente se levantó. Hina parecía reacia a soltarlo. Lo miró, luego
inclinó su cabeza a un lado.

“¿Pudiste relajarte? Comparado con antes, pareces mucho más calmado.”

“Sí, gracias, Hina. Gracias a ti, fue capaz de poner mis pensamientos en orden.”

Kaito saltó de la cama e inmediatamente se fue a de la habitación. Sintiendo su nueva


resolución, Hina no se levantó para seguirlo. Kaito se paró en seco, luego se dio la vuelta.

Hina se sentó en la cama, una mirada satisfecha en su rostro mientras lo veía irse. Parado
frente a la puerta, Kaito le hizo una pregunta.

“Hey, Hina. ¿Estarías triste si muriera?”

“En el horrible e improbable caso de que fueras a fallecer, Amo Kaito, seguramente también
moriré.”

“No, no, no, no, no. ¿De qué estás hablando?”

“Bueno, verás, absolutamente no tengo ningún deseo de pasar siquiera un segundo en un


mundo donde no existes.”

Como si se preguntara por qué haría una pregunta tan ridícula, Hina lo miró desconcertada.

Kaito, sintiendo una jaqueca en camino, presionó su frente. Su respuesta había sido, una
vez más, desmesurada. Kaito no sabía qué iba a ser de él. Sintió que debería decirle que no
lo siguiera hasta la tumba, pero de momento simplemente regresó a la cama y acarició su
sedoso cabello plateado. Hina sonrió una cálida sonrisa y acercó su mejilla a la de él.

La forma en que lo miró con afecto incondicional, realmente se parecía a ese cachorro de
hace tanto tiempo.

108 | P á g i n a
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Reflexionando sobre sus palabras en su mente, Kaito murmuró como para confirmar sus
intenciones.

“Ya veo. Supongo, si no hay nada más, tendré que seguir vivo entonces, ¿no es así?”

Se dirigió al pasillo. No mucho después, arrancó a correr, buscando a Elisabeth.

***

La encontró en la sala del trono. Sentada sola ante el muro colapsado, mirando la luna
llena.

Debajo, el oscuro bosque crujía.

En el lugar donde la bestia había sido atravesada, no ningún rastro de su cadáver. Pero su
mancha de sangre estaba grabada profundamente en la tierra. Aun así, en mitad de la
noche, el suelo parecía inquietantemente húmeda. Sin embargo, con el tiempo nuevos
árboles crecerían y cubrirían eso también.

“¿Qué le pasó al cadáver de la bestia?”

“Se quemó junto con el Caballero. Eso poco importa. Lanza tu mirada hacia el cielo.”

Ni siquiera se dio vuelta cuando respondió, Elisabeth levantó una llamativa copa de la mesa
que estaba junto a ella. La levantó por encima y la ladeó de un lado al otro, el vino con
cuerpo arremolinándose dentro.

El vino tinto reflejó el blanco de la luna.

“Hay una buena luna esta noche.”

Se bebió de un trago el reflejo de la luna, luego volvió a poner su vaso en la mesa.

Kaito recuperó la botella de un tazón de plata lleno de hielo hecho por un espíritu. Le sirvió
otra copa de vino, luego sacó el vial de veneno de su bolsillo. Vertió una gota del líquido
transparente en el vino. La bebida brevemente cambió de un suave rojo a una nauseabunda
pizca de púrpura antes de volver a su tono original.

Kaito le entregó el vaso a Elisabeth, que había estado observando todo el proceso.

“Muy interesante. ¿Y esto qué podría ser?”

“Me dijo que te envenenara.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Oh-ho, el veneno es muy fino. Incluso podría no vivir después de beberlo. Aquí, es una
ocasión especial, así que te lo daré. Una copa de vino de tu ama. Acéptalo con
agradecimiento.”

“Respetuosamente me niego. Tal cosa sería desperdiciada en mí.”

“Clueless, ¿eh? ¿Y qué te ofreció a cambio? ¿Una muerte sin dolor?”

“Me sorprende que pudieras adivinarlo.”

“Sí, bueno. No importa si vives o mueres, el Infierno seguramente te espera.”

Elisabeth habló sin rodeos. Parecía que había más o menos sospechado qué estaba
reservado para él. Probablemente no era el caso de que lo había estado ocultando de él; lo
más probable era que simplemente no se hubiera preocupado lo suficiente como para
decírselo.

Colocó el vaso de nuevo en la mesa, luego dio un gran encogimiento de hombros.

“Serías un tonto al aceptar su oferta. Es un precio demasiado alto a pagar si la muerte te


espera al final de todas formas. Pero los detalles básicos son medio razonables. Si fueras a
buscar refugio con otros miembros de la Iglesia y evitar ser capturado por Clueless y sus
fanáticos, las probabilidades de que se te muestre misericordia y se te permita seguir vivo
son en realidad bastante altas.”

“¿En serio?”

“Eres de otro mundo, después de todo. Sería absurdo acusarte de herejía. Cierto, si
sobrevivieras a los 13 asesinatos, probablemente serías tratado como una de mis
posesiones, pero todavía tienes tiempo restante. Y Hina posee el conocimiento requerido
para vincular el círculo de teletransportación con la Iglesia. Haz lo que quieras.”

“Espera… ¿Estás diciendo que está bien que huya de aquí?”

“Por supuesto que no, tonto. Eres una marioneta mía. Serás mío hasta el momento en que
te rompas. Pero innecesario como puede haber sido, un sirviente mío me mostró piedad y
fallar en regresar esa piedad sería maleducado. Haz lo que te plazca. Pero si tienes
pensado huir, mejor lo haces a escondidas. Si te atrapo desertando, enfrentarás tortura.”

Bostezando, Elisabeth cruzó de nuevo sus piernas. Exhaló suavemente, luego se reclinó
contra el trono. Su rostro, iluminado de perfil por la luz de la luna, tenía la afilada belleza de
una espada.

No dijo nada más. Aunque Kaito siguió esperando, no parecía que vendrían más palabras.

Se giró para irse hacer ruido. Pero antes de que pudiera, Elisabeth murmuró en voz baja.

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Volumen 1

“Una pregunta, sin embargo. ¿Por qué no simplemente me pasas el veneno?”

“¿Hmm?”

“Has despreciado a los demonios desde ese asunto con el Conde. ¿Tienes la intención de
sentarte de brazos cruzados y permitir el nacimiento de un demonio aún más poderoso?
Seguramente Clueless te advirtió del peligro.”

Elisabeth se giró. Sus ojos carmesíes brillaron a la luz de la luna mientras se fijaban en
Kaito.

Reflexionó sobre su pregunta. No la había anticipado, no de la propia Elisabeth. Después de


pensar por un momento, respondió sinceramente.

“Al igual que ese tipo de la iglesia que sonaba importante, no creo que seas del tipo que
hace un contrato con un demonio.”

“¿Oh?”

“Vas a morir sola—abandonada por todo en la creación, ¿verdad?”

“Sí, en efecto. Moriré con la soledad de una loba y tan penosamente como una cerda. Por
mí misma.”

“Así que ni siquiera un demonio estará a tu lado, entonces, ¿verdad?”

Esa fue la declaración de Kaito. Probablemente ni siquiera tendría a un demonio a su lado


cuando muriera.

Porque había torturado gente inocente y apilado incontables cadáveres, sería ejecutada.

Ella misma había escogido esa solitaria y lamentable muerte.

Sus labios se retorcieron en una sonrisita. Sus hombros temblaron y estalló en una risa
satisfecha. Asintió con la cabeza una vez y Kaito se fue. Salió al pasillo, luego dirigió su
mirada a las ventanas del claristorio y la luz de la luna que estaban dejando entrar.

Intentando evitar mirar las espeluznantes imágenes que se estaban proyectando en el suelo
de piedra, murmuró en voz baja.

“…Quedan onces, ¿huh?”

Apretó los puños, su rostro lleno de determinación.

A la mañana siguiente, con la ayuda de Hina, huyó del castillo solo y se dirigió a la Iglesia.

***

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Volumen 1

Kaito cruzó el círculo de teletransportación, el cual debería haber estado conectado a la


puerta frontal del edificio principal de la Iglesia. Los muros carmesíes alrededor de él
terminaron su trabajo y se derramaron como lloviznas de sangre. Pero después de que el
carmesí se retiró, se encontró en una habitación oscura hecha de tierra compactada. Los
ojos de Kaito se abrieron de par en par. Esta era la pequeña habitación que conectaba con
los pasajes ocultos de la Iglesia.

Miró alrededor en confusión. Cuando lo hizo, encontró la peor persona posible esperándolo.

“Mi, mi, ¿viniste buscando la protección de la Iglesia?”

Clueless tenía una sonrisa calmada. Detrás de él estaba un número de sus seguidores,
todos vestidos con trajes blancos cilíndricos, sus rostros cubiertos por capuchas.

Rodeado de los hombres de blanco, Clueless parecía un verdugo que dirigiendo un equipo
de eliminación de cuerpos.

Miró detenidamente a Kaito como si estuviera examinando a un gusano, cuando habló, su


tono estaba lleno de decepción.

“Mis disculpas, pero sería inconveniente para mí si se llegara saber acerca del trato que te
ofrecí. Ya que pareces haberte negado, me temo que vamos a tener que arreglar esto
internamente. Pero quédate tranquilo. Ya que no estabas planeando aceptar mi trato, eso
habría pasado tarde o temprano.”

Los seguidores de Clueless agarraron los brazos de Kaito y lo arrastraron bruscamente


hasta sus pies. Cuando lo hicieron, un agudo dolor atravesó de repente su pecho y soltó un
gemido sordo. Clueless lo miró y levantó su voz en exasperación.

“Santo cielo. No causaría ninguna escasez de problemas si fueras a seguir haciendo ruidos
como ese hasta ahora. Si sigues haciendo eso, eres responsable de destrozar tu boca. No
es que me importara, por supuesto.”

Por órdenes de Clueless, arrastraron a Kaito. Basado en la dirección a la que era llevado,
Kaito distinguió que no iba a la habitación privada de Clueless, sino a la sala de inquisición.
Eso fue rápido. Aparentemente, Clueless no tenía más razones para mantener pretensiones
con él.

Clueless sonrío de oreja a oreja mientras alcanzaba el pomo a la sala de inquisición.

“Bienvenido, distinguido pecador. Aquí te recibiremos y aquí te negaremos.”

Cuando la abrió, la puerta hizo un sonido como el de las puertas del Infierno.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Llevaron a Kaito al otro lado de las barras de hierro. Mientras gritos de dolor lo rodeaban,
fue llevado indefenso al pedestal de madera en el centro de la habitación. Ataron sus manos
y sus pies con grilletes para evitar que huyera.

…Parece que tengo boletos de palco.

Kaito meditó cínicamente sobre su predicamento. No la había notado la última vez que
estuvo aquí, pero ahora que estaba a punto de ser torturado, vio una pintura de la mujer
dolorida en el techo. Lloraba lágrimas carmesíes mientras miraba hacia abajo a través de su
velo a la gente siendo torturada. Kaito se preguntaba por qué ella estaba de luto. No sabía
los detalles de su sistema de creencias. Pero dudaba de que esa escena que ella estaba
viendo se suponía que era parte de ella. Los elegidos por Dios nunca desearían tal paisaje
infernal. Incluso Kaito, que era de otro mundo, sabía eso.

“Lo mencioné antes, pero invocar a alguien de otro mundo es bastante raro. A través de la
disección, deberíamos ser capaces de descifrar cómo te convocó Elisabeth. Y una vez que
hayamos analizado el encantamiento, seremos capaces de darle un gran uso a la
información para convocar personas nosotros mismos. No te preocupes—tu muerte no será
en vano. De hecho, esto debería ser mucho más preferible que ser juzgado como el
sirviente de Elisabeth. Serás capaz de servir al hombre y, al hacerlo, comenzar a expiar tus
pecados. Ah, simplemente no puedo esperar.”

Clueless miró hacia abajo a Kaito, apenas capaz de evitar babear. Sus ojos estaban en
llamas, muy diferente de cuando había estado mirando a Kaito como un gusano hace un
momento. Había reconocido el valor de Kaito, aunque mucho de ese calor parecía estar
presente sólo en los restos de carne restante después de que Kaito fuera diseccionado.

Uno de los subordinados sacó un gran cuchillo. Su compañero de la derecha tenía un par
de cizallas de huesos y el otro a la izquierda tenía una sierra de vaivén. Se acercaron a
Kaito, quien a este punto estaba bien y verdaderamente asustado. Quería gritar.

Sus pensamientos ardiendo, abrió su boca.

“Cuando dices ‘nosotros,’ ¿te refieres a ti y al demonio con el que hiciste contrato?”

La sonrisa de Clueless se congeló en su rostro. Kaito sintió la familiar sensación de las


piezas encajando en su lugar. Clueless era el tipo de persona que era débil para los
ataques sorpresa. En la vida pasada de Kaito, una de las personas que su padre había
extorsionado era el presidente de una compañía que había estado maquillando los libros* y
el presidente había usado a menudo esa misma expresión. Kaito suspiró pesadamente
antes de continuar.

[Nt: O sea, haciendo cosas ilegales.]

“La cosa es, estaba conectado a la puerta frontal de la Iglesia, pero mi intención todo el
tiempo fue venir a buscarte. Tu interferencia me ahorró algo de tiempo. Quería huir, pero no
podía… Después de ver este infierno, no simplemente podía dejar las cosas así.”

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Volumen 1

Kaito pudo mover un poco su cabeza y miró a través de las barras de hierro. Incluso ahora,
un paisaje infernal se estaba desarrollando alrededor de él. Justo junto a su pedestal estaba
un hombre con su pecho abierto y su estómago expuesto, retorciéndose en agonía. Había
una madre y su hijo, atado por gruesas cuerdas y ambos tosiendo sangre espumosa.

Kaito no tenía un sentido de justicia particularmente fuerte. Normalmente, el sacrificio sería


la última cosa en su mente. Pero incluso él tenía sus límites. No podía simplemente dejar
que este nauseabundo espectáculo continuara.

“Cuando vi este infierno, me di cuenta de sólo cuán sospechoso parecías. Los demonios
consiguen su poder del dolor de la gente, de la discordancia en sus almas que el dolor
causa. Y cuando vi la tortura que llevaban a cabo en nombre de la inquisición, tuve la
misma impresión que tengo de los demonios… Después de todo, no parecía exactamente
que estuvieran simplemente torturando personas para hacer que confesaran su herejía.”

Las personas alrededor de él estaban al borde de la muerte, retorciéndose en agonía


infinita.

Las peores cosas que uno podría imaginar se le estaban haciendo a estos herejes. Este tipo
de tortura sólo podría ser el trabajo de los demonios.

“¿Cómo podía seguir con vida con sus cuerpos llenos de remaches, con sus cuerpos
cortados en pedazos, con sus estómagos rasgados? Tal vez si tomaran serias medidas
para mantenerlos con vida, la fachada sería más convincente, pero a la mayoría de ellos
sólo se les dejó para sufrir. Cuando me mostraste esta habitación por primera vez,
inconscientemente quemé la imagen en mi mente, así que cuando pensé en ello después,
estuve seguro de ello. Sus vidas estaban siendo prolongadas a la fuerza por el poder de un
demonio… Lo que significa que esta pequeña fiesta definitivamente no está aprobada por la
Iglesia.”

Cuando habían pasado por el pasaje subterráneo secreto de Clueless, no se habían


encontrado con ningún otro miembro de la Iglesia.

Si esta tortura era asunto oficial de la Iglesia y cosas similares estuvieran ocurriendo en otro
lugar, entonces debería haber más personas yendo y viniendo, personas haciendo cosas
como transportar herejes y limpiar la sangre. Pero nadie había estado en esos pasajes,
además de Clueless y sus hombres. Kaito no había visto ninguna otra persona de la Iglesia.

Clueless había evitado que Kaito se reuniera con alguno de los otros clérigos, ocultándose
los obstinadamente.

En otras palabras, sus acciones estaban en contra de la Iglesia.

“También encontré interesante que te propusieras asesinar a Elisabeth sin ayuda. Cuando
la Iglesia acudió a ella por ayuda, tengo que imaginar que no tenían ningún otro sitio al cual
acudir. Probablemente estaban desesperados. Sin embargo, a pesar de esto, un supuesto

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miembro de la Iglesia vino al castillo en secreto e intentó hacer que yo la asesinara. La


prevención del nacimiento de un demonio todopoderoso—suena como una excusa
razonable al principio, pero después de que te libres de ella, ¿cómo planeas lidiar con los
demonios restantes? Podía haber sólo una razón por la que querías deshacerte de tu perro
de caza* después de sólo había asesinado a dos de los trece demonios—eres uno de los
trece.”

[Nt: Aparecía “prize hound,” no sé si es una raza o sólo haga referencia a los perros de caza
que compiten en concursos y ganan, creo que la segunda pero no sabría ponerlo.]

Dado que había habido un contratista entre los Caballero Reales, no parecía extraño que
hubiera uno en la Iglesia también. Y habiendo sido encargado de deshacerse de los
herejes, se había encontrado en una conveniente posición para acumular dolor. Incluso
había intentado usar su posición para eliminar a un enemigo potente. Pero lo había hecho
de manera demasiado apresurada y demasiado descuidada.

Eso era lo que pasaba cuando uno fallaba en mantener las apariencias mientras
menospreciaba a los demás.

Clueless lo había tratado como un gusano, Kaito se rio desdeñosamente mientras miraba su
rostro.

“Tengo razón, ¿verdad, Clueless? Bueno, la única razón por la que fue capaz de darme
cuenta fue porque Hina me ayudó a poner mis pensamientos en orden, pero, aun así.”

“¿Eso es todo lo que tienes que decir, muñequita temblorosa?”

Clueless sonrió con calma, sin confirmar ni negar las acusaciones de Kaito. Pero Kaito no
falló en notar la vena ligeramente sobresaliendo en su frente.

Si no hubiera estado atado, Kaito probablemente se habría encogido de hombros, pero se


conformó con asentir con la cabeza.

“Yup, eso es todo de mi parte. Encontré al demonio. Puse la trampa. Ahora es el turno de la
Torture Princess.”

“Oh, pero el círculo de teletransportación está sellado desde este lado. ¡Imbécil! ¡No te
quedan cartas para jugar!”

Clueless se rio. Los ojos de Kaito se enfriaron mientras se preguntaba si Clueless era un
idiota. Kaito había observado a Clueless juguetear con el círculo de teletransportación
antes. Era obvio que Kaito había visto venir esto.

Kaito respiró profundamente, luego exhaló bruscamente.

Y su estómago dolió.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Sólo se coloca uno*, pero tengo un círculo justo aquí.”

[Nt: No estoy seguro, so “it only seats one, but I’ve got a circle right here.”]

Una mirada desconcertada se extendió por el rostro de Clueless, pero al momento


siguiente, sus ojos se abrieron de par en par. Arrancó la camisa de Kaito.

Varias correas de cuero estaban envolviendo el vientre de Kaito. Un círculo de


teletransportación carmesí brillaba bajo la piel de buena calidad. Clueless frenéticamente
quitó las correas con sus cizallas de huesos, luego arrancó el vendaje bajo ellas. Cuando
vio de dónde estaba viniendo la luz del círculo de teletransportación, dijo con la voz
entrecortada.

“…Hijo de perra.”

“Es muy útil, cuánta sangre puede perder este cuerpo sin morir.”

El círculo de teletransportación estaba tallado en el estómago de Kaito. Los cortes eran


profundos y sangre salía a chorros de ellos. Incluso apenas respirar enviaba dolores agudos
propagándose por su pecho. Cuando los hombres de Clueless lo habían estado arrastrando
hace un momento, él había pensado que podría morir por el dolor. Pero el tiempo que pasó
apretando los dientes estaba dando buenos resultados.

“Como mi sirviente, incluso tú podrías usar tu sangre para invocar algo a tu lado.”

Elisabeth había mencionado eso una vez, hace algún tiempo. Clueless agarró fuerte las
cizallas e intentó añadir cortes frescos a las heridas de Kaito. Pero llegó demasiado tarde, el
círculo de teletransportación comenzó a brillar violentamente. Pétalos de flores carmesí
volaron por el aire y la oscuridad comenzó a desplegarse. Los ojos de Clueless se
ampliaron y gritó mientras retrocedía.

“No te acerques… ¡No te acerques, Elisabeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeth!”

“Ah, pero ¿cómo podría, después de escuchar mi nombre llamado tan apasionadamente?”

Una voz plagada de burla sonó y la oscuridad se disparó hacia delante. Los pétalos de
flores carmesí revoloteaban por toda la prisión. Lo pétalos se convirtieron en gotas de lluvia,
bañando la habitación en rojo.

Elisabeth, empapada en sangre, hizo su aparición desde el círculo de teletransportación. Su


elegante cabello negro y drapeado ondeaban suavemente y su abundante pecho rebotó.
Aterrizó sobre sus tacones, justo sobre la enorme herida de Kaito.

Su sonrisa era siniestra, ignorando los gritos de dolor de Kaito, chasqueó los dedos.

“Nada sofisticado para los don nadie, creo. Death by Hanging*.”

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Volumen 1

[Nt: Muerte por Ahorcamiento.]

Cuerdas de paja cayeron del techo y se envolvieron alrededor de los cuellos de los hombres
de Clueless. Fue casi cómico cuán rápidamente fueron arrastrados al aire. Sus cuellos
hicieron fuertes sonidos de chasquidos cuando se quebraron sus espinas dorsales, sus
tractos respiratorios se doblaron y sus venas explotaron. Las capuchas que habían estado
ocultando sus rostros se cayeron.

Sus rostros estaban hechos de grandes y putrefactos sarcomas. No eran humanos. Eran
subordinados.

“Esto no puede… Maldita seas. ¡Maldita seas!”

Las manos de Clueless temblaban mientras agarraba el collar de su cuello. Intentó


murmurar algo. Pero cuando lo hizo, grilletes de acero se ataron alrededor de sus muñecas.
Su mirada se congeló en Elisabeth y su sonrisa.

“Parece que te gusta el dolor, ¿hmm?”

“¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargh!”

Los grilletes se sacudieron y sus muñecas se rompieron. Fragmentos de hueso perforaron


su piel desde dentro. Gritó, retorciéndose en agonía. Pero de repente, sus brazos se
deslizaron fuera de los grilletes atándolos.

Todo su cuerpo pronto se cubrió de veneno. Su abundante cabello rubio se cayó en


mechones y su sotana se desgarró. Mientras sus extremidades seguían hinchándose, saltó
en el aire. Ahora pareciéndose a una rana muy carnosa*, empujó su cuerpo a través de las
barras de hierro de la prisión y huyó por el corredor.

[Nt: Piensen en una rana despellejada, con sólo la carne expuesta.]

Por alguna razón, el rostro de Elisabeth se retorció en sorpresa después de ver la enorme y
espantosa forma de Clueless.

“Ese hombre… Posee una antinatural cantidad de poder mágico, ¡pero no es un demonio!
¡Es un debilucho, un mero subordinado!”

“¿En serio? Eso son buenas noticias, ¿verdad? Eso significas que puedes eliminarlo
fácilmente.”

“¡Por supuesto que no es bueno, tonto! ¡Él es un miembro de la Iglesia! Seguramente


bromeas… El único demonio que un miembro de la Iglesia encontraría es…”

Elisabeth chasqueó sus dedos. Las restricciones en los brazos y piernas de Kaito
explotaron de golpe. Pétalos carmesíes se reunieron alrededor de su herida y la llenaron

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

con sangre de Elisabeth. Kaito gritó por el repentino dolor de la forzosa transfusión y la
hemostasia*.

[Nt: Contención o detención de una hemorragia mediante los mecanismos fisiológicos del
organismo o por medio de procedimientos manuales, químicos, instrumentales o
quirúrgicos.]

“¡Gah! ¿Qué estás haciendo? ¡Maldición, Elisabeth, eso duele!”

“Sígueme si quieres. O quédate, pero puede que vuelva tarde, o toma otra ruta para volver
al castillo. Dependerá de ti seguir con vida hasta que recibas tratamiento apropiado.”

“¡No seguirte no parece una gran opción, entonces, ¿verdad?!”

Después de luchar para ponerse en pie, Kaito salió disparado tras Elisabeth. Sólo se había
recuperado un poco de su pérdida de sangre. Si pudiera ignorar el dolor, probablemente
podría seguirle el paso.

Habiendo pasado por la puerta, la rana carnosa estaba huyendo torpemente por el pasaje.
Elisabeth le hizo un gesto con la mano. La oscuridad y los pétalos carmesí se fusionaron,
luego se convirtieron en una enorme rueda con clavos. La rueda giró hacia ella, pero se
desvaneció a medio camino como si fuera repelida por algo.

Por un segundo, Kaito pensó que vio la cola de un perro negro proyectándose del respaldo
de la rana.

La rana carnosa se giró y luego, con una expresión aliviada, se fue corriendo, incluso más
rápido que antes.

“Esa reacción… ¡¿Podría realmente ser él?!”

La voz de Elisabeth estaba teñida de una desesperación no característica. Aunque su


oponente era un simple subordinado, desenfundó la Executioner’s Sword of Frankenthal.

La rana carnosa saltó un conjunto más grande de escaleras, luego hizo trizas la puerta en la
parte superior. Al ver a la rana, un clérigo viejo y de aspecto amable llevando un manojo de
pergaminos gritó y cayó sobre su trasero. Un grupo de creyentes se escondió detrás de un
clérigo joven que aparentemente los había estado guiando por los alrededores. Kaito no
había esperado que la Iglesia fuera una organización tan ordinaria y recta.

El camino que la rana carnosa estaba tomando llevaba a una ordenada y limpia habitación
de mármol. Siguió huyendo, rociando espumoso veneno mientras corría. Mientras se dirigía
a la sala de culto, Elisabeth balanceó su espada en su dirección.

“¡Gibbet!”

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Volumen 1

La oscuridad giró en espiral en un patrón largo y vertical, una jaula apenas lo


suficientemente amplia para que una persona de pie quepa aprisionó a la rana carnosa,
escurriendo grandes cantidades de veneno de ella. Cadenas rodearon la jaula. Aunque la
rana carnosa se escapara de la jaula, las cadenas la contendrían. Pero al momento
siguiente, el cuerpo de Elisabeth se estremeció y cayó sobre sus rodillas.

“Rrrgh… Mm… Ah, mi cuerpo…”

La jaula se desmoronó, regresando a oscuridad y pétalos. Las cadenas, también, perdieron


su poder, colapsando al suelo y serpentearon unas cuantas veces antes de esfumarse.

“¡Elisabeth!”

Patrones de caracteres serpenteaban por su cuerpo. Las características de golem de Kaito


intentaron descifrar su significado, pero fallaron. Su banco de conocimiento le dijo que era la
Palabra de Dios, incapaz de ser traducida o vocalizada.

Las sagradas escrituras fueron grabadas por todo su cuerpo como quemaduras. Parecía
como si hubiera sido marcada.

Así que esas eran los grilletes que la Iglesia le había puesto. Pero ¿por qué se activaron
justo ahora?”

“Quema… Rrrgh… ¿Po-Por qué…? ¿Quién…?”

Aunque estaba caída sobre sus manos y rodillas, Elisabeth lanzó una mirada llena de ira a
su costado. Sobre el altar estaba un clérigo, agarrando su cuello y agitándolo de lado a lado
mientras cantaba una oración. Con cada verso, los patrones en la piel de Elisabeth brillaban
escarlata. Gritó con una rabia aterradora.

“¡No yo, imbécil! ¡Ese es a quien deberías detener! ¡Tonto!”

La rana carnosa eliminó a los devotos e hizo trizas los bancos de iglesia mientras se dirigía
a lo profundo de la Iglesia.

Una horda de guardias finalmente se había reunido, pero la rana carnosa los mandó a volar
sin piedad. Presionados bajo su vientre, sus huesos se hicieron añicos en su armadura.
Pero incluso en su confusión, el clérigo nunca detuvo su oración.

Kaito subió corriendo los cortos escalones, luego extendió su mano contundentemente.

“¿Qué—?”

“¡Pediré prestado esto, anciano!”

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Kaito arrancó el collar del arrugado cuello del hombre y lo lanzó. Elisabeth se puso de pie,
luego salió disparada como una flecha recién disparada. Pero todavía estaba cubierta de
serias marcas de quemaduras.

Elisabeth corrió, todavía siendo atormentada por las sagradas escrituras mientras Kaito la
seguía.

El corredor estaba plagado de los cadáveres maltratados de los guardias y sólo se hicieron
más prevalentes entre más avanzaban. Parecían haber estado vigilando una imponente
puerta, pero esa puerta ahora estaba abierta de par en par.

Una oficina impresionante estaba detrás de ella. Un anciano llevando una diadema y una
vestimenta dorada sentado muerto sobre una silla de terciopelo, su cuerpo aplastado de la
cintura para abajo.

La pared detrás del hombre había sido hecha pedazos.

Más allá de la pared había un pasaje oculto, cubierta en todas las superficies por el tenue
brillo de la Palabra de Dios. Con cada paso que la rana carnosa dio, su cuerpo hacía
espuma violentamente mientras su carne se quemaba. Pero Elisabeth no era diferente. Al
instante en que se lanzó hacia el corredor, los patrones en su cuerpo se reavivaron de
nuevo y soltó un grito de agonía.

““Rrrgh… ¡Aaaaaargh! ¡Ah, ah!”

“¡Elisabeth, no seas estúpida!”

Apresuradamente, Kaito corrió para apoyar a Elisabeth. Mientras la apoyaba, soportó el


dolor en su estómago y caminó hacia delante. La rana carnosa, de alguna manera aún con
vida, llegó al final del pasillo. Se aferró a la pared, derramando un diluvio de lágrimas todo el
tiempo.

“Oh mi Lord. Me equivoqué. Hambriento de poder, te dejé encerrado. Si sólo hubiera creído
en ti, nunca habría hecho tal cosa. Pero ahora te ofrezco mi todo. Te liberaré como señal de
mi devoción. Así que, por favor, sálvame de esa demoníaca mujer.”

La rana carnosa vomitó algo. Desde dentro de la masa de flema, retiró una llave de oro.

Después de calcar las Palabras de Dios y ofrecer palabras de oración, insertó la llave en lo
que parecía ser una pared monótona. Un sonido de click sonó y la pared brilló
violentamente antes de desvanecerse.

Una profunda oscuridad y un frío penetrante salieron del interior. En el centro de la


persistente oscuridad estaba una Silla de Hierro.

Sobre ella estaba un hombre de cabello negro.

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El hombre lentamente levantó la mirada. Su oscuro y enredado cabello crujió y sus ojos
carmesíes brillaron. Por lo que Kaito podía ver de sus rasgos faciales detrás del cabello,
poseía cierta belleza andrógina. Pero en el instante en que vio al hombre, su garganta se
inflamó, quedó intimidado y comprendió algo.

Eso hombre era aterrados. A pesar de que poseía una hermosa forma humana, no era
humano. Era algo repulsivo.

Sin embargo, a pesar de todo eso, su rostro lucía de alguna manera familiar.

Sin ningún ruido, las correas sujetando los brazos y las piernas del hombre se quemaron
hasta convertirse en cenizas. Se puso de pie lentamente, como si se estuviera levantando
de un trono. Vestido con un atuendo de prisión, arrancó una aguja suelta de su espalda y
salió sangre a chorros. Sin embargo, su expresión no cambió en lo más mínimo.

Sus ojos estaban vacíos, como si estuviera en un sueño despierto.

Clueless, la rana carnosa, gateó hacia el hombre y se arrodilló torpemente ante él con ojos
que pedían piedad a gritos. Sin siquiera mirar la rana carnosa, el hombre levantó un pie.

Luego bajó su pie desnudo sobre su cabeza. Los grandes ojos de la rana salieron
disparados por el impacto.

“Ble—”

La sangre roja oscura comenzó a derramarse hacia delante. La cabeza de la rana carnosa
había sido aplastada abruptamente y su tejido cerebral gris brotaba. Pero incluso rodeado
por la sangre, el hombre seguía sin emociones. Levantó la vista, como si simplemente
hubiera pisado una rana común que se había metido en su camino.

Fue entonces que vio a Elisabeth, de pie en la entrada, por primera vez.

Su expresión distraída se desvaneció, reemplazada por una sonrisa extremadamente


encantadora.

“Elisabeth.”

Su voz, llena de ferviente adoración, era la misma que Kaito había escuchado en la
tesorería del castillo.

“¡VLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAD!”

Gritó Elisabeth, empujando a un lado a Kaito. Él voló hacia la pared y se desplomó sin decir
una palabra.

Se apresuró a la habitación, balanceando la Executioner’s Sword of Frankenthal. Cortó en el


vacío aire y cientos de cadenas se abalanzaron sobre el hombre como un torrente. Pero las

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escrituras sagradas aún ardían en su carne y sus cadenas carecían de su fuerza habitual.
Aun así, habrían sido suficientes para cortar al Caballero con el que había peleado antes en
pedazos, pero una cola negra canina azotó por el aire y bloqueó hasta la última.

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Grrrrrrrrr, grrrrrrrrrrrr, grrrrrrrrrrr.

De la nada, un enorme perro negro se sentó en cuclillas al lado del hombre. Era un sabueso
de primera clase, con pelaje lustroso y músculos ondulantes.

El perro negro tenía el hedor de una bestia, su boca y sus ojos ardían con el fuego del
infierno. Aunque no se veía espantosa en lo más mínimo, cada instinto de Kaito le había
gritado que era más peligroso que cualquier otro demonio que hayan enfrentado hasta
ahora. Pero cualquiera sea la razón, no sintió ni una onza de miedo. Su mente estaba
extrañamente adormecida.

Cara a cara con la personificación de la muerte, su sentido del miedo se había paralizado
completamente.

Esta cosa estaba en un reino abrumadoramente diferente al de los feos y retorcidos


demonios.

El perro negro extendió su cabeza. Con un movimiento tan eficiente que casi se podría
llamar hermoso, saltó hacia Elisabeth con sus afilados colmillos. Pero antes de que pudiera
restringir su esbelta constitución, el hombre sacudió su cabeza. El perro se detuvo y con
una mirada de ensueño, el hombre se desvaneció.

Cuando lo hizo, así lo hizo la sofocante presión que había llenado la habitación. Kaito había
visto todo desde el pasaje. Después de finalmente llegar a la habitación, miró alrededor en
estado de shock.

“Espera… ¿A dónde fue? Mejor dicho, lo que es más importante, ¿quién era ese?”

“El Káiser.”

“¿Qué?”

Elisabeth respondió su pregunta en una voz fría. Él inclinó su cabeza a un lado.

Viendo la pobre compresión de la situación de Kaito, repitió.

“El Káiser ha regresado a su patria.”

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5
El Lugar de Nacimiento de la Torture Princess

Elisabeth sentada en su habitación habitual, una pierna sobre la otra.

Sobre el trono de barreta y esférico, miraba fijamente el sombrío y nublado cielo. Un orbe de
luz pálida sobrevolaba frente a ella. A Kaito no le habían dicho los detalles, pero mientras el
orbe rotaba lentamente, proyectaba la imagen de alguien que parecía bastante importante.
Sin embargo, a pesar de aparecer en la parte delantera del orbe, sin importar de qué
manera se mirará, su rostro era tan borroso, parecía que estaba recubierto por una nube de
neblina. Era difícil distinguir un solo rasgo distintivo.

La misteriosa figura habló en voz baja, fría como el hielo.

“Habíamos estado discutiendo la transferencia del Káiser a la capital, así que su


sello estaba incompleto. Además, Clueless tenía un talento para ganarse el favor, y como
tal fue capaz de deducir la ubicación estrictamente confidencial donde el Káiser estaba
encarcelado, además del método para liberarlo, del oficial a cargo de la detención del
Káiser. Además, gran parte del liderazgo de la Iglesia, yo mismo incluido, nos dirigimos a la
capital para preparar el festival, dejando las defensas de la Iglesia insuficientes… Este
incidente fue provocado por varias deficiencias e infortunios por nuestra parte.”

“Solo sal y di que era evitable, tonto. Ya basta de las relaciones públicas—sigue con los
asuntos relevantes.”

“La Iglesia formalmente exige que tú, Elisabeth Le Fanu, asesines o captures al
Káiser.”

Elisabeth suspiró una victoria silenciosa por la declaración del orbe. Cruzó sus piernas y
sonrió.

“Así que me corresponder limpiar su desastre una vez más. y Así ha sido, una y otra vez.
Una vez más su Dios se sienta ocioso, dejándolos a su suerte. Todo lo que tienen para
protegerse es la autoridad que ejercen. Amarran perros en el nombre de su dios, luego se
sientan y les dan latigazos.”

“Carecemos del poder para competir con esos monstruos. Por eso estamos forzados
a depender de ti. Pero eso no es de ninguna manera contradictoria con el hecho de que
Dios está constantemente de nuestro lado. Nos prueba, cierto, pero Sus bendiciones están
con nosotros como lo están para todos Sus hijos.”

“¡Ha! ¡Tan atractivos tópicos que regurgitas, estafador! De acuerdo a su doctrina, ¿son esos
hombres, reducidos a formas grotescas por su por sus contratos demoníacos, no también

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Sus creaciones? ¿Soy yo, la Torture Princess que soy, no una criatura de su Dios? ¿Dónde
están Sus bendiciones para nosotros, puedo preguntar? ¡Tus palabras están plagadas de
hipocresía!”

“Sus bendiciones siempre han estado contigo. Dios es eternamente misericordioso.


Si tan sólo te dieras cuenta, incluso ahora, Él seguramente está derramando lágrimas de
sangre incluso cuando te castiga, esperando que puedas expiar tus pecados. Te conozco
desde que eras una niña, Elisabeth, hija de mi querido amigo…y tienes todas las razones
para odiar a los demonios.”

El ceño de Elisabeth se retorció. Su expresión se volvió sombría, y juntó sus labios. Desde
su lado, Kaito vio su expresión con precaución. Pero cuando se giró para mirarlo,
rápidamente enderezó su postura.

Sin prestarle atención al silencio de Elisabeth, la voz continuó.

“Ten cuidado de no olvidar las palabras que inscribimos en tu espada. ‘Eres libre de
actuar como desees. ‘Pero reza para que Dios sea tu salvación. Porque el principio, el
medio, y el final yacen en la palma de Su mano.’ La Iglesia colocó varias limitaciones en
Káiser, también. Las pusimos en marcha temprano hoy. Durarán siete días, así que ese es
el tiempo que tienes para imponer su castigo.”

Su tono no cambió cuando le notificó su límite de tiempo. No llevaba el peso de una


amenaza. Ese hecho fue lo que llevó el miedo a lo más profundo del corazón de Kaito. De
pie junto a Elisabeth, su mente giraba.

Siete días, ¿huh? ¿Siquiera será capaz de hacer algo respecto al Káiser en ese
poco tiempo?

¿Qué clases de calamidades le ocurrirían al mundo en tal caso?

Sin nada más que decir, la voz concluyó con una escalofriante orden final.

“Antes del día de tu muerte, intenta hacer algo bueno al menos.”

La luz en el orbe se desvaneció, y cayó al suelo con un delicado plop. Kaito se agachó y lo
levantó. El orbe había sido hecho de papel delgado. No tenía ni idea de dónde había estado
viniendo la luz.

Todavía confundido, levantó la vista hacia Elisabeth y preguntó:

“Entonces, ¿sobre qué fue eso?”

“Comunicaciones de Godot Deus, la cabeza de la Iglesia. Siempre la llamativa antigüedad,


ese es.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Sacudió su cabeza, sin decir nada más. Mientras miraba en el espacio, Kaito decidió
comenzar por hacerle la pregunta que más pesaba en su mente.

“Entonces, ¿tienes alguna idea de a dónde fue el Káiser?”

“En efecto.”

Su respuesta fue inmediata. Enseguida, Kaito se llenó de alivio. La dificultad de su tarea


variaba inmensamente dependiendo de si podían o no localizar la posición del Káiser.

Elisabeth entrecerró los ojos mientras miraba a través de un agujero en el muro colapsado,
como si estuviera mirando algo lejano en la distancia. Ante ella se extendía una
aparentemente extensión de árboles oscuros y nubes grises ligeramente tenues.

“El Káiser ha regresado a casa. A mi castillo, el lugar de mi nacimiento.”

¿Por qué el Káiser había regresado al lugar de nacimiento de Elisabeth?

¿Por qué el Káiser había pronunciado su nombre tan afectuosamente?

Kaito esperó a que lo explicara. Pero Elisabeth no dijo nada más, y Kaito no preguntó.
Simplemente se quedaron ahí, mirando a través del agujero en el muro.

Su silencio continuó. El viento sopló dentro desde fuera, llevando consigo el aroma de la
lluvia. Elisabeth finalmente inhaló profundamente y luego exhaló. Chasqueó su lengua,
luego se puso de pie con suficiente fuerza para derribar su silla.

“…Vamos.”

“…Mm-hmm.”

Su voz estaba llena de ira, y Kaito asintió con la cabeza.

Al momento siguiente, sintió una fuerte patada en su pierna. Al parecer, su respuesta había
sido impropia de un sirviente.

***

La ciudad natal de Elisabeth estaba más allá de un alto muro.

De todo el territorio que la noble casa de Le Fanu había poseído una vez, esta ciudad
castillo era especial. Aquí fue donde la leyenda manchada de sangre de la Torture Princess
había comenzado.

La ciudad estaba dispuesta como un abanico, con el espléndido castillo de paredes blancas
Le Fanu en su centro y una empinada cadena montañosa formando su telón de fondo. Y
hizo buen uso de su topografía única. El muro rodeándolo formaba una plataforma de

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

invocación para bestias míticas y proveía una paca de defensa para emergencias. Pero
ahora, ese muro servía para un propósito diferente.

Con su puerta cerrada firmemente, el muro acordonaba la ciudad. Si uno fuera a siquiera
dar un paso más allá de ese umbral, se encontraría rodeado por la muerte.

Esa imponente barrera ahora servía como una enorme lápida para la ciudad.

Según el rumor, la Torture Princess misma, Elisabeth Le Fanu, había una vez sellada esa
puerta, convocó dispositivos de tortura por toda la ciudad, y los puso sobre todos los
residentes. El banquete de la matanza duró tres día y noches, durante ese periodo,
incesantes gritos de angustia llenaron el aire como una gran sinfonía.

Había usado la matanza en esta ciudad como una oportunidad para superar la Plain of
Skewers y la Dance Macabre* en la Aldea junto a las Montañas para dar a luz más
cadáveres que nunca antes.

[Nt: Danza Macabra o Danza de la Muerte, que, por cierto, me recuerda a la composición de
Camille Saint-Saëns y el trasfondo que se le atribuye.]

…Cuanto más aprendo, pero se pone.

Toda esta información la había aprendido Kaito de Elisabeth misma.

Cuando le había preguntado acerca del lugar a donde iban, Elisabeth le arrojó un
documento que la Iglesia había ensamblado, titulado Registros de la Torture Princess.
Viendo su rostro consternado después de leer la anécdota de apertura, dio un “Humph.”

“¿Solo quién exactamente pensaste que era? Soy Elisabeth Le Fanu, la Torture Princess.

Puedo estar cazando demonios, pero sigo siendo la más grande criminal que posee este
mundo, una que ni siquiera la muerte puede redimir.”

La tierra donde Elisabeth, Kaito, y Hina se encontraban era el lugar del cual todas esas
macabras historias se originaban.

Una carbonizada ruina se extendía ante ellos.

Después de la matanza, aquellos a cargo de deshacerse de la enorme cantidad de


cadáveres habían tenido dificultades respecto a qué hacer, y al final decidieron simplemente
prender en llamas todo más allá de los muros. El fuego se había dejado arder durante siete
días y siete noches. Después de que el infierno se había extinguido, sin embargo, no se
hizo ningún intento de retirar los cuerpos. La ciudad simplemente fue marcada como
“maldita” y bloqueada.

Kaito, al ver los montones de huesos humanos sobresaliendo entre las grietas de los
escombros carbonizados, murmuró en voz baja.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Bien, esa no es una linda vista.”

“No, en lo más mínimo. La Iglesia la declaró como haber sido ‘abandonada por Dios.’”

Elisabeth habló como si no tuviera que ver con ella, y Kaito dio un asentimiento brusco.

No había ninguna exageración en esa redacción. Las casas en descomposición, los


dispositivos de tortura, y los incontables esqueletos tirados alrededor de los escombros
invocaban imágenes de pinturas religiosas del Infierno. Los cimientos de ladrillo de las
casas con sus techos quemados formaban el fondo, y los incontables esqueletos
atravesados en las estacas de hierro prácticamente parecían ofrendas al Diablo.

En contraste con la mórbida escena, el castillo blanco seguía en pie alto y radiante. El
Castillo permaneció sin ninguna degradación y sin rastro de hollín.

Se veía casi como un juguete, colocado sobre un montón de barro y ceniza.

Elisabeth, la persona responsable por el horroroso estado de este extraño panorama,


brevemente chasqueó su lengua.

“Tch. Difícilmente estoy en una posición para quejarme, pero el aire aquí es desagradable.
Tengan cuidado de no bajar la guardia. El Káiser ya se ha instalado. Ni siquiera yo tengo la
menor idea de lo que nos aguarda, pero sea lo que sea, pueden estar seguros de que no
será agradable.”

“Sí, ma’am*. Me mantendré lista para la batalla. Amo Kaito, te suplico que te quedes detrás
de mí para que no salgas herido.”

[Nt: “Señora”, sólo que contraído en inglés y se usa para mostrar respeto (y suena mejor
>:3).]

“Ah, cierto. Gracias.”

Kaito asintió con la cabeza, luego obedientemente se movió a la retaguardia de Hina. Hina
sonrió mientras daba una reverencia.

“Quédate tranquilo. Sin importar el costo, te protegeré, Amo.”

Sus palabras goteaban con su habitual admiración, pero en sus brazos, blandía una enorme
alabarda*.

[Nt: Arma medieval parecida a una lanza, cuya punta está atravesada por una cuchilla,
aguda por un lado y con forma de media luna por el otro.]

El arma emitía una diabólica silueta, y era mucho más grande que ella. Su cabeza de lanza
era inquietantemente gruesa, una voluminosa y curvada espada estaba adjunta a la cabeza

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

del hacha. Debe haber sido tremendamente pesada, pero Hina la lleva con la misma gracia
y dignidad que llevaría una tetera a una fiesta de té.

Kaito no podía decir si la escena ante él era una broma o una pesadilla. Se sintió mareado
por el vértigo que el espectáculo inspiraba dentro de él.

Elisabeth había estado en lo cierto—el aire aquí era desagradable. La atmósfera, también,
llevaba un incómodo calor. Casi se sentía como si ese fuego todavía estuviera ardiendo en
algún lugar en las profundidades de la tierra. Todos los cuerpos debieron haberse
deteriorado o convertido en polvo ya, pero Kaito ocasionalmente percibía un fuerte olor de
algo pudriéndose. No podía evitar sentir que los sentimientos y los arrepentimientos de
aquellos que habían muerto se estaban descomponiendo como su carne, acumulándose en
un espeso fango.

Y el odio y la malicia que ese fango estaba arrojando era dirigía a una sola mujer.

¡Aborrecible Elisabeth, repugnante Elisabeth, cruel, espantosa Elisabeth!

¡Una maldición sobre ti, una maldición sobre ti, una maldición, una maldición, una
maldición eterna sobre ti, Elisabeth!

Toda la ciudad se unió en un rugido sin voz. No fue un mero truco del oído.

Después de todo, este era un lugar de muerte. Era la ciudad natal de Elisabeth, el lugar
donde la Torture Princess nació. Pero la mujer en cuestión ignoró la presión la aplastaba
desde todas partes. Elisabeth caminaba con la compostura de un gobernante.

¿Qué está pasando por tu cabeza ahora mismo?

Kaito no podía empezar a imaginar cómo se sentía. Pero no tenía ni idea de qué
preguntarle o cómo preguntarle. Ni siquiera estaba seguro de si había alguna razón para
preguntar en primer lugar. Además, descifrar cómo lidiar con el Káiser tomó máxima
prioridad.

Simplemente siguió a Elisabeth, caminando a través de caminos de fango endurecido y


ceniza.

La ciudad estaba contaminada de recuerdos de las atrocidades que tuvieron lugar aquí.
Cráneos medio quemados estaban alineados en hileras como una parcela de vegetales. Un
gran árbol que había sobrevivido al fuego, y colgando de sus ramas estaban tres esqueletos
humanos y el esqueleto de un perro atado con alambre. Sin duda había sido colocado para
que cuando el canino luchara para liberarse, sus zarpas se clavaran en los sobrevivientes.

Kaito se enfurruño ante la espantosa escena. De repente, un cráneo lentamente levantó la


vista de su pila.

“… ¿Huh?”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¿Hmm? ¿Qué pasa, Kaito?”

“Mira allí.”

Un esqueleto estaba inclinando su cuello sin prisa, sus cavidades oculares vacías
apuntaban directamente a Elisabeth. Kaito se frotó los ojos. Pero sin importar cuántas veces
revisó, la pila de huesos que debería haber estado tendida estaba mirándolos fijamente. Ahí
fue cuando ocurrió.

Click, click, clack.

Una banda de esqueletos aparecía desde detrás de una casa deteriorada, haciendo
miserables y secos ruidos de chasquidos mientras saltaban a la calle principal. Lanzas
habían sido clavadas hasta sus traseros y sobresalían de sus bocas, y sus columnas
estaban agujereadas con astillas. Sus brazos y piernas estaban libres de grasa, bailaban en
la calle, dando vueltas con lo que parecía ser júbilo.

Viendo cómo la inhumana tortura había deformado sus huesos, Kaito se quedó sin aliento.
Notando su pausa, uno de los esqueletos se le acercó. Como si le suplicara, extendió lo que
quedaba de su mano, y Kaito la agarró sin pensarlo. Cuando lo hizo, le tiró con fuerza su
muñeca invertida. Pero entonces, con un ruido de fragor, se hizo añicos.

“¡No te atrevas a poner una mano sobre el Amo Kaito, lacayo!”

“Ah, ups.”

Kaito apresuradamente se escondió detrás de Hina de nuevo. Los esqueletos se lanzaron


contra ellos, uno tras otro. Pero su objetivo principal, Elisabeth, ni siquiera les echó un
vistazo.

“Cielos, qué ruidosos son.”

Bostezo, luego chocó sus tacones mientras seguía caminando. Cada vez que lo hacía,
estacas de hierro salían despedidas del suelo en un baño de oscuridad y pétalos carmesí.
Pero aun cuando fueron sembrados al suelo, los esqueletos simplemente se desplomaron
en montones de huesos, luego se volvieron a formar de los ilesos para reanudar su cacería.
Incluso con Hina balanceando su alabarda y Elisabeth alejando los, los cadáveres parecían
inmortales.

Kaito pudo sentir su pecho congelarse cuando se dio cuenta de que todas estas personas
habían sido asesinadas por Elisabeth.

Como si se unieran a un desfile, un grupo de esqueletos corrió hacia ellos. Finalmente,


Elisabeth chasqueó su lengua.

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Volumen 1

“¿Solo cuánto tiempo pretendes mantener estos insignificantes, insignificantes,


insignificantes, ataques pequeños? Venga. Seguramente te has dado cuenta de que,
aunque pasara un siglo, estos esqueletos nunca serían capaces de siquiera de rasguñarme,
¿no es así? ¿Por qué no te muestras? No querrás decirme que no te quedan más cartas
que jugar, ‘¿o sí? Qué patético sería eso.”

Los tres se desplazaron hacia el este, repeliendo esqueletos todo el tiempo. Llegaron a la
calle principal que conduce al castillo.

La calle era amplia estaba hábilmente pavimentada con ladrillo, como si se hubiera
considerado el tráfico de carruajes. Estaba flanqueado por señales de metal fundido,
estructuras de casa una vez espléndidas, y tiendas cubiertas de polvo con sus techos de
tejas intactos. Incluso en su estado actual de abandono, la calle principal todavía contenía
rastros de la prosperidad perdida de la ciudad. Pero en este momento, de pie en la entrada
al pasado trágico de este lugar estaba una figura de mal agüero.

Había una mujer alta, vistiendo un vestido de luto como si estuviera lamentándose por las
incontables muertes.

Su rostro estaba escondido tras un encaje negro, y su lustroso cabello negro caía en
cascada por su espalda mientras bajaba la cabeza. Todo lo que estaba vistiendo, desde sus
guantes de seda y su falda larga hasta el cuello tortuga cubriendo su cuello, era negro. Era
peculiarmente delgada, y su vestido conservador dejaba mucho a la imaginación. El único
lugar que no era pequeño era su pecho, el cual era curiosamente seductor. Su sombrero de
ala grande estaba decorado con una fragante colección de lirios blancos*.

[Nt: Los lirios blancos son usados para expresar momentos de transición, como una pérdida
y así.]

Las flores eran lúgubres, como el tipo que se dejaría en una tumba, y su elegante luz tenue
era la única anormalidad de su por lo contrario atuendo todo de negro.

Elisabeth se detuvo, luego le hizo una irritada pregunta a la mujer.

“Sospechosa mujer de negro, ¿eres tú la nigromante responsable por estos irritantes


ataques?”

“… ¿Así que no duda, incluso cuando se enfrenta con las víctimas que atormentó, aquellos
que deshonró, y aquellos que asesinó sin piedad?”

Su voz era profunda para la de una mujer, sin embargo, su voz reverberó en cierto modo
bajo en el oído. Elisabeth frunció el ceño. Estrechó sus ojos carmesíes, como si buscara
algo en su memoria.

Kaito, de pie detrás de ella, inclinó su cabeza también. No estaba acostumbrado que ella les
mostrara a sus enemigos una emoción aparte de la ira o la frustración. La mujer siguió en
una voz tan clara como el agua.

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Volumen 1

“¿Quizás está diciendo que después de que haya terminado su carne, no le importa lo que
les pase a los huesos?”

“En efecto, eso es lo que estaba a punto de decir… Espera… Esa voz, esa manera de
hablar… ¿No puedes ser…?”

La mujer no le ofreció ninguna respuesta a los murmullos de Elisabeth. En cambio, levantó


el dobladillo de su falda larga de los montones de ceniza en el suelo, luego lo levantó lo
suficientemente alto como para que sus muslos fueran visibles. No parecía que estuviera
usando bragas, lo que hacía a la cantidad de piel que estaba revelando aún más peligrosa.
Huesos cayeron de su falda, rozando su piel mientras caían.

Los huesos traqueteaban mientras volvían a sus formas originales. La mujer acarició el
cráneo de uno de los esqueletos recientemente formados como si fuera un gato. Mirando a
los esqueletos completamente formados, Kaito se encontró sin palabras.

Sus manos y sus pies estaban torcidos, y sus espaldas estaban estiradas en una formación
de puente. Corrieron de prisa a cuatro patas. Cuando estaban vivos, sus cuerpos
probablemente habían sido fijados en su lugar hace tanto tiempo que ya no podían caminar
con normalmente.

Y los pequeños esqueletos todos les habían pertenecido a niños.

Los esqueletos retumbaron mientras corrían deprisa por el suelo hacia Elisabeth. Soltaron
ruidos de los huecos entre sus dientes, casi como si estuvieran intentando gritar. Pero sin
una pizca de duda o piedad, Elisabeth movió su pierna hacia un lado.

“¡Suficiente!”

Aplastó los cráneos de los niños bajo el talón de su pie. Sus huesos se dispersaron. Su
patada le envió una ráfaga de viento a la mujer, y su sombrero voló limpio y cayó al suelo.
El rostro de la mujer, ya no oculto por encaje negro, se hizo visible.

Sonrió. Era hermosa, pero sus lujosos labios, sus ovalados ojos, y el lunar en su mejilla le
daban una impresión simple.

“No se ha mantenido en contacto, Madame Elisabeth.”

Sus ojos azul ceniciento se llenaron de lágrimas mientras se inclinaba profundamente.


Después de recoger su sombrero y sacudir el polvo, levantó su cabeza y se volvió a poner
el sombrero en diagonal de tal manera que ya no cubría su rostro. Mientras hablaba,
entrecerró sus ojos con nostalgia.

“Veo que no ha cambiado ni un poco, joven señorita. A pesar de que le sugerí repetidas que
podría ser para mejor si hiciera algo respecto a ese temperamento suyo.”

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“Así que… ¿Eres Marianne, entonces?”

Por primera vez, la voz de Elisabeth tembló. La mujer asintió felizmente. Después de ver la
rara reacción de Elisabeth, Kaito instintivamente preguntó:

“¿Marianne?”

“Ella una vez fue mi tutora. Ahora, ¿qué estás haciendo aquí? Por lo que recuerdo, eras una
mujer ordinaria, una con una educación decente y apariencia pasable, pero una que era
irritantemente fastidiosa y que perdió su oportunidad de casarse. Entonces, ¿por qué estás
aquí, y por qué eres una nigromante?”

“¿Esa es una pregunta seria, joven señorita? ¿Cree usted seriamente que podría haber
seguido siendo una mujer ordinaria después de ver ese brutal espectáculo?”

La mujer, Marianne, respondió en una cantarina voz. Sus delgadas manos, cubiertas con
guantes de seda, comenzaron a moverse.

Cada vez que subía y bajaba sus manos, los esqueletos esparcidos por la calle saltaban en
sincronía con ellas como si los estuvieran manipulando unos hilos. Marianne siguió
hablando mientras dirigía su absurda y pequeña danza.

“Oh, por cualquier medio, debí simplemente haber huido después de ser ignorada por la
infame Torture Princess. Debí haber huido de la ciudad, mudarme al campo, y pasar el resto
de mis días en silencio. Pero no pude. No después de ver a mi propia alumna,
adorablemente terca pero fundamentalmente mansa como era, convocar alegremente
dispositivos de tortura y masacra a los inocentes. Después de ver el infierno que creó, joven
señorita, pensé para mí misma…”

Marianne levantó la vista. La mirada que le dirigió a Elisabeth era una de remordimiento y
pena.

“…Este calvario fue mi culpa. nacido de mis defectos. Si sólo hubiera sido una mejor
tutora… Si sólo hubiera sido capaz de guiarla por un camino correcto, entonces aun cuando
sus padres murieron, no se habría desviado tanto. La responsabilidad cayó sobre mis
hombros. Fallé en salvarla, joven señorita.”

“Hablas tonterías. ¿Qué parte de esto es tu culpa? Piensas demasiado bien de ti misma,
Marianne. La crueldad ha sido mi naturaleza desde la niñez, y tus enseñanzas influenciaron
en nada eso, ni para bien o para mal. Cualquier cosa que podrías haber hecho habría sido
similar a polvo en el viento. No habría tenido ningún significado y no habría dejado ningún
rastro.”

Elisabeth levantó una uña. Kaito, anticipando la aparición de un dispositivo de tortura, tragó
saliva. Pero Elisabeth no convocó nada. Simplemente señaló en la distancia.

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“Vete. No sé por qué apareciste ante mí después de todo este tiempo, pero no tengo ganas
de ver tu cara de nuevo. Hiciste mucho por mí en mi niñez, en los días que no podía
aventurar afuera. Ignoraré nuestra reunión de hoy. Pero no te concederé una tercera
oportunidad. Desaparece de mi vista. Vete ahora, y puede que aún tengas una muerte en
paz.”

Después de ser atacada, ¿Elisabeth va a dejar ir a esta mujer?

La mandíbula de Kaito estaba en el suelo. Recordó la imagen de la juventud de Elisabeth


que había visto. Intentó imaginar a esta exigente sin embargo amable mujer al lado de esa
frágil niña.

Pudo imaginar esa escena, de una tortura y su terca alumna juntas, de manera
sorprendentemente fácil.

El hecho de que tal escena se había desarrollado una vez en la realidad fue probablemente
la fuente de la misericordia de Elisabeth. Pero Marianne no parecía probable que aceptara
la oferta de Elisabeth.

Elisabeth agarró sus costados, abrazándose tan fuertemente, se podían ver los huesos en
sus dedos.

“Es mi culpa… Es mi culpa que terminara tan retorcida… Tengo que—”

“¡Contrólate, Marianne! Escucha cuando otras personas están—”

“¡Oh, joven señorita!”

Los huesos en los dedos de Marianne comenzaron a chirriar. Los esqueletos a sus pies
comenzaron a saltar hacia arriba y hacia abajo como si fuera en respuesta a su violenta
pasión. Luego se desplomaron, abandonando sus formas humanas, y todos se combinaron
en una enorme torre. La corre se derrumbó sobre Elisabeth, crujiendo mientras caía.

Elisabeth se encogió de hombros. Pero al momento siguiente, una explosión sacudió los
huesos y fueron mandados a volar desde dentro.

Un caballo pálido saltó libre de la torre.

“¡¿Qu—?!”

Los ojos de Elisabeth se abrieron de par en par. Kaito, también, se quedó sin palabras. El
Caballero se suponía estaba muerto, sin embargo, había un Caballero sentado a horcajadas
sobre el caballo foto luminiscente con gran pompa y circunstancia. A lo mejor, este no era
realmente el Caballero.

El Caballero de pie ante ellos estaba hecho de carne en descomposición. El pecho de su


caballo estaba disuelto para exponer sus costillas. En cuanto al Caballero, larvas y estiércol

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se filtraban de los agujeros en su yelmo. Incuso para alguien que había sido resucitado, su
cuerpo estaba en mala forma. Pero justo como el original, los pasos de pezuña del caballo
eran acompañados por relámpagos.

Mientras estimulaba a su corcel hacia delante, el jinete sacó su lanza de relámpagos de la


nada.

“¡Bone Mill*!”

[Nt: Triturador de Huesos.]

Elisabeth balanceo un martillo plano y con púas. Se estrelló contra la carne en


descomposición del Caballero, aplastó sus huesos, y dispersó su cuerpo al viento. Pero
justo antes de su destrucción, el Caballero golpeó su lanza contra el suelo. Su cuerpo en
descomposición había sido débil, pero el poder de sus ataques no era nada de lo que
reírse.

Marianne, que había estado mirando hacia abajo, levantó la vista con una sonrisa de
absoluta devoción.

“¡Son cosas como esa las que me hacen quererla tanto, joven señorita!”

Gritó en éxtasis, sus mejillas enrojecidas. Su respiración era pesada, como si estuviera
intentando contener su agitación, y estrujó sus flexibles pechos mientras se abrazaba.

Elisabeth dio un paso hacia atrás, su rostro visiblemente rígido. Kaito, igualmente incómodo,
sintió una gota de sudor frío cayendo por su espalda. Marianne de pie ante ellos, sus ojos
en llamas.

Claramente no estaba en su sano juicio.

Marianne murmuró con júbilo, agarrando su pecho aún más fuerte.

“Los pecados que lleva están más allá de su capacidad de expiar, joven señorita. Morirá
poco apreciada, no amada, maldita, y despreciada. Soy la única que puede salvarla. Soy la
única que se atrevería a intentarlo. Pero ese es mi deber, el que se me asignó en el
momento en que fallé en detenerla. Ya me decidí, joven señorita.”

Marianne lamió sus gruesos labios. Baba se escurría hasta su barbilla.

“¡La, la mataré con mis propias dos manos!”

“El Caballero, ¿eh…? Has adquirido un talento bastante extraño. Aunque no logro
comprender su intención, ese hombre indudablemente instigó esto. ¿Solo cuánto poder te
concedió el Káiser?”

137 | P á g i n a
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Volumen 1

Elisabeth había ignorado su apasionada confesión, y Marianne simplemente sonrió en


respuesta a la pregunta que hizo Elisabeth.

Con un ruido parecido al de un instrumento de percusión, los huesos se ensamblaron en


una torre una vez más. Una flama azul parecida a una hoguera se arremolinó dentro de ella.
La escena se parecía a un extraño ritual, y un nuevo y grotesco Caballero cayó de las
llamas. La torre se elevó una y otra vez, cada vez produciendo una copia del Caballero.

Delante de ellos, la torre creó una hilera de cajas más pequeñas. De cada caja saltó una
rana carnosa. Sus incontables manos y pies empapados golpearon contra la calle de
ladrillo, llenando el área con veneno y estiércol.

A la vanguardia de este extraño ejército estaba Marianne, sus brazos extendidos como si
diera un abrazo.

“¡Todo por el bien del amoooooooooooooooooooooooooooooor!”

“Tú… Te has vuelto loca.”

El grito de Marianne exudaba afecto, y mientras resonaba, Elisabeth habló en un susurro,


su voz se tensó como si estuviera soportando un dolor de cabeza. Sea cual sea la razón,
las mejillas de Marianne se pusieron aún más rojas en vergüenza mientras asentía con la
cabeza.

Hina mantuvo su alabarda lista, sus ojos fijos en su enemigo. No bajó su guardia mientras
hablaba.

“…Me repugna profundamente, sin embargo, siento que compartimos cierta afinidad. Me
pregunto por qué es eso.”

“Te lo suplico, Hina—no sigas sus pasos.”

“¡Oh mí, no! ¡No me refería a eso en absoluto, Amo Kaito! Aunque puedo simpatizar con el
dolor de ver al maestro de uno desviarse, y aunque comprendo la fuerza de las emociones
que le causan tal locura, nunca soñaría con ser tan insolente como para matar a mi propio
amo. Bajo tales circunstancias, es aún más importante para un sirviente servir a su amo con
devoción sin restricciones, servir a su amo con cada fibra de su ser, y servir a su maestro
incluso a costa de su propia vida. Porque amar es renunciar a uno mismo, y si fuera por el
bien del Amo Kaito, abrazaría a la muerte con mucho gusto.”

“¡Hina, frente a ti!”

El ejército de ranas carnosas saltó al mismo tiempo. No le prestaron atención al hecho de


que estaban aplastando la tierna carne en descomposición de otra mientras cargaban hacia
Kaito y Hina. De repente, Hina se balanceo y desapareció. Apareció delante de las ranas
carnosas, ondeando su alabarda.

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“¡Cómo se atreven…”

El pecho de las ranas carnosas en la parte delantera estalló con un splorch. Vísceras y
veneno diluviaron sobre las ranas carnosa detrás de ella. Hina salió como una bala hacia
delante, casi bailando casi bailando sobre el cadáver mientras daba media vuelta y
balanceaba su alabarda. Erradicó a cada rana a su alrededor.

Balanceo su alabarda de nuevo para tirar el veneno de su hoja,

“…bultos de carne a interferir…”

Hina bajó su centro de gravedad, luego estalló en una violenta carrera. Cuando pasó el
caballo de un Caballero, estrelló su alabarda contra él, cortándolo en dos. El impulso envió
la mitad inferior a volar a la distancia, pero al final cayó a la calle. La porción superior se
desplomó dónde estaba, y el Caballero sobre él miró alrededor ansiosamente.

“…en mi conversación de tortolos con Amo Kaito!”

Hina envió la cabeza del caballo a volar. Cuando el Caballero cayó y aterrizó con su cabeza
a sus pies, lo pateó a la distancia.

Los elegantes pasos de Hina se parecían a un baile mientras regresaba a Kaito. Luego giró
su alabarda, enviando trozos de carne a volar en el aire. Volvió a apretar su agarre sobre el
mango y le sonrió a Kaito.

Su sonrisa era angelical.

“Mis disculpas. Para continuar nuestra conversación, si fuera por el bien del amo Kaito,
abrazaría a la muerte con mucho gusto. Quédate tranquilo: No los dejaré poner ni un sólo
dedo sobre tu precioso cuerpo.”

“Gra-Gracias. Eso es un gran alivio. Aho-Ahora que pienso en ello, ¿Elisabeth qué está—?”

Tartamudeando por la intensidad de Hina, Kaito inspeccionó el área.

Los demonios producidos en masa estaban cargando hacia Elisabeth como olas
amenazantes. Sin embargo, no mostró signos de preocupación. Al contrario, hizo girar una
bola de hierro con púas libremente, aplastando a los demonios a pedazos.

“¿Exactamente qué son estos, Marianne?”

“Uno de los trece demonios, uno que ya derrotaste. Alternativamente, sus subordinados.
Cuando estaba con vida, tomé una muestra de su sangre. Usando eso como un
intermediario, puedo convocar una porción de su alma y duplicarla. Este es el resultado de
poner sus retorcidas almas en cascarones temporales de carne.”

“Esto no es un acto de un nigromante amateur. Vlad seguramente está detrás de eso.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“En efecto. Ha sido de enorme ayuda para mí. Tuve que sacrificar muchas personas para
llegar tan lejos. Pero todo fue hecho por usted, joven señorita. ¿Qué opción tenía? Esos
sacrificios fueron todos necesarios con el fin de que una débil y ordinaria mujer como yo se
enfrentara con la Torture Princess.”

Mientras Marianne hablaba, Kaito vio al grupo de demonios reformándose. Su material base
era probablemente carne humana. Aunque esta ciudad estaba llena de huesos, ni un solo
fragmento de carne quedaba sobre ninguno de los cadáveres. ¿Marianne de dónde estaba
obteniendo toda esa carne? Su estómago se revolvía sólo de pensar en la cantidad de
materiales que su técnica única debe requerir.

Marianne juntó sus manos enguantadas con seda, como si estuviera rezando.

“Ah, en efecto. No tuve elección; no tuve elección; ¡no tuve elección no tuve elección no
tuve elección! ¡No me quedaba otra opción! ¡Con el fin de ser como usted, no tuve otra
alternativa más que cargar los mismos pecados!”

Flamas azules corrieron junto a ella como si estuvieran en sintonía con su creciente voz.
Las flamas se hincharon, como si recrearan el fuego que una vez llenó la ciudad, y de ellas
fluyó un ejército de Caballeros.

Los Caballeros cargaron hacia Elisabeth. Una multitud de nuevas ranas carnosas a avanzó
hacia Kaito y Hina.

“¡Cómo se atreven todos ustedes a mostrar sus desagradables caras ante el Amo Kaito!”

Hina balanceo su alabarda, comando en cuenta el camino que el veneno rociaría antes de
golpear. Pero cuando lo hizo, los huesos que habían estado tiraos ahora se levantaron
como un escudo para bloquear su ataque. Los huesos se dispersaron, pero la rana carnosa
a la que había estado apuntando escapó por poco del daño.

“Hina, ¿estás bi—?”

“… ¡Qué insolencia!”

Hina rugió, luego chocó la planta de su pie con el hocico de la rana. Pulverizó su cabeza, y
su cuerpo se esparció contra el suelo. El dobladillo del traje de maid de Hina ondeó
mientras hacía su grácil aterrizaje.

“Gracias por tu preocupación, Amo Kaito. Qué hombre tan amable eres… Pero eso era un
asunto trivial.”

Cuando Kaito volvió a mirar a Elisabeth, sus circunstancias parecían casi idénticas a las de
antes.

140 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Varios esqueletos estaban aferrándose a su bola de hierro. Incluso cuando sus cuerpos se
hacían añicos, se aferraban a las púas y enterraban sus pies en el suelo para impedir el
impulso de la bola. Kaito finalmente se dio cuenta de ello. Marianne estaba planeando usar
los incontables cadáveres que Elisabeth había dejado para convertir esto en una batalla de
recursos.

“Ah, ¿puede sentirlo, joven señorita? ¿Los remordimientos atravesando su piel, la angustia
hirviendo en su pecho? Está a punto de ser asesinada por los mismos inocentes que
asesinó hace mucho tiempo. ¿Puede sentirlo? ¿Puede sentirlo golpeteando la, joven
señorita, golpeteando su carne y su sangre? ¿Puede sentir la ira, el odio, y la pena de
aquellos que asesinó?”

Marianne agarró su abdomen mientras gritaba con la intensidad de un cantante de ópera.

Lanzas estaban apuntando a Elisabeth desde todas las direcciones. Chasqueó sus dedos
en irritación.

“¿Entiende, joven señorita? ¿Entiende que aquellos que asesinó vivían vidas normales,
vidas que querían proteger? ¡No tiene el derecho de asesinar a ninguno de ellos, joven
señorita, ni uno solo!”

Claramente estaba inestable. El rubor eufórico se desvaneció de sus mejillas. Sujetó su


pecho aún más fuerte, respirando con dificultad, como demostrando su dolor mientras
derramaba húmedas lágrimas.

“¿Por qué, joven señorita? ¿Por qué? ¿Por qué hizo algo tan terrible? ¡¿Por qué no pudo
entender cuán malo era?! ¡¿Joven señoriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiita?!”

“… ¿Su corazón se dividió en dos o algo?”

Kaito no pudo evitar murmurar para sí mismo. Todo lo que Marianne estaba haciendo y
diciendo era contradictorio. Estaba alegremente intentando asesinar a Elisabeth por amor,
sin embargo, al mismo tiempo, intentando obligarla a lamentarse de sus actos y
arrepentirse.

“Joven señorita, ¿por qué, por qué es que no puede entender…? Yo la, yo la detendré.
Haciendo tal cosa va, toda la gente llorará, tengo que matar, joven señorita, tengo que
detenerla, tengo que…”

Kaito finalmente se dio cuenta: El espíritu de Marianne se estaba deshaciendo. Estaba


siendo destrozada tanto por el horrible espectáculo que Elisabeth la había forzado a
presencia hace mucho tiempo como por su propia culpa por no haber sido capaz de
detenerlo.

“…Yo, mí, yo, mi joven señorita, mi culpa, así que…”

141 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Lo que estaba ante Kaito, Elisabeth, y Hina no era nada más que el cascarón de una mujer
rota.

Marianne soltó una risa aguda y cubrió su rostro. Casi sonó como un grito. Los lirios se
mecieron suavemente sobre su sombrero. Aunque Elisabeth chasqueó su lengua, también
susurró en voz baja.

“…Qué estado tan miserable en el que estás, Marianne. Supongo que tengo la culpa de
ello.”

De repente, dejó de caminar. Kaito la miró.

Luego un brazo esquelético se extendió y la agarró. En seguida, la tiró dentro de la multitud


de los muertos. La Torture Princess fue enterrada en la sed de sangre y el odio de aquellos
que había asesinado brutalmente.

¡Aborrecible Elisabeth, repugnante Elisabeth, cruel, espantosa Elisabeth!

¡Una maldición sobre ti, una maldición sobre ti, una maldición, una maldición, una
maldición eterna sobre ti, Elisabeth!

Kaito sintió casi como si él, también, pudiera escuchar los mordaces gritos de los muertos.
Gritó, negándose a perder ante ellos.

“¡Elisabeth! ¡Deja de perder el tiempo saca tu trasero de allí!”

“¡Lady Elisabeth, ya voy!”

Hina gritó, también, luego arrancó a correr. Pero antes de que pudiera alcanzarla, la pila de
huesos comenzó a retorcerse y repiquetear, conduciendo al cuerpo de Elisabeth a sufrir el
mismo dolor que sufrieron una vez. Marianne levantó su voz una vez más.

“¿Entiende? ¿Ha llegado a entenderlo, joven señorita? ¡Joven señorita, mi estimada joven
señorita!”

“He entendido eso…desde el…”

Una pequeña voz se filtró de la pila. Hina, nerviosa, se paró en seco. Cuando lo hizo, la voz
explotó.

“¡PRINCIPIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!”

En sintonía con la voz enfurecida voz, cadenas explotaron hacia delante.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Las cadenas repiquetearon mientras serpenteaban desde Elisabeth. Se enrollaron y giraron


como un tornado, acribillando los muertos con temerario desenfreno. Los huesos se
fracturaron, se rompieron, y se desmoronaron.

El torbellino de cadenas luego se extendió, abriéndose como una rosa de hierro. Rasparon
el suelo, golpearon los escombros, y destrozaron los huesos a astillas. Pulverizaron
minuciosamente a todas las personas que ella había torturado una vez, las personas que
una vez había asesinado. Al ver la ira de las cadenas como una serpiente de muchas
cabezas, Hina alabó a la ama de su amo.

“¡Bien hecho, Lady Elisabeth! No debería haber esperado menos. Sin embargo, esto es…
¡Cuidado! ¡Perdóname, Amo Kaito!”

“¡Hwah!”

Hina regresó a él a máxima velocidad, luego lo alzó en sus brazos antes de salir corriendo
otra vez. Ni un segundo después, el lugar donde habían estado de pie fue asaltado por
cadenas. Una casa medio destruida apareció en su camino, y las cadenas la hizo
desmoronarse. Ceniza y astillas carbonizadas salieron volando.

Una vez que la impresionante nube de polvo se dispersó, Elisabeth se quedó sola.

Respiraba pesadamente, como un gato con los pelos de punta.

La Executioner’s Sword of Frankenthal ardía en su mano.

Marianne dio un paso hacia atrás. Los pocos Caballeros restantes se alinearon delante de
ella. Antes de que pudieran cargar, sin embargo, Elisabeth clavó la Executioner’s Sword of
Frankenthal en el suelo.

“¡Hellhole*!”

[Nt: Infierno, aunque también se puede referir a un lugar espantoso.]

Cuando habló, la tierra emitió un ruido sordo. Una cavidad cónica se abrió en el centro de la
calle, y todos los Caballeros cayeron dentro.

En el fondo del gigante agujero, un infinito mar de insectos se contoneaba y se retorcía.


Tenían una lustroso y metálico caparazón negro, y parecían de otro mundo. Los insectos
enjambraron a los Caballeros, y sus diminutos dientes hacían ruidos nauseabundos
mientras masticaban la carne en descomposición de los Caballeros. Parecían encantados
con la generosa ofrenda de presa.

“¡……!”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Marianne lentamente dio marcha atrás. Pero a su alrededor, cadenas salieron de repente
del suelo como serpientes. La ataron de la cabeza a los pies, la esbelta complexión, los
flexibles pechos, y demás.

Colgaba en el aire al igual que Elisabeth lo había hecho una vez. La miró fijamente, como si
esperara una respuesta a sus anteriores gritos.

Elisabeth estaba de pie delante de ella, ambas manos colocadas en la empuñadura de su


espada. Llevaba una seria expresión.

“Mis disculpas, Marianne. He entendido eso durante mucho, mucho tiempo.”

Los ojos de Marianne se ampliaron un poco. Elisabeth devolvió su mirada azul ceniza.

“No tenía el derecho de tomar la luz de ni una sola persona en este mundo. Cada persona
que asesine llevaba una vida vigorosa, una vida a la que tenían total derecho de llevar a
cabo como desearan. Los asesine cruelmente, horripilantemente, sin piedad e injustamente.
Es como dices, Marianne. Ni siquiera la muerte será castigo suficiente.”

La era sincera mientras ofrecía su confesión. Sin embargo, mientras la daba, escupía en el
suelo. Confesando y reconociendo sus pecados, pero sin arrepentirse de ellos en lo más
mínimo, Elisabeth se mantuvo firme mientras hacía su declaración.

“Me convertí en la Torture Princess con pleno conocimiento de lo que eso implicaba.”

Elisabeth no ofreció más raciocinio.

Su cabello negro planeó en el hueco viento, un viento que parecía llevar el calor del fuego
de antaño, un viento que gemía como los lamentos de los vengativos muertos.

¡Aborrecible Elisabeth, repugnante Elisabeth, cruel, espantosa Elisabeth!

¡Una maldición sobre ti, una maldición sobre ti, una maldición, una maldición, una
maldición eterna sobre ti, Elisabeth!

Asimilando todo el odio y la malicia de los muertos, Elisabeth continuó.

“No pediré perdón, ni pediré piedad. Porque es verdad que me deleité con sus gritos y me
bañé en su desesperación. Deberías despreciarme, aunque mueras. Denígrame y maldice
mi nombre… Mis disculpas, Marianne.”

“…Joven señorita…”

“Tengo la intención de seguirte en breve. Muy pronto de hecho.”

Los labios de Elisabeth delataron un temblor. Por un breve segundo, tenía el rostro de una
indefensa niña.

144 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Reunió fuerza en la mano que tenía la Executioner’s Sword of Frankenthal. Marianne,


mirándola, sacudió su cabeza. Cerró sus ojos, los volvió a abrir, luego habló con la amable
conducta de una tutora.

“Joven señorita, sé que la Executioner’s Sword of Frankenthal es un poderoso catalizador,


capaz de convocar cadenas y dispositivos de tortura. Pero también sé que la espada en sí
fue hecha para permitirle a los verdugos decapitar a los criminales sin dolor antes de que
fueran puestos en la hoguera. Un arma confeccionada por amabilidad. ¿Es con eso que
tiene intención de asesinarme?”

“En efecto, Marianne. Con esta espada, tomare la cabeza de una histérica y ordinaria
mujer.”

“Eso no servirá, joven señorita. Es impropio de usted. No debe mostrarle ni una pizca de
bondad a ni una sola persona, Si tiene la intención de caminar por su retorcido camino
hasta el final, debe torturarme hasta la muerte.”

El rostro de Elisabeth se endureció un poco. Mientras regañaba a Elisabeth, Marianne la


miraba con ojos ardiendo con determinación.

“Si me rechaza a través del dolor, asesíneme a través del dolor, y entonces el mundo
finalmente estará libre de cualquiera que pueda dañar su resolución. Si desea conservar su
tiránica naturaleza ahora que ha sido capturada y convertida en el perro de caza de la
Iglesia, entonces eso es lo que debe hacer.”

Marianne cerró sus ojos, luego los abrió poco a poco. La expresión que le mostró a
Elisabeth era severa, la tutora de la infancia dentro despertó por fin.

“Si le hace la vista gorda a siquiera una persona, se debilitará su resolución. Así es como
son las cosas.”

Elisabeth no respondió. Pero la expresión de Marianne cambió una vez más, de esa de una
instructora severa a esa de un adulto hablándole a un niño terco. Sus ojos llenos de
amabilidad.

“La amé desde el fondo de mi corazón, joven señorita. Incluso ahora, la adoro tanto como
cuando era una niña.”

Sonrió gentilmente. Sus siguientes palabras estaban impregnadas de tristeza.

“Una vez que me haya asesinado, imagino que no quedará nadie en este mundo que en
verdad la ame.”

“Sí… No tendré a nadie. Ni una sola persona por el resto de la eternidad.”

145 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Elisabeth afirmó en voz baja la declaración de Marianne. Marianne asintió con la cabeza,
luego inclinó su cabeza como si aguardara la sentencia. Elisabeth soltó la Executioner’s
Sword of Frankenthal.

Su largo y liso cabello negro ondeaba mientras Elisabeth miraba al cielo. Su expresión era
calmada. Un pesado silencio las aplastó. Ninguna mujer, ni la juzgando ni la aguardando la
sentencia, movió un pelo.

En ese momento, el espacio alrededor de Kaito se congeló.

***

“… ¿Qué…mierda?”

El sonido del aplastante vidrio se debilitó, y después de unos segundos, Kaito se dio cuenta
de cuán extraños eran sus alrededores.

Todo, hasta donde alcanza la vista, estaba congelado en un ligero tono de azul. No sólo
Elisabeth y Hina, sino que los fragmentos de hueso volando en el viento y las nubes de
polvo estaban inmóviles también.

Estiró su mano tímidamente, pero había algún tipo de capa transparente no dejándolo tocar
alguno de los objetos congelados.

“¿Qué está pasando? ¡Hey, Elisabeth! ¡Hina!”

Les gritó, pero parecía que su voz no podía alcanzarlas, ya que no respondieron. En su
desconcierto, de repente sintió a alguien detrás de él. Se dio la vuelta en pánico.

“Un placer conocerte, Alma Libre de Pecado.”

“Un placer conocerte, Alma Pura.”

Dos chicas se inclinaron ante él, sosteniendo los dobladillos de sus vestidos en educadas
reverencias. Los trajes de criada que llevaban era aún más anticuados que el de Hina. Una
llevaba una caja atada con un lazo en un brazo, y la otro sostenía un reloj con una aguja
detenida. Ambas tenían cabello largo y drapeado hecho de hilo de oro enmarañado, y para
los ojos cada una de ellas tenía gemas púrpura raspadas. Mirando sus partes artificiales,
Kaito podía decir: No eran humanas.

Las dos niñas eran muñecas. Permanecían inexpresivas mientras hablaban, sólo sus labios
se movían.

“¿Crees que Elisabeth la mate?”

“¿Crees que la Torture Princess puede matarla?”

146 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¿Qué? ¿De qué mierda están hablando?”

“Qué cosa tan dolorosa es, mata a un ser querido.”

“Qué cosa tan triste es, matar a quien adoras.”

“Quiero decir, tienen razón. Pero no es como si pudiera detenerla.”

Kaito apretó los puños. No sabía nada acerca de la relación de Marianne y Elisabeth o sus
vínculos. No tenía manera de saber qué recuerdos compartían o qué estaba pasando
actualmente por sus mentes.

La decisión descansaba en los hombros de Elisabeth. Y a Kaito ciertamente no se le


permitiría intervenir en ella, especialmente no con su limitado entendimiento de la situación.
Pero las criadas sacudieron sus cabezas al unísono.

“Nadie dijo detenerla.”

“No dijimos nada de eso.”

“” La pregunta que deseamos plantear no es sobre Elisabeth, sino sobre ti.””

“… ¿Qué?”

Kaito no tenía ni idea de lo que estaban hablando. ¿Quiénes eran de todos modos?

La criada llevando la caja dio un mecánico “Ahem,” luego lentamente dio un paso hacia
delante. Kaito, en guardia, dio un paso hacia atrás. Pero la criada simplemente desató el
lazo, luego abrió la caja y le mostró su contenido con un ademán ostentoso.

Kaito cubrió su boca, embestido por un fuerte deseo de vomitar.

“…Rgh—”

Dentro de la caja se retorcía una pila de arañas con plumas de cuervo creciendo por todos
sus cuerpos. Se arrastraban una sobre otra mientras iban de un lado a otro sobre sus ocho
patas emplumadas. Y ahí, enterrado bajo la pila de diminutos horrores, estaba un bebe.
Justo cuando estaba a punto de meter sus manos en la caja de arañas para salvarlo, Kaito
susurró.

“No puede ser.”

“Oh mí, ¿se dio cuenta?”

“En efecto, ¿lo entendió?”

147 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

En un segundo vistazo, Kaito notó que las piernas de araña creciendo desde la cintura del
gordo bebe. Él bebe ya había dentado, y su ancha sonrisa parecía extrañamente cruel.

Un shock pasó por el cerebro de Kaito mientras comprendía lo que vio.

“Eso… ¿Eso es el Conde?”

Ahora que pensó en ello, el Conde había estado ausente del grupo de demonios revividos
que los habían atacado hace un momento.

Tambaleándose con disgusto, dio un paso hacia atrás. Mientras lo hacía, las criadas
hablaron.

“Marianne poseyó el alma del Conde, también.”

“La colocamos en el cuerpo de este niño.”

“” Como están las cosas, crecerá para ser igual a ese monstruoso hombre.””

Él bebe acarició las arañas con su gorda mano como si acariciara a una mascota. Un
malicioso intelecto acechaba en sus ojos, y sonreía satisfecho mientras miraba a las arañas.

Kaito levantó un puño. Pero no pudo convencerse a sí mismo de bajarlo. Si se estuviera


enfrentando al Conde original, lo habría asesinado en un santiamén. Sin duda le habría
arrancado miembro por miembro. Pero, aunque la criatura ante él poseía la misma
naturaleza que el Conde, era solo un bebe.

Golpearlo no sería suficiente para matarlo. Y ahorcar a un bebe no lo haría mejor que su
padre. Se forzó a aflojar su puño, luego se frotó su propio rostro pálido.

Las criadas, habiéndolo observado, se miraron entre sí una vez antes de asentir con la
cabeza.

“Ah, fue una decisión demasiado difícil de tomar en el impulso del momento.”

“Bueno, podemos esperar que cumpla con nuestras expectativas.”

““Esto funcionará por ahora.””

De repente, la criada levantó la caja en el aire. Luego, sin una pizca de duda, la lanzó duro
contra el suelo.

En pánico, las arañas huyeron por las grietas en la caja. Él bebe salió gateando, aplastando
las arañas mientras lo hacía. La criada que previamente sostuvo la caja derribó al bebe con
su pie, luego lo pisoteó con toda su fuerza.

“¡Qu—!”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Su fuerza era inhumana, y el estómago del bebe se deformó antes de abrirse de golpe. Sus
entrañas, estructuralmente diferentes a las de un humano, se salieron derramándose. Kaito
se encontró sin palabras, y las criadas se encogieron de hombros.

“Ahora ha sido aplastado. ¿Te sientes mejor?”

“Ahora ya se ha lidiado con él. ¿Te sientes aliviado?”

“¿Por qué lo—? Bueno, eso no es cierto. Me siento aliviado, demonios. ¡Dios! Ustedes
hicieron esa cosa en primer lugar, ¿no es así? ¿Por qué harían algo así—?”

“Precisamente. Lo hicimos. Y aunque lo aplastamos, todavía podemos hacer más.”

“Mientras Marianne, la nigromante que tiene su alma en su vientre, viva, podemos hacer
tantos como deseemos.”

Al escuchar eso, Kaito sintió la sangre vaciarse de su rostro. Miró el mutilado cadáver del
bebe. El hecho de que sean capaces de producir más de esa cosa era un hecho que no
podría tomar a la ligera.

“Ahora, aquí está nuestra pregunta. ¿Elisabeth la asesinara? ¿O no lo hará?”

“Si no puede asesinarla, tenemos de tomar a Marianne y producir un ejército de Condes.”

Kaito miró el rostro pálido atado a una cadena de Marianne. En él estaba grabada su
resolución hacia la muerte y su agotamiento hacia la vida. No era el pido de persona que
debería haberse convertido en una nigromante.

“… ¿Quieren decir que van a explotarla aún más? ¿No ha tenido suficiente?”

“Hasta que su frágil corazón se rompa, tenemos la intención de producir en masa Condes y
soltarlos en lo silvestre.”

“Ah, y esa escena se desarrollará una vez más. Incontables y encantadores Grand Guignol
tendrán lugar.”

Las criadas se rieron nerviosamente al unísono. La visión de Kaito se puso roja con ira.

Al mismo tiempo, alucinaciones de arañas reptaban por su cerebro. Uno tras otro, los gritos
de los niños con sus gargantas rasgadas atravesaron su mente. Neue maldiciendo su
destino, luego sonriendo con lágrimas en los ojos.

El cuerpo del chico siendo jalado hacia atrás y desapareciendo.

Pensó escuchar un grito espantoso y los huesos del chico rompiéndose. La primera persona
que le había deseado felicidad siendo brutalmente asesinado.

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La mente de Kaito se pintó otra vez con pena y venganza. En algún lugar de su mente, un
extraño ruido de portazo resonó. Lentamente levantó la mirada. Sus ojos se abrieron de par
en par en un resplandor maniático de muerte, y les hizo una pregunta a las dos criadas en
una voz fría.

“… ¿Creen que las dejaré?”

“Tu valor es impulsivo pero espléndido, sin embargo.”

“Pero no somos nosotras las que debes enfrentar.”

Las criadas sujetaron los dobladillos de sus vestidos una vez más, doblando sus rodillas
mientras se inclinaban con gracia. La criada que había estado sosteniendo la caja señaló a
Marianne, atada con cadenas. La otra levantó su reloj.

“Ahora entonces, ¿continuamos?”

“Tienes sólo unos segundos para tomar una decisión. Actúa rápidamente, por favor.”

““Haz lo que quieras, pero asegúrate de no tener arrepentimientos.””

Entonces las dos desaparecieron. El color regresó al mundo. El viento frío sopló, y la nube
de polvo bailó por el aire. Elisabeth mordió su labio, luego levantó su mano en alto.

Cuando lo hizo, Kaito se echó a correr.

La criada le habían dicho que sólo tenía unos segundos para decidir. No tenía tiempo para
esperar y ver si ella chasquearía sus dedos o no. Si no lo hiciera, no habría tiempo para
evitar que la situación se pudiera fea.

Kaito había entendido inmediatamente lo que las dos habían insinuado. Su mente estaba
clara, entendió lo que tenía que hacer, y lo hizo sin vacilar.

Sacó la Executioner’s Sword of Frankenthal del suelo donde estaba enterrada. La espada
era notablemente ligera, posiblemente debido a la asistencia mágica que ofrecía. Elisabeth
se dio la vuelta. Su mirada carmesí claramente quería preguntarle qué estaba haciendo,
pero la ignoró mientras su cuerpo era prácticamente lanzado hacia delante. Ya había cuán
irrazonables eran sus acciones.

Sin importar lo que haga, Marianne va a terminar muerta, o por la tortura de


Elisabeth o por ser usada y lisiada. Esos son los únicos caminos que le quedan.

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Volumen 1

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De cualquier manera, se encontraría enfrentando al infierno. Reconociendo eso, la realidad


de su situación ayudó a mitigar su culpa mientras tomaba por la fuerza la tácita tercera
opción.

“…Lo siento.”

Kaito atravesó a Marianne con la espada.

La mágica hoja encontró poca resistencia cuando atravesó su torso.

“… ¿Qu—?”

Marianne tosió sangre, sus ojos se abrieron en sorpresa. Kaito se sintió animado mientras lo
bañaba. Sangre tibia chorreo por su mejilla. Por un segundo, no se dio cuenta de lo que
había acabado de hacer. Luego se tragó la bilis brotando en su estómago mientras quitaba
sus manos de la espada. Su mirada se encontró con la de Marianne. Kaito miró
directamente a la mujer que había acabado de asesinar.

Su rostro estaba lleno de perplejidad. Una y otra vez, Kaito gesticuló con la boca que lo
sentía. Por alguna razón, cuando ella vio eso, sonrió con ternura.

““A-ah… Mi…gracias…De verdad…esta era…la manera…”

Sus palabras se interrumpieron. Aún con una expresión tranquila, su cabeza se desplomó
hacia delante. Atónito, Kaito reflexionó sobre sus últimas palabras en su cabeza. Cuando lo
hizo, un posible final para su oración final vino a su mente.

“Espera, ¿acaso tú…?”

Tal vez Marianne no había querido sumarle más pecados a la carga que llevaba Elisabeth.
Pero antes de que pudiera darle mucho pensamiento al asunto, Kaito fue enviado a volar,

“¡Urgh!”

Había sido pateado fuerte, y se deslizó por el camino. Cayó sobre la grava y la ceniza antes
de finalmente chocar contra una pila de escombros. El dolor que recorría por su cuerpo era
tan intenso, que temió que uno de sus órganos se hubiera roto. Tosiendo sangre, levantó la
mirada.

Elisabeth estaba de pie en el mismo lugar en que él había estado hace un momento. Ella
miró el cadáver de Marianne, su rostro desprovisto de expresión. Pasó un largo momento.
Entonces de repente, Elisabeth agarró la empuñadura de la espada perforando a Marianne
y le dio un tirón. Sangre salió a chorros de la herida, tiñendo el suelo de negro.

El cabello negro de Elisabeth ondeó cuando se giró hacia Kaito. Sus ojos estaban
entrecerrados y llenos de una rabia seca.

152 | P á g i n a
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Volumen 1

“¿Por qué actuaste por cuenta propia, perro callejero? Basado en tu respuesta, puedes
imaginar el castigo que te espera.”

Sus tacones chasqueaban mientras se acercaba. Se detuvo directamente delante de Kaito.

Kaito miró estúpidamente la mano pálida acercándose a él. Pero justo antes de que sus
dedos pudieran alcanzarlo, su visión se nubló horizontalmente. Hina lo había alzado en
brazos, luego saltó al lado. Rasguño el suelo cuando aterrizó, llevándolo en su brazo
derechos y sosteniendo la albereda en su mano izquierda preparada. Elisabeth chasqueó
su lengua.

“Suéltalo, muñeca.”

“Me niego. No eres mi amo.”

Las dos se miraron llenas de odio entre sí. Determinando que esta no era una rival con la
que pudiera competir con solo una mano, Hina suavemente dejó a Kaito en el suelo y se
pudo delante de él como un escudo. Elisabeth frunció sus labios fríamente.

Tratando de evitar una pelea, Kaito abrió su boca. Pero su respiración estaba tan irregular,
no podía hablar bien. Hizo lo mejor que pudo para reunir fuerza en su pecho herido.

“H-Hey, ustedes dos, corten—”

Pero en el momento en que finalmente había reunido la fuerza para hablar, se dio cuenta
que el espacio alrededor de él se había congelado una vez más.

Incluso con su visión borrosa por el dolor en su abdomen, podía distinguir a las dos criadas
de pie delante de él. Una de ellas llevaba zapatos manchados con la sangre de un bebe, y
la otro sostenía su reloj. Giraron sus ojos de gemas púrpura raspadas hacia Kaito sin decir
nada. Al momento siguiente, sus rostros pálidos chasquearon y se contorsionaron en
expresiones que eran todo menos naturales.

Las criadas tenían rotas y espantosas sonrisas. Se inclinaron con gracia una vez más.

“Pasaste, Alma Libre de Pecado.”

“Nuestro amo te llama.”

Tarareando con satisfacción, las criadas agarraron los flácidos hombros de Kaito. Era
incapaz de oponer resistencia mientras lo alejaban. Mientras lo arrastraban, se giró
débilmente para mirar por encima de su hombro. Después de que los tres había viajado una
distancia fija, el mundo azul congelado de repente volvió a la vida.

“¿Hmm? … ¿Kaito?”

153 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Am— ¿Amo Kaito? ¡Esto no puede ser! ¡¿Amo Kaito, dónde estás?!”

Elisabeth y Hina notaron la desaparición de Kaito e inspeccionaron sus alrededores. No


estaba muy lejos de ellas. Las miró, rogándoles que lo notaran. Hina se giró en su dirección.
Pero entonces un sonido sonó.

Grrrrrrrrr, grrrrrrrrrrrr, grrrrrrrrrrr.

Como para bloquear su visión, una profunda y negra oscuridad se fusionó y se tragó la luz.
Mientras se expandía, la oscuridad formó finos y ondulantes músculos y brillante pelaje
negro.

En poco tiempo, había tomado la forma de un sabueso de primera clase. El fuego del
infierno carmesí ardía en sus ojos.

El Káiser había llegado, y el aire mismo se congeló en terror.

“Gah-ha-ha-ha, heh-heh-ha-ha, gah-ha-ha-ha.”

Se rio de ellas con una voz que sonaba casi humana.

Esa escena desesperanzadora fue la última cosa que Kaito vio antes de que su conciencia
se desvaneciera.

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Volumen 1

155 | P á g i n a
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Volumen 1

6
La Decisión de Kaito

Kaito reflexionó sobre cuán miserable había sido su vida.

Las personas seguían llamándolo Alma Libre de Pecado, pero él ciertamente no se sentía
como una. Al contrario, ya que había acabado de cometer su primer asesinato en este
mundo. Aunque había sido cómplice en asesinatos antes, tales como ayudar a limpiar
cuerpos, esta fue la primera vez que había apuñalado a alguien con una espada.

Su nueva vida había sido un caos. Había atestiguado espectáculos horrorosamente


horribles y sido torturado por razones sin sentido. Había sido obligado a cortar su propia
mano y esculpir profundas heridas en su propio pecho. Pero a pesar de todo eso, también
tuvo algunas experiencias que no quería olvidar.

Alguien le había deseado felicidad. Alguien había prometido protegerlo.

Él había tenido que escarbar en el barro metafórico, trozos de metal arrancando su carne,
pero al final había recibido esas bendiciones.

Para la mayoría de las personas, pequeños consuelos como esos eran una constante en su
vida diaria, motas triviales de calor que apenas tenían mención. Pero le había tomado a
Kaito hasta después de su muerte recibirlos.

Por eso, Kaito pensó algo por primera vez.

Definitivamente no era un Alma Libre de Pecado, y las cosas que había visto habían sido
horribles. Pero aun así… A pesar de todo eso…

Esta segunda vida que se le había impuesto no era mala.

Quizás había significado en la resurrección de una lamentable criatura como él después de


todo.

Por supuesto, nunca compartiría estos pensamientos con nadie.

***

Cuando abrió sus ojos, Kaito se encontró sentado en una silla extravagante. Sus
alrededores estaban tenuemente iluminados, y los bordes de su visión se sumían en la
oscuridad. Rozó los brazos elaborados con destreza mientras inspeccionaba la habitación.

Espera, ¿dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo aquí?

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Volumen 1

Un mantel gris perla se extendía ante él. En la mesa estaba una diversidad de comidas en
bandejas de buffet plateadas. La comida era tan colorida, casi parecía que estaba hecha de
cera.

Había varios entremeses, desde un plato de ostra gelificado translúcida y un salmón


marinado vívidamente naranja hasta una amplia selección de patés. Como platos fuertes,
había un cerdo marrón dorado rostizado, una tarta a base de vegetales, y una aromática
sopa de langosta. También había frutas rociadas con miel, un pastel cubierto de almendras
trituradas, y un pudín marrón oliva adornado con bayas.

[Nt: Se llama paté (del francés pâté) a una pasta untable elaborada habitualmente a partir
de carne picada o hígado y grasa, siendo frecuente la adición de verduras, hierbas,
especias y vino. También existen versiones vegetarianas.]

[Nt: Maldita sea, cómo odio las escenas con platillos de esta novela, tiene demasiados
platos que desconozco >:u.]

La mesa estaba absolutamente llena de fragantes comidas. Las llamas las iluminaban
desde lo alto de los candelabros rojos, titilando mientras emitían su luz sobre el banquete
que parecía demasiado bueno para ser verdad. Pero a pesar del esplendor de la comida,
nadie estaba compartiendo el banquete.

La silueta de un hombre sentado en el centro de la mesa.

Llevaba una camisa de seda con un pañuelo de cuello. Su abrigo estaba decorado con hilo
plateado, y se negó a quitárselo mientras comía. El hombre ignoró las bandejas de buffet,
en cambio comía de un solo plato llano* de color blanco puro.

[Nt: Plato grande para el plato principal.]

Sobre el plato de porcelana estaba un trozo de carne con sangre goteando de él. El hígado
crudo no parecía siquiera sazonado. El hombre cortó finos pedazos de carne y se los llevó a
la boca con su tenedor.

La oscuridad se deshizo sólo por la luz de las velas y el suave sonido de los platos
tintineando.

Kaito inmediatamente reconoció los ojos carmesíes, el sedoso cabello negro, y los
hermosos y andróginos rasgos del hombre.

El hombre, Vlad, tenía un notable parecido a Elisabeth.

Pero… ¿por qué? ¿Por qué me trajeron directamente al jefe final, de todas las
personas?

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Volumen 1

Confundido, Kaito evaluó su cuerpo. El dolor en su abdomen no se había ido, pero podía
mover sus manos y sus piernas libremente. No estaba atado, ni parecía haber algún tipo de
restricciones mágicas.

Kaito miró a Vlad, esperando que bajara su guardia. Vlad simplemente siguió comiendo en
silencio. Parecía absorto en la carne, como si fuera la única cosa en su mente. No estaba
claro si su guardia estaba baja o no. Kaito entonces apartó la vista de la mesa para revisar
la habitación. Sin embargo, no podía distinguir muchos detalles. Cualquier parte de la
habitación que estaba fuera de la luz de las velas estaba envuelta en oscuridad.

Ni siquiera puedo decir dónde está la entrada. Eso no es bueno.

Kaito se tragó su impaciencia y frustración calmó su respiración. Tenía que mantener la


calma. Pero el aroma silvestre que el humo de las velas emitía le puso los nervios de punta.
Evocaba la imagen de ese perro negro, sus ojos ardiendo con el fuego del infierno.

Eso me recuerda—¿Elisabeth y Hina están bien?

“¿Hmm? Llamó tu atención, ¿no es así?”

Kaito levantó la mirada con un sobresalto. Vlad, ya no comiendo, tenía una expresión
sorprendida en su rostro. Kaito no había esperado que sonara tan joven. Inseguro de cómo
responder, Kaito eligió permanecer en silencio.

“Mi invitación fue bastante brusca, lo admitiré. Sin duda estás bastante confundido en este
momento. Mis disculpas.”

Vlad asintió con la cabeza, luego chasqueó sus dedos. Oscuridad y pétalos de flor cerúleo
giraron en espiral delante de Kaito, y un tazón de agua apareció. La superficie del agua
formó un espejo, luego proyectó una escena distante.

Los ojos de Kaito se ampliaron cuando lo vio.

Elisabeth y Hina subían la pendiente hacia el castillo, luchando contra un gigantesco perro
negro mientras corrían.

Hina balanceo su alabarda, tirando al perro al suelo. Sin embargo, su hoja no pudo
atravesar el abundante pelaje del perro. Elisabeth envió incontables estacas volando hacia
su espalda, pero todas simplemente rebotaron. La mandíbula del perro se le echó encima, y
ella lo ató con cadenas conjuradas. Pero, aunque lo refrenó, no pudo asestar un golpe
decisivo.

“Maldito. Pensar que te resistirías a mis dispositivos de tortura tan bien. De verdad,
llevas bien el nombre del Káiser.”

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Elisabeth escupió un trago de sangre sobre el costado de la calle. Su afilada intención de


matar no había sido apagada. Pero sin importar cuanto lo oculte, sus ojos carmesíes
estaban manchados con frustración.

Colocando ambas manos sobre la mesa, Kaito instintivamente gritó:

“¡Elisabeth!”

“¿No crees que ella está siendo un poco impaciente? Como yo lo veo, Elisabeth es más
volátil que un barril de pólvora. Sólo un tonto intentaría usar la fuerza bruta para vencer al
Káiser. Aunque en ese sentido, supongo que intentar pelear con él en primer lugar fue un
error de por sí.”

Vlad se encogió de hombros, su voz llena de la intimidad de alguien describiendo a su hijo


terco. Se llevó con gracia el último trozo de carne a su boca. Después de limpiar sus labios
manchados de sangre, hizo un gesto con su tenedor al tazón que Kaito estaba mirando.

“El Káiser es el rango más alto entre todos los demonios que convocamos, la cúspide de lo
que un hombre puede invocar. Ni siquiera Elisabeth, la afamada Torture Princess, será
capaz de asesinarlo tan fácilmente. Repercutiría bastante mal sobre el nombre del Káiser si
pudiera. Y él tiene su orgullo como un perro de caza de primera clase a considerar, también.
El líder de los catorce está en su propia liga.”

Ese era el tipo de enemigo que Elisabeth y Hina estaban enfrentando. Kaito apretó su puño
con fuerza. Pero entonces notó algo fuera de lugar.

“Espera, aguarda un minuto. El demonio está allí, pero tú estás justo aquí. ¿Eso significa
que convocaste al Káiser, pero no te fusionaste con él?”

“Precisamente. Probablemente ya lo escuchaste de Elisabeth, pero actué como el


intermediario para materializar al Káiser en este mundo. En cierto modo, los dos somos
como uno. Normalmente, habría sido prudente fusionarse con él por el bien de mi propia
seguridad. Pero prefiero no abandonar el placer que viene de tener un cuerpo humano, ni
tengo muchas ganas de tener mi forma reducida a tan horrible estado—son ridículamente
horribles, ¿no es así?”

Vlad se rio entre dientes. Con una franqueza que rozaba la crueldad, se burló de sus
compañeros demonios. Kaito trajo el recuerdo de la vez que Elisabeth le había dicho que se
burlara de un subordinado.

Kaito sacudió su cabeza, luego siguió haciendo preguntas.

“Así que eso significa que eres de carne y hueso, ¿verdad? Y si te mato, el Káiser morirá
contigo.”

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“¡Exacto! Una cosa bastante estúpida para preguntarme, sin embargo, ¿no lo crees?
Pareces sorpresivamente temerario, así que te daré una pequeña advertencia—no puedes
matarme.”

Vlad dio esta declaración con total apatía. Tomó su servilleta y limpió más de la sangre de
sus labios.

“Elisabeth podría tener una posibilidad, pero… Al igual que ella, no soy un humano
ordinario.”

Pétalos de flor cerúleos y oscuridad se reunieron alrededor de las puntas de sus dedos.
Soltó su servilleta, y se deshizo. El hilo dibujó una espiral en el aire, luego de repente estalló
en llamas. Ceniza blanca ondeó gentilmente hacia la mesa.

Viéndolo manejar la oscuridad y los pétalos azules, Kaito se dio cuenta de algo. Este
hombre estaba cerca a lo que Elisabeth sería si ella hiciera un contrato con un demonio,
justo como en el ejemplo de Clueless.

“Entonces, ¿por qué me trajiste aquí? ¿Vas a usarme como rehén?”

“…Perdóname. No pareces estar bromeando sino más bien estar convencido de un


malentendido… Dime, ¿honestamente crees que tendrías algún valor como rehén?”

“Oh, ni loco*. Solo soy un calientasillas*. Dudo que a Elisabeth le importe un bledo si vivo o
muero.”

[Nt: *Lo niega de manera enfática. **Alguien que no participa en lo más mínimo, como un
jugador que sólo está en la banca.]

“Estoy de acuerdo. Te invité aquí porque tengo cierta propuesta para ti.”

Vlad asintió de nuevo en una muestra de casi franqueza. Pero su rostro luego se puso serio,
y cruzó sus manos mientras miraba a Kaito.

“Deseo adoptarte como mi hijo y moldearte en una segunda Elisabeth.”

“Me niego.”

Kaito inmediatamente se negó, sin esperar a descubrir lo que Vlad quería decir con “una
segunda Elisabeth.”

A pesar de su confusión, estaba seguro de su respuesta. Al instante de en qué la idea de


ser el hijo adoptivo del contratista del Káiser surgió, negarse era la única opción razonable.
Vlad tenía una expresión confundida, pero continuó.

“Oh, Elisabeth. Mi querida y amada Elisabeth. Fue mi primera hija, y fue mi obra maestra.
Su único defecto fue que superó la perfección. Maduró aún más rápido de lo que esperé,

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pero al final, cortó todos los lazos conmigo. Quiero reemplazarla. Por todo lo que he
conseguido, por todo lo que aún no he conseguido, necesito un sucesor.”

“Pero, ¿por qué me elegirías a mí de todas las personas? Realmente no tiene sentido.”

“Lo que veo en ti es el potencial que superar incluso el suyo. Escuché un poco de Clueless,
pero tu muerte fue horrorosamente cruel a pesar de no haber cometido ningún pecado
digno de tal destino, ¿correcto? Entiendes el dolor, sin embargo, mantienes la calma ante
él. Por otro lado, reacciones fuertemente hacia aquellos que odias. Tu pasión y tu
compostura se contrarrestan entre sí.”

“No sé si iría tan lejos. Siento que hay una brecha bastante grande entre la realidad y lo que
piensas de mí.”

“¿La hay? Me atrevo a decir que la brecha es bastante pequeña—creo que puedo esperar
grandes cosas de aquellos que conocen el dolor pero que aún pueden asesinar a otros si
cubre sus necesidades.”

Vlad chasqueó sus dedos. Las criadas rubias de antes aparecieron detrás de él.
Parpadearon sus ojos púrpuras raspados, luego se inclinaron con gracia. Kaito,
sorprendido, las miró a las dos.

Vlad, sin mostrar ninguna indicación de si se había percatado de la hostilidad de Kaito,


continuó, su voz casi musical.

“Ante todo, fuiste asesinado y te lo quitaron todo. Y hacia aquellos a los que les quitaron
todo tienen el derecho de quitarle a los otros a su vez. Están, si no hay otra opción,
preparados para aceptar que tienen ese derecho. Un hambre profunda se requiere si uno
desea aprovechar el dolor de los demás. Porque si el hambre de uno—el deseo de uno—es
superficial, eventualmente será consumido por él. Necesidad cierta capacidad—la
capacidad de llevar el manto del tirano como si fuera el papel para el que naciste.”

La actuación fue la de un poeta, y su análisis de Kaito fue el de un académico.

Kaito luchó desesperadamente para no dejarse engañar por las palabras de Vlad. Las velas
parpadearon, y las declaraciones de Vlad hicieron eco como un mantra. Si seguía
escuchando, Kaito sentía que su conciencia podría alejarse. Necesitaba evitar perderse de
vista. Kaito no tenía ningún deseo de ser como Elisabeth. Dudaba que siquiera fue capaz de
hacerlo.

Las palabras viniendo del hombre delante de él no eran nada más que los desvaríos de un
lunático.

“Desde que era una niña, Elisabeth estuvo expuesta a un irrazonable miedo a la muerte. Su
dolor y su miedo la moldearon en la más fina obra de arte. Deseo convertirte en mi segunda
obra, en mi sucesor. Admito que querer un hijo por perder a una hija es una concepción
bastante simple, pero que así sea. ¿Qué dices?”

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“Me niego. Y para tu balbuceo; me enfermas.”

“¡Ah, una vivas respuesta! Pero escucha solo un rato más. No te arrepentirás.”

Vlad estaba impasible. Miró a Kaito de la manera en que alguien inspeccionaría a un niño
travieso. O quizás estaba más cerca a un criador, impresionado por la fuerza del ladrido de
un cachorro.

“No tengo la intención de menospreciar como lo hizo Clueless. Y no estoy intentado


simplemente tomar tu futuro de forma gratuita. Eso no estaría bien… Aunque ahora que lo
digo en voz alta, supongo que es un poco raro que esté hablando sobre el bien y el mal.”

“¿Qué ofrecerás? ¿La seguridad de Hina y Elisabeth?”

“¡Cielos no! ¿Qué te hace pensar que te daría algo que decir respecto a mi hija? El Káiser y
yo arreglaremos las cosas con mi amada hija, con mi amada, adorable, tonta y repugnante
Elisabeth. Porque eso es lo que es el amor. Conoce tu lugar, niño—esa niña es mía, la
amada hija de Vlad Le Fanu.”

Por un segundo, una luz fría ardió en los ojos carmesí de Vlad. Dio zancadas hacia el lado
de Kaito, luego pasó una de sus uñas negras por el tazón de agua. La figura de Elisabeth se
hizo borrosa.

“No pienses ni por un momento que tienes un lugar en nuestra relación.”

La mirada dirigida a Kaito duró sólo un instante. Luego Vlad sonrió de nuevo.

“¡Además! Lo que tengo para ofrecerte es algo mucho más maravilloso, algo que creo
encontrarás mucho más importante. Verás, mi habilidad en la magia supera la de Elisabeth,
y conectar con otros mundos es difícilmente un desafío para mí.”

Vlad hinchó su pecho con orgullo. Su rostro estaba tan contento, se parecía a un niño
invitando a un amigo a para venir a jugar con él. A pesar de hablar de adoptar a otros, Vlad
mismo poseía una cierta infantilidad para él. Pero de repente, una sonrisa cruel se abrió
camino a lo largo del rostro de Vlad. Viendo esa expresión, Kaito se dio cuenta.

Fusionado o no, este hombre sin lugar a dudas era un demonio.

Y los demonios se abrían paso entre las grietas en los corazones de los hombres.

“Parece que tu padre se encontró con algunos problemas triviales el otro día y se ahogó en
el mar. Puedo convocarlo y dártelo como un juguete.”

Cuando escuchó esas palabras, el corazón de Kaito se detuvo.

***

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“…Espera, me estás diciendo… ¿Me estás diciendo que ese imbécil murió?”

Antes de que se diera cuenta, Kaito estaba de pie. Su silla se cayó detrás de él con un
estruendo. El tazón tembló, y la imagen en el agua se nubló. Pero Kaito no tenía la
compostura para prestar atención a algo de eso.

Sentía como si alguien hubiera dado con un martillo en su cráneo. Un momento más tarde,
una sensación de vacío se apoderó de él. Era casi como si su pecho se hubiera vuelto
hueco y su corazón se hubiera hecho añicos.

Así de sorprendido y estupefacto estaba ante la declaración de Vlad.

Eso hombre había muerto. Ese hombre que parecía que sin importar qué pasara, viviría
para siempre. Mierda.

“Oh, eso hizo. Felicidades—¡tu padre murió! Quizás esto es obra del karma… Heh, como la
auténtica personificación del mal, ¿es contradictorio de mi parte decir eso? Bueno, ¿a quién
le importa si es contradictorio? ¡Qué agradable resultado! Ahora entonces, ¿qué harás?”

“¿Qué haré…? Quiero decir, está muerto, así que…”

“¿Qué acabo de decir? ¡Puedo traerlo de vuelta y dárselo como un juguete! Si deseas
venganza por tu prematuro deceso, te recomiendo que asientas con la cabeza. Después de
todo, no tienes ninguna necesidad de ocultar eso de mí o estar avergonzado.”

Vlad asintió con la cabeza repetidamente para demostrar su comprensión y afecto. Le


mostró a Kaito una sonrisa inocente.

Tenía una expresión de uno invitando a otro a jugar un juego cruel mientras continuaba.

“¿No se sentiría bien derramar sus intestinos, raspar sus pulmones, y estrujar su cuello?”

No podía permitirse prestarle atención al engatusamiento de Vlad. Esas eran las palabras
de un demonio. Pero incluso sabiendo eso, Kaito podía sentir algo burbujeando desde las
agrietadas profundidades de su corazón. No podía negar esas sublimes pizcas de emoción.

Podría arrancar las vísceras de su padre, luego ignorar sus súplicas por misericordia
mientras lo golpeaba sin compasión hasta la muerte. Solo imaginarlo lo llenó de
satisfacción. Seguramente, ponerlo en acción sería aún más estimulante.

Si hiciera eso, finalmente podría desechar el miedo y el odio que lo ataban como grilletes.

Seguramente eso valía la pena tirar el resto de su vida.

“Dame…algo de tiempo para pensarlo.”

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Kaito finalmente logró sofocar esas palabras. Se sintió como escupir sangre. Estaba
temblando por completo, su vértigo tan fuerte, se asemejaba al terror. Vlad asintió con la
cabeza magnánimamente.

“Toma tu tiempo. Tenemos tiempo de sobra. Bueno, al menos tú lo tienes.”

Al escuchar eso, Kaito giró sus vacíos ojos hacia la superficie del agua. Un nítido destello
plateado cruzó diagonalmente la vista.

“… ¡Tch!”

La hoz de un enorme verdugo se balanceo hacia abajo sobre el cuello del perro. Pero el
perro la bloqueó con su mandíbula y la mordió lo suficientemente fuerte para romperla. La
criada todavía estaba balanceando su alabarda, pero su ropa estaba cubierta de rasgaduras
y lágrimas.

“¡Amo_Amo_Amo_Amo_ ¿dónde estás?!”

Sin preocuparse por sus propias heridas o condición, gritaba frenéticamente por alguien
más.

Eso es… Yo soy…

Mirándola, Kaito se dio cuenta que había una emoción que se suponía sentía. Pero, aunque
entendía esta necesidad, no sabía qué emoción era. Estaba en un estado de shock, y su
mente no era capaz de analizar la escena ante sus ojos.

La escena que estaba presenciando se sentía como si estuviera teniendo lugar en otro
mundo. Era como si su alma sola hubiera regresado a esa habitación en la que fue
estrangulado, esa habitación en la que murió.

Inseguro respecto a qué hacer, Kaito estiró su mano hacia el agua como un bebé.

El agua sepultó las puntas de sus temblorosos dedos.

La superficie, similar a un espejo, del agua se rompió, y no proyectó nada más.

***

“Esta será su habitación, Amo Kaito. Por favor siéntase como en casa mientras piensa en
su decisión.”

La oradora era una nueva y tercera criada llevando una linterna en una mano. Hizo una
reverencia.

Cuando alzó la vista, sus hundidos ojos de perla brillaron. Parecía ser de una marca más
antigua, ya que su mejilla estaba empezando a desmoronarse. Kaito asintió con la cabeza,

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y la criada se dio la vuelta y se fue por el oscuro corredor. El chirrido de su tobillo izquierdo
suelto se desvaneció en la distancia.

Ahora solo, Kaito examinó la sucia habitación sorprendido.

“…Espera, ¿esta es la misma habitación?”

Esta debería ser su primera vez aquí, sin embargo, recordaba esta habitación.

Sobre los muros de la habitación cuadrada colgaba un papel tapiz, tan degradado que
apenas podía ver el diseño floral. Las lindas esculturas de yeso junto a la ventana estaban
cubiertas de polvo y los muebles una vez blanco estaba sucios también. Sin embargo, las
manijas de metal en la cómoda estaban tan brillantes como siempre. El baúl que antes
había estado decorado con muñecas y peluches, pero quizás por respeto al hecho de que
Kaito era un chico, ahora tenía un rifle de caza y un caballo oscilante en miniatura. Una
alfombra aplastada estaba sobre la cama con dosel atestada de telarañas. El colchón
estaba cubierto de un montón de cobijas sueltas*.

[Nt: Salía “flowing blankets”, se puede traducir como se me ocurrió, y alguien me dijo que
son “Cobijas con peso de una pluma y fáciles de llevar o usar”; I don´t know.]

Manchas de sangre secas estaban salpicadas por todas partes sobre las suaves cobijas.
Después asimilar toda la escena, Kaito asintió con la cabeza.

“Sí, está realmente es la vieja habitación de Elisabeth.”

Esta era la equivalente de la vida real de la habitación espectral en la que había entrado
tambaleándose cuando se perdió en la Tesorería.

La puerta que había encontrado en la Tesorería muy probablemente había usado los
recuerdos de esta habitación y los materializó dentro de este espacio mágico. La habitación
real estaba mucho más sucia que su equivalente espectral, pero su diseño era casi idéntico.
Vlad debe haber recolocado las cosas que Elisabeth se había llevado de aquí, regresando
la habitación sin amo cerca de su forma original. El hecho de que había tenido en cuenta a
Kaito a pesar de eso y decoró la habitación para un chico era casi cómico.

“…Heh.”

De repente, todo lo que pareció hilarante a Kaito. Un espasmo de risa intensa sacudió su
pecho. No podía evitarlo. Todo era tan gracioso. Abrió bien su boca y se rio tan duro como
pudo.

“¡Ha-ha-ha, ha-ha-ha-ha, ah-ha-ha-ha-ha-ha!”

Su abdomen se acalambró, y lágrimas se derramaban de sus ojos. Pero sin importar cuánto
dolía, siguió riendo. Todo, desde la patética muerte de su padre hasta su situación actual,
era increíblemente cómico.

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Y todo era tan estúpido.

¡Wham*!

[Nt: Golpetazo.]

De repente Kaito dejó de reír y le dio un puñetazo a la pared. Su hueso se rompió, y un


agudo dolor subió por su brazo. Aun así, volvió a apretar su puño. Sangre goteaba por la
pared. Su dedo estaba roto, pero le pegó a la pared una y otra vez. Gritó, golpeando la
pared como si estuviera poseído.

“Murió. Ese imbécil murió. Después de torturar a tantas personas hasta la muerte, terminó
haciendo que lo mataran. Te lo mereces bastardo. ¡¿Pero qué, se supone que eso me haga
sentir mejor?! ¡¿Se supone que eso me haga perdonarlo?! A la mierda—¡quiero asesinarlo
yo mismo!”

Kaito golpeó la pared especialmente duro. Su meñique estaba en el exterior de su puño, y


se rompió fuertemente. Aunque su mente estaba impregnada de venganza y odio, su
habitual sentido de compostura fría no vino. Golpeó en lágrimas, como un niño haciendo un
berrinche. Suspiró cansado, golpeó su frente contra la pared, y murmuró algo en una voz
sorda.

“Pero una persona muerta matando a su asesino muerto… Hombre, ya nada tiene
sentido…”

Su tono estaba lleno de autodesprecio. Sonrió una sonrisa vacía. Después de un rato, sacó
su frente de la pared manchada de sangre. Miró a su alrededor, como si estuviera buscando
a alguien que pudiera ayudarlo.

Su mirada se fijó en la cama.

“…Elisabeth.”

Una visión de Elisabeth en sus años de juventud flotó ante sus ojos.

La frágil y hermosa niña estaba medio enterrada bajo el mar de cobijas. Miró a Kaito, sus
vacíos ojos desprovistos de vida. Esa belleza suya era la única cosa que nunca había
cambiado.

Kaito hacía muecas como un niño mientras le hacía a la joven Elisabeth una pregunta.

“Hey, ¿qué diablos te pasó? ¿Qué fue lo que te hizo cómo eres?”

La visión no respondió. Pero Kaito siguió preguntando, prácticamente gritándole.

“¡Mierda, Elisabeth! ¡¿Por qué elegiste convertirte en la Torture Princess?!”

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Era la pregunta sobre la que se había cuestionado a menudo y la pregunta que nunca le
había preguntado a ella.

¿Por qué se había convertido en la Torture Princess? ¿Qué razones tuvo; qué odio
guardaba? ¿O no tenía ninguna razón en absoluto? Como era de esperarse, la visión no
explicó nada.

Después de todo, no era nada más que una Ilusión que la mente de Kaito había hecho
aparecer debido al estrés. Kaito sabía eso. Pero le imploró, aun así, y luego simplemente se
desvaneció.

“! Ha-ha-ha, ha-ha-ha-ha, ah-ha-ha-ha-ha-ha!”

Kaito comenzó a reírse de nuevo. Se rio como un demente, riendo y riendo y


convulsionando con risa. Golpeó la pared. Sus dedos manchados de sangre hicieron
horribles ruidos cuando los quitó de la pared, y se encontró parpadeando lágrimas negras.

Luego, de repente, su calmó. No brotaron más lágrimas en sus ojos. Su berrinche terminó
abruptamente. Su mente tan clara como un lago en calma, llegó a una conclusión.

Sin importar cuánto se riera, este dolor nunca se desvanecería.

Había sido asesinado de la manera más repugnante.

Ese único hecho era su todo.

***

La criada con hundidos ojos de perla estaba junto al corredor.

“El Amo Vlad le está esperando en el comedor, sir.”

Siguiendo su ejemplo, Kaito se encontró en el comedor una vez más. Vlad seguía sentado
solo en el centro de la mesa. A diferencia de Elisabeth, no parecía que tomara el postre, en
cambio tomar a sorbos una copa de vino después de haber terminado su comida. Mirando a
Vlad balancear su copa de un lado al otro, Kaito habló.

“Me decidí. Déjame asesinar a mi padre con mis propias manos. Incluso con él muerto, no
puedo perdonarlo.”

“Una decisión espléndida, si lo digo yo mismo. Nadie negaría que tienes derecho a
vengarte. Ejercerlo parece totalmente razonable.”

Vlad dejó su copa, y habló con una voz cálida cuidadosamente hecha para limpiar la culpa
de Kaito. Su rostro no tenía signos de sorpresa. Esa era la respuesta que había estado

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esperando. ¿Y por qué no lo sería? La razón por la que quería a Kaito como un hijo era
seguramente porque entendía que Kaito era prisionero de su propio odio.

Kaito apretó suavemente su dolorido puño. Vaciló un poco, luego hizo su solicitud posterior.

“Antes de eso, sin embargo, solo una vez… No te pediré que me dejes ver a tu hija,
Elisabeth. Sino… ¿puedo al menos despedirme de Hina?”

“… ¿Hina? Ah, esa marioneta que dejé atrás sin encender. Me sorprende que te haya
gustado tanto. ¿Te gusta jugar con muñecas? Si lo deseas, puedo tener una igual que ella
preparada para ti… O más bien, una ajustada específicamente a tus gustos.”

“No es una marioneta. Y no puede reemplazarse. Hina es Hina.”

Kaito cerró sus ojos, recordando la cálida sensación de sus brazos abrazándolo con fuerza.
Su cabello plateado y su ferviente sonrisa parpadeaban bajo sus párpados. Pero entonces
abrió sus ojos, borrando la imagen.

“Sólo pasamos un poco de tiempo juntos, pero estoy en deuda con ella. Oh, y sólo otra
cosa. Suspende el ataque del Káiser mientras me esté despidiendo de Hina. Parece injusto
hacer que Elisabeth pelee contra él sola.”

“Debo admitir que tengo dificultades para comprender cómo uno se podría sentir en deuda
con una muñeca. Y si deseabas traicionarme, este ciertamente sería un arreglo conveniente
para ti… Pero esta es una ocasión especial. Como mi único sucesor, te concederé este
exclusivo lujo.”

Vlad asintió con la cabeza y le dio al par de criadas de cabello dorado una orden. Llevaron
el reloj con ellas mientras se dirigían hacia afuera. Vlad habló con fanfarronería mientras las
veía irse.

“Ese reloj es un aparato mágico. Puede sacar a aquellos sin resistencia mágica del flujo del
tiempo y el espacio. Tú mismo viste el espacio detenerse a tu alrededor, ¿no? Pero nadie
más fue sacado del flujo correcto del tiempo. Las criadas, las que usan el dispositivo,
podrían haberte asesinado siempre que quisieran dentro de ese espacio, pero serían
incapaces de levantar siquiera un dedo contra Elisabeth fuera de él. Para ser franco, es una
herramienta diseñada para los debiluchos. Pero me pregunto cómo le irá a esa autómata.
Normalmente, tendría poco efecto, pero dado su herido estado, ¿quién sabe? Ahora
entonces, ¿te gustaría un poco de vino mientras esperamos?”

“Estoy bien.”

“Qué frío. Yo mismo encuentro la vida más placentera cuando está acompañada por el
licor.”

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Rechazando la oferta de Vlad, Kaito se desplomó sobre un asiento cercano. Ignoró la


comida ante él y estrechó sus ensangrentadas manos. Vlad dio un ligero encogimiento de
hombros, luego alzó su copa.

Permanecieron así mientras esperaban, el tiempo pareciendo reducir su velocidad a un


atormentador paso de tortuga. Con el tiempo, la puerta al comedor se abrió de golpe. Dos
pares de pasos se acercaron, así como también el sonido de algo siendo arrastrado. Kaito
miró en la dirección del ruido, y sus ojos se ampliaron.

“… ¡Hina!”

“No hubo ninguna necesidad de que la sometiéramos. Simplemente estaba tumbada en los
escombros.”

“Parece que Elisabeth la juzgó un obstáculo y la dejó atrás.”

“Esa chica, asegurándose de no pelear hasta el punto de romperse. Elisabeth siempre tuvo
sus momentos dulces. Parece que la muñeca no será de mucha utilidad si tu plan era
decirle que tomara a Elisabeth y huyera del Káiser.”

Al escuchar los reportes, Vlad le lanzó una mirada de reojo a Kaito y se rio de él. Kaito
frenéticamente se levantó de su asiento.

Las criadas estaban sosteniendo a Hina de los hombros. Su ropa había sido hecha
pedazos, al igual que su piel de humano. No parecía que tuviera problemas para caminar.
Sin embargo, se negó a soltar su alabarda.

“…Amo…Kaito… Oh…Amo Kaito, ¿dónde…estás…?”

Mientras murmuraba la decidida frase, levantó la vista, su enredado cabello plateado


meciéndose. Cuando sus vacíos ojos esmeralda aterrizaron sobre Kaito, se ampliaron, y
una luz jovial destello dentro de ellos.

“… ¡Amo Kaito!”

Hina se libró de las criadas, luego dejó caer la alabarda a la que se había estado aferrando.
Mientras extendía sus brazos, parecía haber olvidado su dolor por completo. Kaito se
detuvo. Su plan de confiarle a Hina un mensaje y salvar a Elisabeth que había fracasado,
pero todavía estaba planeando traicionarlos. No tenía derecho de ser abrazado por ella.

“¡Amo Kaito! Oh, estoy tan, tan contenta de que estés ileso.”

“Este es el adiós, Hina. Tienes que regresar al castillo.”

Hina había estado a punto de correr hacia él, pero al escuchar sus palabras, se detuvo en
seco. Se veía como si la hubieran apuñalado en el corazón desde atrás. Después de unos
segundos, se enderezó, luego miró directamente a Kaito.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Presionó suavemente su mano contra su pecho, estabilizó su respiración, luego habló.

“Amo Kaito, ¿encuentras algún aspecto de mí inadecuado, quizás?”

“Hina, ¿qué estás—?”

“Si lo hay, ¿me permitiría ser lo suficientemente irrespetuoso para preguntar qué es? Lo
arreglaré. No soy nada más que una simple tonta, inconsciente de mi propia falla, pero si
me das la oportunidad de arreglar mi error, nada podría hacerme más feliz. Te pido
clemencia.”

“No, no, no es eso. No has hecho nada malo.”

Kaito no había esperado la reacción de Hina, y apresuradamente la corrigió. Ella parecía


perpleja.

“Si ese es el caso…entonces quizás, ¿has llegado a odiarme? ¿Ya no puedes soportar la
desagradable vista de mi rostro? ¿Ya no deseas tener a alguien más como yo a tu lado? Si
ese es el problema, entonces tomaré mi rostro y, con la ayuda de Lady Elisabeth, lo
reconstruiré con el fin de que cumpla con tu—”

“Te equivocas, Hina. No hay nada malo contigo, nada en absoluto. Simplemente elegí
seguir a este tipo.”

“Amo Kaito… ¿Te refieres a…Vlad?”

Hina miró a la persona que Kaito estaba señalando perpleja. Kaito asintió con la cabeza.

“No puedo decir que es mi opción preferida. Pero, aunque tenga que estar del lado que
hiere a los demás, hay algo que necesito hacer. Y él es el único que puede hacerlo realidad
por mí.”

Kaito intentó explicarse. La expresión de Hina la hizo parecerse a un cachorro abandonado,


él no quería ser la razón por la que ella tenía tan dolorida expresión. Pero no tenía el lujo de
poder mantenerla a su lado.

Ahora mismo, era no apta para el combate. Si simplemente perdiera la fe en él, Vlad
probablemente la dejaría ir.

Después de todo, su relación era el resultado de él encendiéndola accidentalmente. Si


pudiera simplemente olvidarse acerca de él y encontrar un nuevo amo, debería al menos
ser capaz de pasar sus días feliz y pacíficamente.

Al menos, eso es lo que él quería creer.

170 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Solo olvídate acerca de tu amante configurado, y después de que regreses, puede vivir tu
vida libremente. Haré que Elisabeth…o, mejor dicho, Vlad lo arregle para que puedas
olvidar y coloque una nueva config—”

“Por favor no me menosprecies, Amo Kaito.”

“¿Huh?”

Interrumpió a Kaito, su voz fría y punzante. Nunca había mostrado tanta indignación hacia
él. Respiró brevemente, exhaló, y se enderezó de una manera digna.

“Puede que tenga el corazón preconfigurado de una autómata, pero aún es mío y sólo mío.
En el momento en que te escogí como mi amo, y tú me escogiste, decidí dedicar mi vida y
mi amor a ti. Vivo porque deseo vivir por tu beneficio, y me rompo porque deseo estar rota.
No tengo ninguna intención de servirle a otro amo. Aunque mi noble amo me lo ordenara,
no puedo permitirte negar ese hecho.”

“…Hina…”

“¿Por qué eliges servirle a un hombre como él?”

“Lo siento. Voy a seguirlo. Aunque tenga que darle a Vlad todo lo que me importa, ¡voy a
matar a mi padre!”

Antes de que se diera cuenta de ello, Kaito estaba gritando. Como si fuera en respuesta a
sus pensamientos inestables, ira y sed de sangre brotaron dentro de su corazón, y el
sufrimiento que una vez había sentido regresó a él. Apretó sus dientes, jadeando como un
animal.

La dureza inmediatamente se desvaneció del rostro de Hina y fue reemplazada, en un


instante, por comprensión. No debió haber tenido manera de saber su pasado, pero parecía
haber sentido algo, ya que le hizo una pregunta dulcemente.

“Eso te… ¿Eso te traerá felicidad?”

“¿Huh? … ¿Felicidad?”

“¿Lo hará?”

“Uh, bueno, probablemente.”

Abrumado por el muy sincero tono de Hina, Kaito asintió. Pero no tenía ni idea de si el acto
le traería felicidad. Al contrario, el homicidio estaba más o menos tan apartado como un
acto* podría estar de algo tan idílico como la “felicidad.” Pero todo lo que tenía que hacer
era asesinar a su padre, y el torrente de odio confuso fluyendo a través de su corazón
debería desaparecer.

171 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

[Nt: Lo entendí como “interpretación”, tal vez me equivoqué, pero es lo que más me
convence uwu.]

Al escuchar su respuesta, Hina sonrió.

“Menos mal.”

“¿Huh?”

Kaito se sorprendió, una vez más, por su respuesta. Por alguna razón, Hina estaba
asintiendo aliviada. Colocó sus manos en su pecho con una expresión satisfecha, como una
madre entendiendo la felicidad de su hijo.

“Incluso en el castillo, nunca sonreíste de corazón, Amo Kaito… Estaba tan preocupada por
ti. Si esta opción te dará felicidad, entonces no tengo nada más que decir. Con un corazón
lleno de alegría, te apoyaré en tu camino.”

“Espera, Hina, ¿estuviste preocupada por mi todo este tiempo?”

“Tu felicidad es mi felicidad, Amo Kaito. Una sola y suprema felicidad… Entiendo. De
acuerdo a tus deseos, suspenderé ahora todas las funciones.”

“¡¿Qu—?!”

Su inesperada proclamación hizo que los ojos de Kaito se abrieran de par en par. Eso para
nada era lo que quería. Diablos, la única razón de esta despedida era porque quería que
Hina viviera una larga vida.

Kaito agarró sus hombros. Ella tranquilamente le devolvió su mirada.

“¡Hina, deja de hablar tonterías! ¡¿Por qué tendrías que apagarte?!”

“Si dices que ya no me necesitas, Amo Kaito, entonces ¿por qué debería seguir viviendo?
Lady Elisabeth no desea huir, y yo únicamente soy una carga. Por favor, tranquilízate. Si
dices que esto te traerá felicidad, entonces gustosamente regresaré mi cuerpo al de una
simple muñeca.”

“Basta—te lo ruego. Por favor. No quiero que mueras. ¿No puedes pensar en esto?”

“Qué amable eres… Qué hombre tan verdaderamente amable y compasivo eres. Aunque
soy indigna de tal sentimiento, lo aceptaré, sin embargo. Pero mi vida está a tu lado, y en el
momento en que ya no me necesitaste, llegó a su fin. No tienes que sentirte culpable por
esto. Mi trabajo está completado, así que, en cambio, por favor envíame con una sonrisa.”

Hina sonrió. Su voz sonó con un resuelto sentido de orgullo, uno que superó con creces la
capacidad de comprensión de Kaito. Sin qué dijera, dudaba de que su resolución vacilara.
Cuando se dio cuenta de eso, sus manos se aflojaron. Hina dio un paso hacia atrás y agarró

172 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

el dobladillo de su uniforme de criada. Su cabello plateado suavemente se balanceo


mientras brillaba a la luz de las velas. Bajó su herida pierna y dio una encantadora
reverencia.

“Y con eso, Amo Kaito, me despido. Dentro de una hora, a menos que te encuentres una
vez más necesitándome, entraré sueño eterno. Tienes mi más sincero agradecimiento. El
permitirme estar a tu lado…y el permitirme gentilmente ser tu amante me hizo más feliz de
lo que posiblemente podrías imaginar.”

Cuando Hina expresó cuán feliz había sido en el breve tiempo que habían pasado juntos, su
voz no contenía ningún vestigio de falsedad, solo ferviente gratitud. Se inclinó
profundamente, luego continuó.

“Con un corazón lleno de amor y gratitud, le doy la bienvenida a la muerte… Por favor,
disculpa.”

Terminó su reverencia, levantó su alabarda, y la usó para apoyar su cuerpo mientras


caminaba. Las criadas fueron a echar un mano, pero las sacudió y salió del comedor sola.
Su resuelta figura pronto se desvaneció en la oscuridad.

De pie congelado en el lugar, Kaito la vio irse.

Mientras lo hacía, recordó el intercambio de Marianne y Elisabeth.

“Una vez que me haya asesinado, imagino que no quedará nadie en este mundo que en
verdad la ame.”

“Sí… No tendré a nadie. Ni una sola persona por el resto de la eternidad.”

Sentía como si hubiera perdido algo precioso sin nunca haberse dado cuenta de cuán
importante era.

Permaneció quieto. Pero antes de que pudiera procesar su profunda sensación de pérdida,
Vlad habló en voz alta.

“Tengo que preguntar, solo para que conste. ¿Presencié un milagro hace un momento?
¿Un milagro en el que las nobles palabras de tu juguete limpiaron tu antiguo resentimiento,
dejándote con un espíritu purificado y listo para vivir feliz para siempre?”

“…No te preocupes por eso. Solo convoca a mi maldito padre ya.”

Kaito escupió sus palabras. Vlad asintió, luego chasqueó sus dedos.

Las criadas rápidamente llegaron con un carrito diseñado para llevar comida, como si
hubieran estado esperando impacientemente por esto. La parte superior del carrito estaba
cubierta con una tapa de plata, la cual las criadas rápidamente removieron.

173 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Sobre el carrito estaba una muñeca vestida con ropa gris. No tenía cabello, ojos, o boca.

La piel de la muñeca con rótula* era pálida, y su construcción parecía tan simple que era
difícil imaginar que almacenaba un alma. Vlad tomó un cuchillo de la mesa, lo hizo girar por
su mango insignia de halcón, y lo detuvo bruscamente. Luego lo sumergió más que un poco
por su muñeca.

[Nt: Conexión movible por si acaso.]

El corte cortó una arteria, y sangre brotaba a través del mantel y goteo en el suelo. La
sangre se unió, pareciendo casi con vida, y comenzó a pintar un complicado diseño en el
suelo, un diseño diferente al del círculo de teletransportación al que Kaito estaba
familiarizado.

Mientras eso estaba pasando, Vlad frunció el ceño brevemente. Su brazo, oculto en su
manga hasta entonces, brilló carmesí con glifos divinos. Los grilletes de la Iglesia se
quemaron en su piel. Parecía que cuando usaba magia, le causaban aún más dolor. Sin
embargo, su expresión rápidamente regresó a neutro.

“Mis palabras no llevan mentiras. Mis palabras no llevan falsedades. Mis palabras no
contienen falsedades. Su alma se transporta entre los mundos. En la tierra grita, su cuerpo
hecho pedazos. En el éter encuentra su forma una vez más.”

Vlad murmuró algo en voz baja. En sintonía con su cántico, el círculo de invocación en el
suelo titileo.

Mientras la luz se hacía más fuerte, la atmósfera en la habitación comenzó a cambiar,

“La (become)— La (traverse)— La (become)— La (return)— La (become)—”

[Nt: Hacerse, atravesar, hacerse, regresar, hacerse. Suena mejor en inglés uwu.]

El aire se volvió seco y cortante, como si cientos de pedazos de vidrio estuvieran volando a
través de él. Un resplandor sin forma bailó en la punta de la nariz de Kaito, y la siguió con
su mirada. Los bordes de su visión estaban llenos de imágenes que definitivamente eran de
otro mundo.

Carreteras, coches, multitudes, vallas publicitarias, ríos, escuelas. Todas esas escenas del
mundo que había dejado atrás.

Se refractaron con un arcoíris de colores, llenando a la oscura habitación con una extraña
luz.

“Deberías cerrar tus ojos para el resto. Mirar la luz durante demasiado tiempo llevaría a los
hombres ordinarios a la locura. No querrías tener tu alma succionada, ¿verdad?”

174 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Al escuchar la advertencia de Vlad, Kaito frenéticamente apretó sus ojos. Aun así, la luz del
arcoíris quemó en sus retinas. Mientras se giraba hacia la oscuridad para repeler la luz,
recuerdos de los eventos que condujeron al ahora pasaron por su mente.

Como si huyera de la extraña luz, Kaito se hundió en las profundidades de un mar de


recuerdos.

Una hermosa chica con ondeante cabello oscuro habló, su tono de voz a menudo entre* la
malicia y el orgullo.

[Nt: Era “waxing between”, pero no le vi mucho sentido, así que dejé sólo el “entre”.]

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu.”

“Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

“Tú y yo—estamos destinados a morir, abandonados por toda la creación.”

Una hermosa muñeca con ondeante cabello plateado dio una sonrisa llena de amabilidad y
afecto.

“Todo va a estar bien, Amo Kaito. Sin importar qué pase, te protegeré.”

“Con un corazón lleno de amor y gratitud, le doy la bienvenida a la muerte.”

Un niño de cabello rojo le dio una dolorida sonrisa, su voz temblando de confusión mientras
respondía.

“Solo estaba esperando que pudieras encontrar la felicidad en este mundo.”

Al final, no había sido capaz de cumplir el deseo de Neue.

Cuando se dio cuenta de eso, su pecho comenzó a latir violentamente. Su corazón dolía, y
dolía respirar. ¿De verdad estás de acuerdo con esto? una más calmada y compuesta parte
de sí mismo preguntó. ¿Esto te dejará sin arrepentimientos?

Cállate, cállate… Incluso si no lo hace, todavía tengo que—

Mientras trataba de responder, escuchó la voz de Vlad.

“…Está hecho.”

Y Kaito abrió sus ojos.

***

“… ¿H-Huh?”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

El hombre de pie ante él era sin lugar a dudas su padre.

El hombre severo y sin afeitar miró a su alrededor ansiosamente. Se arrancó su despeinado


cabello negro, y sus ojos corrieron a toda velocidad alrededor de la habitación como lo de
un camaleón. Kaito reconoció ese rostro. Reconoció esa llamativa nariz aguileña. Sin
embargo, aun así, entrecerró los ojos, de alguna manera insatisfecho.

Kaito inspeccionó al hombre ante de él de la cabeza a los pies. Después de un momento,


murmuró en voz baja.

“…Huh, ¿así es cómo era él?”

“¿Dó-Dónde diablos estoy? Ni siquiera la vida después de la muerte se supone que sea tan
sombría. ¿Y qué crees que estás haciendo aquí, Kaito? Hey. Pequeño vándalo… ¿Estás
intentando tener venganza o algo? Escúchame, tú—¡no vayas a intentar alguna mierda
estúpida!”

[Nt: El padre de Kaito habla con “contracciones (’)”, supongo que eso quiere decir que habla
entrecortado o iracundo.]

De repente, su padre comenzó a armar un escándalo y otro. Incluso en la muerte, su límite


de aguante parecía estar tan bajo como siempre. Y siempre había tenido un presentimiento
para cuando estaba en peligro, a menudo hasta el punto de la paranoia.

Saliva salía volando mientras hablaba, pero sus ojos carecían de la sombra de locura que
había poseído antes.

Fue entonces que Kaito llegó a una realización. La locura de su padre había sido
principalmente el producto de desenfrenado uso de drogas. Incluso ahora, Kaito podía ver
que la cruel y sádica naturaleza oculta dentro de él estaba inalterada. Su fornida figura y la
disposición con la cual hería a otros eran aterradoras, cierto. Pero ese era el alcance de la
misma.

Su padre le estaba gritando, pero su expresión estaba a años luz de la retorcida que
Elisabeth tenía.

De hecho, ni siquiera se comparaba con las repugnantes imágenes de los demonios. No se


comparaba con la seca y condescendiente mirada de Clueless ni con el rostro manchado de
lágrimas de Marianne. Y ni siquiera estaba cerca de la alegre sonrisa de Vlad.

Kaito se quedó sin palabras.

“…No das miedo en absoluto.”

En el instante en que presenció la burda y mundana furia de su padre, el miedo en su


corazón se desvaneció. Su ira y su sed de sangre se volvieron en contra sus cabezas,

176 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

también, mientras se preguntaba si este era realmente el hombre que había odiado tan
apasionadamente. Y entonces, la tensión que se había acumulado a lo largo de todo su
cuerpo simplemente…se disolvió. Perdiendo la compostura que había mantenido hasta
entonces, frotó sus ojos.

Sheesh, ¿qué pasa con esto? ¿Este tipo? ¿De verdad es el tipo?

“Hey, Kaito. ¿Por qué estás tan callado? ¡Dame algunas respuestas, pequeña mierda!”

Kaito no podía percibir al hombre ante él como la misma persona que lo había asesinado, el
hombre al que había temido, o el hombre que, sin discusión, debería odiar más que nadie
más. Comparado con este tipo, el Conde había sido un oponente mucho más amenazante.

Oh… Entiendo.

Recordando todas las cosas que había visto en este mundo, encontró su respuesta.

Ya soy insensible.

Había pasado demasiado tiempo rodeado de malos que superan la razón humana y
demasiado tiempo alrededor de la mujer que los combatía. El hombre que al que el viejo
Kaito le había temido tanto ya no se registraba como alguien al que temer.

Finalmente se dio cuenta de algo. El despótico y tirano “padre” que había despreciado tanto
ya no existía. El único aquí era un hombre pequeño, rápido de enfurecer, incapaz de
controlarse a sí mismo.

Viendo a su padre continuar gritar, Kaito habló con tranquila decepción.

“… ¿Qué, así que eso es todo lo que era?”

En el siguiente momento, Kaito se rio de repente. Su padre parecía confundido. Kaito,


encontrando esto gracioso, se rio aún más fuerte. Mientras agarraba sus lados con risa,
prácticamente podía escuchar las cadenas invisibles que lo habían atado hacerse añicos.
Esta vez, de verdad, desde el fondo de su corazón, encontró todo tan absurdo.

¿Quién habría imaginado que la persona que tuvo la llave de la prisión mental de Kaito
había sido alguien tan trivial?

“No lo necesito.”

“¿Huh? ¿Sobre qué estás desvariando? ¿Y por qué simplemente me estás ignorando y
riendo como un idiota? ¿Te volviste loco o algo?”

“No necesito a alguien como él. No vale el precio.”

177 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Su padre lo estaba agarrando del cuello, pero Kaito simplemente se encogió de hombros
mientras miraba por encima de su hombro. Vlad frunció el ceño. La herida en su muñeca
izquierda debió haber sido profunda, pero ya había sanado. Qué monstruo, pensó Kaito
mientras señalaba con el pulgar a su padre. Con un corazón despejado, hizo su
declaración.

“No vale la pena darte mi futuro por matar a este tipo.”

Aunque no entendía el contexto, el padre de Kaito podía decir que se estaban burlando de
él, y levantó un puño. Pero Vlad chasqueó sus dedos, y el brazo del padre de Kaito cayó
inmóvil. Miró su brazo con sorpresa. Vlad inclinó su barbilla hacia Kaito, instruyéndole que
continuara. Kaito asintió y habló.

“Después de que vine a este mundo, vi el infierno…”

Había visto a personas elaborar horrores, y vio a aquellos que peleaban contra ellos. Había
visto repugnantes espectáculos. Había visto al débil ser devorado. Y en medio de todo eso,
de alguna manera había sido capaz de sobrevivir. Había tenido un círculo de
teletransportación tallado en su propio pecho. Había dejado de huir. Había ayudado a
derrotar a un demonio. Todo eso había sido posible sólo gracias a retorcido ego de una
mujer.

La Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. Una mujer tan orgullosa como una loba y tan
humilde como una cerda.

La mujer a la que Kaito ahora servía era más aterradora, más hermosa, y más impregnada
en el pecado que cualquier otra.

Después de todo eso, no podía permanecer encadenado por un hombre tan patético como
su padre.

Había sido asesinado. ¿Pero y qué?

Había hecho una promesa que era mucha más importante que algo tan trivial como eso.

“…Pero en ese Infierno, alguien hizo un deseo en mi nombre. Así que sin importar cuán
imposible es, tengo que hacer todo lo que pueda para encontrar la felicidad.”

Kaito terminó de hablar su fragmento. Sin un momento de duda, canceló su trato con Vlad.

Vlad cruzó sus brazos en consideración. Miró atentamente el rostro de Kaito y soltó un
pesado suspiro. Luego, con exageración teatral, enterró su rostro en sus delgados dedos y
sacudió su cabeza.

“Parece que me acerqué a ti un pelo demasiado tarde.”

“Sí, un poco. Bueno, tal vez más que un poco.”

178 | P á g i n a
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Volumen 1

La respuesta de Kaito a la triste declaración de Vlad fue alegre, y Vlad asintió con la cabeza
de acuerdo.

Vlad entonces caminó con una cojera, como si estuviera afligido por este resultado desde el
fondo de su corazón. Se acercó al padre de Kaito, luego colocó una mano sobre su hombro.
Cuando lo hizo, el padre de Kaito abrió su boca y comenzó a balbucear fuertemente.

“Qué mierda les pasa me están jodiendo dejen esa mierda maldita sea no jodan conmigo
voy a matarlos malditos de mi—”

[Nt: Sé que esto está mal escroto, pero más o menos así habla el desgraciado.]

Al parecer, Vlad había tenido restricciones en su habla también. Con razón había estado tan
tranquilo. Frunciendo el ceño en irritación, Vlad se inclinó hacia el oído del padre de Kaito.
Como si se acercara a una bestia carnívora con colmillos al descubierto, el padre de Kaito
de inmediato se calló. El lóbulo de su oreja había sido deformado en una pelea a puñetazos,
y la voz de Vlad era dulce mientras hablaba en él.

“Si matas a esa cosa delante de ti una vez más, te permitiré disfrutar de la vida de nuevo.
¿Qué dices?”

Después de un momento de confusión, el padre de Kaito prácticamente lamió sus labios.


Rápido en entender como siempre. Al mismo tiempo, Kaito se giró sobre su talón y corrió.
Una furiosa voz llena de avaricia lo persiguió.

“¡Espera, Kaito! ¡No putas huyas de mí!”

“¡Definitivamente voy a huir, imbécil!”

Siempre y cuando su cerebro no estuviera atrofiado, podía la menos tomar decisiones


acertadas. Y no tenía ninguna intención de tumbarse y morir.

Su padre lo siguió, gritando algo incoherente. Kaito tenía como objetivo la entrada por la
que había entrado. Las criadas no se interpusieron en su camino. Dudó de que llegara a
Elisabeth con vida, pero al menos, aunque muriera, tenía que evitar que Hina se apagara.
Todavía debería ser capaz de lograrlo a tiempo.

Entonces Vlad chasqueó sus dedos. Pétalos cerúleos y oscuridad se arremolinaron, y


estacas perforaron los pies de Kaito.

“¡Gah-rgh!”

Kaito dejó salir un grito de dolor mientras caía sobre una rodilla. En ese momento, su padre
lo agarró y lo levantó por el pescuezo. Temblando con ira, su padre retorció su cuello.

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Volumen 1

“¡No me menosprecies, inútil pedazo de mierda condenado mocoso! ¡No me menosprecies;


no me menosprecieeeeeeeeeeeeeeeees! ¡Ahhhhhhhhhhh, eres un dolor en mi trasero!”

Kaito intentó levantar sus manos y resistirse, pero fueron atravesadas también. Sus brazos
se cayeron cubiertos de sangre.

Su campo de visión se redujo y se hizo borroso. Recordó la desagradable sensación de


tener su tráquea aplastada. Estaba experimentando lo mismo otra vez. Su cuerpo podría ser
inmortal, pero a este ritmo, los huesos en su cuello se romperían y sus arterias se
perforarían. Si eso pasaba, ni siquiera él sobreviviría.

¿Voy a ser asesinado otra vez?

Había dado un buen y conciso discurso, lo cual hacía todo esto aún más vergonzoso. Al
igual que la última vez, nadie vino a salvarlo. Aunque gritara, no había nadie a quien pudiera
llegar su voz. No había nadie que viniera a su recate.

Este era el fin para él, pero había querido detenerla, al menos.

Recordó su gentil sonrisa y su cálido abrazo. ¿Por qué no había corrido hacia ella y la
retuvo para evitar que se fuera? Una lágrima corrió por su mejilla mientras su susurraba, su
corazón lleno de arrepentimiento.

“…Lo siento, Hina.”

De repente, un sonido de estampida salió de la nada.

El agarre del padre de Kaito se aflojó en sorpresa, y Kaito abrió sus ojos una astilla. Su
padre estaba mirando en la dirección del ruido con su mandíbula colgando abierta. Curioso,
Kaito se las arregló para mirar.

Cuando lo hizo, su mandíbula se cayó, también.

Hina estaba corriendo a toda velocidad hacia ellos, girando su alabarda como un tornado.

Las criadas se apresuraron a detenerla, pero las mandó a volar con tal vigor, hizo que uno
se preguntara qué había sido de su anterior estado lánguido. Sus mejillas estaban
ruborizadas y sus ojos estaban brillando mientras dejaba salir una extraña voz.

“¿Llamaste? ¿Me llamaste? ¡Acabo de escucharte llamándome, ¿no es así?! ¡¿Amo


Kaaaaiiiito?! ¡Voy a salvaaaaaaaaaaaaarte!”

“¿Hablas en serio?”

Kaito murmuró atónito. Sintiendo el peligro en el que estaba, su padre lo empujó a un lado y
comenzó a correr. Kaito cayó duro hacia el suelo. Pero el impacto nunca llegó. Se encontró
acunado en el brazo derecho de Hina. Con su mano izquierda libre, blandió su alabarda.

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“¿Huh?”

“Por el pecado de estrangula al Amo Kaito, el castigo es la muerte.”

La mitad superior del cuerpo de su padre salió volando y aterrizó de lado. Sangre y entrañas
salpicaron el suelo. En cuestión de segundo, estaba mucho más allá del punto en que la
pérdida de sangre era fatal. Se desplomó, inmóvil.

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182 | P á g i n a
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Volumen 1

Sin una pizca de vacilación o duda, y con un poco demasiado de entusiasmo, la hazaña
estuvo hecha.

Todavía acunado en el amoroso abrazo de Hina, Kaito no pudo evitar estar estupefacto por
lo que estaba pasando. Como parar evitar causarle más shock, Hina dejó caer al suelo con
preocupación, dejó de lado su alabarda, y sostuvo a Kaito fuertemente en sus brazos.
Enterró su rostro en su amplio pecho y habló con alegría en su corazón.

“¡Oh, Amo Kaito! ¡Me salvaste una vez más del lúgubre abismo de la muerte! ¡Qué amable
eres! ¡Te amo tanto! ¡Tu voz, junto a su infinita misericordia, me ha alcanzado! ¡Oh, mi
amado Amo Kaito! ¡Mientras lo desees, permaneceré a tu lado por toda la eternidad! ¡Te
amaré hasta el día de mi muerte, protegiéndote de todos los que te harían daño!”

“Ha…ha-ha-ha…”

Kaito inconscientemente rompió en una risa débil. Todo era en verdad absurdo. Pero poco a
poco, alegría brotó dentro de su pecho. Había pensado que nadie vendría a salvarlo. Pero
eso no había sido cierto.

Ya no era cierto.

Levantó una mano ensangrentada. Viéndola, Hina gritó en alarma. Ignorando su arrebato,
Kaito acarició su mejilla. Sin querer manchar su perfecta piel, sintió su calor a través de las
puntas de sus dedos. Después de un rato, exhaló un suspiro de alivio.

“Amo Kaito, ¿qué pasa? ¿Te duele algo?”

“Solo estoy contento de que estés viva. Estoy tan, tan contento… Y lo siento, Hina. Lo
siento mucho.”

“¡A-Amo Kaaiito! ¡Por favor no te disculpes! Todo está bien. ¡De ahora en adelante, y para
siempre y por toda la eternidad, en la salud y la enfermedad, te serviré con todo mi corazón
mientras viva! ¡Oh, esta sensación de amor! ¡Estas emociones! ¿Podrían ser los orígenes
del instinto maternal?”

Con una mirada embelesada en su rostro, Hina comenzó a murmurar para sí misma. Pero
entonces se giró, su expresión feroz. Una mirada salvaje y asesina pasó por sus ojos verde
esmeralda.

“…Y parece que queda un bruto que trataría de hacerte daño.”

Kaito levantó la vista y vio a Vlad, cualquiera sea la razón, pisando las entrañas de su padre
con las suelas de sus zapatos de cuero. Mientras miraba el perfil glacial de Vlad, sintió que
su sangre se congelaba. El hombre estaba furioso. En su irritación, parecía que no
planeaba perder tiempo en aplastar a Kaito y Hina.

“Púdrete y muere, hijo de perra.”

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Volumen 1

“¡Hina, no!”

En el momento siguiente, Hina desapareció. A pesar de su estado herido, alzó en brazos su


alabarda. Sus pupilas se dilataron mientras la impulsaba hacia Vlad. Sin siquiera girarse
hacia ella, Vlad chasqueó sus dedos.

Oscuridad y pétalos cerúleos se arremolinaron, y una sierra rotativa apareció en el aire.

La sierra no voló hacia Hina sino directamente hacia Kaito. Vlad apuntó sus apáticos ojos a
Hina, probándola. No dudo ni siquiera un momento. Tirando su alabarda, torció su cuerpo
en una posición imposible. Se lanzó sobre Kaito.

Por un segundo, Kaito vio la forma de Neue superponerse sobre la de ella.

“¡Hina, no!”

Enseguida, Kaito empujó a Hina fuera del camino de la sierra.

“… ¿Qué? ¿Amo…Kaito?”

Sus ojos se ampliaron, y sus brazos estaban extendidos. Kaito la miró y sonrió.

Entonces el calor quemó por su cuerpo. Su estómago había sido abierto. Pero, aunque la
sierra rotativa se veía ostentosa, resultó estar más desafilada que la alabarda de Hina. Kaito
había evitado ser cortado en dos, pero sus intestinos aún se derramaron de la herida. Se
derrumbó sin una palabra. Hina gritó un trastornado grito.

“¿Amo…Kaito? ¡Amo Kaito, Amo Kaito! ¡Noooooooooooooooo!”

“…Urgh… Gah, hrk… Puaj…”

Kaito podía sentir algo cálido bombeando desde su corazón. El efusivo de su latido era
repulsivo. Mientras yacía temblando en el suelo, un pensamiento débilmente cruzó su
mente.

Espero que…Hina tome…esta oportunidad…para escapar… Pero no


es…taría tan…seguro…

Basado en su personalidad, dudaba de que fuera capaz de dejarlo atrás. Necesitaba


encontrar una manera de decirle que huyera. Pero su voz ya no le obedecía. Su campo de
visión se volvió oscuro.

Debería haber sido oscuridad total completamente, pero una luz pasó por su visión. ¿Qué
era esa sensación? La recordaba de la vez en que había activado un círculo de
teletransportación en su pecho. Era la sensación de la energía mágica de la sangre de

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Elisabeth, que estaba mezclada con la suya, retorciéndose. Al borde de la muerte, el alma
de Kaito estaba resonando con la poderosa magia en la sangre.

Los recuerdos en la sangre comenzaron a reaparecer.

Era casi como si su vida se estuviera proyectando ante sus ojos, como en las historias.

Pero era algo totalmente distinto, algo siniestro.

***

Interminables cadáveres de los brutalmente masacrados. Cientos de cuervos tomando


vuelo. Las frenéticas masas, cantando al unísono y pidiendo sangre a gritos. Una chica,
atada en una camisa de fuerza, colgando en el aire. Una frágil niña, mirando por la ventana
de habitación.

Los dedos de un hombre esbelto se deslizaron lentamente hacia sus huesudos hombros
vestidos con un negligé*.

[Nt: Es una bata femenina, confeccionada con tela muy fina y tiene un diseño que se
considera sexy y atrevido.]

Su enredado cabello negro tembló cuando dio un sobresalto. Su mirada aterrizó sobre el
hombre, que levantó sus manos para rendirse. Al ver su rostro, ella exhaló un suspiro de
alivio.

“Oh, Tío Vlad. No me asustes así.”

“Ah, Elisabeth. Mi querida hija. ¿Has sido una buena niña? No has estado matando gatos
en secreto de nuevo, ¿verdad?”

“No. Ya no hago eso.”

“Me pregunto acerca de eso. Pero no te preocupes. Sin importar qué hagas, lo mantendré
en secreto para ti.”

Los rasgos de su tío se parecían mucho a los suyos, y su voz estaba llena de alegría por su
reunión. Por alguna razón, siempre se refería a Elisabeth como su hija en lugar de su
sobrina.

Estaba a punto de responder, pero luego puso su mano sobre su boca. Después de un
ataque de tos, escupió sangre. Viendo su sufrimiento, Vlad preparó su oferta.

“Oh lamentable Elisabeth, nacida con enfermedad incurable. Querida Elisabeth, la que
posee la misma naturaleza despiadada que yo. Posees la capacidad, pero estás atrapada al
borde de la muerte. He venido a curar tu dolencia.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“¿En serio? Pero Tío, incluso los doctores dicen que no se puede curar. Y, ¿a qué te
refieres con ‘capacidad’?”

“Eventualmente lo entenderás con el tiempo. Ahora ven, toma esto. Pero al igual que yo me
quedo callado sobre tus travesuras, no debes decirle a nadie sobre esto.”

Su tío llevó su dedo índice a sus labios y le guiñó el ojo. Elisabeth asintió con la cabeza.
Vlad entonces la alabó con una palmadita en la cabeza y retiró algo de su bolso.

“Con esto, seguramente llevarás una vida más agradable que cualquier otro.”

En sus extendidas manos, colocó un trozo de carne gris. Tenía la forma de un corazón
humano.

Después de comer la carne, Elisabeth llegó a salvo a sus dieciséis años.

Todo el mundo se regocijó por su milagrosa supervivencia. Pero entonces, como si en pago
por ese milagro, sus dos padres fallecieron. Una noche, su carruaje se fue por un peñasco.
La causa de la caída era indeterminada, pero justo antes del accidente, un individuo de
edad avanzada reportó ver un perro negro gigante al lado del camino.

En la noche de su funeral, Elisabeth se sentó junto a su ventana como lo había hecho en su


juventud, vestida con su vestido de luto. Un dedo pálido se deslizó hacia su hombro. Con un
sobresalto, levantó su rostro manchado de lágrimas.

Ante ella estaba su tío, vestido de negro. Debería haber estado lejos, viajando por el campo.

“Tío Vlad.”

“¡Ah, Elisabeth! ¡Estoy tan contento de verte viva y bien, querida!”

Sin darse cuenta de cuán poco natural su saludo fue, Elisabeth se apresuró a abrazar a su
amado tío. Pero de repente, él comenzó a aplaudir. Ella se detuvo en seco, sus ojos bien
abiertos. Aunque sus padres habían acabado de morir, estaba aplaudiendo como diciendo
que no había nada que hacer al respecto.

“… ¿Tío?”

“¡La carne de demonio fue capaz de echar raíces dentro de ti!”

Elisabeth no podía entender de lo que estaba hablando. Pero al verlo de nuevo a la luz de la
luna, se dio cuenta de algo. Su rostro era demasiado joven y demasiado atractivo para su
edad.

Y era retorcido, también. Continuó, su voz como la de un niño invitando a otro a hacer
travesuras.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

“Elisabeth, a estas alturas, ninguna enfermedad humana puede matarte. Pero desde este
momento en adelante, tendrás que lastimar a otros y ofrecer su dolor, y la discordia en sus
almas, a tu cuerpo. Si no lo hacer, la carne de demonio dentro de ti se pudrirá, y morirás,
atormentada por una agonía devastadora. No, no, no hay ninguna necesidad de temer.
Quédate tranquila, mi lamentable y encantadora Elisabeth.

Vlad sonrió mientras disfrutaba de la luz de la luna. Siguió hablando, una sonrisa retorcida
en su rostro.

“Tus padres te dejaron la población del feudo, multitudes de sujetos para que te des el
gusto. Hasta que hayas lamido tu plato limpio, hasta que te hayas dado un festín que sacie
tu corazón, debes comer tanto como puedas.”

Elisabeth sintió que las palabras de su tío no eran ninguna broma. Tarde, también se dio
cuenta de algo. Esa cosa que había comido hace todos estos años había sido algo
prohibido, algo que nunca debería haber sido consumido.

Temblando, Elisabeth agarró sus hombros. Su tío sonrió mientras hablaba de nuevo.

“Sí, Elisabeth Le Fanu. Ahora puedes convertirte en una cerda más codiciosa que cualquier
otro.”

Unos días después, Elisabeth se volvió incapaz de soportar el dolor que atormentaba a su
cuerpo. Con la ayuda de su tío Vlad, usó un dispositivo de tortura real por primera vez y
cometió su primer asesinato.

Arrancó los intestinos de una persona viva con un estopor y masacró a una niña en una
jaula colgante, llorando y vomitando todo el tiempo. Mientras apilaba los cuerpos por el día,
Vlad se rio fuertemente a su lado.

“¡Muy bien Elisabeth, muy muy bien! ¡Más, Elisabeth, más! ¿Qué piensas, amada hija mía?
¿No te estás divirtiendo?”

“…Sí, tal vez… Puede que tengas razón…”

Con lágrimas en sus ojos, miró a los cadáveres de aquellos a los que había asesinado,
aquellos que la habían odiado, resentido, y querido muerta. Entre más lloraba y se
disculpaba, más crecía su odio, expandiéndose sin límites.

Pronto, la flor venenosa estaba en plena floración.

Había intentado suicidarse más de una docena de veces, pero Vlad la mantuvo controlada.
Fue sólo después de conocer a los amigos demoníacos que él había reunido que ella
finalmente dejó de resistirse.

“Llora o regocija como yo puedo, los resultados permanecen sin cambios.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Captó su destino en la vida. Se vistió con un vestido que tejió con magia, usó las energías
que había acumulado para convocar objetos de tortura, y masacró a los habitantes de su
ciudad castillo.

Mientras violaba a sus inocentes súbditos, se sentaba sola en el trono y le daba a vueltas a
una copa de vino de un lado hacia el otro.

“¿Qué clase de persona se disculpa cuando come cerdo o se da un festín de carne?


Ninguna cantidad de lágrimas que derrame, ninguna cantidad de arrepentimiento que sienta
cambiará quién soy o qué he hecho. Como tal, he hecho mi elección. Elijo estar orgullosa.

“Elijo regocijarme mientras transformo a todas las personas de este mundo en mis
sacrificios.

“¿Por qué debería llorar cuando hago víctimas a otros? ¡¿Por qué debería disculparme?!
Reiré mientras los masacro. Los pondré en mi plato. Y frotare mi vientre cuando haya
comido hasta hartarme. Sin embargo, todos ustedes tienen el derecho de matarme. No
mostraré ninguna piedad mientras los consumo, pero el día llegará cuando el devorador
será devorado cambien de lugares, y moriré en la hoguera.”

“Repróchenme. Ódienme. ¡Maldigan mi nombre y condénenme al Infierno!”

“¡Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu!”

“¡Soy la orgullosa loba y la humilde cerda, abandonada por toda la creación!”

Después de eso, Elisabeth dio origen a innumerables leyendas empapadas de sangre,


acumulando poder mágico comparable al del demonio más fuerte. Una vez más, se
convirtió en una digna sucesora de Vlad. Pero por alguna razón, de repente se reveló contra
su auto proclamado padre adoptivo.

Ella se rio mientras atravesaba a sus *subordinados con miles y miles de estacas.

[Nt: Aquí se refiere a los de Vlad :v.]

“Vaya, hola, Vlad. No me digas que en verdad creíste que el día en que conocerías a tu
pareja llegaría, ¿verdad? Es el día de tu juicio. Tú destino y el mío son el mismo—ser
asesinados como los cerdos que somos.”
Los dos golpearon a la vez, cada uno tumbando al otro, y ambos fueron capturados por la
Iglesia.

Quizás sus atroces actos, cometidos sin temor a Dios, fueron todo por el bien de extender
su propia vida.

O quizás fueron por el bien de derrotar a su “padre,” cuyo poder y aliados habían crecido
mucho más allá del punto donde cualquier persona normal podría oponerse a él.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Sus motivos seguirían siendo un misterio.

***

“… ¡Gah, hah!”

Kaito tosió sangre cuando entró en razón. Parecía que había sido afortunado y vomitó la
sangre que se había acumulado en la parte posterior de su garganta. El repentino dolor
había sacudido su alma de su estado de shock. Los recuerdos de Elisabeth se
desvanecieron, dejándolo incapaz de verlos. La realidad, junto al hecho de que estaba
perdiendo sangre continuamente, volvió corriendo hacia él.

El suelo se sentía cálido, como una cobija, y extrañamente suave. Sus sentidos parecían
estarle fallando. La sangre en la estaba tumbado se sentía extrañamente cómoda.

Cerrando sus ojos de nuevo, Kaito recordó los recuerdos que había acabado de presenciar.

…Eso fue doloroso; te reconoceré eso. Dadas tus circunstancias, nadie podría
haberte salvado.

Resistiendo el deseo a entregarse al sueño, Kaito abrió sus ojos. Su visión era borrosa, y no
podía ver mucho en la oscuridad. Pero podía decir que Hina estaba agitando su alabarda y
luchando contra algo.

Estaba protegiéndolo. Con su cabeza nadando*, Kaito intentó pensar.

[Nt: Se refiere a que tiene baja presión sanguínea.]

Incluso Dios te abandonó. Y, sin embargo, intencionalmente… Elegiste convertirte


en la Torture Princess. Hombre, ni siquiera puedo empezar a entender eso.

Kaito estiró su mano. Se hundió en la pegajosa piscina de sangre rodeándolo. Estiró su


brazo otra vez, buscando una sección seca del suelo. Su brazo tembló cuando comenzó a
moverlo frenéticamente.

Incluso por el bien de vivir o contraatacar…todavía no entiendo cómo pudiste elegir


algo así tan fácilmente… Tan sin pudor…

Mientras se retorcía en el suelo, Kaito movió las puntas de sus dedos una vez más.
Ignorando su dolor y la sangre que estaba perdiendo, se retorcía en el suelo como un
gusano. Quizás pensando que estaba intentando huir, Vlad se rio y murmuró.

“Parece que tu amo tiene intención de abandonarte, incluso mientras peleas por él.
¿Deseas continuar a pesar de eso?”

“¿El Amo Kaito está huyendo? ¡Qué maravilloso! ¡Entonces le compraré tanto tiempo como
necesite!”

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Volumen 1

El metálico clang de acero contra acero sonó. Todo el tiempo, Kaito siguió arrastrándose.
Arrastró las manchas de sangre por el suelo, y mientras conectaba línea a línea, soltó una
pequeña risa.

“Pero hombre… Supongo que teníamos una cosa en común después de todo.
Como…pájaros de una pluma*, dicen.”

[Nt: Es como el dicho “tal para cual”, o sea que son similares.]

Fue justo como Clueless había dicho. Había un área en la cual Kaito y Elisabeth se
parecían bastante. Kaito extendió su brazo un poco más. Llevando al límite sus expuestas
tripas mientras trabajaba, escribió un jeroglífico.

“Ya estoy muerto…y cuando estaba vivo, nunca logré acertar un golpe certero. Pero todavía
estás vida, así que…mientras todavía puedas…ve y dale a tu ‘papá´ un buen golpe.”

Kaito conectó el principio y el final del círculo con su dedo. Su trabajo finalmente terminado,
se desplomó. Podía sentir la sangre quemar con energía mágica.” Vlad, finalmente dándose
cuenta de lo que estaba pasando, gritó.

“…Eso es—”

Delante de Kaito, el círculo de invocación de Elisabeth había sido completado.

En el transcurso de su primera vida, había desarrollado cierta habilidad—nunca olvidaba


nada de información que hubiera aprendido a través del dolor. Se había aprovechado de
eso tallando un mapa de los túneles subterráneos del castillo en su piel, para que así no se
perdiera.

Y una vez había hecho que Elisabeth tallara un círculo de teletransportación en su


pecho.

Había dibujado el círculo de teletransportación justo como lo recordaba, y comenzó a


ondularse salvajemente. La sangre fluía, llena de la energía mágica de Elisabeth. Brilló, su
vívido tinte carmesí parecido a los rubí fundidos.

Ayudado por la luz del círculo, Kaito finalmente podía ver qué estaba pasando en la
habitación. Vlad estaba disparando ataques, su rostro lleno de impaciencia, pero Hina de
alguna manera lo mantenía a raya. Kaito tosió sangre mientras dejaba salir un grito.

“Y entonces, una vez que hayas limpiado este desastre, ¡puedes ir directamente al Infierno
como juraste! ¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE EEEETH!”

Cuando Kaito gritó, la oscuridad explotó desde el círculo. Pétalos de flor carmesí hizo
espirales alrededor de la habitación como un huracán empapado de sangre.

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Volumen 1

Un largo vestido revoloteaba en medio de la tempestad de oscuridad y pétalos. Su interior


escarlata se arremolino a través de su vista. Una mujer pálida apareció, inflando su
regordete pecho atado con cuero. Su liso cabello negro sopló detrás de ella, y su mirada
carmesí se fijó en Kaito.

Aterrizó sobre la sangre e intestinos de Kaito mostrando su vestido de estilo bondage y su


endiabladamente buen aspecto.

Dio lugar a una hermosa y retorcida imagen.

En su mano, sostenía la Executioner’s Sword of Frankenthal.

“Hola, Vlad.”

Elisabeth, comprendiendo inmediatamente la situación, rio una oscura sonrisa. Sus labios
se torcieron de la manera más perversa, sin embargo, sublime, que se podría imaginar.
Vlad retrocedió un paso.

Elisabeth, empapada en sangre, actualmente estaba libre de las cadenas de la Iglesia. No


sólo Vlad estaba encadenado, sino que el Káiser no estaba a su lado. Ella se lamió sus
labios mientras miraba a su presa.

Levantó la Executioner’s Sword of Frankenthal en alto. Pétalos de flores carmesí y


oscuridad hizo espirales alrededor del acero. Luego bajó la resplandeciente espada, como
si llevara a cabo una ejecución.

“Ahora muere solo—¡abandonado por el cielo y la tierra y toda la creación!”

Cadenas aparecieron desde todas las direcciones y rápidamente llenaron la habitación.


Hina estaba tendida en el suelo, y volaron sobre su cabeza, destrozaron a las criadas, y se
enroscaron alrededor de Kaito como una serpiente. Forcejeó y peleó, intentando romper las
cadenas con su propia oscuridad y pétalos cerúleos. Pero las cadenas lo envolvieron más
rápido de lo que podía cortarlas. Sus huesos se rompieron cuando hicieron presión sobre él.

“Tch… Ah, rrrgh…”

Colgaba en el aire, suspendido por cadenas como Elisabeth lo había estado una vez.
Pétalos carmesíes se acumularon alrededor de él, como un enorme ramo para los muertos.
Luego, en un instante, se derritieron y transformaron en una plataforma con una hoguera.
Las cadenas ataron a Vlad a ella. Elisabeth balanceo su espada de nuevo, y llamas
carmesíes ardían en su estela. No era una llama demoníaca sino una mortal.

Se quemó en las llamas del hombre, como si estuviera siendo juzgado por el pueblo.

“Pensar que sería herido…por algo como esto… Esto es una broma cruel, Elisabeth…”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Pesada oscuridad y pétalos cerúleos giraron alrededor de Vlad. Pero las cadenas
permanecieron intactas, y el fuego se extendió hasta la cola de su elegante abrigo. Su carne
comenzó a arder. Abrió sus ojos con incredulidad.

Su mirada azul zafiro se quedó fija en Elisabeth. Ella la devolvió con una sonrisa que
parecía casi amable. Vlad miró frenéticamente a su alrededor, como si recién hubiera
comprendido su situación.

De repente, se había encontrado atrapado en las fauces de la muerte por primera vez.

Un lúgubre murmullo se escurrió de su boca, como si le implorara.

“Elisabeth… Elisabeth… Elisabeth… Elisabeth…”

“Los déspotas son asesinados, los tiranos ahorcados, y los asesinos masacrados. La
muerte de los torturados debe ser adornada con sus propios gritos mientras bajan al infierno
sin posibilidad de salvación. Sólo en ese momento la vida de un torturado está realmente
completa—así que conoce tu destino, vil hombre. No tengo ninguna intención de huir. Te
seguiré en breve.”

Las puntas del largo cabello de Vlad se incendiaron. Sin mantener las apariencias por más
tiempo, su cuerpo convulsionó. La plataforma rechinó un poco. Luego su piel estalló en
llamas. Se quemó como un hombre común, y Elisabeth hizo su declaración.”

“Death by Burning*—un final apropiado para ti y para mí.”

[Nt: “Muerte por Combustión”.]

“¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEETH!”

Vlad soltó un resentido grito, y el fuego se lo tragó.

Las llamas hicieron que su rostro se abultara y se asara. Su piel se convirtió en carbón. Y
eventualmente, todo su cuerpo se quemó. Todo lo que quedó fueron huesos, y las cadenas
los destrozaron sin piedad. Se convirtió en ceniza blanca, luego se dispersó en el aire se
desvaneció en el viento. Vlad Le Fanu se había convertido en nada más que otra víctima
reclamaba por la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu.

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Volumen 1

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Volumen 1

***

Y así fue como el hombre que había actuado como el Káiser y creado a la Torture Princess
encontró su fin.

Todo lo que quedó era Elisabeth, de pie sola, sin duda la imagen de la realeza.

En medio del calor de las llamas que aún persistía en la habitación, cerró sus ojos y levantó
su vista al cielo. Su cabello negro vagaba detrás de ella, y un pétalo de flor carmesí cayó de
su piel.

Habiendo derrotado su rival de toda la vida, Elisabeth tomó aliento brevemente, exhaló, y
abrió sus ojos.

“¡Qué débil!”

Empujó su puño hacia el cielo mientras gritaba con pura satisfacción.

¿De todas las cosas que pudo haber elegido decir, es con eso con lo que salió?

Mientras lamentaba su elección de palabras, la conciencia de Kaito se desvaneció.

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Volumen 1

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Volumen 1

Epílogo

“¡Deeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeelicioso!”

Elisabeth agarró su tenedor y cuchillo mientras gritaba con júbilo.

Dispuestos ante ella estaban lengua de res en gelatina, rilletes* de molleja, pastel de riñón
con una salsa de queso azul, y chuletas de callos**.

[Nt: La rillette, conocida más comúnmente por su plural les rillettes, es un plato de
charcutería francés típico de Le Mans, consistente en una especie de paté blando y
hebroso. **Estómago de vaca comida como carne. ¿Sí les dije que odio las comidas?]

“Estoy agradecida por su elogio, Lady Elisabeth.”

“Hombre, tus reacciones siempre están por encima de la media cuando se trata de comida.”

Hina sonrió y dio una prolija reverencia. Kaito de pie junto a ella, sosteniendo una botella de
vino con ambas manos. Cada vez que Elisabeth vaciaba su copa, mecánicamente se movía
para rellenarla.

Su tarea apenas tomaba en cuenta su humanidad. Servía el vino con ojos muerto, sin
importarle una mierda el sabor del vino. Aparentemente, sin embargo, siempre y cuando la
comida fuera buena, Elisabeth no le daba mucha importancia a la calidad del licor.
Felizmente vaciaba su copa. Al menos mi trabajo es fácil, pensó. Miró su ropa y suspiró.

Él habría apreciado mucho si ella le hubiera conseguido algo más bonito para vestir que su
uniforme de mayordomo.

Ignorando sus quejas, Elisabeth devoró el banquete. Pero cuando terminó su último plato y
Kaito se movió para rellenar su copa, de repente habló.

“¿No tienes dudas?”

“¿Respecto a qué?”

Inmediatamente le regresó su pregunta. Todavía sosteniendo la botella, esperó su


respuesta.

Unos días habían pasado desde que habían eliminado al Káiser y regresado al castillo de
piedra.

Esta era la primera vez que Elisabeth había hablado sobre el tema.

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Volumen 1

Esa noche, después de ser traído de vuelta al castillo, Kaito había confesado que había
aceptado temporalmente la invitación de Vlad. Pero Elisabeth simplemente había tratado
sus heridas, luego lo arrojó a la cama. Inmediatamente había entrado en un estado
comatoso, Hina había sostenido su mano toda la noche mientras Elisabeth le entregaba su
reporte a la Iglesia.

Al día siguiente, su habitual pero no desagradable estilo de vida le esperaba. Había


decidido no mencionar los eventos anteriores, así que cuando Elisabeth mencionó el tema
por su cuenta, fue tomado por sorpresa. Había demasiadas respuestas posibles a su
pregunta acerca de sus “dudas,” así que simplemente inclinó su cabeza.

Elisabeth levantó un delgado dedo.

“Primero, el asunto de la custodia de la Iglesia.”

“Oh, bueno, dudas o no, las personas de otros mundos siguen siendo raras, ¿verdad? Y
ese lugar parece lleno de agujeros, así que, si hubiera alguien más similar a Clueless ahí,
estaría frito. No es como si tuviera alguna manera de resistir, así que, ya que no puedo
garantizar que no voy a convertirme en una rata de laboratorio, no tengo planes de huir a la
Iglesia por ahora.”

“Por ahora, ¿eh?”

“Bueno, sí. Si realmente sintiera que vas a morir y que voy a seguirte poco después,
entonces quién sabe. Es muy probable que vaya a llorarle a la Iglesia y rogarles ayuda.”

“Ah, qué típico de ti.”

“Sí, preferiría no acompañarte al Infierno.”

“Y yo preferiría no tenerte.”

Elisabeth respondió en un apagado tono, luego sacudió su copa vacía. Obedeciendo su


orden implícito, Kaito la llenó hasta el borde. Girando la copa mientras hablaba, Elisabeth
hizo su siguiente pregunta.

“Segundo, entonces. ¿De verdad estás bien con eso?”

“Oh…sí. Eso. Sí, estoy bien con eso como está.”

“Ya veo. Bueno, si dices eso, entonces eso es todo.”

A diferencia de Kaito, que había sobrevivido gracias a que Elisabeth le dio una transfusión
de sangre, el cuerpo de muñeco de su padre había perdido toda su sangre, y su alma había
desaparecido. Elisabeth podría haberla convocada de nuevo, pero Kaito la había
rechazado. A petición suya, sin embargo, ella había recuperado el cuerpo del muñeco y
Kaito lo había quemado detrás del castillo.

197 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

El entierro no había tenido ningún significado. Sin embargo, por alguna razón, Kaito había
querido hacerlo de todas formas.

Y eso hizo.

Kaito no tenía ninguna intención de visitar la tumba de su padre. Con el tiempo, crecería con
malas hierbas o flores como brotaran naturalmente. Eso era para mejor.

Ese solo pensamiento se había permitido poner en orden sus sentimientos.

Aquí delante de él Elisabeth sentada. Fue su egoísmo lo que había puesto en marcha todo
esto. Fue la Torture Princess quien se había metido en esta loca situación y quien había
impuesto esta segunda vida sobre él.

Kaito se encogió de hombros, luego le habló con indiferencia.

“Y hey, el que me trajeras de regreso a la vida y me convocaras aquí debe haber sido algún
tipo de destino… Así que hasta que empieces a caminar el camino al Infierno, probaré y me
quedaré a tu lado mientras pueda, aunque sea el único.”

Elisabeth moriría sola. Ni siquiera un demonio estaría a su lado entonces.

Pero quizás no sería tan malo que un humano estuviera a su lado hasta que ese fatídico día
llegara.

Durante la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, estuvo acompañada por un solo y estúpido
sirviente.

Kaito pensó que sonaba bien.

Elisabeth le lanzó una mirada de costado. Entonces se encogió de hombros y dio una risa
felina*.

[Nt: Lo más cercano a una risa de un gato es su ronroneo, al menos según entiendo, pero
meh.]

“¿Y qué hay con eso? ¿Se supone que debo estar encantada ante la idea de ser servida
hasta la muerte por un desleal sirviente como tú? ¿Uno que ni siquiera puede cocinar?”

“Hombre, le pides mucho a alguien que sólo puede invocar personas de otros mundos que
no pueden cocinar órganos que valgan una mierda.”

“Te mataré por eso. Dolorosamente. Pero…muy bien. Tráeme esa cosa, ese talento que
posees.”

“A la orden, comandante. Ha pasado un tiempo.”

198 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Obedeció su orden y regresó la botella de vino a su bol. Luego tomó la olla de barro de la
tina de hielo en la que se estaba enfriando. Hina, incapaz de contenerse, hervía con
emoción mientras la miraba.

Viendo a las dos estirar sus cuellos, Kaito quitó rápidamente la tapa.

“¡Ah, así que así es el especial purin del Amo Kaito! ¡Qué espléndido!”

“En efecto, se sacude tan maravillosamente. Tengo antojo de él de vez en cuando. Ahora,
sin más preámbulos…”

Kaito las miró, Elisabeth alistando su cuchara y Hina incapaz de contener su entusiasmo.
Fue entonces que se dio cuenta de algo. Acarició alrededor de su rostro con precaución.

Como era de esperar, una sonrisa natural se había extendido por él.

…Oh, así que así es como se siente.

Recordó la promesa que le había hecho a Neue. Luego con calma contempló la escena
ante él.

Elisabeth estaba ahí, y también Hina. Tuvo la esperanza de que estos caóticos días felices
continuaran. Por primera vez en su vida, rezó para no perderlos, incluso cuando las batallas
se calentarán. Y con ese fin, planeó hacer todo lo que estuviera en su poder.

Para cumplirle su promesa a Neue y mantener la promesa que le había acabado de hacer a
Elisabeth.

La Torture Princess, Elisabeth Le Fanu, lo había invocado de otro mundo.

Un día moriría sola, abandonada por toda la creación, y descendería al Infierno.

Pero todavía tenían algo de tiempo antes de eso.

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Volumen 1

Afterword

Buen día, y para aquellos que no me han conocido antes, es un placer conocerlos. Soy
Keishi Ayasato.

Muchas gracias por comprar Torture Princess. Algunos de ustedes dirán, “¡Pero
simplemente le estoy echando un vistazo en la librería!” A esas personas, esta es la parte
en la que me aferro a su pierna y les ruego que no la dejen atrás. Mi abuelo decía que algo
bueno te pasará si lo llevas a la caja registradora contigo. Más concretamente, podrías tener
un bonus +3 a la suerte. En cuanto a la precisión de esa declaración, no tengo ningún
comentario.

Torture Princess es el primer libro que tuve el honor de escribir para MF Bunko J. Ya que
era la primera vez, estaba bastante nervioso. Sinceramente espero que les gustara, aunque
fuera un poco.

La idea de la Torture Princess, una malvada y hermosa mujer de nacimiento noble que
comanda incontables dispositivos de tortura, era una sobre la que había querido escribir
durante un tiempo. Sin embargo, nunca había logrado idear una razón para que el
protagonista estuviera con ella o por qué seguiría sirviéndole, así que la historia realmente
nunca tomó forma. Fue cuando mi editor me sugirió escribir una historia combinando
elementos oscuros con el género isekai que una luz se encendió en mi cabeza. ¡Ah, pensé,
la premisa puede ser que ella lo convoca después de que muere y lo fuerza a trabajar para
ella! Después de eso, fui capaz de escribir la historia de Kaito y Elisabeth sin obstáculos.

Si no les importa, me encantaría contarles qué pasa en la siguiente historia de la pecadora


que espera la muerte por incineración por sus propias manos y el chico que consigue una
segunda oportunidad en la vida.

A propósito, escribí un cuadernillo de edición limitada que pueden encontrar en animate,


describiendo un día en la vida de los dos antes mencionados, además de Hina, la cariñosa
criada que baña al protagonista con todo el amor de una ruborizada novia. Como un bonus,
el Carnicero aparece, también. Omitirlo no afectará a su gozo de la secuela, pero si están
interesados, por favor mírenlo (Soy el tipo de persona que introduce avisos en momentos
clave como este). Por favor denle un vistazo, incluso si todo lo que hacen es admirar la
hermosa portada que Saki Ukai dibujó para él. Pero por encima de todo, espero desde el
fondo de mi corazón que, si exitosamente consigo una secuela, llame su atención. Oh, eso
me haría tan feliz.

Por favor, se los suplico.

Casi me quedo sin espacio en el afterword, así que supongo que esta es la parte donde
empiezo a agradecerle a las personas.

202 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 1

Saki Ukai, muchas gracias por tus hermosos diseños de personajes e ilustraciones. Cuando
vi por primera vez el diseño de Elisabeth, me quedé sin palabras. A mi diseñador y editorial,
sus sugerencias fueron invaluables, y a mi editor Oh, deseo ofrecer mi más profunda
gratitud.

Y finalmente, a mis lectores, mi más sincero agradecimiento. No hay placer más grande
para un autor que tener personas leyendo su trabajo. Pondré todo lo que tengo en hacer mi
siguiente historia entretenida, así que me traería gran alegría si todos ustedes la esperaran
con ansías.

Y con eso, espero encontrarnos de nuevo.

203 | P á g i n a

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