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¥ » 44, Doctrina de la creaci6n directa del derecho. La doctrina de la creacién di- recta del derecho considera la cstipula- cién a favor de otro, francamente, como una derogacién del principio gencral en cuya viruud los contrates no xprovechan aterceros. Por excepcidn al principio, cl contrato crea directammente un derecho para cl ter sro, como los que genera para las partes. La doctrina as? cnunciada mas bien constata que explica el resultado de la estipulacion. El crédito del tercero dene su origen en una declaracién unilateral de volun- tad. Solamente cl prometiente ha con- sentido en obligarse. El derecho del tereero, ante que el futuro acreedor manifieste su voluntad, se origina en una declaracién unilateral de Ja voluntad def cstipulanie. 45, Efectos de la estipulacién. Los efectos de la estipulacién han quedado anieriormente expresacios. Para una me- jor comprensién, conviene estudiarlos desde un wiple punto de vista: a) entre ce] prometiente y ol tercero; b) entre el estipulante y el tercero, y c) entre el esti- pulante y el prometiente. 46. Relaciones entre el tercero y el prometiente. El tercero beneficiario, des de el momento de la cstipulacién, queda conyertido en acreedor del prometiente. Como consecuencia, puede el terce- ro reclamar del prometiente el cumpli- miento de la prestacién debida. Todavia mas, el art. 1449 es concluyente en el sen- lido de que solamente cl tercero puede demandar lo estipulado. Pero, aunque investide del derecho de demandar el cumplimiento de la esti- pulacién, el tercero no es parte cn el con wralo. No podria cemandar su resolucion >or incumplimienta de las obligaciones del prometiente. Es éste un derecho que compete slo a los contratantes. 47. Relaciones del tercero con el estipulante. Fl estipulante y el tercero 23 permanecen extrafios; no media enwe ellos ninguna relacién juridica derivada de la estipulacia, El derecho del tercero nace directa- mente de la estipulaciéa, sin que prime ramente se radiqne en el patrimonio del estipulante. 48. Relaciones del estipulante con el prometiente. Estipulante y prometiente son las partes contratantes, a) La estipulacién ofrece la peculiari- dad de que el estipulante, pese a su condi- cidn de parte, no puede demandar el cum plimienio de lo convenido. Este derecho corresponde sélo al tercero beneficiario. Sin embargo, por una via indirecta, puede el estipulante compeler al prome- tiente al cumplimiento de su promesa. En efecio, cl art. 1536 dispone que cs cfr caz la cliusula penal en que el prome- liente “se sujeta a una pena para el caso de no cumplir lo prometido” El estipwiante que no esté autorizado para redamar el cumplimienvo de lo pulado puede, en cambio, demandar cl pago de la pena y compeler al prome- tiente a compli, b) Pero no es dudoso que el estipu- lante tiene derecho a pedir la resolucion del contrato. Las reglas generales no han sido derogadas a este respecto y, por lo mismo, conservan su imperio. 2) La promesa por otro 49. Concepto. En Ia estipulacién a far yor de otro, un tercero adquiere un de- recho en virtud de un contrato a que per manece extraiio, y el principio de la relatividad de los contratos sufre una im- portante excepcion. En cambio, el principio no admite de- rogaciones cuando, en yez de la-adquisi- cién de un derecho, se trata de la crea- cién de una obligacién. En suma, se puede ser acreedor sin haber consentido; pero sin haber expre- sada el propésito de obligarse no es posi- ble conyertirse en deudor. eorToRtat FURIDICA 0: cite Manual de Derecho Civil_De las fuentes de las obligaciones art. 1450 dispone: “Siempre que imo de los contratantes se compromete a que por wna tercera persona, de quien no es legitimo representante, ha de dar- se, hacerse 0.20 bacerse alguna cosa, esta tercera persona no contraera obligacién. alguna, sino en virtud de su ratificacion; y si ella no ratifica, el owo conuatante tendrd accion de perjuicios contra el que hizo la promesa”. 50. La promesa no es una excepcion al principio de la relatividad de los contra- tos. La promesa por otro no constituye una derogaci6n al principio de la relativi- dad de los efectos de los contrates. Bl tercero no contrac ninguna obli- gacién sino en virtud de sa ralificacion, esto es, sino acepta imponérsela Si el tercero ratifica, quedara obliga- do a dar, hacer 0 no hacer aquello que constituye el objeto de la promesa. A la vez, el que prometié por otro habr cumplido su promesa de hacer que el tercero asuma la obligacién. En caso contraria, si cl tercero rehi- sa ratificar, no contrac ninguna obliga- cién. ¥ el prometiente habré violado su promesa de obtener que el tercero se obli- que e incuntira en Ia responsabilidad con- siguiente. Esta infracci6n dard al otro con- traante “accién de perjuicios contra cl que hizo la promesa” (art. 1450). 51, Estipulacion de una cléusula pe- nal. Fl art, 1536 establece que si se pro- mete por otra persona, imponiéndose una pena para el caso de no cumplirse lo pro- metido, “valdra la pena, aunque la obli- gacidn principal no tenga efecto por fal ta del consentimiento de dicha persona”, La disposicién es defectuosa, porque sugicre que es eficaz la pena sin que haya una obligacién principal. La verdad es, entre tanto, que si bien la obligacion del tercero no llega a formarse por falta de su consentimiento, la obligacidn del pro- metiente existe y, si no obtiene que el tercero dé, haga o no haga lo prometi- do, infringira sn obligacién y deberd in- demnizar perjuicios. Estos perjuicios puc- den ser avaluados por medio de una cléu- sula penal. 3) Teoria de ta inoponibitidad 52, Concepto, La inoponibilidad pue- de definirse como “la ineficacia, respecto de terceros, de un derecho nacido como consecuencia de la celebracién o de la nulidad de un acto juridico” Puesto que cl contrato no liga sino a los contratantes, parece ocioso que el le- gislador se preocupe de proteger a los terceros. Pero la gama de los terceros ¢s variada y su respectiva situacién radical mente diversa. Los sucesores a titulo universal de las parics, sus herederos, no son propia- mente terceros y, salvo excepciones, les afectan activa y pasivamente las conse- cuencias del contrato celebrado con el causante.2* Igualmente clara es la situacién de los terceros extraiios, penitus extranei. El contrato no les afecta y serian inoliciosas las medidas de proteccién que se adopla- ran a su respecto. Dichas medidas de protecei6n se justi fican respecto de los terceros que suclen scr alcanzados por los efectos del acto ju- ridico; tales serfan los sucesores a titulo singular de las partes y sus acreedores 4 ‘Estas medidas de proteccién consis- ten en la observancia de ciertas regias de forma y de fondo para que el acta sea oponible a terceros. La inobservancia de estas reglas determina que el acto no sea oponible. Plenamente eficay entre las par- tes, no empecera a terceros, como si 10 se hubiera celebrado. Pero la inoponibilidad también pro- tege a los terceros de las resultas de la declaracién de nulidad de un acto, cuya vigencia les interesa. La inoponibilidad, vs la definicién de Bastian, Sobre esta materia, véase Baltra Cortés, Ensayo de une tecria ge nnerad de tos actus inoponibles. 33 Véase el NB 2 ‘Veanse los N28 y 29. f | a8 r rg en tal caso, tempera cl rigor de la nul dad. El acto es nulo entre las partes, pero plenamente cficax respecto de terecros. 53. Clasificacion de Jas causas de inoponibilidad. [as causas que determi- nan la ineponibilidad son numerosas y yariadas y no resnita sencillo reducizlas a am sistema general. En lincas gencrales, la inoponibilidad puede perseguir dos finalidades: a) la pro- teccién de los tercoros de los efectos de un acto valida, y b) la proteccién de los terceros de los cfectos de la declaracién de mulidad de un acto. La inoponibilidad que protege terceros de los efectos de un acto wilido, jreunstancias formales 0 de a los proviene de c fondo. Entre las primeras, merccen meancio- narse la inoponibilidad por falta de pu blicidad y por falta de fecha cierta. Entre las inoponibilidades de fondo, pueden se- jialarse la inoponibilidad por fraude, por lesién de derechos adquiridas, por lesion de las asignaciones forzosas, por falla de comparecencia, 54, Inoponibilidad por falta de publ cidad. Los requisites dé forma de que esta revestido un acto juridico se exigen regu- larmente erga omies y su omision acarrea nulidad. Pero la Iey suele exigir la observancia ie determinadas formas con cl sole pro- pOsito de proteger a terceros; tales for nas ticnden a dar publicidad al acto para hacerlo conocido de terceros. La omisién de estas formalidades 0 medidas de publicidad no anula cl acto, solamente lo hace inoponible a terce- ros. a) Elart. 1707 establece que las escri turas privadas que hacen los contratantes ara alterar Jo pactado en una escriture publica, “no produciran efecto contra ter ccros”. ¥ afiade la disposicién: “Lampoco Jo produciran las contracscrituras pitbli- cas, cuando no se ha tomado razén de 1 contenido al margen de la escritura ma- triz cuyas dispasiciones se alteran en I contracseritura, y deb traslado en cuya vir- tud ha obrado el tercero’ Las alteraciones a lo pactado tienen plena eficacia enure las partes, bien se hagan por escritura publica o privada. Pero son inoponibles a terceros las alte- raciones que constan de escritura priva- da, 0 de escritura pablica cuando no se han adoptado las medidas de publicidad previstas. Para los terceros no existiran sino las estipulaciones de la primitiva es- critura. Supdngase que en la compraventa de un bien raiz que A hizo a B se estipuld que se quedaria adeudando un saldo de precio de $ 120 y que por escritura pos- terior los contratantes declaren que el precio se pagé de contado. Omitidos los requisites del art. 1707, para los terce- ros no existe sino el texto primitive del contrato y, por ejemplo, los acreedores de A podran embargar el crédito contra B por $ 120. b) La cesi6n de créditos nominativos se perfecciona entre ol cedente y el ce- sionario por la entrega del titulo; pero “no produce efecto contra el deudor ni contra terceros” si no ha sido notificada al deudor 0 aceptada por és.c (art. 1902) La falta de notificacién o aceptacién hace la cesién inoponible a terceros y al propio deudor Como dice el art. 1905, “en general, se considerari existir el cré: dito en manos del cedente respecto del deudor y terceros” 2° ©) La disolucién de la sociedad no podra alegarse contra terceros, a menos Que haya expirado por la egada del pla- zo para que tenga fia, sino cuando se ha dado noticia de la disoluci6n por me- dio de tres avisos publicados en un pe- riddico del departamento o de la capi- tal de la provincia si en aquél no lo hu- bicre, 0 se probare que el tercero ha tonido conocimiento de ella por cual- quier medio (art. 2114). ‘La omisién de estos requisitos de pu- blicidad o la falia de prucha, haré que » Vease el NY 267. sovionia: JURIDICA or cus SBR nosis exo Mauual de Deiecko Civil, De las fuentes de has obligaciones los terceros consideren Ia sociedad como vigente. @) Gon arreglo a Jo dispucsto en el art, 2513, la sentencia judicial que decla- ra una prescripcin adquisitiva de bienes raices o derechos reales constituidos en ellos “no valdra contra terceros sin la com- petente inscripcién”.2° 55. Inoponibilidad por falta de fecha cierta, La inoponibilidad puede produ- cisse por la falta de fecha cierta. El art. 1703 establece que “la fecha de un instrumento privado no se cuenta respecto de terceros”, sine desde que han ocurtide hechos tales como el fallecimicn- to de alguna de las personas que lo sus- cribieron, su presentacidn en juicio, ete. El instrumento privado, reconocide © mandado tener por reconocida, hace fe de su fecha respecto de los que apare- cen © se reputan haberlo suscrito y de aquellos a quienes se han transferido sus derechas y obligaciones. Pero para que adquiera fecha cierta respecto de terceros, para que les sea opo- nible en este aspecto, es menester que ocurra alguno de los hechos que sefala elart. 1708.27 56. Inoponibilidad por fraude. El deu- dor conserva la libertad de gestionar su patrimonio; el acreedor debe soportar las consecuencias de las alternativas que ex- perimente el patrimonio del deudor y, en consecuencia, en éste sentido, sus actos le son oponibles. Pero los acreedores no estén obliga- dos a soportar las consecucncias de los actos de fraude del deudor y pueden im- pugnarlos por medio de la accién paulia- na 0 revocatoria, En verdad, la accién pauliana 0 revo- catoria es una accién de inoponibilidad. ® Para una completa némina de lox casos de inoponibilidad de esta indole, véase Baltra, ob. cit, N99 y sgtes. Bhar. 419 del Gédigo Orginico de Tribuna les aftade que la protocolizacion da igualmente e- cha cierta respecto de terceros al instrumento privado. El acto no ¢s invalidado, sino respecto del acreedor que dedujo la accién y err la medida en que lesiona sus intereses. 57. Inoponibilidad por lesién de de- rechos adquiridos. La inoponibilidad opera igualmente como una medida de proteccién para impedir la lesion de de- rechos adquirides © incorporados en cl patrimonio de una persona. E] art. 94 establece que las personas en cuyo favor se rescinde el decreto de posesion definitiva, “recobrardn los bic~ nes en el estado en que se hallaren, su sistiendo las cnajenaciones, hipotecas y demas derechos reales constituidos legal mente cn ellos” La rescision no afecta a los derechos adquiridos por terceros. 58. Incponibilidad por lesion de las asignaciones forzosas. E! testador debe respetar las asignaciones forosas, esto es, aquellas que esti obligado a hacer y que se suplen aun con perjuicio de sus expre- sas diyposiciones testamentarias. Para obtener que se respeten las legi- timas, los legitimarios disponen de la ac- cién de reforma del testamento. Mediante el ejercicio de esta accion se pretende modificar el testamento en la medida necesaria para que las legit mas no resulten vulnerada En definitiva, el (estamento no es ope nible a los legitimarios, en cuanto atenta contra las asignaciones forzasas que les corresponden. La accién de reforma es pues, una accién de inoponibilidad. 59. Inoponibilidad por falta de concurrencia. La inoponibilidad puede originarse en la falta de concurrencia de una persona. a) El art 1815 declara valida la venta de cosa ajena; pero se cuida de afadir que esto se entiende “sin perjuicio de los derechos del duefo de la cosa vendida, mientras no se extingan por el lapso de tiempo” La venta es valida entre el compra- dor y el vendedor; el contato es inopo- sv aue s nible al dueiio y, con prescindencia abso- luta de la venta, puede reivindicar la cosa. b) El mandante debe cumplir las obli- gaciones que el mandatario contraiga en su nombre, dentro de los limites del man- date (art. 2160). Pero, excediendo cl mandatario la ér- bita de sus auribuciones, sus actos son ino- ponibles al mandante; éste no puede con- siderarse presente en cl acto. 60. Inoponibilidad de la nulidad de un acto. La ley ha protegido igualmente a los terceros, mediante la inoponibili- dad de las consecuencias de la nulidad de ciertos actos. El acto ser4 valido para los terceros, aunque entre las partes ca- rezca de valor. FE] art, 2058 establece que la nulidad del conwato de sociedad “no perjudica a las acciones que corresponden a terccros de buena fe contra todos y cada uno de Jos asociades”, cuando la sociedad exis- tiere de hecho. En otros términos, para terceros la sociedad es valida y la nulidad sélo puc- de ser invocada por los sacios cntre si. 61. Sujetos actives y pasivos de la inoponibilidad. Importa sefialar, en 1¢r minos generales, quiénes pueden preva- erse dé la inoponibilidad y contra quié- nes puede invocarse. a) La inoponibilidad protege a una multitud de tereeros: los sucesores a titu- Io singular, los acreedores, el deudor ce- dido. Podran invocar la inoponibilidad slo aquellos terceros a quicnes la ley ha in- tentado proteger, esto es, aquellos a quic- nes perjudican los efectos del acto 0 6 lanulidad dei mi b) La inoponihilidad puede esgrimir- se contra toda persona que pretenda pre- valerse del acto o de la nulidad. El beneficiario queda amparado con- wa toda tcntativa de oponerle el acto 0 la nulidad de éste, tanto por les partes como or otros Lerceros. Esta regia tiene algunas excepciones Asi, la inoponibilidad por fraude no al- canza a los terceros adquirentes a titulo oncroso, quc estan de buena fe (art. 2468 NPL). 62. Forma de hacer valer la inoponi- bilidad. Fs de suma importancia estab! cer cémo el tercero puede hacer valet la ineponibilidad que le ampara. Desde luego, conviene dejar ca claro que la inoponibilidad es un beneficio con- cedido a los terceros que éstos pueden aprovechar o renunciar. Por regla general, la inoponibilidad se hard valer como una cxcepcién. Esta regla cs aplicable sin duda a las inoponibilidades de forma, por falta de publicidad o de fecha cierta. El tercera contra quien se invoque el acto se defen- derd de sus efectos con la inoponibilidad. Asimismo, la inoponibilidad sc hard yaler como cxcepeién cuando el tercero pretenda cludir las consecuencias de la nulidad de un acto, n cuanto a las inoponibilidades por fraude o por lesion de las asignaciones forzosas, es igualmente obvio que deben hacerse valer como accién. El tercero de- berd deducir la accién pauliana o la de reforma de testamento, en su caso. Por ultimo, en las ioponibilidades por falta de concurrencia, no es posible formular una regla. Es manificsto que el mandante podra invocarla como excep cién para excusarse de cumplir las ob! gaciones contraidas por el mandatario fucra de los limites de] mandato; pero en cl caso de una venta de cosa ajena, la excepcion no es suficiente y el duenio de- Dera deducir una accin que no seré otra que la reivindicatoria. 63. Efectos de 1a inoponibilidad. Los efectos de la inoponibilidad se waducen cn que el acto no puede perjudicar a ter Ceros, pero si aprovecharles. La proteccion de terceros se logra pri- vando al acto de los efectos que les sean perjudiciales, pero sélo en la medida en que les perjudiquen. Pero se concibe que el tercero pueda | tener interés en aprovechar de los efec Lommeatal JURIDICA pe a Oe nr Manual de Derecho Civil, De las fuentes de las obligaciones tos del acto o de la nulidad. Nada obsta para que reporte el consiguiente benefi- cio y renuncic a la inoponibilidad. 64, Extincion de la inoponibilidad. La inoponibilidad se extingue por diversas causas, La inoponibilidad de forma se extin- gue por el cumplimiento de las formali- dades omitidas. Se extingue la inoponibilidad por la renuncia del tercero, ya que mira a su personal inter En Gin, la inoponibilidad se extinguiré por prescripeién en todos aquellos casos en que debe hacerse valer como accion: las excepciones son gencralmente impres- criptibles y, en consecuencia, no se extin- guird por la preseripcién le inoponibili- dad que deba hacerse valer de este modo. 65. Inoponibilidad y nulidad. Difiere Ja inoponibilidad de la nulidad en que no ataca el acto mismo sino sus efectos, El acto es valido, produce cfectos entre las partes, pero tales efectos no aleanzan a los terceros La nulidad destruye el acto erga om- nes; la inoponibilidad, entre tanto, deja subsistente el acto en la medida en que no lesiona a terceros YV. INTERPRETACION DE LOS CONTRATOS 66, Concepto. Interpretar un contra- to es determinar el sentido y alcance de sus estipulaciones. La interpretacién del contrato tiene Ingar cuando los términos de que las par- tes se han servido son oscuros 0 ambi- guos; cuando, a pesar de su claridad, son inconciliables con la naturaleza del con- trato o con la evidente intencién de las partes; cuando, en fin, la comparacién de las diversas clansulas, consideradas en conjunto, hace surgir dudas acerca de su particular alcance. Corresponde al juex interpretar cl contrato para asignar a la convencién los efectos que las partes han querido atri- buicle. El juez en esta tarea debe poner a contribucién la légica, él buen sentido, Ta experiencia; a Ja vex es una tarca de conciencia y buena fe. 67. Carécter de las regias legales de lerpretacion. Para orientar la labor del juer, el legislador ha formulado las re- glas de interpretacién de los contratos de Tos arts. 1560 a 1566, La interpretacién del comtrato corres: ponde soberanamente a los jueces del fondo y escapa al control de la Corte Suprema. Si cl juez se equivoca al inter- pretar el contrato, mds bien que las nor- mas de que se wata, infringirfa el con- trato mismo. 68. Misién de la Corte Suprema. Los jneces del fondo son soberanos para in- ‘erpretar la voluntad de los contatantes, indagar cual ha sido su intencién y el sentido que debe darse a las cléusulas de la convencién. La Corte Suprema sélo interviene cuando hay violacién de ley, que se co- mcteria en las siguientes hipstesis: 2) Los jueces del fondo establecen la existencia de un contrato detcrminado, pero le atribuyen consccuencias o efec- os diversos de los que prevé Ia ley. De este modo, desconociendo las ne cesarias consecuencias del contrato, los jueces del fondo infringen 1a ley que le atribuye Lales efectos b) Los jueces del fondo, a pretexto de interpretar el contrato, no pueden des- naturalizarlo y rehacerlo. La Corte Supri ma est autorivada para actuar y hacer respelar el principio de que el conwato es ley para las partes contratantes. 69. Métodos de interpretacién. Dos métodos se conciben para interpretar los contratos: uno subjetivo y otro objetivo. EI primero de estos métodos se pre- ocupa de indagar cual es la voluntad real de los contratantes. Suclen las partes em- plear en la manifestacin de su voluntad q Manual de Devecho Civil, De las fuentes de las obligaciones Es clisico el ejemplo de Pothier. Su- péngase que se arrienda un predio nisti- co por cinco aitos en $ 1.000; debe en- tenderse que cl precio es de $ 1.000 anuales, porque es de la naturaleza del arrendamiento que el precio se pague por afios (art. 1944, ine. 24). 74. Imterpreiacion arménica de las cléusulas del contrato. El contrato cons- tituye un todo indivisible. Sus cliusulas se encadenan unas a otras y es irraciomal 1°, previene: “Las dausulas de un contrato se interpretaran unas por otras, dindose a cada una el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad” 75. Interpretacién de un contrato por ore. Las cliusulas de un contrato “po- drain interpretarse por las de ome contra: to entre las mismas partes y sobre la mis- ra materiz” (art. 1564, inc. 2°). Puede el juez, por lo tanto, buscar fuera del contrato mismo que se trata de interpreiar clementos para precisar su a cance. De otros contratos que anterior mente ligaron a las partes puede fluir con dlaridad cual ha sido su intencién al vin- cularse por un muevo contraio.? 76. Aplicacion practica del contrato. La aplicacién practica que los contratantes han hecho de las estipulaciones del con- trato, antes de que surgieran discrepan- cius entre ellos, es decisiva para precisar genuine sentido y aleance. El art. 1664, inc. 3°, establece que las clausulas contractuales podran también interpretarse “o por la aplicacién practi- ca que hayan hecho de ellas ambas par- * Concuerdan estas reglas con las que el C6- digo seala para la interpretacién de la les. El con- texto de la ley servird para ilustrar sus partes, “ce manera que haya entre todas elles la debida corres: pondencia y armonia”; esimismo, los pasajes ovcu- ros de la ley “pueden ser ilustrados por medio de tras leyes, particularmente si versan sobre el mis: tes, 0 una de las partes cou aprobacion de la otra” Tal ¢s la interpretacién denominada auténtica, cuya importancia real no des- tacan suficientementte las disposiciones del Codigo. 77. Casos especiales previstos en el contrato, Para explicar el aleance de las obligaciones de las partes 0 para evitar dudas, suele el contrato prever determi: nados casos © situaciones. Yor este solo hecho. no se entiende que las partes han quezide Timitar los efe | tos del contrat al caso 0 casos especial- mente previstos. El art. 1565 dispone: “Cuando en un contrato se ha expresado un caso para explicar la obligacion, no se entendera por s6lo eso haberse querida resuingir la Convencién a ext caso, cx layendo los otros a que naturalmente se extiende”” 78. Interpretacién de las cléusulas ambiguas cuando son inaplicables otras regias interpretativas. Prcvé la ley, por tl- timo, que resulten inaplicables todas las demis reglas de interpretacién. Las cliusulas ambiguas deben inter pretarse en contra de aquel de los con: | tratantes que las dicté ya quien, en suma, puede imputarse esia ambigiedad, Elart. 1566, inc. 2°, establece que “las clausulas ambiguas que hayan sido exten- | didas por una de las partes, sea acreedo- rao deudors, se interpretaran contra ella, siempre que la ambiguedad provenga de Ta falta de una explicacién que haya de- bido darsc por ella”. Pero si la ambigiiedad no es imputa- ble a ninguna de las partes, “se interpre- taran las cliusulas ambiguas a favor del deudor” (art. 1566, inc. 1 VI. DISOLUCION DE LOS CONTRATOS 79. Causas de disolucién de los contratos. EI art. 1545 establece que el contrato legalmente celebrado constitu a | I Uérminos inadecuados; la forma de la de- dlaracién traiciona, a menudo, sx pensa- miento intimo. Trdtase de establecer el verdadero pensamiento de los contratan- tes que debe prevalecer sobre la volun- tad declarada. Tal es el sistema que adopla nuestro Gédigo, tomado del Cédigo francés. Fl segundo sistema adopta um crite- rio radicalmente diverso. La declaracion de voluntad tienc un valor en si, inde- pendientemente de la intencién de sus autores. Para interpretar el contrato no debe indagarse, por lo tanto, cual ha sido la intencién de los contratantes sino el al cance que corresponde atribuir a la de: dlaracién, segin el uso corriente, las cox tumbres, las pricticas admitidas en los negocios. Tal es el sistema del Cédigo aleman. 70. La intencion de Jos contratan- tes, Consecuemte con su sistema cl Cédi- go eslablece, como regia fundamental de fnterpretacién, que la voluntad real de los contratantes prevalece sobre los términos en que se ha formulado dicha declaraci6n. F) art. 1580, en efecto, dispone: “Co- nocida claramente la intencién de los con- ualantes, debe cstarse a ella mas que a lo literal de las palabras”. La disposicién no significa que el in- térprete dehe desentenderse de los 1ér minos del contrata. Debe admitirse que las palabras, por regla general, traducen con fidelidad ¢l pensamiento. Si los tér minos son claros, lo sera igualmente la intencién de las partes, Solo esti autorizado cl intérprete para apararse del tcnor literal del contrato, cuando contraria la intencién de los con tratantes “conocida claramente”. Para conocer la intencién de los que contatan, cl Cédigo ha senalado diver- sas normas de interpretacién. 71, Aleance de los términos gencra- les del contrato. Fl acuerdo de voluata- des no puede referirse sino a la materia que es objeto del contrato, A esta mate- ria debe restringixse el alcance de las cléu- sulas contractuales, aunque cstén conce- bidas en términos amplios o gencrales. EI art, 1561 dispone: “Por gencrales que scan los términos de un contrato, solo se aplicarén a la materia sobre que se ha contratado”. De este modo, si las partes transigen im juicio y expresan que finiquitan toda Gificultad enue ellas, actual o futura, la generalidad de los términos de la tran- saccién no hace que se entiondan transi gidas sino las cuestiones planteadas en el juicio®® 72, Interpretacion del contrato en el sentido de que sus cléusulas produzcan efectos. En esta investigacién del verda- dero pensamiento de las partes, es razo- nable suponer que no han querido inser- tar en el contrato cléusulas intitiles y carentes de sentido Por este motivo, ¢l art. 1562 dispone: “El sentido en que una cldéusula puede producir algtin efecto deberi preferirse a aquel en que no sea capaz de producir efecto alguno”. 73, Interpretacién conforme a la na turaleza del contrato, Las cldusulas am- biguas de un contrato deben entenderse del modo que esté mas acorde con su naturaleza. Fl art, 1563 establece: “Fn aquellos casos cn que no apareciere voluntad con- traria, deberd estarse a la interpretacién que mejor cuadre con la naturaleza del contrato”. Las cosas que son de la natu- raleza de un contralto sc entienden per tenccerle sin necesidad de estipulacién si las partes no han expresado lo contrario, se entiende que han querido incluir to- das aquellas cosas que naturalmente per- tenecen al contrato. EL art. 1563, ine. 2°, previenc: “Las clusulas de uso comin se presamen aun- que no se expresen” "A propésito de la transaecién, el art 2462 repraduce esta regla enmvortat JURIDICA DE CHILE ye una ley para los contratantes y no pue- de ser invalidado sino por consentimicn- to mutuo o por causas legales De este modo, el contrato puede Le- ner fin por un acuerdo de las voluntades que concurricron a generarlo y por di versas causas que semiala la ley. 80. Consentimiento mutuo o resci- acion. Por regla general todo contra- to se disuclve por um acuerdo de vohir- tad de las partes. Es natural que la mis- ma voluntad que le dio origen pucda ponerle fin. Esta regla tiene excepciones en un doble sentido: a) Aveces lu voluntad de los contra. tantes ¢s impotente para disolver el con: trato, como en el caso del matrimonio. b) Otras veces, ¢s suficiente para po- ner fin al Contato Ia declaracién unilate- ral de voluntad de los contratantes como ocurre en el mandato (art. 2163, No 3? y 2), on el arrendamiento (art. 1951), en. la sociedad (art. 2108) 81. Efectos de la resciliacion, Los cfee- tos de la resciliacién se extienden tinic mente hacia cl future, ex nue. Como con- secuencia de que no opera retroactiv: mente, la resciliacién no alecta a terecros. Los derechos que éstos adquirieron, mien- tras el contrat s¢ maniuvo vigente, sub- sisien en su integridad. De este modo, la circum: se deje sin efecto un contrate praventa, a que siguié la correspondicn- te tradicién, no afcctard a los terceros a quienes el adquireate enajend la cosa oa los terceros en cuyo favor constituyé una hipoteca u otro derecho real, Cuando el acuerdo de voluntades in- terviene antes cue las estipulaciones de as partes se hayan cumplido, las obliga- clones que genera sc extinguen, Supri- mida la fuente de que emanan, las obli- gacioncs no pucden subsistia, A este caso se reficre el art. 1567 que, entre los mo- dos de extincién, sefiala la convencién en que las partes inferesadas consienten en darlas por nulas 31 Pero sie! contrato se ha cumplide, el mutuo discnso no produce el efecto de extinguir las obligaciones, que ya se ha- bien extinguido mediante el pago. La eje- eucidn del contrato lihera a las partes de sus obligaciones. En tal caso, la abolicién del contato bace surgir nuevas oblige ciones: las que scan menester para des hacer lo hecho. 82. Resolucién del contrato. La re- solucién del contrato es el efecto de una, condiciGn resolutoria cumplida, especial- mente de la llamada condicién resoluto- ria tdcita. La condicién resolutoria ope- ra retrouctivamente; suprime los efectos del contrato para el pasado y para el porvenir.” En los contratos de tracto su- cesivo Ia resolucién recibe el nombre cs- pecial de terminacién; por la peculiar naturaleza de estos contratos, la termi- nacidn produce tinicamente efectos para el future. 83, Nulidad y rescisién. La nulidad y la rescisién suponen que el contrato adolece de vicios que lo hacen sucum- bir. La nulidad y rescisién suprimen Jos efectos del contrato en el pasado y en el porvenir. Anulado o rescindido el con- uato, deben volyerse: las cosas al estado anteriog como si no se hubiera celebra- do jamés. ‘Mientras la resolucién alecta s6lo, por regla general, a los terceros de mala fe, la nulidad y rescisiOn afectan a los tere ros sin considcracién a esta circunstancia y sus efectos, por lo mismo, son mucho ids radicales.”= 84. Otras causas legales. Merecen se falarse, todavia, como causas de disolu- cién de los conwatos, la mucrte y el tér- o: * “De tas obligaciones”, N 145 y sgtes 51“De as obligaciones”, Nt 167, 2 “De las obligaciones”, Né 166. eorrontat JURIDICA g Manual de Derecho Civil, De las fuentes de las obligaciones a) La muerte de uno de los contra. tantes ¢s un modo excepcional de disolu- cién de los contraios; en principio, quien contrata lo hace para si y para sus here- deros. La muerte disuelve los contratos i tuilo personae, como el mandato (art. 2163, N25?) yla sociedad (art. 2103) b) También el plazo extintive es cau- sal de disoluci6n. Ast ccurre en la socic- dad (art. 2098) y en cl arrendamicnto (art, 1950, N° 2 on VHA S as | | | f Segunda Parte LOS GONTRATOS EN PARTICULAR Capitulo 1 CONTRATOS CONSENSUALES Y SOLEMNES 1. LA PROMFSA Concepto. Es Iégico comenzar cl estudio de los contatos en particular con Ja promesa de celebrar un contrato. La pro- mesa de celebrar un contrato es, ella mis- ‘ma, un contrato: el contrato de promesa. Diversas circunstancias suelen bacer imposible o inconveniente a las partes ce- Iebrar, desde luego, un contrat proyecta- do, de modo que sea necesario postergar su celebraciéa para un futuro proximo o lejano. Ta necesidad de alzar un embargo que impide Ia enajenaciéa, de proveerse de Jos fondos necesarios para pagar un pre- cio, de esperar el fallo de un juicio, de practicar un minucioso examen prelimi- nar de la cosa, son algunos de los multi- ples obstaculos que obstan a la celebra- cion inmediata del contrawo. Si bien cl contrato no puede celebrar- se atin, interesa a menudo a las partes quedar desde ya comprometidas a cele- brarlo, cuando sean alianadas las dificul- tades presentes. Tal es el objeto de la pro- mesa y la raz6n de su considerable im- portancia practica. La promesa cs un contrato en que una o ambas partes se obligan a celebrar en el faruro un determinado contrato, 86. La promesa es un contrato. La promesa de celebrar un contrato es un contra.o que tiene una fisonomia propia. Difiere la promesa de la simple ofer- ta, policitacién o propuesta. Supone un acuerdo de voluntades aunque sélo una de las partes resulte obligada a celebrar el contrato prometido. Supéngase que A promete vender a B su casa, al cabo de tres meses, por cl precio de $ 800.000. Es ésta una simple oferia o policitacién, que el oferente puc- de retirar a voluntad. Pero imaginese que B manifiesta su conformidad con la propuesta y declara que estd dispuesto a comprar, por el pre- cio indicado, si al cabo del plazo decide que le resulta conveniente cl negocio. Hay concurso de veluntades y, por consiguien- tc, contrato, Pero el contrato no es com- praventa porque A se obligé a vender, pero B no se obligé a comprar. Fl contra- fo es una promesa unilateral de compra- venia. Supéngase, por tiltimo, que B acepta comprar en el precio fijado, al cabo del plazo que se sefialé. Esta vez ambas par- tes se han obligado reciprocamente, A a vender y Ba comprar. Pese a que las par- tes estdn acordes en Ia cosa y on el pre~ cio, no hay compraventa, porque el con- trato versa sobre bienes raices y requiere, ‘or Jo tanto, el otorgamiento de escrii- ra ptiblica. El contrato es una promesa bilateral de compraventa. 87. Promesa y contrato prometido. La promesa y el contrato prometido son dos actos juridicos diferentes, aunque medie entre ambos una fatima conexion. La promesa tiene por objeto celebrar otro contrato y produce el efecto de obli- gar a.una de las paries o a ambas a cele- eprrontas JURUDICA pe cHite ae ‘Manual de Derecho Civil. De las fuentes de las obligaciones brarlo. El contrato prometido puede te- ner los mas variadds abjetos y producir los mas diversos efectos, segiin su natu- raleza. Ambos contrawos se suceden; la cele- bracién del contrato prometido importa el cumplimiento de la promesa cuyos efec- tos, en consecuencia, se extinguen. Sin embargo, ambos contratos suelen. confundirse. $i el contrato prometido es consensual, como una compraventa de bienes muebles, la promesa puede equi- vaier al contrato prometido. A promete a B venderle su automeévil en $150,000 y B promete comprar en ese precio. Esta promesa es equivalente a una compraventa, Fl Proyecto de 1858 establecia expresemen- te que, cn Gaso de tatarse de un contrato de los gue se perleccionan por el solo consentimiento de las partes, promesa y contrato prometido se identifican. Se ha creido ver en la diferente redaccién | del Proyecto y del Codigo un radical cambio de ctiterio: para el Cédigo jamas la promesa y el contrato prometido Tegarfaa a confundirse, Pero es mds probable que esa modificacin se deba 4 que se estimé inofieioso consagrar un hecho demasiado obvio. 88. Originalidad del Cédigo Civil, El Cédigo Civil reglamenta la promesa, en general, sin referirla a un determinado contrato. En este punto el Cédigo ha sido ork ginal. F] Cédigo francés, su habitual mo- delo, se ocupa sdlo de la promesa de com- praventa.*4 Las reglas legales son aplicables, pues, cualquiera que sez €l contrato que se pro- meta celebrar: compraventa, mutuo, so- ciedad. Con todo, la regla del art. 15 puede referirse sino a la promesa de ce- lebrar un contrato real o solemne. ‘Ast se explica que el N¢ 4 establezca que debe especificarse cabalmente el con- 54 no ® Barros livin, Curso de Derecho Civil, Ti, N45, >i Véase el art. 1 8 del Cédigo francés, trato prometide, de modo que sélo falte para que seu perfecto “la tradicién de la cosa, © las solemnidades que las leyes pres- criban”® Si el contrato no es real ni solemne, Ja cabal especificacién del conwato pro- metido, el completo acuerdo acerca de s estipulaciones, trae como consccuen- cia que el contrato quedara desde ya perfecto o, en otros términos, la pro- mesa se identificara con el contrato pro- metido. 89. Requisitos de la promesa. Fl art. 1554 dispone: “La promesa de cele- brar un conirato no produce obligacién alguna; salvo que concurran las circuns | tancias siguientes: 14) Que la promesa conste por escrito; 24) Que el contrato prometido no sea de aquellos que las le- yes declaran ineficaces; 3*) Que la pro- mesa contenga un plavo o condicién que fije la Cpoca de la celebracién del contra- to; 4°) Que cu ella se especifique de tal manera el contrato prometide que sdlo falien para que sea perfecto la tradicién de la cosa, © las solemnidades que las leyes prescriban”. Como anteccdente de la disposicién solo se conoce el art. 1733 del Proyecto de 1853: “I promesa de celebrar un contrato, especificande- lo en todas sus purtes, es una obligacién de cer, y esta sujeta a lo dispuesto en el articulo pre ecdenie; a menos que el comurato sea de aquellos que s¢ perfeccionan por el solo consentimiento de Tos contratantes, en cuso caso la promesa equivaldria al contrato mismo, La promesa de un cantrato que las leyes declaran incfieaz no ter dr valor alguno”. De la disposicién transcrita resulta que la promesa requiere los siguientes requi- sito &) que conste por escrito; b) que el contrate prometide sea ve lidos c) que se convenga un plazo 0 condi- ci6n para fijar la 6poca en que el contra- to prometido debe celebrarse, y % Barros Ervdzuriz, ob. cit, ¢ 1M, N° 45. f b ‘ 1 1 ‘ 1 | I @) que cl contrato prometide se cs pecifique de tal mado que para su per- feccionamiento falte solo la lradicién de Ta cosa o las solemnnidades legales. 90. La promesa debe constar por es- crito. Como la ley exige sdlo la constan- cia escrita, bastard el otorgamiento de una escriuura privad: Es suficiente una eseritura privada aunque el contrato prometido requiera para su perfeccionamiento que se otor- gue escritura publica. 1a exigencia de una escritura publica, a pretexto de que la requiere el conuato prometido, importe- rfa crear una solemnidad no exigida por la ley. ELN# 4 del art. 1554 es concluyenic y pone de manifiesto que el legislador no ‘ha intentado someter @ las mismas solem- nidades la promesa y tl contrato que se promete.** Por otra parte, cuando el legislador ha queride que la promesa conste por escritura publica, lo ha dicho expresamen- te. Asi, el art. 1787 dispone que las pro- mesas que s¢ hacen los espasos, en consi deraci6n al matrimonio, “deberin constar por escritura péiblica”, Pl contrato de seguro constituye una impor tante excepeién, Fl art 515 del Cédigo de Co- mereio dispone que “sjustado verhalmente vale como promesa, con tal que los contratantes har yan convenido formalmente en la cosa, riesgo y prima La Ley N° 19.982 agrega un nuevo ar- ticulo (188 bis) a la Ley General de Ur banismo y Constracciones, estableciendo solemnidades particulares con relacién al contrato de promesa de compraventa ce- lebrado por personas naturales o juridi- cas que Se dediquen a la actividad inmo- biliaria 0 de construccién de bienes raices. Dicha norma dispone que “Las per- sonas naturales © juridicas que tengan por giro la actividad inmobiliaria 0 aquellas que canstruyan © encarguen construir bic~ % Claro Solar, Explicariones de Derecho Cévt! cht eno 9 comperado, t. XI, N° 1203; Alessandri, Be fa com preventa, t 11, NO 2079 y sgtes, nes raices destinados a vivienda, locales comerciales u oficinas, y que celebren contratos de promesa de compraventa, deberdn otorgarlos mediante instrumen- tos privados autorizados ante notario y caucionarlos mediante péliza de seguro © boleta bancaria, aceptada por el promi- tente comprador. Esia garantia, debida- mente identificada, se incorporara al con- tat 2 favor del promitente comprador, enum valor igual a la parte del precio del bien raiz entregado por éste y estableci do en el contrato de promesa respective, para el evento de que ésie no se cumpla dentro de! plazo © al cumplimicato de Ia condici6n establecides por el promitente vendedor. La garantia permanccera vigen- te mientras el inmucble se encuentre sur jeto a cualquier gravamen o prohibicion cmanade directamente de obligacioncs pendientes ¢ imputables al promitente vendedor y basta la inscripeién del domi- nio en el registro de propiedad del res- pectivo conservador de bienes raices, a favor cel promitente comprador. Los notaries ptiblicos no autorizarén los contratos de promesa de compraven- ta.a que se refiere el inciso anterior si no se ha constituido la garantia a favor del promitente comprador Por su parte, cl articulo 2% de la mis- ma Ley N® 19.932 sanciona con las pe- nas asignadas al delito de estafa a personas naturales o juridicas que, con dinimo de defraudar, suscribieren o hi- cieren suscribir promesas de compraven- ta sin cumplir con los requisitos antes seiialados 91. El contrato prometide debe ser valido, La promesa requiere que el con- lato prometido no sea de aquellos que la ley declara ineficaces 0, mis exacta mente, que sea valido, que no adolezca de nulidad. La ley se refiere ciertamente a la nu- lidad del contrato prometido por omi- sién de requisitos intrinsecos o de fondo. Se comprende que los requisitos de fo: ma deberdn observarse cuando legue el momento de su celebracién. upirowaL JURIDICA pecan Marunl de Derecho Civil, De las faenter de las obligaciones Por esta, es nula la proimesa de com preventa entre cényuges no divorciados perpetuamente; la ley prohibe la cclebra- cién de dicho contrato y éste adolec por lo tanto, de objeto ilicito. Pero es valida la promesa de compra- yenta de bienes de incapaces, celebrada, sin autorizacién judicial. La auterizacién es um requisito de forma de la compra- venta y deberd cumplirse cuando este con- trato se celebre. 92, Promesa de compraventa de bie- nes embargados. E] art. 1464, N°3, de- clara que hay objeto ilicito en la cnajena- cién de bienes cmbargados y el art. 1810 anade que no pueden venderse las cosas cuya enajenacién esta prohibids por la ley, a's vélida la promesa de compraven- ta de bicnes embargados? La promesa es vilida y debe enten- derse celebrada bajo la condicién de que los bienes pueden ser enajenados en el momento de la celebracién del contraio prometido.” La existencia de un embargo sera un motivo frecuente en la practica para que las partes no puedan celebrar de inme- diato Ia compraventa y se vean obligad: arecurrir a una promesa. 93. Estipulacién de un plazo 0 condi- cién. La promesa supone que las partes no pueden 0 no quieren celebrar de in- mediato el contrato que proyectan y que postergan su realizacién para un tiempo futuro. Las obligaciones del contwaio de promesa siempre quedardn diferidas para después de su celebracién. Es indispensable, por lo mismo, es blecer cuando deberan las partes cum- plir las obligaciones que la promesa les impone, en qué momento debe celebrar- se el contrato prometido. Este tiempo puede sefialarse de dos maneras: mediante la Sjacién de un pla- 70 © por medio de la estipulacién de una condicion. * Claro Solar, ob, cit. t. XT, N® 1207. Pero no es preciso que el plazo 0 con- dicién marque el instante preciso en-que | cl contrato debe celebrarse; basta que por medio de estas modalidades se sefiale la *época” de su celebracién. 94. Estipulacion de un plazo para ft jar Ia €poca de la celebracién del contra. to prometide. La fijaciGn de un plaze cs | la forma més certera para determinar la | época de la celebracién del contrato pro- metide. El plazo es un hecho futuro y cierto y. por lo tanto, posterga la cclebra- cién del conuato para un dempo que ne- cesariamente ha de Ile Se podri estipular, por ejemplo, cue el contrato se celebrard el dia tal, al cabo > de tantos meses, ete El plavo posterga la exigibilidad de las abligaciones derivadas de la promesa ¥ cs, por lo tanto, un plazo suspensivo. El | contrato prometido deberd verificarse una vez expirado el plazo.38 Vencido el plazo, por consiguiente, los contratantes podran deducir las ac~ ciones pertinentes para obtener que se celebre cl contrato prometido. La Corte Suprema se ha inclinado a considerar que el plazo es extintivo. Vencide el plazo, en consecnencia, quedarian extinguidas la obligaciones y derechos derivados de la | promesa y el contrato prometido defini- | tivamente frusirado.”® Esta interpretacién ¢s inadmisible. Supéngase que se ha estipulado que ¢l contrato prometido se celebrara en el pla- 70 de tres meses. Dentro del plazo, los contratantes podran aducir que disponen atin de un ticmpo para cumplir y se ve- ran impedidos para demandar el cumpli- miento; vencido el término, su derecho para reclamar que el contrato se cumpla, se hahra esfumado. El plazo no es mas extintive que si se | conviene que el precio de una compra- venta se pagard denuro de tres meses. Na- Alessandri, De la conpraventa, , 1, N° 2107. *R de D. y [.,t. XLL sec. 1", pag. 954, 5 t XLY, sec. 1, pag. BB sec. 1*, pag. 251 En contra R de D. y J. XLU, | di a ad ce di e la ec a Pp di ce st re te de d qQ tc pe qe p Pp se se te pl ae ot [ I De gUINEI Fun: Los CUMUAtUS cit pare unes dic ha pensado, hasta ahora, que trans- curride el plaze se extingue cl derecho del vendedor; al contrario justamente por- que ha vencido el plazo s¢ hard exigible. Podra ciertamente estipularse que cl contrato deberd precisamente cclebrarse dentro del plazo y que, expirade éste, que- dara sin efecto la promesa. Tal estipula- cién importa un pacto comisorio. 95. Estipulacion de una condicién para fijar la época de la celebracién del contrato prometido, Puede ocurrir que las partes no estén en situacién de prever con certidumbre cuando se encontraran, en sitnacién de celebrar el contrato que proyectan; en tal caso, pactarén una con- dicién pata fijar la época en que debe celebrarse. Pero la condicién debe ser tal que sirva efectivamente para sefialar esa épo- ca. La Corte Suprema ha resuelto, gene- ralmente, que esa condicién debe ser de- terminada, esto ¢s, que deba realizarse dentro de cierto plazo. Ha negado valor a promesas en que se estipulé una condi- cion indeterminada* 96, Especifieaci6n de! contrato pro- metido. Por tltimo, la promesa requicre que se especifique de tal modo el contra- to prometide que sélo falte para que sea perfecto la tradicién de la cosa y las so- Jemnidades Jegales en su caso. La especificacién del contrato signifi- ca que éste se individualice de tal modo que se sepa de qué contrato se trata y se precisen sus caracteristicas para que no se confunda con otro. Si se promete celebrar un conirato de sociedad, debera individualizarse a las par- tes, indicarse cl objeto de la sociedad, el capital de la misina y céme debe ser apor- tado, la forma de la administracién, ete. La especificacién del contrato que se promete se justifica sobradamente. La pro- OR de Dy], t XIN see. 15, pag. L769 t.XEMT sec. 1, pag. 906. Véanse, sin embargo, I, sce. 1, pag. 316, y Claro Sola $1208 mesa, de otro modo, seria pricticamente ineficaz; quedaria abierta la puerta para fururas discusiones acerca del aleance de lo estipulado. La especificacién del con trato garantiza cl cumplimiento de Ja obli- gacion u obligaciones de las partes y hace posible, cn su hora, recabar su ejecucién | compulsiva. 97. Promesa unilateral de celebrar uo contrato bilateral. La doctrina ha discu- tide largamenie sobre la validez de las promesas unilaterales de celebrar un com- trato bilateral. La jurisprudencia se ba inclinado re sueltamente por la nulidad de tales pro- mesas y parte de la doctrina la acompa- fia.7 He aqui, someramente, sus argu- menios a) La ley exige que se especifique el contrato prometide de modo que sdlo falte para su perfeccionamiento la tradi- cién o las solemnidades legales, y esta cs- pecificacién no seria lo cabal que la ley exige si no consta_en la promesa el pro- pésito reciproco de obligarse, Prometida la celebracién de un con- uato de compraventa de un inmucble, la promesa debe cxpresar que una parte se obliga a vender y la otra a comprar; si ast no fuera, faltarfa, ademds de ls solemni- dad legal, el consentimiento reciproco de las paries, cl mutuo acuerdo sobre la cos y el precio, esencial en la compraventa. b) La promesa unilateral en que una de las partes no contrac ninguna obliga- cidn y tiene Ia prerrogativa de aceptar 0 no Ia celebracién del conirato prometico, seria nula conforme al art. 1478. Su obli yacion estaria sujeta a una condicién po- testativa dependiente de su sola voluntad. La mayor parte de la doctrina es ad- versa. a esta tesis.42 © Alessandri, De ta compraventa, H. N® 2114 vyasgies; Bartos Errézutiz, ob. cit, « IT N8 45. Claro Solar, ob. cit, . XI, NP 1211; Urrutia (Leopoico), “Promesas unilaterales de venta y de compraventa”, R de D. Jt. XVI, |* parte, pag. 3; Silva Imperiali, La promesa de celebrar un contrato, N88 y sgtes. rortowat JURIDICA ox cus Manual de Derecho Civil. De Tas firentes de las obligaciones a) La especificacién del conuato prometido tiende a individualizarlo y ha- cerlo inconfundible con otro. En una romesa unilateral de compraventa, in- dividualizadas las partes, seialada la cosa y fijado el precio, el contrato future que- ‘da cspecificado suficientemente y no es posible dudar acerca de la clase de con- trato de que sc trata y del alcance de sus ipulaciones. >) La exigencia de que las partes con- uaigan en la promesa las obligaciones que son propias del contrato prometido, im- porta asumir de antermano las obligacio- hes de un contrato atin inexistente. ¢) Si el legisladar hubiera entendido que era menester que ambas partes en la promesa contrajeran obliguciones rectpro- cas, ciertamente lo habria expresado, come Io hizo el art. 98 que define los csponsales como la promesa de matrime- nio “mutuamente aceptada". d) Es sabido que el Proyecto de 1853 establecia que la promesa y el contrato prometido consensual se identifican. As ocurre, en efecto, pero a condicion de que la promesa sea bilateral. La promesa unilateral de compraventa de bienes mue- bles no puede identificarse con el con- trato prometica porque falta el acuerdo sobre la cosa y el precio. La aseveracién del Proyecto conteni: pues, una verdad sélo parcial. Su elimi nacidn del texto definitive del Cédigo se ha debido probablemente # la compro- bacién de este aserto. No se identifican el contrato prometido consensual y la pro- mesa unilateral de celebrarlo. Pero ¢para qué preocuparse de la promesa unilate- ral si, on concepto del legislador, no fue- ra valida? e) En fin, no se perciben razones mo- rales o juridicas para prohibir las prom: sas unilaterales que responden a uma sen- tida necesidad en la vida de los negocios. Para sortear estas discusiones, mavido por una imperativa necesidad prictica, ol Cédigo de Mineria ha establecido en su art. 169, inc. 1° “Sera valido el contrato de promesa de venta de una pertcnencia o parte alicuota de ella, de ac: ciones en una sociedad minera y, en general, de cualquicr ovo derecho vegido especialmente por cl presente Codigo, aunque se estipule que es faculiativo para el promitence comprador reali- zar one Ja compraventa” 98. Efectos de la promesa. EJ art, 1554 concluye que, concurriendo los requis tos legales, “habra lugar a lo prevenido | en clarticulo precedente” Esta referencia al art. 1533 pone de manitiesto que de la promesa nacen obli- gaciones de hacer. Por lo tanto, podra el acreedor instar por que se apremic al deu- dor pata Ia ejecuciéa del hecho conveni- do o para que se Ie indemnicen los per- juicios derivados de la infraccion del ‘contrato. El art, 531 del Cédigo de Procedi- | micnto Civil establece que si cl hecho de- bide consisie en Ja suscripcién de un do- cumento © on Ja constitucién de una obligacion, podra el juer proceder a nom- bre del deudor, cuando éste es requerido y “no lo hace dentro del plazo que le seitalc el wibunal” TI. LA COMPRAVENTA 1. GENERALIDADES 99. Goncepto. La compraventa en- cuentra su origen en el primitive tueque © cambio directo de uma cosa por otra que, mientras no se conocié la moneda, fe el nico medio de que los hombres se sirvicron para suplir sus necesidades. Introducida la moneda como medida de valores, el trueque primitive es reem- plazado por el cambio de cosas por dine: To que facilitando las transacciones, ha per mitido que el intercambio adquicra las | yastisimas proyecciones que exige el des envolvimiento de la vida contemporéinea. La compraventa es, en la actualidad, “el principal motor del mundo econémi- eo" Define el art. 1793 el contrato de com- praventa: “La compraventa cs un contrato * Baudry-Lacantinerie, ob. cit., «LIL, N° 445, f f ; | i k un sur co pa da el tal tes to en ce civ la ci ce en que una de las partes se obliga a dar una cosa ya otra a pagarla en dinero” Fl contrata de compraventa cs, en smna, el cambio de una cosa por dincro. 100, Caracteres del contrat de com- praventa. El contruto de compraventa es ium contrato bilateral, oneroso regular mente conmutativo, principal y normal- mente consensual. a) Puesto que las partes contratantes se obligan reeiprocamente, cl cowirato de compraventa cs bilateral (art, 1498). Sefala la definicién legal las princi- pales obliguciones que las partes contraen: dar el vendedar la cosa vendida y pagar el comprador el precio. Tales son las obligaciones fundamen- tales que ¢l contrato genera para las par- tes; son de su esencia y sin ellas el contra to no produce efectos civiles o degenera en otro contrato diferente (art, 1444). Si el vendedor se obliga a dar una cosa y el comprador no contra la obliga~ cién reciproca de pagarle un precio, 0a la inversa, promete el comprador pagar un precio sin que se le ofrezca una cosa en cambio, no hay compraventa. El con- trato podria importar una donacién de la cosa o del precio. p) Debido precisamente a las presta- ciones mutuas que engendra, el contrato de compraventa es un contrato oneroso. Cada parte reporta en el contrato wti- lidad de la obligacién que para con elle se contrac ¥ sé grava con la que toma a su cargo. ‘c) La compraventa reviste, por lo ge- neral, el cardcter de un contrato conmu- rativo. Las prestaciones a que respectivamen- te se obligan comprador y yendedor se miran como equivalentes (art. 1441). No pbsta para que el contrato tenga este c 4cter la circunstancia de que Jas presta- ciones, en el hecho, no equivalgan. Im- porta solamente que las partes miren 0 consideren sus mutuas prestacioncs como equiyalentes Por excepcidn, el contrato puede ser aleatorio; la conmutatividad, pox tanto, 39 no es de Ia escncia de la comprayenta. Fs aleatoria la compraventa de cosas que no existcn, pero sc espera que existun, a que se reficre el art. 181 d) La compraventa es un contrato principal porque subsiste por si mismo. sin necesidad de otra convencién (art. 1442) ) En fin, salvas las excepciones lega- les, el contcato de compraventa es con sensual y se perfecciona por el solo con- sentimiento de las partes (art. 1443) Fl art. 1801, inc. 12, expresa, en efec- to, que Ja compraventa se reputa perfec ta desde que las partes han convenido en la cosa yen el precio. Por excepciéa la compraventa ¢s so- Teme; la solemnidad consiste, per Jo co- ratin, en el otorgamiento de escritura publica, como ocurre en los casos que prevé el inc. 2¢ del art. 1801, El solo con sentimiento de las partes no ¢s suficien- te, en tales casos, para perfeccionar cl contrato. 101. La compraventa es un titulo trans- laticio de dominio. De acuerdo con lo prevenido ea los arts. 675 y 703, la com praventa cs un titulo translaticio de do- minio, esto es, por su naturaleza sirve para transterirlo. Ta comprayenta, pues, no transfiere el dominio; el comprador no se hace due- fio de la cosa vendida y el vendedor di precio en virtud del contrato, sino de la tradicién subsiguiente. Mientras la tradi- cién no se efectiie, comprador y vende- dor son solamente acreedores de la cosa y del precio, Ta adquisicién del dominio, por tan- to, s¢ verifica por medio de dos actos diferentes: el contrato de compraventa que constituye el titulo de Ia adquisicién y la tradicién que es el modo de adqui- nr ‘Tal es el sistema, de filiacién romani- ca, adoptado por nuestro Cédigo Civil y que el Mensaje sintetiza: “un contrato puc- de ser perfecto, puede producir obliga ciones y derechos entre las partes, pcro aS nptrowtu JURIDICA we cre oe om Manual de Derecho (vil. De las fuentes de las obligaciones no transfiere el dominio, no transtiere uingtin derecho real”. El contraio sélo genera obligaciones. En el sistema adoptado por el Cédigo fran- cés el contrazo de compraventa es transiaticic de dominio, El art. 1583 previene que Ia venta “es periecia entre las partes y la propiedad es adqui- Hida de derechos por el comprador respect del vendedor, desde que se ha convenide en la cose yen el precio, aunque la cosa no haya sido atin entregada ni el precio pagado! FI contrato de compraventa crea obligacio- nes y tranaficre cl dominio; ¢s, al mismo lcm. po, titulo y modo de adquirie: 102, Elementos del contrato de com- praventa. La compraventa consiste, escn- cialmente, en um acuerdo de voluntades sobre la cosa y el precio. Hay en cl contrate de compraventa, pues, Wes elementos esenciales: cl con- sentimiento de las partes, una cosa y un precio, consensus, ms, pretium, Las normas de carieter general que reglan la formacién del consentimicato, los vicios de que puede adolecer y sus consecuencias son aplicables al contrato de compraventa, Sin embargo, sera menester examina sobre qué debe recaer el consentimiento de las partes y las formas que a veces debe revestir. La cosa y el precio constituyen el ob- jeto, respectivamente, de las obligaciones de vendedor y comprador y les son apli- cables, on general, las normas de Jos arts 1450 y siguientes. Pero sera preciso estu- diar las reglas particulares que el legisla dor ha dado para el contrato de compra- venta. Las personas que celebren el contra- to de compraventa deben ser legalmen- te capaces; son incapaces para celebrar- lo, por de pronto, los que carecen de capacidad para celebrar cualquier con- rato. Pcro como el legislador ha estableci- do, ademés, normas peculiares que regu- lan la capacidad para comprar y vender, es indispensable detenerse, también, a considerar la capacidad en relacién con el contrato de compraventa. 2. FORMAS DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA 103. La regla general. El contrato de | compraventa es un contrato consensual, salvas las cxcepciones legales, y se perfec: ciona, por tanto, por el solo consentimicn- to de las partes | El art. 1801, inc. 1%, dispone: “La ven- | ta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en el precio; salvas las excepciones siguientes” El acuerdo de las voluntades debe existiz, pues, relativamente a la cosa y al precio; debe existir, ademas, al decir de Pothicr, relativamente a la venta, esto es, las partes han de estar acordes en que el contrato que celebran es de com- praventa a) El consentimiento debe recaer, en primer término, sobre la cosa que es ob- jeto del contrato. No existird acuerdo so- bre la cosa vendida cuando los contra tantes padezcan de error, bien sobre identidad de la cosa espccifica de que se trata (art. 1453), 0 sobre la sustancia 0 calidad escncial de la misma (art. 1454) b) El acuerdo de voluntades, en se- guida, debe versar acerca del precio y se operaré cuando el precio en que una par te entiende comprar sea el mismo en que la otra entiende vender ¢) Finalmente, el consentimiento debe | recacr sobre la venta misina, esto €s, sera preciso que una de las partes quicra ver der y Ia otra comprar. Faltard el consentimiento al respecto cuando sean las partes victimas de un error sobre la especie de acto 0 contrato que se celebra, como si una de Tas partes entiende vender y la otra que se le hace una donacién (art, 1453) { t ; ; 104, Consentimiento en las ventas forzadas. El] consentimiento de las par- tes debe manifestarsc libré y espontanes- mente; si cs el resultado de la fuerza, el contrato adolece de nulidad, Sin einbargo, suele ocurrir que el con sentimiento en el contrato de compra- venta no se manifieste espontinea y lt b fe ot In so tic ne so pr } ij | t f bremente. Tal cosa ocurre on las ventas forzadas como cuando, a instancias de un acreedor, sc venden bienes del deu- dor para pugarse con el producto Verdad es que el ejecutado vende a su pesar, porque el tribunal Je obliga a ello, a peticién del acreedor. Pero, por el hecho de obligarse, ¢l deudor ha consen- tido de antemano en las consceuencias de la obligacién, que otorga al acrcedor un derecho dc prenda general sobre sus bicnes ¢, implicitarcnte, ha autorizado al acrecdor para hacerlos vender, si la deu- da no es pagada. El cjecutado no consiente en la venta al tiempo en gue se realiva; ha consentido antes, al tiempo de consfituirse en: deudor. La venta forzada, pues, es una verda- dera compraventa.* 105. Por excepeién Ja compraventa es solemne. El conirato de compraven- la, de ordinario consensual, sucle ser solemne. El caracter excepcional de las solemnidades aparece claramente de manificsto en cl art. 1801. No scra suficiente, entonces, que las partes conyengan en la cosa y en el pre- Go para que el contralo se repute per- fecto. Menester sera, ademas, que sc curt: pian las solemnidades 0 requisicos de forma que la ley preseribe. 106, Diversas clases de solemmidades. Las solemnidades de que esti revestida la compraventa pueden ser establecidas por la ley o por las partes contratantes. En otros términos, pueden ser legales © vo juntacias. Las solemnidades legales ordinarias son aquellas de que por la ley esti reves tida la compraventa de cierta clase de bie~ nes, por ejemplo, los bienes rafces. Jas solenmidades legales especiales son aquellas que la ley exige para praventa en alenciéa a las circunstancias Bart, 671 dispone que, “en las ventas forza- das que se hacen por decreto judicial a pericin de tun acteedor, co publica subasta’, cl juer inviste Ta representaciéa legal del deudor. 41 particulares en que se celebra o a las per sonas que intervienen. Tales son las so- lemnidades que acompafian la venta de bienes pertenecientes a incapaces. Las solemnidades voluntarias son lus que establecen las partes, sea afiadiéndo- Tas a las que establece la ley, sea para ha- cer solemne wna compraventa que es 1a- turalmente consensual. 1) Solemnidades legates 107. Solemnidades legales ordinarias. Las sclemnidades legales ordinarias con- sisten en el otorgamiento de escritura, publica. La eseritura publica, es, ala vez, requisio para el perfeccionamiento del contrato y el nico medio de probar su cxistencia. El art. 1701 previene que la falta de instrumento ptiblico no puede suplirse por ola prucba “en los actos y contratos en que la ley requiere esa so- Temnidad” y su omisién hara que los ac: tos se miren “come no ejecutados 0 cele- brados” 108. Casos en que Ia ley exige escri- ura piiblica para la validez de la venta. El art. 1801, inc. 2%, previenc: “La yenta de os bicnes raices, servidumbres y censos, y la de una sucesién hereditaria, no se reputan perfectas ante la ley, micntras no se ha otorgado escritura publica” a) Ks solemne, pues, la compraventa de bienes raices. La importancia de esta clase de bie- nes justifica Ia exigencia de que la com praventa debe revestirse de formas que ja consiaten fehacientemente, Por otra parte, la tradicién de Jos inmuebles ven- didos debe verificarse por la inscripcién en cl Registro del Conservador de Bie- nes Raices; tal inscripeién ha de hacerse mediante la exhibicién de un titulo au- 1éntico.? “ El art. 57 del Reglamento del Conservador previenc que, para llevar 2 cabo la insenpeién, “se exhibird al Conservader copia auténtica del Gtulo, respective”. AG eorromal JURIDICA bECRIE Be Manual de Derecho Civil, De las fuentes de las obliguciones b) Es también solemne la venta de los derechos de servidumbre y de censo. En verdad, estos derechos recaen siem- pre sobre hicnes raices y son, por lo tan to, mmuebles (art. 580). ©) En fin, es solenme la venta de una sucesin hereditaria, esto es, del derecho para que una persona reciba en tuna sice- sién todos o una cuola de los bienes que la forman, Algunas leyes especiales esiablecen excepciones: La Ley N' 14.171, de 25 de octubre de 1960, cispone que no estan sujetos a la formalidad de la ceseritura priblica los actas transiaticios de dominio de los bienes raices 2 que s¢ refiere elart. 57, 010% gatos por la Corporacién de la Vivienda. Podrin otorgarse por escritura privada, firma dame notario, debiendo protocolizarse a mds tar daral di siguiente habil al de su suscripci6n. Mien tras no se efectue la protocolizacién el acto no tendrd efecto alguno y si no se Teva a cabo opor tunamente carecerd de toda efecto legal (art. 08). 109. Compraventa por intermedio de mandatarios. :Deberd constar por escri- tura pitblica el mandato para celebrar el contrato de compraventa de los bienes a que se reficre el art. 1801, ine. 2°? El examen de las normas legales per Uinentes Ileva a la conclusién de que no es necesario que cl mandato revista las mismas formas que el contrato encomen- dado al mandatario. El art. 2123, que gobierna la mate- ria, destaca el caracter generalmente con- sensual del mandato, y aiiade que no se admitira para acrcditarlo la escritura p: vada cuando las leyes requieran un ins. trumento auténtico. El mandato debe constar de escritura publica cuando la ley exige esta formalidad, como ocurre con el que se otorgue para contracr ma- trimonio o para parecer en juicio. De este modo, la pretensién de que cons te por escritura publica el mancato para com- prar o vender los bienes que sefiala cl art. 1801, inc. 9%, importa la exigencia de una sclemnidad no prescrita por la ley Véanse los N° 877 y 978; en el mismne seatide Stitchkin, El mandato civil, N# 80, pags. 154 y sgtes. Sin embargo. la doctrina general | mente estima que ¢s necesaria la-for- | ma publica’? y la jurisprudencia se ha pronunciado sistematicamente en el mismo sentido.* 110. La inscripcién no es requisite de | la compraventa de bienes raices. La ins | cripcién de] contrato en el Registro de Propicdades del Conservador de Bienes Raices del departamento no es solemni- dad de la compraventa, El contrato esié | perfecto desde que las partes, conven | das en la cosa y en el precio, otorgan la correspondiente excritura pitblica. Ta inscripcién es la manera de efec- la tradicién de la cosa vendida, si | ésta es. un bien inmneble; en otros térmi- nos, es Ja forma como el yendedor cum: | ple con la principal obligacién que el con- rato le impone. 111, Es solemne sélo Ia venta de in| muebles por su naturaleza. Unicamente | es solemne Ia comprayenta de bienes in | muebles por su naturaleza. i a) Elart,. 1801, inc. 3°, previene: “Los | fruws y flores pendientes, los arboles | cuya madera se vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los ma- teriales que naturalmente adhieren al suclo, como piedras y sustancias minera- les de toda clase, no estan sujctos a esta excepcién”, De este modo, es meramente conseasual Ta compraventa de bienes muebles por ant] Gipacién, bienes que se reputan tales, ant antes de su separacién, para los efectos | constiuuir un derecho en favor de otra perso- ma que cl duetio (art. 571). 'b) Es también consensval la venta de los bienes inmuebles por destinacion, esto | es, los que se encuentran permanente- | mente destinados al uso, cullivo y beneli- cio de un inmueble. t Barros Errazuriz, ob. cit.. t II, N* 283, pag. 825, ®R de D. yJ., CXX, 2 parte. sec. 1+ pag. 37, yUXNTL, 2 parte, sec. 1%, pag. 1085. \ Vendidos separadamente del inmuc- ble y puesto que dejan de estar destina- dos al uso, cultivo y heneficio del mismo, recobran su calidad natural de bienes mucbles. Por este motive es consensual la com- praventa de Ios animales o aperos de la- branza de un fundo, 112, Solemnidades legales especiales. La ley reviste de sclemnidades especiales Ja compraventa por las circunstancias en que se celebra el contrato o la calidad de las personas que lo estipulan. a) Asi, se sometcn a formalidades ¢s- peciales las ventas forzadas ante la justi- cia, Ia venta se hace, previa tasacién del jamueble y la publicacién de avisos, en publica subasta, ante el juez (arts. 485 y sgies. del C. de P. Civil El art. 495 del Cédigo de Procedimiento Ci- vil dispone que del remate debe levantarse un acia en el tegistr especial que, con tal objeto, debe lexar cl secretario del juzgudo que no sea otarie. Ta disposiciéa dice textaalmente: “El acia de remaie de la clase de bienes a que se reliere el inc, 2 del ar. 1301 del Gédigo Civil, se extende- rca el registro del secretario que intervenga cn Ih subasta, y seré firmada por el |uer, ¢! remacan- ie yel sccretario. Esta acta vale como escritura Publics, para el efecto del cade articulo del Go- igo Civ; pero se extender sin perjuicio de otor garse dentro de tercere dia Ia escritnra definisiva fon insercién de los antececlentes necesarios y con Jos dems requisites legales". Flacta hace provisoriamente las veces de ¢s- critura publica para el perfeceionamiente del contri; pero la compraventa debe reducirse 2 escritur publica, en el plazo perentorio in- dicado. La eseritura deberd ser suscrita por cl rematante y por el jucz, como represen- tante legal del vendedor. Para los efectos © Tas normas indicadas rigen para la vents de Jos bienes embangados en el juicio cjecutvo: son apt cables en caso de quiebra y, con algunas variantes. a Lavonia de bienes communes, en e! juicio de particidn, Ley de Quiebras y art, 658 del G. de P, Civil. En ta actual Ley de Quiebras, N° 18.175, D. OF de 28 de pembre de 1982, vad.arl 12% (UN. del) de Ja inscripcién, no admitira el Gonser- vador sine la escritura definitiva de com- praventa (art, 497 del G de P, Civil). b) En las ventas de bienes perienc- cientes a personas incapaces las solemni- dades que cominmente acompanan la yenta son la autorizacién judicial y la su- basta ptiblica (arts, 254, 303, 304, 484, A88, 489). Las solemnidades reteridas suelen ser aplicables, también, a los bienes mucble: Traténdose de los céuyuges casados en sociedad conyugal, los arts. 1749 y 1754 del Cédigo Civil exigen Ia autorizacion de la mujer para enajenar y gravar los bienes raices sociales y los de la mujer, respectivamente. 2) Sotemnidades voluntarias 113. Solemnidades estipuladas por las partes. Las partes pueden someter el con- trato de compraventa a las solernidades que deseen, Practicamente la solemnidad consistira en cl otorgamiento de escritu- ra piiblica 0 privada cuando la compra- venta és puramente consensual. Prevé el art. 1802 csta situacién: *: los contratantes estipularen que la ven- ta de otras cosas que las enumeradas en el inc. 2° del articulo precedente no se repute perfecta hasta ¢l otorgamien- to de escritura publica o privada, podra cualquiera de las partes retactarse mientras no se otorgue la escritura 0 no haya principiado la entrega de la cosa vendida” Es menester que las partes estipulen expresamente que el contralo de com- praventa, cuando ésie es consensual, no se Tepute perfecto, sin embargo, si no se otorga escritura publica o privada. Mientras no se otorgue la eseritura, el pacto verbal es un simple proyecto: la facultad de retractarse las partes es una ldgica consecuencia de que el contrato no se ha perfeccionado. La facultad de retractaci6n se man- tiene hasta que ocurra alguna de las dos circunstancias siguientes: apironmat fURIDICA or cone SER Manual de Derecho Civil, De las Tnentes de las obligaci a) hasta que se otorgue la eseritura pliblica o privada porque, perfecto el con- lato, no es Iicito a las partes dejarlo wni- Jateralmente sin efecto, o bb) hasta que haya principiado la en- tuega porque el cumplimiento del con- trato, sin que se haya otorgado la escritu- ra prevista, importa una vacita derogacisa de la estipulacin que le hizo solemne. 3) Las arras 114. Goncepto de las arras y sus cla- ses. Consisten las arras en une cantidad de dinero u otras cosas mucbles que se dan en garantia de la celebracién del con- trato, o bien en parte del precio o en sefial de quedar convenidos. Las arras, por lo tanto, pueden ser de dos clases y tencr una doble finalidad: a) sirven como garantia de la ccle- bracin o ejecucién del contrato, y b) se dan como parte del precio o en setial de quedar Jas partes convenidas. 115. Las arras como garantia. Las arras, dadas cn garantia de la celebra~ cién 0 ejecucién del contrato, significan que las partes no han entendido ligarse definitivamente, sino que mutuamente se reservan la facultad de desdecirse perdien- do su valor. En efecto, el art. 1803 dispone: “Si se vende con arras, esto es, dando una cosa en prenda de la celebracién ejecucién del contrato, se entiende que cada uno de los contratantes podré retractarse; el que ha dado las arras, perdiéndolas; y el que las ha recibido, restinuyéndolas dobladas” Las arras de esta clase ponen de ma- nifiesto la fragilidad del contrate, puesto que no son sino un medio de poner a las partes en situacién de desistir de él. EL contrato se celebra bajo una condicién negativa y suspensiva, que consiste en que las partes no hagan uso de la facultad de retractacién. 116. Tiempo en que las partes pueden retractarse, La facultad de retractarse no dura indefinidamente. El art. 1804 senala el plazo y demas condiciones que limitan esta facultad: “Si los conuratantes no hubie~ ren fijado plazo dentro del caal pucdan retractarse, perdiende las arras, no habra lugar a la retractacién después de los dos meses subsiguientes : pués de otorgada cscritura publica de la venta o de principiada la enteega”*? a) La facultad de reizactarse, por lo tan- to, tiene un limite en el tiempo. Sélo pue- de ejercitarse en el plazo fijado por las par tes y, a falta de estipulacién, en el plaza de dos meses contados desde la convencion. b) Pero la facultad de retractarse pue- de extinguirse antes de los plazos indica dos, cuando el contrato se reduce @ escri tura piiblica o ha comensado a efectuarse la entrega 117. Las arras en sefial de quedar con- venidos o como parte del precio. Esta cla- se de arras constituyen un vestimonio de la celebracién definitiva del contrat; en otras palabras, constituyen un medio de prueba de su celebracién. Las partes carecen de la facullad de retractarse porque cl contrato de com praventa ha quedade perfecto, a menos que requiera el otorgamiento de escritu- ra puiblica, El art. 1805, inc. 14, previene: “Si ex presamente sc dicren array como parte del precio, 0 como seiial de quedar con venidos los contratantes, quedara perfec ta la venta; sin perjuicio de lo prevenido enelart. 1801, inc. 2 Para que las arras se entiendan dadas en seiial de quedar convenidos 0 como parte del precio cs menester la. concur rrencia copulativa de estas dos circuns tancias: a) que lus partes lo convengan expresamente, y b) que este convenio conste por escrito. Si asf no fucre, se entienden las arras dadas en garantia y facultadas las partes para retractarse. E) art. 1805, inc. 2°, ex tablece: “No constando alguna de estas 5° La regla del art, 1804 es aplicuble, en todas sus partes, solamente a las ventas consensuales, la. convencion, ni des- ce ec ds ni expresiones por escrito, se presumird de derecho que los contratantes se reservan Ja faculiad de retractarsc segtin los dos articulos precedentes” Las arras en garantia, pues, constitu- yen la regla general; para que pueda atri- buirseles otro caracter es preciso un pac- to expreso y escrito. 118. Las arras en el Cédigo de Co- mercio. El Cédigo de Comercio estable- ce sobre las arras reglas diametralmente contrarias. Las arras se presumen dadas en parte de prueba, salvo estipulacién en contra- rio, y no permiten a las partes retractarse. E] art. 107 del Cédigo de Comercio dispone: “La dacién de arras no importa reserva del derecho de arrepentirse del contrato ya perfecto, a menos que se hu- biere estipulado lo coaurario”. ¥ el art. 108 del mismo Gédigo afiade: “La oferta de abandonar Jas arrus o de devolverlas do- bladas no exonera a los contratantes de I obligacién de cumplir 1 contrato per fecto o de pagar datios y perjuicios” 4) Gastos del contrato de compraventa 119. Los gastos son de cargo del ven- dedor. Supone el legisiador que los ga: tos que demande cl contrato de com- praventa han sido tomados en cucnta en el precio y establece que son de car go de! vendedor, salvo estipulacién con- traria. El art. 1806 dispone: “Los impuestos, fiscales o municipales, las cosias de la critura y de cualesquiera otras solemni dades de la yenta, serdin de cargo del ven- dedor, a menos de pactarse otra cosa” Los impuestos a que la disposicién se refiere son, obviamente, los que graven la compraventa. 3. LA Goss VENDIDA, 120. La cosa vendida, requisito esen- cial de la compraventa. No se concibe el conurato de compraventa sin que haya una, cosa que se vende. La compraventa con- siste esencialmente en el cambio de una cosa por dinero. Si falta la cosa vendids, la obligacién del vendedor careceria de objeto; tal obli- gacion no podria existir y, por lo mismo, carceeria de causa la obligacién del com- prador. 121, Requisitos de la cosa vendida, La cosa yendlida debe reunir los requisitos pro- pios del objeto de toda declaracién de vo- Tuntad: ser licito, determinado y existir 0 esperarse que exista. La cosa vendida debe reunir estos caracteres y, ademés, los que son peculiares para el contrato de com- pravenita, Tales requisitos son cuatro: a) debe ser comerciable; b) debe sex singular y determinada; c) debe existir'o esperarse que exis- lay d) no debe pertenccer al comprador. 1) La casa vendida debe ser comertable 122, Cosas que no pueden venderse. Pueden ser objeto del comirato de com- praventa, en general, todas las cosas, an to corporales come incorporales, con tal que Ia ley no prohiba su cnajenacién, El art. 1810 dispone, en efecto: “Pueden yen- derse todas las cosas corporales 0 incor porales, cuya enajenacion no esté prohi- bida por la ley”. La compraventa no ¢s propiamente un acto de cnajenacién puesto que no tansfiere el derninio; la cosa se hace aje- na por la tradicion subsiguiente Si no mediara el texto legal citado, podria razonablemente entenderse que Ta venta de bienes cuya enajenacién la ley prohibe serfa valida, y nula solamente la uadic La compraventa de cosas cuya cnaje- nacién esta prohidida es nula, de nuli- dad absoluta, porque adolece de iliciuud en el objeto De esta manera, no pueden venderse las cosas cmbargadas, a menios que el juez eprowin JURIDICA veciute Mannal de Derecho Givil. De las luentes de las obligaciones Io autorice 0 elacreedor consienta en cllo; lay especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce del litigio; los derechos y privilegios que no pueden transferirse a otra persona (art. 1464), etc 2) La casa vendida debe ser determinada y singular 128. Determinacion de la cosa. La cosa vendida, de acucrdo con los princi- pios generales, debe ser determinada; la determinacién puede verificarse especifi- ca o genéricamente. El art. 1461 dispone que las cosas que son objeto de una de- claracién de voluntad es menester “que estén determinadas, a lo menos en cuan- to asu género". 124, La cantidad de la cosa vendida puede ser determinable. Cuando la cosa vendida sc determina genéricamente, debe igualmente determinarse la cant dad Pero la cantidad puede ser imicialmen- te incierta, esto es, no ser determinada sino solamente determinable. La determi- nacién posterior, sin embargo, no podri quedar entregada a un nuevo acuerdo de las partes, sino que deberd verificarse de acuerdo con las normas sciialadas en cl contrato mismo. El art. 1461, ine. 2%, dispone que “la cantidad puede ser incierta con tal que cl acto 0 contrato fije reglas o contenga datos que sirvan para determinarla”. De esta manera es viable la venta de Ta cantidad de carbén o petrdleo que re- quiera una industria que puede determi- narse por la natursleza o capacidad de sus maquinas. 125. La cosa vendida debe ser sin- gular. No es vilida la venta de una uni- versalidad juridica. No es posible que una persona venda sn patrimonio, re- putado un atributo inherente de la per- sonalidad. El art. 1811 dispone sobre cl particu- Jar: “Es nula la venta de todos los bienes presenies 0 faruros 0 de uno: se venda el total o uma cuota” y otros, ya ‘Una regla andloga consagra el Cédigy pat el contrite de sociedad: segtin el art. 2056, “se pronibe inda sociedad a tralo universal, sea de bicnes presentes y venideros, o de unos u otros” Para lus denaciones entre vivos rige Ia nor ma del art, 1409; “Las donaciones a titulo unive sal no se extenderdn a los bienes faturos del do~ nante, aunque éste disponga lo coauario”. t 126. Es valida Ja venta de todos los bienes de una persona, especificandolos. Pero los bienes todos de una persona puc- den venderse, con tal que se individuali- cen o inventarfen en escritura priblica. El art. 1811 afiade: “pero seré vali- da la yenta de todas las especies, géne- ros y cantidades que se designen por escritura ptiblica, aunque se extienda a cuanto el vendedar posea o espere ad- quirir, con tal que no comprenda obje- los ilicitos”. Por tanto, la eficacia de la venta esta. condicionada a los siguientes requisitos: a) que se especifiquen los bienes vendi- dos; b) que esta especificacién se haga en escritura publica, y ©) que no se com prendan cn la venta objetos ilicitos. Se enticnden tnicamente vendidos, no obstante cualquiera estipulacién en | contrario, los bienes inventariados, Fl art. 1811, inc. 28, concluye: “Las cosas 10 comprendidas en esta designacién se en- tenderan que no lo son en Ta venta: toda cstipulacién contraria es aula”. 3) La cosa wendida ha de existir o esp: que exist 127. Necesidad de Ia existencia ac- tual o futura de la cosa vendida. Confor- me al precepto general del art. 1461, “no s6lo las cosas que existe. pucden ser ob- jeto de una declaraci6n de voluntad, sino las que se espera que cxistan”, Pueden yenderse, pucs, las cosas pre- sentes y faturas, esto es, las que existen al ticmpo de celebrarse el contrato.y aque- Tlas cuya existencia se espera en el porve- nin, co co tor ve er a: 128. Venta de la cosa que dejé de exis- tir al tiempo del contrato. La inexisien- ja de la cosa al tiempo del contrato sin que se espere que llegue 4 existir produc ce-consecuencias diversas, segtin que Lal- te total o parcialmente. a) Sila cosa no existe en absolute, no hay ni puede haber compraventa. Flart, 1814 previene: “La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone existenic ¥ no existe, no produce efecto alguno”. Es indifercate que comprador y ven- dedor supicran © ignoraran que la cosa no existe; la falta cotal del objeto hace im- sible que el contrato se perfeccione, b) Si la cosa cxiste sélo parcialmente, el contrato es viable, Pero como no existe integramente la cosa vendida y el compra- dor no podra obtener probablemente una. satisfaccin total, el ine, 9 del art. 1814 Je otorga un derecho opcional: “Si faltaba una parte considerable de clla al icrapo de perfeccionarse el contrato, podra el comprador a su arbilrio desistir del con- trato, 0 darlo por subsistentc, abonando el precio a justa lasacién”. Existe juridicamente el contrato; pero toca al comprador decidir si desiste 0 per severa en él, ¥ en este tiltimo caso, le asis- te el derecho de que se reajuste debida- mente el precio. Estos derechos competen sdlo al com- prador sila cosa faltaba “en una parte considerable”, 0 sea, en parte importan- te o digna de consideracién. 129, Consecuencias de la mala fe del vendedor. La buena o mala fe del com- prador y vendedor, entendiendo por tal su conocimiento 0 ignorancia de la inexis- tencia de la cosa, no influye en 1a validez del contrato. Pero tiene considerable importancia para otros efectos. Si cl vendedor supe que Ia cosa no oxistia en todo 0 parte debe reparar los perjuicios al comprador que lo ignoraba. Elart. 1814, ine. 8°, prescribe: “El que vendid a sabiendas lo que en cl code © en una parte considerable no existia, re- sarcira los perjuicios al comprador de buena fe”. 130, Venta de cosa futura 0 que se espera que exista, Cosa futura es aquella que no existe al tiempo del contrato, pero se Supone que existird a pasterion La compraveata, en tal caso, se cn- tiende verificada bajo la condicién sus- iva de que Ia cosa Hegue a existiz; fallida la condicién, o sea, si la cosa no llega a existir, la compraventa no se ha- bra perfeccionada. Fl art. 1813 se refiere a la compra- venta de cosa futura y dispone que “la venta de cosas que no cxisten, pero se espera que cxistan, se entendera hecha bajo la condicién de existir”. ¥sta especic de compraventa cs muy comtin en la vida de los negocios. A com- pra a B 1.000 quinules de urigo de la préxima cosccha de su fundo; la compra- venla existird a condicién de que se cose- che trigo y no haba venta si el fundo nada produce. 131. Venta de la suerte, La compra- venta de cosa futura cs, como se ha di- cho, condicional. Suele, sin embargo. adoptar un cardcter diverso. Fl art. 1813 dispone que no se repu- taré condlicional en contralo, subordina- do a la condicién de que la cosa Hegue a existir, cuando se estipule lo contrario o “por la naturaleza del comtrato aparezca que sc compré la suerte”. Lo vendido, en tal caso, no es la cosa que se espera que exista, sino la suerte 0 esperanza ‘No obsta para que la venta sez per fecta, por lo tanto, que Ta cosa no Hegue a existir y que se frustren las previsiones de las partes. La no existencia de la cosa no influye en la validez del contrato, sing en el pro- vecho que las partes reportaraa de él, de mode que si no Iega a existir el compra- dor experimentaré sencillamente una pér- dida Es clasico cl ejemplo de Pothier de esta especie de compraventa, Si un pes- coronas fURIICR neces BE

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