You are on page 1of 2

Las rabietas son un tema que preocupa a muchísimos padres y madres, sobre todo a aquellos que

tienen niños pequeños.


Hoy vamos a abordarlo desde dos perspectivas. Una es, ¿cuáles son los errores que cometemos
al gestionar una rabieta? y ¿cómo podemos gestionarla?
Muchas veces, la rabia esconde otras cosas debajo y tenemos que saber que es válida, que es
legítima y que es una emoción como todas las demás, tan válida como la alegría.
Por lo tanto, tenemos que aprender a gestionarla, aceptar nuestra propia rabia y aceptar, también,
cuando nuestros hijos se enfadan.

Pero veamos…. ¿Cuáles son los errores más frecuentes que cometemos los padres frente a una
rabieta o berrinche?
1. Frente a una rabieta, muchas veces ponemos la misma energía de la rabieta. Es decir,
nuestro hijo está enfadado y nosotros, ¿qué hacemos? Nos enfadamos más. Intentando evitar
la rabia o reprimiéndola, porque esa rabia nos compromete. Por lo tanto, no queremos que
nuestros hijos tengan esa rabieta, entonces ¿qué hacemos? recurrimos a las amenazas, gritos,
o lo que sea, para que el niño corte de raíz esa rabieta. Lo que hacemos entonces, es cortar el
comportamiento, pero la emoción, esa rabia que el niño estaba experimentando, la sigue
teniendo.
2. Nos dejamos llevar por el resto “Con mano dura no haría estas cosas” o ¡claro como no
tiene reglas este niño hace lo que quiere!”, pero haber paremos un segundo, de todo el
mundo ¿ustedes a quién amas más? Ya sabemos que todos queremos a nuestra familia
política, ¿pero amar-amar desde lo más profundo a quién? A NUESTROS HIJOS ¡DARÍAMOS
LA VIDA POR ELLOS! Y a veces solemos estar tan pendiente del entorno que a quien menos
hemos escuchado es a nuestros hijos. Y con “escucharlos” me refiero a escucharlos de verdad,
lo que necesitan, lo que sienten, lo que les está pasando en ese momento.
3. Muchas veces pensamos que lo que les funciona a otros, también será efectivo para
nuestros hijos. “Paquita me dijo que esto que hago es fatal y que luego se iba a acostumbrar”
o “No me gusta castigarlo, pero como todos dicen que si no lo hago no me va a respetar pues
he empezado a castigarlo”. Tienen que escuchar lo que venga de sí mismos, de su corazón, no
lo que la gente diga porque generalmente no los conocen tan bien ustedes ni a sus hijos.
4. Pasa que olvidamos decir te quiero cuando estos suelen ser los momentos en donde
más necesitan escucharlo, pruébenlo cuando sus hijos estén enojados, pónganse a la altura
de sus ojos, respeten su necesidad de llorar, quédense en silencio si ven que no quieren
escucharlos y cuando ustedes sientan que es el momento, díganle cuanto los quieren porque a
menudo es todo lo que ellos necesitan oír.

Ahora, los expertos nos explican que lo que le pasa es que, todos los niños viven al límite con las
emociones a flor de piel y no hay filtros. Ellos van a fondo en todo, en la felicidad, en la alegría y
también en el sufrimiento y la ira, pero generalmente con la alegría no hay ningún problema ¿o acaso
solemos decirles algo o reclamarles por qué están tan felices?

Entonces cuando los niños se molestan afrontan una situación similar a cuando nosotros como adultos
estamos molestos y ¿qué pasa? nos gusta que nos mimen, que nos digan que están ahí para lo que
necesitemos, que nos den una mano, que nos abracen, que nos calmen o algunas veces, que nos den
nuestro espacio ¿verdad? Muy bien… ¿Qué nos hace pensar que cuando nuestro hijo está enfadado va
a necesitar que le riñan, que lo castiguen y en algunos casos hasta que lo humillen? ¿Se dan cuenta?
En este aspecto no somos tan distintos, entonces… no les hagamos a ellos lo que no soportaríamos
que nos hicieran a nosotros REGLA BÁSICA y que debería ser universal ¡No hagas a los demás lo
que no te gusta que te hagan a ti! No nos gusta que nos griten, no nos gusta que no comparen, pues a
los niños tampoco, de hecho, hay una investigación de la Universidad Binghamtom en Nueva York
estudió como las críticas, comparaciones y uso de violencia afecta a los niños . Para ello, les
mostraron a los niños una serie de imágenes con diferentes emociones y registraron su
actividad cerebral. Los investigadores encontraron que los niños que recibían este tipo de
reacciones de sus padres, presentaban pobres niveles de atención y tendencia a desarrollar
comportamientos impulsivos o de retraimiento.
Con esta investigación, los mismos especialistas esperan crear conciencia en los padres sobre lo que
puede ocasionar una incorrecta reacción frente a los episodios de berrinche o rabietas de los niños.

FÓRMULA STOP PARA MANEJAR LAS RABIETAS

Y algo que podemos hacer, y que ha sido muy sugerida a los padres a la hora de gestionar, o de
acompañar, es recordar la señal de "Stop". Veamos ahora que significa esto:
 "S" nos tiene que hacer parar, "Stop" que es igual a parar. Paramos tres segundos, no pasa
nada.
 Luego la "T". La "T" tiene que hacernos pensar, en tres respiraciones profundas. Paro,
respiro conscientemente tres veces y mientras mi hijo grita, patalea y hace el berrinche, yo me
calmo. ¡Pero no pasa nada! Él tiene que poder expresarse y sacar hacia afuera. Y yo mientras
me voy serenando, me voy ocupando de mí para no empeorar esa situación.
 Ya vimos la "S", la "T" de tres respiraciones profundas
 Ahora la "O" de observo. Observo qué le ocurre y puedo ver: "Uy, está muy cansado, tiene
muchísimo sueño. Son las ocho y media, tendría que estar durmiendo a las ocho. Ok, esto es
cansancio". Entonces, observo y comprendo. Y luego me observo a mí. "¡Guau! Yo también
estoy cansada. Por lo tanto, el ponerme de observador y salir de la situación me ayudará a
tomar conciencia y a poder verlo con una cierta perspectiva. Recordemos que la perspectiva, y
la distancia, son muy útiles para acompañar emociones.
 Y luego llegamos a la "P" de "Stop" que es de "Procedo" de la forma más adecuada a lo que
requiera la ocasión. Por ejemplo, mi hijo está cansado y yo veo que también estoy cansada.
Entonces puedo ir, abrazarlo o intentar calmarlo como pueda para llevarlo a la cama. El
proceder nos ayuda a canalizar y a encontrar lo que necesita tanto mi hijo, como también yo.
Para esta parte, pasamos a reconocer, identificar y nombrar el sentimiento que está detrás de
la ira de tu hijo, por ejemplo: "Wow Jamie, eso te hizo enojar" o "¿Estás enojado porque tengamos
que irnos ahora?" luego fomentamos la expresión apropiada de sentimientos o la resolución de
problemas, por ejemplo: "¿Cómo te sientes ... usando palabras / haciendo un dibujo / rasgando este
papel" o "¿Cuál sería una mejor manera de resolver este problema?"
 Paleta de las emociones: se puede agregar gestos según las circunstancias, aplica más para
niños pequeños. O CUENTOS TAMBIÉN
 Cubo de las emociones: con su propia cara del niño.
 Espacio de la calma

Pero ¿Qué hacer si nuestros hijos tienen comportamientos agresivos o violentos?

Los niños necesitan saber que, aunque estar enojados está bien, el comportamiento agresivo no lo
está. Póngase al nivel de su hijo y, con un tono tranquilo, bajo pero firme que indique desaprobación, dígale
claramente que ha hecho mal.
Si continúa con su comportamiento inapropiado después de que usted le haya dado una advertencia, imponga
una consecuencia clara, como el paso travieso o la retirada de privilegios.

¿Saben qué pasa a veces?

Que en acompañamiento emocional vamos un poco flojos en general. No tenemos herramientas,


muchas veces, llegamos a la maternidad y a la paternidad sin saber muy bien qué hacer con tanta
emocionalidad.
Les contamos cosas del exterior: "Mira, esto es la calle, tienes que darme la mano para cruzar", y tal.
O cuando contamos cuentos: "Mira el sol, la luna, etc.…".
Pero les contamos muy poco de lo que pasa adentro. Transmitir a nuestros hijos lo que es la vida
externa, el sol, la luna, el día, la noche, el colegio, etc… es tan importante como también contarles lo
que les pasa dentro "Esto que estás sintiendo se llama rabia y estás muy enfadado", "Esto que estás
sintiendo se llaman celos".
Si hemos hecho todo este trabajo, a ellos les será más fácil obviamente poder poner palabras a
lo que sienten, porque han recibido la información y han recibido este ejemplo de canalización
de emociones
a través de la palabra. Con el tiempo entonces, van a saber gestionar mejor sus emociones.

Muchas veces es necesario aislarnos con nuestros hijos, estar solos con ellos e ignorar al resto.
Y hacer lo que te dicta el corazón, no lo que los otros piensen o desean que hagas. Céntrate en tu hijo
y respira, respira y dale una salida, una alternativa, una escapatoria; ¡puede ser un abrazo una palabra,
un momento de silencio a su lado, un juego, lo que sea! lo sabrás si te co nectas con él o con ella,
sabrás lo que necesita y funcionará. ¿Ahora la pregunta es, esto es fácil? NOOOOO, por supuesto que
no, porque a ver…. si no es fácil gestionar nuestras propias emociones ¿cómo va a ser fácil gestionar
las de un niño de 1, 2, 3, 4 años? Requiere de ganas, propósito, conciencia y entrenamiento. Pero
recordemos que nuestros hijos lo merecen, merecen nuestro esfuerzo conciencia y presencia.

You might also like