La geografía es una ciencia que se remonta a los albores de la humanidad.
Desde que el homo sapiens tuvo conciencia de sí mismo se preocupó por conocer su entorno, el beneficio que podía obtener de su hábitat y cómo podía sobrevivir conviviendo con el mismo. Como disciplina científica, la geografía se estableció en el siglo XIX cuando los aportes de varios hombres de ciencias permitieron establecer un pensamiento geográfico. Para que esto sucediera tuvieron gran importancia los conocimientos que aportaron los científicos y naturalistas alemanes Alejandro de Humboldt (1769-1859) y Carl Ritter (1779-1859), así como el francés Paul Vidal de la Blanche (1845-1918). Una definición simple de geografía refiere que esta disciplina estudia la relación indisoluble de hombres y mujeres con la naturaleza. Esta relación refiere a la impronta que estos van dejando en la naturaleza a través del tiempo. La geografía abarca la domesticación de las plantas y animales, así como la relación de los humanos con los paisajes naturales. Estudia cómo el trabajo productivo de la humanidad transforma la naturaleza. Es competencia de la geografía el cuidado de la naturaleza, por lo que es importante conocer la biodiversidad y conservación del medioambiente. Alexander von Humboldt Es el padre de la geografía moderna. Nació en Alemania en el 1769. Interpretó la naturaleza con sentido humanista interconectada a otras ciencias como la Zoología, Geología, Botánica y Etnología. Por cinco años exploró, en viaje de estudio, el continente americano (Sur y Centroamérica, México y Cuba). Hizo mediciones y cálculos en los Andes, el Orinoco y el volcán Chimborazo. Sir Robert Schomburgk Botánico y naturalista inglés amigo de Alexander von Humboldt. Publicó importantes trabajos que brindaron grandes aportes a la geografía: Descripción de la Guayana británica (1840) e Historia natural de los peces de Guayana (1843), entre otros. En 1844, Schomburgk al resentar un informe de su viaje en la Sociedad Geográfica, fue hecho caballero por la reina, confiriéndole el título de Sir (1845). En 1848 fue designado como cónsul británico de Santo Domingo. Durante los nueve años que residió en el país, realizó varios viajes de estudios geográficos y arqueológicos por el sur (Maniel, Azua, San Juan de la Maguana, Lago Enriquillo) y por el Cibao (La Vega, Jarabacoa, Constanza). Como resultado de estas investigaciones publicó varios trabajos científicos.