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Shadia Gissell Hernández

PRINCIPIO DE ECONOMIA PROCESAL Y CELERIDAD


PROCESAL
PRINCIPIO DE ECONOMIA PROCESAL:

El principio de economía procesal es una norma fundamental en el ámbito


del derecho procesal que busca optimizar los recursos y tiempos utilizados
en un proceso judicial. Se basa en la idea de que tanto los tribunales como
las partes involucradas en un litigio deben tomar decisiones y realizar
acciones de forma eficiente, evitando dilaciones innecesarias y
maximizando los resultados.

Este principio se aplica tanto a los tribunales como a las partes. Los
tribunales deben gestionar los procesos de manera eficiente, evitando
trámites superfluos o dilaciones injustificadas. Por su parte, las partes
deben presentar sus argumentos y pruebas de manera concisa y enfocada,
minimizando la presentación de pruebas innecesarias o repetitivas.

El principio de economía procesal busca agilizar los tiempos de resolución


de los litigios y reducir los costos asociados al proceso judicial,
beneficiando tanto a las partes involucradas como al sistema judicial en su
conjunto. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este principio
debe aplicarse de manera equitativa, garantizando el debido proceso y el
acceso a la justicia.

PRINCIPIO DE CELERIDAD PROCESAL:

El principio de celeridad procesal es una regla fundamental en el ámbito


jurídico que busca garantizar que los procedimientos legales se resuelvan
de manera rápida y eficiente. Este principio establece que los procesos
judiciales deben ser tramitados en un plazo razonable, evitando demoras
innecesarias.
La celeridad procesal tiene varios objetivos. En primer lugar, busca
asegurar que las partes involucradas en un proceso legal puedan obtener
una resolución justa y oportuna. Además, busca evitar la acumulación de
casos en los juzgados y tribunales, lo que podría llevar a retrasos y
expedientes pendientes durante largos períodos de tiempo.

Para promover la celeridad procesal, se establecen plazos y términos


legales dentro de los cuales deben llevarse a cabo ciertos actos procesales,
como la presentación de demandas, la respuesta a los requerimientos
judiciales, la realización de audiencias y la emisión de decisiones
judiciales.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la celeridad procesal no


debe comprometer otros principios fundamentales, como el derecho a la
defensa y el debido proceso. Los procedimientos deben garantizar el
respeto a los derechos de las partes involucradas, permitiendo un tiempo
adecuado para preparar su defensa y presentar pruebas relevantes.

En resumen, el principio de celeridad procesal busca agilizar los procesos


legales y evitar demoras innecesarias, garantizando una pronta resolución
de los conflictos judiciales. La correcta aplicación de este principio
contribuye a la eficacia y legitimidad del sistema de justicia.

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