Carlos Lenkersdorf Aprender A Escuchar - Compressed 6 20

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PURESELTRERDDEEEDRRD TEED Aprender a escuchar El escuchar ° ‘or qué escribimos sobre el escuchar? Conocemos la palabra, la cmpleamos y la necesitamos cons- tantemente. Radio y televisién la presuponen. No podemos prescindir del escuchar en el contexto en el cual vi- vimos. {Por qué, pues, un trabajo sobre lo que es conocido y cotidiano? de veras lo que se quiere lecir, Res as ina pes Se estén multiplicando las palabras hacia lo infinito. Los medios, los educadores, los politicos, los artistas y tantos especialistas mis éstén inundando el mundo con palabras innumerables que no podemos escuchar, Silo hi- ciésemos, nos volver: 1s locos. SD herstomame ‘en ruidos que oimos y el oirlos nos defiende para que no tenga mos que escuchar todo lo que se acerca a nuestras orejas, a fin ico lances SSeS. Por eso existen mecanismos orga nnicos que frenan la corriente ininterrumpida. Palabras y ruidos u Cantos Levxensporr asan por las orejas y no n no los percibimos, Ya Sean ci6n a tantos sonidos que nos rodcan, QR 0 (Giga aloe Este, en cambio, sae porque es dificil escuchar cuando nos toque hacerlo, io. Deja pasar lo que seria importante que lo escuchemos. Por tant. Facilmente se confirma nuestra afirmacion. Las leng escuchan. y Se requieren mutuamente ‘Surge, sin embargo, un problema que se inicia desde el término de lengua. Es el 6rgano con el cual articulamos las palabras, por supuesto las habladas. De ahi que el estudio de la lengua és la investigacion de las lenguas habladas. La lingitistica las estu- dia. Por eso, ya es el término que determina la concepeién del fendimeno de Ia lengua. Esta nocién tiene una larga historia en Occidente, Tanto en el griego antiguo como en latin, la lengua esel 6rpano'lengua, en gricgo glassa y en latin lingua, Es decir, lengua es lo que se produce al hablar. El escuchar ni se mencio- na, Las lenguas europeas contemporaneas mantienen la misma idea. El aleman es mas claro aiin, la lengua es la sprache, sus- tantivo derivado del sprechen, Dado el 2 efi cla en a ea, * Vase Wolf Schneider, “die vergessene Halit” (lamitad olvidada) (2000), 81 ss. Gemma Cotradi Fiumara, The ather side of language (2005), 12 TRLLUCULELitet APRENDER A ESCUCHAR Aqui, en este contexto, entra el tojolabal, Es una de las lenguas mayas que se habla en el sureste de México, en el estado de Chiapas, la regién que se extiende, mas 0 menos, desde Comitin y Altamirano hasta la frontera de Guatemala, Estudiamos la lengua para poder hablarla y eseribirla y nos lamé Ja atencién una terminologia particular. En este idioma para el término de lengua o palabra hay dos conceptos: ‘ab’al! Se enfoca, pues, el fenémeno lengua desde dos aspectos, ¢l SELSRIREREEDD cae la perspectiva de los hablantes de lenguas europeas se hace una distincién a la cual no estamos acostumbrados. Los tojolabales tienen, pues, una concepeién particular de las lenguas porque las entienden compuestas de dos ele- ment lar. Son de igual importancia los dos! Por eso, ya desde los términos del laa, aT STEER por no deci, lA Fijémonos en el ejemplo siguiente. En lugar de decir yo 1e dije, dicen, e. Este ejemplo, de giros muy frecuentes, enfatiza la diferencia entre la lengua originaria y cl cspafiol. Mis adelante fo explicaremos con mas detalle. Por él ‘momento subrayamos el énfasis tanto en el escuchar como en el hablar por parte de los tojolabales al referirse a su lengua. Sin esta particularidad no habriamos escogido este tema. Le aprendimos porque vivimos y trabajamos largos afios con los maya-tojolabales, nuestros contemporincos de Chiapas, que nos ensefiaron su lengua y cultura, Las aprendimos por una raz6n que nos parece importante explicar. Habiamos estudia- do y ensefiado en varios paises de Europa y de este continente. Tuvimos maestros muy buenos que nos ensefiaron mucho y a quienes respetamos hasta el dia de hoy. Pero no se nos ensen 3 Cantos Lancersporr nada de los pueblos originarios en todas estas universidades. Empezamos a estudiar libros sobre los indigenas. Los visita- ‘mos por viajes en el sur del continente. Pero libros y turismo, por fascinantes que sean nos acercaron a estos pueblos sélo de manera indirecta. Otros también nos hablaron de ellos en sus libros y, al visitarlos, pasamos un tiempo breve sin poder convivir y hablar con ellos. Por eso, buscamos la oportunidad de convivir y trabajar con un pueblo indigena para aprender lo que no nos enscfiaron en las universidades que conocimos, Por amigos conocimos al obispo Samuel Ruiz, de Chiapas, defen- sor y conocedor profundo de la cultura Maya. Le hablamos de nuestra inquietud y nos invito a visitar Chiapas. El contacto con los indigenas presenté la realizacion de la conviveneia con Jos indios. Al solicitarlo se nos invité y asi llegamos con los tojolabales después de haber abandonado la ensefianza univer- sitaria, Los tojolabales nos aceptaron y nos iniciaron en su lengua y cultura por tres semanas. Lo hicieron sin libros, sin maestros preparados, porque no fmubo ni los unos ni los otros. En efecto nuestros maestros fueron analfabetos. No pudieron escribir s lengua porque se les dijo que no se puede escribir puesto que ticne sonidos para los cuales no hay letras. Por esta razén la enseilanza se hizo exclusivamente por la lengua escuchada ‘Tratamos de entender a nuestros maestros y de escribir lo qui escuchamos segiin los sonidos que oimos. Nuestros maestros vieron nuestros esfuerzo al aprender su lengua y de escribir su idioma, cosa que jamais habian visto su idioma escrito. Por eso nos hicieron dos comentarios al respecto, de nosotros. Aqui todos fos que vengan quieren enseitamos 10 si no supiéramos nada, Son maestros, médicos, funci tis, politicos, extensionistas. Todos nos quieren ensefiar es: son los primeros que vienen con nosotros para apret 14 SUSDOPSDOPODSDOEDO SESE SE APRENDER A ESCUCHAR Esta fue la primera observacién que, por boca de ellos nos ensefié una Los tojolabales como otros pueblos indigenas no se aprecian por parte de la sociedad do- nante. He aqui la actitud: “de ‘indios’ no se aprende nada”. primera ensefianza critica que no escuchamos antes, S indios, pero no se aprende nada de ellos. Viven al margen la sociedad dominante Agregaron otro comentario. Notaron que tratamos de anotar lo que escuchamos de ellos. Vieron lo que jamas percibieron stlon cee Esa Pere pie oa servaciones subrayaron la relacién desequilibrada entre la so- ciedad dominante y los pueblos originarios, en este caso, los tojolabales. Los indios se mantuvieron agrafos y poco respe- tados, porque de ellos no se puede aprender nada. Los dos co- ‘mentarios modificaron nuestro curso. Los tojolabales fueron, ra nosotros, maestros y nada de indios ignorantes. Nos ense~ mn Jo que sabian y lo que nosotros no conocimos. Las clases, \demas, se hi — nosotros aprendimos su lengua eliofaprenidierOnis eSB, La relacion acostumibrada entre representantes de la sociedad dominante, es decir nosotros, y los indigenas a Un cam- bio que no se produjo por 500 afios a excepcion de contados ejemplos. En cuanto a la ineapacidad de escribir su lengua agregamos que en el ticmpo de la invasion, Conquista ¢ inicio de la Co- lonia, los mayas sabian escribir con sus glifos, y escribieron muchos libros que, sin embargo, fueron quemados. Contados Cédices sobrevivieron a la ideologia religiosa y destructora de los frailes* ? Femando Béez (2004), pp. 130-133. 15 Cantos Levxrrspore Regresemos al binomio de lengua hablada y lengua escu- hada, una diada a la cual (‘ab‘al / k’umal) los hablantes de lenguas occidentales no estamos acostumbrados. Entendemos la diferencia de los dos términos, pero como se puede estu- iat e investigar el ‘ab’al? Los miisicos y cantores de coros deben aprender el escuchar, por eso tienen maestros de quic- hes aprenden a escuchar el cantar y el tocar los instrumen- tos, saben escuchar muy bien eémo afinar estos tltimos. Pero como lingitisias, filélogos, estudiosos de las lenguas ¢66m00D ‘ine SLU No nes schrines sin ee gia que estudia los sonidos de las lenguas. Queremos estudiar alos hablantes como Jos escuchamos. Es decir, estudiar ¢ in- vestigar las lenguas escuchadas, como las hablan los mismos indigenas. Esto es, escuchar sus idiomas como las hablan y como las entienden. Tal vez ser necesario afinar Ia concep- cidn de lengua, tanto la hablada como la escuchad: s SEA, cen Un ejemplo explica la dificultad del escuchar. Lo experi- mentamos con una lingiiista. Hablé la lengua de la otra cul- tura, Oyo bien que para el pueblo que estudi6 todas las cosas tienen su trasero. Lo tradujo “culo”, y se rid. Ella, pues, si pudo oft la otra lengua y entenderla a su modo, Pero la enten- di6 de una manera vulgar y desde la perspectiva de su idioma nativo. Debemos saber que la parte trasera de cualquier cosa no es necesariamente su “culo”, en tojolabal se dice fap que no suele traducirse por “culo”, porque si la casa, el carro, la ollay tantas cosas mas tienen su tap, es obvio que se trata de la parte trasera de las cosas. La palabra culo, en cambio, no forma parte del bien hablado, muy importante entre los tojolabales ¥ otros pueblos originarios. Por tanto, el escuchar otra lengua La lingtista hablaba inglés y tradujo ass, 16 CECT T EE UC UCU APRENDER A ESCUCHAR y, ala vez, 5, BUES, un. reto vara los estudiosos de otra lengua. A base de lo dichoy el €3- ‘ETI AERTS a. el ‘ab'al, en par- cosmoaudicién. He aqui una peculiaridac ticular del tojolabal. Pero poco escuchan la otra lengua, mas ficil es oirla. Por eso nuestra duda con respecto al escuchar las otras lenguas. Poco cuenta el ‘ab’al en Occidente; tenemos bibliotecas, clases, maestros que ensefian idiomas mediante las palabras habladas y escritas (que son las palabras habladas transfor- madas en sefiales o simbolos en tinta sobre papel), pero los ‘ab al perdieron su voz. Por supuesto, sabemos de algunos frailes como Sahagiin y otros que aprendieron ‘ab aly k'umal de pueblos indigenas, pero justamente el hecho de saber esto de algunos personajes conocidos, nos indica que son muy pcos Jos que aprendieron de los indigenas. Sino los escuchamas, si no los podemos e&cuchar, tampoco el ‘ab’al- que le fe aqui 1a importancia Hasta la fecha no se entiende, no se ensefia y poco se estudia por los especialis- tas, Aun cuando hoy en dia se habla mucho de interculturali- dad, generalmente, como dice Miguel Leon Portilla, lo que se hhace es un cuento Nos avercamos a la razén de esta obra. La escribimos para que aprendamos a escuchar el ‘ab al. Asi se nos abrieron y se abriran perspectivas desconocidas y no sofiadas que, ademas, nos hacen falta y que nos ayudarin a salir del provincialismo Cantos Levcensporr cerrado que caracteriza al pais y a su cultura europeizante, por no decir eurocéntrica. Escuchamos Ia lengua de un pueblo de una cultura milenaria, en la cual sigue presente una historia sin enemigos, sin pobres y ricos y cuyo concepto fundamen- tal es el nasozras y no el yo de ganadores, campeones, jefes, lideres, presidentes y mandones Antes de continuar, queremos tocar otra vez. Ia pregunta ‘Upor qué no se nos ensefia el,escuchar si tantas cosas nos en- sefiaron desde el nacimient9® Nos ensefiaron a dar sefiales para expresar nuestras necesidades, nos hicieron aprender cl ccaminar, el hablar, el comer, tomar, jugar, cuidamos y tantas cosas mas. En todas estas ensefianzas estamos haciendo algo, también podriamos decir, estamos produciendo algo. Pero, si no nos equivocamos( es, personas que actian, Se nos ensefié ser buenos activista: s decir, un eee por el cual no se paga, ni se suele decir gracias: Sane ir escuchando nos transforma sin que lo esperasemos, Nos afecta de modo inimaginable Entenderlo es la tarea que quisigramos enfocar en este trabajo. |, son los otros cu yas palabras no las hacemos, no son producto de nuestro ac- Al sacamos del centro no nos margina ni nos empuja hacia la periferia, sino que se integra m mamos una ja. gPero quiénes y cuiiles son estos interlocutores? 18 PPPDPPPPPPDDSSED ED DRS DEE APRENDER A ESCUCHAR He aqui otro aspecto del escuchar que se agrega gracias a los tojolabales. No sélo es ue A nivel social escuchan atentamente a los demas. En el contex- to occidental se escucha poco al nivel social y natural. Si se escuchara, no nos encontraramos en Ia crisis climé a; los suelos, el agua y el aire estan contaminados; se promueve cl turismo lucta- tivo y divertido, pero las zonas rurales se estan despoblando Todo esto no se “escucha”, porque lo que interesa sont los ne- gocios, la competitividad, la macroeconomia. Se vive asi por no escuchar nada, sobre todo al nivel de la naturaleza. El no- escuchar lo encontramos en la politica, la economia, la cultura y la sociedad, Es preocupante e inquietante lo que nos motiva ‘a escribir sobre el escuchar. Queremos agregar una historia, porque nos aclara que el escuchar revela realidades jamas percibidas y nos traslada del 30 hacia el nosotros. Nos transforma de modos ni sofiados Esta es la historia de Edicson Ruiz. Nacié en los tugurios de Caracas, Venezucla, pobre entre pobres. Su padre desaparec' al nacer su hijo y su madre tuvo que criarlo sicmpre en medio del hambre y la pobreza. Un dia Edieson fue levado a la o questa de la juventud, un proyecto Social del gobierno. Oy instrumentos, por primera vez cn su vida, entre ellos un con- trabaio, y contrabajo. Este y Edieson entraron en una comunidad nosd- ‘rica y amorosa de por vida. Ingresé a la orquesta ala edad de diez afios sin saber nada de musica, nada de tocar instrumen- tos, s6lo enamorado por escuchar los tonos del contrabajo. 19 Cantos LenkeRsporr Practicé sin cesar y a la edad de 18 afios se hizo contrabajista de la orquesta filarménica de Berlin. Es la historia de un joven que supo escuchar y sigue escuchando. Es decir, se entregé en cuerpo y 4 h contrabajo, lostonos de su aman tfico. Sabemos de él ee a.un libro extraordinario, publicado en alemén por Gerta Ste- cher que sabe obs Jo pueden hacer.* ‘nuestra vida en medio de un contexto de sordes. yrmacion. Nuestra perspectiva El énfasis em el escuchar es uno de los elementos instructivos ¥ particulares de la cosmovisién tojolabal. Por eso, quere- mos presentar otros aspectos de la misma cosmovisién, cu- yas raices no las encontramos en la antigiiedad de Grecia y Roma, tampoco en las lenguas dominantes hoy en dia. Los maya-tojolabales y sus antecesores han vivido en sus tierras Por milenios. Para presentar y explicar su cultura no nos sit- ven las enséflanzas de las culturas europeas, pot elaboradas, reflexionadas y “cientificas” que sean. No son guias idéneas Para conducimos hacia otras culturas. Se desarrollaron en olFos contextos que poco tienen en comtin con la cosmovi- sién tojolabal. Para poder entenderla hay que considerar otros requisitos, Si queremos acercamos a una cultura diferente no ha posibilidad que hacerlo desde la perspectiva de ella. na * Gerta Stecher (2004) 20 COTTE EE EE UCU Ett ADRENDER A ESCUCHAR nos sirve que hagamos un viaje turistico a la regién tojolabal en Chiapas como representantes de una cultura distinta de la nuestra. Expliquemos la razén de nuestra negacién, alli po- driamos ver y fotografiar a las comunidades, a la gente, los rabajos que hacen y muchas cosas mis que se pueden ver. Si | ver no se complementa con el escuchar, percibimos a me- ias. Porque la vista, las fotografias son insuficientes, porque vemos con Smarts asi también el objetivo de la camara, ve con ojos occidentales de sus productores, aunque un tojolabal apriete el botén. Las cémaras son productos occi- dentales y ven como ven sus productores y usuarios Pero hay otros obsticulos. Se exige un viaje nada ficil no s6lo por la escasez de carreteras pavimentadas, medios de transporte, ineomodidades de alojamiento, retenes y cosas por el estilo. Y aun cuando estos obstéculos se pueden superar con buena voluntad, si queremos visitar las comunidades de vyeras y contamos con una invitacion. Pero si nos invitan y las dificultades no nos impiden, si hace falta poder hablar con los tojolabales y escucharlos en su lengua, Claro, podemos usar el espaiiol, pero no es Ia lengua materna de la gente; no la conocen bien y, por tanto, no se pueden explicar bien. No escucharemos Jo que dice su corazén. Asi nos quedamos algo marginados, por no poder entrar en la vida diaria de ellos, en la cosmovi- sién tojolabal, mejor dicho, la cosmoaudicién tojolabal que nos traslada a otra realidad, como sucedié con Edieson Ruiz y el contrabajo El ver, por fascinante que sea, nos hace recoger sobre todo presiones visibles, a menudo turisticas y fotograficas, y robablemente algunas palabras de lo que nos dijeron en es- afiol, Pero el ver les muestran tantas cosas que nos aturden y que no se nos explican, Por eso, el muchacho que vio por primera vez Cantos Levcrespoar cl mar, le dijo a su padre: “BEpANAVUdaMOMNMNR”, El ver y mirar implican tanto de lo cual no nos podemos dar cuenta, porque la vista abarca una plenitud que no podemos “recibir y entender” al verla. En lo que vemos se aglomera demasiado, Por €so, el muchacho pide ayuda que dificilmente le resuelve cl problema. Porque, como dice Herder la vista nos presenta todo ala ver y de este modo asusta al apren- diz por ja tabla inmensa de lo cantiguo. Por el ofdo, fijense, la ‘maestra-leagua nos cuida, Nos proporciona tono tras tono [..] realiza, pues, la maestria del método: ensefia, pues, de modo progresivo.’ Por supuesto, podemos consultar algunos libros, pero no son muchos los que enfocan el tema de los tojolabales. Ade- mais, los autores de las publicaciones son occidentales y, a menudo, no explican la otra cultura desde la perspectiva de ella, Pero los tojolabales viven, y para conocer bien a los que viven hay que encontrarse con ellos cara a cara, mejor dicho, ldo a oido. Asi el escuchar la lengua de la otra cultura no tiene sustituto, Pero exige el escuchar mismo que escuche- ‘mos criticamente para poder discernir lo real y lo inventado. Asi es que el escuchar se acerca a la critica de fuentes, de documentos, de tiempos determinados. Dicho de otro modo, el escuchar desde la perspectiva de la otra cultura presupone que hablemos y entendamos bien su lengua. Podemos agregar en paréntesis que los arqueélogos, epigra- fisias y otros, dedicados a la investigacién de culruras del pasa- do, estén comprometidos en descifrar los testimonios antiguos. {Qué nos dicen las piedras, ln ceramica, el arte, la escritura y * Johann Gottfried Herder (1966 [1772]: , 3), p. 59 s. Debo la referen cia a Wolf Schneider (2000), p. 190. 2 SUUVURULULLLLLRLLUSTEEON APRENDER & ESCUCHAR dems creaciones producidas por culturas antiguas? Hay publi- caciones fascinantes con fotografias y presentaciones grificas. Pero dentro de poco tiempo se enetientran otros testimonios, y se modifican y cambian las interpretaciones anteriores. Los epigrafistas, en cambio, estin comprometidos con la interpreta ci6n de los testimonios escritos pero hechas con glifos que son de escrituras desconocidas. Tienen delante de si un desafio ex. traordinario y estén avanzando de modo impresionante, pero todavia tienen delante de si un largo camino. Si, en cambio, podemos “escuchar” las palabras y lenguas habladas y escri- tas, obtendremos conocimientos més seguros. Las lenguas pues, tanto las habladas, escritas y escuchadas nos dan acceso 2 otras culturas con mds seguridad. De ahi el reto de aprender a escuchar, en particular a otras culturas. Y atin con todo esto, no llegamos al fondo del escuchar, Edicson Ruiz nos podria dar testimonios sorprendentes, si los tonos se pudieran trans- formar en palabras Para poder conocer otra cultura, otra cosmovisién, insis timos nuevamente que debemos aprender a percibirla des- de la perspectiva de ella; de su cultura y cosmovisién, Una ayuda son los dibujos y los lienzos; mapas hechos a mano y conocidos desde tiempos prehispanicos, pero no pueden: su tituir la lengua escuchada. Por eso, nos encontramos frente al reto de poder @8@W6HAMINIOs tojolabales. Hace falta una CMMI. poistra qae'yxusaronsy pecan ties logismo, porque no se trata solamente de la eosmovision. Estamos enfatizando la habilidad de hablar y escuchar su Jengua, porque asi de veras vamos a comunicamos a fondo con los tojolabales. Escuchamos lo que no nace de nuestra mente, de nuestra cabeza. Tal vez, podemos hablar su len- gua, {pero sabemos escucharla? La podemos oir, {pero el oir implica el escuchar? Ya lo sabemos, los dos verbos no se refieren a la misma realidad. 23 Cantos Lenkersnone Otras culturas, pues, requieren otras maneras de percibir- tas si queremos entenderlas ¢ interpretarlas. Por esto insisti- ‘mos que debemos aprender a percibirlas desde la perspectiva de ellas. Cada percepcién tiene su particularidad. El escuchar, sin embargo, hace surgir un problema adicional: la poca aten. cin que recibe en el contexto occidental. Porque el oir nos hace pereibir su lengua, pero no nos permite entenderla a fon- do. El problema es que las palabras, y asi las lenguas, no se “entienden” de la misma manera. Al oir y hablar otra len; podemos entenderla desde foe Por ejemplo, el érmino nasozras es el pronombre personal de la primera persona del plural, Asi se nos enseié en la escuela cuando aprendimos nuestra lengua, Pero en otras culturas, pot jemplo el tojolabal, el nosotros / ke ‘ntik, aparte de ser el pro- nombre mencionado y una palabra muy, muy frecuente, es el concepto clave que explica Ia organizacién socio-politica del pueblo y su cultura. Para entenderla de esta forma va a pasar bastante tiempo, porque al percibirla la explicamos y oimos desde la perspectiva de nuestra lengua y cultura, Dicho de otro modo, hay niveles del enten entrar en Ja cultura ajena y desconoci bio, si licen ue estamos idealizando o mistificando a la otra cultura El cjemplo de la lingdista anglosajona que hablé Ia len- gua originatia del pueblo estudiado, la entendid, sin embargo, desde la perspectiva del oir y no del escuchar. Por eso se rié de ue los indigenas siempre hablaron del “culo” como ella lo entendié sin darse cuenta que la referencia fue a la parte trasc~ ra de muchas cosas. Otro ejemplo parecido aunque diferente es el siguiente, Para los tojolabales tienen ojos las casas, los arboles, el cielo, el maiz y tamtas cosas mis. Muchos explican estos giros desde la perspectiva occidental. Por eso, los ojos 24 CUCU CT ETE LLUC ULE APRENDER A ESCUCHAR de Ja casa son la fachada, de los arboles las frutas, del maiz los granos, etoétera. Se dice que los tojolabales antropomorfizan a: realidad, Pero al hablar con los tojolabales enfatizan que si as cosas tienen ojos que ven y asi nos ven también a nosotros. ienen pues, ojos, asi como tienen corazén que los hace vivir wrque todo vive y tiene corazén. El escuchar, pues, nos abre las puertas para entrar en otra cultura, Al hablar con la gente, nos pueden abrir su corazén, explicar sus problemas y alegrias y hacemos participar en el mundo que viven. A la vez nos pueden cuestionar ¢ interpelar si aceptamos sus preguntas. Asi es que el escuchar nos esta preparando para percibir fondo otra cultura, mejor dicho, para inculturamos en a otr cultura, para entenderla e interpretarla y, de alguna manera, par ticipar en ella si y solo si estamos dispuestos a escuchar desde el punto de partida de aquéllos que escuchamos, Acabamos de encontrar una particularidad del escuchar, de Jacual, no estuvimos conscientes, y que nos da otra razon por la cual escogemos el tema del escuchar. Por un lado, existe poco conocimiento de otras culturas por parte de las sociedades occi- dentales; poco se enseiia y poco se aprende de otras culturas, El ambiente cultural de Occidente esti tan lleno de actividades, que poco se pregunta por otras manifestaciones culturales, con excepcién de lo que es percibido cama exético, resaltado como tal, y por ello, poco apreciado a fondo. La misma pluralidad de ‘manifestaciones culturales explica la soberbia y arrogancia de las culturas y ciencias occidentales frente al mundo de otras cos- movisiones y cosmoaudiciones. Porque la pluralidad nos hace Jerarquizar las percepciones culturales y las abras conocidas de Occidente suelen estar entre las mis apreciadas. Basta que vea- ‘mos las programaciones de las orquestas filarménicas, Por supuesto, no negamos que hay presentaciones visuales y musicales de artistas provenientes de las partes mas variadas 25 Cantos Lenkeasporr del mundo, que atraen a los espectadores y oyentes que He nan los teatros, museos y salas de conciertos. Pero escuchar y entender lo que dicen es otra cosa. Se ven y oyen obras im- presionantes de baile, musica, y otras artes admirables, pero ensamos que, generalmente, en éstas poco entra el escuichar- entender. Por otro lado, sigue la pregunta si participamos en Jas otras culturas. Por eso y en resumen, cl recibir otra co: joaudicion exige que la percibamos desde la perspectiva d lla, es decir, entenderla a fondo que va mas allé de admirar in este sentido, el escuchar la lengua desempefia uni aspec- to fundamental, porque al escucharla desde la perspectiva de ellos, no s6lo nos interpela y nos cuestiona, sino que proble- matiza la cultura nuestra. Al hacerlo, inicia un proceso extra- fio: empieza a transformarmos, mejor dicho, a metamarfosear- 10s. Por eso, comenzamos a preguntamos, {por qué no nos icimos las preguntas que nos hacen desde la otra cultura? Otras culturas, pues, son interrogatories para nosotros si nos abrimos a escuchar sus preguntas. La alternativa frente al escuchar Informa el servicio de prensa, Melel Xojobal, del 26 de ene- ro de 2007 que, segiin cl diario chiapaneco Cuario Poder, los “Indigenas de Chamula toman congreso del estado” Mario Santiz Géme2, vocero de los inconformes, rechaza que la destitucién del presidente niunicipal Domingo Lépez Santiz 1 pasado 19 de noviembre, obedezca a situaciones del intento de la homologacién, pues aclard, imperd su falta cle capacicad ara escuchar al pueblo.® * Letras cursivas nuestras APRENDER A ESCUCHAR Sirve de introduccién al tema esta noticia de la prensa El pueblo de un municipio de una lengua maya, destituye « la autoridad elegida porque no sabe escucharlo. Los electo- res explican su accién: hay una condicién para ser autoridad elegida, debe saber escuchar. Porque entre las autoridades politicas y el pueblo debe existir un didlogo que presupone que las autoridades escuchen al pueblo. El dialogo se hace inexistente si los politicos no escuchan al pueblo. El didlogo, ademas, se caracteriza por una relacién necesaria entic clegi- dos y electores, deben reconocerse mutuamente cémo iguales que se escuchan, Si la autoridad no escucha, el pueblo se siente autorizado a destituir al presidente municipal. Es importante reconocer que no son algunos disidentes que destituyeron a Ja autoridad, sino que es todo el pueblo. El gobiemo del Estado, en cambio, no aprucba Ia accion del pueblo, no le importa si es todo el pueblo o unos cuan- tos. No se hace referencia a la incapacidad del escuchar por parte del presidente municipal. Porque al parecer, la autori- dad superior se funda en el hecho de la eleccién. Esta defi- ne la autoridad a la cual los electores estin subordinados por el tiempo del turno del politico en su puesto, Dicho de otro modo, la autoridad electa se hace intocable, De ahi no se da la igualdad de dialogantes entre electos y electores. Por eso, los defensores del didlogo no pueden poner condiciones para entrar al didlogo. No niega el pueblo de Chamula el hecho de Ja elecci6n, pero no acepta la interpretacion de Ia misma por s autotidades superiores del Estado Dicho de otro modo, el @S6HeHarESHAUCE IAN GIAIOED por el cual se emparejan los dialogantes, quiere decir, rigen re- laciones de una democracial@@ligualesiyiparticipativa.’ Si no El término de democracia no se emplea en tojolabal, pero en la préctica existe. La palabra tojolabal seria ‘oj jlajfbdjnit nas emparefaremos. Es una 27 SUURVVLDUSVTTTITITIIIIIN Cantos Lenkenspore se reconoce esta relacién, se forma otra clase de democracia que es jerarquica 0 simplemente el r estratificada que se puede lamar na GEES desde la perspectiva tojolabal, aunque no usan el término de demoeracia sino el de lajud'al, es decir, emparejado que co- mresponde a la democracia participativa. En la democracia “modificada” de Aristételes no se da esta clase de democra- cia. El pueblo si tiene el derecho de elegir a sus autoridades y de votar, pero la decisién es por mayoria, Para aclarar mejor el término del emparejamiento demo- xitico entre los tojolabales y otros pueblos mayas, insertamos una explicacién, No se trata de una igualdad mecinica desde el punto de vista econémico, cultural, de género 0 de otra cla- c. Lo que quiere decir es que las diferencias mencionadas iguen existiendo pero no se toman en cuenta. La persona que jenga mas no tiene mas peso en el cuerpo socio-politico por el \parejamiento. No importa si es mujer u hombre, maestro 0 milpero, obispo 0 comunero. Es decir, las diferencias citadas se refieren a la funcién individual que cada uno representa HI desempefia. Pero dichas funciones no introducen diferenci: con respecto a la posicién social. Cada uno tiene voz y vot sin més 0 menos importancia, Todos saben escuchar, todos son escuchadores y el escuchar no lleva titulos ni tiene género, emocracia diferente de lo que dice Aristiteles, Politica 1279b, 19 segiin el cual la democracia es de la multitud, es decir, de los pobres o del pueblo ‘comin y no de fos acomodados que representar la oligarquta, side ellos es el gobierno, Presupone, pues, uma sociedad estratificada que conduce a ls sdemocracia de la mayoria. Entre los tojolabales los pocos acomodados no ‘ondiacen a tal clase de democracia, tampoco a tal tipo de orgenizacién so- cial, sino a otca variedad de sociedad y democracia. Es deci, la democracia del consenso que es participativa. En esta direccidn se movid la politica de SolGn de Atenas. Aristteles, Constitucion Ateniense vit, S, 28 PERE T EE EE CUCU CUCU ULE ttt APRENDER A ESCUCHAR El ejemplo de Chamula muestra que el escuchar no se acepta, es decir, el escuchar no forma parte de las obligaciones y tareas de la autoridad en una democracia de la sociedad do- ‘minante, pero silo hace en el contexto de un pueblo mayense La Real Academia Espafiola define el escuchar como “prestar atencién a lo que se oye”,? pero no menciona que el escuchar cempargja a los dialogantes, como lo presupone y exige el pue~ blo de Chamula, El escuchar desde la perspectiva Chamula es incluyente, es decir, empareja a todos y no hace exeepciones para los que manden. Notamos nuevamente la particularidad del escuchar a diferencia del ofr. Sin problema se puede pres- tar atencidn a lo que se oye, pero se requiere, ademés, que se jcconozca a la persona que se escucha y alo que dice. Dicho je otro modo, el escuchar va mis alla del prestar atencién a que se oye. El escuchar empareja a los dialogantes 0 se en+ camina a emparejarlos en el contexto de pueblos mayas como veremos mds adelante. La autoridad, sin embargo, no acepta tal condicién. Y, dems, el escuchar implica que se dialogue con los otros que quieren ser escuchados. El ejemplo de los indigenas de Chamula, Chiapas, sefia- la que el escuchar representa un elemento fundamental de la democracia maya, en este caso, de maya-tzotziles. Podemos concluir que los mayas representan una concepcién distinta que, para la sociedad occidental, es una innovacién. Asi, pues, es la concepcién de la democracia por parte de la sociedad dominante, para la cual la democracia real existente mantiene una relacién estatica ¢ incambiable para los elegidos. Para el pueblo, las autoridades no se encuentran en una posicién su- perior en cuyas manos esta la toma de decisiones. Para el go- biemno, en cambio, la autoridad es superior por el hecho de la * Real Academia Espafiola (1996), p. 622. 20 Cantos Lenkeespone eleccién y por ser autoridad elegida, En fin, observamos que el escuchar, si se acepta, exige que se empargjen los que hablen y los que escuchen. Si no se hace, no hay diélogo, tampoco se acepta el escuchar. La alternativa depende de cual perspectiva politica, cultural y social se entiende y se explica Se puede prescntar la altemativa en contextos diferentes, por ejemplo, en relaciones laborales, académicas, comercia- les y otras donde existen los de abajo y los de arriba, Surgen, ademas, situaciones que sefialan actitudes diferentes frente a To que se escucha fuera de las relaciones indicadas en un con- texto politico. El ejemplo presentado de los chamulas no es singular, sino que se repite en otras partes dentro y fuera del pais, Lo mencionamos por una raz6n fundamental, El escu- char y ser escuchados exige condiciones politicas que exclu- yen la particularidad de una sociedad estratificads entre los de arriba y los de abajo, Donde ésta existe, el escuchar encuentra obstaculos. Por eso, subrayamos que el escuchar tiene implicaciones profundas mas alla de la percepcién auditiva, Asi se explica que la exposicién siguiente nos hard regresar a esas implica- ciones. Es sorprendente la poca atencién que recibe el escu- char, pero existen posiciones que explican la raz6n por la cual a menudo el escuchar no se toma en consideracion por no decir que se rechaza, Oimos y no escuchamos Estuye en una comunidad en la montafia de Chiapas, muy apartada de otros poblados. No hubs luz eléctrica, ninguna carretera, ninguna escuela y tampoco agua entubada. Me in- vitaron para alfabetizar, en la mafiana a los nifios, en la tarde a los jévenes y en la noche a la luz de velas a los adultos 30 PYSTVFIIFIIFIIIIIIIII FN APRENDER A ESCUCHAR ‘Una mafiana, antes del desayuno, doy un paseo por las mil- pas cercanas alrededor del gjido, Al regresar me encuentra una nifia, tal vez de siete u ocho afios, una alumna de las clases de alfabetizacin. Nos hablamos en tojolabal y asi al saludamos me pregunta: “ZA dénde fuiste?” Le dije que hice un pequeiio paseo, Otra vezme dice la nia: “,A solas fuiste?, estis muy triste”. Con estis palabras se despidio y entré en el sitio que rodea su cass. La nia respondis a lo que escuché de mis palabras, y que yo no escuché como ella lo hizo. Me pregunté, ;estoy muy triste? :Percibié la nifia algo més profundo en mis palabras de lo cual no me di cuenta? Me dije que asi nos escucha otra cul- tura. Parece que profuundiza a niveles a donde no llegamos, no sabemos llegar. Nos quedamos en la superficie. El escuch, fondo percibe realidades para nosotros escondidas. Asi estu dialogando conmigo mismo, pero no estuve seguro. De tock ‘modos, la nifia escuché lo que yo no percibi a pesar de q nos comunicamos en la misma lengua. La experiencia se distingue del ejemplo anterior de Cha- mula. No existié la relaciGn entre superior e inferior, La nifia me habl6 como igual a igual y asi la escuché, Aqui, al parecer, fue la diferencia entre dos culturas con cosmovisiones distin tas lo que hizo surgir el problema de idjimfereulturalidad: Po- demos hablar la misma lengua pero, por el condicionamiento cultural, no escuchamos lo mismo aunque silo oimos. De todos ‘maodos, nos cuestiona la diferencia sefialada Por eso, al salir Ia nifia empecé a preguntarme: “Qué me dijo la nifia, estoy muy triste?” No me habia dado cusnia de mi tristeza, {Me la escondi? ;De veras, estuve triste? jLa nifia me dijo algo que no supe? {Ella tuvo razén? Por qué lo dijo? Sus palabras brotan de su cultura desconocida, mejor dicho, no tomada en serio por parte mia a pesar de que vivo y traba, joen la misma comunidad, y hablo la lengua de ellos que ya considero la mia. 31 Cantos Lenxsrspore En la sociedad dominante no solemos sentir tristeza si ¢s- s solos. A memudo buscamos la soledad. Hasta que, de epente, nos agarra y sacude la soledad y no tenemos a nadie ue nos acompaiie y en quien nos podemos apoyat. En el con~ texto tojolabal, en cambio, los que estin solos estin stuch i, ea deca. desartaigados “4H aGaaLERaSA Pero no- sotros, en la sociedad dominante, vivimos sin dammos cuenta de muestra situacién, Para los tojolabales, si estamos solos Nuestro corazon esta triste y no contento. La experiencia con Ia niga nos ensefia una realidad poco investigada segin sabemos, Por supuesto, me acuerdo de la respuesta que le di a Ja muchacha, Oi lo que dije, pero no escuché a fondo las palabras habladas por parte mia. Tal vez ni siquiera of bien, o solamente oj. La nifia si se dio cuenta, me k jones 6, me cuestion6. Expliqué las pa- labras de ell de otra cultura, Asi es, pero sélo en parte. Enfoquemos otra experiencia ya referida en una publica cién previa.” Se trata de un congreso de lintstas de lenguas mayas en Guatemala, al cual asistieron algunos mayas de la regidn, Los especialistas analizaron verbos transitivos de las lenguas mayenses. Usaban repetidas veces como ejemplo el verbo “pegar” o “golpear”. Por ejemplo, el hombre pega a su ‘nujer, la madre pega a sus hijs, eteétera, También se emplea el mismo verbo frecuentemente en publicaciones linglsticas Para explicat los verbos transitivos."! Se molestaron los ma. YAS que asisticron al congreso y pidieron que no se siguiera El stuch’i! es un derivado del verbo nich 's, desaraigar. "Nos referiremos a Carlos Lenkersdort (2006), pp. 8-12, que citamos, en Ja pigina siguiente, * Véanse, por sjemplo, Louanna Furbee-Losee (1976), pp. 200.262 y Jon P. Dayley (1990), pp. 345-350. 32 LULLLEEEtt APRENDER A ESCUCHAR usando este ejemplo, porque ellos no son golpeadores, tam- poco tienen la costumbre de pegar a sus familiares. Los con- sistas respetaron la solicitud, pero en publicaciones sigue empledndose el mismo ejemplo. {Qué nos dice la queja? Los linguistas usaron este verbo y otros ejemplos sin importarles el contenido seméntico de las palabras. Les importaron exclusivamente las relaciones forma- les de los verbos en el contexto sintéetico. Es decir, tavieron un esquema y un métado no derivados de lenguas mayas, sino de criterios occidentales, mejor dicho, de eriterios de lenguas curopeas 0, simplemente, de la lingiiistica en uso. Los mayas, hablantes de lenguas mayas, en cambio, no per- cibieron s6lo el aspecto formal de los enunciados. Escucharon también lo que las palabras les dijeron, No les importaron sola- mente los criterios lingitisticos no mayas, sino que escucharon las palabras como mayas, como de lenguas que hablan, El gol- ear/pegar, pues, no silo son verbos transitivos cualesquiera, sino que significan golpear/pegar a alguien y se refieren a los que estén pegando a ottos. Son los mayas que golpean Porque asi los lingitistas emplean las lenguas mayas. Se que- jaron no como ponentes sino como hablantes de determinadas Jenguas mayas. De ahi se entiende la protesta. El empleo de {a palabra “ofensiva” por los lingilistas lo entendieron como seménticamente representativo de la lengua que hablaron y de sus hablantes. Los lingiiistas, en cambio, no lo vieron de este modo, Para ellos fueron ejemplos paradigmaticos de formas lingilisticas, lejos de toda referencia a Ja realidad. El conte- nido semantico de las palabras no entré cn su consideracién. Pero exactamente esta lejania les causé molestias a los mayas, hablantes de las lenguas explicadas por los lingitistas, Para los mayas las lenguas formaron y siguen formando parte integral de Ja realidad que viven, Si les quitamos esta telacién, las despojamos de aspectos vitales que equivalen a una amputacién. 33 Canwos LEnKERspont Tas lenguas no sdlo sefialan relaciones sintécticas sino, a la vez, relaciones con la realidad a la cual las palabras se refie~ ren, El ejemplo es instructive no sélo por la queja, sino por otra razén, Mayas y lingiiistas “escucharon” la misma pala- bra, pero no la escucharon de la misma manera. Se repite la situacién referida en el ejemplo con la nifia. Los mayass hablan- tes perciben una palabra en su lengua con toda la carga de su significado. Siendo mayas con una historia determinada, el egar y el ser pegado les hace recordar una histotia sufrida, dura y triste de quinientos afios. De ahi se explica la queja n su profundidad. El uso frecuente del término no sdlo re- freseé una memoria amarga, sino que, a la vez, les mostré Ja indiferencia de los lingitistas respecto a la realidad de los mnayas y su historia a partir de la invasidn, Ia Conquista y el Colonialismo. En este ejemplo, ef no escuchar lo mismo que el oir la misma palabra, muestra con mayor profundidad las diferencias de cosmovisiones y cosmoaudiciones ‘Los lingitistas tuvieron y siguen teniendo eriterios consi- derados neiamente cientificos, que separan la realidad de las lenguas de lo que las palabras comunican sobre la misma realidad. Los dos enfoques sefialan que escuchar no equivale a es- cuchar. Pereibimos de modos marcadamente diferentes. Cada escuchador puede presentar las razones por las cuales posce tuna manera determinada de escuchar. El hablante interpela al lingitista sobre las razones que lo Hevan a despojar a la lengua de los lazos con la realidad. Se le puede responder que se justifica por la ciencia. La referencia a la realidad funciona como estorbo para la investigacién cientfica de las lenguas. Los hablantes, en cambio, sostienen, que cl alejamiento de Jas lenguas de Ia realidad produce una concepeién truncada de éstas, 34 PUESSLETSSETELERDDDRR ROO ADRENDER A ESCUCHLAR Hay que ver la linguistica cientifica desde una perspectiva adicional. La referencia a la realidad se considera como estor- bo para la investigacién cientifica. Los mayas hablantes, en cambio, no lo ven ast, sino que ven el enfoque de los lingiis- tas como una realidad truncada de sus lenguas. Porque se im- pone una estructura “cientifica” sobre las lenguas que hablen Jos mayas. Eliminan de las lenguas una funcién fundamen tal de los idiomas que se hablan y escuchan. De esta maniora estin forzando Jas lenguas en un esquema que las separa de su funcién originaria. Se puede decir, que las cftncias sue: Jen insertarse en las realidades que investigan al reducirlas al objeto que les interesa. Por ejemplo, la investigacion de Jos euerpos en anatomiia no quiere la vida presente, seria un estorbo. El estudio de la mosca droséfila se interesa sélo en “partes” de ella y no en su realidad de viviente. Es un objeto por investigar y asi dependiente de lo que decide hace: con ella cl cientifico. Por eso, la ciencia investigadora separa de su contexto vital los objetos que investiga. De esta manera reduce la realidad, puede investigar y encontrar fenémenos fascinantes que pueden desarrollarse més alla de todo lo es- perado. Otto Hahn, por ejemplo, descubrié la fisién nuclear, un logro extraordinario, Pero al informarse que gracias a su descubrimiento se tiraron bombas atémicas sobre Hiroshima y Nagasaki, ciudades indefensas, se asust6 profundamente. El descubrimiento de un cientifico se'volvié Ja arma més morti fera, El descubrimiento rigurosamente cientifico se transfor ‘mé on instrumento bélico, altamente destructivo. El cientifico no se dio cuenta de las consecuencias posibles al realizar su investigacién, Dicho de otro modo, la pura ciencia apartada de la realidad presente y posible conduce a consecuencias no consideradas. Los lingliistas se olvidaron de la realidad de las enguas que investigaron, El biélogo, al investigar una mosca, Ja destruye sin preocuparse. La ciencia pura, pues, no es tan 35 Casos Levkersporr ura como pretende ser. Al estudiar aspectos de la realidad nos hacemos corresponsables de nuestra investigacién y sus re- sultados. Esta advertencia toca a fisicos, bidlogos, lingtiistas ¥ ottos cientificos, aunque no se den cuenta. La pura ciencia es una defensa no muy fuerte, sino que a menudo nos engafia sin que nos demos cuenta Regresemos al contexto tojolabal. Dijimos que, tanto | nifia como los mayas presentes en un congreso de lingtistas, hablan como pertenecientes.a otra cultura. Por eso, el caminai a solas provoca el cuestionamiento y la critica de la nia, S cultura se caracteriza por el nosoiros y no por el yo que fi la respuesta a la pregunta de la nifia, Es decir, que solito sal de la comunidad para caminar, lo que provocd dicho cues- tionamiento, Este comportamiento, para la nifia, sefiala una actitud de 1a cual no me di cuenta, Desde la perspectiva de 10s tojolabales, el estar solo quiere decir que miestro coraz6i esté triste y no contento. No nas damos cuenta de este estad de nosotros, sino todo lo contrario, a menudo buscamos la soledad y nos separamos de la comunidad y no la apreciamos, Pero la nifia nos dice que, en el fondo, estamos tristes. Los ccidentales, pues, son individualistas; los mayas, en cambio, osdiricos. Esta diferencia de cosmovisiones y cosmoviven- cias explicd a la vez, las criticas y las concepciones ony de las lenguas. Lo cientifico, para los mayas, estd fuera de realidad, De la misma perspectiva hablan los mayas en el congre- so. Critican que los lingtiistas hablan de lenguas mayas sin entender su contexto cultural del nosorras. Es decir, explican dichas lenguas desde la perspectiva occidental. Los ejemplos que dan no corresponden a las lenguas de los mayas hablan- tes, He aqui el fondo de su queja, El hablar de otras culturas, también de sus lenguas, exige que las interpretemos desde la perspectiva de ellas y no de las nuestras. En la lingiistica y 36 CHER TEE TREE CUCU UULUGOEt APRENDER A ESCUCHAR en muchas ciencias estamos acostumbrados a pensar que las ciencias buscan y establecen universalidades que, sin embar- go, no se confirman si partimos de culturas y lenguas dife- rentes, es decir, culturalmente profundamente separadas. No hablamos, pues, de las diferencias entre lenguas curopeas dominantes, sino entre lenguas cuyas raices no encontramos en la Grecia antigua. Al conocerlas, hablarlas y entenderlas nos podemos dar cuenta que, en lugar de universalidades hay di- ferencias profundas y, por tanto, pluralidad de eriterios. Para el tojolabal el nosoiros es un concepto clave, mien- tras que para el espaiiol y otras lenguas europeas no lo es. Et éstas domina el yo. Por eso, el concepto de nosotros no | encontramos como entrada en los diccionatios de filosofia, politologia, sociologia, etcétera. Pero desde las olimpiadas de Grecia se enfatiza a los ganadores individuales, como se hace hoy dia en la politica, la educacién, el comercio, la cul- tura y la sociedad. Por eso, el anuneio de una casa comercial anuneia soy totalmente yo con un joven de buena familia que representa ese yo, Los ejemplos de los chamulas, la nifia y los mayas del congreso nos hacen observat que ellos parten de la realidad del nosotros. Las autoridades no respetaron el nasotros de los chamulas, los linguistas tampoco lo hicieron y no lo hicimos nosotros al hablar con la nifia. Por eso, no se establecieron didlogos de mutuo entendimiento. Por la misma razén, las pu- blicaciones cientificas, politicas y culturales sobre otras cultu- ras, pueden tencr juicios muy académicos sobre ellas, pueden ser juicios muy eruditos pero, a menudo, no tocan el meollo de las otras culturas. Dichas publicaciones interesan a turistas 0.2 los buscadores de asuntos universales o exéticos, también pueden interesar a especialistas que buscan correspondencias con las lengwas europeas o sus particularidades, pero no le- gan al fondo de sus cosmovisianes y cosmoaudiciones, como 37 Cantos LENKERSDORF ya lo dijimos respecto a a finalidad del estudio de otras lenguas, Las palabras de la nifia y del congreso de lingtistas, final- mente, sefialan también la diferencia de dos conceptos, el oft y el escuchar, Recordamos que Ia Real Academia Espaiiola explica estos términos de la manera siguiente: el oir es “el percibir con el oido los sonidos”; el escuchar, en cambio, es “prestar atencién a lo que se oye". ,Pero qué nos dicen los sonidos que oimos y a los cuales prestamos atencién? Las pala- bras ofdas y escuchadas implican toda la historia de una cultu- ra, La expresan tanto la nifia como los mayas en el congreso. Las explicaciones 0 definiciones de la Real Academia por su gencralidad, en cambio, se ubican en el contexto del espaol wotz0s idiomas dominantes europeos. Pero se difereneian por las cosmovisiones dentro de las cuales se realizan. Tanto los sonidos como lo escuchado se particularizan por la cosmovi- sién dentro de la cual los oimos y escuchamos, Subrayamos esta peculiaridad. Es el distintivo del con- cepto del nosotros lo que modifica el escuchar y sus implica ciones. Desde la perspeetiva de los chamulas las autoridades tienen que escuchar al pueblo, es decir, incluir en el nosotros el gobemar. Los mayas en el congreso lingtiistico incluyen ta realidad socio-histérica en su interpretacién de la lengua. Otra vez es también una forma del nosorros de mayas de Gua- temala. La nifia, finalmente, nos cuestiona por el paseamos solos, Implicitamente pregunta por qué no vamos con el no- Sotros de la comunidad. Son estos ejemplos que caracterizan el escuchar por la cosmovision de los tojolabales, tzotziles e indigenas guatemaltecos, siempre pueblos mayas. Los inter locutores oyen las palabras de los mayas, a veces las pueden acepiar, pero otra es su concepcién del escucharlas. " Real Academia Espanola (1996), pp. 1041 y 622. 38 ESURUSULTUDULEEEES TA APRENDER A ESCUCHAR Las lenguas escuchadas Ya lo dijimos que al hablar de las Ienguas solemos pasar alto la mitad, Porque nos referimos a las lenguas habladi y omitimos las escuchadas. Es decir, enfatizamos las Jet guas que se ensefian, que Henan los medios de informacidi, Mamados de comunicacién, lenguas que se producen en los discursos piiblicos, académicos y otros que lenan les biblio- tecas. Pero todas estas palabras se las lleva el vierto si no hay escuchadores. Hay que agregar, ademas, que la palabra lengua viene del latin fingua que es el “6rgano humano para [...] pronunciar”.” Es decir, ya por el término, la referencia es a las lenguas habladas. ‘Veamos, por ejemplo, la entrada del escuchar en el Peque- Ro Larousse de 1976 y comparemos las entradas del hablar y decir en la misma obra. Notamos el papel reducido de la en- trada del escuchar en comparacién con las de hablar y decir, Asi Tlegamos a Ja primera conclusion hipotética: en las len- guas europeas desempefia el escuchar un papel subordinado, y secundario, Se enfatiza el hablar y el decir a.costa del oy char. Vivimos, pues, en un contexto social, cultural y politi del hablar, de discursos y amincios que nos inundan Muchas son las consecuencias de enfatizar el hablar y de ol- vvidarse del escuchar. Vamos a mencionar algunos que sefalan Ja importancia del olvido. Hay cursos especiales que preparan a los alumnos para que sepan presentar discursos eficientes, es decir, enganchar al piblico para persuadirlo, para que compre ¥y compre mas. Se quieren vender cosas y mas cosas, pero tam- bign se venden personas y cultura: politicos, artistas, peliculas, cuadtros, libros, terrenos, casas; de hecho, cualquier objeto que Joan Corominas (1973), p. 357. 39

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