EL CULTO CRISTIANO
Quiero comenzar mi intervencidn en este XXVII Simposio subra-
yando ante Vds. que la pregunta por el culto cristiano, por la Nueva
‘Alianza como culto, siendo tan radical e inmanente a la economia cris-
tiana de la gracia, se ha tefido en la época moderna de numerosas adhe-
rencias ~procedentes sobre todo del creciente uso cultural y sociolégico
del término «sacro»—, que con frecuencia han ocultado la cuestién.
En efecto, la pregunta por lo sagrado, en cuanto problemética y
abarcante, es una cuestién «moderna». En la historia de las religiones y
en la fenomenologia religiosa que se ha elaborado en el horizonte ideo-
lbgico de la Tlustracién «lo sagrado» aparece como una proyeccién del
«sentimiento» religioso o de la vivencia del més allé que aflora en el suje-
to humano. No seria lo sagrado una consecuencia del culto, sino el cul-
to una expresién de ese sentimiento «religioso» de la sacralidad. Ast, lo
«sagrado» serfan cosas y personas, tiempos y lugares en los que el hom-
bre captarfa una suerte de «epifantay de fuerzas trascendentes, una «teo-
faniav 0, més exactamente, una «hierofanfa», pues esta fenomenologia de
alo sagrado» no presupone necesariamente en el sueto la afirmacibn de
Dios’: Por eso, plantearse hoy la cuestién del culto pide poner en rela-
cién desde el principio estas tres magnitudes: culo, teligidn, sacralidad.
1, RELIGION, SACRALIDAD Y CULTO
En el hogar filoséfico-teolégico que arranca de Agustin de Hipo-
nay de Tomés de Aquino la cosa es diferente. No es Tomas de los que
1. Vid. J. Raes, H/sacro nella storia reliiosa dell umanita, Milano 1990. pp. 13-34% Mircea
EUADE, Lo sagnado y lo profina, Madrid 1981; J.P. AUDET, Le ster? et le proftne. Leur situation
on chrisianiome, ote Revue Théologiques 79 (1957) 33-61; H. BOUILARD, La ca-
tégorie du uacré dans la science des religions, ev E» CasteLtt, Le sacré. Etudes et recherches, Pac
fis 1974, pp. 33-56: Y. CONCAR, «Situation du sacré en régime chrétien», en J.P. JOssua-
Y. ConcAat, La Litungie aprs Vatican Il. Bilans, Etudes, Prospective, Paris 1967, pp. 385-403.a PEDRO RODRIGUEZ,
BO PDRO RODRIGUEZ
piensa que la religién se define por la vivencia de lo sagrado (con
Dios o sin Dios). Para Tomas la religidn es una activud inmanente a]
conocimiento de Dios. Dato inicial de su pensamiento es la intl
gencia de la religin como relacién del hombre a Dios y con Digg,
més en concreto, como relacién adorante de la criatura a su Creador,
“Tomas se sinia en el polo opuesto de esa consideracién de lo Saad
(tipo Durkheim? 0 Rudolf Orto!) a la que acabo de aludir. Su filoso.
fia y su teologia de lo sagrado parten ~y se nutre de continuo~ de la
afirmacién de Dios que hace la razén natural y de la comunicacién
histérica de Dios con el hombre que testifica la Sagrada Escritura. En
ese doble horizonte de razén humana y revelacién divina, perfecta-
mente diferenciadas y, a la vez, del todo implicadas, se sittia la refle-
xidn de Tomds de Aquino sobre nuestro tema‘ y, con él, la nuestra.
Digamos ante todo que lo que hoy se llama il sacro, lo «sagrado»,
aparece en Santo Tomés como una dimensién del culto. Pero, a su
vez, el culto es para él que sigue a San Agustin, al que cita una vez y
otra’ la expresin misma de la religidn, su acto especifico: «religio
nihil est aliud quam cultus Deo vero exhibitus»*, Es, pues, en el dm-
bito de la religién y del culto donde se sitia lo sagrado. Santo Tomas
lo dice por todas partes. La declaracién més formal y sumaria podria
ser ésta, que encontramos a propésito del sacrilegio: «sacrum dicitur
aliquid ex eo quod ad divinum culcum ordinatury’. La ordenacién al
culto divino que hace Dios ~o el hombre, por mandato de Dios- de
determinadas realidades, les confiere una sacralidad que las «pone
aparte» de las cosas comunes y las sitia «extra commercium». Esa de-
claracién de res sacrae y el consiguiente reconocimiento social las des-
tina y las hace participar de alguna manera de la «reverentian, del wobse-
quitim», de la adoracién, del honor que el hombre debe a Dios, Porque
2. Vid. E. DurkHeim, Las formas elementales de la vida religiosa, Buenos Aires 1968.
3: Vid. R. Orr0, Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios, Madrid 1998.
Vid: L Mennessten, Lidée de esaeré» et le culte d'aprés S. Thomas en «Revue di Sciences
Philosophiques et Théologiques» 19 (1930) 63-82.
4. En la Suma Teolégica hay sobre todo tres zonas relevantes, a saber el tratado de ls
«rel gine dela I-Il,a partir dela q. 81; los preceptos ceremoniales de la Antigua Ley, es de-
Se llto.en la Antigua Alianza, I-I, qq. 101-103; y sobre todo la enters lit Uses et
crigologta y teologia de los sacramentos es el hogar propio del tensa que debo desarrollar.
Th
Deh, Netgioner non esse nisi culeumn Deis (STh, Ill, g. Sta | arg. 2: cap. X de Ci
6. STh, H-H, q. 92a, 2ad 3
7. STh WAL, q. 99,4. Le La
logia con k
s : que ira a poscién nucleic de
rem ex €0 quo ordinatue in finen bonum, sortitur rationet®
ctiam ex hoe quod aliquid deputatur ad culsum Da '
muratur ad cultum Dei, efficitur quoddam divi
zl adjetvo divin ap licado a las cosas se intercas nel leny deh is con el adjeti~
1p cazride. Como la razén de bien se da en kis cosas por su veleracidiy og fe bueno. atl
{a sacralidad les adviene por su asignacign al eulteELCUITO CRISTIANO 31
lo sagrado en sentido propio es «cosa», res. Lo sagrado se da en el cul-
to por tazén de la corporalidad del hombre, en cuanto que el cuerpo
(«culto exterior») expresa al espiritu, que da el «culto interior».
Es el momento de decir que este sentimiento de reverencia ante la
majestad de Dios, que surge en el hombre desde su condicién de cria-
tura’, no es para Tomis el acto propio de la religién como virtud, es
mas bien su fundamento y su causa: «ad religionem autem pertinet
facere aliqua propter divinam reverentiam»?. Esos aligua son los actos
externos de culto, que constituyen lo que nosotros llamamos «a litur-
gia» y exigen la deputacién de cosas, lugares, tiempos y personas para
Tlevatlos a cabo.
Por otra parte, esas realidades «sagradas» —en cuanto «consagra-
das» y por tanto «separadas»—, no sélo son el culto exterior que ex-
presa el culto interior, sino que esas expresiones litirgicas se retro-
proyectan, a su vez, sobre el espiritu humano, al que impulsan con
una nueva intensidad al «culto interior». Los actos de culto externo
ayudan asf al hombre religioso a vivir interiormente esa «teverentia»
y ese «obsequium» que son, como acabo de decir, el fundamento
antropoldgico de todas las formas de culto. Se da asf una interna re-
lacién entre culto interior y culto exterior, que se configuran, antro-
poldgicamente, como dos dimensiones de una misma realidad", San-
to Tomas lo expresaba con su habitual rigor: «totus exterior cultus
Dei ad hoc praecipue ordinatur ut homines Deum in reverentia ha-
bean".
La religién y el culto, con su consiguiente espacio para las accio-
nes y las cosas sagradas, aparece, pues, como algo que brota de la na-
turaleza del ser humano en cuanto creado por Dios. Asi, para Santo
Tomas, el sacrificio (presentacién de dones) ofrecido a Dios es exi-
gencia de la naturaleza humana: «oblatio sacrificii in communi est de
lege naturae, et ideo in hoc omnes conveniunt», pero la determina-
cidén concreta de los sacrificios es de instituci6n humana o divina'.
La religién va a generar asi todo el orden de las cosas sagradas, es de-
cir, cosas de uso reservado a la majestad divina; orden que se identifi-
ca.con la organizacién y estructura misma del culto.
8. Yen el orden sobrenatural por impulso del Espiti
timoris [..] unde non sequit
netur ad ipsum sicuc ad aliqu
9. SThyI-Il, q. 81 a. 2d 1,
10. STb, IM, q. 81a. 7.
11. STh, LH, q, 102, art. 4
12. STh, IF-Il, q. 85 art. 1, ad L. Interesante para esta cuestién Serge-Thomas BONINO,
Le sacerdoce comme institution naturelle selon Saint Thomas d'Aguin, en «Revue Thomister
99 (1999) 33-57.
srevereri Deum est actus dont
» sit idem quod donum timoris, sed quod ordi-
eq 8, art. 2ad 1).PEDRO RODRIGUEZ,
RO RODRIG
de la religién y de lo sagrado se elabora siem.
au imento de hacer I tology del eligién
sa de comprender lo que podrfamos llamar la es-
eee Pe oer aed plan divine de salvacién, Lo eual
Teva al Doctor Comin a preguntase por el culo y I sacralided en
teligibn del pueblo de Israel y en la novedad de Cristo, en la Nueva
‘Alianza de la religién cristiana.
Pero esta «filosofia»
pre en Tomés al filo de
2. CREACION Y REDENCION EN LA ECONOMIA SALVIFICA
La economfa de la salvacién en la perspectiva de Santo Toms tie-
ne su eje, como es sabido, en la idea del Dios Creador y Redentor.
Creacién y Redencién son los dos momentos determinantes de la di-
ndmica exitus/reditus que domina la teologia de la historia de Santo
Tomés. Es necesario detenernos primero en la idea de Dios Creador,
que vertebra el exits de la historia. Joseph Pieper y el Card. Ratzin-
ger han hecho propia la expresién de Chesterton, segtin la cual Santo
‘Toms, si tuviera que ser nombrado al estilo carmelitano, tendrfa que
llamarse Thomas a Creatore"®. El acto creador es, en efecto, el punto
de partida de la historia de la salvacién: el mundo, toda la realidad,
hombres y cosas, han sido creados por Dios. Tienen, pues, una inma-
nente relacién a Dios, que en el hombre es innata vocacién al recono-
cimiento y a la adoracién del Creador. En las cosas materiales esa ala-
banza a Dios se da por su mera existencia: «caeli enarrant gloriam Dei
et opera manuum eius annuntiat firmamentun» (Ps 18, 2): es lo que
podriamos llamar el «culto césmico»'*. El hombre, en cambio, expresa
esa relacién ~y esa vocacién- en el culto, en los actos de culto, donde
se recoge esa «notificacién» que las cosas hacen de su origen divino.
Religién y culto aparecen, pues, como brotando de esa inmanen-
te relacién a Dios fundada en el acto divino creador: Dios, reconoci-
do como Creador y Sefior, es adorado por el hombre. Como ya sabe-
mos, este inicial culto interior del sujeto humano busca expresarse,
13. «There is a certain private audacity,
private names the tremendous titles of the Tris
may be called “of the Holy Ghost"; o
his communion, by which men add to their
ity and the Redemption; so tha some nu
n bear such a burden as the tile of St. John o!
the Cross, In this sense, the man we study may spe lly be called St ‘hams afte Cre
tor» (G.K. Chesterton, St. Thomas Aquinas, London 1933, p. 140). Vid. J, RATZINGER,
Rorcgunen des Schipfingglaubens, Salzburg 1980, p. 5, que subraya tarabign la rece?”
cidn que J. PrErer, Thomas von Aquin, Leben und Werkern Ms 958, hi c
trante observacién de Chesterton. ieranenem menses
14. Vid. J. RaTZINGER, El sentido de
«Liturgia-cosmos-historia», pp. 44-71,
4a liturgia. Una introduccién, Madvid 2003, cap. 1
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Propia de tody titutiva relacién a Dine ee
que hablo~ a | A, pertenece esa re a que es
Mento segund Creado, no le es otorgada ae a
que es ~no iny 438 destinacién decretada al wer
Pensamiento de § Caracteristica de lo sagrado en i
No sobre la cuesti n'a terminologia del debate moder.
cuanto creada, ng due decir que la realidad creme en
Omas dirfa
terrena. Pero lo que
sas creadas NO es eso: l diria que las co.
Dios Creador. B
=¥ no otra
, en efecto, una
pei » que viene a identificarse con esa te.
lacién inmanente de las cosas creadas a Dios de que hablo". Pero «lo
sagrado», en sentido propio, sélo aparecers en el harizone filosdfico
de Santo Tomas en un momento ulterior, en las primeras fases —pre-
carias~ del reditus, cuando el hombre, al contemplat el mundo ca
cuchar aquella enarratio de que habla el Salmo, «toma conciencio, a
esa su innata relacién a Dios, al que capta como Infinivo y Todopedes
roso, y, a la vez que surge en su corazén el sentimiento de «teverentia»
al Creador, nace la necesidad del «obsequium», es decir, de la religion,
acepcién amplisima de «sactun»,
inc aliquid sacrum, scilicet sapientiam et bo nate d-
non autem inquantum nos per ea sanctificamus, et
rodumn quod nune loquimurde saceamentee (Sth,
semejante a lo que ecurre con la palabra naturale-
GonzAtez (Zenit, 28-11-2006), «que se usa en
vinam, inquantum
ideo non possunt dici sa ss
III, q. 60, are. 2, ad 1). Sucede at
cee rates dunt sung eaconadan ete sf comm oe, como pe
chos sentidos distintos aunque re is no principio in
tin _ ee como forma, como midis fa Aquino era per
coneclonte ; li c los que \¢ este término»,
consciente de la multiplicidad de sentidos que tiengo
que se expresa en los actos externos ea culto,
oe SEF cult, el culto en cuanto tal ~digs.
lidad sino ontologia: es, podriamos enun.
varlo ast, brote ontolégico de la creacién. Lo sagrado, en cambio, las
iat ast on on adererminadas cosas», elementos contingentes,
cosas sagradas, $00“ culto total del hombre: es decir, para el culto
pero neces presa en el culto exterior de la religién. Es, en efec.
ICT ae eae la socialidad del culto, es decir, del culto como
| ambito de la soci ,
10, en cial de la religion donde aparecerd «lo sagrado»: el hombre
tiende desde dentro a echar mano de lugares, ie ee
significar con ellos, de manera ptiblica y social, el rec ye
honor debido a Dios. a
Es interesante notar en este sentido que Toms califica siempre el
culto como divino —divinum cultum- y no como sagrado: el culto no
es sagrado sino divino. Las cosas sagradas lo son histéricamente, son
fruto de las «consagraciones», es decir, de acciones del hombre, man-
dadas por Dios 0 atribuidas a su inspiracién, como vemos en la teli-
gidn del Antiguo Testamento”. Santo Tomas no habla directamente
de nuestro tema en las religiones paganas, en las que el «instinctum
legis naturae» se ve aplastado por el pecado del hombre y la religisn
tiende a dejar de ser «natural» para ser «cultus daemoniorum». Las re-
ligiones histéricas serfan las formas que ha tomado histéricamente la
sacralidad originaria del culto, mezcla de rectitud natural y de la ig-
norancia humana fruto del pecado™.
de la adoracién interior,
Pero, en su sustancia ulti
moslo de nuevo-, 0 és sacra’
Este esquema, tal vez. demasiado sumario, me parece sin embargo
imprescindible para podernos aproximar ahora al modo nuevo de
darse el culto, la religién y lo sagrado en el horizonte del Dios Reden-
tor, que es hacia donde vamos. Pero retengamos de nuestra reflexidn
sobre Thomas a Creatore un aspecto muy caracteristico de sit posicién
acerca de la religién y el culto sumamente vigente en la teologia con-
temporanea, Es el siguiente: la religién natural y en general las reli-
dd hontai eee Siguen a ésta~ se inscriben en el movimiento
Aqut es exactamente donde k hivce
gto gu ace raid lei of a Gf alvacin a a dard
us ad Dewm de la Creacién, Para Sato
am el quod hace de no aliquaa Faciae ad reverenciam divi
lis, sed de instiutione igs istud nom est de dictamine rations nacust-
itutione iris divini vel : dle dictamine rationis nat
ve Vid ane iis mani (STh, Well, q. 81a, 2 ad
ferns a as repeats enekcica de BENEDICT XVE, Dea, eh ® 283). Ale
a ls religiones paganas Tomas de ordinari deck Primera parte.
¢s cult idoltrico o cultus Daemonume (ST me habla de eign sino de culeo, que
vende a. Sad 3),
en awe Kas geen
«¢EL CULTO CRISTIANO 35
‘Tomés, como para la gran ‘Tradicién de la Iglesia, ese giro radical ha-
cia el reditus es paraddjicamente una nueva forma de exitus, de exodus
de Dios a la historia humana, Consiste ~dice Tomds en el prologo de
la III Pars~ «in ipso Incarnationis misterio, secundum quod Deus pro
nostra salute factus est homo»: es la Encarnacién Redentora del Hijo
de Dios, es la propia existencia histérica de Jestis, un misterio —sigo
leyendo— que es la «consumacién de toda la teologta», es decir, de ese
plan divino de Creacién y Redencién que Toméds va siguiendo en la
Summa y en el que la religién y el culto expresan, en todas las etapas
de la economfa salvifica, la relacién del hombre con Dios. Cristo, es-
cribe, «nos liberé de nuestros pecados praecipue por su pasién» y de
esta maneracdio inicio al culto de la religién cristiana»"”.
«Christiana religion. Es expresién frecuente en los escritos de San-
to Tomés. Por eso, nada serfa mas distante de su pensamiento, a la
hora de expresar la novedad de Cristo, que decir ~con Karl Barth y la
teologia dialéctica~ que el Cristianismo no es una religién, sino una
fe (en cuanto contrapuesta a la religién)”. La contraposicién fe-reli
gién no explica la tradicién cristiana y por supuesto el estilo tomasia-
no de concebir ese giro radical. Ciertamente, dirfa Toms, en la Nue-
va Alianza se entra por la fe en Cristo. Sélo desde la fe se explica la
nueva criatura. Pero ese giro ~seguiria diciendo Tomas-, esa radical
novedad (el Evangelio), se mueve en el orden de la religién. Porque lo
que Santo Tomés quiere explicarnos es precisamente cémo Cristo
«viam veritatis in se ipso demonstravit», es decir, como Cristo nos ha
revelado in se ipso la religién verdadera, el verdadero culto, el culto
que Jestis llamaba adoracién en espititu y en verdad (Jn 4, 23) y que
Tomas llama, con hermosa expresi6n, «cultum Dei secundum religio-
nem christianae vitae».
Pero afirmadas ambas dimensiones de la novedad cristiana —mis-
terio de Cristo y religién verdadera-, hay que agregar inmediatamen-
te que en la Nueva Alianza toda la religidn se fundamenta en un mo-
vimiento de signo inverso al de la lex naturae: ahora no es ya el
hombre que, von anten, mira hacia arriba y busca a Dios en los Cie
Jos, sino que es Dios que mira a la tierra y busca al hombre en la his
toria: «et Verbum caro factum est et habitavit in nobis» (Jn 1, 14), La
religin cristiana, para Agustin y Tomas, es radicalmente von oben: el
reditus ad Deum se origina, como dije, en Dios mismo, en un nuevo
«éxodon de Dios fruto de st Amor misericardioso, Ciertamente, el
Sefior siempre ha intervenido (von oben) en el intento humano del
19. nitiavie ritum Christianae religionis» (STh, IIL, q. 62 a. 5).
20. K. Barri, Dogmatique, V1, Genf 1953, pp. 192-239.
21. STh, Ill, q. 62. 5
'PEDRO RODRIGUEZ
se ERROR YER
formalmente en la religisn re.
redditus ad Creatorem, pero ad i asf eames intervencion,
velada en el Anti errr una religion sein el discfio ak
divinas en a hisoria ¢e 1 acralidad de la liturgia del Tabernéculg
vio de Dios. Pores, la sacralidad de a leurgia del Tabernéculoy
Templo era en rigor ex Deo, pero era ala ver prepataconia y isposti
va del «culto verdadero», que serd fruto de la definitiva intervencign
Ue Dios en la historia: Jesucristo. 7 ;
‘Axi las cosas, podemos decir que el misterio de la Encarnacién te.
dentora del Hijo de Dios, en cuanto que fundamenta y ie «el
culto de la religién cristiana», tiene estos tres momentos teo! légicos:
3) momento originante (trinitario}: la «nueva» religién es, en su ori-
fen, la autodonacidn de Dios, que es amor; es don del Padre a
Jos hombres, es verticalidad descendente: Jesucristo, el Dios
eterno que entra como Hombre en la historia humana;
b) momento fiundante (cristolégico): el «ntevon culto es, sencilla-
mente, el culto que el Hijo de Dios ha oftecido y oftece al Pa-
dre en su vivir como Hombre; y el sacrificio de este culto nuevo
son los «acta et passa Christi in carnen: todos, desde Nazareth
al Calvatio, pero de manera eminente y consumativa su Pasién
y Muerte, es decir, el Sactificio de la Cruz, en el que Jestis ha
dado al Padre toda la gloria y se ha hecho para la humanidad
«causa salutis aeternaey (Heb 5, 9);
€) momento fandado (eclesoldgico} es el culto de la Iglesia, fundado
en el culto de Cristo al Padre: es el culto del tempus Ecclesiae, e
culto de la Nueva Alianza, el culto en Espiritu y en verdad, al
que Santo Tomés llama el «culto espititual» en contraposicién
al «culto corporal, que era el de la Alianza Antigua; pero el
culto de la Iglesia no es «otro» culto, ademas del de Cristo, sino
Ja presencia en la historia del mismo y tinico culto de Cristo:
presencia hist6rica que tiene a su vez dos formas de expresié
~ sacramental, a primera: la Eucaristia y los otros sacramento
~ exittencial, la segunda: la vida entregada de los ctistianos 2
partir de la Eucaristia.
Veamos mis despa
légicos.
icio algunos aspectos de estos tres momentos
3. La Nurva ALIANZA: CARACTER ABSOLUTO DEL CULO
EXISTENCIAL DE Cristo
tesis central, como digo, es que |
hombre se expresa en el c
es sagrado sino existencial.
ja autodonacién de Dios a!
ter absoluto del culto de Cristo, que no
odo el culto cristiano y toda la teologia
cristia
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