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Texto 8 Yolanda Arroyo Pizarro, Pollitos de colores' —zLe gusta el azul? El doctor esperé respuesta afilando el ofdo, intentando escudrifar el ono, la frecuencia de modulacién y el ritmo de pronunciacién de aquel cuerpo luminoso que frente asf mostraba un cabello no muy largo, ni muy corto, con mechones dorados sobre una frente de huesos faciales indiscri- minados. El busto, imposible de descifrar, merodeaba debajo de una camisa negra con la foto de Ozzy Osborne en el centro. Unas cejas acicaladas abrian dtelén de fondo a tres aretes de oro: uno en cada oreja, y otro més peque- aito en la nariz. Muy fino, por cierto éste tiltimo. ‘Toda una obra de arte, se atreveria a asegurar él que para esas cosas era demasiado convencional. —No es que me guste. De gustarme, no me gusta ninguno —contesté el ser de postura andrégina, y al decir esto, la intriga aument6. Los decibeles eran bastante neutrales. Los ojos nada femeninos, pero nada ms lejos de parecer masculinos. La nariz era toda una agonia descabellada a estas alturas, y la boca... jwow! El comentario le parecié demasiado insulso, a pesar de todo. Muy insuficiente de atencién. Falté poco para descartar el interés del médico, que despreciaba a todo aquel “repudiador” de aves. —Los preferia en mi nifiez, cuando se vendian a peseta. Entonces mis primos y yo podiamos comprarnos uno de cada tonalidad. 1, Yolanda Arroyo Pizarro, “Pollitos de colores", Lunacién (Fdicién aumentada, revisada y prologada que incluye los cuentos de Ojos de luna), Carolina, Boreales, 2012, pags. 61-63- EseanenoconCanscame Esto le devolvié a la cancha de juego, mostrando un ying, tivo en cada movimiento de manos. E! doctor le e mientras le escuchaba. Habfa usado la palabra “tonalidad”, Usualmente, y en térrninos genera. les, ello denotaba un minimo grado de cultura, Mostr hb Gierta amplitud de vocabulario y hasta cierto encanto. La agonfa se intens ficé porque habla utilizado la frase “en mi nifiez” y ello suprimfa atin el discerni. miento de género. El doctor deseaba saberlo de una vex ¥ por todas, Quiso preguntarle algo as{ como “;Cuindo eras chiquita:” 0 “;Cuéndo eras chiquito?”, pero sonaba eso tan rudo y tan de mal gusto. Evitando el caso de equivocarse, se mordié los labios. El cuerpo luminoso noté el gesto, y el doctor advirtié la mirada que recién se posaba sobre su boca. Ambos se ruborizaron y bajaron los rostros, —Bueno, entonces me llevo el azul. La conclusién fue una sonrisa socarrona. El doctor esperé como tantas otras veces a que le pusieran su pollito de colores en la caja con boquetitos a los lados. En vez de eso, lo miraron con constancia y le dijeron: —Estd bien. Llévate el violeta. Yo te regalo el azul. —:Me lo regalas? Parecié tan sorprendido como halagado. Nunca habia comprado més de uno a la vez. Siempre regresaba por mds después de un tiempo. —Si. De todos modos, son los tinicos colores que te falean por comprar desde que trabajo aqui hace un afto. Al doctor se le encendié la cara con un dejo de vergiienza. Maldijo en silencio. Traté de hacer memoria, pero fue infructuoso. No recordaba & aquella persona, a aquel hermes-afrodita que ahora masticaba un caramelo y lesonrela. Mitad Vishnu, mitad Shiva. Intenté adivinar si de casualidad le habia visto antes en pantalones, o en alguna falda que lo ayudara & definiel, 0 con alguna pulsera, cartera.o maquillaje, pero nada, Buc it Ni siquiera sabsa si su cabello siempre habfa estado de aquella longicud. A pesar de todo, cra de una belleza extraordina quiso morirse de la vergiienza por la falta cafdo en el descuido de no percatarse ante quizds. Le habia obviado, ignorado en su le encontraba irresistible, ia, Raray exdtica, El doctor de detalle de su parte, por haber Les meses, seis meses AES afin compulsive, y encima abort En cualquier caso, ef anhelo por aquella wwe’ 134 excesivo de su parte; acrecentaba sy intes ra jf pond “Temblaba un poco y el pulso le bailote; jnutos- min! res sLlevas cuenta de todos los colores de =) > -se arreglé la corbata. rest - és con el pasar de los Tenia que controlarse, aves que te compran tus clien- Unicamente de los que me gustan, silencio. Total, absoluto ¢ incémodo. fil no pudo menos fiadientes pero conforme, que este ser tan atractivo cra ee que un joven, un varén. Solamente un hombre i: ca algo asf, tan directo. Como dato interesante que su fijacién no habja para nada disminuido. que aceptar, nada mas y serfa capaz le sorprendié pensar Bl joven gird la boca, de modo que su nariz se arrugé y el arete parecis verse mas brillante. Entonces afiadio: —Se los regalas a tus hijos? —No tengo hijos. —Mmmm. 7A tu mujer? —Nunca me he casado. —Se los regalas a tus sobrinos? —No. Me los quedo. Son mios. —Que bien, Hasta suena sensual, fijate. Salgo de trabajar a las seis. Yesta vez, le soné com: que le dio a las pestafias, El doctor batallé lo indecible para no ahogarse al hablar. Acepté reco- Gerla ¢ invitarla a un café. —Me gusta el ff has “Jas como tos 2 de un varén, All te Hey, @partamento, © a una nena, adornando su actitud con el giro apuccino del Starbucks ~dijo ella subiendo y bajando da una chiquilla, para luego lanzar una carcajada como i erca de ‘aré, entonces. Es una casualidad que quede tan c Ambos ‘stuvieron de acuerdo. ines nombre? —cuestioné risuefio, leno de vida ae i ant sok ONES entegindole una tarjeta de Hepner Prefrig spintis enseguida por considerarlo va ee ibe evertir la situacién y simplemente decirle cén varonil. 135 EseanenoconCanscammet ntonees eres pe eTienes + Me llamo Jay. xcneado con Camscsmet

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