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Alma al cuerpo

Juan Pablo Capdevielle

Pensar en qué es lo que arma un cuerpo, siendo que no es del orden de lo natural,
es un campo de estudio que al psicoanálisis le ha resultado de amplio interés.
Se trata de un armado producto de operaciones que de la mano de nuestros
maestros Freud y Lacan hemos podido elaborar y seguimos haciéndolo.
Este armado que concierne a lo que instituye al cuerpo, lo distingue de lo que
es específicamente lo orgánico.
Que haya sujeto y que haya cuerpo, no es algo natural.
Son productos, sujeto y cuerpo, de la eficacia de operaciones que pueden o no
realizarse, y cuya efectuación es condición.
Nada de natural tiene el cuerpo, o como dice Lacan, si de alguna naturaleza es,
es de la naturaleza de las palabras.

Hay un tránsito, un pasar que permite que un organismo sea vivo, y a su vez
otro pase, a que ese organismo vivo se mortifique constituyéndose en cuerpo,
bajo las mismas leyes que implican al sujeto del inconsciente.

En algunas ocasiones el psicoanalista testimonia apagones del cuerpo, parciales


o definitivos, estallidos del organismo, algunos que ponen en vilo la mínima
cuota de aliento que implica la vida, y otros, que la quitan…

¿Cómo, desde la práctica del psicoanálisis podemos pensar en apostar a retornar


el cuerpo al cuerpo?
¿Cómo vivificar lo que está tan vivo?
O, mejor dicho… ¿cómo mortificar aquello de lo real que si bien participa de 3,
pensando a la clínica desde el nudo borromeo, está en algunas ocasiones más
expandido?
Casos en los que el cuerpo habla, cuerpo tomado por el síntoma, que por una
singular modalidad de anudamiento de palabras se afecta, y que gracias al
trabajo que propone un psicoanálisis, por un desanudamiento y nuevo modo de
anudar algo de esa afección cede.
Casos en los que el cuerpo se encuentra afectado, al modo de atrapado, sin
articulación significante, tornado en una isla, aislado del constructo cuerpo, su
relación al goce sexual se encuentra alterada, y mediante la operación de corte,
con la concomitante captura del espacio y del tiempo, un nuevo tiempo, en el
recorrido analítico, las orillas de eso aislado se retiran, para volver a darle
cuerpo al cuerpo.

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Casos en los que ciertos recortes de organismo, no responden a las leyes de
cuerpo, y entonces tampoco, a las leyes del inconsciente, y mediante el avance
de lo simbólico y lo imaginario, algo de este terreno puede volverse cuerpo.

• Qué anima un cuerpo?


• Qué vivifica a un cuerpo?
• Qué le da vida al cuerpo?
• Qué dispone al cuerpo a los azares del porvenir para gozar de él, con él?
• Qué posibilita un retornamiento hacia el cuerpo?
• O, cuándo el cuerpo vuelve al cuerpo?
Qué le da alma al cuerpo?
Lo que refiere comúnmente al alma, a lo anímico, acostumbra a relacionárselo
en el contexto de lo religioso y teológico.
A lo largo de la historia de la filosofía se ha investigado en derredor de una
relación entre alma y cuerpo.
En conveniencia a nuestra lectura, y pensando sobre qué es lo que da cuerpo al
cuerpo, acompañando a lo que teorizamos, que es que el falo es lo que le da
consistencia, he recortado algunas conceptualizaciones sobre el alma.
Alma puede ser concebida como soplo, aliento, hálito, exhalación… o, como
una especie de fuego, que al morir una persona, se apaga.
De las principales corrientes filosóficas pueden encontrarse distintas maneras
de significar de un modo o de otro al aliento, estos pueden ser nefesh del hebreo,
nefs de árabe, atman del sanscrito, pneuma del griego, animus y anima del latín,
entre otros.
Algo que también llamó mi interés, fue el encuentro con la palabra geist del
alemán, que se traduce por espíritu y que posee la misma raíz del ingles, ghost,
cuyo uso popular es para referir al fantasma.
Y llamó mi interés decía, porque de acuerdo a la letra lacaniana, pensamos que
es en derredor al objeto a, frente al objeto a, que podemos deducir la posición
fantasmática.
Esa alma a la que estamos refiriendo, es lo que le puede permitir a alguien
tolerar el mundo, permite sostenerse en lo intolerable del mundo.
Y en cuanto al fantasma, éste opera de consuelo podría decir, que con la novela
familiar se va armando y sirve de soporte, renegando si pudiera pensarse así, de
la misma falta.
Si el mundo, lo intolerable, es de lo real, el alma a la que quiero dirigirme en
este trabajo, es ajena, una extranjeridad, un exterior que gracias a las
operaciones instituyentes, en especial la primera, me refiero a la identificación
a lo real del Otro real, o amor al padre, esa alma se hace interior y también es
soporte de lo fantasmático del sujeto.

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Alma como aliento o principio de vida.
Cuerpo como cárcel o sepulcro del alma.

Santo Tomas planteaba que el alma es una forma unificante.


Aristóteles, hablaba del alma como un principio general de vida, y también
como un principio individual propio de cada uno de los hombres.
Decía que el adjudicarle al alma la condición de ser principio de movimiento,
no quiere decir que en si misma sea movimiento.
Proponía el estagirita que lo propio del alma es hacer que el cuerpo tenga la
forma que le corresponde como cuerpo y por lo tanto hacer que el cuerpo sea
realmente cuerpo. Contundente es su definición: “ el alma es la causa o fuente
del cuerpo viviente”.
Lacan en el seminario Encore, propone al alma como lo que se piensa a
propósito del cuerpo, del lado del mango.
El mango es la palabra, haciendo alusión a algunos juegos de palabra a partir de
la homofonía en francés, entre dicho por el mango, y el dicho mansión o
mansión del dicho. La palabra es la que define la condición del cuerpo.

Si el hombre piensa con su alma, esto concierne al cuerpo.

El pensamiento ex -siste en el anudamiento imaginario y real.


Hay una relación entre lo que articula el lenguaje y un goce que se revela como
sustancia del pensamiento, esto nos conduce al cuerpo y a la conceptualización
de sustancia gozante.
Y así es el lenguaje lo que propone la discordancia entre cuerpo e inconsciente.
Se trata de un goce que no es transmisible en discurso, goce en cuerpo, encorp,
que hace a lo singular del ser hablante, goce del cuerpo que hace punto contra
el inconsciente.
Con la lógica de nudos Lacan demuestra y transforma el cuerpo de lo
imaginario, la fragilidad de la imagen, tornando al cuerpo en consistencia.
De la pluma y articulación lacaniana, se acomodan estas conceptualizaciones
con las que seguimos reinventado al día de hoy, al compás de las regulaciones
de la época sin perder de vista cuales serían las invariantes y cuales las
variantes, las primeras, que conciernen a la estructura y las variantes a las
nuevas modalidades.
Lo que anima, lo que da animación a la imagen, que da suelo fértil a la
posibilidad de un cuerpo, es el objeto a.
De manera contundente dice Lacan que se trata que este a, toma al otro por su
alma.

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Qué quiere decir esto?
Porqué nos consultan, porqué nos vienen a ver?

Por cuestiones que siempre guardan relación al amor. Lo único que hacemos en
el discurso analítico, es hablar de amor… esto concierne a un goce. Y sabemos
que lo que hace condescender el goce al deseo, es el amor.
Así en transferencia, ese amor que la sostiene, hará posible la transformación
de ciertos goces que parasitan al sujeto, para que pasen a ser algo más
propiciatorio para cada quien.
A partir de un juego de equívocos, como bien nos ofrece la adecuación que
posibilita la traducción de Ricardo Rodríguez Ponte sobre el texto del seminario
Encore, contamos con una condensación entre amor y alma, y entonces el
almor.
Âme, alma, que homofónicamente da lugar al neologismo almor, para pensar en
lo que anima, y lo que hace a la posibilidad de gozar de un cuerpo, con el cuerpo
del otro, no sin una invariante de estructura que es el no hay relación sexual.
Entonces con un amor como enlace entre imaginario y real, llegamos a un real
que es tocado, anudado a los otros dos registros, y ya no solo a lo simbólico, a
partir del seminario XX.
Animación que propone el objeto a, vacío que da lugar al lenguaje.
La noticia de un cuerpo y sus propiedades, sus posibilidades, su sensibilidad,
no es sin la condición del otro cuerpo, del otro, que se instituye a partir del
soporte de lo unificante de un uno y su soledad, que hace a la posibilidad de
gozar con otro uno, su cuerpo, teniendo habida cuenta que algo separa y hace a
la condición de goce, que es la consideración de un vacío.
Entonces almalcuerpo todo junto, alma que arma al cuerpo, un almar que
concierne a la mortalidad que anima al cuerpo…
No planteo de ningún modo un dualismo entre cuerpo y alma, eso es otra cosa,
en psicoanálisis pensamos distinto.
En esa línea, Lacan se preguntaba siguiendo a Spinoza al respecto del porqué el
hombre sería doble, si mantuviéramos esa lógica de cuerpo y alma, cuerpo y
mente. Así es que con su teorización, desde ese punto de vista, concluimos que
no es posible gozar de la vida, y gozar de un cuerpo, si acaso no contásemos
con la estructura de tres.
A partir del inconsciente estructurado como un lenguaje, el saber inconsciente
no se reduce al peso de lo simbólico, es necesario pensarlo en términos de nudo,
es decir, la lógica de 3 anillos del lenguaje. Si lo pensamos de a dos, estamos
cayendo en una reducción hacia la lógica binaria.

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Se trata que necesitamos la materia, la matière, alma a tres. L’âme à tiers o de
L’âme a tuer, (homofonía que resonó en mi cuando preparaba este escrito) alma
a la muerte, para animar, para darle vida, consistencia, forma, volumen y
movimiento al cuerpo fallado por la castración y destinado a su fatal
destrucción.
Un cuerpo que no es para siempre, del que se puede gozar a medida del cada
quien, de acuerdo al cada uno.
Imaginemos un nudo hecho de toros, el toro porta dos agujeros, el central o eje
y el interior o alma.
Que sea un nudo de toros permite que, a partir de del corte, q se pueda pasar del
alma al eje y viceversa, del eje al alma, gracias a las operaciones de
retornamiento que se pueden efectuar sobre los toros abrazados, anudados,
gracias a las tres identificaciones, a las 3 almas del lenguaje.
Este alma a tres, nos induce a la debilidad mental.
Lo que es alma, gracias a la propiedad de retornamiento que ofrece el toro, se
convierte en eje y viceversa, y se puede volver a revertir, retornar, aportándonos
esto una clínica a partir del tejido tórico como lo propone Lacan en el seminario
XXV, dejando atrás la consideración de sustancia gozante, si se cuenta con esa
masa tórica que es el alma.
Es una condición, si no hay de ese tejido tórico, el analista no puede ir más allá,
y se apuesta a armar, a dar alma, a anudar, a almar, pasando el analista al lugar
del eje.
Ahí es que Lacan ubica al analista como retor, retorifica produciendo un tejido
nuevo, intentando hacer poner en función el equívoco, de acuerdo a qué modo
de anudamiento se trate.
Fue Freud quien nos enseñó cómo interpretar, y a partir de eliminar la
gramática, destacó el valor de los significantes, de representaciones que
desenlazan sentidos y arman otros nuevos.
El casamiento entre lenguaje e inconsciente trae como producto la posibilidad
del error y la discordancia que concierne a un cuerpo.
Lo real anudado participa de lo inconsciente, entonces RSI, tres dimensiones
donde lo inconsciente no se reduce a lo simbólico.
Esto nos permite acceder al lenguaje, en tanto que esté aplanado, RSI, tres que
siempre están aplanados. Un alma a tres que nos lleva a la debilidad mental.
Es eso de lo real lo que permite anudar y desanudar, como dice Lacan en
Televisión, al síntoma. Pero eso real, lo que no anda, no es que desanude algo,
sino que al poner en causa eso real, propone una salida del atolladero, atolladero
que también produce. Es por lo real, que no podemos interpretar al infinito, es
necesario realizar si contamos con la aceptación del paciente, o mejor dicho de
una estructura que lo soporte, es necesario realizar el corte.

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Toda una experiencia que tiene como testigo a la angustia, al afecto de la
angustia, experiencia que concierne a una caída, caída del objeto a, que causa
al sujeto y por consiguiente y no sin él, al cuerpo.
Que nuestro sujeto, solo toque el alma por el cuerpo ratifica que el sujeto no es
un cuerpo, pero que no es sin el cuerpo, cuerpo que concierne a ese vacío
estructural y estructurante.
En Freud: tenemos al cuerpo erógeno de la pulsión.
En Lacan, tenemos al cuerpo mortificado por el significante, lo real se mortifica
por el significante y el cuerpo es el cuerpo de la mortificación del significante.
Por lo tanto lo que llamamos cuerpo es la deriva pulsional y la mortificación
significante. El cuerpo es corpsé, cadaverizado por el significante, y así de la
energía del organismo, real, ese real se transforma en anudado, dándole vida al
cuerpo.

Incorporar el lenguaje implica la expulsión de algo, para que haya un fuera de


naturaleza, como decía al comienzo, un cuerpo nada tiene de natural.
Austossung y bejahung fundan al sujeto que así va a estar en relación al goce
sexual.

Del goce que escuchamos en nuestra experiencia, se puede decir que está
errado, o hay error a causa de lo real. Se trata de una aspiración por lo real, tanto
cuando escuchamos como cuando pifiamos, cuando erramos. De un lado o del
otro, desde el diván o detrás, siempre se trata de esa condición que implica estar
atravesados por la disposición a errar y poder escuchar algo de ese error.

Que la escucha se demuestre atenta, neutra, quiere decir que algo del cuerpo del
analista se pone a jugar en tanto esa aspiración por lo real tiene lugar. Lo que el
analista escucha si bien es representación del plano, es real, se trata del goce
pifiado del orden del malentendido. A partir de este malentendido, es posible
tener una relación al amor, entonces gracias a que hay del error, hay posibilidad
de amar, de ser alojados en un nuevo amor, transferencial, de soportar un cuerpo
y que haya cuerpo que lo soporte.

Otra manera de decirlo, es que gracias al efecto de afección por el lenguaje, o


de estar afectado por el Otro, se cuenta con esa porosidad que implica a la
condición del amor, un amor que afecta y da la posibilidad de producir en un
análisis cuando se puede estar aspirado por lo real.

Que haya cuerpo sensible, entre otras cosas quiere decir que el analista cuando
pesca algo de la subversión del sentido, su cuerpo es tomado, y que haya cuerpo
sensible también quiere decir que se pudo contar con la posibilidad del amor.

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Se trata de un efecto de inyección del lenguaje, u otro modo de decirlo, se trata
de las posibilidades que ofrece, por supuesto si la hay, lalengua, la recepción de
esos fonemas que la cría humana recibe del Otro y su falta, a partir de lo cual
hay de la sensibilidad de un cuerpo que es efecto del amor y que ofrece la
oportunidad de amar, amar para no enfermar... o almar para no enfermar…
Eso anima.

Noviembre 2022

pcapdevielle@hotmail.com

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