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Créditos
Moderadora:
N ell y V a n e s s a 3

Corrección y Revisión
final:
N an i s

Diseño:
M or el i n e
Índice
SINOPSIS 5 14 133 28 253

1 7 15 136 29 255

2 11 16 146 30 277

3 24 17 147 31 281

4 30 18 155 32 286
4
5 34 19 157 33 296

6 39 20 195 34 304

7 41 21 197 35 309

8 69 22 214 EPÍLOGO 314

9 76 23 216 DESPUÉS DEL


ESPECTÁCULO 316
10 95 24 226
PRÓXIMO LIBRO 318
11 99 25 228
SOBRE LA AUTORA
12 102 26 234 319

13 132 27 236
Sinopsis
Ella era todo lo que él deseaba.
Él era todo lo que ella despreciaba.
Hasta que ella no lo hizo más.
Hasta que él no lo hizo más.

Killian Cornelii es una calamidad andante. Metió la mano dentro de mí y tocó cada
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centímetro de mi arruinada alma, pero no solo la tocó. La acarició, la conquistó y cautivó.
Me adaptó para que cupiera en la palma de sus manos. Las mismas manos que poseen tanta
crueldad, fueron las mismas que me consolaron.
Pensé que lo conocía.
Pensó que me conocía.
Este no es un cuento de hadas, ni una historia dolorosamente hermosa sobre dos almas
gemelas que instantáneamente se enamoran irrevocablemente.
Esta es una historia sobre un amor tan doloroso, tan rico, que destruye todo y a todos
los que lo rodean.
Incluyéndonos a nosotros.
Midnight Mayhem es la plataforma en la que Killian realiza sus trucos, pero el mejor
truco no será de él.
Será mío.
Los embaucadores no tienen corazón.
Simplemente fingen que lo tienen.
Tick. Tock. Tick. Tock.
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—Bienvenidos a Midnight Mayem . No somos un circo, no
somos un carnaval, y lo único que deben temer perder esta
noche es su cordura…
1
Killian

C
uando tenía diez años, le dije al mundo que se fuera a la
mierda. Quiero decir que literalmente me puse de pie en el
centro del círculo, hice que Ky filmara un video, volteara la
cámara, y le dije a cada hijo de puta mientras sostenía mi
basura
—¡Jódanse! —Ahora, sé lo que están pensando. ¿Cómo diablos pude
hacer eso a la tierna edad de diez años?
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Bueno, les diré cómo. Ky es anormalmente inteligente. Quiero decir, los
libros de texto ni siquiera podían entender su mierda, de inteligente.
Hicimos el video, y luego Ky se pirateó alguna encuesta y subió el video.
Salió en vivo.
Se difundió a través de todos los canales de noticias.
En cada cosa que se televisaba en vivo durante ese mismo minuto.
¿Cómo llegué a ese punto?, se preguntarán, bueno, es una historia
divertida... Quiero decir, podría volver y contarles desde el día que entré en
este mundo, pero seamos honestos, nadie, aparte de mis mejores amigos
locos por el sexo que les gusta tenerlo con ella, quieren una descriptiva
imagen de la vagina de mi madre, así que lo que sea. Es una larga historia
que no tiene nada de importancia corta, fui preparado para ser de esta
manera. Nací humano pero creado para ser esto.
Un embaucador.
El jodido Mayhem Midnight. El hijo de puta que empujaría a todos a
sus límites y que los haría sentir bien mientras lo hace.
Hablando de Midnight Mayhem: nuestra familia. Nuestra unidad. Un
montón de malditos rumanos que viven la buena vida en EUA. Quiero decir,
mierda, para ser justos, todos hemos estado viviendo aquí desde que
nuestros padres se mudaron cuando éramos pequeños. Nunca descubrí por
qué. Nunca lo pregunté.
—¿Qué estás haciendo? —King me mira desde el otro lado de la cabina.
Agito la mano, sonriendo.
—Escuchando música. ¿Está bien contigo?
Fue Navidad hace solo unas semanas, y todos tuvimos un tiempo
suficiente de rotura. Ahora estamos iniciando nuestro nuevo año con
nuestro primer espectáculo internacional en Australia. Delila siempre tiene
sus razones, las veamos o no. Puede ser frustrante cuando comienza a ser
críptica, que es exactamente lo que ha sido últimamente.
Me inclino, bajando la voz para que P no se despierte, pero su boca se
abre ligeramente y un ronquido se le escapa. Sonrío.
—No lo digas, hijo de puta. Déjala sola.
Mis ojos vuelan hacia King.
—Bien, malhumorado bastardo. Solo iba a...
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—… Killian, ve a lo que ibas a preguntarme y déjala en paz.
Probablemente todavía esté cansada como la mierda de la víspera de Año
Nuevo, que por cierto... ¿vamos a hablar de eso? —La atención de King se
mueve sobre mi hombro. No tengo que ver para saber de quién está
hablando.
Mi sonrisa cae.
—No. No lo haremos. Como estaba a punto de decir antes de que tu
dulce angelito me distrajera con sus ronquidos, ¿le preguntaste a Delila por
qué haremos una gira internacional este año?
Hacemos espectáculos internacionales, pero los hacemos cada cinco
años debido al tiempo y al costo que conlleva. Contratamos más personal y
estamos lejos por catorce meses cada vez. Como el último que hicimos fue
hace dos años, el hecho de que ya estemos todos en el extranjero no me
sienta bien. El piso oscila suavemente, el desequilibrio es un regalo muerto
que estamos en The Cap, también conocido como mi enorme crucero de
mierda de familia. Siempre tomamos el barco para evitar un vuelo
internacional para darnos tiempo para practicar, entrenar, relajarnos un
poco. Si tomamos el 747, todos terminamos gruñones, cansados y solo
necesitamos entrenar tan pronto como llegamos a tierra de todos modos. De
esta manera, podemos llevar a la mayoría de nuestro equipo con nosotros.
The Cap, llamado así por mi tatara, tatara, tatara abuelo, está pintado en
elegante negro con las palabras Midnight Mayhem escritas a los lados en
lila. Puede ser una perra cuando se trata de aduanas y de transferencias
para el registro, pero ahí es donde entran las conexiones y mucha gente
poderosa que nos debe muchísimos favores.
King sacude la cabeza, levanta su vaso de whisky y se lo bebe completo.
—No. Está más nerviosa que nunca. —Actualmente estamos de regreso
en Yaam, el bar ubicado en el nivel uno. Obviamente, este no es el crucero
habitual. No hay tiendas de recuerdos ni pequeñas panaderías lindas. Hay
dos bares, uno en este nivel y el otro en la cubierta superior cerca de la
piscina. En el segundo nivel es donde están todas nuestras habitaciones y
los compartimentos de almacenamiento para las cargas más livianas se
encuentran junto con los artículos más pesados, como motos, equipos y
todo lo otro está escondido en el sótano.
—Sí. —Me paso la mano por los mechones de cabello, tirando de ellos
un poco—. También lo he notado. —Desde el día de Navidad, Delila ha sido
más reservada y tensa. Ninguno había visto ese cambio en ella antes, y ha
dado un giro a la dinámica que vivimos. Delila es el tipo de mujer que le da 9
vida a los funerales, no que duerme con los muertos.
Perse arrastra los pies y se quita el sueño de los ojos.
—¿Podemos ir a la cama?
King le pasa el brazo por el cuello.
—Sí. —Se pone de pie, mirándome—. No hagas demasiadas
travesuras...
Le guiño un ojo.
—Oh, solo estás celoso porque estás…
Perse me corta con una mirada fría.
—No importa. —Pongo los ojos en blanco—. Buenas noches, amantes.
Desaparecen a través del bar y van por la salida. Pasándome la mano por la
cara, mi atención se centra en Callan.
Sí, a la mierda. Ella estará bien por esta noche. Perse odia cuando juego
con sus chicas, pero no puedo evitarlo si se ofrecen como juguetes. Bueno,
Callan lo hace. Sass es una diferente maldita historia.
Muevo la cabeza hacia atrás y veo hacia mi entrepierna, con una
sonrisa en la boca.
Callan lame el borde de su margarita y se bebe el resto antes de que
sus largas piernas se balanceen debajo de la barra y camine hacia mí.

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2
Killian

¿R
ecuerdan cuándo podrían cambiar su tono de llamada a
un Jay-Z remezclado y a una canción de Linkin Park?
Bueno, joder, desearía tener esa opción porque
“Reflection” (tono de llamada predeterminado del iPhone)
está golpeando mi ira esta mañana.
Lo tomo de la mesita de noche y presiono responder.
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—Será mejor que estés muerta, Maya.
—Lamentablemente, no lo estoy. Pero puede estarlo, porque llegas
tarde y Delila no está de buen humor hoy. —Maya es mi molesta mejor
amiga de mierda que no conoce ningún límite, enciende un fuego debajo de
mi trasero cada vez que puede, y pone a prueba mi paciencia todos los días.
Si no lo habían descubierto, sí, el bar al que fui anoche había sido
renombrado por ella. Ella quería que se llamara “MAYA” pero tuve que
aferrarme a algo de masculinidad, así que lo llamé “YAAM”.
Es seguro decir que no es fan.
Gimo, limpiando mis ojos.
—A la mierda con ella. Ella no dirige mi barco.
—¿Kill? Ven aquí ahora. —Delila también es la madre de Maya, pero su
relación no es como la del promedio. Poniéndolo ligero.
—¡Bien! —Cuelgo y salgo de la cama, gruñendo por el ataque de luz que
brilla a través de mis ventanas—. Mierda. —Debo haber olvidado cerrarlas
anoche después de que Callan se fue, o mejor dicho, después de que le di
una patada en el trasero.
Después de una ducha rápida, me pongo unos pantalones grises y tenis
Adidas, tirando una camiseta blanca y limpia Tommy Hilfiger sobre mi
hombro. No sé cuál es el problema de Delila, no es que podamos entrenar
en la Triple Rueda de la Muerte, que es el truco que siempre nos está
machacando para entrenar. Lo entiendo, es peligroso y requiere práctica,
pero todos hemos estado montando sobre esas ruedas desde que teníamos
suficiente edad para montar.
Abro las puertas que conducen al auditorio de primer nivel, un cigarro
cuelga de mi boca y tengo un café en la mano.
—Siento llegar tarde, no me di cuenta de que tenía jodidamente que
estar aquí —murmuro, mientras todos se giran para mirarme.
Me doy cuenta de que solo somos nosotros. Midnight, los Seis
Demonios y los Siete Ángeles, y sea lo que sea que Perse llamó a su pequeño
equipo. Y Delila, por supuesto. Ninguno del equipo está aquí.
Sin pensarlo encuentro a Sass, quien está viendo a través de mí, como
si no existiera. Es jodidamente buena en eso. Le doy un beso antes de
deslizarme al lado de Keaton. Ella se estremece, alejándose de mí. No sé qué
diablos pasa con ella o cuál es su problema conmigo. Cuando la vi por
primera vez, naturalmente, la deseé. La chica es una versión más joven y
andante de Adriana Lima, solo que más atractiva, porque también tiene todo 12
lo de Megan Fox. Pero por alguna jodida razón, se apartó de mí. No me ha
dicho ni una palabra, sin embargo, ella y Keaton parecen tener un ambiente
jodidamente retorcido pasando.
Hijo de puta. Es extraño para Keaton, y cuando digo vibra, quiero decir
que no le importa exactamente su compañía. Por lo general, los odia a todos.
Le gusta estar cerca de todos menos de nosotros, pero aparentemente,
Saskia ha hecho lentamente su camino a sus libros. No lo compro y todavía
tengo dinero en el hecho de que Perse lo volvió suave.
Sé que no ha tenido sexo con ella. De hecho, sé que nadie ha tocado a
Saskia Royal por el tiempo que ha estado aquí. Apenas habla, sigue en ella
misma, y solo se cultiva en su círculo, que es principalmente Perse, Callan
y Kenan.
—Qué bueno de tu parte unirte a nosotros, Trickster. —Delila me
fulmina con la mirada antes de encender otro cigarro e inhalar—. Bien.
Entonces, estamos listos para atracar en Brisbane en veintitrés días. Como
de costumbre, o si eres nuevo... —Ve a Callan, a Sass, a Kenan y a Perse—
. Lleva veintitrés días navegar hasta Australia, donde hacemos dos
espectáculos en Brisbane, antes de partir a Sídney y a Perth. Encontrarán
un itinerario debajo de su asiento, que es muy resumido no solo en nuestro
horario y escalas, sino en la capacitación que necesitaré que todos
mantengan mientras estamos en el mar. Si no están trabajando en su
rutina, será mejor que estén ejercitándose en esas cintas de correr.
Pateo mi pierna e inhalo una nube de humo de tóxica nicotina.
—Necesito que todos mantengan sus rutinas. Porque estaremos en el
mar por mucho tiempo, eso no significa que se relajen. —Delila mueve su
mano en el aire—. Eso es todo. —Miro alrededor del auditorio, los asientos
se alinean en un escenario con todos nuestros accesorios de entrenamiento
en la parte de atrás. Alguien incluso movió la doble rueda para que podamos
trabajar en ella. No estoy de humor para hacer nada justo ahora, así que
quien hizo eso perdió su tiempo. Podría montar esa jaula con los ojos
cerrados.
—¿A qué hora te fuiste a dormir anoche? —Maya frunce el ceño y cae
en la silla junto a la mía.
—Maldición, ¿ya estás moliendo mis bolas? ¿No puedo calentarlas un
poco antes de que las frotes? —Miro que sus ojos giran hacia la parte
posterior de su cabeza, solo intensificando mi sonrisa. La saqué de su
miseria—. No puedo recordarlo. —Callan es un jodido conejito Energizer. 13
—Asqueroso. —Se ríe Maya, inclinando la cabeza hacia atrás contra la
parte superior de la silla—. ¿Has hablado con mi madre? Tal vez preguntarle
por qué decidió subirnos a todos en este barco abandonado y sacarnos de
Estados Unidos.
Keaton se aclara la garganta.
—No, pero estoy casi seguro de que tiene que ver con Patience.
—¿Crees? —pregunto, pensando en el día de Navidad y la víspera de
Año Nuevo.
Me estremezco cuando pienso en Año Nuevo. No es algo en lo que quiera
pensar ahora mismo, especialmente con Maya sentada a mi lado. Todavía
es un poco tierno entre ella y yo después de eso, no quiero alentar la
animosidad.
El movimiento me llama la atención en la esquina cuando Perse y su
equipo comienzan a moverse al centro del escenario.

—Killian. —Mi padre señaló hacia la doble escalera que conduce al


segundo piso de nuestra mansión—. Ve y asegúrate de que hayan cumplido
con su deber.
Resoplé.
—Papá, lo hacen. Cada vez. No necesito verificarlo. —Pateo con la pierna
y tomo otra cucharada de granola. No sabía por qué teníamos que volar de
regreso a Kiznitch esta semana. Odio visitar la antigua tierra. Es deprimente
como la mierda y además, tengo todo lo que quiero aquí mismo.
—Killian —ladra papá—. Ve y asegúrate.
Arrojé mi cuchara al tazón de cerámica y salí de la silla. Jodidos
esclavos. ¿Por qué diablos los tenemos a todos modos? Son nada más que
molestos.

—¡Killian! —grita Kyrin desde el centro del escenario. Debo haberme


perdido en mi propia cabeza porque todavía estaba sentado en la misma
silla en la que estaba hace unos minutos.
—¿Yo?
Miro mientras Sass y Callan suben al escenario, con Callan
lanzándome sus ojos de lado. Callan es atractiva. Tan atractiva como se
pondrían si les gustaran las rubias, donde se sabe que prefiero las mías en 14
el lado más oscuro del espectro, que es lo que siempre culpo cuando no
puedo evitar buscar a Sass.
Me levanto con un cuchillo de mi silla, lanzando mi camiseta en el
asiento delantero y extendiendo mis brazos ampliamente.
—¿Qué?
—Necesitamos practicar.
—¿Practicar qué? —Sonrío—. Puedo hacerte lamer mi trasero.
¿Practicamos eso? —Le guiño un ojo a Kyrin, quien se voltea.
Riéndome entre dientes, me doy la vuelta rápidamente, justo cuando
Perse toca “All I Need” desde dentro de la tentación. Estoy sacudiendo la
cabeza ante su elección de canción cuando Saskia choca directamente
contra mi pecho. Mis brazos salen para estabilizarla.
—Heyyy.
Se aleja de mí como si la hubiera asaltado con mi presencia.
—Lo siento. —Intenta alejarse y pasar a mi lado, solo que la
contrarresto con un movimiento.
—¿Cuál es tu problema?
—No tengo ningún problema —dice bruscamente, agitada.
Joder, sus ojos son azules. Nunca en mi vida he visto ojos como los de
ella. Pensé que los míos eran diferentes, pero no tienen nada sobre los de
ella. Con esa piel olivo, mandíbula afilada, pero lo suficientemente delicada
como para cortar mantequilla fría, hinchados labios rosas y gruesas
pestañas de cuervo, ella es todo lo que pudieran imaginar es la perfección.
No soy superficial, me gustan las mujeres imperfectas, que es lo que me
lleva al otro lado de mi atracción por Saskia Royal: confusión. La perfección
me incomoda. He sido promocionado toda mi vida basada solo en mi
apariencia, nunca pensaría que me interesaría la versión femenina de mí.
—Sí. —Estrecho los ojos—. Tú lo haces. Desde que llegaste aquí, a
propósito hiciste obvio que intentas mantenerte alejada de mí.
Ella mantiene sus ojos fijos en los míos, cruzando los brazos frente a
ella, solo levantando sus senos y haciendo que se derramen de su pequeño
sostén deportivo.
Típico cuerpo de bailarina, solo que esta tiene caderas anchas para
agarrar y algunas sacudidas en su redondo trasero.
—Entonces, ¿qué es, Killian? —Su voz es suave, pero sus palabras son 15
irregulares—. ¿Te estoy ignorando o soy hostil hacia ti?
—No lo sé, cariño, dímelo tú.
Me despide, repitiendo su pequeño y lindo paso a un lado, solo que la
veo de nuevo, y se estrella contra mi pecho otra vez.
—¿Qué demonios hice?
Me frunce el ceño.
—¿Qué pasa? ¿No te gusta cuando una chica no cae de rodillas ante tu
presencia?
Me reí entre dientes, dejándola pasar, pero dándome la vuelta para
lanzar un ataque más.
—Te tendré de rodillas pronto.
Ella se queda quieta y luego continúa al escenario.
—¿Tienes que antagonizarla? Solo ponla en la canasta de las chicas con
las que Killian no puede tener sexo. Estoy seguro de que estará feliz de ser
la única allí.
Keaton me empuja, entregándome mi pañuelo.
Lo ato alrededor de mi boca, observando cómo se estira y calienta su
cuerpo.
—A la mierda eso —respondo—. Ni siquiera es así. Demonios, puede
odiarme todo lo que quiera, pero quiero saber por qué.
—¿Quizás no te odia? —dice Maya, viniendo detrás de Keaton—. Tal
vez simplemente no te desea, Kill.
La miro boquiabierto.
—Todas me desean.
Maya resopla.
—Yo no. Nunca más.
—¡Ay! —Agarro mi pecho—. Estoy herido, boo. Estoy herido de muerte.
—Nadie puede lastimarte... —dice Maya. Su expresión cae antes de que
se recupere rápidamente y cuadre los hombros.
Me siento mal y eso dice algo. No siento nada por nadie. No puedo
evitarlo, soy quien soy, como fui criado. A mi mamá y a mi papá solo les
importaba una cosa, y eso era la Hermandad. A mi mamá no le importó
criarme dando una jodida sobre algo tan mundano y humano como los
sentimientos, y mi papá daba demasiada mierda sobre otra mierda. Mierda
16
civil. Como resultado de la confusa crianza, mojaba mi pene todo el tiempo,
y lo hacía a menudo, y las dejaba ir. Así fue y es como siempre será. Pero
Maya, Maya era diferente. Ella y yo hemos sido inseparables desde que
nacimos. Nuestros padres solían ponernos en la misma cuna para dormir
uno al lado del otro cuando uno no se calmaba, y nos íbamos a dormir de
inmediato. Soy un par de años mayor que ella, por lo que Maya siempre
decía que probablemente la estaba estrangulando para que durmiera.
Es malvada como la mierda por pensar tan bajo de mí. Maya significa
más para mí que mi orgullo, o algo así.
—Maya... —susurro tristemente. La última jodida cosa que siempre
quise hacer fue lastimarla, pero nunca fue algo que sentí hacia ella. Moriría
por Maya en un latido y mataría a cualquiera que se cruzara con ella, pero
esos sentimientos corrían por las mismas venas que los sentimientos que
tenía hacia mis hermanos.
Ella sacude la cabeza, sus rebeldes rizos caen sobre su hombro y sus
ojos verdes se encuentran con los míos.
—Está bien, Kill. Deja de hacer un trato con eso. —Desaparece,
saltando al escenario como si no estuviéramos hablando de la única cosa
que ella y yo hemos estado evitando básicamente desde la gran explosión en
la víspera de Año Nuevo…
Víspera de Año Nuevo.
Hace dos meses…

Cuando tenía dieciséis años, perdí mi virginidad con mi mejor amiga.


Ahora hay muchas razones por las que nunca deberías hacer esto, una de
ellas es la dinámica entre tú y digamos que tu mejor amiga nunca será la
misma, pero mi razón principal es por qué esta fue una mala idea, es que
cuando eres amigo de alguien, ya engendraste sentimientos por ellos. Ya hay
semillas de amistad que se sembraron dentro de ti, dentro de ellos. Se supone
que debes regar esas semillas con risas y bromas platónicas, no con semen y
sudor.
De todos modos, creo que entiendes mi punto.
Cuando tenía dieciséis años, tuve sexo con Maya Patrova. Fue una
decisión mutua, un lío realmente. Decidimos “Bueno, a la mierda. Acabemos
con esto así podremos seguir adelante”. Seguir adelante fue lo que hice, 17
moverme sobre ella no.
Adoro a Maya, pero a riesgo de sonar como un completo cliché, no estaba
enamorado de ella.
Me bebí mi whisky, el fuego ardía lo suficientemente enojado como para
igualar la furia dentro de mí y las llamas lamían el cielo oscuro y opaco como
un arma de destrucción masiva.
Mis ojos se quedan en Maya, los suyos en mí.
Hace un tiempo que sé de este enamoramiento. Era difícil no saberlo
cuándo conocía muy bien los ojos de cachorrito que mostraba regularmente.
—¿Qué pasa, May? —siseé, mis labios se extendieron alrededor de mis
dientes.
—Nada, Kill. ¿Por qué? —espetó, burlándose de mi tono.
Quito mi concentración de ella. Si hubiera continuado, me hubiera
sentido mal. Pero no lo había hecho. Claro, siempre me ponía de su lado en
todo, y sí, joder, está bien, era mi quinta en la Triple Rueda, pero en lo que a
mí respectaba, era mutuo y completamente platónico.
Solo que en el fondo sabía que no era así.
Una risa salió de la música, una cabeza se movió hacia atrás. Callan
estaba riéndose con Sass, solo que Sass no se reía, era la que hablaba.
Jodidamente raro.
No le había dicho nada a Sass, pero ella lo dedujo como una maldita
reclusa. ¿Es graciosa? No pude evitar querer saber qué le dijo a Callan que la
hiciera reír. Aunque no era difícil hacer que Callan riera. O gimiera. O lo que
sea, de verdad.
—¿Podemos hablar? —Maya interrumpió mis pensamientos, y arrastré
mis avariciosos ojos de Sass y volvió a mirar a la chica del momento: Maya.
—Bien. —Me puse de pie, tomando la botella de whisky en mi camino.
La playa estaba llena de gente de todas partes, celebrando la víspera de Año
Nuevo. Maldito veinte, veinte. Este será mejor el año en que obtenga algunas
respuestas.
La seguí hasta que topamos con una duna de arena que estaba tan alta
que tuve que luchar la necesidad de gritarle a Keats para que tome las tablas
para deslizarse hacia abajo.
—Entonces, aquí está la cosa. —Maya interrumpe mis pensamientos de
nuevo, sus manos en sus caderas Lleva un bikini verde neón con una pequeña
falda blanca, un contraste completo contra su hermosa piel marrón.
18
Joder, pero ella era hermosa.
Siempre amé a mis hijas un poco jodidamente dañadas, de esa manera
cuando yo infligirles más dolor, estarían acostumbrados. Son los únicos que
pueden manejarme. Fui construido para la guerra, no para el amor. No quiero
quebrar personas. Yo Los quiero ya rotos. No quiero sentirme así, pero no
puedo evitarlo.
—Estoy bastante seguro de que sabes lo que siento por ti, Kill...
Abrí la tapa de mi whisky y me lo llevé a la boca. Tomo uno trago duro,
saboreando la suavidad del whisky de malta Teeling y cómo se desliza por
mi garganta fácilmente.
—Sí, Maya.
—¿Bueno, y? —preguntó Maya, y aunque la medianoche muerta estaba
escondiendo sus ojos verdes, todavía sabría la forma exacta en que me
miraría ahora mismo. De la misma manera que me miró cuando dije que no
podíamos llevar un gato callejero a casa cuando tenía cinco años.
Suspiré, dejándome caer en la arena. Miré hacia el océano
momentáneamente fascinado, mientras veía las olas furiosas chocar contra
la arena. Florida era una droga, pero no era mi ambiente.
—¿Qué quieres que diga?
Hubo un largo tramo de silencio antes de que ella se burlara.
—Eso lo dijo todo. —Comenzó a caminar de regreso a donde estaba la
fiesta, la hoguera ahora estaba llena resplandor.
—¡Maya! —Alcancé su esbelto brazo. No quería que se enojara conmigo.
Había una razón por la que no mencioné esto antes. Por qué lo evité. No quería
lastimarla. En algún lugar, entre que nacimos y ahora, ella y yo teníamos un
vínculo. Uno jodidamente extraño en el que no estaba dispuesto a apostar si
le decía que no compartía esos mismos sentimientos con ella.
Ella se soltó de mi agarre.
—Olvídalo, Kill. Lo entiendo. —Sus hombros se hundieron alrededor de
su largo cabello rizado. Podía escuchar la vergüenza en su tono. No era
frecuente que Maya mostrara una debilidad, por lo que el hecho de que lo
hubiera hecho en este momento hizo que mi corazón, o mi algo, se cayera.
—No quiero lastimarte, Maya. Lo sabes.
Ella suspiró.
—Lo sé. —Olisqueó, y la agarré, acurrucándola debajo de mis brazos y 19
presionando mis labios contra su cabeza. Ella continuó—. Debería haber
sabido que si realmente me quisieras, Killian Cornelii habría tomado posesión
de mí. Siempre el lobo hambriento que nunca está satisfecho.
Mi cuerpo tembló mientras me reía en su cabello, envolviendo uno de sus
rizos alrededor de mi dedo.
—Te amo, lo sabes, ¿verdad?
Ella asintió, su cara presionando contra mi pecho. Pude sentir la
humedad de sus lágrimas empapando mi camisa de Phillip Plein.
—Lo sé, simplemente, no del tipo del amor que necesito.
—Bien. —Ella salió de mi agarre—. Si te hace sentir mejor, soy no capaz
de ningún otro tipo de amor.
—Lo sé —susurra como si eso la hiciera sentir mucho mejor—. Vamos,
tomemos un trago.
Le enseñé mi botella de whisky y ella se rio, con la cabeza hacia atrás.
—Está bien, yo un trago, ya que no bebo esas cosas desagradables.
—No. —Puse los ojos en blanco y la puse debajo de mi brazo mientras
avanzábamos de vuelta a la hoguera—. Simplemente bebes vodka barato.
—¡Oye! —Me dio un codazo en el costado, riendo—. Lo digo en serio. —
Su risa se apaga—. ¿Estamos bien?
Asentí, dándole un apretón más.
—Sí, May, siempre estaremos bien.
—Está bien —responde, atándose el cabello en un nudo desordenado—
. Solo dame algún tiempo, ¿de acuerdo? Para superar de alguna manera mi
mierda.
—Tienes todo el tiempo del mundo. —Justo cuando las palabras salieron
de mi boca, encontré a Saskia. Ella me estaba estudiando de cerca, como si
estuviera fascinada, o simplemente tratando de hacerme funcionar. Las
llamas que acechan la noche no hacen absolutamente nada para erradicar el
hecho de que ella es, con mucho, la chica más sexy que he visto en mi vida.
Hay sexy, hermosa, ardiente, fuerte, y luego está Saskia, cuya belleza triunfa
sobre todos los adjetivos mundanos que puede generar el Diccionario Oxford.
—Te sostendré a eso. —Maya guiñó un ojo, golpeándome con su cadera
y luego girando hacia el océano, donde corría para atrapar algunas olas
nocturnas, obviamente omitiendo las bebidas.
Me reí bajo nerviosamente, mis ojos todavía en los de Sass y los de ella
todavía en los míos. Todo dejó de existir a nuestro alrededor, como si todas
20
las palabras que nosotros nunca habíamos vocalizado se hablaban en el
lenguaje del contacto visual.
Finalmente, se separó de mí y miró hacia la arena, abrazándose a sí
misma. Ella siempre llevaba ropa que cubría su cuerpo, como si estuviera
tratando de ocultar una inseguridad loca o usándola como mecanismo de
defensa para mantener a raya a lobos como yo.
Solo este lobo resoplará, y resoplará, y derribará su casa...

Me sacudo de la memoria de hace un par de meses. Bien, seguro, dos


meses no es todo el tiempo del mundo como le prometí a Maya, pero para
ser justo, estas fueron las primeras palabras que Sass y yo nos habíamos
dicho, y seamos realistas, no eran exactamente una declaración de jodido
amor. No es ningún secreto que yo ha llorado por ella un par de veces, y no
es ningún secreto que ella me ha cerrado cada una de esas veces. Ni siquiera
diciendo una palabra. Ella solo me ignora.
Más tarde esa noche, estábamos todos en la cubierta superior del
barco. Unas pocas personas estaban en la piscina, pero Keaton, Ky y yo
estábamos en el jacuzzi.
—¿Dónde diablos están los tortolitos? —Keaton lleva el borde de su
cerveza a su boca.
—No sé —respondo, apoyando la cabeza hacia atrás en la parte
superior del spa y mirando al cielo “Nonstop” de Drake está golpeando
ruidosamente a nuestro alrededor—. Estoy bastante seguro de que King está
tratando de embarazarla.
Keaton me salpica y yo retrocedo, riendo.
—No es gracioso, imbécil. No estoy listo para ser tío.
—Bueno, para ser justos. —Me quito el agua de la cara—. Estoy
bastante seguro de que si ella tuviera un bebé nos haría a todos tíos, no solo
a ti.
Keaton se empuja hacia arriba desde el borde del spa y sale, dándome
el dedo. 21
—Jódete. —Alcanza su teléfono que está en el suelo y lo lee.
—¿A quién le estás enviando mensajes de texto y cómo tienes servicio?
Me da el dedo de nuevo y se aleja, justo cuando Callan, Sass y Kenan
empieza a caminar hacia nosotros, bebidas en mano.
Por un segundo, estoy casi seguro de que Sass no entrará en el jacuzzi,
pero lo hace, su cuerpo deslizándose bajo el agua. Maldita vergüenza ocultar
ese cuerpo.
Callan se desliza hacia mí.
—Oye.
Me estremezco, y debo demostrarlo porque puedo escuchar a Ky
riéndose entre dientes. Hijo de puta.
—Cenar. —A propósito me alejo de ella. No sé por qué. Realmente no
puedo determinar la razón exacta por la que no quiero que me toque ahora,
y no estoy dispuesto a decir que se deba a la presencia de otra chica.
Callan se da cuenta, pero se apoya contra el spa.
—Estoy emocionada por Australia, nunca he estado.
—Es hermoso —dice Kenan, sacudiendo la cabeza—. Cuando pasas
todo el cosas que pueden matarte.
Kenan es alguien a quien no puedo identificar. Con sus rasgos juveniles
y encantador ingenio, casi me siento mal de que él esté en Midnight Mayhem
y sorprendido de que todavía no lo hayan comido vivo. Primeros días.
Callan se ríe.
—Una vez vi un documental… —Y me quedo dormido. Me pregunto si
ella vino a propósito a este spa solo para molestarme.
Mis ojos van a Sass, solo que ella ya me está mirando. La música está
sonando en el fondo con gente gritando y gritando en su estupor borracho,
y luego solo estamos ella y yo, y esta complicada red de cuentos que nuestros
ojos continúan contando.
Levanto ligeramente las cejas en cuestión, para ver si ella muerde el
anzuelo.
Ella desvía su mirada de mí y toma un sorbo de su bebida. Ky me golpea
bajo el agua con el pie y me lanza una mirada inquisitiva.
No lo sé. Respondo con un encogimiento de hombros.
Saskia Royal es complicada como la mierda, pero los obstáculos que 22
está arrojando hacia mí solo están entrenando mi resistencia, y cuando
finalmente llegue a la línea de meta, es mejor que corra.
Kenan levanta a Callan sobre sus grandes hombros y la saca del spa.
Veo cuando la lanza a la piscina mientras grita cualquier mierda y golpea
su pecho con sus puños al estilo King jodido Kong
Él tiene jugo y bolas. Tal vez lo subestimé.
Ky sale del spa a continuación.
—Estoy a favor de los tríos, pero este es uno que no voy a tocar.
Una vez que está fuera del alcance del oído, susurro juguetonamente:
—¿Qué hice?
Ella no responde, solo descansa su cabeza contra el spa, sus ojos en el
cielo.
—Crees que has hecho algo mal cuando una chica no te bate sus
pestañas.
—Deja los malditos juegos, Sass. No podría importarme menos eso. No
me importa si no soy tu tipo, aunque estarías equivocada, pero quiero saber
por qué me odias.
Ella se ríe, inclinando su cabeza hasta que me mira. “Máscara” de
Niykee Heaton comienza a tocar en el fondo.
—No importa.
A la mierda. Me alejo del borde y me acerco a ella, moviendo los brazos
a través del agua Las luces de neón rojas debajo de nosotros generan
sombras contra sus rasgos afilados.
Ella se congela.
—¿Qué estás haciendo?
Llevo mis dedos a su barbilla e inclino su rostro hacia el mío. Solo que
no consideré cómo se vería mirándome impotente. Sus ojos son jodidamente
hipnótico, y jódeme, ni siquiera creo que mis trucos mentales puedan
ayudar cualquiera que se encuentre cara a cara con esta mujer.
—¿Qué hice? —repito, presionando mi pulgar contra su labio inferior.
Ella se aleja de mi alcance como si la hubiera picado.
—Déjalo, Killian. —La forma en que suena mi nombre dejando sus
labios, me dan ganas de hacer jodidamente lo opuesto.
Maldición. Qué mierda.
23
Ella se empuja fuera del agua.
—Déjalo.
3
Saskia
La Colección

C
uando tenía ocho años, mi madre murió.
Cuando tenía ocho años, mi padre fue asesinado.
No sé por qué o cómo surgió ese patrón. No sé por qué a
diferencia de la mayoría de los niños de mi edad que tenían una familia
24
amorosa y cariñosa, yo no la tenía. La mayoría de la gente no sabe mucho
sobre Kiznitch y las viejas historias que vienen con esta tierra sagrada. La
mayoría de los humanos caminan por esta tierra pensando que lo que ves, es
lo que obtienes. Ese no es el caso si tienes sangre Kiznitch. A veces desearía
haber muerto con papá ese día. Deseo que el mismo hombre que vació ese
cartucho en papá también hubiera vaciado uno en mí.
No tuve tanta suerte.
—¿Saski? —me llamó mi madrina, Hope, desde el pasillo. Hope me
acogió una vez que todo se vino abajo. El primer día que la conocí fue cuando
tenía ocho años y las circunstancias alrededor de ese día todavía son un poco
confusas.
Nuestra vida iba bien, hasta que no lo fue. Hasta hoy. Pero estaba algo
preparada. Lo sabía. Los Kiznitch eran poderosos. Lo aprendí a una edad
temprana. A los ocho, para ser exactos.
—¡Voy! —grité, apretando el cinturón alrededor de mi cintura. Había
estado asistiendo a la Universidad Estatal de Florida e iba a casa cuando era
necesario, desde que me gradué de la Secundaria Siesta. Pero recientemente,
he estado viniendo a casa con menos frecuencia, especialmente desde que
Hope encontró a su esposo.
Entro a la sala de estar, metiendo mi cabello detrás de mi oreja con una
sonrisa en mi cara cuando me congelo. Hay una mujer y otro hombre sentados
en el salón, y no necesito que se dirijan a mí para saber quiénes son. La gente
Kiznitch tiene una manera de mandar en la habitación sin decir una sola
palabra.
—Hola, Saskia, soy Delila Patrova...
Mis ojos vuelan por la habitación, cayendo sobre el otro hombre que
estaba con ella.
—¿Sí?
—¿Sabes quién soy? —preguntó, inclinando la cabeza. Su cabello como
una navaja afilada le rozó el delgado hombro cuando lo inclinó.
—No —mentí—. No sé quién eres.
Hizo una pausa, su atención se centró en el hombre que estaba con ella
antes de volverse a mí. Se inclinó hacia delante, apoyando los codos sobre
las rodillas.
—Necesito que vengas conmigo. ¿Tu padre te contó mucho sobre los 25
Kiznitch?
Al instante, miré a Hope. Ella asintió hacia mí, con ojos sombríos.
Sabíamos que este día llegaría. Solo desearía haber terminado la universidad
antes de que sucediera Veo hacia atrás a Delila.
—Sí. Lo hizo.
Ella sonrió.
—Bien, no tengo que secuestrarte. —No estaba bromeando—. Empaca
una bolsa, solo lo esencial, y debes estar preparada en una hora.
Mi corazón se hundió, aunque debería haber estado mejor preparada.
Supongo que los años me volvieron algo insensible al hecho de que estarían
aquí, listos para llevarme.
Listos para asumir en lo que mis padres habían fallado.
—Bien. —Simplemente me di la vuelta y regresé a mi habitación,
sacando una pequeña maleta y tirándola en mi cama. Mientras sacaba la
ropa del armario, Hope entró en mi habitación y se sentó en mi cama.
—Todavía puedes huir, Sass.
Mi mano se congeló brevemente antes de desenganchar algunos
vaqueros de la percha.
—No. —Sacudí mi cabeza, respirando profundamente—. No huiré como
lo hizo papá. No me importa pagar sus deudas.
Hope parecía moverse incómodamente mientras yo continuaba arrojando
objetos a mi maleta.
—No creo que te lleven por eso, Sass. Creo que es para algo más. —
Nunca le pregunté a Hope qué era para Kiznitch o cómo sabía tanto. Era muy
extraño que una civil supiera tanto sobre Kiznitch y que viviera para contarlo.
Sin embargo, nunca se lo pregunté.
—¿Qué quieres decir? —Abrí la cremallera de mi bolso.
La mano de Hope llegó a la mía, deteniendo el movimiento. Había algo
en su puño, y cuando abrí la mano, un pesado colgante de estilo antiguo cayó.
Lo levanté por la cadena para inspeccionarlo.
—¿Qué es esto?
Ella empujó mi mano hacia abajo y abrió la cremallera de mi bolso.
—Por favor, no se lo enseñes a nadie, pero Saskia, es imperativo que te
aferres a esto ahora, ¿entiendes? Debes protegerlo con tu vida.
26
Lo examiné rápidamente. La oval piedra rojo sangre se mantenía unida
por un Dragón de metal que estaba tejido a su alrededor.
Era feo.
Nunca lo usaría, y mucho menos lo protegería.
Me reí, pero la mano de Hope llegó a mi cara y la forzó hacia ella.
—Esto no es una broma, Sass. No tenemos mucho tiempo. Maldición —
exhaló saliendo de la cama y frotando la palma de su mano sobre su
estómago. Se veía apagada. Extraña. Y no de una manera que me hiciera
sentir cómoda—. Pensé que tendría más tiempo.
—¿Hope? —pregunté, de repente llena de pesar. Debería haberlo sabido
mejor que reír. Conocía esa vida. Ese mundo—. ¿Qué sucede? —Nuestra
familia, Los Royal, eran todo menos realeza en Kiznitch. Éramos lo mundano,
nunca suficientemente especiales como para convertirnos en parte de
Midnight Mayhem. Mi padre vigilaba las cámaras de seguridad y mi madre
era enfermera, eso es todo lo que hubiéramos sido y lo que hubiera sido
alguna vez yo.
Mi puerta se abrió y el hombre que estaba con Delila entró. Apreté el
colgante en mi mano al instante para ocultarlo.
—Es hora, Saskia. Vamos.
Asentí, mis ojos se dirigieron a Hope. Rápidamente empujé el colgante
en el bolsillo lateral y me dirigí hacia ella.
—Te quiero. Te enviaré un mensaje de texto, ¿de acuerdo?
Hope se dirigió hacia mí, sus manos fueron a mi cara. Hope era hermosa.
Tenía el cabello largo y rubio que tenía un rizado natural y ojos marrón oscuro.
Su piel era tan suave e impecable que me hacía sentir envidia a veces. A los
treinta y ocho, parecía de veintiocho. Sus ojos buscaron los míos jalándome
para un abrazo. Sus labios llegaron a la concha de mi oreja.
—No confíes en nadie, Saskia, y cuando tengas que hacerlo, huye.

Nunca pensé mucho en cómo sucedería eso. Como llegaría a ser parte
Kiznitch. Una parte de algo que esencialmente había partido a mi familia en
pedazos. Solo que Hope tenía razón. La razón por la cual me secuestraron
no era para nada lo que esperaba.
Ni siquiera cerca.
Llaman a mi puerta y me sacan de mis pensamientos. La abro y 27
encuentro a Perse apoyada contra el marco. Perse está con King, y la historia
de cómo llegó aquí es contrastantemente diferente a la mía.
—¡Hola! Estaba pensando, ya que estamos listos para desembarcar
mañana, ¿podríamos nadar algunas vueltas esta noche?
Perse y yo hemos estado nadando desde que abordamos este barco
como una forma de mantenernos en forma. Hay un gimnasio, pero correr en
una cinta es casi imposible cuando el suelo no es fijo.
—Claro —le digo, agarrando la manija de la puerta—. ¿A qué hora?
Mi habitación es más bonita de lo que esperaría en un crucero, pero no
completamente, porque esto es Midnight Mayhem. Todo el equipo está en el
mismo nivel, también, lo cual es conveniente. He estado en Midnight
Mayhem por casi tres meses ahora, lo que significa que han pasado tres
meses desde la última vez que vi a Hope. Nos mantenemos en contacto a
través de mensajes de texto, pero no la he visto en persona. De alguna
manera me di cuenta de la distancia que comencé a sentir de ella, y no sé
si eso se deba a mi situación actual o a otra cosa.
Espero que sea la primera.
—¿Ahora? —responde Perse con las cejas arqueadas.
Instantáneamente sentí una conexión con Perse. Al principio no sabía qué
era, pero lo sentí y creo que ella también lo hizo, solo que me ve más como
a una frágil muñeca que no puede manejar las cosas. Oh, tanto que tiene
que aprender. Quiero compartir tanto con ella, solo que tengo problemas de
confianza de tamaño colosal.
—¡Por supuesto! Tomaré mis cosas y nos encontraremos allí abajo.
Perse cierra la puerta y me muevo por mi habitación, reuniendo lo que
necesito, así no tendré que volver aquí hasta estar lista para la cama. Creo
que prefiero hacer espectáculos en Estados Unidos en lugar de
internacionales, y por las dos primeras semanas que estuvimos en el
extranjero, estuve enferma, tomando tabletas de jengibre como si fueran
dulces.
Al abrir la puerta del baño, saco una toalla del alto armario y comienzo
a meter cosas en mi bolsa de lona antes de pasar al otro lado de mi
habitación para cerrar la puerta corredera que conduce al balcón. El balcón
es probablemente mi parte favorita de mi habitación, con la mesa de
comedor de cinco piezas que domina el infinito tramo del Océano Pacífico.
Mi habitación es pequeña pero acogedora, equipada con baño y bañera, y
vestidor. No hay cocina, entonces eso significa que todos comemos juntos 28
en el restaurante.
Me dirijo hacia los ascensores y una vez dentro, presiono el botón para
la cubierta superior. No puedo esperar a estar en tierra real. En cualquier
suelo.
Justo cuando la puerta se desliza para cerrarse, entra un brazo y la
detiene. No tuve que pensarlo dos veces para saber quién era, con el brillante
Rolex dorado en su muñeca alrededor de su tatuado brazo.
Killian entra y, cuando me nota, se aleja, asegurándose de estar al otro
lado del ascensor. Las puertas se cierran, manteniéndonos confinados en
un espacio lo suficientemente pequeño como para sentirlo respirar junto a
mi espalda.
Me tenso.
—Sabes... —Killian sonríe, y no puedo evitar buscarlo. Intento mirarlo
lo menos posible, porque cuando lo hago, es como un imán cuya fuerza me
mantiene allí y tengo que usar toda mi fuerza para alejarme. Como si
estuviera viendo dentro de mi alma. Como si estuviera mirando más allá de
mi sobrevalorado exterior y viera todas las feas partes de mi alma, pero en
lugar de sentirse asqueado por ellos, quiere desafiarlos. Bañarse en
presencia de mis demonios, burlándose de ellos con su estúpida sonrisa.
Se recuesta contra la pared, las agudas curvas de su mandíbula
acentuadas por la tenue iluminación.
Killian es hermoso. Eso es obvio. Pero conozco lo hermoso. Me dicen lo
mismo, y eso no detiene los pensamientos que pasan por mi cerebro. La
belleza solo neutraliza el mal en una persona. Ciega a las personas con su
superficie para ocultar la oscuridad que nada debajo de ella.
Él sonríe, probablemente suponiendo que lo estaba revisando. No lo
hacía. Estaba más bien midiéndolo.
—Sabes que podría hacerte extender como un águila debajo de mí,
gritando misericordia en tres segundos si quisiera... —Saca un cigarro de
su bolsillo y lo lleva a los labios. Mis cejas se alzan en desafío. Sus ojos se
estrechan ligeramente—. Y antes de soplar el silbato de violación sobre mí,
primero que todo, jódete por pensar eso, y en segundo lugar, jódete de nuevo
porque adivina qué. —Inhala de su cigarrillo, patea la pared y se pone cara
a cara conmigo. Sopla anillos de humo en mi cara, y es lo único que me
distrae de su simple proximidad. Sus labios se curvan sobre sus perfectos
dientes blancos Ojalá pudiera decir que son fundas, pero 29
desafortunadamente no lo son. El hombre es simplemente bendecido
genéticamente. Bendecido por Satanás—. Ya no estoy jodidamente
interesado en ti.
Las puertas se abren y sale, guiñándome un ojo en su retiro.
Exhalo, mi corazón truena en mi pecho.
Esto es algo bueno.
Esto es lo que quería.

Blanco. Negro. ¿Lo es? Muros negros caen a mi alrededor y mis manos
salen volando para evitar que me aplasten hasta la muerte. Me estiro pero
nada toca mi palma. Grito mientras las invisibles paredes continúan su
inminente ascenso una hacia la otra.

El invisible puño de la escena que se desarrolló en mi cabeza se abraza


a las válvulas conectadas a mi corazón, tirando con fuerza de ellas. Maldita
sea. Presioné rápidamente el botón de apertura y salí a la cubierta superior,
exhalando profundamente a través de labios curvados, y rezando,
jodidamente rezando, porque de ahora en adelante, Killian se mantuviera
alejado de mí.
4
Saskia

D
esearía poder decir que no recordaba mi infancia.
Desearía poder decir que lo que le pasó a Perse me pasó
a mí, pero desafortunadamente, no tuve la suerte suficiente.
Como un thriller psicológico enfermo que sigue pasando en
mi cabeza en repetición, el asesinato de mi padre se sigue repitiendo. Mi
madre había muerto no mucho antes.
30
Los escalofríos se ciernen sobre mi carne mientras me doy la vuelta
para correr de regreso al ascensor y volver a mi habitación, solo que Kenan
choca conmigo y salto sorprendida, tirando mi ropa a su cara mientras
alcanzo algo, cualquier cosa que pudiera usar como arma. Mis músculos se
tensan cuando los temblores rompen mis huesos.
—¡Vaya! —Kenan levanta las manos en señal de rendición—. Soy yo…
Aspiro grandes cantidades de aire a medida que mi corazón se
ralentiza. Thud. Thud. Thud.
—¡Oye! —Las manos de Kenan llegan a mis dos mejillas y aleja el sudor
que me cae por el costado de la cara—. Soy yo.
Solté un último suspiro tembloroso, luego sonreí, recobrándome.
—Gracias. Lo siento. Anoche tuve una pesadilla, así que estoy un poco
nerviosa.
Kenan sostiene mi mirada. Marrón cálido contra azul pálido sin vida.
—¿De qué era?
—De nada. —Sacudí la cabeza, inclinándome para recoger mi bolso y
arrojándolo sobre mi hombro—. De nada en absoluto.
Me dirijo hacia la piscina, donde Perse ya está dando vueltas. Después
de mi sacudida con Kenan, no tengo ganas de estar en un charco de agua y
vulnerable, así que me abrocho la sudadera con capucha Abercrombie y
deslizo mis sandalias de regreso en mis pies. Estoy casi segura de que las
luces de neón LED de la piscina solo intensificarán el blanco de mis
pantalones cortos de lino también, haciendo que mi piel parezca más
oscura.
—¿No vienes? —pregunta Perse, quitando el largo cabello rojo mojado
de su cara.
Sacudo la cabeza.
—Vamos... —bromea—. Después podremos ir a tomar una copa y
relajarnos para el resto de la noche. —Perse es tenaz con sus amistades.
Gimo. Está en lo correcto. Necesito liberar algo de estrés, especialmente
después de ese encuentro con Killian.
Empiezo a desnudarme, arrojo mi ropa sobre una de las tumbonas y
pateo mis sandalias.
—Chica Atta. —Perse se ríe.
Me meto en el agua, estremeciéndome ante su frialdad. Atando mi 31
cabello en un moño, mantengo mi atención en Perse.
—¿Qué pasa? —pregunta, obviamente sintiendo que algo está mal.
Me lamo los labios.
—Simplemente, creo que he estado pensando mucho en mis padres en
este viaje. Fue algo de lo que hablamos algún día.
Perse asiente.
—Sé que no sé mucho sobre ti. —Nada acercándose y toma asiento a
mi lado en el borde interior de la piscina—. Pero estoy aquí si alguna vez
necesitas hablar. Sé que tienes a Callan y a Kenan...
Resoplo.
—No sé acerca de Callan, pero sé que puedo confiar en Kenan.
Perse se ata el cabello en un moño bajo y desordenado.
—Bueno, me alegro de que seas inteligente.
Las luces de neón que recubren el interior de la piscina iluminan
nuestros cuerpos desde debajo, y justo cuando abro la boca, Callan
comienza a reír a carcajadas al otro lado de la cubierta.
—Podría ponerla en los aros con Maya.
Mis ojos se abren.
—¿De verdad? —Me sorprende que Perse quiera poner a Callan con los
demás.
Perse mide mi reacción, pateando a un lado de la piscina.
—¿Preferirías eso?
La miro sorprendida.
—Ella no me molesta.
—Oh, lo sé. —Perse ve a Callan, donde está sentada al lado de Killian,
King y Kyrin. Sin intentarlo, encuentro a Killian, que ya está mirándome
desde debajo de sus oscurecidos párpados. Mi pecho se agita cuando lo
atrapo viéndome fijamente—. Solo sé que ella siente de cierta manera por ti,
y si te hace sentir incómoda estar cerca de ella, puedo moverla. Es una gran
bailarina, pero tú eres mejor.
Me encojo de hombros, apartando mis ojos de Killian antes de que me
succione en el vórtice en el que esté tratando de meterme.
—Estoy segura. Toda la sombra que me arroja no me toca.
—Bien. —Perse me golpea la pierna—. Olvida las vueltas. Vamos a
32
comer.

—Zaika, ven aquí, por favor. ¡Deja de trepar a ese árbol! —bramó mi
padre desde el otro lado de la hierba perfectamente cuidada. Me gustaba
trepar a los árboles. A los siete, ya sabía que cuando finalmente fuera dueña
de mi propia casa, sin padres mandones, plantaría un gigantesco árbol que
se ramificara puramente para mi placer. Me encanta escalar.
Me reí, dándome la vuelta para ver a mamá y a papá. Mamá se veía peor
hoy. Peor que la semana pasada. Mi sonrisa cayó. Sabía que estaba enferma.
Papá me había dicho que no tenía mucho tiempo. Había conseguido al bicho
del cáncer y aparentemente, era un mal error pescarlo porque los médicos no
sabían cómo curarlo todavía. Lloré todas las noches y recé para que se
volviera de un error a normal. Uno que la hiciera toser y sollozar en lugar de
marchitarse.
Bajé del árbol y salté a donde estaban papá y mamá de pie.
—Hicimos un poco de limonada, Zaika —había dicho mamá, señalando
la casa. Los pasé, entré a la cocina y me dirigí directamente hacia la sala de
estar. Me quité los zapatos y comencé a dar vueltas con el dedo alrededor de
mi cabello.
—Zaika —dijo papá, arrodillándose frente a mí. Sus ojos eran como los
míos. Azul brillante. Papá decía que éramos descendientes de las sirenas, que
es el por qué nuestros ojos eran del color del hielo del Atlántico—. Después de
esta limonada, voy a necesitar que empaques una bolsa. Aún no la
necesitarás, pero necesito que empaques una para una emergencia. ¿Puedes
hacer eso, Zai? ¿Por papa? ¿Por mamá?
Mis cejas se elevaron en confusión, pero levanté el vaso hacia mis labios
y tomé un sorbo asintiendo.
—Sí, puedo hacerlo. ¿Pero por qué?
Las arrugas de papá alrededor de sus ojos se profundizaron.
—Eso no es importante, ¿verdad? Ahora princesa. En este momento, lo
importante es que empaques tu bolso.

33
5
Saskia

D
espués de atracar y organizar nuestros vehículos al día
siguiente, llegamos a un espacio de estacionamiento cerca
del puerto. Tenemos suerte de que nuestro número de
tripulantes sea grande, pero todavía necesitamos al menos
un día para descargar el barco.
Regreso a nuestro casa rodante cuando abro la puerta y encuentro a
Callan y a Kenan jugando a las cartas en la mesa. Ambos sin camisa, con
34
Callan vistiendo un pequeño sujetador de camisola y legigings.
Ella me mira boquiabierta brevemente antes de volver al juego en
cuestión.
—Hola, nena G. —Kenan asiente y me ve de arriba abajo. Si lo hubiera
hecho cualquiera que no fuera Kenan, habría tenido un problema con la
forma en que abiertamente me veía boquiabierto—. ¿Cansada?
—Sí. —Me muevo por la cocina y empiezo a dirigirme a mi habitación.
Cuando Perse se mudó y ella y King tomaron su propia casa rodante,
tomé la que había sido su habitación, para disgusto de Callan, estoy
pensando. Ella y yo solíamos estar bien, pero siento que cuanto más tiempo
pasa, los problemas que tiene conmigo se intensifican. Estoy bastante
segura de que Kenan también puede sentir la tensión, pero no podemos
cambiar la opinión de otra persona sobre nosotros. Todo lo que podemos
hacer es dejarlos cocinarse con lo que tengan en la cabeza, sabiendo que no
estaremos en la mesa cuando decidan servir su plato.
Abro la nevera y saco agua fría.
—Los veré a ambos en la mañana. ¡Buenas noches! —Los paso a ambos
y me dirijo a las escaleras, ansiosa por alejarme de Callan.
—¡Buenas noches! —grita Kenan mientras voy a la puerta de mi
habitación. La cierro suavemente detrás de mí y caigo sobre el suave
colchón. Me alivia que nos hayamos ido del barco y de regreso en nuestras
propias casas rodantes, y estoy realmente aliviada de no haber chocado con
Killian una vez.
Ni. Una. Vez.

Hojas secas crujieron bajo mis pies, el dolor solo comenzó a pulsar por
mis venas aún más. “Sweet Dreams” de Marilyn Manson está tocándose
suavemente en el fondo mientras los árboles bordean un camino de tierra que
conduce al bosque.
—¿Hola? —grité, solo que mi voz nunca salió. Mi mano voló a mi
garganta, donde apreté fuerte—. ¿Hola? —repetí, sin éxito.
Miré el vestido que llevaba puesto y me estremecí ante las salpicaduras
de sangre rojo brillante. Moví la cabeza hacia arriba, justo cuando sentí que
algo goteaba por el costado de mi garganta, mis manos lo apartaron.
35
Más sangre.
—¿Qué? —susurré confundida. La brillante luna llena estaba enojada
en el fondo.
—Cuéntame más —retumbó una voz cerca de la parte posterior de mi
cuello.
Grité, saltando lejos de la desconocida voz.
—¿Qué quieres de mí?
Una mano se cerró sobre mi boca, empujándome hacia atrás hasta que
mi espalda quedó contra su pecho.
—Todo.

Me levanto de la cama, con el sudor pegando mi pijama a mi carne y


los latidos de mi corazón dan vueltas erráticamente.
—¿Pesadilla? —Al instante reconozco la voz como la de Kyrin. No hemos
hablado mucho, lo que aparentemente no es extraño con Kyrin, pero
reconozco su voz. Me giro hacia el oscuro rincón de mi habitación, incapaz
de ver su cuerpo que está enterrado en las sombras.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Mis codos se hunden en el colchón
mientras me levanto.
—Interesante pregunta... —murmura otra voz, y me congelo. Suelo
sentir su presencia antes de escucharla, y eso dice algo porque Killian no es
exactamente dócil.
Saco las piernas de la cama y me paso los dedos por el cabello,
quitándolo de mi cara. Empiezo a prepararme mentalmente para la energía
que estoy a punto de exudar a través de este encuentro.
—También tengo una pregunta— agrega Killian, y debe haberse alejado
de donde quiera que estuviera en la habitación porque ahora sus botas están
a mi vista.
Estaban aquí mientras yo dormía, y aunque eso debería ser
espeluznante —y escalofriante— no es lo peor que han hecho.
—¿Qué pasa, Killian? —Levanto la cabeza para mirarlo. Desde este
ángulo, se ve salvaje. Ni siquiera se trata de la ropa que lleva puesta, ni de
la forma en que sus rasgos golpean cada ángulo en el momento correcto,
pero así es como se sostiene. Cómo sus hombros siempre están cuadrados,
sus músculos tensos y la expresión en su rostro completamente vacía de
emoción. Su personalidad cambia dependiendo de con quién esté, lo que 36
significa que puede tener paredes más grandes que las mías. No puedes
tratar a todos igual porque no todos merecen todo de ti.
—¿Por qué tengo la sensación de que te conozco? —pregunta, ladeando
la cabeza.
Desvío los ojos.
—No sé por qué esta conversación no pudo esperar hasta mañana.
—Responde la pregunta.
Me muerdo el labio inferior.
“¡Dime más!”.
Me estremezco ante la ronca voz que acechaba en mi sueño hace solo
unos segundos. A veces, no sé si la pesadilla es solo eso, una pesadilla, o si
son los recuerdos. Se vuelve confuso cuando tienes que diferenciar lo que
es real y lo que es falso ¿Cuáles son las partes que son producto de mi propio
subconsciente? Intentar plantear problemas o enterrarlos, ¿y qué partes son
imaginarias?
—No lo haces —respondo sinceramente—. Quiero decir, aparte de
nuestra obvia conexión con Kiznitch, no lo haces.
Hay una larga pausa.
—Baja su guardia. —Kyrin sale del mismo lugar en la esquina.
Antes de que pueda preguntar qué significa baja, Killian se inclina
hacia adelante, sus puños se hunden en el colchón a ambos lados de mí, su
nariz casi toca la mía. Caigo de espaldas, queriendo algo de espacio entre
nosotros. Su aroma es letal. La dulce picadura persistente sobre mi piel
antes de asentarse en el aire entre nosotros. Su colonia es fuerte, igual que
su personalidad, pero también se mezcla con el olor de su cigarrillo que se
desvanece, lo que lo lleva a un nivel completamente nuevo.
—¿Qué estás haciendo? —susurro, solo desearía no hablar porque mis
labios se frotaron contra los suyos suavemente. Mis palmas sudan y pican,
mi estómago hace volteretas.
—Más abajo —lo insta Kyrin.
Él agarra mis muñecas y las sujeta por encima de mi cabeza, usando
la otra para moverla por mi pierna sobre su cadera.
—Killian —grito—. Bájate de mí.
—Un poco más abajo, luego inténtalo de nuevo. 37
La mano de Killian aprieta mi muslo mientras sus labios caen sobre los
míos. No suficiente para un beso, pero suficiente para una advertencia.
—¿Cómo es que te conozco?
Respiro hondo, mi corazón late con fuerza en mi pecho. Thud. Thud.
Thud.
—No... no... —respondo.
Él se congela.
Yo también lo hago. Estoy confundida, pero sobre todo, quiero su
musculoso cuerpo fuera de mí y lo necesito ahora.
Su sonrisa es indomable, y la única razón por la que sé que está
sonriendo es porque sus blancos dientes brillan contra la oscuridad de la
habitación.
—Eso no fue tan difícil, pequeña villana.
—Deja de jugar con la comida, Kill... —dice Kyrin, pero su voz está en
el fondo ahora—. Obtuvimos lo que queríamos.
Killian no se mueve y todavía estoy congelada debajo de su cuerpo.
Se inclina y de repente siento su lengua lamer mi clavícula. Mis ojos se
cierran cuando el hormigueo de su erótico toque envía electricidad a
dispararse por todo mi cuerpo.
Rechino los dientes.
—¡Aléjate de mí! —Solo porque me hace sentir de cierta manera, no
significa que le dé a mi cuerpo la satisfacción de obtener lo que quiere.
—Uno, eres una maldita mentirosa, cariño, y odio a las mentirosas, ¿y
dos? —Hace una pausa, soltando mi muslo—. Te dije que podría conseguirte
extendida como un águila en tres segundos. —Se levanta de mi cama,
dejándome expuesta y vulnerable. Las palabras pueden ser un arma
poderosa, lo suficientemente letales como para desnudar cualquier
compostura mientras deja tu confianza desangrándose en el piso.
Me estremezco, inmóvil.
—Resolveré tu mierda, pequeña villana, y cuando lo haga... —Killian se
pasa la lengua sobre sus dientes y sonríe—. Desearás que todavía esté
tratando de desnudarte.

38
6
Killian

A
bro la puerta de nuestra casa rodante, me dirijo directamente
a la nevera y saco una lata de Coca-Cola. Sé que si tengo algo
de alcohol en este momento, no ayudará con la claridad que
necesito para descifrar todo ahora.
—Kill... —dice Kyrin—. Necesitas pensar mucho sobre lo que sé que
estás pensando.
39
Tomo un trago de mi bebida justo cuando Keaton baja las escaleras,
frotando el sueño de sus ojos. Ha sido bueno tener a Dove fuera de la casa
rodante, pero perder a King fue una pérdida para la que no creo que ninguno
de nosotros estuviera realmente preparado.
—¿Por qué fue el golpe? —gruñe Keaton, cayendo sobre la silla en la
mesa.
—Hay algo con Saskia. Hay más con ella. —Eso es todo lo que tengo
ahora mismo.
Keaton pone los ojos en blanco y se pasa los dedos por el cabello.
—Sí, no jodas, es una Kiznitch, ¿qué esperabas? Y por cierto, esa
fascinación de tenerla te está volviendo jodidamente gruñón.
Ky me ve aburrido.
—Si no es quien dice ser, simplemente matémosla. ¿Ahora puedo irme
a la cama? Mierda. Tenemos un largo viaje en el trasero mañana, y dado
que Justice está enamorado de Delila, tenemos que conducir nosotros
mismos.
Kyrin amenazando la vida de alguien nunca debe tomarse a la ligera.
Porque lo hará. Kyrin es un arma y uno de los secretos mejor guardados de
los Kiznitch por la forma en que realiza sus asesinatos. Aunque esa parte
no es realmente un secreto. Deja una marca en cada persona que asesina.
—No podemos matarla —le respondo, aburrido de la falta de
imaginación de Kyrin. Kyrin es blanco y negro. No ve grises ni colores, ni
jodidas líneas o barreras. Ve donde yo, busco oportunidades. Para sus
juegos. Eso no significa que tenga un problema para humillar a alguien, solo
significa que soy más histriónico al respecto.
—¿Por qué no? —Ky se encoge de hombros, abre un paquete de papas
fritas y lanza unas pocas en su boca.
—Porque es cercana a Perse —agrega Keaton, como si debiera hervir a
fuego lento en Kyrin.
No lo hace.
—¿Entonces? No es mi chica, así que, ¿por qué me importa una mierda
molestarla?
—¿Sí? —Le levanto una ceja—. ¿Y qué hay de King?
Kyrin pone los ojos en blanco, sabiendo que tengo razón.
—Está resuelto. No mataremos a Saskia. Ninguna carne deberá ser
removida... 40
Kyrin me ve con gruesas pestañas.
—Aún.
7
Saskia

S
aliendo a la mañana siguiente, me dirijo directamente a la carpa
después de darme cuenta de que me desperté tarde. Veinte
minutos tarde, para ser exactos, y no tengo a otros culpables,
excepto a Kyrin y a Killian. Bastardos.
Empujo las puertas, arrastrando mi cabello hacia una cola alta y
lanzando mi botella de agua al suelo. No tuve tiempo de cambiarme por algo
que me llevara a la vibra de bailar, así que me decidí por ajustados
41
pantalones cortos de bicicleta y un sujetador deportivo, y por cierto, quiero
decir que literalmente no tuve tiempo de ponerme nada más. Brisbane es
cálido, y escuché en la radio que están terminando el verano Tan
jodidamente raro. Literalmente son la tierra de abajo.
—Saskia... —tartamudea Delila desde la esquina del anillo central.
Dios, es bueno estar de vuelta dentro de la tienda. Oler la gastada goma, la
húmeda hierba, y el leve olor a gasolina.
—¿Sí? —Parpadeo rápidamente—. Lo siento, tuve un sueño
interrumpido. —Mis ojos cortan a Killian brevemente, quien está inclinado
sobre el escenario sin camisa y con grasa untada sobre su pecho. No te le
quedarás viendo. Intento ignorar la forma en que su bronceada piel reluce
contra todos sus tatuajes. La nueva manga que se hizo durante las
vacaciones, el Kiznitch sobre su pecho, pero es difícil cuando el hombre casi
nunca usa camisa.
—Está bien, bueno, está bien entonces. Llega tarde cuando necesites
hacerlo... —Delila ha estado extra jodida últimamente y su sarcasmo no se
perdió para mí. Nunca fue así antes. Era suave y serena, y me atrevería a
decir, sofisticada. Ahora es un desastre. Ya no usa perfectos trajes a medida
y peinado preparado hasta el final. Ahora sus trajes tienen arrugas y su
cabello, aunque debería culpar a la humedad australiana, está revuelto.
—Lo siento, Delila —murmuro antes de subir lentamente al escenario
donde Perse me está viendo. Le doy una pequeña sonrisa, ignorando a
Callan y guiñándole un ojo a Kenan.
—Bien. —Delila aplaude, enciende un cigarro y lo acerca a sus
agrietados labios—. Ahora que la bailarina está aquí, continuemos, ¿de
acuerdo? —Se mueve al frente del escenario—. ¿Todos ya decidieron lo que
harán para la gira? ¿Si harán la misma coreografía y canciones en cada
ubicación?
Perse asiente.
—Sí, lo hicimos. Tengo a nuestro grupo de baile y el espectáculo, mi
solo, el dúo con Sass y Kenan, y... —Respira hondo y se vuelve para verme.
Sus ojos dicen lo siento, pero tengo la sensación de que no lo hace—. Me
gustaría que Saskia tuviera su propio acto en solitario.
Todos callan.
—¿Qué? —Callan se ahoga—. ¿Por qué?
—¡Sí! ¿Por qué? —Veo a Perse. 42
Perse me aprieta la mano antes de volverse hacia Delila.
—Escucha, en la víspera de Año Nuevo, estuvimos jugando con los
bastones de fuego y, bueno, con el equipo de fuego en general y ella… —
Perse se da vuelta para mirarme—… ¡puede malditamente bailar con él!
Borracha. Sobre bombas Jager.
—Ahhh... —Levanto el dedo. Ya estoy en problemas esta mañana, no
quiero darle a Delila otra razón para estar enojada conmigo—. Puedo
explicarlo. —Bueno en realidad no puedo hacerlo, pero espero pensar en
algo rápido mientras todos están en silencio.
Delila me fulmina con la mirada.
—Saskia, tomar los juguetes no te meterá en problemas. Me importa
una mierda tu seguridad. —Suelta una nube de humo—. ¿Es cierto lo que
dice Perse? ¿Lo puedes respiras también? Correctamente, porque respirar
fuego es uno de los actos de circo más peligrosos que es conocido por el
hombre…
Trago.
—Sí. Pero, pero no sé cómo sé hacerlo.
Killian se ríe a mi espalda.
Lo ignoro.
Delila está viéndome con nuevo interés. Eso es lo que pasa con ella, si
no traes algo a la mesa que te diferencie del resto, eres desechable.
—Dime, mi pequeña Showtopper, ¿eres pirómana?
—No. —Sacudo la cabeza—. Yo solo... bueno, no lo sé. Entiendo cómo
funciona y qué hacer, como si lo hubiera estado haciendo toda mi vida.
Veo que su rostro parpadea con algo, pero antes de que pueda
descifrarlo, se va y es reemplazado con su ceño fruncido.
—Hmmm. Me lo mostrarás más tarde Me gustaría que trabajaras en
eso hoy.
Asiento, y después de que les grita el resto de sus órdenes a todos, y a
mí, el equipo de Perse comienza a calentar. Necesito meter mi cabeza en el
juego. En la música. La música puede ahogar incluso los gritos más fuertes.

43
Tres horas más tarde y terminamos por el día. La rutina que tenemos
Perse, Kenan y yo es probablemente una de mis favoritas. Reconozco la
canción de una película, pero nunca hubiera pensado que Perse nos haría
bailar una melodía lenta tan hipnótica y fascinante. Kenan usa mi cuerpo
como su herramienta personal, y yo a él. Es íntimo y desgarrador y requiere
mucha resistencia mantenerlo.
Estoy tomando un sorbo de agua cuando escuchamos que las motos se
encienden en la parte de atrás. Los Hermanos entran, con un fuerte ruido y
humo.
Maya me golpea con la cadera.
—Necesito ver tu rutina de fuego.
Me limpio la boca. Nunca sé cómo ser con Maya ya que sé que ella y
Killian son muy cercanos.
—Por supuesto.
—Sabes... —comienza a decir, y mis ojos siguen los de ella hasta
Killian. Pero antes de que pueda decir algo más, interfiero.
—Oh, él es tan malo...
—¿Qué? —pregunta, confundida, pero con una sonrisa en su rostro.
—¿Ibas a decir que Killian no es tan mala persona?
Maya hace una pausa, sus cejas se disparan, y luego estalla en una
carcajada.
—Oh no, definitivamente es malo. De hecho, es el peor. Piensa que
mostrar esa bonita sonrisa disuade el hecho de que es malvado. —Se da
vuelta mientras se aleja, pero no sin antes decir—: No confundas esas
pecaminosamente buenas miradas con que es un buen hombre,
Showstopper. Los dientes brillantes que están detrás de esa sonrisa son los
mismos que rasgan la carne del hueso...
Masajeo mis sienes y la veo saltar hacia Killian, dando un paso en su
rueda. “STARGAZING” de Travis Scott está sonando a todo volumen sobre
las motos, y una vez más, Killian me está viendo. Incluso cuando Maya lo
pasa y salta sobre su columpio, sus ojos están sobre mí. Finalmente, acelera
su motor y sube por la tabla y entra en la rueda. Exhalo y salgo corriendo
de la tienda por la entrada principal. Normalmente entramos y salimos por
la parte de atrás porque la entrada principal es básicamente otra carpa, solo
que de la mitad del tamaño de la principal. En esta, hay un bar, un puesto 44
de comida donde puedes comprar dulces de maíz, comida caliente y tal, y
luego un pequeño callejón que conduce a los baños. Continúo hasta la
entrada principal, pasando un par de Seis Demonios. Estamos instalados
en un área apartada detrás de los suburbios, con una línea de árboles a la
orilla, que conduce a nuestras casas rodantes que están ocultas detrás de
las carpas. Supongo que se nos otorgó algún tipo de acceso por carretera
mientras viajamos, lo que permitió a nuestros vehículos y remolques ir a
cualquier estado en el que estemos.
Me dirijo a nuestra casa rodante y abro la puerta, necesitando una
ducha rápida antes de volver a la tienda y descubrir qué demonios haré
acerca de esta rutina de fuego.
Una vez que salgo de la ducha, abro mi cámara, agarrando la toalla en
mi mano y busco Instagram. Lo pongo en modo selfie y tomo una foto a
propósito, poniendo los ojos en blanco. Moviéndola a mis historias, escribo
las palabras JUGANDO CON FUEGO por encima y pongo un filtro. Me muevo
a mis noticias, hago clic en una foto que Perse y King se tomaron. Él se ve
malhumorado como la mierda y ella está sonriendo con los dientes a la vista.
Su brazo está enganchado alrededor de su cuello y sus manos alrededor de
sus mejillas, tratando de conseguir que sonriera como lo harías con un niño.
Es tan linda. Le hago doble clic y luego hago clic en su perfil.
Me río cuando veo las fotos que tiene. Algunas de mí, muchas de ella y
de King, y algunas de ella y de Los Hermanos. Hago clic en una con ella y
Kill. No sé por qué, pero antes de poder analizar por qué lo hago, ya estaba
allí y distraída. Killian está en su moto, vistiendo vaqueros rasgados de
diseñador, una camiseta blanca que tiene las palabras MOTHER FUCKER.
Y luego, en una escritura más pequeña, dice léeme de nuevo. Me río. Killian
tiene una confianza aterradora y probablemente con razón. Cuando leo los
comentarios, su nombre de usuario sobresale.
@killiancornelii. Mi pulgar se mueve sobre su nombre de usuario.
Arrojo mi teléfono a mi cama y me visto, no queriendo ir a su página.
No tocaré eso ahora, y de todos modos, por qué demonios debería
importarme.
Cambiándome a un top corto de cuero ajustado y pequeños pantalones
cortos ajustados que muestran mi trasero colgando del fondo, sigo hurgando
en mi maleta.
Necesito algo más provocador.
Quitándome el top de cuero pero dejándome los pantalones cortos,
45
encuentro el top perfecto. En realidad, es dorado cobrizo y está hecho de
metal. El frente se abre sobre mis senos como alas. Hay un agujero en medio
que está forrado de diamantes antes de que se corte como un cultivo. La
parte posterior es simple, cortándose alrededor de mi cuerpo. Es revelador,
y no es algo que puedas usar en ningún otro lugar excepto aquí, o tal vez en
un festival. Tomándolo, encuentro mi brazalete de serpiente negro que se
dobla alrededor de mi pierna y llega hasta mi rodilla. Siempre he querido
usarlo desde que lo compré cuando Perse y yo fuimos de compras después
de Navidad, y ahora podré hacerlo. Me pongo unos botines, me recojo el
cabello en un moño y dejo mi cara libre de maquillaje. No tiene sentido
preparar el espectáculo para la práctica, pero necesito practicar en el
atuendo que usaré durante el primer espectáculo en un par de días.
Salgo de la tienda justo cuando Sam, nuestro hombre de sonido, pasa.
—¡Hola! Los bastones, los dardos de cuerdas, los aros, la gasolina y
todo lo demás que puedas necesitar para doblegar el fuego está justo ahí.
La caja también tiene tu nombre ahora, así que cuando nos mudemos,
estará en tu cubículo personal en los arreglos.
Echo un vistazo a la gama de equipos.
—Está bien, ¿pero Sam? No he hecho los dardos de cuerda y... —Me
detengo, respirando hondo—. —Vaya, ¿esos son personal de bomberos? —
Trago. Mierda. ¿En qué me metió Perse?
—¡Seguro que lo son! —interrumpe una voz mi pánico y me giro para
verla—. Me llamo Ashley —dice, y es cuando la reconozco.
—¡Oh, mierda!
—Sí, también conocida como la madre de Perséfone. —Deja caer una
bolsa de lona al lado de ella, y es la primera vez que veo lo que lleva puesto.
Pantalones de yoga y un ajustado top. Su cabello está suelto, mostrando
sus largos mechones rubios y también es la primera vez que noto el parecido
con Perse.
—Encantada de conocerla. —Asiento hacia ella.
Ella sonríe.
—Igualmente. Ahora, ¿puedes decirme con qué estás familiarizada
cuando se trata de lidiar con fuego? —Se está poniendo guantes negros,
pero su concentración está en mí. 46
—Ah, bueno, con nada. Vea a algunos de los artistas en un pequeño
bar en Siesta Key, pero aparte de eso, no tengo idea.
Ashley hace pausa en sus movimientos, mirándome cuidadosamente.
—Interesante. Pero ¿sabes lo que estás haciendo?
—Sí —respondo, arrastrándome sobre mis pies—. ¿Es normal que
alguien lo elija tan fácilmente?
Ella resopla, empujando su otro guante en su mano.
—Absolutamente no. Pero. —Suspira, pero no me devuelve la mirada—
. Pongamos esto en marcha.
—Espera. —Me detengo—. ¿Es especialista en fuego?
Ashley se ríe, inclinándose para desabrochar su bolso, pero de nuevo,
sin verme. Como si estuviera pensando demasiado en algo y tuviera miedo
de que pudiera leer las palabras sobre su rostro.
—No personalmente, tuve una buena amiga que era la reina del fuego.
Nadie lo ha hecho en Midnight Mayhem desde su retiro.
Exhalo.
—Jesús. Realmente haré esto.
—¿Pero te encanta? —pregunta, mirándome con una sonrisa.
Lamo mis labios y hago juego con su sonrisa.
—Lo hace.

Cuatro horas más tarde, me estoy arrastrando de regreso a la cama con


dolor en las extremidades y un mal hedor a queroseno.

—Hueles a gasolina... —gruñe Callan, dándole un mordisco a su


tostada a la mañana siguiente.
Kenan está sonriendo de oreja a oreja.
47
—¿Cómo está nuestra pequeña spitfire?
—Kenan —me quejo—. ¿Realmente vamos a probar todos los nombres
de mascotas?
Kenan se ríe, agarrándose el estómago. Toma un trago de su batido de
proteínas.
—Sí, hasta que encuentre uno. Me gusta spitfire.
—Bueno, si ayuda. —Enciendo la licuadora para mi batido. Un batido
que necesito como combustible hoy porque mientras todos los demás se
relajan antes del primer espectáculo de esta noche, yo he practicado una
vez más. Creo que de todas las herramientas, la soga y los dardos y el bastón
de dragón son mis favoritos y en lo que realmente me destaco, así que hemos
decidido sumar los dos a este espectáculo. Tendré dos escenas, una para
los dardos de cuerdas, que dura solo unos cuatro minutos, y el otro estaré
bailando con el bastón de dragón, básicamente lanzando fuego fuera de mi
cuerpo—. Como parte de mi disfraz, llevo cuernos de diablo.
La boca de Kenan se abre.
—Y estoy en cuero y acero.
Más amplia.
—Kenan...
—Lo siento —gime—. Joder, eso se vería... atractivo.
Lo ignoro.
—Estoy un poco aterrorizada.
—¿Por qué? —pregunta, pateando la silla frente a él para que pueda
tomar asiento. Bebo mi batido.
—Bueno, Ash me está entrenando. Conoció a la última bailarina de
fuego que tuvieron en Mayhem, así que supongo que no quiero
decepcionarla ni a ella ni a nadie.
Kenan suspira, se inclina y toca mi mejilla. Me alejo, y pone los ojos en
blanco, bien familiarizado con mis problemas cuando se trata de intimidad
alguna fuera del espectáculo. Formo amistades orgánicamente, sí, pero
toma mucho empujarme a esa fase.
—Nena G, naciste para esto...
Callan se sienta y muerde su tostada.
—Tengo tanta hambre esta mañana. Killian me está cansando.
48
No parpadeo ni un ojo.
—¿Vendrás a la playa hoy, Saskia? —pregunta Callan.
Kenan nos estudia a los dos.
Sacudo la cabeza hacia ella.
—Nope. Necesito practicar una vez más antes de esta noche.
—Hmmm. —Sonríe—. Qué lástima.
Me levanto de la silla y le digo adiós a Kenan, quien ya está regañando
a Callan mientras salgo de la casa rodante. No sé cuál es su problema
conmigo, o si es algo en mí o en Killian, aunque no sé por qué. Killian y yo
no hemos dado la impresión de que somos cualquier cosa menos enemigos.
Agarro los artículos que necesitaré para todos mis cambios de atuendo
en mi mano, llevándolos a mi cubículo en la tienda detrás del escenario. Es
donde la mayoría de los cambios de maquillaje, cabello y vestimenta
ocurren. Los necesito allí por esta noche, no por ahora, y estoy emocionada
por la adición de los cuernos. Un toque que Ashley me dio después de
nuestra sesión de anoche. No son grandes cuernos feos, son lindos que se
adhieren a mi cabello y se quedan ahí.
Practicamos. Elijo mi canción y el día casi termina con la puesta de sol
para cuando voy de regreso a mi casa rodante.
—¡Sass! —Ash viene corriendo hacia mí, con una sonrisa en su rostro—
. Hola, solo quiero que sepas que estarás increíble esta noche. Estaré ahí si
me necesitas, pero tengo que decirte... —Hace una pausa—. Eres natural.
¿Cuál dijiste que es tu apellido de nuevo?
—Gracias, Ash, y es Royal. Nada importante.
—Oh —dice Ash, su sonrisa vacilante—. No he conocido a una familia
Kiznitch con ese apellido— —Inclina la cabeza, su concentración se desvía,
y luego se vuelve hacia mí—. ¡De todos modos, buena suerte!

El espectáculo comienza con la apertura de los Ángeles y los Demonios.


Delila acordó barajar los actos y hacer que me flexionara con el bastón de
dragón primero, ya que me quita un poco de presión y todavía necesito hacer
mi dueto de baile con Kenan y nuestra actuación con el equipo, sin 49
mencionar el acto final, en el que no participo por completo, pero hago lo
suficiente para ser considerada algo... entonces puso mi escena más grande
primero, y entonces eso me dará suficiente descanso entre actos.
—Genial —dice Callan a un lado de mí. Su cubículo de espejo está justo
al lado del mío. Todos corren detrás de mí y se filtran en ruido blanco
mientras la veo fijamente.
—¿Qué, Callan?
Ella pasa el brillante lápiz labial rojo sobre sus labios.
—Así que ahora todo el espectáculo se moverá por ti.
—Callan —le advierte Kenan, su tono contundente.
—Esa no fue idea mía —le digo, alisándome el cabello y arreglando mis
cuernos. Mis ojos están manchados de negro, mi maquillaje es pesado.
Estoy usando el mismo atuendo con la serpiente en la pierna también. Lo
llamé mascota Cal. Creo que puedo pensar de dónde lo saqué.
—¡Y qué! —rompe—. No es justo.
—Saskia, estás alterada —dice Kyrin detrás de mí, abriendo la cortina
de atrás.
Aparté mi atención de ella y me puse de pie, volviéndome para verlo.
Él se queda quieto, sus ojos caen por mi cuerpo. No dice una palabra,
pero no tiene que hacerlo. La forma en que su mirada se arrastra por mi
cuerpo de arriba abajo es suficiente para que me sienta violada.
El telón se abre más y Keaton entra, pero cuando me nota, vacila.
—¿Qué… qué?
—Límpiate la boca, hermano. Tienes un poco de saliva saliendo de tu
boca —gruñe Kyrin.
—Oh, veré eso. —Keaton sonríe justo cuando Perse se desliza detrás de
él y me abraza, besándome en la mejilla—. Estarás asombrosa. Ve a
encender algunos fuegos.
Salgo al escenario, la cortina aún está cerrada. El bastón de dragón
que conozco espera al otro lado y agarro la espada de fuego en mi mano.
—Esta noche, estamos emocionados de mostrar a una de nuestras
chicas más nuevas que tiene obsesión con el fuego... damas y caballeros...
conozcan a nuestra Hellhound... —Abro mi encendedor y enciendo la punta
de la espada justo cuando las cortinas se abren. 50
La música de entrada comienza a sonar mientras balanceo la espada a
través de la oscuridad, creando un círculo de fuego en el aire. Me inclino y
enciendo cada bola del bastón de dragón. La multitud se silencia cuando
me giro para encontrar a Killian encaramado en una silla en el escenario,
con un foco en él. Estoy confundida. ¿Qué mierda está haciendo ahí?
Se inclina hacia adelante, su cara de payaso maquillada a la vista y sus
abdominales se tensan con el movimiento. Hijo de puta. Dobla el dedo con
una sonrisa, apuntando a la espada.
Me dirijo hacia él y le entrego la espada mientras la multitud, yo
incluida, jadea cuando abre la boca y lentamente se traga la espada
bajándola por su garganta, cortando la llama y la luz al mismo tiempo. La
audiencia grita sorprendida, junto conmigo internamente, mientras voy de
vuelta y recojo el bastón de dragón. Comienza “Toxicity” de System of a Down
mientras paso el bastón sobre mi espalda, arqueándome hacia adelante y
agarrándolo de nuevo, girando alrededor de mi cuerpo con la melodía de la
guitarra. Mientras el verso vuelve y la canción se vuelve lenta, lo giro
alrededor de mi cuerpo de nuevo, rodándolo sobre mis brazos y sobre mi
cuello. Moviéndolo hacia adelante, lo paso por un brazo y lo recojo
nuevamente. La multitud pierde la cabeza y eso agrega combustible a mi
adrenalina. Las llamas lamen mi piel mientras me pierdo en la canción y en
mi actuación. Llegando al final, me arqueo hacia atrás en posición de pie
mientras giro el bastón con la mano derecha y me estiro hacia atrás con la
mano izquierda hasta que estoy completamente arqueada con una mano en
el suelo y la otra girando el bastón.
El público se vuelve loco de nuevo y lo uso como combustible. Cuando
el ritmo se acelera, lo igualo con un giro de mi bastón. Lentamente, levanto
una pierna del suelo y la lanzo al aire mientras coloco el bastón sobre mi
vientre desnudo, rodándolo y retrocediendo sobre mi cara y presiono
rápidamente la otra mano contra el suelo y lo volteo hacia atrás, de pie, con
el bastón ahora seguro de nuevo en mi mano. La canción se corta. Mi
respiración se profundiza. Todo está en silencio y me paro nerviosa,
pensando que hice algo mal. Justo cuando estoy a punto de salir del
escenario, la gente ruge en sus asientos, aplaudiendo y gritando, y silbando.
Mi respiración es maníaca, mi sonrisa es amplia. ¡Lo hice! La cortina se
cierra y me doy la vuelta, chocando directamente contra el pecho de Killian.
Mi sonrisa cae.
—Lo siento.
Él me quita el bastón y patea lo que queda de las llamas. 51
—¿Por qué lo sientes?
—Chocar contigo —le digo, alejando mi atención de su pecho desnudo
y cara a cara con su maquillaje de payaso y con sus lentes de contacto de
lobo.
Él lleva sus dedos a mi barbilla y levanta mi cabeza hacia la suya.
Aguanto la respiración.
Su mano cae cuando una lenta sonrisa se arrastra sobre su rostro.
—Hmmm.
¿Hmmm?
—¿Qué significa eso? —pregunto mientras se aleja de mí.
—Significa que salgas de mi camino, pequeña Hellhound.
Empiezo a caminar hacia backstage, pero no antes de que se vuelva
para ver por encima de su hombro.
—¿Oh y Sass?
—¿Sí? —Hago una pausa en mi paso.
—¿Tu acto de dardos de cuerda? Voy a necesitar que lo bajes hasta el
suelo.
Antes de que pueda preguntar de qué está hablando, desaparece por la
cortina.
—¡Sass! —grita Perse, asomando la cabeza por la cortina—. ¡Cámbiate!
Mierda.
Rápidamente me meto en el cubículo y me pongo unos shorts de
mezclilla y una pequeña blusa, envolviendo una cadena alrededor de mi
vientre para brujería adicional. Mientras estoy dándome los últimos toques,
Kenan viene detrás de mí, su brazo me envuelve por el vientre. Se inclina
hacia mi cuello.
—¿Estás lista para derribar el escenario?
Mis labios se curvan contra mis dientes mientras me río.
—Muy segura. —Paso un cepillo a través de mi cabello y limpio mi
maquillaje, quitando el oscuro carbón alrededor de mi ojo, y exhalo—. Estoy
lista. Solo... no me dejes caer.
Las cortinas se abren, pero la habitación está oscura. Más oscura que
de costumbre. Mis pies están desnudos, y es la primera vez que pienso lo 52
extraño que es tener la arena del anillo central presionada entre los dedos
de mis pies. Todo lo que puedo escuchar es el profundo retumbar en mi
pecho y el arrastrar de los pies de la audiencia. “Unsteady” de X
Ambassadors y de Erich Lee comienzan a sonar suavemente justo cuando
Kenan engancha su mano en la mía, balanceándome y empujándome de
regreso. El comienzo de cualquier baile siempre es un poco oxidado, pero no
pasa mucho tiempo antes de que encuentre mi ritmo. Me levanta por la
cintura y me tira alrededor de su cuello y espalda hasta que estoy de pie
sobre mis pies.
El público pierde la cabeza, pero estoy demasiado envuelta en la zona
para prestar atención. La canción es desgarradora, el baile íntimo.
Demasiado íntimo. Es una canción y un baile sobre perder al amor de tu
vida, pero no a través de la muerte, sino a través de la adversidad que, a
veces, las personas no pueden soportar. El amor no está garantizado, y lo
más difícil con lo que el corazón humano lidia es con la pérdida de alguien
que todavía está vivo. Con cada movimiento, con cada lanzamiento, con cada
abrazo, me tiene tratando de buscar dentro de mi cerebro por cualquier
cosa. Un ancla que me ayude con las emociones de la canción, pero no se
me ocurre nada. Kenan me balancea y me volteo, aterrizando con mis
piernas enganchadas alrededor de su cuello antes de que me voltee hacia
atrás y aterrice de vuelta sobre mis pies.
La canción termina y las cortinas se cierran, pero no antes de que
escuche el rugido de alabanza.
Todavía estoy resoplando, mi respiración lucha por ponerse al día. Fue
de lejos una de las rutinas más difíciles que he hecho.
Kenan me empuja hacia su pecho húmedo, agitado.
—¡Maldición! ¿Viste eso?
La adrenalina que sientes después de realizar algo con éxito es difícil
de explicar. Es como si todo tu cuerpo estuviese en fuego desde adentro,
pero no tienes deseo de apagar las llamas.
—¡Lo hice! —Me río, limpiándome el sudor de la cara. Kenan
desaparece de nuevo detrás de la cortina, justo cuando Maya me guiña un
ojo mientras se dirige hacia el escenario con Val y Mischa. Val y Mischa han
estado en las antenas y en los aros desde que eran niñas, dijo Perse, y se
nota. Sus cuerpos pequeños y delgadas formas se doblan, giran y aterrizan.
Maya no es alguien a quien imaginarías haciendo rutinas tan femeninas,
pero aparentemente Delila la sobornó.
53
Levanto la cortina y regreso a mi cubículo cuando la moto ruge a la
vida afuera. Me detengo en mis pasos, preguntándome por qué las motos
están de vuelta en este momento. La triple rueda de la muerte ya fue
activada, y las acrobacias son al final del espectáculo, así que me acerco de
puntillas hacia atrás, deslizando el plástico de manera que puedo ver a
Killian encaramado en su moto.
Me atrapa mirándolo, sacando lentamente su cigarrillo de su boca.
—¿Qué estás haciendo? —pregunto, sabiendo que mi escena de la
cuerda es después de la aérea.
Me mira.
—Eres la siguiente, ¿verdad?
Mis ojos se estrechan con sospecha.
—Sí.
Patea el soporte en su moto y se balancea, caminando hacia mí. Hago
un esfuerzo consciente para tratar de no ver demasiado, pero es difícil no
darse cuenta cuando Killian está en la habitación. En cualquier habitación.
Podría estar en una multitud de modelos y aún destacarse.
Se pasa la mano por la afilada mandíbula antes de devolver el cigarrillo
entre sus labios. Inhala. Se detiene frente a mí, moviendo apenas el cigarrillo
a un lado. De repente me doy cuenta de su proximidad, se me cierra la
garganta y se me hace difícil tragar.
—Mírame. —Su voz es baja, una nota por encima de un susurro, y mi
estómago da una vuelta hacia atrás. ¿Por qué demonios hace eso?
Aprieto la mandíbula, negándome a hacerlo.
Se ríe entre dientes.
—Tan jodidamente terca. —Antes de levantar mi cabeza para enfrentar
la de él con su dedo debajo de mi barbilla. Busca en mis ojos. Muerdo mi
labio interno en un intento de adormecer los sentimientos que me invaden
ahora.
Él abre la boca…
—-¡Oye! —Maya aparece detrás de mí y me estremezco.
Soy una maldita idiota. Sé el tipo de chico que es Killian, solo que es
mucho peor que cualquiera de los muchachos de los Cayos. Mucho peor que
los ricos mocosos con derechos a los que les gustaba mostrar sus botes y el
dinero de sus padres. Killian y este mundo son mucho peores que algo de 54
eso, pero aquí estaba, lista para dejar que Killian trabajara cualquier juego
mental que quisiera conmigo.
—Lo siento, ¿interrumpo algo? —pregunta Maya, mirando entre Killian
y yo. Me doy cuenta de su sombría expresión.
—No… —le aseguro, dándome la vuelta y dejándolos. Killian viene con
drama, lo sé. Por un lado, está acostándose con una chica de mi acto. Dos,
se acuesta con varias alrededor, punto. Con muchas chicas. En realidad, es
el peor de todos Los Hermanos, y tres, su mejor amiga está enamorada de
él.
Es todo lo que está mal con los hombres de esta generación y necesito
mantenerme alejada. Necesitaba mantenerme alejada de él antes de todo
eso, e incluso más aún por eso.
Entro en mi cubículo, ignorando a Perse, a Kenan y a Callan quienes
estaban hablando cuando corrí de regreso adentro, desesperada por algo,
cualquier cosa, para olvidar el hecho de que casi dejo que el enemigo me
bese. Me vuelvo a acomodar el cabello y saco la ropa que usaré para el acto
de la cuerda. Un top corto abotonado de corte bajo y pantalones cortos de
cuero. Me quito los pantalones cortos y los tiro a la esquina, justo cuando
la cortina se abre detrás de mí.
Giro la cabeza para ver sobre mi hombro, mi cabello cae sobre mi
espalda. Killian me mira, antes de respirar en mi cuerpo casi desnudo.
—¿Qué quieres, Killian?
—¿Qué diablos fue eso?
Me agacho, sí, un poco a propósito, y recojo mis pantalones cortos de
nuevo, me levanto deslizándolos sobre mis piernas y trasero. Es mi turno de
darme la vuelta mientras presiono el botón.
—Eso no fue nada.
Se acerca. De repente, mi piel se eriza con su presencia.
—¡Kill! —lo regaña Perse, interponiéndose entre nosotros—. Déjala
sola.
—Está bien, Perse, puedo manejarlo. —Fulmino con la mirada a Killian
mientras las palabras se deslizan de mi boca.
—Oh, Nena G... —susurra Kenan desde detrás de mí.
Killian se ríe, su cabeza se mueve hacia atrás mientras sus dientes 55
brillan. Lleva sus ojos de vuelta a los míos y descubre los dientes.
—Sí, ya veremos sobre eso. —Luego se da vuelta y se va, llevándose mi
aliento con él.
Me desplomo hacia adelante, presionando mis palmas sobre mis
muslos.
—Jesús —susurra Perse, golpeándome con el dorso de la mano—. Es
decir, hay un fuego que no puedes manejar, pequeña. Él no solo te quemará,
sino al resto de nosotros contigo. Ahí es donde él y King son diferentes.
Killian es imprudente y malicioso. Vibra a una frecuencia diferente que
todos nosotros.
—Estaré bien. —Incluso mientras digo las palabras, no las creo. Sé que
hay mucho contenido en lo que dice, pero en el segundo que lo admita,
permito que el miedo me invada, y eso es algo que no estoy dispuesta a darle
acceso a nadie. Además de eso, Killian es el tramposo de todos. Juega con
las mentes de la gente por mierda y risas, sin preocuparse de lo que le haría
a la vida de la persona.
Me doy la vuelta, respiro hondo y continúo preparándome para mi
último acto de fuego. Deslizándome los cuernos, coloreo mis párpados y
agarro mi cabello. Finalmente, me deslizo hacia atrás, agarrando la cuerda
en mi mano y un encendedor en la otra.
Las cortinas se abren y “Play with Fire” de Sam Tinnesz comienza a
sonar mientras enciendo la pelota y comienzo a balancearla lentamente en
círculos. Vigilo la gasolina que gotea al suelo, asegurándome de que haya
suficiente para encenderla cuando llegue el momento. “Drop it low”. Estoy
doblada hacia un lado, la pelota gira en círculos. La balanceo hacia abajo
mientras escucho la moto de Killian revolotear desde el otro lado de la
tienda. Miro hacia arriba y le sonrío al público.
No tengo idea de lo que Killian está a punto de hacer, pero tengo la
sensación de que si solo lo hago y actúo como si confiara en él, nadie
terminará en el hospital esta noche. Todavía no ha subido la rampa ni ha
subido al escenario, pero de vez en cuando, acelera la ruidosa moto cross
Harley, y el público no sabe dónde ver. Comienzo a balancear la cuerda en
círculos alrededor de mi cuello, usando mi cabeza como arnés. La abro y
tiro la pelota, llevando mi pierna hacia arriba mientras enrollo la soga
alrededor de mi tobillo y la tiro hacia atrás.
El público grita de emoción, una vez más eso alimenta mi confianza.
La confianza que necesito para superar programas como estos. La 56
canción lentamente se mezcla con “STARGAZING” de Travis Scott y reduzco
el ritmo de nuevo justo cuando Killian conduce la moto hasta la rampa y
junto a mí. Acelera el motor hasta que se vuelve rojo, antes de que su trasero
comience a girar en círculos alrededor de mí. Santa. Mierda. El humo es
grueso, tan espeso que la audiencia probablemente no puede ver el interior
y solo puede distinguir el círculo de fuego de la pelota que gira rápidamente.
Balanceo la pelota más abajo cuando veo que el rastro de gasolina todavía
está fresco. Así como la canción se desliza hacia “You’ll Float Too” de Scosa
y Quadra, el círculo donde Killian acaba de arrancar se enciende conmigo
justo en medio. Puedo escuchar la moto de Killian fuera del círculo mientras
sigo moviendo la pelota alrededor. El fuego se está apagando, así que sé que
está a punto de detenerse, ¿y luego qué?
Efectivamente, el fuego deja de arder en la pelota y la dejo caer al suelo.
El anillo de fuego cae a un ritmo lento y la audiencia se detiene. Algunas
personas toman asiento. Mi confusión es algo que probablemente piensan
que es parte del acto.
Solo que están equivocados. No tengo idea de a qué está jugando Killian
y de repente las palabras de Perse parecen más serias.
“Es el tramposo. Es malicioso”.
Kyrin y Keaton salen de detrás del escenario. Todos tienen su
maquillaje de payaso, vaqueros sueltos y sin camisetas. La comprensión me
golpea al instante.
Soy su próximo acto.
“Alone-Unplugged”de Sayk-404 comienza a reproducirse. Son
conocidos por usar esa melodía para su escena.
Mierda.
Killian gira la cabeza sobre su hombro una vez que está frente a mí,
sonriéndole a la audiencia Todos comienzan a aplaudir y a animarlo
mientras me empuja hacia abajo. Me asusto, mis brazos salen volando hasta
que aterrizo en una silla.
Quitándose un pañuelo alrededor del cuello, se deja caer para mirarme.
Sus ojos buscan en los míos, una sonrisa todavía tan poderosa que parece
que me dio un puñetazo en el estómago.
—¿Lista?
¿No?, quiero decir, porque no lo estoy. Solo que mi mente no es como 57
siempre. No permitiré su libre acceso sin pelear.
La ata alrededor de mi boca para que solo mis ojos estén a la vista antes
de levantar el pañuelo para que finalmente cubra mis ojos. Puedo oler su
colonia en la tela, combinada con gasolina y nicotina. Mi respiración se hace
más pesada cuando coloridos puntos bailan detrás de mis ojos. ¿Qué
pasaría si me dejo ir? La música suena a mi alrededor, instando a mi mente
a salir y a jugar. Solo un poco. Si solo, por pura intriga. La mitad de mí tiene
miedo de lo que Killian y los chicos podrían hacer, pero la otra mitad está
cautivada.
La iluminación en rojo oscuro satura mi mente. Medias de red. Mis
cuernos de diablo. Una paleta roja siendo sacada de entre mis labios rojos
brillantes antes de ser deslizada delicadamente entre ellos. Rojo. Lo chupo
cuando las luces comienzan a parpadear, y Killian se acerca a mí. No lleva
camiseta, sino vaqueros celeste destruidos por vanidad, y su característica
sonrisa. Su cuerpo presiona contra el mío cuando su mano llega al frente
de mi garganta. Aprieta, cortando el aire.
Sus labios se mueven hacia la curva de mi oreja.
—¿Eres quien dices ser?
Mi estómago da un vuelco y el pánico se apodera de mis músculos
mientras me arranco el pañuelo. Estoy de vuelta en el espectáculo. De vuelta
al tiempo real. Esto es real. Eso no fue inteligente.
Killian me ve desde el otro lado de la habitación mientras Delila le
explica a la audiencia lo que Killian puede hacer, y pide un voluntario de la
multitud para que suba. ¿Cuánto tiempo estuve fuera? No se suponía que
hiciera eso, pero lo hizo, sin siquiera tocarme. Él no está jugando limpio,
usando sus trucos para evocar algo de mí que no existe.
Una mujer.
De alrededor de mi edad.
Me levanto de la silla y ella toma mi lugar, mi garganta se aprieta
mientras el pánico se niega a soltar su agarre a mi alrededor.
Empiezo a salir del escenario cuando Kyrin me intercepta, su mano
llega a la parte de atrás de mi cuello.
Él ve hacia abajo, con una sonrisa burlona en su boca.
—No te muevas, Hellhound. Quédate aquí. 58
Girándome, veo como Killian le hace lo mismo a la chica que me hizo a
mí. Sin embargo, apuesto a que no está tratando de manipular su cerebro,
no como lo hizo con el mío. Me pregunto qué les hace a las voluntarias, qué
les da. Cómo juega con ellas. Puedo sentir el duro cuerpo de Ky detrás de
mí, su brazo envuelto alrededor de mi vientre para mantenerme anclada.
“King” de Niykee Heaton comienza a sonar y cierro los ojos, el ritmo tira
de mi instinto natural para bailar.
—Mierda —susurro mientras siento que mi mente se mueve hacia mis
impulsos. Necesito un puto baile.
La boca de Kyrin se curva contra la parte posterior de mi cuello.
—Déjate ir.
Exhalo una respiración lenta y temblorosa, e inclino la cabeza, mi mano
va a la suya. Kyrin se congela cuando me giro en su agarre. Soy muy
consciente de que es una actuación para la multitud, pero apuesto a que
Delila está escupiendo absolutamente ahora, preguntándose qué demonios
está pasando. ¿Por qué el “empuje y jaloneo” de Killian y yo ahora se realiza
durante su espectáculo?
Esta es una atracción de poder entre Killian y yo. Él se hizo cargo de
mis actos, así que yo me haré cargo de los suyos. Siendo realistas, no tenía
que bailar, pero Dios, sí, quería hacerlo.
Así que haré lo que sé y bailaré.
Balanceo la cabeza, mi cabello da vueltas en círculo. Estoy segura de
que vi a Kill vacilar mientras ponía un pañuelo blanco sobre la cara de la
chico.
No usó su pañuelo.
Interesante.
Enganchando mi mano con la de Kyrin, lo atraigo hacia mi cuerpo,
rodando con el ritmo. Algunas personas gritan en la audiencia, lo que
intensifica mi necesidad de tomar el acto de Killian como lo hizo con el mío.
Me inclino hacia adelante, tocando con los dedos de mi pie mientras muevo
mi trasero en la entrepierna de Kyrin. Kyrin es bastante distraído conmigo.
No me habla a menos que tenga que hacerlo y se mantiene alejado de
mostrar quién es como persona. Estos chicos pueden ser viciosos y crueles,
y despiadados sin emoción, pero hay una cosa absoluta que sé. Puedo
59
golpear las paredes que mantienen el ritmo mientras actúan porque, sobre
todo, son artistas.
Eso es lo que son. Así que mientras estemos en el escenario, puedo
atormentarlo. Las manos de Kyrin aterrizan en mis caderas, sus dedos se
arrastran sobre mi vientre desnudo. Giro y engancho mi brazo alrededor de
la parte posterior de su cuello. Cuando el coro comienza de nuevo, salto y
envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, girando, rodando y
frotándome sobre su cuerpo. Utilizándolo como mi propio tubo personal de
stripper. Cuando la canción suena a un ritmo lento y amenazante,
lentamente me curvo hacia atrás hasta que estoy boca abajo, mis manos en
el suelo y mis piernas ahora cerradas alrededor de la cintura de Ky.
La música palpita como un trance.
Los fríos ojos de Killian se clavan en los míos mientras la luz se
enciende y apaga con el mismo rojo que vi en mi cabeza no hace mucho.
Sigo montando a Kyrin. Sigo saltando con el ritmo.
Kyrin aprieta mis muslos, una advertencia, pienso. Las advertencias
no me asustan y Killian está a punto de enterarse de que soy un arma
cargada y que no tengo ningún problema en utilizarla en absoluto. Mi cuerpo
solo podría igualar lo que sus trucos mentales pueden hacer. Levanto la
pierna y me deslizo en divisiones de pie, presionando la cara interna de mi
pierna contra la cara de Kyrin. La música se detiene y elocuentemente pateo
mi otra pierna hacia el piso y me levanto.
Esta vez los gritos de la multitud son ahogados por mi ritmo cardíaco
tamborileando ruidosamente en mis oídos. La gente se para, silba, anima.
Solo Killian está enojado.
Mantengo mi arrogante sonrisa apuntando hacia él mientras me inclino
lentamente haciendo una reverencia.
Girando rápidamente para regresar a mi cubículo, me levanto cuando
un brazo se engancha alrededor de mi vientre y me empuja hacia un duro
arcón.
—¡Nah, eh! ¡No irás a ninguna parte!
Pateo para sacarlo de mí, solo que no ayuda. Es demasiado fuerte,
demasiado pesado.
—No me involucraré —murmura Ky, volviendo al cubículo.
Keaton lo sigue de cerca.
60
—Si quieres reventar tu cereza Kiznitch, Sass, ¡estoy dentro! —
Desaparece detrás de Kyrin y solo quedamos Killian y yo. Ahora hay un
intermedio, así que tenemos un descanso de treinta minutos. En el cuál
había planeado estirar y rehacer mi maquillaje para mi acto final. Estoy
cansada, agotada, y en desesperada necesidad de comida.
—¡Déjame ir, Killian!
No lo hace. Continúa caminando afuera, hacia la parte de atrás donde
las motos están estacionadas. King parece tener una discusión con Perse al
lado de la suya. Cuando nos ven salir, Perse sale corriendo y vuelve a
desaparecer.
King mira entre nosotros, sonriendo.
—Bueno, joder, no se detengan por mi culpa…
Killian voltea mientras coloca mis pies nuevamente en el suelo. Antes
de que pueda salir corriendo y volver a la tienda, me levanta de la parte
posterior de los muslos, elevándome alrededor de su cintura. Las envuelvo
alrededor de él para ganar equilibrio. Mientras comienza a caminar hacia
atrás, empieza a empujarme contra la tienda. La luna llena cuelga detrás de
él, ofreciéndome la perfecta luz para sombrear sus rasgos. Solo que en su
mayoría están ocultos por el maquillaje de payaso.
—¿Quién eres? —pregunta, inclinando la cabeza y buscando en mi
rostro.
—¿Qué? Saskia Royal, ahora bájame.
Presiona su entrepierna más contra mí, y mi boca se cierra de golpe.
Esto no es realmente donde quiero estar con Killian en este momento, es
una zona de peligro para mí. No creo ser débil en ningún aspecto, pero mi
moderación está siendo probada.
Santa mierda. Estoy en el fondo.
Su mano llega al frente de mi garganta, apretando un poco antes de
soltarme. Sus labios caen sobre los míos.
—Bésame.
Empujo su hombro, sorprendida.
—¡No!
—¿Estás diciendo que no quieres hacerlo? —Su cabeza se ladea aún
más—. Estoy bastante seguro de que si deslizo tus bragas a un lado, tu
vagina goteará. —Se inclina hacia un lado de mi cuello y chupa mi carne
61
entre sus dientes—. Y apuesto a que la perra está gritando mi nombre... —
¿Acaba de llamar a mi vagina una perra?
Respiro hondo, contando hasta diez para recomponerme.
—Tal vez. —Entonces lo empujo justo cuando me suelta, y mis pies
finalmente están a salvo en el suelo. Cuadro los hombros—. Pero supongo
que es un sonido que nunca escucharás. Tal vez me lo guarde para mí. —
Me alejo de él y corro rápidamente al vestidor. ¿Cuál demonios es su
problema? Sé que quiere tener sexo conmigo. En realidad, dijo que ya no
quería, pero nunca ha sido tan obvio al respecto.
Me siento y quito los artículos que uso para manipular el fuego y me
visto con la ropa que necesito para nuestro baile y acto final. Poniéndome
las medias de red, pantalones cortos negros, botas hasta el muslo, un
bralette de encaje negro y de corte suelto, me arreglo el maquillaje y me
revuelvo el cabello aún más. Mi piel está en fuego, la imprudencia se apoderó
de mi cuerpo. Me siento animal, como si el caos necesitara ser causado.
—¿Estás bien? —pregunta Perse, caminando detrás de Val y de Kenan.
Val me mira de forma extraña antes de quitarse la ropa y ponerse lo
que llevará en el acto final. Que es casi nada. Ni siquiera hace a la multitud
ni a los chicos trabajar para su espectáculo sexual, simplemente existe con
él. Es bueno dejar caer migas de pan cuando estás siendo sexual, porque
les ofrece a las personas una probada de lo que podría venir.
Yo sólo los dejo hambrientos, con el sabor de mí persistiendo en sus
labios. Midnight Mayhem es una gran oferta para adultos que no solo
disfrutan de un excelente espectáculo, que altera la mente y que es
alucinante, sino también a aquellos que viven en las sombras de sus deseos
sexuales. Tenemos seguridad puesta en todas partes y no permitimos que
la audiencia tenga sexo mientras ve, pero por lo que he escuchado, ha
habido muchos casos en los que las parejas lo han intentado.
—Sí —me quejo, pasando un cepillo por mi largo cabello—. Es solo
Killian.
—Eh —murmura Perse, casi para sí misma. Se acerca a mí, sus manos
se aprietan alrededor del respaldo de mi silla—. Por favor recuerda, Sass —
susurra, mirando por encima de su hombro brevemente—. Estos chicos no
deben tomarse a la ligera. —Se gira más lejos, tomando asiento en la silla
de Kenan.
Exhala. 62
—Necesito que te acuestes con Killian.
—¡Qué! —grito, bastante fuerte, porque todos a nuestra distancia se
giran para ver cuál es el problema. Bajé la voz—. ¿Por qué dices eso?
Perse me mira nerviosamente.
—Por ambos, y mucho más por él, parecen tener esta atracción el uno
por el otro. Lo cual está bien, pero te está distrayendo, y no puedo dejar que
te distraiga.
Pienso en sus palabras, y antes de poder formar algo que valga la pena
responder, me río. Una risa por completo desde mi vientre.
—No. No haré eso. —Es mi turno de darme la vuelta y limpiar el lápiz
labial de mis labios. No puedes usar lápiz labial para el acto final.
—Saskia... —Perse exhala. Llevo mis ojos a los de ella en el espejo—.
Sé que crees que puedes manejar a Killian, pero no puedes.
La ignoro en este punto. Quiero a Perse. Es mi amiga más cercana aquí
aparte de Kenan, pero realmente necesita dejar de hablar. Su lógica no tiene
sentido para mí.
—¿No podemos hacer esto? ¿Podemos hablar después? —le suplico
suavemente.
Finalmente cierra la boca y asiente.
—Bien.
Todos nos dirigimos al centro, esperando que caiga el telón. Es
diferente ahora. De pie aquí con todos. Con Perse, Kenan y Callan. Callan
quien todavía no me habla.
Se abre el telón y “Throw a Fit” de Tinashe comienza a sonar mientras
nos movemos a nuestras posiciones. Desde donde está la entrada y la salida,
noto a los cuatro Hermanos de pie, viendo. King se inclina hacia Killian,
cuyos ojos no se han desviado de los míos.
Es intenso. Retrocedo un paso, mis mejillas cobran vida. Sigo los
movimientos de la canción. Lentamente, levanto mi camiseta sobre mi
cabeza y la arrojo hacia las gradas. Ahora estoy en sujetador y pantalones
cortos. Cuando la canción se remezcla con “Just a Dream” de Nelly, me
suelto, rodando contra el ritmo con una sonrisa en la cara. Con cada suave
melodía, me froto contra las notas, con un movimiento rápido de cabello de
vez en cuando. Kenan me levanta por la cintura y mis piernas lo envuelven
mientras me muevo lentamente hacia atrás hasta que mis manos están en 63
el suelo.
Kenan se hunde lentamente, su rostro cerca de mi entrepierna. Muerde
mi muslo interno y me río, pateándolo hasta que regresa al piso. La canción
se mueve aún más lentamente a “I Wanna Fuck You” de Akon y de Snoop
Dog. Seguimos la canción conmigo pegada al lado de Kenan. Esta
coreografía trata de lo mucho que un hombre desea a una mujer, pero no
puedo tenerla, así que cada vez que Kenan intenta agarrarme, le quito la
mano y juego con él con el arma que tienen todas las mujeres: su existencia.
Todos tenemos una cosa en común: nacemos con poder, pero al mundo
no le gusta una mujer segura, por lo que intentan aplastarla con tabloides
de cómo debe ser la “perfección”. Es todo un engaño para que pensemos que
somos menos mujeres si no nos vemos o actuamos de cierta manera.
Nosotras, como hermandad, debemos elevarnos por encima de eso y
aprovechar el poder por el que pelearon nuestros antepasados tan duro y
destruir el patriarcado. Eso no sucederá rápidamente. En orden para que
eso suceda, tenemos que dejar de avergonzar a las zorras, a las delgadas, a
las gordas, no teniendo vergüenza de nuestras figuras, ni ninguna
vergüenza. No hay vergüenza en cómo se ve alguien, punto, lo que es
realmente vergonzoso es lo fácil que es para algunas atacar a la otra porque
no es algo que usaríamos o cómo habla. La individualidad es un regalo. Me
encanta este baile y esta rutina. Nutre mi necesidad de temeridad en forma
de dominación femenina.
Cuando termina la canción, el público se para y aplaude, y la jaula
lentamente cae desde el techo. Muevo la cabeza hacia atrás para ver cómo
cae sobre nosotros. Los colores lila pastel y el blanco vivo que está en el
techo de la tienda comienzan a girar en espiral.
Trago.
Siempre estoy nerviosa en esta parte. Me toma un poco entrar en ella,
pero tan pronto como la jaula está en el suelo, la música cambia y las luces
parpadean a rojo. Esta es la parte en que la audiencia está más silenciosa.
Envolviéndose en el erótico ambiente que brindamos. El ambiente siempre
cambia cuando la jaula comienza a descender, a pesar de que cada acto es
sexual de una forma u otra.
“Say Yeah” de Nikye Heaton se desvanece en alto, todos nos
desdibujamos en el escenario. Encuentro un lugar en la esquina, donde
suelo estar, bailando contra quien está ahí. Por lo general, me quedo con
Kenan y sus travesuras, sabiendo que no me presionará, pero ya siento que 64
esta noche será diferente.
Puedo sentir la tensión flotando entre Killian y yo y he venido a
aprender que Killian no es alguien que simplemente deja que las cosas sean.
Le gusta antagonizar cualquier situación que puede y ahora mismo, esa
situación soy yo.
Me dirijo hacia la esquina donde está Kenan cuando unos dedos se
enganchan en los míos. La música suena tan fuerte que siento como si las
vibraciones estuvieran enviando temblores a través de mis huesos.
Los dedos se flexionan con los míos. Me detengo. No tengo que darme
la vuelta para saber que es Killian. Su pulgar presiona contra la palma de
mi mano antes de que esté tirando de mí hacia su pecho.
Su duro pecho que huele a todo lo malo de lo que nos dijeron que nos
alejáramos. Es potente, un manjar que no puedo permitirme disfrutar. Es
alcohol de primera calidad que si se toma en grandes dosis, podría matarte.
Ninguno dice una palabra, y sé lo que es esto. Conozco las reglas de
que lo que pasa en la jaula, se queda en la jaula. Es como un Club de la
Pelea. Incluso cuando estás emparejado con alguien, todavía tienes que
participar en la jaula. King y Dove intentaron salir de ella, pero no funcionó.
Ahora se apegan entre sí y han dominado cómo ocultarse tanto como les es
posible.
Él se deja caer sobre una silla y me lleva con él.
¿Puedo tragarme todo solo por esto? ¿Puedo ofrecerme el perdón que
tendré que darme después de esta noche?
Soy una Kiznitch. Tengo que hacerlo. Somos criados más fuertes,
criados más inteligentes y preparados con exacta precisión. Con ese
pensamiento exagerándome, balanceo mis piernas sobre su cintura hasta
que estoy a horcajadas sobre él.
Me ve desde su posición, con la cabeza hacia atrás y con las manos en
mi trasero. Puedo hacer esto. Solo sería el primer Hermano o Kiznitch en
tener sexo conmigo. He mantenido mis sellos bastante apretados.
Enganchando mi brazo alrededor de su nuca, me muevo contra su
entrepierna para sentir el latido antes de inclinarme hacia su boca,
succionar su labio inferior con el mío y tirar de él entre mis dientes.
Gime, y no, ese sonido solo fue suficiente para despertar cada única
sensación que tiene el cuerpo humano y lo hace rugir a la vida. Envuelve su
abrazo alrededor de mi espalda, acercándome más, como si no estuviera lo
suficientemente cerca.
65
Respirando profundamente, acercando mis labios a los suyos y lo beso.
Se abre, permitiéndome acceso y mi lengua se sumerge en el interior,
lamiendo cada curva que alcanzo. Su lengua es suave, sus labios débiles.
Levanta las caderas para encontrarse con las mías, su hinchado pene
presiona exactamente donde necesito que lo haga.
Mierda. El sudor y el calor me invaden, y ya no me importa. No me
importa lo que él y yo seamos en este momento. Ya no me importa que
probablemente me enoje conmigo misma cuando todo haya acabado. Ya. No.
Me. Importa. Estoy dispuesta a tirar todo por la ventana, necesito tener sexo
con este hombre y necesito tenerlo ahora. Tal vez Perse tenga razón, o tal
vez solo uso eso como una excusa para atravesar la culpa. El coro de la
canción no podría ser más apropiado, mientras sus pulgares se enganchan
alrededor de la banda de mis pantalones cortos. La piel de gallina se hincha
sobre mi carne mientras desliza lentamente sus dedos contra mis caderas,
luego a mi espalda. El gesto es simple, pero con la música, la iluminación,
la tensión entre Killian y yo, y la inflamada tensión sexual que parece
masticarse constantemente entre nosotros, es suficiente para tenerme
mojada y lista.
Me agacho, desabrochando sus vaqueros con una mano. Sé que el
espectáculo final no es para nosotros, es para la audiencia. Si tienen sexo,
tiene que ser de una manera que sea agradable para la multitud.
No como la del misionero.
No, sea lo que sea. Tiene que ser afuera y abierto para que la gente lo
vea. Él sabe eso, yo lo sé y, sin embargo, ninguno de nosotros está dispuesto
a cambiar de posición. Mis movimientos se vuelven un poco frenéticos
cuando el sudor gotea por mi sien, desesperada por una liberación. Sus
caderas se mueven hacia arriba, permitiendo que mi mano se deslice debajo
de sus pantalones.
Gimo por la conexión de mi palma envuelta alrededor de él. Mi frente
cae contra su duro hombro mientras lo bombeo suavemente. Su otra mano
llega al frente de mis pantalones cortos.
—Quítate esto. Ahora —gruñe en mi oído, el calor de su demanda se
arraiga en mi piel.
Obedezco, deslizándome de su regazo.
66
Me ve, buscando el cigarrillo que estaba detrás de su oreja, y se lo lleva
a la boca. Abre su encendedor, mi maldito encendedor, y enciende el
extremo. Soplando una nube de humo, extiende las rodillas de par en par.
—Y que sea sexy.
“Dark Times” de The Weeknd comienza a sonar, y me deslizo de su
regazo, ignorando a todos los que me rodean.
Me desabrocho los pantalones cortos y me los quito, asegurándome de
inclinarme directo hacia la multitud mientras se deslizan por mis delgadas
piernas y medias de rejilla. Miro sobre mi hombro justo cuando Maya me
llama la atención. Se ve un poco traumatizada en la esquina, sentada sola
en la oscuridad. La bloqueo antes de pensar demasiado, pateo los
pantalones cortos a un lado antes de que caigan al suelo, abriendo las
piernas ampliamente.
Un foco se posa en Killian, y empiezo a arrastrarme por el suelo,
desabrochando mi top y arrancándolo, quedándome en nada más que mi
sostén, bragas y medias de rejilla con mis botas hasta los muslos. Me aferro
a sus rodillas, ignorando la sonrisa en su boca y la forma en que sus
vaqueros están desabrochados. Se ve irreal desde aquí. Se me hace agua la
boca. Cuando el coro toca, me paro, robando el cigarro de sus dedos y
colocándolo en mi boca. Inhalo, exhalo, antes de apartarlo y girar mi cuerpo
hacia él, su pene frota mi apertura perfectamente. Inclinándome, arrastro
mi lengua a lo largo de su mandíbula, el maquillaje se pega a mis papilas
gustativas. Desatando su pañuelo desde atrás, lentamente lo engancho
alrededor de mi cuello y lo anudo.
Killian se inclina, agarrándome de la cintura y girándome para
enfrentar a la multitud. Solo que no solo los enfrento, sino que también
enfrento a Kyrin.
La mano de Killian se desliza debajo de mis bragas. Mueve su dedo
sobre mi clítoris, inclinándose más cerca de mi oído.
—¿Tienes sexo como si bailaras, pequeña Hellhound?
Su dedo juegan en mi coño y mis paredes se aprietan alrededor de su
invasión, poco dispuesta a dejarlo ir. Mis ojos giran hacia la parte posterior
de mi cabeza.
—Abre los ojos —exige—. Mira a Kenan intentar follar a Kyrin mientras
te penetro. —Mis ojos se abren. Me inclina una vez que estoy de pie,
rasgando mis medias de mis muslos internos y deslizando mis bragas a un
lado. Toma mi cabello en un puño con la mano izquierda y me tira de nuevo
a su regazo mientras usa la derecha para dirigir su pene a mi entrada.
67
Sus dedos llegan a mi cadera y se flexiona, justo cuando lo trago dentro
de mí. Me llena hasta el borde. Tengo que hacer una pausa, porque no creo
poder tomarlo todo de una vez. Es grande. Demasiado grande. Siento que
me estoy asfixiando alrededor de su tamaño.
Tirando de mi cabello, me empuja más contra él mientras lentamente
continúa conduciéndose dentro de mí. No puedo escuchar nada a menos
que grite o esté cerca de mi oído, pero no está hablando en este momento.
Se retira, llevándose parte de mi alma con él, antes de volver a entrar. Justo
cuando creo que va a ir lento, toma fuerza, golpeándome más fuerte. No más
rápido, solo más duro. Me penetra con una brutalidad que me hace gemir,
rezar y suplicarle a los dioses para que me dé más. Necesito más. Necesito
sentir su piel contra la mía y sus labios por todo mi cuerpo.
Su mano llega al frente de mi garganta y aprieta, moviéndome hacia
arriba. Pasa sus labios sobre mi oreja.
—Déjate ir.
Lo hago, soltándome sobre él. Me da vueltas bruscamente hasta que
estoy a horcajadas sobre su cintura. Me empuja hacia abajo sobre su pene
y estoy viendo estrellas de nuevo. Si estás en Mayhem, estás tomando la
píldora, así que cuando se inclina y chupa mi pezón cubierto de encaje entre
sus dientes, gimo mientras se vacía dentro de mí, y no lo pienso dos veces.
Nuestros cuerpos descienden, mi ritmo cardíaco palpita mientras jugamos
los minutos restantes antes de que las cortinas se cierren.
Las luces se apagan cuando las cortinas caen. Me agarro el cabello en
una cola alta, el resbaladizo sudor está pegado a mi piel. Girando para
enfrentar a Killian, me arde la cara cuando veo que ya se fue.
Y me lleno de culpa.

68
8
Killian

L
a puerta se abre y Keaton entra, riendo como un puto
maníaco.
—Oh, no pudiste evitarlo, ¿eh, hijo de puta? Tuviste que
mear todo.
Arrojo mi camiseta sobre el sofá y sonrío.
—No sé de lo que estás hablando. 69
—Así que tuviste sexo con ella. —Levanta una ceja—. ¿Ahora qué? ¿A
la siguiente?
Vacilo un poco, alcanzando el cartón de leche en la nevera. Golpeando
la puerta al cerrarla, abro la caja de cartón y envuelvo mis labios alrededor.
Todavía puedo oler su vagina en la punta de mis dedos, y tengo que luchar
contra el impulso de lamer cada pedacito de su pequeño hedor infernal.
—Estás terriblemente interesado.
Keaton me sorprende y sube las escaleras.
—Quiero decir, ahora que reventaste esa cereza, tal vez hayas
comenzado un fetiche con ella. Vi la forma en que te respondió, Kill. Esa es
una mujer con hambre de pene ahora, y no solo de cualquier pene, sino de
un pene Kiznitch. —Desaparece por las escaleras justo cuando la puerta se
abre de nuevo, pero en lugar de ser Kyrin o King, es Delila.
Mierda. Probablemente estoy en problemas por el acto que hice durante
la parodia de Saskia y lo más seguro es que ella esté en problemas por
desafiarme durante el mío.
La jodida amenaza.
La subestimé por completo.
—Killian. —Delila sube las escaleras, y es entonces cuando me doy
cuenta de que está sudada y de que su cabello está recogido en un pequeño
moño. No lleva maquillaje, y parece que no ha tenido su sesión mensual de
Botox porque las bolsas debajo de sus ojos están empeorando.
—¿Todo bien? —pregunto con cautela. Sin embargo, sé la respuesta.
Delila no se vería así a menos que fuera malo. Se enorgullece de su
apariencia.
—No. No lo creo.
Le hago señas hacia la cocina y me siento en la mesa.
—Vamos a necesitar esa botella de whisky que tu padre te dio para esta
conversación. —Está hablando de la botella de whisky de trescientos mil
dólares que se ha heredado a través de generaciones Cornelii. La tenía
cuando estaba medio llena, y planeo beber toda la puta botella mucho antes
de morir. Mi hijo podrá tener la botella vacía porque la mierda es letal.
Camino a donde la guardo, tomo la botella de envejecido veneno y dos
vasos, sirviéndonos a ambos una decente cantidad.
70
Ella lo bebe todo y asiente pidiendo otro.
Así que se lo sirvo.
—¿Qué está pasando, D?
Ella se aclara la garganta, girando el líquido en su vaso.
—Tenemos que acortar nuestro recorrido australiano y regresar a
Kiznitch.
Me arrastro en mi silla.
—¿Qué? ¿Por qué? —No he vuelto a Kiznitch desde que era niño, y eso
fue para unas vacaciones familiares y demás. Todas las vacaciones de
nuestras familias de vuelta a Kiznitch eran para celebrar algo.
Aparentemente aplacaba a nuestros padres y los hacían sentir más cerca de
sus padres y así sucesivamente, ya que fueron la primera generación en
mudarse realmente a Estados Unidos.
Toma un sorbo más pequeño esta vez.
—Patience regresó.
Me recuesto en mi silla.
—¿Por qué?
Otro sorbo.
—Para conseguir reclutas.
—¿Por qué Kiznitch? ¿Por qué no regresan a Patience? —pregunto,
finalmente bebiendo el mío también. Tenía razón. Lo necesitaré.
Sus ojos se encuentran con los míos.
—Porque quieren arruinarlo. Tenemos que regresar, organizar nuestros
espectáculos y proteger nuestro territorio.
Me detengo, pensando en el drama que sucedió antes de Navidad con
Perse. Supe que no se resolvió con Patience, pero pensé que principalmente
había quedado barrido debajo de la alfombra hasta que termináramos con
la gira.
—¿Estás segura de que esto es lo que quieres hacer? —pregunto con
escepticismo—. Erizará algunas plumas con el equipo. Muchos esperan
cinco años para hacer una gira internacional.
Mueve la cabeza hacia atrás y se bebe el resto de su bebida.
—Sí. No había planeado hacer una gira completa, solo nos necesitaba
fuera de EE. UU. para ver qué hacía Patience. Cuál era su siguiente 71
movimiento. Los Padres están preparados y aún tendrán su gira
internacional cuando se suponía que debían tenerla. No quería causar
pánico dentro. Pero tenemos un problema.
—¿Y cuál es? —pregunto, inclinándome hacia adelante.
Se mueve dentro y fuera de concentración.
—Alguien le está enviando información a Patience. No hay forma de que
hubieran sabido que estábamos fuera del país a menos que lo escucharan
por un soplón.
—Bien. —Me inclino hacia adelante—. Bueno, este es un gran equipo,
pero estoy seguro de que encontraremos quién es. —Exhalo, pasando mi
mano sobre mi cara—. Volviendo a Kiznitch no será fácil...
Delila suspira.
—Lo sé, Kill. —Sus manos alcanzan las mías—. Lo sé. —Las acaricia,
pero me alejo de ella, bebiendo el resto de mi bebida—. Es por lo que vine a
decírtelo en persona. Tal vez podrías minimizar el golpe.
No respondo. Saco el corcho de la botella y lo giro.
—¿Y entonces qué? ¿Qué pasará después de Kiznitch?
Ella se recuesta en su silla.
—Luego volaremos de regreso a Estados Unidos.
Gimo, inclinándome y descansando mi cabeza sobre mis manos.
—Sí. Bien.
—¿Estás seguro? —Tiene la audacia de preguntar.
Me río, arrastrándome hacia atrás y levantándome de la silla.
—No tengo una puta opción. —Delila se pone de pie y me ofrece una
sonrisa de disculpa.
—Lo siento, Kill. Realmente lo hago.
Sí, claro que lo hace.
Justo cuando Delila se va, Maya se mueve alrededor de su madre,
entrando en la cocina.
—¡Wow! ¿Qué está pasando? Parece serio.
Delila la ignora y desaparece en la distancia.
—Maya, si viniste a molestarme por lo de Saskia, puedes ahorrártelo.
Maya hace una pausa, apoyada contra el umbral de la entrada.
72
—No es una buena idea, Killian. Estás jugando con fuego.
Literalmente.
Me lamo los labios y me muerdo el inferior.
—¿Cómo es eso? —pregunto, con las cejas levantadas.
—Ella es sólo, no lo sé. Extraña.
Sacudo la cabeza.
—Pareces una exnovia celosa, Maya. Por favor regresa a tu asiento
asignado. Está en la sección de amigos.
Maya suspira.
—Eres un jodido imbécil. ¿Puedo entrar? Prometo no girar en tus bolas,
ya que probablemente todavía huelen a Sass.
Me reí, llenando el vaso vacío de Delila y luego el mío.
—¿Estás diciéndome que no te follarías a Sass?
Maya reflexiona sobre mis palabras, levanta el vaso y toma el de asiento
Delila.
—Quiero decir… —Se encoge de hombros, sonriendo.
Me río, bebiendo el resto de mi bebida y volviendo a poner el vaso en la
mesa.
—Regresaremos, May.
Ella hace una pausa con un trago de whisky. Pasándoselo, inclina la
cabeza.
—¿Regresar? ¿Regresar a dónde?
Me mojo el labio inferior.
—De vuelta a Kiznitch.
Su cara palidece.

Maya fue un dolor en mi trasero. Siempre me tenía persiguiéndola por


los bosques y en los laberintos que estaban dispersos alrededor de Kiznitch,
Rumania.
—¡Maya! —grité, limpiando el sudor de mi frente—. ¡Yo también estoy
jodidamente cansado por esto! —Maldije y me sentí bien. Maya odiaba
cuando maldecía porque su padre tenía los labios flojos cuando se trataba de
ella y de Delila.
73
—¡Nah uh! —Maya se rio, su risita de hiena iluminaba el oscuro bosque.
Di un paso adelante, las ramas rotas crujieron bajo las plantas de mis
zapatos.
—Mi madre volteará su mierda si no volvemos pronto... —le advertí,
quitando ramas de árboles de mi cara. Salí a un claro donde había una
cabaña. Estaba hecha de madera con ventanas mínimas y una gruesa
chimenea de adoquines.
—¿Deberíamos entrar? —susurró Maya, sus frenéticos movimientos no
estaban dispuestos a detenerse.
Sonreí, empujándola.
—Sabía que serías buena para algo. —Pisé hacia adelante justo cuando
sonó un grito.

Tiré de mi cabello, el recuerdo demasiado crudo para tocarlo, como una


herida abierta que amenazara con abrirse de nuevo si me acercaba
demasiado.
Maya está de pie junto a la mesa, caminando de un lado a otro.
—Mierda. —Saca un porro de detrás de su oreja y se lo mete en la
boca—. Esto no es bueno.
Después de que Maya se fue, di vueltas y vueltas durante la mayor
parte de la noche, que es exactamente por qué no estoy excitado esta
mañana. Tenemos un espectáculo más esta noche en Brisbane antes de
regresar a la tierra de los muertos. Literalmente como debería llamarse.
No he visto a Sass desde el espectáculo de anoche tampoco, lo que es
mi culpa, ya que me fui bastante rápido después. Mi rodilla se sacude
cuando King nos transmite los planes de regresar a Kiznitch. Luce está al
lado de King, el líder de los Seis Demonios. Su verdadero nombre es Jessie,
pero todavía lo llamamos Luce.
—¿Pero por qué acortaría la gira? ¿Por qué no esperar hasta que
hayamos terminado en Australia? Debido a que iremos de aquí a Sídney,
parece un poco extremo irse ahora y no venir y hacer lo que vinimos a hacer 74
aquí, y luego está el dinero y cuánto nos retrasaría. —Lucifer golpea todos
los puntos que sabía que la gente golpearía.
Resoplo.
—Creo que el dinero es nulo cuando se trata de este tema.
Luce suspira.
—Es cierto, pero solo digo que desde una perspectiva comercial, todavía
no tiene sentido. —Me ve con curiosidad—. Y tu padre tendrá mucho que
decir sobre eso, ya que es el tesorero Kiznitch. —Papá es el tesorero, lo que
significa que pasará por alto todo el caos de los gastos de Midnight Mayhem.
Su conocimiento y poder de los números es irrefutable, igual que mis amigos
y los que le precedieron.
Me aclaro la garganta, recostándome en mi silla. El dinero nunca ha
sido algo que me importe, de hecho, me bañé en oro líquido al crecer, pero
tiene razón. Razón por la cual los Kiznitch son ricos y todos los padres y las
familias fundadoras nunca pelearon porque somos inteligentes con nuestro
dinero. Esto no es inteligente, independientemente de cuánto tengamos.
—Tienes razón —estoy de acuerdo con Luce.
—¿Acabas de decir eso? —Keaton golpea mi pierna con la suya, desde
donde está al otro lado de mí.
Lo muestro el dedo medio sin voltear a verlo.
La atención de King vacila cuando las chicas llegan, o más bien, Perse
llega.
Pongo los ojos en blanco.
—Coño azotado hijo de puta.
—Sigue hablando de esa mierda, Kill, solo es cuestión de tiempo... —
bromea King.
—¿Cuestión de tiempo para qué? —Luce se ríe, viendo entre King y yo—
. Oh no, de ninguna manera, no Kill... —Me mira justo cuando Sass entra
por la puerta, riendo con Kenan. Juro como la mierda que todo se ralentiza
mientras su cabello se mueve alrededor de su cara cuando se ríe. Es
jodidamente paralizante. La belleza de Saskia fue colocada en esta tierra
específicamente por Dios para burlarse de mí por todas mis fechorías. Solo
que Saskia no es del cielo.
Ni siquiera puedo pelear contra el tirón cuando la encuentro viéndome.
Como si nuestro encanto nos alimentara uno al otro. No, Saskia no es
enviada por Dios. Ese tipo de belleza está hecha del mal.
75
—Vete a la mierda —gruño, moviendo la cabeza hacia atrás para
concentrarme en el techo.
En cualquier lugar menos donde ella está.
—Gracias a Dios —responde Luce, pareciendo creerme, justo cuando
encuentra a Sass—. Esa morena está en una mierda del siguiente nivel. ¿De
dónde la recogieron? ¿Del jodido Victoria’s Secret?
No me estremezco.
King empieza reír a carcajadas y tengo que luchar contra todo lo que
tengo dentro para no para darle un codazo en la cara. No sería la primera
vez.
La música comienza a sonar, y no es hasta que cuento con lo que
parece hasta cien, que se calmó mi rebelde temperamento y que finalmente
recuperé la cabeza.
Sass y Kenan hacen su dueto antes de trabajar con su grupo de baile.
El dueto es genial como la mierda, incluso con la música cursi, pero todo lo
que Sass hace está impregnado de sexo, poder y absoluta rebelión.
Mierda.
9
Saskia

N
o tengo problemas para actuar frente a cientos de personas.
Cada semana cuando estamos de gira. Pero con Los
Hermanos sentados frente a mí y Lucifer de todos los
Demonios viéndome, de repente es demasiado. Muy pesado.
Muy tenso.
“Throw a Fit” comienza a sonar nuevamente. Escogemos las mismas
canciones para la misma ciudad, a veces para dos ciudades, antes de
76
cambiarlas. Llevo un sujetador deportivo y rasgados vaqueros boyfriend, con
la cintura de mis Calvins mostrándose alrededor de mis caderas. Trabajo en
mis movimientos, riéndome cuando Kenan se quita la camiseta y refleja mis
movimientos en el coro. La canción se corta y Perse se limpia el sudor de la
frente.
—¿Sam? ¿Puedes tocar “Sally Walker” de Iggy?
Me río, mi cabeza se mueve hacia atrás mientras empujo a Kenan.
—Eres un idiota.
La canción suena, y doy un paso adelante, torciéndome y bailando
alrededor del lugar, finalmente ignorando a quien quiera que esté aquí.
Cuando el verso comienza de nuevo, todos vamos alrededor, y
eventualmente logramos fusionar la coreografía con la canción. Cuando el
coro vuelve a sonar, empiezo a flotar y Kenan se lanza hacia mí, balanceando
mi cuerpo sobre su hombro.
—¡Está bien ustedes dos! —Callan se cruza de brazos. Continuamos
dos veces más y luego le digo a Perse que necesito practicar con mi fuego.
Entrando y saliendo del cubículo, ahora estoy usando pantalones
cortos de entrenamiento, con tenis Nike y sujetador deportivo. Todos los
demás han terminado de ensayar, con Los Ángeles, Val y Mischa jugando
con los aéreos a un lado, dejándome gran parte del escenario. Killian, King
y Keaton todavía están en sus asientos, pero Kyrin y Lucifer ya se fueron.
—Ignóralo —me susurro antes de darme cuenta de que no tengo mi
maldito encendedor—. ¡Mierda! —digo, y justo cuando estoy a punto de
darme la vuelta para encontrar un encendedor, el encendedor de oro aterriza
cerca de mis pies con un ruido sordo.
Lo veo y luego a Killian, quien sonríe con su cara engreída desde su
silla.
—Idiota —me quejo, recogiéndolo, junto con el control remoto del
sistema de sonido. Recorro algunas canciones y encuentro una para
entrenar, presionando play.
Encendiendo las antorchas, comienzo a rodar sobre mi brazo,
calentando mi cuerpo no solo con el bastón, sino también con la canción.
Me parece que me gusta la canción y presiono repetir.
“Devil” de Niykee Heaton se escucha y ruedo el bastón sobre mi cuerpo,
moviéndolo alrededor y hacia arriba contra mi cuello, mientras uso mi 77
cuerpo de todas las maneras en que sé usarlo, incorporando más mi
flexibilidad a medida que todo se vuelve más familiar. Aterrizo en las
divisiones, recojo el bastón y lo muevo por entre mis piernas mientras me
deslizo hacia arriba. Lentamente, me muevo hacia atrás con ambas manos
todavía firmemente en el bastón, cayendo al puente. Muevo las piernas para
pararme de manos. No puedo quedarme mucho tiempo, a menos que quiera
prenderle fuego al suelo.
La canción termina y aparece la siguiente. Otra apropiada canción.
“Horns” de Bryce Fox. Me río con aire de suficiencia mientras me vuelvo
más segura.
Pisoteando el fuego, tomo la cuerda y empiezo con ella. Pateándola, la
pongo alrededor de mi cuello y la uso como arma contra mi cuerpo.
Val se acerca a mí, sonriendo.
—Trabajas tan duro como yo.
Bajé la música y me sequé el sudor de la cara. Veo la hora y me congelo.
—¡Mierda!
Val asiente, sorbiendo su agua.
—Síp. Entrenaste durante cuatro horas seguidas.
Son las tres de la tarde, y necesito comer y descansar antes de esta
noche, volver a mi zen.
—¿Te pasó igual?
Las mejillas de Val se sonrojaron.
—Bueno, generalmente no, pero contigo a mi lado descubrí que
también perdí la noción del tiempo.
Comienzo a limpiar mi desorden, antes de dirigirme hacia la parte
posterior para guardar todo.
Regreso y Val sigue ahí.
—¿Estás bien? —pregunto con una ceja levantada. No he hablado
mucho con Val, y debido a su viejo problema con Perse, naturalmente no
salíamos juntas.
—Sí —exhala—. Escucha, nunca te veo bebiendo o festejando, pero ¿te
gustaría venir a nuestra casa rodante esta noche después del espectáculo
final? Es una especie de ritual y será extraño sin ti allí. De nuevo. Sabes, la
gente comienza a preguntarse por qué no sales. —No miente. No es 78
realmente mi escena. No soy una gran bebedora porque cometo suficientes
errores sobria. Aunque no significa que no beba. Lo hago. Cuando necesito
hacerlo.
—Claro —digo, encogiéndome de hombros.
¿Qué es lo peor que puede pasar?

Entro y salgo de la ducha, secándome justo a tiempo para escuchar mi


teléfono sonar con una notificación. Pensando que es Hope, me hundo en
mi cama, con la toalla envuelta alrededor de mi cuerpo, con el cabello
goteando por mi espalda. Es una notificación de Instagram.
@killiancornelii comenzó a seguirte en Instagram.
Me congelo.
Mi corazón late a través de mis oídos. ¿Él comenzó a seguirme?
Mi dedo se cierne sobre su nombre. Hago clic en su perfil, no queriendo
seguirlo directamente también. Cuando llego allí, desearía no haber hecho
clic.
21,2M Seguidores: Siguiendo a 87
—¿Quién diablos tiene veinte millones de seguidores?
—Yo —dice una voz desde mi puerta y grito, arrojando mi teléfono a la
cama. Girándome, lo fulmino con la mirada.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Levántate.
Lo miro boquiabierta.
—¿Qué?
Él sonríe, y es entonces cuando me doy cuenta de que no está usando
su desgastada camiseta y vaqueros pecaminosamente bajos.
Mierda.
—Killian... —le advierto, apretando la toalla alrededor de mi cuerpo. 79
—Lo sé —dice arrastrando las palabras un poco, caminando más
dentro de la habitación—. No deberíamos hacer esto, ¿verdad? Porque es
jodidamente malo.
—Sí... —respondo, levantándome lentamente de la cama todavía
agarrando mi toalla.
—Solo hay una cosa mal en eso. —Se pone cara a cara conmigo, su
contaminado aliento con potente whisky. Sus dedos se doblan alrededor de
la parte superior de mi toalla mientras mis ojos se acercan a los suyos—.
Soy malo. ¿Cómo diablos eres tan jodidamente hermosa?
Todo dentro de mí se enfría.
Continúa, sus dedos se deslizan adelante y atrás sobre mis hinchados
senos mientras todavía están metidos en la toalla.
—Es una mierda mental.
—Killian, estás…
Mueve el borde de mi toalla y la dejo caer a mis pies. Estoy parada
frente a él. Desnuda. Sin nada para ocultar mi inseguridad o su escrutinio.
Algunos suponen que una atractiva mujer es una mujer segura, pero eso no
es cierto. Los problemas de autoestima se esconden detrás de una gama de
caras, no solo aparecen en un tipo particular de persona. Pensé que era
mejor escondiendo mis sentimientos internos, pero obviamente Killian los
captó. Ve a las chicas que sonríen con demasiada frecuencia y no tiene
problemas para mostrar su piel. La inseguridad no siempre viene con
sudaderas, a veces entra con los hombros hacia atrás y con una sonrisa en
el rostro. Algunos son mejores para ocultarlas que otros.
Conteniendo el aliento, recuerdo que estoy parada desnuda frente a él.
No es tanto el tamaño de mi cuerpo por lo que estoy estresada, es todo. ¿Mis
tetas son demasiado grandes? ¿Demasiado pequeñas? Sé que no son
simétricas. Apuesto que sus santas manos solo han tocado cuerpos que son
dignos de Instagram. Con ese pensamiento, me retuerzo.
—Si me dices que te sientes insegura por otro hombre, Saskia, lo
mataré.
Me lamo los labios. Esperaba ver una sonrisa, o algo juguetón que
generalmente deja ver, pero su rostro no tiene nada más que solemnidad.
—Killian, estás borracho.
—No.
80
—Lo estás.
Da un paso adelante.
Retrocedo.
—Estás borracho.
—Necesito probarte, y luego te dejaré en paz.
—¿Qué? —casi grito, confundida.
—Di que sí. —El brillo en sus ojos se ilumina con picardía. Killian es el
tipo salvaje del que quieres escapar, no enjaularlo. Es un animal salvaje,
turbulento y vicioso.
Antes de que pueda registrar lo que estoy haciendo, digo:
—Sí.
Él se arrodilla y entierra su cara entre mis muslos. Agarro su cabello
mientras coloca una de mis piernas sobre su hombro.
—Oh joder... —Mi cabeza rueda hacia un lado, mi labio inferior se atora
entre mis dientes. Su lengua se mueve sobre mi clítoris en lamidas
perfectamente presionadas antes de que presione su lengua contra mí y
lentamente sacuda la cabeza. Este hombre sabe demasiado sobre esto.
Gime, el sonido vibra sobre mi clítoris mientras su dedo se sumerge
dentro de mí.
—Killian. —Las palabras caen de mis labios con fluidez. Él se inclina
hacia atrás, agarrando mi trasero mientras me recuesta en el suelo, mis
rodillas quedan a cada lado de su cara.
—Monta mi cara, nena. —Me ve por debajo de sus gruesas pestañas,
sus brillantes ojos azules me instan en silencio a usarlo como quiera. Tanto
como quiera.
—Te necesito dentro de mí.
—No esta noche. —Me empuja hacia arriba, me da la vuelta, así que
soy su vaquera inversa, y abre mis nalgas.
Antes de volver a poner sus labios sobre mí, grita:
—Si alguno de ustedes, curiosos hijos de puta, quiere cerrar la puerta,
sería genial, pero se les mostrará el hermoso y jodido trasero de Saskia.
Hay risas en el pasillo.
—Estúpido.
—¡Killian! —lo regaño, golpeando su pierna—. Deja de ser… —Su boca
cubre mi coño.
81
—Cállate y ven a mi cara.
Mis caderas se mueven y busco debajo de sus pantalones, agarrando
su pene. Al sacarlo, jadeo levemente cuando finalmente me encuentro cara
a cara con su pesada circunferencia. Las venas ondulan debajo de la piel,
su cabeza gruesa y brillante. Me lamo los labios y me doblo hacia adelante,
succionándolo en mi boca y curvando mi lengua alrededor de su base.
—Joder —retumba contra mi coño.
Me inclino, jalándolo más profundo dentro de mi boca hasta que se
desliza por mi garganta. Mordisqueo, escupo y giro mientras continúo
devorándolo. Los gemidos, quejidos y ocasionales “¡Joder!”, solamente me
excitan aún más. Mis uñas se clavan en sus muslos internos, siento mi
cuerpo tensarse.
—Todavía no —gruñe, apretando fuertemente mi nalga. Su mano
izquierda se desliza debajo mientras hunde su dedo índice dentro de mí,
dándole vueltas.
—Killian... —le advierto, intentando montar su dedo—. Te necesito
dentro de mí.
—No esta noche. —Sus dedos salen y mi boca lo encuentra de nuevo.
Es más grueso de lo que era antes, su pene pulsa ligeramente debajo de mi
palma. Su boca vuelve a mi clítoris y me lame hasta que su lengua está
moviéndose dentro de mi coño. Su mano se desliza sobre la abertura de mi
trasero mientras su lengua presiona mi clítoris.
Aprieto su pene en mi mano, bombeándolo más fuerte. Estoy tan cerca.
Tan cerca. Podría deshacerme solo de pensar en la imagen que estamos
mostrando.
Su dedo se desliza en mi trasero mientras su lengua golpea mi clítoris
y termino. Grito mi liberación y mientras me aseguro de que todavía estoy
bombeando su pene con mi mano. Caliente venida se dispara y me golpea
en la cara, goteando en mi boca. Caigo hacia adelante, con el trasero en el
aire, mientras ambos bajamos del más intenso oral que he recibido. No es
que lo haya tenido muchas veces antes.
Rodando sobre mi espalda, mi cabello está pegado a mi cara por su
semen, me giro para enfrentarlo.
—Por cierto, eso fue algo único.
Killian se ríe a carcajadas, y el sonido en sí mismo desencadena algo
en mi interior que todavía no estoy dispuesta a explorar.
82
—Sí, dice la chica con todo mi esperma sobre su cara y cabello.
—¡Oye! —Me levanto, cubriendo mis senos y mirándolo mientras limpio
su semen de mi cara.
Él pone los ojos en blanco, agarra mis brazos y los estira, mientras tira
de mí encima de él. Siento que su pecho sube y baja debajo de mí, mi
respiración a juego con la suya.
—Lo juro joder, que mataré a quien sea que te volvió tan insegura. —
Su voz es como una manta sobre mí cuando no sabía que tenía frío.
—Hmm, ojalá supiera la respuesta. —Me alejo de su pecho y me
arrastro fuera de él, necesitando poner algo de distancia entre nosotros
porque se siente demasiado bien estar en sus brazos. Muy, muy bien—. Lo
digo en serio. Fue un hecho aislado. A menos que te gusten las marcas de
garras en los muslos.
Killian se ríe, se sube los pantalones y se pone de pie.
—En realidad jodidamente lo hago. Podría quedármelos. —Me mira
moviendo la cabeza mientras lentamente toma mi cuerpo. Como si estuviera
inhalando cada curva, cada ondulación, cada defecto, y exhala de nuevo a
través de dientes desnudos—. ¿El único? Yo diría que desafío aceptado,
pequeña Hellhound. —Agarra su camiseta y la pone sobre su hombro. Me
inclino, agarrando mi toalla y envolviéndola en mi cuerpo, sabiendo que
necesitaré darme otra ducha.
Tomando un cigarrillo del bolsillo de sus vaqueros, se lo pone en la
boca y lo enciende.
—Después del espectáculo de esta noche, volveremos a Kiznitch.
—¿Espera… qué? —Estoy sorprendida, momentáneamente distraída
por el hecho de que está poniéndose cómodo en mi cama.
—Sí. —Suelta una nube de humo.
—No he estado allí en mucho tiempo —susurro. Estaba destinado a ser
para mí, pero las palabras llaman su atención.
—¿De verdad? —Mueve la cabeza. Distrayéndome de la intensidad de
su energía, escaneo su cabello. Nidos con volantes están de pie sobre su
cabeza. Tiene cabello sexual. Por mí. Por nosotros.
No, no ayuda.
—Sí. Era una niña, creo, la última vez que estuve allí.
83
Killian me mira fijamente.
—¿Y qué más?
Me encojo de hombros.
—Y no mucho.
—Hmmm... —murmura, recostándose contra la cabecera de mi cama.
—¿Puedes irte? —digo señalando la puerta—. Necesito darme una
ducha.
—No —responde, arrojando la ceniza de su cigarro sobre mi piso—.
Maya tuvo un accidente y ya no puede estar en la rueda, y bueno, eras tú o
Callan.
Me detengo, mi corazón truena en mi pecho.
—Bueno, entonces elige a Callan.
Él se pone de pie, se dirige hacia mí y engancha su dedo debajo de mi
barbilla levantando mi cabeza para enfrentar la suya.
—Nunca elegiré a Callan.
Me lamo los labios.
—¿Qué estás haciendo?
Sonríe, mostrando sus dientes blancos perlados y una sonrisa
satisfecha.
—Lo que siempre hago.
Mi corazón se estrella y mi cara cae. Soy una jodida idiota, me recuerdo,
antes de que note mi cambio de actitud.
Su mano cae al lado de su cuerpo mientras se empuja hacia la puerta.
—No te molestes en ducharte. Me gusta olerme sobre ti. Cámbiate. —
Luego desaparece de mi habitación, lo que me permite soltar un largo y
reprimido suspiro.
Killian es intenso y dramático a la vez, y me prometí a mí misma que
no dejaría, que no podría permitirme ser otra de las chicas con las que se
acuesta y sigue adelante, pero ya fallé en eso, así que bien podría reemplazar
a Maya hasta que se sienta mejor.
Cambiándome en un tiempo récord, me pongo pantalones de yoga y un
sostén deportivo, tirando de una camisera blanca suelta y un nudo en la
parte delantera para mostrar mi ombligo. Bajo las escaleras donde Callan 84
está colgando de su brazo en la cocina.
Killian echa la cabeza hacia atrás y se ríe de algo que dice. Mi cara cae,
justo cuando ambos se giran para verme.
—¿Estás lista? —Killian me mira de arriba abajo.
Me burlo de Callan con evidente superioridad.
—Síp.
Ella resopla, su sonrisa vacila. Los empujo a los dos y me dirijo hacia
la puerta. No quiero que parezca que siento algo por ellos, porque no lo hago.
Sé que han estado acostándose regularmente, y además de eso, no me
importa, y no volveré a acostarme con Killian por más de una razón.
Killian me alcanza cuando casi estoy llegando a la tienda.
—¡Oye! —Me agarra del brazo, deteniendo mi equilibrio.
Inhala y exhala. No me importa. No me debería importar.
Entonces, ¿por qué siento como si alguien me hubiera golpeado en el
estómago? ¿Por qué me siento enferma? Quizás esté enferma.
Me giro para verlo, sonriendo.
—¿Podemos terminar con esto? No he estado en una moto, y mucho
menos en una rueda con una.
Sus ojos se estrechan.
—¿Qué pasa?
—¿Qué quieres decir? —pregunto, quitando lentamente mi brazo de su
agarre y volviendo a la tienda. No se le puede dar munición a un hombre
como Killian; solo lo usará para dispararte directamente a través del
corazón.
—Te volviste rara... —murmura, justo cuando estamos pasando los
asientos y dirigiéndonos directamente al anillo central.
—¡Hola! —Ignoro a Killian y llamo a Keaton, quien está de pie con
Lucifer, uno de los Seis Demonios.
Lucifer es sexy para ser viejo. Con cabello oscuro y una espesa barba
oscura, es todo lo que imaginé de un set de Juego de Tronos.
Lucifer me ve de arriba abajo hasta que se vuelve raro, y desaparece
entre la multitud después de decir que hablará con Keaton más tarde.
Keaton me mira sin comprender.
—¿Qué pasa? ¿Pensé que ya habías entrenado?
85
—Lo hizo —declara Killian, envolviendo su brazo alrededor de mi
vientre y tirando de mí hacia su pecho. Trato de escapar de su agarre cuando
Keaton se da cuenta del extraño movimiento.
—¿Es esto una cosa? —pregunta, señalando mi vientre—. Y no estoy
hablando del semen seco.
Me salgo del agarre de Killian.
—Nop. No lo es. —Girando hacia la rueda—. Bien, entonces, ¿qué hago?

Este espectáculo fue tan suave como el de ayer, excepto que cuando
llegó el momento de saltar al volante con Killian, casi me congelo. Vistiendo
el atuendo que usé durante mi escena con el fuego, me subí al volante y me
puse en el columpio. La Rueda de la Muerte era peligrosa sin los columpios,
pero con ellos era aún peor. Aunque los columpios nunca se movían, cada
vez que quedaba boca abajo, mientras Killian ardía a mi alrededor, era
aterrador. No podías verlo desde la audiencia, pero estaba encerrada en un
arnés que estaba conectado al columpio de metal. Aparte de mi éxito al
ignorarlo durante la escena, hice de mi misión saltar a Killian toda la noche.
Me da vergüenza lo que hice, pero no puedo evitarlo. Soy impulsiva
como una persona, solo desearía haberme preparado mejor para la facilidad
con la que tropezaría y caería sobre el pene de Killian Cornelii. De repente,
veo por qué no tiene problemas en conseguir chicas.
Estoy enojada porque me puse un número en la cabeza.
El espectáculo termina y vuelvo a la casa rodante, lavándome
rápidamente y poniéndome una chaqueta de traje de estilo con puños
blancos y top Nike. Es una mezcla entre elegante y marimacha, que siempre
ha sido el estilo al que voy cuando no estoy actuando.
Estoy abriendo la puerta de mi habitación cuando Killian está parado
allí, recién duchado y viéndose más jodido con vaqueros negros que tienen
aperturas en las rodillas y la palabra VALENTINO impreso en letras blancas
grandes que se cruzan de una pierna a la otra. Lo combinó con una camisa
blanca de Calvin Klein y tenis Nike blancos.
—Killian. —Suspiré, cerrando la puerta detrás de mí. ¿Por qué hace
86
esto tan difícil?
—Vendrás conmigo. —Alcanza mi mano, pero me alejo de él.
—¿Por qué? ¿No puedes llevar a Callan? —digo, sacudiendo la cabeza—
. Y está solo a unos pocos pasos de distancia.
Sus cejas se alzan.
—¿Quieres que lleve a Callan?
Miro al suelo y veo su pañuelo atado alrededor de su muñeca. He
escuchado sobre el significado de esos pañuelos y lo que quieren decir,
aunque todavía tengo que saber si es mito o verdad, porque si es verdad,
significaría que vivo con asesinos en serie.
Me lamo los labios. No.
—Sí.
Su mandíbula se mueve un par de veces, y veo cómo pierden atención
sus ojos fríos y distantes. Empuja la pared y baja las escaleras.
Mierda.
¿Por qué tuve que decir eso? Tal vez todavía estaba de mal humor por
lo de esta mañana. O tal vez es porque no puedo confiar en él y nunca podré
hacerlo, así que es mejor de esta forma. Me conformo con lo último y bajo
las escaleras, luego salgo cuando veo que no hay nadie ahí. Pocos minutos
después, estoy en la casa rodante de Midnight donde tienen una fogata
encendida y sillas en todas partes. Gente del espectáculo y los trabajadores
y del equipo, todos están aquí bebiendo, riendo, charlando.
Todos menos Delila, por lo que puedo ver.
Sé que Killian está aquí. Lo sentí antes de siquiera intentar buscarlo.
Somos como fuerzas magnéticas cada vez que estamos en la misma
vecindad, lo que explicaría por qué estoy luchando tanto para mantenerme
alejada de él.
—¡Sass! —me saluda Val con la mano hacia donde ella y Maya están
sentadas cerca del fuego.
Me acerco, tomando una copa de vino en el camino. Tomo un sorbo,
sentándome en la silla.
—Entonces, Maya y yo solo decíamos cuán cansada debes estar de
hacer muchas parodias... —Tiene razón, tengo más escenas que el resto de
ellas, pero siempre me ha gustado estar ocupada. Trabajo desde que estaba
en la secundaria, no porque necesitara el dinero, sino porque no me gustaba
87
quedarme quieta por mucho tiempo.
Hope estaba más que dispuesta a pagar mi matrícula y lo hizo.
—Creo que me gusta estar ocupada.
Maya se ríe entre dientes. Mira a un lado, una bebida cuelga entre sus
dedos. Siempre encontré hermosa a Maya. Del tipo que no requiere esfuerzo.
Se levanta de la cama de esa manera.
—¿Cómo está tu lesión? —le pregunto a Maya, tomando un pequeño
sorbo de mi vino. Puedo sentir los efectos filtrándose en mi cerebro y
apoderándose de él.
—Oh, ¿es eso lo que te dijo? —Maya me fulmina con la mirada y mueve
la cabeza hacia atrás para beber el resto de su copa y luego se para,
alejándose de nosotras.
—Ignorarla. —Val pone los ojos en blanco y la despide—. Está enojada
porque te ganaste la atención del Trickster.
—¿Qué? —me burlo—. No lo hice. No más que nadie, de todos modos.
Val no responde, así que la veo, solo para encontrarla estudiándome de
cerca. Val tiene el cabello largo y rubio, una cara pequeña en forma de
corazón y un pequeño hoyuelo se encuentra en su barbilla.
—¿Qué? —pregunto cuándo el silencio se vuelve demasiado.
—Oh nada. —Se inclina y vierte más vino en su copa. —Sólo que no
tienes idea...
—Val —nos interrumpe Lucifer, tomando asiento en la silla donde
estaba Maya—. ¿No tienes a alguien más a quien atormentar?
Me recuesto en mi silla, momentáneamente distraída por sus palabras.
Bebo más. Cuando la música cambia a “Love is a Bitch” de Two Feet, mis
ojos se cierran y me recuesto en mi silla, mirando las brillantes estrellas
centelleando en el cielo. Creo que preferiría estar sola en mi habitación.
—No hablas mucho, ¿eh? —Lucifer rompe mis pensamientos internos.
—Hmmm. —Sonrío sin verlo. Conozco a los hombres. Conozco a los
muchachos.
Me ven y quieren tener sexo conmigo. Por eso era tan inmune a Killian.
Nunca he tenido novio, aunque tuve muchas opciones. Nunca he visto el
punto de ello. Killian, sin embargo, se coló en mí silenciosamente, como un
tipo negro de serpiente venenosa. 88
—Realmente no.
Lucifer debe ponerse de pie, porque sirve más alcohol en la copa que
cuelga entre mis dedos. Me siento un poco para mirarlo. Está vistiendo una
camiseta rasgada, vaqueros ajustados y botas estilo militar. Su barba es
demasiado grande, pero arreglada, pero sus rasgos no son viejos. Diría que
tiene treinta y tantos años.
Se sienta a mi lado, y justo cuando se mueve, veo a Callan sentado en
el regazo de Killian cerca del fuego.
Me congelo un poco. Es por eso que no bajo la guardia. Por qué no
debería haberle dado el poder o la satisfacción de acostarse conmigo, porque
ahora, podrá hablar de ello. Se dio cuenta de que me vio desnuda mientras
tuvo a todas las otras chicas que también le agradan.
Muevo la cabeza hacia atrás, tragando mi vino y saboreando la seca
mordida que me cubre la garganta.
—¿Sass? —murmura Lucifer.
Callan se ríe, moviendo la cabeza hacia atrás y girando en el agarre de
Kill, envolviendo las piernas alrededor de él. La ira hierve hondo en mi
vientre.
—Lo siento —susurro, volviendo mi atención a él—. Sí, no soy una gran
conversadora. Supongo que ser hija única te hace eso.
—Ah. —Apoya la cabeza contra su asiento—. ¿Entonces eres hija
única? ¿Y tus padres?
Sacudo la cabeza y bebo más vino.
—Muertos.
—Siento eso —suelta.
Me encojo de hombros, ignorando la risa proveniente de Callan al otro
lado del camino. Tengo que luchar contra el impulso de no hacer una
escena. Entonces él ganaría. Killian se trata de juegos, y no tengo dudas de
que este es uno de ellos. Él mismo me dijo que nunca la elegiría, así que tal
vez solo necesito recordarle lo que se está perdiendo al tenerla en su regazo.
Me trago el resto de mi bebida, me sirvo otra y la bebo. Valor líquido.
Lucifer está hablando con otra chica a su lado, la reconozco como una
de los Ángeles, no estoy muy segura, y cuando Perse viene tropezando hacia
mí, mi mano sale para atraparla. 89
—¡Sassy! —Perse se ríe, tirando de mí para ponerme de pie. Me mira
arriba y abajo—. ¡Estoy dentro con ese vestido, niña! ¿Qué tienes debajo?
Me río, el alcohol me posee de una manera completamente nueva. He
estado borracha muchas veces, pero nunca mientras estuve en Mayhem.
Fue más de autopreservación por lo que no lo hice, pero supongo que con
un ego herido, siento como que la cura podría estar dentro de una botella
de cristal. “Pour some sugar over Me” de Def Leppard comienza a sonar y la
sigo con fuerza, bailando. Paso los dedos a través de mi cabello y abro un
par de botones de la mitad de mi chaqueta.
La risa se detiene.
El coro cae y muevo mi cuerpo al ritmo con Perse no muy lejos detrás.
Me pongo la chaqueta alrededor de los hombros, sin importarme nadie a mi
alrededor, aunque sé que todos los ojos están puestos en nosotras. Abro el
último botón y cuando el coro cae, giro la cabeza hacia atrás.
Perse ríe, pasa la palma de su mano por mi vientre y se retuerce en el
suelo hasta que esté entre mis piernas. Agarro su cabello mientras
encuentro a Killian. Somos como malditos buscadores de calor.
Ya me está viendo, con la mirada entrecerrada en desafío. Callan
todavía está en su regazo, su sonrisa burlándose de mí.
Le guiño un ojo. Y a él. El truco es nunca mostrar lo que te afecta. Hay
demasiadas personas que prefieren atormentarte con tu debilidad, que
reconocerte por tus triunfos.
El coro vuelve, y muevo el cabello y me dejo caer a tierra justo cuando
Perse agarra la botella de Cristal y la vierte sobre su vientre.
Me río, sacudiendo la cabeza y alcanzándola. King la matará y a mí, si
sale y la ve así.
—¡Levántate! —le grito al oído, pero niega.
—¡No!
Pongo los ojos en blanco.
—¡Sassskiiiaaaaa, baila conmigo! Eres la única que me puede vencer
en un baile.
Miente, pero bailo con ella de todos modos porque bueno, porque la
quiero, y si cae, bien podría ser al lado de una amiga. El sujetador de encaje
negro y pantalones cortos que llevo debajo no son ropa interior y son un
poco más modestos que eso, pero aun así, una buena opción para esta 90
noche debido a que decidí desnudarme a medias. Sé cómo es aquí. Cómo
las relaciones nunca realmente funcionan porque todos, a falta de una
palabra mejor, muy probablemente hemos tenido sexo uno con el otro. Perse
y King son la excepción y solo serán la única excepción.
Bebo más, mientras “Big Poppa” comienza a sonar, y me giro, buscando
a Kyrin, quien está ocupándose de sus asuntos cerca del fuego.
Generalmente me quedo lejos de Kyrin. Kyrin es el tipo de hombre al que no
te acercas. No es que pienses que es demasiado bueno para ti, aunque es
eso en parte, es más que su oscuridad volviéndolo inalcanzable.
Esta noche, sin embargo, tendrá que ser suficiente porque está sentado
justo al lado de Killian y Callan. Haré que sea difícil para Killian ignorarme
si es necesario, así que avanzo hacia Kyrin. No quiero ser esa chica, pero la
notable sensación en mí de tener a Callan encima de él, mezclado con el
caro champán, me hace sentir un poco maniaca.
Él se da cuenta de lo que estoy haciendo, su lenguaje corporal cambia.
A medida que me acerco más a su grupo, su evidente satisfacción se refleja
en su rostro con suprema confianza “Hellhound” sonríe, recostándose en su
silla con los brazos estirados sobre la parte superior de las sillas a su lado.
Mis labios se curvan en una sonrisa lenta y sexy antes de darle la
espalda y girar mi trasero en la entrepierna de Kyrin. Sé que si Killian se
acostará con Callan esta noche, en el estado de intoxicación en el que estoy
ahora, terminaré yéndome a la cama con otro hombre. O con otra mujer.
Quién sabe en este punto.
“Magic Stick” de Lil Kim comienza a sonar y me vuelvo para enfrentar a
Killian, quien está viéndome bailar en un Kyrin sentado, mientras Callan
todavía está en su regazo. Tiene una paleta roja en la boca y una leve sonrisa
en los labios. Está desafiándome. Sé eso. Solo que no sabe que no entro en
concursos que no creo poder ganar.
Empujo las rodillas de Kyrin y me inclino, sacándola de su boca
mientras la introduzca en la mía. Deslizándome contra Kyrin, continúo
girando al ritmo con sus manos corriendo por mi muslo interno. Aprieta mis
caderas, jalándome más cerca de él, mi espalda contra su pecho.
Sus labios rozan mi oreja, mi concentración se dirige directamente a
Killian nuevamente. La llama del fuego logra reflejar todos los agudos
ángulos de su rostro.
—Si no te bajas de mi regazo en tres segundos, te arrastraré de regreso
a nuestra casa rodante con Kenan a cuestas, y ambos te penetraremos hasta 91
que tus uñas estén incrustadas en mi pared. Confía en mí, niña, hay
muchas cosas que te podría mostrar…
Mis ojos se quedan en Killian. Su sonrisa desapareció y sus manos ya
no están en Callan. Obviamente sabe que Kyrin no tiene sexo, y debido que
hubiera esperado que usara a Keaton o a Kenan para llegar a él,
probablemente está enojado.
Sonrío.
—Uno.
Killian sostiene mi mirada desafiante.
—Dos.
Me giro hacia Kyrin, inclinándome en sus labios. Sus tatuadas manos
se arrastran por mi espalda mientras se inclina hacia adelante.
—Qué… —Una mano agarra mi muñeca, tirando de mí de Kyrin. Choco
contra el pecho de Killian. Alzando la cabeza para mirarlo, levanto las
cejas—. ¿Qué estás haciendo?
La mandíbula de Killian se aprieta, una sonrisa toca la comisura de su
boca. Se inclina hasta mi oreja.
—¿Deseas a Kyrin?
Me congelo. ¿Qué está haciendo? No respondo.
—¿Crees que deseo a Callan? —agrega, inhalando profundamente en
la parte torcida de mi cuello. Un escalofrío estalla sobre mi carne ante su
toque—. Entonces vamos, Hellhound. Sigamos con el juego. —Me suelta,
agarrando a una mala humorada Callan de la silla.
Killian empuja su cabeza hacia Kyrin.
—Hora de irse, cabrón.
Kyrin aplaude.
—Finalmente. Un poco de diversión con esta perra.
Quiero preguntar qué me perdí, pero cuando Kyrin me recoge y toma
la ropa desechada del suelo mientras me arroja sobre su hombro, casi estoy
segura de que respondió la pregunta por mí. Está borracho o ha estado
bebiendo, entonces su actitud ha cambiado a una que puedo manejar.
La puerta de la casa rodante se abre y Maya, Kenan y Val están adentro,
con Kyrin, Callan y Killian entrando.
Sé que pase lo que pase una vez que ponga un pie en la casa rodante
92
algo cambiará. Probablemente para peor.
Pero, ¿cómo puedo afirmar que esto es quien soy y lo que soy si no le
muestro que esto es lo que soy?
Doy el primer paso.
La casa rodante está lleno de hierba y humo espeso como el pecado.
Puedo ver a Maya y a Kenan en el sofá, chupando un porro entre ellos, con
Val besando el cuello de Maya.
Desafié a Killian, y está a punto de terminar el puto juego y usar mi
trasero como bandera de victoria.
Killian se sienta en el mostrador de la cocina con las piernas colgando
encendiendo la punta de su cigarrillo. Aprieto el puño mientras Callan se
para entre sus piernas abiertas y él los abre más para ella, sus ojos se posan
en los míos. “Trippin” de Khalid y Buddy comienzan a sonar, y lentamente
baja su boca hacia la de ella soplando humo en su boca. Se me revuelve el
estómago. Me siento enferma.
Miro cómo su mano, la mano con la que estoy tan familiarizada,
masajea el frente de su garganta.
Alguien se mueve contra mi espalda mientras unos labios llegan al
hueco de mi cuello.
—Úsame, pequeña. Aprovecha tu poder y derríbalo.
Lamo mis labios y me estiro hacia atrás, moviendo la cabeza para que
Kyrin muerda la carne de mi cuello. No me estremezco. La mano de Kyrin
llega a mi hombro, quitándome la chaqueta hasta que cae a mis pies.
Dándome la vuelta para ver a Kyrin, busco su expresión de cadáver.
—¿Prefieres chicas o chicos?
Sus labios se curvan.
—Todos son iguales cuando están muertos.
Me pongo de puntillas, mis labios rozan los suyos.
—Responde la pregunta.
Tira de mi labio inferior entre sus dientes.
—A las chicas.
Le lamo los labios, moviéndome hacia atrás.
—Estás tan atormentado.
93
Me mira furioso.
—Todos los mejores tipos lo están.
Deslizo mi lengua debajo de su afilada mandíbula, y luego lentamente
comienzo a mover la lengua abajo en su pecho, mi mano se mete debajo de
sus pantalones. Su dedo sube y baja por mi pecho, mi pezón se endurece
bajo su toque. Esto es fácil. Kyrin es como se siente acostarse con cualquier
otro chico. Desolado.
Muerto.
Killian fue diferente. ¿Por qué es diferente?
Con ese pensamiento, aprieto los ojos y los cierro. No puedo hacer esto.
Kyrin se inclina hacia mis labios, sus palabras se mueven sobre los
míos mientras su lengua trabaja en mis labios.
—Deberías correr ahora, o no te dejaré salir de aquí, pero debes saber
esto... —Hace una pausa, y mis ojos se abren sobre los suyos. El dolor se
apodera de mí cuando me doy cuenta de lo estúpida que fui al venir aquí.
Me dejo sentir algo por alguien que nunca podrá corresponderme. Sentí algo
por alguien que ve a las mujeres como desechables. Kyrin niega—. Solo te
diré esto porque estoy borracho y te ves perdida. Estás perdiendo tu tiempo.
Construye un muro, pero esta vez usa tus secretos y dolor como base donde
lo construyas, de esa manera, no se derrumbará. Nunca subestimes el poder
del dolor. —Hace una pausa, inclinándose hasta que su nariz toca la mía—
. Corre.
Tomo mi vestido del piso y me lo pongo, corriendo hacia la puerta. No
quiero ver qué más está sucediendo, especialmente con Killian y Callan. Los
Hermanos, Padres y Kiznitch en general no son como los civiles.
Ven las cosas a través de un cristal hastiado. Lo que no tiene sentido
para la mayoría, pero sí para ellos.
Abriendo la puerta de nuestra casa rodante, corro escaleras arriba a
mi habitación y pongo la cerradura cuando la cierro. Mi cuerpo tiembla
cuando caigo al suelo. Levanto mis rodillas a mi pecho y descanso mi frente
en ellas. Dentro y fuera. Dentro y fuera. Intentando frenar mi errática
respiración, las paredes comienzan a cerrarse a mi alrededor.

—No quiero estar aquí, mamá... —susurré, pasando un trapo sobre la


mesa de prístino cristal.
Mamá se volvió para mirarme y sus manos llegaron a su delgada cintura. 94
Mamá se veía frágil, más de lo que la había visto antes.
—Sé que no quieres, Zaika, pero es parte del trabajo de padre y de mí
estar aquí. Ve y arréglate un poco para que podamos llevarte a Mayhem
cuando terminemos ¿Cómo suena eso?
Sonaba divertido. Siempre quise ir a Mayhem. Vi fotos de mi madre y de
mi padre, pero nunca pensé que alguna vez podría verlo yo misma. Con mis
propios ojos.
Subí corriendo las escaleras y entré en la habitación de invitados,
hurgando en mi maleta hasta que encontré un pequeño vestido rojo. Tenía
mangas largas y se reducía en mis rodillas. Era mi favorito. A papá no le
gustaba mucho. Decía que el rojo y el negro eran colores adultos, pero mamá
siempre peleaba con él por eso.
Me puse el vestido y até una cinta roja a juego alrededor de mi cabeza.
Esta noche, podría jugar con el destino, y no podía esperar a hacerlo.

Salí de mi lapso de recuerdos y tomé las cubiertas de mi cama, tirando


de ellas hacia abajo hasta que estuvieran envueltas alrededor de mi cuerpo.
Acurrucándome en una bola en el suelo, cerré los ojos.
10
Killian

M
i puerta se estrella contra la pared de mi habitación, y salto
de mi cama, mi arma armada y apuntando hacia Delila.
—Jesús, Kill.
—Lo siento. —La bajo, metiéndola dentro de la cintura de mis
calzoncillos y pasándome las manos por el cabello—. ¿Qué deseas?
—Los necesito a todos ahora para poder informarles a los demás sobre 95
lo que está pasando desde aquí. ¿Y Killian? —Me ve, señalando mi cuerpo—
. Ven vestido esta vez, por favor.
Me dejo caer en mi cama, con las manos en mi cara.
Un delgado brazo se mueve alrededor de mi cintura.
—Mmm, vuelve a la cama.
La alejo.
—Vete.
Callan se aleja de mí.
—Wow, Kill. No hay problema. —Recoge su ropa del piso y no sé si se
va hasta que mi puerta se cierra.
—Sabes... —murmura Maya desde el otro lado de la cama, arrastrando
los pies sobre sus codos. Me vuelvo sobre mi hombro para verla—. No tienes
que ser tan horrible con ella.
—Sí. —Miro a Maya—. Tengo que serlo.
Ella alcanza la mesita de noche y agarra uno de mis cigarrillos,
poniéndolo entre sus labios
—¿Qué hora es? —murmura Val, frotando el sueño de sus ojos al otro
lado de Maya.
—Temprano, pero Delila convocó una reunión. Nos informará sobre lo
que sucederá hoy. —Me paro, alcanzando mis vaqueros. Me los pongo,
dejando el último botón desabrochado. Señalo la puerta—. Ambas, salgan.
Me ven con ojos de cachorro. Me estremezco, mi mandíbula se tensa.
—Ahora.
Val se queja con obvia diversión mientras se arrastra lentamente fuera
de mi cama, pero Maya sigue fumando su cigarrillo. Lo entiendo. Maya
siempre ha pensado que estaba en un pedestal conmigo. Principalmente
porque yo la puse allí, pero la forma en que actuó anoche me molestó, y
luego que haya llevado la fiesta a mi cama me molestó aún más.
—Vete, May.
Ella se estremece.
—¿Qué?
Pongo los ojos en blanco, agarrando mi teléfono de la mesita de noche,
antes de bajar las escaleras. Me paso la mano por el cabello cuando veo a
King en la puerta, listo para partir. 96
—Sabes, las vi a todas salir lentamente de tu habitación esta mañana,
y me recordaron a los gatos callejeros.
Mordiendo un cigarrillo entre los dientes, tomo mis Ray-Bans de la
mesa.
—¿Qué? No actúes como si estuvieras sorprendido. —Una sonrisa está
en mi boca antes de que pueda combatirla.
King empuja la puerta y lentamente nos dirigimos a la tienda.
—No, en absoluto, pero estaba esperando que Sass bajara.
Me congelo, mis dedos se doblan alrededor de mi cigarrillo. Lo saco
lentamente soltando una nube de humo.
—¿Qué? —Sé que me está atormentando—. ¿Ella no regresó? No me
digas... ella no es como el resto de las chicas fáciles que se acuestan contigo
sin importar quién ya esté ahí. Estoy conmocionado. De verdad. Una chica
que se ve así pero ¿qué tiene moral? —se burla, presionando una mano
contra su pecho.
—Cállate, hijo de puta.
King suelta una carcajada justo cuando entramos en la tienda. Todos
ya están allí esperando. Delila se encuentra en el centro del anillo,
mirándome.
—Bien, amable de tu parte que finalmente te unas a nosotros,
Trickster. Dime, ¿alguna de las otras tres chicas con las que te vi en la cama
esta mañana se unirán a nosotros? ¿Incluyendo a mi hija?
Mi mandíbula se aprieta. Perra. Girando hacia el movimiento que
atrapo con el rabillo del ojo, encuentro a Saskia sentada junto a Kenan y a
Perse, con las rodillas hacia su pecho. Lentamente me ve, sus ojos
enrojecidos y su cara libre de maquillaje. Mierda. ¿Cómo puede lucir aún
más bella sin desearlo?
Me estremezco de nuevo cuando noto que se ve molesta.
Alejando a Delila, vuelvo a prestarle atención. Tengo que forzarme a no
darle una respuesta inteligente. Por lo general lo haría. Pero algo en lo más
profundo de mí no quiere hacerlo.
Jodidamente no sé por qué.
Me dejo caer en una silla en la primera fila con el propósito directo de
estar directamente enfrente de Sass.
—Entonces —dice Delila—. No esperaré a nadie más. El plan para esta 97
mañana es que tomaremos el vuelo 747 y vayamos directamente a Kiznitch.
El crucero viajará de regreso a EE. UU. para garantizar que nuestro equipo
esté allí para cuando volvamos o para cuando más o menos regresemos.
—¡Espera! —Lain, uno de los Siete Ángeles levanta los dedos—. ¿No
haremos la gira internacional?
Delila niega.
—No. Seré honesta con todos ustedes y diré que mi plan era sacarlos a
todos de Estados Unidos mientras Los Cuatro Padres y el resto de los
Kiznitch ponían planes en marcha, pero ahora algo cambió y nos necesitan
de regreso en Kiznitch.
—¿Como en Rumania? ¿Como en nuestra patria? —pregunta Lain. Mi
cerebro saca la mierda que ya sé. Sin siquiera darme cuenta, encuentro a
Saskia. Mi estómago se aprieta cuando la veo mirando fijamente, sus ojos
de tormenta de nieve me desarman. Su piel es perfecta, sus mejillas
pellizcadas de rojo. Sus labios son suaves e hinchados, pero no de una
manera que te haga pensar que los llenó de mierda sintética, sino más de
una manera que te hace darte cuenta de que es solo una pequeña bruja
perfeccionada y loca creada a partir de los malvados. Si Saskia fuera el
engendro de Satanás, obviamente sería su favorita.
Me mantengo concentrado en ella, moviendo la pierna y lentamente
levantando mi cigarrillo a mi boca. Ella rápidamente se aleja de mí,
susurrándole algo a Kenan. Kenan se inclina un poco, mirándome, antes de
moverse hacia atrás en su silla. Sass se para en ese momento, saliendo de
la tienda. Delila no se inmuta mientras continúa hablando sobre lo que sea
que haremos, pero hace mucho que la ahogué.
Los ojos de Kenan vienen a los míos.
Digo:
—¿Qué?
Me despide antes de volver a Delila. Hijo de puta inteligente. Debería
golpearle el trasero. Pero no lo haré. En cambio, me levanto de mi silla. Esta
vez Delila deja de hablar.
—Killian, juro por todas las cosas que son santas, que si no te sientas
como la mierda...
—Bueno, bien, nada cerca de nosotros es sagrado, Delila. King me
informará. 98
Salgo corriendo de la tienda en busca de Sass. Los trabajadores están
caminando afuera, empacando artículos sueltos y doblándolos. Su casa
rodante entra en mi vista y antes de poder detenerme, me dirijo
directamente hacia ella.
11
Saskia

E
l agua del grifo se vierte en la bañera, cubriendo la habitación
con espesa agua condensada. Vaciando casi una bolsa entera
de sales de baño, arrojo el paquete sobre el mostrador y agarro
el aceite de lavanda, rociando unas gotas. Moviendo los ojos,
resoplo, intentando calmarme. Cuando era niña, mi mamá me hacía un
baño con lavanda y aceite de rosas en un intento de relajarme. Decía que
cargaba mucha rabia, pero que la llevaba bien. 99
“Si llevas el peso del mundo sobre tus hombros, entonces mejor usa ese
peso como la tela con la que construyes tu vida”.
Mi madre era sabia, pero he llegado a pensar en la muerte así. Cuando
las personas son demasiado preciosas para la tierra, Dios se las lleva
primero. El mundo puede estar tan roto que los que son demasiado
preciosos para caminar en él, son tomados.
Vuelvo a cerrar la tapa del aceite, agarrando la toalla con la mano.
—Realmente deberías cerrar la puerta. —Los latidos de mi corazón se
aceleran con la voz de Killian, pero me niego a darme la vuelta.
Inclinándome, coloco la botellita en el borde del baño.
—Realmente deberías darte una ducha, Killian, puedo oler tu última
comida aquí. —Cierro la boca cuando la última palabra sale volando.
Molesta conmigo misma por mostrar mi mano.
Debe adentrarse más en el baño, porque su mano se dobla alrededor
del frente de mi garganta. Mi piel se eriza ante su proximidad. Su toque.
Alivia ese dolor que he arraigado profundamente dentro de mí. Pero ¿qué
pasa si las mismas manos que me tranquilizan son las mismas que me
hacen daño?
Su pulgar masajea la línea de mi garganta mientras mueve mi cabeza
hacia atrás, así que lo estoy mirando al revés.
—¿Qué pasa? —No lleva puesta la camiseta, como de costumbre.
KIZNITCH está tatuado sobre su pecho en una pequeña vieja escritura
inglesa.
Me alejo de él.
—Nada. —De pie en la bañera, me giro para mirarlo. El nivel del baño
me da más altura, aunque Kill está unos centímetros por encima del uno
noventa y yo apenas mido uno sesenta. Suelto la toalla y me desenvuelvo,
pero mantengo mis ojos en los suyos.
Arrojando la toalla al suelo, me hundo en la bañera y suspiro cuando
el calor del agua me pellizca la piel.
—Estás enojada. —Se sienta al borde de la bañera—. ¿Me vas a decir
por qué, o serás una niña y bailarás alrededor del hecho hasta que lo
resuelva yo mismo?
—No estoy enojada —respondo honestamente. Porque no lo estoy—. No 100
es nada. —No es nada, pero no puedo decirle más de lo que tengo. Tengo
que ocultar mi mano. A veces, protegernos a nosotros mismos significa
hacernos daño en el proceso.
Su mano llega a mi barbilla mientras me aprieta bruscamente,
elevándola. Busco en su cara. Su mandíbula está cortada impecablemente,
con una cuchilla tan afilada como una maquinilla de afeitar. Sus pómulos
se deslizan clásicamente por su rostro en perfecta simetría. Sus cejas son
expresivas, curvadas y hundidas cada vez que está absorto en sus
pensamientos. Sus labios, bueno. Sus labios son algo completamente
diferente. Los bordes suaves, sumergiéndose en un arco de cupido. Todo
sobre Killian es poderoso y adictivo.
Su lengua se escabulle, humedeciendo su labio inferior, la perforación
en su lengua atrae mi ojo.
—¿Te divertiste anoche? —Necesito distraerme de querer jalarlo al baño
y tener sexo de odio con él esta noche.
Se inclina, sus labios rozan los míos. Me derrito, deslizándome bajo el
agua un poco más.
—No —murmura antes de moverse hacia atrás. Su mano cae de
alrededor de mi cara—. Sabes que tuve sexo con todas esas chicas, ¿verdad?
Y lo tuve múltiples veces. De eso se trata este estilo de vida y fui criado aquí,
así que no conozco otra manera.
—¿Por qué me estás diciendo eso? —No lo veo, alcanzando el jabón y
apretando la botella en la palma de mi mano.
—Porque siento que lo que pasó anoche está jugando un papel en por
qué estás enojada.
Le miro inocentemente, mientras froto el jabón sobre mis senos.
—No estoy enojada.
Sus ojos caen al movimiento. Sonríe.
—¿Segura sobre eso?
Me encojo de hombros.
—Estoy segura.
Hace una pausa, mordiendo sus labios entre sus dientes.
—Ya veremos. —Justo cuando pienso que va a hacer o a decir algo.
Cualquier cosa. Tal vez decirme lo que sucedió anoche, se da la vuelta y se 101
va—. Cierra la puta puerta.
12
Saskia

E
l vuelo fue largo. Más largo de lo que quise que fuera. Dormí
la mayor parte del viaje, pero todavía se sintió largo. Todavía
no puedo superar el hecho de que las familias fundadoras
poseen un maldito 747.
Estoy recogiendo toda mi basura después de aterrizar cuando P
engancha su brazo en el mío.
102
—Todos tendremos que tatuarnos mientras estamos aquí.
Me congelo, con una mano en la correa de mi mochila y con la otra
agarrando mi teléfono.
—¿Por qué?
Comenzamos a caminar hacia la salida.
—Bueno, porque solo puedes obtener el tatuaje aquí. Algo sobre la
tinta, y luego está toda esa ceremonia por la que todos tenemos que pasar...
—Bajamos las escaleras. Tiemblo cuando el aire frío me azota. Soy muy
consciente de la ceremonia y de lo que implica, pero no pensé que la
haríamos ahora. Entre todo lo demás que parece estar sucediendo, quedar
marcada parece diminuto.
Cuatro Range Rovers negros están estacionados frente a nosotras.
Hombres vestidos con trajes oscuros y gafas hacen guardia en cada uno.
—Entonces, ¿estás dentro? —pregunta Perse, empujándome.
—Claro —le digo, solo para sacarla de mi trasero al respecto. A decir
verdad, no quiero estar aquí, y no sé por qué. Creo que estoy lista para volver
a Estados Unidos y de regreso a las giras habituales. A los espectáculos
habituales. No quiero estar aquí, en Kiznitch. Ojalá supiera por qué me dolía
el estómago y el corazón por estar en la que se supone debe ser mi patria.
—Dime más. Más. Más. Más.
Las paredes se están apretando a mi alrededor, cuanto más se acercan,
menos puedo respirar.
—Más.
—¡No lo sé! —grito tan fuerte que mis tímpanos explotan.

—¡Sass! Aquí dentro... —grita Killian. Nuestra tensión es tragada por


todos y todo a nuestro alrededor—. Ahora.
—Solo ve. —Perse me empuja hacia él—. No cederá.
Deslizo mis lentes sobre mis ojos y sigo sus órdenes. Esta vez.
Principalmente porque no quiero causar una escena en medio de una pista
de aterrizaje. Tan pronto como estoy frente a él, me agarra de los dedos y
nos guía alrededor del Range Rover en el que pensé que entraríamos.
—¿A dónde me llevas?
Saca un juego de llaves de su bolsillo y apunta. 103
Me detengo. Sé el alcance de su dinero, pero la riqueza es difícil de
digerir cuando has sido alimentada con pobreza toda tu vida.
El Lambo negro mate se ilumina cuando señala.
—Entra.
—¿Por qué? —pregunto escéptica, dirigiéndome hacia el lado del
pasajero—. ¿Por qué no se lo pediste a alguien más?
Él hace una pausa, buscando sus cigarrillos en la parte trasera de sus
vaqueros. Pone uno en su boca.
—¿Por qué siempre analizas todo?
—¿Cómo es que tú no lo haces? —Le devuelvo el golpe.
Se queda quieto, luego abre lentamente mi encendedor y enciende la
punta de su cigarrillo.
—Sube al auto, Hellhound.
Suspiro, asimilando mi entorno. Los otros autos comenzaron a alejarse,
mostrando un aeropuerto en la distancia.
—Bien. —Jalo la manija hasta que la puerta se desliza hacia arriba.
Hundiéndome en el lujoso cuero, trato de ignorar la forma en que abraza mi
piel con su toque de terciopelo. Él se acomoda en el asiento del conductor,
su cigarrillo contamina el prominente aroma a cuero recién cosido.
Enciende el auto para arrancar y hace vibrar el profundo ruido del
motor debajo de nosotros Empujando el engranaje primero, nos saca de la
pista de aterrizaje, zumbando detrás de la línea de autos ricos y exclusivos.
—No sé una mierda sobre ti, pero ¿dijiste que has estado aquí antes?
—No sé si fue una pregunta o una declaración.
—Hmmm —respondo—. Sí, lo he hecho. Cuando era pequeña. —Me
giro para verlo, pero simplemente fuma y enciende el estéreo—. ¿Por qué
estoy aquí?
Él inclina la cabeza para mirarme.
—Tengo curiosidad.
—¿Acerca de? —pregunto, aunque todavía me está mirando de cerca.
Cambio mi atención al camino que tenemos por delante—. Es posible que
desee ver a dónde me llevarás…
Sonríe.
—¿Alguna vez has visto Fast and Furious?
Me muevo incómodamente.
104
—Sí, y no eres Dominic Toretto.
Baja la ventanilla y apaga el cigarro justo cuando el auto se desvía hacia
el otro carril y deja caer el auto de nuevo a segunda, volando y pasando la
línea de autos.
—¡Oh, Dios mío, Killian! —Me aferro a la manija de la puerta mientras
continúa ganando velocidad, junto con mi ritmo cardíaco. Se acerca una
camioneta, en línea directa a nosotros, pero no hay ningún lugar donde
Killian pudiera desviarse porque la línea de autos está demasiado cerca—.
Killian... —le advierto, con las palmas de las manos sudando y el corazón
latiendo.
—¿Qué me estás escondiendo?
—¿Qué? —Lo miro de reojo.
Me devuelve la mirada a través de rendijas estrechas.
—Responde la pregunta porque sé que me escuchaste.
—¡Nada! —grito. La camioneta nos está mostrando sus luces altas
ahora señalándonos que nos movamos.
—¿Por qué no confío en ti? —La mandíbula de Killian se aprieta y corta
frente al SUV al frente de la línea, justo a tiempo para que la camioneta nos
pase, dando bocinazos.
—¿Qué demonios te pasa? —grito. Quiero pegarle.
—El miedo actúa como un suero de la verdad para los humanos. —Me
ve brevemente y luego regresa a la carretera cuando finalmente cae a una
velocidad más aceptable—. ¿Por qué crees que las personas son torturadas?
El hecho de que van a morir infunde miedo dentro de ellas.
—¿Qué tiene eso que ver con que lo hagas conmigo?
Sacude su cabeza.
—Tiene todo que ver contigo.

Lo ignoro por el resto del viaje, algo molesta con sus crípticos mensajes
y preguntas. Alrededor de una hora y media después, veo que los árboles
que bordean el camino lentamente comienzan a transformarse en largos
pilares dorados con bombillas en la cima. La hierba se ve más verde, los
105
arbustos arreglados. A medida que nos acercamos más a la ciudad, la región
comienza a parecer medieval, solo que más opulenta. Me arrastro hacia
arriba, recostándome contra el cuero. He estado aquí antes, pero era tan
joven que no recuerdo mucho del viaje en sí. Los pilares comienzan a
volverse más frecuentes, cuando una gran estatua con las letras KIZNITCH
incrustadas en la piedra aparece a la vista. La estatua es de cuatro hombres
en trajes, de pie con orgullo mientras protegen la ciudad. La calle que te
lleva a Kiznitch es de adoquín, con flores recién florecidas en las aceras.
La gente camina por el lugar lentamente, moviéndose sobre su día. Una
gran cascada detrás de una línea de tiendas me llama la atención, pero solo
vislumbro brevemente el agua chocando contra la gigante piscina debajo
mientras continuamos conduciendo a través de la ciudad.
La gente se detiene y ve con una mezcla de expresiones que destellan
sobre sus caras.
Conmoción.
Lujuria.
Hambre.
Belleza.
Juegos.
Killian gira en una calle lateral.
—¿Dónde nos quedaremos todos aquí?
Se ríe.
—En una de las casas fundadoras es donde estaremos todos. Delila
tiene su propia plantación aquí, y todos los demás también.
—Yo me quedaré con Kenan. —Me sentiría más cómoda con él o con
Perse, pero sé que Perse y King todavía están en esa bonita etapa de luna
de miel, así que probablemente no querrán que alguien ande con ellos por
el tiempo que estemos aquí.
—Como la mierda que lo harás.

Me dejo caer en la cama en la que Killian me dejó, doblando las piernas 106
debajo de mi trasero. La plantación Cornelii es extrañamente inquietante.
Ladrillo frío sostenido por ventanas estilo victoriano, pero eso realmente
ofrece solo un pequeño detalle de lo que es realmente por dentro. Las
paredes son mitad blanco y mitad burdeos oscuro, con adornos grises y
envejecidas cortinas. Hay una cama de cuatro postes en la habitación en la
que me quedaré y una vieja chimenea de leña en el lado opuesto. Una gran
cómoda y un armario se ubican al otro lado, justo al lado de una puerta que
conduce a un baño.
A mi izquierda hay cortinas de encaje blanco que esconden el pequeño
balcón que tiene vista a la totalidad del patio trasero. En el patio hay viejas
estatuas y una gran piscina de piedra con brillantes luces azules que la
iluminan desde el fondo. No se ha vivido aquí probablemente en años, pero
es bastante obvio que se sigue manteniendo bien. Killian tampoco bromeaba
sobre las casas fundadoras. Creo que todas están en círculo. Cada casa
estilo plantación está a acres de distancia de la otra, con un gran bosque
justo en el medio de todos. Enfrente de la casa Cornelii está el número II.
Conozco la complejidad de Los Cuatro Hermanos Kiznitch y el mundo
en el que operan, pero nunca me sumergí completamente en descubrir la
cantidad de terminología ni de rituales malos que realmente suceden.
Supongo que II significa que estás parada en la línea, con King siendo yo.
Hubiera preferido quedarme en cualquiera de las otras casas, y traté de
pelear contra él para no quedarme aquí, pero no se movió. Finalmente, me
di por vencida mientras me quedara en el ala en la que no se quedara.
Estuvo de acuerdo.
Llaman a la puerta antes de que se abra. Me arrastro sobre mis codos
cuando Val entra en la habitación.
—¡Hola! —Patea cerrando la puerta con su pie. Dándome lo que parece
ser una túnica doblada, mientras se muerde el labio nerviosamente—. Para
el ritual que ocurrirá esta noche. Por lo general, tienes que usar el escudo
de tu familia, pero como no pudimos encontrar uno de los Royal, y Delila no
quería hablar sobre por qué, se te dio ésta.
La despliego, extendiéndola sobre mis muslos. Parece caer a mis
tobillos y tiene una cuerda cerca de mi clavícula donde se ata. Una sudadera
con capucha está doblada debajo y cuando la volteo, me congelo.
—Dice Cornelii.
Los ojos de Val brillan con simpatía.
—Lo sé. No sé por qué hizo eso, pero es lo que tienes que ponerte. Oye... 107
—Se sienta en la cama al lado de mí—. ¿Quién es tu familia? Obviamente,
eres Kiznitch, pero ¿por qué el secreto con tu línea de sangre?
Después de pasar las puntas de mis dedos sobre las letras rojas como
la sangre que dicen CORNELII, me encojo de hombros.
—Mi familia no era muy conocida en Kiznitch. Estaban al final de la
cadena alimentaria.
—Oh, bueno, eso podría ser. —Me despide antes de caer de nuevo en
mi cama.
Internamente le digo que se vaya. No sé cuándo fue que nos volvimos
amigas, pero obviamente se está sintiendo cómoda con eso. Inmensamente.
—¿Eres bisexual?
Me giro rápidamente para verla, para asegurarme de haber captado
bien su pregunta.
—Ah, no. ¿Por qué? —pregunto, empujando el drama de batas a un
lado por ahora.
—Bueno, creo que yo podría serlo.
Justo cuando estoy a punto de abrir la boca, mi teléfono vibra en mi
bolsillo.
—Mierda. Olvidé desactivar el roaming global.
Veo que es Hope, así que apreté RESPONDER.
—¿Hola? —Moviéndome en la cama, me dirijo a la puerta del balcón y
salgo.
—Sass, dime que no estás en Kiznitch.
Trago.
Val comienza a quitarse los zapatos y se arrastra hacia mi cama. Espero
que la razón por la que me preguntó no fuera porque quiere algo conmigo.
—No. No lo estoy.
Hay arrastre de pies al otro lado del teléfono.
—Voy para allá. Te enviaré un mensaje de texto cuando aterrice y te
daré los detalles de dónde quiero que me encuentres.
—¿Qué? —Me aferro a la barandilla—. ¿Hope?
La línea se corta. Llevo el teléfono lejos de mi oreja.
—¿Qué mierda?
—¿Todo bien? —pregunta Val, saliendo al balcón.
108
La veo desde mi teléfono, pensando que probablemente tengo algo que
ver con el hecho de que estoy en Kiznitch y Hope en América. Puede ser
dramática cuando quiere serlo.
—Sí, todo está bien. ¿Val? —Levanto las cejas—. ¿Qué estás haciendo
aquí?
Ella mete su largo cabello rubio detrás de una oreja.
—Lo siento. Sé que eres muy cercana a Perse, pero. —Sus mejillas se
sonrojan y sus ojos se encuentran con los míos—. Bueno —exhala—. Solo
tengo un grupo muy pequeño de amigas, debido a mi vida en general, y una
es con la que me estoy acostando, y la otra no está interesada en este drama.
—Entonces… —Me detengo, volviéndome para mirarla—. ¡Espera! ¿Te
estás acostando con Maya?
Salta a la barandilla del balcón.
—Sí. Pero, por favor, shhh.
—Oh, vaya. Pensé que lo que vi la otra noche fue solo...
—… ¿Kiznitch? —interfiere, con una sonrisa en la boca.
Me reí, apoyándome contra la barandilla a su lado.
—Sí, Kiznitch.
Sacude la cabeza y ve al suelo.
—No. Bueno, entonces he estado con chicas antes. Con muchas. No
solo por el espectáculo, sino porque ya sabes, el alcohol y la estupidez. Solía
perder el tiempo un poco, pero nunca fue serio. Solo eran travesuras
borrachas.
—¿Vamos a necesitar alcohol para esta conversación? Podría necesitar
una ducha primero porque ese vuelo fue brutal.
Val se ríe.
—Tienes razón. —Patea la barandilla y se pone de pie—. Volveré en una
hora con alcohol y bocadillos. —Me da la espalda y se dirige a la puerta.
Deteniéndose, gira la cabeza sobre su hombro—. Killian es conocido por ser
un poco imbécil con las personas para las que no tiene tiempo. No lo tomes
personal. —Antes de que pueda responderle, se va. El sexo no es una
garantía para ningún compromiso.
Volviendo a mi habitación, me dirijo directamente al baño, llenando la
bañera que se encuentra en la esquina. Hay una ducha negra con accesorios
rojos, y jabones de todo tipo que llenan las partes vacías de los gabinetes.
109
Después de un baño rápido, me pongo unos pantalones cortos
ajustados y una camisa Thrasher suelta. Regreso a la habitación cuando la
puerta se abre y Val entra con un puñado de bocadillos y una botella de
vodka.
—Traje vodka porque podría necesitarlo.
Estoy tratando de ocultar mi risa detrás de la trenza de cola de pez que
estoy haciendo en mi cabello.
—Está bien. Tengo la sensación de que también podría necesitarlo.
Val arroja todo sobre mi cama y se acuesta, girando la tapa de la
botella.
—Bueno. —Toma un trago y se pasa la boca por el dorso de la mano—
. Entonces, todo comenzó en la víspera de Año Nuevo cuando Killian le
rompió el corazón.
Me meto en la cama, le quito la botella de vodka y tomo un trago.
—¿Lo hizo?
Val se da vuelta sobre su hombro y me ve.
—Qué, ¿eso es sorprendente para ti? Todos saben que si Killian la
quisiera, ella habría sido suya hace mucho tiempo. —Inclinando la cabeza,
veo que sus labios se envuelven alrededor del borde de la botella—. No sé si
sabes esto, pero Killian es implacable cuando quiere algo.
Resoplo, arrebatándole la botella. Esta vez tomo tres grandes tragos.
—Lo sé.
—Porque te desea. —No era una pregunta. Era una declaración.
—No diría eso... —respondo sinceramente—. Creo que está más
molesto porque lo desafío.
—Cierto. —Val asiente—. Lo desafías, pero no lo molestas, Sass, lo
excita porque nadie lo hace.
Sin querer detenerme en sus palabras, recojo la bolsa de Cheetos y la
abro.
—Estamos aquí por ti, no por mí. —Nos deslizamos en un ambiente
relajado de conversación, yendo y viniendo entre Killian y mis problemas
con él y los de ella con Maya.
Val levanta la botella de vodka casi vacía y mi cerebro nada con los
efectos de la misma.
110
—No creo que haya sido una buena idea.
Me río, sacudiendo la cabeza.
—Estoy de acuerdo.
La puerta se abre a un lado y lentamente me encuentro mirando a un
Killian con una sonrisa burlona.
—¿Estoy interrumpiendo algo? Porque se ve jodidamente bien. —Su
tono gracioso no es tranquilo.
—No, no lo haces. —Lo ignoro, luchando contra el impulso de poner los
ojos en blanco.
—Levántate. Saldremos.
—¿Qué? —Val se da vuelta sobre su hombro—. ¿Qué quieres decir? ¡No
podemos hacerlo! Bebimos demasiado.
Killian entra más, levanta la botella de Grey Goose y la arroja a un lado.
—Saldremos.
Val gime.
—¿Tenemos que jugar?
Los ojos de Killian vienen a los míos.
—Siempre.
Val se levanta de la cama y se dirige a la puerta.
—Bien. Necesitaré a tu chofer, sin embargo. Los veré a todos allí.
Killian se apoya contra el borde de la cama.
—Estoy demasiado borracha.
La esquina de su boca se inclina, exponiendo sus dientes blancos
Colgate.
—Veo que lo estás.
—¿Qué es —hipo—, tan gracioso?
—Eres un dolor en mi trasero. —Alcanza mi mano, tirando de mí sobre
mis pies. Toma cada curva y área expuesta de mi cuerpo—. Pero sí necesitas
ponerte pantalones.
Sacudo la cabeza.
—No, hace demasiado calor.
—Aquí dentro. —Señala el suelo—. Pero no allá afuera.
111
Hago mi mejor esfuerzo para caminar directamente a mi armario y
tomar unos pantalones de yoga. Me quito los pantalones cortos y pongo los
pies en uno de los agujeros cuando siento a Killian detrás de mí.
Su pecho contra mi espalda.
Dejo de respirar.
—¿Qué estás haciendo, Killian?
Su mano se mueve hacia mi vientre, extendiendo sus dedos.
Lentamente viaja hasta la parte delantera de mi garganta y me aprieta tan
fuerte que me corta el aire instantáneamente. Tira de mi cabeza hacia atrás.
—Los juegos que tuviste con Kyrin no sucederán esta noche.
Intento salir de su agarre.
—No puedes decirme lo que puedo y no puedo hacer, considerando
que... —Finalmente me libero de su agarre y me pongo los pantalones de
yoga—. Tienes sexo con todas.
Su mano agarra mi brazo y me da la vuelta, empujándome hacia atrás
hasta que me estrello contra la pared. Abre mis piernas con la rodilla y se
presiona contra mí, con una mano contra mi garganta y la otra acariciando
cuidadosamente mi mejilla.
—¿Quieres tener sexo con él? —Sus ojos buscan los míos antes de caer
hacia mis labios. Lame los suyos, el piercing en su lengua atrapa la luz—.
Porque nena, si quieres tener sexo con él, puedes volver aquí y tenerlo. De
otra manera, te mantendrás alejada de su pene.
—¿Por qué te importa? —pregunto, desafiándolo.
Ya me he acostado con Killian demasiadas veces, así que sé que estoy
en una posición muy vulnerable acurrucada contra él como estoy, pero no
puedo dejarlo ir. Parece que no me puedo liberar del apego que de alguna
manera siento hacia él. Es molesto, sentirte de cierta manera por alguien a
quien te condicionaste a odiar. Killian es sucio, pero me he estado bañando
en él por tanto tiempo que cuando me vaya, lo haré con los restos de su
veneno bombeando por mis venas.
La puerta se abre detrás de Killian, pero no se mueve.
—¡Yo! Nos vamos, así que si vas a tener sexo, hazlo rápido.
—Ky… —grita Killian, pero sus ojos no se apartan de los míos. Soy muy
consciente de que no respondí a su pregunta, ni negué querer tener sexo
con Kyrin. Pero no quiero eso. Pensé que al menos eso fue obvio la otra
112
noche cuando salí de su orgía grupal—. Ven aquí.
Kyrin no responde y no quiero soltar mi atención de Killian, temerosa
de que lo vea como cobardía.
Kyrin camina a nuestro lado.
—Tócala.
Kyrin se burla.
—Ya te lo dije. No me meteré en medio de tus pequeños juegos de
chicas. No terminará bien.
—Tal vez —susurro finalmente, con mi atención permaneciendo en
Killian—. Pero será divertido mientras esté sucediendo, así que. —Estrecho
mis ojos hacia Killian. Su mandíbula se tensa ligeramente. Tan débilmente,
que me lo habría perdido si no hubiera estado en alerta máxima ahora—.
Tócame.
La esquina del labio de Killian se curva.
Kyrin tose.
—Por mucho que me encantaría entretenerme con este juego, tenemos
que irnos porque la gente nos está esperando en el auto, y no estaba
jodidamente bromeando cuando dije que anoche solo sucedió porque estaba
borracho. No tengo sexo a menudo. A diferencia de tu elección de hombres.
Killian se empuja de la pared y me agarra de la mano, tirando de mí
detrás de él.
—Está borracha.
Comenzamos a dirigirnos por el pasillo y descendemos por la escalera
gemela. El vestíbulo gotea opulencia, como todo lo demás que tocan estos
muchachos. En serio, ¿Quién posee un 747 privado? Antes de que estemos
afuera. Killian me lleva hacia su Lambo cuando Kyrin se desliza en el
Maserati detrás.
—¿Qué pasa con todos los autos llamativos? —pregunto, alcanzando la
manija de la puerta.
Killian se desliza, empujándolo para que comience.
—Tenemos autos aquí y en Estados Unidos. No se parecen en nada a
los que tenemos en casa.
Estamos saliendo del largo camino de entrada cuando me giro para 113
verlo.
—¿También pasas mucho tiempo aquí? —¿Por qué estoy hablando?
Lo deja caer a segunda velocidad y avanzamos, mi cabeza golpea contra
el reposacabezas.
—Sí.
—¿Por qué estás de mal humor de repente? —De nuevo, ¿por qué estoy
hablando?
—No lo estoy —responde, y enciende el estéreo, cortando cualquier otra
posible conversación.
Estoy confundida. Creo que eso es obvio. Especialmente para él, pero
principalmente para mí misma. Soy lo suficientemente madura como para
entender que parece que no podemos tener sexo, pero eso no significa que
tenga que alimentarlo. Necesito aprender a alejarme.
A mantener mi distancia
Puedo reconocer que estamos haciendo esta canción y baile, pero
siempre puedo ponerlo en pausa.
Veinte minutos después, llegamos a un estacionamiento. Lo reconozco
ligeramente, solo que se ve muy diferente de lo que solía ser.
Un arco oscuro y lila que se divide en el medio está curvado en un
arcoíris, con las palabras “Midnight Mayhem” escritas en la parte superior.
La pintura se desvaneció y se astilló, un completo contraste con el aspecto
que tenía cuando llegué aquí cuando niña. La puerta alrededor de la entrada
es del mismo cemento morado que lidera todo el camino alrededor de los
terrenos Mayhem.
—¿Qué? —susurro, alcanzando mi cinturón mientras todos los demás
autos se detienen a nuestro lado—. ¿Qué son…? —Me detengo.
—¿Qué pasa? —gruñe Killian suavemente—. ¿Tienes miedo de un
pequeño caos?
Me giro para mirarlo, parpadeando continuamente.
—No quiero estar aquí.
—¿Por qué? —pregunta, con la cabeza ladeada. Su tono es
condescendiente. Como si ya supiera la razón de por qué no quiero estar
aquí.
—Porque... —respondo, mi garganta se obstruyó—. No quiero. 114
Parece reflexionar sobre mi reacción antes de salir del auto.
—Mierda. —Inhalo y exhalo, cerrando los ojos.

—Aquí es donde ellos vienen.


Apreté la mano de mi madre mientras lamía mi helado. Me encantaba
venir a Mayhem, pero me encantaba aún más poder llevar mi bonito vestido
rojo.
—No. —Mi madre negó con la cabeza—. No estoy de acuerdo con esto ni
lo haré nunca.
Mi padre se arrodilló frente a mí. Amaba a papá. Siempre era gentil y me
manejaba con cuidado. En ese momento, sin embargo, me encontré
acercándome más cerca de mamá.
—Oh, cómo se equivoca tu madre, Zaika.
Estaba confundida, porque su toque era suave, pero el tono de su voz
hacía que me sintiera incómoda. ¿Cómo es que estaba equivocada?

—¡Vaya! —Las manos de Killian llegan a mis brazos y me da la vuelta


para enfrentarlo. Callan está detrás de él, mirándome de arriba abajo con
obvio disgusto—. ¿Qué carajos te tiene tan nerviosa? Si así es como eres
cuando estás borracha, nunca volverás a beber.
Callan se burla, pone los ojos en blanco y engancha su brazo con el de
Perse.
—Necesito hablar contigo sobre algo.
—¿Por qué estás tan empeñado en atormentarme? —le pregunto a
Killian, cayendo al paso a su lado mientras nos dirigimos al abandonado
parque de atracciones. Algo dentro de mí se agita, pero estoy perpleja sobre
por qué.
Killian sonríe pero no responde.
—Esa sonrisa no funcionará conmigo. —Solo que soy una maldita
paradoja porque lo ha hecho hasta ahora—. ¡Killian! —Alcanzo su brazo y él
se detiene, justo antes de la entrada.
Girándose para verme, su concentración se mueve entre mis ojos y mis
labios.
—Porque puedo hacerlo. 115
Lo empujo, corriendo para alcanzar a Kenan. No puedo empujarlo y
tirar entre él y yo por mucho más tiempo, especialmente cuando todavía
tengo los efectos del alcohol corriendo a través de mí.
—¡Sass! —grita Killian detrás de mí, pero lo ignoro. No quiero tanto
como prestarle atención. Envolviendo mis brazos alrededor de mi torso, algo
oscuro se nubla sobre mí cuando doy ese primer paso en el parque.

—¡Mamá! ¿Podemos conseguir hilo de hadas? —Corrí hacia el puesto,


solo para detenerme repentinamente.
Había un hombre. Con traje. Doblé la cabeza hasta que pude ver su
rostro.
—¡Mamá! —grité, dándome la vuelta para encontrar a mamá.
No tuve que mirar mucho porque mamá estaba justo detrás de mí, con
los hombros cuadrados.
—¿Qué diablos quieres? —Su rostro palideció aún más porque su
enfermedad estaba empeorando. Mucho. Por primera vez me sentí triste
porque mamá estuviera enferma.
Me sentí asustada.
El sudor me gotea por la cara mientras trato de borrar los destellos de
recuerdos.
—¿Estás bien? —Kenan se acerca a mi lado y me ve escéptico. Miro a
Keaton que está de pie junto a él. Keaton y yo nunca hemos hablado antes,
pero aparentemente eso no es inusual. Keaton es oscuro. Como individuo,
su alma está condenada, puedes verlo cada vez que sus ojos caen sobre ti.
Muy parecido a Kyrin, solo que en diferentes tonos de negro. Hay algo que
detiene a Kyrin, con Keaton, es como si fuera así por elección. Como si
entregase felizmente su alma al diablo.
Asiento, lamiéndome los labios.
—Sí. —Kenan se distrae momentáneamente por algo, o alguien, sobre
mi hombro.
Me vuelvo para ver a Killian, quien me está mirando atentamente.
—¿Has estado aquí antes?
Cómo puede...
—Una vez —grito, pasando todas las abandonadas atracciones. 116
El carrusel permanece en el medio del camino principal, destacándose
contra todas las otras atracciones debido a su gran tamaño. Seguimos
caminando mientras pasamos los viejos stands de comida y las pequeñas
tiendas donde había lectoras de tarot, lectoras de bolas de cristal e incluso
psíquicas. Me detengo cuando veo el viejo carrusel dorado y rojo. Los
caballos se ven iguales, solo envejecidos. La dorada pintura vieja y las
brillantes sillas rojas se desvanecieron a un suave sepia, como si la lluvia
hubiera borrado todo el color. Fue hermoso una vez. Todo este parque lo
fue.
—Sabes, Midnight Mayhem solía regresar para actuar en Kiznitch cada
seis meses cuando era niño. —Killian se dirige a uno de los caballos,
saltando la pequeña puerta.
Lo sigo, trepando por la puerta de metal y aterrizando sobre mis pies.
—Lo recuerdo.
Killian sacude la cabeza y me ve desde arriba.
—¿Por qué tengo la sensación de que estás aquí para ponerme a
prueba?
—¿A prueba? —pregunto con las cejas arqueadas—. ¿Por qué estaría
aquí para probarte?
Killian saca su pañuelo del bolsillo trasero. Se acerca, su pulgar
presiona mi labio inferior.
—Porque eres la única prueba que no puedo resolver.
Aguanto la respiración.
—¡Kill! —grita King detrás de nosotros—. Tiempo de juego.
Killian sonríe, y veo que ata el pañuelo detrás de su cabeza, ocultando
su boca.
—¿Lista?
—¿Para qué? —pregunto, siguiéndolo fuera de la puerta y bajando por
el polvoriento camino con hierba cubierta de maleza.
—Las reglas son simples. —Killian brinca a una vieja mesa de madera
una vez que estamos de regreso con todos, sus botas militares aterrizan con
un ruido sordo.
—Aquí vamos... —se queja Perse, cruzando los brazos.
—¿Qué está pasando? —le susurro, asegurándome de ver a Killian de 117
cerca.
Killian me fulmina con la mirada.
—Esconde y busca, solo que tú te escondes, y nosotros te buscamos...
Killian hace un gesto a los otros tres Hermanos, así como a los Seis
Demonios y a los pocos otros que trabajan con nosotros.
Todas las chicas, y Kenan, se mezcla en nuestro lugar.
—Tu buscador será tu maestro durante veinticuatro horas. Estarás
completamente a su misericordia.
No me gusta este juego.
Perse pone los ojos en blanco y se sienta en el suelo.
—Bueno, no correré esta vez.
Los veo a todos a mi alrededor, esperando que alguien, excepto Killian,
me reclame.
Killian salta de la mesa. Salto ante su repentina proximidad. Entonces
se acerca. Me sonríe, sus ojos se abren como un jodido loco.
—Corre.
—Yo… —Val agarra mi mano y me empuja hacia adelante, y antes de
que pueda protestar, estamos corriendo hacia la parte trasera de la rueda
de la fortuna—. ¡Val! —grito cuando no deja de correr.
Me detengo, respirando profundamente mientras veo mi entorno.
Agachada y esquivando viejas tablas de yeso caídas y latas de pintura, abro
una cortina negra que debe haber sido una entrada trasera para una de las
atracciones. Muebles viejos están ocultos por sábanas blancas, con
telarañas esparcidas por todas partes.
Dejo de caminar. Miles y miles de copias de mí misma me miran en
diferentes ángulos. Un laberinto de espejos. Genial, pero no porque pueda
perderme. Perderme tiene que ser mejor que estar a merced de Killian, así
que hago lo siguiente más tonto que he hecho aparte de acostarme con él.
Me pierdo en el laberinto.
Debería dar la vuelta, pero cuando escucho a alguien gritar por ser
capturada, salto hacia adelante y giro a la izquierda con fuerza, desesperada
por tener algunos segundos sola con mis pensamientos. ¿Por qué me siento
así por Killian? Es todo lo que debería odiar, y es lo que hago debajo de todo, 118
pero parece que no puedo sacudirme la sensación de que solo me está
usando. Se aburrirá de mí y se moverá a la siguiente, porque es ese tipo de
persona.
Sigo caminando hasta que me congelo. Girando, trato de dar marcha
atrás sobre mis pasos.
—Odio esta jodida cosa. —Después de caminar otros cinco minutos,
me rindo e intento llegar al principio llegando desde el final.
Mi teléfono vibra en mi mano y lo deslizo desbloqueándolo, viendo que
es Killian.
Kill: ¿Dónde estás?
Escribo mi respuesta. No te lo diré.
Sonrío, mientras sigo caminando sin rumbo por el laberinto. Quiero
salir, pero no quiero ser capturada por mi némesis.
Mi teléfono suena de nuevo.
Killian: No me pongas a prueba.
Antes de que pueda evitar que mis dedos vuelen sobre mi teléfono,
escribo, ¿o qué?
Responde casi al instante. ¿De verdad quieres saberlo?
Me detengo, con una estúpida sonrisa en el rostro. Esto es por lo que
estoy enojada conmigo misma.
Estoy escribiendo una respuesta y doblando otra vez a la derecha justo
cuando me golpeo con fuerza contra un pecho duro. Viajando por el granito,
en el alto exterior, no me sorprende en absoluto encontrar a Killian
viéndome fijamente. Se jala el pañuelo dejándolo en el cuello, mostrándome
una arrogante sonrisa.
—Responde a mi pregunta…
—¿Cuál pregunta? —pregunto, retrocediendo hasta que me golpeo en
un espejo.
Sus dos manos vienen a cada lado de mi cabeza.
—¿Quieres saber qué pasa cuando me pones a prueba?
Me enderezo en desafío.
—Tus juegos mentales no funcionarán en mí.
—Oh. —Sonríe, lamiéndose el labio inferior—. Mis juegos mentales son
la menor de tus preocupaciones.
119
—¿De verdad? —No puedo luchar contra la sonrisa en mi boca. Por
mucho que quiera, no puedo evitarla.
Su mano llega a mi garganta.
—De verdad... —Sus labios rozan los míos, su sonrisa presiona todos
mis nervios. Pongo los brazos alrededor de su cuello, jalándolo hacia mí.
Sus manos se deslizan por mi costado hasta que caen sobre mi trasero y me
levanta de mis pies.
Aprieto las piernas alrededor de él. Me besa con fuerza mientras me
muevo sobre él, mis uñas se clavan en su espalda.
Alejándose un poco, me baja al suelo.
—Date la vuelta y pon tus manos en la pared.
Sigo sus instrucciones, girándome hasta que un lado de mi cara se
presiona contra el espejo. Alcanza mis dos muñecas, forzándolas detrás de
mi espalda. Siento algo caer sobre ellas, así que vuelvo la cabeza sobre mi
hombro.
—¿De verdad? —Me congelo—. Me atarás aquí.
Él tira del nudo hasta que su pañuelo está apretado alrededor de mis
muñecas. Sus ojos se encuentran con los míos en el espejo mientras la
comisura de su boca se inclina en una sonrisa. Su mano llega a la parte de
atrás de mi trasero y me baja los pantalones de yoga.
—Kill... —susurro, o más bien lloriqueo. Masajeando mi trasero, me
nalguea y me estremezco ante el inesperado dolor.
—¿Mmmm? —Está tratando de actuar inocente.
Su dedo se desliza sobre mis pliegues antes de entrar. Siseo, mis ojos
se ponen en blanco.
—Solo fóllame —grito suavemente. Mi cuerpo reacciona a Killian de
alguna forma que no puedo controlar
Mis ojos se abren cuando saca su dedo y miro con deseo mientras
sonríe, llevándose el dedo a la boca mientras sacude la cabeza.
—Tal vez. —Luego lo pone entre sus labios—. O tal vez no.
Patea mis piernas abriéndolas más, así que me inclino con las manos
atadas, él se pone de rodillas entre mis piernas y grito cuando su cálida boca
masajea mi coño
—Oh Dios mío.
120
Disminuye sus movimientos, su lengua se sumerge y se acurruca
contra mí.
Me giro y me vuelvo, necesitando tocarlo.
—Killian, necesito...
Kill se pone de pie, envolviendo mi cabello alrededor de su muñeca y
tirando de mí. Se inclina sobre mí hasta que sus labios tocan la parte
posterior de mi oreja.
—¿Necesitas qué, nena?
Nena.
—A ti dentro de mí… —le suplico—. Por favor.
Sus dedos vuelven a mi entrada y vuelvo la cabeza sobre el hombro, mi
cabello cae por un lado.
—¡Killian! —grito—. ¡Ahora!
—Está bien, está bien, Dios... —Se ríe—. Quédate quieta. Te follaré.
—Voy a golpearte —grito, la ira hierve bajo la superficie de mi lujuria.
Oigo la hebilla de su cinturón tintinear.
—Bueno, no puedes hacerlo.
—Nosotros… —Se estrella dentro de mí y grito, mi cabeza vuela hacia
atrás y mis piernas se disuelven bajo mi peso.
Se detiene cuando está en lo profundo, sus bolas se frotan contra mi
clítoris. Se inclina una y otra vez llevando sus labios a mi oído.
—¿Qué era lo que ibas a decir?
Mis labios se curvan detrás de mis dientes.
—Justo lo que pensaba. —Tira de mi cabello mientras se retira
lentamente—. Mírate en el espejo.
Lo hago. Estoy fija en la forma en que se está sumergiendo dentro de
mí, mi cabeza está inclinada hacia atrás. Él ladea la cabeza, mostrando su
afilada mandíbula. Me siento tensar lentamente a su alrededor como un
tornillo de banco. Mi núcleo tira y tira, no queriendo dejarlo ir cada vez que
sale. Estoy completamente a su merced.
—No te quiero con nadie más aquí.
Estoy demasiado ocupada girando contra él, perdida en la forma en que
mi cuerpo sube más y más alto implacablemente, alcanzando la punta de 121
mi orgasmo, todo para que el mundo se desmorone a mis pies cuando lo
libere.
—Contéstame, Saskia. Di que sí. No te compartiré jodidamente. No a
ti. Nunca. —Sus dedos masajean la parte posterior de mi cuero cabelludo.
Cuando no contesto, tira de mi cabello y detiene su empuje hasta que mi
cabeza está completamente doblada hacia atrás. Su otra mano se cierra
alrededor de mi garganta—. Tienes tres segundos para contestarme, cariño.
Uno.
—Yo… —Mi voz se corta cuando se tensa alrededor de mi garganta.
—Dos.
Golpeo su mano en derrota mientras continúa empujando dentro de mí
bruscamente.
—Killian...
—No es una respuesta… —me advierte, y mis ojos encuentran los suyos
en uno de los espejos. Me sonríe, liberando mi garganta lo suficiente para
que responda.
—¡Tuya!
Se queda quieto, su boca se abre un poco en sorpresa. No estaba
planeando participar en actividades de todos modos, a menos que tuviera
que tener sexo con alguien en la jaula y si eso sucediera, planeaba ir
directamente a Kenan. No tuve tiempo suficiente para pensar en mis
palabras en el momento, y él lo sabía. No necesitaba acceder a mi cerebro,
solo necesitaba distraerme
—¡Mierda! —gime, su cabeza se mueve hacia atrás—. Déjate llevar,
nena.
Como si fuera una señal y una orden suya, me vengo alrededor de él,
mis músculos palpitan, doloridos. El sudor burbujea sobre mi piel, mi
respiración es pesada y desigual, mis miembros se sienten licuados.
Se retira rápidamente.
—Date la vuelta y ponte de rodillas. Necesito venirme por toda esta
hermosa y jodida cara. —Me doy la vuelta y caigo de rodillas.
Su piel destella con fuego, sus pupilas están dilatadas. Miro fascinada
como sus manos trabajan sobre su longitud. Las venas debajo de su piel se
hinchan hacia la superficie.
Inclinándome, succiono una de sus bolas en mi boca. 122
Se congela antes de que su mano llegue a mi cabello y lo acumule todo
en la parte superior de mi cabeza.
—Joder, Saskia...
Paso mi lengua sobre él antes de arrastrarla por su longitud. No puedo
agarrar su pene porque todavía estoy atada a mi espalda, pero me levanto y
lentamente succiono su punta en mi boca. La suave piel se desliza
fácilmente por mi garganta mientras lo miro debajo de mis pestañas. Su
afilada mandíbula está tensa. Sus violentos ojos se agitan debajo de sus
gruesas pestañas mientras se despliegan contra su impecable piel. Su
cabeza cae hacia atrás.
Lo siento tensarse en mi boca justo antes de que salga y rocíe líquido
caliente por toda mi cara. No cierro los ojos lo suficientemente rápido porque
ahora están ardiéndome.
—¡Oh, Dios mío, Killian! —grito—. ¡Quema!
Él se ríe a carcajadas.
—¡Killian, hablo en serio! —Los mantengo bien cerrados.
Esta vez, estalla en carcajadas y creo que podría golpearlo.
—¡Bien! — Su risa se extingue—. Relájate, maldita sea. —Siento algo
ser frotado sobre mi cara mientras mis ojos se abren lentamente.
—Todavía duele. ¡Qué demonios!
Killian se inclina para encontrarme a la altura de sus ojos, sonriendo.
Entonces me lame un ojo antes de plantar un suave beso sobre él.
—Estarás bien. Vámonos. Todavía tenemos algo de caza que hacer esta
noche.
—¿Qué? —Me pongo de pie mientras continúa limpiando su semen de
mi cara con su camiseta—. Hace mucho frío. Deberíamos irnos ahora para
que puedas cambiarte.
Sus ojos brillan con picardía. Esa es Killian. Travieso. Solo que su
travesura es una estratagema para distraerte, porque debajo de esa
superficie yace la furia. La he visto ahora expuesta algunas veces, y no me
gustaría estar al final de su ira, nunca.
Se vuelve a poner la camiseta y me guiña un ojo, tirando de mí debajo
de su brazo.
—¿Qué? No es necesario que me cambie.
Lo empujo juguetonamente. 123
—Eres tan asqueroso.
—Tuve mi boca en tu coño, mi lengua dentro, mi dedo en tu trasero, y
la próxima vez, planeo tener algo más alrededor de esa área también, así
que no creo que mi propio semen en mi camiseta realmente me vaya a
molestar.
Sacudo la cabeza.
—Te estoy juzgando en este momento.
Regresamos por la cortina por la que entré cuando Perse y King nos
pasan.
—Bueno, bueno, no es este un espectáculo. —King nos sonríe. No
conocía a King antes de conocer a Perse. Quiero decir, había oído de él y
recuerdo partes de él de cuando era niña, pero aparentemente, ha cambiado
mucho desde que se reconcilió con ella. Como si su dolor y su angustia
hubieran desaparecido el día que ella volvió a su vida.
—Psshhh —lo calla Killian—. No puedes hablar, amante.
Estamos caminando de regreso por el parque cuando Callan viene
saltando hacia nosotros.
—Oh, atrapaste a Saskia. Estoy muy sorprendida. —Si estaba tratando
de esconder su sarcasmo, no estaba funcionando.
La veo boquiabierta.
Killian se ríe, acercándome y coloca sus labios en la parte superior de
mi cabeza.
—Vete a la mierda, Callan.
Callan resopla, desapareciendo. Debería ser una bandera roja ver cómo
le habla a Callan, pero por el tiempo que conozco a Killian, nunca me ha
jurado nada. Nunca me he sentido agredida por él. Incluso cuando estaba
siendo Killian y me estaba atormentando, nunca sentí que me faltara al
respeto. Tal vez tenía que ver con el hecho de que sus ojos siempre estaban
sobre mí, o tal vez era porque soy ingenua, pero no puedes juzgar el carácter
de alguien en función de cómo trata a otra persona sin saber la historia
completa.
—¿Puedes desatar esto por favor?
Killian se ríe.
—No. —Hace una pausa, mirándome de cerca. Trato de ignorar la forma
en que la luna llena ilumina cada ángulo agudo de su rostro. 124
—En serio…
Se inclina hacia delante y desata el pañuelo de alrededor de mis
muñecas.
Lo lleva a mi cara y lo ata sobre mi nariz.
—¿Qué estás haciendo? —pregunto, sacudiendo la cabeza.
Se ríe, recostándose y sacando su teléfono. Toma una foto, el flash
parpadea brillante, cegándome por un segundo, lo cual no es algo bueno
considerando que todavía estoy parcialmente ciega en ese ojo gracias a la
falta de puntería de Killian.
Tiré de su pañuelo hacia abajo hasta que descansó sobre mi cuello.
—¿Qué fue eso?
Me ve desde debajo de sus pestañas, con una sonrisa oscura en la boca.
—No te preocupes por eso.
Un silbido fuerte suena detrás de nosotros y nos volvemos para ver a
Kyrin de pie en una mesa de picnic.
—¡Veo que todos tienen sus parejas! Ahora todos pueden irse a tener
sexo a casa y a conseguir lo que quieran.
Miro como la concentración de Killian comienza a moverse alrededor
del lugar. Le toma unos segundos detener su búsqueda. Sigo su línea de
visión hasta que encuentro a Maya. Ella está sola, frotando las palmas de
sus manos arriba y abajo de sus brazos. Se ve perdida, confundida, ¿herida,
tal vez? Veo la cara de Killian, midiendo su reacción. Sé lo cercanos que son
él y Maya, pero ¿las mismas reglas que se aplican a mí le aplican a él
también?
Killian es un lobo con ropa de lobo. Es vicioso con lo que quiere y
fácilmente apuesta por lo que sea que quiera, pero nunca lo hizo con Maya.
¿Seguirá siendo una amenaza? ¿Debería incluso tener amenazas?
Odio esta parte de ver a alguien. La etapa de la conversación. La etapa
sexual. La etapa que puede sentirse como el purgatorio en cada relación.
Su sonrisa cae y veo como sus ojos lentamente se acercan a los suyos.
Veo la silenciosa conversación pasar entre los dos y de repente, quiero
conocer su historia. Quiero saber cuándo se conocieron y cómo se sienten
acerca del otro. Cómo se sienten realmente uno con el otro.
Se me cae el estómago. Cuando haya terminado conmigo, ¿volverá con
125
ella, a su base?
Maya comienza a caminar hacia nosotros y retrocedo, no queriendo
estar aquí o en ningún lugar cerca de los dos cuando estén juntos. Puedo
sentirme llena de celos y lo odio. Si me quedo aquí, seguro que mostraré ese
hecho en la cara también.
—Hola —dice Maya, sonriéndole a Killian.
—¿Estás bien? —le pregunta él. Puedo escuchar la preocupación en su
tono. No es el mismo tono que usa conmigo. Conmigo, es juguetón, un
pequeño hombre de las cavernas, pero juguetón. Pero la forma en que se
dirige a Maya, puede ver que la toma en serio.
Mi garganta se contrae y se hincha, lo que me dificulta tragar. Su
conversación se extingue, todo a mi alrededor se desvanece a negro. No
sabía que estaba caminando de regreso al estacionamiento hasta que golpeo
a Val. Estoy jodida.
—¡Oye! —Alcanza mis brazos, mira por encima de mi hombro para ver
de dónde vine. Su sonrisa se convierte en un ligero ceño fruncido—. Bien,
veo que te encontraste con el inconveniente KiMay.
—¿KiMay? —pregunto, con las cejas levantadas en confusión.
Ella engancha su brazo con el mío y me lleva de regreso a uno de los
SUV que nos siguieron a Killian y a mí cuando nos fuimos.
—Sí. Vamos, mi chofer te llevará a casa.
Suspiro, la tensión abandona mis músculos cuando alcanzo la puerta.
Lo cierro después de que Val está a mi lado. Cuando el chofer se aleja, veo
a Killian girando para ver a dónde había ido. Le tomó tanto tiempo darse
cuenta de que me había ido. Mis inseguridades me tragan entera.
—¿Cuál es su trato? —pregunto, ignorando el teléfono vibrando en mi
sostén.
—Bien. —Val quita mucho cabello rubio de su cara mientras
conducimos por un camino que me recuerda al Camino Amarillo en el Mago
de Oz—. Nacieron el mismo día, con dos años de diferencia, por lo que suelen
celebrar sus cumpleaños juntos. Delila y Draya, la madre de Killian, eran
muy unidas. Mejores amigas. Delila no es una madre perfecta, de ninguna
manera, pero un día cuando Maya tenía nueve años, Delila se levantó y dejó
a Maya con Draya. Entonces terminaron siendo literalmente criados juntos.
A los dulces dieciséis de Kyrin, perdió su virginidad con Kill. Él se rio 126
después y ella también fingió, pero Maya estaba desconsolada.
»Siempre ha sostenido una antorcha por él. Siempre. Cuando… —Hace
una pausa, su garganta traga—. Probablemente debería detenerme. Lo que
estaba a punto de decir, no es mi lugar decirlo, pero te diré esto: Killian no
es tan inofensivo como se ve. —Me ve de reojo antes de mirar hacia el
camino—. Tiene oscuros demonios viviendo dentro de él que fueron puestos
allí por un incidente cuando era niño, y luego todo lo que hizo durante
Midnight Mayhem después de eso solo alimentó a esos demonios.
Trago ¿Un incidente? Respeto que no me lo diga, pero eso no significa
que no me interese.
El chofer se detiene en el camino de entrada de Killian, dejando el auto
al ralentí.
—Lo que digo es que KiMay han pasado por la vida juntos, y es difícil
competir por el afecto de Killian, punto, y mucho menos competir con eso,
y seré sincera, nadie ha estado cerca de ser importante para él, nadie
excepto Maya. —Me ofrece una pequeña sonrisa—. Solo ten cuidado y trata
de no derribar ningún muro en lo que respecta a Killian. Está dañado. Tan
dañado, que la única persona que podrá consolarlo es Maya.
Suspiro, me desabrocho el cinturón de seguridad y alcanzo la manija
de la puerta.
—Gracias por la plática. —Empujo la puerta para abrirla—. ¿Te veré
mañana?
Val asiente.
—¡Sí! ¿Has pensado dónde te marcarán?
Gimo, moviendo el cuello.
—Realmente no. Quiero decir, no sé dónde estaba el de mis padres, así
que no lo sé.
Val sonríe, pero no llega a sus ojos.
—Bien. Bueno, te veré mañana.
Cierro la puerta y me giro hacia la gran casa.
—Excelente.
Los cuatro pilares blancos se extienden por un vasto porche. Hay una
silla en la parte delantera y luces solares se extienden por el jardín bien
cuidado que está alineado. Subo las escaleras y abro la puerta principal, la
cierro rápidamente y corro hacia mi habitación. 127
—¡Oh, hola! —Una voz interrumpe mi paso justo cuando estoy a medio
camino. Me vuelvo para enfrentarla.
—¡Hola! Lo siento, no quise molestarte. —Ella lleva un uniforme de
tenis y tenis blancos. Su rojo cabello está en un nudo limpio y su cara no
tiene maquillaje. Tiene que tener alrededor de treinta y tantos años.
—¡No! —Me hace señas, mostrando una sonrisa deslumbrante—. Soy
Cora. Cuido de la casa mientras los Cornelii están lejos. Vivo en la casa de
la piscina en la parte de atrás.
Me arrastro sobre mis pies.
—Lo siento —se disculpa de nuevo—. Solo avísame si necesitas algo e
intentaré hacer lo que pueda mientras estés aquí.
—Gracias, Cora, y mi nombre es…
—… Saskia —susurra suavemente.
Sorprendida en silencio, doy un paso atrás por las escaleras.
—¿Cómo sabes mi nombre?
Sacude la cabeza y me hace un gesto con la mano.
—Killian me dijo antes de tu llegada, para asegurarnos de que tu
habitación estuviera lista.
—Ah bien. ¡Bien, buenas noches! —Me despido con la mano y continúo
escaleras arriba hasta que estoy en mi habitación.
Pongo la cerradura, me quito la ropa, la tiro en la pila sucia y entro y
salgo de la ducha, prestándole especial atención al lavado de mi cara. Una
vez que estoy limpia y tranquila, apago la luz y me meto debajo de las
sábanas de mi cama. Ni siquiera puse mi teléfono en el cargador, y antes de
que pudiera arrastrarme mentalmente para agarrarlo, mis ojos habían caído
y el sueño se apoderó de mí.

Negro. La habitación está llena de humo oscuro, que se derrama sobre


mi cuerpo. Mi visión no es clara, sin puntos brillantes. Sin humanidad. Sin
luz. Sin pensamientos...

Golpe. Fuerte golpeteo. ¿Un gorila? ¿King Kong golpeando su pecho?


“Gorilla” de Bruno Mars comienza a sonar de fondo con risas de chimpancés
bailando por la sala.
128
—¡Sass! —pronunció el gorila mi nombre perfectamente, antes de
golpear su pecho de nuevo—. ¡Abre la maldita puerta!
¿Esperen, qué?
Otro golpe justo cuando me levanto de la cama, mi corazón se acelera
y mi cabello vuela por todas partes. Me paso el antifaz para dormir sobre la
cabeza y corro hacia la puerta, preocupada de que algo haya sucedido
mientras dormía.
La abro, haciendo una mueca por la audacia de la luz del pasillo.
Killian está de pie en el marco de la puerta, hirviendo, con el pecho
desnudo y arañazos marcando su pecho.
Respira hondo, cayendo hacia atrás y deslizándose por la pared.
Frotando mis ojos, finalmente lo veo con luz real. Junto con marcas de
arañazos, hay pequeñas salpicaduras de sangre sobre su pecho, manos y
cara.
—¿Qué pasó? —pregunto, cayendo al suelo frente a él mientras
compruebo sus lesiones—. ¡Killian! —Mis manos llegan a sus mejillas y jalo
su atención hacía mí—. ¿Qué. Pasó?
Cuando sus ojos caen sobre los míos, están distraídos. Perdidos. Como
si estuviera aquí física pero no mentalmente.
—Tenía que asegurarme de que estabas bien. —Todavía no me está
viendo, así que muevo la cabeza para intentar captar su vista.
—¿Qué quieres decir?
Alcanza mi mejilla, pasando su ensangrentado pulgar sobre mi labio.
—¿A dónde te fuiste? —Su voz es tensa, y veo su vulnerabilidad alzar
su fea cabeza.
Me apoyo en su toque.
—A casa, Killian. Vine a casa.
—A casa —responde, su mano cae a su lado—. Me gusta el hecho de
que llames casa a mi hogar. Dios, odio Kiznitch. —Sus ojos se cierran.
—Vamos. —Alcanzo su mano. Un fuerte golpe suena desde atrás de él.
Mantengo mis ojos en los suyos—. ¿Me gustará lo que vea cuando mire lo
que dejaste caer?
—Depende —dice, y por primera vez desde que interrumpió mi sueño,
veo un ligero cambio hacia el Killian que he llegado a conocer. Su labio
superior se curva en una sonrisa—. ¿Te gusta la sangre?
129
Suspiro, rompiendo el contacto visual y mirando al suelo. Un largo y
afilado cuchillo de estilo militar me devuelve la mirada con una costra de
sangre seca en el mango y en la cuchilla. Mentalmente cuento hasta tres en
mi cabeza.
Uno, no sé qué hace Killian por Kiznitch o por Mayhem, pero he
escuchado historias de lo que hacen los Cuatro Padres y Hermanos.
Dos, alguien terminó muy herido esta noche, y no es Killian.
Tres, vino a mí y no fue con Maya.
Me inclino, recogiendo el cuchillo del suelo. Tomo su mano en la mía y
lo llevo a mi habitación. Empujándolo sobre mi cama, permanece en silencio
mientras me ve moverme por la habitación.
Enciendo rápidamente la lámpara de la mesilla de noche, antes de
entrar en el baño, tirando el cuchillo en el lavabo, abro el grifo.
—Jesús.
Inhalo. Exhalo. Inhalo. Exhalo.
Estoy limpiando la sangre con jabón cuando siento su brazo envolverse
en mi estómago. Deja caer sus labios sobre el hueco de mi cuello.
—Gírate.
Lo hago, volteándome lentamente para verlo. Su lengua se escabulle y
humedece su labio inferior.
—Maté a alguien esta noche.
Está bien, claramente, voy a tener que aumentar mi cuenta.
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
—Bien. ¿Por qué me estás diciéndome esto? —Muevo la cabeza para
poder mirar hacia él.
Él se inclina y pasa sus labios sobre los míos.
—Porque maté por ti. —Presiona un beso contra mi boca—. ¿Vas a
preguntar por qué? O serás una buena niña y no harás preguntas para las
que no puedo decirte las respuestas. 130
Llevo mi mano a su pecho, obligándolo a alejarse para que me dé un
poco de distancia.
Se ríe.
—¿Eres incluso Kiznitch?
Cierro los ojos, ignorando sus palabras.
—¿A quién mataste esta noche?
Cuando mis ojos se abren de nuevo, me está viendo. Su sola energía se
come el espacio entre nosotros.
Mi corazón late en mi pecho.
—Alguien que quería hacerte daño.
Me congelo.
—¿Conozco a ese alguien?
Killian se ríe, sacudiendo la cabeza.
—No estoy seguro. Pero si no me hubieras dejado sin vigilancia en
Mayhem, tal vez no habría tenido tanto tiempo reprimiendo mi ira, y luego
tal vez, solo tal vez, no habría hecho un jodido desastre. —Mira su pecho.
—No entiendo por qué alguien querría lastimarme. —Pienso en la loca
llamada de Hope sobre mí en Kiznitch.
Killian exhala, dando un paso adelante y pasando la nariz por el puente
de la mía.
—Todavía estamos tratando de resolverlo, pero te desea. Mucho.
Respiro profundamente.
—Entonces, ¿por qué lo mataste?
Sostiene mi mirada.
—Porque yo te deseo más.
Llevo mi mano a un lado de su mejilla, luego paso el pulgar por su labio
inferior. Inclinándome, llevo mis labios a los suyos.
Él gime, su brazo se engancha alrededor de mi espalda, empujándome
más hacia él.
—Necesito enterrarme en ti ahora mismo.

131
13
Saskia

L
a luz de la mañana brilla a través de las cortinas del dormitorio
cuando el sol comienza a salir.
El pesado brazo de Killian está a mi alrededor de forma
segura mientras trato de arrastrarme fuera de la cama. No soy
una gran abrazadora, especialmente porque Killian es un calentador que
habla y camina en su sueño.
132
Alguien llama a mi puerta.
—Kill, sal aquí —grita la voz de King desde el otro lado.
Killian gime, rodando sobre su espalda. Se da la vuelta y descansa la
cabeza en la palma de mi mano, mirando por encima de “acabando de
despertar”.
—No es justo que te veas lindo cuando te despiertas.
Killian sonríe, lamiendo sus labios y empujándome hacia atrás sobre
mi espalda mientras descansa entre mis piernas. Me aprieta.
—Siempre soy así de lindo.
—¿De verdad? —Alcanzo mi teléfono, poniéndolo en modo selfie.
Muerde mi mandíbula mientras tomo la foto desde un lado. Lo estudio de
cerca. Por primera vez veo lo que todos ven cuando nos miran.
La puerta se abre detrás de nosotros y Killian gruñe, bajando la cabeza
sobre mi hombro
—Odio romper este fiasco, pero Delila nos está esperando abajo y no
está de buen humor.
Él muerde la carne en mi cuello y tira hacia atrás antes de levantarse
fuera de la cama.
—Bien, ya voy.
14
Killian

M
ordiendo un cigarrillo en la boca, sigo a King por el largo
pasillo, ardiendo entre cada paso.
—¿Tú y Sass? —pregunta King, sonriendo.
—Simplemente estamos teniendo sexo. —Soplo una nube de humo.
King se ríe bajo.
—Sí, hasta que termine lastimada porque has decidido que estás 133
aburrido de la muñequita y que quieres una nueva.
Ignoro su burla cuando doblamos la esquina y entramos al comedor.
Todos los Hermanos me miran atentamente.
—¿Qué demonios está pasando? —pregunta Keaton mientras tomamos
nuestros asientos—. Estás terriblemente cómodo dentro de ella.
Me paso la mano por el cabello, sonriendo.
—Tú también lo estarías.
Kyrin me patea debajo de la mesa.
—Ustedes dos tienen follan o pelean.
Le muestro el dedo medio.
King no responde, así que se recuesta en su silla y me mira
atentamente.
—Sabes, después del ritual de esta noche, volveremos a casa.
—Sí —respondo, abriendo las piernas.
—Así que saben que ambos necesitan resolver esa mierda antes de que
volvamos al camino. ¿Estarán peleando o teniendo sexo?, porque no puede
ser los dos.
Resoplo.
—Funcionó bien contigo y con Perse, y no peleamos. Sass no es una
dramática de mierda.
Me mira furioso.
—Perse tiene fuego dentro, y nunca peleamos ni nos presionamos
durante un espectáculo.
—Sí, porque ella simplemente se dio la vuelta y tomó tu mierda en su
mayor parte.
No conoces a Saskia. La chica es jodidamente salvaje.
—¿Y tú la conoces? —pregunta King, viéndome cuidadosamente.
—¿Yo qué? ¿La conozco? —Apoyo los codos sobre mis rodillas—. La
conozco lo suficiente.
—Oh bien, están todos aquí. —Delila se sienta frente a mí, tirando de
su paquete de cigarros y arrojándolos sobre la mesa. Está empeorando y
empeorando a medida que pasa el día. Como si algo la estuviera comiendo
por dentro.
134
—¿Qué pasa?
Delila coloca un cigarro entre sus labios y lo enciende.
—¿Dónde está el whisky de tu padre?
Miro a mi alrededor sin rumbo antes de volver a ella.
—¿Necesitaré eso?
Delila pasa su dedo sobre su nariz, sus ojos se cierran brevemente
como si tuviera dolor.
—Lo harás. Desafortunadamente, más de lo que lo hiciste la última vez.
—Escúpelo. —Me recuesto en mi silla, molesto ya.
—Es Saskia.
—¿Qué hay con ella? —pregunto con las cejas levantadas—. Vamos,
tienes que decirme algo, porque ahora la chica camina como un maldito
fantasma, que me persigue con su presencia. No puedo mantener mi maldito
pene fuera de ella.
Keaton se ríe.
Delila apaga la ceniza de su cigarro.
—Si te digo esto, Killian, deberás contener tu ira. Deberás prometerme
que también te mantendrás alejado de ella, pero que pisarás con cuidado.
A veces, los fantasmas más viciosos que te persiguen son los de tus
recuerdos.

135
15
Saskia

V
einte horas. Ese es el tiempo que Val ha estado rondando a mi
alrededor desde que Killian se fue a Turquía esta mañana. No
me deja. Pienso en Val como en un gran tiburón blanco. Una
vez que prueba tu sangre, no te suelta.
—Entonces, creo que deberías ponerte esto. —Val sostiene un sujetador
rojo de encaje—. Debajo de tu túnica.
136
La túnica vuelve a robarme la atención. La túnica Cornelii. Algo en el
fondo de mí da giros y vueltas. No se siente bien usarla, y no puedo precisar
por qué me siento así.
—¿Solo el sostén? —pregunto, mis cejas se levantan—. Eso es...
—… Kiznitch. —Val se ríe justo cuando alguien toca la puerta.
Delila la abre, con una mirada distante en el rostro. Me da una túnica.
—Usarás esta esta noche, Saskia. Siento la confusión. —La tomo de
ella, viéndola con escepticismo.
Delila se aclara la garganta cuando la abro de par en par.
Me detengo.
La parte posterior tiene las palabras Dragavei con un gran dragón
enojado envuelto alrededor de una piedra preciosa roja. Reconozco el
emblema al instante como el mismo collar que Hope me hizo jurar proteger.
—Wow —exhalo—. Eso es intenso. —No quiero mostrar mis cartas
diciéndoles por qué tengo el collar, pero hay una razón por la cual quiere
que me ponga esto—. ¿Qué significa eso?
Los ojos de Delila se acercan a los míos mientras busca en sus bolsillos.
Finalmente, saca su paquete de cigarrillos y lo golpea en la palma de su
mano.
—Realmente esperaba no ser yo quien tuviera que decirte esto, pero
aquí vamos. —Aspira humo y luego se vuelve hacia Val—. Vete.
Val cambia de un pie al otro antes de salir por la puerta. Tan pronto
como cierra, Delila me arroja el paquete de cigarrillos.
Saco uno y me lo llevo a los labios. Agarrando mi encendedor que está
en el cajón de la mesita de noche, lo abro y enciendo la punta. Inhalo,
suspirando cuando exhalo la nicotina.
—Lo primero que voy a decirte es que solo puedo decirte lo que sé,
¿entiendes eso?
Me inclino y arrojo mi ceniza en una copa de vino vacía.
—Sí.
Delila camina de un lado a otro frente a mí.
—Tu apellido no es Royal.
Abro la boca para hablar.
Ella me corta con una mirada. 137
Cierro la boca de golpe.
Continúa.
—Es Dragavei. Saskia Dragavei. Esa es la túnica de tu familia.
Cuando sé que terminó de hablar, me levanto de la cama y voy hacia
las puertas, abriéndolas para permitir que entre aire fresco.
—¿Por qué no sabía eso? Mis recuerdos no fueron tocados. Recuerdo
todo lo que hay que saber sobre mi infancia, entonces ¿por qué nunca he
escuchado ese apellido antes?
Delila suspira, moviendo su colilla de humo sobre el patio.
—Debes ponerte eso esta noche durante tu iniciación oficial. —Ignora
mi pregunta—. Perse te seguirá, así como Callan y Kenan. Tenemos a los
Cuatro Padres que acaban de llegar, así como las Cuatro Brujas Malvadas.
—Delila suelta una risita, y sé con certeza que no es así como se llaman. En
circunstancias diferentes, podría haber encontrado su chiste divertido. Se
acerca a mí, sus ojos buscan los míos—. Dios mío, niña. Realmente desearía
poder ayudarte.
La confusión flota a mi alrededor como un escudo, bloqueándolo todo.
No recuerdo que Delila saliera de mi habitación hasta que me quedé quieta
en mi cama con el cigarrillo ahora quemando la colilla.
Lo dejo caer en la copa y levanto mi teléfono, moviéndome por mi lista
de contactos hasta que encuentre a Hope.
Aprieto marcar.
Si Delila no puede darme nada más, sé que Hope lo hará.
Después de tres intentos fallidos de tratar de localizarla, me dirijo al
baño y empiezo a prepararme para esta noche.

—¡Sass! —Perse engancha su brazo en el mío mientras me lleva por el


camino de tierra a través de los grandes arbustos del bosque—. Llegas tarde.
—¿Lo hago? —pregunto sorprendida—. ¡Pensé que no teníamos que
estar aquí hasta la medianoche!
Perse mira a nuestro alrededor hasta que de repente se detiene, sus 138
manos se acercan a mi cara.
—Tengo que hablar contigo más tarde. Después de haber sido
iniciadas. ¿Está bien? No te alejes.
—¿Por qué no me lo dices ahora? —le susurro.
Perse sacude la cabeza.
—No puedo. Demasiados... —Agita las manos en el aire y mira a
nuestro alrededor.
—Estamos en medio de un camino. No hay nadie aquí. Todos están allí.
—Señalo hasta el final del túnel donde las ramas se abren y veo llamas
bailando a través del oscuro cielo. La gente se ríe, toca música, la gente
platica.
Toma mi mano.
—Tienes mucho que aprender.
Podría haber dicho lo mismo de ella. ¿No debería ser yo quien le dijera
eso ya que es la que no recordó su infancia por tanto tiempo?
—Te ves sexy, por cierto. —Perse se inclina hacia mí—. El sujetador
rojo se ve bien debajo de la túnica.
En ese justo momento, me doy cuenta de que está vestida igual, solo
que el suyo es blanco.
—¿Blanco? —pregunto, levantando una ceja.
—Larga historia —murmura—. Está bien, vamos. ¿Has decidido dónde
te harás tu tatuaje?
Sacudo la cabeza.
—No. —Una vez que llegamos al final del camino, le agarro la mano
hasta que se da vuelta para verme—. ¿Viste a Killian? —Entiendo que no
estamos juntos, pero esto es lo más que ha pasado sin molestarme o
joderme.
Perse hace una mueca, las líneas alrededor de sus ojos se agudizan.
—Yo…
—Nenita. —Kenan me tira bajo su brazo—. Acabemos con esto para
poder sacarte de aquí.
Busco en la expresión de Kenan, sus iris oscuros ven los míos. Se ve
bien. Con delineador oscuro alrededor de sus ojos y vistiendo nada más que
su túnica sobre sus vaqueros.
—¿Por qué?
139
—Ahí estás... —King agarra a Perse por la cintura, pero ella hunde los
talones en la hierba.
—¡No! —Sus manos vuelan hacia su pecho. Mierda. Me pregunto qué
le hizo King para merecerse su ira. No es como que Perse vuele sobre
cualquier cosa—. ¡Tú! ¡Ni siquiera dijiste algo!
La cara de King se suaviza cuando la ve, pero se endurece cuando va
hacia mí.
—Porque no es mi lugar.
Perse sale corriendo, dirigiéndose directamente a Keaton quien está
sentado en uno de los muchos asientos de piedra que rodean una enorme
fogata.
King me ve sin comprender antes de darse la vuelta para perseguirla.
—¿Qué fue eso? —le pregunto a Kenan. King nunca ha sido
exteriormente frío conmigo antes.
Él suspira.
—Sólo te lo diré ahora mismo. Callan y Killian estuvieron juntos todo
el día de hoy. Supongo que eso es lo que molesta a Perse.
Me trago la copa de fuego que amenaza con prenderle fuego a cada
órgano en mi cuerpo.
—No estamos juntos. No sé por qué todos andan de puntillas sobre
nosotros.
Kenan me dirige hacia la pequeña barra temática de Tiki detrás del
fuego.
—Tal vez porque la forma en que te ve hace que la gente piense que lo
están. —Mi garganta se tensa de nuevo cuando Kenan nos ordena un par
de bebidas—. El hombre es salvaje contigo.
El barman es fácil de distinguir. Su pecho está desnudo, sus
abdominales en exhibición. Se tensa cuando sus ojos se encuentran con los
míos.
—Gracias. —Tomo el trago de él e ignoro el golpe que pasa mientras
nuestros dedos se tocan. Cuando nos alejamos, giro la cabeza sobre mi
hombro para echarle un último vistazo. Sus ojos son de color azul brillante,
su estructura facial en perfecto equilibrio simétrico. Su cabello rubio está
suelto y áspero, y el delineador de ojos debajo de sus ojos solo se suma a su
140
obvio buen aspecto. Su cara permanece pasiva.
—¿Me oíste? —pregunta Kenan, sacándome del trance.
—¿Qué? —pregunto, llevándome el vaso a la boca y moviendo la cabeza
hacia atrás.
—Todos volaremos de regreso mañana y continuaremos en el camino
de regreso a casa.
—Oh. —Sonrío—. Sí, lo sé. —Estoy perdida en los pensamientos de
Killian y de Callan.
No voy a mentir. Escuchar que una vez más está saltando sobre ella
me hace sentir de cierta manera. Justo esta mañana, estuvo en mi cama.
Entonces King lo llama y no lo veo después de eso.
—¿Puedo tener la atención de todos? —grita Kaius, el padre de King,
desde el frente del fuego. Es la primera vez que veo el área de verdad. Un
gran tablón de piedra está frente al fuego, sobre la parte superior de dos
rocas gruesas.
Hay un hombre de pie junto a él, sosteniendo una pistola de tatuajes
con las manos cruzadas enfrente. Lleva una túnica oscura con capucha
como el resto de nosotros, solo que muestra los bordes de su afilada
mandíbula. Una mandíbula que podría ver a kilómetros de distancia.
Me inclino hacia Kenan.
—¿Killian hará el tatuaje?
Kenan toma un sorbo de su bebida.
—Los Cornelii lo hacen, sí. Por lo general así es. Sin embargo, Kallisto
lo hace, no estoy seguro de por qué Kill está allí.
Trago, bebiéndome toda mi bebida. Probablemente podría adivinar por
qué. Sólo es otra forma para que me inflija dolor.
Kaius continúa. Está vestido exactamente como nosotros, solo que con
una máscara tallada en hueso con una nariz larga y puntiaguda. Señala al
frente.
—Kournikova, Briele, Nex y… —Sus ojos se posan en los míos. No
puedo ver nada detrás de la máscara excepto sus ojos. Ojos que puedo sentir
taladrando agujeros en mí. El ambiente se vuelve algo hostil por un breve
segundo—. Dragavei.
Exhalo lentamente y sigo a Kenan hacia donde están Callan y Perse.
Había sido testigo de un ritual una vez cuando era niña. No sé de quién fue, 141
pero recuerdo la intensidad de todo. Sin embargo, estar en la línea de fuego
envía escalofríos sobre mi columna.
La mano de Perse llega a la mía y me da un fuerte apretón. Me relajo
ligeramente ante el gesto, observando cómo cada uno de ellos yacía en la
tabla y recibía su estrella. Callan puso la suya en su mejilla, no es de
extrañar. Vi como todos movieron su túnica alrededor de la ubicación de
donde se hicieron el tatuaje. Perse se lo hizo debajo de la oreja, Kenan en la
nuca.
—Dragavei. —Kaius hace un gesto hacia la tabla. Mis dedos se mueven
alrededor de los lazos de la parte delantera de mi túnica.
Cuadrando los hombros en desafío, quito los lazos y la túnica cae a una
piscina a mis pies, la mandíbula de Killian se tensa. Paso sobre la tela con
mis tacones de suela roja y lentamente me levanto sobre la tabla.
Hubo susurros cuando me incliné y me tumbé boca abajo.
Levantando mi cabello sobre mi otro hombro, miré a Killian.
—Tú elige.
Killian es el Trickster. Está acostumbrado a que las chicas se pongan
de pie y adoren el suelo sobre el que camina, pero eso fue antes y después
de mí. Nunca será esa chica para él, y si quiere burlarse de mí con Callan,
entonces lo provocaré con mi arma más grande: mi cuerpo.
Gruñe bajo, inclinándose y presionando la punta de la aguja contra el
costado de mis costillas superiores. Cierro los ojos mientras la punta perfora
mi piel. La tensión se libera con cada puñalada, mis ojos giran ligeramente
hacia la parte posterior de mi cabeza. Mierda. Me muerdo el labio y exhalo.
Con cada arrastre de la aguja, libero aún más tensión. Sé por qué a la gente
le encanta hacerse tatuajes ahora. Es terapéutico.
Cuando el zumbido se detiene, mis ojos se abren para ver a Killian tan
cerca de mi cara que casi me estremezco. Mis mejillas se calientan.
—¿Ya terminaste?
Parece reflexionar sobre mi pregunta, su mandíbula tensa.
—Ni siquiera cerca. —No me perdí el doble significado.
Kaius ve por encima del hombro de Killian.
—Nosotros… —comienza Kaius, solo que Killian lo interrumpe al
encender nuevamente la pistola. 142
Se inclina hacia adelante y continúa, solo que esta vez el dolor es mayor
arrastrándose hacia debajo de donde está la correa de mi sujetador.
Me tenso.
No quiero hacer una escena, así que lo soporto.
Finalmente, arroja la pistola al suelo en un choque y se aleja hacia el
bar.
Kaius se quita la máscara e inclina la cabeza para estudiar mi tatuaje.
Sus ojos vuelan hasta Killian, con la cabeza temblando.
Kyrin se acerca a la tabla después mientras me bajo y veo como se
inclina también. Sonríe lentamente.
—Ese descarado hijo de puta.
—¿Qué? —solté, girando la cabeza sobre mi hombro. Puedo ver el final
de las palabras que verticalmente suben por mi hombro pero no lo que
dicen. Cuando Kyrin desaparece, Kenan me ayuda a bajar de la tabla y se
ríe.
—Bueno, maldita sea, Gina. —Me da mi túnica y la tiro sobre mi
hombro—. Realmente debes dejar de probar al chico. Dejar caer tu túnica
como una maldita gatita sexual. Sabes que cada vez que lo pruebas, te lo
arrojará en la cara.
—¿Qué hizo? —grito, quitando los dos comentarios de Kenan y viendo
de nuevo.
Kenan saca su teléfono, saca una foto de mi espalda y se ríe
entregándomelo. Propiedad del Trickster. Estaba tatuado en texto cursivo
arriba de mi estrella Kiznitch.
Inhalo. Exhalo. Killian está en la esquina, donde Callan cuelga de su
regazo y Maya está en su otro lado.
—¿Vas a gritar y a tirarle mierda? —pregunta Kenan mientras Perse
aparece detrás de nosotros—. Porque si puedo elegir lo que le arrojarás, diría
que un poco de fuego estaría bien.
Nos da a los dos un trago con fuego que parpadea en su interior.
Permanezco fija en Killian hasta que lleva sus fríos ojos a los míos.
Soplo la llama y espero unos segundos a que se enfríe, antes de tragar el
líquido.
—Nop. Eso es lo que quiere.
Perse sacude la cabeza. 143
—De eso es de lo que te iba a hablar. Esperaba más de Maya, pero ¿de
Callan?
Me encojo de hombros, suspirando mientras el alcohol calienta mi
sangre.
—No esperaba nada más de alguna de ellas honestamente.
—Pero… —dice Perse mientras nos dirigimos al lado opuesto del bar.
Saca un taburete y Kenan y yo hacemos lo mismo—. Algo sucedió que lo
hizo ser así —dice Perse—. No se volvería así por nada.
La ignoro, con mis ojos en el camarero.
—¿Un trago? —pregunta, sus labios curvados en una sonrisa.
—Oh, sí —le digo, inclinando la cabeza—. Dime. —Me inclino hacia
adelante, recogiendo el trago y permitiendo que cuelgue entre mis dedos.
Nunca he sido de manipular a los hombres con mi apariencia, pero eso no
quiere decir que no sepa cómo—. ¿Eres Kiznitch?
Su sonrisa se profundiza, sus hoyuelos salen. Me estremezco. Me
recuerda a Killian. Él estará bien.
—Lo soy. —Mueve la túnica a un lado y el tatuaje Kiznitch sobre su
cadera me roba la atención. La ubicación exacta que la Killian, solo que en
el otro lado.
—Hmm —murmuro—. Interesante.
Delila interrumpe nuestra conversación tomando asiento al lado de
Perse.
—Kaizer, ¿¿tienes un deseo de muerte o te gusta molestar a tu primo a
propósito?
¿Primo?
Kaizer se ríe, su cabeza se mueve hacia atrás mientras alinea una fila
de tragos para nosotros.
—Se ve bastante ocupado en este momento. —Sus ojos vuelan sobre
mi hombro.
Me giro, siguiendo su línea de visión. Killian está disparándole dagas a
Kaizer.
—Espera. —Me vuelvo hacia Kaizer—. ¿Killian es tu primo?
Kaizer se inclina, sus brazos se doblan bajo su peso. Su cara está a
unos centímetros de la mía.
144
—¿Estás sorprendida?
Recojo mi bebida.
—Bueno, no, en realidad. —La bebo.
Perse se vuelve para ver a Delila.
—¿Sabes lo que pasó con Killian y por qué se volvió así de repente? ¿O
deberíamos agregarlo a la lista de psicópatas que cría Kiznitch?
—Jodidamente lo sabía. —Sonríe Kaizer—. Eres Saskia.
Le ofrezco una pequeña sonrisa, recostándome en Perse.
Delila me ve directamente.
—No.
Me desinflo. Bebemos más Y más. Bailamos con la música. Reímos. Y
más tarde esa noche, Val nos lleva a casa.
—¿Estás segura de que estás de acuerdo con que me quede contigo? —
le pregunto a Kenan.
Kenan se deja caer sobre su estómago, sus ojos en los míos.
—Cállate, Saskia. Por supuesto. Y trataría de tener sexo contigo ahora
mismo, pero realmente valoro tu amistad más de lo que necesito para probar
mi fantasía.
Lo empujo juguetonamente, volviéndome sobre mi estómago.
—No sé lo que hice —susurro suavemente. Antes de que pueda
escuchar la respuesta de Kenan, tengo los ojos cerrados y me quedo
profundamente dormida.

145
16
Killian

Y
la furia se comió la travesura.

146
17
Saskia

—¿A
qué hora volamos? —pregunto, sorbiendo
mi café. Mi cabeza palpita de todo el alcohol
que consumí anoche, y lo último que quiero
hacer es estar pegada con Killian a 30.000
pies de altura.
Kenan arroja una tostada con mantequilla sobre la mesa.
147
—A las diez, así que come. —Elijo levantar la tostada y le doy un
pequeño mordisco, mirando alrededor de su casa.
—La plantación de tu familia es agradable.
Kenan sonríe, frotándose los ojos con la palma de su mano.
—Ojalá pudiera tomar el crédito, pero me temo que es de ese aterrador
hijo de puta de ahí. —Apunta hacia un retrato pintado de un hombre de
mediana edad vestido con atuendo de soldado. Se parece a Kenan en cierto
modo. Rasgos ruidosos pero ojos tímidos—. Probablemente me perseguiría
si lo hiciera.
Me río entre dientes, adivinando que es su tatarabuelo. No sabía mucho
sobre la línea familiar de Kenan, pero mi conocimiento por mi cuenta es
limitado, así que no lo encuentro extraño.
Tomo el teléfono y vuelvo a llamar a Hope. Cuando se va directo al
buzón de voz, enciendo la cámara y tomo una foto de la espalda de Kenan,
de sus marcados músculos flexionándose mientras tira tocino en la sartén.
Sonriendo, hago clic en el signo de más, en Instagram y elijo un filtro.
Escribo la leyenda Su carne con un emoji de tocino y salpicaduras de agua
antes de presionar cargar. Ambos resbalamos en una conversación mientras
desayunamos.
Volver a casa de Killian para agarrar todas mis cosas fue estresante.
No quería toparme con él y una parte de mí sabía que probablemente lo
haría.
Killian no perdería la oportunidad de hacerme sentir incómoda.
Solo que no estaba allí, y su sirvienta ya había empacado todas mis
cosas y dejado mi maleta al pie de las escaleras.
—¿Eso es todo? —pregunta Kenan, recogiendo mi maleta y poniéndola
en el maletero del Range Rover.
—Sí. —Deslizo mis lentes sobre mis ojos, sacando los AirPods de mi
bolsillo. Este viaje será largo.
Al llegar al aeropuerto, todos nos subimos al 747. Me quedo cerca de
Kenan y de Val, quienes me siguen escaleras arriba como lobos protectores
y leales. 148
—¡Hola! —Val toma mi mano cuando entramos en la cabina—.
Ignóralos.
Me toma unos segundos darme cuenta de que está hablando de Killian
y de Callan. Sus nombres riman. ¿Cómo me acabo de dar cuenta de esto?
No digo nada cuando pasa a mi lado y se dirige por uno de los pasillos.
Bajo, pasando por los salones y los dispersos asientos. Paso el bar del medio
antes de hacer una pausa cuando me doy cuenta de que todas las personas
que quiero evitar están en la parte de atrás.
Me doy la vuelta y tomo asiento en uno de los salones curvos con los
cinturones de seguridad colocados. Este avión está en la sección extrema de
opulencia. Es difícil de manejar.
Kenan se deja caer a mi lado.
—¿Estás bien?
—Estoy bien, Ken. Puedes dejar de comprobarme ahora.
Arruga su rostro.
—¡No! No con Ken.
—¿Qué? —Lo miro inexpresiva—. ¿Entonces puedes ponerme ridículos
nombres de mascota, pero yo no puedo darte uno?
Él se ríe, pasando los dedos por su cabello. Ha crecido mucho desde
que lo conocí, cayendo sobre su rostro.
—Necesito cortarte el cabello.
Kenan me guiña un ojo.
—De acuerdo.
Se relaja en su silla y cierro mi cinturón, metiéndome en mi gran
sudadera con capucha de Givenchy. Callan se ríe a carcajadas. Encuentro
mis dientes rechinando, así que saco mis AirPods y hago un último
desplazamiento por Instagram y por Facebook.
Ojalá no lo hubiera hecho.
Hago una pausa en la foto de Callan que le tomó a Killian. Él está
enseñando el dedo a la cámara, arqueando las cejas. Está viendo
directamente a la lente. La foto es de cerca y parece que fue tomada de ella
sentada encima de él.
Cierro rápidamente Instagram y me pongo mis pods antes de repasar
mi lista de reproducción en Spotify. 149
Presiono reproducir en “You Should be Sad” de Halsey.

Me despierto bruscamente en el avión ahora oscuro, con nada más que


luces neón que delinean el camino para llegar de un extremo al otro.
Quitándome el cinturón, me quito los audífonos y los dejo sobre la silla.
Caminando hacia el frente del avión y deliberadamente ignorando toda la
parte de atrás, me dirijo al bar de en medio. Kenan está hablando con Val,
quien está bebiendo. Están sentados en un pequeño stand al lado derecho
de la barra con cartas extendidas entre ellos.
—¡Sass! ¡Siéntate! —me grita Val. Agarro una botella de agua y me
deslizo junto a Ken.
—¿Qué están jugando?
—Sixers. —Val me sonríe.
Me congelo con la botella cerca de mi boca. Perse me contó sobre ese
juego. Nunca me sorprenderán jugándolo.
—¿Quieres jugar? —pregunta Val, repartiendo su mano.
Niego.
—Paso. No puedo creer que me quedara dormida.
Kenan inclina la cabeza.
—Todavía tienes resaca. Necesitas el pelo de un perro.
—¿El pelo del qué? —pregunto, confundida.
—El pelo de un perro. Es un dicho. Para curar una resaca, necesitas
beber algo fuerte. Inténtalo.
—¡Paso! —repito, deslizándome fuera de la cabina—. Que se diviertan.
Me despiden con la mano mientras voy de regreso por los pasillos con
asientos. Está tan oscuro que tengo que mantener mis ojos fijos en la suave
luz azul que te lleva hacia abajo.
Una mano se acerca a mi brazo y me tira hacia abajo. Empujo hacia
arriba de su pecho.
—Suéltame —enfurezco, empujándolo. 150
Él se abre la sudadera con capucha hasta que le queda alrededor del
cuello. Sus manos van a la parte de atrás de mi cuello, forzando mis ojos
hacia los suyos. Mi garganta se obstruye por estar bajo su palma de nuevo.
Lo odio. Lo odio.
—Eres una maldita mentirosa, pequeña Dragona. —Me suelta y caigo
sobre el suelo.
Su sudadera con capucha vuelve a levantarse y su cabeza se inclina
hacia el techo como si ese pequeño encuentro no hubiera sucedido.
Quiero gritarle. Golpearlo. Hacerle todo tipo de mierda, pero en cambio,
vuelvo a mi asiento y me refugio en mi lista de reproducción.

Aterrizar de regreso en Nueva Orleans fue agridulce. Estoy feliz de estar


en casa, en suelo estadounidense, pero no puedo sacudirme la hostilidad
que sentí en Kiznitch. Si supiera lo que he hecho, podría corregirlo, o al
menos hablar sobre eso. Odio cuando la gente no comunica sus problemas.
Nunca sale mal cuando haces eso. Es una espuma que nunca se quita,
quedándose en la superficie.
Una vez que estamos en uno de los autos que nos llevará a la propiedad
principal en Nueva Orleans, el teléfono vibra en mi bolsillo.
Lo saco, notando un número desconocido.
—¿Hola?
—¿Saskia? —Brian, el esposo de Hope, respira a través de la línea—.
¿Has visto a Hope?
—¿Qué? —Miro alrededor del auto—. No ¿por qué? —Bajo la voz,
insegura de nuevo sobre la energía que me rodea.
—Se fue a Kiznitch hace dos días y ahora no puedo localizarla.
Mis cejas se elevan.
—Yo… —Hago una pausa. Mi sangre se enfría—. Te llamaré en un
momento.
Moviéndome por mi lista de contactos, abro un mensaje de texto para 151
Killian.
Yo: Esa noche. ¿Qué pasó?
Espero. Y espero. Hasta que estamos en el largo camino de entrada a
la plantación.
Abro otro mensaje de texto.
Yo: Mi madrina está perdida.
Mordiéndome el labio nerviosamente, interiormente me regaño por
abrirme a Killian tan fácilmente sin importar el hecho de que estoy casi
segura de que no puedo confiar en él. ¿Por qué es que no importa cuánto lo
intentemos, nos encontramos de regreso juntos? Es como si fuéramos una
tragedia sin destino.
Kill: ¿Me estás preguntando lo que creo que me estás
preguntando?, responde finalmente. Abro mi puerta y voy al claro detrás
de la casa principal que se encuentra en la propiedad, también conocida
como una de las casas. No sé de cuál, para ser honesta. Pensé que era de
Delila, pero su mansión está en la parte de atrás.
Pasando las manos por mis brazos y desesperada por una ducha, estoy
trotando hacia el RV cuando Delila me llama desde atrás.
—¿Saskia?
Me doy la vuelta, no quiero ver a nadie ahora mismo porque necesito
encontrar a Hope.
—¿Sí?
—Ven conmigo. —Gesticula, dobla los dedos y se dirige hacia el costado
de la casa principal que alberga el resto de la propiedad. Quiero decirle que
es la casa de King, ya que es el hijo de Kaius.
La noche es más fresca, el cielo oscuro sangra en la puesta de sol.
—¿A dónde vamos? —pregunto, siguiendo sus pasos. Debimos caminar
por veinte minutos antes de que otro pequeño sendero desemboque en el
denso bosque. Camas de flores bordean el camino con flores de dragón, que
florecen perfectamente. Miro como el salvaje bosque se funde lentamente en
una moderna casa construida con vidrio y madera de caoba oscura.
Me detengo.
Enredaderas de rosas envuelven los dos pilares en el frente cerca de la
puerta, las paredes de vidrio y la madera que las mantiene juntas es oscura.
Hay una pequeña mecedora blanca en la parte delantera con una pequeña 152
manta de visón cubriendo la parte superior.
Delila observa mi reacción.
—¿Qué es esto? —pregunto, volviéndome hacia ella.
—Esta es la casa Dragavei. En otras palabras, la tuya.
Mis ojos se cierran.
—Delila, necesito preguntarte algo. —Creo que estoy conmocionada—.
¿Cómo es que soy una Dragavei?
Delila inclina la cabeza, estudiándome.
—Tu madre.
Me vuelvo a la casa.
—Pero al crecer, no tuvimos una vida como esta. Mamá, no era rica. De
hecho, pensé que cuando vinieras a visitarme, tendría que pagar sus deudas
haciendo la limpieza de Midnight Mayhem o alguna cosa. Mis padres no
eran nada especial en este mundo. —Niego riendo Cuando Delila no
responde, rápidamente la veo—. Por favor, no lo tomes como que soy ingrata
por esto, porque no lo soy. Sé que no puedes hablarme de todo, pero todavía
tengo preguntas.
Algo brilla en los ojos de Delila. No pude descifrar qué es y antes de que
pueda, se va. Me sonríe.
—Bueno, supongo que empezarás a aprender que había más en su
herencia de lo que te habían dicho.
Da un paso adelante, dejando caer las llaves en la palma de mi mano.
—La herencia familiar y las tarjetas de crédito están en el mostrador de
la cocina. Realmente preferiría que te quedaras con tu equipo mientras
estamos de viaje, pero esta es tu casa ahora.
Muerdo mi labio.
—Gracias —. Todavía estoy abrumada.
—No me des las gracias todavía —murmura Delila, alejándose—. El
dinero no es algo por lo que debas estar agradecida.
Eso es algo que diría alguien rico.
Finalmente subo el porche y abro la puerta. Limón y lavanda con
madera de cedro me envuelven instantáneamente, y entro y tomo la sana
arquitectura. Escaleras blancas conducen al segundo nivel, y la cocina se
encuentra en la parte de atrás. Los taburetes de bar rojos están escondidos
debajo de la isla con iguales luminarias rojas que cuelgan de la pared. El 153
comedor inicia en la cocina y en la parte trasera está el salón. Un sillón de
tres y un biplaza están uno frente al otro con una chimenea abierta a la
mitad. Hay un gran televisor de pantalla plana colgado en la pared sobre la
chimenea y plantas esparcidas en modernas vasijas de barro. Hay puertas
correderas abiertas que unen el salón al porche exterior, así que las abro de
par en par, inhalando el aire fresco mientras un quemado cielo anaranjado
es tragado lentamente por la noche.
Hay una gran fogata en medio del patio trasero con luces LED que
cuelgan delicadamente alrededor del porche, extendiendo la mano hacia la
fogata. Incluso hay un completo entorno al aire libre con una barbacoa
incorporada.
Sé que este será mi lugar favorito.
Regreso al interior, revisando rápidamente los dormitorios de arriba.
Tres espaciosos y de estilo moderno, todos amueblados y decorados
para adaptarse al tema general de la casa. Regreso a la planta baja,
comprobando la nevera de acero inoxidable con puerta doble. Todo está
abastecido, como si alguien se hubiera encargado de asegurarse de que
estuviera listo para mi llegada.
Saco un café helado y echo un vistazo a los papeles que están en la
oscura mesa de mármol. Cifras tras cifras me regresan la mirada.
Ni siquiera sabía que podía existir tanto dinero. ¿Cada familia tiene una
cuenta de fideicomiso? Probablemente. ¿Soy la única Dragavei que queda?
Me recuesto en mi silla, abrumada. ¿Cómo pudo mi mamá tener todo
este dinero y permitirnos vivir como lo hacíamos en Kiznitch?
Confundida, guardo todo y recojo las tarjetas de crédito, empujándolas
en mi bolsillo trasero. Una vez que estoy arriba, presiono el número de Brian
nuevamente. No dormiré hasta saber dónde diablos está Hope y que no es
la persona a la que Killian lastimó mientras estábamos en Kiznitch.
Brian responde al quinto llamado.
—¿Saskia? La encontramos. Está bien.
—¿La encontraste? —Exhalo, recostándome en la silla—. ¿Se
encuentra bien?
—Estará bien. Tuvo problemas en la aduana y no la dejaban salir del
país. Está en camino de regreso a los Cayos ahora y dijo que te llamará.
—¡Eso es bueno! Está bien, dale un abrazo de mi parte cuando la veas.
—Lo haré. —Su tono es normal, desconcertante. El mismo Brian de
154
siempre.
—¡Adiós!
Cuelgo después de estar tan abrumada. Suspiro enormemente de
alivio, asimilando mi nuevo dormitorio con ojos nuevos y relajados. El
dormitorio principal es clásico y frío. Paredes de un blanco puro, una
ventana de vidrio de piso a techo que da al frente de la casa. Un baño con
bañera con garras y ducha tipo lluvia tropical. Todo es blanco, limpio y no
habitado.
Después de una ducha rápida y de encontrar las toallas de algodón
egipcio negro, me meto en mi nueva cama y me quedo dormida.
18
Killian

S
e dice que cada persona conocerá a alguien que los probará.
Cuando digo probarlos, me refiero a que esta persona se
plantará directamente en la vida de la persona específicamente
para probarlos. Saskia Dragavei es esa persona para mí.
—¿Cómo sabes que lo que te dijo es verdad? —pregunta King,
deslizando el vaso de whisky hacia mí.
155
Estamos en su casa de plantación que está en la propiedad. Yo también
tengo una aquí pero rara vez la uso. Cuando no estamos viajando, estoy de
regreso en Nueva York. Mi papá pasaba mucho tiempo allí cuando era niño,
llevándome con él, así que encontré una profunda conexión con la ciudad
desde una edad temprana. Tan pronto como tuve dieciocho, compré un
apartamento allí. No tenemos mucho tiempo libre o lejos de esta vida, pero
cuando la tengo, la paso allí.
—Porque Delila no habla una mierda. —Me bebo el whisky y alcanzo la
botella, sirviéndome otro.
—Es cierto —coincide King.
Trago más allá de la bilis en mi garganta. Debería haberlo sabido.
Debería sido más inteligente. Debería haberlo sabido.
—¿Qué haremos al respecto? —pregunta King—. Perse se da cuenta de
esta mierda y ya me está interrogando sobre tu repentino cambio hacia Sass.
—Entonces díselo. —Hago un gesto hacia el pasillo con mi copa—.
Podría hacer que entendiera más y dejara de presionarme cada vez que me
ve. El código de hermano no tiene una mierda sobre el código de chica. Las
chicas son jodidamente luchadoras.
King se ríe.
—No, de ninguna manera. No la meteré en esto. Está demasiado
involucrada.
Entiendo por qué King no la quiere involucrada. Es demasiado cercana,
no solo de Saskia, sino de mí. Ella inhalaría todo con su corazón, no con su
cerebro.
King se inclina hacia adelante y apoya los codos en la mesa.
—¿Y cómo te sientes al respecto?
Por primera vez en toda mi vida, no quiero engañar a nadie para que
piense que estoy diciendo la verdad.
—Me siento jodido por eso, amigo.

156
19
Saskia

L
a cantidad de veces que he notado que Delila se ve triste
últimamente es de alrededor de cien. Cuando entré en esto,
siempre era tan elegante, remilgada e ingeniosa. Ahora, es
como un caparazón de la persona que alguna vez fue.
—Pensé en darles a todos una actualización sobre las fechas en que
estamos esperando volver a la carretera. Sé que muchos de ustedes están
decepcionados de que no llegamos a terminar la gira internacional…
157
—¿Nos preguntamos principalmente por qué comenzó en primer lugar?
—chasquea Maya. Solo Maya se acercaría a su madre de esa manera.
Delila sostiene su mirada.
—Tuvimos nuestras razones.
Maya pone los ojos en blanco y se pone de pie, saliendo de la tienda de
práctica que está configurada en medio del campo ovalado.
—Como estaba diciendo —agrega Delila, su atención se dirige a mí
brevemente antes de pasar por la habitación—. Dos semanas. Necesitamos
poner el papeleo en orden y algo de mercadeo antes de aventurarnos, pero
al mismo tiempo, tenemos días perdidos así que tenemos que volver. Me
gustaría que todos volvieran a entrenar. El tiempo en Kiznitch y viajar es
tiempo perdido. Tiempo que no podemos permitirnos perder. Entonces, a
partir de hoy, todos deben entrenar al menos una vez al día y aumentar su
recuento de calorías para contrarrestar las calorías quemadas, porque
también quiero que todos corran por la mañana con una ventana de ayuno.
Eso los ayudará con su agilidad, resistencia y estado físico general.
Hace una pequeña pausa; cuando digo pequeña, me refiero a que fue
lo suficientemente pequeña para que use todas y cada una de las palabrotas
contra ella porque ¿jodidamente correr en ayunas? No, gracias.
—Deben entrenar cada uno de sus actos una vez al día. Sin elegir el
que quieran y hacer el siguiente al otro día, háganlos todos.
Gimo, moviendo la cabeza hacia atrás para que mi cabello se arrastre
por el respaldo de la silla.
—Saskia, eso te incluye a ti. Sé que es mucho pedir por cuántos tienes
ya, pero me lo agradecerás más tarde.
Apuesto a que no lo haré.
Asiento, escuchándola alto y claro. De hecho, me encantaría tener mi
mente fuera del hecho de que Killian me está ignorando y actuando como si
no existiera. De alguna manera soy multimillonaria y tengo un apellido
familiar secreto.
Todo el mundo empieza a amontonarse, pero yo me quedo. Kenan
aprieta mi mano.
—¿Qué sucede? —Me mete bajo su brazo y aprieta los labios contra mi
cabeza—. Dos semanas, y entonces estaremos en la carretera y el silencio
se convertirá en aplausos de la multitud. 158
Me río, bajándome un poco mientras desabrocho mi sudadera,
exponiendo mi sujetador deportivo.
—Estoy bien, Ken.
Me pongo de pie, arrojando mi sudadera con capucha en una de las
sillas en la parte delantera del escenario. Sé que Kenan está tratando de
ayudar. Lo entiendo. Haría lo mismo si supiera que alguien lo hubiera
lastimado abiertamente de la manera que Killian me atrapó, pero no puedo
insistir en ello más de lo que ya lo he hecho.
Una vez que todos se van, repaso mi teléfono y presiono play en una
canción aleatoria en mi biblioteca. Algo fácil con lo que pueda calentar.
Quiero practicar todo el día de hoy para no tener que hacerlo todo el día de
mañana. La canción comienza y me muevo, estiro las piernas y me inclino
hacia la pose.
—¿Quieres una amiga? —pregunta Perse—. Se suponía que Rose
estaría conmigo hoy, pero tiene gripe.
Rose es una de las otras chicas que entró con Perse de la misma
manera. Son mejores amigas por eso y me recuerdan el tipo de amistad que
toda chica debería tener. Lealtad, respeto y amor. Eso es todo lo que una
amistad necesita para sobrevivir, pero cuando uno se rompe, las otras dos
se vuelven pesadas y no pasa mucho tiempo antes de que se rompan
también y luego, no tienes amistad. Rose y Perse son sólidas en esas tres.
—¿Ella está bien? —pregunto, señalando el escenario. Muevo mi
cabello y lo amontono todo en la parte superior de mi cabeza en una cola
alta—. Noté que no se veía bien hoy.
—Estará bien. —Perse arroja sus pantuflas al suelo frente a nosotras—
. Creo que también es una mezcla de jetlag.
—Entiendo —refunfuño, estirando las piernas, alcanzando los dedos de
mis pies.
—Iba a preguntarte algo, pero quería consultarte antes de salir a la
carretera.
Levanto mis ojos a los de ella. Tiene mi atención.
Ella se sienta a mi lado y copia mi estiramiento.
—Quieres que encuentres un lugar nuevo para Callan. Me encanta mi
grupo, pero no puedo tener tensión entre ninguno de ustedes porque se
mostrará durante la actuación, y ella está mal al burlarse de ti con Killian. 159
Callan nunca me gustó. No era alguien con quien pudiera imaginarme
de amiga... incluso cuando la conocí en el vuelo a Nueva Orleans cuando
primero nos recogieron. Una parte de mí pensó que estaba resentida
conmigo porque no estuve en el barco con ella, y otra parte de mí solo pensó
que tal vez era alguien con quien no me sentía bien. Lo dejé ir. Nunca dejo
que las opiniones sobre mí lleguen a mi alma.
Sacudiendo la cabeza, respondo:
—No, estaré bien. Ella y Killian están bien juntos.
Perse no responde y la veo. Me ofrece una pequeña sonrisa.
—No estoy preocupada por ti, Saskia. Es en ella en quien no confío.
Conozco a chicas como ella, y además está el hecho de que Val y yo estamos
bien ahora, no creo que Callan comparta la misma moralidad que Val tenía
debajo de su fealdad.
—Tienes razón —estoy de acuerdo, poniéndome de pie—. Podrás tomar
una decisión porque es tu grupo, pero quiero que sepas que no me molesta.
Después de calentar, entramos en una rutina fácil, bailando con la otra
y riendo. Realmente disfruto de Perse como persona. Es fácil de tener
alrededor, así que antes de que nos demos cuenta, hemos estado bailando
durante dos horas.
—Necesito practicar en mi control de fuego. —Tomo un largo trago de
agua, con el sudor goteando por mi pecho.
—Tu acto es, con mucho, mi favorito de todos. —Perse se ríe, limpiando
su cara con una toalla.
—No es fácil pero no es difícil. —Empiezo a caminar hacia la trastienda
para encontrar todo mi equipo. Algunas personas también están entrenando
ahora, con los Seis Demonios y Ángeles. Saco la caja con todas mis cosas
cuando escucho las motos arrancar en la parte de atrás.
Me congelo. Contando hasta diez, obligo a mi pánico a calmarse.
Tenemos que compartir este mismo piso, así que necesito acostumbrarme.
Una vez que la caja está al frente del anillo central, a una distancia
segura de las ruedas de la muerte: saco mi teléfono del bolsillo de mi
sudadera y saco mis AirPods también, conectándolos con el Bluetooth. Los
conecto, repasando la lista de canciones y continuando con mi
entrenamiento hasta que el sol se pone por la noche. No es hasta que las
suaves luces neón resuenan por encima de mí que no me quito los audífonos
y me doy la vuelta para ver si están listos para entrenar en la rueda. 160
Pero todos se fueron.
Supongo que puedo omitir una de mis rutinas esta noche.
Me acabo de bañar en la ducha cuando llega un mensaje de texto.
Perse: Ven a la casa de King. Tomaremos unas copas y será una
noche al aire libre.
Le mando un mensaje de texto a Perse. Estaré allí en 30.
Val irrumpe por mi puerta justo cuando me estoy preparando.
—Tenemos que lucir atractivas. —Se apresura a revisar mi armario—.
Tenemos que hacerlo.
—¿Val? —pregunto, apretando mi toalla—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Ella está revolviendo mi ropa en mis maletas cuando finalmente se para
frente a mí.
—Tenemos que hacer que Maya y Killian sientan dolor.
Me río y me dirijo a mi maleta de lencería. Tantas malditas maletas.
—Esta es una casa dulce. Siempre me ha encantado.
Hay una incómoda pausa, pero la dejo a un lado.
Encuentro un conjunto de encaje blanco y negro.
—Sí, me gusta. Es algo que hubiera usado yo misma.
Volviéndome para ver a Val, miro mientras saca un vestido de
lentejuelas negro que apenas cubre mi trasero, y mucho menos el de ella.
Es mucho más alta que yo. Le hago la pregunta que he querido hacer
durante un tiempo.
—¿Sabías quién vivió aquí antes? —No recuerdo a Val cuando era niña,
pero eso no es ninguna sorpresa. Nos movíamos en círculos completamente
diferentes. Nadie me conocía.
Val se encoge de hombros.
—Las últimas personas que estuvieron aquí se fueron cuando me uní
a Midnight Mayhem a los trece. Eran los Dragavei más antiguos que vivían.
Deben haber sido tus bisabuelos.
Es extraño, porque mi madre y mi padre vivieron una vida muy
modesta en la comunidad. En realidad, decir modesto probablemente es
generoso.
—Es simplemente extraño —susurro, dirigiéndome hacia donde se está 161
poniendo mi vestido. Efectivamente, apenas cubre la parte superior de su
muslo.
—¿Qué? —grita desde el baño.
—Bueno, fui una Royal, no una Dragavei. Delila no me dice mucho y
realmente no sé a quién preguntarle.
Mis dedos se doblan sobre un top blanco que se hunde profundamente
en mi escote y que tiene correas a mi alrededor como un sostén. Lo combiné
con pantalones negros de pierna ancha que son ajustados alrededor de mi
cintura pero sueltos alrededor de mis piernas.
—¿Usarás los pantalones de genio? Buena elección con ese cultivo —
dice Val volviendo a hurgar en mis zapatos—. Y si quieres preguntar algo,
iría con Jessie, también conocido como Lucifer. Tiene casi cuarenta años y
sabe tanto como el viejo trasero de Delila.
—¿Jessie tiene cuarenta? —pregunto, sorprendida. No lo parece.
Parece viejo, pero originalmente lo fijé a mediados de los treinta.
—Sí. —Val sonríe—. Los lleva bien, ¿eh?
—Lo hace —estoy de acuerdo, encontrando los tacones negros que
quiero combinar con mi atuendo.
—Me maquillaré y luego podremos irnos. ¿Puedes bajar y encontrarnos
un poco de coraje líquido?
Val me lanza una amplia sonrisa.
—Oh, sería un honor. —Mueve su largo cabello rubio sobre su hombro,
desapareciendo de mi habitación como un tornado de destrucción. He
llegado a encariñarme mucho a Val. Me resulta fácil hablar con ella y aparte
de Ken, siempre está ahí para mí. Sé que Perse también lo estaría pero
también sé que es la mujer de King, lo que significa que no puedo hablar
con ella sobre todo porque hay muchas posibilidades de que vaya y se lo
cuente a King.
Me arreglo el maquillaje y pongo música en mi altavoz portátil.
“Flawless” de Beyoncé y Nicki comienza mientras estoy poniéndome mi
delineador. Empiezo a bailar y a pasarme el lápiz labial de color burdeos
profundo por mis labios, cuidando la precisión de las líneas.
Val entra al baño, me golpea el trasero y me da un trago de…
—¿Qué es esto? —pregunto, tomando un pequeño sorbo. Al instante 162
retrocedo, mi cara se arruga con disgusto—. ¡Oh, quema! —Saco la lengua
dramáticamente, agitando el calor.
—Es un té helado Long Island… —concluye—. Con un poquito de Bola
de Fuego.
—¡Dios! ¿Estás tratando de matarme? —la regaño.
Su rostro cae.
—No. Eres la única amiga real que tengo aquí.
Hago una pausa, colocando el vaso de veneno en el banco del baño.
—Tienes tantas amigas, Val.
Ella niega, sus ojos se acercan a los míos.
—Realmente no. Las únicas verdaderas que tenía eran Maya y Mischa.
Lo arruiné con Maya y Mischa se puso de su lado, así que... sólo te tengo a
ti.
Suspiro, levantando mi vaso.
—Bueno, ¡salud por nosotras! —Chocamos nuestros vasos—. Y para
que conste, las amigas no validan quién eres como persona. Algunas de las
mejores personas que conozco son las que tienen menos amigas.
Val me sonríe.
—Eres tan diferente, Sass. Quiero decir, tu personalidad es un
contraste total con tu apariencia. —Se da vuelta y sale del baño.
—¿Acabas de decir que me veía como una perra? — grito por encima
de la música.
—¡Lo hice! —grita de vuelta.
Me río, sacudo la cabeza y continúo con mi maquillaje. Decido dejar mi
cabello en su estado natural, ondas largas que caen hasta mi coxis. Mi padre
era más moreno que mi madre y tenía la mejor cabellera, así que siempre
afirmó que obtuve mi cabello largo y grueso de su lado, ya que él mecía los
rizos hasta la mierda.
Regresando a la habitación, Val silba.
—Ahora, si no hubiera arruinado una amistad acostándome con ella,
definitivamente te coquetearía.
La empujo juguetonamente.
—Soy hetero, idiota.
Ella ríe.
163
—Mmhmm, yo también lo era hasta que no lo fui.
Pongo los ojos en blanco.
Ella saca su teléfono y se acerca.
—Tomemos algunas fotos, bebe estos, y ve a causar algunos estragos.
—Era como si estuviera leyendo mi mente.
Tomamos un montón de selfies, un montón de selfies en el espejo y
tomas individuales en el balcón que da al pequeño salón de arriba.
Eran fotos increíbles.
Más que asombrosas.
Decido subir una de las fotos que me tomó Val en el balcón, mirando
con franqueza hacia un lado, publicándola en mi espacio de Instagram y
elegí una de nuestras selfies para publicarla en mi historia. Empiezo a bajar
las escaleras revisando mi perfil de Instagram mientras estoy aquí.
Titubeo en mis pasos. 146K seguidores.
—¿Cómo diablos mis seguidores en Instagram subieron tanto? —le
pregunto a Val cuando entro a la cocina.
Ella se encoge de hombros.
—Bienvenida a Midnight Mayhem. Además, cuando Killian publicó esa
foto tuya, a pesar de que no te etiquetó, su multitud de fieles seguidores
acecharon a tus seguidores y suma dos y dos.
Mis ojos se disparan hacia los de ella.
—¿Qué foto? —Rápidamente hago clic en su perfil, encontrando la foto
de la que está hablando—. Oh Dios mío—. Era la foto que me tomó en
Mayhem. La misma de mí dándole el dedo medio a la cámara y usando su
bandana. La subtituló Dile que es bonita o te mataré.
—Chica, tenías su trapo puesto. Eso no es jodidamente ligero, y
también, eres la primera chica que publica en gram. La gente está perdiendo
la cabeza por eso.
Aviento mi teléfono contra el mostrador, me dirijo a la despensa para
encontrar algo más para beber. Algo que no me mate, pero que tal vez alivie
un poco el dolor.
—¿Estamos listas, pequeño Dragón? —Val se ríe. Su teléfono me está
apuntando.
164
—¿Estás grabando? —Entrecierro los ojos ante la lente.
—¡Claro que lo hago! Te ves atractiva como la mierda y si Killian te va
a ignorar, me aseguraré de que mis dos punto tres millones de seguidores
no lo hagan.
Me congelo, viéndola boquiabierta con ojos muy abiertos. No puedo
creer que acaba de decir eso.
Debe haber cambiado su cámara al modo selfie porque ahora está
hablando por su teléfono.
—¿Era esa su cara de orgasmo, Killian Cornelii? Estoy impresionada.
—¡Val! —le grito. Ahora todo el maldito mundo sabrá si no lo hicieron
ya.
Ella se ríe, empujando su teléfono en la parte delantera de su sostén.
—Está bien, está bien, no más tormento. Por ahora.
—¡Espera! —Empiezo a caminar hacia el garaje, donde recuerdo haber
visto un auto dentro a través de las puertas de vidrio. Empujo la puerta y
jadeo.
Val viene detrás de mí.
—¿Un Charger RT? —Silba—. Estoy impresionada. No recuerdo haber
visto esto por ahí. —El auto está pintado de un negro brillante, con bordes
y tintes negros. Hay una cosa que parece un motor plateado sobresaliendo
del capó. Se ve letal.
Val agarra las llaves que cuelgan de un gancho y me las lanza.
—¡Encontré nuestro viaje!
—¿Quizás no debería conducir por esa bebida de antes? ¿Y la casa de
King está solo a una caminata de veinte minutos por la carretera?
—El camino es de tierra. No podemos caminar por un camino de tierra
con estos tacones. —Corre hacia el lado del pasajero y se desliza dentro—.
Vamos.
—¡Bien! —grito apretando las llaves en mi mano. Tiene razón sobre los
tacones. Me hundo en el asiento de cuero grueso y presiono la llave,
girándola para encender el auto.
El fuerte estruendo vibra debajo de mi asiento y Val se ríe histérica.
—Siempre me han gustado los autos más antiguos. Dios. Esto es tan
emocionante. Tus abuelos eran malos traseros.
Todo parece demasiado nuevo, demasiado actualizado. ¿Dónde están
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mis abuelos de todas formas?
Bajo la visera y presiono el botón para abrir la puerta del garaje.
—¡Saskia, la mala perra dragón! —Val se ríe y me vuelvo para mirarla,
viendo su teléfono frente a mí de nuevo.
Moviendo las cejas, le mando un beso a su teléfono.
—¡Olvidé mis cigarrillos!
Val me aparta, corriendo adentro para agarrarlos y regresando. Los
lanza a mi regazo.
—No te tomé por fumadora.
—Normalmente no lo soy. —Pongo el auto en marcha y aprieto el
acelerador—. Suelo fumarlos como mecanismo de afrontamiento y cuando
estoy bebiendo.
—Algunos dirían que eso no es saludable —bromea, agitando la botella
de vodka.
Conducimos hasta la casa de King y me estaciono enfrente.
—¡Oye! —Alcanzo a Val antes que se deslice fuera del auto—. No me
dijiste lo que estaba pasando contigo y Maya.
Val pone los ojos en blanco con tanta fuerza que casi creo que se le
fueron a la parte de atrás de la cabeza.
—Ella... bueno, dice que solo se estaba divirtiendo. Que solo nos
divertimos.
Mi cara cae junto a mis hombros. Val tiene una personalidad ruda y no
es fácil ser amiga de ella, pero he aprendido que cuando realmente te
considera una amiga, su aspereza se suaviza.
—¿Han andado mucho juntas?
Val niega, su cabello rubio platino lacio cae sobre su espalda.
—Dios, no. Era heterosexual, completamente heterosexual hasta ella.
Ella es la bisexual. Tuvo novias antes, dos, para ser exactas, pero nunca
ninguna novia. Todos sabíamos que era porque sostenía una antorcha por
Kill.
Asiento, instándola a continuar. No me preocupa Maya, ni siquiera
Callan. La verdad es que si entro en esa casa esta noche y me siento en el
regazo de Killian, dudo que me aleje. Pauso mi proceso de pensamiento. Tal 166
vez no debí haber conducido. Es obvio que está lívido por algo.
—De todos modos, estando con ella, fue mi primera chica, y se sintió
bien, ¿sabes?
No lo hago. Realmente no. Así que tal vez si lo hacía...
—Seguro, ¿y le dijiste cómo te sentías?
Val tomó un largo trago de la botella de vodka que sostenía entre sus
dedos.
—Claro que sí, y ella dijo “fue divertido, Val. Nada serio”.
—Perra —murmuro en voz baja—. No la conozco muy bien, pero Perse
la adora, tú la quieres y Killian la desea. Yo no lo veo. No ahora. —No es que
sea extraña, porque lo es. Me encanta la diversidad de personajes y lo
prefiero sobre la normalidad, pero así es como se sienta allí en silencio.
Juzgando.
Acechando.
O tal vez solo soy yo con quien es así.
—Te llevarás bien con ella. Mucho. Una vez que todo esto de Killian se
acabe.
Un golpe en mi ventana nos saca de nuestra pequeña charla. Girando,
veo a Keaton mirando hacia adentro con su brazo presionado contra mi
ventana. Lo despido.
—Killian está bebiendo. —Sus oscuros ojos se presionan contra los
míos.
—¿Y? —respondo, agarrando mis llaves y mi teléfono. Salgo del auto y
la tatuada mano de Keaton envuelve mi brazo.
Me empuja hacia su pecho hasta que siento su cálido aliento cayendo
sobre mis labios.
—Arréglalo, ya que fueron ustedes dos quienes lo hicieron estallar.
Salgo de su agarre.
—No sé de qué estás hablando.
Keaton gruñe mientras me alejo.
—Las jodidas fotos de Instagram y los videos. Deja de actuar de forma
tonta. —Mierda. Mierda. Mierda.
167
Ignoro a Keaton, pasando a Kyrin quien está apoyado contra la puerta
principal, con una botella de whisky entre los dedos. Lleva vaqueros, una
camiseta negra y chaqueta de cuero. Kyrin es clásicamente bonito. Es una
fuerte combinación de hermosura y crueldad.
Val engancha su brazo en el mío mientras nos dirigimos hacia la casa
cuando Kyrin nos mira mientras pasamos.
—Maldito desperdicio.
Hago una pausa de dos segundos. Podría darme la vuelta y presionarlo
con lo que sea que está hablando, o podría ignorarlo por ahora y estar allí
para mi amiga quien obviamente está lidiando con problemas de mujeres
furiosas.
—No dejes que sus criptónimos te afecten. Mira lo que le hizo a Perse.
—Val hace un gesto hacia la sala de estar—. Vamos a joder.
Necesito estar ahí para mi amiga. Estar aquí para ella. Si fuera por mí,
no estaría aquí. Me hubiera quedado feliz en casa y me hubiera bañado con
velas y vino.
Puedo escuchar música golpeando fuerte, derramándose en el
extravagante vestíbulo de la mansión, directamente a través de las puertas
de piso a techo en el salón trasero.
—Nos iremos cuando quieras, ¿de acuerdo? —le digo, escudriñando
sus ojos.
—Sí, pequeño Dragón. ¡Ahora ven! —Su mano agarra la mía mientras
tira de mí hacia donde sale la música. Niego con la cabeza y me río de su
implacabilidad. Pasando por una larga mesa rectangular, deslizo dos tragos
hacia cada una y le doy uno.
—Para un poco de coraje antes de salir.
Ella me quita los dos y ambas los bebemos con un silbido después del
primero.
—¡Tequila! —Mi cara se arruga.
—¡Oh, definitivamente fue Perse! —regaña Val, limpiando su boca—.
Ella y su desagradable sabor a alcohol.
Deslizando los vasos vacíos sobre la mesa, salimos a través de las
puertas abiertas, donde suena la música. El sonido eléctrico de Five Finger
Death Punch ruge en la oscura noche mientras la gente baila y habla. En el
patio hay otra gran mesa rectangular donde está sentado todo un grupo, 168
charlando. No quiero ver mucho porque sé que Killian está entre ellos. Por
el rabillo del ojo veo como sus cabezas se vuelven hacia mí y Val, justo
cuando vemos a Perse, Rose y King de pie cerca de la fogata en el césped.
Están hablando con algunos hombres de traje, hombres a los que reconozco
un poco.
Los Cuatro Padres y otros.
Brazos fuertes envuelven mi torso, levantándome del suelo mientras
los labios de Kenan presionan la parte posterior de mi cuello.
—Te ves como un puto bocadillo, Saskia.
Me río, mi cabeza se mueve hacia atrás. Sacudiéndome de su agarre,
me doy la vuelta para enfrentarlo cuando me deja de nuevo de pie.
—¿Ya estás borracho? —Ladeo la cabeza.
Kenan se inclina tan cerca. Lo suficientemente cerca como para que
sus labios toquen los míos.
—Tal vez.
Lo empujo hacia atrás juguetonamente. Kenan siempre pone a prueba
sus límites conmigo y aunque es lindo, eso es todo. Es lindo. Killian se lo
comería en el desayuno, en el almuerzo y en la cena, y luego todavía tendría
espacio para una comida de seis platos con un poco de postre.
Kyrin se acerca a Kenan.
—¿Quieres dar un paseo?
Mi sonrisa cae levemente. Apenas hablo con Kyrin, y si no lo he dicho
suficiente, es aterrador.
—Claro —respondo, alejándome de mi pegajosa mejor amiga. Me vuelvo
para enfrentar a Kenan—. Vigila a Val mientras no estoy.
—Bueno, no nos la vamos a comer, pequeño Dragón —gruñe Keaton
desde la mesa. Mis ojos se posan en los suyos y veo como una sonrisa
diabólica se desliza sobre sus labios, sus ojos se entrecierran en picardía.
Fue una mierda conmigo afuera, y ahora cambió por completo la melodía.
Ky comienza a arrastrarme escaleras abajo y hacia la fogata. Agarra un
par de copas en nuestro camino. Nos movemos hacia un lado, detrás del
fuego pero lo suficientemente lejos para que la gente no nos escuche hablar.
Me entrega mi bebida y tomo un sorbo. Whisky. Supongo.
Kyrin estudia el fuego antes de volverse hacia mí.
—Sabes, cuando todos te vieron por primera vez, tuvimos el pene duro
169
por ti.
Escupo el alcohol y dejo lentamente el vaso en mi regazo. Lo aprieto
con fuerza.
—Ah...
Ky se ríe, volviéndose sobre su hombro. Sigo su línea de visión, viendo
alguna conmoción sucediendo en el patio. Él pone los ojos en blanco y los
pone de vuelta sobre mí.
—Sabemos más de lo que crees que sabemos.
Niego.
—Estoy confundida.
La concentración de Kyrin permanece en mí.
—Mira, esta es la cosa, no creo que lo estés.
—No sé qué decirte o cómo defenderme cuando no sé de qué me estoy
defendiendo.
Sus ojos se oscurecen.
—Necesitas detener lo que sea que te esté pasando entre tú y Killian.
—Te puedo asegurar que ya lo hice. —Tomo otro sorbo, deseando que
el alcohol me golpeé más rápido y adormezca el doloroso latido que resuena
en mi vientre.
Ky no responde, así que me vuelvo hacia él.
—¿De verdad crees esa mierda?
—¿Qué quieres que diga, Kyrin?
Sus ojos permanecen en los míos.
—Me importa un carajo toda esta mierda, pero Killian es un hombre
completamente diferente en este momento y todos sabemos que no vale la
pena exprimir el jugo.
Me bebo toda mi maldita bebida.
—Ky, lo entiendo.
La cara de Kyrin no se mueve. Ni siquiera un estremecimiento. Se
acerca más a mí, sus manos van a cada lado de mis piernas. Las abre y me
agarra detrás de los muslos, tirando de mí hacia adelante hasta que me
siento a horcajadas sobre él en su regazo.
170
—Mmmm —gruñe, viéndome de arriba abajo. Veo su bonita mandíbula
tensar todos los ángulos mientras mueve la cabeza. Sus manos bajan por
mi espalda y caen sobre mi trasero.
—Ky… —le advierto, inclinando la cabeza.
—¿Qué? —gime, inclinando ligeramente sus caderas para presionar su
pene contra mí—. ¿No es esto lo que quieres? ¿A mí goteando sobre ti como
cualquier otro hombre? ¿Quieres que te cuente todos nuestros secretos? —
Su mano agarra mi barbilla llevando mi atención hacia él de nuevo cuando
trato de alejarme—. Tú y Killian son exactamente iguales, y ese es el
problema. Pero lo que está pasando ahora mismo, Saskia, lo está
atormentando de adentro hacia afuera. No vales la pena.
Me lamo los labios.
—Yo no…
Alguien me agarra del hombro y me tira del regazo de Kyrin.
Todo pasa muy rápido. Hay alguien gritando, el cielo estrellado, brasas
del fuego flotando sobre mí. Alzo la mano para tocar una, mi cabeza se
marea cuando la cara de Kenan aparece sobre la mía.
—Arriba, Dragón.
Gimo, poniéndome de pie lentamente.
—¿En qué…? —Todo se enfoca y lo primero que noto es a Killian parado
frente a mí. No, no está frente a mí, me está protegiendo, como si fuera un
animal enjaulado que solo él puede acariciar.
—¡Joder, Kill! —Ky se levanta del suelo y se limpia la boca—. ¿De
verdad? —Kyrin se ríe mientras la sangre le corre por la barbilla. Empuja a
Killian fuera del camino—. Hablaremos de esto más tarde, hijo de puta.
Ordena tu mierda.
Ky alcanza su vaso y comienza a regresar al patio.
—Killian... —susurro, alcanzando su brazo, solo que tan pronto como
lo toco, se aparta de mí, dejándose caer en la silla donde estaba Kyrin,
tirando de su sudadera con capucha sobre su cabeza.
—No.
Me doy la vuelta para enfrentarme a todos y tratar de descifrar sus
criptónimos. Kenan y Perse están allí con King, observándonos a los dos con
atención. Sacudo la cabeza.
—Danos un minuto. 171
—¡Oh, Dios mío! —Callan baja las escaleras a trompicones y se dirige
hacia nosotros. Perse avanza con un gruñido en la boca, pero extiendo la
mano y la detengo, sacudiendo la cabeza.
Dando la vuelta, camino directamente hacia Callan hasta que estamos
pecho con pecho.
—Retrocede, joder.
Callan me mira sorprendida, antes de reír como un psicópata.
—¿O qué? Chica bonita. ¿Qué harás?
Busco en sus ojos, con una oscura sonrisa en la boca.
—Si das un paso más cerca de él, Callan, te haré caer.
Ella avanza, pero luego sus ojos vuelven a los míos. Exhala.
—Como sea, Saskia. Sigue obligándolo a andar contigo y yo seguiré
estando aquí cuando necesite joder a sus demonios. —Se vuelve para
caminar de regreso hacia el patio.
—Oh. —Empiezo a seguirla, la rabia truena a través de mi sangre. Perse
me persigue, su mano llega a mi pecho. Busca en mi cara. Veo el dolor en
ellos. Dolor y tristeza.
—Por mucho que sé que quieres golpearla. —Sus ojos recorren mi
hombro—. Hay alguien más que te necesita ahora mismo, Sass.
Mi corazón truena en mi pecho. No sé lo que me pasó entonces. Era
como si cada instinto dentro de mí llegara rugiendo a la superficie y quise
matar a Callan si respiraba cerca de Killian.
—Duele —admito, haciendo una mueca.
—¿Qué duele, cariño?
Mi garganta se contrae alrededor de la roca gigante que está alojada en
su interior.
—Verlo.
Perse exhala.
—Ve con él, Saskia. Te necesita. —Pone los ojos en blanco—. Es
simplemente terco como el infierno.
Me doy la vuelta para encontrar a King arrodillado junto a Killian, cuyo
rostro es tan duro como una piedra. Es como ver directamente una antigua
estatua griega, cada una de sus facciones talladas a la perfección. El fuego
quema en tonos anaranjados sobre su bronceada piel, solo arrojando
sombras donde sus pómulos se hunden y sus pestañas parpadean. 172
Regreso a Killian, justo cuando empieza a sonar “Trippin” de Khalid.
King retrocede lentamente y desaparece con Kenan y Perse, dejándonos
solos. Lo suficientemente lejos de cualquier otra persona. Mi estómago se
aprieta de nervios.
—Kill... —susurro, pero no me ve. Me arrodillo entre sus piernas,
descansando mis manos en sus muslos—.Háblame.
Lentamente, su rostro se vuelve hacia mí. Nada. Ni una sonrisa. Ni un
indicio de alguna emoción. Es como si alguien le hubiera quitado el alma y
la hubiera reemplazado con alguien completamente diferente. Empiezo a
sentirme como una idiota, así que me levanto lentamente, solo que su mano
alcanza la mía.
Me congelo. El aire comienza a engrosarse cuando llevo mis ojos a los
suyos.
—¿Quieres que me siente? —Hago un gesto hacia su regazo.
Su atención permanece en mí y la atmósfera se intensifica a medida
que pasa cada minuto. Su mandíbula se tensa antes de tirarme hacia su
regazo. Balanceo mis piernas sobre las suyas y dobla su brazo, acercándome
más. Se agacha, toma una botella de whisky y se la lleva a los labios.
De alguna manera necesito separarlo de esa botella.
—¿Por qué? — susurra, tan bajo que casi lo pierdo.
—¿Por qué, qué? —pregunto gentilmente. Me vuelvo más a él para darle
toda mi atención. Casi puedo sentir a la gente mirándonos desde el fondo e
incluso pensar que sus padres probablemente también estén aquí, viendo
este espectáculo de mierda.
Sus ojos se clavaron en los míos. El azul pulula como llamas calientes.
Él sisea, moviendo la cabeza hacia atrás para ver al cielo.
Su nuez de Adán se balancea, y no es hasta que su rostro se vuelve al
mío que me doy cuenta de que se está riendo.
—Por supuesto. —Niega para sí mismo antes de llevar su pulgar a mi
labio—. ¿Los villanos tienen corazón, nena?
Su pregunta me confunde instantáneamente. Sé que está borracho y
sé que debería estar enojada con él por un montón de cosas en este
momento, pero no lo estoy.
—No lo sé —lo desafío—. ¿Lo tienen?
Él hace una pausa, traga y luego sus ojos se posan en mi boca. 173
Humedezco mi labio justo cuando se acerca más y más. Sus labios se
deslizan sobre los míos y suspiro por la electricidad se apodera de cada parte
de mí. No me besa. Simplemente deja que sus labios presionen ligeramente
los míos.
—Eres mía, pequeño Dragón, incluso cuando no quieres serlo, y
especialmente cuando no quiero que lo seas.
Trago, llevo mis dedos detrás de su cuello y los pongo en la parte de
atrás.
—Pareces diferente.
Me besa. Mis labios se abren y su lengua se desliza dentro. No me
fuerza ni me apresura, ni me besa maniáticamente. Simplemente se toma
su tiempo, masajeando mi lengua con la suya. Pasa la punta de su lengua
por la curva de mi labio.
—Exactamente como me comería tu coño ahora mismo.
Mis muslos se aprietan cuando las palabras lo abandonan. Chupa mi
labio en su boca, lamiendo y moviéndola, su piercing golpea mis dientes
cada pocos segundos.
Me empujo hacia él para que tenga que besarme más fuerte.
Necesito más.
No reduce su velocidad, su brazo se desengancha de alrededor de mis
piernas. Las balanceo y me siento a horcajadas sobre su regazo,
desabrochando su sudadera con capucha para sentirlo. Presiono mi palma
contra su pecho, la calidez y las líneas de corte me traen paz
instantáneamente. Pasando mis dedos por el costado de su cuello, mis
manos se sumergen en su cabello mientras lo retiro, apoyando mi frente en
la suya. Mi corazón ruge en mi pecho a velocidades que no puedo controlar,
amenazando con girar y quemar todo mi mundo hundido en su ruina.
Nuestra respiración es pesada, mi jadeo desesperado.
—Dilo. —Sus ojos buscan los míos—. Di que siempre serás mía.
—¿Mientras te vas con Callan? No.
—¡Que se joda Callan! —gruñe Killian—. No he tenido mi pene dentro
de ella desde que lo tuve en ti.
Mis ojos se entrecierran.
Él sonríe.
—¿Mi pequeño Dragón está un poco celosa? —Levanta una perfecta 174
ceja, y finalmente veo una grieta del Killian que conozco.
—¿Celosa? Estoy bastante segura de que no le pegué a nadie...
—No. —Kill avanza, sus manos llegan a mi trasero mientras me empuja
hacia su entrepierna—. Pero lo hice, y Saskia, mataría a cualquier hijo de
puta que te tocara.
Hago una pausa, buscando en sus ojos.
Él se inclina hacia atrás, pero sus ojos permanecen en los míos. Una
lenta sonrisa llega a su boca.
—Y por cierto, estoy bastante seguro de que casi la golpeas...
Llevo mi mano a su barbilla, apretando su mejilla y forzando sus ojos
a los míos.
—No me agrada, Killian. ¿Quieres enojarte? Bien. Enójate. No espero
algo de lo que sea que somos porque no estoy en el mercado por un novio y
estoy bastante segura de que no estás en el mercado para una novia, pero
si te acercas a esa perra de nuevo y no será la única que sea golpeada. —
Suelto sus mejillas cuando me doy cuenta de que probablemente parezco
una psicópata etapa diez.
Sus ojos se debilitan mientras se lame el labio inferior.
—Eres muy sexy cuando estás celosa.
—No estoy bromeando.
Su sonrisa desaparece, su brazo va alrededor de mi espalda para
obligarme a acercarme a él. Se siente raro. Sus palabras están llegando,
pero hay algo...
—Cariño, no deseo a Callan. Tienes razón, no estoy en el mercado por
una novia y mierda, puede que nunca lo esté. Nunca ha sido algo que quiera
o planeé, así que no haré ninguna promesa. Pero me mantendré alejado de
Callan. Tienes mi palabra al respecto. Tengo que preguntar... —Sonríe, sus
ojos caen a mis labios—. ¿Por qué nunca me lo echaste en cara? Aparte de
ti y de la fiesta, nunca te acostaste con nadie más en venganza. Ni besaste
a alguien. Cada vez que veía a alguno de los chicos goteando sobre ti, o no
dabas suficiente jodida para darte cuenta o les diste un podo de repulsión,
Me encojo de hombros.
—Nunca he sido esa chica.
Su concentración permanece en la mía.
—¿Qué chica? 175
—La chica para jugar, Kill. No soy esa persona. Aunque, casi lo hice
esa noche en la casa rodante.
El rostro de Killian palidece.
—Sí, sobre eso.
—¿Qué? — Pongo los ojos en blanco, pasando los dedos por mi cabello
para empujar las hebras sueltas—. ¿Tuviste una gran orgía con todas las
chicas? Lo escuché.
Las cejas de Killian se arquean.
—Entiendo por qué pensarías que lo hice, pero no lo hice. —Aparto la
mirada de él, pero su dedo atrapa mi barbilla, moviendo mi cara de vuelta a
la suya—. Cariño, no lo hice. —No se inmuta. Sé que estos chicos son muy
hábiles para ser engañosos, pero confío en sus palabras ahora mismo,
incluso si no confío exactamente en él como persona.
—Te creo.
Su rostro se suaviza.
—Bien. Eran Maya y Val teniendo un jodido festín.
—Jesús —susurro, negando.
Mi cabeza comienza a latir con fuerza, así que me recuesto sobre su
hombro mientras King camina, se acerca y toma asiento en la silla junto a
nosotros. Hay un incómodo silencio por un poco antes de que diga algo.
—Tendrás que arreglar las cosas con Ky esta noche antes de irte a casa.
No dejaremos que esa mierda se desangre al día siguiente.
—Sí, sí, joder, lo sé. —Me quedo ahí más de treinta minutos,
escuchando a la gente charlando con él mientras descanso contra su cálido
pecho.
No quería moverme.
—Hijo… —Su voz era como terciopelo, amenazando con ahogarme.
Había algo…
Me doy la vuelta lentamente en el agarre de Killian, pero aprieta mi
pierna como advertencia.
Lo ignoro, naturalmente, llevando mi atención a su madre quien está
enfrente a nosotros.
Sus ojos se centran en mí. 176
—Bueno, ¿no has crecido? Tengo que admitir, que no me sorprende en
absoluto.
—Madre... —espeta Killian detrás de mí.
Ojalá pudiera decir que la recordaba, pero no es así.
Tiene el cabello largo y negro que casi parece azul, ojos rasgados que
me recuerdan a la maldad, y una sonrisa asesina que se parece demasiado
a la de su hijo. Es hermosa, si te gusta el ambiente demoníaco. Lleva un
vestido maxi de encaje fino con una hendidura que le llega hasta la cadera,
y sus grandes pechos se están derramando de la parte superior. Tiene un
cuerpo tonificado y no tiene problemas en asegurarse de que todos lo sepan.
Su madre ve a Killian con ojos entrecerrados antes de volver a los míos.
—Hmm, interesante.
—Encantada de conocerla —respondo, porque soy jodidamente
educada. A diferencia de ella. Ya puedo ver que nos vamos a odiar.
Mueve los ojos arriba y abajo de mi cuerpo.
—Oh, confía en mí, cariño, no es así conmigo.
—¡Mamá! —vuelve a gritar Killian, antes de apretarme de nuevo. Lleva
sus labios a la parte de atrás de mi oreja. Su madre mira, cautivada. Está
sorprendida, pero también está fascinada por el evidente afecto de su hijo—
. Nena, ve con las chicas por un tiempo. Estaré ahí pronto.
Lentamente, me deslizo de su regazo, manteniendo mis ojos en su
madre. Ella le sonríe de nuevo, y tengo la sensación de que lo que está
haciendo ahora mismo sería suficiente para hacer que otros corran y se
escondan con miedo. Apuesto a que también está acostumbrada a eso.
Parece de ese tipo.
No me conoce, es por eso. Cuadro los hombros ligeramente y busco en
su cara. Ella titubea un poco. Continúo hasta que la veo directamente a los
ojos.
—No se estrese. No me llevará a casa. Solo le gusta desnudarme. —Le
sonrío antes de alejarme y encontrar a las chicas. No quise quedarme para
escuchar su respuesta. Ni siquiera quería saberla. Tan pronto como estuve
fuera del alcance del oído, dejé escapar una bocanada de aire y regresé al
patio, tomando el asiento junto a Rose. Perse estaba al otro lado de ella, con
Kenan a su lado, y luego Val, Maya y un par de Ángeles.
Perse las señala a ambas. 177
—Son Eve y Merica.
Asiento hacia ambas cortésmente, agarrando una de las botellas de
agua en la mesa.
—Encantada de conocerlas.
Ambas tienen cabello blanco como la nieve, y piel de porcelana. Se ven
similares, demasiado similares. Quizás como gemelas.
—¿Cómo te fue, chica? —pregunta Kenan, haciendo un gesto hacia
donde estaba sentada detrás del pozo de fuego con su bolsa de Cheetos.
Tomo un trago de agua.
—Bien.
—Te veías cómoda, chica —suelta Rose, moviendo sus cejas hacia mí.
Me río.
—Lo estaba. —Aprieto la tapa de nuevo en la botella y descanso en mi
silla—. Hasta que llegó su madre.
Perse resopla, enciende un porro y se lo pasa a Rose. Miro cómo Rose
recibe un par de golpes.
—Es una perra. —Perse niega—. La primera vez que la conocí recuerdo
haber pensado “Maldita sea. Estoy tan contenta de no estar saliendo con su
hijo”. —Todo el mundo comienza a reír excepto yo.
—Gracias, Perse. Es realmente reconfortante.
Se ríe con fuerza, golpeándose el pecho.
—Lo siento, cariño. —Rose me entrega el porro enrollado y se lo quito,
llevándome la punta a la boca.
—¿Y si esto es un error?
Merica suspira.
—Los errores que cometes cuando eres joven son los que te ayudan a
crecer como adulto, y cómo lidias con esos errores a medida que envejeces,
es lo que te convierte en mujer. Todo es una maldita estratagema.
Todas callan.
Busco en sus rasgos.
—Eso es realmente profundo. —Le doy el porro y lo toma, chupándolo 178
suavemente. Merica parece recatada y gentil—. Obviamente lo manejaste
bien. Puede que necesite algunos consejos.
Merica se ríe, tosiendo suavemente mientras se golpea el pecho y se lo
pasa a Eden. Sus ojos miel se posan en los míos.
—Simplemente aprendí a esconder los míos, así que no tuve que lidiar
con ellos.
—Ustedes, chicas, me están matando —murmura Maya, llevando sus
ojos hacia mí—. Tú y Killian. ¿Qué está pasando ahí?
No quería hablar con ella sobre mí y Killian. De hecho, quería
mantenerla como el infierno lejos de él y de mí.
—No hay nada que contar —respondo con sinceridad—. Solo somos
nosotros.
—¿Sólo son “ustedes”? —Se echa hacia atrás, arqueando las cejas—.
Entiendo que eres bastante nueva en Midnight Mayhem y con los Hermanos
Kiznitch, pero Killian no usa el “nosotros”, así que lo eliminaría del
diccionario Saskia Dragavei.
Dejo que su rabia me pase mientras se inclina hacia atrás en su silla y
regresa a lo que sea que esté pasando en esa cabeza de suya. No tengo que
justificar a Killian y a mí con cualquiera. Ni siquiera puedo explicármelo a
mí misma, y mucho menos a otras personas.
Veo directamente a Kenan, quien deja de masticar, sus ojos están en
los míos. Asiente. ¿Estás bien?
Me encojo. Lo que sea. Nunca he sido el tipo de chica que tiene muchos
amigos. Nunca fui popular en la escuela. Luché por tener amigas a una edad
temprana, y cuando las chicas quisieron ser mis amigas, ya me había dado
cuenta de que la mayoría de ellas eran solo mis amigas para poder conocer
mi debilidad. Decidí quedarme sola.
Pasé la secundaria de esa manera. Tenía otra persona a las que tal vez
podía clasificar como amigas, y eso era porque las salvé de Regina Georges
cuando les metieron la cabeza en uno de los baños.

—¿De verdad? —regañé a Alicia Rogers, también conocida como la perra


principal que dirigía la escuela. Me lavaba las manos mientras veía a Alicia y
a su leal manada de perras mientras se reían, sosteniendo la cabeza de Alexa
sobre el cuenco de porcelana blanca—. ¿No se te ocurre algo más original?
Todas son un jodido cliché. —Me limpié las manos con una toalla de papel
antes de tirarla a la basura. Metí la mano en el cubículo, agarrando la parte 179
trasera de la mochila de Alexa y empujándola a ponerse de pie.
Las vi a todas hasta que finalmente descansé sobre Alicia. Ella no dijo
nada. Ni siquiera hablaba. Creo que, sobre todo, se sorprendió. ¿La chica
tranquila tenía voz?
—Saskia, oye, no sabía que estabas allí… —murmuró Alicia
nerviosamente.
Todavía vestía su uniforme de animadora de una práctica matutina, y
por supuesto, obviamente estaba saliendo con el estrella mariscal de campo
de nuestra escuela, y por supuesto que la estaba engañando a sus espaldas
con su mejor amiga, también conocida como Grace Marks, la rubia playera de
pie a su lado.
—Claro —respondo, tirando de Alexa detrás de mí—. Déjala en paz. —
Arrastré a Alexa fuera del baño detrás de mí.

No sé si la razón por la que dejaron de meterse con ella fue por eso o
porque me tenían miedo o porque no sabían qué pensar de mí. El silencio
es un arma cuando todos los que te rodean tienen mucho que decir. Cuando
digo que era una solitaria, fue por elección. La gente siempre gravitaba hacia
mí, queriendo ser mi amiga, o simplemente querían conocer a la extraña
chica bonita sin emociones. Sus palabras, nunca las mías. De todos modos,
desde que estoy aquí, encontré a otra amiga.
Bueno, tres en realidad.
Perse, Val y Kenan. Esas son amistades más que suficientes para tener
toda la vida.
—¿Dónde está Val? —pregunto tan pronto como me doy cuenta de que
no está aquí—. Se supone que se quedaría en mi casa.
Maya no responde.
Kenan hace un gesto hacia adentro.
—Volvió a tu casa.
Agarro mi teléfono y veo el nuevo texto de Val.
V: Lo siento. Tuve que irme. Creo que necesito poner algo de
distancia entre ella y yo antes de poder hacer esto.
Mi corazón se hunde por ella. Odio que Maya esté jugando con sus tan
obvios sentimientos. 180
Yo: Está bien. Funciona para mí de todos modos. Estaré en casa
pronto.
Ella envía otro a justo cuando estoy a punto de cerrarlo. No, no lo
harás. Te vi toda acurrucada en el regazo de Trickster. Chica, estás
tan lejos. Ten cuidado.
Mi corazón se acelera en mi pecho mientras leo esas palabras. Antes
de que pueda detenerme, me doy cuenta de que estoy sonriendo como una
nerd.
Aprieto responder. No me juzgues. Siempre tengo cuidado.
Ella envía muchos emojis de risa. Solo espero que estas paredes
estén insonorizadas. Noche x
Le envío una respuesta rápida antes de arrojarlo sobre la mesa.
Genuinamente me importa Val, tanto como podría importarme alguien. No
era algo que esperara tampoco, ya que arrojó tanta sombra hacia Perse
cuando estuvo aquí, pero creo que cambió. Drásticamente desde que Perse
y King están juntos.
Unos brazos se envuelven alrededor de mi cuello y al instante me
derrito en un charco de sustancia viscosa. Su colonia es como una
bienvenida a casa, su toque es un recordatorio de por qué nunca estaré
satisfecha con cualquier otro hombre.
Doblo el cuello para mirarlo.
Él se inclina y me da un beso en los labios. Luego otro. Hasta que Kenan
está gimiendo y lanzándonos Cheetos.
—¿Lista para irnos? —pregunta. Perse me sonríe con suficiencia.
Todo el mundo está tan interesado.
Deslizándome de mi silla, tomo mis llaves y el teléfono de la mesa antes
de seguirlo por la puerta principal.
—¡Espera! —Tomo su mano—. ¿Dónde está Kyrin? Deberíamos hablar
con él.
—Ya lo hice. Estaba ahí abajo con nosotros. ¿Por qué crees que tardé
tanto? —Inclina la cabeza hacia mí, buscando mis ojos.
Me encojo.
—¿Pensé que estabas atrapado con tu mamá?
Su rostro cae levemente.
—Sí, eso. —Se gira y troto, alcanzándolo. 181
—¿Todo bien? —pregunto mientras caminamos. Me imagino que
podemos recoger el auto cuando nos levantemos por la mañana y
probablemente nos vendría bien la caminata.
Killian no me responde, su actitud cambia de cien maneras diferentes.
Algo le molesta. Mucho. Su confusión de lo que sea con lo que está lidiando
está comenzando a brillar como un diamante.
—Killian —digo, un poco frustrada—. Puedes hablar conmigo.
—Sass, algo de mierda no es fácil de decir. Déjalo por ahora.
Pienso en sus palabras y sé que ahora mismo no es el momento
adecuado, así que decido dejarlo.
Por ahora.
La grava cruje bajo mis pies mientras nos acercamos más y más a mi
casa. Él engancha su brazo sobre mi hombro y me empuja hacia su pecho,
deteniendo su caminar. Besa la parte superior de mi cabeza, y estoy
momentáneamente paralizada por su silueta. Envolviendo sus dedos
alrededor del borde de su sudadera con capucha, la baja hasta que descansa
sobre mis hombros.
—Escucha. —Se aclara la garganta, su brazo se engancha en mi
espalda—. Lo que estoy a punto de decirte, te lo diré aquí porque no hay
ningún lugar al que puedas correr y no hay armas que puedas usar contra
mí, o al menos que tengas acceso a usar en mi contra.
Mi corazón se detiene por unos segundos mientras el silencio se
extiende entre nosotros. Los escenarios pasan por mi cabeza. Uno después
del otro. Pensando en lo que podría haber hecho. A decir verdad, es Killian,
podría haber hecho cualquier cosa.
Su brazo se aprieta.
—El día antes de salir de Kiznitch, cuando me fui a la cama para ver a
Delila, me dijo algo a lo que he estado tratando de llegar. No puedo decirte
qué es eso en este momento, porque soy un Hermano, eso significa que no
compartimos nada fuera de nuestra estrella a menos que todos estén de
acuerdo en que debe compartirse. Tienes que entender que esto es por lo
que vivo y por lo que mataría... —Prueba las palabras en su lengua.
Levanto la mano.
—Está bien, espera. Antes de que sigas, sí, lo entiendo y respeto eso.
Pero dijiste matar...
182
Killian se queda en silencio.
—Sí.
—¿Es eso lo que haces? —pregunto, apretando su brazo.
—Sí.
—¿A menudo? —No sé por qué fue lo primero que se me ocurrió
preguntar. Creo que estoy en pánico. Sé que me dijo que había matado a
alguien en Kiznitch para protegerme, pero supuse que estaba mintiendo. O
bromeando. Ahora estoy pensando, que no tanto.
—Demasiado.
Respiro profundamente antes de hacer mi siguiente pregunta.
—¿La persona que asesinaste en Kiznitch?
—¿Sí?
Me lamo los labios.
—¿Cómo supiste que era a mí a quien buscaba? ¿Podría haber sido
cualquiera? —Y me cuesta creer que alguien venga a matarme. A mí. No hay
ningún tipo más civil que yo en Midnight Mayhem.
Él envuelve sus brazos a mi alrededor y me aprieta con fuerza antes de
que su otra mano se meta en el bolsillo trasero y me entrega algo.
Desdoblo el papel y saco el teléfono para usar su linterna. Es una foto
mía de mi cumpleaños dieciocho. Estoy sonriéndole a la cámara solo antes
de estar a punto de apagar mi vela. Brian y Alexa estaban a mi lado y Hope
fue quien tomó la foto. Nunca hacíamos fotos familiares. Hope siempre fue
paranoica acerca de las fotografías, por lo que nunca nos dejaba tomarlas.
—¿Él tenía esto? —pregunto, levantándola hacia Kill.
Killian mueve los pies y dice:
—Sí. Estaban buscando a un asesino. —Observa mi rostro en busca de
una reacción.
Me tiemblan las manos cuando se la devuelvo.
—No sé por qué alguien contrataría a un asesino para que me matara.
Killian escudriña mis ojos.
—¿Estás segura de que no sabes nada?
Cruzo las manos frente a mí.
—Ya te dije que no. 183
Niega.
—Sí, está bien.
Está siendo críptico, pero lo que me pide es que respete lo que implica
la Hermandad, y en todo caso, sé sobre eso.
Me tira de nuevo bajo su brazo y me besa mientras regresamos a mi
casa.
Después de mostrarle los alrededores, subimos a mi habitación y me
quito la ropa.
—Las cosas que no puedes decirme...
Killian se queda quieto mientras arroja su camiseta al otro lado de la
habitación. Estoy momentáneamente paralizada por su cuerpo. Es como si
cada centímetro de él hubiera sido tallado con el mejor acero y luego pulido
con oro.
—¿Tiene algo que ver conmigo?
Se deja caer sobre la cama, pasando sus manos por su cabello.
—No quiero hacer esto ahora mismo. Si sé de algo que creo que
necesites saber entonces sí, se lo plantearé a mis Hermanos.
Muerdo mi labio inferior. Quiero saber. Quiero saber todo lo que sabe
para no estar en la oscuridad, pero también estoy cansada. Agotada.
Me acerco a la cama, de pie en mi ropa interior de encaje. Sus ojos se
oscurecen y se vuelven pesados.
—Joder —susurra, agarrándome por el trasero y colocándome en su
regazo. Me arranca el sujetador y me ve con una sonrisa, chupando mi pezón
con su boca antes de tirar de él con brusquedad cuando se aleja—. Maldita
mujer. —Su brazo se envuelve alrededor de mi cintura y me baja en la cama,
abriendo mis piernas con sus rodillas—. Voy a necesitar que envuelvas estas
sexys piernas alrededor de mi cara.
Su mano recorre mi ombligo, su toque me electriza en todos los lugares
correctos. No quiero pensar en nada más que en él. Quiero ahogarme en
Killian y nunca resurgir.
Su mano se mueve por mi vientre y se detiene en mi cadera. Me mira
lamiéndose los labios antes de bajar, su palma se presiona contra mí.
Gimo suavemente, mis ojos se cierran a la deriva.
—Killian...
Un dedo se desliza dentro. Jadeo, echando la cabeza ligeramente hacia 184
atrás. Apoyándome en mis codos, mi cabello cae en cascada por mi espalda.
—Mira, pequeño Dragón. —Se agarra a mis bragas de encaje y las
arranca, metiéndolas en la parte trasera de su bolsillo de mezclilla—. Toma
tu teléfono.
—¿Qué? —jadeo, mi pecho sube y baja mientras se desabrocha el
cinturón. Sus músculos se doblan alrededor de su movimiento.
—Toma tu teléfono y comienza a grabar.
—¡Killian! —Me río—. No podemos hacer un video sexual. ¿Qué pasa si
alguien lo ve?
Él saca el botón y se desabrocha los vaqueros. Se me hace agua la boca.
—Nena, serás la que sostenga el teléfono, así que si ven algo, solo será
a mí.
—¿Por qué? —pregunto. ¿Por qué diablos estoy pensando en esta loca
idea?
Miro como su mano desaparece en sus vaqueros y lentamente se
bombea manteniendo todo oculto. Sonríe.
—Porque cuando no esté cerca, o cuando pase algo y no nos llevemos
bien, no te quiero tocándote y pensando en alguien más que en mí cuando
te estás penetrando a ti misma. Tendrás esto para usar con todas tus
necesidades. Hazlo.
Hago una pausa. Pienso durante dos segundos y luego encojo los
hombros. Estirándome a través de la cama, tomo mi teléfono, presiono el
ícono de la cámara y espero a que se abra hasta que veo a Killian a través
de mi teléfono con una luz roja parpadeando.
Él mira hacia arriba y hacia la cámara, viéndome con una sonrisa.
—Tuyo. —Hace un gesto hacia su pene con un movimiento de cabeza—
. Registrado.
Mi garganta se aprieta cuando su pene se libera de sus pantalones. Su
gruesa cabeza brillante está manchada de líquido pre-seminal. Se detiene,
se inclina sobre mí y se mueve hacia abajo hasta que su lengua presiona mi
muslo interno.
Gimo, mi cabeza se mueve hacia atrás.
—No hables, cariño, o sabrán quién eres. —Le guiña un ojo a la cámara
y me chupo los labios, sacudiendo la cabeza. Sabe que no puedo quedarme 185
callada para salvar mi vida.
Se detiene.
—Eso es cierto. —Se pone de pie y quita el cinturón de sus vaqueros
hasta que caen al suelo.
Killian desnudo es algo malo para todo el universo. Terminaría
matrimonios y dividiría familias. Estoy demasiado perdida en la vista que
cuando él está por encima de mi cabeza al otro lado de la cama y desliza el
cinturón debajo de mi cabeza, mi cuerpo se paraliza sorprendido.
Él se lleva el dedo a la boca.
—Shhh. —Tirando de la correa hasta que el cinturón se aprieta
alrededor de mi boca, lo miro mientras lo ancla.
Mierda. Ahora tengo su cinturón de cuero atado alrededor de mi cabeza
y siendo utilizado como mordaza.
Él se desliza hacia atrás entre mis piernas y esta vez salta a mis muslos
internos y presiona el frente de su lengua contra mi coño.
Mi espalda se arquea fuera de la cama mientras el sudor corre por mi
cuero cabelludo. Su mano va a mi pecho y lo golpea con fuerza al mismo
tiempo que su lengua asalta mi clítoris. Implacable. Aprieto mientras mi
núcleo se aferra mientras todo al sur intenta arrancar mi alma. Vuelve a
apretar mi pezón y todo lo que una vez detuve se suelta y mis músculos se
contraen mientras me sacudo con mi orgasmo. Apenas estoy bajando
cuando lanza mi pierna sobre su hombro y se inclina sobre su codo.
—Mira, nena. Mira lo que te hago. —Su dedo se sumerge dentro de mí
y se lo lleva a la boca, chupándome—. Necesito tener esto todos los días.
Luego desaparece entre mis muslos y lucho por mantener el teléfono
arriba, registrándolo mientras su lengua toca mi clítoris de nuevo. Grito,
aunque sale como un rugido ahogado debido al cinturón. Dos orgasmos
después, y mi cuerpo está empapado de sudor, los músculos me duelen por
la fatiga. Finalmente, levanta su cabeza y lloriqueo, lágrimas pican los
bordes de mis ojos.
Se lame los labios, su sonrisa o cualquier humor desaparece cuando
sus ojos miran los míos. Estirándose hacia adelante, me quita el teléfono y
detiene la grabación, tirándolo al suelo.
Me quedo fija en él, observando cada movimiento. Confundida, me
inclino sobre mis codos mientras se acerca. Agarrándome por los muslos,
me tira hacia adelante hasta que están colgando de la cama. Descansando 186
sus puños a ambos lados de mi cabeza, busca en mis ojos.
—¿Serás honesta conmigo ahora, pequeño Dragón?
Toma la hebilla y la abre. El dolor me pica alrededor de la boca una vez
que se suelta, las rozaduras me raspan la piel. Probablemente tengo líneas
de Joker
—¿Qué? —Estoy tan cansada que apenas puedo mover la boca.
Él permanece concentrado, trepando por mi cuerpo. Baja y chupa mi
cuello. Abro las piernas para él mientras se hunde dentro de mí.
Gimo, instantáneamente mi cuerpo se engancha a él.
—Joder —sisea una vez que va tan profundo como puede. Se inclina
mientras su mano se envuelve alrededor de mi garganta. Se retira
lentamente, antes de volver a bajar, manteniendo el ritmo lento y denso,
asegurándose de dar en el lugar perfecto con cada empuje—. Mírame, Saskia
—susurra, esta vez con un pequeño mordisco en su tono.
Lo hago, lentamente.
—¿Me recuerdas? —gime, sus dedos se doblan alrededor de mi
garganta.
—¿Qué? —pregunto, confundida. Esa confusión está ahogando
lentamente mi placer, pero lo hace difícil cuando hace que todo se sienta
tan bien.
—¿Me recuerdas? —Exhala—. Mierda. No me mientas. No me hagas
hacer algo que no quiero. —Gira contra mí, frotando su hueso pélvico sobre
mi clítoris.
—Killian. —Alcanzo su rostro—. El primer día que te conocí fue el
primer día que te conocí.
Él se ríe, sacudiendo la cabeza. Haciendo una pausa, se detiene y se
retira, de pie de nuevo y alcanzando sus vaqueros. Los levanta pero los deja
desabrochados, buscando su paquete de cigarrillos en su bolsillo trasero.
Se lleva uno a la boca y saca mi encendedor del bolsillo trasero.
Internamente lo regaño por haberme robado una vez más mi encendedor.
—¿Qué estás haciendo? —pregunto, mi cuerpo lucha por moverse
desde mi posición. Finalmente, tengo suficiente energía para alcanzar las
mantas y envolverlas alrededor de mi cuerpo. Seda blanca pegada a mi carne
sudorosa, con mi cabello en un nido de pájaro alrededor de mi cara.
187
Él lanza una nube de humo, sus ojos en los míos. No puedo evitar dejar
caer mi mirada hacia el grueso bulto en sus pantalones que todavía no están
jodidamente abotonados.
—Te penetraré pronto, pero primero... —Da una bocanada de humo,
tirando de su cabello—. A la mierda. No puedo esperar. Esto no puede
esperar.
—¿Qué no puede hacerlo? —Me duele el cuerpo mientras lloriqueo y
me muevo hacia el borde de la cama, alcanzando su paquete de cigarrillos
en la cama y poniendo uno en mi boca.
—¡Mierda! —susurra, y luego se deja caer al suelo frente a mí,
arrastrando los pies hacia arriba para descansar los codos en la parte
superior de sus rodillas.
—Me estás preocupando... —Me paro, metiendo la sábana en la parte
delantera de mis pechos y cruzando la pequeña habitación. Enciendo la luz
en el armario y alcanzo la botella de tequila.
La llevo de regreso a la habitación, quito la tapa y tomo un valiente
trago. Siseando, se la entrego.
—Es todo lo que tengo y eso es gracias a Perse. —Sabía que algo más
lo estaba molestando.
Killian niega.
—No lo necesitas, pero podrías hacerlo.
Le doy una bocanada al cigarro y abrazo la botella contra mi pecho.
—No quería decírtelo en este momento, y joder, en realidad no se
supone que deba decírtelo ahora mismo, pero hay algo con lo que espero
estar en lo cierto.
—¿Qué? —lo insto, mi corazón ahora está acelerado. Se acabó la fatiga.
Sus ojos se clavan en los míos.
—¿No me recuerdas?
Niego.
—¿No?
—Mierda. —Se pasa las manos por el cabello y mete la mano en el
bolsillo sacando su teléfono y marca el número de alguien—. Sí, ¿estás
despierto? No lo haría si no fuera importante. Necesito que vengas a la casa
de Saskia. —Pausa—. Así no me matará cuando se entere. —Cuelga su 188
teléfono y lo tira al suelo.
—Killian. —Caigo al suelo frente a él—. Dime.
Pasan los minutos. Tres cigarrillos más y mucho silencio después. Se
lleva la botella a la boca justo cuando los faros atraviesan las ventanas y
puertas. Tres, si conté bien.
Él se queda en silencio de nuevo antes de susurrar:
—Necesito que lo sepas.
Llaman a mi puerta.
—¡Adelante! —Tan pronto como las palabras dejan mi boca, estoy
momentáneamente traumatizada por cómo probablemente me veo.
Volviéndome para mirar por encima de mi hombro, Delila, King y Perse
caminan hacia la habitación. Perse está en pijama y Delila con una bata de
seda. King viste sudadera gris y gorro con capucha. Obviamente, todos
saltaron de la cama tan pronto como Killian dijo que estaba a punto de
decirme algo.
—Jesús —regaña Perse a Killian—. ¿De verdad?
—¿Qué? —pregunto distraídamente.
King se ríe, niega y Delila pone los ojos en blanco.
Cierran la puerta y se acomodan en la habitación.
Killian es el primero en hablar.
—En Kiznitch, Delila fue a la casa para contarme... bueno, para
advertirme de ti.
—¿Advertirte? —Frunzo el ceño.
Killian me tranquiliza con una mirada.
—¿Alguna vez te has preguntado de dónde sacaste tu apellido
Dragavei?
—Sí, todo el tiempo desde que me enteré. Pensé que hablaría con Delila
al respecto tarde o temprano.
Killian toma otro trago de su tequila.
—Tu madre era Dragavei, tu padre era un Royal. La razón por la que
no me di cuenta de que eras tú al principio fue porque cuando eras niña,
tus padres te llamaban Zaika, y tu apellido era Dragavei entonces, no Royal.
—Se aclara la garganta—. Tu madre fue expulsada después de que comenzó
a salir con tu padre. Tus padres, tus abuelos, quienes también eran dueños
de esta casa, eliminaron a su única hija debido a tu padre. 189
Lo detengo, negando.
—¿Ella era Dragavei? —me pregunto lo que papá hizo para hacerlos
enojar.
—Tenía dos años cuando tú naciste. Tus padres ya estaban trabajando
para mis padres. Naciste en mi maldita habitación porque tu madre entró
en trabajo de parto mientras limpiaba mi baño.
—¡Espera! —Me disparo desde el suelo—. Pausa. ¿Qué quieres decir
con que estaban trabajando para tus padres? Y por qué... qué...
Perse viene a mi lado, pasando su mano arriba y abajo de mi brazo.
—Deja que termine, Sass. Podremos averiguar el resto una vez que te
haya contado todo lo que sabe.
Miro a Killian.
Él continúa:
—Tus padres trabajaron para mis padres mientras tu mamá, Lucía,
cocinaba, limpiaba, mantenía la casa a la altura y, a cambio, mi padre le
daba protección a tu padre, la casa de la piscina para criarte y su deuda de
juego era pagada. —Naciste en mi maldita habitación. Mis ojos se cierran de
golpe—. Abre tus malditos ojos, Saskia, ni siquiera he llegado a la mitad.
Lo hago, y se levanta de su posición en el suelo.
—Cuando naciste, te vi abrir los malditos ojos por primera vez. Fui la
primera maldita cosa que viste en esta tierra.
Niego, dando un paso hacia atrás hasta que la cama golpea la parte de
atrás de mis piernas.
—No. No. Por qué, no. Nos quedamos en Kiznitch, pero solo hasta...
Killian da un paso adelante.
—Tenías ocho años cuando te fuiste. Tu padre se fue antes de que tu
madre muriera. Lo recuerdo. Recuerdo cada maldita cosa, Saskia, pero la
pregunta es, ¿por qué diablos no lo haces tú? —Inclina la cabeza—. Me
odiabas cuando era niño. Me llamabas mocoso rico y hacías de mi vida un
infierno viviente. Me arruinaste mucho cuando era niño. Siempre dando
vueltas. Siempre por ahí. Hice de tu vida un infierno durante esos ocho años.
—Está parado directamente frente a mí ahora, sus manos agarran mi
barbilla, levantando mi cara a la suya—. Así que la pregunta es, ¿te
acuerdas o no, y de verdad estás teniendo sexo conmigo para vengarte?
Trago, el mundo se derrumba y los lados de mis ojos se vuelven negros.
190
—Por qué... ¿por qué... yo...? —Niego. Por primera vez. Nunca. Las
lágrimas punzan las comisuras de mis ojos.
—¿Estás llorando? —pregunta Perse, sorprendida—. Ella no llora. —La
escucho susurrarle a alguien.
—No estoy mintiendo, Killian. No me acosté contigo para vengarme. No
recuerdo nada de eso.
Killian me suelta. Ve a King y luego a Delila.
—¿Quién la jodió?
Delila exhala, levantándose de la cama y moviéndose hacia el centro de
la habitación. Se vuelve hacia mí.
—Juro que ustedes, chicos, me están envejeciendo mucho más rápido
de lo que necesito envejecer. —Toma el paquete de cigarrillos de mi cama y
le hace un gesto a Killian por el encendedor. Él se lo da y toma un par de
pequeñas bocanadas—. Tu padre no lo hizo.
—Sé que no lo hizo —responde Killian sin problemas—. Joder, se lo
pregunté. ¿A quién crees que le pregunté primero? No era lo suficientemente
malo como para hacerle esa mierda.
Delila resopla de nuevo.
—Sólo tú y los Cuatro Padres pueden realizar telequinesis, hipnosis y
persuasión coercitiva hasta el extremo de manipular los recuerdos, Killian.
Nadie más. Y la telequinesis solo entra en juego cuando necesitamos mover
los recuerdos dentro de la cabeza de alguien. Es casi lo mismo que mover
objetos reales, solo que más, ya sabes... realista.
—¿Entonces no puedo darles rienda suelta a sus recuerdos como Keres
le hizo a Perse?
Delila niega.
—No, e incluso si hubiera una posibilidad, no deberías arriesgarte.
Me tiemblan las manos cuando le arrebato el paquete de cigarros a
Delila. Pongo uno en mi boca y Killian se inclina hacia adelante,
encendiéndolo.
—Hay otra posibilidad —exhala King, levantándose de la cama. Se
mueve al frente de mí—. Tal vez tu padre lo hizo, Killian, pero lo hizo por
ella. No sería la primera puta vez que intenta jugar al héroe.
Me congelo, expulsando una nube de humo. Mis ojos se cierran de 191
golpe.
—Ustedes están equivocados. Recuerdo todo de cuando era niña.
Vivíamos en una pequeña casa de dos pisos. Fui a la escuela primaria
Kiznitch. Yo... Teníamos un árbol al frente de nuestra casa con un columpio
adjunto. Yo… La casa era de color gris oscuro y las habitaciones eran del
mismo color. Tu dormitorio estaba subiendo las escaleras y tus padres
dormían abajo en un estilo loft.
Mis ojos se abren y Killian está arrodillado frente a mí, sus manos están
en mis piernas.
—Cariño, esa era mi casa. Mi casa de la piscina en la que vivías. ¿Qué
más recuerdas?
—No la presiones, Kill... —le advierte King.
—¡No lo haré! —Killian lo ignora—. Dime lo que recuerdas.
Respiro profundamente.
—Era joven, así que es natural no recordar todas las cosas, pero no
recuerdo haber vivido con tus padres. Esa casa era nuestra. Yo no... —Niego,
alcanzando lo más profundo de mi cerebro para encontrar algo—. No
recuerdo el camino de entrada. —Mis ojos vuelan hacia Killian—. ¿Por qué
no recuerdo el camino de entrada? —Mis piernas comienzan a temblar de
nuevo y mi garganta se tensa. Hay un zumbido en mis oídos mientras
contengo un grito.
—Va a enloquecer, Killian, detente —espeta Perse.
—Porque no han borrado tus recuerdos. —Killian retrocede, cuadrando
los hombros—. Solo me quitaron de ellos. En tu mente, yo no existí. Mis
padres no existieron.
La comprensión me invade. Está en lo correcto. Recuerdo a todos los
Hermanos creciendo, no vívidamente, pero recuerdo haberlos visto en la
escuela y todos sabían quiénes eran. Todo el pueblo de Kiznitch sabía
quiénes eran Los Hermanos Kiznitch. Pero Killian no está en esos recuerdos.
Me pongo de pie, queriendo moverme.
—¡Dios mío, me siento violada!
—Cuéntamelo a mí —murmura Perse.
Me giro para enfrentar a Killian.
—¿Cómo sé que no hiciste esto? ¿Hmm?
192
Killian me agarra del brazo y me empuja hacia su pecho. Sus ojos son
salvajes, con los dientes al descubierto.
—Porque la última vez que te vi, Saskia... —Su boca se cierra de golpe.
Parece pelear consigo mismo sobre si debería o no decirme algo. Nada en
absoluto. Me suelta, acercando sus cartas a su pecho.
—¿Por qué? —repito.
—No te haría eso, joder. —Lanza una mirada a Perse—. Sin ofender.
Delila se sienta en el respaldo de la silla de la habitación.
—Por alguna razón, creo que confío en ti —me dice, doblando la pierna
sobre la otra—. Entonces, cuando te diga las siguientes palabras, no debes
permitirles salir de esta habitación. ¿Entendido?
Asiento.
—Entendido.
Delila enciende otro cigarro.
—Salimos a la carretera mañana. Nadie sabe esto, pero tengo un
rastreador plantado en Patience. —Suelta una espesa nube de humo.
—¿Qué? —chasquea King—. ¿Quién?
—Sobre eso —murmura Perse—. Puedes culpar a Callan.
Resoplo y luego me aclaro la garganta.
Delila mira entre Perse y yo.
—Oh, ¿qué pasa? Las dos reinas no pueden soportar un poco de
competencia. Acostúmbrate a ella. Las chicas siempre estarán por todas
partes de los penes de Los Hermanos.
Echo la cabeza hacia atrás.
—Sí, no me importa.
Delila me ignora.
—No te preocupe de quién es. Ella ha estado ahí un tiempo y me debe
un favor. No estaba esperando y jugando con mis pulgares, deberías saber
eso —le dice a King.
—Pensé que íbamos a esperar... —anuncia King, obviamente frustrado
porque Delila tomó una decisión sin él.
—¿Para qué? ¿Los Padres nos darán su bendición? Eso nunca sucederá
porque a sus ojos, bueno, a todos menos a Kallisto, simplemente los
sacarían a todos.
193
—Parece legítimo. —Killian se encoge de hombros, tomando asiento en
la cama pero frente a mí, con la rodilla levantada y el codo descansando
encima.
Delila se ríe.
—A veces encuentro realmente fascinante lo similar que eres a tu
abuelo. Estaría orgulloso. —Delila apaga su cigarro en el cenicero al lado de
la cama—. Saldremos a la carretera mañana, y llegaremos al fondo de esto,
Saskia.
Mis ojos se dirigen a Killian.
—¿Es por eso que me alejaste? ¿Porque pensaste que te estaba usando?
¿Pensaste que estaba aquí contigo como una especie de venganza?
Él no se inmuta.
—Sí.
—No tengo ningún recuerdo de ti —susurro, negando.
—No los querrás —responde Killian.
Me siento derrumbándome lentamente por dentro, las paredes que he
pasado tantos años edificando se vuelven lentamente en escombros. Mi labio
tiembla.
Killian me alcanza y me empuja hacia su pecho. Me hundo en sus
manos confundida y sin querer hablar más. No quiero tanto como entretener
a cualquiera con una pequeña charla.
—¿Es oficial? —pregunta Perse, haciendo un gesto entre nosotros pero
enviándole la pregunta a Killian—. Porque si lo es, tengo derecho a cortarte
el pene si veo a Callan colgando de tu brazo la próxima vez.
Resoplo. Por lo general, me reiría, pero con la mezcla de todo lo que
dijo, el sexo y todos los orgasmos que Killian me ha dado esta noche, estoy
luchando por mantener los ojos abiertos.
—No lo es, pero no tienes que preocuparte de que Callan se acerque a
mí, pequeño Pájaro.
—¿Y las otras chicas? —persiste ella.
—P —gruñe King—. Déjalos que resuelvan esa mierda, no es asunto
tuyo.
Perse suspira y luego cae frente a mí.
—Hablaremos un poco más mañana. Por ahora, necesito que todos 194
descansen un poco. —La mano de Perse llega a la mía. Me relajo con su
toque—. Lo siento, Saskia. Estaré aquí para ti para atravesarlo todo.
—Está bien, Perse. No es tu culpa. Te veré mañana.
Me besa en la cabeza y ve a Killian.
—Cuida de ella, Trickster. Lo dije en serio sobre tu pene.
—Oh, vamos —bromea él—. La única vez que dices algo sobre mi pene
y es en el contexto de cortarlo.
—¡Corta, corta! —canta mientras cierra la puerta detrás.
Y luego somos solo nosotros.
—Oye. —Me empuja hacia atrás, buscando en mis ojos. Apenas puedo
mirarlo. No sé cómo sentirme por él ahora que lo conozco, sin conocerlo.
Cuando alguien conoce partes de ti que tú no, puedes decidir si quieres que
te las devuelvan o no. Eso es mucho poder para que Killian lo tenga sobre
mí.
—Solo estoy cansada —murmuro, bostezando.
—Sí, está bien. —Me atrae más hacia su pecho, apagando la luz de la
mesilla de noche. Antes de que pueda moverme en una posición que lo haga
sentir cómodo, me quedo dormida con su aroma y su tacto ahogándome.
20
Killian

E
ran las cuatro de la mañana cuando me desperté esta
mañana. No es que haya dormido mucho para empezar. Entre
mi furioso pene duro, el cuerpo de Saskia envolviéndome, y
todo lo que pasó anoche, el sueño no quiso llegar.
Por eso estoy aquí.
Pies a la hierba corriendo por el bosque por el que corremos cada vez 195
que estamos de regreso en The Big Easy. “No Regrets” de Eminem está
pulsando a través de mis auriculares mientras el sudor sale de mi pecho.
Se lo dije anoche, y lo que es peor, es que le creo. Le creo cada vez que
me ve con esos brillantes ojos azules. Aprieto todo para cerrarme
brevemente en un intento de bloquearla, solo que nunca funciona. Ella y yo
estamos peleando la misma guerra que ninguno ganará.
La dejé temprano esta mañana, necesitando reabastecerme de ropa en
casa antes de salir a la carretera esta noche. Llegando a la casa de King, el
teléfono vibra en mi bolsillo y lo saco a un mensaje de texto de ella.
Drago: ¿A dónde desapareciste?
Escribo una respuesta. Tuve que agarrar algo de mierda y
ducharme.
Drago: Oh, es cierto.
No responde de nuevo, así que entro en la casa, pateando y cerrando
la puerta detrás de mí. Perse está de pie en el pasillo, apoyada contra el
marco de la puerta que conduce a la parte trasera de la casa.
—¿Buena carrera? —Le sopla a su café.
—¿Qué hice ahora? —Sonrío, apagando mis auriculares para dejarlos
alrededor de la parte de atrás de mi cuello.
Ríe.
—Nada. Todavía. ¿Estás listo? ¿Dónde está Saskia?
Pongo los ojos en blanco.
—No estamos juntos, Perse. No tiene que estar donde sea que esté yo.
—Es cierto —murmura Perse, siguiéndome a la cocina.
Empiezo a sacar todas las cosas que necesito para hacer mi batido de
proteínas.
—No tardes mucho. Mucha gente está tras ella.
Me congelo.

196
21
Saskia

M
e considero una persona razonable. Puedo ver ambos lados
de cualquier argumento y descifrarlo para que tenga
sentido para mí, pero Killian es algo que no tiene sentido.
Pones sus partes rotas en mis manos y todo lo que haga
probablemente es intentar arreglarlas, y Killian no es alguien a quien
puedas arreglar.
—¿Tienes todo? —pregunta Kenan, bajando sus gafas de aviador sobre
197
sus ojos—. ¿Por qué la cara triste?
Me agarro al asa de mi maleta y empiezo a dirigirme hacia la puerta
principal.
—No estoy triste.
—Será mejor que no lo estés. Anoche tenías a Killian Cornelii bajo tu
mando.
Soplando mi café para llevar, ignoro su burla mientras Val baja por mi
camino de entrada en un carrito de golf de color rosa intenso.
Hago una pausa.
—¿Qué?
V se ríe, deteniéndolo fuera de los escalones.
—¿Qué? ¿Nunca has visto un carrito de golf antes? Vamos. Es más fácil
navegar por aquí con él.
Riendo, salto a su lado mientras Kenan salta en la parte de atrás,
sosteniendo ambas de nuestras maletas.
—Suerte que todo el resto de nuestro equipaje ya está allí. No creo que
todos cupiéramos de otra manera.
—Oh, tiene un remolque —responde Val suavemente, poniendo el
carrito en la primera marcha y empujándonos hacia la casa de Delila—.
¿Cómo estuvo tu noche con Trickster?
—¡Tuvieron mucho sexo y luego él la dejó! —grita Kenan desde atrás,
justo cuando llegamos a un tope de velocidad.
—¿No puedes? —Miro a Kenan.
Kenan se encoge de hombros y me lanza un beso.
—Me alegro de que las paredes estén insonorizadas, aunque podría
haber dormido con un maldito tornado anoche.
—Bueno, sí, estuvo bien. No lo sé, Val. No sé nada sobre él.
—¿Qué hay de él? —pregunta, mirándome por encima del brazo de vez
en cuando. Todavía tengo que preguntarle si sabía quién era después de que
me dijeran que mi apellido era Dragavei, pero no sé si me lo permiten
todavía. Su largo cabello rubio está moviéndose con el viento, su piel dorada
refleja el sol perfectamente, como si estuvieran destinado a coincidir. Ella y
el maldito sol. Espero que Val encuentre el amor algún día incluso si no es 198
con Maya. De todos modos, no estoy segura de que Maya la merezca.
—Es complicado. Hay tanto en Killian que creo que nunca se acercará
a tocar la superficie.
Hace una pausa.
—¿Quieres ir debajo de la superficie?
Era una pregunta de doble filo. Si respondo que sí, eso significa que
quiero más. Conocerlo más, lo que ya hago, pero no estoy segura si quiero
que alguien más lo sepa todavía. Y si respondo que no, Val sabrá que estoy
mintiendo y luego me devolverá al escenario uno.
—Sí —respondo con sinceridad—. Pero no de esa manera. Quiero
conocerlo porque me siento conectada con él. —Ahora sé la razón, porque
nos conocemos desde que nací. Nuestras almas se reconocieron cuando mis
recuerdos no lo hicieron. Quizás por eso se llama alma gemela, porque se
ven incluso cuando el ojo humano no puede hacerlo.
—Antes de continuar con esto —agrega Val, mientras la casa de Delila
aparece a la vista al final del camino—. Necesitas saber que Killian no es un
hombre por el que deberías tener sentimientos. No sentimientos profundos.
Lo he conocido toda mi vida, Sass. —Se detiene alrededor de una fuente de
exhibición de piedra afuera de la casa—. Y no es alguien en quien puedas
confiar para sentir algo.
—Gracias. —Le sonrío, porque solo está siendo mi amiga. Alguien a
quien necesito de mi lado y quien me dirá a quemarropa si no veo algo que
está justo frente a mí—. Lo sé, y eso no es lo que quise decir cuando dije
que lo quiero conocer. Solo quiero decir...
—… Quieres saber qué hay debajo de la superficie. —Kenan pone los
ojos en blanco—. En serio, ¿todas las chicas hablan así durante su tiempo
de chicas? Literalmente hiciste un círculo completo.
Ignoro a mi molesto mejor amigo y me deslizo fuera del carrito,
alcanzando mi maleta de Kenan.
—Sass. —Val toca mi brazo, arrastrando sus gafas de sol sobre su
cabeza—. Por favor, recuerda lo que te dije.
Atravesamos la casa de Delila hasta que salimos por el otro lado a
través de las puertas correderas. Su casa me recuerda a las antiguas
mansiones victorianas. Ya saben, los que tienen cuidados setos y estatuas
en el patio interior. El gran patio se extiende sobre el césped, donde un
tablero de ajedrez está en medio.
—¡Oh, Dios! ¡Están aquí! —Delila aplaude—. Los vehículos estarán aquí
199
en cualquier segundo.
Me apoyo en una de las paredes mientras Val y Kenan discuten sobre
una nueva canción de Halsey que acaba de salir. Ya la escuché y me
encantó, pero la canción me recordó el vuelo de regreso a Estados Unidos
desde Kiznitch.
Brazos se envuelven alrededor de mí por detrás, y no tuve que volverme
para saber quién era. Sonriendo, me hundo en su pecho, dándome la vuelta
en su abrazo.
—Hola.
Me besa contra mis labios.
—¿Quieres viajar conmigo?
Mis cejas se disparan con sorpresa.
—¿Qué, como en tu casa rodante?
—No, como en mi pene.
Lo empujo y se ríe, sus dientes blancos contrastan completamente con
su piel bronceada y suave. Dos hoyuelos se hunden en cada mejilla mientras
se inclina y muerde mi labio inferior entre sus dientes.
—No estoy bromeando —gruñe sobre mi boca, pero solo lo
suficientemente fuerte para que ambos lo escuchemos.
—Sé que no lo haces.
Se echa un poco hacia atrás cuando Delila comienza a hablar de fondo.
Volviéndome pero permaneciendo en sus brazos, descanso mi cabeza contra
su pecho mientras escuchamos los planes de Delila.
La boca de Killian baja hasta la parte de atrás de mi oreja.
—¿Me harás esperar tu respuesta?
Niego.
—No lo sé.
Exhala.
—Perse no te quiere cerca de Callan hasta que descubra su siguiente
paso, Callan está del lado en el que realmente no confiamos en este
momento.
Tiene sentido ahora. No es que me quiera en su RV, es que Perse no 200
quiere a Callan en el mío.
—¿Qué quieres decir con que no confían en Callan? —susurro,
necesitando más una respuesta.
—No lo sé todavía. Solo ha estado sucediendo algo de mierda, y
necesitamos averiguar de dónde viene. Mientras tanto, vendrás conmigo. —
Justo cuando reflexiono sobre lo que me está ofreciendo, Delila grita nuestra
agenda, que comienza en San Antonio.
—Saskia, es un viaje de siete a ocho horas. No te matará.
Suspiro, mordiéndome el interior de la mejilla.
—Bien.
Chupa mi cuello, lo suficiente como para dejar un moretón.
—Buena chica.
—¿Me acabas de dar un puto chupetón? —Alcanzo su pene y lo aprieto
en la palma de mi mano, manteniendo una sonrisa en mi rostro. Cualquiera
frente a nosotros no podría ver porque estoy bloqueando la vista.
—Nena. —Tose Killian, alejando mi mano.
Lo libero con una sonrisa. Me agarra con fuerza, apretándome contra
su pecho.
—Te arrepentirás de eso —susurra en mi oído, mordiendo mi lóbulo.
—Dios, ¿pueden los dos no hacerlo? —bromea Val, empujándome hacia
atrás y más contra Killian. Se siente bien detrás de mí. Incluso si
simplemente me marcó literalmente. Dos veces. Pero me siento segura.
Protegida. Durante los segundos que estoy en sus brazos, los minutos no
importan.
—Si podemos movernos todos al frente de la casa para asegurarnos de
que esto termine bien.
Lo hacemos. Todo el tiempo Killian se niega a soltarme. Es confuso la
mayor parte, pero lo sigo. No he visto a Callan desde que estamos aquí.
—¿Por qué estás robándote a mi mejor amiga? —regaña Kenan a Killian
mientras estoy a punto de entrar en la infame casa rodante de Los
Hermanos.
—Ken —me callo con tristeza.
—Escucha, si esa perra me asesina, será culpa de tus chicos —declara
Kenan.
Killian gime. 201
Miro a Killian.
—Nop. No, vete a la mierda. —Me empuja y se dirige a la casa rodante.
—Lo intenté. —Me encojo ante Kenan.
Sus ojos se vuelven rendijas.
—¿Intentaste qué?
—Que esté de acuerdo en que vengas con nosotros aquí.
Él parece confundido por un breve segundo.
—¿Ambos tuvieron una conversación sin tener una conversación? Sí,
ambos están jodidos. ¡Te veré en ocho horas! —Kenan se vuelve, dejándome
con mis pensamientos.
¿Tenía razón? ¿Eso acaba de suceder?
Subo los escalones hasta que aterrizo en el último y estoy viendo a
todos Los Hermanos, excepto a King, quien me están observando con
atención.
—Está bien, lo entiendo —digo, dando un paso más en la casa rodante,
justo cuando Killian está bajando las escaleras—. No me quieres aquí.
—Nadie dijo nada sobre eso… —Keaton no dirige sus ojos hacia los
míos.
Kyrin me ve.
Me muevo incómoda cuando otra persona sube las escaleras a
trompicones.
—¡Siento llegar tarde, no quería venir!
Me doy la vuelta para ver a quién pertenece la voz cuando me detengo
en seco.
Sus ojos se vuelven débiles.
—Vaya, nos volvemos a encontrar y veo que mi primo está sintiéndose
cómodo contigo ahora.
Me vuelvo un poco sobre mi hombro mientras Killian me empuja hacia
su pecho desde atrás. También puede arrojarme sobre su hombro, ya que
quiere ser un jodido hombre de las cavernas de repente.
—Hola, Kaizer, ¿verdad?
Él me sonríe.
—Cierto, ¿y tú eres Saskia? La chica que mata dragones. 202
—Ella es el dragón, Kaiz. Ve al asiento del conductor donde debes estar.
Kyrin suena aburrido cuando Kaizer pasa junto a nosotros y se dirige
al frente de la casa rodante, dejando sus maletas a su lado. Lo asimilo
rápidamente. Aunque he estado aquí antes, nunca había tenido la
oportunidad de ver realmente el interior. De tomarlo todo.
El interior es de estilo ejecutivo, con elegantes accesorios y muebles
negros, y paredes pintadas opacas. Hay luces plateadas que cuelgan del
techo sobre la mesa del comedor que es lo suficientemente grande para seis
personas y taburetes de bar escondidos debajo de la isla de la cocina.
Girando a la izquierda, están las escaleras que conducen al segundo nivel
donde están todos los dormitorios, con excepción de la trastienda del primer
piso, es decir, la antigua habitación de Perse.
Miro a Killian.
—¿Dónde dormiré?
Killian pone los ojos en blanco, me suelta y se pasa la camiseta por la
cabeza.
—Tu mierda ya está arriba.
Lo veo.
—En mi cuarto.
—Espera…
—Saskia, es sólo por siete horas o hasta que Perse haya resuelto la
dinámica de su grupo. Tiene que hacer esto como líder.
Suspiro, tomando asiento frente a Kyrin pero al lado de Keaton en la
mesa.
—Lo sé.
Killian se dirige a la nevera mientras la casa rodante se aleja.
—¿Quiero una bebida?
Asiento.
—Gracias.
Kyrin me estudia detenidamente.
—¿Qué ha estado pasando desde la última vez que te vi?, lo que habría
sido con el puño de este idiota en mi cara.
Me muevo. No se siente como si fuera anoche considerando todo lo que
ha sucedido desde entonces hasta ahora. 203
—Bueno, veamos… —Tomo el vaso que Killian pone frente a mí, oliendo
el whisky de inmediato. Lo dejo de nuevo—. No mucho.
—Hmmm —murmura Ky, mirándome atentamente con sus ojos
penetrantes—. Es interesante lo buena mentirosa que eres.
Tomo un sorbo de mi bebida de todos modos, sintiendo de repente que
estoy fuera de mi elemento en esta casa rodante y que tenemos
aproximadamente seis horas y cincuenta y tres minutos de nuestro viaje.
Keaton no ha dicho una palabra, sin embargo, sus ojos permanecieron
en mí. Al acecho. Siempre observando. Examinando. Probablemente
psicoanalizando.
Kyrin nos hace un gesto a los dos.
—Esto parece mucho más serio que un “solo estamos teniendo sexo”.
—Se recuesta en su silla, su vaso cuelga de sus dos dedos. Kyrin es
interesante. Las palabras salen de su boca, pero sus ojos son fríos. Es a
donde la muerte iría a ser consolada.
Killian se desliza de su silla y toma mi mano.
—Vamos.
No dudo, lo sigo por las escaleras y por el pasillo hasta que está
abriendo la puerta de su habitación.
Hago una pausa por unos segundos, asimilando el estilo. No lo
esperaba. Supuse que tendría paredes en blanco y una decoración sin vida.
No los tenía. Las paredes son negras, sus sábanas de seda negra también.
No hay arte de mal gusto colgando de las paredes. Un televisor cuelga en la
pared frente a su cama, y en la pared opuesta cerca de la puerta hay una
gran obra de arte abstracto.
—Esto es increíble. —Toco el lienzo, perdida en los intrincados
remolinos y colores. Empieza ligero y fresco, con colores vibrantes. Verde,
naranja, rojo, amarillo, violeta antes de comenzar a fusionarse en medio,
formando un tinte más oscuro, y finalmente hasta el núcleo donde es negro.
Inclino la cabeza mientras continúo estudiándolo, fascinada con el
significado. La gente se expresa no solo creando arte, sino con el arte que
poseen. Escuchen eso. No miente.
—¿Quien hizo esto?
—Kohen —responde.
—¿Como en el hermano de King?
Asiente.
204
—El mismísimo.
Killian agarra mis caderas y me da la vuelta para enfrentarlo. Sonríe
contra mi boca.
—Deja de analizar demasiado mi arte. ¿No sabes que es una ventana
de mi alma?
Me acerco y presiono mis labios contra los suyos.
—Quiero saber más.
—Ya sabes demasiado. —Me levanta y me arroja a la cama.
Arrastrándose por mi cuerpo, se detiene cuando su cabeza está sobre la mía,
sus ojos buscan los míos con cuidado—. ¿Qué te pasa, pequeño Dragón?
Acaricia mi mejilla suavemente antes de que su pulgar se mueva por
mi boca y se deslice entre mis labios. Lo chupo suavemente, moviendo mi
lengua sobre su pulgar.
—Absolutamente nada.
Sus labios caen sobre los míos y mis piernas se abren más, lo que le
permite hundirse en mí.
Muerde mi cuello, riendo.
—Oh, estas siete horas serás divertidas…
Ya no me importa la cantidad exacta de horas o minutos.

Después de ponerme la camiseta “Trickster” Hermanos Kiznitch de


Killian, estoy bajando las escaleras, bueno, andando por las escaleras
después de que Killian me dio una embestida de placer. Kyrin está sentado
a la mesa, revisando su teléfono.
—Hola —grito, y sus ojos se arrastran hacia los míos. Con Kyrin es
negro y blanco. He sentido su hostilidad crecer cuanto más tiempo paso con
Killian, pero no sé de dónde viene. Quizás pensó que también estaba usando
a Killian.
Tomo una botella de agua de la nevera y me siento frente a él.
Sus ojos permanecen en los míos.
—No confío en ti.
205
Hago una pausa, todavía tengo agua en la boca. Tragando, inclino la
cabeza.
—¿Por qué?
Kyrin se encoge de hombros, arrojando su teléfono sobre la mesa.
—Tengo mis razones.
Dejo la botella de agua sobre la superficie de mármol, recostándome en
mi silla.
—¿Es porque estoy con Killian?
Él se inclina, apoyando los codos en la mesa.
—No, es más que eso.
—Espera. —Niego, intentando aclarar mis pensamientos—. Entonces
no es porque me acuesto con Killian, ¿no confías en mí en general?
Kyrin parpadea un par de veces y finalmente abre la boca.
—Cierto. No lo hago. Me importa un carajo con quién moje el pene
Killian, considerando que la maldita cosa nunca está seca por más de
veinticuatro horas. No confío en ti como persona. Sé quién eres y no creo ni
por un segundo que no recuerdes tu vida, y si realmente no lo haces,
entonces incluso más no confío en ti.
Lo estudio mientras mueve una navaja alrededor de sus dedos, justo
cuando Keaton toma asiento a su lado. Keaton está lleno de tatuajes. Incluso
en la cara. Es difícil imaginarlo sin ellos, pero con o sin ellos es atractivo.
Con el cabello rubio afeitado cerca del cuero cabelludo a los lados para dejar
ver sus tatuajes, ancha mandíbula prominente y pestañas gruesas, es tan
bonito como el resto de ellos.
Pero hay algo más sobre Keaton. No es alguien con quien te gustaría
quedarte sola.
Kyrin es oscuro de una manera diferente. Hay rima en su razón. Es
listo.
Demasiado inteligente.
Keaton creo que simplemente mataría gente por el gusto de hacerlo.
—No puedo evitar que te sientas como te sientes, pero para que lo
sepas, Perse y Kenan son mis mejores amigos y prefiero morir antes que
verlos lastimados.
—Ojalá pudiera decir que te creo. 206
—Ojalá pudiera decir que me importa. —Puse los ojos en blanco y me
deslicé de mi silla.
Se rio para sí mismo, volviendo a mover la navaja entre sus dedos. He
notado que siempre tiene esa navaja. No estoy segura de querer saber para
qué sirve realmente.
—¡Pequeño Dragón! Vamos, háblame. Estás teniendo sexo con mi
primo, lo que nos hace familia —dice Kaizer desde el frente.
Me dejo caer en el asiento del pasajero, mirando los árboles que pasan
y las tierras de cultivo.
—Bueno, si ese es el caso, tienes una familia muy grande.
Kaizer se ríe y se pasa la mano por la barbilla.
—Cierto, cierto, aunque está en nuestro ADN para ser grandes putos
gordos. Lamento mucho que te acuestes con uno.
Resoplé, negando.
—Tú te ves similar.
—¿Eso significa que también puedo tener sexo contigo? —Me guiña un
ojo.
—¡Vete a la mierda, Kaiz! —Killian cierra uno de los armarios de la
cocina mientras alcanza una botella de alcohol. Me ignora, tomando asiento
frente a Keaton donde estaba sentada no mucho antes. La preocupación
arde en mis venas por lo que podría decir. ¿Y si Kyrin le dice lo que acaba
de decirme? Esto es demasiado estresante. Necesito estar de regreso en mi
casa rodante y lejos de estos hermanos.
—¿Te preocupa que le diga a Kill lo que acabo de decirte? —pregunta
Kaizer en voz baja, para que solo él y yo podamos escuchar.
Trago, asintiendo.
—Sí, y no sé por qué de repente me importa mucho.
—Porque te gusta. —Kaizer se encoge de hombros—. Lo entiendo, no
eres la primera enamorarse del Trickster sin corazón. —Hace una pausa,
mirándome con atención—. Y eso es lo que es, el Trickster sin corazón, así
que asegúrate de no darle el tuyo.
Me congelo.
—¿Qué? ¡No! —Sacudiendo la cabeza, busco dentro de mi cerebro para
sacar algo más—. Eso no es…
—Escucha —murmura Kaizer—. Chicos como Killian, los que no tienen 207
corazón, no saben qué hacer cuando se les da el de otra persona, así que lo
rompen. Te lastimaran mucho. Quieran o no, lo harán.
Gimo.
—No me gusta así, pero me siento protectora con él, de lo que tenemos.
Que, por cierto. —Miro a Kaizer—. Es solo una amistad ahora mismo.
Kaizer echa la cabeza hacia atrás mientras una risa profunda brota de
él.
Lo golpeo con el dorso de la mano.
—¡Cállate! —Sonriendo, vuelvo a ver el camino—. No puedo dar
demasiado de mí misma, porque no hay mucho que me quede para dar. —
Las palabras fueron un suave susurro cuando dejaron mis labios.
Kaizer no responde durante unos segundos antes de que finalmente lo
haga.
—Ten cuidado.
—¿De qué carajos estás hablando? —Killian se apoya en el marco
detrás de mí, sus músculos se tensan mientras cruza los brazos frente a sí
mismo.
—Le estaba advirtiendo sobre ti, obviamente. —Kaizer ignora la
presencia de su primo.
—¡Hey! —grita Keaton desde la mesa—. ¿Quién quiere entrar en un
juego?
Me inclino para mirarlo. Está barajando cartas entre sus dedos, con
una sonrisa en su cara.
—Si dices Sixers, paso.
Killian se vuelve hacia mí, lamiendo su labio inferior.
—¿Asustada?
—Nunca —respondo al instante.
—Entonces vamos a jugar.
Gimo, me pongo de pie y lo sigo, mientras regresa a la mesa del
comedor.
Kyrin todavía está allí, moviendo su navaja entre los dedos.
—Ky, guarda el maldito cuchillo. —Killian se lo arrebata, cerrándolo y
metiéndoselo en el bolsillo.
—No quiero jugar. 208
Kyrin agarra la botella de whisky y gira la tapa.
—Valor líquido.
—No voy a jugar Sixers —respondo, envolviendo mis labios alrededor
de la boquilla, centrándome en Kyrin.
—¿Por qué? —pregunta. Sus rasgos se transforman en confusión
mientras rápidamente ve a Killian antes de volver a mí.
Me encojo de hombros, imperturbable.
—No quiero hacerlo. Podemos jugar a otra cosa.

Horas más tarde, nos acercamos a las brillantes luces de San Antonio
y nos estacionamos en nuestro destino. Dejé la casa rodante de Los
Hermanos con mi bolso y el resto de mis pertenencias pero todavía con la
sudadera con capucha de Killian. Trató de pelear conmigo y conseguir que
me quedara, pero honestamente, necesitaba poner distancia entre nosotros.
Entre Kyrin que da miedo como la mierda y Keaton a quien siento que puede
ver cada única cosa que pasa en mi cabeza.
Cierro la puerta de mi casa rodante y dejo escapar un fuerte suspiro,
justo cuando Kenan baja por las escaleras.
—Volviste y hueles a sexo.
Subiendo las escaleras pisoteando, dejo mi bolso en el banco de la
cocina y me voy directo a la nevera para comerme mis sentimientos.
—No quiero hablar de ello. ¿Dónde está Callan?
Kenan se detiene en el último escalón y se dirige lentamente hacia mí.
—Está fuera.
Arrojando fiambres y mantequilla sobre la encimera, levanto una ceja.
—¿Qué quieres decir? ¿Está en otra casa rodante ahora?
Kenan niega.
—Nop. Está fuera. Como para siempre.
Hago una pausa justo cuando hay un fuerte golpe en la puerta. Se abre
209
y Perse está entrando sosteniendo un portapapeles.
—¡Disculpen por interrumpir! —Su largo cabello rojo está desordenado,
como si acabara de despertar, sus ojos cansados—. Yo solo…
—… ¡Perse, no esperaba que echaras a Callan de Mayhem por completo!
Perse suspira, apoyando el portapapeles frente a ella, mientras camina
a la cocina.
—Lo sé, Sass, pero aquí está la cosa; no me gustan las chicas como ella
en general y estoy jodidamente segura que no las quiero como parte de
nuestra familia. Porque eso es lo que somos. Una familia. Si uno de nosotros
no puede confiar en otro, la familia se desmorona, por lo que tuvo que irse.
Es más que capaz de cuidarse sola ahora, y hay otras cosas que la rodean
de por qué tuvo que irse.
Sé que está hablando de lo que me dijo Killian, de cómo no piensan que
pueden confiar en ella.
Respiro profundamente unas cuantas veces.
—Vaya. Bueno. ¿A dónde se fue?
—Eso no importa. Entonces, obviamente, necesitamos a cuatro
personas, así que necesito que conozcas oficialmente a nuestra nueva
cuarta persona, y por favor, por el amor de Dios, los dos llévense bien. Solo
Delila y King saben que recluté a esta persona, pero fue lo mejor que pude
hacer
Terminé de apilar mi sándwich.
—Lo prometo. ¿Quién es ella?
La puerta se abre y Perse gira lentamente, mostrando quién es la que
entró.
—Quieres decir, él.
Kaizer tropieza sosteniendo una maleta.
—Sorpresa. —Sonríe, guiñándome un ojo.
El pan se atora en mi garganta y golpeo mi pecho, deseando que salga.
—¡Espera! ¿Qué?
Kaizer se adentra más en la casa rodante y cierra la puerta detrás.
—Soy su nuevo cuarto.
Perse me sonríe, pero es forzada. Como si supiera que estará en
problemas por esto, pero actuará inocente al respecto de todos modos.
210
—¿Y qué piensa King de esto?
Perse se ríe.
—Créeme, costó un poco convencerlo, pero está bien con eso si... —
Perse toma una respiración profunda—. Si me asocio con Kenan y tú te
asocias con Kaizer ahora. —Su sonrisa se ensancha.
—Te odio —digo inexpresiva—. Y a tu posesivo novio.
Perse se ríe, empujando a Kenan.
—Aparte de la rutina de baile, de ambos solos, ella se asociará con
Kaizer ahora y yo contigo durante nuestra rutina de grupo.
—No soy tan malo —murmura Kaizer, adentrándose más en la casa
rodante.
Aguanto la respiración.
—Eso no es lo que me preocupa.
—¿Qué? —Kaizer sonríe—. ¿Mi primo? —La tensión en el aire crepita
en ese momento exacto cuando menciona a Killian.
—Bueno.
—No le importará. —Kaizer pone los ojos en blanco—. ¿Olvidaste lo que
te dije?
Me relajo un poco, asimilando sus palabras. Probablemente tenga
razón. Estoy exagerando. Simplemente no quiero darle a Killian otra razón
para causarle un problema conmigo.
Más tarde esa noche, me deslizo de regreso a mi habitación, dando
vueltas y vueltas y luchando por dormir. Rodando sobre mi estómago, repito
la conversación que debe haber pasado entre Perse y Callan. Callan seguro
me odiará ahora, y no hay nada que pueda hacer al respecto.

Las paredes negras se derrumban a mi alrededor mientras un teléfono


suena en el fondo.
Sonando y sonando. Esa clásica melodía del iPhone. La que odio. No sé
por qué odio ese sonido, pero lo hago.
Busco por el suelo, mis dedos rozan el cemento. Mis uñas desgarran mi
piel cuando rasco el suelo de cemento. La melodía se vuelve cada vez más
fuerte. La sangre está goteando por mis dedos. Empiezo a entrar en pánico.
El sudor sale de mis poros mientras sigo tratando frenéticamente de 211
encontrarla.
—¿Por qué no puedo ver nada? —grito cuando el sonido y el dolor se
vuelven inaguantables.
—Porque no queremos que lo hagas...

Me levanto de la cama y me limpio el sudor de la cara. Otra estúpida


pesadilla gráfica, pero cuando veo el reloj en mi mesita de noche y veo que
son las siete de la mañana, ya no estoy enojada. Anoche dormí siete horas
completas, a pesar de que luché por dormirme.
Mi teléfono suena y salto de la cama, ese mismo tono de llamada a todo
volumen a través de la habitación. Escalofríos estallan sobre mi piel
mientras miro fijamente al desconocido que llama. Ese no es mi tono de
llamada.
El sonido continúa hasta que me deshago de mi injustificado miedo,
deslizo el dedo, lo desbloqueo y respondo.
—¿Hola?
—Saskia Dragavei, el tiempo está muy cerca. —La voz que sale del otro
lado de la llamada es como si me bombearan hielo por las venas.
Mi corazón se acelera en el pecho mientras me pongo de pie lenta y
temblorosamente.
—¿Quién habla?
La línea se corta.
Miro mi teléfono, confundida. ¿Quién era esa?
Hay un fuerte golpe en mi puerta y salto sorprendida y Killian está
parado en el otro lado con nada más que sueltos vaqueros que no están
abotonados y sin camiseta. Es como si se hubiera levantado de la cama y
hubiera venido directamente aquí, con el cabello rebelde por toda la cabeza
y con los ojos maníacos.
—Killian, ¡qué carajos! —le grito, con una mezcla de pánico y confusión
por mi extraña mañana.
Señala mi maleta.
—Empaca tu mierda.
—¿Qué demonios estás haciendo? ¿Estás drogado?
212
Killian se ríe maniáticamente.
—Oh, jodidamente desearías que estuviera drogado, nena, entonces tal
vez no tendría que luchar contra la necesidad de estrangularte. Empaca. Tu.
Mierda.
—Estoy confundida —respondo, porque es todo lo que puedo pensar en
decir en medio del caos—. ¿Por qué tengo que empacar?
Killian tuvo suficiente obviamente porque ahora está abriendo mi
maleta, que al principio sólo fue desempacada parcialmente, y comienza a
tirar ropa dentro.
—¡Killian! —grito, lo que debe haber despertado a toda la casa rodante
porque ahora Kaizer y Kenan están parados en el umbral de mi puerta.
Kaizer se está metiendo granola en la boca, observando la conmoción.
Killian, como si lo sintiera, se da vuelta.
—Vete a la mierda, Kaiz.
Kaizer hace una pausa y luego me ve.
—Estaba equivocado. Está perdiendo la mierda.
—Empaca. —Apunta Killian.
—Killian, ¡No! —Agarro la ropa que está tomando—. No me iré, tengo
que quedarme aquí.
Él sostiene la ropa por encima de su cabeza, así que tengo que saltar y
alcanzarla. Es inútil ya que es casi medio metros más alto.
Los señalo a los dos.
—Váyanse—. Ambos se van y pateo la puerta cerrándola antes de
volverme a Killian.
Agarro su brazo.
—¿Cuál es el problema?
Killian hace una pausa, su mandíbula se tensa un par de veces.
—El problema es que no conozco a Kaizer, Saskia, y no quiero sus
tonterías a tu alrededor.
—Oh, ¿pero puedo tener tu mierda a mi alrededor? —Retrocedo,
levantando las cejas y olvidándome por completo de la extraña llamada
telefónica y del sueño que acabo de tener.
—Sí —sisea Killian, acercándose a mí, hasta que retrocedo contra la
pared.
213
Sus dedos se doblan alrededor de mi garganta.
—¿Vas a preguntar por qué mi mierda está permitida a tu alrededor?
Cuadro los hombros.
—¿Por qué, Killian?
—Esto ni siquiera se trata de Kaizer como persona, Saskia, se trata de
ti. De cómo puedo ser muchas cosas, pero un mentiroso no es una de ellas.
—Me suelta, empujándome contra la pared y tirando mi ropa de nuevo a la
cama. Se da la vuelta para verme justo cuando alcanza la puerta—. Tienes
razón, pequeño Dragón. Haz lo que tengas que hacer. —Luego sale,
golpeando la puerta detrás.
22
Killian

—¿Q
ué fue eso? —pregunta Kyrin, mientras
camino de regreso a nuestra casa rodante.
Por supuesto que el hijo de puta vino
al espectáculo, y eso es en parte culpa mía.
Al principio, Ky solo quería tener sexo con
ella. Mucho. Pero ahora creo que en realidad está intrigado por el interés
que he tenido en ella.
214
—Nada —murmuro, justo cuando King está saliendo de la casa rodante
de Perse y de él.
Nos silba y nos hace señas para que nos acerquemos, poniéndose un
cigarrillo en la boca. Nos dirigimos hacia él mientras suelta una nube.
Me lo entrega.
—¿Necesitas esto?
Lo veo con atención mientras pasa una camiseta por su cabeza y llevo
la punta del cigarro a mi boca.
—¿Lo sabías? —pregunto, inhalando enojado. Dejo que la fuerte
nicotina me ahogue hasta la muerte antes de soltarla con un silbido.
—Lo hacía —dice, frotándose la cara con las palmas de las manos—.
Sinceramente, no pensé que te importaría mucho, pero joder, Kill, todo el
puto compuesto pudo oírlos discutiendo a los dos.
Aspiro otro trago de veneno antes de soltarlo.
—Eso no fue una discusión.
King y Kyrin comparten una mirada antes de volver a verme.
—¿Estás olvidando el plan? —murmura King—. Porque si no estás
equipado para hacerlo, puedo enviar a otra persona.
Me congelo, el cigarrillo apenas llega a mis labios.
—En realidad no puedes hacerlo, porque Saskia no es alguien que deje
entrar a cualquiera. Tiene paredes tan altas que ningún hijo de puta puede
treparlas.
—Tú lo hiciste. —King me mira.
Sonrío.
—En realidad no lo hice, solo derribé a las cabronas. —No hay una
jodida persona que camine por esta tierra que sea tan cercana a ella como
yo, y eso incluye a Kenan.
King parece reflexionar sobre mis palabras antes de arrebatar el cigarro
de mi mano.
—Tal vez, pero eso, hermano, no se suponía que sucediera.
Una sonrisa se arrastra por mis labios, mis ojos se entrecierran.
—¿O sí?

215
23
Saskia

E
l ir y venir de Killian me recuerda a estar en un barco pirata.
Se mece constantemente, pero sabes que es mejor que
aguantes por tu vida porque no tendrá ningún problema en
tirarte por la borda.
Extrañaba esto. La anticipación a un espectáculo, sin saber qué podría
o no podría suceder. No he hablado con Killian desde la mañana en que
irrumpió y salió de mi casa rodante. Me preocupa cómo saldrá mi acto de
216
mañana por la noche por eso.
El teléfono vibra en mis manos mientras me dirijo a la tienda para
entrenar. Al hacer clic y desbloquearlo, abro un mensaje de Hope.
Hope: Siento haberte preocupado, Saskia. Estoy bien ahora.
Haciendo una pausa para poner mis maletas en mi otra mano, le envío
otro mensaje. ¿Estás en casa ahora?
Responde casi al instante. Sí. ¿Dónde estás? ¿Todavía estás en
Kiznitch?
Respondo rápidamente, No, en San Antonio.
No responde, así que continúo caminando a la tienda, empujando mis
pensamientos de Hope al fondo de mi cerebro. Quiero preguntarle por qué
fue a Kiznitch para empezar, pero sigo olvidándolo cada vez que hablamos.
Se lo preguntaré esta noche.
Dejando mis maletas en la parte delantera del escenario, Rose, Val y
algunos otros están dando vueltas alrededor de los tubos cuando entro, la
música sale de las costuras de la carpa. Empiezo a calentar, poniéndome
mis AirPods en los oídos para mantenerme concentrada. “Devil” de Nikyee
Heaton suena mientras me muevo por el escenario hasta que mi cuerpo está
caliente y sudoroso. Alguien toca mi hombro después de mi tercera ronda y
rápidamente me quito los audífonos, volviéndome hacia Perse.
—¡Puedes tener los altavoces ahora!
—Gracias. —Le sonrío.
—Tendrás el escenario de ahora a las seis, luego entrarán los
Hermanos.
Asiento y me quito la camiseta hasta que me quedo con nada más que
mi sujetador y pantalones cortos Nike de spandex.
—Eso es genial. Es todo el tiempo que necesito.
Perse me entrega el control remoto para que pueda controlar la música
y la sincronizo con mi teléfono. Repaso las canciones de nuevo. Lo que me
encanta de tener mi propio acto es que se me permite elegir cuándo cambio
mis canciones o cómo las cambio. Tengo un control total sobre las escenas
de mis fuegos, de ambas, la cuerda y el bastón de dragón. Intento seguir
con dos géneros musicales diferentes para mantenme actualizada, pero de
manera realista, no sólo necesaria. No es como si fueran las mismas 217
personas viendo nuestro programa más de una vez en cada ciudad.
Presionando tocar en “You Should be Sad” de Halsey enciendo ambos
extremos de mi bastón de dragón y comienzo a calentar. Rodándolo contra
mi espalda hasta que cae en la palma de mi mano. La música retumba
fuertemente a través de los altavoces. Levanto el bastón mientras el gancho
sale y el coro vuelve a entrar. La canción es poderosa sin ser ruidosa. La
letra flota en la parte superior de la melodía, creando un equilibrio perfecto
de armonía sincronizada. Es demasiado. Demasiado cercana. Demasiado.
Agarro el control remoto y cambio la canción. Después de practicar
para las dos horas finales que tengo, empaco mis cosas y me dirijo a
backstage para poner todo cerca de mi compartimento y del espejo. Sé las
canciones que usaré para mis actos en solitario mañana, y estoy casi segura
de que haremos la misma rutina con el grupo y Kenan y yo mañana ya que
Perse no ha dicho nada, y también, las motos se encendieron, así que solo
quiero salir de aquí.
El olor a gasolina y a llanta quemada llena la tienda casi
instantáneamente, como si su vasto espacio no significara nada. Como si la
pura opulencia que construye todas las tiendas de Midnight Mayhem no
significara nada tan pronto como estos muchachos montan sus Harleys en
la arena.
Haciendo una línea recta hacia la salida por la parte de atrás, me
enjuago rápidamente en la ducha y me cambio. Sé que esta noche se
celebrará una parrillada como todas las noches, antes y durante los
espectáculos, y aparte del hecho de que no disfruto especialmente de
muchos entornos sociales, quiero aprovechar y hacer un esfuerzo más con
las personas que realmente me importan aquí, como Perse, Val y Kenan.
Paso el cepillo por mi cabello, permitiendo que las ondas naturales
caigan por mi trasero hasta mi coxis. Poniendo en mis labios lápiz labial
rojo, rápidamente me visto con pantalones cortos de mezclilla y un top corto
Harley Davidson que está rasgado en todos los lugares correctos. Metiendo
mis pies en un par de Chucks rojos, meto mi teléfono en el bolsillo trasero
y bajo las escaleras hasta la cocina.
La puerta se abre detrás de mí y me detengo en seco, justo cuando la
botella de tequila roza mis dedos.
—Oh, mierda, ¿beberás esta noche, Boo? —Kenan se ríe, entrando con
un porro colgando de su boca.
—En realidad no. —Me río entre dientes, negando—. La llevo para Perse 218
porque ella sí beberá.
Kenan me entrega el porro encendido.
—No sé cómo esa chica nunca tiene resaca.
Se lo quito y lo pongo entre mis labios.
—Está loca, por eso. —Tomo algunas bocanadas antes de
devolvérselo—. ¿Vendrás esta noche?
Él asiente.
—Sí, iré después de una ducha. —Hace una pausa y luego sonríe—.
¿Has visto a Kaizer?
El porro me relaja instantáneamente. Sacudo la cabeza.
—Nope. No desde esta mañana.
Se ríe.
—Espérame e iremos juntos. Ten. —Me da otro porro—. Toma asiento
y enfríate. —Lo tomo, sacando mi paquete de cigarros de mi bolsillo trasero
y los coloco sobre la mesa. Moviendo el encendedor alrededor de mis dedos,
lo veo de cerca mientras la luz golpea los bordes de la carcasa de plata. Los
patrones incrustados grabados en el acero. La ducha se abre. Sigo
moviéndolo.
Mordiendo un cigarrillo en mi boca, enciendo el extremo y abro mi
teléfono. No necesito drama adicional o ningún drama en general en mi vida;
de hecho, odio el drama y hago todo lo posible por alejarme de él, pero desde
que estoy en Midnight Mayhem, está resultando difícil no estar atrapada en
él.
Cinco minutos después, Kenan baja las escaleras arrastrándose y
abrochándose el cinturón con el cabello recién duchado. Pasa sus manos
por los extremos.
—Termínate el cigarrillo y vayámonos. —Toma el tequila mientras
enciendo el final y salimos del autobús y vamos hacia la casa rodante de
Val, donde suelen ser las fiestas. El pozo de fuego está en medio y hay un
pequeño bar improvisado al lado. Casi idéntico a como se ve siempre, sin
importar en qué ciudad estemos. Me pregunto si lo hacen como una falsa
sensación de estabilidad.
—¡Estás aquí! —Val viene a chocar contra mí, su brazo se balancea
sobre mi hombro. Está lleno de gente, demasiado para mi comodidad. Es
bueno que esté un poco drogada. 219
Me dejo caer en la silla frente a ella y bebo una taza del jugo que Kenan
trajo para mí. Me sonríe, presionando un beso contra mi mejilla.
—Solo bebe el jugo para que piensen que estás tomando alcohol.
Le sonrío, echando la cabeza hacia atrás y tomando un largo sorbo.
Estoy drogada como una mierda. De hecho, cuando trato de ver a Val
a los ojos, todo está moviéndose a su alrededor en cámara lenta. Las llamas
del fuego la oscura noche, transformándose en caras y en objetos.
Niego justo cuando Perse toma mi mano y me levanta. Dejo caer mi
vaso, el líquido naranja brillante se derrama sobre el fresco césped verde.
Perse y yo comenzamos a bailar con Val entrando en medio. Un par de
Ángeles también se deslizan con nosotras, con los Demonios de pie. Todos
están borrachos o tomados o drogado, y todo a su alrededor es de buena
vibra.
Miro hacia arriba lentamente para ver a los cuatro Hermanos sentados
en sus sillas cerca del fuego.
Killian lleva una chaqueta de cuero oscura sin camiseta debajo y
pantalones rasgados. Sus botas de combate están sueltas alrededor de sus
pies, sus piernas abiertas. Las estira más con una sonrisa en la boca
mientras sus ojos caen por mi cuerpo antes de volver a subir para
encontrarse con los míos. Odio la forma en que me hace sentir. ¿Cómo puede
alguien tener tanto poder sin tener físicamente contacto alguno? La química
entre nosotros parece calentarse más y más cuanto más tiempo pasamos
juntos, ya sea que nos guste o no.
“Nonstop” de Drake comienza a sonar en alto. La lengua de Killian se
desliza hacia afuera y humedece su labio inferior.
Dobla un dedo.
Lucho contra él, ignorándolo y dándome la vuelta para enfrentar a
Kenan quien está viéndome con cuidado desde el otro lado. Kenan y yo
somos completamente platónicos. Hablamos de muchas mierdas, o él lo
hace, pero ambos sabemos que nunca pasaría nada entre nosotros porque
significamos demasiado uno para el otro.
Me doy la vuelta. Killian hace un gesto hacia su regazo. Ahora, dice.
Una dura dosis de adrenalina se apodera de mí y antes de que pueda
detenerme, encuentro a mis pies yendo directamente a donde él está.
Una vez que estoy al alcance de su mano, sus manos se aprietan
alrededor de la parte de atrás de mis muslos y me tira hacia su regazo para
quedar a horcajadas sobre él.
220
Su mano llega a la parte posterior de mi cuello y empuja mi cara hacia
abajo, mis labios apenas tocan los suyos. Gime, sonriendo.
—Hmmm, quiero castigarte ahora mismo.
El calor me atraviesa y, como una adicta al crack, absorbo cada gota
de él.
—¿Por qué? —pregunto, aunque mi boca se siente como si se moviera
lentamente.
Él se inclina y chupa mi labio inferior entre sus dientes. —Porque has
sido un dolor en mi maldito trasero, y ahora quiero lastimarte. —Se empuja
hacia arriba desde donde estaba sentado, tomando mi mano entre las suyas.
Con la otra mano, bebe el resto de su bebida y luego lanza su vaso al
suelo, metiendo la mano en mi bolsillo para agarrar mis cigarrillos y
encendedor. Enciende uno y se lo guarda en el bolsillo, antes de
arrastrarnos detrás de la caravana de Val.
Es extraño, porque aunque solo estamos detrás de la caravana y todos
están ahí, parece que estamos lo suficientemente lejos. Puedo escuchar la
canción “STARGAZING” de Travis Scott sonando en alto justo cuando me
golpea contra el autobús con una mano a mi garganta.
—¿Deseas a Kaizer? —Y ahí está.
—¿Qué? —Exhalo o intento hacerlo.
Killian inclina la cabeza, estudiándome como si fuera un proyecto de
ciencia. Algún monstruoso que capturó y está intentando descifrar. Hay algo
aterrador sobre ser maltratada por un asesino. Las mismas manos que me
hacen venir son las mismas que acaban con vidas. Pero luego está el poder
que conllevan, porque no me lastimó.
—Killian… —Toco su mano y justo cuando creo que no va a dejarme
tomar aire, afloja ligeramente su agarre.
Empujando el cigarro entre sus dientes, sisea, enseñando los dientes y
juro que si no pusiera el temor de Dios en mí, tendría un orgasmo por el
sonido animalista que vibra fuera de él. Sonríe, pero sus ojos siguen siendo
salvajes mientras envuelve mi cabello alrededor de su puño, dándome
vuelta. Mi cara choca contra el lado de la casa rodante. Me empuja con más
fuerza, manteniendo una mano asegurada alrededor de detrás de mi cuello,
sosteniendo mi cara contra el metal.
—Arquea la espalda, pequeño Dragón...
Lo hago, inclinándome más. Me he acostumbrado a cómo me penetra
221
Killian.
Tiene un agarre tan violento en mi cuello y cabello que no esperaba que
fuera tan amable cuando siento que la palma de su mano sube por el interior
de mi muslo.
Mis ojos se cierran.
—Eres una puta sucia como yo. —Sus dedos se sumergen en mis
bragas desde la parte de atrás, y aprieto alrededor de su invasión—. Quítate
los vaqueros—. Me suelta, arrojando su cigarro a un lado, mientras
desabotono mis vaqueros y caen hasta mis tobillos, junto con mis bragas.
Su mano regresa a mi cuello, y me inclina mientras su otra mano va a
mi boca.
—Escupe.
Lo intento, pero debido a toda la hierba, estoy seca.
—Abre la boca.
Lo hago, y sus dedos bajan por mi garganta, alcanzando mis amígdalas.
Me ahogo escupiendo en sus manos.
—Buena chica.
Lleva su mano a mi coño desde atrás y gimo ante el resbaladizo toque
de él. Me frota de un lado a otro lentamente, su dedo presiona mi clítoris
con cada embestida antes de que desaparezca y la punta de su pene
presione mi apertura. Me golpea con brusquedad y grito, arqueando la
espalda y mi cabello se revuelve. El calor me atraviesa, el sudor cae sobre
mi frente.
—Mierda. —Su pene toca la punta de mi cuello uterino cada vez y grito
mientras las lágrimas corren por mis mejillas.
Se retira justo antes de que sienta que empiezo a subir.
—Kaiz —grita, y mis ojos brillan en pánico, todo al sur baja una
muesca. Mi corazón retumba en mi pecho cuando Kaizer sale de las
sombras, una sonrisa está en su boca y una botella de whisky cuelga de sus
dos dedos. Lleva una camiseta blanca y vaqueros azules con tenis Nike en
los pies.
—¿Todavía quieres jugar, pequeño Dragón? —me persuade Killian
desde detrás.
—¿Cuál es el juego? —Examino a Kaizer.
222
—El juego es verdad o reto.
Trago.
—No parece un verdad o reto que haya jugado alguna vez...
—Eso es porque no lo has hecho —responde, justo cuando su mano
vuelve a mi coño—. Entonces, ¿verdad o reto?
Pienso en sus palabras, mientras trato de que mi cuerpo no se enamore
de su toque.
—¡Verdad! —No quiero retarlo solo en caso de que me desafíe a que
haga algo que no quiero hacer.
Su toque se vuelve frenético cuando su pene presiona contra mi
abertura de nuevo.
—¿Es cierto que quieres tener sexo con Kaizer? —pregunta Killian
cuando vuelve a entrar en mí. Gimo contra él, inclinándome aún más.
No contesto.
Va más profundo, empujando dentro de mí sin descanso hasta que
estoy gritando de dolor pero gimiendo de placer.
—¿Verdad? —pregunta—. Si dices que sí, Saskia, haré que Kaizer te
penetre aquí y ahora y no me importará un carajo, pero esta sería la única
vez que se lo permitiría. ¿Lo entiendes?
No, no lo entendía, porque la gente tenía sexo con quien quisiera en el
acto final. Pero asentí, porque era aterrador en este momento.
—Entiendo —exhalo, presionándome lentamente contra él y sin
preocuparme de que Kaizer estuviera viendo todo.
Killian me golpea.
—Entonces, ¿quieres tener sexo con él?
Niego.
—¡No! —grito cuando me golpea con fuerza. No rápido. Solo duro.
—Entonces mantente alejada de su pene. —Su mano agarra mi cadera
mientras la otra tira de mi cabello, forzando mi cabeza hacia atrás. Grito
cuando me golpea—. Aw, vamos, primo, ven a cubrir su boca… —le grita
Killian a Kaizer.
—¿Con mi pene? —bromea Kaizer, acercándose.
223
Me congelo, quieta bajo el agarre de Killian.
Eran pequeños, pero el pulgar de Killian traza círculos sobre mi cadera,
y no sé si era su manera de asegurarme que nunca dejaría que eso sucediera
y que estaba siendo exactamente quien era, un puto embaucador, o si
estaba leyendo demasiado en él, pero el movimiento fue directo a mi corazón.
—Llévalo a cualquier lugar cerca de ella y te lo cortaré.
Kaizer se ríe, llevándose el borde de la botella a la boca.
—Condenadamente bien, eso es nuevo.
Killian me empuja con dureza de nuevo y acelera el paso. Con todo su
empuje, mi cérvix tiembla y grita, la vida me es arrancada.
—Pequeño Dragón, te cubriré la boca.
Asiento, justo cuando mi núcleo se tensa.
La mano de Kaizer va a mi boca para callarme mientras Killian continúa
conduciéndose hacia mí por detrás. En segundos, no puedo soportar el
ataque de placer más. Mis músculos están bloqueados, mis piernas
tiemblan y se vuelven gelatinosas mientras gimo, mordiendo la palma de
Kaizer.
—Mierda. —Kaizer sonríe, mirándome con ojos entrecerrados—.
¿Muerde jodidamente?
Killian gime, saliendo de mí mientras un líquido caliente sale disparado
por mi espalda.
—Sí. Lo hace.
Me pongo de pie lentamente, luchando contra mis temblorosas
extremidades y mi cerebro mareado por la hierba.
Le quito la botella a Kaizer y me la llevo a la boca. No tenía la intención
de beber esta noche, pero necesito un trago. Un trago. Solo para calmar mis
nervios. Ignoro el goteo del semen de Killian deslizándose por mi columna
mientras Kaizer gira para hacer ir de regreso a la fiesta, sacudiendo la
cabeza.
—¡Cabrón! —grita Killian, escondiéndose mientras levanto mis bragas
y pantalones cortos—. ¿Lo entiendes ahora?
Kaizer hace una pausa, mirando entre Killian y yo como si ambos
estuviéramos locos. 224
—Oh, alto y claro. Literalmente. —Luego se da vuelta y desaparece de
nuevo en la fiesta.
Empieza a sonar “My Love” de Justin Timberlake. Me lamo los labios,
alcanzando mis cigarrillos en su bolsillo y sacando uno.
Killian lo prende con mi encendedor y luego enciende el suyo, soltando
una espesa nube de humo.
—¿Por qué hiciste eso? —pregunto, confundida. En parte, no quiero
verlo.
La canción es fuerte, corrompe la atmósfera, intenta cambiarla más
profundamente de lo que es.
—Sabes que no he estado con nadie aquí, Kill. Ya sabes que no abro
las piernas con...
Se empuja hacia mí hasta que me apoyo contra la casa rodante, sus
piernas se mueven entre las mías con su dedo presionado contra mis labios.
—Cállate. Nunca dejaría que nadie te pusiera un maldito dedo, mucho
menos su pene.
Sus ojos buscan los míos y estoy momentáneamente paralizada por la
forma en que me hace sentir.
—¿Por qué?
Da una calada a su cigarrillo, acerca sus labios a los míos y echa humo
entre mis labios. Lo inhalo un poco antes de volver a inhalarlo. Su mano va
a descansar al lado de mi cabeza.
—No lo sé. Supongo que soy un puto idiota.
—No eres un idiota. —Niego, dejando caer mi cigarro sobre la hierba y
presionándolo en las hojas con la suela de mi zapato.
—No. —Killian se ríe, pero no es siniestro—. Yo sí. —Se empuja fuera
de la casa rodante y me suelta.
—¡Oye! —Tomo su brazo, pero se aparta de mí—. ¿Qué pasa?
Ve a través de mí, pero esta vez lo noto. El destello de dolor que se me
muestra brevemente.
—Soy un maldito idiota.
Se gira, dejándome jodidamente sin palabras y con su semen goteando
de mí.

225
24
Killian

M
i padre se inclinó.
—Extiende la mano, hijo. —Lo hice. Siempre seguía sus
órdenes, incluso cuando sabía que era incómodo para él
dármelas. Mi padre no era como Kaius, tenía demasiado
corazón para ser padre. Recuerdo a mi abuelo regañándolo por eso.
—¿Cómo puedes ser un Cornelii y no querer lastimar a la gente? Eres 226
una vergüenza.
Me sentí mal por mi papá por un tiempo, pero luego me di cuenta
lentamente de que mi papá estaba en lo correcto.
Eso era lo que éramos. Los Hermanos éramos salvajes, pero hacíamos
las cosas que Los Cuatro Padres ya no necesitaban hacer. Estábamos a su
entera disposición y llamado. Nuestras manos se ensuciaban por sus
pecados. Llevábamos la sangre de sus enemigos como un maldito traje Brioni
Vanquish, y lo usábamos jodidamente bien.
—¿Qué es esto? —pregunté, disparándole una mirada. Tenía catorce.
Jodidamente sabía por qué me estaba dando la Sangre de la Espada. Sabía
que le había fallado mucho la espada. La hoja que fue tallada con el hueso
de nuestros antepasados y bendecida por la bruja Kiznitch. Era toda la
maldita magia oscura que existía en nuestro mundo, solo que nunca lo veías.
Solo sabías que existía por el mero hecho de que este tipo de maldad no existía
en un mundo normal.
—La Sangre de la Espada. Era de tu abuelo cuando fue un Hermano, y
luego, cuando se convirtió en Padre, me la dio cuando me convertí en un
Hermano, y ahora es tuya.
La apreté en mi mano, sintiendo el poder filtrarse dentro de mí. Ahí es
cuando lo supe con seguridad. Sabía que no me parecía en nada a mi padre.
Era todo como mi abuelo.
Sonreí.
—No te defraudaré.
Papá frunció el ceño ligeramente, metiendo las manos en sus bolsillos.
—Deseo que lo hagas.
—Bueno, no lo haré. No soy un desertor.
—No lo eres. —Suspiró papá, tomando asiento en la cocina—.
Desafortunadamente.

El día que me entregaron La Sangre de la Espada fue un momento


decisivo para mí. Sabía que pasara lo que pasara, siempre haría lo que
tendría que hacer por mis hermanos. Siempre.
Eso es, hasta que Saskia Dragavei regresó con su puto trasero a mi 227
vida.
Paso las manos por mi cabello, dando vueltas y vueltas en la cama.
¿Cómo puede algo tan jodidamente simple ser tan jodidamente difícil? Si no
hubiéramos sido yo o mi viejo jodiéndola, entonces ¿quién diablos habría
sido?
25
Saskia

L
as luces eran tenues. No había hablado con Killian desde
anoche, pero he llegado a la conclusión de que esto es
probablemente lo nuestro. Tenemos sexo, hablamos y luego él
se vuelve extraño, pero no justo antes de volverse dulce.
Eh.
Me pongo la ropa de cuero y rápidamente cambio mi forma de pensar 228
para mi primer acto. Quiero comenzar soplando fuego para iniciar mi acto
personal, así que necesito estar segura de que no estoy vistiendo
absolutamente nada inflamable.
Me dirijo al centro del escenario mientras Delila me presenta al otro
lado. “The Bleeding” de Five Finger Death Punch comienza a sonar mientras
sube la cortina. Ya tengo el líquido en la boca, así que soplo hasta que las
llamas encienden el extremo del bastón, antes de encender el otro extremo
con el líquido restante en mi boca.
Afortunadamente, no me prendí fuego, por lo que una oleada de
adrenalina me atraviesa mientras le doy la vuelta al bastón y la multitud
estalla con la canción.
Lo hago girar, moviendo mi cuerpo por el escenario al ritmo de la
música con las llamas siguiéndome. Cuando la canción termina, me hundo
en el fondo mientras cae la cortina. Estoy tan emocionada de sentir el fuego
a mi alrededor de nuevo en Midnight Mayhem que no me doy cuenta que
Delila me está viendo desde el otro lado de la habitación. Me empuja de
vuelta a mi cubículo donde Perse y Val están alistándose.
—No estabas lista para volar. ¿Por qué hiciste eso?
—¡Estaba lista! —protesté—. No lo habría hecho si no lo hubiera estado.
Delila suspira, masajeándose las sienes.
—Lo juro, todos ustedes van a matarme.
El siguiente acto era la cuerda. Mi favorito. No porque Killian estuviera
conmigo durante él, sino porque siento que es en lo que me destaco y lo que
me sale más natural.
Esta vez abre de manera diferente. Delila no nos presenta. Empiezo a
balancear la cuerda con la llama encendida en el extremo. Detengo el giro
mientras Killian acelera su moto con fuerza en la parte trasera de la
audiencia.
Cierro los ojos e inhalo, exhalando lentamente mientras permito que
las fuertes pulsaciones de su Harley calmen mis erráticos latidos. “11
Minutes” de Halsey empieza a sonar fuerte mientras me balanceo con el
ritmo, deslizando el final hacia la parte inferior del suelo para encender el
círculo de gasolina que me rodea. Empiezo moviéndolo alrededor de mis
piernas y haciendo mi misma rutina mientras Killian sube por el escenario.
Mis ojos se encuentran con los suyos, su maquillaje de Joker no hace nada
para calmarme.
La audiencia está entusiasmada, de pie y aplaudiendo, mientras 229
balanceo la cuerda alrededor de mi cuello y la pateo con la punta de mi pie.
Killian monta su moto, enciende el fuego y acelera el motor hasta que su
llanta trasera está echando humo y apagando la llama. La hace girar en un
círculo completo hasta que apaga todas las llamas y alcanza la cuerda, la
recupera y levanta el soporte de su moto.
Avanza hacia mí, agarrándome del cabello y obligándome a ir al suelo.
Fuerza su pulgar entre mis labios hasta que mi boca se abre y ahí es
cuando me doy cuenta de lo que está haciendo. Quiere que apague la llama
con mi boca.
Lentamente, baja la punta hacia mi boca y rezo para que la parafina
que utilicé para encender las llamas no sea tóxica en mi boca. Comer fuego
es difícil. Más difícil que respirar fuego y tengo que admitir que respirar y
soplar fuego es difícil en general. Si chupas algo de aire, encenderás todo tu
interior en llamas, pero comer fuego es difícil por otras razones. Una, siendo
una gran respiradora de fuego nunca debería ampollarte a ti misma, y dos,
siendo quien tiene que lograr una reacción rápida en cuanto a cortar el
oxígeno en la boca, que es esencialmente lo que apaga el fuego, no tanto con
tu saliva.
Envuelvo mis labios alrededor de la llama que arde hacia arriba ahora,
mientras Killian aprieta la mano sobre mi boca, cortando todo el oxígeno. El
fuego sale y el público vuelve a estallar en aplausos.
Respiro tan fuerte con mi corazón latiendo en el pecho que incluso no
me doy cuenta de que todavía estoy en el suelo y las cortinas se están
cerrando.
Killian me ayuda a levantarme.
—¿Estás bien?
Asiento.
—Sí.
—Eres natural. —Patea su moto y la lleva hacia atrás y retrocede a la
salida. Quiero hablar con él sobre anoche, pero no sé cómo abordarlo. Solo
sé que quiero hacerlo. Su acto no es hasta dentro de otros dos así que salgo
y me encuentro cara a cara con él. Obviamente estaba regresando.
—¿Podemos hablar? —pregunto nerviosamente—. Antes de tu acto.
—Del nuestro. Todavía te necesito, pero sí. —Saca un cigarrillo y lo
230
enciende.
—Acerca de anoche... —Al instante, deja caer su cigarro al suelo y lo
apaga. Se gira para irse, pero lo alcanzo.
Se aleja.
—No pienses en nada de lo que digo, Saskia.
—¡Cómo no iba a hacerlo! —pregunto, y mis manos están arriba
haciendo el baile dramático que las chicas parecen hacer cada vez que
intentan llevar un punto a casa—. Dices esas cosas y actúas de cierta
manera...
—Sass... malditamente detente. —Suspira—. Sabía que no debería
haber ido allí contigo, pero lo hice porque soy un idiota. Por otras tantas
razones de las que sabes. No volverá a suceder. —Se vuelve, se va dejándome
con un maldito cerebro confundido y la ira hirviendo a fuego lento dentro de
mí que no puedo pensar con claridad.
“Sabía que no debería haber ido allí contigo...”. Mi teléfono vibra en mi
bolsillo y lo alcanzo sin rumbo fijo, sacándolo para ver un mensaje de texto
de Hope.
Hope: estoy en San Antonio. ¿Puedes venir a verme?
Ignoro su mensaje de texto y presiono el botón de marcar. Cuando no
responde, escribo una respuesta.
Estoy en medio de un espectáculo. ¿Mañana?
Me dirijo hacia adentro cuando responde. Lo sé. Lo siento. ¿Puedes
reunirte conmigo después del espectáculo?
Yo: Bien.
Hope: Pero Saskia, no quiero que nadie lo sepa. No puedo
arriesgar a la gente sabiendo que estoy aquí. Necesito que te escapes.
Si puedes, encuéntrame en Tabella. Es una pizzería italiana en la
ciudad que está abierta veinticuatro siete.
Respondo al instante, diciéndole que encontraré la manera de
encontrarme con ella después del espectáculo.
El espectáculo en el que no quiero tener que actuar ahora mismo
después de esa conversación con Killian, y mucho menos ponerme al volante
con él.
Pero lo hago. Pasamos por los actos como de costumbre hasta el final. 231
Estoy caminando de regreso a mi casa rodante, sintiéndome mal del
estómago, cuando tropiezo con Kenan.
—¡Eso fue eléctrico! —Me pone debajo de su brazo.
Me río, subiendo las escaleras para cambiarme.
—¡Buenas noches, Kenan! —grito, mientras se dirige a la fiesta.
Me escabullo por la casa rodante, cerrando la puerta detrás de mí.
Nunca he estado en San Antonio antes, pero sé que estamos cerca de la
ciudad. Puedo llamar un taxi para que me recoja y me lleve a la pizzería.
Después de ponerme una sudadera con capucha, salgo.
Estoy pasando junto a la casa rodante de Perse cuando la escucho
llamarme.
Me congelo, volviéndome hacia ella y sorprendida de ver no solo a ella
y a King, sino al resto de los Hermanos también, junto con Kaizer. No sé de
qué estaban hablando, pero parecía acalorado.
Perse comienza a correr hacia mí. Mierda. Mierda. Qué voy a decir sobre
irme en este momento con una maldita sudadera sobre la cabeza y sin
haberme lavado el maquillaje.
—¿A dónde vas? —pregunta, confundida.
—Yo… —Busco sus ojos, cuando me doy cuenta de algo. Es mi amiga.
Quizás podría confiar en ella en esto—. ¿Prometes no decir nada?
Perse se mueve incómodamente, mirando por encima del hombro un
poco antes de volverse a mí.
—Si no te mete en problemas, entonces sí.
—No me meteré en problemas, estaré a salvo. Voy a ver a mi madrina.
Me envió un mensaje de texto queriendo verme desde que me asustó con su
desaparición.
Perse se ríe, atando su largo cabello rojo en un moño.
—Oh, bueno, eso está bien. ¿Cómo vas a llegar allá?
—Voy a tomar un taxi o Uber o algo.
Perse niega.
—No, no puedes hacer eso. ¿Estás loca? Son casi las tres de la mañana.
No es seguro. —Vuelve a ver por encima del hombro y las dos los atrapamos
a todos mirándonos de cerca.
232
Engancha su brazo en el mío y me lleva de regreso por donde vine.
—Vamos. Puedes llevarte la camioneta de Killian. —Sé que tienen un
par de autos en el camino, no los de lujo, sino los más grandes.
—¡No tengo la llave! —le susurro a Perse—. Y, sinceramente, no
estamos en un buen lugar ahora mismo.
Perse me ignora, acelera el paso para trotar y me dirige a través de una
abertura de árboles que conduce al estacionamiento donde se encuentran
todos los vehículos.
Me arrastra hasta un gran Chevy negro, agachándose detrás del lado
del conductor y estirándose debajo de la llanta.
—Dejé la llave aquí esta mañana porque no tuve tiempo para llevarlo
de vuelta a su casa rodante. —Cuando el sonido del metal colgando llena el
silencio, me doy cuenta de que habla en serio.
—Quieres que le robe su camioneta.
—Quiero que la robemos. —Se desliza en el asiento del conductor.
—¡No! —Tiro de su brazo hasta que cae de nuevo.
—¡Ay! Eres increíblemente fuerte para ser algo pequeño.
—No puedes venir. —Salto al asiento del conductor.
—¡Por qué! —susurra-grita.
—Porque le dije que no se lo diría a nadie. Necesito que vuelvas y
mantengas a Killian ocupado para que no sepa que también le robé su
camioneta.
Perse suspira.
—¿Tienes tu teléfono?
Asiento y se lo enseño.
—¡Sí!
Me lo arrebata y abre Snapchat. Tirándolo de vuelta a mí, señala.
—Encendí tu ubicación para poder ver dónde estás. ¡No me veas así!
Cualquier cosa podría pasar. Incluso si estás en la gran aterradora Raptor
de Killian.
—¡Bueno! Bien. ¡Gracias! —Cierro la puerta y giro la llave, colocando el
restaurante Tabella en el GPS y dando marcha atrás fuera de la zona de
estacionamiento.
La forma en que Perséfone entró en Midnight Mayhem fue un poco
salvaje, y las cosas que le sucedieron durante su temprana iniciación no
233
fueron amables tampoco, pero admiro su tenacidad por permanecer suave
y amable. Esa es Perse. Su corazón es demasiado bueno para este mundo.
Demasiado jodidamente bueno para Kingston Axton también.
26
Killian

¿C
onocen ese sentimiento en sus entrañas cuando saben
que algo malo está a punto de suceder? Sí, bueno, esa es
básicamente mi maldita constante en este momento,
especialmente cuando Perse regresa con nosotros sin
Sass a su lado.
—¿Dónde está Sass?
234
Perse me ignora, viendo directamente a King. Es algo nuevo que hace
cada vez que estoy cerca de donde sea que esté. Estoy casi seguro de que
tiene que ver con Saskia y todo el asunto de Callan. Sé que Perse no es fan
de los chicos metiéndose con otras chicas. Ya tuvo suficiente con Val.
—¿Alguien puede recordarme por qué Saskia consiguió una casa en
Nueva Orleans? —Sus ojos tiemblan. Se frota las piernas con la palma de la
mano.
No podía mirarme a los ojos.
Pude oler la maldita desviación que se estaba filtrando.
King se aclara la garganta, sus ojos se dirigen a mí, y luego a Kyrin y a
Keaton, antes de volver con ella.
—Es una Dragavei.
—Es decir… —Perse lo apresura con un gesto de la mano.
—Lo que significa que es una Dragavei. No haré esto contigo ahora
mismo, pequeño Pájaro. ¿Se fue a la cama? —King obviamente se dio cuenta
de lo mismo que yo.
Él y yo somos similares en ese aspecto.
Me acerco, esperando escuchar lo que dice a continuación, justo
cuando Delila sale de su casa rodante, viéndonos mientras envuelve el
vestido de seda alrededor de su desnutrido cuerpo.
—¿No los hago trabajar lo suficiente? ¿Por qué están haciendo tanto
ruido?
—¡Perse! —gruño cuando no responde—. ¿A dónde diablos se fue?
Sus ojos se posan en los míos.
—Bien. Fue a ver a su madrina, ¿de acuerdo? Déjala en paz, Kill.
Me congelo.
Mi sangre se enfría y mis manos se vuelven puños.
—¿Qué quieres decir? —Saco mi teléfono y marco su número,
ignorando la foto que tomé de ella en Kiznitch cuando está sonando. Ignora
la llamada.
—¡Espera! —Delila levanta la mano—. Antes de hacer algo drástico,
Killian…
235
—¿De qué están hablando ambos? —grita Perse en el fondo.
Ahora es mi turno de llevar los ojos hacia ella.
—Saskia no puede ver a su madrina.
Perse masajea sus sienes.
—¿Oh, en serio, Killian? ¿Cómo sabes eso?
Sonrío.
—Porque la maté.
27
Saskia

A
cercándome a Tabella después de buscarla en mi teléfono, me
sorprende ver que el estacionamiento es subterráneo. La
camioneta es aún más ruidosa con las paredes de hormigón
como barricada contra las ondas sonoras, confinándolas en
un espacio tan vasto.
Entro en un espacio de estacionamiento y saco mi teléfono. Veo cuatro
llamadas perdidas de Killian.
236
Ignorándolas todas, estoy a punto de enviarle un mensaje de texto y
preguntarle qué quiere cuando me llama y la foto que tomé de él y de mí en
Kiznitch está en mi cara.
Su sonrisa. Sus hoyuelos. Sus dientes blancos muerden mi mandíbula.
Sus brillantes ojos azules que sé que no se mostrarán. Tan diferente a mis
ojos azules. Cabello oscuro. Tan similar al mío. No mentiré, nos vemos bien
juntos.
Suspirando, abro el teléfono justo cuando salgo de la cabina del
conductor y salto al suelo.
—¿Qué pasa, Killian? —Oigo distraídamente que un auto se detiene
detrás de mí.
Al darme la vuelta, un todoterreno negro patina a mi lado y las puertas
se abren.
—Ven a casa. Necesitamos hablar.
—Lamento haber robado tu camioneta, ¿de acuerdo? Solo tengo que
verla.
—Saskia, lo juro por Dios, ven a casa ahora. Me importa un carajo mi
camioneta. Joder, vete a casa.
Mi boca se abre justo cuando un hombre mayor con un inmaculado
traje sale del SUV negro.
—Yo…
—… Suelta el teléfono, Saskia —ordena el hombre, y lo veo mientras
desabotona su chaqueta y la abre. Su cabello es corto, canoso a los lados y
su cuello está cubierto de tatuajes. Mi boca se seca cuando mis palmas se
contraen.
—¿Quién eres y dónde está Hope? —pregunto olvidando que tengo el
teléfono todavía presionado en mi oreja.
—¡Mierda! —maldice Killian de fondo, pero antes de que pueda decir
algo, otro hombre sale de la parte delantera de la camioneta y golpea el
teléfono de mi mano. Veo en cámara lenta mientras se mueve hacia un lado.
El anciano sonríe.
—Sube al auto, Saskia. Ahora.
Miro a un lado, y luego a la camioneta donde las llaves todavía están
en el encendido. Podría correr. Tendría que saltar alto, pero podría huir. 237
Quizás si Killian no tuviera un maldito kit de elevación, tendría una
oportunidad.
—No lo intentes, muñeca. Vendrás conmigo.
Lo intento. Dando la vuelta, alcanzo la manija y justo cuando la puerta
se abre, algo me golpea en la parte de atrás de mi cabeza y todo se vuelve
negro.

Me despierto con el sonido de una melodía de circo de fondo. Se


asemeja a una melodía de una caja sorpresa. Algo que no quiero escuchar
a primera hora de la mañana.
Despertar.
Recibir un golpe en la cabeza.
La camioneta de Killian.
Gimo, presionada contra las frías baldosas del suelo. Al instante, me
congelo mientras el reconocimiento choca contra mí a cien kilómetros por
hora. Retrocedo, pero las cadenas que están alrededor de mis tobillos
restringen mis movimientos.
La habitación es de un rosa suave, con una araña de cristal que cuelga
del techo. Hay una cama de metal y una cómoda a un lado, pero eso no es
lo que atrapa mis ojos primero.
Es la casa de muñecas que está en la esquina, escondida de la vista.
Arrastrando mis ojos lejos de ella y necesitando encontrar una ruta de
escape, encuentro la puerta. Una entrada y una salida.
Está templado. Muy caluroso. El sudor se traga mi carne mientras se
derrama sobre mí, y estoy agradecida de tener suficiente holgura para
moverme. ¿Dónde diablos estoy? Se abre la puerta y entra un hombre
vestido con un traje gris. El mismo hombre.
—¿Fuiste quien me secuestró? —pregunto, inclinando la cabeza—.
¡Déjame ir, maldita sea!
El hombre va a la mecedora que está al otro lado de la habitación, toma
asiento con cuidado y se mece hacia adelante y hacia atrás. Es viejo. Tiene
que estar llegando a finales de sus cincuenta a juzgar por la forma en que
238
su cabello está encaneciendo alrededor de su cuero cabelludo. Tiene rasgos
enojados, pero ojos tiernos. Una completa contradicción consigo mismo.
—¿Quién eres? —pregunto, aunque estoy casi segura de que no me
responderá.
Él levanta la pierna, apoya el tobillo en su rodilla y extiende la mano
hacia el frente de su chaqueta y saca un puro. Sus labios se envuelven
alrededor del final mientras lo dobla entre sus labios.
—Soy tu peor pesadilla, Saskia Dragavei, pero también soy tu destino.
Ignoro sus palabras mientras mi nombre sale de su lengua y se
engancha en mi garganta como un tornillo de banco, amenazando con
ahogarme.
Me alejo, confundida. Cuando veo hacia abajo, es la primera vez que
observo lo que llevo puesto. Un top corto de color rosa fuerte hecho de vinilo
y una corta falda en rosa fuerte. Alzo la mano para tocarme la cara, sintiendo
el aceitoso maquillaje deslizarse sobre mis dedos. ¿Él me vistió
malditamente?
Mi ira estalla.
—¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy aquí y por qué estoy vestida así?
—Me levanto, mi largo cabello oscuro se curva alrededor de mi cuerpo.
Él enciende su cigarro y lo fuma suavemente.
—Seré honesto contigo, estaba un poco escéptico sobre cómo
funcionaría esto, pero estoy convencido —dijo asintiendo, lamiendo su
labio—. ¿Sabes qué es esto, muñequita?
Echo otro vistazo a la habitación.
—No.
Sonríe, y cuando lo hace, sus dorados dientes frontales brillan.
—Bueno, ya que no tienes paciencia...
Aspiro profundamente.
—¿Patience?
—Ah, has oído hablar de nosotros. —Se inclina de nuevo hasta que sus
codos están descansando sobre sus rodillas—. Dime, ¿qué dicen sobre
nosotros?
—Solo que son asquerosos —me burlo e instantáneamente me
arrepiento—. ¿Cómo llegué aquí? 239
Se inclina hacia atrás, suspirando.
—Nop. No estás lista. Necesitas más tiempo.
Se pone de pie, limpiando el polvo de su traje.
—¡Espera! —digo, desesperada porque me deje aquí sin ninguna
respuesta—. ¿No estoy lista para qué?
Me fulmina con la mirada, su labio está fruncido.
—Para la verdad. —Veo que su espalda desaparece a través de la puerta
principal y esa misma melodía suena una y otra vez.
Me siento y luego me acuesto, desesperada por encontrar una posición
cómoda que permita que los grilletes no me lastimen.
—Joder —maldigo, apretando los ojos.
La luz se apaga y luego, lentamente, veo cómo el rosa cobra vida en
medio de la casa de muñecas. Arroja sombras sobre los alféizares y los
adornos en el interior.
Se abre la puerta del dormitorio y entra una chica. Lleva un vestido rojo
plisado y botas hasta los muslos. Su cabello es rubio y está peinado en dos
trenzas que caen por ambos hombros.
Se inclina frente a mí y coloca una bandeja en el suelo.
—Come.
La veo. Está tan cerca que puedo ver las motas en sus ojos. No puedo
distinguir el color desde este ángulo.
—No tengo hambre.
Ella no se inmuta.
—Come.
Luego se pone de pie, se pasa la mano por el vestido y sale casi como
un robot de la habitación. No como. Lo empujo y me acurruco en una bola,
esperando despertar y que todo esto sea un sueño malo y desordenado.

Tick. Tock. Tick. Tock.


Me hundo en los suaves cojines del sofá.
Tick. Tock. Tick. Tock.
Mi pecho es pesado, mis ojos están cerrados.
Tick. Tock. Tick. Tock
240
No puedo sentir nada. Todo está negro. Todo es tan negro. Oscuro. Como
la muerte.
Tick. Tock. Tick. Tock
—Saskia Dragavei, ven al frente.

Me despierto bruscamente, mis ojos se abren de golpe, mientras la


realidad se apodera de nuevo.
Esta vez no estoy sola. La misma chica de antes está sentada en la silla
mecedora frente a mí, sus pies se empujan desde el suelo al son de la
canción.
—Por favor, detén esa maldita canción.
—¿Hmmm? —pregunta, inclinando la cabeza. Esta vez su cabello está
fuera de la trenza y está planchado completamente. Su maquillaje es espeso,
sin nada alrededor de los ojos y sobre sus cejas, ocultando el color. Se ve
extraña, pero no sé si lo parece o si ha sido empapada en tanto maquillaje
y falsedad que la despojó de parecer humana.
—La canción —repito, apretando los ojos—. Apágala.
Deja de mecerse. Sigo viendo la forma en que su rostro cambia y sus
ojos ven a través de mí. Parece loca, eso es lo que parece. Como si debiera
estar en la película Sucker Punch.
Se inclina hacia adelante, mirándome. Solo que no me ve como un
humano miraría a otro. Sus extraños ojos se ven como si fuera un aburrido
objeto que no es digno de su tiempo.
Se inclina más y es entonces cuando veo el destello de sus ojos.
Son morados. Los ojos violetas más suaves y melosos. En un día
normal, le diría lo mucho que me encantan, pero la chica es horripilante
como la mierda y no estoy aquí para eso. Su cabello es plateado, casi gris
en las puntas y sus raíces oscuras. Ella es confusa.
Retrocedo, mi piel se eriza cuando se acerca demasiado, pero solo sale
de la mecedora y se acerca a mí.
Cerca.
Y más cerca.
Hasta que la punta de su dedo índice se presiona contra mi labio 241
inferior.
Dejo de respirar por miedo. Esta chica apesta a muerte, si la muerte
fuera un perfume que Tom Ford inventó.
Lentamente, veo como su boca se abre y una sonrisa destella a través
de su rostro, mostrando sus dientes blancos y limpios. El diamante en su
diente frontal me distrae brevemente del hecho de que tengo a una maníaca
tocándome.
Me estremezco.
Se lame la parte superior del labio.
—Estás tan lista. —La forma en que las letras se envuelven en su
lengua es confuso, amortiguado e incorrecto. ¿Tal vez tartamudee? No
quería insultarla.
Ella se ríe, se pone de pie y salta hacia la casa de muñecas.
Parece joven. Muy joven. Demasiado joven. Comienza a arrastrar la
casa de muñecas por el suelo, acercándola a mí.
Hago una pausa, conteniendo la respiración. Es rara, habla divertido y
sus ojos son los de un cadáver. ¿Quién es esta chica?
Se arrodilla a mi lado, esperando mi reacción. Como si una niña te
acabara de dar algo de lo que está orgullosa, sin saber cómo expresarse. Esa
es ella. Sus ojos están muy abiertos, su boca también, como si estuviera
fascinada.
—¿Qué? —pregunto, buscando en su rostro. Cuanto más la veo, más
fascinante la encuentro. Nunca antes me había encontrado con una chica
así.
Señala la casa de muñecas y sigo su gesto hasta que veo más de cerca.
La muñeca está parada en un dormitorio, con la misma ropa que tengo
puesta.
La casa me resulta familiar, pero no puedo saber por qué.
—¿Esto es tuyo? —pregunto, todavía sin saber cuántos años tiene.
Ella niega.
Veo más de cerca. El dormitorio donde está la muñeca tiene una cama
de cuatro postes empujada contra la pared con carteles de bandas de chicos
y bandas de rock en la pared.
Mi mente quiere alcanzar las similitudes, pero justo cuando aprieto mi
puño a su alrededor, los recuerdos desaparecen en una nube de niebla.
242
—¿Sabes qué quieren de mí aquí? —Trato de hacer la pregunta que
quiero.
Ella vuelve a sonreír, asintiendo.
—¿Qué es?
Se encoge de hombros.
—A ti.

La chica se va poco después de eso, y estoy de vuelta acurrucada en


posición fetal, mis ojos se cierran.
La puerta se abre de nuevo y levanto lentamente los ojos, esperando
ver a la chica de antes, solo que no es ella.
El mismo hombre de traje está de vuelta en mi habitación con un traje
diferente, y dos guardias armados a cada lado de él.
Se arrodilla frente a mí.
—Saskia, qué belleza cruda. La mejor. Sin tocar.
Me aparto de la forma en que su dedo recorre mi mejilla.
Se ríe con aire de suficiencia.
—Oh, es demasiado tarde para eso, muñequita, porque ya te tomé
cuando fuiste mayor de edad. —El hombre se pone de pie, chasqueando los
dedos en los grilletes alrededor de mis tobillos—. Suéltala, no me dejará, y
tengo un regalo para ella. —No me muevo cuando los hombres me desatan
los tobillos y las esposas. Aprieto mis muñecas y me pongo de pie.
—¿Por qué me quitas los grilletes?
Él se inclina.
—Porque el regalo que estoy a punto de darte, se asegurará de que
permanezcas aquí. —No contesto. No puedo hacerlo.
—¿Qué está pasando?
Sonríe y sale de la habitación mientras los dos hombres se ponen detrás
de mí. Me empujan hacia adelante cuando no lo sigo.
243
Paredes negras y adornos rojos. Es un rudo despertar del rosa suave
de la habitación en la que he pasado mucho tiempo. Pasamos por puertas,
similares por la que salimos, solo que cuando echo un vistazo dentro de
ellas, todas son rosadas o azules. Nada más y nada menos. Llegamos a unas
escaleras y bajamos por ellas, aterrizando en el vestíbulo donde baldosas
blancas de cristal se extienden por el suelo.
Los adornos dorados se alinean en las paredes blancas. Es impecable
y apesta a opulencia. No sabría que en el piso de arriba hay habitaciones
donde está la mierda enferma que debe encerrar a la gente. Mi corazón se
hunde. Extraño Midnight Mayhem. Extraño a mis amigos.
Extraño a Killian.
Solo pensar en Killian me aprieta la garganta.
—Vamos, Saskia, tu regalo puede expirar… —El anciano nos dirige a
un área donde hay un sofá blanco en forma de U que posee codiciosamente
la habitación—. Siéntate. —Señala el sofá, y es entonces cuando veo a la
joven de pie detrás de la única otra silla en la habitación que está frente al
U-lounge.
Lo hago.
—Acuéstate. —Apunta—. Sobre tu estómago. —Dudo, y él levanta una
oscura ceja—. ¿Necesito aplicar la fuerza?
Niego y me dejo caer.
Tan pronto como mi cara golpea los cojines, unas manos se aprietan
alrededor de mi cabeza. Masajean mi cuero cabelludo mientras empieza a
sonar otra melodía. Una que no reconozco.
Siento que me estoy cansando. Mis ojos son pesados, mi cerebro lucha
por formar alguna oración.
—Saskia, hay una caja. ¿Puedes verla? —empieza la voz. No reconozco
la voz, y sé que no es la del anciano—. Tómala.
Aprieto mis puños, luchando contra la frustración.
—Yo…
—Shhh… —Una mano acaricia mi mejilla—. Solo déjate llevar,
muñequita. Puedes hacerlo. Toma la caja.
En la esquina de la habitación, una luz brillante se enciende, revelando
una vieja y gastada caja de cuero. Parece más un cofre.
—¿La ves? —susurra, su aliento invade un lado de mi mejilla.
244
Me alejo de él, pero me encuentro alcanzando la caja.
—Ábrela.
Mis dedos golpean la garra de metal, abriendo la tapa. Perdí mi
habilidad de hablar, pero el grito que brota de mis labios es primitivo y
antinatural.
Mi grito es lo suficientemente fuerte como para llegar al infierno, lo cual
es bueno, porque todos mis amigos viven allí. Mis extremidades tiemblan,
mis labios también cuando cada recuerdo infecta mi cerebro a la vez...

Cuando tenía ocho años…

Killian entró estrellándose en mi habitación, su pecho pesado y su


escuálido cuerpo apretado. Como si tuviera algo que decir. Quería decirle
que lo escupiera porque quería volver y ver a mamá, pero conocía a Killian
y el tipo de chico que era.
Era un chico malo, malo. A papá no le gustaba que estuviera cerca de
él.
—Tú, bicho raro. Vete a la casa.
—Killian —susurré, luchando contra un gemido—. No puedo. Mi mamá
está enferma y me necesita.
Killian se acercó a mí, cada vez más cerca, agarrando su camiseta en
la mano.
—¿Te lo pregunté?
Me estremecí ante el uso de una palabrota.
—¿Por qué? —Retrocedí hasta que mi cabeza chocó contra la encimera
de la cocina.
—Porque uno, es mi puta casa, y dos, mi mamá te necesita. Ahora.
Suspiré. Odiaba que me dijeran qué hacer, especialmente de Killian,
pero papá siempre decía que tenía que hacer lo que quisieran los Cornelii.
Que lo salvaron y a nuestra familia. Lo que sea que eso signifique.
—Bien. Iré y le diré a mi mamá. —Corrí escaleras arriba donde mi
mamá estaba dormida en la cama, con cables y tubos colgando de ella. Su
pálida piel empeoraba con cada día, mientras la muerte quitaba la vida
lentamente de su cuerpo. Mis labios temblaron. 245
No lloraría. No lloraría. Nunca lloraba.
Obligándome a que bajaran las lágrimas, apreté la mano de mamá.
—Volveré. Lo prometo. —Garabateé una nota y la dejé en su mesita de
noche para que si despertaba y no estaba allí, no entrara en pánico. Papá
estaba en el trabajo hasta tarde esta noche, así que sabía que se asustaría.
—Date prisa. ¡Esto es jodidamente importante! —gritó Killian desde la
puerta, sacándome de mi sueño.
Me sacudí la emoción de ver a mi mamá como estaba y lo seguí por las
escaleras y afuera de la casa.
—Malditamente me lo debes debido a que vives en mi propiedad.
Volví a ver la casa de la piscina en la que vivíamos en la propiedad de
sus padres. Conocía esto. Conocía todo esto. Mi papá trabajaba para el señor
Cornelii y mi mamá solía ser su cocinera antes de enfermarse. También se
aseguraba de que los jardines se mantuvieran a la altura y limpios también.
Ese no ha sido el caso por algún tiempo.
Una limusina negra se detiene y rodea la fuente. ¿Por qué un niño de
diez años querría que me subiera a una limusina?
—Sube —se queja Killian, empujándome dentro del auto. No éramos
los únicos en la parte de atrás. King y Keaton también estaban allí.
—¿Por qué estoy aquí? —pregunté confundida.
—Porque es la fiesta de cumpleaños de King y todos tenemos que estar
allí.
Negué.
—No quiero ir. ¿Pensé que habías dicho que tu mamá me necesitaba?
Killian me sonrió, por primera vez. Ni un ceño fruncido ni un gruñido,
sino una sonrisa afectada. Fue alarmante lo incómoda que eso me hizo
sentir.
—Me importa una mierda lo que quieras.
Esa noche murió mi madre. No estuve allí para verla tomar su último
aliento. No estuve allí para besar sus cálidas mejillas por última vez.
No estuve ahí.
Por culpa de Killian.
Porque es un estúpido embaucador al que le gustaba jugar.
Por los estúpidos Hermanos de Kiznitch. 246

Cuando tenía ocho años…

Mi padre empacó una maleta, nos metió en un destartalado Honda y


nos llevó lejos de la propiedad que una vez llamé hogar. Mi casa albergaba
a mi enemigo, pero al menos siempre supe dónde estaba. Me crié en esta
casa, condicionada a soportar la crueldad de Killian Cornelii. No conocía
ninguna otra forma.
—¡Papá! —grité cuando sus frenéticos ojos no se quedaban quietos por
más de unos pocos segundos—. ¿Qué está pasando?
Nunca lloraba.
Jamás.
No cuando mi mamá falleció.
No cuando a mi padre parecía que el diablo lo perseguía.
Nunca.
Se desvió hacia la autopista, el sudor goteaba de sus sienes.
—Papá, me estás asustando...
Mi padre me miró, finalmente, con ojos cansados.
—Lo descubrieron, Zaika —dijo papá. Nunca me gustó mi nombre. Me
parecía que era raro.
—¿Descubrieron qué?
Él sacudió la cabeza y volvió a la carretera.
—Eres fuerte, Zaika. Tengo tanto que necesito decirte. Tanto. —Metió
la mano en su bolsillo, escasamente eludiendo un autobús. Pulsó el dial en
el teléfono—. ¿Hope? —Se aclaró la garganta—. Es hora. ¡Sé que no lo está!
Es demasiado joven, pero no tengo elección. —Silencio, con una mujer
gritando de fondo—. Espero que estemos en el lugar del encuentro en unas
pocas horas. —Colgó el teléfono y me apretó la pierna—. Todo estará bien,
porque eres fuerte. Como tu madre. No como yo. —Exhaló—. Tu madre y yo
no hemos sido honestos contigo, Zaika. Nosotros… —Luchó por decir antes
de volverse hacia mí—. Tu mamá y yo hemos estado trabajando para otras
personas además de los Cornelii.
—¿Qué? ¿Cómo? Ya trabajas demasiado.
Él asintió, tomando una salida.
247
—Lo sé, pero las otras personas para las que trabajamos...
Hizo una pausa, dándose la vuelta para verme tanto como pudo sin
perder de vista la carretera.
—Son mi familia. Los Kiznitch son la familia de tu madre.
Mis cejas se arquearon, mi parpadeo fue rápido. Mis músculos se
tensaron por la información que estaba a punto de presentarme.
—Tu mamá es una princesa, Zaika, bueno, al menos lo es con los
Kiznitch. Es una Dragavei. Tiene sangre de dragón. Cuando tu mamá tenía
diez años, se escapó de los Kiznitch después de que sus padres la repudiaron
y se encontró con nosotros. La acogimos y la criamos, así es como nos
conocimos ella y yo.
Tragué. Mi garganta estaba apretada y el aire se sentía caliente.
—Cuando ambos teníamos quince años, regresamos a Kiznitch, pero
cuando tus abuelos se reunieron con tu mamá de nuevo, no quisieron tener
nada que ver con ella ya. Más tu abuela, y me odió más de lo que odiaba a
tu madre. Estábamos en la calle cuando el señor Cornelii nos acogió. No era
como los otros Padres. Nada parecido a ellos. Fue amable y nos permitió
quedarnos en su casa, que era más de lo que podríamos haber esperado, a
tu madre y a mí, porque estábamos de vuelta en Kiznitch por una razón, y
esa razón era un grupo llamado Patience.
Me senté aturdida, con la boca abierta y un hormigueo en los dedos.
Mis pensamientos eran confusos, pero sabía que papá estaba a punto de
lanzar una bomba.
—Patience es el archienemigo de Kiznitch, Zaika. Son muy, muy malas
personas. Cuando tu madre y yo descubrimos que realmente nos gustaban
los Cornelii, cortamos el contacto con Patience. Intentamos esquivarlos y
sabíamos que mientras estuviéramos con los Cornelii, no se acercarían.
Hasta que los Cornelii descubrieron quién era.
—¿Lo saben? —pregunté, justo cuando entraba a un abandonado patio
de juegos.
Papá apretó el freno de emergencia y miró a su alrededor
frenéticamente. No había nadie aquí. Me sorprendió ver que habíamos
estado conduciendo durante un par de horas también.
—Lo saben, Zaika. Oh, lo saben todo.
—Pero el señor Cornelii no es un mal hombre. ¿Quizás hable contigo?
Papá buscó mis ojos. Pude ver que quería enfurecerse por mi 248
ingenuidad, pero de repente se hundió hacia atrás, frotándose la cara con
las manos.
—No, nena. Puede ser un poco mejor que el resto de ellos, pero son Los
Cuatro Padres, Saskia. Gobiernan con puño de hierro y no tienen ningún
problema en erradicar a la gente, especialmente a los de Patience.
Sus ojos volaron por encima de mi hombro cuando un SUV oscuro se
detuvo a nuestro lado. Entré en pánico, pero me hizo callar.
—Está bien. Esa es Hope, tu madrina.
—¿Tengo una madrina? —pregunté confundida.
—Bueno, en realidad es mi hermana. Supongo que puedo decir que es
eso ahora. —Alcanzó la manija de la puerta, pero me quedé en el auto.
Inmóvil. Conmocionada. La noche sangraba al día y todo lo que quería era
detener el tiempo. Quizás rebobinarlo hasta antes de que naciera.
Mi puerta se abrió y una mujer menuda y de cabello rubio corto se
inclinó para agarrar mi pierna. No se parecía en nada a papá. Papá estaba
bronceado, bastante moreno, ella era muy blanca, como mamá.
—Hola, Zaika, soy Hope.
Papá dejó caer una bolsa a los pies de Hope.
—Deja de llamarla así ahora. —Arrojó un pasaporte en mi regazo. Lo
abrí—. Era el nombre que tu mamá y yo siempre quisimos ponerte.
Saskia Estel Royal.
Miré a papá justo cuando Hope estaba poniendo nuestras maletas en
la camioneta.
—¿Estaremos bien, papá?
Él se inclinó mientras Hope se sentaba en el asiento del conductor y
arrancaba el auto dejando su puerta abierta.
Su mano vino a mi mejilla, sus labios a mi frente.
—Siempre. —Me relajé, mis músculos se aflojaron. Siempre tendría a
papá.
Lo escuché antes de sentirlo.
¡Pop!
Hope gritó.
Un líquido tibio cayó por mi frente mientras las partículas se esparcían 249
por mis brazos.
El cuerpo de mi padre cayó lentamente al suelo con un golpe.
No grité. Me sentía aturdida. Viendo a la izquierda, me quedé sin
emociones contra la realidad.
—¡Zaika! —Hope me agarró, me tiró al asiento del pasajero y se arrastró
al otro lado, arrancando el auto. Mi respiración era pesada. Mi corazón
estaba acelerado.
Mi cerebro muerto.
Hope dio marcha atrás y salió del estacionamiento, pero no antes de
pasar una limusina negra que estaba al otro lado del parque con la ventana
bajada.
Todo se ralentizó. Quería cerrar los ojos. Sabía que con seguridad me
matarían también. Cuanto más nos acercábamos, más fuerte latía mi
corazón.
Thud.
Thud.
Thud.
Vi el arma apuntando fuera del auto; el cañón apuntando directamente
hacia nosotras.
Y luego dejé de respirar, porque la persona que la sostenía, no era el
señor Cornelii, ni ninguno de los otros Cuatro Padres.
Ojos azules brillantes moldeados por pestañas negras y esponjosas.
Cabello negro desordenado.
Luego, lentamente, esa sonrisa se deslizó en su rostro con sus dos
hoyuelos hundidos en cada mejilla.
Killian Cornelii mató a mi padre. A los once años mató a mi padre.
En lugar de dispararme, bajó el arma y nos dejó alejarnos.
Una vez más, la familia Cornelii me quitó algo. Se llevaron todo lo que
me había hecho, a mí.
Me quitaron todo lo que amaba, y en lugar de matarme también, me
dejaron viva con el vacío de no tener padres.
Lo odié.

Cuando tenía trece años... 250

La madre naturaleza me visitó por primera vez. ¿En serio? Pensé que
tendría más tiempo. ¿A los trece? Conocía a un par de chicas de la escuela
que tuvieron la suya cuando eran más jóvenes, pero ¿en serio?
Hope llegó caminando por el largo pasillo, sosteniendo una taza de café.
—Es hora. Estarán aquí pronto.
—¿Qué, hoy? ¡Pero es lunes!
Hope me ofreció una pequeña sonrisa.
—Lo siento, Sass, pero conoces la vida.
Suspiré, apoyando mi cabeza contra la parte superior del sofá.
—Lo sabía. Pero ¿cómo sabe Kosta?
Hope se apartó de la pared.
—Él lo sabe todo. ¿Estarás bien? No es tan malo.
Asentí.
—Estaré bien. —Estaba acostumbrada a esto. Fui preparada para esta
vida desde que tenía ocho años.
Esa noche, Kosta me violó.
Puede que eso no haya sido directamente culpa de Killian o de Midnight
Mayhem, pero todo se convierte en una avalancha eventualmente.

Me quedo quieta. Inmóvil. El cuero del sofá se pega a mi sudorosa


espalda pero no me atrevo a moverme. Ni por un segundo.
Lo recuerdo todo.
Recuerdo a Kosta. Recuerdo la vida que viví con Hope, la vida que viví
con Patience. Los fines de semana eran para Patience; los días de semana
eran para mi escuela. Para mi vida normal. Cuando estaba en Patience, me
entrenaban con fuego. Así fue como supe qué hacer la primera vez que
levanté el bastón de dragón. Pero no recordaba nada de eso. Hasta ahora.
—Hay partes que recuerdo, que no debería… —susurro, mirando al
techo. Empiezo a contar los puntos. 251
—Sí —murmura Kosta, recostándose en su silla y frotando la barba en
su cara—. Esos son los momentos en los que barajaría tus pensamientos.
Necesitaba que me informaras de vez en cuando, Saskia. Fuiste plantada en
Midnight Mayhem por mí. Te entrené en el manejo del fuego con el propósito
de que te iniciaran en su programa. Me lo debes. Soy tu maestro.
—Eres mi maestro. —Trago, las palabras se me escapan de la lengua
sin esfuerzo. Es verdad. Kosta me cuidó, me protegió, me alimentó con la
verdad cuando todos los demás me mataron de hambre con mentiras. Me
vuelvo hacia él, sonriendo—. ¿Por qué no puedes confiar en mí para volver
contigo? ¿Por qué manipulaste mis recuerdos después de obtener la
información, y cómo es que tengo dos eventos diferentes dentro de mi cabeza
de los mismos sucesos?
Kosta saca un puro y se lo lleva a la boca. Lo enciende y el olor resuena
en mis huesos, descansando dentro de mí. Como comodidad.
Como en casa.
Como con confianza.
—Por Killian y Kallisto. Son mucho más fuertes que yo y más fuertes
que los otros Cuatro Padres que también practican Persuasión Coercitiva.
Creé recuerdos falsos dentro de tu cerebro, al igual que Los Cuatro Padres
y los Hermanos, mediante el uso de coerción psicológica avanzada, hipnosis
y telequinesis para mover partes de los recuerdos en tu cerebro. Puedo
convencer a tu mente de los recuerdos que no necesitas, y mientras estás
bajo hipnosis, puedo reemplazar eventos dentro de tu cabeza con lo que sea
que quiera. Es por eso que tuviste espacios en blanco. Tengo que admitir
que hacer esto cada vez que obtengo información de ti fue agotador.
Balanceo mis piernas sobre el sofá, parpadeando para contener las
lágrimas.
No lloraré.
Es raro. Ahora tengo todos mis recuerdos, solo que con los que Kosta
jugó no son tan claros. Todo hasta este punto lo es.
La iniciación.
Delila viniendo a mi casa.
Todo fue un enfermizo truco para volver a Midnight Mayhem porque
era una Dragavei. Pero si ese es el caso, Delila habría tenido que saber que
yo era una Dragavei antes de ponerme ahí. Zaika Royal no tenía vínculos
con Midnight Mayhem. Delila supo quién era yo todo el tiempo. 252
—Hope te dio el escudo de tu familia en caso de que nunca supieras
quién eras. Te necesitábamos como una Dragavei.
—¿Killian mató a mi padre? —pregunto, que era más para mí pero salió
en alto.
Ahora que recuerdo quién es, Lilith da un paso adelante, pasando la
lengua sobre sus rectos dientes.
—Lo hizo. Tenemos que acabar con él.
Me congelo, y luego me doy cuenta de la reacción que tuve al escuchar
lo que dijo y me relajo rápidamente.
—De acuerdo.
—¿Qué es para ti, muñequita? —pregunta Kosta, estirándose hacia
adelante mientras su mano desaparece por mi falda. Mi estómago se enrolla.
—Nada. No es nada.
Me lavo internamente, bloqueando su toque.
—¿Dónde estamos?
Kosta se mueve hacia atrás en su silla y al instante me relajo con su
agarre ya no contra mi sexo.
—En Patience.
28
Killian

L
as emociones son jodidamente molestas. Eso fue algo que
aprendí de joven, entonces mi padre y mis tíos me enseñaron
a apagarlas. Las emociones son un pasivo, no una necesidad.
Saber que Saskia era Zaika no fue una sorpresa. Quiero
decir, joder, lo fue, pero no tanto como la conmoción de que su padre
hubiera nacido en Patience. O descubrir que ella había sido la rata todo el
tiempo, dándole mierda a Patience, y me enamoré de ella. Me enamoré de
253
todas sus tonterías. Entonces llevamos a cabo un nuevo plan. La atraería,
para mantenerla fuera. Es fácil oler la peste cuando tu cara está enterrada
entre sus muslos. Sin embargo, lo que no me enseñaron es el poder de una
chica.
Ningún hijo de puta me dijo que siempre hay una excepción, y que
nadie tiene el poder de elegir quién es esa excepción.
¿Cuál es el punto de intentar ser el chico bueno en la historia de otra
persona cuando abrió el libro sabiendo que eres el villano? Eso es lo que
sucederá con Saskia ahora, y va en ambos sentidos.
—Killian, ¿estás bien? —pregunta Delila desde el asiento del pasajero
mientras comenzamos a maniobrar a través del tráfico.
Cuarenta y siete. Esa es la cantidad de autos que hemos rebasado,
listos para llevar a estos codiciosos cabrones a caer de una vez por todas.
—Bien —espeto, mirando por la ventana.
Kyrin me empuja.
—Así que estuviste acostándote con la villana todo el tiempo, bueno
nosotros no tenemos sexo para ser los héroes.
Ignoro a Kyrin.
—Ya tenemos siete francotiradores acomodados, analizando la escena
y a doce hombres a pie. —El frío metal de mi dorada Desert Eagle presiona
contra mi cadera mientras dice las palabras. Conducimos por un camino
lleno de baches, la grava suelta levanta polvo hasta que entramos en un
edificio industrial que está adjunto a una casa.
Quiero decir, realmente, volver a Patience fue una tontería, pero les
daré un punto por su falta de creatividad.
Tan pronto como salimos del auto, con otros derrapando detrás de
nosotros en una patada de polvo, los guardias que están parados en el frente
de la mansión caen al suelo.
Kohen está en la cima de un árbol con una sonrisa en el rostro. Está
justo en su elemento. Joder, he echado de menos al loco maniático.
Amartillando mi arma, comienzo a ir hacia el frente de la casa mientras
la gente se mueve detrás de nosotros, Keaton y Kyrin están detrás de mí con
Kaizer. El rey está en el árbol trasero, haciendo estallar a las personas
cuando aparecen a la vista. Esto es lo que jodidamente hacemos. Siento la
rabia arder en la punta de mis dedos, agitando el lado de mí que es el gatillo. 254
Ella te engañó, maldita sea. Mi mandíbula se aprieta.
Un chico surge del arbusto, cargando hacia Dalila. Ella levanta el brazo
y le dispara al chico justo entre los ojos, sin siquiera pestañear o verlo.
Me río para mí mismo, negando.
—Cállate, Trickster.
—Solo decía —bromeo—. Estoy bastante seguro de que ese chico era el
más joven. Te estás volviendo salvaje con la vejez.
Atravesamos la puerta a empujones, y cuando estoy allí, los soldados
al otro lado, incluido mi padre y el de King, están en la sala, con el hijo de
puta de Kosta sentado en su silla.
Hay una pequeña chica rubia parada detrás de él, riendo.
¿Riendo? Joder. Una psicópata Harley Quinn que parece una perra.
Todo se ralentiza cuando giro la cabeza para ver a Saskia, quien está
sentada en el sofá, imperturbable. Su cabello es largo, cayendo hasta los
huesos de su cadera y sus delgadas piernas están cruzadas.
—Mierda.
29
Saskia

T
odos entraron en la habitación con las armas en alto. Sabía
que esto sucedería, estoy bastante segura de que todos lo
hacíamos.
—Bueno, si no es el equipo más notorio... —Kosta sonríe
alrededor de su puro, soltando una nube de humo—. Tengo que decir que
les tomó bastante tiempo. —Mira su reloj.
255
Lilith pasa junto a él y se sienta en el sofá a mi lado. Se inclina hacia
mi oído.
—¿Pudiste jugar con todos?
Mi mandíbula se aprieta. Contente.
—No.
—Una pena —susurra, sus ojos vuelan entre Killian y Kyrin. Se quedan
en Kyrin—. Una verdadera lástima. —Quiero reírme de ella.
—No te molestes con él. Es la mascota favorita del diablo.
—Bueno, entonces llámame diabla.
Mis ojos se ponen en blanco mientras alcanzo mi paquete de cigarrillos
en la mesa. Poniendo uno en mi boca. Un encendedor aterriza en mi regazo
con un pesado ruido sordo. Me concentro en el patrón que está grabado en
el metal. Un distorsionado dragón. Sabiendo que fue Killian quien me lo tiró,
pero no dispuesta a enfrentarlo todavía, lo abro y enciendo la punta,
recostándome en el sofá con un suspiro.
Killian, Keaton y Kyrin caminan hacia el respaldo del sofá, Lilith y yo
estamos sentadas, dándoles una vista directa de Kosta. Casi puedo sentir a
Killian respirando en la parte de atrás de mi cuello. Ya lo sabrá para ahora.
Sabrá por qué fui puesta en Midnight Mayhem.
Un movimiento se arrastra detrás de mí mientras unos labios rozan la
parte posterior de mi oreja, pero lo dice lo suficientemente alto para que
todos, incluido Kosta, lo escuchen.
—Te mereces un puto Grammy por tu actuación.
Mi corazón se aprieta en mi pecho. Quiero decirle que no lo sabía, pero
no puedo.
Delila toma asiento en el sofá a nuestro lado, el más cercano a Kosta.
—Has sido un gran dolor en mi trasero, Kosta. ¿Cuándo terminará esta
mierda? —Cruza las piernas, moviendo los anillos alrededor de su dedo.
—Oh, D, sigo siendo tan ingenuo.
Ella levanta su dedo.
—Ya no tanto. Quiero decir, aquí estamos, listos para matarte con el
poder suficiente para hacerte desaparecer a ti y a todo tu equipo, y sin
embargo aquí estás, con tus nueces caídas y tu moral relajada. ¿Violando
chicas? Eres asqueroso. Diría que tú eres el ingenuo, no yo. Patience fue
condenada desde el principio, Kosta, pero ahora sus clientes están 256
desapareciendo.
—Violación, ¿eh? —Kosta sonríe, mirándome y luego por encima de mi
hombro—. Difícilmente lo llamaría violación si a las chicas les encanta.
Mi rostro palidece, pero mis fosas nasales se abren. Antes de que pueda
decir algo, Delila dice:
—Ella tenía trece años. Todas eran de cerca de su edad.
¿Lo sabe?
Mis dedos se retuercen en mi regazo. No quiero enfrentarme a esta
música.
—¿Pero a tu hija, Kosta? —dice Delila, inmóvil.
Veo movimiento por el rabillo del ojo cuando entran los Cuatro Padres
a la habitación. La atmósfera cambia. Cuatro hombres de mediana edad en
caros trajes de diseñador, algunos tatuados, otros no. Una pareja con el
cabello más largo, una sin cabello. Se mantienen poderosos, fuertes, sin
siquiera decir una palabra.
Me vuelvo para ver a Lilith, mirando cómo su rostro permanece pasivo.
Como si las palabras no activaran ninguna parte de su destrozada alma.
Delila se vuelve hacia mí.
—Entonces, ¿alguien me va a preguntar por qué llevé a Saskia Dragavei
a Midnight Mayhem? —Delila mira alrededor de la habitación, encontrando
cada rostro que está aquí, antes de finalmente descansar en Kosta—. ¿No?
¿Nadie? ¿Ni siquiera tú? ¿No pensaste que sabría muy bien que estaba
conectada con Patience?
Kosta se pone rígido.
—Quiero decir. —Delila se pone de pie, riendo—. Tienes que darme algo
de crédito.
Camina directamente frente a Kosta, descansando sus manos a cada
lado de su silla.
—Hago todo por una razón. Pero tú, Kosta, eres el mayor fracaso de Los
Padres.
Pobre Lilith. A ella le importa un carajo la falta de amor de su padre.
Reemplazó su amor con locura. Hace mucho tiempo.
—¿No pensaste que tanto yo como tu sobrino haríamos algo sobre eso?
—Ella inclina la cabeza. 257
Mis cejas se elevan.
Kosta no tiene sobrino. Solo tiene a Lilith.
Delila pasa su dedo con perfecta manicura por un lado de su cara.
—Sabíamos que se enamoraría de él.
Alguien sale por un lado y veo que Killian mueve un cuchillo alrededor
de sus dedos con un cigarrillo colgando de su boca. Mira hacia mí y guiña
un ojo antes de acercarse a Delila y a Kosta.
Killian sonríe, soltando el humo de sus labios.
—Cuando Delila finalmente me dijo quién era Sass, supe que su mente
había sido tocada. Yo maté a su padre, arruiné su vida, no había forma de
que alguien fuera tan buena actriz, y por encima de eso, nunca pude acceder
a esa bonita cabecita suya. De todos modos, no del todo. —Continúa
fumando mientras mi garganta se contrae—. Tiene sentido ahora. La
entrenaste para ser fuerte, para no ceder a los impulsos de la persuasión
coercitiva. Inteligente, te lo daré, pero todavía eres un bastardo enfermo.
Siempre tan oscuro acerca de que no naciste de los Cuatro Padres.
—Nunca dije que no lo fuera. —Se ríe Kosta. ¿Kosta es el hermano de
Kallisto?
Los ojos de Killian se posan en los míos. Los latidos de mi corazón dan
vueltas en mi pecho mientras mis mejillas enrojecen por el calor.
—Te lo preguntaré de nuevo, pequeño Dragón. —Se lame los labios e
inconscientemente saco mi lengua para mojar los míos—. ¿Los villanos
tienen corazón?
Todo vuelve a mí a ciento cincuenta kilómetros por hora. Todo estaba
ahí en blanco y negro. Me dejó caer migas de pan, pero en lugar de
recogerlas, las pisoteé.
Mi pecho se aprieta por su ardiente mirada.
—No lo sé... —Mi mirada se nubla, distanciándose dentro y fuera de la
vista. Mis pensamientos se congelan. Mis ojos se conectan con él y lo veo.
El destello de incertidumbre en su visión. Él mató a mi padre. Arruinó mi
vida.
—Sí.
Mis ojos se conectan con él y veo lentamente la esquina de su boca
curvarse alrededor de sus dientes. 258
Nadie sabe qué significa esa pregunta. Solo nosotros. Él preguntando
si los villanos tienen corazón es preguntando si todavía estoy allí. Sabe que
no sabía lo que estaba pasando. Sabe que no sabía que era la soplona.
—Tienes un problema —murmura Kosta, inclinándose hacia adelante
para quitar la ceniza de su puro—. No puedes matarme.
Killian finalmente aparta sus ojos de mí, llevándose su calor con él.
—¿Oh, en serio? ¿Y por qué?
Las arrugas de Kosta se presionan alrededor de sus mejillas,
mostrando su edad. Mi estómago se agita con aversión, en conflicto con mis
pensamientos.
—Porque si me matas, tendré a alguien listo para matarlos a todos y a
cada uno de ustedes. —Los ojos de Kosta caen en el centro del pecho de
Killian, donde hay un punto rojo brillante—. Sabía que vendrían aquí, ¿de
verdad pensaron que volvería a Patience para huir de todos ustedes?
Patience está lo suficientemente cerca de Kiznitch como para no volver a
hacer eso. Me subestimaron.
—¡Suficiente! —espeta Kaius, dando un paso adelante y hacia la línea
de fuego—. Puede y te matará, Kosta, pero por ahora, tienes razón. No
podemos matarte que es exactamente la razón por la que le dije a Delila que
se quedara atrás hasta que recibiera órdenes.
—¿Y cuándo habría sido eso? —pregunta Delila, arqueando una ceja—
. ¿Cuando sea demasiado tarde?
—¡Esperen! —Levanto las manos, aclarando mi garganta con
molestia—. ¿Qué soy? ¿Soy la villana o soy la damisela? Porque estoy
confundida.
Killian se acerca a mí, hasta que estamos cara a cara. Levanta la mano
y la lleva a mi mejilla.
—¿Qué quieres ser?
Levanto mis ojos a los suyos.
—Libre.
Él se congela, su cuerpo se vuelve vívidamente rígido. Miro mientras se
vuelve lentamente para enfrentarse a Kosta.
—Yo digo que lo matemos y vayamos con nuestras posibilidades.
—Para responder a tu pregunta —murmura Delila, moviéndose hacia
mí—. Tú eras parte del plan. Te conozco desde que eras niña. Supe dónde
estabas todo el tiempo.
259
—¿En serio? —Kosta se levanta de su silla y se acerca—. Olvidaron a
la otra persona que te robaron, muñequita.
Mi respiración se acelera cuando una sensación de hormigueo se forma
sobre mi carne.
—¿Qué?
Sus labios se curvan alrededor de sus dientes dorados mientras una
sonrisa se refleja en él.
—Hope.
Me congelo. La habitación cambia.
—¿Hmmm, en serio? —Killian mueve a Kosta fuera del camino—. De
verdad pensé que podrías jugar esa carta con ella.
—No es necesario —Kosta sonríe triunfante—. Ya es mía.
Un escalofrío recorre mi carne mientras los flashbacks vuelan por mi
cerebro. Estoy en conflicto. Mi cabeza palpita mientras mis dos lados luchan
entre sí. Mi estómago se hunde mientras mi concentración parpadea entre
Killian y Kosta.
Alguien que me hizo cosas despreciables, a todos, pero también que
nos condicionó para hacernos sentir importantes. Queridos. ¿Es eso lo que
hacen los abusadores? Violan no solo tu cuerpo, sino también tu mente.
Hope dijo que era normal. Todo el mundo dijo que era normal. Todos en los
que confié.
—Ella fue el error que plantaste en Midnight Mayhem… —susurra King
para sí mismo, y me vuelvo para verlo mientras Delila enfurece—. No puedes
simplemente anular a los Cuatro Padres y esperar que no haya
consecuencias por tu comportamiento.
Las cejas de Kosta se arquean, su postura se vuelve inquieta, mientras
lentamente se tambalea de nuevo a su silla.
—No, este era mi plan. Los necesitaba a todos aquí para finalmente
poder hacerme cargo del negocio que era mío para empezar. Saskia era mi
arma, no la tuya —se burla Kosta de Delila.
Delila sonríe, encendiendo un cigarro y soplando la nube.
—Incorrecto. Ella era mía, y ahora puedo matarte por lo que le hiciste
ese día a Kyrin, Kosta, y por lo que les haces a todos los chicos Kiznitch. La
traje con la intención de derribar a Patience. Este ha sido planeado por años,
pero tuve que esperar. Esperar siempre el momento adecuado. Para tener a
260
una Dragavei en su casa, sabíamos que teníamos que conseguirla de una
manera diferente de lo que solíamos. Sabíamos que ella no te dejaría, así
que decidimos que te haríamos pensar que la tenías. —Delila sonríe—. Le
hicimos creer que era tu plan, pero en realidad era nuestro, así que la
estrella de siete puntas está completa de nuevo. Aparte de eso, fuiste la
razón por la que tuvimos que cerrar Mayhem en Kiznitch. Hay años y años
de mala sangre entre nosotros, y finalmente, puedo derramar algo. Patience
no existirá más después de tod… —Un arma se dispara y me estremezco,
levantándome desde mi silla.
El silencio resuena con fuerza. En cámara lenta, mis ojos vuelan hacia
Killian y los suyos hacia los míos. Hago una búsqueda rápida sobre su
cuerpo mientras sus ojos caen sobre los míos. Girando, agarro la mano de
Lilith, tirando de ella abajo para ponerla a cubierto en el suelo.
Me estremezco cuando veo a Delila en el suelo, la sangre se derrama de
su oreja. Giro rápidamente para enfrentar a Lilith, justo cuando los disparos
suenan detrás de nosotros en rápidas olas. Empiezo a arrastrarme hacia
Delila cuando alguien me agarra del tobillo y me tira hacia atrás.
Killian me está viendo mientras estoy de espaldas.
—Si mueres, joder, los mataré a todos aquí. No te muevas.
Me alejo de su toque.
—Mataste a mi padre.
—Lo hice. —Sus labios se curvan.
—¡Mataste a Hope! —grito, justo en su cara.
Su nariz se presiona ligeramente contra la mía mientras sus ojos se
mueven frenéticamente entre los míos.
—Joder, lo hice.
—¿Por qué? —Me ahogo. Mi garganta está apretada, no dispuesta a
dejar que otras palabras salgan. No llorarás. No llorarás.
Él lleva su mano a mi mejilla.
—Porque son jodidamente malas personas. —Los disparos de fondo y
el olor a metal así como la sangre derramada pronto pasa a un segundo
plano y solo Killian y yo tenemos una discusión en medio de una maldita
guerra.
—Tú también eres una mala persona —le susurro, mientras una
pequeña lágrima se desliza desde el rabillo de mi ojo.
261
—Joder —gruñe, atrapando la lágrima con su pulgar y llevándola a su
boca para lamerla—. Sí, nena, lo soy, soy jodidamente el peor. Pero para
vencer a los monstruos, uno debe convertirse en uno.
—¡Killian! ¡Sácalas de aquí! —grita Kallisto desde el fondo.
Me doy la vuelta para ver a Kyrin arrojando a una peleadora Lilith sobre
su hombro.
—Levántate —murmura Killian, pero no lo hago. Tengo que ver a Delila.
Girando para mirarla de frente por última vez, veo que no se ha movido,
y hay más sangre en su cara.
—Se fue, nena. Levántate. Tenemos que sacarte de aquí.
Me aparto de él.
—No confío en ti.
—Yo tampoco confío en ti. —Me mira.
—Entonces, ¿por qué me estás ayudando? Soy una causa perdida.
Hace una pausa, buscando mis ojos.
—La gente sólo está perdida porque no tiene a alguien dispuesto a
encontrarla.
—Estoy tan perdida, Kill. Soy... lo recuerdo todo, Killian. Lo que me
hizo. Estoy atrapada con él. Esto es todo lo que realmente sé.
Killian presiona su pulgar contra mis labios.
—A la mierda lo que te hizo. Fuiste una víctima. Como todos los demás,
por eso necesitábamos destruirlos. ¿Crees que eres la única que ha estado
al final de su pene? No, y ha tenido más jóvenes. Si no las vende en su
espectáculo, las tiene debajo de él.
—Fui a un espectáculo varias veces... —Mis ojos se cierran cuando las
imágenes pasan por mi cabeza—. Hubo una vez, cuando alguien me
preguntó si estaba en venta.
—¿Sí? —pregunta Killian, arqueando las cejas—. Dime lo que
recuerdas sobre esa noche...
—Yo… —Me muerdo los labios.
—Cava profundo. Dime lo que recuerdas. ¿La luz roja? Qué más…
Los disparos resuenan en el fondo mientras mi mente se desliza hacia
un recuerdo… 262

Caminaba por el largo pasillo, las paredes frías y húmedas goteando


moho y mal olor. El olor sería algo que recordaría por siempre. Como cemento
húmedo y carne fermentada. Apretando mis manos en puños, sabía lo que se
suponía que debía hacer: jugar con fuego. Tenía trece años, pero había estado
practicando durante años, casi dominando todo a la perfección, pero esta
sería la primera vez que estaría actuando en Patience. Hope dijo que estaba
bien y que era normal. Yo no estaba en venta, era una hija de Patience y no
estábamos a la venta. Montábamos un espectáculo con la gente que se
vendía. Hope dijo que estaban de acuerdo, queriendo esta vida. Elegí no
escuchar nada y guardarme para mí.
Era la favorita de Kosta, y le gustaba compartirme cuando llegaba el
momento.
—¡Saskia, estás despierta! —Las puertas se abrieron y me encontré con
una habitación oscura y con una sola bombilla roja colgando del centro del
techo. Permitía ver a la audiencia, hasta cierto punto. La audiencia era la
misma, con todos usando una máscara para ocultar su identidad. A cada
persona se le asignaba un buscapersonas. Si querían pujar por una de las
chicas o chicos, ingresaban y el camarero se acercaba a ellos para tomar su
oferta y orden.
Tomando mi bastón, enciendo el extremo y lentamente meto líquido
alrededor de mi boca antes de soplar con dureza contra el final. Las llamas
reaccionan al área, iluminando a la multitud. Una grande. Sigo mis pasos
mientras chicos y chicas caminan por el escenario con “Kill4U” de Marilyn
Manson. Le di la vuelta al bastón y seguí mi rutina como un robot, fabricado
por Patience. Cuando terminé, bajé del escenario mientras Jessika, una de
nuestras meseras, viene hacia mí.
Empujó su cabeza hacia la parte de atrás de mi hombro, inclinándose
hacia mi oído.
—La gente pregunta si estás en venta...
Mis ojos siguieron los de ella, para ver a cuatro hombres con diferentes
máscaras. El hueso curvado alrededor de sus ojos y nariz, permitiendo que
sus mandíbulas y bocas se mantuvieran en exhibición.
Puse los ojos en blanco.
—Por supuesto que les dijiste que no, ¿verdad?
Jessika resopló, tomando un vaso cerca del frente del escenario. 263
—Por supuesto. No sé si lo creyeron...

—Tú… —murmuro, buscando en su expresión—. ¿Estaban todos allí?


¿Por qué? —Tenía cientos de preguntas y aunque este no era un lugar ideal
para estar haciéndolas, estaba desesperada por escuchar las respuestas.
—¿Confías en mí? —pregunta, inclinando su cabeza.
—No. ¿Tú confías en mí? —disparo de regreso, avanzando poco a poco
sobre mis codos.
—¿Podrían por favor no empezar a tener sexo en medio de una maldita
guerra? —grita Keaton justo cuando se apagan los disparos.
—No lo hago —admite Killian—. Pero no tengo que confiar en ti para
salvarte.
—¿Salvarme? —pregunto, no segura de cómo saben esas palabras en
la punta de mi lengua—. Estoy destrozada de la cabeza, Killian. La chica
que conociste en los últimos meses es un poco diferente a la que soy ahora,
ahora que tengo mis recuerdos de regreso.
Killian se lame el labio.
—Lo que pasaste, Saskia, fue una mierda. Sé eso. Solo porque fuiste
abusada, jodidamente violada y se aprovecharon de ti, significa una mierda
contra lo que significas para Mayhem. Te guste o no, somos tu familia, y no
es solo porque eres una Dragavei.
—¿Por qué más? —pregunto, queriendo saber su respuesta, pero
inconscientemente sabiendo que de nuevo, probablemente este no sea el
momento ideal.
—No haré eso contigo en este momento. —Me pone de pie, mientras
mis ojos se posan en Kosta.

—No quiero hacer esto —susurré mientras Kosta y los dos hombres que
se mantienen cerca de él encienden las luces—. Dolerá.
Kosta sonrió, se desabrochó los pantalones y se dirigió hacia el medio
de la habitación. Había cojines colocados, esparcidos por todas partes.
—Acuéstate, muñequita. Te prometo que no será tan malo como crees.
Los otros dos hombres que estaban detrás de él, también se acercaron a
mí. Uno sostenía un objeto de metal que tenía dos abrazaderas a cada lado.
—¿Por qué? —pregunté, porque siempre hacía preguntas.
264
—Porque aquí es cuando puede comenzar tu entrenamiento. —Se
arrodilló a mi nivel, acariciándose a sí mismo a través de sus pantalones—.
Aquí es donde comienza tu vida.

Me sacudo, alcanzando el cuchillo que Killian tiene en la mano, con el


arma en la otra.
—Nena, ¿qué estás haciendo?
Antes de que pueda pensar en otra cosa, me apresuro hacia adelante,
saltando por encima del cadáver a mis pies. Kosta se está riendo, mirando
la pura escena maníaca que está desplegándose a nuestro alrededor. Ahora
mismo, no me importa que haya balas perdidas volando a través del aire.
No me importa.
Solo quiero una cosa. Una.
Me inclino con un grito, lanzando la punta del cuchillo directamente a
su pecho.
Me sorprende lo fácil que fue hundirla en su cuerpo.
Su puro cae al suelo, su rostro se arruga.
Alguien está gritando de fondo, pero lo ignoro.
—Necesitabas morir —susurro, empujándolo hacia atrás hasta que
vuelve a caer en su silla.
Los brazos de Killian se envuelven a mi alrededor mientras me echa
sobre su hombro, de cabeza. Saca su arma y le dispara a uno de los guardias
que están cerca de la puerta principal. No es hasta que salimos a la luz que
me pone de pie.
—Yo… —Dejo de hablar.
Killian agarra mi mano y me dirige hacia un Jeep que está en las
afueras de la propiedad, donde se fusiona con el terreno forestal. Kyrin está
en el asiento del chofer, esperando.
Killian me levanta de nuevo y me lanza hacia atrás, abriendo la puerta
del pasajero.
—¡Kill! —grita King, corriendo hacia el auto—. Vamos a quemar la casa
hasta las cenizas.
—¿A cuántos perdimos?
Los ojos de King se posan en los míos mientras se mueve en su lugar. 265
—A dos.
—Regresaremos.
King golpea el techo del auto y Kyrin se pone en marcha,
conduciéndonos a través de un claro entre los arbustos. Nos agachamos y
nos desviamos entre los árboles, completamente fuera de la carretera.
Después de unos diez minutos, Kyrin se detiene, saltando del coche
mientras Killian se da la vuelta para enfrentarme.
—¿Qué? ¿Me vas a matar? —pregunto, sabiendo que eso
probablemente pasará. He causado mucho drama. Fui una soplona sin
darme cuenta de que lo era. Sin embargo, no les importó, todo lo que saben
es que era una chica Patience. Tenía que irme.
—¿Crees que te vamos a matar? —Killian se ríe, sacándome del
todoterreno—. Necesito mostrarte algo.
Kyrin nos sigue de cerca mientras atravesamos dos pequeños árboles.
Una cabaña aparece a la vista, paredes de madera construidas con herrajes
de oxidado metal.
No hay ventanas visibles y hay una mecedora envejecida en la parte
delantera.
—Conozco este lugar. ¿Por qué estoy aquí? —Aprieto los ojos como para
bloquear el recuerdo.
—No eres la única persona que fue jodida por Patience —murmura
Kyrin detrás de mí, y me vuelvo hacia él, sorprendida por el tono suave que
usó.
—¿A ti?
Los ojos de Kyrin se oscurecen, incluso más de lo habitual. Hay un aire
de peligro que se cierne alrededor de Kyrin, y tengo la sensación de que
finalmente estoy a punto de dar mi primera inhalación. Él empieza a
caminar hacia la cabaña y lo sigo con Kill a mi lado. Sé que parece estúpido,
y si esto fuera una película, sé que todos le gritarían a la estúpida chica que
entraba en una cabaña al azar en el bosque con dos asesinos, pero lo hago
de todos modos. ¿Eso es confianza? Quién sabe.
Todos subimos las escaleras pisando fuerte, el peso chirria debajo de
nosotros mientras Kyrin abre la puerta principal. Hace una pausa en el
umbral.
—No he vuelto aquí desde ese día.
266
Pienso en lo que está diciendo.
—Sé para lo que solían usar esta cabaña. Lo recuerdo. Fue cuando
Mayhem y los Cuatro Padres pensaron que tenían a Patience fuera de
Kiznitch, pero no fue así. Kiznitch estaba tan ocupado buscando sus
escondites en Patience que se olvidaron de mirar en su propio patio trasero.
Patience no cagaba donde comía. Albergaban a las personas, a los chicos,
que estaban a la venta, aquí. Los chicos siempre eran arrebatados de
Mayhem antes de que cerraran. En los dormitorios, hay grilletes, camas,
viejas manchas de orina en los pisos...
Kyrin se congela, y paso por debajo de su brazo.
—Estuve aquí una vez, también.
—Lo sé. —Kyrin me mira desde debajo de sus pestañas—. Te vi un día,
entrar aquí y estar atada a la mesa allí mismo. —Kyrin señala una
envejecida mesa de comedor con cuatro patas de madera.

—¡Por qué estoy aquí! —grité, desesperada por una respuesta, pero sin
querer mostrar alguna debilidad.
—Necesitas entrenamiento. Mucho. Tus piernas. Esto... —Kosta cerró el
metal en la parte superior de mis muslos mientras me conectaba a las patas
de la mesa—. Regresaré cuando crea que estás lista.
Las cejas de Lilith se fruncen levemente, pero lo borra. Lilith estaba a
punto de ser tan desalmada como su padre, pero pensé que era una amiga.

—Cuarenta y ocho horas después —susurro, inclinándome y pasando


mi mano sobre el pie donde quedó la hendidura de mis puños—. Y todavía
no era lo suficientemente ancha para él cuando siguió penetrándome al día
siguiente.
Veo a Kyrin mientras el dolor pasa por sus ojos. Gotas de sudor caen
de su sien.
—Malditamente odio a esa perra.
—¿A quién? —pregunto suavemente, poniéndome de pie.
—A Lilith.
Lentamente me acerco a él, notando cómo Killian se pone rígido junto
267
a Kyrin.
—¿Qué te hizo?
—¿Importa? —murmura Kyrin, buscando en mi cara y en mis labios—
. La única persona que realmente sabe lo que se siente… —Hace una pausa,
traga y me ve—. Eres tú, pero lo escondes bien.
—Me quitaron mis recuerdos, Kyrin. Hice trampa —digo, ahora que
estamos cara a cara—. Y aparte de eso, es todo lo que he conocido. Dolor.
Heridas. Angustia. Negligencia. Este lugar, sin embargo... —Miro a mi
alrededor, temblando mientras asimilo las frías paredes de piedra, la
chimenea abierta con polvo acumulado en su interior y la descuidada
cocina—. Fue muy malo.
Mis ojos vuelven a Killian, quien me observa con atención.
—Intentamos comprarte en un espectáculo una vez, para salvarte.
Recuerdo lo que te hicieron durante esos dos días, Saskia, se acerca a lo
que tenía que soportar durante los días que estuve aquí. Obviamente, no
sabíamos tu nombre, no sabíamos quién eras, pero te reconocí de la cabaña.
—¿Ustedes habrían tenido quince años?
Hago las matemáticas en mi cabeza. No tenía que preguntarlo. Nunca
me vi igual mientras estuve en Patience. Siempre estaba arreglada. Hecha
para parecer falsa y plástica y artificial. De ninguna manera habrían
pensado que me vería como la niña de ocho años que era todos esos años
antes. Vestida con atuendos de Barbie con un dormitorio a juego en mi casa
de muñecas. Todas las muñecas tenían una casa de muñecas, y cada casa
de muñecas coincidía con su habitación. Cuando una muñeca moría, la
casa era quemada con la muñeca. Lilith era la líder de todas las muñecas,
y con razón, con Kosta como su padre.
Tragué y cerré los ojos.
—No quiero pensar en la última vez que estuve aquí.

El roce del metal continuó mordiendo mi carne mientras mis muslos


ansiaban cerrarse. No quería estar aquí, pero tenía que entrenar. Kosta
estaba muy disgustado con mi actuación, y necesitaba que tuviera más
experiencia. Ser capaz de doblar y estirar mi cuerpo durante largos períodos
de tiempo.
Alguien entró detrás de mí, me soltó una mano y la extendió para
sujetarla a la otra pata de la mesa. Ahora era completamente una estrella de
268
mar, con el trasero en el aire. Antes de que pudiera protestar, alguien me
penetró por detrás. Crudo. Caliente. Me dolió. Estaba seca, completamente
seca, así que grité de dolor cuando la picadura comenzó a disiparse. Solo
había pasado una semana desde que Kosta que me había llevado allí. Una
semana. Todavía estaba inflamada por su brutalidad. Él estaba enojado.
Molesto porque no podía hacer algo tan simple como mantener las piernas
abiertas para él.
Sentía la parte interna de los muslos magullados, estaba débil, así que
ahora estaba aquí. Para hacerlo mejor. Para ser mejor. El abridor de mis
brazos y piernas ahora era lo suficientemente ancho para que mis músculos
y huesos protestaran de angustia.
Él continuó. Dentro y fuera. Dentro y fuera.
—Serás castigada por tu debilidad en el mismo lugar donde reside tu
especie, muñequita. —No sabía quién era el dueño de esa voz. No me
importaba. Perdí mi autoestima en el segundo en que Kosta me violó, ahora
cualquier cosa después es una versión arrugada de la realidad, deformada y
retorcida.
Levanté la vista de los ojos llorosos, directamente a otro chico frente a
mí. Llevaba una sudadera con capucha que le cubría la cara. Estaba
encadenado. Antes de que pudiera pensar demasiado en él, me quedé
dormida mientras el ataque continuaba.

—¿Sabes cuántos, Saskia? —Sabía lo que estaba preguntando Kyrin.


Las lágrimas se acumularon en mis ojos.
—No lo sé. Me quedé dormida.
Killian arrastró los pies hasta quedar a mi lado. La mano de Kyrin llega
a mi barbilla para inclinar mi cabeza a la suya.
—Quince. —Ahogo un grito, mi mano cubre mi boca. Lágrimas se
deslizan debajo de mi cara por segunda vez esta noche y no puedo
detenerlas. El dolor se apodera de mi pecho mientras la energía se drena de
mis extremidades. Me siento vacía mientras mi cuerpo se siente ocupado
por personas que no pertenecen allí—. Tenías trece jodidos años, pequeño
Dragón... —dice Kyrin en voz baja.
—Nena... —susurra Killian en mi cuello, sus labios se apresuran
suavemente sobre mi carne—. Estoy aquí. 269
Mis ojos se abren rápidamente para encontrar los de Kyrin en los míos.
No puedo confiar en nadie, nunca. En nadie. Pero por ahora, quiero confiar
en Kyrin y en Killian. Kyrin me ha mostrado más emociones de las que he
tenido nunca, o que jamás hubiera pensado que podría, y ahora
compartimos un terreno común.
Este suelo.
El suelo de esta cabaña.
Mi boca se abre, pero el teléfono de Kyrin comienza a sonar en su
bolsillo y mete la mano y se lo lleva a la oreja.
—¿Qué pasa? —Cuelga su teléfono—. Volveré pronto. Necesitan mi
ayuda.
—¿Con? —pregunto, aunque no estoy segura de querer la respuesta.
Ky sonríe.
—¿Alguna vez has visto un rostro sin carne?
Me estremezco.
—Ew.
Kyrin se ríe.
—Intentaré no demorarme demasiado.
Cuando Kyrin se va, trago más allá del dolor que palpita en mi
garganta, mi pulso aumentó. Necesito saber. Necesito entender. Antes de
que pueda detenerme, me acerco a la cara de Killian. Cuando mi dedo toca
la curva de donde su pómulo se encuentra con su mandíbula, dejo de
respirar.
—Duele.
Killian da un paso adelante, chupando mi dedo en su boca mientras su
otra mano rodea mi espalda baja.
—¿Qué quieres de mí? —Sus labios vienen a los míos y los abro para él
mientras su lengua se sumerge dentro de mi boca. Mi brazo se engancha en
la parte de atrás de su cuello y siento mis lágrimas rodar por mi mejilla,
cayendo de mis labios.
Me aparto un poco, me duele el corazón y mi visión se vuelve un poco
borrosa.
—No me importa lo que te hayan hecho, Saskia, me importa lo que
sientas.
270
Mis ojos se cierran con fuerza.
—Necesito… esta cabaña.
Su mano se desliza por debajo de mis pantalones, su pulgar se presiona
contra mi clítoris.
—Los mataré.
Mi boca se abre, un suave gemido se desliza entre mis labios.
—Tienes demonios también.
Se agarra a mi cintura y me levanta sobre la mesa. La mesa que ayudó
a robar un pedazo de mi alma. Su mano se sumerge debajo de mi camiseta,
sacándola lentamente.
—Cierto. Tengo muchos, pero no sería el diablo que soy hoy si nunca
hubiera cometido los pecados que cometí entonces. —Sus labios caen sobre
los míos y abro la boca mientras lentamente me quita la ropa, hasta que no
estoy usando nada más que mis bragas y sostén.
Se lame el labio inferior y arquea las cejas.
—Vas a tener sexo conmigo en esta mesa. —Se inclina y toma asiento
a mi lado, agarrándome por las caderas y llevándome a su regazo, así que
estoy a horcajadas sobre él. Respira sobre mis labios—. Me utilizarás para
recuperar tu control. —Sollozo al lado de su cuello, pasando mi lengua por
su piel. Lentamente me quita las bragas y las mueve hacia un lado. Tomo la
hebilla de su cinturón y lo suelto.
Sisea, mordiendo mi pezón.
—Mierda. Haz esto rápido porque no sé cómo se supone que no debo
ser duro contigo. —Me deslizo sobre su circunferencia, mis dedos se doblan
detrás de su cuello. Me aprieto a su alrededor como un tornillo de banco,
reacia a soltarlo mientras me retiro y vuelvo a golpear—. Joder, nena —
susurra al lado de mi oreja mientras me levanto de nuevo y me muevo sobre
él.
Acerca sus labios a los míos, besándome con rudeza mientras lucha
con él mismo sobre dónde poner sus manos. Finalmente, una mano está en
mi cabello mientras la otra descansa sobre la mesa a su lado. Lo cabalgo
duro, hasta que el sonido de nuestros cuerpos chocando se amalgama con
los sonidos animales que nos dejan a ambos. Lleva su palma a mi boca.
—Si sigues gritando de esa manera, nena, te dejaré embarazada.
Estoy a punto de morderle la palma de la mano cuando mi orgasmo se
estrella contra mí de forma cruel, amenazando con arrastrar mi trasero
271
hacia el mar.
Killian suelta mi boca, presionando otro beso en ella. Es gentil cuando
es rudo. Puede que te penetre a un centímetro de tu vida, pero te hará
retroceder un kilómetro cuando haya terminado. Me bajo de su regazo y me
ve cuidadosamente.
—¿Qué estás haciendo?
—Parándote.
Su rostro cambia mientras sus ojos brillan con caos.
—No te acostumbres a esto. Es una cosa de una sola vez.
—Hmmmm.
Killian hace lo que le dicen, deslizándose de la mesa mientras sus
vaqueros y calzoncillos caen a sus pies. Su pene es pesado en mis manos y
grueso. Enojado. Paso mi pulgar sobre su punta.
—Jesús —grito, mi cara cae contra su pecho. Killian siempre será más
que suficiente para mí. Nunca me llenaré de él. Aparte de todas las
revelaciones de esta noche, lo necesito ahora.
Killian gime, moviendo la cabeza hacia atrás hasta que su sudadera
con capucha cae por la parte de atrás de su cuello. Lentamente, me deslizo
hasta las rodillas y lo tomo entre mis labios.
Su suave grosor se desliza sobre la parte superior de mi boca, mientras
trato de tomarlo todo el camino adentro. Con náuseas, me aparto y cubro a
Killian. A mi Killian. No sé por qué me siento posesiva, pero una ráfaga de
poder se apodera de mí al darme cuenta de que Killian es y siempre será
mío. Olviden las estrellas alineándose, el cielo y el infierno se movieron
cuando nacimos. Simplemente no sé cómo terminará todo esto...
Killian se retira, agitándose como de costumbre, guiándome por mi
cabello. Me levanta del suelo y lo rodeo con las piernas. Continúa violando
mis labios con los suyos, comienza a empujar un dedo en mi apertura,
girándolo en círculos. Tengo la sensación de lo que quiere que lo hagamos.
Menos mal que no será la primera vez...
La mano de Killian se envuelve alrededor de mi boca mientras sus
dedos bajan por mi garganta.
—Escupe. Y hazlo bueno.
272
Tengo arcadas, escupiendo en la palma de su mano.
—Jesucristo —murmura, inclinándose y chupando mis pezones.
Killian frota la saliva sobre mi trasero, masajeando suavemente dentro
de mi coño. Escucho los movimientos de su dedo y mis jugos girando
alrededor. Frota eso sobre mi ano.
—¿Lista? —susurra en mi oído.
Gimo, asintiendo.
—Sí. —Lentamente, la punta de su pene se presiona contra mí
abriendo, y me estremezco, sabiendo que el dolor está a punto de llegar.
—Relájate, nena.
Lo hago, como si fuera una señal, y mi trasero se lo traga tan pronto
como entra en su hendidura.
Gime tan fuerte que las vibraciones se sienten a través del latido de mi
corazón.
—Mierda. —Mordiendo el costado de mi cuello, sus dientes rozan mi
clavícula, enviando hormigueos a explotar por todo mi cuerpo.
—¡Mierda! —grito cuando se retira, sosteniendo a Killian en su lugar
por el cuello. Necesito sentirme en control.
Como si leyera mi mente, escudriña mis ojos.
—Tú tienes el control. ¿Quieres que me detenga? Nos detenemos.
Asiento, lamiendo mis labios, justo cuando mi cuerpo se relaja con la
plenitud de lo que está experimentando abajo.
—No quiero parar.
—Bien, porque a la mierda con eso… —Se retira justo cuando golpea
contra mí.
Me vengo, me vengo descaradamente después de un empujón, pero no
se detiene.
La cara sudorosa de Killian está contra mi pecho, sus dientes muerden
mi carne mientras golpea implacablemente en mí. Sus gruñidos son
animales, mis gemidos tan fuertes como una sirena. Mi núcleo se aprieta de
nuevo cuando las estrellas giran detrás de mis párpados. Estoy goteando de
sudor, mi piel está hiperactiva.
—Voy a venirme de nuevo —gimo, mi cabeza cae sobre Killian, mi
extremidades convertidas en papilla. Él acelera, presionando contra un 273
punto profundo en el interior, prometiendo desatar el infierno sobre mi
cuerpo.
Como si fuera una señal, un fuerte grito surge de mí dolorosamente,
desatando todo el placer, el dolor, la agonía. Se vacía dentro de mí segundos
después, antes de salir lentamente y tropezar hacia atrás. Mis piernas ceden
y estoy cayendo, solo que los brazos de Killian se abren para atraparme,
dejándome sobre mis pies. Me sale semen de todas partes, pero siento algo
más ahora mismo.
Júbilo.
Sacudiendo la cabeza, me río para mí mientras Killian se quita la
sudadera y me la arroja para que me limpie. Me froto más tiempo,
necesitando mi ropa de vuelta en mi cuerpo cuando escucho que la
camioneta de Killian se detiene afuera.
Una vez que me cambio, Killian engancha su brazo alrededor de mi
espalda, su preocupación está grabada sobre su hermoso rostro como una
pintura en exhibición.
—¿Estás bien?
Sonrío suavemente.
—Lo estoy.
No era una mentira. Lo que hicimos reemplazó un poco de oscuridad
con algo de color. Cuando alguien o alguien te viola, eso no les da el poder
para poseer partes de ti.
¿Esta cabaña? Tal vez antes de hoy, no hubiera podido ver otra cabaña
sin pensar en esa noche. Ahora, al menos puedo reemplazar eso con algo
nuevo. Tener un desencadenante emocional de un evento pasado les da a
tus demonios poder para controlarte. Para controlar lo que te provoca.
Nunca será fácil, pero el primer paso que podemos dar es trabajar en ese
poder.
Kyrin. Creo que nunca conoceré el verdadero tormento que está
incrustado en los oscuros rincones de su alma, pero sé que todos son
diferentes. Que funciona para algunos, y que no lo hará para otros.
Killian está parado en una camisa blanca con sudor filtrándose, pero
deja sus vaqueros desabrochados mientras busca en su bolsillo para sacar
sus cigarrillos.
Tomo uno y lo enciende antes de encender el suyo.
—¿Por qué mataste a Hope? —Hago la pregunta que quería hacer pero
274
no pude ordenar mis pensamientos lo suficientemente rápido como para
hacerla. Entre el asesinato y el sexo—. ¿No era buena...?
—¿No era buena? —Killian refleja mi tono sarcásticamente—. Apenas
era jodidamente humana. Hay muchas cosas de las que necesito hablar
contigo, de tu familia, de Patience, de Kiznitch y del infierno, incluso de esta
cabaña. ¿Podemos hacer esto de regreso en Kiznitch, o joder, incluso en el
avión? Tengo muchas cosas que necesito hacer incluyendo estar ahí para
mi mejor amiga cuya madre acaba de morir.
Hay una parte de mí que está decepcionada con su respuesta. Sé que
la muerte de Delila provocará un enorme cambio en el mundo de Midnight
Mayhem, pero mi mundo también cambió. Descubrí partes de mí misma
que no sabía que existían, y ahora no sé quién soy realmente.
—Por supuesto que lo entiendo. Pero cuando vino aquí, ¿por qué la
mataste?
Killian aspira su cigarro y luego lo apaga.
—Trató de hacer un trato con nosotros. Te quería fuera. Dijo que no
podía tenerte como un pasivo más, y que estaba preocupada de que volvieras
a Patience. Te quería muerta, así que la maté. Lo admito, Delila se enojó
mucho conmigo por hacer eso, ya sabes con mis impulsos… —Me sonríe—.
Hubo algunos de nosotros allí, y todo se grabó en video, así que si no me
crees, tengo pruebas. No pude decírtelo al principio porque todavía
estábamos intentando resolver todo. ¿Te imaginas si te lo hubiera dicho en
ese momento? Hubieras pensado que era un psicópata.
—Ehhh. —Me encojo de hombros—. Todavía está en el aire. —Niego—.
No entiendo por qué haría eso.
—¿Cómo, no es obvio para ti ahora mismo? —Killian deja caer su
cigarro sobre el suelo, aplastándolo con la suela de su bota—. Era Patience
de cabo a rabo, Saskia. Sangraba esa mierda. Era de mente débil, todos lo
son, pero no tú, y eso se debe a tu ADN.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de mi fuerza?
Killian se acerca a mí, llevando su dedo a mi cara.
—Yo y Maya rescatamos a Kyrin el día que lo trajeron aquí. Nos
topamos con la cabaña cuando Maya me estaba llevando por el bosque.
Intentaron llevárselo, a un Hermano jodido y prometedor, pero fallaron. No
teníamos tiempo de llamar y Kyrin nunca quiso que los Cuatro Padres lo
supieran, así que lo mantuvimos en secreto, hasta que Delila se lo sacó a
Maya años después. Después de verlo a través de la ventana, entré en modo
275
asesinato y lo necesité fuera, así que esperamos hasta que los guardias
estuvieron arriba o afuera antes de colarnos por la parte de atrás. Mientras
lo desatábamos, también te vimos atada a esa mesa. Recuerdo pensar que
había algo en ti pero sin saber por qué. Eras joven, con peluca rubia,
maquillaje en todo el rostro. Así es como te veías la noche que vinimos al
espectáculo. —Exhala—. Eres jodidamente Kiznitch. Naciste para ser una
jodida guerrera. Una gladiadora. No había forma de que esto te definiera.
Suspiro justo cuando Kyrin entra a trompicones con un contenedor de
gasolina.
—Quemaré esta mierda hasta los cimientos.
Tomo uno de los contenedores y me dirijo a la sala de estar donde vi al
chico hace tantos años. Hago una pausa antes de volcar lentamente la
gasolina en el punto. Kill y Ky suben y lo vacían en las habitaciones antes
de retroceder justo cuando terminé de mojar la cocina.
Saco el encendedor de mi bolsillo.
—Odio este encendedor. —Veo a Killian con cuidado—. Empecé a fumar
cuando tenía catorce años como una forma de afrontar lo que sea que estaba
pasando en ese momento. Kosta me dio esto como regalo, tenía patrones
inscritos en él. Ahora que conozco mi verdadero nombre y herencia,
comprendo el significado del dragón oculto. —Lo abro y lo tiro en el charco
de gasolina—. Que arda.
Todos salimos de la cabaña y volvemos al Jeep convertible. Vemos en
silencio mientras la cabaña arde lentamente, el techo de metal se derrumba
hasta que se enciende en una bola de llamas.
Kyrin se retira por donde vinimos.
—Me encanta el puto olor de la venganza.

276
30
Killian

O
diaba ser esa maldita persona. En la que alguien tiene que
apoyarse para superar lo que sea que están pasando, pero
sabía que dos chicas necesitaban eso de mí ahora mismo.
Después de que dejamos a Saskia en la casa de mi
plantación en Kiznitch, con mi maldita madre y el resto de las brujas, vamos
de regreso a la casa de Kosta en Patience. Patience es una ciudad a las
afueras de Kiznitch.
277
Cuando Midnight Mayhem inició, y aquellos que no pasaron el corte
terminaron lastimados, salieron de Kiznitch y se dirigieron directamente a
Patience, que estaba a sólo una hora en coche. Estaba lo suficientemente
lejos para que ninguno de nosotros pudiera pisar el dedo del otro. A lo largo
de los años, no hubo ninguna disputa entre nosotros. Quiero decir, siempre
los odiamos y ellos a nosotros, por obvias razones, pero nunca peleamos
activamente entre sí, hasta que la mierda se fue con Perse. Sabíamos que
podíamos acabar con ellos si queríamos. Kiznitch no solo tenía la mano de
obra y los números, sino que los Cuatro Padres son cuatro de los hombres
más poderosos en el mundo. Cada Padre tiene un talento y cada Padre tiene
una habilidad: una carrera, que pone a disposición de Kiznitch y que ayuda
a mantener vivo nuestro mundo. Nosotros como Hermanos asumíamos el
papel de nuestro Padre cuando llegara la siguiente generación, pero no
siempre estaba garantizado que tendríamos otros Cuatro Hermanos de
Kiznitch.
Una vez que un Hermano tenía un hijo, todos teníamos que intentarlo.
Esperanzadoramente no hasta que tuviéramos más de treinta. Hasta
entonces, éramos Hermanos hasta que el momento llegara. La estrella de
siete puntas que usábamos como cresta significaba las Siete Familias
Fundadoras de Kiznitch. Inicialmente, lo hicieron hace años para detener
que cualquiera de las líneas familiares se cruzaran. Si todos sabíamos de
dónde veníamos, sabíamos a dónde no podríamos ir. Quiero decir, esto fue
hace cientos de años, cuando la ciudad acababa de ser fundada. Ahora
tenemos miles y miles de civiles que viven en Kiznitch entre nosotros, pero
todos saben quiénes son Las Familias Fundadoras. De dónde venían o por
dónde cruzaban.
No todas las familias que viven en Kiznitch nacieron allí. Es como en
cualquier ciudad. Solo que con siete apellidos poderosos. Kiznitch no es una
ciudad pequeña de ninguna forma, es pequeña si eres uno de los Cuatro o
una de las Familias Fundadoras.
Axton
Cicero
Nero
Cornelii
Patrova
Kournikova
Dragavei
278
Las siete familias fundadoras, la maldita realeza de Kiznitch. Ahora uno
de los grandes cayó, y no cualquiera, sino la maldita Delila. Ella ha sido la
roca de Midnight Mayhem desde antes de que pueda recordarlo. Maya y
Delila no tenían la mejor relación, pero se querían tanto como cualquiera de
las dos podía querer.
—¿Irás con Maya? —pregunta Kyrin mientras regresamos a la zona de
guerra.
—Cuando llegue a casa, sí.
Todo el mundo está en silencio cuando entramos, la sangre está
derramada sobre los ricos pisos de mármol de la sala, justo donde todos
sacaron sus armas no hace mucho.
Nuestros padres todavía están aquí, junto con King, Keaton, Kohen, el
hermano gemelo de King y Kaizer. Delila está en el mismo lugar, inmóvil. Su
cuerpo obviamente comenzó a cambiar a rigor mortis, con su piel
palideciendo a un tono antinatural de púrpura y su cuerpo hinchado.
Cuento los cuerpos.
—¿Siete? Pensé que habría más que eso.
Kaius, el padre de King y líder de los Cuatro Padres, niega.
—Los habría habido, si el resto de ellos no se hubiera presentado.
Me arrastro más adentro de la habitación, tomando asiento en el sofá
donde Saskia una vez estuvo.
—En pocas palabras, ¿estás diciendo que los vamos a invitar a
Mayhem?
Papá se sienta a mi lado, levanta el tobillo para apoyarlo en su rodilla.
—No. Necesitarán una transición. Eliminar a los malos.
Niego.
—No. No quiero a ninguno de ellos cerca... —Hago una pausa,
buscando las palabras adecuadas.
—¿De Saskia? —pregunta Kaius, apoyado contra la pared más alejada
de mí.
—Sí. —Paso las manos por mi cara.
—Hijo, ¿qué harás con ella? Fue plantada en Mayhem, ¿cómo confiarás
en ella? —interrumpe mi padre a Kaius.
Llevo mis ojos a los suyos. 279
—De la misma manera en que confías en mamá, aunque se acuesta
con todos en el aquelarre.
Papá pone los ojos en blanco.
—Lo que hace tu madre no es algo que me importe.
Sé eso. No crecí en una familia donde mis padres estaban enamorados,
o se besaban o se abrazaban. Probablemente tenga mucho que ver con mis
problemas con las mujeres, y probablemente con mi agresión sexual, pero
lo que sea, no me desvío. Soy dueño de mis problemas.
En lugar de intentar explicarle algo a mi padre que no está programado
para entender, niego.
—No importa.
Keres, el padre de Keaton, se quita las gafas de la cabeza y examina a
Delila.
—La enterrarán en el compuesto de Patrova en Kiznitch.
Asiento.
—Convenido. El resto de esta casa puede quemarse hasta los
cimientos.
—Primero no quería estar aquí, pero debo decir que disfruté el derrame
de sangre, en segundo lugar, me vendría bien una puta bebida —murmura
Kohen saliendo de la sala de estar.
Suspiro, recostándome, mientras Kaius pide al equipo de limpieza que
recoja a Delila.
—¿Qué pasará contigo y Saskia, hijo? —pregunta papá, molestándome
al instante con su pregunta.
—¿Por qué te importa? —respondo no dispuesto a verlo directamente a
los ojos.
—Me importa porque sé que esa chica debe tener un chip sobre su
hombro, y ese chip lo pusiste tú ahí. Por eso me importa. —Se inclina hacia
adelante apoyando los codos en las rodillas—. Era una chica dulce, Killian,
pero no es esa misma chica ya.
Sé que tiene razón y sé que, en el fondo, tiene buenas intenciones, pero
no estoy de humor para escuchar uno de sus discursos.
—Déjalo, papá. —Me levanto del sofá y veo que el equipo de limpieza 280
entra con una camilla y una bolsa negra para cadáveres. Mis pensamientos
se desvían mientras los veo levantar a Delila y ponerla en la cama de metal—
. Delila siempre tratando de hacer el bien para todos de la manera más
jodida posible.
King aprieta mi hombro.
—Tendrás que estar ahí para Maya, hermano. Sabes que esto la
afectará mucho.
Suspiro.
—Lo sé.
31
Saskia

M
e clasificaría como feminista. Quiero que las mujeres
triunfen y realmente me siento como si fuéramos una
hermandad. Estamos cortadas de la misma tela.
Deberíamos apoyarnos unas a otras y animarnos unas a
otras, pero Draya prueba mi paciencia como ninguna otra mujer alguna vez
lo ha hecho.
Nunca me gustó de niña.
281
No me agrada aún más ahora.
Draya descansa el codo en su rodilla mientras se inclina hacia mí, su
largo y oscuro cabello se derrama sobre un delgado hombro. La mujer
necesita comida.
—¿Puedo preguntar si tienes algo, Dragavei?
Ah, y también, he notado que llama a todos por su apellido.
Mis piernas se sienten inquietas.
—Por supuesto.
Draya estudia mi rostro de cerca.
—¿Sabías que los Cornelii no son monógamos? Killian y Maya tienen
un vínculo que no se puede romper, y mucho menos ser tocado por nadie.
¿Estarás bien siendo la segunda mejor para siempre?
Me endurezco ante sus agresivas palabras. Me tendió el anzuelo,
esperando que muerda.
Manteniendo mis ojos en los de ella, sonrío dulcemente.
—¿Qué te hace pensar que quiero a tu hijo así, Draya? Me acosó
cuando era niña, mató a mi padre, mató a mi tía, y estuvo en juegos conmigo
desde el día en que me uní a Midnight Mayhem. —Sus ojos se entrecierran,
pero su boca se levanta en una sonrisa—. No tienes que preocuparte de que
rompa su vínculo, porque no tengo ganas de ir cerca de él.
Lentamente, se mueve hacia atrás en su silla, mientras Ash y Dhalia,
las mamás de King y Perse, vuelven a entrar en la habitación con vasos de
whisky. Por lo general, declino, pero después del día que he tenido y porque
todavía puedo oler el sexo y el asesinato en mi piel, lo tomo cuando Ash me
lo entrega.
—Gracias.
—¿De qué están hablando ustedes dos aquí? —pregunta Dhalia,
moviendo su largo dedo perfectamente cuidado hacia mí mientras se lleva
el vaso a la boca.
Dhalia es hermosa, no quiero decir que Draya no lo sea, pero cuando
están sentadas una al lado de la otra, se puede ver el brillo diferente. Dhalia
tiene buen corazón, Draya es sucia.
Tomo un sorbo de mi whisky, saboreando la quemadura que deja
levemente sobre mis labios.
282
—Solo aclarando un malentendido.
—Hmmm. —Draya me despide con un simple movimiento de muñeca.
Ash pasa su mano por mi pierna.
—Tenía la sensación de que eras pariente de los Dragavei, pero no podía
identificarlo. Tu madre y yo éramos muy cercanas.
—Gracias, Ash. —Acerco mi mano a la de ella y la aprieto.
Unos momentos muy incómodos después, la puerta principal se abre
en el vestíbulo y voces se derraman en la sala de estar. Ignoro la forma en
que mi estómago se retuerce cuando escucho a Killian. Como si fuera una
señal, Draya me sonríe. Se parece mucho a su hijo. Lo veo ahora. Killian es
hijo de su madre, no de su padre.
Killian se deja caer en el sofá a mi lado, y respiro cuando su muslo
presiona el mío. No bromeaba cuando dije que no me interesaba. No lo hace.
Me ha causado demasiado caos como para permitirle entrar.
Puede que esté en mi vida, pero eso no significa que tenga que estar en
mi corazón. Agradezco que me haya dado el cierre en la cabaña, pero ahora
tengo que pensar racionalmente. O al menos intentarlo.
El grueso aroma a humo, ceniza y colonia se apodera rápidamente de
la habitación, y sé lo que hicieron. Quemaron la maldita casa. Delila.
—La están preparando para un funeral en dos días a partir de ahora.
—King se empuja a través de la habitación, yendo directamente al mini bar
al otro lado de la chimenea que arde detrás de la silla de Draya—. Ya tengo
al equipo y a las chicas en el primer vuelo desde aquí. Killian aún no se lo
ha dicho a Maya...
Me congelo.
King continúa.
—Pero lo hará cuando aterrice.
Kaius mete las manos en el bolsillo, mirándonos a todos en la
habitación. A los Cuatro Padres, a sus esposas, a Los Hermanos y a mí.
—Delila asesinada significa que alguien tendrá que dar un paso
adelante para dirigir el espectáculo. Idealmente, se supone que sería Maya,
ya que ese siempre ha tenido un papel de Patrova, pero también está Perse.
La pierna de Killian se balancea contra la mía y casi puedo sentir su
ansiedad filtrarse en mis poros.
—No puedes darle ese rol a Perse. Es híbrida. 283
—Pero —agrega King, llevando sus ojos a Killian—. Perse y Delila eran
real y jodidamente cercanas. No digo que Maya no deba dar un paso al
frente, pero estoy diciendo que creo que Perse es la persona adecuada para
hacer esto. Maya tiene mucho crecimiento por hacer, y además de eso, acaba
de perder a su mamá. —King niega—. Ya conoces a Maya, hermano. Se
perderá en sí misma, será imprudente y hará un montón de mierda que no
debería hacer. Podemos reevaluarla cuando llegue el momento, pero creo
que Perse sabe lo suficiente, era lo suficientemente cercana y está
suficientemente loca para tomar ese trono por ahora, hasta que necesitemos
reevaluarlo.
Levanté la mano como si estuviera en una puta sesión escolar.
—¿Qué significa eso para el maestro de ceremonias? Delila era eso
también, y Perse no puede hacer eso encima de todo lo demás. —Justo
cuando las palabras salen de mi boca, Kyrin entra, deslizando su arma de
nuevo en la cintura de sus vaqueros.
—Lilith… —susurro. No puedo evitar la sonrisa que se extiende por mi
rostro—. Tienen que usar a Lilith.
Killian se inclina, mirándome.
—No usaremos a nuestro enemigo.
Niego, llevando mi atención hacia él.
—Lilith es blanco y negro. No piensa en colores. No es tu enemiga. Será
su nada.
—¿Qué estás diciendo? —pregunta Kaius con cautela.
Mis ojos se mueven por la habitación.
—Estoy diciendo que Lilith no ve el mundo como nosotros. No tiene
brújula moral.
—¿Nació así? —pregunta Draya—. ¿Nació retrasada?
—¡Cállate, mamá! —Killian la ve bruscamente.
Los ignoro a ambos, mientras lo guardo en mi cerebro para llegar al
fondo de por qué la odia tanto, aparte del hecho de que es una enorme perra.
—No —le respondo a Daya, sin prestarle atención—. No nació así.
Cuando era niña, siempre actuaba como loca. Hablaba mucho, hacía
muchas cosas raras por el bien de la adrenalina, pero después de los años,
la vida la desgastó... y se nota.
284
—Mataste a su padre. Querrá sangre —responde King.
Me río entre dientes, negando con la cabeza.
—Todavía no lo entienden, ¿verdad? —Cuando nadie responde, tomo
un sorbo de whisky y me aclaro la garganta—. Todos pueden ser asesinos,
y horripilantes, pero todos tienen una cosa en común. La lealtad. Patience
no es así. No tenemos la lealtad como moralidad. Tenemos el asesinato, la
violación, la trata de personas, a veces, el incesto, pero no tenemos lealtad.
Ni hermandad. Ni amistades. Lilith no conoce ninguna de esas cosas.
Vendría y sería un activo confiable para Midnight Mayhem.
—¿Cómo? —Kyrin es el que debe hacer una pregunta ahora.
Llevo mis ojos a los suyos.
—Porque era la maestra de ceremonias de Patience, y bueno, estoy
segura de que recuerdas a la maestra de ceremonias, ¿verdad?
El rostro de Kyrin destella con el recuerdo.
—¿Esa era ella?
Asiento.
—Sí, entonces, creo...
—… Está en lo correcto. Lilith debería ser la maestra de ceremonias. —
Kallisto da un paso adelante, mirándome—. Será por tu cuenta si falla,
Saskia.
—No lo habría mencionado si no lo hubiera sabido.
Killian agarra cabello y tira.
—Todavía no me gusta esta idea. Quieres plantar a una maldita
enemiga y ponerla en el centro de nuestro espectáculo, y darle el resto de la
responsabilidad a Perse, ¿quién es nueva en esto también? —Se pone de pie
y sale corriendo de la cocina, cerrando la puerta detrás de su refugio.
Siento que todos los ojos se vuelven hacia mí, como si tuviera las
respuestas. Como si tuviera la clave para las frustraciones de Killian.
No la tengo. Nadie la tiene. Esa es una llave que no existe.

285
32
Saskia

E
l funeral fue oscuro y King tenía razón, Maya no lo estaba
manejando bien en absoluto.
Ayer volamos a casa desde Kiznitch después de
quedarnos dos días para el funeral. Killian y yo no hemos
hablado mucho, y cada vez que lo intenta, me encuentro alejándome de él.
Para ser honesta, he estado luchando con muchas cosas dentro de mí desde
que descubrí quién es y su papel en mi vida, en quién soy.
286
No puedo simplemente perdonarlo por todo lo que hizo, pero para
empeorar las cosas, no creo que él pueda hacerlo. No solo me salvó, yo
también lo salvé. Nos salvamos uno al otro a través de una completa
calamidad.
—¡Saskia! —Killian se dispara desde la entrada a la tienda de práctica
de regreso en Nueva Orleans. Nos marcharemos en un par de días, con Perse
dirigiendo el espectáculo.
—¿Qué? —No me vuelvo para verlo, inclinándome para estirar mis
isquiotibiales.
Creo que una gran parte de la tensión entre Killian y yo es que no
confiamos uno en el otro ahora. La confianza es la complicación que retrasa
el amor, es el puente que une a dos personas, así que cuando ese puente se
quema, lleva tiempo reconstruirlo, y está bien. Pasas tiempo
reconstruyéndolo, dejando la base de nuevo y poniendo todo el tiempo,
sangre, sudor y lágrimas en ello, pero aquí está la cosa. Si lo reconstruyes,
será mejor que te asegures de que el otro esté dispuesto a cruzarlo por ti.
No creo que ninguno de los dos pueda decir que podemos hacerlo.
Desde el principio, luché por diferenciar lo que era real y lo que no lo era.
¿Qué parte que Killian me mostraba era real y qué parte de mí que le
mostraba a Killian no lo era?
—¿Dónde diablos está Lilith? —me grita, sacándome de mi profunda y
significativa sesión de terapia en solitario.
Poniendo los ojos en blanco, me pongo de pie a mi completa altura y
pisoteo el improvisado escenario. Doy un paso. Dos. Otro. Hasta que estoy
lo suficientemente cerca de él. Soy una hormiga al lado de Killian, con su
firme altura sobre la mía.
Levanto la cabeza.
—No lo sé, Killian. —Entonces lo empujo fuera de mi camino, saliendo
al calor y dirigiéndome a mi casa rodante. Lilith se mudó conmigo,
naturalmente, y decir que se ha tomado la transición de Patience a Midnight
Mayhem con calma es una mentira.
Es como si necesitara ser dominada. Necesita algo más de lo que
Midnight Mayhem puede ofrecerle. Al decir eso, es que causará una
tormenta de mierda absoluta durante los espectáculos. Estoy aquí por eso.
—¡Yo! ¡No te escapes de mí! —grita Killian detrás de mí mientras unas
pocas personas pasan por mi lado. Tomo la manija y abro la puerta. Tantas
palabras nadan en mi cabeza y quiero ahogarlas todas.
287
Justo cuando la abro, su mano golpea contra ella y la cierra con un
golpe. Siento su pecho contra mi espalda, su calor irradiando violentas olas,
amenazando con atraerme hacia él.
—¿Qué diablos es esto, pequeño Dragón, pensaste que habíamos
terminado esta mierda?
Cierro los ojos para alcanzar un poco de autocontrol mientras siento la
niebla de su susurro de aliento sobre la parte posterior de mi cuello.
Mató a tu padre. Mató a Hope. Te intimidaba cuando eras niña. Te
engañó mientras estuvo aquí y le creíste. Siempre serás la segunda después
de Maya.
—Déjame en paz, Kill.
—A la mierda —gruñe—. No te dejaré en paz, Saskia. No ganarás esto.
—¿Ganar qué? —grito, dando la vuelta, mientras la rabia se apodera
de mí. Escudriño sus ojos, las brillantes motas azules son un recordatorio
mortal de que no todo lo que brilla es oro.
Él hace un gesto entre nosotros dos.
—Esto. No ganarás esto.
—¡Que quieres de mí! —Mi garganta se hincha mientras la derrota
sangra lentamente en mis venas. Mis hombros se hunden cuando la
liberación con la que estoy luchando comienza a ganar, la cuerda del tira y
afloja con la que hemos estado luchando finalmente a punto de romperse.
Se presiona contra mí hasta que mi espalda choca contra la casa
rodante.
—¿No es obvio? —La comisura de su boca se levanta, su hoyuelo se
hunde en su mejilla—. A ti.
Las lágrimas amenazan en la esquina de mis ojos, y me encuentro una
vez más enojada de que Killian me tenga entre la espada y la pared.
Metafórica y literalmente hablando.
—Eso no es algo que pueda darte, Kill.
Él se queda quieto, su mano llega a mi mejilla. El tira y afloja comienza
de nuevo, pero mis manos están atadas.
—Nena, háblame.
Me humedezco los labios con la lengua y cierro los ojos con fuerza. 288
—No puedo perdonarte ahora mismo. —Mi cuerpo tiembla cuando mis
piernas amenazan con ceder. Mi estómago da vuelta, desesperado por vaciar
su contenido—. No puedo...
Sus labios rozan los míos, sus dos manos me enjaulan a cada lado de
mi cabeza.
—Mírame.
No puedo. Me niego. Giro la cabeza hacia un lado, necesito encontrar
algo más con qué obsesionarme. Algo que no haga que mi corazón se sienta
como si estuviera a punto de expirar. Suavemente coloca sus dedos debajo
de mi barbilla, volviendo mi rostro hacia el suyo.
Muerdo tercamente, mis ojos se cruzan cuando me encuentro cara a
cara con mi… lo que sea que sea.
—Sé que hice una mierda en mi vida. Mierda, ni siquiera sabes la
mitad. Maté a tu padre, lo hice, pero fui un puto chico que fue criado con
una AK como un maldito chupete. Nací asesino. Todos lo fuimos. Si quieres
que me quede aquí ante ti y te diga que lamento haber matado a tu papá,
entonces no puedo hacer eso. Fue un pedazo de mierda por permitir que
Patience llegara a ti. Por huir tan pronto como tu mamá ya no estuvo aquí
para detenerlo, porque sabes que eso es lo que pasó, ¿verdad? Y si no me
crees, tengo una puta prueba.
—¿Qué quieres decir con que tienes pruebas? —pregunto, y no sé por
qué me salto todos los demás crudos detalles que derramó y me acerco
directamente a ese “posible cierre” pero lo hice, y quería saberlo.
Él se empuja de la casa rodante y toma mi mano.
—Ven.
Lo hago, porque aparte de mis problemas de confianza con él, hay una
cosa que con todo lo que hemos pasado, sé absolutamente, y es que Killian
no me mataría. Tal vez esa sea la primera tabla que colocó en nuestro
puente. Lo sigo junto a la casa de Delila, ignorando lo angustiada que se
siente la mansión ahora con no está aquí. No creo que haya venido a
hacerme notar que ya no está aquí.
Continúa por el pasillo hasta una habitación que está al final de ella, y
abre la puerta.
King, Keaton y Kyrin están adentro, hablando alrededor de una mesa
de caoba. Mis ojos se posan en los marcos de fotos que están encima. Todas
de Delila y de Maya. Los latidos de mi corazón se vuelven más densos.
289
—Denos un minuto —les dice Killian a los chicos, y todos ven entre él
y yo
—¿Estás seguro? —pregunta King, enarcando una ceja—. No sé si sea
una buena idea.
Killian toma un negro control remoto antes de que sus ojos choquen
con King.
—Denos un minuto.
Todos salen de la habitación cuando Kill se inclina sobre el escritorio,
cruzando los brazos.
—Te mostraré esto porque no quiero tener esta conversación de nuevo.
Puedes perdonarme, o no, no me importa. Todavía quiero que veas esto. —
Se pasa la mano por la afilada mandíbula—. Kyrin es un puto genio. Cuando
éramos niños, solía filmar mucho. —Kill sacude la cabeza, volviéndose hacia
el televisor—. Hay horas y horas de filmación, muchas contigo también, y
muchas con tu papá...
Mis cejas se juntan mientras rodeo el sofá.
Killian presiona play y la televisión muestra estática antes de que
aparezcan dos chicos.
Killian
—Eres un maldito idiota. —Empujé a Kyrin en el brazo cuando apuntó la
cámara directamente hacia mí.
—No, en realidad no lo soy. —Sabía que estaba bromeando, porque era
lo más alejado de un idiota. Estábamos jodiendo afuera tras el objetivo de
practicar con nuestros padres, cuando la puerta principal de nuestra casa de
la piscina se cerró de golpe, robándose la atención de ambos.
Los ojos de Kyrin se posaron en los míos. Muertos. Enojados. Odiosos.
Ese es Kyrin. Sonreí.
290
—Vamos.
—¿Qué diablos estás haciendo? —preguntó Kyrin pero me siguió. Todo
el mundo sabía seguirme. Mis ideas siempre eran malas, pero siempre me
seguían.
Llevé mi dedo a mi labio indicándole que se callara.
Me fulmina con la mirada antes de subir las escaleras pisando fuerte.
Lo golpeé con el dorso de la mano.
—¡Cállate y graba, imbécil!
—Me importa una mierda este mundo para ser un imbécil.
Puse los ojos en blanco mientras empujaba lentamente la puerta
principal para abrirla.
—No —dijo Peter en voz baja en el teléfono que estaba pegado a su
oreja—. No puedo. Ella no se ha ido todavía. —Hubo una pausa mientras
Kyrin alineaba la cámara para ser apuntada directamente a Peter. Peter
suspiró—. No sé cuándo. Pronto. No durará mucho, y luego estará hecho y
volveré a Patience. —Pausa—. Sí mantendré mi parte del trato. Me devolverás
el fideicomiso y permitiré que se convierta en una muñequita.
—¿Qué diablos quiere decir? —susurró Kyrin desde detrás de la cámara,
sacándome de mi trance.
—No lo sé. Pero se lo diremos a papá.

Saskia
Mis oídos zumbaban.
—¿Qué más pasó? —pregunto, mi garganta está seca.
Está en silencio por un rato antes de que Kill se aclare la garganta.
—Fui y hablé con papá. Elaboramos un plan. Sabíamos que tu mamá
estaba enferma. Yo estaba enojado… —susurra Killian, y me giro para
enfrentarlo. 291
Cae en la silla que estaba escondida debajo de la mesa, pasando las
manos a través de su cabello.
—No sabía por qué, pero recuerdo que estaba enojado. —Sus ojos
vienen a los míos y succionaron la poca vida que tenía dentro de mí—.
Quería protegerte cuando eras niña. Pasaron tres semanas después cuando
tu mamá murió y efectivamente, tu padre empacó y fue a dejarte a Hope. —
Me mira—. ¿Sabes lo que hace la familia, Saskia? —pregunta, su tono es un
poco más suave.
Me limpio las lágrimas perdidas que han caído por mis mejillas con
enojo. Estoy molesta porque estoy llorando una vez más.
—Joder —susurra, levantándose de la silla y dirigiéndose hacia mí. Me
empuja hacia su pecho y por un breve segundo, me permito ser sanada por
él. En este momento, no importaba que las mismas manos que habían
causado tanta carnicería eran las únicas que pudieran domar mi tristeza.
No me importaba en este momento que la mayoría de las cicatrices de
batalla que Killian escondía debajo de su mirada aguda y arrogancia fueron
infligidas por el mismo hombre al que llamaba papá. O la misma mujer que
admiré cuando era niña.
Me besa en la parte superior de la cabeza mientras respiro su esencia.
—La maldita mentira más grande que el mundo nos dice que la familia
es lo que importa. Al diablo con eso. La sangre solo tiñe la forma en que ves
la toxicidad. Tu mamá era buena, cariño. Era buena, pura e inteligente. Se
quedó con nosotros para protegerte.
Me seco las lágrimas y salgo de su agarre. Necesito espacio, porque si
no lo consigo, Killian poseerá cada parte de mí.
—¿Lo era? —pregunto aliviada. Los recuerdos que tengo de mi mamá
son puros, entonces escuchar que era buena, es un alivio.
Killian asiente justo cuando una voz retumba detrás de mí.
—Es verdad.
Me congelo al instante antes de volverme hacia Draya.
Me ve de arriba abajo.
—Tu mamá era buena, pero todavía no me gustaba. —Se toca los dedos
y cruza las piernas.
—Eres jodidamente odiosa, es por eso, y las personas que están llenas
de odio empiezan a difundirlo a su alrededor cuando es demasiado para que
292
lo contengan.
Draya se ríe, moviendo la cabeza hacia atrás brevemente, antes de que
sus ojos se posen en los míos.
—Quizás, pero déjame decirte una cosa, pequeño Dragón. Puedo ser
una perra odiosa pero quiero a mi hijo.
—¿Estás diciendo que ella no me quería?
Draya me mira a los ojos.
—Sí. Porque si lo hubiera hecho, habría luchado más duro para
mantenerte alejada de los monstruos, sabiendo muy bien que te convertirías
en uno.
Respiro lentamente unas cuantas veces.
—¿Por qué estás aquí? —espeta Killian detrás de mí.
Cuando sus ojos se desvían hacia él, veo que se suavizan en los bordes.
—Maya está buscándote.
Killian exhala.
—Estaré ahí pronto.
Encuentro la puerta por la que se coló, que sale de la parte trasera de
la oficina. Podía escuchar música bajando las escaleras con fuerza, mientras
el silencio en la habitación se alarga demasiado.
Draya se pone de pie y regresa a la puerta por la que vino. Justo cuando
pienso que está a punto de subir las escaleras, se vuelve para mirarnos a
Killian y a mí.
—Me esforcé tanto por mantenerlos a ambos alejados uno del otro. Me
hice amiga de tu madre, Saskia, y aunque puedas pensar que soy una perra,
es sólo porque yo, a diferencia de mi hijo, tiendo a tener valores familiares
más fuertes. No queríamos que ustedes dos se volvieran así.
—¡Por qué! —hago la pregunta que estaba desesperada por hacer desde
que me di cuenta de su animosidad hacia mí.
Su cabeza se inclina.
—Ambos se consolaban cuando eran niños. Tú en realidad fuiste un
bebé inquieto. Luchabas por dormir algunas noches, así que iba a la casa
de la piscina para ayudar a tu madre mientras tu padre trabajaba para
Kallisto. Por supuesto, tenía a Killian conmigo durante esos momentos,
293
porque no me dejaba salir de su vista.
Sonríe suavemente como si el recuerdo la consolara de alguna manera.
Profundamente, sé por qué. Killian puede ser frío con ella a veces, pero estoy
pensando que tiene más que ver con sus relaciones sexuales dentro de
Mayhem y menos qué ver con su trauma infantil.
—Sucedió al azar una noche. Tu mamá y yo decidimos dejarte llorar,
ver si eso ayudaba o si te dormías después de gritar. Te quedaste en silencio
durante unos tres minutos y nos sorprendimos. Ambas corrimos por la
habitación, aunque en silencio, que fue cuando encontramos a Killian en tu
cuna. Se había subido a la barandilla y se había acurrucado contigo. Tenía
poco más de dos años, y tú tenías semanas. Tu madre y yo pensamos que
era lindo hasta que siguió sucediendo. Llorabas y Killian lo sabía. Era como
si fueras una sirena para él, cantando tu propia canción. Supimos en ese
momento que tú y Killian de alguna manera se sentían atraídos uno por el
otro. Como si su alma hubiera estado esperando tu nacimiento.
Envuelvo mis brazos alrededor de mi torso, luchando contra los
escalofríos que corren por mis venas.
—Te necesitaba lejos de mi hijo, Saskia. A ti, una chica de Patience, a
la primer híbrido, podrías arruinarlo. Esta hermandad. Este mundo. No sé
en qué parte del espectro caerías, bueno o malo. Todo lo que sabía era que
mi hijo quería hacer cualquier cosa para calmar tus llantos. —Niega,
metiendo su largo cabello negro detrás de su oreja—. Entonces Maya llegó
poco después de ti, y bueno, eso cambió drásticamente las cosas. Él estuvo
desgarrado incluso como un niño entre tú y Maya. Finalmente, ayudé a
empujarlo hacia la elección de Maya, convenciéndolo de que eras una plaga.
Para el momento en que ambos estaban en edad de hablar, ya no le
agradabas. Estaba segura profundamente que todavía luchaba, pero en su
mayor parte, luchó por odiarte.
—Oye, está bien, detente... —Killian se pone frente a mí como una
bestia protectora—. Eso no tiene nada que ver con lo que estabas hablando,
mamá. Retrocede jodidamente, o nunca te perdonaré por las cosas que
dijiste sobre Saskia cuando era niña.
—¿Qué? —Draya se voltea—. No hice nada que no hubieras sentido
eventualmente, Killian. No te manipulé usando un talento. —Ve entre
nosotros dos—. ¿Y no crees que esa chica ya sabe que tú y Maya terminarán
juntos? —Luego me mira a los ojos—. Porque déjame decirte algo, Saskia.
Mi hijo consoló tu dolor, pero tú nunca podrías consolarlo, y esa es la
diferencia entre tú y Maya...
294
—¡Suficiente! —chasquea Killian—. Vete. Ahora.
—Killian Cornelii, ya tuve suficiente, y no he terminado de hablar. —
Una vez más lleva sus ojos a los míos, una daga que arrojó a mi corazón y
que es empujada más profundamente dentro de mí, fallando en cada arteria
importante y matándome lentamente—. Tu padre fue el primer asesinato de
Killian. Como sabes, si haces matemáticas, eso lo hizo muy joven. Pero ese
día no fue cuando comenzaron sus pesadillas, no nació de esa manera. Era
un niño feliz. Hasta que aprendió su primera responsabilidad: tú.
Cualquiera que sea la razón por la que los dioses nos agraciaron, sintió la
necesidad de velar por ti, incluso cuando lo odiaba.
Respiro profundamente, mi corazón late en mi pecho. Boom. Boom.
Boom. La sangre corre por mis tímpanos mientras mi mundo se siente como
si estuviera derrumbándose a mi alrededor. Los bordes de mi visión se
vuelven borrosos, un zumbido suena en mis oídos.
—¡Oye! —Las manos de Killian están en mis mejillas—. No la escuches,
joder. Está loca.
—Tiene razón... —susurro—. Es posible que me hayas odiado a medida
que creciste, pero ella está en lo correcto.
Su brazo se engancha alrededor de mi cintura, atrayéndome más hacia
él.
—No es verdad, y no te odié. Era un chico confundido con mis
sentimientos.
Me alejo de él.
—Necesito un minuto. —Dándome la vuelta, salgo de la cocina y
atravieso la casa, saliendo por la puerta. Mi respiración no se ralentiza. No
cuando estoy yendo entre los árboles y no cuando estoy inclinada sobre mis
rodillas, agitada, mi estómago dando un vuelco con cada paso.
Dejo de correr cuando estoy en el bosque que conecta la casa de Delila
con la mía, secándome el sudor de la frente.
—No puedo… —Niego, dando vueltas cuando escucho pasos.
Killian se dirige directamente hacia mí, pero antes de que pueda decir
algo más, todo se vuelve negro.

295
33
Killian

—E
lla estará bien. Se desmayó. No puedo decir que la
culpo. Estaba destinada a romperse tarde o
temprano. —King hace un gesto hacia Sass, quien
está tendida sobre mi cama. Después de que se
desmayó en el bosque, la llevé de regreso a mi cama en la casa que tenía en
la propiedad.
—Les dije a todos que la dejaran sola —murmura Perse, moviendo el
296
cabello hacia atrás de su cara—. ¿Acaba de descubrir toda esta información,
mucho más de lo que yo tuve que hacer, y esperan que también se enfrente
a tu madre?
Me estremezco, porque tiene razón. No pensé en que todo se apilara
además de lo que ya sabía.
—¿Es cierto, Kill? —pregunta Perse, volviéndose hacia mí. El sol golpea
su cabello rojo desde atrás, radiante a través de las puertas de unión que se
abren al patio.
—¿Qué es verdad? —pregunto, aunque sé a medias lo que está a punto
de preguntar.
—¿Que estás atrapado entre ella y Maya?
No puedo evitarlo, mi cabeza se mueve hacia atrás y una risa brota de
mi boca.
—Déjame preguntarte algo, si quisiera a Maya de esa manera, ¿no sería
mía ya?
—Pero Saskia tampoco es exactamente...
—Saskia era mía el día que nació, Perse. Eso era inevitable. Cuando
entró como Royal, y si se hubiera quedado como Royal, habría sido mi
esposa, pero luego lo de Dragavei se reveló y Patience sucedió. Traté de
luchar contra mis impulsos en todo momento porque, para ser honesto
contigo, no confiaba en ella. Ni en sus intenciones. Patience es
manipuladora y tóxica, y no estaba seguro de cuánto de eso le cosieron, pero
el día que supe que ella era mi Saskia, todo tuvo jodido sentido para mí.
Incluso si no confiaba en ella.
Perse sonríe.
—¿Entonces es tuya?
Mis ojos se fijan en los de ella cuando una ronda de risas suena detrás
de mí. Me volteo.
—No actúen como si no lo supieran
—Oh, lo sabíamos —murmura Keaton—. Pero no estábamos seguros
de que tú lo hicieras.
Hay un golpe en la puerta y me dirijo hacia ella, abriéndola para ver a
mi mamá al otro lado.
—¿Qué? —Quiero a mi mamá y odio faltarle el respeto, pero cada vez
que hace algo para lastimar a Saskia, es mi impulso levantarme y protegerla, 297
porque sé cómo es mi mamá. Sé cómo juega. Sé que no solo juega, sino que
es dueña de todo el tablero.
—Maya te necesita.
Mi agarre en la manija de la puerta se aprieta.
—¿Qué pasa?
—No está manejando esto bien, Killian. Entiendo que quieres estar aquí
con Saskia. —Ve por encima de mi hombro y me doy la vuelta, siguiendo su
mirada.
Sass está despierta, mirándome al otro lado de la habitación. Comienza
un charco de emociones nadando en mis entrañas. Confusión, necesidad,
hambre.
Mamá vuelve a llamar mi atención sobre ella.
—Pero ahora mismo, Maya necesita a su mejor amigo.
Me apoyo en el marco de la puerta.
—Tendrá que conformarse contigo hasta que sepa que Sass está bien.
—Cerrando la puerta en su cara, me dirijo a la cama.
Sass se retuerce aún más entre las mantas, llevando mis sábanas de
algodón oscuro hasta su boca, mostrando solo sus ojos.
—Me gusta tu cama.
—A mi cama también le gustas. —Le sonrío.
Mira alrededor de la habitación.
—¿Estoy en problemas? ¿Por qué están todos aquí?
Perse la regaña.
—Te desmayaste. Me asusté cuando Killian te llevaba a través de su
casa.
La única razón por la que la traje aquí fue porque mi casa era la más
cercana a la de Delila, y no quería llevarla allí con Maya en algo de mierda
del siguiente nivel.
—Lo siento —dice, quitando las sábanas de su cuerpo y balanceando
las piernas sobre la cama. Se vuelve y me ve por encima del hombro—.
Gracias por traerme de vuelta aquí.
—¿A dónde diablos te llevaría?
Pone los ojos en blanco ante mi arrebato y se pone de pie. A lo largo de 298
los meses he llegado a aprender lo bien que Saskia toma mi personalidad.
No es fácil de manejar, tampoco, pero la toma en sus manos y la posee. Es
la mierda más sexy del mundo cuando una mujer sabe cómo manejar un
problemático hombre desafiante.
Estira los brazos justo cuando Keaton y Kyrin se apiñan detrás de King.
Perse hace una pausa, me observa y luego vuelve a ver a Sass.
—Estaré afuera si me necesitas. Estamos preparando las cosas de
último minuto para la carretera.
Sass asiente, apilando su cabello en un nudo en la parte superior de
su cabeza.
—Estaré ahí en un minuto.
Dejándome caer a los pies de la cama, me paso la mano por la cara
mientras toma asiento a mi lado.
—Tienes que asegurarte de que Maya esté bien.
Me congelo, sacudiendo la cabeza.
—Ojalá la gente se callara sobre eso.
—Killian... —susurra, y llevo mis ojos a los suyos por encima del
hombro. Escondo mi boca detrás de mi hombro, mirando directamente sus
brillantes ojos azules.
—Saskia... —respondo en el mismo tono que ella usó.
Se vuelve hacia mí, su mano llega a mi mejilla.
—Todo tiene sentido ahora ¿correcto? Tú y yo, el vínculo, pero no puedo
evitar pensar en el mismo vínculo que también compartes con Maya. Soy
una persona celosa, Killian. No puedo compartir nada.
Abro la boca.
—Primero que…
—No he terminado. —Su pulgar presiona mi labio, y tengo que luchar
con todos mis instintos que me dicen que chupe esa maldita cosa en mi
boca y lo muerda—. Además de eso, necesitas ser un buen amigo para ella.
Te necesita. No está en mi naturaleza ser egoísta y alejarte de ella.
—A la mierda. —Me levanto de la cama, incapaz de contener mi ira.
Ella busca mis ojos desde su asiento, y me acerco, llevando mi mano a
su barbilla y deslizando lentamente mi pulgar entre sus dientes.
—Maldita sea, sé egoísta, cariño. Tómame. Demonios, solo dime dónde
carajos ir y te seguiré de buena gana. No tienes que ser egoísta con nada
299
más, Saskia, pero siempre sé egoísta conmigo.
—¿Cómo? —pregunta, inclinando la cabeza.
Siento cuando entrelaza los dedos en los míos y mi corazón late en mi
pecho.
—Porque soy tuyo.
Se sonroja y se chupa el labio inferior con la boca.
—Pensé que no estabas en la monogamia.
Mantengo mis ojos en los de ella.
—No lo estaba, hasta que conocí a alguien que me hizo no querer estar
con nadie más.
Sus ojos se cierran con fuerza y me inclino para mirarla.
—Mírame, nena.
No abre los ojos, así que acerco mis labios a los suyos y la beso
suavemente. La sensación que pasa de ella a mí es eléctrica, jodidamente
hipnótica y devastadora, pero no se aleja.
No me aparto.
Llevo mi mano a la parte de atrás de su cuello y lentamente masajeo la
piel entre la línea de su cabello y su columna.
—Mírame —murmuro sobre sus hinchados labios.
Lentamente, abre los ojos y jala el oxígeno de la habitación mientras lo
hace.
—No puedo prometerte que no cometeré errores. Nunca he sido un
novio antes, y bueno, mi relación con mi madre es jodidamente frágil. Esas
son solo banderas rojas, y lo sé, pero… —Necesito malditamente respirar,
pero mi pecho no funciona. Ella se acerca más, esperando mis siguientes
palabras—. Y sé que hice algunas cosas jodidas. Haré más cosas jodidas en
el futuro también, porque esto es lo que soy, y no cambiaré. No puedo
cambiar. No tienes que perdonarme ahora mismo por lo de tu papá, o
incluso por Hope, pero aún necesito que sepas que esperaré.
Lentamente, la escucho soltar aire entre sus labios.
Continúo.
—Te esperaré todo el tiempo que necesites, porque el tiempo no
funciona a menos que estés en mis brazos.
Las lágrimas se deslizan de sus ojos. 300
—Lo siento.
—No… —susurro, besándola suavemente en los labios mientras limpio
sus lágrimas—. No serías la chica de la que me enamoré si no me hicieras
trabajar en eso. —Mis labios se curvan en una sonrisa, y noto el momento
exacto en que captó mis palabras porque sus ojos se abren de golpe, la
conmoción se refleja en sus impecables rasgos.
—¿Qué?
—¿Qué? —Finjo que no sé lo que está preguntando.
—Ahora no es el momento de jugar conmigo, Killian, ¿acabas de...?
—¿Admitir que estoy enamorado de ti? Sí, maldita sea, lo hice. ¿Crees
que pasaría por todos estos problemas por una chica de la que solo quiero
un trasero? ¿Has visto esta cara? Puedo meter el trasero en cualquier
lugar...
—¡Killian! —Me golpea con el dorso de la mano, pero la sonrisa en su
cara bien merecía la broma—. ¿Me amas?
Pongo los ojos en blanco.
—Sí, Saskia. Por supuesto que sí. No aguantaría tu mierda de lo
contrario.
Ignora mi broma y se para frente a mí.
—¿Confías en mí?
Mis labios se curvan entre mis dientes.
—¿Tú lo haces?
Sus ojos se entrecierran.
—Yo pregunté primero.
—Y yo segundo, entonces, ¿confías en mí? —Mi corazón tiene ADD.
Traga.
—Confío en que nunca me harías daño...
—… Y que mataría a cualquiera que te lo hiciera —agrego.
—Y eso. —Asiente—. Pero hemos pasado por tanta falta de autenticidad
que necesito un minuto.
—¿Qué, entonces los dos villanos en la historia no tendrán un feliz
nunca? —bromeo, guiñándole el ojo.
Ella sonríe suavemente.
301
—Supongo que la historia aún se está escribiendo.
Me inclino y la beso de nuevo, rodeando su espalda con mis brazos.
—Esta es una mierda del tipo del señor y la señora Smith. Solo digo.
Se ríe contra mis labios y mis manos llegan a la parte de atrás de sus
muslos mientras la tiro sobre mi cama.
—Killian... —me advierte, y aprovecho este momento para solo
reconocer lo jodidamente hermosa que es. Quiero decir, es jodidamente
perfecta.
—¿Qué? —Sonrío con una ceja arqueada—. Uno más. Una vez. Más. Y
luego te dejaré en paz y te daré ese espacio que te dije que te daría.
Se ríe, y su risa es suficiente para dejarme sin palabras.
Nunca la había oído reír y diablos. Mierda. Lo que daría por escuchar
ese sonido por el resto de mi maldita vida. Ya saben, cuando termine de ser
terca.
Sonríe, moviendo su dedo hacia mí.
Me quito la camiseta y desabrocho mi cinturón, lamiendo mis labios
mientras gateo por su cuerpo. Se abre para que me acomode entre sus
piernas, sus ojos buscan los míos. Es íntimo y siento que la habitación se
mueve a mi alrededor hasta que todo es negro excepto esta chica. Esta
jodida chica. La maldita villana de mi historia quien robó mi puto negro
corazón.
Se inclina y me besa.
—Quiero decirte las palabras, pero no lo haré hasta que me sienta
bien.
Niego y aprieto mi pene contra su coño.
—No dije que te amaba para que me lo dijeras también. Esa es una
mierda de cabrón. Lo dije porque era cierto, y sé lo que sientes por mí,
pequeño Dragón.
—¿Cómo? —pregunta, sus ojos de nuevo se entrecierran a rendijas.
Sonrío, mis ojos son pesados.
—Tus ojos cuentan la historia explícita que tu alma trata de esconder.
Sus labios chocan contra los míos y mis manos están sobre ella de
nuevo. La desnudo, disfrutando de la forma en que sus pezones se hinchan
bajo las palmas de mis manos. Inclinándome, muerdo uno y lo succiono en
mi boca. Su espalda se arquea de mi cama mientras mi otra mano alcanza
302
su botón y arrojo sus vaqueros y bragas. La veo, comiéndome cada jodido
centímetro de su hermosa piel en mi camino hacia arriba.
El tatuaje en su espalda. No necesitaba tatuarla para reclamarla, huele
a mí, me sangra. Todo lo que es, soy yo. Pero maldita sea, ese tatuaje es tan
sexy como la mierda. Bajando mi cuerpo al de ella, la empujo mientras sus
paredes se aprietan alrededor de mi longitud. Gimo, saboreando la
sensación de estar envuelto en ella. Saliendo, lentamente me muevo dentro
de ella, manteniendo el mismo ritmo mientras la beso. Duro. No creo que
pueda dejar de besarla.
No cuando la empujo al límite de su tercer orgasmo.
No cuando el sudor gotea de mi frente y sobre la de ella mientras la
muevo más lejos.
Solo cuando me mira suplicante, gritando que le duele el cuerpo de
placer, me aparto un poco. Pero entonces mis labios están de vuelta en los
de ella. Mi lengua contra la de ella, moviendo y chupando sus labios entre
los míos.
—Killian —gime—. Por favor. —Acerco mi frente a la de ella y giro contra
ella. Las bofetadas de nuestros cuerpos llenando el espacio entre nosotros.
—No puedo. No quiero dejarte ir.
Ella acerca su cara a la mía, sus dedos se enganchan alrededor de mi
cuello.
—Siempre tuya. No importa qué.
Gimo cuando mi semen sale disparado de mí y se derrama dentro de
su vagina. Su cabello está húmedo y enmarañado contra su rostro, sus
labios se abren mientras grita con un orgasmo final. Sus paredes se aprietan
alrededor de mi grueso pene como un puto tornillo de banco.
—Ella tampoco quiere que me vaya. —Sonrío mientras ambos
permitimos que nuestros cuerpos caigan juntos.
Presiono un suave beso contra sus labios y luego contra su cuello a un
lado.
Todavía estoy dentro de ella cuando muerdo su cuello.
—Te daré espacio —digo sin aliento—. Pero si intentas llenar ese
espacio con otro hombre, lo mataré, y luego te follaré sobre su cadáver antes
de enviarlo de vuelta a los miembros de su familia pieza a pieza.
¿Comprendes? 303
—Ya sabes que no soy yo, y realmente debería ser yo quien dijera eso.
Salgo de ella de mala gana, amando la forma en que nuestro semen
gotea por mis pelotas.
Me agacho y paso un poco hacia arriba antes de frotarlo sobre sus
hinchados senos.
—Mía.
—Sí. —Asiente.
34
Saskia

E
stuvimos viajando durante tres días antes de llegar finalmente
a Nueva York.
Nuestra primera parada sin Delila. Sabía que esto sería
difícil para Maya, no es que la hubiera visto mucho. Se apartó
mucho de todos, pero se unió aún más a Killian. Justice lo está manejando
mejor de lo que hubiera esperado, y creo que tiene que ver con él tratando
de ser fuerte por Maya. Killian y yo no hemos hablado mucho desde su casa
304
en Nueva Orleans. Tomé una decisión y sé que lo perdoné, pero ahora no sé
cómo decirle que lo he hecho. No quiero que parezca que lo estoy alejando
de Maya, que lo necesita más que yo ahora mismo, así que esperaré. Al
menos un poco más, hasta que Maya se vea más saludable o, al menos, ya
no consuma drogas.
Estoy caminando entre la multitud de personas que merodean por el
frente de la carpa, lista para entrar a nuestro primer espectáculo cuando
siento a alguien mirándome en la línea.
Dando la vuelta, mis ojos vuelan por todo el lugar mientras los
escalofríos sacuden mi cuerpo. No me gusta esto. Saber que alguien me está
mirando y sentir que no es en el buen sentido.
—Maldita sea…— gruñe alguien en voz baja, y me vuelvo de donde vino.
Llevo puesto lo que usaré para mi primera escena de fuego, así como mi
brazalete de metal, falda de cuero y a Cal, la serpiente. Me siento mal al
nombrarla así ahora que ya no está aquí, pero Kenan tuvo noticias de ella y
dice que se mudó a algún lugar del noroeste del Pacífico.
Mi cabello y maquillaje están a la perfección, como de costumbre, y mi
cuerpo está brillando con purpurina.
Cuando mis ojos se posan en tres chicos y una chica, que tienen un
épico cabello rosado y está sosteniendo una pequeña barriga frente a ella,
les sonrío a todos para ser educada. Todos son muy atractivos y
probablemente encajarían en esta vida si les hubieran dado una
oportunidad.
—Yo no tocaría eso... —dice King, caminando detrás de mí cuando
atrapa a los chicos viéndome. Pensé que me estaba hablando hasta que me
di cuenta de que estaba mirando directamente al tipo que dijo la maldición.
—Oh vamos. ¿Cuándo se volvieron tan jodidamente codiciosos Los
Hermanos? —dice el tipo, y no puedo evitar reírme. Obviamente saben que
Los Hermanos son capaces de decir esa declaración en alto.
—Ignora a Eli. —La belleza de cabello rosa pone los ojos en blanco—.
No ha tenido ninguna vagina en meses.
El rostro de Eli cae, sorprendido por la admisión de la chica de cabello
rosa.
—Has empeorado mucho en el segundo trimestre.
La chica de cabello rosa me ve.
—Soy Tillie, estos son Eli, Nate, Brantley y Bishop. —Intento no ver a 305
todos los chicos por mucho tiempo, sabiendo que obviamente está con uno
de ellos.
—Soy Saskia —le digo, llevando mi mano a la de ella.
—¡De ninguna manera! —Sonríe Tillie—. ¡Amo ese nombre!
—Oh, aquí vamos —se queja el chico más cercano a ella.
—Entonces, ¿por qué está fuera de los límites? —pregunta Eli, y no
puedo evitar sonreírle. Es lindo. Muy atractivo a la manera de un chico
bonito. Muy bonito.
—Ella es de Killian. —King se ríe, sacudiendo la cabeza.
—¡Ah, pero Killian comparte! —Eli comienza a caminar hacia mí y King
sacude la cabeza, su mano llega al pecho de Eli.
—Esta no.
La sorpresa destella sobre el rostro de Eli mientras sus ojos se mueven
hacia su par de amigos.
—Woow. ¿De verdad? De verdad seré el último en no ser maricón al
enfrentarlos a todos ustedes, hijos de puta.
Esta vez no puedo contener la risa y me vuelvo a ver a Tillie.
—¿Cuándo nace?
Ella pasa su mano sobre su vientre.
—Acabo de comenzar mi segundo trimestre. Tendremos un niño, así
que estoy entrando en pánico de que se vuelva como el resto de estos idiotas.
Resoplé de nuevo.
—Bueno, no puedo imaginármelo— Me congelo. El pánico se apodera
de mis músculos mientras la comprensión viene a chocar contra mí en
oleadas—. Mierda —susurro, pero no lo suficientemente fuerte para que
alguien pueda escuchar.
—Oye. —Tillie lleva su mano a mi brazo y la veo. Su cara cae—. Oh,
mierda… —El tácito horror debe haberse mostrado por todas partes de mi
cara. Se acerca a mí—. Mi auto está aquí. ¿Quieres que te lleve a agarrar
uno?
No puedo reunir ninguna palabra, así que asiento sin decir nada.
Comienza a alejarme cuando la voz de King rompe mi pánico.
—¿A dónde vas? ¡Faltan cuarenta y cinco minutos para el espectáculo!
—Muerdo mi labio inferior. 306
—Tengo un Ferrari. Puedo regresar en veinte.
—¿Qué carajos? —El chico lindo cubierto de tatuajes la ve
bruscamente.
Tillie lo mira suplicante, y veo que algo cae sobre su cara y asiente,
permitiéndonos irnos. Entonces la mano de Tillie llega a la mía y nos
estamos moviendo a través del mar de personas. No sé quién es esta chica,
pero algo dentro de mí dice que puedo confiar en ella. Puede ser su embarazo
o que llegar allí no fue tan fácil como parece.
Señala un Ferrari negro y me deslizo en el asiento del pasajero, mi
rodilla se mueve bajo mi peso.
—Escucha —dice mientras enciende el auto—. Primero que todo, ¿cuál
es la relación con el “posible” padre?
—Rocosa —respondo, aclarándome la garganta mientras lo lleva a la
autopista—. Cuando digo rocosa, me refiero a que es un mal hombre.
Se ríe.
—Sé todo sobre ese tipo... —Sacudiendo la cabeza, nos estacionamos
en el siguiente 7-Eleven y en el doble de tiempo, corremos por la tienda,
ignorando al cajero quien enarca una ceja ante una chica que ya está
embarazada comprando una prueba de embarazo y yo vestida como puta.
—No creo que quiera volver a la casa rodante. Necesito saberlo ahora.
—Agarro la caja en mi mano, y el largo cabello rosado de Tillie se balancea
mientras busca un baño.
—¡Oye! —Señala la cajera.
El joven con gafas y acné adolescente se congela bajo su mirada.
—¿Sí? —Mira hacia atrás antes de vernos.
—¿Dónde está el baño de su personal?
Él sacude la cabeza y se sube las gafas por la nariz.
—Lo siento, no puedo dejarte ir allá atrás. Tendrás que usar el
McDonald's más adelante.
Tillie se acerca a él y el pobre chico se encoge bajo su mirada.
—A menos que quieras que deje caer mi líquido por todo este piso, te
aconsejaría que me mostraras tu maldito baño.
Realmente da miedo cuando cambia su tono, y me encuentro queriendo
conocerla. A su historia. 307
El pobre chico hace un gesto con el dedo hacia un lado de la tienda.
—Está justo ahí. Por favor, no lo hagas. No soy bueno con la sangre.
Tillie pone los ojos en blanco y toma mi mano, empujándonos a través
de las puertas y cerrándolas detrás de nosotras. Es un baño, así que
estamos las dos aquí.
—Está bien, tómala.
Asiento, destrozando la caja y sacando la prueba.
—¿Qué están haciendo ustedes, chicos, aquí esta noche? —Necesito
una distracción, así que espero que pueda dármela mientras orino en un
palo frente a alguien a quien nunca he conocido antes.
—Bueno —dice, comprobando dos veces la cerradura—. Mi hombre y
su manada de lobos han sido amigos de Killian desde que eran bebés.
Alguna cosa acerca de que nuestro mundo y el tuyo son mejores amigos.
Supongo que siempre se visitan cada vez que el espectáculo está aquí en
Nueva York.
Finalmente, orino, inhalo y exhalo.
—Esto da miedo. Siento que tuviéramos que conocernos así.
—Oh por favor. Deberías escuchar cómo conocí a mis mejores amigas.
—Se ríe, pero escucho la seriedad en su tono. Después de limpiar, pongo la
prueba en el mostrador y me lavo las manos—. ¿Qué tanto atraso tienes?
Me estremezco.
—Creo que solo alrededor de dos semanas.
Tillie asiente.
—Estoy segura de que todo saldrá bien.
Llevo mis ojos a los de ella.
—Espero que sí.

308
35
Killian

—E
ntonces, Tillie y Saskia se fueron a alguna parte.
—King pasa su lengua sobre sus dientes,
sonriendo—. Tengo que decir que estaría
preocupado por eso si fuera tú.
Todavía, mi mano está sobre el cabello de Maya mientras derrama sus
tripas en la parte de atrás de la tienda.
309
—No estoy preocupado —murmuro—. Lo estaría si fuera Madison,
porque uno, Madison no está embarazada y tiene dos años, está loca como
la mierda. Tillie no está exactamente cuerda pero está en una carrera
diferente.
Cada vez que papá y yo estábamos en Nueva York, nos encontrábamos
con Héctor, el anciano de Bishop. A medida que crecía, aprendí cuán cerca
giraban nuestros mundos.
King resopla.
—Lo que sea que te digas a ti mismo.
—Maya... —Aprieto su brazo. He estado yendo y viniendo con ella desde
la muerte de Delila. Decir que no lo ha estado manejando bien es una total
jodida subestimación. Lo está manejando tan mal como ustedes podrían. Lo
siento por ella, y me importa, pero he llegado a ese punto en el que no puedo
hacer nada más para ayudarla—. No puedes actuar esta noche.
Ella me empuja y aprieto la mandíbula.
—¡Estoy bien! —chasquea, deslizando su mano por el dorso de su boca.
Sus pupilas agrandadas y dilatadas de antes se tambalean hacia mí,
empujándome en el pecho—. ¿Por qué, Killian? ¿Por qué ella?
Mis ojos se entrecierran.
—Cállate sobre mierda de la que no sabes nada mientras todavía tienes
un maldito amigo. —No soy paciente, pero siento que he estado mucho con
ella. Puedo tolerar cualquier cosa que se diga de mí, pero si sacas Saskia
me pierdo.
—¿Por qué ella?
—¿Por qué? —pregunto mientras la mano de Kyrin llega a mi brazo en
un intento de detener las siguientes palabras que sin duda sabía estaban a
punto de salir de mi boca. Inspiro y exhalo—. Razones con las que no podías
contar.
Los faros se encienden detrás de nosotros y me doy la vuelta para ver
a mi viejo saliendo de una limusina. Se desabrocha el traje cuando se acerca
a Maya.
Sus ojos se posan en él y luego vuelven a mí en sorpresa. Sacude la
cabeza.
—No.
Todos saben que mi papá tiene conexiones en el campo médico, siendo 310
cirujano en el mundo real. Obviamente, Maya sumó dos y dos.
Tenía razón.
—Sí —respondo, deslizando el maquillaje en mi barbilla—. Estoy harto
de tu mierda, Maya. Necesitas mejorar, y cuando regreses, será mejor que
tengas una mejor actitud hacia Saskia o esto… —hice un gesto entre ella y
yo, mientras los guardias de mi padre le cierran las esposas en la espalda—
, se acabó.
Su labio tiembla.
—No quiero ir a rehabilitación.
—Mierda dura. —Me doy cuenta de que estoy siendo más cruel de lo
habitual con ella, y mi corazón punza. Me acerco y le acaricio la mejilla—.
Para mejorar. No solo por mí y por Mayhem, sino por Delila, Maya. No
querría esto para ti.
Sus hombros se hunden y su cabeza cae entre sus hombros. Sabe que
estoy en lo cierto. Miro mientras la conducen hacia la limusina con Val
ayudándoles a abrir la puerta.
La sombría expresión de Val se encuentra con la mía mientras asiente
con una triste sonrisa. Gracias, dice con la boca y asiento.
—¿Dónde diablos está Saskia? —Perse sale furiosa de las cortinas—.
Tengo a Lilith siendo una perra loca y Saskia no se ve por ningún lado.
Mis labios se curvan entre mis dientes.
—¿Cómo va el nuevo trabajo?
Los ojos de Perse se fijan en los míos.
—Permíteme decirte que ahora tengo una nueva comprensión de Delila.
Pero en serio, Killian, Lilith da un poco de miedo.
—No me digas... —Kyrin sonríe debajo de su maquillaje.
Levanto una ceja.
—¿Cómo diablos lo sabes?
Kyrin sostiene mi mirada.
—Porque todos los locos suelen estarlo.
Vuelvo a Perse.
—Desapareció con Tillie. La llamaré. —justo cuando estoy sacando mi
teléfono, Bishop y Nate vienen a la vuelta de la esquina con Bran y Eli en su
311
cola.
—Déjame decirte, creo que estamos jodidos por nuestras mujeres... —
Nate se ríe, tirando de mí para un choque de hombro.
Los saludo a todos uno por uno. La situación entre todos es difícil sin
importar cómo lo vean, pero digamos que el tiempo que Kyrin pasó en la
cabaña tuvo mucho que ver con el padre de Brantley. Aparentemente, la
chica Bishop se enojó con él de todos modos, y no puedo decir que me
sorprenda. El hombre era jodidamente malvado. El tipo de mierda por la que
hizo pasar a Brantley, sin embargo, estuvo a otro nivel debajo del infierno.
Asiento hacia Bishop.
—¿Estás bien? —Bishop es el líder de The Elite Kings, y lleva mucho
de lo que hacen sobre sus hombros, pero nunca lo he visto como se ve ahora.
Se encoge de hombros.
—¿Lo estoy alguna vez?
Observo cómo lentamente suelta mi mirada y saca su teléfono. Pobre
mierda. No sé qué está pasando con él y Madison Montgomery, pero debe
ser algo serio. Su mundo está tan desordenado como el nuestro, que es
exactamente por lo que somos aliados.
—¿A dónde fueron? —pregunto, viéndolos a todos alrededor.
Eli se encoge.
—Quién sabe, pero ¿puedo decir que si no funciona contigo y ella, con
mucho gusto la tendré?
—Vete a la mierda, Eli. —Me río entre dientes, negando.
—Bien, me conformaré como tu hijastro. ¿Quieres adoptarme?
—¿Sigues hablando? —Tillie nos interrumpe, caminando por la esquina
con una Saskia de rostro pálido. Algo andaba mal y puso todo mi instinto
asesino dentro de mí en alerta máxima.
—Te ves bien, Tillz. Agradable y embarazada. —Le sonrío.
Ella me sonríe, sus ojos se oscurecen.
—Mmmhmm. Está bien, Trickster. Estate quieto.
Nate la tira bajo su brazo.
Mis ojos vuelven a Saskia.
Se aclara la garganta.
—¿Pueden darnos un minuto?
312
Todos se van, los Kings probablemente irán a la tienda a sus asientos.
—¿Estás bien? —pregunto, caminando hacia ella cerca. Me siento como
una mierda por no haberla visto más últimamente, especialmente después
de Nueva Orleans, pero estaba tratando de ingresar a Maya en la mejor
clínica de rehabilitación en Nueva York. Hubo una razón por la que vinimos
aquí primero y no a otro lugar.
Ella se lame los labios y luego levanta sus ojos hacia los míos. Puedo
sentir su miedo y gruño, alcanzando su mano y empujándola hacia mi
pecho.
—¿Qué sucede?
Las siguientes palabras que salieron de su boca detuvieron mi
respiración.
—Me hice una prueba de embarazo.
Vacilo en mis pasos, mis ojos se cierran.
—¿Y?
—Killian, puedes dejar de apretarme. No estoy embarazada.
Dejé escapar un profundo suspiro, hundiéndome hacia adelante.
—Jesús, joder.
—Pero me hizo pensar… —susurra, exhalando entre sus labios y
acercando sus ojos a los míos. Sonríe suavemente—. Me hizo pensar que un
día, esa prueba será positiva, y no hay nadie en esta tierra con quien alguna
vez quiera compartir esa experiencia excepto contigo.
Mi pecho se infla y no puedo luchar contra la cursi sonrisa que aparece
en mi cara. Envuelvo mi brazo alrededor de su cintura y la acerco más a mí,
besándola en los labios.
—Nuestros hijos serían muy lindos.
Se ríe contra mis labios.
—¿Pequeños villanos con corazones negros?
—De ninguna manera. —Sonrío con satisfacción, mordiendo su labio y
succionándolo en mi boca—. Tendrán mejores padres.
—¿Entonces crees en la crianza, y no en la naturaleza? —Sonríe—.
Hmmmm.
Después de que su risa se apaga, suspira, apoyando la cabeza contra
mi hombro antes de llevar sus ojos a los míos. —No quiero parecer codiciosa 313
contigo porque sé que Maya aun te necesita, pero te amo, Killian, y te
perdono. Creo que te perdoné hace mucho tiempo. Era la que necesitaba
perdonarme por haberte perdonado tan fácilmente.
Mis manos rodean la parte posterior de sus muslos y la llevo hacia
donde está la jaula, presionándola contra ella y sujetándola allí con mis
caderas.
—Te amo.
Ella sonríe y luego pasa la lengua por el costado de mi mejilla.
—Te amo, también.
Epílogo
Saskia

E
ntonces sé que algunos pueden estarse preguntando...
¿cómo? Cómo podrían dos personas que querían destruirse
uno al otro en un momento de sus vidas, unirse y estar
contentos. Bueno, no es así. Esa es la respuesta corta. Killian
y yo nunca seremos felices. No es lo que somos y estamos de acuerdo con
eso. El amor es un destino que no muchos tienen la oportunidad de
encontrar. El camino de todos está pavimentado de manera diferente, y 314
todos tenemos caminos diferentes que parten de él. Cada elección que hagas
será el factor decisivo para llegar a tu destino o no. Entonces, aunque mi
camino y el de Killian era rocoso, tuvo muchos obstáculos, estaba manchado
con la sangre de personas que conocíamos y algunas a las que no, añadimos
muchas malas decisiones y eventos que estuvieran fuera de nuestro control;
en última instancia, ambos tomamos ese giro final juntos hacia nuestro
destino.
Descubrí que era la última Dragavei, y no sé qué significará eso para
nuestra línea si termino casándome con Killian. Supongo que tendremos
una situación Ashley Kournikova en nuestras manos. También descubrí lo
que probablemente seguiría exponiendo Delila justo antes de que alguien le
disparara, y eso era que si una familia dejaba la línea familiar, los Cuatro
Padres tendrían que elegir a alguien de afuera para que se hiciera cargo de
ese apellido. No podían quedarse cortos en la familia, ya que resultaría como
una debilidad. Una debilidad para quién, no tengo idea. Delila, siendo una
mujer orgullosa de Kiznitch, no pudo tener eso, lo cual era por qué iba tanto
en contra de Los Cuatro Padres. Su muerte sigue estando alrededor. A veces
juro que la escucho gritarnos que no estamos entrenando suficientemente
duro.
Escucho la moto de Killian retumbar desde la parte trasera de la tienda
mientras la cuerda se balancea dando vueltas y vueltas, cuando “Fire
Starter” de Niykee Heaton comienza a sonar fuerte en el fondo, mi collar
Dragavei cuelga de mi cuello.
Sonrío, viendo su sombra debajo de mis pestañas mientras la multitud
ruge con vítores...

315
Después del espectáculo

M
e senté en el rincón más oscuro de la tienda, como siempre,
abriendo una bolsa de palomitas de maíz. Este espectáculo
fue diferente y Delila estuvo notablemente ausente.
Encontré que eso no es tan interesante, ya que sus días en
esta tierra estaban contados. Lo que encontraba interesante era a la nueva
chica que tenían, de pie en el centro del círculo.
Hice una pausa.
Me incliné, fascinado por su pura divergencia. No es en absoluto lo que
hubiera esperado. No es que no encajara con el resto de las hermosas caras
en Midnight Mayhem, pero más, porque hay algo sobre ella que es aterrador. 316
La forma en que sus ojos ven a la multitud como si no hiciera esto para
complacer a alguien. No tiene alma.
Es un cadáver.
Su largo cabello rubio se balancea mientras baila hacia el escenario,
sosteniendo un micrófono en la boca mientras canta la letra. La audiencia
deja de hablar cuando la escuchan cantar, con razón. Su voz es hermosa,
pero no coincide con su energía.
Parece vacía. Oscura.
Podría ser un problema...
Después del espectáculo de Demonios y Ángeles, la maestra del fuego
sale con un bastón de dragón en llamas y se mueve a través de su rutina. Es
muy bonita, creo.
El tipo de belleza que hace que otras chicas sean inmediatamente
odiosas. El tipo de bonita que me hace odioso. Trabaja el fuego como una
profesional y tiro palomitas de maíz en mi boca, disfrutando de su selección
de música y de sus movimientos de baile. Tan talentosa.
Cuando escucho que una moto arranca detrás de mí, veo que Killian y
ella comparten escenario. Es tan íntimo para la gente de Mayhem compartir
escenario con alguien.
Como Dove y King.
Tan... íntimo.
Mi tiempo es limitado. Muy limitado. Tengo tantas ganas de correr hacia
el centro de ese escenario y derribar todo su mundo, pero por ahora...
Esperaremos…

317
Próximo libro
I n Si le n ce S h e S cr e a m s
(MIDNIGHT MAYHEM #3)

318

Estará disponible pronto.


La historia de Kyrin y Lilith.
Sobre la autora
Amo Jones

319

Amo Jones es una pequeña chica de campo que está en pleno desarrollo
como autora (probablemente lo está haciendo todo mal). Le gusta el pastel,
le encanta el vino y su religión es mágica. Es una gran trabajadora, pero
cuando no está escribiendo, puedes encontrarla relajándose con sus hijos y
compañeros en la playa más cercana, con un coctel en la mano. Nueva
Zelanda no es un estado de Australia y el rugby es el mejor deporte que ha
jugado.
320

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