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1 El origen de la vida mental segun Winnicott Al principio hay no-integracién, no hay ligazén alguna entre el cuerpo y la psique, y no hay lugar para una realidad Distinta de Mi Donald Winnicott INTRODUCCION Este capitulo tiene como germen la gratitud hacia la obra de Winnicott y el espfritu de su obra al subrayar la creatividad y hacer del psicoandlisis algo también Itidico. Trata sobre el postulado winnicottiano de los “origenes del ser”, Curioso pedido, ya que la lectura winnicottiana de los origenes del ser exige el monumental esfuerzo de pensar lo que sucedié cuando no habia aun un individuo pensante, es decir, se intentaré evocar una paradoja win- nicottiana: “un yo que intenta pensar su propio origen, cuando no habia un yo aun”, DESARROLLO La experiencia placentera que implica la lectura de Winnicott radica, a mi modo de entender, en e! espiritu de libertad que hay en sus textos, en don- 2 El encuentro psicoznalitico como experiencia estética de el mundo paraddjico y lddico es bienvenido y no asf el dogmatismo y el absolutismo. Winnicott (1971) se preguntaba édénde esta el nifio mientras juega?; del mismo modo podriamos preguntarnos nosotros édénde esta el lector de Winnicott mientras lee sus libros? Las respuestas a ambas preguntas se an- tojan idénticas: en el area transicional o de la experiencia cultural, y es que si el lector se deja tocar por los textos de Winnicott paulatinamente homo ludens se impone a homo sapiens, y el juego de crear y destruir sus lecturas garabatea genuinamente en la mente del lector, que lejos de querer com- prender, al final, entiende que se trata de vivenciar sus lecturas. Pido al lector imagine este capitulo como un juego de entrar a una ex- hibicién temporal de un museo, exposicién que nombraré “Génesis”, y en la que se presentan cuatro salas que llamo, respectivamente: 1) Burbuja, 2) No-integracién, 3) Centro y 4) Soledad; salas que nos daran una idea de lo que Winnicott entendiera por los origenes del ser. Ademas, nos acompafia- ran filésofos y poetas invitados, oficios ambos de espiritu winnicottiano (el poeta juega con las palabras y el fildsofo lo hace con las ideas). Para irnos sensibilizando al “modo winnicott”, es decir, el modo de ver el mundo desde el recién nacido (y no “por” el recién nacido), propongo la siguiente cita, que bien podria estar exhibida en la entrada de nuestra su- puesta exposicién: Es posible concebir un nacimiento en el cual el pasaje del estado no nacido al estado de nacido es producido por el bebé (...}, con esto quiero decir que el bebé tiene una serie de impulsos y que el avance hacia el estado de ser nacido proviene de su capacidad para sentirse responsable. Sabemos, desde luego, que el nacimiento fue provocado por las contracciones uterinas. Desde el pun- to de vista del bebé, fue su impulso el que generé los cambios y el avance fisico hacia una nueva posicién. (Winnicott, 1988, p. 200) Si bien en esta cita Winnicott habla estrictamente de la experiencia del nacimiento biolégico, a lo largo de su obra plasmé innumerables metaforas para enunciar los origenes de la mente, incluidas metdforas que datan des- de antes de que el mismo sujeto se percatara de su existencia. Pasado el texto de apertura, invito al lector a entrar a las salas y conocer algunas formas narrativas miticas, Itidicas y filoséficas sobre el umbral que transcurre entre la no vida y la vida. Esta cesura enigmitica de los inicios ps{quicos vista desde la pluma de uno de los mas intuitivos pensadores que ha conocido la historia del psicoandlisis. Elorigen de la vida mental segiin Winnicott 3 PRIMERA SALA: BURBUJA Dado que e! dos esta al comienzo seria contraproducente aventurarse a afirmar qué polo comenzé en el interior de la dualidad: Peter Sloterdijk Fue una paciente de Winnicott quien le comunicé la idea de la “burbuja” como metafora de lo originario. En su articulo “Recuerdos del nacimiento, el trauma del nacimiento y la angustia” (1949), expone lo siguiente: La paciente dijo: “Al principio el individuo es como una burbuja. Si la presién exterior se adapta activamente a [a presi6n interior, entonces la burbuja es lo significativo, es decir, el ser del pequefio. No obstante, si la presién ambiental es superior o inferior a la presién existente de la burbuja, se adapta a la presién exterior”. (1949/1999, p. 248) La burbuja es entonces un necesario proto-espacio,.donde se gestard el sera partir del otro, antes de que ser y otro sean comprendidos como tales. La madre entorno —que es la madre a este nivel— deberd no reventar con su intrusividad la burbuja, regalando a su infante la ilusién de que él crea todo cuanto necesita. Al respecto, Athanasiou-Popescu (2004) en su ensayo sobre el self ver- dadero nos dice: Si el entorno, la madre, ha respetado ta presién de esa burbuja frégil consti- tuida por el self del bebé, es decir, si la madre se ha retirado lo suficiente para que el bebé pueda ignorar su existencia, entonces la burbuja adquiere para el pequefio el sentido de ser: su self (2004, p. 133) Dicho de otra manera, la burbuja funge como espacio transformacional siguiendo la nomenclatura de Bollas (1987); objeto que permite amortiguar el cambio gravitacional del pasaje del estado fetal al nacimiento. De hecho, Winnicott plantea que las funciones maternas de arropar, acunar, sostener, cubrir, envolver, etc. son una intuitiva forma de la madre para que el pasaje gradual de la vida in utero a la vida ex utero sea menos catastrofico. Asi nos dice: El bebé pasa de ser amado desde todas las direcciones a ser amado sélo desde abajo. Las madres valoran esto por el modo en cémo sostienen al bebé (...), si 4 El encuentro psiceanaiitico come experiencla estética se procede con torpeza en este pasaje de la era pregravitatoria a la gravitato- tia, se sientan las bases del suefio de caer para siempre o de ser alzado a las alturas infinitas (...) El pasaje de una era a la otra puede entrafiar el pasaje de ser amado a set desechado. (1988/1996, p. 184) Sabemos bien que Winnicott fue un maestro del espacio psiquico, de modo que muchas de sus metéforas tendran el sello espacial como la marca de la casa. A mi modo de ver, este espacio junto con el transcurrir del tiem- po seran las condiciones para lo que el autor llama el “estar siendo” en el mundo, esto es, habitar un lugar, transcurriendo un tiempo y percatandose de ambas experiencias. No puedo pasar a la siguiente sala sin invitar al fildsofo aleman, Peter Sloterdijk (2003), quien dedica una trilogia al estudio filos6fico del espacio, que él llama “esferas”, y que justamente dedica un volumen entero a la “bur- buja” como el espacio originario del ser. Revisando esta obra, uno encuentra ecos o casi duplicas del pensamien- to winnicottiano sobre lo originario en tanto burbuja. Dejo algunas citas del filésofo aleman que lo ilustran bien: El par primario flota en una atmosférica unicidad dual, o duplice unicidad, re- ferencia mutua y separacién intima, de la que ninguno de los socios originarios. puede separarse sin abolir la relacién total. {p. 49) Lo que en el lenguaje de algunos fildsofos modernos se llamd ser-en-el-mundo significa para la existencia humana, primero y sobre todo: ser-en-esferas. (p. 52) El primer libro de esta trilogia esferas habla de unidades microsféricas que aqui se llaman burbujas. Ellas constituyen las formas de intimidad de ser-en forma redondeada {...). Exploramos un continente exhalado en el mar matriarcal en el que hemos vivido en un tiempo subjetivamente prehistérico y que hemos abandonado con el comienzo de las historias aparentemente propias. (p. 66) SEGUNDA SALA: NO INTEGRACION La “no-integracién” es para Winnicott el primer estado mental en los tiem- pos donde “no hay tal cosa llamada bebé”, y no obstante su precariedad Elorigen dela vida mental segin Winnicott 5 —o justamente por ello— encuentra alli al ser en potencia; por lo que su busqueda en andlisis resulta tan valiosa y buscada, pues re-ubica al sujeto en el umbral de su existir para retomar aspectos de su ser que quedaron en potencia, o como él lo llama en estado de “no vivacidad”. Respecto a los orfgenes del ser, Winnicott se hace las siguientes preguntas: éCudl es el estado del individuo humano al emerger el ser a partir del no ser? éCual es el estado fundamental el que todo individuo, por viejo que sea, puede retornar para empezar de nuevo?” (1988/1986, p. 186} Ese estado es sin duda la no-integracidn, y por él se refiere también al estado originario en donde no hay ligazén alguna entre cuerpo y psique, y en donde el se/f no constituido atin no discrimina lo que es “parte de mi”, de lo que es “distinto de mi”. Winnicott, en sus escritos sobre la no-integracién, transmite al lector un apasionante respeto por este estado, en tanto germen de toda futura sub- jetividad y primer registro de la continuidad existencial que marca el “estar siendo”, aun antes de percatarse de dicha existencia. Invitemos a otro fildsofo, el lituano Emannuel Lévinas (2006) quien, par- ticularmente en su obra “De la existencia al existente”, escribe sobre el ori- gen del ser y nos habla de una etapa andnima, impersonal y pre-subjetiva que denomina simplemente el “hay”, lo que recuerda al estado de “no-inte- gracién” de Winnicott. Dejemos que el fildsofo nos ilustre: Imaginemos de vuelta a la nada de todos los seres... gy esa nada misma? Algo pasa, aunque no sea mas que la noche y el silencio de la nada. La indetermina- cin de ese “algo pasa” no es la indeterminacién del sujeto que se refiere a un sustantivo. (2006, p. 69) Hay en general, sin que importe lo que hay, sin que pueda pegarse un sustan- tivo a ese término. Hay. Forma impersonal, como “llueve” 0 “hace calor”, anonimato esencial {...). (2006, p. 70) La existencia privada de cada término, dominada por el sujeto que es, pierde ese caracter privado, retorna a un fondo indistinto, la existencia sumerge al otro, y justo por eso no es ya la existencia de uno, Reconocemos en ella el hay. (2006, p. 73) Winnicott, por su parte, enfatizé mucho la huella que dejan las expe- riencias de este “hay” o estado de “no-integraci6n” para la persona que 6 El encuentro psicoanalitico come experiencia estética de allf sera constituida. Asi, por ejemplo, su articulo “Miedo al derrumbe” (1963) trata sobre experiencias que acaecieron en los tiempos de Ja existen- cia sin existente, experiencias que paraddjicamente “no sucedieron” pues no habria atin un self que las registrara, pero que dejaron una sensacion de derrumbe en el sujeto. Winnicott (1963) nos dice que “no es posible recordar algo que no ha su- cedido atin, porque el paciente no estaba alll para que sucediese” {p. 117); de modo que la Unica manera de vivenciar e historizar por primera vez esa vivencia de derrumbe seré el vinculo transferencial via la regresin a un ni- vel de “no-integracién”. TERCERA SALA: CENTRO El centro de un poema es otro poema el centro del centro es /a ausencia en el centro de la ausencia imi sombra es el centro del centro de! poema A. Pizarnick Otra metéfora sobre los comienzos del ser es la de “un centro que no co- munica”, con esto se refiere Winnicott a un estado primario del ser que es sagrado, privado, mudo y, en tanto tal, debe ser respetado, lo que recuerda las nociones budistas sobre el ser y no ser. En su articulo “La comunicacion y la falta de comunicacion” (1963), Win- nicott reivindica el derecho a no comunicar y sugiere que en el centro del ser existe “un nticleo que nunca se comunica con el mundo de los objetos”, y que “cada individuo es un ente aislado, permanentemente incomunicado, desconocido, no hallado, de hecho” (p. 227). De modo que, en el centro de toda persona, este elemento incomunicado es un elemento sagrado y mere- cedor de proteccién, ya que para Winnicott, el que se violente este espacio privado equivale a la “violacién del nticleo del ser”. En dos articulos tardios titulados, respectivamente, “Nada en el centro” (1959) y “Dos notas sobre el uso del silencio” (1963), Winnicott ilustra el tra- bajo clinico sobre la parte comunicativa y no comunicativa del self, y el uso del silencio como una técnica de hecho muy activa por parte del analista. Volviendo al nucleo del ser, existen dos imagenes que Winnicott propo- ne para su comprensién: una dinamica y una estatica, ambas coexistentes. Elorigen de ia vida mental segén Winnicott 7 La versién dindmica nos habla de un desarrollo del ser desde el centro hacia los lados, o del nucleo hacia la corteza, siendo el nticleo el ser verdade- roy la corteza el falso, habiendo una comunicacién de adentro hacia afuera cuando se gesta un ser verdadero o inversa al ser falso, en donde la corteza engrosa al punto de poder aprisionar el nucleo del ser y aniquilarlo. La segunda version es estatica, y nos habla del centro en tanto “centro de gravedad”; de modo que el sujeto esté donde esté y se encuentre en donde se encuentre, siempre llevard consigo ese centro al que puede remi- tirse como centro de gravedad, es decir, lugar de sostén y refugio psiquico, como el viajero que no pierde el “norte” gracias a la brijula que lo orienta. Como se ve en el capitulo 5, este nticleo del ser es llamado por Bollas “propio ser genuino” (1989), y su fuerza la “pulsién de destino”, que lo posi- ita a luchar contra el programa ambiental intrusivo (al que llama “hado”), que por cuestiones transgeneracionales se le tiene impuesto como un pro- yecto de ser ajeno a su centro gravitacional y a su propio proyecto de viaje. Con una clara influencia winnicottiana, Bollas nos dirfa que un individuo en andlisis llega porque ha perdido su brijula y, por lo tanto, su destino, y se encuentra viajando en el pais del hado donde se siente extranjero de si mis- mo e incapaz de hablar su propio idioma humano. El analista devolverd este viaje potencial, gracias a su respeto por el proyecto de ser de cada paciente, incluida su necesidad de no comunicar lo que considera més sagrado de él. CUARTA SALA: SOLEDAD Me siento tan solo, que siento la distancia entre mi y mi traje F, Pessoa Volvamos al texto “Naturaleza humana” (1988), ahf Winnicott nos lanza una mas de sus paradojas originarias: “Al principio hay soledad esencial, Al mis- mo tiempo, esta soledad sdlo puede tener lugar en condiciones de maxima dependencia”. (p. 186) En este estado de “soledad” nace el ser, y el estado previo lo denomina “la no vivacidad”. De hecho, en este capitulo central, Winnicott nos regala una definicién de la vida a la que designa como el intervalo entre dos esta- dos de falta de vivacidad. 8 Elencuentro psicoanalitice como experiencia estética La secuencia para Winnicott es la siguiente: no vida —vida— no vida, y en su nomenclatura no utiliza el termino muerte, lo que lejos de ser un caprichoso recurso literario es ante todo una forma de ver el mundo a modo de los filésofos vitalistas (Bergson), donde sentirse real (vital) es mas que existir y en donde no basta con estar bioldgicamente vivo para estar vivo, y el no estarlo no es estar muerto, sino ante todo no vivo atin. Asi nos dice: La experiencia del primer despertar (en esa soledad esencial) le da al individuo la idea de que existe un estado pacifico de falta de vivacidad, al cual puede ac- cederse pacificamente mediante una regresion extrema. La mayoria de lo que habitualmente se dice y siente sobre la muerte, se refiere a este primer estado anterior a la vivacidad en la cual la soledad es un hecho. (1988, pp. 186-187) Otra vez Winnicott juega con nuestro pensamiento y nos lleva ai limite para repensar la idea de la soledad, y nos situa en el umbral entre la vida y la no vida. Ya antes de este pasaje, Winnicott en su famoso texto sobre soledad {1958) nos habia deleitado con su idea de soledad como “una capacidad” que se da “en presencia de otro”. En esa obra, él nos pregunta: “des posi- ble que un nifio o un bebé estén solos en una fase muy temprana?”, a lo que responde: “es precisamente la parte principal de mi tesis que nos es necesario poder hablar de una forma pura —o ingenua si lo prefieren— de estar solo”. {p. 35) De este modo, la soledad como “capacidad” es un desarrollo posterior —un logro— que se fundamenta en experiencias infantiles tempranas de estar a solas en presencia de alguien, y asi sucesivamente pasar del “no Yo” al “Yo”, luego el “yo estoy” y, finalmente, el “yo estoy solo”. Dicho de otro modo, la refinada capacidad de estar a solas (1958) se instaura sobre la base de haber sido respetado por un entorno no intrusivo, que con su ausencia se hizo presente permitiendo momentos de ser en po- tencia, y acudiendo cuando el umbral de {a separacién lo requeria, En su articulo citado, Winnicott habla sobre la pareja que después de hacer el amor se permite estar a solas en presencia mutua, en un estado de relajacién similar a la calma no-integracién de la que hablé anteriormen- te. La pareja poscoito representa la re-escenificacién de aquella diada origi- naria que se permitiré coexistir en mutua soledad, y su paradoja radica en que a través de la soledad estan en una profunda vincularidad. Al respecto dice el autor: Elorigen de le vida mental segan Winnicott 9 Después de una copula satisfactoria, cada uno de los componentes de la pareja esté solo y contento en su soledad; el ser capaz de gozar de la soledad al lado de otra persona que también estd sola constituye de por s{ un indicio de salud. (1958, p. 339) La soledad originaria es pues, para Winnicott, un bien muy preciado y el analisis en momentos se antoja como un espacio en donde dos personas enla intimidad mas absoluta se permiten acompaiiarse en sus silencios para poder ser tocados por la musica de lo inconsciente, ya después emergeran de ese estado para hablar de ello... ono. SALIDA Para terminar esta exposicién propongo una ultima pared antes de la salida, en donde —a propésito de la soledad— Masud Khan (1983) nos ilustra con un mini-tratado de técnica winnicottiana: éCual es la naturaleza y la funcién de esta soledad en la infancia? En primer lugar, procura espacio y tiempo para que las capacidades biolégicas innatas se actualicen en un estado psiquico personal (...) En segundo lugar, gran parte de lo que el nifio es incapaz de trasformar en experiencia psiquica en esta etapa temprana pasa al olvido. Considero que con esto se referia Freud, a su concepto de represién primaria, Pero lo que pasa al olvido no se pierde, aparecerd luego en estados locos intimos. Y uso deliberadamente la palabra “loco” diferencian- dola del concepto “psicético”, porque cada adulto est loco de una manera muy intima y también solo (...) Para el analista, la verdadera dificultad surge cuando el analizante trae a la sesién su estado loco y su necesidad de estar solo; a me- nudo se confunde esta Ultima con resistencia (...). Pero eso no es lo peor que hacemos los analistas, también intentamos darle un sentido al no sentido de la locura hablada del paciente en términos de nuestro vocabulario conceptual {...), equivocados pero con profundo interés, intentamos darle un sentido a ese no sentido reconstruyendo los hechos de la infancia o sus fantasias. Nada de eso ayuda; el potencial creativo de la locura vuelve a caer en el olvido, y el ana- lizando ya no esta ni loco ni solo, sino simplemente abandonado a su soledad y perdido. (pp. 187-188) Bibliografia Athanassiou-Popesco, C. (2004). El nticleo narcisista primario: sus relaciones con el verdadero self winnicottiano, En: Winnicott Insdlito. Buenos Aires: Nueva Vi- sin. 10 ELencuentro psicosnalitico como experiencia estética Bollas, C. (1987). El objeto transformacional. En: La sombra del objeto: psicoandlisis de lo sabido no pensado. Buenos Aires: Ed. Amorrortu. . (1989). El impulso de destino. En: Fuerzas del destino: Psicoandlisis e idio- ma humano, Buenos Aires: Ed. Amorrortu. Khan, M. (1983). Infancia, soledad y locura. En: Locura y soledad: entre la teorfa y la prdctica psicoanalitica. Buenos Aires: Lugar Editorial. Lévinas, E. (2006). De /a existencia al existente. Madrid: Arena Libros. Sloterdijk, P. (2003). Esferas !. Barcelona: Siruela, Winnicott, D (1963). Miedo al derrumbe. En: Exploraciones Psicoanaliticas 1. Bue- nos Aires: Ed. Paidds, 1991. . (1949). Los recuerdos del nacimiento, el trauma del nacimiento y la an- gustia. En: Escritos de pediatria y psicoandlisis. Buenos Aires: Ed. Paidés, 1999. . (1958), La capacidad para estar a solas. En: Procesos de maduracién en el nifio. Barcelona: Laia, 1975, . (1959). Nada en el centro. En: Exploraciones Psicoanaliticas 1. Buenos Ai- res; Ed, Paidés, 1991. - (1963). Dos notas sobre el uso del silencio. En: Exploraciones Psicoanaliti- cas 1. Buenos Aires: Ed, Paidds, 1991. . (1971). Realidad y juego. Barcelona: Gedisa. - (1988). La naturaleza humana. Buenos Aires: Ed. Paidés.

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