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N « Merlin! -mascullé-. jHay vece saca de mi armadura! We 6, mente me Con un ruido seco, el caballero dej6 caer cuerpo bajo un drbol para reflexionar sobre lg rt tas del mago. Qué pensaba en realidad? w jPodra ser ~dijo en vor alta a nadie en pay lar- que yo mo fuera bueno, generoso y amorogo? eu. ~Podria ser dijo una vocecita~. Si no, ; estdis sentado sobre mi cola? — “ jEh? -el caballero miré hacia abajo y vio an pequef adil sentada a su lado. Es decir, castes ardilla. Su cola estaba escondida. — Oh, perdona! ~dijo el caballero, moviendo rip, damente la piemna para que la ardilla pudiera recupera su cola-. Espero no haberte hecho daiio. No veo muy bien con esta visera en mi camino. ‘ qué No lo dudo -replicé la ardilla sin ningén reser. timiento en la vor-. Por eso siempre estdis pidiendo disculpas a la gente por haberles hecho dao. La tinica cosa que me irrita més que un mago s- belotodo es una ardilla sabelotodo ~gruiis el caballero- No tengo por qué quedarme aqui y hablar contigo. Luché contra el peso de la armadura en un int lento por ponerse de pie. De repent, sorprendido,balbuce — {Eh,... ti y yo estamos hablando! _Una muestra de mi buena fe ~replicé la ardi- le teniendo en cuenta que os habéis sentado sobre nicola. —Pero si los animales no pueden hablar ~dijo el ca- ballero. —Oh, claro que pueden dijo la ardilla-, cede es que la gente no escucha, El caballero movié la cabeza perplejo, {Me has hablado antes? —Claro, cada vez que rompia una nuez y la empuja- ba por vuestra visera. —{Cémo es que te puedo ofr ahora si no te podia ofr entonces? —Admiro una mente inquisitiva ~comenté la ardi- lla-, pero jnunca aceptais nada tal como es, simplemente porque «? —Estés respondiendo a mis preguntas con preguntas -dijo el caballero-, Has pasado demasiado tiempo con Merlin. —1Y vos no habéis pasado el tiempo suficiente con él! La ardilla le dio un ligero golpe al caballero con su cola y trepé a un Arbol corriendo. El caballero la llamé. ~jEspera! ;Cémo te llamas? —Ardilla -replicé ella simplemente, y desaparecié enla copa del Arbol. Lo que su- 31 . ero movi6 la cabeza, Aturdido, el caballero movi6 iSe hay, 0? En ese preciso instante, vig 4 es imaginado todo este lin acercarse. oo —Merlin -dijo-. Zengo que sal qui. He empen, doa hablar con ardillas. spléndido -replicé el mago. El caballero le mir6 preocupado. — jCémo que espléndido? {Qué queréis decir? —Simplemente eso. Os estdis volviendo lo Sulicieni, mente sensible como para sentir las vibracones de gin El caaleo estaba abviamente confandid, agg Merlin continué explicando: —No hablasteis con la ardilla con palabras, sing ae centstes sus vibraciones, y tradujistes esas vibracons, en palabras. Estoy esperando el dfa en que empecéig ; hablar con las flores. —Eso seré el dia que las plantéis en mi tumba, iTen. go que salir de estos bosques! —jAdénde irfais? —Regresarfa con Julieta y Cristébal. Han estado solos durante mucho tiempo. Tengo que volver y cuidar de ellos. ~ Cémo pods euidar de ellos si ni siquiera podés cuidar de ww mismo? —pregunté Merkin, _7Pero los echo de menos -se quejé el caballero- Quiero regresar con ellos. Aun en el peor de los cases. ~Y es exactamente asf como Tegresaréis si vais con ‘Yuestra armadura le previno Merlin, El caballero miré a Merlin con tristeza. 32 _No quiero esperar a quitarme la armadura. Quiero olver ahora y ser un marido bueno, generoso y amonec, a Julieta y un gran padre para Cristébal, Merlin asintiécomprensivo. Le dij al caballero que regresar para dar de si mismo era un maravilloso regalo. Sin embargo -afiadié-, un don, para ser un don, debe ser aceptado. De no ser asi es como una carga pars las personas. — {Quertis decir que quizd no quieran que regrese? -pregunt6 el caballero sorprendido-, Seguramente me darian otra oportunidad. Después de todo, yo wey uno de Jos mejores caballeros del reino. —Quizé esta armadura sea més gruesa de lo que parece -dijo Merlin con suavidad, El caballero reflexions sobre esto. Recordé las eter- nas quejas de Julieta porque él se iba a la batalla tan a menudo, por la atencién que le prestaba a su armadura, y por su visor cerrado y su costumbre de quedarse dor- mido para no ofr sus palabras. Quizé Julieta no quisiera que él volviera, pero Cristobal sf queria. — {Por qué no mandarle una nota a Crist6bal y pre- guntérselo? -sugirié Merlin. El caballero estuvo de acuerdo en que era una buena idea, pero gc6mo podia hacerle legar una nota a Cristé- bal? Merlin sefialé a la paloma que estaba posada sobre su hombro. —Rebeca la llevar. Hd caballera.esisha perpleje. 55 Ella no snde vivo. sabe ddne Es séh jaro. edo distin este -respondi podria decir de vos. uir el norte del sur y el -P 6 secamente Rebec to cua Je lo que s¢ es mis : caballo se dsculp6 rpidamente. Estab coy pletamente pasmade. No sélo habia hablado con yn, lla, s en el mismo dia. rans yuna anil sino que ademas ls habia hj enfadar a las dos Como era un pajaro de gran corazén, Rebeca acepss las disculpas del caballero y partié con la nota para Cris. tébal en el pico. _No armulles con palomas extraiias 0 dejards caer mj nota -le grité el caballero. Rebeca ignor este comentario desconsiderade, pusse daba cuenta de que el caballero tenfa mucho que aprender, Pasé una semana, y Rebeca atin no habia regresado, El caballero estaba cada vez mds impaciente, temien- do que hubiera caido presa de alguno de los halcones de caza que él y otros caballeros habian entrenado. Se estremecié, preguntandose cémo habia podido partici- par en un deporte tan sucio, y se arrepintié otra vez de su horrible equivocacién. Cuando Merlin terminé de tocar su latid y de cam tar Tendrés un largo y frio invierno, ai tienes un corto y frit corazén, el caballero le expresé sus preocupaciones ©? — respecto a Rebeca. Merlin le dio confianza con un alegre verso: —La paloma més lista que jamés haya voledo so puede ira parar a ningin guisado, ; En ese momento, un gran parloteo se levanté entre jos animales. Todos miraban al cielo, asf que Merlin y el caballero miraron también. Muy alto, sobre sus cabezas, dando cfrculos para aterrizar, estaba Rebeca, BI caballero se puso de pie con gran esfuerzo, al tiempo que Rebeca se posaba en el hombro de Merlin, Cogiendo la nota de su pico, el mago la miré y le dijo al caballero con gravedad que era de Cristébal ~ ;Dejédmela ver! ~dijo el caballero, quiténdole el papel con impaciencia. Dej6 caer la mandibula con un ruido al tiempo que miraba, incrédulo, el papel-. Esté en blanco! ~exclam6-. {Qué quiere decir esto? ere decir -dijo Merlin suavemente- que vues- tro hijo no os conoce lo suficiente como para daros una respuesta. El caballero permanecié quieto un momento, pas- mado, luego lanzé un gemido y lentamente cay6 al 35 suelo, Intenté retener las lagrimas, pues los cabal} brillante armadura simplemente no Horan. Sin acl pronto su pena le yencid. Luego, exhausto y meq; ayy gado en su yelmo por las lagrimas, el caballero in 4 ede dormido. X El Sendero de la Verdad UANDO EL CABALLERO DESPERTO, Merlin esta- ba sentado silenciosamente a su lado. ‘Siento no haber actuado como tn tabellero _dijo-. Mi barba esté hecha una sopa -aiiadié disgustado, —No os excuséis —dijo Merlin-. Acabais de dar el primer paso para liberaros de vuestra armadura. — j Qué queréis decir? Ya lo veréis —replicd el mago. Se puso de pie-. Es hora de que os vaydis. Esto molesté al caballero. Estaba empezando a dis- frutar de estar en el bosque con Merlin y los animales. De cualquier manera, le parecia que no tenia adénde ir, Aparentemente, Julieta y Cristébal no lo querfan en casa, Es verdad que podia volver al asunto de la caba- llerfa e ir a alguna cruzada. Tenia una buena reputacién en batalla, y habia muchos reyes que se sentrian felices 37 tenga a su lado, pero ya Te pares, pudiese tener sentido. lah Merlin le recordé al caballero su nueip liberarse de su armadura. Prope — {Por qué molestarse? —pregunté el caball peramente- A Julieta y a Cristdbal les da igual =. : th quito 0 no. —Hacedlo por vos mismo -sugirié Merlin,» atrapado entre todo es€ acero os ha causada mya problemas, y las cosas empeorarn con el paso del ge po. Incluso podrisis morir a causa de una neumonia ys culpa de una barba empapada. ; —Supongo que sf, mi barba se ha convertido en yy fastidio -replicé el caballero-. Estoy cansado de cary con ella y estoy harto de comer papillas. Ahora quel pienso, ni siquiera me puedo rascar la espalda cuando me pica. —{Y cudndo fue la tiltima vez que sentisteis el calor de un beso, olisteis la fragancia de una flor, oescuchasts una hermosa melodia sin que vuestra armadura se intr pusiera entre vosotros? Ya ni me acuerdo ~murmuré el caballero con ts teza~. Tenéis razén, Merlin. Tengo que liberarme de ett armadura por mé mismo. —No podéis continuar viviendo y pensando come habéis hecho hasta ahora ~dijo Merlin-. Fue asf como quedasteis atrapado en ese montén de acero al princi, Pero, jcémo puedo cambiar todo eso? -pregu™ el caballero intranquilo. 38 i | i y -No es tan dif como parece -explis Meri, onducendo al cabllero hacia un sendero-, Este cs gendero que seguistels para llegar a estos bosques, Yo no seguf ningtin sendero dijo el caballero. .gatuve perdido durante meses! "La gente no suele percibir el sendero por el que transita —replicé Merlin, — jQueréis decir que el sendero estaba ahi pero yo nolo podia ver? —Si, y podéis regresar por el mismo, si asf lo desedis: pero conduce a la deshonestidad, la avaricia, el odio, los celos, el miedo y la ignorancia, —jEstdis diciendo que yo soy todo eso? -pregunté el caballero indignado. En algunos momentos, sois alguna de esas cosas -admitié Merlin en vor baja. El mago sefialé hacia otro ~*~ sendero, Era més estrecho que el primero y muy em- pinado. —Parece una escalada dificil -observé el caballero. —lise -dijo Merlin asin- tiendo-es el Sendero de la Verdad. Se vuelve més empinado a me- dida que se acerca a |a cima de una lejana Montaiia. ‘ El caballero contempls el empinacl cg, : tusiasmo. "0 sin a —No estoy seguro de que valga la pena, , seguiré cuando llegue a la cima? (Que oy, —Se trata de lo que no tendréis ~explicg ML jVuestra armadura! erin, El caballero reflexion sobre esto. Si regresahy el camino por el que haba venido, no tendria espe, deliberarse desu armadura y, probablemente soledad y fatiga. La nica manera de quitarse la es * ra era, por lo visto, seguir el Sendero de la Verdgd que pudiese, en tal caso, morir intentando trepar hya empinada montafia. ea El caballero observé el dificil sen : lante. Luego miré hacia abajo, y para a & FO que cubria su cuerpo. —Esta bien —dijo con resignacién-. Probaré el Sen dero de la Verdad. Merlin asintié. —Vuestra decisién de transitar un sendero desco nocido, teniendo que cargar con una pesada armadura requiere mucho coraje. El caballero sabfa que tenfa que comenzar de inne: diato, porque, si no, podria cambiar de opinién. —Iré a buscar a mi fiel caballo -dijo. —Oh, no -rebatié Merlin, moviendo la cabeza de lado a lado-. El camino tiene partes demasiado este chas como para que un caballo pueda pasar. Tendrt# que ira pie, 40 nado el caballer se dej6 caer sobre una roca rorizado, ee que prefiero mori por culpa de una bara Hl da-dijo, perdiendo todo el coraje con una rapi- empapa smpresonante. No tendréis que viajar solo le dijo Merlin, Ar. “gillaos acompafiar’. ~ Qué pretends, que cabalgue sobre una adila? pregunté el caballero, asustado ante la idea de tener | por compafera en tan arduo viaje aun animal sabelotodo, —Puede que no me poddis montar ~dijo la ardills, pero me necesitar€is para que os ayude a comer. ;Quin, si no, masticara las nueces para vos y las Pasaré por Fpoestra visera? Cuando Rebeca oyé la conversacién, volé desde un Arbol cercano y se posé en el hombro del caballero, —Yo también os acompafiaré. He estado en la cima de la montafia y conozco el camino dijo. La buena disposicién que mostraban los dos animae les para ayudarle proporcion6 al caballero el coraje que necesitaba.

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