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Ch. 2 Linear and Quadratic Functions


2.1 Properties of Linear Functions and Linear Models
1 Graph Linear Functions

MULTIPLE CHOICE. Choose the one alternative that best completes the statement or answers the

question. Determine the slope and y -intercept of the function.


1) f(x) = 6x - 8
A) m = 6; b = -8 B) m = 6; b = 8 C) m = -6; b = -8 D) m = -6; b = 8

2) h(x) = -5x - 3
A) m = -5; b = - 3 B) m = 5; b = 3 C) m = 5; b = - 3 D) m = -5; b = 3

3) p(x) = -x - 5
A) m = -1; b =-5 B) m =1; b = 5 C) m = -1; b = 5 D) m = 0; b = -5

4) f(x) = 4x + 6
1
A) m = 4; b = 6 B) m = 6; b = 4 C) m = ; b = - 6 D) m = - 4; b = -
4
6

5) F(x) = 9
A) m = 0; b = 9 B) m = 9; b = 0 C) m = 0; b = 0 D) m = 9; b = 9

6) G(x) = 5x
1
A) m = 5; b = 0 B) m = -5; b = 0 C) m = ; b = 0 D) m = 0; b = 5
5

Page 1 1
7) F(x) = x
4
1 1 1
A) m = ; b=0 B) m = 4; b = 0 C) m = - ; b = 0 D) m = 0; b =
4 4 4

Page 2
Use the slope and y-intercept to graph the linear function.
8) f(x) = 3x + 3
y

-5 5 x

-5

A) B)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

C) D)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

Page 3
9) g(x) = -2x - 1
y

-5 5 x

-5

A) B)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

C) D)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

Page 4
10) p(x) = -x + 4
y

-5 5 x

-5

A) B)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

C) D)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

Page 5
3
11) f(x) = x+3
4
y

-5 5 x

-5

A) B)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

C) D)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

Page 6
1
12) h(x) = - x-2
2
y

-5 5 x

-5

A) B)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

C) D)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

Page 7
13) F(x) = -3
y

-5 5 x

-5

A) B)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

C) D)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

Page 8
14) G(x) = 5x
y

-5 5 x

-5

A) B)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

C) D)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

Page 9
1
15) F(x) = - x
5
y

-5 5 x

-5

A) B)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

C) D)
y y

5 5

-5 5 x -5 5 x

-5 -5

Determine whether the given function is linear or nonlinear.


16)
x y = f(x)
5 15
10 30
15 45
20 60
A) linear B) nonlinear

Page 10
2 Use Average Rate of Change to Identify Linear Functions

MULTIPLE CHOICE. Choose the one alternative that best completes the statement or answers the

question. Determine the average rate of change for the function.


1) f(x) = 11x + 7
A) 11 B) -7 C) 7 D) -11

2) h(x) = -5x + 1
A) -5 B) 5 C) 1 D) -1

3) p(x) = -x + 7
A) -1 B) 1 C) - 7 D) 7

4) F(x) = -9
1
A) 0 B) - C) 9 D) -9
9
2
5) f(x) = x+
3
5 B) - C) 3 D) - 3
2 2
A)
5 5

3
6) h(x) = - x+
2
5 3
B) C) 2 D) - 2
3 5
A) -
5

Page 11
3 Determine Whether a Linear Function is Increasing, Decreasing, or Constant

MULTIPLE CHOICE. Choose the one alternative that best completes the statement or answers the

question. Graph the function. State whether it is increasing, decreasing, or constant..


1) f(x) = 5x + 3
y
8

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2

-4

-6

-8

A) increasing B) increasing
y y
8 8

6 6

4 4

2 2

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x -8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2 -2

-4 -4

-6 -6

-8 -8

C) decreasing D) increasing
y y
8 8

6 6

4 4

2 2

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x -8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2 -2

-4 -4

-6 -6

-8 -8

Page 12
2) g(x) = 3x - 6
y
8

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2

-4

-6

-8

A) increasing B) increasing
y y
8 8

6 6

4 4

2 2

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x -8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2 -2

-4 -4

-6 -6

-8 -8

C) decreasing D) decreasing
y y
8 8

6 6

4 4

2 2

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x -8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2 -2

-4 -4

-6 -6

-8 -8

Page 13
3) h(x) = -2x + 3
y
8

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2

-4

-6

-8

A) decreasing B) decreasing
y y
8 8

6 6

4 4

2 2

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x -8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2 -2

-4 -4

-6 -6

-8 -8

C) increasing D) increasing
y y
8 8

6 6

4 4

2 2

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x -8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2 -2

-4 -4

-6 -6

-8 -8

Page 14
4) h(x) = -3x - 5
A) decreasing B) decreasing
y y
8 8

6 6

4 4

2 2

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x -8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2 -2

-4 -4

-6 -6

-8 -8

C) increasing D) increasing
y y
8 8

6 6

4 4

2 2

-8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x -8 -6 -4 -2 2 4 6 8 x
-2 -2

-4 -4

-6 -6

-8 -8

Page 15
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compuestos ramos; aquí con gran
reverencia fueron llegando
pastoras y pastores sin quedar
ninguno que no dejasse en el
devoto sepulcro verde ramo ó
florida guirnalda. Y apartados por
orden, sentándose sobre la
menuda hierba, Alfesibeo,
caudaloso rabadán, de edad
madura y de presencia gentil,
subiendo con el viejo Sileno,
Galafrón y Barcino, Mireno y
Liardo á un ramoso y alto
assiento que á un lado de la pira
estaba, tomó la templada lira, y
no impedido de las aves del cielo,
pero ayudado de los suaves
vientos y oído de los atentos
pastores, comenzó á cantar esta
piadosa elegía.

ALFESIBEO
Pues el suave sentido y
dulce canto
perdió la causa, en testimonio
desto
comenzad, Musas, vuestro
amargo llanto.
Presentes sean al dolor
funesto
Beldad, Fortuna, Amor, Gracia
y Prudencia,
en veste negra y dolorido
gesto.
Llore Beldad la sin igual
violencia
de la muerte cruel, acerba y
dura
de quien le daba vida y
excelencia.
Fortuna ofrezca suma
desventura,
pues quien la pudo dar al
mundo buena
guarda su luz en esta pira
oscura.
Amor derrame en
abundante vena
su sentimiento, pues la cruda
muerte
á fin eterno su poder condena.
La Gracia, viuda de
mezquina suerte,
pues la fuente perdió de do
manaba,
la de sus ojos crezca en mal
tan fuerte.
Prudencia llore su deidad,
esclava
de la Parca cruel, pues
juntamente
con las demás su breve curso
acaba.
Y todos ellos mi cantar
doliente
acompañen con lágrimas, en
tanto
que diere luz al mundo el rojo
Oriente.
Sin igual es la causa del
quebranto,
débelo ser también en
sentimiento;
proseguid, Musas, vuestro
amargo llanto.
Yace á la sombra deste
encerramiento,
oscuro y negro, reverente y
pío,
la misma Idea de
merecimiento.
Mi voz cansada, en monte,
en valle, en río
Elisa, Elisa en triste son
resuena
y acoge el cielo el tierno
acento mío.
General es la pérdida y la
pena,
general es el afligido lloro,
general la sentencia que
condena.
En lo más alto del Castalio
coro,
las nueve Hermanas con
estrecho luto
cubren la luz de sus cabellos
de oro.
Allánanse á pagar este
tributo
los que en mil lastimosas
ocasiones
han conservado siempre el
rostro enjuto.
Dolopes fieros, duros
Mirmidones,
los soldados de Ulises
inclementes
ablandaran aquí sus
corazones.
No es maravilla que unas y
otras gentes
tomen el triste oficio por
costumbre,
haciendo agora de sus ojos
fuentes.
Que el Sol, subido en la
más alta cumbre,
envuelto en nubes de mortal
tristeza,
tiene eclipsada su serena
lumbre.
Y el fértil suelo lleno de
aspereza,
de seco invierno con estéril
manto,
llora también la celestial
belleza.
Y que llore ó no llore, el
duro canto
que sus miembros bellíssimos
encierra,
bañadle, oh Musas, con
amargo llanto.
Fría piedra, estrecha pira,
poca tierra,
que encerráis juntamente
cuanta gloria
de nuestras almas el dolor
destierra.
De la Muerte cruel fué la
vitoria;
vuestros son los raríssimos
despojos,
nuestro será el dolor y la
memoria.
La clara luz de los serenos
ojos,
el semblante gentil, el aire
digno
de producir y refrenar antojos,
La blanca mano, el rostro
cristalino,
la boca de rubín, ebúrneo
cuello,
frente de nieve, trenzas de oro
fino,
Beldad que puso á la beldad
el sello;
¿dónde está, pira oscura,
piedra fría,
tu poca tierra? Danos cuenta
dello.
Tierra dichosa en cuanto el
cielo cría,
dichoso en cuanto tú,
Neptuno, bañas,
y en cuanto mira el portador
del día.
De Atlante en las altíssimas
montañas,
en lo hondo del Gange sólo
suenes
y bañen venas de oro sus
entrañas.
Que las perlas y el oro no
son bienes
que con gran parte deban
igualarse
á la menor que en tu custodia
tienes.
Montes y mares vengan á
humillarse
á ti, Pira; á ti, Piedra; á ti,
Tirrheno,
en quien tanta beldad quiso
encerrarse.
Guarda, sepulcro, en tu
dichoso seno
la que guardó en el suyo todo
cuanto
se conoce en el mundo
amable y bueno.
Y si oprimidas de piedad ó
espanto
el dolor os suspende, al
mismo punto
volved, oh Musas, al amargo
llanto.
Si debe ser en todos tan á
punto
el dolor, la tristeza, el
descontento,
¿qué hará en quien lo paga
todo junto?
Padre Sileno, el alto
entendimiento
socorra en tan justíssima
querella
y en ocasión de tanto
sentimiento.
Limpiad los ojos y veréis
aquélla
libre de nuestras graves
ligaduras,
alma pura, gentil, beata y
bella,
Entre las almas gloriosas
puras
que, escarneciendo nuestros
desatinos,
van de esperanza y de temor
seguras;
Y si gozaba acá con los más
dignos
pareceres humanos tanta
estima,
lo mismo hace allá con los
divinos.
Nadie, Pastor, se espantará
que oprima
vuestro sentido tan pesada
carga
y esse dolor que en general
lastima.
Pero por esso os dió, con
mano larga,
juicio el cielo, con que la
vitoria
dulce gocéis de la contienda
amarga;
Y cuando os diere assalto la
memoria
de la ocasión de vuestro bien
passado,
volvedla luego á su presente
gloria.
Yo sé que su provecho,
ponderado
con vuestro daño, y aunque no
os lo quite,
comportable hará vuestro
cuidado.
En el dolor que la razón
permite,
si no tomáis por vuestra su
ganancia,
pérdida fué que no terná
desquite.
En público lugar, en sola
estancia,
el tiempo aplicaréis con celo
santo
á consideración tan de
importancia.
Y después que digáis al
mundo cuanto
supierdes de dolor y de
consuelo,
dexen las Musas el amargo
llanto,
Suba el incienso al cristalino
cielo;
los versos píos, las ofrendas
santas
hinchan de honor y de socorro
el suelo;
Júntense ahora en esta pira
cuantas
nobles, piadosas y diversas
gentes
hoy tienes á la sombra de tus
plantas.
Cercanos deudos, próximos
parientes,
que desto fuiste tan
enriquecida
como de otros bienes
excelentes,
Y junta la progenie
esclarecida,
templos se hagan á tu nombre
ilustre,
que pueda Fama eternizar su
vida.
De siglo en siglo irán, de
lustre en lustre,
contigo allí mil ínclitos
varones,
sin que fortuna ó tiempo los
deslustre.
Y entre sus gloriossísimos
blasones,
otro se les añada por su parte
de tus virtudes y admirables
dones.
Las venas cessarán de
ingenio y arte,
mas no podrá jamás faltar, yo
fío,
la voluntad perpetua de
alabarte.
Los hombres con respeto y
señorío,
á tu nombre pondrán de
tiempo en tiempo
mil epitafios, y primero el mío:
Aquí se hace tierra; aquí
contemplo
la más perfecta y singular
criatura
que fué en su muerte de
bondad ejemplo,
siendo en su vida sol de
hermosura.

Fué escuchado Alfesibeo de toda


la agradable compañía con un
grave silencio, interrumpido á
ratos con terníssimos suspiros.
Pero ya que hubo dado fin á sus
versos, el venerable Sileno le
tomó la lira con que los tañía, y
colgándola de la ancha rama que
de una gran encina sobre ellos
pendía, mandó que Arsindo
tocasse nueva señal, á cuya
bocina los pastores y pastoras se
fueron dividiendo por el ameno
valle, y sobre humildes mesas,
cuál del cortado tronco y cuál de
la fresca y menuda hierba,
gustaron las rústicas viandas que
traían. Lo mismo hicieron el viejo
Sileno y los gallardos cuatro
pastores que le acompañaban
con el rabadán Alfesibeo, y todos
seis al cabo de su breve comida,
que fué al pie de una fuente que
salía de una viva peña poco
distante de la alta pira,
enderezaron á la parte que la
pastora Belisa de los más hábiles
y nobles pastores de nuestro Tajo
estaba acompañada, y con gran
cortesía les pidieron que
mudassen lugar, porque la fuente
de la peña estaba más fresca y el
sitio más acomodado. No
gastaron mucho tiempo en
ruegos, que al punto Sileno fué
obedecido, y tras los llamados
fueron otros muchos, deseosos
de gozar tan buen
entretenimiento, y entre ellos
Alfeo y Finea, que, vistos de
Sileno, por el conocimiento de la
gentil serrana y la pastora del
nuevo pastor, particularmente les
hizo lugar entre sí y la pastora
Belisa. A esta hora Pradelio,
pastor mozo, robusto, de más
bondad que hacienda, llegó
cansado y solo por la parte que
Sileno estaba, y disculpando su
tardanza fué de todos bien
recebido, pero más de la pastora
Filena, cuya hermosura y gracia
traía robadas mil secretas
intenciones, sin poderse guardar
en esto la cara amigos á amigos.
Bien conoció Belisa el contento
de Filena en la llegada del pastor,
porque sabía que con gran
bondad y ternura le amaba, y
porque la vido mezclar de fina
rosa el cristal de su cara con una
alegría conocida y honesta, y
volviéndose á ella, por ayudarla á
dissimular, le dijo: Cantemos
juntas, pastora. Canta tú, dijo
Filena, que es lo que Sileno y los
demás aguardan. Como mis
cantares, dixo Belisa, no nacen
de propia ocasión, siempre he
menester quien me los acuerde.
Esso haré yo, dixo Arsindo: canta,
pastora, aquel que ayer dijiste en
la ribera, que si no fuere á tu
propósito será al de todos, que
esso tiene lo que por sí es tan
bueno. Con lo cual Belisa,
templando el rabel de seis
cuerdas, dixo con gran dulzura
aquesta letra:
BELISA
Ojos que cuesta el reposo
volver á mirar con ellos,
más valiera no tenellos.
Ojos que saben prenderme,
pero nunca rescatarme,
osados á aventurarme,
cobardes á socorrerme;
pues no estiman el perderme
en el menor gusto dellos,
más valiera no tenellos.
Ojos de tan malas mañas
que, estando por veladores,
dan passo como traidores
á las banderas extrañas,
hasta las mismas entrañas
que en llanto salen por ellos,
más valiera no tenellos.
Ojos con quien miro y veo
que aquí consiste mi daño,
y si dicen que me engaño
muero, y digo que lo creo;
pues llevan tras el deseo
la razón por los cabellos,
más valiera no tenellos.
Ojos que, cuanto se piensa
en los males que se ofrecen,
por su deleite escarnecen,
sin dar otra recompensa;
pues recibe el alma ofensa
si quiero vengarme dellos,
más valiera no tenellos.

No pudo tanto la pastora Finea,


mientras duró el suave cantar de
Belisa, que no volviesse sus muy
suaves ojos muchas veces á los
de Pradelio, que atentamente la
miraban. Pero Filardo, que cada
vez que la pastora lo hacía, como
de agudo hierro sentia traspassar
su corazón con la rabia de los
celos y la fuerza del amor, turbó
su rostro y cubrióse de sudor su
frente, y sin aguardar á que le
rogassen, pidió á Sasio que
tocasse la lira, y acompañole,
desta arte lamentándose:

FILARDO
Los que consiguen favores
por sus servicios fieles,
busquen alegres vergeles
para gozar sus dulzores;
yo por los sepulcros feos
buscaré los infernales,
que éstos fueran mis iguales
si sintieran mis deseos.
Quien, mirando mi dolor,
burlare de mi cuidado,
de mí será perdonado
si no sabe que es Amor;
y porque mi parecer
no tenga de hoy más por
juego,
meta la mano en mi fuego,
mudará de parecer.
Hay mil montes de passión
delante de mi consuelo,
y ha cerrado el passo el cielo
con un mar de confusión.
En navegación tan fuerte
descanso no le procuro,
que en el puerto más seguro
está escondida la muerte.
A veces, por me acabar,
vienen á mis sentimientos
tan á tropel los tormentos,
que se estorban al entrar;
y en batalla tan reñida
por mi mano les es dada,
con tal condición la entrada
que no pidan la salida.
Lo que pudiera ayudarme,
esso viene á combatirme,
por ver si me halla firme,
para más y más dañarme:
mi cadena, es mi vitoria;
mi fe, mi condenación;
mi cuchillo, mi razón;
mi verdugo, mi memoria.

Más cantara Filardo si pudiera,


mas la passión que le forzó á
hacerlo le forzó á dexarlo:
bañando los ojos y passando á
priesa la mano por su rostro, se
levantó de donde estaba, dando
con su ida á todos ocasión de
mucho pesar, que asaz amigos de
estima tenía Filardo. Pradelio
desto no hizo sentimiento; pero la
pastora Filena, por dissimular el
suyo, vuelta al nuevo pastor
Alfeo, le pidió que no gastasse
más tiempo en escuchar, antes
pagasse lo que había oído. Á este
ruego acudió Belisa y ayudó
Finea, y aunque Alfeo, poco
ganoso de obedecer, no quiso
parecer menos cortés á las
primeras vistas, antes pidió á
Finea que tocasse la zampoña, y
ella á Sasio la lira; y assí, al
pastoral son de los dos acordes
instrumentos, cantó con gran
dulzura estas querellas:

ALFEO
Si el dessabrido y rústico
aldeano,
en quien Amor no luce ni
parece,
por ajena ocasión hace
jornada
Y por un solo acogimiento
humano
suele cobrar amor á la
posada,
y al despedirse della se
enternece;
Con razón se entristece
el alma sola amarga,
que con mano tan larga
Regalada se vió en su
pensamiento,
al inhumano, y triste
apartamiento,
de su sombra, y abrigo:
y no es razón que esté sin ti
conmigo.
Sale de Oriente con ligero
passo
Febo, vistiendo el cielo de
alegría,
comunicando al mundo su
grandeza;
Mas apenas le alberga el
frío Ocaso,
cuando se ve una sombra, una
tristeza
de negra noche temerosa y
fria.
Desta arte el alma mía
del Sol de hermosura,
gozó la luz más pura
Que se puede mirar con
vista humana,
y desta arte es ya noche su
mañana,
y desta arte, en su ausencia,
es de tiniebla y muerte la
sentencia.
La verde hierba que el
arroyo baña,
la tierra, el aire, el sol, la
favorecen;
mas si le falta el agua, assí se
muda,
Que el viento fresco la
inficiona y daña,
quémala el Sol, la tierra no le
ayuda,
y su verdor y su virtud
fenecen.
Desta suerte perecen
gracia, salud y vida,
estando despedida
De tu presencia el alma que
te adora;
porque sin este solo bien,
señora,
cualquiera que se ofrezca
es mal y daño, con que más
padezca.
Levanta el diestro artífice
seguro
sobre muro y colunas su
artificio,
que quiere competir con las
estrellas;
Mas si quebranta el tiempo
el fuerte muro
ó rompe el peso las colunas
bellas,
también ha de faltar el edificio.
Yo, que de tu servicio,
y de mi bien y gloria
máquinas de vitoria
Sobre tu voluntad iba
subiendo,
esta ilustre coluna falleciendo,
tu servicio y mi suerte
cairán por tierra en manos de
la Muerte.
En tanto que el favor, y la
privanza
siente el siervo leal del Rey
benino,
su lozanía y su contento
suena;
Mas si después en esto ve
mudanza,
por su mal hado ó por
industria ajena,
corrido y triste le veréis
contino:
Oh menguado destino,
mira cual he quedado,
solo, desamparado
De aquel favor y tiempo
venturoso,
que entre las gentes ando
vergonzoso,
cabizbajo y con miedo
que me señalen todos con el
dedo.
Canción de mi despecho,
si llanto y no canción quieres
llamarte,
aquí podrás por mi amistad
quedarte,
que en desventura tanta
bien se puede llamar loco el
que canta.

Los tiernos afectos, la mucha


harmonía, las amorosas palabras
del afligido Alfeo se hicieron sentir
generalmente, de suerte que,
acabado el dulce canto, por gran
rato unos con otros encarecieron,
cuál los afectos, cuál la harmonía
y cuál las palabras. Pero Belisa,
que de todo quedó pagada, todo
lo encareció mientras duraba, y
después de acabado, primero con
el semblante y después con mil
discretas razones, que ayudaron
á confirmar en todos la buena
opinión de Alfeo. Pero él,
agradecido á sus favores, no
podía en lo interior tomar
contentamiento. A esta hora
Sileno ordenó que la música
cessase y se diesse lugar á otro
entretenimiento de los usados
entre pastores, porque no
solamente las almas se recreasen
en aquel exercicio, que en efecto
no era para todos; y assí,
señalando premios para la lucha,
ofreció al más fuerte un cayado
de acebo guarnecido de estaño,
tallado de buril de despojos de
caza, y por la una parte un gran
cuchillo secreto, que tocando á
una llave salía y tocando á otra se
tornaba á esconder, obra
ingeniosa del valiente
Alcimedonte; y si este dón era
para el más fuerte, para el más
mañoso había otro tal, un arco
era de palo indio, con la
empuñadura de luciente plata y
esmalte fino, cuerda de seda,
aljaba labrada y seis ligeros tiros
de diversas puntas, con plumas
variadas, blancas, encarnadas y
verdes; premios que movieron,
por ser tales, los ánimos más
exentos de amor, que los
enamorados no han menester
quien los mueva. Hízose á la hora
una ancha plaza de toda la
general compañía, con gran
concierto y orden, y á poco rato
que esperaron, en medio dellos
se puso Colín, pastor de cabras,
más robusto que bien
proporcionado, en el cuello y
brazos desnudo, camisa muy
justa y zarefuelle estrecho y
medias de lienzo sin zapatos. No
le dexó mucho sossegar Barcino,
rico ovejero y competidor suyo en
amores, que con el mismo hábito
le salió delante, y sin aguardar
más señal, se fueron el uno para
el otro, cada cual intencionado de
hurtar el cuerpo al contrario, y
assí sucedió que casi desta vez
no se tocaron. Pero queriéndolo
ambos enmendar la segunda, con
tal maña se acometieron, y con tal
fuerza se hicieron presa, que
ambos arrodillaron. Era el perder
ó el ganar á la primera caída, y el
conocimiento del vencido estar en
tierra y su contrario ambas
rodillas sin tocar al suelo; y como
agora assí se vieron, cada cual
procurando que el otro no se
levantasse, anduvieron gran rato
volteando por la hierba, sin
conocerse ventaja, hasta que
Colín, inadvertido, se cogió la una
pierna debajo de la otra, y al
revolver el cuerpo se torció la
rodilla de manera que, olvidado
del premio y de Dinarda que le
miraba, quexándose se dejó
tender en tierra, y Barcino sobre
él comenzó á pedir vitoria. La
grita de los pastores, unos con
gusto y otros con pesar, hicieron
mayor la honra del uno y el
corrimiento del otro.

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