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1040400005490 0001 =— = = = = —= = = = = => SES = Ej. Renacimiento, Barroco y Churrigueresco JOSE MIGUEL ROIG Coleccion de Bolsillo No. 5 A MANERA DE EXCULPACION Aunque no se trata de pedir perdén, siento que la mayorfa de mis posibles lectores agradecerin una explica- cién. En efecto, este ensayo se fundamenta en conceptos te6ricos carentes de vigencia en la critica e historiografia de laarquitectura. Pocos son los que hoy en dia se inspiran en la tesis wolflliniana relativa a las categorias formales para en- juiciar al hecho arquitecténico y menos atin aquellos que la aceptan incondicionalmente. Yo, a pesar de permitirme ciertas libertades con la interpretacién de Wolfflin, me en- cuentro dentro de ese reducidisimo grupo, todo lo cual me predispone, no s6lo a reconocer mi deuda para con él, sin cuyas ideas vitales no hubiera podido proceder con este trabajo s que puedan optar estas paginas. Entonces, en su nombre y © para todos los paises en virtud de su genialidad, pido al lector paciencia para que 10, igualmente, a coneederle cualquier mérito a siga conmigo, no obstante lo trillado y aparentemente inser- EQUINOCCIO vible del camino que he escogido, para teorizar sobre la Editorial de la Universidad Simén Bolivar arquitectura churrigueresca. Valle de Sartenejas, Baruta Caracas - Venezuela Teléfonos: 962.15.11 (Directo) 962.11.01 al 09, Exts. 7215 - 7217 Apartado Postal No. 52045 Estoy consciente que ni Wolfflin ni el resto de los histo- riadores y fil6sofos formalistas del pasado puedan tener as- cendencia en una sociedad materialista como la nuestra y que ala luz de los cambios ocurridos en los ailtimos cincuenta afios, su posicién parece elitesca y alejada de la realidad, Posturas como las de Francastel y Hadjinicolaou, entre a y sentir del pre- Depésito Legal ISBN 980-237-018-5 esentan la verdadera influe otros, re| sente, A este enfoque, basicamente politico, habria que Portada: José Miguel Roig scotia ad scl Guat ae probabilidades dispares como la psicol6gica, la semantica y la urbanfstica, Impresion: Departamento de Produccién de Impresos sara explicar el quehacer arquitecténico y que por supuesto, de la Universidad Simon Bolivar J nego E rechazan el esquema walfliniano, Pero debo confesar al lee tor que a pesar de no ignorar su importancia, me siento incapaz de aprovecharlas debidamente, si ello obliga a des- cartar los viejos mitos. Al margen de esta actitud, que admito conservadora e iremediablemente pasada de moda, persiste mi creencia en la relevancia de la tesis de Wolfilin. Aun asumiendo que los villanos de esta historia terminasen siendo molinos de viento, pienso que luchar ha valido la pena. Decididamente cuestiono el espiritu de rebaiio. Esto no quita que admire a Personas de la talla de Gombrich, de Panofsky y dentro del Ambito especifico de la Arquitectura, a un Giedion o a un Tafuri. Es mas, percibo el poder nada saludable de ciertos arquitectos de hoy que, aunque bien intencionados, no han hecho sino perturbar el ambiente arquitect6nico. Pero. pre- cisamente, por el estado de confusién que viven lacriticay la teorfade la Arquitectura, yo insisto en aferrarme alos viejos ccupantes del Olimpo hasta que no inventen nuevos dioses, Finalmente, y a riesgo de ahuy. entar al lector, es pru- dente advertir que en este ensayo no se dice, estrictamente pablando, nada inédito y que no se haya dicho con mayor lucidez. El trabajo consiste en reinterpretar, modifieas » sintetizar las ideas y escritos de otros. Estos son, ademés del Hropio Wolflin y los tedricos afines 0 sea Riegl, Frankl, Worringer y Focillon, los grandes estudiosos de la {ura hispana e hispanoamericana como Kubler, Toveave Chueca Goiti, Bayon, Bottineau y Gasparini, Arann, ber awe la garantia que ello ofrecen anime lo sufciente a incor para que se adentre en las paginas que sig dando las advertencias hechas. §; dosis de subje arquitec olvie algo me inquieta es la al 0 que ha motivado el ensa tivism, : terreno, offezco a manera de exculpacion ly ae Be quiz4s ingenua pero genuina y, por otro mi lectura, desgra- ciadamente somera aunque entusiasta, de Platon y de Nietzsche. Para aquellos que hayan experimentado la em- briaguez de los espacios delirantes y mégicos de las iglesias churriguerescas, ninguna justificacién es necesaria, RENACIMIENTO, BARROCO Y CHURRIGUERESCO Estudio Sobre el Orden en la Arquitectura The temptation to introduce too many isolated units wd surfaces proved. insuperable rated most Spanish Baroque aroque enough hence it pre architects, from being James Lee-Milne Baroque in Spain and Portugal Heinrich Wolf, en los Pri Pundamentales de la Historia del Arte, ha entresacado cinco clases de posiciin entre el Renacimiento vel barroco, pero inicamente resultan indiseutibles en los catos extremos, porque se elaboran sin tener en cuenta Espafay Portugal. Sin embargo, todavia son ttiles como puntos de partida Y. Bottineau: Barroco IL PROLOGO. Este ensayo busca deseifrar el orden inherente a la ar- quitectura churrigueresca.! La meta propuesta consiste en lograr la especificidad de la realidad formal que lo cons tuye. Tal propésito se pretende alcanzar mediante el andlisis de las normas que rigen las caracteristicas de dicha arqui- tectura, en funcién de su condicién, en el orden de la totali- dad de la Arquitectura. Asf, se aislaré lo idiosincratico y estableceran los paralelismos y divergencias con las otras manifestaciones del orden arquitect6nico, pues es en la in- terrelacién y dependencia donde se encuentra la estructura del mismo. El orden en la Arquitectura es variante, reinci- dente y su ecumenicidad obedece a las eircunstancias com- positivas del proceso evolutivo.? El camino investigativo conduciré a la justificacién del churrigueresco como norma en este proceso y su explicacién sera de acuerdo a su dispo- sicién en el esquema integro de la Arquitectura occidental La comprensién de las acciones reguladoras de las relaciones entre las arquitecturas, ademas de la resolucién de las con Encuest a significacion de la Arquitectura Barroca Hispanos mericana’. Boletin del Centro de Investigaciones Historicas y Est cordancias y contrastes en su extensi6n, deberd revelar la estru tura propia del orden churrigueresco y su rol en el todo. El discernimiento del proceso arquitect6nico servird igualmente para el conjunto de arquitecturas, incluyendo la churrigueresca La causalidad y los hechos proceden del mal. En Is halla la clave de la Arquitectura. El ch el desarrollo proyecto de la ensambladura union de las partes, sus correspond, Je transformacién se del proces intenciones morf pias del churrigueresco. F ir, aqui no se esgrimiran gumentos desligados del hecho y los aportes formales v de stante admitir como inci- dentes, influencias de género.* Todo fenémeno cultural as del Zeitgeist raz6n, por tratarse d la Arquitecturacon mayor una expresion polivalente. Al orden arquitecténico también lo afectan, eventualmente agentes He indol le politico, econémico y social y la arquitect tica de la Espafia embs d est animada por la situacién auté Hispanoamérica de los siglos 17 y 18. Sin ido ala z0, el fin de este ensayo estrictamente redur limitaré su campo di aquellas condiciones que se compaginen con la division en categorias de cambio, En otras palabras, Walfllin seri el demiurgo. Obviamente, la aspiracion de descifrar el ord gueresco conlleva implicito el anhe den churri lo por su recuperacién de un estado erdnico de incomprensién.* No bastaria el re. ples textos descriptivos delos ontecimientos generadores de Santa Prisca de Taxco, Tepotzotlan y la Cartuja de Granada. T supondria sino la repet cuento historico, Existen malt atributos y ticién de las contradicciones tradicio nales que acarrea la mayoria de los tectura. Antes, es indispensable de estimacién divers titerios para el adelanto de una visién justa. En este sentido, el des cisamente, brindaria no sélo | ue sefiale alternativas en la historiografia. Si el orden del chu. igueresco es participe del curs Jen de la Arquitec tura, seg paralelisn entidad en base asu barcaré perspectivas rt una renovaci6n de su valor y signif Es blematica del ensayo. Primero, ya que éste no es un trabajo de caricter hist6rico, se desconocerin los términos cronol6- sticos de los edificios que se citen. Aunque la fecha de cons- truccién puede ser concluyente para catalogar y sobre todo decisiva como pista para la labor detectivesca propia del historiador, aquf, debido a la idiosinerasia del fin que se persigue, no tendria sino un valor tangencial.* Segundo, se incurriré en la misma falta de énfasis en lo relativo a las circunstancias. geogrificas. Efectivamente, aunque es de vital importancia para aquellos estudios que manejan deter- minantes basados en las corrientes que influyen entre dis tintas obras y los perfodos estilisticos, en este caso s6lo se nombraré el lugar de ubicacion, a manera de facilitar la en de la obra y no con el propésito de encasillarla en opiniones cualitativas. Mucha tinta se ha invertido en este tema, sin que se haya llegado a alguna conclusién convin- cente. Pero cuando la busqueda se orienta a la decantacién de factores de unién, las disparidades de este género no contribuyen a la interpretacion del orden. Tan churrigue- resca es la arquitectura de la capilla Santa Marfa Tonanzintla como la sacristia de la Cartuja de Granada, no obstante las diferencias de tiempo y lugar. orden en ambos edificios es semejante, por lo cual, el uso indistinto de ejemplos penin. sulares o hispanoamer anos es valido.” Asimismo, se aludiré a los autores de las obras de comoartificio de red, Arquitectura, exclusivamente laccion. En esto también se continuaré lo el equivoco que surge al pretend Bayén, Damia ana, Barcel Sociedad y arquitectura colonial Sudameri Editorial Gustavo Gil, S.A instituido por Wellin: el orden — 0 el periodo estilistico segiin la tesis wolflliniana— trasci iende la sensibilidad indi- No siempre es facil p edificacién; existen miltipl de principios. Sin emb: tualizar si es churrigueresca una les restricciones por indefinicién argo, el desenlace previsto en este a Ia indiscriminacién en materia de alcurnia y Dureza arquitect6nica. El mestizaje la arquitectura espafiola como en la hispanorameri- acién y cosmopolitismo no niega la ién del orden. Por otra parte, éste es legible a cual. quier escala.* De hecho, aquella Arquitectura que puede ésta en esferas reducidas v de man Parece ser consectencia cana. El grado de sofistic: , arquitectura churrigueresca es toda optar a tal, aunque aparezca a parcial. Usualmente, "anos se encuentran lado a lado a sean retablos y lisicos. Sus fachadas y en los templos hispanoameric Partes de distintos periodos estilisticos, y altares renacentistas, barrocos o neocl: su interior comprenden varios iglos. En més de una iglesia, lo tinico estilisticamente de finible como churrigueresco a veces es el altar principal. Aun: ue de esta simbiosis se pueda a la demora en Ia terminaci6n de los edificios, Ia permanente reparacién de los mis mos como resultado de los Percances tehiricos tampoco ayuda a I tilo. Son rarisimos los ejempl resea. La iglesia del Coleg la consistencia ¢ los de una totalidad churrigue- » de Tepotzotlan fachadas, a superficies int Jas capillas o sacristfas adjuntas.® Pero el orden se evidenciaa cualquier nivel. Por eso, para este andlisis se admitiré como churrigueresca la composicién formal que presente las ca- ‘sticas formales del churrigueresco, asi se trate de la nave principal de una iglesia 0 del zécalo de uno de los retablos, Ademés, la naturaleza del orden de esta arquitec- tura permite las generalizaciones a partir de las contradic- ciones estilisticas."” Por ultimo, no se ambicionacon este trabajo exponer una ‘esis estrictamente cuantificable. Al contrario, tal posibili- dad queda fuera de las prioridades. El enfoque, principal- mente de indole especulativo, hace inevitable recurrir a conceptos absolutos sobre el proceso arquitecténico. La simple pretensién de rescatar el churrigueresco a través de su inclusion en la evolucién del orden, exige asumir una posicién ante la Arquitectura que, forzosamente abarque terreno conjetural."* En efecto, la guiatura de Wélfllin de- bera conducir la argumentacién por caminos frigiles y hasta nudimentarios conceptualmente. Perocomo lo que se aspi sencillamente, es descubrir la razén formal del churrigue- resco, resulta beneficioso tolerar la falta de precisién cienti- fica afin de comprender su encaje en la esencia de la Arqui tectura, Aunque no sea misién del presente trabajo, es prudente resaltar la oportunidad que ofreceria una renovacién de la visi6n hist6rica del churrigueresco. En todo caso, para es cribir con imparcialidad sobre esta arquitectura, se requiere imperativamente un reestudio de los términos mediante lo: 10. Véase. Wolflin, Heinrich, Com undamentales en la Histo del Arte, Espasa Calpe. § Ppa ners A Madr HL. Walftin-ha servido Principles Mas, 1977 P Architectural History. Tl cuales se ha escrito —y por lo tanto cali hasta ahora. Stal menot tlogrars sunt yeon hart ‘ncompleta, una salida para la revaluacién de las preming ue han servido como normativa de juicio, se durin hae satisfechas las metas inicialmente Propuestas. 2 E F F f a a) La multiplicidad Si alguna imagen es acorde con el churrigi eTesco es lade la exuberancia. Tal hecho ha tatizado en: — to inventary | historiogréfico y juicio valorativo se ha llevado arquitectura.' Pero al igual que en los otros aleg. lamultiplicidad, es decir, segiin Wolflin, en el resultadodd ue va de que v describe cualquier fachada churrigueresca debe hacer rele hurr deja de ser p rrigueresco es Te es > upuesto muchas mas que el Renae | — molduras fee como eel Fo tos que conservan acabodeet, | [oven perfectamente puede situarse en niveles interme gatos negat. | dios en el ciclo, pues si bien el ch surge | oteaclidad, siempre presentara un estado extremo, en +05, el prejuicio dfundido parte del malentendido que de la alla de la inadaptacion del churrigueresco al prowee | PACReAI Inequivocamente, la sustanciacién de este orden estribaen | trayecto hacia la acumulaci6n de partes en la misma dimen- sion de totalidad, se evidencia en cualquier andlisis de movimiento de lo unitario alo multiple, en elfindel proce | distintasalternativas. Por eje un principio a otro. El juicio qu | Carmen de San Luis Potosi los elementos formales. Si |. —tos-formales con toda expresién arquit da f ntiene un mayor niimerodepar | desde los famosos estipites en nupiales y arcos t aridad dentro del campo evolutivo interpre | género de hojarasca, Hamas, es 1 q vrfolégica. Cuando Walfial nntablamern {I harroco, aunque obviamenteenotrts | Sant’ Andrea al Quir ‘ erta la factibilidad de avangar mero de partes, ¢ 1 roll unitario ak de Mantua, nun sty vhispanica, La fa ateneialidad y, en funcién del barroco, el chu- pote eizaci6n. El propio Wolflin acepta el ba- roceso de completarse, es decir, son yen la posbilidad de desarrollarse: El hurrigueresco también es 3 Dicha posicién, a mitad del itinerario en el os y capiteles compositivo de cualquier momento del nécle om de 0 chun resco, contiene mayor cantidad de piezas. Frankl tnt reconoce la compilacién de partes en la tercera fare ao asigna al barroco tardio,* a | En todo caso, la lectura basada en la acumulacion dels | partes de una composicién dada, sigue siendo la reaxién sds inmediata: ante lis variadas mnttestanlasty elas] La apreciacién de grados de exuberancia de elementosaa. | mulados evidencia las distintas etapas; si el nticleo del Reng | cimiento ordena, usando una cantidad concisa de partesen | donde éstas se han reducido marcadamente en compara | Son Ia produccién gética anterior y, el manierismo pas, | vnediante su misma desarticulacién, de la obligatoriedadal | | barroco el orden ya se ha vuelto un omplejo y rico, el cual eventualmente desem ‘ocard en el derroche de excesos de elementos formales que resco. La ruta conduce, inevitable a abundancia propia det Jela, aunque jamis acia la conjuncién de “ del ciclo. En situacion pa Jos limites de las obras churriguerescas, el ra Jerandolo cual un pas en el trayecto record Juan Nepomuceno, que sin dd contrasta con Je partes ¢ encionado, Glipto! acentuadas por Tos vanos, pues ni siquiera el Tanga despegar del plano, hasta el laarticulaci6n de la ¢ cuerpos est das apenas son 30 Imohadillamiento al ano palacio Rucellai, que no obstante ope eructura sobre el fondo de los tre eae Yefinido, puede decirse proyectan la imagen i mpreseindible. La obra palladiana, asimismo funda- dele in orden en la sensaci6n de inevitabilidad de sus mates Pero acon lafachada de Santa Susannade Maderno, por citar una edificacion barroca, el Talo la huella en su configuracién; si bien conserva la “ilvete y divisin tripartita con remate del front6n, caracte- fistcas de la iglesia renacentista, los participantes en el | siglo transcurrido ha discurso arquitect6nico se han duplicado. No solamente el pareamiento de columnas y pilastras sino que el trazado propiamente de las distintas partes se ha desglosado, au mentando las partes. Las molduras se han triplicadi rindose en miiltiples Iineas horizontales; los vanos har ‘i guamecidos a través de formas verticales 5 ¥ los frontones sobre vanos y nichos, igualm reproducdo, El plano de lafachada se ha descompuesto cot elfin de enfatizar la multipicidad de feasouutl Este proceso d { 1 Santa Maria Jolalpan ola de la catedral de Zacatecas, ofrecen ssaturacion de elementos expresivos imposi. un esquema de ble de superar Perolamultiplicidad de elementos noessinoelarranque | para el desenvolvimiento del orden, o sea, la lectura asequ ble. Sibien el exceso caracterizaal churrigueresco, yaquese | trata de esquemas de totalidad en donde las partes, por su antidad y ensambladura presentan la unidad miltiple, la verdadera realizacién del orden surge de las condiciones de las categorfas wolfllinianas imigenio no es viable ankl, la sinonimia de los mismos y el entre ® Aunque reducir estos prineipios aun evento a pesar de los intentos de Wallilin y F lazamiento de de ellos la capacidad y amplitud para a le ‘emisas que los dete dica dos de caracterfsticas propias, le otorga a cualquiera arcarlos desde cua | ninan, Welfflin de | Jeloshechos | quiera de las pr sus cinco categoria a la descripeién¢ a “complejiza formales que parten del propésito inicial de | clon” mediante la acurnulacién de las partes, la evoluciénde To lineal a lo pictérico y la conversion de To claro a lo indi tinto. El hacinamiento obligaria a un esfuerzo suf aprehensién. Por lo tanto, por un lado es de suponer Wt sradual disminucidn valorativa de las partes y consiguient | vente la pérdida de definicién y tangibilidad; por el ob | Mebido al primero, el recurrimicnto a una percebala ay Jave del barroco, es deci orden que resulta ser ee | Wolflin la indefinicién se traduce en la En efecto, para d Jalo pictérico, término este tltimo que, icién de lo lineal tani eno espectica, difclmente se adapta a a cal cam enquitectonca.” Sin embargo el barroco y con mayor ‘ifican precisamente en lo voeon el churrigueresco, se just putirio. En este trayecto de lo claro alo indefinido, Wollf- flin describe el quebra Elexcesode partes qu .delasiluetay laeliminacién de todo carécter lineal smposicién, El orden del nticleo de los momentos del loclaro hacedido ala semi-indefinicin (0 de las fronteras de las superficies. estructura dichas supeficies, tiende a Renacimiento, 05¢ del barroco para terminar en la desestructuracién del chu- rrigueresco. De las superficies exactas* de partes claramen trazadas y delimitadas de El Escorial se ha procedido hasta uperficies sin confines, erigidas en lo irregular e impre- ciso de Tepotzotlan. El colegio novohispano es el orden de la defnicn el plano de la fachada se ha desglosado para la incisién de los elementos expresivos, diluyéndose erimetros de las partes y convirtiéndose en pura accién, Wolfflin asegur a que la arquitec ae © una ifinkdad los visuales, a dife Hea, Renacimientocuyos pur fuga controlados r =A 0, Cualquier superficie churriguresca ; as, que su mera aprehensién node fachada de Tepot i otzotlar uuscrita Meee ae a subdividido hast encontrarse en el umbral de lo indistinto ain conser estructura visual. La distorsion de su fondo ondibaeg, aunque se suma a las posibilidades de movimiento peng tual, no puede equipararse a la naturaleza extrema de iglesia mexicana. Esta iltima fachada no involuera el fonds simplemente se ha desprendido del mismo; la metamorfoys ha acabado con la especificidad de siluetas formas. Tepot zotlin, indiscutiblemente, obedece a las premisas will nianas de lo pict6rico adn con mayor probidad que lajgesa borrominiana. A la par de la connotaci6n de la simbioxs de el templo romano desplieg. planta basilical y centralizad tuna disposicion de cambio en relacién a ambos polos. El tratamiento y la estructuracién de su ensamblaje form configura los muros a base de columnas, profundos nichos sensuales frontispicios. Aqui los elementos expresivos mar tienen un grado de precision, aunque de hecho ya et planteado su eventual desmembramiento a través de ura wn funcién del todo de la fachada. Por liberacién de las partes ¢ i romentos del rococd, Ia fac ejemplo, el micleo de 1 he San Juan Nepomuceno, por mencionar al 1ecién de contorno y de contraste; pero® ee sete axco y La Valenciana, & en Tepotzotlin y Santa Prisca de T a donde desaparece todo caricter lineal de las partes ¥ Talo. En otras palabras, segin el mismo Wolf, Hs perficies pierden toda nocién de frontera bl 5 del churrigueresco,4 El muro retablo, caracteristi x rn se como un plano en estado de movimiet Pe davfa en la fachada barroca aparece incipiente; 2} ; iflinianos aplicadas ge arid es decir, al cambio a lo indistinto, al igual que las ‘a composicion pictérica, se destaca aqui de 1" Este orden ofrece la imagen de lo inacabado, a acién y, por lo tanto, de movimiento. lee te en los espa- cae intemos de las iglesias chirriguerescas, pues el pro- sama envolvente enfatiza'" la interminable proposicién de ‘hones, La indefinicién y la movilidad wolfflinianas pre- Sentan ast su culminacién. En contraste, el interior de una iglesia brunelleschiana, como puede ser la del Espiritu Santo, se conforma con partes de un esquema estitico que en nada sugiere movimiento; lo que Wolfflin explicarfa como la tiva, cexigencias de manera obvia. ‘una falta de termini {on se experimenta més intensam linea recta y la superficie plana. La arquerfa regular, la secuencia de columna ritmicamente estables, las molduras a o largo de las naves y la ejecueién escueta de arcos y capite- ls sons partes de esta composicién claramente delimita le, didfanamente troquelada. Su apreciacién exige de la simetria visual ademas del encuentro frontal. Todi jo elemento a inciso y separado en una comunidad de relaciones ths:nada queda sugerido. Sin embargo, el prineipi on fear la situaci6n firme y estatica de la idles forentina evoluciona por pasos hasta llegar al polo . ualguier ejemplo intern raea ees * Massimi, hasta la adicién de Lescot al Louvre el San renzo turi ja barr parini. El arqui arroc el J — uiera per- alquier Jinamica"* que ni jorcién. Ci aplica con més cambio en proceso. No obstante carecer los contra eados de un San Carlino 0 Sant’ Andrea al Gales mar. orden contiene los factores categéricos wolllinianos ge node evidente. Primero, han sido aumentados los elemeg tos formales acualquier nivel, desde el desglosamientodely una verdadera proyeccion d tela adopcién de expresiones de prop conde los principios en el barroco, se ston el orden churrigueresco. Por ejemplo, el reta- Tepotzotlan, dedicado a San Fran | trazado tipico testimonia toda la justific cexactitu blo mayor de la iglesia de pilastras be tesla de las partes compositvasde_ | Javier, no obstante el sus muros, donde los propios capiteles se mimetizan co oo eduatcoieett izan con el} cee rtidumbre morfolégica y movimiento visual perceptivo, eee Las Pere los fr ede: se han" transfor. | ‘¢casionado por la exagerada acumulacién de elementos for- mado en un muro de movimiento. Si bien aqui no se en rales, su neutralizaci6n de contorno y planos y la asimilacion cue airs fh pres los elem | pictéria propia de los principios wélfflinianos. Las horna: ee naned ene an Carlino, ya se expe | cinas, los escudos, imagenes de mértires, es de todo menta la merma de la diafanidad de lectura y por endede | tamako y acabado, los roleos y cortinones, los putti y el aunque el movimiento para Wolflin pate | interminable deambular de molduras, se uner : nen aun esquema definicién. Pues, de la cualidad de las formas y ¢ realidad procede de la multiplicacién y la consiguiente ix | nites. Ladisolucién de oregus | a | aaaant Je su agresividad plastica, l formal de agresivo hacinamiento, estal tida te6rica para el entendimento, la falt petoaloconfigurado y la tangibilidad. Este retablo, al definicién de contornos y | comienza aqui y se realiza en el micleo de los momentosde Sepsnavelie bos quis tapi , churrigueresco, No se trata de exagerar ni extender els mireee ni irecsststa eee ee nificado walfliniano sino de interpretar a cabalidad lap. | adanae ianlectsidny sadicién, organizandose tece hacer temblar el espacio, tencialidad de los principios. Asi, la etapa extrema que pw | yecta el interior de la iglesia mexicana, utiliza sus altaes) | % retablos recubiertos de oro para verificar el orden. Laew J jade aauen adelante, se emprende la refor berancia de partes, donde ni siquiera la ubicacén de nichos) hurrigueresco toca el polo y abre la puert 1 $ nerse sobre la naturaleza de desconcierto predominan | eee del orden que fue del F inclu género d ento, desde imagenes ys Sat hacia el neoclasicismo. Aunqu tica que reclama la seguridad de lo estitico y lo conforma lo ) Jes srarquizacion El camino conduciré de nuevo a San Pietro in Monton, es torioo, la union de las partes nelleschianas, | més especificamente, hacia la Santa Genoveva paris ae alesios bru ; museo muniqués ya mencionado. El proceso que eulgas Ea las i us superfcies obedece @ una pee con efchurrigueresco—yhastacierto puntoconelrocoujat | ruylativaalaascendenciade cadaunache O00 a, la Europa Central— volverd al inicio. Se preconizard , | uiilinabarca la evolucion de esta proble itica cuando potencialidad."* Aunque Wolflin no asume la posca pane los principios de la pluralidad y la unidad y de Ia sbierta, dos pares de categorfas que arquitecténico bajo sind- juncién de la reali- Orsiana, es innegable la cualidad categorica de los prima, | Choscerraday la forma pios formales. Con el polo que representa el barroco exten. | cereideran la polaridad del orden dido para incluir el churrigueresco, se vence el ciclo y « sles, cuyo resultado final en eee | a ila iglesia florentinas, debe asignarse a la arquitec- | anes arigueresca por responder ellas a sus exigencias Tutivas. En el churrigueresco, la relacién obligante entre las partes consiste en una nivelacién de los rangos en la suma Je la composicién arquitecténica. Por ejemplo, en las fa- hadas principal y lateral del Sagrario de la Catedral de | Ciudad de México, se pereibe una totalidad compositiva 11 un ensamblaje de partes en donde se ha eliminado relacién generada por la importancia de las mismas. En alabras, se ha prescindido de la secuencia y el enlace ne las partes que ejerce la division del pape 1 jerarquice | pondiente a cada una de ellas. Aqui, no obstante | ensacion de estriamiento vertical dé los pl: nos, Em) nic | por la superposicién de estipit x de estipites, imagenes y ot tos que constituyen : 1 tituyen sus superficies, las fack nador. Toda prepond onderancia de | rigurosamente estructuradas, tipico de Rea chads ces saan lerescas, en virtud de un wee zacién de todas sus relaciones. una eparent masividad de los ‘elementos formales deus Selina opie del talforsvineae ec resco, tendré que interpre deg, | unique no del che ws inque no del chy . arse como la designa importancia exagerada a cada una de las partes e1 las otras.* Si esto caracteriza el barroco, asi | it de escalade muchas d has de sus partes, ya lustrativa¢ Miguel Angel, eventualmente en el churrigve nese vanece cediendo ala totalidad. En el barroco, cadens partes se desarrolla e intenta determinar ogee churrigueresco la batall: te a batalla est di ; ti perdida. Las parte fachada de Sant’ Andrea de Mantua o San Pietro in Mon se entrelaz: nun sistema jerarquizado y por | una de ellas procede de un tamafio con re lacién a en el caso de Santa Susanna o el mismo San ( ‘ h sido otorgada tal prepotencia que las pone entre sf, De hecho, comienza la de ee orden se verifica en San Francisco de A en el Sagrario de la capital mexicana ya el papel de en el esquema formal se ha t ao pa equivalencia, El trayecto de la at je la nuestra a través de de las partes: 0 Se 1 sacién de las ndencia. Por se acon te ion de jerarqui dn esta ten sein valorativa de Tas veia de una autonomfa Fel Renacimiento; por elotros €P oericion de la independencia y la vresivas del orden churrige- snc Ce extremos ae stian las etapas del ciclo que ret er denominaias manierismo, barroco y barroco ojo pero que simplemente suponen momentos de la si Paternedia. La justificacién wolfliniana enfoca la iadel momento churrigueresco, que es, sobre todo, la ciclo parte desde una asociacién es- ativa vn lado, la exiger cen delm Jel proceso, la purdnacin de ls partes eXE pastes dlr relacién equitativa. El una composicién estructural de las partes en tao, en donde ells conservan su independency par at pitlando ens intransigencia ytransfriendo alores, hasta la dependencia y la completa generaliza- Lacvolucién sucede ala par y compaginados los ef ros pasos del proceso; asf, el iS estoy asi, el hacinamiento de partes HH de contornos y definicién v an céns¢ es 1 ¢ la jerarquizacién a svat to Aa rimniacin a la desjerarquizacion de | los elementos formales que d oun ue despué asifcado por escal © por escala van a van imponiéndose dent sempesto po eee Went ; dlectiva, en ¢ ades, e} rarroco te eee an te? mina portancia, se t Wolffin exclicar ys. in explicar | mpleados der sistema de rangos. El churrigueresco posee timidad a la participacion de los principios supuesse, barrocos. Efectivamente, las partes de este dltine wt no han sido completamente despersonalizadas, das de su independencia. Solo en el churriguerewa falta vital de las partes; es decir, slo sack te come . reclaman idénticos derechos. En él las partes que pe yen el hecho arquitect6nico tienen la mismacalidady me,| Las composiciones re! Ya no existe autoridad piramidal, lo cual en el nicleg jy | _tructuradas porque Sus part : barroco todavia puede detectarse aunque esté ya cues, | _zadas. Cada una de ellas se encuentra ubjeads & Nt ONE, nada. Por ejemplo, en la Biblioteca Laure: settee do con respecto a las otras. El factibilidad previa al barroco pero distante al Renacimist, | ee de las iglesias lorentinas. Para esa instancia ya se hash. | cido la irregularidad en el discurso formal mediante un | Proposicién de amarre entre las partes, privadadelagemin | categorizacién, insertando un sello que a pesar de enam trarse lejos de la anarqufa, se presta a la percepcidn dd desgobierno. Aunque Wolfllin no hace referencia alae | tricta independencia de las partes en el barroco, sugirel abilidad de la misma en un orden futuro.* Los elements que comprenden las superficies del salén de acceso, con sts | escaleras enigmaticas, se materializan de modo que cadaut | 1 y la progresiva 5 y el churrigueresco,? y la pt barroco, ef rocees YO de igualdad. Aunque sin llegar a aceptacién de vii rigueresco, el rococd, desde el recu- oer le Vierzehnheiligen, refleja esa preocupacion Por redueir las partes a la sumision. ‘una mayor} ni despj, te es nacentistas estan didfan es estin didfanamente jerarqui- ada a un nivel especifico y en un rol asignad iro de relaciones estrat esquema consiste en un cuads endonde todas y cada una de las partes aleanzan su misién y admiten el dominio de unas sobre otras. La mencionada fachada de Sant’ Andrea de Mantua se ensambla siguiendo este patrén. Desde la division de los cuerpos principales hasta los vanos, es decir, el arco primario de acceso y los ras, molduras y capiteles, todos nichos, ademas de las pil estos elementos se inclinan ante el requerimiento de una composicién en donde, si bien cada uno de ellos juega un papel primordial, el factor disciplinario del esquema se cuencial impone la autoridad.. Estas son partes auténomas en de ellos determina y juega un rol decisivo; sin embargoagl | }1,“W"PO. aunque en unin total. Se trata de relaciones se perfila la pluralizacién, es decir, una democratizacién que x3 TuKeace ah rigidamente estructuradas, a las cuales hasta puede confundirse con arrogancia. En este esp | ibe el paso de sus componentes de un nivel aotro. De como en otros del orden del llamado estilo manierista, © Stiell areepe able la exch ie wistinicion da cael implantala ireverencia ala potestad como mediocanps®| 011.0 artes, puesto que ello dest a tivo. No se trata de las ¢ jones privativas del ems} .j.7; nu, o., cstructural sino ademas las cualidades de las formal; procede del ensamblaje fundamentado en una‘th ik Regione is smas. Aqu ién de comunidad a la cual se dirige. La meta se Bireisdstia Go Sere ido de su planta eruciforme fancionan en Pian solo propésito; el de crearla See ato se ogra a través de la reduc- Ses sa nica escala e intensidad de las planta y en arreglo volumétrico, las secuen dentro de un vocabulario formal limitado, cada uno delos elementos que las compon neias jerargu ‘ del espacio sure *OMO pueden gp ténminos arquitect distinguiéndose en su area de acceién.* Te ca Ply ion, uae ie aa al a fachada de la tan citada San Carlino o en I,m niles y mils gblo de San Javier del Altar Mayor, los de San actuarenlamisiin de control para converte eM | ee, como los de las capillas adjuntas, si bien Prepotentes de tna asociacidn en conflicts, eens | eee na y desarrollo particular, rellejan un neutraidad del subsistema de. cualqien echt a | ene ee ilentico. Las diferencias de distribucién y parte dele ita de insstonca en a, cha bag | core cultativo rT desvanceen en el proceso de quizada. Las partes no pueden ase a sect : ee todavia se ensamblan con semejante y lamisma wolflliniana atin no hi inicos c* normalizado. Las partes se unific io, en igualmens tamailo, y desjerarquizacion. Se est ; distintos elementos, con un peso visual cea cos y zonas interconexas. Los solidos y igualan; las cia era aunque los mut Pero la. posi xtremo; a medida que lag dencia persevera haciel alidad aunque entregan a i ha por el mantenimientode la que ilustra el barroco, se pierdedl churrigueresco, en dond ee sometida a una completa pri sea ala igualdad inte ntirse, ‘aduaciones 1a tocado el ¢ intensidad en los ne fanza el proceso en el ciclo, la tend vacfos de este juego interminable de luz se sumisién dentro de una misma tot su propia independencia, 1 la cualidad personalizad: final con el . superficies en rojo y oro, estructuradas por un sinfin de formas y sombras equivalentes, suprimen la indicacién po- sible de individualismo y estratificacién. Las categorfas wlflinianas se ratifican a partir de estas premisas. Es valido de la composii6n es roletarizacion, por deco sie | eteler los conceptos de la pérdida de ndividualismo y gra de sus partes componentes de » confiere al barroco, pues el autonomia que el tedrico sui Faseneetteetonce, asi como de las relaciones que la | _‘*Tigueresco los refleja perfectamente. El mbito de este cata i desierarquizacion ha exiliado toda sel de | P%I9 novohispano se define por una interaccion de partes sitatifiaconeiterdepend hea As, | sbordinadas a un mismo estatus; partes desjerarquizadas den churrigueresco consiste d dentro de un sistema que ha dejado de ser piramidal y que ninguna ostenta ° tanto ha sacrificado la potencialidad de libertad de estas partes en su area inmediata de it rendidos a una parte dominadas. Los ciacién marcada. Una vision dnica agrupa las parte como en su interior, al igual que las otras edif S; Aqui, hurriguerescas, las superficies se desglosan en una en libros espe mplisims. Jalizados, obras generales ¥ ™ mo arti Aqui solo se enumeran a4 s principal Diego. Historia del Arte Hispanoameri Jo Iaiguez eae nd Visual Perception. Berkely & Art ai Califor 4. Ist Ambeim, Rudolf. The Dynamics of Berkeley & Los Angeles. U Press, 197. Bayon, Damian. Sociedad y Arquitectura mericana. Barcelona, Editor 1974. Este es un texto clave cor de la historiografia actual de damericana, Architectural Fo, niversity of Califoni, ‘olonial Suda. ial Gustavo Gili, SA, no panorémica y eit arquitectura colonial Beachon, Hans. The Archit ture of México. New York Architectural Book Publis hing Company, 1969, Bevan, Bernard. Historia de a Arquitectura Espanola. Traduceién del inglés de Fernando Chueca Coit, Barcelona, Edit tud, S.A, 1970. Ir orial Juve en castellano, 1950, Sigue sic Tine su Histori neo un excelente texto. Cuand ia de la Arquitectur a profunda Ho su traduetor a Espafola, se ‘“nplia que suplantari a as historias hasta ahora escritas Barroco HI ibérico y latinoam, F a espaiiola Mario J. Historia de la Arquitectura Colonial Jhiazz0, Buse américa. Buenos Aires, Emecé Editores, asted ri tectura ia del Arte y de la Arquit castedo, Leopoldo. Historia Senne Fates na. Barcelona, Editorial Pc S.A. 6 inglés Frederick A. 1970 Edicién en Ingl Noviembre. lew York, 1969 Praeger, Inc. New Y cel, El Barroco. de la Checa, Fernando; Morin, Jose via ae Maid Coleceién El Arte y los Sist Ediciones Istmo, 1982. antes Castizos de la Ar untes en la Arquitectura la Alhambra. Ma Chueca Goitia, Fernando. Im itectura Espafiola, Inv: ir ies ; a, Manifiesto de ‘ S.A., 1 Prime nt Hispanoamericana drid, Editorial Dossat ura a de la Arquitec Historia Metrid, Edi Chueca Goitia ola, Edad Antigua Espai 1965. S.A torial Dossat hitecture in hitect. A. 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Sin t6rico, se opt, ¢ un recuento hist6ric Je las edific ilustraciones de tres ee pe ut Ye un mome Be frecuencia se wees Jeon moment ere una de ellas representative de un BO aciont . esta, cad sis expue cifico del nto espe su alto eee tografias, pero orden. Desal otunadl iso ras Se calidad. Lo indi i Pr thn a Sete ene aes de los distintos fl Lem Sah teristicas propias falar que a a formal, destacando im ial EI Escor rial ELES «fo ge peeees ee . San Carlino alle Quattre Fontane ..,. i : San Carlino alle Quattre Fontane - San Carlino alle Quattre Fontane . San Carlino alle Quattre Fontane Tepotzotlan . Tepotzotlan... - Tepotzotlan 2. Tepotzotlan. i Tepotzotlin |. Tepotzotlin | Li t ” ) is yy bas

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