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Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena

Posted originally on the Archive of Our Own at http://archiveofourown.org/works/48253927.

Rating: Teen And Up Audiences


Archive Warnings: Graphic Depictions Of Violence, Major Character Death
Categories: F/M, M/M
Fandom: Harry Potter - J. K. Rowling
Relationships: Draco Malfoy/Harry Potter, Lucius Malfoy/Narcissa Black Malfoy,
Andromeda Black Tonks/Ted Tonks, Cho Chang/Cedric Diggory,
Anthony Goldstein/Padma Patil, Michael Corner/Original Female
Character(s), Sirius Black & Remus Lupin, Hermione Granger & Viktor
Krum
Characters: Draco Malfoy, Anthony Goldstein, Padma Patil, Michael Corner, Terry
Boot, Luna Lovegood, Harry Potter, Narcissa Black Malfoy, Lucius
Malfoy, Sirius Black, Hermione Granger, Ron Weasley, Remus Lupin,
Albus Dumbledore, Andromeda Black Tonks, Cedric Diggory, Ted
Tonks, Nymphadora Tonks, Blaise Zabini, Pansy Parkinson, Theodore
Nott, Viktor Krum, Fleur Delacour, Tom Riddle | Voldemort, Peter
Pettigrew, Barty Crouch Jr., Original Female Character(s), Ginny
Weasley, Fred Weasley, George Weasley, Charlie Weasley
Additional Tags: Hogwarts Fourth Year, Canon Rewrite, POV Draco Malfoy, Good Draco
Malfoy, Draco Malfoy & Harry Potter Friendship, Bisexual Draco
Malfoy, Harry Potter is Obsessed with Draco Malfoy, Character Death,
Canonical Character Death, Draco Malfoy/Harry Potter Fluff, Orion
Blake mistery, Good Black Family (Harry Potter), Fluff, Draco Malfoy is
Bad at Feelings, Draco Malfoy Speaks French, Draco Malfoy Being an
Asshole, Draco Malfoy Needs a Hug, Ravenclaw Draco Malfoy,
Hurt/Comfort, Alternate Universe - Canon Divergence, Violence,
Alcohol, Ravenclaw anual games, Isekai, Powerful Draco Malfoy, Draco
Malfoy is a Little Shit, Sirius Black & Draco Malfoy Friendship, Draco
Malfoy is obsessed with Orion Blake, Reincarnation, Severus Snape is
Draco Malfoy's Godparent, Draco Malfoy and Anthony Goldstein
friendship, Draco Malfoy & Blaise Zabini Friendship, Draco loves
dragons, Protective Draco Malfoy, Luna Lovegood & Draco Malfoy
Friendship
Language: Español
Series: Part 4 of Saga de Draco Malfoy y el misterio de Orion Blake
Stats: Published: 2023-06-30 Completed: 2023-08-15 Words: 180,674
Chapters: 16/16
Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena
by Luka_sama

Summary

Luego de un tercer año donde Draco se involucra más de lo que debería y termina ayudando a
su familia prófuga de la justicia una vez removido a ser un hombre casi libre, Draco decide
que comenzara a jugar un papel más activo en la historia, esperando poder evitar que su ahora
amigo Harry Potter participe en el torneo de los 3 magos.

Otra nueva pista es rebelada por parte de Sirius, una que podría llevarlo a descubrir el
misterio de quien es Esmeralda Black y que relación tiene con el misterioso mago oscuro
Orion Blake; Draco le gustaría poder encontrar la respuesta a sus problemas actuales.

Pero las cosas nunca han salido como quiere y la relación con su familia es más tensa que
nunca.

El torneo de los 3 magos puede ser la única forma en que Draco Malfoy, descubra parte del
secreto detrás del misterioso libro que ha conseguido en su primer año.

Correciones a cargo de Harley_Black.

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Discord por si quieren hablar de la historia:

https://discord.com/channels/751999326477090876/1208155152121339986

Notes
See the end of the work for notes
Capítulo 1: Maui

Entonces estamos aquí nuevamente, esta vez vamos a iniciar el cuarto año de nuestro
querido rubio rencarnado.

En el tercer año sucedieron muchas cosas que se alejó totalmente del canon al final de la
historia, la más destacada es que el Horrocrux del relicario de Salazar Slytherin fue
destruido, cambiando la historia como la conocemos.

También descubrimos que Orion Blake fue el maestro de Salazar Slytherin y en los
interludios conocimos por fin la profecía que gira entorno a Draco Malfoy, pero este por el
momento no sabe ni de su existencia.

Este año vendrán muchos otros cambios y algunos personajes que hemos visto de años
anteriores.

Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena.

Capítulo 1: Maui

Charlie Weasley ama los dragones, está seguro que cada que habla con alguien, la palabra
dragón sale al menos una vez de su boca; la mayoría crece acostumbrado y ahora que Charlie
trabaja con dragones, puede decir que gran parte de su vida está realizada. Su familia tal vez
no lo comprenda del todo, su madre no había estado emocionada por su elección de carrera,
pero otros como Bill y su padre lo apoyaron sin dudarlo. Entonces ahora está viviendo una
vida plena, feliz, emocionante y con pocas visitas al hospital del recinto cuando un dragón se
portaba un poco más violento que de costumbre.

Había tenido algunos inconvenientes con sus documentos el año pasado, pero ahora que todo
estaba resuelto, Charlie pensó que sería bonito volver a casa para los mundiales.

Estaba en Londres antes de que pudiera controlarse, si bien sus padres lo esperaban para el
día de los mundiales, Charlie quería disfrutar un poco de libertad. Quedó con Nymphadora
para salir a tomar un rato, riendo cuando no bien puestos al día, la chica que era su mejor
amiga lo dejó totalmente solo por irse con una mujer de aspecto encantador que claramente
estaba interesado en su amiga.

Vaya traidora.

No es que Charlie no se fuera en las siguientes horas a pasar un buen rato con uno de los
chicos del bar, usualmente Charlie no sentía mucho sus necesidades básicas en la reserva;
pero en Londres, con libertad y sin ataduras, era bueno sentir un poco de libertad y el calor
que un cuerpo humano puede proporcionarte. Despertar la mañana siguiente en la residencia
de un desconocido con un ligero dolor de cabeza, bueno, eso ya era algo de lo cual había
perdido el ritmo y por eso decidió irse antes que tuvieran una mañana incómoda.
Necesitaba una pocion, pero el callejón Diagon delataría a su madre que había mentido para
estar sólo por su cuenta, así que prefirió entrar a una cafetería muggle; nada como un café
negro para el dolor de cabeza.

Estaba un poco abarrotada esa mañana, pero Charlie logró obtener el café y sentarse en el
parque cercano, esperando que Nymphadora apareciera en algún momento; siempre
quedaban al día siguiente y prefería ir a la casa de su amiga, o, mejor dicho, su departamento
para descansar un poco.

Londres muggle era ruidoso, pero era reconfortante, la reserva de dragones también era
bastante ruidosa por las mañanas.

Ya los extrañaba.

—Por el amor a Merlín Draco, deja de alimentar animales callejeros; Theo tenía razón al
quejarse de ti— gruñó una voz a su derecha, provocando que Charlie volteara a ver curioso el
incidente.

Además del nombre.

Era un nombre particular que lo confundió inicialmente con el nombre de los dragones.

Tiene un sensor sobre información de dragones, voltea a ver en automático siempre que está
fuera de la reserva.

—Blaise cariño, es un pequeño gatito perdido, no pienso dejarlo aquí solo— dijo la voz de un
niño que le sonó familiar, tal vez no tan niño.

Charlie tardó un poco en enfocar al adolescente, su cabello es rubio casi platino y sus ojos
grises hacen que sus ojos se abran con sorpresa; no toma más de un segundo recordar al niño
que el año pasado se había topado con él en el callejón Diagon, luciendo como sí hubiera sido
atrapado como su hermano menor Ron en una jugarreta.

Usualmente no conocía a muchas personas nuevas por su trabajo, siempre en la reserva


rodeado de dragones, al menos que se fuera algún bar con amigos; por eso las personas solían
generarle una clara impresión. Este niño en cambio había crecido algunas pulgadas, lucia
bastante delicado en algunos aspectos y en otros como su mirada parecía bastante decidido.

Entre sus manos había un pequeño gatito negro que acunaba en su pecho.

El otro adolescente, moreno y con un porte incluso más aristocrático de ser posible, parecía
lucir claramente incómodo por la situación.

—Draco tienes un problema serio con las criaturas vivientes, no tenemos mucho tiempo en
este mundo muggle y me prometiste ir a ver una película; fuera lo que sea eso— debe ser
mago por la forma en que habla, el otro niño es sin duda un mago.

No había otro motivo por el que apareció aquella noche en el callejón Diagon.

Era un chico misterioso.


Charlie lo ve con interés, si su nombre era “Draco” solamente significaba que sería un chico
interesante, nadie puede tener el nombre como un dragón sin tener algo relevante que aportar
a su vida. Usualmente Charlie no era de las personas que dan este primer paso si puede
evitarlo, pero cuando se puso de pie y caminó hacia los dos adolescentes, sus ojos brillaron
con emoción cuando el niño rubio volteó a verlo.

La chispa de reconocimiento en su rostro.

—Hola— saluda de forma jovial, provocando que el otro niño rápidamente salte luciendo a la
defensiva, en cambio el niño rubio lo ve con rostro pétreo casi examinándolo.

Espera que recuerde que le ayudó, no es que quiera un favor a cambio, Charlie no ayudaba
por eso; pero el rostro de este era claramente incómodo.

No era su idea.

Solamente se vio curioso al respecto y Charlie era terrible cuando algo le da curiosidad.
Recordó sus aventuras con William en Hogwarts, el hermano menor de Jacob y se preguntó sí
estaría divirtiéndose sobre él ahora; este quien estaba ahora en Estados Unidos, no había
podido venir para lo que sería el mundial y le dio un poco de lástima a Charlie no ver a un
viejo amigo.

Pero podría culparlo de su curiosidad, este la inculcó bien en sus años de Hogwarts.

—Eres tú— responde el niño llamado Draco, sin mucha cordialidad o modales; el chico de
piel morena lo voltea a ver mal, pero este sólo se encoge de hombros —es un… conocido, me
ayudó el año pasado— responde a la pregunta en los ojos del chico moreno y Charlie
solamente bufa por debajo.

No fue técnicamente ayuda, fue más que todo ayudarlo a escapar, baja la vista para ver al
pequeño gatito que estaba dormido entre el cuerpo del niño, quien lo protege contra su cuerpo
y le da una mirada desafiante a quitárselo.

Levanta sus manos en busca de calmarlo.

—No pensaba hacer nada chico, solamente estaba viendo al gato— el pequeño gato volteó a
verlo con grandes ojos verdes que eran encantadores, no era un dragón, pero Charlie había
aprendido a admirar la belleza de los seres vivos —tal vez podría ayudarte con el gato, mi
amiga no vive tan lejos, podríamos buscarle un nuevo hogar… dudo que sus padres magos
acepten que lleguen con un animal a casa— Blaise se vuelve tenso de inmediato, pero Draco
lo ve poco impresionado.

Tiene una vena dura.

A Charlie le agrada eso.

—Realmente no es necesario— una mirada de Blaise hace que el niño gimotee —bueno tal
vez es necesario, sólo porque mis padres no aceptarán otro animal luego de la serpiente
Salazar— susurra Draco muy en contra.
Levanta una ceja a eso.

—¿Salazar?

—Era un buen nombre para la serpiente, estaba perdida en nuestro patio, además Harry no
estaba ahí para hablarle con su lengua extraña parsel

—Draco, por favor, deja al desconocido ayudarnos y vámonos o le diré a Pansy que olvidaste
felicitarla por su recital; ambos sabemos que Theo te ayudó

—Bien y no es un desconocido en realidad— el niño parece recio a dejar al pequeño gato en


las manos de Charlie, que se pregunta como pasó de tener sexo con un desconocido a ayudar
a unos chicos que probablemente serían de sangre pura.

Se encoge de hombros confundido, agradecido por el ronroneo del pequeño gatito, que parece
agradecido por la ayuda.

—Su nombre es Charlie y este gato se llama Argo— acepta Draco con ojos brillantes de
emoción, que genera un momento de silencio entre los presentes.

Charlie agradece que recuerde su nombre, pero el horrible nombre para el pobre gato en sus
manos, hace que dude un poco sobre la situación. Blaise simplemente se restriega la cabeza
cansado, antes de comenzar arrastrar a Draco lejos de ahí; el niño saluda y con un
movimiento en sus manos pide silencio.

Probablemente no deberían estar aquí.

Probablemente se escaparon.

Ese chico realmente tiene malas costumbres.

Volteó a ver al gato en sus manos, antes de encogerse de hombros y caminar al departamento
de Nymphadora, quien por suerte al llegar no tiene a la chica en ese lugar; en cambio
Nymphadora ve incrédula al gato en sus manos y lo ve pidiéndole explicaciones.

Charlie sinceramente no sabe que decirle y solo sonríe.

—Creo que ahora tienes un gato

Diarios durante las vacaciones

.
Padma: Quiero comentarles con mucha pena, que de ahora en adelante asesinaré al próximo
que haga una burla por mi cabello.

Anthony: Te dije que intentar el hechizo de corte no era una buena idea.

Draco: Padma tesoro, te veras hermosa incluso con el cabello sobre los hombros.

Luna: ¿Debería cortarme el pelo? Así haríamos una pareja.

Terry: Estuve estudiando el hechizo de desarme, Michael salió volando cuando vino de
visita.

Michael: En mi defensa tu vecina estaba buena.

Padma: Asqueroso.

Anthony: Creo que traduje un poco de una parte del libro de Orion, no estoy seguro, pero
hablaba sobre sirenas o algo como eso.

Draco: Yo la traduje la semana pasada, noob.

Luna: ¿Que es Noob?

Terry : ¿Por qué no la pasaste antes?

Michael: Draco y Anthony estaban apostando por quien lo traducía primero.

Padma: ¿Qué es noob?

Anthony: ¿Cómo Draco sabe sobre ese término?

Draco: :D

Luna: ¿Qué significa eso?

Terry: Estoy confundido.

Michael: ¿Draco donde aprendiste hacer caritas felices?

Padma: ¿Eso es una carita feliz?

Anthony: Draco maldición, explícate ahora.

Draco : D:

.
.

Luna: Mi padre me acaba de regalas un collar que cuando alguien se acerca muerde, es
asombroso.

Terry: ¿Deberíamos estar preocupados?

Draco: Claro que no, así nadie se acerca a Luna, es la mejor protección para chicos que
existe.

Luna: Usualmente nadie se acerca, solo ustedes, porque son mis amigos.

Padma: Luna es tierna, tanto que duele.

Anthony: x2

Draco: x3

Luna: ¿Qué significa eso?

Terry: Es algo que Draco inventó la semana pasada, dice que es como si opinara lo mismo,
aunque no entiendo porque con un símbolo de multiplicación.

Michael: x5

Padma: Creo que debías seguir la cadena Michael.

Michael: Maldición nadie usó el 4 D:

Padma: ¿Han notado que Draco últimamente parece saber mucho sobre muggles?

Anthony: ¿Hasta ahora lo notaste? ha sido así desde primer año.

Draco: Michael tiene novia.

Luna: Draco siempre ha sido extraño, pero no entiendo eso de que Michael tiene novia.

Terry: Escuché también sobre eso, una de sus vecinas, pobre chica.

Michael: Malditos traidores, sabía que cuando hicimos esa llamada por Flu me iba a morder
el culo.

Padma: ¿Alguien quiere salir con Michael?

Anthony: ¿La besaste?


Draco: Michael estaba contándole a Terry como se besó con la niña, aunque no con lengua,
porque no sabe cómo; ya te dije Michael practica con una manzana.

Luna : :D

Terry: ¿Cuántas personas has besado Draco?

Michael : …

Padma : …

Anthony : …

Draco : ¿Quieres una clase Terry? :*

Luna : Un nuevo emoji.

Terry : Que alguien me pase un cubo para vomitar.

Michael: Mi novia me terminó, fue una hermosa semana juntos.

Padma: Nadie podría ser tan ciego.

Anthony: Ohh Michael podemos ir a la casa de Terry para superar la ruptura.

Draco: Los odio, yo estoy castigado y no puedo salir con ustedes, solamente por ayudar a mi
tío exconvicto a salir libre de la cárcel.

Luna: Pobre Draco, espero poder verte para los mundiales.

Terry: ¿Qué clase de castigo te deja ir a ver los mundiales de quidditch?

Michael: ¿Alguien me presta atención?

Padma: ¿No fuiste a Francia con Pansy? ella me escribió una carta al respecto.

Anthony: No sabía que ahora eras amiga de Pansy Parkinson.

Draco: Bueno el castigo de mi padre es no poder verlos a ustedes, incluso salí varias veces
con Blaise por la ciudad, Theo suele quedarse en casa en ocasiones y Pansy literalmente vive
como sí fuera mi otro riñón; les envié a todos regalos que compré de Francia, los mejores
chocolates del mundo.

Luna: Los Slytherin no son tan malos, Pansy me envió una carta también, Blaise me
preguntó algo y Theo parece obsesionado con Draco.

Terry: A pesar de que se odian, Potter y Nott tienen mucho en común.


Michael: Los odio, este era mi momento.

Draco: Te envié el doble chocolates por tu ruptura Michael.

Michael : :*

Draco se siente muy cansado, su idea al nacer en este mundo de una vida tranquila y lejos de
cualquier mago tenebroso, se ha ido por el retrete con solo tres años de Hogwarts; debe ser un
reto para cualquiera, menos para Harry… pero el niño ya es una excepción a la regla. Draco
Lucius Malfoy era un niño tranquilo, desde que reencarnó en este mundo de magia, con sus
recuerdos de su vida pasada, había querido una vida tranquila; pero eso era todo lo que no
pudo obtener. Desde ser sorteado en Ravenclaw a diferencia de la historia que conocía, hasta
luchar con un basilisco y además de ser poseído por un horrocrux.

Su vida no iba tan tranquila como pensaba.

Le gustaba pensar que todo podría mejorar, pero las repercusiones de sus acciones ya
comenzaban a seguirlo; era incapaz de dormir sin pesadillas por más de dos días seguidos,
tenía este problema con estar paranoico con qué hora del día era… y qué día era. Luego de
que en su tercer año tuviera periodos demasiado blancos durante tres meses, donde no era
consciente de lo que hizo.

Bueno, nadie puede quedar exactamente normal después de eso.

Hay un calendario que siempre lleva sobre él, donde se asegura de marcar cada día y
esperando que nunca vuelva a tener una neblina.

Las vacaciones solo provocan que extrañe muchísimo a sus amigos en Hogwarts,
especialmente a Harry y Luna, que usualmente estarían ahí sin parecer preocupados cuando
preguntara muchas veces en el día la hora en que se encontraban; con sus otros amigos
Ravenclaw, las cosas estaban mejorando luego de que al estar siendo poseído dijera cosas
para dañarlos.

Su amistad sería más fuerte cuando todo quedara atrás, aunque iban por buen camino,
excepto por Terry que demuestra un poco de frialdad en sus cartas; por suerte en los diarios
puede hablar con todos, eso lo hace sentir aun único a algo y es lo que necesita para no entrar
en el vacío en su interior.

Desde su segundo año ha cambiado las cosas, pero definitivamente el tercer año debió ser un
punto de quiebre; de ahora en adelante Draco se cuestiona que tan correcto fueron sus
pensamientos.

Sus acciones.

¿Es correcto que haga lo que hizo?


No lo sabe.

Pero a diferencia de años pasados, este año tiene la idea y plan de alejar de Harry Potter del
torneo de los tres magos; principalmente porque la historia ya había cambiado en muchos
puntos y no le molesta hacer cambios drásticos, secundariamente porque Harry es su amigo y
no quiere verlo herido. En las películas todo había sido brutal cuando lo vio en su primera
vida, un niño pequeño con familia abusadora, que llega al colegio de ensueños de cualquier
persona no mágica para pasar los siguientes años entrenándose para ser el que derrote al
señor oscuro.

Los primeros dos años no pudo cambiar mucho, pero en el tercero Draco había ayudado a
hacer que Sirius Black su tío, estuviera técnicamente en libertad.

De hecho, en este momento, se estaba celebrando un juicio en Londres mágico para


determinar si era o no inocente; motivo por el cual su madre esa mañana lo había despertado
temprano, alegando que tenían que ir a un viaje. Draco apenas y tuvo tiempo de procesar
todo, antes que fueran viajado al ministerio para tomar un traslador directo a Hawái.

Fue una locura, pero no era la primera vez que iban a la isla Maui. Todo estaba rodeado de
muggles y solamente algunos viejos nativos de Hawái eran verdaderamente magos, pero la
familia Black había tenido una residencia en esta isla que había sido heredada por su madre
cuando contrajo matrimonio con su padre; Narcisa siempre decía que cuando fuera mayor de
edad este sería su regalo.

En su primera vida como Orion Blake nunca pudo ir a la playa, así que cuando aprendió a
hablar como Draco Malfoy y solicitó ir a la playa; este fue el primer lugar que conoció. La
pequeña villa alejada por amuletos mágicos para que ningún muggle o extraño se acercara,
hizo que Draco se sintiera un poco confundido ese día; su madre no hizo preguntas mientras
desempacaba las maletas que ya había tenido lista.

Fue planeado.

Draco no se opuso totalmente a la idea, le gustaba este lugar, era apartado de todo el mundo y
realmente se siente cómodo aquí; mucho más que en la mansión Malfoy.

Respecto a su padre.

Es complicado.

Draco había estado levemente preocupado por la reacción de su padre con sus amigos por sus
notas de tercer año, no era muy alentador el pensar sobre él, pero no quería que involucrara a
sus amigos; para sorpresa del adolescente su padre lo había ignorado olímpicamente desde su
regreso como sí no existiera, parecía siempre tener una mente pensativa y alejada de su lugar,
trabajando hasta altas horas de la noche fuera de casa.

No le gustó esa reacción, especialmente conociendo que, si no jugaba bien sus cartas, este
año podría terminar mal para todos.

Especialmente su familia.
No quería pensar en un loco psicópata en su casa o sus padres apoyándolo, su vida entera fue
pensar en cualquier cosa para evitarlo; pero a menos de un año de que la peor desgracia
pudiera ocurrir, Draco no estaba seguro si estaba preparado para ella.

Con suerte alejar a Harry del torneo de los tres magos ralentice todo, pero no puede dar fe de
eso.

Al igual que el año pasado, Draco se siente aterrorizado de esta situación, casi al mismo nivel
cuando pensó que iba a morir; quiere hacer las cosas bien y que todos sus seres queridos no
salgan lastimados, pero eso es muy inocente. Especialmente al descubrir que hay una
posibilidad que la búsqueda sobre Orion Blake, un mago tenebroso que pareció haber escrito
un libro mágico del cual Draco estaba obsesionado, fuera una búsqueda maldita.

Draco tenía muchas cosas sobre sus hombros actualmente y no sabe por cual iniciar, por eso
este viaje a la plata es tan bien recibido. Las últimas semanas ha estado viajando solamente
donde sus amigos Slytherin, puede que su padre estuviera ignorándolo (lo cual dolía más de
lo que quiere demostrar) pero no quería tentar su suerte; para su alegría Blaise y Pansy habían
estado dispuestos acompañarlo al mundo muggle.

Pansy al inicio no, pero solo tuvo que endulzarla y enseñarle las ventajas de un centro
comercial, para que ella terminara encantada.

La niña odia a los muggles porque eso le enseñaron sus padres, pero es fanática de las
compras y un centro comercial es mil veces mejor que el callejón Diagon.

Pensaría que luego del trauma en el lago odiaría cualquier liquido a un metro de distancia,
pero esta playa era especial; desde que fue niño y varias criaturas mágicas parecieron odiarlo,
su madre había contratado magos para que todo el terreno a su disposición tuviera tunas que
mantuviera alejadas a dichas criaturas. Draco siempre había pensado que este lugar era una
buena forma de escapar del mundo real, de irse de las preocupaciones y generalmente tenía
los mejores recuerdos de su familia aquí.

Ahora se siente algo vacío, su padre no ha venido aquí, Draco se pregunta sí está
presenciando el juicio de su primo y votando para que vuelva a ser encarcelado.

Le gustaría traer a sus amigos aquí, seguramente Luna y Padma amarían este lugar tan
tropical, puede que Terry no le gustara salir tanto, pero puede imaginarse saliendo a jugar
algo con Anthony o Michael; Sirus sin duda disfrutaría un poco de la tranquilidad, Dora
disfrutaría hacer caos en el mar, sus queridos Slytherin ya han visitado muchos lugares como
este y no se sorprenderían.

¿Le gustaría a Harry?

Esperaba que sí.

—Draco— la llamada de su madre lo distrae un momento, voltea a verla y sonríe de forma


inconsciente.
Su madre tiene ropas tropicales, de la más alta gama que podría hacerle cualquier diseñador,
pareciendo un poco muggle si le preguntan; aunque jamás admitiéndolo en voz alta. Draco
apenas tiene un pantalón de tela y una camisa bastante floja debido al calor tropical,
agradeciendo que su madre no hiciera ningún comentario por sus cicatrices como haría su
padre.

Hay 3 conjuntos en su cuerpo, la primera se encuentra en su mano derecha en la palma, que


obtuvo cuando tocó el espejo de Oesed en su primer año. Draco no ha olvidado que, gracias a
los recuerdos del medallón, el aparente Orion Blake y mago oscuro que existió en algún
periodo indeterminado del pasado, poseía una cicatriz igual. Las siguientes cicatrices con un
conjunto casi traslucido en su espalda por el ataque de Buckbeak el año pasado en un error de
uno de sus amigos, pero que por suerte no terminó en el asesinato o condena del hipogrifo.

Tiene prohibido ser usado en otra clase, pero sabe por Hagrid que está bien cuidado en alguna
parte del bosque.

Su última cicatriz es en su pecho, el medallón de su tercer año había quemado su piel en un


intento desesperado de que no fuera destruido.

Una parte de Draco, la egoísta en su interior, hubiera querido no destruirlo.

Ese relicario tenía tantas respuestas, pero no valía la pena el ser controlado por una parte de
Voldemort. La posesión de un mago oscuro no había dejado secuelas de alta gravedad, las
pesadillas ya eran constantes en su vida y ahora solo habían empeorado un poco; aunque el
hecho de compartir algo con Voldemort le traía una mala sensación en su vientre.

Magia oscura.

Se siente mal.

Había logrado no involucrarse en el primer año en las aventuras de Harry Potter y el trío de
oro de la escuela, pero en el segundo año de alguna forma terminó involucrado en una lucha
contra un basilisco y por ende haciéndose amigo de Potter; pero esto era diferente. Voldemort
era un amante de la magia negra y buscaba la inmortalidad, o eso había entendido por su
hermana en su primera vida y su mejor amiga; su padre es un gran cabeza de familia y por lo
tanto no tan inmiscuido en la magia que no necesitaba.

Los objetos oscuros y malditos han formado parte de su vida, porque la familia Malfoy los
había tenido en la mansión.

Pero esta oscuridad era diferente.

No le gustó.

Lo peor era que no estaba del todo bien luego de la posesión, el relicario había sacado a la
superficie muchos de sus temores y había cometido el error de lastimar a sus amigos; la
confianza que Draco había mantenido se destrozó fácilmente y ahora estaba intentando
sujetar las piezas de lo que quedaba. No se supone que un adolescente tuviera que pasar por
esto a los 14 años, se supone que en esta vida no repetiría los mismos errores que en su vida
anterior.

Aun así, era difícil.

En su primera vida había sufrido la perdida de una madre, un padre alcohólico que lo odiaba,
proteger y criar a su hermana menor.

Esta vida no era esa.

Pero algunas cosas parecen repetirse, como sí fuera una maldición.

No quiere pensar en lo que el aliado de la familia Fujiwara le dijo el año pasado, sobre como
la búsqueda de Orion Blake estaba maldita.

—Lo siento madre estaba perdido en mis pensamientos, el amanecer es precioso— admite
Draco caminando por la arena, disfrutando de la calidez bajo sus pies.

Su madre asiente, antes de guiarlo de regreso a la villa y un desayuno esperándolos en el


exterior; hay muchas frutas que Draco aprecia con emoción en su rostro. Su madre habla
tranquilamente sobre algunos cambios de la villa del año pasado y algunas remodelaciones, le
advierte sobre no irse a explorar nuevamente o traer otra mangosta india como mascota.

Draco señala que ya no es un niño pequeño, el levantamiento de la ceja de su madre es algo


ofensivo.

Lo promete, ya que no le queda de otra opción.

Disfruta gran parte de la tarde solamente sentado frente al océano, su madre a su lado leyendo
un libro y acariciando su cabeza, llenándolo de paz en medio de un pequeño descanso.
Cuando estuvo en su vida pasada, esto es todo lo que podía pedir, una vida donde no se
preocupara del dinero y tuviera una madre amorosa que le diera todas las cosas que siempre
envidió de los demás.

Amor.

El amor de una madre.

Si bien siempre se burló de que al final de la historia de Harry Potter original fuera el cliché
de ser salvado por el amor de una madre, Draco puede admitir que este amor es de las
mejores cosas que cualquier ser humano pudiera tener.

Estaba tan absorto en la sensación, que cuando su madre advierte que hay una carta, sólo
espera a que Twinky aparezca para ofrecerla en una bandeja. Hay dos cartas en realidad,
Draco las toma con un pequeño bostezo y no se aleja mucho de su madre; se pregunta
vagamente por Dobby. El elfo que había trabajado para los Malfoy hasta que Harry lo liberó
en segundo año, luego en su tercer año los rescató a Sirus y a Draco de los aurores, que ahora
trabajaba bajo el nombre de su tía Andrómeda.
Siempre se preguntó porque Dobby no terminó en Hogwarts como originalmente sucedió,
pero no ha podido preguntar al respecto.

La primera carta es de Harry, aunque nota levemente alarmado que la segunda carta es de
Dora; sí su madre vio el titulo o sabe al respecto, no hace ningún intento de demostrarlo ya
que ha regresado a su novela romántica.

La que le había regalado a Padma el año pasado.

Toma las cartas y se posiciona de forma en que no pueda verlo, decidiendo leer rápidamente
la carta de Dora primero.

Mi querido primo querido.

El juicio de Sirus es mañana, estamos algo nerviosos en Grimmauld Place, pero sabemos que
todo está bien y sí no fuera el caso mi madre probablemente solo necesitará explotar todo.
Sirus está demasiado nervioso para enviar una carta, pero te envía saludos; Remus también,
quien se ha estado quedando desde inicio del verano y me ha dejado un poco de tiempo libre
de mis trabajos como niñera.

Instinto de chica, pero hay algo entre ambos que todos notan al entrar en la habitación, pero
nadie dice nada, es frustrante.

Harry llegó esta mañana, probablemente te llegue una carta de él con esta carta. Esperamos
que todo salga bien en el juicio, Sirus ha gastado parte de su dinero (no entremos en detalles
de cómo lo consiguió) para comprar entradas para los mundiales.

Tristemente no podre ir, querían invitarte, pero sé que tu padre es invitado de honor y no
sería una buena idea que te vea con los desadaptados de la familia.

Te extraño mi pequeño Dragón.

Tu prima favorita (que se joda Sirus), Tonks.

No puede evitar una sonrisa enternecida ante la escritura atolondrada de su prima, que lo ha
mantenido en contacto todo el verano con respecto a su padrino. Habían restringido
mayormente las cartas de Sirus hasta el juicio como prevención, así que Dora era su principal
informante como le encantaba a ella referirse de su persona. Todo el mundo mágico parecía
interesado en el juicio, que según la diferencia horaria que tenían actualmente, el juicio de
Sirus ya debió haber terminado.

Draco odia no saber el resultado hasta al menos otras horas que llegue alguna carta o su padre
aparezca destrozando todo, sí el juicio salió como Draco quiere.

Volteó a ver a su madre que permanecía impasible ahora sorbiendo su té.


Bueno, antes de contestar leería la carta de Harry.

Hola Draco.

Muchas gracias por los dulces que me enviaste, la idea de que Dudley esté a dieta me sigue
pareciendo ridícula, pero bueno, realmente es mejor que baje de peso por su salud; no es que
importe mucho. No quiero hablar de mi familia, pero no puedo evitar notar que también
enviaste tarta de melaza, eso me ha subido el ánimo ya que es casi tan buena como la de la
señora Weasley.

Lamentablemente no puedo darle el primer lugar o tendré una horda de cabezas pelirrojas
en mi espalda.

Hablando de Weasley, creo que es mi deber informarte (luché contra Ron para poder
enviarte la carta) que se ha descubierto recientemente que el Huron Thorin en realidad es
niña, por lo cual, ahora Ron se ha quejado del nombre que le hemos elegido.

Creo que Thorin es un lindo nombre y lo he defendido por ambos, no tienes que agradecer.

Se que no podemos vernos en vacaciones, pero gracias por tus actualizaciones, la situación
de tu hogar me pone nervioso; pero ya casi volveremos a vernos en Hogwarts, no sé sí podre
verte en los mundiales, pero sí de alguna forma tienes la oportunidad de ir tienes que
buscarnos.

Gracias a tus constantes reproches he adelantado parte de mi tarea, Hermione está


agradecida.

Tengo que irme, ahora que estoy en Grimmauld todo es mejor, pero concuerdo con Tonks de
que algo raro hay entre Remus y Sirus.

¿Tensión?

No lo sé, pero cuando te vea quiero hablar del tema.

Con cariño, Harry.

P.D: ya terminé el segundo libro del señor de los anillos, tengo muchas quejas sobre este
viaje que necesito hablar con alguien.

Draco decide que es hora de escribir respuestas, así que se apresura al interior ante la mirada
algo divertida de su madre; cuando voltea a verla para comentarle al respecto, esta solamente
sigue su lectura como si nada hubiera pasado.

Entrecierra los ojos, antes de recordar que tiene dos cartas pendientes y probablemente
actualizar los diarios, aunque a esta hora en Londres deben estar totalmente dormidos.
.

Draco: Como me voy durante sólo un día y Michael está hablando de conseguir un piercing.

Luna: Todos estamos en votación, creo que sería interesante.

Anthony: No creo que le luzca.

Padma: x2

Terry: ¿Me despertaron por esto?

Michael: Es una moda muggle, no lo entenderían.

Draco: Ya quiero ver la cara de Flitwick cuando lo vea, para esta gracia mejor hacerse un
tatuaje.

Luna: Oh no.

Anthony: No Draco, Draco malo, aléjate de ahí.

Padma: Aquí vamos de nuevo.

Terry: Quiero dormir.

Michael: :D

No hay explosiones de magia de su padre, pero Draco puede notar la tensión del cuello de su
madre la mañana siguiente y la ausencia que se mantiene de Lucius; toma café con mucha
azúcar, porque se ha hecho adicto a estas alturas a pesar de sus seres queridos amantes del té.
El desayuno pasa sin inconvenientes, Draco alaba la comida y disfruta de la calidez del clima
tropical; alegre que no tuvieran ninguna tormenta por el momento. Una parte de él piensa que
pueden vivir aquí, en la ignorancia sí se lo solicita a su madre; abandonarlo todo que incluye
a su padre, quedándose aquí por los siguientes años.

Puede que diga que sí, puede que lo tache de locura.

Hubo algún tiempo donde Draco quería eso, solamente alejarse de todo.

Pero no ahora.

No cuando quiere a tantas personas en Londres, cuando sabe que si no hace algo puede que
muchos incluso no salgan con vida y Draco se sorprende del cambio que ha tenido en tres
años.

—Sirus Black ha sido calificado como inocente y desde hace algunas horas es un hombre
libre— anuncia Narcisa apenas el desayuno ha terminado.
Draco no se molesta en mostrar un rostro lleno de sorpresa, porque está muy sorprendido de
que su madre saque el tema; se divide entre que puede o no decir, para que el tema siga en
conversación, pero temeroso de cual mina terrestre podría pisar si no tiene cuidado.

Esto sale de sus expectativas.

Una alegría se torna en su interior y calidez, imaginando la carta de sus amigos, los diarios
que no había visto al despertar deben ser una locura; no puede imaginar la sonrisa que debe
tener Sirus en este momento. Le da emoción el pensar en el hombre que estuvo 12 años en
medio de una prisión siendo inocente, disfrutar de salir de la calle en libertad; y
probablemente muchos problemas mentales, pero eso son detalles que trabajaran en la
marcha.

¿Podrá llevar a Harry con él?

Eso ayudaría mucho a la vida de su amigo, no quiere que repita todas sus malas experiencias
en la historia que conoce y un adulto como Sirus podría darle mucha felicidad.

Tiene que tener mucho cuidado y fuerza de voluntad para que ninguna expresión facial delate
lo que esta pensando, debe tener cuidado ya que, aunque es su madre y la ama, no quiere
ponerla en ninguna posición desventajosa para ella.

Está feliz.

No debe demostrarlo.

—Ya veo— musita en voz baja, porque no sabe qué más puede decir.

Su madre lo ve ahora fijamente, supone que sigue una charla que no sabe sí debe esperar o
temer, pero Draco tiene que tomar al toro por los cuernos para poder salir bien de esto.

Aunque ir en contra de su madre, es probablemente la cosa más aterradora que podría hacer.

Irónico, cuando ha enfrentado a un basilisco, un joven Voldemort y casi es asesinado por un


relicario maldito el año pasado.

—Dado que ha sido determinado como libre, es actualmente la cabeza de la familia Black y
por lo tanto sí tiene algún hijo, este será considerado el legítimo heredero de los Black; Potter
como su ahijado también podría obtener el título y su fortuna— no hay rencor en su voz, pero
tampoco parece emocionada por la perspectiva y Draco asiente mientras toma un sorbo de su
café —eso significa que actualmente sólo eres el heredero Malfoy, no es que deba tener nada
malo, la familia Malfoy tiene una fortuna capaz de rivalizar con los Black y bajo tu mando sé
que puede llegar a incrementarse—

—Haré mi mejor esfuerzo para ser un gran heredero—

La mirada de su madre no parece impresionada, Draco se pregunta sí no confía en él debido a


sus tres años anteriores, tampoco es que Draco quiera ser heredero; le gustaría ser libre, en su
primera vida había sido atado por su familia y ahora no quería repetir los mismos pasos.
Aunque por su madre lo haría.

Ser el heredero y cabeza de la familia.

No es la primera vez que sepulta sus sueños por un familiar y sabe que al final, su familia es
lo más importante para él.

—El señor Fujiwara envió una carta, este año su hija inicia el primer año en Hogwarts y
aunque no fue una petición como tal, se espera que la mantengas bajo tu ala— Draco asiente
a las palabras de su madre, pensaba hacerlo incluso si nadie lo pidiera.

El recuerdo de Megumi Fujiwara, una maga de origen asiático que el año pasado había
conocido llega a su mente; había sido una niña cuando la conoció y duda que hubiera
cambiado mucho a estas alturas. Megumi era una maga de sangre pura, heredera de una de
las familias más prestigiosas de Asia, con el cabello negro y ojos azules; le había parecido
interesante cuando esta admitió que era afín a la magia de agua.

En este lado del mundo eso no era tan recurrente.

Toda la magia era utilizada por igual, pero en Asia los magos eran amantes de la naturaleza y
podían encontrar un mejor enfoque para sus usos o afinidades.

—No te preocupes madre, pensaba protegerla en todo lo que me sea posible— aunque no
entiende por qué la petición viene de forma tan aleatoria.

Su madre asiente con aprobación.

—La familia Fujiwara mantenía relaciones políticas con la familia Black, al Sirus estar en
arresto, las funciones cayeron sobre mi persona; he hablado con Fujiwara y había estado de
acuerdo con mantener las relaciones conmigo sin importar el resultado del juicio— Draco no
puede evitar un recuerdo de las charlas de su madre y el hombre el año pasado.

¿Entonces de esto fue de lo que hablaron?

Recordaba el tema de Sirus entre ellos, pero nunca hablaron mucho cuando estuvo presente,
así que no había prestado demasiada atención al tema.

Estaba aprendiendo bases de japones este año con su madre, quien parecía no dispuesta a
dejarlo caer de cualquier idioma que se le ocurriera aprender; poseyendo un fuerte fránces y
ruso, además de latín aceptable ahora le tocaba también aprender japones.

Era un reto interesante.

No es que importe actualmente para la conversación.

—Draco— la voz seria de su madre lo alarmó, preocupado de que más podría comentar
actualmente que necesitara una voz tan intimidante como la que hizo, el rostro de su madre
pareció dudar un momento.

Nuevamente, eso no le dio el más mínimo de confianza de esta situación.


—¿Mamá?— su voz sonó un poco débil sin quererlo, llamándola de la forma un poco más
informal que solía usar hasta que su padre determino que era suficiente mayor para no
hacerlo.

Los ojos de Narcisa lo vieron fijamente un instante, antes de cerrar los ojos y asentir para sí
misma.

—Cuando volvamos a casa en una semana, irás a los mundiales con tu padre— va a abrir la
boca para quejarse, no por ir a los mundiales, simplemente porque ir con su padre sería una
tortura como está la relación de ambos —siempre y cuando te comportes bien, tu padre ha
accedido a que puedas ver a cualquiera de tus amigos; parece ser que tiene algunas cosas de
las cuales encargarse. Escuché que la familia Boot podrá asistir, así que al ser sangre pura te
aconsejo que busques de ellos sí quieres que el viaje sea de tu agrado—

Draco volteo el rostro algo incómodo, Terry y él no estaban en los mejores términos, pero
estaba seguro que podría ayudarlo; sería un viaje un poco menos incómodo que con su padre,
tal vez incluso podría conseguir algún boleto para Anthony o Padma.

Podría ver a Harry, no quedarse con la familia Weasley y él, pero al menos podría saludarlos
un rato mientras su padre estaba distraído.

Eso lo animó un poco.

—Mientras estás en los mundiales, yo iré a ver a mi hermana Andrómeda— la voz de su


madre era clara, pero el contenido de su oración era tan ridículo, que Draco no puede pensar
en que rostro estaba haciendo cuando volteó a verla; su madre no pareció desalentada por el
tema —no deberías verte tan sorprendido, tengo entendido que estás en constante
conversación con su hija Nymphadora; además de tu visita navideña en tu segundo año— la
sangre de Draco se heló, su rostro debe ser pálido totalmente.

Quiere defenderse.

Quiere negarlo.

No quiere ser odiado.

El pánico inunda su rostro, las preguntas se arremeten al borde de su frente una con otra, sin
entender que pudo haber hecho para ser delatado; su madre por otro lado mantiene el rostro
pétreo mientras ve cada una de sus emociones en su rostro.

Traga saliva.

¿Qué debería hacer?

¿Negarlo u aceptarlo?

Sus manos se mueven en pequeños escalofríos sobre la mesa, es una vergüenza para un
heredero no poder mantener la compostura en esta situación; pero el aire comienza a volverse
pesado ante la mirada fija de su madre, que está destruyendo las pocas bases de confianza que
tiene sobre su persona.
Agradecía que sus padres no fueran alertados del incidente del año pasado, Severus había
manejado todo bajo la mesa, o eso había pensado; a estas alturas se preguntó si su madre en
realidad lo sabe todo sobre él.

Con suerte esto sería una pesadilla.

O eso pensó, cuando sus palabras llegaron realmente a su mente, todas ellas.

—¿Verás a tía Andrómeda?— ignora la calidez en su voz al referirse a su tía, después de


todo, el gato estaba fuera de la bolsa de alguna manera que no entiende.

Su madre asiente con pesadez.

—Tengo cosas que hablar con ella de alta urgencia, no tenía interés en interferir en que
conocieras a tu familia Draco; no te preocupes tu padre no lo sabe, Twinky fue quien me
informó ya que está vigilandote la mayor parte del tiempo— “elfo hijo de puta”, piensa
Draco momentáneamente sin poder evitarlo —tristemente me comunicó que no pudo
ayudarte en tu aventura con tu tío, de la cual no quiero saber— levanta la mano evitando que
Draco salte alarmado con un diálogo que no tiene preparado, pero necesita decir algo —desde
el momento que naciste, fui muy clara al saber que en algún momento en tu vida necesitarías
tomar decisiones de las cuales puede que no esté de acuerdo; tu futuro es mucho más grande
de lo que Lucius o yo podemos suponer—

Hay algo en el rostro de su madre, algo que Draco no puede identificar, pero parece
demasiado grave y anormal en el ambiente.

Como si algo no fuera dicho, pero fuera algo casi absoluto.

Se preocupó por sentir algo así en el aire.

Todo esto parecía casi bizarro.

—Eras tan pequeño, los medimagos me dijeron que era imposible tener hijos luego de tantos
intentos, pero llegaste y supe que iba amarte con todo mi corazón— su madre cierra los ojos
durante unos momentos antes de abrirlos decidida —la familia tiene muchos errores, pero
prometí cuando naciste, que haría lo posible por tu felicidad; has sido un niño muy bueno
Draco, es tu deber elegir el camino que creas necesario— ahora hay una sonrisa en su rostro.

Los ojos de Draco se abren impotentes, porque por primera vez su madre parece no tener
ninguna mascara en su rostro; usualmente a su alrededor, Narcisa era mucho más abierta y
tranquila que con cualquier otra persona. Pero como toda Black, como toda sangre pura
siempre parecía ocultar algo; fue un golpe en su pecho ver el amor tan sincero y abierto en el
rostro de su madre.

Porque el amor puede lástimar.

Draco estaba aterrorizado de amar tanto a alguien y salir herido, con todo tu corazón, porque
el amor es poder para otros.
Su madre estaba dejando su corazón expuesto a Draco, que estaba sin aire ante la cantidad de
emociones a su alrededor.

Golpe tras golpe.

Su interior era una tormenta incontrolable, no sabe que sentir, no sabe si debería sentir algo;
apenas si puede controlar su forma para no saltar alterado.

Draco tuvo el morboso pensamiento de preguntarle a su madre, sobre abandonar todo con él e
irse muy lejos donde nadie pudiera encontrarlos; si su madre lo amaba como decía,
probablemente aceptaría. Aquí tenía en bandeja de plata eso que había querido desde
siempre, sentir que, si pedía irse, su madre lo acompañaría a donde fuera y podrían tener una
vida lejos de todo lo que vendría. Casi podía verlo frente a sus ojos, vivir aquí por siempre,
estudiar en algún colegio de magia en Estados Unidos, estudiar algo referente a Dragones;
puede que no tuvieran una vida de millonarios como ahora, abandonarían todo el estatus que
tenían.

Pero podría funcionar.

Si su madre lo amaba como estaba demostrando, aceptaría su pedido más egoísta de todos.

No preguntó.

No puede.

Porque sí su madre dice que si, sería algo que siempre pensaría de ahora en adelante; si le
pide que se vayan juntos y esta acepta, siempre tendría esa salida. Es doloroso pensar que su
yo de 11 años habría aceptado sin dudar esta oportunidad y se habría marchado sin voltear
atrás, pero Draco no puede hacerlo ahora, no sabiendo que Voldemort podría volver este año
sí o hace algo.

Sus amigos podrían salir heridos.

Dora podría morir.

Sirus también podría morir el próximo año.

Maldición.

—Eres un niño Draco, es el deber de los adultos preocuparse, no tienes nada que temer hijo
— su madre habla con ternura, como sí supiera sus decisiones que no ha dicho en voz alta.

Tiene miedo de hablar, de que su voz lo ahogue, de llorar por algún motivo estúpido.

—Tía Andrómeda te extraña— musita y como teme, su voz suena como un pequeño pito al
final, a lo que su madre sonríe con ternura.

—Yo también lo hago—


Puede que fuera un adolescente y debería darle vergüenza, cuando le pide a su madre que se
quede a su lado a la hora de dormir, esta llega y lo arropa como sí fuera un niño; para
diversión de ambos lee el libro de “Sparky el dragón”, como sí fuera un chiste privado de
ambos.

Lo es.

Ama a su madre y ella lo ama a él, ojalá todo lo demás fuera igual de fácil.

Draco está en medio de lo que parece un enorme campo de flores, se sorprende al reconocer
esto como un sueño, confundido de que no sea una pesadilla dentro de un lago como
lamentablemente se acostumbra a tener. Pero no está en un lago, solamente hay flores a lo
largo de la distancia. Todo a su alrededor se ve familiar, camina entre las coloridas flores en
busca de algo que le diga más dentro del sueño o que por el contrario logre despertarlo.

Usualmente un miedo aterrador lo despertaría, o ahogarse.

No es que este mal tener un sueño diferente para variar.

—Esto no se supone que deba pasar, no quería esto—

La voz parece venir de todos lados, Draco detiene sus pasos confundidos, buscando de
alguna forma el provenir de la voz, molesto de no poder encontrar a nadie. Camina
intentando escuchar algo más, pero no hay nada o nadie que pueda indicarle a donde ir.

Que sueño más frustrante.

—Mi querido Dragón brillante, no fue tu culpa— esta era la voz suave de una mujer, Draco
se escalofría al reconocerla.

Era la misma voz de la entidad del relicario, pero lejos de lucir malvada o enojada como
recuerda, esta misma voz ahora tiene un toque cálido en ella.

Draco comienza a correr entre las flores buscándola.

¿Qué significa esto y el relicario?

—Estoy maldito Esmeralda, es mi culpa— la voz parece ahora retorcerse de dolor, Draco
gimotea al sentir la desesperación en el aire.

La imagen brillante del campo de flores cambia, ya no hay sol en lo alto o fresca brisa, es
como si todo comenzara a pudrirse de repente; los tonos brillantes desaparecen por tonos
oscuros, mientras corre y todo a su alrededor pierde la vida.

Draco siente que algo lo persigue, pero no voltea, solamente corre agitado.

—No es tu culpa… querías… yo… mi amor… no culpa— la voz ahora es distorsionada y no


puede escucharla bien.
Algo interfiere.

Pero no importa.

Draco ve por fin algo a lo lejos, son dos personas sentadas en un viejo tronco de árbol, lo
que supone es un hombre esta encorvado contra una mujer; su cabello es negro y espeso
hasta la cintura, esta se encuentra abrazándolo mientras escucha desde esta distancia el
llanto del hombre.

Intenta acercarse, pero todo a su alrededor desaparece.

Cuando Draco despierta al día siguiente no sabe si prefiere las pesadillas a lo que fuera que
ese sueño significaba, todo parece confuso y mira con mal humor el regalo de Harry; se
supone que debería protegerlo de malos sueños, pero hasta ahora funciona de forma
paulatina. Juega con las runas de la roca esperando que pudiera mejorarlo, pero tendrá que
esperar a llegar a Hogwarts y hablar con su profesora Bathsheda Babbling para ver sí obtiene
algún instructivo.

Hasta ahora sus clases han sido bastante aburridas.

Luego de encontrar el libro de Orion en su primer año, ese libro que tiene tantos idiomas
como personas que los han creado, Draco prácticamente puede traducir cualquier runa que
quiera; las runas en la piedra que le dio Harry por otro lado, parecen antiguas y debe ser algo
que Draco está haciendo mal para que no funcione un regalo de esta calidad.

Bosteza mientras se prepara para el día, su madre lo saluda para el desayuno y luego de la
extraña charla del día anterior, no parece sorprendida cuando aparece un paquete de parte de
Twinky; los ojos de Draco se abren un poco impresionados de que Sirus no dudara en enviar
un paquete vistoso.

El descarado debe estar aprovechando su nueva libertad para hacer locuras.

Hijo de puta.

Voltea a ver a su madre que sigue tomando una tostada de desayuno, con una elegancia que
Pansy probablemente estaría admirando de forma notoria. Abre el paquete en sus manos que
contiene lo que parece un viejo libro que había visto en los estantes de la biblioteca Black.

Hay una nota.

Revisa la pagina 124.

Tu primo Favorito (que se caye Nymphadora) Sirus.

Va a ignorar la discusión de sus familiares, moviéndose rápidamente en las páginas del libro
en sus manos, su madre le da una mirada de advertencia por no desayunar y con una sonrisa
descarada, solamente rueda los ojos antes de volver a su desayuno. Hay una tranquilidad en el
sonido del mar a lo lejos, así que Draco piensa que los pájaros no son tan molestos esa
mañana; no importa que uno de los desgraciados se pusiera en su ventana y cantara de forma
escandalosa desde las cuatro de la mañana.

Draco pensó seriamente en el asesinato de pájaros cuando los escuchó.

El libro casi cae de sus manos cuando una palabra resalta, por lo cual decide volver a leer
todo el párrafo de forma enfática. Hasta ese momento el libro no contenía más que algunos
comentarios en la página, sobre lo que parece ser historia antigua de la familia Black que se
sabía de memoria; pero nuevamente, este libro parecía más algo personal y claramente tiene
más información de la que ha podido encontrar en cualquier otro punto.

La esposa del primer Black en la familia y matriarca de la época, Lyra Black es quien
termina la búsqueda de la lagrima de la sirena; piedra imbuida con un núcleo que
aumenta el nivel de magia del portador y del cual se ha estado hablando entre las
familias de sangre pura del occidente.

Ubicación: indeterminada.

Se estima que la piedra podría haberse perdido entre las persecuciones de los magos.

Creador: estudios revelan que podría tratarse de una mujer llamada Esmeralda.

¿Lyra Black?

Draco intenta recordar todo lo posible de la mujer, pero no hay muchos escritos; uno de los
nombres más antiguos del tapiz y de los primeros que se encuentran es el de Perseus Black,
junto al nombre de Lyra Black. Son los dos nombres más antiguos que hay en la historia de
los Black, pero no hay mucha información sobre ambos. Se pregunta porque entonces hay
una mención de Lyra en lugar de su esposo, aunque en la antigüedad algunas mujeres brujas
solían tener mucha mayor libertad que sus maridos.

Lo cual dejara de lado para exponerlo otro día a los chicos, sus ojos viajan al nombre de
Esmeralda.

No tiene que ser la misma.

Aunque no hay registros de Esmeralda Black en los cientos de libros que sus Ravenclaw y él
han estado leyendo por un tiempo, esta es la primera vez que Esmeralda es mencionada
dentro de alguno de los libros de la familia Black, así que hay un alto porcentaje que sean la
misma persona.

¿Por qué nadie le dice Esmeralda Black?

Cuáles son las conexiones que Draco se está perdiendo.

¿Qué tiene que ver esto con Orion Blake?


Bueno en teoría Esmeralda Black parecía ser alguien importante para Orion, o al menos
habían descubierto eso en su libro y si esta lagrima de la sirena es una creación de la mujer,
puede que fuera una alquimista o maga talentosa como el mismo Orion; así que descubrir
más de esta lagrima, puede que los lleve a descubrir más del hombre que tiene tantas intrigas
a su alrededor.

Draco puede recordar en el año pasado, una de las ilusiones del medallón, donde un posible
Orion Blake había lucido como una versión mayor del propio Draco; quien también tiene una
apariencia similar a su anterior vida, con el nombre igual del autor del libro.

Que dolor de cabeza.

No puede ser una coincidencia.

Ha pensado bastante al respecto, preguntando si todo había sido una ilusión del relicario para
engancharlo en eso, si cualquiera en su posición se hubiera visto reflejado en el hombre; si
Orion era uno de sus posibles antepasados de alguna forma, o en el peor de los casos, que
algo mayor conectara a Draco con Orion de lo cual era inevitable no colisionara en algún
futuro.

Bien, entonces dejando de lado sus miedos existenciales, supone que tiene algo nuevo que
investigar ahora.

—Ese rostro es muy similar a cuando leíste por primera vez el acertijo al final de tu libro
favorito— comenta Narcisa de forma casual, pero hay un pequeño rastro entre diversión y
preocupación que Draco suele causar en las personas a su alrededor.

Sonríe de manera encantadora, antes de ver el libro que duda no termine al finalizar la noche.

Bien Sirus, sin duda, un regalo perfecto para el inicio de año.

No puede esperar para contarle a sus amigos.

Continuará…
Capítulo 2: Verde vs rojo
Chapter Summary

Entonces todo parece ir bien en los mundiales, lo cual hace sospechar a Draco.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Draco puede dar fe de que cualquier niño con traumas necesita unas vacaciones en Hawái
para relajarse, es un pensamiento algo pedante de su parte, pero en realidad una semana en la
villa de la playa en Maui hace maravillas con su piel; aunque necesitá usar varios hechizos
para no quemarse, su piel sigue siendo igual de pálida que siempre. Llegar a casa también es
relajante, el ambiente familiar al cual está acostumbrado; aunque es algo deprimente porque
todo en la mansión Malfoy es frío. Lo bueno es la nueva unión que tiene con su madre, que a
estas alturas es probablemente una de las personas que mejor lo conoce y está dispuesta
aceptarlo a pesar de que no es el heredero perfecto que su padre esperaba tener; siente que su
madre le oculta cosas.

¿Draco no lo hace también?

No quiere pensar al respecto y por eso no presiona más a su madre, ella ya le ha rebelado más
que suficiente; además de que, sin mucho aporte de su parte, lo que tanto quiso con Dora
desde su primer año, se va a cumplir finalmente. Su madre piensa reunirse con su hermana
Andrómeda, aunque no ha admitido el interés de la reunión, así que Draco solamente puede
esperar que todo salga bien; es un paso más adelante del cual no tenían antes.

Cuando se reúna podrá ponerse en contacto con Dora, para ver qué tanta intervención
necesitaría de parte de ambos hijos para que esto funcionara.

Porque iba a funcionar.

Tiene que funcionar.

Algo que había iniciado en su primer año, por algún motivo este resultando en el cuarto
gracias a su madre, sin duda es la mejor madre de todas.

Su madre quien ya iba hecho más que suficiente por él, logró conseguirle dos entradas más
para los mundiales y Draco la había abrazado con demasiada fuerza; se supone que hay
normas y etiquetas que a Draco le han sido infundados desde su tierna infancia, pero ahora
cada que su padre no estaba cerca, se permitía ser más libre con su madre. Narcisa parece
encantada con eso, siempre abrazándolo y tratándolo como una madre cariñosa, que tanto
Draco amaba tener.
Se siente más en casa ahora, todo sigue siendo frío, pero es diferente de alguna manera que le
hace sentir feliz a Draco.

Ahora con dos entradas más, fue fácil hablar con sus amigos al respecto, Terry fue mucho
más apreciativo con él ahora que tanto Anthony como Michael podrían ir a los mundiales,
Luna iría con su padre y podrían encontrarlos ahí; Padma no pareció afectada por el hecho de
no ir (aunque Draco le había comentado antes que podría obtener más entradas) su amiga iría
a la india para la mayor parte de las vacaciones con su familia.

Una parte de Draco casi quiso aceptar la oferta de Padma de acompañarlos, pero su padre
claramente no lo permitiría así que no pudo ir.

No es que prefiera la india al quidditch, pero hay tanta información en otros países que era
casi un sacrilegio desperdiciar la oportunidad.

Padma investigaría por él, Padma era la mejor.

Merlín envió las entradas a Terry, donde Anthony junto con Michael irían unos días antes a
quedarse, los vería en el mundial cuando fuera con su padre.

Dicho hombre no había llegado a su casa en dos días, pero cuando le preguntó a su madre
esta comentó que estaba haciendo viajes con sus amigos sobre negocios; Draco sabe qué
clase de amigos tiene su padre y eso rápidamente levantó sus alarmas.

En el mundial ocurría algo originalmente, pero Draco no recuerda bien esa parte de la
historia.

Algo que ha notado con el paso de los años, es que algunos eventos que recordaba de la
historia original por haber visto las películas de Harry Potter en su primera vida, comenzaban
a ser borrosos; tiene algunos aspectos importantes bien en claro, pero algunos no tan claros.

Su vida también es borrosa, apenas y recuerda bien a su hermana menor Selena, quien es una
viva imagen de Luna.

Probablemente por eso se acuerde de ella en un principio.

Tiene un diario con los puntos importantes en la historia, dentro de su baúl que se supone
nadie puede abrir y con una tinta invisible que había conseguido tiempo atrás; que sólo
respondía a su firma mágica. Viéndolo de alguna forma, no puede negar que, sí Orion Blake
usó hechizos para que su libro fuera una incógnita, no puede culparlo.

Hay información que es mejor mantener fuera del ojo del público normal, solo manteniéndola
para excepciones.

Solo cosas básicas que temía olvidar.

Dejando de lado su paranoia, tristemente sus amigos Slytherin no iban asistir a los mundiales
y eso le dejó muy pensativo como preocupado. Blaise como siempre estaba pasando parte de
sus vacaciones en Italia con su madre, lo habían invitado, pero Draco prefirió ir a los
mundiales; Blaise comenzó a llamarlo traidor con algo de burla que Draco ignoraba. Pansy
había querido acompañarlo, pero cuando pidió permiso a sus padres estos prohibieron a
Pansy asistir; situación que se repitió con Theo, aunque su amigo amante de los libros parece
estar últimamente muy metido en sus estudios y puede que solo siguiera la excusa que utilizó
Pansy.

Casi no había contestado sus cartas lo que lo preocupo más inicialmente. Aunque hace unos
días ambos asistieron a un almuerzo en su casa, a diferencia del año anterior, Theo se mostró
bastante receptivo y Draco se quedó tranquilo al respecto.

Estuvo un poco preocupado por este, pero Theo solo se mantuvo relajado y algo alejado
como lo hizo la mayor parte del tiempo.

Draco disfrutó de los días antes del mundial para estar con su madre, esta comentó que todo
saldría bien y no parece saber sí algo malo sucedería o no en el evento deportivo.

Tal vez no era nada.

Viajar con su padre era sumamente aburrido, recuerda con nostalgia cuando era niño y pasaba
haciendo preguntas a su padre todo el tiempo y este contestaría siempre, ahora no sucedía; el
día que se marcharían Draco se despertó temprano y se alistó lo más rápido que pudo, su
padre lo esperó en la sala de estar y tomaron la red flu al ministerio con un vago saludo de su
madre que lucía un poco tensa. El ministerio era un lugar al cual no había ido con su padre en
mucho tiempo, pero trae recuerdos algo amargos y comenzó a pensar preocupado, que tal vez
esa vez hace tantos años atrás cuando se topó a Bill y Arthur Weasley, algo comenzó a
cambiar dentro de su padre. No quiso pensar en eso, así que solamente se dejó llevar por su
padre que parecía tener un traslador privado para viajar a los mundiales.

Un hombre que no reconoció saludó a su padre, antes de comentar sobre un cambio en los
papeles debido a un trabajo en una sala del ministerio en el departamento de misterios.

Draco esta distraído hasta que escucha algo sobre un velo.

—¿El velo de la muerte?— no puede evitar preguntar cuando el funcionario se marcha, no


recuerda donde lo ha leído exactamente, pero Draco casi puede pensar que fue reciente.

El problema de leer tanta información, es que tiene una especie de palacio mental donde
guarda la mayor cantidad de información; aunque alguna de ella no es relevante y por eso le
da prioridad a las que si lo considera importante.

Tal vez el velo era importante, ocuparía revisar su mente para ver donde podría encontrarlo.

Ocupaba hacer un memo de todo lo importante.

—El Velo de la Muerte es una enigmática estructura ubicada en el Departamento de


Misterios. Parece ser la manifestación de una barrera entre el país de los vivos y el país de los
muertos. No se puede viajar libremente entre ambos mundos, ya que es solo un viaje de ida.
Los Inefables que trabajan en el Departamento de Misterios han tenido ocasión de estudiarlo
de cerca— habla la voz aburrida de su padre y Draco odia los sentimientos que eso le
provoca.

Quiere callar la emoción que quiere brincar en su pecho, porque es la primera vez en mucho
tiempo que su padre le dirige la palabra y no puede evitar la esperanza infantil de que esto
podría funcionar; una pequeña piedra que podría disminuir la distancia que hay entre ambos,
un deseo de que todo vuelva a como era antes con algo de esfuerzo.

Draco debe contenerse, porque la esperanza es peligrosa y Draco sabe lo que puede causar en
las personas.

No es que este en contra de intentar algo si se da la oportunidad, pero tiene que valorar si esto
es su padre queriendo solucionar las cosas, o un simple comentario aleatorio que vino de la
nada y que no llegue a nada tampoco.

Intenta controlarse, voltea a ver a otro lado buscando desesperadamente algo más en que
pensar.

Algo que no sea asfixiante.

Algo que no lo haga desear algo que tal vez no debería tener.

¿Puede que sea una oportunidad para alejar a su padre antes que todo se destruya?

—Los inefables suenan bastante geniales— musita sin esperar ninguna respuesta, pero
queriendo una de todas formas.

Una que no viene.

Su padre camina con el mentón en alto y Draco lo sigue algo decepcionado con la máscara
del heredero, cuando está por tocar el traslador, no puede evitar sentirse confundido; los
inefables son algo muy secreto de lo cual nadie sabe bien que hace, se sorprende que un
trabajador dijera algo al respecto a su padre. El pensamiento se queda en el olvido cuando
siente que es empujado como si fuera atravesado y desaparece del ministerio.

Sin saber que ese día, una piedra delante del camino de Draco ha sido puesta por el destino.

Su padre no tarda más de unos minutos antes de dejarlo solo en medio de una lujosa tienda de
campar con expansión en su interior, Draco obliga a la mueca a desaparecer de sus labios,
antes de usar el diario para buscar a la familia de Terry lo más pronto posible; llegaron ayer
así que no es difícil. Esta algo alejado de su terreno, pero con unas buenas instrucciones no
tarda más de veinte minutos en aparecer. Su rostro se ilumina cuando Luna salta del asiento
que estaba en la tienda para abrazarlo, seguida de Anthony que se une al abrazo con emoción;
Michael espera su turno y Terry duda un poco antes de palmear su hombro incómodo, Terry
nunca fue bueno con las muestras de cariño.
Además, las cosas siguen tensas entre ambos, motivo por el cual agradece que hubiera estado
de acuerdo con mantenerlo dentro de su tienda de campar.

Su padre le dejó irse, con la promesa que la noche de la final estaría en su tienda y solamente
con esa regla le dio libertad a Draco.

Y una promesa de no avergonzarlo.

Eso sin duda podría ser más difícil de cumplir.

—Te extrañé mucho— admite Luna con la honestidad que la caracteriza y Draco la imita, sin
saber cómo el primer año de Luna había durado tanto para adoptar a esta niña.

Si, el parecido de Luna y Selena es aterrador, pero ella es un encanto y Draco es capaz de
asesinar a cualquiera que llegara a lastimarla.

Anthony por otro lado es su mejor amigo en el mundo junto con Blaise, solo que Anthony es
libertad y el mundo muggle fue enseñado por Anthony hace casi dos años. Blaise ahora está
descubriendo el mundo muggle un poco más reticente, pero Draco está feliz por los amigos
que tiene. Michael es un gran amigo desde primer año, aunque siempre es más cercano a
Terry, quien es una caja sellada al vacío cuando quiere; no puede negar que eso hizo que
sintiera algo de curiosidad por su familia.

Ya había conocido anteriormente a Benjamín Boot, el cabeza de la familia Boot actual. No


solamente era un miembro del Wizengamot importante, también era un profesor de
encantamientos bastante famoso (había trabajado en los diarios que tenía) por sus
descubrimientos en el Colegio de Magia y Hechicería de Castelobruxo (en Brasil). El hombre
era de estatura promedio, con el cabello castaño y ojos color avellana amables que saludaron
a Draco apenas entró; sin parecer incómodo de que fuera el hijo de Lucius Malfoy.

Inmediatamente Draco lo apreció ofreciéndole la mano al hombre.

—Terry me indicó que vendrías a pasarlo con nosotros, solamente quiero presentarte a mi
esposa y a mi otro hijo antes que puedan hacer las locuras que suelen hacer— no pareció
afectado por sus locuras o lo que fuera que Terry le había comentado.

Si.

Draco apreciaba más a ese hombre cada momento.

—Hola cariño, es un gusto conocerte— saludó una mujer de cabello rubio cenizo ondulado y
de ojos azul claro, su piel parece algo bronceada y tiene algo en el rostro que le hace recordar
a Terry —mi nombre es Emily Boot, no nos conocemos, pero soy una investigadora de
criaturas mágicas en el Instituto de Investigaciones Mágicas de Londres— añade
presentándose con una mano, lo cual Draco toma con impresión.

Ahora que lo piensa sabía su nombre, pero ella nunca se ha mostrado en ninguna reunión
social con su esposo, a lo cual Draco no le prestó mayor atención hasta ahora.
Su trabajo suena genial, intercambia una mirada con Luna que parece también ver con interés
a la mujer.

—Por último, mi hijo Lucas— el padre de Terry señala al chico que acaba de entrar por la
puerta de campaña, Draco lo ve fijamente notando las características físicas que lo
determinan como hermano de Terry.

Lucas es un joven alto y atlético, con cabello castaño claro y ojos verdes intensos. Tiene una
mandíbula definida y una expresión seria. Su cabello es corto como el de su hermano, con un
corte bien arreglado que lo hace ver un poco mayor que ellos; por su altura podría ser al
menos unos 20 años calcula.

—Hola tu debes ser Draco, eres el que faltaba, mi nombre es Lucas Boot; un practicante en el
trabajo de mi madre, espero poder especializarme en cuidado de criaturas en un futuro
cercano— habla con seriedad, pero confianza que Draco envidia.

Ese trabajo suena tan genial.

¿Dónde firma para poder hacer lo mismo?

Claro, ignora que su padre jamás lo permitiría, tal vez su madre, pero bueno, a veces es mejor
pedir una disculpa que un permiso.

—Un placer— y lo dice en serio, la familia parece agradable, tal vez un poco seria, pero
cálida.

Como todas las familias que conoce, pero, aunque usualmente se siente celoso, recuerda a su
madre y los celos desaparecen lentamente; si su familia no es perfecta, pero Draco puede
decir que tiene la mejor madre del mundo y no piensa cambiarla por nada.

—Bien ahora que llegaste, la fiesta va iniciar y tenemos mucho de qué hablar— dice
Anthony pasando una mano por sus hombros y Draco sonríe de forma descarada.

Si.

Hay mucho que hablar sobre Orion y Esmeralda.

Terry camina hacía lo que iba ser su habitación, donde Luna los sigue de forma soñadora
porque ella es parte importante de su grupo; y ahora sigue hablar. Draco saca de su bolso
expansivo todos los libros que ha investigado y dentro de esa habitación en medio de los
mundiales, un grupo de Ravenclaw regresa a las andadas.

Luna no puede quedarse a dormir, lo cual es claramente agradecido cuando Michael saca una
revista porno que Draco quiere incendiar; Draco gruñe sobre que, sí le enseña algo así a
Luna, el pobre Michael iba a morir sin que nadie se diera cuenta. El niño parece ofendido que
pensara que le enseñaría eso a una niña, antes de hablar animadamente con Anthony, quien,
aunque quiere evitarlo parece curioso al respecto; Terry parece verlo más con una curiosidad
casi científica que por interés plenamente hormonal. Draco recuerda su vida pasada, bueno,
cosas de su vida pasada cada vez más borrosas; recuerda no haberse interesado tanto en este
tipo de cosas hasta que así fue mayor de edad, toda su vida era centrada en cuidar a Selena y
dejo sus intereses hormonales en lo más lejano de la lista.

Ver pornografía en su vida pasada era mucho más fácil que escabullir revistas porno entre
amigos, el internet era una bendición.

Su mejor amiga lo llevaría a bares, donde tendría encuentros casuales e incluso su primera
vez había sido entre ellos por mera curiosidad; Draco recordaba que como Orion tenía
preferencia por tener relaciones sexuales con hombres más que con mujeres, menos
probabilidad de un embarazo.

Este cuerpo tiene hormonas y Draco se ha encontrado con uno o dos sueños sin rostro, de
algún desconocido que se folla de forma candente.

Probablemente recuerdos disfrazados de su vida pasada.

No fue un dios del sexo, tampoco eran encuentros tan comunes en su vida pasada y más que
todo cuando tenía una rara noche libre; pero esta información le hizo un poco más adelante
en su generación sobre temas, no tenía curiosidad absoluta ya que sabe la mayoría de cosas y
simplemente son sus hormonas que le repiten que debería tener sexo.

Porque son una perra de la genética.

Mira aburrido la revista cuando es su turno, haciendo que Michael parezca decepcionado de
que no haga ningún sonido cuando una chica de grandes pechos aparece sin ropa; Draco
intenta pensar en alguna mujer con la que tuvo sexo antes, las chicas eran mucho más suaves
que los hombres y tenían más curvas contra su cuerpo. Su mejor amiga había sido la primera
chica en su vida, pero a pesar de eso, nunca se vio en ningún malentendido a futuro.

Se repitió la experiencia algunas veces, pero nada comprometido.

Usualmente las chicas tampoco se ven como estas revistas, no es que eso sea malo, las hace
más reales en su mayoría.

Aunque el cuerpo macizo de un hombre suele agradarle mayormente.

—¿No te parecen atractivas?— cuestiona Michael casi herido, Draco lo ve con aburrimiento.

—Son chicas lindas y objetivamente atractivas para la sociedad, pero si esperas que tenga una
erección te equivocaste

—¿Prefieres que sean chicos?

—Incluso si estoy tentado a decir que si, para ver como consigues porno gay, me es un poco
indiferente; son cuerpos, están desnudos, no es algo que me sorprenda
Michael luce claramente gruñón después de eso, Terry se acuesta en la cama con tranquilidad
y un bostezo contenido, Anthony lo ve curioso unos momentos antes de palmear el brazo de
Michael diciendo que la revista era bastante buena.

—Ya encontraré algo con que molestarte Draco

—Como quieras Michael

Ese día no tiene ni sueños o pesadillas, aunque es incómodo dormir en un colchón en el


suelo, Draco solamente acapara todas las sábanas ante un gruñón Anthony que le tocó
compartir el lecho con él; hay gritos de Anthony sobre no dormir nunca más con Draco, que
son ignorados cuando le toca hacerlo la misma noche y vuelve a pasar lo mismo.

El tercer día que Draco está en los mundiales es cuando se va a hacer el partido, la emoción
es diferente a los días anteriores y Draco se encuentra silbando luego de un desayuno ruidoso
en la tienda de la familia Boot. Según había escrito a Harry los días anteriores, este era el día
que iba a llegar al terreno, por lo cual Draco había despertado de un buen humor; no podría
pasar mucho tiempo con ellos, pero podría ver a Sirius y felicitarlo por ser un hombre libre.
Lucas parecía entretener tanto a Terry y Michael con historias de su tiempo en el colegio de
Brasil, Draco también quería escucharlas, pero en su lugar decidió ir a darse una vuelta en el
campamento para ver sí se topaba alguna cabeza Weasley, siempre la mejor forma de
encontrarse con Harry.

Anthony había saltado a su lado para acompañarlo, quejándose nuevamente sobre las cobijas.

Draco estaba por hacerle una zancadilla para que cayera al suelo.

—Ya me disculpé, siempre he dormido solo, no pensé que fuera un problema— gruñe Draco
cansado de sus quejas, pero Anthony parece molesto por no haber dormido bien.

Eran mejores amigos, era normal las discusiones estúpidas.

Cree.

—Son dos noches Draco, dos noches que he dormido con frío; además me pateaste fuera del
colchón esta mañana

—Eres una perra quejumbrosa

—Y tu un idiota mimado

Ambos gruñen de un lado al otro unos minutos, hasta que puede ver una cabellera roja que
llama su atención, Anthony se queda en silencio viendo también lo mismo. Parecía que Ron
había dado otro pequeño estirón que lo hizo resaltar más fácilmente, una niña de cabellera
castaña alborotada que claramente sería Hermione caminaba a su lado y por último Harry
Potter quien también traía lo que parece ser un balde con agua como los otros dos. Harry
también dio un estirón, pero no tanto como Ron, aunque ambos chicos ahora son
notoriamente más altos que Hermione.

Una sonrisa inunda su rostro al ver a su amigo y algo cálido se posa en su pecho, no había
pensado que le haría tanta falta, pero aparentemente lo hizo; un interesante pensamiento. Sus
primeros dos años había pasado intentando no pensar tanto en Potter, solo como un personaje
de la historia que conoce y que quiere evitar; pero luego del tercer año se ha vuelto en un
amigo cercano de él.

Un personaje real.

No solo el protagonista de una historia que sucede frente a él.

Era alguien ahora importante para él, era su amigo.

Al igual que hace algunos días cuando llegó aquí y vio a sus amigos después de un largo
tiempo, ver a Harry lo animó considerablemente.

—¿Le dijiste que vendrías?— la pregunta de Anthony es un poco desprevenida, cuando


voltea a verlo este parece tener una mirada curiosa que ronda la diversión.

Sus ojos se entrecierran con sospecha, pero al no sentir malicia real, supone que no debe ser
algo tan malo.

—No, pensé que sería divertido una sorpresa— dice con sinceridad y Anthony asiente
pensativo.

—Debí traer tu cámara polaroid

—¿Dijiste algo?

—No, mejor llámalo, no quiero perderme esto

Nuevamente suena sospechosamente divertido, a lo cual Draco bufa por debajo caminando
hacia el trío dorado que parecía metido en sus propias charlas; Draco no pudo culparlos,
cuando estaba con sus amigos también parecía siempre encimados en sus propias locuras.
Draco ha pasado los últimos tres años estrechando las amistades con sus Ravenclaw y en sus
propias aventuras, que a veces olvida que el trío dorado también es bastante problemático.

Trío dorado es un gran nombre.

¿Ellos tendrían uno?

Tal vez simplemente era Draco y sus esclavos problemáticos, nunca haría ese chiste en voz
alta, o Padma lo asesinaría por referirse a ella de esa forma.

¿Draco y compañía?

Buscaría un nombre, sólo era cuestión de tiempo para tener un nombre genial.
—¡Harry!— dijo lo suficientemente alto, para que el trío dorado lo escuchara.

Funcionó.

Durante un segundo el trío parece detenerse, Harry voltea el rostro de forma que parece
dolorosa, pero sin detenerse totalmente ya que su pie parecía en el aire; Draco no entiende
que pasó exactamente después, Harry parece dar un paso en falso, provocando que la cubeta
en sus manos salga volando, mojando parte de la tierra y algunas personas a su alrededor que
lo incluyen. Draco siente algo de vergüenza ajena cuando Harry parece tropezar con el aire y
caerse finalmente de espaldas al suelo, Ron y Hermione lo ven horrorizados, mientras que
Anthony parece contener las risas todo lo posible.

Draco no sabe sí reírse o preocuparse, pero sin duda está seguro que va guardar este recuerdo
para siempre, para molestarlo hasta más no poder.

Algunos magos a su alrededor parecen molestos por haberse mojado, otros parecen
claramente divertidos y Draco decide caminar al lado de Harry; Hermione es quien le ofreció
la mano para ayudarlo a ponerse de pie, Harry lo hace luciendo cruelmente mortificado y
como sí prefiriera morirse a seguir con vida algún instante más.

Sus ropas llenas ahora de tierra, polvo y barro, junto con unos anteojos torcidos por el
impacto.

Si.

Draco ahora contiene la risa a duras penas.

—Hola Draco— su rostro parece totalmente humillado, además de verse un poco sonrojado
probablemente por la vergüenza que tiene.

Ron sigue riéndose ahora sin ocultarlo, mientras que Hermione saluda tímidamente con una
mano, pero la sonrisa en su rostro parece demostrar que encuentra todo divertido.

Se acerca a Harry, quien parece alerta como sí algo malo fuera a suceder y lo envuelve en un
abrazo; Draco puede sentir la sorpresa de sus otros amigos, así como el cuerpo de Harry
volviéndose petrificado. Supone que no ha sido muy cariñoso con Harry en este tiempo, pero
realmente lo había extrañado y había abrazado a todos sus amigos luego de un largo tiempo
de no verlo.

Un chillido sale de la boca de Harry, que hace que Draco sonría divertido.

No está preparado para el afecto, piensa al alejarse con la sonrisa aun en su rostro; el cuerpo
de Harry era bastante cálido, a pesar de todo y tenía un extraño aroma que solo podría
describir como sí alguien embotellara el quidditch en un perfume.

—Creo que lo quebró— escucha a Anthony decirle a Hermione, que parece algo preocupada
por Harry, mientras Ron parece no poder contener las risas.

Harry se ve totalmente rojo como un tomate, casi como si una Quaffle le hubiera pegado en
la cara y Draco ladea el rostro ahora si confundido por esa reacción.
—Vamos Anthony no luzcas celoso, también te abracé cuando te vi— musita al niño con algo
de molestia, quien solo levanta las manos en señal de rendición.

—Como alguien tan inteligente puede ser tan estúpidamente ciego, nunca lo sabré

Draco está listo para ir contra su amigo, cuando Harry suelta un chillido nuevamente y al
voltear a verlo este sigue totalmente rojo.

—Hola Draco— saluda con torpeza con voz de pito y luciendo aun en shock, a lo cual ahora
Draco se ve confundido.

—Hola Harry, ¿estas bien?, ya dijiste eso— musita con cautela, haciendo que Harry se cubra
el rostro con sus manos y los otros tres presentes suelten las risas ahora sin intentar ocultarlo.

Draco se encuentra algo perdido.

¿Qué ha pasado?

Luego de ese extraño encuentro, Ron los guía a la tienda donde se están quedando, Anthony
rápidamente entra en una charla casual con Hermione sobre los estudios, sí menciona o no
unas tres veces a Padma, bueno, Hermione es amable sobre no comentar nada al respecto;
Draco tiene un oído en la charla de ellos y otra en la charla divertida de Ron sobre como su
hermano mayor Bill fue quien señaló que Thorin era una niña. Hace lo posible para no reírse,
mientras Ron se queja del nombre que le pusieron y como ahora no acepta otro nombre que
no sea Thorin y que al menos entiende ahora porque era tan cariñosa. Draco le asegura que el
vendedor le dijo que era niño y Ron parece casi resignado al tema.

Harry camina en la parte trasera, luciendo aun mortificado y bastante cabizbajo.

Es cuando Anthony logra enganchar a Ron a la charla, este quejándose de como Hermione
los obliga a estudiar, que Draco puede hacer sus pasos más lentos hasta estar al lado de Harry.
El niño parece algo incómodo al inicio, pero solamente evita su mirada claramente
avergonzado por lo que sucedió minutos antes.

Acercándose le da un suave empujón con el hombro, que provoca que Harry lo vea con
incomodidad.

Si.

Totalmente avergonzado.

Había hecho un espectáculo ahí atrás, además de que tuvieron que volver por más agua.

—No te pongas así Harry, a cualquiera le pasa una vergüenza publica una o dos veces en la
vida— intenta reconfortarlo, pero suena más como una mierda molesta que sabe que es.
Harry suspira apartando la mirada.

—No me importa que digan los demás

—¿Entonces por qué estas así?

Harry se encoge un poco en sí mismo, antes de tomar aire y verlo un poco más controlado.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías?— hay reproche en su voz que hace a Draco sentirse
un poco culpable, aunque no tanto, había sido divertido lo que sucedió y valió cada oro de su
bóveda el ver el rostro incrédulo de Harry.

—Quería sorprenderte— admite con una sonrisa, que hace que Harry lo vea totalmente
incrédulo, antes de bufar y apartar la mirada.

Teme que esté enojado, pero ve la sonrisa en el rostro vacilante de Harry, a Draco le gusta
pensar que no podría estar enojado mucho tiempo con él; había soportado cuando estaba
poseído el año anterior, dudaba que una pequeña broma como esta lo asustara para dejar de
ser su amigo.

Además, no lo hizo con mala intención, tanta mala intención.

—Me sorprendió— admitió Harry a regañadientes, provocando una sonrisa de victoria en sus
labios.

—Entonces funcionó mi plan, dejando eso de lado, has notado que ahora soy el más alto de
los dos, eso ya se notaba antes, pero ahora eres pequeño a mi lado— bueno, que nadie diga
que Draco no es conocido por ser un dolor de culo.

Harry voltea a verlo incrédulo, pero tiene que levantar un poco la mandíbula, lo que provoca
que Draco sonría con gran diversión.

El niño que vivió gruñe antes de apresurar el paso por las leves risas de Draco, no es que
fuera más alto que Ron, el niño parece listo para superarlos a ambos y Draco simplemente no
puede hacer nada con eso; pero podría molestar a Harry y es competitivo por lo que parece,
así que lo tomará.

Está picando el costado del niño repitiendo que es “enano” y Harry apartándolo con una
mirada cansada, pero que parece algo divertida cuando llegan a la tienda de la familia
Weasley.

Draco está muy concentrado en molestar a Harry, por eso es casi un golpe en su rostro
cuando la mirada oscura de su tío lo encuentra; la sonrisa de comer mierda de Draco cambia
para una sincera, y sus pulmones casi quedan sin aire cuando Sirius literalmente choca contra
él. Draco nota rápidamente el cuerpo de su primo, ya no está en los huesos o parece
tembloroso a como lo dejó la última vez en la casa de Andrómeda.

Ha mejorado en salud, eso es bueno.


—Sirius no puedo respirar— dice con voz ahogada mientras le da palmadas a su espalda, este
lo suelta con una risa cantarina provocando que tenga que tomar grandes bocanadas de aire al
estar nuevamente sobre sus pies.

—Pero mira que ha traído la corriente, has crecido un poco mocoso, pero sigues siendo un
niño— hay jovialidad en su voz, su mirada no parece tan atormentada como ese primer
encuentro el año pasado y el brillo juvenil en sus ojos le queda bien.

Es atractivo, probablemente sí no fuera por todo lo que pasó, sería un rompecorazones.

Se pregunta un poco sobre lo que Dora y Harry quisieron decir sobre lo que sucede entre
Sirius o Remus, hasta donde Draco sabe se supone que Dora y Remus terminarían juntos en
la historia original.

No importa.

Su trabajo es mantener a Dora y Sirius con vida, lo demás es por añadidura, no es como que
su presencia cambie demasiado algo que parecía tan infundado en la historia original.

—Tu sigues siendo un perro viejo con aliento de alcantarilla, espero disfrutes de tu nueva
libertad antes que te lleven preso por ser el segundo mejor primo de todos— hay broma en su
voz, lo que hace que Sirius sujete su pecho de manera dramática.

—Maldita mocosa de Andrómeda, ella tiene el primer lugar porque no has convivido con la
crème de la crème—

Dramático, exagerado, descarado.

Sirius Black sin duda era su familia.

—Mira Sirius quiero presentarte a mi mejor amigo Anthony Goldstein— habla Draco
volteando para buscar a su amigo, quien al igual que Ron y Hermione había estado
admirando todo el espectáculo desde una distancia prudente.

Anthony da unos pasos un poco temblorosos, este sabía mejor la historia de que había
pasado, y si bien el niño había tenido dudas sobre como rayos Draco sabía que la mascota de
Ron era un exconvicto; la carta de que era un hijo de Mortifagos y escuchaba cosas,
funcionaba por el momento. Su amigo sonríe mientras le ofrece una mano a Sirius, quien la
toma y agita de forma firme; Draco desearía poder presentarle todos sus amigos, con suerte
logre acorralar a Terry y Michael antes del partido, Luna tiene que venir sin duda alguna.

—Sobre mejores amigos está en duda, es un maldito acaparador de mantas que te tira al suelo
de una patada— gruñe Anthony viéndolo de mala manera y Draco agita la mano para restarle
importancia.

—Amas dormir a mi lado, no lo niegues tesoro

—Voy a vomitar
Draco ve a Anthony con una chispa divertida, antes que ambos choquen los cinco como de
costumbre; Sirius por un momento se queda viéndolos anonadado, el dolor choca en sus ojos
un instante, antes que se recomponga en una sonrisa algo forzada.

¿Pasó algo?

Va a preguntar sí sucedió algo, pero la presencia de la familia Weasley rápidamente acapara


el momento. Ginny saluda animadamente a Draco, mientras los gemelos comienzan
atormentarlo y debe agitar las manos para poder liberarse con ayuda de Anthony; hay chistes
entre ambos antes de que Arthur Weasley aparezca con una sonrisa amable saludando a
Draco con felicidad genuina.

Es…

Diferente.

Ha visto a Arthur Weasley solamente en dos ocasiones antes que esta vez, pero de alguna
forma ha logrado obtener una buena impresión, para que lo primero que vean en él no sea su
padre. El hombre agradece una vez más por ayudar a su hija en su segundo año, también
agradece por el huron de Ron y Draco hace una muy buena representación de lo mal que se
siente por la muerte de Scabbers.

Sirius lo ve con incredulidad desde el otro lado y Draco lo fulmina con la mirada.

Al menos tiene cerebro para no rebelar esa parte de la historia, que Draco espera no fuera
necesaria para revelar en algún futuro.

—¿Draco?— había estado hablando con Ginny y Anthony, que la voz lo toma por sorpresa,
su rostro se vuelve pálido cuando voltea el rostro de su asiento en el suelo.

Frente a él puede notar la atención del trío dorado en la situación, mientras que los gemelos
que habían estado molestando a Sirius también voltean curiosos por la escena.

Draco quiere hacer un agujero en la tierra y morir.

Que no digan que lo dramático no es de familia.

Había visto a Charlie Weasley durante sus vacaciones, cuando había convencido a Blaise de
ir al mundo muggle un rato; había sido una total casualidad. Aunque había pensado que él
Charlie que le ayudó a escapar en su tercer año era de hecho, un Weasley, nunca lo había
llegado a procesar totalmente en su cerebro. Como sí fueran dos entes diferentes y ahora
estaba pagando las consecuencias.

Dos entes diferentes.

¿Draco era un idiota?

No quería pensar en la respuesta a esa pregunta.


No solamente Charlie Weasley era un sujeto atractivo (Padma y Pansy lo golpearían, porque
indiferentemente de sus gustos, este hombre superaba el atractivo medio de cualquiera), había
sido alguien que lo conoció en dos momentos no favorables para su persona; no quiso pensar
que estaba en graves aprietos sí el chico fuera a hablar con alguien más.

Su rostro volteó a ver al otro nuevo miembro de la tienda y quiso llorar de impotencia.

Bill Weasley era un hombre que había conocido hace años en el ministerio, lo había ayudado
cuando era un niño y se encontró perdido un momento; su padre nunca lo había perdonado
realmente por hablar con traidores de sangre. Si bien en ese entonces había pensado que era
atractivo, verlo con nuevos años sobre él, hizo que Draco se sintiera congelado; era un
hombre demasiado apuesto, no le extrañaba que fuera el primer hombre en este mundo que le
hizo recordar que era bisexual por algo. Su apariencia casi salvaje, pero ojos cálidos, hicieron
que Draco se quedara con la mandíbula abierta.

—Emm— hizo un sonido no muy seguro, ganando una mirada incrédula de Anthony y
volviéndose rojo como un tomate.

Bill sonrió, esa sonrisa debería ser malditamente ilegal.

Su corazón no estaba listo para eso.

Es como cuando te encuentras con una celebridad en la vida real, alguien que no debería
existir y aunque sabes que no hay ninguna posibilidad de que suceda algo, te gusta admirar
de forma platónica.

Los genes de esos dos son absurdamente potentes, a pesar de que son diferentes a su manera.

—Mira si es el pequeño Draco, aunque ya no eres un niño perdido, ha pasado mucho tiempo
y tal vez no lo recuerdes, pero nos conocimos en el ministerio cuando eras un niño— habla
Bill con una mirada cálida, como sí viera a un viejo amigo y Draco se sintió derretir.

¿Alguien podría olvidar a ese hombre?

Lo duda.

Se levanta con torpeza y extiende una mano, intentando recordar todo lo que es ser un
heredero perfecto y mantener sus emociones tras una máscara; pero la mano cálida de Bill lo
hace querer retorcerse de una forma que la estúpida revista de Michael no pudo.

Alejó cualquier pensamiento impuro que tiene al ver a Bill y Charlie, porque era sólo un
adolescente, pero sí tuviera la edad de alguno de ellos.

No.

Draco malo, no pienses en esas cosas.

—Lo recuerdo, gracias por la ayuda ese día; lamento que mi padre sea un idiota— se las
arregla para decir con mayor confianza, la mirada de Bill no tiene juicios y aunque hay un
poco de lastima en sus ojos, lo desaparece para asentir.
Charlie por otro lado al lado de Bill, mira a Draco con un brillo divertido que está ignorando;
esperando que tome la indirecta de no conocerse o que no deberían conocerse, lo cual
probablemente esté arruinado, porque lo ha llamado por su nombre antes de que alguien los
presentara.

Pero se vale soñar.

Usualmente tiene mala suerte, un pequeño milagro sería bien recibido aquí.

—Ya conoces a Bill supongo, parece que conoces a toda la familia— la burla en la voz de
Charlie hace que Draco se erice, pero por más que intenta, no puede quitar el calor de sus
mejillas.

Maldita sea su gusto en su vida pasada por pelirrojos, sabía que vendría a comerle el culo
algún día, pero no pensó que llegara a esta vida.

—¿Lo conoces Charlie?— pregunta Ron con curiosidad, Draco gira a ver alterado a Charlie
que tiene el descaro de sonreírle de forma muy similar a Bill.

Su corazón no puede resistir esto.

—Tal vez lo he visto anteriormente— no contesta realmente, Draco agradece que parece
interesado en mantener el secreto; pero cuando Charlie le da un guiño antes de seguir a Bill
para hablar con su padre, Draco se ahoga con su propia saliva.

Camina con torpeza cuando Anthony lo sujeta preocupado para que se siente, pero solamente
entierra su rostro en sus manos negando con la cabeza; el calor aun lo siente en sus mejillas y
no quiere que se burlen de él como sabe que harán.

—Maldita sea Ron, no es justo que tus dos hermanos mayores sean tan atractivos— masculla
con molestia, provocando varios efectos en cadena.

Los gemelos gimotean sobre que injusto es eso, ya que ellos son atractivos.

Anthony no deja de reír y burlarse, efectivamente planeando contarle todo a los chicos.

Sirius que es un come mierda y que estaba cerca, solamente niega con la cabeza.

Ginny voltea a ver preocupada a Hermione.

Harry mantiene un rostro neutral, aunque todos saltan cuando por algún motivo una de las
linternas de la tienda de la tienda explota como sí hubiera sido un poco de magia accidental
de alguien; Draco ve el destrozo, mientras Sirius ahora se destornilla de risa y los demás
voltean a ver a Harry, aunque cuando Draco sigue su mirada este solamente voltea el rostro
luciendo demasiado inocente.

Aunque Arthur los invita para comer algo, Draco comenta que debe ir a buscar a una de sus
amigas y no le importa huir de los dos hermanos con mejor genética de la familia Weasley.
Agradece que Ron no sea tan atractivo, ya tiene suficiente con dos Weasley de los cuales
escapar.

Anthony no deja de burlarse todo el camino, el muy hijo de perra.

Cuando anuncian su despedida, Charlie voltea a verlo con ojos brillantes que hacen a Draco
tener que respirar unos segundos; su rostro no debería estar rojo, pero no puede evitar sentirse
intimidado por un rostro bien parecido.

—Argo se encuentra bien, conozco con quien se queda ahora, por si alguna vez quieres
saludarle— expresa Charlie con un brillo divertido en sus ojos.

Draco se queda congelado un segundo, antes que su mente vaya al pequeño gato negro que
encontraron Blaise y él en vacaciones; el pequeño animalito que habían encontrado muerto de
hambre y por el cual Blaise no pudo moverlo de su lugar. Charlie había aparecido ese
momento, dejando a Draco tenso porque lo encontraran en el mundo muggle, alguien que era
un mago; pero no había salido ninguna noticia o alarma de su presencia en Londres muggle.

Había sido mucha suerte.

El pequeño gatito que quiso ayudar, parecía haber encontrado un dueño y eso lo animó.

Sus ojos se emocionaron ante la idea de volver a ver al pequeño gato negro de ojos verdes,
aunque sus pensamientos se desviaron ante otra lampara que había estallado nuevamente;
todos voltearon a ver a Harry, que seguía mirando sus manos como si fueran la cosa más
interesante del mundo.

—Tal vez están defectuosas— musitó Arthur poco convencido antes de lanzarles un hechizo
para repararlas, a lo que Draco volteó a ver a Charlie.

—¿Tal vez alguna fotografía?— con eso podría ver el avance del pequeño gato.

El adulto asiente con una sonrisa, Draco aparta la mirada sintiendo sus mejillas al final algo
rojas.

—Te enviaré una lechuza

¡Pom!

Una tercera lampara destruida y Draco piensa que es mejor marcharse ahora, por si las dudas.

Cuando salen de la tienda, se sorprende cuando Harry sale también apresuradamente detrás
de ellos, hay unos ladridos que distingue como la risa de Sirius, a su lado por otra parte puede
distinguir el suspiro casi resignado de Anthony que lo hace sentir confundido; aunque no tan
confundido por como Harry parece infeliz, mientras admite en voz baja que no quiere estar
en la tienda en este momento y prefiere caminar con ellos un rato. Draco quiere preguntar
más al respecto, pero la mirada irritada de Harry lo hace detenerse, antes de encogerse de
hombros para ir a buscar a Luna. Anthony parece caminar a su lado sin querer decir nada,
pero Draco nota la mirada que les lanza varias veces antes de voltear a ver a otras personas.
Hay muchos trabajadores del ministerio, algunos parecen identificar a Harry, pero este no los
ignora de una forma bastante admirable según Draco; el silencio comienza a ser incómodo.

Draco traga saliva acariciándose el cuello incómodo, le da una mirada a Anthony, que este
también ignora para ver a otro lado.

Vaya mejor amigo, piensa con resentimiento antes de ver nuevamente a Harry.

Caminando con las manos en sus bolsillos, mirada molesta al suelo y ropa de segunda mano,
Draco le recuerda un poco al Harry de primer año que parecía malhumorado siempre que lo
ignoraba.

Sigue siendo un niño después de todo.

—¿Cómo va todo con Sirius?— pregunta, esperando que de alguna forma pueda alivianar un
poco el ambiente tenso que los rodea.

Sacado de unos pensamientos, Harry pestañea al verlo, antes de meditar al respecto.

—Es… complicado, Sirius es genial, pero aún no puede hacerse cargo de mí; es molesto en
realidad, me gustaría mudarme con él— musita Harry con nuevamente mal humor y Draco
maldice no haber elegido un buen tema para comenzar.

Anthony sigue ignorándolos y Draco apreciaría un poco de ayuda aquí.

Que no llega.

Por supuesto.

El puesto de mejor amigo estará pronto abierto si sigue siendo así.

—Bueno lleva apenas unos días libres, con suerte cuando termine el año tengas mejores
noticias— sus intentos de ánimo hacen que el niño asienta algo triste, Draco maldice que
hace menos de una hora estaba feliz a su lado y ahora parece miserable —¿Qué es eso de
Remus y Sirius?— pregunta en voz baja a Harry, quien sus ojos brillan un momento
divertidos y Draco quiere levantar el puño en victoria.

—No sabemos, pero Tonks dice que hay algo ahí, es cómo… tensión… sexual— lo último
susurra abochornado y con las mejillas calientes, como si fuera algo prohibido de decir.

Los ojos de Draco se mantienen fijos un momento en esas mejillas que parecen listas para ser
pellizcadas en burla, antes que las palabras caigan en comprensión a su cerebro y su ceño se
frunza.

—¿Se gustan?— la pregunta parece ridícula, porque no tiene sentido.

En la historia original Remus terminó casado con Dora, incluso tenían un hijo sí no se
equivocaba, lo que significaba que, sí Remus estuviera enamorado de alguien, debería ser
Dora; había una gran diferencia de edad, pero Draco no le importaba eso.
Harry asintió.

—Tonks y yo tenemos una apuesta, un día de estos se van a terminar besando o asesinando,
es muy incómodo cuando se pierden en la mirada del otro— bromea Harry con una media
sonrisa, que hace que Draco se vea más pensativo.

Un cambio, un cambio bastante diferente a lo que recuerda.

Eso lo hace tragar saliva nervioso.

—Dímelo a mi— escucha susurrar a Anthony a su lado con burla, por lo cual Draco lo
empuja antes de voltear a ver a Harry.

Su rostro ha dejado de verse molesto, aunque Draco no puede pensar en que cosa pudo
molestarlo en primer lugar, pero mientras que ahora este feliz, lo otro es sin importancia;
piensa un momento sobre la idea de que algo suceda entre Remus y Sirius.

Quisiera descartarlo, porque tiene conocimientos y se supone que estos cambios no deberían
pasar, pero no lo hace.

Le gusta que algunas cosas cambien, le da esperanzas para poder ayudar a otros, para cambiar
algunos finales y evitar muertes.

Es raro.

Pero bueno, Sirius y Remus habían sido amigos antes, tal vez hay más historia ahí de lo que
todos sabían. Draco quiso regresarse a la tienda de los Weasley, para poder demandar a Sirius
por información, pero eso no sería una jugada inteligente; ya buscaría alguna forma para
liberar alguna pista de este, para poder atormentarlo hasta que saliera de la bolsa.

¿Sirius era Gay?

Tantas preguntas y tan pocas respuestas.

—Su mirada es aterradora cuando piensa en algo malicioso— escucha que Anthony le dice a
Harry, quien a regañadientes lo acepta y Draco voltea a ver mal a los dos.

Detienen sus pasos cuando Luna aparece en una esquina, su rostro soñador se ilumina al
verlos y corre para estar a su lado; Draco le da un rápido abrazo aplastante que la hace reír,
antes que ella salude a los otros dos presentes de forma igualmente animada.

—Harry que bueno verte, siempre estas con Draco— habla la chica y el niño que vivió se
vuelve levemente rojo nuevamente.

¿Siempre está rojo a su alrededor o son imaginaciones suyas?

—Hola Luna, es bueno verte también, Ginny ha dicho que han estado hablando en verano

—Ginny es mi mejor amiga, me alegra que hable de mí, dijo que vino a los mundiales y
quería verla antes del partido
—Ohhh yo tengo que volver al campamento, podrías venir conmigo si quieres

No parecía que Harry quisiera irse, pero algo en los ojos de Luna iluminados, rápidamente
vencieron sus barreras y pareció resignado a volver. Luna se despidió animadamente de
Draco diciendo que ocupaba saludar a Ginny, pero que iría más tarde con ellos, Draco asintió
y Anthony le revolvió el cabello a la niña haciéndola sonreír.

Luna sonreía mucho al lado de ellos, un claro contraste a ese terrible primer año que tuvo y
era intimidada por todos.

A veces Draco pensaba que no los hizo sufrir lo suficiente por molestar a su amiga.

Coloca una mano sobre el hombro de Harry antes que se marchen, el chico voltea a verlo
confundido y Draco le susurra un “gracias por cuidar a Luna” en voz baja; que provoca que el
niño se vuelva totalmente rojo y tropiece un poco con sus pies mientras se marcha,
caminando algo rígido mientras Luna lo sigue a su lado.

Draco coloca una mano en su mentón pensativo.

—A veces Harry actúa extraño— musita a nadie en particular, pero la mirada de completa
lástima que le da Anthony por eso le hace muy ofensiva.

Idiota.

Draco compra un sombrero de Irlanda, porque le encanta el color verde, ante la irritante
discusión de Michael sobre que elegir a un equipo por el color es idiota; a su lado Anthony
disfruta de los colores rojos con Terry, es el único con el color verde en el recinto de la
familia Boot. Habían ido temprano para hacer las compras, y Draco no había dudado en
gastar el dinero de su padre para pagar por todos, la familia Boot quiso negarse, pero Draco
comentó que eran regalos tardíos por conocerlos hasta ahora y al final no hubo muchas
quejas. Los omniculares sin duda fueron la mejor compra, un poco costosos, pero todos en el
lugar habían obtenido decidiendo que era lo mejor del mundo.

Entonces con asientos para cien mil personas, la final del mundial daría inicio.

Las escaleras del estadio estaban tapizadas con una suntuosa alfombra de color púrpura.
Cuando tuvieron que subir, lo hicieron con la multitud, que poco a poco iba entrando por las
puertas que daban a las tribunas que había a derecha e izquierda.

El lugar de la familia Boot contenía unas diez butacas de color rojo y dorado, repartidas en
dos filas. Draco estaba sentado al frente con los otros chicos de su edad, justo detrás estaba
Lucas haciendo sonidos con la varita para diversión de los presentes, mientras los padres de
Terry tenían sus rostros pintados y parecían bastante animados al respecto.

—Deberías unirte al equipo de quidditch— habló Draco en voz baja a Terry a su lado, que,
durante al menos este viaje, parecía afable en ignorar el encostramiento entre ambos el año
pasado.

Sigue siendo cauteloso y duda que se abra totalmente a Draco, pero al menos no parece
odiarlo tan abiertamente como lo hizo los últimos meses.

Draco tomará eso como la segunda victoria del día, luego de hacer sonreír a Harry.

—Ya son suficientemente fanáticos sin mi aporte, gracias— bromea por bajo Terry antes de
ver todo el espectáculo como los demás.

Draco observó el estadio que tenían a sus pies, cuyo aspecto solo hubiera imaginado en sus
sueños. Cien mil magos y brujas ocupaban sus asientos en las gradas dispuestas en torno al
largo campo oval. Todo estaba envuelto en una misteriosa luz dorada que parecía provenir del
mismo estadio. Desde aquella elevada posición, el campo parecía forrado de terciopelo. A
cada extremo se levantaban tres aros de gol, a unos quince metros de altura. Justo enfrente de
la tribuna en que se hallaban, casi a la misma altura de sus ojos, había un panel gigante. Unas
letras de color dorado iban apareciendo en él, como si las escribiera la mano de un gigante
invisible, y luego se borraban.

Al fijarse, Draco se dio cuenta de que lo que se leía eran anuncios que enviaban sus destellos
a todo el estadio:

La Moscarda: una escoba para toda la familia: fuerte, segura y con alarma antirrobo
incorporada ... Quitamanchas mágico multiusos de la Señora Skower: adiós a las manchas,
adiós al esfuerzo ... Harapos finos, moda para magos: Londres, París, Hogsmeade...

Draco silbó por debajo, impresionado de que los magos pudieran hacer cosas algo muggles
también, tiene sentido; pero eso no evita que estuviera impresionado.

No pudo negar que todo este desbordante muestra del quidditch, le hizo extrañar el equipo, al
cual no pudo participar el año pasado luego de que ayudó a Sirius; su padre sabía cómo
golpear duro y el abandonar el equipo, que en primera instancia se unió por su culpa, era
jodidamente doloroso.

Este año con el torneo tampoco habría equipo, con suerte en su quinto año podría volver.

Si bien había jugado como golpeador, también podría intentar competir contra Cho por el
puesto de buscador, solo eran ideas, pero le gustaría hacer algo diferente.

Su padre estaba muy distraído con su persona últimamente, era horrible la sensación, pero si
pudiera navegar bajo su radar y preguntarle a su madre en lugar de a él.

—Esto es una locura— comentó Anthony al ver a Michael gritar emocionado, simplemente
por poder hacerlo y agitar su bandera como loco.

Terry era empujado por Michael, casi obligándolo a que se uniera a regañadientes; los padres
y hermano mayor de este, parecían divertidos de la situación. Ahora que lo pensaba, ya que
Michael y Terry eran grandes amigos, es probable que antes de este día hubieran ido muchas
veces a la casa del otro.
Draco no pudo evitar sentir algo de celos, ya que no tenía esa libertad para ir a la casa de
Anthony como quisiera.

—Tenemos que esperar un poco todavía, es tan emocionante como el mundial pasado—
musita Emily la madre de Terry con voz soñadora a su esposo.

Si.

Grandes fanáticos.

Se preguntó vagamente sí sus propios padres hubieran hecho algo como los padres de Terry,
pero no entra por esa puerta, porque duda que quiera la respuesta; incluso si su padre amara a
su madre, no todos tienen que demostrar el amor de la misma manera.

Anthony lo empujó para ofrecerle de las golosinas que habían comprado, haciendo que Draco
aprovechara para masticar un poco distraídamente.

No pudo ver a Sirius entre la gran cantidad de personas, pero esperaba, que estuviera donde
estuviera, este disfrutando de su nueva libertad.

Nada como una final de quidditch para alivianar la libertad.

Durante la siguiente media hora se fue llenando lentamente la tribuna, sus amigos hacían
chistes molestos con Draco, quien se quejaba de ser el blanco de burlas por los comentarios
sobre Anthony respecto a los hermanos mayores Weasley; tuvo que defenderse de la mejor
forma posible, ya que no era su culpa que los hermanos mayores de Ron tuvieran la mejor
distribución genética.

—¿Te gustan los chicos?— la pregunta de Emily Boot fue algo inocente y no parecía tener
malicia, eso no evitó que Draco se tensara un poco y que Terry gimoteara por bajo.

Si.

Tener la charla con niños de su edad, siempre era mejor que con adultos, algo con lo cual
Draco no había entrado en detalles.

Ni siquiera con su madre, pero a estas alturas, era probable que su madre siempre lo hubiera
sabido o algo así.

Su instinto era aterrador.

—Me gustan niños y niñas— no es que va a mentir, aunque sí esta información saliera al
periódico, su padre no lo encontraría divertido —aunque los niños son más fáciles de llevar
en ocasiones, las niñas son muy sensibles; aunque no es que importe mucho en realidad—
añade tardíamente esperando no ofenderle.

La madre de Terry lo mira pensativa un momento, pero Terry desvía su atención al tiempo
que Lucas al lado de Terry solamente bufa algo divertido.

No con él.
Los ojos de Lucas ven a su madre con malicia.

Draco sigue a la defensiva por algún motivo, nervioso, muy nervioso también.

—No te preocupes Draco, mamá no entiende bien sobre eso y esta apenas aceptándonos a
nosotros, a mí por ejemplo me gustan los niños también y Terry no le gusta ninguno; pobre
generación Boot— habla Lucas al verlo fijamente, Draco se sonroja abochornado de que
fuera tan fácil de leer.

Emily gimotea que todo es nuevo para ella, mientras que Benjamín Boot solamente bosteza
sin darle importancia al tema e intentando calmar a su esposa en vano.

—Creo que es más fácil ser heterosexual— expresa Michael al ver la charla, Draco lo patea
por debajo y Anthony asiente.

—Por favor Anthony, no puedes estar en el armario para siempre, te recuerdo como babeas
por Harrison Ford

—Draco deja de intentar que salga de un closet inexistente, sí me amas tengo que decirte que
no quiero una relación contigo

—Soy un gran partido te lo haré saber

—En tus sueños

La charla comenzó a ser más amena y Draco agradeció eso, tenía miedo de que la madre de
Terry lo juzgara de alguna forma; odiaba que cualquiera lo juzgara solo porque le gustan los
dos géneros. El padre de Terry continúo hablando de los equipos como si nada hubiera
pasado y Draco pudo disfrutar un poco del tiempo junto a sus amigos. Había traído el diario
para charlar con Padma, quien, aunque tardaba un poco en contestar, parecía emocionada de
todo por medio de los diarios; cuando Anthony se lo arrebató para burlarse de él, Padma debe
adivinar que no era Draco.

La letra de Anthony era bastante descuidada.

Idiota.

Bien pudo traer su propio diario.

Cuando estaba por discutir, una voz se alzó por encima del estruendo de la multitud que
abarrotaba ya el estadio y retumbó en cada rincón de las tribunas.

—Damas y caballeros… ¡bienvenidos! ¡bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda


edición de la Copa del Mundo de quidditch!— era la voz de Ludovic Bagman.

Ludovic "Ludo" Bagman fue el famoso Golpeador de las Avispas de Wimbourne y de la


Selección de Inglaterra de Quidditch; al menos ese fue el comentario rápido de Benjamín
Boot que llamó la atención de Draco. Después de retirarse, Bagman entró en el Ministerio de
Magia y llegó a ser jefe del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos.
Los espectadores gritaron y aplaudieron. Ondearon miles de banderas, y los discordantes
himnos de sus naciones se sumaron al jaleo de la multitud. El enorme panel que tenían
enfrente borró su último anuncio (Grageas multisabores de Bertie Bott: ¡un peligro en cada
bocado!) y mostró a continuación:

BULGARIA: 0

IRLANDA: 0

—Y ahora, sin más dilación, permítanme que les presente a... ¡las mascotas del equipo de
Bulgaria!

Las tribunas del lado derecho, que eran un sólido bloque de color escarlata, bramaron su
aprobación. Todos dentro de su compartimiento también apoyaban al equipo, pero Draco no
se dejó amedrentar, sintiéndose orgulloso del color verde en su ropa.

Hubiera sido un gran Slytherin en realidad.

—Mira Draco— saltó Michael a su lado señalando una parte del estadio, Draco se sintió algo
confundido y siguió la vista rápidamente.

Oh.

Eran Veelas.

—¿Qué ocur…?— cualquier comentario de Anthony quedó en el aire.

Porque un centenar de veelas acababan de salir al campo de juego, y la pregunta de Anthony


quedó en el olvido del propio niño. Las veelas eran mujeres, las mujeres más hermosas que
Draco hubiera visto nunca… era claro que no podían ser humanas. Esto lo desconcertó por un
momento a pesar de su conocimiento del mundo mágico, sabe lo que eran, pero nunca había
podido ver alguna de “cerca” o estar en su presencia.

Meditó sobre qué podía hacer brillar su piel de aquel modo, con un resplandor plateado; o
qué era lo que hacía que, sin que hubiera viento, el pelo dorado se les abriera en abanico
detrás de la cabeza. Pero en aquel momento comenzó la música, y Draco dejó de preguntarse
o buscar similitudes sobre su carácter humano. De hecho, no se hizo ninguna pregunta en
absoluto.

Las veelas se pusieron a bailar, y la mente de Draco luchó para no quedarse en blanco.

Tenía que recordar bien sobre esas criaturas para mantenerse sereno.

Las veelas son una raza de semi-humana remanente de las sirenas en la mitología griega,
Draco había tenido una temporada enamorado de la mitología griega que no pensaba
desperdiciar; además de su momento con “Sparky el dragón” y su interés en sirenas de niño,
que desapareció cuando toda criatura marina lo odió por completo. Regresando a las Veelas
ellas aparentan ser muy jóvenes y bellas mujeres y especialmente su danza es mágicamente
seductora para la mayoría de los hombres. Cuando las veelas se enojan, se transforman en
algo más parecido a una harpía mitológica; sus rostros se convierten en algo parecido a la
cabeza de un ave con picos largos y filosos y con largas plumas que nacen de sus hombros,
también pueden lanzar bolas de fuego de sus manos.

En la mitología eslava existe una criatura nombrada como Veela, también es conocida como
Vila, Wila o Wili.

Pero eso ya era adentrarse mucho en los estudios de otras razas.

También había estudiado sobre los Vodník, Se dice que Vodyanoy aparece como un anciano
desnudo con una cara de rana, barba verdosa y pelo largo, con su cuerpo cubierto de algas y
lodo, generalmente cubierto de escamas de pescado negro. Tiene patas palmeadas en vez de
manos, cola de pez y ojos que arden como brasas ardientes. Por lo general, monta a lo largo
de su río en un tronco medio hundido, haciendo fuertes salpicaduras. En consecuencia, a
menudo es llamado "abuelo" o "antepasado" por la gente local. Se dice que los ahogamientos
locales son obra de los vodyanoy.

Cuando se enoja, el vodyanoy rompe diques, inunda los molinos, y ahoga a la gente y los
animales. (Por consiguiente, los pescadores, los molineros y también los apicultores hacen
sacrificios para calmarlo). Con frecuencia arrastra a la gente a su vivienda submarina para
servirle como esclavos.

Draco realmente era un come libros, pero pensar en esas cosas, es lo único que impedía que
cayera totalmente por el encanto de las Veelas.

Era difícil, porque en ese momento, lo único que en el mundo merecía la pena era seguir
viendo a las veelas; porque, sí ellas dejaban de bailar, ocurrirían cosas terribles…

A medida que las veelas aumentaban la velocidad de su danza, unos pensamientos


desenfrenados, aún indefinidos, se iban apoderando de la aturdida mente de Draco.

Era demasiado peligroso, las veelas sin duda, eran terribles criaturas.

“Eres mucho más hermosa que una Veela”

Draco parpadeó cuando la voz retumbo en su cabeza, con el seguimiento de una risa
cantarina que lo hizo voltear a todos lados. Michael y Anthony parecían enamorados de las
criaturas, pero otros como Terry y Lucas parecían poco impresionados al respecto.

No, no era su voz la que sonó.

Había estado tan absorto entre sus recuerdos, el tiempo presente, las veelas que no sabe de
donde pudo venir la voz en su cabeza.

—Son criaturas peligrosas— musitó Lucas desde su espalda, mientras Emily parecía reírse
del rostro levemente sonrojado de su esposo.

Si.

Criaturas peligrosas.
Draco frunció el ceño, el recuerdo de uno de sus sueños en un campo de flores, por algún
motivo quería salir a la superficie en su mente; pero por más que deseaba aferrarse a este,
como si tuviera la respuesta a sus preguntas, había una barrera invisible que lo impedía.

—Un buen día para estar con vida— determina Michael de forma soñadora, Anthony
asintiendo fervientemente.

Draco por otro lado tenía el labio fruncido, sin querer comentar lo que paso y sin entender
que fue lo que sucedió.

¿Había sonado similar a su propia voz?

¿Cuándo dijo eso?

¿A quién?

¿Quién se reía en lo que parecían sus recuerdos?

Maldición, odiaba tener preguntas sin respuestas.

Luego que cesó la música. Draco cerró los ojos y volvió a abrirlos, no queriendo saber que
había pasado en ese momento o porque había reaccionado a una Veela de forma no natural.

Aunque con su suerte, quien sabe que significaría.

Estúpidas criaturas mágicas, nunca eran lo que él esperaba.

El estadio se sumió en gritos de protesta. La multitud no quería que las veelas se fueran, y lo
mismo le pasaba con sus dos amigos. Por supuesto, toda la tribuna apoyaría a Bulgaria, y este
espectáculo parecía hacer que todos tuvieran ese sentimiento en común.

Draco se quedó terco con su bufanda verde en el cuello.

—Y ahora— bramó la voz de Ludo Bagman como sí medio estadio no estuviera aún en
shock —tengan la bondad de alzar sus varitas para recibir a… ¡las mascotas del equipo
nacional de Irlanda!—

En aquel momento, lo que parecía ser un cometa de color oro y verde entró en el estadio
como disparado, dio una vuelta al terreno de juego y se dividió en dos cometas más pequeños
que se dirigieron a toda velocidad hacia los postes de gol. Repentinamente se formó un
arcoiris que se extendió de un lado a otro del campo de juego, conectando las dos bolas de
luz. La multitud exclamaba ¡oooooooh! y luego ¡aaaaaaah!, como sí estuviera contemplando
un castillo de fuegos de artificio. A continuación, se desvaneció el arcoiris, y las dos bolas de
luz volvieron a juntarse y se abrieron: formaron un trébol enorme y reluciente que se levantó
en el aire y empezó a elevarse sobre las tribunas. De él caía algo que parecía una lluvia de
oro.

—¡Increíble!— exclamó Michael cuando el trébol se elevó sobre el estadio dejando caer
pesadas monedas de oro que rebotaban al dar en los asientos y en las cabezas de la multitud.
Entornando los ojos para ver mejor el trébol, Draco apreció que estaba compuesto de miles
de hombrecitos diminutos con barba y chalecos rojos, cada uno de los cuales llevaba una
diminuta lámpara de color oro o verde.

—¡Son leprechauns!— explicó Lucas en su espalda, alzando la voz por encima del
tumultuoso aplauso de los espectadores, muchos de los cuales estaban todavía buscando
monedas de oro debajo de los asientos.

El Leprechaun, a veces conocido como el Clauricorn, es una criatura mágica traviesa, aunque
no es malicioso. Tienen la reputación de ser bromistas, pero nunca han infligido un daño
duradero en un humano. Nativos sólo de Irlanda, son plenamente conscientes y capaces de
hablar, pero nunca le han pedido al Ministerio de Magia que se los reclasifique como seres.
La dieta principal de los Leprechauns consiste en vegetación, hojas principalmente. Aunque
son criaturas similares a los humanos, es improbable que se relacionen con los seres
humanos, tales como los duendes.

Draco admiró las monedas en sus manos, lástima que se fueran a evaporar en algunas horas.

—No te encariñes con ellos tesoro, desaparecen en poco tiempo— comentó Emily Boot con
una sonrisa a Michael, cuya sonrisa se evaporó y vio a las monedas con molestia en sus
manos.

Anthony se rió un poco por su molestia, mientras que Terry palmeó su hombro en apoyo.

—Ventajas de estar casado con una hermosa mujer inteligente que ama las criaturas mágicas
— bromeó Benjamín besando la mejilla de su esposa, que rió encantada.

Draco quiso quitar de su pecho el dolor, el hecho de que todos sus amigos parecían tener
familias perfectas menos él; dudaba que entre ellos tuvieran algún pariente psicópata asesino
como Draco, así que pensó mejor en su madre.

Lo mejor de toda la familia según su punto de vista.

Se quedaría con eso o se volvería loco.

—Y ahora, damas y caballeros, ¡demos una calurosa bienvenida a la selección nacional de


quidditch de Bulgaria! Con ustedes… ¡Dimitrov!

Una figura vestida de escarlata entró tan rápido montada sobre el palo de su escoba que sólo
se pudo distinguir un borrón en el aire. La afición del equipo de Bulgaria aplaudió como loca.

Draco se cruzó de brazos con seriedad, iba elegido a quien apoyar y aunque la presión social
era grande, no se iba a dejar llevar.

—¡Ivanova!

Una nueva figura hizo su aparición zumbando en el aire, igualmente vestida con una túnica
de color escarlata.

—¡Zograf!, ¡Levski!, ¡Vulchanov!, ¡Volkov! yyyyyyyyy… ¡Krum!


El chillido de todos aumentó y Draco pudo admitir que la forma en que Anthony o Michael
veían al hombre, no era tan heterosexual como ambos habían comentado minutos antes.

Viktor Krum era delgado, moreno y de piel cetrina, con una nariz grande y curva y cejas
negras y muy pobladas. Semejaba una enorme ave de presa. Costaba creer que sólo tuviera
dieciocho años.

No era su tipo, para nada.

Pero Draco no puede negar que la fama y popularidad, podrían atraer la atención de cualquier
chica que quisiera… o adolescentes obsesionados por el quidditch como sus amigos, o los
padres de su amigo.

Emily y Benjamín gritaban junto a los jóvenes, lo que hizo que Draco sonriera.

—Y recibamos ahora con un cordial saludo ¡a la selección nacional de quidditch de Irlanda!


— bramó Bagman —Les presento a… ¡Connolly!, ¡Ryan!, ¡Troy!, ¡Mullet!, Moran!,
¡Quigley! yyyyyyyyy… ¡Lynch!.

Siete borrones de color verde rasgaron el aire al entrar en el campo de juego. Esta vez Draco
fue el único del grupo que salto para apoyar a su equipo, sabe que en alguna parte Luna
también había decidido apoyarlos y por eso no se sintió solo.

Todos parecían divertidos de Draco, pero ya que no estaba con su padre, no importaba hacer
un poco de escándalo por esto.

—Y ya por fin, llegado desde Egipto, nuestro árbitro, el aclamado Presi mago de la
Asociación Internacional de Quidditch: ¡Hasán Mustafá!

Entonces, caminando a zancadas, entró en el campo de juego un mago vestido con una túnica
dorada que hacía juego con el estadio. Era delgado, pequeño y totalmente calvo salvo por el
bigote, que no tenía nada que envidiar al de tío Vernon. Debajo de aquel bigote sobresalía un
silbato de plata; bajo un brazo llevaba una caja de madera, y bajo el otro, su escoba voladora.
Draco observó atentamente a Mustafá mientras éste montaba en la escoba y abría la caja con
un golpe de la pierna: cuatro bolas quedaron libres en ese momento: la quaffle, de color
escarlata; las dos bludgers negras, y la alada, dorada y minúscula snitch. Soplando el silbato,
Mustafá emprendió el vuelo detrás de las bolas.

—¡Comieeeeeeeeenza el partido!— gritó Bagman —Todos despegan en sus escobas y


¡Mullet tiene la quaffle! ¡Troy! ¡Moran! ¡Dimitrov! ¡Mullet de nuevo! ¡Troy! ¡Levski!
¡Moran!.

Aquello era quidditch como Draco no había visto nunca, sus padres nunca habían ido a un
mundial antes, ya que o era muy pequeño o hubo funciones diferentes a las cuales asistir; esto
era una locura que le encantaba a Draco. La velocidad de los jugadores era increíble: los
cazadores se arrojaban la quaffle unos a otros tan rápidamente que Bagman apenas tenía
tiempo de decir los nombres. Draco volvió a poner la ruedecilla en posición de lento (todos
en el lugar tenían los omniculares), apretó el botón de jugada a jugada que había en la parte
de arriba y empezó a ver el juego a cámara lenta, mientras los letreros de color púrpura
brillaban a través de las lentes y el griterío de la multitud le golpeaba los tímpanos.

Los omniculares eran el puto futuro.

Formación de ataque cabeza de halcón, leyó en el instante en que los tres cazadores del
equipo irlandés se juntaron, con Troy en el centro y ligeramente por delante de Mullet y
Moran, para caer en picado sobre los búlgaros. Finta de Porskov, indicó el letrero a
continuación, cuando Troy hizo como que se lanzaba hacia arriba con la quaffle, apartando a
la cazadora búlgara Ivanova y entregándole la quaffle a Moran.

Uno de los golpeadores búlgaros, Volkov, pegó con su pequeño bate y con todas sus fuerzas a
una bludger que pasaba cerca, lanzándola hacia Moran. Moran se apartó para evitar la
bludger, y la quaffle se le cayó. Levski, elevándose desde abajo, la atrapó.

—¡TROY MARCA!— bramó Bagman, y el estadio entero vibró entre vítores y aplausos —
¡Diez a cero a favor de Irlanda!.

Draco miró por encima de los omniculares, y vio que los leprechauns, que observaban el
partido desde las líneas de banda, habían vuelto a elevarse y a formar el brillante y enorme
trébol. Desde el otro lado del campo, las veelas los miraban mal encaradas.

Draco sabía lo suficiente de quidditch para darse cuenta de que los cazadores de Irlanda eran
soberbios y Draco los amaba por eso. Formaban un equipo perfectamente coordinado, y, por
las posiciones que ocupaban, parecía como si cada uno pudiera leer la mente de los otros. Al
cabo de diez minutos, Irlanda había marcado otras dos veces, hasta alcanzar el treinta a cero,
lo que había provocado mareas de vítores atronadores entre su afición, vestida de verde.

Incluyendo a Draco, quien no parecía importarle que su grupo de acompañantes no estuviera


tan feliz, Draco estaba casi saltando con una bandera verde ahora.

El juego se tomó aún más rápido, pero también más brutal. Volkov y Vulchanov, los
golpeadores búlgaros, aporreaban las bludgers con todas sus fuerzas para pegar con ellas a los
cazadores del equipo de Irlanda, y les impedían hacer uso de algunos de sus mejores
movimientos: dos veces se vieron forzados a dispersarse y luego, por fin, Ivanova logró
romper su defensa, esquivar al guardián, Ryan, y marcar el primer tanto del equipo de
Bulgaria.

El poder de sus brazos era admirable, Draco había tenido el puesto de golpeador y no era algo
fácil poder enviar bolas a esa velocidad y precisión.

—¡Meteos los dedos en las orejas!— les aconsejó Lucas cuando las veelas empezaron a
bailar para celebrarlo.

Draco rápidamente lo hizo conociendo el peligro que podrían causar. Tras unos segundos, se
atrevió a echar una mirada al terreno de juego: las veelas ya habían dejado de bailar, y
Bulgaria volvía a estar en posesión de la quaffle.

—¡Dimitrov! ¡Levski! ¡Dimitrov! Ivanova... ¡eh!!— bramó Bagman.


Cien mil magos y brujas ahogaron un grito cuando los dos buscadores, Krum y Lynch,
cayeron en picado por en medio de los cazadores, tan veloces como sí se hubieran tirado de
un avión sin paracaídas. Draco siguió su descenso con los omniculares, entrecerrando los
ojos para tratar de ver dónde estaba la snitch…

Draco se sujetó con fuerza en su asiento, queriendo de alguna forma teletransportarse para
poder jugar también.

Nunca en tantos años había sentido la desesperación por volver a ser buscador como ahora.

—¡Se van a estrellar!— gritó Michael a su lado.

Y así parecía… hasta que en el último segundo Viktor Krum frenó su descenso y se elevó con
un movimiento de espiral. Lynch, sin embargo, chocó contra el suelo con un golpe sordo que
se oyó en todo el estadio. Un gemido brotó de la afición irlandesa.

Maldito idiota talentoso.

Draco vio mal al buscador de Bulgaria, intentando no pensar que el idiota se veía tal vez un
poco atractivo jugando al quidditch.

¿Pero quién no?

—¡Tiempo muerto!— gritó la voz de Bagman —¡Expertos medimagos tienen que salir al
campo para examinar a Aidan Lynch!

—Estará bien, ¡sólo ha sido un pequeño golpe!— le dijo Lucas en tono tranquilizador a
Draco, que se asomaba por encima de la pared de la tribuna principal, horrorizado —Que es
lo que andaba buscando Krum, claro…

Hijo de puta listo.

Pero sí les costaba la victoria, maldita sea, Draco que daría por estar ahí volando y jugando
con todos.

Estúpido y adictivo quidditch.

Draco se apresuró a apretar el botón de retroceso junto con Anthony que estaba a su lado
haciendo lo mismo y luego el de jugada a jugada en sus omniculares, giró la ruedecilla de
velocidad, y se los puso otra vez en los ojos.

Vio de nuevo, esta vez a cámara lenta, a Krum y Lynch cayendo hacia el suelo. Amago de
Wronski: un desvío del buscador muy peligroso, leyó en las letras de color púrpura impresas
en la imagen. Vio que el rostro de Krum se contorsionaba a causa de la concentración
cuando, justo a tiempo, se frenaba para evitar el impacto, mientras Lynch se estrellaba, y
comprendió que Krum no había visto la snitch: sólo se había lanzado en picado para engañar
a Lynch y que lo imitara. Draco no había visto nunca a nadie volar de aquella manera. Krum
no parecía usar una escoba voladora: se movía con tal agilidad que más bien parecía
ingrávido.
Es estúpido, porque es joven y no podría ganarle, pero quería tanto presionar a Krum en un
juego de buscadores que era doloroso.

Gimoteando un poco por toda la tensión y emoción, Draco volvió a poner sus omniculares en
posición normal, y enfocó a Krum, que volaba en círculos por encima de Lynch, a quien en
esos momentos los medimagos trataban de reanimar con tazas de poción. Enfocando aún más
de cerca el rostro de Krum, Draco vio cómo sus oscuros ojos recorrían el terreno que había
treinta metros más abajo. Estaba aprovechando el tiempo para buscar la snitch sin la
interferencia de otros jugadores.

Finalmente, Lynch se incorporó, en medio de los vítores de la afición del equipo de Irlanda,
montó en la Saeta de Fuego y, dando una patada en la hierba, levantó el vuelo.

Su recuperación pareció otorgar un nuevo empuje al equipo de Irlanda. Cuando Mustafá


volvió a pitar, los cazadores se pusieron a jugar con una destreza que Draco o alguno de los
presentes no había visto nunca.

En otros quince minutos trepidantes, Irlanda consiguió marcar diez veces más. Ganaban por
ciento treinta puntos a diez, y los jugadores comenzaban a jugar de manera más sucia.

Demasiado sucia tal vez, pero oye, Draco no comentaría nada sobre el proceso siempre y
cuando tuviera un buen resultado.

Cuando Mullet, una vez más, salió disparada hacia los postes de gol aferrando la quaffle bajo
el brazo, el guardián del equipo búlgaro, Zograf, salió a su encuentro. Fuera lo que fuera lo
que sucedió, ocurrió tan rápido que Draco no pudo verlo, pero un grito de rabia brotó de la
afición de Irlanda, y el largo y vibrante pitido de Mustafá indicó falta.

—Y Mustafá está reprendiendo al guardián búlgaro por juego violento… ¡Excesivo uso de
los codos!— informó Bagman a los espectadores, por encima de su clamor —Y… ¡sí,
señores, penalti favorable a Irlanda!

Draco apretó el puño en el aire.

Los leprechauns, que se habían elevado en el aire, enojados como un enjambre de avispas
cuando Mullet había sufrido la falta, se apresuraron en aquel momento a formar las palabras:
¡JA, JA, JA! Las veelas, al otro lado del campo, se pusieron de pie de un salto, agitaron de
enfado sus melenas y volvieron a bailar.

Hasán Mustafá había aterrizado justo delante de las veelas y se comportaba de una manera
muy extraña: flexionaba los músculos y se atusaba nerviosamente el bigote.

—¡No, esto sí que no!— dijo Ludo Bagman, aunque parecía que le hacía mucha gracia —
¡Por favor, que alguien le dé una palmada al árbitro!

Un medimago cruzó a toda prisa el campo, tapándose los oídos con los dedos, y le dio una
patada a Mustafá en la espinilla. Mustafá volvió en sí. Draco, mirando por los omniculares,
advirtió que parecía muy incómodo y que les estaba gritando a las veelas, que habían dejado
de bailar y adoptaban ademanes rebeldes.
No es que pueda culparlo, cualquier hubiera pasado por algo similar.

Draco se siente avergonzado de que, si no fuera porque piensa mucho sobre el tema, sería
otro chico interesado como todos; se sorprende la falta de poder sobre Terry o Lucas, pero no
puede pensar mucho al respecto con todo el caos del estadio a su alrededor.

—Y, si no me equivoco, ¡Mustafá está tratando de expulsar a las mascotas del equipo
búlgaro!— explicó la voz de Bagman —Esto es algo que no habíamos visto nunca… ¡Ah, la
cosa podría ponerse fea…!

Y, desde luego, se puso fea: los golpeadores del equipo de Bulgaria, Volkov y Vulchanov,
habían tomado tierra uno a cada lado de Mustafá, y discutían con él furiosamente señalando
hacia los leprechauns, que acababan de formar las palabras: ¡JE, JE, JE! Pero a Mustafá no lo
cohibían los búlgaros: señalaba al aire con el dedo, claramente pidiéndoles que volvieran al
juego, y, como ellos no le hacían caso, dio dos breves soplidos al silbato.

—¡Dos penaltis a favor de Irlanda!— gritó Bagman, y la afición del equipo búlgaro vociferó
de rabia —Será mejor que Volkov y Vulchanov regresen a sus escobas… Si… ahí van… Troy
toma la quaffle…

A partir de aquel instante el juego alcanzó nuevos niveles de ferocidad. Los golpeadores de
ambos equipos jugaban sin compasión: Volkov y Vulchanov, en especial, no parecían
preocuparse mucho si en vez de a las bludgers golpeaban con los bates a los jugadores
irlandeses. Dimitrov se lanzó hacia Moran, que estaba en posesión de la quaffle, y casi la
derriba de la escoba.

—¡Falta!— corearon los seguidores del equipo de Irlanda todos a una, y al levantarse a la
vez, con su color verde, semejaron una ola.

Draco uniéndose a ellos mientras Michael intentaba callarlo.

—¡Falta!— repitió la voz mágicamente amplificada de Ludo Bagman —Dimitrov pretende


acabar con Moran… volando deliberadamente para chocar con ella… Eso será otro penalti…
¡Sí, ya oímos el silbato!

Los leprechauns habían vuelto a alzarse en el aire, y formaron una mano gigante que hacía un
signo muy grosero dedicado a las veelas que tenían enfrente. Entonces las veelas perdieron el
control. Se lanzaron al campo y arrojaron a los duendes lo que parecían puñados de fuego. A
través de sus omniculares, Draco vio que su aspecto ya no era bello en absoluto. Por el
contrario, sus caras se alargaban hasta convertirse en cabezas de pájaro con un pico temible y
afilado, y unas alas largas y escamosas les nacían de los hombros.

Bueno.

Que nadie diga que algo claramente hermoso no puede ser también terrorífico.

Los magos del Ministerio se lanzaron en tropel al terreno de juego para separar a las veelas y
los leprechauns, pero con poco éxito. Y la batalla que tenía lugar en el suelo no era nada
comparada con la del aire. Draco movía los omniculares de un lado para otro sin parar porque
la quaffle cambiaba de manos a la velocidad de una bala.

Draco estaba disfrutando del caos con palomitas, pensando que cada galeón de este maldito
tiquete había valido la pena totalmente.

—Levski… Dimitrov… Moran… Troy… Mullet… Ivanova… De nuevo Moran… Moran…


¡Y MORAN CONSIGUE MARCAR!

Pero apenas se pudieron oír los vítores de la afición irlandesa, tapados por los gritos de las
veelas, los disparos de las varitas de los funcionarios y los bramidos de furia de los búlgaros.
El juego se reanudó enseguida: primero Levski se hizo con la quaffle, luego Dimitrov…

Quigley, el golpeador irlandés, le dio a una bludger que pasaba a su lado y la lanzó con todas
sus fuerzas contra Krum, que no consiguió esquivarla a tiempo: le pegó de lleno en la cara.

La multitud lanzó un gruñido ensordecedor. Parecía que Krum tenía la nariz rota, porque la
cara estaba cubierta de sangre, pero Mustafá no hizo uso del silbato. La jugada lo había
pillado distraído, y Draco no podía reprochárselo: una de las veelas le había tirado un puñado
de fuego, y la cola de su escoba se encontraba en llamas.

Si fue muy doloroso.

Pero eso es quidditch, Draco había pasado su tiempo jugando herido si eso significaba la
victoria en su equipo en Hogwarts, así que no iba hacer un escándalo.

Quien tiene miedo de vivir que no nazca.

No es que él hubiera pedido nacer en este mundo, pero se puede entender el punto.

El buscador irlandés había empezado a caer repentinamente, y Draco comprendió que no se


trataba del Amago de Wronski: aquello era de verdad.

—Ha visto la Snitch— musitó Draco algo sorprendido, haciendo que Michael y Anthony
chillaran.

Se sintió feliz que tuviera aun sus ojos de buscador, hace tiempo que no jugaba en esa
posición.

Sólo la mitad de los espectadores parecía haberse dado cuenta de lo que ocurría. La afición
irlandesa se levantó como una ola verde, gritando a su buscador… pero Krum fue detrás. Iba
dejando tras él un rastro de gotas de sangre, pero se puso a la par de Lynch, y ambos se
lanzaron de nuevo hacia el suelo…

—¡Van a estrellarse!— gritó Michael sujetándose tan fuerte a Terry que este gimoteó
molesto.

—¡Nada de eso!— negó Anthony sobre sus pies casi cayendo de su posición.

—¡Lynch sí!— expresó Draco con sorpresa.


Y acertó. Por segunda vez, Lynch chocó contra el suelo con una fuerza tremenda, y una horda
de veelas furiosas empezó a darle patadas.

—La snitch, ¿dónde está la snitch?— gritó Emily de pie junto a su esposo.

—¡La tiene…! ¡Krum la tiene…! ¡Ha terminado!— gritó Lucas con incredulidad.

Krum, que tenía la túnica roja manchada con la sangre que le caía de la nariz, se elevaba
suavemente en el aire, con el puño en alto y un destello de oro dentro de la mano.

El tablero anunció BULGARIA: 160; IRLANDA: 170 a la multitud, que no parecía haber
comprendido lo ocurrido. Luego, despacio, como si acelerara un enorme Jumbo, un bramido
se alzó entre la afición del equipo de Irlanda, y fue creciendo más y más hasta convertirse en
gritos de alegría.

—¡IRLANDA HA GANADO!— voceó Bagman, que, como los mismos irlandeses, parecía
desconcertado por el repentino final del juego —¡KRUM HA COGIDO LA SNITCH, PERO
IRLANDA HA GANADO! ¡Dios Santo, no creo que nadie se lo esperara!

Draco salto gritando emocionado, mientras que los que iban con irlanda también lo imitaban
y los que iban con Bulgaria parecían entre resignados como impresionados, volvió a mirar
por los omniculares. Era difícil ver lo que ocurría en aquel momento, porque los leprechauns
zumbaban de un lado para otro por el terreno de juego, pero consiguió divisar a Krum entre
los medimagos. Parecía más hosco que nunca, y no les dejaba ni que le limpiaran la sangre.
Sus compañeros lo rodeaban, moviendo la cabeza de un lado a otro y con aspecto abatido. A
poca distancia, los jugadores del equipo de Irlanda bailaban de alegría bajo una lluvia de oro
que les arrojaban sus mascotas. Por todo el estadio se agitaban las banderas, y el himno
nacional de Irlanda atronaba en cada rincón. Las veelas recuperaron su aspecto habitual,
nuevamente hermosas, aunque tristes.

Draco nunca se había sentido tan vivo como en aquel lugar mientras festejaba.

Olvidando por un momento que este sólo era el inicio de la noche.

Continuará…

Chapter End Notes

Este capítulo parece extremadamente largo, pero dado que tuve que incluir el partido de
quidditch, pensé que no estaba mal que fuera así de largo. Por fin podemos ver un poco
más de nuestros queridos Weasley, hay personas que me han pedido la interacción de
Draco con ellos desde los primeros capítulos de la historia en el libro uno, pero hasta
ahora han podido salir.

Harry no esta tan feliz como ustedes.


Pero bueno, muchas cosas sucedieron en este capítulo y la noche todavía no está cerca
de terminar.
Capítulo 3: Retrato de dos mundos
Chapter Summary

Las consecuencias del mundial no son lo que Draco espera.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Draco sale con una sonrisa satisfecha de todo el caos que es un mundial, no ha apostado nada,
pero el solamente con haber ganado lo hace sentir una hectárea más de felicidad en su
interior; Anthony va hablando animadamente con Michael sobre las jugadas de Krum, quien
es un mejor buscador de lo que hubiera esperado. Para ser alguien tan joven, es un talentoso
buscador a nivel mundial y sabiendo que irá este año a Hogwarts, bueno, nadie puede culpar
a Draco por intentar hablarle o no; sería una ofensa no poder estrecharle la mano a un
buscador de semejante categoría, así que hará sus planes para al menos poder saludar al
hombre sin verse como un total acosador.

Como probablemente será todo el resto de Hogwarts.

Posiblemente.

Los adolescentes pueden ser muy aterradores cuando son fanáticos de algo, a pesar de 3 años
con Harry, puede notar algunos estudiantes mirarlo como sí fuera un Dios en persona;
especialmente los de primer año.

Salir entre el mar de personas era molesto, especialmente porque Draco recordaba la única
regla de su padre y era que el día de la final estaría en la tienda de este; era un poco más fácil
decirlo que hacerlo, ya que salir entre un mar de personas era complicado.

Se despidió de sus amigos cuando pudieron respirar, el padre de Terry pareció recio a dejarlo
a ir solo, pero Draco sólo sonrió de forma felina sabiendo que puede desenvolverse solo.
Camina de forma tranquila en medio del campamento, hay un destello castaño rojizo en su
derecha que le hace voltear a ver; pero cuando su rostro se gira la persona ya se ha escapado
de su mirada.

Deja Vu.

Draco entra a la tienda de su padre, confundido de encontrarla vacía y fría, bufando por bajo
sin entender porque estaría tan quejumbroso porque estuviera ahí si no iba a estar este. Se
está por cambiar de ropa, cuando voltea a buscar en todos lados su diario; maldice el recordar
que Anthony se lo había quedado para hablar con Padma como idiota enamorado.

Debió habérselo quitado.


Pero el amor adolescente de sus amigos, era algo demasiado tentador de observar y para
molestar a futuro, así que había ayudado a estos dos.

Se muerde el labio con inseguridad.

La tienda de los Boot se encuentra al otro lado del campamento, tomaría un tiempo el ir
donde ellos, pero no había otra opción para recuperar su diario antes de las clases; medita un
poco sobre el tema, antes de gruñir y ponerse de pie. Se cambia de ropa nuevamente, odiando
haberse puesto un pijama de seda cuando tiene que quitarse su cómodo atuendo para salir
fuera. Hay unas zapatillas deportivas que le había estado quitando a Anthony, que solamente
utiliza porque su padre no está presente y son cómodas; la capucha verde la compró antes del
partido.

No se ve como un sangre pura, pero Draco lo ignora para caminar lo más rápido que puede,
esperando llegar antes que su padre haga acto de presencia.

Tal vez piense que se atrasó hablando con sus amigos.

Espera.

Sus pasos son tranquilos los primeros minutos, todavía tiene un largo trayecto por delante y
sabe que no tiene que apresurarse tanto si quiere correr de regreso; pero hay algo en la
quietud del campamento que lo alarma un poco, hace unos minutos todo había sido bullicio
en celebraciones y ahora todo está demasiado tranquilo. Es como la calma antes de la
tormenta y Draco comienza a sentir un hormigueo en su nuca, como si algo lo estuviera
viendo; toma la gorra de su capucha para ponerla sobre su cabeza, queriendo apresurar su
camino y alejarse de esta quietud.

Está pensando sobre quedarse en la tienda de los Boot y enviarle un mensaje a su padre de
alguna forma con ayuda de los adultos, cuando una sombra negra se mueve por el rabillo de
su ojo alarmándolo. Cuando voltea a ver no hay nadie, pero una risa lo hace saltar confundido
y sintiendo todo su cuerpo tenso.

Es como el año pasado otra vez, cuando Sirius y él habían estado en la cabaña de los gritos,
donde los Dementores habían aparecido y todo lo que quedaba era correr.

Esa anticipación, esa sensación de que debes huir, un instinto dentro de su vientre que
deseaba tragar todo lo que había; la ansiedad lo hizo respirar agitado, sin darse cuenta que se
había detenido viendo entre el camino por todos lados alarmado.

Algo está ahí, algo lo está viendo y Draco siente todo su cuerpo tenso.

Va a preguntar algo, esperando una respuesta, así que detiene las palabras de su boca porque
eso es estúpido; el sonido de pasos en su espalda podrían ser cualquier cosa, podría ser uno
de los campistas, están en la final de un mundial y alguna persona debe estar aun celebrando.
El camino había estado silencioso durante un rato, pero Draco no tiene que pensar en lo peor,
es solo casualidad.

No.
Draco no tiene casualidades, solo mala suerte y es mejor aceptar eso, para no ser
estúpidamente optimista con lo que fuera que hay ahí afuera.

La varita en su bolsillo es sujetada por su mano con fuerza, su cuerpo no deja de temblar, la
última vez había estado al lado de Sirius y ahora está completamente solo. No tiene ningún
hechizo defensivo con lo que fuera que se encuentra entre las sombras, pero maldita sea que
se va a quedar sin hacer algo y dejarse solamente vencer por cualquier cosa que quisiera
atacarlo.

Unos pasos a su derecha lo hacen detener sus pensamientos, antes de poder sentir la presencia
de alguien ahí sin ocultarse; voltea para ver un cuerpo vestido de negro y una máscara en su
rostro, sus ojos se ensanchan al ver la varita del mago alzada frente a él. Como sí fuera una
vieja película en su mente, recuerda entonces lo que había olvidado de su primera vida, esta
parte de la historia donde algunos “Mortifagos” habían atacado los mundiales y puesto una
marca en el cielo.

Lo había olvidado.

¿Por qué lo había olvidado?

Ni idea, no tiene tiempo para meterse dentro de sus pensamientos, solo sabe que alguien está
ahí frente a él apuntándolo con la varita; agradece sus reflejos de buscador para arrojarse al
suelo cuando el primer hechizo sale de la varita de su atacante.

Un ataque.

Peligro.

Corre.

Corre Draco corre.

Se levanta con torpeza y sale corriendo mientras escucha las risas a su espalda, entonces es
cuando comienzan los gritos a su alrededor; Draco ve a lo largo diferentes hechizos iluminar
partes del campamento y comienza a correr ignorando a los demás, preocupado por su propio
pellejo mientras su mente va a una milla por hora. Escucha risas, hechizos, gritos pidiendo
ayuda; pero Draco siguió corriendo sin querer pensar en que significaba todo esto.

Mortifagos.

Su padre era un mortifago.

¿Estaría ahí?

No, no estaría, Draco no quiere pensar en eso. Pero sí eran Mortifagos era probable que
estuvieran atacando a muggles, no entiende por qué lo estarían atacando a él.

Sus pensamientos se detienen un instante, recordando como iba vestido con una capucha y
zapatillos muggles, además que su rostro no era bien apreciado por la oscuridad; era probable
que lo hubieran confundido y eso no importaba. Solamente que sus instintos de supervivencia
estaban en modo activado y estaba corriendo intentando regresar a su campamento, pero sin
estar seguro ahí tampoco y no queriendo pensar en las advertencias de su padre sobre esa
noche de no ir con sus amigos.

No quiere pensar en eso.

No quiere pensar que su padre conocía sobre esto.

No quiere pensar que su padre es parte de esto.

Un hechizo zumbó en su cabeza, pero Draco tiene instintos de golpeador, su cuerpo movió su
cabeza apenas a tiempo para que el hechizo no le diera y se escabulló entre unas tiendas
donde las personas comenzaban a despertar alarmados sin duda.

Su padre era parte de esto.

Draco sigue corriendo aprovechando que la mayoría de personas no estaban aun en sus cinco
sentidos, la mayoría se dirigía a los bosques; su cabeza no dejaba de pensar en Anthony y
Michael, quienes eran mestizos, no dejaba de pensar que algo podría pasarles y Draco de
alguna forma los había involucrado en esto. La familia Boot era sangre pura, podrían
protegerlos, Luna también era sangre pura y estaría bien.

¿Por qué su padre haría esto?

Los gritos y alarmas eran mucho más altos ahora, a través del campo marchaba una multitud
de magos, que iban muy apretados y se movían todos juntos apuntando hacia arriba con las
varitas. Draco ya los había adelantado a todos, pero se mantenía a la distancia buscando algún
rostro familiar; su mente no quería pensar en su padre, igualmente entornó los ojos para
distinguirlos mejor. Parecía que no tuvieran rostro, pero luego comprendió que iban tapados
con capuchas y máscaras. Por encima de ellos, en lo alto, flotando en medio del aire, había
cuatro figuras que se debatían y contorsionaban adoptando formas grotescas.

Era como sí los magos enmascarados que iban por el campo fueran titiriteros y los que
flotaban en el aire fueran sus marionetas, manejadas mediante hilos invisibles que surgían de
las varitas. Dos de las figuras eran muy pequeñas.

Draco se sintió terriblemente asqueado de todo esto.

Al grupo se iban juntando otros magos, que reían y apuntaban también con sus varitas a las
figuras del aire. La marcha de la multitud arrollaba las tiendas de campaña. En una o dos
ocasiones, Draco vio a alguno de los que marchaban destruir con un rayo originado en su
varita alguna tienda que le estorbaba el paso. Varias se prendieron. El griterío iba en aumento.

Las personas que flotaban en el aire resultaron repentinamente iluminadas al pasar por
encima de una tienda de campaña que estaba en llamas, y Draco reconoció a una de ellas: era
el señor Roberts, el gerente del cámping que había conocido hace algunos días cuando
llegaron. Los otros tres bien podían ser su mujer y sus hijos. Con la varita, uno de los de la
multitud hizo girar a la señora Roberts hasta que quedó cabeza abajo: su camisón cayó
entonces para revelar unas grandes bragas. Ella hizo lo que pudo para taparse mientras la
multitud, abajo, chillaba y abucheaba alegremente.

Nadie hizo nada.

Maldita sea.

¿No hay algún auror entre el público que pudiera hacer algo?

No parecía que hubiera heridos, pero esto era humillante.

Su padre no podía estar entre esas personas, no podría estar disfrutando esto, era una
estupidez.

Draco no quiere pensar en eso.

Corrió hacía el bosque, sintiéndose solo por fin y sin alguna presencia siguiéndolo, eso no
evita por supuesto cuando su cuerpo impacta contra alguien y caen al suelo. Draco gimotea
de dolor por el impacto repentino, cuando se medio incorpora puede ver un niño de cabellera
rojiza y ojos celeste que también parece confundido por el impacto.

Al levantar la mirada, Draco siente una chispa de reconocimiento en el niño que también
recibe él.

De vuelta dos años en el tiempo, recuerda el mismo niño mucho más joven en medio del
callejón Diagon sujetando la mano de su hermana.

—¿Eugene?— musita intentando recordar bien el nombre de aquel niño que había ayudado
hace tanto tiempo atrás con su hermana.

—Draco— el acento francés es bastante dominante, pero cuando unas chispas cerca los
alarma, Draco entra en modo mamá gallina tomando la mano de Eugene para ponerlo de pie
rápidamente.

Tiene un año menos que Draco si mal no recuerda, no importa.

—¿Tu hermana?— pregunta viendo a todos lados con la varita en alto, alegre de que ninguna
sombra con mascara aparezca de la nada.

Este se sujeta a él con fuerza en la mano, pero para su sorpresa el niño levanta su propia
varita con determinación en sus ojos.

—Mi hermana estaba cerca, nos separamos, ella está con mi otro hermano— algunas palabras
demuestran más su acento, pero el inglés es perfecto y Draco asiente con decisión.

Hace dos años el niño no hablaba inglés, pero ahora lo hizo y es más que suficiente; no sabe
si puede luchar, pero no tiene tiempo para dudar.

Mientras pueda hacer un escudo es suficiente para Draco.


—Vamos a buscarlos cuando todo termine, por ahora busquemos a algunos adultos para
usarlos de escudo humano si es necesario— bromea sintiendo sudor por su carrera y la
tensión de su cuerpo, Eugene asiente antes de seguirlo cuando comienzan a buscar algún
adulto cercano.

El sonido de una bomba en el aire y destellos verdes lo hizo alarmarse, su mano temblaba
como la de Eugene, pero había determinación en los ojos del niño, listo a luchar sí fuera
necesario. Hay un momento de silencio, donde Draco traga saliva con el temor de que un
encapuchado salga de la nada; cuando no sucede y todo queda en silencio, baja la varita con
nerviosismo antes de tomar su mano la muñeca de Eugene para comenzar a caminar.

Hay mirada nerviosa en el niño, que no deja de desviar la mirada ante cada sonido, que
podría ser un mortifago o un campista.

Podría ser su padre.

Draco se obliga para alejar ese pensamiento de su mente, cuando llega a una parte donde hay
gritos, es el francés entre esos gritos que lo alerta y rápidamente se apresura con Eugene; por
la mirada en los ojos del niño parece que se ha enterado de que podría ser.

—Laissez-moi partir, laissez-moi partir pour Eugene, misérables enfoirés traînants


(Suéltenme, déjenme ir por Eugene, miserables arrastrados hijos de puta)— la voz se hace
más fuerte, cuando doblan por un árbol a un claro, Draco puede notar rápidamente que hay
muchas personas reunidas.

No Mortifagos.

No su padre.

—Sœur— chilla Eugene llamando a su hermana, quien rápidamente voltea a verle.

Draco puede recordar a la chica que ayudó hace tan sólo unos dos años, ahora parece más una
adulta que antes y su cabello rojizo ahora es corto sobre sus hombros; al igual que Eugene
parece tener ropa costosa de cama y la tiene bastante sucia. Los ojos celestes de la chica
brillan al escuchar la voz, soltándose de un codazo del chico que la sujetaba para correr a los
brazos de su hermano.

Es algo dramático.

Es doloroso.

Draco puede imaginarse como Orion, haciendo la misma escena con Selena, siendo un poco
reticente al venir a los brazos de él; pero es casi lo mismo.

Aunque Selena y Orion nunca tuvieron que escapar de magos oscuros en medio de un
mundial de quidditch.

Detalles técnicos, el sentimiento está ahí, no deben juzgarlo.


Hay algunas palabras en francés entre ambos hermanos, antes que Eugene se separe y la
chica pueda verle, toma un momento recordar; su mente siempre está llena de cosas de por
medio, así que una persona que ha visto hace dos años es algo muy enterrado en el fondo de
su mente.

—Colette— dice Draco de forma pensativa, pero la chica frente a él asiente antes de
abrazarlo; pestañea un momento sin entender el calor contra su cuerpo.

Pestañea estúpidamente dos veces más, antes que la chica se aleje de él con el rostro
agradecido, antes de atraer a Eugene contra ella.

—Merci, eres el chico de aquella vez, me alegra tanto que encontraras a mi Petit frère—
abraza al niño no tan niño, que no parece importarle ser utilizado cual oso de peluche gigante.

Bueno, no fue que lo ayudara, más bien que ambos chocaron en medio de todo el impacto,
pero bueno al final había funcionado para bien. Dirige una rápida mirada al campo donde se
encuentran, pero no puede ver el rostro de su padre o su cabello rubio; tampoco puede ver a
ninguno de sus amigos y eso lo pone un poco tenso.

No sabe qué hacer.

—Fue una pequeña suerte reunirnos, tu hermano es bastante valiente— admite Draco
recordando la mirada fiera del niño, que ahora sonríe con timidez al ver la mirada de su
hermana entre exasperada y orgullosa.

Si.

Una familia.

—Muchas gracias joven Malfoy, son dos veces que nos has ayudado, estoy en deuda contigo
— probablemente sí la chica lo conociera, se habría abstenido de hacer ese comentario y en
algún lugar del planeta sí estaban bien, los amigos de Draco deben estar viendo con lástima a
la pobre chica.

Bueno, no es que Draco la hubiera obligado, simplemente ella se ofreció y ya encontraría


algún uso para ella en el futuro.

Era amable y agradable, pero Draco sabe aprovechar una oportunidad cuando la ve.

—Tal vez en el futuro, por ahora creo que es mejor que se queden por aquí a salvo, tengo que
ir a buscar a mis amigos; pero cobraré esa deuda en el futuro— dice Draco con una sonrisa
algo tensa, a lo cual la chica asiente antes de abrazar con fuerza a su hermano pequeño, que
parece derretirse de alivio junto a su hermana mayor.

Una escena encantadora, que Draco espera poder hacer con sus amigos cuando los encuentre
a salvo. No quiere pensar en nada que no sean ellos, en encontrarlos, en abrazarlos y el no
pensar en que su padre podría estar implicado en todo esto.

Su padre que le había advertido que se quedara en su tienda.


Su padre que parecía haber estado tramando algo con sus amigos.

Su padre que no estaba aquí, mientras que Draco casi fue atacado.

Mortifagos.

Su padre era un mortifago y Draco no sabe que pensar al respecto, siempre supo que estaba
del lado de Voldemort, pero no quiso pensar que esa noche había estado ahí afuera; no quiso
pensar en el encapuchado que casi lo atrapa.

No.

No puede haber sido su padre.

¿Verdad?

—¿Draco?— la voz suave de Luna lo saca de su ensoñación, voltea a ver a su derecha con el
rostro probablemente todavía blanco, sintiéndose impotente cuando ve a la niña a unos pasos.

Está bien, con pijama y el cabello alborotado, pero se encuentra bien y viéndolo aliviada; las
manos de Draco tiemblan un poco antes de que prácticamente salte para aferrarse a Luna.
Sabe que no le iba a pasar nada, que es improbable que la lastimaran a ella, pero habían
intentado lastimarlo a él; realmente no tiene idea de qué clase de persona puede estar a salvo.

Luna está bien.

Intenta concentrarse en el calor de la niña contra él, de su pequeño cuerpo que tiembla un
poco y su mirada amable que intenta tranquilizarlo.

Luna está bien.

Es su mantra cuando ella sujeta con cuidado su mano y lo guía entre la multitud. Esta algo
perdido al inicio, pero ver a Anthony sentado con Michael que no deja de caminar del lado a
otro, cerca de toda la familia Boot, hace que una risa casi histérica quiera salir de su pecho. El
primero en voltear a verlo es Anthony, que sujeta el diario de Draco en sus manos, pero que
deja de lado para correr y abrazarlo; Michael gruñe cuando Terry se une, pero ambos se
apresuran para hacer un enorme abrazo masivo.

—Llegas tarde idiota, estábamos preocupados y teníamos el estúpido diario, así que no
sabíamos sí estabas bien— gruñe Michael, quien intenta ocultar su rostro lleno de lágrimas
que no suelta.

Draco nota que todos están despeinados, sucios, probablemente asustados y solamente un
poco histéricos.

Pero a salvo.

—Elegantemente tarde Michael, hay que tener clase— habla con voz inusualmente
vulnerable, pero a esta hora quien no lo estaría.
Están a salvo.

Está rodeado por ellos y por un momento es perfecto.

Entonces el cielo se ilumina con una marca tenebrosa y el rostro de Draco cae totalmente, su
vientre se llena de horror y se pregunta que pueden ver sus amigos en su rostro, porque
rápidamente Anthony lo atrae contra él con fuerza repitiendo que todo va a estar bien.

Su cuerpo no deja de temblar.

El horror lo llena al pensar en su padre, el horror lo llena al pensar que olvidó algo como esto
y no hizo nada para detenerlo.

Ha fallado.

—No te preocupes Draco, todo está bien, no tengas miedo— son las palabras que Anthony
repite contra él, pero Draco no deja de temblar mientras se aferra a él alarmado.

Ha fallado.

No ocupa un estúpido relicario maldito, para saber que esto es culpa suya.

La familia Boot no quiere dejarlo ir a su tienda cuando todo el desastre ocurre, hay algunas
voces que hablan sobre Harry y aunque quisiera ir a ver que sucedió, Draco se encuentra
entumecido de pies a cabeza; pero sólo hay una forma de saber realmente que ha pasado y es
ir a la tienda de acampar. Se despide de sus amigos y sujeta el diario con fuerza, mientras
entra a la tienda siente un extraño frío en el ambiente que sólo empeora cuando ve a su padre
molesto en medio del lugar. Hay algo en sus ojos, Draco jura que es preocupación, pero no lo
puede asegurar cuando este toma su mano y desaparecen. Es como sí algo dentro de su
vientre se contrajera de forma violenta, antes de caer de rodillas al suelo de su mansión.

Hay un jadeo de su madre que no los esperaba, pero Draco no puede dejar de ver el suelo
alarmado.

Los eventos de la noche aún siguen reproduciéndose en su mente.

Sus manos tiemblan frente a él.

Tiene esa insaciable necesidad de vomitar todo frente a él.

—¿Qué ha pasado Lucius?— su madre que había parecido estar en medio de una lectura
durante la noche, parece alarmada al verlos.

Draco ve a su padre aun con el rostro incrédulo, pero este solamente se restriega el rostro de
una forma poco digna, muy diferente al jefe de familia que siempre parece ser.
Luce cansado.

Sus zapatos llenos de barro, hacen que Draco se vea enfermo.

—Estabas ahí— susurra Draco viendo a su padre incrédulo, pero este le da una mirada
enojada.

—Te dije que te quedaras solo esta noche en la tienda Draco, no era tan difícil seguir una
orden— su voz lo enferma, sus puños se aprietan sobre la alfombra bajo sus manos.

Narcisa parece dividida mientras los ve a ambos, su rostro parece no comprender que está
pasando y eso alivia a Draco, porque eso podría significar que su madre no sabe nada de esto.
No es que fuera una sorpresa, siempre ha sabido que su padre es un mortifago, o que lo fue,
no importa las mentiras que dijera frente a un juicio de magos; no fue controlado para
hacerlo.

Lo hizo porque quiso.

Como esta noche.

Lucius Malfoy hizo esto porque quiso.

Lucius aterrorizo personas por ahí, solo porque tenían una sangre diferente, solo por algo que
ellos no podrían controlar; se rió de ellos y los humilló sólo porque podía, Voldemort no
estaba con vida, esto simplemente fue su padre haciendo lo que quería.

Se enfermó.

—Atacaste a esas personas— dice incrédulo, provocando que su padre se vea molesto y su
madre los ve alarmada.

—¿Qué hiciste Lucius? —preguntó su madre alarmada, pero Draco solo veía a su padre.

—Me atacaron, me confundieron con un muggle y me atacaron— dice ahora histérico,


porque aún ahora no parece verse como alguien corriente; la mirada de su padre parece
impresionada y su madre lleva ambas manos en su boca viéndolos ahora alarmada —y tú eres
uno de ellos, te reíste mientras eso pasaba— añade con incredulidad, sus manos temblando
frente a él.

Sin poder creerlo.

—Draco ve a tu habitación— dice su madre, pero por primera vez en 14 años de su vida la
ignora para ver a su padre que parece como si le hubieran abofeteado.

—Me atacaste— de forma indirecta, pudo haber sucedido, no sabe quién tenía la máscara en
ese momento, pero incluso pudo ser su padre.

Casi quiere que sea una mentira, casi quiere pensar que esto no está pasando.

Pero pasó.
Su padre era un mortifago, siempre lo supo, pero hoy duele mucho.

—No lo entiendes niño, no sabes lo que es ser un Malfoy, todo este tiempo solamente has
estado corriendo haciendo lo que quieras, avergonzando nuestro nombre— se pregunta
cuanto tiempo Lucius se ha guardado esas palabras, no parece que sean dichas al azar.

No pueden serlo, porque duele, cada palabra duele y su madre se adelanta para sujetar el
brazo de su esposo, para decirle que se detenga, pero este la ignora viéndolo fijamente.

Hay honestidad en sus ojos.

Y duele.

Sonríe casi histéricamente.

¿Por qué él?

Otra vez, otra vez un padre que parece odiarlo, había vuelto a nacer en un mundo y su padre
termina odiándolo de nuevo, sin duda es una maldita maldición; no puede tener más mala
suerte. Supone que es culpa de Draco, lo único que tienen ambas situaciones similares, es su
persona en la ecuación; maldice recordar su primera vida porque sí no fuera así, su padre no
lo vería de esa forma.

Sería feliz en la ignorancia.

No estaría sufriendo como sí alguien tomara su corazón y lo apretara frente a él.

Cuanto más amas a alguien, esa persona tiene más poder sobre ti, y Draco amaba a su padre a
pesar de todo lo que había sucedido entre ellos los últimos años. El amor duele y tal vez por
eso odiaba amar a otros, odiaba darles poder sobre él y detestaba sentirse nuevamente como
una basura frente a su progenitor.

Traga saliva y lo mira determinado, lo ama, pero Draco también sabe la línea fina entre al
amor y el odio; quiere lastimarlo tanto como hizo con él y Draco es demasiado rencoroso
para no aprovechar sus palabras.

—¿Crees que yo pedí este estúpido apellido?— su sonrisa crece de forma oscura al ver el
rostro de su padre blanco por sus palabras —¿Acaso no crees que me avergüenza cada que
alguien me ve y me compara contigo?— y tal vez también lo hace, también ha guardado
algunas cosas en su interior que nunca liberó por amor a este —el hijo de un mortifago,
siempre seré eso, pero al igual que los hijos de muggles tampoco puedo elegir de quien
provengo; solamente puedo avergonzarme de ser llamado tu hijo— no sabe cuándo se puso
de pie, no sabe cuándo está escupiendo sus palabras frente a Lucius.

Pero la bofetada lo hace caer nuevamente sobre su trasero, sin arrepentirse, sin retractarse y
viendo desde el suelo con el mentón en alto a su padre.

La sangre sale de su labio.

Sonríe sin humor.


Otra vez lo ha golpeado, pero el dolor no es tan doloroso, aunque podría comparar esa
cachetada como un pequeño hilo cortado dentro de su mente; cuando levanta su mirada con
total indiferencia, parece que su padre al borde de un colapso de rabia da un paso atrás. No
puede saberlo totalmente con certeza, pero probablemente en algunos meses pueda voltear a
ver atrás y recordaría este momento, donde una parte de él por fin terminó de cortar ese lazo
con su padre.

Había querido tanto salvarlo, que se alejara de todo, sin pensar que tal vez había disfrutado de
estar al lado de Voldemort.

Disfrutado de cosas que lo enfermaban.

Y no importa que tantos recuerdos tenga con él, está cansado y ya no va a luchar más, no va a
darle ni un segundo más de su tiempo.

Cortará todo con él.

—Draco ve a tu habitación ahora— dice su madre alarmada y en shock por lo que ha pasado.

Se pone sobre sus pies con tranquilidad, se limpia el polvo de sus ropas, antes de escupir sin
cuidado la sangre al suelo; levanta la mirada indiferente hacia a Lucius, que parece en shock
de lo que está presenciando.

Como si le importara.

Como si realmente le importara Draco.

Ya había demostrado suficiente.

—Claro madre— habla viendo a Narcisa, quien parece alterada y sin nada más que decir sale
de la habitación.

Sus piernas tiemblan, pero no es el momento.

Se abalanza lo más rápido que puede hacia su habitación, escucha desde la distancia los
gritos de su padre, pero Draco solamente puede pensar en una cosa; necesita correr. Entra y
tropieza con sus pies en su habitación, pero, aunque se lastima más el rostro, se pone de pie
rápidamente y se abalanza hacia la mochila abandonada a la distancia. Comienza a meter
cosas en su mochila de forma alterada, el libro de Orion rápidamente y toda la investigación
que tiene, su diario, los regalos de sus amigos que ha tenido todo este tiempo; su mano
tiembla al ver un dragón de cristal que su padre le había dado cuando era niño, lo aprieta con
fuerza antes de estamparlo contra la pared sin dudarlo.

Disfrutando de forma morbosa cuando se rompe en miles de cristales.

Suelta un grito frustrado, que no le importa si alguien escucha en la mansión, porque no sabe
que más hacer y solo quiere llorar.

Pero todavía no.


No por ahora.

No toma ropa, nada de la ropa de diseñador de su padre, nada que represente ser un maldito
Malfoy y solamente toma las cosas que su madre alguna vez le dio. Toma un pergamino y
garabatea un breve saludo a su madre, antes de decirle que necesita estar lejos un tiempo. No
sabe que hacer, pero sale de su cuarto alterado, todavía se escucha la discusión de su padre a
lo lejos, así que aprovecha para meterse en el despacho de su madre que sabe tiene la red flu
activada.

Se pregunta sí podrá llegar, pero antes de que lo piense demasiado, grita el nombre de la red
Flu que sabe podría ayudarle.

Siempre lo ayuda.

Sus pies tropiezan nuevamente ese día, cae de frente y la mochila cae a sus pies; hay unos
pasos alarmados, Draco no puede ponerse de pie, sólo se queda en el suelo sintiéndose una
basura. La mano sobre su hombro luego de algunos jadeos, hace que, al levantar la vista, lo
primero que vea es el rostro de su tía Andrómeda que parece confundida al verlo; su esposo
Edward a su espalda lo mira también incrédulo.

—No sabía a dónde más podría ir— susurra conteniendo a duras penas el llanto, hay algo de
comprensión en los ojos de Andrómeda cuando lo ayuda a ponerse de pie con cuidado.

Draco no llora esa noche, pero cuando esta lo abraza al otorgarle la habitación de invitados,
Draco se aferra a ella en un abrazo desesperado.

No hay explicaciones esa noche.

Draco lo prefiere así.

Draco durmió alrededor de 12 horas luego de que por fin pudo conciliar el sueño, los sonidos
de la casa eran diferentes a los de la mansión y al final había dormido hasta horas entradas de
la madrugada; fue el cuerpo de Dora cayendo sobre el suyo, de forma similar a Padma lo que
lo hizo despertar alarmado y dando patadas al aire. Su prima se ríe divertida, no comenta
nada de la noche anterior o porque está ahí, pero lo empuja para que baje a cenar; Draco lo
hace sintiéndose miserable. Su rostro se abre en sorpresa cuando al llegar al primer piso, una
jaula lo espera y casi corre para abrazar a Merlín que rápidamente se posa en el hombro de su
dueño; le pincha la cabeza de forma cariñosa y Draco nuevamente casi llora.

Pero no lo hace.

Hay varias maletas en el suelo, Draco no quiere tomarlas, pero la nota en la parte superior del
baúl lo hace dudar antes de verla de cerca.

La letra de su madre es lo que le recibe.


.

Mi querido niño.

Reuní algunas cosas que dejaste en tu habitación, la mayoría de cosas que compramos
juntos y también agregué el material escolar que compre durante tu ausencia para el
siguiente año escolar. Hablé con mi hermana y ella estuvo de acuerdo con tenerte lo que
queda del verano; quiero hablar contigo, pero es mejor darte un poco de espacio.

No importa que hubiera sucedido, quiero que sepas que siempre voy amarte y nada hará
cambiar eso.

Eres mi hijo Draco, mi mayor orgullo y siempre mío.

P.D: en la maleta hay una llave dorada, es mi bóveda de Gringotts, desde que naciste
solamente puedo ingresar yo y ahora también podrás hacerlo tú; no dudes en sacar dinero
para lo que necesites.

Espero poder verte el próximo verano.

Draco quiere preguntarle porque no vino también, pero en su lugar solamente cierra los ojos
con fuerza y el chirrido de Merlín lo mantiene estable. Esto no es una despedida, no importa
que tanto rompiera las conexiones con su padre, no se está despidiendo de su madre y no
duda que sea la última vez que la va a ver nuevamente. Eso no evita que trague saliva de
forma dolorosa, antes que el llamado de Dora lo haga salir de sus pensamientos y caminar
con torpeza al comedor.

Sus ojos se abren incrédulos al ver a Sirius comiendo de forma descarada la cena,
saludándolo con la mano cuando lo ve entrar.

—¿Sirius?— pregunta incrédulo, caminando y tomando asiento en la única silla disponible.

Merlín ulula antes de marcharse volando de regreso a la jaula en medio de la sala de estar.

Nadie lo está esperando para comer, incluso si su plato está servido, todos parecen haber
comenzado sin él; es diferente a la mansión, no puede evitar pensar sorprendido. En su
primera vida nunca esperó a nadie para comer, se aseguraría que Selena comiera primero
antes de atiborrarse de comida en el primer momento que pudiera; eso no significa que no se
hubiera acostumbrado a lo contrario.

Es raro.

Pero no importa.

—Hola niño, vine a buscarte cuando Andy me envió una carta urgente; fue un horror no verte
cuando sucedió todo lo de los mundiales— el hombre parece algo tenso y su sonrisa se
desliza un poco, Draco hace una mueca pero al ver a los demás adultos poco sorprendidos,
supone que hablaron de eso cuando estuvo en coma —me sorprendió verte por aquí, pero
tampoco me parce tan sorprendente; fue un horror obligar a Harry a no acompañarme, te lo
digo, ese mocoso está obsesionado contigo— parece querer insinuar algo en su oración, pero
Draco lo ignora por ahora.

Tiene mucho que pensar.

Se restriega el rostro con una mano.

No había pensado mucho en la noche anterior, no quiere pensar en el diario o que estarían
escribiendo sus amigos, no por ahora al menos.

—Ayer fue una locura, ¿Cómo están todos?— pregunta esperando que todo saliera bien.

Sirius se encoge de hombros.

—Hubo un problema con Harry y su varita que solucionamos rápidamente, todos los Weasley
están bien, Harry y Hermione están con ellos ahora

—Ya veo

Nadie dice nada por un momento, mientras Draco aprovecha para comer un poco de puré de
papas, que, aunque sabe que debe ser sabroso, no puede evitar pensar que es arena en su
boca.

—Entonces, ¿Qué se siente ser el nuevo despechado de la familia? Deberíamos abrir un club
— hay burla en la voz de Sirius, mientras la familia Tonks se gira a verlo incrédulo.

—Sirius— reprende su tía.

—Dale un día al menos niño— gruñe ahora Edward con una mano en su rostro.

Dora parece que lo pateó bajo la mesa, mientras Sirius gimotea sobre que fue muy grosera en
voz alta. Draco no quiere detenerse a pensar al respecto, duda que fuera repudiado de su
familia por lo pasado la noche anterior, pero a estas alturas realmente no sería algo muy
sorprendente.

Una parte de él quisiera no sentirse tan mal.

Pero la verdad es que es doloroso a niveles que no está acostumbrado.

Se suponía que vendría a salvar a su familia y aquí estaba, huyendo de ellos por horror a lo
que su padre era capaz, como un cobarde. Hay dolor en el pensamiento de su padre, en la idea
de haber dejado a su madre con él y sobre todo lo que pasó.

Pero no puede pensar en eso.

O llorará como el niño idiota que es.

Pero no lo hará, no le dará la satisfacción a su padre y sí este estaba avergonzado de lo que se


había convertido, bueno, Draco pensaba hacer todo lo posible para fastidiarlo.
—Supongo que lo hice más joven que tú, así que creo que, entre los dos, obviamente soy el
mejor— habla con la voz ahogada y ojos al borde del llanto, pero con el mentón en alto de
forma digna.

Si alguien ve que sólo finge ser fuerte, amablemente no lo señala.

Sirius solo lo ve con cariño, antes de asentir de forma divertida.

—Hay un nuevo logro en la familia Black, tal vez es algo impreso en nuestro ADN ser ovejas
negras de la familia— dice Sirius con indiferencia.

No es gracioso, pero de alguna forma por la ridiculez del asunto.

Draco suelta un bufido divertido, haciendo que parte de la bebida caiga de su boca y Dora
gruña que es asqueroso, antes de empujarlo de forma divertida.

Y al menos por ese momento.

Todo parece correcto.

Al igual que hizo con su tía, cuando es hora de que Sirius deba irse, Draco se aferra un poco
desesperado a él en un abrazo; temeroso de algún otro familiar que lo deje de lado. No sabe
bien sí Sirius puede entender su terror de alguna forma, pero lo abraza y le promete que
vendrá pronto, que traería a Harry porque este estaba preocupado y Draco asiente antes de
seguir abrazándolo.

Este se deja hacer, Sirius disfruta mucho del contacto físico con todos, pero hay algo en la
forma que lo abraza, que no puede evitar la sensación que tenía al abrazar a Selena o a Luna.

Como un hermano.

Este se despide con una mirada triste en sus ojos.

Draco se pregunta que verá Sirius en él, pero este se marcha antes que pueda preguntar.

Bien.

Solo falta una semana para ir a Hogwarts, solo ocupa descansar un poco, no debe ser tan
difícil.

Andrómeda nunca dice mucho, pero Draco sabe que puede quedarse lo que quedan de las
vacaciones y no piensa salir de su nueva habitación señalada; aunque Dora tiene su propio
departamento y además un trabajo a tiempo completo, intenta estar lo más que puede en casa
y Draco se lo agradece. Se siente como un invitado, a pesar que Andrómeda y Edward lo
tratan de la forma más amable posible, es un extraño entre ellos; se siente un poco incómodo
en la mañana al desayunar, pero Edward choca sus tazas de café, agradecido de tener a otro
amante de la cafeína con él. El hombre parece emocionado con mostrarle todo lo muggle de
la casa y Draco sonríe tenso mientras lo sigue, es un poco incómodo, pero aprecia el que
intenten hacerlo sentir cómodo y por un momento quiere olvidar el desastre que pasó en casa.

No ha hablado con sus amigos, sólo les dice que está bien, que no está en casa y que los verá
en Hogwarts.

Con lo que no cuenta es con Anthony, quien no tiene idea con quien rayos ha hablado, pero el
segundo día aparece en la puerta de la familia Tonks con rostro desesperado antes de
taclearlo.

Su amigo lo empuja por ser un idiota e ignorarlos, lo abraza y luego se presenta con el
matrimonio Tonks con una sonrisa tímida. Resulta que su casa no estaba tan lejos de ahí,
tomó un tren antes de apresurarse a llegar y había estado hablando con Dora; quien lo había
contactado anunciando que era su mejor amigo y probablemente le subiría el ánimo.

Es extraño.

En la mansión Malfoy nunca pudo invitar a nadie, pero aquí, su mejor amigo está aquí.

Anthony quien es carismático y se gana el cariño de sus tíos para aprovechar tener una
rebanada de torta de manzana, quien lo obliga a salir de la casa para jugar un poco con la
bola, quien rompe una ventana por accidente y terminan corriendo alarmados cuando el
vecino sale molesto a reprenderlos.

—Te extrañé tanto— gruñe Draco cuando están en su nueva habitación provisional, Anthony
saltando un poco sobre la cama cual crío de 5 años.

—Soy un encanto cariño, ahora cuéntame que mierda sucedió y porque ahora eres un
rechazado de tu familia— no hay maldad en su voz, a cualquier otro habría enviado por la
ladera antes de ser sincero.

Pero era Anthony.

Su mejor amigo.

Draco se retuerce un poco antes de contar de forma desgarrada lo que sucedió, lo que
probablemente signifique su padre y sobre los Mortifagos ese día; habla brevemente sobre la
discusión que tuvo en su casa y por primera vez en mucho tiempo, descubre el pensamiento
de que tanto no les cuenta a sus amigos. No le dice sobre su vida pasada, porque no es
alguien que deba saberlo y Draco duda que le crean; pero habla de forma un poco general
sobre la situación con su padre, sin entrar en detalle que el año pasado lo amenazó con
hacerle la vida imposible a sus amigos.

Que, pensándolo bien, irse de la casa podría no ser la mejor idea por ese motivo.

Sí su padre quisiera joderlo, sería peor y eso lo hace sentir miserable.

—Tu padre suena como un dolor de trasero— admite Anthony jugando con Merlín, quien
parece feliz que le de premios desde su nueva perchero que utiliza.
No es nada como los establos de lechuzas de la mansión Malfoy, pero Draco quiere pensar
que su lechuza está feliz de estar a su lado.

Necesita pensar así.

—Lo es— dice con amargura, que provoca que Anthony se estremezca.

—Sabes, tú querida prima dijo que tenían un monopoly por algún lado, estoy listo para que
me des una paliza si eso te alegra el día

—Anthony eres el mejor, con gusto te patearé trasero en compra de bienes y raíces en medio
del juego

Están por buscar el tablero, cuando Edward aparece diciendo que tiene visitas; Draco voltea a
ver a Anthony con duda, pero este niega haberle dicho algo a sus amigos. Ambos se
estremecen pensando en que hará Padma con ellos cuando se entere de todo lo sucedido sin
ella, pero en un acuerdo tácito y silencioso, asienten decididos a no decir nada al menos que
sea el último recurso.

Una voz familia lo hizo sonreír por bajo.

Sirius.

Ese hombre había vuelto pronto.

Se apresura deseoso de presentarle a Sirius a Anthony de forma correcta, pero ni bien


terminado de bajar el último escalón, todo lo que ve es un manchón negro antes de verse
envuelto en los brazos de alguien. Draco tiene que pestañear confundido un momento,
mientras manos pequeñas que definitivamente no son de Sirius se abrazan a él por el cuello,
enterrando parte de su rostro en su hombro; el cuerpo es cálido y Draco toma un segundo en
reconocer el cabello totalmente desordenado que tiene contra él.

Algo dentro de él aprieta dolorosamente, sin querer admitir que, de estos días, el abrazo de
Harry probablemente fue lo más cercano a romperlo totalmente, de hacerlo querer llorar por
algún motivo.

Sincero.

Cariñoso.

Desesperado.

Draco le regresa el abrazo de igual forma luego de unos segundos confundido, rodeando su
cintura para atraerlo contra él igualmente desesperado de afecto; supone que no es muy
diferente a Sirius en estos aspectos.

También porque Harry de alguna forma, es Harry.

Nunca lo ve abrazar a otros o iniciar el contacto con los demás, pero hay algo honesto en este
abrazo que Draco le hace querer más.
Harry se aleja de pronto viéndolo alarmado de arriba abajo, pero tampoco se aleja demasiado,
solo lo suficiente para tener sus manos sobre sus hombros. Draco no quiere pensar que
extraña la calidez de Harry contra él, no quiere sonar como un niño pequeño que necesita del
abrazo de alguien para sentirse cómodo.

Frunce un poco el ceño, sorprendido de sus propios pensamientos.

—Draco maldita sea estaba preocupado, Sirius me dijo que no estabas en tu casa, ¿qué rayos
paso?, Sirius aseguró que estabas bien pero no te vimos durante el desastre del mundial y
estaba preocupado— brama el chico claramente preocupado a niveles en que su presión
arterial no debe estar feliz.

Pestañea antes de voltear a ver a Sirius confundido, sin entender por qué parecía contarle
algunas cosas y otras no.

Este se encoge de hombros.

La maldice en silencio y este parece saberlo por su sonrisa descarada.

—Tuve problemas con mi padre, supongo que era uno de los tipos disfrazados esa noche y
puede que lo ofendiera de alguna forma cuando me llevó a casa— intenta que sonara
despreocupado, pero por el rostro blanco de Harry puede imaginar que no.

Maldición.

—Si eso me da curiosidad, que le dijiste al viejo y estirado Lucius, me he preguntado eso por
días— habla Sirius, ganando miradas de todos los presentes de incredulidad, excepto Draco
que lo ve con cierto grado de diversión.

Anthony salta al lado de Draco para saludar a Sirius.

—Hola mi nombre es Anthony Goldstein, creo que no hablamos mucho durante el verano—
se presentó de forma jovial nuevamente y Sirius asintió de regreso con curiosidad.

—Habló de ti sí no me olvido, mi nombre es Sirius Black, ex convicto que fue inocente,


Draco me ayudó a escapar el año pasado— dice restándole importancia con una mano y
Draco rueda los ojos.

Una reina del drama.

Voltea a ver a Harry que si bien no lo está tocando ahora, parece lucir un ceño preocupado al
verlo, lo empuja por el hombro con una sonrisa algo tensa.

—Deja de pensarlo mucho Harry, estoy bien— intenta tranquilizarlo, el rostro de Harry lo ve
instantemente unos momentos, antes de suspirar y bajar los hombros algo derrotado.

—Íbamos a jugar monopoly, ahora hay más personas para que no quedarme solo cuando
Draco me dé una paliza— anuncia Anthony con emoción.
Andrómeda suspira antes de anunciar que ira hacer más comida para más invitados, Edward
parece emocionado de jugar con todos y Sirius rápidamente toma asiento en la sala de estar
como sí fuera un crío; está por sentarse al lado de Sirius, cuando Anthony rápidamente le
roba el espacio y lo obliga a sentarse junto a Harry en el suelo.

Ve extraño a su amigo, que solamente sonríe de forma divertida; voltea a ver a Harry curioso
de que está pasando, pero este soló esta levemente sonrojado mientras gimotea por bajo.

—Quiero que sepas que como miembro de la noble casa Black, era un Dios del monopoly—
anuncia Sirius de forma dramática.

Todos lo ven incrédulos.

Voltea a ver a Harry con seriedad.

—Se que es tu padrino Harry, pero no tienes que vivir con él, estoy seguro que Andrómeda
podría darte un espacio sí estas necesitado— no ha terminado de hablar, cuando Sirius le
lanza una potente almohada que lo hace caer al suelo con risas involuntarias —estúpido
perro, eso dolió.

—Deja de poner a mi ahijado en mi contra mocoso, no uses tus encantos con mi niño.

—¿Cuáles encantos?— otra almohada en la cara —eso no era necesario.

—Sirius cállate.

—Oh Harry deja de protegerlo, estoy seguro que tiene dos huevos para hacerlo, no espera…
maldito ingrato de ahijado que me lanza una almohada

Hay risas hasta que Andrómeda asoma el rostro con seriedad y todos dejan de lanzarse
almohadas, luego de eso el juego inicia y es hasta dos horas después, cuando Draco sonríe de
forma salvaje a Sirius; este parece tener un poco del talento Black si la forma en como es el
único en pie significa algo, fue criado como heredero de laguna forma y tiene algunos trucos
bajo la manga.

Edward quien fue el primero en ser quebrado se fue a la cocina para traer comida, Anthony
que apenas tiene una propiedad parece sobrevivir de pura suerte y Harry por otro lado no le
importó estar en banca rota luego de Edward; el chico se ríe con su tío mientras sigue a su
lado, Draco no quiere pensar que sus piernas se han tocado durante todo el partido o como lo
ha notado.

Tiene cosas más importantes que pensar.

Como vencer a Sirius.

—No maldita sea no— gimotea Sirius cuando al fin cae dentro de su propiedad de color
verde con hotel y Draco lo señala con una risa de victoria.

El tablero sale volando por Sirius, quien se niega a pagar la estúpida cantidad de dinero y
antes de saberlo Anthony tose algo como “quidditch”, provocando que Sirius y Draco se
pongan de pie rápidamente declarando que terminaran con quidditch este combate. Edward
comenta algo sobre algunas escobas en el ático y un campo cercano que podrían usar para
jugar, por lo cual Draco se abalanza corriendo a su cuarto en busca de su escoba y Sirius
chilla a Harry para que vuelva a Grimmauld para que traiga su saeta de fuego.

Son Anthony y Draco vs Sirius y Harry, que termina en un extraño juego de cuatro personas,
todos llenos de barro para la cena.

Andrómeda debería estar furiosa, pero en realidad solo sonríe al verlo reír a carcajadas por la
interpretación de Anthony ante una jugada de Sirius.

Cuando es hora de marcharse Sirius lo envuelve en un fuerte abrazo cálido y reconfortante,


luego Harry parece algo torpe y es ahora Draco quien le regresa el mismo abrazo que se
dieron en la mañana; su vientre da un pequeño giro ante el abrazo con su amigo, pero deja de
pensar en eso cuando estos se marchan y Anthony es invitado para una pijamada.

Dos horas más tarde Dora se une a la pijamada de niños y terminan viendo películas de terror,
mientras Draco duerme contra el hombro de Anthony y las piernas sobre el regazo de Dora.

Sintiéndose seguro y satisfecho con el día.

Anthony aparentemente se queja de que nuevamente lo ha dejado sin sabanas y Draco le hace
una zancadilla cuando va entrar al baño, hay algunas discusiones entre ambos y Draco
nuevamente señala que la Coca-Cola es mucho mejor que la Pepsi antes que Andrómeda los
obligue a salir y hacer cosas de niños normales. Con 14 años no debería ser extraño salir por
ahí solos, aunque Draco estaba algo nervioso sin conocer nada realmente de la zona; así que
como único lugar que había visitado en su segundo año por navidad, caminan tranquilamente
a la tienda de antigüedades que había mostrado Dora hace tanto tiempo atrás. Un adulto de
cabello castaño y ojos azules, que recuerda como amigo de Dora lo saluda; hay una chispa de
reconocimiento.

—Pero si es el Malen'kiy (pequeño) amigo de Nymphadora.

—¿Orel?

—Con buena memoria por lo que veo.

El hombre sigue sonriendo, con una sonrisa que sería digna de algún anuncio de pasta de
dientes, mientras Anthony camina viendo todo con interés. Chilla cuando dice que ha
encontrado una espada que podría ser como de una película medieval, provocando que Draco
observe nuevamente la tienda de antigüedades.

Tiene muchas cosas.

Cosas muy extrañas.


¿De dónde son realmente?

—Ditya nepriyatnostey (el niño de la molestia)— habla la voz gruesa y profunda de alguien
detrás de Draco, que lo hace saltar ligeramente antes de voltear a ver a Antón; sigue teniendo
el cabello blanco, panzón y con quijada gruesa que hace a Draco tragar saliva.

Que rostro más intimidante.

—Dobryy den' (Buenas tardes)— saluda Draco, sabiendo que hablar ruso ayuda a que el
ánimo del hombre se relajara, efectivamente, al igual que antes este parece asentir
complacido.

Anthony que de alguna forma ha obtenido lo que parece un yelmo en su cabeza de aspecto
antiguo, que Draco no piensa pagar, llega con lo que parece una pequeña figura de caballo de
cristal; no quiere pensar en el dragón de cristal que rompió en su habitación, pero el recuerdo
duele un poco cuando Anthony casi pone el caballo de cristal frente a su nariz.

—Mira Draco, es bastante bonito, ¿crees que le gustará a Padma?— la forma inocente de
preguntar de su amigo, lo hace suspirar.

Desde segundo año sus dos amigos habían estado bailando alrededor del otro, pero parece
que Anthony ha obtenido; es un poco frustrante verlos así, pero cree que son demasiado
jóvenes tal vez para intentar algo realmente entre ellos, pero este año tienen 14 años. Una
edad perfectamente normal para ir a citas con alguien que te gusta, así que Draco piensa que
su plan de encerrarlos en un armario no está mal.

Cualquiera que ve a dos idiotas bailar entre ellos, lo haría.

—Bueno, pero mira quien intenta por fin cortejar a Padma— mueve sus cejas de forma
insinuante, pero Anthony solamente le gruñe idiota antes de irse para ver más cosas.

Va a seguirlo, pero una mano en el hombro de Draco lo hace detenerse confundido, Antón lo
ve fijamente antes de asentir y hacerle una expresión para que lo siga; Draco tiene que ir a
tomar a Anthony de la mano para poder arrastrarlo a lo cual este se queja.

Como cuando vieron la imitación de los huevos de Fabergé van a la trastienda, donde hay
muchas más cosas en cajas y llenas de polvo de lo que Draco le gustaría; no es obsesivo con
la limpieza, pero tampoco es un amante de tanta acumulación.

—Ya recuerdo donde te había visto, hace dos años me pareciste familiar, pero ahora que has
crecido un poco más está más claro— gruño Antón buscando entre algunas de las cajas más
profundas de la habitación, levantando polvo en el proceso que lo hizo estornudar.

Anthony parecía querer soportar la risa, siempre parecían burlarse de sus estornudos, que sus
amigos catalogaron como “estornudos de gatito”; este gatito iba a darles un puñetazo alguna
vez en la cara sí siguen haciendo el mismo chiste.

Aprovecha para quitarle el yelmo a Anthony que gimotea molesto, pero sujetando con fuerza
la pieza de cristal entre sus manos que probablemente encantará a Padma.
No porque sea elegante.

Simplemente porque es algo de Anthony.

No sabe que más obvio podrían ser ambos, es doloroso de ver y supone que, si las hormonas
significan algo este año, va ser toda una tortura; ver a dos de sus amigos enamorados y no
poder hacer nada, Draco no puede imaginar que alguien sufra como él. Pero es un gran amigo
y piensa ayudarlos en todo lo que pueda este año, para que se den cuenta que son perfectos el
uno para el otro.

—Tu rostro es perturbador

—Cállate Anthony

Antón vuelve con una pesada caja, que al poner frente a ellos levanta más polvo y hace que
arruguen el rostro incómodos por la situación. Ambos comparten una mirada confundidos de
toda la situación, pero el hombre los hace callar mientras abre la enorme caja, sacando más
cosas que parecen llenas de polvo; Draco quiere comentar que una mejor limpieza podría
conservar mejor cualquier objeto, pero si es verdad Antón intimida un poco.

Draco no va ser quien le diga al hombre como hacer su trabajo, quiere mucho su vida en
realidad.

Cuando este saca lo que parece un pequeño marco de fotografía y se lo pasa a Draco, quiere
negarse y decir que probablemente esté sucio, pero es casi puesto sobre sus manos y no le
queda otra más que arrugar el rostro y tomar el criadero de gérmenes con polvo de sus
manos. Claro que todo queda en el olvido cuando el dibujo en el viejo portarretrato le regresa
la mirada, sus manos tiemblan ligeramente y sus ojos se abren en shock; Anthony se asoma a
su lado, jadeando levemente por bajo.

—Draco… ¿por qué ese tipo se parece tanto a ti?— la pregunta de Anthony es la misma que
tiene Draco, sujetando el marco con tanta fuerza ahora, que espera que su mirada pueda
encender de forma espontánea el dibujo.

Es él.

No hay otra forma de decirlo.

En su otra vida.

O algo así.

El hombre adulto que, aunque es pintado sin color, debería ser rubio también y tiene las
mismas facciones que Orion tuvo antes de ser Draco; había pensado que ambos se parecían
mucho cuando vio su boggart el año pasado, pero ahora que estaba frente a un dibujo de esta
persona, era como pensar que es un Draco con muchos más años sobre él. Sus ropas parecen
antiguas, hay una frialdad capturada en el retrato y Draco solamente quiere tirar todo para
poder vomitar en una esquina.

¿Por qué?
Ni siquiera era una pregunta valida en su mente, pero no tenía cabida para cualquier otra
pregunta en este momento.

—¿Qué significa esto?— logra a preguntar con voz titubeante a Antón, que solamente se
limpia las manos contra su pantalón de forma descuidada.

—Es un retrato antiguo, era de mi abuelo, alguien lo vendió a este hace años y pasó en la
familia; no recuerdo bien de que trataba, creo que era un hombre que creó algo llamado “la
lagrima de la sirena”— rebuscó un poco descuidado en la caja, antes de sacar otro retrato que
lo pasó.

Draco lo tomó de forma desesperada, viendo que solamente era la imagen de un dibujo de un
extraño collar; este tenía color y había una hermosa joya en forma de lágrima de color verde
en este. Tocó de forma descuidada su pecho, sin entender de que hablaba.

Antes de recordar como hace algunos días, había leído en el libro de Sirius, algo sobre una
lagrima de sirena.

Algo sobre la primera matriarca de la familia Black prohibiendo su búsqueda.

Si era real.

¿Pero cómo llegó algo así hasta aquí?

En una familia de no magos.

—¿Por qué se parece a Draco?— pregunto Anthony al hombre con el ceño fruncido, luciendo
perplejo, pero este solo se encogió de hombros.

—Tal vez sea algún antepasado tuyo mocoso, pero apenas te vi, me recordaste a él; no niego
que en algunos años probablemente seas su viva imagen— aseguro el hombre viéndolo ahora
con curiosidad.

Draco no se sintió feliz de sus palabras, en cambio miró el retrato todavía en sus manos,
sintiéndose algo enfermo de verse en el dibujo.

Entonces, levantó la vista alarmado.

—¿Sabes su nombre? El nombre del hombre del retrato— comentó casi alarmado, sintiendo
la bilis subir sobre su garganta, porque Draco sabe el nombre antes que el hombre lo diga.

Porque el relicario en su tercer año le había mostrado a este hombre antes.

—Creo que su nombre era Orion Blake— musita Antón luego de un rato pensando un poco.

Draco jadea viendo a Anthony, cuya expresión también se vuelve pálida.

Bien.

Maldición.
Continuará…

Chapter End Notes

Creo que hay muchas cosas de este capítulo que probablemente los sorprenda a muchos,
otras cosas que no tanto y estoy segura que el conceso general al leer este capítulo es el
odio hacía a Lucius; pero si lo odian significa que les estoy creando emociones, así que
me doy satisfecha como autora por eso.

Para aclarar Draco no ha abandonado a su familia, faltaba una semana para las clases y
solamente quiso apartarse de su padre un momento; pero algunas consecuencias podrían
ser desastrosas en el futuro.

A diferencia de años pasados, donde el nombre del título tenía sentido hasta al final del
libro, en este parece que entramos en algunas cosas más pronto. El próximo capitulo
nuestros niños van a Hogwarts y créanme, ahí solamente van a iniciar los problemas.

¿Alguien más amo a Harry en este capítulo?

Draco date cuenta.


Capítulo 4: Hufflepuff
Chapter Notes
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A Draco realmente le gustaría admitir que luego del evento en la tienda de segunda mano,
todo fue mucho más tranquilo, pero no lo fue; pagando una suma pobre de dinero por el
caballo de cristal de Anthony y un precio bastante exorbitante por el retrato de Orion Blake,
todo había ido de mal en peor. Antón le había dicho que era una reliquia familiar, Draco
objetó que llevaba años en una caja y al final no le importó pagar dinero por ambos dibujos
que llevó a su hogar temporal con enojo. Anthony describió con duras penas lo sucedido en
los diarios que no habían dejado de enloquecer desde entonces, pero no tanto como Draco en
medio de una locura sin entender porque la vida parecía reírse de él en su cara.

Otra vez.

Terry había comentado sobre qué tal vez había descubierto algo sobre la “lágrima de sirena”
y que hablarían cuando estuvieran en el tren.

Lo cual hizo los siguientes días una completa tortura.

¿Cómo se relaciona todo esto?

Orion Blake era un mago oscuro que había creado muchos artefactos mágicos, además del
espejo de Oesed y ayudado a la creación del medallón de Salazar Slytherin; sin incluir
hechizos mágicos que Draco nunca había visto, tenía dos bajo su dominio (probablemente
quedaría inconsciente al usarlos) y el uso de runas mágicas de forma anormal.

El hombre había sido el maestro de Salazar Slytherin en algún punto de su vida.

Esmeralda que parecía conocerse como la heredera original de la casa Black, quien había
desaparecido de la mayoría de libros de historia de su propia familia, solamente apareció
mencionada por los primeros nombres dentro del árbol familiar.

Lyra y Perceus Black, quienes hablaban sobre la “lágrima de la sirena”, como una búsqueda
infructífera.

Draco sabe bastante de búsquedas infructíferas y no lo ha detenido en 3 años, un cuarto no


hará la diferencia.

Orion quien en su libro describe a Esmeralda casi como un amor imposible, un amor
desaparecido.

¿Qué es lo que no puede ver?


¿Cuál es la conexión de todas estas cosas?

¿Cuál es toda la historia?

Además, no podemos agregar el terrible parecido de Draco con Orion, tanto en su vida
anterior como el mago oscuro que parece haber vivido hace siglos en esta vida; la apariencia
física de los 3 es idéntica y eso lo llevó a suponer alterado sobre una nueva posibilidad. Una
que había rondado su mente anteriormente, pero lo descartó porque era demasiado ridículo
como para pensarlo intensamente.

¿Es su primera reencarnación?

No había querido pensar en eso, había asumido que la ilusión del medallón solamente se
había adaptado a su persona por ser quien lo poseyó; pero la idea de que su vida estaba
relacionada a Orion Blake, el mago oscuro, era algo que comenzaba a inquietarlo. Puede que
fuera algún antepasado y por eso el parecido físico, no había pruebas de que hubiera algo más
que un poco de genética y alguna deidad que pensó que esto sería divertido.

Pero no pudo evitar preguntarse.

¿Podría ser esta su tercera reencarnación?

El padre de Padma le había explicado sobre el Samsara.

Samsara es el ciclo de nacimientos, vida, muertes y renacimientos en la mayoría de las


tradiciones filosóficas de la India incluyendo hinduismo, budismo y jainismo. Se asume
como un hecho irrefutable de la naturaleza. Estas tradiciones difieren en la terminología con
la que describen al proceso y cómo es interpretado.

La mayoría de estas religiones consideran al samsara negativamente, como un estado de


sufrimiento del que hay que escapar. Algunos como los advaitas, consideran que el mundo y
la participación en el samsara es fundamentalmente maya (la ilusión de la realidad), que nos
tiene "atrapado" a través de las Guna.

Antes que el alma se libere, se debe reencarnar varias veces y no hay una prueba total de que
esta sea su primera reencarnación; aunque es la primera que tiene recuerdos de su vida
pasada. Hasta donde el universo conoce y el plano astral, Draco podría haber tenido muchas
vidas y sólo ahora estaba recordando la anterior; era incluso ahora un recuerdo un poco vago
que cada vez era más borroso.

No habían pruebas de que Orion Blake el mago oscuro habría sido una vida pasada suya.

Pero…

Aparte del nombre y la apariencia física, Draco encontró el libro de este, un libro que no
debería estar en la biblioteca y había aparecido ante él; como sí hubiera sido otorgado a su
persona por algo.

No quería pensar en eso, pero Draco ocupaba tener todas las posibilidades antes de pensar en
una respuesta clara; tristemente esta teoría no podría ser compartida con nadie, porque Draco
se niega a decirle a los demás sobre su alma reencarnada. Primero porque duda que alguien
suficientemente demente le crea, segundo no quiere que nadie piense diferente de él y
tercero, pero más importante.

Culpa.

Por todo lo que ha pasado hasta ahora y no ha podido evitar.

Un dolor de cabeza.

El día que hay que volver a Hogwarts, Draco se encuentra ansioso porque ocupa hablar con
Terry sobre que ha descubierto y Hogwarts se siente como… casa. Desde lo que ocurrió con
su padre, se siente confundido y perdido, vivir con sus tíos es genial, pero no es su casa; son
familia, pero este lugar no le pertenece por mucho que intenten incluirlo. Hogwarts por otro
lado está lleno de amigos y seres queridos, incluso con Dumbledore al mando, se siente como
un lugar seguro al cual volver y es algo divertido el pensamiento. Madison la madre de
Anthony tiene la amabilidad para pasar por él, no es que no le gustaría que Andrómeda o
Edward vayan con él, pero es mejor no alarmar mucho a los demás; especialmente si no se
sabe a ciencia cierta qué sucede en la familia Malfoy.

Podría armar un drama para exponer a su padre, pero no lo ve necesario.

No por ahora, cuando no ha hecho nada en contra de sus amigos o sus familias, prefiere
mantener cualquier arma bajo su manga; especialmente a la prensa.

Es un cese al fuego momentáneo, pero Draco sabe que cuando vuelvan a estar en el mismo
espacio, es cuestión de tiempo hasta que alguno salte a lastimar al otro.

Así que no quiere pensar al respecto.

No quiere pensar en que su madre no está presente con él este año.

Anthony quien lo había saludado con un abrazo aplastante, habla rápidamente por bajo sobre
si ha descubierto algo y Draco no puede decir sus teorías; Anthony debe suponer que oculta
algo por su ceño fruncido, pero deja de molestarlo cuando su madre Madison lleva la charla a
temas más seguros. No puede evitar agradecer que no mencione a su familia, en su lugar
pregunta por sus tíos y Draco es feliz de alejar la charla tanto de Anthony como puede.

No tiene la misma suerte cuando llega a la plataforma y Padma lo atrapa sin dar muchos
pasos. Gruñe maldiciones por bajo antes de saludar a Parvati y sus dos padres, quienes
solamente saludan con amabilidad y Draco no había notado como cada principio de año, no
había podido saludarlos libremente.

—Tenemos mucho de qué hablar Draco— hay una no tan sutil amenaza en el tono mordaz de
Padma, que hace que Draco entable rápidamente una conversación con Parvati, casi
queriendo que no se vaya y lo deje con su gemela.
Esta sonríe divertida, antes de negar con la cabeza.

Iravan y Uma Patil solamente lo miran divertidos, antes de entablar una conversación con
Madison de forma casual.

Gira a ver a Anthony con ojos suplicantes, pero este lo ignora olímpicamente.

Traidores.

Va a quejarse cuando unas carcajadas lo distraen y voltea a ver a su derecha, alejado algunos
pies se encuentra Harry con Sirius y el resto de la familia Weasley; Draco ve incrédulo como
Harry parece rodeado de felicidad mientras habla con Sirius, casi viéndose como un niño
normal. Su pecho punza de forma dolorosa, pensando que en algún universo alterno Harry no
tendría a nadie aparte de la familia Weasley; no es que fueran malos, pero no tendría nada que
llamar suyo.

Draco arrugó el rostro, incluso con su padre en su vida pasada, Selena siempre había estado
ahí.

Harry estaba solo.

Y ahora iría a un torneo de la muerte donde revivirían a un tipo sin nariz.

Ocupaba evitarlo.

Harry quien estaba hablando con el hermano de Ron, voltea de pronto pestañeando hacía su
dirección, Draco se siente un poco inquieto cuando este sonríe y saluda animadamente; toda
la familia Weasley y Sirius voltean a verlos y por algún motivo se siente un poco nervioso al
saludar torpemente con la mano, antes de voltear rápidamente a sus dos amigos con el rostro
acalorado.

Padma lo ve sorprendida, antes de voltear a Anthony con intensidad y este sonríe.

—Tengo que contarte después sobre lo que pasó, hay actualizaciones sobre el Drarry— habla
este y los ojos de su amiga brillan emocionados.

Draco por otro lado levanta una ceja confundido.

—¿Drarry?— pregunta sin entender de que se trata esto, pero en un tiempo récord ambos
niños se despiden de sus familias, antes de comenzar a arrastrarlo dentro del tren.

Solamente puede ver el rostro de un confundido Harry antes de que todo lo que vea sea
compartimientos, gracias al diario que tiene Padma es fácil encontrar el compartimiento
donde Terry y Michael están instalados; Luna está escribiendo que ocupa hablar algunas
cosas con Ginny, pero irá pronto. Draco ocupa buscar a alguien, les dice a todos que Anthony
los pondría al día, antes de comenzar a buscar en el tren a sus Slytherin. Se topa con Cedric y
Cho, ambos hablando animadamente en un pasillo, lo que hace que Draco levante las cejas
sorprendido, olvidando por un momento que este año empezarían a salir formalmente.
Ambos lo saludan de forma amigable, Cedric siendo mucho menos coqueto que de costumbre
y eso le indica a Draco que probablemente quiere verse bien para Cho.

Interesante.

Muy interesante.

Lo siente por Harry, pero Cedric y Cho era algo inevitable desde su punto de vista, no es que
importe mucho; Harry terminaría con Ginny.

Su rostro se frunce un poco amargo ante el pensamiento, siendo distraído cuando luego de
saludar a Neville, logra encontrar el compartimiento de Blaise. Por suerte su amigo esta sólo
con Theo y con Pansy, así que será fácil poder comentar sus desventuras. Pansy es la primera
que se levanta alarmada al ver su rostro, pero luego de tomar su muñeca lo sienta a su lado y
le exige saber por lo que pasó en los mundiales; al ver su rostro lo sabe, sabe porque ella no
pudo asistir.

Sabe que su padre está involucrado, tal vez no como los padres de Greg o Vincent, e incluso
de Theo, pero el señor Parkinson también trabajó con los Mortifagos.

—Madre me comentó lo sucedido, habló con tu mamá… dice que te fuiste de casa esta
semana— señala Blaise con rostro tenso, a lo cual Draco se encoge de hombros en su lugar.

Había pensado ir con los Zabini, pero estos estaban en Italia y sinceramente, no quiere
presionarlos mucho. La madre de Blaise y este siempre han sido neutrales, que estén al lado
de Draco en estos momentos, los obligaría de una u otra forma a tomar un bando; no debería
ser así.

Nadie debería tener que elegir un maldito bando.

Porque eso significa división y Draco no quiere pensar en lo que su situación con su padre,
podría hacer con sus amigos presentes.

—Padre estaba entre ellos, usaron magia para lastimar a otros— musita Draco con expresión
seria, provocando que Blaise y Pansy intercambien miradas preocupados, no del todo
cómodos con su comentario, pero al menos luciendo preocupados por él.

—Draco, sé que no es algo agradable y tu experiencia no fue grata— comienza Blaise con
tono preocupado —pero si haces algún escándalo, podrías incluso ser repudiado por tu
familia— las palabras de su amigo duelen, porque la última vez que vio a su padre, le había
dicho lo avergonzado que estaba de esa familia.

Lo cual era cierto.

Pero también sabe que viene con ser repudiado.

Sirius es un claro ejemplo de que tan lejos puede llegar la situación, no es que su tío tenga
una mala vida, pero es hasta ahora luego de años de sufrimiento.
—Nadie sabe en las familias, Blaise y su madre lo saben porque Narcisa les pidió que te
protegieran en Hogwarts y lo confió a nosotros; eres inteligente, sé que puedes solucionar
esto— habla Pansy con tono amigable sujetando su mano, demostrando lo preocupada que
esta por él.

No.

Duda que pueda solucionar algo a estas alturas con su padre.

Pero.

Su madre es otra historia.

No puede dejarla con él, tiene que traerla con él y cortar lazos no es lo mejor que hacer ahora,
debe pensar en un buen plan.

Sus puños se aprietan sobre su pantalón, pero a pesar que sabe eso, no puede estar de acuerdo
con su padre. Es como si estuviera de acuerdo con todos aquellos que menospreciaron a
Orion en su ¿primera vida?, sólo por no tener madre y un padre alcohólico, como sí alguien
decidiera de quien es hijo y quien es familia.

Son cosas con las que uno nace.

Nadie puede decidir por uno ese tipo de cosas, y ahora debe hacer caso a su padre para odiar
a nacidos de muggles, solamente porque nacieron así.

No tiene sentido.

—No los lastimaron— las palabras de Theo hacen que Draco se congele, antes de levantar la
mirada, Blaise y Pansy viéndolo confundidos —mi padre estaba ahí, no los lastimaron,
solamente jugaron un poco y nadie salió herido— añade con seriedad y casi aburrimiento, los
ojos de Draco se abren incrédulo, mientras Pansy parece querer intervenir.

¿No los lastimaron?

Draco recuerda al hombre esa noche, con la varita, apuntándolo mientras lanzaba hechizos,
que si bien ningún le atinó; era magia negra.

Sin duda había querido atacarle.

¿Por qué Theo los defendía?

Algo dentro de su pecho se agito incómodo.

—Yo estuve ahí Theo, me confundieron con un nacido de muggles, intentaron lastimarme—
una parte de él quería que entendiera el significado de sus palabras, su rostro parece
preocupado un segundo examinándolo, antes de que vuelva a ser duro nuevamente.

Frío.
Lejano.

Indiferente.

Está mal.

Theo no suele verlo así.

—Pero estas bien, no te lastimaron y sólo te confundieron, ellos jamás te habrían lastimado
porque eres un sangre pura— su rostro se arruga en una mueca ante las palabras de Theo,
porque suenan iguales a las de su padre y algo dentro de él hierve molesto.

Pansy parece querer decir algo, Blaise está sujetando el hombro de Theo para darle una
mirada de que se detenga, pero este solamente lo ve fijamente.

—Eso no es excusa, los humillaron— recuerda a las personas flotando, recuerda el caos y
parece nervioso nuevamente —hechizaron a otros, incluso mi padre estaba entre ellos, eso
está mal Theo.

—Solo eran nacidos de muggles.

—Son personas como nosotros.

—No lo son.

Draco esta incrédulo, hay una finalidad en la voz de Theo que le hiela la sangre, algo dentro
de él se siente aplastado de la incredulidad y el dolor que siente por sus palabras. Toda su
vida Theo ha sido muy indiferente al asunto de sus padres, eso fue lo primero que le agradó
de él al conocerlo de niño, además de su apasionante capacidad de lectura; era porque no
odiaba a los muggles.

¿No los odiaba?

Nunca había hablado mal de ellos, nunca había molestado a los nacidos muggles como otros
niños de Slytherin e incluso había hablado con Anthony o Michael a su lado; está bien que no
quisiera defenderlos a muerte, pero eso a proteger lo que sucedió con sus padres.

Estaba mal.

Muy mal.

Debería ser capaz de verlo, puede que no defenderlo frente a un estrado, pero aquí entre
amigos no tiene que fingir por sus padres.

—Mira no me malentiendas Draco, sí quieres tener amigos como Corner o Goldstein, está
bien, son mestizos y no es que tengas muchas opciones de amigos— Draco lo ve alarmado,
sin saber desde cuando Theo piensa así, cuanto tiempo ha estado pensando así —son
aceptables, pero no puedes ir defendiendo a todos los nacidos muggles y especialmente a los
muggles; si te gusta su mundo, está bien, tienes gustos diferentes… pero no son iguales que
nosotros— añade con expresión casi cansada y un poco suplicante, como si le suplicara que
entendiera.

Pero no entiende.

Draco no entiende.

—Theo cállate— gruñe Blaise por debajo, pero Theo gira a verlo molesto.

—Por favor Blaise deja la hipocresía, admite que desde primer año estás celoso de que Draco
se alejara por unos mestizos— el moreno suelta el brazo de Theo como si quemara, viéndose
incrédulo y un poco avergonzado —Igual tú Pansy, tanto lo has estado protegiendo cuando
mueres de envidia; y está bien porque lo entendemos, son tus amigos, pero no por eso tienes
que cuidar a todos los sangre sucia por ahí.

—No digas esas palabras— gruñe casi sin aire, pero Theo lo fulmina con la mirada.

—Eso es lo que son Draco, lo sabes, sabes que es cuestión de tiempo que esto sea una línea
separada y no puedes jugar para ambos lados; no puedes tener un pie en el lado de ellos y
otro en el nuestro, lo sabes, sabes que estamos esperando la venida del señor oscuro.

Pansy chilla incrédula, al tiempo que Blaise voltea a ver alarmado a Theo y Draco se queda
pálido.

Como si alguien le hubiera abofeteado.

¿Quién era el chico frente a él?

Definitivamente no era el niño que había estado a los 8 años en la mansión Malfoy, debajo de
las sábanas con Draco, mientras leían emocionados libros sobre la mitología griega, ambos
riendo cuando encontraban algunas relaciones con los magos.

¿Desde cuándo era así?

Los ojos firmes de Theo, mostraban que no dudaba en sus palabras, su postura parecía
fielmente creer lo que decía y Draco se sintió enfermo.

Porque Theo sonaba como su padre.

Sonaba como ellos.

No.

Theo no debería ser así, él no era así, Draco no quiere pensar en eso.

—Draco— lo llama Pansy de forma suplicante, pero los pies de Draco lo mueven fuera del
compartimiento.

¿Está huyendo nuevamente?


Incluso sin ningún relicario maldito, es como sí la misma mujer hubiera susurrado esas
palabras, como sí algo dentro de él acabara de ser movido hasta sus cimientos. No está seguro
como camina, pero no es hasta que una pequeña mano toma su muñeca, que al voltear y ver
el rostro de Luna, casi colapsa; su amiga lo ve con seriedad antes de guiarlo entre algunos
pasajeros hasta el compartimiento Ravenclaw.

Todos parecen preocupados de su apariencia, pero Draco solo se sienta en la esquina


sujetando sus rodillas contra sus manos.

Sin querer aceptar que pasó.

Y nadie dice nada.

La lluvia se hacía aún más y más intensa conforme el tren avanzaba hacia el norte. El cielo
estaba tan oscuro y las ventanillas tan empañadas que hacia el mediodía ya habían encendido
las luces.

Draco solo quería dejar de pensar en nada, aunque la mano de Luna sobre la suya, hizo el
viaje mucho mejor en su miseria.

Draco les aseguró que no había pasado nada malo, sólo que había tenido un intercambio no
tan placentero con los Slytherin y por eso estuvo todo el viaje a Hogwarts pensativo; su
mente navegando sobre su amigo Theo, su propio padre y muchas cosas que no le gustaba
pensar. Una parte de él sabe que no todos son iguales, que sus amigos tienen derecho a tener
pensamientos propios y diferentes, que nadie tiene que estar de acuerdo en todo, ya que eso
impediría la diversidad en las personas; en resumen, Theo puede pensar lo que él quiere
pensar. Nunca imaginó que Theo llegaría a pensar igual que sus padres, los cuales pensaban
similar a Lucius y esa mentalidad era terrible Pansy quien era hija de magos oscuros, no solía
ver por menos a los demás, aunque nunca trató mucho a hijos de muggles; el centro
comercial le había gustado.

Blaise trató a todos por igual.

Neutral.

Agradable.

Amable.

Theo no tenía que ser como ellos, pero llegar a pensar menos de hijos de muggles, lo hicieron
sentir alertas rojas saltar por todos lados.

¿Desde cuándo es así?

¿Por qué no lo vio antes?


Cuando lo convenció antes de su tercer año a ir a Londres Muggle había aceptado, si bien
todo el viaje lo paso a su lado y no habló con nadie más, pensó que solo fue porque todo era
nuevo para él. Aunque si comparaba su viaje con Theo al viaje que tuvo con Blaise, es
imposible no notar como su amigo moreno se había desenvuelto con soltura y una mayor
afinidad en una experiencia nueva como era.

No vio a nadie con asco.

Pero Theo si lo hizo todo su viaje.

Debió haberlo notado antes, debió haber hecho algo, pero el tercer año estaba tan lejos de sus
amigos, que sinceramente teme que tanto no hizo en ese momento.

Maldición.

Draco se siente miserable cuando toma asiento en la mesa Ravenclaw, posicionándose de


forma que no pudiera ver a la mesa Slytherin, al menos no esta noche; sus ojos chocan con
los Gryffindor, donde Ginny lo saluda con entusiasmo a la distancia y Draco debe tragarse el
malestar para fingir una sonrisa para saludarla. No la vio en el expreso y se arrepiente no
haberla saludado correctamente, la niña es bastante amable y Draco debería ser mejor amigo
con ella; es la mejor amiga de Luna que siempre la cuida. Sus ojos viajan a Neville que está
con Seamus y Dean, antes de captar a Ron charlando con Hermione sobre algo; por último,
sus ojos miran a Harry quien está charlando animadamente por debajo con ellos.

No se ve muy diferente de hace algunos días cuando lo vio en la casa de los Tonks, parece
con más vida y no parece estar preocupándose al borde por Draco.

Bien.

Merece un año normal para variar.

Draco no tendrá un año normal, no con todo lo reciente que ha pasado.

—Estás viendo a Harry— señala Luna, provocando que pestañee para voltear a verla,
notando que todo su grupo de amigos no estaba hablando y lo miraba fijamente.

Se sintió algo incómodo.

—Em, si, estaba viendo la mesa Gryffindor.

—Pero tu mirada vio a Harry, mucho tiempo— señala ahora Michael, claramente sorprendido
y Draco voltea a verlos a todos.

—¿No?

Hay una mirada que comparten todos, que pone a Draco de mal humor, va a quejarse
audiblemente, cuando decide mejor no hacerlo; se encoge de hombros antes de verse
nuevamente de mal humor. Anthony le pone una mano en el hombro y le da una mirada
amable, por lo que decide es el único que vale la pena esa noche.
Su mirada viajó rápidamente a la mesa de profesores, porque estaba examinando todo el
lugar.

El pequeño profesor Flitwick, que impartía la clase de Encantamientos, estaba sentado sobre
un montón de cojines al lado de la profesora Sprout, que daba Herbología y que en aquellos
momentos llevaba el sombrero ladeado sobre el lacio pelo gris. Hablaba con la profesora
Sinistra, del departamento de Astronomía. Al otro lado de la profesora Sinistra estaba Snape,
el profesor de Pociones, con su pelo grasiento, su nariz ganchuda y su rostro cetrino; el
hombre no había volteado a verlo y Draco esperaba que lo que hubiera pasado con su padre,
no significara nada malo entre ellos.

Como sintiendo su mirada el hombre volteó a verlo, de reojo, rápidamente antes de darle un
asentimiento que casi hace que Draco se derrita en su asiento.

Aún ocuparía hablar con él, pero el asentimiento y reconocimiento, le dieron estúpidas
esperanzas; genial, no ocupaba alguien más que lo odiara en un futuro cercano, menos
alguien tan cercano.

Al otro lado de Snape había un asiento vacío que Draco adivinó que era el de la profesora
McGonagall. En la silla contigua, y en el mismo centro de la mesa, estaba sentado el profesor
Dumbledore (Draco bufó bajo al verlo para diversión de Anthony), el director: su abundante
pelo plateado y su barba brillaban a la luz de las velas, y llevaba una majestuosa túnica de
color verde oscuro bordada con multitud de estrellas y lunas. Se veía bastante ridículo, pensó
que habría mejores ropas, pero en el mundo de los magos, la moda es bastante diversa para el
gusto de Draco. Dumbledore había juntado las yemas de sus largos y delgados dedos, y
apoyaba sobre ellas la barbilla, mirando al techo a través de sus gafas de media luna, como
absorto en sus pensamientos.

Draco también miró al techo. Por obra de encantamiento, tenía exactamente el mismo aspecto
que el cielo al aire libre, aunque nunca lo había visto tan tormentoso como aquel día. Se
arremolinaban en él nubes de color negro y morado. Después de oír un trueno, Draco vio que
un rayo dibujaba en el techo su forma ahorquillada.

Esperaba la noche no fuera tan larga, necesitaba dormir urgentemente.

Este día estaba casi tan malo como cuando le gritó a su padre, tan prometedor como empezó,
ahora solamente quería que empezara el mañana y fuera con suerte algo mejor.

Anthony estaba comentando algo sobre su pijamada y Draco siendo un roba sabanas cuando
se abrieron las puertas del Gran Comedor y se hizo el silencio. La profesora McGonagall
marchaba a la cabeza de una larga fila de alumnos de primero, a los que condujo hasta la
parte superior del Gran Comedor, donde se encontraba la mesa de los profesores.

Los ojos de Draco se movieron en un primer año en particular, maldiciendo por haber estado
tan ocupado para notarlo.

Con el cabello negro y largo, una pequeña niña de ojos azules y rasgos asiáticos caminaba
con el mentón en alto; era como una pequeña bailarina al dar pasos, altanera, pero al mismo
tiempo con aire elegante.
Megumi Fujiwara.

Hace algún tiempo había ido a Japón con su madre para conocer a uno de los asociados a la
familia Black que trabajaba con ellos, una familia de magos respetada y antigua en Asia,
quienes tenían una hija que iniciaba este año sus clases en Hogwarts como estudiante de otro
país. La niña había ayudado a Draco en su viaje, como una de las pocas personas que
dominaban el idioma inglés y le había enseñado algunas cosas interesantes de la cultura
japonesa.

A pesar de estar empapada, no parecía molesta y recordó que había dicho algo sobre su
afinidad por el elemento agua.

A diferencia de Draco por supuesto, que parecía todo lo contrario.

La mayoría de magos asiáticos eran muy afines a la naturaleza, algo que tristemente no
estaban implementando en este continente todavía.

Más que haber navegado por el lago, parecían haberlo pasado a nado como los otros primeros
años. Temblando con una mezcla de frío y nervios en su mayoría, llegaron a la altura de la
mesa de los profesores y se detuvieron, puestos en fila, de cara al resto de los estudiantes. Los
únicos que no temblaba era el más pequeño de todos, un muchacho con pelo castaño
desvaído que iba envuelto en lo que Draco reconoció como el abrigo de piel de topo de
Hagrid y Megumi. El abrigo le venía tan grande que parecía que estuviera envuelto en un
toldo de piel negra. Su carita salía del cuello del abrigo con aspecto de estar al borde de la
conmoción.

Cuando se puso en fila con sus aterrorizados compañeros, vio a Colin Creevey (un estudiante
de años inferiores que solía acosar a Harry y que supuso era su hermano), levantó dos veces
el pulgar para darle a entender que todo iba bien y dijo sin hablar, moviendo sólo los labios:
¡Me he caído en el lago! Parecía completamente encantado por el accidente.

Draco lo vio preocupado de que pronosticaba esto para los primeros años, no quiso saberlo.

Megumi por otro lado parecía algo inquieta viendo a todos lados, estuvo buscando algo y no
fue hasta que sus ojos se posaron en él, que alguien parecido al reconocimiento y alivio se
estampó en su rostro; Draco sintió a sus amigos observarlo fijamente, pero los ignoro dándole
una sonrisa a la niña con un saludo en la mano.

La niña rápidamente regreso el saludo, algo inquieta y quitando parte de su elegancia, pero
mucho más relajada ahora.

Un rostro familiar hace eso.

Por suerte su familia era amiga de la familia Black, así que incluso si se enteraban de lo que
sucedió con su padre, espera que no lo odien a él.

Entonces la profesora McGonagall colocó un taburete de cuatro patas en el suelo ante los
alumnos de primero y, encima de él, un sombrero extremadamente viejo, sucio y remendado.
Los de primero lo miraban, y también el resto de la concurrencia. Por un momento el Gran
Comedor quedó en silencio. Entonces se abrió un desgarrón que el sombrero tenía cerca del
ala, formando como una boca, y empezó a cantar:

Hace tal vez mil años

que me cortaron, ahormaron y cosieron.

Había entonces cuatro magos de fama

de los que la memoria los nombres guarda:

El valeroso Gryffindor venía del páramo;

la bella Ravenclaw, de la cañada;

del ancho valle procedía Hufflepuff la suave,

y el astuto Slytherin, de los pantanos.

Compartían un deseo, una esperanza, un sueño:

idearon de común acuerdo un atrevido plan

para educar jóvenes brujos.

Así nació Hogwarts, este colegio.

Luego, cada uno de aquellos fundadores

fundó una casa diferente

para los diferentes caracteres

de su alumnado.

Para Gryffindor

el valor era lo mejor;

para Ravenclaw,

la inteligencia.

Para Hufflepuff el mayor mérito de todos

era romperse los codos.

El ambicioso Slytherin

ambicionaba alumnos ambiciosos.


Estando aún con vida

se repartieron a cuantos venían,

pero ¿cómo seguir escogiendo

cuando estuvieran muertos y en el hoyo?

Fue Gryffindor el que halló el modo:

me levantó de su cabeza,

y los cuatro en mí metieron algo de su sesera

para que pudiera elegiros a la primera.

Ahora ponme sobre las orejas.

No me equivoco nunca:

echaré un vistazo a tu mente

¡y te diré de qué casa eres!

Draco hizo una mueca cuando en el Gran Comedor resonaron los aplausos cuando terminó de
cantar el Sombrero Seleccionador. Quiso comentar sobre como claramente prefería a los
Gryffindor, pero eso solo lo haría sonar como alguien envidioso; aunque probablemente
desde ahí comenzaran las diferencias entre casas.

Recordó la cámara de los secretos, que guardaba información sobre Salazar y que esperaba
este año investigar más a fondo.

Tal vez podría descubrir más sobre lo sucedido en la creación de Hogwarts y con suerte
ningún otro objeto este maldito.

La profesora McGonagall desplegaba en aquel momento un rollo grande de pergamino.

—Cuando pronuncie vuestro nombre, os pondréis el sombrero y os sentaréis en el taburete—


dijo dirigiéndose a los de primero —Cuando el sombrero anuncie la casa a la que pertenecéis,
iréis a sentaros en la mesa correspondiente. ¡Ackerley, Stewart!

Un chico se adelantó, temblando claramente de la cabeza a los pies, cogió el Sombrero


Seleccionador, se lo puso y se sentó en el taburete.

—¡Ravenclaw!— gritó el sombrero.

Stewart Ackerley se quitó el sombrero y se fue a toda prisa a sentarse a la mesa de


Ravenclaw, donde todos lo estaban aplaudiendo. Draco vislumbró a Cho, la buscadora del
equipo de Ravenclaw, que recibía con vítores a Stewart Ackerley cuando se sentaba.

—¡Baddock, Malcolm!
—¡Slytherin!

La mesa del otro extremo del Gran Comedor estalló en vítores.

Draco se limitó a no voltear a ver.

No vería.

No hoy al menos.

Ocupaba pensar mucho.

—¡Branstone, Eleanor!

—¡Hufflepuff!

—¡Cauldwell, Owen!

—¡Hufflepuff!

—¡Creevey, Dennis!

El pequeño Dennis Creevey avanzó tambaleándose y se tropezó en el abrigo de piel de topo


de Hagrid al mismo tiempo que éste entraba furtivamente en el Gran Comedor a través de
una puerta situada detrás de la mesa de los profesores. Unas dos veces más alto que un
hombre normal y al menos tres veces más ancho, Hagrid, con su pelo y barba largos,
enmarañados y renegridos, daba un poco de miedo. Una impresión falsa, porque Draco sabía
que Hagrid tenía un carácter muy bondadoso, además era amante de dragones.

Notó como Hagrid les guiñó un ojo a los Gryffindor por algún motivo mientras se sentaba a
un extremo de la mesa de los profesores, y observó cómo Dennis Creevey se ponía el
Sombrero Seleccionador. El desgarrón que tenía el sombrero cerca del ala volvió a abrirse.

—¡Gryffindor!— gritó el sombrero.

Draco notó como todos en la mesa Gryffindor aplaudian cuando Dennis Creevey, sonriendo
de oreja a oreja, se quitó el sombrero, lo volvió a poner en el taburete y se fue a toda prisa
junto a su hermano.

Draco miró para otro lado y se fijó en el Sombrero Seleccionador, que en aquel instante
estaba ocupándose de Emma Dobbs.

Entonces.

Llegó el momento

—Fujiwara Megumi.

La niña rápidamente se puso de pie con mirada decidida, Draco notó como alrededor algunos
parecían curiosos, probablemente por el extraño nombre/apellido y al ver de reojo a Cho, la
chica con rasgos asiáticos parecía gratamente sorprendida.

Draco vio a la niña, que tomó aire antes que el sombrero estuviera sobre su cabeza, por lo que
pareció un buen rato.

—¡Hufflepuff!— gritó finalmente.

El rostro de Megumi pareció sorprendido y un poco decepcionado, aunque cambió al notar


los aplausos de la mesa; una rápida mirada en su dirección le indicó que probablemente
habría querido estar con él, para tener un rostro familiar.

Aprovechando que la mesa Hufflepuff estaba al lado de ellos, le pidió a Cedric que estaba
cerca de su espalda que le diera espacio a la niña mientras aplaudía también su selección.
Cedric lo vio curioso, antes de encogerse de hombros y darle la oportunidad a Megumi que
tomara el asiento justo en su espalda; ignorando que la selección no había terminado o la
mirada curiosa de sus amigos, se medió volteó para estar casi frente a la niña que parecía
inquieta.

—Hola, yo, quería estar contigo— musito la niña por debajo, luciendo algo nerviosa viendo
en todas direcciones y sin estar segura de qué pensar.

Draco le dio una palmada en la cabeza.

—Oye, me alegra verte, no te preocupes por la casa que quedaste, yo suelo estar en todas las
mesas y si te sientes sola algún día puedes venir a la mesa Ravenclaw— volteó a ver a sus
amigos, quienes miraban todo con gran interés, les dio una mala mirada por eso —pero no
creo que necesites, aquí tengo un viejo amigo, Cedric Diggory, que hará que te sientas como
una princesa en Hufflepuff— mira de forma amenazante a Cedric, quien rueda los ojos antes
de sonreír a la niña.

Funciona, como cualquier mortal al cual Cedric sonríe, porque la niña se sonroja levemente.

—Somos una familia Megumi, todos en Hufflepuff estamos felices de tenerte con nosotros y
vamos a cuidarte bien; Draco es un comodín entre casas y seguramente te va cuidar también
— sus palabras parecen animarla un poco, volteando a ver su casa con nuevo interés.

—Gracias— susurra con timidez y Draco se siente más tranquilo al verla relajarse.

—Cuando quieras, no dudes en buscarme, si alguien te molesta le daré una paliza.

—Eso no es bueno Draco.

—Cállate Cedric.

La niña ríe bajo mucho más animada, Draco siente la mirada de McGonagall de advertencia
frente a la selección y se voltea rápidamente hacía sus amigos.

—¿Por qué siempre adopta a alguien de primer año?


Draco patea rápidamente a Michael bajo la mesa por su comentario, haciendo que este se
queje; al ver el rostro indiferente de Terry, parece ser que parte de su incómodidad de él ha
desaparecido o sabe que Michael es un idiota que merecía el golpe.

Ambos pensamientos le agradan.

La Selección continuó. Chicos y chicas con diferente grado de nerviosismo en la cara se iban
acercando, uno a uno, al taburete de cuatro patas, y la fila se acortaba considerablemente
conforme la profesora McGonagall iba llamando a los de la ele.

—¡Pritchard, Graham!

—¡Slytherin!

—¡Quirke, Orla!

—¡Ravenclaw!

Por último, con ¡Whitby, Kevin! (¡Hufflepuff!), la Ceremonia de Selección dio fin. La
profesora McGonagall cogió el sombrero y el taburete, y se los llevó.

El profesor Dumbledore se puso en pie. Sonreía a los alumnos, con los brazos abiertos en
señal de bienvenida.

—Tengo sólo dos palabras que deciros— dijo, y su profunda voz resonó en el Gran Comedor
—: ¡A comer!

Draco no tenía mucha hambre, pero tomó una manzana verde para mordisquear, antes de ver
de reojo como Megumi mordisqueaba su comida.

Empuja suavemente a la niña, que salta para voltear a verlo impresionada.

—Antes que se me olvide, quiero presentarte a mis amigos, este aquí molesto es Anthony
Goldstein, la chica linda es Padma Patil, la otra chica linda es Luna Lovegood— Megumi
voltea a verlos a todos con seriedad, Draco no duda que esté memorizando sus nombres —
este es Terry Boot y mantente alejado de Michael Corner.

—Ey— se queja Michael con una parte de la comida aún en su boca.

Sostiene su punto.

—Ella es Megumi Fujiwara como conocen, mi madre es amiga de su padre— intercambia


una mirada con Megumi, sólo que ambos saben que “amigo” es más que todo como un socio
comercial y aliado en situaciones delicadas —me ayudó cuando fui a Japón el año pasado, así
que espero se lleven bien; definitivamente estás invitados a los juegos Ravenclaw en algunos
años.

—¿Juegos Ravenclaw?— la niña parece confusa, pero Cedric a su lado ríe divertido.
—Créeme no quieres saberlo— habla el Hufflepuff mayor, haciendo que Megumi se vea más
confundida.

—Es un placer conocerlos, espero podamos llevarnos bien— dice tardíamente la niña con
una leve reverencia, que sus amigos imitan de forma torpe, menos Luna, que parece
encantada de imitarlos.

—Te buscaré mañana para charlar un rato, sí ocupas algo en serio no dudes en buscarme— le
musita Draco por debajo a la niña, que sonríe encantada antes de regresar a su comida; no
parece dificultarse el usar cubiertos, a pesar que sabe que ella usaba palillos chinos en su país
de origen.

Interesante.

Debió entrenar y practicar mucho para las costumbres en este lado del país.

La ve con una sonrisa emocionada, antes que una picazón lo haga levantar la mirada,
pestañea un poco levantando la mirada, notando la mirada intensa de Harry del otro lado del
salón; ladea el rostro, pero Harry sólo voltea a ver a otro lado con un puchero.

—Otra vez lo estás mirando— señala Michael y recibe la segunda patada de parte de Draco.

La lluvia seguía golpeando con fuerza contra los altos y oscuros ventanales. Otro trueno hizo
vibrar los cristales, y el techo que reproducía la tormenta del cielo brilló iluminando la vajilla
de oro justo en el momento en que los restos del plato principal se desvanecieron y fueron
reemplazados, en un abrir y cerrar de ojos, por los postres.

Una vez terminados los postres y cuando los últimos restos desaparecieron de los platos,
dejándolos completamente limpios, Albus Dumbledore volvió a levantarse. El rumor de
charla que llenaba el Gran Comedor se apagó al instante, y sólo se oyó el silbido del viento y
la lluvia golpeando contra los ventanales.

—¡Bien!— dijo Dumbledore, sonriéndoles a todos —Ahora que todos estamos bien comidos
— Draco juró que pudo escuchar a Hermione lanzar un gruñido desde esta distancia —debo
una vez más rogar vuestra atención mientras os comunico algunas noticias:

—El señor Filch, el conserje, me ha pedido que os comunique que la lista de objetos
prohibidos en el castillo se ha visto incrementada este año con la inclusión de los yoyós
gritadores, los discos voladores con colmillos y los bumeranes-porrazo. La lista completa
comprende ya cuatrocientos treinta y siete artículos, según creo, y puede consultarse en la
conserjería del señor Filch.

La boca de Dumbledore se crispó un poco en las comisuras. Luego prosiguió:

—Como cada año, quiero recordaros que el bosque que está dentro de los terrenos del castillo
es una zona prohibida a los estudiantes. Otro tanto ocurre con el pueblo de Hogsmeade para
todos los alumnos de primero y de segundo. Es también mi doloroso deber informaros de que
la Copa de quidditch no se celebrará este curso.
Draco hizo una mueca ante el comentario, había querido intentar volver al quidditch este año
desde que vio los mundiales; con suerte podría convencer a sus amigos de poder jugar un
partido entre ellos durante recesos.

Aunque estudiar sobre Orion Blake sería más importante.

Era decepcionante.

—Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de


todo el curso, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores… pero
estoy seguro de que lo disfrutaréis enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este
año en Hogwarts...

Pero en aquel momento se escuchó un trueno ensordecedor, y las puertas del Gran Comedor
se abrieron de golpe. En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se
cubría con una capa negra de viaje. Todas las cabezas en el Gran Comedor se volvieron para
observar al extraño, repentinamente iluminado por el resplandor de un rayo que apareció en
el techo. Se bajó la capucha, sacudió una larga melena en parte cana y en parte negra, y
caminó hacia la mesa de los profesores.

Un sordo golpe repitió cada uno de sus pasos por el Gran Comedor. Llegó a un extremo de la
mesa de los profesores, se volvió a la derecha y fue cojeando pesadamente hacia
Dumbledore. El resplandor de otro rayo cruzó el techo.

Aquella luz había destacado el rostro del hombre, y era un rostro muy diferente de cuantos
Draco había visto en su vida. Parecía como labrado en un trozo de madera desgastado por el
tiempo y la lluvia, por alguien que no tenía la más leve idea de cómo eran los rostros
humanos y que además no era nada habilidoso con el formón. Cada centímetro de la piel
parecía una cicatriz. La boca era como un tajo en diagonal, y le faltaba un buen trozo de la
nariz. Pero lo que lo hacía verdaderamente terrorífico eran los ojos.

Uno de ellos era pequeño, oscuro y brillante. El otro era grande, redondo como una moneda y
de un azul vívido, eléctrico. El ojo azul se movía sin cesar, sin parpadear, girando para arriba
y para abajo, a un lado y a otro, completamente independiente del ojo normal… y luego se
quedaba en blanco, como sí mirara al interior de la cabeza.

No recordaba su nombre real, pero Draco supuso que incluso con su presencia, no cambiaría
el hecho de que probablemente estuvieran frente a un mortifago disfrazado.

Genial.

Este colegio era una vergüenza para los demás.

El extraño llegó hasta Dumbledore (Draco casi quiso saltar para señalar quien era, pero
probablemente lo tacharían de loco). Le tendió una mano tan toscamente formada como su
cara, y Dumbledore la estrechó, murmurando palabras que Draco no consiguió oír. Parecía
estar haciéndole preguntas al extraño, que negaba con la cabeza, sin sonreír, y contestaba en
voz muy baja. Dumbledore asintió también con la cabeza, y le mostró al hombre el asiento
vacío que había a su derecha.
El extraño se sentó y sacudió su melena para apartarse el pelo entrecano de la cara; se acercó
un plato de salchichas, lo levantó hacia lo que le quedaba de nariz y lo olfateó. A
continuación, se sacó del bolsillo una pequeña navaja, pinchó una de las salchichas por un
extremo y empezó a comérsela. Su ojo normal estaba fijo en la salchicha, pero el azul seguía
yendo de un lado para otro sin descanso, moviéndose en su cuenca, fijándose tanto en el Gran
Comedor como en los estudiantes.

—Os presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras— dijo
animadamente Dumbledore, ante el silencio de la sala —: el profesor Moody.

Lo normal era que los nuevos profesores fueran recibidos con saludos y aplausos, pero nadie
aplaudió aquella vez, ni entre los profesores ni entre los alumnos, a excepción de Hagrid y
Dumbledore. El sonido de las palmadas de ambos resonó tan tristemente en medio del
silencio que enseguida dejaron de aplaudir. Todos los demás parecían demasiado
impresionados por la extraña apariencia de Moody para hacer algo más que mirarlo.

—¿Moody?— le susurró Anthony a Draco y se encogió de hombros.

Porque no sabría cómo explicar que probablemente no era su nombre real, sin parecer loco.

Moody parecía totalmente indiferente a aquella fría acogida. Haciendo caso omiso de la jarra
de zumo de calabaza que tenía delante, volvió a buscar en su capa de viaje, sacó una petaca y
echó un largo trago de su contenido. Al levantar el brazo para beber, la capa se alzó unos
centímetros del suelo, y Draco vio, por debajo de la mesa, parte de una pata de palo que
terminaba en una garra.

Dumbledore volvió a aclararse la garganta.

—Como iba diciendo— siguió, sonriendo a la multitud de estudiantes que tenía delante,
todos los cuales seguían con la mirada fija en Ojoloco Moody —tenemos el honor de ser la
sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que
no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informaros de que
este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los Tres Magos.

El rostro de Draco se arrugó en incomodidad.

Ahora que lo pensaba, el torneo reinstalado luego de años de haber sido prohibido, sonaba
casi demasiado conveniente; puede que todo fuera hasta cierto punto una gran coincidencia
del destino, pero era demasiado sospechoso.

¿Alguien dentro del ministerio pudo estar involucrado?

Nuevamente esa línea de pensamiento y teoría no le agradó mucho.

—¡Se está quedando con nosotros!— dijo Fred en voz alta.

Repentinamente se quebró la tensión que se había apoderado del Gran Comedor desde la
entrada de Moody. Casi todo el mundo se rió, y Dumbledore también, como apreciando la
intervención de Fred.
Draco por otro lado siguió viéndolo de forma seria.

—No me estoy quedando con nadie, señor Weasley— repuso —aunque, hablando de
quedarse con la gente, este verano me han contado un chiste buenísimo sobre un trol, una
bruja y un leprechaun que entran en un bar…

La profesora McGonagall se aclaró ruidosamente la garganta.

—Eh… bueno, quizá no sea éste el momento más apropiado… No, es verdad— dijo
Dumbledore —¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los Tres Magos! Bien, algunos de
vosotros seguramente no sabéis qué es el Torneo de los Tres Magos, así que espero que los
que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa— no
es que importe, probablemente lo venda de forma sensacionalista después de todo —EI
Torneo de los Tres Magos tuvo su origen hace unos setecientos años, y fue creado como una
competición amistosa entre las tres escuelas de magia más importantes de Europa: Hogwarts,
Beauxbatons y Durmstrang. Para representar a cada una de estas escuelas se elegía un
campeón, y los tres campeones participaban en tres pruebas mágicas. Las escuelas se
turnaban para ser la sede del Torneo, que tenía lugar cada cinco años, y se consideraba un
medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes
nacionalidades… hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la
celebración del Torneo.

—¿Número de qué?— pregunto Michael confundido.

Draco tuvo la teoría que el número de muertes debió ser bastante drástico para que cancelaran
algo así, no debe ser divertido ver magos lanzados a morir, cual juegos del hambre.

Pero la mayoría de los alumnos que había en el Gran Comedor no parecían compartir aquel
miedo: muchos de ellos cuchicheaban emocionados, y Draco se sintió algo enfermo de que
nadie parecía pensar cómo el Torneo había causado varias muertes.

Los adolescentes de hoy en día, ocupan priorizar muchas cosas diferentes.

—En todo este tiempo ha habido varios intentos de volver a celebrar el Torneo— prosiguió
Dumbledore —ninguno de los cuales tuvo mucho éxito. Sin embargo, nuestros
departamentos de Cooperación Mágica Internacional y de Deportes y Juegos Mágicos han
decidido que éste es un buen momento para volver a intentarlo. Hemos trabajado a fondo este
verano para asegurarnos de que esta vez ningún campeón se encuentre en peligro mortal.

¿Cómo que era el mejor momento?

Obviamente habría peligro mortal.

Los años anteriores debieron demostrar algo a ese director senil.

—En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de


candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez
imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los Tres
Magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.
Draco notó de reojo como varios estudiantes parecían emocionados, esperando poder ser los
seleccionados y arrugó el rostro; no quería ser parte de esto, no quería que fueran felices, casi
quería gritar sobre las estupideces que pasarían a quienes estuvieran en el torneo.

De reojo miró a Cedric Diggory, sonriendo emocionado y se sintió enfermo.

No debía de ser el único que se estaba imaginando a sí mismo como campeón de Hogwarts.
En cada una de las mesas, Draco veía a estudiantes que miraban a Dumbledore con expresión
de arrebato, o que cuchicheaban con los vecinos completamente emocionados. Pero
Dumbledore volvió a hablar, y en el Gran Comedor se hizo otra vez el silencio.

—Aunque me imagino que todos estaréis deseando llevaros la Copa del Torneo de los Tres
Magos— dijo —los directores de los tres colegios participantes, de común acuerdo con el
Ministerio de Magia, hemos decidido establecer una restricción de edad para los
contendientes de este año. Sólo los estudiantes que tengan la edad requerida (es decir,
diecisiete años o más) podrán proponerse a consideración. Ésta…— Dumbledore levantó
ligeramente la voz debido a que algunos hacían ruidos de protesta en respuesta a sus últimas
palabras, especialmente los gemelos Weasley, que parecían de repente furiosos —es una
medida que estimamos necesaria dado que las tareas del Torneo serán difíciles y peligrosas,
por muchas precauciones que tomemos, y resulta muy improbable que los alumnos de cursos
inferiores a sexto y séptimo sean capaces de enfrentarse a ellas. Me aseguraré personalmente
de que ningún estudiante menor de esa edad engañe a nuestro juez imparcial para convertirse
en campeón de Hogwarts— Sus ojos de color azul claro brillaron especialmente cuando los
guiñó hacia los rostros de Fred y George, que mostraban una expresión de desafío —Así
pues, os ruego que no perdáis el tiempo presentándoos si no habéis cumplido los diecisiete
años.

Draco estuvo esta vez tentado a reírse, cuando el hombre dijo que se aseguraría el mismo, eso
es casi como ofrecerse culpable por todo lo que ocurriría; pero claro nadie lo señalaría como
culpable, porque es Albus Dumbledore.

Maldita estafa.

Ese hombre había fallado los últimos años, había hecho cosas buenas, pero había tenido
muchos deslices.

Increíble que siga siendo director.

—Las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegarán en octubre y permanecerán con


nosotros la mayor parte del curso. Sé que todos trataréis a nuestros huéspedes extranjeros con
extremada cortesía mientras están con nosotros, y que daréis vuestro apoyo al campeón de
Hogwarts cuando sea elegido o elegida. Y ya se va haciendo tarde y sé lo importante que es
para todos vosotros estar despiertos y descansados para empezar las clases mañana por la
mañana. ¡Hora de dormir! ¡Andando!

Dumbledore volvió a sentarse y siguió hablando con Ojoloco Moody. Los estudiantes
hicieron mucho ruido al ponerse en pie y dirigirse hacia la doble puerta del vestíbulo.

Draco caminó con sus amigos, viendo casi sin impresión al frente.
—Sería genial ser el campeón de Hogwarts— musita Michael emocionado, pero Terry parece
solamente negar con la cabeza sin verse interesado en la situación.

Alguien sensato al menos.

Padma y Anthony tampoco parecían interesados en ser campeones, otras dos cabezas
inteligentes dentro de su grupo de amigos para variar.

Con una última despedida de Megumi quien se iría con los Hufflepuff, Draco tenía la
necesidad de obtener alguna idea para poder detener el torneo; o al menos impedir que Harry
y Cedric fueran parte de él, algo más fácil pensarlo que hacerlo.

Esa noche soñó que estaba en medio de un campo de flores y alguien llamaba por su antiguo
nombre.

Orion.

Y luego todo se volvía negro.

Draco no es un buen madrugador, usualmente siempre tiene pesadillas y despierta de mal


humor, así que la mayoría de sus amigos espera que pase el desayuno para poder hablarle
sobre cualquier cosa importante. Bosteza un poco mientras su rostro casi cae sobre su avena,
pero unas tostadas de parte de Luna hacen su mañana mucho mejor y ve de reojo a Anthony,
quien no deja de sonreír hablando con Padma de forma demasiado notoria. Voltea a ver a
Michael que habla animadamente con una niña Ravenclaw, mientras Terry escucha a Luna
hablar sobre alguna criatura que Draco voltea a ver confundido. De reojo nota que en la mesa
Hufflepuff no puede ver a Megumi, por lo que hace una mueca pensativo, esperando poder
encontrarla por ahí pronto.

Es su primer día.

Un día importante.

Draco hace una mueca al pensar que tendrán algunas clases con Hufflepuff (Zacharias Smith)
ese día, pero no tiene mucho que hacer que pueda evitarlo y se pone de pie queriendo dar una
pequeña caminata; Padma lo ve de forma seria y le indica que si no llega en media hora tiene
permitido enloquecer.

No ve a los Slytherin.

No sabe qué hacer con ellos.

Tiene que hablar con Blaise, lo sabe, pero no puede hablar con Theo en este momento y
ocupa pensar en tantas cosas.

No sabe cómo hacer esto.


—Draco— se sobresalta un poco ante el llamado, pero una pequeña sonrisa involuntaria
aparece cuando Harry aparece a su lado en el pasillo.

¿No había estado en el comedor hace unos momentos?

Tal vez se le olvidó algo, es sospechoso que apareciera aquí de la nada, pero Draco se encoge
de hombros alegre de una distracción.

Ya tenía demasiadas teorías o preocupaciones en su mente, para pensar en el comportamiento


de su amigo, que, si era sincero, siempre ha sido un poco extraño; no al nivel de Theo, pero
es algo a lo cual no quiere ahondar y prefiere solamente no pensar en nada por unos cuantos
minutos.

—Hey Harry— saluda con la mano también cuando este llega a su lado —¿Vas algún lugar?
— pregunta confundido, tal vez solamente quiso saludarlo.

Harry se ve pensativo, antes de mover su cabeza viendo a todos lados antes de asentir.

—A la lechuceria, ¿podrías acompañarme?— los ojos de Draco se entrecerraron porque


Harry no lo veía a los ojos, así que cuando asintió, este sonrió de forma sospechosa antes de
comenzar a caminar.

A pesar de ser más pequeño que Draco, podría seguirle el paso.

Bien.

Draco pensó en Merlín y lo mucho que había pasado con su lechuza la semana pasada,
especialmente por no tener tanto espacio en la casa Tonks (algo que era mucho más agradable
de lo que pensó a primera vista), el ambiente era cálido.

Aunque extraño a su madre muchísimo.

Suspira un poco atrayendo la atención de Harry, se mueve algo incómodo por su mirada y
continua el camino sin verlo realmente.

—Lo siento, es raro… me gusta estar de regreso, aunque extraño un poco mi hogar.

Harry hace una mueca en su rostro.

—¿La mansión Malfoy?— pregunta casi horrorizado y Draco rueda los ojos, no, ese lugar no
lo extraña.

No cree que pueda ahora, es demasiado doloroso pensar en eso ahora.

—Mi madre— dice como si fuera lógico, los ojos de Harry se abren sorprendidos —puede
que no tenga la mejor relación con mi padre ahora— subestimación del siglo —pero mi
madre es todo lo bueno en este mundo, aunque terminó con mi padre y… aunque antes lo
entendía, ahora me pregunto muchas veces por qué sigue con él— cómo podría amarlo
después de todo este tiempo.
Ambos estaban enamorados, pero ahora, Draco realmente no puede evitar pensar con
amargura que tanto alguien puede cambiar.

Que tanto su padre ha cambiado.

¿Cómo su madre puede amarlo aún?

El amor es peligroso, a veces Draco se pregunta si realmente quiere estar con alguien así,
como Orion nunca lo hizo o no recuerda bien; no recuerda haber amado a alguien y ahora,
aunque ha visto parejas en padres de sus amigos que parecen felices a pesar de los años,
Draco se siente intimidado por tener algo así con alguien. El amor es peligroso, porque de la
forma en que amas puedes ser herido, lo había pensado anteriormente con su padre y ahora lo
reafirma, el dolor que siente al pensar en su padre, debe ser proporcional a cuanto lo quiere.

Maldición.

—Entiendo, digo, no entiendo porque no son mis padres, pero… bueno… mis tíos no son
personas agradables— hay tanto detrás de esa oración, tanto que Harry debe ocultar para sí
mismo y que no quiere compartir; Draco le sonríe de reojo porque no es lo mismo, pero
agradece el sentimiento.

Los tíos de Harry nunca lo quisieron, pero hubo un momento donde Draco pensó y pudo jurar
que su padre lo amaba.

Ya no lo hace.

—Escuché que te tenían encerrado en el verano del segundo año— la cara de Harry voltea a
verlo de forma violenta y Draco no demuestra nada —escuché a George y Fred, algo sobre un
rescate y un automóvil volador; a partir de ahí no necesito sumas 2+2 para decir que tus
familiares son peores que los míos.

—Son desagradables.

Draco ve de reojo a Harry, el odio y molestia que hay en su voz, pero una casi resignación
que era bastante dolorosa de ver.

—¿Los odias?— la pregunta parece tomarlo por sorpresa, antes de suspirar y ver hacia el
pasillo que siguen caminando, cada vez más despacio.

—No sé, supongo, aunque ellos me odiaron primero.

Un tarareo de parte de Draco de asentimiento, mientras Harry parece encogerse y comenzar a


jugar con algo en su pecho. Los ojos de Draco parecen sorprendidos cuando nota que es su
collar, el mismo collar que le había dado en primer año y que para ser sincero, había olvidado
completamente; se sorprende que lo tenga todavía.

La mayoría de collares de este tipo que le daba su madre estaban en su baúl, pero no solía
usarlos todo el tiempo, solo los que tenían hechizos calentadores activos y está seguro que
este ya no funciona como debería.
—Todavía lo tienes— no es una pregunta, es un hecho.

Harry parece abochornado un momento, antes de sonreír, olvidando por un momento el tema
de su familia problemática y como no habla claramente de eso; aunque son amigos, tal vez es
demasiado pronto para entrar en algunos detalles. A pesar que ama a sus Ravenclaw no ha
ahondado tanto en los castigos físicos que ha tenido de su padre, como lo hizo con Blaise, ya
que tienen años de amistad y lo entiende.

Tal vez algún día Harry le diga lo que ha vivido, tal vez no, pero le gusta pensar que siempre
podría hablar con él sí necesitara a alguien.

Aunque ya tiene a Ron y Hermione para eso, probablemente no necesite a Draco en esa área,
por eso no hay que enojarse; los amigos cumplen diferentes funciones todo el tiempo, no
puedes ser todo para alguien.

El pensamiento floto un poco en su mente con sensación confusa al respecto.

—Bueno, sí, me encanta— demasiado honesto, piensa Draco preocupado, su mirada parece
brillante y es honesto.

Draco no quiere pensar en el torneo, no quiere pensar en cómo esa mirada pronto podría
apagarse si es seleccionado en el torneo y se encuentra con Voldemort en la prueba final; sin
contar sobre 3 pruebas totalmente traumáticas que un adolescente no debería vivir.

Necesita una forma de que Harry no esté en el torneo y es como que para ayer.

—Dámelo.

—No, es mío.

Draco pestañeo con la mano extendida, totalmente convencido de que Harry le daría el collar
con facilidad, pero en su lugar se aferra a él con una mirada de advertencia y bastante
posesividad que no había calculado.

Interesante.

Rueda los ojos.

—No te lo voy a quitar idiota, te lo voy a regresar, pero ocupo hacer algo con él aquí mismo
frente a ti— habla Draco con un poco de diversión, pero Harry lo ve de forma cautelosa un
momento, antes de suspirar y quitarse el collar como sí fuera doloroso para él.

No tenía ningún ritual de sangre o runa que hiciera eso, Draco lo sabría porque se lo había
entregado y no podía sentir ningún susurro de poder mágico en el collar en sus manos.

Al tomarlo notó que estaba bien cuidado, no parecía abollado de ninguna forma e incluso
parecía haber sido mantenido con alguna especie de hechizo o algo; quiso preguntar, pero en
su lugar tomo su varita y comenzó hacer algunos hechizos que había aprendido en la clase de
runas.
No por su profesora, que iba todavía demasiado lenta para lo que sabía, si no de los libros de
runa que aprovechaba para leer en sus clases el año pasado.

Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete.

Luego de esto se activó nuevamente la runa y Draco pudo sentir nuevamente su poder mágico
activado; otra vez podría funcionar como calentador personal sí el clima disminuía y con
suerte sería por un poco más de un año.

Se lo entregó a Harry que inmediatamente se lo puso, abriendo sus ojos probablemente al


sentir la magia funcionando.

—Volví a activar las runas, después de un tiempo dejan de funcionar— señala con el mentón
en alto, porque es demasiado grandioso para este mundo y espera que otros sepan lo
bendecidos que están con su sola presencia.

Es tan genial como amigo.

Harry parece verlo emocionado, aunque algo de duda aparece en sus ojos.

—Eso significa que la piedra para dormir con runas pronto dejará de hacer efecto— musita
por debajo pensativo, Draco traga saliva sin saber cómo decirle que, si bien al inicio ayudó,
ahora no funciona en nada y las pesadillas han sido parte de su día a día desde que tiene
memoria.

Hogwarts.

Desde que entró a Hogwarts.

Maldita sea.

—Tendré que investigar, pero al igual que el collar probablemente pueda hacer que funcione
sí alguna vez falla.

—¿Te ha ayudado?

—Por supuesto— una mentira piadosa, pero nadie podría mentirle a Harry sí te ve con esos
ojos expectantes y preocupados —Aunque me sorprende que notaras que no duermo bien, fue
un regalo bastante considerado— añade rápidamente esperando cambiar el tema y no seguir
con la mentira, si no estas preparado, la mentira puede desmoronarse y por eso hay que tener
cuidado.

Harry ladea el rostro, antes de ver a otro lado levemente sonrojado.

Siempre se sonroja.

¿Eso pasaba en las películas?

Tal vez fuera algo de los libros.


Tal vez lo olvidó y Harry era tímido.

Draco entrecierra los ojos confundidos ante la idea cálida en su pecho al verlo sonrojado, no
muy emocionado con una posible línea de pensamiento ante esas emociones.

—Desde primer año siempre has parecido no tener buen dormir, o al menos siempre tienes
ojeras— comenta como sí no fuera la gran cosa.

Draco debe suprimir una sonrisa, pero falla de alguna forma, porque eso es algo que debería
haber esperado.

—Como esperaba de mi acosador favorito, vamos no me mires así, sabes que es cierto y en
primer año siempre quisiste ser mi amigo— Harry le da una mirada de pocos amigos, que
saca una risa de Draco cuando están por llegar a la torre de las lechuzas —no te enojes,
después de todo, ahora somos amigos— brinda una rama de olivo y Harry sede si su suspiro
significa algo.

Va a molestarlo un poco más, cuando la presencia de alguien en la torre lo hace congelarse,


antes que una sonrisa cálida lo inunde.

—Draco— es Megumi quien se acerca rápidamente a él con una sonrisa brillante —estaba
enviándole una carta a mi oto-san, estaba preocupada, pero le dije que estabas aquí y
seguramente quedara más tranquilo; tengo tanto que contarte sobre anoche —la niña tímida
del día anterior, parece disminuir un poco y convertirse en una pequeña bola de energía
andante.

¿Azúcar?

Tal vez algún amigo nuevo o la presencia del apuesto Cedric Diggory.

Ahora está tratando con una mano de ocultar su sonrisa mientras asiente.

—Claro te prometí hablar contigo hoy y cuando quisieras, pero antes que eso quiero
presentarte a mi amigo Harry Potter— señala rápidamente para no ser grosero, sorprendido
de la repentina expresión seria de Harry al ver a la niña que solamente hace una leve
reverencia, Draco se apresura —Harry ella es Megumi Fujiwara, es una amiga de la familia
que conocí el año pasado, al igual que Luna voy a ser su protector— añade con una sonrisa
viendo a la niña.

Esta lo ve casi con diversión.

—No necesito protección Draco Malfoy, si mal no recuerdo, podría ser de gran ayuda contra
criaturas marinas sí se llegara a presentar la ocasión— debe estar recordando lo sucedido en
el estanque en su visita a Japón, lo cual Draco no olvidaría.

Como recordaba, la niña sigue manteniéndose firme, con el mentón en alto como cualquiera
de su linaje y una chispa que probablemente sería más Gryffindor que Hufflepuff.

Draco no puede evitar sonreír.


Esta niña es otra cosa.

—Pero mira que sigues siendo una pequeña descarada, ¿Qué hay del respeto a los mayores?

—Lo que sea, vamos tengo que contarte muchas cosas.

La niña toma su muñeca como lo más natural del mundo, viéndose adorable por la diferencia
de altura y con la costumbre de hacerlo desde que estaban en Japón. El Draco de entonces
había estado tan asombrado con todo a su alrededor, que usualmente Megumi lo arrastraría
mientras explicaba todo como una enciclopedia andante.

Hubiera estado en Ravenclaw, Draco lamenta la perdida de conocimiento.

—Solo han pasado menos de 12 horas, aunque sí es sobre tu padre, me gustaría escucharlo—
las historias del jefe de familia Fujiwara siempre fueron asombrosas —lo siento Harry tengo
que irme, nos vemos después— se despide como puede de este con la mano, mientras
Megumi comienza hablar emocionada sobre como la sala común está cerca de las cocinas.

De reojo mira como Harry lo mira con una sonrisa un poco más pequeña de la que tenía
ahora y su mano se mueve algo tímidamente, hay una chispa inquieta en sus ojos, pero no
puede describirla bien porque entra en la historia de Megumi rápidamente.

Si.

Esta niña aparentemente tímida, habla demasiado cuando entra en confianza.

Bueno.

Un nuevo año va empezar y tiene que hablar con sus amigos, porque Harry Potter no va a
participar este año en el Torneo de los Tres Magos, incluso si tiene que destruir el maldito
cáliz por sí mismo.

Continuará…

Chapter End Notes

Joder que miedo tenía, este capítulo se me fue extendiendo y había olvidado que pase el
límite de hojas que usualmente tengo, pero bueno, algunos capítulos a partir de este libro
creo que será imposible que no sean tan largos.

Megumi es una Hufflepuff, quien lo habría pensado. Ahora Draco tiene amigos cercanos
de todas las casas, lo cual es algo muy importante a tomar en cuenta.

El Drarry vendra, tengan pasiencia.

Me pregunto cuanto me odiaran por lo de Theo, en mi defensa, había estado planeando


esta charla casi desde el inicio de la historia :D
Capítulo 5: Luchas mentales y verbales.
Chapter Summary

Draco odia a Moody, Moody claramente odia a Draco, pero todos aman a Luna.

Harry quiere tiempo para Harry.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Draco no estaba tan feliz de compartir transformaciones con los Hufflepuff, más
específicamente con Zacharias Smith que, aunque no es tan idiota como años pasados, parece
no superar a Draco de ninguna forma y hacer comentarios mordaces; una parte de Draco
debería haberle dicho que también odiaba a su padre, entonces ya no tendrían ninguna
enemistad y en general podrían tener algo en común para odiar juntos. Tristemente no
sucedió nada de esto, Zacharias hizo un comentario sobre lo desastroso que era, ya que estaba
distraído y su erizo no se convirtió en alfiletero; nadie entendió bien como logró transformar
un erizo en una pequeña serpiente que parecía bastante adorable.

Bueno, pudo haberse quedado en silencio, pero Draco no suele hacerlo mucho.

—Sí esta es tu forma de pedirme una cita u obsesionarse conmigo, sigue intentando en otra
vida Smith.

—Prefiero salir con un sapo muerto que estar a tu lado Malfoy.

—Entonces deja de molestarme, no sé qué tan infeliz quieres que yo sea para sentirte
superior, pero puedes chuparme la polla sí quieres.

Por suerte McGonagall había estado fuera del salón, así que, aunque casi se batieron en
medio de un duelo, cuando la maestra apareció todo estaba en relativo silencio. Pero las
miradas de muerte que se dieron ambos niños, declaraban que este año iba ser tan malo como
los anteriores al menos en lo que su relación se refería.

El incidente no se esparció en el comedor para su suerte, aunque Draco estaba algo ocupado
ignorando las miradas de sus Slytherin.

Tenía que hablar con ellos, pero hoy no, era solo el primer día.

Así que prefirió sentarse espaldas a ellos, incluso si eso significara ver el rostro de Zacharias
frente a él, quien hizo una mueca sintiéndose igual de asqueado que el propio Draco. Luego
de sacarle el dedo del medio a Zacharias, que contraatacó con una salchicha desviada que le
dio al espacio vacío a su lado, lo vio con una mueca de asco.
Sería un pésimo jugador de quidditch.

Ernie Macmillan tuvo que arrastrar a Zacharias cuando claramente iba a lanzarse para
maldecirlo, su varita parecía brillar en sus manos y Draco lo vio con una cantidad de
diversión en su propio rostro; seguro de que, entre ambos, quien barrería el piso con él otro
era Draco.

—Estoy hablando con la profesora McGonagall para comenzar mis estudios para ser un
animago— había dicho Terry, atrayendo totalmente su atención del molesto Hufflepuff.

Se había perdido un poco de la conversación, pero notó a sus amigos lucir impresionados.

Draco incluido.

Sirius era un animago ilegal, lo cual podría llevarlo a azkaban sí no se cuidaba y había
generado muchos problemas como con el escape de Peter. Pero ser un animago era bastante
difícil y se necesita estar registrado como vigilado por el ministerio, solamente magos con
gran talento podrían llegar a convertirse en un animal y Draco se sintió un momento ofendido
porque McGonagall no le dijera nada a él.

Hasta que recordó su horroroso tercer año.

Pasó de ser el estudiante de oro en sus dos primeros años, a convertirse entre los 10 mejores
en su tercer año con mucho trabajo de su parte; usualmente quería ser el mejor de su
generación para impresionar a su padre, pero luego de lo sucedido en los mundiales, Draco
estaba listo para un año tranquilo y de investigación en Orion Blake.

Así que no se sorprendería si no le dicen nada a él, ni siquiera quería ser un animago,
solamente que se sintió molesto de que no le preguntaran.

¿Infantil?

Totalmente, pero solo tenía 14 años.

Técnicamente.

—Eso es asombroso Terry, me gustaría poder ser un animago— exclamó Michael con una
mirada de completa emoción y honestidad en él, alegre sinceramente por su mejor amigo y la
sonrisa agradecida de Terry hizo que Draco suspirara.

No quería admitirlo, pero de todos en su grupo, Terry destacaba en transformaciones incluso


más que Draco, así que entendía porque McGonagall se lo habría preguntado.

—¿Qué animal crees que serás?— preguntó Anthony mientras devoraba su pudin, a lo cual
Terry torció el rostro pensativo.

—Me gustan los felinos.

—Apuesto que será un oso— había dicho Michael divertido, Terry lo empujo haciendo que
este se riera.
—Me gustaría ser un conejo, aunque no sé si sea tan buena para serlo algún día— habló Luna
a su lado con una sonrisa adormilada.

—Creo que un ave sería bastante útil— suministro Padma pensativa, lo cual hizo a Draco
meditar sobre lo genial que sería volar.

—Pero algún animal grande como un tigre podría ser bueno para espantar a otros— añade
ahora Anthony divertido.

—¿Cuál animal te gustaría Draco?— hay un poco de formalidad en la voz de Terry al


hablarle, pero parece que desde que se subieron al tren, ha intentado ser mucho más amable
con Draco, aunque se vea algo forzado.

Va a tomar la rama de olivo.

Sonríe de forma socarrona.

—Un dragón por supuesto— esta vez el panecillo viene de parte de Michael, haciendo que
sus amigos suelten la risa y Draco lo haga sin poder evitarlo.

Felicitan a Terry y lo obligan a contarle sus secretos cuando termine su entrenamiento con
McGonagall, no quiere ser un animago, pero tampoco es estúpido como para desperdiciar
conocimiento que no es fácilmente obtenido.

No ha aparecido la copa y con eso Draco se siente ansioso, sabe que apenas aparezca debe
hacer algo, pero sin una observación del objeto sus ideas no están muy posicionadas; tiene
una idea de que necesitaran runas o modificar runas, así que se ha metido nuevamente dentro
de su investigación. Si sus amigos han notado que no ha tocado nada sobre el libro de Orion
estos dos días, bueno, solo lo observan curioso y Draco se siente mal por no poder investigar
cómo quiere. Solo tiene que alejar a Harry del torneo, luego podrá investigar de Orion
tranquilo sabiendo que ninguno de sus amigos va a estar en medio de una lucha contra
Voldemort este año.

Ya encontrara la forma de que nadie secuestre a su amigo como plan B, incluso si es


necesario pegarse el niño a su cadera.

Clase de defensa contra artes oscuras le tocaba con los Gryffindor este año, Draco saludó a
Neville de forma animada cuando entró con Anthony y el niño regordete le saludó de forma
entusiasta; había intercambiado varias cartas con Neville en vacaciones para saber más de
herbología, también para mantener el contacto con este.

No eran tan cercanos, pero siempre que estaban en la misma habitación se saludaban y
estudiaban juntos.

¿Por qué el trío de oro nunca lo reclutó formalmente para ser un cuarteto?
Nunca lo entendería.

—Draco— saludó Harry animadamente apenas tomó asiento, los Gryffindor habían llegado
bastante temprano y Draco había ignorado un poco a Harry al frente del salón.

Volteó a verlo donde Draco estaba al final del salón, con una mano de forma algo confundida
por la sonrisa del niño, siempre parecía feliz cuando compartían alguna clase.

Draco pestañeó cuando al levantar la mirada, todos desviaron el rostro como sí hubieran
estado observándolos, lo cual no tenía sentido.

—Eso fue raro— musitó viendo a Anthony, que parecía sonreír con un grado de malicia.

—Me sorprende que lo notaras, ha estado ocurriendo desde segundo año.

—¿Qué ha estado ocurriendo?

Nunca obtuvo una respuesta ya que no tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los
pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y
aterrorizador como siempre. Entrevieron la garra en que terminaba su pata de palo, que
sobresalía por debajo de la túnica.

—Ya podéis guardar los libros— gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose
tras ella —No los necesitaréis para nada.

El rostro de Draco se agrió un poco, no es que no apreciara una clase práctica, pero le gustaba
la idea de un equilibrio entre libros y clase práctica.

Además.

El hombre que les enseñaba era bastante dudoso y sí era realmente quien creía que era,
bueno, Draco debería tener miedo de que un mortifago estuviera por enseñarles clases de
magia oscura.

Volvieron a meter los libros en las mochilas. Anthony lo miraba curioso, arrugando el ceño
cuando lo vio tal vez demasiado serio. Golpeó con la pierna a Padma sentada frente a ellos,
quien al voltear el rostro levemente, también arrugó su rostro al verlo de esta manera.

Extrañaba a Remus, incluso sí no le agradaba por su historia con Sirius, había sido sin duda
el único profesor competente a la fecha.

Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro,
desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista
con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme
respondía a su nombre.

Cuando dijo su nombre, Draco sintió la horrible mirada de este sobre él por más tiempo del
necesario si la mirada de sus amigos insinuó algo.

Si.
No le gustaba.

El sentimiento probablemente era mutuo.

—Bien— dijo cuando el último de la lista hubo contestado presente —He recibido carta del
profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya sois bastante diestros en
enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Habéis estudiado los boggarts, los gorros rojos, los
hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es cierto?

Hubo un murmullo general de asentimiento.

No.

Draco era muy malo con criaturas marinas, pero se negó a verse débil ante su profesor.

—Pero estáis atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones—


prosiguió Moody —Así que he venido para prepararos contra lo que unos magos pueden
hacerles a otros. Dispongo de un curso para enseñaros a tratar con las mal…

—¿Por qué, no se va a quedar más?— dejó escapar Ron.

El ojo mágico de Moody giró para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Moody
sonrió. Era la primera vez que Draco lo veía sonreír. El resultado de aquel gesto fue que su
rostro pareció aún más desfigurado y lleno de cicatrices que nunca, pero era un alivio saber
que en ocasiones podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa. Ron se
tranquilizó.

Draco no lo hizo.

—Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no?— dijo Moody —Hace unos días tu
padre me sacó de un buen aprieto… Si, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a
Dumbledore: un curso y me vuelvo a mi retiro.

Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.

Draco no se sintió cómodo en lo absoluto, se preguntó si había ayudado al verdadero Moody


o de forma indirecta ayudo al mortifago, lo cual claramente no era una grata idea.

—Así que… vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el
Ministerio de Magia, yo debería enseñaros las contra maldiciones y dejarlo en eso. No
tendríais que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estéis en sexto. Se
supone que hasta entonces no seréis lo bastante mayores para tratar el tema. Pero el profesor
Dumbledore tiene mejor opinión de vosotros y piensa que podréis resistirlo, y yo creo que,
cuanto antes sepáis a qué os enfrentáis, mejor. ¿Cómo podéis defenderos de algo que no
habéis visto nunca? Un mago que esté a punto de echaros una maldición prohibida no va a
avisaros antes. No es probable que se comporte de forma caballerosa. Tenéis que estar
preparados. Tenéis que estar alerta y vigilantes. Y usted, señorita Brown, tiene que guardar
eso cuando yo estoy hablando.
Lavender se sobresaltó y se puso colorada. Le había estado mostrando a Parvati por debajo
del pupitre su horóscopo completo. Daba la impresión de que el ojo mágico de Moody podía
ver tanto a través de la madera maciza como por la nuca.

Draco sospechó que algo ocultaba y sería difícil escabullirse frente a él en algún momento.

Tomaría nota de eso.

—Así que… ¿alguno de vosotros sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley
mágica?

Varias manos se levantaron, incluyendo la de Ron y la de Hermione. Moody señaló a Ron,


aunque su ojo mágico seguía fijo en Lavender.

—Eh…— dijo Ron, titubeando —mi padre me ha hablado de una. Se llama maldición
imperius, o algo parecido.

—Así es— aprobó Moody —Tu padre la conoce bien. En otro tiempo la maldición imperius
le dio al Ministerio muchos problemas.

La mirada que le dirigió a Draco fue deliberada, pero solamente permaneció tranquilamente
con el rostro en blanco.

Esto no era un salón de clase, eran un salón de guerra esperando explotar y Draco quería
saber quién haría el primer movimiento.

Como el ajedrez.

Moody se levantó con cierta dificultad sobre sus disparejos pies, abrió el cajón de la mesa y
sacó de él un tarro de cristal. Dentro correteaban tres arañas grandes y negras. Padma hizo un
sonido incómodo, no le tenía miedo, pero Draco tampoco se vio como aficionado por los
arácnidos.

Moody metió la mano en el tarro, cogió una de las arañas y se la puso sobre la palma para
que todos la pudieran ver. Luego apuntó hacia ella la varita mágica y murmuró entre dientes:

—¡Imperio!

La araña se descolgó de la mano de Moody por un fino y sedoso hilo, y empezó a balancearse
de atrás adelante como sí estuviera en un trapecio; luego estiró las patas hasta ponerlas rectas
y rígidas, y, de un salto, se soltó del hilo y cayó sobre la mesa, donde empezó a girar en
círculos. Moody volvió a apuntarle con la varita, y la araña se levantó sobre dos de las patas
traseras y se puso a bailar lo que sin lugar a duda era claqué.

Todos se reían. Todos menos Moody y Draco.

—Os parece divertido, ¿verdad?— gruñó —¿Os gustaría que os lo hicieran a vosotros?

La risa dio fin casi al instante.


—Esto supone el control total— dijo Moody en voz baja, mientras la araña se hacía una bola
y empezaba a rodar —Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse, colarse por la
garganta de cualquiera de vosotros…

Ron se estremeció.

—Hace años, muchos magos y brujas fueron controlados por medio de la maldición imperius
— explicó Moody, y Draco comprendió que se refería a los tiempos en que Voldemort había
sido todopoderoso —Le dio bastante que hacer al Ministerio, que tenía que averiguar quién
actuaba por voluntad propia y quién, obligado por la maldición.

Esta vez no disimuló cuando mientras la araña seguía flotando se acercó cerca del escritorio
de Draco, donde permanecía con el rostro prolijamente en blanco.

—Algo que agregar joven Malfoy— la pregunta parecía llena de veneno, su ojo moviéndose
violentamente mientras lo veía.

Si.

Moody atacó primero, sin resistirse, siendo claramente no un auror y más bien siendo un
extraño mortifago contenido o resentido con su padre.

Probablemente.

No era algo nuevo en su vida.

Sus amigos voltearon a verlos confundidos, pero Draco mantuvo su sonrisa neutral.

—El juicio de mi padre dictaminó que fue controlado por la maldición Imperius sí eso es lo
que quiere decir profesor— contestó de forma dulce, pero igualmente pudo sentir cuando
todo el salón pareció bajar de temperatura ante la frialdad de su mirada.

Su mentón en alto, los ojos de Moody chispeantes sobre él.

—Exacto Malfoy, tu padre fue absuelto luego de su testimonio y una gran suma de dinero a
diferentes sociedades benéficas— había sarcasmo en su voz, algunos se vieron de reojo
preocupados, pero Draco mantuvo su rostro sin sorpresa.

—Si, el ministerio lo dejó como un hombre libre, pero sí de alguna forma no lo hubiera sido,
eso habla más del sistema corrupto y aurores ineptos que de mi padre.

Draco pudo ver como Padma se ahogaba con su propia saliva y pudo escuchar un chillido de
alguna otra estudiante dentro del salón, tal vez debería dejar de enemistarse con profesores,
pero, aunque nadie pareciera entenderlo, en realidad no estaba haciendo pasos incorrectos;
probablemente el verdadero Moody lo vería como una fatal ofensa o tal vez no.

Pero el Mortifago, el hombre detrás del disfraz, parecía verlo con cierto grado de interés.

No era lo idea.
Pero al menos había insultado al ministerio, el lugar que los Mortifagos no querían.

—Podemos combatir la maldición imperius, y yo os enseñaré cómo, pero se necesita mucha


fuerza de carácter, y no todo el mundo la tiene. Lo mejor, sí se puede, es evitar caer víctima
de ella. ¡ALERTA PERMANENTE!— bramó, y todos se sobresaltaron.

Cambió de tema, Draco sonrió cuando el profesor se dio media vuelta y aunque sintió la
mirada de algunos otros estudiantes, Draco no iba a perder.

Moody cogió la araña trapecista y la volvió a meter en el tarro.

—¿Alguien conoce alguna más? ¿Otra maldición prohibida?

Hermione volvió a levantar la mano y también, con cierta sorpresa para Harry, lo hizo
Neville. La única clase en la que alguna vez Neville levantaba la mano era Herbología, su
favorita. El mismo parecía sorprendido de su atrevimiento.

—¿Sí?— dijo Moody, girando su ojo mágico para dirigirlo a Neville.

—Hay una… la maldición cruciatus— dijo éste con voz muy leve pero clara.

Moody miró a Neville fijamente, aquella vez con los dos ojos.

Draco hizo una mueca al pensar en su tía menos favorita.

—¿Tú te llamas Longbottom?— preguntó, bajando rápidamente el ojo mágico para consultar
la lista.

Neville asintió nerviosamente con la cabeza, pero Moody no hizo más preguntas.

Se volvió a la clase en general y alcanzó el tarro para coger la siguiente araña y ponerla sobre
la mesa, donde permaneció quieta, aparentemente demasiado asustada para moverse.

—La maldición cruciatus precisa una araña un poco más grande para que podáis apreciarla
bien— explicó Moody, que apuntó con la varita mágica a la araña y dijo —¡Engorgio!

La araña creció hasta hacerse más grande que una tarántula. Abandonando todo disimulo,
Ron apartó su silla para atrás, lo más lejos posible de la mesa del profesor.

Moody levantó otra vez la varita, señaló de nuevo a la araña y murmuró:

—¡Crucio!

De repente, la araña encogió las patas sobre el cuerpo. Rodó y se retorció cuanto pudo,
balanceándose de un lado a otro. No profirió ningún sonido, pero era evidente que, de haber
podido hacerlo, habría gritado. Moody no apartó la varita, y la araña comenzó a estremecerse
y a sacudirse más violentamente.

—¡Pare!— dijo Hermione con voz estridente.


Draco la miró con un poco de aburrimiento. Ella no se fijaba en la araña sino en Neville, y
Draco, siguiendo la dirección de los ojos de su amiga, vio que las manos de Neville se
aferraban al pupitre.

Tenía los nudillos blancos y los ojos desorbitados de horror.

Moody levantó la varita. La araña relajó las patas, pero siguió retorciéndose.

—Reducio— murmuró Moody, y la araña se encogió hasta recuperar su tamaño habitual.


Volvió a meterla en el tarro —Dolor— dijo con voz suave —No se necesitan cuchillos ni
carbones encendidos para torturar a alguien si uno sabe llevar a cabo la maldición cruciatus…
También esta maldición fue muy popular en otro tiempo. Malfoy.

Maldición.

¿Hoy es el día de joder a Draco Malfoy?

Todos voltearon a verlo nuevamente con dudas, pero mantuvo su sonrisa de heredero para ese
bastardo.

Tal vez no lo había convencido con su anterior comentario.

Sí el insulto al ministerio indirecto no funcionaba, bueno, nadie podría culparlo por ser algo
mezquino.

—Si quiere que hable sobre mi adorable y amada Tía Bellatrix, una mortifago completamente
loca que le gustaba torturar a diestra y siniestra, no sabría decirle, usted debió conocerle
mejor que yo, ya que es un auror— lo último lo dice con todo el sarcasmo posible, y Moody
lo ve fijamente antes de sonreír.

De forma siniestra.

Draco mantiene su sonrisa controlada.

—Si la conocí, bastante interesante, al menos era mucho más capaz que tu padre en tortura.

Golpe directo, su rostro dejó de sonreír y todo el salón volvió a ser un lugar tenso, Anthony
lo tenía sujeto debajo de la mesa por la muñeca, apretándolo como una advertencia de que no
hiciera alguna locura.

No estaba en buenos términos con su padre, sabe de lo que es capaz, pero maldita sea que se
va a quedar callado ante una confrontación directa.

—Felicidades por hacer su trabajo señor.

La varita de Moody lo apuntó y ahora fue Granger quien soltó un chillido alarmado, pero
Draco ni siquiera pestañeó cuando el hombre movió la varita para levantar su mandíbula con
morbosa satisfacción.
—Bueno sinceramente me sorprende joven Malfoy, sabe que he conocido a muchas familias
de sangre pura que son educadas en magia negra desde jóvenes; dudo que los Malfoy y
alguien con sangre Black no conozca de lo que hablo, acaso tus padres te educaron igual que
otro heredero— sus ojos brillan divertidos, casi saliéndose un poco de su papel.

Como sí disfrutara de hablar con él.

Como sí quisiera hablar con él.

Sepa algún ser celestial por qué.

—Profesor— gruñó Padma, pero Moody no volteó a verla aun en el duelo de miradas con
Draco que no iba a perder.

—Debe sentirse bendecido joven Malfoy, sí su padre alguna vez le lanzó algún maleficio
como usualmente hacen para diciplinar a sus hijos, probablemente no fuera tan potente—
todos parecían en silencio incluso peor que antes, Draco se sintió abochornado por las
miradas que algunos estudiantes le daban.

De pena y preocupación.

Sus puños se apretaron con fuerza y su rostro calmado, cambió a uno mortalmente serio.

Su padre nunca le lanzó una maldición.

—Mi padre nunca me ha maldecido.

—Probablemente entonces usó algún golpe para que escarmentaras.

Draco falla en su expresión, porque sus emociones lo delataron y puede ver casi un deleite
morboso en el rostro del hombre cuando lo ha averiguado.

La varita deja su mandíbula y Draco ocupa todo su poder para no irse a los golpes contra el
adulto.

Casi puede saborearlo.

—Profesor eso es demasiado— gruñe Hermione Granger casi horrorizada, pero Draco nota
en el rostro de Moody la poca importancia que tiene sus palabras.

—Granger supongo que no saba mucho sobre familias de sangre pura, pero estuve muy
relacionado con los Black y los Malfoy, sé que son capaces de hacer a sus niños con tal de
que sean lo que esperan de ellos— su comentario casi parecía aburrido, pero no dejó de ver a
Draco que en ningún momento abandonó su mirada —y su preocupación es conmovedora,
pero sí alguna vez ven un mortifago frente a ustedes, dudo mucho que este sienta compasión
por un pobre heredero como este; escuché que su padre estuvo en el mundial señor Malfoy,
supongo que se divirtió con algunos hijos de muggles.

Esta vez Anthony tuvo que sentarlo cuando Draco hizo en ademan de levantarse, provocando
que Moody lo mirara fijamente con ambos ojos.
Disfrutando el momento.

Sutil, malévolo, horroroso.

Quería quebrarlo.

—Bueno profesor— escupió esa palabra sabiendo cual sería la peor clase del año —estamos
en un salón de clase, me pregunto qué mal puede estar alguien, para que la única forma de
sentirse bien es humillando a otros como deporte.

Su mirada fija en él, Draco sintiéndose lleno de rabia.

—¿Cuál es la última maldición imperdonable?

—Avada Kedavra— gruñó y este asintió.

—¿Quieres usarla conmigo?

—Si no fuera ilegal, estaría tentado.

Alguien soltó un jadeo en alguna parte del salón, pero Draco mantuvo el rostro fijo en
Moody, que luego de un rato sonrió nuevamente.

—Me gusta tu mirada, pero 5 puntos menos por amenazar a un profesor con un imperdonable
— ningún Ravenclaw se quejó todavía conmocionados por lo que acababa de pasar (y porque
la mayoría de Ravenclaw de su generación eran sus amigos cercanos) —por otro lado 10
puntos por tener un par de huevos y una lengua aguda, me gusta un estudiante que no se deja
amedrentar— había algo detrás de sus palabras, pero Draco no pudo averiguarlo cuando este
volteó al resto de la clase —¡Ah!— exclamó Moody, y la boca torcida se contorsionó en otra
ligera sonrisa —Sí, la última y la peor. Avada Kedavra: la maldición asesina.

Metió la mano en el tarro de cristal, y, como sí supiera lo que le esperaba, la tercera araña
echó a correr despavorida por el fondo del tarro, tratando de escapar a los dedos de Moody,
pero él la atrapó y la puso sobre la mesa. La araña correteó por la superficie. Moody levantó
la varita, y, previendo lo que iba a ocurrir, Harry sintió un repentino estremecimiento.

—¡Avada Kedavra!— gritó Moody.

Hubo un cegador destello de luz verde y un ruido como de torrente, como si algo vasto e
invisible planeara por el aire. Al instante la araña se desplomó patas arriba, sin ninguna
herida, pero indudablemente muerta. Algunas de las alumnas profirieron gritos ahogados.
Ron se había echado para atrás y casi se cae del asiento cuando la araña rodó hacia él.

Moody barrió con una mano la araña muerta y la dejó caer al suelo.

—No es agradable— dijo con calma —Ni placentero. Y no hay contra maldición. No hay
manera de interceptaría. Sólo se sabe de una persona que haya sobrevivido a esta maldición,
y está sentada delante de mí.
Harry sintió su cara enrojecer cuando los ojos de Moody (ambos ojos) se clavaron en los
suyos. Probablemente se dio cuenta de que también lo observaban todos los demás, Draco
estuvo alegre de que al menos ya dejaran de verlo a él.

Moody había vuelto a hablar;

Genial, pensó con sarcasmo.

—Avada Kedavra es una maldición que sólo puede llevar a cabo un mago muy poderoso.
Podríais sacar las varitas mágicas todos vosotros y apuntarme con ellas y decir las palabras, y
dudo que entre todos consiguierais siquiera hacerme sangrar la nariz. Pero eso no importa,
porque no os voy a enseñar a llevar a cabo esa maldición— Draco hubiera querido poder
usarla en Moody realmente, lo cual era mucho decir —Ahora bien, si no existe una
contramaldición para Avada Kedavra, ¿por qué os la he mostrado? Pues porque tenéis que
saber. Tenéis que conocer lo peor. Ninguno de vosotros querrá hallarse en una situación en
que tenga que enfrentarse a ella. ¡ALERTA PERMANENTE!— bramó, y toda la clase volvió
a sobresaltarse.

—Está loco— susurro rápidamente Anthony a su lado, esperando no poder ser escuchado.

Loco, sin dudarlo.

—Veamos… esas tres maldiciones, Avada Kedavra, Cruciatus e Imperius, son conocidas
como las maldiciones imperdonables. El uso de cualquiera de ellas contra un ser humano está
castigado con cadena perpetua en Azkaban. Quiero preveniros, quiero enseñaros a
combatirlas. Tenéis que prepararos, tenéis que armaros contra ellas; pero, por encima de todo,
debéis practicar la alerta permanente e incesante. Sacad las plumas y copiad lo siguiente…—

Se pasaron lo que quedaba de clase tomando apuntes sobre cada una de las maldiciones
imperdonables. Nadie habló hasta que sonó la campana; pero, cuando Moody dio por
terminada la lección y ellos hubieron salido del aula, todos empezaron a hablar
inconteniblemente. La mayoría comentaba cosas sobre las maldiciones en un tono de respeto
y temor.

—Draco— susurró Padma, pero Draco ya se había puesto sobre sus pies saliendo del lugar
con un gran enojo.

Apenas se había contenido en la clase, la mirada de Moody sobre él y Draco juró que iba
hacerle pagar de una forma u otra.

Salió como bólido del lugar, alegre que ese día no tuvieran otra clase y le importaba un puto
pepino el almuerzo, lo único que esperaba era estar lejos de todos un instante; rápidamente
Anthony fue el primero en alcanzarlo, pero no dijo nada, solamente lo siguió en silencio
mientras Draco los dirigía a la cámara de los secretos.

Nunca había estado ahí Anthony.

Así que el niño parecía sorprendido cuando duraron varios minutos caminando, no había
podido llevar a los demás de su grupo al lugar, pero parecía que hoy Anthony fue el
designado niñera y Draco no podría importarle menos.

—Ese hijo de perra, ya verá cuando pueda vengarme— maldice cuando entran al salón, todo
parece apagado desde que el relicario fue destruido y probablemente en algún punto la sala
estaba unida a este.

No importa.

Draco usa con facilidad un hechizo de bola de fuego en miniatura que aprendió en verano con
su madre, para encender furiosamente los candelabros.

—Este lugar es genial, es como una baticueva, pero ya sabes, la dracocueva— voltea a verlo
con cara de pocos amigos, a lo cual Anthony se sonroja avergonzado —lo siento, no sé si
querías hablar del tema, o sí solamente vamos a leer, o sí necesitas algo que incendiar; quiero
aprender ese hechizo, pido ser el primero en aprenderlo del grupo— demandó este y Draco lo
vio con cansancio, pero al final, no tenía muchos ánimos.

Sentándose de piernas cruzadas medito con sobre como esto podría ser un poco liberador de
estrés.

Tomo su varita con aburrimiento, Anthony como buen estudiante tomó asiento a su lado,
donde ambos estuvieron practicando un poco algunos minutos, el hechizo “incendio” no era
peligroso sí no se aplicaba demasiada magia en este.

Era natural para Draco, como Megumi había propuesto el año pasado, la magia de fuego
parecía ser afín para él.

—Anthony podría considerarte mi mejor amigo.

—No me gusta como suena esto, ¿Ocupas hablar de tu padre?

—No.

—Vale, solo asegurándome.

—Ocupo que me ayudes a hacer un fraude cuando se libere la manera de entrar al Torneo de
los Tres Magos.

Anthony voltea a verlo curioso, pero no parece rechazarlo de golpe, lo cual Draco toma como
una gran paso adelante; originalmente había planeado trabajar solo, pero no había salido tan
bien el año pasado y dudaba que saliera bien este.

—No pensé que quisieras entrar al torneo— su voz parece dudosa y Draco se preguntó que
tanto habría pensado en esto.

No importa, rodó los ojos.

—No quiero entrar en el torneo, pero quiero evitar que alguien ponga el nombre de Harry en
el cáliz.
—¿Cáliz?, espera un momento, ¿Potter?

—Escuché que quieren que Harry este en el torneo, para cosas no muy buenas y tengo una
teoría de que hay runas involucradas en el cáliz. Mira no me mires así, el cáliz es una forma
donde pondrán su nombre en un papelito y este luego elegirá al campeón de las escuelas;
pero escuche en… casa… si en casa, ya sabes mi padre malvado, que quieren que Harry esté
en el torneo para que pasen cosas malas.

Anthony lo ve fijamente por unos momentos, antes de suspirar casi derritiéndose sobre el
andrajoso sofá.

—¿No puedes tener un año tranquilo?— preguntó de forma sincera y Draco quiso pensar
igual que este.

—No, ahora dime si estas o no conmigo— casi sonaba como suplica, pero Draco piensa que,
con Anthony, tendría muchas mejores oportunidades.

—Bien todo sea por el Drarry

Draco estuvo un minuto completo aliviado de tener a su amigo a bordo de su locura, antes de
que su ceño se frunciera.

—¿Qué mierda es un Drarry?

Luego de algunas horas más en la cámara de los secretos, parece que dejó de ser secreto
cuando Anthony saltó en medio de la habitación Ravenclaw de los niños donde Luna y
Padma también estaban esperando, para contar sobre el lugar. Era estúpido y peligroso, pero
cuando fue la hora de dormir, todos tuvieron que ir en extremo cuidado para no ser vistos a la
cámara, donde Padma pegó el brinco al cielo cuando todo parecía lleno de polvo y humedad.
Así que la noche pasó en medio de un grupo de Ravenclaw comandados por una tirada
Padma que aparentemente era adicta a la limpieza, comenzando a desempolvar los estantes y
todo lo posible. Para ser una cámara mágica, debería poder autolimpiarse y no parecía que
algún elfo entrara aquí en años.

Nadie mencionó lo ocurrido con el profesor Moody y Draco así lo prefirió.

—Como alguien tan pequeña puede ser tan peligrosa— susurraría Draco salvajemente a
Michael, cuando Padma los envió a limpiar las telarañas sin magia.

Porque puede que hubiera alguna maldición por ahí, como su padre era un rompemaldiciones,
bueno, Padma sabe bien como hacer las cosas y todos eran felices de seguirla para no
ocasionar que explote contra ellos; Padma podría ser la niña más amable de todas y
convertirse en un tirano en cuestión de segundos.

Ser niña es aterrador.


—No lo sé, pero tampoco entiendo porque aún tienes a la serpiente contigo— musita Michael
como respuesta, señalando a la pequeña serpiente de colores amarillos y naranjas, que ahora
se posaba sobre su cuello.

Padma tampoco había estado feliz por eso.

—La profesora McGonagall no pudo transformarla en erizo nuevamente, aparentemente hice


un hechizo nuevo y mientras busca como revertirlo (parecía bastante interesada al respecto
con Terry), la tengo que cuidar.

—Ahora si te pareces a un señor oscuro— comentó Luna de forma inocente, causando que
todos la vieran fijamente, antes de soltar risas divertidas.

Porque si.

Ahora si parecía un señor oscuro.

Tal vez por eso Dumbledore lo había visto de esa forma en el pasillo antes de la cena, pero no
importa.

—Merlín no estaba feliz, pero mi pequeña Steven va a estar con nosotros hasta que pueda
volver a ser un erizo— anuncia Draco, quien estaba feliz de poder tener una mascota
temporal tan exótica; su madre no fue feliz cuando a los 10 años rescató una serpiente de
monte para cuidarla a escondidas.

Pero aquí estaba, 4 años después, como cuidador de una serpiente que era pequeña pero su
responsabilidad.

—¿Si es hembra porque tiene ese nombre de niño?

—No estoy a favor de la Heteronormatividad.

—¡RATÓN!

El grito de Padma mientras se aferraba a Terry, quien como más cercano tuvo que sufrir el
mortal abrazo de la niña, provocó un pequeño caos entre los Ravenclaw.

Pero funcionó para que Steven tomara su rol dentro del grupo, deslizándose para capturar al
pequeño e inocente ratón que fue su primera víctima como animal reptil.

Y ganándose el aprecio de Padma.

La primera semana pasa rápido, tristemente no hay ninguna nueva actualización del torneo,
por lo cual Anthony y Draco no pueden trabajar al respecto, su avance en runas podría ser
comparado para ser de utilidad en el libro de Orion Blake, que para su molestia ha quedado
como un segundo plano hasta que tenga a Harry fuera del torneo. Hay muchas especulaciones
al respecto, pero no han podido descifrar nada más y por eso Draco no esta tan desanimado
como estaría en cualquier otro momento. Anthony ha cumplido su parte de no decirle a nadie
sobre su nuevo enfoque, pero solo tendrían que esperar hasta el 31 de octubre, para hacerlo
todo bien y luego podría revelarles a sus amigos lo grandioso que era.

O no decirle a nadie.

Un año tranquilo, es todo lo que esperaba.

Pero luego de una semana sin hablar con sus Slytherin, viendo miradas incómodas de parte
de Theo y algunas casi suplicantes de parte de Blaise, decidió tomar un toro por los cuernos.

—Hola Draco— saludó Harry por el pasillo luciendo animado, Draco maldijo por debajo que
fuera en el momento donde por fin había tomado ánimos para ir a buscar a Blaise.

Porque al ver a Harry a su lado, era mucho menos interesante ir con Blaise, ya saben, menos
problemático.

Era un puto cobarde.

Así que tomo aire y como la perra miedosa que era, volteó a sonreírle a Harry, este pestañeó
un momento, antes de entrecerrar los ojos a su hombro; volteó a ver de reojo donde la pobre
Steven asomaba su cabeza ladeada.

Esta siseo, Harry siseo, Draco se sintió algo excluido unos momentos.

—¿Llamaste a tu serpiente mascota Steven?— preguntó incrédulo a lo cual Draco bufó por
debajo, todos parecían notar eso primero.

—Todos dicen eso, maldición no pensé que pudieras hablar con mi linda y adorable Steven—
gruño bajo, antes de acariciar la cabeza de la serpiente; McGonagall le había advertido que
era una mezcla rara entre erizo y serpiente que estaba atascada en el medio con ambas
habilidades.

Eso significa que podría escuchar de alguna forma a pesar que las serpientes sentían las
vibraciones.

Harry la vio seriamente mientras siseaba, sonriendo algo divertido.

—No entiendo por qué, pero parece feliz con su nombre y ser tu mascota… espera… le tiene
miedo al búho, debe hablar de Merlín.

—Merlín es muy posesivo.

Harry se ríe al respecto, Draco se siente un poco incómodo por eso y deja que Steven salga de
su cuello para posarse completamente en su mano de forma enroscada. La serpiente voltea a
ver a Harry, siseando rápidamente algunas cosas, Harry le escucha atentamente antes de
responder de la misma forma; Draco se asegura que no esté nadie cerca para ver esto.
Después de segundo año donde habían tratado mal a Harry por algo similar, no quería que le
volviera a pasar algo de este estilo.

—¿De qué tanto están hablando?— pregunta luego de algunos momentos donde se siente
bastante excluido, pero más por curiosidad que por otra cosa.

Harry parece algo avergonzado, antes de negar con la cabeza.

—Cosas… entre ellas que parece más feliz como serpiente que como erizo, no estoy seguro
de que significa, pero parece que la discriminaban como erizo— musita eso ultimo con pesar
y Draco mira a Steven que ha volteado a verle con una carita adorable.

Por supuesto, de todos los erizos, Draco elige al erizo que fue rechazado por sus amigos.

Tendrá que hablar con McGonagall para ver que puede quedarse como serpiente, también
buscarle un dueño agradable, por mucho que le guste Steven; duda que sus padres o Merlín lo
acepten y quisiera que tuviera más libertad.

—No te preocupes Steven voy a convencer a la profesora para que te quedes así, eres la
serpiente más linda de todas— le asegura y esta hace un sonido con la lengua.

Harry sonríe.

—Te está agradeciendo.

—Steven es muy linda, la mejor serpiente que cualquier niño podría tener.

—Ahora dice que quiere ir a dormir.

Rápidamente la serpiente se mete debajo de su ropa, haciendo que se escalofrie y ría por la
sensación, antes de sentirla posarse sobre sus hombros. Era un poco extraño al inicio, pero de
alguna forma reconfortante, como todo reptil la pequeña Steven necesitaba obtener a veces
calor de otras fuentes; pero tenía otros aspectos de mamífero.

¿Qué hechizo fue el que utilizó?

No tenía idea, McGonagall teorizaba que podría ser algo dentro de él que interfirió con la
magia normal modificando el hechizo.

—Bueno Potter, que no se diga que no eres un gran traductor— le alaga, haciendo que el niño
sonría de forma emocionada.

—Draco aquí estás— era Padma quien había aparecido de la nada haciéndolos saltar a
ambos, traía a cuestas a Michael que parecía quejarse cuando llegaron a su lado —te
escapaste de la hora de limpieza, apenas llevamos una semana, pero deben seguir los horarios
— añade dando un pisotón al suelo, provocando que Draco vea mal a Michael, quien
literalmente parece pálido.

—Solo quería hablar con…— Blaise, pero se había echado para atrás —Harry aquí presente
— era una mentira descarada, pero volteo a ver a Harry de forma desesperada y este pareció
entender que algo necesitaba.

—Quería que le tradujera a Steven— ayudó a su mentira, bien Draco podría besarlo por eso.

Padma casi parece dudosa y arrepentida ahora, antes de negar con la cabeza para sí misma.

—Hola Harry, lamento mucho, pero realmente necesitamos a Draco ahora— lo tomó de la
muñeca antes de empezar arrastrarlo, Draco se despide de Harry con la mano y este parece
algo entre molesto o resignado que no puede comprender bien.

—Otra vez lo estas mirando mucho.

—Cállate Michael.

Otra semana pasa rápidamente y Draco aplaude a la esclavitud de Padma (esta había dicho
que usualmente Draco los esclavizaba y no tenía derecho a quejarse, así que no lo hizo) la
cámara de los secretos estaba casi resplandeciente, habían aprendido varios hechizos de
limpieza y a partir de ahora podrían leer todos los libros del lugar para aprender más sobre
Salazar Slytherin y con suerte algo sobre Orion Blake en el proceso.

Por otro lado, las clases se estaban haciendo más difíciles y duras que nunca, en especial la de
Defensa Contra las Artes Oscuras. Para su poca sorpresa, el profesor Moody anunció que les
echaría la maldición imperius por turnos, tanto para mostrarles su poder como para ver si
podían resistirse a sus efectos.

Lo cual, sí Draco lo pensaba, era una completa locura, pero Dumbledore usualmente hacía
estas locuras, como permitir que un mortifago disfrazado diera clases.

Y sí no sabía que era un mortifago disfrazado, bueno, el título de mejor mago del mundo
debería ser revocado.

—Pero… pero usted dijo que eso estaba prohibido, profesor— le dijo una vacilante
Hermione, al tiempo que Moody apartaba las mesas con un movimiento de la varita, dejando
un amplio espacio en el medio del aula —Usted dijo que usarlo contra otro ser humano
estaba…

—Dumbledore quiere que os enseñe cómo es— la interrumpió Moody, girando hacia
Hermione el ojo mágico y fijándolo sin parpadear en una mirada sobrecogedora —Sí alguno
de vosotros prefiere aprenderlo del modo más duro, cuando alguien le eche la maldición para
controlarlo completamente, por mí de acuerdo. Puede salir del aula.

Señaló la puerta con un dedo nudoso. Hermione se puso muy colorada, y murmuró algo que
no escuchó.

Sus amigos a su lado, Padma de forma protectora y Anthony al otro lado, se vieron de reojo;
a pesar que Moody era bastante popular entre los estudiantes, parecía que entre su grupo de
amigos no se había ganado cariño después de ese primer día de clases.

Curiosamente a pesar que todos los Gryffindor estaban interesados en el profesor, Hermione
parecía reticente a su manera y Harry tampoco parecía tan feliz por ir a clases como el primer
día.

No es que hubieran hablado mucho, el proyecto de mantener la cámara de los secretos limpia
y ayudar a Megumi a instalarse al castillo, estaba tomando mucho de su tiempo.

Moody empezó a llamar por señas a los alumnos y a echarles la maldición imperius. Draco
vio cómo sus compañeros de clase, uno tras otro, hacían las cosas más extrañas bajo su
influencia: Dean Thomas dio tres vueltas al aula a la pata coja cantando el himno nacional,
Lavender Brown imitó una ardilla y Neville ejecutó una serie de movimientos gimnásticos
muy sorprendentes, de los que hubiera sido completamente incapaz en estado normal.
Ninguno de ellos parecía capaz de oponer ninguna resistencia a la maldición, y se recobraban
sólo cuando Moody la anulaba.

—Potter— gruñó Moody —ahora te toca a ti.

Harry se adelantó hasta el centro del aula, en el espacio despejado de mesas.

Moody levantó la varita mágica, lo apuntó con ella y dijo:

—¡Imperio!

Todos en el salón quedaron en silencio, cuando no importó que tanto pasara el tiempo, Harry
permanecía tranquilo sin moverse como todos los demás; no recordaba esto en la película y
no sabía sí sucedería, pero parece ser que Harry era bastante anormal en todo lo que fueran
maldiciones oscuras.

Interesante.

Cuando Harry comenzó hacer una mueca de dolor y Draco quería irse adelante para pegar en
el rostro a su profesor, este solamente se vio molesto.

—Bien, ¡por ahí va la cosa!— gruñó la voz de Moody mientras Harry parecía destrozado —
¡Mirad esto, todos vosotros… Potter se ha resistido! Se ha resistido, ¡y el condenado casi lo
logra! Lo volveremos a intentar, Potter, y todos los demás prestad atención. Miradlo a los
ojos, ahí es donde podéis verlo. ¡Muy bien, Potter, de verdad que muy bien! ¡No les resultará
fácil controlarte!

Los siguientes cuatro intentos parecían peores, pero luego de que Harry demostrara con
mucha terquedad que era capaz de resistirse a la maldición, como nadie más en el salón pudo,
Moody quedó feliz.

Draco hubiera deseado que la clase terminara ahí, pero aún faltaba su turno y por eso caminó
casi como un condenado hacía el frente cuando era su turno.

Otra humillación más, pensó cuando este levantó su varita hacía él.
—¡Imperio!— supuso que el hechizo fue lanzado, aunque Draco tuvo que pestañear un
momento cuando una pequeña neblina parecía formarse en su cabeza.

La cual fue rápidamente apartada de golpe, le recordó mucho cuando se encontró con los
dementores en su viaje en tren en su tercer año, todo había sido muy claro por un instante y
había podido lanzar su patronus con cierto grado de facilidad que no obtuvo antes;
impresionante debido a la situación donde se encontraban en ese momento.

Ahora.

Bueno.

Es bastante inusual.

Draco se siente un poco nervioso por el silencio del lugar, antes de voltear sobre su hombro a
ver a Anthony, que tenía la boca abierta; baja la vista para asegurarse que no hiciera nada
extraño, pero todo parece en orden.

—¡Imperio!— volvió a decir Moody y Draco sintió un escalofrío en todo su cuerpo, se


preguntó sí los demás habrían sentido algo similar, pero nada fuera de lo común.

Su rostro estaba en blanco mientras el rostro de Moody estaba fijamente sobre él.

Movió sus manos incómodo.

—¿Debería hacer algo?— preguntó torpemente, pero Moody solamente sonrió y joder que
era feo cada que hacía esa sonrisa espeluznante.

—Vaya quien lo diría, pensé que solamente sería Potter, pero aquí presente el señor Malfoy
parece tener un escudo completamente natural— si no sabía sí eso era bueno por la forma en
que el profesor comenzó a rodearlo —no es fácil encontrarse con alguien que resista una de
las 3 maldiciones imperdonables, pero mucho menos dos en el mismo salón… tal vez sea
algo en la sangre; después de todo uno de tus familiares era conocido también por ser hábil en
eludir esta maldición en particular.

Draco dudó que fuera su padre, después de todo, este había buscado el perdón en el
ministerio alegando que fue bajo maldición imperio que estuvo todo el tiempo.

Una fea mentira.

Pero bueno, Draco no quiso saber sobre el tema, en su lugar volteó a ver a Moody con duda
frente a todo el salón.

—No me mires así mocoso, tal vez no escuchaste de él, pero tienes más de lo que crees de
ese chico; su nombre era Regulus Black, un mortifago— la mirada de Moody ahora se volvió
ligeramente oscura, apretando la varita y lanzando nuevamente la maldición sobre él.

Silenciosa, pero Draco la sintió esta vez un poco más incómoda en todo su cuerpo; pero no lo
suficiente para moverse en contra de su voluntad.
Algo le decía que se arrodillara en su mente, pero Draco la apartó con un ligero movimiento
de cabeza.

¿Regulus Black?

Era un poco difícil pensar, pero rápidamente lo asoció con el hermano menor de Sirius,
estaba muerto, pero no recuerda en qué momento murió exactamente; no recordaba que fuera
un mortifago, su madre no había comentado mucho sobre este, usualmente esquivando la
conversación como cuando hablaba de Sirius.

—Fascinante, supongo que la sangre Black es más útil de lo que se espera— menciona Draco
con sarcasmo, pensando más que todo en su tía Andrómeda y en Sirius.

Moody lo vio de reojo, otro hechizo apareció en su cabeza, esta vez era un intento bastante
descarado de Legeremancia que Draco apartó sin dudarlo con sus escudos mentales.

Los ojos de Moody brillaron con interés.

—Sabes Draco Malfoy, los Mortifagos se habrían interesado en ti totalmente sí todavía


estuvieran viviendo, esas ratas descaradas.

—No me interesa ser un mago oscuro— bramó con incredulidad, pero Moody solamente lo
vio fijamente.

—La manzana no suele caer muy lejos del árbol.

¿Es ilegal asesinar a un profesor?

Draco pasa el resto de la clase cruzado de manos y lanzándole miradas de muerte a su


profesor, curiosamente comparándolo con Lockhart o el propio Voldemort en primer año, este
profesor comienza a caerle peor y eso es un logro que pensó que no tendría.

Extraña a Remus Lupin.

Sale con un gruñido mientras ve de reojo a Moody, quien tiene el descaro de sonreírle y
enviarlo hecho una furia fuera del salón.

Ya vera cuando le arruine sus planes, lo hará tragarse su estúpida sonrisa.

—Su mirada puede ser tan perturbadora— exclama Terry con un bostezo mientras van a
herbología, sus amigos asienten mientras Draco se mantiene concentrado en su escritorio,
ignorando a los Slytherin a su alrededor.

Sabe que tiene que hablar con ellos.

Al menos con Blaise.

Pero ahora solamente puede pensar en su profesor de defensa y como parece tenerlo contra
él, curioso, porque cuando horas más tarde luego de ver en el pizarrón el anuncio del torneo y
la llegada de las escuelas de intercambio, Luna suelta la frase más random que alguna vez
pudo haber dicho.

—Creo que le agrado, siempre es amable conmigo— habla Luna viendo confundidos a los
cuarto años, cuando hablaban mal de Moody.

Si.

Draco puede decir algo, Moody realmente es un extraño ser misterioso del cual parece no
tener sentido; no es que no pueda amar a Luna, todos aman a Luna.

Algo se está perdiendo Draco y tiene que averiguarlo pronto, para obtener una mejor
perspectiva de Moody y vencerlo.

Un día antes del 30 de octubre, Draco decide tomar la valentía Gryffindor que no tiene para
pararse frente a Blaise en el pasillo; definitivamente no era un Gryffindor, porque estuvo
tentado a dar media vuelta para correr, pero se quedó en su lugar. El chico moreno lo vio un
poco aburrido, antes de suspirar y hacer una expresión con su rostro para que lo siguiera; este
era el motivo por el cual había esperado hasta que Theo no estuviera cerca para hablarle,
aunque si era sincero, últimamente Theo parecía más alejado de todos. Pansy no lo veía, no
es que pareciera odiarlo o resentirlo, simplemente lo trataba como si no existiera y Draco se
sintió bastante incómodo por la situación.

Casi prefería cuando se había enojado con él a esto.

—Esto se está volviendo repetitivo, te vas, vuelves con la cola entre las piernas, no sé qué
esperas de nosotros— inicia Blaise cuando entran a un salón vacío, Draco se siente incómodo
viendo en todas direcciones.

Al igual que todo el castillo para la venida de los estudiantes de intercambio, el lugar parecía
haber recibido una limpieza a fondo con magia; ahora que la cámara de los secretos estaba
totalmente limpia, Draco podría ver un poco del rastro mágico que los hechizos pudieron
haber dejado por ahí.

Deberían limpiar así más seguido y no solo por tener estudiantes en el medio.

—Lo siento, es solo… maldición Blaise… lo que sucedió ese día fue real, ¿de verdad piensas
eso cómo Theo?— pregunta con amargura, notando como su amigo parece verse poco
afectado mientras se reclina sobre una mesa de forma pensativa.

Hay un silencio incómodo, que hace que el rostro de Draco se amargue.

—No me agradaban tus amigos, pero lejos de ser por sus parientes o afinidades, me
molestaba lo fácil que pudiste abrirte con ellos— expresa Blaise luego de un tiempo de
pensar, provocando que Draco levante la mirada sorprendido —debe haber sido lo mismo con
Pansy, eras nuestro amigo, algo que siempre tuvimos pero desde que entraste a Ravenclaw…
no fue lo mismo y dudo que vuelva a serlo.

—Lo siento.

—No, Draco, no lo sientes, eres feliz con ellos y eso lo hizo más difícil para nosotros; está
bien ahora, hablé con Pansy y con mi madre por lo que llegamos a una especie de acuerdo
con nosotros mismos… pero Theo— ambos comparten una mirada algo amarga, porque si lo
que Blaise dice es cierto.

Entiende la amargura de Pansy y el propio Blaise, pero eso significa que los sentimientos de
Theo sobre sus amigos o los muggles, es algo bastante preocupante.

—¿De verdad odia a los muggles?— pregunta luciendo incómodo, a lo cual Blaise mira al
techo con expresión pensativa unos momentos antes de bajar la mirada.

—Theo siempre ha sido unido a su padre desde que su madre falleció, su padre odia a los
muggles, no es tan difícil pensar que los vaya a odiar con el tiempo.

—Pero Pansy y tú no lo hacen.

—No me desagradan, pero tampoco daría mi vida por ellos, Pansy disfruta más de las
compras muggles que los muggles en todo caso; dudo que ella también de la vida por ellos si
fuera el caso.

—Theo…

—No puedes obligar a Theo a pensar como nosotros Draco, que seamos neutrales es
probablemente ya una diferencia entre la mayoría de los sangre pura… al menos en Slytherin,
una anomalía que causaste, pero no puedes pensar que todos van a cambiar de personalidad;
conoces a sus padres, conoces las consecuencias.

Draco se quedó en silencio, el recuerdo de la mano de su padre dándole una abofeteada, su


mirada de completa traición y herido ante sus palabras. Incluso con todo el daño emocional o
físico que este pudiera causarle, Draco sabe que hay castigos peores entre los sangre pura; su
padre no había entrado a hechizarlo y eso es mucho más de lo que sus propios padres
pudieron haber vivido con las familias que tuvieron.

Su mano viaja de forma autónoma a su mejilla de forma agria.

No.

No puede culpar a Theo si no elige seguir sus creencias, pero Draco está molesto porque si
sigue a su padre, tiene una idea de cual final puede obtener y no le agrada esto.

—El año pasado con el club de estudio…

Blaise suelta un pequeño suspiro.


—Como dije, ha sido un largo camino y uno en que te he querido hechizar más de una vez,
pero no es tu culpa hacer nuevos amigos u olvidar de los viejos— Draco le da una mirada
para interrumpirlo, pero la mano de Blaise en el aire lo detiene —madre ha sido clara sobre
no oprimirte, aunque más de una vez me sentí mal, es difícil no ser… emocional como los
otros— añade con algo de amargura y Draco también imita un poco su expresión.

No solo por ser un sangre pura Blaise es obligado a actuar de cierta manera frente a los
demás, la mayoría de herederos tienen que tener un carácter impecable en la sociedad;
especialmente los Slytherin. Blaise cuya madre es una asesina que no ha sido condenada,
crece sin un padre y sabiendo lo que circula en la sociedad de su madre.

Por eso siempre quiso ser mejor que otros, por eso siempre mantiene un semblante serio, por
eso Draco se encontró atraído a este para ser su amigo cuando eran niños; porque parecía tan
maduro.

Ahora no parece feliz con eso y Draco se siente mal de no haber hecho nada antes.

—No tiene que ser así Blaise, podrías ser como tú quieras— el chico le da una media sonrisa,
antes de negar con la cabeza.

—No todos somos tú Draco, pero ese no es el punto, el club de estudio era para que vieras
que realmente queríamos seguir siendo tus amigos; una manera de unir ambos grupos,
aunque Theo no quería inicialmente— es honesto, su mirada es demasiada honesta y eso hace
empeorar a Draco.

Recordando como, aunque Theo hablo en ocasiones con Anthony, su rostro parecía tan en
neutro y usualmente no hablaba con sus amigos.

Pansy y Blaise por otro lado, incluso con las rabietas de Pansy y Padma, habían interactuado
con ellos de una forma más abierta.

Theo rechazando ir a la torre Ravenclaw el año pasado.

Theo haciendo expresión de asco cuando lo llevó al mundo muggle.

Theo que todo este tiempo ha odiado a los muggles.

—Blaise… tú sabes cómo va terminar todo esto pronto, eres inteligente, puedes saber que
hay lados que elegir— las palabras escapan de su boca, pero Blaise no se ve sorprendido.

—Mi madre ha sido neutral.

—No seas iluso, una guerra Blaise, si esa cosa vuelve, una guerra podría suceder— hay una
chispa de curiosidad e incredulidad en Blaise, que desaparece demasiado pronto para verlo de
forma intensa.

¿Sabe algo?

Tal vez si, tal vez finge saber algo para que Draco hable más y se descubra todo lo posible,
para que caiga incluso más bajo.
—Mi familia es neutral, pero supongo que personas como Pansy o como tú van a tener que
elegir bando— comenta Blaise de forma contemplativa —bueno, está claro que ya elegiste un
bando por tu cuenta— añade tardíamente como sí fuera claro.

¿Elegir un bando?

Estaba loco, Draco solo quería… oh.

Sus puños se aprietan recordando el inicio del año, esa playa en Hawái, como su madre había
estado dispuesta a marcharse con él si se lo hubiera pedido; pero no lo hizo. No venia seguido
a su mente, pero tal vez si hubiera tomado esa opción, una manera mucho más neutral, podría
estar lejos ahora de todo el caos que vendría.

Pero.

No podría.

Si se marchaba Harry sería parte del torneo de los cuatro magos y seguiría sufriendo.

Dora moriría en la guerra.

Cedric moriría.

Remus y Sirius morirían.

Incluso uno de los gemelos Weasley moriría.

¿Cuánta más gente podría morir por sus intervenciones?

¿Sus amigos Ravenclaw?

—Hubo un tiempo en que solo quería irme, tomar a mi madre e irme lejos de todo… pero no
tomé la oportunidad cuando ella lo planteó— se encontró susurrando derrotado, ganando por
primera vez, una sonrisa pequeña de parte de Blaise.

—Pansy no está enojada Draco, esta avergonzada porque lo que dijo Theo es verdad, pero
ella te quiere como un amigo más de lo que expresa; yo tampoco estoy enojado, pero…— su
voz baja un momento de debilidad, antes de recomponerse —tus elecciones podrían afectar a
las personas que te rodean, nosotros estamos meditando que tanto nos afecta a nosotros
también.

—No tienen que elegir.

Una mano sobre su hombro lo hace levantar su mirada cansado, pero no hay culpa en el
rostro de Blaise, solamente una calidez que recuerda de un mejor amigo de toda una vida.

—Siempre tenemos que elegir, yo… no sé cómo expresarlo, pero quiero que sepas que
cuentas conmigo, incluso sí eso significa que algunas cosas se van a complicar.

—Blaise no.
—Relájate, Pansy piensa igual… Theo… Theo necesita tomar decisiones, confio en que verá
el final del camino como nosotros.

—¿Qué final?

—No te preocupes por eso ahora.

—Bueno, yo… mira… tengo que comentarte algo sobre el torneo.

—¿No puedes estar un año sin hacer una locura?

—Bueno si quieres involucrarte en mi vida, creo que es un buen momento de unión de


amigos.

Por el rostro de Blaise al respecto, parece replantearse bien sus últimas palabras, pero Draco
lo deja ser; de todos sus amigos con quien más ha tenido extraño momento es Blaise. Si bien
el asunto con Theo es agridulce, como siempre que habla con su amigo, una carga sale de sus
hombros y bien a estas alturas debería decirle a Blaise que lo adopte de una vez y por todas.

Continuará…

Chapter End Notes

Bueno mis corazones, hay algo menos en que preocuparse o tal vez hay miles de cosas
que sucedieron en este capítulo para preocuparse. Para Draco la amistad con sus
Slytherin cada vez es más preocupante, pero de alguna forma no puede soltarlos y ellos
tampoco quieren soltarlo a él.

Mi pobre bebé Harry, que alguien le deje hablar con Draco.

Este capitulo esta dedicado a Harley, es la hermosa chica que me esta ayudando con las
correciones de los libros y el día de hoy termino de enviarme las correciones totales del
primer libro; que ahora cuenta con mejor ortografia gracias a ella xD

Sin duda es un encanto de persona <3


Capítulo 6: Tres amigos son mejor que uno.
Chapter Summary

Capitulo dedicado tanto a "Angelica Condhe" como a "Paulina Guadalupe RG", ambas
me regalaron fan arts de la serie, los cuales acabo de subir como un adicional dentro del
grupo de historias.

Es por ellas que se hizo actualizacion sorpresa el día de hoy.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Fue el día que las escuelas llegarían, que mientras bajaban por el pasillo Terry queda
congelado un momento, antes de verse claramente avergonzado y acercarse a todos de forma
muy poco discreta; Steven quien sufrió un ligero movimiento brusco cuando Terry los obliga
a quedarse atrás, saca su cabeza molesta. La serpiente ahora tiene un terrario en la habitación
de los Ravenclaw, donde se ha convertido en la mascota no oficial de los de cuarto años
luego de algunas suplicas de Draco a Flitwick; este último convenciendo a una McGonagall
algo resignada al respecto. Todos suelen turnarse para cuidarla, pero usualmente es con Draco
con quien prefiere pasar la serpiente, además de meterse dentro de la cabellera de Luna, lo
cual hace que todos trabajen en cuidarla.

Ayuda a promover la unidad, fue la mejor escusa que usó Draco.

No importa ahora.

Terry parece alarmado.

—Chicos yo… olvidé… a principio de año tenía que decirles algo que descubrí con mi padre
— parece totalmente avergonzado y Draco recordó tardíamente aquel comentario en los
diarios antes que todo fuera, un poco complicado para recordarlo.

El problema del tren con sus Slytherins y el Torneo de los Tres Magos fue un gran distractor
para todos.

—¿Qué sucede?— preguntó Michael a su mejor amigo luciendo preocupado.

Terry los ve con una disculpa.

—No es mucho lo prometo, pero debí decirlo para tener un plan desde antes… es sobre la
lágrima de la sirena— ahora esto tiene toda la atención de Draco sobre él, quien había dejado
eso de lado temporalmente por investigar sobre runas con Anthony y un obligado Blaise.
Una combinación interesante de ver en la biblioteca, y de alguna forma una manera de
pantalla; todos sus amigos piensan que luego del incidente en el tren (donde Draco fue
bastante vago), el estudiar con Blaise y Anthony es una manera de reconstruir un puente entre
ambas casas.

Lo cual es algo como eso.

Pero con muchas cosas de fondo.

La única cosa inconveniente, es que Anthony y Blaise parecen saber que es un “Drarry” y
ambos se niegan a decirlo.

Malditos.

—Eso fue lo que leíste en un libro Draco— señala Padma curiosa, a lo cual él asiente de
forma emocionada.

Información nueva.

Siempre recuerda porque entro a Ravenclaw cuando alguien saca información nueva de un
tema que investiga, todo su cuerpo se ilumina como árbol de navidad y solamente puede
esperar emocionado por más información que logre hacer que todo tiene sentido.

No siempre funciona así.

Pero se vale soñar.

—No se mucho sobre el tema, pero mi padre escuchó que hay una leyenda en Beauxbatons
que habla sobre la “Lágrima de la sirena”, que parece ser muy importante para ellos como
una representación de algo que se buscó por siglos… pero no es algo que salga mucho fuera
del castillo, mi padre lo sabe porque hubo un tiempo que dio clases en ese colegio— asegura
Terry rápidamente, pero Draco se alejó de ahí continuando el camino cuando un perfecto los
llama.

Hubiera preferido saberlo con tiempo, pero no es tan malo, estudiantes del colegio estaban
por llegar a Hogwarts y Draco solamente tiene que tomar un estudiante para chantajearlo o
amenazarlo hasta que suelte la información.

No algo muy noble.

Pero bueno.

Draco no tiene tiempo para preocuparse por eso.

—Creo que estoy preocupado por esos estudiantes— susurró Anthony a Michael, quien
asintió de forma preocupada.

—¡Ginny!— saludó Luna a su amiga, quien había acercado su camino hacia ellos.
Ginny Weasley era oficialmente una Ravenclaw honoraria, en ocasiones como siempre
estudiaba con Luna y prefería hacer sus tareas en la torre Ravenclaw, Draco solía corregir sus
ensayos. La menor de la familia Weasley parece mucho más animada que en su primer año
donde, un psicópata la poseyó, situación que la hace empatizar totalmente con ella cuando el
año pasado algo lo poseyó a él.

Además, Luna es feliz al lado de Ginny, siempre radiante y eso alegra a Draco.

Una Luna feliz hace a un Draco feliz.

—Hola, Ron está siendo un idiota como siempre, preferí venir aquí—dice la niña chocando
los cinco con Anthony, que parece haberla adoptado de igual forma que el propio Draco.

De reojo el rubio voltea a ver notando que el trío dorado estaba un poco frente a ellos
hablando animadamente, la mirada de Harry parecía cansada con Hermione y probablemente
deben estar hablando de algo relacionado con el P.E.D.D.O; Draco no tiene nada en contra de
los movimientos radicales, pero está muy ocupado con sus propios movimientos radicales
para apoyar a Hermione en esto.

Por ahora solo parecía interesada en reclutar a los Gryffindor y Draco se había escapado cada
que la charla parecía aparecer, pero sabe que es cuestión de tiempo para que la suerte no esté
de su lado.

—Otra vez está viendo a Harry— como siempre señala Michael, ganando una mirada mala
de su parte, mientras todos se ríen a su alrededor.

—Es curioso que lo haga siempre que Harry no lo ve, usualmente no aparta la mirada de
Draco— habla Ginny al chico, que parece soltar una carcajada antes de comenzar hablar con
esta a su costa.

Había química ahí, o algo que Draco habría interferido más sí Michael no fuera un gilipollas
al respecto con Draco.

Siempre señalando cuando ve a Harry.

Lo cual es preocupantemente más común de lo que quiere admitir.

—Creo que es lindo— señala Luna y ese momento es el que Draco decide desconectarse por
su bien.

No el de Draco.

El de sus amigos antes que los torture.

Bajaron en fila por la escalinata de la entrada y se alinearon delante del castillo alejados de
los Gryffindor para diversión de sus amigos. Era una noche fría y clara. Oscurecía, y una luna
pálida brillaba ya sobre el bosque prohibido. Draco pudo ver a Megumi acercarse a ellos con
una sonrisa, aunque tendría que pasar para estar con los alumnos de primer año, saludo de
forma energética antes de caminar hacia los demás.
Sonrió casi sin poder evitarlo.

—¿Este es un mal momento para decir que quiero ir al baño?— comentó Michael, ganando
las risas de Ginny sin poder evitarlo.

Terry parecía ocultar su risa con la tos, mientras todos los demás lo voltean a ver incrédulos.

—Debí traer un libro para la espera— gruñó Padma cambiando el peso de sus piernas.

—Ahí está Blaise— susurra rápidamente Anthony a su oreja, moviendo la mano cuando el
moreno volteó a verlos levantando una mano; a su lado Pansy le dio una sonrisa temerosa,
que Draco regresó con una sincera que pareció relajarla.

No había tenido muchas charlas con Pansy, pero habían hablado en los pasillos y la niña
parecía ir de puntillas a su lado; no pidió disculpas, pero los Slytherin no suelen serlo.

Que solo hablara con él, es una buena disculpa por ahora.

Escudriñaron nerviosos los terrenos del colegio, que se oscurecían cada vez más. No se
movía nada por allí. Todo estaba en calma, silencioso y exactamente igual que siempre.
Draco empezaba a tener un poco de frío, y confió en que se dieran prisa, movió su mano
sobre la pulsera que años atrás le dio Harry con hechizos que necesitaban ser restaurados para
el calor; pero esa noche le gustó la idea de tenerla. Quizá los extranjeros preparaban una
llegada espectacular, tenía una vaga idea de que había sido una entrada interesante en las
películas.

Pero esos recuerdos parecen borrosos ahora.

Y entonces, desde la última fila, en la que estaban todos los profesores,

Dumbledore gritó:

—¡Ajá! ¡Si no me equivoco, se acercan los representantes de Beauxbatons!

—¿Por dónde?— preguntaron muchos con impaciencia, mirando en diferentes direcciones.

—¡Por allí!— gritó uno de sexto, señalando hacia el bosque.

Una cosa larga, mucho más larga que una escoba (y, de hecho, que cien escobas), se acercaba
al castillo por el cielo azul oscuro, haciéndose cada vez más grande.

—¡Es un dragón!— gritó uno de los de primero, perdiendo los estribos por completo.

Draco ladeo su cabeza con demasiada rapidez, como sí sintiera un latigazo, porque realmente
eso sería interesante; aunque sabía que no sería un dragón, vale la pena señalarlo.

—No seas idiota… ¡es una casa volante!— le dijo Dennis Creevey.

La suposición de Dennis estaba más cerca de la realidad para completa decepción de Draco.
Cuando la gigantesca forma negra pasó por encima de las copas de los árboles del bosque
prohibido casi rozándolas, y la luz que provenía del castillo la iluminó, vieron que se trataba
de un carruaje colosal, de color azul pálido y del tamaño de una casa grande, que volaba
hacia ellos tirado por una docena de caballos alados de color tostado pero con la crin y la cola
blancas, cada uno del tamaño de un elefante.

Las tres filas delanteras de alumnos se echaron para atrás cuando el carruaje descendió
precipitadamente y aterrizó a tremenda velocidad. Entonces golpearon el suelo los cascos de
los caballos, que eran más grandes que platos, metiendo tal ruido que Michael dio un salto y
pisó a Terry que se quejó audiblemente. Un segundo más tarde el carruaje se posó en tierra,
rebotando sobre las enormes ruedas, mientras los caballos sacudían su enorme cabeza y
movían unos grandes ojos rojos.

Antes de que la puerta del carruaje se abriera, Draco notó que llevaba un escudo: dos varitas
mágicas doradas cruzadas, con tres estrellas que surgían de cada una. Un muchacho vestido
con túnica de color azul pálido saltó del carruaje al suelo, hizo una inclinación, buscó con las
manos durante un momento algo en el suelo del carruaje y desplegó una escalerilla dorada.
Respetuosamente, retrocedió un paso.

Draco lo vio fijamente, ese colegio es quien tiene información de la lágrima de la sirena,
entonces debe comenzar a observarlos, determinar al eslabón débil para capturarlo y tomar
información.

De una forma menos siniestra de lo que suena en su mente.

Entonces Draco perdido en sus pensamientos vio un zapato negro brillante, con tacón alto,
que salía del interior del carruaje. Era un zapato del mismo tamaño que un trineo infantil. Al
zapato le siguió, casi inmediatamente, la mujer más grande que Draco había visto nunca. Las
dimensiones del carruaje y de los caballos quedaron inmediatamente explicadas.

Algunos ahogaron un grito.

En toda su vida, Draco y los presentes sólo habían visto una persona tan gigantesca como
aquella mujer, y ése era Hagrid. Le parecía que eran exactamente igual de altos, pero aun así
(y tal vez porque estaba habituado a Hagrid) aquella mujer; que ahora observaba desde el pie
de la escalerilla a la multitud, que a su vez la miraba atónita a ella, parecía aún más grande.
Al dar unos pasos entró de lleno en la zona iluminada por la luz del vestíbulo, y esta reveló
un hermoso rostro de piel morena, unos ojos cristalinos grandes y negros, y una nariz afilada.
Llevaba el pelo recogido por detrás, en la base del cuello, en un moño reluciente. Sus ropas
eran de satén negro, y una multitud de cuentas de ópalo brillaban alrededor de la garganta y
en sus gruesos dedos.

Dumbledore comenzó a aplaudir. Los estudiantes, imitando a su director, aplaudieron


también, muchos de ellos de puntillas para ver mejor a la mujer. Sonriendo graciosamente,
ella avanzó hacia Dumbledore y extendió una mano reluciente. Aunque Dumbledore era alto,
apenas tuvo que inclinarse para besársela.

—Mi querida Madame Maxime— dijo —bienvenida a Hogwarts.

—Dumbledog— repuso Madame Maxime, con una voz profunda —espego que esté bien.
—En excelente forma, gracias— respondió Dumbledore.

—Mis alumnos— dijo Madame Maxime, señalando tras ella con gesto lánguido.

Draco, que no se había fijado en otra cosa que, en Madame Maxime por unos momentos,
notó que unos doce alumnos, chicos y chicas, todos los cuales parecían hallarse cerca de los
veinte años, habían salido del carruaje y se encontraban detrás de ella. Estaban tiritando, lo
que no era nada extraño dado que las túnicas que llevaban parecían de seda fina, y ninguno
de ellos tenía capa. Algunos se habían puesto bufandas o chales por la cabeza. Por lo que
alcanzaba a distinguir Draco (ya que los tapaba la enorme sombra proyectada por Madame
Maxime), todos miraban el castillo de Hogwarts con aprensión.

Ellos son los seleccionados para su interrogatorio.

Bien.

Espera un momento.

—Es mi imaginación o esa chica extremadamente atractiva está viendo fijamente a Draco—
susurró Anthony a Padma incrédulo, pero esta solamente pestañeó antes de asentir.

Se veía diferente con ese uniforme, pero sus ojos celes y su cabello rojizo, hicieron que
Draco abriera levemente la boca incrédula al ver a esa chica; Colette. La chica que había
ayudado antes de su segundo año y este en el mundial, o más específicamente a su hermano,
estaba de pie entre los chicos de Beauxbatons.

Un foco se encendió en su cabeza.

Ya tenía a quien interrogar mucho más fácil.

—Draco suele atraer a personas apuestas todo el tiempo, está dentro del top de chicos
atractivos por algo— señaló Ginny con una sonrisa divertida, que provocó que la empujara
de forma juguetona antes de ver a Colette nuevamente.

La chica sonrió de forma, que solamente podría ser considerada entre coqueta y depredadora,
que probablemente usaba para molestarlo; levantó el mentón en forma de reto, ya que ambos
se conocían y esto podría ser interesante.

—Pero mi Drarry.

—Cállate Michael— gruñó Padma empujándolo por el talón y este dejó de quejarse.

—¿Qué maldita cosa es el Drarry?— preguntó exasperado por vez número 124.

No había esperado una respuesta como las anteriores veces, pero esta vez algo diferente pasó.

Ginny sonrió.

—Es un club de Hogwarts, es muy exclusivo, sus fanáticos son peligrosos— contestó ella y
eso llamó la atención de Draco, porque unca había escuchado de eso, pero era más
información de la que le había dado alguien.

Sus amigos vieron sorprendidos a Ginny, quien sonreía ahora con suficiencia.

—¿Un club?

—Lo siento Draco no puedo decir mucho más, la primera regla del club Drarry, es que nadie
puede hablar del club Drarry a miembros fuera del club Drarry.

—¿No hablaste ya del club Ginny?— preguntó Luna con inocencia, pero Ginny negó con la
cabeza.

—Es un vacío legal Luna, no dije de que trata el club, pero sí Michael puede ir usando la
palabra suprema todo el tiempo, sería bueno que le dijéramos al menos que es un club. Lo
siento Draco no puedes entrar en el club, es muy exclusivo.

Draco las vio incrédulas, notando que todos sus amigos susurraban furiosamente a Ginny
para que no dijera nada y si no hubiera tenido tantas cosas en mente o tareas pendiente,
investigaría más al respecto. Hizo una nota mental para que cuando sacara a Harry del torneo,
investigar más de este club, porque todos saben que no hay nada peor que dejar a un
Ravenclaw con curiosidad.

Toda su vida estudiantil hasta ahora, era productor de ser curioso por un puto espejo.

—¿Ha llegado ya Kagkagov?— preguntó Madame Maxime.

—Se presentará de un momento a otro— aseguró Dumbledore —¿Prefieren esperar aquí para
saludarlo o pasar a calentarse un poco?

—Lo segundo, me paguece— respondió Madame Maxime —Pego los caballos…

—Nuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas se encargará de ellos encantado —


declaró Dumbledore —en cuanto vuelva de solucionar una pequeña dificultad que le ha
surgido con alguna de sus otras… obligaciones.

—Mis cogceles guequieguen… eh… una mano podegosa— dijo Madame Maxime, como sí
dudara que un simple profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas fuera capaz de hacer el
trabajo —Son muy fuegtes…

—Le aseguro que Hagrid podrá hacerlo— dijo Dumbledore, sonriendo.

—Muy bien— asintió Madame Maxime, haciendo una leve inclinación —Y, pog favog,
dígale a ese pgofesog Haggid que estos caballos solamente beben whisky de malta pugo.

Draco levantó las cejas, sin duda algunos animales en cualquier vida, son demasiado
quisquillosos para el publico en general.

—Descuide— dijo Dumbledore, inclinándose a su vez.


—Allons-y!— les dijo imperiosamente Madame Maxime a sus estudiantes, y los alumnos de
Hogwarts se apartaron para dejarlos pasar y subir la escalinata de piedra.

Colette lo vio de reojo con una sonrisa al pasar, Draco solamente vio el paso de los alumnos y
notando rápidamente a Fleur.

Su caminar era impresionante, pero una Veela podría destacar fácilmente entre todos.

—¿Tenemos que esperar más?— gruñó ahora Michael quejándose a Terry.

—Mira Luna— Ginny sacó unos chocolates que compartió con su amiga, que sonrió de
forma amable mientras charlaban sobre una clase al tiempo que todos estaban ahí esperando.

Para entonces ya tiritaban de frío esperando la llegada de la representación de Durmstrang.


La mayoría miraba al cielo esperando ver algo. Durante unos minutos, el silencio sólo fue
roto por los bufidos y el piafar de los enormes caballos de Madame Maxime. Pero entonces…

—¿No oyes algo?— preguntó Ron repentinamente en voz alta ya que todos escucharon.

Draco escuchó. Un ruido misterioso, fuerte y extraño llegaba a ellos desde las tinieblas. Era
un rumor amortiguado y un sonido de succión, como si una inmensa aspiradora pasara por el
lecho de un río…

—¡El lago!— gritó Lee Jordan, señalando hacia él —¡Mirad el lago!

Genial.

El lago.

Draco hizo una mueca porque eso no le gustaba en absoluto.

Desde su posición en lo alto de la ladera, desde la que se divisaban los terrenos del colegio,
tenían una buena perspectiva de la lisa superficie negra del agua. Y en aquellos momentos
esta superficie no era lisa en absoluto. Algo se agitaba bajo el centro del lago. Aparecieron
grandes burbujas, y luego se formaron unas olas que iban a morir a las embarradas orillas.
Por último, surgió en medio del lago un remolino, como si al fondo le hubieran quitado un
tapón gigante…

Del centro del remolino comenzó a salir muy despacio lo que parecía un asta negra, y luego
Draco vio las jarcias...

—¡Es un mástil!— exclamó Harry a lo lejos.

Lenta, majestuosamente, el barco fue surgiendo del agua, brillando a la luz de la luna.
Producía una extraña impresión de cadáver, como sí fuera un barco hundido y resucitado, y
las pálidas luces que relucían en las portillas daban la impresión de ojos fantasmales.
Finalmente, con un sonoro chapoteo, el barco emergió en su totalidad, balanceándose en las
aguas turbulentas, y comenzó a surcar el lago hacia tierra. Un momento después oyeron la
caída de un ancla arrojada al bajío y el sordo ruido de una tabla tendida hasta la orilla.
A la luz de las portillas del barco, vieron las siluetas de la gente que desembarcaba.

Todos ellos, según le pareció a Draco, tenían la constitución grande e intimidante… pero
luego, cuando se aproximaron más, subiendo por la explanada hacia la luz que provenía del
vestíbulo, vio que su corpulencia se debía en realidad a que todos llevaban puestas unas capas
de algún tipo de piel muy tupida. El que iba delante llevaba una piel de distinto tipo: lisa y
plateada como su cabello.

—¡Dumbledore!— gritó efusivamente mientras subía la ladera —¿Cómo estás, mi viejo


compañero, cómo estás?

Genial.

Ese hombre.

—¡Estupendamente, gracias, profesor Karkarov!— respondió Dumbledore.

Había estado en algunas fiestas de su padre y Draco lo encontraba despreciable, pero nunca
habían tenido más que algún leve saludo de reojo. La mayoría de otros miembros de las
fiestas no parecían cómodos con él.

Karkarov tenía una voz pastosa y afectada. Cuando llegó a una zona bien iluminada, vieron
que era alto y delgado como Dumbledore, pero llevaba corto el blanco cabello, y la perilla
(que terminaba en un pequeño rizo) no ocultaba del todo el mentón poco pronunciado. Al
llegar ante Dumbledore, le estrechó la mano.

—El viejo Hogwarts— dijo, levantando la vista hacia el castillo y sonriendo. Tenía los
dientes bastante amarillos, y Draco observó que la sonrisa no incluía los ojos como de
costumbre, que mantenían su expresión de astucia y frialdad —Es estupendo estar aquí, es
estupendo... Viktor, ve para allá, al calor… ¿No te importa, Dumbledore? Es que Viktor tiene
un leve resfriado…

Karkarov indicó por señas a uno de sus estudiantes que se adelantara. Cuando el muchacho
pasó, Draco vio su nariz, prominente y curva, y las espesas cejas negras.

El buscador de oro en el mundial.

Otro de los posibles participantes del torneo.

Interesante.

—Es bastante atractivo— musitó Padma a Draco mientras subían y Draco la vio alarmado,
como un poco traicionado.

—Espero no estes diciendo que ese jugador internacional es más atractivo que Diggory,
nuestro tesoro nacional— gruñó de forma divertida, mientras Anthony farfullaba por debajo
enojado contra ambos.

Era culpa de él.

Draco había visto el hermoso caballo de cristal encerrado de forma protectora en su baúl sin
ser entregado, no era su culpa que no se moviera y que su querida Padma viera a otros chicos
ser atractivos.

—Buen trasero— susurró Ginny pasando a su lado mientras Luna se reía con Michael.

Si.

Por eso era su Weasley favorita y de los primeros en su ranking de Gryffindors.

De reojo vio a Ron Weasley tener lo que parece ser un quiebre de fanática obsesiva por
Viktor Krum, no de una forma muy hetero que digamos, pero Draco se encogió de hombros
siguiendo a sus amigos; la mirada divertida de Harry, que hizo que Draco sonriera igual de
divertido.

—Otra vez lo estas mirando.

—Michael sí sigues diciendo esto, las escaleras querrán saludar tu cara y yo estoy listo para
enviarte a ellas.

Todos sus amigos rieron del puchero de Michael.

Cuando volvían a cruzar el vestíbulo con el resto de los estudiantes de Hogwarts, de camino
al Gran Comedor, Draco vio a Lee Jordan dando saltos en vertical para poder distinguir la
nuca de Krum. Unas chicas de sexto revolvían en sus bolsillos mientras caminaban.

Sin ninguna pieza de orgullo, Draco suspiró.

Quisiera hablar con Krum no lo niega, pero eso es especialmente para ver sus habilidades de
quidditch, no por ser una perra fanática como todos.

Tal vez sólo un poco perra fanática, pero con orgullo.

—¡Ah, es increíble, no llevo ni una simple pluma! ¿Crees que accedería a firmarme un
autógrafo en el sombrero con mi lápiz de labios?

Si.

Humillante y perdida de dignidad.

Se dirigieron rápidamente a la mesa Ravenclaw, Draco saludó a Megumi que caminaba al


lado de Cedric, quien guiñó un ojo de forma descarada en su dirección; Draco rodó los ojos
divertidos acomodándose en su esquina rápidamente más alejada de todos con su grupo de
amigos. Rápidamente los estudiantes comenzaron a dividirse, era claro para los de colegios
diferentes que no estaban acostumbrados a una notable división de casas.
Una alerta roja diría Draco, esto no es normal, pero Hogwarts es anormal.

Los de Beauxbatons deben ver algo en la casa azul, ya que toman asiento rápidamente entre
ellos y aunque a la distancia, puede notar la sonrisa de Colette dirigida hacía él.

Le sonríe de regreso, notando como Durmstrang se dirigió a la mesa Slytherin, donde Viktor
toma asiento al lado de Blaise que saluda de la forma más normal posible; aunque fuera
fanático, Blaise no se rebajaría nunca a otros y su rostro sigue sereno.

Los alumnos de Durmstrang se quitaban las pesadas pieles y miraban con expresión de
interés el negro techo lleno de estrellas. Dos de ellos cogían los platos y las copas de oro y los
examinaban, aparentemente muy impresionados. En el fondo, en la mesa de los profesores,
Filch, el conserje, estaba añadiendo sillas. Como la ocasión lo merecía, llevaba puesto su frac
viejo y enmohecido. Draco se sorprendió de verlo añadir cuatro sillas, dos a cada lado de
Dumbledore.

Faltaban más personas de las que Draco recordaba.

Habiendo entrado todos los alumnos en el Gran Comedor y una vez sentados a las mesas de
sus respectivas casas, empezaron a entrar en fila los profesores, que se encaminaron a la mesa
del fondo y ocuparon sus asientos. Los últimos en la fila eran el profesor Dumbledore, el
profesor Karkarov y Madame Maxime. Al ver aparecer a su directora, los alumnos de
Beauxbatons se pusieron inmediatamente en pie. Algunos de los de Hogwarts se rieron. El
grupo de Beauxbatons no pareció avergonzarse en absoluto, y no volvió a ocupar sus asientos
hasta que Madame Maxime se hubo sentado a la izquierda de Dumbledore. Éste, sin
embargo, permaneció en pie, y el silencio cayó sobre el Gran Comedor.

Bastante respetable, pensó Draco de forma distraída, como los estudiantes seguían una serie
de códigos que no escuchó de ninguna parte.

Sí fuera por Draco y tuviera que hacer algo como eso cada que Dumbledore aparecía, ya
habría sido expulsado.

—Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a


nuestros huéspedes— dijo Dumbledore, dirigiendo una sonrisa a los estudiantes extranjeros
—Es para mí un placer daros la bienvenida a Hogwarts. Deseo que vuestra estancia aquí os
resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.

Una de las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con que se envolvía la
cabeza, profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva.

Draco no pudo evitar la sonrisa divertida en su rostro, como siempre, aunque Hogwarts era
prestigiosa, tendría una muy mala fama así que no puede culparlas.

Cualquier otro se ofendería, Draco, bueno, es fácil de desviar sus inclinaciones sobre el
colegio.

—El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete— explicó Dumbledore —
¡Ahora os invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvierais en vuestra casa!
Draco intercambia una rápida mirada con Anthony, antes de desviar la mirada hacía la mesa
de Slytherin donde Blaise asiente de forma imperceptible.

Si.

Esta noche, solo tienen una noche, ocupan hacerla valer.

Se sentó, y Draco vio que Karkarov se inclinaba inmediatamente hacia él y trababan


conversación.

Como de costumbre, las fuentes que tenían delante se llenaron de comida. Los elfos
domésticos de las cocinas parecían haber tocado todos los registros. Ante ellos tenían la
mayor variedad de platos que Draco hubiera visto nunca, incluidos algunos que eran
evidentemente extranjeros.

Pero ninguna Coca-Cola.

Blasfemia.

—Draco— susurró Anthony a su lado y Draco acercó el rostro para escucharlo mejor —no
creo que estemos listos.

—Si, tampoco yo, pero no tenemos muchas opciones— sisea con advertencia y Anthony
parece casi arrepentido de esto.

—¿Por qué soy tu mejor amigo?

—No lo sé, pero no hay marcha atrás, Blaise diría que él es mi mejor amigo.

—Sobre mi cadáver.

—En realidad no te entiendo, ¿quieres o no ser mi mejor amigo?

Padma los silencia y ambos se alejan a regañadientes.

El Gran Comedor parecía mucho más lleno de lo usual, aunque había tan sólo unos veinte
estudiantes más que de costumbre. Quizá fuera porque sus uniformes, que eran de colores
diferentes, destacaban muy claramente contra el negro de las túnicas de Hogwarts. Una vez
desprendidos de sus pieles, los alumnos de Durmstrang mostraban túnicas de color rojo
sangre.

A los veinte minutos de banquete, Hagrid entró furtivamente en el Gran Comedor a través de
la puerta que estaba situada detrás de la mesa de los profesores. Ocupó su silla en un extremo
de la mesa.

Hoy parece todo repleto.

—Pegdonad, ¿no queguéis bouillabaisse?


Se trataba de la misma chica de Beauxbatons que se había reído durante el discurso de
Dumbledore. Al fin se había quitado la bufanda. Una larga cortina de pelo rubio plateado le
caía casi hasta la cintura. Tenía los ojos muy azules y los dientes muy blancos y regulares.

Estaba en la mesa Gryffindor.

Draco tuvo que hacer un esfuerzo para alejar la mirada de ella.

—Puedes llevártela— le dijo Harry amablemente sin parecer tan afectado, acercándole a la
chica la sopera.

—¿Habéis tegminado con ella?

—Sí —repuso Ron sin aliento, este totalmente afectado —Sí, es deliciosa.

La chica cogió la sopera y se la llevó con cuidado a la mesa de Ravenclaw.

Una Veela.

Demasiado peligroso, Draco no se extrañó que lograra conquistar a Bill con esa apariencia.
Cuando la chica cruzó el Gran Comedor muchos chicos volvieron la cabeza, y algunos se
quedaban sin habla, igual que Ron.

Volteó a ver a la mesa de profesores, donde Ludo Bagman estaba sentado al otro lado del
profesor Karkarov, en tanto que el señor Crouch, el jefe de Percy, ocupaba el asiento que
había al lado de Madame Maxime.

Cuando llegaron los postres, vieron también algunos dulces extraños. Michael examinó
detenidamente una especie de crema pálida, y luego con un encogimiento de hombros lo
probó. No sabía tan mal, Draco estaba acostumbrado a la comida exótica de otros países,
siempre que viajaba con sus padres era amante de probar comida nueva.

Una vez enfermó, pero en su defensa, nadie debería cocinar con tanto lácteo.

Una vez limpios los platos de oro, Dumbledore volvió a levantarse. Todos en el Gran
Comedor parecían emocionados y nerviosos. Con un estremecimiento, Draco no se preguntó
qué iba a suceder a continuación.

Una locura, esto es lo que va a suceder y no tiene mucho tiempo para trabajar.

—Ha llegado el momento— anunció Dumbledore, sonriendo a la multitud de rostros


levantados hacia él —El Torneo de los tres magos va a dar comienzo. Me gustaría pronunciar
unas palabras para explicar algunas cosas antes de que traigan el cofre…

—Maldita sea, tenías razón, le debo dinero a Blaise— gruñó Anthony por debajo y le dio una
patada.

Miserable traidor.
De reojo notó a Blaise mantener una expresión demasiado en blanco, como sí hubiera
esperado que esto no pasara.

—… sólo para aclarar en qué consiste el procedimiento que vamos a seguir. Pero antes, para
aquellos que no los conocéis, permitidme que os presente al señor Bartemius Crouch, director
del Departamento de Cooperación Mágica Internacional— hubo un asomo de aplauso cortés
—y al señor Ludo Bagman, director del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos.

Aplaudieron mucho más a Bagman que a Crouch, tal vez a causa de su fama como golpeador
de quidditch, o tal vez simplemente porque tenía un aspecto mucho más simpático. Bagman
agradeció los aplausos con un jovial gesto de la mano, mientras que Bartemius Crouch no
saludó ni sonrió al ser presentado. Al recordarlo vestido con su impecable traje en los
Mundiales de quidditch, Draco pensó que no le pegaba la túnica de mago. El bigote de
cepillo y la raya del pelo, tan recta, resultaban muy raros junto al pelo y la barba de
Dumbledore, que eran largos y blancos.

Draco no aplaudió, simplemente suspiro inquieto.

Esto tenía la posibilidad de salir mal.

—Los señores Bagman y Crouch han trabajado sin descanso durante los últimos meses en los
preparativos del Torneo de los Tres Magos— continuó Dumbledore —y estarán conmigo,
con el profesor Karkarov y con Madame Maxime en el tribunal que juzgará los esfuerzos de
los campeones.

A la mención de la palabra campeones, la atención de los alumnos aumentó aún más.

Draco levantó la mirada para ver a los campeones detenidamente. Krum tenía el rostro
solemne, como íi pensara que no tenía otra opción más que participar; como jugador de
quidditch debe estar acostumbrado a ser el elegido a pesar de su corta edad. Fleur tenía el
mentón un poco en alto, arrogante y con ojos codiciosos en la información. Cedric parecía
también ver todo con mucho interés, pero sus ojos parecen una chispa de curiosidad y
arrogancia sobre querer algo.

Harry, el torpe y querido niño, parecía solamente inocentemente emocionado como la


mayoría de estudiantes de su edad.

Sobre su cadáver Harry sería un campeón este año.

Quizá Dumbledore percibió el repentino silencio, porque sonrió mientras decía:

—Señor Filch, si tiene usted la bondad de traer el cofre…

Filch, que había pasado inadvertido, pero permanecía atento en un apartado rincón del Gran
Comedor, se acercó a Dumbledore con una gran caja de madera con joyas incrustadas.
Parecía extraordinariamente vieja. De entre los alumnos se alzaron murmullos de interés y
emoción. Dennis Creevey se puso de pie sobre la silla para ver bien, pero era tan pequeño que
su cabeza apenas sobresalía de las demás.
Una parte de Draco le gustaría que sus interferencias en la historia no sacaran al puto cáliz de
ese cofre.

Pero dudaba que algo así fuera a cambiar.

—Los señores Crouch y Bagman han examinado ya las instrucciones para las pruebas que los
campeones tendrán que afrontar— dijo Dumbledore mientras Filch colocaba con cuidado el
cofre en la mesa, ante él —y han dispuesto todos los preparativos necesarios para ellas. Habrá
tres pruebas, espaciadas en el curso escolar, que medirán a los campeones en muchos
aspectos diferentes: sus habilidades mágicas, su osadía, sus dotes de deducción y, por
supuesto, su capacidad para sortear el peligro.

El rostro de Anthony parecía blanco, antes de verlo de reojo casi como sí se preguntara como
supo toda esa información antes de que la dijeran. Su excusa de que su padre le había dicho,
era un poco mala ya que no estaba en la mejor relación con este.

Pero no había otra explicación.

Al menos no para ellos, no importa cuánto sospecharan de él, nadie podría averiguar sobre su
vida pasada.

Ante esta última palabra, en el Gran Comedor se hizo un silencio tan absoluto que nadie
parecía respirar.

—Como todos sabéis, en el Torneo compiten tres campeones— continuó Dumbledore con
tranquilidad —uno por cada colegio participante. Se puntuará la perfección con que lleven a
cabo cada una de las pruebas y el campeón que después de la tercera tarea haya obtenido la
puntuación más alta se alzará con la Copa de los Tres Magos. Los campeones serán elegidos
por un juez imparcial: el cáliz de fuego.

Bien ahora estaba mintiendo, imparcial su culo, sí fuera imparcial no estaría dentro de toda
esta mierda.

Dumbledore sacó la varita mágica y golpeó con ella tres veces en la parte superior del cofre.
La tapa se levantó lentamente con un crujido. Dumbledore introdujo una mano para sacar un
gran cáliz de madera toscamente tallada. No habría llamado la atención de no ser porque
estaba lleno hasta el borde de unas temblorosas llamas de color blanco azulado.

Dumbledore cerró el cofre y con cuidado colocó el cáliz sobre la tapa, para que todos los
presentes pudieran verlo bien.

—Todo el que quiera proponerse para campeón tiene que escribir su nombre y el de su
colegio en un trozo de pergamino con letra bien clara, y echarlo al cáliz— explicó
Dumbledore —Los aspirantes a campeones disponen de veinticuatro horas para hacerlo.
Mañana, festividad de Halloween, por la noche, el cáliz nos devolverá los nombres de los tres
campeones a los que haya considerado más dignos de representar a sus colegios. Esta misma
noche el cáliz quedará expuesto en el vestíbulo, accesible a todos aquellos que quieran
competir.
—Sí estuviera más vigilado sería todo más fácil— gruñó para Anthony, quien solamente
asentía algo tenso.

—Para asegurarme de que ningún estudiante menor de edad sucumbe a la tentación—


prosiguió Dumbledore —trazaré una raya de edad alrededor del cáliz de fuego una vez que lo
hayamos colocado en el vestíbulo. No podrá cruzar la línea nadie que no haya cumplido los
diecisiete años— pero otros podrían entrar y poner nombres diferentes, quiso decir, pero
mantuvo el silencio —Por último, quiero recalcar a todos los que estén pensando en competir
que hay que meditar muy bien antes de entrar en el Torneo. Cuando el cáliz de fuego haya
seleccionado a un campeón, él o ella estarán obligados a continuar en el Torneo hasta el final.
Al echar vuestro nombre en el cáliz de fuego estáis firmando un contrato mágico de tipo
vinculante. Una vez convertido en campeón, nadie puede arrepentirse. Así que debéis estar
muy seguros antes de ofrecer vuestra candidatura. Y ahora me parece que ya es hora de ir a la
cama. Buenas noches a todos.

Si.

Esta noche sería muy larga.

Draco prácticamente arrastró a Anthony de regreso al dormitorio, sí alguien pensó que eso
era sospechoso, nadie mencionó nada cuando llegaron a la habitación; Terry estaba
controlando a un emocionado Michael que no dejaba de hablar del torneo.

—Espero que la locura que piensan hacer, no sea estúpida— gruñe Terry cuando no mucho
después Draco sigue con su ropa y ahora está sacando una cortina de la ventana.

—Es mejor no preguntar— musita Anthony viendo como rápidamente trabaja en la runa de
invisibilidad.

No dura tanto.

A diferencia de la capa de invisibilidad que posee un poder interminable para volver invisible
al portador, la runa que activada hace que las cosas sean invisibles se agota en algunas horas;
lo había probado el año pasado esperando no tener que usarlo, pero por suerte ahora puede
usarla.

Era pésimo dibujando, pero hasta alguien pésimo como él puede hacer una runa decente
luego de practicarla por horas.

Con un corte de la cortina, ahora tiene una perfecta capa de invisibilidad temporal.

—Nos vemos, cualquier cosa no nos vieron— habla Draco antes de empujar a Anthony, que
tiene una mochila llena de libros que han estado estudiando.

No hay nada más deprimente que tanto Terry como Michael los vean de reojo, probablemente
pensando que harán alguna locura, pero sin querer detenerlos; a estas alturas su grupo de
amigos sabe que a veces es mejor no interferir, al menos que seas Padma… por eso Padma no
sabe de esta locura.
Caminando rápidamente bajo la cortina, que dice invisibilidad y tiene una runa silenciosa,
llegan rápidamente al puto vestíbulo donde el maldito cáliz esta.

Es una mierda.

Draco lo odia.

Blaise que parece no darle mucha importancia a la presencia, camina tranquilamente y


solamente suelta un chillido cuando Draco lo arrastra dentro de la cortina; hay una gran
cantidad de preguntas en su rostro, pero de alguna forma logra contenerse para que los tres se
acerquen con dificultad al cáliz. Tal vez el corte no fue el correcto, ya que tienen que ir
demasiado cerca y Anthony le ha golpeado con el codo tres veces.

El cáliz es una pieza bastante grande de magia, Draco hace una mueca cuando se acercan y se
siente un poco inquieto; no hay runas visibles, pero si hay una barrera mágica que impide
acercarse demasiado porque todos son menores de edad. Una parte de él había esperado que,
al ser un alma rencarnada, tuvieran una pequeña excepción en él.

Claro podía resistirse al imperius, pero no puede pasar esta estúpida barrera.

Injusto.

Anthony se agacha rápidamente llevándolos con él, observando determinadamente la línea


mágica y sacando un libro de runas; Blaise usó su varita para iluminar el lugar y por suerte
parecía que la capa provisional funcionaba para no sacar nada fuera de esta. En teoría la luz y
el sonido no saldrían de este lugar, pero Draco sabe que no ha podido practicar mucho para
hacerlo perfecto.

Pura suerte que nadie los encuentre.

—Maldición, hay varios hechizos que no puedo reconocer e incluso las runas no son fáciles
de detectar; no sé cual abecedario utilizó el director y eso es preocupante— la mirada de
Anthony rebela lo que Draco sabe, ambos han estado leyendo diccionarios de runas por años,
no conocer una rápidamente, es como leer el libro de Orion.

Anomalías.

Esta noche no pueden con una anomalía.

—Theo podría saber más de esto— el comentario de Blaise hace que Draco lo vea mal, por lo
que este solamente rueda los ojos —el director es un gran mago, aunque te cueste admitirlo,
parece ser un hechizo de las antiguas brujas… uno muy antiguo, magia arcana
probablemente; dudo que alguien menor de edad pueda entrar, pero sí fuera alguien mayor de
edad… puedo ver un vacío legal en este pensamiento— expresa Blaise sacando un propio
cuaderno de su túnica y apuntando algunas cosas con un lápiz.

Era raro verlo con cosas muggles, pero Draco no presionó.

La magia arcana era muy rara y perdida en el tiempo, que alguien usara una magia arcana
para proteger un cáliz y fallar; parecía una falta de respeto para Draco.
—No tenemos que eliminar el hechizo, solamente podríamos agregar una runa, para que
cualquiera que intentara agregar el nombre de Harry no pueda hacerlo; o que se cambiara de
nombre— añade tardíamente, a lo cual Anthony lo ve alarmado.

—Para eso deberíamos agregar otro nombre, incluso si pudiéramos hacer esto, eso
significaría un cuarto miembro al torneo… oíste lo que dijo Dumbledore, es un contrato por
sangre— señala su amigo alarmado, Blaise asiente dándole la razón.

Draco farfulla por debajo.

Cualquier nombre sería una condena a muerte, por mucho que odie a Zacharias, incluso su
nombre no le apetecía. Tal vez el cambio de nombre o no poner a Harry dentro del torneo
evite que este sea transportado a otro lado, pero sí no fuera el caso, sí la copa ya fuera un
traslador… esto sería muerte alguna.

Aunque sin la sangre de Harry no habría señor tenebroso.

—Oh…— la expresión de Anthony llama su atención, parece blanco cuando levanta la


mirada —Draco, yo, recuerdas cuando investigamos de trasladores— cierra los ojos con
pesar al recordar el libro de Orion Blake y sus anteriores pensamientos.

—¿Qué quieres decir?— pregunta Blaise confundido.

—Hay marcas de magia diferente, en estos cuatro lugares que plantean puntos cardinales,
este es el centro… esta copa, esta copa podría ser un traslador en proceso; pero eso significa
que tendría que sacarlos de Hogwarts, pero esta magia… no estoy seguro— Anthony parece
frustrado y Draco quiere quejarse, cuando el sonido de pasos lo hace alarmarse.

Maldición.

Arrastra lejos a Anthony y Blaise, cerca de una de las columnas; confía en que la capa
provisional los haga invisibles, pero a estas alturas nada es suficiente.

Anthony o Blaise, no sabe quién, pero uno de ellos hace un pequeño chillido cuando Moody
aparece caminando con su pata de palo. Los ojos de Draco se entrecierran porque por un
momento había pensado que no lo haría personalmente, que enviaría a otra persona en lugar
de ser obvio; pero su rostro serio frente al cáliz lo hace sentir inquieto.

Hay hechizos volando, que provocan que Anthony sujete su brazo alarmado y que los ojos de
Blaise se agranden cuando el cáliz deja la luz azulada para volverse una rojiza.

Está haciendo lo que se suponía que harían ellos.

¿Magia negra?

No lo sabe, pero parece tratar al cáliz como una entidad viva y el papel en sus manos lejos de
su varita, provoca asco en Draco; no había pensado que habría papel, aunque tiene sentido, ya
que cuando el mago fuera seleccionado en este caso Harry.

Había un papelito con su nombre.


¿Habría copiado su letra?

Si ese no fuera el caso, fallo de parte de Dumbledore por no notarlo.

—Va poner el nombre de Potter, maldita sea Draco, tienes razón— indica Blaise con una
pizca de desconcierto, viéndolo preocupado, como sí fuera la primera vez que lo ve en toda
su vida.

Probablemente preguntándose de donde vio semejante pieza de información.

No.

Se supone que iba a evitar justamente esto.

¿Sí saltaba ahora e hizo un escándalo podría detenerlo?

Tal vez, pero tres magos no eran suficiente contra un mortifago, mientras Dumbledore
llegaba aquí nada podría asegurar que los 3 seguirían con vida. En una confrontación directa
no estaban capacitados para la lucha, Draco puede saber muchos hechizos, pero luego de
escapar el año pasado con Sirius, sabe que no está listo para una batalla directa contra magos
de mayor calibre.

Puede que nunca lo esté.

Alertar a Dumbledore luego de que Moody ponga el nombre de Harry, no sirve de mucho
más que para saber quién es el enemigo, ya que Dumbledore probablemente haga participar a
Harry como lo hizo en el original.

Pacto de sangre una estupidez.

Vaya mago más fuerte.

Sí salían de alguna forma les descontarían puntos a sus casa (el menor de ambos males), pero
Moody los obligaría a irse y de alguna forma este siempre podría volver.

Ocupa quemar ese papel sin llamar la atención, o tal vez cambiar su contenido; Draco ha
dominado el año pasado el hechizo para cambiar las palabras de una hoja por todos los
apuntes que ha revisado y ensayos de años diferentes al suyo. Pero duda que poner el nombre
de algún perro o mago suministre alguna situación favorable, ocupa un nombre.

Lo necesita ya.

Moody levanta el papel, listo para ingresarlo en el torneo y Draco levanta su varita sin su
control, necesita cambiar ese nombre.

No está seguro que diga el nombre de Harry.

No está seguro que cambiarlo haga alguna diferencia.


—Xanagrápste— susurra el hechizo de reescritura que tanto practico, deseando que las
palabras se cambiaran justo antes de que caigan dentro del cáliz.

El fuego rojo consume el papel, antes que todo vuelva a un azul calmado.

Moody ve todo unos momentos antes de dar media vuelta para caminar, se detiene unos pasos
volteando a ver sobre sus hombros, no en dirección de ellos, pero suficientemente cerca; su
ojos se mueve en todas direcciones, pero nunca exactamente sobre ellos.

Nunca los ve a ellos.

Cuando Moody se va, Anthony y Blaise salen de la cortina luciendo con el rostro pálido.

—¿Fallamos?— pregunta Blaise con una inusual voz de decepción, que Draco decide guardar
en silencio cuando sale debajo de la cortina.

Anthony parece también irritado.

Draco solamente está pálido.

—Tal vez— musita por debajo, atrayendo la mirada de ambos, pero Draco solamente ve el
cáliz con algo de pánico.

Tal vez.

Arruinó todo.

Como al día siguiente era sábado, lo normal habría sido que la mayoría de los alumnos
bajaran tarde a desayunar. Draco quien no durmió hasta altas horas de la noche, quedándose
en el pasillo con Anthony y Blaise intentando hacer alguna combinación de runas que
impidiera a Harry participar sin saber si tienen éxito, ya que nunca pudieron acercarse dentro
de la línea como Moody; solo pudieron irse a dormir antes que amaneciera o alguien llegara.
Escapando del Filch con muy poco tiempo, Draco había intentado dormir un poco, sin éxito;
cuando Terry y Michael despertaron mucho más temprano solamente se dejó arrastrar con
ojera detrás de estos.

Anthony con rostro similar y preocupado.

Esto iba salir mal de cualquier forma.

Al bajar al vestíbulo vieron a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas,
y todas contemplando el cáliz de fuego. Lo habían colocado en el centro del vestíbulo,
encima del taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador. En el suelo, a su
alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.

Circulo que tiene memorizado.


Draco odio al cáliz que había visto hace menos de una hora, Anthony gruñendo a su lado, las
únicas dos personas que no parecían emocionadas.

Volteó en todos lados, pero Blaise no parecía presente.

Con suerte siga durmiendo el bastardo.

—¿Ya ha dejado alguien su nombre?— le preguntó Ron algo nervioso a una de tercero.

Harry saludó a Draco con la mano, aunque rápidamente parecía preocupado por su mirada de
sueño al lado de sus amigos; intento acercarse, pero no pudo porque Ron y Hermione
parecían hablar con otras personas.

Eso no evito la mirada preocupada de este sobre él.

—Todos los de Durmstrang— contestó ella —Pero de momento no he visto a ninguno de


Hogwarts.

Anthony gruñó buscando algo que mordisquear, Padma que estaba viéndolos con ojos
entrecerrados, averiguando que algo pasó al lado de su hermana, les lanzo una bolsa de
golosinas; Draco tomó una esperando aliviarse o despertarse.

Ocupaba café.

Urgente.

—Seguro que lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos— dijo Harry —Yo lo
habría hecho así sí me fuera a presentar: preferiría que no me viera nadie. ¿Y si el cáliz te
manda a freír espárragos?

Bueno gracias a esos comentarios, Draco no se extraña que en la historia original nadie
creyera a este cuando dijo que no puso su nombre.

Alguien se reía detrás de Harry. Al volverse, vio a Fred, George y Lee Jordán que bajaban
corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos.

Draco que no estaba tan lejos y podía escuchar, le hubiera querido decir que el cáliz no era
tan inteligente como para enviarlos a freír espárragos.

El mundo de Draco sería más fácil si fuera así.

—Ya está— les dijo Fred a Harry, Ron y Hermione en tono triunfal —Acabamos de
tomárnosla.

—¿El qué?— preguntó Ron.

—La poción envejecedora, cerebro de mosquito— respondió Fred.

—Una gota cada uno— explicó George, frotándose las manos con júbilo —Sólo necesitamos
ser unos meses más viejos.
—Sí uno de nosotros gana, repartiremos el premio entre los tres —añadió Lee, con una
amplia sonrisa.

—No estoy muy convencida de que funcione, ¿sabéis? Seguro que Dumbledore ha pensado
en eso— les advirtió Hermione.

Fred, George y Lee no le hicieron caso.

Draco quiso comentar que Hermione estaría sorprendida de la cantidad de cosas a las cuales
Dumbledore probablemente no habría pensado, o que pensó mal.

—¿Listos?— les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción —Entonces, vamos. Yo
voy primero…

Draco observó, poco fascinado, cómo Fred se sacaba del bolsillo un pedazo de pergamino
con las palabras: Fred Weasley, Hogwarts. Fred avanzó hasta el borde de la línea y se quedó
allí, balanceándose sobre las puntas de los pies como un saltador de trampolín que se
dispusiera a tirarse desde veinte metros de altura. Luego, observado por todos los que estaban
en el vestíbulo, tomó aire y dio un paso para cruzar la línea.

Durante una fracción de segundo, Draco creyó que el truco había funcionado y hubiera
querido poder saber la técnica; hasta que recordó que esto no saldría bien. George, desde
luego, también lo creyó, porque profirió un grito de triunfo y avanzó tras Fred. Pero al
momento siguiente se oyó un chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del
círculo dorado como sí los hubiera echado un invisible lanzador de peso.

Cayeron al suelo de fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para
colmo sonó un ¡plin! y a los dos les salió de repente la misma barba larga y blanca.

En el vestíbulo, todos prorrumpieron en carcajadas. Incluso Fred y George se rieron al


ponerse en pie y verse cada uno la barba del otro.

Anthony hizo una expresión incómoda y un poco de empatía se reflejó en sus ojos, no
intentaron esta clase de pociones la noche anterior, pero las había mencionado una o dos
veces; Blaise y Draco eran buenos en pociones después de todo.

—Os lo advert— dijo la voz profunda de alguien que parecía estar divirtiéndose, y todo el
mundo se volvió para ver salir del Gran Comedor al profesor Dumbledore. Examinó a Fred y
George con los ojos brillantes —Os sugiero que vayáis los dos a ver a la señora Pomfrey.
Está atendiendo ya a la señorita Fawcett, de Ravenclaw, y al señor Summers, de Hufflepuff,
que también decidieron envejecerse un poquito. Aunque tengo que decir que me gusta más
vuestra barba que la que les ha salido a ellos.

Draco lo vio con aburrimiento, ojalá fuera más útil este año.

Duda que lo sea.

Pero se vale soñar.


Fred y George salieron para la enfermería acompañados por Lee, que se partía de risa, y casi
todos en la sala (Draco estaba demasiado cansado para reírse), que también se reían con
ganas, entraron a desayunar.

Habían cambiado la decoración del Gran Comedor. Como era Halloween, una nube de
murciélagos vivos revoloteaba por el techo encantado mientras cientos de calabazas lanzaban
macabras sonrisas desde cada rincón. Vio como el trío dorado se encaminaron hacia donde
estaban Dean y Seamus, que hablaban sobre los estudiantes de Hogwarts que tenían diecisiete
años o más y que podrían intentar participar.

Draco se preguntó en qué momento habían pasado tantos días y como el año iba más rápido
de lo que le gustaría.

—Parece que no dormiste bien anoche— comentó Luna con curiosidad cuando llegó a su
lado con Ginny, la pelirroja tomó asiento al lado de Draco robándole descaradamente una
golosina.

—No creo que duerma hasta que el cáliz saque los nombres— gruñe Draco con dolor de
cabeza y el asentimiento de Anthony hace que todos los vean con sospecha.

Alguien va a comentar algo, pero Padma está pasando tiempo con su hermana, así que son
silenciados cuando otra persona aparece.

Draco tiene que pestañear un momento, volver a pestañear para confirmar que Harry ha
aparecido empujando a Ginny para sentarse a su lado; la pelirroja parece algo sorprendida
ahora al lado de Harry, pero en lugar de su rostro usualmente maravillado por estar al lado de
su futuro esposo como cuando era de primer año, parece casi divertida.

Todos voltean a ver a Harry, quien está tranquilamente tomando las golosinas que Ginny le
quitó y comer alguna.

—Parece que no has dormido bien— señala Harry como sí siempre hubiera estado con ellos.

Draco quiere decir algo, aunque da una toma doble cuando jura escuchar a Michael chillar en
voz baja algo similar a “Drarry” de forma muy fan-girl de niña adolescente con banda
famosa; voltea a ver a Ron y Hermione algo alejados, quienes ven curiosos en su dirección,
pero no parecen molestos.

—Estaba algo ocupado, estudiando runas— dice Draco con un encogimiento de hombros y
de alguna forma es tan cierto, que Anthony emboza una sonrisa irónica.

Harry asiente pensativo, viendo de reojo a Ginny quien luego de un rato suspira alejándose
un poco de Harry con las manos en el aire.

—Para alguien que no le gusta compartir su espacio personal, debo decir que estas muy cerca
de Draco— comenta Ginny con malicia, Draco se siente confundido.

¿No le gusta invadir el espacio personal de otros?


Bueno, ciertamente ese no es Harry, quien lo sujeta de la muñeca cada que puede y ha
invadido anteriormente su espacio personal.

Antes que pueda defenderse es detenido.

—¡Escuchad!— dijo Hermione repentinamente.

En el vestíbulo estaban lanzando vítores. Se volvieron todos en sus asientos y vieron entrar
en el Gran Comedor, sonriendo con un poco de vergüenza, a Angelina Johnson. Era una chica
de piel oscura, alta, que jugaba como cazadora en el equipo de quidditch de Gryffindor.
Angelina fue hacia ellos, se sentó y dijo:

—¡Bueno, lo he hecho! ¡Acabo de echar mi nombre!

—¡No puedo creerlo!— exclamó Ron, impresionado.

—Pero ¿tienes diecisiete años?— inquirió Harry a su lado confundido.

—Parece que si— dice Luna de forma soñadora.

—Mi cumpleaños fue la semana pasada— explicó Angelina.

—Bueno, me alegro de que entre alguien de Gryffindor— declaró Hermione —¡Espero que
quedes tú, Angelina!

Draco no pudo estar más de acuerdo con Hermione.

—Gracias, Hermione— contestó Angelina sonriéndole.

—Sí, mejor tú que Diggory el hermoso— dijo Seamus, lo que arrancó miradas de rencor de
unos de Hufflepuff que pasaban al lado.

—Buen culo— escuchó a Ginny decir divertida, trayendo risas de todos menos de Harry que
se enfurruño viéndolo de reojo.

—Ahora que lo pienso, debería trabajar en lo de la lágrima de la sirena— habla Draco al aire,
pensando que no podría quedarse todo el día aquí.

Harry gira a verlo curioso como Ginny, ambos intercambiando una mirada de incredulidad
cuando todos los Ravenclaw presentes asintieron.

Un alboroto los hizo desviar la mirada.

Los estudiantes de Beauxbatons estaban entrando por la puerta principal, provenientes de los
terrenos del colegio, y entre ellos llegaba la chica veela. Los que estaban alrededor del cáliz
de fuego se echaron atrás para dejarlos pasar, y se los comían con los ojos. Madame Maxime
entró en el vestíbulo detrás de sus alumnos y los hizo colocarse en fila. Uno a uno, los
alumnos de Beauxbatons fueron cruzando la raya de edad y depositando en las llamas de un
blanco azulado sus pedazos de pergamino. Cada vez que caía un nombre al fuego, éste se
volvía momentáneamente rojo y arrojaba chispas.
Vaya.

Sin dudarlo

Aunque si todos vinieron aquí, debe ser por lo mismo, Draco admiro su interés.

Cuando todos los estudiantes de Beauxbatons hubieron presentado sus nombres, Madame
Maxime los hizo volver a salir del castillo.

—Aburrido— escuchó decir a Terry, ganando risas de Michael y Luna.

—Creo que tal vez deberíamos ir a dormir un rato— comentó Anthony tragándose un bostezo
y Draco que usualmente era un adicto al trabajo no podría estar más de acuerdo.

—Oh, quería invitarlos a ir donde Hagrid— Draco dudaba que la invitación de Harry fuera
para todos, pero para su sorpresa sus amigos no parecieron ofendidos.

Terry empujó a Michael que parecía recio a irse, Luna rápidamente salto tomando de las
manos a Ginny, quienes se fueron riendo divertidas; Anthony parecía entre dudar o irse, pero
su rostro estaba cansado y Draco no quería más que su cama.

—Draco— gruño Anthony queriendo irse, Draco también quería buscar a Blaise, pero ir a las
mazmorras podría significar ver a Theo.

Draco no sabe cómo esta su situación con Theo.

No quiere saberlo ahora mismo.

Si todo sale bien, mañana hablaría con él.

—Lo siento Harry, realmente necesito dormir… deberías ir con tus amigos, sí quieres puedes
pasarte ahora por la torre Ravenclaw, aunque dudo que no hagamos nada más que dormir.

—Acaparador de mantas.

—Supéralo Goldstein.

Harry parecía reticente a irse ahora, pero la llamada alarmada de Hermione lo hizo lucir
derrotado antes de dar media vuelta para irse corriendo.

Si.

Draco rápidamente cayó sobre su cama disfrutando la suavidad de esta, si bien sus
pensamientos sobre el cáliz lo tenían inquieto a media tarde empezó a caer una lluvia suave
que literalmente lo arrulló hasta la inconciencia. Resultaba muy agradable estar dormido en
su cama, mientras Anthony roncaba ligeramente en la cama a su lado; sus amigos
probablemente harían cosas más divertidas.

Draco necesitaba urgentemente dormir.


Esperando que cuando todo esto terminara, todo saliera bien.

Continuará…

Chapter End Notes

Originalmente el capítulo iba a terminar cuando se hiciera la ceremonia, pero se me


estaba alargando mucho y tuve que detenerme. Muchas cosas aquí son muy similares al
libro, pero es porque el torneo es algo que no se piensa cambiar en muchas cosas…pero
en otras sí. Hay muchas escenas de otros personajes que no pasan en la historia original.
Capítulo 7: En este caso cuatro magos no son mejor que tres.
Chapter Summary

Se han elegido a los campeones, Ravenclaw no esta feliz con Draco.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Otra vez en el mismo campo de flores, Draco hubiera querido olvidar este sueño, aunque una
mejoría con aparecer en medio de un lago ahogándose era igual de tedioso; se preguntó sí
alguna vez podría tener una noche sin pesadillas o sueños paranormales que lo dejan más
confundido de lo que ya está. Su vida podría ser fácil, pero todo parecía ser un video juego
puesto en la categoría más difícil, modo extremo templo de agua versión sobreviviente.

Draco tiene una teoría, a lo largo de su vida, solamente las teorías mantienen un poco de su
cordura.

Estos sueños tienen un significado.

Así de anormal como suena, no puede darle otra explicación lógica, estos sueños es algo o
alguien queriendo darle a conocer algo.

No es raro.

Es una reencarnación con recuerdos de su vida pasada, que tal vez no fuera su primera vida;
sueños premonitorios o explicativos es la menor de sus preocupaciones.

Lo único malo es que no son claros.

¿Acaso es muy difícil?

No.

No lo es.

Alguien con control podría decirte en un sueño, ve a tal lado y haz tu deber, en lugar de
enviarle sueños anormales por años que se pueden convertir en tu boggart; la vida parece
burlarse constantemente de Draco a estas alturas.
El lago es algo que no entiende, ser intentado ahogar y ver a su hermana en otra vida morir;
ahora un campo de flores con voces a lo lejos. Que no se diga que el dueño de estos
pensamientos al menos no tiene creatividad y formas abstractas de decir sus cosas.

Su pensamiento irónico tarda un segundo, antes que todo se vuelva oscuro de repente como
sí los colores del ambiente fueran grises; voltea a ver molesto al cielo, pensando que alguien
escuchó sus pensamientos y se está vengando.

Delicados.

Un canto familiar a lo lejos lo distrae, la nana que ha aprendido de memoria parece guiarlo
dentro del campo de flores al único lugar que parece tener color. Se alegra que el caminar
esta vez lo deje acercarse un poco más al lugar, donde la misma mujer de cabellera negra se
encuentra de espaldas a él; pero no hay hombre esta vez y en su lugar se encuentra está
meciendo algo entre sus manos.

Al intentar acercarse más, es como sí algo lo atara al suelo y Draco gimotea viendo al cielo.

—¿En serio —musita incrédulo a cualquier deidad presente, antes de maldecir y voltear a
ver a la mujer sobre el mismo árbol arrullando lo que parece un niño.

—Lyra— la voz de la mujer lo hizo estremecerse, tan similar a la del relicario que intentó
controlarlo y tan diferente que era perturbador.

Esta voz estaba llena de cariño, de honestidad, del calor de una madre.

Como su madre.

Quiere acercarse, pero sus pies parecen pegados al suelo, la risa cantarina de la bebé hace
que Draco quiera aproximarse; como sí algo dentro de él estuviera luchando por acercarse.
De repente esta parece a punto de voltear a verlo, su cabellera es un desastre por el viento
dentro del lugar y no puede más que ver unos ojos verdes dentro de esa melena indomable.

—¿Orion?— la voz de la mujer es lo último que escucha, antes que algo lo agite por todos
lados.

—Levántate Draco— gruñe Michael y Draco nunca estuvo más cerca de asesinar a alguien
que en este momento de su vida.

Gimotea con la almohada en su cara, lanzando puños al aire libre, maldiciendo toda su
situación antes de levantarse derrotado para ir al estúpido banquete. Va enfurruñado con
todos, quienes le dan su espacio y no dicen nada cuando toma asiento masticando una
manzana verde de forma gruñona.

—Se supone que dormir ayuda a sentirse mejor— susurra de forma no tan sutil Michael a
Terry, quien se encoge de hombros.
De reojo nota la presencia del trío dorado hablando entre ellos, puede ver a Ginny con sus
Gryffindor e incluso a Megumi con algunos niños de su edad en Hufflepuff; su mirada por
último recae en Blaise, que parece verse un poco verde a diferencia de su usual tono estoico.

Si.

Unirlo a su grupo no fue tan bueno para el chico, pero en su defensa, Blaise quería formar
parte de su grupo de aventuras; o algo parecido.

El Gran Comedor, iluminado por velas, estaba casi abarrotado. Habían quitado del vestíbulo
el cáliz de fuego y lo habían puesto delante de la silla vacía de Dumbledore, sobre la mesa de
los profesores.

Draco quiso vomitar al verlo, meditando sobre sí podría hacerlo explotar sií realmente lo
intentaba.

—Me pregunto quién será el campeón de Hogwarts— musitó Padma de forma pensativa y
Anthony lo vio de manera inquieta.

No le había dicho a Anthony o a Blaise sobre usar el hechizo para cambiar el nombre del
papel de Moody, solamente sabían que intentaron todo lo posible y ahora es probable que
todo se vaya al carajo. Bueno si el nombre de Harry inevitablemente hará dos cosas, la
primera ayudarlo a sobrevivir y la segunda ir corriendo donde Dumbledore para anunciar la
presencia de un mortifago entre ellos.

Podría salir muy mal, no sabe que tanto el falso Moody ha amañado el torneo o que podría
hacer si es acorralado; tampoco quiere confiar en Dumbledore.

No quiere confrontar al falso Moody, porque eso sería ir completamente al directo contra
Voldemort y no sabe que tanto afecta a su familia; le gustaba el trabajo sutil y al menos que
pudiera asesinar a alguien a sangre fría (tristemente Draco no es un asesino despiadado) su
intervención podría ponerlos muy en la mira.

Suficiente tenía con apoyar públicamente a Sirius.

El banquete de Halloween les pareció mucho más largo de lo habitual. Quizá porque era su
segundo banquete en dos días, Draco no disfrutó la insólita comida tanto como la habría
disfrutado cualquier otro día. Como todos cuantos se encontraban en el Gran Comedor. A
juzgar por los cuellos que se giraban continuamente, las expresiones de impaciencia, las
piernas que se movían nerviosas y la gente que se levantaba para ver si Dumbledore ya había
terminado de comer.

Draco sólo deseaba que la cena terminara y anunciaran quiénes habían quedado
seleccionados como campeones.

Para ver sí pudo hacer algo, sí falló, sí era un idiota, saber quién moriría.

También debería ayudar a Cedric.

No lo quería muerto, le agradaba Cedric, era un buen descanso para los ojos.
Por fin, los platos de oro volvieron a su original estado inmaculado. Se produjo cierto
alboroto en el salón, que se cortó casi instantáneamente cuando Dumbledore se puso en pie.
Junto a él, el profesor Karkarov y Madame Maxime parecían tan tensos y expectantes como
los demás. Ludo Bagman sonreía y guiñaba el ojo a varios estudiantes. El señor Crouch, en
cambio, no parecía nada interesado, sino más bien aburrido.

—Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión— anunció Dumbledore —Según
me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego
que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la
sala de al lado— indicó la puerta que había detrás de su mesa —donde recibirá las primeras
instrucciones.

Si, Draco quería tomar una cubeta y vomitar, por las expresiones de Anthony, este podía estar
compartiendo su cubeta.

Sacó la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron
todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia
quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de
fuego, y el fulgor de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacia daño a los ojos.
Todo el mundo miraba, expectante. Algunos consultaban los relojes.

De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A
continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de
pergamino. La sala entera ahogó un grito.

Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder
leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.

—El campeón de Durmstrang— leyó con voz alta y clara —será Viktor Krum.

¿Era incluso una novedad?

Meditó Draco, al tiempo que una tormenta de aplausos y vítores inundaba el Gran Comedor.
Draco vio a Krum levantarse de la mesa de Slytherin y caminar hacia Dumbledore. Se volvió
a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala
contigua.

—¡Bravo, Viktor!— bramó Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por
encima de los aplausos —¡Sabía que serías tú!

Que no se diga que los profesores no tienen a sus favoritos.

Bueno, con Dumbledore en Hogwarts, claramente Harry también era un favorito destacado,
era un poco triste de pensar.

Draco debe estar en la categoría de estudiante menos favorito, nunca le hizo nada malo
directamente, pero Draco puede imaginarlo.
Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer
sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las
llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.

—La campeona de Beauxbatons— dijo Dumbledore —es ¡Fleur Delacour!

Nuevamente, ninguna sorpresa.

—¡Mira a los demás!— dijo Padma incrédula elevando la voz por encima del alboroto, y
señalando con la cabeza al resto de los alumnos de Beauxbatons.

Dos de las chicas que no habían resultado elegidas habían roto a llorar, y sollozaban con la
cabeza escondida entre los brazos.

Draco quiso decirles que lo mejor era estar fuera, pero tampoco pudo hacer mucho cuando su
pie comenzó a moverse bajo su mesa casi sin control.

Cuando Fleur Delacour hubo desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el silencio,
pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba.

—El siguiente sería el campeón de Hogwarts…— Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo;
saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo
pedazo de pergamino —El campeón de Hogwarts— anunció —es ¡Cedric Diggory!

—¡No!— Draco casi pudo escuchar algo así desde la mesa Gryffindor, pero había mucho
sonido y demasiado estruendo.

Los ojos de Draco vieron preocupados como Cedric sonreía y la mesa de al lado era
demasiado estruendoso. Todos y cada uno de los alumnos de Hufflepuff se habían puesto de
repente de pie, gritando y pataleando, mientras Cedric se abría camino entre ellos, con una
amplia sonrisa, y marchaba hacia la sala que había tras la mesa de los profesores.
Naturalmente, los aplausos dedicados a Cedric se prolongaron tanto que Dumbledore tuvo
que esperar un buen rato para poder volver a dirigirse a la concurrencia.

El corazón de Draco comenzó a latir con fuerza, su respiración era un poco errática y su puño
se apretó debajo de la mesa.

Odiaba la sensación del tiempo corriendo.

Odiaba que se sintiera lento y al mismo momento todo era tan rápido.

¿Hice lo correcto?

¿Funcionó?

El nombre de Harry no había salido, entonces tal vez, solo tal vez, podría ayudar a su amigo.

¿Cuál es el costo que tiene que pagar?


—¡Estupendo!— dijo Dumbledore en voz alta y muy contento cuando se apagaron los
últimos aplausos —Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo
confiar en que todos vosotros, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons,
daréis a vuestros respectivos campeones todo el apoyo que podáis. Al animarlos, todos
vosotros contribuiréis de forma muy significativa a…

Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había
interrumpido.

Draco quiso ver el cáliz, pero en su lugar sus ojos se fijaron en Anthony frente a él, que
parecía verlo con incredulidad; como si en el último instante hubiera querido que todo lo que
dijo fuera una broma.

Tendría tantas respuestas que dar sí algo funcionaba y sí no fuera así, igualmente dudaba que
Blaise o Anthony pasaran un día sin preguntar que estaba haciendo.

Contra su voluntad volteó a ver como el fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo.
Otra vez lanzaba chispas.

Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.

Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él.
Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que
tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se
aclaró la garganta y leyó en voz alta:

Su mirada era casi en shock, pero cuando levanto el rostro.

No dijo el nombre de Harry.

—Draco Malfoy.

El silencio era ensordecedor, Draco pudo sentir como todos lo miraban, pero solo pudo
enfocar su rostro en Anthony; el rostro de su amigo parecía brillar en comprensión y volteo a
verlo con incredulidad. La pregunta en su rostro era clara que no necesitaba decir nada para
entenderla.

¿Dime que no lo hiciste?

Draco tragó saliva dándole una mirada de reojo a Blaise, que reflejaba la misma pregunta de
Anthony con frialdad e incredulidad.

Si.

Tantas respuestas tendrían que dar después de esto.

Draco permaneció sentado, consciente de que todos los presentes que estaban en el Gran
Comedor lo miraban. Se sentía aturdido, atontado. Debía de estar soñando. O no había oído
bien. Nadie aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón.
Algunos alumnos se levantaban para ver mejor a Draco, que seguía inmóvil, sentado en su
sitio.

Lo hizo.

Realmente funcionó.

Cuando cambió nombres, funcionó.

Aunque el precio tal vez era demasiado caro, porque si hizo un repaso mental, la segunda
prueba tiene un alto porcentaje de asesinarlo.

En la mesa de los profesores, la profesora Flitwick se levantó y se acercó a Dumbledore, con


el que cuchicheó impetuosamente. El profesor Dumbledore inclinaba hacia ella la cabeza,
frunciendo un poco el entrecejo.

Draco no vio a nadie, pero le dio una disculpa mental a Padma.

Le explicaría, solo necesitaba un momento para procesar, que tal vez el cambio de la historia
es una total locura.

Iba a morir.

Maldita sea.

Iba a morir.

Draco no quiere morir, el año pasado tuvo un pequeño encuentro con la muerte cuando fue
poseído, pero eso no significa que quiera morir; aunque también podría morir por un dragón
en la primera prueba, eso sería asombroso.

No.

Draco malo no pienses en eso.

Lo peor de todo es que técnicamente si había puesto su nombre en el cáliz, cuando sus padres
se enteraran, bueno.

En la mesa de los profesores, Dumbledore se irguió e hizo un gesto afirmativo a la profesora


McGonagall.

—¡Draco Malfoy!— llamó —¡Draco! ¡Levántate y ven aquí, por favor!— casi parece
aturdida y obligándose hablar.

Eso casi valió la pena la locura.

Limpiando una mancha invisible en su labio, Draco se puso de pie grácilmente y con el
mentón en alto, su plan la noche anterior no había sido probablemente el más optimo en
cualquier condición; pero había aprendido con los años en Hogwarts, a que las locuras era
mejor tomarlas conforme llegaban y montarse en la ola de la mejor forma posible.
Caminó por el salón donde nadie dijo o hizo nada, rostros incrédulos y, por último, el rostro
aturdido de Moody que casi hizo que todo esto fuera disfrutable.

—Vamos— se susurró a si mismo dándose valor.

Le pareció un camino relativamente corto, en la película recordaba que Dumbledore había


estado alterado y tal vez fuera porque se trataba de Draco, ahora solo parecía en shock como
en todos. La mesa de los profesores no parecía hallarse más cerca, aunque él caminara hacia
ella, y notaba la mirada de cientos y cientos de ojos, como si cada uno de ellos fuera un
reflector. El zumbido se hacía cada vez más fuerte. Después de lo que le pareció un pestañeo,
se halló delante de Dumbledore y notó las miradas de todos los profesores.

—Bueno… cruza la puerta, Draco— dijo Dumbledore, sin sonreír.

Estaba alarmado.

No pudo evitarlo, en medio de los nervios Draco sonrió y eso provocó que el rostro de
Dumbledore se oscureciera un momento.

Draco pasó por la mesa de profesores. Hagrid, sentado justo en un extremo, no le guiñó un
ojo, ni levantó la mano, ni hizo ninguna de sus habituales señas de saludo. Parecía
completamente aturdido y, al pasar Draco, lo miró como hacían todos los demás.

Como un funeral.

Sí Draco moría este año en alguna prueba, esperaba que su funeral al menos fuera un poco
más divertido.

Draco salió del Gran Comedor y se encontró en una sala más pequeña, decorada con retratos
de brujos y brujas. Delante de él, en la chimenea, crepitaba un fuego acogedor. Cuando entró,
las caras de los retratados se volvieron hacia él. Vio que una bruja con el rostro lleno de
arrugas salía precipitadamente de los límites de su marco y se iba al cuadro vecino, que era el
retrato de un mago con bigotes de foca. La bruja del rostro arrugado empezó a susurrarle algo
al oído.

Si.

Los cuadros nunca fueron amables con él tampoco.

Viktor Krum, Cedric Diggory y Fleur Delacour estaban junto a la chimenea. Con sus siluetas
recortadas contra las llamas, tenían un aspecto curiosamente imponente. Krum, cabizbajo y
siniestro, se apoyaba en la repisa de la chimenea, ligeramente separado de los otros dos.
Cedric, de pie con las manos a la espalda, observaba el fuego. Fleur Delacour lo miró cuando
entró y volvió a echarse para atrás su largo pelo plateado.

—¿Qué pasa?— preguntó, creyendo que había entrado para transmitirles algún mensaje —
¿Quieguen que volvamos al comedog?

Si.
Bueno, lamentaba ser portador de malas noticias, pero ya que estaba en medio del caos;
sonrió de forma cordial.

—No, de hecho, el cáliz mágico me señaló como cuarto integrante del torneo— habla con
tono tranquilo, provocando que Cedric gire a verlo con expresión incrédula; hay un vago
destello de reconocimiento en sus ojos al verlo que lo hace ofendido.

No es que esperara esto, si fuera por Draco no haría esto.

Pero Harry era su amigo, uno que ya había sufrido bastante, no iba dejarlo en el torneo de la
muerte si puede evitarlo.

—Pego es imposible— saltó Fleur con rostro ofendido.

Viktor lo vio tampoco sin creerle y Draco se encogió de hombros.

—Bienvenidos a Hogwarts, las cosas nunca salen bien aquí.

Oyó detrás un ruido de pasos apresurados. Era Ludo, que entraba en la sala. Cogió del brazo
a Draco y lo llevó hacia delante, o al menos eso intentó.

—¡Extraordinario!— susurró, apretándole el brazo —¡Absolutamente extraordinario!


Caballeros… señorita— añadió, acercándose al fuego y dirigiéndose a los otros tres —
¿Puedo presentarles, por increíble que parezca, al cuarto campeón del Torneo de los Tres
Magos?

Draco lo apartó de un manotazo, sujetando su brazo contra su cuerpo; no muy fanático de


adultos extraños que lo enviaban casi volando por el lugar.

Viktor Krum se enderezó. Su hosca cara se ensombreció al examinar a Draco. Cedric parecía
desconcertado: pasó la vista de Bagman a Draco y Draco a Bagman como s estuviera
convencido de que había oído mal. Fleur Delacour, sin embargo, se sacudió el pelo y dijo con
una sonrisa:

—¡Oh, un chiste muy divegtido, señog Bagman!

—¿Un chiste?— repitió Bagman, desconcertado —¡No, no, en absoluto! ¡El nombre de
Draco acaba de salir del cáliz de fuego!

No sabe porque esta emocionado, entendería porque estaría emocionado si fuera Harry, pero
Draco no goza de popularidad.

Así que no.

No entiende su actitud.

Krum contrajo levemente sus espesas cejas negras. Cedric seguía teniendo el mismo aspecto
de cortés desconcierto. Fleur frunció el entrecejo.
—Pego es evidente que ha habido un egog— le dijo a Bagman con desdén —Él no puede
competig. Es demasiado joven.

—Bueno… esto ha sido muy extraño— reconoció Bagman, frotándose la barbilla


impecablemente afeitada y mirando sonriente a Draco, pero al notarlo se veía un poco falso
—Pero, como sabéis, la restricción es una novedad de este año, impuesta sólo como medida
extra de seguridad. Y como su nombre ha salido del cáliz de fuego… Quiero decir que no
creo que ahora haya ninguna posibilidad de hacer algo para impedirlo. Son las reglas, Draco,
y no tienes más remedio que concursar. Tendrás que hacerlo lo mejor que puedas…

Oh.

Estaba actuando así porque no hay opciones, no porque le importe a Draco, además de que
debe suponer lo que se va armar cuando sus padres se enteren de todo lo que sucede. No ha
intercambiado cartas con sus padres, excepto para asegurarle a su madre que está bien, pero
ha limitado el contacto el último mes por… lo sucedido en el mundial.

Espacio había pedido.

Pero ahora.

Si.

Un caos el que se iba armar con la familia Malfoy.

Detrás de ellos, la puerta volvió a abrirse para dar paso a un grupo numeroso de gente: el
profesor Dumbledore, seguido de cerca por el señor Crouch, el profesor Karkarov, Madame
Maxime, la profesora McGonagall y el profesor Snape. Antes de que la profesora
McGonagall cerrara la puerta, Draco oyó el rumor de los cientos de estudiantes que estaban
al otro lado del muro.

—¡Madame Maxime!— dijo Fleur de inmediato, caminando con decisión hacia la directora
de su academia —¡Dicen que este niño también va a competig!

Esperemos que no, piensa Draco de forma distraída, todavía siendo solamente un espectador
del caos.

Madame Maxime se había erguido completamente hasta alcanzar toda su considerable altura.
La parte superior de la cabeza rozó en la araña llena de velas, y el pecho gigantesco, cubierto
de satén negro, pareció inflarse.

—¿Qué significa todo esto, Dumbledog?— preguntó imperiosamente.

—Es lo mismo que quisiera saber yo, Dumbledore— dijo el profesor Karkarov. Mostraba una
tensa sonrisa, y sus azules ojos parecían pedazos de hielo —¿Dos campeones de Hogwarts?
No recuerdo que nadie me explicara que el colegio anfitrión tuviera derecho a dos
campeones. ¿O es que no he leído las normas con el suficiente cuidado?

Soltó una risa breve y desagradable.


No le agradaba, en lo absoluto, pero oye, tenía razón.

—C’est!— exclamó Madame Maxime, apoyando su enorme mano llena de soberbias cuentas
de ópalo sobre el hombro de Fleur —Hogwag no puede teneg dos campeones. Es
absolutamente injusto.

Draco sabe que algo está mal con su colegio, cuando está a favor de los dos directores de
otras instituciones antes que la suya.

¿Qué dirá su madre cuando se entere?

Probablemente intentaría asesinarlo.

No tenía que ir muy lejos, esta noche probablemente Padma lo intentaría asesinar.

—Creíamos que tu raya de edad rechazaría a los aspirantes más jóvenes, Dumbledore—
añadió Karkarov, sin perder su sonrisa, aunque tenía los ojos más fríos que nunca —De no
ser así, habríamos traído una más amplia selección de candidatos de nuestros colegios.

Si bueno, sobre eso, una gran complicación supone.

Todo era un caos.

Draco curiosamente prefería estar aquí, el caos era menor del que le esperaba de regreso en la
torre Ravenclaw.

Eso es decir algo.

El profesor Dumbledore miró a Draco, y éste le devolvió la mirada, intentando descifrar la


expresión de los ojos tras las gafas de media luna.

—¿Echaste tu nombre en el cáliz de fuego, Draco?— le preguntó Dumbledore con tono


calmado.

¿Así pasaba en la película?

Draco tenía otra imagen en su mente, tal vez distorsionada, porque juraría que sería más caos;
aunque puede que fuera porque era Draco y no Harry el que presentaba esta situación.

—No— contestó Draco, no mentía, no lo hizo.

Exactamente.

El papel estaba en la mano de Moody, así que este fue quien hizo cualquier movimiento.

—¿Le pediste a algún alumno mayor que echara tu nombre en el cáliz de fuego?— inquirió el
director.

—No— respondió Draco encogiéndose de hombros.

—¡Ah, pog supuesto está mintiendo!— gritó Madame Maxime.


Bueno ahí va el aprecio que le tenía.

—Él no pudo cruzar la raya de edad— dijo severamente la profesora McGonagall —Supongo
que todos estamos de acuerdo en ese punto…

—Dumbledog pudo habeg cometido algún egog— replicó Madame Maxime, encogiéndose
de hombros.

Ahí de regreso al aprecio, cualquier opositor de Dumbledore que no fuera un mago oscuro,
iba a su libro de potenciales aliados.

—Por supuesto, eso es posible— admitió Dumbledore por cortesía.

Es muy aburrido cuando lo dice de esa forma, le quita emoción.

—¡Sabes perfectamente que no has cometido error alguno, Dumbledore!— repuso airada la
profesora McGonagall —¡Por Dios, qué absurdo! ¡Draco no pudo traspasar por sí mismo la
raya! Y, puesto que el profesor Dumbledore está seguro de que Draco no convenció a ningún
alumno mayor para que lo hiciera por él, mi parecer es que eso debería bastarnos a los demás.

Y le dirigió al profesor Snape una mirada encolerizada.

Este seguía taladrándolo con la mirada.

Draco seguía ignorándolo.

—Señor Crouch… señor Bagman— dijo Karkarov, de nuevo con voz afectada —ustedes son
nuestros jueces imparciales. Supongo que estarán de acuerdo en que esto es completamente
irregular.

Bagman se pasó un pañuelo por la cara, redonda e infantil, y miró al señor Crouch, que
estaba fuera del círculo iluminado por el fuego de la chimenea y tenía el rostro medio oculto
en la sombra. Su aspecto era vagamente misterioso, y la semioscuridad lo hacía parecer
mucho más viejo, dándole una apariencia casi de calavera. Pero, al hablar, su voz fue tan
cortante como siempre:

—Hay que seguir las reglas, y las reglas establecen claramente que aquellas personas cuyos
nombres salgan del cáliz de fuego estarán obligadas a competir en el Torneo.

—Bien, Barty conoce el reglamento de cabo a rabo— dijo Bagman, sonriendo y volviéndose
hacia Karkarov y Madame Maxime, como sí el asunto estuviera cerrado.

—Insisto en que se vuelva a proponer a consideración el nombre del resto de mis alumnos—
dijo Karkarov. La sonrisa y el tono afectado habían desaparecido. De hecho, la expresión de
su rostro no era nada agradable —Vuelve a sacar el cáliz de fuego, y continuaremos
añadiendo nombres hasta que cada colegio cuente con dos campeones. No pido más que lo
justo, Dumbledore.

—Pero, Karkarov, no es así como funciona el cáliz de fuego— objetó Bagman —El cáliz
acaba de apagarse y no volverá a arder hasta el comienzo del próximo Torneo.
—¡En el que, desde luego, Durmstrang no participará!— estalló Karkarov —¡Después de
todos nuestros encuentros, negociaciones y compromisos, no esperaba que ocurriera algo de
esta naturaleza! ¡Estoy tentado de irme ahora mismo!

—Ésa es una falsa amenaza, Karkarov— gruñó una voz, junto a la puerta —Ahora no puedes
retirar a tu campeón. Está obligado a competir. Como dijo Dumbledore, ha firmado un
contrato mágico vinculante. Te conviene, ¿eh?

Moody acababa de entrar en la sala. Se acercó al fuego cojeando, y, a cada paso que daba,
retumbaba la pata de palo.

La mirada fría del hombre sobre él, hizo que Draco pusiera su mejor cara de inocencia.

No lo delataría.

No por ahora.

¿El falso Moody intentaría asesinarlo?

Esta tensión en su cuerpo, como Harry sobrevivió esto en el canon, es un misterio para
Draco.

—¿Que sí me conviene?— repitió Karkarov —Me temo que no te comprendo, Moody.

—¿No me entiendes?— dijo Moody en voz baja —Pues es muy sencillo, Karkarov. Tan
sencillo como que alguien eche el nombre de Malfoy en ese cáliz sabiendo que si sale se verá
forzado a participar.

—¡Evidentemente, alguien tenía mucho empeño en que Hogwag el doble de opogiunidades!


— declaró Madame Maxime.

—Estoy completamente de acuerdo, Madame Máxime— asintió Karkarov, haciendo ante ella
una leve reverencia —Voy a presentar mi queja ante el Ministerio de Magia y la
Confederación Internacional de Magos…

—Sí alguien tiene motivos para quejarse es Malfoy— gruñó Moody —y, sin embargo, es
curioso… No le oigo decir ni medio…

El ceño de Draco se frunció

—¿Y pog qué tendgía que quejagse?— estalló Fleur Delacour, dando una patada en el suelo
—Va a podeg pagticipag, ¿no? ¡Todos hemos soñado dugante semanas y semanas con seg
elegidos! Mil galeones en metálico… ¡es una pog la que muchos moguiguían!

No necesita el dinero, muchas gracias, pero el comentario quedo ahogado en su garganta ante
la persistente mirada de Severus sobre él.

—Tal vez alguien espera que Malfoy muera por ella— replicó Moody, con un levísimo matiz
de exasperación en la voz.
A estas palabras les siguió un silencio extremadamente tenso. Ludo Bagman, que parecía
muy nervioso, se alzaba sobre las puntas de los pies y volvía apoyarse sobre las plantas.

—Pero hombre, Moody… ¡vaya cosas dices!— protestó.

No.

Joder.

Dice la verdad.

Draco volteó a ver a Moody alarmado, pensando seriamente que estaría enojado o haría
alguna apertura, pero de alguna forma parecía más meditabundo que otra cosa.

No.

Imposible.

Nadie lo quería muerto no a él, querían muerto a Potter.

¿O no?

Claro que lo había enojado, pero no tanto para querer matarlo, esperaba.

—Como todo el mundo sabe, el profesor Moody da la mañana por perdida si no ha


descubierto antes de la comida media docena de intentos de asesinato— dijo en voz alta
Karkarov —Por lo que parece, ahora les está enseñando a sus alumnos a hacer lo mismo. Una
rara cualidad en un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, Dumbledore, pero no dudo
que tenías tus motivos para contratarlo.

—Conque imagino cosas, ¿eh?— gruñó Moody —Conque veo cosas, ¿eh? Fue una bruja o
un mago competente el que echó el nombre del muchacho en el cáliz.

—¡Ah!, ¿qué prueba hay de eso?— preguntó Madame Maxime, alzando sus enormes manos.

—¡Que consiguió engañar a un objeto mágico extraordinario!— replicó Moody —Para


hacerle olvidar al cáliz de fuego que sólo compiten tres colegios tuvo que usarse un
encantamiento confundidor excepcionalmente fuerte… Porque creo estar en lo cierto al
suponer que propuso el nombre de Potter como representante de un cuarto colegio, para
asegurarse de que era el único en su grupo…

Vaya, esto podría contar como confesión si alguien supiera lo mismo que Draco; además de
un gran golpe de ego herido.

—Parece que has pensado mucho en ello, Moody— apuntó Karkarov con frialdad —y la
verdad es que te ha quedado una teoría muy ingeniosa… aunque he oído que recientemente
se te metió en la cabeza que uno de tus regalos de cumpleaños contenía un huevo de basilisco
astutamente disimulado, y lo hiciste trizas antes de darte cuenta de que era un reloj de mesa.
Así que nos disculparás si no te tomamos demasiado en serio..
—Hay gente que puede aprovecharse de las situaciones más inocentes— contestó Moody con
voz amenazante —Mi trabajo consiste en pensar cómo obran los magos tenebrosos,
Karkarov, como deberías recordar.

Técnicamente era un mago tenebroso, sí hubiera alguna duda, ahora era una confesión
descarada.

—¡Alastor!— dijo Dumbledore en tono de advertencia.

Por un momento, Draco se preguntó a quién se estaba dirigiendo, pero luego comprendió que
Ojoloco no podía ser el verdadero nombre de Moody. Éste se calló, aunque siguió mirando
con satisfacción a Karkarov, que tenía el rostro encendido de cólera.

Bueno.

El verdadero nombre era otro, aunque Draco apenas y podía recordarlo.

—No sabemos cómo se ha originado esta situación— continuó Dumbledore dirigiéndose a


todos los reunidos en la sala —Pero me parece que no nos queda más remedio que aceptar las
cosas tal como están. Tanto Cedric como Draco han sido seleccionados para competir en el
Torneo. Y eso es lo que tendrán que hacer.

—Ah, pego, Dumbledog…

—Mi querida Madame Maxime, sí se le ha ocurrido a usted una alternativa, estaré encantado
de escucharla.

Dumbledore aguardó, pero Madame Maxime no dijo nada; se limitó a mirarlo duramente. Y
no era la única: Snape parecía furioso, Karkarov estaba lívido. Bagman, en cambio, parecía
bastante entusiasmado.

—Bueno, ¿nos ponemos a ello, entonces?— dijo frotándose las manos y sonriendo a todo el
mundo —Tenemos que darles las instrucciones a nuestros campeones, ¿no? Barty, ¿quieres
hacer el honor?

El señor Crouch pareció salir de un profundo ensueño.

—Si— respondió —las instrucciones. Si… la primera prueba…

Fue hacia la zona iluminada por el fuego. De cerca, a Draco le pareció que se encontraba
enfermo. Se lo veía ojeroso, y la piel, arrugada y reseca, mostraba un aspecto que no era el
que tenía durante los Mundiales de quidditch.

—La primera prueba está pensada para medir vuestro coraje— les explicó a Draco, Cedric,
Fleur y Krum —así que no os vamos a decir en qué consiste. El coraje para afrontar lo
desconocido es una cualidad muy importante en un mago, muy importante… La primera
prueba se llevará a cabo el veinticuatro de noviembre, ante los demás estudiantes y el
tribunal. A los campeones no les está permitido solicitar ni aceptar ayuda de ningún tipo por
parte de sus profesores para llevar a cabo las pruebas del Torneo. Harán frente al primero de
los retos armados sólo con su varita. Cuando la primera prueba haya dado fin, recibirán
información sobre la segunda. Debido a que el Torneo exige una gran dedicación a los
campeones, éstos quedarán exentos de los exámenes de fin de año.

Solamente de parte de profesores, interesante, Draco analizó esa información y los posibles
vacíos legales de toda esta situación.

El señor Crouch se volvió hacia Dumbledore.

—Eso es todo, ¿no, Albus?

—Creo que sí— respondió Dumbledore, que observaba al señor Crouch con algo de
preocupación —¿Estás seguro de que no quieres pasar la noche en Hogwarts, Barty?

—No, Dumbledore, tengo que volver al Ministerio— contestó el señor Crouch —Es un
momento muy difícil, tenemos mucho trabajo. He dejado a cargo al joven Weatherby… Es
muy entusiasta; a decir verdad, quizá sea demasiado entusiasta…

—Al menos tomarás algo de beber antes de irte…— insistió Dumbledore.

—Vamos, Barty. ¡Yo me voy a quedar!— dijo Bagman muy animado —Ahora es en
Hogwarts donde ocurren las cosas, ya lo sabes. ¡Es mucho más emocionante que la oficina!

—Creo que no, Ludo— contestó Crouch, con algo de su sempiterna impaciencia.

—Profesor Karkarov, Madame Maxime, ¿una bebida antes de que nos retiremos a descansar?
— ofreció Dumbledore.

Pero Madame Maxime ya le había pasado a Fleur un brazo por los hombros y la sacaba
rápidamente de la sala. Draco las oyó hablar muy rápido en francés al salir al Gran Comedor,
quejándose de los dos campeones del torneo. Karkarov le hizo a Krum una seña, y ellos
también salieron, aunque en silencio.

—Draco, Cedric, os recomiendo que subáis a los dormitorios— les dijo Dumbledore,
sonriéndoles —Estoy seguro de que las casas de Hufflepuff y Ravenclaw os aguardan para
celebrarlo con vosotros, y no estaría bien privarlas de esta excelente excusa para armar jaleo.

Padma iba a matarlo.

Mucha celebración no tendría.

—Director tengo una pregunta— habla rápidamente Draco ignorando las miradas de Cedric y
los otros profesores, casi como sí no creyeran que Draco diría algo —¿Qué sucede si quiero
retirarme del torneo?, ya que no puse mi nombre en él, no quiero participar— la cuestión es
válida, si hubiera una oportunidad, Draco la tomaría para no participar.

Especialmente por la segunda prueba.

—Señor Malfoy, esto es un contrato vinculante, no es algo fácil de cortar— habló Flitwick en
voz baja nervioso, no había participado, pero parecía físicamente adolorido de ver a uno de
sus estudiantes en este caso.
Draco sabía que eso era posible, incluso aunque solamente usar un papel con su nombre
parece ridículo para hacer un vínculo de esta categoría.

Es un torneo donde otros han muerto.

Pero nadie le daba opciones, nadie le dejaba elegir; aunque ya había elegido de alguna forma,
esto era ridículo.

Era su vida en juego.

—Entonces no pueden hacer nada, más que enviarme a un torneo en contra de mi voluntad,
incluso si yo mismo digo que no quiero participar y probablemente pueda morir.

—Draco— el tono de advertencia en la voz de Severus era inusual para él, pero Draco solo
veía fijamente a Dumbledore.

Su postura no era relajada, su rostro no era cálido, pero tampoco frío, solamente lo miraba
con la barbilla un poco alta y Draco se sintió enfermo por eso.

—El mago más poderoso de todos, aquí presente enviando a un niño a su posible muerte—
juró que Cedric a su espalda casi se ahoga y McGonagall hizo un sonido incrédulo —Ni
siquiera intentando nada, ni siquiera buscando alguna salida… bueno… supongo que
solamente ayuda a otros cuando le conviene.

Debería dejar de ser enemistades, pero Draco se sintió tan bien al salir del lugar con el
mentón en alto, caminando hacía su dormitorio esperando la muerte prematura a manos de
Padma.

Las velas, casi consumidas ya, conferían a las dentadas sonrisas de las calabazas un aspecto
misterioso y titilante en el gran comedor.

—Eso fue una locura— comentó Cedric luciendo alarmado detrás de él, probablemente sin
ver a nadie decirle esas cosas antes a Dumbledore.

Bueno.

Por lo que valía, Draco estaba casi muerto a estas alturas.

—Eso parece— repuso Draco con mirada perdida.

—Bueno, cuéntame— le dijo Cedric cuando entraban en el vestíbulo, pálidamente iluminado


por las antorchas —¿Cómo hiciste para dejar tu nombre?

Draco lo vio de reojo, pensando que todos mañana pensarían sobre como Draco hizo trampa
en el torneo para tener su nombre en él; no sería la primera vez que alguien hiciera esta
pregunta.

Ni la última.
Entonces en lugar de convencer a todos que no lo hizo, sonrió de manera divertida pensando
en algo para joder un poco más a Moody.

—Un verdadero mago no rebela sus trucos— habla de forma misteriosa, haciendo que el
rostro de Cedric se vea incrédulo antes de negar con la cabeza divertido.

Ambos se apartan en el camino, donde al llegar a su torre todo estaba en silencio y nadie
parecía esperarlo, Padma está en la habitación de niños con mirada colérica.

—Habla— es una demanda, no una opción y aunque Draco suele tener el control de sus
amigos, no es tan idiota para no hacerle caso a Padma.

Tomó algunas horas explicar a sus amigos que pasaba, si bien nadie pareció creer mucho
sobre que se dio cuenta del torneo y el plan para atrapar a Harry fue dicho por su padre, todos
estaban más concentrados en el problema entre manos; hacer que Draco sobreviviera. Padma
y Luna parecieron ofendidas que tomara a Anthony y Blaise para intentar hacer algo, como
que al final fuera la única opción el poner su nombre; también todos parecían alarmados de
que confesara que quien quería poner el nombre de Harry era Moody, especialmente cuando
Draco demandó no delatarlo todavía. No tiene todas las pruebas que quisiera y como dice, no
puede hacer nada que ponga en peligro a su familia; pero advirtió a todos de no quedarse
nunca a solas con Moody y tener extremado cuidado.

En el momento que saliera gravemente herido, Padma iría con el director a contar todo.

Genial.

Lo único bueno es que parecían emocionados que supiera sobre todas las pruebas, o eso fue
hasta que confesó que la primera prueba sería sobre dragones.

—Todo esto fue un plan, una locura por tu obsesión por dragones, nunca te preocupó Potter
— musito Terry incrédulo, para ofensa de Draco, todos parecían creerle.

—Claro que no, no es eso, ahora ayúdenme; el libro de Orion tiene escritos sobre dragones,
pero son los más difíciles hasta la fecha… tenemos algunas semanas para descifrar algo que
no hicimos en 3 años— habla Draco con pesadez.

Luna a su lado se ve pensativa.

—Sabes Draco, siempre estás a favor de unión de las casas.

—Si.

No sabe que quiere decir su amiga, pero mientras ella toma el libro de Orion entre sus manos,
voltea a verlo con ojos brillantes.
—Tal vez podrías ayudar a la unión de colegios también, los otros estudiantes también están
en peligro de este Moody— es irónico, porque de todos, parece que Moody realmente trata
bien a Luna —sí los cuatro campeones trabajaran juntos, podrían ser un fuerte unido.

Y no era en contra de las reglas.

Era una especie de vacío legal.

Interesante.

—¿Cómo maldita sea vamos a derrotar un dragón?— gruñó Padma al tomar su libro de
criaturas mágicas, ver que los dragones con huevos eran muy violentos, mucho más de lo
normal.

Todos intercambiaron miradas.

Si.

Esto iba ser una locura.

Bueno oficialmente la mayoría de personas odiaban a Draco, lo cual es ridículo, porque no es


que fuera a hacer esto por gusto; también parecía que la rivalidad de Gryffindor y Slytherin
este año iba a ser opacada por el nuevo concurso de Ravenclaw vs Hufflepuff que
representaba el torneo, Draco estaba feliz con un cambio de ese tipo. La mayoría de
Ravenclaw no apoyaban su idea, lo tachaban como un idiota y la idiotez era la peor ofensa
para la casa de las águilas; pero también eran un poco codiciosos, saben que, si algo sale
bien, la casa de las águilas recibiría un buen trato y por lo tanto simplemente lo trataban
indiferente. Gryffindor y Slytherin se dividían claramente entre Draco o Cedric, pero todos
parecían considerar que era mejor apoyar al mago de mayor edad que tenía más
posibilidades.

Pero tampoco odiaban a Draco como fue odiado Harry en el canon.

Esperaba eso al menos.

—Hoy quiero zumo de manzana— musita Draco luego de un bostezo, tomando su bebida
con una sonrisa satisfecha.

Anthony a su lado seguía resumiendo violentamente sobre cualquier dragón de los libros que
Draco tenía, porque era un adicto a los dragones y tendría mejor literatura que el propio
Hogwarts. Terry seguía leyendo libros sobre hechizos, ya era suficientemente difícil atacar a
un dragón así que ocuparían cualquier cosa a su disposición; Michael y Luna también leían
esos libros.

Padma bostezaba también, pero trabajaba más que todo en descifrar lo que Orion escribió
sobre dragones, era la mejor en aritmancia y probablemente la que más cerca había estado de
descifrar parte del idioma con aparente numerología que uso Orion.

Todos voltearon a verlo mal por su comentario, Draco farfulló molesto antes de meter un
panecillo a su boca.

En la historia original Harry no se enfrentó al dragón directamente, usó el hechizo para atraer
objetos y volar para obtener el huevo; Draco era un buen volador y podría imitarlo, pero no
quería pensar que funcionaria para él.

Harry había sido necesitado por el falso Moody.

El falso Moody parecía querer asesinarlo, así que mejor hacer un plan sin fallas.

Además, su plan era diferente, él es la cabeza en la operación que había pensado la noche
anterior. Un golpe en la cabeza hace voltear a ver a Padma incrédulo, pero esta se muestra
imperdurable.

—Tuve la sensación de que quería golpearte— va a quejarse con Anthony, cuando Blaise lo
sorprende sorpresivamente tomando asiento en su mesa.

La mesa Ravenclaw.

No la de Slytherin.

Sus amigos dejan de leer un momento, levantando la mirada incrédulos y Draco puede sentir
varias miradas curiosas de todo el salón. Es solamente el desayuno, pero Blaise solamente
toma un plato y comienza a servirse con un estilo demasiado prodigioso; lo que sucede con la
mayoría de sangre pura que han sido entrenados desde niños para ser perfectos.

—Blaise, sé que es vergonzoso, pero a todos nos ocurre que despertamos confundidos y tu
mesa esta por ahí— señala Draco a la mesa Slytherin, ganando una mirada fría de parte de
Blaise.

Eso hace que se quede en silencio.

Anthony rápidamente deja el libro para acercase a Blaise.

—Mira idiota, no me importa sí lo hiciste a propósito o no, pero estoy metido en esta
situación tanto como ustedes— farfulla Blaise pareciendo contenerse de pegarle un puñetazo.

Probablemente lo esté haciendo.

—Blaise— habla casi conmovido, pero este lo empuja cuando intenta abrazarlo.

—Pansy está haciendo control de daños, no eres el estudiante favorito en este momento.

Ambos se ven de reojo, Draco voltea a ver rápidamente a Theo antes de ver a Blaise, que
niega con la cabeza y eso lo hace enfurruñarse.

Aún tiene que hablar con Theo.


—No— las palabras de Anthony hacen que todos volteen a verlo, antes que Anthony se
abrace a Draco de forma algo asfixiante —lo siento Blaise, pero Draco es ahora mi mejor
amigo y no voy a permitir que te lo lleves o tengan esas charlas con miradas.

—Anthony— esta vez sí habla conmovido.

Blaise hace tono de asco.

—Te lo regalo, es demasiado problemático.

Mientras se abraza de forma dramática con Anthony, ve a Blaise que siempre ha sido su
amigo de una forma u otra, pero que tome asiento en su mesa es anormal; su familia era
neutral, pero aquí a su lado, está eligiendo claramente un bando.

El suyo.

Bien, otro esclavo atrapado.

Su plan puede ser una locura, probablemente lo odien o desprecien, pero Draco solamente
tiene que sonreír mientras camina hacia Fleur; es un poco difícil resistir el claro encanto que
desprende, pero su rostro de claro desprecio hacia él lo hace un poco más fácil. No puede
evitar notar como Colette está a su lado, ambas charlando sobre el tema, aunque este se
congeló cuando se acercó por medio del pasillo; la chica pelirroja voltea a verlo con claro
interés. Fleur parece ver de forma incómoda a Colette, pero esta parece tranquilizarle con la
mirada ya que cuando está a su lado no escapa; tampoco lo insulta, lo cual ya es mucho más
de lo que algunos reciben.

—C’est un plaisir de vous revoir Colette, un plaisir de vous revoir, Mademoiselle Fleur (Un
gusto verte nuevamente Colette, un gusto de nuevo señorita Fleur)— no parecen
impresionadas porque hable Frances, Draco realmente no lo esperaba después de todo.

—No hay problema en hablar Frances querido Draco, luego de ayudar a Eugene por mí, estoy
en deuda con tu persona— tal vez demasiado formal, pero por las palabras de Colette, hay un
claro brillo de interés en los ojos de Fleur hacía él.

Draco no puede evitar la sonrisa en su rostro, la deuda entre ambos piensa cobrarla más
adelante, pidiéndole ayuda sobre la lágrima de sirena; pero de alguna forma le está ayudando
totalmente gratis a ganar el pareció de la señorita Fleur.

Los ojos de Colette parecen sinceros, pero hay un brillo astuto que Draco bien puede disfrutar
y apreciar.

—No fue ningún problema, espero le envié mis saludos a Eugene, un gran chico—
formalidades como siempre, pero ahora cuando ve a Fleur, esta lo ve con menos desprecio
que antes —puede que suene imprudente o apresurado, pero me gustaría que la señorita Fleur
pueda reunirse el día de mañana en la torre Ravenclaw; hay algunas cosas que me gustaría
discutir con ella referentes al torneo— puede que fuera imprudente, pero hay algo que quiere
hacer.

Los ojos de Fleur son altivos.

¿Cómo logra conquistar a Bill?

Es bonita, pero su actitud, comienza hacer que su apariencia quede de lado, muy de lado;
cualquier hechizo veela comienza a debilitarse para Draco.

—No tengo integes en asistig a esta geunion— a diferencia de Colette, Fleur no tiene un
inglés perfecto.

No importa.

Sonríe.

Fleur levanta el mentón.

Altiva y arrogante, Draco la ve un momento fijamente, antes de pensar que sinceramente esta
va se probablemente la peor del grupo que planea reunir; mejor quitarla desde el inicio.

—Bueno quería hablarte sobre la primera prueba, porque ya descifré de que se trata, pero ya
que no quieres entiendo; imagínate la ventaja que tendrías con casi un mes entero para
prepararte— habla Draco con falso desinterés, provocando que tanto Colette como Fleur
luzcan incrédulas —pero no te preocupes, sí cambias de opinión puedes asistir el día de
mañana a la reunión que tengo, te prometo que no te arrepentirás… sí tienes dudas puedes ir
hablar con tu directora— expresa con tranquilidad ahora dando media vuelta para irse.

Sintiendo la mirada de la chica sobre él.

Ahora.

Siguiente objetivo.

—¿En que estabas pensando?— gruñe Harry cuando logra atraparlo antes del almuerzo, pero
Draco apenas y lo ve buscando por los pasillos a Cedric.

No lo ve.

Maldito Hufflepuff escurridizo.

A estas alturas no va a poder conseguir a Viktor antes que anochezca, aunque según Blaise lo
tiene solucionado, el jugador pasa mucho tiempo con los Slytherin y ya que Blaise es de los
pocos que no muestra un claro fanatismo, es probable que logre convencerlo de reunirse con
él antes de la cena.
—Estoy algo ocupado Potter, habla mientras busco lo que necesito— gruñe asomando su
cabeza por la ventana, maldiciendo que ni por el patio trasero se ve el idiota.

Mientras caminan recibe varias malas miradas, pero Draco las ignora.

—Entrar al torneo es una locura, Hermione dice que hay gente que ha muerto en este, ¿Por
qué pondrías tu nombre en él?— para salvar tu puto culo, quiso decirle, pero realmente duda
que esta sea una conversación que deberían tener.

A diferencia de la historia original donde Harry había negado totalmente su mano dentro de
su participación, lo cual era verdad, Draco no negó o confirmó nada; solamente sonreía de
forma misteriosa y a pesar que solo llevaban un día desde que fue anunciado como cuarto
participante hay un sin número de teorías de como logró poner su nombre en el cáliz.

Los gemelos más que nadie querían saber su truco, pero no había truco.

—Parecía divertido— por la mirada de Harry supo que no estaba convencido, así que bufó
por debajo al ver como lo comenzaba a conocer demasiado bien —mira no fue algo que
quería hacer tampoco, pero no tuve opción y ahora estoy metido en esto, pero saldrá bien.

Al menos conocerá los dragones de primera persona de nuevo, dragones que probablemente
estén enojados y pueda matarlo; pero hay que ser sinceros, sí hay alguna prueba que pueda
matarlo, sin duda sería la segunda.

Draco no quiere pensar en eso por ahora, pero si está en serios problemas.

Muy serios problemas.

No está interesado en morir joven, pero realmente no es que esté dando muchas
oportunidades para sobrevivir; no tiene ni idea como originalmente pudo manejar Harry la
presión de que en cualquier momento podría morir. Su único consuelo ahora, es que su amigo
no tendría que vivir nunca esa presión, o al menos por este año, si todo sale bien para Draco.

—Es peligroso— se queja Harry como si quisiera hacerlo entrar en razón.

Como si estuviera loco.

—Lo sé— afirma con tranquilidad para enojo del otro, apenas sus ojos ven a Cedric se
apresura —¡Cedric!— lo llama y puede escuchar como Harry se queda gruñendo en voz baja.

Cedric gira a verlo con una sonrisa tranquila, cuando lo cita a la torre Ravenclaw el día
siguiente, es un estúpido Hufflepuff que acepta como sabe qué hará; saluda a Megumi que
estaba cerca y se va a cazar a su siguiente víctima.

Viktor Krum es serio cuando está en la biblioteca, parece ser que no le gusta estar rodeado de
otros y se pregunta si ya habría visto a Hermione, aunque apenas han pasado unas pocas
horas desde su selección en el torneo; así que podría ser un sí o podría ser un no. El hombre
parece una montaña y una parte de Draco esta emocionado por hablar con él, quiere decirle lo
feliz que le hizo verlo jugar, como su pasión por el quidditch le hizo a Draco recordar que
sentía cuando era niño y jugaba con una escoba; pero eso sería demasiado acosador tirando a
lo fanático. Al igual que Harry, no parece muy bueno manejando la presión adolescente;
probablemente en Durmstrang ya no lo idealizan tanto al caminar.

O quien sabe, a estas alturas alguno que otro niño ve a Harry como sí fuera una deidad.

— Dobryy den’ Viktor, menya zovut Drako Malfoy, ya khotel by pogovorit’ s vami o turnire;
osobenno pervyy test (Buenas tardes Viktor, mi nombre es Draco Malfoy, me gustaría hablar
contigo sobre el torneo; especialmente la primera prueba)— como el chico no responde, la
sonrisa de Draco se tensa.

¿Habla ruso?

Tal vez falló y es otro idioma.

¿Tendría que ser húngaro?

—¿Ya has descubierto la prueba?— al igual que Fleur no es el mejor inglés, pero se entiende
bastante mejor.

Sonríe aliviado.

—Si, ya descubrí la primera prueba.

—¿Por qué quieres hablar conmigo?

—Oh lo descubrirás sí vienes mañana a la torre Ravenclaw, podríamos hablar sobre el tema sí
no te molesta— usa su sonrisa comercial, pero Viktor sigue con el rostro en blanco, antes de
encogerse de hombros y regresar a los libros.

Tal vez por eso le gusta a Hermione, ambos son unos ratones de biblioteca, piensa de forma
hipócrita mientras se pone de pie.

Esperando que los tres campeones asistan a su reunión improvisada.

Sonríe con algo de diversión.

Sin duda este torneo, no será nada que hubieran planeado los jueces.

Continuará…

Chapter End Notes


Bueno como podrán ver a diferencia de la serie original, esto ha tomado un ritmo que no
se quien pudo haber averiguado antes, pero si alguien lo averiguo y para quienes no lo
hicieron, espero disfruten de que Draco sea parte del torneo en esta montaña rusa de
locura.

Aunque lo crean o no, desde antes de escribir el primer libro, había planeado a Draco
como participante, aunque la forma en como llego ha variado hasta este resultado que
fue el que más me gusto.

Este año puede que Draco piense que ha ayudado a Harry, pero la verdad es que nuestro
niño elegido va estar al borde de la locura al ver a Draco en estas situaciones.
Capítulo 8: Un mago no elige a la varita, la varita elige al mago.
Chapter Summary

La primera prueba esta cerca.

Solo Draco parece feliz al respecto.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Fue un poco de revuelo con sus amigos cuando comentó la idea, pero igualmente los chicos
fueron amables de proporcionarle su habitación cuando comentó que los campeones
vendrían, lo que significó que Anthony y Terry arrastraron a Michael que estaba fastidiado
por no conocer en persona a Viktor. Fue un poco vergonzoso, pero al final no hubo muchas
quejas cuando Cedric apareció con tranquilidad un poco antes de lo previsto, este sonrió sin
parecer rencoroso porque Draco fuera un campeón y su mirada parecía un poco calculadora;
a diferencia de los otros dos, Cedric lo consideraba claramente una competencia y eso hizo
mucho por el ego de Draco. No quería ser un campeón, pero que alguien lo consideraba un
igual, era suficiente para provocar que se pudiera sentir genial al respecto.

Viktor llegó sorprendentemente después, averiguando la contraseña o el acertijo de manera


correcta; Fleur llegó unos diez minutos después.

Era solamente una proeza de las locuras que hizo Draco a lo largo de los años, que nadie en
Ravenclaw pareció sorprendido que entrara con los tres campeones a su habitación.

Excluyendo las camas, había trasfigurado unos sofás cómodos para sus invitados e incluso
tenía una bandeja llena de té con golosinas; además de eso estaba su taza de café negro,
porque necesitaría mucha cafeína para lo que vendría a continuación.

Los tres campeones lo miraron fijamente, solo Cedric acepto el té y Draco se posicionó con
tranquilidad en su asiento.

No preguntó que hizo venir a los campeones, lo que importaba es que estaban aquí y sí
jugaba bien sus cartas, Draco obtendría tres grandes magos de su parte; estos campeones, lo
mejor que el cáliz pudo obtener y que sin lugar a duda podrían ayudarle en el futuro.

No podía desperdiciar estos potenciales esclavos, perdón, amigos.

—La primera prueba se trata de dragones— comenta con calma tomando una golosina, Fleur
suelta un chillido indignado mientras Cedric se ahoga con el té; Viktor está tranquilo pero
curioso.
Se pregunta si ya sabe al respecto.

Probablemente.

No importa, funcionaria mejor si saben la verdad.

—¿Dragones?— pregunta Cedric luego de que recupero el aire, Draco asiente masticando el
dulce de manzana en su boca.

Delicioso.

—Dragones hembra con huevos, la idea de la prueba es atrapar un huevo de oro en el nido,
que probablemente nos guie hasta la siguiente prueba; dado que son dragones anidando serán
extremadamente furiosas, va a ser una completa locura.

¿Está mal que Draco este emocionado por ver eso?

Si.

Debe estar muy mal, porque Padma lo golpeó esta mañana cuando comentó sobre su
fanatismo.

Son dragones, la única parte que recuerda de la historia donde se esta tan cerca de estas
bestias, claro que podría morir porque los dragones son tanto majestuosos como poderosos,
pero no puede imaginar una mejor muerte que no fuera por un dragón.

Mucho mejor que por criaturas marinas.

—¿Cómo estas tan seguro?— pregunta Viktor y se sorprende que nadie hubiera hecho esa
pregunta antes.

Había pensado en una excusa gracias, quería utilizarla.

—Mi padre trabaja para el ministerio— su padre que hasta el momento esperaba no supiera
sobre el torneo, hasta que no hubiera otra opción —se podría decir que es trampa, pero me
contó sobre la prueba y pensé que sería injusto tener toda la información con antelación… ya
que ni siquiera quería participar— añade tomando ahora su café negro, cuyo sabor amargo
contrasta bastante con el dulce.

Delicioso.

Ocupa estudiar más sobre Orion, está seguro que ha llegado cerca de un hechizo que parece
ser un escudo, que para la siguiente prueba podría ser su mejor chance para sobrevivir.

Un protego contra la llama de un dragón, no creía que funcionara como quisiera.

—Esto es ingcreible, es tonto dar esta infogmacion— chilla Fleur con incredulidad, a lo cual
Draco se encoge de hombros.
—Las reglas dicen que no podemos pedir ayuda a los profesores, no habla sobre que
debemos enemistarnos y guardar toda la información entre nosotros— si mal no recuerda
Harry había ayudado a Cedric y viceversa en el canon —además para mí sería más fácil que
fuéramos aliados, que cada uno obtenga una nota dependiendo como manejo la información
que todos tendríamos; sí les parece injusto podrían ayudarme en la segunda prueba, eso sí no
lo averiguo primero— añade ahora con una sonrisa divertida.

Fleur parece anonadada.

Viktor tiene un rostro serio.

—Eso es increíblemente amable de tu parte Draco— la sinceridad y shock en el rostro de


Cedric, hacen que voltee a verlo molesto.

Como si fuera imposible ayudar a otros gratis, claro que no es gratis, pero no importa ahora.

—No tienen que creerme, pueden seguir investigando a ir con sus directores o amigos, pero
sí tengo razón no sería esto una gran ventaja; casi un mes entero para preparar estrategias
contra dragones— dice esperando que no sea cuestionado nuevamente.

No es tan fácil como quisiera.

—Esto es una locura— farfulla Fleur de brazos cruzados, pero Draco se encoge de hombros,
alegre cuando ve a la chica masticar un dulce pareciendo necesitada de hacer algo con sus
manos.

—Es verdad que no hay nada en contra de las reglas de campeones trabajando juntos— la
forma en que habla Viktor es demasiado grosera, pero su rostro parece pensativo.

Fleur lo ve con traición.

Draco sonríe por debajo.

—No tendríamos que ser amigos o algo por el estilo, pero trabajar en equipo podría
ayudarnos más rápido, además de la unión e intercambio de tiempo para los colegios; sería
una buena forma de verlo positivamente— Cedric por supuesto es más positivo y dispuesto
ayudar con su plan.

Fleur levanta el mentón todavía incómoda.

Draco sonríe con diversión ahora.

—¿Alguien quiere té?— pregunta dulcemente, Viktor acerca su taza al mismo tiempo que
Cedric, quienes hablan un momento sobre quidditch de forma amistosa.

Fleur toma más tiempo antes de acercar su taza, pero Draco está sonriendo como maniaco por
dentro.

No es una alianza definitiva, aparte de Cedric no confiaría en Viktor o Fleur, pero por ahora
es un buen primer paso.
Unión de casas.

Unión de colegios.

No puede esperar por ver la cara de Dumbledore y Moody el día siguiente.

Con toda la pena del mundo Draco le pide un autógrafo, porque es la única forma en que
Michel aceptó dejar la habitación solo para ellos dos horas; fue la primera vez en la noche
donde notó el rostro divertido de Viktor, así que supone que Michael no es de todo malo.

Dragones especie inestable.

Años impiden draconificación.

Deterioro de habilidad.

Necesario lazo-solamente durante los primeros meses-unión de alma.

Dragones solamente pueden mantenerse con su especie, peligroso para cualquier otra.

Dragones no compatibles con Sirenas.

Draco observa parte del texto que Padma ha logrado traducir con mucho esfuerzo, parece que
la niña no ha dormido bien estos días y en clase de aritmancia es la que siempre tiene la mano
levantada, provocando que su profesora se sienta incómoda cada que los ve llegar al lugar. El
texto que contiene información sobre dragones es el más complicado de todos y durante tres
años no han podido descifrarlo realmente, han tenido demasiados obstáculos en el camino y
otras prioridades a lo largo del tiempo; pero ahora cuando su vida está en juego parece ser
suficiente para que Padma lo descifre.

Además de eso Anthony había saltado emocionado.

Todos estaban reunidos en la cámara de los secretos, que, si bien podría tener los secretos de
Salazar Slytherin, ahora no era tan importante como mantenerlo con vida.

Aunque gracias a que todos trabajaban diligentemente, Draco era el encargado de realizar los
ensayos que tenían de todos hasta el momento, provocando que tuviera que hacer cada uno
diferente con las personalidades de sus amigos mientras estos estudiaban.

No sabía quién estaba peor, pero alguien ocupaba esa tarea y aparte de Terry que haría los de
transformaciones para todos porque era el mejor de ellos, Draco tenía todos los demás
ensayos.
Joder.

—Lo tengo, lo descifré, comete un esparrago en tu tumba Orion— gruñe Anthony con ambas
manos al aire, que provoca que todos detengan lo que estaban haciendo.

Draco toma la hoja de Anthony con curiosidad, mientras los demás se posan detrás de él para
leer lo que hay en la hoja.

—Ulinzi wa juu— musita en voz baja, pero nada sucede.

Anthony no parece afectado.

—Aquí dice que debes tomar la varita y hacer este movimiento rápido— Anthony hace un
movimiento que parece un medio circulo en el aire —Estaba en la parte antes de los dragones
que no habíamos podido descifrar, parece ser como un “protego” pero en versión de Orion; sí
lo que traduje es cierto podría protegerte del fuego de un dragón… es mejor usarlo contra
ataques elementales que en magia, pero por ahora es lo mejor que podemos usar— asegura
Anthony con ojos totalmente orgullosos, Draco medita un poco sobre el tema.

—¿Protego diabólica?— pregunta confundido al leer en la hoja de Anthony, como este


hechizo parece lograr contener este otro protego.

Esperen un momento.

Draco deja todo antes de correr a la biblioteca en la cámara de los secretos, sacar uno de los
libros que había podido leer y comenzar a hojear las páginas mientras camina de regreso a
sus amigos; tropieza unas dos veces, pero al llegar a la página correcta lo coloca sobre la
mesa.

Todos nuevamente apiñados.

—Lo había leído anteriormente, Protego diabólica es un hechizo que creó Salazar Slytherin
con…— los ojos de Draco se agrandan cómicamente.

—Con Godric Gryffindor— añade ahora Michael con incredulidad.

—Sí no me equivoco, Gellert Grindelwald era capaz de usarlo, mi padre solía mencionarlo
cuando hablaba sobre historia— comenta Terry incómodo ganando la mirada de todos —era
un hechizo capaz de asesinar aquellos que no juran lealtad al portador.

—Pero sí Orion Blake fue el maestro de Salazar Slytherin, este escribió sobre este hechizo en
el libro, puede que lo que Anthony tradujo funcione como un antecesor de un fuego maldito
— comenta Padma luciendo preocupada.

—Tal vez no sea tan malo— susurra Luna con expresión optimista.

Todos voltean a ver a Draco que sigue sentado, tocando su varita con una mano y la otra
moviéndose sobre su mentón.

Si.
Solo hay una forma de averiguarlo.

Dado que es peligroso para los demás, deciden ir a la cámara donde el basilisco muerto
parece ir descomponiéndose de forma más lenta que el promedio, saben que es ridículo, pero
todos habían tomado una foto con la cámara polaroid de Draco, porque ya saben necesitan
recuerdos; mientras todos sus amigos se quedan lo más apartados de Draco viendo con
curiosidad, toma la hoja de Anthony preguntándose en que idioma estaría ahora esto, antes de
hacer como este explico.

—Ulinzi wa juu— espera que su pronunciación sea correcta, aunque no hay ningún mar de
llamas azules como en los libros de Salazar.

¿Falló?

No siente como si utilizara de su magia, como las cadenas de plata que drenaban toda su
magia; aunque el hechizo ilusorio que funciona sólo con criaturas mágicas, nunca pareció
hacerlo sentir más que un poco cansado.

—¡¿Funcionó?!— pregunta y grita Michael a lo lejos, pero Draco se encoge de hombros.

Tal vez necesitaría practicar un poco más.

Al ver que no hay peligro todos se acercan con dudas para ver que pueden pensar al respecto.

—¿Tal vez sí le lanzamos hechizos?— cuestiona ahora Terry con el rostro ladeado.

Eso suena como una terrible idea.

Draco traga saliva cuando todos voltean a verlo con ojos brillantes de forma malvada.

—Tienes la mejilla quemada— no es una pregunta, Megumi lo ve realmente curiosa cuando


lo ha detenido en el pasillo para pedirle ayuda sobre su ensayo de pociones (algunas
tradiciones nunca mueren).

Draco lo corrige mientras camina con velocidad alarmante, su cuerpo esta adolorido y aunque
no duda que Anthony tradujera el hechizo de forma correcta (estaba en Suajili, ni siquiera
sabía que eso era un idioma), pero el usarlo parece tener cierto grado de dificultad que
usualmente no presentaba.

Al final de una serie de explosiones demasiado cerca, parecía que una barrera comenzaba a
formarse, pero demasiado débil todavía y la explosión casi lo impactó de frente.

Estaba dedicando su tiempo a otro plan para el dragón, también esperando que su fanatismo
por dragones no fuera demasiado notable el día de la prueba.

—Estoy entrenando para la primera prueba.


—Le comenté a mi padre al respecto, dice que es muy valiente de tu parte hacer algo como
esto, espera poder apoyarte a la distancia como toda mi familia.

Draco le da una sonrisa apreciativa, pensando en la ausencia de cartas de sus padres al


respecto, ya quisiera que sus otros familiares fueran así.

Se escalofría al pensar en las cartas de Andrómeda que rayaban sobre la amenaza a su


carácter imprudente, Dora por otro lado estaba entre encantada y orgullosa de él; Sirius
parecía dividido entre ser un adulto “responsable” hasta parecer emocionado por la locura en
que su sobrino se había metido.

Todos habían asegurado ir a verlo en la primera prueba.

Sin presión.

—Espero salir con vida— medio bromea, pero por la forma en que Megumi lo ve parece que
ella también tiene sus mismas dudas.

Detiene sus pasos cuando ve a Cedric a la lejanía, se despide de Megumi antes de correr
hacía el chico, nuevamente hay malas miradas de los demás; a lo lejos puede ver a Zacharias
Smith que no ha dejado de hacer bromas sobre cómo es un campeón falso. Lo más gracioso
de la broma fue cuando el propio Cedric se puso frente a él, para decirle que no lo molestara
y Draco lo ve con infinita satisfacción desde detrás del chico sacándole el dedo del medio.

Luego de la ayuda brindada, Cedric era por ayudar a su idea de alianza con los otros
campeones.

Lo cual significaba.

Tiempo de calidad.

—Entonces tu plan es ir a la biblioteca todos juntos— habla Cedric caminando a su lado y


Draco se encoge de hombros.

—Soy un fanático de dragones, sé que puedo serles de mucha ayuda, además viste la cara de
Dumbledore ayer cuando cenamos todos juntos en la mesa Hufflepuff— Draco habla casi de
forma soñadora, recordando la incredulidad en el rostro del director.

De los directores, profesores y la mayoría de los estudiantes.

Blaise parecía que iba convertirse en alcohólico al verlo a lo lejos, seguramente sí fuera
mayor de edad Draco lo habría arrastrado al alcoholismo por preocuparse por él.

Lo siente mucho.

—¿Que sucede entre tu y Dumbledore?

—No tengo idea de que hablas.


Cedric levanta una ceja claramente sin creerle, antes que su mirada se desvié luciendo algo
resignado, Draco sigue rápidamente la mirada. Al final del pasillo se encuentra Harry con los
ojos bien abiertos, luciendo con la boca ligeramente abierta y rostro que grita que no se siente
bien; Ron y Hermione lo saludan vagamente, antes de que entre ambos intenten empujar a
Harry lejos del lugar.

Draco los despide con la mano, pero Harry solamente le da una mala mirada a Cedric antes
de desaparecer.

—Eso fue raro— comenta Draco confundido.

Cedric lo ve con incredulidad.

—¿Draco has pensado en tener novia?

—No realmente, aunque si es una propuesta y a pesar que eres el chico más apuesto de
Hogwarts, lo siento, pero tengo que rechazarte; mi único amor es recuperar el primer lugar de
mi generación, suelo compartirlo con Hermione pero lo quiero de regreso.

—Entonces, supongo que no tendremos Drarry pronto.

Draco lo ve incrédulo.

—¿Tú sabes que es el Drarry?, todos mis amigos hablan de eso, pero nadie me dice que es…
solo sé que es un club.

Cedric parece sorprendido de que sepa que es un club, antes de comenzar a reír.

Viktor y Fleur ya estaban sentados en la biblioteca juntos cuando llegaron, Draco maldice
sobre lo que fuera el Drarry, antes de que tres personas estén dispuestas a escuchar a un
fanboy de dragones hablar por las siguientes tres horas.

Había una persona que estaba especialmente enojada con Draco por entrar al torneo de los 3
magos (Draco quiere comentar que deberían cambiarle el nombre ahora que rompió las
reglas, pero no quiere entrar en controversias por ahora), su padrino lo había estado viendo de
la misma forma desde ese día; una clara mirada de que sabe que se ha involucrado de alguna
forma por voluntad propia y la decepción que eso parece acarrearle. Draco le gustaría decir
que se siente herido por el tema, pero la verdad es que se lo ha ganado, lo que no se ha
ganado es que sea particularmente difícil con él en pociones y puede o no que ahora sienta un
poco más de empatía por Harry al ver cómo es Severus en su estado “molesto contigo”.

No se siente arrepentido.

Una parte de él siente que podría morir en la primera prueba y que sí milagrosamente lograra
sobrevivir a un dragón (no es que tenga nada de malo, entre todas las muertes que puede
tener, morir por un dragón es la mejor de todas), la segunda prueba que sería en medio de un
lago tiene la imagen de ser su propio cementerio personal.

Nunca les ha agradado a las criaturas marinas, sin duda esa prueba es incluso peor que ir a un
cementerio contra Voldemort.

Pero tiene que ir parte por parte, tiene que sobrevivir primero a un dragón y también a que su
padrino parece querer ahorcarlo por sus propias elecciones de vida.

—No quería ser yo quien te lo diga, pero creo que el profesor Snape te odia— habla Anthony
cuando salen de una clase particularmente difícil, haciendo que Draco suspire.

—Eso es un problema, si alguien pudo haberme ayudado con el hechizo escudo habría sido el
profesor Snape; es el mejor duelista que conozco— Draco realmente se siente un poco mal al
respecto.

También quería preguntarle sobre sus padres, cuyas cartas siguen ausentes.

La prueba se acerca y Draco comienza a sentirse inquieto.

Esto es una gran mala idea, no es el protagonista, sí Draco llegara a morir en alguna prueba
nada cambiaria realmente; el canon que ha creado seguiría su curso y Harry Potter sería el
héroe al final del día. Lo que hizo fue meramente egoísta, Harry es su amigo y no quiere
verlo inmiscuido en el torneo, quiere darle un poco más de esta falsa felicidad.

¿Esto no lo hace similar a Dumbledore?

Indiferente si le creyera o no, Draco se ha cuestionado que, si bien va a morir probablemente


en una prueba, lo mejor sería ir con Harry y decirle lo que sabe; la profecía, Voldemort y los
Horrocrux.

Pero no lo hace.

Porque es egoísta.

Porque quiere esta vida “normal” que ha creado, quiere que nadie lo juzgue o piense mal por
lo que sabe, no quiere que nada cambie y eso probablemente cueste la vida de algunas
personas.

Sí tan sólo pudiera ser sincero, pero cada vez está más atado de manos, más lleno de
situaciones por las cuales no rebelaría nada.

Que complicado.

Por esto Draco no quería involucrarse en esta vida, pero ahora parece ser un mal momento
para dar marcha atrás y no quiere hacerlo.

No quiere irse, pero sabe que está fallando.

Si.
Una parte de él le tiene miedo a la muerte, pero si muriera en la primera prueba todo sería
infinitamente más fácil.

—Tal vez debería ir planeando un testamento— musita para sí mismo más que para Anthony
a su lado.

—Quiero tu colección de libros.

—Tendrás que luchar contra Padma con ella, lo que me recuerda, aun no le has dado el regalo
que compramos en vacaciones, ¿Asustado Goldstein?

Anthony gira a verlo levemente miserable, a lo cual Draco sonríe divertido.

—No parece nunca el momento, además nuestro mejor amigo está al borde de la muerte,
Padma no está pensado en cosas de ese tipo.

Blaise camina hacía ellos en el pasillo luciendo cansado, todo el tiempo parece cansado y
puede o no puede que Draco lo enviara a investigar un poco sobre criaturas marinas; Blaise
no pregunta, tampoco quiere involucrarlo en la investigación de Orion Blake (que parece
maldita por muchas razones), así que solamente puede usarlo para investigar cosas de
respaldo.

Pansy es su bocera personal, quien ha recopilado la opinión de casi todo Hogwarts sobre él.

Aparte de sus amigos, no parece nada muy positivo, incluso con la intervención de Cedric.

Bueno, ya lo suponía.

Harry no fue muy querido en el canon, Draco no tenía nada a su favor para ser querido
mínimamente.

—Te has vuelto 10 veces más problemático de lo que recuerdo, por cierto, algunos chicos en
Slytherin realmente te apoyan, sepa Merlín porque— gruñe Blaise al llegar a su lado
estirándose sutilmente, Draco siente una empatía por él.

Durante los últimos 4 años siempre ha estado así de tenso y cansado por investigar,
Ravenclaw no era solamente un título cualquiera, si bien amaba a Anthony, Blaise en
Ravenclaw habría hecho todo incluso mejor.

Anthony se abraza a Draco viendo mal a Blaise, quien rueda los ojos sin tomar parte de la
competencia por quien es su mejor amigo.

Es tan difícil ser él.

—Aunque te amo Anthony, realmente quisiera que hicieras algún movimiento con Padma,
especialmente cuando tengamos el baile; creo que será en navidad probablemente—
menciona Draco comenzando a caminar, sin importarle tener a Anthony pegado a él como un
koala.

—¿Baile?— pregunta Anthony confundido, Blaise solamente se encoge de hombros.


—Según leí es normal un baile para celebrar el torneo, ahora que Draco está en este es
probablemente que el límite de edad sean los de cuarto año; para lo cual es necesario una
pareja para hacer presencia social— Blaise aborda todo de forma casi cínica para cualquiera
que no fuera un sangre pura, los cuales estaban acostumbrados a estos eventos sociales desde
siempre.

Draco meditó que la mayoría de Slytherin tomarían todo de forma muy práctica, si ya
existieran algunos compromisos es probable que elegir pareja fuera más sencillo dependiendo
cuales acuerdos tuvieran; sí no fuera porque Draco es el campeón, habría tomado fácilmente
a Pansy como pareja para hacerla feliz, o una adorable Luna para que pudiera ser parte de la
diversión.

Ahora como campeón, tenía otros planes en mente, pero era demasiado pronto para pensar en
ellos.

Especialmente con Dragones cerca.

¿Sería un mal campeón sí entrara a la primera prueba con su cámara polaroid?

—¡Draco!— el llamado de Neville hizo que saltara un momento, Anthony parecía entrar en
shock mientras sacudía los hombros de Blaise preguntando de forma alterada por el baile.

Blaise se dejaba hacer, aunque su rostro sin emociones demostraba lo cerca que estaba para
lanzarlo volando, lo cual era decir mucho.

—Neville— saludó con una sonrisa, de todos los Gryffindor siempre fue su favorito, ahora
con el torneo la mayoría de Gryffindor no lo veían muy bien excepto sus amigos cercanos;
los gemelos era una combinación exasperante de apoyarlo por la locura y querer averiguar
cómo engañó el cáliz —me alegra de verte y tener compañía agradable para variar.

Recibió dos golpes demasiado coordinados de Anthony y Blaise en la cabeza, lo cual le hizo
entender porque antes no los había obligado a reunirse.

Esto era sin la unión de Padma maldición.

Los voltea a ver resentido, antes de ver a Neville curioso.

—La profesora McGonagall me indicó que el señor Bagman quiere verte, creo que es algo
sobre campeones— habla Neville con calma, haciendo que los ojos de Draco se abran con
sorpresa.

Ha pasado varios días, sabía que tendrían entrevistas y se preguntaba porque se había
retrasado tanto; aunque las películas no demostraban bien el paso del tiempo, ya era
demasiado como para que no pareciera sospechoso. Una parte de él supone que el caos no es
tanto, ya que no se encuentra el infame Harry Potter, pero eso a ignorarlos completamente
sería una locura.

Probablemente un cambio creado por su gran interrupción a la historia original.

Bueno.
Interesante.

—Nos vemos luego chicos, no mueran por la ausencia de mi hermosa presencia.

Recibió ahora dos empujones de parte de los chicos, provocando que caminara resentido
detrás de Neville.

Ocupa nuevos amigos.

Draco llamó a la puerta que Neville señalo, luego de decirle que ocupaban estudiar
herbología nuevamente y después entró.

Era un aula bastante pequeña. Habían retirado hacia el fondo la mayoría de los pupitres para
dejar un amplio espacio en el medio, pero habían juntado tres de ellos delante de la pizarra, y
los habían cubierto con terciopelo. Detrás de los pupitres habían colocado cinco sillas, y
Ludo Bagman se hallaba sentado en una de ellas hablando con una bruja a quien Draco no
conocía (pero que tenía una idea de quien sería), que llevaba una túnica de color fucsia.

Como de costumbre, Viktor Krum estaba de pie en un rincón, sin hablar con nadie; aunque
hizo un asentimiento cuando entró que Draco respondió con una leve sonrisa. Cedric y Fleur
conversaban. Fleur parecía mucho más contenta de lo que la había visto Draco hasta el
momento, y repetía su habitual gesto de sacudir la cabeza para que la luz arrancara reflejos a
su largo pelo plateado. Ambos lo saludaron y quiso unirse a la conversación, pero dado que
era el último que esperaban eso no se pudo hacer.

Un hombre barrigudo con una enorme cámara de fotos negra que echaba un poco de humo
observaba a Fleur por el rabillo del ojo.

Fue desagradable para Draco.

Bagman vio de pronto a Draco, se levantó tranquilamente y lo miro con una leve sonrisa.

—El campeón número cuatro se dignó a llegar, entra Draco… No hay de qué preocuparse: no
es más que la ceremonia de comprobación de la varita. Los demás miembros del tribunal
llegarán enseguida…

—¿Comprobación de la varita?— comentó Draco confundido, sin pensar que algo así pasara.

No recuerda algo así en las películas, pero su memoria ya debe estar distorsionada para
pensar en eso realmente.

Nadie podría recordar una comprobación de varitas como algo útil.

—Tenemos que comprobar que vuestras varitas se hallan en perfectas condiciones, que no
dan ningún problema. Como sabes, son las herramientas más importantes con que vais a
contar en las pruebas que tenéis por delante— explicó Bagman, o para que nadie haga trampa
piensa con aburrimiento —El experto está arriba en estos momentos, con Dumbledore. Luego
habrá una pequeña sesión fotográfica. Esta es Rita Skeeter— añadió, señalando con un gesto
a la bruja de la túnica de color fucsia —Va a escribir para El Profeta un pequeño artículo
sobre el Torneo.

Ah, genial, piensa con molestia.

Aunque Rita escribió la historia sobre Peter, así que podría ser una aliada.

—A lo mejor no tan pequeño, Ludo— apuntó Rita Skeeter mirando a Viktor.

Tenía peinado el cabello en unos rizos muy elaborados y curiosamente rígidos que ofrecían
un extraño contraste con su rostro de fuertes mandíbulas; llevaba unas gafas adornadas con
piedras preciosas, y los gruesos dedos que agarraban un bolso de piel de cocodrilo,
terminaban en unas uñas de varios centímetros de longitud, pintadas de carmesí.

Podría recomendarle un color más favorable, pero las mujeres no solían tomar muy bien
cuando comentaba sobre la armonía del color.

—Me pregunto sí podría hablar un ratito con Viktor o Draco antes de que empiece la
ceremonia— le dijo a Bagman sin apartar los ojos de Viktor, antes de pasarlo a él —El más
joven de los campeones y además un jugador de quidditch profesional, ya sabes… Para darle
un poco de gracia a la cosa.

Draco levantó las cejas sorprendido, viendo de reojo a Viktor que parcia darle poca
importancia a la mujer. Cedric se vio incrédulo, antes de suspirar y Fleur volteó a ver a Rita
claramente indignada.

No era famoso.

Supone que tal vez quiere sacarle cualquier información que puede sobre el asunto con Sirius,
aunque eso es asunto casi enterrado ahora que es un hombre libre; probablemente vaya más
contra Viktor.

Tal vez así debía ser en el original, sí Harry no estuviera presente.

De los cuatro campeones, Viktor era quien mejor vendería al periódico.

—¡Por supuesto!— aceptó Bagman —Es decir, si los chicos no tienen inconvenientes…

—No quiero dar una entrevista— afirma Draco sin una pizca de duda, que provoca que todos
en la sala lo vean, especialmente Rita; se encoge de hombros fingiendo inocencia —
usualmente el periódico escribe sobre mí, especialmente el año pasado por lo que pasó con
mi pariente— mira de forma descarada a Rita, provocando que todos ahora intercalen
miradas entre ambos —esta vez no quiero dar entrevista, pero sí alguien decide publicar algo
sobre mí, bueno, mi padre es famoso por demandas a este tipo de personas que no respetan la
privacidad de un Malfoy— finaliza con una sonrisa encantadora.

El ambiente es de pronto tenso y sí alguien respira demasiado alto, cualquiera podría


escucharlo.
—¿V-Viktor?— pregunta Bagman claramente queriendo salir de la incomodidad.

—Tampoco me interesa— musita casi con frialdad volviendo a su rostro serio, es muy difícil
hacerlo sonreír, pero Draco no puede evitar ver con cierto regocijo como Rita aprieta los
labios.

No esperaba eso.

Bueno.

No le importa mucho.

Rita se convierte en una especie rechazada cuando Draco se vuelve para hablar con los
campeones, Fleur parece verlo con cierta simpatía al ver que ha tratado de esa forma a Rita
(lo cual es un extra que agradece), por otro lado, Cedric apenas parece contener la sonrisa.

Bagman sisea a Rita por bajo y cuando Dumbledore entra por la puerta, no parece
sorprendido, aunque su mirada se tarda en él que intenta lucir como si no hubiera hecho nada
malo.

Ollivander caminaba tranquilamente detrás de él.

Draco ve como Rita se siente incómoda al ver a Dumbledore, una pena, si no fuera por la
apariencia de arpía que quiere comerte con vida a costa de una exclusiva, en otra vida podrían
haberse llevado bien.

—Rita— saluda el director con amabilidad, sin parecer incómodo.

—¡Dumbledore! ¿Cómo estás?— saludó ella, levantándose y tendiéndole a Dumbledore una


mano grande y varonil —Supongo que verías mi artículo del verano sobre el Congreso de la
Confederación Internacional de Magos, ¿no?

—Francamente repugnante— contestó Dumbledore, echando chispas por los ojos —Disfruté
en especial la descripción que hiciste de mi como un imbécil obsoleto.

Rita Skeeter no pareció avergonzarse lo más mínimo.

Draco ahogó la risa con tos, mientras Cedric incrédulo palmeaba su espalda esperando
ayudarle.

—Sólo me refería a que algunas de tus ideas son un poco anticuadas, Dumbledore, y que
muchos magos de la calle…

—Me encantaría oír los razonamientos que justifican tus modales, Rita— la interrumpió
Dumbledore, con una cortés inclinación y una sonrisa —pero me temo que tendremos que
dejarlo para más tarde. Está a punto de empezar la comprobación de las varitas.

Draco que estaba disfrutando de todo, lamento por un momento que todo terminara tan
pronto cuando fueron guiados a unas sillas cercanas a la puerta; tomo asiento rápidamente al
lado de Viktor, quien solamente seguía pareciendo tranquilo, ante todo.
Bastante genial.

Las demás personas comenzaron a llegar y a acomodarse en sus lugares, Cedric sentado al
lado de Fleur, observó la mesa cubierta de terciopelo, donde ya se encontraban reunidos
cuatro de los cinco miembros del tribunal: el profesor Karkarov, Madame Maxime, el señor
Crouch y Ludo Bagman. Rita Skeeter tomó asiento en un rincón.

Draco ignoró el pergamino que sacó y la extraña pluma voladora.

¿A Luna le gustaría una?

—Permitidme que os presente al señor Ollivander— dijo Dumbledore, ocupando su sitio en


la mesa del tribunal y dirigiéndose a los campeones —Se encargará de comprobar vuestras
varitas para asegurarse de que se hallan en buenas condiciones antes del Torneo.

Draco miró hacia donde señalaba Dumbledore, y solamente se mantuvo en silencio al ver al
anciano mago de grandes ojos claros que aguardaba en silencio al lado de la ventana. Ya
conocía al señor Ollivander. Se trataba de un fabricante de varitas mágicas al que hacía más
de tres años, en el callejón Diagon, le había comprado la varita que aún poseía.

—Mademoiselle Delacour, ¿le importaría a usted venir en primer lugar?— dijo el señor
Ollivander, avanzando hacia el espacio vacío que había en medio del aula.

Fleur Delacour fue a su encuentro y le entregó su varita.

Como sí fuera una batuta, el anciano mago la hizo girar entre sus largos dedos, y de ella
brotaron unas chispas de color oro y rosa. Luego se la acercó a los ojos y la examinó
detenidamente.

Un poco siniestro y tenebroso, Draco pensó que, sí tuviera más creatividad, podría hacer una
película de terror mágica con alguien como Ollivander.

—Sí— murmuró —veinticinco centímetros… rígida… palisandro… y contiene… ¡Dios mío!

—Un pelo de la cabeza de una veela— dijo Fleur —una de mis abuelas.

Es interesante tener antecedentes de criaturas mágicas, esperaba poder hablar con Fleur sobre
el tema más adelante.

—Si— confirmó el señor Ollivander —si. Nunca he usado pelo de veela. Me parece que da
como resultado unas varitas muy temperamentales. Pero a cada uno la suya, y sí ésta le viene
bien a usted…

Pasó los dedos por la varita, según parecía en busca de golpes o arañazos. Luego murmuró:

—¡Orchideous!— Y de la punta de la varita brotó un ramo de flores —Bien, muy bien, está
en perfectas condiciones de uso— declaró, recogiendo las flores y ofreciéndoselas a Fleur
junto con la varita —Señor Diggory, ahora usted.

Fleur se volvió a su asiento, sonriendo a Cedric cuando se cruzaron.


—¡Ah!, veamos, ésta la hice yo, ¿verdad?— dijo el señor Ollivander con mucho más
entusiasmo, cuando Cedric le entregó la suya —Sí, la recuerdo bien. Contiene un solo pelo de
la cola de un excelente ejemplar de unicornio macho. Debía de medir diecisiete palmos. Casi
me clava el cuerno cuando le corté la cola. Treinta centímetros y medio… madera de
fresno… agradablemente flexible. Está en muy buenas condiciones… ¿La trata usted con
regularidad?

—Le di brillo anoche— repuso Cedric con una sonrisa.

Draco miró su propia varita. Al ser de una familia mágica le habían enseñado el cuidado de
una varita desde temprana edad, si bien algunas noches no la cuidaba como era necesario por
pasar horas estudiando o investigando, mínimo una vez por semana le daba un buen
mantenimiento.

Terry quien era otro sangre pura solía hacerlo regularmente, ahora tanto Anthony como
Michael habían tomado la costumbre gracias a ellos.

Una varita cuidada, era una varita agradecida y no por nada la magia era tan fácil en una
varita cuyo amo la mantenía regularmente en buen estado.

Su varita había sido tomada en mantenimiento de limpieza hace dos días y seguía en un
estado impecable, seria genial.

El señor Ollivander hizo salir de la varita de Cedric una serie de anillos de humo plateado, se
declaró satisfecho y luego dijo:

—Señor Krum, si tiene usted la bondad…

Viktor Krum se levantó y avanzó hasta el señor Ollivander desgarbadamente, con la cabeza
gacha y un andar torpe. Sacó la varita y se quedó allí con el entrecejo fruncido y las manos en
los bolsillos de la túnica.

—Mmm— dijo el señor Ollivander —ésta es una manufactura Gregorovitch, si no me


equivoco. Un excelente fabricante, aunque su estilo no acaba de ser lo que yo… Sin
embargo…

Levantó la varita para examinarla minuciosamente, sin parar de darle vueltas ante los ojos.

—Si… ¿Madera de carpe y fibra sensible de dragón?— le preguntó a Krum, que asintió con
la cabeza —Bastante más gruesa de lo usual… bastante rígida… veintiséis centímetros…
¡Avis!

La varita de carpe produjo un estallido semejante a un disparo, y un montón de pajarillos


salieron piando de la punta y se fueron por la ventana abierta hacia la pálida luz del sol.

—Bien— dijo el viejo mago, devolviéndole la varita a Krum —Ahora queda… el señor
Malfoy.

Draco caminó tranquilamente para entregar su varita.


—¡Aaaah, sí!— exclamó el señor Ollivander con ojos curiosos —La recuerdo perfectamente.

No recordaba tan bien ese día.

Pero fue cuando tenía 11 años, ese era su primer año en Hogwarts, había ido con Theo y
Blaise ese día a obtener su varita; no importa cuánto hubiera suplicado por una que tuviera
algo de dragón, Ollivander le había dado la varita que tenía pelo de unicornio.

Había casi olvidado el recuerdo, pero Ollivander no.

Interesante.

El anciano mago se pasó mucho más rato examinando la varita de Draco que la de ningún
otro. Pero al final hizo manar de ella un chorro de vino y se la devolvió a Draco, declarando
que estaba en perfectas condiciones.

—25 cm de largo, hecha de madera de espino, y un núcleo de pelo de unicornio— Draco se


sintió algo abochornado, ya que había dicho maravillas de la varita de Cedric, pero con la
suya parecía casi pensativo —bastante flexible, una varita que esta más a gusto cuando su
mago está en periodo de crisis— añade ahora de forma intrigante, provocando que Draco vea
a su varita como sí fuera una traidora.

Los últimos 3 años parece que ha pasado de crisis en crisis, ahora no se extraña que la varita
sea tan buena con él si ese fuera el caso.

De reojo ve las miradas divertidas de Fleur y Cedric, los fulmina con la mirada esperando que
Ollivander le regrese la varita.

No lo hace.

—¿Señor?— pregunta con curiosidad, incluso viendo a Dumbledore, que parece pensativo al
ver a Ollivander.

Como sí algo pasara entre toda esta situación.

—Recuerdo el Unicornio del que tome el pelo, una criatura excepcional, una anormalidad…
era un Unicornio que no era de Inglaterra, una anormalidad del este… esta varita no se
doblegaría ante las artes oscuras, las aborrece… pero… interesante… había olvidado el
procedente de esta varita, de este árbol de espino en particular.

Bien oficialmente Draco piensa que esta loco, sí las miradas de otros a su alrededor indican
algo, este hombre acaba de perder un tornillo.

—Tal vez debería tener mi varita de regreso— susurra intentando recuperarla, pero
deteniéndose cuando Ollivander lo sujeta de la muñeca.

Suelta un chillido alarmado, maldice a Rita si escribe sobre esto.

—El árbol que dio la madera para tu varita se encuentra en Rusia, en una tumba en Dargavs,
siempre me pregunte porque ahí estaba… creo que deberías ir algún día, tal vez el destino de
tu varita te lleve ahí; el destino es un poco quisquilloso— habla el hombre con una mirada
amable, pero Draco aparta su varita de este casi por instinto.

¿Dargavs?

Esa palabra la musito muy bajo y duda que al haber estado tan cerca de este, alguien más
pudiera escuchar algo.

—Gracias a todos — dijo Dumbledore, levantándose y Draco se alegró de la distracción —


Ya podéis regresar a clase. O tal vez sería más práctico ir directamente a cenar, porque falta
poco para que terminen…

Draco se mantuvo de pie listo para irse, con la sensación de que al final no todo había ido mal
aquel día aunque extraño sin duda, pero el hombre de la cámara de fotos negra se levantó de
un salto y se aclaró la garganta.

—¡Las fotos, Dumbledore, las fotos!— gritó Bagman —Todos los campeones y los
miembros del tribunal. ¿Qué te parece, Rita?

—Eh… sí, ésas primero— dijo Rita Skeeter, poniendo los ojos de nuevo en Viktor —Y luego
tal vez podríamos sacar unas individuales.

Las fotografías llevaron bastante tiempo, aunque cuando querían sacar fotos individuales
Draco se negó e incluso amenazó con quemar la cámara si alguien insistía, curiosamente
Dumbledore no pareció afectado por eso y no lo reprendió, así que no hubo mucho foco de
atención en Draco.

Al menos parecía darle libertar.

La mayoría estuvo en Viktor.

Dondequiera que se colocara, Madame Maxime le quitaba la luz a todo el mundo, y el


fotógrafo no podía retroceder lo suficiente para que ella cupiera. Karkarov se empeñaba en
enroscar la perilla con el dedo para que quedara más curvada. Krum, a quien suponía
acostumbrado a aquel tipo de cosas, se escondió al fondo para quedar medio oculto al inicio,
hasta que Rita exigió que saliera. El fotógrafo parecía querer que Fleur se pusiera delante
(asqueroso), pero Rita Skeeter se acercó y tiró de Viktor para destacarlo. Luego insistió en
que se tomaran fotos individuales de los campeones, tras lo cual por fin pudieron irse.

Draco más rápidamente cuando amenazó nuevamente con quemar la cámara.

Mientras bajaba para ir al comedor, sin saber en qué momento se hizo tan tarde, no pudo
evitar pensar con curiosidad sobre el tema.

Dargavs.

Sonaba inquietantemente familiar por algún motivo.

.
.

—Creo que es algún lugar en Rusia, pero no estoy seguro— habló Anthony cuando le
preguntó al llegar a la mesa de Ravenclaw.

Los demás negaron con la mirada, hasta que Luna llegó un poco tarde con Luna y sus ojos
brillaron emocionados.

—Conozco el lugar— parecía emocionada por ayudar y Draco la vio casi emocionado —se
llama la ciudad de los muertos, es un cementerio en la región de Osetia en Rusia; mi madre
me llevó una vez cuando era niña, dijo que de ahí venían los antepasados de nuestra familia
— añade con alegría como siempre que habla de su madre.

Draco pestañea confundido.

Había ido anteriormente a Rusia, pero más a ciudades centrales mágicas con su familia,
nunca había escuchado de ese lugar.

Un cementerio.

¿Qué haría Ollivander ahí?

Volteó a ver su varita mientras con curiosidad mientras sus amigos comían, pensando en
porque tendría algo que ver ese árbol en específico o que significaba todo esto. Se dice que el
mago no elige la varita, si no que la varita elige al mago.

¿Qué hace especial a esta varita?

¿Por qué lo eligió?

¿De qué ejemplar hablaba Ollivander cuando hablo el unicornio del que pertenecía este
núcleo?

Con el torneo y el propio Orion Blake no tiene tiempo para investigar, pero algo dentro de él
le indicaba, que aquí habría una historia; con suerte cuando terminara el torneo (sí sobrevivía)
y descubría más sobre Orion Blake podría investigar el origen de su varita.

Había prometido a Harry viajar luego del colegio, tal vez quisiera ir a Rusia.

—Otra vez estás mirando a Potter— señala Michael y Draco no siente el mínimo
remordimiento cuando convierte su nariz en la de un pato.

No importa el regaño de McGonagall, Draco ve su rostro orgulloso por la transformación que


hizo.

.
El diario el profeta apenas y lo menciona a él, Draco levanta el puño con éxito cuando se
centran más en Viktor Krum.

Viktor lo ve con odio cuando salta emocionado en la mesa de Slytherin mostrando el


periódico como si fuera la mejor cosa del mundo, Cedric y Fleur quienes habían accedido a
compartir una comida al día entre los cuatro, parecen divertidos.

—¿Cómo que no juegas al quidditch?— dice Draco incrédulo.

Fleur arruga la nariz.

—No me gustan las escobas.

—Pero tenía una teoría sobre como el cáliz elegiría a jugadores de quidditch, claro que no
soy buscador y jugué como golpeador; pero me gustaría intentar ser buscador el otro año sí
sobrevivo. El punto aquí es que sí dices que no te gusta el quidditch arruinaría mi teoría y mi
plan de unión para jugar quidditch entre los cuatro.

Los otros campeones lo ven con seriedad como si pensara que tiene alguna enfermedad
terminal.

—Tu solamente quieres jugar con Krum— musita Cedric incrédulo y Draco no se molesta en
corregirlo.

—Por supuesto que quiero, es Viktor Krum— dice lo último como si fuera anuncio
publicitario, Viktor lo ve con odio y Draco se ríe a carcajadas mientras los otros dos suspiran.

—Es idiota— susurra Fleur.

Cedric se encoge de hombros sin negarlo o confirmarlo, para ser un buscador, no pudo
esquivar la papa voladora de Draco en su frente.

Bueno.

No por nada fue un gran golpeador.

La primera salida de Luna a Hosgmeade había sido una locura por Draco como campeón,
pero era una semana antes de la primear prueba y sí era la última salida de su protegida,
tomaría todo lo que pueda con sus manos. Draco esperó a Luna en la entrada, quien lucia
emocionada de por fin poder salir con ellos y fueron a recoger a Ginny que rápidamente
abrazo a Luna antes de chocar los cinco con Michael; Draco hizo un berrinche porque era el
que primero habló con Ginny y esta pareció encantada antes de abrazarlo. Era raro abrazar a
Ginny, pero la mayoría de niñas a su alrededor lo abrazaban, así que aceptó el abrazo
haciendo sonreír a la niña pelirroja. Mientras caminaban por el lugar, Terry arrastró a Michael
cuando vio una tienda de libros muy en contra de Michael que le suplicaba a Ginny que lo
rescatara; Ginny no se movió.
Sutilmente, no tan sutil, Draco empujó a Anthony contra Padma, quien desde que descubrió
el futuro baile (antes que la mayoría) no dejaba de estar tenso junto a su amiga.

Padma sujetó la muñeca de Anthony señalando una tienda que quería ver, cuando este aceptó
acompañarla, Draco empujo rápidamente a Luna y Ginny contra un grupo de estudiantes; se
asomó con cuidado para notar como Padma parecía confundida, pero se encogía de hombros
antes de arrastrar a un muy rojo Anthony.

Apretó el puño con emoción.

El Pany estaba en movimiento.

—Por qué no me extraña que Draco aparezca de la nada— habló la voz de Hermione
incrédula, es cuando Draco ve que se ha acercado al trío dorado para ocultarse y ahora sujeta
a un Ron que parece indiferente a ser tratado como poste de luz.

Ha crecido incluso más, maldición, es más alto que él ahora.

Draco no se siente feliz al respecto.

—Lo siento, ocupaba dejar a Padma y Anthony a solas, si no es por mí nunca despegará ese
ship— habla de forma dramática, Luna y Ginny lo ven confundidas, antes de reírse entre
ellas.

Harry que estaba ahí, lo ve levemente incrédulo antes de suspirar.

—¿Se unirán a nosotros?— pregunta Ron casualmente, Draco levanta la mirada cuando ve
algo de falsa inocencia en él y a Harry lanzándole dagas con los ojos.

—No lo sé Ron— responde para su sorpresa Ginny mientras se sujeta a su brazo —ayer me
dijiste que no querías salir con tu latosa hermana menor, así que tal vez deberíamos irnos por
ahí Draco— hay claramente una malicia en la voz de Ginny que le sorprende y orgullece por
partes iguales.

Luna ríe cantarinamente ante la mirada molesta de Ron.

—No sé sí debería o no sentirme orgulloso por esas palabras— admite Draco de forma
conmovida, haciendo que Ginny le guiñe el ojo y una sonrisa estalle en su rostro —debiste
ser una Slytherin, bajo mi mando habrías sido la mujer que infunda más temor después de
Padma.

—¿Entonces soy tu Gryffindor favorito?

—La lucha está entre Neville y tú.

—¡Hey!

Todos voltean a ver el rostro de Harry, que parece indignado por esa clasificación y provoca
que Draco solamente ruede los ojos divertidos.
—Pero si te he promovido al puesto 30, ya sabes, es un gran logro Potter.

Harry farfulla el resto del camino, a pesar de las quejas iniciales de Ginny disfruta de que el
grupo de 6 comience a caminar por ahí; cuando Hermione menciona que van a ir a las 3
escobas a ver a Sirius, pregunta si puede unirse a lo que Harry parece satisfecho al ver a
Ginny que sigue riéndose por algo.

Al llegar dentro del establecimiento, Draco prácticamente salta para abrazar a Sirius que
igual de dramático regresa el apretón; la mayoría voltea a ver por el bullicio, pero Draco
solamente disfruta de la calidez de Sirius y la anormalidad que es como familia ser de esta
forma. La presencia de Remus hace que se erice un poco, lo saluda de forma tensa, aunque
los demás parecen tener menos reparos en saludar a su viejo profesor; Draco termina
cediendo momentos después cuando hablan de Moody.

—Es horroroso, realmente lo extraño profesor Lupin— se queja Draco dramáticamente al


lado de Luna, quien parece encantada.

—A pesar de que odia a Draco, conmigo siempre es muy amable, palmea mi cabeza todo el
tiempo.

Y nadie entiende eso.

Como el hombre que practica maldiciones con todos, un día incluso le dio un dulce a Luna,
haciendo que Draco quiera asesinarlo sí tuviera veneno; solo era un confite de caramelo
como cualquier otro.

—Dejando eso de lado, me sorprende que decidieras participar en el torneo Draco, eso es
muy peligroso— expresa el profesor Lupin y Draco se había sorprendido de que nadie
mencionara el torneo hasta ahora.

La cerveza de mantequilla no será suficiente para esto, cuanto daría por un poco del whisky
de fuego que tomaba Sirius en este momento.

Este sonríe como si leyera sus pensamientos, pero no se lo ofrece.

Idiota.

Por eso prefiere a Dora.

—Eso sin duda es una locura, bastante Gryffindor para un Ravenclaw— señala Sirius de
forma juguetona y parece.

Vivo.

Con casi un año desde su escape y sin duda una mejor vida, está dejando rápidamente la
imagen de preso que tenía la primera vez que conoció y se siente feliz por eso; por verlo tener
una vida.

—Creo que es una locura, por algo prohibieron a los menores de edad— susurra Hermione
claramente incómoda por el tema.
—Creo que es bastante genial, me hubiera gustado participar en realidad, aunque no al nivel
de George y Fred— ahora comenta Ron con un encogimiento de hombros.

Draco nota la mirada de Harry en otro punto, tampoco parece feliz del tema y se preguntó sí
de alguna manera ridícula, en realidad este habría querido participar; en las películas si mal
no recuerda, había lucido aborrecido de la idea o la atención.

Ahora parece muy enojado también.

¿Quién entiende a este chico?

—La próxima semana será la prueba, he hablado con Dumbledore— Sirius comparte una
mirada con Draco, quien parece tranquilo al notar que no hay total adoración en su voz y eso
lo alienta de que no sea otro seguidor del hombre —iremos a verte por supuesto, Dora
viene… Andy no está feliz contigo— añade con una pequeña mueca y Draco suspira.

No.

No lo estaba.

Pero al menos le envió una carta para decirlo, no como sus padres.

—¿Tienes alguna idea de cuál es la primera prueba?— pregunta Remus curioso a lo cual
Hermione luce escandalizada.

Le da tiempo para compartir una rápida mirada con Luna, que sonríe levemente.

—Profesor no se puede ayudar a Draco.

—Bueno técnicamente ya no es un profesor, así que no debes asustarte— intenta aplacarla,


pero Hermione no es alguien que salga fácilmente del sistema reglamentario de cualquier
institución.

El caos que se iba armar era divertido.

—Tal vez yo pueda ayudar un poco— habla una voz a su espalda, que provoca que todos
volteen a ver, los ojos de Draco se ensanchan.

Cabellera roja y ojos casi celestes, la sonrisa divertida de Charlie Weasley hace que su
corazón dé un salto porque es demasiado atractivo.

Su boca se abre ligeramente sorprendida.

Interesante.

.
Draco nunca había estado más a favor de un secuestro, no es que estuviera enamorado del
atractivo Charlie Weasley, pero cuando un hombre bastante sexy te roba de tu grupo de
amigos es casi imposible sentirse molesto. Charlie fue claro en que solo quería tomar una
bebida con un viejo conocido, Draco tal vez se había sonrojado cuando lo siguió, pero era
difícil no ver el trasero del chico que lo apartó al otro lado del pub; lo que daría por tener
algunos años más. En su vida pasada como Orion no era de escoger chicos y tener citas,
usualmente era más que todo una salida loca con su única amiga y cada quien por su lado
buscando un polvo ocasional.

Si hubiera tenido algún ejemplar como Charlie, probablemente hubiera pensado en citas.

Pero eso no importaba ahora.

—Espero que sea una actualización para Argo, sí muero en la primera prueba me gustaría
incluir al gato en el testamento que tengo— bromea con una sonrisa, los ojos de Charlie
brillan interesados antes de negar con la cabeza.

Argo que se estaba quedando con su prima Dora.

—¿Sabes que te llevo 7 años?— pregunta Charlie con diversión, a lo cual Draco pestañea
confundido.

—Supongo.

—No digo que no seas un chico apuesto Draco, pero, ya sabes, tienes la edad de mi hermano
— hay una especie de disculpa en su voz.

Draco se sorprende, porque no había hecho ningún movimiento (no es que no hubiera
pensado), de que fuera bateado antes si quiera de intentar algo.

Una chispa aparece en su cabeza.

—¿Dora?

Charlie sonríe con un whisky de fuego en sus manos, que nuevamente, Draco se muere por
probar.

—Nymphadora me dio la “charla”, cuando comenté casualmente que te conocía, sobre como
seria inapropiado de mi parte intentar algo con un chico 7 años menor, solo porque mencioné
que eras bastante atractivo.

Bueno estaba siendo rechazado, al mismo tiempo que le decían que era atractivo.

Su ego se siente confundido.

Draco sonríe sin poder evitarlo.

—En unos años no sería un problema— bromea descaradamente con un guiño, a lo cual
Charlie suelta una risa divertida.
Un sonido de que algo explotó hizo que todos en el lugar voltearan a ver a una lampara en
alguna esquina del lugar, que parecía haber sido explotara accidentalmente; algo parecido a lo
que paso en los mundiales y Draco no pudo evitar una sensación de Deja Vu.

Eso parece pasar más seguido de lo que debería.

—Amo demasiado a Nymphadora para intentar algo con su primo pequeño que ella defiende
a capa y espada, pero en unos años podríamos volver a hablar sí estamos interesados— Draco
tomaría eso como una promesa —en realidad quería hablarte por algo más importante—
añade con sonrisa amable y seriedad en los ojos.

Draco toma de su cerveza de mantequilla con rostro tranquilo.

Voltea rápidamente a su alrededor, notando alegre la falta de atención sobre ellos, bueno
Harry parece verlos como un halcón desde el otro lado de la habitación; pero parece ser que
Ron está intentando llamar su atención para distraerlo.

Sin éxito.

Bueno no está cerca para escuchar.

—Si es sobre la primera prueba y que trata sobre algo similar a mi nombre, ya lo descubrí—
expresa Draco con diversión al notar la clara incredulidad de Charlie.

Tal parece que había estado al borde de ayudarlo.

Que amable.

Amable, atractivo, amante de dragones.

Draco nació definitivamente en la época equivocada.

—Supongo que no necesitas mi ayuda entonces— tampoco pregunta mucho o es


entrometido, no puede esperar a que sea mayor de edad para probar este trozo de carne.

Si.

Las hormonas también lo afectan a él en ocasiones.

No es su culpa.

—Sabes, nunca he tenido la oportunidad de probar el whisky de fuego, creo que merezco un
premio por ser alguien tan inteligente y también amante de dragones— habla con una sonrisa
encantadora, que hace que Charlie suelte una risa descarada antes de ver a todos lados.

Es una mala influencia, piensa cuando pasa su trago a Draco quien lo toma antes que alguien
pueda ver; no es su primera vez tomando alcohol. En algunos bailes ha probado champagne y
algunas bebidas de poco alcohol que su padre permitió; un Malfoy no puede avergonzar a
otros por ser intolerante al alcohol.
Cuando viajó con su madre, Megumi y Draco se escabulleron con un poco de sake, porque
ambos querían probarlo.

El whisky de fuego quemaba menos que el sake (un trago fue suficiente para que ambos
herederos lo escupieran indignados), era como un licor fuerte que quemaba y reconfortaba la
garganta de forma picante.

Muchos pensarían que al tener un padre alcohólico como Orion no le gustaría el alcohol, pero
a pesar que sabe que el alcohol puede consumir mucho a una persona, Draco se encontró en
ambas vidas disfrutando de la bebida; no en exceso, pero en su lugar lo volvía alguien mucho
más suave, menos estresado y sonriente.

Irónico que comparta un vicio así con su padre.

—Delicioso— señala Draco con voz ahogada por el ardor, haciendo que Charlie sonríe
tomando de su cerveza de mantequilla para tomar un trago.

—Salud, por tu primer trago de whisky de fuego— choca la copa vacía con la jarra de este
con diversión.

Esperando que esto fuera una nueva amistad, sabe Merlín que necesita más amigos fanáticos
de dragones.

Ahora es una jarra de cristal que parece explotar haciendo que algunos gruñan indignados.

—Eso parece común últimamente— habla Draco confundido.

Charlie solo sonríe maliciosamente antes de asentir.

—No te puedo ayudar con la prueba, pero escuché de Harry el amigo de mi hermano menor
que te gustan los dragones— Draco quiere agradecer a Harry por eso, antes de meterse
nuevamente en una charla apasionada sobre dragones.

Dos jarras más explotan en lo largo de una hora.

Draco quiere hablar con el encargado del lugar sobre sus artículos defectuosos.

Continuará…

Chapter End Notes

Muchas cosas en poco tiempo, este capítulo está cargado de muchas cosas que en el
futuro van a significar cosas, como también sobre los cambios que Draco genera ya sin
importarle. No solamente es un campeón ahora, al igual que la división de casas, parece
que quiere hacer pequeñas revoluciones ahora en escala de los colegios.
Muchos pensaban que a estas alturas Rita estaría sobre Draco y Harry, pero eso no va
suceder por ahora, ya que Harry la estrella que Rita había usado para el torneo no se
encuentra dispuesto para esto, Viktor es su segunda celebridad.

Draco es un sangre pura que sabe manejar la prensa cuando están frente a él y aparte de
lo sucedido el año pasado, no representa ventas para Rita ahora; ya que aún no lo
relaciona con Harry.

Tenemos un poco más de Charlie para tristeza de Harry, espero disfrutaran de su cameo
y el siguiente capitulo es uno que he pensado desde antes de comenzar a escribir los
libros, así que espero disfruten del show.
Capítulo 9: Como entrenar a tu dragón.
Chapter Summary

Draco esta indeciso sobre si es mejor morir en la primera o segunda prueba.

Pero hay dragónes, así que probablemente es mejor la primera.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

La salida de Hosgmeade fue encantadora para Draco, no pudo más que hablar unas dos horas
con Charlie antes que Luna y Ginny tomaran su atención para ver las demás tiendas; acosaron
un poco la no cita de Anthony y Padma, antes que Terry y Michael se unieran a ellos. En
realidad, fue un gran espectáculo para tener sí este fuera su último viaje a Hosgmeade, hizo
algunas bromas sobre testamentos que sus amigos no lo tomaron en serio, particularmente
Padma cuando se unió; aparentemente había estado metiendo demasiado tiempo en él como
para dejarlo morir. Esta vez cuando regresó al castillo, los dulces fueron para Megumi quien
sonrió encantada porque se acordará de ella, camino tranquilamente hasta la cámara de los
secretos luego de que Ginny fuera a la torre Gryffindor, donde estuvieron entrenando el
escudo.

No era muy útil, Draco salía con una o dos quemaduras, pero era mejor tenerlo como
emergencia. Sus amigos comenzaban a ser bastante hábiles con sus propios hechizos, así que
todos ganaban de alguna u otra forma.

Tenía otro plan principal para la primera prueba aparte del escudo, pero como aprendió el año
pasado con Sirius, el respaldo siempre era necesario.

Quisiera admitir que el día de la prueba llegó lento, pero en realidad llegó extremadamente
rápido y sentía un poco de ganas de vomitar al respecto.

Una parte de él estaba extasiada por la idea de verse cara a cara con un dragón, sí hubiera
podido elegir su futuro en este momento, sería como cuidador de dragones, aunque fuera en
el fin del mundo; las criaturas eran tan magnificas y poderosas, siempre pensó que eran la
mejor parte de ser un mago y como Orion había disfrutado mucho de lo poco que podía de
investigar de estas en sus limitados tiempos libres. Selena conocía a su hermano y cada
cumpleaños, algo con temática de dragones pertenecía a su habitación, a pesar del poco
dinero disponible ambos amaban al otro.

Había ido a una reserva de dragones cuando era niño en esta vida, pero nunca había estado
cerca de ellos, sólo los había visto cuando eran bebes y siempre con un cuidador profesional;
los grandes eran tan violentos e incontrolables, que sus padres no se arriesgaron a ellos a
pesar de las suplicas de Draco.
Pero ahora tenía la oportunidad de verlos.

Frente a él.

Magnífico.

—Podrías al menos fingir que no estás emocionado por caminar a tu posible muerte— le
reprende Padma con el ceño fruncido mientras caminan juntos, todos los demás están
esperando en sus puestos y era turno de Padma de acompañarlo.

Habían practicado toda la semana de forma demasiado seria, apenas y había visto a los otros
campeones, pero todos parecían dispuestos también en sus entrenamientos.

Que gane el mejor.

En igualdad de condiciones.

Claro que Draco tenía desventaja de ser algunos años menor, por algún motivo sentía que
podría hacer mejor esta prueba que las siguientes.

También Padma viene porque había intentado colar la cámara polaroid para la primera prueba
y esta había lucido horrorizada, antes de tener su mejor rostro de mamá gallina impidiendo
que pudiera obtener una fotografía de primera mano.

Fue muy triste en realidad.

—Espero recuerdes mi testamento —bromea y Padma le da una mirada exasperada, al igual


que sus amigos Ravenclaw estos días parece cansada.

Se siente un poco culpable por eso.

—No tienes permitido morir— es lo único que dice ella y Draco sujeta la mano de Padma
con una sonrisa, su amiga parece tensa y su mano es algo fría al tacto.

La felicidad que la chica había tenido la semana pasada por su casi cita con Anthony, parece
haber disminuido cada que la prueba se acercaba; todos parecían siempre tensos ahora a su
alrededor.

—No lo haré, cuando termine la prueba vamos a pasar una noche libre en la torre Ravenclaw
disfrutando de una pijamada grupal— intenta animarla y por la vaga sonrisa de ella funciona,
con un último abrazo solamente puede quedarse a solas frente al profesor Flitwick quien
parecía haberlo estado esperando.

Es hora.

El profesor parecía tan nervioso como Padma cuando a Draco le toco bajar la escalinata de
piedra y salir a la fría tarde de noviembre, se detuvo frente a él.

—Joven Malfoy, espero que todo salga bien el día de hoy, lo importante es la serenidad—
Flitwick parece incómodo, pero todos los últimos días había estado particularmente atento a
sus clases y enseñarle cualquier cosa que Draco preguntara —conserva la cabeza serena.
Habrá magos preparados para intervenir si la situación se desbordara… Lo principal es que lo
hagas lo mejor que puedas, y no quedarás mal ante la gente. ¿Te encuentras bien?

—Creo que todo saldrá bien— no debe admitir que ya sabe que hay dragones, pero no puede
evitar la sensación de emoción.

Flitwick parece incrédulo al verlo, antes de suspirar y liderar el camino.

Él lo conducía bordeando el bosque hacia donde debían estar los dragones; pero, al acercarse
al grupo de árboles detrás del cual habría debido ser claramente visible el cercado, Draco vio
que habían levantado una tienda que lo ocultaba a la vista.

Sintió el calor del lugar.

Draco se emocionó más de lo que debería.

—Tienes que entrar con los demás campeones— le dijo Flitwick con voz temblorosa —y
esperar tu turno, joven Malfoy. El señor Bagman está dentro. Él te explicará lo que tienes que
hacer… Buena suerte.

—Gracias— dijo Draco con tranquilidad.

Él lo dejó a la puerta de la tienda, y Draco entró.

Fleur Delacour estaba sentada en un rincón, sobre un pequeño taburete de madera. No parecía
ni remotamente tan segura como de costumbre; por el contrario, se la veía pálida y sudorosa.
El aspecto de Viktor Krum era aún más hosco de lo habitual, y Draco supuso que aquélla era
la forma en que manifestaba su nerviosismo. Cedric paseaba de un lado a otro. Cuando Draco
entró le dirigió una leve sonrisa a la que éste correspondió, aunque a los músculos de la cara
les costó bastante esfuerzo, como si hubieran olvidado cómo se sonreía.

No importa que la intervención de Draco les diera mucho tiempo para prepararse, supone que
no todos están emocionados ante la idea de entrar con un dragón frente a ellos y poder morir.

Sería una muerte espectacular.

—Bien ya estamos todos— dijo Bagman muy contento, mirándolo —¡Ven, ven, ponte
cómodo!

De pie en medio de los pálidos campeones, Bagman se parecía un poco a esas figuras infladas
de los dibujos animados. Se había vuelto a poner su antigua túnica de las Avispas de
Wimbourne.

Los padres de Terry estarían emocionados.

—Bueno, ahora ya estamos todos… ¡Es hora de poneros al corriente!— declaró Bagman con
alegría —Cuando hayan llegado los espectadores, os ofreceré esta bolsa a cada uno de
vosotros para que saquéis la miniatura de aquello con lo que os va a tocar enfrentaros— Les
enseñó una bolsa roja de seda —Hay diferentes… variedades, ya lo veréis. Y tengo que
deciros algo más… Ah, si… ¡vuestro objetivo es coger el huevo de oro!

Draco miró a su alrededor. Cedric hizo un gesto de asentimiento para indicar que había
comprendido las palabras de Bagman y volvió a pasear por la tienda. Tenía la cara
ligeramente verde. Fleur Delacour y Krum no reaccionaron en absoluto, aunque lo vieron de
reojo, tal vez pensando que finalmente había tenido razón todo este tiempo. Tal vez pensaban
que se pondrían a vomitar sí abrían la boca; se habían visto estos días bastante incómodos.

Aunque ellos, al menos, estaban allí voluntariamente…

Draco duda que deba estar aquí, pero bien podría aprovechar cada oportunidad que tiene para
ser feliz.

Morir en la boca de un dragón.

Glorioso.

Enseguida se oyeron alrededor de la tienda los pasos de cientos y cientos de personas que
hablaban emocionadas, reían, bromeaban… Draco se sintió separado de aquella multitud
como si perteneciera a una especie diferente. Y, a continuación (a Draco le pareció que no
había pasado más que un segundo), Bagman abrió la bolsa roja de seda.

—Las damas primero— dijo tendiéndosela a Fleur Delacour.

Ella metió una mano temblorosa en la bolsa y sacó una miniatura perfecta de un dragón: un
galés verde. Alrededor del cuello tenía el número dos. Draco pudo notar como la chica
parecía fuertemente decepcionada que al final del día, si hubiera dragones de por medio.

Lo mismo que en el caso de Krum, que sacó el bola de fuego chino. Alrededor del cuello
tenía el número tres. Krum ni siquiera parpadeó; se limitó a mirar al suelo. Cedric metió la
mano en la bolsa y sacó el hocicorto sueco de color azul plateado con el número uno atado al
cuello.

Sabiendo lo que le quedaba, Draco metió la mano en la bolsa de seda y extrajo el colacuerno
húngaro con el número cuatro. Cuando Draco lo miró, la miniatura desplegó las alas y enseñó
los minúsculos colmillos.

Casi quiso preguntar sí podría quedarse con esta pequeña cosita hermosa.

Un colacuerno.

El más peligroso de los 4 dragones y el que mayor dificultad tendría de encontrarse en el


futuro, si, sí Draco muere hoy lo hará feliz.

El Colacuerno húngaro es un dragón nativo de Hungría y se considera la raza más peligrosa


entre los dragones. Tiene escamas negras, una cola con púas, y los cuernos de bronce que
sobresalen de su cabeza. Tiene ojos amarillos con pupilas verticales. Su rugido es como un
maullido y gritos chirriantes, y su llama puede llegar a unos quince metros. Las llamas de la
respiración del Colacuerno pueden llegar a temperaturas extremamente altas, pudiendo
calentar una piedra al rojo vivo en cuestión de segundos. El Colacuerno se alimenta de
ganado vacuno, ovino y caprino. Sus huevos son de color cemento con cáscaras muy duras.

También son conocidos por ser una de las razas más feroces de los dragones, no debe ser
normal que Draco se encuentre emocionado por esto. El colacuerno demuestra ser
extremadamente rápido durante el vuelo ya que es capaz de mantenerse a la misma velocidad
que una saeta de fuego, la cual es capaz de llegar a casi 130 m/s desde 0 a 10 segundos de
escoba.

Para su tamaño, el colacuerno es capaz de grandes maniobras aéreas, manteniéndose a la par


de las habilidades de vuelo con otros animales más aerodinámicos.

Si.

Draco era un fanático de los dragones.

—¡Bueno, ahí lo tenéis!— dijo Bagman —Habéis sacado cada uno el dragón con el que os
tocará enfrentaros, y el número es el del orden en que saldréis, ¿comprendéis? Yo tendré que
dejaros dentro de un momento, porque soy el comentador. Diggory, eres el primero. Tendrás
que salir al cercado cuando oigas un silbato, ¿de acuerdo? Bien.

El hombre lo vio un momento con duda, antes de negar con la cabeza y llamar a los demás
para alistarse.

—Buena suerte Cedric— habló Draco tardíamente, el chico volteó a verlo con una mirada de
agradecimiento antes de asentir.

Luce algo verde.

Draco quisiera poder ir a ver, pero no lo tenían permitido exactamente ir al público para
poder observarlos en las gradas; era el único problema que había visto actualmente.

En su lugar se quedó en su asiento, repasando los planes que había pensado con los chicos y
dependiendo sus habilidades, cuáles eran las mejores alternativas; el tiempo parecía ir rápido
cuando no estás seguro de que eso quieres, ya que sentado con Fleur y Krum, todo parece
demasiado rápido. Unos segundos después oyeron el bramido de la multitud, señal de que
Cedric acababa de entrar en el cercado y se hallaba ya frente a la versión real de su miniatura.

Sentarse allí a escuchar era peor de lo que Draco hubiera podido imaginar, quería ver a los
dragones en acción. La multitud gritaba, ahogaba gemidos como sí fueran uno solo, cuando
Cedric hacía lo que fuera para burlar al hocicorto sueco. Krum seguía mirando al suelo. Fleur
ahora había tomado el lugar de Cedric, caminando de un lado a otro de la tienda. Y los
comentarios de Bagman lo empeoraban todo mucho… En la mente de Draco se formaban
imágenes emocionantes al oír: ¡Ah, qué poco ha faltado, qué poco…! ¡Se está arriesgando, ya
lo creo…! ¡Eso ha sido muy astuto, sí señor, lástima que no le haya servido de nada!.

Draco no quería que los campeones murieran, pero en fin, teamDragón por aquí.
Y luego, tras unos quince minutos, Draco al fin oyó un bramido ensordecedor que sólo podía
significar una cosa: que Cedric había conseguido burlar al dragón y coger el huevo de oro.

—¡Muy pero que muy bien!— gritaba Bagman —¡Y ahora la puntuación de los jueces!

Pero no dijo las puntuaciones. Draco supuso que los jueces las levantaban en el aire para
mostrárselas a la multitud.

Eso fue extremadamente injusto para ellos.

—¡Uno que ya está, y quedan tres!— gritó Bagman cuando volvió a sonar el silbato —
¡Señorita Delacour, sí tiene usted la bondad!

Fleur temblaba de arriba abajo, al pasar por su lado Draco tomó su muñeca y cuando ella
volteó a verle le dio una sonrisa que esperaba motivarla; esta dudó antes de regresar la
sonrisa tensa. Cuando salió de la tienda con la cabeza erguida, agarrando la varita con
firmeza, Draco sintió por ella una especie de afecto que se tiene entre campeones.

Todos están en el mismo bote.

Se quedaron solos él y Krum, en lados opuestos de la tienda, evitando mirarse activamente.

Se repitió el mismo proceso.

—¡Ah, no estoy muy seguro de que eso fuera una buena idea!— oyeron gritar a Bagman,
siempre con entusiasmo —¡Ah… casi! Cuidado ahora… ¡Dios mío, creí que lo iba. Coger!

Diez minutos después Draco oyó que la multitud volvía a aplaudir con fuerza.

También Fleur debía de haberlo logrado. Se hizo una pausa mientras se mostraban las
puntuaciones de Fleur. Hubo más aplausos y luego, por tercera vez, sonó el silbato.

Krum no esperó que lo llamaran antes de empezar a caminar, se detuvo frente a Draco y fue
él quien levanto tentativamente la mano, que Draco chocó el puño con este.

Sí antes habían tenido dudas de Draco, hoy probablemente desaparecían.

Espera.

—¡Y aquí aparece el señor Krum!— anunció Bagman cuando salía Krum con su aire
desgarbado, dejando a Draco completamente solo.

Se sentía mucho más consciente de su cuerpo de lo que era habitual: notaba con claridad la
rapidez a la que le bombeaba el corazón, el hormigueo que el miedo le producía en los
dedos… Y al mismo tiempo le parecía hallarse fuera de él: veía las paredes de la tienda y oía
a la multitud como si estuvieran sumamente lejos.

Se imaginó con el dragón.


Nunca había estado tan cerca de un dragón de este tipo, iba ser una locura, pero algo en su
interior parecía gritar que era hora.

—¡Muy osado!— gritaba Bagman, y Draco oyó al bola de fuego chino proferir un bramido
espantoso, mientras la multitud contenía la respiración, como sí fueran uno solo —¡La verdad
es que está mostrando valor y, sí señores, acaba de coger el huevo!

El aplauso resquebrajó el aire invernal como si fuera una copa de cristal fino. Krum había
acabado, y aquél sería el turno de Draco.

Era su turno.

Hora de la verdad.

Draco se sintió un poco tenso al caminar fuera del lugar, no tenía pánico como esperaba, se
encontraba ansioso y casi podría imaginar sus pupilas dilatadas por la situación. Pasó los
árboles y penetró en el cercado a través de un hueco. Sus amigos habían estado asustados, a
diferencia de aquella noche el año pasado en el lago, Draco no tiene tanto miedo de morir; lo
vio todo ante sus ojos como sí se tratara de un sueño de colores muy vivos.

Desde las gradas que por arte de magia habían puesto después del sábado lo miraban cientos
y cientos de rostros. Y allí, al otro lado del cercado, estaba el colacuerno agachado sobre la
nidada, con las alas medio desplegadas y mirándolo con sus malévolos ojos amarillos, como
un lagarto majestuoso cubierto de escamas negras, sacudiendo la cola llena de pinchos y
abriendo surcos de casi un metro en el duro suelo.

Se preguntó tardíamente sí sus padres estarían ahí, Sirius había prometido ir con Dora, así
que podría imaginarlos gritando su nombre.

La multitud gritaba muchísimo, pero Draco ni sabía ni le preocupaba si eran gritos de apoyo
o no. Era el momento de hacer lo que tenía que hacer: concentrarse, entera y absolutamente,
en lo que constituía su mayor posibilidad.

Levantó la varita.

El Dragón era majestuoso.

Draco sonrió emocionado de ver a la bestia tan cerca que podría sentir su calor, admirar la
coloración de sus escamas y sí no supiera que moriría, Draco correría para abrazarlo.

Su corazón bombeaba de felicidad.

—Sáasil weenel— gritó señalando a los ojos del dragón, quien gruñe ante el efecto del
hechizo.
Duda un momento, pero el dragón que parecía al borde del ataque parece congelarse y ver a
todos lados, como si el hechizo no fuera del todo funcional; sus labios se mantienen firmes
porque sabe que, aunque el hechizo ilusorio que usó contra un basilisco, claramente un
majestuoso Dragón no se sometería tan fácilmente ante un hechizo.

Ocuparía algo más.

Draco lo sabía, porque amaba los dragones y eran perfectos.

Incluso cuando quieren asesinarte.

No ocupo pensar mucho en algún recuerdo feliz, estar simplemente frente a un dragón fue
suficiente para que su hechizo saliera de su varita; algo un poco preocupante si pensaba un
poco.

—Expecto Patronum— su ridgeback noruego salió de la varita de forma de mayor tamaño de


la que recordaba.

Ni de cerca como el colacuerno frente a él, pero si la ilusión que le daba al dragón no
funcionaba totalmente, probablemente el patronus sería una manera de confundirle.

Miró la nidada, y vio el huevo de oro brillando en medio de los demás huevos de color
cemento, bien protegidos entre las patas delanteras del dragón.

Maravilloso.

Solo ocupaba caminar sutilmente hacía el dragón de forma rápida, tomar el huevo de oro y
esto estaba hecho.

El estadio estaba silencioso y con algunos gritos ahogados, pero el dragón parecía todavía
confundido.

Draco quisiera quitarle una escama al pasar a su lado, pero sabe que sería ridículo y con
suerte pueda convencer a los cuidadores cuando terminara la prueba para verlos más de
cerca; por ahora ocupa el huevo de oro y por eso se apresura rápidamente hacía el lugar
esperando obtenerlo.

Su plan fue un éxito.

¿O no?

Estaba a un metro del huevo de oro cuando lo sintió, es como si una onda expansiva
apareciera en el estadio y todos parecieron tensos, o eso imagino Draco; ya que él solo tenía
ojos para el colacuerno que ahora estaba sobre él, todavía sobre los huevos y había bajado la
mirada completamente libre del hechizo.

Aterrador.

Poderoso.
Magnifico.

Abriendo la boca y Draco, aunque podía ver el huevo, por la posición tuvo que saltar de lado
para esquivar la llamarada rápidamente.

Caliente.

Muy caliente y peligrosa.

Las quemaduras de Dragon no eran tratadas de la misma forma que una quemadura
convencional, tenían hasta cierta parte un poco de magia en el fuego y casi era seguro tener
una cicatriz; Pomfrey sin duda lo asesinaría.

El público gritó, Bagman dijo algo que no podía prestarle atención, Draco comenzó a correr
literalmente por su vida.

El colacuerno parecía querer romper sus grilletes por la forma en que se movía, pero no
necesitó de mucho esfuerzo, sí no fuera porque estaba viéndolo por él mismo, habría pensado
que fue un accidente; pero no lo fue, el grillete, una pequeña parte desapareció y este pudo
destruirlo dándole la habilidad al dragón de abalanzarse sobre él.

Bien no debería preocuparse de los dragones, del colacuerno, porque ahora puede saber algo
con certeza.

Alguien lo quiere muerto.

—¡Ulinzi wa juu!— una forma para poder activar la magia, es cuando la condición se
presenta y situaciones de vida o muerte se asoman.

Porque, aunque el escudo no había funcionado especialmente en su entrenamiento y sus


amigos lo habían usado casi como saco de boxeo, esta vez el escudo de color verdoso
apareció frente a él dividiendo el mar de llamas y provocando que todos queden en silencio.

Su varita funcionaba mejor en crisis.

Como esta crisis por supuesto.

Draco levanta un puño emocionado porque por fin dominó el hechizo, antes de lanzarse de
lado cuando la garra del dragón estuvo muy cerca de su hombro.

Maldita sea.

Eran mucho más rápidos y agiles de lo que debería con ese tamaño.

Una parte de él se emocionó al respecto, una parte perturbadora que no le importa sí moría y
solo piensa en dragones.

Es maravilloso poder admirar algo que te ha encantado desde niño tan cerca, otra parte
maldijo que fueran bestias tan magnificas como peligrosas; otro chorro de fuego y ahora
aleteos potentes le hicieron ver que se estaba quedando sin tiempo, sin huevo y a este ritmo
sin vida.

¿Dolería mucho ser devorado por el dragón?

Será un epitafio maravilloso.

Lanzo otro hechizo de escudo, pero en lugar que fuera para él, para los huevos del dragón que
su propia madre casi rompe.

—¡EY!— chilló indignado de una madre dragón tan desconsiderada —Tienes un maldito
ciclo de procreación complicado, no arruines un muy buen trabajo aplastándolos con tus
enormes patas— se indignó con el dragón, antes de volver a saltar por otra llamarada.

Esta vez su brazo derecho no escapó tan ileso.

Ya podría imaginar a Pomfrey quejándose sobre esto.

¿Cuáles eran los siguientes planes?

Comenzaban a disminuirse, no había planteado que el dragón volara y en realidad escapar es


considerado un reloj de tiempo porque un dragón de ese tamaño pronto lo encontraría.

El público soltó un jadeo coordinado, cuando la enorme cola del dragón lo estampó contra un
costado del edificio, malditamente fuerte y sujetándolo inmovilizado; su cabeza había
golpeado demasiado fuerte contra uno de los costados de la arena, así que una conmoción
como mínimo debe tener ahora.

Todo gira con un zumbido en su oído.

La varita sigue en su mano, el lumos que lanza rápidamente es sin decirlo en voz alta, porque
ha dominado el hechizo suficiente para hacer magia no verbal de este.

No tiene muchos hechizos no verbales en cartera por ahora, pero algunos sencillos podrían
siempre ser útiles como ahora.

Nunca imagino que sería útil, pero sus pulmones estaban siendo aplastados por la cola y el
Dragon se mueve violentamente ante la luz en su cara; funciona porque este se mueve y por
un instante los pulmones vuelven a sentir aire, hasta que debe sujetarse con fuerza de la cola
del colacuerno (¿alguien más ve la ironía?) cuando totalmente cegado el dragón se mueve
erráticamente por todos lados, esperando que no sea impactado contra alguna pared
nuevamente.

Lejos de los huevos al menos.

Tomará esa pequeña victoria.

Luego el dragón vuela, y Draco sigue sujetando su cola con fuerza porque sí no fuera así
saldría volando.
Ahora está volando de igual forma.

Suelta un grito poco masculino mientras el dragón levanta el vuelo, moviéndose de forma
errática mientras sigue sujetado a su cola respirando de forma agitada cada que el suelo
comienza a verse más lejano; a diferencia de una escoba o Buckbeak, esta vez no se siente
seguro sujetado sólo por sus brazos y piernas.

Además de una segura conmoción en su cerebro.

Maldición.

Iba a morir.

Esta vez iba a morir.

Apenas se soltara moriría.

Ojalá pudiera pensar más en eso, pero estaba concentrado en no soltarse y morir.

Aprecia un poco su vida después de todo.

El colacuerno se había elevado de forma considerable hasta acercarse a las nubes cuando su
ceguera parcia desaparecer, al menos eso pensó cuando movió su rostro hacía él con furia y
moviendo ahora la cola molesta en medio del aire. Sus brazos y piernas no soportarían más,
así que justo cuando sintió que por fin era soltado y que caería a la muerte, sujetó su varita
lanzando uno de sus últimos planes ya que podría quedar inconsciente en cualquier momento.

Lo cual era mejor a morir por ahora.

—Asiménies alysídes— no había usado mucho el hechizo el año pasado, no le gustaba


entrenarlo ya que usualmente terminaba inconsciente por varios días al usar el hechizo.

Situaciones desesperadas requieren acciones desesperadas.

No hubo una telaraña de cadenas de platas, solamente una delgada que se sujetó con fuerza al
cuello del dragón y que cuando su cuerpo se soltó por el movimiento del dragón, la otra parte
de la cadena se ató a su muñeca; no estaba cayendo, lo cual era una victoria, tal vez era el día
de los milagros.

Pensó momentáneamente sobre Ollivander diciendo que su varita reaccionaba a su amo en


crisis.

Estúpida varita.

Otro grito salió de su boca cuando el dragón se abalanzo en picada y terminó siendo
arrastrado, parecía querer que lo soltara y Draco quiso hacerlo, sí no fuera a pensar que
moriría en el intento.

La magia de cadenas de plata era demasiado irregular, sus amigos nunca habían descubierto
como usarla y el propio Draco quien era el único en poder utilizar cadenas de plata no la
usaba bien; ahora en medio del aire sujetando una cadena con sus manos y la varita
fuertemente sujeta con su boca estaba lleno de incredulidad. Su estómago se hundía por cada
movimiento del dragón, el viento pegaba violentamente contra su rostro con algunas
llamaradas ya que el dragón molesto comenzó a soltar fuego por todos lados.

Draco piensa que tiene problemas.

A pesar de todo sigue amando los dragones.

Tal vez este loco.

Grita un poco más con la varita sujeta en sus dientes, desgarrando su garganta mientras
espera no morir y sabe que no puede hacer nada más, sí tan sólo pudiera estar más cerca del
dragón tal vez no se sentiría como un títere que es agitado por todos lados.

Casi como sí algo hubiera leído su mente, la cadena se encoge rápidamente y Draco teme por
un momento que la cadena de plata se hubiera roto; contra todo pronóstico la cadena se hace
tan corta y lo impulsa adelante (su hombro gimotea por el acto) y termina rápidamente sobre
el cuello del dragón. Mira incrédulo la cadena que había relacionado de forma ¿mágica? A
sus pensamientos, anteriormente no había pensado mucho sobre el tema, pero la primera vez
que había terminado inmovilizado con ellas antes de su segundo año, no pudo librarse de
estas.

Pero contra Tom, había sido similar, pero habían reaccionado a sus necesidades, atrapándolo
con él.

No pensó mucho más cuando el dragón giro su largo cuello con violencia, demasiado largo
para poder verlo sobre este.

—Hola— musitó Draco nervioso ahora sentado sobre el dragón con la varita en su otra mano,
porque cuando el dragón abrió la boca en el aire listo para lanzarle fuego, solo quiso poder
cerrarle la boca antes que muriera rostizado.

Devorado era una cosa, pero por fuego un gran no.

Sobre el cuello de este, la anterior cadena pareció dividirse antes de que se moviera ágilmente
hacía la boca del dragón sellándola por completo; tanto Draco como el dragón parecieron
incrédulos por eso, pero entonces la furia del dragón fue clara para Draco y luego de unos
momentos intentando abrir la boca, se soltó al vacío.

Otro chillido mientras se sujeta del cuello del animal, un poco más confiado ahora que esta
sobre este, pero incrédulo cuando el dragón comenzó hacer volteretas y chocar contra los
árboles cercanos.

Quiere deshacerse de él.

¿Qué tan lejos estaban del estadio?

No importa.
Ahora si podría morir, ese pensamiento se ha repetido tantas veces en los últimos minutos
que es triste.

Maldiciendo, sujeto con fuerza las cadenas que parecían sujetar parte del hocico de la criatura
ahora como si fuera algún caballo, jalándola con todas sus fuerzas cuando estaban cerca de
impactar contra el lado; porque, aunque estaba montando un dragón, todavía le tenía más
miedo al calamar gigante.

Las cadenas parecían riendas de caballo ahora, esperaba que funcionaran como tal.

Aunque Draco no fue bueno en equitación nunca, no es que esto se comparara.

—Maldito hijo de puta— grita justo cuando de último segundo sus esfuerzos parecen
funcionar y el Dragón logra cambiar de dirección de último minuto.

El dragón parecía tener el pensamiento de que incluso si se ahogaba, se llevaría a Draco con
él.

Bastante injusto.

Se detuvo un momento cuando vio al dragón volar directamente hacía Hogwarts, hubiera sido
tranquilizador, si no fuera porque hay una gran cantidad de torres que servirían para impactar;
no tiene la menor idea de cómo funciona, pero si lo mantiene con vida, Draco no piensa
mucho sobre como afianza sus pies contra el cuello de la bestia y logra dirigirlo lejos de la
mayor parte de obstáculos.

Igualmente impactan contra una parte de la torre, Draco espera no fuera la de Ravenclaw,
creando una gran cantidad de escombros y Draco puede sentir uno impactar su cabeza.

Duele.

Todo duele.

La cabeza.

Sus brazos y piernas.

Su vientre.

Su puto cabello.

La sangre que ahora impide que vea por el ojo izquierdo.

¿Por qué llegó a pensar que esto sería una buena idea?

Con su único ojo bueno diviso el estadio improvisado donde habían estado, fue algo extraño,
como a pesar que era la primera vez en su vida hacía una estupidez como esta, su cuerpo
lograba reaccionar como si fuera la cosa más natural de hacer; dirigir un dragón en el aire.
Había alguna sensación extraña al estar sentado sobre escamas calientes, una bola de fuego
apenas contenido y uno de los viajes más alocados donde sus pies no tocaron el suelo; pero
Draco no tenía miedo.

No ahora.

Que ya sabe que va hacer.

Ama a los dragones, pero Draco va a hacer pagar a este hijo de puta por esta locura.

Siente el ardor de sus brazos al jalar nuevamente las cadenas para direccionarlo, debe haber
más que magia en estas, porque duda que alguien de su estatura y fuerza pudiera movilizar al
dragón; no importa. El dragón parece luchar, pero es imposible que, gracias a su dirección
desde su cuello, no se mueva directo al estadio; no es que pueda hacer un aterrizaje delicado,
no, esto va ser una puta locura.

Habían impactado contra una torre y algunos árboles, pero el dragón todavía quiere luchar,
así que solamente quedara lo más estúpido del mundo.

Estrellarlo.

El sombrero seleccionador se equivocó en esta vida tuvo que ser un puto Gryffindor.

Toma un poco de esfuerzo movilizarlo para que no impacte con los huevos, en realidad
impactan con una de las tribunas que parece vacía (Draco espera eso) antes que vayan a una
velocidad vertiginosa contra el suelo; la cabeza del colacuerno es lo que impacta primero y
Draco es enviado lejos cuando las cadenas lo sueltan. Cae dando vueltas sobre sí mismo y
siente un ¡crack! En su brazo izquierdo que estalla en un dolor insufrible mientras sigue
rodando acumulando tierra y cortes en su cuerpo.

Esta sobre su vientre cuando puede gimotear, se intenta medio incorporar con su brazo
derecho, antes de ver como su otro brazo efectivamente está viendo en una dirección que no
podría ser posible si no estuviera roto.

El rugido del dragón lo aleja del dolor momentáneo, alarmado cuando ve las cadenas que
habían sujetado su cuerpo comenzar a soltarse.

Oh maldición.

Draco se incorpora sin saber cómo, todo su cuerpo duele, su brazo izquierdo está roto, no ve
de uno de los lados de su cara y está seguro que puede sentir dolor incluso en la uña de su
dedo pequeño; además de las quemaduras. No puede encontrar su varita, debe haber caído
lejos y el dragón parece listo para otra ronda, como si no hubiera sido lo más cercano que
Draco ha estado de la muerte sin irse en toda su vida.

Es algo bastante grande de decir para alguien que ha luchado contra un Voldemort joven.

Este dragón era mil veces peor que ese momento en su vida.

Ve su varita por el rabillo y se abalanza contra esta, la toma ignorando la sangre de su mano,
cuando voltea rápidamente nota al dragón listo para abalanzarse sobre él con la boca abierta;
esta vez no va atacar, está listo para comerlo.

Pero cuando la varita esta entre sus manos, sin haberlo sentido antes, es como si las cadenas
plateadas ahora fueran sentidas por Draco.

Estaban vivas.

Era su magia.

Sus ojos se abren un instante, antes que Draco mueva la varita violentamente contra el suelo,
como el director de una orquesta las cadenas vuelven a tomar fuerza sujetando al dragón de la
misma forma que Draco fue sujetado con 12 años en su habitación la primera vez que
practica el hechizo; parece una eternidad desde entonces. Las cadenas se afianzan en la boca
del dragón cerrándola y todo su cuerpo es impulsado hacía abajo, esta aprisionado como sí
miles de cadenas hubieran aparecido conteniendo el dragón contra el suelo sin poder
moverse.

Draco se encuentra ahí, respirando de forma agitada, ojos horrorizados, mano temblorosa;
todo en un profundo silencio.

Esta vez no es más fácil ponerse de pie, tropieza un par de veces, sujetando la varita con
fuerza, por temor que el dragón se escape.

Un paso.

Luego otro.

Su cuerpo parece pesar una tonelada mientras camina hacía los huevos, todo en terrible
silencio, ahora es más consciente que las cadenas que sujetan al dragón es su magia; es como
sí estuviera donando sangre, constantemente saliendo de su cuerpo y provocando que todo a
su alrededor comienza a verse borroso.

Al llegar a los huevos, Draco se medió incorpora, otra vez sujetando la varita entre su boca,
porque su mano izquierda no funciona. Toma el huevo dorado con su mano derecha, que
parece sangrar en sus palmas, no importa; lo que importa es que los otros huevos parecen en
perfecto estado.

Genial.

Se incorpora con el huevo, antes que todo se vuelva negro y caiga de lado.

Eso debe valer como obtener el huevo.

¿Verdad?

.
Draco supone que soñar no es lo peor que puede hacer, tiene memorias confusas de la
primera prueba, pero puede darse una idea que su cuerpo físico en este momento debe estar
sufriendo nuevamente lo que es un desgaste de magia; pero al menos debe estar con vida.
Este año por otro lado el sueño parece ser en medio de una pradera y sí alguien quiere
decirle algo con esto, Draco no ha podido adivinar cual sería el trato al respecto.

Sí alguien quería decirle algo, estaba fallando estrepitosamente.

¿Es tan difícil decir algo claramente?

No.

Los magos o cualquier cosa que le diera estos sueños, piensan que un día Draco despertará
y sabrá por arte de magia que significan todos ellos, que tendrán sentido y Draco
agradecerá sin sentirse en lo más mínimo rencoroso al respecto.

Si claro.

Intenta de nuevo.

—Pensé que sería nostálgico— la voz hace que Draco salte de forma asustada, pero al
voltear no ve nada.

Sonó por todos lados, en el mismo claro que había visto.

—¿Hola?— odia la vacilación en su voz.

—Ven aquí, sigue mi voz— la voz resuena en todos lados, pero especialmente de la derecha.

¿Sería sensato seguir la voz?

Bueno, no, no ha salido nada bueno de su lado por seguir voces misteriosas en el aire; pero
tampoco es que algo cambie si no hace nada diferente.

Gimoteando mueve sus pies.

La tierra no se siente bien bajo sus pies, cuando pasa por los lugares es como sí los
traspasara y todo es extrañamente borroso; algunas cosas se ven claras, pero otras parecen
casi trasparentes. Cuando llega al lago que hay cerca del claro, Draco arruga el rostro al
asomarse por el agua cristalina. Casi como una mala broma del destino, la misma mujer que
le presentó el relicario se encontraba debajo del lago, como sí estuviera atrapada del otro
lado.

Gruñó.

La mujer de larga cabellera negra alborotada y ojos verdes lo miraba expectante desde el
lago, había un extraño brillo en sus ojos, pero era la misma mujer.

Otra vez.
—Maldición no puedo deshacerme de ti, te juro que Luna te destruyo con veneno de basilisco
— farfulla queriendo entrar al lago para ahorcarla.

Cuando su mano toca el lago, esta no se sumerge como si fuera agua, es como una especie
de barrera trasparente que lo deja confundido.

Empujo un poco pero no se movió.

Este mundo de sueños cada vez era más confuso.

—No soy ese espectro, el relicario tomo mi forma, aunque técnicamente tampoco soy la
persona real— la mujer dentro del agua pone una mano en su barbilla pensativa —¿Soy un
recuerdo de la verdadera? Bueno con eso no me diferencío mucho del relicario, pero en
realidad solamente soy una parte del alma que está aquí para ayudar— añade mucho más
animada, pero Draco se ve confundido.

—¿Alma de quién?— duda mucho que quiera ayudarlo, porque han pasado cuatro años de
puras locuras y no ha recibido ayuda.

Muchas gracias.

La mujer del otro lado solo suspira.

—No puedo decírtelo— bien eso comienza amargarlo.

—¿Ayudarme en qué?

—Tampoco puedo decirlo.

Su mal humor comienza a notarse, maldiciendo este estúpido lugar, que esto era un estúpido
sueño y de alguna forma parece estar alucinando.

—No eres de mucha ayuda— dice con claro resentimiento en la voz, la mujer del otro lado
parece igualmente frustrada.

Mujer o lo que fuera.

—No se supone que nos veríamos nunca, debe ser por la prueba, te acercó al dragón, sus
cuerpos estuvieron unido por la magia de las cadenas; algo debió haber afectado mi
presencia para que pueda manifestarme— exclama con frustración, y es cuando su rostro se
arruga en una profunda pose pensativa, que algo dentro de Draco parece confundido.

Es una mujer bella, ahora que la imagen está clara, Draco no podría evitar pensar que
había visto una expresión similar en alguien.

¿En quién?

Espera un momento, como si fuera una iluminación al ver sus ojos, una idea estúpida llegó a
su mente; no era la persona que le recordaba, pero por algún motivo todo parecía tener
sentido.
Ojalá no se equivocara.

—¿Esmeralda?— preguntó tentativamente, pero funciono, los ojos de la chica brillaron


emocionados y con un cariño que no había visto ni siquiera en su madre.

Se sintió un poco incómodo, pero ella se movió intentando pasar la pared como lo hizo
Draco, pero sin poder moverse totalmente como él; un destello brillante, hizo que Draco
volteara a ver un poco mejor a la chica, especialmente a las piernas, donde no estaban sus
piernas. Una hermosa cola de sirena estaba ahí, con escamas de colores verdosos con brillos
azulados, los ojos de Draco se abrieron sorprendidos.

Una sirena.

Esmeralda era una sirena.

Espera un minuto… no entiende que está pasando.

—Orion, ¿Orion eres tú?, ¿acaso puedes recordarme?— hay una desesperación en su voz,
pero Draco pestañea confundido, porque eso significa.

Un momento.

Retrocedamos un momento.

—Espera porque me llamas con ese nombre, soy Draco— habla con el ceño fruncido, pero la
sirena comienza a moverse desesperada golpeando la barrera.

—Orion, tienes que acordarte, tienes que recuperar la memoria… tienes que apresurarte,
antes que las cosas malas sucedan— brama la mujer, pero cuando Draco piensa que todo se
ha vuelto más complicado, algo se retuerce en el estómago.

Como cuando está desapareciéndose, algo lo arrastra y Draco solamente siente que está
cayendo en medio del vacío.

Draco despierta en la enfermería de Hogwarts con facilidad y un terrible dolor de cuerpo,


hace una mueca cuando intenta incorporarse, solamente sentándose en la camilla de la
enfermería; es de noche si la luz de la luna indica algo, pero no tiene la menor idea de que día
sería. La última vez había estado varios días fuera del juego cuando uso las cadenas de plata,
esta vez había usado mucha magia y también estaba herido; no era un medimago, pero
cuando estas gravemente herido, usar magia para sanarte provoca un mayor debilitamiento
del cuerpo. Mientras nadie le dijera que mañana era la siguiente prueba, Draco cree que
puede vivir con otros días robados de su vida.

Por ahora tiene que procesar la información que acaba de obtener.

Puede que fuera un sueño tonto y sin significado.


¿Cuándo su vida fue tan fácil?

Había querido dejar de lado la siguiente teoría, sobre como Draco tal vez tiene más
relacionado con Orion Blake el mago oscuro de lo que quiere saber; hasta ahora no había
obtenido ninguna prueba totalmente sólida y aún ahora sólo fue un sueño que podría ser
producto de su imaginación. Pero una parte de Draco no puede dejar la teoría de largo, el
motivo por el cual el libro había aparecido frente a él en ese primer año, la forma en como las
cosas relacionadas a Orion Blake se manifestaban y el aterrador parecido entre ambos.

Como Orion humano sin magia en su vida pasada, compartía un aterrador parecido con el
mago oscuro y ahora como Draco.

Lo cual podría significar que Orion Blake el mago oscuro, podría ser otra de sus vidas
pasadas.

3 vidas pasadas.

Esto está alarmantemente mal.

Porque.

Esto no cambiaba absolutamente nada, lo hacía todo totalmente insoportable.

¿Qué mierda iba hacer Draco con esta maldita información?

No podría ir donde sus amigos para decirles: “Adivinen el mago oscuro que hemos estado
investigando probablemente sea mi primera vida pasada, sí, porque tuve otra, aunque solo
recuerdo la segunda”; había un motivo claro por el cual nadie sabía que era una
reencarnación, todos creerían que estaba loco de la cabeza. Además de que sirve saber que
eres una vida pasada que no recuerdas, de alguna manera también parece ser que hay una
parte de Esmeralda de alguna forma “¿viva?” que todavía puede comunicarse con él en
sueños, ya que estuvo cerca de un dragón.

Lo cual no asegura que pueda hacerlo nuevamente.

¿Qué cosas malas hablaba la mujer?

Draco comenzó a sujetarse la cabeza con fuerza, casi deseando no saber nada de esto, porque
mágicamente no había obtenido los poderes de este Orion Blake mago oscuro, todo sigue
siendo igual.

Sigue siendo Draco Malfoy.

—Me rindo— dice arrojándose nuevamente sobre la cama, levanta su brazo izquierdo que
sigue con vendajes, pero al mover los dedos descubre que no están rotos.

Puede verificar que ve con ambos ojos, lo cual es genial, porque no sabe que tanto se lastimó
durante la lucha con el dragón.

Y parece tener sus dos piernas.


Bien.

No quiere pensar en cicatrices, pero en términos de partes del cuerpo humano, Draco se
encuentra satisfecho con tener las partes de su cuerpo en sus lugares.

Ve el techo de la enfermería.

Está asimilando todo demasiado bien, probablemente tiene algún hechizo o pocion sanadora
potente para tranquilizarse, así que piensa que podría volver a dormir; por suerte esta vez que
vuelve a dormir, no hay sueños.

Solo la nana que siempre escucha, esta vez reconoce la voz de la mujer de sus sueños como la
cantante.

Curioso.

Tal vez siempre fue ella.

—¿5 días?— pregunta confundido cuando ha despertado nuevamente y esta vez Padma se
encuentra con Anthony en la enfermería, aparentemente se han estado turnando para visitarlo
estos días.

Ignorando que ha perdido 5 días de materia, realmente está sorprendido, porque había
estimado al menos dos semanas en el mejor de los casos; Pomfrey había estado una hora en
la mañana criticando el número de heridas que tuvo de la prueba.

Claramente el campeón que peor herido salió.

El brazo izquierdo roto en tres partes, 2 costillas rotas, contusiones en su cabeza, quemaduras
en varias partes de su cuerpo y un drenaje mágico alarmante; curiosamente fue incluso mejor
de lo que esperó. Pomfrey no había estado emocionada por su comentario, Draco agradece
que a pesar de eso le sigue dando pociones para sus heridas.

A pesar de ser un mundo mágico, necesitara tomarla por varios días antes de estar al 100%,
con la característica especial que presenta mucho desgaste físico; ya que no está en forma por
la pérdida de energía mágica, como temió, la recuperación se retrasa.

Los hechizos y pociones para sanar son complicados, es una combinación en el primero de la
magia del lanzador y del herido, donde ambas magias se unen para trabajar juntos para sanar
la herida; dado que Draco no tiene casi nada de magia, usar esos hechizos de forma
indiscriminada hubiera lastimado más que sanarlo. Por otro lado, las pociones no están
necesitadas de un factor mágico, pero no tienen la misma precisión que los hechizos y por lo
tanto está en igual condiciones.

Pomfrey asegura que su magia se está recuperando de forma rápida, pero Draco se siente
demasiado cansado.
—Supongo que no fue tan mal— musita Padma con seriedad, los tres recordando el incidente
del segundo año.

Pudo haber sido más días.

—El puntaje tampoco fue favorecedor, aunque muchos como Bagman apelaron que fuiste el
único que logró derrotar como tal a un dragón y es algo que incluso magos experimentados
no pueden hacer; estas de último en puntuación— habla Anthony con un encogimiento de
hombros.

Draco no le importa, no está muy preocupado por lo que refiere a la puntuación.

—El profesor Moody también actúa extraño, pero no dije nada porque… algo sucedió
durante la prueba, el dragón comenzó atacar de forma violenta, creemos que algo pudo
descontrolarlo, pero queríamos hablar primero contigo— habla Padma con seriedad, pero
Draco tampoco puede decir nada sobre el tema.

Solo recuerda al dragón totalmente hipnotizado y de pronto, una histeria colectiva.

Mueve su mano contra su pierna.

Definitivamente algo está detrás de él y lo quiere muerto, lo cual la estúpida sirena en sus
sueños pudo advertirle en lugar de hacer tanto drama.

En fin.

Mira a sus amigos y por un momento quiere decirles todo, quiere decirles sobre Orion, quiere
decirle sus teorías, pero no lo hace; nunca podrá hacerlo.

—Poppy me tiene encerrado, espero trajeran mi tarea porque estoy atrasado— masculla
Draco con cansancio, Anthony sonríe mientras saca su mochila donde tiene incluso los útiles
de Draco.

Padma habla mientras trabajan, comentando que entre los espectadores había estado Sirius
Black y su prima Nymphadora; Draco casi rompe una pluma cuando Padma afirma haber
visto a lo lejos a su madre, pero, aunque vino a la enfermería tuvo que volver a su casa
cuando le aseguraron que todo estaba bien con Draco. Una parte de él odia el no haber
podido ver a su madre, pero solo asiente mientras sigue su trabajo de forma distraída, señala
un error en la escritura de Anthony que gimotea molesto de no haberlo visto antes.

En el almuerzo llegan Terry, Michael y Luna con miradas preocupadas; Luna parece
demasiado preocupada, pero Draco le asegura que todo está bien, la niña toma asiento a su
lado con sus manos juntas y Draco le sonríe tranquilizándola.

Terry admite a regañadientes que fue bastante genial contra el dragón, mientras Michael
habla de forma dramática como si Draco no hubiera estado ahí.

Si.

Fue una locura.


Draco cree que el mejor momento de su vida fue cuando estuvo sobre el dragón en las nubes,
dejando de lado que casi muere, todo se sintió tan natural que le hizo pensar.

¿Realmente no tiene ningún recuerdo de ser el mago oscuro Orion Blake?

Porque está seguro que en su anterior vida sin magia, nunca monto un dragón, pero ahora
viéndolo desde otra perspectiva, montar al dragón se había sentido tan natural; guiarlo entre
los cielos, era como si su cuerpo supiera como hacerlo.

Necesitaba descifrar el libro.

Ahora.

Blaise llega también en la enfermería con Pansy, ambos preocupados por Draco a más no
poder y debe controlar los daños nuevamente.

Mi querido Draco.

Lamento no haberme podido quedar en el castillo para ver tu despertar, me alegra saber que
a pesar de eso estas rodeado de personas que te aman; una parte de mi recuerda que te fuiste
de casa porque necesitabas espacio y una parte insegura dentro de mí se pregunta sí me
querías ahí contigo.

Estás creciendo, tal vez de una forma demasiado rápida, lo descubrí cuando te vi en esa
prueba que fue una locura para mis nervios.

Pero tal vez, eso me hizo entender que ya no eres el niño que alguna vez recuerdo cargar
entre mis brazos y que vendría a mi cuando estaba llorando; aunque realmente siempre fuiste
bastante independiente mi pequeño dragón.

Tenemos mucho de qué hablar, tengo mucho que contarte y espero tu carta cuando estés
listo; lamento mi demora en prepararme para este momento, pero creo que es la hora.

Nunca dudes del amor que te tengo, es la única verdad en este mundo para mí.

Con amor.

Tu madre.

No va a negar que el contenido de la carta de su madre lo dejó por más que decir, intrigado,
como su madre siempre parecía saber más sobre él y dejarlo con dudas, es todo un talento.
Cuando Poppy lo dejó libre luego de pasar casi un día en la enfermería después de recuperar
la conciencia, con una gran cantidad de pociones para recuperarse y una promesa de venir
ante el mínimo indicio de sentirse mal; además de un chequeo regular cada 4 días. Al llegar
al dormitorio Ravenclaw estaba vacío y Anthony que lo había estado acompañando le dijo
que se fuera a dormir, para suerte de Draco, no hubo ningún extraño sueño con sirenas y al
despertar la mañana siguiente parecía incluso mejor que el día anterior.

Bajar a desayunar sonaba bien, moría de hambre.

Una parte de él aún se siente adormecido, pero incluso cuando Luna está sujetándose de su
brazo, Draco nota sospechoso como al bajar por las escaleras de su habitación; todos lo
miran.

Fijamente.

Draco cree recordar que cuando Harry obtuvo el huevo de oro, todo Gryffindor lo había
mantenido como su campeón definitivo; apenas le había prestado atención al huevo de ojo en
su mesa de noche hace algunas horas antes de dormir. No es que esperara un gran
recibimiento, los Ravenclaw no eran así, pero tampoco es que esperara la sensación de ojos
en su espalda.

La mano de Luna ahora parece una piedra, su sonrisa sigue siendo amable y Draco puede
notar la insistencia que tiene de sacarlo de ahí.

Algo se siente, mal.

Sus amigos actúan como de costumbre, hablan, son extrovertidos y ahora que Draco
comienza a procesar, parece como una bola de contención a su alrededor. Por lo que, al llegar
al comedor, no se sorprende nuevamente que todo quede en silencio y que solo sus amigos lo
guíen a través de una incomodidad hacía su asiento.

Duda.

Su mirada se desvía y cada que voltea, alguien parece verlo fijamente y eso lo hace fruncir el
ceño.

Poco a poco el comedor parece llenarse de vida, pero cada que Draco levanta la mirada
alguien lo estaría viendo antes de apartar el rostro.

Sospechoso.

Muy sospechoso.

—Bien, ya me cansé, ¿Qué sucede?— pregunta viendo a Anthony, que gimotea al verse
elegido y encogerse un poco a su lado.

Lo ve mal, antes de voltear a Padma que suspira desviando la mirada.

—Están asustados— expresa Terry con sinceridad y mascando un panecillo, provocando que
lo voltee a ver incrédulo —mira esto— se voltea para buscar en su mochila, un papel que
tarda en ponerle frente a él y que Draco toma incrédulo.

El diario el profeta.
Ojea rápidamente el artículo de Rita, que lamentablemente para Draco no está enfocado en el
jugador estrella de quidditch y en su lugar tiene una imagen de Draco siendo llevado a las
alturas por la cola del dragón; es de los peores momentos de su participación y es casi
humillante. Aunque la prensa claramente quiere ser amarillista y dejarlo de una forma no tan,
popular, no hay cosas que se puedan negar totalmente y ahora en el periódico que todo
Inglaterra mágica lee, pueden ver a Draco como el cuarto participante del torneo.

Es una presentación deplorable.

Un artículo estúpido.

—No me veo tan patético, ¿oh sí?— pregunta a Luna con pánico en su voz, porque realmente
pensó que se veía majestuoso en el dragón.

Maldita Rita, tomando su peor momento, al menos no es cuando se rompió el brazo.

—Creo que te viste muy genial— responde Luna y eso tranquiliza a Draco.

—Derrotaste a un dragón, no obtuviste el huevo como los otros campeones; Draco, sometiste
a un dragón— hay algo en la voz de Terry que lo hace asentir claramente confundido.

Recuerda lo que hizo.

Estuvo casi una semana en la enfermería gracias a eso y todo su cuerpo duele, tampoco es tan
idiota.

Terry lo ve fastidiado cuando no entiende su punto y empuja a Michael, este deja de comer
para ver a Terry, que con la mirada lo señala a él y Michael gruñe un asentimiento; ambos
parecen siempre entender lo que piensa el otro.

Son terriblemente dulces.

Pero Terry es asexual y Michael es hetero.

Ahí muere una buena ship.

—Draco, somos tus amigos y por eso hemos escuchado mil veces hablar sobre dragones y
también estuvimos estas últimas semanas estudiando sobre ellos— inicia Michael con voz
conciliadora, que le da mala espina —el dragón que te tocó, no solamente era una hembra
con huevos, era la raza de dragón más difícil de todas y lograste dominarlo; saliste herido,
pero lo sometiste, cuando nos has asegurado mil veces que solamente entre un gran grupo de
magos pueden controlar un dragón. No solo eso, cuando caíste inconsciente, tu magia siguió
capturando el dragón durante varios minutos.

Si eso fue lo que hizo, pero en lugar de aplaudirle por semejante hazaña, todos estaban
aterrados.

No entiende el por qué.


Cuando Harry Potter venció al dragón en el canon, todos habían admirado al chico, ya era
obvio que sería un mago poderoso al ser el niño que vivió; ganar el torneo simplemente fue
otra forma de admirarlo. Pero Draco no era Harry, no era el salvador del mundo mágico, lo
cual hizo que su tren de pensamientos comenzara asentarse sobre lo que realmente había
hecho.

Pestañeó.

Draco Malfoy, el hijo de Mortifagos que a pesar de haber tenido sus aventuras los años
pasados, no había destacado más que para ser un estudiante con altas notas; pero altas notas
no significa poder para controlar a un colacuerno como lo hizo.

Porque nadie sabe sobre Orion Blake.

No solo era un mortifago, podría ser la rencarnación de uno de los magos más oscuros de la
época antigua.

Comenzó a sentir un poco de sudor frío en su frente.

—Padma— llamó a su amiga, que suspiro mientras dejaba su taza de frutas.

—No es tan malo, hable con Pansy— por supuesto que era suficientemente malo sí fue a
hablar voluntariamente con Pansy —la mayoría de estudiantes están un poco intimidados por
tu participación y sólo unos cuantos han hecho algunas bromas de mal gusto sobre que eres el
próximo señor oscuro— añade casi en tono de broma, como sí pensara que es divertido.

Pero Draco no piensa que es divertido.

Oh no.

—Sabemos que es mentira, la mayoría de los Ravenclaw los detienen si escuchamos algo,
tampoco los otros campeones son felices al respecto y no tan sorprendente, tu querido
salvador Potter ha detenido a la mayoría sí los escucha— dice Anthony con mirada divertida,
Draco quiere escuchar al respecto, pero antes de preguntar a qué se refiere Viktor entra por el
comedor.

Draco se levanta de un golpe, antes de llegar donde Viktor y arrastrarlo fuera del comedor a
una velocidad que Poppy criticaría.

Lo sujeta por los hombros, Viktor pestañea sorprendido.

—Me alegra que estes mejor— musita este confundido, pero Draco comienza a zarandearlo.

—¿De verdad piensan que soy un mago oscuro?— pregunta con incredulidad, Fleur que los
había seguido rápidamente con Cedric, parecen ver todo confundidos, antes de intentar
apartarlos.

Tal vez, entro en pánico, pero bueno no importa.

Hubiera ido con Cedric si fuera necesario, pero este lo detiene con una mirada amable.
—No te preocupes Draco, son solo rumores tontos, realmente creo que fuiste bastante genial;
estamos trabajando en el huevo de oro, relájate— intenta tranquilizarlo y Fleur le habla en
frances para calmarlo.

Funciona.

Maldito torneo.

Se abraza a Viktor y este solamente voltea a verlo incrédulo, pero ocupa una manta cálida y
por la cantidad de pieles que llevan estos chicos son como osos gigantes personales; Fleur
rueda los ojos antes de comentar que el clima está agradable para caminar y sí algún profesor
piensa algo raro de ver a los cuatro campeones caminando, no menciona nada.

Un día normal en la vida de Draco Malfoy, donde se cuestiona sus decisiones y que tal vez, o
muy probablemente, hubiera hecho algunas cosas más complicadas de las que ya eran.

Continuara…

Chapter End Notes

Bueno, aunque lo crean o no, como vengo diciendo, había imaginado esta escena y es
probablemente la que origino toda la historia; Draco montando un dragón en el torneo
de los 3 magos, lo cual puede sonar extraño para una escena, pero oigan, es lo que nos
trajo hasta aquí el día de hoy. La historia no se creó a partir de esto, pero sin duda fue el
principal motivante y siempre imagine a Draco gritando mientras el dragón se elevaba
por los aires.

Así que para favoritos.

Algunas preguntas obtuvieron respuestas en este capítulo que se han estado teorizando
desde el libro uno, pero si estás aquí conmigo, probablemente a pesar de tener una
respuesta te sientas como Draco, algo confundido porque todavía falta mucho por
averiguar.

Esperemos que el próximo capitulo les guste, el baile se acerca y las teorías se levantan.

Gracias a todos los que me han dado fan arts estos días, este capitulo va dedicado a ellos
y por eso es que han visto actualizaciones tan seguidas <3
Capítulo 10: Preparativos para el baile.
Chapter Summary

Draco tiene que recuperarse, pero tambien debe pensar en un baile y muchos
adolecentes a su alrededor que hacen el ridiculo.

Que nadie toque a su Pany o explotara.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Los siguientes dos días son una tortura, sigue en recuperación, todos en el colegio piensan
que es un mago extremadamente poderoso y con posibilidad de un próximo señor oscuro; lo
que a todo adolescente le gusta escuchar para tener un buen día. Draco no siente más que
pena por alguna vez haber pensado mal de Harry, el pobre no merecía toda la atención que
ganaba y una parte de él está alegre de que este año sea tranquilo para él; aunque
aparentemente es a su costa por lo cual Draco no se siente en lo más mínimo feliz. Bueno, en
realidad sigue aún emocionado por la situación con el dragón, puede que fuera lo que hace
que todos sientan intimidados a su alrededor, pero para Draco ha sido la jodida mejor
experiencia en toda su vida.

Incluso sí es involuntario, algunos comentarios del artículo de Rita lo llaman: “Jinete de


dragón”.

Draco fue el primero en montar un dragón, controlarlo y dirigirlo.

Su ego se encuentra feliz al respecto, fue un pago demasiado grande, pero no todo en la vida
es perfecto.

Las clases de Runas se han cancelado esta tarde por un inconveniente con la profesora,
mientras sus amigos hacen planes para ir a la cámara de los secretos para investigar más
sobre el libro de Orion, aprovechando que Draco no quiere tomar la segunda prueba
demasiado pronto; esperando que los otros campeones averigüen algo por su cuenta.

Sería sospechoso saberlo todo siempre.

Se sorprende sinceramente cuando Harry aparece al otro lado del pasillo, Draco deja que
Steven se deslice de su mano al cuello de Anthony con un siseo adorable.

Está por preguntar qué pasa, cuando el chico solicita hablar con él y algo en su postura hace
que Draco se sienta incómodo, los últimos dos días parece que ha querido acercarse; pero no
lo hace. El recuperar y ponerse al día con las clases, sus propios amigos, los campeones y
asegurarle a Megumi que no debería esparcir la historia con su padre, han ocupado parte de
su tiempo.

No cree que sea la gran cosa.

Lo es.

Sus amigos lo ven curiosos, antes de irse y apenas quedan solos en el pasillo, porque cada
que se acerca a ellos y le da una vaga mirada a Draco, es recibido por una mala mirada de
Harry.

Es Harry.

Todo está bien.

—Ya no pasas tiempo conmigo— bueno tal vez no todo está tan bien, pestañea sintiéndose
perdido y Harry luce al borde de una crisis mental que Draco no puede saber cómo llego ahí;
de todas sus preocupaciones, aparte que Harry estuviera fuera del torneo no pensó mucho en
él —sé que el torneo es una locura, pero el año pasado pasamos tanto tiempo juntos, pero
ahora siempre estas ocupado y siempre que intento hablar contigo alguien aparece, te vas y el
ciclo se repite.

A principio de año pasaron esos eventos, cada que Harry intentaba hablar con él, alguien
aparecería y la conversación se cortaría; luego pasó tiempo con Anthony y Blaise para sacar a
Harry del torneo, luego pasó para buscar la manera de no morir con un dragón.

La idea de pasar tiempo con campeones estaba funcionando perfectamente, no era un


monstruo gigante, pero que los cuatro tuvieran las mismas responsabilidades pudo unirlos
con relativa facilidad.

Entonces si, de sus amigos era con quien menos tiempo pasaba.

—Luego vas a luchas con un dragón, casi mueres, no puedo quedarme tanto tiempo en la
enfermería y Hermione sigue insistiendo en la tarea; sé que está preocupada por mí, pero
estoy demasiado preocupado por ti y no es bueno para mi salud arterial… cállate eso fue lo
que dijo Pomfrey.

Está haciendo un berrinche, uno bastante interesante.

En las películas era un chico, claro, pero aparte de cuando murió Sirius, Harry solamente
parecía tener siempre la calma; siempre hizo lo que otros querían por él.

Fue refrescante verlo actuar como alguien de su edad, exceptuando lo de la salud arterial.

Draco no puede decir que no está sorprendido por el arrebato de Harry en medio de la nada,
luego de haber superado la primera prueba con vida (varios huesos rotos y traumas mentales),
había pensado que tendría un poco de paz antes de enfrentar el verdadero reto del torneo; la
prueba del lago. Pero cuando Harry aparece frente a él, luciendo de una forma tan similar a
primer año, Draco puede admitir que se encuentra con la guardia baja. Nuevamente un
Harrypocalipsis y esta vez no tiene a Anthony a su lado para comentar del tema, Harry fue
bastante ágil al atraparlo completamente a solas al despachar indirectamente a Anthony.

Técnicamente fue dejado a solas con él, punto a su favor.

Tragando saliva y sintiéndose como un animal salvaje frente a un carro a toda velocidad, no
tiene nada inteligente que decir.

—¡Oh!— si, no fue la mejor expresión del mundo, pero en su defensa estaba completamente
desprevenido.

Harry luce molesto, con los puños apretados y luciendo tan malditamente joven, que Draco se
siente perdido.

Se supone que este año sería mejor para él.

Harry no era un campeón, todas las cosas malas de la película no deberían afectarlo.

Todo lo que hace Draco hasta ahora es para que tuviera una puta vida normal, debería
agradecerlo, aunque claro para eso tendría que revelar tantas cosas que no quiere o puede
hacer.

Bien, otro enfoque entonces.

—Sé que es ridículo, sé que estoy siendo ridículo, me escucho ridículo— al menos ambos
están de acuerdo en algo aquí, Harry pasa una mano por su cabellera frustrado —pensé que
este año sería diferente, pero todo es una locura y yo solo… ¿somos amigos? … a veces no se
siente así— ahora parece inseguro, frustrado y cansado.

Draco pestañea confundido.

De todos sus amigos siempre hay algunos inconvenientes para pasar el tiempo, a diferencia
de Orion cuya vida se dividía principalmente en Selena y su mejor amiga, ahora tiene una
gran cantidad de personas a las cuales dar tiempo y… es raro.

Raro al pensar su anterior vida, lo diferente que es de esta.

Pero Harry no es como Draco, usualmente solo tiene dos amigos cercanos y aunque disfruta
del quidditch (que este año se le fue arrebatado), no tiene tantos amigos con los que pasar el
tiempo; es alguien muy dependiente de aquellos que ya tiene y ahora Draco también es su
amigo, así que, de alguna forma retorcida, parece tener sentido que Harry se sienta inseguro
de su amistad, desde ese punto de vista.

Porque la realidad es que Draco ha estado luchando duro por darle una vida real, piensa
realmente en este cuando no está ocupado con cosas y según Michael cada poco tiempo lo ve
fijamente; como sí ver a Harry tuviera algún significado oculto.

Espanta la imagen mental con una mirada casi condescendiente que hace que el rostro de
Harry se agrie.
Parece listo para irse.

Lo detiene por la muñeca, casi sonriendo al ver la cara tan lamentable que el chico le da; no
parece tener sentido para Draco. En la historia original siempre hubo esa historia de
animosidad y enemigos entre los originales, pero de alguna forma Draco hizo todo tan
retorcido, para que Harry Potter realmente quisiera ser su amigo y pasar tiempo a su lado.

Extraño.

Pero no malo.

De alguna forma Draco se siente complacido por esto.

—Lo siento, te juro que no es divertido— lo es de forma retorcida, pero no necesita decirle
eso a Harry que luce abochornado —pero, aunque creo que eres alguien demasiado
necesitado de atención— detiene a Harry con una mano cuando este va a quejarse —tienes
razón en que no hemos pasado mucho tiempo juntos, supongo que es hora de organizar el
“tiempo para Harry” de ahora en adelante— afirma con una sonrisa complacida.

Harry se detiene en seco, ladeando la cabeza, pero un loco plan comienza a formarse en la
mente de Draco.

La idea original de Draco es que al menos una vez por semana hagan algo juntos, se siente
estúpidamente como una cita, pero en general es solamente el tiempo de amigos de calidad;
Harry parece algo incrédulo, pero termina aceptando de forma casi divertida, como un
cachorrito que sigue a su amo. Acaba de salir de la enfermería, por lo cual la idea de ir a dar
una vuelta por el bosque fue rápidamente rechazada por un molesto y sobreprotector
Gryffindor, quien diga que ellos son divertidos e imprudentes no ha conocido a Harry modo
mamá gallina protectora Potter. Gruñendo termina aceptando de pasar el rato con él de forma
menos ostentosa, pero dado que la torre Ravenclaw atraería la atención de sus otros amigos y
la cámara de los secretos no es algo que Draco quiera que Harry conozca por ahora
(técnicamente ya estuvo ahí, pero no en su nuevo formato), decide que la torre Gryffindor es
un lugar bastante aceptable.

Caminar con Harry era interesante, todos aquellos que le habían estado dando miradas
dudosas, apartan el rostro cuando Harry los ve de forma fija.

Seria.

Un muro de piedra que hace silenciar a otros.

Draco aplaude esa habilidad que no sabía que tenía.

La mayoría de estudiantes están fuera de la torre Gryffindor por clases y si bien Neville
parece claramente confundido al verlo, Harry lo arrastra al dormitorio antes que pueda hacer
algo más que saludar a Neville.
Los dormitorios Gryffindor parecen un poco diferentes a los de Ravenclaw, todo parece un
desastre y sabe que, sí Draco intentara hacer algo así en su dormitorio, el fanático de la
limpieza que es Terry provocaría que tuviera que limpiar todo antes que algo termine en la
basura.

Algo llama su atención.

—Mira es mi dragón, me sorprende que aún lo tengas— dice de forma honesta mientras se
acerca a la que supone que será la cama de Harry, al lado de la cama está el dragón de juguete
que le había regalado hace tanto tiempo.

No era técnicamente un juguete, era como para coleccionar y parecía en perfecto estado.

Sonrió sin poder evitarlo.

Como cada que sonreía cuando alguno de sus amigos mostraba un regalo que Draco le
entregó, atesorándolo como sí fuera de mayor importancia; pasaba mucho cuando Luna
alababa descaradamente la bufanda que Draco le regaló o como Padma mostraba su gorro
favorito dado por Draco en los días nevados.

—Por supuesto que lo voy a tener, me encantó el regalo— declara Harry luciendo incrédulo
mientras se acerca a él.

Draco toma asiento en la cama de Harry, no importa que tanto Pomfrey lo hubiera tratado,
nadie puede salir inmune de la lucha de un dragón sin alguna que otra herida; especialmente
el cansancio mágico que causó la magia que utilizó contra el dragón.

Pero había ganado.

De forma casi sorpresiva y por pura suerte, Draco había logrado derrotar a un dragón y
montar sobre él.

Fue la sensación más maravillosa y aterradora del mundo.

Podría morir feliz solo por eso.

—Supongo que a veces olvido que la gente valora mis regalos, es extraño, pensar que
realmente eres importante para otros— que lo motivo a abrir la boca y admitir ese
pensamiento, es algo que Draco no tiene la menor idea.

Harry lo ve fijamente, antes de tomar asiento a su lado, no hace preguntas y Draco lo


agradece mientras sigue observando la figura.

—Este es mi objeto favorito en todo el mundo— las palabras de Harry provocan que Draco
voltee, notando como Harry tiene el collar que le dio en primer año entre sus manos.

Pestañea.

Harry lo mira con una leve sonrisa.


Abochornado por ninguna razón fácilmente explicable, lo empuja antes de acostarse sobre la
cama, está aún demasiado cansado.

Su magia regresando poco a poco.

—Eres un idiota.

—Lo digo de verdad, cuando era niño no recibí regalos… este fue sin duda especial.

—¿No recibiste regalos?— la pregunta escapa de sus labios antes que pueda evitarlo, maldice
cuando los ojos de Harry parecen oscurecerse un momento.

La pregunta fue tan natural para Draco y sin pensarlo, que por un momento había olvidado
todo lo que sabía sobre Harry Potter, o al menos lo que recordaba que las películas
mostraban; detrás de estas probablemente había demasiada historia que duda que incluso los
libros pudieran mostrar.

Esta no es una historia ficticia.

Es la vida real.

Su vida real y tanto para Harry también.

Draco recuerda su vida como Orion, como era vivir con un padre que lo odiaba y
prácticamente abandonó estando a su lado, recuerda el maltrato físico y psicológico que era
expuesto por alguien que no lo amaba; no importa que tanto pudiera hablar con los demás,
nunca hablaría de esto con nadie más que su mejor amigo fuera de Selena.

¿Cuál era el punto de esto?

Orion había estado solo en ese entonces.

No podría ni empezar a imaginar que pasó Harry, pero tristemente, podría darse una idea.

—Bueno los Dursley… no son la mejor familia que un mago podría tener— hay amargura y
casi autoburla en su voz, Draco lo ve fijamente esperando que diga algo más.

Pero no hay nada.

Tal vez no quiere hablar de eso.

Draco no quería hablar de nada de su padre como Orion y ahora de su padre Lucius, es
difícil.

—Puede que no lo creas, pero creo que lo entiendo; no tienes que hablar de eso ya sabes,
podemos hablar de cualquier otra cosa—proporciona esperando darle una rama de olivo, pero
Harry solamente se deja caer a su lado en la cama viendo el techo.

Está viejo, podría tener una mejor limpieza o un cambio.


De reojo Draco puede notar como el rostro de Harry ya no es el del niño que conoció, su
grasa de bebé desaparece poco a poco, aunque sus ojos siguen siendo un poco tristes e
inseguros como había conocido; le gustaría poder hacer que dejaran de verse así.

Las personas como Harry merecen ser felices.

—Yo sólo, dices que no sabes que tan importante eres, pero realmente eres una buena
persona; ese regalo significó algo, así que solo quería decir gracias.

Maldición.

Draco es débil cuando las personas son vulnerables y tan honestas, quiere tragar y alejarse,
odia cuando todo se vuelve demasiado sentimental; pero no puede hacerle esto a Harry que es
su amigo y por eso se encuentra atado en una situación incómoda.

Fue solo un estúpido collar.

No fue la gran cosa.

Pero para Harry lo era.

—Debió ser malo para que un collar fuera una gran mejoría.

—Prácticamente viví los primeros 11 años de mi vida en un armario debajo de las escaleras.

Draco abre los ojos incrédulos, volteando a ver a Harry quien habló en voz plana viendo el
techo, cualquier otra persona hubiera cuestionado la sinceridad de sus palabras ya que sonaba
como algo demasiado ridículo y aterrador; pero, por otro lado, Draco sabe que es verdad.

Intenta imaginarlo.

Vivir encerrado debajo de un armario en las escaleras, con cinco años y teniendo miedo de la
oscuridad, esperando que alguien venga por él o tal vez aceptándolo; Harry no dice eso, pero
puede verlo.

Un niño, preguntándose porque está ahí, o tal vez una parte de Harry pensó que eso era
normal porque fue lo que había recibido mientras crecía.

Draco los odia.

A los Dursley, los odia con todo su corazón.

—¿Recuerdas el plan de viajar con Sirius luego de Hogwarts?— Harry volteó a verlo, tal vez
sorprendido del cambio de tema, pero asiente —tal vez deberíamos hacer primero una parada
a tu antigua casa, podría hechizarlos, lo haré de forma que nadie se dé cuenta— la
incredulidad es palpable en los ojos del chico con anteojos, cuando nota probablemente la
sinceridad en su voz sonríe casi con diversión.

—No puedes hechizarlo.


—Soy bueno con hechizos, pude contra un dragón, tus estúpidos tíos que no merecen ser
llamados personas serán pan comido.

—Draco no.

—Draco tal vez.

No es su intención, porque realmente quiere hechizarlos, pero Harry suelta una risa que hace
que un poco de la furia de Draco disminuya; pero no se olvida, Draco no piensa olvidarlo. No
importa que Harry logre superarlos, no importa que llegue un momento en su vida donde
Harry vea el pasado y no duela tanto como ahora lo hace; Draco piensa recordarlo siempre y
no permitir que nada como esto pase para Harry.

—No lo merecías, cualquier maltrato… no merecías eso— musita en voz baja pensativo,
porque Orion no merecía ese trato tampoco como Harry.

Porque Draco no merecía tampoco cualquier golpe de su padre.

Harry lo ve fijamente con dudas en su mente, al igual que Draco, duda que pueda aceptar
cualquiera de sus palabras, pero este igualmente sonríe.

Tal vez algún día pueda creer realmente eso.

Tal vez la mayoría de niños de este mundo podrían beneficiarse de un psicólogo.

—Gracias, por no verme con lástima— bueno eso es lo último que siente Draco en este
momento, principalmente guiado por una furia ciega por ciertas personas que comparten
parte de la sangre con Harry en este momento.

Y porque Draco sabe que la lástima, es algo que Harry y él comparten, al menos la parte en
que no la quieren.

—Mi familia tiene una villa en Hawái, deberíamos ir cuando salgamos de Hogwarts, ya
sabes, sí mi padre no me deshereda antes— ahora intenta bromear, pero aun el ambiente es,
extraño.

Aún demasiado sensible, ambos demasiados expuestos.

Harry parece feliz con eso.

—Me gustaría ir a una playa, aunque también dicen que Italia tiene comida deliciosa—
bromea este y sí Draco pudiera aparecerse en cualquier lugar del mundo, habría ido en este
momento con Harry para comer algo a Italia.

No era la mejor experiencia culinaria, pero sí Harry quería comida italiana, Draco piensa que
es lo menos que merece.

—Supongo que deberíamos ir a ambos.

—Draco… te estás durmiendo.


—Solo estoy cerrando los ojos para descansar un momento.

—Anthony dice que eres un acaparador de sabanas.

—Anthony puede meterse la sábana por el culo.

—…

—Bien me mantendré despierto un momento más, aunque creo que es hora que conozcas un
cuento asombroso para dormir.

—¿Un cuento?

—Bueno todos mis amigos saben sobre mi obsesión sobre Sparky el Dragon y es hora que
seas cautivado por este hermoso universo, no necesito un libro, lo sé de memoria.

Mientras Draco lucha contra el sueño y cuenta una vez más la historia favorita de su infancia,
puede ver a Harry reírse cada que hace sonidos de los personajes y se pregunta sí alguna vez
alguien le contó un cuento infantil; no importa, Sparky el dragón es suficiente para
mantenerlo despierto, hasta que termina cansado y dormido al lado de Harry en la torre
Gryffindor.

Harry puede que no esté tan cansado como Draco, pero lo último que ve es al chico a su lado
con ojos cerrados y no hay nada de malo en una siesta entre ellos.

Cuando Draco despierta siente que apenas ha cerrado los ojos, pero se siente algo perdido y
cuando hay unos ojos claros viéndolo desde arriba con una cabellera roja, Draco hace un
recuento de sus amigos para saber que ha pasado; dura unos momentos saber que Ron
Weasley lo está viendo con ojos abiertos, mientras a su lado en la cama Harry está durmiendo
profundamente. Tanto Harry como Draco se encuentran sobre las sábanas y hace un poco de
frío, ambos separados por algunos centímetros y por eso cuando Draco se incorpora en la
cama se restriega un poco el ojo confundido.

Ron lo sigue viendo.

No solamente él.

Neville, Seamus y Dean no hacen una muy sutil observación.

Es de noche, nota rápidamente y piensa en cómo sus amigos podrían o no estar preocupados
por que hubiera desaparecido por tantas horas.

Pero tiene tanto sueño, vuelve a caer sobre la cama y entierra su rostro en la almohada,
solamente quiere dormir, estúpido cansancio mágico.

Hay un sonido a la derecha como si alguien golpeara algo.


—Maldita sea Ron, ¿qué pasa contigo?— es la voz de Harry alterada, antes que haga un
sonido similar a un animal moribundo y toda la cama se mueva.

Draco saca el rostro de la almohada para ver a Harry ahora en el suelo, sus amigos riéndose
de manera descarada y cualquier oportunidad de dormir pronto saltando por la ventana.

—No lo sé, tal vez que cuando desapareciste toda la tarde y llego a la habitación, tienes a un
niño en tu cama— hay clara burla en su voz, Harry le lanza ahora la almohada sin piedad a su
amigo.

—Ese niño quiere dormir— gruñe Draco esperando poder volver al país de los sueños, la
única ventaja es que, con menos magia, parece que no hay sueños extraños.

Tiene muchas preguntas para la mujer sirena, pero no puede evitar pensar que un poco de
descanso es algo que disfruta.

—Deja a Harry monopolizar a Draco, ha llorado por eso toda la semana— es la voz de
Seamus y ahora Harry se ve claramente lívido listo para asesinar a alguien.

Draco saca el dedo del medio, ignorando que ahora Harry está lanzándole la almohada a
Seamus con mucha mayor fuerza.

Ve a Neville que está sentado tranquilamente.

—¿Qué hora es?— cuestiona, a lo cual Neville dice amablemente que es alrededor de las 9 de
la noche, curiosamente sigue con sueño a pesar de sus buenas horas de dormir con Harry.

Es probable que, sí se fuera, se topara con algún profesor en guardia.

Dejando que Harry se queje audiblemente de sus compañeros, busca su mochila sacando el
diario que tiene, donde al abrirlo descubre rápidamente que sus amigos están preguntando por
su paradero. Algo adormilado indica que está en una pijamada improvisada en la torre
Gryffindor, es cuando Michael escribe algo sobre “Drarry” que cierra el cuaderno de forma
violenta.

Idiotas.

Harry sigue intentando asesinar a todos, Draco solo quiere dormir.

Dean le regresa la almohada a Harry dándole en su cabeza y aunque Draco es un auspiciador


de guerra de almohadas, realmente quiere dormir un poco más, no importa sí los chicos están
haciendo lo que quieran; tristemente por su poca magia no puede transformar su ropa, así que
con un silbido todos se silencian para verlo confundido.

Bosteza.

—Si, muy impresionante, pero técnicamente sigo convaleciente y sin poder usar magia, no
quiero ir a mi torre así que ocupo un pijama y que alguien acepte un compañero de cama… o
que transfigure una por mi— admite lo último sin darle importancia.
Todos queda en un silencio, por un muy largo tiempo, antes que Ron sonría de forma
malévola arrojándolo casi al baño compartido y antes que Draco pregunte que mierda está
pasando, la puerta se abre ante los gritos de Harry antes de recibir en su cara algunas prendas.

Ignorando que es bastante grosero cuando la puerta se vuelve a cerrar.

Gruñe algunas maldiciones antes de cambiarse de ropa y aprovechar para ir al baño, tiene un
poco de hambre, pero el sueño es mayor. Pestañea viendo la ropa que tiene, parece costosa,
pero le queda un poco, corta; supone que no es de Ron por el tamaño y la calidad (no quiere
sonar grosero al respecto), así que piensa que podría ser de Harry.

Sirius siempre alardeaba de las ropas que le compró a Harry en sus cartas, Harry es el tema
predilecto de Sirius todo el tiempo.

Se encoge de hombros, es bastante agradable al tacto y si algo ha hecho esta vida por Draco,
es hacerlo un poco mierda por la ropa de alta costura; es algo que todo niño nacido en cuna
de oro obtendría.

Al salir del baño con su uniforme en sus manos, todo parece terriblemente oscuro y Draco
frunce el ceño al recordar como hace unos minutos todo parecía tan vivo; camina casi
tentativamente dejando que la luz de la noche que es bastante limitada lo guie a la cama
donde estaba Harry. El chico estaba sentado luciendo mortificado con el pijama ya puesto,
que parece una vieja y no de la ropa que Sirius debió comprarle; este se encuentra sentado
sobre la cama luciendo mal con su rostro entre ambas manos.

Hay risas en el aire, pero cuando Draco voltea hay silencio absoluto.

Harry salta al verlo, la lampara está encendida en su mesa de noche al lado de su dragón de
juguete, así que al menos puede verlo vagamente; este queda congelado al verlo, antes que se
vuelva rojo como un tomate y aparte el rostro.

—Bueno, que no se diga que no somos amigos— habla Draco colocando su uniforme sobre
el baúl del chico, donde había estado su mochila, se arroja de nuevo sobre la cama de Harry
—ahora lárgate o déjame dormir Potter— puede que fuera grosero espantar a alguien de su
propia cama, pero es que es injustamente suave.

Puede que no tenga sábanas de seda como la suya, que sea algo incómoda en algunos
aspectos, pero el colchón es malditamente suave; debe ser porque es el elegido, además huele
tan bien.

—¿No te importa?— la pregunta viene con un susurro incómodo, Draco abre un ojo para
verlo incómodo a su lado.

Esta cama es de mayor tamaño que la suya en Ravenclaw (otra injusticia desde su punto de
vista), por lo cual entran los dos perfectamente; si bien antes habían dormido de forma donde
la cama estaba horizontal con los pies fuera de esta y con un mayor espacio entre ellos, Draco
no veía un verdadero problema de dormía ahora nuevamente juntos.
—No, si quieres puedes irte, pero esta cama es mía por esta noche— entierra su rostro en la
almohada y siente que pasa el tiempo.

Tiene sueño, pero no se duerme, sintiendo la propia indecisión de Harry como suya, antes que
mande algo a la mierda y luego se acueste a su lado; lo más lejos posible. El chico parece
tenso, con los brazos cruzados sobre él, compartiendo la misma sábana, pero sin tocarse en
ningún punto. Draco recuerda que cuando durmió con Anthony habían terminado una bola de
masa de extremidades, pero en este punto tal vez Harry es un poco territorial con su espacio
en la cama.

Es su cama, no un armario.

Draco se siente algo culpable ahora, pero sí se marcha y roba el espacio con Ron o mejor aún
con Neville que era su Gryffindor favorito, sería algo sospechoso.

Y le gusta esta cama.

—Es raro— susurra Harry y solamente escucha porque ambos están cerca, en la misma cama.

Si.

Es raro.

—Dormimos toda la tarde juntos Potter, no actúes como una virgen desflorada— este voltea a
verlo mal y Draco espera que vea su sonrisa, porque ya apagó la lámpara —somos amigos, he
dormido en la misma cama que otros amigos, así que piensa en una fiesta de pijamas donde
se duerme porque tengo sueño— añade con otro bostezo y parpados cansados.

Harry parece notarlo, ya que asiente luego de un suspiro.

—No tengo tanto sueño.

—Bien por ti, ahora cállate.

Hay una leve risa de parte de Harry, que hace que se obligue abrir un momento los ojos para
notar que parece un poco más relajado acomodándose mejor que antes, ya no parece tenso; lo
ve jugar un poco con el collar que le regaló y que parece que nunca quitarse en realidad.

Su otra mano queda inerte a su lado.

Draco no puede describir o explicar porque su propia mano se mueve, sujeta la mano de
Harry sorprendiéndose por sentirla callosa, aunque la suya ahora mismo también parece un
poco menos suave de lo que fue hace años; es su mano con la cicatriz; siente rápidamente la
mirada de Harry sobre él, pero no dice nada y Draco no levanta la vista.

Solamente cierra los ojos.

Había olvidado la calidez de dormir con otra persona, sujeta un poco la mano de Harry antes
de caer dormido.
Sin sueños.

Y es perfecto.

Cuando despierta por la estúpida alarma de Neville, Draco lo hace casi como una carnicería
ya que odia levantarse temprano y su almohada es la primera en impactar a Neville; Dean
aplaude la situación antes de volverse a dormir. Neville se disculpa porque tiene que hacer un
ensayo y no pensó que sería tan ruidosa, pero Draco solamente camina molesto al baño para
alistarse ante la mirada algo curiosa de todos; luego de que Ron se queje porque duró
demasiado en el baño, sale sacándole el dedo del medio y Ron le gruñe que toma mucho
tiempo.

Thorin el hurón duerme plácidamente en la cama de Ron ahora.

Verse bien es difícil.

Harry está medio listo y algo ojeroso como sí no hubiera durmido bien, cuando Draco toma
sus cosas, porque tiene que correr a su torre y aprovechando que la mayoría esta distraído le
pide prestada su capa; Harry se la pasa sin muchas preguntas y Draco podría amarlo por eso.

Corre a su propia torre esquivando cualquier alumno que este a esa hora y cuando llega a su
habitación, sus amigos están alistándose y Anthony suelta un grito de niño cuando aparece de
la nada; Michael pregunta sobre el “Drarry” a lo cual esquiva cambiando los libros que
necesita para el día de hoy. Terry se ve arrastrado por Michael que no deja de hostigarlo todo
el viaje al comedor, así que por esa razón cuando ve a Fleur sentada, se aleja de sus “amigos”
y toma asiento a su lado.

Viktor aparece poco después con Cedric, ambos hablando de quidditch, deteniéndose ante la
mirada de Fleur.

—Saben creo que podría tener una idea para la próxima prueba— comenta Cedric en voz
baja de forma resplandeciente y Draco aplaude emocionado.

Por la esquina de su ojo ve a Harry entrar con un bostezo (como sí no hubiera dormido bien,
piensa otra vez) con Hermione y Ron, este último parece hablar emocionado con Hermione
sobre algo, cuando los ojos de Harry chocan con los suyos parece totalmente tomado
desprevenido y se vuelve rojo en un milisegundo.

Su mano se levanta tímidamente, antes de arrastrar a Hermione y Ron a su mesa luciendo


abochornado.

—¿Entongces esto es Dgarry?— cuestiona Fleur con una ceja alzada a Cedric, que apenas
parece contener la risa.

Draco voltea a verle herido.


Sin comprender como es posible que ella sepa sobre eso y no Draco.

Al final del desayuno Viktor le pide a Draco hablar a solas, preguntando por una chica que
vio en la biblioteca y cuando este señala incómodo a Hermione, por un momento Draco había
olvidado que Viktor y Hermione podrían ir juntos al baile.

Oh.

Interesante.

Su rostro se vuelve casamentero antes de ver a Viktor con una sonrisa casi malévola, que para
puntos del chico, no lo hace retroceder.

Le agrada.

Que empiece la temporada del amor.

Draco aprecia como Hogwarts poco a poco se va infundado en una atmosfera nerviosa y
tensa, exceptuando por la mayoría de Slytherin que manejan la situación del baile de navidad
con una fría tranquilidad; la mayoría de estudiantes que pueden participar, parecen por otro
lado una bola de nervios constante. Draco ha presenciado al menos tres peticiones para ir al
baile y no puede más que sonreír con cierto grado de diversión, una de las pocas cosas buenas
que tiene una reencarnación, es que los nervios infantiles de esta época están extintos en su
mayoría; es difícil sentirse incómodo cuando tiene recuerdos de su vida pasada visitando
bares y teniendo sexo con desconocidos.

El pudor está fuera de juego ahora.

Tampoco es que Draco este fuertemente interesado en nadie, ahora que lo piensa, aparte de su
interés físico hacía Bill o Charlie no se ha sentido interesado en nadie; como Orion pasaba
igual, pero es curioso que algunas cosas se mantengan tanto en su vida actualmente.

Siempre quiso amigos y una familia, esta vida era demasiado complicada para pensar en una
posible pareja.

Sí quisiera sexo, bueno, cuando fuera mayor sabe cómo hacerlo.

No es que ahora importe, incluso cuando tiene necesidades y hormonas de adolescente,


siempre parece que tiene mucho en que trabajar como para distraerse con eso.

Como ahora mismo.

—Por el amor de Merlín Michael, levanta el puto rostro o te majaré— gruñe Draco en medio
de la clase de encantamientos, que según su perspectiva debería enforcarse más en hechizos
que podría necesitar para la segunda prueba que el baile.
Hay muchos sangre pura dentro de su grupo de Ravenclaw, bien versados en el baile y por lo
cual cuando Flitwick anuncio que estarían practicando para el baile; todas las chicas saltaron
emocionadas y los chicos por otro lado se vieron claramente miserables.

Menos Draco.

Era muy buen bailarín, había recibido clases de niño y se enorgullecía del talento que tiene.

De reojo puede ver como Padma parece sonreír complacida mientras está intentando
enseñarle a un Anthony totalmente rojo como un tomate. Por otro lado, puede notar a Terry
fruncir el ceño mientras baila con Lisa Turpin, no es que Lisa fuera muy molesta y en general
al compartir habitación con Padma solía ayudarle cuando necesitaba buscarla; pero Terry
odiaba mucho el contacto físico, especialmente de quienes no eran conocidos.

El pie de Michael vuelve a majarlo y Draco tiene que respirar hasta 10 antes de enseñarle
nuevamente el baile.

Esto iba a terminar mal.

Luego de una hora de tortura de pies, donde Draco le deja las orejas de conejo a Michael
como venganza, gruñe mientras caminan por los pasillos.

—Es tan mal bailarín, sé que quiere invitar a la chica Hufflepuff, pero sí no mejora en el baile
yo mismo le prohibiré asistir— gruñe caminando de forma enojada, con dolor de pies
mientras a su alrededor Padma suelta una risa musical.

Claramente encantada con su pareja de baile.

Lo cual Draco quisiera presionar, sí no fuera por la mirada de advertencia de Anthony como
sí leyera sus pensamientos.

Aburrido.

Terry camina un poco más relajado ahora al lado de ellos, tranquilo de no tener que bailar con
una chica nuevamente o con cualquiera; Draco se había ofrecido a bailar con él, ambos eran
sangre pura y saben sobre baile, pero el profesor Flitwick los emparejo de la mejor manera
para que todos aprendieran un poco. Michael quien se había ido apenas tuvo oportunidad para
hablar con Megan Jones esperando poder invitarle a salir, dejaba un poco de silencio entre
todos.

Se sorprende de que Michael tuviera esa valentía Gryffindor para ir por ahí invitando chicas,
además había tenido una novia en vacaciones (quien lo terminó antes de ingresar al curso
lectivo) y de alguna forma lo hizo el más experimentado entre todos en este aspecto.

Draco no deja de sorprenderse al respecto.

—Oye Terry me preguntaba sí quisieras invitar a Luna al baile, la única forma que puede
hacer para ir es asistiendo con alguien de cuarto o superior; no confio en que alguien lo haga
aparte de nuestro grupo— habla Draco casualmente sorprendiendo un poco a Terry.
—No me molesta, pensé que irías con ella o Padma— expresa Terry sin ocultar la sorpresa.

Anthony gira a verlo con mucho interés pensando lo mismo, en cambio Padma parece curiosa
al respecto.

—Ya tengo alguien en mente.

—¿Pansy Parkinson?

—No Padma, es otra persona, pero es un secreto.

Sus tres amigos giran a verlo ahora con mucho mayor interés, antes de que Terry acepte la
idea de ir como amigos con Luna y con eso Draco suspira satisfecho.

Un destello rojizo lo hace voltear el rostro, sonríe y se despepide de sus amigos antes de
apresurarse. Cuando llega al otro lado del pasillo puede ver a Colette caminar tranquilamente
con su compañera de séptimo año, quien parece notarlo ya que se detiene y lo ve casi
desafiante; el rostro de Colette al verlo es mucho más amable. De los muchos rostros
incómodos en estos días, Colette sigue actuando a su lado como de costumbre y saludándolo
amablemente en los pasillos.

Al acercarse para pedirle unos momentos, la amiga de este rueda los ojos pero los deja a
solas, Colette mantiene el rostro tranquilo cuando le pide caminar mientras empiezan sus
clases; tiene al menos unos 20 minutos y la chica acepta.

—En realidad había querido hablar contigo hace tiempo, tengo interés en una de las leyendas
de tu colegio— su comentario parece sorprenderla, pero cuando Draco señala sobre la
lágrima de la sirena.

Esta asiente comprensiva.

—No es una leyenda que se mantiene solo en nuestro colegio, pero tiene un significado
especial para nosotros, se habla que la lágrima de la sirena fue el motivo por el cual
Beauxbatons fue fundado— su ingles habla tranquilamente, ha estado practicando incluso
más y ha mejorado notablemente en este mes en Hogwarts.

Más de un mes actualmente.

—Pero, ¿qué es exactamente?— pregunta confundido, a lo cual la chica solamente arruga el


rostro un poco.

—Es difícil de explicar, creo que nuestra directora podría ser mucho más fácil de instruirte en
esto.

—Bueno no parezco que le agrado, aunque actualmente no le agrado a muchas personas.

—Admito que fue intimidante, pero el verte luchar contra un Dragón parece ser un hecho
interesante; Eugene parecía muy emocionado cuando se lo comente.
Draco no quiere alargar más ese tema, porque no quiere desviarse de su pregunta a lo cual
Colette suspira un poco dramáticamente.

—Podría preguntarle a la directora, pero creo que sería mejor que estuvieras presente, sí
hubiera una forma de que ambos pudiéramos estar presentes sin levantar sospechas sería
mejor— sus ojos brillan un poco maliciosos y astutos, Draco no tuvo duda de que sería una
gran Slytherin sí quisiera —por ejemplo, en el baile de navidad— añade con una sonrisa
depredadora, que hace que los ojos de Draco se abran.

Antes de soltar una ligera risa.

—Entonces, has adivinado que quería eso— muy inteligente, había pensado en muchos
posibles compañeros para la noche, pero Colette había dado en el blanco con muy pocas
preguntas.

No quería sonar interesado, pero tener una chica de séptimo año y según rumores bastante
ágil en la magia siempre era una buena carta de presentación. Que Colette fuera una Tudor,
una familia que si bien no exactamente de pura sangre, pero relacionado con la realeza
inglesa muggle y de irlanda; la había otorgado un rango bastante alto entre los estudiantes de
Beauxbatons.

Un rango que Draco vio con interés.

Había visto a la directora de Beauxbatons ser descaradamente preferencial con Fleur, pero
incluso a Colette le había tenido que prestar atención.

Pensó en llevar a Fleur al baile, pero al final Colette es quien tiene una deuda con él.

—Escuché de unos compañeros que habías investigado a inicio de año, tenía curiosidad por
como pagar nuestra deuda; ir al baile con el campeón más joven y primer jinete de
Dragón suena demasiado bueno para ser verdad— Draco se acicala un poco ante ese nombre,
no usado en burla.

Ya tenía suficientes burlas de Zacharias Smith que claramente no encontraba tan genial las
acciones de Draco.

Pero bueno.

No importa ahora.

—Maravilloso, entonces nos veremos el día del baile, ¿te apetece el azul para combinar?—
cuestiona Draco con una sonrisa algo coqueta tal vez, pero no parece que moleste a Colette.

Es una chica bastante linda, no es que le atraiga demasiado más que por su linaje y uso, lo
cual suena terriblemente mal.

No es que fuera un santo.

—Es una cita entonces— acepta esta con una sonrisa divertida, sin parecer importarle salir
con un chico probablemente 3 años menor por pagar una deuda.
Genial.

Se despide de Colette silbando, había sido bastante fácil en realidad, ahora que no tiene que
pensar tanto en los dragones (para su pesar) y tiene una posibilidad de morir en la segunda
prueba; el misterio de la lágrima de la sirena tiene que resolverse pronto.

Detiene sus pasos en el pasillo.

La segunda prueba tomará a la persona más importante para Draco en el lago.

¿Quién sería su persona más importante?

Viktor estaba claramente interesado en Hermione, no hizo nada para ocultarlo y cuando fue
este quien comentó que los campeones deberían ir a la biblioteca fue demasiado claro que fue
doloroso; Draco lo apoyó de forma amable, aunque Cedric y Fleur lo vieron incrédulos
cuando caminaron a la biblioteca. Al final del día Cedric pensaba que el huevo podría ser
contenido de alguna forma, pero no lo había probado ya que todos habían abierto el huevo
con un grito desgarrador; así que, aunque Draco quiso mencionar el agua, no lo haría al
menos hasta que pasara el baile. Igualmente le gustaba estar en la biblioteca, Fleur practicaba
francés con él y Viktor ruso, también habían enseñado algunas palabras a Cedric que parecía
emocionado por aprender.

Mientras Viktor miraba descaradamente a Hermione al otro lado, algunas chicas aparecían
solo para verlo a este o Cedric, sin contar los chicos en busca de Fleur… bueno… Draco se
sorprendió de ser el único que no llamaba la atención de buena manera.

Al menos la presencia de los otros 3 campeones había reducido el número de miradas de odio
en su dirección.

Draco disfruta del amor.

De otros.

Draco disfruta de ver a otros enamorados.

Es tan divertido ver a los pobres bastardos sufrir, es como un show de comedia y Draco era
fanático de estos ahora.

Se disculpa mentalmente por Ron un poco, pero, aunque le agrada, era un gilipollas si no
puede notar a una niña como Hermione a su alrededor y pedirle salir con él; o tal vez en esta
línea de la historia tan diferente al canon no tenga sentimientos por ella.

Es como una maldita novela.

—Creo que debería invitarla a salir, claramente está interesado— habla Draco en susurros a
Cedric y Fleur, quienes han dejado de estudiar para ver como Viktor ve a Hermione.
Fleur hace una expresión incómoda.

—Podgia haceglo mejog— comenta encogiéndose de hombros.

—Hermione es la mejor de su generación con Draco, algo joven tal vez, pero bastante
madura— intenta ayudar Cedric con su actitud pacifista.

Draco asiente en comprensión.

—¿Tienes pageja?— cuestiona Fleur a Cedric que asiente.

—Su nombre es Cho, es la buscadora de Ravenclaw— acepta con una sonrisa tímida.

Draco recuerda el día anterior cuando Cho había entrado como sí estuviera en una nube de
felicidad, lanza una disculpa mental a Harry por perder la oportunidad de salir con la chica
que claramente era su interés romántico este año; supone que ocupara salir con alguien más.
En el baile había estado con una de las hermanas Patil, aunque no tenía idea de quien,
esperaba que esta vez encontrara una mejor pareja de baile.

Porque sí alguien salía con su querida Padma sólo por no tener alguien más, lo asesinaría.

Espera Anthony se apresure en hacer las cosas bien.

O tendrá que ponerse serio.

—¿Tienes pareja Draco?— hay una forma en como Cedric pregunta, queriendo ser sutil, pero
con un brillo curioso que no engaña a nadie.

Interesante.

—Si— Draco es un hijo de perra que no piensa decir nada más, las miradas de Fleur y Cedric
son bastante serias ahora, esperando que diga algo más.

Viktor vuelve a la realidad para verlos curioso.

—¿Et?— ignora la pregunta de Fleur con una sonrisa divertida.

Entonces Colette no les ha dicho.

—Tal vez sí aceptaran por fin mi partido amistoso de buscadores, podría decirles mi cita—
bromea con un poco de rencor, porque aún quiere jugar contra Viktor, aunque pierda, pero
nunca lo escuchan.

Los tres gimen al mismo tiempo cansados.

Pero cuando se van a ir, Draco empuja sutilmente a Viktor hacía Hermione con el puño en
señal de apoyo, provocando que este se vea mareado antes de asentir y caminar hacía la
chica; si los otros tres campeones se regresan para ver la muy incómoda invitación detrás de
un librero y como una conmocionada Hermione asiente, bueno.
Nadie podría saberlo realmente.

Sí Ron se entera probablemente lo odie.

Querida madre.

Siempre es un placer poder hablar contigo, de hecho, a pesar de mi muy incómoda relación
actual con Padre, nunca quise alejarme de ti; no hay palabras para expresar lo que siento
por ti y siempre serás la mujer más importante en mi corazón.

Espero el día que podamos reunirnos, con suerte antes de la segunda prueba, ocupo un poco
de magia extra de tu parte para salir con vida.

Con amor.

Tu hijo Draco.

Querida prima Dora.

Dile a Cedric que se puede meter por su trasero su curiosidad, no voy a decirte con quien
voy a ir al baile, me sorprende la curiosidad de todos; Padma ha intentado hacerme un
interrogatorio tres veces, Pansy no pareció alegre cuando le admití que ya tenía pareja.

Tuve el cabello azul tres días gracias a su enojo.

Sirius.

No, no necesito tu ayuda para pedirle a alguien que sea mi cita, por si no lo sabes soy capaz
de conseguirme una pareja por mi cuenta; no se sí fue Dora o quien te dijo sobre el tema,
pero no te metas en el asunto.

Tampoco quiero una de tus túnicas de gala.

Dile a Lupin que te sujete más con una correa o yo mismo iré ahí para convertirte en un
perro permanente.

Sí tanto quieres hablar de amor y citas, entonces supongo que podrías empezar a explicarnos
tu actual relación con ese aire incómodo y sexual con tu viejo amigo de la infancia.

Te reto a contestar esta carta con la verdad.

Luna parece encantada con la oportunidad de ir al baile con ellos, especialmente porque es
con amigos y nuevamente puso a todos incómodos cuando lo admite al aire libre; sus
palabras son agradecidas como terriblemente dolorosas. Draco y Terry terminan haciendo
unas compras algo exageradas para que su grupo de amigos tengan túnicas elegantes para el
día, incluso fuera de su casa, Draco disfruta de gastar el dinero de su padre y probablemente
ni se dé cuenta de eso. Su madre le había dado una llave con dinero de una bóveda que esta
poseía en Gringotts solo para Draco, pero su padre de forma estúpida o tal vez sin
importancia aún mantiene el acceso de Draco a las bóvedas de la familia Malfoy.

Que vestirán a sus amigos muy elegantes ese día.

Así que Draco disfruta actuar como un adolescente y no es hasta que una tarde de viernes
Terry comenta que Anthony salió con Padma, que la cabeza de Draco casi da un giro de 180
grados, antes de salir corriendo de la torre para buscarlos.

Finalmente.

Anthony finalmente dará el paso.

Pregunta apresurado a los estudiantes sobre sí han visto a los chicos, pero nadie parece
notarlos hasta que Megumi inocentemente comenta sobre el lago y Draco sale casi corriendo
ignorando el frío a su alrededor; no es muy lejos del castillo y se oculta detrás de un árbol
cuando los descubre un poco alejados. Maldice el no poder escuchar bien por la distancia,
pero puede ver el momento donde Anthony totalmente rojo saca al fin el caballo de cristal
que habían comprado hace algunos meses atrás y se lo entrega a Padma; su mejor amiga se
sonroja notoriamente, pero sus ojos aún a la distancia parecen brillar emocionados.

—Draco— salta un poco en su lugar, antes de tomar a quien fuera y arrojarlo al suelo, las
hojas se mueven y por unos momentos sus dos amigos voltean confusos.

Hay unos segundos tensos en el ambiente, antes que Anthony le pregunte algo a Padma, para
que esta asienta con una sonrisa.

El rostro de Anthony rápidamente se ilumina con una sonrisa brillante, Draco se muerde el
puño para evitar saltar y cuando estos se marchan por otro camino lejano de donde Draco está
oculto voltea a ver al suelo; Harry no parece molesto de haber sido empujado contra el suelo,
ahora también viendo curioso desde su posición a sus dos amigos.

Cuando están suficientemente lejos, Draco lo deja libre y se pone de pie con un pequeño salto
que no contiene.

Merlín.

Tendrá que hablar con Anthony esta noche y sacarle cada detalle de lo que acaba de pasar.

Suena como una niña adolescente, pero no puede contener su emoción.

—Creo que fue una declaración, o una invitación al baile, no me importa; lo que importa es
que ambos estaban felices… creo fielmente que faltó un beso, pero ya podré manipularlo más
adelante— exclama con tranquilidad y una sonrisa maliciosa.

Draco va ser el Doctor corazón de sus amigos.


Harry lo ve algo divertido.

Toma un segundo recordar que probablemente hoy era el día del tiempo “compartido con
Harry”, sus amigos se habían burlado del tema cuando lo comentó hace dos semanas,
Anthony estalló de risas ante la idea de otro Harrypocalipsis, pero no es que importara.

Al final había estado pasando el rato con Harry, usualmente hablando de quidditch o de
Draco quejándose de alguna tontería del torneo, también hablando de dragones y le recordaba
un poco al año pasado; no había notado la falta que le hacía divagar con Harry hasta que este
lo señaló, se aseguraría de no cometer esos errores nuevamente.

Hoy habían planeado un juego de quidditch improvisado, Draco había olvidado la escoba por
correr y buscar a sus amigos, pero solo tendrían que ir un momento de regreso al castillo; era
la primera vez que jugaría contra buscador contra Harry y probaría sus habilidades.

Cuando Viktor accediera al partido improvisado le daría una buena lucha.

—Pareces feliz, la mayoría de chicos estaban incómodos por el baile y sobre la presión de
buscar una cita— comenta Harry casualmente con las manos dentro de sus bolsillos, hace
bastante frío.

Se estremece un poco, a lo cual Harry sonríe.

Hay un rápido movimiento, Harry se quita la bufanda que termina siendo puesta sobre sus
hombros y cuello, por un momento parece no ver nada, antes de bajar la bufanda y ver a
Harry sonriendo divertido; las mejillas del chico parecen rojas, Draco supone que las suyas
también lo están por el aire frío del lugar.

Ve la bufanda roja y amarillo, se siente bastante cálida y huele bastante bien.

El aroma de Harry es muy tranquilizador.

No quiere seguir sus pensamientos, prefiere concentrarse en la calidez que siente y el frío
desaparecido.

—Solo es un baile, la mayoría de Slytherin que conozco han obtenido una cita rápidamente,
los sangre pura estamos acostumbrados a estos eventos; espero este no sea aburrido— musita
Draco casi con un suspiro comenzando a caminar con Harry.

Las manos de Harry siguen en sus bolsillos y parece bastante nervioso, Draco sigue el
camino esperando que hable.

Que se quiebre por la presión.

Unos pocos momentos después antes de llegar cerca de las puertas lo hace.

—¿Ya tienes pareja para el baile?— la pregunta en Harry parece algo incómoda, su rostro lo
mira expectante y Draco se siente un poco incómodo por lo que va a decir.

Es mucho más difícil que otras veces que alguien pregunto.


—Si— dice viendo al suelo, todos le han preguntado su pareja y no le ha dicho a nadie, pero
cuando levanta la mirada y ve el rostro de Harry lucir en shock, pareciendo triste, no puede
evitar derramar la sopa —es una chica de Beauxbatons, la conocí en el mundial de quidditch
cuando ayudé a su hermano, mucho mayor que yo… no me ve de esa manera— su voz suena
apresurada y nerviosa, mientras que el rostro de Harry se frunce confundido —verás la
directora tiene información que quiero, así que pensé que sí podría convencer a esta chica de
ayudarme, podría acorralarla en el baile; pero no es nada romántico, es solo un baile,
probablemente abramos el baile para el colegio y luego nos vayamos con nuestros amigos…
Pansy me hizo prometerle un baile— finaliza viendo a otro lado sorprendido de su propia
situación.

¿Por qué dijo todo esto?

Todos parecían sorprendidos de que admitiera que tenía pareja, pero cuando todos
preguntaron, nunca sintió la necesidad de confesarlo todo; pero una parte de él no quería que
Harry malinterpretara nada.

Su ceño se frunció, no le gustaba esa línea de pensamientos.

—¿Eso tiene que ver con el mago que investigas con tus amigos?— pregunta Harry con
seriedad, a lo cual los hombros de Draco caen.

Ya no parece ser un secreto como en primer año, pero no quiere involucrar a Harry, este ya
tiene suficiente mala suerte como para poder añadirle más.

—Si, no es que no quiera decirte, pero realmente es de mala suerte; todos dicen eso y
comienzo a sospechar que es cierto— gruñe Draco con rencor a lo que posiblemente pudo ser
una vida pasada.

Harry tararea, moviendo el pie sobre la nieve.

—Estás obsesionado con eso.

—Si.

—Incluso con el torneo.

—Increíblemente, si.

Hay un aire casi derrotado en Harry cuando continua el camino cerca del castillo.

—¿Es linda?

—¿Quien?

—La chica con la que irás.

Draco medita en Colette un momento, pensando que tal vez tiene un problema con los
pelirrojos.
—Lo es, creo que Charlie el hermano de Ron es más atractivo— bromea de manera
descarada, provocando una mala mirada de Harry y que este mueva el pie para que Draco
caiga sobre la nieve acumulada.

Lo maldice en voz alta cuando se pone de pie, pero Harry solamente lo ve con una sonrisa
maliciosa, el resto de la tarde la pasan sobre una escoba y aunque Harry parece distraído,
cada que Draco le pregunta al respecto solamente parece un poco triste.

Cuando le pregunta a Harry por Cho, pensando que tal vez había sido rechazado, este luce
confundido.

—¿Por qué le pediría ir al baile a la buscadora de Ravenclaw?— hay tanta confusión en el


chico al respecto, que el propio Draco no entiende que cambios hay en este mundo.

Suspira.

No le gusta ver a Harry triste, así que intenta animarlo y al final de la tarde parece algo más
animado; igualmente no le regresa la bufanda de Gryffindor que es caliente y este no la pide
de regreso.

Continuará…

Chapter End Notes

Muchos esperaban que Draco fuera con Harry al baile, pero lamento decirles que eso no
iba a pasar, aunque está claro para todos incluyendo Draco que las cosas entre Harry y él
no es tan normal como quisiera, este año no tendremos a ambos como pareja en medio
de un baile. Me da penita cuando tenga que llegar al punto de vista de Harry, sobre como
espera que este ya tenga pareja, pero al mismo tiempo quiere que no tenga.

Mi bebé.

Que alguien le dé un abrazo.

Colette es un personaje que si no me equivoco tuvo una aparición rápida en el segundo


libro, pero ya había planeado tenerla a ella aquí para esto, así que espero le den una
bienvenida.

El próximo capitulo tendremos el baile.

¿Alguien emocionado por Padma y Anthony?


Capítulo 11: Beauxbatons.
Chapter Summary

La noche del baile de navidad no sale para nada como Draco espera.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Anthony y Padma habían estado en una nube de felicidad desde ese día, si bien Draco había
querido exclusivas como mejor amigo, ambos solo habían admitido que sólo irían al baile
como pareja y no que fueran realmente una pareja; Draco comenzaba a suponer que tendría
que encerrarlos en un armario a solas, pero disfrutaría el buen ambiente entre sus amigos. Al
menos el ambiente fue bastante amigable, hasta que llegó un día donde Padma entró furiosa a
la cámara de los secretos; Draco había estado jugando con Michael y Steven, pero los tres
quedaron paralizados al ver el nivel de enojo en los ojos de Padma.

Anthony detrás de ella parecía nervioso.

Iba hacer un chiste al respecto, cuando Padma se puso frente a él, dándole a entender que era
el motivo de su enojo.

Draco tuvo miedo.

—Mi hermana me acaba de decir que Harry Potter le pidió ir al baile de navidad con ella,
Harry Potter— Terry que estaba algo alejado con Luna leyendo, levantaron el rostro
sorprendidos para ver a Draco.

Quien de repente estaba en medio del caos luciendo incómodo.

Sus miradas eran muy recriminatorias.

Así que Harry iría con Parvati al baile, algo que se mantuvo de las películas, se preguntó
distraídamente a quien habría elegido Ron; pero el rostro enojado de Padma no lo dejó ir más
allá.

—Parvati es bastante linda— susurró preocupado de que iría a morir sí dice algo mal.

Padma claramente se ve casi furiosa y lívida.

—Claro que lo es, pero aquí no importa, ¿Por qué Harry Potter le pidió ir a mi hermana al
baile?, estaba tan sorprendida— si, estaba enojada y ahora parece incrédula.
—Tal vez no quiso llegar solo al baile.

—¿Con quién iras al baile?

—Padma.

—No digas la misma tontería, dime con quien irás al baile y razones, ahora.

Si.

Padma y Pansy deberían ser mejores amigas sin duda. Explica torpemente que irá con una
estudiante de Beauxbatons, lo que provoca que Terry salte incrédulo para preguntar sí es por
lo de “la lágrima de la sirena”; cuando Draco asiente tímidamente, todos sus amigos
gimotean de forma coordinada. Michael llora por su estúpido club llamado “Drarry” del cual
Draco no puede saber nada y Draco solamente mantiene silencio mientras Padma va al otro
lado de la cámara donde hay un cadáver de basilisco para explotar cosas.

Si.

Draco escucha las explosiones esperando no volver a molestarla nunca más.

Es tenebrosa.

Los siguientes días Padma lo ve resentida y Draco no tiene la valentía Gryffindor para
preguntarle que le ha pasado, en su lugar disfruta de sus amigos que, aunque claramente
resentidos por algo que nadie quiere explicarle, igualmente siguen en sus locuras; pasa
tiempo con los campeones, felicita a Harry por conseguir pareja a lo cual este se ve
miserable, Ron también obtuvo ayuda de Parvati y Padma por lo cual iría con Lisa Turnip
que parece casi decepcionada de dicha situación. Blaise y Pansy irían juntos, fue un arreglo
bastante fácil porque para ellos siempre fue así, escuchó que Theo iría con Daphne (lo cual le
recuerda que sigue enojado con este y no han hablado en meses haciéndolo sentir mal);
incluso Vincent y Greg tienen parejas, Greg se había acercado a Draco luciendo emocionado
por que derrotara al dragón.

Habían tenido años sin tocar su amistad, pero Draco se siente un poco entusiasmado porque
su viejo conocido le hablara de forma tan relajada y con una pizca de admiración.

Astoria Greengrass también había parecido emocionada al respecto.

Algunos Slytherin parecían interesados en él, Draco quiere pensar que es porque era fuerte y
no porque pudiera ser el próximo señor oscuro.

Neville y Ginny irían juntos.

Fleur iría sorprendentemente con su anterior capitán de equipo de Ravenclaw, Roger Davies.
Cedric tiene una cita con Cho y Viktor iría con Hermione.
Era interesante las locuras que hacen las personas, Draco no es que piense mucho en eso, ya
que el día del baile de navidad recibe una carta de su madre para pedirle encontrarla en su
próxima salida a Hosgmeade que atrae su atención durante varios minutos; el regalo de su
madre es un viejo anillo de la familia Black que coloca en uno de sus dedos viéndolo
confundido.

Le había enviado a su madre una pocion relajante que hizo en sus clases con Severus, que
sigue viéndolo con resentimiento, pero cada día parece aplacarse un poco más; espera que lo
haga, ocupa una hierva para respirar bajo el agua como Harry y esta vez piensa copiar
descaradamente al chico para estar bajo el lago.

Ocupa toda la ayuda para sobrevivir a los habitantes del agua.

—Has visto demasiado tiempo ese anillo— exclama Anthony que está comiendo algunos
dulces que le enviaron sus familiares.

Asiente distraído, antes de levantarse para abrir sus regalos de navidad.

Dora le había enviado algunas camisas muggles de bandas de música, Sirius había enviado
una caja de regalo mágica expandida con todos los libros que probablemente pudo sacar de su
biblioteca de la familia Black, Remus incluso le envió un libro aparte que era muggle, pero
tenía una extraña genealogía de familias muggles relacionadas con la magia que apreció
verdaderamente; el hombre parecía querer ganar de alguna forma su simpatía, pero lo dejaría
pasar por ahora. Otros regalos como Padma que eran novelas románticas, Anthony le había
dado en su lugar una caja de legos de Star Wars que probablemente no debieron comenzar
armar en media habitación para irritación de Padma cuando los fue a buscar por no ir al
desayuno.

Terry le regaló un libro de encantamientos y casi besa en la boca a Michael cuando le dio un
paquete lleno de Coca-Cola, Luna le dio unos extraños calcetines que tenían pequeños
animales que se movían, Blaise le envió una funda de varita que le ayudaría a no dejarla caer
(como pasó en la primera prueba) y Pansy le envió un perfume que parecía bastante costoso,
pero olía delicioso.

Theo envió un regalo, un libro de alquimia, lo tocó lentamente recordando el sueño de ambos
de su infancia y pensó que después de ese día hablaría con él.

Por último, el regalo de Harry una pequeña caja musical, Draco la saca para escuchar una
melodía que parece ser muggle; entonces tuvo que haberla comprado tal vez antes de ingresar
a Hogwarts. Desde que tiene memoria dentro de su mente ha tenido una nana metida, una que
parece haber conocido Megumi en su país de origen y una que se ha vuelto la norma en la
vida de Draco; esta nana es diferente, es muggle y es un poco confusa de escuchar.

Relajante.

Toca la caja un momento perdido en sus pensamientos, arrugando el ceño cuando siente la
calidez subirle por la garganta.

No le gusta ese sentimiento.


No le gusta sentirse así.

Harry es su amigo, incluso aunque fuera un amigo cercano, los sentimientos a su alrededor
cada vez parecen alejarse de la línea de amigos para ser algo de lo cual no está acostumbrado
y no quiere pensar; una parte de él le indica que se aleje de Harry antes que estos
sentimientos comiencen a rodearlo, pensó que con el torneo eso sería fácil.

Ahora con la caja de música en su mano, la vieja pulsera que este le dio hace años en su
muñeca, Draco se pregunta sí es lo que quiere.

No es que sea prohibido tener sentimientos por alguien.

Niega con la cabeza, no va abrir esa puerta, no tiene sentimientos por Harry más allá de la
amistad y no importa que se sienta cómodo a su alrededor, nada va cambiar; no importa que
este no parezca emocionado por Cho Chang, seguirá el rumbo de las cosas y se casara con
Ginny, para tener la familia que siempre quiso.

“Algunas cosas han cambiado”, aleja ese pensamiento traidor para ponerse de pie.

—Muchas gracias por el regalo— admira Terry mostrando su libro sobre animagos con
bastante agradecimiento, parece ser que la animosidad del año pasado ha comenzado a
disminuir radicalmente y Draco ha trabajado mucho más en Terry que sus otros amigos.

No importa.

Michael salta con su Walkman para arriba y abajo, al tiempo que Anthony comienza a
abrazar su peluche de chewbacca diciendo que va ser su nuevo favorito; cuando Luna entra
luciendo una sudadera multicolor abrazando a Draco sonríe emocionado.

Dejando de lado los entupidos pensamientos sobre Harry.

No iba a pensar en eso hoy.

Espera que Sirius disfrute de su libro sobre cocina (este se había quejado sobre la comida y
que Remus cocinaba todo), Dora recibió un gran paquete que ordenó de los gemelos sobre
bromas, sus tíos tendrían unas pociones que había estado trabajando bajo la poca atención de
Severus para la piel y su tío Ed probablemente vio con diversión la fotografía que envió de
sus amigos que esperaba también disfrutara Andrómeda.

Envió regalos a los campeones, aunque estos no parecían darle nada, Draco se encoge de
hombros.

Su idea era gastar la mayor cantidad de dinero de su padre.

Cualquiera podría señalar lo mezquino que era.

Cedric tendría un nuevo kit para limpiar su escoba, Fleur obtendría una joyería bastante
costosa y Viktor uno de los libros favoritos de Hermione que esperaba les diera algo de que
hablar esta noche; aunque conociendo a la juventud de hoy en día, probablemente no
hablarán mucho.
Sí incluyó o no un artículo del diario el profeta que parecía estar enloquecido por saber más
de este y el baile de navidad, nadie podría culparlo.

Esa mañana paso tanto como pudo en la cámara de los secretos buscando algo en el libro de
Orion que pudiera respirar bajo el agua, pero aparte de algunas lecturas poco interesantes
sobre la creación detallada de una varita que tenía lenguaje que no entendía, bueno Draco
pensó que su primera vida era un ridículo y pasó mejor leyendo sobre Salazar Slytherin que
tenía al menos lenguaje moderno.

Salazar parecía un extremista, pero al igual que Godric parecía interesado en proteger el
castillo lo mejor posible para cualquier invasión y prepararse para defenderse. La sala de
Slytherin era la que mejor protecciones tenia, incluyendo una forma para poder salir del
castillo si este fuera atacado por el lago y Draco se encontró interesado al respecto.

Solo que cuando comentaba sobre la forma de salir por el lago estaba eliminado del libro.

Maldijo a los muertos antes de irse a alistar para el baile.

A diferencia de las chicas no necesitaba mucho trabajo, era claramente hermoso y por eso
siguió armando más de la estrella de la muerte con Anthony antes de pensar en tomar su
túnica; su cabello estaba suelto como siempre, su piel era reluciente y luego de algunos
hechizos para ocultar sus ojeras era sin duda un chico de apariencia apuesta.

Se vio al espejo pensativo, como Orion su apariencia era claramente casi igual, pero ahora
con ropa de diseñador y una túnica hecha a mano; Draco se sintió un poco, ya saben, mal por
su anterior vida.

Todo lo que había querido lo tenía ahora.

Bueno.

Todo menos un padre decente, también tenía un problema con un torneo que intentaba
matarlo.

Detalles.

—Por favor no vayas a vomitar en mis zapatos esta noche— gruñe cuando ve a Anthony
tener un ataque de pánico y su cabello algo desordenado, dando vueltas sobre sí mismo en la
habitación.

Terry que no parecía importarle alistarse de último minuto leía de forma interesado su nuevo
libro, al tiempo que Michael cantaba una canción pegajosa en el baño alistándose para la cita
del día de hoy.

—Solo le pedí que fuera mi pareja para el baile, pensaba declararme hoy, pero tal vez es muy
apresurado… debería pedirle una cita, podríamos ir a Hosgmeade pronto— Anthony parecía
con pánico y Draco estaba muy lejos de poder calmarlo.

Así que siguió alistándolo.


Arreglando su cabello mientras este se movía, alistando sus ropas, colocándole la túnica
como í fuera un puto bebé. Terry se alistó cinco minutos antes de irse y Michael sonreía de
forma radiante cuando bajaron a la sala de estar donde otros chicos parecían listos, otros
esperando sus parejas.

Padma con una hermosa túnica azulada esperaba con una sonrisa, Terry sujeto a Anthony
cuando este casi se cae y Luna que estaba con… era una túnica hermosa, pero sus aretes de
zanahoria eran algo confusos, solamente sonreía a Terry diciéndole que sería una gran pareja,
aunque no le gustara bailar.

Eso hizo sonreír a Terry.

Draco y Michael se escusaron para ir por sus parejas, prometió verlos después de la cena y el
baile, luego se separó de Michael cuando se fue donde esperaría a su propia pareja. Caminó
por los pasillos hasta llegar a la entrada del castillo, donde Colette no tardó más de unos
pocos minutos para aparecer con una túnica que hizo juego con la suya; su cabello estaba
recogido en un prolijo peinado y tenía maquillaje ligero que la hizo ver bastante atractiva.

Aceptó su brazo para caminar hacia el comedor.

—Eugene parecía celoso que saliera con su héroe— comentó la chica con un guiño, que hizo
que Draco se apartara su cabello de forma estúpida.

—Soy bi o gay panic para todos, hay Draco suficiente para admirar.

La chica se ríe mientras caminan hacía la entrada del comedor, donde otros ya se encuentran.

Se abrieron las puertas principales de roble, y todo el mundo se volvió para ver entrar a los
alumnos de Durmstrang con el profesor Karkarov. Krum iba al frente del grupo, acompañado
por una muchacha preciosa vestida con túnica azul que Draco pudo notar era Hermione. Por
encima de las cabezas pudo ver que una parte de la explanada que había delante del castillo la
habían transformado en una especie de gruta llena de luces de colores. En realidad, eran
cientos de pequeñas hadas: algunas posadas en los rosales que habían sido conjurados allí, y
otras revoloteando sobre unas estatuas que parecían representar a Papá Noel con sus renos.

En ese momento los llamó la voz de la profesora McGonagall:

—¡Los campeones por aquí, por favor!

Draco asintió antes que caminara al lado de Colette.

Saludo rápidamente a Viktor que asintió con una leve sonrisa, Hermione saludó algo tensa
viendo a Colette, quien parecía imperdurable al tiempo que saludaban a Fleur; Cedric aparece
con una sonrisa radiante y el baile pronto empezaría.

Si.

Esto podría ser una locura.


Ve de reojo a Colette que sonríe de forma salvaje como hace y Draco aprieta un poco el
agarre, ambos asienten.

Sin dejar de hablar, la multitud se apartó para dejarlos pasar. La profesora McGonagall, que
llevaba una túnica de tela escocesa roja y se había puesto una corona de cardos bastante fea
alrededor del ala del sombrero, les pidió que esperaran a un lado de la puerta mientras
pasaban todos los demás: ellos entrarían en procesión en el Gran Comedor cuando el resto de
los alumnos estuviera sentado. Fleur Delacour y Roger Davies se pusieron al lado de las
puertas: Davies parecía tan aturdido por la buena suerte de ser la pareja de Fleur que apenas
podía quitarle los ojos de encima. Cedric y Cho estaban también juntos, aunque fue un poco
divertido pensar en su anterior capitán ser encantado por una Veela.

Hermione se había hecho algo en el pelo: ya no lo tenía enmarañado, sino liso y brillante, y lo
llevaba recogido por detrás en un elegante moño. La túnica era de una tela añil vaporosa, y su
porte no era el de siempre, o tal vez fuera simplemente la ausencia de la veintena de libros
que solía cargar a la espalda. Ella también sonreía de forma nerviosa.

—¡Hola, Draco!— saludó ella y Draco le sonrió de reojo esperando poder tranquilizarla.

Solo era un baile.

Aunque notó al entrar que varias chicas no parecían felices con Hermione, cuando se abrieron
las puertas del Gran Comedor, el club de fans de la biblioteca pasó por su lado con aire
ofendido, dirigiendo a Hermione miradas del más intenso odio.

Los adolescentes pueden ser aterradores.

Pansy a la distancia lo saludó, viendo mal a su compañera de baile, haciendo que Blaise a su
lado sonriera divertido.

Cuando todos se hubieron acomodado en el Gran Comedor, la profesora McGonagall les dijo
que entraran detrás de ella, una pareja tras otra. Lo hicieron así, y todos cuantos estaban en el
Gran Comedor los aplaudieron mientras cruzaban la entrada y se dirigían a una amplia mesa
redonda situada en un extremo del salón, donde se hallaban sentados los miembros del
tribunal.

Habían recubierto los muros del Gran Comedor de escarcha con destellos de plata, y cientos
de guirnaldas de muérdago y hiedra cruzaban el techo negro lleno de estrellas. En lugar de las
habituales mesas de las casas había un centenar de mesas más pequeñas, alumbradas con
farolillos, cada una con capacidad para unas doce personas.

Draco caminó con el mentón en alto, viendo de reojo a su grupo de amigos rápidamente antes
de regresar su mirada al frente; Luna especialmente parecía totalmente emocionada y eso lo
hizo pensar que no podría ser una mala noche.

Colette sabe manejarse en estos ambientes, una pareja perfecta.

Dumbledore sonrió de contento cuando los campeones se acercaron a la mesa principal. La


expresión de Karkarov, en cambio, recordaba más bien a la de Ron al ver acercarse a Krum y
Hermione. Ludo Bagman, que aquella noche llevaba una túnica de color púrpura brillante con
grandes estrellas amarillas, aplaudía con tanto entusiasmo como cualquiera de los alumnos. Y
Madame Maxime, que había cambiado su habitual uniforme de satén negro por un vestido de
seda suelto de color azul lavanda, aplaudía cortésmente. Pero faltaba el señor Crouch. El
quinto asiento de la mesa estaba ocupado por Percy Weasley, que llevaba una reluciente
túnica de gala de color azul marino, y lucía una expresión de gran suficiencia.

—Me han ascendido— dijo Percy antes de que a Draco le diera tiempo a preguntarle y con el
mismo tono que hubiera empleado para anunciar su elección como gobernador supremo del
Universo —Ahora soy el ayudante personal del señor Crouch, y he venido en representación
suya.

—¿Felicidades?— cuestionó Draco confundido.

Colette a su lado pareció al borde de sonreír, Madame Maxine estaba a su lado.

—El señor Crouch no se encuentra bien, nada bien. No se ha encontrado bien desde los
Mundiales. No me sorprende: es el exceso de trabajo. No es tan joven como antes. Aunque
sigue siendo brillante, desde luego: su mente sí que es la misma de siempre. Pero la Copa del
Mundo resultó un fiasco para el Ministerio, y además el señor Crouch sufrió un revés
personal muy duro a causa del comportamiento indebido de su elfina doméstica, Blinky o
como se llame. Como era natural, él la despidió inmediatamente después del incidente; pero,
bueno, aunque se las apaña, como yo digo, la verdad es que necesita que lo cuiden, y me
temo que desde que ella no está en la casa su vida es mucho menos cómoda. Y a continuación
tuvimos que preparar el Torneo, y luego vinieron las secuelas de los Mundiales, con esa
repelente Skeeter dando guerra. Pobre hombre, está pasando unas Navidades tranquilas, bien
merecidas. Estoy satisfecho de que supiera que contaba con alguien de confianza para ocupar
su lugar.

Percy parecía feliz de hablar, aunque no fueran amigos, Draco en cambio frunció el ceño
pensativo.

Un elfo llamado Blinky.

No recordaba un elfo así en la película.

Aún no había comida en los brillantes platos de oro; sólo unas pequeñas minutas delante de
cada uno de ellos. Draco cogió la suya sin dudando, y miró a su alrededor.

No había camareros. Observó que Dumbledore leía su menú con detenimiento y luego le
decía muy claramente a su plato:

—¡Chuletas de cerdo!

Y las chuletas de cerdo aparecieron sobre él. Captando la idea, los restantes comensales
también pidieron a sus respectivos platos lo que deseaban. Draco le echó una mirada a
Colette que parecía encantada al respecto, Hermione por otro lado tenía una arruga en su
frente que no preguntó por qué podría ser.
Algo sobre el P.E.D.D.O. supuso, aunque al instante estaba absorta en su charla con Viktor
Krum, y ni siquiera parecía ver lo que comía.

—Bueno, nosotrros tenemos también un castillo, no tan grrande como éste, ni tan
conforrtable, me parrece— le decía a Hermione —Sólo tiene cuatrro pisos, y las chimeneas
se prrenden únicamente por motivos mágicos. Pero los terrenos del colegio son aún más
amplios que los de aquí, aunque en invierrno apenas tenemos luz, así que no los disfrrutamos
mucho. Perro en verrano volamos a diarrio, sobrre los lagos y las montañas— usualmente
Viktor no fuerza tanto la “r”, parece que alguien está nervioso.

—¡Para, para, Viktor!— dijo Karkarov, con una risa en la que no participaban sus fríos ojos
—No sigas dando más pistas, ¡o tu encantadora amiga sabrá exactamente dónde se encuentra
el castillo!

Dumbledore sonrió, no sólo con la boca sino también con la mirada.

—Con todo ese secretismo, Igor, se podría pensar que no queréis visitas.

—Bueno, Dumbledore— dijo Karkarov, mostrando plenamente sus dientes amarillos —todos
protegemos nuestros dominios privados, ¿verdad? ¿No guardamos todos con celo los centros
de saber en qué se aprende lo que nos ha sido confiado? ¿No tenemos motivos para estar
orgullosos de ser los únicos conocedores de los secretos de nuestro colegio? ¿No tenemos
motivos para protegerlos?

—¡Ah, yo nunca pensaría que conozco todos los secretos de Hogwarts, Igor!— contestó
Dumbledore en tono amistoso —Esta misma mañana, por ejemplo, me equivoqué al ir a los
lavabos y me encontré en una sala de bellas proporciones que no había visto nunca y que
contenía una magnífica colección de orinales. Cuando volví para contemplarla más
detenidamente, la sala había desaparecido. Pero tengo que estar atento a ver si la vuelvo a
ver: tal vez sólo sea accesible a las cinco y media de la mañana, o aparezca cuando la luna
está en cuarto creciente o menguante, o cuando el que pasa por allí tiene la vejiga
excepcionalmente llena.

Le gustaba mucho esta conversación, hablando de colegios, de reojo notó la sonrisa apenas
disimulada de Colette al verlo.

Mientras tanto, Fleur Delacour criticaba la decoración de Hogwarts hablando con Roger
Davies.

—Esto no es nada— decía, echando una despectiva mirada a los centelleantes muros del
Gran Comedor —En Navidad, en el palacio de Beauxbatons tenemos escultugas de hielo en
todo el salón comedog. Pog supuesto, no se deguiten: son como enogmes estatuas de
diamante, bgillando pog todos lados. Y la comida es sencillamente sobegbia. Y tenemos
cogos de ninfas de madega que nos cantan seguenatas mientgas comemos. En los salones no
hay ni una de estas feas agmadugas, y si entgaga en Beauxbatons un poltergeist lo
expulsaguíamos de inmediato— añadió, dando un golpe en la mesa con la mano.

Roger Davies la miraba con expresión pasmada, y no acertaba a apuntar con el tenedor
cuando pretendía metérselo en la boca. Draco tenía la impresión de que Davies estaba
demasiado ocupado mirando a Fleur para enterarse de lo que ella decía.

Ella era hermosa claro, pero comer era importante también.

—Tienes toda la razón— dijo apresuradamente, pegando otro golpe en la mesa con la mano
—: de inmediato, sí señor—

Bien si no es ahora no sería nunca, el toque de Colette a su pierna con su propio pie le dio la
fuerza que necesitaba.

—De hecho, Madame Maxime— la directora parecía sorprendida de que fuera charlado en su
dirección, los demás comensales vieron curiosos —hablando con mi encantadora compañía
para el baile— y esto es chicos, cuando saben que los aduladores solo buscan cosas; pero
bueno, algunos no ven eso —me contó sobre el hermoso lugar que es Beauxbatons, de
haberlo sabido tendría que considerarlo mejor para haber elegido dicho colegio— si, estaba
insultando Hogwarts mientras alagaba Beauxbatons.

Dumbledore no pareció sorprendido y en cambio Madame parecía extasiada.

—Bueno Beauxbatons es otgo nivel, siempre tenemos programas de integcambio— dice con
dulzura y un poco de ojos codiciosos.

Draco pestañea, sin poder creer que alguien lo quiera realmente en otro colegio.

No sabe que decir.

Nunca pensó en eso.

Aunque hace algunos años, esta hubiera sido la forma perfecta de dejar Inglaterra y alejarse
lo más posible de Voldemort, ahora se siente un poco ahogado por la idea de irse lejos de sus
amigos; incluso sí fuera lo más sensato.

—Directora Maxime, Draco se encuentra claramente interesado sobre nuestra leyenda más
famosa, sobre la “lágrima de la sirena”— Colette salta en su ayuda, los ojos de Maxime
evalúan a Draco un poco y los ojos de Dumbledore viajan hasta a él con una expresión difícil
de descifrar.

—Integesante— es lo único que dice Maxime, Fleur también voltea a verlo curioso y aunque
Draco pensó en preguntarle a ella.

No quería poner a prueba su delicada amistad apenas iniciada.

—Soy un fanático de la historia, creo que en un libro leí al respecto y cuando Colette
mencionó sobre ello, bueno, me gustaría saber que tanto puedo conocer de esta— sonrisa
radiante y encantadora, Draco debe jugar con cuidado sus cartas y Madame asiente pensativa.

—La histogia es bastante integesante, habla sobre como una sigena hace muchos siglos se
enamogo de un humano, un amog prohibido que sepagaba sus mundos. Una Diosa escuchó
su lamento y la convigtio en humana para vivig con su amado— Draco la ve atentamente, su
cabeza duele un poco y el recuerdo de la sirena de su sueño le hace sentir un leve frío en su
cuerpo —El deseo fue concebido, pero al transfogmagse en humano cada gespigación la
envenenaba lentamente. Cada día enfegmo más. Al final al morig su última lágrima creó la
joya conocida como “Lágrima de Sirena” que potenciaba la magia— comenta casi pensativa
o perdida en recuerdos.

Una joya.

La joya que Lyra Black impidió que su familia siguiera buscando, pero estaba ahora aquí, la
directora sabía algo.

—Es una historia antigua, hace mucho no la escuchaba— habló Dumbledore también en sus
pensamientos, algo que parecía atormentarlo.

Madame Maxime asintió.

—Se dice que esta mujeg fue la progenitora de una de nuestros antepasados que fundó el
colegio, dentgo de la escuela tenemos una repgesentacion de la joya; en honog a nuestra
quegida señora Emeralda— afirma esta con una sonrisa.

El frío pasa ahora a todo su cuerpo, Colette parece querer llamar su atención, pero Draco
muere dentro de sus pensamientos.

Esmeralda.

No ha dicho su apellido.

Pero tal vez, es la misma Esmeralda Black, la fundadora de la casa Black, que era una sirena
y de alguna forma está relacionada con Orion Blake. Sí esta fue una sirena y sí la leyenda de
esta mujer es verdad, significa que fue como Sirena a convertirse en humano para estar con
Orion Blake de alguna forma que aparentemente fue su vida pasada. Lo que no calzaba es
que Orion declara que fue culpa de él que muriera, pero aquí Madame relata que por cada
respiración que daba se envenenaba hasta la muerte.

¿Cuál es la verdad?

—¿Qué pasó la joya?— preguntó luego de un silencio demasiado largo de la mesa, ya que
parecía que todos estaban curiosos al respecto.

Madame ladea un poco el rostro pensativa.

—Se dice que se pegdio en el velo de la muerte.

Draco pestañea una, dos, tres veces.

El velo de la muerte.

El velo de la muerte por donde la historia canónica (que Draco no piensa permitir que se
repita) Sirius pasa y muere.
Una parte dentro de él quiere gritar de enojo, la otra solamente asiente y regresa a su comida
conmocionado.

Tanto por un baile tranquilo.

Cuando se acabó la cena, Dumbledore se levantó y pidió a los alumnos que hicieran lo
mismo. Entonces, a un movimiento suyo de varita, las mesas se retiraron y alinearon junto a
los muros, dejando el suelo despejado, y luego hizo aparecer por encantamiento a lo largo del
muro derecho un tablado. Sobre el aparecieron una batería, varias guitarras, un laúd, un
violonchelo y algunas gaitas.

Las Brujas de Macbeth subieron al escenario entre aplausos entusiastas. Eran todas
melenudas, e iban vestidas muy modernas, con túnicas negras llenas de desgarrones y
aberturas (Dora se debe morir de los celos). Cogieron sus instrumentos, y Draco, que las
miraba con tanto interés adivinó que pasaría ahora, comprendió de repente que los farolillos
de todas las otras mesas se habían apagado y que los campeones y sus parejas estaban de pie.

—¡Vamos!— le susurró Colette que lo miraba todavía pensativa —¡es hora del show!

Draco asintió, anotando toda la información en su mente y decidido a que mañana


comenzaría a investigar.

De nuevo.

Maldita sea, no tiene ni un día tranquilo.

Al levantarse, Draco toma la mano de Colette. Las Brujas de Macbeth empezaron a tocar una
melodía lenta, triste que es perfecta para un baile lento. Draco fue hasta la parte más
iluminada del salón, viendo rápidamente a sus amigos, donde Luna rápidamente lo saludó
con una sonrisa y, al momento siguiente, Colette le sonrió provocando que Draco la tomara
entre sus manos para un baile.

Lo había hecho cientos de veces antes.

Un pie adelante que alguien experto como Colette seguiría, otro a la derecha, un leve giro y
estarían dando el mismo baile que cientos de veces Draco había hecho, aunque Colette daba
una ligera dificultad ya que incluso con su altura la chica tenía exactamente la misma; era tres
años mayor, pero usualmente Draco estaba acostumbrado a parejas de baile de menor
tamaño.

En un giro puede ver a Padma aplaudiendo silenciosamente como sí lo felicitara.

Si.

Era un gran bailarín.

Intentó apartar lo que había descubierto hace unos minutos, buscaría sobre criaturas acuáticas
más rigurosamente y Esmeralda en el libro de Orion mañana, por ahora, a disfrutar del baile.
—Supongo que no era lo que esperabas descubrir— comentó Colette acercando un poco su
rostro a su oreja, Draco mantuvo su sonrisa comercial antes de girar un poco.

—Nunca sé que esperar, pero sé algo nuevo y me toca investigar, Ravenclaw en las venas—
le sonríe cuando ella se aleja, todavía girando a su alrededor con maestría.

—Supongo que valió la pena pedirme ser tu pareja.

—Una compañía asombrosa sí es lo que buscas escuchar.

El primer baile era sólo para los campeones, pero luego de un buen rato dejándolos alardear,
otras parejas se comenzaron a unir al baile y eso hizo que Draco sonriera acercándose más a
la chica; esta mantuvo la compostura, sonriendo cuando al pasar se topaban algún conocido.

—Me pregunto sí esperabas venir con alguien más— el comentario inocente de Colette atrajo
un poco la atención de Draco, aunque en su mente quiso apartarlo de la mente, recordó el día
que Harry y él pasaron volando en escobas.

El chico sonreía, aunque parecía algo incómodo por el baile.

Rechazó el pensamiento rápidamente.

A Harry le gustan las chicas, siempre le han gustado las chicas y aunque sean amigos, eso no
significa nada, por eso es que Draco no quiere a Harry; definitivamente no.

—No particularmente, espero no haber arruinado tu noche— comenta Draco con una sonrisa
algo tensa, pero Colette sonríe misteriosamente.

—No particularmente— repite sus palabras y eso lo deja confundido, antes de reír mientras
siguen dando vueltas.

Más que una cita romántica, Colette lo acompañó para hablar con Maxime y por eso cuando
el baile termina, ella lo libera de cualquier deber con ella; Draco le asegura que podrían pasar
la noche juntos, pero ella solamente se mueve elegantemente a sus amigos de su propio
colegio, por lo cual Draco la ve un momento antes de casi correr donde sus amigos. Terry
está en la mesa charlando con Luna, mientras ve como Michael baila con su cita Megan; su
rostro se ilumina como farol de navidad cuando ve a lo largo a Anthony bailar con Padma.

—Draco— saluda Luna con abrazo y Draco la hace girar un poco sobre la música un poco
más movida.

Algunos bailaban como Neville y Ginny, otros eran un poco más entusiastas como Fred y
Angelina, pero Draco tomó un puñado de bocadillos observando a Anthony lucir algo
abochornado mientras Padma lucia encantadora.

Se limpió una lágrima imaginaria, Luna y Terry se rieron.

—Aquí estabas— demando Pansy cuando llegó al finalizar la canción y Draco solamente
sonrió encantadoramente antes de ofrecerle la mano a su amiga para llevarla al centro del
salón.
Blaise tomó asiento al lado de Terry y Luna tranquilamente, Draco como siempre que fue a
un baile se acopló de forma natural a Pansy; cada giro y movimiento fue practicado por años,
Pansy parece relucir mientras bailan juntos sonriendo de forma tan adorable, que Draco no
puede más que sonreírle de regreso.

Recordando a la niña de 6 años que giraba en la pista de baile con él en una tradición
navideña, ahora toda una jovencita de 14 años que sigue manteniendo la misma sonrisa.

Al terminar el baile se sorprende cuando Padma llega a él para pedirle un baile, Pansy y
Anthony se ven de reojo confundidos, pero aceptando el intercambio de parejas; aunque
ambos parecen muy incómodos, Pansy logra mantener a Anthony balanceándose sin ver tanto
los pies.

—¿La estas pasando bien?— pregunta Draco al oído de Padma, quien solo suelta una risa
antes de girar.

—Es como estar en una nube— acepta para continuar bailando, un poco menos
acostumbrados que con Pansy, pero Padma se abraza a él y Draco sonríe emocionado.

Tal vez, algún día, cuando Padma se case y todo esto pase, la guerra, las luchas, Draco pueda
sacarla a bailar de esta forma el día de su boda.

Dura poco el pensamiento, apenas pasa la canción Pansy exige cambiar de parejas, Padma le
sonríe antes de regresar a Anthony que parece encantado con Padma; por otro lado, cuando
vuelven a la mesa, esta vez Draco toma a un confundido Blaise con él que gruñe que no va a
hacer la parte de la mujer. No hay ninguna otra pareja de chicos bailando hasta ahora, pero
apenas y reciben una mirada de reojo, todos pareciendo acostumbrados a las locuras de Draco
a estas alturas.

Luego de una sola canción (maldito delicado de Blaise) lleva a Luna a la pista de baile, quien
no baila exactamente, pero gira alrededor de Draco y él la ve encantado.

Esta riendo en la mesa, cuando ve a Colette bailar con algunos chicos de Durmstrang, ambos
intercambian un pulgar en alto, antes de volver a sus amigos; Luna parece tener sed y Draco
se ofrece por bebidas mientras Pansy obliga a Blaise a seguir bailando.

Se detiene cuando pasa por la mesa del trío de oro, arruga el ceño cuando ve a lo lejos a
Parvati bailar con un chico de Beauxbatons; Harry parece tenso y se sorprende de no haberlo
notado antes, pero al ver a Ron y Hermione algo dentro de él supone que está saliendo mal.

—¿Viktor?— dijo Ron con furia contenida —¿Todavía no te ha pedido que lo llames Vicky?

Hermione lo miró sorprendida.

—¿Qué te pasa?— le preguntó.

—Si no lo sabes, no te lo voy a explicar— replicó Ron mordazmente. Una parte de Draco
pensó que tal vez en esta vida Ron y Hermione no estuvieran enamorados, pero al menos
ahora sabe que Ron sin duda está celoso.
—Ron, ¿qué...?

—¡Es de Durmstrang!— soltó Ron —¡Compite contra Hogwarts! Tú, tú estás... — Ron
estaba obviamente buscando palabras lo bastante fuertes para describir el crimen de
Hermione —¡confraternizando con el enemigo, eso es lo que estás haciendo!

Hermione se quedó boquiabierta. Draco se golpea la frente con su palma.

—¡No seas idiota!— contestó al cabo —El enemigo! No comprendo... ¿Quién era el que
estaba tan emocionado cuando lo vio llegar? ¿Quién era el que quería pedirle un autógrafo?
¿Quién tiene una miniatura suya en el dormitorio?

Ron prefirió no hacer caso de aquello.

—Supongo que te pidió ser su pareja cuando los dos estabais en la biblioteca.

—Sí, así fue— respondió Hermione, y sus mejillas, que estaban ligeramente subidas de color,
se pusieron de un rojo brillante —¿Y qué?

—¿Qué pasó? ¿Intentaste afiliarlo a la P.E.D.D.O.?

—¡No, nada de eso! ¡Sí de verdad quieres saberlo, me dijo que había ido a la biblioteca todos
los días para intentar hablar conmigo, pero que no había conseguido armarse del valor
suficiente!

Hermione dijo esto muy aprisa, y se ruborizó tanto que fue preocupante.

—Sí, bien, eso es lo que él dice— repuso Ron.

—¿Qué quieres decir con eso?

—¡Pues está bien claro! Él es alumno de Karkarov, ¿no? Sabe con quién vas...

Intenta aproximarse a Harry, obtener información de él, o acercarse lo bastante para gafarlo.

Hermione reaccionó como sí Ron le acabara de pegar una bofetada. Cuando al fin habló, le
temblaba la voz.

—Para tu información, no me ha preguntado nada sobre los participantes, absolutamente


nada.

Inmediatamente Ron cambió de argumento.

—¡Entonces es que espera que lo ayudes a desentrañar el enigma del huevo! Supongo que
durante esas encantadoras sesiones de biblioteca os habéis dedicado a pensar juntos…

—¡Yo nunca lo ayudaría a averiguar lo del huevo!— replicó Hermione, ofendida —Nunca.
¡Cómo puedes decir algo así...! Yo quiero que el Torneo lo gane Hogwarts como todos los
demás, lo sabe, ¿o no?
—Tienes una curiosa manera de demostrarlo— dijo Ron de forma despectiva.

—¡Se supone que la finalidad del Torneo es conocer magos extranjeros y hacer amistad con
ellos!— repuso Hermione con voz chillona.

—¡No, no lo es!— gritó Ron —¡La finalidad es ganar!

La gente empezaba a mirarlos.

Incluido Draco que se ha congelado al verlos, puede que hubiera distraído un poco la
discusión del año pasado sobre el gato y la rata, pero esto iba ser un poco más complicado.

—¡Caballeros!— salta rápidamente entre ellos sin un plan en realidad —¡Señorita!— añade a
Hermione que se ve claramente furiosa.

Ron parece sorprendido, Harry lo ve fijamente un momento pidiendo ayuda en su mirada y


asiente apenas débilmente. Lisa Turnip ve todo en la mesa como sí fuera un partido de
quidditch, sin importarle o no que su pareja no le presta atención; Lisa siempre fue rara.

—Draco— musita Hermione confundida, especialmente cuando toma su mano.

—La noche es joven, mi pareja ha decidido bailar con sus amigos y yo he decidido bailar
también con mis conocidos— expresa con una sonrisa tensa, antes de arrastrarla a la pista de
baile, dejando a Ron molesto y a Harry a su lado incrédulo.

Pasan a un Viktor sorprendido, pero Draco le guiña un ojo diciendo que pronto regresará a su
pareja antes de hacerla girar en medio de la pista de baile.

—Es un idiota— gruñe Hermione y lo pisa sin querer, lo ve en su mirada de arrepentimiento,


pero todavía viendo furiosa el lugar donde estuvo Ron.

—Está celoso— bien ahora se siente algo culpable de haber apoyado a Viktor, pero en
realidad, Ron había sido un poco idiota.

—Pudo haberme pedido que lo acompañara, hubiera dicho que si.

—Es un niño Hermione, los niños somos idiotas la mayor parte del tiempo.

—Pues que se quede celoso, no me importa, tengo una cita y me invitó porque sabe que soy
una niña.

—La mejor de nuestra generación.

La mirada de Hermione se suaviza, Draco sonríe mientras el baile continúa haciéndola reír un
poco con vueltas exageradas; Viktor toca su hombro a mitad del baile, Draco hace una
ridícula reverencia antes de marcharse con ambos de mejor humor y recordando que no había
llevado la bebida a Luna.

Al regresar puede ver que Ron y Harry se han unido a la mesa de Terry y Luna, así que
coloca la bebida en la mano de Luna haciendo que esta agradezca; luego sigue su trabajo de
limpiar el aura de Ron.

—Percy vino a nuestra mesa, Ron está de mal humor y huimos— musitó Harry en voz baja,
Ron sigue de brazos cruzados.

—Supongo que la próxima vez le invitará primero— regresa el susurro a Harry quien solo
suspira con las manos cubriendo su rostro.

—No puedo culparle, ellos siempre se quejan de mí, me he ganado esto.

Draco quiso preguntar al respecto, pero al voltear pudo notar que la mesa principal se hallaba
vacía: el profesor Dumbledore bailaba con la profesora Sprout; Ludo Bagman, con la
profesora McGonagall; Madame Maxime y Hagrid ocupaban un buen espacio mientras
balaceaban por entre los estudiantes, y al profesor Karkarov no se lo veía por ningún lado.
Cuando terminó la siguiente pieza todo el mundo volvió a aplaudir, y Harry vio que Ludo
Bagman besaba la mano de la profesora McGonagall y regresaba entre la multitud, hasta que
lo abordaron Fred y George.

Ludo Bagman se desprendió de Fred y George enseguida y, viendo a Harry, le hizo un gesto
con la mano y se acercó a la mesa.

Percy fue hablar con este, no parecía que fuera a salir nada bueno de ahí.

No se acercarían ahí.

—¿Qué hay de tu pareja?— preguntó Harry, haciendo una mueca cuando vio a Colette reír en
medio de un baile con el mismo chico de Durmstrang.

Sonrió de forma divertida.

—Bueno ya cumplimos el trato, parece ser que se encontró alguien más adecuado para
disfrutar la noche y yo quería pasarlo con mis amigos; lo que me recuerda que no han tenido
ningún baile— habla en voz alta tomando la muñeca de Ron, este lo ve confundido antes de
volverse pálido cuando lo arrastra al centro de la pista.

Este gimotea cuando lo hace dar vueltas por ahí, no se acerca mucho y lo ve como un perro
rabioso, algunos chicos que los conocen se ríen; especialmente Ginny cuando pasan cerca.

—Maldito hurón ¿por qué soy yo la chica?— gruñe Ron incrédulo, pero Draco se asegura de
alejarlo del lugar donde estaba Hermione con Viktor.

Cuando llegan donde esta Michael intercambia parejas haciendo reír a Michael, la pareja de
este parece confundida de verse con Ron que está muy rojo; pero Michael disfruta dando
algunas vueltas con Draco antes que vuelva a recuperar a Ron.

Repite lo mismo con Anthony y Padma, porque Anthony tiene que bailar con él y Padma no
lastimará tanto a Ron.

Cuando vuelven a la mesa, Ron en lugar de enojado parece humillado.


La adrenalina, el calor, la diversión, hacen que ignore los gritos de que algo va salir mal para
él cuando toma la muñeca de Harry. El chico parece un momento incrédulo, antes que Draco
ignore los sonidos de alarma en su cerebro y al igual que hizo anteriormente con Blaise o
Ron y los otros chicos, tome a Harry para dar círculos en medio de la pista de baile.

Pésimo bailarín, peor que Anthony, Draco se ríe divertido cuando Harry choca con una
persona a su derecha que solamente los ve mal antes de ignorarlos.

Todos en su propio mundo, su propia burbuja

—Izquierda, derecha, un dos tres, giro— dice cada paso antes de hacerlo, lo cual hace que
Harry pueda reaccionar un poco antes.

Igualmente lo pisotea, Draco lo ve mal, Harry se disculpa sonrojado de la vergüenza.

Draco mantiene la mano de ambos unida en alto, su mano sigue en la cintura de Harry y este
tiene una mano sobre su hombro; es el mismo baile que hizo con todos sus anteriores
compañeros (menos con Luna) y por algún motivo se siente diferente. Una parte de Draco se
arrepiente de estar haciendo esto, pero otra parte solamente sonríe al ver a Harry luchar por
intentar hacer el baile.

No parece resignado como Blaise.

No parece incómodo como Ron.

No parece divertido como Michael o Anthony.

Es solo.

Harry.

Concentrado en hacerlo bien, luciendo adorable y sonriendo cuando ha girado bien, la sonrisa
de Draco se tensa un poco. El baile termina mucho más rápido que con los demás, Harry se
separa avergonzado, pero al seguirlo a la mesa tiene una sonrisa brillante y Draco siente
como su vientre se encoge con fuerza; apenas llega toma a Luna de la mano y la obliga a salir
a la pista de baile.

—¿Draco?— pregunta Luna confusa, pero Draco solamente sigue bailando, esperando que sí
alguien lo ve sonrojado piense que es por el esfuerzo.

No por su corazón latiendo.

Oh no.

No.

No.

Esto no está pasando.


No.

Ve de reojo la mesa donde Harry ahora habla mucho más animado con Ron, casi
resplandeciente y cuando sus miradas chocan un momento, el chico sonríe incluso más
brillante y el pecho de Draco se aprieta dolorosamente.

Mierda.

Puede que se sienta atraído por Harry Potter.

El resto de la noche obliga a Luna a bailar con él, a lo cual esta se encoge de hombros. Draco
comienza a entrar en negación, porque hay muchas cosas que han pasado y sí se alegra o no
cuando Ron logra arrastrar a Harry fuera del baile, bueno, solamente se despide de ellos
intentando aparentar normalidad; Harry habla sobre que se verían luego y Draco finge
normalidad, porque es un heredero y sabe usar su mascara cuando fuera necesario, Harry se
ve feliz y Draco no va arruinar esto. El resto de la noche pasa en un extraño borrón, no ha
terminado de procesar sobre la lágrima de la sirena y ahora también tiene que procesar sobre
que aparentemente pueda haber comenzado a desarrollar sentimientos por Harry.

¿Cuándo paso esto?

No importa.

No debe tenerlos.

Hay muchos cambios que hizo de la historia original, pero uno que no quería cambiar era el
de Harry y Ginny, porque ambos eran pareja, Harry terminaría en la familia Weasley y
tendrían 3 hijos; tendrían la familia que Harry quería. Además, Draco no quería tener familia,
no quería hijos, ni siquiera quería novio; estos sentimientos llegaron sin pedirlos y no los
quería.

Harry era un amigo cercano, uno con quien se identificaba y congeniaba bien.

No iba arruinar eso.

Draco estaba luchando por ser amigo de Harry, bueno, Harry había luchado desde primer año
y no iba arruinarlo por unos estúpidos sentimientos aleatorios; definitivamente la
combinación de hormonas y sentirse cercano a un amigo. Harry ni siquiera era su tipo, como
podría haber notado Draco, tiene algo más por los pelirrojos; pero, aun así, bailar con Harry
había sido casi como una maldita nube al lado de charlar con el apuesto Charlie Weasley.

Estaba tan jodido.

El primer pensamiento sensato era, alejarse, huir de Harry poner una distancia saludable hasta
que cualquier sentimiento muriera de forma lenta y dolorosa.
Pero no pudo hacer eso.

Le gustaba ser amigo de Harry, pero estar cerca de Harry era sinónimos de problemas si estos
sentimientos evolucionaban.

Draco estaba cansado esa noche, iba a poner un pin mental sobre el tema, mañana el Draco
del futuro arreglaría que hacer sin alejarse de Harry y por ahora solamente tendría una muy
larga noche de sueño. Luna caminaba tranquilamente al lado de Terry, solamente ellos tres
regresarían, no quiere saber que esta haciendo Michael y solamente puede ser una buena
señal el no ver a Padma o Anthony.

Espera.

Se den un beso.

¿Qué se sentiría besar a Harry?

—¿Todo bien?— pregunta Terry confundido cuando ve a Draco detenerse para golpear su
frente contra la pared más cercana libre de cuadros.

—Si, solo replanteando mi existencia en este mundo— bromea con amargura, Terry y Luna
se ven confundidos, pero la pregunta mental de Terry la contesta Luna con una negación.

Draco no quiere pensar en que hace unas noches había dormido en la misma cama con Harry,
bueno, al menos lo hizo antes de saber que podría tener sentimientos casi románticos por el
chico; si no todo habría sido mucho más incómodo para ambos.

No.

Si hubiera sabido lo que sabe ahora, ni siquiera lo hubiera hecho.

Odiaba sentir esto, en su vida como Orion apenas y había sentido interés en otra persona,
pero ahora sentía algo por Harry lo cual era malo para su amistad.

No debería ser complicado, Draco solamente debe ahogar sus sentimientos, concentrarse en
Orion, seguir siendo amigo de Harry, intentar sobrevivir a la siguiente prueba; tiene muchas
cosas en que pensar, no va pensar en sentimientos ahora, como aparecieron o cuando, solo
intentar sobrevivir como siempre.

Por un segundo morir en la segunda prueba no sonaba tan mal.

Tal vez su próxima rencarnación tuviera una mejor vida por todo lo que ha aguantado en esta.

—Draco— una voz nueva hizo que pestañeara confundido, volteo a ver por el pasillo a Theo
Nott luciendo una túnica verde oscuro que combinaba bien con su piel —¿Puedo hablar
contigo?— preguntó casualmente, como si no llevaran casi 4 meses sin hablar desde ese
desastroso día en el tren.

Voltea a ver a Terry y Luna que parecen confundidos.


—Claro, chicos sigan sin mí, los alcanzo en la torre— tranquiliza a ambos, quienes asienten
antes de irse.

Aunque está inseguro.

Camina siguiendo a Theo unos cuantos pasos más, pensando sobre lo sucedido y como
claramente ambos no tienen pensamientos acordes; quiere disculparse por no hablar con él,
pero no quiere que ambos piensen que todo está bien, porque claramente tienen que hablar
sobre el asunto de sus padres.

Draco no siente que hoy sea una buena noche para hablar, tiene mucho en mente.

Pero Theo ha dado el primer paso, así que es bueno que Draco lo acepte, le dio un regalo de
navidad.

Esta amistad significa algo para Theo.

—Theo yo quiero decir que lo siento, yo…— cualquier idea queda en el aire, porque antes de
saberlo, unos labios están sobre los suyos.

Los ojos de Draco se ensanchan al sentir los labios de Theo sobre los suyos, labios suaves,
labios de un gran amigo y sus ojos demasiado cerca de los suyos brillando con
determinación; Draco queda totalmente congelado sobre su lugar, el beso no es más que un
simple aleteo que lo hace sentir terriblemente incómodo cuando este se aleja.

Está horrorizado.

No sabe que ve Theo, pero este solo sonríe con ironía.

—Tenía que hacerlo al menos una vez, estos sentimientos tienen que morir, hasta luego
Draco— expresa este antes de dar media vuelta y marcharse rápidamente.

Dejándolo solo.

Congelado.

Incrédulo.

Algo que definitivamente no necesitaba esta noche.

¿Qué mierda acaba de pasar?

Draco pasa mucho tiempo ahí congelado, volviendo como en automático a la torre
Ravenclaw donde se arroja sobre su cama con los ojos muy abiertos; su cerebro no puede
pensar que acaba de pasar, pero tampoco lo deja dormir en toda la noche.

.
Draco se enferma el siguiente día, aunque está acostumbrado a tener su mente siempre
trabajando, algo le indica que su cuerpo simplemente dijo “basta, yo esto no lo hago” y
comenzó arder en fiebre el 26 de diciembre; sus amigos se alarman por lo que pasa, pero
cuando llega donde Pomfrey solamente lo manda con una pocion para la cama y descanso
para los siguientes días de vacaciones. Los campeones lo visitan esa misma tarde reuniéndose
en la habitación, Cedric comenta que ha descifrado al fin el huevo y Viktor asiente cuando
comenta la teoría del huevo bajo el agua; Fleur parece alarmada ante la idea cuando Draco
sugiere con voz rasposa que puede que no sea un objeto y elijan personas importantes para
ellos.

A estas alturas Draco no quiere saber cuál de sus amigos podrían elegir.

La fiebre lo hace dormir la mayor parte del día, cuando despierta el día siguiente comiendo
un poco de caldo que le ha traído un elfo, Padma parece preocupada y sigue cuidándolo como
el resto de los demás; Steven es el único emocionado con la temperatura alta de su cuerpo.

No quiere pensar en nada.

No quiere pensar en Orion.

No quiere pensar en Esmeralda.

No quiere pensar en la joya llamada la lágrima de la sirena.

No quiere pensar en el velo de la muerte.

No quiere pensar en Theo Nott.

No quiere pensar en Harry Potter.

Pero el tercer día de estar enfermo y que la fiebre al fin bajara de su cuerpo, comenta a
Anthony sobre lo que descubrió el día del baile, no sobre Theo o Harry, si no solamente sobre
la lágrima de la sirena; al menos ahora ya puede señalar la teoría de que Esmeralda podría ser
una sirena sin entrar en detalles de sus sueños o una posible segunda reencarnación.

—Bueno sí la joya existiera y se perdió en el velo de la muerte, realmente no tenemos


oportunidad de encontrarla; el velo de la muerte significa como se llama, quien quiera que
pase por él muere— determina Terry con expresión seria.

Draco sigue en la cama con una sudadera que le ha robado a Anthony y la estúpida bufanda
Gryffindor de Harry, porque es caliente y aunque Draco quisiera quemarla como sus
sentimientos, lo hace sentir cómodo; sus amigos no mencionan nada al respecto y es
suficiente para Draco.

Sorbe un poco su nariz, aunque tuvo fiebre también tuvo secreción nasal, no parece
contagioso pero el cuerpo de Draco simplemente colapsó.

Maravilloso.
—Tenemos que investigar más sobre Esmeralda en el libro— señala Padma sentada
demasiado cerca de Anthony, Draco se muere por preguntar, pero no podrá ser hasta que
mejore.

—También tenemos que descubrir cómo ayudar a Draco sí tiene que ir al lago, como todos
saben, las criaturas marinas lo odian— musita Michael viendo a Draco preocupado.

Todos se estremecen al recordar como en cada clase de defensa que una criatura marina está
involucrada, Draco queda al borde del ataque; tampoco puede acercarse mucho al lago sin
que el calamar gigante intente atacarlo, lo cual hará que esta prueba sea más difícil que luchar
contra un dragón.

Irónicamente.

Sorbe su nariz con un pañuelo.

—Hay un libro de plantas, creo que una me puede ayudar a respirar bajo el agua, Neville
probablemente sepa sobre eso— habla Draco con voz aun ronca y algo aguada por los mocos.

Estornuda, todos hacen expresión de asco.

—Para alguien que bailó toda la noche, es irónico que enfermaras.

—Cállate Anthony o te arrojaré esta caja de pañuelos sucios.

—Estamos en vacaciones, creo que Draco puede descansar unos días más.

—Padma te amo.

Todos parecen dispuestos a dejarlo dormir un poco más, aunque Anthony habla sobre seguir
construyendo la esfera de la muerte en lego cuando Luna entra con una sonrisa iluminada; el
rostro de Draco se mantiene perfectamente en blando cuando el trío dorado entre detrás de
ella, pero solamente quiere gritar contra una almohada.

Había ocultado sus recientes sentimientos descubiertos de sus amigos, en una esperanza de
que estos murieran y nadie los descubriera.

Pésima idea.

Debió decir algo, pero por algún motivo simplemente no quiso, decirlos en voz alta
solamente lo haría más real y hasta donde Draco sabe la próxima semana puede que no esté
interesado en Harry; no quiere pensar tampoco en Theo, en sus sentimientos, en lo que dijo y
decide concentrarse en lo último que habló de dejarlos morir. Porque Draco no necesitaba
perder otro amigo por sentimientos estúpidos, no quiere pensar en las interacciones de Theo o
como este al igual que Draco cayó por un amigo.

Sería más fácil amar a Theo irónicamente, pero no, solamente lo ve como un amigo al igual
que Harry puede verlo a él.

Si.
Mejor no hacer nada.

—Te vez horrible— dice Ron, ganando un empujón de parte de Hermione, Harry mira
atentamente el cuello de Draco con la estúpida bufanda Gryffindor.

Otra mala idea.

Sorbe la nariz.

—Jodete Potter, esta bufanda es mía ahora y está llena de gérmenes que también me
pertenecen— tose un poco al final, a lo cual Anthony a su lado hace una expresión de asco.

—Si me enfermo me quejaré— susurra este y Draco lo empuja débilmente con el pie, porque
todo su cuerpo duele.

Eso pasa cuando tu cuerpo te da la espalda.

Maldito malagradecido.

—No me importa que te quedes con la bufanda— expresa Harry con una mano incómoda en
su cuello, todos voltean a verlo y se vuelve rojo de incomodidad —es solo una bufanda, no
importa, vinimos a ver como estabas; Luna estaba hablando con Ginny en el desayuno sobre
que estabas enfermo— ahora se ve preocupado.

Draco sonríe de manera tensa, Harry dice el nombre de Ginny y Draco debe recordar que
ambos están destinados a terminar juntos; Draco no puede arruinarle esto a Harry, así que
solamente ocupa tomar sus sentimientos en una pequeña diminuta caja en su interior,
aplastarlos sin piedad y concentrarse en otras cosas.

El amor y el romance no fue prioridad en su anterior vida, así que debe mantener esa
costumbre.

Amigos.

Son amigos.

Sólo serán amigos.

El día que Harry se case con Ginny, estaría en la maldita boda con una sonrisa de felicidad y
seria el mejor tío del mundo para sus hijos; con eso decidido, decide no pensar más al
respecto y matar esos sentimientos lentamente de ser necesario.

Listo.

Fácil.

Ya eligió y se centrara en ese plan.

—Solo una fiebre, nada importante— comenta antes de tomar un pañuelo para estornudar,
Anthony bromea sobre que suena como un gatito, Draco lanza sin piedad el pañuelo sucio en
la cabeza del chico.

Anthony chilla asqueado.

Hermione y Ron se ríen divertidos, Harry lo ve claramente preocupado y Draco solo sonríe,
si, sería fácil eliminar los sentimientos.

¿Verdad?

Cuando Harry toma asiento a su lado para charlar, cuando el pecho de Draco se aprieta por
algo que no es mucosidad y tiene que recordarse varias veces no ver fijamente a Harry; duda
que sea fácil.

Pero no imposible.

Espera.

Malditos sentimientos.

Continuará…

Chapter End Notes

Originalmente Draco iba a descubrir su interés por Harry en el libro 5, pero mientras
escribía este libro en realidad pensé, creo que Draco no puede ser tan denso; claro que
aún no nota las bromas de sus amigos o el claro interés de Harry en él, pero que no note
sus propios sentimientos, no puede seguir tanto tiempo en negación.

Lo admito pensé que el capítulo anterior era encantador, pero este ha terminado
ganándole solo por la escena donde ambos chicos bailan juntos y chille de emoción al
escribirlo, así que por ahora estos dos últimos capítulos son lo mejor de la serie hasta
ahora.

Falta mucho romance de ellos, claro que ni ha comenzado, pero el ver lo que puedo
hacer ahora me encanta. Cuando comencé el libro uno no quería mucho romance,
solamente eran niños y ocupaba cimentar cualquier posible relación a futuro.

Pero ahora que estamos aquí, llegamos a la parte más divertida de todas para mí, la
negación de Draco por sus sentimientos e intentar escapar de ellos.

No creo que funcione.


Sobre Theo, sabremos más de él más adelante, fue un poco una locura todo lo que paso
en un solo capitulo.
Capítulo 12: Las criaturas marinas odian a Draco, ¿cuéntame
algo nuevo?
Chapter Summary

Draco piensa que la segunda prueba va ser la peor de todas, no se equivoca en realidad.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Capítulo 12: Las criaturas marinas odian a Draco, ¿cuéntame algo nuevo?

Draco vio el artículo sobre Hagrid como semigigante apenas pudo salir de su habitación sin
sentirse desmayar en un pasillo, justo para inicio de clases; sus vacaciones las pasó
prácticamente en cama, pero ya estaba mejor de salud. Cuando bajó a desayunar y Merlín
picoteó su cabeza para darle el profeta, vio el articulo con su nariz haciendo una mueca como
todo su rostro, Rita realmente pudo ser una gran persona y unirse a él en su odio a
Dumbledore; pero prefería lastimar a otros. Había algunos comentarios sobre el baile, la
mujer no pudo hacer tanto escándalo sobre su persona, pero hubo un párrafo donde
comentaba a Draco bailando con brujas y magos por igual; si alguien pensaba que eso podría
ser una salida del armario, fallaba porque la mayoría de entrevistados parecía comentar que
Draco era un mago raro.

No lo hizo titular por sus advertencias, pero Draco masticó una manzana con interés.

Su madre envió una carta para verlo en Hosgmeade en la próxima salida que hizo suspirar a
Draco.

Quiere ver a su madre, pero tiene tanto en mente.

Voltea a ver a la mesa Slytherin, donde Theo come tranquilamente al lado de Blaise y Pansy,
estos últimos lo saludan, pero Draco ve solamente fijamente a Theo; Theo sonríe como si
nada hubiera pasado, lo saluda antes de volver al desayuno.

Draco quiere vomitar.

Esa normalidad no estaba antes del baile, pero ahora es como sí quisiera olvidar el baile y lo
que pasó, lo cual Draco hubiera apoyado totalmente, sí no lo hubiera besado.

Estúpido beso.

No quiere pensar en Theo, pero sí este de alguna manera tiene sentimientos por él, hace que
se sienta terriblemente culpable; otro motivo por el cual nunca se declararía a Harry, no se
imagina lo incómodo que este podría estar por sus sentimientos. Aunque a diferencia de
Harry, Draco es bisexual, Harry no necesita vivir con la sensación de que uno de sus amigos
lo vea como algo más que platónico.

Estaría incómodo.

Tan incómodo como lo es ahora Draco cuando sabe que no puede corresponder los
sentimientos de Theo.

Es lo último que Draco quisiera hacer, así que todo será platónico y con el tiempo, Draco lo
olvidaría.

Cuando fuera mayor de edad y pudiera follar con quien quisiera, sería más fácil poder
distraer sus hormonas, pero eso es tema de otro momento.

—¿Hiciste la tarea de pociones?— chilló Michael a su lado luciendo pálido, Draco lo vio
incrédulo porque por supuesto que lo haría.

Severus estaba enojado con él, parecía particularmente molesto desde el baile, Draco no era
tan idiota para no hacer la tarea; a diferencia de Michael.

Con un suspiro extendió su mano y Michael sacó todo para poder hacer la tarea a su lado.

Si.

Esto es lo que hablaba, Draco tiene más cosas importantes que pensar que sobre sentimientos,
sobre Theo o sobre Harry; es amigo de ellos dos y así se iba a quedar. No quiere pensar que
el ensayo de Michael es más importante que sentimientos, pero tomará cualquier cosa que
sirva como distracción por ahora.

—¿Por qué agregaste polvo lunar a esta poción?— pregunta con voz fría y cortante a
Michael, que comienza a llorar por piedad.

Si.

Iba a matar a Michael o este los mataría haciendo explotar una poción, no tenía idea.

Draco logra acorralar a Anthony por fin la mañana de Hosgmeade, toda la situación era rara y
Draco podía sentir la tensión en el ambiente, podía ver las miradas de Padma y Anthony así
que no soportó más; también era algo chismoso, pero cualquiera con sus amigos en esta
situación lo sería. El chico había parecido demasiado feliz cuando comentó que iría a ver a su
madre, Terry había decidido quedarse ese día en cama sin querer salir, Luna saldría con
Ginny, por otro lado Michael con su cita del baile que parecía ir bien (milagrosamente);
entonces ahora sólo serían Padma y Anthony, los cuales en lugar de parecer tristes por perder
la presencia de Draco sonrieron cómplices.

Eso si que no.


No tomó mucho tiempo, acorralando a Anthony en un pasillo con mirada de muerte y este
retorciéndose de la vergüenza.

Cualquiera podría malinterpretar la situación.

Draco no era un hombre muy paciente.

—Nos besamos en la noche del baile— admite con torpeza y las mejillas rojas, Draco lo ve
unos segundos, antes de morderse los labios para no sonreír demasiado.

Anthony lo empuja cuando apenas puede contener la risa con una de sus manos, no es su
culpa que tenga dos amigos tan adorables.

—Lo siento lo siento, es solo, pareces tan adorable al decir eso, mi pequeño Tony por fin
tuvo su primer beso con una niña— ante esas palabras esta vez sí recibió un golpe de
Anthony antes de comenzar a caminar molesto, aunque el rojo de sus mejillas era divertido.

—Usualmente no me importarían los detalles porque Padma es como una hermana, pero no
puedo evitar quererlos— casi salta a su lado, encantado de una distracción de sus propios
pensamientos.

Su amigo parece incrédulo.

—¿Qué quieres saber?

—¿Hubo lengua?

El grito casi animal e incrédulo de Anthony pudo haber sido entendido como un “no”, o tal
vez algo similar a un “no pienso decirte nada”; Draco frunció el ceño pensativo y su amigo
solamente le sacó el dedo medio antes de apresurar sus pasos donde Padma los esperaba en la
entrada del castillo. La chica vio entre ambos confundida cuando Anthony estaba rojo como
un tomate, luego le dio una mala mirada a él como si tuviera la culpa, Draco solo levantó
ambas manos en señal de no tener la culpa.

—Solo le pregunto si cuando te besó hubo lengua involucrada— Anthony lo ve con la peor
mirada del mundo, Padma se sonroja ligeramente, pero a diferencia de Anthony tiene una
sonrisa un poco más divertida mientras comienza a caminar con ellos detrás.

—Hubo un poco— acepta esta con una sonrisa aún en sus labios, Anthony se vuelve rojo
mientras entierra su rostro entre sus manos.

Debe estar pensando en la forma más rápida de morir.

Draco se escalofría por el viento aún algo helado, esta vez usando una bufanda que su madre
le había regalado con un enorme abrigo y sombrero a juego; silba impresionado antes de ver
con burla a Anthony.

—Por eso es que eres mi favorita Padma, si necesitas que sea bueno besando, puedo
enseñarle— le guiña un ojo a Anthony, que intenta hacerlo caer, pero falla porque Draco lo
anticipa alejándose a tiempo —no seas tímido Anthony, soy un gran besador.
—Gracias por ofrecerte Draco, pero sí alguien le va a enseñar a besar bien soy yo— declara
Padma quitándole importancia con una mano.

Anthony vuelve a gimotear patéticamente.

—Los odio a los dos— gruñe apresurando el paso haciendo que ambos rían divertidos.

El viaje a Hosgmeade es rápido, Draco le pregunta a Padma sobre Anthony como si este no
estuviera, pero sólo parece sentirse humillado cuando Padma relata de forma mucho más
detallada la noche dándole un guiño a Anthony que slo se encoge en su lugar. Hay un
momento donde tienen que dividirse claramente, Padma es quien toma la mano de Anthony,
cuyo rostro deja de estar nervioso para verse ahora claramente emocionado y Draco quiere no
ofenderse porque ambos prefieran pasar tiempo sin él.

Bueno.

La etapa de luna de miel siempre es adorable de ver.

Se despide de ambos y su claramente cita que nadie menciona pero todos lo dan por hecho,
para caminar rápidamente a las 3 escobas, es muy temprano para que otros estudiantes estén
por ahí; cuando entra inmediatamente Madam Rosmerta le hace indicaciones para que fuera a
una habitación privada que no sabía que tenía el lugar.

Si.

Algo parece mal en todo el lugar.

Draco se mueve inquieto antes de entrar, su madre lo está esperando en lo que parece una
habitación y al entrar, Draco no puede evitar notar un poco de magia a su alrededor; han
puesto de alguna forma protecciones para privacidad, que no había sentido anteriormente con
tanta fuerza. Mira a su madre en busca de preguntas, pero esta solamente se levanta con una
expresión algo abierta y lo abraza con fuerza; es cálido. Draco se deja llevar por el abrazo
regresándolo, sin saber cuánto necesitaba esto hasta que se le fue otorgado, no había abrazado
a su madre desde su ida antes de vacaciones, pero aún con el resto de sus parientes, no eran
su madre.

Al separarse esta le da una leve caricia en la mejilla, que Draco busca alargar como un gato.

—Has crecido un poco más todavía, sin duda vas a ser un hombre muy alto y apuesto— por
dicha no agrega algo como: “serás como tu padre” ya que no es lo que necesitaba escuchar
ahora —luego de que te vi en la prueba, estaba aterrada, pero mírate luciendo como todo un
mago— comenta esta antes de invitarlo a tomar asiento.

No es un lugar muy elegante, pero solamente la presencia de su madre aumenta la imagen del
lugar; los ojos de Draco se agrandan al ver un pie de manzana que rápidamente descubre es
creado por Andrómeda y rápidamente todo se vuelve mucho más emocionante. Su madre
comenta algo sobre visitar a su hermana hace algunos días, Draco quiere saber que hacen
aquí exactamente, pero prefiere alargar un poco la charla con Narcisa porque no sabe cuándo
volverá a verla.
Hay un comentario de su madre sobre un poco de dulce en sus manos, pero con un
movimiento de varita de ella están limpios.

No va a preguntar.

No la va apresurar.

En el momento que ve a su madre suspirar y dejar su rostro en blanco, Draco solamente se


tensa al saber que cualquier cosa que apremiara esta cita entre ambos, estaba por ser
descubierto ahora.

—Hay una profecía a tu nombre, la recibí un año antes que nacieras, fue otorgada por
Pandora Rosier; aunque es más probable que la recuerdes como Pandora Lovegood la madre
de tu amiga— Draco agradece ahora no haber estado masticando nada, porque siente que de
haber tenido el pie en su boca habría salido volando.

Su mandíbula cae ligeramente de sorpresa, antes de sentarse un poco más recto y mirar a su
madre sorprendido.

—Espera, ¿podemos ir un poco más lento?— solicita aún en incredulidad.

Narcisa asiente con ese rostro serio que es un poco aterrador.

—Como puedes saber tu padre y yo intentamos tener hijos por mucho tiempo antes que
nacieras, entre mis familiares era bastante cercana a Regulus Black, el hermano muerto de
Sirius— hay dolor en su mirada, Draco no puede evitar pensar las veces que paso el nombre
de Regulus sin darle importancia cuando leía el árbol genealógico —Regulus era bastante
cercano a Evan Rosier y su hermana en sus años escolares, Pandora era una mujer excéntrica
como su hija; nadie sabía que tenía el don de la profecía, pero lo hizo. El registro en el
ministerio indica que fue otorgada en Francia para mantenerla a salvo, Regulus había
pensado en que sería peligroso que otros se enteraran, a estas alturas incluso tu padre no sabe
exactamente el contenido de la misma.

Si, eso era demasiado rápido.

Draco levantó una mano para detener a su madre, si bien cualquier otro día probablemente
habría sido reprendido por su falta de modales, necesitaba un momento para procesar que
mierda estaba pasando; ni siquiera había terminado de procesar lo sucedido en el baile de
navidad, aparte de decidir que tendría solo una amistad con Harry y dejaría a Theo hacer lo
que quisiera siempre que se mantuvieran en la línea de amigos. La idea de pensar en
Esmeralda como si fuera una sirena, que tuviera que ver con Beauxbatons y que Orion Blake
podría ser su primera vida; aún era suficientemente complicado como para agregar una
profecía.

¿Por qué tiene una profecía?

Solo personajes principales como Harry deberían tener una profecía, él era solamente un
extra en la historia que conocía y ahora no tiene tiempo para eso.
No sabe que es este mundo, si bien sus cambios hacen que la historia sea diferente a lo que
recuerda, es demasiado similar a lo que recuerda en otra vida, como para que sea todo una
coincidencia; se pregunta vagamente sí en la historia original, si Draco no hubiera tenido sus
memorias de su vida pasada, igualmente estaría relacionado con todo esto.

No.

Eso suena horrible.

—¿Qué dice la profecía?— pregunta sin saber si está listo para la información, su madre por
otro lado está lista cuando pasa una hoja de papel con una calibraría exquisita.

Es de ella.

Draco frunce el ceño al leerlo.

"En los albores de la oscuridad, en el filo del destino pendiendo, Las piezas se ensamblan, el
legado completo vislumbrando. Hijo de antiguos linajes, elegido por el tiempo, En su camino
tortuoso, se enfrentará a pruebas sin clemencia.

En su corazón yace el dilema eterno, la sombra y la luz en pugna, El dragón dormido


despierta, su esencia antigua se difunde. En sus venas fluye la pasión, herencia de la estirpe
alada, Sabiduría ancestral, su guía en la jornada.

Sus decisiones forjarán el destino de muchos, Libertad o abismo, su nombre será el yunque.
En el viaje, pasado y presente se entrelazarán, Misterios ocultos, secretos milenarios
desvelarán.

En el punto culminante, cuando la oscuridad alcance su cumbre, El dragón y el león se


alzarán juntos en deslumbre. En tus decisiones, pasado y futuro se reconciliarán, Un nuevo
amanecer, el destino finalmente se revelará."

Es bastante larga para recordarla tan perfectamente, se pregunta momentáneamente cuantas


veces pudo escucharla su madre o como la memorizo, lleva años en su cabeza y es
importante. Quisiera decir que son estupideces, pero su rostro no puede evitar volverse serio
al leer cada línea; hay cosas interesantes en esta que no son tan figurativas y casi podrían
parecer momentos que ha vivido, quizás.

Su dedo tamborilea sobre la mesa y una mano cubre parte de su rostro curioso.

—Siempre quise pensar que no tendría sentido, que todo sería solamente un secreto
innecesario de rebelar— admite su madre con seriedad, a lo cual Draco levanta la mirada
confundido.

¿Por qué ahora?


—No entiendo, ¿qué te hizo cambiar de pensamiento?

El rostro de su madre ahora luce cansado.

A pesar de eso era tan hermosa que dolía, verla le hizo estar en casa, volver a ser un niño y
ahora era un niño bastante asustado.

—El torneo, si bien durante estos años decidí ignorar las advertencias, tu obsesión por un
mago oscuro que solamente queda el tabú, tus constantes pruebas cada año; pensé que
ignorarlo lo desaparecería, pero verte sobre ese dragón— ahora hay una sonrisa casi triste,
Draco sigue en shock, parece ser que ahora está siempre en ese modo —me hizo pensar que
aunque siempre serías mi querido niño, ya no eres totalmente un niño y ocultarte información
no te haría ningún bien; quiero que tomes tus decisiones y para eso te daré las armas para
afrontarlas.

Mira nuevamente la profecía, sus manos aprietan un poco el papel viendo a Narcisa
confundido, su mente viajando a muchos kilómetros por hora y sin poder asentarse a
descansar.

—¿Qué crees que significa?

—Que tu destino es más grande del que podemos imaginar.

Draco suspira viendo el papel con algo de molestia, sin llegar siquiera a pensar que tiene que
ver la madre de Luna en esto, o su primo, o el puto Evan Rosier.

Solamente todo se complica más y más.

Quiere irse a una isla en las Bahamas y ocultarse hasta que todo acabe, pero con la estúpida
profecía ahora en sus manos no cree que sea posible; tal vez nunca fue posible desde un
inicio.

Sus decisiones forjarán el destino de muchos, Libertad o abismo, su nombre será el yunque.

Mira el papel con enojo, sin presiones supone con sarcasmo.

Levanta el rostro y ve a su madre.

—Supongo que también te he ocultado algunas cosas— no es que tenga nada que perder,
aunque el rostro de su madre parece preocupado —soy bisexual, por cierto, Theo me besó en
el baile de navidad y luego dijo que lo olvidaría; no me gusta así, pero fue jodidamente
confuso.

Su madre lo ve en blanco un momento, luego pestañea tres veces, antes de tomar su té; por un
momento Draco piensa que fue mucho más fácil para ella decirle sobre una profecía que
parecía poner en perspectiva toda su vida en lugar de aceptar que su hijo es bisexual.

—No puedo decir que no lo sospechaba— inicia esta con tranquilidad y Draco solamente
bufa.
—Por favor.

—Tu gusto exquisito por la moda parece venir no solamente de mi sangre.

Draco la ve incrédulo, antes de reír, porque todo es tenso y simplemente parece que más
cosas ridículas se suman a su espalda; pero su madre también ríe, no parece odiarlo y
comenta sobre como todos estos años sospechó que Theo podría haber tenido sentimientos
por él.

Eso lo deja incrédulo.

¿Años?

Maldición, Draco debe ser la persona más ciega del mundo.

Con más preguntas que respuestas Draco despide a su madre, que parece haber venido de
incognito hasta aquí, no le revela a esta su interés por Harry, pero no lo hace porque piensa
hacer que el interés muera y no ve necesario compartirlo con nadie hasta que desaparezca; en
algunos años probablemente bromee con Harry algún día al respecto, un típico: “me gustaste
un tiempo, fue tonto” y se reirían por lo que Draco sabe. Cuando sale de charlar con su madre
la taberna de las tres escobas parece estar hasta el tope, Draco extraña a su madre y el haber
hablado con ella lo tranquilizó; esperaba poder verla pronto, pero esta comentó que era mejor
mantener la distancia y no quiso hablar que podría estar haciendo su padre. Al salir la imagen
de Anthony y Padma en una de las esquinas, lo hizo apretar los puños emocionado, giró a ver
en todas direcciones cualquier rostro familiar y cuando divisó al trío dorado se replanteó
seriamente buscar a alguien más.

No.

No iba alejarse de Harry, superaría estos sentimientos siguiendo su amistad, lo había decidido
y era suficientemente terco para mantener su idea.

Es fuerte, son sentimientos infantiles.

¿Quién no tuvo un interés romántico a esta edad y lo superó?

Bueno, en su anterior vida Orion tenía otras prioridades, pero incluso aún así se interesó en
algunas chicas y chicos, luego los superó por tener otras cosas que hacer.

Esto es lo mismo.

Toma asiento al lado de Harry, deteniendo la charla de los tres chicos, mientras se oculta
detrás de Ron para ver en un mejor ángulo como Padma dice algo, que hace que Anthony ría
y escupa algo de su bebida; aprieta los labios con fuerza y sujeta tan fuerte el brazo de Ron
que este se queja.
—Miren a mis bebés, estoy tan orgulloso de ellos— bromea Draco limpiando una lágrima
imaginaria.

Los tres voltearon a ver poco discretos, lo cual hace que Draco quisiera bajarle puntos a los
Gryffindor por no saber disimular, pero entonces Anthony acomoda el cabello de Padma y
Draco esta por entrar en modo fangirl moviendo sus pies emocionados.

—No pensé que fueras muy romántico— admite Hermione con clara burla, ganando una
mala mirada de Harry que esta ignora.

Draco la ve de mala forma.

—No soy fanático de tener pareja, pero Anthony y Padma son el uno para el otro, estaba a
unos minutos de encerrarlos en un armario; pero no es necesario, ahora están juntos, seré
quien del discurso en su boda y sus hijos me llamaran tío Draco… los llevaré a hacerse su
primer tatuaje— se encoge de hombros, mientras los tres chicos lo ven incrédulo.

Ron parpadea.

—Espera, ¿no quieres tener pareja?— habla casi incrédulo y con temor, Draco mantiene el
rostro perfectamente serio.

No ve a Harry.

No piensa en cualquier sentimiento que pueda nacer, porque piensa aplastarlos hasta que se
mueran, a veces queriendo ser como Terry y no sentir absolutamente nada por nadie.

Pone en práctica su nuevo mantra: “No me gusta Harry, no quiero ser su pareja, sólo somos
amigos”.

—No— aunque siempre fue verdad, ahora suena un poco como mentira a sus oídos —no
necesito pareja, ni siquiera sé sí sobreviviré a la segunda ronda, por cierto, si muero quiero
que Harry se quede con Merlín, le agrada a Hedwig— roba descaradamente de la bebida de
Ron, quien se queja sobre que pida la suya.

Por fin ve a Harry, que parece muy pensativo al respecto, antes de sonreír con torpeza cuando
se da cuenta que lo está viendo.

—No vas a morir, pero agradezco por Merlín, es una gran lechuza.

—Dices eso porque no sabes cuanto me odian las criaturas marinas y tengo una leve teoría
que la segunda prueba es dentro de un lago.

Hermione salta ante eso curiosa.

—¿Cómo vas a hacerlo entonces?— cuestiona la chica y Draco solamente gimotea sobre
tener una idea para respirar bajo el agua, antes de voltear nuevamente como halcón para ver
como sus dos amigos parecen en su propio mundo.

Salta un poco sobre su asiento viéndolos con intensidad.


—Lo voy a molestar tanto esta noche, tengo que hablar con Terry y Michael— asegura
provocando que Hermione ruede los ojos.

Ron sigue viendo intensamente a Harry, que parece muy concentrado en la cerveza de
mantequilla en sus manos, aunque luciendo algo desanimado.

Parece que su amigo pelirrojo se decide.

—Pero no tiene sentido, claramente te gusta lo que puedes notar de Anthony y Padma,
seguramente sí alguien estuviera muy enamorado de ti te gustaría— insiste Ron, ganando una
mirada incómoda de Hermione y una seria de Draco.

Lo primero que piensa es en Theo y quiere decirle a Ron que no, no le gustaría ese
sentimiento y que por más que quiera a su amigo, no quiere salir con él de esa forma.

Lo ve seriamente, Ron levanta la barbilla retándolo a decir algo.

—Ron— empieza Harry con advertencia, pero con una mano lo detiene y sonríe malicioso.

—Ronald Weasley, soy una persona amigable, pero no presiones mis botones o podrías
arrepentirte— dice todo en una forma juguetona, pero con clara advertencia, Ron levanta una
ceja como si lo retara y Draco sonríe dulcemente para ver a Hermione —Hermione tesoro, no
te pregunté sobre tu noche con Viktor, debió ser espectacular.

—Bien no digo nada— gruñe Ron de brazos cruzados sin darle la oportunidad a Hermione de
responder, quien voltea a ver a Draco cansada.

Se encoge de hombros, no fue su culpa.

A su lado Harry oculta una débil sonrisa detrás de su bebida, Draco hace un esfuerzo
sobrehumano para no ver demasiado tiempo su sonrisa; al otro lado del bar puede ver a
Ginny con Luna charlando, cuando sus ojos chocan con los de Luna señala descaradamente
en dirección de Anthony, a lo cual esta asiente. Luna mueve a Ginny y Draco puede ver
cuando la menor de los Weasley ve a la pareja, porque salta en su lugar levantando un pulgar
en su dirección que imita.

El trío dorado ve todo con incredulidad.

—Los Ravenclaw son raros— expresa Hermione con seriedad, a lo cual Draco sonríe.

—Ron no deja de molestar y Hermione ofende mi casa, a este paso Harry terminará siendo
mi Gryffindor favorito— esta vez Harry sonríe y Draco se disculpa para irse con Luna,
porque no puede estar mucho tiempo cerca.

Si pasa o no al lado de Anthony y Padma para saludarlos, nadie puede culparlo, Padma suelta
risas mientras que Anthony lo desecha rápidamente.

Vaya amigo.

.
.

Draco visita a Hagrid luego de varios días, parece ser que ya se siente de buen humor y
supone que fue causa del trío dorado. Sinceramente a una semana de la cita de Padma y
Anthony comienza a sentirse, desplazado; no en el mal sentido, es sólo que no quiere estar
muy cerca de sus dos mejores amigos cuando claramente se están haciendo ojitos. Toda la
situación sólo le recuerda sus propias decisiones y eso no significa que quiera estar
haciéndose ojitos con Harry. Pasa ahora su mayor tiempo libre con Luna, en clases se sienta
con Terry y Michael; si bien Padma le dice que no debe exagerar, Draco prefiere pasar
comiendo con los campeones que ver a sus dos amigos juntos.

Son adorables.

Pero es, son ellos, no ellos y Draco.

No quiere hacer de tercera rueda.

Blaise se ha burlado cuando lo comenta y Pansy lo patea diciéndole a Draco que es normal
sentirse así, por eso aprovecha su tiempo libre para ir con Hagrid.

El gigante lo abraza con fuerza por sus palabras, por hablar de dragones y ambos se quejan
que no necesitan amor, lo cual hace que Draco se sienta de mucho mejor humor al final del
día. Camino a enviarle una lechuza a Sirius, nota a Cedric sentado en el suelo del lugar
leyendo una carta con una sonrisa; cuando lo ve intenta ocultarla y eso solo hace que los ojos
de Draco se estrechen antes de tomar asiento a su lado.

—Es una carta de un viejo amigo, hace mucho no hablamos, pero quería agradecerle por su
ayuda cuando le pedí un consejo— Cedric era otra persona que parecía estar disfrutando del
amor, no era tan afectivo con Cho como sus dos mejores amigos, pero era común ver a la
pareja caminar por el castillo con sonrisas en sus rostros.

Draco asiente con interés.

—Seguramente es mejor que mi tío, este insiste en que debería hacerme un tatuaje, le dije
que soy muy joven y que no pienso tener un tatuaje que combine con los suyos— piensa que
es una broma de Sirius para Remus, que, aunque no suele enviarle cartas, le envió una carta
diciéndole que no siga los consejos de este.

Ambos son, supone, una buena combinación de equilibrio.

—Charlie es un poco más responsable— musita Cedric con una sonrisa vaga, provocando
que Draco lo vea confundido.

¿Cuáles son las posibilidades?

—Charlie, como… ¿Charlie Weasley?— pregunta incrédulo, Cedric lo ve fijamente, antes de


toser y apartar el rostro levemente sonrojado.

No.
Maldita sea.

No.

Sus ojos brillan emocionados y tal vez si sea un poco chismoso como dice Terry, pero no
pueden decirle algo como esto de esta manera y dejarlo sin toda la historia.

—Bueno, supongo que sabes que me gustan tanto chicos como chicas— Draco asiente,
porque él es igual, pero tampoco importa mucho en esta historia, Cedric sonríe algo apenado
—bueno Charlie era amigo de Nymphadora y, es ridículo porque claramente yo no le
gustaba, pero quien decide quien le gusta a quien.

Duran una hora charlando y Draco llega tarde a clases, pero lo hace con una sonrisa y una
mejor amistad por Cedric.

No es su problema que los Weasley sean tan atractivos, menos Ron… y Percy.

Vodník

El Vodník también llamado vodyanoy en ruso, vadzianik en bielorruso, vodianyk


ucraniano, wodnik en polaco, vodník en checo y eslovaco, vodnik en búlgaro y
macedonio, vodanoj en croata, povodni mož en esloveno y vodenjak en serbio; es un
espíritu acuático del folclor eslavo.

Vodyanoy aparece como un anciano desnudo con una cara de rana, barba verdosa y
pelo largo, con su cuerpo cubierto de algas y lodo, generalmente cubierto de escamas de
pescado negro. Tiene patas palmeadas en vez de manos, cola de pez y ojos que arden
como brasas ardientes. Por lo general, monta a lo largo de su río en un tronco medio
hundido, haciendo fuertes salpicaduras. En consecuencia, a menudo es llamado
"abuelo" o "antepasado" por la gente local. Se dice que los ahogamientos locales son
obra de los vodyanoy.

Cuando se enoja, el vodyanoy rompe diques, inunda los molinos, y ahoga a la gente y los
animales. (Por consiguiente, los pescadores, los molineros y también los apicultores
hacen sacrificios para calmarlo). Con frecuencia arrastra a la gente a su vivienda
submarina para servirle como esclavos.

Vodník

En el folklore checo, esloveno y eslovaco las características del vodník son


marcadamente diferentes a la concepción eslavo-oriental; Tiene una constitución y
hábitos completamente humanos, salvo unas pocas diferencias. Los vodníci (plural de
vodník) tienen branquias, membrana entre sus dedos y su piel es de color verde algas
(así como su pelo, que es típicamente de verde pálido tono). Su vestido y apariencia
general son extraños, a veces incluso parecido a un vagabundo; camisas llenas parches y
(por los estándares modernos) sombreros raros. Pueden soportar permanecer durante
horas fuera de sus estanques. Cuando lo hacen, se les puede distinguir inequívocamente
por sus capas de abrigo húmedas de las que el agua está goteando en todas las
circunstancias. El rostro del vodník generalmente no está afeitado y no es raro que un
vodník tenga una barba grande, húmeda y enredada.

Los cuentos checos, eslovenos y eslovacos tienen vodníci malvados y buenos que en
ocasiones tratan de ahogar a la gente cuando pasan a nadar en su territorio. Vodníci
guardan las almas de los ahogados en tazas de porcelana tapadas. Consideran sus tazas
como la herencia más valiosa y exhiben su "trabajo", y numeran estas tazas que ven
como proporcionales a su riqueza o estatus entre otros vodníci. Cuando se retira la tapa
de dicha copa, el alma dentro (en forma de burbuja) escapará y será liberada. Excepto
por los peces (o espíritus de pescado), no tienen criados. De lo contrario, los vodníci
pasan su tiempo corriendo su territorio o jugando a las cartas, fumando pipas o
simplemente sentados en la superficie del agua (sobre rocas, sauces cercanos) y
vagando. Los pescadores piden ayuda al vodník colocando una pizca de tabaco en el
agua y diciendo: "Aquí está su tabaco, Señor Vodník, ahora dame un pez". En checo,
eslovaco y esloveno cuentos vodníci viven en estanques o ríos; no tienen una vivienda en
particular. Casi no hay referencias a vodníci en relación con el agua de mar, que se
supone que sería peligroso, incluso mortal para ellos.

Draco mueve su pie claramente no satisfecho con la información del libro de Orion, dado su
tiempo libre, sus amigos con parejas y un aburrimiento que necesita aplacar para no pensar en
cosas ridículas como sentimientos, se ha puesto mucho más activo con el libro de Orion;
pensó que podría encontrar cosas sobre Sirenas, pero en su lugar encuentra cosas respecto a
este hombre acuático de apariencia poco atractiva que lo hace suspirar confundido.

Le ha dado mucho énfasis a la escritura y no fue fácil de desarrollar.

¿Por qué Orion escribiría sobre esto?

También parece que el siguiente texto habla sobre las Rusalkas, que, dentro de la mitología
eslava, una rusalka era un fantasma, ninfa del agua, súcubo o demonio que vivía en ríos y
lagos. Tiene varios escritos de estas criaturas que ya ha leído del mismo libro.

Como si hablara de Sirenas.

Para que Orion tuviera lo que fuera con una sirena, hablar de esa forma de estas era curioso.

—No se ningún hechizo que podrías usar bajo el agua, aunque sería difícil con las criaturas
marinas podrías intentar nuevamente el hechizo de ilusión que usaste durante tu primera
prueba— irónicamente Draco había ido a consultar con un primer año, pero Fujiwara
Megumi era su mejor opción ante las criaturas acuáticas.
Cuando fue con Severus, este había estampado el frasco de branquialgas que había logrado
encontrar el día anterior, Neville confirmó emocionado con Draco sobre ser esta planta la que
podría necesitar luego de explicar su situación; lo cual lo hizo sentir tranquilo. Snape estaba
claramente en contra de ayudarlo, pero no mencionó como sabía sobre la segunda prueba o
tampoco señalo a otros sobre su ayuda; el frasco contenía al menos dos porciones por aquello
que se quedara sin tiempo, esperaba que no fuera el caso.

Según lo que dijo Neville se dice que se asemeja a un manojo de colas de rata viscosas, de
color gris verdoso. Cuando se come, le da al consumidor agallas, lo que le permite respirar
bajo el agua, y membranas entre los dedos de las manos y los pies, lo que les permite nadar
bajo el agua con facilidad. Las branquialgas son originarias del mar Mediterráneo.

También Neville comentó que existe cierto debate entre los herbólogos sobre la duración de
los efectos de las branquialgas en agua dulce frente al agua salada, pero en agua dulce, una
ramita de branquialgas dura más de una hora.

Maravilloso.

El lago negro tenía una colonia de selkies y grindylows, sin contar al calamar gigante.

Si.

Estaba bien frito.

El enigma del huevo era el siguiente: «Donde nuestras voces suenan ven a buscarnos, porque
en la tierra no se oyen nuestros cantos y estas palabras medita mientras tanto pues son
importantes no sabes cuanto, nos hemos llevado lo que más valoras y para encontrarlo
tienes una hora, pasado este tiempo negras perspectivas, demasiado tarde ya no habrá
salida.»

¿A quién elegirían de sus amigos?

¿Cómo los elegirían?

¿Magia?

—Me gustaría tener un respaldo por sí engañarlos no funciona, viste como me fue con el
dragón, no puedo arriesgarme— farfulla Draco masticando el desayuno en la mesa
Hufflepuff, Cedric lo saluda de largo y Draco regresa el saludo poco entusiasta.

Megumi se cruza de brazos pensativa.

—Si mi teoría de que eres un favorecido de la deidad Kagutsuchi, la deidad del fuego;
podrías hacer hechizos que proporcionen calor, ya que estas aguas son frías y podría causar
que las otras criaturas se alejen— comenta Megumi con un dedo en alto, lo cual llama su
atención.

—Sé el hechizo de aire caliente— al ser una persona friolenta lo había dominado con
facilidad desde joven —pero es aire caliente, no que caliente todo a su alrededor— añade un
poco desanimado a lo cual Megumi asiente nuevamente con aire de estar meditando.
—¿Un hechizo de velocidad?— cuestiona ahora la niña —sí eres más rápido que las criaturas
no necesitas pelear con ellas.

Draco frunce el ceño.

—No tengo un hechizo, aunque todos conocen el hechizo ralentizador desde segundo año; el
problema es que no sé con cuantos objetivos puedo usarlo al mismo tiempo— habló ahora
pensando sobre el encantamiento “Arresto momentum” que se enseñaba en Hogwarts.

La niña ladea el rostro.

—Pareces bastante fuerte para domar un dragón, supongo que este hechizo no debería ser tan
difícil.

Tiene razón.

Steven que sale de su ropa, porque ha decidido pasar el día con él, se mueve hasta llegar a
Megumi, la niña sonríe a la serpiente que parece encantada con la niña; ha pensado sobre
entregarle Steven a Megumi para que la tenga de mascota, ambos parecen llevarse bien.

Megumi sonríe.

Draco tiene un ligero dolor de cabeza por eso, como sí ya hubiera visto a la niña sonreír de
esa forma antes, tal vez en su tiempo en Japón, aunque no suena correcto.

No importa.

Ahora tiene que entrenar.

Se lleva a Michael y a Terry apenas puede a la cámara de los secretos, porque ocupa sujetos
de pruebas y si ellos lo usaron para practicar el escudo, sería bueno que pudiera regresarles el
favor.

El día de la prueba Draco se despierta de mal humor pensando seriamente en no participar, no


sería nada malo, la segunda prueba no importaba tanto como la última; donde probablemente
solo tenga que activar la copa traslador para que se vaya sin cualquier campeón (es un plan en
proceso) y evitar el revivir del señor oscuro. Pero la segunda prueba habrían tomado alguno
de sus amigos, aunque Draco no estaba seguro de cómo se elegiría cual y no podría dejar a
quien fuera debajo del lago; aunque era tentador, no era tan mal amigo. Bajó a desayunar
adormilado y sí no fuera porque Padma literalmente arrojó el pan en su boca, probablemente
no habría comido nada.

Su sueño había sido vago, pero la sirena no estaba en este y desde hace semanas que no
parecía tener sueños, era raro, extraño; estaba acostumbrado a no dormir bien.
La falta de sueños significaba que algo había cortado su comunicación con quien fuera que se
los había estado brindando.

Interesante.

No pensó que extrañaría nada de esto.

Todos en el comedor parecían ansiosos, pero Draco solamente gruñía cada que alguien se
acercaba a felicitarlo, excepto que no pudo hacerlo cuando fue Ginny quien caminó a su lado.

—¿Has visto a Luna?, ayer el profesor Flitwick pidió hablar con ella, pero no la he visto
desde entonces— musitaba la niña con curiosidad, haciendo que toda la sangre se drenara de
su rostro cuando Padma confesó no haberla visto.

No.

No.

No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no,
no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no.

Sus manos se sujetaron con fuerza a la mesa, antes de ver por todo el comedor alarmado
notando la falta de Hermione y Cho rápidamente, su frente comenzó a sudar frío cuando se
puso de pie. Ginny preguntó sobre su situación, pero Draco prácticamente salió corriendo del
lugar para llegar cerca del pasillo que daba vista al lado.

Su mano se apretó contra el muro.

Luna.

Luna fue la elegida de sus amigos.

¿Por qué ella?

Está claro que Luna era importante para él, era la primera persona fuera de su familia que
admitía amar sin temor y que era parte de su familia; la familia que Draco había elegido. No
es que tuviera algún amigo sobre otro, pero la idea de Luna en medio del lago lo hizo casi
hiperventilar. Durante gran parte de su segundo y tercer año, había tenido sueños similares,
con Selena en medio de un Lago y Draco sin poder rescatar a su hermana en otra vida; no
había pensado en Selena en semanas y cada vez su recuerdo era menos doloroso.

Pero aquí estaba, Luna en el lago, probablemente se vería igual que Selena.

No creía que la dejaran morir, pero verla ahí, hizo que el cuerpo de Draco comenzara a
temblar.

—Draco— llamó Anthony apresurándose a su lado, su mano en el hombro intentó


reconfortarlo, pero su rostro debía verse muy asustado.
¿Por qué no pensó en esto antes?

—Luna, tomaron a Luna, ella es la que está en el lago— susurra con gruñidos en voz baja,
provocando que Anthony se vea un poco confundido antes de ver preocupado al lago.

—Está bien, eres fuerte, puedes rescatarla.

No.

Quiere decirle que no, no lo es.

Asiente con torpeza, porque ocupa creerlo al menos, sin poder comer más es Anthony quien
decide acompañarlo al lado el día de hoy; su brazo lo sujeta fuertemente y es un ancla que
acepta rápidamente. Traspasan las puertas de roble que los dirigen a la segunda prueba.

Algunos miran a Draco, pero este se sujeta con fuerza a Anthony para no saltar al lago ya
mismo por Luna.

Al bajar la explanada, vio que las mismas tribunas que habían rodeado en noviembre el
cercado de los dragones estaban ahora dispuestas a lo largo de una de las orillas del lago. Las
gradas, llenas a rebosar, se reflejaban en el agua. El eco de la algarabía de la emocionada
multitud se propagaba de forma extraña por la superficie del agua y llegaba hasta la orilla por
la que Draco caminaba hacia el tribunal, que estaba sentado en el borde del lago a una mesa
cubierta con tela dorada. Cedric, Fleur y Krum se hallaban junto a la mesa, y lo observaban
acercarse.

Todos parecen llegar temprano, Anthony se despide asegurando que todo saldrá bien.

Draco no se siente así.

Toma asiento al lado de Viktor, quien lo ve confundido, aunque de reojo nota como Fleur y
Cedric también parecen nerviosos.

—Veo que llegamos temprano, tendremos que esperar un poco antes de empezar— expresa
Percy Weasley, que no es tan atractivo como sus hermanos mayores.

Draco deja caer su cabeza contra sus manos, el frasco con branquialgas está en su ropa y se
había puesto su traje para el lago debajo de su uniforme; porque era temprano y estaba
dormido, así que había querido ahorrar tiempo.

Su pie comienza a moverse viendo el lago.

Sin querer pensar en Luna inerte en medio de esas criaturas, si alguna de ellas le tocaba un
solo cabello, Draco era capaz de bombardear el lago desde sus cimientos.

Miró hacia el lugar de Percy Weasley, sentado a la mesa del tribunal. Nuevamente faltaba el
señor Crouch.

No importaba.
Ludo Bagman lo saludó amablemente y Draco lo ignoró.

Luna.

Ella está bien.

No quiso recordar como en su tercer año casi muere ahogado en este lugar, había jurado el
alejarse y nunca entrar nuevamente; pero ahora Luna no estaba y Draco la quería de regreso,
no importa que miedo tuviera, se arrojaría ya mismo por su amiga sí se lo hubieran permitido.

Dumbledore le sonrió, pero Karkarov no parecían nada contentos de verlo, Madam Maxime
por otro lado le dio una leve sonrisa que no pudo corresponder en su llegada.

Se inclinó hacia delante poniendo las manos en las rodillas, y respiró hondo. Tenía el frasco
en el costado, que le dolía como un cuchillo clavado entre las costillas, pero no había tiempo
para esperar a que se le pasara. Ludo Bagman iba en aquel momento entre los campeones,
espaciándolos por la orilla del lago a una distancia de tres metros, señalando cuales serían sus
salidas. Draco quedó en un extremo, al lado de Krum, que se había puesto el bañador y
sostenía en la mano la varita.

Cerca de la hora Draco comenzó a quitarse la ropa nervioso.

La idea de quedar sólo en unas bermudas con una camiseta dudosa no era algo que le gustara,
demasiada poca cobertura para las garras afiladas de las criaturas marinas.

—¿Estás bien?— cuestionó Viktor a su lado, pero Draco no pudo contestar y no quiso
imaginar que tan pálido se vería.

No.

No estaba bien.

Bagman volvió a la mesa del tribunal. Apuntó a la garganta con la varita como había hecho
en los Mundiales, dijo «¡Sonorus!», y su voz retumbó por las oscuras aguas hasta las
tribunas.

—Bien, todos los campeones están listos para la segunda prueba, que comenzará cuando
suene el silbato. Disponen exactamente de una hora para recuperar lo que se les ha quitado.
Así que, cuando cuente tres: uno… dos… ¡tres!

El silbato sonó en el aire frío y calmado. Las tribunas se convirtieron en un hervidero de


gritos y aplausos. Sin pararse a mirar lo que hacían los otros campeones, sacó del bolsillo el
puñado de branquialgas, se lo metió en la boca y entró en el lago.

Sin pensarlo.

Sin dudarlo.

Temblando cuando sintió todo a su alrededor húmedo, muy diferente a volar o montar un
dragón, esta sensación era incómoda para él. El agua estaba tan fría que sintió que la piel de
las piernas le quemaba como si hubiera entrado en fuego. A medida que se adentraba, sus
ropas empapadas le pesaban cada vez más. El agua ya les llegaba a las rodillas, y los
entumecidos pies se deslizaban por encima de sedimentos y piedras planas y viscosas.
Masticaba las branquialgas con toda la prisa y fuerza de que era capaz. Eran
desagradablemente gomosas, como tentáculos de pulpo. Cuando el agua helada le llegaba a la
cintura, se detuvo, tragó las branquialgas y esperó a que sucediera algo.

Se dio cuenta de que había algunas risas entre la multitud (imaginó que serían de Zacharias
porque era un idiota), y sabía que debía de parecer tonto, entrando en el agua sin mostrar
ningún signo de poder mágico; aunque la mayoría parecía expectante. En la parte del cuerpo
que aún no se le había mojado tenía carne de gallina. Medio sumergido en el agua helada y
con la brisa levantándole el pelo, empezó a tiritar. Evitó mirar hacia las tribunas.

Entonces, de repente, sintió como sí le hubieran tapado la boca y la nariz con una almohada
invisible. Intentó respirar, pero eso hizo que la cabeza le diera vueltas. Tenía los pulmones
vacíos, y notaba un dolor agudo a ambos lados del cuello.

Se llevó las manos a la garganta, y notó dos grandes rajas justo debajo de las orejas,
agitándose en el aire frío: ¡eran agallas! Sin pararse a pensarlo, hizo lo único que tenía
sentido en aquel momento: se echó al agua.

Maldición, Potter lo hizo ver fácil en las películas.

El primer trago de agua helada fue como respirar vida. La cabeza dejó de darle vueltas. Tomó
otro trago de agua, y notó cómo pasaba suavemente por entre las branquias y le enviaba
oxígeno al cerebro. Extendió las manos y se las miró: parecían verdes y fantasmales bajo el
agua, y le habían nacido membranas entre los dedos. Se retorció para verse los pies desnudos:
se habían alargado y también les habían salido membranas: era como si tuviera aletas.

El agua ya no parecía helada.

Pero no le agradó menos la sensación, apenas estuvo dentro fue como si todo en su interior
gritara que algo estaba mal.

Que lo observaban.

Draco suspiró dentro del paisaje verdoso queriendo largarse, pero recordando a Luna se
impulsó dentro del agua, asombrándose de lo lejos y rápido que lo propulsaban por el agua
sus pies con aspecto de aletas, y también de lo claramente que veía, y de que no necesitara
parpadear. Se había alejado tanto de la orilla que ya no veía el fondo. Se hundió en las
profundidades.

Al deslizarse por aquel paisaje extraño, oscuro y neblinoso, el silencio le presionaba los
oídos. No veía más allá de tres metros a la redonda, de forma que, mientras nadaba
velozmente, las cosas surgían de repente de la oscuridad: bosques de algas ondulantes y
enmarañadas, extensas planicies de barro con piedras iluminadas por un levísimo resplandor.
Bajó más y más hondo hacia las profundidades del lago, con los ojos abiertos, escudriñando,
entre la misteriosa luz gris que lo rodeaba, las sombras que había más allá, donde el agua se
volvía opaca.
Pequeños peces pasaban en todas direcciones como dardos de plata. Una o dos veces creyó
ver algo más grande ante él, pero al acercarse descubría que no era otra cosa que algún tronco
grande y ennegrecido o un denso macizo de algas. No había ni rastro de los otros campeones,
de sirenas ni tritones, de Luna ni, afortunadamente, tampoco del calamar gigante.

Pero no se confiaba.

No estaba seguro, lo sabía.

La varita estaba fuertemente sujetada en su mano mientras nadaba por el mar y toda la
sensación era incorrecta.

Prefería mil veces el dragón de regreso.

¿Qué tan mal hablaba eso de él?

Unas algas de color esmeralda de sesenta centímetros de altura se extendían ante él hasta
donde le alcanzaba la vista, como un prado de hierba muy crecida. Miraba hacia delante sin
parpadear, intentando distinguir alguna forma en la oscuridad… y entonces, sin previo aviso,
algo lo agarró por el tobillo.

Se retorció para mirar y vio que un grindylow, un pequeño demonio marino con cuernos, le
había aferrado la pierna con sus largos dedos y le enseñaba los afilados colmillos.

Draco ni lo pensó con la varita lista en su mano.

—¡Relaxo!— gritó Draco, el hechizo de repugnancia que es un embrujo que obliga al


objetivo a soltar su agarre sobre algún objeto.

Funciona tanto en objetivos vivos como inanimados, siempre que tengan algo en la mano.

Cho se lo había enseñado en su segundo año y nunca estuvo más feliz de hacer ensayo de
pociones.

A pesar de sus ideas no salió ningún sonido de la boca, sino una burbuja grande, y la varita,
en vez de lanzar chispas contra los grindylows, les arrojó lo que parecía un chorro de agua
hirviendo, porque donde les daba les producía en la piel verde unas ronchas rojas de aspecto
infeccioso.

Sin ningún resentimiento.

El problema es que cada vez más Grindylow aparecían cuando intentaba escapar, todos
soltando horribles gritos mientras iban claramente en su ataque.

Se sintió algo personal.

Utilizó el hechizo de ilusión provocando que algunos se atacaran entre sí, era algo grotesco
de ver, pero Draco no siente afinidad con las pequeñas bestias que siempre parecieron
odiarlo; en su lugar comenzó a buscar a Luna de forma desesperada.
Aminoró un tanto, pero nunca guardó la varita en la túnica, y miró en torno, escuchando,
mientras describía en el agua un círculo completo. La presión del silencio contra los tímpanos
se había incrementado. Debía de hallarse a mayor profundidad, pero nada se movía salvo las
ondulantes algas.

Nunca más volvería aquí.

Algo en su mente grito alarmada, alejándose el tiempo suficiente para no ser impactado por
un objeto puntiagudo.

Las sirenas y los tritones tenían la piel cetrina y el pelo verde oscuro, largo y revuelto. Los
ojos eran amarillos, del mismo color que sus dientes partidos, y llevaban alrededor del cuello
unas gruesas cuerdas con guijarros ensartados.

Una de las sirenas, que se veía muy diferente a la de sus sueños, miraba fijamente a Draco
casi con incredulidad.

Si.

Esa mirada no era muy agradable.

Draco lanzó un hechizo, no estaba seguro cual, pero esta rápidamente lo esquivó antes de
atarlo con… ¿algas?; soltó un grito que se ahogó dentro del agua mientras esta se movía a
una velocidad alarmante dentro del agua.

Intentó luchar para soltarse, pero era imposible y antes de saberlo fue impactado contra el
suelo del lugar, con dolor en su espalda y lo que parece una lanza sobre su cuello.

Si.

La película lo presentó muy diferente.

—Tu eres uno de los humanos, el trato está roto, Dumbledore es un traidor… te trajo aquí,
mereces la muerte— decía la mujer del mar, provocando que Draco se congelara un poco
incómodo.

Volteó rápidamente inquieto para ver donde estaba.

Eran una roca grande que se alzaba del lodo. Había en ella pinturas de sirenas y tritones que
portaban lanzas y parecían estar tratando de dar caza al calamar gigante. De la oscuridad que
lo envolvía todo surgió un grupo de casas de piedra sin labrar y cubiertas de algas. Harry
distinguió rostros en las ventanas, rostros que no guardaban ninguna semejanza con el del
cuadro de la sirena que había en el colegio o sus libros.

Dos de aquellas criaturas, que enarbolaban una lanza, salieron de sus moradas para
observarlo, mientras batían el agua con sus fuertes colas de pez plateadas.

Algunas chillaron espantadas al verlo.


Draco siguió, mirando a su alrededor con la lanza sobre su cuello, y enseguida las casas se
hicieron más numerosas. Alrededor de algunas de ellas había jardines de algas, y hasta vio un
grindylow que parecían tener de mascota, atado a una estaca a la puerta de una de las
moradas. Para entonces las sirenas y los tritones salían de todos lados y lo contemplaban con
mucho odio; señalaban sus branquias y las membranas de sus extremidades, y sus dientes
destilaban cuando claramente lo veían.

Una multitud de sirenas y tritones flotaba delante de las casas que se alineaban en lo que
parecía una versión submarina de la plaza de un pueblo pintoresco. En el medio cantaba un
coro de tritones y sirenas para atraer a los campeones, y tras ellos se erguía una tosca estatua
que representaba a una sirena gigante tallada en una mole de piedra.

Había cuatro personas ligadas con cuerdas a la cola de la sirena.

Finalmente.

Luna estaba atado entre Hermione y Cho Chang. Había también una niña que no parecía
contar más de ocho años y cuyo pelo plateado le indicó a Draco que debía de ser hermana de
Fleur Delacour. Daba la impresión de que los cuatro se hallaban sumidos en un sueño muy
profundo: la cabeza les colgaba sobre los hombros, y de la boca les salía una fina hilera de
burbujas.

La lanza en el cuello fue una advertencia para no moverse.

—Solo vengo por Luna— gimoteó en voz baja, aunque solo salía aire, pero la sirena
solamente abrió su boca incrédula.

Sus garras cortaron su mejilla como una bofetada, a lo cual Draco gimoteó asustado, o eso le
gustaría.

Quiere tener miedo.

Pero sus ojos no dejaban el cuerpo de Luna flotando como en sus pesadillas, Draco solo
podía esperar que tuviera suficiente aire.

—Tu maldito bastardo, vienes aquí otra vez, como si fuera su terreno, maldita descendencia y
maldito tu linaje Orion Blake— Draco dejó de luchar, sus ojos voltearon a la sirena
sorprendidos y esta se vio ofendida —no me mires con esos ojos de idiota, a diferencia de los
humanos, nosotros las sirenas recordamos y te recordamos muy bien— la lanza cerca de su
cuello lo hizo tragar con dificultad —tu maldito bastardo de dos mundos, fuiste el primero en
romper el tratado de las criaturas mágicas hace cientos de años y aquí nuevamente incumples
tu promesa una vez más.

Se movió incómodo.

—No soy Orion Blake— quiso saber si le entendían, no salían palabras, solamente burbujas
de aire, pero un corte nuevo sobre su pecho lo hizo gimotear.

Si.
Atado con algas no era la mejor forma para defenderse, las otras criaturas gritaban en coro
que lo asesinara y la sirena al mando parecía muy dispuesta hacerlo.

—No mientas, tu apariencia y tu alma, tu maldita sangre, son exactamente la misma; una vez
traicionaste al señor de los mares, pero no te lo perdonaremos otra vez… tu castigo es la
muerte.

—No hice nada.

—¡SILENCIO!

Draco comenzó a ponerse nervioso, muy nervioso. Aunque todos pensaron que era broma
sobre morir dentro del lago, Draco o una parte grande de él nunca dejo de pensar que podría
pasar; pero sí tan sólo pudiera liberar a Luna sería una buena forma de aceptar su muerte.

No quería morir.

Pero es el torneo de los 3 (¿4?) magos, cualquier cosa puede pasar.

—Yo no hice nada, no sé de qué hablas— esta vez la mano de la sirena cerro su boca, aunque
quiso gritar estaba un poco asustado del rostro de la mujer del agua tan cerca.

Sus ojos llenos de veneno.

—Silencio humano, no importa sí no eres él, si eres una reencarnación o sí ustedes los
humanos no guardan los recuerdos en su linaje— quiso rodar los ojos para decirle que no, así
no funcionan los humanos; lo haría sí no estuviera tan aterrado —Orion Blake rompió el
trato, se robó a nuestra princesa y la condenó a muerte por sus acciones; fue maldito, fueron
malditos y nuestro señor les ordenó alejarse del mar… pero volviste, tu miserable
reencarnación va a morir de forma lenta como pago de sus acciones— susurró a su oreja,
antes de incrustar dolorosamente sus uñas en sus mejillas.

Oh no.

Iba a morir.

Sabía que entrar en este lago era una mala idea.

Una explosión de agua caliente alejó a la sirena sobre él, los otros chillaron alarmados y
rápidos dientes de tiburón cortaron sus algas cadenas; gimoteó cuando al levantar su rostro
vio tanto a Cedric como un tiburón Viktor a su lado protegiéndolo de las sirenas.

Las cuales comenzaban a reagruparse, terriblemente rápido.

Las algas cayeron liberando sus manos y con un ágil movimiento, un buen Diffindo que
también aprendió hace años, las cadenas que unían a los cuatro “tesoros” provocaron que
estos comenzaran a flotar a la superficie; no es que eso importara a las sirenas y tritones que
claramente gruñían por su sangre.

Bien.
Nuevo plan.

Empujando a Viktor y Cedric, quienes voltearon a verlo incrédulos, señalo con sus dos dedos
a cada uno y luego a los cautivos; no podría hablar, pero esperaba que cada uno entendiera
que necesitaba que se llevaran a todos los objetivos rápidamente.

Todas eran chicas, curioso.

Draco comenzó a nadar rápidamente lejos, al tiempo que una multitud de sirenas iba tras de
él, si, un plan suicida ya que no conocía el lago. Esperaba que Viktor y Cedric pudieran con
las chicas, no pensó que hacerse amigo de ellos fuera tan útil, pero al final del día no sabes
para quien trabajas; ahora solo tiene que salir de este lugar cuanto antes.

Le importa una hectárea de rábanos si los jueces lo puntúan mal.

El sobrevivir es más importante.

Y con suerte con todas sus extremidades.

Luna estará más segura con Draco lejos de ellos llamando la atención de las estúpidas
criaturas marinas.

Las sirenas nadan más rápido que él, toma entre sus bolsillos un poco más de la branquialgas
para no quedarse como humano en medio de la horda; no sabe si hay una sobredosis, pero
ahora no tiene tiempo para pensar mientras lanza hechizos en la locura hacía las criaturas
estas.

Luego salió el calamar gigante de la nada.

Si.

Esto va salir mal.

¿Cuántas criaturas marinas lo quieren matar?

¿Importa?

Draco solamente se escabulle con mucha suerte y agilidad de los tentáculos del calamar
gigante, golpea a una sirena con un puñetazo en la cara y corta los pies de una de sus
mascotas antes de irse en lo que espera sea el viaje a tierra; si ese no fuera el caso estaba en
muchos inconvenientes. Cada movimiento intenta que lo acerque a la superficie, para pedir
ayuda, no importa que tan desesperado se vea; pero las sirenas parecen querer atraerlo a la
oscuridad y es como sí estuviera siendo casado más adentro del lago.

Una idea llega a su mente navegando por la desesperación.

Nunca hizo el hechizo.

Nunca lo practicó realmente, solamente le consultó a Luna por curiosidad y no tenía idea si
funcionaría.
Nuevamente como cuando estuvo sobre un dragón, momentos desesperados requieren
medidas desesperadas; algo dentro de su mente le insto a relajarse y por más imposible que
fuera, Draco lo hizo un poco mientras apuntaba su varita a la horda masiva de criaturas
marinas a su espalda.

Los cuales intimidaban un poco.

—¡Reducto!— era el hechizo explosivo que uso Luna, que no debería funcionar y que
efectivamente funciono mal.

Pero creó una honda explosiva que hizo que las criaturas salieran volando (¿muertas?) y que
al mismo tiempo Draco fuera volando, pero debido a su posición antes de lanzar el hechizo,
parece que Draco salió disparado a una velocidad mayor y de un momento a otro el agua
desapareció de su alrededor; a pesar de su amor por el aire, cuando tienes branquias en tu
garganta no es una sensación agradable.

Fue como entrar a una piscina sin tomar agua, volar en un arco perfecto, antes de caer con
fuerza y de espalda nuevamente en el agua.

Doloroso.

Horrible.

Se habría reído de cualquier idiota que hiciera eso, pero vivirlo es una experiencia dolorosa.

Respiró.

No pensó que le alegraría tanto el agua en este momento, pero si mientras respirara y, todavía
siente el aire cerca. Gimoteando de dolor y sintiendo arder su piel, notó que estaba cerca de
una de las orillas del lago; lo suficiente para que cuando impactara su cuerpo se hundiera un
poco en el agua y no morir, pero esperando que las criaturas marinas se mantuvieran lejos.

Posiblemente achicharradas.

Se acercó lo más posible a la orilla, recostándose de espaldas con las manos estiradas; su
rostro sobre la superficie del agua y su cuello todavía dentro del agua. Eso fue una maldita
locura.

—Orion Blake, seas o no seas yo, te detesto— musitó en un susurro para nadie, antes de caer
inconsciente nuevamente.

A este ritmo dudaba que sobreviviera a la tercera prueba.

Pero logró sobrevivir a esta.

Draco diría sí pudiera, que eso merecía al menos 10 puntos para su casa.

Continuará…
Chapter End Notes

Mientras escribo este capítulo apenas estoy publicando el tercer libro, donde muchos
han preguntado si Draco estaría en la prueba; porque nadie en ese entonces sabía que
Harry no sería un campeón. De una forma u otra Draco es el campeón y aunque algunos
pensarían que Harry estaría adentro, no lo hizo. Hablando con una amiga sobre el tema
del torneo y la segunda prueba, me mostro una teoría de que no hubo un vínculo mágico
que eligiera quien era la persona más importante para el campeón.

Si bien Harry quiere mucho a Ron, ella defendió que era imposible que Viktor prefiriera
a Hermione sobre alguien de su familia. Entonces la teoría muestra que el baile de
navidad de los campeones, funcionaba para que Dumbledore viera quien era importante
para que persona. No sé si la hermana de Fleur estaba ahí, pero me gusto esta teoría y
dije yolo.

Entonces como vieron en el capítulo del baile, Draco bailo mucho con Luna escapando
de Harry. Si hubiera sido, por el contrario, Dumbledore habría notado de inmediato que
la persona más importante para Harry seria Draco; pero como es Draco el campeón,
nuestro director tiene sentimientos encontrados para él.

Otro capítulo con mucho avance en temas de Orion, tan rápido que Draco se siente
mareado. Y eso que no hemos llegado a la última prueba.}

Lamento el atraso del capitulo el día de hoy, llevo dos días con jornadas de 12 horas que
me volvieron loca, pero hoy ya estoy normal.
Capítulo 13: Godric Gryffindor
Chapter Summary

A estas alturas realmente no deberia sorprenderle a Draco que un basilisco tenga el


nombre de Minie.

Igualmente lo hace.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Esta vez Draco despertó en la enfermería solo unas horas después de la prueba, no tiene
desgaste mágico y aunque hay quemaduras en su piel por agua caliente, Pomfrey parece
tratarlas con relativa facilidad en comparación a los eventos de la primera prueba; Draco está
muy feliz de prometer a la enfermera nunca volver entrar al lago y según parece Dumbledore
le entregó un comunicado que indicaba que Draco estaba completamente prohibido del lago.
Quiso saber si las sirenas explicaron que fue lo que pasó o cómo se comunicaron, pero el
comunicado escrito solamente decía que las sirenas habían prohibido su presencia por
razones privadas y que sí se acercaba lo asesinarían; para su mala suerte no había matado a
ninguna sirena. No era una persona a favor de la muerte, pero no se puede decir que no tenía
ganas de cocinar a esos pescados que intentaron asesinarlo.

Las heridas en este caso también no parecían dejar cicatrices, ya tenía suficientes con las de
Buckbeak en su espalda, un relicario maldito en su pecho y la de su mano por el espejo de
Oesed. Pomfrey parecía casi al borde de asesinarlo ella misma si volvía a la enfermería,
especialmente porque Draco comenzó a bromear sobre reclamar esa cama como la suya
porque siempre estaba ahí.

Poppy debía mejorar en su sentido del humor.

Luna se quedó a su lado todo el tiempo y sus amigos llegaron rápidamente emocionados para
contar lo que sucedió en sus momentos de inconciencia.

Draco estaba al final de la lista de puntajes con Fleur, ambos habían “fallado” en rescatar a su
persona preciada; sus amigos parecían furiosos por eso, ya que incluso Viktor y Cedric
comentaron sobre el incidente, sobre como Draco había sido casi asesinado… pero los jueces
eran como siempre unos incompetentes como la mayoría de adultos en este mundo.

Excluía a su tía Andrómeda y a Poppy de ese comentario.

Bueno.
Draco sólo estuvo aliviado de que Luna y todos los presentes estuvieran bien.

Durante el transcurso de la tarde algunos como Cedric y Viktor vinieron a visitarlo, Viktor
silencioso por algún motivo (Hermione descubriría más tarde) y Cedric luciendo animado
comentando sobre el incidente; Cedric parece verlo con buenos ojos y Draco le indica que fue
gracias a ellos que logró sobrevivir. No solamente eso, fue gracias a ellos que la prueba no
fue para más y se preguntó sí no hubiera comenzado toda esta idea de amistad, que tanto
hubiera cambiado esta prueba.

Fleur y su hermana vinieron a visitarlo, la menor con una sonrisa emocionada y la mayor
dándole besos en la mejilla por ser un héroe.

Lo besó una Veela.

Draco quiere gritar internamente por no sentir las emociones que debería sentir, por pensar en
otra persona (chico, ojos verdes, lentes y cicatriz en la frente) en lugar de aprovechar que una
belleza francesa le presta atención.

Megumi apareció al mismo tiempo que Colette para visitarlo, ambas presentándose y luego
de unos minutos de comprobar su estado marchandose.

Escucha una discusión del trío dorado en la puerta, pero madame Pomfrey parece haber
terminado la hora de visitas, luego de quejarse con Draco de que era el paciente con mayor
número y que estaba cansada de todo; Draco se ríe mientras se duerme un poco. Se supone
que podría ser dado ya de alta, pero Pomfrey quiere mantenerlo en observación un poco más
y no se va a quejar de eso. Su piel ahora solo levemente rojiza, músculos menos adoloridos
podrían esperar para mañana y volver a la torre Ravenclaw.

Donde según sus amigos, parece que Draco se ha ganado el aprecio de los demás estudiantes,
solo necesito casi morir en dos pruebas para hacerlo. Aunque según escuchó algunos siguen
hablando sobre posibilidades de un mago oscuro, aparentemente los propios campeones han
logrado mitigar a esos personajes.

Dormir llega fácil con las pociones.

Pero no lo es al mismo tiempo.

Días sin pesadillas era algo de lo cual no debió acostumbrarse, tristemente lo hizo, esta vez
no es una pesadilla generada por cualquier ente supremo, es simplemente los temores de
Draco explotando en su lugar normal para atormentarlo. El lago del colegio parece volverse
su centro de pesadillas favorito, porque ahora no solamente sueña con el momento en como
en su tercer año casi muere (evento que había sido suprimido por todo lo ocurrido a su
alrededor) se transforma nuevamente en esa estúpida segunda prueba; donde ahora todos
quieren asesinarlo y en alguna parte en su pesadilla nadie viene a rescatarlo.

Se levanta sujetando la almohada y totalmente tenso, siente que se ahoga, siente que no puede
respirar.

Lo van asesinar.
Va a morir.

Una mano sobre su cabeza solo se siente hasta que su respiración se calma, había estado por
entrar en un ataque de pánico; recuerda que como Orion tuvo muchos de esos, pero nunca
frente a Selena, ella no podría verlo débil, ocupaba ser fuerte por ella. Sus ojos no enfocan
bien en la oscuridad, todo parece casi surrealista y una parte de él indica que esto debe ser
otro sueño ridículo.

No hay forma de explicar a Harry Potter sentado en la silla al lado de su cama, con una
estúpida pijama y acariciando su cabeza mientras Draco intenta tranquilizarse.

—Fue solo una pesadilla Draco, vuelve a dormir— hay cansancio en su voz, un poco de
ojeras, pero calidez.

Sus ojos parecen suaves, Draco se enfoca en ellos para apartar el pánico que comienza a
disminuir, el aire llega a sus pulmones; el sueño sigue en su sistema por las pociones que
tomó, pero no debería ser posible porque esto es otro sueño.

No hay otra explicación.

—Estaba dentro del lago, me querían asesinar— decirlo con voz hueca mientras sujeta con
fuerza la almohada lo hace sentir miserable, de todas las cosas que ha vivido no puede creer
que esto fuera lo que finalmente parece cerca de romperlo —patético— hubiera dicho su
padre.

¿El de Orion o Lucius?

No sabe cuál, pero alguno de ellos hubiera pensado que se ve patético ahora, está seguro.

Draco se siente patético.

Su vida como Orion fue una miseria, donde solamente la existencia de Selena fue lo único
que lo hizo levantarse cada día para hacer algo por su vida, no recuerda nada de la vida como
mago oscuro; ahora como Draco Malfoy debería tener otros miedos, especialmente con la
posibilidad de que el señor oscuro se levante a finalizar este año, en lugar de tener miedo a un
estúpido lago.

Estúpidas medicinas.

Mucho más eficientes, pero lo hacen sentir sonámbulo en la neblina, su respiración comienza
agitarse.

—¿Dónde estoy?— hace un tiempo que no había tenido esto, una sensación tan apremiante y
temerosa que de alguna forma volviera a perderse por meses.

Está asustado.

Está aterrado.
La mano de Harry sujeta la suya sobre la almohada, Draco voltea a verlo temeroso, pero este
solamente sonríe suavemente.

—Es la noche de la segunda prueba, Pomfrey no me dejó entrar, pasé con la capa— este
habla y sus palabras lo tranquilizan, es la noche de la segunda prueba, no se ha perdido, sigue
aquí —fue una pesadilla, vuelve a dormir, me quedare aquí hasta entonces— parece querer
contener un bostezo a duras penas, Draco lo ve fijamente antes de sentirse nuevamente
cansado.

Voltea la vista a la mano de Harry sobre la de Draco, mueve un poco sus manos para que sus
dedos entrelacen, su respiración comienza a ralentizarse hasta caer dormido de nuevo.

Sin sueños o pesadillas.

Cuando despierta nuevamente, Harry no está ahí y Draco se pregunta si todo fue producto de
su imaginación.

Volver a la torre es como volver a casa, su piel ya no tiene quemaduras y puede respirar
tranquilo hasta junio, no es que tenga algún temor en específico por la tercera prueba; su idea
principal es no dejar que nadie toque el cáliz de alguna forma, recuerda algo sobre la sangre
de Harry, pero es imposible que alguien la obtenga ya que no es parte de la competencia. En
esta segunda prueba no hay forma de que piense que alguien en específico quiere asesinarlo,
ya que las criaturas marinas siempre lo han odiado; lo que pasara en la primera prueba debió
haber sido casualidad. Sigue concentrado en estudiar para mantener sus primeros lugares en
clases (sus exámenes fueron igual de buenos que Hermione para consternación de la chica
que no estaba a favor de compartir el primer lugar) y practicar hechizos con sus amigos; no
del libro de Orion, simplemente hechizos que podrían ser necesarios para la última prueba.

Escudos.

Desarmes.

Bolas de fuego (idea de Anthony no de Draco curiosamente).

Tenía algo de miedo de utilizar las cadenas, pero curiosamente cuando lo intentó luego de la
segunda prueba, solamente logró hacer una pequeña cadena de plata que serpenteó un poco
siguiendo su voluntad; todos sus amigos habían estado asombrados de que ahora pudiera
controlar parcialmente el hechizo, sin terminar desmayado y solamente un poco cansado.

Sería un gran arsenal.

El patronus sigue funcionando, lo cual tampoco se sabe cuándo podría ser útil.

Ahora sí tan solo el libro de Orion pudiera sacar otro hechizo útil para la prueba final sería
genial, últimamente solo parecía ser un recopilatorio de información que Draco no
encontraba útil; los libros de Salazar sobre familias de sangre pura y magia negra tampoco
eran agradables.

—Accio manzana verde— practicó Draco en medio de la cámara de los secretos, que era
como la guarida de los Ravenclaw todo este año.

La manzana verde se desvió impactando a Michael en el rostro, haciendo reír a todos un


poco.

—No puedo creer que logre crear cadenas de plata capaz de controlar un dragón, pero tenga
problemas para conjurar una manzana frente a él— musita Terry en un bostezo, Draco le da
una mala mirada.

Anthony tira el libro antes de arrojar su cabeza contra el regazo de Draco.

—No quiero estudiar, sé que soy un Ravenclaw, pero puedo pasarme a Hufflepuff, sé que
puedo— gimotea su amigo dramáticamente y Draco palmea su cabeza dándole una mirada
divertida a Padma.

—Supongo que ya sabemos quién es la pareja y quien el amante— bromea Draco, antes de
recibir un impacto de almohada de Padma, que como ha dicho muchas veces, merece ser una
cazadora en el quidditch.

El noviazgo de Padma y Anthony sorprendió muy poco a todos, aunque Michael hizo un
poco de drama ya que no pudo contener a su novia Hufflepuff por más de una semana; eso
tampoco sorprendió a nadie. A veces en medio de sus investigaciones Padma y Anthony
terminaban acurrucados en el sofá, pero siempre siendo tan torpemente dulces, que sí Draco
les tomó unas fotografías y se los envió a la madre de Anthony no pueden culparlo; no a los
padres de Padma, no querían que asesinaran a Anthony.

Es chantaje más que todo.

Era una pareja inocente y dulce.

Draco asesinaría a cualquiera que intentara hacerles daño.

Le gustaba cuando pasaban tiempo juntos, Anthony y Padma no se habían alejado demasiado
de él, pero era claro que ahora buscaban más tiempo a solas y no quería ser una horrible
tercera rueda para ellos. Terry y Michael lo aceptaban cuando todos querían darles espacio a
los chicos, principalmente Luna y Ginny cuando ambas entendían la situación perfectamente.

Si no siempre estaban los campeones.

Lo que le recordaba.

—Este año tenemos que adelantar los juegos de la torre Ravenclaw, ya tengo a los
participantes invitador— anuncia Draco con una sonrisa divertida.

—¿No es muy pronto?— cuestiona Michael, ignorando la marca en su rostro por el impacto
de la manzana —pensé que esperaríamos a que pasara el torneo— añade con curiosidad,
todos parecen haber pensado lo mismo.

Draco se pone tenso, duda que se repita los eventos del canon, pero una parte de él solamente
no quiere esperar.

—Es algo grande, así que es mejor apresurarse.

—¿Grande?— cuestiona Luna con incredulidad.

Sonríe.

Todos sus amigos lo ven temerosos.

En este ejemplar de corazón de bruja, hablaremos sobre uno de los campeones más
controversiales del actual torneo de los 3 magos en Hogwarts, Draco Malfoy que por lo que
nos revela Rita Skeeter tiene una vida mucho más interesante de lo que podrían imaginar.
Uno de los más controversiales hijos de sangre pura, ha demostrado su potencial mágico en
las últimas pruebas y ahora nos ha demostrado tener muchas tragedias que oculta en la
cuestión del amo.

A sus catorce años Draco Malfoy creía haber encontrado consuelo en Hogwarts en su novia,
Padma Patil, una bruja de sangre pura. Poco sospechaba que no tardaría en sufrir otro
golpe emocional en una vida llena de penas por su estado como campeón.

La señorita Patil, una muchacha nada agraciada pero sí muy ambiciosa, parece sentir
debilidad por los magos de su casa, debilidad que ni siquiera Draco ha podido satisfacer por
sí solo. Desde el inicio del torneo de los tres magos, se ha visto imágenes de la chica con
nada más y nada menos que el mejor amigo de Draco, Anthony Goldstein; un mago mestizo
de su generación.

Sin embargo, podrían no ser los dudosos encantos naturales de la señorita Patil los que han
conquistado el interés de estos pobres chicos. «Es una persona totalmente aburrida —nos
declara Zacharias Smith, un joven estudiante de cuarto curso—, pero es perfectamente capaz
de preparar un filtro amoroso, probablemente Draco le ayudó sin saberlo. Supongo que así
lo consigue.»

Como es natural, los filtros amorosos están prohibidos en Hogwarts, y no cabe duda de que
Albus Dumbledore estará interesado en investigar estas sospechas. Mientras tanto, las
admiradoras de Draco Malfoy tendremos que conformarnos con esperar que la próxima vez
le entregue su corazón a una candidata más digna de él.

Draco encuentra el articulo la mañana antes de salir a Hosgmeade, lo lee impresionado antes
de comenzar a reír por al menos diez minutos seguidos en el comedor, a su lado Padma gruñe
que su padre le ha enviado una carta felicitándola sí sale con Draco y amenazando a Anthony
sí fuera el elegido; Anthony pasa el desayuno gimoteando sobre que su suegro lo odia y
Draco no deja de reírse al respecto. Toda la mañana señala emocionado que sería el “otro”
dentro de su relación y realmente no le importa mucho si alguna persona volteó a verlo mal
por sus propias bromas. Rita sin duda no ha investigado sobre él si es lo mejor que puede
hacer, pero el enviar sus comentarios a una revista y no hacerlo por su cuenta en el profeta le
llama la atención.

No ha ido contra él directamente como esperaba, pero esto no deja de ser divertido.

Supone que es debido a sus otros artículos. Eran dos: el primero llevaba el titular «La
misteriosa enfermedad de Bartemius Crouch»; el segundo, «La bruja del Ministerio sigue
desaparecida. El ministro de Magia se ocupa ahora personalmente del caso». Las frases le
saltaban a los ojos: «No se lo ha visto en público desde noviembre… la casa parece
desierta… El Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas rehúsa hacer
comentarios… El Ministerio se niega a confirmar los rumores de enfermedad crítica…».

Draco estaba pensativo.

Tanto que las películas omitieron.

Tanto que su memoria iba olvidando.

¿Terminaría olvidando algún día su vida pasada?

Luego de haber alimentado a su estómago, tomó camino a Hosgmeade, aunque fue detenido
cuando vio a Viktor; se supone que vería a Anthony y Padma para el almuerzo, pero prefería
darles algo de espacio antes. Terry había ido rápidamente buscando un libro y arrastrando a
Michael, mientras que Luna que parecía tener gripe prefería quedarse en la torre.

Tuvo la idea de acercarse al trío dorado o a los gemelos, pero antes de encontrar alguno la
presencia de Viktor lo hizo caminar hacia él.

Estaba solo caminando hacía el pueblo, sonrió algo tenso al acercarse y Draco pareció
confundido sobre que pasaba.

—Hermione— Draco aplaudió porque ya decía bien su nombre, aunque eso saco una ligera
sonrisa el chico parecía miserable —la invité a mi casa este verano, no pareció muy
emocionada— añadió amargamente y eso hizo que Draco asintiera en silencio.

Hermione sin duda habría disfrutado del baile, una noche sacada de un cuento de hadas,
donde fue una hermosa princesa; ahora parecía estar en la realidad, donde no parecía amar a
Viktor. Draco no sabe si la chica está interesada en Ron como la historia original, pero sí está
claro que no parece interesada en Viktor lo cual siempre duele. Algunos tienen sus finales
felices como Padma y Anthony, otros son solamente dejados atrás como Viktor o el propio
Draco.

Aparta el pensamiento con manotazos, porque no ha sido dejado atrás.

Simplemente no quiere nada con nadie, menos con Harry, que es su amigo.
—Oh Viktor, hay muchos otros peces en el mar, especialmente para un jugador guapo de
quidditch— intenta animarlo y falla por la mirada miserable de este, si tal vez no fue el mejor
enfoque, carraspeó un poco para ocultar su propia incomodidad —no es fácil tener alguien a
quien ver de esa manera y no regrese los sentimientos, pero eres un buen chico Viktor,
seguramente en este planeta debe haber una linda chica por ahí.

—Me gusta Hermione.

Sonríe un poco, porque Viktor tiene el rostro plano, pero su voz suena solo ligeramente como
sí quisiera hacer un berrinche que no hace.

—Es una gran chica— bueno su primer enfoque no funcionó, tal vez no quiere que alguien le
diga eso, tal vez solo quiere alguien que lo escuche.

Funciona un poco mejor, ya que ahora sonríe y es Draco quien lo arrastra a las tres escobas
para hablar de quidditch, tema seguro que parece relajarlo un poco. Traen cerveza de
mantequilla a su mesa, Draco comenta sobre los equipos de la liga, Viktor habla sobre las
personas que conoce y Draco intenta convencerlo estúpidamente sobre un partido de
buscadores con Cedric que el hombre termina aceptando.

—Después el torneo— Draco levanta los puños en victoria, probablemente sin verse digno,
pero logrando que Viktor esta vez ría.

—Sabes hay un evento en mi casa de las águilas, son los juegos anuales de la torre
Ravenclaw y quiero este año invitar a los otros campeones a unirse— propone Draco con una
sonrisa emocionada, Viktor parece con dudas, pero Draco solamente sonríe explicando la
idea.

Sin contar todos los accidentes que han tenido en los últimos años y sus ideas para este, que
tal vez sobrepasen algunas locas ideas del pasado.

Pero bueno.

Sería una noche para recordar sin duda.

—¿Es cierto que eres la pareja de tus amigos?— pregunta Viktor con confusión, a lo cual
Draco se ríe cuando Padma y Anthony entran por el lugar.

Los llama a ambos quienes ven confusos a Viktor al tomar asiento.

—Es una relación abierta.

Padma intenta ahorcarlo mientras Draco se ríe de forma descarada.

Para sorpresa de Draco nadie comentaba sobre el incidente con los chicos, nadie parecía creer
las palabras de corazón de bruja y si bien Hermione comentó sobre lo malo que era usar ese
poder (parecía tomar bastante personal el asunto de Hagrid que aparentemente si había
recibido correo negativo por su herencia), tampoco parecía realmente creer sus palabras; no
era tan cercano a todo el trío de oro, pero parecía que Hermione estaba más concentrada
sobre algo de elfos domésticos y Ron comentó sobre estar trabajando en algo con Sirius que
Draco realmente no quería involucrarse. Harry seguía tratándolo como normalmente hizo,
sonreía a su lado cuando se cruzaban, charlaban si estaban en el mismo ambiente y una vez a
la semana se reunían para hablar de cualquier cosa unas horas; especialmente con la tercera
prueba, Harry sacaba ideas de hechizos útiles que había estado investigando con Hermione
para ayudarlo.

Fue bastante amable.

Nunca mencionó aquella noche en la enfermería luego de la segunda prueba, a lo cual Draco
llego a determinar que fue un extraño sueño.

Sus sentimientos siguen iguales, lo cual Draco aplaude ya que, si no incrementan, con el
tiempo solo tendrían que retroceder.

Los haría retroceder.

Se mantiene alejado del lago de forma religiosa, las pesadillas comienzan a convertirse en
peticiones de pociones sin sueño a Severus; que a pesar de su irritación por él este año,
termina dándole una buena cantidad que logra hacerlo dormir.

Otros años, en primavera, Draco estaría obsesionado con el libro de Orion Blake. Aquel año,
sin embargo, era la tercera prueba del Torneo de los tres magos la que necesitaba prepararse,
el laberinto parecía la menor de las tres pruebas y eso no significa que aquí no se acabara su
suerte y muriera; sus amigos no apreciaban su humor. Finalmente, en la última semana de
mayo, al final de una clase de encantamientos, lo llamó el profesor Flitwick.

—Esta noche a las nueve en punto tienes que ir al campo de quidditch— le dijo —El señor
Bagman se encontrará allí para hablaros de la tercera prueba.

De forma que aquella noche, a las ocho y media, dejó a sus amigos con una sonrisa algo
tensa, cada día parecía ir demasiado rápido y faltaba poco para la noche de juegos de la Torre
Ravenclaw; parecía demasiado lejos para Draco a veces, especialmente porque, aunque era
antes que la tercera prueba era algo que no quería vivir.

Al cruzar el vestíbulo se encontró con Cedric, que salía de la sala común de Hufflepuff.
Cedric sigue siendo injustamente atractivo, por lo cual Draco se molesta al pensar en eso y
una parte de él solamente piensa de inmediato que ve más atractivo en Harry.

Los sentimientos son una perra.

—¿Qué crees que será?— le preguntó a Draco, mientras bajaba con él la escalinata de piedra
y salían a la oscuridad de una noche encapotada —Fleur no para de hablar de túneles
subterráneos: cree que tendremos que encontrar un tesoro.
—Eso no estaría mal— dijo Draco sin poder haber dicho mucho de esta prueba sin levantar
sospechas, queriendo una parte de él que fuera diferente a lo que espera.

Cedric sonrió antes de comentar sobre la noche de juegos a la cual había aceptado ir como
Fleur, que parece haber sido incluso noticia entre los Hufflepuff, haciendo reír a Draco.

Probablemente Zacharias no estaría feliz al respecto.

Había planeado llevar a Megumi a la noche de juegos, pero seria mejor esperar un año y dejar
este especial solamente para campeones del torneo.

Bajaron por la oscura explanada hasta el estadio de quidditch, entraron a través de una
abertura en las gradas y salieron al terreno de juego.

—¿Qué han hecho?— exclamó Cedric indignado, parándose de repente.

El campo de quidditch ya no era llano ni liso: parecía que alguien había levantado por todo él
unos muros largos y bajos, que serpenteaban y se entrecruzaban en todos los sentidos. Draco
pudo comprender su molestia, incluso sin ser un jugador activo, se sintió como una pequeña
blasfemia al deporte.

—Son setos— dijo Draco sin sorpresa.

Aunque se veía ligeramente diferente a lo que recordaba, era bastante intimidante.

—¡Eh, hola!— los saludó una voz muy alegre.

Ludo Bagman estaba con Krum y Fleur en el centro del terreno de juego. Draco y Cedric se
les acercaron franqueando los setos. Fleur sonrió a Draco: su actitud hacia Draco inicialmente
fue tensa, pero a estas alturas la chica parecía agradecida con él, especialmente desde el lago.
No eran mejores amigos, pero cuando comentó sobre los juegos, la chica había saltado
encantada, no estaba enamorada, pero si parecía verlo más familiarmente que antes.

Viktor lo empujó ligeramente y Draco sonrió resplandeciente.

Era bastante genial.

Lamentó no interesarse en él, seguramente ya que Hermione no le prestaba atención,


probablemente Draco podría haberlo animado de otras formas; a estas alturas interesarse en
cualquier otra persona que no fuera Harry Potter seria lo mejor para él.

Estúpidos sentimientos.

—Bueno, ¿qué os parece?— dijo Bagman contento, cuando Draco y Cedric pasaron el último
seto —Están creciendo bien, ¿no? Dentro de un mes Hagrid habrá conseguido que alcancen
los seis metros. No os preocupéis— añadió sonriente, viendo la expresión de tristeza de
Cedric —¡en cuanto la prueba finalice vuestro campo de quidditch volverá a estar como
siempre! Bien, supongo que ya habréis adivinado en qué consiste la prueba, ¿no?

Pasó un momento sin que nadie hablara. Luego dijo Krum:


—Un laberinto.

—¡Eso es!— corroboró Bagman —Un laberinto. La tercera prueba es así de sencilla: la Copa
de los tres magos estará en el centro del laberinto. El primero en llegar a ella recibirá la
máxima puntuación.

—¿Simplemente tenemos que ig pog el labeguinto?— preguntó Fleur.

—Sí, pero habrá obstáculos— dijo Bagman, dando saltitos de entusiasmo —Hagrid está
preparando unos cuantos bichejos… y tendréis que romper algunos embrujos… Ese tipo de
cosas, ya os imagináis. Bueno, los campeones que van delante en puntuación saldrán los
primeros— Bagman dirigió a Cedric y Viktor una amplia sonrisa —Luego entrará el señor
Malfoy… y al final la señorita Delacour. Pero todos tendréis posibilidades de ganar: eso
dependerá de lo bien que superéis los obstáculos. Parece divertido, ¿verdad?

Draco, que conocía de sobra el tipo de animales que Hagrid buscaría para una ocasión como
aquélla, pensó que no resultaría precisamente divertido. Sin embargo, como los otros
campeones, asintió por cortesía. Ocupaba la manera de inmovilizar a los campeones antes de
tocar el cáliz, ocuparía un hechizo de rastreo sobre ellos.

No podría importarle menos el ganar.

Sonrió internamente pensando en la noche de juegos, el momento perfecto para poner su plan
en acción.

—Muy bien. Si no tenéis ninguna pregunta, volveremos al castillo. Está empezando a hacer
frío…

Draco empujó rápidamente a Viktor.

—Deberíamos hablar sobre, ya sabes— habló Draco moviendo las cejas, a lo cual Viktor
gimoteo; Fleur y Cedric los siguieron también interesados.

Si los jueces pensaban que era raro que los cuatro campeones se hablaran tanto, bueno, solo
funcionaba para diversión de Draco. Los cuatro dejaron el estadio, antes que Viktor lo viera
de mala manera.

—¿Les contaste?— cuestiona casi con pesar, a lo cual Draco solo niega con la cabeza.

—Pensé que íbamos hablar sobre la prueba— afirma Cedric confundido, lo que hace a Fleur
suspirar con una mano en la cadera.

—Solamente quería hablar con Viktor sobre el amor.

—Eso suena terriblemente mal— gruñe Viktor con tono fuerte, que hace a Draco reír por la
posible insinuación.

Cedric y Fleur se ven de reojo, poco impresionados y ya acostumbrados a las locuras de


Draco, lo cual hace al rubio sentirse orgulloso.
El bosque estaba silencioso, aunque, no tanto.

—¿Qué es ese sonido?— musita Fleur de pronto, con el ceño fruncido.

Todos voltean a ver como la cabaña de Hagrid y el carruaje iluminado de Beauxbatons ha


quedado atrás, están cerca de un paraje tranquilo, a escasa distancia del potrero de los
caballos de Beauxbatons, Krum se detuvo bajo los árboles viendo en todos lados; Draco vio
confundido a Cedric que había sacado su varita con cuidado.

Si este torneo dejaba uno o dos traumas era un hecho a estas alturas.

Algo se movió tras los árboles, y Draco, que tenía alguna experiencia del tipo de cosas que se
escondían para atacar, agarró a Fleur instintivamente del brazo y tiró de él. Cedric agachó a
Viktor también rápidamente, los cuatro campeones viéndose ahora si bien alarmados.

—¿Qué ha sido eso?— susurra Cedric confundido.

Draco negó con la cabeza, mirando al lugar en que algo se había movido, y metió la mano en
la túnica para coger la varita. Al instante, de detrás de un alto roble salió tambaleándose un
hombre. Draco tardó un momento en darse cuenta de que se trataba del señor Crouch.

No era alguien que se viera muy a menudo, pero tampoco una figura que se olvide
fácilmente.

Por su aspecto se habría dicho que llevaba días de un lado para otro: a la altura de las rodillas,
la túnica estaba rasgada y ensangrentada; tenía la cara llena de arañazos, sin afeitar y con
señales de agotamiento, y tanto el cabello como el bigote, habitualmente impecables,
reclamaban un lavado y un corte. Su extraña apariencia, sin embargo, no era tan llamativa
como la forma en que se comportaba: murmuraba y gesticulaba, como si hablara con alguien
que sólo él veía.

—¿No es uno de los miembrros del trribunal?— preguntó Krum, mirando al señor Crouch —
¿No es del Ministerrio?

Draco volteó a ver a Cedric quien asintió y, tras dudar por un momento, caminó lentamente
hacia el señor Crouch, que, sin mirarlo, siguió hablando con un árbol cercano:

—… y cuando hayas acabado, Weatherby, envíale a Dumbledore una lechuza confirmándole


el número de alumnos de Durmstrang que asistirán al Torneo. Karkarov acaba de
comunicarme que serán doce…

—Señor Crouch…— dijo Cedric con cautela.

Draco lo siguió rápidamente aunque no con muchos ánimos, Fleur a su lado lo veía algo
incómoda y Viktor veía en todas direcciones curioso.

No había nadie más.

Cuando Fleur lo vio, Draco hizo una seña universal a su oreja para indicar que estaba loco,
que hizo que Viktor lo viera mal, pero Fleur se tapó la boca para evitar la risa; Cedric le dio
un ligero empujón en la cabeza que hizo a Draco comportarse.

—… y luego envíale otra lechuza a Madame Máxime, porque tal vez quiera traer a algún
alumno más, dado que Karkarov ha completado la docena... Hazlo, Weatherby, ¿querrás?
¿Querrás?— El señor Crouch tenía los ojos desmesuradamente abiertos.

Siguió allí de pie mirando al árbol, moviendo la boca sin pronunciar una palabra. Luego se
tambaleó hacia un lado y cayó de rodillas.

—¡Señor Crouch!— exclamó Cedric —¿se encuentra bien?

Los ojos le daban vueltas. Draco miró a Krum, quien ahora observaba a Crouch asustado.

Es que estaba actuando como un loco.

—¿Qué le pasa?— indica Fleur.

—Ni idea— susurró Draco— Será mejor que vayas a buscar a alguien…

—¡A Dumbledore!— dijo el señor Crouch con voz ahogada. Agarró a Draco de la tela de la
túnica y lo atrajo hacia él, aunque los ojos miraban por encima de su cabeza —Tengo… que
ver… a Dumbledore…

Por supuesto que tendría que ver a ese anciano.

Todos parecían querer verlo.

Como sí pudiera solucionar todos los problemas, sí fuera así, no estarían metidos en medio
del torneo este año.

—De acuerdo— contestó Draco esperando que lo soltara, no lo hizo —Si se levanta usted,
señor Crouch, podemos ir al…

—He hecho… idioteces…— musitó el señor Crouch. Parecía realmente trastornado: los ojos
se le movían desorbitados, y un hilo de baba le caía de la barbilla. Cada palabra que
pronunciaba parecía costarle un terrible esfuerzo —Tienes que… decirle a Dumbledore…

—Levántese, señor Crouch— le indicó Cedric en voz alta y clara —¡Levántese y lo llevaré
hasta Dumbledore!

El señor Crouch dirigió los ojos hacia él.

—¿Quién… eres?— susurró.

—Soy alumno del colegio— contestó Cedric preocupado, mirando a Krum en busca de
ayuda, pero éste se mostraba indeciso y nervioso.

—¿No eres de… él?— preguntó Crouch, y se quedó con la mandíbula caída.
—No— respondió Cedric, probablemente sin tener la más leve idea de lo que quería decir
Crouch.

—¿De Dumbledore…?

—Sí.

Crouch tiraba de él hacía sí. Draco trató de soltarse, pero lo agarraba con demasiada fuerza.

—Avisa a… Dumbledore…

—Traeré a Dumbledore sí me suelta— le gruñó ahora Draco extrañando su espacio personal


—Suélteme, señor Crouch, e iré a buscarlo.

—Gracias, Weatherby. Y, cuando termines, me tomaría una taza de té. Mi mujer y mi hijo no
tardarán en llegar. Vamos a ir esta noche a un concierto con Fudge y su señora— Crouch
hablaba otra vez con el árbol, completamente ajeno a los demás, que se sorprendió tanto que
no notó que lo había soltado —Si, mi hijo acaba de sacar doce TIMOS, muy pero que muy
bien, si, gracias, si, si que me siento orgulloso. Y ahora, si me puedes traer ese memorándum
del ministro de Magia de Andorra, creo que tendré tiempo de redactar una respuesta…

Draco por fin se soltó.

—Bien hay que dividirnos, dos se quedan y dos nos vamos— gruñó Draco alisando su túnica
con cansancio —Yo traeré a Dumbledore. Puedo hacerlo más rápido, porque sé dónde está su
despacho…

También Cedric, pero este parecía querer ayudar al sujeto, Hufflepuff demasiado amable,
Draco solamente quería poner una gran distancia entre ambos a estas alturas.

—Está loco— repuso Krum en tono dubitativo, mirando a Crouch, que seguía hablando
atropelladamente con el árbol, convencido de que era otra persona.

—Voy contigo— rápidamente hablo Fleur, que esto no le daba gracia y los otros dos se
vieron con duda.

Krum pareció ofendido, pero Fleur no se echo atrás.

—Volveremos rápido— habló Draco tomando la muñeca de Fleur y comenzando a moverse.

—¡No me… dejes!— susurró Crouch deteniéndolos, con los ojos de nuevo desorbitados —
Me he escapado… Tengo que avisar… tengo que decir… ver a Dumbledore… Ha sido culpa
mía, sólo mía… Bertha… muerta… sólo culpa mía… mi hijo… culpa mía… Tengo que
decírselo a Dumbledore… Harry Potter… el Señor Tenebroso… más fuerte… Draco
Malfoy…

Si.

Que dijera su nombre en transe no era buena señal.


—¡Le traeré a Dumbledore!— replicó Draco apresurándose ante la mirada indignada de
Viktor —Que no se mueva de aquí— dijo Draco preocupado —Volveré con Dumbledore.

No era su mejor idea, pero bueno, ocupaban a un adulto funcional.

Con suerte otro profesor.

Ya que ninguno parecía disponible, sería Dumbledore.

Mientras ambos se apresuraban, Draco no pudo evitar pensar en el hijo de Crouch del cual
hablaba, no recordaba mucho de su familia… pero tenía la idea de que había muerto su hijo,
en prisión sí recordaba las clases de historia de su madre.

Subieron como un rayo la escalinata de piedra, atravesó las puertas de roble y se lanzó por la
escalinata de mármol hacia el segundo piso. Cinco minutos después se precipitaba hacia una
gárgola de piedra que decoraba el vacío corredor.

Si.

Una mala idea.

—¿Cuál es la clave?— pregunto Fleur y Draco sudó nervioso al no saberla.

Con un encogimiento de hombros levantó la varita, Fleur chilló cuando liberó a su patronus
Dragón que atravesó la pared para sonrisa de Draco; no paso ni un segundo cuando ambos
estudiantes estaban ingresando al despacho del director. Draco pensó tardíamente que pudo
enviar el patronus desde el lugar con el señor Crouch, pero había entrado en pánico.

Dumbledore parece desconfiado al verlo, pero al notar a Fleur solamente los deja pasar y
todo se hace un caos cuando Severus aparece también.

Fleur parece alterada, pero Draco es claro.

—El señor Crouch apareció en el bosque y está demente

Ambos profesores voltean a Fleur, quien asiente de forma alarmada.

—Llévame hasta allí— le indicó de inmediato el director, y fue tras él con Snape a su lado.

—¿Qué ha dicho el señor Crouch, Draco?— preguntó Dumbledore cuando bajaban


apresuradamente por la escalinata de mármol.

—Dice que quiere advertirle… Dice que ha hecho algo terrible… Menciona a su hijo… y a
Bertha Jorkins… y… y a quien ya saben quién… Dice algo de que el señor oscuro se hace
fuerte…

Usualmente no confiaría en el hombre, pero Draco comienza alarmarse, Harry no está en el


torneo así que el mago oscuro no debería volver.

¿Verdad?
—¿De veras?— dijo Dumbledore, y apresuró el paso para atravesar los terrenos sumidos en
completa oscuridad.

—No se compogta como una pegsona nogmal— comentó Fleur con disgusto y nervios —Los
otgos chicos estaban con él.

—¿Cómo? ¿Lo han dejado con otros campeones?— exclamó Dumbledore bruscamente, y
comenzó a dar pasos aún más largos. Draco tuvo que correr para no quedarse atrás —¿Sabes
sí alguien más ha visto al señor Crouch?

Draco ve a Fleur que niega con la cabeza.

—Nadie— respondió Draco —los cuatro estábamos hablando. El señor Bagman ya había
acabado de explicarnos en qué consiste la tercera prueba, y nosotros nos quedamos atrás.
Entonces vimos al señor Crouch salir del bosque.

—¿Dónde están?— preguntó Dumbledore, cuando el carruaje de Beauxbatons se hizo


visible.

—Pog ahí — contestó Fleur adelantándose a Dumbledore y guiándolo por entre los árboles.

No se oía la voz de Crouch, pero sabía hacia dónde tenía que ir. No era mucho más allá del
carruaje de Beauxbatons… más o menos por aquella zona…

—¡Viktor!— gritó Draco alarmado —¡Cedric!

No respondieron.

Mala señal.

—Los dejé aquí— explicó —Tienen que estar por aquí…— farfulló asustado, mago o no
mago más fuerte de todos, Dumbledore no funcionó para tranquilizarlo.

Fleur tomo la varita acercándose a él quien instintivamente se acercó a ella tomando su mano.

—¡Lumos!— dijo Dumbledore para encender la varita, y la mantuvo en alto.

El delgado foco de luz se desplazó de un oscuro tronco a otro, iluminando el suelo. Y al final
hizo visible un par de pies. Los presentes se acercaron aprisa. Krum estaba tendido en el
suelo del bosque, Cedric a su lado también. Parecía inconsciente. No había ni rastro del señor
Crouch. Dumbledore se inclinó sobre Krum y le levantó un párpado con cuidado.

—Está desmayado— dijo con voz suave. En las gafas de media luna brilló la luz de la varita
cuando miró entre los árboles cercanos.

Draco se acercó a Cedric con Fleur, quienes vieron al chico respirar como si durmiera.

Hay un caos cuando intentan levantarlos para ir a la cabaña de Hagrid, donde Draco se
maldice no haber ido primero; cuando Cedric despierta le da un puñetazo a Draco, pareciendo
arrepentido de inmediato cuando procesa que ha pasado.
Si.

Draco se queja del dolor de su nariz.

—¿Draco?— cuestiona temeroso —Lo siento, algo me atacó, nos atacó, ¿Viktor?— Draco
señala resentido a un Viktor que Dumbledore parece querer tranquilizar, Fleur se aleja de
Cedric luciendo precavida.

—Descansa un momento— le indicó Dumbledore. Oyeron un ruido de pisadas antes de ver


llegar a Hagrid jadeando, seguido por Fang. Había cogido su ballesta.

Draco tenía sangre en su ropa ahora.

Cedric parecía muy arrepentido.

—¡Profesor Dumbledore!— exclamó con los ojos muy abiertos —¡Draco! ¿qué…?

—Hagrid, necesito que vayas a buscar al profesor Karkarov— dijo Dumbledore —Han
atacado a un alumno suyo. Cuando lo hayas hecho, ten la bondad de traer al profesor Moody.

—No hará falta, Dumbledore— dijo una voz que era como un gruñido sibilante —Estoy aquí.

Moody se acercaba cojeando, apoyándose en su bastón y con la varita encendida.

Draco quiso decir que era un idiota y probablemente un mortifago oculto, no tenía pruebas
más que sus memorias de una vida pasada, pero si este fue el causante de todo esto quería
acusarlo; el dolor en su nariz disminuyó cuando Fleur le lanzo un encantamiento Episkey.

Ya debió haber estado por aquí desde antes.

—Maldita pierna— protestó furioso —Hubiera llegado antes… ¿Qué ha pasado? Snape dijo
algo de Crouch…

—¿Crouch?— repitió Hagrid sin comprender.

—¡Hagrid, por favor, ve a buscar a Karkarov!— exclamó Dumbledore bruscamente.

—Ah, sí… ya voy, profesor— dijo Hagrid, y se volvió y desapareció entre los oscuros
árboles. Fang fue trotando tras él.

—No sé dónde estará Barty Crouch— le dijo Dumbledore a Moody —pero es necesario que
lo encontremos.

—Me pondré a ello— gruñó Moody. Sacó la varita, y penetró en el bosque cojeando.

Draco lo vio con duda mientras se alejaba.

Cuando llegaron el director de Viktor y también Madame Maxime, fue un caos; Draco no
durmió temprano ese día.

.
.

—Esto es una locura, pudiste ser atacado— brama Padma mordazmente mientras caminan
por los pasillos, Draco con el rostro dubitativo sin poder superar lo ocurrido esa noche;
claramente le contó a sus amigos apenas pudo verlos.

No repetiría el año anterior, aunque sinceramente, hay tantas cosas que oculta ahora que es un
poco dolor de cabeza.

Las pesadillas han vuelto.

Draco apenas sí duerme últimamente, con temor a soñar en medio del lago y no es hasta que
cae muy tarde la noche que el cansancio lo hace dormir; le ha ayudado mucho sobre su
lectura de Orion y algunos libros que sacó de la cámara de los secretos que habla sobre
pociones, porque no puede dormir y ocupa planear bien sobre la tercera prueba y tiene todos
los ingredientes que necesita.

Salazar parece ser hábil en magia oscura, pero había aprendido sobre pociones que no estaban
dentro de curriculum de Severus.

Probablemente su padrino sabría sobre ellas, pero no le daría la receta, aunque la pidiera, así
que fue bastante difícil obtener ingredientes.

Poción de rastreo

Con pocos ingredientes es lo mismo que el hechizo rastreador (“appare vestigium”) que es un
hechizo que se utiliza para revelar el rastro mágico dejado por criaturas o personas en algún
lugar. También, sirve para poder recrear sucesos del pasado que había perfeccionado Newt
Scamander.

Había estado utilizando el hechizo con Steven y Merlín, con sus mascotas no había problema,
pero cuando lo intentó con Luna no fue tan fácil.

Así que ocupa el hechizo y la poción para la noche de la tercera prueba.

Y bolas de fuego.

Puede que fueran idea de Michael, pero Draco va la belleza en poder tener algo con lo cual
defenderse en medio de lo desconocido ahora que paso lo de Crouch.

El fuego es genial.

—Maldición creo que dimos un mal giro— gruñe Padma de brazos cruzados cuando el
pasillo que los conduce a sus habitaciones no es el que esperaban.

El séptimo piso es una tortura a veces y no quieren ir al aula de adivinación, toma parte de la
túnica de su amiga lista para irse, cuando algo los detiene. Es uno de los pocos retratos sin
vida dentro del castillo, los retratos al igual que los fantasmas suelen alejarse de Draco;
incluso los de su propia casa. El retrato de Godric Gryffindor lo representaba como un
hombre alto y musculoso con una melena pelirroja ondulada parecida a la de un león y una
barba a juego. Tenía ojos verdes, piel color melocotón y a menudo se le mostraba con su
famosa espada, con la que tenía una gran habilidad en el manejo como en esta imagen.

No había retratos de Salazar Slytherin.

Miro fijamente el retrato del hombre.

—Que extraño— susurró con una mano en su mentón, Padma lo ve incrédula.

—¿Qué tiene el retrato?— pregunta curiosa y sin importarle llegar tarde a su clase de
Herbología, habían ido a su torre para buscar un libro y ahora estaba todo olvidado.

—Es un retrato que no se mueve, pero esta espada parece brillar— la mano de Draco se
mueve para tocarla, lo cual como debió haber aprendido por años de estupideces, es mala
idea.

Al igual que para entrar a la cámara de los secretos, al tocar la espada siente que algo de la
magia es drenado un poco y la aleja rápidamente, pero ya el daño esta hecho; el cuadro se
mueve causando que ambos chicos salten alarmados cuando los ojos de Godric parecen
voltear a verlos.

Sus ojos chispean en reconocimiento al ver a Draco, parece que va a decir algo, antes que el
cuadro vuelva a sumirse en una imagen inmóvil.

Si.

Eso fue totalmente aterrador.

—Se movió, el cuadro se movió— chilló Padma sujetándose de su brazo alarmada y casi
aterrada.

Draco compartió el sentimiento, quiso irse, pero levantó la mano para tocar la espada sólo
que esta vez nada pasó.

—Oh por favor— gruñó incrédulo, tal vez fue una imaginación, algo en conjunto.

Padma lo arrastró un poco.

—Draco, sé que es curioso, pero ya tenemos mucho en nuestra mano, dejémoslo así— habló
de forma sensata, pero Draco había puesto la mano en la espada nuevamente.

No quería absorber su magia, pero el sentimiento de ser absorbida y haber entrado tantas
veces en la cámara de los secretos, le hizo infundir su propia magia a la fuerza en una
cantidad poco recomendada, aunque fuera un poco doloroso.

—No deberías hacer eso niño— la voz de un hombre los hizo saltar a ambos, Draco se abrazó
a Padma incrédulo mientras esta también parecía aterrada cuando el retrato cobró vida; como
la mayoría de retratos del castillo.

Pero este era nuevo.


Se supone que no debía moverse.

—Habló— susurró Padma incrédula, Draco asiente un poco nervioso y cansado.

Si.

Tal vez fue demasiada magia la que le drenaron, pero no importa.

—¿Por qué su retrato no tenía vida antes?— habló Draco rápidamente, sin saber que tanto el
retrato permanecería sin vida.

Godric lo vio fijamente, antes de bufar por bajo.

—Los retratos mágicos no son iguales, mi retrato fue creado hace tanto tiempo y dejo de ser
funcional cuando Salazar se marchó; bastardo vengativo— había rencor y tristeza en su voz,
pero Draco la ignoró porque no era un ser vivo.

Aunque al mismo tiempo lo era.

Que confuso.

—Lo conoció, conoció a Salazar Slytherin, se decía que eran amigos— señalo Draco triunfal,
como si muchas cosas pudieran ser respondidas ahora.

Godric volteó a verlo molesto.

—Niño solo tengo que ver tu rostro para saber que eres algún descendiente de ese mago, no
sé por qué quieres saber sobre Salazar y espero que no sobre la maldición, pero es mejor que
te detengas ahora mismo— había ya perdido la cuenta de que tantas personas le hicieron esa
misma advertencia.

Rodó los ojos con Padma, quien parecía solo suspirar.

—Nosotros… eh… señor Gryffindor, encontramos la cámara de los secretos, todo este
tiempo nos habían dicho sobre como Salazar se había marchado porque se negaron a enseñar
solo a sangre pura; pero dentro de la cámara hay libros confusos al respecto… aunque si
había un basilisco— susurra lo último con dudas, a lo cual Godric parece confuso.

—¿Quién dijo esas cosas?— cuestiona ahora curioso, antes de ver incrédulo a ambos
adolescentes— Basilisco… hablan de… ¿Minie?— pregunta casi con emoción.

Draco y Padma comparten una mirada incómoda.

¿Minie? Articula Padma sin hablar y Draco solamente toma aire, sí alguien dice sobre que es
pésimo poniendo nombres, no sabe que pensar sobre un basilisco gigante llamado Minie.

—Un basilisco que se llama Minie— habló Draco casi sin creer que esto no era una ilusión.

Godric mueve su mano restándole importancia.


—Su nombre era Wilhelmina, significaba “protector decidido”— hace comillas aéreas que
provoca que ambos Ravenclaw se vean con dudas —Salazar era un idiota, claramente Minie
era un mejor apodo, era el protector de Hogwarts; era una mascota encantadora que fungía
como guardián— añade Godric claramente sorprendido, Draco intercambia una mirada con
Padma.

Cuando voltean a ver, el cuadro ha vuelto a quedar sin vida.

No.

Eso sí que no.

Esta por poner la mano en el cuatro, cuando una mano en su hombro los hace saltar a ambos,
Severus voltea a verlos con una ceja levantada.

—La hora de su clase ya inicio hace cinco minutos, 10 puntos para cada uno y detención por
estar en los pasillos.

Si.

Su padrino aún no lo perdona.

Los siguientes días Draco se encontró en una especie de nube, no la neblina, solamente que
comenzó a leer la mayoría de libros de la cámara de los secretos, pero en estos, aunque
hablaba muy específica y detalladamente sobre todo tipo de magia negra; como de criaturas
del pantano que son mayormente acuáticas para su desgracia, no había mucho sobre Godric.
Draco pudo ver sobre la creación del castillo, muchas salidas de escape que probablemente
incluso los gemelos no conocerían, mucha genealogía y sobre diferentes tipos de magia del
mundo. Ningún libro estaba codificado como el de Orion Blake, pero eso no provocó que
fueran más fáciles de leer; Padma quien le advirtió que era mejor concentrarse en practicar la
magia, fue la misma que le comento a sus otros amigos el descubrimiento.

Luego que, al llegar tarde a la clase de herbología, Draco terminara dormido por un poco de
déficit de magia.

No fue tan malo como cuando usó las cadenas de plata, pero Padma le prohibió volver a ir
con el retrato hasta que pasara la última prueba.

Un retrato muerto que reaccionó a su magia.

Es casi cómo el espejo.

Otro objeto en Hogwarts que reacciona diferente a él, porque cuando sus amigos fueron al
cuadro y tocaron la espada, esta no reaccionó de ninguna forma; así que algo dentro de
Draco, probablemente su propia genética era la que había activado este objeto como tantos
otros.
¿Habría conocido a Orion?

Si Godric conociera a Orion, sería el primer ser humano vivo (¿retrato vivo?) que pudiera
hablar con un conocimiento totalmente en primera persona del hombre; esperar a la tercera
prueba parecía una eternidad, pero tampoco podía darse el lujo de estar con déficit de magia
en esa.

Tan cerca pero tan lejos.

—Parece ser que últimamente no estás en ningún lado— la voz lo hizo saltar levemente,
estaba en medio de la biblioteca, Anthony le había prohibido ir a la cámara de los secretos
solos al menos que fuera con alguien para practicar la magia.

Padma lo empujó lejos del retrato de Godric.

El lago estaba prohibido.

Cada vez parecía menos los lugares donde puede estudiar, prefería la torre Ravenclaw, pero
había estado ahí los últimos días y ahora en medio de la biblioteca con libros de
encantamientos estaba anotando aquellos que pensaba podrían serle útil en la tercera prueba.

Draco usualmente podía dominar rápidamente los hechizos, el reducto ahora salía mejor.

Suelta un suspiro dramático.

—Esta noche es la noche anual de juegos de la torre Ravenclaw— los ojos de Harry se abren
sorprendido —lo sé, algo temprano, pero dado que en unos días es la tercera prueba es mejor
hacerlo ahora; por aquello que ocupemos recuperarnos de la locura— añade ahora con una
sonrisa divertida.

Intentando rápidamente evitar que su mente regrese al año pasado, al beso que tuvo con
Harry y que para suerte suya aún no sabía que le gustaba; no quería pensar que tenía
sentimientos por Harry en ese momento, una puerta que no quería abrir ahora o nunca.
Aunque al menos ahora puede entender porque ese beso había sido, diferente; pero bueno al
menos tendría un beso de recuerdo que nunca debía repetir.

Un recordatorio, era sólo eso.

—Supongo que este año será una locura— musita Harry con un ligero bostezo, aún tiene
ojeras.

Su ceño se frunce.

—¿No has estado durmiendo?— la pregunta es inocente, pero por la forma en que este desvía
la mirada, le hace pensar que puede que algo está pasando aquí.

—Solo una pesadilla nada demasiado grave, hablé con el director sobre el tema— si eso
buscaba tranquilizarlo fue todo lo contrario, una pesadilla que ocupe del director no es una
buena señal —es sobre algo que he estado investigando con Ron y Hermione.
—Harry un consejo, deberías tomarte un año tranquilo, deja de hacer cosas que yo haría.

—Eso es hipócrita.

—Soy hipócrita, has lo que digo no lo que hago, soy un pésimo ejemplo a seguir.

Harry le da una mirada de incredulidad, pero Draco solo sonríe antes de bajar la vista al libro
con tristeza, con Harry a su alrededor es improbable que pueda concentrarse en algo; lo había
notado en días anteriores, estar alrededor del niño que vivió hace que su concentración
disminuya al menos en un 50%.

Sentimientos estúpidos.

Ese era su lema ahora.

—A veces quisiera que no estuvieras en el torneo, eres realmente frustrante— habla Harry
con cansancio, lo que provoca que Draco levante la mirada ante el rostro examinador del
chico —¿Por qué entraste?— pregunta casi curioso.

Draco lo ve fijamente recostando su rostro en la mano apoyada en la mesa, Harry parece


confundido de que lo vea de esa manera, pero Draco solamente se permite observarlo un
poco en ese momento. La piel de Harry es más bronceada que la suya, lo suficiente para que
si se están muy cerca el contraste fuera totalmente notorio; a diferencia de las películas la
cicatriz de este Harry parece a un trueno bifurcado en lugar de una pegatina de rayo negra.

Ha crecido en este año, no tan alto como Draco, pero parece mucho más a un joven que a un
niño.

No es horrendo, sus anteojos siguen siendo circulares, pero los ojos verdes son bastante
atractivos.

Draco nunca se preguntó cómo sería la persona de la cual se llegaría a interesar, Harry Potter
era físicamente de lejos algo que hubiera pensado tanto en esta vida como la anterior.

Era su amigo.

Un amigo por el cual no había dudado en saltar frente a la hipotética bala que era el torneo,
solo para darle un año de tranquilidad al chico. Al igual que cuando salvo a Sirius, intentando
convencerse que todo lo que hizo fue por el bien de la historia, la respuesta para Draco
siempre era la misma; egoísmo. Indiferente de que sentimiento pudiera tener por Harry a
inicio de año, era importante para él y no quería verlo lastimado, incluso si eso significaba
que Draco tuviera la carga del torneo ahora.

No se arrepiente.

Al igual que no se arrepintió de ayudar a Sirius y darle una vida.

—Quien sabe— responde desviando la mirada, Harry lo patea debajo de la mesa haciéndolo
reír —el pequeño Harry es un sensible cuando tiene sueño, hazte un favor y ve a la cama—
añade con burla y este jadea.
—Tú te ves como sí no hubieras dormido mucho últimamente— ataca con bastante certeza,
lo cual es verdad, no ha dormido casi nada.

Draco derrumba su rostro contra el libro abierto gimoteando.

—Cállate, me veo asombroso— gruñe contra el libro, a lo cual Harry solamente lo empuja.

Levanta el rostro cuando este lo ve fijamente antes de mover la cabeza, como si quisiera que
lo acompañe, pero no es tan fácil ya que tienen que regresar muchos libros; Harry intenta
ayudar, pero termina haciendo que la bibliotecaria casi los heche a patadas. Camina un poco
cansado y se sorprende cuando llegan a la torre Gryffindor, ve a Harry con recelo, pero este
lo empuja dentro del lugar; las clases habían terminado temprano hoy, pero eso no significa
que no tenga cosas por hacer.

No hay muchos presentes, Ginny pestañea curiosa al verlo, sonriendo casi con maldad antes
de sonreír cuando Harry le pide ayuda para avisar a Luna que Draco está aquí descansando.

Hay algo amargo al ver que Harry y Ginny se llevan bien, pero lo ignora porque no va a tener
celos, no ahora, nunca.

Ginny sale de la puerta con una sonrisa de gato, Harry empuja a la habitación de los chicos
donde todo está vacío y casi lo obliga acostarse; apenas si se puede quitar los zapatos y
túnica. La cama es deliciosa como recuerda, tiene un olor que ahora comprende porque es tan
adictivo y esta tentado a robar esta almohada.

Durante varios segundos Harry ve fijamente la pulsera de cuero en su mano, antes oculta por
su túnica, provocando que Draco se sonroje levemente avergonzado; es uno de sus artículos
favoritos que Harry le había regalado pero que ahora por algún motivo le da vergüenza
mostrar.

—Duerme un poco, te despertaré cuando alguien venga a buscarte y sea estrictamente


necesario que te vayas.

—Estas actuando como una madre.

—Bueno alguien ocupa cuidar tu trasero.

Harry solamente camina hacía su baúl donde saca un libro, es uno del señor de los anillos y
aunque parece listo para ir al escritorio, se detiene al ver que Draco toma una de las dos
almohadas y la coloca en el suelo; Harry parece incrédulo, antes de tomar asiento al lado de
su cama, debido a la posición su cara queda cerca de donde Draco esta acostado cual gato.

Su amigo parece incómodo y algo sonrojado mientras intenta leer, pero Draco quiere
escucharlo.

—Lee en voz alta— solicita, provocando que Harry levante la vista incrédulo y Draco hace
su mejor cara de perro bajo la lluvia que suele convencer a Padma de cualquier cosa.

Lo ve dudar, antes de suspirar y voltear al libro.


—Me temo que ese Gollum anda rondando otra vez, señor Frodo —dijo—. O al menos, si no
era él, quiere decir que tiene un doble. Salí a buscar un poco de agua y lo descubrí
husmeando por los alrededores justo cuando volvía. Me parece que no es prudente que
ambos durmamos al mismo tiempo, y con el perdón de usted, no puedo tener los ojos abiertos
un minuto más.

—¡Bendito seas, Sam! —le dijo Frodo—. ¡Acuéstate y duerme cuanto necesites! Pero yo
prefiero a Gollum antes que a los orcos. En todo caso no nos entregará... a menos que lo
capturen.

—Pero podría tratar de robar y asesinar por cuenta propia —gruñó Sam—. ¡Mantenga los
ojos bien abiertos, señor Frodo! Hay una botella llena de agua. Beba usted. Podemos
volverla a llenar cuando nos vayamos. —Y con esto Sam se hundió en el sueño.

Harry sigue la lectura, haciendo voces graciosas como hace algunos meses Draco hizo
también sobre Sparky el dragón.

Cae dormido profundamente.

Sin pesadillas.

Casi quiere tomar a Harry y secuestrarlo a la torre Ravenclaw para que pueda dormir así
todas las noches, o tal vez debería dormir de ahora en adelante en la torre Gryffindor; son
pensamientos ridículos que, aunque no pueda evitarlo, terminan colados en su mente.

Continuará…

Chapter End Notes

En el próximo capitulo serán los famosos juegos de la torre Ravenclaw, me encanta


como Draco esta tan decidido a no aceptar sus sentimientos por Harry; amo cuando un
personaje es tan recio aceptar el amor, porque es algo que no estaba en la lista de vida de
Draco y ahora tiene mucho en que pensar como para concentrarse en Harry.

Pero a diferencia del cliché y opción más sana que sería alejarse, Draco es un poco
masoquista porque realmente aprecia la amistad de Harry y se queda a su lado pensando
que tiene todo bajo control.

Hasta ahora ninguna prueba ha salido como se espera, entonces deben imaginar que la
tercera no va ser la excepción.
Capítulo 14: Tercera prueba.
Chapter Summary

Draco tiene muchos secretos o tal vez ya no tantos, lo que si sabe es que la tercera
prueba esta por comenzar.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Draco despierta por la sacudida de Terry que parece ser el elegido para buscarlo, gruñe
sujetando la almohada, pero Terry lo empuja fuera de la cama de Harry; el bastardo que es su
amigo en Gryffindor, observa desde la cama de Ron con los hombros encogidos, indicando
que intentó despertarlo amablemente pero que dormía como una piedra. Draco lo ve
indignado, antes de estornudar por el frío que hacía y en lugar de colocarse su túnica, solo
toma sus zapatos antes de tomar una sudadera que supone es de Harry porque está sobre la
cama; es roja de Gryffindor y parece costosa, definitivamente fue un regalo de Sirius. El
propio Harry parece algo incrédulo cuando se la pone, si puede que fuera algo idiota, pero
Draco quiere algo de Harry; esto no va ayudar a disminuir sus sentimientos por él, pero
realmente no le importa.

Si.

No es la mejor idea, pero Draco tampoco piensa muy bien cuando esta dormido.

Cuando salen el Gryffindor sigue aturdido, pero Draco solo bosteza de mal humor a Terry,
que lo mira con una sonrisa divertida.

—Inteligente— es lo único que este dice, pero antes de poder decir algo, deben correr a la
torre Ravenclaw, donde los demás ya tienen todo listo.

Se siente culpable, pero Padma comenta que es mejor tenerlo despierto que con sueño y que
este año le toca a Terry ser presentador.

Michael y Luna han ido por los campeones, mientras que Anthony sigue colocando las cajas
que Draco había preparado para este día; algunos favores pendientes, pedidos de los gemelos,
pedidos de otros años y tenía todo lo que necesitaba de la lista de la fiesta. Claro que no era
una fiesta como usualmente planeaban hacer, pero es que con cada año que pasaba, las cosas
solamente parecían ir incrementando como de costumbre.

Los campeones llegan confundidos, aunque Cedric parece bastante emocionado de ser parte
de los míticos juegos legendarios de la torre Ravenclaw, que este año probablemente tengan
un nuevo giro inesperado para los participantes.
Draco ha estado pensando sobre esta noche mucho más que en la tercera prueba, podría ser
algo inmaduro, pero la vida se trata de diversión.

—Bienvenidos a la noche de juegos de la torre Ravenclaw, mi nombre es Terry y seré su


presentador esta noche; siempre queremos recordar la regla principal que sería: …

—Lo que pasa en la torre Ravenclaw se queda en la noche Ravenclaw— corean todos los
Ravenclaw, más Cedric que parece adivinar la idea, porque es como la única cosa que se
menciona cuando alguien pregunta a cualquiera de los participantes.

Viktor y Fleur se ven con el mismo rostro que la mayoría de los involucrados pasan cuando
descubren esto por primera vez.

Que no deben estar aquí.

—Esta noche tendremos muchos juegos para involucrar a nuestros campeones debido al
torneo actual, y también tenemos a Draco que logró colarse como siempre— lo último lo dice
en broma, pero Draco hace una dramática reverencia que hace a los demás reír —también
tenemos auspiciado por, realmente no queremos saber, pero Draco ha logrado hacer lo
imposible el día de hoy con esto— musita Terry negando con la cabeza y sacando una caja de
su espalda.

Al ponerla frente a todos, algunos como Padma que no estaban del todo enterados de la
situación o Fleur que parecen incrédulas cuando la caja se abren revelando una gran cantidad
de cervezas de mantequilla y otras bebidas; como Coca-Cola.

Si.

Draco tuvo que enviar muchas lechuzas, pero puede confiar en Dora y Sirius para ser los
familiares consentidores de dudosa responsabilidad moral.

Anthony era el único enterado de la idea inicialmente hasta hoy.

—Estas son cervezas de mantequilla normales, pero estas otras tienen grados de alcohol
bajos, estas por último lugar son solamente si realmente has probado antes el licor— señala
Draco las bebidas y Padma le da un pequeño zape en el brazo.

—¡Draco!— sisea ella con incredulidad y un poco de reproche.

Cedric silba impresionado y otros como Michael se acercan para ver curiosos, Terry toma sin
dudarlo una sin alcohol y le pasa una también a Luna que agradece. Draco asiente porque no
pensaba que Luna tomara alcohol, apenas tenía 13 años, no era un monstruo.

Ellos tienen solo 14 años, pero eso es un mundo de diferencia para Draco actualmente.

—No tienes que tomar Padma si no quieres, pero es probable que alguien, aunque con
posibilidad bajas pueda morir, me gustaría pensar que pude tomar con amigos antes que eso
pase— habla tomando una de las bebidas con alcohol medio.
En su anterior vida como Orion no tenía tiempo de salir y tomar con sus amigos, a pesar de
su padre alcohólico, Draco puede apreciar un poco la locura de tomar y reír sin sentido; su
mejor amiga solía tomar con él, pero siempre envidió un poco los grandes grupos de amigos
en los bares.

Si iba a morir.

Al menos habría tomado con ellos.

Charlie le había dado su primer trago de whisky de fuego, había tomado champagne en
alguna cena de navidad, pero hoy tomaría con amigos.

—No creo que esto sea legal para ustedes— habla Viktor tomando la bebida de mayor
alcohol y Draco levanto la suya en señal de salud.

—Son niños— farfulla Fleur tomando una de alcohol medio, mientras que Cedric toma una
igual que Viktor.

Padma lo ve con furia cuando toma una bebida sin alcohol, por otro lado, Michael toma la
que tiene más alcohol, solo para escupirla en el primer trago y tomar una con alcohol medio
con mucha mayor duda. Draco rueda los ojos tomando la bebida que Michael dejó de lado,
para después, por ahora el sabor dulce de la cerveza de mantequilla, apenas y cambia un poco
por el alcohol.

Donde lo consigue Sirius no tiene ni idea, pero le da risa que no hiciera preguntas y solo
enviara las cajas.

Luchando claramente con Dora sobre quien es el mejor primo (¿tío?) de la familia Black.

Ojalá Remus no se entere.

—Esta noche tenemos una gran cantidad de juegos planeados, pero empezaremos por nuestro
nuevo clásico, pictionary— añade Terry de forma teatral, haciendo que todo el color
desaparezca del rostro de Draco.

Oh no.

Los campeones ven confundidos como los Ravenclaw parecen aguantar la risa, mientras
Luna palmea su brazo de forma reconfortante.

Veinte minutos después, sin necesidad de alcohol, todos incluyendo Viktor miran con un poco
de lastima el dibujo de Draco; él quien se encuentra casi arrodillado sobre sí mismo, al
tiempo que una muy incrédula Padma intenta adivinar su dibujo. Era su idea de una jirafa,
pero luego de que Padma estuviera segura que de alguna forma era un dementor, Draco no
esperaba que estuviera en el último puesto del juego.

No era su culpa que todos tuvieran habilidades magistrales en el dibujo, incluyendo a


Michael, ¡Michael!.
Cedric no era tan bueno en el dibujo, pero a pesar de eso hizo un gran equipo con Terry,
quien sin talento al menos lograba hacerse a entender. Otros como Luna parecían tener una
vena totalmente artística y Fleur había hecho un lirio tan detallado en pocos segundos que
Draco sintió envidia; Viktor hizo dibujos toscos, pero Michael pudo descubrirlos fácilmente.

Algo abatido por su falta de habilidad, no pudo evitar pensar que al menos Harry no se
burlaría de él, Harry era un buen amigo.

Gruño mentalmente, el pensamiento de Harry se había colado muchas veces en los últimos
días, pero se había prometido que esta noche no pensaría en él y estaba fallando sus propias
reglas. Una parte quiso invitarlo, pero Draco no quiso que notara alguna desigualdad entre los
invitados, ninguno de ellos había venido más de una vez y no quería que pensaran algo raro;
si alguien descubría sus “no-sentimientos” suponía que sería sumido a una vergüenza
inmensa.

Así que mejor no pensar en Harry.

Perdió en pictionary, con puntos negativos (Intentó dibujar una flor, no sabe cómo eso obtuvo
puntos negativos, pero fue el conceso general) y era la hora de saltar al siguiente juego.

Cuando llegaran al verdad y reto sería una tortura, Draco se vengaría, pero ahora solamente
queda de disfrutar una inocente partida de Jenga; que han agrandado para hacer un Jenga
gigante y tal vez, aunque ha tomado poco alcohol comienza a sentir un zumbido que lo hace
sonreír un poco. Viktor parece pensar que todo es demasiado inocente y aunque Fleur parece
confundida de su lugar, no tiene miedo en usar su encanto en Michael para hacerlo perder.

Draco comienza a reírse demasiado desenfrenadamente y Luna toma fotografías como


siempre.

El álbum que tienen para este evento lo lleva Terry, hay una fotografía del beso que tuvo con
Harry el año pasado que no piensa ver nunca.

Al menos no hasta que no tenga sentimientos y se pueda reír.

—Todo parece muy inocente— expresa Cedric a su lado, ahora todos jugando Stop y sin
duda agregando líneas como mitología (podría ser griega-egipcia-nórdica) y hechizos para su
mayor dificultad.

Padma estaba gruñéndole a Michael que el color azul verde era también azul, pero que
agregarle otra palabra no lo hace ser único en colocarlo; la pelea parece incrementar, pero
Michael también se ríe bastante ahora y parece ser un peso ligero.

Draco le sonríe a Cedric.

Al igual que muchos antes que él, el usar juegos tranquilos (claro que Scrabble está vetado)
provoca como siempre una sensación de tranquilidad; todos piensan que la noche será
solamente de juegos inocentes y no es hasta que llegan al verdad y reto que todo se
descontrola.
—Por supuesto, no sé qué esperaban, es solo una noche de tranquilidad— habla Draco
tomando una botella de licor pesado, no es whisky de fuego, pero ahora quema su garganta y
Draco sabe que, aunque no es un peso ligero ha comenzado a tomar mucho.

Cedric se encoge de hombros.

—Los gemelos siempre hablan sobre esa noche que fueron invitados, pensé que esto se iba a
descontrolar— argumenta Cedric con una mirada confundida, pero Draco solo sonríe.

Se pregunta cuanto tiempo durara en cambiar de opinión.

Una hora.

Si, Draco cree que tal vez agregó alcohol demasiado pronto, sus planes cuando vio que todo
esto sería anual, es ingresarlo hasta su sexto año, pero es un joven adolescente con miedo a
morir con familiares de dudosa moralidad; así que bueno. No estaba en un estado en que no
recordará nada, cuando comenzaron el juego de verdad o reto fue bastante inocente como
siempre, Luna contando su peor temor (el estar sola sin amigos) o Terry haciendo como un
cerdo (que ocasiono risa de todos) y la forma en como Anthony replicó una escena de Indiana
Jones golpeándose contra la pared; todo inocente. No fue hasta que Draco usó su poder para
el mal, obligando a Cedric a besar en la boca a Viktor, cuando los campeones supieron que
estaban en la boca del lobo.

Como siempre, retos ridículos menos para Luna, Draco aplaudió cuando Viktor se quitó la
camisa (porque siempre ocupan a alguien sin ropa) y Michael lloró porque a la persona que le
tocó besar a Fleur era Terry en lugar de ser él; Terry no pareció afectado por el encanto de
Fleur y esta pareció sorprendida por el hecho que el chico no parecía afectado.

Y no está seguro quien fue el de la idea.

Anthony o el propio Draco.

Pero alguien soltó una idea ridícula impulsados por el alcohol y antes de saberlo Draco
utilizó sus runas para convertir las cortinas de la habitación en invisibles, la regla de no salir
de la torre Ravenclaw por la ventana como ellos; en realidad bajaron por las escaleras con las
cortinas sobre ellos en grupos de 3 o 4 personas.

Cualquier otro día entrar al bosque perdido sonaría una mala idea, pero con algunos litros de
alcohol en su cuerpo, sonaba como una idea fantástica.

Por suerte Terry estaba con los cuatro campeones en la cima de una montaña dentro del
bosque prohibido, Luna que conocía mejor el lugar señaló la montaña un poco más elevada
que colindaba con el castillo, Terry los guió con el lumos y con una destreza que demuestra
no haber tomado ni una gota de alcohol como Luna, transformó un poco de madera en una
especie de caja con ruedas.
—Sé que no me van a escuchar, pero creo que esto podría ser una locura, no es que piense
detenerlos— habló el chico con tranquilidad, usando el hechizo deslizante en la parte inferior
de las cajas mortales.

—S'il vous plaît, pensez-vous que nous ne pouvons pas le faire? (Por favor, ¿acaso crees que
no podemos hacerlo?)— Fleur hace algún tiempo había dejado de hablar inglés, solamente
hablando francés luego de hacerla tomar dos botellas de licor en un reto.

Cortesía de Padma.

Que no se diga que Fleur no acepta un reto.

Terry no se ve impresionado, Cedric con un grito entra a su carro/cajón/ataúd mientras Viktor


que parece menos afectado de los cuatro campeones parece replantarse si esto fue buena idea,
aunque no aprecia querer dejar de formar parte del grupo ya que entró a su cajón de mayor
tamaño por su contextura.

Draco no era fanático de los deportes extremos en su vida pasada.

¿Pero en esta?

Quidditch, montar hipogrifos, montar dragones y hacer una carrera desde una montaña
prohibida en medio de una caja sin seguridad.

Si.

Draco estaba emocionado y riéndose mientras picaba con una ramita a Cedric, que se reía
también.

No totalmente ebrios, pero solamente a un paso en el mejor de los casos.

—Los chicos están en la línea de meta, el primero que llegue con vida es el ganador supremo
de la noche y el campeón definitivo del torneo de los 3 magos; aunque esto no signifique
realmente nada— susurra lo último Terry antes de ponerse en su posición y levantar la varita,
los cuatro levantan las manos y cuando Terry saca una chispa de luz verde.

Se deslizan.

Ahora Draco ve la dificultad.

Los cuatro en diferentes estados de ebriedad comienzan a deslizarse por la montaña, que
probablemente la subida fue mucho más dura que esto, pero ahora que hay tan poca luz,
árboles en todos lados que apenas son esquivados y los gritos de cada uno solamente como
indicador de su distancia; tal vez fue mala idea. Todo parece retumbar, pero Draco intenta
como puede lograr tomar control de su vehículo improvisado, pensando seriamente lo triste
que es saber que el dragón fue mucho más fácil de dominar que esto.

Se comienza a desviar mucho a la izquierda.

Peligrosamente.
Donde está el lago.

Oh maldita sea.

Draco suelta un chillido incrédulo, antes que la magia lo haga desviarse nuevamente al
camino, como si fuera atraído hacía alguien. El carrito se levanta en el aire por una rama mal
puesta, Draco sabe que va a caer y probablemente romperse un hueso, que será muy difícil de
explicar; pero en su lugar una mano lo sujeta casi en el aire.

Se siente de película cuando cae contra el pecho de alguien, es Viktor.

Dos personas en un carrito.

Si.

No funciona.

Apenas Viktor logra atraparlo, ambos terminan impactando contra un árbol y volando un
poco, rodando por los aires antes de rodar en el suelo para terminar en medio de un pozo de
lodo; Viktor se levanta con un gruñido, antes de ir en su dirección para levantarlo como si
fuera un cachorro por la parte trasera de su sudadera (que no es la de Harry, esa está a salvo
en su habitación).

—¿Ya tuviste suficiente?— habla Viktor cansado, pero apenas lo pone de pie, Draco solo
logra tambalearse un poco atrás.

Sin ninguna extremidad rota, antes de vomitar en un árbol cercano.

Escucha los lamentos en ruso de Viktor.

Fleur se corona como ganadora, ya que Cedric también impactó contra un árbol, luego de una
ducha y escaparse de Filch de forma casi milagrosa; Draco se duerme abrazando a Viktor
como un oso de peluche, al igual que Cedric del otro lado.

Es su culpa por ser el único sobrio y cuidarlos.

A los rusos o húngaros o de donde fuera, los hacen de una manera diferente.

Draco no había tenido resaca en su vida anterior, pero le gusta como en esta vida siempre hay
espacio para nuevos recuerdos que va aborrecer; hacer nuevos errores. Vomitar en el baño no
es algo agradable, todo a su alrededor duele, la luz duele, su cuerpo esta pesado y tiene un
lindo hematoma color rojo por casi todas partes en su cuerpo. Los campeones se marcharon
en la madrugada, sus amigos menos Luna y Terry lucen como una miseria, Michael se niega
a levantarse y Anthony gruñe cuando lo empuja; la mirada de Padma es de cansancio, quien
solamente es la única que lo acompaña a tiempo para el desayuno. Luna y Terry parecen algo
cansados y prefieren seguir durmiendo, motivo por el cual toman asiento en la mesa
Gryffindor, Padma al lado de su hermana y Draco al lado de Neville.

Ambos amigos golpean sus rostros contra la mesa.

—¿Qué sucedió anoche?— cuestiona Hermione cuando llega unos cinco minutos después
con sus dos amigos, Harry toma asiento a su lado rápidamente.

Draco quisiera notarlo, pero su cabeza duele.

Todo duele.

Estúpida resaca.

¿Le podría pedir una pocion a Snape?

Solo si quiere que lo castigue hasta que tenga 18 años, no hay forma que le diga que, con 14
años, esperen, Draco tiene 15 años; no es que le dijera a nadie sobre su cumpleaños, nadie
parece saber la fecha exacta y Draco se ha encargado de que eso se mantenga. Aparte del
anillo que le ha enviado su madre, este con hechizos protectores, nadie más sabe que día
cumple años y todos piensan que es durante el verano.

Usualmente recibe regalos en verano.

Bien tiene 15 años, no esta tan mal para una primera borrachera, es bastante irresponsable y
estúpido, pero Draco duda volver a repetirlo a corto plazo.

—Noche de juegos torre Ravenclaw— habla Padma aún con el rostro sobre la mesa,
provocando que Parvati se ría divertida mientras le acaricia la espalda.

—Miren, Cedric luce horrible— gruñe Ron rápidamente, Draco hace un esfuerzo
sobrehumano para levantar el rostro, solo para ver a Cedric en la mesa Hufflepuff con el
rostro en ambas manos luciendo demacrado.

Levanta el rostro.

Ve a Draco.

Draco ve a Cedric.

Ambos sonríen antes de hacer una expresión de dolor.

—¿Fue divertido?— hay una clara nota burlona de Harry, que hace a Draco golpearle el
tobillo con su pie, que provoca al chico reír y Draco mete con dificultad una tostada en su
boca.

Sabe a tierra, pero no dice nada para no alertar a todos.

—Es domingo, no vamos hacer nada en todo el día, solo dormir— habla Padma cuando su
hermana le pregunta sobre el día y la invita a la torre para pasar el día juntas, a lo cual esta
parece encantada; probablemente la cuide todo el día.

Voltea a ver a Neville, quien detiene su comida al sentir su mirada.

—Neville— dice seriamente, el chico ladea el rostro —quiero un hermano mayor como
Padma hoy, quiero ser consentido, ¿me cuidarías hoy?— pregunta casi esperanzado de tener
alguien que solamente lo haga sentir como su madre.

Neville parece casi divertido, antes de ver detrás de él donde debe estar Harry, lucir luego un
poco pálido antes de negar con la cabeza.

—N-no creo que sea una buena idea Draco.

—¿Por qué no?

—¿Porque no quiero morir?

Draco se incorpora luciendo confundido, su cabeza aún martilleando, sigue la mirada de


Neville, pero solamente encuentra un Harry que luce demasiado inocente metiendo un trozo
de manzana a su boca; entrecierra los ojos al ver las risas de Ron y Hermione, que se detienen
al sentir su mirada.

Tal vez podría ir por Luna, parecía querer dormir el día de hoy, pero quizás quiera hacerlo
sentir consentido.

Gira su rostro a Ginny, esta quien parecía no prestar tanta atención, se encuentra viéndolo
divertida antes de negar la cabeza.

Maldición.

Su rostro va a la mesa Hufflepuff, Megumi es demasiado joven, pero sabe que podría
cuidarlo o al menos un poco; Draco había olvidado como en su vida pasada cuando se siente
como una mierda se debía cuidar por su propia cuenta, en esta vida fue demasiado consentido
por su madre.

Antes de saberlo, cuando terminan el desayuno es Harry quien lo empuja con sus otros
amigos, sonríe un poco cuando termina sentado sobre un sofá de la sala Gryffindor,
totalmente sentado de forma muy poco apropiada mientras cabecea un poco adormilado.
Frente a él puede ver como Hermione y Ron intercambian miradas, pero Harry parece
bastante tranquilo sentado al pie de su sofá haciendo su ensayo de pociones, preguntándole
cosas que Draco gruñiría antes de cerrar los ojos.

Hasta que algo llama su atención.

—¿Rita escribió sobre Harry?— cuestiona confundido, Hermione le pasa un periódico que
Draco toma casi con cansancio.

HARRY POTTER, «TRASTORNADO Y PELIGROSO»


El muchacho que derrotó a El-que-no-debe-ser-nombrado es inestable y probablemente
peligroso, escribe Rita Skeeter, nuestra corresponsal especial. Recientemente han salido a la
luz evidencias alarmantes del extraño comportamiento de Harry Potter que arrojan dudas
sobre su idoneidad para estudiar en Hogwarts.

Potter, como revela en exclusiva El Profeta, pierde el conocimiento con frecuencia en las
clases, y a menudo se le oye quejarse de que le duele la cicatriz que tiene en la frente,
vestigio de la maldición con la que Quien ustedes-saben intentó matarlo. El pasado lunes, en
medio de una clase de Adivinación, nuestra corresponsal de El Profeta presenció que Potter
salía de la clase como un huracán, gritando que la cicatriz le dolía tanto que no podía seguir
estudiando.

Es posible (nos dicen los máximos expertos del Hospital San Mungo de Enfermedades y
Heridas Mágicas) que la mente de Potter quedara afectada por el ataque infligido por
Quien-ustedes-saben, y que la insistencia en que la cicatriz le sigue doliendo sea expresión
de una alteración arraigada en lo más profundo del cerebro.

«Podría incluso estar fingiendo —ha dicho un especialista—. Podría tratarse de una manera
de reclamar atención.»

Pero El Profeta ha descubierto hechos preocupantes relativos a Harry Potter que el director
de Hogwarts, Albus Dumbledore, ha ocultado cuidadosamente a la opinión pública del
mundo mágico.

«Potter habla la lengua pársel —nos revela un estudiante anónimo de cuarto curso de
Hogwarts—. Hace dos años hubo un montón de ataques contra alumnos, y casi todo el
mundo pensaba que Potter era el culpable después de haberlo visto perder los estribos en el
club de duelo. Pero lo taparon todo. También ha hecho amistad con gigantes. En nuestra
opinión, sería capaz de cualquier cosa por conseguir un poco de poder.»

La lengua pársel, con la que se comunican las serpientes, se considera desde hace mucho
tiempo un arte oscura. De hecho, el hablante de pársel más famoso de nuestros tiempos no es
otro que el mismísimo Quien-ustedes-saben. Un miembro de la Liga para la Defensa contra
las Fuerzas Oscuras, que no desea que su nombre aparezca aquí, asegura que consideraría a
cualquier mago capaz de hablar en pársel «sospechoso a priori: personalmente, no me fiaría
de nadie que hablara con las serpientes, ya que éstas son frecuentemente utilizadas en los
peores tipos de magia tenebrosa y están tradicionalmente relacionadas con los
malhechores». De forma semejante, añadió: «Cualquiera que busque la compañía de
engendros tales como gigantes parecen revelar una atracción por la violencia.»

Albus Dumbledore debería tal vez considerar si es adecuado que un muchacho como éste
este dentro del castillo con otros estudiantes.

Draco lee todo con ojos entrecerrados debido a la incomodidad de su cabeza, aunque se había
reducido con café, claramente está lo suficientemente lucido para admirar el trabajo de la
mujer; Thorin que había estado sobre su vientre, levanta la cabeza curiosa por leer el
periódico, antes de acercarse a su cuello donde se hace otra pelotita caliente al tacto. Alegre
de que aparentemente no fuera a buscarlos el día de ayer, aunque dudaba que escribiera algo
al respecto de los campeones; no quería que pudiera escribir algo sobre los juegos de la
torre… o el alcohol.

—Así que se fue ahora por Harry, esa vieja bruja no aprende— musitó antes de regresar el
periódico y acomodar con Thorin.

Ron ve resentido a su hurón, antes de con curiosidad a Draco.

—Esa reportera ha escrito de todos los campeones, Harry y Hagrid, pero aparte de la cita en
la revista corazón de bruja no ha dicho mucho sobre ti— comenta Ron curioso, Hermione
también asiente como si lo hubiera pensado o meditado antes.

Draco hace una mueca.

—Hablé con mi madre hace semanas— cuando se vieron en Hosgmeade, aunque no comentó
sobre eso —también me parecía curioso, claro que amenacé a Rita antes del torneo— los tres
se vieron alarmados —no pensé que llegara a respetar eso, pero lo hizo en su mayor parte,
según me dijo mi madre parece ser que mi padre fue quien ayudó a Rita a despegar su
carrera; así que tienen un acuerdo para no hablar demasiado mal de mi familia, lo cual aún se
aplica a mi— añade con un bostezo, no tiene sueño, pero el lugar es cómodo.

—Suertudo— dice Harry con algo de celos, que hace que sonría un poco adormilado.

—Pero cómo es posible que sepa todas esas cosas, es como si estuviera en el castillo—
musita Hermione con enojo, Ron y Harry se ven preocupados, pero Draco solamente acaricia
a Thorin.

—No lo sé, probablemente tenga algún hechizo para escuchar o tal vez sea un animago, no
sería la primera vez que alguien entra de esta forma; pondría runas si fuera el director, pero
no lo soy— los ojos de Hermione lo ven fijamente, pero Draco levanta a Thorin quien ladea
la cabeza tan adorable que sonríe —¿pero quién es la hurón más linda de todos?— pregunta y
Thorin suelta un pequeño chillido que lo hace sonreír.

Restriega el rostro contra el pequeño animalito, que incluso le da una lamida en la mejilla que
lo enternece. Le encantaría poder llevar a Thorin a la torre Ravenclaw para que sea mimada
por todos, pero luego de lo sucedido con Scabbers (*tos* *tos* Peter *tos* *tos*) duda que
Ron le permita tener a su mascota; incluso si fue Draco quien se la dio.

Tampoco sabe cómo reaccionará Steven.

Solo puede jugar con Thorin en la torre Gryffindor, tal vez algún día deba traer aquí a Luna.

—Ron— comienza Draco, pero este ni siquiera lo ve cuando contesta.

—No.

Draco hace un puchero antes de mantener a Thorin sobre su pecho.


—Uno deja que muera una mascota y ya no se vuelve a confiar en uno, que sensibles—
susurra solo para sí mismo, pero Harry sentado en el suelo frente a él, suelta una risa que
oculta con tos.

Ron los voltea a ver de mala forma, ambos hacen miradas inocentes que hace que gruña algo
similar a: “se han multiplicado”, provocando que Draco siga manteniendo su aspecto
perezoso sobre el sofá. Por la ventana de la torre puede ver la lluvia, aunque no es temporada
parece ser que algunas nubes se han perdido y su mente viaja a que en menos de una semana
estará en la última prueba.

No hay forma que nada malo suceda.

No con Harry fuera del torneo.

Necesitaban a Harry, sin Harry, todo estaría bien.

Un año menos sin el señor tenebroso.

Ve de reojo a Harry, quien sigue trabajando diligentemente en su trabajo, sus ojos se distraen
un poco entre su cabello; su mano viaja a su cabeza, deteniendo a Harry en su lugar,
congelado. Pero Draco aparta con una mano su cabellera, notando que hay una ligera cicatriz
un poco abierta en la parte trasera de su nuca, al tocarla suavemente Harry parece saltar
incómodo.

De reojo nota las miradas fijas de Ron y Hermione sobre ellos.

Las ignora.

—Tuve un accidente en una clase hace unos días, nada serio, solo un corte algo escandaloso
— susurra Harry apenado, Draco lo ve de perfil notando su rostro rojo.

Su ceño se frunce confundido.

No parece un corte muy grande, es como si hubiera golpeado con una superficie afilada, pero
parece ser nada serio tampoco; su mano sigue en la cabeza de Harry, acariciando ahora
suavemente alrededor de la herida. Usualmente no alentaría este comportamiento, la idea es
que ningún sentimiento creciera, pero con la tercera prueba tan cerca y ver como en las
últimas dos estuvo cerca de morir, piensa que ser irracional no es tan malo.

No puede ser peor que ayer.

Borrachos, una locura, muchas risas y vomito.

Harry al notar que no se iba alejar, no dice nada, en su lugar se acomoda contra el sofá de
Draco, dejando de lado cualquier idea de estudiar, con los ojos cerrados acercándose más
para aumentar el contacto; Draco piensa que lo correcto sería alejarse, aunque no puede evitar
notar similitudes de Harry con Sirius, ambos de alguna forma necesitados de afecto.

¿Quién es él para negarle esto?


Es raro como Harry no parece empezar el contacto con otros, pero permite el suyo, quisiera
sentirse importante, aunque no tiene idea del por qué.

Cierra los ojos, dejando que su mano siga en la cabeza de Harry, permitiéndose pensar solo
por un instante que esto está bien; tal vez lo sea, tal vez Harry necesite este afecto que sus
amigos puede que no le den, no importa, parece disfrutarlo y Draco también.

No hay nada malo.

Draco gimotea dentro de su mente, pensando en lo jodido que es tener sentimientos por Harry
y no hacer nada por evitarlos, porque en algún momento si no se detiene esto puede ser
doloroso.

Abre solo un ojo para ver a Harry sonriendo con los ojos cerrados.

Maldición.

Es difícil pensar que esto es malo, cuando el chico se ve tan feliz.

En algún momento se queda dormido, cuando despierta es porque Luna fue a buscarlo,
hablando de que necesitan volver a la torre donde Michael sigue sin querer levantarse; Draco
lo empuja con fuerza fuera de la cama, todos aplauden su acción.

El día de la prueba Draco despertó un poco de mal humor, incluso aunque se le había
exentado de las pruebas por ser un campeón, Draco había sido testarudo en querer hacerlas
simbólicamente para ver si le ganaba a Hermione; era algo mezquino, pero su vida necesitaba
cosas interesantes. Pero antes que pudiera hacer un examen Flitwick lo apartó del resto de sus
amigos, el pequeño hombre parecía sonreír divertido mientras Draco hervía en curiosidad. Al
final cuando entraron a la gran sala pudo ver a Cedric y sus padres estaban junto a la puerta.
Viktor Krum se hallaba en un rincón, hablando en veloz búlgaro con su madre, una señora de
pelo negro, y con su padre. Había heredado la nariz ganchuda de éste. Al otro lado de la sala,
Fleur conversaba con su madre en francés. Gabrielle, la hermana pequeña de Fleur, le daba la
mano a su madre. Saludó con un gesto a Draco, y él respondió de igual manera. Luego vio,
delante de la chimenea, sus pies casi tropiezan cuando vio a su madre ahí, luciendo tan
hermosa y regia como solo ella podía ser.

A su lado estaba su tía Andrómeda con una sonrisa un poco tensa y al lado de ellas…

—Sirius— susurró, antes de apresurarse y Sirius en su encuentro lo envolvió en un abrazo


abrumador.

Todo en Sirius era cálido, este lo hizo girar en el aire en círculos, aún era más alto que Draco,
pero estaba seguro que en unos años podría sobrepasarlo; se apartó con una sonrisa brillante
antes de abrazar también a su tía Andrómeda, cuyo aroma parece ser como una tarta de
manzana constante y Draco inhala el aroma con potencia.
Su madre espera pacientemente, cuando se separa de los otros dos la ve con dudas, pero esta
extiende sus manos y ahora Draco prácticamente choca contra ella para abrazarla con fuerza.

Casa.

A esto huele casa.

Los abrazos de su madre le recordaban cuando era pequeño, cuando todo era más fácil en este
mundo y solamente tendría que correr hacía esta, para que lo abrazara y todo parecía no
significar mucho.

—Veo que has crecido otro poco más— musita su madre con pesar, lo que hace que Draco
sonría antes de apartarse con una mirada de suficiencia.

Es raro ver a los tres juntos, sabía que su madre estaba en contacto con tía Andrómeda, pero
ver a Sirius ahí, era extraño ver a 3 miembros de la familia Black reunidos; Sirius veía a su
madre algo tenso, pero mantenía una sonrisa cada que Draco lo veía.

Según parece los campeones podían recibir la visita de su familia, fue un poco decepcionante
no ver a su padre, pero había querido tanto ver a su madre y tía juntas, que la decepción no
duro mucho; además Sirius presente era bastante agradable también.

Cuando Severus pasó por el pasillo y vio a Sirius, rodo los ojos antes de seguir su camino.

—No le agrado a tu padrino.

—Te odia.

Ambos intercambian miradas divertidas, antes que Andrómeda comente que es hora de visitar
el castillo y cuando le da un paquete lleno de una tarta de manzana; bueno, Draco camina
siempre con algo en sus mejillas. Es extraño escucharlos hablar, su madre Narcisa habla de
cómo ella fue una golpeadora en sus años de Hogwarts, Sirius la llama estirada, tía
Andrómeda comenta que había conocido aquí a su esposo; las tres historias parecen una
forma diferente de decirse la misma.

Parecen esquivar minas entre ellos tanto como es posible, Draco supone que llegaron algún
acuerdo.

Por él.

Se siente conmovido.

—¿Qué tal Remus?— pregunta por bajo Draco, cuando ve a Andrómeda y su madre discutir
amablemente sobre quien dio a rebelar la ubicación de los aposentos en Slytherin.

Aparentemente fue Andrómeda para Edward, pero no da el brazo a torcer.

Sirius le ve con duda.


—Para alguien tan ajeno a sí mismo, parece interesado en la vida de los demás— farfulla
Sirius sin querer contestar, por lo cual lo mira fijamente antes que Sirius levante las manos al
cielo cansado —no ha pasado nada, fue solamente un beso, estábamos ebrios y ahora lunático
finge que no pasó nada— gruñe molesto y Draco intenta apartar el recuerdo del beso de
Harry.

No es momento para eso.

Ambas historias son totalmente diferentes y se quiere convencer de eso.

—Podrías hacerlo mejor que Remus— ninguno de los dos está ocultando que hay algo entre
Remus y Sirius, lo que tal vez sea mejor para todos —eres un heredero bastante apuesto, está
en tus genes.

—Eres demasiado joven, no lo entenderías aunque probablemente está en nuestra sangre—


Draco quiso burlarse al respecto —hay veces donde encontramos una persona, alguien
especial, alguien que sabemos desde ese momento que no se puede remplazar; puede que el
camino sea doloroso, pero mi persona siempre ha sido Remus— habla Sirius encogiéndose
de hombros.

Draco siente un pequeño tic en su frente, la imagen de Harry apareciendo por las palabras de
Sirius, pero lo aparta dando manotazos en su mente; porque las estúpidas ideas de Sirius en el
amor no significan nada para Draco.

Tercera prueba.

Concéntrate.

Disfrutar a tu familia reunida.

Concéntrate.

Lo demás queda por fuera ahora y con suerte para siempre.

—Vales demasiado Sirius, sí te rompe el corazón que se prepare para que le duela algo más
que su trasero— farfulla Draco con una sonrisa maliciosa.

—Eso sí sobrevives a la tercera prueba.

El humor negro de Sirius, gana un zape en la cabeza de Andrómeda y Narcisa coordinadas,


Draco se ríe mientras sigue caminando; dejando el lago del castillo lo más alejado posible.

Regresan a la hora de la comida, Sirius va un momento a la mesa Gryffindor para saludar a su


ahijado con un abrazo; Harry parce mucho más cómodo con este, porque le regresa el abrazo
con ánimos. Narcisa saluda amablemente a Megumi, quien parece emocionada de verle y
Andrómeda saluda a Cedric quien parece haber ido a casa algunas veces con Dora.

Les presenta a sus amigos su familia, feliz de que su madre pueda estar hablando con ellos en
la mesa Ravenclaw. En la tarde y exento de clases convence a Sirius de un juego sobre
escobas, para su sorpresa su madre demuestra ser una gran voladora todavía y Andrómeda
gruñe sobre la escoba en grupo de 2.

Las hermanas ganan para sorpresa de los chicos.

Y por un momento todo es perfecto.

Una hora antes de la tercera prueba es cuando Draco entra en pánico, tiene la teoría que es el
pánico que debió haber sentido durante todo el año, pero aparece en el peor momento posible
y termina moviendo su pie de forma incontrolable con ambas manos unidas frente a él; su
familia (ambas hermanas Black) se ha ido para hablar con los profesores y le indicaron que lo
verían entre el público, Sirius se va a pasar tiempo con Harry como se lo solicitó Draco. Sus
amigos intentan controlarlo, pero cuando el reloj avanza y quedan solo 30 minutos, Draco
tiene que correr al baño más cercano para vomitar lo poco que pudo cenar; Anthony es quien
lo encuentra e intenta tranquilizarlo.

Luna llega después, ambos se ven preocupados, pero Draco solamente toma el agua ofrecida
por Luna.

Sus manos tiemblan.

Todo va salir bien, uso la noche de juegos para que los campeones (y todos sus amigos)
tuvieran dentro de su sistema una poción que al menos durante un mes, les daría una forma
de rastrearlos con un suave hechizo; lo había usado en los últimos días como prueba con sus
amigos y todo funcionaba.

Podría encontrarlos, los campeones, durante el laberinto, sacarlos del partido y el propio
Draco fingiría una lesión o demencia, nadie tocaría el cáliz.

Cualquier forma para ver al posible señor tenebroso fuera de pantalla.

No estarían involucrados.

Todo sería genial.

Sujetó su cabeza entre sus manos, los ataques de pánico no habían llegado tan lejos, pero
después de los eventos de este año, sinceramente fue muy optimista al pensar que saldría todo
demasiado bien; Anthony estaba por levantarse para buscar a los demás o un profesor, pero
Draco lo detuvo por la muñeca.

Iba decir que estaba bien, que ocupaba un momento para unir sus piezas y luego podría seguir
como siempre.

Incluso si eso significaba la posibilidad de morir esa noche.

Abre la boca.
—Soy una reencarnación— las palabras salen de su boca casi sin controlarlas, provocando
que se quede en shock, Anthony ladee la cabeza incrédulo y Luna frunza el ceño.

Es raro tomar a Luna desprevenida en cualquier tema, así que debe ser una indicación de lo
que dijo, en un nuevo nivel de locura para el mismo Draco.

Curioso, había tenido la certeza de nunca revelar dicha información, y sí de alguna forma
tuviera que decirla, sería en algún momento dramático de su vida.

Este era un evento dramático, pero estaban sentados en el baño de Myrtle.

Patético.

—Espera un momento, ¿qué acabas de decir?— cuestiona Anthony con una ceja alzada y
brillo incrédulo en sus ojos, si, no es que Draco fuera a creerle a alguien si le dijera esas
palabras, aunque lo pondría en duda solo porque lo ha vivido.

Es un momento para negarse, echarse atrás y decir que es una broma por los nervios.

Ve a Luna fijamente, que permanece silenciosa y viéndolo expectante.

—Escuchen sé que suena ridículo, pero necesito que me crean, aunque no lo hagan,
solamente necesito que confíen en mi— Anthony ve a Luna, quien mantiene aún el rostro
serio, nadie dice nada y Draco solo tiene 30 minutos —puede que esta noche ocurra algo muy
malo, tengo la teoría de que la copa es un traslador y sí es activado llevara a quien este ahí a
un lugar muy malo; Moody, no confíen en Moody, tal vez no sea malo esta vez… o tal vez
si… definitivamente quería poner el nombre de Harry— ahora solo está balbuceando, pero
Anthony logra detenerlo sujetando sus brazos.

—Draco, palabras, formula una idea y dila clara— es una orden que Draco puede seguir.

—Reencarné, yo era una persona en un mundo sin magia, pero morí y desperté en este
cuerpo, soy Draco Malfoy, pero tengo las memorias de mi vida pasada y…— se lame los
labios secos y meditando sobre que decir o no —Orion Blake, no el mago oscuro que
buscamos, mi nombre en mi vida pasada era Orion Blake… sé que suena una locura, pero
necesito que me crean— dice casi de forma alarmada.

Anthony parece tener problemas para procesar todo, Draco quisiera poder tener tiempo para
charlar entre ellos, pero no hay mucho.

Nada es planeado.

Nunca planeó revelar esto, pero ahora esta el gato fuera del saco y se siente horrorizado que
lo rechacen.

—Eso no tiene sentido, no hay estudios sobre alguien reencarnado, aunque hay algunos
escritos de diferentes culturas que hablan sobre el tema— comenta Anthony luchando para
creerle o eso quiere pensar Draco.

Ve a Luna, esta lo ve fijamente, antes de poner una mano sobre la suya en el suelo.
—Draco, la prueba inicia pronto, no puedes romperte… necesitas hacerlo— las palabras de
Luna también suenan como una orden, pero Draco está un poco hiperventilado.

—Moody.

—Nosotros buscaremos a Moody, hablaremos con algún profesor, sí ocupas que lo


detengamos lo haremos— tranquiliza Luna con una media sonrisa.

Anthony gimotea atrayendo la atención de ellos, cruzado de brazos aún pareciendo en una
lucha interna.

—Tu dijiste que algo tramaba desde principio de año, Padma quería acusarlo, pero no lo
hicimos porque en tercer año— detiene sus palabras volteando a ver a otro lado —el año
pasado fue una mierda, no fuimos tus amigos cuando lo necesitabas y eras poseído— ahora
frunce el ceño —y eso fue real, pero esto es una locura incluso mayor, pero sí también es real
estamos realmente jodidos— coloca una mano sobre su cabeza revolviendo su propia
cabellera.

Asiente tembloroso, las manos de Luna acarician ahora sus mejillas.

Su respiración se calma.

Selena.

Piensa en su hermana, piensa en Luna, piensa en ambas y todo duele pero a la vez no.

Casa.

Es el pensamiento similar al que siente con su madre.

—Te creo Draco— las palabras de Luna lo golpean como si fuera un puñetazo, la ve en shock
—tu dijiste que éramos familia, que me amabas, una familia debe creer en esta y eres mi
primer amigo; creo en tus palabras— añade con una sonrisa, sus ojos brillando de sinceridad,
que provoca a Draco sentirse anonadado.

Anthony bufa por bajo, Draco voltea a verlo.

—Tenemos que hablar más, ocupo tiempo para procesarlo, necesito una taza de té fuerte;
pero te doy el beneficio de la duda, no puedes culparme por dudar, ocupo un momento para
aceptarlo… llegare ahí lo prometo— asegura Anthony con ojos cansados.

Le creen.

Anthony y Luna le creen.

Al menos Anthony quiere creerle.

Es como sí un peso cayera de su espalda, un peso que ya era demasiado y una risa ahogada
sale de su boca.
—Deberían creerle, sin duda este niño no pertenece a este mundo totalmente— es la voz de
Myrtle que hace a los tres saltar alarmados, Draco sin poder procesar que dos de sus amigos
más cercanos en realidad saben algo que nunca pensó revelar a nadie.

—Myrtle— musita Draco incrédulo, pero la fantasma solamente ríe —¿No pertenezco a este
mundo?— pregunta alarmado al ver el cuerpo traslucido de esta.

—Bueno no exactamente, pero tu alma es algo confuso, es como sí algo la hiciera ya sabes…
es especial— parece dudar un poco en la palabra, pero los tres estudiantes le miran curiosos
—los fantasmas podemos ver el alma de las personas vivas, lo cual es bastante grosero;
muchas almas son reencarnaciones, aunque nunca llegué al más allá para continuar mi
camino. Tu alma Draco Malfoy es una anomalía, escuché de otros fantasmas que solo han
visto un poco más de 3 casos anteriormente como el tuyo.

—Espera, ¿casos?— cuestiona Anthony resaltando el plural.

Luna también parece confundida.

Myrtle señala el pecho de Draco.

—Personas que recuerdan su vida pasada, almas que han pasado con sus recuerdos intactos…
cada una de esas personas ha hecho estragos horrorosos en el planeta; por eso los fantasmas
no le agradan las personas como Draco— dice casi juguetona —usualmente es muy difícil
hacerlo, por eso hay tan pocos casos, algunos fantasmas tienen teorías; pero no me las dicen
— añade aburrida con un encogimiento de hombros.

—No pareces asustada— señala Luna amablemente, a lo cual Myrtle solamente sonríe.

—Es que Draco es muy guapo.

—Esto es imposible— susurra Anthony en un quejido.

Draco está confundido, como siempre que esta confundido, es hora de que todo entre en
acción.

—Damas y caballeros, dentro de cinco minutos les pediré que vayamos todos hacia el campo
de quidditch para presenciar la tercera y última prueba del Torneo de los tres magos. En
cuanto a los campeones, les ruego que tengan la bondad de seguir ya al señor Bagman hasta
el estadio— es la voz de Dumbledore que resuena en todas las paredes.

Maldición.

Aprieta los puños con incomodidad.

—Busquen a Severus, es su mejor opción contra Moody, solamente tienen que decirle que
planea algo malo, no se acerquen… sí es quien creo que es, es alguien peligroso; tampoco le
digan nada de esto a nadie, sí algo sale mal, dentro de mi baúl tengo un cuaderno de notas
que relata posibles eventos de los siguientes años que deben darle a Sirius— es una
instrucción vaga y hay mucho en medio.
Anthony asiente dudoso, Luna le da un fuerte abrazo.

—Vas a volver— es lo que dice ella y espera que tenga razón.

Traga saliva antes de moverse casi por inercia fuera del baño.

—Tendremos una larga charla de esto— es lo último que escucha de Anthony, antes que se
vaya con Luna en búsqueda del profesor de pociones.

Bien.

Eso no había salido como había planeado, pero en su defensa, nunca planeo nada de esto.

Cuando Draco llega pálido al lado de Cedric, este parece verlo con duda mientras todos bajan
juntos la escalinata de piedra por la que salía del castillo. Viktor esta inusualmente con el
rostro como una piedra, Fleur parece un poco nerviosa, la tercera prueba estaba por dar
inicio.

Oh Merlín.

Esto era una locura.

Llegaron al campo de quidditch, que estaba totalmente irreconocible. Un seto de seis metros
de altura lo bordeaba. Había un hueco justo delante de ellos: era la entrada al enorme
laberinto. El camino que había dentro parecía oscuro y terrorífico. Cinco minutos después
empezaron a ocuparse las tribunas. El aire se llenó de voces excitadas y del ruido de pisadas
de cientos de alumnos que se dirigían a sus sitios. El cielo era de un azul intenso, pero claro,
y empezaban a aparecer las primeras estrellas. Hagrid, la profesora McGonagall y el profesor
Flitwick llegaron al estadio y se aproximaron a Bagman y los campeones. Llevaban en el
sombrero estrellas luminosas, grandes y rojas. Todos menos Hagrid, que las llevaba en la
espalda de su chaleco de piel de topo.

Moody y Snape no estaban a la vista.

Apretó los puños esperando controlarse, otro ataque de pánico no funcionaría ahora, aunque
deseaba desmayarse y despertar cuando todo hubiera terminado.

—Estaremos haciendo una ronda por la parte exterior del laberinto— dijo la profesora
McGonagall a los campeones —Si tenéis dificultades y queréis que os rescaten, echad al aire
chispas rojas, y uno de nosotros irá a salvaros, ¿entendido?

Tal vez podría lanzar una luz apenas entrara, sería cobarde, pero estaría con vida.

¿Qué pasaría si lo hiciera?

Los campeones asintieron con la cabeza.

—Pues entonces… ya podéis iros— les dijo Bagman con voz alegre a los cuatro que iban a
hacer la ronda.
—Buena suerte, Draco— susurró Hagrid, y los cuatro se fueron en diferentes para situarse
alrededor del laberinto.

Draco casi siente que fue en piloto automático si es sincero con él mismo.

Bagman se apuntó a la garganta con la varita, murmuró «¡Sonorus!», y su voz, amplificada


por arte de magia, retumbó en las tribunas:

—¡Damas y caballeros, va a dar comienzo la tercera y última prueba del Torneo de los tres
magos! Permítanme que les recuerde el estado de las puntuaciones: empatados en el primer
puesto, con ochenta y cinco puntos cada uno… ¡el señor Cedric Diggory y el señor Viktor
Krum— Los aplausos y vítores provocaron que algunos pájaros salieran revoloteando del
bosque prohibido y se perdieran en el cielo cada vez más oscuro —En segundo lugar, con
ochenta puntos, ¡la señorita Fleur Delacour, de la Academia Beauxbatons!— Más aplausos
—Y, en tercer lugar con 70 puntos, ¡el señor Draco Malfoy, del Instituto Hogwarts!

Draco pudo distinguir a duras penas, en medio de las tribunas a sus amigos Ravenclaw, que
parecían confundidos entre ellos sin Anthony o Luna, sus familiares estaban ahí también,
Harry estaba sentado al lado de Sirius viendo todo con lo que parece ser ansias.

Los saludó con la mano, y ellos le devolvieron el saludo, sonriéndole.

—¡Entonces… cuando sople el silbato, entrarán Viktor y Cedric!— dijo Bagman —Tres…
dos… uno…

Dio un fuerte pitido, y Viktor y Cedric penetraron rápidamente en el laberinto.

Tomó un tiempo hasta que Fleur entrara y cuando era el turno de Draco, sintió que era como
sí entrara en medio de un pozo negro.

No tiene que hacer esto.

No es un héroe.

No tiene que hacerlo.

Pensó en los campeones, en todo el tiempo junto a ellos y como no quería que murieran, no
significa que tenga que ganar; no tiene que haber algún ganador, solo tiene que salvar sus
traseros y pedir que lo saquen del laberinto.

No es la estrategia más noble, pero no importa.

Bagman anuncia su turno, Draco da un paso y cierra los ojos esperando que fuera la decisión
correcta.

Los altísimos setos arrojaban en el camino sombras negras y, ya fuera a causa de su altura y
su espesor, o porque estaban encantados, el bramido de la multitud se apagó en cuanto
traspasaron la entrada. Draco se sentía casi corno si volviera a estar sumergido, lo cual no era
un sentimiento del cual se sintiera feliz. Sacó la varita, susurró «¡Lumos!», seguido del
hechizo de rastreo. Después de unos cincuenta metros, llegaron a una bifurcación.
Las pequeñas chispas a su alrededor parecían guiarle hacia diferentes direcciones, pero la
flecha rosada parecía más insistente y era la de Fleur.

¿Por qué Salazar crearía una poción como esta?

No tiene idea, pero ahora no hay muchas preguntas que tengan respuesta para él.

Comienza a correr, especialmente cuando un grito lo hace sentir la piel helada y no tarda en
dar una vuelta para encontrar a Fleur desmayada en el suelo; lo cual es una muy mala señal.
Parece estar bien y no herida, pero algo le indica que no está bien en el laberinto, pero su plan
para sacar a un campeón está bien ya que lanza unas chispas rojas. Deja a Fleur lo mejor
posicionada que puede para que nadie le haga nada, antes de seguir su camino a la siguiente
flecha.

La de Viktor se mueve incontrolable, pero la de Cedric es fija y por eso tiene que apresurarse.

No va a morir.

No tiene que morir.

El camino que había escogido parecía completamente desierto. Giró a la derecha y corrió,
sosteniendo la varita por encima de la cabeza para tratar de ver lo más lejos posible. Pero
seguía sin haber nada a la vista.

La flecha insistía, Draco miraba atrás a cada rato. Sentía la ya conocida sensación de que
alguien lo vigilaba. El laberinto se volvía más oscuro a cada minuto, conforme el cielo se
oscurecía. Llegó a una segunda bifurcación.

También aquella calle estaba vacía, y cuando encontró un desvío a la derecha y lo cogió,
volvió a hallar su camino libre de obstáculos. No sabía por qué, pero aquella ausencia de
problemas lo desconcertaba. ¿No tendría que haberse encontrado ya con algo? Parecía que el
laberinto le estuviera tendiendo una trampa para que se sintieran seguro y confiado.

No tiene sentido.

Algo atacó a Fleur.

Entonces es normal pensar que algo lo atacaría a él.

Practicó por meses por esto.

Luego oyó moverse algo justo tras él. Levantó la varita, lista para el ataque, pero el haz de luz
que salía de ella se proyectó solamente en Cedric, que acababa de salir de una calle que había
a mano derecha. Cedric parecía muy asustado: llevaba ardiendo una manga de la túnica.

—¡Los escregutos de cola explosiva de Hagrid!— dijo entre dientes —¡Son enormes! ¡Acabo
de escapar ahora mismo!

La varita tembló entre sus manos, el rostro de Cedric pareció incrédulo antes de levantar
también la varita.
—No puedo decir que no me da curiosidad de quien ganaría— susurra Draco divertido,
porque tiene que ganar, tiene que detener a Cedric.

No iba a morir.

Cedric viviría.

Sirius viviría.

Dora viviría.

No iba a dejarlos morir.

Un sonido a su derecha hizo que ambos voltearan al mismo tiempo, una silueta aparecía
desde la esquina, la misma silueta que había visto desde el año pasado en sus pesadillas y en
sueños; el cuerpo descompuesto de una mujer, cabello enmarañado y ojos verde que parecían
los de una película de terror.

Oh no.

Cedric y Draco intercambian miradas preocupadas.

La mujer tenebrosa sacada de una película de terror, avanzaba con sus más de dos metros de
altura, el rostro mitad derretido, las manos extendidas, putrefactas, llenas de pústulas,
palpando el camino hacia él. Draco oyó su respiración ruidosa, sintió que su húmeda frialdad
empezaba a absorberlo, como si fuera otra vez atrapado dentro del lago.

Maldición.

—¡Reducto!

Si, ese era su nuevo hechizo favorito.

Pero, aunque parte del laberinto pareció explotar y sin duda estarían atrayendo atención del
público, la mujer parecía casi intacta.

Esta soltó una risa tenebrosa.

—¡Anda!— exclamó Cedric, yendo a su lado —¡tú eres un boggart! ¡Riddíkulus!

Se oyó un golpe, y el mutable ser estalló en una voluta de humo, que hizo que Draco girara a
ver incrédulo a Cedric quien también parece incrédulo del propio Draco haciéndolo sonrojar;
todos tienen un talón de Aquiles y el suyo sin duda son los boggart.

Bueno.

Esto es incómodo.

—Sáasil weenel— habla señalando a Cedric, que parece quedar en un trance y Draco se da
una palmadita en la espalda ya que el hechizo ahora funciona en humano, al menos lo
suficiente.

No hay ningún hechizo aturdidor que conozca, así que toma uno de los troncos del suelo por
la explosión, da una pequeña disculpa mental a Cedric y con un golpe en su cabeza (que su
parte como golpeador estaría orgullosa) deja inconsciente al chico.

Bien, otras chispas rojas y solo queda Viktor.

A Harry le hubiera gustado que se quedara para acompañarlo, irse con Cedric cuando
llegaran los profesores, pero solo quedaba uno de sus amigos. Siguió avanzando todo lo
rápida y sigilosamente que podía, aguzando los oídos, con la varita en alto.

Izquierda, derecha, de nuevo izquierda… Dos veces se encontró en callejones sin salida a
pesar que el hechizo rastreador parecía guiarlo por aquí. Volvió sobre sus pasos, tomó una
calle a la derecha, y vio una extraña neblina dorada que flotaba delante de él.

Draco se acercó con cautela, apuntando con el haz de luz de la varita. Parecía algún tipo de
encantamiento. Se preguntó si podría deshacerse de ella.

—¡Reducio!— exclamó.

El encantamiento salió como un disparo y atravesó la niebla, dejándola intacta. Se lo tendría


que haber imaginado: la maldición reductora era sólo para objetos sólidos. ¿Qué ocurriría si
seguía a través de la niebla? ¿Merecía la pena probar, o sería mejor retroceder?

Seguía dudando cuando un grito agudo quebró el silencio.

—¿Viktor?— gritó Draco.

Nadie contestó. Miró hacia todos lados. ¿Qué le habría sucedido a él?

Tomó aire, y se internó corriendo en la niebla encantada. El mundo se puso boca abajo. Draco
estaba colgado del suelo, con el pelo levantado, y ganas de vomitar. Comprobó, aterrorizado,
su situación: era como si tuviera los pies pegados con cola al césped, que se había convertido
en techo, y bajo él se extendía el infinito cielo oscuro y estrellado. Pensó que, si trataba de
mover un pie, se caería de la tierra.

«Piensa— se dijo, mientras la sangre le bajaba a la cabeza —Piensa…»

Pero ninguno de los encantamientos que había estudiado servía para combatir una repentina
inversión del cielo y la tierra. ¿Se atrevería a desplazar un pie? Oía la sangre latiendo en los
oídos. Tenía dos opciones: intentar moverse, o lanzar chispas rojas para ser rescatado y
descalificado.

Casi quiso poder hacerlo.

Cerró los ojos, para no ver el espacio infinito que tenía debajo, y levantó el pie derecho con
todas sus fuerzas, separándolo del techo de césped.
De inmediato, el mundo volvió a colocarse. Draco cayó de rodillas a un suelo
maravillosamente sólido. La impresión lo dejó momentáneamente sin fuerzas. Volvió a tomar
aliento, se levantó y corrió; volvió la vista mientras se alejaba de la niebla dorada, que, a la
luz de la luna, centelleaba con inocencia.

La Copa tenía que estar cerca, él había llegado hasta allí… ¿pero no está Viktor?
Fugazmente, se alarmó sobre encontrar primero la copa.

No era parte del plan.

Pasaron otros diez minutos sin más encuentro que el de las calles sin salida. Dos veces torció
por la misma calle equivocada. Finalmente dio con una ruta distinta, y comenzó a avanzar por
ella, ya no tan aprisa. La varita se balanceaba en su mano haciendo oscilar su sombra en los
setos. Luego dobló otra esquina, y se encontró ante un escreguto de cola explosiva.

Cedric tenía razón: era enorme. De unos tres metros de largo, era lo más parecido a un
escorpión gigante: tenía el aguijón curvado sobre la espalda, y su grueso caparazón brillaba a
la luz de la varita de Draco, con la que le apuntaba.

Hagrid era asombroso.

—¡Desmaius!

El encantamiento dio en el caparazón del escreguto y rebotó. Draco se agachó justo a tiempo,
pero le llegó olor de pelo quemado: el encantamiento le había chamuscado la parte superior
del cabello. El escreguto lanzó una ráfaga de fuego por la cola, y se lanzó raudo hacia él.

Quiso cortarlo en dos, pero no pudo hacerlo.

Hagrid estaría triste.

Draco probablemente muerto.

—¡Impedimenta!— gritó Draco. El embrujo dio de nuevo en el caparazón del escreguto y


rebotó. Draco retrocedió algunos pasos tambaleándose antes de caer —Sáasil weenel.

El escreguto se hallaba a unos centímetros de él en el momento en que quedó paralizado:


había conseguido meterlo en alguna ilusión, por lo que tuvo que haberlo hecho desde el
principio.

Maldición.

Jadeando, Draco se apartó de él y corrió, con todas sus fuerzas, en la dirección opuesta: el
embrujo obstaculizador no era permanente, y el escreguto recuperaría de un momento a otro
la movilidad nunca había comprobado su límite.

Lo haría sí sobrevivía.

Tomó un camino a la izquierda y resultó ser un callejón sin salida; otro a la derecha, y dio en
otro. No tuvo más remedio que detenerse y volver a utilizar el encantamiento brújula.
Desanduvo lo andado y escogió un camino que parecía ir al noroeste.

Llevaba unos minutos caminando a toda prisa por el nuevo camino, cuando oyó algo en la
calle que iba paralela a la suya que lo hizo detenerse en seco.

—¿VIKTOR?— grito, pero nadie contestó.

Maldito laberinto.

Draco odiaba oficialmente los laberintos.

De vez en cuando llegaba a otro callejón sin salida, pero la creciente oscuridad era una señal
inequívoca de que se iba acercando al centro del laberinto. Entonces, caminando a zancadas
por un camino recto y largo, volvió a percibir que algo se movía, y el haz de luz de la varita
iluminó a una criatura extraordinaria, un espécimen al que sólo había visto en una ilustración
de El monstruoso libro de los monstruos.

Era una esfinge: tenía el cuerpo de un enorme león, con grandes zarpas y una cola larga,
amarillenta, que terminaba en un mechón castaño. La cabeza, sin embargo, era de mujer.
Volvió a Draco sus grandes ojos almendrados cuando él se acercó. Draco levantó la varita,
dudando. No parecía dispuesta a atacarlo, sino que paseaba de un lado a otro del camino,
cerrándole el paso.

Entonces habló con una voz ronca y profunda:

—Estás muy cerca de la meta. El camino más rápido es por aquí.

Si.

Draco quiere irse por otro lado, no ha visto a Viktor, sería imposible que ya hubiera pasado
por aquí.

—Eh… entonces, ¿viste a otro chico por aquí?— le preguntó Draco, sin perder nada por
intentarlo.

—No — respondió, continuando su paseo —No te diré a menos que descifres mi enigma. Sí
aciertas a la primera, te dejaré pasar. Sí te equivocas, te atacaré. Sí te quedas callado, te dejaré
marchar sin hacerte ningún daño.

Se le hizo un nudo en la garganta, debería irse, pero si Viktor estaba ahí.

—Vale— dijo —¿Puedo oír el enigma?

La esfinge se sentó sobre sus patas traseras, en el centro mismo del camino, y recitó:

Si te lo hiciera, te desgarraría con mis zarpas,

pero eso sólo ocurrirá si no lo captas.


Y no es fácil la respuesta de esta adivinanza,

porque está lejana, en tierras de bonanza,

donde empieza la región de las montañas de arena

y acaba la de los toros, la sangre, el mar y la verbena.

Y ahora contesta, tú, que has venido a jugar:

¿a qué animal no te gustaría besar?

—¡La araña!— tal vez respondió demasiado fácil, pero todos los días ocupaba una respuesta
para su torre que era algo similar a esto.

No pueden culparlo.

La esfinge pronunció más su sonrisa. Se levantó, extendió sus patas delanteras y se hizo a un
lado para dejarlo pasar.

Llegó a una bifurcación de caminos luego de caminar un poco más, se congeló cuando vio
una luz. La Copa de los tres magos brillaba sobre un pedestal a menos de cien metros de
distancia.

Silencio.

Nada atacó, nada saltó, no había nadie, pero la señal de Viktor parecía como loca.

Entonces al llegar más cerca, pudo ver a Viktor sentado, una araña gigante que parecía haber
sido derrotada y no parecía que Viktor fuera consciente; había una mirada fría en sus ojos y
casi vacía, que recordó Draco en él mismo cuando fue poseído.

Oh no.

Dio un paso atrás, una mano sobre su hombro lo hizo voltear aterrado, sus ojos se abrieron
incrédulos cuando vio al profesor Moody detrás de él; no era el profesor, era como una
persona en medio de una transformación que tiene partes de dos personas que no combinan
entre sí.

Quiso levantar la varita, pero fue arrojado con violencia contra el suelo, apenas pudo procesar
que pasaba, cuando sintió una sacudida en el estómago. Sus pies despegaron del suelo. No
podía aflojar la mano que su varita, pero algo sobre su espalda estaba pegado con pegamento:
lo llevaba hacia delante, en un torbellino de viento y colores, y nada tenía sentido.

Se estaba transportando a otro lado.

Maldición.
Continuará…

Chapter End Notes

Muchas cosas y al mismo tiempo tan pocas, el siguiente capitulo va ser el último
capítulo como tal para la historia. Aun no se si tendremos 1 o 2 interludios, ya que el
interludio de Harry de ambos años es demasiado largo, solo tengo escrito el de tercer
año, pero el de cuarto será enorme, cualquier cosa cuando suba este capítulo ya sabre
cuantos serán y estará en la descripción el número de capítulos en total.

Nos vemos en el siguiente capitulo con la final de otro en Hogwarts.


Capítulo 15: Una noche en un cementerio.
Chapter Summary

Esa noche marca un principio para Draco,que ni el mismo puede imaginar.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Draco sabe que lo hizo mal, sí alguna vez pensó que en los años anteriores había fallado de
alguna forma, no era nada comparado a la sensación que sintió cuando los pies daban contra
el suelo de forma violenta; cayó de bruces apenas sujetando su varita. No es que fuera
importante, antes de saberlo fue atado por una sensación de cuerdas en su cuerpo y sintió un
renovado respeto por todos aquellos que había usado el hechizo de cadenas a estas alturas. El
hombre que claramente no era Moody comenzó a caminar arrastrándolo, dejando la copa en
el suelo y con Viktor siguiéndolo como sí fuera un zombi viviente. Lo llamó por su nombre,
pero eso solo le ganó una soga en su boca que impidió que hablara; esto no pasaba así en la
historia original.

No era Harry Potter.

Solo era Draco.

El pánico comenzó a inundarlo.

Habían abandonado los terrenos de Hogwarts. Era evidente que habían viajado muchos
kilómetros, porque ni siquiera se veían las montañas que rodeaban el castillo. Se hallaban en
el cementerio oscuro y descuidado de una pequeña iglesia, cuya silueta se podía ver tras un
tejo grande que tenían a la derecha. A la izquierda se alzaba una colina. En la ladera de
aquella colina se distinguía apenas la silueta de una casa antigua y magnífica.

Escudriñando en la oscuridad, vislumbraron una figura que se acercaba caminando derecho


hacia ellos por entre las tumbas. Draco no podía distinguirle la cara; pero, por la forma en que
andaba y la postura de los brazos, pensó que llevaba algo en ellos. Quienquiera que fuera, era
de pequeña estatura, y llevaba sobre la cabeza una capa con capucha que le ocultaba el rostro.
La distancia entre ellos se acortaba a cada paso, permitiéndoles ver que lo que llevaba el
encapuchado parecía un bebé... ¿o era simplemente una túnica arrebujada?

Desde lo lejos, por encima de su cabeza, oyó una voz fría y aguda que decía:

—Mata al otro, solo quiero al niño Malfoy.

Entonces escuchó un silbido y una segunda voz, que gritó al aire de la noche estas palabras:
—¡Avada Kedavra!

Draco quedó mortalmente frío cuando el rayo verde apareció sin que pudiera hacer algo, la
luz verde era cegadora y había golpeado a Viktor en el pecho, haciéndolo caer de espalda.

Viktor yacía a su lado, sobre la hierba, con las piernas y los brazos extendidos.

Estaba muerto.

Durante un segundo que contuvo toda una eternidad, Draco miró la cara de Viktor, sus ojos
abiertos, inexpresivos como las ventanas de una casa abandonada, su boca medio abierta, que
parecía expresar sorpresa. Y entonces, antes de que su mente hubiera aceptado lo que veía,
antes de que pudiera sentir otra cosa que aturdimiento e incredulidad, alguien lo levantó.

Ya no era Moody, era solamente un hombre que nunca antes había visto, bastante delgado de
cabellera clara que parecía un poco indiferente por toda la situación.

El hombrecillo de la capa había posado su lío de ropa y, con la varita encendida, arrastraba a
Draco hacia la lápida de mármol. A la luz de la varita, Draco vio el nombre inscrito en la
lápida antes de ser arrojado contra ella:

TOM RYDDLE

Draco gimoteo cuando fue movido casi violentamente para ser atado a la lápida desde el
cuello a los tobillos. Draco podía oír el sonido de una respiración rápida y superficial que
provenía de dentro de la capucha. Su mente daba imágenes revueltas de lo que estaba viendo
en el presente, a recuerdos variados de Viktor rondando su amistad de los últimos meses.

No.

No debía morir.

Draco debía salvar a sus amigos.

Viktor usualmente tranquilo sentado a su lado, cuando parecía nervioso de hablar con
Hermione, cuando a pesar de su dificultad para socializar aceptaba a Draco rondando a su
lado como un pollito perdido y que era lo mejor para abrazar. Este salvándolo durante los
juegos Ravenclaw o solamente caminando con él sin saber que hablar y escuchar a Draco
comentar sobre dragones por milésima vez.

Forcejeó intentando gemir ante el dolor de su pecho, y el hombre con capucha lo golpeó: lo
golpeó con una mano a la que le faltaba un dedo, y entonces Draco comprendió quién se
ocultaba bajo la capucha: Colagusano.

—¡Tú!— dijo Draco casi con odio e incredulidad, porque se suponía que ese tipo estaba en
prisión, la maldita rata debería haber muerto.

Dora le diría si no estaba en prisión.

Aquí estaba.
Draco sólo quiso asesinarlo, quería asesinar a alguien, quería apartar el dolor dentro de su
pecho cuando visualizó nuevamente el cuerpo de Viktor.

Pero Colagusano, que había terminado de sujetarlo, no contestó: estaba demasiado ocupado
comprobando la firmeza de las cuerdas, y sus dedos temblaban incontrolablemente hurgando
en los nudos. Cuando estuvo seguro de que Draco había quedado tan firmemente atado a la
lápida que no podía moverse ni un centímetro,

Su respiración estaba agitada.

—Eres un desastre inútil, ni siquiera puedes hacer bien un ritual— gruñó quien ya no era
Moody, luciendo cansado y arrojándole un frasco pequeño que Colagusano atrapo entre sus
manos temblorosas.

Sus ojos nerviosos miraban al falso Moody enojados, este veía de reojo a Draco antes de
regresar su rostro a Colagusano.

—Soy el guardia de mi señor, tu solamente eres una vergüenza Barty— demanda Peter con
siseos bajos, parece mucho más delgado y pálido que antes, con el rostro atormentado.

Azkaban, pensó Draco, había estado en azkaban, pero ahora no estaba ahí.

Barty.

Como Barty Crouch Jr.

Esta noche estaba empeorando cada segundo.

No podía volver la cabeza para mirar al otro lado de la lápida: sólo podía ver lo que había
justo delante de él. El cuerpo de Viktor yacía a unos seis metros de distancia. Un poco más
allá, brillando a la luz de las estrellas, estaba la Copa de los tres magos. La varita de Draco se
encontraba en el suelo, a sus pies. El lío de ropa que Draco había pensado que sería un bebé
se hallaba cerca de él, junto a la sepultura. Se agitaba de manera inquietante.

Sabía que había ahí.

No ocupaba una cicatriz en su cabeza para saberlo.

Draco estaba tan muerto como no lo estuvo en la segunda prueba.

Oyó un ruido a sus pies. Bajó la mirada, y vio una serpiente gigante que se deslizaba por la
hierba, rodeando la lápida a la que estaba atado. Volvió a oír, cada vez más fuerte, la
respiración rápida y dificultosa de Colagusano, que soñaba como si estuviera acarreando algo
pesado. Entonces entró en el campo de visión de Draco, que lo vio empujando hasta la
sepultura algo que parecía un caldero de piedra, aparentemente lleno de agua. Oyó que
salpicaba al suelo, y era más grande que ningún caldero que él hubiera utilizado nunca: era
una especie de pila de piedra capaz de contener a un hombre adulto sentado.

Viktor estaba muerto.


La cosa que había dentro del lío de ropa, en el suelo, se agitaba con más persistencia, como sí
tratara de liberarse. En aquel momento, Colagusano hacía algo en el fondo del caldero con la
varita. De repente brotaron bajo él unas llamas crepitantes.

Viktor sigue muerto.

La serpiente se alejó reptando hasta adentrarse en la oscuridad. El líquido que contenía el


caldero parecía calentarse muy rápidamente. La superficie comenzó no sólo a borbotear, sino
que también lanzaba chispas abrasadoras, como si estuviera ardiendo. El vapor se espesaba
emborronando la silueta de Colagusano, que atendía el fuego. El lío de ropa empezó a
agitarse más fuerte, y Draco volvió a oírla voz fría y aguda:

—¡Date prisa!

La entera superficie del agua relucía por las chispas. Parecía incrustada de brillantes.

Barty miró al caldero de brazos cruzados pensativo, Peter lucia emocionado.

Viktor murió por su culpa.

Draco estaba teniendo dificultades para concentrarse.

—Ya está listo, amo.

—Ahora…— dijo la voz fría.

Colagusano abrió el lío de ropa, que parecía una túnica, revelando el frasco que Barty le
había pasado hace unos instantes.

Era como sí Colagusano hubiera levantado una piedra y dejado a la vista algo oculto,
horrendo y viscoso… pero cien veces peor de lo que se pueda decir. Lo que Colagusano había
llevado con él tenía la forma de un niño agachado, pero Draco no había visto nunca nada
menos parecido a un niño: no tenía pelo, y la piel era de aspecto escamoso, de un negro rojizo
oscuro, como carne viva; los brazos y las piernas eran muy delgados y débiles; y la cara…
Ningún niño vivo tendría nunca una cara parecida a aquélla: era plana y como de serpiente,
con ojos rojos brillantes.

Parecía incapaz de valerse por sí mismo: levantó los brazos delgados, se los echó al cuello a
Colagusano, y éste lo levantó. Al hacerlo se le cayó la capucha, y Draco percibió, a la luz de
la fogata, una expresión de asco en el pálido rostro de Colagusano mientras lo llevaba hasta el
borde del caldero. Luego vio, por un momento, el rostro plano y malvado iluminado por las
chispas que saltaban de la superficie de la poción, y oyó el golpe sordo del frágil cuerpo
contra el fondo del caldero.

Esto se supone que no debería pasar.

Que debía evitarlo.

Viktor muerto.
Pero todo se presentaba frente a Draco como sí fuera una película de mal gusto, su pecho se
agitaba dolorido y no por las cuerdas, la derrota parece inminente y Draco no quiere estar
aquí.

Quiere que todo sea una pesadilla más.

Colagusano habló. La voz le salió temblorosa, y parecía aterrorizado. Levantó la varita, cerró
los ojos y habló a la noche:

—¡Hueso del padre, otorgado sin saberlo, renovarás a tu hijo!

La superficie de la sepultura se resquebrajó a los pies de Draco. Horrorizado, vio que salía de
debajo un fino chorro de polvo y caía suavemente en el caldero. La superficie diamantina del
agua se agitó y lanzó un chisporroteo; arrojó chispas en todas direcciones, y se volvió de un
azul vivido de aspecto ponzoñoso.

En aquel momento, Colagusano estaba lloriqueando. Sacó del interior de su túnica una daga
plateada, brillante, larga y de hoja delgada. La voz se le quebraba en sollozos de espanto.

—¡Carne… del vasallo… voluntariamente ofrecida… revivirás a tu señor!

Extendió su mano derecha, la mano a la que le faltaba un dedo. Agarró la daga muy fuerte
con la mano izquierda, y la levantó.

Draco vio con mórbida fascinación lo que pasaba al igual que Barty estaba a su lado apoyado
en las ramas. Vio el momento donde la mano cortaba la otra, donde el grito perforó en la
noche y la mano caer contra el suelo. Pensó en como esa daga debe ser mágica, no hay forma
que cortara la mano sin romper primero el hueso, pero había sido un corte tan limpio.

Quiso esa daga, para asesinar a todos aquí.

Ahora con la mano dentro del caldero.

¿Qué tanto miedo puede causar este hombre?

¿Por qué Peter hace esto?

La poción se había vuelto de un rojo ardiente, y producía una luz que hizo doler su vista.

Colagusano sollozaba y gemía de dolor. Hasta que notó en la cara su agitada respiración,
Draco no se dio cuenta de que se encontraba justo delante de él.

—Sa… sangre del enemigo… tomada por la fuerza… resucitarás al que odias.

Era el frasco de Barty, sangre roja y por un momento, Draco pensó en Harry en la sala común
de Gryffindor comentando sobre una herida en la cabeza; un incidente en clases, que parece
haber sido de defensa. Volteó a ver a Barty, que ahora lo ignoraba para lucir impaciente.

Tambaleándose Peter, llevó lo que Draco piensa que es la sangre de Harry hasta el caldero y
la vertió en su interior.
Al instante el líquido adquirió un color blanco cegador. Habiendo concluido el trabajo,
Colagusano cayó de rodillas al lado del caldero; luego se desplomó de lado y quedó tendido
en la hierba, agarrándose el muñón ensangrentado, sollozando y dando gritos ahogados…

¿Qué hiciste idiota?

Viktor con los ojos abiertos y muertos.

Draco quiso vomitar.

El caldero hervía a borbotones, salpicando en todas direcciones chispas de un brillo tan


cegador que todo lo demás parecía de una negrura aterciopelada. Nada sucedió.

Pero no ocupaba saber que todo salió mal, que Draco falló, que fue inocente e idiota por
partes iguales.

Y entonces, de repente, se extinguieron las chispas que saltaban del caldero. Una enorme
cantidad de vapor blanco surgió formando nubes espesas y lo envolvió todo, de forma que no
pudo ver ni a Colagusano ni a Cedric ni ninguna otra cosa aparte del vapor suspendido en el
aire.

A través de la niebla, vio, aterrorizado, que del interior del caldero se levantaba lentamente la
oscura silueta de un hombre, alto y delgado como un esqueleto.

—Vísteme— dijo por entre el vapor la voz fría y aguda, y Colagusano, sollozando y
gimiendo, sin dejar de agarrarse el brazo mutilado, alcanzó con dificultad la túnica negra del
suelo, se puso en pie, se acercó a su señor y se la colocó por encima con una sola mano.

El hombre delgado salió del caldero, mirando a Draco fijamente… y Draco contempló al
hombre que no debía resucitar, el enemigo de toda la saga de películas y quien ahora era el
enemigo de este mundo. Más blanco que una calavera, con ojos de un rojo amoratado, y la
nariz tan aplastada como la de una serpiente, con pequeñas rajas en ella en vez de orificios.

Lord Voldemort había vuelto.

Barty hizo una reverencia a Voldemort cuando este camino a su lado, pensó que lo golpearía,
pero la mano de Voldemort acaricio la cabeza de Barty susurrándole que era un sirviente leal;
Barty no se movió, pero la bestia volteó a verlo durante varios momentos con preguntas en su
mente. Voldemort apartó la vista de Draco y empezó a examinar su propio cuerpo. Las manos
eran como grandes arañas blancas; con los largos dedos se acarició el pecho, los brazos, la
cara. Los rojos ojos, cuyas pupilas eran alargadas como las de un gato, refulgieron en la
oscuridad. Levantó las manos y flexionó los dedos con expresión embelesada y exultante. No
hizo el menor caso de Colagusano, que se retorcía sangrando por el suelo, ni de la enorme
serpiente, que otra vez había aparecido y daba vueltas alrededor de Draco, emitiendo sutiles
silbidos. Voldemort deslizó una de aquellas manos de dedos anormalmente largos en un
bolsillo de la túnica, y sacó una varita mágica. También la acarició suavemente, y luego la
levantó y apuntó con ella a Colagusano, que se elevó en el aire y fue a estrellarse contra la
tumba a la que Draco estaba atado. Cayó a sus pies y quedó allí, desmadejado y llorando.
Voldemort volvió hacia Draco sus rojos ojos, y soltó una risa sin alegría, fría, aguda.

La túnica de Colagusano tenía manchas sanguinolentas, pues éste se había envuelto con ella
el muñón del brazo.

Draco iba a morir.

Como Viktor.

Que sigue muerto.

Draco estaba muerto.

No había forma que pudiera salvarse de esto, no era Harry Potter, no tiene idea ni porque
sigue con vida a estas alturas.

La peor muerte de todas.

—Señor…— rogó con voz ahogada Colagusano —señor… me prometisteis… me


prometisteis…

—Levanta el brazo— dijo Voldemort con desgana.

—¡Ah, señor… gracias, señor…!

Alargó el muñón ensangrentado, pero Voldemort volvió a reírse.

—¡El otro brazo, Colagusano!

—Amo, por favor… por favor…

Voldemort se inclinó hacia él y tiró de su brazo izquierdo. Le retiró la manga por encima del
codo, y Draco vio algo en la piel, algo como un tatuaje de color rojo intenso: una calavera
con una serpiente que le salía de la boca, la misma imagen que había aparecido en el cielo en
los Mundiales de quidditch: la Marca Tenebrosa. Voldemort la examinó cuidadosamente, sin
hacer caso del llanto incontrolable de Colagusano.

La misma en el brazo de su padre.

—Ha retornado— dijo con voz suave —Todos se habrán dado cuenta… y ahora veremos…
ahora sabremos…

Apretó con su largo índice blanco la marca del brazo de Colagusano.

La cicatriz volvió a dolerle, y Colagusano dejó escapar un nuevo alarido. Voldemort retiró los
dedos de la marca de Colagusano, y Draco vio que se había vuelto de un negro azabache.

Con expresión de cruel satisfacción, Voldemort se irguió, echó atrás la cabeza y contempló el
oscuro cementerio.
—Al notarlo, ¿cuántos tendrán el valor de regresar?— susurró, fijando en las estrellas sus
brillantes ojos rojos —¿Y cuántos serán lo bastante locos para no hacerlo?

Comenzó a pasear de un lado a otro ante Draco y Colagusano, barriendo el cementerio con
los ojos sin cesar, ignorando el cuerpo de Viktor como si no fuera nadie; algo dentro de Draco
hirvió de ira en medio del terror absoluto. Después de un minuto volvió a mirar a Draco, y
una cruel sonrisa torció su rostro de serpiente.

—Espero no te sientas incómodo pequeño, estás sobre los restos de mi difunto padre, Draco
— dijo con un suave siseo —Era muggle y además idiota. No como nosotros, no como tú,
estaba esperando el momento en que pudiera conocerte— lo más aterrador de todo, era la
fascinación real en sus ojos, como si viera un trofeo de inmensurable valor frente a él.

Voldemort volvió a reírse. Seguía paseando, observándolo todo mientras andaba, en tanto la
serpiente describía círculos en la hierba.

—¿Ves la casa de la colina, Draco? En ella vivió mi padre. Mi madre, una bruja que vivía en
la aldea, se enamoró de él. Pero mi padre la abandonó cuando supo lo que era ella: no le
gustaba la magia— hizo un ademán sin darle importancia en la mano, Draco nunca entendió
la necesidad de este de hablar sobre su historia a otros —La abandonó y se marchó con sus
padres muggles antes incluso de que yo naciera, Draco, y ella murió dándome a luz, así que
me crié en un orfanato muggle… pero juré encontrarlo… Me vengué de él, de este loco que
me dio su nombre, Tom Ryddle.

Si.

No ocupaba su historial de vida, Draco prefería que lo asesinaran, no quería morir, pero verse
como objeto de interés para Voldemort.

No.

Maldición.

Esto era el peor de los escenarios en toda su maldita vida, siendo deseado por alguna cosa de
este viejo sin nariz y Viktor muerto.

Voldemort siguió paseando, dirigiendo sus rojos ojos de una tumba a otra.

—Lo que son las cosas: yo reviviendo mi historia familiar…— dijo en voz baja —Vaya, me
estoy volviendo sentimental… ¡Pero mira, Draco! Ahí vuelve mi verdadera familia…

El aire se llenó repentinamente de ruido de capas. Por entre las tumbas, detrás del tejo, en
cada rincón umbrío, se aparecían magos, todos encapuchados y con máscara. Y uno a uno se
iban acercando lenta, cautamente, como si apenas pudieran dar crédito a sus ojos. Voldemort
permaneció en silencio, aguardando a que llegaran junto a él.

Entonces uno de los mortífagos cayó de rodillas, se arrastró hacia Voldemort y le besó el bajo
de la negra túnica.

—Señor… señor…— susurró.


Los mortífagos que estaban tras él hicieron lo mismo. Todos se le fueron acercando de
rodillas, y le besaron la túnica antes de retroceder y levantarse para formar un círculo
silencioso en torno a la tumba de Tom Ryddle, de forma que Draco, Voldemort y Colagusano,
que yacía en el suelo sollozando y retorciéndose, quedaron en el centro.

Interesante.

La mayoría de ellos si no es que todos eran sangre pura, aquellos que considerarían este
comportamiento como algo ridículo, estaban actuando de esta manera patética contra un
hombre.

Maldita sea.

Ellos dejaban huecos en el círculo, como si esperaran que apareciera más gente. Voldemort,
sin embargo, no parecía aguardar a nadie más. Miró a su alrededor los rostros encapuchados
y, aunque no había viento, un ligero temblor recorrió el círculo, haciendo crujir las túnicas.

Barty sigue pétreo a su lado, pero Draco puede ver una de las túnicas parecer congelada y por
un instante la chispa de gris le hace ver a su padre.

Aparta la mirada incrédulo, viendo a Voldemort que le sonríe de reojo.

—Bienvenidos, mortífagos— dijo Voldemort en voz baja —Trece años… trece años han
pasado desde la última vez que nos encontramos. Pero seguís acudiendo a mi llamada como
si fuera ayer… ¡Eso quiere decir que seguimos unidos por la Marca Tenebrosa!, ¿no es así?

Echó atrás su terrible cabeza y aspiró, abriendo los agujeros de la nariz, que tenían forma de
rendijas. Draco no pudo más que sentir odio por cada uno de ellos, incluso su padre, por
aparecerse aquí.

Por tomar este lado.

—Huelo a culpa— dijo —Hay un hedor a culpa en el ambiente.

Quiso hacer una broma, sobre ser un perro por poder oler cosas, pero se tragó sus palabras.

Un segundo temblor recorrió el círculo, como sí cada uno de sus integrantes sintiera la
tentación de retroceder, pero no se atreviera.

—Os veo a todos sanos y salvos, con vuestros poderes intactos… ¡qué apariciones tan
rápidas!... y me pregunto: ¿por qué este grupo de magos no vino en ayuda de su señor, al que
juraron lealtad eterna?

Nadie habló. Nadie se movió salvo Colagusano, que no dejaba de sollozar por su brazo
sangrante.

Draco quiso morir.

Rápido.
Aquí y ahora.

—Y me respondo— susurró Voldemort, vieja perra del drama que hace pausas dramáticas —:
debieron de pensar que yo estaría acabado, que me había ido. Volvieron ante mis enemigos,
adujeron que habían actuado por inocencia, por ignorancia, por encantamiento… — esto es
culpa de Draco, no pudo detenerlo, es su culpa, Viktor sigue muerto y nadie hace nada —Y
entonces me pregunto a mí mismo: ¿cómo pudieron creer que no volvería? ¿Cómo pudieron
creerlo ellos, que sabían las precauciones que yo había tomado, tiempo atrás, para
preservarme de la muerte? ¿Cómo pudieron creerlo ellos, que habían sido testigos de mi
poder, en los tiempos en que era más poderoso que ningún otro mago vivo?

La respiración de Draco se agitó un poco en el ambiente.

¿Qué he hecho?

No pudo detener el regreso del peor enemigo de la saga y ahora estaba atado, probablemente
moriría pronto.

Pero no sin antes tener la tortura de escuchar su discurso de villano.

—Y me respondo: quizá creyeron que existía alguien aún más fuerte, alguien capaz de
derrotar incluso a lord Voldemort. Tal vez ahora son fieles a ese alguien… ¿tal vez a ese
paladín de la gente común, de los sangre sucia y de los muggles, Albus Dumbledore?

A la mención del nombre de Dumbledore, los integrantes del círculo se agitaron, y algunos
negaron con la cabeza o murmuraron algo.

Voldemort no les hizo caso.

Draco pensó que era irónico no tener absolutamente nada en común con esta gente, además
de su odio contra Dumbledore.

—Me resulta decepcionante. Lo confieso, me siento decepcionado…

Uno de los hombres avanzó hacia Voldemort, rompiendo el círculo. Temblando de pies a
cabeza, cayó a sus pies.

—¡Amo!— gritó —¡Perdonadme, señor! ¡Perdonadnos a todos!

Voldemort rompió a reír. Levantó la varita.

—¡Crucio!

El mortífago que estaba en el suelo se retorció y gritó. Draco quiso cerrar los ojos, pero en su
lugar observo al mortifago ser torturado frente a él.

Horripilante.

Parecía sufrir mucho, sus ojos parecían llegar a la parte atrás de su nuca y gritaba como sí
estuvieran despellejándolo.
No fue una linda vista.

Voldemort levantó la varita. El mortífago torturado yacía en el suelo, jadeando.

—Levántate, Avery— dijo Voldemort con suavidad —Levántate. ¿Ruegas clemencia? Yo no


tengo clemencia. Yo no olvido. Trece largos años… Te exigiré que me pagues por estos trece
años antes de perdonarte. Colagusano ya ha pagado parte de su deuda, ¿no es así,
Colagusano?

Bajó la vista hacia éste, que seguía sollozando.

Draco quiso que se muriera.

Nunca en su vida deseo tanto la muerte de otras personas como esa noche.

—No volviste a mí por lealtad sino por miedo a tus antiguos amigos. Mereces el dolor,
Colagusano. Lo sabes, ¿verdad?

—Sí, señor— gimió Colagusano —Por favor, señor, por favor…

—Aún así, me ayudaste a recuperar mi cuerpo— dijo fríamente Voldemort, mirándolo


sollozar en la hierba —Aunque eres inútil y traicionero, me ayudaste… y lord Voldemort
recompensa a los que lo ayudan. Barty por otro lado mi siervo más leal, como siempre puedo
contar contigo.

Volvió a levantar la varita e hizo con ella una floritura en el aire. Un rayo de lo que parecía
plata derretida salió brillando de ella. Sin forma durante un momento, adquirió luego la de
una brillante mano humana, de color semejante a la luz de la luna, que descendió y se adhirió
a la muñeca sangrante de Colagusano.

Los sollozos de éste se detuvieron de pronto. Respirando irregular y entrecortadamente,


levantó la cabeza y contempló la mano de plata como si no pudiera creerlo. Se había unido al
brazo limpiamente, sin señales, como si se hubiera puesto un guante resplandeciente.
Flexionó los brillantes dedos y luego, temblando, cogió del suelo una pequeña ramita seca y
la estrujó hasta convertirla en polvo.

Draco se preguntó qué clase de magia podría ser esa.

Muchos deben preguntarse eso cuando Draco usaba los hechizos de Orion, pero era extraño
verse del otro lado y preguntarse lo mismo.

—Señor— susurró —Señor… es hermosa… Gracias… mil gracias.

Avanzó de rodillas y besó el bajo de la túnica de Voldemort, Barty solamente siguió a su lado.

—Que tu lealtad no vuelva a flaquear, Colagusano— le advirtió Voldemort.

—No, mi señor… nunca.


Colagusano se levantó y ocupó su lugar en el círculo, sin dejar de mirarse la mano nueva. En
la cara aún le brillaban las lágrimas. Voldemort se acercó entonces al hombre que estaba a la
derecha de Colagusano.

—Lucius, mi escurridizo amigo— susurró, deteniéndose ante él y Draco quiso no verlo, pero
no pudo evitar mantener su mirada —Me han dicho que no has renunciado a los viejos
modos, aunque ante el mundo presentas un rostro respetable. Tengo entendido que sigues
dispuesto a tomar la iniciativa en una sesión de tortura de muggles. Sin embargo, nunca
intentaste encontrarme, Lucius. Tu demostración en los Mundiales de quidditch estuvo bien,
divertida, me atrevería a decir… pero ¿no hubieras hecho mejor en emplear tus energías en
encontrar y ayudar a tu señor?

Su padre no volteó a verlo, pero Draco quiso vomitar, sí no estuviera colgado como mono en
exhibición, probablemente lo hubiera hecho.

Decepcionado.

Estaba decepcionado y avergonzado de su padre.

—Señor, estuve en constante alerta— dijo con rapidez la voz de su padre, desde debajo de la
capucha —Si hubiera visto cualquier señal vuestra, una pista sobre vuestro paradero, habría
acudido inmediatamente a vuestro lado. Nada me lo habría impedido…— su voz parecía
tartamudear, sus ojos se fijaron en Draco algo incrédulos.

Pero Voldemort a pesar de verlo no indico nada más.

—Y aún así escapaste de la Marca Tenebrosa cuando un fiel mortífago la proyectó en el aire
el verano pasado— lo interrumpió Voldemort con suavidad, y su padre dejó bruscamente de
hablar —Sí, lo sé todo, Lucius. Me has decepcionado… Espero un servicio más leal en el
futuro.

—Por supuesto, señor, por supuesto… Sois misericordioso, gracias— su voz sonaba hueca y
sus ojos ahora lo veían sin ocultarlo.

Draco lo vio con asco.

Voldemort se movió, y se detuvo mirando fijamente al hueco que separaba a Malfoy del
siguiente hombre, en el que hubieran cabido bien dos personas.

—Aquí deberían encontrarse los Lestrange— dijo Voldemort en voz baja —Pero están en
Azkaban, sepultados en vida. Fueron fieles, prefirieron Azkaban a renunciar a mí… Cuando
asaltemos Azkaban, los Lestrange recibirán más honores de los que puedan imaginarse. Los
dementores se unirán a nosotros: son nuestros aliados naturales. Y llamaremos a los gigantes
desterrados… hay tanto que he aprendido, tantas criaturas oscuras interesantes. Todos mis
vasallos devotos volverán a mí, y un ejército de criaturas a quienes todos temen… tengo
interés en nuevas criaturas oscuras del este.

Siguió su recorrido. Pasaba ante algunos mortífagos sin decir nada, pero se detenía ante otros
y les hablaba:
—Macnair… Colagusano me ha dicho que ahora te dedicas a destruir bestias peligrosas para
el Ministerio de Magia. Pronto dispondrás de mejores víctimas, Macnair. Lord Voldemort te
proveerá de ellas.

—Gracias, señor… gracias— musitó Macnair.

—Y aquí— Voldemort llegó ante las dos figuras más grandes —tenemos a Crabbe. Esta vez
lo harás mejor, ¿no, Crabbe? ¿Y tú, Goyle?

Se inclinaron torpemente, musitando:

—Sí, señor.

—Así será, señor.

—Te digo lo mismo que a ellos, Nott— dijo Voldemort en voz baja, desplazándose hasta una
figura encorvada que estaba a la sombra del señor Goyle.

El señor Nott había volteado a verlo al inicio incrédulo, pero ahora tenía un rostro frío y lo
estaba ignorando.

—Señor, me postro ante vos. Soy vuestro más fiel servidor…

—Eso espero— repuso Voldemort.

Llegó ante el hueco más grande de todos, y se quedó mirándolo con sus rojos ojos,
inexpresivos, como si pudiera ver a los que faltaban.

—Y aquí tenemos a seis mortífagos desaparecidos… tres de ellos muertos en mi servicio.


Otro, demasiado cobarde para venir, lo pagará. Otro que creo que me ha dejado para
siempre… ha de morir, por supuesto. Y Barty por supuesto, que me ha traído algo que estaba
esperando.

Los mortífagos se agitaron. Draco vio que se dirigían miradas unos a otros a través de las
máscaras, Draco temió saber que todos ellos lo habían visto en casa más de una vez, pero
nadie hizo el intento de moverse para ayudarlo.

—Me hubiera encantado disfrutar de la presencia de Potter esta noche, pero este chico es algo
que había esperado desde hace algún tiempo… tan talentoso y joven, me recuerda a mí. No
sabía que tenías un hijo tan especial Lucius, sin duda es algo que celebrar esta noche como
mi invitado de honor— Voldemort ahora lo estaba viendo a los ojos, Draco se paralizó
horrorizado.

No.

Aléjate.

Quiso patear al aire, pero sigue atado ahí con fuerza.


Se hizo el silencio. Luego, el mortífago que se encontraba a la derecha de Colagusano
avanzó, y la voz de Lucius Malfoy habló desde debajo de la máscara.

—Amo, nosotros ansiamos saber… Os rogamos que nos digáis… como habéis logrado…
este milagro… cómo habéis logrado volver con nosotros…— su padre parecía querer llamar
la atención del mago oscuro, pero este apenas y volteó a verlo.

—Ah, esa es una historia sorprendente, Lucius— contestó Voldemort —Una historia que
comienza… y termina… con el joven Potter, pronto lo conoceré.

Se acercó a Draco con desgana, y ambos fueron entonces el centro de atención. La serpiente
seguía dando vueltas alrededor de Draco.

Quiso que terminara con eso de una vez.

—Naturalmente, sabéis que Harry Potter lo han llamado «mi caída»— dijo Voldemort
suavemente, clavando sus rojos ojos en Draco aburrido —Todos sabéis que, la noche en que
perdí mis poderes y mi cuerpo, había querido matarlo. Su madre murió para salvarlo, y sin
saberlo fue para él un escudo que yo no había previsto… No pude tocarlo.

Voldemort levantó uno de sus largos dedos blancos, pero lo pensó mejor.

Draco se alegro que no lo tocara.

Se enfermaba de solo su presencia.

—Su madre dejó en él las huellas de su sacrificio… esto es magia antigua; tendría que
haberlo recordado, no me explico cómo lo pasé por alto… Pero no importa: ahora sí que
puedo tocarlo. La próxima vez que lo vea, Potter estará a mi merced— Draco se congela ante
esas palabras —Me equivoqué, amigos, lo admito. Mi maldición fue desviada por el loco
sacrificio de la mujer y rebotó contra mí. Ahhh… un dolor por encima de lo imaginable,
amigos. Nada hubiera podido prepararme para soportarlo. Fui arrancado del cuerpo, quedé
convertido en algo que era menos que espíritu, menos que el más sutil de los fantasmas… y,
sin embargo, seguía vivo. Lo que fui entonces, ni siquiera yo lo sé… Yo, que he ido más lejos
que nadie en el camino hacia la inmortalidad. Vosotros conocéis mi meta: conquistar la
muerte. Y entonces fui puesto a prueba, y resultó que alguno de mis experimentos funcionó
bien… porque no llegué a morir, aunque la maldición debiera haberme matado. No obstante,
quedé tan desprovisto de poder como la más débil criatura viva, y sin ningún recurso que me
ayudara… porque no tenía cuerpo, y cualquier hechizo que pudiera haberme ayudado
requería la utilización de una varita.

Los Horrocrux, Draco se pone más pálido de ser posible, esperando que este hombre no
descubra que fue gracias a Draco que dos de ellos fueron ya destruidos.

Su muerte sería más dolorosa.

Ojalá fuera más rápida.

No se puede tener todo en la vida supone.


—Sólo recuerdo que me obligué a mí mismo a existir, sin desfallecer. Me establecí en un
lugar alejado, en un bosque, y esperé… Sin duda, alguno de mis fieles mortífagos trataría de
encontrarme… alguno de ellos vendría y practicaría la magia que yo no podía, para
devolverme a un cuerpo. Pero esperé en vano.

Un estremecimiento recorrió de nuevo el círculo de los mortífagos. Voldemort dejó que aquel
estremecimiento creciera horriblemente antes de continuar:

—Sólo conservaba uno de mis poderes: el de ocupar los cuerpos de otros. Pero no me atrevía
a ir a donde hubiera abundancia de humanos, porque sabía que los aurores seguían
buscándome por el extranjero. En ocasiones habité el cuerpo de animales (por supuesto, las
serpientes fueron mis preferidos), pero en ellos no estaba mucho mejor que siendo puro
espíritu, porque sus cuerpos son poco aptos para realizar magia… y, además, mi posesión de
ellos les acortaba la vida. Ninguno duró mucho.

La mirada de Voldemort lo vio casi divertida, disfrutando sin duda su miedo.

—Luego… hace cuatro años… encontré algo que parecía asegurarme el retorno. Un mago
joven y confiado vagaba por el camino del bosque que había convertido en mi hogar. Era la
oportunidad con la que había estado soñando, pues se trataba de un profesor del colegio de
Dumbledore. Fue fácil doblegarlo a mi voluntad… Me trajo de vuelta a este país, y después
de un tiempo ocupé su cuerpo para vigilarlo de cerca mientras cumplía mis órdenes. Pero el
plan falló: no logré robar la piedra filosofal. Perdí la oportunidad de asegurarme la vida
inmortal. Una vez más, Harry Potter frustró mi intento…

Volvió a hacerse el silencio. Nada se movía, ni siquiera las hojas del tejo. Los mortífagos
estaban completamente inmóviles, y en las máscaras les brillaban los ojos, fijos en
Voldemort.

Era algo morboso escuchar la historia que conocía desde el punto de vista de este hombre.

—Mi vasallo murió cuando dejé su cuerpo, y yo quedé tan debilitado como antes— prosiguió
Voldemort —Volví a mi lejano refugio temiendo que nunca recuperaría mis poderes. Sí,
aquéllos fueron mis peores días: no podía esperar encontrarme otro mago cuyo cuerpo
pudiera ocupar… y ya había perdido toda esperanza de que mis mortífagos se preocuparan
por lo que hubiera sido de mí.

Uno o dos de los enmascarados hicieron gestos de incomodidad, pero Voldemort no hizo
caso.

—Y entonces, no hace ni un año, cuando ya había abandonado toda esperanza, sucedió al fin:
un vasallo volvió a mí. Colagusano, aquí presente, que había logrado escapar por pura suerte
de azkaban con la ayuda de unos aurores corruptos y decidió volver junto a su señor. Me
buscó por el país en que se rumoreaba que me había ocultado… ayudado, claro, por las ratas
que fue encontrando por el camino. Colagusano tiene una curiosa afinidad con las ratas, ¿no
es así? Sus sucios amiguitos le dijeron que, en las profundidades de un bosque albanés, había
un lugar que evitaban, en el que animales pequeños como ellas habían encontrado la muerte
al quedar poseídos por una sombra oscura.
Había escapado.

Había escapado de la cárcel, pero a diferencia de Sirius, ningún maldito periódico anuncio
sobre eso; Draco confió que no pasaría eso.

Había sido un tonto.

—Pero su viaje de regreso a mí no careció de tropiezos, ¿verdad, Colagusano? Porque una


noche, hambriento, en las lindes del mismo bosque en que esperaba encontrarme, paró
imprudentemente en una posada para comer algo… ¿y a quién diríais que halló allí? A la
mismísima Bertha Jorkins, una bruja del Ministerio de Magia. Ahora veréis cómo el hado
favorece a lord Voldemort: aquél podría haber sido el final de Colagusano y de mi última
esperanza de regeneración, pero Colagusano (demostrando una presencia de ánimo que nunca
habría esperado hallar en él) convenció a Bertha Jorkins de que lo acompañara a un paseo a la
luz de la luna; la dominó… y la trajo hasta mí. Y Bertha Jorkins, que podría haberlo echado
todo a perder, resultó ser un regalo mejor del que hubiera podido soñar… porque, con un
poco de persuasión, se convirtió en una verdadera mina de información.

Draco intenta soltarse nuevamente, pero no funciona, esta atorado sin moverse.

—Fue ella la que me dijo que el Torneo de los tres magos tendría lugar en Hogwarts durante
este curso, y también la que me habló de un fiel mortífago que estaría deseando ayudarme, si
conseguía ponerme en contacto con él. Me dijo muchas cosas… pero los medios que utilicé a
fin de romper el encantamiento que le habían echado para borrarle la memoria fueron
demasiado fuertes, y, cuando le hube sacado toda la información útil, tenía la mente y el
cuerpo en tan mal estado que no había arreglo posible. Ya me había servido. No podía
encarnarme en su cuerpo, así que me deshice de ella.

Voldemort sonrió con su horrenda sonrisa. Sus rojos ojos tenían una mirada cruel y
extraviada.

—El cuerpo de Colagusano, por supuesto, era poco adecuado para mi encarnación, puesto
que todos lo creían muerto y, de ser visto, atraería demasiado la atención. Sin embargo, él fue
el vasallo que yo necesitaba, dotado de un cuerpo que puso a mi servicio. Y, aunque no es un
gran mago, pudo seguir las instrucciones que le daba y que me fueron devolviendo a un
cuerpo, al mío propio, aunque débil y rudimentario; un cuerpo que podía habitar mientras
aguardaba los ingredientes esenciales para el verdadero renacimiento… Uno o dos
encantamientos de mi invención, un poco de ayuda de mi querida Nagini…— los ojos de
Voldemort se dirigieron a la serpiente, que no dejaba de dar vueltas —una poción elaborada
con sangre de unicornio, y el veneno de reptil que Nagini nos proporcionó… y retomé
enseguida una forma casi humana, y me encontré lo bastante fuerte para viajar.

—Ya no había esperanza de robar la piedra filosofal, porque sabía que Dumbledore se habría
ocupado de destruirla. Pero estaba deseando abrazar de nuevo la vida mortal, antes de buscar
la inmortal. Así que me propuse expectativas más modestas: me conformaría con retornar a
mi antiguo cuerpo, y a mi antigua fuerza— suspiró de forma teatral —Sabía que para lograrlo
(la poción que me ha revivido esta noche es una vieja joya de la magia oscura) necesitaría
tres ingredientes muy poderosos. Bueno, uno de ellos ya estaba a mano, ¿verdad,
Colagusano? Carne ofrecida por un vasallo…
Colagusano se estremece un poco.

—El hueso de mi padre, naturalmente, nos obligaba a desplazarnos a este lugar, donde está
enterrado. Pero la sangre de un enemigo… Si por Colagusano hubiera sido, habría utilizado
la de cualquier mago, ¿verdad? Cualquier mago que me odiara… ¡y hay tantos que todavía lo
hacen! Pero yo sabía a quién tenía que usar si quería ser aún más fuerte de lo que había sido
antes de mi caída: quería la sangre de Harry Potter, quería la sangre del que me había
desprovisto de fuerza trece años antes, para que la persistente protección que una vez le dio
su madre residiera también en mis venas.

Voltea a verlo ahora enojado, Draco gimotea cuando la varita de Voldemort se acerca a su
garganta.

—Pero ¿cómo atrapar a Harry Potter? Porque ha estado mejor protegido de lo que incluso él
imagina, protegido por medios ingeniados hace tiempo por Dumbledore, cuando se ocupó del
futuro del muchacho. Dumbledore invocó magia muy antigua para asegurarse de que el niño
no sufría daño mientras se hallaba al cuidado de sus parientes. Ni siquiera yo podía tocarlo
allí… Luego, naturalmente, estaban los Mundiales de quidditch. Pensé que su protección se
debilitaría en el estadio, lejos de sus parientes y de Dumbledore, pero yo todavía no me
encontraba lo bastante fuerte para intentar secuestrarlo en medio de una horda de magos del
Ministerio. Y después el muchacho volvería a Hogwarts, donde desde la mañana a la noche
estaría bajo la nariz aguileña de ese loco amigo de los muggles. Así que ¿cómo podía
atraparlo?

—Pues, por supuesto, aprovechándome de la información de Bertha: usando a mi único


mortífago fiel, Barty, establecido en Hogwarts, para asegurarme de que el nombre del
muchacho entraba en el cáliz de fuego, usándolo para asegurarme de que el muchacho ganaba
el Torneo… de que era el primero en tocar la copa, la Copa que mi mortífago habría
convertido en un traslador que lo traería aquí, lejos de la protección de Dumbledore, a mis
brazos expectantes. Y aquí se supone que estaria… el muchacho que todos vosotros creíais
que había sido «mi caída».

Algo estaba mal.

Toda la historia muy interesante, pero algo estaba mal.

—Claro que, debido a un imprudente niño, las cosas cambiaron un poco y obtener la sangre
quedo nuevamente a manos de Barty otra vez; así que lo lamento mi niño, pero ocupo darte
una lección.

Voldemort sonrió.

Draco no tuvo tiempo de prepararse.

—¡Crucio!

Fue un dolor muy superior a cualquier otro que Draco hubiera sufrido nunca y tiene muchos
recuerdos dolorosos de dos vidas: los huesos le ardieron, la cabeza parecía que se le iba a
partir por el dolor, los ojos le daban vueltas como locos. Deseó que terminara… perder el
conocimiento… morir…

Morir de una vez por todas.

Porque esta noche terminaría muerto.

Un segundo parecía una eternidad.

El dolor de mil huesos rotos, de sus entrañas bañadas en fuego, del rugido de horror de su
interior.

Todo al mismo tiempo.

No pensó que un humano debería sentir tanto dolor, su cerebro no parecía procesarlo y Draco
se preguntó cuando tiempo le tomaría suplicar por su muerte.

Y luego cesó. Su cuerpo quedó colgado, sin fuerzas, de las cuerdas que lo ataban a la lápida
del padre de Voldemort, y miró aquellos brillantes ojos rojos a través de una especie de niebla
con voz jadeante y lágrimas en sus ojos. Las carcajadas de los mortífagos resonaban en la
noche.

No se atrevió a ver a su padre.

Sintió sangre deslizarse de su boca. Las cuerdas que lo ataban lo soltaron, cayendo sin
fuerzas contra el suelo cerca de la varita, pero sin energías para sujetarla o moverse.

Que todo termine ya.

Solo quiere cerrar los ojos y no abrirlos de nuevo.

—Un mago excepcional, complico mis planes, pero estoy interesado por el talento que ha
demostrado este año… y anteriores, es como sí todo su cuerpo tuviera una magia propia que
me gustaría trabajar; he estado observándolo, notando desde la distancia y es un espécimen
que no deberíamos perder— la voz de Voldemort es confusa.

Draco se siente aturdido y adolorido.

El cuerpo de Viktor es fácil de ver en esta posición.

Muerto.

Como estarás pronto tú, le suministro su mente.

—Tengo intención de unir a Draco Malfoy a nuestras filas de Mortifagos, quiero nutrir su
talento, sacarle ventaja a su posición; al igual que su padre sería un fiel seguidor— afirmó el
mago oscuro mientras Draco luchaba para incorporarse del suelo.

Algunos susurros se levantaron, pero cuando Draco logro arrodillarse y ver la mano
extendida de Voldemort, apenas si pudo alzar el rostro totalmente.
Su rostro frío y sin calidez.

Su magia oscura navegando en el aire.

Una elección.

Estaba aterrado, horrorizado, no quería morir y al mismo tiempo deseaba que todo acabara;
abrió la boca suavemente, para escupir en la tierra sangre que no dejaba de salir de su boca.
Nunca pensó que tendría una elección, ahora aquí en el cementerio pudo ver claramente en su
espalda cada una de las elecciones que lo llevaron hasta aquí. No fueron las mejores,
probablemente si tuviera otra oportunidad haría tantas cosas diferentes, pero tampoco se
arrepentía totalmente de ellas; había alejado a Harry de esto y salvado a Sirius.

Cerro los ojos, enviándole una disculpa a su madre y amigos.

No fue una mala vida, tuvo una madre esta vez, tuvo amigos en los que apoyarse y tiene
muchos recuerdos felices que no sabía que podía tener; no todos fueron fáciles, pero incluso
con todas sus fallas había encontrado su gente y era feliz.

Feliz de ser un Ravenclaw.

Feliz de ser un amigo.

Feliz de ser un hijo.

Feliz de ser un sobrino.

Feliz de ser un primo.

Feliz de morir por eso.

Apretó los puños pensando en todo aquello que no pudo descubrir en esta vida como su único
arrepentimiento sobre Orion Blake y por un último pensamiento agradeció estar aquí en lugar
de Harry.

No merecía esto.

Nadie merecía esto.

Pero Draco tomaría ese lugar sin dudarlo otra vez.

—No— primero sonó como un susurro, pero ante el silencio de todos de repente, supuso que
fue un poco más alto de lo que esperó —no voy a ser un mortifago— afirmó con voz débil,
pero decidida mientras miraba el rostro de Voldemort pasar del desinteresado al irritado.

No hubo palabras esta vez.

Voldemort levantó la varita una vez más, y, antes de que Draco pudiera hacer nada para
defenderse, recibió de nuevo el impacto de la maldición cruciatus. El dolor fue tan intenso,
tan devastador, que olvidó dónde estaba: era como si cuchillos candentes le horadaran cada
centímetro de la piel, y la cabeza le fuera a estallar de dolor. Gritó más fuerte de lo que había
gritado en su vida, su garganta desgarrándose en cada sonido que apenas si procesaba.

Todo nuevamente.

El dolor.

El fuego en sus venas.

Algo agitándose en su interior de rabia.

Dolor.

Dolor en todo su ser que le hizo casi olvidarse de quien era.

Y luego todo cesó.

Draco cayo nuevamente, pero se mantuvo de rodillas casi de forma milagrosa y con todo
gramo de orgullo que pude reunir, una parte de él queriendo morir, otra parte luchando con
toda terquedad a no dejarse humillar más.

Temblaba tan incontrolablemente como Colagusano después de cortarse la mano.

Todo duele, quiere llorar, los hombres no lloran, no puede dejar de llorar por el dolor, no es
un hombre.

Su mente duele.

Sus pensamientos se confunden.

Puede ver a Selena en sus recuerdos, a su padre odiándolo, el recuerdo de su madre al morir
en su vida anterior y gritos.

No.

Esos gritos eran el recuerdo de hace segundos.

—Creo que no entiendes algo pequeño niño, es aceptar o morir, pensé que un Ravenclaw
podría ser más listo— exclama Voldemort con voz tensa.

Draco puede que este delirando por el dolor.

Pero no piensa quedarse callado, no tiene nada que perder.

—¿Asesinarme? ¿así como has intentado con Harry 3 veces?— palabras estúpidas, porque sí
pensó que no había sentido un dolor más incontrolable en el pasado.

Este tercer cruciatus dejo a los otros dos como cosquillas, gritó como sí cada nervio de su
cuerpo fuera sumergido en llamas, cada milímetro de su cuerpo destruido en pequeños
hechizos y nunca pensó que extrañaría tanto el lago de sus pesadillas como el dolor de no
poder respirar por sus propios gritos.
Una eternidad.

Tuvo que durar para siempre.

Cuando acabó su cuerpo se desplomó de espaldas, no sabe cuándo sus rodillas lo enviaron,
pero ahora miraba el cielo y las estrellas; todo su cuerpo ahora temblando.

Pudo ver de reojo a Voldemort frente a él, sus ojos fríos y sin poder evitarlo la vista de Draco
buscó a su padre; congelado totalmente entre la multitud de Mortifagos.

Parece asustado, horrorizado, adolorido.

Tal vez solamente ya no puede ver bien, sus pensamientos parecen lentos en hilarse, todo da
vueltas y al mismo tiempo sigue aquí.

Vivo.

Con dolor.

Vivo.

Viktor está muerto.

—Lucius— habló Voldemort y su padre se adelantó, tal vez era una ilusión, pero juraba que
el señor Nott lo había estado sujetando —tu hijo pareció ser insolente y sin disciplina, me ha
faltado el respeto y aunque encuentro su magia interesante, supongo que tendrá que morir
esta noche.

Morir sonaba tan bien, cualquier cosa que no fuera sentir dolor.

Era maravillosa.

Viktor está muerto.

Tal vez esta vez pueda morir y saber que sigue después.

Tal vez ahí estarían Viktor y su madre en otra vida.

—Mi señor, por favor tenga piedad, es un niño torpe pero le aseguro que puedo hacer que lo
obedezca lealmente— su padre estaba intercediendo o eso pensó Draco en la niebla a su
alrededor, pero Voldemort no parecía impresionado.

—Mátalo.

—¿Disculpe?

—Mátalo Lucius, tu dijiste que ibas a probar tu valor, ahora te digo que mates a tu hijo si
quieres servirme.

Mierda, pensó mientras todo por un momento se volvía algo claro.


Duele.

Pero puede pensar mejor, duele pensar mejor, pero Draco amaba a su padre, aunque rompiera
sus lazos y esto no era parte del plan.

El plan de morir.

Giro inesperado de los acontecimientos, sin duda Voldemort era un monstruo.

Miró a su padre con cansancio, este parecía congelado al lado de su señor, supone que no
debería serle difícil con cómo se han llevado los últimos años; sí alguna vez pensó que su
padre lo amaría, no era ahora y aunque duda que quiera asesinarlo, es la supervivencia lo que
importa para este. Esperaba que lo asesinara ahora, que su madre no se diera cuenta de esto,
que cuando la guerra terminara Harry le pateara el trasero al señor oscuro.

—Yo…— su padre tiembla, su varita tiembla, Voldemort se ve lívido.

Va atacarlo.

Va a atacar a su padre.

Y puede que fuera un idiota, que una parte de Draco lo odie, pero sigue siendo su maldito
padre.

—Como imagine no puedes matarme, no mataste a Harry, no puedes matarme a mí, eres un
fraude— su voz es cansada, pero es suficientemente fuerte para que Voldemort gire a verlo
con furia esta vez.

Es todo.

Aquí llego.

—¡Avada Kedavra!— grita con furia y Draco no cierra los ojos, no es la primera vez que
muere y probablemente no la segunda.

Quiere ver a la muerte a los ojos esta vez, feliz de irse con la imagen de causarle un gran
enojo a Voldemort. Pero, aunque el rayo de luz va en su dirección, aunque no tiene la varita
en su mano, es como si una chispa verde saliera de su propio pecho como si fuera un escudo;
una onda expansiva sale de su propio cuerpo, enviando a todos volando un poco lejos, Barty
se sujeta de la lápida y Voldemort se desequilibra.

Draco gimotea, pero cuando se medió incorpora algo a su alrededor le hace voltear incrédulo.

¿Está con vida?

Espera.

¿Qué es eso?
Como si fuera un espectro o una ilusión, casi un fantasma, una mujer está en su espalda, su
largo cabello es negro sobresaliente y grandes ojos verdes miran en todas direcciones
incrédula; cuando la mano de esta sujeta la suya, es como si pudiera tocarlo o poseerlo (si
alguien puede tener experiencia y detectar esas cosas seria él), ya que al levantar la mano
arrastra como si fuera la de Draco y con un tirón de su magia, la varita llega a su mano.

Magia sin varita.

Magia sin voz.

Fue usada por su magia, pero no fue Draco, porque no tiene ni idea de cómo hacerlo.

—Esmeralda— susurra casi con duda, la mujer no sonríe, solo lo ve fijamente a los ojos y
Draco se pregunta si alguien más puede verla.

—No hay tiempo Orion, no, Draco Malfoy, no podré proteger tu vida nuevamente y no podré
verte otra vez; sé que no tuvimos tiempo, pero prometo que la verdad vendrá a ti y ahora
tienes que tocar la copa… usa este hechizo, “Zhivaya magiya”, nosotros lo creamos en tu
vida pasada— la mujer habla apresurada y por la expresión de Voldemort, no parece hacerle
gracia que otra persona sobreviviera a su maldición.

Pero nadie parece verla.

Solo él.

Voldemort por otro lado va atacarlo, va a matarlo y Draco ahora siente todo confuso.

Pero bueno, su varita le gusta eso.

El drama en su vida.

—Zhivaya magiya— repite incrédulo debido a que… no tiene nada más que hacer en
realidad.

Al igual que la primera vez que hizo un patronus, su brazo recibe un latigazo mientras la
magia es drenada de su cuerpo y algo sale de su varita de colores negros con azul vibrantes;
comienza como una luz que en menos de un parpadeo toma una figura gigantesca que parece
ser creada por las mismas llamas.

Un dragón.

Por un momento Draco piensa aterrorizado que ha invocado una forma extraña del Fiendfyre,
lo cual podría ser un caos y muerte para todos, pero cuando escucha a Voldemort usar el
contra hechizo que leyó en libros (extremadamente complejo) sin desintegrar el fuego negro
casi azulado, solo puede pensar en una cosa.

Bien.

Con su cuerpo tambaleante, el espectro le ayuda a ponerse sobre sus pies.


—Corre Draco Malfoy, corre— es lo que escucha mientras la mujer comienza a desaparecer,
Draco apenas soportando su peso, pero abalanzándose sobre el cuerpo de Viktor y gritando
un ¡Accio! La copa apenas si se mueve.

No hay magia.

No tiene magia.

Nunca fue bueno en este hechizo tampoco.

Pero de repente la copa parece cobrar vida, vuela hacía él y antes de sentir el choque contra
su cuerpo, de reojo puede ver a Barty en medio de las llamas con la varita levantada en su
dirección con una expresión casi de alivio; casi como si le hubiera enviado la copa.

Es imposible.

Nadie más parece verlo.

Mientras cae en el vacío, jura escuchar el grito furioso de Voldemort en el mismo instante en
que él sentía la sacudida bajo el ombligo que significaba que el traslador había funcionado: se
alejaba de allí a toda velocidad en medio de un torbellino de viento y colores, y Viktor iba a
su lado.

Todo se volvió negro.

No hubo sueño, no hubo lago, no hubo cementerio, no hubo pradera, solo hubo oscuridad y
dolor cuando abrió los ojos. Estuvo un momento acostado viendo el techo de color blanco,
antes de caer dormido por lo que parece ser algunos segundos, pero la próxima vez que abrió
los ojos había personas a su alrededor gritando y una varita que lo señalaba; había magia en
toda la habitación y todo duele. Cerro los ojos nuevamente y escuchó su nombre en alguna
parte, nuevamente no hubo sueño o algo especial, por lo que miró aburrido entre sus
recuerdos como Orion en su vida anterior, como si todo fuera borroso; cosas que parecen
importantes solamente en blanco. La tercera vez que despierta no hay dolor, o al menos no
tanto, pero su mano es temblorosa cuando intenta incorporarse y queda sentado en lo que
parece una cama de enfermería.

No es la enfermería, ha pasado ahí tanto tiempo, que puede reconocer que no está ahí.

San Mungo.

Hay un sonido de algo rompiéndose, voltea a ver con rigidez a Dora en medio de la puerta y
un florero en el suelo destruido. Quiere decir algo, pero todo da vueltas y aunque siente que
se va a caer, Dora aparece a su lado ayudándole acostarse; todo gira, pero al menos ahora está
anclado a algo.
Un medimago aparece, hay palabras sobre él, alguien comentando su estado y Draco
solamente quiere dormir un poco más.

—Tiene mucha suerte señor Malfoy, su cerebro no recibió daño por la maldición
imperdonable, su cuerpo está recuperándose lento pero seguro y en alguna semana podría
salir de aquí sí toma sus pociones— comenta el Medimago, pero Draco apenas sí escucha a
medias —su magia es poca, pero se está recuperando de igual forma, por eso no pudimos
usar tantos hechizos sobre usted; su tutor legal estará al tanto de su cuidado y en las
siguientes horas estaremos rondando su estado.

Draco solo asiente distraído, su mente en este lugar, también recordando el cementerio,
Viktor muerto, tortura, apenas puede tomar la olla que le empuja Dora ante de comenzar a
vomitar bilis; no sabe cuánto tiempo estuvo fuera esta vez, pero debe ser bastante para no
tener comida que vomitar y solo bilis.

Sus manos tiemblan, Dora lo tranquiliza acariciando su cabeza, diciendo que Andrómeda y
Sirius vendrán pronto, pero Draco no se calma.

—¿Que pasó?— no hay respuesta.

Incluso cuando Andrómeda, Edward y Sirius aparecen, no importa que tantas veces pregunte,
ellos no dicen nada y solamente le comentan los felices que están de verlo despierto; estuvo
inconsciente dos semanas y debido a las maldiciones que su cuerpo fue sometido, tuvieron
que trabajar bastante para que no perdiera su mente bajo la tensión que estuvo sometido.

Pregunta que está pasando, pero Sirius solamente le da una caricia en la mano, antes que
Draco quede inconsciente nuevamente.

Esta vez sueña, una pesadilla, en medio del cementerio y gritando de dolor cuando Voldemort
le lanza un crucius.

Pasa los siguientes dos días entre la conciencia e inconciencia, comiendo, durmiendo, con la
cabeza dando vueltas; Andrómeda y Sirius pasan todo el tiempo a su lado, turnándose para
cuidarlo. Una vez vio a Remus, quien estaba haciendo un cambio, mientras Sirius iba por
algo de comer, su voz es amable mientras lee un libro, antes que vuelva a caer inconsciente.
El tercer día parece más lucido, puede sentarse, sus manos se mueven lentas pero seguras, no
hay energía en sus músculos, pero hace los ejercicios que le envió el doctor. Dora esta con
Sirius, ambos hablando sobre música y cosas muggles, haciendo como si no pasara nada y no
es hasta que Draco aprovecha su ausencia para ponerse sobre sus pies, alertándolos cuando
vuelve, que por fin se rompen.

Hablan.

Draco había aparecido en medio de todos, inconsciente, con sangre y restos de la maldición
asesina, con el cuerpo de Viktor muerto y la copa. Lo cual no hubiera sido preocupante, sí
Sirius no hubiera rebelado la otra cara de la moneda.

—Fue en medio de la prueba, Harry comenzó a sujetar su cicatriz, no dejaba de gritar como si
quemara y luego… creo que lo vio todo, lo arrastre donde Dumbledore y no dejaba de decir
por partes lo que pasaba, como si pudiera ver lo que veía ese maldito bastardo sin nariz.

En ese momento Draco cierra sus ojos, porque solo había querido que Harry no sufriera lo
que era su destino y aquí en su cara se burla el universo.

Lo vio.

Vio todo lo que paso en el cementerio.

Draco no sirvió para nada.

Piensa en Viktor y todo a su alrededor solamente duele en pensar en el cadáver de su amigo.

Dora toma la palabra hablando sobre el elfo Winky que habían rastreado e interrogado, el
cadáver del padre de Barty, como ahora aprendieron sobre como Barty Crouch Jr escapó;
Dora habla enojada de como la prisión de Azkaban había ocultado la desaparición de Peter
Pettigrew, aparentemente su padre (Lucius) había logrado pagar una gran cantidad de dinero
para que hicieran una apertura para que Peter escapara en su forma de animago antes de su
ejecución.

Una película.

Una mala película frente a sus ojos.

Hablan sobre como Hogwarts estaba terminando su curso, sobre una ceremonia en honor a
Viktor, su director desaparecido en Durmstrang; el discurso de Dumbledore que anuncio en el
castillo el regreso del señor oscuro a pesar que nadie parecía creerle más que algunas pocas
personas.

Sus amigos que estaban preocupados por él.

Sus Ravenclaw.

No puede evitar el pensamiento de Viktor rondando como un cadáver en su espalda.

Pero Draco solo puede pensar en una cosa.

—Estaba ahí, mi padre, estaba en el cementerio— dice Draco con voz ronca, mirada perdida
y apretando las sábanas.

Dora y Sirius se ven de reojo, antes que Sirius sea quien asienta en su conversación
silenciosa.

—Si, Harry lo dijo, los vio; tu madre tuvo que partir luego que te instalaran en el hospital,
tu… no puedes volver a esa mansión.
Draco ríe sin humor de las palabras de su tío, pensando en su madre, que claramente no
estaba aquí, que había ido con su padre y el loco psicópata que intentó matarlo luego de
torturarlo. Era tan ridículo que no puede dejar de reír, sus familiares lo ven alarmado, pero no
va a llorar; porque los hombres no lloran, porque no tiene permitido llorar y porque al igual
que su vida anterior no tiene padres a su alrededor otra vez.

Su madre.

Tuvo que huir con ella apenas pudo, sus estúpidas ideas de que podría cambiar las cosas,
hicieron que todo fuera exactamente igual.

Nada cambió.

Solo que Draco no hizo nada.

Como siempre.

Es un inútil.

—Puedes venir a Grimmauld, hablé con Remus, estaríamos encantados de darte un nuevo
hogar— se apresura a ofrecer Sirius, lo ve fijamente antes que Dora lo empuje con un pie.

—No escuches a este idiota, todas tus cosas están en casa de mis padres, me puedo mudar de
regreso si te hace sentir mejor; nuestra casa ya es tu casa, no estás solo— habla Dora con una
sonrisa tentativa.

Los ve un momento.

No debe llorar.

Los hombres no lloran.

—Estaba ahí, cuando me torturaron, no hizo nada… no hizo nada… y ahora mi madre… no
está aquí— sus manos viajan a su rostro para ocultarlo, no va a llorar, pero no puede evitar
encogerse sobre sí mismo y la respiración comenzando alterarse —no me aman— añade con
una voz desgarrada cerca del llanto.

Siente rápidamente el abrazo de Sirius y es entonces, cuando las compuertas de sus ojos se
abren, cuando no puede evitar el llanto mientras se abraza a Sirius de forma desesperada y
pocos momentos después este también parece llorar contra Draco.

Solo hay una cosa que siente en este momento.

Un corazón totalmente destrozado.

Fin.

Chapter End Notes


Bueno este libro sin duda fue un gran giro de emociones, si el libro 3 termino como si
les diera una patada en el vientre, no quiero ni pensar que llegaran a ver en este cuarto
libro y su final. En el canon recuerdo que la autora comento como Cedric fue la primera
muerte de los libros, que daría inicio a la muerte de los siguientes; al igual que ella
Viktor es la primera muerte diferente del libro, que puede que cause una nueva etapa en
la vida de Draco mucho más cercana a la guerra y mucho más dolorosa. Este libro trajo
alegría, momentos hermosos y también desgarradores.

Al final en estos últimos párrafo Sirius llora, porque puede verse reflejado en Draco,
como lo hizo él cuando descubrió sobre su familia y tuvo que marcharse.

Gracias por leer la historia, ha sido un viaje asombroso hasta ahora es el primer libro
que termine sin empezar a publicarlo totalmente, por lo cual me da tiempo para hacerle
ediciones que ustedes notaran ya al final cuando sean publicadas, pero con una imagen
de a donde llego.

Cada lector que está ahí, cada comentario, cada me gusta, todos ellos fueron quienes me
impulsaron a terminar la historia y publicarla tan rápido.

Son lo mejor que me ha pasado, este trabajo demanda cada segundo de mi tiempo libre,
pero realmente es lo que me hace feliz; pensar que eso hace felices a otros, me llena de
alegría. He llegado a conocer a personas maravillosas por esta historia, aun nos quedan 3
libros por delante llenos de toda clase de momentos.

Hay dos interludios, que son los puntos de vista de Harry a lo largo de estos dos años,
que espero disfrutemos antes de entrar al quinto libro con todo.

Como siempre, aquí les dejo la premisa y el título del libro.

Draco Malfoy y El velo de la muerte

Después de un terrible cuarto año, Draco intenta recuperarse de las heridas mentales y
físicas que el torneo le ha dejado. Luego de la primera muerte que puede traer muchas
otras, quiere buscar una forma de evitar que la historia se repita como la conoce, por lo
cual vuelve al lugar que tiene todas las respuestas, el libro de Orion Blake.

Esta vez en quinto año tendrá que sobrevivir a los terribles TIMOS, un nuevo profesor
de defensa que es un psicópata, que el mundo no crea el regreso de Voldemort y sus
nuevos, pero no queridos sentimientos por Harry Potter.
Interludio POV Harry
Chapter Summary

El punto de vista de Harry de estos dos ultimos años.

Chapter Notes
See the end of the chapter for notes

Interludio tercer año Harry.

Las vacaciones antes de su tercer año fueron, como siempre, un desastre con la familia que
tenía; no fue tan difícil de creer el escaparse en la mejor oportunidad. El único inconveniente
es que nadie firmó su permiso de Hosgmeade, lo cual, sí lo piensa durmiendo en el callejón
Diagon, es algo negativo; pero Harry no se siente realmente culpable de que la tía Marge
saliera volando. Claro que estuvo ese momento de pánico donde pensó un instante que sería
enviado a prisión, pero una parte de él también piensa que era totalmente merecido; lo que
daría por ser un adulto y poder abandonar esa casa.

Tenía una fuerte defensa ante cualquier policía, ¿auror? y sí conocieran a su tía le darían una
vía libre sí fueran un poco inteligentes.

Odia a sus tíos, todo lo que ellos significan en su vida, ya había pasado mucho desde que fue
un niño que pensó que de alguna manera ellos lo amarían algún día; Los Dursley no lo iban
amar ni ahora ni nunca, lo aprendió rápido, o tan rápido como un niño que vivió la mayor
parte de su vida debajo de unas escaleras.

Dejó de preguntarse qué hizo mal.

Dejó de pensar que algún día su tía lo trataría como un ser humano normal.

No te aman, no te van amar nunca y no mereces que te amen.

Era su forma de protegerse.

Eso fue lo que pensó por tanto tiempo, antes de entrar a Hogwarts, antes de encontrar
personas que parecían amarlo y tratarlo como algo precioso; y no importa que una parte de su
mente aún dude sobre si merece amor, lo que sabe es que no merece un trato inhumano.
Había visto como incluso niños que se comportaban mal, no eran tratados de forma inhumana
por los profesores (Snape era una excepción… y Fitch también) y aunque no confiaba mucho
en los adultos, nadie parecía querer su mal activamente.

No falta el loco de tanda que quiere asesinarlo en ocasiones.


Por otro lado hay personas como Ron y Hermione que lo trataban con tanto cariño, que Harry
a veces se despertó en la noche pensando que iban a terminar odiándolo algún día, pero no lo
hicieron.

Los Dursley estaban mal, ellos mintieron sobre sus padres, ellos lo trataron mal, Harry no
merecía eso.

No tenía idea que haría luego de Hogwarts, sólo que se iría lejos de los Dursley.

Ahora tenía amigos.

La vida no sería tan mala como imaginó, la vida no es mala; si quitas de largo que los últimos
dos años en sus años escolares siempre parecía al borde de la muerte.

Todo lo demás parecía bastante bien.

Pero a pesar de su vida cercana a la muerte, estos dos años habían sido lo mejor en su vida,
todo era tan emocionante y nuevo, Harry estaba encantado con la magia y no se imaginaba un
mundo sin ella ahora. No porque facilitara de alguna forma la vida, Harry podría sobrevivir
solo por su cuenta, pero la magia hizo parecer todos esos cuentos de hadas de alguna forma
tan reales.

Incluso… Harry gimoteó mientras enterraba el rostro en la almohada de su habitación


alquilada, realmente tenía problemas, las bromas de Hermione y Ron de que no podía dejar
de pensar en Draco al menos por media hora eran tan dolorosamente ciertas que dolía.

Había tenido un largo viaje de aceptación (2 años en realidad), pero era ridículo intentar
negar algo a estas alturas.

Draco Malfoy era un estudiante de su generación en la casa Ravenclaw, era un niño rubio de
ojos grises, que desde primer año había captado la atención de Harry; por ignorarlo y alejarse
de él, pero que no se diga que Harry no le gustan las cosas fáciles. Luego de dos años de poca
interacción y cierto intento de rivalidad que fracasó de su parte, el luchar contra un basilisco
el año pasado parece haberlos dejado como una especie de amigos.

¿Casi amigos?

Dumbledore no le dejó quedarse a su lado hasta que despertara, fue frustrante.

Aparte de una carta sobre su estado de salud, no había obtenido más información y eso hizo
que Harry dudara sobre si eran amigos; tal vez fue el calor del momento y no puede culparlo
por haber aceptado ante la situación. Aún recordaba la mano del niño entre la suya, con una
mirada que intentaba animarlo, de que no estaba solo y que estaría a su lado para ayudarlo,
aunque no era su deber.

Draco no lo abandonó, se quedó a su lado y fue probablemente la mejor ayuda durante la


batalla.

Odiaba sentirse inseguro, pero no quería arruinar nada.


No debía presionarlo.

A final del año pasado descubrió que puede que tuviera sentimientos por Draco, puede que
fuera un niño, pero eso no significaba que luego de dos años de constante… ¿seguimiento?
(Ron llamaría acoso constante), no pudiera entender que algo estaba mal con él. En todos sus
años de escuela primaria, nunca había sentido eso por nadie, había visto a otras niñas bonitas
y que lo hicieron algo torpe; pero Draco era diferente, en todo sentido. La forma en que ríe, la
forma en que habla, la manera que parece siempre corriendo sus propias aventuras o como
salta sobre sus amigos.

Su mirada siempre lo buscaba, cada que veía un cabello platinado su cuello se movía contra
su voluntad y era feliz.

Como, raramente feliz.

Harry era feliz con sus amigos y en Hogwarts, pero de alguna forma todo parecía un poco
ajeno cuando Draco aparecía en su entorno y todo se limitaba a él.

Cada que el niño tenía una sonrisa torcida en su rostro, el propio Harry lo imitaba, cada que
este hacia alguna nueva expresión, Harry intentaba memorizarla; no era experto en romance,
sabe que su familia era un mal ejemplo para estas cosas y que estaba por detrás de muchas
interacciones sociales. Si no fuera por Hermione o Ron, probablemente hubiera pasado los
siguientes años intentando descubrir que era, porque Draco era un niño y no es lo normal; no
es que fuera nada malo.

Los Dursley lo criaron para pensar que eso estaba mal.

Pero todo en los Dursley estaba mal.

Que le gustara un niño no era malo, no importa que hubiera tomado los últimos meses para
aceptar que tal vez tenía un crush masivo por Draco o algo mucho más serio. Harry no
pensaba en romance, no debería, es solo un niño, nunca le interesó nada de esto; no tenía
nada que ver con su primo diciéndole todo el tiempo que era un perdedor y como nadie
podría amarlo, o como todos sus conocidos de su edad lo ignoraban por el miedo de su
primo.

Estar interesado en Draco era, una locura.

Draco era para empezar un sangre pura, el mejor de su año, tenía amistades en todas sus casas
y… vale, Harry era el niño que vivió, pero aparentemente eso fue lo que alejó a Draco en
primer lugar en lugar de acercarlo; era frustrante como la única persona que quiere que lo vea
como alguien especial, parece verlo casi con incomodidad. Parece ser que el padre de Draco
tiene mucho que ver en esto, que el niño también quiere ser su amigo, pero ahora no es
posible y Harry lo odia.

Sujeta el colgante que Draco le dio en primer año, viéndolo frustrado, sin entender que hacer
ahora.

Era su amuleto de la buena suerte.


Lo descubre durante todo su segundo año, como no tenerlo puesto lo hace sentir ansioso y es
como una representación física de que Draco no lo odia.

¿Pero de ahí a estar interesado en él?

¿Por qué lo estaría?

Hermione dice que es un gran partido, que solamente tienen que trabajar en la amistad un
poco, pero a la larga podría enamorarlo si quisiera; esto suena como un trabajo de mucho
tiempo, Harry no está asustado por eso. Le gusta pensar que algún día Draco voltearía a verle,
le daría una sonrisa y le prestaría tiempo; parece poco, pero en realidad solamente quiere un
poco de su atención.

¿Sería suficiente?

No.

Lo descubrió en primer año cuando le dio el colgante que ahora tiene puesto, solo había
querido inicialmente un saludo y ahora quiere hablar con él todo el tiempo; esto a la larga no
funcionará, esta obsesión solo parece incrementar y no sabe qué hacer para detenerlo.

Lo que necesita es despejarse, no pensar en Draco un día.

Fácil.

¿O no?

—¿Potter?— pero es porque es odiado por el universo.

Harry se congela al voltear a ver a su derecha, sin entender cómo pasó de comer helado y
fantasear mientras intenta hacer su tarea, a ver al chico que debería no estar pensando. No lo
ha visto durante el verano, pero está aquí, frente a él y Harry durante un segundo no respira.

Alto.

Más alto de lo que recuerda.

Draco siempre ha tenido el cabello de forma moderna, pero ha crecido suficiente este verano
y lo tiene casi llegando a sus pómulos; la mano de Harry muere por acomodar el cabello
detrás de su oreja y se alarma de esos pensamientos. Sus ropas no parecen del todo para
magos, pero si es de diseñador de pies a cabeza y por un instante Harry se siente como una
basura a su lado.
Nunca le importó como otros lo ven, pero Draco, joder, quería que lo viera como algo
diferente.

Que lo viera como Harry ve a Draco ahora.

Hermoso.

Quiere que la tierra se lo trague de inmediato.

—Malfoy— habla casi incrédulo, sus ojos se desvían nuevamente a su cuerpo y siente calor
en sus mejillas.

No puede decir que no entiende a las niñas que parecen seguir con la mirada a Draco por los
pasillos y riendo tontamente, no es que Draco parezca notarlas; en general tendría la cabeza
dentro de un libro esos días. Es afilado en muchos aspectos, pero tiene un aire y porte que
hace que Harry se sienta mareado. Sus extremidades son largar y sus dedos, Harry no
entiende porque, pero son largos y parecen esos dedos de alguien que toca instrumentos de
música en televisión.

Es atractivo.

Demasiado atractivo.

Bien, Harry no necesitaba verlo ese día.

No necesitaba verlo para nada.

No ocupaba este nuevo pensamiento.

Como un príncipe salido de los cuentos de hadas, que si bien Harry nunca había apreciado
con interés antes, ahora podría cambiar un poco de perspectiva.

—Madre creo que no te he presentado al heredero Potter.

No es que sea necesario la presentación, Harry había estado en la enfermería cuando la madre
de Draco apareció hecha un mar de preocupación. Habían tenido presentaciones apresuradas
con los otros amigos de Draco, pero esta había lucido un poco aturdida por él, antes de
concentrarse totalmente en su hijo.

Una buena madre.

Incluso si Lucius era una mierda, Harry podría bien envidiar a Draco por tener a alguien
como Narcisa.

—No te preocupes Draco, hace algunos meses luego de su “aventura” pude presentarme al
heredero Potter; te dije que había conocido a tus amigos— hay una clara diversión en su voz
que hace que Harry se sobresalte.

Lo recuerda.
Genial.

Duda que algo pase, pero le gusta que la señora Malfoy lo vea con buenos ojos, porque Harry
quiere esto; atención de Draco.

Si solo es amistad, bueno, Harry la tomará en sus manos como la cosa más preciada que
alguien pueda darle, no importa que más quiera.

—G-Gusto en verla de nuevo Señora Malfoy— hay un tartamudeo y nerviosismo


involuntario que lo hace odiarse.

Pero Narcisa finge no verlo o lo ignora, usando su varita para limpiar el desastre que hay en
su mesa.

Vergonzoso.

Agradece en voz baja.

¿Por qué ambos se quedaron y tomaron asiento a su lado?

Harry no es de preguntar por los pequeños placeres de la vida que quieren ayudarlo. Draco
tiene claramente debilidad por su madre, así que, ya que duda que tenga oportunidad con
Lucius desde que liberó a su elfo doméstico, al menos la señora Malfoy no parece odiarlo.

Sus helados llegan y provoca que Harry agradezca la interrupción.

—El placer de verlo nuevamente es mío, pensábamos que no veríamos a ninguno de los
amigos de Draco hoy, pero es una agradable sorpresa.

La mano de Harry tiembla ligeramente cuando sus peores miedos aparecen casi sin poder
evitarlo.

Amigos.

¿Son amigos?

—No sabía que aquí estaría Potter— admite Draco viéndolo curioso con la pregunta en el
aire, que hace que Harry se vea algo incómodo.

¿Realmente son amigos?

Eso es lo que quiere, es lo que ha querido desde tercer año, pero ahora parece que necesita
más, mucho más y es tan doloroso como su interior anhela cualquier cosa que tenga que ver
con Draco.

Patético.

Es patético.

Pero se aferra a este hilo que ha aparecido entre ambos.


Las palabras de su primo resuenan como no han hecho desde antes de primer año, sobre
como nadie quiere ser su amigo, a sus tíos llamándolo perdedor que tiene que estar solo. En
Gryffindor eso había cambiado, pero siente el terrible miedo dentro de él, que Draco no lo
quiera.

—Me estoy quedando por aquí antes de que vaya a Hogwarts, un inconveniente en casa— no
quiere hablar de su familia, no quiere que Draco piense que es un perdedor, no quiere que
sepa la verdad que lo rodea.

Y una parte de él sabe que, sí Draco preguntara, se hallaría sacando todo del sistema sin
controlarse.

Maldición.

Esta en tantos problemas.

—Lamento mucho escuchar eso, espero que puedas disfrutar de tus vacaciones, aunque…
siempre sería bueno tener cuidado.

Harry sonríe, algo torpe y tenso, incómodo y deseando cambiar de tema. Nota de reojo como
Draco parece arrepentido de su palabra, como se acomoda en el asiento y su mano juega
incómoda con el respaldo de la silla.

Un tic.

Lo tiene cuando esta incómodo, lo ha observado en el pasado. Y no importa que diga Ron, no
es porque está obsesionado.

Bueno.

Tal vez un poquito.

—Veo que estás haciendo la tarea, yo la terminé hace algunas semanas y Pansy copió mucho
de mi trabajo de pociones— masculla lo último con algo de rencor recordando a su amiga, su
madre sonríe ante el comentario y Harry lo ve con nueva expectativa.

Un cambio apreciado.

Ahora que lo piensa, bueno, Draco sin duda es el mejor en pociones que conoce, si lo que
dice su madre es cierto, significa que son especie de amigos. Su mente discute un momento,
pero piensa que sería una forma interesante para plantear los límites que tienen; ver la
reacción de Draco y saber su posición dentro del próximo año.

Se siente incómodo, pero la mirada de Draco lo hace hablar, como siempre.

Estira su pergamino de pociones, que Draco toma confundido antes que la comprensión lo
inunde y cambie a incredulidad al verlo bien.

—No tienes ni la mitad, el profesor Snape va asesinarte— señala sin piedad y si lo dice debe
ser cierto.
Harry juega tímidamente con la cuchara en sus manos.

Snape ya lo odia, no importa tanto, pero quiere saber sí Draco…

—¿Tal vez podrías ayudarme?— pregunta con la voz de aguda y se muere de vergüenza.

No está quedando bien.

Nunca puede quedar bien frente a este.

Es humillante.

Lo ve mal, pero Harry sonríe torpemente y lo ve casi esperanzado; Draco maldice mientras le
arrebata el tintero y una pluma. Gruñe contra el pergamino que es una vergüenza como tarea,
mientras su madre parece entablar una pequeña charla con Harry; se encuentra tenso, pero
cuando Narcisa logra guiarlo al quidditch claramente ha ganado el interés de Harry.

Es una persona bastante carismática.

No se extraña.

Draco tiene esa facilidad de habla como esta, aunque la calidez en el rostro de Narcisa es
solamente de una madre que ama mucho a su hijo.

—Gracias por ser amigo de mi hijo.

—Yo bueno, no creo que seamos amigos, digo, me gustaría serlo, pero Malfoy…— se siente
incómodo de decirlo en voz alta.

—Deja de ser tan torpe Potter, vencimos a un basilisco juntos, la idea de no ser amigos se fue
por la borda.

Su rostro se siente congelado, lucha para evitar sonreír, intenta controlar toda emoción que
quiere salir.

No está acostumbrado a sentirlas de forma tan viva.

—Oh.

—¿Oh? Ahora entiendo como tu ensayo es tan malo, necesitas ayuda en tu léxico, para tu
suerte ahora que me tienes como amigo podría abrirte más la mente de forma educativa; no
tienes que agradecerme por deleitarte con mi presencia.

Harry lo ve unos momentos con muchas emociones en sus ojos, la mayoría de estas es
felicidad, porque ahora son amigos; odia que una parte de él no pueda evitar pensar que tanto
tiempo tomará para otro escalón en esto. Es ridículo, demasiado pronto, pero pensó que
serían amigos hasta su último año, hacerlo en tercero podría significar un mar de
oportunidades.
Sí tan sólo pudiera ver que tan bueno es Harry, sí tan sólo pudiera mostrarle que puede ser
todo lo que busca.

Solo una oportunidad, una pequeña, solo ocupa ser amigos.

Luego todo se daría según Hermione.

Quiere pensar que tiene razón.

Antes de irse Draco le hace prometer que leería varios libros de pociones de primer año, a lo
cual Harry pregunta sí puede intercambiar lechuzas con él; Draco se encoge de hombros ya
que no le importa mucho. Harry quisiera poder ser tan indiferente como este, pero ese avión
despego hace mucho tiempo.

No ha llegado de vuelta al caldero chorreante cuando envía una lechuza. Aunque está
distraído en sus pensamientos, por algunos momentos jura ver al silueta de un perro a lo lejos
que lo sigue, pero cada que voltea, no hay nadie; no le da mucha importancia por escribir la
nota apresuradamente.

Si.

Sutileza y paciencia no son sus palabras favoritas.

También envía una carta emocionada a Ron y Hermione esa tarde, el primero parece
incrédulo y la segunda lo anima como siempre.

Es una reunión para ver su posición con Draco, pero este acepta y Harry no puede evitar
pensar que es casi como una cita; esa noche sueña que camina con Draco de la mano por el
callejón Diagon.

Espera alrededor de dos horas la llegada de Draco, no había podido dormir bien y los sueños
donde Draco tomaba su mano eran demasiado inquietantes. La gente pasaba, lo miraba y
Harry sentía ese agujero en su vientre cada que la hora se acercaba; intentó peinar su cabello,
pero era una pérdida de tiempo. Por suerte no tuvo demasiado tiempo para fantasear la tarde
anterior, eso no evitó que cuando viera a Draco en la esquina luciendo congelado no sintiera
mariposas en su interior.

¿Esto es solamente un crush?

No lo sabe.

Totalmente no heterosexual ahora, porque ver a Draco era genial, que tomara su mano era
genial incluso si sólo era para entrar al boticario.

Ser amigos era estupendo, quería más, pero podría ser paciente; esto valía la pena.
Sería fácil.

¿Verdad?

Incorrecto.

Harry no deja de tartamudear, tropezarse y humillarse a velocidad récord por los nervios. Es
difícil contener a Draco, quien no parecía tan emocionado como Harry de estar ahí, pero es el
único momento donde están a solas y Harry quiere conocer todo de este.

Su postre favorito era la tarta de manzana.

Es adicto al chocolate.

Su materia favorita es pociones (Harry se ve realmente horrorizado al respecto) y comenta


que Snape es su padrino, lo que provoca que Harry luzca muy incómodo.

Confiesa que antes de entrar al equipo de quidditch el año pasado era más un buscador, pero
que ser golpeador libera mucho estrés.

Harry odia que cambiara de posición y al mismo tiempo lo agradece, sí Draco fuera el
buscador de Ravenclaw, duda que se concentre suficiente en cualquier partido.

Oliver lo hubiera asesinado.

—Vaya sí fueras buscador podríamos competir este año— expresa Harry luciendo un poco
triste al respecto e internamente agradecido al mismo tiempo.

—Cho va a ser buscadora este año, estoy seguro que disfrutaras más compitiendo con ella.

—¿Quién es Cho?

Hay alarma en su voz, porque parece que esta chica llamada Cho es amiga de Draco y ya
compite su atención con demasiadas personas; ahora también tiene que pensar en quien esta
persona. Casi quiere gimotear porque este chico es demasiado popular, pero no es culpa de
Draco o sus amigos que fuera tan genial.

Así que prefiere cambiar de tema, hablar sobre las tiendas que le gustan, aunque
probablemente Draco las conoce a todas.

Este sonríe amablemente y eso hace que Harry se sienta en una nube.

Ahora si tan solo estuvieran de la mano, Harry podría morir en ese instante y ser feliz, sería
como su sueño hecho realidad.

Y luego…

—¿Tú sabes algo?


—No mucho más que el público general, era el primo de mi madre, pero cuando pregunté
ella no habló mucho al respecto; sólo que es probable que no te busque para asesinarte.

—¿Asesinarme?

Harry quiere maldecir su suerte de que todos parecen saber más sobre su vida que él mismo,
pero antes que pueda presionarlo para saber más, hace su aparición Luna Lovegood y Harry
comienza a pensar que esto no es una cita.

No importa que tanto fantaseara al respecto.

No lo es.

Es más decepcionante de lo que espera, las mariposas de su vientre cambian a una fría
aceptación de la realidad; ilusionarse es tan fácil.

—Hola Draco me alegra encontrarte, es una sorpresa no tan sorpresa verte Harry Potter; es
como si siempre aparecieras donde esta Draco— saluda Luna uniendo sus manos, a lo cual
Harry se sonroja abochornado y Draco solo bufa por debajo.

Gana una mala mirada verde, pero no importa.

Luna es, diferente.

Habla de criaturas raras, parece ser anormalmente sincera al mismo tiempo y decir cosas
incómodas, pero Draco la ama. Harry siente un poco de celos ver como los ojos de Draco se
iluminan por Luna, pero no parece ser algo romántico, porque Harry no ve sus ojos en Draco,
sino que hay un profundo afecto por la niña menor; Luna parece encantada con Draco y lo
toma de la mano con la facilidad que Harry envidia.

Draco la protege.

Su mirada se lanza con dagas con cualquiera que los mire con mala intención y Harry se
siente asombrado. Cuando hablan de las posibles posesiones perdidas de Luna, el rostro de
Draco se oscurece y es… lindo.

Dios.

Esta tan jodido.

Luego le da un paquete de plumas a Harry.

—Tus plumas apestan Potter, te aseguro que estas son de mejor calidad— dice con una
sonrisa de suficiencia, pero solo provoca que los ojos de Potter se abran más viendo las
plumas en sus manos.

—¿Es un regalo?— la incredulidad es difícil de controlar.

No.
No otro regalo.

Harry piensa en el collar caliente en su pecho con dolor, piensa en cómo, aunque todos sus
amigos le dan regalos considerados, de alguna forma estos pequeños detalles de Draco
golpean tan fuerte; no es de alguien que tomó toda una tarde en pensar en que darte,
solamente notó algo que Harry no, y se lo dio para ayudarlo. Como sí fuera algo común y
cotidiano, pero de alguna forma estas plumas, eran porque había visto el día anterior sus otras
plumas.

Pensó en estas al comprarlas.

Pensó en él.

Un recuerdo de utilizar los viejos crayones desgastados de Dudley hace que su estómago se
estruje, nunca tuvo materiales para dibujar cuando era niño, solo los que su primo no quería o
estaban viejos; pero Harry de cinco años había disfrutado de hacer dibujos, hasta que su tía
los arrojó todos a la basura.

Ahora tiene plumas, costosas, dadas por Draco.

—Draco siempre da los mejores regalos, esta bufanda fue un regalo de él— habla Luna
presumiendo su regalo de navidad con una sonrisa adormilada.

Es linda.

Es un regalo de Draco, Harry ahora tiene un regalo de Draco.

Su garganta se cierra.

Harry sigue viendo el paquete con una sonrisa tímida, sujetándolo contra su pecho mientras
caminan; hay nuevamente una nube de felicidad de regreso a su alrededor, pensando que si
esto continua puede hacerlo una constante. Ron no parece alegre con que le dé siempre
regalos, como sí eso fuera algo para sentirse mal, pero con Draco podría hacerlo alguna
especie de costumbre.

Se siente optimista.

Esta salida, está saliendo bien.

—Estaba pensando que Dumbledore se parece a Gandalf, sólo que Dumbledore siempre
busca a Potter y Gandalf siempre busca un Hobbit.

Oh.

Este es el momento.

Luego de pasar humillaciones para preguntarle a Padma sobre el libro que leía Draco, era su
momento de tomar sus horas de lectura estas vacaciones.

Estaba nervioso, pero preparado.


—¿Gandalf?— preguntó Luna curiosa a lo cual Draco negó con la cabeza.

—Un personaje de un libro que me presto Anthony, un verdadero nerd de ellos.

Luna asintió y era ahora, antes que cambiaran de tema y no pudiera usar sus habilidades,
tiene que hacerlo.

—Eso es… — la voz de Harry se quebró un poco, Draco y Luna voltearon a verlo,
haciéndolo sentir incómodo —es de la saga del… Hobbit— nuevamente seguía luchando
para hablar y Draco levanto una ceja.

Antes que sus palabras cayeran sobre él, volteando a verlo ahora mucho más interesado.

Harry casi se derrite.

Si.

Esa mirada.

Esa era la mirada que buscaba, toda su atención sobre él y Harry sintió que podría saltar de
un acantilado sin que nada le sucediera.

Porque Draco lo estaba viendo a él.

Estaba ahogado de la sensación, era la mejor sensación del mundo, incluso más que volar.

—Efectivamente, bueno, Gandalf es un personaje recurrente en gran parte de la saga del


señor de los anillos; pero efectivamente sale en el Hobbit— habla con un deje de curiosidad,
mientras Harry asiente con timidez.

Parece estar examinando sus habilidades, no era que conozca el libro de memoria, pero si
sabe de qué habla.

Bien.

Antes de caer en cuenta de que dijo la palabra saga, maldición.

—Oh, sí, yo estuve leyendo el Hobbit… hay más libros, por supuesto que hay más libros—
musita eso último en voz baja con algo de amargura, algo le dice que tendrá mucho que leer
de ahora en adelante para deleite de Hermione y horror de Ron.

Ron no había querido que fuera un cerebrito como Hermione, pero sí leer provocaba la
atención de Draco sobre él, que se jodiera Ron.

Ya estaba estudiando diligentemente para no ser el último de la clase, esperando que eso
llamara la atención de Draco, aunque hasta el momento no había sido de mucha ayuda;
pociones sigue siendo su peor clase.

—Realmente es un mundo demasiado amplio el que creó Tolkien, tengo mis dudas sobre si
fue hijo de algún mago o un Squib porque todo es bastante interesante… esa referencia sobre
los elfos hermosos y brillantes, cuando los elfos en realidad son… diferentes, me parece un
extraño sarcasmo— habla Draco haciendo un ademán con la mano, Harry voltea a verlo con
interés, pero sus ojos brillar emocionados como si hubiera ganado la lotería de alguna forma.

Lo hace para él.

Ahora no solo son amigos, Harry podría fácilmente cualquier día caminar hacía Draco,
charlar animadamente sobre los libros y siempre tendrían un tema en común.

—Si, el Hobbit me gustó…fue una gran aventura, me agradó Bilbo— Harry parece algo
inseguro de hablar, todo es demasiado bueno y no sabe que tanto puede alargarlo.

Draco toma la batuta por él.

—Por favor Potter todos sabemos que el verdadero protagonista del libro fue Smaug.

—¿El dragón?— cuestiona sabiendo su respuesta antes que la diga.

Hay un brillo de orgullo en los ojos de Draco por eso, que acicala el ego inflado de Harry ese
día.

—Obviamente.

—Tienes un serio problema con dragones.

Harry tiene el problema, pero con un dragón en específico frente a él.

—Es un complot, todos dicen eso, pero claramente no es cierto.

Harry intentar luchar con la sonrisa, Draco parece que ha intentado de esconder la suya sin
éxito.

Luna comenta sobre no querer leer el libro cuando Draco se lo propone y Harry está feliz al
respecto, sabe que Anthony los lee también, pero de alguna forma esto parece algo de Draco
y Harry ahora.

Le encanta como suena.

Ron esa tarde parece cansado de sus charlas sobre Draco, Hermione soportó un poco más la
carta extensamente larga que detalla cada aspecto de Draco; maldita sea su cabello que no
puede evitar querer tocar. Esta casi seguro que es tan suave como luce.

Harry odia a los dementores, no hay muchas razones aparte de un trauma para odiarlos. No
odiaba a Pomfrey por cuidarlo, pero era algo incómodo haber pasado un poco de vergüenza
al ser tratado como un niño frente a Draco; Anthony.
Bueno.

Anthony Goldstein es complicado.

Es el mejor amigo de Draco, siempre están mayormente juntos y Draco sonríe tan libre al
lado de Anthony, que claramente los celos son fuertes. Harry quisiera poder ser Anthony,
estar en la misma casa que Draco (no es que tenga nada en contra de Gryffindor), compartir
habitación, estudiar juntos todo el tiempo y caminar a su lado de forma que Anthony no
aprecia como haría Harry.

Tal vez suene mal, Harry sabe que suena mal, pero es lo que siente.

El sombrero había meditado sobre enviarlo a Slytherin, pero Harry hubiera estado feliz en
Ravenclaw, incluso si no era tan diligente como debería para uno de ellos. Draco siempre
parecía ojeroso cuando se obsesionaba con algún libro, también tenía un promedio casi
perfecto por el cual Hermione siempre se esforzaba mucho más que de costumbre.

—No, no puedo soportarlo— salta Ron haciendo que Harry salte un poco sobre su cama,
habían estado desempacando las cosas y se había quedado mirando el dragón que le había
dado Draco el año pasado.

Siempre le gustaba tenerlo en la mesa al lado de su cama para verlo al despertar, Ron lo
llamó ridículo, Harry lo empujó por las escaleras.

El dragón se quedó donde pertenece.

Le hace sentir que ese espacio es suyo.

—¿Qué pasó?— preguntó habiendo perdido la conversación un momento, pero Ron solo se
tira sobre su cama de brazos cruzados.

Parece bastante enojado.

—Estábamos hablando de Draco, ya sabes, el tema no favorito de Ron— musitó Seamus con
una sonrisa, que hizo que Ron le sacara el dedo del medio; Harry se animó claramente por el
tema, siempre apreciando que alguien hablara de Draco para no sonar tan obsesivo —los
rumores de que hizo un patronus corpóreo se han disipado como pan caliente— añade viendo
a Dean quien asiente.

Si.

La historia había sonado increíble, claramente Hermione parecía horrorizada por el avance de
Draco y este curiosamente nunca le gustaba presumir de su agilidad en la magia práctica;
siempre era bastante emocionado por presumir sus conocimientos en libros, pero cuando era
magia práctica, siempre era retraído.

Lo cual es extraño.

Draco había encadenado perfectamente a Tom con un hechizo que Harry no puede replicar.
Es bastante genial.

Harry lo admiraba mucho por eso, pero Draco era tan tímido al respecto, lo hizo ver un poco
adorable; pero Harry no era el más parcial cuando se trataba del rubio.

—Draco es agradable, pero no soporto que alguien hable de él todo el tiempo, ya tengo a
Harry para eso— la forma en como Ron lo señala es un poco molesta.

Harry no habla tanto de Draco.

Levanta la mirada para ver miradas divertidas de Dean y Seamus, quienes probablemente al
igual que toda la casa Gryffindor deben saber de su enorme enamoramiento por Draco
Malfoy; al menos sí sus bromas significaban algo. El año pasado pudo haberse sentido
completamente consternado por ellas, sin entenderlas al mayor parte del tiempo; ahora solo
agradecía que la mayoría de esas bromas (especialmente de los gemelos) no fuera frente a
Draco.

Curiosamente, nadie parecía afectado porque Harry Potter, el niño que vivió fuera
aparentemente muy homosexual por Draco Malfoy; Ron le había asegurado que dentro del
mundo mágico no era tan raro ver parejas del mismo género como lo era en el mundo
muggle.

Harry solo agradecía no estar en los periódicos, odiaba esa clase de noticias cuando lo
involucraban.

—Bueno Draco llama la atención casi tanto como Harry— comenta Neville con diversión en
la voz.

Si.

Ambos se parecían en eso.

Eran el uno para el otro.

Harry se sintió amargo por ese pensamiento, porque era demasiado cursi para que lo hubiera
pensado y por eso se arrojó sobre su cama de forma contemplativa. Draco era demasiado
inteligente, había visto a los profesores anunciar que podría tener clases avanzadas y alabar
su técnica de magia, demasiado avanzado para alguien de su edad.

Hermione no lo tomó tan bien, pero Harry solamente estiró su mano frente a él.

Ocupaba estudiar, no podía quedar muy atrás de Draco y ocupaba ser bastante bueno para
captar su atención.

—Aunque nadie parece captar la atención de Harry tanto como Draco— bromea Dean, antes
de ganar un fuerte golpe de almohada cuando Harry le lanzo la suya.

Con una buena puntería.

Idiota.
Se generó una guerra de almohadas, de la que Ron culpó a Draco, aunque no estuviera
presente, porque era el único que siempre desestabilizaba a Harry.

Si.

La almohada en su cara era totalmente merecida.

No se olvidó de Sirius Black, pero era jodidamente difícil poder atrapar a Draco a solas por
un instante.

—Ahora estamos solos, vamos a hablar de Black.

Draco había parecido aterrorizado un instante, había intentado sonar no tan nervioso, pero el
chico por otro lado se preocupó por algún motivo; antes que parecer meditar sobre algo.

Ya no parecía tan asustado, ahora era más contemplativo.

—Te contaré todo lo que sé con una condición— habla Draco apartando la mano de Harry
que aún tenía sobre la muñeca, haciendo que este se sonrojara incómodo; le gustaba la
sensación de la piel de Draco contra la suya —no debes ir por Sirius Black, no importa que te
diga, no debes buscarlo es mi única condición.

¿Por qué todos piensan que buscaría a Sirius?

Especialmente cuando Draco comentó algo sobre asesinato.

—Bien— casi escupió, odiando que Draco lo tratara como los demás.

Se equivocó, Draco iba un paso más adelante.

—Voy a confiar en ti Potter, si rompes esta promesa sin duda lo recordaré, así que cuida de
tus palabras— la seriedad de sus palabras lo hicieron encogerse un poco, era una advertencia
que incluso sin saber cuándo significaba el propio Draco para Harry, no debe romper esa
palabra.

Odiaría que esto arruinara la amistad que tenían, parecía serio.

Y lo era.

Maldito tramposo.

—¿Quién es Sirius Black?

—Sirius Black es tu padrino.

Harry quiso matar a alguien, no sabe a quién, no sabe cómo, pero quiere gritar al cielo porque
le están diciendo que un exconvicto es su familiar; pero por algún motivo nadie pensó que los
últimos tres años fuera algo importante para decir.

—¿Qué?— su voz sonaba ahogada, pero no sabe sí realmente quiere saber más o no.

A quien engaña, nadie le diría nada.

No quiere pensar en todos los que ha visto este verano, en como todos parecían preocupados
sobre hablar de Sirius a su alrededor y parece ser que ya obtuvo la respuesta a eso.

—Sirius Black es pariente de mi madre, eran primos antes que fuera eliminado del árbol
familiar; la familia Black es una ancestral familia de sangre pura y Sirius no era exactamente
lo que se esperaba del próximo heredero— estúpidas familias —fue un Gryffindor de hecho,
era de la misma edad de tus padres y se conocieron, según me explicó madre eran buenos
amigos— genial, algo que aparentemente todos pensaron mejor no mencionar —luego estalló
la guerra, se dice que Sirius Black traicionó a tus padres y asesinó algunos muggles, así que
fue enviado a azkaban sin un juicio.

—Era un asesino— dijo casi incrédulo y con odio.

Era amigo de sus padres.

Pero es un asesino.

¿Por qué era amigo de sus padres?

—Eso dice el ministerio— había algo en la voz de Draco que lo hizo sentirse incómodo.

—¿Cómo qué traicionó a mis padres?— preguntó ahora sintiendo la bilis en su garganta,
pensando en que ocupaba seriamente tener a Sirius Black al frente.

Para darle un puñetazo.

Draco se sujetó el puente de la nariz algo exasperado.

—Se dice que traicionó a los Potter, pero yo no sé bien que sucedió, nadie sabe bien que
sucedió, ¿Sabes por qué?

—…

Traicionó a sus padres.

Por un momento solo sintió un pequeño ruido sordo en el aire, antes de apretar el puño con
fuerza, porque como siempre, algo así tenía que pasar.

¿Acaso no puede tener a alguien bueno en su vida?

Todo aquel que conoció de niño, ahora parece no servir para nada, todo aquel relacionado con
él de alguna forma parecen ser las personas más malditas del mundo.

Su padrino, convicto, traicionó a sus padres.


—Porque no hubo juicio Potter, todo lo que dicen son especulaciones y una acusación sin
pruebas; nadie tomó la varita de Black para probarla, porque era justo cuando terminó la
guerra contra el que no debe ser nombrado… podría ser inocente y nadie lo sabría— levanta
la mirada molesto, porque sí fuera inocente no estaría en la cárcel.

No juicio.

Las palabras de Draco lo dejan en blanco nuevamente.

¿Por qué no hubo juicio?

—Si era inocente, ¿por qué estaba en azkaban? —pregunta sin entender.

—Porque el sistema judicial es una mierda, especialmente en los días de quien ya tú sabes. Es
probable que se hubiera culpado a más de un inocente y que muchos no tan inocentes estén
libres, no puedo darte una explicación más que la vida a veces es una mierda injusta— suena
como alguien viejo, casi como un adulto cansado.

Su expresión también parece cansada.

Pero lo defiende, en toda esta charla, lo ha defendido.

—¿Crees que es inocente?— la pregunta casi sonaba como acusación, pero Harry no entiende
porque lo defiende.

¿No hizo algo malo?

—¿No te acusaron de ser el heredero Slytherin en segundo año?— su pregunta de regreso


descoloca de su posición a Harry un instante, recordando con amargura esa situación del
segundo año —te acusaron de ser heredero, pero no lo eras, porque no toda la historia estaba
fuera en la luz; me acusan por ser hijo de mi padre sin conocerme, es lo que hacen las
personas, juzgan primero para protegerse— hay amargura ahora en la voz de Draco —
¿Acaso no pensaron primero que Snape era el villano en su primer año?, nosotros juzgamos
también y nos juzgan; pero no cometas el error de pensar que no te puedes equivocar y que
los demás no lo hacen, yo podría estar equivocado ahora mismo.

—¿Entonces que debo hacer?— gruñe frustrado luego de pensar en sus palabras y notar la
molestia razón.

No le gustaba admitir que sí, los últimos dos años tuvo algunas equivocaciones que podría
estar repitiendo ahora con otros.

Se siente tan mal.

Tan débil.

Tan indefenso.

No se supone que deba sentirse así, Harry ya no está solo como cuando estaba en casa de los
Dursley, pero se siente como un niño de 5 años que espera una fiesta de cumpleaños que no
va a venir nunca; como si fuera un niño que no entiende el mundo.

—Investigar cerebro de maní, investiga realmente y descubre la verdad antes de juzgar a


alguien; pero si me preguntas, no, no creo que Sirius Black sea culpable ya que mi padre
nunca me dijo que fuera un mortifago… estoy casi seguro que fue inculpado, pero no está en
mi poder hacer nada para cambiarlo— ahora Draco también parece frustrado —Me
prometiste no ir por él, no te pedí esa promesa porque crea que es inocente, sino porque antes
de hablar con Sirius Black sí lo piensas bien… hay muchas personas que podrían darte
información que no están escapando de la ley; sí Sirius Black quiere decirte la verdad, se
presentará ante ti— habla viendo a la puerta, antes de salir por ella sin que nadie lo siguiera.

Harry se quedó en su lugar, meditando, pensativo.

Con una mano en su mentón.

Perdido.

Hagrid no quiere hablar de Sirius cuando se lo pregunta, pasa similar con McGonagall
cuando la detiene en clase después de transformaciones y eso lo hace sentir algo en su
cabeza; todos parecen querer evitar hablar sobre Sirius Black y eso provoca que sea más
difícil averiguar sobre el tema. Ron comenta que es en realidad un nombre muy famoso por
los años por ser un mortifago, Hermione comenta que, sí Draco tiene razón y no hubo juicio,
deberían investigar más al respecto.

Y eso piensa hacer.

Hasta que Draco es herido.

Harry ve en cámara lenta con incredulidad como Draco salta sobre su amigo en su primera
clase de cuidado de criaturas mágicas, hay mucha sangre, es horrible; Harry está paralizado
viendo a su amigo en el suelo, como este parece querer minimizar todo, preocupándose
primero por Michael que por él.

Draco quien hace unos minutos parecía como un pez dentro del agua, pero volando con un
hipogrifo de forma encantadora; como si hubiera nacido para el cielo.

Disfrutando.

Riendo.

Con los ojos más brillantes, que Harry casi tropieza cuando lo ve sonreír al hipogrifo.

Pero ahora no está sonriendo, ahora está sufriendo y Harry se encuentra por algún motivo,
aborreciendo al pobre hipogrifo que no merece su odio injustificado; no importa que tanto
Draco asegura que no ha pasado nada, el verlo blanco como un papel por la pérdida de sangre
y con vendas los siguientes días, hacen que Harry no quiera saber nada de Buckbeak en
realidad.

Harry ve un día en la comida a Draco hablando con Cedric y casi arroja su cuchara para
golpear al idiota Hufflepuff, ni que fuera tan atractivo. Cuando Draco se sonroja en la mesa
de los hurones, Harry realmente pierde cualquier intento de sutiliza y solo ve de mala manera
a Cedric.

—Creo que eres muy obvio Harry— que esas palabras fueran de Ginny la hermana menor de
Ron, por algún motivo hizo que todo fuera más humillante.

—Oh amor joven— dice Fred de forma dramática y lo patea bajo la mesa.

—Por qué le sonríe de esa forma, maldita sea, ni que fuera tan atractivo— farfulla Harry
enojado, porque, aunque no sabe si le gustan todos los chicos o solo es Draco, incluso él no
puede negar que Cedric es atractivo.

—Cedric en realidad es bastante popular entre las chicas y lo siento Harry, pero si es atractivo
— habla Hermione con algo de pena.

Su único consuelo, es que esas palabras parecen hacer infeliz a Ron también.

Ginny se ríe de ambos.

Draco no está durmiendo bien, Ron nuevamente lo llama acosador, Hermione comienza a
bromear sobre que tiene un sensor con cualquier cosa relacionada con Draco. Como siempre
el castillo habla de ellos, que si no es que alguien señala la muerte de Harry, que si no es del
boggart de Draco, que si no es Draco preguntando por información de su amiga Padma.
Realmente al inicio tiene miedo de que algo suceda ahí, Draco es demasiado cercano a
Padma, tanto que cualquiera podría pensar que en un futuro ambos podrían terminar juntos;
Parvati lo tranquiliza cuando casi entra en colapso por el comentario de Seamus al respecto.

—Padma está interesada en Anthony y este en ella, pero solamente bailan entre sí, no te
preocupes Harry, Draco no está interesado en nadie— había dicho está intentando
tranquilizarlo, funciono brevemente, porque también fue decepcionante.

Draco no lo ve a él, como Harry ve a Draco.

Y aparentemente esta casi comprometido con Pansy Parkinson.

Harry detesta esa primera salida de Hosgmeade, porque Draco, aunque admite que no tiene
interés en casarse con Pansy, tampoco se lo niega a ella. Es frustrante pensar en eso, porque
se supone que son niños, pensando en personas que te gustan, no pensando en casarte; no es
un sangre pura tampoco, y además es un niño. Si bien Draco ha demostrado que es bisexual y
que en esto al menos tiene una oportunidad, que no sea un sangre pura puede que no le llame
la atención.

Se restriega el rostro entre sus manos, porque no quiere pensar en esto mientras espera a sus
amigos que regresen de Hosgmeade.

Donde tal vez y solo tal vez, Harry había fantaseado los últimos días donde McGonagall
decía que no había problema en que fuera con sus amigos, se topaba “casualmente” a Draco y
este determinaba que esperaba pasar el resto del día con él. Ambos en medio de Hosgmeade
disfrutando de la ciudad de magos, como hace tanto frío estarían muy juntos y Harry podría
verlo sonreír de cerca, antes de atreverse por fin a tomar su mano.

Ridículo.

Patético.

Pero no pudo controlar a su mente de pensarlo constantemente conforme el día se acercaba y


solo paso solo, sufriendo en su propia miseria, deseando que Draco no estuviera a solas con
Pansy o Cedric.

Su vida era una comedia.

Cuando llegaron Ginny y Luna, fue refrescante, pero no tanto como la presencia de Draco
momentos después.

—Draco volviste, estábamos esperándote, Harry aquí está esperando a sus amigos o eso dijo
él— expreso Luna soñadoramente, Ginny lo saluda de forma animada, que se convierte en
una gran sonrisa cuando le pasa una gran cantidad de dulces.

Harry siente envidia.

Envidia que siempre siente al lado de Draco.

Maldita sea.

—Gracias— afirma Ginny con timidez.

—Ron y Hermione venían un poco atrás, deben llegar pronto, así que toma Potter— le
entrega un paquete del mismo tamaño que el de Ginny, haciendo que Harry sonría también
dejando los celos de lado.

Incluso cuando el paquete de Luna es de mayor tamaño, le gusta la idea que de alguna forma
Draco pensó en algún momento del día en él. Los dulces parecían deliciosos, le gustaba que
le diera dulces, era algo que le tenían prohibido con sus familiares; pero Draco parecía pensar
que le gustaría.

—Gracias Draco, son muchos dulces, nunca recibo tantos dulces— afirma Luna ladeando el
rostro, a pesar de lo rara que era la niña, Harry podría identificarse bien con ella ahora
mismo.

Tiene que alimentar a sus pollitos, para que cuando crezcan, sean grandes esclavos
trabajadores. La mano de Anthony le hace reír por bajo, porque es una advertencia clara de lo
que hace, pero Draco solamente está sembrando en tierra fértil para poder cosechar más
adelante sus acciones.

—Tan aburrido Anthony, solamente le regalo cosas a mis amigos.

—Ciérralo Draco, mejor apresúrate que casi tengo traducido una parte de tu libro que te
parecerá interesante.

La atención de Draco se gira totalmente a Anthony para casi sentir brillos saliendo por sus
ojos, Harry tuerce el rostro sin poder evitarlo, algo molesto de que la poca atención de Draco
sobre ellos fuera totalmente eclipsada por su amigo.

—¿Qué estamos esperando?— afirma Draco con emoción tomando a Anthony de los
hombros y arrastrándolo con fuerza a los pasillos, Anthony voltea sobre su hombro viéndolo
fijamente con una sonrisa divertida.

Harry farfulla por debajo.

—No te preocupes Harry, solo ocupas esforzarte un poco para llamar su atención— afirma
Luna con honestidad y se siente mortificado.

Todos parecen saber sus sentimientos.

Menos Draco.

Maldición.

No sabe si eso es bueno o malo.

—Draco está tramando algo— habla Harry pensativo, haciendo que Ron asienta totalmente
distraído en sus garabatos en el pergamino, mientras Hermione está estudiando
diligentemente.

Ambos inmunes a sus charlas habituales sobre este Draco, pero eso no desalienta a Harry de
tenerlas.

—Chicos— los llama, pero nuevamente no obtiene ninguna respuesta de ellos, empuja a Ron
quien solamente rueda los ojos.

—Sí Draco planea algo, siempre está haciendo algo, Draco es genial— sigue garabateando y
por suerte, porque de esa forma no ve la mala mirada que le da Harry.
—Vamos Harry, es normal que Draco tenga sus propias aventuras— intenta tranquilizarlo
Hermione pasando una hoja, como sí siempre dijera lo mismo.

Vaya amigos que tiene.

—No lo he visto hoy, no está siguiendo su horario normal, debería haber venido ya a la
biblioteca— si eso suena perturbador, porque sus dos amigos se ven de reojo antes de verlo
preocupado, pero ya que son pésimos amigos Harry no le va explicar porque los días como
hoy Draco siempre viene a la biblioteca.

No merecen saberlo.

Así que los convence de irse, para alivio de Ron y molestia de Hermione, regresan a la torre
Gryffindor donde no más entrar se congela y puede jurar que un chillido un poco
desconcertante sale de sus labios.

Está ahí.

Draco está ahí, en la torre Gryffindor, sentado tranquilamente en un sofá al lado de la


chimenea, donde usualmente Harry suele sentarse.

Es el destino que quiere que estén juntos, es una señal.

—Es como si lo invocara, ya estaba distraído porque no lo vio todo el día y aparece aquí;
nunca vamos a estudiar— gruñó Hermione apareciendo derrotada, lo que generó risas de
parte de Ron, mientras ambos empujaban a Harry más cerca de él.

Oh no.

Saludo con torpeza, dándole una mirada confundida a Neville, que solamente negaba con la
cabeza; parecía que no quería que hiciera preguntas al respecto. Fred y George se vieron
divertidos, antes de despedirse para que ellos para que tuvieran el sillón libre; Fred hizo un
sonido de besos al pasar a su lado y empujo a Draco haciéndolo reír.

Su ceño se frunció.

—¿Qué fue eso?— preguntó Ron frunciendo el ceño, pero Neville negó con la cabeza de
forma más animada.

—Créeme, no quieres saberlo— Draco volteó a ver mal la respuesta de Neville.

Algo dentro de él pica con curiosidad, pero decide dejarlo pasar.

Por ahora.

—Sigue así y bajarás de puesto como mi Gryffindor favorito, Ginny está ganando puntos
últimamente— gruñe empujando a Neville, quien suelta una ligera risita antes de seguir
leyendo sobre plantas.

Si.
Harry aún esta amargo por esa lista, ahora que son amigos, espera que este alto en su lista;
aunque todavía no lo llama por su nombre, así que no quiere saber en realidad.

—¿Qué haces aquí Draco?— pregunta Hermione curiosa, a lo cual Draco solamente sonríe.

Se sonroja, lo sabe por la mirada divertida de Ron y le lanza una mirada incómoda, sintiendo
todo su rostro caliente.

No es su culpa que Draco sonriera sin avisar.

Es una sonrisa muy bonita.

Está tan jodido.

—Estaba hablando con mi amigo Neville sobre lo injusto que es que conociera la torre
Ravenclaw y yo nunca hubiera venido a la torre Gryffindor, fue muy amable de traerme luego
del chantaje emocional— asegura Draco como si estuviera enseñando una lección.

Ron parece incrédulo viendo de reojo a Hermione, quien solamente suspira cansada.

—Puedo traerte cuando quieras—Harry toma un segundo el procesas que esas palabras
salieron de su boca, cuando sus amigos lo ven entre incrédulos y con lastima, arrepintiéndose
de haber hablado al instante.

Estúpida boca que no se controla, no puede tener estas fallas, cuando se dé cuenta la próxima
vez podría estar declarando su amor a Draco por descuidado.

No.

No puede repetirse un error así.

—Eso es amable Potter, sigue así y ascenderás en la clasificatoria Gryffindor— aplaude de


forma dramática, provocando que Harry empuje su pie contra su pierna aprovechando que
está sentado más cerca.

Porque le gusta el contacto o al menos el contacto físico con Draco, porque le gusta saber
que, aunque no piense igual que él, tal vez algún día este alto en esa estúpida lista.

Porque Draco sonríe.

Porque es hermoso cuando está a su lado sonriendo.

Un chillido por otro lado, atrae totalmente la atención de Draco y Harry voltea ver mal a
Scabbers, porque hace que la visita de Draco termine pronto. Además, la estúpida rata parece
encantada en las manos de Draco, hasta una estúpida rata puede acercarse a este sin
problemas.

—Bastardo suertudo— musita por bajo Harry algo resentido, Ron se ahoga de la risa.

Si.
Necesita nuevos amigos.

Harry tiene una noche donde el sueño es intranquilo, como si algo le advierte que algo va a
salir mal y no necesita más que unos minutos en el desayuno, para notar la falta de Draco
antes que Hermione suelte un chillido y ponga el periódico el profeta en su cara; Harry no
sabe que sentir ante la portada. Porque Draco aparentemente si estaba tramando algo, o al
menos ha terminado en manos de Sirius Black que tanto defendía; además de Peter Pettigrew,
que aparentemente había sido amigo de sus padres y estaba muerto… o no tan muerto. Draco
no aparece en las siguientes horas, cuando lo ve a lo lejos parece cansado, demacrado, pero
sin bajar el mentón cuando camina por los pasillos de Hogwarts.

Quiere acercarse, pero no lo hace.

Le había dicho que investigara sobre Sirius y Harry simplemente lo dejo de lado, pero ahora,
es tan confuso todo.

Habían acusado a Sirius de matar a Peter, pero Peter ahora estaba con vida y eso significa que
hubo un error al juzgarlo.

Draco dijo que podría haber sucedido.

¿Lo demás también fue falso?

Es problemático pensar en eso, pensar en Sirius, pensar en Draco, pensar en cualquier cosa;
Harry nota la mirada de Draco todo el tiempo, cansada, pero parece que está frustrado por
partes iguales. Pensar en eso en la noche era problemático, porque le deja confundido de que
tanto otros ocultan cosas, siempre parece que alguien oculta algo para él.

Se da cuenta un poco de tiempo después, ante un comentario de Oliver sobre como Draco
Malfoy salió del equipo de quidditch, haciendo que Harry casi lo pierda. Porque no puede
dejar el Quidditch, no cuando es una de las pocas cosas que tienen en común y no importa
que tan loco se vea arremetiendo contra Draco, lo enfrenta casi al borde del pánico.

Odia a su padre.

Lucius Malfoy.

Por hacerle esto a Draco, porque no importa que le esté arruinando la vida a su hijo, cada que
Draco habla de este no lo hace con odio; solo parece muy triste. Draco se había visto lleno de
vida sobre la escoba, riendo y con esa mirada completamente decidida que le encantaba, pero
se lo habían quitado y también al chico, Harry se siente enfermo por no hacer nada.

Es joven.

Nadie lo escucha, pero cuando todo parece en problemas, le dejan todo en sus manos.
Enfermo.

Este mundo es enfermo.

—Pero mira que lindo hurón tengo, el hurón más lindo de todos— habla Ron en la sala
común, observando a Thorin hacer una pequeña voltereta que atrae atención de todos en el
lugar.

O tal vez él es quien esta enfermo.

Thorin el hurón es la nueva sensación de la torre, no solamente el pequeño mamífero albino


es adorable, también es muy cariñoso con todos y Ron se ha vuelto bastante popular por eso;
incluso si inicialmente parece irritado porque tiene nombre y no le han dejado ponerle uno,
nadie parece quejarse sobre Thorin. La primera vez que Draco le dio el hurón a Ron, como
una disculpa porque Scabbers había muerto, su mejor amigo parece demasiado resentido por
el hecho de perder a su rata.

Claro que era vieja y sinceramente no siente mucho aprecio por Scabbers, pero Ron había
querido a la rata porque era suya.

Pero ahora con Thorin, esto era claramente lo que es tener una mascota.

Harry sonríe al ver a Thorin buscar mimos de Ron, quien la toma entre sus brazos para darle
mimos y este suelta adorables chillidos.

Crookshanks ahora en medio de la sala común, sentado al lado de Hermione, no le ha dado ni


una mirada al nuevo integrante del grupo. Originalmente tuvieron miedo que le atacara como
Scabbers, pero el mitad gato solamente parpadea cuando ve al hurón; incluso una vez que
Thorin se escapó de su jaula y lo encontraron durmiente al lado de Crookshanks, supusieron
que eran buenos amigos.

¿Por qué odiaría tanto a Scabbers entonces?

Se preguntó sí alguna vez obtendrían una respuesta al respecto.

—Parece bastante feliz, me alegro mucho… Draco fue muy amable— admite Hermione,
mucho más tranquila.

Hubo un periodo tenso entre Ron y Hermione después de lo que pasó con Scabbers, una parte
de su amiga parece culpable todavía al respecto; pero con Thorin, Ron parece olvidarse de lo
que pasó con su rata y vuelve a ser un gran amigo de Hermione.

Ambos tienen ese algo raro que Harry no quiere involucrarse o tomar lados.

—Draco da buenos regalos— concuerda Harry, algo apenado de pensar que se había sentido
molesto por Draco dándole un regalo a Ron.

Eran amigos, no muy cercanos, pero no puede olvidar que Ron y Draco se conocieron antes
de Hogwarts brevemente; la mayoría de Weasley lo conoció antes de Hogwarts. Harry
recuerda que en vacaciones Arthur parecía recordar a Draco antes que ayudara a su hija con
aprecio, Bill también mencionó sobre Draco con interés.

Es un regalo.

No puede estar celoso de un regalo.

Aunque Harry se siente un poco amargo, porque usualmente es a él, quien Draco le da
regalos tan considerados.

—Saluda a tu padrino— dice Ron casi colocando a Thorin en su rostro, provocando que
Hermione ría.

Harry acepta a Thorin en sus manos, porque a pesar de todo, es un lindo hurón.

No comenta a nadie que por algún motivo piensa que se parece a Draco, ya lo molestan lo
suficiente como para agregar leña a esta fogata.

Deja de enojarse por el hecho de que Thorin vino de Draco, cuando este le presta su escoba
luego que pierde la suya; claro que odia que Draco perdiera la oportunidad de estar en su
equipo de quidditch, pero hay algo en que Draco le cediera su escoba que hace que Harry se
llene de emoción. Porque significa que Draco se preocupa por él, que ahora jugara con su
escoba y definitivamente ganará; de alguna forma siguen teniendo un lazo y espera que
prestarle la escoba significa que lo apoya. Verlo en las graderías de Slytherin había sido un
golpe para Harry, pero luego le dio la escoba y todo parece tan confuso.

Draco había aceptado estar con él los días que los demás fueran a Hosgmeade, porque ahora
no podía ir.

No era una cita.

Draco mencionó sobre ver a Luna y Ginny, pero para Harry era como una cita.

Casi una cita.

Porque no está seguro si alguna vez Draco aceptaría tener una cita con él y ese pensamiento
es suficiente para deprimirlo.

No importa.

Cuando los gemelos le dieron la oportunidad para salir del castillo, terminó arrastrando a
Draco quien parecía incómodo con la idea; tal vez fuera un poco egoísta, porque para Harry
era como su propia aventura con Draco, otra vez ambos juntos por un basilisco. Fue un poco
difícil distraerlo lo suficiente para que no insistiera sobre ir con Hermione o Ron, o peor aún
sus otros amigos, pero fue logrado y Harry sentía una victoria en que solo fueran ellos dos.
Incluso pagó por sus cosas, puede que no fuera una cita, pero Harry sabe cómo comportarse
bien con Draco.

No es que necesite presumir dinero con él o que pueda, ya que Draco debe tener tanto o más
dinero que él como heredero.

Estaban en medio de una discusión sobre que Theo Nott lo odia, lo cual Draco parece haber
descubierto y Harry tiene la teoría de que Theo está enamorado de Draco; sus amigos dicen
que no todos están obsesionados con Draco, pero hay algo en la mirada de Theo que le
recuerda un poco al propio Harry y lo odia. Porque Theo tendría ventaja en conocer por más
tiempo a Draco, ser un sangre pura y verse bien.

Tampoco tiene un loco maniaco en su espalda que quiera matarlo cada año.

Aunque este año por ahora va bien, ahora que Sirius parece no ser un asesino (aunque Harry
tiene todavía sus teorías) el año tiene un aspecto esperanzador de no asesinos locos por ahí.

Siente algo de miedo por el enorme perro Padfoot, que parece el Grim, que le trae malos
recuerdos de infancia con los perros y sus familiares.

Pero luego este enorme perro negro se pone de espaldas para que le rasque el vientre y Harry
no puede negarse.

—Un día lo alimenté en la calle y no me ha dejado de seguir, es un perro problemático—


musita Draco sentándose un poco alejado de ellos, masticando unos dulces que aún tenían.

Que Harry le compró.

Draco no había estado sorprendido, pero lo había aceptado y era suficiente para hacer a Harry
un poco feliz.

Harry sigue acariciando la cabeza del perro, quien parece encantado con los toques.

En realidad, Harry odia el contacto físico, lo ha notado cuando se pone tenso al recibir un
toque de alguien que no conoce o alguno muy repentino; Hermione había comenzado
acercarse siempre de forma frontal y Harry la aprecia por eso, Ron no parece notarlo, pero
simplemente no son de mucho contacto físico. En el Quidditch es difícil con el equipo,
intenta apartar la sensación amarga cada que eso ocurre.

No le gusta el contacto físico.

Pero con Draco siempre lo inicia, porque hay algo que le gusta de él, la sensación cálida y
como todo parece diferente a su alrededor.

Suave.

Mágico.

Brillante.
Nunca sintió eso con nadie.

Los animales tampoco parecen ser parte del problema, Harry se siente cómodo con ellos, con
las criaturas mágicas (menos Buckbeak por razones que son de Draco); así que está feliz con
jugar con este perro.

—Creo que es encantador, siempre quise tener una mascota; aunque Hedwig es demasiado
digna para jugar así conmigo.

Draco hizo una mueca pensando probablemente igual que Harry, Hedwig y Merlín eran
amigos, pero aún así demasiado dignos desde su punto de vista.

—Mis padres no me dejaban tener muchas mascotas, eso no impidió que metiera cualquier
animal o criatura encantada en casa cuando tuve la oportunidad— expresa Draco con una
sonrisa algo melancólica y Harry realmente quiso saber que más hay detrás de eso.

Pero no parece que Draco quiera hablar mucho de su familia y Harry empatiza con eso.

Harry asiente a sus palabras.

Hay algo extrañamente hipnotizante al escucharlo hablar, la voz de Draco no es tan aguda,
pero es bastante suave cuando habla del pasado incluso si es amargo; también le da una
forma de poder conocerlo más, como sus otros amigos.

Le gusta escucharlo hablar.

—Mi padre no siempre fue un bastardo sin corazón— habla y no sabe para quien, como
siempre parece triste sobre el tema y desesperado de convencer a su padre para que no lo
odien; algo tarde para Harry —es estúpido, aún espero que cuando vuelva a casa todo esto
desaparezca y vuelva ser como antes; supongo que solo soy un niño iluso— hay amargura en
su voz.

—Tu padre no me cae bien— admite Harry a lo cual Draco suelta un bufido.

Es la verdad.

Cualquiera que lastimara a Draco, no le gusta.

Porque Draco no merece que lo traten mal, no cuando lo ve así, sentado a su lado y con
mirada molesta por algo que no es su culpa.

—Es ingenioso, siempre tenía la mejor forma de salirse de conversaciones incómodas; me


leía Sparky el dragón tantas veces cuando quería de niño… su mano era cálida en mi
cabeza… a veces me pregunto cuando fue que cambió tanto.

Si.

A veces las familias no son geniales, Harry recuerda que al principio Petunia no era tan mala
con él, o quiere pensar que cuando fue un bebé no lo trato tan mal.
Pero ahora es difícil de recordar y se pregunta sí solo fue una ilusión.

—Mis tíos tampoco son agradables, pero ellos siempre han sido desagradables, a veces
quisiera quedarme para siempre en Hogwarts; he conocido aquí a las mejores personas— dice
Harry de forma amarga al inicio.

—Deberíamos ir de viaje— susurra Draco en voz baja de pronto, pero tanto Padfoot como
Harry han escuchado, por lo que este sonríe de manera descarada— cuando salgamos de
Hogwarts, nosotros tres deberíamos irnos por ahí de viaje, estamos forrados en dinero y
podríamos tomarnos unas vacaciones en otra parte del mundo.

Harry se queda en shock.

Su mano se detiene en la caricia del perro, maldiciendo por bajo el ataque indirecto de Draco
a su corazón.

Son amigos.

Buenos amigos.

Solo son amigos.

Solo son muy buenos amigos.

Pero la forma en como su corazón ha comenzado a latir, como imágenes de ellos dos (más el
perro) viajando en lo que parece una larga carretera, es suficiente para hacer que Harry se
estremezca; porque, aunque no piensa demasiado en el futuro, nunca había nada más que
dejar la casa de los Dursley.

Ahora hay algo.

Algo que esperar.

Una promesa estúpida e infantil de que al final de Hogwarts, serán amigos y aunque Harry
quiere pensar en algo más, esto es más que suficiente.

Sonríe.

Porque es feliz.

—¿Qué opinas Padfoot?— pregunta Harry viendo al perro, quien da un ladrido que hace reír
un poco a Harry —podríamos hacerlo, nunca he salido de Inglaterra— admite Harry en voz
alta, su voz un poco emocionada y tratando desesperadamente de contenerse.

Un viaje juntos.

Solo amigos.

Harry quiere abrazarlo, quiere saltar, quiere gritar y al mismo tiempo solamente quiere
sonreír.
—Yo he ido por todos lados, mis padres siempre viajan en vacaciones… aunque creo que
sería mejor ir con amigos.

—¿Otros irían?

—Eventualmente, creo que sería genial hacer un viaje nosotros tres primero, luego podríamos
ir con todos.

Esa respuesta logra satisfacer a Harry porque solo serán ellos al inicio, le gustaría viajar con
Ron y Hermione en el futuro, pero ahora sería solo con Draco y Harry no desperdiciaría eso.

Está tan emocionado, que cuando inician una guerra de bolas de nieve improvisada,
aprovecha para reírse, para saltar, para correr; Draco está ahí, siempre parece estar ahí incluso
cuando no está, pero ahora está presente y Harry tiene su atención.

Todo es brillante.

El patronus que Draco puede hacer y por el cual Harry no ha aprendido bien cómo hacerlo
todavía,

La forma en como la prima de Draco, quien parece cercana a él y Draco está encantado con
ella, anuncia que ha venido por Padfoot; es algo triste, porque no podrá ver más al perro
gigante, pero feliz porque si está bajo al cuidado de la familia de Draco eventualmente podrá
volverlo a ver.

Nymphadora es amable, sonríe y es alguien que le agrada, alguien que es familia de Draco,
alguien buena.

Si bien el día no es del todo bueno, ya que al preguntar por Sirius o si Draco quisiera irse de
casa, provocan que el chico se sienta amargo.

Se maldice por arruinar un buen día y por eso hace algo que había querido hacer todo el día,
lo llama por su nombre antes de huir como loco a la torre Gryffindor. Duda que fuera algo
importante para Draco, probablemente no notó que eso afectara a Harry más de lo que
afectaría a él; dentro de su cama con las cortinas cerrada entierra su rostro en la almohada.

Gimoteando, molesto por todo, extasiado al mismo tiempo y el recuerdo de Draco sonriendo
con un dragón patronus revoloteando por ahí.

Ojos brillantes que combinaba con la nieve y Harry viéndolo impresionado pensando en
cómo quería besarlo.

Nunca había pensado en eso antes.

Pero ahí, sonriente, con labios algo azulados por el frío, porque Draco era malo en bajas
temperaturas y el cabello desordenado, Harry pensó que un beso hubiera sido mágico.

—¿Ahora que le pasó?— preguntó Ron cuando llegó poco después, viendo todo confundido,
Neville se encogió de hombros y Harry no sabía si estaba ahí antes que llegara.
—Probablemente fue Draco— habla Seamus desde alguna parte de la habitación.

Y tenía razón.

Thorin durmió sobre su cabeza y Harry esperó que fuera la forma del hurón de apoyarlo a su
manera.

Conocer a Sirius Black es un extraño regalo de navidad por parte de Dumbledore, que ese día
lo aparta para sorpresa de Ron y Hermione, anunciando que irían a un lugar muy especial; es
extraño llegar a esa casa casi abandonada, es extraño ver a un hombre de cabellera negra
retorcerse en la esquina del salón y lucir casi perdido al ver a los tres ahí. Es complicado, es
raro, es incómodo, Dumbledore explica suavemente como Sirius Black fue inculpado y como
se está trabajando para darle la libertad que merece; Harry no puede evitar pensar en Draco,
en sus palabras a inicio del año escolar y como parecen ahora caer en alguna especie de puzle
que no termina de comprender. Pero está aquí ahora, incluso cuando Ron parece aterrorizado
como Hermione, quiere tener la mente abierta como Draco aconsejó, para que pudiera buscar
la verdad.

Para que no fuera engañado.

El hombre habla, extraño, parece nervioso y a veces se queda ido antes de recordar que debe
hablar, cambia de tema rápido, sus manos tiemblan y aunque viste ropa que parece costosa.

Sus ojos parecen amargos.

—Te creo— no sabe por qué, pero Harry quiere creer cuando Sirius explica sobre cómo no
traicionó a sus padres, sobre Peter, sobre no ser un mortifago y su pecho se llena de tristeza.

Mientras Harry sufría con los Dursley, Sirius sufría en la cárcel, ambos sufriendo a su
manera; Sirius peor que él claramente.

Pero Sirius parecía, quererlo.

Era tan extraño.

Pero Harry le gustaba pensar que un adulto lo quería, un adulto que conocía a sus padres, un
adulto que, aunque admitió torpemente querer cuidarlo en el futuro sí era libre, le estaba
dando una oportunidad para ser libre de alguna manera.

Ambos tenían sus dudas sobre el otro, Sirius parece tan incómodo como Harry, pero Sirius
habla sobre su padre.

Sobre James.

—Era mi mejor amigo, era todo lo que necesitaba, me alegra ver como has crecido para
parecerte a él— habla Sirius con una mirada cálida y Harry siente su interior un revoltijo
incómodo, pero caliente.

Su padre.

No lo conoció, pocas personas que lo conocieron en su vida actual hablan de este, pero como
Sirius habla de él lo hace sentir como si lo conociera; fueron amigos.

—¿También estuvo perdidamente enamorado de alguien que lo ignoraba?— el comentario de


Ron es claramente para aligerar el ambiente y molestarlo, pero la risa inesperada de Sirius
detiene a Harry.

Al principio parece sorprendido de reírse, como sí fuera prohibido, como sí no tuviera la


capacidad, como sí pensara que no debería.

Duele.

Duele ver a alguien así.

—James Potter era el claro ejemplo de perseverancia, cuando se enamoró desde primer año
de Lily Evans— habla Sirius un poco divertido y queriendo olvidar lo que pasó.

Ron y Hermione jadean, antes de contar rápidamente sin que pueda detenerlos, su obsesión
por Draco Malfoy y Harry solo quiere ahogarse en su propia saliva, para no ser humillado
públicamente. Sirius rápidamente hace comparaciones de ambos, haciendo que Hermione
teorice algo sobre genética, Ron rápidamente se considera amigo de Sirius por entenderlo y
todo habría terminado como un momento bochornoso si no fuera porque Sirius aceptó ser un
animago.

Ilegal.

Algo que no deben revelar a nadie.

Mucho menos cuando aceptó ser Padfoot, haciendo que Harry jadee y luego gimotee.

Por supuesto.

¿Cuándo su vida es normal?

—Entonces vigilando a Harry veo que está esperando por más de una hora frente a un
boticario, pensé que era sin duda una cita, no saben la sorpresa que vi al conocer al niño
Malfoy— Sirius relata ahora mucho más atendo, sin irse tanto y feliz.

Parece feliz.

A pesar que eso significa su humillación continua.

Hermione pide más información, Ron está riéndose, el sonido de la red flu los distrae a todos
y casi todos jadean.
Sirius se levanta como si fuera un bólido, antes de estrellarse con el cuerpo mucho más
pequeño que el suyo y envolverlo en un abrazo; Harry se siente dividido entre los celos de
Draco y de Sirius. Primero porque no puede abrazar a Draco así, segundo porque mientras
Sirius era temeroso con él, había literalmente saltado sobre Draco.

Bueno.

Al menos si algún día salían, tenía la aprobación de su padrino.

Tiene que enamorar primero a Malfoy, pero eso son detalles.

—Sirius— musita casi ahogado, cuando el hombre se separa luciendo radiante.

Hay muchas explicaciones después de eso.

Especialmente sobre el juicio de Peter, que Harry realmente no quiere escuchar; si lo que
Sirius dice es cierto, el que causó mayormente la muerte de sus padres fue ese hombre. No
hablo demasiado sobre él, sobre la amistad perdida, sobre la traición; solamente comentó que
estaba ya bajo la ley.

Y aunque ahora tiene dudas sobre la manera en que se maneja la justicia en el mundo de los
magos, la idea es que el verdadero culpable ya es un prisionero.

No lo conoció.

Por suerte.

Harry no sabría que pensar sobre Peter, el hombre que traicionó a sus padres, por culpa de él
sus padres murieron.

Sirius tampoco quiere hablar del tema, Harry piensa que es demasiado pronto y por suerte
tanto Ron como Hermione no comentan mucho sobre este.

Ver a Draco al lado de Sirius era demasiado confuso, como el hombre no deja de verlo, como
ambos sonríen y chocan los cincos con confianza; cuando comenta al respecto, Sirius parece
avergonzado sobre decir como escapar juntos ayudo bastante. No habla mucho sobre eso,
Harry aprieta los labios nerviosos al pensar en que clase de aventura ambos estuvieron
involucrados que parece no haber salido en las noticias.

—El director está ayudando para que Sirius sea inocente— afirma Hermione con una sonrisa
al verlo tenso.

Draco parece pensativo.

Si bien Harry admira mucho a Dumbledore, ha notado que Draco por otro lado no se siente
muy a fin a este.

—Andy también ha estado presionando, al ser familia de sangre puede hacerlo… si se plantea
la posibilidad de un juicio puede que dure meses, pero la verdad se sabrá tarde o temprano—
Sirius intenta ser optimista, Harry sentado a su lado lo ve emocionado.
Recordando que este le había prometido que apenas pudiera, ambos vivirían juntos y salir de
la casa de los Dursley era todo lo que Harry podía esperar.

—Entonces trajeron a tres niños para que escucharan tu historia, interesante— el tono de
Draco parece hasta cierta forma algo acusador.

—¿Ya lo sabias?— cuestiona de repente Harry, porque una cosa era escapar juntos, otra
totalmente el saber toda la historia que no habían podido contar.

¿Qué tanta de la historia les había ocultado?

—No les conté como me ayudaste, en realidad Draco tenía toda esta idea de capturar a Peter
cuando le dije que…— Sirius se detiene cuando ve los ojos de Draco, definitivamente están
ocultando información, piensa con amargura —ocupaba ayuda, ahora que lo pienso, aquí
tengo tu pago— añade levantándose mucho más animado, Draco se levanta con él.

Harry quiere ir con ellos, pero la mano de Hermione lo detiene.

Rayos.

—Es algo entre Sirius y Draco, no creo que debamos intervenir— musita Hermione con
expresión severa, lo que hace que Harry solamente se empuje contra el sofá gruñendo.

Las dos personas de las que más quiere atención se van entre ellas, el universo siempre
parece darle alguna patada en la cara de esta forma.

—Mira el lado bueno amigo, al final pudiste ver a Draco— bromea ahora Ron moviendo las
cejas, Harry lo empuja molesto.

Idiotas.

Sus dos mejores amigos son unos idiotas, que no cambiaría por nada.

Sirius regresa demasiado rápido, con un rostro como si estuviera constipado emocionalmente,
pero intentando fingir que todo está bien; Harry se alegra que Andrómeda lo visite, porque no
parece ser que este bien para estar solo por mucho tiempo. Si bien aún es confuso pensar en
Sirius como Padfoot, el recuerdo de como el perro necesitaba cariño, le hace doler el pecho a
Harry; porque a veces él también necesita esa sensación cálida a su lado, pero al mismo
tiempo no la quiere, no quiere que se le acerquen.

Se pregunta vagamente que sentirá Sirius.

Tantos años en prisión.

Tantos años siendo inculpado.

Cuando este sonríe, pareciendo desconcertado de que puede, hace que Harry piense que su
vida no es la mitad de mala de la que es su padrino.
Una parte de él se avergüenza de haber pensado mal de este, casi pudiendo revivir cuando
Draco le advirtió sobre este, sobre que era inocente; parecía saber la verdad antes que
sucediera.

¿Cómo es eso posible?

—Entonces Harry, ¿Cuándo piensas declararte a mi sobrino?— la pregunta de Sirius gana


risas de sus dos amigos, mientras que Harry se vuelve totalmente rojo de incredulidad.

—Cállate Sirius, apenas y somos amigos, él no me ve de esa forma— le gruñe viendo


temeroso por donde Draco podría venir y escuchar eso.

Si fuera el caso, se pregunta que tanto podría asesinar a todos en esta sala y huir a la otra
punta del mundo.

Sirius parece poco impresionado.

—Bueno eso es claro, pero tomando en cuenta que Lily no toleraba a James hasta como
séptimo año, que sean amigos es un buen paso; solamente tienes que enamorarlo.

Lo dice como si fuera la cosa más fácil del mundo.

Harry lo ve incrédulo.

Ron esta vez parece que se va a orinar de la risa.

Una presencia los hace voltear y Harry se ve incrédulo, pero Draco parece tan pensativo que
espera que no escuchara nada de lo que acaba de pasar.

—Veo que conseguiste varios libros— bromea Sirius con una sonrisa un poco tensa, pero de
reojo le guiña un ojo y Harry solo quiere que se lo trague la tierra.

—Si, obtuve algunos interesantes, son sobre la familia Black— musita esto último al notar la
mirada de Hermione sobre él.

Claramente queriendo saber de qué libros habla y preguntándose que podría hacer para
encontrar algunos para leer ella misma. En cualquier otra circunstancia, Harry sabe que
Hermione podría haber sido la mejor amiga de Draco sí estuviera en Ravenclaw.

Harry ve como Draco parece apagado de repente.

Se alarma.

—Bueno son familia después de todo— habla Ron masticando otro panecillo relleno de
dulce.

Andrómeda los trajo.

El rostro de Draco parece demasiado en blanco, así que sabiendo que esto traerá burlas,
intenta pensar en positivo. Harry los ignora (especialmente a Sirius) antes de saltar del
asiento al lado de su padrino ofreciendo su ayuda para llevar los libros.

Parece enfermo.

¿Se veía así cuando llegó?

No.

No lo hizo.

—Por el amor a Merlín Potter, quédate aquí con Sirius, no podrás verlo una vez que regresen
así que vuelve a tu asiento— habla con voz dura.

Sus hombros de este caen desanimados y se siente incómodo, como si algo hubiera pasado en
unos momentos de dejarlo a solas.

—Solo quería ayudar— susurra, realmente preocupado.

Algo está mal.

Draco bufa, pero parece un poco menos molesto.

—Tengo que irme, así que deja de llorar y ve con mi tío una vez removido para trabajar en un
lazo familiar; estoy seguro que ambos podrían beneficiarse— hace una broma viendo a
Sirius, pero este solamente lo ve con una sonrisa divertida en su rostro.

Harry lo ve fijamente, pero Draco solamente ve a otro lado incómodo.

—Bueno ya que soy una gran persona— Ron hace un sonido de burla que gana una mala
mirada de su parte —supongo que tendré que darte un segundo regalo de navidad, porque soy
demasiado genial— eso atrae la atención de Harry.

Un regalo de Draco.

Los regalos de Draco siempre son los mejores, pero eso le hace recordar la piedra con runas
que compró; algo costosa, pero que aseguraba a su portador una noche de descanso.

—No te he dado el regalo de navidad, lo tengo en Hogwarts, pero algunas cosas salieron de
control en la mañana— murmuró algo avergonzado viendo a Sirius, quien seguía viendo
curioso todo, ahora comiendo golosinas como sí estuviera viendo alguna obra de teatro.

Cuando Draco se fuera, lo molestarían hasta el cansancio.

Sirius levanta un pulgar que lo hace sentir de alguna manera demasiado humillado, Hermione
y Ron parecen ver con algo de curiosidad el intercambio.

—¿No quieres el regalo?

—No dije eso— se apresura a decir avergonzado.


Ahora Draco sonríe ante el comentario de Harry, antes de aclararse la garganta y caminar
directo a la chimenea; Harry lo ve curioso y algo impaciente todo el tiempo.

—Feliz navidad Sirius, Ron, Hermione; dado que se supone que no debo estar aquí, los veré
después— todos parecen desconcertados del cambio de tema, Draco sonríe maliciosamente
—nos vemos después Harry— hace un hincapié en el nombre del niño.

Su nombre.

Dijo su nombre.

No ocupa escuchar las burlas de sus amigos y su padrino, para saber que su rostro está
totalmente rojo en menos de unos instantes; pero no dice nada cuando Draco se va y
solamente se cubre el rostro con ambas manos.

Maldita sea.

Idiota.

—Miren niños, estoy seguro que en unos años tendremos una boda sí Harry es hijo de James
— bromea Sirius descaradamente, haciendo que tanto Ron como Hermione sonrían
divertidos.

Harry los ve abochornados, pero mientras ellos se burlan de él, no puede evitar sonreír.

Dijo su nombre.

Draco dijo su nombre y por un momento… todo fue perfecto.

Algo está mal.

Muy mal.

Si bien pasar la navidad con Sirius hace que rápidamente la navidad parezca maravillosa,
porque es la primera vez que la pasa con alguien que es familia; la familia Weasley es genial
con él, Harry los ama, pero Sirius es algo que es completamente suyo. Así que esta navidad
es maravillosa, Draco lo llama por su nombre y todo podría significar un brillante futuro.

Hasta que no lo es.

Algo sucede a Draco.

Podrían llamarlo paranoico, pero apenas lo ve después de navidad, es cómo sí algo pareciera
distinto en él; acercarse a Draco era doloroso.

Como físicamente doloroso.


Su cabeza arde por algún motivo y este comienza a actuar… diferente.

Le entrega su regalo de navidad por medio de Anthony, pero cuando al día siguiente apenas y
lo ve, Harry no puede evitar fruncir el ceño.

Algo está mal.

Harry sigue a Draco en el mapa de los merodeadores, a veces va a lugares extraños, cuando
llega hasta él, es como si hubiera desaparecido; a pesar de tener el mapa el chico se escabulle
como si lo sintiera venir, lo cual es ridículo, porque Draco no tiene el mapa.

Pero algo sucede, algo malo y Harry cada que intenta acercarse hablar con él, Draco lo
ignora.

Ignora a todos.

—¿Por qué lo sigues viendo en el mapa? Es solamente un idiota— gruñe Ron en la noche,
abrazándose contra Thorin luciendo resentido.

Si.

Ese día Draco había sido bastante cruel con Hermione, alertando a Harry de que algo malo
estaba sucediendo. Draco Malfoy había puesto un pie delante de Hermione y sus padres,
cuando no la conocía bien, que ahora dijera algunas cosas desagradables; parecía todo
demasiado mal.

Casi no parecía él mismo.

—Está actuando raro, me recuerda un poco a Ginny el año pasado, algo está pasando con él
— intenta defenderlo, pero Ron parece enojado por Hermione.

Pero aún abraza a Thorin, que claramente no tiene la culpa de nada, pero Ron no parece
comentar que realmente está herido.

También parece querer creerle.

Harry ve el mapa merodeador con Draco en este, viendo cada movimiento y preocupado
cuando a veces su nombre desaparece de este mapa.

Algo está mal.


Pero siempre que se escabulle de noche por donde desaparece, no hay forma de seguirlo, si
no fuera porque aparece en la mañana Harry entraría en pánico; pero no sabe cómo decirle a
alguien sin revelar el mapa o sonar como un acosador.

—Hola Harry— saluda Luna sacándolo de su ensoñación, había estado viendo molesto como
Draco estaba solo en la mesa Ravenclaw, leyendo un libro de forma obsesiva, pero sola.

En el castillo corrían rumores sobre Draco, sobre su nuevo mal comportamiento (que todos
han notado) y la forma en como ahora parecía no tener amigos. Incluso a Harry le había
dicho unas palabras demasiado groseras el día anterior, que no parecían normales en él.

Este no levantaba la vista, antes ocasionalmente sus miradas se encontraban, pero ahora no
sucedía.

Harry odiaba eso.

—Hola Luna— musita Harry con una sonrisa débil, mientras la niña parece no importarle
tomar asiento en la mesa Gryffindor.

Esta toma un panecillo, antes de verlo curioso.

—Draco parece que tiene la cabeza llena de Nargles— probablemente, a estas alturas Harry
no sabe que podría suceder con Draco que lo haga cambiar tan drásticamente de personalidad
—es como sí no fuera él, como sí alguien fuera él, pero no él— añade la chica ladeando el
rostro, tomando la manzana verde ahora entre sus manos.

Harry gira a verle ahora confundido.

—¿Disculpa?

—¿Sabes cuál es la manzana favorita de Draco?

—Si, la manzana verde— lo ha visto siempre comer una desde que están en primer año,
siempre parece tener ojos brillantes cuando ve una en la mesa de Ravenclaw.

—Hoy eligió una roja a pesar de que había una verde frente a él— musita Luna pensativa,
viéndolo de reojo y Harry por un momento pestañea confundido, antes de ver a la mesa
Ravenclaw con el ceño fruncido.

Puede que estuviera loca, pero Harry tal vez está un poco loco, ya que después de ese día,
Harry habla con Luna todo el tiempo.

Notando cosas en Draco.

Comportamientos que antes no estaban.


Harry se pregunta constantemente si esa persona es realmente Draco, o si finalmente un
Nargle se metió en su cerebro.

El accidente donde Draco cae al lago es rápidamente pasado por todo Hogwarts y Harry corre
a la enfermería, supone que la amistad de Draco y sus amigos no esta tan deteriorada, porque
al llegar a esta puede ver a Anthony frente a la puerta con los puños apretados antes de que
Padma lo empuje lejos de ahí hablando de que Pomfrey aseguro que estaba bien y ocupaba
descansar; al pasar a su lado le saludan y Harry solamente lo hace un poco incómodo. Todos
han estado hablando mal de Draco últimamente por su mala actitud, pero sus amigos no
hablan ni bien o mal de este, pero lo siguen saludando; incluso si no parecen creer las teorías
de Luna de que algo está mal.

No puede culparlos, Harry duda de sí mismo.

Pero cuando entra a la enfermería donde Luna ya está ahí, tiene miedo de que pase lo peor.

No lo hace.

Viéndose totalmente destrozado como hace todo el tiempo, pero luciendo de alguna forma
más vivo, es cuando Harry no quiere tener esperanzar, aunque lo hace.

—¿Hola?— es casi una pregunta, pero hay algo que no es el tono aburrido y frío que pocos
han logrado sacarle cuando oficialmente habla con algo.

Harry y Luna se vuelven a ver de inmediato, ambos pesando que esto es una mejoría, que tal
vez cualquier cosa que hiciera a Draco no ser Draco, pudiera haber salido de su cuerpo.

Esperanza.

De que esta vez tal vez, fuera lo que fuera, se marchara de una vez por todas.

Luna no soporta antes de lanzarse sobre Draco y aunque Harry quiere hacer lo mismo, tiene
las barreras altas. Ha estado enviándole cartas a Sirius, pero cuando pregunta por Draco, este
comenta que ha recibido cartas un poco más cortas pero que nada parece diferente.

Así que su doble lo imitó bien.

Harry rápidamente tomó asiento a su lado, cerrando las cortinas aliviado, pero queriendo
privacidad.

—Eres tú, volviste, joder despertaste— Luna usualmente no era tan emocional, pero ambos
habían estado asustados, ahora era obvio que tanto.

—¿Desperté?— preguntó curioso y un poco incrédulo, Harry se sintió incómodo.


—Fue extraño, después de la navidad cuando volvimos de la casa de Sirius, comenzaste a
comportarte diferente; le dije a todos que algo estaba mal, pero solamente Luna confió en mi
— había algo de resentimiento en la voz de Harry, como si ahora pudiera ir con todos y
demostrar que tenía razón —los adultos pensaron que estaba exagerando, los otros bueno; te
has estado comportando como un idiota con ellos— añade casi arrepentido.

Es la verdad, aunque no le gustaba ser quien tuviera que hacerlo.

Luna se aleja para tomar sus manos.

—Eras tú, pero no eras tú… tu jamás dirías esas cosas, pero nadie podría entender que pasaba
y tampoco entendí que pasó muy bien; pero sabía que no eras tú— no era la mejor
explicación de todas.

Aún así, era la mejor al mismo tiempo.

—¿Anthony y Padma?— preguntó algo dudoso, pero la mueca que compartieron Luna y
Harry fue similar.

Este cierra los ojos un momento con dolor, Harry ve a Luna preocupado, pero esta se
mantiene firme.

—Lo solucionaré, lo prometo, pero por ahora necesito su ayuda— Harry y Luna lo vieron
expectantes, Draco parecía preocupado —es sobre ya tú sabes quién— habló viendo a Luna,
cuyos ojos se abrieron incrédulos y Harry ladeo la cabeza.

Algo que no sabía o algo que no entendía.

—¿Voldemort?— preguntó incrédulo.

—Algo así, pero no, es sobre otro mago oscuro aparentemente… pero me temo que es una
mala idea decirte el nombre, temo que los que ya estamos involucrados en realidad
podríamos estar malditos sí lo que me informó el señor Fujiwara es cierto.

Harry y Luna intercambian otra mirada, Harry preocupado porque eso significaba que algo
estaba detrás de todo esto y no era Voldemort.

Hermione no se equivocó cuando dijo que los Ravenclaw tenían sus propias aventuras y no
pudo evitar querer saber de qué se trataba.

—¿Fuji-weri?

—Fujiwara, pero no es el punto. Estoy investigando un mago, lo cual me llevó a una serie de
pistas, donde un hombre en otro país me indicó que probablemente todos aquellos
involucrados con su nombre estén malditos ahora; lo cual es algo que no quiero pensar
porque eso significaría que involucré a mucha gente que me importa y no quiero que te
involucres ahora Potter, ya tienes a un loco psicópata por ahí buscándote.

Harry frunce el ceño poco conforme, pero Luna salta incrédula.


—¿Por eso estuviste actuando extraño?

Draco se saca algo de su camisa, que parecía no haber visto y el dolor estalla en la cabeza de
Harry, específicamente en su cicatriz.

Malo.

Eso es algo malo.

Viendo fijamente el relicario, Harry se ve incómodo y toca descuidadamente su frente.

—Estuve buscando el nombre de una mujer que mencionó el libro de este mago oscuro
Harry, eso me llevó a Sirius, lo cual me ha llevado a este relicario; es… malo… este relicario
es probablemente similar al diario que Ginny encontró el año pasado.

Harry se siente pálido, aparentemente su teoría no había estado tan alejada de la realidad.

Poseído.

Harry recuerda alarmado a Ginny, inerte en el suelo, pareciendo muerta.

Sus manos viajan rápidamente a las mejillas de Draco para verlo de cerca, se siente un poco
frío, pero Draco usualmente no es muy caliente al tacto; voltea a verlo por todos lados
buscando alguna herida, pero en general solamente parece muy cansado.

Como fue tan estúpido.

Lo vivieron el año pasado.

Poseído, Draco fue poseído.

—No pareces herido— habla casi un poco relajado, pero viendo el relicario ahora con
molestia.

¿Es cómo Tom de nuevo?

¿Eso sobre la persona que hablaron antes?

¿Era magia negra?

Cada segundo tenía más preguntas preocupantes en su mente.

—No estoy herido, pero los últimos 3 meses han sido borrosos para mí, espero no haber
lastimado a nadie… físicamente, ya me di cuenta que tal vez arruiné algunas cosas con los
chicos— gruñe pareciendo incómodo.

Luna asiente algo pensativa viendo el relicario ahora con curiosidad.

—¿Tiene que ver con lo que revelaste sobre uno de los fundadores de Hogwarts?
—¿Qué ustedes hicieron qué?— bien sus aventuras eran una cosa, pero parece que las de
Draco eran incluso peores.

Ese pensamiento lo preocupó.

—Potter luego hablamos de eso, creo.

—Prometiste que me llamarías Harry.

—¿Lo hice? no recuerdo nada.

—Draco.

—Mocoso insufrible.

Luna llama su atención nuevamente y Draco deja de molestar a Harry, quien parece verlo al
borde de lanzarle una almohada, pare ver a la niña queriendo tocar el relicario; Draco
rápidamente lo aparte de su mano, negando con la cabeza.

—A veces estoy como… dentro de una niebla— su explicación no parece ser buena, pero los
dos niños lo escuchan atentamente y Harry siente algo de molestia —estoy pensando en
cosas, pero el tiempo parece lento y hay algo que intenta lastimarme; yo no soy consciente la
mayor parte del tiempo— bien Harry ahora está preocupado, el rostro de Luna parece igual
—salí de la niebla cuando me arrojaron al lago, pero hay un pasadillo en alguna parte del
castillo; ahora que lo pienso no recuerdo bien como llegar, pero funcionaría si vamos a la
cámara de los secretos, el colmillo de basilisco podría destruir el relicario— añade ahora con
seguridad señalando la joyería en su posesión.

—No sería mejor solo quitártela— señala Harry alarmado.

—Tenemos que hacerlo pronto, antes que…— se detiene cuando Pomfrey entra a la
habitación diciéndole a Harry y Luna que deben irse, ambos parecen inquietos de dejarlos y
Draco va a despedirse de ellos.

Es cuando Harry lo nota, el rostro de Draco pasa de verse natural, para volverse una mueca
en blanco; cuando este sonríe de forma falsa a Harry.

Lo sabe.

Eso no es Draco.

Su ceño se frunce.

Si.

Van a sacarlo de ahí y cualquier cosa que tenga su cuerpo, bueno, Harry ya había matado a un
basilisco y sí algo lastimaba a Draco este año otra vez, Harry no iba a contenerse.

.
.

—¿Cuánto tiempo fue esta vez?— pregunta Draco con cansancio y es él.

Harry suspira aliviado antes de que Luna se abrace de Draco de su brazo derecho,
restregándose perezosamente como un gato y sin importar que se moja por el acto.

Parece asustada y temerosa.

Harry había estado en un ataque de pánico.

—Ayer te visitamos en la enfermería y eras tú, luego cuando te buscamos después de eso te
habías ido nuevamente, lucias a la defensiva y… bueno… te seguimos hasta aquí con la capa
— comenta Harry incómodo sin saber que más explicar.

—Vengan, no sé cuánto tiempo tengo— Musita llegando al pasadillo donde siempre lo perdió
en el mapa y Harry sabe que están a punto de meterse en una situación peligrosa.

Otra vez.

¿No puede tener un año tranquilo?

Puede que no fuera peor que otros, pero el solo ver como Draco está aceptando relativamente
fácil que fue poseído y al mismo tiempo luchando, hace que Harry se sienta adolorido.
Porque Draco no merece nada de esto, no merece un padre de mierda, no merece luchar tanto,
no merece perder a sus amigos, no merece nada malo en el mundo.

Harry quiere ayudarlo, pero es débil, nunca logró lanzar siquiera un patronus corpóreo sin
importar que tanto el profesor Lupin le dijera que era bueno.

No lo era.

Luna es mucho más poderosa, o al menos el hechizo reducto deja tanto a Draco como a Harry
fríos.

Luego todo parece confuso.

Demasiado rápido.

En un momento tienen que ayudar a Draco abrir el relicario y luego todo es una niebla, Harry
jura que ve a sus padres; es como verse así mismo, una imagen que ve una y otra vez a su
madre ser asesinada. Es curioso porque no está ahí, porque no se vio ahí, porque todo esto
debe ser una recreación por lo que descubre de los dementores y sus vagos recuerdos.

Pero puede verlo,

Voldemort.

Con la varita en alto.


Un recuerdo.

Uno que odia.

Pero de alguna forma, a pesar de sentirse miserable al pensar en esa noche, que pierde a sus
padres, que pierde a Sirius, que es enviado con su tía; Harry lo siente muy… falso… como si
no estuviera ahí al mismo tiempo.

Sale de la neblina con facilidad cuando Luna lo empuja y parece que no pasa mucho tiempo,
la niña grita sobre Draco que está en el suelo sujetando su cabeza con fuerza mientras llora, al
tiempo que Luna sale corriendo y Harry se abalanza contra Draco.

¿Esto habría hecho su madre esa noche sí viviera?

Abraza a Draco contra sí, sin poder disfrutarlo como lo haría en cualquier otro momento,
mientras este solamente gimotea de forma impotente. Es difícil pensar en otra cosa, pero
también es difícil no ver a la adorable Luna tomar un colmillo como lo hizo Harry el año
pasado, destrozando el relicario sin dudarlo ni un segundo.

Draco se calma un momento, antes de jadear y nuevamente ha vuelto.

—Draco cuando el relicario se abrió entraste en trance, no sabemos que pasó, pero Luna
logró destruirlo— habla Harry con una mano sobre su hombro, luciendo preocupado a lo cual
Draco asiente distraídamente.

Demasiado cansado e ido.

Sin saber que todos entraron a una especie de trance, como sabría más adelante, porque Luna
hablaría sobre como revivió una y otra vez el día que su madre murió.

—Se fue, lo destruiste Luna.

Harry quiere pensar que sí.

Pero luego de esa noche, sus sueños siguen teniendo a Draco, sueños donde el niño se marcha
y queda ese extraño sobre de él, que hacen que Harry no pueda dormir nuevamente.

Lo odia.

Draco vuelve a ser quien es, Hermione y Ron tienen sus dudas cuando les cuenta que ha
pasado, al final Luna es una amiga más para él en la cual confiar; tiene miedo, de que va
pasar ahora, de que debería hacer o como debe actuar con Draco. Pero cuando este parece
aún solo mientras intenta capturar de nuevo a sus amigos, se acopla al lado de Harry como si
siempre hubiera permanecido ahí.
—Maldita sea todo el trabajo que perdí, odio ser un promedio, yo era el mejor de la clase—
se queja a su lado, gesticulando con las manos violentamente, haciendo pucheros.

A su lado.

Como Harry siempre quiso.

Está mal, no debe sentirse bien, Draco acaba de pasar un evento traumático; igualmente
Harry no sale bien parado, esa necesidad de estar cerca de Draco, por temor que cuando lo
deje de ver desaparezca, no debe ser normal.

Esta opresión en su pecho por perderlo no es normal, la forma en como necesita ver sus ojos,
confirmar que sigue siendo Draco.

Que es él.

Que no se va.

Harry nunca ha tenido tanto miedo de perder a alguien.

—Eres inteligente, pronto serás el mejor, aunque no le digas a Hermione que dije eso— lo
último lo dice alarmado, porque realmente teme que Hermione lo escuche.

Draco lo ve incrédulo, antes de reír y empujarlo suavemente en su hombro, como sí siempre


hubieran sido amigos. Harry quiere no tener mariposas en su vientre, quiere pensar que solo
son amigos y que está bien, pero, aunque todo esto es igual de lo que siempre soñó.

Exceptuando la parte de posesión de objeto maldito.

Quiere más.

Más de la risa de Draco, más de sus toques amistosos, más de esa mirada brillante que parece
intentar ser optimista ante sus amigos y sus ojos llenos de ojeras.

¿Habría visto su regalo de navidad?

Nunca hablaron de él realmente.

—No le diré a Hermione que me prefieres, tranquilo, tu amigo Draco siempre tiene el
control.

No es como sí fuera un secreto para Hermione sí Draco le dijera algo así.

Van a la torre Ravenclaw, donde ahora pasa el tiempo con Draco y Harry se siente feliz.

—Bienvenidos a nuestra tercera noche de juegos de la torre Ravenclaw, mi nombre es


Anthony y he sido elegido por votación popular para ser su próximo presentador— todos los
Ravenclaw en la habitación aplauden y sueltan silbidos de emoción, los invitados por otro
lado los ven con una especie de preocupación por su estado mental.

Harry sigue sin saber qué hace aquí.

Claro que las cosas con Draco han mejorado a pesar de que ya recuperó a sus amigos,
exceptuando porque Luna quería usar sogas, lograron convencerla de no hacerlo. Al parecer
una charla sincera fue lo único que Draco necesitó, si bien todo parece un poco tenso entre
ellos, Draco parece optimista e intentando realmente que todo funcione.

Había tenido miedo.

Que recuperar a sus amigos lo alejara de él, por muy egoísta que fuera.

No fue así.

Estaba claro que su tiempo juntos se reducía ahora que recuperó a sus amigos, les estaba
dando prioridad, estaba intentando reparar algo que fue lastimado; pero cada que lo vio en el
pasillo lo invitó a unirse a ellos, cada que tenía oportunidad Draco saltaba a su lado con una
sonrisa maliciosa y hablaba con él en clases.

Era todo lo que había querido en su primer año.

Sí el Harry de ese año lo viera, debería estar feliz y Harry lo era, pero se sintió ridículo
distrayéndose con Draco; viendo sus labios demasiado tiempo y adentrándose a fantasías
donde eran pareja, hablaban, se besaban y caminaban de la mano.

Una vez Ron pareció ofendido cuando le pidió sus notas y descubrió que había escrito el
nombre de Draco en sus hojas, fue solo dos veces, así que no era un gran escándalo.

Pero mírenlo ahora.

Participando en los juegos de la torre Ravenclaw, algo que no se había atrevió a pensar que
fuera real más allá de sus fantasías y ahora que estaba aquí.

Todo parecía, anormal, pero algo que parecía también era así siempre.

—Debido a dos años anteriores, hemos arreglado una regla aparte de la usual que es:…—
Anthony levanta el micrófono imaginario, los invitados se ven confundidos.

—Todo lo que pasa en la torre Ravenclaw se queda en la torre Ravenclaw— dicen los
Ravenclaw totalmente entrenados y Draco parece orgulloso.

Harry piensa que todo es…

No sabe qué pensar.

Y parece que es la idea.

—¿Esto es una clase de culto?— escucha preguntar a Pansy a su lado a un divertido Blaise.
No hablan con Harry, los Slytherin no lo quieren, pero el día de hoy todos parecen de acuerdo
en que los Ravenclaw están dementes.

—Lamentablemente hemos arreglado algunas reglas— inicia Anthony sacando anteojos


imaginarios para ponerlos y leer la lista —entre los cuales cualquier reto debe ser realizado
dentro de las instalaciones de esta habitación o limitarse a la sala común Ravenclaw, también
agregamos por petición de Draco que si en algún momento tiene que besar a Luna no será en
sus labios— Draco asiente ganando miradas divertidas de los miembros de su casa.

Pansy salta alterada, Harry también voltea a verlo incrédulo.

—¿Besar a Luna?— chilla Pansy ofendida, Harry la aprecia más por hacer la pregunta que
tiene en su cabeza.

—Es como mi hermana— responde con una mueca, Luna parece encantada con esa
respuesta.

Pansy está a un paso de asesinarlo, Harry curiosamente no está en contra de impedirlo.

—¿Han besado a alguien aquí?— pregunta la niña con frialdad luciendo afectada por el tema,
Draco voltea a ver a sus amigos quienes parecen tener rostro de diferentes grados de horror.

—Besé a Anthony el año pasado y a Neville en el primer año.

Harry abre la boca, antes que todos procesen que va a pasar, pero antes que eso no puede
evitar imaginar una muerte lenta y dolorosa para Neville.

Era su amigo.

Maldito traidor.

Luego asesinaría a Anthony, esperando que disfrute del miedo de saber que iría por él.

—¡¿Qué?!— el grito proviene tanto de Pansy como Harry.

Ambos se ven de reojo, un brillo de entendimiento entre ambos y una especie de unión que
no querían, pero que ahora tienen.

No importa.

Pansy es su mejor opción ahora, su aliada y por la mirada de ella, parece pensar lo mismo, al
menos por esta noche.

Bien.

Hay dos personas que asesinar, uno para cada uno, Harry no le importa tanto Anthony, pero
Neville, tendrá una gran charla con él esta noche.

—Nadie más quería besarme, bueno al menos eso fue con Anthony, con Neville fue por un
reto… no tenemos toda la noche, a los juegos.
No.

No hace una explicación valida.

Neville merece aún la muerte.

¿Cómo pudo besarlo antes que Harry?

Idiota.

La noche parece menos emocionante ahora.

Todo iba bien, inesperadamente bien, exceptuando el inconveniente del beso.

Los juegos eran divertidos, todo era un poco más normal de lo que esperaba para que
personas como los gemelos Weasley siguieran hablando del tema un año después; Harry
incluso participo con Michael para jugar uno de los juegos muggles que conocían.

Blaise y Pansy parecían interesantes en la noche, casi sintió menos animosidad entre ambos y
probablemente podría saludarlos por ahí después de esta noche.

Pero luego llegó verdad o reto.

Y todo fue de mal a peor.

Porque parecía que esa noche habría muchos besos y Harry solamente quería besar a una
persona aquí, que dudaba lo fuera a besar; porque su mala suerte era legendaria.

Se sorprende de que Pansy no supiera que a Draco le gustaban los niños, por la forma en que
Draco habla todos aquí parecen saberlo, incluso Blaise; lo ve de forma divertida y Harry
parece un poco incómodo. Porque no hay forma de que sepa el incidente de segundo año, de
que fueron ellos los que entraron con ayuda de una poción ilegal en la torre Ravenclaw.

No es posible.

Pero la mirada de Draco lo hizo sentir incómodo.

Al menos hasta que…

—Bueno te tengo dos opciones más, la primera seróa que nos rebelaras el contenido sobre tu
amado libro que siempre tienes contigo— Blaise es tranquilo al hablar —o besar a la persona
a tu derecha, en los labios.

Harry hace una mueca porque no había querido ver a Draco besar a nadie, porque no quería y
no podría quedarse con el rostro en blanco.

Se notarían sus emociones.


Todos aquí eran Ravenclaw por favor, dos Slytherin tampoco ayudaban.

¿Y quién estaba sentado a la derecha de Draco?

Harry voltea a su izquierda, viendo a Draco antes de procesar, que la persona a la derecha de
Draco.

Era él.

—Esperen— comentó Harry sin voz, luciendo alarmado y con el rostro totalmente pálido.

No.

Esto no era parte del plan.

Así no era como lo había pensado.

No así.

Aunque una parte de él se emociona, la otra esta aterrada y nada preparada.

—Soy un buen primer beso Potter, así que relájate y cooperando— Harry está totalmente
horrorizado.

Oh no.

Esto es peor.

Para Draco este beso no va a significar nada.

No.

No quiere esto.

Harry está por huir, pero se congela cuando Draco toma sus mejillas y antes que pueda
procesar que nunca había visto los ojos grises del chico tan cerca, un toque se siente en sus
labios y Harry podría morir en este mismo momento. No es lo que esperaba, es raro,
incómodo, de alguna forma también es fantástico y su estómago hace un vuelvo dentro de sí
mismo.

Todo queda en blanco.

Draco se separa rápidamente, luciendo algo aturdido y Harry sabe que debe estar rojo como
un tomate.

Harry por un momento incrédulo lo supo, incluso si no había besado nunca a nadie más, ese
toque en sus labios lo hizo sentir como sí pudiera vencer a Voldemort. Era todo lo que
siempre quiso, fue tomar el sueño entre sus manos y contemplarlo seguro, que no importa
que maldito día de su vida pase, no hay forma de que no quisiera esto en su vida.

Una y otra vez.


Los labios de Draco sobre los suyos, una imagen de él regresando sus sentimientos y
amándolo tanto como Harry parece hacerlo.

Si por algún momento dudó que sentía algo por Draco, ahora era una idea sin sentido.

Lo quería.

Quería a Draco Malfoy de forma que tal vez no era saludable, pero si tenía algo de su padre
en él, no se cansaría hasta obtenerlo.

Porque no quería una vida sin él.

Harry mira incrédulo el suelo, sintiendo su rostro rojo y sujetando ambas manos contra sus
mejillas cubriendo sus ojos; Draco Malfoy iba ser su muerte algún día.

Estaba seguro de ello.

Interludio cuarto año.

El verano de Harry inicia como todos los demás en la casa de la familia Dursley, como un
completo horror y no puede esperar por volver a Hogwarts; eso es lo que ha pensado en todos
los años anteriores, pero esta vez pasa algo diferente. Sirius, quien aparece luego de algunas
semanas en la casa de los Dursley y es reconocido rápidamente por sus familiares; pues
parecen aterrados para completa emoción del menor. Harry no puede terminar de describir la
fascinación de ver como Sirius intimidaba solo con su presencia, como le extiende una mano
y le ofrece quedarse el resto de las vacaciones con él; no hay duda en Harry cuando la toma y
es…

Feliz.

Es raro.

Se ha acostumbrado a tener veranos sombríos, a ser infeliz mientras esta con sus familiares,
así que este nuevo momento al lado de Sirius es todo lo que siempre soñó y nunca pensó
tener.

En Grimmauld todo es un desastre, pero es libre de ir con la familia Weasley cuando quiere,
es capaz de hablar todo el tiempo con Remus, hay historias de sus padres que lo hacen
descubrir tanto de estos que es doloroso como hermoso; incluso cuando el hermano de Ron
aparece, Bill su hermano mayor, anunciando que Thorin en realidad el hurón de Ron es una
chica… bueno… Harry no recuerda haber pasado tanto un verano riendo como este.
Libre.

Así tiene que ser la libertad.

Así se siente tener una familia, adultos que te quieran, amigos a los cuales visitar y por un
momento todo aquello que había querido de niño ahora estaba en sus manos.

Sirius está ahí.

Siempre está ahí.

Como si fuera alguien que debe cuidar a Harry y no sabe cómo sentirse al respecto.

Es casi doloroso como cuando se acuesta a dormir, no quiere hacerlo por temor de que al
abrir los ojos todo esto fuera un sueño; no lo es. Despierta cada día y ahí está Sirius para
sonreírle, una vez lo levantó con su forma de perro y Remus los regañó; una vez Sirius
pareció congelado cuando lo vio llorar, pero lo convenció de que solamente era algo en su
ojo.

Duda que Sirius o Remus le creyeran, pero no hicieron nada para incomodarlo, Remus
incluso lo dejó comer pastelillos.

No importa que dijera que puede cocinar (algo que aprendió con sus tíos), Sirius parece muy
en contra de dejarlo hacer algo de limpieza o cocina.

Todo es perfecto.

Excepto una cosa.

Es una pena que solo pueda hablar con Draco por cartas, pero son cartas continuas y es algo
que lo anima bastante y piensa mucho antes de escribir.

—Es como ver a James otra vez— bromearía Sirius cuando pasa a su lado y está escribiendo
una carta a Draco, lo vería de mala forma y Remus sólo gruñiría a Sirius para que lo deje en
paz.

Hay algo tenso entre ambos, pero Harry no puede adivinar que podría ser.

Luego Sirius es declarado inocente en su juicio.

Harry por primera vez en su vida, tiene una familia, un adulto que se preocupa por él y quiere
cuidarlo; todavía no puede tener su total custodia, pero está aquí y es suyo. Una parte
diminuta de Harry, la cual oculta porque seria vergonzoso decirlo en voz alta, se pregunta si
así se siente tener un padre.

—¡Harry!— dijo la voz de Draco y Harry se paralizó.


Durante un segundo su grupo de amigos se detiene, Harry voltea el rostro de forma que
parece dolorosa, pero sin detenerse totalmente ya que su pie parecía en el aire; Harry no
entiende que pasó exactamente después, parece dar un paso en falso, provocando que la
cubeta en sus manos salga volando, mojando parte de la tierra y algunas personas a su
alrededor que lo incluyen. Se tropieza con el aire y caerse finalmente de espaldas al suelo,
Ron y Hermione lo ven horrorizados.

En el suelo intenta pensar como llegó a este punto.

Ir al mundial era una locura, volver a ver a Hermione, estar con toda la familia Weasley más
Sirius que no dejaba de hacer magia con su nueva varita, era toda una constante felicidad;
habían ido por agua mientras Harry comentaba sobre qué pena que Draco no pudiera venir,
pero ahora estaba aquí.

—No funciona cuando yo pido dinero, pero Harry dice Draco y aparece— farfulla Ron por
debajo mientras Hermione lo ayuda a ponerse de pie.

Draco parece divertido.

Y.

Caliente.

Harry quiere negar el sueño de la noche anterior, uno bastante común que se repetía
constantemente desde la noche de juegos de la torre Ravenclaw, donde besaba a Draco; sus
amigos parecían incrédulos cuando lo rebela sin importarle que no debería (era el evento más
importante para Harry, reglas o no de la torre Ravenclaw, tenía que decirlo), no puede
quedarse con eso en su mente.

Fue un reto.

Hermione señala que Draco lo aceptó fácilmente, entonces no hay desagrado y son amigos,
hay esperanza.

Harry solo quisiera tener menos sueños de este tipo, pero todos regresan ahí tarde o
temprano, en la torre Ravenclaw, Draco besándolo; pero ellos cambian, cambian a un Harry
no luciendo paralizado y que regresa el beso, una noche de besos juntos sin nadie presente.
Pero la noche anterior todo fue vergonzoso de alguna forma, cuando el sueño subió de tono y
amaneció jodidamente duro en sus pantalones.

Se sintió humillado.

Avergonzado.

¿Se supone que debería pasar eso?

Acostumbrado a no tener adultos a su alrededor, no pensó en decirle nada a Sirius, pero este
parecía leer su mente y reírse descaradamente al respecto. Remus tomó su tiempo al escuchar
toda la historia (para consternación de Harry) y darle la charla más vergonzosa de toda su
vida. Remus claramente sabe sobre sus sentimientos por Draco y ambos adultos fueron
demasiado insoportables al saber sobre su sueño.

Tener adultos a su lado no era agradable ahora.

Era maravilloso, pero Harry pudo vivir otros años de su vida sin esta.

Harry ve a Draco casi con un gemido contenido.

Draco había crecido más, como si necesitara ser incluso más alto que Harry (descubre que no
le molesta tanto como con Ron), su cabello sigue siendo por sus orejas de este tono casi
albino que siempre lo hace encontrarlo en cualquier parte y parece tan suave, sus ojos siguen
siendo grises y su cuerpo es todo lo que Harry quiere. Odia el sentimiento, porque antes era
un amor adorablemente infantil, que ahora comienza a transformarse en cosas que, según
Remus, solamente irían a peor. Era como sí las hormonas quisieran ser una perra, no las
quiere, pero tampoco es que sepa como apagarlas.

El camino de regreso será una tortura, sus ropas llenas ahora de tierra, polvo y barro, junto
con unos anteojos torcidos por el impacto.

Si.

Es humillante.

Se ve horrible.

—Hola Draco— su rostro es humillado y rojo a estas alturas.

Ron sigue riéndose ahora sin ocultarlo, mientras que Hermione saluda tímidamente con una
mano, pero la sonrisa en su rostro parece demostrar que encuentra todo divertido.

Se acerca a Harry, quien rápidamente se pone alerta, porque puede que suceda algo malo; el
abrazo es totalmente inesperado. Se congela, el aroma a bosque lo azota como sí fuera un
mazo, el calor es casi insoportable y Harry no quiere más que fundirse dentro del abrazo; este
es el mejor lugar del mundo y no sabe que lo ha atraído abrazarle, espera que siga así para
siempre.

Un chillido sale de la boca de Harry para su consternación, que hace que Draco sonríe
divertido.

Ha alcanzado un nuevo estado de vergüenza que no creía posible.

—Creo que lo quebró— escucha a Anthony y puede que tenga razón.

Harry siente el rostro hirviendo.

¿Por qué le abrazó?

¿Importa?
Harry regresa el abrazo hecho un mar de nervios, está seguro que vuelve a saludar a Draco,
aunque ya lo hizo, confundiendo a todos. El profesor Remus el año pasado había dicho que
ocupaba un recuerdo feliz para el patronus, nunca tuvo la oportunidad de hacerlo, pero ahora
si tuviera una varita podría invocar un patronus sin dudarlo.

Aunque, ya pensaba eso desde el beso que tuvieron el año pasado.

Harry odia a Bill y Charlie por un segundo, antes de ver a Draco para él eran los hermanos
más geniales que pudiera tener Ron (pide una disculpa a los gemelos al respecto) pero ahora
es simplemente incómodo. Draco y Anthony los acompañan a su tienda, pero ignorando el
famoso abrazo de Sirius a Draco que los hace familia, todo había ido de mal en peor. Había
estado feliz, Draco parecía querer sorprenderlo y aunque estaba sorprendido, también
emocionado por la atención del chico sobre él. No es que el propio Harry no viera a Bill o
Charlie y algo se removiera en su interior, eran atractivos y Harry ha descubierto este verano
que puede que fuera bisexual y no solamente por Draco.

No es que otros causen sentimientos en él, aparte de atracción física.

Hormonas, lo llamó Remus.

Pero olvidó que Draco también tiene hormonas y a diferencia de Harry, no está enamorado de
él, así que cuando ve a Draco sonrojarse al lado de Bill y Charlie.

Bueno.

No está de humor.

Especialmente cuando Charlie parece haber visto en otro momento a Draco, haciendo que
Sirius se ría al respecto, pero no diga nada. Luego Draco declara en voz alta:

—Maldita sea Ron, no es justo que tus dos hermanos mayores sean tan atractivos.

Intenta mantener un rostro neutral, pero la magia accidental sale de él y una linterna explota,
aunque Draco parece incrédulo, todos voltean a verlo y Harry aparta su mirada molesta; no
quiere hablar al respecto. Que solo incrementa cuando Charlie y Draco hablan, sobre lo que
sea que fuera “Argo” y Draco luce demasiado emocionado.

Ahí iba otra lampara.

Hermione suspira resignada.

—Tal vez están defectuosas— musitó Arthur poco convencido antes de lanzarles un hechizo
para repararlas, siendo un poco inocente de la situación.

Los demás no.


Harry puede ver miradas de todas direcciones hacía él, pero no piensa decir nada en voz alta,
o lo primero que saldrá será un berrinche de niveles catastróficos y probablemente una
confesión rechazada hacía Draco a este punto.

—¿Tal vez alguna fotografía?— sigue metiendo leña al fuego Draco.

Charlie asiente con una sonrisa, Draco se sonroja.

—Te enviaré una lechuza.

¡Pom!

Una tercera lampara destruida y Harry no pudo contenerse, no pensaba contenerse y Sirius ya
no ocultaba sus risas.

Cuando Anthony y Draco se marchan, Harry se apresura a seguirlos, porque no quiere estar
en el lugar rodeado de todos que saben que ha pasado; no duda que ahora mismo estén
hablando al respecto. Draco se toca el cuello incómodo, le da una mirada a Anthony, que este
también ignora para ver a otro lado.

Caminando con las manos en sus bolsillos, mirada molesta al suelo y ropa de segunda mano,
Harry quiere ignorar todo. La ropa cara que Sirius le compró, pero no se haya usando porque
no parece él y Harry no sabe quién es. No quiere pensar en que ahora hay dos adultos que lo
cuidan, no quiere pensar en sus amigos en la tienda que saben sus sentimientos y lo ven con
lástima.

No quiere pensar en Charlie Weasley, un sangre pura con un trabajo que Draco amaría, adulto
y encantador que no es Harry.

—¿Cómo va todo con Sirius?— pregunta Draco de repente y funciona para distraerlo.

—Es… complicado, Sirius es genial, pero aún no puede hacerse cargo de mí; es molesto en
realidad, me gustaría mudarme con él— musita Harry con nuevamente mal humor al pensar
en otro tema que no quiere pensar.

Dumbledore le dijo que no es seguro y eso le molestó.

Nadie explica nada.

—Bueno lleva apenas unos días libres, con suerte cuando termine el año tengas mejores
noticias— sus intentos de ánimo hacen que Harry asienta algo triste —¿Qué es eso de Remus
y Sirius?— pregunta en voz baja a Harry, quien sus ojos brillan un momento divertidos.

Cotilla.

Draco es un gran chismoso, siempre lo ha sabido, pero es divertido verlo en este estado.

—No sabemos, pero Tonks dice que hay algo ahí, es como… tensión… sexual— lo último
susurra abochornado y con las mejillas calientes, como si fuera algo prohibido de decir.
Sirius le explicó que todos tienen impulsos, pero se siente tan sucio al decirlo, no importa que
tenga definitivamente una atracción que posiblemente también sea sexual por Draco. Por eso
decirlo a alguien en voz alta, especialmente a Draco, lo hace sentir algo abochornado.

—¿Se gustan?— la pregunta parece ridícula, porque no tiene sentido.

Hablan muy poco, pero Draco sonríe mucho y eso alegra a Harry.

También puede hacer sonreír a Draco.

Como siempre que sonríe, algo cálido explota dentro de él, porque la sonrisa es por su culpa
y eso es lo que importa.

Al regresar a su tienda, no vuelve a hablar con Charlie para diversión de todos.

Resumen del mundial:

Irlanda ganó.

Mortifagos.

Pierde su varita.

Lo culpan de una marca tenebrosa en el cielo.

No sabe nada de Draco lo cual lo lleva a una crisis nerviosa.

Un inicio de año normal en su vida.

Una carta llega y Harry ya estaba cerca de lanzarse por la ventana, Draco está bien y eso
ayuda a Harry a respirar, no tanto como cuando Sirius comenta preocupado a Remus que se
encuentra en la casa de Andrómeda y no en su mansión. Lucius es un mortifago, que había
pensado que estaba esa noche en el mundial, pero que no quiso comentarlo porque sería
terrible para Draco sí fuera real; lo que parece ser así. Estar en la casa de Andrómeda es
mejor para él, pero Harry ocupa verlo y se molesta activamente cuando Sirius dice que no,
usualmente no dice que no; pero parece tan serio y Harry queda enfurruñado en la sala de
estar con Remus. Su mano juguetea con el collar que ahora puede tener al aire libre, porque
no está con los Dursley, porque aquí nadie piensa quitarle su posesión más preciada.

Lo tranquiliza.

Un poco.
Sigue nervioso.

Draco está bien.

El collar en su mano parece un recordatorio, de Draco y esta bien, esta bien, sus amigos están
bien, Sirius está bien.

—Vas a poder verlo pronto, Sirius va hacer control de daños, solía hacerlos todo el tiempo
con James— intenta reconfortarlo Remus y Harry le sonríe tenso.

Es raro.

Remus aquí.

Remus quien al igual que Sirius lo conoce desde niño, pero nunca fue por él, que lo dejaron
con la familia Dursley. Cuando llegó a Grimmauld lo primero que hizo Remus fue
disculparse y Harry se sintió incómodo, porque, aunque no lo odiaba, no puede decir que el
resentimiento se desvaneció. No sabía que tan resentido estaba, hasta que todo el caos inicial
del tercer año pasó.

Eran una familia ahora.

Una extraña, y estaba todo lo raro que eran Remus con Sirius, pero a Harry no le importó,
porque todo era cálido.

Gruñó viendo al techo.

Porque no era perfecto ahora, no cuando sabía que Draco podría estar mal.

—Solo quiero verlo, asegurarme que está bien.

—Andrómeda lo cuidará, Nymphadora está con ellos.

Si, Draco tenía a su familia, pero Harry quería estar ahí, quería poder consolarlo o poder
abrazarlo, porque ahora parecía que eran amigos que abrazaban.

Le gusta esa amistad entre ambos.

—Quisiera poder estar ahí— susurra abrazando sus rodillas sobre el sofá, Remus lo ve
fijamente antes de pasarle un álbum de fotografías.

De sus padres, porque Sirius y Remus tenían muchas imágenes, que le habían regalado
cuando llegó aquí; imágenes de ellos jóvenes, que Harry amaba ver una y otra vez. Porque
parecían todos felices, en un mundo que no estaba roto y ver a su padre era tranquilizador,
pero especialmente ver a Sirius y Remus, porque ellos estaban aquí ahora.

Pero también estuvieron ahí antes.

Ambos unían el pasado del futuro, porque James y Lily ya no estaban.


Pero ellos continúan aquí.

—Tal vez algún día, tú también estarás ahí— dice con una sonrisa criptica, antes de irle a
buscar chocolate caliente, que Harry toma en su lugar.

Remus siempre les da chocolate caliente como bebida reconfortante y Harry podría estar
generando una pequeña afición a este. Este toma asiento a su lado, aunque Harry odia el
contacto físico, no está mal cuando son Sirius o Remus, porque ellos son familia y las
familias tienen contactos así. Ambos hombros juntos, cálido a su lado, un recordatorio de que
no está solo.

Esperando a Sirius.

No podrá dormir hasta que le digan en primera persona que todo está bien.

Toma dos días romper a Sirius para ir a casa de la familia Tonks, es un poco descortés llegar
sin invitación, pero Nymphadora solo ríe cuando Sirius le suplica su ayuda por su culpa; la
chica de pelo rosa le guiña un ojo antes de llevarlos. Los tíos de Draco le lanzan miradas
curiosas, pero cuando Sirius lo presenta como la “futura pareja de Draco” para su total
incredulidad, no puede más que desear que la tierra se lo tragara; especialmente porque
Nymphadora aparentemente ya había hablado de él. Es todo muy humillante, pero cuando el
sonido de las escaleras llama su atención, sus pies se mueven antes que pueda controlarse;
solo ocupa un pequeño destello de cabello rubio, antes que se abalance desesperado al frente.

El cuerpo contra él está congelado, pero Harry lo abraza por el cuello alegre de sentir su
palpitar.

Está bien.

Está a salvo.

Está aquí.

Hace unos días Draco lo había abrazado amistosamente, pero ahora es Harry quien se aferra a
Draco preocupado de que puede estar pasando. Toma unos momentos que Draco le regrese el
abrazo sin decir nada, sus manos parecen temblar un momento y luego se aferra a él, casi
igual de desesperado.

Cálido.

Vivo.

A su alcance.

Harry siente ese terrible sentimiento de querer aplastar a cualquiera que le hiciera daño,
porque, aunque ama a Draco fuera de su mansión, si está aquí no puede ser por algo bueno;
Sirius no explica que sucedió, Harry no va a preguntar, pero solo quiere que Draco no esté
herido.

Odia iniciar el contacto con otros, pero con Draco es natural.

Harry se aleja de pronto viéndolo alarmado de arriba abajo, pero tampoco se aleja demasiado,
solo lo suficiente para tener sus manos sobre sus hombros. Ignora la calidez de este, sus
manos temblorosas o su rostro que luce claramente confundido; hay un moretón en su mejilla
y su labio partido, Harry solo aprieta un poco más las manos sobre Draco.

Un deseo de golpear a alguien naciendo en su interior.

¿Quién le hizo esto?

Harry siente furia ciega en su interior, pero se contiene al ver el rostro de Draco.

—Draco maldita sea estaba preocupado, Sirius me dijo que no estabas en tu casa, ¿Qué rayos
pasó?, Sirius aseguró que estabas bien pero no te vimos durante el desastre del mundial y
estaba preocupado— brama el chico claramente preocupado a niveles donde su presión
arterial no debe estar feliz.

Remus apenas y lo había contenido estos días.

Draco pestañea antes de ver a Sirius y luego se encoge de hombros.

—Tuve problemas con mi padre, supongo que era uno de los tipos disfrazados esa noche y
puede que lo ofendiera de alguna forma cuando me llevó a casa— intenta sonar
despreocupado, Harry casi quiere ir a la mansión Malfoy y gritarle a alguien.

Lucius Malfoy.

Porque la voz de Draco tartamudea cuando lo menciona a su padre y su voz suena un poco
vacía.

Porque es probable que este lo lastimara.

Harry se siente con un odio insano al hombre.

—Si, eso me da curiosidad, que le dijiste al viejo y estirado Lucius, me he preguntado eso por
días— habla Sirius, ganando miradas de todos los presentes de incredulidad.

Anthony salta al lado de Draco para saludar a Sirius.

—Hola mi nombre es Anthony Goldstein, mejor amigo de Draco, tu debes ser su tío del que
habló el año pasado— se presentó de forma jovial y Sirius asintió de regreso con curiosidad.

—Habló de ti sí no me olvido, mi nombre es Sirius Black, ex convicto que fue inocente,


Draco me ayudó a escapar el año pasado— dice restándole importancia con una mano y
Draco rueda los ojos.
Harry no deja de ver a Draco en todo momento, pero este solo le empuja el hombro y sonríe
tenso.

Como sí quisiera que todo quedara atrás.

Quiere ayudarlo, pero las palabras no salen de su boca.

—Deja de pensarlo mucho Harry, estoy bien— intenta tranquilizarlo Draco.

No funciona.

Porque es una mentira, alguien que estuviera bien no se vería tan pálido (incluso para alguien
blanco como Draco) y luciría con esa aura tan desgastada.

—Íbamos a jugar monopoly, ahora hay más personas para que no quedarme solo cuando
Draco me dé una paliza— anuncia Anthony con emoción.

El monopoly es una total destrucción por parte de los dos Black, Harry está preocupado por
Draco, pero no puede evitar pensar que a pesar de todo esto, Draco se ve bastante sexy
cuando juega de esa forma tan intensa.

Si.

Lo sabe.

Tiene problemas.

Estúpidas hormonas.

Todo el tiempo estuvieron sentados al lado del otro, la pierna de Draco contra la suya y Harry
esperó que Remus tuviera razón, que algún día pudiera ser algo más para el chico; incluso si
solo era amistad, que este pudiera confiar en él. Estar con él cuando estaba pasando
momentos difíciles y no solamente alguien que viene cuando todo sucedió, aunque odia que
sufra, el sufrimiento lamentablemente es parte de todos.

Huele a bosque.

Harry vio los pies de Draco que se movían divertidos, cuando jugaban e intercambiaban
miradas, Draco sonreía y Harry lo repetía de igual forma.

Quiere protegerlo.

Juegan quidditch y la imagen de Draco en segundo año jugando en una escoba, cambia por
esta versión mucho mayor que sonríe de forma descarada; esa noche Harry tiene sueños
bastante vividos, pero lejos de molestarle, al día siguiente solamente lo hacen suspirar con
una ducha de agua fría.

Estar enamorado era complicado.

.
.

La felicidad de Harry de ir por primera vez con su familia a la estación muere cuando llegan
al gran salón, no es que ir con Sirius por el tren no fuera como siempre soñó que seria, como
sí tuviera una familia que te acompañe y te abrace, que Harry siempre quiso; la familia
Weasley era amable y los quería, pero era diferente con Sirius, porque Sirius era algo suyo. A
pesar de la falta de presencia de Draco, que estaba con sus propios amigos, Harry fue feliz
todo el viaje hablando con Ron y Hermione sobre cómo era vivir con Sirius. Entonces
llegaron al comedor, Draco parecía algo distante hablando con sus amigos y Harry supuso
que algo estaba mal; pero no podía imaginar que seria.

Eran amigos.

Le preguntaría.

Al menos eso pensó hasta que la niña nueva de Hufflepuff obtuvo toda la atención de Draco,
la niña con apariencia asiática parecía ver a Draco como sí brillara y Harry no pudo evitar
apuñalar con demasiada fuerza la carne.

—¿Quién es ella?— preguntó incrédulo, Ron lo ignoró, pero Hermione al ver de quien
hablaba puso una mano en su mentón.

—No se mucho sobre familias de sangre pura, pero escuché que la familia Fujiwara es un
apellido de Japón y magos que hacen muchas pociones medicinales de gran valor aquí en
Londres— contesta Hermione antes de regresar a su comida.

La mano de Harry se siente pesada, la niña sonríe, Draco no puede notarlo, pero toda la
incomodidad que pudo tener antes parece desaparecer y su mirada se vuelve demasiado
blanda al lado de la niña. Luego de varios minutos sus miradas chocan, el rubio parece
confundido, pero Harry solo aparta la mirada molesto.

Se siente algo amargo.

—Es demasiado joven— intenta hablar Neville como si intentara animarlo, un gran logro de
su parte recordando la amable charla que tuvieron el año pasado luego de los juegos.

Si.

No le hizo nada malo a Neville, pero de alguna forma habían quedado en que sí algo así
volviera a pasar… bueno, Harry no quiso amenazarlo, pero Neville había estado nervioso a
su lado varios días; no pudo hacer lo mismo con Anthony, pero se sintió bien con la charla
con Neville.

Draco podría besar a quien quisiera, pero Neville es amigo de Harry, si quieren seguir siendo
amigos sería mejor que no besara a Draco de nuevo.

Dios.

Era un acosador con problemas.


.

—Draco— su voz sale antes de lo que planea, pero tiene tiempo para ocultar el mapa y el
demostrar que lo estaba buscando activamente para hablar con él.

Luce mejor que ayer, pero sigue teniendo ojeras y rostro preocupado.

Se siente algo inquieto en su vientre al respecto.

—Hey Harry— saluda con la mano también cuando llega a su lado —¿Vas algún lugar?—
pregunta confundido.

Bueno, no exactamente iba a ningún lugar, pero tal vez admitir que lo estaba buscando sería
muy comprometedor.

Así que asiente mientras piensa en el lugar más lejano para que la charla se alargue.

—A la lechuceria, ¿podrías acompañarme?— no lo ve a los ojos, esperando que la pequeña


mentira piadosa no lastime a nadie.

Cuando Draco lo sigue, Harry piensa que debería jugar con Hedwig o darle algún premio,
para no ser tan sospechoso o descubierto tan rápido.

—Lo siento, es raro… me gusta estar de regreso, aunque extraño un poco mi hogar.

Harry hace una mueca en su rostro.

Eso suena mal.

No puede pensar porque extrañaría un lugar que tiene un hombre como Lucius Malfoy, sería
como Harry extrañar a los Dursley.

Antinatural.

—¿La mansión Malfoy?— pregunta casi horrorizado y Draco rueda los ojos.

—Mi madre— bueno eso tiene más sentido, Narcisa era agradable, siempre pensó que su hijo
se parecía un poco a ella —puede que no tenga la mejor relación con mi padre ahora— hay
amargura en su voz que lo preocupa —pero mi madre es todo lo bueno en este mundo,
aunque termino con mi padre y… aunque antes lo entendía, ahora me pregunto muchas veces
por qué sigue con él.

Si.

Es una buena pregunta.

Narcisa se ve amable, Lucius es un monstruo y Draco parece siempre hablar con anhelo de su
padre que rompe un poco a Harry.
Tiene que decir algo, rápido.

—Entiendo, digo, no entiendo porque no son mis padres, pero… bueno… mis tíos no son
personas agradables— subestimación del siglo, piensa con todo lo que hay entre ellos y la
historia de su familia materna.

No sabe por qué lo dijo, solamente quería compartir algo con Draco, una especie de unión tal
vez entre ambos con familias horribles.

—Escuché que te tenían encerrado en el verano del segundo año— Harry voltea a verlo
alarmado, porque no había hablado de este sobre el tema —escuché a George y Fred, algo
sobre un rescate y un automóvil volador; a partir de ahí no necesito sumas 2+2 para decir que
tus familiares son peores que los míos— añade el chico como si leyera sus pensamientos.

Hace una mueca.

No le gusta que otros sepan sobre él, pero, tampoco le molestaría decirle cosas a Draco;
aunque quisiera evitarlas, ambos deberían conocer del otro, Draco habla de su padre, aunque
es un maldito, sería justo que Harry hablara de sus familiares.

—Son desagradables.

Hay más resignación que otra cosa en su voz, hace mucho que pensó que algún día sus tíos lo
amarían, ya n era tan inocente para pensar eso.

—¿Los odias?— la pregunta parece tomarlo por sorpresa, antes de suspirar y ver hacia el
pasillo que siguen caminando, cada vez más despacio.

Alargando lo que puede su tiempo juntos, aunque fuera con una conversación como esta.

—No sé, supongo, aunque ellos me odiaron primero.

Juega con el collar en su pecho, como un medio natural para tranquilizarse o algo que es tan
natural que no tiene otra cosa que hacer cuando esta incómodo.

—Todavía lo tienes— no es una pregunta, es un hecho.

Harry parece abochornado un momento, antes de sonreír, olvidando por un momento el tema
de su familia problemática.

Sonríe.

Si.

Todavía lo tiene.

Harry espera tenerlo por mucho tiempo más, es su objeto más preciado, incluso sobre la saeta
de fuego que le ha regalado Sirius, este collar significa tantas cosas que no sabría por dónde
empezar.
—Bueno, si, me encanta— demasiado honesto, pero sin decirlo todo.

—Dámelo.

—No, es mío— incluso si Draco lo pide de regreso, Harry lo sujeta con fuerza porque no
piensa dárselo.

Draco pestañeó con la mano extendida pareciendo algo sorprendido. Casi luciendo perdido,
pero Harry solamente sujeta el collar contra él, va a pelear con Draco si es necesario.

—No te lo voy a quitar idiota, te lo voy a regresar, pero ocupo hacer algo con él aquí mismo
frente a ti— es bastante grosero, piensa Harry antes de quitarse el collar con gran fuerza de
voluntad.

No quería quitarlo, incluso cuando se bañaba había aprendido a usar hechizos protectores en
Hogwarts y cuando lo hizo en casa de los Dursley siempre lo metía en una bolsa de plástico
para no dañarlo de ninguna forma.

Se sintió casi desnudo sin él.

Draco hizo algo con la varita, antes de regresarlo en pocos segundos y Harry lo puso sobre él
rápidamente; sus ojos se abren incrédulos al sentir su cuerpo calentarse a una temperatura
cómoda.

—Volví a activar las runas, después de un tiempo dejan de funcionar— señala con el mentón
en alto orgulloso de sí mismo.

Bastante genial en realidad.

Espera un momento.

¿Todas las runas necesitan eso?

—Eso significa que la piedra para dormir con runas pronto dejará de hacer efecto— musita
por bajo pensativo, había querido ayudar a Draco a dormir, tal vez por eso las runas ahora lo
hicieron sin efecto.

—Tendré que investigar, pero al igual que el collar probablemente pueda hacer que funcione
sí alguna vez falla.

—¿Te ha ayudado?

—Por supuesto— hay algo en su voz, pero lo ignora porque habla rápidamente —Aunque me
sorprende que notaras que no duermo bien, fue un regalo bastante considerado— añade
rápidamente con una sonrisa.

Harry ladea el rostro, antes de ver a otro lado levemente sonrojado.

Era difícil pensar en él cuando sonreía.


Sonríe demasiado a su lado piensa con un poco de orgullo.

Su estómago se contrae.

—Desde primer año siempre has parecido no tener buen dormir, o al menos siempre tienes
ojeras.

—Como esperaba de mi acosador favorito, vamos no me mires así, sabes que es cierto y en
primer año siempre quisiste ser mi amigo— Harry le da una mirada de pocos amigos, que
saca una risa de Draco cuando están por llegar a la torre de las lechuzas —no te enojes,
después de todo, ahora somos amigos— Harry suspira.

Si.

Son amigos.

Va a decirle algo, cuando la presencia de alguien en la torre lo hace congelarse, antes que una
sonrisa cálida lo inunde.

—Draco— es Megumi quien se acerca rápidamente a Draco con una sonrisa brillante —
estaba enviándole una carta a mi oto-san, estaba preocupada, pero le dije que estabas aquí y
seguramente quedará más tranquilo; tengo tanto que contarte sobre anoche— parece
demasiado energética y Harry olvida que en primer año se vio así.

Ve a Draco, su rostro se tensa al ver como el rostro del chico se ilumina como un farol al ver
a la niña, su estómago ahora aprieta dolorosamente. La mirada de Draco es incluso más
cálida que cuando ve a Luna, lo que es mucho decir, ya que no ve a nadie de esa forma; ve de
reojo a la niña que parece demasiado feliz también.

—Claro te prometí hablar contigo hoy y cuando quisieras, pero antes que eso quiero
presentarte a mi amigo Harry Potter— la niña hace una pequeña reverencia, pero Harry no
reacciona —Harry ella es Megumi Fujiwara, es una amiga de la familia que conocí el año
pasado, al igual que Luna voy a ser su protector— añade con una sonrisa viendo a la niña.

Esta lo ve casi con diversión.

Draco parece tener historia con la niña.

Es solo una niña, no es que tengan nada entre ambos, aunque son sangre pura y
aparentemente se conocen de alguna forma por sus familias; algo que podría hacerla una gran
candidata para una relación cuando crecieran o algo por el estilo.

Tal vez solo piensa demasiado, pero Harry se siente inquieto.

Draco usualmente no es así con todos, a Harry le tomó años antes de ser sólo amigos, pero
esta niña que conoció el año pasado por un corto periodo de tiempo es probablemente más
importante para Draco ahora que el propio Harry.

Y el pensamiento dolió.
Maldita sea que dolió.

—No necesito protección Draco Malfoy, si mal no recuerdo, podría ser de gran ayuda contra
criaturas marinas sí se llegara a presentar la ocasión.

Y tienen chistes privados.

Draco sonríe.

Harry ama la sonrisa de Draco, pero esta en particular no lo hace sentir tan feliz como de
costumbre.

—Pero mira que sigues siendo una pequeña descarada, ¿Qué hay del respeto a los mayores?

—Lo que sea, vamos tengo que contarte muchas cosas.

La niña toma su muñeca como lo más natural del mundo, Harry aprieta el puño en su espalda,
pero no impide que se marchan, porque no tiene ningún derecho para hacerlo.

—Solo han pasado menos de 12 horas, aunque si es sobre tu padre, me gustaría escucharlo—
sí, también conoce a su padre —lo siento Harry tengo que irme, nos vemos después— se
despide como puede de este con la mano, mientras Megumi comienza hablar emocionada
sobre como la sala común está cerca de las cocinas.

Se despide con su mano, porque duda poder decir algo.

Odia los celos.

Odia sentirse celoso.

Camina hacía Hedwig y Merlín que están a su lado en unos momentos, sintiéndose como la
peor basura del mundo.

Hola cachorro, veo que has estado haciendo locuras como siempre, Moody no era tan malo
si no recuerdo mal.

¿Qué mosca le habrá picado?

Sobre tú pregunta sobre las familias de sangre pura, no me gustaría decírtelo, pero puedo
entender tus preocupaciones por Draco, te tiene mal sin duda. En fin, si, mi familia uso
varias veces magia negra conmigo y mi hermano para “educarnos”; es algo común entre la
familia como la Black, no pensé mucho en eso hasta que conocí a James o Remus.

Fue tan estúpido.

Narcisa probablemente también recibió la misma educación, aunque no la imagino


haciéndole eso a su hijo, Lucius por otro, lo pondría en duda.
Mi consejo es que no lo atormentes, al igual que tú, Draco tiene sus problemas familiares y
no siempre es bueno hablar de eso cuando no estamos listos.

Con cariño, tu fantástico padrino, Sirius.

P.D: Remus dice hola.

Era difícil no pensar en Draco, en esa primera clase de defensa, en sus ojos abiertos cuando
Moody comentó sí su padre le había pegado y en el labio roto cuando estuvo en casa de
Andrómeda. Los tíos de Harry son malos parientes, le ha costado aprender que estar
encerrado en un armario o no comer como castigo, no es algo común entre otros niños; pero
en Hogwarts no lo ignoraron como en la escuela muggle, nadie dijo nada, pero Harry pudo
comprender mucho de como otros vivían una realidad aparte de la de Harry. La casa de los
Dursley parece aburrida ahora, ya no había castigos y la presencia de Sirius sin duda haría
que algunas cosas cambiaran más, pero ya no hubo golpes.

Pero Draco…

Maldición.

No quiso pensar en eso, tal vez no sufrió como Harry, pero algo le indicó que probablemente
estuviera sufriendo a su manera y Harry nunca se dio cuenta; porque al igual que Harry,
Draco nunca habló de eso.

Estar con Andrómeda era lo mejor, estar con sus parientes lejos de su padre, era lo mejor para
Draco.

Harry era un niño todavía, no puede ni cuidarse solo, pero una parte de él quería hacer algo
para que Draco no sufriera.

Quería protegerlo.

Incluso si durante las últimas semanas, parecía que todos estaban en un plan de, mantener a
Harry alejado de Draco. Había conocido a la pequeña serpiente mascota que tenía, pero luego
de eso cada charla era mucho más rápida y comenzaba a fastidiarlo.

Era su amigo también, pero siempre parecía ocupado.

Además, estaba como Draco aparte de Harry, era el único que había resistido a la maldición
imperius luciendo menos afectado que él. Aunque seguía sin parecer dormir bien y cualquier
cosa hubiera sido bastante preocupante, hasta que llegó el día del Cáliz y el nombre de Draco
apareció.

Había fantaseado con el torneo, sobre su nombre siendo elegido (aunque nunca tuvo planes
para poner su nombre) y participando en todas las pruebas, sólo para ganar de forma
dramática al final y que Draco llegara a abrazarlo diciendo lo maravilloso que era antes de
besarlo. Fueron sueños estúpidos por supuesto, pero Harry no puede controlar su imaginación
y todo salió volando cuando Draco se puso de pie.
Aceptando su destino.

Harry nunca había sufrido más que en esa primera prueba, no sobre las semanas antes del
torneo, no sobre esa ansiedad de Draco siendo elegido y su actitud despreocupada. También
acercándose a los otros campeones como siempre hizo, alejándose de las divisiones y
uniendo todos bajo su control, como un magnánimo dictador que Harry pensaba era lindo.

No.

Esa primera prueba.

Fue un horror.

Bueno también la salida anterior a la primera prueba donde pudo ver en primera persona a
Draco coquetear con Charlie y romper otra lampara con magia accidental que Sirius pagó
entre risas. Sabe que no puede obligarlo a regresar sus sentimientos, pero es jodidamente
doloroso ver a Draco coquetear con otros chicos, como sí no viera a Harry o pensara en él
como algo más. Sirius le aconsejó que saliera con otras personas, que probara aguas por su
cuenta ante la mirada cansada de Remus, como sí algo ocultaran, pero Harry no quería. Amor
u obsesión, pero para Harry, Draco era todo lo que quería.

Lo supo ese día en medio de la primera prueba.

Claro que dudó un poco al ver dragones, sí Draco hubiera sabido de estos desde el inicio, no
le habría extrañado que ingresara al torneo solo por eso.

Pero luego fue…

Una locura.

Draco sale del estadio maravillado por el dragón, corre, usa escudos y hechizos que no
conoce, utiliza el patronus; aunque el estadio estalla en gritos, Harry está paralizado viendo la
fuerza que tiene Draco, no debe ser natural. Para su edad, Draco se está enfrentando
directamente al dragón más peligroso de todos (según revela Terry sentado con sus amigos
detrás de él) cuando incluso los cuidadores lo hacen en grupos grandes de magos, o eso dijo
Ron.

Harry debe aprender más de Dragones, seguramente eso ayudaría a cualquier charla con
Draco, pero eso no importa.

Porque el chico sale volando con el dragón y Harry se levanta del público como todos, su
corazón en su garganta durante cada segundo eterno que no está presente.

Pero lo logra.

Rostro cubierto de sangre, quemaduras por sus brazos, mirada completamente determinada
montando un puto dragón como sí fuera una bestia a la cual domar; el público esta incrédulo,
apenas y escucha sonido o sus oídos están sellados al ver a este maniobrarlo por los cielos
unos momentos. Lo impacta al suelo, su brazo está roto cuando sale rodando, pero
igualmente sigue la lucha.
Cadenas de todas direcciones controladas por Draco, domina al dragón ante la incredulidad
de todos.

Ahí, sudado, herido, sangre por todos lados y esa mirada arrogante por lograr lo que nadie ha
hecho.

Harry sabe que está totalmente enamorado de Draco Malfoy.

Y que este torneo lo va a matar de preocupación.

Harry no había querido estallar con Draco, pero luego de verlo 5 días en cama, luego actuar
como si nada y no tener ninguna charla decente; bueno es un hombre con poca paciencia.
Pero de alguna forma, aunque no había querido explotar, todo había salido mucho mejor de lo
que esperaba. Si tuvo que convencer a Draco que no salieran del castillo porque todavía
estaba en recuperación, no importa que dijera que estaba bien, su rostro parece cansado y
demacrado. No importa que todo esto de pasar tiempo con Harry suene como una cita en su
mente, es solo tiempo de amigos y alguna forma de no hacer a Hermione o Ron agotarse de
su charla sobre Draco todo el tiempo.

Aparentemente llegó al punto crítico, cuando Ron demandó que fuera a buscar a Draco y
dejara de preocuparse, pero todo había salido bien.

Algo así.

¿Bien para Harry?

Ver a Draco en su dormitorio hizo cosas en la mente de Harry que no ocupaba, pero ya era
tarde para retractarse, otro día disfrutaría de las nuevas fantasías que esto provocaría.

—Mira es mi dragón, me sorprende que aún lo tengas— habla Draco a la pieza de colección
sobre su mesa.

Bochornoso.

Pero agradecido de algo de que hablar.

Su corazón sigue latiendo igual que antes que se diera cuenta de que estaba enamorado de
Draco, pensó que solo era una fuerte atracción, un gustar, no la palabra amor como tal; pero
cuando Draco gira a verle, Harry piensa que fue un ciego al no verlo antes.

Es joven, Sirius le dijo que tuviera cuidado, pero es difícil ver a Draco y pensar que podría
sentir lo que siente por este con otra persona.

¿Así se sintió su padre con su madre?


Es como si fuera el sol en medio de una habitación oscura, sería imposible no ver a otro lado
cuando estaba presente.

—Por supuesto que lo voy a tener, me encantó el regalo— declara Harry luciendo incrédulo
mientras se acerca a él.

Draco toma asiento en la cama de Harry, si, muchas fantasías saldrían de esta tarde.

—Supongo que a veces olvido que la gente valora mis regalos, es extraño, pensar que
realmente eres importante para otros.

Harry lo ve fijamente, antes de tomar asiento a su lado, no hace preguntas porque quiere
pensar como Draco puede ser tan torpe.

Tan ciego.

Tan ignorante.

Es lindo, es de alguna manera adorable y Harry no puede pensar en que tanto quiere al chico
a su lado, sin que este sepa que tiene sentimientos por él; a pesar que todos piensan que es
muy obvio.

—Este es mi objeto favorito en todo el mundo—las palabras de Harry provocan que Draco
voltee, notando como Harry tiene el collar que le dio en primer año entre sus manos.

Pestañea.

Harry lo mira con una leve sonrisa.

Draco lo empuja antes de acostarse en su cama, si, Harry agradece su autocontrol, porque una
parte de él solo piensa subirse sobre él y besarlo.

¿Algún día tal vez?

Es un hombre que puede soñar.

—Eres un idiota.

—Lo digo de verdad, cuando era niño no recibí regalos… este fue sin duda especial.

—¿No recibiste regalos?— la pregunta escapa de sus labios y Harry casi quiere que no lo
hiciera.

Parece arrepentido, como sí supiera que hay algo mal, pero Harry lo ignora, tarde o temprano
tienen que hablar de eso.

Es una gran manera de distracción.

Tener una erección ahora mismo es un gran no.


—Bueno los Dursley… no son la mejor familia que un mago podría tener— hay amargura y
casi auto burla en su voz, Draco lo ve fijamente esperando que diga algo más.

Pero no hay nada.

Nada agradable que pueda pensar.

Esto parece un extraño sueño, estar los dos juntos, aquí sobre su cama, sin nada sexual o
incómodo entre ambos, solamente pasando tiempo juntos.

—Puede que no lo creas, pero creo que lo entiendo; no tienes que hablar de eso ya sabes,
podemos hablar de cualquier otra cosa.

Harry se deja caer en la cama, el tema difícil lo mantendría distraído, pero al mismo tiempo
puede ver de reojo a Draco. Su cabello sobre la cama, su postura tranquila y se siente bien,
respira, porque ya no está en una camilla de la enfermería y puede caminar.

Está aquí.

Teniendo toda su atención en él y Harry siente que eso está bien, que todo está bien, se quiere
engañar un momento, porque el torneo aún no ha terminado.

—Yo solo, dices que no sabes que tan importante eres, pero realmente eres una buena
persona; ese regalo significó algo, así que solo quería decir gracias.

—Debió ser malo para que un collar fuera una gran mejoría.

—Prácticamente viví los primeros 11 años de mi vida en un armario debajo de las escaleras.

Draco abre los ojos incrédulos, volteando a ver a Harry lo siente de reojo porque sigue
mirando el techo. No parece sentir lástima, no sabe por qué dice eso, solamente siente que
tiene que decirlo; mejor ahora que después, que sepa que tan jodida esta su mente.

Un armario debajo de las escaleras.

11 años.

Harry odia los armarios en las escaleras, odia recordar lo solo que se sintió en este, odia la
sensación de las paredes contra él y encogerse, porque todo es demasiado grande y pequeño a
la vez.

—¿Recuerdas el plan de viajar con Sirius luego de Hogwarts?— Harry volteó a verlo,
sorprendido del cambio de tema, pero asiente —tal vez deberíamos hacer primero una parada
a tu antigua casa, podría hechizarlos, lo haré de forma que nadie se dé cuenta— la
incredulidad es palpable en los ojos de Harry.

Sonríe divertido al imaginar la línea de sus pensamientos.

Aliviado de que el tema dejara de ser tan oscuro, para pasar de alguna forma a una amenaza
contra los Dursley.
Feliz de que este quiera lastimar a alguien que le hizo daño, porque de esa manera Harry no
se sentirá culpable por querer herir al padre de este por todo lo que le ha hecho.

No está en el armario.

Esta aquí con Draco.

—No puedes hechizarlo.

—Soy bueno con hechizos, pude contra un dragón, tus estúpidos tíos que no merecen ser
llamados personas serán pan comido.

—Draco no.

—Draco si.

Lindo, adorable, Harry no puede evitar reírse encantado de tener a Draco aquí planeando
cosas que no les harán a sus tíos, porque no quiere al chico en la cárcel por su culpa.

Se pregunta en un futuro.

En alguna casa.

Sin armario en las escaleras, Grimmauld place no tiene armario en las escaleras, pero tal vez
cuando Harry tenga su propia casa, tampoco tendrá un armario en la escalera; porque no es
necesario.

—No lo merecías, cualquier maltrato… no merecías eso— musita en voz baja pensativo, casi
demasiado comprensivo.

Se ha dicho miles de veces que no merecía eso, pero incluso ahora es difícil no pensar si fue
su culpa o si pudo haber hecho algo diferente para que sus tíos no lo odiaran.

—Gracias, por no verme con lástima— que era su mayor temor.

—Mi familia tiene una villa en Hawái, deberíamos ir cuando salgamos de Hogwarts, ya
sabes, si mi padre no me deshereda antes— ahora intenta bromear.

Eso le gusta.

Imaginar eso.

Una playa, la arena, el atardecer, sentado al lado de Draco incluso si no obtendrá nunca más
que su amistad; le gusta porque es algo que Draco piensa y es algo que Harry añora.

—Me gustaría ir a una playa, aunque también dicen que Italia tiene comida deliciosa.

—Supongo que deberíamos ir a ambos.

El chico parece cansado, acomodándose mejor de este lado, aunque es un ángulo difícil; sus
ojos parecen cerrarse.
—Draco… te estás durmiendo.

—Solo estoy cerrando los ojos para descansar un momento.

Con los ojos cerrados, Harry puede verlo libremente, sus pestañas son demasiado largas y su
piel muy clara; casi quiere alargar la mano para tocar su mejilla.

No lo hace.

Quiere hacerlo.

Pero no lo hace.

Su cabello cae de forma divertida sobre su cabeza, pero hay un mechón que quiere acomodar
detrás de su oreja.

—Anthony dice que eres un acaparador de sabanas.

—Anthony puede meterse la sabana por el culo.

—…

—Bien me mantendré despierto un momento más, aunque creo que es hora que conozcas un
cuento asombroso para dormir— abre los ojos y Harry desvía la mirada, la mirada
adormilada de Draco no es algo que pueda manejar ahora.

—¿Un cuento?

—Bueno todos mis amigos saben sobre mi obsesión sobre Sparky el Dragón y es hora que
seas cautivado por este hermoso universo, no necesito un libro, lo sé de memoria— Draco
sonríe emocionado y eso solo hace que Harry sonría de regreso.

Su pecho se siente cálido.

En el armario se había sentido triste en la oscuridad, pero ahora todo brilla y le gusta.

Algo impacta a Harry y sale de su sueño, había estado emocionado del sueño donde Draco lo
llevaba a la torre de astrología para confesar que en realidad había estado enamorado de él
desde primer año, Harry diría que también lo ama y tendrían un estúpido abrazo digno de una
novela; debe dejar de escuchar a Hermione cuando habla de los libros de novela que lee, a
pesar de que siempre parece estar estudiando. Ve a todos lados alarmado, antes de ver con
furia al causante.

—Maldita sea Ron, ¿qué pasa contigo?— es la voz de Harry alterada.


Luego este lo ve incrédulo, señala a su derecha y Harry hace el sonido más vergonzoso de su
boca mientras cae de la cama.

Draco está ahí.

En su cama.

Dormido a su lado, con el rostro sobre su almohada, la almohada de Harry.

Draco saca el rostro de la almohada para ver a Harry ahora en el suelo, sus amigos riéndose
de manera descarada y Harry sintiéndose mortificado de todas las formas posibles.

—No lo sé, tal vez que cuando desapareciste toda la tarde y llego a la habitación, tienes a un
niño en tu cama— hay clara burla en su voz, Harry le lanza ahora la almohada sin piedad a su
amigo.

Fue culpa de Ron, este fue quien lo envió a buscar a Draco.

Que durmió en su cama.

Su cama que ahora debe oler a Draco, quiere enterrar el rostro entre sus manos, esto es un
sueño y a la vez una pesadilla por todos sus amigos presentes.

—Ese niño quiere dormir— gruñe Draco esperando poder dormir.

Su actitud algo descuidada, su apariencia relajada y a la vez esa voz ronca luego del sueño,
están haciendo que la sangre de Harry se caliente, hiperconsciente de todo lo que rodea a
Draco; incluso la marca de baba en la comisura de sus labios.

Harry solo quiere lamerla.

Es un jodido pervertido.

—Deja a Harry monopolizar a Draco, ha llorado por eso toda la semana— es la voz de
Seamus y ahora Harry se ve claramente lívido listo para asesinar a alguien.

Y lo está.

Seamus Finegan tiene las horas contadas, puede que el chico lo sepa porque salta detrás de
Dean asustado.

—¿Qué hora es?— cuestiona, a lo cual Neville dice amablemente que es alrededor de las 9 de
la noche.

Harry no deja de quejarse, pero todos se ríen de él, claramente disfrutando el show de
comedia mientras Draco escribe algo en un libro.

Es probable que, sí se fuera, se topara con algún profesor en guardia.

Harry sigue intentando asesinar a todos, puede hacerlo, Draco lo apoyara, está seguro.
Dean le regresa la almohada a Harry dándole en su cabeza y está listo para matarlo, cuando el
silbido de Draco detiene a todos.

—Si, muy impresionante, pero técnicamente sigo convaleciente y sin poder usar magia, no
quiero ir a mi torre así que ocupo un pijama y que alguien acepte un compañero de cama… o
que transfigure una por mi— admite lo último sin darle importancia.

Todos queda en un silencio, por un muy largo tiempo, antes que Ron sonría de forma
malévola arrojándolo casi al baño compartido y antes que Draco pregunte que mierda está
pasando, Harry quiere detener a Ron cuando saca la ropa de su baúl; prendas que Sirius le
compró a Harry pero que no usa todo el tiempo poco acostumbrado al tacto de algo caro.

Pero suyas.

Luego las arroja a Draco.

—Me lo agradecerás— afirma Ron, mientras Seamus y Dean aplauden maravillados.

En tiempo récord los chicos rápidamente se alistan y apagan todas las luces, como si alguna
vez se acostaran tan temprano y Harry se cambia confundido; luego la comprensión de que
todos cerrando sus cortinas, haría que Draco terminara durmiendo a su lado.

Oh no.

Harry está mortificado cuando Draco aparece, usando su ropa y logrando que el aire salga de
sus pulmones. Hay risas en el aire, pero cuando Draco voltea hay silencio absoluto. Harry
tiene la idea de que están observando los muy bastardos, le gustaría maldecirlos, pero sólo
puede ver los brazos descubiertos de Draco por la tela o una leve línea de la cadera expuesta.

Quiere tocar la piel.

Se ahoga en su mente.

Va a morir, esta noche morirá.

—Bueno, que no se diga que no somos amigos— habla Draco colocando su uniforme sobre
el baúl del chico, donde había estado su mochila, se arroja de nuevo sobre la cama de Harry
—ahora lárgate o déjame dormir Potter— puede que fuera grosero espantar a alguien de su
propia cama, Harry piensa que es grosero.

Pero Draco está de vientre sobre la cama, nuevamente con el rostro enterrado en la almohada
y su trasero al aire; con ropa, pero mostrando una curva hermosa.

Si.

Draco puede ser todo lo grosero que quiera, especialmente con ese trasero.

Harry quiere morirse.


—¿No te importa?— la pregunta viene con un susurro incómodo de su parte, Draco abre un
ojo para verlo a su lado.

Harry lucha por no ver su trasero.

—No, si quieres puedes irte, pero esta cama es mía por esta noche— entierra su rostro en la
almohada.

Su almohada.

Se muerde el labio tanto que jura que va a sangrar, porque una parte dentro de Harry se había
agitado por la forma demandante del chico y como Harry terminaría cediendo a cualquier
capricho que este le pidiera solo porque era Draco.

Tenía a Harry en la palma de su mano sin saberlo.

Bien podría tomar provecho.

Acostado al lado de Draco, apenas separados por la cama, con los brazos cruzados sobre su
vientre, piensa que esta podría ser la mejor o peor noche de su vida; mentalmente le agradece
a Ron, pero nunca lo dirá en voz alta.

—Es raro— susurra Harry porque el silencio es aplastante.

—Dormimos toda la tarde juntos Potter, no actúes como una virgen desflorada— este voltea a
verlo mal y Draco sonríe sin abrir los ojos, Harry solamente quiere besarlo hasta que ambos
pierdan el aliento —somos amigos, he dormido en la misma cama que otros amigos, así que
piensa en una fiesta de pijamas donde se duerme porque tengo sueño— añade con otro
bostezo y parpados cansados.

Harry lo nota, ya que asiente luego de un suspiro.

—No tengo tanto sueño— no, para nada de sueño, está seguro que pasara toda la noche
viendo a Draco dormir, ahora que tuvo una tarde de descanso.

—Bien por ti, ahora cállate.

Hay una leve risa de parte de Harry, que hace que Draco logre abrir un momento los ojos para
verlo. Harry decide relajarse un poco mientras este se duerme su mano queda inerte a su lado
y la otra sobre su vientre.

Va a cerrar los ojos un momento para descansar hasta que Draco se duerma, pero una
sensación en su mano lo hace voltear sorprendido, Draco no lo está viendo, solo ve su mano;
la mano de Harry que ahora está siendo sujetada por la de Draco. Una parte de Harry piensa
que todo esto en realidad es un sueño vivido, porque Draco cierra los ojos, cayendo dormido
con su mano sujeta a la de Harry como si fuera un niño pequeño.

Voltea a ver a todos lados, pero no sabe a quién pedir ayuda o como detener el grito por sus
emociones ahora.
Draco duerme.

Harry tiene su cerebro en la luna, pero la sonrisa estúpida de su rostro, lo hace casi ahogarse
en una felicidad intoxicante; esa noche no duerme, solamente ve a Draco babear cosas
inconexas la mayor parte de la noche y cuando nadie lo ve, aparta el mechón de cabello de
Draco como siempre quiso hacerlo.

Y todo es perfecto por una vez.

No importa que dijera Sirius, Hermione, Ron, Neville, la propia Ginny; saber que Draco tenía
pareja no fue algo lindo para Harry. Sabía que no tenía oportunidad, no importa que dijeran
los demás, Harry sabe que Draco solo lo ve como un amigo y está bien; a pesar de eso no
puede evitar ser algo posesivo cuando le da su bufanda de Gryffindor ese día, porque ver a
Draco vestir algo suyo es algo que duda que pase de moda alguna vez. Luego en navidad
Draco le regaló una pequeña Snitch dorada que revolotea por todo el lugar con una divertida
canción antes de regresar a sus manos, una gran coincidencia porque le dio una caja de
música como regalo de navidad.

El baile es…

Una locura.

Sabe que Draco vino al baile con una chica de Beauxbatons porque quiere sacarle
información, siempre un paso adelante y manipulador, de una forma que Harry ama.

Pero mentiría si dijera no tuvo envidia al verlos bailar, Draco ágil con pies rápidos y la chica
siendo una perfecta pareja de baile; probablemente Harry no hubiera sido igual de elegante,
probablemente hubiera arruinado todo y no por eso le importó menos.

Soñando con este momento la semana pasada, aunque sabe que no sería él, no quiso más que
pensar que podría bailar con Draco.

Pero no tiene sentido.

No va a pasar.

No debió venir al baile.

O eso pensó.

Todo fue una locura, Ron y Hermione discutiendo, Draco robando a Hermione para bailar y
luego de eso, robando a todo el mundo. Draco bailó con sus amigos, chicos o chicas por
igual, sonriendo de forma encantador y luciendo como un verdadero príncipe de cuento de
hadas haciendo a su pareja brillar bajo la luz del baile; cuando tomó a Ron, el corazón de
Harry comenzó a latir apresurado.
Porque eso significaba que podría bailar con Draco.

Nadie había bailado entre personas de su mismo género, pero Ginny dejó de bailar con
Neville para unir a Luna en una extraña combinación, Padma bailó con su hermana Parvati y
luego de la locura inicial de Draco, algunos otros chicos bailaron con chicos y las chicas
parecían dar vueltas entre ellas.

¿Notaría lo que generó su locura?

No.

Draco no es consciente de él mismo a veces.

Pero Harry es consciente de este.

Cuando termina el baile de Ron y se acerca, hay una mirada brillante y determinada en sus
ojos que derriten a Harry; toma su muñeca que hace que el calor se enrosque en todo su
cuerpo. Draco lo empuja a la pista de baile a esa que rechazo llevar a Parvati, donde sabe qué
hará el ridículo y no podría importarle menos cuando Draco lo hace dar círculos por el lugar.

Baila mal.

No es como su sueño donde imaginaba que era un experto e impresionaba a Draco, empujó a
una persona y se tuvo que disculpar abochornado.

No importa.

Nada podría importarle menos en este momento.

—Izquierda, derecha, un dos tres, giro— dice Draco con una felicidad inminente en su voz.

Harry decide dejarse llevar por la voz como ancla de la realidad, la mano de Draco en su
cintura y Harry sujetando su hombro demasiado fuerte para no caer, están provocando que su
respiración sea difícil y no solamente por las vueltas.

Lo pisotea, pero lejos de parecer avergonzado, la sonrisa de Draco nunca había sido tan
brillante a su lado.

Aturdiéndolo.

Sintiendo que este momento es eterno.

Harry sonríe, porque no es lo que había imaginado, pero es más que eso, es como si todo
fuera la cosa más maravillosa del momento. La sonrisa de Draco es contagiosa, la sensación
de su cuerpo contra el suyo y la música de fondo que nunca olvidará; la luz parece hacer que
la piel sudorosa de Draco brille y el mechón de cabello este suelto, pero Harry solo se deja
llevar por su guía.

Soñó con esto, pero no es como su sueño.


Es real.

La persona a su lado, la sensación de su mano contra la suya, como cuando durmieron juntos
y al mismo tiempo incluso más cercano.

La canción termina antes de lo que Harry quisiera, pero esta canción hizo que toda la noche
valiera la pena.

Es su imaginación, pero parece que Draco parece un poco rojo cuando todo termina, antes de
tomar a Luna y seguir bailando.

No vuelven a bailar, pero no importa.

Bailaron juntos.

Harry mueve sus pies al lado de Ron, que al menos parece alegre por él, y probablemente
tarareara la canción que bailaron el resto de la semana.

Draco se enferma al día siguiente, es adorable como se aferra a la bufanda Gryffindor que le
dio Harry y no la regresa; no es que importe, Harry prefiere verla a su lado.

A pesar de lo que diga Ron, realmente no se siente mal que Draco no quiera tener pareja,
claro que cualquiera en su caso podría verlo como algo negativo, pero Harry piensa
positivamente que al menos no tiene que competir activamente con alguien porque Draco no
ve a nadie así; es algo contraproducente, pero Harry ama a Draco, prefiere tener solo su
amistad que no tener nada. Aunque admite que ver a Luna en la segunda prueba duele un
poco, porque eso significa que de sus amigos ella es la más importante para Draco, no es algo
malo ya que Luna es genial; pero puede sonar masoquista pensar en que le gustaría estar en el
fondo del lago.

Luego Draco sale volando, literalmente del agua, cuando Viktor y Cedric rescatan a las
cuatro personas.

Hay un caos en la enfermería y Harry ignorando las críticas de Hermione, se escapa esa
noche para ver a Draco con su manta invisible y mapa merodeador. El chico está en cama,
escuchó de Parvati que le preguntó a Padma sobre cómo Draco había estado consciente un
poco en la tarde, mejor que los 5 días que estuvo fuera por el dragón.

Un sueño intranquilo.

Parece sufrir.

Harry está al menos dos horas en la silla al lado de la cama, antes de ver a Draco sujetar con
fuerza la almohada y ojos abiertos llenos de pánico. Está aterrado de alguna forma y Harry
reacciona un poco lento antes de acariciarle la cabellera, suave como recuerda, hasta que este
se calma. Había visto a Remus hacer lo mismo por Sirius cuando en verano este dormía en el
sofá y parecía tener pesadillas, le hizo prometer que no le diría nada.

Ahora lo entiende un poco mejor.

—Fue solo una pesadilla Draco, vuelve a dormir— hay cansancio en su voz, Harry no ha
dormido nada.

Draco sigue luciendo tan asustado que duele.

Parece más joven que de costumbre.

Tan perdido.

Tan horrorizado.

¿Siempre oculta estas emociones?

¿Harry puede ayudarlo?

—Estaba dentro del lago, me querían asesinar— su voz suena hueca, adolorida y Harry se
siente horrorizado —patético— se llama y Harry detiene un momento la caricia.

Lo ve adolorido, porque Draco no debería pensar eso de él, pero su expresión parece como
una muñeca vacía.

Quiso abrazarlo, quiso decirle que era la mejor persona que ha conocido, quiso ahí mismo
decirle cuanto lo amaba y como le dolía a él su dolor.

—¿Dónde estoy?— la pregunta lo alarmó, conociendo esa pregunta del año pasado, no había
pensado que lo olvidaría.

Pero parece tan asustado.

La mano de Harry sujeta la de Draco sobre la almohada, Draco voltea a verlo temeroso, pero
este solamente sonríe suavemente.

—Es la noche de la segunda prueba, Pomfrey no me dejó entrar, pasé con la capa— no ha
pasado tiempo, sigues siendo tú, es lo que quiere decirle —fue una pesadilla, vuelve a dormir,
me quedaré aquí hasta entonces— Draco lo ve fijamente antes de sentirse nuevamente
cansado.

Voltea la vista a la mano de Harry, mueve un poco sus manos para que sus dedos entrelacen,
su respiración comienza a ralentizarse hasta caer dormido de nuevo.

Harry no se va en mucho tiempo, viéndolo dormir y asegurándose de que está bien.

.
Draco comienza a venir más a la torre Gryffindor, incluso la noche de juegos de Ravenclaw,
Harry logra llevarlo a su habitación para que durmiera y este parece caer rendido en su cama
luego de leerle un poco del señor de los anillos; también roba su sudadera, pero eso alegra
más a Harry que preocuparlo. Luego de esa noche, también regresa luego de que lo ve medio
muerto en la mesa Gryffindor; el chico termina sobre un sofá con Thorin y leyendo el
periódico que le pasa Hermione.

Su mejor amiga tiene teorías sobre Rita, parece ser que ha ganado su odio luego de escribir
un poco de ella y Viktor.

Ron tampoco es feliz.

Draco comenta sobre como su familia parece ser patrocinadora de Rita y por eso no le va tan
mal en el torneo y artículos, excepto el divertido donde lo ponen en una relación con Padma y
Anthony de lo cual se burló el chico rubio por semanas frente a quien quisiera escucharlo.

—¿Pero quién es la hurón más linda de todos?— pregunta y Thorin suelta un pequeño
chillido que lo hace sonreír.

Draco es amante de cualquier criatura mágica o no mágica.

Harry sentado al pie del sofá sonríe, Ron lo empuja y le da la mirada de “eres muy obvio”
que lo hace sonrojarse para seguir con su ensayo de pociones.

Si, se aprovechan de que Draco está aquí y sigue siendo el mejor de su área.

—Ron— comienza Draco, pero este ni siquiera lo ve cuando contesta.

—No.

Draco hace un puchero antes de mantener a Thorin sobre su pecho.

—Uno deja que muera una mascota y ya no se vuelve a confiar en uno, que sensibles—
susurra solo para sí mismo, pero Harry sentado en el suelo frente a él, suelta una risa que
oculta con tos.

Ron los voltea a ver de mala forma, ambos hacen miradas inocentes que hace que gruña algo
similar a: “se han multiplicado”, provocando que Draco siga manteniendo su aspecto
perezoso sobre el sofá. Por la ventana de la torre puede ver la lluvia, aunque no es temporada
parece ser que algunas nubes se han perdido y su mente viaja a que en menos de una semana
estará en la última prueba.

Harry realmente intenta concentrarse, pero la mano de Draco sobre su cabeza, hace que se
congele como sí hubiera recibido una descarga eléctrica; puede que así fuera. Pero Draco
como sí no lo notara aparta con una mano su cabellera, notando que hay una ligera cicatriz un
poco abierta en la parte trasera de su nuca, al tocarla suavemente Harry salta.

El día anterior en la clase luego de que terminó todo y Moody lo llamó había tropezado por
algo, fue un escándalo y mucha sangre, pero Moody lo sanó antes que fuera a la enfermería;
no le agradaba Moody por todo el escándalo que hizo con Draco en sus primeras clases, pero
tenía talento.

La herida no había sanado totalmente, pero no duele.

Solamente quema.

Donde los dedos de Draco hacen contacto.

Duda que sea por la herida en realidad.

—Tuve un accidente en una clase hace unos días, nada serio, solo un corte algo escandaloso
— susurra Harry apenado, Draco lo ve fijamente.

No aparta la mano, en realidad ahora acaricia suavemente alrededor de la herida dándole


escalofríos en toda la columna a Harry.

Hay un poco de pánico en su interior, antes de cerrar los ojos y acercarse torpemente al
contacto, Draco no quita la mano, en su lugar sigue acariciando el cabello como si fuera
Thorin; Harry casi quisiera suplicar que no se alejara nunca y que mantuviera el contacto
todo lo posible.

Sonríe, porque es genial la sensación.

Harry ve la tortura de Draco, lo ve como sí fuera él y cuando todo termina vomita sobre sus
pies. Recuerda el inicio de la tercera prueba con incomodidad, Sirius había venido como
familiar de Draco, pero igual lo había buscado para ver todo juntos; pero luego comenzó el
dolor, luego fue como si su cicatriz quemara y estaba ahí, en el cementerio. Pudo ver el
cuerpo sin vida de Viktor, pudo ver a Draco ser atado y como su mano se había movido
aunque no era su mano; pudo ver los gritos del chico cuando fue maldito varias veces,
negándose a ser un mortifago como si no le importara morir.

Gritó dentro de su cabeza, quiso detenerse, pero no era él.

Voldemort.

Era Voldemort.

Draco se había visto horrorizado, Harry no pudo más que odiarse de ver esa mirada de Draco
dirigida a él.

No era a él.

Era él.

Harry se siente tan confundido.


—¿Asesinarme? ¿así como has intentado con Harry 3 veces?

—Como imaginé no puedes matarme, no mataste a Harry, no puedes matarme a mí, eres un
fraude.

Sirius lo había llevado con Dumbledore, que parecía incrédulo ante las palabras de Harry, que
eran algo sobre lo que pasaba y al mismo tiempo confundidas con el cementerio. Quería decir
que sucedía, que estaba pasando Draco, pero estaba en shock al ver a su amigo al borde de la
muerte, siendo descaradamente estúpido contra alguien que iba a asesinarlo.

Entonces Harry gritó, no Voldemort, cuando la luz verde salió.

Pero no murió.

Sus ojos se abrieron incrédulos, no le dijo a Dumbledore que pasaba, el propio Harry no sabe
cómo en medio del cementerio, como viendo en los ojos de Voldemort, Draco había logrado
librarse de la maldición asesina; todo en un rápido giro, llamas de un dragón negro y luego de
eso Draco apareció frente a ellos desmayado con el cadáver de Viktor, la copa, la
incredulidad de todos.

El dolor quemó en su frente tanto que Harry se desmayó.

Incluso sin saber que era posible, lo supo de inmediato.

Voldemort estaba furioso.

Draco no vuelve a clases, es trasportado de inmediato a San Mungo luego de que su cuerpo
revelara rastros de la maldición cruciatus en este. Padma intenta ir a verlo varias veces, pero
está en un estado peligroso y por eso las visitas se limitan a familiares; todo el colegio parece
sumido en un extraño silencio en algunas partes. El grupo Ravenclaw parece apagado, sin
Draco es como sí algo pasara y Ginny está casi siempre con Luna ahora; Anthony está mucho
tiempo en la mesa Slytherin hablando con Blaise, pero nadie dice nada para alejarlo ante las
miradas del moreno. Padma pasa mucho tiempo en la mesa Gryffindor y tanto Michael como
Terry se concentran en pasar en la mesa Hufflepuff como pueden.

Como si quisieran hacer lo que Draco siempre hace en otras mesas, como si quisieran
mantener algo y Harry por eso los apoya.

Padma habla mucho con Harry, quien está al pendiente de Sirius, que siempre está en el
hospital.

—Ayer despertó, fueron unos segundos, los doctores lo están monitoreando— asegura Harry
con poca energía, pero Padma le da una mirada agradecida antes de volver con su hermana.

No está muriendo, pero sin magia en su cuerpo, los magos parecen tener dificultades para
estabilizarlo; Hermione comenta que el problema sería su cerebro y Neville añade que las
consecuencias de esa maldición son muy peligrosas, aunque no agrega como sabe tanto.

Cedric parece molesto todo el tiempo, Fleur siempre está al lado de sus amigas con mirada
solemne.

Viktor Krum está muerto.

Harry se siente confundido.

Voldemort regresó y tiene una conexión extraña con Harry.

—No podrá volver a su casa— habla Anthony una tarde que se acerca a Harry —he hablado
con Blaise, los Mortifagos estaban ahí, si rechazo cualquier cosa de ellos, no puede volver a
ese lugar— añade frustrado y Harry se pregunta porque vino a él.

No importa.

Todo es gris.

Todo parece aburrido.

Todo parece solo.

Siente la ira en su cuerpo que no es suya, siente la desesperación en su cuero que fue suya,
mira con ojos incrédulos al niño que se puso al frente del hombre más peligroso de todos sin
miedo.

—Sirius puede darle una casa, o Andrómeda, no está solo— musita Harry débilmente,
Anthony solo niega con la cabeza.

—Maldita sea, tanto que teníamos que hablar, tanto que oculta ese idiota— gruñe y Harry no
sabe de qué habla, últimamente Anthony siempre habla por bajo con Luna, pero nadie sabe
de qué, antes que vuele donde Blaise o Padma —piensa que puede hacerlo todo solo como
siempre, sabes que todo esto es por ti— añade viéndolo fijamente.

No hay reproche, pero hay algo en su mirada que quiere que entienda, pero no lo hace.

Harry ladea el rostro confundido.

—¿Que?

—Descubrió que alguien quería meter tu nombre en el torneo, hizo todo lo que pudo para
impedirlo, pero al final solo se le ocurrió cambiar de nombres— los ojos de Harry se abren
horrorizados, Anthony sujeta la mano en su rostro —no es que quiera verte a ti en su lugar,
Draco no quiere eso, solo es… va a estar mal… muy mal lo sé, todos sabemos que no va a
estar bien y solo te pido que por favor lo ayudes; porque no es que te ame como lo haces tú,
pero eres importante para él— gruñe casi con cansancio, antes de ser llamado por Luna e irse.

Dejando a Harry ahí congelado e incrédulo.


Gimoteando.

Culpándose.

No, no podía ser cierto.

Draco no hizo eso por él.

¿Oh sí?

Maldita sea.

Fin.

Chapter End Notes

Originalmente iba a dividir los interludios, pero al final los deje en el mismo capitulo.
Esto hace sin duda el capítulo de toda la saga más largo hasta el momento y eso que
ahorre muchas escenas, pero sé que las más importantes o las que me encanta ver en
Harry aparecieron, además de algunas cosas extra para entender mejor lo que pasa
Harry.

Fue un honor haber escrito esto para ustedes, es una historia un poco diferente algunas
que conocen, pero cada lector se ha ganado un espacio en mi corazón al respecto.

Nos vemos en el libro 5 de la saga.


End Notes

Hola mis queridos tesoros, nuevo libro desbloqueado y agradeciendo todo el apoyo que me
han dado a estas alturas. Esta historia está terminada en sus ideas bases, pero tengo que
escribir todas las ideas así que vamos sobre la marcha muchas veces; pero intento tener la
mayor cantidad de capítulos listos para que nunca nos quedemos sin actualización.

Creo que nadie esperaba la aparición de Charlie Weasley al inicio de este capítulo, pero era
algo que venía pensando desde hace tiempo. En este libro la participación de Charlie será
mayor que en la historia original y creo que nos ayudará a disfrutar muchas cosas dentro de la
historia.

Como siempre el primer capítulo antes de la locura, es un breve resumen de que ha sucedido
y al mismo tiempo ponerlos al día con la situación de Draco desde el libro anterior.

El interludio del libro anterior habla sobre una profecía para Draco, de la cual este no es
consciente pero su madre si, lo cual podría explicar mucho de la forma en como ella trata a su
hijo. Tenía pensado hacer que Draco estuviera presente en el juicio de Sirus, pero por ahora
no veremos mucho de eso por los ojos de Draco, en el futuro tal vez otros personajes nos
muestren más otras perspectivas.

Bueno.

Con eso en marcha, espero disfruten de este libro como lo han hecho con los anteriores.

Iniciemos otro viaje juntos :D

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